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RIESGOS

¿Qué es el riesgo?

En términos generales, se puede definir como «la posibilidad de que ocurra un


acontecimiento incierto, fortuito y de consecuencias económicas negativas».

Características del riesgo

1. El acontecimiento ha de ser posible

El riesgo es una posibilidad, es decir, ha de «poder suceder». Si es imposible que


suceda el acontecimiento, entonces no existe ese riesgo.

2. El acontecimiento ha de ser incierto

No puede existir la certidumbre de que ocurrirá. El riesgo no se sabe si ocurrirá o no.

3. El acontecimiento ha de ser fortuito o accidental

El acontecimiento puede producirse independientemente de la voluntad del hombre.


En todo caso, la predisposición normal de la persona debe ser la de evitarlo o
reducir las pérdidas que produciría en caso de suceder .

4. El acontecimiento tiene consecuencias económicas negativas

El posible suceso debe contemplar una pérdida. Si el evento tiene consecuencias


positivas, entonces «no se corre el riesgo».

Existen diferentes criterios a la hora de clasificarlos de forma genérica: por la naturaleza


de las pérdidas ocasionadas, por su origen o alcance, por su sistema de valoración, etc.
Sin embargo, en la doctrina y en la práctica aseguradora habitual podemos distinguir dos
grandes clases de riesgos:

 Riesgos patrimoniales: se refieren a daños sobre bienes que constituyen el


patrimonio de las personas. Aquí tendríamos circunstancias como el incendio, el
robo, la rotura, la responsabilidad civil, el crédito, etc.

 Riesgos personales: afectan directamente la existencia de los individuos. Nos


referimos a hechos como el fallecimiento, la invalidez, los accidentes, la
enfermedad o la supervivencia.

Evidentemente, el objeto y el funcionamiento de ambas clases es bastante diferente. Una


persona que decide contratar una póliza para cubrir un bien material, como es su
vivienda, se mueve pensando en un valor económico más o menos claro (lo que se
denomina «interés asegurable»). El objetivo es que, ante un daño sufrido por dicho bien,
pueda percibirse una indemnización económica que lo compense en su totalidad o en
gran parte. Existe pues, una estimación muy objetiva que determina la cuantía del capital
por asegurar y, en consecuencia, del límite económico máximo contratable en cada caso,
mientras que en las pólizas que cubren riesgos personales, la estimación del capital
asegurado es mucho más compleja.

ASPECTOS PARTICULARES DE PERSONAS

 En los seguros de personas no existe una valoración objetiva, sino subjetiva. Hay que
tener en cuenta que el bien asegurable es la propia persona como sujeto expuesto al
riesgo y esto no admite una única cuantía sino tantas como situaciones pueda
contemplar. Es evidente que la vida o el fallecimiento no valen igual para todas las
personas y, por lo tanto, no se puede hablar de indemnizar un daño concreto con un
coste equivalente en todos los casos. Cada padre de familia representa un valor
monetario distinto para los que dependen de él.

 Las sumas aseguradas se fijan atendiendo a las necesidades y las posibilidades


económicas de cada cual. En definitiva, no se trata tanto de resarcir un daño como de
proporcionarle al asegurado una protección, un respaldo monetario ante diferentes
circunstancias. Es por la voluntad de cada uno por lo que se establece el importe de su
seguro, sin atender a criterios sujetos a una norma determinada y objetiva.

 Con este componente de subjetividad es posible, por ejemplo, contratar cualquier


capital en un seguro de vida (a expensas de los criterios de selección de riesgos y
suscripción determinados por cada entidad) o ser titular de más de una póliza para
cubrir un mismo hecho como el fallecimiento. Esto no es factible en los seguros
patrimoniales.

 El riesgo por asegurar siempre recae sobre una persona en concreto, con la exigencia
de que si el tomador es diferente del asegurado, se requiere el consentimiento de este
último para la contratación. Además, existe una edad mínima (18 años) para ser
persona asegurada en una póliza que cubra el riesgo de fallecimiento.

 Aparece la figura del beneficiario como elemento personal del contrato, cuya
importancia es fundamental sobre todo en los seguros denominados de riesgo.

 El evento cubierto no es necesariamente una circunstancia dañosa. Existen


modalidades de seguro de vida o salud que, por ejemplo, no buscan compensar
económicamente al titular sino canalizar un ahorro para su futuro o prestarle un servicio
asistencial. En este sentido, actúan muchas veces como fórmulas complementarias a
la acción protectora llevada a cabo por la Administración, en relación con la salud o las
pensiones.

 Por lo tanto, se da frecuentemente un enfoque a mediano-largo plazo, a diferencia de


los seguros patrimoniales, cuya duración o cobertura suele ser anual prorrogable. Esto
implica, por ejemplo, la existencia de elementos específicos en los seguros de vida-
ahorro, tales como el rescate, la rentabilidad al vencimiento o la revalorización anual
automática de capitales y primas.
CLASIFICACIÓN DE LOS SEGUROS DE PERSONAS

Seguros de accidentes
Cubren las lesiones corporales o el riesgo de fallecimiento que pueda sufrir el
asegurado como consecuencia de cualquier tipo de accidente. La prestación consiste
en un capital o rentas.

Seguros de salud
Cubren la salud del asegurado y de su familia, bien sea mediante la prestación de
servicios asistenciales, mediante el pago de gastos médicos o a través de cuantías
económicas diarias.

Seguros de vida
Cubren la propia vida o la de un tercero, tanto para el caso de fallecimiento (riesgo)
como para el caso de vida (ahorro) o ambos conjuntamente (mixtos).

«El asegurador podrá garantizar como riesgos principales sobre la vida del asegurado,
los de muerte, supervivencia o cualquier combinación de ambos, y como riesgos
complementarios, los de invalidez, fallecimiento accidental o cualquier otro que tenga
por objeto cubrir los riesgos que puedan afectar la existencia o la integridad corporal
del asegurado. Las prestaciones y su cuantía quedarán fijadas en las condiciones
especiales y particulares suscritas por el tomador y el asegurado».

Por lo tanto, puede afirmarse que un seguro de vida resuelve, de modo genérico, tres
necesidades:

 La protección económica del asegurado y de su unidad familiar ante imprevistos


graves, como el fallecimiento prematuro y la invalidez.
 El ahorro a mediano y largo plazo, de cara a generar ingresos suficientes en el
futuro para hacer frente a situaciones concretas (complemento de la jubilación) o
aún poco definidas en el momento de la contratación (por ejemplo, estudios de los
hijos).
 Ambas, de manera simultánea.
CLASIFICACIÓN DE LOS RIESGOS

Existe gran cantidad de riesgos de diferente naturaleza, por lo que interesa clasificarlos
para su mejor estudio. Para ello, se pueden utilizar distintos criterios:

 Por la naturaleza de las pérdidas.


 Por su origen y alcance.
 Por su sistema de valoración.

Por la naturaleza de las pérdidas

En el caso de riesgo de pérdida aparecen dos tipos diferentes de riesgos, dependiendo


de las características de la posible pérdida. Ambas clases de riesgo tienen un
tratamiento distinto, acorde con su naturaleza.

 El riesgo comercial o especulativo

o Consiste en el riesgo que se corre de ganar más o ganar menos.


o Este riesgo de «No obtención de beneficios» puede deberse a distintas
causas, como la competencia del mercado, haber calculado mal el
precio de los productos, la capacidad de la red de ventas, etc.
o El tratamiento de este tipo de riesgo se enfoca con las técnicas propias
de la administración de empresas.

 El riesgo puro

o En seguros, es el riesgo propiamente dicho. Consiste en una pérdida


de patrimonio.
o Este tipo de riesgos se puede calcular con las técnicas del seguro.

Por su origen y alcance

Según a quienes puedan afectar los riesgos o quienes puedan originarlos, podemos
distinguir distintos tipos de riesgos.

 Riesgos particulares o individualizados

o Son sucesos que bien en su origen o en sus consecuencias pueden ser


individualizados, es decir, se conoce quién los provoca y quién sufre
las consecuencias.

 Riesgos que afectan a una colectividad

Riesgos generales:

o Son sucesos que afectan a toda una comunidad y cuyo origen no


puede ser individualizado. Tienen un origen colectivo y unas
consecuencias que también son colectivas.
o Riesgos catastróficos: son eventos o sucesos de origen físico que se
producen con carácter extraordinario y que afectan a una comunidad.

Por su sistema de valoración

El estudio de los riesgos

Los siniestros, cuando se repiten con frecuencia, permiten su análisis, así como el de
los riesgos que los originan. Este análisis se puede hacer desde muy variados puntos
de vista:

 Temporal: estación, mes, semana, día y hora en que suelen ocurrir.


 Geográfico: lugares determinados, intensidad según el lugar de ocurrencia.

También hay riesgos que por la poca frecuencia con que se manifiestan no pueden ser
estudiados de la forma antes señalada.

Los tipos de riesgo

Dependiendo de su frecuencia de aparición

1. Riesgos objetivos

 Son riesgos que se repiten con frecuencia, pueden ser estudiados y se puede
llegar a tener conocimiento suficiente tanto de sus probabilidades de ocurrencia
en un lugar y tiempo determinados, como de la intensidad de los daños que
pueden producir.

 Para el análisis de estos riesgos se utiliza la estadística, cuyos instrumentos


matemáticos son el cálculo de probabilidades y la ley de los grandes números.

2. Riegos especiales

 Son riesgos que se presentan con poca frecuencia, por lo que la valoración de
sus posibilidades de ocurrencia y consecuencias debe hacerla una persona que
emita un dictamen de acuerdo con sus propios conocimientos y experiencia.

 Tienen un carácter subjetivo, porque en su valoración o clasificación es decisiva


la intervención de alguien, sea el propio afectado o una tercera persona, cuyo
criterio decide sobre su probabilidad y gravedad.
INTRODUCCIÓN A LOS SEGUROS

¿QUÉ HACER FRENTE AL RIESGO?

Eliminar el riesgo

Unos actúan de modo que desaparezca el riesgo, que este quede eliminado. Es el caso
de quien, para evitar el peligro de sufrir un accidente aéreo, decide no utilizar los aviones;
esta persona ha procedido a la eliminación del riesgo.

Asumir el riesgo

Hay personas que aunque son conscientes de los riesgos, la valoración que hacen de sus
consecuencias no les mueve a adoptar ninguna medida de protección frente a ellos, es
decir, aceptan las pérdidas que pueden sobrevenirles.

Hay quienes, además de aceptar el riesgo, van creando un fondo económico que les
pueda permitir reponer las pérdidas que se producirían de ocurrir el siniestro; tal fondo se
denomina «Autoseguro». Esta es una forma activa de asumir el riesgo.

Reducir el riesgo

Si no se puede realizar la eliminación porque afecta a actividades de gran importancia, se


puede optar por reducir el riesgo.

Transferir el riesgo

Otra posición respecto al riesgo es su transferencia. Se busca a alguien que se haga


cargo de las pérdidas cuando se produzcan, a cambio del pago de un precio o
contraprestación adecuada. Ese alguien es una aseguradora.

LA PREVENCIÓN

En todos los casos existe la posibilidad de ejecutar un programa de prevención del riesgo
tan completo que este no llegue a producirse.

La eliminación total del riesgo es la manifestación más extrema de las prevenciones de


otro tipo que pueden llevar a situaciones insostenibles.

Lo normal es que la prevención trate de evitar que se produzca el siniestro o, si se


produce, que las pérdidas sean las menores posibles.

El programa de prevención es la base de actuación contra el riesgo. Todo programa debe


tener en cuenta una serie de aspectos:
 El aislamiento de las fuentes del riesgo.
 El establecimiento de unas normas de actuación.
 La vigilancia del cumplimiento de las normas.
 El adecuado adiestramiento de las personas afectadas.

LA ASEGURABILIDAD

El seguro es la forma de tratamiento de aquel riesgo que reúna las características


adecuadas para que actúen sus mecánicos. El tipo de riesgo que puede ser cubierto por
el seguro es aquel que es posible, aleatorio, fortuito y dañoso, y que además está referido
a casos particulares.

Los límites entre los riesgos puros y los comerciales o especulativos no tienen una
formulación rígida; las técnicas del seguro están acercándose a más riesgos, por lo que
es posible que algunos de ellos puedan llegar a ser asegurables en determinadas
circunstancias o pasen a serlo de modo normal.

Entre riesgos generales y riesgos particulares no existe una separación rígida. La


evolución del seguro se está desarrollando de modo que los propios aseguradores,
mediante asociaciones u otras fórmulas que buscan una mayor distribución, se hacen
cargo de los riesgos generales o catastróficos.

La prima: el precio de la posibilidad

Realizar el estudio estadístico de la posibilidad media del siniestro y fijar el precio de tal
posibilidad (la prima) solo puede hacerse sobre las siguientes bases:

 Lo normal es que los siniestros tengan una frecuencia y una intensidad


relativamente uniformes.
 Los siniestros se manifiestan con periodicidad constante en un lapso significativo.
 Afectan por igual a un determinado grupo de personas y objetos asegurados.

Estas son las bases del estudio estadístico, independientemente de que en ciertos
momentos surjan situaciones catastróficas anormales o periodos sin pérdidas.
CARACTERÍSTICAS DE LAS PÉRDIDAS

Para que los riesgos sean asegurables, es necesario que las pérdidas que se derivan de
ellos reúnan las siguientes características:

 Cuantificables: no se puede cuantificar el sufrimiento que causa el incendio del


propio hogar, pero sí el valor de la pérdida económica, por lo que solo se puede
asegurar esta última.

 Predecibles: deben ser pérdidas de las que se tenga suficiente experiencia por
haberse producido un gran número de casos semejantes.

 Mensurables: pérdidas que puedan ser evaluadas mediante los mecanismos de


tasación del asegurador. En muchos casos, esta evaluación es compleja y solo
pueden resolverla personas muy expertas, los peritos.

 Efectivamente accidentales: que no sean intencionadas, es decir, con


incertidumbre sobre la ocurrencia del siniestro. El seguro actúa sobre la base de
que el asegurado no provocará deliberadamente las pérdidas, pues esta actuación
sería fraudulenta y, en consecuencia, el siniestro sería rehusado por el
asegurador.

El seguro se contrata tanto para recuperar las pérdidas como para eliminar la
incertidumbre sobre la situación que podría producirse con el siniestro.

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