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La crisis ética en Colombia

Nelson Eljadue Catalan

Universidad del Norte

Facultad de Ingeniería

Ingeniería Electrónica

Barranquilla

2020
La ética es un valor que se encuentra en cada aspecto de la vida de un individuo, tanto en el
ámbito profesional como en sus decisiones personales, por lo cual es un aspecto importante de
cada ser. El ignorar los valores que representan un bien común para una persona y para la
sociedad es una gran problemática, y es un asunto que viene aumentando y se presencia
mayormente día a día, por ello se puede decir que actualmente hay una crisis ética. En la
sociedad colombiana, la crisis ética se evidencia debido al pasado violento recordado y a la
corrupción que aún se presenta, y la razón de ser de esto se debe a la educación errónea recibida
y a la mala influencia mediática que se les da a los ciudadanos en la actualidad.

Para conocer mejor el tema, hay que aclarar cómo se presenta esta actual crisis ética, que
según Pérez (1996) se exhibe como “… crisis de identidad, como crisis de la conciencia moral y
como crisis del relacionamiento intersubjetivo.” (p. 33), que no es solo una cuestión de actuar de
manera correcta y justa, si no que va más allá del deber ser de un ciudadano y se remota también
a su identidad personal y a sus ideales creados a partir de los valores en los cuales creen y se
educan.

Por ello, como primera instancia de esta problemática, es esencial hablar de cómo afecta la
educación de un individuo en esta crisis, pues es de conocimiento común que la educación en
valores ayuda a crear la personalidad y los principios éticos de cada persona. Por ello, la manera
de cómo se enseñan los valores debe ser de la forma debida para que quede claro el cómo los
valores nos ayudan de buena forma a saber actuar bien.

(… ) el énfasis en conocimientos y en valores promueve el comportamiento cívico y


ciudadano parte del supuesto de que los valores son principios morales generales
compartidos por toda la comunidad, por lo que todas las personas de esta comunidad
comprenden de igual manera cómo se debe poner en práctica determinado valor, y deben
aceptarlos tal y como son presentados. Además, considera que para que un estudiante
pueda poner en práctica estos valores, solamente es necesario que sepa cómo se debe
comportar, cuál es el deber ser de su conducta. Estos supuestos plantean una diferencia
con la propuesta de competencias ciudadanas, que enfatiza en el desarrollo de habilidades
(aunque acompañadas por conocimientos específicos) que permitan que el estudiante no
solo conozca qué debe hacer sino que sepa cómo hacerlo. Según esta propuesta, al
desarrollar estas habilidades los niños y las niñas construyen por sí mismos y de manera
crítica realidades que promueven la convivencia pacífica, en comparación con realidades
donde los valores son impuestos por un grupo específico de la comunidad. (Jiménez,
Lleras & Nieto, 2010, p. 349)

Por lo que es primordial que una persona en formación sepa desarrollar habilidades,
basándose en principios y valores correctos para usarlos en su vida cotidiana, y que todo ello
provenga de una buena fuente de educación. Además, acorde a Medina y Ortiz (2019):

Los modelos éticos permiten impulsar los procesos educativos formales e informales,
de los niños y jóvenes de manera particular, nos llevan a tener fe en la construcción de las
ciudades y de la vida comunitaria en las áreas rurales y urbanas, desde una perspectiva
ética; ganar en confianza en las actividades formativas de los ciudadanos es ganar
personas de bien para el progreso personal y social, en pro de una sana y correcta
convivencia entre los seres humanos. (p. 172)

La educación ética es la parte más importante de una educación básica, puesto que se crea un
individuo capaz de aportar al desarrollo de una sociedad de bien, además de su desarrollo mismo
como un ciudadano correcto y justo. Dicho esto, no sólo es primordial la educación básica, al
momento en el que una persona decide convertirse en profesional también es esencial que su
educación laboral sea basada en valores y tenga el conocimiento de aplicar la ética en su
profesión. De acuerdo a Martínez, Buxarrais y Esteban (2002):

Las sociedades postindustriales democráticas, inmersas en procesos de globalización


económica, confiadas en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y
con nuevos retos presentes y futuros como son la acogida de personas de otros países y la
consecuente convivencia de diferentes culturas, religiones y costumbres, necesitan más
que nunca ciudadanos con rasgos éticos. La universidad ha sido, desde sus orígenes, la
encargada de formar profesionales y especialistas en diversas áreas del conocimiento, y
hoy debería ser también la encargada de la formación de auténticos ciudadanos,
responsables y comprometidos éticamente con la realidad social que les rodea. (p. 23)

Es por ello, que las universidades también tienen un papel importante en esta crisis ética, pues
tienen como deber el educar a sus profesionales a actuar y ejercer justamente su profesión, ya
que al momento de ocupar grandes cargos dichos profesionales deben evitar los
comportamientos inmorales y las injusticias, dejando de lado corrupciones, estafas y demás
comportamientos que puedan atentar contra la sociedad y contra sí mismos.

Por otra parte, pero no menos importante, se debe mencionar sobre la influencia que hoy en
día los medios ejercen en el comportamiento de los individuos y su toma de decisiones. Se debe
reconocer que hoy en día estamos rodeados en el mundo de ventajas de comunicación que son
visuales para nosotros, y que esto se debe a la forma en la que hoy en día se propaga la
información mediante imágenes (Jácome, 2007, p. 67). En el caso de los valores y la ética, de
acuerdo a Medina y Ortiz (2019):

Es necesario partir del hecho de reconocer que vivimos, en efecto, una época marcada
por la crisis, considerando crisis un trastorno físico que da durante una enfermedad, el
cual trasladado al campo de la ética se estaría hablando de un trastorno o malestar moral
en que los valores tienen nuevas valoraciones y nuevas formas de entender perdiendo la
vigencia y tradición de interpretación; este cambio produce una crisis y un malestar por
su nueva comprensión y las nuevas formas de vida. (p. 184)

Por ende, se puede decir que en esta era en donde la propagación de información es muy
veloz, la tergiversación de las definiciones correctas de los valores es muy común, y las personas
toman nuevos sentidos para los valores que son contrarios a la manera tradicional de entenderlos.

Los procesos y los medios de comunicación colectiva, sin ser los únicos agentes de
socialización –pues ha de tenerse en cuenta también el papel de la familia y de las
instituciones educativas–, han venido incidiendo en la configuración de nuevos modelos y
pautas de comportamiento cuyas formas y contenidos constituyen un reto para repensar
nuestro reconocimiento y nuestra interacción como sujetos de la búsqueda de una
auténtica calidad de vida para todos y cada uno. (Pérez, 1996, p. 33)

Por eso, muchos medios en algunas ocasiones propagan informaciones erróneas que las personas
terminan creyendo, y terminan influenciando de manera incorrecta a los ciudadanos con
mensajes de violencia, corrupción y maldad que se presentan en sus programaciones, lo cual es
algo inaudito debido a que logran dominar y/o cambiar los ideales y principios éticos de las
personas en formación o de individuos con mentalidades ya formadas.
Para concluir lo anteriormente mencionado, se debe reconocer que esta crisis ética sí se
encuentra dada debido a la incorrecta educación que reciben los jóvenes y los profesionales en
formación, además de la mala imagen por parte de los medios de comunicación en cuanto a la
ética y los valores, por lo cual se deben tomar acciones que impidan que esto repercuta en el
desarrollo correcto de la sociedad colombiana, quien ha avanzado y ha dejado atrás su pasado
violento, tomando medidas como la correcta implementación del aprendizaje con modelos
éticos, además de programaciones por parte de los medios que sean acordes a que el público
pueda crecer con buenas influencias e información correcta sobre la forma justa de actuar, tanto
personal como profesionalmente, con principios éticos y valores.
Bibliografía

Jácome, J. G. (2007). Hacia una reflexión ética del conflicto colombiano: buscando la
“verdad”. Vniversitas, 56(113), 45-69.

Jiménez, M., Lleras, J., & Nieto, A. M. (2010). La paz nace en las aulas: evaluación del
programa de reducción de la violencia en Colombia. Educación y educadores, 13(3)

Martínez Martín, M., Buxarrais Estrada, M. R., & Esteban Bara, F. (2002). La universidad como
espacio de aprendizaje ético. Revista Iberoamericana de Educación (OEI), 2002, num. 29, p. 17-
43.

Medina, J. E. C., & Ortiz, J. A. T. (2019). Reflexiones en y para la enseñanza de la historia de la


ética *. Hallazgos, 16(31), 167-186. doi:http://ezproxy.uninorte.edu.co:2084/10.15332/s1794-
3841.2019.0031.07

Perez S.J., G. (1996). Las dimensiones comunicacionales de la crisis ética en Colombia. Signo Y
Pensamiento, 15(29), 31 - 38. Recuperado a partir de
https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/signoypensamiento/article/view/5550

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