Está en la página 1de 10

Tema 50.

El “Quijote”

1. Breve biografía de Miguel de Cervantes


2. El “Quijote”. Aspectos generales
3. Estructura de la obra
3.1. Primera parte
3.2. Segunda parte
3.3. El “Quijote” de Avellaneda
4. Técnicas narrativas
4.1. El perspectivismo
4.2. Lengua y estilo
5. Personajes
6. Interpretaciones de la obra
7. Conclusión
8. Propuestas didácticas

1. Breve biografía de Miguel de Cervantes

Miguel de Cervantes nace el año 1547 en Alcalá de Henares, en el seno de una familia
numerosa marcada por constantes estrecheces económicas. De padre cirujano, vivieron en varias
ciudades: Valladolid, Córdoba, Sevilla y Madrid. En Madrid, Cervantes estudió con el erasmista Juan
de Hoyos, el cual le tenía mucha estima. En 1569, Cervantes abandona la península para escapar de la
justicia a causa de un duelo amoroso. Su destino es Italia, país en el que visita todas las cortes
renacentistas y entra en contacto con la literatura italiana y aprende el idioma. En 1571, el autor,
también soldado, participa en la Batalla de Lepanto en la que pierde la movilidad de la mano
izquierda, de ahí que se le conozca como “el manco de Lepanto”. Debido a sus heridas, Miguel de
Cervantes permanece convaleciente durante unos meses, después de los cuales inicia su regreso a
España en la galera “Sol” con una carta de recomendación de Don Juan de Austria y del duque de
Sessa, hecho por el cual será concebido como un personaje importante cuando la galera con la que
viajaba es apresada por tres naves turcas y conducido preso a Argel, junto con su hermano Rodrigo y
otros soldados. Su cautiverio dura 5 años (1575-1580) y, a pesar de que Cervantes emprende varios
intentos de fuga, no podrá escapar. Finalmente, los frailes trinitarios reunirán el dinero necesario para
su rescate, puesto que su familia no podía pagarlo, y podrá volver a la península.

En España, Cervantes abandona las armas y se dedica a escribir para ganar algún dinero;
empieza a ser conocido en los círculos literarios pero al no poder subsistir solo de la escritura, se
traslada a Sevilla y trabaja como recaudador de impuestos. Allí es acusado de falsear las cuentas y es
encarcelado dos veces, la segunda de las cuales puede que empiece a escribir el “Quijote”.

En 1584 el autor se casa con Catalina de Salazar, no obstante ya tiene una hija con Ana
Vilafranca de Rojas, Isabel (aunque es posible que también fuera hija de su hermana Magdalena). A
pesar de que Miguel solicita varias veces ir a América, la Corte se lo niega de modo que él y su
familia se trasladan a Valladolid, lugar en el que se encuentra la Corte en ese momento. En 1605, se
publica la primera parte del”Quijote” que tiene un éxito rotundo. Al año siguiente, Cervantes sigue a
la Corte de Felipe III a Madrid y vive unos años de gran productividad literaria. Publica, en 1613, las
Novelas ejemplares, en 1614, Viaje al Parnaso, en 1615, Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, y
la segunda parte del “Quijote”. En 1616, publica con una dedicatoria al Conde de Lemos, Los trabajos
de Persiles y Segismunda y, finalmente, fallece el 22 de abril de 1616 en Madrid.

Es evidente que la itinerante vida de Miguel de Cervantes lo llevó a conocer realidades


locales y lejanas que el autor supo plasmar en sus obras, especialmente en el “Quijote”. Cabe destacar
que además de reflejar la dimensión humana de la sociedad, el escritor tocó todos los géneros
literarios de su tiempo y por ello he considerado oportuno dar relevancia a su persona en este tema.

2. El “Quijote”: Aspectos generales

Abordar el tema del “Quijote” es imponente porque se trata de una de las obras más importantes de la
literatura universal. Obviamente, no podré dar cabida aquí a todo lo dicho, interpretado y versionado
sobre el ”Quijote”, pero intentaré dar respuesta a lo que considero más relevante para el estudio de la
obra en la ESO y el Bachillerato según la LOMLOE.

La edición princeps es de 1605, publicada por Francisco de Robles, el cual encargó la impresión al
taller de Juan de la Cuesta de Madrid, previa obtención del privilegio de impresión en Castilla del
secretario real Juan de Amézqueta. A mediados del s.XX, Jaime Oliver Asín, defendió que habría
habido una edición de la obra en 1604, aportando argumentos de citas de la obra cervantina en
documentos de Lope de Vega o en la Pícara Justina de ese mismo año. Sin embargo, reputados
cervantistas como Martín de Riquer o Marcel Bataillon se opusieron a la hipótesis de Asín alegando
que los autores mencionados pudieron haber conocido la obra a través de las tertulias literarias y no de
una edición de 1604. Además, advirtieron a la crítica de que sorprendía que no hubiera más
menciones de la obra si después del éxito rotundo de 1605 aparecieron muchas. Incluso ese mismo
año se publicaron otras ediciones, en Portugal y en España, en la cual Cervantes pudo hacer
correcciones y enmendar algunas críticas hechas a la primera edición, como la de la desaparición del
rucio de Sancho. Por lo tanto, la edición princeps se considera la de 1605.

En 1614, apareció en Tarragona una segunda parte del “Quijote”, escrito por un tal Alonso Fernández
de Avellaneda, seudónimo de alguien de quien todavía no conocemos la identidad. En el apartado
correspondiente, volveré a abordar la cuestión, pero lo que sí parece claro es que la publicación de
esta obra apócrifa en la que se insultaba a Cervantes dio motivo para terminar la verdadera segunda
parte del “Quijote”, que se publicó por el mismo editor y en el mismo taller en el otoño de 1615. En
esta se devolvían los insultos al tal Avellaneda con elegancia e ironía y se utilizaba la obra apócrifa
para crear una nueva versión de las aventuras del Quijote y Sancho Panza, usando elementos del
primero para desacreditar el “falso” Quijote.

En resumen, los dos volúmenes de la obra tardaron más de 10 años en escribirse, motivo por el cual el
estilo y la redacción de las dos partes son diferentes, entre otras cosas, porque Cervantes había
evolucionado como escritor, porque el éxito que tuvo la primera parte fue insospechado, porque
apareció un “Quijote” apócrifo” que determinó la segunda parte de Cervantes y, también, porque en
esta última el autor evitó errores que la crítica había observado como la inserción de las llamadas
novelas intercaladas. En el siguiente apartado profundizaremos en ello.
3. Estructura de la obra

El Quijote nace con el objetivo de eliminar los libros de caballerías que contaminan el panorama
literario de la época como el mismo Cervantes explica en el prólogo de la primera parte. El autor lo
consigue a través de la historia de Alonso Quijano y su transformación en el caballero Don Quijote de
la Mancha a causa del enloquecimiento que le produce la lectura de los libros de caballerías. Alonso
Quijano se hace armar caballero por el propietario de una venta de la Mancha; se busca un escudero
que lo acompañe en sus aventuras, un vecino de su aldea llamado Sancho Panza; y busca una doncella
por la que luchar, Dulcinea, que en realidad se llama Aldonza Lorenzo y es una campesina ruda y fea
de la que el protagonista había estado enamorado de joven. Con su caballo Rocinante y Sancho Panza
subido a un rucio, recorrerán las tierras de la Mancha para impartir justicia en una sociedad injusta y
para cobrar la fama y gloria que se merece un caballero andante. Sin embargo, los valores de la
caballería en un mundo que ya ha cambiado hacia una nueva organización político social serán vistos
como ridículos. El Quijote será vencido en la playa de Barcelona por el caballero de la Blanca Luna
que, en realidad, es otro vecino suyo llamado Sansón Carrasco. Tras la derrota en el duelo, Alonso
Quijano debe volver a su aldea, donde finaliza su viaje, su lucha por los valores morales y donde el
protagonista recobra el juicio acechando el mal que le han causado los libros de caballerías; y,
finalmente, muere en paz. El libro resultará ser una parodia de los libros de caballerías y el público lo
leerá como tal; así el “Quijote” eliminará tales libros del panorama literario de la época en poco
tiempo.

Este sencillo argumento se narra en dos volúmenes separados y se organiza en tres salidas. Las dos
primeras salidas tienen lugar en la primera parte y, en la segunda, se explica la tercera salida de los
protagonistas.

3.1. Primera parte

El “Quijote”de 1605 se publicó bajo el título de Las aventuras del ingenioso hidalgo don Quijote de
la Mancha. Las especulaciones sobre la fecha de composición del texto parten de unas palabras en el
Prólogo, en las que se dice que el texto fue engendrado en una cárcel. La crítica cervantina con
bastante unanimidad relaciona los encarcelamientos de 1592, en Córdoba, o de 1597, en Sevilla, con
la génesis de la idea. Es algo que no podemos saber a ciencia cierta pero las referencias bibliográficas
del escrutinio de libros el cap. 6 sitúan la redacción del mismo entre 1591 y 1597. Por otro lado,
Menéndez Pidal en un minucioso estudio vio la relación entre las locuras de don Quijote y una pieza
breve llamada Entremés de los romances que se publicó en 1593 en una compilación de Pedro de
Moncayo. En la obra, el labrador Bartolo enloquece por la lectura de romances heroicos hasta creerse
un personaje de ellos. Menéndez Pidal determina que hay varias referencias a la obra teatral a lo largo
de los primeros capítulos del Quijote como la declamación de romances durante el escrutinio de libros
en lugar de fragmentos de libros de caballerías, y considera que el Entremés sería la génesis de la idea
quijotesca. No obstante, Cervantes lleva el texto más allá y decide escuchar al ventero que lo arma
caballero para ir a buscar un escudero y seguir sus aventuras.

Según la crítica, los cap.1-18 se escribieron como un texto seguido, sin divisiones internas ni
epígrafes. Se cree que Cervantes abandonaría la redacción del texto durante tiempo y la volvería a
retomar con la decisión de interpolar historias intercaladas como así había defendido Alonso López
Pinciano en su Philosophia antigua poética en 1596. Fue entonces cuando Cervantes insertó epígrafes
en los capítulos y nuevas secciones en forma de historias independientes y, probablemente, dividió la
historia en cuatro partes. Según Martín Morán, Cervantes habría empleado una técnica parecida al
collage, con la yuxtaposición de episodios que enlazadas conformaron una narración continua. Stagg,
Flores y otros interpretan la composición de la primera parte como un laboratorio de técnicas
narrativas en el que Cervantes experimentó su capacidad de redacción durante al menos 10 años. Esta
interpretación se debe a una lectura atenta del texto en el que abundan las incongruencias, los
epígrafes mal colocados, las incoherencias textuales y geográficas como la aparición o desaparición
de personajes, o el rucio de Sancho y, también las diferencias de estilo como el discurso de las armas
y las letras del cap. 38 que se asemeja al tono empleado por Quijote en la historia de Grisóstomo y
Marcela, pero no con los episodios que le siguen.

En resumen, la obra de 1605 se conforma de un prólogo y cuatro partes. En ella se narra el


enloquecimiento de don Quijote, su primera salida en solitario que dura tres días y en la que es
armado caballero de un modo grotesco; y la segunda salida, ya acompañado por su escudero Sancho
Panza, en la que campan por la Mancha hasta Sierra Morena. En medio de las aventuras de la segunda
salida se insertan diferentes historias independientes (¿Las cito?) que tienen poco que ver con la trama
principal, motivo por el cual Cervantes será criticado y a lo que responderá en la segunda parte del
“Quijote”.

3.2. Segunda parte

La crítica cervantina no ha llegado a un consenso en la fecha de composición de la Segunda parte,


aunque parece probable que poco después de la redacción de la Primera parte, Cervantes empezara la
segunda porque en los primeros capítulos hay mucha semejanza de estilo, personajes y referencias al
rucio de Sancho. Esto sería entre 1605 y 1609. Sin embargo, parece que haya una pausa en la
redacción y que se retomara después de la publicación de las Novelas ejemplares en 1613, cuyo
prólogo anuncia la continuación de las aventuras de don Quijote y Sancho Panza.

La Segunda parte se divide en tres grandes secciones narrativas: las primeras aventuras en los
caps.1-29; la estancia en el palacio de los Duques y el gobierno de la ínsula Barataria en los caps.
30-58; y la conclusión de la obra en tierras catalanas con la presencia constante del “Quijote”
apócrifo.

Según Murillo, Nicolás Marín y Eisenberg la pausa en la redacción tendría lugar antes de las
aventuras en el palacio de los Duques puesto que el estilo literario tiene un tono más profundo que en
de la primera sección, más parecido al tono de la Primera parte.

Sí hay unanimidad en el hecho de que la aparición del Quijote apócrifo supuso un giro en la forma
final que tomó la novela de Cervantes, ya que por reforzar su autoría hizo que sus protagonistas
cambiaran la ruta prevista alejándose de Zaragoza y dirigiéndose a Barcelona. Asimismo, en la última
sección de la Segunda parte abundan las referencias al Quijote de Avellaneda y Cervantes se sirve de
sus personajes como mecanismo narrativo para ensalzar su propia figura como progenitor del
“Quijote”.

Por último, cabe decir que el segundo volumen de la obra presenta una narración más orgánica y
ensamblada que el primero, con pocos episodios intercalados. El núcleo argumental son las aventuras
de los protagonistas, de hecho, ellos mismos son el argumento, se han convertido en personajes
públicos y famosos después del éxito de la primera parte; ahora, cobran profundidad y la acción
parece ser solo una excusa para mostrar los recovecos de su personalidad a través del diálogo
constante de sus personajes. Américo Castro destaca el propósito de Cervantes en el Prólogo de la
segunda parte a través del adjetivo “dilatado”: “Esta segunda parte de don Quijote que te ofrezco es
cortada del mesmo artífice y del mesmo paño que la primera y que en ella te doy a don Quijote
dilatado, y, finalmente, muerto y sepultado”. En la Segunda parte, la figura del protagonista es el eje
central y vertebrador del relato, incluso cuando no está presente (en la ínsula Barataria) don Quijote es
esencial para comprender el relato.

3.3. El ”Quijote” de Avellaneda

Como ya se ha mencionado anteriormente, en julio de 1614 apareció en Tarragona el Segundo tomo


del Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, escrito por Alonso Fernández de Avellaneda,
seudónimo de alguien nacido en Tordesillas. En la época era habitual hacer continuaciones de las
obras literarias, ahora bien, la lectura de la obra nos da a entender su misión: ridiculizar el propio
Cervantes con insultos y ofensas. La cuestión de la autoría sigue siendo un misterio, aunque la
hipótesis de Martín de Riquer tiene ciertos fundamentos. El crítico demostró que Miguel de Cevantes
y el soldado aragonés Gerónimo de Passamonte fueron compañeros de armas y probablemente no se
llevaban bien. En 1593 este escribió su autobiografía, la cual podría haber leído Cervantes. La
semejanza entre el nombre de este soldado con el galeote forzado Ginés de Pasamonte (cap. 22 ) que
está escribiendo una autobiografía así como otras características identitarias que ha descifrado Martín
de Riquer parecen ser plausibles, aunque no determinantes para suponer quién se esconde detrás de
Avellaneda.

Por lo que se refiere a la trama argumental, la obra sigue la primera parte del “Quijote”, retoma el
final de esta en la que se anticipa la idea de ir a las justas de Zaragoza y dirige allí a sus personajes,
gracias a la aparición de Álvaro Tarfe y otros caballeros que pasando por la aldea de don Quijote,
descubren su locura. Don Quijote reprende su vida caballeresca bajo el nombre del Caballero
Desamorado. Después de ganar unas justas, los protagonistas prosiguen sus aventuras, algunas con
graves ofensas a los personajes creados por Cervantes, y, finalmente, don Quijote termina encerrado
en una casa de locos de Toledo.

La obra de Avellaneda fue un insulto a Cervantes y a su “Quijote” que tanta fama había cobrado, y
fue, como ya hemos dicho, una fuente de inspiración para culminar la Segunda parte que Cervantes
estaba escribiendo y de la que se sirvió para rematar con elegancia e ironía su obra literaria.

4. Técnicas narrativas

4.1. El perspectivismo

En la obra de Cervantes se reúnen un sinfín de voces que conforman un relato cohesionado. Este
perspectivismo ha sido estudiado en profundidad por Leo Spitzer en su obra Perspectivismo
lingüístico en el Quijote. En la primera parte del Quijote encontramos diferentes voces que
condicionan la recepción del relato. En primer lugar, el desdoblamiento del yo cervantino del prólogo
atrae al lector y ayuda a escapar de una responsabilidad directa como autor. Además, encontramos una
voz incierta en el inicio: «de cuyo nombre no quiero acordarme» hasta el capítulo VIII, donde
abandona la escritura para dar pie a la voz de Benengeli.

Es clave la figura de Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo y narrador oficial de la historia a
partir del capítulo IX y de quien Cervantes es un mero copista de su texto previamente traducido del
árabe al castellano. Hay que destacar que la veracidad de una historia proveniente de un morisco era
probablemente poco verídica en la época, con lo que Cervantes juega con la ficción y la historia.

Por lo que respecta al Quijote de 1615, comienza con Cide Hamete Benengeli, pero con una diferente
concepción ética del procedimiento de ficción, pues hay una infidelidad del narrador al lector.
Suceden en esta parte cosas originales, como el que Sansón Carrasco hubiera leído El Quijote y
apoyara la nueva salida ofreciéndose, a petición del cura y el barbero, como escudero. El narrador
engaña al retener información del engaño de Sansón a don Quijote. En la ficción antigua se obligaba
al autor a destacar el quebrantamiento moral, pero en el “Quijote” de 1615 solo se cuenta la promesa,
no la traición, por lo que es un narrador infidente.

Constantemente enfrentados en la narración, los distintos personajes y las distintas voces proponen
otras tantas verdades parciales que terminan por abolirse en el seno de una verdad superior capaz de
reconciliarlas. Ese juego de espejos permite al narrador ocultarse en todo momento detrás de los seres
imaginarios a los que presta su voz, llegando a veces a delegarles sus poderes. Cide Hamete Benengeli
es el más fascinante de esos dobles, pues al mismo tiempo que autor ficticio, es «puntualísimo
historiador» altivo que desvela su esfuerzo por captar a esos héroes en toda su plenitud. Así,
Cervantes nos hace entrar en el acto de la creación literaria.

4.2. Lengua y estilo

El escritor declara sus principios estilísticos en el Prólogo de la primera parte, cuando se desdobla en
un amigo suyo que le ayuda a la redacción del mismo. Buscará un lenguaje natural “ a la llana”, usará
“la propiedad” de las palabras y las colocará adecuadamente, haciendo un buen uso de la sintaxis. El
ritmo será “sonoro y festivo” y abundará “la claridad” de las palabras para que todo el mundo pueda
entenderlo. Todo esto se observa en la llamada “polifonía lingüística” en la que la imitación de la
sociedad se aprecia por el modo de hablar de los diferentes personajes.

Martín de Riquer presenta multitud de modalidades estilísticas en la obra. En 1605, hay una variedad
de estilos y personajes que hace que sea menos uniforme. Hay pasajes de novela pastoril (Marcela y
Grisóstomo) o parlamentos entre Ambrosio y Marcela, que llevan al modo de las Dianas y Galateas,
así como pastores poetas. En la de 1615, DQ quiere ser pastor en una fingida Arcadia, lo que hace que
sea una parodia de libros de pastores. Aparece el estilo de la novela picaresca (I, 22) con la figura de
Ginés de Pasamonte. También de novela morisca con la historia del Cautivo. “El curioso
impertinente” presenta el ambiente italiano. Las cartas presentan una tipología variada: amorosa seria,
amorosa paródica o, en las que dicta Sancho, rige la naturalidad y la gracia. Además, aparecen
cuentecillos tradicionales que presentan el estilo coloquial del pueblo.

Por último, es fundamental el diálogo, sin el que les es imposible avanzar. Hatzfeld señala que en el
Quijote todos hablan desde su condición (moriscos, galeotes, vizcaínos, etc.), lo que es uno de los
grandes aciertos de Cervantes. Además, la ironía o el humor alcanzan a todos ellos. Un rasgo
estudiado por Américo Castro es la economía de medios, el estilo elusivo que plantea muchas
supresiones.

5. Personajes

La locura es el primer dato que se nos impone de don Quijote. Como dice don Diego de Miranda, es
un loco cuerdo y cuerdo loco. Es loco en lo que se refiere a su manía caballeresca, pero no lo es en
otros aspectos como las realidades morales, la justicia y la misericordia con los oprimidos. Además, la
locura de don Quijote es un impulso de vida, ya que al recobrar la cordura, muere. En el inicio de la
novela, se configura como personaje cómico y buena parte de su entidad ciertamente lo es. Pero
conforme avanza la obra, va alcanzando otras dimensiones más amplias. Así, la visión no anula los
motivos patéticos, sobre todo la realidad enemiga va apoderándose de la ficción fantástica que le ha
querido imponer en el proceso que va de la primera a la segunda parte. De esta forma, según Edward
Riley en Teoría de la novela en Cervantes, el camino de Cervantes es en buena parte un camino de
desengaños. Así, el proceso gradual hacia la cordura puede interpretarse como un lento proceso de
autoeducación que, siguiendo en curso de las ideas del XVII, termina con la austera lección del
desengaño.

Sancho Panza es un personaje caracterizado como el villano rústico neciamente sabio y sabiamente
necio. Es también un glotón, malicioso e interesado que tiene raíces folclóricas y antecedentes
literarios en el Ribaldo, en Gandalín o en el escudero de Amadís. Su aspecto más interesante es la
relación contrastiva que mantiene con respecto a don Quijote, el cual está más relacionado con un
mundo imaginario e idealizado, que choca con la sensatez y cordura de Sancho. Sin embargo,
Unamuno considera que Sancho no es una antítesis de don Quijote, puesto que entre ambos hay vasos
de comunicación: Cervantes creó este personaje para poder introducir los diálogos entre ambos
protagonistas. No se trata de su antítesis sino de una complementación, una simbiosis que Salvador de
Madariaga denominó la “sanchificación de Quijote” y la “quijotización de Sancho”.

Cabe apuntar que ambos personajes evolucionan a lo largo de la obra como señalan Martín de Riquer
y M. Pidal: don Quijote pasa de ser un personaje cómico a un personaje de mayor hondura y
consciencia. Sancho pasa de tener poca importancia en la trama a tener mucha, y de decir muchos
refranes a mencionar solo unos pocos con acertada sabiduría.

Además de los protagonistas, en el “Quijote” aparece una multitud de personajes diferentes que, como
destaca Márquez Villanueva, crean “una galería de personajes con sobria profundidad de detalle” que
plasman la sociedad de la España del s.XVII y que sirven en su mayoría para hacer evidente la
multiplicidad de realidades que en el mundo operan, ejemplificación del “mundo al revés” que bien
encarnan las figuras de don Quijote y Sancho Panza como protagonistas.

6. Interpretaciones del “Quijote”


El “Quijote” ha sido una de las obras literarias con más estudios e interpretaciones. Si bien, hay
constantes en la historia de las interpretaciones, desde su publicación, también se han sucedido
diferentes matices debidos al periodo histórico en el que nos situamos.

En el s.XVII, del testimonio de los contemporáneos de Cervantes se desprende que el éxito del
Quijote en primer lugar fue el de una novela cómica. Todas las ficciones literarias del XVII lo toman
como héroe haciendo de él una triste figura en el sentido del castellano de aquel momento, es decir, un
personaje ridículo.

Durante el s.XVIII surge un nuevo punto de vista. Las malandanzas se cargan de un significado
condicionado por la decadencia del poderío español: el solitario que se obstina en defender el ideal de
una época caduca se convierte en el arquetipo de un país que no supo resolver sus contradicciones.
Ya en el s.XIX, el romanticismo alemán dará el paso decisivo a una concepción nueva de la novela.
Así, pasa a considerarse síntesis del drama y de la epopeya: una odisea mítica donde se expresa la
dualidad humana, y cuyo protagonista es héroe de nuestro tiempo.

En los últimos tiempos, la crítica literaria se ha dividido, de forma general, en dos posturas con
respecto a la interpretación de la intención con la que Cervantes escribió El Quijote. Una postura
literal afirma que el fin de Cervantes era el de parodiar los libros de caballerías por el éxito que tenían
(postura ya defendida en su época). Una postura más simbólica defiende que la parodia de los novelas
de caballerías era sólo era un pretexto que trataba de ocultar un propósito más profundo. Así, autores
como Unamuno, Ramiro de Maeztu o Luis Rosales ahondaron en las vertientes del heroísmo o en las
del reflejo histórico de una decadencia por el que se entiende que la ruina de don Quijote es la ruina
de España del s. XVII. Al igual que los ideales de Quijote caen una y otra vez por tierra, los ideales de
España caen con la armada Invencible, con la batalla de Westfalia... Así, la melancolía y el humor que
rezuma en la obra a través de la sátira y la ironía es prueba de la añoranza de las ilusiones de una
optimista juventud estrellada contra la realidad implacable de la realidad barroca.

Según esta interpretación, El Quijote llevaría implícita una propuesta crítica de renovación
sociopolítica de la sociedad. Así, pues, el héroe defiende un ideal frente a la sociedad indiferente. Es
el elogio fúnebre de la caballería andante, fúnebre porque el sueño termina en la derrota y fracaso.
Aunque, Francisco Ayala, señala que este fracaso puede que no esté exento de gloria ya que don
Quijote logró la gloria en su fracaso. Una gloria que 400 años después aún perdura.

7. Conclusión

Recapitulando, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha y El ingenioso caballero don Quijote
de la Mancha componen una obra maestra que presenta una multiplicidad de aspectos a los que
abordar. No se ha hablado aquí de los temas porque me extendería demasiado, pero es innegable que
la obra ofrece un abanico de posibilidades para la comprensión del mundo desde una vertiente
humanística. Por eso, me atrevería a decir, que es una obra que estimula la empatía hacia unos
personajes de carne y hueso que luchan por sus sueños al mismo tiempo que estos se desvanecen.

8. Propuestas educativas

En el marco del presente Decreto, en el que se apuesta por el bienestar emocional y el uso de la lengua
como herramienta de debate tolerante y respetuoso se podría plantear una situación extrema del
Quijote, adoptando roles diferentes para plantear diferentes opciones de comportamientos. La idea
sería luego parangonar la figura del Quijote con algún marginado/loco de la sociedad contemporánea
y hacer el mismo ejercicio de roles para ver cómo se podría actuar en una determinada situación,
promoviendo la empatía y la tolerancia hacia las personas. Creo que este ejercicio se puede aplicar
tanto en la Educación básica como en el Bachillerato, siempre y cuando se adapten los roles a
situaciones adecuadas para cada nivel. Se trabajaría la CE10 en el marco del saber de la
comunicación, haciendo especial hincapié al contexto y al proceso de comunicación.

En el campo del saber sobre la educación literaria, mis propuestas para la ESO tienen el propósito de
fomentar el gusto por la lectura a través de la lectura guiada y la relación de los clásicos con la
actualidad para la reflexión ética y estética así como para estimular la creatividad del alumnado. A
partir de la teoría del monomito que determinó Joseph Campbell en 1949, el alumnado debe
reflexionar sobre la actual concepción de héroe/heroína y encontrar algún modelo actual que debe
presentar en formato de exposición breve al resto de compañeros. A continuación, el alumnado intenta
determinar si el Quijote funciona como un héroe o un antihéroe en la novela y argumentar el porqué.
Luego, se plantea una actividad de creación literaria en parejas de un capítulo extra en el que el héroe
actual elegido se encuentra con Quijote y Sancho Panza y viven una aventura juntos, dialogando y
debatiendo sobre sus temas de interés. En esta actividad se trabaja el texto narrativo y la geografía
local, ya que el alumnado debe trazar una ruta con el nuevo compañero de viaje por los lugares reales
donde sucede la imaginaria acción.

Otra opción, pensada para alumnado que necesite alguna adaptación curricular es que este elabore un
capítulo extra basándose en el juego narrativo de la doble realidad en los capítulos clásicos de los
molinos de viento, los rebaños de ovejas o el yelmo de Mambrino. Lo novedoso es que deben situar la
acción en la realidad actual, imaginando cómo reaccionarían los protagonistas si se pasearan por la
Barcelona actual. Si es preciso o según el interés del propio alumnado, así como del tiempo que se
disponga para desarrollar la actividad, las propuestas se pueden presentar en formato papel o en
digital, haciendo entonces uso de los recursos expresivos de la lengua. En ambas propuestas se
trabajan las CE5, CE8 del nuevo Decreto.

En Bachillerato, siguiendo uno de los vectores del Decreto actual, que es el de la igualdad de género,
se plantea una actividad de comparación y crítica literaria del tratamiento de las figuras femeninas en
algunas historias elegidas del texto: Marcela, Dorotea, la princesa Micomina, la duquesa. El objetivo
es que a partir de la lectura autónoma de fragmentos de la obra, los alumnos y alumnas elaboren un
retrato profundo de estas mujeres mediante un texto descriptivo y busquen un correlato femenino en la
actualidad. Deben presentar una breve descripción también de estas mujeres actuales, haciendo una
búsqueda en fuentes fiables y luego argumentar el porqué consideran que la pareja de mujeres,
quijotesca y actual, se parecen.

En esta propuesta se trabajan las CE5, CE8 y también se reflexiona sobre el reconocimiento y uso
descriptivo de los elementos del lenguaje para la redacción de los textos descriptivos.

9. Bibliografía (A revisar!!! ¿Qué elimino o qué pongo? Hay citas extraídas de ediciones
críticas del libro de Cátedra, MAD, etc)

1. Carreter, L. y Rico, F. (ed.), Quijote, Centro Virtual Cervantes y Ed. Crítica, Madrid, 1998.
2. Bataillon [1960]: Bataillon, Marcel, «Urganda entre DQ et La Pícara Justina», Studia
Philologica. Homenaje ofrecido a Dámaso Alonso, Gredos, Madrid, 1960, I, pp. 191-215;
trad. esp. «Urganda entre DQ y La Pícara Justina», en su Varia lección de clásicos
españoles, Gredos, Madrid, 1964, pp. 268-299; reimpr. en su Pícaros y picaresca, Taurus,
Madrid, 1969, pp. 47-78.
3. Flores [1993]: Flores, Robert M., «DQ as a Genre of Genres», Romance Quarterly, XL
(1993), pp. 211-225.
4. Martín Morán [1990a]: Martín Morán, José Manuel, El «Q.» en ciernes. Los descuidos de C.
y las fases de elaboración textual, Dell’Orso, Turín, 1990.
5. Menéndez Pidal, R. [1920]: Menéndez Pidal, Ramón, «Un aspecto en la elaboración del
Q.», discurso leído en el Ateneo de Madrid (1920), reproducido en su De C. y Lope de
Vega, Espasa-Calpe, Madrid, 5.ª ed. 1958, pp. 9-60.
6. Márquez Villanueva [1980]: Márquez Villanueva, Francisco, «La locura emblemática en la
Segunda parte del Q.», C. and the Renaissance, ed. M. McGaha, Juan de la Cuesta,
Newark, 1980, pp. 87-112; reimpr. en sus Trabajos y días cervantinos, Centro de Estudios
Cervantinos, Alcalá de Henares, 1995, pp. 23-57.
7. Oliver Asín [1948]: Oliver Asín, Jaime, «El Q. de 1604», Boletín de la Real Academia
Española, XXVIII (1948), pp. 90-126.
8. Rico [1998, en prensa]: Rico, Francisco, El texto del «Q.», Crítica, Barcelona, 1998, en
prensa.
9. Riley [1962]: Riley, Edward C., C.’s Theory of the Novel, Clarendon Press, Oxford, 1962;
trad. esp. Teoría de la novela en C., Taurus, Madrid, 1966.
10. Riquer [1988]: Riquer, Martín de, C., Pasamonte y Avellaneda, Sirmio, Barcelona, 1988.
11. Riquer [1989d]: Riquer, Martín de, Nueva aproximación al «Q.», Teide, Barcelona, 1989.
12. Spitzer [1948]: Spitzer, Leo, «Perspectivism in DQ», en su Linguistics and Literary History:
Essays in Stylistics, Princeton University Press, 1948, pp. 68-73; trad. esp.
«Perspectivismo lingüístico en el Q.», en su Lingüística e historia literaria, Gredos, Madrid,
1955, pp. 161-225.
13. Stagg [1953]: Stagg, Geoffrey L., «La primera salida de DQ, imitación y parodia de sí
mismo», Clavileño, IV [22] (1953), pp. 4-10.
14. Unamuno [1905]: Unamuno, Miguel de, Vida de DQ y Sancho, según Miguel de C.
Saavedra, explicada y comentada, Fernando Fe, Madrid, 1905; 2.ª ed. 1914; 17.ª ed.
Espasa-Calpe, Madrid, 1971.

También podría gustarte