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Empoderamiento

Según nos cuenta Wikipedia “Empoderamiento o apoderamiento” se refiere al proceso por el cual


se aumenta la fortaleza espiritual, política, social o económica de los individuos y las comunidades
para impulsar cambios positivos de las situaciones en que viven. Generalmente implica el desarrollo
en el beneficiario de una confianza en sus propias capacidades. También he podido rescatar otras
definiciones como: “Las personas y/o grupos organizados cobran autonomía en la toma de
decisiones y logran ejercer control sobre sus vidas basados en el libre acceso a la información, la
participación inclusiva, la responsabilidad y el desarrollo de capacidades”.

Empoderamiento significa mayor “poder”, es decir, la activación de los recursos de un individuo o de


una organización.

Empoderamiento individual
 A nivel individual es la capacidad de las personas de sentirse responsables y protagonistas de sus propias
vidas, en términos de expansión del yo.

 El “Empoderamiento” es el saber que tenemos el poder de cambiar las cosas, accionarlas y


decidir sobre nuestras vidas, pero en consciencia, con respeto y valorando el que todos los otros
pueden y deben hacer lo mismo.

 El empoderamiento trata de que la persona se vea capaz de tomar decisiones y de


afrontar las distintas situaciones que se le presenten. En este proceso, es clave que
la persona vea que el malestar no viene simplemente impuesto por hechos externos,
sino que es un proceso interno que puede controlar y manejar.
En situaciones complicadas, que nos generan estrés o ansiedad por uno u otro motivo, a veces
tendemos a adquirir una actitud victimista. Esto hace que ignoremos voluntaria o involuntariamente
nuestra capacidad para cambiarla, lo que nos permite quejarnos de forma continua sin tener ningún
tipo de remordimiento por hacerlo.
Es en estos casos cuando debemos parar y plantearnos una serie de cuestiones:
¿Cómo estoy ahora?, ¿Qué me gustaría cambiar?, ¿Qué puedo hacer yo para cambiar eso?
Estas preguntas nos pueden ayudar a darnos cuenta de que en muchas ocasiones  tenemos el
poder de cambiar las cosas, pero a veces simplemente no somos conscientes de ello.

Características de una persona empoderada

 Toma sus propias decisiones de forma consciente: analiza la situación, reflexiona sobre


su capacidad para actuar sobre ella, y procura hacer la mejor elección.
 Busca información y adopta los recursos necesarios para dirigir sus acciones de la
mejor forma posible: se plantea diversas opciones y se informa sobre cada una de ellas,
para después actuar en función de ese conocimiento.
 Quiere ampliar su formación y conocer cosas nuevas: no se conforma con lo que ya sabe,
sino que está buscando permanentemente otras cosas que le aporten algo nuevo a todos los
niveles.
 Se relaciona de una forma asertiva: es consciente de la importancia de una buena
comunicación y procura cuidar sus relaciones interpersonales.
 Conoce sus puntos fuertes y débiles: conocerse bien a uno mismo es una de las claves
para poder tomar decisiones de acuerdo a nuestras capacidades reales, sin exagerarlas y por
supuesto sin subestimarlas.
 Tiene una autoestima adecuada: derivada de un buen autoconocimiento y de la valoración
de sí misma.
 Se responsabiliza de sus decisiones y actos: entiende que cada acto tiene una
consecuencia y se responsabiliza de las generadas por sus acciones.
 Planifica su tiempo en función de sus prioridades, objetivos y necesidades: es capaz de
distinguir estos aspectos y decidir en función de aquello a lo que otorgue más importancia en
cada momento.

Empoderamiento social
El empoderamiento social es un proceso por el que se provee o reconoce a las personas un conjunto
de habilidades, capacidades y destrezas que les permiten su participación en el cambio social.

Empoderamiento de género
Por empoderamiento de las mujeres nos referimos al proceso por el cual las mujeres, en un contexto
en el que están en desventaja por las barreras estructurales de género, adquieren o refuerzan sus
capacidades, estrategias y protagonismo, tanto en el plano individual como colectivo, para alcanzar
una vida autónoma en la que puedan participar, en términos de igualdad, en el acceso a los
recursos, al reconocimiento y a la toma de decisiones en toda las esferas de la vida personal y
social.

Además, este proceso de empoderamiento de las mujeres debe incorporar una visión crítica sobre el
sistema de género, sobre los papeles y estereotipos asignados por el género a los sexos y sobre los
déficits de participación históricos de las mujeres.

Debe acompañarse por estrategias que potencien la igualdad efectiva en el acceso a los recursos
básicos, entre ellos, la educación, la sanidad o el empleo de calidad. Y debe incorporar
reconocimiento y revalorización de las mujeres por sus aportaciones en cualquier campo de la
actividad humana y por su capacidad para luchar por sus derechos y su emancipación, es decir, una
genealogía feminista.

El empoderamiento de las mujeres es tanto un proceso (individual y colectivo) como un objetivo a


lograr, por lo que requiere también afrontar estrategias para lograr la igualdad efectiva en todos los
ámbitos de la vida. Y, particularmente, impulsar una mayor participación de las mujeres en los
escenarios de poder, hasta lograr una participación paritaria.

Si bien ésta puede parecer una definición demasiado sencilla, en realidad es muy significativa,
especialmente si consideramos que, históricamente, a las mujeres se les ha hecho pensar que
ellas son menos fuertes, inteligentes, capaces o poderosas que los hombres, cuando no es así.
La mentalidad y cultura machistas que por años han desfavorecido a las mujeres, han traído como
consecuencia el lento desarrollo de las mujeres en los distintos ámbitos de la sociedad.

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