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UNIVERSIDAD NACIONAL

AUTÓNOMA DE HONDURAS-VS
CARRERA DE PSICOLOGÍA
PSICOLOGÍA COMUNITARIA
Desarrollo comunitario y
potenciación: Empowerment

El empowerment es un enfoque diferente para desarrollar las

intervenciones y crear cambios sociales.


Los cambios sociales se entienden como una modificación significativa de la
estructura de un sistema social, de modo que supone la alteración de los sistemas
normativos, relaciónales y teleológicos (fijación de metas) que los gobiernan y que
afectan a la vida y relaciones (horizontales y verticales) de sus miembros.
Uno de los valores de este modelo, es el que plantea que el bienestar, la salud y
la calidad de vida son un bien social que debe ser accesible a todas las
personas.

El empowerment considera que la mayoría de los problemas sociales se deben


a una distribución desigual de los recursos (y se relacionan con éstos).
Los problemas comunitarios no son resultado o producto de patologías
o daciones individuales, sino que se entienden como un problema
social que se origina y mantiene por una distribución desigual de los
recursos, sean estos materiales sociales o psicológicos: delincuencia,
embarazo adolescente, etc.
El interés del empowerment se dirige específicamente a la influencia
mutua que se produce entre la persona y los sistemas ambientales en
los que esta se desarropa.
La intervención no pretende eliminar déficits o las debilidades de los
individuos buscando una solución a los problemas presentes, sino que
desde una acción preventiva se trata de promover y movilizar los
recursos y potencialidades que posibiliten que personas, grupos o
comunidades adquieran dominio y control sobre sus vidas.
En todo sistema social (como en las personas) hay recursos y
potencialidades para desarrollar (poder político, bienes económicos,
liderazgo, expectativas positivas, tendencias a mejorar la situación,
interacciones, relaciones y cohesión social etc.).
En este sentido, para muchas personas es más beneficioso luchar por
sus derechos participando activamente con los demás que esperar
pasivamente la iniciativa de la clase política.
Para un sector numeroso de la población, la ayuda mutua es más valiosa y
beneficiosa para mejorar su bienestar que una ayuda profesional que desde
una posición externa intenta satisfacer sus necesidades.
Empowerment y diversidad
cultural
El enfoque del empowerment defiende como principios básicos no
sólo una potenciación de los recursos o la necesidad de adoptar una
visión ecológica, sino también el derecho de las personas a ser
diferentes.
Por tanto, la diversidad es otro de los principios asumidos por el
empowerment. Relacionado con este principio, se aboga también
por la relatividad cultural.
Aceptar los principios de relatividad cultural implica comprender
cómo construyen su realidad las personas, es decir, cómo organizan
e interpretan el mundo en el que viven, su vida cotidiana.
El profesional debe iniciar un proceso de toma de conciencia de su
propia cultura, es decir, debe observar y estar atento a por qué se
hace lo que se hace.
Asumir nuestro propio etnocentrismo (la centralidad de nuestra cultura) nos
permite asumir que lo que hace el otro es tan normal -por raro que nos
parezca- como cualquier hecho o cosa habitual para nosotros.
Hacerse partícipe de la diversidad y de la relatividad cultural
promoviendo una distribución más equitativa de los recursos supone,
desde la perspectiva del empowerment, la adopción de un modelo de
colaboración entre el profesional y la comunidad.
Este modelo de colaboración define en la práctica el rol del profesional.

Éste no actúa como experto y consejero utilizando su autoridad desde


una posición unilateral para realizar un diagnóstico del problema que le
permita conseguir el compromiso de la comunidad en las acciones del
cambio.
El lenguaje que se emplea tradicionalmente para describir los
procesos de ayuda potencia inconscientemente la dependencia de las
personas, y crea una visión en la que las personas son clientes que
precisan de una ayuda de naturaleza unidireccional.
Este lenguaje, según Rappaport, limita el descubrimiento de recursos
y potencialidades y reduce la posibilidad de que las personas se
ayuden entre sí.
Un acercamiento al enfoque del empowerment sustituye términos
como cliente y experto por participante y colaborador.
Empowerment y rol profesional: la
investigación acción
El enfoque del empowerment y la psicología comunitaria reconoce la
valía del modelo de investigación-acción; un modelo que facilita el
tratamiento de los problemas sociales de forma científica y realista.
Definición de empowerment
Literalmente puede ser traducido como 'empoderar', es decir, dar
poder, dotar de poder, pero el término empowerment se traduce
generalmente no como empoderar, sino como potenciación o
fortalecimiento.
Para Rappaport (1981), la potenciación es el proceso por el que las personas,
organizaciones y comunidades adquieren control y dominio (mastery) de sus
vidas.
La potenciación también puede ser entendida como un proceso
intencionado y progresivo que está centrado en la comunidad local,
fundamentado sobre el respeto mutuo, la reflexión crítica, la ayuda
natural y la participación en estructuras sociales de la comunidad.
Además, el empoderamiento permite a aquellos que no comparten
por igual los recursos tener un acceso y un control sobre los mismos.
Por último, para Poweil (1990) el empowerment es el proceso por el
que los individuos, grupos y comunidades llegan a tener la capacidad
de controlar sus circunstancias y de alcanzar sus propios objetivos,
luchando por la maximización de la calidad en sus vidas.
Una comunidad puede poseer muchos recursos, pero esto NO
garantiza que sepa utilizarlos adecuadamente para solucionar o
prevenir acontecimientos y sucesos que puedan influir en su
bienestar y calidad de vida.
Niveles de empowerment

Podemos considerar que el empowerment, la potenciación, puede


producirse en distintos niveles de análisis: individual, grupal,
organizacional y comunitario; es, por tanto, un constructo
multinivel.
Los procesos de potenciación en el ámbito individual pueden ser el
aprender a tomar decisiones, a manejar recursos o trabajar en equipo
con otras personas (Zimmerman, 2000).
El resultado operativo de una potenciación en el ámbito individual
puede ser, según apunta este autor, el sentimiento de control
personal, la conciencia crítica o el comportamiento participativo.
El análisis en el nivel organizativo puede incluir, como procesos
potenciadores, las responsabilidades compartidas, y como resultado
operativo, la coalición con otros organizaciones.
En el nivel comunitario los procesos potenciadores pueden dirigirse a
hacer accesibles los recursos de la comunidad o a la apertura hacia el
exterior de las estructuras sociales de la comunidad.
Los resultados en el nivel comunitario se reflejarían en coaliciones
entre las organizaciones de la comunidad o en la participación activa
de los miembros de la comunidad en la vida comunitaria.
Así, Zimmerman considera que los diferentes niveles son mutuamente
interdependientes, de modo que el fortalecimiento en un determinado
nivel se relaciona directamente con el potencial fortalecedor en otro
nivel.
Empoderamiento individual-
psicológico

Se debe considerar que la potenciación toma diferentes formas para diferentes


personas. Los distintos grupos de población tienen diferentes características
sociodemográficas y diferentes necesidades.
La potenciación toma diferentes formas en diferentes contextos: las
características del contexto determinan el tipo de actuación a
desarrollar.

En cada contexto (familia, trabajo, amigos) se necesitarán unas


estrategias diferentes para conseguir el poder de la comunidad.
La potenciación es dinámica, cambia continuamente, no es un rasgo
estático; los individuos no desarrollan un sentido de la potenciación de
forma permanente, este va a cambiar dependiendo de las necesidades
de los sujetos y las características de los diferentes contextos.
Se ha de tener en cuenta la interacción de 3 componentes:
Intrapersonal (cuando la persona se cree capaz de influir en un
contexto dado); interactivo (cuando la persona comprende y
participa en la organización de un contexto dado) y comportamental
(cuando la persona desarrolla conductas para controlar el contexto).
El componente intrapersonal se refiere a cómo las personas se ven a
sí mismas respecto a su percepción de control, de autoeficacia, de
dominio, de competencias o habilidades para influir en diferentes
esferas de su vida como en la familia, el trabajo, organizaciones, etc.
Las variables que en cambio se espera que en este nivel
correlacionen negativamente con la potenciación son todas aquellas
que tienen que ver con la percepción de aislamiento social,
indefensión, marginación, anomia, etc (Zimmerman & Rappaport,
1988).
El componente interactivo se refiere a la idea que las personas tienen
de su comunidad y a la capacidad de poder ejercer control sobre su
ambiente.
Esto implica compartir normas y valores en un contexto
determinado, desarrollar una conciencia crítica de su propio
ambiente, movilizar recursos y tomar decisiones para solucionar
problemas.
El componente comportamental se refiere a actuaciones concretas y
directas encaminadas a conseguir unos objetivos que favorezcan la
potenciación, éstas pueden ser tanto estrategias de afrontamiento al
estrés como el desarrollo de habilidades para adaptarse a los
cambios.
EL EMPODERAMIENTO
¿PROCESO O RESULTADO?
Para entender el empoderamiento o potenciación como proceso hay que
analizar cómo las personas, las organizaciones y comunidades acceden a
los recursos, cómo desarrollan habilidades, cómo participan en
organizaciones, etc.
Por el contrario, la potenciación como resultado se refiere a las
consecuencias de este proceso.
Si los profesionales que trabajan con la comunidad quieren conseguir
la potenciación como resultado de su intervención, el proceso de
intervención habrá de tener en cuenta algunos aspectos:

1. Hacer participar a los miembros de la comunidad en el

desarrollo, ejecución y evaluación de la intervención.


2. Desarrollar el sentido de identidad y pertenencia al grupo.
3. Asumir el papel de colaborador en la intervención.
4. Desarrollar estrategias entre los sujetos para que ellos mismos
sean capaces de dar solución a los problemas sin sentirse
dependientes de los profesionales.
EMPODERAMIENTO Y
PREVENCIÓN

La prevención y la potenciación son conceptos que cumplen


diferentes funciones (Rappaport, 1987). Sin embargo, ambas son
absolutamente necesarias para el desarrollo de la intervención.
El psicólogo y el empowerment

El objetivo del interventor comunitario es hacer posible que la propia


comunidad descubra que posee recursos para ser su propio agente de
cambio, para que las personas asuman el control de sus vidas y
procuren resolver sus problemas de forma solidaria.
Más que dar solución a los problemas habría que dar estrategias para
que los sujetos aprendan a resolverlos por sí mismos.

A medida que el interventor aumenta la accesibilidad y


disponibilidad de recursos, los sujetos se sienten menos vulnerables
y más capaces de afrontar las distintas circunstancias que le rodean.
La información, la autonomía y la adecuada organización del entorno
son algunas de las estrategias utilizadas para el desarrollo del poder
en la comunidad.
Desde esta perspectiva, el profesional adopta un rol de colaborador
y se plantea como objetivo último el cambio social.
Referencias bibliográficas
1. Cantera, L. et.al. (2004). Introducción a la psicología
comunitaria. Editorial UOC: España.

2. Gómez, L. y Hombrados-Mendieta, M. (2001). Potenciación


en la intervención comunitaria. Intervención Psicosocial. Vol. 10.
N° 1. pp. 55-69. Disponible en:
http://www.copmadrid.org/webcopm/publicaciones/social/68007.
pdf

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