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Cristian Arriaga Jiménez

Historia de la Música Mexicana

La música mexicana en el siglo XIX

Los años de la independencia eran muy ricos en expresiones musicales europeas que se reducían a
satisfacer el gusto de las clases altas. Los indios y los negros, no eran el público habitual a la ópera
y las salas de concierto y eso seguiría siendo hasta años muy recientes.

Pero los mexicanos de clases altas, criollos y mestizos, eran muy allegados a la música. Cabe
destacar que era muy común que las familias de clase alta se juntaran a ejecutar obras de moda
por aquellos años, así que en sus casas no faltaba un piano y los miembros de las familias
cantaban, eran intérpretes de varios instrumentos de orquesta. Las casas que vendían partituras
de obras de los compositores de moda como Verdi, en esos años ganaban mucho dinero. No
existía la radio y la televisión.

Los entretenimientos de la sociedad de la clase alta mexicana, incluían además el de reunirse por


las tardes a interpretar música, ir a la ópera y a los conciertos, ya que en México se estrenaban,
por increíble que parezca, a la par que en Europa las obras de los compositores más importantes
de la época.

Consumada la Independencia de México (1821), el desarrollo artístico-Musical fue patrocinado por


tres Sociedades Filarmónicas.

La Primera la organizó José Mariano Elízaga en 1825. Tenía como propósitos formar un coro y una
orquesta sinfónica, fundar una editora de música y establecer una academia de enseñanza
musical.

En la segunda Sociedad Filarmónica, fundada en 1828, se destacan tres músicos: Agustín


Caballero, Melesio Morales, José Antonio Gómez, Cenobio Paniagua y Angela Peralta, denominada
en el extranjero como "El Ruiseñor Mexicano". Otra Aportación de Paniagua fue el organizar y
dirigir en 1860 la primera compañía mexicana de Ópera. Por tanto, estos compositores fueron los
principales compositores de Ópera.

Cristian Arriaga Jiménez


Cenobio Paniagua (1821-1882), es considerado el padre de la ópera en México y su ópera Catalina
de Guisa, estrenada en 1859, fue la primera compuesta en el México independiente. También fue
autor de las óperas Pietro d’Abano y Clementina, de la cual sólo se conservan apuntes.

Entre sus numerosas obras se cuentan 70 misas, 6 zarzuelas y un cuarteto de cuerdas,


probablemente el primero compuesto por compositor mexicano.

Aniceto Ortega (1825-1875), compuso la ópera Guatimotzin (1871), inspirada en la figura de


Cuauhtémoc. Es la primera ópera que aborda temas musicales mexicanos, como el son popular El
perico y las danzas tradicionales como Xochipitzahuac. Compuso estimables obras para piano,
como la Invocación a Beethoven.

Melesio Morales (1839-1908), Merced a una beca otorgada por el gobierno del emperador
Maximiliano, Melesio Morales viajó a Italia para estudiar en Florencia, en donde se presentó su
ópera Ildegonda.

Autor prolífico, compuso alrededor de 10 óperas, la mayoría de las cuales están perdidas. Cuatro
de ellas fueron representadas en México: Romeo y Julieta, Ildegonda, Gino Corsini y Cleopatra.

Escribió oratorios, entre los cuales se cuentan Las Siete Palabras de Cristo, una misa, una sinfonía y
diversas obras para piano.

La Tercera Sociedad Filarmónica de denominó Sociedad Filarmónica Mexicana. Se Instaló en 1866.


A dicha sociedad se debe el establecimiento del primer conservatorio de música; Inicialmente se
llamó Conservatorio de la Sociedad Filarmónica Mexicana y el 25 de octubre de 1867, el
presidente de la República Lic. Benito Juárez García, decretó que dicho conservatorio fuera el
Conservatorio Nacional de Música y Bellas Artes.

El romanticismo, los compositores porfiristas.

Los compositores mexicanos se inspiraron generalmente en la música romántica europea. El piano


se convirtió en uno de los grandes protagonistas, tal como ocurrió en Europa e Iberoamérica.
Ernesto Elorduy, Felipe Villanueva, Juventino Rosas y Ricardo Castro otorgaron un papel
preponderante.

Cristian Arriaga Jiménez


Ernesto Elorduy (1858-1912), compuso obras pianísticas tales como mazurcas y danzas y la
zarzuela Zulema.
Felipe Villanueva (1862-1893), fue autor de numerosas obras para piano, entre las que destacan su
Vals poético, sus mazurkas y sus danzas humorísticas. Compuso además una ópera y diversas
obras religiosas.

Juventino Rosas (1868-1894), autor de obras de baile, tales como valses, polkas y chotís. Su vals
Sobre las olas alcanzó fama mundial. Rosas falleció en Batabanó, cerca de La Habana.

Aunque mi formación se enfoca sobre música occidental europea, he dejado de lado el tema de la
música mexicana por mucho tiempo. Quizás se deba a mi ignorancia en el tema o a intereses
distintos en cuanto a gustos y estilos, sin embargo debo admitir que el mundo encuentra una joya
en su patrimonio cultural cuando hablamos de música mexicana.

La música de los compositores mexicanos de estos siglos es un reflejo de la evolución del arte
mundial en general. Los estilos varían desde sus exponentes más tradicionales como Manuel M.
Ponce, quien se inspira en la elegancia de la música europea para dar a México una identidad en
su Romanticismo, hasta la música folclórica, basada en danzas indígenas, ritmos populares y bailes
tradicionales de las distintas regiones del país. En términos generales, la música mexicana es tan
vasta como su historia.

La música de nuestro país antes de ser mexicana empieza siendo novohispana y tiene la función de
evangelizar. La música compuesta en nuestras tierras era entonces música sacra. Fue durante el
siglo XIX que compositores como Felipe Villanueva, Juventino Rosas y Ricardo Castro realmente
mostraron un reflejo de la influencia secular europea del momento, poniendo a México en el
panorama internacional para la cultura musical. Recordemos que en ese entonces México vivía
una época de gran influencia europea, pero estaba consolidándose como nación independiente y
poniéndose a la altura de las grandes identidades occidentales.

Cristian Arriaga Jiménez

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