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Noemí Martínez Quintero

Karina Luna Gómez


Méndez Gómez David

Los otomíes.

Los Otomíes son el grupo étnico al que nos referimos en este trabajo, su nombre proviene de la
región mexica (grupo étnico hegemónico durante el final del posclásico tardío, ubicado en la cuenca
de México) por los cuales estuvieron sometidos durante mucho tiempo, estando en significación
directa con su principal caudillo nombrado Oton1, otros autores han escrito sobre su relación del
vocablo otomitl con totomitl, obteniendo un significado diferente como “cazadores de aves”2, sin
embargo, este sector humano étnico, se considera a sí mismo como ñhâñhû (Valle del Mezquital),
ñu hu (sur de Querétaro), ñhato (Toluca), nyûhu (Sierra Madre Oriental)3, el cual para alguna zonas,
el termino ñhâ significa hablar, lo que reconoce a la etnia y el ñhû como de origen patronímico4.

En respeto a esta población y en cierta protesta por todas aquellas fuentes que han descrito a este
grupo humano de manera peyorativa, el siguiente trabajo respetara su nombre propio y no el
nombre que les fue otorgado desde los diferentes grupos hegemónicos hasta nuestros días, por lo
cual, al referirnos a ellos lo haremos como “ñhânñû”, su nombre original en el valle del mezquital,
en donde se asientan los mayores y principales grupos humanos de esta sociedad étnica.

Orígenes.

Sus inicios son obscuros, en cuestiones de tratar de interpretar el origen de este grupo étnico en el
territorio nacional, sin embargo, es posible intuir sobre su ancestral cultura al estudiar su grupo
lingüístico y sus diversificaciones en el tiempo.

Los ñhâñhû son los hablantes de un conjunto de lenguas, estrechamente emparentadas que
descienden de un idioma proto-otomi, hablado hace varios siglos en el centro de México, que se

1
De Sahagún Bernardino, “Historia General de las Cosas de la Nueva España” Editorial Porrúa, México
2006, pp. 585
2
Galinier Jacques, “Pueblos de la Sierra Madre, Etnografía de la comunidad otomi” Instituto Nacional
Indigenista, México 1987, pp. 15-16.
3
Wright Carr, David Charles, “Precisiones sobre el termino otomí” en Arqueología Mexicana, Vol. XIII,
Num. 73, Mayo-Junio 2005, México D.F., Pág.19.
4
Galinier Jacques, “Pueblos de la Sierra Madre…”, Op. Cit, pag. 16.
caracteriza por crear sonidos de tipo nasal, nacen de una lengua común, según los lingüistas,
llamada proto-otopame, idioma ancestral que se comenzó a diversificar en el periodo protoneolitico
(5000 a.c. - 2500 a.c.), gracias a esto se puede concluir que los antepasados de los otopames han
estado en el territorio nacional desde antes del preclásico medio (1200 - 600 a.c.) cuando se
consolidan las primeras sociedades complejas, es muy probable que estén vinculados con el tipo
cerámico rojo/bayo, llamado también cerámica Tlalilco del centro de México en el preclásico
medio, en el cual se ha interpretado que se tenía un gran apego a la tierra, por la gran cantidad de
figurillas femeninas miniatura que se encuentran, como un culto a la feminidad, basada en la
agricultura, sin olvidar, como acto contrario, un culto al fuego, al sol, al volcán, encontrándose
estatuas masculinas llamadas huehueteotl (el dios viejo).

Algunos autores han dilucidado, que las ruinas que hoy en día pertenecen a Cuicuilco (800 a.c.- 400
d.c.), es de un origenproto–ñhâñhû, cuyas ruinas fueron parcialmente ocultas por la erupción del
volcán Xitle en el año 400 d.c., obligando a sus pobladores a migrar por todo el territorio, lo que
probablemente provoco el auge de Teotihuacan para los siguientes año5.

La población ñhâñhû actualmente se divide en 2 tipos, unos los llamados de cultura mesoamericana;
ñhañhu, mazahua, matlatzinca y ocuilteca, sin olvidar los de cultura aridoamericana como lo son
los pame y chichimeca-jonaz, los cuales estuvieron ubicados mayormente al norte de México, por lo
que estaban más apegados a tradiciones relacionadas con aspectos de caza-recolección y pesca.6

Antecedentes Históricos.

Es probable que la población ñhäñhü, ya formara parte de un grupo de importancia en la época


Teotihuacana (150d.c.- 750d.c.) y que a la caída de esta metrópoli muchos de ellos se apoderaran
del área periférica de Tula y Xilotepec7 para después ser parte activa de la civilización tolteca (900
d.c. – 1200 d.c.) los cuales tras su caída, originados probablemente por grupos chichimecas y la
llegada de Xólotl, fueron esparcidos de Tula y ocuparon sitios más al sur8, por su parte, algunos

5
Wright Carr, David Charles, “Lengua, cultura e historia sobre los otomíes” en Arqueología Mexicana, Vol.
XIII, Num. 73, Mayo-Junio 2005, México D.F., Pp. 27-29.
6
Carrasco Pizana, Pedro “Los Otomíes, Cultura e historia de los pueblos de habla otomiana” Instituto de
Historia-UNAM-INAH, México 1950, 17 pp.
7
Aguilera, Carmen, “Códice de Huamantla, códices y manuscritos de Tlaxcala” Instituto Tlaxcalteca y de la
cultura, Vol. 2, México 1990, pág. 41.
8
Carrasco Pizana, Pedro “Los Otomíes, Cultura e historia…”Op Cit. pp. 248.
investigadores han supuesto que el comienzo de estas migraciones están reflejadas en el códice
Huamantla, que explica que en un tiempo remotoabandonan su lugar de origen, representada por
una cueva, del cual ha sido nombrado Chiapa y salen de ella como una primera migración hacia
Tzompanco.9

Los principales acontecimiento ocurridos en el centro de México, escritos por algunos cronista en
forma de remembranza, han proporcionado valiosa información para los ñhâñhû, sobre todo para el
periodo que ocupa el posclásico tardío (900-1521 d.c.) abarcando desde la caída de la civilización
tolteca hasta la llegada de los colonizadores españoles.

El comienzo formal de los movimientos migracionales, comienzan tras la caída de Tula y la llegada
de grupos chichimecas del norte de México, bajo el mando del caudillo Xolotl, que 52 años después
de establecerse en la cuenca alrededor del lago de Texcoco, llegaron 3 grupos poblacionales, los
cuales salieron de la provincia de Michuacan. Estos grupos eran los Tepanecas, ñhâñhû’s y
acolhuas, trayendo como señores principales Acolhua, Chiconcuauh y Tzontecoma,
respectivamente, Xolotl le dio a cada uno, una de sus hijas, los cuales fueron Cuetlaxochi otorgada
al señor de los Tepaneca con cabecera en Azcapotzalco, Zihuacxochi fue otorgada al señor de los
ñhäñhü, Chiconcuauh otorgándole las tierras para hacer vivienda de Xaltocan y por último, fue
ofrecida a Zihuateteltzin para Tzontecoma y otorgada la provincia de AcohuatlinchanAcolhuacan.10

Tras este acontecimiento, los años subsecuentes fueron enmarcados por diferentes migraciones
ñhäñhü´s, que fundaron altepemes en lugares más distantes al norte, reocupando regiones toltecas
como en la Teotlalpan (aproximadamente entre el 1220 y 1272 d.c.), comprobadas por las
relaciones de Ueypochtla, fundada en 1219 por gente venida de Chiapa11, la relación de Tezcatepec
define su poblamiento a partir del mismo poblado12, Yetecomac (que por su descripción
corresponde al actual poblado de Tecomatlan) que también fue poblada por gente llegada de
Chiapa13, sin olvidar Axocopan (Ajacuba) el cual describe el mismo origen14.

9
Aguilera, Carmen, “Códice de Huamantla…” Op Cit. pp. 42.
10
de Alva Ixtlilxochitl, Fernando “Obras Históricas” UNAM, Tomo 1, México 1985, pp. 298-301
11
Acuña, Rene, “Relaciones Geográficas del Siglo XVI” UNAM, Tomo 3, México 1986, pp. 141-142.
12
Ibíd. 146 – 147.
13
Ibíd. 132 – 134.
14
Ibíd. 126 – 127.
Por su parte, es de gran posibilidad que la gente del mismo Chiapa, venia de migraciones anteriores
a partir de Xillotepec, el cual fue un grupo poblacional importante para Xaltocan. El dominio
ñhâñhû para estas épocas fue realmente grande, alcanzando regiones tan septentrionales como
Metztititlan o la sierra de puebla. Con el reinado de Xaltocan y su gobernante15, el cual algunas
crónicas lo denominan como “rey y señor de los otomís”, se experimenta el único señorío
independiente de grandes dimensiones de estos pueblos de habla tonal, coincidiendo con los
principales grupos poblacionales hoy existentes.

Xaltocan tuvo un periodo de independencia entre el 1220 y el 1395, tiempo en el cual, dicho señorío
es participe en distintas guerras, que en alianza con otros señoríos del sur del valle de México,
atacan a los mexicas que estaban establecidos en las faldas del cerro de Chapultepec, aunque
también intervienen en guerras en contra de Cuahutitlan (1297 – 1321 d.c.)16.Por otra parte, se habla
también de otras migraciones procedentes del norte de México, que se establecieron y conviven con
otros grupos del centro de México (1260), y que llegan a moverse hasta llegar a Tlaxcala en 1324,
estos grupos llegan hablando ñhâñhû, sin embargo es posible que pudieron ser aculturados por su
convivencia en Xilotepec17.

Con el crecimiento del poder militar y político de los Tepanecas de Azcaptzalco, y la caída de
Colhuacan en 1347, el señorio de Xaltocan pierde fuerza y es la primera víctima de Tezozomoc,
(tlatoani de los Tepanecas), que con la ayuda de los mexicas, desbaratan y conquistan al centro
ñhâñhû en un año 7 caña (1395)18, pasando a ser del dominio tepaneca, provocando una nueva
migración de esta población hacia el sur y al este. El señor de Xaltocan llega a Metztititlan,
huyendo de la guerra, y mucha gente se refugia en Tototepec, Acolhuacan, Otompan, Yaualinchan,
Macapan, y Tlaxcallan

En 1428 – 1430 la triple alianza, conformada por México, Tlacopan y Texcoco, derrotan a los
Tepanecas de Azcapotzalco, por lo que las provincias del norte en donde se desenvolvían las
principales poblaciones ñhâñhû`s, es nuevamente afectada por la invasión mexica y el re
sometimiento de estos pueblos a la hegemonía nahua iniciada por Moctezuma I, quien en 1440,

15
Carrasco Pizana, Pedro “Los Otomíes, Cultura e historia…”Op Cit. pp. 254 - 255.
16
de Vega Nova, Hortensia “Trabajos Arqueológicos de Ajacuba Hidalgo” para optar por el título de maestro
en ciencias antropológicas, ENAH, México 1976, pp. 44.
17
Carrasco Pizana, Pedro “Los Otomíes, Cultura e historia…”Op Cit. pp. 263.
18
Ibídem
lleva sus conquistasa la Teotlalpan y la zona de XilotepecTollan19, con Axayacatl en 1469,
conquistan el Valle de Toluca y por ende gran parte de los territorios ocupados por estas
poblaciones pasan a ser tributarios en su mayoría por Tlacopan, a los que se les asigno un
gobernador militar y un recaudador de impuestos.

Sin embargo, este gran movimiento de poblaciones provocó que se habitara lugares distantes y
diferentes y no todas las poblaciones ñhâñhû quedaron expuestos a la hegemonía mexica, algunas
quedaron bajo el sometimiento de Tlaxcallan, con la principal orden de proteger sus fronteras de los
mexicas20, otras poblaciones se establecieron con los tarascos, en sus límites con Querétaro y el
Estado de México sin olvidar al gobierno independiente de Meztititlan, territorio al norte del estado
de Hidalgo, con población de filiación huateco, totonaco y ñhâñhû.

Tras la conquista de México- Tenochtitlán a manos de la coalición de pueblos autóctonos unidos


con los extranjeros españoles en 1521, el surgimiento del sistema de encomienda, en el que se
aprovecho la antigua organización mexica y se colocaron haciendas en las principales cabeceras
altepets con el fin de explotar al máximo la mano de obra indígena, que aunado con las diferentes
enfermedades nuevas, diezmaron a la población autóctona, sobre todo con la llegada del
“cocomiztli”, que mato a más de la mitad de la población ñhâñhû.

Territorio

Los Otomíes no ocupan un territorio continuo o establecido fijamente, sino que se encuentran
dispersos en varios estados de la República mexicana, estos son: Estado de México, Querétaro,
Hidalgo, Puebla y Veracruz; en Tlaxcala también, se localiza el pueblo otomí de Ixtenco y en
Guanajuato existen pueblos de origen otomí en los que su lengua casi ha desaparecido; el Distrito
Federal registra también hablantes de otomí, debido a la migración.

De acuerdo con una investigación realizada por el CDI Comisión para el desarrollo de pueblos
indígenas. “Los otomíes del Estado de México han compartido por mucho tiempo el territorio con
otros grupos como los matlatzicas, los mazahuas, los nahuas y los ocuiltecos. Compartir el territorio
es compartir la historia, lo que ha derivado en una afinidad cultural muy marcada. Los otomíes se
encuentran dispersos en varios municipios del estado, y según los censos oficiales aquellos donde se

19
Ibídem
Aguilera, Carmen, “Códice de Huamantla…” Op Cit. pp. 41.
20
asienta un número significativo de hablantes de lengua otomí son: Toluca, Temoaya, Acambay,
Jiquipilco, Morelos, Otzolotepec, Lerma, Chapa de Mota, Aculco, Amanalco, Temascalcingo,
Huixquilucan, Xonacatlán y Atizapán de Zaragoza.21

Cosmovisión

La cosmovisión de la cultura otomí es muy diversa, citaremos unos ejemplos de se llevaban a cabo
algunos rituales que conservan elementos simbólicos:

La casa, capilla, oratorio o cueva son espacios simbólicos en el cual se llevan a cabo diferentes
rituales por lo que circulan diversas fuerzas, también están determinados por los espacios
cardinales, los ejemplos siguientes están delimitados por el plano Horizontal.

El fuego fue un símbolo muy importante dentro del Altiplano Central de México; para los otomí
tener en el centro de su casa un fogón es “centro punto de fusión de las coordenadas espacio-
temporales, sitio de exaltación de la vida (las llamas) y del aniquilamiento (las cenizas, marca de la
ancestralidad)”22

En la actualidad sigue siendo muy importante.

21
Barrientos López Guadalupe. “Otomíes del Estado de México”. México: CDI :PNUD, 2004. P. 6
22
Galinier Jaques. “La otra mitad del mundo: cuerpo y cosmos en los rituales otomíes” UNAM-INI, México
1980, pp. 145.
Los baños de temascal dentro de la casa es un sitio que tiene diferentes significados:

Uno de ellos lo relacionan con el nacimiento del niño y el alumbramiento de la mujer, es un rito de
purificación; la estructura del temascal lo relacionan con el vientre de una mujer. “Es un acto en el
que ejemplifica la doble asociación de la vivienda al fuego y al agua (vertida sobre las piedras
calentadas reproducen el vapor) confirmado el hecho de que, en la cosmogonía otomí los
fenómenos atmosféricos, especialmente las nubes, tiene un supuesto nacimiento en las cuevas”. Las
cuevas en las culturas prehispánicas representan un lugar sagrado son la entrada al inframundo,
símbolo de poder, del renacimiento, donde nace el agua.

No solo la purificación del cuerpo de la mujer parturienta y el nacimiento del niño es única en el
temascal, sino también de las personas enfermas se purifican.

El temascal se le asocia también con la creación del hombre que “fueron moldeados en una pasta y
puestos a cocer en un horno cósmico”23. Es por esto que el simbolismo de la cerámica representa el
parto, las ollas son asimiladas a la mujer, el cuello representa la boca o la vulva que se abre sobre la
cavidad uterina, el vientre, el cuerpo.

El altar doméstico es otro de los símbolos importantes en una casa, la cual contiene diferentes
elementos: sirios, objetos de culto, imágenes religiosas, estatuillas de santos. “Marca la
permanencia de un segmento del patrilinaje de la familia”24

Identificaremos la casa otomí sobre un plano Vertical:

“La doctrina tradicional acerca de la organización del mundo continúa asimilando este
último a una construcción de siete pisos, cuyos tres niveles superiores corresponderían a los
tres estratos celestes y los tres inferiores al inframundo. Las dos secciones de simetría
arriba/abajo, es la parte inferior la que ha suscitado las especulaciones más elaboradas, se
sabe que los cimientos de la casa están en contacto con las deidades subterráneas y sobre
todo con la diosa-madre hmuhoi”25.

La ubicación de la vivienda es muy importante para los otomí, ya que el espacio del flujo de energía
puede determinar el lugar de construcción de la casa o bien si se determina que la casa tiene una

23
Ibíd. 147.
24
Ibíd. 148.
25
Ibíd.148.
mala circulación de energía, pueden abandonar su vivienda para reconstruirla en algún otro espacio
que ellos determinen es el mejor.

“La vivienda aparece como el marcador espacial de esta ideología de la ancestralidad, que
sigue siendo el horizonte efectivo e intelectual de todos los grupos del Altiplano central”. 26

La estrecha interacción entre la morada, el espacio en el cual se inscribe, el grupo doméstico y las
potencias sobrenaturales, vuelve más notorio el hecho de que un deceso altera la relación de la
familia en su espacio habitacional. Cuando muere un miembro de la familia se purifica la casa, este
procedimiento de purificación se le llama “barrida” (pasi) consiste en la limpieza del piso en los
cuatro puntos cardinales, despejando todo rastro de impureza.

Esté último ejemplo es el nacimiento del niño, “este ritual de alumbramiento es de excepcional
valor simbólico de la casa como molde genésico”. 27La parturienta es ayudada por la comadrona y
tiene que estar en cuclillas y agarrándose a una cuerda suspendida del techo, al nacer el niño recibe
un baño de temascal, aunque no siempre, en este momento el recién nacido está expuesto al acecho
de seres sobre naturales, que intentará llevar su alma o bien quitarle la vida. Para poder protegerlo
de estas desdichas en la casa pintan cruces de cal en el exterior, o bien colocar una peca de nopal o
el cráneo de perro que son símbolos de los ancestros para cuidar al niño de la “bruja” (divinidad
nocturna), “que se inclina con deleite sobre los cuerpos de los recién nacidos para aspirar su
sangre”28. El cordón umbilical al ser retirado, tiene que ser escondido y enterrado en un
determinado lugar para saber cual es el destino y carácter del niño.

Aunque muchas de estos ritos han perdido su carácter ceremonial y vigencia, los rituales de las
casas son únicos y solo a través los relatos de los ancianos se conserva su memoria.

26
Ibíd.149.
27
Ibíd. 152.
28
Ibíd.164.
Bibliografía:

- Galinier Jaques. “La otra mitad del mundo: cuerpo y cosmos en los rituales otomíes”
UNAM-INI, México 1980.
- De Vega Nova, Hortensia “Trabajos Arqueológicos de Ajacuba Hidalgo” para optar por el
título de maestro en ciencias antropológicas, ENAH, México 1976.
- Barrientos López Guadalupe. “Otomíes del Estado de México”. México: CDI :PNUD, 2004.
- Acuña, Rene, “Relaciones Geográficas del Siglo XVI” UNAM, Tomo 3, México 1986
- de Alva Ixtlilxochitl, Fernando “Obras Históricas” UNAM, Tomo 1, México 1985.
- Aguilera, Carmen, “Códice de Huamantla, códices y manuscritos de Tlaxcala” Instituto
Tlaxcalteca y de la cultura, Vol. 2, México 1990
- Carrasco Pizana, Pedro “Los Otomíes, Cultura e historia de los pueblos de habla
otomiana” Instituto de Historia-UNAM-INAH, México 1950
- Wright Carr, David Charles, “Lengua, cultura e historia sobre los otomíes” en Arqueología
Mexicana, Vol. XIII, Num. 73, Mayo-Junio 2005, México D.F.,
- Wright Carr, David Charles, “Precisiones sobre el termino otomí” en Arqueología
Mexicana, Vol. XIII, Num. 73, Mayo-Junio 2005, México D.F.
- Galinier Jacques, “Pueblos de la Sierra Madre, Etnografía de la comunidad otomi”
Instituto Nacional Indigenista, México 1987
- De Sahagún Bernardino, “Historia General de las Cosas de la Nueva España” Editorial
Porrúa, México 2006.

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