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Suelo decir en los talleres que quizá la parte más difícil y larga de aprender
enfoque corporal es hacer aun lado los innumerables obstáculos que hemos
acumulado a lo largo de nuestra vida. aunque distingo expresiones diversas, creo en
todos ellos hay hilos conductores semejantes. el propósito de mencionarlos aquí es
ayudar a las personas interesadas en aprender el enfoque a identificarlos más
rápidamente y a tomar conciencia de las acciones que requieren realizar para
removerlos.
Quizá la dificultad más frecuente y persistente para aprender el enfoque sea estas
acciones que en automático aparecen en muchas personas. Les resulta difícil dejar
de hacerlo y creen que explicando resuelven sus problemas. digo que estas son
algunas consecuencias de la modernidad que sobrevaloró la razón en detrimento de
otros modos de conocer.
La invitación es a experimentar otros modos. Por un rato dejar esta alternativa de
buscar razones para quedarse con algo que parece incierto, vago e incomprensible
al principio. Es como darse la oportunidad de jugar un nuevo juego, con reglas
diferentes. Una vez que lo hayas jugado decidirás si te gusta o no, y si te hacen
sentido sus reglas.. Insisto en que aprender el enfoque no es una cuestión de creer
a ciegas, sino de darse la oportunidad de experimentar para reunir otras evidencias.
e parece comprensible que cuando nos topamos con algo nuevo, el primer
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intento sea tratar de entenderlo con base en lo ya conocido. Buscamos similitudes,
comparamos, proponemos explicaciones con los referentes teóricos que ya
manejamos. Hay situaciones que sin embargo se resisten as er comprendidas de
esta manera y nos requieren salir de lo ya conocido para incursionar en los nuevos
terrenos. Hay personas que quieren primero entenderlo todo conceptualmente y
creen que con ello ya tiene el aspecto más importante de lo que quieren conocer.
Alguna vez pregunté a un grupo de alumnos:
- “¿cómo saben las changungas?...”
La expresión de su cara era una mezcla de asombro, desconcierto, extrañeza
- “¿Qué son las changungas?” preguntaron
- “Son una fruta amarilla, como el tamaño de la s cerezas, con sabor un poco
ácido y muy sabrosas”.
La cuestión aquí es ¿Cómo que podrían saber a qué saben las changungas sin
probarlas? Claro que podría comparárselas con otras frutas que tuvieran sabores
cercanos (aunque ello no me sería nada fácil). sin embargo, al final de cuentas, no
sabrían. para saber a qué saben las changungas, hay que probarlas.
Luego aparece la dificultad de querer entender, rápidamente en términos lógicos,
lo que significa una sensación - sentida. Tú entras de pronto a un cuarto donde hay
algunas personas reunidas. de entrada recibes una impresión de que algo pasa ahí
porque tu estómago se aprieta.. No sabes todavía lo que ocurre en términos de
detalles y hechos, pero con tu cuerpo ya sabes algo, y te lo dice en forma de
estómago apretado. Muy probablemente esa es una sensación sentida. pero
necesitarás de algunos minutos para ponerla en palabras e ir develando la
complejidad de sus significados. Hay que aprender a esperar.
● Buscar que la solución a una situación siga una secuencia lógica lineal
● tener una visión de causalidad lineal de los fenómenos
● Creer que los cambios en nuestro comportamientos ocurren de la
manera y forma como los intencionamos
Es común la creencia que para lograr algo hay que perseguirlo directamente. y si
de cambiar el comportamiento se trata hay que definir primero qué y cómo quiero
cambiar. queremos identificar y observar secuencia de causa-efecto muy precisas.
si hago esto, entonces ocurre esto otro. Así, queda todo bajo control,
aparentemente.
resulta que en proceso del enfoque corporal los cambios ocurren de otra forma. es
difícil predecir qué cambios puntuales van a presentarse. La dificultad aquí estriba,
por un lado, en dejar de pensar cómo quiero cambiar, y por el otro, en estar abierto
a los cambios que lleguen inesperadamente. todavía no conozco a una persona que
se haya sentido insatisfecha por los cambios que logró, aunque sí muchas
sorprendidas por el modo y el momento en que llegaron.
● No siento nada
● Dificultad para reconocer las sensaciones en general
● atender sólo a sensaciones desagradables
Estas tres dificultades suelen confundirse. a veces una persona dice que no siente
nada porque o bien lo que siente es muy suave y tenue, o es desagradable, o
simplemente es muy diferente a lo que supone que “debe de sentir”. Cuando una
persona dice: “no siento nada”, suelo invitarla a que preste atención a esa nada que
siente. ¿Cómo se siente no sentir nada?...
Si la dificultad está más bien en un reconocimiento general de las sensaciones,
entonces recomiendo actividades que ayuden a recuperar la riqueza de los sentidos.
Vallés (1996) propone actividades excelentes para esto. (Mis amigos los sentidos -
Carlos González Vallés - Santander - Sal terrae).
Una de ellas puede ser poner atención a cómo se siente el agua por el cuerpo al
bañarse o cómo se siente la toalla al secarse. También pueden atender a la textura
o sabor de los alimentos al comer. O tal vez notar cómo se siente el cuerpo al
caminar o al estar sentado.. el común denominador de estas actividades es que os
dan un buen pretexto para reconocer sensaciones que sentimos en un determinado
momento.
Finalmente, en algunas ocasiones se cuela inadvertidamente la creencia de que
sólo son importantes para prestarles atención las sensaciones desagradables. Así
que si lo que siento es a gusto, relajado,, calentito, vibrando suavemente, o algo
parecido, no lo consideramos importante y lo pasamos por alto.
Las sensaciones sentidas con frecuencia son suaves, tenues, vagas, indefinidas al
principio. Pueden tener tanto una cualidad agradable como una cualidad
desagradable. Por esto es que en el enfoque corporal le damos la bienvenida a
todas las sensaciones que lleguen.
star en silencio propicia darnos cuenta de cómo nos sentimos, tanto en nuestro
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cuerpo como en nuestros sentimientos. por ello para algunas personas les resulta
difícil estar en silencio. No están acostumbradas a reconocer lo que sienten. y si
están con alguien más, la dificultad aumenta porque pueden sentirse expuesta
s o en una situación de intimidad que incomoda.
econocer los aspectos de las vivencias que muestran algún grado de desarrollo
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en las competencias requeridas en el proceso del Enfoque corporal es un buen
punto de arranque para aprender y una referencia concreta de ayuda a dar
significatividad a actividades y hallazgos posteriores. Comento algunos de los más
frecuentemente identificados en los talleres.
Una sorpresa frecuente es darse cuenta que algunas sensaciones cambian sólo
con ponerles atención. No es demasiado difícil ¿verdad? - “No entiendo”,
comentaba una persona, “cómo es posible que se me haya quitado este dolor que
traía desde hace una semana… ni con las pastillas había desaparecido…” Sonrío
con satisfacción. Me da gusto que se sienta mejor y que empiece a descubrir que
prestar atención a las sensaciones genera cambios en dirección a un mayor
bienestar. Aclaro que esto no quiere decir que cualquier dolor se pueda quitar de
esta manera., ni que la atención médica sea innecesaria. las molestias que
cambian, al prestarles atención, son aquellas que expresan corporalmente nuestro
modo de vivir y sentirnos en una determinada situación. Ellas nos invitan a fijarnos
en nuestras interacciones con esa situación y a simbolizar con precisión los
significados que surjan desde dichas interacciones.
sigue ahora desarrollar diferentes aptitudes y habilidades que, puestas en
conjunto, nos harán viable generar los procesos que buscamos en el Enfoque
Corporal.