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FE 12 N 04 IPADE

FE 12 N 04
R-Octubre, 2016

LOS HÁBITOS INTELECTUALES


DIRECTORES, TALENTOS MEDIOS Y GENIOS
Para uso exclusivo BARNA Management School, 2019

1. Introducción
Nota técnica elaborada
por profesor Carlos Una vez que hemos estudiado los rasgos particulares de la
Alejandro Armenta inteligencia debidos a las diferencias de formación universitaria,
Pico, del área de pasamos a estudiar los que se deben a las diferencias de talento.
Filosofía y Empresa del Nos encontramos frente al tema de los directores, talentos medios
Instituto Panamericano
y genios.
de Alta Dirección de
Empresa con la
colaboración de Jorge Inductiva
Antonio Merodio Rivas. CIENCIA
I Deductiva Inteligencia
N ESPECULATIVA científica
T INTUICIÓN "Los que saben”
E
SABIDURÍA
L
I
Técnica Inteligencia
G ARTE técnica
E Bellas artes "Los que saben hacer"
N
C PRÁCTICA
I Inteligencia
A PRUDENCIA directiva
"Los que saben dirigir"

La experiencia deja ver que los hábitos intelectuales no se


desarrollan naturalmente de forma armónica. De ordinario, no son
los mismos los que saben, los que saben hacer y los que saben
dirigir (dirección); una misma persona no suele desarrollar de
forma proporcionada los hábitos de los tres ámbitos (ciencia,
técnica y dirección).

Derechos Reservados © 2012 por Sociedad Panamericana de Estudios Empresariales, A.C.


(Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa, IPADE).
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Las diferencias no se deben solo a la diversidad de los hábitos para los que se tiene aptitud, sino también al
grado en que se posee esa aptitud, es decir, al talento.

La experiencia muestra tres tipos básicos de talentos que guardan relación con los diversos ámbitos de la
inteligencia y el grado de aptitud para los hábitos intelectuales correspondientes: directores, talentos medios
y genios.

2. Descripción

En este apartado se señalan los rasgos fundamentales que describen cada uno de los talentos mencionados.

Directores

Los directores se distinguen por el hábito intelectual de la prudencia que los hace aptos para dirigir a otros.
Para uso exclusivo BARNA Management School, 2019

El director puede poseer todas las “partes integrales” de la prudencia o destacar en algunas de ellas y buscar
la colaboración de otras personas para fortalecer aquellas para las que tiene menor aptitud o que ha
desarrollado en menor grado. El conocimiento personal que mueve a pedir ayuda es, ya, una señal de
prudencia.

La especie de prudencia de la que hablamos es la prudencia directiva y suponemos que el director también
posee la prudencia personal. Esta última es condición necesaria, pero no suficiente, para dirigir a otros. La
experiencia deja ver que hay individuos que son prudentes en el terreno personal, pero no son aptos para
gobernar. Se dirigen bien a sí mismos, pero no a los demás. Los directores que no son prudentes en el
ámbito personal pueden lograr buenos resultados en el corto plazo, sin embargo, la eficacia y solidez de su
labor de gobierno queda asentada sobre una base vulnerable y provisional. El descuido de la prudencia
personal suele minar, en el mediano y largo plazo, el ejercicio de la prudencia directiva.

Los directores pueden tener una capacidad media o, incluso, modesta para los demás hábitos intelectuales.
El ejercicio de la prudencia directiva es compatible con un talento discreto en los demás ámbitos de la
inteligencia. Los directores pueden dirigir, de hecho lo hacen con frecuencia, a personas que los superan en
capacidad científica, técnica o artística. Lo que se pide al director es que sea prudente. El director no suele
ser, de ordinario, el que más sabe de algo, ni el que mejor domina ciertas técnicas sino quien debe discernir
y decidir, en cada situación concreta, lo que es bueno para la empresa considerada en su conjunto. La
dirección no es cuestión sólo de talento intelectual; exige también ciertas cualidades de carácter para asumir
los riesgos inherentes a la toma de decisiones y de fortaleza para hacer frente a las exigencias que conlleva
el mando de hombres.

Talentos medios

La expresión talentos medios designa a las personas que cuentan con aptitudes intelectuales comunes,
frecuentes y ordinarias. Comunes porque las poseen muchos, frecuentes porque se encuentran en diversos
tiempos y lugares, y ordinarias porque no sobresalen de las de los demás.

El término talento medio no tiene, en modo alguno, una connotación negativa; no significa mediocridad ni
deficiencia. Lo que el adjetivo medio subraya es que el talento intelectual de estas personas es común,
frecuente y ordinario. Los talentos medios muestran capacidad para realizar ciertas tareas con competencia
y eficacia. Es frecuente que superen, con esfuerzo y dedicación, el desempeño de personas naturalmente
mejor dotadas. Los talentos medios son los más abundantes porque son los más necesarios y, por lo tanto,
importantes. La conocida sentencia “la naturaleza no falla en lo necesario” se cumple cabalmente en el
ámbito de los talentos intelectuales.

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Dentro de los talentos medios, podemos distinguir dos tipos: los especialistas y los versátiles. Los
especialistas cultivan unos hábitos intelectuales más que otros. Así, encontramos talentos medios que son
científicos, técnicos o artistas. Los versátiles se caracterizan por poseer una capacidad discreta para realizar
gran variedad de tareas; la falta de un perfil intelectual bien definido se compensa con la flexibilidad y
disponibilidad que caracteriza a estas personas. El primer tipo de talentos medios muestra que “hay muchas
personas que pueden realizar bien una misma tarea”. El segundo deja ver que “una misma persona puede
realizar satisfactoriamente muchas tareas”.

Los «talentos medios» pueden, en el ámbito personal, poseer el hábito intelectual de la prudencia. Cuando
esto ocurre, son personas particularmente estables, flexibles y eficaces: conocen bien sus aptitudes y
limitaciones y se dejan dirigir en el ámbito familiar, profesional y social.

Genios
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Los genios se distinguen por su capacidad para desarrollar algunos hábitos intelectuales en un grado
singular, infrecuente y extraordinario. Singular porque su talento no es común a muchos, infrecuente porque
su capacidad intelectual es escasa; los genios son pocos mientras que los talentos medios abundan y
extraordinario porque su capacidad sobresale de la de los demás. El talento de los genios parece distribuirse
de forma económica en el espacio y el tiempo.

El término genio puede emplearse en un sentido “fuerte” y en otro “suave”. El primer sentido designa a
aquellas personas que han destacado, de una manera del todo singular, por su capacidad intelectual y han
llegado a constituir puntos de referencia perennes en el campo de la ciencia, la técnica, el arte o la dirección.
A este grupo pertenece un número reducido de personas y son quienes pueden ser llamados genios en el
sentido “fuerte” del término. El sentido “suave” designa a los individuos que sobresalen, de forma clara y
notoria, sobre sus conterráneos y contemporáneos. A este grupo pertenecen más personas que al primero,
pero siguen siendo pocas respecto del total de personas de un lugar o de una época. En este sentido más
amplio del término genio, se suele hablar de personas brillantes, sobresalientes, talentosas, superdotadas,
etc.

Los genios pueden serlo en el terreno científico, técnico o artístico. Cuando el hábito intelectual que se
desarrolla de forma extraordinaria es el de la prudencia directiva, entonces podemos hablar de directores
genios. La genialidad de estas personas se da en el campo de la dirección, ya sea porque reúnen en grado
eminente las partes integrales de la prudencia directiva o porque destacan notablemente en algunas y tienen
la capacidad de vincular y atraer a colaboradores que les permiten completar su talento. Algunos directores
genios son capaces, como parte de su genialidad, de gobernar a genios; son también directores de genios.

Un talento particularmente sobresaliente y escaso es el de los genios directores. A este selecto grupo
pertenecen aquellas personas que además de ser genios en algún campo de la ciencia, la técnica o el arte, lo
son también en el de la dirección. Son genios y son directores. El equilibrio entre el genio y el director es,
por su misma naturaleza, difícil. Es más fácil ser genio en más de un campo, ya sea de la ciencia, la técnica
o el arte, que serlo en uno estos ámbitos y, simultáneamente, en el de la dirección. Los genios directores
juegan un papel relevante en la historia cuando dirigen instituciones que están estrechamente vinculadas al
campo en el que son genios. ¡En muy pocas ocasiones se reúne tanto talento en una misma persona! El
influjo e impacto de los genios directores suele tener un alcance histórico particular: estamos ante “hombres
cumbre”. Los genios, en sentido fuerte, destacan por su influencia en una época y, en algunos casos,
constituyen puntos de referencia que marcan la frontera entre dos épocas: su vigor intelectual se muestra
capaz de asimilar precozmente la época anterior y anunciar la próxima.

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