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El Puente Esta Quebrado PDF
El Puente Esta Quebrado PDF
UNIVERSIDAD
NACIONAL
DE COLOMBIA
SEDE BOGOTÁ
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN EN EDUCACIÓN
188 p.
ISBN : 978-958-719-093-9
Diseño de la portada
Camilo Umaña
Diagramación
Olga Lucía Cardozo H.
Introducción . .............................................................................................. 13
capítulo 1
Caracterización de la educación media en Colombia ............................... 23
Nivel posbásico ................................................................................. 25
Ausencia de concepción sobre papel y funciones.
de la educación media ...................................................................... 33
La política de articulación en la educación media . ........................ 49
Capítulo 2
¿Educación media o articulación con el sena? Un análisis crítico al programa
de articulación en Bogotá . .......................................................................... 55
Definición única de la articulación .................................................. 57
Financiación de la articulación . ...................................................... 70
Administración de la articulación ................................................... 74
Evaluación y seguimiento a la articulación ..................................... 77
Conclusiones ..................................................................................... 80
Capítulo 3
Superando el falso dilema: iniciativas de integración
de la educación general y la formación para el trabajo en Bogotá .......... 83
Educación académica complementada con formación.
vocacional y práctica: el Instituto Técnico Comercial .................... 86
La tradicional formación técnica: el modelo del Instituto.
Técnico Industrial . ........................................................................... 90
Un intento de diversificación curricular:.
el modelo INEM ................................................................................ 94
Hacia la educación media tecnológica: la transformación.
del CEDID .......................................................................................... 98
Las alternativas de asociación de escuelas con entidades.
expertas en la formación para el trabajo: las “otras” iniciativas.
en la educación media ...................................................................... 106
Reflexiones y aprendizajes para una política.
de educación media .......................................................................... 114
Capítulo 4
Cultura para el trabajo: una alternativa
para repensar la educación media ............................................................. 127
La orientación socioocupacional . .................................................... 132
Una pedagogía para el pensamiento tecnológico ............................ 135
La exploración de diversos intereses ............................................... 143
Capítulo 5
La orientación socioocupacional en la escuela
y las ideas de futuro de los adolescentes ................................................... 147
Construcción del “sentido de vida” en la escuela . ......................... 151
Problemas y alternativas de la orientación .
en la educación media ...................................................................... 156
Capítulo 6
Opciones para una política nacional de educación media . ..................... 165
Aumentar la cobertura, pero no en ‘más de lo mismo’ ................... 166
Necesidad del grado 12 .................................................................... 168
Mayores oportunidades de diversificación y profundización.
en áreas del conocimiento ................................................................ 169
De la dicotomía entre la educación académica y la técnica.
a una nueva formación científico-técnica a todos.
los estudiantes .................................................................................. 171
Del aprendizaje abstracto, libresco y pasivo a mayores.
oportunidades de experimentación, aplicación .
y trabajo práctico .............................................................................. 172
Necesidad de alternativas a criterios y modalidades.
vigentes de evaluación y medición .................................................. 173
Sistemas de orientación socioocupacional ...................................... 176
Nuevas instituciones de educación media ...................................... 177
Fortalecimiento de colegios con identidad .
en educación técnica ........................................................................ 177
Articulación entre el nivel medio, el nivel superior.
y la formación para el trabajo............................................................ 178
En el capítulo 4 se presentan y analizan diversas experiencias curriculares que pretenden superar la falsa
dicotomía entre formación académica general y formación laboral de los jóvenes.
La noción de sentido de vida viene a remplazar lo que se ha llamado tradicionalmente proyecto de vida. La
construcción de un sentido es más amplia, flexible, abierta, variable y, en general, más coherente con un
mundo incierto y cambiante. La construcción de un proyecto alude a un plan articulado y coherente, constitui-
do por estrategias orientadas a alcanzar uno o varios objetivos siguiendo un proceso definido, estructurado
y más o menos rígido. Su programación en el tiempo responde a un cronograma con una duración limitada,
donde la contingencia es un dato eventual que debe evitarse, y no un panorama cotidiano.
Nivel posbásico
Por ejemplo: secundaria superior y sus diferentes tipos de bachilleratos en Francia; Gymnasien y Fachgym-
nasien en Alemania; Gymnasieskolan en Suecia; Koto-gakko en Japón; Bachillerato Unificado Polivalente en
España; GCE A level en Inglaterra; Junior y Senior High Schools en Estados Unidos; Licei Scientifici e Instituti
Tecnici en Italia; la Educación Polimodal en Argentina; y Educación Secundaria General o Técnica en muchos
países. La secundaria superior abarca generalmente el rango de edad entre 15 y 18 a 19 años.
De los 33 departamentos que tiene el país, 11 presentan menos de 50% en cobertura de educación media, y
12 no alcanzan a 60%. Tan solo 2 departamentos superan 70% de cobertura bruta, y corresponden a Bogotá
y a San Andrés.
120,0%
100,0%
80,0%
60,0%
40,0%
20,0%
0,0%
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005(a)
Los datos nacionales no coinciden con los distritales. En general, varios boletines estadísticos no precisan
sus fuentes, ni las metodologías con las que calculan los indicadores. Las fuentes oficiales, en especial el
Ministerio, presentan además cifras de matrícula, pero no tasas de cobertura. En esos dos elementos puede
radicar la imprecisión y diferencia de información. La educación media no suele ser un nivel de desagrega-
ción, sobre todo en los datos emitidos por el Ministerio. Esto dificulta aún más conocer las cifras exactas
referidas a este nivel educativo.
Cálculos propios con base en DANE, Formulario C600 y Censo 2005. La cifra es el resultado del cociente entre
la población matriculada en grados 10 y 11 y la población total de 16 a 17 años. Ahora bien, dado que cada
vez resulta más evidente que a la educación media ingresan adolescentes menores de 16 años, así como
mayores de 17, sería conveniente tener cifras exactas de edad temprana y tardía para el nivel. No obstante,
haciendo el ejercicio inverso y calculando la cobertura con base en la población de 15 a 19 años, la cobertura
apenas llega a 37%.
Estimada con base en los datos del Boletín Estadístico de la SED, 2004. La diferencia de años limita la precisión.
Esta tasa corresponde a la publicada por el Boletín Estadístico de la SED para 2003. No se cuenta con la cifra
para 2005, lo cual limita la precisión del cálculo.
Es necesario contar con cifras más exactas de deserción interanual que permitan estimar cuántos jóvenes
dejan la escuela antes de completar el ciclo educativo.
“La matrícula temprana en la educación media bogotana, entendida como la de todos aquellos jóvenes que
estudian grado 10 antes de los 16 años o egresan del bachillerato antes de los 17 años, es del 20,8%, es
decir, que una quinta parte de nuestros bachilleres obtienen título a una edad temprana”. (González y Bonilla,
2003:4).
Bogotá cuenta con 39% de jóvenes entre 14 y 26 años con nivel educativo de secundaria completa y más,
mientras que el país presenta un porcentaje de solo 23,1% (González y Bonilla).
10 Cifras del Sistema Nacional de Información sobre la prospectiva de la infancia y la juventud en Colombia
(SIJU).
18
16
14
12
10
8
6
4
2
0
Ninguno Básica primaria Básica secundaria Superior
y media
Para los jóvenes con mayores niveles educativos, las tasas de desempleo
son más altas. Esto muestra que, en el mercado de trabajo, la titulación del
bachillerato prácticamente no ofrece un valor agregado mayor que el de
haber cursado la educación básica o la primaria, y que la vulnerabilidad de
los jóvenes no se contrarresta con portar una credencial educativa media o
superior, lo cual refuerza la necesidad de generar políticas intersectoriales
de empleo y formación dirigidas a la juventud.
De la misma forma en que los jóvenes bogotanos enfrentan dificultades
para conseguir empleo, también resulta difícil para ellos lograr un empleo
de calidad. La informalidad y el subempleo han aumentado en el último
decenio para todos los jóvenes, llegando a 50% para los de 18 a 26 años en
200411. De acuerdo con la Cámara de Comercio (2006), para 2005 el 50,3%
del trabajo informal correspondía al trabajo masculino, mientras que el
49,7% correspondía a las mujeres. No obstante, la tendencia desde 2003 ha
sido el aumento del trabajo informal femenino, presionado sobre todo por
el ingreso reciente de mujeres a la vida activa.
A diferencia de lo que ocurre en la informalidad, el subempleo juvenil
sí es mayor que en la población adulta. Los jóvenes trabajan menos de lo
que corresponde a la jornada laboral normal o de lo que esperarían trabajar.
Analizado desde el género, aunque el subempleo para hombres y mujeres
es equivalente, la tendencia muestra el aumento del subempleo femenino
11 El subempleo incluye las personas que desean o pueden trabajar más tiempo del que regularmente emplean
en sus ocupaciones remuneradas por cualquiera de las siguientes razones: Tienen una jornada de trabajo se-
manal inferior a las dos terceras partes de la jornada legal vigente (32 horas) (subempleo visible); consideran
que sus ingresos no son suficientes para atender sus gastos normales (subempleo invisible); juzgan que su
ocupación no está de acuerdo con su profesión o entrenamiento, por lo cual pueden tener baja productividad
(subempleo invisible).
12 En 1998 la participación de las mujeres en el subempleo era 43,8%; en 2003 era 51%, y en 2004 era 50%. El
desempleo masculino disminuyó de 56% en 1998 a 49% en 2003, y 50% en 2005. Es decir, en gran medida,
el aumento de la vinculación de la mujer al mercado de trabajo ha sido en condición de subempleo.
Industrial
1,2%
Ciencias, comercial
e industrial Industrial-comercial
0,2% 3,3%
Salud y comercial
Comercial 0,1%
3,1%
Agropecuario
0,2%
Media académica
86,1%
13 En Bogotá, por ejemplo, 8,7% de los estudiantes desertan por esta razón. Además, 26% de los estudiantes
pertenece a hogares en pobreza; 16,3%, a hogares en miseria, a quienes se les ofrece el modelo de edu-
cación general, académica, propio de otras condiciones de vida y de expectativas (Secretaría de Hacienda
Distrital, 2005).
14 En 2002, menos de 9% de aspirantes a educación superior manifestaba su preferencia por estudios de carác-
ter técnico y tecnológico. Las universidades clásicas y las carreras profesionales tradicionales concentran la
mayor parte de las preferencias y de las matrículas (SNP-ICFES, 2002).
15 El 72% de la matrícula se concentra en pocas áreas profesionales (economía, administración, ingenierías,
medicina y derecho), siendo mínima la matrícula en matemáticas y ciencias naturales (1,8%) (SNP-ICFES,
2002). En 2005, el 50% de la matrícula en universidades privadas se concentraba en áreas del conocimiento
con bajos requerimientos de inversión en infraestructura, dotación y docentes de alto nivel (administración,
derecho, ciencia política, sociales, economía).
16 Esta situación contrasta fuertemente con la de otros países, aun de la región, como México, en los que este
campo intelectual está sometido al libre examen y a la competencia o emulación entre diversas opciones
conceptuales y metodológicas. Estas condiciones son necesarias para el fortalecimiento de cualquier área
del saber.
17 La tasa de absorción expresa la comparación entre el número de solicitudes y el número de cupos ofrecidos
en la educación superior.
18 Dado que la mayor parte de la demanda se concentra en cinco universidades públicas, en algunas, como la
Universidad Nacional de Colombia, el actual ratio entre aspirantes y cupos es 11:9, con tendencia al aumento
cada semestre. En 2001 el ratio era 9.8; en 2003, 11.4 y en 2005, 11.9. (Universidad Nacional, 2005:23).
2. Debido al alto desfase entre una creciente demanda por estudios uni-
versitarios de calidad y los escasos cupos disponibles en las principa-
les universidades estatales en las que se concentra la mayor parte de la
demanda, se genera una alta selectividad que favorece a estudiantes de
mayores niveles socioeconómicos y culturales relativos. De esta mane-
ra ocurre una progresiva elevación del nivel socio-económico de la po-
blación estudiantil de estas universidades, las que cada vez más están
conformadas por sectores de clase media y egresados de instituciones
privadas de secundaria19.
Un importante factor es la vigencia, en universidades públicas, de exá-
menes de admisión socialmente ‘ciegos’ que someten a aspirantes de
orígenes desiguales –y desigual dotación de capital cultural– al mismo
examen, con la ingenua e ilusa creencia en la objetividad y selectividad
meritocrática de dicha prueba.
3. La mayoría de los egresados del nivel medio no puede comprar educa-
ción superior privada de calidad, comúnmente de alto costo. En 2005,
el 58.6% de la matrícula correspondía a instituciones privadas. Así, la
competencia por los escasos cupos universitarios en el sector oficial es
elevada. Así mismo, dado que la oferta de educación universitaria está
concentrada en unas pocas ciudades principales, la competencia por
cupos también se agudiza entre la población de estos centros urbanos
y la población de la provincia. Una muestra de ello es que en 2005,
el 67,1% de la matrícula se concentraba en cinco unidades territoria-
les, siendo además muy desigual la distribución entre ellas: Bogotá
(33,1%), Antioquia (13,5%), Valle del Cauca (8,3%), Atlántico (6,3%) y
Santander (6,0%). (Datos del MEN con base en Censo 2005).
4. Tampoco encuentran una oferta diversificada de nuevas instituciones y
programas que ofrezcan educación de calidad equivalente a la univer-
sitaria tradicional.
En 2005, tanto en la nación como en el distrito, más de la mitad de las
instituciones de educación superior estaban concentradas en la edu-
cación universitaria (universidades e instituciones universitarias). En
el ámbito nacional, la tecnológica alcanzó solo el 21,7% y la técnica el
18%.
19 Es necesario señalar las grandes dificultades en la obtención de datos confiables respecto a ingresos fami-
liares y estrato en estudiantes de universidades públicas. Pocas instituciones tienen datos sobre el colegio
de origen y costo de matrícula, indicadores más confiables que recibos de pago de servicios públicos, los
que facilitan prácticas de engaño para disminuir el valor de la matrícula. Además, los estratos residenciales
(sobre todo 4, 3 y 2) son de alta heterogeneidad en los niveles de ingreso de las familias residentes.
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
2002 2003 2004 2005
20 “Comúnmente la educación técnica es concebida como de bajo reconocimiento y estatus social, no parece
haber una preocupación por generar una oferta amplia y diversa de este tipo de programas ni en Bogotá ni a
nivel nacional, mas allá de lo que puede ofrecer el SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje). Por ser la única
institución oficial que ofrece programas técnicos y de formación laboral que son socialmente reconocidos
como de calidad y que tienen efectos en la empleabilidad de los que allí se capacitan, esta entidad es de
gran importancia para los egresados de la media. No obstante, pese a los avances que el SENA ha hecho en
ampliación de cupos y programas de formación a nivel técnico, tecnológico, y de salidas parciales que actua-
lizan y certifican para ingresar al mercado laboral –así como del replanteamiento de sus modelos curriculares
y pedagógicos–, los cupos y las áreas de conocimiento que se ofrecen siguen siendo insuficientes para las
necesidades y expectativas de los jóvenes de la ciudad e incluso, del país” (Gómez, V. M. y otros, 2006).
21 De la clasificación de programas por núcleo básico de conocimiento, que contiene 54 categorías, cinco con-
centran el 40% de la matrícula en educación superior, y corresponden a: administración; contaduría pública;
derecho y afines; educación; e ingeniería de sistemas, telemática y afines (Datos del SNIES-MEN, 2005).
22 Según el Observatorio Laboral para la Educación del Ministerio de Educación, de los cinco núcleos básicos
de contenido señalados anteriormente, Administración, Derecho e Ingeniería, brindan efectivamente posibi-
lidades de tener un ingreso superior al de la media de los profesionales; Contaduría se sitúa en el promedio,
mientras que Educación es inferior a la media. No obstante, en todos los casos, apenas un poco más de la
mitad de los profesional consiguen empleo en los tres meses siguientes a la graduación.
23 Según el SNIES-MEN, para 2005 el 74,6% de la matrícula se concentra en programas universitarios; 14%, en
programas tecnológicos; y 11,3%, en técnicos.
24 Como ejemplos, los programas que certifican competencias específicas ya sea de empresa tecnológica (Ora-
cle, Java, Cisco, Microsoft, Rtp, etc.) o de aplicaciones de las TIC (redes, software, diseño de página web,
comunicación inalámbrica, etc.). Estos programas son de mucha demanda y sus certificados tienen alto valor
ocupacional y validez internacional.
25 Para 2003, la cobertura bruta en educación superior para el estrato 1 correspondía a 7%; para el 2, a 10%.
En contraste, el estrato 5 presentaba una cobertura de 72% (Educación compromiso de todos, 2006).
26 Toda decisión curricular es la expresión de un ‘arbitrario cultural’ (Bourdieu, 1977, 1980), es decir, la im-
posición y sacralización curricular de una opción cultural particular y dominante sobre otras posibles pero
subordinadas o silentes o carentes de medios de producción simbólica. Los poderes sociales dominantes
–por la vía de su hegemonía en la producción simbólica– definen los saberes dominantes, y sus formas de
comunicación pedagógica, y excluyen y subvaloran otros saberes y modalidades pedagógicas posibles. Para
un análisis de la sociología del currículo, ver Young, M. F. (1971); Bernstein, B. (1993); y Apple, H. W. (1986,
1987).
27 Se entiende por ‘cultura’ el conjunto coherente de maneras de pensar, de sentir y de actuar, las normas de
conducta, las creencias y las técnicas materiales e intelectuales características de un conjunto social.
28 Conviene señalar que un curso de 136 horas cuesta cerca de $3 millones de pesos y que todas estas institu-
ciones son privadas y dependen de la venta de sus cursos. ¿Cuántos estudiantes de menores ingresos podrán
recibir financiación para este tipo de cursos?
29 Aunque el 93,5% de los créditos recientes se han otorgado a estratos 1, 2 y 3, el número total de estudiantes
que pueden y quieren endeudarse es una pequeña porción del total que requiere financiación para aspirar a
la educación superior.
Este capítulo se basa en el estudio evaluativo desarrollado en 2006 por el Instituto de Investi-
gación en Educación de la Universidad Nacional de Colombia sobre la articulación SENA-SED
en Bogotá. Las formulaciones aquí expuestas no representan necesariamente a las instituciones
involucradas en el estudio, y son de responsabilidad exclusiva de los autores.
Antes de la firma del Convenio 001 de 2005 entre el SENA y la SED Para
el desarrollo del Programa de Articulación, la articulación era informal,
ya que no existía un procedimiento estandarizado con requisitos, condi-
ciones, etapas, pasos, instancias y trámites para que un colegio se pudiera
articular. La articulación consistía en que los colegios debían adoptar y
adaptar, como parte de y complemento a las áreas o énfasis de la media,
los programas de formación laboral del SENA para que los estudiantes re-
cibieran, además del título bachiller, un certificado de formación laboral
expedido por el SENA, previa aprobación de unos exámenes diseñados por
esta institución. Este certificado los habilitaba para integrarse al mercado
de trabajo o continuar en el SENA programas de formación técnica.
Antes de 2005, el papel que desempeñaba el SENA en los colegios era el siguiente: “[…] los
Centros de Formación Profesional Integral del SENA, por solicitud de los colegios interesados,
iniciaron su ejercicio ofreciendo asesoría para el diagnóstico de necesidades y desarrollo de
programas, actualización pedagógica de los docentes, evaluación y certificación de la formación
de los alumnos” (SENA, 2004: 5).
Articulación vertical
“(…) El Sistema de Formación para el Trabajo, se define entonces como una estructura funcional
que articula e integra gremios, empresas, centros de educación y desarrollo tecnológico, insti-
tuciones educativos técnicas, tecnológicas y de formación profesional, y al estado con el fin de
definir e implementar políticas, directrices y estrategias para el desarrollo y cualificación de los
recursos humanos del país y el aprendizaje permanente” (SENA, 2003: 10).
80.000
70.000
60.000
50.000
40.000
30.000
20.000
10.000
0
Meta programada Logro a Feb/2006
Según la Guía Metodológica del SENA, para que un colegio pueda presentar una solicitud de
articulación al SENA debe haber adecuado su PEI a los programas de formación profesional, y tal
adecuación debe ser revisada y aprobada por la SED (SENA, 2004: 23).
# Estudiantes
Nombre de programa del SENA %
matriculados
Auxiliar de gerontología 0 0
Auxiliar de logística 0 0
continuación tabla
Comercio 13 23,21 4 9
Contabilidad 6 10,71 3 3
Secretariado 2 3,57 2
Empresarial 5 8,92 5
Industrial 2 3,57 2
Electricidad 4 7,14 2 2
Electrónica 2 3,57 1 1
Informática 1 1,78 1
Mecánica 4 7,14 2 2
Mecatrónica 1 1,78 1
Tecnología 1 1,78 1
Maderas 1 1,78 1
Biotecnología 1 1,78 1
Ciencias 3 5,35 1 2
Matemática 1 1,78 1
Humanidades 1 1,78 1
Bilingüismo 1 1,78 1
Inglés 1 1,78 1
Ambiental 2 3,57 2
Valores y competencias
1 1,78 1
laborales
Total 56 100% 32 24
Por más que el SENA cuente con programas en otras áreas de conoci-
miento (robótica, diseño, arquitectura, química, cocina), los colegios están
limitados por su propia oferta. Esta situación restringe considerablemente
las posibilidades de los estudiantes para escoger otros programas que res-
pondan más a sus expectativas, intereses e itinerarios personales y labora-
les. Sus opciones de formación laboral están alineadas con los programas
que el colegio pueda articular.
Lo anterior también limita de manera considerable uno de los objetivos
de la articulación (numeral 5 de la cláusula segunda, Convenio 001) y del
SNFT: formar a los jóvenes en campos laborales demandados por un sector
productivo determinado, para garantizar el acceso al mercado de trabajo.
El SENA puede identificar alta demanda en el sector del gas, por ejemplo,
en una de las zonas de Bogotá, pero los colegios no cuentan con el perso-
nal docente calificado ni la infraestructura adecuada para llevar a cabo un
programa de esta naturaleza. En tal caso, a pesar de contar con información
sobre las demandas y los campos ocupacionales, los colegios no tienen
más posibilidades que elegir programas que no requieran la utilización de
infraestructura compleja y que puedan ser ejecutados por sus profesores.
Así las cosas, puede existir información confiable sobre las demandas del
sector laboral, el SENA puede diseñar programas con contenidos pertinen-
tes para tal demanda, pero un colegio solo puede optar por programas a su
medida, sin importar que los estudiantes se formen para sectores que ya
estén sobresaturados o poco demandados.
Dado que la política educativa es el terreno donde se abonan los cam-
bios sustantivos de las instituciones y proyectos educativos, el contexto
–en el caso de Bogotá y del país– aún no es suficientemente favorable para
que los colegios asuman la formación laboral de manera deseable. Se debe
reconocer que la política de educación media está en construcción y que no
tiene aún mayores elaboraciones conceptuales sobre temas tan importantes
como la orientación socioocupacional y la diversificación, ejes fundamen-
tales de una reformulación de los alcances y objetivos de la media. Si las
innovaciones y los programas no tienen eco en una política más amplia,
y solo dependen de las voluntades de los actores, no pasan de ser casos
aislados que no constituyen una racionalidad común ni un mejoramiento
real del sistema educativo en conjunto. No se pueden introducir reformas
sustanciales en la media actual ni se puede pretender que solo las iniciati-
vas institucionales, sin cambios estructurales, modifiquen el nivel.
En consecuencia, debe existir verdadera intención de diversificar la
oferta de educación media para que responda mejor a las necesidades y
expectativas de los jóvenes. No basta revisar y sugerir nuevos énfasis en
las instituciones. Se debe empezar a cuestionar seriamente si estos cons-
Financiación de la articulación
En parte, esta carencia de recursos económicos se puede explicar desde la carencia misma de
fondos para la media.
La capacitación tiene una duración de 140 horas en promedio. Estas se cumplen fuera de la
jornada de trabajo. A pesar del esfuerzo y el tiempo dedicado a ella, los docentes no reciben una
certificación que les represente puntos o créditos para el ascenso en el escalafón.
La localidad que presenta el ratio más alto frente a los parámetros del
SENA es Bosa; le siguen Usaquén y Teusaquillo. Las localidades con el
ratio más bajo, aunque siguen estando muy lejos del parámetro del SENA,
son Tunjuelito y Kennedy.
Administración de la articulación
parte del comité directivo, lo cual implica una negociación directa con el
SENA.
Si se asume que la SED representa a los colegios en estos comités (nu-
meral nueve, cláusula quinta, Convenio 001), en la práctica no resulta de
esta forma, pues la mayoría de los actores consultados en los colegios afir-
maron no tener ningún tipo de comunicación con la SED. La comunicación
queda reducida a que la SED pide información sobre estudiantes matricu-
lados y programas articulados nada más. Nunca se convoca a los colegios a
discutir temas relacionados con las prácticas de los estudiantes, las limita-
ciones de los colegios para cumplir la intensidad horaria de los programas
o la sobrecarga de trabajo para los profesores, entre otras necesidades. La
ausencia de la SED es tal que los colegios se rigen por las determinaciones
que toman los centros del SENA, sin importar que no hayan sido aprobadas
en los comités estipulados en el Convenio 001.
“En la ciudad [Bogotá] los jóvenes llegan más tarde y los empresarios prefieren contratar menos
adolescentes, de tal manera que el 53,8% de los jóvenes que trabajan aquí están ente los 23 y
26 años frente a solo el 42,2% del mercado nacional, lo que contrasta con la demanda de ado-
lescentes, 15,1% en el país, y 6,8% en la ciudad” (González y Bonilla, 2003: 47).
“Si son estudiantes del SENA deberían recibir todo el apoyo del
caso. El hecho de que los estudiantes puedan ir al SENA a hacer
prácticas ofrece un valor agregado importante. Si la articulación se
desarrollara solo en el colegio se perdería su valor pues el tener un
espacio más cercano al sector productivo y con mejor maquinaria
oxigena a la institución y al estudiante y le permite un contacto ver-
dadero con el mundo productivo real.
Para el Instituto Piloto, las prácticas constituyen contratos de
aprendizaje y son gestionadas directamente por el SENA. En este
sentido, el colegio no tiene la tarea de gestionar, hacer seguimiento y
evaluar las prácticas de los jóvenes, sino que es el SENA quien desa-
rrolla esta actividad. Se considera que esto debe ser así porque es el
SENA quien tiene directamente contacto con las empresas y recibe
los recursos de ellas, con lo cual le debe proveer las prácticas a los
colegios netamente técnicos.
De acuerdo con lo anterior, los cinco mejores estudiantes, si su
edad se lo permite (mayores de 15 años), van a las mejores empresas
para hacer práctica” (Caracterización del proceso de articulación en
el colegio Piloto).
Si bien las razones expuestas por los colegios pueden considerarse in-
sumos valiosos para comprender los fenómenos de deserción y de baja
eficiencia interna, es importante que se emprendan estudios interdiscipli-
narios que permitan identificar los factores asociados a estos problemas.
Sin este tipo de estudios, no se puede construir una estrategia efectiva y
pertinente a las necesidades de los colegios y los jóvenes, que les permite
superar las deficiencias antes señaladas.
En pocos colegios se procura recolectar información sobre los egresa-
dos: cuántos ingresaron al SENA y, en contados casos, información sobre
la actual ocupación. Pero en ninguno existen estudios analíticos y siste-
máticos que permitan reconstruir las trayectorias laborales de los jóvenes:
ocupación que está desempeñando, remuneración recibida, empresa don-
de labora, entre otras. Tampoco las oportunidades de educación superior
o de capacitación que tengan. Mucho menos hay estudios sobre aquellos
jóvenes que no logran aprobar el examen del SENA y no continúan en la
cadena de formación, a sabiendas que el SENA es la única oportunidad
Conclusiones
Se identificaron en Bogotá 44 instituciones que compartían la ambigua condición de ofrecer alguna mo-
dalidad de educación no académica. Dada la imposibilidad de estudiar en profundidad cada una de estas
instituciones, se procedió a su agrupación en diversos tipos de instituciones: institutos técnicos industriales;
institutos técnicos comerciales; institutos diversificados INEM; institutos del Plan CEMDIZOB (Complejo de
Educación Media Diversificada de la Zona Sur Oriental de Bogotá), y otros, que comprenden instituciones
de oferta no académica, cuya iniciativa en esta modalidad no nace de una política educativa explicita, a
diferencia de los anteriores tipos de instituciones.
En razón de la distribución relativa porcentual de las cuatro categorías, se decidió estudiar una institución de
cada una de las cuatro primeras, y dos de la última. La selección se efectuó mediante el criterio cualitativo
de consulta a expertos y conocedores de este tipo de instituciones sobre las consideradas más significativas
con base en criterios de pertinencia, calidad, innovación, desarrollo institucional, reconocimientos externos,
etc. El estudio en profundidad en cada institución se desarrolló a través de entrevistas y grupos focales con
los actores de la institución (estudiantes, profesores y directivos), y a través de observación no participante.
Cabe aclarar que estos estudios de caso no constituyen una generalización para toda la categoría a la que
representa, pues cada una de ellas es a su vez un conjunto heterogéneo.
La reglamentación de este tipo de educación está dada fundamentalmente por el decreto 080 de 1974. El
sistema de Institutos de Enseñanza Media Diversificada, INEM, fue implantado en Colombia mediante el
Decreto 1962 de 1969. Más tarde el Decreto 060 del 22 de enero de 1974 dividió el bachillerato en dos ciclos;
la resolución 130 de 1978 reglamentó la educación media vocacional de los INEM.
Se han venido implementando otras iniciativas en la media durante la administración de la ciudad, periodo
2004-2008: los modelos de formación laboral, la articulación de la media con la superior técnica y tecnoló-
gica, entre otros. Sin embargo, no se conoce hasta ahora ninguna evaluación, ni documento de trabajo que
permita elaborar, ni dar a conocer un análisis de estos programas como política educativa.
Dos son los principales aportes que puede ofrecer este modelo a la edu-
cación media. El primero tiene que ver con las prácticas empresariales
que realizan los estudiantes. Esta actividad adquiere un verdadero valor
y sentido dentro del proceso formativo. En primer lugar, gracias al reco-
nocimiento que tiene este colegio en el mundo empresarial, las prácticas
permiten que los estudiantes confronten sus conocimientos, los validen
y corrijan fallas que de otra manera no se podrían identificar. Además, la
aproximación al mundo del trabajo real permite obtener a los estudiantes
una experiencia de socialización que la escuela no podría ofrecer: conocer
las relaciones que se presentan en una organización, los roles que se repre-
sentan en el trabajo, las normas que se establecen en las empresas, etc.
En cuanto a la institución, las prácticas tienen un valor apreciable en la
propuesta educativa, pues a través de ellas, y más concretamente con la co-
municación que sostienen con las entidades que reciben a sus estudiantes
como practicantes, el colegio encuentra una retroalimentación para actua-
lizar, fortalecer y mejorar su oferta educativa de cara a las necesidades del
mundo del trabajo real. En principio, esto rompe con el tradicional carác-
ter endogámico de las instituciones educativas que tienden a encerrarse,
a producir rutinas de vida totalmente internas, lo cual obra en contra de
la pertinencia de la educación. Estos puentes de comunicación proveen
Aunque es necesario reconocer que estos convenios con sectores productivos se han reducido debido a la
corta edad de los estudiantes que contiene esta oferta, jóvenes entre 14 y 17 años. Muchas de las empresas
han decidido mantener alejados a los jóvenes del trabajo real.
Un ejemplo concreto de ello lo constituye la asignatura Teoría de taller. Esta se basa en nociones importantes
de las áreas fundamentales, como matemáticas, química, física, etc., y en su articulación constante con la
práctica.
Por último, dado los altos costos que implica esta opción formativa,
causados por el mantenimiento de los talleres, el recurso humano nece-
sario y los grupos de estudiantes, que deben ser más pequeños que en la
educación académica tradicional, esta institución ha gestionado diversos
convenios de cooperación con entidades privadas y sin ánimo de lucro,
que le garantizan acceso a donaciones y otros recursos que permiten tener
cierta actualización.
Pese a los valiosos aprendizajes que brinda esta experiencia, hay que
anotar ciertos aspectos que no conviene replicar en otras iniciativas par-
ticulares o de política de media. Algunos de los elementos no replicables
tienen que ver con la forma en que se relaciona lo académico y lo técnico
en la institución; otros están en una relación más directa con la forma de
configurar la oferta técnica. En cuanto al primer aspecto, en la institución
existe poca relación explícita entre los contenidos del área académica y de
la técnica. Por lo general, los contenidos de las especialidades son ofreci-
dos en contrajornada a la académica, o se destinan días en los que toda la
jornada se dedica al taller.
La propuesta curricular de estos talleres no está coordinada con la aca-
démica. La relación entre los docentes académicos y los técnicos es prác-
ticamente nula, a excepción de algunos encuentros que realizan; sin em-
bargo, estos no siempre se llevan a cabo con el fin de concertar logros o de
realizar cierta integración curricular.
En cuanto a la oferta técnica, el primer aspecto, y quizá el más relevan-
te, es la opción-elección y especialización temprana del estudiante. Los
jóvenes entre 12 y 14 años están decidiendo cuestiones importantes de su
formación y de su orientación socioocupacional y, como ellos mismos lo
expresaron, “a esa edad como que uno no tiene la suficiente madurez para
tomar una decisión de esas”. Es cuestionable la pertinencia de esta especia-
lización temprana y los recortados periodos de exploración de los jóvenes,
previos a la selección de la modalidad. Sin embargo, reducir el tiempo de
formación dedicado a la modalidad en aras de permitir una mayor explora-
ción restringiría los objetivos y alcances de esta propuesta formativa. Esto
plantea directamente el tema de la duración de la media como un problema
que afecta a este tipo de instituciones y a la orientación socioocupacional
de sus estudiantes.
En segundo lugar, otro aspecto que presenta esta experiencia tiene que
ver con la composición de la oferta de sus modalidades. En esta institu-
ción coexisten áreas ocupacionales amplias, como electrónica, mecánica
industrial, entre otras, con oficios mucho más específicos, como soldadura,
fundición, etc. Esta condición no permite definir con claridad los obje-
tivos que persigue la institución, pues los estudiantes que se ubican en
campos amplios tienen la posibilidad de explorar en áreas profesionales
extensas, lo cual no sucede a los estudiantes que se ubican en oficios. Ade-
más, se construyen trayectos formativos con estatus diferentes dentro de
la institución, ya que, por lo general, son más reputadas las modalidades
que coinciden con áreas profesionales y no con oficios. Así mismo, las
dinámicas y la normativa oficial restringe en estas instituciones el cambio
y la adaptación rápidos de nuevas modalidades, además de no ofrecerles
recursos adicionales suficientes para mantener esta oferta con calidad y
actualizada. Esto dificulta aún más la permanente actualización de este
tipo de instituciones.
Aunque los Institutos Técnicos Agropecuarios, Industriales y Comerciales preceden al modelo INEM, estos
se habían planteado más la importancia de la formación de cuadros técnicos para el desarrollo del país que
la diversificación de opciones para los estudiantes. El modelo INEM pone énfasis en este tema en cuanto
política educativa.
Estos convenios funcionaban antes del convenio de articulación entre el SENA y la SED. Tienen, a su vez, un
funcionamiento diferente al del convenio 005.
jóvenes. Esta asociación y división del trabajo permite cumplir con dos
objetivos importantes para los jóvenes: capacitarlos para el trabajo y
desarrollar habilidades amplias y complejas para enfrentarse al mundo
postsecundario a través de la construcción de sujetos críticos y con
pensamiento tecnológico. Desarrollar la capacitación para el trabajo
fuera de la escuela permite elevar la empleabilidad de los jóvenes sin
sobrecargar a la institución escolar con funciones que no le son propias
y que muy difícilmente pueden cumplirse a cabalidad y con calidad en
el ámbito escolar. Esto constituye una buena muestra de articulación y
colaboración interinstitucional.
Antes de la selección del énfasis a comienzos del grado 11, no hay una
exploración de los estudiantes que les permita relacionarse previamente
con los contenidos y propósitos que ofrece cada uno de ellos. El mecanis-
mo empleado para la selección del énfasis consiste en una serie de pruebas
cuyo propósito es identificar los intereses y aptitudes de los estudiantes
frente al énfasis con el que se pueden asociar. Además de las pruebas, los
entidades que les permitan aplicar lo que han aprendido y conocer la diná-
mica real del mundo del trabajo y sus procesos. Sin embargo, la limitación
de estas prácticas no tiene que ver solo con la falta de gestión de las mis-
mas, sino también con la edad de los estudiantes (en general no sobrepasa
los 17 años), que restringe las posibilidades de comprometer a entidades
interesadas en pasantes.
En grado noveno, a los estudiantes se les presentan los tres cursos ofre-
cidos por el centro de capacitación y visitan los talleres. Al ingresar a gra-
do décimo, tienen la opción de decidir si quieren estudiar alguno de los
programas de formación laboral ofrecidos o si desean continuar con su for-
mación exclusivamente académica. En otras palabras, la capacitación labo-
ral es totalmente voluntaria, y no forma parte de los requisitos escolares.
Igualmente, la opción de tomar determinado curso es también voluntaria y
depende exclusivamente de los intereses de los jóvenes. Esto permite que
los estudiantes siempre puedan cursar el programa que ellos seleccionan,
ya que la flexibilidad de la oferta de formación laboral permite acomodar
horarios y grupos de atención para los requerimientos de los estudiantes.
En este sentido, los estudiantes son una especie de clientes para el centro
de capacitación, ya que este se adapta a las necesidades de horario de los
jóvenes.
No obstante, pese a la libre opción por el curso, la edad a la que lo hacen
–aproximadamente 15 a 16 años– sigue siendo muy prematura para recibir
formación laboral. Pero este es un problema del sistema educativo y no del
modelo en particular.
a una propuesta de política de media. Tanto los avances y logros como las
debilidades y carencias de estos modelos brindan un panorama de lo que
se puede hacer en el nivel medio, lo que resulta pertinente, lo que se debe
evitar, etc.
Estos aprendizajes pueden ubicarse en diferentes áreas:
1. Los problemas comunes: a la luz de las diferentes experiencias surgen
algunos problemas y limitaciones que ayudan a identificar áreas pro-
blemáticas de la educación media, como la edad de los estudiantes, du-
ración de la media y la financiación de la formación, ya sea tecnológica
o laboral.
2. Las funciones y la diversificación de la educación media: los propó-
sitos de cada una de las diferentes experiencias aportan al debate en
torno a si la media debe estar orientada a una formación más general o
si debe propiciar espacios de formación para el trabajo. Cuáles son las
implicaciones de una u otra opción, es la reflexión a que debe apuntar
este tema.
3. La organización y gestión institucional: el conocimiento y análisis de
diferentes tipos de alianzas entre instituciones educativas y entidades
de investigación, empresas o instituciones de capacitación laboral, para
la formación de los estudiantes –sea esta laboral o más general– es un
valioso aprendizaje de este tipo de experiencias.
4. La organización curricular y la práctica pedagógica: las formas en que
los diferentes colegios integran o articulan la teoría y la práctica dentro
de sus currículos, y la manera en que lo traducen a su práctica pedagó-
gica es un aporte al aprendizaje de cómo y en qué situaciones innovan
las instituciones educativas.
Problemas comunes
Pese a que estos modelos han puesto sus esfuerzos en mejorar la cali-
dad de la formación que reciben sus estudiantes, existen obstáculos que
trascienden su quehacer y que limitan sus posibilidades de ofrecer mejores
opciones formativas a sus estudiantes. Una primera limitación que merece
especial consideración es el tema de la edad de los estudiantes que ingre-
san y egresan de la media y, por tanto, la duración de la misma.
Los jóvenes que cursan este nivel, por lo general, están entre 15 y 17 años.
Esta edad tiene serias implicaciones en el proceso formativo. En primer lu-
Las experiencias aquí señaladas muestran que los jóvenes están obligados a adaptarse a las opciones que
su colegio logra brindarles sin tener la oportunidad de seleccionar, explorar y profundizar en otros campos.
En esta área, el principal aprendizaje son las alianzas que las institucio-
nes educativas generan para mejorar la oferta educativa, ya sea para com-
plementar el proceso seguido en la escuela o para mejorar e innovar las
prácticas en la institución.
Las alianzas institucionales y los programas conjuntos establecidos en-
tre los colegios y otras organizaciones no escolares permiten a la institu-
ción educativa flexibilizar su oferta y enriquecer sus programas. Una de
las formas que pueden tomar este tipo de alianzas es la asociación entre la
escuela formal con instituciones no formales con trayectoria y calidad en la
formación laboral. Este tipo de alianza tiene varias ventajas:
1. Ni la escuela ni la institución no formal se saturan de funciones. La
escuela se dedica al desarrollo y fortalecimiento de una formación in-
tegral, mientras la institución no formal se concentra en brindar capa-
citación laboral. Por tanto, la escuela no necesita exagerados recursos
humanos, de dotación y equipamiento especializado, para ofrecer una
educación que permita el desarrollo de un pensamiento lógico y crítico,
así como de otras habilidades básicas como la autonomía, el liderazgo,
el trabajo en equipo, la solución de problemas, etc.
2. Las instituciones de educación no formal tienen mayor flexibilidad
para actualizar, renovar y modificar su oferta con rapidez y pertinencia.
Estas instituciones tienen la facilidad y el interés –incluso la obliga-
ción– de mantener un conocimiento actualizado del mercado de tra-
bajo. Tal conocimiento les permite crear nuevas ofertas o modificar las
que tienen para adaptarlas a las cambiantes necesidades del mundo
del trabajo. Además, pueden tener mayor experiencia o ventajas en la
consecución de recursos para financiar la dotación de los talleres y au-
las especializadas en la formación para el trabajo. Estas condiciones le
permiten plantear diversidad de ofertas para que el estudiante tenga la
oportunidad de elegir y, de igual manera, insertarse positivamente en el
mercado laboral o en la educación superior.
Empleamos el término profesional sin que él mismo aluda exclusivamente a una formación uni-
versitaria de ciclo largo. Entendemos profesión aquí como una actividad permanente u ocupación
que desempeñan las personas regularmente como medio de vida, y que está basada en un acer-
vo de conocimiento que permite a la persona aplicarlo y tener cierta autonomía y capacidad de
desarrollo tanto en la aplicación como en el conocimiento mismo. En este sentido, la trayectoria
profesional de una persona es cambiante y dinámica, y articula tanto la formación como el des-
empeño en el trabajo.
Es claro que el concepto de cultura para el trabajo que proponemos no puede ser reducido a la
formación técnica ofrecida en escasas instituciones ni a programas de capacitación y formación
para el trabajo que complementan la formación académica general, que aunque pudiesen mejo-
rar las opciones de algunos egresados en el mercado de trabajo, no dan cuenta de la diversidad
y complejidad de oportunidades postsecundarias de educación y de trabajo, y son de escasa
utilidad para la mayoría de egresados.
Como se verá en el desarrollo posterior del texto, tanto el ámbito político como el institucional
tienen un rol en la construcción de la cultura para el trabajo. No obstante, en principio cabe
anotar que esta invita a una transformación de los imaginarios en torno al trabajo de los propios
sujetos de la escuela, así como de las concepciones respectivas en el nivel central del sistema
imprescindible que estas dos instancias se articulen para lograr una verda-
dera transformación de la media, en la cual los jóvenes:
1. Se apropien de un conocimiento y desarrollen una capacidad crítica e
interpretativa del mundo del trabajo.
2. Amplíen el panorama y conozcan diversas opciones de desarrollo pro-
fesional, articulando en ello la formación a lo largo de la vida y el tra-
bajo.
3. Tengan información sobre el mercado de trabajo, pero sobre todo que
aprendan a buscarla y gestionarla con el objeto de tomar decisiones y
encontrar oportunidades reales frente a su futuro postsecundario pro-
fesional.
4. Desarrollen habilidades básicas para el ejercicio profesional antes que
para un oficio específico.
Para que estos propósitos sean posibles, la cultura para el trabajo esta-
blece tres dimensiones de acción interdependientes para la educación me-
dia. Estas dimensiones fortalecen la función de orientación propia de este
nivel, facilitando la transición de los jóvenes al mundo postsecundario, al
menos en lo que compete a la esfera del trabajo y la formación:
1. Orientación socioocupacional, que busca que los jóvenes conozcan las
opciones que tienen una vez terminado su ciclo educativo medio, las
analicen, e identifiquen intereses y expectativas que se concreten en un
proyecto en el ámbito del trabajo y la formación.
2. Prácticas pedagógicas cuyo protagonista sea el estudiante, que propen-
dan sobre todo a generar autonomía en los jóvenes y la capacidad de
seguir aprendiendo, así como otras habilidades básicas para el desem-
peño en el mundo del trabajo (habilidades comunicativas, para el tra-
bajo en equipo, liderazgo, solución de problemas, etc.). Aunque esta
dimensión no es exclusiva del nivel medio, resulta esencial para con-
educativo. Las representaciones y expectativas sobre el mundo del trabajo son dinámicas y muy
diversas pues varían en función de las experiencias subjetivas de los actores y de los aspectos
situacionales por los que atraviesan. Las ideas que tienen los actores institucionales sobre el
trabajo intervienen de forma directa en la cultura para el trabajo. Por ejemplo, para los adultos
de la escuela –docentes, directivos, etc.–, la idea del trabajo suele estar más ligada a la crisis
y desaparición de los empleos ‘estables y dignos’ que ofrece un panorama desolador y deses-
peranzador; para el nivel central, el trabajo está más ligado al desempeño de un oficio para el
cual la escuela debe formar en pro de mejorar las condiciones de los jóvenes. Ninguna de las
dos nociones asume la complejidad del mundo del trabajo. La transformación de estas implica
un proceso complejo y de largo aliento, de reconstrucción de la propia cultura escolar y las con-
cepciones que la guían. En otras palabras, el desarrollo de la cultura para el trabajo no puede
reducirse a meras fórmulas o cambios estrictamente técnicos dentro de la media.
Orientación socioocupacional
Cognitiva
Educación media
Dimensiones de
Socialización
La orientación socioocupacional
Este viraje desde los contenidos hacia las capacidades implica el de-
sarrollo de un currículo diferente y orientado a la interdisciplinariedad.
Es importante aclarar que la interdisciplinariedad no niega la existencia,
validez o pertinencia de las disciplinas; más bien llama al diálogo entre las
mismas a partir de problemas concretos y oponiéndose a la fragmentación
del conocimiento, y al asignaturismo, con el objeto de entender las disci-
plinas como herramientas para aproximarse y comprender el mundo.
Este currículo interdisciplinario debe apuntar al desarrollo de un pen-
samiento científico-técnico y crítico que promueva habilidades para la in-
los actores –y más concretamente los docentes– son un elemento clave del
cambio. La tradicional formación docente –y por tanto su cultura– basada
en una pertenencia disciplinaria rígida, aislada y fundamentada en conte-
nidos, no resulta conveniente para la generación de procesos curriculares
interdisciplinarios y el desarrollo de capacidades. Es imprescindible pro-
mover las habilidades del pensamiento tecnológico en los propios docen-
tes, de modo que puedan desarrollarlas con sus estudiantes: la capacidad
para la investigación educativa, la sistematización, la experimentación
pedagógica, el trabajo en equipo, la autoevaluación, etc., son condiciones
indispensables para el cambio pedagógico en las escuelas. Como lo propo-
ne Hargreaves (2003), los docentes deben constituirse en los catalizadores
de la sociedad del conocimiento, lo cual implica reconfigurar su profesión
para que aprendan nuevas formas de enseñar, diferentes incluso, de aque-
llas en las cuales ellos mismos fueron formados, y que apunten a promover
los nuevos objetivos de aprendizaje. En este contexto, desarrollar la ca-
pacidad de trabajo colaborativo y cooperativo entre docentes resulta vital
para esta nueva profesionalidad, en especial para construir a partir de una
inteligencia colectiva.
“La inteligencia colectiva implica una transformación en el modo que tenemos de pensar acerca
de la capacidad humana. Sugiere que todos somos capaces y no solo unos pocos; que la inteli-
gencia es algo múltiple y no cuestión de resolver el rompecabezas con una sola respuesta; y que
nuestras cualidades humanas para el compromiso emocional y la imaginación son tan importan-
tes como nuestra capacidad para convertirnos en expertos técnicos” (Brown, y Lauder, citado en
Hargreaves, 2003: 39).
años noventa, los profesores tienen ahora más trabajo, mayor regulación
y estandarización de su tarea, mayores distracciones de su tarea esencial
dada la heterogeneidad y la complejidad de la población que atienden, la
burocracia de los procesos, y menores ingresos y estímulos a su tarea. De
tal manera, si el gobierno no proporciona apoyo, brinda las condiciones y
estimula nuevas formas de enseñanza, comunidades de aprendizaje y, en
general, promueve mejores condiciones en los docentes, será muy difícil
generar procesos pedagógicos alternativos y pertinentes a las exigencias de
la sociedad del conocimiento, que sean sostenibles y generalizables a todo
el sistema educativo. Así, aunque en principio urge un cambio en la con-
cepción de los docentes acerca de los procesos de enseñanza-aprendizaje,
que deje atrás el tradicional estilo de ‘dictar clase’ limitado a horas-aula,
es necesaria una transformación del sistema escolar y su administración.
Aun logrando que un profesor se convenza de las ventajas de las nuevas
formas de enseñanza, al encontrarse día a día con la misma estructura y
con las mismas dificultades organizativas de su institución y del sistema
educativo, corre el riesgo de regresar a la antigua rutina con la que había
conseguido manejarse en el sistema (González, 1996). Por ejemplo, si el
reglamento de la institución, los horarios, la reacción del equipo directivo,
de compañeros y compañeras y de padres y madres de familia, le dificul-
tan salir fuera del aula y de la escuela; usar el tiempo de clase de forma
alternativa; encontrar espacios para el pensamiento interdisciplinar y para
la innovación, etc., lo más probable es que acabe por renunciar a los retos
que le impone este tipo de procesos.
La transformación de la cultura del aprendizaje debe llevar a una articu-
lación entre niveles educativos, donde el desarrollo del pensamiento tec-
nológico sea gradual y progresivo. En esta perspectiva, la educación media
es el nivel donde las habilidades propias de este pensamiento se concretan
de forma más compleja, posibilitando el manejo de trayectorias postsecun-
darias en los jóvenes.
En este contexto, las nuevas formas de enseñanza centradas en el apren-
dizaje se caracterizan por crear situaciones o ambientes de aprendizaje
vinculados al desarrollo real de la acción, esto es, relacionar el conoci-
miento con contextos cercanos a la realidad, de modo que el estudiante se
aproxime al ‘afuera’ y desarrolle su capacidad estratégica para hacer frente
a este mundo, a la vez que se le muestra la utilidad del conocimiento, lo
cual tiene efectos motivadores hacia el proceso de aprendizaje haciéndolo
significativo en la vivencia diaria.
Una segunda característica de estos métodos pedagógicos es la condi-
ción del estudiante como participante activo y constructivo de su proceso
de aprendizaje: buscará solución a problemas concretos en condiciones
Modelos como el INEM, el CASD, los centros diversificados CEDIT Y CEDID, etc., aunque apos-
taron a una diversificación, esta siempre fue abordada desde la separación entre lo técnico y lo
académico. Aunque, de facto, los egresados de estas instituciones podían ingresar a la educa-
ción superior, las áreas técnicas de estos modelos estaban pensadas y diseñadas para el ingreso
al mercado de trabajo de la población de menores recursos económicos, dándole especial énfa-
sis a lo práctico e instrumental, incluso apuntando a la especialización en un oficio específico de
los estudiantes en el área cursada. De esta manera, aunque las experiencias aportan valiosos
aprendizajes para el análisis y las políticas en torno a la diversificación, tienen limitaciones en
torno a las opciones que puede abrir a los estudiantes.
para este paso, pues se ignoran las opciones que ofrece el mundo que se
abre, así como la naturaleza de las ocupaciones, profesiones y los roles
que se pueden ejercer. Las pocas opciones formativas que se conocen están
ligadas a carreras universitarias tradicionales y a algunos ámbitos de la
formación para el trabajo. Muchos jóvenes que no encuentran formas de
canalizar sus intereses e iniciar una trayectoria se ven sometidos a la frus-
tración por falta de oportunidades.
Estos mismos jóvenes se enfrentan además a un futuro incierto donde
los patrones económicos y de relaciones sociales tradicionales están des-
apareciendo y transformándose aceleradamente. La mayor inestabilidad
y menor predictibilidad hacen que las habilidades y conocimientos sean
rápidamente obsoletos, con lo cual muchos de los contenidos que se apren-
den en la escuela pierden su validez cuando el joven se enfrenta al mundo
postsecundario. Es necesario entonces tomar conciencia de estos cambios
y de los nuevos requerimientos para los jóvenes. En este ámbito, la orien-
tación tiene un papel privilegiado y vital.
La OCDE define la orientación como
las actividades dirigidas a ayudar a las personas de todas las edades,
en todos los momentos de su vida, a tomar una decisión sobre educa-
ción, formación y profesión y a gestionar su trayectoria profesional. La
orientación profesional ayuda a los individuos a reflexionar sobre sus
ambiciones, sus intereses, su cualificación y sus capacidades. Les ayuda
a comprender el mercado laboral y los sistemas educativos, y a relacio-
nar estos conocimientos con lo que saben sobre ellos mismos. Una orien-
tación profesional integral intenta a enseñar a las personas a planificar y
a tomar decisiones sobre su vida laboral y la formación que implica. La
orientación profesional hace asequible la información sobre el mercado
laboral y las oportunidades de formación, organizando y sistematizando
esta información y haciendo que esté disponible en el momento adecua-
do, cuando las personas tienen necesidad de ella (OCDE, 2004:19).
Son cada vez menos las personas asignadas a la labor de orientación de los colegios. Además,
aun cuando este tema merece un estudio más profundo, varios testimonios de docentes y de las
propias orientadoras indican que su rol no está claro en muchas instituciones educativas. Tienen
a su cargo tareas tan diversas y heterogéneas como atender casos especiales de problemas aca-
démicos, disciplinarios, familiares, distribuir refrigerios escolares, encargarse de los programas
de preparación para el examen de estado, acompañar a los estudiantes en la selección para el
servicio militar, conseguir y distribuir información sobre carreras universitarias y otros programas
de formación, colaborar en eventos escolares, etc. Parece que su labor está en suplir las necesi-
dades de la escuela que no están explícitamente a cargo de nadie más.
miento y análisis de profesiones que tienen que ver con su área, incor-
porando elementos de orientación en el desarrollo de sus proyectos de
área o aula por medio de la experiencia, etc.).
2. En la localización: el inicio de los programas de orientación en el currí-
culo escolar puede variar de acuerdo con los objetivos. Pueden iniciar-
se desde la primaria surtiendo procesos de identificación de habilida-
des y relación con el mundo adulto desde la infancia; pueden ubicarse
en la secundaria como una forma de iniciar la planeación de la carrera
o pueden restringirse a la educación media con el objeto de identificar
profesiones posibles y seleccionar las opciones de formación más perti-
nentes. De acuerdo con la OCDE (2004), “en un contexto de aprendizaje
a lo largo de toda la vida, existen fundados argumentos a favor de que
la orientación profesional se inicie desde la enseñanza primaria”.
3. En las prácticas: es necesario que las estrategias de orientación se desa-
rrollen a partir de prácticas atractivas para los jóvenes, que promuevan
su participación. A pesar de que las conferencias, charlas, difusión de
material, etc., tienen un alto valor informativo, se requiere generar es-
pacios donde el joven tenga un rol activo y experimente situaciones
que lo acerquen a reflexionar, identificar, cuestionar y definir su pro-
yecto profesional (por ejemplo, estrategias como juegos de roles, simu-
laciones, procesos de indagación autónoma, grupos de discusión, etc.)
• Coordinación
• Misión del programa
• Estándares de desarrollo de carrera
• Descripción del programa, que comprenda los procesos;
las actividades; los participantes, el staff; y los tiempos
de desarrollo
• Estructura del programa que explicite el coordinador, el
personal, los recursos y dotación necesarios, el presu-
puesto y el plan administrativo
• Programación
• Evaluación (Haché, L., Redekopp, D. y Jarvis, P.S. 1996).
En América Latina, la matrícula en los últimos años de la secundaria se duplicó entre 1990 y
2002, de 21 a 43 millones de estudiantes (IIPE-UNESCO, 2005). Varios países de América Latina
han modificado sus ciclos educativos: Brasil, tiene ocho años de escolaridad básica y tres de
educación media; Chile tiene ocho años de básica y cuatro media, mientras Argentina cuenta
con un ciclo básico de nueve años y un nivel medio de tres, siendo estos dos últimos los únicos
países de la región que han establecido el ciclo medio obligatorio.
plazos entre 60.000 y 80.000 nuevos cupos en este nivel educativo; y, por
otro, que lo ofrecido a los jóvenes en este nivel debe estar adecuado a sus
necesidades y no a la simple titulación para el acceso a la universidad.
No obstante, cualquier planeación en términos de cobertura y en cual-
quier otro ámbito de política educativa requiere un sistema de información
que ofrezca datos coherentes y confiables. El país y la ciudad carecen de
información fiable que permita establecer metas y planes. Las cifras son
incoherentes entre entidades y en las entidades mismas. No parece haber
acuerdo en las definiciones de los indicadores; por tanto, las series esta-
dísticas no tienen el rigor requerido. En consecuencia, un tema de primera
importancia en una política educativa en general, y particularmente en la
educación media, es establecer un sistema de información con indicadores
claros y series organizadas que ofrezca un panorama más certero de los
recursos y necesidades del nivel.
Una vez estén claras las cifras alcanzadas y las metas de cobertura, nada
se logra si el aumento de cobertura que se plantee como horizonte se orien-
ta al mismo tipo de educación media existente. Se requiere una vez por
todas asumir el reto de prolongar el ciclo educativo, acompañando este es-
fuerzo, por supuesto, de una nueva concepción curricular, propia del nivel
medio, y nuevas modalidades de enseñanza-aprendizaje.
“La matricula temprana en la educación media bogotana, entendida como la de todos aquellos
jóvenes que estudian grado 10 antes de los 16 años o egresan del bachillerato antes de los 17
años, es del 20,8%, es decir, que una quinta parte de nuestros bachilleres obtienen título a una
edad temprana” (González, J. y Bonilla, R., 2003:4).
Este importante objetivo educativo no puede lograrse en sistemas ‘dualistas’ de educación se-
cundaria, caracterizados por desigualdades de estatus educativo y social entre las modalidades
de índole ‘académica’, orientadas a la educación superior, y las ‘técnicas o profesionales’, co-
múnmente consideradas educación de segunda clase o educación para pobres.
Práctica común y reconocida en el caso del Examen de Estado y de los Ecaes, correspondien-
te a estrategias de instituciones y programas de preparar o ‘entrenar’ a sus estudiantes para
aumentar sus puntajes en estas pruebas, sin que el aumento en los puntajes conlleven una
mejor calidad de la educación recibida, sino la intención de incrementar el estatus social de
la institución, lo que favorece su ventaja competitiva en el mercado de las matrículas. En este
caso, el propósito formal de los Ecaes no se cumple, aunque los instrumentos se apliquen. Prima
entonces el formalismo y el instrumentalismo sobre lo sustantivo. Otra situación posible es el
caso de programas cuya opción intelectual y pedagógica sea muy distinta o divergente de aque-
lla que comporta (implícita o explícitamente) el instrumento de medición, lo que puede conducir
a la paradoja de bajos puntajes en programas de alta calidad reconocida, y buenos puntajes en
programas de menor calidad relativa, en virtud de las limitaciones o arbitrariedades inherentes
al instrumento utilizado. El instrumento es incompetente para identificar y valorar las diversas
innovaciones curriculares y pedagógicas, diferentes a la formación tradicional, que conforman lo
sustantivo de la ‘calidad’ de la educación. En este caso, es evidente la deslegitimación no solo
del instrumento particular, sino de la política general de medición de la calidad de la educación
superior. La mala calidad, o inadecuación, de los instrumentos actúa en contra de los objetivos
deseados. Los medios se oponen a los fines. Gómez, (2003). Examen de los ECAES. Universidad
Nacional de Colombia, Instituto de Investigación en Educación.
Para un ejemplo de esto, en el caso de los INEM, ver Gómez, V. M., 1995.
Páginas web
ICFES-SNP www.icfes.gov.co
Ministerio de Educación Nacional (MEN-SNIES) www.mineducacion.gov.
co
MyFuture. Australia’s career information service. www.myfuture.edu.au
Porta 22. Barcelona activa. www.porta22.com
The Real Game. www.realgame.com
Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SI-
TEAL) www.siteal.iipe-oei.org