Está en la página 1de 6

Trauma en el niño

¿Qué es un trauma?

El trauma físico está vinculado a una avería que sufre el cuerpo. Una herida es técnicamente la
interrupción de la extensión continuada de las mucosas o de la piel, lo que genera que el interior
corporal quede comunicado con el exterior.

¿Que hacer?

Evaluación primaria de ITLS (International Trauma Life Support)

Valoración de la escena

Precauciones estándar, peligros, número de pacientes, necesidad de recursos adicionales y


mecanismos de lesión.

Evaluación inicial

Impresión general, hemorragia externa incontrolada, nivel de conciencia, vía aérea, respiración y
circulación.

Revisión rápida de trauma (DCAPPBLSTIC)

Cabeza y cuello: Trauma facial mayor, abrasiones, edema, penetración, enfisema subcutáneo,
distensión yugular, desviación traqueal.

Tórax: Asimetría, movimiento paradójico, contusión, penetración, TIC ruidos respiratorios, tonos
cardiacos.

Abdomen: Contusión, penetración, dolor a la palpación, rigidez, distención.

Pelvis: Dolor al tacto, inestabilidad, crepitación (TIC).

Extremidades superiores/inferiores: Deformidad e inflamación aparentes TIC (pulso, movilidad,


sensibilidad).

Espalda: Lesiones aparentes, dolor a la palpación, deformidad.

SAMPLE: Sintomas, alergias, medicación, patología previa, ultima ingesta, eventos previos.

Terminando la revisión rápida de trauma, se transferirá al niño a una tabla espinal realizando el
rodamiento de la misma forma que en el adulto y aprovechando la maniobra para explorar la
espalda. Se coloca un collarín de tamaño adecuado si se dispone de él, y se sujetarán el cuerpo y la
cabeza a la tabla espinal.
Triangulo de evaluación pediátrica

Apariencia general

 Tono muscular (normal/anormal)


 Interacción con el entorno (normal/anormal)
 Mirada (normal/anormal)
 Consuelo (normal/anormal)
 Lenguaje/llanto (normal/anormal)

Trabajo respiratorio

 Ruidos respiratorios (normal/ronquidos, estridor, sibilantes)


 Postura (normal/anormal)
 Aleteo nasal (ausente/presente)

Circulación cutánea

 Palidez (ausente/presente)
 Moteado (ausente/presente)
 Cianosis (ausente/presente)

Cosas importantes a tener en cuenta a la hora de actuar

Comunicación con el niño y la familia

Cuando se trata de niños, es importante que los padres estén presente y se le den a estos
instrucciones sencillas para actuar ya que esto permite que podamos tener un mayor
acercamiento al menor y esté un poco más confiado además de que este nos puede proporcionar
información de vital importancia para atenderlo cabe resaltar que se le considera padres a
cualquier mayor encargado del niño, también tener en cuenta que al momento de acercarse a un
niño es mejor agacharse a su altura para evitar intimidarlo.

Con respecto al consentimiento de los padres en caso de existir lesiones graves, la asistencia
urgente debe proporcionarse de inmediato aunque los padres no estén presentes. Ante la duda,
se debe atender y trasladar al niño crítico aún sin consentimiento, sin olvidarse de justificarlo
debidamente en el caso clínico.

Equipo pediátrico

Las cintas de reanimación pediátrica permiten tener una estimación del peso del niño según su
estatura, e indican para cada caso el tamaño del material y las dosis de medicación adecuados.

Mecanismos de lesión frecuentes

Los niños suelen ser lesionados como consecuencia de caídas, accidentes de vehículos de motor,
atropellos, quemaduras, obstrucciones de la vía aérea por cuerpo extraño, ahogamientos o
maltrato. En los niños pequeños, la cabeza es la parte más grande y pesada del cuerpo, y por ello,
lo primero que se golpea en una caída. Afortunadamente, cuando la caída se produce desde una
altura inferior a 1 metro no suele provocar lesiones craneales serias. En el caso de los accidentes
de vehículos de motor, sobretodo de los cinturones de seguridad no se utilizan adecuadamente,
no es infrecuente que ocurra el síndrome del cinturón de seguridad con lesiones en hígado, bazo,
intestino y/o columna lumbar.

Evaluación de la vía aérea

Al inicio de la evaluación, se debe estabilizar el cuello del niño con las manos manteniéndolo en
posición neutra. No hay que perder tiempo colocando un collarín cervical hasta haber terminado
la Evaluación Primaria de ITLS. La inspección de la vía aérea es más sencilla en niños que en
adultos. A pesar de que la lengua es más grande, y de que las estructuras son más blandas y se
obstruyen más fácilmente, existen otras características que hacen que su manejo sea más fácil. Los
neonatos, por ejemplo, son de respiración nasal obligada, por lo que la aspiración de secreciones
nasales con una pera de succión puede salvarles la vida.

Si existiera alguna obstrucción, se realizara la maniobra de tracción mandibular sin movilizar el


cuello. Esto ayudará a elevar la lengua y a despejar la vía aérea. En caso de que existan secreciones
o vómito en faringe posterior se procederá a su aspiración. La colocación de una cánula
orofaríngea ayudará a mantener la vía aérea abierta (ver capítulo 5). Si se produce la rotura de un
diente, debe confirmarse que se ha retirado de la boca para evitar posteriores obstrucciones. Los
niños pequeños presentan un occipucio prominente, que en decúbito supino puede favorecer la
flexión del cuello provocando la obstrucción de la vía aérea. Para evitarlo, se puede colocar un
almohadillado bajo el torso del niño.
Ventilación artificial

La mano de un adulto puede fácilmente obstruir la vía aérea o lesionar los ojos del niño, por lo que
a la hora de ventilarlo hay que prestar atención a la colocación de las manos del rescatador. Con el
dispositivo de BM conectado a una fuente de O2 y a un flujo de 10 a 15 L/min, se administrarán
ventilaciones de 1 segundo de duración aproximadamente, intentando aplicar la mínima presión
necesaria para que el tórax se eleve con cada ventilación. La frecuencia de las ventilaciones debe
ser alrededor de 20 por minuto en los menores de 1 año, 15 por minuto para mayores de 1 año,
10/min para adolescentes.

Evaluación de circulación

Los pulsos braquial y femoral suelen ser fácilmente detectables en los niños, mientras que el
carotideo no lo es. Un pulso periférico también fácil de detectar en los niños es el pulso pedio y
puede causar menos ansiedad que el pulso femoral. Como regla general, un pulso débil con una
frecuencia cardiaca por encima de 130 suele ser un signo de shock en todos los niños excepto en
neonatos.

Control de hemorragias

El volumen sanguíneo normal de un niño es aproximadamente de 80 a 90ml/Kg, uno de los errores


que se suelen cometer es el de utilizar vendajes, toallas, o prendas de vestir demasiado
voluminosas, que absorben volúmenes importantes de sangre pudiendo enmascarar una
hemorragia potencialmente grave, además de impedir una compresión directa adecuada. Las
manos (con guantes) y un paquete de gasas estériles son las mejores herramientas para ejercer
compresión directa, firme y constante sobre el foco de sangrado, una vez controlado, puede
colocarse un vendaje más apropiado que tendrá que ser reevaluado con frecuencia.

Shock hemorrágico

La hemorragia intracraneal raramente es causa de shock, pero puede serlo en los niños muy
pequeños, aunque no es frecuente. Evidentemente, las lesiones externas son una causa
importante de pérdida de sangre. El shock temprano (a menudo denominado shock compensado)
es mucho más difícil de diagnosticar en un niño que en un adulto. Sus potentes mecanismos de
compensación hacen que el sea capaz de mantener presiones sanguíneas normales aún
presentando hemorragias importantes. El indicador más fiable de shock en los niños es la
taquicardia persistente.

En presencia de shock (compensado con presión arterial normal, o descompensado con presión
arterial baja), el niño precisa fluidoterapia de reanimación. Tras establecer un acceso intravenoso
del mayor calibre posible, se debe administrar un bolo inicial rápido de 20 mL/Kg de suero salino
fisiológico, seguido de un segundo si no existiera respuesta.

Traumatismo craneoencefálico

Es la causa de muerte más frecuente en el paciente pediátrico. Afortunadamente, para un mismo


grado de lesión, la evolución del traumatismo craneoencefálico en el niño es mucho mejor que en
adultos.

Hay 3 prioridades a tener en cuenta en el manejo del TCE:

1. Administrar oxígeno: La lesión cerebral incrementa el metabolismo celular y disminuye el


flujo sanguíneo en, al menos, parte del cerebro. Por ello, todos los pacientes pediátricos
con un TCE deben recibir oxígeno al 100%.
2. Mantener una presión arterial normal: El oxígeno tiene que ser transportado por la
sangre hasta el cerebro, por lo que el reconocimiento precoz de los signos de shock
(taquicardia y signos de hipoperfusión).
3. Prevenir broncooaspiración: Para reducir las probabilidades de que el niño vomite, se
debe realizar la maniobra de Sellick siempre que el niño tenga que ser ventilado con un
dispositivo de BM o durante los intentos de intubación orotraqueal, dicha maniobra
consiste en aplicar presión con el dedo pulgar e índice sobre el cartílago cricoides, situado
inmediatamente por debajo del tiroides.

Traumatismo torácico

Debido al pequeño tamaño de su tórax, la diferenciación de los ruidos respiratorios entre ambos
hemitórax puede resultar complicada. Los niños pequeños tienen el cuello corto y grueso. Esto
puede dificultar el reconocimiento de los signos indirectos de un neumotórax a tensión, como la
distensión yugular o la desviación traqueal. En caso de que se desarrolle un neumotórax a tensión,
la punción con catéter puede salvar la vida del paciente.

La pared torácica de los niños en edad preadolescentes es muy elástica. Las fracturas costales, el
taponamiento cardiaco o la rotura de aorta, son lesiones raras en este grupo de edad. Sin
embargo, es frecuente la contusión pulmonar.

Traumatismo abdominal

La segunda causa más frecuente de muerte por trauma en los niños es el traumatismo abdominal
contuso con lesión de órganos sólidos y hemorragia interna. En los niños el hígado y el bazo son
relativamente grandes y sobresalen por debajo de las costillas de forma que quedan expuestos a
posibles traumatismos. Ante un niño en shock con traumatismo contuso y sin signos evidentes de
sangrado, la decisión debe ser “cargar y llevar”.

Trauma espinal

Si la cabeza del niño está debidamente estabilizada con un dispositivo de RME, no es necesaria la
colocación de un collarín cervical. Los menores de ocho años necesitarán un almohadillado bajo
el torso para mantener el cuello en posición neutra.

Asientos de seguridad infantil

Una vez realizada la evaluación, si el asiento de seguridad está intacto y no se encuentran


lesiones, se puede utilizar el propio asiento para trasladar al niño, sujetando la cabeza con un
almohadillado. En caso de existir serias lesiones, o si el asiento de seguridad no puede retirarse del
vehículo, se extraerá al niño del asiento para proceder a su inmovilización mediante aplicación de
RME.

También podría gustarte