Breve panorámica de las tiazidas y los diuréticos tiazídicos
Conozca la utilidad de estos medicamentos de prescripción frecuente, además
L
as tiazidas, como la clorotiazida y la hidroclorotiazida,
así como los diuréticos tiazídicos como la indapamida y
la metolazona, se prescriben con frecuencia en el
tratamiento de los procesos siguientes:
• Hipertensión.
• Edema por insuficiencia cardíaca o síndrome nefrótico.
• Diabetes insípida (especialmente la nefrogénica).
• Edema asociado al embarazo.
• Edema y ascitis secundarios a cirrosis.
Las tiazidas reducen la reabsorción de sodio y de cloruro en
la porción ascendente del asa de Henle y en el túbulo distal
de la nefrona, incrementando de esta manera la eliminación
renal de sodio, cloruro, agua, potasio y calcio. En la diabetes
insípida disminuyen de manera paradójica el volumen de
orina e incrementan la concentración de la orina en el riñón,
lo que, a su vez, aumenta la reabsorción de agua y de sodio
en los riñones.
Atención a los riesgos
Las tiazidas conllevan ciertos riesgos:
Las reacciones adversas son frecuentes. Las dosis terapéuticas
pueden dar lugar a alteraciones electrolíticas y metabólicas, con
aparición frecuente de agotamiento de potasio. Otros problemas
son la alcalosis hipoclorémica, la hipomagnesemia, la
hiponatremia, la hipercalcemia, la hiperuricemia, la hiperglucemia
y la elevación de las concentraciones de colesterol. Además,
el paciente también puede presentar fotosensibilidad.
Las contraindicaciones o precauciones relativas a las
tiazidas se aplican en las situaciones siguientes:
• Hipersensibilidad al medicamento. En estos casos, se debe
evitar su uso.
• Anuria. Evitar su uso.
• Lactancia materna. Las tiazidas se pueden eliminar con la
leche materna, de manera que las mujeres en fase de lactancia
no deben consumirlas.
• Niños. La seguridad y la eficacia de las tiazidas no han sido
demostradas en los niños, de manera que se deben evitar en
ellos.
• Nefropatía grave, alteración de la función hepática o
hepatopatía progresiva. Se deben utilizar con prudencia.
• Embarazo. Es necesario ser prudentes en el uso de tiazidas
durante el embarazo, ya que pueden atravesar la placenta y se
han asociado a cuadros de trombocitopenia en el recién
nacido.
• Edad avanzada. Se deben utilizar con la dosis menor
posible. La disminución de la tasa de filtración glomerular
que acompaña al envejecimiento puede retrasar su
eliminación en la orina.
de los riesgos que pueden conllevar.
Consideraciones de enfermería
• Usted debe controlar de manera regular los consumos y
las eliminaciones del paciente, así como sus concentraciones
séricas de electrólitos.
• Tiene que pesar al paciente cada mañana después de que
ha realizado la micción y antes de que tome el desayuno; el
paciente debe ser pesado siempre vistiendo el mismo tipo de ropa
y ha de emplearse la misma escala, para valorar fiablemente su
respuesta al tratamiento diurético. (Es importante enseñar al
paciente cómo hacerlo, incluso después de recibir el alta.) Las
disminuciones del peso corporal superiores a 0,9 kg/día indican
una diuresis excesiva.
• Controle las concentraciones de glucosa en sangre en los
pacientes con diabetes, pues los diuréticos pueden dar lugar
a hiperglucemia.
• Compruebe regularmente las concentraciones de nitrógeno
ureico sanguíneo y de creatinina; si están aumentadas, avise al
médico. Además, es necesario que valore las concentraciones
de ácido úrico y que descarte que el paciente presente signos
y síntomas de gota.
• Administre las tiazidas por la mañana para evitar la
nicturia; el paciente debe mantener al lado de la cama un
orinal simple o en forma de silla.
• Recomiende el consumo de alimentos ricos en potasio, o de
suplementos de potasio, según lo prescrito, para el
mantenimiento de una concentración sérica de potasio aceptable.
• Eduque al paciente respecto a las razones del tratamiento
diurético y a la importancia de su cumplimiento.
• Revise los efectos adversos del tratamiento y estimule al
paciente para que comunique rápidamente los problemas que
pueden surgir, especialmente los episodios de dolor en el tórax,
la espalda o las piernas; la disnea o las dificultades para respirar;
el incremento del edema o del peso corporal, y la disminución
del peso corporal superior a 0,9 kg/día. También es importante
educarle respecto a las reacciones de fotosensibilidad.
• Enseñe al paciente a tomarse la medicación a primera hora
de la mañana, para evitar la micción nocturna. Es
recomendable que tome la medicación junto con alimentos
para minimizar la irritación gastrointestinal.
• Recomiende al paciente que consuma alimentos ricos en
potasio y que evite la sal de mesa y los alimentos con un
elevado contenido de sodio, como los fiambres, la carne
ahumada y el queso curado.
• Eduque al paciente para que cambie de postura lentamente;
por ejemplo, cuando se levanta desde la posición de tumbado.
• Eduque al paciente para que consulte a su médico antes de
tomar cualquier otro medicamento, incluyendo los fármacos
que no necesitan receta y los productos de herbolario.
• Eduque al paciente para que acuda a las visitas de
seguimiento, con objeto de que se pueda determinar la
efectividad del tratamiento. N
Adaptado de Rapid-Fire Drug Facts, Lippincott Williams & Wilkins, 2004.
Nursing. 2008, Mayo 33