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Mi parte de Quimera

Los signos lingüísticos y paralingüísticos, y la música

Del texto escrito se desprende la conclusión del enigma de la totalidad de la obra. Como
es surrealista, a primera vista los diálogos son incoherentes, incluso en el final
permanece la sensación esquelética de no haber alcanzado la cumbre del significado o la
intención de la obra. Es por ahí donde partimos para pensar en su montaje: lo que
nosotras intuimos a la par de las imágenes poéticas, fue un momento de despedida,
palpable, intenso, e inevitablemente corto. La primera palabra del texto es PUERTA, la
que le sigue es el primer diálogo en el cual Enrique dice “Adiós” y le responden seis
voces que dicen desde adentro “adiós”. Imaginamos el primer garabato de la barrera
entre el adentro y el afuera, entre el ido y el que quedó, entre Enrique y su cálida
familia. Incluso, entre la vida y la muerte, si forzamos las primeras pistas.

La razón por la que nos atrevemos a pensar simbólicamente en la presencia de la muerte


en la obra es la exorbitante intensidad emocional en los discursos de los personajes. Por
ejemplo, la forma en la que se despide la mujer de Enrique, su esposo, podría nombrarse
excesiva, en contraste con la situación que nos presentan. Si Enrique solo fuera a irse de
viaje un tiempo, a una aventura cualquiera, para luego regresar, por qué eso habría de
generar repercusiones de una magnitud que podría decirse alcanza los tonos altos y
drásticos de la tragedia. A partir de esta pregunta, el hilo oculto de la trama ya está
tomado: tal vez Enrique no regresará. Más que una premisa, es una posibilidad, es un
futuro contenido aun en la andanza presente. La ambigüedad es mantenida hasta el final,
sin dar al lector el lujo de gozar la muerte expuesta ante la banalidad del mundo como
un trofeo o un espectáculo.

Por lo tanto, proponemos, en escena, acentuar la superficie de la historia que es la


despedida. No habrá varianza en el diálogo, y la intensidad dramática no será solo
transmitida por la palabra, sino por la forma en la los personajes dirán sus líneas. Será
violento, y con una emoción a flor de piel. Como la obra es corta, es también compacta.
En este sentido, tiene más acorde con la poesía que con la narración: es como ver paso a
paso, línea a línea, palabra a palabra, las diferentes perspectivas para contemplar una
única imagen. Además, que empieza como terminará y termina como lo que desde un
principio iba a suceder. Todo reposa en lo mismo. Se desentraña una emoción que la
comparten todos los personajes, es la ilusión que se ve interferida por un impedimento,
que resulta incumplible. La obra se debate entre ambos mundos: entre la vida y la
muerte, la realidad y el sueño. En efecto, a través del texto, cada personaje luce de
manera distinta su propia desesperación, angustia, y nunca se sabe si la respuesta es
ilusión o desilusión. Creo que no es ninguna.

Los personajes son Enrique, el viejo, la mujer y la niña. También hay seis voces que son
la representación de los seis hijos de Enrique. Como son sólo voces sin nombre dan la
impresión de multitud. Un relleno de felpa, piedra, pluma, cemento, cualquier material,
porque jamás son vistos afuera de la casa. Podría entenderse como un peso a cargar (que
se quedará sin dueño) como la sensación de vacío. En una parte el viejo le dice a
Enrique, son tus hijos. Él responde que son seis. Y hablan de que son muy distintos.
Estas voces, además, piden de regalo a su padre animales distintos. Nuevamente, es
extraño: ¿son distintos, pero no lo suficiente como para ser llamados por su nombre?
Sobre el nombre, es interesante que el único que tiene uno es Enrique, lo cual es como
escoger un punto donde se concentra la luz en una pintura.
Esta parte del trabajo está dedicada al significado que se desprende del texto escrito,
es decir de la palabra y la forma en la que es utilizada. Hemos entendido la totalidad
del texto de Federico García Lorca como un poema dramático. En el sentido de que
representa un momento humano que es la despedida. El texto está contruido bajo un
sentido simbólico, es decir que hay una relación en donde hay dos planos: uno es el de
la superficie, el que sí se dice, y el otro que permanece oculto. En el proceso de
descubrirlo, notamos que lo que entendimos en primera instancia como una
despedida, albergaba también la idea de muerte, al menos, la posibilidad de ella
implícita. Nos atrevemos a pensar esto por la intensidad dramática en los dsicursos de
los personajes. Por ejemplo, el discurso de la mujer está cargado de emoción podría
decirse excesiva si el caso fuera que su marido está yéndose simplemente de viaje.
Dice, por ejemplo, “no me olvides”. Y en su línea más larga dice: “podría tragarte como
un botón”, “tú estarás abrigado en cambio yo dormiré sola en la cama”. Ella se
lamenta por la ausencia de Enrique como si fuera a ser eterna. Se entiende que está
por perder la potencia de Enrique. Tal vez, se volverá chiquito como un botón y no
existirá más Enrique.

El personaje del viejo es enigmático. Juzgando lo que dice, acerca del ciclón, del
caballo, se podría pensar que está loco. Pero más allá de eso, creemos que representa
el vacío y la muerte misma. El viejo ya no tiene nada y ya no es nada. Y en su discurso
parece adoptar la postura del sabio, como si lo que estuviera por vivir Enrique, él ya lo
hubiera vivido antes. Entonces, es aquel que intenta convencer a Enrique de irse al
otro lado pero al mismo tiempo parece que quisiera que lo haga “bien”, que no deje
nada sin terminar. Por eso, cuando el viejo le pregunta “¿No olvida nada?, Enrique
responde “Todo lo dejo perfectamente organizado”.
Enrique: “Me pesa esta ausencia”
El viejo: “Peor es que todo ante y que el río suene. Peor es que haya un ciclón”
En este sentido, peor es para la persona que se queda en vida y tiene que sobrevivir el
ciclón, o sea el desastre, la pena de la ausencia y del cambio.
Sin embargo,

El viejo: “jajaja, todo el mundo y tú el primero creen que lo importante de un ciclón


son los desastres que produce y yo creo todo lo contrario. Lo importante de un
ciclón…”
Enrique: “Vamos, van a dar las seis de un momento a otro”.
Lo realmente importante de la obra, entonces, no puede decirse. Así como el viejo
tampoco pudo. Entonces, la única forma de acceder a la idea de muerte es a través de
un lenguaje poético. La muerte no puede decirse.
Nuestra propuesta es entonces mostrar al público el plano de la superficie. Es decir, el
momento de la despedida, que se hace muy explicito por ejemplo con la repetición de
la palabra “adiós”. Y, además, por eso como música hemos escogido un bolero. Una
canción que se llama “Piensa en mí” de Luz Casal. Esta es la forma que tenemos de
acentuar la idea de despedida, pues los boleros son la máxima expresión de despedida
trágica. De despecho, de desamor, de ruptura. Y son tan trágicos y potentes, que en las
letras se proyecta esta idea de “me voy a morir”. Por ejemplo, enesta ue escogimos
que ahorita la hago sonar, dice en una parte “cuando quieras quitarme la vida, no la
quiero, para nada, para nada me sirve sin ti”. Entonces juega con los mismos tópicos
de la obra. Y alberga también la tragedia oculta que conlleva a primera vista una
simple despedida. Sí, entonces, nuestra propuesta es mantener el plano de la historia
de la superficie, la despedida, e insinuar el significado profundo a través de la música, a
través del texto y a través de los signos paralingüísticos (la intensidad dramática con la
que se dirán los textos, especialmente, la mujer, y la niña al final cuando llora
desesperada porque su padre ya se fue).

Lo que dice el viejo. El mendigo es la carencia. Se sabe que algo perdió y que ahora no
es nada.
Ciclón.
Ausencia versus el ciclón. El ciclón es el desborde.

Enrique, en la trama, deja un vacío. El vacío es el viejo.

Todos quieren algo de Enrique. Son multitud, él, la cabeza.

Obra surrealista.
Es como un poema. Un poema sobre un momento que es un tiempo de despedida y
todo lo que aquello genera.
La palabra Adios. Conlleva la posibilidad de muerte. Y esto se ve además en la
intesidad por ejemplo de la mujer por la despedida del marido. Se deja implícita la idea
de que su ida es trágica. En ese sentido, no importa el hecho de que se vaya a la sierra.
Esa es una idea propia de la superficie.
Hay una ambigüedad. Dos planos: una superficie y una profundidad que no se
menciona explícitamente. Pero mediante la palabra se insinúa. Sin embargo es propia
de decir lo “no importante”. La forma en la que se revela principalmente es en escena.
También, para hacer más accesible al público el significado que le hemos encontrado a
la obra, hemos decidido hacer un signo principal el de la música. Vamos a resaltar la
importancia de la música: la canción que hemos escogido es un bolero. Y el bolero es la
canción por excelencia del despecho, de la ruptura, de la despedida, del adiós. Ese es
el hito, el acto principal de la forma en la que entendemos la obra. Y arrastra tras de sí
todo lo que hay detrás de los simbolismos. Principalmente, la idea de muerte y de
vacío. Entonces el afuera, como fue explicado por Celeste, representa el eapcio de la
sombra, de la muerte. Y adentro es la calidez. Sin embargo la obra cobra una
ocmplejidad con aquel contraste: el adentro no es necesariamente algo puramente
bueno, sino que

Explicar un poco el simbolismo.


Enrique: “Sí, una ardilla para ti y además cinco pájaros que no los haya tenido antes
ningún niño”.

Como si fuera a ser la última vez. Que tiene que ser “único”.
Por eso, que son distintos.

Los caballos. Virilidad. Un poder incontrolable, más bien que se debe controlar. Deber
de un hombre, supongo.

“El tren no está vivo”. Pasa y ha pasado.


Como Enrique se irá en un tren, se da a entender que ya “ha pasado”, ya no está, ya no
existe.

Leemos la obra desde los ojos de lo que quedó. De la pena inmensa que se siente con
aquel vacío. Esa tranción, sabemos que lo que importa es lo que quedará que ya no se
ve en la obra. Pero así, la poesía va un paso adelante del futuro que está albergado en
las palabras.

“Lo recordaré hasta que muera”

Viejo a Enrique: “Peor es que todo ande y que el río suene. Peor es que haya un ciclón”
Lo convence del momento de muerte.

Lo importante no son los desastres que produce. Lo importante de un cicl´pn…

Y no termina de decirlo. Esto es simbólico, el silencio es simbólico porque lo que viene


después no puede decirse y en la obra no se ve tampoco. Y lo no dicho es la muerte. La
única forma de abarcarlo es con la poesía.

Las seis. Es la línea, es el punto que representa la muerte inevitable.

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