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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS


ESCUELA DE LITERATURA

TRABAJO FINAL
La muerte y el yo poético en tres poemas de Concierto animal (1999) de Blanca Varela

Aura Estefany Pariente Verde

Ciudad universitaria, 03 de diciembre del 2019


INTRODUCCIÓN
Blanca Varela es una de las poetas más importantes del Perú, desde su primera
publicación hasta la última es evidente la calidad y el valor literario de su poesía no
solo para la generación a la que perteneció o de la que fue testigo hasta sus últimos
años, sino hasta la actual. Si bien los académicos han realizado estudios sobre la
poética de sus poemarios más conocidos como Ese puerto existe (1959) o Canto
villano (1978), es muy poca la atención a sus últimas publicaciones. Por ello, el
presente análisis está centrado en Concierto animal. El motivo de la elección está
relacionada a la actividad poética de Varela, se eligió este poemario debido a la
importancia temporal en el cual fue escrito y publicado. Es importante resaltar que si
bien es un caso particular, en este poemario es muy estrecha la relación entre vida y
creación literaria.
Para entrar en contexto es importante señalar determinadas fechas que marcan un
antes y un después dentro de la poesía de Varela. Se sabe que El libro de barro (1993)
fue el último poemario publicado antes del trágico acontecimiento que marcó a la
poeta, esto se dio en 1996. Ya habían pasado tres años de ausencia literaria cuando
Blanca sufre la pérdida de su segundo hijo Lorenzo en un accidente aéreo. No es hasta
el año de 1999 que retorna la imagen de Blanca dentro de la poesía peruana. Los seis
años de ausencia desde la publicación de 93’ hasta Concierto animal y a los tres años
desde el suceso trágico, permiten afirmar la marcada huella de afección de dicho
suceso y el profundo sentimiento desgarrador en su nueva poesía.
Sin duda, la pérdida de un ser querido y mucho más la de un hijo para una madre es un
hecho que cambia la vida a la persona. Como queda testificado, Concierto animal es
resultado de ese quiebre de la infinita relación entre madre e hijo y la imagen de la
existencia pesada de vivir a la ausencia del ser amado. Por tanto, en el presente
trabajo se abortará dentro de tres poemas seleccionados la relación existente del yo
poético con la muerte y se identificará rasgos que permitan configurar una poética. Los
métodos utilizados son el análisis retórico y el de la semiótica tensiva. El presente
trabajo tiene como fin ampliar los estudios literarios y subrayar la importancia de la
compresión poética que es el primer paso para acercarse a la lectura de todo tipo de
poesía.
ANÁLISIS DE “MORIR CADA DÍA UN POCO MÁS…”
Morir cada día un poco más
recortarse las uñas
el pelo
los deseos
aprender a pensar en lo pequeño 5
y en lo inmenso
en las estrellas más lejanas
e inmóviles
en el cielo
manchado como un animal que huye 10
en el cielo
espantado por mí

INVENTIO

El presente poema pertenece al conjunto de los mismos titulado Concierto animal


publicado en 1999 y que destaca por ser el poemario con el cual Blanca Varela retorna
luego de años de ausencia, su última publicación fue en 1993 con El libro de barro. Esta
ausencia permite observar cambios si bien no temáticos sí en la expresión, el cual se
torna más desgarradora y más profunda en comparación a los anteriores poemarios
de Varela y estos cambios están asociados a lo acontecido en 1996 al sufrir la pérdida
de Lorenzo, uno de sus dos hijos que tuvo con Fernando de Szyszlo. Por tanto, en
Concierto animal (1999) es notorio la profundidad desde el cual se evoca para
transmitir sentimientos de dolor físico y psíquico, la existencia de vivir en ausencia del
ser amado, la muerte en vida, lo cual dota de una notoria carga personal a su poesía lo
que permite separar dicho poemario de los anteriores que abordan temáticas oscuras
y existencialistas, pero desde cierta distancia. En particular, “Morir cada día un poco
más”, aborda el tema de la vida como un camino unidireccional hacia la muerte, donde
cada día asegura un paso más cerca de esta y donde la existencia es insignificante en
comparación al universo más allá de la vida.
Partiendo desde la construcción semiótica, el poema permite configurar dos espacios
desde el cual el yo poético proyecta sus afectos en tanto se encuentra vinculado a la
vida. Se identifica ambos espacios con sentimientos negativos al no observar interés en
la vida, es decir, se tinta de cierto estoicismo que solo espera la muerte y el espacio del
cielo que percibe en este también una carga negativa de rechazo por ambos espacios.
EXTERIOCEPTIVO
VIDA/TIERRA/ABAJO MUERTE/CIELO/ARRIBA
Vivir es estar cerca de la muerte, Morir asociado al cielo, Pensar en lo
Existencia insignificante infinito
INTERIOCEPTIVO
DISFÓRICO DISFÓRICO
“aprender a pensar en el cielo/
“morir cada día un poco más”,
manchado como un animal que huye”,
“recortarse las uñas/el pelo/los deseos”
“en el cielo/espantado por mí”

DISPOSITIO

El poema constituye una sola estrofa, formado por doce versos donde su concisión
evidencia una de las características de la poesía de Varela, puesto que los temas
profundos son tratados con cierta dureza y logra decir tanto con tan pocas palabras.
En el poema es evidente el tema de la muerte y la relación que tiene el yo poético con
esta. Parte de enfatizar esta vinculación reside en colocar en el primer verso una
alusión directa que apertura el desarrollo del poema: “Morir cada día un poco más”.
Este morir, tal como se observa en los versos siguientes, se expresa en las parte físicas
(las uñas, el pelo) como en lo psíquico o psicológico (los deseos). Lo que enlaza el
tercer y cuarto verso con el segundo está en la acción de recortar, lo que en términos
sinonímicos es limitar, reducir, escatimar. Por tanto, el morir del yo poético reside en
la reducción de lo físico como lo no físico. Es así como los cuatro primeros versos están
organizados y valorados de forma disfórico. Lo anterior incluye también la acción de
aprender, tal como se observa en el quinto verso. A partir de este quinto verso hasta el
décimo segundo es donde se organiza el tema de la relación del yo poético sobre la
muerte (la idea), es decir, en estos versos el yo poético al sentir en sí mismo la muerte
como estado de deterioro y limitaciones se enfoca como una preparación (“aprender a
pensar…”) de lo que hay más allá, y en ese pensamiento se reconoce ínfimo en
comparación al vasto universo, al inmenso cielo, las estrella lejanas. Esto permite dar
cuenta de los espacios claramente organizados por el yo lírico: lo arriba y lo abajo, el
cielo y la tierra, la muerte y la vida. Pero es importante subrayar que dicha
organización no son disímil en la configuración afectiva. El penúltimo verso del poema
es prueba de ello al evocar que el cielo está manchado, no es inmaculado, y lo
compara con un animal.

ELOCUTIO

En el poema se emplea la antítesis en el verso “aprender a pensar en lo pequeño y en


lo inmenso” como una forma de referenciar la complejidad de la vida y lo externo a
ella, lo pequeño tiene la carga semántica y simbólica de representar todo lo que rodea
a la tierra y lo que significa ella dentro del universo entero, donde este a su vez
representa lo inmenso.
La evocación a la estrella es significativa al calificarla como lejana e inmóvil, esto
funciona como un contraste a la posición del yo poético, pues para el sujeto en la tierra
las estrellas representan lo inalcanzable, pero se diferencian por su motricidad.
El espacio ideal del cielo, símbolo religioso, es reinterpretado al construir una imagen
manchada y que es capaz de asustarse de lo humano, un espacio que huye de las
personas como un animal que huye de un cazador. El cielo de Blanca Varela está
personificado con la intención de rechazar al yo poético, para no ser el yo quien
rechace el cielo, que es el espacio virtual que según creencias alberga una vida no
terrenal. De esta forma, el yo poético intenta justificar su morir, el rechazo del cielo, su
rechazo a la vida (pero continuar viviendo).

ANÁLISIS DE “SI ME ESCUCHARAS…”


Si me escucharas
Tú muerto y yo muerta de ti
Si me escucharas

Hálito de la rueda
Cencerro de la tempestad 5
Burbujeo del cieno

Viva insepulta de ti
Con tu oído postrero
Si me escucharas

INVENTIO
En este poema es evidente la referencia de la muerte de su hijo Lorenzo y el gran daño
afectivo que representa para Varela su ausencia. La muerte está aludida de forma
explícita y asegura la hipótesis de sentimiento del vivir y sentir morir en el yo poético.
Partiendo de configurar el mundo del yo poético en un binomio, se logra constituir la
idea de un mundo real de tiempo presente cargado de afectos negativos y un mundo
imaginario o virtual donde la acción principal (escuchar) se concreta y el cual
evidentemente sería eufórico.

EXTERIOCEPTIVO: COMUNICACIÓN
MUNDO REAL MUNDO VIRTUAL
No comunicación con los muertos Comunicación con muertos
Solo comunicación entre vivos Deseo de estar muerta para comunicarse
INTERIOCEPTIVO
DISFÓRICO EUFÓRICO
“Yo muerta de ti”, “Viva insepulta de ti“ “Si me escucharas”

Además, es posible observar que existe una relación de opuestos entre el yo poético y
su receptor. El yo al hallarse vivo intenta comunicarse con el receptor no vivo, la
posibilidad de que el receptor reciba el mensaje del yo poético es incierto, por ello en
el yo poético es evidente el deseo de no permanecer viva para lograr esta
comunicación, es la vida lo que separa e imposibilita el reencuentro comunicativo con
su receptor.

EXTERIOCEPTIVO: COMUNICACIÓN
YO POÉTICO RECEPTOR
Vida Muerte
Comunicación limitada Comunicación nueva/diferente
INTERIOCEPTIVO
DISFÓRICO EUFÓRICO

DISPOSITIO
El poema consta de tres estrofas de tres versos cada uno. El tema está desarrollado de
la siguiente manera: en la primera estrofa el yo poético femenino da cuenta de su
situación (“muerta de ti”) y de su alocutario (“tú muerto”) y expresa el deseo o anhelo
de ser escuchada para lograr una comunicación concreta, se infiere que la súplica (“si
me escucharas”) parten de la constante silenciosa a los llamados del yo hacia su
receptor.
En la segunda estrofa, el yo poético explica las formas que toma lo que expresa (hálito,
cencerro y burbujeo) que va desde lo más simple como un susurro a lo más profundo
como un grito de desgarramiento. Estas formas de comunicación son reflejo de los
afectos que embargan al yo poético ante la imposibilidad de ser oída.
En la última estrofa, retorna el yo poético a describir su estado psicológico (viva
insepulta de ti”) que ya estaba en el segundo verso de la primera estrofa, pero en esta
se evidencia el estado real del yo en contraposición a su estado no real (imaginario), es
decir, se reconoce viva frente al verso anterior (“yo muerta”). Los dos últimos versos,
finalmente, refuerzan el ruego hacia el receptor y da paso a la posibilidad de concretar
la comunicación gracias al último medio físico del receptor: el oído que traspasa el
mundo real.

ELOCUTIO
El poema funciona como una súplica hacia el receptor que no está físicamente en el
mundo desde el cual el yo poético lo evoca. Es importante la reiteración de la acción
“escuchar” dispuestos en el primer, tercer y último verso en modo subjuntivo donde el
condicional ayuda a marcar el anhelo de una comunicación entre ambos sujetos (“si
me escucharas”).
Es resaltante la figura del retruécano para demostrar los estados de los personajes (el
yo y el receptor) y configurar una relación de causa ante el empleo de dicho recurso
retórico: “tú muerto y yo muerta de ti”. Es notable, además, que el verso propone
subrayar la palabra “muerte” y la imagen de su receptor (“tú” y “de ti”), donde esta
enfatización del sujeto expreso tiene la intención de notar su ausencia dentro del
mundo del yo poético. Lo mismo sucede en el verso séptimo, se hace uso del
pleonasmo para remarca el estado físico del yo (viva insepulta) marcado por la
emoción de reclamo, se toma el verso como una queja hacia la vida porque no lograr
ser oída por su receptor puesto que él ya no pertenece más al mundo de los vivos.

ANÁLISIS DE “ESTA MAÑANA SOY OTRA…”


Esta mañana soy otra
Toda la noche
El viento me dio alas
Para caer

La sin sombra 5
La muerte
Como una mala madre
Me tocó bajo los ojos

Entonces dividida
Dando tumbos 10
De lo oscuro a lo oscuro
Giré recién llegada
A la luz de esta línea

En pleno abismo
Abriéndose
Y cerrándose 15
La línea
Sin música
Pero llamando
Sin voz
Pero llamando 20
Sin palabras
Llamando
INVENTIO
En este poema es reconocible que el yo poético configura su mundo en un cuadro
depresivo y retrata la pérdida de su sentido existencial al mencionar la luz como un
nuevo mundo que la transforma. Tomando como contexto central la muerte de su hijo
Lorenzo, el poema evidencia el estado anímico de Varela, sumamente desgarrador y
oscuro, donde la luz la llama a seguir la muerte. Por tanto, es posible configurar dos
tiempos a partir del yo antes y después de cruzar el abismo depresivo.

EXTERIOCEPTIVO: ESTADO DEL YO POÉTICO


VIDA MUERTE
Noche, Oscuridad, Abismo, Caída Mañana, Luz, Línea, Llamada
INTERIOCEPTIVO
DISFÓRICO EUFÓRICO
“Dando tumbos de lo oscuro a lo oscuro” “Soy otra”

DISPOSITIO
El poema está compuesto por cuatro estrofas, cada uno con distinta cantidad de
versos, pero que de forma conjunta configura el desarrollo de la psicología del yo
poético en el transcurso de la noche a la mañana. Esta transformación del yo poético
señalado desde el primer verso (“esta mañana soy otra”) tiene sus causas en la
aparición de la figura de la muerte y la llamada indirecta (“sin voz”) de esta con el
objeto de culminar el viaje del abismo hacia la luz.
En la primera estrofa ya se evidencia el tiempo y estado de enunciación del yo poético,
es decir, se pronuncia pasada la transformación de la oscuridad a la luz. Es así como
desde ese espacio da cuenta de la causa de este suceso: en la noche se vio hundida en
un estado depresivo (“me dio alas para caer”). En la segunda estrofa, se conoce que la
causante de dicho estado de abandono existencial se debe a la muerte (“me tocó bajo
los ojos”). En la tercera estrofa, se retrata la situación límite que vivió el yo poético,
sometida en una encrucijada sin salida (“dividida/ dando tumbos/ de lo oscuro a lo
oscuro”) que permite la acción de ir hacia la luz. En la última estrofa, acontece el
llamado de la muerte que busca dirigir al yo poético hacia la línea de luz.

ELOCUTIO
Este poema es altamente metafórico. La principal relación está en el abismo, lo oscuro
y la luz. Los dos primeros evocan la situación afectiva del sujeto poético, ambas
palabras evidencian un cuadro de depresión severa. Es importante señalar que el
espacio temporal de la noche refuerza este estado, puesto que es cotidiano que los
pesares existenciales tengas lugar en plena oscuridad de la noche. También es
resaltante el recurso de la antítesis en el tercer verso de la primera estrofa, puesto que
toma lugar a la acción de volar no como un ascenso, sino su contrario. Esto permite
situar al yo poético como un ave que va en picada hacia el abismo de la depresión y el
sinsentido de la vida. Dentro de la imagen de la luz, la presencia de la muerte tiene
lugar al ser denominado con el epíteto “la sin sombra” y que irradie cierta luz que sería
el tránsito de la vida hacia la muerte. Además, la representación del abismo que se
abre y cierra tiene sentido en tanto el yo poético permanece indeciso hacia seguir el
llamado de la muerte, pero se sabe ya por el primer verso de la primera estrofa que el
“soy otra” tiene significación de haber dado el paso de la vida hacia la muerte.

CONSTRUCCIÓN POÉTICA
Los tres poemas analizados en el presente trabajo permiten construir una relación
significativa del yo poético de Blanca Varela con la muerte en el contexto de su
poemario Concierto animal. Es preciso señalar que los poemas con temáticas más
sobrias y desgarradoras tienen lugar en dicho poemario y que las formas poéticas de
concisión y exactitud de la palabras –y que además no son tan complejas- permite
asegurar que la poesía de Varela en 1999 se caracteriza por el dolor, la ausencia y la
constante muerte.
En el primer poema son evidentes los pensamientos vinculados a la muerte con el yo
poético, la cual está marcada por una carga negativa, pero no existe el rechazo a la
muerte, sino una actitud de espera impaciente. En el segundo poema se observa que la
relación con el receptor es notorio y lo que permite vincular a la muerte con este
poema es la estado no vivo de su receptor que afecta al yo poético a tal grado de
sentirse morir ante su ausencia. Finalmente, el tercer poema se desarrolla en un
estado de profundo abismo emocional sin salida donde la muerte es la luz que genera
la calma de una mañana.
CONCLUSIONES
La inconmensurable pérdida que sufre Blanca Varela en 1996 tinta de sombrías su
poesía desde un plano más personal donde el sufrimiento da como resultado un
poemario importante como lo es Concierto animal publicado tres años luego de dicha
pérdida. Los poemas “Morir cada día un poco más”, “Si me escucharas” y “Esta
mañana soy otra” permiten reflejar el estado de desgracia que vivió Varela y del cual
se nutrió para producir aquellos poemas y otros tan notables pertenecientes al mismo
poemario. La elección particular de estos poemas parte de resaltar la estrecha relación
de vida y muerte en la consciencia poética de Varela y el significado de la vida luego de
sufrir una pérdida.

BIBLIOGRAFÍA
Fernández, J. (Productora). (2016). Sucedió en el Perú: Blanca Varela. [serie de
televisión]. Lima, Perú: TV Perú.
Muñoz, O. (2005). El sujeto poético: últimos acordes en Concierto animal de Blanca
Varela. Anales de Literatura Hispanoamericana, 34, 235-247.
Varela, B. (1999). Concierto animal. Lima: PEISA
Varela, B. (2001). Donde todo termina abre las alas: Poesía reunida (1949 – 2000).
Madrid: Galaxia Gutenberg
Yaringaño C., E. P. (2015). El desgarramiento en la poesía de Blanca Varela (tesis de
pregrado). Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle La
Cantuta, Lima, Perú.

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