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El Entrenamiento Táctico y Decisional en El Deporte PDF
El Entrenamiento Táctico y Decisional en El Deporte PDF
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INTRODUCCIÓN
Duarte Araújo
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2.1. Acoplamiento percepción-acción
2.7. Conclusión
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Luis Miguel Ruiz Pérez y Carlos Avilés Villarroel
Luis García González, Fernando del Villar Álvarez y M.Perla Moreno Arroyo
5.1.1. Cuestionarios
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DINÁMICA ECOLÓGICA
6.5. Conclusiones
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Alexander Gil Arias y Fernando del Villar Álvarez
7.3.1. Vídeo-feedback
7.3.2. Cuestionamiento
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CAPÍTULO 9. DESARROLLO DE LOS PROCESOS COGNITIVOS Y
DECISIONALES EN VOLEIBOL DE ALTO NIVEL
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10.3. Ejemplo de aplicación de un programa de entrenamiento decisional
basado en el vídeo-feedback y el cuestionamiento
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12.2.1. Etapas de desarrollo de la pericia
12.3.1. Diagnóstico
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13.4. Esquema de trabajo para el desarrollo de programas de entrenamiento
perceptivo
Luis Miguel Ruiz Pérez, José Antonio Navia Manzano y Aixa Ruiz
Amengual
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CAPÍTULO 1 6. APLICACIÓN DEL PENSAMIENTO TÁCTICO EN LA
OPTIMIZACIÓN DE LA ACCIÓN DE JUEGO
David Cárdenas Vélez, José César Perales López y Francisco Alarcón López
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17.5.4. Cuando el orden es importante
BIBLIOGRAFÍA
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La relación entre ciencia y deporte se plantea en los últimos años desde una
perspectiva más integradora, dada la coexistencia más frecuente entre
investigadores y entrenadores, y el mayor acercamiento entre lo que se
investiga en los laboratorios y lo que se aplica en el terreno de juego, todo
ello como consecuencia del gran desarrollo de la investigación aplicada al
entrenamiento deportivo y los exitosos resultados que ello ha producido.
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investigadores y a entrenadores, que trata de fundamentar los principios que
explican el comportamiento táctico del deportista durante la competición, a la
vez que desarrollar aplicaciones prácticas para el entrenamiento decisional en
el deporte, elaboradas desde el conocimiento del propio deporte y con las
limitaciones de la realidad de la acción táctica, que por su carácter emergente
e interactivo presenta grandes dificultades metodológicas para su
investigación.
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Dado el carácter formativo que tiene el texto, hemos creído oportuno
realizar un repaso en los capítulos 5 y 6 de los métodos e instrumentos de
investigación, utilizados desde las diferentes perspectivas epistemológicas.
De este modo el texto se detiene tanto en la medición del conocimiento del
deportista, como de su comportamiento táctico emergente en el contexto real
de juego, ofreciendo con ello una panorámica completa de la evaluación de
los procesos decisionales en el deporte.
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desarrollo de la pericia cognitiva, a través de la ejemplificación del
entrenamiento decisional realizado con jóvenes deportistas. Los autores
muestran de forma detallada el proceso seguido durante una sesión de
entrenamiento táctico-decisional con jóvenes jugadores de tenis.
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planificación de la carga mental en el entrenamiento deportivo, con el
objetivo de formar un deportista adaptativo que sepa utilizar decisiones más
racionales o más intuitivas en función de las características de la acción de
juego.
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1.1. Aportaciones de la psicología cognitiva al estudio de la toma de
decisiones en el deporte
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diferencias existentes entre distintos niveles de pericia, y aunque estas
descripciones son las precursoras de futuras teorías, se plantea la necesidad
de un mayor esfuerzo por ir más allá de la descripción hacia la compresión y
la predicción (Williams y Ward, 2007), y de esta forma poder generar teorías
explicativas de este proceso decisional.
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distintas etapas, como la identificación de estímulos, la toma de decisión, la
selección de la respuesta, la programación y posterior ejecución de la
respuesta (Schmidt y Lee, 1999).
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tengan tiempo suficiente para planificar, iniciar y ejecutar una acción de
forma exitosa (Williams, Ward, Smeeton y Allen, 2004).
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además sobre información más "rica" (Moran, 2009). La base de estos
postulados está en que conocer mejor dónde centrar la atención proporcionará
información al deportista para tomar decisiones más rápidas y más acertadas,
ya que el reconocimiento de situaciones conocidas y la estructuración de
información perceptiva en conjuntos y modelos significativos acelera los
procesos relacionados con la identificación del estímulo (Hodges, Starkes y
MacMahon, 2006), y en este sentido, una característica de los deportistas
expertos es su capacidad de hacer juicios valorativos a partir de información
visual anterior (Jackson y Mogan, 2007).
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los elementos más importantes para predecir la actuación del rival son el
lanzamiento de la bola, el segmento brazo-raqueta y el impacto de la bola,
mientras que para golpes de fondo el comportamiento visual se centra en la
parte central del cuerpo (alrededor de la cintura y la cadera), así como en la
raqueta y en el punto de impacto con la pelota, siempre en elementos previos
al impacto con la bola, utilizando elementos distales para predecir y anticipar
las intenciones del oponente (dirección del golpeo, trayectoria y bote de la
bola) y en consecuencia poder decidir antes (Jackson y Mogan, 2007; Mann,
Williams, Ward y Janelle, 2007; Moran, 2009; Williams, Huys, Cañal-
Bruland y Hagemann, 2009). Estas aproximaciones plantean la necesidad de
mejorar y entrenar el comportamiento visual hacia elementos invariantes
dentro de los golpeos (Ward, Williams y Bennett, 2002), algo que sucede de
forma estable en distintas acciones y en distintas modalidades deportivas.
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longitud de los procesos cognitivos posteriores que intervienen en el
procesamiento de la información. En este sentido, tiempo de reacción y
comportamiento visual están altamente relacionados, de forma que el tiempo
de reacción podría reducirse mediante la práctica y la experiencia, ya que
mayores niveles de práctica suponen una mayor base de conocimiento de la
tarea descartando eventos menos probables según jerarquías de probabilidad.
Al extraer los índices relevantes de la escena deportiva se podría producir una
respuesta más rápida mediante la reducción de la carga de procesamiento de
información, destacando la necesidad de conocer índices informativos
relevantes en cada tarea. A través de una lectura correcta de los estímulos
visuales se puede producir una rápida toma de decisiones, una eficaz
selección de la respuesta y una respuesta más precisa, es decir, una mayor
eficiencia en los estadios de procesamiento de la información (Luis, 2008).
En este sentido, trabajos como el de Tu, Lin y Chin (2010) plantean que el
tiempo de procesamiento de información estaría medido desde la aparición
del estímulo hasta la primera señal detectada en un electromiograma (EMG)
y conocido como tiempo de reacción premotor (PRT), de forma que el tiempo
de reacción está más influido por procesos centrales (como la velocidad de
procesamiento de la información) que por procesos periféricos, si bien esta
perspectiva tiene en cuenta la toma de decisiones como forma de reacción
ante un estímulo concreto, pero no cómo decisión que tendrá consecuencias.
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perceptiva con la capacidad cognitiva.
Uno de los conceptos que trata de reflejar cierta relación entre los aspectos
perceptivos y algunos procesos cognitivos es el término quiet-eye (Vickers,
2007, 2009) que se refiere a la fijación final sobre el objetivo durante la fase
preparatoria del movimiento y antes del inicio del propio movimiento, y que
se asocia a un ajuste de los parámetros finales del movimiento que se va a
ejecutar y se relaciona con la cantidad de programación cognitiva requerida,
pudiendo estar en función de la dificultad de la respuesta, y asociando la
duración del quiet eye con ejecuciones exitosas (para una revisión sobre el
término quiet eye y todos los conceptos relacionados, Vickers, 2007, 2009).
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En este sentido, se presentan términos como conocimiento táctico o
habilidades cognitivas, que se conciben como los procesos de razonamiento y
pensamiento en tomo a las decisiones tomadas durante una competición o
situación real de juego, que abarca todo el conocimiento que un jugador tiene
sobre su deporte, incluyendo patrones de juego ofensivos o defensivos,
competiciones pasadas, etc. y que están almacenadas en la memoria. Thomas,
French y Humphries (1986) conceptualizaron el rendimiento experto en el
deporte como un producto complejo de conocimiento cognitivo sobre la
situación actual y los acontecimientos del pasado, combinados con la
capacidad del individuo de producir las habilidades deportivas necesarias. La
información sobre los acontecimientos actuales y pasados se utilizará para
planificar acciones futuras y predecir sucesos de juego. Estas estructuras de
conocimiento almacenadas en la memoria van a condicionar la toma de
decisiones, de forma que cuanto mayor y más variado sea este conocimiento,
mejor será la anticipación y la toma de decisiones de los deportistas
(Williams et al., 1999).
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toma de decisiones está mediatizada por las estructu ras de conocimiento
almacenadas en la memoria, y que justifica el enfoque cognitivo a través del
procesamiento de la información en situaciones deportivas. Asimismo, pone
de manifiesto que los jugadores de mayor pericia no solo tendrán un mayor
conocimiento específico, sino que además lo usarán para percibir y
estructurar la información disponible (Ericsson y Lehman, 1996).
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Mullet, 2005). En relación con el reconocimiento de patrones de juego, en el
que anteriormente establecíamos que puede estar determinado por elementos
perceptivos, también puede ser explicado a través de teorías como la de la
Memoria de Trabajo a Largo Plazo, donde los deportistas de mayor nivel de
pericia desarrollan habilidades de codificación de tareas específicas junto con
estructuras de recuperación en la MLP. Estas estructuras de recuperación se
desarrollan a través de la práctica y permiten indexar y almacenar
información codificada que posteriormente les permitirá realizar
representaciones superiores sobre escenarios de juego, facilitando el
reconocimiento y la anticipación sobre eventos del juego (Ericsson, Patel y
Kintsch, 2000).
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favoreciendo una mayor estructuración del conocimiento. Todas estas
características cognitivas que van a permitir a los deportistas expertos tomar
decisiones más acertadas en base a representaciones mentales superiores,
debido a este conocimiento mayor, más variado, más sofisticado y más
estructurado (McPherson y Kernodle, 2007), y de esta forma se plantea la
necesidad de desarrollar estos procesos cognitivos para mejorar la toma de
decisiones durante situaciones de juego reales y aumentar el rendimiento y la
pericia de los jugadores.
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racionalidad ni una forma irracional, sino que conlleva el uso de la heurística
para conseguir los objetivos de una tarea (ver capítulo de Raab y Laborde en
este libro).
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paradigma experto-novel se observa una ventaja cognitiva de los expertos y
una menor dependencia de factores físicos.
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cómo hacer algo. Este conocimiento en relación a la teoría ACT* aplicándolo
al deporte puede entenderse como un sistema de producción "si-entonces"
(McPherson y Thomas, 1989; Thomas y Thomas, 1994) o como un conjunto
de reglas disponibles para acometer la solución de problemas (Ruiz y Arruza,
2005). Es más, en su relación con la toma de decisiones se ha llegado a
considerar que el conocimiento procedimental incluye la selección apropiada
de la respuesta dentro del contexto de juego (McPherson y French, 1991). Un
claro ejemplo de conocimiento procedimental aplicado al tenis sería que si
tengo a mi rival desplazado en una esquina de la pista, entonces tengo que
realizar un golpe rápido hacia el otro lado (producción si-entonces) y podría
concretarse todavía más haciendo referencia a que si quiero mandar la bola
rápidamente hacia el otro lado entonces tengo que hacer un golpe plano.
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solo una parte es utilizada para resolver problemas. En un jugador novel esto
puede ejemplificarse a través de la simple intención de pasar la bola por
encima de la red sin tener en cuenta nada más, mientras que un jugador más
avanzado puede tener una serie de finalidades específicas (e.g., mantener a mi
rival por detrás de la línea de fondo para evitar que me ataque) que además
puede implicar información detallada (e.g., la localización del rival y de la
bola o las tendencias de su oponente) (McPherson, 2008).
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o también aspectos implícitos (disponibles a través de un análisis táctico
o recuperados de la MLP).
Los APP son reglas almacenadas en la MLP que se utilizan para hacer
coincidir condiciones actuales específicas y concretas del entorno con
acciones motrices, incluyendo habilidades cognitivas para supervisar
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condiciones actuales. Los CEP son conceptualizados como guiones tácticos
que orientan la construcción y modificación constante de conceptos
importantes a tener en cuenta durante las acciones (e.g., actualizando
información sobre las fortalezas del oponente conforme avanza un partido) y
se construye a raíz de competiciones anteriores o experiencias previas, así
como con habilidades cognitivas para recoger información según la
competición va avanzando (para una revisión del modelo, MacMahon y
McPherson, 2009; McPherson, 2008; McPherson y Kernodle, 2003). La
investigación expone que la adquisición de estos perfiles (APP y CEP) cuesta
varios años, sobre todo los CEP, y se construyen a través de pequeñas
unidades de información (perfiles de condición) y a través de estrategias
específicas que dependen de las experiencias de los jugadores (prácticas
realizadas, nivel de las competiciones en las que se participa, entrenadores
que han tenido y su formación, etc.), ya que el foco de la práctica y el tipo de
instrucción afectan sobre los aspectos del rendimiento que se adquieren, e
influencia el desarrollo de las representaciones de problemas, al
comportamiento visual y a la interpretación de los eventos del juego
(McPherson, 1994), teniendo en cuenta que no son planteamientos cerrados o
plantillas de acción, sino orientadores de la toma de decisiones (McPherson y
Vickers, 2004).
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Una vez descritos cómo se desarrollan estos elementos del conocimiento,
su relación con la memoria y con procesos cognitivos, el conocimiento se
muestra como una de las bases que determina los procesos decisionales. Tal y
como se muestra en la figura l. l, podemos observar cuáles son los
componentes fundamentales y los mecanismos que subyacen a la selección
de la respuesta y a la ejecución de una habilidad, cuya base principal es el
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conocimiento, al que se puede acceder a través de la representación de
problemas (MacMahon y McPherson, 2009).
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Figura 1.1. Componentes y mecanismos que subyacen a la selección de
respuesta y la ejecución basadas en el conocimiento (adaptado de MacMahon
y McPherson, 2009, p. 571).
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experiencia (Del Villar, Iglesias, Moreno, Fuentes y Cervelló, 2004),
pudiendo considerar la edad como una medida indirecta de la experiencia
(Thomas, 1994). Normalmente, el conocimiento se mejora más rápidamente
que la destreza (French y Thomas, 1987), y ambos se incrementan con la
experiencia.
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con el fin de resaltar o modificar acciones.
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Figura 1.2. Secuencia de los estadios cognitivo-perceptivos asociados con la
toma de decisiones (Matías y Greco, 2010, adaptado de Tenenbaum y Lidor,
2005).
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Figura 1.3. Modelo de estilos de aprendizaje y de procesamiento junto con el
protocolo de toma de decisiones (Raab y Johnson, 2007, p.128).
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paso no es muy relevante en muchas tareas decisionales cerradas en las
que se presenta explícitamente la opción que deben elegir, o en aquellas
que se desarrollan fuera de la situación real de juego.
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es debido a que las variables cambian a lo largo del proceso de una decisión,
por lo que es muy complicado tratar el proceso decisional como algo estático
(existe un mayor número de variables que son dinámicas, como las
posiciones de los compañeros, el tiempo de posesión, las ins trucciones del
entrenador, etc., mientras que son muy pocas las variables estáticas, como por
ejemplo jugar en casa o fuera), y además los modelos probabilísticos están
justificados por la variabilidad, flexibilidad y adaptabilidad de los
comportamientos del deportista (Johnson, 2009).
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en voleibol, mejor resultaba su rendimiento. Igualmente en voleibol, Murray
(1991) examinó la relación entre componentes decisionales y de ejecución
para la acción del bloqueo, obteniendo igualmente una importante
correlación, de forma que a mayor experiencia, mayor eficacia decisional y
mayor rendimiento.
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La capacidad que tienen los deportistas para elegir patrones de
comportamiento que estén estrechamente coordinados con el entorno, al
servicio de lograr una meta concreta, ha sido objeto de estudio de la
psicología durante más de un siglo. Esta capacidad de generar un
comportamiento estable y al mismo tiempo adaptativo plantea dos cuestiones
esenciales. Por un lado, implica coordinación de la acción, de manera que los
numerosos componentes neuromusculares y esqueléticos del cuerpo se
organicen temporalmente en un patrón ordenado de movimiento o en los
patrones de coordinación que emergen como consecuencia de las relaciones
interpersonales en los deportes de equipo. Por otro lado, implica percepción,
de manera que tal información acerca del mundo y del cuerpo permita
seleccionar y adaptar las acciones a las condiciones ambientales. En un nivel
básico, el problema de la intencionalidad y de la toma de decisiones está
fundamentado en el problema de la percepción y la acción (Araújo el al.,
2006; Warren, 2006).
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cómo se origina esa estructura específica (Turvey et al., 1981). Gibson (1979)
sugirió que, en lugar de estar ubicado en una estructura interna, el control se
distribuye a través del sistema depor tista-entorno. Para Warren (2006), la
estructura y la física del entorno, la biomecánica del cuerpo, la información
perceptiva sobre el estado del sistema deportista-entorno y las exigencias de
la tarea a realizar contribuyen conjuntamente a limitar el resultado
comportamental. La conducta adaptativa, más que venir impuesta por una
estructura preexistente, emerge de esta confluencia de constreñimientos bajo
la condición límite de una tarea u objetivo en particular.
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profundamente con las teorías tradicionales de la toma de decisiones, que
ubican la decisión en la mente o en el cerebro de los individuos. Una
consecuencia importante de ello es que la percepción se dirige a la acción, no
a identificar rasgos neutrales del entorno, es decir, no referentes al individuo.
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mueva de derecha a izquierda estimulará también los receptores retinianos 1,
2, 3 y 4. Dado que el input retiniano es ambiguo, deberá compararse con otro
input concerniente a si se han emitido órdenes a los músculos para mover los
ojos o la cabeza o las piernas. En ausencia de órdenes motrices para
contrarrestar, se puede concluir que hay movimiento de un objeto; en
presencia de tales órdenes, las señales retinianas serían contrarrestadas,
permitiendo así la conclusión alternativa del automovimiento. En ocasiones,
el observador es desplazado pasivamente por la fuerza de otro (como sucede
en un coche), de manera que el otro input e incluso el conocimiento previo
han de tenerse en cuenta para dar una explicación tradicional. Gibson (1950,
1966) sugirió una solución alternativa: el cambio general o global en el
patrón de luz es específico del automovimiento; el cambio local contra un
fondo estacionario es específico del movimiento del objeto. Esta aseveración
tan sencilla abrió todo un nuevo ámbito de investigación dedicado a revelar la
estructura de los patrones de luz cambiantes, el denominado flujo óptico.
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mantener una velocidad suficiente para fijarlos pero no excesiva para evitar
chocar con ellos. El comportamiento eficaz requiere que el jugador sepa
cuándo se producirá una colisión (para no decelerar demasiado pronto) y
cómo de intensa será dicha colisión (para decelerar lo suficiente). Se ha
identificado la estructura óptica relevante a estos hechos y proporciona
ejemplos de invariantes cuantitativas. La cantidad óptica denominada i (tau)
es específica de cuándo un punto de observación entrará en contacto con una
superficie que emerge. A medida que el deportista se aproxima, su
proyección óptica se amplía. La velocidad de aproximación afecta al índice
de expansión, es decir, el cambio en el área óptica por unidad de tiempo. La
cantidad i viene dada por la inversa del índice relativo de esta expansión:
cuánto tiempo pasará hasta que no queden unidades de tiempo (Lee, 1998).
Cuando el deportista decelera (o acelera), la velocidad a la que i se aproxima
a cero cambia. El ritmo de este cambio (esto es, la derivada de i) es específica
de lo intensa que será la colisión; básicamente cuantifica si la energía cinética
del observador se está disipando (por ejemplo, por el frenado) a un ritmo
suficiente para detener el movimiento antes de que se produzca el contacto.
Las descripciones anteriores de la estructura óptica global aluden a
situaciones en las que el observador se aproxima a una superficie, pero
también son relevantes para una superficie, como por ejemplo una pelota, que
se aproxima al punto de observación. Las alteraciones locales de la estructura
óptica relevantes a la orientación del comportamiento interceptivo también se
pueden describir en términos de i y su derivada, específicas del cuándo y el
cómo de intensa será la colisión.
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periodo de aproximación que para el segundo. Correia y colaboradores
establecieron que el tiempo hasta el contacto entre atacante y defensor puede
aportar información acerca de futuras posibilidades de pase. También
señalaron que los ámbitos informativos que constriñen la interacción
atacante-defensor pueden interpretarse como una canalización convergente de
posibilidades hacia una única solución de pase. Es evidente que, si bien todos
los deportistas necesitan percibir las cosas como aperturas y obstáculos a la
locomoción, lo que se entiende por apertura diferirá necesariamente. En el
apartado siguiente se aborda cómo la percepción se "individualiza", con el
concepto de affordance, o posibilidad de acción.
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c)Si los observadores poseen sistemas perceptivos que puedan detectar
esta información, serán capaces de percibir la affordance (Gibson, 1966,
1979/1986; Michaels, 2000).
Todo esto dio como resultado una teoría de las affordances basada en la
interdependencia entre percepción y acción, donde las affordances son los
objetos primarios de la percepción y la acción es la realización de las
affordances.
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izquierda se marcan en blanco y los balones de ataque a la derecha en gris
(De Esteves et al., 2011).
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necesaria para interceptar el balón se acerca a la altura máxima con los pies
en el suelo, los deportistas empiezan a explotar grados de libertad adicionales
hasta que finalmente se llega a un límite donde se ejecuta una acción
alternativa para interceptar el balón en suspensión. Por ello, tal y como
afirman Kamp, Savelsbergh y Davis (1998), es posible utilizar "proporciones
a escala de la acción o a escala corporal como un factor determinante crítico
de la elección de una acción; un cambio más allá del valor de la proporción
crítica exige una nueva clase de acción" (p. 352, destacado por nosotros).
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comportamiento es específico del mecanismo que lo genera. Reed (1996) era
contrario a esta visión: afirmó que el comportamiento no es intrínsecamente
mecánico, sino intrínsecamente funcional.
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La dinámica no lineal es una rama de la física que aborda el tratamiento
formal de un sistema que evoluciona continuamente a lo largo del tiempo, y
que por tanto se puede modelar formalmente como un sistema numérico con
sus propias ecuaciones de movimiento (Beek, Rikkert y Van Wieringen,
1996). Dentro de este marco, el comportamiento de cualquier ser vivo se
puede plasmar gráficamente como una trayectoria en un espacio de estados.
El espacio de estados es el conjunto de todos los estados alcanzables por el
sistema, además de los caminos que conducen a ellos. El resto de estados del
sistema se consideran puntos de equilibrio o atractores. Un sistema físico
puede tener uno o más atractores, y son el número y la disposición de estos
atractores los que influyen en el funcionamiento y el comportamiento general
del sistema (Kugler, Shaw, Vicente, Kinsella-Shaw, 1990). En el sistema
humano de percepción-acción, los atractores son más o menos equivalentes a
los estados funcionales de coordinación entre los grados de libertad del
sistema (Kelso, 1995). Por ejemplo, durante el regate en los deportes con
balón, esta idea se refleja en el posicionamiento relativo de un atacante con el
balón frente a un defensor. Cuando el defensor corresponde a los
movimientos de su oponente y permanece en posición entre el atacante y la
portería, la forma del sistema compuesta por el atacante y el defensor
permanece estable (pese a los cambios en parámetros concretos que describen
su organización).
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balón, un jugador que regatea a un oponente cerca de la canasta crea una
región de transición. Con el fin de facilitar esta transición, el atacante debe
desestabilizar el estado actual de organización del sistema (e.g., no acercarse
a la canasta) hasta que él o ella pueda regatear al defensor, pasando a un
nuevo estado en el que se aproxime a la canasta. Esta capacidad de ser
sensible a los constreñimientos ambientales encaja con el surgimiento del
orden en un sistema de movimiento dinámico y respalda la toma de
decisiones con éxito en entornos complejos (Araújo et al., 2006).
61
define con absoluta claridad, es decir, con menos grados de libertad (Araújo
et al., 2009).
62
relevantes en un determinado momento (Jacobs y Michaels, 2007).
63
2.5. La dinámica ecológica del comportamiento deportivo
64
principales hallazgos para el comportamiento del sistema neurobiológico de
estos experimentos son: la presencia de dos atractores y la transición abrupta
de un atractor al otro con una frecuencia específica. Si la fase relativa "(p" de
los osciladores se identifica como un paráme tro de orden y se presupone que
la función potencial "V" es periódica y simétrica, entonces "V" puede
definirse como
donde "a" y "b" son dos parámetros de control. Combinando las ecuaciones 1
y 2 es posible escribir
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presupone que el estado del sistema, x, cambia a lo largo del tiempo bajo la
influencia del escenario de atractores. Para incorporar los efectos potenciales
de las influencias aleatorias y del ruido inherentes al sistema, Rooij et al.
(2002) propusieron que la trayectoria pudiera considerarse un recorrido
aleatorio (e.g., Ratcliff y Rouder, 1998; Townsend y Ashby, 1983). Hay
muchas formas posibles de poner en práctica los aspectos específicos de este
recorrido aleatorio, pero en general Rooij et al. (2002) afirmaron que la
desviación media en el recorrido aleatorio de x es una función de V'(x), de
manera que la desviación es negativa para V'(x) > 0 y positiva para V'(x) < 0.
La naturaleza característica de los estados de los atractores para V(x) es tal
que para todos los estados dentro de un grupo de atractores, el sistema
tenderá a verse atraído hacia el mínimo valor de ese grupo de atractores. Una
vez el sistema quede atrapado en un grupo de atractores, el sistema tenderá a
desviarse hacia el mínimo (donde V(x) = 0), y después a deambular
(estocásticamente) en tomo a este mínimo. Se considera que el sistema se ha
estabilizado cuando se produce esta situación (es decir, cuando el sistema
queda atrapado en un grupo de atractores). Se presupone que se ha tomado
una decisión, es decir, se ha iniciado un nuevo patrón de comportamiento, en
el momento en que el sistema se estabiliza. Se presupone que el sistema
comienza en un determinado estado inicial, x0, y estocásticamente cambia a
lo largo del tiempo hasta que se estabiliza y se inicia un nuevo patrón.
66
hincapié en la especificidad de las relaciones entre el individuo y el entorno,
algo que se suele dejar de lado en los enfoques tradicionales de las ciencias
comportamentales (ver Davids y Araújo, 2010). Los conceptos de Brunswik
en la psicología ecológica armonizan con los principios de Gibson (1979) y
su énfasis en las relaciones recíprocas entre procesos de percepción y acción
en interacciones deportista-entorno. El "diseño representativo" en la toma de
decisiones implica la generalización de los constreñimientos de la tarea
decisional a los constreñimientos de la tarea que se afrontan durante la
ejecución, por ejemplo cuando se perciben las acciones de un oponente "en
directo" (Araújo, Davids y Hristovski, 2006; Pinder et al., 2011). Desde esta
perspectiva, un principio pedagógico importante en la enseñanza de
situaciones deportivas es la necesidad de asegurar que haya un "muestreo"
adecuado de información del entorno de rendimiento en la tarea docente. Este
proceso garantiza que un juego modificado proporcione una representación
próxima a la forma del juego real, para que las fuentes de información
importantes estén presentes en estos contextos de aprendizaje. Los criterios
para desarrollar una definición operativa de "diseño representativo" (Araújo
et al., 2007, Pinder et al., 2011) se resumen en el cuadro 2.1.
67
Aunque los entrenadores aspiran a realizar tareas bien diseñadas y
controladas, la tendencia a diseñar tareas simplistas y a menudo inexploradas
no satisfará la necesidad de tareas representativas para un determinado
deporte.
2.7. Conclusión
68
ecológica se opone a la separación entre deportista y entorno. Así pues, el
deportista y el entorno son mutuos y recíprocos, en el sentido de que la
existencia y la influen cia del deportista sobre el entorno, y la existencia y la
influencia del entorno sobre el deportista son equivalentes y complementarias
(Gibson, 1979; Michaels y Carello, 1981; Turvey et al., 1981). Sin embargo,
más que solo mutuos y recíprocos, deportista y entorno forman un todo
combinado, una sinergia, de tal manera que el deportista en su entorno (el
sistema deportista-entorno) debería entenderse como la verdadera unidad de
análisis para estudiar y entender el comportamiento en el deporte.
69
3.1. Vicisitudes de la toma de decisiones
70
en el número de opciones disponibles permite una consideración más
cuidadosa de las opciones que verdaderamente importan. En un contexto de
este tipo existe una mayor motivación para aceptar las decisiones efectuadas
sin lamentar las restantes. Iyengar y Lepper (2000) sustentan esta tesis con
los resultados de tres estudios experimentales, donde verifican que sus
participantes tienen una mayor propensión a comprar dulces y chocolates, o
ejecutar trabajos opcionales en el contexto académico, cuando habiéndoles
ofrecido un abanico de opciones a escoger limitado a seis, que cuando tienen
disponible un abanico de elecciones mucho más amplio de 24 o 30 opciones.
Parece entonces que la idea de que "más es mejor", podría no aplicarse a la
toma de decisiones, proceso que ocupa gran parte de nuestros días.
71
entre otras), a la par del desarrollo de las Neurociencias, estas preguntas se
han abordado de nuevo (e.g. ver Lehrer, 2009). De esta forma, resulta
importante discutir las recientes evidencias que podemos encontrar en los
estudios neurocientíficos y cómo es que estas han contribuido a la
comprensión de la toma de decisiones, normalmente en el contexto deportivo,
sobre el que se centra este libro.
Más tarde, el premio Nobel Herbert Simon (1955, 1960) formuló la teoría
de la racionalidad restringida (i.e., Bounded Rationality) con el objetivo de
corresponder a las limitaciones identificadas en el paradigma vigente,
especialmente relacionados con la incongruencia entre el modelo normativo y
el comportamiento típico de los seres humanos. El principal avance de esta
perspectiva consistió en el reconocimiento de la limitación de la racionalidad
humana hacia una serie de factores, tales como la velocidad de procesamiento
informacional o los procesos emocionales. En vez de asociar el proceso de la
decisión a la optimización de una opción concreta, esta perspectiva destacaba
una estrategia de elección de la alternativa más satisfactoria para un problema
concreto. En este proceso, la información utilizada por el individuo era
concebida como las pistas situadas en la memoria o disponibles en el
ambiente. Se conformó así un marco de "psicologización" de la búsqueda
científica orientado por objetivos descriptivos y causales de los juicios y la
toma de decisión humanas (Bar-Eli, Plessner, y Raab, 2011).
72
El hecho de que los enfoques prevalentes en esa época sobrevaloraran el
papel del individuo en la regulación del comportamiento despertó la
necesidad de desarrollar una visión ecológica de la racionalidad (i.e.,
Ecological Rationality) (Todd y Gigerenzer, 2007). En este ámbito resalta la
influencia de la escuela ecológica de Egon Brunswick (1956), que atribuye
una relevancia determinante a la estructura del ambiente en la regulación del
comportamiento humano. De acuerdo con este enfoque, el comportamiento
decisional emerge a partir del ajuste entre la información del ambiente donde
el individuo se encuentra y sus mecanismos cognitivos. La decisión está
sustentada en heurísticas de índole adaptativa, por lo que no son universales
(heurística entendida como reglas generales o atajos como base de las
decisiones rápidas y discretas en un contexto de incertidumbre y complejidad,
donde una estrategia óptima es desconocida (Gigerenzer et al., 1999).
73
desencadenadas por índices perceptivos, que tradicionalmente requieren una
acción habitual. Las situaciones de incertidumbre, por otro lado, implican
frecuentemente mayor variabilidad por la necesidad de procesamiento
cognitivo adicional (de nuevo estímulos) (Lamar, 2006).
74
Normalmente, la Teoría de Juegos ha servido como paradigma de
investigación en estudios que tratan de identificar los correlatos neuronales de
la toma de decisiones. Estos estudios han comprobado que algunos de los
mecanismos de la toma de decisiones social se superponen a aquellos
implicados en el aprendizaje a través del refuerzo, descrito en la literatura
animal (e.g., Lee, 2008). Estos mecanismos son procesados en áreas clave
como el striatum y el sistema dopaminérgico.
75
funcionamiento cerebral que está detrás de las decisiones sociales y de
consumo (ver, por ejemplo, Declerck, Boone y Emonds, 2012; Ouazzani
Touhami, Benlafkih, Jiddane, Cherrah, El Malki y Benomar, 2011).
76
(e.g., Herrnstein y Prelec, 1991) y afirma que los estudios neurocientíficos se
han centrado más en la fase de evaluación que en la fase de elección. La
autora llega al final de su revisión defendiendo la necesidad de más estudios
que promuevan la sistematización de la definición de la toma de decisiones.
Para que tal sistematización ocurra debemos considerar los factores que
influyen sobre la toma de decisiones. Doya (2008) examina los contextos
ambientales intrínsecos y extrínsecos, revisando las contribuciones de los
modelos neurocomputacionales y los respectivos substratos neurobiológicos
para la definición de la toma de decisiones. El autor menciona factores como:
77
Damásio (2003) están entre los autores que defienden la hipótesis del
"marcador somático". La información emocional, indexada por el estado
autónomo del cuerpo, puede influir sobre la toma de decisiones en contextos
de incertidumbre. Más recientemente, Nagvi, Shiv y Bechara (2006)
revisaron la hipótesis del "marcador somático", reafirmando la necesidad de
investigar con mayor profundidad el impacto del feedback sensorial de los
estados emocionales/corporales (procesados en el sistema dopaminérgico
mesolímbico y en el córtex insular), como moduladores de las intuiciones
conscientes y de la polarización no consciente del comportamiento. A pesar
de que todavía hay un largo camino por recorrer, parece claro que mediante la
incertidumbre los estados corporales sesgan la toma de decisiones en
dirección a maximizar la recompensa y minimizar el castigo.
78
general y amplia. Igualmente, hablar de toma de decisiones en el contexto
deportivo acarrea una entropía adicional, dada la complejidad propia de este
contexto y la diversidad de situaciones posibles de ser consideradas como
toma de decisiones.
79
Es importante también reconocer la intervención de elementos que
confieren estabilidad y previsibilidad a las acciones deportivas, como las
reglas de juego o las estrategias del entrenador previas a la competición, que
en la práctica delimitan el abanico de comportamientos posibles. Podemos
afirmar de esta forma que la toma de decisiones, especialmente en los
deportes de invasión, presenta una fuerte dependencia informacional del
entorno. Al deportista se le exige una detección de información que le
permita resolver los problemas que emergen de la competición. En paralelo,
se vuelve imprescindible que el deportista sea capaz de utilizar la
información percibida para anticipar el comportamiento de sus oponentes en
un contexto con constreñimientos espaciotemporales muy exigentes
(Savelsbergh, Williams y Van der Kamp, 2002).
80
-Naturalistas. Ocurren en un ambiente natural (Orasanu y Connolly, 1993).
81
arquitectura cognitiva (i.e., estructuras de conocimiento). Para esto se
recurrió preferentemente a paradigmas experimentales que implicaban la
comparación de niveles de pericia deportiva diferentes (Bar-Eli, Lurie y
Breivik, 1999).
82
A lo largo del tiempo es notoria una evolución de la literatura con vistas a
una mayor aproximación entre las situaciones competitivas y las condiciones
experi mentales requeridas a los participantes. Destacamos, por ejemplo, el
uso de sensores de presión plantar para el estudio de la capacidad de anticipar
la dirección del golpeo en tenis (Williams, Ward, Knowles y Smeeton, 2002)
o el requerimiento de movimientos efectivos para el remate en fútbol, en
respuesta a estímulos visuales (Helsen y Starkes, 1999). En ambos casos los
participantes de pericia superior presentaron una mayor capacidad de
anticipar la dirección de la trayectoria del móvil. Estos conceptos de
anticipación y pericia serán discutidos más adelante.
83
tanto, podemos ver una relación próxima entre el conocimiento
procedimental de juego y la toma de decisiones. Pero ha sido la forma en
cómo este conocimiento se operacionaliza en la pericia motora y su relación
con la toma de decisiones para la acción, lo que ha despertado el interés de
los estudios neurocientíficos que discutiremos más adelante.
84
estímulos discretos y secuenciales en el tiempo contrasta con la lógica de
acontecimientos en competición, donde el comportamiento prospectivo del
deportista implica la detección de información que guie la toma de
decisiones. Se considera que este tipo de diseños experimentales tienden a no
reproducir de forma consistente la funcionalidad entre percepción, decisión y
acción, así como los constreñimientos que los deportistas experimentan en el
rendimiento competitivo, o que limitan su poder de generalización (Van der
Kamp, Rivas, Van Doorn y Savelsbergh, 2008; Dicks, Davids y Araújo,
2008).
85
intención decisional está ligada a la propia elección o selección de una acción
específica y no a la preparación motora más precoz, siendo que la actividad
cerebral de preparación motora está generalizada y no implica
especificaciones decisionales (¡.e., en una situación de penalti primero surge
una actividad preparatoria correspondiente al movimiento de la pierna
derecha, y solo después de la decisión consciente habrá procesamiento
neuronal de la información relativa sobre el lado para el que el balón es
rematado).
86
decisiones que puede, ya a un nivel tan primario, implicar procesos y
mecanismos cerebrales diferentes, indicando una complejidad que hasta
ahora todavía no fue abordada. Parece legítimo pensar, por ejemplo, que un
deportista puede ser eficaz en la toma de decisiones reflexivas, a pesar de
mostrar dificultades en las decisiones sobre acciones (o viceversa), ya que
estos dos tipos de decisiones implican mecanismos distintos. Todavía en lo
que respecta a la disociación de procesos cognitivos en función de sus
correlatos neuronales, Milner y Goodale (1992) avanzaron con la propuesta
de dos modelos distintos para la explicación de la visión y la acción. El
sistema "visual", especialmente vinculado al lóbulo occipital, se divide en dos
vías principales: vía ventral, terminando en el lóbulo temporal; y vía dorsal,
terminando en el lóbulo parietal. En el primer caso, el lóbulo ventral parece
activarse con actividades de reconocimiento visual de objetos ("qué"), y en el
segundo caso, el lóbulo dorsal parece activarse para la regulación
comportamental ("cómo"). Es posible asociar todavía determinadas
características a estos dos sistemas, con la memoria, velocidad de
procesamiento y grado de consciencia. Por oposición al lóbulo dorsal, el
lóbulo ventral está caracterizado por representaciones de la memoria a largo
plazo, con velocidades de procesamiento baja y niveles de consciencia
elevados.
87
perceptivos, cognitivos y motores, pero no reflejan las categorías naturales de
funcionamiento cerebral. Así, sugieren que un Modelo Etológico estará más
adaptado al estudio de la arquitectura funcional que evolucionó para servir al
comportamiento interactivo de control voluntario.
88
paralelo los diferentes potenciales de acción disponibles. Estos potenciales de
acción compiten durante el procesamiento de información adicional, hasta ser
seleccionada una respuesta de acción.
89
depende de forma importante del entrenamiento y de algunas diferencias
inter-individuales innatas).
90
tendencias verificadas en la literatura, los deportistas con un nivel de pericia
superior demostraron mayor velocidad y precisión en sus respuestas
(Vaeyens, Lenoir, Williams y Philippaerts, 2007).
91
motora deportiva. Los autores consideran que la pericial decisional experta
tiene una traducción directa en el ranking internacional de los jugadores.
Parece por tanto esencial clarificar en estudios futuros cómo se distingue y
cómo se superponen la pericia motora y la pericia decisional motora, en
términos de adquisición y desarrollo de competencias y en términos de
substratos neuronales.
92
reactivación afinado. Más recientemente, Abreu, Macaluso, Azevedo, Cesari,
Urgesi y Aglioti (2012) vinieron a demostrar que la competencia en la
anticipación de las consecuencias de la acción de otros implica una
reorganización funcional, lo cual determina una estrecha relación entre
anticipación, capacidad de detección de errores y pericia motora.
93
implicaciones conceptuales, ya que choca con una visión predominantemente
intemalista de la toma de decisiones que subestima la influencia de la
información disponible en el entorno y que, por eso, revela cierta incapacidad
en explicar el comportamiento adaptativo en el deporte. Importa también
destacar la preponderancia que los constreñimientos neuronales asumen en el
proceso de toma de decisiones, no debiendo ser por eso infravalorados.
1.Fintas de salida al portador del balón para provocar un pase que sea
posible interceptarlo.
94
Queda claro en este trabajo la influencia de las emociones, con las debidas
repercusiones somáticas, en la toma de decisiones. La creación de escenarios
de entrenamiento facilitadores que propicien el éxito de forma consistente
puede ser fundamental después de un ciclo de resultados insatisfactorios. Este
objetivo puede ser conseguido mediante la creación de situaciones de
superioridad numérica para el ataque que implique un remate en zonas
próximas a la portería más favorables para marcar, así como el
condicionamientos de los defensores (e.g., impedir el robo de balón), por
ejemplo, en la modalidad deportiva de balonmano. El mismo objetivo puede
alcanzarse con el mantenimiento de rutinas de entrenamiento percibidas de
forma positiva por un practicante de una modalidad individual como el tiro al
blanco. En esta medida, la reducción de la incertidumbre y la inestabilidad
deberán conducir a niveles de rendimiento superiores, ya que la
incertidumbre tiende a llevar a toma de decisiones arriesgadas e impulsivas.
La disminución de posibilidades de acción disponibles para el deportista y
transmitida durante las instrucciones del entrenamiento también podrán
conllevar toma de decisiones más eficaces.
95
recorrer en esta área. Los ejemplos prácticos desarrollados anteriormente
representan solamente algunas posibilidades de operacionalizar los trabajos
aquí discutidos. Escasean todavía estudios que operacionalicen y trasladen,
de una forma sistémica y concreta, los conceptos neurocientíficos hacia el
contexto deportivo. Esperamos que este trabajo de revisión venga a inspirar
nuevos estudios experimentales orientados en este sentido.
96
Recientemente la filosofía de la mente y la filosofía del deporte han
empezado a centrar su atención en la pericia deportiva (Breivik, 2007; Moe,
2005), y estudiar y analizar esta pericia se ha convertido en un verdadero reto
para los investigadores de las Ciencias del Deporte (Araujo, 2013; Avilés,
Ruiz, Navia, Rioja y Sanz, 2013).
97
ser humano en intensa interacción, e incluso fusión, con su entorno. La
metáfora del ordenador, que en su momento fue el paradigma de toda
explicación, en la actualidad empieza a considerarse como algo superado
(Moe, 2005; Nos, 2010; Peña. 2010; Varela, Thompson y Rosch, 2005).
98
significa ser un ser humano en acción (Gomila y Calvo, 2008). De una
cognición basada en la computación abstracta desconectada los procesos
perceptivos y motrices, a una cognición considerada anclada en la dinámica
sensomotora de las interacciones entre el deportista y su medio. El sistema
sensomotor no solo soporta la ejecución de las acciones, sino que está
intensamente involucrado en la percepción y representación de las mismas
(Beilock, 2008) y sería un error identificar lo cognitivo solo con lo que
acontece en la cabeza del deportista.
99
y al movimiento en el origen, desde sus procesos más elementales. Pensemos
que todos los especialistas en desarrollo humano han destacado, de una u otra
manera, el papel de lo sensomotor y de los movimientos en el desarrollo, y
estos nuevos enfoques postcognitivos lo están revitalizando (Ruiz, 2013).
100
Por ello se destaca la corporeización (embodiment) del conocimiento y la
experiencia, y las teorías encarnadas necesitan las acciones sensomotoras
para explicar cómo el ser humano se desenvuelve en el mundo y se lo
representa (Beilock, 2009). Lo que se pone en tela de juicio es la clásica
noción de representación que ha sido clave en la explicación de las acciones
motrices (Tenenbaum y Land, 2009), planteándose su utilidad, ya que, como
indica Dreyfus (2002), los expertos no necesitan representaciones mentales
para llevar a cabo las habilidades que dominan, sus respuestas se basan en la
intuición (Dreyfus y Dreyfus, 1986) (ver capítulo 14).
101
habilidades. Esta activación de estas zonas implicadas en la acción es un
elemento importante para la comprensión, y esta comprensión del lenguaje de
la acción está anclada en el sistema sensomotor. Decir palabras como lanzar,
golpear, fintar o atrapar activan las zonas corporales que habitualmente están
implicadas cuando se llevan a cabo estas acciones (Beilock, 2009).
102
enfoques postcognitivos y externalizados de la mente (Chemero, 2009). Las
posiciones ante la misma han sido diferentes, ya que no todos están de
acuerdo en considerarla como una noción que explique cómo los seres
humanos perciben sus posibilidades de acción, no todos asumen que todo
pueda percibirse de manera directa (Fodor y Pylyshyn, 1981).
Es este mismo autor el que destaca que sin una forma coherente de
comprender lo que es el mundo, asumiendo que no solo es físico sino que
posee significados, defender la idea de affordance es prácticamente imposible
(Chemero, 2003). Para un deportista la información que capta directamente
del terreno de juego está siempre cargada de significado, es una incitación a
desplazarse a un espacio libre o a bloquear el avance de un oponente, es la
oportunidad para introducir una técnica que doblegará a su oponente, sus
posibilidades siempre significan algo en el contexto del juego.
103
Pero pongamos que ese mismo balón está rodando en un campo de fútbol
sala y en un partido de competición, sin duda para el jugador ese objeto
significa otra cosa, le ofrece toda una serie de acciones posibles como
controlarlo (controlable), regatear (regateable) o golpearlo (golpeable), pero
sin embargo, al actuar sus decisiones se ven moduladas por el significado que
adquiere la posición de ese balón en el contexto de juego en el que tanto él
como el resto de jugadores y oponentes se encuentran, lo que percibe e
interpreta para decidir controlarlo y buscar el compañero libre para pasárselo.
La cuestión que se plantea es si este es un proceso directo y desprovisto de
toda cognición, o por el contrario sigue existiendo una mediación cognitiva,
un conocimiento adquirido por la experiencia, cuyo empleo es diferente al
que los clásicos modelos cognitivos venían considerando.
Los materiales siempre sirven para algo, tienen un servicio, una utilidad y
unas condiciones favorables de uso. Los materiales siempre están
condicionados por quienes los van a emplear. El deportista aprende a percibir
la utilidad y el uso de los diferentes materiales y de los diferentes espacios y
situaciones de su deporte después de una extensa e intensa relación con ellos.
Y si tienen significado es porque es la persona del deportista la que interpreta
su utilidad, lo cual nos habla de su subjetividad, del carácter subjetivo de sus
percepciones, ya que por mucho que el entorno ofrezca posibilidades de
actuación al deportista para que actúe, si no desea actuar no lo hará, si no le
encuentra una finalidad, no lo hará, si se siente agobiado, temeroso o
fatigado, es probable que no esté dispuesto a arriesgar.
No solo son las características físicas del medio o las habilidades del
deportista las que deben predominar en el análisis de las affordances, sino
104
también su mundo subjetivo que en esas situaciones emerge, el Umwelt que
destacó Von Uexkül (Von Uexkül, 1951; Heredia, 2011; Deely, 2004), ese
mundo en el que se entablarán las interacciones y con en el que se acoplará
en procesos de codeterminación.
105
que es percibido e interpretado.
Otra idea interesante que emerge de los postulados de Von Uéskul es que
se puede compartir un mismo medio pero tener diferentes umwelts, o lo que
es lo mismo, se puede estar en un mismo equipo, estar en un mismo partido y
percibir la utilidad de las situaciones y objetivos, desde subjetividades
diferentes. La misma situación no genera las mismas utilidades para todos los
componentes del equipo, ni todas las disposiciones para actuar son las
mismas, como no lo son las experiencias vividas anteriormente. Los
deportistas crean activamente sus umwelts a través del entrenamiento en un
diálogo personal con el entorno.
106
se deberían corresponder con este esfuerzo instructivo de carácter lineal,
separando claramente la mente del cuerpo. El conductismo o los enfoques
basados en el procesamiento de la información encajarían dentro de esta
perspectiva.
En esta vía del dar sentido a la experiencia vivida, en los últimos tiempos
el término enacción ha empezado a formar parte del conjunto de conceptos
postcognitivos. Como indican Avilés et al. (2013), la enacción busca conectar
la subjetividad de la experiencia vivida en primera persona con los datos
objetivos obtenidos en tercera persona. Si bien el término es empleado en
diferentes enfoques postcognitivos (Rowland, 2010), la enacción se ha
desarrollado a partir de los postulados de Varela (Varela, Thompson y Rosch,
2005). Son aspectos clave de este enfoque la autonomía, el conocimiento
(sense-making), la emergencia, la corporeización y la experiencia. Estas ideas
han atraído la atención de estudiosos de ámbitos como la biología, la
antropología, la fenomenología, la inteligencia artificial, la sociología, la
robótica, la psicología o las neurociencias (Di Paolo, Rohde y De Jaeghe,
2010), y ha comenzado a ser considerada dentro del ámbito de las Ciencias
del Deporte (Laurent y Ripoll, 2009; Avilés, Ruiz, Navia, Rioja y Sanz,
2013).
107
podíamos mover, estableciendo complejas interacciones con él en procesos
autopoyéticos favorecedores de la adaptación y al que se le daba sentido. Para
visualizar esta circularidad que el sujeto establece con su entorno empleó la
palabra enacción en la que percepción-cognición y acción forman un todo.
108
emergencia es fundamental y la enacción sostiene que el organismo y el
ambiente se codeterminan a múltiples niveles sensomotores para que de ello
emerja un mundo de significación. El medio ambiente es enactuado, se
conforma continuamente y, por tanto, su percepción es una enactuación
sensorio-motriz (Varela et al., 2005). El deportista sobre el terreno enactúa en
cada situación deportiva, su percepción se basa en esquemas sensomotores
que le capacitan para responder a las situaciones dinámicas y cambiantes de
su deporte, situaciones cargadas de significación y a las que da significación.
Esta enacción no es una mediación entre él y su medio, es emergencia sin
reglas a priori, una actuación que permite solucionar los problemas
planteados, y en la que para poderla analizar no se puede desligar al
deportista de su entorno de actuación, y de la situación en la que se
encuentra.
109
mediación cognitiva, presenta el interés de proponer una reflexión sobre lo
cotidiano y una descripción de la realidad tal y como es, para disponer de un
modelo que permita contemplarla de manera objetiva, aunque dista de ofrecer
pistas que ayuden a comprender esta misma realidad tal y como el propio
deportista la contempla.
Este proceso de ser llegar a ser experto, los hermanos Dreyfus (Dreyfus y
Dreyfus, 1986) lo plasmaron en su Skill Model, cuyo ámbito de aplicación va
dirigido a todos los contextos en los que busca alcanzar el máximo nivel de
pericia, como es el caso del deporte. Para estos autores el progreso individual
atraviesa una serie de niveles denominados: Principiante, Principiante
avanzado, Competente, Eficiente y Experto, niveles en los que la historia de
acoplamientos, las disposiciones para actuar y la mente se extienden para
lograr que el deportista enactúe en situaciones de gran complejidad y
exigencia.
110
aunque todavía no es capaz de desenvolverse de forma muy competente en
ellas. Como indicaba Varela, "con la práctica, la conexión entre intención y
acto se intensifica, hasta que al final la sensación de diferencia entre ambos
desaparece casi por completo" (Varela et al. 2005, p. 54). Cuerpo, cerebro y
ambiente tienen momentos de interacción cada vez más manifiesta.
111
que también decide de forma rápida. Sus disposiciones corporeizadas se
ponen al servicio de la situación, es la expresión de la enacción, de la
cognición corporeizada. Llegar a este nivel es un proceso activo que no se
comprende si se separa al deportista del contexto de actuación. En todo ello la
inteligencia enactiva que se desarrolla en situación, en el hacer, muestra sus
rasgos adaptativos, emocionales, racionales, cognitivos, extendidos,
distribuidos, evolutivos y multiformes. Es el refinamiento de lo enactivo lo
que se manifiesta en el experto, ya que, como indican Bardy y Mottet (2006):
"El conocimiento enactivo se adquiere a través de movimientos intuitivos, de
los cuales a menudo no somos conscientes. El conocimiento enactivo es
intrínsecamente multimodal porque las acciones motrices modifican los
estímulos del conjunto de sistemas perceptivos (...). El conocimiento enactivo
no es simbólico ni icónico, sino que es directo en el sentido de que es natural
e intuitivo. Está basado en la experiencia y en las consecuencias perceptivas
de las acciones motrices" (p. 9).
112
manteniendo la vertiente cognitiva pero bajo otra perspectiva, visión en la
que sujeto y entorno se codeterminan mutuamente. Para estos enfoques
corporeizados las acciones mentales son un tipo de simulación, de
sensaciones y acciones simuladas pero que mantienen su corporeidad.
113
deportista no es solo un cuerpo, no es solo una estructura física sino también
vivida y experiencial, con una dimensión externa y otra interna, en estrecha
relación con su medio, es lo que el cantante Andrés Calamaro cantaba sobre
Maradona: Maradona no es una persona cualquiera, es un hombre pegado a
una pelota de cuero.
114
La evaluación de la acción táctica en el deporte es un proceso complejo que
integra diferentes constructos y que permite a los investigadores y a los
entrenadores analizar la calidad de la respuesta táctica del deportista.
115
(2007), que establece los contenidos de la pericia cognitiva (el conocimiento
y la toma de decisiones), dentro del contexto de la acción de juego, siendo
necesario el desarrollo de instrumentos de evaluación para cada uno de los
elementos del modelo.
116
El rendimiento táctico en el deporte se entiende como un producto complejo
de conocimiento, combinado con la capacidad del individuo de ejecutar con
eficacia la habilidad deportiva. La información sobre los acontecimientos
actuales y pasados permiten al deportista, en los momentos de parada del
juego, planificar acciones futuras y predecir el comportamiento del oponente.
Estas estructuras de conocimiento almacenadas en la memoria van a
condicionar la toma de decisiones, de forma que cuanto mayor y más variado
sea este conocimiento, mejor será la anticipación y la toma de decisiones de
los deportistas (Williams, Davids y Williams, 1999).
5.1.1. Cuestionarios
117
-Facilidad de aplicación, obteniendo datos de forma rápida y directa,
ofreciendo un gran control sobre la obtención de datos.
118
reglas, puntuación, posiciones, equipamiento y características de los golpeos,
compuesto por un total de 50 preguntas de elección múltiple, utilizado para
medir el conocimiento declarativo en distintos niveles de pericia, así como
para evaluar el efecto de distintas estrategias de aprendizaje en tenis
(McPherson y French, 1991; McPherson y Thomas, 1989). En bádminton,
Blomgvist, Luhtanen y Laakso (2001), a partir del cuestionario original de
McGee y Farrow (1987), y con el objetivo de evaluar el efecto de un
programa de enseñanza en este deporte, utilizaron un cuestionario
estructurado en cuatro categorías, con un total de 36 preguntas distribuidas de
la siguiente forma: 4 sobre terminología, 18 sobre reglas y puntuación, 11
sobre técnica y 3 sobre táctica.
119
Moreno y colaboradores, que validaron dos cuestionarios, uno de
conocimiento declarativo y otro de conocimiento procedimental, con un total
de 25 preguntas cada uno y que fue aplicado para evaluar la evolución del
conocimiento en distintos niveles de pericia, práctica y edad, así como su
influencia en el rendimiento, además de ser utilizado para evaluar el efecto de
un programa de supervisión reflexiva sobre el rendimiento del jugador en la
acción de remate (Moreno, Moreno, García, Iglesias y Del Villar, 2006;
Moreno, Del Villar, García-González, García y Moreno, 2013). Otro tipo de
cuestionario desarrollado para este deporte evalúa el conocimiento sobre
aspectos más situacionales, aplicando un cuestionario para la colocación que
presenta, a través de gráficos, 14 situaciones de juego donde el colocador
tiene que seleccionar la acción más adecuada y justificar el porqué de su
elección (Matias y Greco, 2009).
120
B) Cuestionarios asociados a la presentación de imágenes
121
preestablecidos por los investigadores (e.g., porque mi oponente se estaba
moviendo hacia la dirección contraria, porque es mi mejor golpe, para que mi
oponente tenga el menor tiempo posible para responder, etc.). El test
avanzado plantea la misma situación pero de forma más detallada, mostrando
una serie de 15 secuencias de juego en vídeo, y posteriormente deben elegir
la mejor opción de juego ante la imagen del momento anterior al golpeo, en
dos ocasiones: a) elegir la mejor opción entre 3 golpeos diferentes con su
trayectoria (compuesta por la dirección, altura y profundidad del golpeo); y b)
elegir entre 8 opciones de golpeo, representadas por 8 números superpuestos
en la imagen (pero que no presentan ni la altura ni la trayectoria del golpeo);
y además justificar su decisión entre una serie de 20 argumentos (e.g., porque
así mi oponente tiene que desplazarse hacia atrás, porque es hacia el lado del
revés de mi oponente, porque el golpe es seguro, etc.).
122
deporte, se han ido desarrollando diferentes líneas de investigación que desde
otras ópticas estudian el proceso decisional. De este modo surgen estudios
que analizan la competencia decisional percibida por el propio deportista o
por su entrenador.
123
(evaluando aspectos como defensa individual, defensa en zona e
interceptación), a través de una escala tipo Likert de 6 puntos desde la opción
"bajomoderado" hasta la opción "excelente".
124
como la evaluación de la representación de problemas en jugadores de tenis
(McPherson y Kernodle, 2007) entre otros (para una revisión, Salmon et al.,
2009).
125
En el deporte se ha utilizado en distintos trabajos el instrumento de
evaluación del conocimiento, a través del protocolo verbal, propuesto
inicialmente por McPherson y Thomas (1989), que planteaba las preguntas
¿qué estabas pensando mientras jugabas este punto? y ¿qué estás pensando
ahora mismo?, para evaluar en qué basaban los jugadores sus decisiones
pasadas (representación de problemas) y cómo planificaban sus decisiones
futuras (planificación de estrategias). A través del análisis de contenido de las
respuestas a estas preguntas, que se formulan en momentos de parada del
juego entre puntos, durante una situación de juego real, se hace posible
evaluar el conocimiento táctico del tenista en términos de contenido (cantidad
y variedad de los conceptos verbalizados), sofisticación (calidad y detalle de
los conceptos) y estructura (interrelación de conceptos). Esta metodología,
utilizando las mismas preguntas y el mismo sistema de codificación del
conocimiento, se ha aplicado en distintos estudios sobre tenis (McPherson,
2000; McPherson y Kernodle, 2003, 2007), así como en otros deportes
colectivos como el béisbol (McPherson y MacMahon, 2008) o el voleibol
(Moreno, Moreno, Ureña, García y Del Villar, 2008; Moreno, Moreno,
Ureña, Iglesias y Del Villar, 2008).
126
realizaban una entrevista, tras mostrarles en vídeo las distintas secuencias de
sus propias acciones de juego, con el objetivo de indagar sobre el
comportamiento en juego de los deportistas, La entrevista incluía preguntas
como ¿qué querías hacer aquí?, ¿qué viste en esta situación? o ¿qué estabas
pensando en esta situación?, para indagar sobre la percepción de los
jugadores en tomo a sus decisiones, independientemente del resultado
posterior. Del análisis de sus respuestas, los investigadores establecieron tres
categorías de intenciones compuestas por distintas decisiones:
127
ocluidas temporalmente en el momento de la selección de la respuesta. La
verbalización de la decisión adoptada por el jugador servía para valorar la
calidad de la toma de decisiones, en situaciones de mayor déficit perceptivo,
y en función de las diferentes situaciones de juego.
128
desplazamiento generado en el rival, mantener al jugador contrario por detrás
de la línea de fondo, etc.); mientras que para la observa ción de la ejecución
se basa en el efecto que la acción seleccionada tiene en el rival, que se
expondrán más adelante en este capítulo. Una de las aportaciones importantes
de este instrumento es la diferenciación entre la toma de decisiones y la
ejecución, es decir, separa de forma independiente la intención del jugador
del posterior resultado de la misma, siendo este un avance importante en la
evaluación de la toma de decisiones en el tenis.
Instrumentos similares a este han sido utilizados para otros deportes, como
el desarrollado por French y Thomas (1987) para el baloncesto en situación
de ataque, que permitía evaluar las acciones de juego en torno a las siguientes
variables: control, toma de decisiones y ejecución; codificándolo igualmente
con valores 0 (inapropiado) y 1 (apropiado).
129
un orden jerárquico fundamentado en la validez de expertos, de forma que
categorizaban las decisiones de más adecuadas a menos adecuadas en tomo a
la situación planteada. También en fútbol, Blomquvist, Vanttinen y Luthanen
(2005) desarrollaron un instrumento de observación individual, categorizando
decisiones adecuadas o inadecuadas para situaciones de ataque (jugador con
balón o Jugador sin balón) y defensa, incluyendo aspectos tácticos sobre si
las decisiones eran adecuadas o no.
130
análisis de la ejecución. Este es el caso de instrumentos como el de French y
Thomas (1987), Nielsen y McPherson (2001), u Oslin et al. (1998), que han
sido presentados anteriormente para la evaluación de la toma de decisiones.
131
oponente).
132
recepción del balón (RB). Cuando el jugador tiene la posesión del balón, en
fase de ataque, puede: jugar un balón neutral (NB); perder el balón (LB);
jugar un balón ofensivo (OB); ejecutar un lanzamiento exitoso (SS). Algunas
de estas variables fueron agrupadas, generando dos piezas de información
adicionales:
133
5.2.3. Instrumentos de análisis notacional y su relación con la toma de
decisiones
134
características de las mismas, o bien accediendo a la asociación existente
entre diferentes variables de la misma acción o de distintas acciones de juego
(Gil, Del Villar, Moreno, García-González y Moreno, 2011; Palao,
Manzanares y Ortega, 2009; Quiroga et al., 2010). Estos estudios permiten
asociar variables al rendimiento y eficacia de los equipos, incluso hacer
perfiles colectivos o individuales y de esta forma orientar la toma de
decisiones, tanto del entrenador como de los propios jugadores, que incluso
llegan a analizarse en tiempo real durante el desarrollo del partido para
fundamentar decisiones del entrenador con relación a la táctica y estrategia a
desarrollar en un momento concreto. Recientemente se están desarrollando
estudios predictivos que, mediante el análisis de regresión logística
multinomial, permiten estimar el rango predictor de diferentes variables sobre
el rendimiento en las distintas acciones de juego (Costa, Afonso, Brant y
Mesquita, 2012; Marcelino, Mesquita y Sampaio, 2011). Por su parte,
diferentes variables situacionales como la calidad de la oposición, el estatus
del partido, el set, la rotación, el momento de juego, pueden afectar al
rendimiento, por lo que es recomendable considerarlas también en la
investigación (Marcelino, Mesquita y Sampaio, 2010; Taylor, Mellalieu,
James y Shearer, 2008), y por supuesto, orientarán las decisiones que los
deportistas y entrenadores puedan tomar durante el juego.
135
tácticodecisional, como puede ser la extracción de patrones temporales (T-
patterns). Se entienden por patrones temporales la combinación de eventos
que ocurren en el mismo orden (aunque con diferencias de tiempo real entre
elementos o acciones consecutivas) que se mantienen relativamente
invariantes. En un breve ejemplo, los dos softwares mencionados
anteriormente han sido utilizados para evaluar patrones temporales en fútbol
y detectar estructuras de juego que pueden vincularse directamente a aspectos
tácticos (Camerino, Chaverri, Anguera y Jonsson, 2012; ver figura 5.2). En el
citado trabajo, estos autores evalúan regularidades en el estilo de juego del
F.C.Barcelona a lo largo de varios partidos, detectando, entre otros, un patrón
de posesión del balón que consiste en mantener el primer balón en la zona
central antes de ser jugado hacia delante, a través de varios movimientos, en
las zonas más cercanas a la portería del equipo contrario con el fin de alterar
el equilibrio de este. Este tipo de análisis secuencial y patrones temporales se
ha aplicado también en balonmano, donde se obtuvo una asociación entre el
sistema defensivo y el tipo de recuperación de balón (Lopes, Camerino,
Anguera y Jonsson, 2010). En baloncesto nos puede aportar cierta
información con relación a la construcción y eficacia ofensiva, mostrando
ciertas regularidades que no son detectables a través de una inferencia visual
o mediante análisis de datos que han sido utilizados de forma tradicional
(Fernández, Camerino, Anguera y Jonsson, 2009).
136
Figura 5.2. A la izquierda se muestra la representación del patrón temporal
(T-pattern) detectado y a la derecha, la ilustración del mismo (extraído de
Camerino, Chaverri, Anguera y Jonsson, 2012, p. 220).
137
identificar perfiles individuales y colectivos basados en análisis de patrones
de comportamiento detectados (Borrie, Jonsson y Magnusson, 2002).
138
En los deportes colectivos con balón, el comportamiento decisional se puede
ver, en el espacio y en el tiempo, a escala individual, grupal y de equipo
(Duarte, Araújo, Correia y Davids, 2012). Para capturar el comportamiento
decisional en todos estos niveles de organización del comportamiento, se
convierte en esencial capturar las transiciones en el curso de la acción de los
jugadores, grupos de jugadores o equipos, expresada por los cambios
espaciotemporales que se establecen en las interacciones con el medio
ambiente y bajo influencia de los constreñimientos físicos y de información
(Araújo, Davids y Hristovski, 2006). Al capturar las regularidades y las
transiciones en el comportamiento de los jugadores se hace posible medir
cómo los jugadores exploran la información y actúan sobre las condiciones
impuestas por el juego para lograr sus objetivos (Araújo, Travassos y Vilar,
2010). De acuerdo con el enfoque de la dinámica ecológica, uno de los pasos
necesarios para estudiar el comportamiento en el deporte es la obtención de
las coordenadas de posición que permiten registrar las interacciones que los
deportistas desarrollan a lo largo del tiempo, en su contexto de actuación.
139
través de seguimien to (tracking) de las trayectorias de los jugadores. Con
estas trayectorias, capturadas en forma de coordenadas euclidianas, es posible
calcular las variables ecofísicas (véase la sección 3 y 4 de este capítulo) que
capturan los aspectos particulares de la conducta de los jugadores en sus
contextos de desempeño (Araújo, Davids y Hristovski, 2006). Estas variables
permiten capturar de forma consistente el comportamiento táctico o de toma
de decisiones y poner a prueba los efectos de la pericia (Travassos et al.,
2013). Además de este aspecto, Araújo, Davids, Cordovil, Ribeiro y
Fernandes (2009) observaron que, en la misma tarea, la medición del
comportamiento de los jugadores sobre la base de variables ecofísicas
permite una mejor comprensión del comportamiento de los jugadores, en
comparación con los informes verbales de los jugadores, para describir su
comportamiento. Estos resultados refuerzan la noción de que para acceder al
comportamiento táctico o de toma de decisiones es fundamental capturar
cómo los jugadores actúan y exploran el contexto del juego, en el que se
incluyen físicamente.
140
como la imposibilidad de su uso en las actividades practicadas en el interior.
Otra posibilidad para la recogida de datos de posición es el uso de sistemas
basados en la grabación de vídeo para la digitalización manual de las
coordenadas de los jugadores como el software TACTO (Fernandes et al.,
2010). Dada su flexibilidad y capacidad de adaptación a diferentes contextos,
a continuación, presentaremos una visión general de los principales
procedimientos para poner en práctica el uso de este método.
141
estudios llevados a cabo utilizando este software, el punto de trabajo
seleccionado corresponde a la proyección del centro de gravedad del jugador
en el suelo, que normalmente se encuentra entre los dos apoyos del jugador
(Duarte, Araújo, Davids et al., 2012; Passos et al., 2008; Travassos, Araújo,
Vilar y McGarry, 2011). Después de definir el punto de trabajo, la grabación
inicia su reproducción a velocidad reducida (por lo general '/2 de la velocidad
normal), siendo las coordenadas digitales recogidas con una frecuencia de
25Hz. La digitalización con este software presenta una buena precisión de
registro y un error inferior al 5 % (Fernandes et al., 2010).
142
2). La descripción matemática para la aplicación del método de 2D-DLT se
puede encontrar en (http://isbweb.org/software/movanal.html). La secuencia
de las coordenadas que forman la trayectoria de cada jugador se muestra en
forma de series temporales, que puede ser analizada desde cualquier
tratamiento típico de series temporales.
143
Figura 6.1. Etapas de captura y análisis de comportamiento táctico o de toma
de decisiones de los jugadores. 1) Analizar después de la captura de vídeo, 2)
la transformación de coordenadas virtuales a coordenadas reales, 3) el cálculo
y representación de los desplazamientos de los jugadores, y 4) la
representación gráfica de una variable de ecofisica (distancia entre dos
jugadores) a lo largo de una jugada de pase.
144
Fernandes y Caixinha (2004) recomiendan un porcentaje de menos del 5%
del error absoluto, que se puede utilizar como un indicador de la precisión del
instrumento.
145
al., 2010). El enfoque de la dinámica ecológica propone el uso de variables
compuestas a partir de las trayectorias de los individuos y describir la
relación que establecen con el entorno en el que la acción ocurre (Duarte,
Araújo, Correia et al., 2012. Vilar, Araújo, Davids y Button, 2012).
Normalmente, estas variables son designadas variables biofisicas (Turvey,
1990) o ecofísicas (Carvalho y Araújo, 2013), ya que consisten en medidas
físicas que expresan el estado de relación que los individuos establecen con la
ecología de la tarea. Para este fin, la integración de los constreñimientos
físicos de la tarea en las medidas ecofisicas es de particular importancia,
como se ha demostrado en varios estudios. Por ejemplo, Travassos et al.
(2011, 2012) demostraron cómo la integración de la posición de la portería y
del movimiento del balón permitió capturar de manera más eficiente los
patrones de coordinación interpersonal entre atacantes y defensores. Del
mismo modo, se utilizó la noción del espacio libre defensivo para capturar la
estabilidad de ruptura atacante-defensor en situaciones de 1 contra 1 (Duarte,
Araújo, Davids et al., 2012) y de 3 contra 3 (Duarte, Araújo, Freire et al.,
2012).
146
3.La captura de la variable de forma continua con el fin de preservar su
dinámica de comportamiento.
147
Hilbert (Rosenblum, Pikovsky y Kurths, 2004) siendo los resultados
expresados en grados o radianes. Una relación de sincronización (en fase) se
expresa por valores de fase relativa próximos a 0° o 360° (o 0 y 2n). Una
relación de la sincopa o antisincronía (antifase) que se expresa por los valores
de fase relativa próximo de 180° o múltiplos de 180° (o 7r). Además de
permitir identificar los patrones que prevalecen de la coordinación y las
transiciones entre estos patrones, la fase relativa también permite identificar
el agente (jugador o equipo) que muestra ventaja temporal en el análisis de la
relación espacial. Para ello es necesario tener en cuenta el signo (positivo o
negativo) del patrón de coordinación observado.
148
prensa). Este método de análisis no lineal permite sintetizar en un solo
parámetro la sincronización de múltiples agentes en interacción. Por lo tanto,
representa un avance metodológico en el estudio de la dinámica de
comportamiento de naturaleza multivariable (es decir, tratamiento integrado
de series temporales múltiples de diferentes individuos). Este método se
apoya en una adaptación del parámetro de orden de Kuramoto (1975), que se
formuló inicialmente para explicar los fenómenos de sincronización en
sistemas con un número de osciladores que tienden al límite termodinámico
(es decir, para un número infinito). Sin embargo, Frank y Richardson (2010)
adaptaron y probaron su uso en sistemas con un reducido número de
humanos en interacción. Su uso en el estudio de los deportes de equipo ha
permitido comprender cómo los individuos con diferentes características
cooperan y contribuyen al comportamiento de toma de decisiones que
manifiestan los equipos.
149
generalización de los resultados hacia el contexto de actuación (McGarry et
al., 2002; Travassos et al., 2010). En el capítulo de Araújo de este mismo
libro se puede ver una amplia discusión sobre representatividad (ver también
Pinder, Davids, Renshaw y Araújo, 2011).
150
defensa aumenta cuando la distancia entre ellos alcance valores críticos muy
reducidos. En ese momento, el aumento de la diferencia de velocidades entre
el atacante y el defensor es crucial para permitir que el atacante obtenga
ventaja en explorar el mejor camino para regatear a su oponente (Duarte,
Araújo et al., 2010).
151
de coordinación interpersonal predominantemente en fase (0°). Por otra parte,
el éxito del defensor se asoció con un patrón predominante de coordinación
interpersonal que oscila entre - 30° y - 90°. La señal negativa asociada a estas
tendencias de la coordinación significa que el defensor lidera (comienza) el
comportamiento de aproximación y alejamiento de la línea de portería y,
consecuentemente, puede deducir que los movimientos del atacante están
influenciados por los del defensor. En conjunto, estos resultados indican que
una fuerte sincronización espaciotemporal de los jugadores, la aproximación
y lejanía a la línea de portería está más relacionada con el éxito del atacante.
Por otro lado, cuando los movimientos del defensor anticipan e influyen en
los movimientos del atacante, hay una mayor probabilidad de éxito defensivo
en esta confrontación directa. Además de las diferencias observadas en los
patrones de coordinación, los resultados de la ApEn también mostraron una
mayor irregularidad e imprevisibilidad de la coordinación interpersonal en
situaciones donde el atacante logró regatear, frente a situaciones exitosas del
defensor (es decir, desarme).
152
surja un remate con gol o un remate interceptado en el juego de fútbol sala.
Los autores determinaron el ángulo que el defensor directo del rematador
hacía con el rematador y con la portería, la distancia relativa entre defensor y
rematador hasta la portería, la distancia interpersonal y la velocidad relativa
entre el atacante y el defensor. Se registraron las cuatro variables desde que el
atacante asistente del rematador recibe el balón hasta al momento en que el
rematador toca el balón por última vez en la acción de remate. Los resultados
mostraron que solo el ángulo "rematador-defensor directo-portería" y la
distancia relativa rematadordefensor influyen en el éxito del comportamiento
táctico de remate. Cuando el disparo fue interceptado por el defensor, los
valores de ambas variables fueron superiores a cuando el remate alcanzó la
portería. Estos resultados muestran que los comportamientos de toma de
decisiones en el regate y remate se ven limitados por diferentes variables
informacionales. Mientras en el regate el atacante tiene que superar al
defensor mediante la variación de su velocidad relativa en las distancias
interpersonales reducidas, en el remate debe promover un desalineamiento
con el defensor y aumentar su distancia de cara al defensor directo y a la
portería.
153
6.4.2. Nivel grupal
-El atacante que realizó el pase y los dos defensores más cercanos.
154
comportamiento táctico del pase no está predeterminado a la acción, sino que
surge de la adaptación del portador del balón a la configuración
espaciotemporal de los defensores que crean o eliminan oportunidades para
que el pase surja, en función de las distancias establecidas. Por consiguiente,
y contrariamente a algunos manuales técnicos, podemos decir que el
comportamiento táctico del pase no es una acción puramente individual, sino
compartida por los diferentes jugadores y las circunstancias de acción, sobre
la base de las relaciones de información entre el portador del balón y sus
compañeros que colaboran para crear posibilidades de acción, y los
opositores que tratan de eliminar esas mismas oportunidades.
155
y el movimiento de sus compañeros de equipo y oponentes, en particular con
respecto a los avances en el terreno y la ampliación o creación de espacio del
equipo, es esencial para el éxito de este comportamiento táctico-decisional
específico (es decir, la invasión de la zona de finalización a través del pase).
156
variable, delimitada por los jugadores en la periferia (es decir, determinaron
automática mente el mejor polígono convexo posible que podría ser formado
en cada instante del juego). También en cada instante dividieron este
polígono en 3 carriles (lado izquierdo, central y lateral derecho) y en 4
sectores (izquierda atrasado y avanzado, centro del campo atrasado y
avanzado y derecho atrasado y avanzado). Esta división se tradujo en 7
subáreas dentro del área funcional del juego, que se determinaron y ajustaron
a cada instante. Para cada instante se calculó la diferencia entre el número de
jugadores del equipo atacante y defensor en todas las subáreas del juego.
Como era de esperar, los resultados mostraron que los equipos buscan
constantemente obtener ventaja numérica en las áreas próximas de su
portería. Sin embargo, las medidas de entropía revelaron que el equipo que
ganó el partido obtuvo de forma más consistente (es decir, menos variable)
ventaja numérica más cerca de su propia área de portería. Estos resultados
demuestran cómo los grupos de jugadores interactúan localmente en la
búsqueda de relaciones numéricas favorables y posiblemente espaciales y
temporales, y puede globalmente tener implicaciones en el éxito adaptativo
del equipo (Vilar et al. 2013).
157
variaciones asociadas al gol de ambos equipos esencialmente cuando se
obtienen más cerca del final del juego. Estos resultados permiten afirmar que,
a lo largo del tiempo, los equipos se convierten más predecibles en el
comportamiento táctico que adoptan, pero con un aumento en la magnitud de
la variación de estos mismos comportamientos.
158
que los jugadores tienden a estar más acoplados a la sincronización colectiva
de su equipo en sus desplazamientos longitudinales que en los movimientos
laterales. Pese al menor espectro de variación en los modos de coordinación
existentes entre los distintos jugadores del equipo y la sincronización
colectiva en el movimiento longitudinal, estos movimientos tienden a ser más
irregulares y menos previsibles en el tiempo, en comparación con los
movimientos laterales. Por último, como se ha demostrado en otros estudios,
en términos generales, los comportamientos colectivos mostraron una menor
variación en el tiempo que los comportamientos individuales (Travassos,
Araújo, Duarte y McGarry, 2012; Travassos et al., 2011). Por lo tanto, la
variabilidad funcional está asociada a la explotación de las posibilidades de
(inter)acción a nivel individual como resultado de comportamientos tácticos
colectivos estables, tales como la sincronización del equipo. Por tanto, en
lugar de estereotipo y predefinir el espectro de posibles comportamientos
individuales, el entrenamiento de la toma de decisiones debe permitir la
exploración de las posibilidades de acción más funcional dentro de los
principios de funcionamiento del equipo.
6.5. Conclusiones
159
método de cálculo (para una revisión general, véase Correia, Araújo, Vilar y
Davids (en prensa).
160
Con estas variables se puede determinar la magnitud y la estructura de
variabilidad inherente a la dinámica del comportamiento táctico-decisional.
Siendo la acción, así como sus transiciones (decisiones) un proceso
emergente, tiene sentido que sea estudiado a lo largo del tiempo. Es
importante destacar que los mismos principios se aplican en diferentes
fenómenos y escalas temporales (por ejemplo, el rendimiento, el aprendizaje,
el desarrollo, ver Newell et al., 2001), y los niveles de análisis, como se
ilustra en el cuadro 6.1. La dinámica ecológica permite ampliar y dar un
nuevo uso a las herramientas de la física, lo que garantiza que el estudio de
comportamiento decisional no se fundamenta en variables que no se pueden
medir directamente (por ejemplo, programas motores, esquemas,
representaciones, estructuras cognitivas, conocimiento almacenado), sino más
bien en la evaluación directa de los fenómenos, como es práctica común en
161
las ciencias como la física o la biología.
162
163
Los programas de entrenamiento decisional, dentro de la psicología
cognitiva, están encaminados a la mejora de la capacidad de selección de la
respuesta durante el proceso de toma de decisiones. El objetivo es desarrollar
un conocimiento táctico más elaborado y sofisticado a través del análisis y
reflexión de la propia decisión tomada, lo cual permite dotar al deportista de
un mayor repertorio táctico en las diferentes situaciones de juego.
164
rendimiento táctico individual del deportista.
165
conocimiento científico-técnico entendido como "superior" y una práctica de
aula supeditada a este. En este sentido, Schón (1983) establece dos momentos
y dos tipos de reflexión: la reflexión en la acción (durante la intervención),
definida como el proceso mediante el cual todo aquel conocimiento implícito
asimilado, dado por supuesto e incuestionable, se hace explícito y se examina
críticamente en el momento de intervenir en la práctica (Ramos, 1999), y la
reflexión sobre la acción (después de la intervención), entendida como el
análisis que se realiza, tras finalizar la intervención, y que se efectúa sin las
demandas y urgencias que tiene la situación interactiva, utilizando para ello
instrumentos conceptuales y estrategias de comprensión, valoración y
reconstrucción de la práctica (Del Villar et al., 2002).
166
aprenden a ser más reflexivos y desarrollan estrategias cognitivas más
eficaces, conceptos acuñados en la expresión Mentoring Through Refiection
(Cushion, 2006; Cushion, Armour y Jones, 2003).
167
•El visionado en vídeo permite que el sujeto observe su propia actuación y
pueda reflexionar sobre ella, a través de un autoanálisis que, sobre todo
en las primeras sesiones, es conducido por el entrenador. La actuación
del entrenador debe ser de carácter subsidiario, tratando que desde el
primer momento sea el propio deportista quien analice su actuación
deportiva.
168
indicaron que los cuatro atacantes que se sometieron al programa de
intervención mejoraron significativamente la toma de decisiones, el
conocimiento procedimental y el rendimiento en la acción de ataque.
169
un incremento en la cantidad de entrenamiento psicológico, técnico y táctico
(Vickers, 2007).
Dentro del aprendizaje motor existen una serie de herramientas que tratan
de mejorar el proceso de selección de la respuesta mediante el diseño de
prácticas, en las cuales los deportistas deben tomar una decisión bajo las
condiciones reales que se dan en el deporte. En este sentido, para que un
jugador en categorías de formación aprenda a realizar correctamente el
remate en voleibol es necesario que sea entrenado bajo unas condiciones de
práctica variable y aleatoria, pero esta práctica puede ser complementada con
situaciones de análisis táctico, a través del cuestionamiento y el vídeo
feedback, herramientas que pretenden crear un desencadenamiento cognitivo
durante la ejecución de las tareas. A continuación se hace una descripción de
cómo dichas herramientas, en el proceso de formación de los deportistas,
pueden contribuir a la optimización de las variables cognitivas en el deporte.
7.3.1. Vídeo-feedback
170
proporcionar feedback a sus deportistas, ya que permite grabar y repetir
conductas deportivas pasadas, reducir la velocidad de las acciones y pausar
imágenes (Franks y Malle, 1991; Ives, Straúb y Shelley, 2002).
171
tanto al entrenador como al deportista, una oportunidad de reflexión sobre el
rendimiento, además de considerar cómo este puede ser mejorado (Carling et
al., 2005; Carling et al., 2009; Groom et al., 2011).
172
adicional, que consistía en reflexionar, con la ayuda de un mentor, sobre la
decisión que habían tomado en la competición a partir de la visualización del
vídeo. Los resultados mostraron, al igual que en el estudio de Larkin et al.
(2011), que el vídeofeedback es una herramienta eficaz para la optimización
de la toma de decisiones en deportistas en etapas de formación.
173
actuación en pista, empleando para ello herramientas cognitivas similares a
las descritas por Vickers (2007)
7.3.2. Cuestionamiento
174
tareas, a partir de los puntos clave presentes en la situación de entrenamiento
(Vickers, 2007).
175
•Plantear cuestiones orientadas hacia un pensamiento crítico y reflexivo
(Good y Brophy, 2000).
176
dado que la mayoría de estudios se han realizado tras la competición, y fuera
de la acción de juego. En nuestra intervención, la aplicación se realizó en
situación real de juego, lo que ha permitido a los deportistas implementar, de
forma inmediata en la competición, las reflexiones suscitadas durante el
análisis, logrando así una relación directa entre pensamiento y acción.
177
de categoría cadete que tenían una experiencia en práctica en voleibol entre 3
y 6 años. La aplicación del programa de intervención se desarrolló durante 11
semanas, con dos sesiones semanales.
La jugadora que había realizado la acción era avisada para que saliera de la
pista y se dirigiera al banquillo para participar en el entrenamiento decisional,
de acuerdo a una secuencia en 3 fases (ver figura 7.1):
178
•Fase 1: Visionado de la imagen. La jugadora, tras realizar la acción de
ataque, visionába en vídeo su propia acción durante 2 veces
consecutivas, con el propósito de recordar la situación ocurrida
anteriormente.
179
deportista debe hacer un análisis profundo del contexto de la decisión,
identificar posibles soluciones que se podían haber adoptado y valorar las
consecuencias de la respuesta seleccionada (figura 7.2).
180
respuesta.
-Características de la colocación.
-Combinación marcada.
181
-Tendencias de defensa de 2.a línea en el equipo contrario.
•¿Qué efecto podría tener sobre la defensa del equipo adversario cada una
de las opciones de ataque que has verbalizado?
•De todas esas opciones de ataque que has verbalizado ¿cuál crees que
puede tener mejor resultado? ¿por qué?
182
deportista en la fase anterior. A este respecto, la jugadora debía comparar la
respuesta que ha seleccionado con cada una de las alternativas planteadas, al
objeto de discriminar cuál es la mejor opción basándose en las diferentes
condiciones que están presentes en la situación de juego. En este sentido, el
supervisor plantea a la jugadora preguntas del siguiente tipo:
•¿En qué te has fijado para llevar a cabo este tipo de ataque?
•En caso de que la decisión tomada no sea la más adecuada, ¿cuál de las
alternativas planteadas puede dificultar más la defensa del equipo
adversario?
183
aspectos tácticos de cada una de las situaciones de juego analizadas, y por
otro, hacia el análisis de la respuesta más eficaz (Vickers, 2007).
184
decisional, en una situación real de juego, representa un avance hacia la
mayor contextualización del proceso deliberativo que lleva a cabo el
deportista, ya que analiza sus decisiones de forma inmediata.
185
8.1. Relación entre factores cognitivos y emocionales en el deporte
186
deportes, donde en muchas ocasiones existen diferentes alternativas para
solucionar un mismo problema, el conocimiento procedimental, la velocidad
y adecuación de la toma de decisiones marcan la diferencia entre expertos y
noveles, resultando determinantes para el rendimiento.
187
este respecto, Mayer y Flecher (2007) indican que entender, reconocer,
controlar y manejar las emociones, por parte de los deportistas, puede
mejorar su rendimiento deportivo.
188
Figura 8. 1. La naturaleza interactiva de los dominios de la pericia en el
deporte (adaptado de Janelle y Hillman, 2003:25).
Entre las distintas relaciones que podríamos establecer entre los dominios
del rendimiento experto, la bibliografía resalta la existente entre variables
cognitivas y emocionales (Ward, Hodges, Starkes y Williams, 2007). Así,
diferentes estudios de investigación destacan la importancia del dominio
emocional en la toma de decisiones en ciencias de la administración y de la
psicología general (Nagvi, Shiv y Bechara, 2006; Plessner, Betsch y Betsch,
2008), pero muy poco en el deporte (Bonnet, Fernández, Piolat y Pedinielli,
2008). El deporte es un dominio conocido por sus elecciones y decisiones con
elevado componente emocional, debido a la presión temporal, por lo que la
comunidad científica reconoce la necesidad de un enfoque combinado,
cognitivo y afectivo, para comprender la relación entre las emociones y la
toma de decisiones en el deporte (Hatfield y Kerick, 2007; Tenenbaum,
Edmonds y Eccles, 2008).
189
Pese a que algunos trabajos señalan que las respuestas emocionales no
siempre requieren procesamiento de la información (Zajonc, 1984) y que, por
tanto, las emociones podrían implícitamente desencadenar conductas
(Lieberman, 2010), otros estudios remarcan que los procesos cognitivos son
esenciales para la producción de respuestas emocionales, ya que estas no se
producen si no se perciben estímulos relevantes (Lazarus, 2000). Existen
teorías previas que abordan la relación entre el componente emocional y el
procesamiento cognitivo (Moran, 2009), entre ellas destacamos: la teoría de
la eficiencia del procesamiento (Murray y Janelle, 2007) y la teoría del
control atencional (Eysenck, Derakshan, Santos y Calvo, 2007). Ambas
ofrecen una visión interesante sobre la influencia de la ansiedad sobre la
cognición, pero se hace necesaria una explicación más general para entender
el comportamiento de los deportistas (Hanin, 2007).
190
estímulos presentes. Igualmente, aspectos como el nivel de dominio o las
características de la situación podrían determinar el empleo de estrategias
decisionales intuitivas o deliberativas (Hammond, Hamm, Grassia y Pearson,
1987), independientemente de las preferencias hacia las mismas que tenga el
deportista en función de sus características.
191
El término motivación tiene sus orígenes en el verbo latino moveré, que
significa mover. El significado etimológico permite entender, en cierta
medida, el por qué relacionar motivación con "motor del deporte", pues lo
que mueve a un individuo a la realización de práctica de actividad físico-
deportiva está basado en la motivación, es decir, se convierte en un auténtico
motor para la práctica de actividad física y deportiva.
192
Contrariamente, la falta de satisfacción de estas necesidades básicas (o
mediadores) incrementa progresivamente la motivación extrínseca, y en
último término, la desmotivación, derivándose una serie de consecuencias,
tanto a nivel cognitivo, afectivo como comportamental.
193
y por tener la fuerza para determinar su propio comportamiento; la necesidad
de competencia se basa en tratar de controlar el resultado y experimentar
eficacia; y la necesidad de relación con los demás se define como el esfuerzo
por relacionarse y preocuparse por los otros, así como sentir que los demás
tienen una relación auténtica y experimentar una satisfacción general con el
mundo social. La satisfacción de estas tres necesidades psicológicas básicas
se asocia a un funcionamiento efectivo, así como para el desarrollo de
experiencias óptimas, de manera que ninguna puede ser frustrada sin obtener
consecuencias negativas (Ryan y Deci, 2000).
194
Del Villar, 2008; Moreno, Del Villar, Gil, García-González y Moreno, 2011),
o bien en el diseño de tareas de entrenamiento que fomenten la toma de
decisiones en contexto real. Para facilitar la reflexión de los jugadores se ha
empleado el vídeofeedback con supervisión de un mentor (Vickers, 2007), y
el cuestionamiento, que puede estar asociado a dicha actividad. Aspectos
como: reforzar las decisiones apropiadas, individualizar los aspectos tácticos,
ayudar a los deportistas a desarrollar los actions plan profiles y los current
event profiles durante las actividades prácticas han sido considerados para el
desarrollo del conocimiento táctico y de las habilidades decisionales en el
deporte (McPherson, 2008).
195
(2007) indica incluso la posibilidad de que se inste a los jugadores a
identificar un problema o dificultad que posean, a que reflexionen sobre las
razones de ello, e incluso traten de plantear alguna estrategia o actividad para
tratar de solventarlo. Una práctica progresiva y adecuada al nivel de los
deportistas favorecerá la adherencia a la práctica deportiva, al mismo tiempo
que posibilitará conseguir mejores resultados, al optimizarse el tiempo de
práctica.
196
Así pues, por ejemplo, sería conveniente explicar al portero de fútbol, de
forma previa al ejercicio, que debe sincronizar su actuación con la defensa,
por ejemplo, adelantando su posición ante un contraataque rival, para poder
interceptar el pase proveniente del centrocampista dirigido al delantero rival.
Esta información resulta esencial para que el portero pueda entender la
dinámica del ejercicio propuesto y analice su actuación.
197
(modificando el sistema de puntuación, de manera que se otorgue valor doble
a dicha acción), limitando el espacio de juego a la zona de triple. Esta tarea
podría presentar multitud de variantes, modificando variables como: el
número o tipo de pases permitidos, el tamaño del campo, el número de
participantes, las características del móvil, el sistema de puntuación, las
acciones permitidas. Estas modificaciones garantizan una práctica variada,
que favorecerá el disfrute y el aprendizaje de los deportistas.
198
los estímulos, contribuyendo a la mejora de la concentración y la capacidad
decisional de los mismos (Thomas y Over, 1994; Morilla, 2006). Para ello se
podrán emplear estrategias como el uso de autoinstrucciones previamente
definidas (que permiten recuperar el foco atencional adecuado), o el empleo
de técnicas de detención del pensamiento, cuando pensamientos negativos
interfieran en la concentración del deportista.
199
F) Promover las relaciones sociales entre los jugadores
200
autocarga o carga del compañero) se podría agrupar a deportistas con
similares características antropométricas; en grupos con practicantes de
distinto género, masculino y femenino, se podría plantear la presencia de un
número determinado de chicas o chicos en cada grupo; igualmente, en
ocasiones, podría estar justificada la creación de grupos de manera aleatoria o
por interés de los propios participantes.
201
pensar en su actuación y tratar de solventar los problemas por sí mismo,
contribuyendo de este modo a fomentar su autosuficiencia. El aporte de
feedback por parte del entrenador solo cuando las ejecuciones de los
deportistas están fuera de una franja de ejecución aceptable, previamente
establecida por el entrenador, hace que los deportistas funcionen de manera
independiente, pero con guías u orientaciones externas, que únicamente serán
aportadas cuando estas realmente sean necesarias, ante problemas de cierta
relevancia. Como comentamos previamente, mediante estas modificaciones
en las estrategias de aporte de feedback se trata de fomentar que los
deportistas tengan oportunidad de resolver sus propios problemas y aprendan
a pensar y actuar como ellos necesitan, de acuerdo con el estrés de la
competición.
202
9.1. Características cognitivas y decisionales de los deportistas expertos
203
desarrollando una toma de decisiones más rápida y más acertada (McPherson
y Kernodle, 2007). En deportes como el voleibol, este aspecto es
fundamental, ya que en él los jugadores se ven sometidos a altas velocidades
de juego (Mesquita y César, 2007; Afonso, Mesquita, Marcelino y Coutinho,
2008), siendo la variable tiempo el mayor condicionante en el deporte de alto
nivel (Williams, Singer y Frehlich, 2002; Savelsbergh, Van der Kamp,
Williams y Ward, 2005).
204
Eccles y Ward, 2011).
205
expertos poseen una mayor interrelación entre los diferentes tipos de
conocimiento, y están estructurados de un modo más jerárquico y, por tanto,
el acceso a este se realiza con mayor facilidad (Glaser y Chi, 1988; Stemberg
y Horvath, 1995). Los expertos son más rápidos, más acertados y poseen un
procesamiento cognitivo más automático, y son capaces de aportar soluciones
más apropiadas y creativas a los problemas que les plantea el juego
(Stemberg y Horvath, 1995). Los expertos tienen una representación más
abstracta de los problemas de juego, utilizan diferentes sistemas de
producción para resolverlos, atendiendo a las características profundas del
problema, a diferencia de los noveles, que responden en función de las
características superficiales del mismo (Abernethy, Thomas y Thomas, 1993;
Sternberg y Horvath, 1995).
206
con el fin de resaltar o modificar acciones (McPherson, 1994; McPherson y
Kernodle, 2003).
Esta mayor calidad viene determinada por una mayor cantidad en el total
de conceptos de condición, acción y regulatorios y en la variedad de las
condiciones y las acciones, y es un indicador fundamental del jugador
experto o con mayor experiencia (McPherson, 1993a, 2000; McPherson y
MacMahon, 2008). Así, los expertos presentan un mayor número de
conceptos de condición (Afonso et al., 2012; McPherson, 1994, 1999a), que
especifican cuándo o bajo qué condiciones se aplica una acción para
conseguir un objetivo (McPherson, 2000).
207
De la misma manera, los deportistas expertos presentan una mayor
sofisticación conceptual en sus reflexiones (Botelho, Afonso, Araújo y
Mesquita, 2011; McPherson, 1993; McPherson y Kernodle, 2007), siendo
capaces de representar las situaciones de una manera más compleja y
estructurada (García, 2007; Gorecki, 2001; McPherson, 1999a, 1999b, 2000;
McPherson y Thomas, 1989; Nielsen y McPherson, 2001), determinada por
una mayor variedad de los subconceptos detallados, referidos
fundamentalmente al oponente (Afonso et al., 2012).
208
tendencias del oponente, y los segundos se refieren principalmente a aspectos
tales como la posición en el campo, localización del balón, consecución del
punto o ganar el partido (Gorecky y French, 2003).
209
relevantes de acuerdo con sus funciones en juego, estando estos indicadores
relacionados con la trayectoria del balón y con posiciones y acciones
específicas de los compañeros, oponentes y de ellos mismos.
210
Masculina, mostraron una atención prioritaria de los jugadores al saque en el
envío del mismo a zonas de interferencia entre jugadores, con la intención de
crear confusión y dificultar la recepción, así como al envío del balón al
jugador receptor de lantero, con la pretensión de dificultar su intervención en
ataque. De hecho, prevenir acciones de ataque del equipo contrario aparece
recogido en la bibliografía específica de voleibol como una de las finalidades
fundamentales perseguidas con el saque (Baiano, 2005; Bizzocchi, 2008;
Kenny y Gregory, 2008; Peterson, 2006; Wise, 2002).
Otra de las acciones de juego que posee en voleibol una gran relevancia es
la colocación. La acción de colocación es condicionante de actuaciones
posteriores determinantes del éxito del equipo, ataque propio y bloqueo
contrario (Hughes y Daniel, 2003). Así, el objetivo fundamental de la
actuación del colocador en alto nivel es minimizar la respuesta de bloqueo
(Ureña, 2001), incrementando de esta forma las posibilidades de consecución
del punto mediante el ataque (Zhang, 1996).
211
estudio desarrollado por Moreno et al. (2006) con las colocadoras de voleibol
de la Selección Nacional Española, en sus distintas categorías, infantil (N = 3,
media de experiencia en competición 1,5 años), juvenil (N = 3, media de
experiencia en competición 4,5 años), absoluta (N = 2, media de experiencia
en competición 11 años), puso de manifiesto diferencias en los elementos o
aspectos del entorno de juego a los que las colocadoras prestaban atención
durante su actuación en colocación, y en los elementos fundamentales que
consideraban para decidir. Las colocadoras infantiles atendían
fundamentalmente a la recepción, ya que esta podía incluso llegar a
condicionar la ejecución técnica de la colocación. Las jugadoras juveniles
centraban su atención en el ataque, características y disponibilidad de sus
atacantes. Las colocadoras absolutas atendían prioritariamente al bloqueo.
Igualmente, el bloqueo del equipo contrario fue primordial en colocadoras
absolutas para decidir a quién, cómo y dónde colocar, acción escasamente
valorada en el caso de coloca doras juveniles e infantiles, que decidían
considerando fundamentalmente la actuación/disponibilidad del propio
equipo (ataque o recepción).
212
Jankovic, 2004; Monteiro, Mesquita y Marcelino, 2009; Rodríguez-Ruiz et
al., 2011; Zetou y Tsigilis 2007).
213
especialistas en defensa expertos atienden significativamente, en mayor
medida que los especialistas noveles en la acción de defensa, a condiciones
relativas a posición del defensor y actuación del atacante, así como a las
condiciones de mejor opción de defensa, disponibilidad del defensor y
características de la colocación contraria. Entre los elementos considerados
por los especialistas expertos al tomar decisiones en defensa figuran, por
tanto, aspectos relevantes de la construcción de ataque del equipo contrario
(Afonso, Garganta, Mcrobert, Williams y Mesquita, 2012; Borgeau y
Abernethy, 1987; Gorecki, 2001; Lyskevich, 2002), y de su posicionamiento
y disponibilidad para defender. Concretamente, Liskevich (2002) indica que,
cuando el equipo contrario contacta con el balón enviándolo hacia el
colocador, los defensores deben atender a los siguientes factores: envío del
balón directamente de la recepción contraria al propio campo; ataque del
colocador; posición del colocador en el campo; dirección del ataque;
aproximación del atacante a la red; tendencias del atacante.
A pesar de que los deportistas expertos poseen una elevada pericia cognitiva,
caracterizada por los aspectos que han sido detallados en apartados
anteriores, en numerosas ocasiones, las destrezas cognitivas de los mismos
pueden ser optimizadas. En este sentido se abren diversas posibilidades de
estrategias o actividades a emplear para contribuir al desarrollo cognitivo y
decisional de los jugadores, que van desde la incidencia en el diseño de tareas
de entrenamiento y la orientación específica de las mismas a dicho objetivo,
el establecimiento de pautas para la intervención del entrenador (información
inicial y feedback), o el empleo de actividades complementarias al propio
entrenamiento desarrollado en cancha, entre las que se incluirían la
supervisión y visionado, con utilización de vídeofeedback (Vickers, 2007).
214
permitirá establecer un apropiado objetivo para la actividad. Las tareas
tácticas que se planteen en el entrenamiento deben reproducir o simular
partes del juego, siendo recomendable que sean parecidas al mismo en cuanto
a: posición de los jugadores y movimientos, trayecto ria del balón,
cooperación con los compañeros, funciones de los jugadores, calidad y
complejidad de las acciones, variación en las demandas tácticas y
decisionales (Baacke, 1996). La variedad situacional y de demandas tácticas
y decisionales provocará el desarrollo de la anticipación, atención,
concentración y resolución de problemas (Vickers, 2007), que permitirá
preparar al jugador para su intervención en situaciones variadas, que también
acontecerán en competición.
Las tareas deben estar adaptadas al nivel de los jugadores, pero al mismo
tiempo ser exigentes y suponer un reto y, por tanto, unas posibilidades de
mejora. Las actividades que se propongan con intención de trabajar la parcela
táctica y decisional deben garantizar una implicación y un esfuerzo cognitivo
(Vickers, 2007) de los deportistas que, como indican Lee, Swinnen y Serrien
(1994), afectará a una mejora en la toma de decisiones, anticipación,
planificación, regulación e interpretación de la ejecución. En este sentido, el
entrenador, en sus instrucciones sobre las tareas, debe incidir en que los
deportistas atiendan a lugares, obj etos/elementos, o aspectos relevantes, así
como a situaciones tácticas que acontezcan en su deporte (Vickers, 2007).
Unido a ello, se considera recomendable tratar de establecer objetivos
215
medibles o referentes de control en las distintas actividades (Baacke, 1996),
de manera que, por ejemplo, los jugadores puedan ir sumando o descontando
puntos en función de actuaciones tácticas concretas, teniendo así un primer
indicador de conocimiento de resultados, que será completado posteriormente
con un conocimiento de la ejecución.
Unido a los aspectos indicados, se debe garantizar que existe una total
coherencia y complementariedad entre cualquier intervención planteada en el
entrenamiento táctico en cancha y las tareas de supervisión que se puedan
llevar a cabo en momentos posteriores. De acuerdo con ello, estudios previos
desarrollados en alto nivel han puesto de manifiesto la importancia de que los
propios miembros del cuerpo técnico de los equipos, tras someterse a un
proceso de formación previo para el desarrollo de la supervisión y
mentorización, en su caso, sean los que apliquen con sus jugadores las
actividades o programas de supervisión previstos, garantizando con ello la
complementariedad y adecuación de ambas actividades (Moreno, Moreno,
Ureña, Iglesias et al., 2008).
216
deportistas esté dirigida a cuestiones concretas y relevantes, aspecto que
puede ser guiado u orientado por un supervisor o mentor, y que el empleo de
la misma se haga con cierta continuidad a lo largo del tiempo,
recomendándose periodos superiores a cinco semanas.
De este modo, respetando las pautas y los criterios que hemos ido
comentando a lo largo del capítulo, proponemos como ejemplo una serie de
ejercicios centrados en cuestiones como: fomentar una práctica variada,
incidir en que los jugadores atiendan a aspectos clave o fundamentales de la
situación de juego, considerar el riesgo que suponen determinadas decisiones
en función del momento y contexto de juego, emplear estrategias como el
cuestionamiento o vídeofeedback en el entrenamiento en alto nivel.
217
contra 6, en entrenamiento, en la que todos los jugadores, en ambos campos,
estén ubicados en posición inicial de defensa. En los laterales, próximos a los
postes, se colocarán sendos entrenadores que irán introduciendo balones en
alguno de los dos campos, individualmente y mediante remate potente,
ataque fintado o freeball, teniendo los jugadores que realizar la construcción
del contraataque.
218
manera que obliguen al atacante a centrar su atención en las mismas y actuar
en consecuencia.
219
las mismas en esta franja de puntuación. Así por ejemplo, concretamente el
colocador debería valorar el riesgo/beneficio de decisiones como: atacar al
segundo contacto, colocar al atacante más potente, colocar un tiempo de
ataque rápido, en función de actuación del equipo contrario en bloqueo. En
función del contexto concreto de cada situación de juego se podrían
jerarquizar (asignado distintas puntuación) las posibles decisiones del
colocador.
220
10.1. Fundamentación del modelo de intervención
Los deportes con habilidades abiertas son los que presentan un mayor
desafio en el estudio de la toma de decisiones, dadas las elevadas demandas
de atención selectiva que requiere un deportista para percibir y procesar todos
los estímulos significativos para alcanzar la decisión óptima (Greháigne,
Godbout y Bouthier, 2001). En este capítulo analizaremos el tenis y su gran
complejidad decisional, y cómo la optimización de elementos cognitivos
221
puede producir mejoras en la toma de decisiones de los tenistas.
Se plantea, por tanto, que existe una gran relación entre el nivel de
conocimiento y el nivel de habilidad mostrado, influyendo de forma
determinante sobre las decisiones durante el juego. Estas mismas relaciones
entre factores cognitivos y de ejecución han sido encontradas en otros
deportes como el baloncesto (Iglesias, Moreno, Santos-Rosa, Cervelló y Del
Villar, 2005), voleibol (Araújo, Alfonso y Mesquita, 2011; Moreno, Moreno,
García, Iglesias y Del Villar, 2006) o béisbol (McPherson, 1993). No
obstante es necesario separar y diferenciar las variables cognitivas y las
222
variables de ejecución para poder entender cómo se desarrolla la pericia
deportiva (Nielsen y McPherson, 2001). De este modo diferenciaremos la
capacidad de seleccionar tácticamente los golpeos de la capacidad de llevar a
cabo o ejecutar con éxito ese golpeo. Por ejemplo, en tenis la elección de un
golpe de derecha paralelo para superar a un adversario que sube forzado a la
red representa una decisión correcta, que identificamos como variable
cognitiva de selección de la respuesta. La ejecución motriz del golpe elegido
que logra que la bola entre en la pista la identificamos como variable de
ejecución.
223
acción. Por lo tanto, los entrenadores no deben verbalizar a los deportistas
cuáles son las mejores soluciones (lo que sería feedback directo o
instrucciones), sino que los entrenadores formularán preguntas a los
deportistas con el objetivo de comprender la tarea, habilidad o decisión que
se pretenda entrenar (Vickers, 2007).
224
Figura 10.1. Esquema de la relación entre estrategia, táctica y toma de
decisiones en tenis (adaptado de Torres y Carrasco, 2005).
225
objetivos concretos durante el partido que nos llevan a aplicar el plan
estratégico previsto. Al igual que en la estrategia, la presión temporal no es
muy alta, ya que en el tenis existen tiempos de descanso y pausa entre punto
que permitirán al jugador ajustar o adaptar las intenciones tácticas previstas
inicialmente.
226
acción de juego, y en el caso concreto del tenis, existen ciertos elementos que
deben tenerse en cuenta, además de las variables tácticas que determinan cada
uno de los golpeos. Estos elementos del contexto estarán presentes durante el
punto al completo y podrán condicionar las distintas decisiones que se tomen
a lo largo de este punto. Además, estudios realizados en tenis han demostrado
que estos elementos pueden ser determinantes para la toma de decisiones
(García-González, Moreno, Moreno, Iglesias y Del Villar, 2012; McPherson,
2000; McPherson y Kernodle, 2007). Algunos de estos elementos son:
-Marcador: tanto del juego como del set. No son las mismas consecuencias
las que tiene un golpeo cuando el jugador va ganando 40-0 y 5-1, que si
se encuentra con 30-30 y 5-4 en contra.
227
realmente pueda ejecutar eficazmente, por lo que será un elemento del
contexto importante a tener en cuenta.
-Efecto del golpeo: los efectos que los jugadores utilizan habitualmente
son tres: plano (sin efecto), liftado (con efecto hacia delante) y cortado
(con efecto hacia atrás).
-Altura del golpeo: podemos diferenciar tres alturas: golpeos bajos (que
pasan muy cerca de la red), golpeos de altura media (entre 1 y 3 metros
por encima de la red) y golpeos altos (a partir de 3 metros por encima
de la red).
228
golpeos cortos (que botan cerca de la red en el campo del contrario),
golpeos de profundidad media (aquellos golpeos que botan alrededor de
la línea de saque del campo contrario) y golpeos profundos (aquellos
que botan cercanos a la línea de fondo del campo contrario).
Una vez establecidas cuáles son las variables principales a manipular para la
toma de decisiones en tenis (dirección, efecto, altura y profundidad), los
elementos contextuales (marcador, ubicación propia y del rival y
condicionantes propios y del rival) y los elementos tácticos y estratégicos, a
continuación proponemos un ejemplo de la utilización del entrenamiento
decisional, aplicado al contexto real, con jugadores de nivel intermedio. Este
ejemplo de aplicación práctica está fundamentado en el estudio de García-
González (2011) y fue llevado a cabo con jugadores de categoría infantil y
cadete en niveles de formación. En el estudio realizado se obtuvieron
resultados relevantes, destacando la mejora significativa de la toma de
decisiones y del rendimiento de los jugadores a los que se les aplicó el
programa formativo (García-González, Moreno, Moreno, Gil y Del Villar,
2013).
229
centrando la atención principalmente en uno de los golpeos de estos puntos y
en las conse cuencias positivas o negativas que este tenía. De esta forma, de
las 6 acciones analizadas, 3 de ellas eran aciertos desde el punto de vista
decisional y otras 3 acciones eran errores decisionales. Las acciones de juego
fueron seleccionadas a partir de las decisiones que habían tomado los
deportistas durante su partido de competición. Para asegurar la efectividad
del programa se realizaron 10 sesiones de entrenamiento decisional con cada
uno de los jugadores, al día siguiente de la competición y antes del primer
entrenamiento semanal. Las características del entrenamiento cognitivo-
decisional se pueden resumir en el cuadro 10.1.
230
231
Para comprender mejor el entrenamiento decisional basado en la
utilización del vídeofeedback y del cuestionamiento mostraremos un ejemplo
de la actuación del entrenador durante la fase 3. Para ello ejemplificaremos el
desarrollo de esta intervención con ejemplos reales desarrollados con los
sujetos que participaron en el estudio.
A) Descripción de la jugada
232
el ju gador A, en la parte inferior el jugador B.El análisis se va a realizar con
el jugador B (camiseta blanca y pantalón corto negro).
233
Figura 10.4. El jugador A se dispone a golpear de revés, y como se puede
observar se encuentra dentro de la pista por el resto del jugador B.El jugador
A ejecuta un revés paralelo semiplano hacia el lado derecho del jugador B.
Figura 10.5. El jugador B llega muy forzado a la bola, pero logra devolverla.
234
Figura 10.6. El jugador B devuelve la bola, aunque se encuentra muy
desplazado en la esquina derecha de la pista y solamente puede devolver un
golpe (semiglobo) sin apenas efecto y que bota a media pista. El jugador A se
encuentra metido dentro de la pista para golpear la bola.
B) Análisis de la jugada
235
continuación ejemplificaremos cómo realizar el proceso de vídeofeedback y
cuestionamiento con el jugador B sobre este golpeo.
La respuesta concreta del jugador fue "No ha estado mal del todo,
quería poner la bola en juego para comenzar el punto sin fallar"
236
C) Secuencia de la interacción jugador-entrenador
237
-Qué tipo de bola viene del rival: en este caso tenemos una bola neutra del
rival, que pone en juego un servicio que no provoca desplazamiento en
el propio jugador ni tampoco le hace retroceder hacia atrás, por lo que
es totalmente posible llevar la iniciativa con el resto y atacar a su rival.
El entrenador pregunta:
¿Cuáles son las mejores decisiones de las posibles que tenías? ¿Por qué?
238
Puntos clave a analizar:
239
resto de acciones.
El entrenador pregunta:
-Efecto del golpeo (plano, liftado o cortado). ¿Crees que el efecto que le
diste era el adecuado? ¿Por qué?
-Altura (trayectoria alta, media o baja). ¿La altura y la potencia, ¿crees que
fueron adecuadas? ¿Por qué? ¿Qué control tienes sobre ellas?
Profundidad (corto, medio, largo). ¿Qué profundidad tenía el golpe que
le diste? ¿Era la profundidad más adecuada? ¿Por qué?
-La bola que el jugador decide ejecutar está dirigida hacia el centro de la
pista, sin apenas profundidad, por lo que el rival tendrá todas las
condiciones para llevar la iniciativa y atacar.
240
El entrenador pregunta:
-En este caso el jugador quiere poner la bola en juego y no fallar, lo que
supone que la decisión es inadecuada, pero la ejecución es adecuada. En
otras ocasiones pasa a la inversa, el jugador decide correctamente, pero
lo ejecuta de forma incorrecta. Es necesario hacer ver al jugador que a
nivel táctico la decisión es una cosa pero la ejecución es otra diferente.
El entrenador pregunta:
-En este ejemplo el jugador toma una decisión incorrecta, lo que supone
que su rival lleve la iniciativa y le desplace desde el principio.
241
-El desplazamiento que le provoca el rival le va a impedir ejecutar otro
tipo de golpeos posteriormente, lo que finalmente le llevará a perder el
punto, por lo que el objetivo inicial de no fallar la bola y ponerla en
juego no tiene ninguna consecuencia positiva.
-Los jugadores deben entender que es necesario tener una intención táctica
hacia el ataque cuando sea posible, llevando la iniciativa del juego en la
mayor parte de situaciones en la que puedan. En este caso debe
comprender que tenía la posibilidad de hacerlo con golpe de resto que
estamos analizando, y que no hacerlo tiene consecuencias negativas
para él.
242
-¿Crees que la decisión tomada fue adecuada? ¿Por qué 9
-¿Qué alternativas tenías? ¿Cuál de todas las alternativas crees que hubiera
sido más adecuada? ¿Por qué?
-También será necesario que el jugador sea consciente de cuáles serían las
mejores alternativas y por qué. En este caso el propio jugador tiene que
ser consciente de cuáles son las zonas libres del campo y dentro de esas
zonas, qué golpeos puede ejecutar para conseguir llevar la iniciativa
durante el punto y finalmente ganarlo.
-En el caso concreto que analizamos, es muy claro que la zona izquierda
del campo contrario está libre, y que mediante un golpe de derecha
paralelo liftado hacia el fondo, el jugador rival tendría que desplazarse,
y con ese desplazamiento se generaría un espacio libre muy útil para el
siguiente golpeo (ver figura 10.11).
243
Figura 10.11. En rojo el golpe seleccionado por el jugador (decisión
incorrecta) y en verde una de las alternativas que sería una decisión correcta,
junto con las consecuencias que tendría: desplazamiento del rival y generar
espacios libres para el siguiente golpe.
244
-Una mejora del conocimiento procedimental. A raíz de aplicar el
programa, los jugadores del grupo experimental desarrollaron un
conocimiento procedimental mayor, más variado, más sofisticado y más
estructurado. Esto significa que los jugadores aprendieron a prestar
atención a las condiciones del entorno más relevantes, lo cual le
permitió tomar decisiones más adecuadas. Los jugadores aprendieron a
utilizar mayor cantidad de información sobre el oponente y sobre sí
mismos (debilidades y fortalezas propiasy del rival) para tomar
decisiones. Además, no solo utilizaban una mayor cantidad de
información, sino que las condiciones que los jugadores tenían en
cuenta para tomar decisiones eran mucho más detalladas, lo que les
permitía utilizar información de mayor calidad y de esta forma
aumentar el número de decisiones correctas y también la calidad de sus
ejecuciones.
245
11.1. Comportamiento en deportes de equipo a la luz de la dinámica
ecológica
246
externos (por ejemplo, la orden de un entrenador para una determinada
jugada), pero constituye una propiedad relacional que surge de la interacción
entre los jugadores y el ambiente de rendimiento y es moldeada por la
información disponible en el contexto de actuación (Araújo et al., 2006;
Araújo, 2010; Davids y Araújo, 2010). En esta interacción moldeada por la
información, los jugadores tienden a coordinar su comportamiento dirigido
hacia el logro de sus respectivos objetivos (McGarry, Anderson, Wallace,
Hughes y Franks, 2002).
247
11.2. ¿Cómo promover la aparición y el desarrollo de actuaciones de éxito?
248
(por ejemplo, los objetivos, las normas y los implementos) - influyen directa
o indirectamente en la toma de decisiones y la acción en juego. Por lo tanto,
un entrenador (o investigador) puede manejar constreñimientos en los
jugadores, manejar constreñimientos de la tarea o constreñimientos del
entorno para promover la aparición y el desarrollo de una actuación exitosa.
Para ello es fundamental conocer cuáles son los principales constreñimientos
que influyen en el comportamiento en la competición, y a través de su
manipulación crear situaciones de ejercicios que llevan al deportista a
percibir fuentes de información para actuar, y actuar para tener acceso a
mejores fuentes de información, o sea, promover los acoplamientos de
percepción-acción necesarios para que los jugadores exploren sus
posibilidades de acción para lograr el objetivo definido (Araújo, 2006).
249
B) Constreñimientos del individuo
250
C) Constreñimientos de la tarea
251
simple de la interacción interpersonal en un partido de rugby, la situación de
1X1, buscando identificar los principales constreñimientos que actúan en él.
Utilizaron para este propósito una tarea experimental en la que los
participantes desempeñaban el rol de atacar o defender un campo con espacio
delimitado. Identificaron como principales constreñimientos la distancia
interpersonal y la velocidad relativa entre el atacante y el defensor.
Encontraron que la velocidad relativa intensificaba su influencia cuando la
proximidad a la línea de ensayo aumentaba. También encontraron
fluctuaciones aleatorias en la velocidad relativa del atacante y del defensor en
el inicio del 1 X 1, que interpretaron como una conducta exploratoria de los
jugadores.
252
utilizó como medida de territorio conquistado por el equipo atacante. Es aquí
donde hay que señalar que a partir de cada una de estas formaciones surgen
dos líneas importantes: la línea de fuera de juego (línea en paralelo a la línea
de ensayo que cruza el último pie del último jugador del respectivo equipo) y
la línea de ventaja (línea que está en paralelo a la línea de ensayo, que cruza
el centro de la formación). La importancia de esta línea radica en su rol como
constreñimientos de la tarea por el hecho de que condicionan el
comportamiento de los jugadores de rugby (Passos, 2010). De acuerdo con
las reglas de este juego, siempre que surgen estas formaciones los jugadores
tienen que ser reubicados detrás de la línea de fuera de juego, y de acuerdo
con uno de los principios más importantes del juego, es decir, avanzar, cada
equipo buscará pasar la línea de ventaja con el fin de acercarse más al área de
ensayo rival (Passos, 2010). Los resultados del estudio realizado por Coneja y
colaboradores (2011) sugieren que la variable propuesta expresa estos
patrones de comportamiento colectivo destinados a la conquista de terreno y
captura la organización funcional entre los sistemas de ataque-defensa que
involucran a varios jugadores como es el caso en el rugby. La orientación del
entrenamiento basada en la creación de las tareas representativas del juego
basado en la creación de oportunidades para la conquista de terreno, puede
constituir una aplicación que surge de este estudio. Por ejemplo, el entrenador
puede manipular las condiciones iniciales como la distancia interpersonal
entre los equipos. Mediante la reducción de la distancia de ataque se exige
una mayor velocidad y precisión en la toma de decisiones, mediante el
aumento de la distancia requiere una mayor coordinación defensiva y plantea
la necesidad a la defensa de presionar en línea (Passos, 2010).
253
Evidenciaron en particular la importancia de la dinámica del balón (en
consonancia con Correia et al., 2011), la ubicación de la portería y de los
objetivos del juego como los principales constreñimientos en el
comportamiento de los jugadores. Uno de los aspectos destacados en este
estudio se refiere a la influencia de este tipo de problemas de coordinación
lateral en la defensa. Por lo tanto, una aplicación de este estudio puede ser,
como los propios autores avanzan, la construcción de ejercicios de
entrenamiento que exijan a los jugadores que ataquen y defiendan dos
porterías separadas, pero en la misma línea, con el fin de promover la
coordinación lateral dentro del equipo que defiende (Travassos et al., 2012).
254
medidas correspondiente al grupo de deportistas. Por ejemplo, el entrenador
puede manipular las condiciones iniciales, tales como las distancias
interpersonales intraequipo (por ejemplo, empezando muy lejos/muy cerca y
de manera sistemática y progresivamente se aproximasen/se alejasen o
alternando grandes distancias con pequeñas distancias, léase "mucho/poco" y
"grande/pequeño" en proporción a las características de distancia del juego en
cuestión) y de esta forma ofrecer a los jugadores la oportunidad de buscar
distancias interpersonales que les permitan alcanzar los objetivos.
255
competir en mejores condiciones, para una adaptación y desempeño
funcional y adaptativo de los jugadores. Al mismo tiempo, podría permitir al
entrenador llamar la atención de los jugadores para algunas fuentes de
información pertinentes. Por ejemplo, las diferencias en el rendimiento del
portador del balón de acuerdo con la apertura de espacios en determinadas
zonas también facilitaron pruebas de que las tareas de entrenamiento deben
ser diseñadas para ser representativas de estos espacios libres en términos de
áreas específicas del campo en las que aparecen (en relación con la posición
del portador del balón). Es decir, los programas de entrenamiento diseñados
para proveer a los jugadores practica en estas situaciones, ya sea in situ o a
través de simulaciones virtuales, para mejorar la percepción de las
posibilidades de acción que ayuden a lograr los objetivos de rendimiento en
entornos competitivos (Davids, Button y Bennett, 2008).
256
relacionadas con la postura que muestran los defensores con los que
interactúan. Como los propios autores señalaron, en los escalones de
formación de este deporte deben ser promovidos contextos de la variabilidad
de la práctica que permitan a los jugadores noveles explorar la información
postural (Esteves et al., 2011).
257
al., 2011) establecieron como una variable con potencial información
espaciotemporal el "tiempo hasta la interceptación del balón". Esta variable
representa la diferencia entre el tiempo que a cada defensor le lleva alcanzar
el punto de interceptación de la trayectoria del balón y el tiempo de llegada
del balón al mismo punto de intercepción. Además de esta variable,
consideraron que las distancias iniciales entre el defensor y el balón y la
velocidad del balón y de los defensores. Observaron que la distancia de los
defensores al balón en el momento del inicio del pase es un constreñimiento
de la tarea activa sobre la posibilidad de una intercepción efectiva (es decir,
cuando los defensores se encuentran más lejos del balón en el inicio del pase
era más probable que interceptasen la trayectoria de la bola). La velocidad de
los defensores era también un constreñimiento clave en el éxito de la
interceptación. Este estudio mostró que las condiciones iniciales de la tarea
(por ejemplo, distancia defensores-balón en el inicio del pase) constriñeron el
resultado de interceptar o no interceptar el pase, y también que las
variaciones en la velocidad de los defensores expresa la coordinación
emergente entre ellos para conquistar una ventaja espaciotemporal que les
permite interceptar el pase (Travassos et al., 2012). Un ejemplo de
manipulación de constreñimientos se da en este estudio y puede condicionar
el tiempo establecido para concretar un punto (ensayo o gol) o el tiempo para
recuperar la posesión del balón. Por lo tanto, la dinámica espaciotemporal de
las interacciones interpersonales y los cambios de la variabilidad de esta
dinámica también pueden ser promovidas.
258
en el campo al ver un espacio libre en la línea defensiva, etc. Cabe señalar
que otras posibilidades de acción pueden surgir durante el desempeño
competitivo que los jugadores deben explorar activamente.
259
Figura 11.1. Esquema de la situación diagnosticada. Los símbolos en gris
corresponden a los defensores. Los círculos etiquetados con números
corresponden a los atacantes. A: representa el comienzo de la situación
diagnosticada en la que el jugador atacante con balón (aquí ilustrado por el n.
° 10) se enfrenta a una línea defensiva que presenta un "espacio libre", es
decir, donde la distancia entre los defensores es mayor (frente al jugador
atacante ilustrado por n.° 15) favorable a la penetración en carrera. B: Fin de
la situación diagnosticada en la que se observa que el jugador atacante con
balón mantuvo el balón y avanzó hacia la línea defensiva.
260
Figura 11.2. Esquema del ejercicio de entrenamiento. Los círculos
etiquetados con la letra D corresponden a los defensores. Los círculos
marcados con la letra A corresponden a los atacantes. Los círculos
etiquetados con la letra D rellenados corresponden a los jugadores que
llevaba un chaleco de un color diferente.
261
Figura 11.3. Esquema de los comportamientos deseables en el ejercicio de
entrenamiento. Los círculos etiquetados con la letra D corresponden a los
defensores. Los círculos etiquetados con números corresponden a los
atacantes. Los círculos identificados con la letra D rellenados corresponden a
los jugadores defensores que llevaban un chaleco de color diferente y no
pueden placar. La flecha punteada representa el pase del portador del balón
hacia un compañero posicionado en la dirección del defensa imposibilitado
de placar.
262
identificar el espacio libre, es decir, menos probabilidades de ser placado (por
la mayor distancia a los jugadores de la defensa). Esta tarea debe posibilitar
que el atleta se quede "afinado" para percibir la fuente de información
(espacio vacío), que reclama la acción efectiva (avanzar en aceleración con el
balón) para lograr su objetivo (marcar ensayo).
Las decisiones adoptadas por el técnico sobre las tareas que se presentan
en el entrenamiento influyen en el comportamiento de los jugadores y de los
equipos, tanto en el entrenamiento como en el juego. Creemos que los
ejercicios deben tratar de manipular los constreñimientos de la tarea con el fin
de promover soluciones descubiertas por el jugador para el mejor
cumplimiento de sus funciones en el juego (por ejemplo, Pinder et al., 2011).
En otras palabras, los entrenadores deben potenciar las adaptaciones que la
manipulación de ciertos constreñimientos promueven en los jugadores y
contemplar variabilidad en el comportamiento, a fin de permitir a los
jugadores explorar las soluciones de actuación de acuerdo con sus
263
características (Davids, Glazier, Araújo y Bartlett, 2003).
264
Percibir y actuar con precisión son características del desempeño de alto nivel
en el deporte (Hodges, Starkes y MacMahon, 2006; Starkes y Ericsson,
2003). En los juegos individuales con pelota como el tenis, la decisión de
atacar, defender o contraatacar, aunque pueda estar adecuada a la estrategia
de los jugadores, no se puede determinar de antemano. Presionar al oponente
a través del ritmo de juego del fondo del campo o tratar de conquistar la red
puede ser la estrategia que el jugador definió para desarrollar en juego, pero
es de la relación que se establece en cada momento, con las acciones del
oponente y en el contexto de juego, de donde surge su posibilidad de actuar,
una solución táctica, para actuar en contra de lo que el oponente tiene la
intención de hacer. La acción surge de un proceso activo y continuo de
búsqueda de información para actuar y de actuar para mejorar la detección de
la información con el fin de alcanzar un determinado objetivo (Araújo,
Davids y Hristovski 2006). Las acciones de juego evolucionan con el tiempo
en el flujo de las interacciones establecidas con el oponente (Araújo, Davids,
Bennett, Button y Chapman, 2004). El comportamiento de los jugadores está
constreñido por la estructura fisica del medio, debido a las características de
cada individuo y la información perceptiva acerca de los requisitos
específicos de la situación de juego o tarea (Warren, 2006). La mejora de la
capacidad para actuar resulta sobre todo de una mayor sensibilidad en
265
percibir propiedades relevantes del entorno que guían la realización de una
acción eficaz (Jacobs y Michaels, 2007).
266
a)Tarea: objetivo, reglas del juego, condiciones del espacio y tiempo
inherente al juego en sí, trayectoria de la bola que se envía y es recibida,
desplazamiento y posicionamiento del oponente, características de la
raqueta con la que juegas, etc.
267
información (ver Araújo y Carvalho, 2009):
268
2009). En esta etapa, los grados de libertad motora y perceptiva se
amplifican, lo que hace que el individuo sea más adaptable a la
variabilidad de las condiciones de práctica y sensible a las
consecuencias de las acciones (anticipación) (por ejemplo, la
consecución de un passing shot de espaldas a la red o por debajo de las
piernas; se exploran situaciones de contraataque en situaciones de alta
presión espaciotemporal - contradejada, globo, passing shot, más
aceleración o más apertura de ángulo-).
269
La cuestión es saber % qué?". ¿Qué caracteriza la falta de eficacia
identificada (falta de fluidez, posición retrasada, falta de adaptación a la
situación, etc.)? ¿Podría ser que su tiempo de organización esta
desajustado, relativamente al tiempo que la trayectoria de la bola
permite (se prepara fuera de tiempo)? ¿No se posiciona de lado o no
gira los hombros en el golpeo? ¿Se desplaza fuera de tiempo? ¿No
controla la posición de la raqueta en el instante de contacto? ¿La opción
para variar la dirección de la bola es adecuada a la situación del juego,
es decir, a la trayectoria de la pelota enviada por el oponente y, por
ejemplo, a la posición del adversario en el campo?
270
acuerdo con la estructura propuesta originalmente por Araújo y Volossovitch
(2005), el proceso de entrenamiento requiere el manejo interconectado de los
constreñimientos relacionados con la tarea, el jugador y el medio (figura
12.1).
A) Constreñimientos de la tarea
271
los jugadores exploran la información que está disponible en el contexto y
por lo tanto influye en el comportamiento decisional. El objetivo a alcanzar
define la relación espaciotemporal que el individuo debe establecer con el
contexto. El comportamiento de los jugadores, y cómo aprovechar la
información disponible en el contexto, será diferente si, por ejemplo, el
objetivo de este ejercicio es crear situaciones de ruptura basadas en el
desplazamiento lateral del oponente (es decir, el ángulo de apertura) o a
través de un dejada.
272
orientado para la maestría del jugador (Roberts, Treasure y Conroy, 2007). El
primero, más dirigido a la exaltación de la competitividad, la lleva el jugador
a comparar su rendimiento con el de otros, tratando de ganar más puntos que
sus compañeros para ser el mejor. En esta situación, el jugador tiene que ser
más prudente y utilizar soluciones en las que el riesgo sea menor. Por otro
lado, el ambiente o clima orientado hacia la maestría, que apela más a la
motivación intrínseca del jugador y le anima a trabajar hacia sus objetivos
específicos, que le llevará a decidir sobre las acciones que deben mejorarse o
incluso explorar nuevas soluciones. El jugador, sin tener en cuenta el
rendimiento de otros, centra su atención en mejorar y superar sus
necesidades. Es importante señalar que estos ambientes o climas de
entrenamiento pueden influir, aunque de diferentes maneras, la forma en que
los jugadores reconocen la información relevante en el juego y
consecuentemente su comportamiento decisional.
A) Constreñimientos de la tarea
273
solo son válidos los puntos en los que se crea la ruptura con el golpeo de
derecha o si el punto que es ganado en la red vale doble.
274
jugador sea más alto, más fuerte, esté más cansado o tenga un menor nivel de
rendimiento (por ejemplo, proponer a un jugador más alto y que sirva bien,
que juegue con un solo saque; entrenar en situaciones de fatiga). El uso de
diferentes tipos de bola, raqueta y dimensiones del campo que caracterizan
las últimas metodologías de enseñanza del tenis (por ejemplo, la propuesta de
la ITF Play and Stay) son ejemplos de las posibilidades de manipulación de
las condiciones de realización de las tareas de acuerdo con las posibilidades
de acción de los individuos. Una vez que el estado emocional del jugador es
también un constreñimiento de la acción de los jugadores, el entrenador
puede hacer variar su estado emocional inmediatamente antes o durante la
realización de una tarea determinada (por ejemplo, decir que una bola es
fuera cuando es dentro, creando situaciones de "presión" o que contradigan la
voluntad del jugador).
275
eficaces con otros jugadores) (Araújo y Carvalho, 2009).
276
"afinado" para detectar la información que exige la acción eficaz para lograr
su objetivo. Incluso si en el entrenamiento se crean reglas que no existen en
la competición, es importante que en los ejercicios se mantenga la
funcionalidad del juego (Araújo, Passos y Esteves, 2011). El trabajo del
entrenador será entonces promover a través de los ejercicios la interacción
entre el jugador y el contexto para un determinado fin. Esta interacción solo
puede evolucionar si hay un ajuste continuo del individuo a la situación de
rendimiento. Sin embargo, este ajuste no se conoce de antemano, porque las
situaciones cambian en todo momento, y la intención es que el practicante no
sea predecible, estereotipado, pero sí creativo en la búsqueda de soluciones
específicas.
12.3.1. Diagnóstico
Ejemplos:
•Causa posible
277
12.3.2. Descripción del ejercicio de entrenamiento
A) Condiciones de realización
-De acuerdo con las posibilidades de acción de los jugadores, los valores
críticos de separación en relación con la línea central y con la red (ver
Carvalho et al., 2013) se dibujan en el criterio de las áreas de la pista. Es
decir, líneas elípticas que representan la separación en relación a estas
referencias espaciales a partir de las cuales el jugador tiene dificultad
para mantener la interacción (línea 2 en la figura 12.2).
-El entrenador pone la bola en juego hacia el jugador que está posicionado
en la línea 1, de modo a que su retorno sea en esa zona, y a partir de ese
momento los jugadores disputan el punto.
B) Objetivo
278
Figura 12.2. Representación gráfica del ejercicio descrito. Las líneas 1 y 2
indican las posiciones en la pista en la que los jugadores deben,
respectivamente, tratar de jugar y tratar de que el oponente juegue.
279
El jugador con ventaja posicional debe tomar la iniciativa del punto y buscar,
a través de bolas en profundidad y con top spin, o de apertura de ángulos,
para que el oponente se tenga que desplazar para las zonas criterio para
devolver la bola.
280
que les permitan finalizar el punto. En esta dinámica siempre existe la
necesidad de tratar de alejar al oponente fuera de la pista, para que no pueda
atacar y tenga dificultades para defender, mientras que se intenta que el
oponente no haga lo mismo (para otros ejemplos véase Araújo y Carvalho,
2009).
281
Los programas de entrenamiento perceptivo o perceptivo-cognitivo (Williams
y Ford, 2008) forman parte de la actual preparación integral del deportista
(Faubert y Sidebotton, 2012) e incluyen instrucción y práctica sobre
habilidades visuales específicas o de procesamiento-cognitivas (Arteaga,
1999), tales como la anticipación o el tiempo de reacción, tanto en situación
de laboratorio como de pista, sobre fuentes de información vinculadas a la
actuación exitosa en la tarea (Williams, Ward, Knowles y Smeeton, 2002;
Smeeton, Huys, Williams y Hodges, 2005).
282
anticipación de los deportistas en situaciones reales de juego (Abernethy y
Zawi, 2007). Sin embargo, poco se ha avanzado en su introducción como
contenido de trabajo en el contexto del alto rendimiento (Faubert y
Sidebotton, 2012), a diferencia de otras parcelas de preparación de los
deportistas tales como la condición física, la rehabilitación física, las técnicas
de enseñanza.
283
autores, como Faubert y Sidebotton (2012), que llegan a sugerir que las
mejoras en las funciones perceptivocognitivas no mejoran la actuación
experta.
En esta línea, Luis, Reina, Ávila, Sabido y Moreno (2003) realizan una
284
revisión teórica sobre la relación entre estrategias visuales y anticipación en
el deporte. Sin embargo, haría falta conocer posteriormente cuáles son los
índices relevantes de la escena deportiva, y en qué momento establecen la
relación entre la información perceptiva y la respuesta correspondiente. Así,
la descripción de patrones perceptivos expertos mediante diversas técnicas e
instrumentos de seguimiento ocular y su posterior inclusión como contenido
de aprendizaje en los programas de entrenamiento perceptivo podría
convertirse en una herramienta formativa útil en el desarrollo de
comportamientos anticipatorios o de reacción en deportistas noveles o
amateurs.
285
engañosas tales como un pase en fútbol o un passing-shot en tenis. Por tanto,
identificar y percibir tempranamente los índices visuales relevantes de la
secuencia deportiva se convierte en un contenido de entrenamiento relevante,
ya que supondría que los deportistas tendrían más tiempo para controlar y
ejecutar correctamente su movimiento puesto que han anticipado o
reaccionado antes según la dirección del movimiento oponente.
286
mejorar varias habilidades visuales en tenis y los procesos de reacción,
concluyendo que el grupo experimental mejoró sus habilidades visuales, a
diferencia del grupo control, que no lo hizo. Igualmente, Clark, Ellis, Bench,
Khoury y Graman (2012) consiguieron mejorar las habilidades de bateo y
golpeo en jóvenes universitarios de béisbol después de un programa estándar
de entrenamiento visual, reforzando su inclusión como contenido de
entrenamiento antes y durante del periodo de competición.
287
acciones de juego a velocidad normal o cámara lenta, al tiempo que se
proporcionaba información de índices visuales avanzados, y en otros casos se
incluía la utilización de la técnica de oclusión temporal o espacial de algún
índice de movimiento relevante.
288
Miles et al. (2012) realizan un metaanálisis de los entornos virtuales en
deportes con móviles (p. ej., rugby, balonmano, tenis), concluyendo que
dichos entornos podrían crear múltiples y representativos escenarios de
competición, proporcionar información extra que guiara el aprendizaje, así
como mejorar las habilidades perceptivo-motrices mediante una fidelidad
funcional con la situación real. Esta fidelidad funcional se traduce en que la
situación simulada debería ofrecer entornos perceptivamente complejos,
requerir a participantes respuestas similares y en tiempo real a las de
competición, así como un uso natural de los instrumentos tecnológicos
presentes.
289
error de cálculo entre la trayectoria real y su simulación en pantalla?).
290
b)Las condiciones iniciales de la acción (p. ej., ¿cuál es la posición de mi
cuerpo o de los objetos con los que interactuar?).
291
que se comunican los preíndices de movimiento. Sin embargo, la
investigación no puede concluir a día de hoy qué técnica de intervención es la
más efectiva. Diversos autores han razonado sobre las ventajas e
inconvenientes de estos métodos instruccionales más o menos explícitos en el
deporte, con una opinión más favorable hacia la instrucción implícita. Entre
los motivos se encuentran que la instrucción directa podría liderar un peor
rendimiento, principalmente en etapas iniciales de aprendizaje (Green y
Flowers, 1991) o bajo condiciones de estrés temporal (Abernethy, Schorer,
Jackson y Hagemann, 2012; Smeeton et al., 2005). Sin embargo, Ripoll
(1988) reconoce que en deportes abiertos y con alta incertidumbre sería
preferible orientar la atención hacia las zonas ricas informativamente.
292
escena deportiva (Bard y Fleury, 1981; Ripoll, 1988) o bien a través de los
vínculos que se pueden establecer entre la información perceptiva y la
respuesta motora correspondiente. Por ejemplo, en tenis, mediante la
enseñanza de las relaciones entre la trayectoria de la raqueta y la dirección
del golpeo.
293
compatibilidad estímulorespuesta (Castel, Pratt y Drummond, 2005), así
como reducir la complejidad durante el proceso de intercambio o suministro
de información (Farrow y Abernethy, 2002).
294
y cruzada en tenis.
295
deportistas expertos y noveles en un determinado deporte, concluyendo la
mayoría de ellos que los deportistas expertos no tienen una mayor capacidad
en detectar y usar fuentes de información avanzadas, sino que la diferencia
con los noveles radica en el mejor uso y significado que dan a la información
parcial temprana que visualizan. Según Williams et al. (1999), esta técnica
permite obtener información sobre el tiempo que tarda un deportista en
extraer la información visual importante, pero apenas aporta conocimiento
sobre los elementos que ha utilizado este para la toma de decisión y la
anticipación. Las nuevas tecnologías, como las gafas con cristales especiales
que producen la oclusión en el intervalo temporal elegido o visión
intermitente (Bennett, Ashford, Rioja y Elliott, 2004; Ferraz de Oliveira,
Oudejans y Beek, 2006) han permitido el desarrollo de situaciones de
investigación en entornos reales de juego, así como un desarrollo más natural
de la estrategia perceptiva.
Sin embargo, Mann, Ho, De Souza, Watson y Taylor (2007) afirman que
este tipo de oclusión pudiera provocar la utilización de una estrategia
perceptiva alternativa para la toma de decisiones. Además, Hagemann et al.
(2006) afirman que los "parches" utilizados en las secuencias deportivas para
296
ocluir determinadas localizaciones corporales (p. ej., ocluir el brazo-raqueta
para valorar su influencia en el comportamiento anticipatorio) podrían
convertirse en una distracción para los participantes más que una estrategia
que fomente la habilidad de anticipación ante las acciones del oponente.
297
biomecánicas para cada golpe.
298
Decidir qué movimiento realizar y cuándo realizarlo son aspectos claves en el
rendimiento experto (Raab, Masters y Maxwell, 2005; Ruiz, 2012). Deportes
como el bádminton, squash, karate o taekwondo presentan diferentes niveles
de complejidad y de brevedad en la respuesta. De todos es conocido que la
complejidad de las situaciones puede tener un efecto tanto en la selección
como en la ejecución de las respuestas y, por lo tanto, en el tiempo de
respuesta (Fitts y Posner, 1967).
299
La investigación ha identificado la intuición con el conocimiento directo
sin un razonamiento consciente (Bruner, 1962), el procesamiento
inconsciente (Epstein, 1994), los heurísticos (Gigerenzer, 2008) e incluso con
la pericia (Klein, 1997). Para Dreyfrus y Dreyfus (1986) es un acto holístico
de la mente, ubicándola en el punto más elevado de su clasificación de la
pericia.
300
lenguaje de acción (Araújo, Davids y Hritovski, 2006). Supondría como
expresan los partidarios de los enfoques enactivos un completo acoplamiento
entre el deportista y la situación (Varela, Thompson y Rosch, 2005).
Es bien conocido que los estados psicológicos de estrés o de temor son los
grandes obstáculos para la toma de decisiones intuitivas (Davis y Davis,
2003). Como demostró Masters (1992), los estados emocionales positivos
favorecen la toma de decisiones intuitivas. El aprendizaje explícito en
condiciones de estrés obtuvo peores resultados que los que practicaron de
forma implícita, lo que llevó al autor a proponer que un aprendizaje implícito
responde a las situaciones de estrés de forma más eficaz que el aprendizaje
explícito.
301
Para Hogarth (2002) es necesario un entrenamiento permanente y una
práctica intensa para el desarrollo de la intuición. Los expertos aprendieron
en condiciones de variada demanda y criticidad, lo que les permitió el manejo
de dichas situaciones y la adopción de respuestas rápidas y precisas, ya que
poseen recursos que son capaces de gestionar de forma inmediata y precisa.
Los procesos intuitivos se pueden desarrollar exponiendo a los sujetos a
numerosas situaciones de variada dificultad, desequilibrantes, con la
posibilidad de poder ser analizadas posteriormente, favoreciendo el desarrollo
de modelos tácticos que permitan estas respuestas rápidas e intuitivas (Ruiz y
Arruza, 2005).
302
Al deportista se le debe entrenar su competencia para detectar de manera
inmediata esas situaciones que reclaman una respuesta, y favorecer que sienta
la emoción intensa previa que antecede a la decisión.
303
guía clara y específica del entrenador cuando fuera necesario, pero con
numerosas situaciones en las que el entrador no habla ni dirige, solo apoya e
incita, situaciones en las que por su naturaleza desequilibrarte generen la
emergencia de numerosas oportunidades para decidir de forma rápida e
intuitiva, e inciten a que el deportista se arriesgue a responder.
304
Más allá de las posiciones teóricas que entrenadores y académicos tienen
sobre estas cuestiones, lo cierto es que los entrenadores se ven ante la
necesidad de tener que preparar a los jugadores para situaciones de urgencia
en condiciones de gran presión temporal y emocional, y por ello forman parte
de nuestras preocupaciones.
Existen momentos del juego en los que el jugador es capaz de pensar cuál
será su estrategia, cómo ponerla en acción en el terreno para llevar a su
oponente a la situación más desfavorable y así poderle ganar el punto.
Manejar los condicionantes temporales, sus fluctuaciones, generar situaciones
desequilibrantes, ayuda a que el jugador construya una táctica para cada
momento del juego y tomar la iniciativa.
305
A ello hay que añadirle un trabajo visual que incite a la detección de señales
y patrones de juego, que favorezca que sea capaz de desarrollar una
anticipación prospectiva que le permita actuar de forma eficaz en situaciones
de gran incertidumbre. Cada movimiento y cada maniobra que realiza el
jugador, hacen que cambie su presencia en el terreno y establezca nuevas
líneas de fuerza y nuevos espacios de acción, es un verdadero sistema
dinámico con dinámicas no lineales, en el que los objetivos de juego cambian
constantemente.
306
En definitiva, tener en consideración la dimensión intuitiva en el deporte
es aprovechar mucho más el potencial de los deportistas. Desarrollarla es un
verdadero reto que tanto el entrenador como el deportista deben acometer,
para lo cual la propuesta de Suzuki (2012) puede ser de gran utilidad cuando
destacó que el aspecto básico de la práctica era mantener siempre la mente
del principiante, porque en la mente del principiante hay muchas más
posibilidades que en la del experto, y porque esta mente está abierta a todo lo
posible y mantiene la actitud original que permite avanzar.
307
En los deportes de pelota, la toma de decisiones es la capacidad de un jugador
para seleccionar de manera rápida y precisa la opción correcta entre una serie
de alternativas que pueden surgir antes de que se lance o golpee la pelota o se
mueva un oponente (Farrow y Raab, 2008). Los deportistas pueden tomar
decisiones de forma rápida y precisa confiando en la heurística (Raab, 2012).
Se ha definido la heurística como "una estrategia que ignora parte de la
información, con el objetivo de tomar decisiones de una forma más rápida,
más concisa y precisa que a través de métodos más complejos" (Gigerenzer y
Gaissmaier, 2011:454). La heurística simple describe el comportamiento de
los deportistas en condiciones de conocimiento, tiempo y capacidad cognitiva
limitados. La heurística simple más investigada para la elección de la toma de
decisiones es la heurística Take-thefirst (tomar la primera) y la heurística
Take-the-best (tomar la mejor) (Bennis y Pachur, 2006). La heurística Take-
the-first guarda relación con la elección de la primera alternativa que llega a
la mente del deportista, que en la mayoría de los casos es la mejor (Jonson y
Raab, 2003). Esta modalidad heurística se ha relacionado con la intuición,
que fomenta una toma de decisiones rápida y precisa (Raab y Laborde, 2011;
Laborde y Raab, en prensa). La heurística Take-the-best describe la búsqueda
de pistas informacionales por orden de validez. La validez de las pistas indica
la proporción de elecciones correctas con respecto al total de opciones, si se
utiliza esta pista concreta. La búsqueda finaliza cuando un objeto tiene un
valor de pista informacional positivo y el otro no lo tiene, y se acaba
308
eligiendo el objeto con el valor de pista informacional positivo. Por ejemplo,
un jugador de baloncesto que deba elegir a qué compañero pasar la pelota
puede considerar pistas tales como la distancia entre los compañeros y la
canasta, las distancias entre los jugadores defensores y los compañeros de
equipo, la tasa media de rendimiento o el rendimiento más reciente de los
jugadores (Raab, 2012). Se espera que el entrenamiento en habilidades
decisionales de los deportistas mejore el uso de estas heurísticas.
309
este punto, él genera posibles opciones que podría escoger, tales como
disparar a portería, pasar el balón a un lateral, o regatear al defensor;
considera estas acciones, y quizá las clasifica según la probabilidad de lograr
su objetivo primario (mantener la posesión del balón). A continuación, el
jugador selecciona una acción; probablemente será la que tenga un ranking
más alto. Luego inicia la acción ejecutándola físicamente, con el fin de
propiciar la acción que seleccionó (p. ej., regatear y conducir el balón a la
derecha). Al hacer esto, gana tiempo para que el lateral corra rápidamente
hacia la portería, momento en el que le pasa el balón y asiste a su compañero
para que realice un disparo a portería, lo cual es considerado como una
evaluación positiva de la decisión que ha tomado (Farrow y Raab, 2008).
310
entrenamiento perceptivo con vídeos se diseñaron por ejemplo para mejorar
la capacidad de los tenistas para anticipar la dirección de un saque del
oponente (Farrow y Abernethy, 2002). A partir de este enfoque se han
desarrollado numerosos métodos formativos agrupados bajo la denominación
amplia de "entrenamiento perceptivovisual". La literatura sobre la
investigación de programas de entrenamiento perceptivo-visual en el deporte
distingue entre programas generalizados de entrenamiento visual y programas
de entrenamiento perceptivo-decisional específicos del deporte (Farrow y
Raab, 2012). Pese a los resultados prometedores que podrían obtenerse con el
entrenamiento perceptivo-visual, hemos de aclarar que la toma de decisiones
no depende únicamente de la anticipación. Así pues, recomendamos que
cualquier entrenamiento decisional considere la toma de decisiones como un
fenómeno complejo, tal y como lo hace el enfoque del entrenamiento
decisional de Vickers (2000, 2003). El enfoque del entrenamiento decisional
de Vickers (2003) es una combinación de entrenamiento decisional y
comportamental. Fue diseñado para incluir la práctica variable, el feedback
diferido y reducido y las instrucciones con orientación táctica (Vickers, 2000;
Vickers, Reeves, Chambers y Martell, 2004). Vickers (2003) revisó los
hallazgos del entrenamiento decisional y comportamental en distintos
deportes, y concluyó que el entrenamiento comportamental propicia mayores
mejoras en el rendimiento de habilidades durante la etapa de adquisición, y el
entrenamiento decisional conduce a un mejor rendimiento durante las etapas
de retención y transferencia, lo que implica que el en trenamiento decisional
es más eficaz para el entorno cambiante en el que se desenvuelven los
deportistas durante las competiciones. Vickers, Livingston, Umeris-Bohnert y
Holden (1999) declararon que el entrenamiento decisional parecía ser
especialmente útil para deportistas intermedios y avanzados, mientras que
entrenamiento comportamental resultaba más eficaz para los deportistas
noveles. El enfoque del entrenamiento decisional incorpora siete
herramientas que proporcionan información sobre la práctica, feedback,
instrucción y aprendizaje:
311
Prácticaaleatoria, que utiliza variaciones de la situación cuando se enseñan
diferentes categorías de habilidades.
312
generalmente se abordaban por separado, con el fin de reducir la complejidad
de la situa ción de aprendizaje. Los resultados confirmaron la hipótesis de
que una combinación de entrenamiento decisional y comportamental mejora
de forma significativa el rendimiento de deportistas de élite, en comparación
con el entrenamiento comportamental por sí solo (Raab et al., 2005). Cabe
tener en cuenta algunos elementos con relación a los aspectos "qué" y
"cómo".
313
d)Generación de opciones: este entrenamiento hace referencia a los
procesos cognitivos que se utilizan al evaluar diferentes opciones en una
misma situación. Por ejemplo, una estrategia utilizada por los
entrenadores es pedir a los jugadores que jueguen, en la misma
situación de ataque, eligiendo la misma opción una y otra vez. Otra
estrategia es volver a Jugar la misma situación de ataque utilizando una
opción distinta cada vez.
314
movimiento, si los jugadores tienen que utilizar esos movimientos en
situaciones competitivas. Las instrucciones que centran la atención del
deportista en los efectos de un movimiento pueden suponer beneficios
adicionales para el rendimiento posterior.
315
deportistas.
316
del rendimiento deportivo (Farrow y Raab, 2008). Para terminar, la
conclusión principal es que las decisiones sobre el "qué" y el "cómo" deben
combinarse al principio del proceso de aprendizaje, en los noveles y al
comienzo de la temporada para los deportistas con más experiencia (Farrow y
Raab, 2008).
317
como la posibilidad de seguir entrenando pese a estar lesionado, los
entrenadores deberán considerar siempre cómo se produce la transferencia al
juego real en competición. En el caso del entrenamiento decisional "dentro el
campo", esta traslación no será necesaria. Una pregunta común es en qué
proporción deberán utilizarse estos dos tipos de entrenamiento.
Evidentemente, esta pregunta es difícil de responder en un sentido general,
aunque nuestras observaciones de la práctica habitual indican que el
entrenamiento fuera del campo debería utilizarse con mucha más frecuencia
de lo que se está haciendo en la actualidad. Suele ocurrir que el
entrenamiento desarrollado fuera del campo consiste simplemente en una
revisión previa o una revisión posterior de partidos de competición dirigida
por el entrenador que, aun teniendo cierto valor formativo, desde luego no
entrena de una manera proactiva las habilidades decisionales de los
jugadores. Estamos convencidos de que el entrenamiento decisional fuera del
campo debe realizarse de un modo semejante a un programa de
entrenamiento de fuerza, es decir, los principios de volumen, frecuencia,
intensidad y sobrecarga se manipulan para generar un efecto progresivo del
entrenamiento a lo largo del tiempo. En nuestra opinión, la fórmula para
convertirse en un experto en la toma de decisiones consiste en combinar
sistemáticamente entrenamiento fuera y dentro del campo, con un énfasis
particular en la ejecución de decisiones sobre el qué y el cómo. Esto significa
que todos los pasos del proceso de toma de decisiones, sobre todo los
componentes relativos a generar, considerar y seleccionar, deben formar parte
de ambos tipos de entrenamiento aunque no se presenten necesariamente de
una manera explícita.
318
específicamente durante el entrenamiento. Aunque el enfoque consistente en
combinar el entrenamiento decisional sobre el "cómo" y el "qué" iniciado por
Raab, Masters y Maxwell (2005) parece ser muy prometedor, los
investigadores deberían continuar estudiando el mejor modo de hacerlo, en
función del tipo de deporte y del nivel de habilidad de los deportistas. Con
respecto al entrenamiento fuera del campo (Farrow y Raab, 2008), quedan
por responder numerosas cuestiones relativas a la aplicación de simulaciones
en vídeo para desarrollar habilidades decisionales, por ejemplo: ¿con qué
nivel de destreza del jugador se obtiene el mayor beneficio de este
entrenamiento?, o ¿qué tipo de enfoque instruccional es más eficaz, y hasta
qué punto debe enlazarse con la respuesta motriz? Combinar de manera
integradora el entrenamiento decisional dentro y fuera del campo, así como
integrar los aspectos del "cómo" y el "qué" de las decisiones durante el
entrenamiento parecen ser las cuestiones cruciales a las que los
investigadores deberán encontrar una respuesta en un futuro cercano.
319
En el deporte está todo inventado. Explicitar una teoría es imposible en el
deporte, pues su contenido es diferente... y así podríamos seguir con falsos
tópicos, aunque también apostillamos que el contenido de azar es a veces el
elemento perturbador, que en ocasiones nos lleva a no justificar y racionalizar
cada situación. Creemos que de la reflexión y de las dudas debe emerger el
análisis del juego y surgir la constante búsqueda de certezas necesarias que
nos permita crear una teoría surgida de la práctica, utilizando un lenguaje
comprensible para todos, independientemente del origen de su conocimiento
previo.
320
final.
321
requerimiento del patrón de juego.
Son diversos los factores que inciden en la calidad del pensamiento táctico
del jugador, tanto propios (inteligencia interpersonal) como externos
(inteligencia intrapersonal). Estos segundos son más difíciles de controlar
debido a que dependen del adversario. En más de una ocasión al analizar el
juego nos preocupamos por los factores propios sin valorar suficientemente
que la presencia del adversario es casi siempre decisiva.
b)El objetivo principal a conseguir. Puede ser lograr marcar gol, conseguir
un punto, alcanzar una línea final de marca, etc. En ocasiones se tiene
por objetivo el franquear o recorrer un espacio que requiere más de un
condicionarte bioenergético que de una utilización de inteligencia
táctica deportiva.
322
d)Las condiciones espaciales (común/separado) y temporales
(simultaneidad) de las acciones de juego definen muy claramente las
características de cada deporte y su requerimiento táctico.
e)La rapidez o ritmo del juego del partido, el cual delimitará el tiempo
para tomar la decisión en momentos del juego. A partir de este concepto
surge el principio estratégico de manejar el ritmo o velocidad de juego.
323
interviene más de uno.
¿Qué jugador actúa? ¿Cuándo actúa? ¿En qué orden actúa? ¿Cómo es la
participación individual dentro del grupo?
324
-Serie 1.a:1x0,lx1.
325
No todas las acciones de juego tienen la misma valoración, por lo tanto
debemos aplicar un tratamiento diferenciado.
Aplicación: Valor doble de los tantos conseguidos con la mano o pie débil
de cada jugador.
326
H) Principio de la capacidad de respuesta recíproca del juego
327
desarrollo. El carácter alternativo de los "componentes básicos del juego" se
pone de manifiesto con un entrenamiento sistematizado.
328
Cada tarea propuesta al deportista debe estar adecuada al nivel que posee
éste, y para ello contamos con los "grados de libertad" que se le permite al
deportista, para buscar la solución correcta.
Se pueden realizar tareas con acciones específicas del jugador, por ejemplo
al recibir en carrera y lanzar a la meta con un mínimo ángulo.
•Reglas de juego.
•Requerimiento condicional.
329
El juego lleva "siempre" implícito el imperativo tiempo, por lo que
debemos tener en cuenta:
330
17.1. Aclaraciones conceptuales
331
Periodización Táctica.
332
organización y diseño de todos y cada uno de los acontecimientos del
entrenamiento, en una determinada fase de la vida de un deportista, así como
los mecanismos de control que permitan modificar esos acontecimientos a fin
de obtener un cada vez más ajustado proceso de entrenamiento, para que su
destinatario pueda lograr los resultados deseados en la competición deportiva
(p. 3)".
333
depender la toma de decisión correcta. Igualmente los hay que, a pesar
de conocer dichos índices, son capaces de focalizar la atención
convenientemente sobre ellos. En unos casos y otros el diagnóstico de la
situación de partida es vital para afrontar la panificación del
entrenamiento.
Pese a que algunos autores incluyen una fase de control o evaluación del
rendimiento, nosotros consideramos importante a efectos prácticos
diferenciar la planificación de la fase de intervención y estas a su vez de la de
control o evaluación del proceso de entrenamiento. Obviamente, todas
implican tomar decisiones igualmente importantes y complementarias, pero
334
responden a momentos e intenciones didácticas distintas. Planificar implica
tomar decisiones denominadas "preactivas", es decir, previas a la
intervención del entrenador en el proceso de entrenamiento táctico; las de
evaluación son consideradas decisiones "postactivas" y tienen como finalidad
comprobar el grado de eficacia de la planificación para hacer los ajustes
pertinentes.
335
Figura 17.1. Esquema explicativo del proceso de supercompensación (según
López Chicharro y Almudena Fernández; 290).
336
La carga mental se define como el coste de recursos para un individuo,
dadas sus capacidades, mientras consigue un nivel de rendimiento
determinado en una tarea con demandas específicas (DiDomenico y
Nussbaum, 2008). La carga mental consta de dos tipos de componentes:
cognitivos y emocionales pero, tal como recogen Cárdenas et al. (2013:6), "es
importante recalcar, en cualquier caso, que existe un solapamiento importante
entre estos componentes, que existe evidencia de su variabilidad compartida
y de que, en última instancia, la carga emocional y carga cognitiva que
contribuyen a la carga mental total están íntimamente relacionadas".
337
emocionales pueden ser identificados como "carga mental" sino el esfuerzo
real realizado por el sujeto para controlar el estado emocional experimentado.
Para Cárdenas, Conde y Perales (2013: 12) "sólo se deberá identificar como
parte de la carga mental aquellas influencias emocionales que afectan
directamente a la dificultad de la tarea o que provocan interferencia o
facilitación directa de la misma, reduciendo o incrementando los recursos
cognitivos y motivacionales disponibles". El estudio de Baumeister,
Bratslavsky, Muraven y Tice (1998) recoge claramente la influencia de
realizar un esfuerzo de autocontrol emocional sobre el rendimiento en una
tarea física posterior. La observación de un vídeo con un contenido altamente
emocional mientras intentaban aumentar o reprimir su estado emocional
causaba una respuesta peor en una segunda tarea de resistencia física
(prensión manual), en comparación con aquellos que observaban el vídeo sin
necesidad de controlar su estado emocional.
A) Naturaleza
338
entrenamiento ciertos factores del rendimiento, lo deseable es que los
entrenadores gestionen las situaciones de práctica de tal manera que el sujeto
no pierda el contacto con la realidad del juego. Este es uno de los pilares
fundamentales sobre el que se sustenta el modelo de planificación táctica de
Frades, recogido por Tamarit (2007).
B) Magnitud
C) Componentes de la carga
339
D) Orientación
Las cargas pueden ser selectivas o complejas. Las primeras afectan a una
determinada capacidad. Las segundas solicitan diferentes capacidades y
sistemas funcionales. Seiru.lo (2005), atendiendo al grado de especificidad,
distingue entre carga general, dirigida y especial.
E) Organización
340
El proceso de entrenamiento en los deportes de equipo ha experimentado una
considerable evolución gracias a la que paralelamente ha tenido lugar en el
ámbito de investigación de las ciencias del deporte. Este desarrollo del
conocimiento científico, así como la experiencia acumulada por los
entrenadores, ha llevado a abandonar modelos de planificación que fueron
importados de los deportes individuales y en los cuales se daba una
preponderancia a los factores de rendimiento derivados de la condición física.
Desgraciadamente, este tipo de modelos se basan en conseguir la puesta a
punto en un momento concreto de la temporada, lo que se aleja de las
necesidades reales de los deportes de equipo con objetivos de rendimiento a
corto plazo, que tienen un periodo de competición prolongado con uno o dos
encuentros por semana. En este capítulo abordamos la planificación en el
ámbito del rendimiento y no de la formación, aunque tal como entendemos el
proceso existen algunas similitudes. Para la revisión de un modelo de
planificación a largo plazo que cubra las necesidades de las diversas etapas de
formación, sugerimos la lectura del trabajo de Cárdenas (2003).
341
que se utilizarán para su desarrollo. La mejora de las cualidades
condicionales o de las habilidades psicológicas solo tendrá sentido si su
entrenamiento se produce a partir de la mejora táctica. No se trata de que la
tarea tenga implicaciones físicas o psicológicas paralelas que complementen
las demandas del ejercicio, sino que su manifestación se produzca de manera
interrelacionada con el comportamiento táctico, de forma similar, aunque
pudiera ser simplificada, a cómo tiene lugar en la situación de juego real. En
este sentido, establecemos una clara diferencia con el llamado entrenamiento
integrado (Chirosa, Chirosa y Padial, 2000) en el que la principal
preocupación es que en las tareas se integren estímulos de diferente
naturaleza, aunque el efecto de su interacción no sea exactamente similar al
de la competición.
342
de juego establecido y la preparación del equipo para llevar a la práctica la
estrategia del partido siguiente.
343
agotamiento de los sistemas funcionales responsables de este tipo de
esfuerzos.
344
enseñanza por objetivos que, según Kirk (1990), ha tenido una gran
influencia a la hora de planificar, conduciendo a la formulación precisa de
unos objetivos mensurables y a la determinación de los medios necesarios
para conseguirlos.
345
-Los juegos se basarían en las modificaciones de las características
estructurales de los deportes en cuestión a las posibilidades y
necesidades de estos.
346
caso el jugador tiene tiempo para valorar qué hacer, pero si permanece
estático porque no conoce las consecuencias de esta decisión, y las ayudas
defensivas evitan que su compañero pueda lanzar sin oposición, difícilmente
el jugador asociará su decisión de permanecer estático con la falta de eficacia.
Esto ocurrirá en todas las acciones colectivas complejas donde la decisión
individual no va a generar una consecuencia directamente relacionada con ese
jugador sino con alguno de sus compañeros.
347
situaciones de entrenamiento pueden facilitar feedback de alta o de baja
calidad. Las tareas deportivas son por naturaleza tareas que requieren una
precisión alta. Sin embargo, la calidad del feedback es un parámetro a
manipular por el entrenador. Para que el feedback sea relevante tiene que ser
preciso, completo y hacerse presente siempre que el sujeto tome una decisión.
En muchas ocasiones el sujeto fracasa a la hora de incorporar ese feedback a
sus decisiones. Ello puede ocurrir porque: a) sus recursos atencionales están
dirigidos hacia eventos menos relevantes (en parte por culpa del entrenador
que dirige la atención del sujeto a lo que él piensa que es relevante), o b)
porque el feedback está viciado, esto es, porque es esencialmente difícil de
percibir o de relacionar con la decisión que le precede. Eso ocurre, por
ejemplo, cuando el feedback se presenta de forma muy demorada respecto de
la decisión (p. ej., las consecuencias de una mala decisión de tiro pueden no
aparecer hasta varios segundos después, como cuando el equipo que lanzó a
canasta sufre un contraataque del equipo rival por no haber tenido en cuenta
en el momento de la decisión la falta de balance defensivo).
348
Figura 17.2. Subprincipios del juego a partir del principio de dificultar la
acción defensiva (Cárdenas y Alarcón, 2010).
349
En los modelos tradicionales, la progresión empieza por una enseñanza de
las habilidades específicas de la modalidad deportiva de la que se trate, fuera
del contexto de juego. Estas habilidades tienen como referente un modelo de
ejecución, que responde a la manera más óptima de realizar las diferentes
habilidades, sin saber bien qué criterio se utiliza para definir la eficacia.
Según Blázquez (1999), esta fase se inicia con tareas destinadas a la
asimilación de técnicas básicas. Además, cuando la habilidad presenta cierta
complejidad, se descompone el gesto en partes, siendo practicado por el
jugador hasta conseguir su automatización. Cuando se aprende una técnica,
se proponen otras cada vez más complejas. En una segunda fase se pretende
integrar esta habilidad en situaciones simuladas de juego. Para ello se
reproducen determinadas situaciones de juego en las que la nueva habilidad
va adquiriendo sentido y significado para los aprendices, repitiendo su
aplicación en cada situación de manera mecánica. En una tercera fase se
integran las habilidades en situaciones reales de juego, apareciendo en esta
fase, de forma progresiva, la enseñanza de los aspectos tácticos individuales y
colectivos.
350
modificados". Se introducen estrategias generales con la intención de
desarrollar un conocimiento táctico del juego y la capacidad de tomar
decisiones en cuanto a "qué hacer". La ejecución de la destreza se plantea
solo cuando el jugador muestra que ya está listo y conoce una estrategia
concreta (Iglesias, 2006). El riesgo con esta nueva alternativa es considerar
que todos los aprendizajes necesarios para competir se basan en la aplicación
de reglas de decisión racionales y que el único componente intuitivo de la
conducta del jugador es el correspondiente a la automatización de las
decisiones que en las fases iniciales se tomaban de forma consciente. Si bien
parte de las conductas de juego, aquellas que se producen en una ventana
temporal suficientemente amplia, se aprenden inicialmente mediante el
mecanismo de procesamiento consciente, hasta que se automatizan
volviéndose inconscientes, hay un conjunto importante de decisiones tan
rápidas que en ningún momento pudieron tomarse de esta forma. Todas estas
decisiones, consideradas intuitivas, se basan en el mecanismo de
procesamiento que Kahneman (2011) denominó "automático" (inconsciente,
intuitivo).
351
manipular la cantidad y la naturaleza del feedback). El entrenamiento
intencional es verbal (o modelado) y prescriptivo, esto es, aquel en que dirige
la atención del deportista hacia aquellas reglas si-entonces que quiere que
aprenda. Obsérvese que pese a ciertas confusiones terminológicas presentes
incluso en la literatura científica, entre implícito e incidental y explícito e
intencional, los primeros hacen referencia al grado de consciencia del sujeto
en el acto de aprender, mientras en los segundos queda de manifiesto la
dependencia de la "intención" durante el aprendizaje. Igualmente hemos
querido matizar que posiblemente unos hagan referencia al hecho de aprender
mientras otros al hecho de enseñar. Confundirlos podría llevamos a pensar
que cuando se aplican técnicas de intervención incidental se están
promoviendo aprendizajes implícitos (inconscientes) y aunque parece claro
que mayoritariamente podría ser así, no es posible saber el grado de
consciencia del sujeto sobre su propio aprendizaje. Un grupo de jugadores de
baloncesto puede estar practicando un juego de tres contra tres con la norma
de no botar el balón y, como consecuencia, aprender a Jugar de forma
dinámica, con desmarques continuos a los espacios libres, ofreciéndose al
compañero con balón para facilitar el pase, etc. De todos ellos, es posible que
algunos mejoren su competencia motriz para conseguir dichos objetivos sin
ser conscientes de lo que realmente aprenden pero, igualmente, es posible que
alguno de ellos esté adquiriendo dicho aprendizaje de forma consciente.
352
intencionales (Perales, Cárdenas, Piñar, Sánchez y Courel, 2011), o de
entrenamiento más explícito, (Raab, 2003). En la última fase, donde las
decisiones tienen un feedback inmediato y las acciones no son complejas,
predominarán las instrucciones más incidentales o entrenamiento más
implícito. Desde la psicología de la educación a esta denominación se le ha
llamado instrucción por descubrimiento o instrucción por exposición
(resolución de problemas).
353
y una exploración en un contexto real donde mediante la práctica se
activen esos conocimientos. Por ejemplo, si un jugador de baloncesto
tiene asociado implícitamente el concepto de acercarse al cesto con la
acción colectiva de Bloqueo Directo (BD), habrá que proponerle tareas
donde aparezca el BD.
354
oponente alejándose de él ("si tu defensor pasa por detrás el bloqueo, y
tú intentas penetrar ¿dónde te lo vas a encontrar?, ¿has conseguido
algún tipo de ventaja?, ¿quién llegaría antes al espacio que tu intentas
ocupar, el o tú?, ¿por qué?, ¿cómo puedo aprovechar que él pase por
detrás?, ¿qué tengo que hacer siempre con mi defensor, acercarme o
alejarme de él?, ¿por qué?, ¿qué pasaría si te pararas durante el bloqueo
y cambiaras de dirección?, ¿conseguirías más o menos ventaja que
antes?").
355
penetración del jugador con balón, pero facilitan el movimiento del
compañero que bloquea hacia determinada posición, donde cumple
mejor con los principios del juego (mayor protección de balón porque
hay mejor ángulo de pase, mayor dificultad para la recuperación
defensiva porque aumenta la distancia con su oponente directo, y mayor
profundización porque se acerca al aro), se deberán practicar estas
mismas condiciones y esa alternativa de manera conjunta para
condensar la información y automatizar la toma de decisión.
356
2012). Obviamente este tipo de intervención solo se aplica cuando es
necesario pero no podemos olvidar que dichos sentimientos aparecen
constantemente en la competición donde la evaluación del rendimiento
propio por parte del jugador, o la que externamente realiza el
entrenador, provocan estados emocionales que pueden afectar al
rendimiento. Como quedó indicado anteriormente, el esfuerzo para
hacer frente a dichos estados incrementa la dimensión global de la
carga. Desde nuestro punto de vista, debe ser la sobreexposición a este
tipo de situaciones que demandan habilidades psicológicas para el
control emocional la que promueva su mejora.
357
Cuando se quiera introducir la enseñanza de situaciones de juego donde las
decisiones sean más estratégicas (racionales o conscientes) se utilizarán las
fases 1 y 5 del caso anterior, obviando las demás. La diferencia es que
durante la fase 1 se activarán también los conceptos previos mediante un
proceso de reflexión (Coll y Martí, 2004). Además, previo a la fase 5, una
vez activado tanto el conocimiento conceptual como procedimental, será
necesario realizar una fase en que el jugador, mediante la estrategia de
descubrimiento guiado, aprenda que es necesaria la utilización de nuevas
posibilidades de acción para el cumplimiento de cada uno de los principios
del juego más complejos. Para ello, se le hará reflexionar sobre cómo mejorar
su actuación, según los principios del juego, para a continuación proponer
situaciones reales en las que se provoque la aparición de este nuevo
comportamiento. Esto lo conseguiremos mediante la utilización de refuerzos
positivos técnico-tácticos. Por ejemplo, proponiendo en baloncesto una tarea
en la que se refuerce positivamente la consecución de generar dinamismo del
balón, dándole una puntuación a cada acción en la que el balón cambie de
lado. También se puede utilizar el refuerzo negativo, por ejemplo obligando
al equipo a conseguir una inversión de balón antes de lanzar a canasta, bajo
penalización de perder la posesión si no se cumple la premisa.
358
(Raab, 2003; Raab, y Johnson, 2008; Raab, Masters, Maxwell, Arnold,
Schlapkohl y Poolton, 2009).
359
tareas que se incluirán en el programa de trabajo tendrán para los deportistas.
En este punto conviene matizar que actualmente no existe un modo
suficientemente validado desde el punto de vista científico que permita
detectar el impacto real que las cargas de entrenamiento tienen sobre el
organismo. Si bien conocemos el tiempo necesario para la recuperación y
supercompensación de las diferentes cualidades condicionales (fuerza,
velocidad, resistencia, amplitud de movimiento) y de las formas de
manifestación específicas de cada una de ellas (fuerza máxima, fuerza
explosiva, etc.), hay que ser conscientes de las investigaciones que generaron
este conocimiento nunca implicaban la manifestación global del
comportamiento del jugador. Esto quiere decir que se evaluaba el impacto de
un trabajo específico de, por ejemplo, determinado tipo de manifestación de
la fuerza pero nunca implicaba la realización del gesto técnico que la
demandaba o se practicaba con las demandas atencionales, decisionales o
emocionales propias de la competición. Estudios en nuestro propio
laboratorio han demostrado la contribución de la carga mental, concomitante
a una prueba física, a la percepción subjetiva del esfuerzo (Conde 2011,
Cárdenas et al., 2013). Como conclusión, ni siquiera aquellos datos que
pudieron ser medidos de forma rigurosa tienen la validez ecológica suficiente
para ser transferidos al campo del entrenamiento de los deportes de equipo.
360
Figura 17.3. Distribución porcentual de las cargas en el microciclo.
361
racionales que se basen en la utilización de mecanismos conscientes de toma
de decisión.
A partir del jueves hay que facilitar la regeneración del organismo, por lo
que las dimensiones física y emocional del entrenamiento se reducirán
drásticamente. El componente mayor de la carga en estas sesiones será el
cognitivo, ya que se dedicará más tiempo a la preparación de la estrategia a
desarrollar en el siguiente partido de competición. Normalmente los
entrenadores invierten más tiempo en análisis y aprendizajes racionales del
plan general de acción colectiva e individual que requieren un esfuerzo
mental considerable e incrementan la carga cognitiva de la actividad. En el
cuadro 17.1 se recoge una aproximación conceptual sobre la posible
contribución de los diferentes tipos de instrucción al incremento de la carga
mental. Es importante destacar que se trata de una aproximación hipotética,
no contrastada experimentalmente, sino fruto de las reflexiones propias
acumuladas a lo largo de la experiencia dilatada como entrenadores. La falta
de investigación en este campo nos hace pensar en la necesidad de plantear,
como estrategia de futuro, la implantación de instrumentos de medida de la
carga mental en el entrenamiento, de la misma manera que ya se utilizan
medidas de esfuerzo físico percibido, para obtener evidencia empírica directa
de su cuantificación y de sus efectos psicológicos y fisiológicos (estado de
ánimo, fatiga mental, variabilidad cardíaca, estrés...).
362
dimensiones de la carga mental
363
Con el propósito de poner en práctica unos principios ecológicos, económicos
y prácticos, el listado completo de las fuentes bibliográficas empleadas por
los autores en este libro se encuentra disponible en la página web de la
editorial: www.sintesis.com.
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379
Índice
INTRODUCCIÓN 15
1.1. Aportaciones de la psicología cognitiva al estudio de la
21
toma de decisiones en el deporte
1.1.1. Estudio de la toma de decisiones bajo parámetros
24
visuales y temporales
1.1.2. Estudio de la toma de decisiones bajo parámetros
29
relacionados con la memoria y el procesamien
1 .2. La pericia cognitiva en el deporte: conocimiento y
35
toma de decisiones
1.2.2. La toma de decisiones como habilidad cognitiva.
43
Otros modelos explicativos
1.2.3. Relaciones entre elementos cognitivos y rendimiento 48
2.1. Acoplamiento percepción-acción 51
2.2. Orientación visual de la locomoción 52
2.2.1. Affordances. Posibilidades de acción 55
2.3. Autoorganización de la acción 58
2.4. Intencionalidad y comportamiento deportivo 61
2.5. La dinámica ecológica del comportamiento deportivo 64
2.6. Implicaciones para la organización de la práctica
66
deportiva
2.7. Conclusión 67
3.1. Vicisitudes de la toma de decisiones 69
3.2. La arquitectura teórica sobre la toma de decisiones 71
3.3. El concepto de toma de decisiones: de la Economía a
73
las neurociencias
3.4. Toma de decisiones en el contexto deportivo: del
380
entrenador al penalti 77
3.5. Anticipación, pericia motora y toma de decisiones 89
3.6. Implicaciones prácticas para la optimización de la toma
93
de decisiones en el deporte
4.1. Recuperando el cuerpo y lo sensomotor 98
4.2. El movimiento como el motor del comportamiento 99
4.3. El deportista situado y sus relaciones 102
4.4. Ecología de la acción 106
4.5. La pericia en el deporte en la era postcognitiva 109
4.6. A modo de conclusión 111
5.1. Instrumentos para la medida del conocimiento 116
5.1.1. Cuestionarios 117
5.1.2. Protocolos verbales 124
5.2. Instrumentos para la observación de la acción de juego 127
5.2.2. Instrumentos para evaluar la ejecución-rendimiento 130
5.2.3. Instrumentos de análisis notacional y su relación con
133
la toma de decisiones
6.1. Los procedimientos para la obtención de coordenadas
138
de posición
6.1.1. Recolección de imágenes y utilización del software
140
TACTO
6.1.2. Reconstrucción 2D de las trayectorias de los
141
jugadores a través de la transformación lineal d
6.1.3. Filtrado de coordenadas de posición 143
6.1.4. Control de la precisión y fiabilidad de la
143
instrumentación
6.2. Las coordenadas de posición para las variables
145
381
6.3. Estructura y dinámica de la conducta táctica o de
146
decisión
6.4. El surgimiento de un comportamiento de toma de
149
decisión en diferentes niveles de análisis
6.4.1. Nivel diádico 150
6.4.2. Nivel grupa) 153
6.4.3. Nivel colectivo 156
6.5. Conclusiones 158
7.1. Antecedentes de los programas de supervisión reflexiva 165
7.2. Programas de entrenamiento decisional con deportistas
166
en categorías de formación
7.3. Herramientas cognitivas para la optimización de la
169
toma de decisiones
7.3.1. Vídeo-feedback 170
7.3.2. Cuestionamiento 173
382