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La administración
Correcto. ¡¡¡Felicitaciones!!!
Ciencia Política
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Se dice que “el derecho administrativo es aquella parte del derecho público que
fija la organización y determina la competencia de las autoridades
administrativas, e indica los remedios individuales por la violación de sus
derechos”[1]. Esa definición indica atinadamente que el tema corresponde al
ámbito del derecho, y señala su mayor objetivo: la protección de los derechos
privados. El objetivo de la administración pública es la eficiente dirección de
los asuntos públicos.
Estas dos metas no sólo son diferentes, sino que muchas veces entran en
conflicto. Desde luego, la administración se rige por las reglas del derecho
administrativo, así como los requerimientos del derecho constitucional; pero
dentro de unos límites así fijados, busca la realización más eficaz de los
propósitos públicos. Todo el asunto ha sido bien formulado por el profesor
Freund[2].
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El derecho administrativo
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El territorio ha sido bien trazado por Willbern (1984), quien identifica seis clases
de moral para los funcionarios públicos: a) honestidad básica y respeto de la
ley, b) conflictos de intereses, c) orientación de servicio y justicia procesal, d)
ética de la responsabilidad democrática, e) ética de la determinación de la
política pública, y f) ética del compromiso y la integración social. Brady (1981),
Lilla (1981) y Thompson (1985) precisan la lista anterior considerando el
alcance de los estudios éticos y la forma como debiera enfocarse este estudio.
Especialmente significativa es la demostración de Thompson de que no son
contundentes dos de los argumentos principales que se esgrimen en contra de
la posibilidad de desarrollar una administración ética.
Los análisis específicos de la relación existente entre la ley y la admi nistración
pública incluyen el argumento de Foster (1981) en defensa de un "legalismo
intermedio" -el derecho como si la gente importara que complementaría y
estimularía el comportamiento moral en las agencias públicas. De igual modo,
Rohr (1985) basa su libro reciente sobre la ética en el Estado administrativo en
una comparación de la teoría política de la Ley Fundamental con la teoría
constitucional de Wilson (1887) y Goodnow (1900).
Por último, varios autores han considerado la divulgación de normas éticas por
toda la profesión. Chandler (1983) presenta un análisis de los argumentos
formulados en pro y en contra de un código de ética para la American Society
for Public Administration, mientras que Koritansky (1982), Mayer y Harmon
(1982) y Schorr (1983) consideran la enseñanza de la ética en los programas
profesionales de la administración pública. Mayer y Harmon (1982) resumen
bien este trabajo en su comentario: "El papel del administrador es el de la
mediación, no sólo el de enjuiciar o resolver problemas [...] El desempeño de
este papel esencial requiere que el administrador sea responsable en tres
sentidos: profesional, político y personal. La educación moral de los
administradores públicos requiere entender cada uno de estos sentidos y su relación" (p.
222).
7. Según Willbern, cuales son las seis clases de moral de los funcionarios
públicos:
Su respuesta:
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8. Según Mayer y Harmon, cuales son los tres sentidos en los cuales el
administrador público debe ser responsable:
Su respuesta:
Un área importante que combina los estudios del proceso de gobernación con
los estudios de la ética administrativa ha sido la de la ciudadanía y la educación
cívica. El artículo de Frederickson (1982) sobre la "recuperación del civismo"
fija el tono de estas discusiones sosteniendo que, al descuidar el aspecto
público de la administración pública, se ha perdido de vista la importancia de
los valores democráticos que afectan el trabajo de los administradores
individuales. McSwain (1985) llega a una conclusión similar, aunque por
medios diferentes, al afirmar que se carece de un sustento adecuado para
desarrollar plenamente la noción de la ciudadanía, y que el legado liberal de la
Constitución ha minado las nociones de la comunidad y el interés público con el
individualismo racional. En tales circunstancias -arguye McSwain-, el
administrador carece de una guía en la toma de decisiones responsables
acerca de los valores públicos.
Educar al ciudadano
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"Ciudadanos profesionales"
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