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Administración Pública y Gestión Pública

La administración pública como campo de estudio


La administración pública, como un aspecto de la actividad gubernamental,
existe desde que los sistemas políticos funcionan y tratan de alcanzar los
objetivos programáticos fijados por los que toman las decisiones políticas.  La
administración pública como un campo de estudio sistemático es mucho más
reciente.  Los asesores de gobernantes y comentaristas sobre el
funcionamiento del gobierno han plasmado sus observaciones de cuando en
cuando en fuentes tan variadas como el Arthasastra de Kautilya en la India
antigua, la Biblia, La política de Aristóteles y El príncipe de Maquiavelo.  Sin
embargo, no fue sino hasta el siglo XVIII cuando el cameralismo, el cual se
ocupa de la administración sistemática de los asuntos del gobierno, se convirtió
en especialidad de los estudiosos alemanes en Europa occidental. En los
Estados Unidos, esta especialización no tuvo lugar sino hasta el final del siglo
XIX, con la publicación en 1887 del famoso artículo de Woodrow Wilson “El
estudio de la administración”, usualmente considerado el punto de partida.
Desde esa época, la administración pública se ha convertido en un área
reconocida de interés especializado, ya sea como subespecialidad de las 
ciencias políticas o como una disciplina académica autónoma.

Pese a que ya lleva varias décadas en desarrollo, todavía no se ha llegado a


un consenso acerca del alcance de la administración pública y se ha dicho que
el campo de estudio muestra heterodoxia más que ortodoxia.  En un texto
contemporáneo se examina el desarrollo de la disciplina bajo el título de “El
siglo en aprietos”, y en una encuesta reciente se describen las tendencias en el
estudio de la administración pública como un progreso “del orden al caos”.  Tal
vez estas características constituyan fortalezas en lugar de puntos débiles,
pero de todas maneras impiden dar una definición de la disciplina que sea
concisa, precisa y generalmente aceptable.  Es más factible identificar
tendencias y puntos comunes, y para nuestros propósitos no se necesita más
que eso.

Supuestamente la administración pública es un aspecto de un concepto más


general, a saber: la administración, cuya esencia se ha descrito como “una
acción específica emprendida para alcanzar un objetivo consciente”.  En la
mayoría de los intentos que se hacen por definir la administración se agrega el
elemento de cooperación entre dos o más personas y se le considera un
esfuerzo humano cooperativo encaminado a alcanzar un objetivo o varios
objetivos aceptados por aquellos que participan en el esfuerzo.  La
administración estudia los medios para alcanzar fines prescritos.  La actividad
administrativa puede desarrollarse en una diversidad de situaciones, siempre
que el elemento fundamental esté presente, a saber: la cooperación entre
seres humanos para desarrollar tareas que han sido mutuamente aceptadas
como dignas del esfuerzo conjunto.  El marco institucional en el que la
administración ocurre puede ser tan variado como una compañía de negocios,
un gremio, una iglesia, una institución educativa o una unidad gubernamental.
1. Existe el supuesto de que la administración pública es un concepto de un
concepto más general este es:
Su respuesta:

La administración

Correcto. ¡¡¡Felicitaciones!!!

2. Después del siglo XIX la administración pública se convirtió en un área de


interés especializado, para la época fue conocida como una subespecialidad
de:
Su respuesta:

Ciencia Política

Correcto. ¡¡¡Felicitaciones!!!

ALCANCE Y NATURALEZA DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Existe una unidad esencial en el proceso de la administración, ya sea que se le


observe en los gobiernos de ciudades, estados o federales, que impide toda
clasificación “estratificada” del tema.  Tratarla como si fuese administración
municipal, administración estatal o administración nacional es dar por sentada
una distinción que en realidad no existe.  Los problemas fundamentales, como
el desarrollo de la iniciativa personal, la seguridad de la competencia individual
y la integridad, responsabilidad, coordinación, supervisión fiscal, liderazgo y
moral son, de hecho, los mismos; y casi todos los temas de administración
desafían las limitaciones políticas del gobierno local y el estatal.  La
administración de la salud, la licencia a los practicantes de las ciencias
médicas, el control del comercio o la reclamación de tierras baldías tienen en
realidad poca relación [real] con las ciudades, los condados o los estados como
tales.  Y tampoco las respectivas fases del gobierno de ciudad, estatal o federal
presentan alguna variación considerable en sus técnicas de administración. 
Por consiguiente, de entrada nos parece importante insistir en que el proceso
municipal, estatal o federal, sino como proceso común a todos los niveles del
gobierno.

La administración pública es la administración de hombres y de materiales para


realizar los propósitos del Estado.  Esta definición subraya la fase empresarial
de la administración y minimiza su aspecto legal y formal.  Relaciona la
dirección de los asuntos gubernamentales con la dirección de los asuntos de
cualesquiera otras organizaciones sociales, comerciales, filantrópicas,
religiosas o educativas, en todas las cuales se reconoce que la buena
administración es elemento esencial para el éxito.  Deja en pie la pregunta de
hasta qué punto la administración misma participa en formular los propósitos
del Estado y evita toda controversia sobre la naturaleza precisa de la acción
administrativa.

El objetivo de la administración pública es la utilización más eficiente de los


recursos puestos a disposición de funcionarios y de empleados.  Estos
recursos no sólo incluyen las actuales asignaciones y equipo material en forma
de edificios públicos, maquinaria, carreteras y canales, sino también los
recursos humanos encarnados en los cientos de miles de hombres y mujeres
que trabajan para el Estado.  En todos sentidos, una buena administración
intenta eliminar todo despilfarro, conservar material y energía y el logro más
rápido y completo de los propósitos públicos congruentes con la economía y el
bienestar de los trabajadores.

3. De acuerdo a la lectura el objeto de la administración pública


es:
Su respuesta:

La utilización más eficiente y eficaz de los recursos públicos a través de los


funcionarios estatales

Correcto. ¡¡¡Felicitaciones!!!

4. De acuerdo a la lectura se puede afirmar que una buena administración


pública en cabeza de la burocracia estatal persigue:
Su respuesta:

Evitar el despilfarro y el logro más rápido y completo de los propósitos públicos


congruentes con la economía y el bienestar de la población

Correcto. ¡¡¡Felicitaciones!!!

Aspectos esenciales de la administración pública

Vemos así que la administración pública es la ejecución de los negocios


públicos; el objetivo de la actividad administrativa es la realización más
expedita, económica y completa de los programas públicos.  Esto, obviamente,
no es el único objetivo del Estado como unidad organizada; la protección de los
derechos privados, el desarrollo de la capacidad cívica y el sentido de
responsabilidad civil, el debido reconocimiento de las múltiples fases de la
opinión pública, el mantenimiento del orden, la aportación de un mínimo de
bienestar nacional:  todo ello exige la inmediata atención del Estado.  La
administración debe correlacionarse con otras ramas del gobierno, además de
ajustarse a la inmensa cantidad de esfuerzo privado  que en los Estados
Unidos, mucho más que en ningún otro lugar, complementan toda iniciativa
pública.  El capítulo siguiente trata de estos ajustes, pero aquí cabe distinguir
entre los campos adyacentes de la administración y del derecho administrativo.

Se dice que “el derecho administrativo es aquella parte del derecho público que
fija la organización y determina la competencia de las autoridades
administrativas, e indica los remedios individuales por la violación de sus
derechos”[1].  Esa definición indica atinadamente que el tema corresponde al
ámbito del derecho, y señala su mayor objetivo:  la protección de los derechos
privados.  El objetivo de la administración pública es la eficiente dirección de
los asuntos públicos.
Estas dos metas no sólo son diferentes, sino que muchas veces entran en
conflicto.  Desde luego, la administración se rige por las reglas del derecho
administrativo, así como los requerimientos del derecho constitucional; pero
dentro de unos límites así fijados, busca la realización más eficaz de los
propósitos públicos.  Todo el asunto ha sido bien formulado por el profesor
Freund[2].

 [1] Frank J. Goodnow. Comparative Administrative Low, 1, pp. 8 – 9, 1893.

[2] Proccedings, Am. Pol. Sci. Assoc., p. 58, 1909.

5. De acuerdo a la lectura podemos decir que otros de los objetivos que


persigue el Estado como unidad organizativa son:
Su respuesta:

La protección de los derechos privados, el desarrollo de la capacidad cívica y el


sentido de responsabilidad civil

Correcto. ¡¡¡Felicitaciones!!!

6. La rama del derecho encargada del estudio organizativo y de las


competencias de las autoridades del gobierno es:
Su respuesta:

El derecho administrativo

Correcto. ¡¡¡Felicitaciones!!!

ÉTICA DEL SERVICIO PÚBLICO

Si hay un cambio notable en las prioridades de los teóricos de la administración


pública en los años ochenta, tal es seguramente la gran atención que ahora se
presta a las preocupaciones éticas. Se podría especular sobre las razones de
esta nueva atención (Watergate sería, en efecto, un candidato importante),
pero está fuera de duda que los teóricos han destacado las preocupaciones
éticas en mayor medida. En el capítulo V se examinará con mayor detalle la
ética del servicio público, pero aquí cabe indicar por lo menos el conjunto de
materiales que elaboran ahora los teóricos de la administración pública.

El territorio ha sido bien trazado por Willbern (1984), quien identifica seis clases
de moral para los funcionarios públicos: a) honestidad básica y respeto de la
ley, b) conflictos de intereses, c) orientación de servicio y justicia procesal, d)
ética de la responsabilidad democrática, e) ética de la determinación de la
política pública, y f) ética del compromiso y la integración social. Brady (1981),
Lilla (1981) y Thompson (1985) precisan la lista anterior considerando el
alcance de los estudios éticos y la forma como debiera enfocarse este estudio.
Especialmente significativa es la demostración de Thompson de que no son
contundentes dos de los argumentos principales que se esgrimen en contra de
la posibilidad de desarrollar una administración ética.
Los análisis específicos de la relación existente entre la ley y la admi nistración
pública incluyen el argumento de Foster (1981) en defensa de un "legalismo
intermedio" -el derecho como si la gente importara que complementaría y
estimularía el comportamiento moral en las agencias públicas. De igual modo,
Rohr (1985) basa su libro reciente sobre la ética en el Estado administrativo en
una comparación de la teoría política de la Ley Fundamental con la teoría
constitucional de Wilson (1887) y Goodnow (1900).

La cuestión de la responsabilidad individual en las organizaciones públicas se


ha analizado con mayor frecuencia aún. Algunos artículos representativos son
los de Brady (1983), Scott (1982) y Thompson (1980). Stewart (1985) ilustra
bien el tono de ese análisis en su evaluación de la ética en la profesión de la
administración pública.

Una condición especial que afecta el comportamiento ético de los funcionarios


es la influencia de los valores profesionales que pueden chocar con la ética del
servicio público. Bell (1985), por ejemplo, estudia la interrelación existente entre
los valores profesionales y los propósitos organizacionales en la política de la
vivienda, mientras que Yarwood (1986) concluye más generalmente que "la
ciencia y las profesiones deben compartir la culpa de muchos problemas éticos
causados por las organizaciones formales" (p. 483).

Por último, varios autores han considerado la divulgación de normas éticas por
toda la profesión. Chandler (1983) presenta un análisis de los argumentos
formulados en pro y en contra de un código de ética para la American Society
for Public Administration, mientras que Koritansky (1982), Mayer y Harmon
(1982) y Schorr (1983) consideran la enseñanza de la ética en los programas
profesionales de la administración pública. Mayer y Harmon (1982) resumen
bien este trabajo en su comentario: "El papel del administrador es el de la
mediación, no sólo el de enjuiciar o resolver problemas [...] El desempeño de
este papel esencial requiere que el administrador sea responsable en tres
sentidos: profesional, político y personal. La educación moral de los
administradores públicos requiere entender cada uno de estos sentidos y su relación" (p.
222).

7. Según Willbern, cuales son las seis clases de moral de los funcionarios
públicos:
Su respuesta:

Honestidad, orientación de servicio, compromiso e integración social, conflictos


de intereses, responsabilidad democrática, determinación de la política pública

Correcto. ¡¡¡Felicitaciones!!!

8. Según Mayer y Harmon, cuales son los tres sentidos en los cuales el
administrador público debe ser responsable:
Su respuesta:

Profesional, político y personal


Correcto. ¡¡¡Felicitaciones!!!

LA CIUDADANÍA Y LA EDUCACIÓN CÍVICA

Un área importante que combina los estudios del proceso de gobernación con
los estudios de la ética administrativa ha sido la de la ciudadanía y la educación
cívica. El artículo de Frederickson (1982) sobre la "recuperación del civismo"
fija el tono de estas discusiones sosteniendo que, al descuidar el aspecto
público de la administración pública, se ha perdido de vista la importancia de
los valores democráticos que afectan el trabajo de los administradores
individuales. McSwain (1985) llega a una conclusión similar, aunque por
medios diferentes, al afirmar que se carece de un sustento adecuado para
desarrollar plenamente la noción de la ciudadanía, y que el legado liberal de la
Constitución ha minado las nociones de la comunidad y el interés público con el
individualismo racional. En tales circunstancias -arguye McSwain-, el
administrador carece de una guía en la toma de decisiones responsables
acerca de los valores públicos.

Además de estos trabajos independientes, un simposio especial sobre la


ciudadanía, reportado en la Public Administration Review, incluyó varios artículos
teóricos importantes (como el de Hart mencionado antes). En oposición a otros teóricos
interesados en la ética que adoptan un enfoque más legalista, Cooper (1984) sostiene que las
obligaciones éticas del administrador público derivan del hecho de que los administradores
son "ciudadanos profesionales" o "ciudadanos-administradores". McGregor (1984) afirma que
entre las obligaciones del administrador se encuentra la de educar a la ciudadanía, algo que
Gawthrop (1984a) considera difícil en una época en la que se ha vuelto confusa la noción de
ciudadanía. Por último, Rohr (1985) analiza las limitaciones de la actividad política del
administrador como algo instructivo en lo tocante al lenguaje de la ciudadanía.

9. Se puede deducir de la lectura que una de las funciones de la burocracia a


través de la administración pública es:
Su respuesta:

Educar al ciudadano

Correcto. ¡¡¡Felicitaciones!!!

De acuerdo a la lectura los administradores públicos dentro del contexto etico y


constitucional pueden ser definidos como:
Su respuesta:

"Ciudadanos profesionales"

Correcto. ¡¡¡Felicitaciones!!!

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