MONOGRAFIAS

No. 1
. PSICOANA.LITICAS
.

Director FERNANDO CESARMAN

Santiago Ramírez.
, .

El Mexicano
EL MEXICANO. Psicología de sus
Motivaciones.
Psicología de su destructividad
No. i Francisco González . Pineda.
EL MEXICANO. Su Dinámica Psicosocial
No. 3 · Phyllips Greenacre
E.5TUDIOS PSICOANALÍTICOS SOBRE LA
AcTIVmAD · CREADORA
FRANCISCO GONZALEZ PINEDA
No. 4 Otto Fenichel
PROBLEMAS DE TÉCNICA Ps1coANALÍTICA

· No. 5 Heinz Hartmann

LA Ps1coLOGiA DEL Yo Y EL PRoBLÉMA DE ·
LA AoAPTAOÓN
· No. 6 Mauro Torres
EL IRRACIONALISMO EN ERICH FROMM

No. 7 Francisco Gontalez Pineda

EL MEXICANO. Psicología · de su destruc,
tividad.
No; 8 Alexander Wolf y Emanuei K. Sch�-
PstCOANAf..� EN GRUPOS

a
1
 EL MEXICANO
Psicología de su destr�tividad

3
2
 EL MEXICANO
Psicología de su destr�tividad

2
3
 Primera edición:
Marzo de 1961 .
:2,00ó · ejemplares
Para Noela

DERECHOS RESEl\VADOS

EDITORIAL PAX-ME?{ICO, S.. A.

República Argentina 9

Impreso en �éxieo-
.. ·.·..,._. .
.Prüued in Mexi�
:.Imp. G&lv.&6 S., ,t.. - .Cjóit, dé Su. .AntoD.lo MNl4 88 ..,. �, .D. f..

5
4
 Primera edición:
Marzo de 1961 .
:2,00ó · ejemplares
Para Noela

DERECHOS RESEl\VADOS

EDITORIAL PAX-ME?{ICO, S.. A.

República Argentina 9

Impreso en �éxieo-
.. ·.·..,._. .
.Prüued in Mexi�
:.Imp. G&lv.&6 S., ,t.. - .Cjóit, dé Su. .AntoD.lo MNl4 88 ..,. �, .D. f..

4
5
 INTRODUCCION

EL INTENTO de comprender aisladamente la

agresión presenta algunas dificultades. La
.agresión, junto con otras manifestaciones
instintivas -como la hostilidad o el odio-,
es una parte de nuestra manera de manifes­
tarnos. que, en general, no nos es agradable
percibir en toda su magnitud.
Nuestra educación, el mismo temor que
produce en nosotros reconocer los impulsos
· destructivos, que con frecuencia se originan
�en nuestro interior como respuesta a las·
frustraciones, que recibimos o a la:s agresio­
nes reales que se nos hacen, determinan la
tendencia a darnos cuenta con más facilidad
-a veces únicamente- de la agresión, la
hostilidad o el odio de los demás, mientras
al que se . desarrolla en nuestro interior, o
al que actuamos, lo negamos, lo suprimimos
o lo'I racionalizamos.
Este libro lleva en �u . contenido esa
dificultad porque, pretendiendo estudiar psi­
cológicrunente algunos modQs y formas fre­
cuentes en que la agresión destructiva se.

7
6
 INTRODUCCION

EL INTENTO de comprender aisladamente la

agresión presenta algunas dificultades. La
.agresión, junto con otras manifestaciones
instintivas -como la hostilidad o el odio-,
es una parte de nuestra manera de manifes­
tarnos. que, en general, no nos es agradable
percibir en toda su magnitud.
Nuestra educación, el mismo temor que
produce en nosotros reconocer los impulsos
· destructivos, que con frecuencia se originan
�en nuestro interior como respuesta a las·
frustraciones, que recibimos o a la:s agresio­
nes reales que se nos hacen, determinan la
tendencia a darnos cuenta con más facilidad
-a veces únicamente- de la agresión, la
hostilidad o el odio de los demás, mientras
al que se . desarrolla en nuestro interior, o
al que actuamos, lo negamos, lo suprimimos
o lo'I racionalizamos.
Este libro lleva en �u . contenido esa
dificultad porque, pretendiendo estudiar psi­
cológicrunente algunos modQs y formas fre­
cuentes en que la agresión destructiva se.

6
7
r
presenta en - el m,�o mexicano, toca un ..
material psicológico ,que fácilmente soslaya­
mos, o que sólo admitimos cuando podemos
. decir en son _ de. triunfo o de crítica que eso
lo hacen los demás y no nosotros. Aún más,
tratándose de un tema unilateral estudiado
desde diferentes ángulos en diferentes ni­
veles y situaciones, puede incluso producir
disgusto como nos produce disgusto lo · que
sabemos ·que es desagradable. Si a esto se
agrega que no se estudian aquí, eri contra­
pos1ción, los elementos constructivos dé la
conducta humana, se corre el riesgo de con­
fundir un estudio que sólo pretende ser par­
cial, esto es, de. un sector de la conducta -
destructiva apreciable. socialmente en Mé­
xico, con uno que pretenda que ésa es la
conducta·· total mexicana. ·Quien no pueda
hacer esta diferenciación tendrá sin duda
dificultad· con el material que se discute.
Los psicoanalistas aún no ·han alcanzado.
acuerdo respecto a la teoría de los instintos
y su origen. Los más aceptan la agresión
co1no un instinto que pertenece a lá herencia
psicobiológica del individuo, mientras qué .
otros creen que son sólo los instintos de vida,.
-o -libidinosos, los. únicos que . existen �-· al r
menos los únicos. perceptibles-· para la ob­
servación, y qué agresión y hostilidad son
8 9
productos laterales: una ·- especie de modo ·
general · de reaccionar ante la · frustración o
el temor. -
La·agresión pertenece a-uri· grupó de ins­
tintos cuyo contenido puede considérarse en
forma global como fuerzas destructoras,. las
cuales desintegran y, dejadas en libertad de
acción sin otras fuerzas que fas controlen
-· o limiten, conducen a -la muerte. Son fuerzas
cuyo representante psicológico máximo es el
odio; impulso que al ser actuado contra los
demás busca su destrucción o que, desenca­
denado contra uno mismo, tiende hacia la
autodestrucción� Las _ fuerzas que buscaii ar­
monizar, unificar; conservar la vida o bus-
car placer, son las Uamad�stintos de vida
ó libidinosos. Sin embargo, la vida necesita
de los dos grandes grupos de fuerzas para
. realizarse porque, · paradójicaniente, cuando
uno predomina en forma exagerada sobre el
oiro, los dos pueden volverse peligrosos o
destructivos para el individuo. Como el oh�
jetivo de la vida es la conservación dentro
de la · ináxima satisfacción. posible, todos
aprendemos a utilizar SUS dos grandes COlll•
ponentes instintivos mezclándolos o fundién.:
dolos de modo que se pueda experimentar la
seguridad de alcanzar lo que se· busca.
� este libro, la palabra agresión- es..
r
presenta en - el m,�o mexicano, toca un ..
material psicológico ,que fácilmente soslaya­
mos, o que sólo admitimos cuando podemos
. decir en son _ de. triunfo o de crítica que eso
lo hacen los demás y no nosotros. Aún más,
tratándose de un tema unilateral estudiado
desde diferentes ángulos en diferentes ni­
veles y situaciones, puede incluso producir
disgusto como nos produce disgusto lo · que
sabemos ·que es desagradable. Si a esto se
agrega que no se estudian aquí, eri contra­
pos1ción, los elementos constructivos dé la
conducta humana, se corre el riesgo de con­
fundir un estudio que sólo pretende ser par­
cial, esto es, de. un sector de la conducta -
destructiva apreciable. socialmente en Mé­
xico, con uno que pretenda que ésa es la
conducta·· total mexicana. ·Quien no pueda
hacer esta diferenciación tendrá sin duda
dificultad· con el material que se discute.
Los psicoanalistas aún no ·han alcanzado.
acuerdo respecto a la teoría de los instintos
y su origen. Los más aceptan la agresión
co1no un instinto que pertenece a lá herencia
psicobiológica del individuo, mientras qué .
otros creen que son sólo los instintos de vida,.
-o -libidinosos, los. únicos que . existen �-· al r
menos los únicos. perceptibles-· para la ob­
servación, y qué agresión y hostilidad son
a 9
productos laterales: una ·- especie de modo ·
general · de reaccionar ante la · frustración o
el temor. -
La·agresión pertenece a-uri· grupó de ins­
tintos cuyo contenido puede considérarse en
forma global como fuerzas destructoras,. las
cuales desintegran y, dejadas en libertad de
acción sin otras fuerzas que fas controlen
-· o limiten, conducen a -la muerte. Son fuerzas
cuyo representante psicológico máximo es el
odio; impulso que al ser actuado contra los
demás busca su destrucción o que, desenca­
denado contra uno mismo, tiende hacia la
autodestrucción� Las _ fuerzas que buscaii ar­
monizar, unificar; conservar la vida o bus-
car placer, son las Uamad�stintos de vida
ó libidinosos. Sin embargo, la vida necesita
de los dos grandes grupos de fuerzas para
. realizarse porque, · paradójicaniente, cuando
uno predomina en forma exagerada sobre el
oiro, los dos pueden volverse peligrosos o
destructivos para el individuo. Como el oh�
jetivo de la vida es la conservación dentro
de la · ináxima satisfacción. posible, todos
aprendemos a utilizar SUS dos grandes COlll•
ponentes instintivos mezclándolos o fundién.:
dolos de modo que se pueda experimentar la
seguridad de alcanzar lo que se· busca.
� este libro, la palabra agresión- es..
 utilizada . en el sentido en que este instinto
se expresa desproporcionadamente o sin 1a
adecuada mezcla o control de las fuerzas
instintivas opuestas y que, por lo tanto, se .
vuel:ve destructivo. o da paso a la expresión
· · ·
de la hostilidad o del odio.
Describir, estudiar el _componente agre­
sivo de un marco social d_etetminado es una
operaci6n de aislamiento artificial que, por
no existir en la realidad en· estado puro,
sino mezclado con los hnpulsos constructivos
y amorosos,· corre el peligro de- no ser com­
prendido en lo que es: . una descripción de
parte y no de toda la vida social mexicana.
Si M"exico existe, progresa y busca un
porvenir mejor es á pesar y e� contra de
esa agresión expresada como hostilidad y
como odio que se percibe en su vivir social.
Como aquí se trata lo negativo de la vida
nacional y no lo positivo, afirmar que Mé-
' xico es nada más lo que en estas páginas es
an�lizado sería · una mentira, una obra de
mala fe, como - la que. muchos han cometido
en el pasado o cometen aún. México es así;
pero también es mil cosas niás, constructivas
y plenas de positividad. El conjunto, la to­
talidad es· México; no una ni la otra parte•.
La agresión destructiva no es jamás toda
la conducta de un homb�e, ni siquiera del
10
más destructivo que se pueda ima�ar o .
que haya existido. Pero lo contrario t�ién
es válido: la agresión e;rlste en el hombre
más ,,,,constructivo y maduro, en aqu�l que
· haya alcanzado el máximo de perfección que
pueda concebirse. La diferencia estriba en
que los hombres . y las sociedades que yah
alcanzando su madurez ha}1. lqgrado desarro­
llar su capacidad de amars� y de amar, en
tal forma . que amarse no es excluyente . de
amar, sino que se complementan armónica-:
mente. Al lograr esto, que en psicología. se
llama maduración, han podido subordinar
. los impulsos agresivos a los componentes
amorosos; más aún, han logrado utilizar lo
agresivo para mejor expresión de lo amoroso._
· La inmadurez desde este punto de vista se
caracteriza por el predominio de la agresión,
. tanto más grande cuanto más inmadurez
. haya, tanto :rpás expresada en hostilidad y
destrucci�µ para los demás y para uno mis­
mo, cuanto menos se. ha alcanzado la posi-
bilidad de controlar esos impulsos con los
componentes constructivos.
Las sociedades, como los hombres, . más
tarde o más temprano van sufriendo confron­
taciones con su . capacidad de- destrucción o
de autodestrucción. El .resultado de estas con-
. 1 frontaciones se expresa en el trc1nscurso de
11
 utilizada . en el sentido en que este instinto
se expresa desproporcionadamente o sin 1a
adecuada mezcla o control de las fuerzas
instintivas opuestas y que, por lo tanto, se .
vuel:ve destructivo. o da paso a la expresión
· · ·
de la hostilidad o del odio.
Describir, estudiar el _componente agre­
sivo de un marco social d_etetminado es una
operaci6n de aislamiento artificial que, por
no existir en la realidad en· estado puro,
sino mezclado con los hnpulsos constructivos
y amorosos,· corre el peligro de- no ser com­
prendido en lo que es: . una descripción de
parte y no de toda la vida social mexicana.
Si M"exico existe, progresa y busca un
porvenir mejor es á pesar y e� contra de
esa agresión expresada como hostilidad y
como odio que se percibe en su vivir social.
Como aquí se trata lo negativo de la vida
nacional y no lo positivo, afirmar que Mé-
' xico es nada más lo que en estas páginas es
an�lizado sería · una mentira, una obra de
mala fe, como - la que. muchos han cometido
en el pasado o cometen aún. México es así;
pero también es mil cosas niás, constructivas
y plenas de positividad. El conjunto, la to­
talidad es· México; no una ni la otra parte•.
La agresión destructiva no es jamás toda
la conducta de un homb�e, ni siquiera del
10
más destructivo que se pueda ima�ar o .
que haya existido. Pero lo contrario t�ién
es válido: la agresión e;rlste en el hombre
más ,,,,constructivo y maduro, en aqu�l que
· haya alcanzado el máximo de perfección que
pueda concebirse. La diferencia estriba en
que los hombres . y las sociedades que yah
alcanzando su madurez ha}1. lqgrado desarro­
llar su capacidad de amars� y de amar, en
tal forma . que amarse no es excluyente . de
amar, sino que se complementan armónica-:
mente. Al lograr esto, que en psicología. se
llama maduración, han podido subordinar
. los impulsos agresivos a los componentes
amorosos; más aún, han logrado utilizar lo
agresivo para mejor expresión de lo amoroso._
· La inmadurez desde este punto de vista se
caracteriza por el predominio de la agresión,
. tanto más grande cuanto más inmadurez
. haya, tanto :rpás expresada en hostilidad y
destrucci�µ para los demás y para uno mis­
mo, cuanto menos se. ha alcanzado la posi-
bilidad de controlar esos impulsos con los
componentes constructivos.
Las sociedades, como los hombres, . más
tarde o más temprano van sufriendo confron­
taciones con su . capacidad de- destrucción o
de autodestrucción. El .resultado de estas con-
. 1 frontaciones se expresa en el trc1nscurso de
11
 su vida, en el sentido de su existencia; en el ción más integrada: de la reali�ad nadollél½ ·_
destino que a veces , les es dado a escoger para que_ esta percepción permita buscar far.
de c6mo y de por.qué morir. mas de solucion� los problemas que aquí
-Cada sociedad ti.ene que aprender de mil· se describen.
maneras a manejar y subordinar su agresión,
. y de cómo lo haga y de los valores en los
que se fundamente para desarrollarse, de­
pende su evolución posterior. Las sociedades
que no pueden lograr gran progreso en este
aprendizaje tienden a disolverse pór la pro­
pia· destrucción o por las agresiones externas ·
ante las que sean débiles. Las que tienen
este éxito consigo mismas alcanzan mayores
desarrollos y capacidad más . allá del puro
sobrevivir transitorio; logran d�jar señales,
guías y cimientos que pueden ser utilizados
por nuevos grupos humanos, que los apro­
vechan para - seguir el catnino a partir del
punto adonde los otros llegaron y se detu.:. ·
vieron.
. Así pues, el estudio que forma la materia ·
. . .

de este libro intenta ser, e:ri el área . psico-

lógica, una confrontación con aspectos del
diario vivir mexicano que a los mexicanos
no nos agrada percibir en nosotros mismos.
. Por eso no es de esperarse que una ·confron­
tación así sea fácil: Sin embargo, a pesar ·ae
. que es previsible la dificultad, se publica en
la esperanza de que · constituya una percep-

la··
12

_/
 su vida, en el sentido de su existencia; en el ción más integrada: de la reali�ad nadollél½ ·_
destino que a veces , les es dado a escoger para que_ esta percepción permita buscar far.
de c6mo y de por.qué morir. mas de solucion� los problemas que aquí
-Cada sociedad ti.ene que aprender de mil· se describen.
maneras a manejar y subordinar su agresión,
. y de cómo lo haga y de los valores en los
que se fundamente para desarrollarse, de­
pende su evolución posterior. Las sociedades
que no pueden lograr gran progreso en este
aprendizaje tienden a disolverse pór la pro­
pia· destrucción o por las agresiones externas ·
ante las que sean débiles. Las que tienen
este éxito consigo mismas alcanzan mayores
desarrollos y capacidad más . allá del puro
sobrevivir transitorio; logran d�jar señales,
guías y cimientos que pueden ser utilizados
por nuevos grupos humanos, que los apro­
vechan para - seguir el catnino a partir del
punto adonde los otros llegaron y se detu.:. ·
vieron.
. Así pues, el estudio que forma la materia ·
. . .

de este libro intenta ser, e:ri el área . psico-

lógica, una confrontación con aspectos del
diario vivir mexicano que a los mexicanos
no nos agrada percibir en nosotros mismos.
. Por eso no es de esperarse que una ·confron­
tación así sea fácil: Sin embargo, a pesar ·ae
. que es previsible la dificultad, se publica en
la esperanza de que · constituya una percep-

12
13

_/
 · DE LA CREACION DE LA l\fENTIRA
(FANTASIA ALiJIGEA)

¿DÓNDE EMPEZÓ la mentira? ¿Cuándo se profirió?

Si hemos. de ser congruentes con la unidad hu­
mana, con el hecho de que cuerpo y mente están
unidos, y con la tentación que próvoca la fanta­
sía; sería neceSélJ?O remontarse al segundo día de
la Creación, pues 16gicamente, ·después de creados
los cielos y la tierra por la omnipotencia, el· amor
y la alegria di\1Úlas; nada más. fue necesario para .
crear el universo · en el .que hoy ·estamos, y cier­
tamente la vida, fenómeno mucho más tardío, ya
· desde su aparición tiene tanto olor a azufre y a
·mentira como a incienso y a verdad. Y como en
ese terreno no se ha dicho la última palabra, no
es ilegítimo fantasear una interpret¡ición, cosa que ·
también algunos analistas hacen..• con otras ter-·
minologías, de una génesis· que sirva para tener ·
alguna fe.
Los hechos pueden haber. sucedido más· o me-
,.
nos as1:
.

1'.!na vez que Dios dijo · que se hicieran los

tielos y la tierra, no trabaj6 otros cinco días más;
) .

Í5

14
 · DE LA CREACION DE LA l\fENTIRA
(FANTASIA ALiJIGEA)

¿DÓNDE EMPEZÓ la mentira? ¿Cuándo se profirió?

Si hemos. de ser congruentes con la unidad hu­
mana, con el hecho de que cuerpo y mente están
unidos, y con la tentación que próvoca la fanta­
sía; sería neceSélJ?O remontarse al segundo día de
la Creación, pues 16gicamente, ·después de creados
los cielos y la tierra por la omnipotencia, el· amor
y la alegria di\1Úlas; nada más. fue necesario para .
crear el universo · en el .que hoy ·estamos, y cier­
tamente la vida, fenómeno mucho más tardío, ya
· desde su aparición tiene tanto olor a azufre y a
·mentira como a incienso y a verdad. Y como en
ese terreno no se ha dicho la última palabra, no
es ilegítimo fantasear una interpret¡ición, cosa que ·
también algunos analistas hacen..• con otras ter-·
minologías, de una génesis· que sirva para tener ·
alguna fe.
Los hechos pueden haber. sucedido más· o me-
,.
nos as1:
.

1'.!na vez que Dios dijo · que se hicieran los

tielos y la tierra, no trabaj6 otros cinco días más;
) .

14

15
 . quizá se dedic6 a la labor de crear otros universos, Pero...· Oios no había· cerrado las puertas del
experimentos y juegos divinos en otras dimen­
infierno. Satán meródeaba, d..e estrella·� estrella,
siones. Eri· nuestro universo :·Y:ª había · quedado,
· de planeta en planeta. Un día, mirando· el juego
· por el tiempo a élconcedido, el �or y la verdad de · las partículas de materia en algún lúgar de.
divinas. Por otra parte, ya para entonces �omo
los océanos, vio cómo se abrazaban con ternura·
es bien sabid� había acontecido el . penoso inci­
sola,r, cómo subían de las aguas a entremezclarse
dente de la crea<fión de los ángeles, con . esa pas­
con las del aire conformando con ellas pequeños
mosa disidencia 'que condujo a Luzbel . a la so­
círculos. La materia danzaba, cantaba, reía, .tomo·
·berbia y, con ella, a él y a sus huestes a la triste Jo ha estado haciendo por los siglos de los siglos.
morada donde todo es fuego y hon·or. Es. -uunbiéil
. De pronto, en la maligna e infatigable mente apa­
sabido que Dios, ocupado en .su labor eterna, no
reci6 la Idea. Se acercó el diablo a uno de los
cuidó de ponerle puerta al depósito y morada de
' grup�s de partículas más alegre, y dijo: "¿Le$
estos seres, puesto que, por resultados stibsecuen-·.
gustaría aprender más bonitos juegos?", y, sin· es­
tes, ha quedado· comprobado . que pueden deani-.
perar más, empezó a jugar. De sus manos sali6,
bular por todos . los rincones ·ae. la Creación.
si no la energía (que· toda era Divina), sí la co­
. El hecho es que este universo seguía su vida·
reografía. Los átomos empezaron a danzar; ahora
tranquila: las estrellas · �e . quemaban y su luz era una danza nueva y extraña, seducto�a, exal­
deambulaba por los espacios, entonces insonda­
tada. Las atónitas. moléculas vieron cómo podían
bles; algunas se enfriaban, otras explotaban, y,
hacer círculos mayores, · extrañas · edificaciones,
a. Sll alrededor, masas de materia rodaban por
torres majestuosas, complicadísimos equilibrios...
el cielo en pos de sus leyes. En los satélites, el
que nunca� nunca habían osado suponer posibles.
.mundo mineral -hermano carnal de la luz y.
- Cuando Satán, rojo el cuerpo con pintura de fue- ·.
de las estrellas- seguía sus cambios diaríos, se-
go eterno, larga la cola de punta en lanza, los
gún la regla · divina. En la tierra, todo · er� seme­
ojos enmarcados por cejas circunflejas, se detuvo,
jante: 'los continentes se hundían, tomaban, baños
las moléculas,. vueltas a su juego inicial, sintieron
· de n;ñlenios en los océanos, r�surgían luego ro­
. ·deados de nubes inniensas. Agua, ·aire, luz, tierra, ·. desazón. , . Sacó entonces Satán su famosa ��
zana en forma de pregunta: º¿Les gustaría jugar
!�do $e�a las r7�Ias dadas en ·� �µi� del irilner
"ruaae la Cr�aon,,
siempre a�? ¿Les gustaría ser laimás alegre!, la,
má� .hábil�. p�cµlas del. universo? .� ha�
16 11
'.·

·::;
...��i.r.
 . quizá se dedic6 a la labor de crear otros universos, Pero...· Oios no había· cerrado las puertas del
experimentos y juegos divinos en otras dimen­
infierno. Satán meródeaba, d..e estrella·� estrella,
siones. Eri· nuestro universo :·Y:ª había · quedado,
· de planeta en planeta. Un día, mirando· el juego
· por el tiempo a élconcedido, el �or y la verdad de · las partículas de materia en algún lúgar de.
divinas. Por otra parte, ya para entonces �omo
los océanos, vio cómo se abrazaban con ternura·
es bien sabid� había acontecido el . penoso inci­
sola,r, cómo subían de las aguas a entremezclarse
dente de la crea<fión de los ángeles, con . esa pas­
con las del aire conformando con ellas pequeños
mosa disidencia 'que condujo a Luzbel . a la so­
círculos. La materia danzaba, cantaba, reía, .tomo·
·berbia y, con ella, a él y a sus huestes a la triste Jo ha estado haciendo por los siglos de los siglos.
morada donde todo es fuego y hon·or. Es. -uunbiéil
. De pronto, en la maligna e infatigable mente apa­
sabido que Dios, ocupado en .su labor eterna, no
reci6 la Idea. Se acercó el diablo a uno de los
cuidó de ponerle puerta al depósito y morada de
' grup�s de partículas más alegre, y dijo: "¿Le$
estos seres, puesto que, por resultados stibsecuen-·.
gustaría aprender más bonitos juegos?", y, sin· es­
tes, ha quedado· comprobado . que pueden deani-.
perar más, empezó a jugar. De sus manos sali6,
bular por todos . los rincones ·ae. la Creación.
si no la energía (que· toda era Divina), sí la co­
. El hecho es que este universo seguía su vida·
reografía. Los átomos empezaron a danzar; ahora
tranquila: las estrellas · �e . quemaban y su luz era una danza nueva y extraña, seducto�a, exal­
deambulaba por los espacios, entonces insonda­
tada. Las atónitas. moléculas vieron cómo podían
bles; algunas se enfriaban, otras explotaban, y,
hacer círculos mayores, · extrañas · edificaciones,
a. Sll alrededor, masas de materia rodaban por
torres majestuosas, complicadísimos equilibrios...
el cielo en pos de sus leyes. En los satélites, el
que nunca� nunca habían osado suponer posibles.
.mundo mineral -hermano carnal de la luz y.
- Cuando Satán, rojo el cuerpo con pintura de fue- ·.
de las estrellas- seguía sus cambios diaríos, se-
go eterno, larga la cola de punta en lanza, los
gún la regla · divina. En la tierra, todo · er� seme­
ojos enmarcados por cejas circunflejas, se detuvo,
jante: 'los continentes se hundían, tomaban, baños
las moléculas,. vueltas a su juego inicial, sintieron
· de n;ñlenios en los océanos, r�surgían luego ro­
. ·deados de nubes inniensas. Agua, ·aire, luz, tierra, ·. desazón. , . Sacó entonces Satán su famosa ��
zana en forma de pregunta: º¿Les gustaría jugar
!�do $e�a las r7�Ias dadas en ·� �µi� del irilner
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siempre a�? ¿Les gustaría ser laimás alegre!, la,
má� .hábil�. p�cµlas del. universo? .� ha�
16
17

·::;
...��i.r.
-éer lo que no puede _ la inmensidad de aburri­
miento de este lugar; podrían ser las moléculas
más grandes, más poderosas, más felices del uni­
verso..." Sin embargo, el amor divino presente
también hablaba del tema prescrito el día de la
Creación: amar... a esa gota de agua, a esa otra
partícula de aire, a ese momento de tierno calor
solar. Amarlo, amarlos, eso era también amor. Y
ninguna de . las complicadas combinaciones era .
totalmente extraña. En todas partes estaba h� ley
y el amor divino. También ése_ era amor, y podía
ser quizá más· perni.ariente, más continuo, más
total. Satán decía: "Y más único. Serán únicas, .
serán diferentes, serán más que todo". Las molé­
c.ulas se miraron a la cara, se. sonrieron. Estarían
juntas, juntas sin tiempo (porque no lo cono­
cían). Y todas aceptaron la propuesta de Satán.
Entonces dijo Luzbel: "Tendremos que firmar un ·
pacto. Yo · les daré el poder del juego, del amor
exclusivo entre ustedes, de hacer cosas grandes,.
nunca vistas; pero dejaré q:uién cuide el cumpli�
miento del pacto y las acompañe, porque cuando
terminen de jugar... entonces no me quedaré con
ustedes., materia· divina, sino con él juego, ese
nuevo juego mío". Las moléculas, hechas_ en la ·
eternidad de Dios, no compren�eron, porque µo
s�bían.lo que era tenninar un pacto.y morir. Por
eso, en. éóro, ácep�n finnar el . pacto. .A un ·
chasquid� de·· 1os dedos de Mefist6feles, apateci6
18
18
un microdiabló, que se· instaló socarrón y son­
riente en el centro del grupo. A un gesto suyo,
el juego se reanudó, poderoso, múltiple, coiµplejo,
frenético, hasta que todo adquirió sentido y orden�
. Luego, lo inesperado: el orden empezó a desha:­
�erse, el edificio se derrumbaba. De nuevo el dia- .
blo dio órdenes, gritó, golpeó. Las moléculas se
arreglaron. Y otra vez el orden y otra vez el des­
orden, el equilibrio y el desequilibrio, la búsqueda
constant� de un equilibrio inalcanzable y tin r�
poso inalcanzado. Las moléculas se vieron, deso­
ladas, e:btre sL ¿Esto era todo? Era · muy difícil.
Lás pálmadas del microdiablo instalado en el co­
raz6n y en el cerebro del primer microorganismo
siguió marcando con el pie y con las manos el
paso, la marcha, el movimiento continuo. El mi­
croorganismo sintió cansancio y hambre. Enton­
ces, por primera vez, miró, afuera de sí mismo,
. . · lo nunca planeado en el universo· que era sólo él
· . sin diferencias.�El primer microorganismo perci- ..
.·. bió entonc�s la razón del trato. Era diferente, .
ya no era iguál; ahora, lo que antes era. de · él
tema que robarlo.Midió sus límites y sintió terror
de perderlos. Ahora, con sus dÓbles ojos de amor
·.· y de odio; sintió la primera angustia. El micro­
organismo, siendo carne y sangre de la carne y
sangre dé la tierra,· ya no era· la· tierra. Sintió· por
primera ·vez su inmensa solecla:d y su , miedo;
porque ahora quérla seguir siendt? él, él enfrente
1�
-éer lo que no puede _ la inmensidad de aburri­
miento de este lugar; podrían ser las moléculas
más grandes, más poderosas, más felices del uni­
verso..." Sin embargo, el amor divino presente
también hablaba del tema prescrito el día de la
Creación: amar... a esa gota de agua, a esa otra
partícula de aire, a ese momento de tierno calor
solar. Amarlo, amarlos, eso era también amor. Y
ninguna de . las complicadas combinaciones era .
totalmente extraña. En todas partes estaba h� ley
y el amor divino. También ése_ era amor, y podía
ser quizá más· perni.ariente, más continuo, más
total. Satán decía: "Y más único. Serán únicas, .
serán diferentes, serán más que todo". Las molé­
c.ulas se miraron a la cara, se. sonrieron. Estarían
juntas, juntas sin tiempo (porque no lo cono­
cían). Y todas aceptaron la propuesta de Satán.
Entonces dijo Luzbel: "Tendremos que firmar un ·
pacto. Yo · les daré el poder del juego, del amor
exclusivo entre ustedes, de hacer cosas grandes,.
nunca vistas; pero dejaré q:uién cuide el cumpli�
miento del pacto y las acompañe, porque cuando
terminen de jugar... entonces no me quedaré con
ustedes., materia· divina, sino con él juego, ese
nuevo juego mío". Las moléculas, hechas_ en la ·
eternidad de Dios, no compren�eron, porque µo
s�bían.lo que era tenninar un pacto.y morir. Por
eso, en. éóro, ácep�n finnar el . pacto. .A un ·
chasquid� de·· 1os dedos de Mefist6feles, apateci6
18
un microdiabló, que se· instaló socarrón y son­
riente en el centro del grupo. A un gesto suyo,
el juego se reanudó, poderoso, múltiple, coiµplejo,
frenético, hasta que todo adquirió sentido y orden�
. Luego, lo inesperado: el orden empezó a desha:­
�erse, el edificio se derrumbaba. De nuevo el dia- .
blo dio órdenes, gritó, golpeó. Las moléculas se
arreglaron. Y otra vez el orden y otra vez el des­
orden, el equilibrio y el desequilibrio, la búsqueda
constant� de un equilibrio inalcanzable y tin r�
poso inalcanzado. Las moléculas se vieron, deso­
ladas, e:btre sL ¿Esto era todo? Era · muy difícil.
Lás pálmadas del microdiablo instalado en el co­
raz6n y en el cerebro del primer microorganismo
siguió marcando con el pie y con las manos el
paso, la marcha, el movimiento continuo. El mi­
croorganismo sintió cansancio y hambre. Enton­
ces, por primera vez, miró, afuera de sí mismo,
. . · lo nunca planeado en el universo· que era sólo él
· . sin diferencias.�El primer microorganismo perci- ..
.·. bió entonc�s la razón del trato. Era diferente, .
ya no era iguál; ahora, lo que antes era. de · él
tema que robarlo.Midió sus límites y sintió terror
de perderlos. Ahora, con sus dÓbles ojos de amor
·.· y de odio; sintió la primera angustia. El micro­
organismo, siendo carne y sangre de la carne y
sangre dé la tierra,· ya no era· la· tierra. Sintió· por
primera ·vez su inmensa solecla:d y su , miedo;
porque ahora quérla seguir siendt? él, él enfrente
19
 algo, cada vez: -engai?-abari algo,. cada vez los dos ·.
del· universo. El h�bre se hizo intensa. Busc6 ·
obtenían - nuevas· -seguridades. . Los · microorganis­
sus objetos con amor:. y con rabia. Empezó su .
. .
mos· aprendieron a-sí a sobrevivir en mayor frío,
tarea: robar . un poco de luz, de calor, de agua,
en más calor, en más y más sequedad, en lo más
de aire, de · carbón. La carcajada estentórea de
profundo. El mundo se ensanchó; · se pobl6 de ·
Mefistófeles resonó en todas las órbitas del uni­
nuevo. Pero ahora el procedimiento de vendér . el
verso. . . y Dios no la oyó.
juego para comprar eternidad, seguridad y poder,
Así quedó hecha y pactada la primera gran
estaba extendidísimo. Los pactos · y las me11-tiras
mentira. Desde entonces, la historia se ha. repetido
se multiplicaron por millones; se pactó para ser
millones de veces. Pronto el primer microorganis­
más grande, . para reunirse, para trabajar dos,
mo descubrió su . mortalidad y, en su terror, en
tres, diez juntos, para ser más fuertes y sobrevivir,
su desamparo, eil el amor a su soberbia, · firmó
para dar un rodeo más largo o menos penoso
un segundo pacto que incluía la palabra eternidad. .
. hacia la muerte, para ser eterno. Siempre, el dia­
Con ello Satán le enseñó la segunqa mentira. En
blo y los organismos mentían; lo adquirido . era
vez de eternidad recibió el eufemismo de la re­
un cambio· y una mentira, porque nada lograba ·
producción. El primer microorganismo necesitó .
la. verdad única ·que los seres vivientes buscaban,
morir cada vez que se reproducía. Supo así, simul�
que .. era permanecer, nunca·· morir, ser eternos,
táneaménte, lo que quería decir muerte y eterni­
pero diferentes del. mundo mineral que los rodea- ·
dad. Pronto, la parte del océano habitable se pobló
ha. En el camino, muchos se equivocaron; el dia­
en tal forma que · ni la ocasional destrucción . de
blo·recogió su cosecha de especies �xtintas ( como
los ·incautos dejaba campo suficiente. Entonces se
. consta en museos e .historias). Unos quisieron ·
empezó a hablar de más dominio, de agresión. .
dominar con su tamaño; �e hicieron tan gigan:tes
Había que someter al absurdo mundo mineral a
que ya no. pudieron sino derrumbarse cuando algo
las demandas de la vida. ¿No eran los· microorga­
cambió a · su · alrededor.. Otros transaron por cora­
·nismos los seres más ·valiosos . de · la Creación?
zas enormes, para tener eternidad detrás de ellas�
¿No había creado Dios el universo para usufruc­
Algunos, buscando más libertad de espacio, salta­
to de,. ellos y sólo de ellds? No había lugar; el
ron a la tierra, a las montañas, buscaron seguri- ·
mundo· era pequeño. Como Dios· no oía, fue ne-
·.· cesarlo conjurar una vez más a Satán., Este fir$ó .· dad y eternidad en el aire. En todas ·partes· la ·
huida condujo sólo a rodeos, a caminos más largos,
. nuevos páctos. Cada vez;. _lo! contratantés daban

20
21
20
 algo, cada vez: -engai?-abari algo,. cada vez los dos ·.
del· universo. El h�bre se hizo intensa. Busc6 ·
obtenían - nuevas· -seguridades. . Los · microorganis­
sus objetos con amor:. y con rabia. Empezó su .
. .
mos· aprendieron a-sí a sobrevivir en mayor frío,
tarea: robar . un poco de luz, de calor, de agua,
en más calor, en más y más sequedad, en lo más
de aire, de · carbón. La carcajada estentórea de
profundo. El mundo se ensanchó; · se pobl6 de ·
Mefistófeles resonó en todas las órbitas del uni­
nuevo. Pero ahora el procedimiento de vendér . el
verso. . . y Dios no la oyó.
juego para comprar eternidad, seguridad y poder,
Así quedó hecha y pactada la primera gran
estaba extendidísimo. Los pactos · y las me11-tiras
mentira. Desde entonces, la historia se ha. repetido
se multiplicaron por millones; se pactó para ser
millones de veces. Pronto el primer microorganis­
más grande, . para reunirse, para trabajar dos,
mo descubrió su . mortalidad y, en su terror, en
tres, diez juntos, para ser más fuertes y sobrevivir,
su desamparo, eil el amor a su soberbia, · firmó
para dar un rodeo más largo o menos penoso
un segundo pacto que incluía la palabra eternidad. .
. hacia la muerte, para ser eterno. Siempre, el dia­
Con ello Satán le enseñó la segunqa mentira. En
blo y los organismos mentían; lo adquirido . era
vez de eternidad recibió el eufemismo de la re­
un cambio· y una mentira, porque nada lograba ·
producción. El primer microorganismo necesitó .
la. verdad única ·que los seres vivientes buscaban,
morir cada vez que se reproducía. Supo así, simul�
que .. era permanecer, nunca·· morir, ser eternos,
táneaménte, lo que quería decir muerte y eterni­
pero diferentes del. mundo mineral que los rodea- ·
dad. Pronto, la parte del océano habitable se pobló
ha. En el camino, muchos se equivocaron; el dia­
en tal forma que · ni la ocasional destrucción . de
blo·recogió su cosecha de especies �xtintas ( como
los ·incautos dejaba campo suficiente. Entonces se
. consta en museos e .historias). Unos quisieron ·
empezó a hablar de más dominio, de agresión. .
dominar con su tamaño; �e hicieron tan gigan:tes
Había que someter al absurdo mundo mineral a
que ya no. pudieron sino derrumbarse cuando algo
las demandas de la vida. ¿No eran los· microorga­
cambió a · su · alrededor.. Otros transaron por cora­
·nismos los seres más ·valiosos . de · la Creación?
zas enormes, para tener eternidad detrás de ellas�
¿No había creado Dios el universo para usufruc­
Algunos, buscando más libertad de espacio, salta­
to de,. ellos y sólo de ellds? No había lugar; el
ron a la tierra, a las montañas, buscaron seguri- ·
mundo· era pequeño. Como Dios· no oía, fue ne-
·.· cesarlo conjurar una vez más a Satán., Este fir$ó .· dad y eternidad en el aire. En todas ·partes· la ·
huida condujo sólo a rodeos, a caminos más largos,
. nuevos páctos. Cada vez;. _lo! contratantés daban

20 21
 que llegaban a la · misma desemb�dura final
del origen mineral dónde· se había empezado.
-Cuando el ancestro de los humanos, como
tantas veces sus anteriores· ancestros, sinti6 la
tentación de :hacer un nuevo pacto, hubo una dis-:
cusión en .el claro del bosque donde la manada
se había reunido.. Todos querían él pacto, menos
el ancestro de carilla arrugada por la edad, nariz
chata, pelos ya casi todos blancos. "Sigamos como
estamos -decía-, tenemos brazos y piernas,· po­
demos correr y trepar, podemos huir j• cazar,
¿para qué más?" La manada aulló, todo era mie­
do alrededor, todo era · peligroso, era necesario ·
pactar. "Pacto, pacto" -· rugió la multitud. Ei
diablo. mayor se presentó, comp si�pre, al con­
juro. Esta vez los ancestros no querían ser enga­
ñados, ni vender en poco . su juego. Esta vez, se
decidieron a pedir. "Queremos pedirte, porque ya
no aguantamos, queremos pedirte la fuerza del
mastodonte, la crueldad del tigre, la sagacidad
del zorro, la agilidad de la serpiente, la velocidad
del pájaro; queremos volar, nadar, caminar; que­
remos..." La letanía se alargó durante muchas
horas. Y cuando no tenían ya más que pedir, se
voltearon, desafiantes, al diablo: "Todo, por el
juego, que quieres;'.. Sólo el viejillo ancestro de
la carilla arrugada permanecíá a un lado; se es.. ·
pulgaba, meneaba su dedillo índice de un lado
. para otro,. pensando que; se arrepentirían. El vie-
22
22
jillo se levantó, mir�mo es costtÍplbre qu� mi'."' '·­
ren desde entone�· los prqfetas: "Veo �jo­
cosas asombi:_osas · 'que dan horror y confusión;
nuestros descendientes ya no van a matar,: con las
. . .
manos: veo piedras, palos con puntas, muerte, de-
solación; veo madres que cantan junto a la· cuna
. de los niños, jefes que luchan, hombres que ·mue­
ren y matan por sus jefes, por frutos, por ani­
males; veo cañones que lanzan fuego . y destruc­
ción, iglesias donde los hombres, las mujeres y
los niños cantan y rezan; veo horror y tristeza..•
y risas; veo soledades inmensas; veo..• _ más y
más angustia'\ El viejillo temblaba, siguió: "Veo
sacerdotes · pretendiendo entender lo que hoy es­
trunos haciendo; veo hombres pensando, deseosos
de que este día no hubiera existido; .veo hongos
inmensos de _fuego" .. El_ viejito gritaba y chillaba
y,· como suele suceder a los· profetas, cayó en
· una convulsión. 1� · manada no entendió.. Satán
una· vez más, con su maligna benevolencia, pact�
La depresión no tardó. Cuando la primera an­
cestro .· del nuevo pacto empezó con los dolores
del parto, la manada se congregó. Todos aguar­
daban · el nacimiento; sería un ejemplar magní­
fico: serpiente, ave, zorro, tigre, mastodonte. La
ancestro. empezó a chillar más fuerte; el silencio
se hizo más grande, más espectante;. por fin el .
nuevo apareció. Los chillidos de desaliento se hi-
. cieron lamento en todo el confín de· 1a llanura y
' . .
�-
 que llegaban a la · misma desemb�dura final
del origen mineral dónde· se había empezado.
-Cuando el ancestro de los humanos, como
tantas veces sus anteriores· ancestros, sinti6 la
tentación de :hacer un nuevo pacto, hubo una dis-:
cusión en .el claro del bosque donde la manada
se había reunido.. Todos querían él pacto, menos
el ancestro de carilla arrugada por la edad, nariz
chata, pelos ya casi todos blancos. "Sigamos como
estamos -decía-, tenemos brazos y piernas,· po­
demos correr y trepar, podemos huir j• cazar,
¿para qué más?" La manada aulló, todo era mie­
do alrededor, todo era · peligroso, era necesario ·
pactar. "Pacto, pacto" -· rugió la multitud. Ei
diablo. mayor se presentó, comp si�pre, al con­
juro. Esta vez los ancestros no querían ser enga­
ñados, ni vender en poco . su juego. Esta vez, se
decidieron a pedir. "Queremos pedirte, porque ya
no aguantamos, queremos pedirte la fuerza del
mastodonte, la crueldad del tigre, la sagacidad
del zorro, la agilidad de la serpiente, la velocidad
del pájaro; queremos volar, nadar, caminar; que­
remos..." La letanía se alargó durante muchas
horas. Y cuando no tenían ya más que pedir, se
voltearon, desafiantes, al diablo: "Todo, por el
juego, que quieres;'.. Sólo el viejillo ancestro de
la carilla arrugada permanecíá a un lado; se es.. ·
pulgaba, meneaba su dedillo índice de un lado
. para otro,. pensando que; se arrepentirían. El vie-
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jillo se levantó, mir�mo es costtÍplbre qu� mi'."' '·­
ren desde entone�· los prqfetas: "Veo �jo­
cosas asombi:_osas · 'que dan horror y confusión;
nuestros descendientes ya no van a matar,: con las
. . .
manos: veo piedras, palos con puntas, muerte, de-
solación; veo madres que cantan junto a la· cuna
. de los niños, jefes que luchan, hombres que ·mue­
ren y matan por sus jefes, por frutos, por ani­
males; veo cañones que lanzan fuego . y destruc­
ción, iglesias donde los hombres, las mujeres y
los niños cantan y rezan; veo horror y tristeza..•
y risas; veo soledades inmensas; veo..• _ más y
más angustia'\ El viejillo temblaba, siguió: "Veo
sacerdotes · pretendiendo entender lo que hoy es­
trunos haciendo; veo hombres pensando, deseosos
de que este día no hubiera existido; .veo hongos
inmensos de _fuego" .. El_ viejito gritaba y chillaba
y,· como suele suceder a los· profetas, cayó en
· una convulsión. 1� · manada no entendió.. Satán
una· vez más, con su maligna benevolencia, pact�
La depresión no tardó. Cuando la primera an­
cestro .· del nuevo pacto empezó con los dolores
del parto, la manada se congregó. Todos aguar­
daban · el nacimiento; sería un ejemplar magní­
fico: serpiente, ave, zorro, tigre, mastodonte. La
ancestro. empezó a chillar más fuerte; el silencio
se hizo más grande, más espectante;. por fin el .
nuevo apareció. Los chillidos de desaliento se hi-
. cieron lamento en todo el confín de· 1a llanura y
' . .
23
 del bosque. Era igual; sólo la madre, por los do­
lores que había sentido,. al examinarlo, notó que
tenía· la frente . menos hundida, la cabecita más
grande y los dedos una brizna diferentes. 'Era el
,iejo pacto de la seguridad, del p9der, de la so­
berbia y, ahora, del conocimiento, cuyo germen
.humano estabá ya en las nuevas células de aque- .
lla cabecita. Bien pronto, los descendientes· de
los ancestros empezaron a entender y a· controlar
· y a dominar, porque ahora tenían la astucia del
zorro, la· crueldad · del tigre, la rapidez del ave,
la fuerza del mastodonte, ·y, como. siempre, ma­
taron más hábilmente, tuvieron más facilidades
para comer, más capacidad para prever. Denia� ·
siado pronto empezaron a comprender su .nueva
dimensión, su : nueva mortalidad y supieron de si
mismos. El pavor se a.duefió de ellos, y; como tan-
. tas otras veces en la · historia d� sus antepasados,
· ante su angustia, volvieron los ojos ha.cia afuera.
Empezaron a luchar con nuevas armas, a. domi­
nar, a controlar, a matar, a amar.
Así fue la primera·. mentira de la humanidad
en· su primera négación de la· infelicidad, y la
última de los millones de mentiras previas; · por- ·
que, . tratando una vez más de engañar al diablo
· para o�tener la eterna felicidad, sólo obtuvieron
un más perfedo conocimiento de su finitud y su
· · dolor. Por eso, y porque el diablo sólo puede pac­
. tar· eón máteriá y amot �vinos, hubo en el mun-
· 24
24
do más deseo de ikor,·· pero más miedo y ·más
odio� · '- · -
De manera que la hÚmanidad nació en men­
tira y desde entonces miente, y también desde
entonces lucha contra la mentira. Después, ya ·
se conoce la historia; se han realizado las profe­
cías del viejo ancestro. Milenios para crear· al­
bergues y para crear armas, milenios para poder
· convivir en grupos más grandes, para prever en
· · 1a cazai en la pesca, en el fruto, para dominar el
.
.· fuego, y luego el almacén del animal doméstico
· y la agricultura, y luego los grandes grupos· y
con ellos los· grandes·· legisladores, entre cuyos
primeros contenidos de ley estuvo el "No menti­
rás", porque, ¡qué difícil .era no mentir! Los gru-
pos se pelearon, hicieron nuevas cosas, · las des­
truy�on, las volvieron a · hacer Y,. en su búsque­
da, terminaron por invadir y -reinvadir este con-
. · . tinente, y de entre tantos, salió este grupo hu­
· mano que, y en el que, hoy amamos y odiamos,
·. que se llama México.
25
 del bosque. Era igual; sólo la madre, por los do­
lores que había sentido,. al examinarlo, notó que
tenía· la frente . menos hundida, la cabecita más
grande y los dedos una brizna diferentes. 'Era el
,iejo pacto de la seguridad, del p9der, de la so­
berbia y, ahora, del conocimiento, cuyo germen
.humano estabá ya en las nuevas células de aque- .
lla cabecita. Bien pronto, los descendientes· de
los ancestros empezaron a entender y a· controlar
· y a dominar, porque ahora tenían la astucia del
zorro, la· crueldad · del tigre, la rapidez del ave,
la fuerza del mastodonte, ·y, como. siempre, ma­
taron más hábilmente, tuvieron más facilidades
para comer, más capacidad para prever. Denia� ·
siado pronto empezaron a comprender su .nueva
dimensión, su : nueva mortalidad y supieron de si
mismos. El pavor se a.duefió de ellos, y; como tan-
. tas otras veces en la · historia d� sus antepasados,
· ante su angustia, volvieron los ojos ha.cia afuera.
Empezaron a luchar con nuevas armas, a. domi­
nar, a controlar, a matar, a amar.
Así fue la primera·. mentira de la humanidad
en· su primera négación de la· infelicidad, y la
última de los millones de mentiras previas; · por- ·
que, . tratando una vez más de engañar al diablo
· para o�tener la eterna felicidad, sólo obtuvieron
un más perfedo conocimiento de su finitud y su
· · dolor. Por eso, y porque el diablo sólo puede pac­
. tar· eón máteriá y amot �vinos, hubo en el mun-
· 24
do más deseo de ikor,·· pero más miedo y ·más
odio� · '- · -
De manera que la hÚmanidad nació en men­
tira y desde entonces miente, y también desde
entonces lucha contra la mentira. Después, ya ·
se conoce la historia; se han realizado las profe­
cías del viejo ancestro. Milenios para crear· al­
bergues y para crear armas, milenios para poder
· convivir en grupos más grandes, para prever en
· · 1a cazai en la pesca, en el fruto, para dominar el
.
.· fuego, y luego el almacén del animal doméstico
· y la agricultura, y luego los grandes grupos· y
con ellos los· grandes·· legisladores, entre cuyos
primeros contenidos de ley estuvo el "No menti­
rás", porque, ¡qué difícil .era no mentir! Los gru-
pos se pelearon, hicieron nuevas cosas, · las des­
truy�on, las volvieron a · hacer Y,. en su búsque­
da, terminaron por invadir y -reinvadir este con-
. · . tinente, y de entre tantos, salió este grupo hu­
· mano que, y en el que, hoy amamos y odiamos,
·. que se llama México.
25
 (

I. ALGUNOS ASPECTOS PSICOLOGICOS

DEL MENTIR EN MEXICO

CuANPO NACIMOS (bueno es atestiguarlo aquí),

ya la mentira había sido usada en el entendi­
miento_ de los hombres y de los pueblos, -en el
de príncipes, sacerdotes y magos, en el de muchos
héroes y eli el de muchos santos. Y, aunque los
dos grandes contingentes raciales_ que originaron
el México actual prohibían severamente la men­
-tira en sus códigos éticos y religiosos, la mentira
era muy conocida. En nuestra _ evolución, a partir
- de la Conquista hasta la actualidad, algo pas6 que
hizo de la ment;ira, en la mayoría de los mexica­
nos� ·no lo ano�l e inesperado, sino lo regular
y cotidiano. Sin embargo, cuando se observa esta
actividad en el panorama actual de la humani-
- dad como algo aceptado o, al contrario, desprecia- ·
do y rechazado, se puede ver que la verdad, conio ·
la mentira, es usada en diversa· proporción en los
países o culturas, aunque lo que es común es que
· siempre exista un método de · defensa, de · ataque
· o de conquista que, si no es la mentira, es otro
cuyo objetivo fundamental es lograr que el in­
dividuo obtenga lo que cree _ no _ obtener con su
propia verdad.

27
26
 (

I. ALGUNOS ASPECTOS PSICOLOGICOS

DEL MENTIR EN MEXICO

CuANPO NACIMOS (bueno es atestiguarlo aquí),

ya la mentira había sido usada en el entendi­
miento_ de los hombres y de los pueblos, -en el
de príncipes, sacerdotes y magos, en el de muchos
héroes y eli el de muchos santos. Y, aunque los
dos grandes contingentes raciales_ que originaron
el México actual prohibían severamente la men­
-tira en sus códigos éticos y religiosos, la mentira
era muy conocida. En nuestra _ evolución, a partir
- de la Conquista hasta la actualidad, algo pas6 que
hizo de la ment;ira, en la mayoría de los mexica­
nos� ·no lo ano�l e inesperado, sino lo regular
y cotidiano. Sin embargo, cuando se observa esta
actividad en el panorama actual de la humani-
- dad como algo aceptado o, al contrario, desprecia- ·
do y rechazado, se puede ver que la verdad, conio ·
la mentira, es usada en diversa· proporción en los
países o culturas, aunque lo que es común es que
· siempre exista un método de · defensa, de · ataque
· o de conquista que, si no es la mentira, es otro
cuyo objetivo fundamental es lograr que el in­
dividuo obtenga lo que cree _ no _ obtener con su
propia verdad.

26
27
 Para ejemplificar someramente lo anterior, de
. las _ culturas que más conocemos podrían_. consi­
derarse los pueblos francés, alemán y nort�e-
ricano, antes que ·el nuestro.
En el pueblo francés, la mentira es usada como
un medio de defensa, o de agresi6n en la parte _
meridional. En el centro ·del· país- es más usada
como ironía; la mentira directa se usa menos
_ y la verdad no necesita ·ocultarse mucho, porque
se ha desarrollado la filosofía del "Me importa
poco lo que· piensen los · demás".
En Alemania, la verdad es compulsiva, y la
mentira, cosa baja y detestable. El método más_ ·
usado es la creación de una mentira subjetiva,
que es creída, es decir, de un delirio que el ale­
mán expresa con una convicción irracional-y que
defiende como la fe más digna de defenderse de_
y contra los demá_s, por lo que justifica su agre-
. si6n decidiendo que lo que hacen los demás· está
muy mal y debe ser corregido.
.·ella produce irritación, pero no sorpresa, ni des­
En los Estados Unidos, la mentira es despre­
. · precio, ni una profunda calificación ética.
ciada y éonsiclerada co:mo demostración de· inmo­
ralidad y de insignificancia; es poco usada agre­
siva o defensivamente, - · o para expresar fantasía.
La forma común de defensa es la· expresión de la
verdad incompleta, la evasión de la confesión de
la verdad y una · ambiguación .del lenguaje · que
permite · decir entre líneas una verdad detrás de
otra, lo que da lugar a graduar la· agresi�n ·. o la
28
28
defensa a traves de lo: que la persona que lee o
escuc�rce percibir. El temor de definir la agre­
sión .con el lenguaje, ha ,c�eado en el inglés-ame­
ricano una serie de formas de expresión estereo-.
tipadas, · que significan lo opuesto y hasta lo
distinto de aquello que la persona expresa lite-
. .
ralmente. Otros métodos de ocultamierito son la
impersonalidad de la conversación y la contensión
de la expresión emociona4 que es muy temida
porque ·puede traicionar la .verdad emocional de
la persona.
Por último, en México, con pequeñas varian-
tes regionales que más o menos podrían descri­
birse como matices, la mentira directa es usada
como defensa y ataque con toda liberalidad en -
- las zonas centrales y del sur del país, y ligera­
mente menos en las que se van alejando hacia el
norte. Aquí, el uso de la mentira es . aceptado so­
cialmente en todas sus formas, y el ser blanco · de
Pero quizá sea ahora · oportuno definir un poco
y estudiar psicológicamente la expresión de la
verdad yla expresión ·de la mentira. De una vez
por todas, quede asentado que la vivencia total
. de la verdad individual no es posible; todo acer-
callliento a ella se logra - solo a· base de intemísi.;
·llla! ansiedades, hasta_ llegar a un lúnite en el
qia! tddo intento de tra8pasar · -�� � - ton-
, .
2?
 Para ejemplificar someramente lo anterior, de
. las _ culturas que más conocemos podrían_. consi­
derarse los pueblos francés, alemán y nort�e-
ricano, antes que ·el nuestro.
En el pueblo francés, la mentira es usada como
un medio de defensa, o de agresi6n en la parte _
meridional. En el centro ·del· país- es más usada
como ironía; la mentira directa se usa menos
_ y la verdad no necesita ·ocultarse mucho, porque
se ha desarrollado la filosofía del "Me importa
poco lo que· piensen los · demás".
En Alemania, la verdad es compulsiva, y la
mentira, cosa baja y detestable. El método más_ ·
usado es la creación de una mentira subjetiva,
que es creída, es decir, de un delirio que el ale­
mán expresa con una convicción irracional-y que
defiende como la fe más digna de defenderse de_
y contra los demá_s, por lo que justifica su agre-
. si6n decidiendo que lo que hacen los demás· está
muy mal y debe ser corregido.
.·ella produce irritación, pero no sorpresa, ni des­
En los Estados Unidos, la mentira es despre­
. · precio, ni una profunda calificación ética.
ciada y éonsiclerada co:mo demostración de· inmo­
ralidad y de insignificancia; es poco usada agre­
siva o defensivamente, - · o para expresar fantasía.
La forma común de defensa es la· expresión de la
verdad incompleta, la evasión de la confesión de
la verdad y una · ambiguación .del lenguaje · que
permite · decir entre líneas una verdad detrás de
otra, lo que da lugar a graduar la· agresi�n ·. o la
28
defensa a traves de lo: que la persona que lee o
escuc�rce percibir. El temor de definir la agre­
sión .con el lenguaje, ha ,c�eado en el inglés-ame­
ricano una serie de formas de expresión estereo-.
tipadas, · que significan lo opuesto y hasta lo
distinto de aquello que la persona expresa lite-
. .
ralmente. Otros métodos de ocultamierito son la
impersonalidad de la conversación y la contensión
de la expresión emociona4 que es muy temida
porque ·puede traicionar la .verdad emocional de
la persona.
Por último, en México, con pequeñas varian-
tes regionales que más o menos podrían descri­
birse como matices, la mentira directa es usada
como defensa y ataque con toda liberalidad en -
- las zonas centrales y del sur del país, y ligera­
mente menos en las que se van alejando hacia el
norte. Aquí, el uso de la mentira es . aceptado so­
cialmente en todas sus formas, y el ser blanco · de
Pero quizá sea ahora · oportuno definir un poco
y estudiar psicológicamente la expresión de la
verdad yla expresión ·de la mentira. De una vez
por todas, quede asentado que la vivencia total
. de la verdad individual no es posible; todo acer-
callliento a ella se logra - solo a· base de intemísi.;
·llla! ansiedades, hasta_ llegar a un lúnite en el
qia! tddo intento de tra8pasar · -�� � - ton-
, .
29
duciria a la disolución del Yo, y, con ello,. a la
busqueda de defensas primitivas y al derrumbe
en la locura.
En el transcurso de su formación, el Yo, para
poder organizarse y organizar su. equilibrio con
su mundo interno y externo,· tiene qué crear una
serie de mecanismos que, en análisis, se llaman
defensas del Yo, para poder hacer tolerable y ma­
nejable la realidad interna y la externa.
Para no entrar en detalles, sólo interesantes
al técnico, se debe asentar que.todas las _defensas, ·
tanto las ·llamadas patológicas como las normales,
tienen tomo base . una alteración de la verdRd
total, y, por lo tanto, ya implícitamente se está
aquí hablando de un Yo que falta a ia verdad,
de un Yo que miente a los demás y se miente a
sí mismo en alguna forma. · Los mecanismos de
defensa llevan implícito Ún proceso que · se podría
formular así: "No voy a· actuar como soy; voy a
actuar como si. .. " Dependiendo de la variedad
del "como si'", se establecerán los diversos meca­
nismos, por ejemplo: En uno, que ·se llama de
. negación, el lll.ecanismo más· simple y el que pro­
duce las mentiras más primitivas, la· persona ac--
. túa "como si tal cosa no existiera, no fuera". En
otro, llamadó de regresión, se �ctua ,lcomo siUllS
conducta de. adulto debiera· ser ·realizada, suplan­
. tada por una cortdU:cta . infantil". En . el . de . pro-
yección, •écomo si esto que tengo yo� lo tu-riera
30
aquel � y no yo". En: el de sublimtlción, el
único
. . mecanis
·- mo · de Hefensa
\ . llamado normal,
. el·.
Yo actúa "como si algo .relacionado con el impul­
so inicial fuese el impulso real".
Este cúmulo de procesos, qtie se . encuentra .
en todos ,los individuos, se podría llamar men-.
tira psicológica primaria. Ahora bien, cuando nos
referimos al fenómeno conocido como mentir, nos
estamos refiriendo a un actuar consciente, o casi
consciente, caracterizado porque se afirma en .for­
ma positiva o negativa una :realidad del Yo o del
mundo externo que. no es tal. Estó presupone los
siguientes procesos: El Yo de una persona,.. con la
mayor o menor tolerancia de su Superyó, se pre­
senta ante los demás como si fuera diferente de
· lo que es, o expresándose como poseedor de un .
conocimiento que tiene un contenido diferente
. al de la realidad. Aquí, el objeto de fonnular · la
mentira es que el que escucha la acepte como
verdad, y que el efecto que produzca en él sea
distinto al que producrría la verdad. El contenido
inicial de la mentira llevará la implicación de
una - alteración de la realidad con el objeto de lo­
grar algo eh relación a temor, a odio, a. amor, y
que presenta a la · persona distinta de lo que· es.
La fantasía, el juego en la mentira que pretende
provocar risa; etc., se acercan al proceso primario
de negar· transitoriamente ia realidad y vivir . un
momento "como si. .; •" .
31.
duciria a la disolución del Yo, y, con ello,. a la
busqueda de defensas primitivas y al derrumbe
en la locura.
En el transcurso de su formación, el Yo, para
poder organizarse y organizar su. equilibrio con
su mundo interno y externo,· tiene qué crear una
serie de mecanismos que, en análisis, se llaman
defensas del Yo, para poder hacer tolerable y ma­
nejable la realidad interna y la externa.
Para no entrar en detalles, sólo interesantes
al técnico, se debe asentar que.todas las _defensas, ·
tanto las ·llamadas patológicas como las normales,
tienen tomo base . una alteración de la verdRd
total, y, por lo tanto, ya implícitamente se está
aquí hablando de un Yo que falta a ia verdad,
de un Yo que miente a los demás y se miente a
sí mismo en alguna forma. · Los mecanismos de
defensa llevan implícito Ún proceso que · se podría
formular así: "No voy a· actuar como soy; voy a
actuar como si. .. " Dependiendo de la variedad
del "como si'", se establecerán los diversos meca­
nismos, por ejemplo: En uno, que ·se llama de
. negación, el lll.ecanismo más· simple y el que pro­
duce las mentiras más primitivas, la· persona ac--
. túa "como si tal cosa no existiera, no fuera". En
otro, llamadó de regresión, se �ctua ,lcomo siUllS
conducta de. adulto debiera· ser ·realizada, suplan­
. tada por una cortdU:cta . infantil". En . el . de . pro-
yección, •écomo si esto que tengo yo� lo tu-riera
-ao
aquel � y no yo". En: el de sublimtlción, el
único
. . mecanis
·- mo · de Hefensa
\ . llamado normal,
. el·.
Yo actúa "como si algo .relacionado con el impul­
so inicial fuese el impulso real".
Este cúmulo de procesos, qtie se . encuentra .
en todos ,los individuos, se podría llamar men-.
tira psicológica primaria. Ahora bien, cuando nos
referimos al fenómeno conocido como mentir, nos
estamos refiriendo a un actuar consciente, o casi
consciente, caracterizado porque se afirma en .for­
ma positiva o negativa una :realidad del Yo o del
mundo externo que. no es tal. Estó presupone los
siguientes procesos: El Yo de una persona,.. con la
mayor o menor tolerancia de su Superyó, se pre­
senta ante los demás como si fuera diferente de
· lo que es, o expresándose como poseedor de un .
conocimiento que tiene un contenido diferente
. al de la realidad. Aquí, el objeto de fonnular · la
mentira es que el que escucha la acepte como
verdad, y que el efecto que produzca en él sea
distinto al que producrría la verdad. El contenido
inicial de la mentira llevará la implicación de
una - alteración de la realidad con el objeto de lo­
grar algo eh relación a temor, a odio, a. amor, y
que presenta a la · persona distinta de lo que· es.
La fantasía, el juego en la mentira que pretende
provocar risa; etc., se acercan al proceso primario
de negar· transitoriamente ia realidad y vivir . un
momento "como si. .; •" .
31
 Ahora bien, cuando nos enfrentamos .al .. uso
de la verdad y de la: mentira en Méxi(?o, nos en­
contramos que, adeniás· de . llp. ,u�o. sio1JJ� al de
otros pueblos de la "mentira primaria", está el
de la mentira consciente, con la doble finalidad
de defensa en contra de la agresión posible o pre­
sente, y de agresión o ataque contra personas te­
midas u odiadas.
El uso de la mentira es constante y liberal; se
la encuentra ya desde la infancia, en la relación
temprana materno-infantil. La madre, ei:l todas
las estructuras sociales, raciales y culturales de
este país, engaña a sus hijos con la mayor fa..;
cilidad, siempre que' la.verdad en alguna manera
. pueda . crearle problemas. . . Aun en la _relación
preverbal y en las rel�ciones emocionales bási-·
. cas, existe la complejidad· de una rela:ti6n ma­
terno-infantil muy ambivalente, desde el naci­
miento, que crea con frecuencia unc;1 relación pre­
verbal contradictoria; se pretende amar y luego
se. produce · lejanía o sobreprotección amorosa y
culpable, se pretende amar mucho y' sin embar­
go el niño mexicano es fácilmente abandonado a
su soledad o a segundas o terceras manos. Más
tarde, cuando ya hay comunicaci6:ri verbal y el
niño .ha . sido frustrado. en numerosas área.$ por
madre, padre y hermanos; la rela,ción más fre­
. cuente en México. es la de mentir al niño con ex-:-
.-J : ___:._
. trau1:�w:.m fr.ecuenaa
. • y, el1.
· cambio,
· . exigir
• . 1; 1·.
·a
e
32
verdad, siempre a base de castigo o �duciéndole ·
la · sensación de culpabilidad. Esta. relación, como
toda relación materno-infantil, tiene un gr� con­
tenido narcisista, pero, en la madre mexi�a,
tiene, • en general, un contenido narcisista ..aún
mayor por su habitual ambivalencia o insatisfa:c..:
.r ción afectiva, y muy frecuentemente sexual. Por
. lo tanto, se transforma. en una reproducción del
conflicto dentro de· 1a madre misma, donde, ade­
más de compensatoria en el dar amor, es exigente
en el pedirlo.
El niño no sabe dar mucho amor, por lo tanto
la ·relaci6n es resentida por la madre. El niño
exige mucho y no da nada. Esto se racionaliza y,
. actúa en una actitud exigente y severa · con el
niño, de manera qu� padre y :piadre, entre tantos
otros ejemplos, con frecuencia pegan al níño de
algunos meses porque llora, o - lo dejan "llorar
hasta· que se canse"; para que aprenda a estarse
' callado, o le exigen temprana educación de los
esfínteres. El hijo es. vivido como posesi6n, cosa
totalmente poseída por la madre . y el padr�,
cosa para ser usada por ellos, cosa . por lo tanto
con pocos o ningunos derechos. Aunque la rela­
ción materno-infantil en México, en el primer
año de la vida, parece muy íntima, cercana y po-
, sitiva, en realidad, si llega a ser íntima y cercana,
no �s cons!sténte y, en su conjunto, ya no es tan
positiva�
33·.
 Ahora bien, cuando nos enfrentamos .al .. uso
de la verdad y de la: mentira en Méxi(?o, nos en­
contramos que, adeniás· de . llp. ,u�o. sio1JJ� al de
otros pueblos de la "mentira primaria", está el
de la mentira consciente, con la doble finalidad
de defensa en contra de la agresión posible o pre­
sente, y de agresión o ataque contra personas te­
midas u odiadas.
El uso de la mentira es constante y liberal; se
la encuentra ya desde la infancia, en la relación
temprana materno-infantil. La madre, ei:l todas
las estructuras sociales, raciales y culturales de
este país, engaña a sus hijos con la mayor fa..;
cilidad, siempre que' la.verdad en alguna manera
. pueda . crearle problemas. . . Aun en la _relación
preverbal y en las rel�ciones emocionales bási-·
. cas, existe la complejidad· de una rela:ti6n ma­
terno-infantil muy ambivalente, desde el naci­
miento, que crea con frecuencia unc;1 relación pre­
verbal contradictoria; se pretende amar y luego
se. produce · lejanía o sobreprotección amorosa y
culpable, se pretende amar mucho y' sin embar­
go el niño mexicano es fácilmente abandonado a
su soledad o a segundas o terceras manos. Más
tarde, cuando ya hay comunicaci6:ri verbal y el
niño .ha . sido frustrado. en numerosas área.$ por
madre, padre y hermanos; la rela,ción más fre­
. cuente en México. es la de mentir al niño con ex-:-
.-J
: ___:._
. trau1:�w:.m fr.ecuenaa
. • y, el1.
· cambio,
· . exigir
• . 1; 1·.
·a
e
3-2
verdad, siempre a base de castigo o �duciéndole ·
la · sensación de culpabilidad. Esta. relación, como
toda relación materno-infantil, tiene un gr� con­
tenido narcisista, pero, en la madre mexi�a,
tiene, • en general, un contenido narcisista ..aún
mayor por su habitual ambivalencia o insatisfa:c..:
.r ción afectiva, y muy frecuentemente sexual. Por
. lo tanto, se transforma. en una reproducción del
conflicto dentro de· 1a madre misma, donde, ade­
más de compensatoria en el dar amor, es exigente
en el pedirlo.
El niño no sabe dar mucho amor, por lo tanto
la ·relaci6n es resentida por la madre. El niño
exige mucho y no da nada. Esto se racionaliza y,
. actúa en una actitud exigente y severa · con el
niño, de manera qu� padre y :piadre, entre tantos
otros ejemplos, con frecuencia pegan al níño de
algunos meses porque llora, o - lo dejan "llorar
hasta· que se canse"; para que aprenda a estarse
' callado, o le exigen temprana educación de los
esfínteres. El hijo es. vivido como posesi6n, cosa
totalmente poseída por la madre . y el padr�,
cosa para ser usada por ellos, cosa . por lo tanto
con pocos o ningunos derechos. Aunque la rela­
ción materno-infantil en México, en el primer
año de la vida, parece muy íntima, cercana y po-
, sitiva, en realidad, si llega a ser íntima y cercana,
no �s cons!sténte y, en su conjunto, ya no es tan
positiva�
33
 Esa cosa que se llama hij_o, y que es poseída ··
por la madre, puede h�cerse una cosa mala, como
lo malo que tiene. en sí la madre; por 1o· tanto,
hay que agredir al niño para que se vuelva bueno
como mamá, o como mamá querría ser; hay que
destruirle con castigos la maldad de la mádre
que, según ella teme, ya trae consigo el hijo.
En la parte positiva, la madre repara la falta
de amor con frecuentes explosiones de afecto; .
abraza y acaricia al niño y toma de _su suave
roce, de su risa nueva, el goce que no obtiene en
c,tras partes. Aquí, pues, se establece- esta doble .
conexión; esa madre amorosamente muy expre­
siva y con mucho contacto cou el niño, y la ma­
dre desconfiada que ve · la posibilidad de que ·re­
aparezcan en sus hijos sus propios impulsos des­
tructivos, "negativos" o ''malos", y que agrede en
. .
sus hijos a sus propios impulsos inhibidos. Tal re-
lación se va haciendo más punitiva conforme el
tiempo avanza, hasta que se construye en el niño ·
una imagen aceptable para los padres, o, cuando
se establece una conducta aberrante que ya no
· pueden modificar, hasta que encuentran la solu­
ción de reproyectar el resultado en la fórmula:
"lo heredó de su tía, de su abuelo fulano"; o,
si hay agresión abierta entre los padres, la ma­
dre dice que lo heredó del padre, o viceversa. La
actitud· más· común, cuando los· padres hacen .una
revisión de su reladón con los hijos, cuando ya
34 34
han .:;__terminado la _labor educativa, es: "¿Quién
sab_e por qué me saldría malo?'' O, salió malo por..
que heredó esto o aquello del otro cónyug�, o de
algún ancestro. "Yo sólo le enseñé cosas buenas",
o ''Gracias a Dios salió bueno".
Una de las múltiples maneras en que niás
tarde se va a revelar la ambivalencia de esta re-
. lación, es el abuso que hacen los padres _ de la
mentira_ a los hijos· y, cuando ésta es descubierta,
de· Ia afirmación irracional de la autoridad. Los
padres exigen verdad de los hijos y se escanda­
lizan de ellos cuando mienten, sin que sean capa­
ces de encontrar alguna relación entre sus pro­
pias mentiras y las de sus hijos. Todos hemos
visto escenas similares a ésta: Una madre rega­
ña a su hijo: "¿Por qué eres. tan mentiroso? Eso
es muy feo, horrible; ¡a Dios no le gusta!" Vie­
ne la criada: "Señora, le habla la vecina". La
señora dice: "¡Ay, esa latosa! Dile que estoy en
el baño. .. y tú ya me oíste, niño. Como vuelvas
a mentir, te pego... "
De manera pues, que, d�sde l&s relaciones
más tempranas, el niño se encuentra en la en­
crucijadq del conflicto · de su desvalimiento y su
necesidad de proyectar su primitiva omnipotencia
en los padres, figuras contradictorias. La madre,
a ql.rien el niño pequeño, después de darse cuenta
que él �smo es insignificante, empieza a perci­
bir como omnipotente, tiene dos verdades:. su ver-
35·
 Esa cosa que se llama hij_o, y que es poseída ··
por la madre, puede h�cerse una cosa mala, como
lo malo que tiene. en sí la madre; por 1o· tanto,
hay que agredir al niño para que se vuelva bueno
como mamá, o como mamá querría ser; hay que
destruirle con castigos la maldad de la mádre
que, según ella teme, ya trae consigo el hijo.
En la parte positiva, la madre repara la falta
de amor con frecuentes explosiones de afecto; .
abraza y acaricia al niño y toma de _su suave
roce, de su risa nueva, el goce que no obtiene en
c,tras partes. Aquí, pues, se establece- esta doble .
conexión; esa madre amorosamente muy expre­
siva y con mucho contacto cou el niño, y la ma­
dre desconfiada que ve · la posibilidad de que ·re­
aparezcan en sus hijos sus propios impulsos des­
tructivos, "negativos" o ''malos", y que agrede en
. .
sus hijos a sus propios impulsos inhibidos. Tal re-
lación se va haciendo más punitiva conforme el
tiempo avanza, hasta que se construye en el niño ·
una imagen aceptable para los padres, o, cuando
se establece una conducta aberrante que ya no
· pueden modificar, hasta que encuentran la solu­
ción de reproyectar el resultado en la fórmula:
"lo heredó de su tía, de su abuelo fulano"; o,
si hay agresión abierta entre los padres, la ma­
dre dice que lo heredó del padre, o viceversa. La
actitud· más· común, cuando los· padres hacen .una
revisión de su reladón con los hijos, cuando ya
34
han .:;__terminado la _labor educativa, es: "¿Quién
sab_e por qué me saldría malo?'' O, salió malo por..
que heredó esto o aquello del otro cónyug�, o de
algún ancestro. "Yo sólo le enseñé cosas buenas",
o ''Gracias a Dios salió bueno".
Una de las múltiples maneras en que niás
tarde se va a revelar la ambivalencia de esta re-
. lación, es el abuso que hacen los padres _ de la
mentira_ a los hijos· y, cuando ésta es descubierta,
de· Ia afirmación irracional de la autoridad. Los
padres exigen verdad de los hijos y se escanda­
lizan de ellos cuando mienten, sin que sean capa­
ces de encontrar alguna relación entre sus pro­
pias mentiras y las de sus hijos. Todos hemos
visto escenas similares a ésta: Una madre rega­
ña a su hijo: "¿Por qué eres. tan mentiroso? Eso
es muy feo, horrible; ¡a Dios no le gusta!" Vie­
ne la criada: "Señora, le habla la vecina". La
señora dice: "¡Ay, esa latosa! Dile que estoy en
el baño. .. y tú ya me oíste, niño. Como vuelvas
a mentir, te pego... "
De manera pues, que, d�sde l&s relaciones
más tempranas, el niño se encuentra en la en­
crucijadq del conflicto · de su desvalimiento y su
necesidad de proyectar su primitiva omnipotencia
en los padres, figuras contradictorias. La madre,
a ql.rien el niño pequeño, después de darse cuenta
que él �smo es insignificante, empieza a perci­
bir como omnipotente, tiene dos verdades:. su ver-
35

,. · dad Y; su :!Pe,ntiril, y todo él poder �que para �
. niño -está vé@do) del uso de la mentira como de-.
fensa (mientras que al niño le es exigida la ver­
dad como a-µ.toacusaci6n). Tal proceso frustrante
sé resuelve en · identificación con la madre sado­
masoquista y culpable. El niño, entre ser veraz, .
compulsivo, o ser mentircfso, escoge generalmente
esta última . ruta, aunqt1e produzca culpa y cas­
tigos.
- De allí en adelante, la mentira forma un ele­
mento habitual en la educación y en la actuación
del niño con el adulto. El niño que -a·siste a la .
habitual conversación de· su padre con otros adul­
tos, asiste a la enunciación de numerosas menti­
ras sociales, o directamente a�esivas, que luego .
son en forma absurda explicadas o negadas ante
los hijos, o que determinan que el hijo sea exclui­
do. por mucho tiempo de las conversaciones de
los adultos. El niño se va adentrando en la con­
textura del mundo que le rodea; si va a comprar
al mercado o a la tienda, encuentra allí la men­
tira;· si sale a la calle,. allí se le presenta; la es­
cucha con sus amiguitos, con · sus parientes, con
. la servidumbre si la hay, o con cualquier persona
de . su organización . social o de una diferente. De
manera que, cuando llega a la escuela; ya es
mentiroso; allí s� encuentra también coti illla es­
tructura - que miente, desde los ,primeros años. El ·
cuento, la educación· moral, los métodos de· asus-: · · ·
36
36
'
tar para- obtener obediencia, para estimular, etc.,
están. formados :por una gran. cantidad de: menti­
ras, que se van sucediendo entremezcladas, in-
·
discriminadas de• la verdad.
Una vez más, en general, la autoridad e_xigi-
. da e impuesta en la escuela ( sea oficial, particu­
lar, . religiosa, de pueblo, de rancho . o de . gran
ciudad) es la autoridad por la autoridad misma,
es decir, la repetici.6n de esa posesión del niño
ya descrita _en la relación materno y patemO:-in­
fantil. El niño no es tratado como persona, sino
· como cosa poseída:· la autoridad. escolar se produ­
ce con verdad y mentira entremezcladas, sin otra
discriminación que la peculiar psicología de ·cada
profesor.
La educación y la· escuel� ha sido desde hace
mucho, y es en la actualidad, . una confusión en
la que se refleja la ca6tica situación del conjunto
humano· que interviene en · ella. Podría decirse
. · �que en México cada escuela es un experimento .
individual, que Gada clase lo es también, y que
cada maestro se define ante sus alumnos sin sen-
·. ti.do de comunidad en relación a un plan, sin un
objetivo o ideal común. Cada escuela. de profeso­
res forma profesores diferentes; cada generación
misma
· de profesores ·de una escuela es formada
. distinto; cada grupo, cada profesor, recibe_ como
enseñanza ·contenidos contradictorios: el resulta- .
"do ;es un profesorado con posiciones personales y .
37

,. · dad Y; su :!Pe,ntiril, y todo él poder �que para �
. niño -está vé@do) del uso de la mentira como de-.
fensa (mientras que al niño le es exigida la ver­
dad como a-µ.toacusaci6n). Tal proceso frustrante
sé resuelve en · identificación con la madre sado­
masoquista y culpable. El niño, entre ser veraz, .
compulsivo, o ser mentircfso, escoge generalmente
esta última . ruta, aunqt1e produzca culpa y cas­
tigos.
- De allí en adelante, la mentira forma un ele­
mento habitual en la educación y en la actuación
del niño con el adulto. El niño que -a·siste a la .
habitual conversación de· su padre con otros adul­
tos, asiste a la enunciación de numerosas menti­
ras sociales, o directamente a�esivas, que luego .
son en forma absurda explicadas o negadas ante
los hijos, o que determinan que el hijo sea exclui­
do. por mucho tiempo de las conversaciones de
los adultos. El niño se va adentrando en la con­
textura del mundo que le rodea; si va a comprar
al mercado o a la tienda, encuentra allí la men­
tira;· si sale a la calle,. allí se le presenta; la es­
cucha con sus amiguitos, con · sus parientes, con
. la servidumbre si la hay, o con cualquier persona
de . su organización . social o de una diferente. De
manera que, cuando llega a la escuela; ya es
mentiroso; allí s� encuentra también coti illla es­
tructura - que miente, desde los ,primeros años. El ·
cuento, la educación· moral, los métodos de· asus-: · · ·
36
'
tar para- obtener obediencia, para estimular, etc.,
están. formados :por una gran. cantidad de: menti­
ras, que se van sucediendo entremezcladas, in-
·
discriminadas de• la verdad.
Una vez más, en general, la autoridad e_xigi-
. da e impuesta en la escuela ( sea oficial, particu­
lar, . religiosa, de pueblo, de rancho . o de . gran
ciudad) es la autoridad por la autoridad misma,
es decir, la repetici.6n de esa posesión del niño
ya descrita _en la relación materno y patemO:-in­
fantil. El niño no es tratado como persona, sino
· como cosa poseída:· la autoridad. escolar se produ­
ce con verdad y mentira entremezcladas, sin otra
discriminación que la peculiar psicología de ·cada
profesor.
La educación y la· escuel� ha sido desde hace
mucho, y es en la actualidad, . una confusión en
la que se refleja la ca6tica situación del conjunto
humano· que interviene en · ella. Podría decirse
. · �que en México cada escuela es un experimento .
individual, que Gada clase lo es también, y que
cada maestro se define ante sus alumnos sin sen-
·. ti.do de comunidad en relación a un plan, sin un
objetivo o ideal común. Cada escuela. de profeso­
res forma profesores diferentes; cada generación
misma
· de profesores ·de una escuela es formada
. distinto; cada grupo, cada profesor, recibe_ como
enseñanza ·contenidos contradictorios: el resulta- .
"do ;es un profesorado con posiciones personales y .
37
 proiesionales múltiples, y, por lo tanto, msegtiro
y a veces dogmático y reactivo.
El niño, pues, está· sujeto a este profesorado,
el cual a su vez ha sido educado y tratado por
sus padres en forma similar a como son tratados
sus educandos. El resultado es una imagen múl­
tiple y conflictiva de lo qlie representan los pro­
fesores para los niños, y, si a eso se agrega que
los contenidos educativos y formativos son dados
siempre en forma contradictoria y que están pla­
gados de mentiras, más tarde o más temprano
constatadas por el niño, el resultado �s una cre­
ciente falta de respeto y. de afecto a la época y ·
a la vida escolar. De manera que la educación,
la instrucción, que debiera ser un procedimiento
de guiar y ayudar,.se vuelve una especie de lucha
entre los buenos profesores y los malos estudian­
tes, lucha semejante y copia de la relación de
padres e hijos. Lo que caracteriza todo .régimen
escolar de este tipo es el postulado de que todo
alumr;tó es sospechoso de maldad, mientras no
pruebe lo contrario; así, se lo somete a todas las
incongruencias magisteriales y escolares en ge­
neral.
El adolescente es ya un joven que miente,
. pero estando en época de idealización, en general,
no le gusta que se sepa o que se le acuse de que
. miente. Sin embargo, mentirá al amigo, a la jo- .
ven, a los padre�, • a . los . maestt:os; cada vez . que
, 38
38
logre salir avante con su mentira, se sentirá feliz
· (sólo un joven · de c�nciencia escrupulosa patoló­
·. gica sentirá culpa). Como · fenomenología muy
descriptiva es importante señalar . que el fraude
escolar existe desde el kinder hasta el examen
. profesional; el copiar, pasar año sin estudiar, "so­
plar", son fenómenos, acepta�os por maestros y
alumnos, que no tienen connotación ética: lo im­
portante es demostrarse que se fue más inteligen­
te que el maestro, al no dejarse sorprender. in
fraganti, o, de parte de éste, qué lo fue más q1:1e
· el alumno al descubrirlo.
La . fenomenología de fa mentira . en la socie­
.dad adulta es tan vasta y tan constante que su
enunciación, aun parcial,· sería extraordinaria-.
mente extensa.
En la relación social habitual, la mentira es
usada como excu�a de olvidos, para paliar el poco
deseq de hacer algo, de asistir a . alguna parte.
Se miente para provocar compasión ( entonces se
habla de enfermedades no padecidas) ; se miente .
durant,e la conversación, en toda clase de situa- .
· ciones sociales; se miente en todos los niveles, en
· toda especie de negoci�s: en el que se resuelve en
el mercado, con jitomates, y en las finanzas de
cientos de millones.· Se miente en las relaciones
del gobierno con el pueblo y del pueblo con el go-
·. bierno. (El gobierno grava con impuestos o mul:­
tas, partiendo del principio de que los causantes
39
 proiesionales múltiples, y, por lo tanto, msegtiro
y a veces dogmático y reactivo.
El niño, pues, está· sujeto a este profesorado,
el cual a su vez ha sido educado y tratado por
sus padres en forma similar a como son tratados
sus educandos. El resultado es una imagen múl­
tiple y conflictiva de lo qlie representan los pro­
fesores para los niños, y, si a eso se agrega que
los contenidos educativos y formativos son dados
siempre en forma contradictoria y que están pla­
gados de mentiras, más tarde o más temprano
constatadas por el niño, el resultado �s una cre­
ciente falta de respeto y. de afecto a la época y ·
a la vida escolar. De manera que la educación,
la instrucción, que debiera ser un procedimiento
de guiar y ayudar,.se vuelve una especie de lucha
entre los buenos profesores y los malos estudian­
tes, lucha semejante y copia de la relación de
padres e hijos. Lo que caracteriza todo .régimen
escolar de este tipo es el postulado de que todo
alumr;tó es sospechoso de maldad, mientras no
pruebe lo contrario; así, se lo somete a todas las
incongruencias magisteriales y escolares en ge­
neral.
El adolescente es ya un joven que miente,
. pero estando en época de idealización, en general,
no le gusta que se sepa o que se le acuse de que
. miente. Sin embargo, mentirá al amigo, a la jo- .
ven, a los padre�, • a . los . maestt:os; cada vez . que
, 38
logre salir avante con su mentira, se sentirá feliz
· (sólo un joven · de c�nciencia escrupulosa patoló­
·. gica sentirá culpa). Como · fenomenología muy
descriptiva es importante señalar . que el fraude
escolar existe desde el kinder hasta el examen
. profesional; el copiar, pasar año sin estudiar, "so­
plar", son fenómenos, acepta�os por maestros y
alumnos, que no tienen connotación ética: lo im­
portante es demostrarse que se fue más inteligen­
te que el maestro, al no dejarse sorprender. in
fraganti, o, de parte de éste, qué lo fue más q1:1e
· el alumno al descubrirlo.
La . fenomenología de fa mentira . en la socie­
.dad adulta es tan vasta y tan constante que su
enunciación, aun parcial,· sería extraordinaria-.
mente extensa.
En la relación social habitual, la mentira es
usada como excu�a de olvidos, para paliar el poco
deseq de hacer algo, de asistir a . alguna parte.
Se miente para provocar compasión ( entonces se
habla de enfermedades no padecidas) ; se miente .
durant,e la conversación, en toda clase de situa- .
· ciones sociales; se miente en todos los niveles, en
· toda especie de negoci�s: en el que se resuelve en
el mercado, con jitomates, y en las finanzas de
cientos de millones.· Se miente en las relaciones
del gobierno con el pueblo y del pueblo con el go-
·. bierno. (El gobierno grava con impuestos o mul:­
tas, partiendo del principio de que los causantes
39
 mienten; y los causantes los pagan, sabiendo que
el gobierno conoce sus·· mentiras). Así, eri todo
contrato,. las partes se comprometen · a más o a
menos · de lo que poqrían cilmplir, conscientes de·
que siempre habrá un -escape.
En el terreno criminal, los . delitos basados en
mentira, engaño, fraude, etc., se multiplican hasta -
el infinito, y · 1a vida de los que- los cometen y -
de los que los sufren transcurre en eterno con­
flicto, siempre en busca· de un equilibrio fuera
del - orden o - estatuto jurídico. En algunos casos,
el inconsciente · social revela tal conformación ·
sado-masoquista, que sólo la negación diaria y
eficaz de la realidad, hecha por _ todas las partes
de la colectividad, lo explica.
Para ejemplificar lo anterior, creo que, si se
trajera a un niño y se le- matara ante nuestros
ojos, se produciría una reacción de horror y un -
impulso de justicia; esto sería una supresión tran�
sitoria -�e la negación, porque tal tipo de asesi­
nato, producido en forma de una serie de fraudes,
. .
es cometido constantemente en - todo el pafa y - en
- _ particular - en . nuestra ciudad, y, sin embargo, se
convive naturalmente con este tipo de . asesinos y
nunca se les señala ni se les castiga adecuada.;.
mente� Tómese un ejemplo: Todos sabe�os que
exi$te una · legislación de sanidad para los allinen.:. -
tos y que los que manejan alimentos la conocen,
_. o deben conoéerla; pero to"dos sabemos que muy
40
pocos de los -que producen los alimentos toman en
cuenta estos reglamentos, y, sin embargo, todos
convivimos con tal situación; hasta que el-_ cri- . ·
men aparece un día en nuestro hogar: entonces
lo lloramos, lo sufrimos, guardamos · un pequeiío
rencor y la vida sigue su curso.
Piénsese en la leche, en el agua, en -las ver­
duras, que, ante nuestros - ojos y ante los de la
ley, son objeto en todo instante de las más fla­
grantes violaciones de higiene. La mayor parte
de estos alimentos son manejados de modo que
casi enteramente están. contaminados y pueden
producir - enfermedades graves. El v�ndedor · los
- vende como productos sanos: está mintiendo. Un
comprador los compra sabiendo· que corre un
gran riesgo; los manejará como se maneja un· ex:.
plosivo; los hervirá. Otro, aunque sabe que se
puede, enfermar, no hace caso; toma los produc-
. tos como son, a pesar de que carnes,- mariscos,
pescados son manejados, a la vista de todo el.
_mundo, en_ · "transportes sanitarios" que parecen
destinados al acarreo de· basura.
Los expendedores· venden sus mercancías, in:.·
cluso en los mercados' modenios, sin que_ les _ im­
porte en qué estado se encuentran. · Por ello so­
mos un pueblo sobreviviente de la· matanza in­
'fan1il, un pueblo al�ente inmunizado contra
toda clase de enfermedades infeccio�as, no por•va­
cuna, sino por enfermedad. Todos los días mue-
,41
 mienten; y los causantes los pagan, sabiendo que
el gobierno conoce sus·· mentiras). Así, eri todo
contrato,. las partes se comprometen · a más o a
menos · de lo que poqrían cilmplir, conscientes de·
que siempre habrá un -escape.
En el terreno criminal, los . delitos basados en
mentira, engaño, fraude, etc., se multiplican hasta -
el infinito, y · 1a vida de los que- los cometen y -
de los que los sufren transcurre en eterno con­
flicto, siempre en busca· de un equilibrio fuera
del - orden o - estatuto jurídico. En algunos casos,
el inconsciente · social revela tal conformación ·
sado-masoquista, que sólo la negación diaria y
eficaz de la realidad, hecha por _ todas las partes
de la colectividad, lo explica.
Para ejemplificar lo anterior, creo que, si se
trajera a un niño y se le- matara ante nuestros
ojos, se produciría una reacción de horror y un -
impulso de justicia; esto sería una supresión tran�
sitoria -�e la negación, porque tal tipo de asesi­
nato, producido en forma de una serie de fraudes,
. .
es cometido constantemente en - todo el pafa y - en
- _ particular - en . nuestra ciudad, y, sin embargo, se
convive naturalmente con este tipo de . asesinos y
nunca se les señala ni se les castiga adecuada.;.
mente� Tómese un ejemplo: Todos sabe�os que
exi$te una · legislación de sanidad para los allinen.:. -
tos y que los que manejan alimentos la conocen,
_. o deben conoéerla; pero to"dos sabemos que muy
40
pocos de los -que producen los alimentos toman en
cuenta estos reglamentos, y, sin embargo, todos
convivimos con tal situación; hasta que el-_ cri- . ·
men aparece un día en nuestro hogar: entonces
lo lloramos, lo sufrimos, guardamos · un pequeiío
rencor y la vida sigue su curso.
Piénsese en la leche, en el agua, en -las ver­
duras, que, ante nuestros - ojos y ante los de la
ley, son objeto en todo instante de las más fla­
grantes violaciones de higiene. La mayor parte
de estos alimentos son manejados de modo que
casi enteramente están. contaminados y pueden
producir - enfermedades graves. El v�ndedor · los
- vende como productos sanos: está mintiendo. Un
comprador los compra sabiendo· que corre un
gran riesgo; los manejará como se maneja un· ex:.
plosivo; los hervirá. Otro, aunque sabe que se
puede, enfermar, no hace caso; toma los produc-
. tos como son, a pesar de que carnes,- mariscos,
pescados son manejados, a la vista de todo el.
_mundo, en_ · "transportes sanitarios" que parecen
destinados al acarreo de· basura.
Los expendedores· venden sus mercancías, in:.·
cluso en los mercados' modenios, sin que_ les _ im­
porte en qué estado se encuentran. · Por ello so­
mos un pueblo sobreviviente de la· matanza in­
'fan1il, un pueblo al�ente inmunizado contra
toda clase de enfermedades infeccio�as, no por•va­
cuna, sino por enfermedad. Todos los días mue-
41
, ren varios niños de 1 a 5 años por enferme�ades
infecciosas, mientras los asesinos viven tranqui-·
lamente� El ordeñador, -el establero, el pasteuri­
zador, el . chofer que transporta la leche, el mozo
que le pone el agua, el que le agrega productos
extraños, ganan todos los días unos cuantos pesos
más, y ni remotamente piensan que han matado
con sus manos, sus mentiras y fraudes. Todos los
días, cientos de médicos recetan millones de uni­
dades de antibióticos a niños enfermos; los hospi­
tales y clínicas infantiles se llenan de enfermos
. infectados o intoxicados por estos productos; pero
todo sigue igual; las madres se resignan ("Quién
sabe qué comió el niño"), los médicos• se resig-·
nan ("Parece una paratifoidea o una tifoidea")',
los hospitales se resignan ("Las estadísticas dicen
que eri el. mes de enero hubo 600 casos de ente:
ritis, y sólo hubo 16 defunciones; los antibiótic�s
son maravillosos"), el Estado se resigna ("Ayer
las brigadas volantes descubrieron 1000 litros de
leche e� malas. condiciones, que fueron vertidas
en las coladeras". "Uno que no quiso pagar la
mordida", piensan suspicaces los que leen la no-
. ticia). ¿A alguien le importan las noticias perio­
dísticas? ("75 moribúndos por tomar queso de la
Merced". "83 intoxicados con pescado barato de
la Ceimsa".)
Las autoridades saben, el pueblo sabe, los pro-.
ductores y causantes directos saben, pero todo con-
42
tinúa igual, se trata de una psicología colectiva..
El adulto sabe. Y con frecuencia (cada día ·proli-
. feran más los vepdedores ambulantes de antoji­
tos) se escucha la frase intrépida que esconde en
la falsa nota de valor y decisión el temor �upri­
mido unos segundos antes: "A ver, deme uno de
pierna, dos de pancita, dos de sesos". �'¿Con todo?"
"¡Con todo!"
En cientos de ciudades y pueblos, en la pe­
queña o gran farmacia, junto al medicamento
real está el falsificado. No se falsifican vitami­
nas, no se falsifican pociones para la tos, o po­
madas, se falsifican antibióticos,. pastillas de sulfa
de 0.50 gr. que en realidad tienen 0.10 gr. o nada.
· Tomada esta sulfa o. antibiótico por un enfermo
· grave, el producto no dará ningún · resultado; si
el enfermo no puede defenderse por ·sí mismo,
morirá. Y así desaparecen cientos de personas; su
muerte produjo como beneficio: 30 centavos para
el laboratorio que confecciona las pastillas,. 30
centavos para el agente que las vende,· 30 centa­
vos para la farmacia. Ese es el valor de muchas
vidas humanas en México. Y eso lo sabe el go­
bierno, y el farmacéutico, y el agente viaj�ro, y
el laboratorista que ,falsifica: ninguno de ellos
· cree hacer otra cosa que ganar unos cuantos cen­
tavos �tiendo; ante la éil�eracióri de una dosis,
:ninguno se siente asesino.
43
, ren varios niños de 1 a 5 años por enferme�ades
infecciosas, mientras los asesinos viven tranqui-·
lamente� El ordeñador, -el establero, el pasteuri­
zador, el . chofer que transporta la leche, el mozo
que le pone el agua, el que le agrega productos
extraños, ganan todos los días unos cuantos pesos
más, y ni remotamente piensan que han matado
con sus manos, sus mentiras y fraudes. Todos los
días, cientos de médicos recetan millones de uni­
dades de antibióticos a niños enfermos; los hospi­
tales y clínicas infantiles se llenan de enfermos
. infectados o intoxicados por estos productos; pero
todo sigue igual; las madres se resignan ("Quién
sabe qué comió el niño"), los médicos• se resig-·
nan ("Parece una paratifoidea o una tifoidea")',
los hospitales se resignan ("Las estadísticas dicen
que eri el. mes de enero hubo 600 casos de ente:
ritis, y sólo hubo 16 defunciones; los antibiótic�s
son maravillosos"), el Estado se resigna ("Ayer
las brigadas volantes descubrieron 1000 litros de
leche e� malas. condiciones, que fueron vertidas
en las coladeras". "Uno que no quiso pagar la
mordida", piensan suspicaces los que leen la no-
. ticia). ¿A alguien le importan las noticias perio­
dísticas? ("75 moribúndos por tomar queso de la
Merced". "83 intoxicados con pescado barato de
la Ceimsa".)
Las autoridades saben, el pueblo sabe, los pro-.
ductores y causantes directos saben, pero todo con-
42
tinúa igual, se trata de una psicología colectiva..
El adulto sabe. Y con frecuencia (cada día ·proli-
. feran más los vepdedores ambulantes de antoji­
tos) se escucha la frase intrépida que esconde en
la falsa nota de valor y decisión el temor �upri­
mido unos segundos antes: "A ver, deme uno de
pierna, dos de pancita, dos de sesos". �'¿Con todo?"
"¡Con todo!"
En cientos de ciudades y pueblos, en la pe­
queña o gran farmacia, junto al medicamento
real está el falsificado. No se falsifican vitami­
nas, no se falsifican pociones para la tos, o po­
madas, se falsifican antibióticos,. pastillas de sulfa
de 0.50 gr. que en realidad tienen 0.10 gr. o nada.
· Tomada esta sulfa o. antibiótico por un enfermo
· grave, el producto no dará ningún · resultado; si
el enfermo no puede defenderse por ·sí mismo,
morirá. Y así desaparecen cientos de personas; su
muerte produjo como beneficio: 30 centavos para
el laboratorio que confecciona las pastillas,. 30
centavos para el agente que las vende,· 30 centa­
vos para la farmacia. Ese es el valor de muchas
vidas humanas en México. Y eso lo sabe el go­
bierno, y el farmacéutico, y el agente viaj�ro, y
el laboratorista que ,falsifica: ninguno de ellos
· cree hacer otra cosa que ganar unos cuantos cen­
tavos �tiendo; ante la éil�eracióri de una dosis,
:ninguno se siente asesino.
43
 .La mentira en la que va envuelta la propi�
dad se multiplica por . todas partes. El �óborrio
(mal nacional que nace de la necesidad de obt�
ner algo fraudulentamente, ya · sea por adquirir
superioridad, . protección, . dinero o poder) es el
procedimiento habitual de relacionarse con la
autoridad� El pueblo parte de un principio que
raramente falla: "Toda autoridad, agente o ins:.
pector es_ sobornable, el dinero puede hacer cam­
biar la verdad en mentira o la mentira en ver­
dad". Si un pequeño transgresor, asustado, se
atreve a ofrecer soborno o "mordida" y. se llega
a encontrar con . un hombre integro, esto es co­
mentad<? como el colmo - de la· mala suerte para
un mexicano. La mentira que_ .agrede, que ataca
la integridad de las personas, su honra, su po­
sición · social, . política o económica, · es el pan de
·cientos de personas- que viven de la "honoraple"
profesión del periodismo. La mentira escrita· se
propaga a todas horas, en todas direcciones, por
ni.aja fe,· por ignorancia, · por interés, por dinero,
por odio, por fantasía. Periódicos, revistas y libros
reproducen _ y enumeran mentiras por dinero, o
. verdades por dinero. La relación a · través - de la
mentira invade todas las capas sociales, todas las
áreas ·del saber, todas las profesiones.
La relación del. pueblo con los profesionistas
y. viceversa se hace ·en gran medida a través de . ·
mentiras manipulativas, agresivas; destructivas.
44
Una de las ·profesiones en las que más se maneja
la mentira, es la médica; el doctor miente para ·
incrementar su prestigio, para experimentar· más
poder o controlar mejor a los pacientes amédren.;
tándolos o prometiéndoles imposibles curacio:nes.
Se mienté para obtener más dinero, · para ser
(?) lo que no se es. A veces la mentira alcanza
· niveles de racionalización: se miente en bien del
paciente.
He aquí un letrero que quizá recuerde otros:
"Ojos, oídos, nariz y garganta; enfermedades de
señoras , y señorita� _.enfermedades de niños, es­
terilidad, gota y reumatismo, enfermedades de
la piel y. del pulmón. Se aplica suero de Bogonio-
. .
letz, procaína T. Neurosis y psicosis� Nervios, psi�
. .
coanálisis. Doctores Fulano y Fulano de Tal".
El _doctor dice: "Consulta,' previa cita, a las·
5 ·de la .tarde". El paciente espera. El médico
llega a1as 7. El médico dice: "Por $400 le curo
la tos''. El médico crudo piensa: "Ojalá sea bron­
quitis, pero parece tuberculosis. Cuando se - · Ié
acabe · el · diriero · se· irá, yendrá otro". El médico
una enfermedad muy
. .
fino dice: "Tiene usted . ,
sena, _ necesita operacion.. � y urgente; para ga-
. . .
'• .
rantía de usted, sólo opero en _. la Clínica Fulana,
donde tendrá uste� toda · clase de seguridades de
una· correcta atención.. ¿Q1.1é cuánto cobro por· lá
operación? $10,000. Claro, le saldrá un pQquito
más cara porque trabajo en equipo; en·su opéra-
45.
 .La mentira en la que va envuelta la propi�
dad se multiplica por . todas partes. El �óborrio
(mal nacional que nace de la necesidad de obt�
ner algo fraudulentamente, ya · sea por adquirir
superioridad, . protección, . dinero o poder) es el
procedimiento habitual de relacionarse con la
autoridad� El pueblo parte de un principio que
raramente falla: "Toda autoridad, agente o ins:.
pector es_ sobornable, el dinero puede hacer cam­
biar la verdad en mentira o la mentira en ver­
dad". Si un pequeño transgresor, asustado, se
atreve a ofrecer soborno o "mordida" y. se llega
a encontrar con . un hombre integro, esto es co­
mentad<? como el colmo - de la· mala suerte para
un mexicano. La mentira que_ .agrede, que ataca
la integridad de las personas, su honra, su po­
sición · social, . política o económica, · es el pan de
·cientos de personas- que viven de la "honoraple"
profesión del periodismo. La mentira escrita· se
propaga a todas horas, en todas direcciones, por
ni.aja fe,· por ignorancia, · por interés, por dinero,
por odio, por fantasía. Periódicos, revistas y libros
reproducen _ y enumeran mentiras por dinero, o
. verdades por dinero. La relación a · través - de la
mentira invade todas las capas sociales, todas las
áreas ·del saber, todas las profesiones.
La relación del. pueblo con los profesionistas
y. viceversa se hace ·en gran medida a través de . ·
mentiras manipulativas, agresivas; destructivas.
'--' ·--"
Una de las ·profesiones en las que más se maneja
la mentira, es la médica; el doctor miente para ·
incrementar su prestigio, para experimentar· más
poder o controlar mejor a los pacientes amédren.;
tándolos o prometiéndoles imposibles curacio:nes.
Se mienté para obtener más dinero, · para ser
(?) lo que no se es. A veces la mentira alcanza
· niveles de racionalización: se miente en bien del
paciente.
He aquí un letrero que quizá recuerde otros:
"Ojos, oídos, nariz y garganta; enfermedades de
señoras , y señorita� _.enfermedades de niños, es­
terilidad, gota y reumatismo, enfermedades de
la piel y. del pulmón. Se aplica suero de Bogonio-
. .
letz, procaína T. Neurosis y psicosis� Nervios, psi�
. .
coanálisis. Doctores Fulano y Fulano de Tal".
El _doctor dice: "Consulta,' previa cita, a las·
5 ·de la .tarde". El paciente espera. El médico
llega a1as 7. El médico dice: "Por $400 le curo
la tos''. El médico crudo piensa: "Ojalá sea bron­
quitis, pero parece tuberculosis. Cuando se - · Ié
acabe · el · diriero · se· irá, yendrá otro". El médico
una enfermedad muy
. .
fino dice: "Tiene usted . ,
sena, _ necesita operacion.. � y urgente; para ga-
. . .
'• .
rantía de usted, sólo opero en _. la Clínica Fulana,
donde tendrá uste� toda · clase de seguridades de
una· correcta atención.. ¿Q1.1é cuánto cobro por· lá
operación? $10,000. Claro, le saldrá un pQquito
más cara porque trabajo en equipo; en·su opéra-
45
 ción estará el anestesista y su ayudante, y para
cu�quier emergencia, · el cardiólogo y un . endocri­
nólogo,· listo para entrar en cualquier peligro por
el lado glandular. Todo· esto· aumentará un poco
el costo de su· operación". Este médico firio piensa
luego: "Con ésta serán 1 0 las operaciones de este
mes y apenas estamos · a 8. Con los $ 10,000 de ·
la operación, los $ 3,000 de cuidados pre y post­
operatorios, más los $ 3,000 que me tocan de los
$ 6, 000 que se cobran el cardiólogo, el endocrinó­
logo y el anestesista, será una operación de ...
$16,000. Con esto salgo del último pago .por el
edificio que compré. Este señor no necesita 1� ·
operación..., quizá sí. .., quizá va a morir de
todas maneré,is" •
El médico "casi" honesto, común y corriente,
dice en el hospital: "Quihúbole, manito. Ya sé;
estabas esperando desde hace 3 horas. Ni modo...
¿Qué dices? ¿Cómo va la barriga .. ? ¡Malo! ¿Mu;.
cha diarrea? ¿No te desmandaste? A ver, toma
esta otra medicina. ¿Que qué? Es cierto, manito, las
medicinas están muy caras; pero, -qué quieres, no
hay otra". El médico "casi" honesto y vulgar ya
no piensa, pero alguna vez pensó: ''¿Qué diablos
tendrá este·tipo? Claro, tiene una colitis. Nervioso.
Sabrá Úios qué le pasa en su casa. bieta, · anties­
pasmódicos. Ya se aprendió todQs los antiespas­
módicos de memoria, · · nadá le mejorá, · pero le
46
46
· tengo que dar otro, si lio se lo doy será peor.
¡adiós, manito!"
Hay doctores que venden "muestras", Ios,.hay
que tienen botica y recetan triple, los hay ·que
tienen participación en los exámenes de labora­
torio y los pidei;i sin necesidad. Por supuesto hay
además algunos médicos· sabios y buenos que no
dicen mentiras. . . pero no son muchos.
Entre otras profesiones, el uso de· la mentira
se supone no sólo existente, sino básica y nece­
•saria para la profesión. Tenemos el caso de la
. a bogada, que es· en nuestro país el malabarismo
más extraordinario y el ejercicio más constante
· dé la mentira en sus formas más diversas y múl- _
tiples. Mentira del abogado a sus clientes, de los
clientes a sus abogados, de éstqs a los jueces y
"coyotes", de aquéllos a éstos, etcétera.
La mentira existe tambié� en las profesiones
que exig�n mayor precisión y . rigidez. Por ejem..
plo, en ·Ia ingeniería. Tanto más el ingeniero se
relaciona en su trabajo con client�s y depende más
clirectamente de ellos, el incremento de la men­
tira se hace mayor� Así, se exagera: por ejemplo,
los que construyen casas a gusto del cliente, o
. .
las compañías formadas por ingeniéros. En Mé-
xico hasta los niños saben que nunca, pero nunca,.
lo hablado o contratado está asegurado; nunca
los estándares pedidos serán cumplidos. Para lo­
grarlo, el que pide el servicio tendría· ,que· superar
_;
47
 ción estará el anestesista y su ayudante, y para
cu�quier emergencia, · el cardiólogo y un . endocri­
nólogo,· listo para entrar en cualquier peligro por
el lado glandular. Todo· esto· aumentará un poco
el costo de su· operación". Este médico firio piensa
luego: "Con ésta serán 1 0 las operaciones de este
mes y apenas estamos · a 8. Con los $ 10,000 de ·
la operación, los $ 3,000 de cuidados pre y post­
operatorios, más los $ 3,000 que me tocan de los
$ 6, 000 que se cobran el cardiólogo, el endocrinó­
logo y el anestesista, será una operación de ...
$16,000. Con esto salgo del último pago .por el
edificio que compré. Este señor no necesita 1� ·
operación..., quizá sí. .., quizá va a morir de
todas maneré,is" •
El médico "casi" honesto, común y corriente,
dice en el hospital: "Quihúbole, manito. Ya sé;
estabas esperando desde hace 3 horas. Ni modo...
¿Qué dices? ¿Cómo va la barriga .. ? ¡Malo! ¿Mu;.
cha diarrea? ¿No te desmandaste? A ver, toma
esta otra medicina. ¿Que qué? Es cierto, manito, las
medicinas están muy caras; pero, -qué quieres, no
hay otra". El médico "casi" honesto y vulgar ya
no piensa, pero alguna vez pensó: ''¿Qué diablos
tendrá este·tipo? Claro, tiene una colitis. Nervioso.
Sabrá Úios qué le pasa en su casa. bieta, · anties­
pasmódicos. Ya se aprendió todQs los antiespas­
módicos de memoria, · · nadá le mejorá, · pero le
46
· tengo que dar otro, si lio se lo doy será peor.
¡adiós, manito!"
Hay doctores que venden "muestras", Ios,.hay
que tienen botica y recetan triple, los hay ·que
tienen participación en los exámenes de labora­
torio y los pidei;i sin necesidad. Por supuesto hay
además algunos médicos· sabios y buenos que no
dicen mentiras. . . pero no son muchos.
Entre otras profesiones, el uso de· la mentira
se supone no sólo existente, sino básica y nece­
•saria para la profesión. Tenemos el caso de la
. a bogada, que es· en nuestro país el malabarismo
más extraordinario y el ejercicio más constante
· dé la mentira en sus formas más diversas y múl- _
tiples. Mentira del abogado a sus clientes, de los
clientes a sus abogados, de éstqs a los jueces y
"coyotes", de aquéllos a éstos, etcétera.
La mentira existe tambié� en las profesiones
que exig�n mayor precisión y . rigidez. Por ejem..
plo, en ·Ia ingeniería. Tanto más el ingeniero se
relaciona en su trabajo con client�s y depende más
clirectamente de ellos, el incremento de la men­
tira se hace mayor� Así, se exagera: por ejemplo,
los que construyen casas a gusto del cliente, o
. .
las compañías formadas por ingeniéros. En Mé-
xico hasta los niños saben que nunca, pero nunca,.
lo hablado o contratado está asegurado; nunca
los estándares pedidos serán cumplidos. Para lo­
grarlo, el que pide el servicio tendría· ,que· superar
_;
47
 en sagacidad al profesionista para evadir su� com­
promisos y engaños. Por eso se convierte ·el cliente
en cotidiano supervisoi de·. tod.:9,__y aún así es muy
difícil que no sea engañado; eíi una comisioncita
por aquí, en· un sobreprecio por a_llá, en un me­
noscabo de calidad en todo lo posible. El fraude,
cobijado · por la ambigüedad de las leyes y la
lentitud e incapacidad d� la j�sticia, se multiplica
en mentira constante, hasta en las subprofesiones
y trabajos de artesanía. El carpintero miente; el
plomero y · electricista mienten y defraudan, lo
mismo que el. mecánico. El jardinero miente y
defrauda y lo mismo hace· Ja sirvienta, como mil
veces mienten la patrona y el patrón, el empleado
del almacén y el dueño dél almacén, el ruletero,
el policía, el vigilante del policía, y· el vigilante
del vigilante del policía.
· Y en - las_ artes, mienten la mayor ·parte· de
los poetas, de los · escritores y de los pintores,
mient«;!n los historiadores oficiales y demagogos,
y los predicadores de la verdad, y los apóstoles
de la verdad. Muchos ministros de religiones, cu­
yos postulados señalan la verdad como bue_na y
la mentira como mala, creen que ni se les puede
decir la verdad a las gentes, ni hay posibilidad
de que otros puedan ser veraces, y que, confron­
tados con algunas. circunstancias especiales, tales
como "el bien de los �emás", "la necesidad de im­
prirnir más profundamente un principio", o "ante
48
un mal mayor", una mentira o una · mentirita no
está muy mal y hasta podría ser necesaria.._
¿Qué expresa toda esta situación sino una ca­
racterología nacional, el gran desam paro y temor,
la necesidad de defensa o de agresión indirecta?
Se hace presente en todos la inseguridad, por el
constante e intenso temor colectivo de todos a to­
s? Evidente,..
.
dos. ¿Por qué se teme tanto a los demá
,
mente, porque se teme su agres1on, sus ataques,
•.
ser destruido, si los demás perciben la verdad del
que se esconde en mentira. Es una situación clara:
existe un intenso y actuante contenido de agre­
sión de la mayoría del pueblo, agresión expresada
directamente, pero más frecuentemente embozada
en la mentira que defiende o ataca, o porque se .
teme no obtener con la verdad lo que se anhela.
¿Por qué tanta agresión colectiva, en acción
constante dentro del pueblo?
¿Ppr qué el uso' de la mentira como mecanis-.
mo de defensa y ataque, y precisamente esta men...
· tira y no otras como las observadas en otros - pue­
blos o culturas, como la supresión de la verdad�
·
la verdad incompleta, etc.?
A este respecto conviene señalar algunos ele�
nientos implícitos eil el mecanismo de la mentira
descrita en nuestro ambiente.
- El que miente está reafirmándose ante los de�
más, e� una, supuesta verdad que sólo él sabe, o
cree saber: está, pues, · planteándose a sí mism.o.
49.
 en sagacidad al profesionista para evadir su� com­
promisos y engaños. Por eso se convierte ·el cliente
en cotidiano supervisoi de·. tod.:9,__y aún así es muy
difícil que no sea engañado; eíi una comisioncita
por aquí, en· un sobreprecio por a_llá, en un me­
noscabo de calidad en todo lo posible. El fraude,
cobijado · por la ambigüedad de las leyes y la
lentitud e incapacidad d� la j�sticia, se multiplica
en mentira constante, hasta en las subprofesiones
y trabajos de artesanía. El carpintero miente; el
plomero y · electricista mienten y defraudan, lo
mismo que el. mecánico. El jardinero miente y
defrauda y lo mismo hace· Ja sirvienta, como mil
veces mienten la patrona y el patrón, el empleado
del almacén y el dueño dél almacén, el ruletero,
el policía, el vigilante del policía, y· el vigilante
del vigilante del policía.
· Y en - las_ artes, mienten la mayor ·parte· de
los poetas, de los · escritores y de los pintores,
mient«;!n los historiadores oficiales y demagogos,
y los predicadores de la verdad, y los apóstoles
de la verdad. Muchos ministros de religiones, cu­
yos postulados señalan la verdad como bue_na y
la mentira como mala, creen que ni se les puede
decir la verdad a las gentes, ni hay posibilidad
de que otros puedan ser veraces, y que, confron­
tados con algunas. circunstancias especiales, tales
como "el bien de los �emás", "la necesidad de im­
prirnir más profundamente un principio", o "ante
48
un mal mayor", una mentira o una · mentirita no
está muy mal y hasta podría ser necesaria.._
¿Qué expresa toda esta situación sino una ca­
racterología nacional, el gran desam paro y temor,
la necesidad de defensa o de agresión indirecta?
Se hace presente en todos la inseguridad, por el
constante e intenso temor colectivo de todos a to­
s? Evidente,..
.
dos. ¿Por qué se teme tanto a los demá
,
mente, porque se teme su agres1on, sus ataques,
•.
ser destruido, si los demás perciben la verdad del
que se esconde en mentira. Es una situación clara:
existe un intenso y actuante contenido de agre­
sión de la mayoría del pueblo, agresión expresada
directamente, pero más frecuentemente embozada
en la mentira que defiende o ataca, o porque se .
teme no obtener con la verdad lo que se anhela.
¿Por qué tanta agresión colectiva, en acción
constante dentro del pueblo?
¿Ppr qué el uso' de la mentira como mecanis-.
mo de defensa y ataque, y precisamente esta men...
· tira y no otras como las observadas en otros - pue­
blos o culturas, como la supresión de la verdad�
·
la verdad incompleta, etc.?
A este respecto conviene señalar algunos ele�
nientos implícitos eil el mecanismo de la mentira
descrita en nuestro ambiente.
- El que miente está reafirmándose ante los de�
más, e� una, supuesta verdad que sólo él sabe, o
cree saber: está, pues, · planteándose a sí mism.o.
49
 una verdad diferente y está, por lo tanto, tratando
de crear. ante los . demás un ser fantásticQ, · dife.;
rente del real, no importa el- tipo u objeto de su
mentira. Así pues, en este mecanismo défensiV'o
se aprecia ya un contenido activo, una acción,
un determinarse ante los demás, díferente, pues,
de una solución pasiva, de esconderse, de huir, de
negarse totalmente, etc.
· Otro elemento es evitar él temor a través dé
la acción agresiva de Illentjr. El Yo de la per­
sona que míen.te se reafirma, al considerar que
ha dominado y vencido ·a la persona · engañada.
La reafirmación le produce la transitoria segu­
ridad de haber readquirido parte de uná potencia
puesta en peligro o perdida. Pero el que miente
se percibe y continúa percibiéndose indefenso o
débil en su verdad, incapaz de ser o conquistar
lo que quiere con ella, de manera· que, ante sí
mismo, ante su propio ideal, se co:ó.sidera inferior
e incompleto por tener que recurrir a la máscara
de la mentira para sus· iogros. Su inferioridad
le produce depresión, . autori'eproche; el cual se
manifiesta a través de ·1a autoagresión; pero ésta
es un proceso que no puede ser tolerado mucho
tiempo sin llegar a consecuencias demasiado pa"'.
·. tol6gicas, y es por lo tant() más . temido para - el
· que se autoªgrede, porque, al mentir; en un in­
tento de volver a la salud y ajustarse a su ideal;
· · sus intentos de reafirmación tendrán que actuarse
50
a través de procedimientos que conoce y :maneja,
es decir, para ser creerá necesario salir al frente y
agredir abiertamente. Una vez más, se verá aquí
el mentiroso confrontado con la realidad, y · el
equilibrio interno de temor y de agresión, y podrá
escoger uno de los dos caminos que habitualmente . ·
escoge el mexicano, el de la agresion directa, o
el de la mentira y la agresión velada; los dos,
caminos psicopáticos. Muchas veces la variacion
de las condiciones externas cambia al hombre:
El mentiroso aspirante a político se vuelve abier­
�amente sádico, ladrón o criminal, cuando obtiene.
el poder. El temeroso y mentiroso peatón se con­
vierte en el poderoso y temible chofer de un carro
particular, de un taxi, y, si lo es de un camión,
será casi el omnipotente viajante del espacio que .
jugará carreras y cruzará bocacalles sin parar
("Al cabo los �emás son más chicos; si se equi- -
vocan; allá se ;-Íos haya"). El· mentiroso, tímido
sin. pistola, es el machísimo alcoholico, valenton
y mata-siete cuando está detrás de una "45" des- ·
enfundada y, sobre todo, cuando los demás no
la han podido sacar antes que él. El tímido y
mentiroso profesor que se sacude de nervios ante
la inminencia del inspector, se vuelve rayo de
Dios ante el desamparo de lós pigmeos de 7 años
de edad, etc.
La respuesta a la pregunta "¿Por qué especifi-
camente esta mentira y no otro mecanismo?" pa- ·
51
 una verdad diferente y está, por lo tanto, tratando
de crear. ante los . demás un ser fantásticQ, · dife.;
rente del real, no importa el- tipo u objeto de su
mentira. Así pues, en este mecanismo défensiV'o
se aprecia ya un contenido activo, una acción,
un determinarse ante los demás, díferente, pues,
de una solución pasiva, de esconderse, de huir, de
negarse totalmente, etc.
· Otro elemento es evitar él temor a través dé
la acción agresiva de Illentjr. El Yo de la per­
sona que míen.te se reafirma, al considerar que
ha dominado y vencido ·a la persona · engañada.
La reafirmación le produce la transitoria segu­
ridad de haber readquirido parte de uná potencia
puesta en peligro o perdida. Pero el que miente
se percibe y continúa percibiéndose indefenso o
débil en su verdad, incapaz de ser o conquistar
lo que quiere con ella, de manera· que, ante sí
mismo, ante su propio ideal, se co:ó.sidera inferior
e incompleto por tener que recurrir a la máscara
de la mentira para sus· iogros. Su inferioridad
le produce depresión, . autori'eproche; el cual se
manifiesta a través de ·1a autoagresión; pero ésta
es un proceso que no puede ser tolerado mucho
tiempo sin llegar a consecuencias demasiado pa"'.
·. tol6gicas, y es por lo tant() más . temido para - el
· que se autoªgrede, porque, al mentir; en un in­
tento de volver a la salud y ajustarse a su ideal;
· · sus intentos de reafirmación tendrán que actuarse
50
a través de procedimientos que conoce y :maneja,
es decir, para ser creerá necesario salir al frente y
agredir abiertamente. Una vez más, se verá aquí
el mentiroso confrontado con la realidad, y · el
equilibrio interno de temor y de agresión, y podrá
escoger uno de los dos caminos que habitualmente . ·
escoge el mexicano, el de la agresion directa, o
el de la mentira y la agresión velada; los dos,
caminos psicopáticos. Muchas veces la variacion
de las condiciones externas cambia al hombre:
El mentiroso aspirante a político se vuelve abier­
�amente sádico, ladrón o criminal, cuando obtiene.
el poder. El temeroso y mentiroso peatón se con­
vierte en el poderoso y temible chofer de un carro
particular, de un taxi, y, si lo es de un camión,
será casi el omnipotente viajante del espacio que .
jugará carreras y cruzará bocacalles sin parar
("Al cabo los �emás son más chicos; si se equi- -
vocan; allá se ;-Íos haya"). El· mentiroso, tímido
sin. pistola, es el machísimo alcoholico, valenton
y mata-siete cuando está detrás de una "45" des- ·
enfundada y, sobre todo, cuando los demás no
la han podido sacar antes que él. El tímido y
mentiroso profesor que se sacude de nervios ante
la inminencia del inspector, se vuelve rayo de
Dios ante el desamparo de lós pigmeos de 7 años
de edad, etc.
La respuesta a la pregunta "¿Por qué especifi-
camente esta mentira y no otro mecanismo?" pa- ·
51
 rece encontrarse en la permanente necesidad de
reafirmación externa, con un cierto tipo de ·valor
que suprima la inferiorización del temor. de ser
"femenino", el hombre, y el temor de no ser que-
rida, la mujer. _ ·
La mentira masculina, en cualquiera de sus
formas, podría querer · decir: · "Créanme, porque
puedo herir, defenderme, destruir, robar, matar,
con la mentira de que soy hombre, de que valgo
como un hombre integral. Créanmelo por favor,
porque yo no lo creo".
Y la de la mujer: "Por favor, creail que yo
soy un digno objeto de amor, créanlo ·porque yo·.
no lo creo.. /' _En última instancia, todos ésos ·
procesos pueden reducirse. a un9: "Anhelo tanto
ser q1,1erido y creo tanto que, como soy, nadie me
quiere, que les doy a los demás aquella de mis
imágenes . que más probablemente . es digna de
amor..."
. /
¿De· dónde proviene tal patología? En ella se
observan problemas de identificación · e integra­
ción del Yo. ·una alteración severa en la organi­
zación y conformación del Superyó. Una fijación
en la evolución psicosexual en niveles pregenitales,
particularmente en' los orales. El uso de la men-
. tira como ataque o agresión presupone una con-
. formaci6rt. . fragmentada del · Yo y del Superyó ·
que pérmite una doble actuación, es decir, de una
porción superyoica que _pide y exige y no se con-
52
ténta más que con la verdad, mientras la ·otra se ·
contenta con, o se aferra a, la mentira. Así, al
escindirse el Superyó del mentiroso, pernute la
conducta contradictoria del hombre que dice ver­
dad -y del que dice mentiras sin conflicto· cons'.'"
ciente, pero siempre con el profundo conflicto
inconsciente de un Yo· múltiple, de una múltiple
identidad.
Los patrones de relación que produce esta si­
tuación y que son dominantes y constantes en las
familias que van· de los indígenas mestizados a . ·
los criollos mexicanizados, serían_ los siguientes:
la - relación de la madre mexicana con el niµo,
tanto en. el primer año crucial de su vida, como
en los primeros años de- la infancia, se realiza
dentro de la ambivalencia ya descrita.. Por una
parte,- demasiada cercanía y consentimiento, que
· favo�ece las cargas narcisistas del ni:fio; por otra
parte, Una severidad y actitud inicialmente domi­
nantes, que determinan una temprana identifica­
ción del hijo con la madre, que acentúa la pasi­
vidad, el masoquismo y además, en el hombre, la
feminización. Al tratar· con el padre, nuevo ob­
jeto, el niño se encuentra en esa fase en la cual
la primitiva omnipotencia infantil es abandonada
y. proyectada en los padres. El padre, general-.
.. mente distante y severo · en todo lo que no le
complace, determina una segunda identificación ·
con un · padre muy poderoso, se-yero, . sup'erper-
5$.
 rece encontrarse en la permanente necesidad de
reafirmación externa, con un cierto tipo de ·valor
que suprima la inferiorización del temor. de ser
"femenino", el hombre, y el temor de no ser que-
rida, la mujer. _ ·
La mentira masculina, en cualquiera de sus
formas, podría querer · decir: · "Créanme, porque
puedo herir, defenderme, destruir, robar, matar,
con la mentira de que soy hombre, de que valgo
como un hombre integral. Créanmelo por favor,
porque yo no lo creo".
Y la de la mujer: "Por favor, creail que yo
soy un digno objeto de amor, créanlo ·porque yo·.
no lo creo.. /' _En última instancia, todos ésos ·
procesos pueden reducirse. a un9: "Anhelo tanto
ser q1,1erido y creo tanto que, como soy, nadie me
quiere, que les doy a los demás aquella de mis
imágenes . que más probablemente . es digna de
amor..."
. /
¿De· dónde proviene tal patología? En ella se
observan problemas de identificación · e integra­
ción del Yo. ·una alteración severa en la organi­
zación y conformación del Superyó. Una fijación
en la evolución psicosexual en niveles pregenitales,
particularmente en' los orales. El uso de la men-
. tira como ataque o agresión presupone una con-
. formaci6rt. . fragmentada del · Yo y del Superyó ·
que pérmite una doble actuación, es decir, de una
porción superyoica que _pide y exige y no se con-
s2
ténta más que con la verdad, mientras la ·otra se ·
contenta con, o se aferra a, la mentira. Así, al
escindirse el Superyó del mentiroso, pernute la
conducta contradictoria del hombre que dice ver­
dad -y del que dice mentiras sin conflicto· cons'.'"
ciente, pero siempre con el profundo conflicto
inconsciente de un Yo· múltiple, de una múltiple
identidad.
Los patrones de relación que produce esta si­
tuación y que son dominantes y constantes en las
familias que van· de los indígenas mestizados a . ·
los criollos mexicanizados, serían_ los siguientes:
la - relación de la madre mexicana con el niµo,
tanto en. el primer año crucial de su vida, como
en los primeros años de- la infancia, se realiza
dentro de la ambivalencia ya descrita.. Por una
parte,- demasiada cercanía y consentimiento, que
· favo�ece las cargas narcisistas del ni:fio; por otra
parte, Una severidad y actitud inicialmente domi­
nantes, que determinan una temprana identifica­
ción del hijo con la madre, que acentúa la pasi­
vidad, el masoquismo y además, en el hombre, la
feminización. Al tratar· con el padre, nuevo ob­
jeto, el niño se encuentra en esa fase en la cual
la primitiva omnipotencia infantil es abandonada
y. proyectada en los padres. El padre, general-.
.. mente distante y severo · en todo lo que no le
complace, determina una segunda identificación ·
con un · padre muy poderoso, se-yero, . sup'erper-
53
 fecto, idealizado. Es la época en la cual el. padre
mexicano se acerca a su hijo a decirle: �'¡A ver,
sea macho! ¡Los hombres no lloran! ¡Si chillas,
te pego! ¡Los niños no juegan con muñecas! ¡ Un
hombrecito no está nunca en la cocina, eso es
cosa de viejas! ¡A ver tú, vieja, quítame estos
escuincles de aquí, que no me den lata!", etc. Y
de vez en cuando el favor de un abrazo, de una
sonrisa, o de algún juguete. Todo esto forma el
corazón de . la relación paterno-infantil con el
niño, del 49 al 69 años de la primera · infancia.
La madre, al aceptar complacer y estar de acuer- ·
. cio . con esta relación, ratifica la identificación ma­
soquista pasiva y femenina del niño, al mismo
tiempo que permite el agigantamiento del poder
del padre, que así se exagera mucho más en el
niño, cuanto que aprecia más el poder que el
padre tiene cuando actúa sobre algo tan valioso
como es su madre. Tal distancia paternal y tal
manejo favorece el establecimiento de un ideal
del Yo extraordinariamente exigente e idealizado.
Ésta situación se complica ante el derrumbe pa­
terno en los primeros años de latencia. El padre
admirado, . el gigante majestuoso,, el pozo de sabi­
duría, el poderoso omnipotente, el rico sin lími­
tes,. el que se llenó de satisfacción y de regodeo
cuando su hijo de 4 ó 6 años, discutiendo. con.
otro niño, le decía:. "No es cierto que tu padre
es más que el mío; el mío es más grande, más
54
fuerte; el mío es el dueño de todo el dinero del
mundo...", etc. Este padre empieza a· pudrirse
tan luego como empieza a funcionar más el juicio
de la realidad infantil, a los 7 años. De manera
que, después de ser comido por los gusanos .de la
diaria relación en un proceso de desintegración,
termina por deshacerse, en la preadolescencia, en
el- ·polvo del ridículo. Porque el padre mexicano
resulta, en general, al niño, el padre mentiroso
que abandona, egoísta, exigente, timorato con
pretensiones de valiente, pobre con presunciones
de rico, sometido con aires de independencia y
de poder. El •"niño mexicano sufre una segunda
gran depres1ón en su período de latencia, porque
JJierde el gran objeto de amor, de admiración y
de odio de su primera ñif&ncia, pero se queda·
definitivamente ligado con el padre en sus dos
identificaciones. No es lo que creyó ver; pero él,
él síquiere ser.El niño mexicano busca ejemplos
en su período de latencia, ejemplos que puedan .
restructurar la imagen perdida, pero, general-.
:mente, sólo · encuentra imágenes semejantes al
padre derruido; El niño mexicano tiene que hacer
,esta nueva identificación como la que se liga a
la previa identificación con la. madre. El no es
capaz; él no es digno, él no es bueno ni i,nteligente,
él no es fuerte, él no es constante, él no sabe dar
amor, el amor es malo, es mejor obtener, obtener
como la madre obtiene y como él obtuvo de la
55
 fecto, idealizado. Es la época en la cual el. padre
mexicano se acerca a su hijo a decirle: �'¡A ver,
sea macho! ¡Los hombres no lloran! ¡Si chillas,
te pego! ¡Los niños no juegan con muñecas! ¡ Un
hombrecito no está nunca en la cocina, eso es
cosa de viejas! ¡A ver tú, vieja, quítame estos
escuincles de aquí, que no me den lata!", etc. Y
de vez en cuando el favor de un abrazo, de una
sonrisa, o de algún juguete. Todo esto forma el
corazón de . la relación paterno-infantil con el
niño, del 49 al 69 años de la primera · infancia.
La madre, al aceptar complacer y estar de acuer- ·
. cio . con esta relación, ratifica la identificación ma­
soquista pasiva y femenina del niño, al mismo
tiempo que permite el agigantamiento del poder
del padre, que así se exagera mucho más en el
niño, cuanto que aprecia más el poder que el
padre tiene cuando actúa sobre algo tan valioso
como es su madre. Tal distancia paternal y tal
manejo favorece el establecimiento de un ideal
del Yo extraordinariamente exigente e idealizado.
Ésta situación se complica ante el derrumbe pa­
terno en los primeros años de latencia. El padre
admirado, . el gigante majestuoso,, el pozo de sabi­
duría, el poderoso omnipotente, el rico sin lími­
tes,. el que se llenó de satisfacción y de regodeo
cuando su hijo de 4 ó 6 años, discutiendo. con.
otro niño, le decía:. "No es cierto que tu padre
es más que el mío; el mío es más grande, más
S4
fuerte; el mío es el dueño de todo el dinero del
mundo...", etc. Este padre empieza a· pudrirse
tan luego como empieza a funcionar más el juicio
de la realidad infantil, a los 7 años. De manera
que, después de ser comido por los gusanos .de la
diaria relación en un proceso de desintegración,
termina por deshacerse, en la preadolescencia, en
el- ·polvo del ridículo. Porque el padre mexicano
resulta, en general, al niño, el padre mentiroso
que abandona, egoísta, exigente, timorato con
pretensiones de valiente, pobre con presunciones
de rico, sometido con aires de independencia y
de poder. El •"niño mexicano sufre una segunda
gran depres1ón en su período de latencia, porque
JJierde el gran objeto de amor, de admiración y
de odio de su primera ñif&ncia, pero se queda·
definitivamente ligado con el padre en sus dos
identificaciones. No es lo que creyó ver; pero él,
él síquiere ser.El niño mexicano busca ejemplos
en su período de latencia, ejemplos que puedan .
restructurar la imagen perdida, pero, general-.
:mente, sólo · encuentra imágenes semejantes al
padre derruido; El niño mexicano tiene que hacer
,esta nueva identificación como la que se liga a
la previa identificación con la. madre. El no es
capaz; él no es digno, él no es bueno ni i,nteligente,
él no es fuerte, él no es constante, él no sabe dar
amor, el amor es malo, es mejor obtener, obtener
como la madre obtiene y como él obtuvo de la
55
 madre; él niño mexicano . se refugia én SU$ . tre$
grandes ' identificaciones superyoicas, la básica,
la materna, vivida como- pasiva, como sometimien­
to, como ·lliasoquismo y, para· defenderse de ella,
utiliza la que trata' de realizar en el ideal de su
Yó con la primera identificación paterna, la del
héroe maravilloso. No teniendo esa identificación
hase ni solidez en términos de la realidad interna
del niño, ni del objeto, es incapaz de sostenerlo;
entonce�, se . refugia en la segunda y superficial
identificación con el padre, · agresor, sádico, de­
y,
pendiente, falso, mentiroso..•, por algún niedió,
. sabe y comprende que así está más cerca de la
madre. Esto lo tranquiliza y lo angustia al mismo
tiempo, pero, en última instancia, le produce - la
futura compulsión de siempre: buscar la identifi­
cación heroica de la primera infancia y; al saber
y temer que · rio la puede realizar, que no hubo
verdad en ella, entonces, no le quedará más re­
medio que encontrarla en la mentira; en la im­
postura.
Lo que hace más característico este fenómeno
en la psicología mexicana es· que és consciente y .
buscado, y muchas veces muy estimado;_ por lo
tanto, exige en su · génesis una doble identifica­
ción. El mexicano que tiene éxito con sus men�
. tiras no es criticado, sino que se le admira por su
éxito. Tal situación es clar�ente perceptible en
la admiración que·. causa :el donjuán· que' ha lo-
56
'grado engañar y desflorar' el mayor 'numero de
mujeres, el negocianté · "tracalero" · que llega ·a·
rico y recibe el mote de: "don"; el pólíticó_menti­
roso que llega a la cumbre, el demagogo; él líder,
el predicador que logra éxito con la men�á. · A
todos ellos no se les critica, en ·el fondo, la. men­
tira, aunque exterior y ocasionalmente se hagá;
lo que se pelea, fo que determina la básica · agre;.
sión contra ellos es la envidia ·de obtener .lo que
ellos ya tienen, rio ;importa cómo se haya conse­
guido. Ocasionalmente_ se. puede apreciar cómo el
que critica· la mentira usa las primeras identifica..:
ciones infantiles para hacer las' críticas y, a su
vez, vive mintiendo, haciendo · uso de la tardía
identificación con el padre. Esto es lo que, en
inuchos, determinará la diaria fícción de realizar­
se en mentira, en la búsqueda cómpajsiva de· una
identificación primitiva cuya génesis histórica ha
sido· ya desglosada en otros trabájos* y que� con­
cretamente, puede reducirse· a los problemas traí-
. dos por la dominación del mundo español sobre .
los mundos indígenas, a la complejidad de las
relaciones résultantes, al conflicto del mundo crio­
llo y al de España misma, y a la aparición pro.-
gresiva del ·· mestizo . y del criollo envueltos en
problemas severos de identificación que fueron
. . • Consúltese SANTIAGO RAMIREZ� El mexicaru,,
'psicología de sus motivaciones.'
'57
 madre; él niño mexicano . se refugia én SU$ . tre$
grandes ' identificaciones superyoicas, la básica,
la materna, vivida como- pasiva, como sometimien­
to, como ·lliasoquismo y, para· defenderse de ella,
utiliza la que trata' de realizar en el ideal de su
Yó con la primera identificación paterna, la del
héroe maravilloso. No teniendo esa identificación
hase ni solidez en términos de la realidad interna
del niño, ni del objeto, es incapaz de sostenerlo;
entonce�, se . refugia en la segunda y superficial
identificación con el padre, · agresor, sádico, de­
y,
pendiente, falso, mentiroso..•, por algún niedió,
. sabe y comprende que así está más cerca de la
madre. Esto lo tranquiliza y lo angustia al mismo
tiempo, pero, en última instancia, le produce - la
futura compulsión de siempre: buscar la identifi­
cación heroica de la primera infancia y; al saber
y temer que · rio la puede realizar, que no hubo
verdad en ella, entonces, no le quedará más re­
medio que encontrarla en la mentira; en la im­
postura.
Lo que hace más característico este fenómeno
en la psicología mexicana es· que és consciente y .
buscado, y muchas veces muy estimado;_ por lo
tanto, exige en su · génesis una doble identifica­
ción. El mexicano que tiene éxito con sus men�
. tiras no es criticado, sino que se le admira por su
éxito. Tal situación es clar�ente perceptible en
la admiración que·. causa :el donjuán· que' ha lo-
56
'grado engañar y desflorar' el mayor 'numero de
mujeres, el negocianté · "tracalero" · que llega ·a·
rico y recibe el mote de: "don"; el pólíticó_menti­
roso que llega a la cumbre, el demagogo; él líder,
el predicador que logra éxito con la men�á. · A
todos ellos no se les critica, en ·el fondo, la. men­
tira, aunque exterior y ocasionalmente se hagá;
lo que se pelea, fo que determina la básica · agre;.
sión contra ellos es la envidia ·de obtener .lo que
ellos ya tienen, rio ;importa cómo se haya conse­
guido. Ocasionalmente_ se. puede apreciar cómo el
que critica· la mentira usa las primeras identifica..:
ciones infantiles para hacer las' críticas y, a su
vez, vive mintiendo, haciendo · uso de la tardía
identificación con el padre. Esto es lo que, en
inuchos, determinará la diaria fícción de realizar­
se en mentira, en la búsqueda cómpajsiva de· una
identificación primitiva cuya génesis histórica ha
sido· ya desglosada en otros trabájos* y que� con­
cretamente, puede reducirse· a los problemas traí-
. dos por la dominación del mundo español sobre .
los mundos indígenas, a la complejidad de las
relaciones résultantes, al conflicto del mundo crio­
llo y al de España misma, y a la aparición pro.-
gresiva del ·· mestizo . y del criollo envueltos en
problemas severos de identificación que fueron
. . • Consúltese SANTIAGO RAMIREZ� El mexicaru,,
'psicología de sus motivaciones.'
57
creando a los actuales _crioll9s y mestizos,. en· los
que existe la ·compulsió� de .buscar regresivamen­
te la. identidad ideal que todavía puede casi de­
finirse en la del conquistador de los primeros años
de.la Conquista. Esto, más la problemática produ­
cida por la relación de grupos disímbolos, de iden­
tidades <merentes que han venido reencontrándose
en el correr de la reciente histQria de México,
multiplica aún más el temor paranoide de los unos
con los otros; urge la necesidad de esconder más
la. propia identidad, el inten�o de vivir · hacia
afuera en falsedad y mentira, la identidad de
la idealización primaria infantil: el hombre que .
vale, el íntegro, el rico, el valiente, el honrado,
el poderoso. Para ello se usa. el permiso y la tole­
rancia del Superyó tardío, adquirido en el período
de . latencia y adolescencia. . sualidad, sucede exactamente lo mismo.
La coexistencia . de este tipo de problema en
una gran masa del pueblo determina su actuación
caracterológica, en la que la mentira juega el
papel de fenómeno aceptado como un actuar nor­
nial. Esto debe ser to�ado 'en cuenta para orien­
tarse aproximadamente cuando se trata de encon­
trar la situación más cercana a la realidad y a
la verdad. Tal reajuste se percibe casi como un
acto automático cuando la persona ha tenido su­
ficiente experiencia del ambiente.
Algunos ejemplo� permitirán ver la automati­
zación directa: "Te vieIJeS a cenar, mañana, como
58
a las 8'' --dice un señor a su amigo. La señora
de la. casa, el señor que invitó y el invitado se
es1tarán muy_ tranquilamente arreglando ·�omo a
las 9 de la noche; todos terminarán aproximada-.
mente a las 9.30; y todos estarán muy puntuales
más o menos a las 10.
Dos· personas se encuentran, · sonríen, se abra­
zan fu�rtemente: "¡Cuánto gusto de verte!' ¿Por
qué te desapareces? ¿Cuándo nos vemos? ¿En
-estos días?" "Sí. La semana que entra me echas
un telefonazo". "Seguro. La semana que entra
te· hablo". Siguen platicando, se despiden. En
ambos existe un acuerdo tácito: "¡Qué bueno que
no me va a hablar, no sabría qué hacer con él!"
"¡Qué le voy a hablar! Es un aburrido... " Al año
�iguiente, cuando se encuentran otra vez, por ca­
La mentira pólítica .es expresada y escuchada ..
en acuerdo tácito entre político y pueblo. Se sabe
-que todo es mentira, pero la situación se mantiene
mientras haya un equilibrio real que funcione .
.dentro · de límites tolerables.
ºComadrita, fíjese que todo el mes pasado es­
tuve malísima; me estaba muriendo. Ya sabe us­
ted. .• el. hígado. ¡Unos dolores . y un malestar
tremendos! Casi rio puedo comer..." "¿De veras,
comadritá? Pues a mí tampoco se me quitan mis
dolores de cabeza ni un momento. Hay días que
no quiero ni ver la luz. Pero alµ sigo caminan-
59
creando a los actuales _crioll9s y mestizos,. en· los
que existe la ·compulsió� de .buscar regresivamen­
te la. identidad ideal que todavía puede casi de­
finirse en la del conquistador de los primeros años
de.la Conquista. Esto, más la problemática produ­
cida por la relación de grupos disímbolos, de iden­
tidades <merentes que han venido reencontrándose
en el correr de la reciente histQria de México,
multiplica aún más el temor paranoide de los unos
con los otros; urge la necesidad de esconder más
la. propia identidad, el inten�o de vivir · hacia
afuera en falsedad y mentira, la identidad de
la idealización primaria infantil: el hombre que .
vale, el íntegro, el rico, el valiente, el honrado,
el poderoso. Para ello se usa. el permiso y la tole­
rancia del Superyó tardío, adquirido en el período
de . latencia y adolescencia. . sualidad, sucede exactamente lo mismo.
La coexistencia . de este tipo de problema en
una gran masa del pueblo determina su actuación
caracterológica, en la que la mentira juega el
papel de fenómeno aceptado como un actuar nor­
nial. Esto debe ser to�ado 'en cuenta para orien­
tarse aproximadamente cuando se trata de encon­
trar la situación más cercana a la realidad y a
la verdad. Tal reajuste se percibe casi como un
acto automático cuando la persona ha tenido su­
ficiente experiencia del ambiente.
Algunos ejemplo� permitirán ver la automati­
zación directa: "Te vieIJeS a cenar, mañana, como
58
a las 8'' --dice un señor a su amigo. La señora
de la. casa, el señor que invitó y el invitado se
es1tarán muy_ tranquilamente arreglando ·�omo a
las 9 de la noche; todos terminarán aproximada-.
mente a las 9.30; y todos estarán muy puntuales
más o menos a las 10.
Dos· personas se encuentran, · sonríen, se abra­
zan fu�rtemente: "¡Cuánto gusto de verte!' ¿Por
qué te desapareces? ¿Cuándo nos vemos? ¿En
-estos días?" "Sí. La semana que entra me echas
un telefonazo". "Seguro. La semana que entra
te· hablo". Siguen platicando, se despiden. En
ambos existe un acuerdo tácito: "¡Qué bueno que
no me va a hablar, no sabría qué hacer con él!"
"¡Qué le voy a hablar! Es un aburrido... " Al año
�iguiente, cuando se encuentran otra vez, por ca­
La mentira pólítica .es expresada y escuchada ..
en acuerdo tácito entre político y pueblo. Se sabe
-que todo es mentira, pero la situación se mantiene
mientras haya un equilibrio real que funcione .
.dentro · de límites tolerables.
ºComadrita, fíjese que todo el mes pasado es­
tuve malísima; me estaba muriendo. Ya sabe us­
ted. .• el. hígado. ¡Unos dolores . y un malestar
tremendos! Casi rio puedo comer..." "¿De veras,
comadritá? Pues a mí tampoco se me quitan mis
dolores de cabeza ni un momento. Hay días que
no quiero ni ver la luz. Pero alµ sigo caminan-
59

do.-�/' ·"¡Ay, ·pobre co:madrita! Usted tánibién ·
¡cuánto sufre!" El mecanismo ha sido el comentar
una enfermedad imaginaria o exagerar mintiendo
alguna molestia real para provocar compasión y
·m
atención. placer buscado aquí es el ser impor­
tante y digno de amor por estar enfermo. La men-
. tira es el sustituto que recrea transitoriamente
a la madre amorosa; en México, por este sistema,
· acontece que la madre atiende y da afecto al hijo
enfermo, y en cambio se muestra lejana y severa·
con el hijo sano. Todas las "coma:dritas" qµe usan
el procedimiento de hablar de sus enfermedades
a diario, hacen un repaso interno de la realidad .
y saben que "no es para tanto;'; sin embargo,
mantienen su . culto por la mentira.
Tómese ahora el sentidoideal del mentir: toda
esa agresión, todo ese temor, todos esos anhelos
frustrados; en realidad sólo se está expresando
el gran anhelo humano de aniar; de amarse y
respe�se a sí JllÍsmo, de ser amado; pero queda
claro también que a la mayoría de los mexicanos,
de una o de otra manera, se 'nos. ha enseñado que
· somos tnalos, que somos incompletos, que somos
menos.-- Así, habiendo recibido �l enseñanza de
nuestros padres, estamos imposibilitados para ex­
presar y dirigir nuestros impulsos y anhelos amo­
J:'OSOS hacia nuestros objetos deseados, porque cree­
mos que ( así se nos ha enseñado)' siendo. malos,
. _ . lo que ofreceríamos· sería malo; por eso usamos
60
· -todas esas· formas desviadas ( de las que aquí se .
ha presentado parcial fenomenología) de· querer
reafirmarnos con falsas verdades,· que en· última
instancia quieren decir que lo que ofrecémos a
los demás es la imagen de lo que creemos que .
. es valioso para ellos, porque nosotros mismos va­
lemos poco , en - nuestra maldad. Recuérdese· al
médico del gran letrero, al falsificador de medi­
cinas; al doctor que cita dos horas antes de su
llegada, al defraudador, a cualquier tipo de polí­
tico que haga demagogia, al ingeniero que con:.
1rata en mentira, a la madre que exige verdades
y enseña mentiras, al padre que exige y enseña
verbalmente respeto ·mientras desprecia al hijo,
etcétera.
Todos expresan solamente lo antes observado:
"¿Pm;a qué luchar?_ ¿Para qué acertarme como
soy a los demás, si así no me van a querer, si
. así voy a ser otra vez destruido, rebajado y aban­
donado, como me lo hicieron ya una vez mis pa­
dres? Mejor voy a vivir, para mí mismo y para
los demás, una ficción de integridad; así no ex-
. pondré nunca mi verdadero Yo a una verdadera .
herida; siempre será · ese Yo externo; creado para
consumo de la maldad de los demás, el que reci-
birá los impactos y, le vaya bien o mal; en el
fondo ése no seré yo, ése no me importará mucho" f
. El mexicano · exagera tanto la. nota en esta
área· que, incluso, cae en el extremo de usarla .
61

do.-�/' ·"¡Ay, ·pobre co:madrita! Usted tánibién ·
¡cuánto sufre!" El mecanismo ha sido el comentar
una enfermedad imaginaria o exagerar mintiendo
alguna molestia real para provocar compasión y
·m
atención. placer buscado aquí es el ser impor­
tante y digno de amor por estar enfermo. La men-
. tira es el sustituto que recrea transitoriamente
a la madre amorosa; en México, por este sistema,
· acontece que la madre atiende y da afecto al hijo
enfermo, y en cambio se muestra lejana y severa·
con el hijo sano. Todas las "coma:dritas" qµe usan
el procedimiento de hablar de sus enfermedades
a diario, hacen un repaso interno de la realidad .
y saben que "no es para tanto;'; sin embargo,
mantienen su . culto por la mentira.
Tómese ahora el sentidoideal del mentir: toda
esa agresión, todo ese temor, todos esos anhelos
frustrados; en realidad sólo se está expresando
el gran anhelo humano de aniar; de amarse y
respe�se a sí JllÍsmo, de ser amado; pero queda
claro también que a la mayoría de los mexicanos,
de una o de otra manera, se 'nos. ha enseñado que
· somos tnalos, que somos incompletos, que somos
menos.-- Así, habiendo recibido �l enseñanza de
nuestros padres, estamos imposibilitados para ex­
presar y dirigir nuestros impulsos y anhelos amo­
J:'OSOS hacia nuestros objetos deseados, porque cree­
mos que ( así se nos ha enseñado)' siendo. malos,
. _ . lo que ofreceríamos· sería malo; por eso usamos
-(>O
· -todas esas· formas desviadas ( de las que aquí se .
ha presentado parcial fenomenología) de· querer
reafirmarnos con falsas verdades,· que en· última
instancia quieren decir que lo que ofrecémos a
los demás es la imagen de lo que creemos que .
. es valioso para ellos, porque nosotros mismos va­
lemos poco , en - nuestra maldad. Recuérdese· al
médico del gran letrero, al falsificador de medi­
cinas; al doctor que cita dos horas antes de su
llegada, al defraudador, a cualquier tipo de polí­
tico que haga demagogia, al ingeniero que con:.
1rata en mentira, a la madre que exige verdades
y enseña mentiras, al padre que exige y enseña
verbalmente respeto ·mientras desprecia al hijo,
etcétera.
Todos expresan solamente lo antes observado:
"¿Pm;a qué luchar?_ ¿Para qué acertarme como
soy a los demás, si así no me van a querer, si
. así voy a ser otra vez destruido, rebajado y aban­
donado, como me lo hicieron ya una vez mis pa­
dres? Mejor voy a vivir, para mí mismo y para
los demás, una ficción de integridad; así no ex-
. pondré nunca mi verdadero Yo a una verdadera .
herida; siempre será · ese Yo externo; creado para
consumo de la maldad de los demás, el que reci-
birá los impactos y, le vaya bien o mal; en el
fondo ése no seré yo, ése no me importará mucho" f
. El mexicano · exagera tanto la. nota en esta
área· que, incluso, cae en el extremo de usarla .
61
 al morir. El ideal que, a través de años, leyendas
y anécdotas, .se va imponiendo del morir, está
ejemplificado en lo que ·se llama "desprecio a la
muerte", el cual deberá expresarse - más directa-
- mente como una actitud, pero sola as:titud de des­
precio a la vida. En el anecdotario revolucionario,
t-n corridos, en cuentos urbanos y campesinos, la
llluerte que sacude, que ejeniplifica, que hace
verdaderamente estremecerse de envidia y admi­
ración al mismo_ verdugo y a los observadores, es
aquella muerte en la que el que va a morir de- -
rnuestra un absoluto desprecio, un "no me impor­
ta en absoluto morir o vivir", y que, por lo tanto,
110 muestra miedo, ni esperanza, ni angustia; sólo
interesa dejar ante los demás la _ imagen de que
la destrucción de la propia vida no tiene im­
portancia, que no se puede ser herido" en la· propia
integridad de valor. Tal �ctitud de total negación
de la realidad, obvia dependencia del querer rea­
lizar una identificación masculina ante los que
_ presencian la muerte, o ante los que la producen, ·­
en fusilamientos o asesinatos, más de una vez ha
hecho correr las lágrimas de los asesinos. Tal es
la compulsión al mentir, que el mexicano, en la
visión sublimada de la muerte valiente ("carca,.
jearse de la .muerte"), miente en la forma más
pateticainente trágica frente a su necesidad, ne­
·gada, de vivir y - amar la vida y desear conser­
varla para .conservarse e:h los objetos· que ama.·.
62 62
¡Ay de nuestra historia, tan llena ·de muerte
y de mentira en la llluerte! Carecemos 'de héroes
vivos. Raro es el héroe que, habiéndolo sido en
la juventud, haya alcanzado la ancianidad cónser­
vada la aureola intacta, porque todo héroe que
vive un poco más de lo conveniente terinma· min- ·
tiendo. Es muy difícil que se pruebe en el tiempo
la integridad. El héroe mexicano debe pagar un
alto precio, la vida, para conservar su heroicidad.
Todo héroe que vive- para contar sus hazañas ter-
- mina por no alcanzar el pedestal; ·es incapaz de
hacer durar más allá de lo transitorio su imagen
heroica, porque compulsivamente se traiciona,
traiciona y, por lo tanto, miente. Las temáticas li­
teraria, pictórica, filosófica, religiosa, del mexica­
no, son una búsqueda constante de la amada ver­
dad, de la inalcanzable, de la traicionera vetda� ·
más el llanto dolorido de no poder jamás dejarla
adentro, íntegra y prístina, más la vergüenza de
- la mentira y la máscara que la oculta, máscara
que pesa y que subyuga, que quita el señorío y
la dignidad.
Cada vez la imagen se va haciendo tan dar�,
tan nítida, que vuelve una vez más la angustia;
y es que ya no basta acusar, . ya no basta la de­
fensa paranoide que por siglos venimos usando
del "Yo soy bueno, es el otro el que es mafo", del
"Yo sería, bueno si aquéllos fueran buenos, pero.
63
 al morir. El ideal que, a través de años, leyendas
y anécdotas, .se va imponiendo del morir, está
ejemplificado en lo que ·se llama "desprecio a la
muerte", el cual deberá expresarse - más directa-
- mente como una actitud, pero sola as:titud de des­
precio a la vida. En el anecdotario revolucionario,
t-n corridos, en cuentos urbanos y campesinos, la
llluerte que sacude, que ejeniplifica, que hace
verdaderamente estremecerse de envidia y admi­
ración al mismo_ verdugo y a los observadores, es
aquella muerte en la que el que va a morir de- -
rnuestra un absoluto desprecio, un "no me impor­
ta en absoluto morir o vivir", y que, por lo tanto,
110 muestra miedo, ni esperanza, ni angustia; sólo
interesa dejar ante los demás la _ imagen de que
la destrucción de la propia vida no tiene im­
portancia, que no se puede ser herido" en la· propia
integridad de valor. Tal �ctitud de total negación
de la realidad, obvia dependencia del querer rea­
lizar una identificación masculina ante los que
_ presencian la muerte, o ante los que la producen, ·­
en fusilamientos o asesinatos, más de una vez ha
hecho correr las lágrimas de los asesinos. Tal es
la compulsión al mentir, que el mexicano, en la
visión sublimada de la muerte valiente ("carca,.
jearse de la .muerte"), miente en la forma más
pateticainente trágica frente a su necesidad, ne­
·gada, de vivir y - amar la vida y desear conser­
varla para .conservarse e:h los objetos· que ama.·.
62
¡Ay de nuestra historia, tan llena ·de muerte
y de mentira en la llluerte! Carecemos 'de héroes
vivos. Raro es el héroe que, habiéndolo sido en
la juventud, haya alcanzado la ancianidad cónser­
vada la aureola intacta, porque todo héroe que
vive un poco más de lo conveniente terinma· min- ·
tiendo. Es muy difícil que se pruebe en el tiempo
la integridad. El héroe mexicano debe pagar un
alto precio, la vida, para conservar su heroicidad.
Todo héroe que vive- para contar sus hazañas ter-
- mina por no alcanzar el pedestal; ·es incapaz de
hacer durar más allá de lo transitorio su imagen
heroica, porque compulsivamente se traiciona,
traiciona y, por lo tanto, miente. Las temáticas li­
teraria, pictórica, filosófica, religiosa, del mexica­
no, son una búsqueda constante de la amada ver­
dad, de la inalcanzable, de la traicionera vetda� ·
más el llanto dolorido de no poder jamás dejarla
adentro, íntegra y prístina, más la vergüenza de
- la mentira y la máscara que la oculta, máscara
que pesa y que subyuga, que quita el señorío y
la dignidad.
Cada vez la imagen se va haciendo tan dar�,
tan nítida, que vuelve una vez más la angustia;
y es que ya no basta acusar, . ya no basta la de­
fensa paranoide que por siglos venimos usando
del "Yo soy bueno, es el otro el que es mafo", del
"Yo sería, bueno si aquéllos fueran buenos, pero.
63
 ni modo .. tengo que ser · como soy, si no, la
! cazando con sus manos, con piedras, �endo; .
muchedumbre pasaría · sobre mí y me aplastaría".
Cada día suenan más huecas ÍI'.ase$,. mil veces
repetidas: "Esos gobernantes deshonestos'\ "Esos
líderes corrompidos". "Esos curas, ,ineptos y ava­
riciosos". "Esos generales _ criminales". "Esos pe­
riodistas monstruosos". "Esos · profesionistas inmo­
rales". "Eso$ trabajadores - incumplidos". "Esas
criadas mentirosas'-'. "Esos indios traicioneros".
"Esos . malos presidentes". "Esos amigos falsos".
"'ti'-
�os. � . " . "Esos.- . . ." Pero, a1 fin de cuentas,
¿quién queda.•.? Todos somos o lo uno· o lo otro.
En última instancia, nosotros somos o podemos ·
ser cualquiera de "ésos". De modo que, al califi­
car el mal en tantas y tantas _ partes, él mundo
se va _ reduciendo a nosotros, hasta que . tenemos
que preguntarnos: "¿Si el mundo todo es así, seré
· yo diferente?" La violenta respuesta es: "Sí, yo
soy difeI_"ente; yo ·no soy un mentiroso, ni mala _
gente; no defraudo; soy honrado; soy honesto;
soy integro; bueno ... , claro, sí digo esas peque­
ñas roen.tiritas, hago esos poquitos fraudecitos;
'pero no, de ninguna _manera soy un mentiroso;
el que sí miente es ése, el otro,, aquél. .." Y la
rueda gira, gira...
La tierra de México ha visto en sus montañas,
en sus bosques, en sus desiertos, al margen de
sus ríos y- lagos, al hombre de México; durante
�.tíchos milenios ya. - Lo ha visto . casi desnudo,
64
lo ha nutrido y lo ha visto crecer, desarrollarse,
envejecer, morir; lo ha vuelto a recibir. en su
seno; lo ·ha visto ·intentar _alcanzar innumerables
objetos, habitar en cuevas y planicies, vestirse ele
pieles; enseñarse_ a tejer, a plantar y a recoger
frutos, descubrir· el maíz, crear nuevas · y mas
complejas formas de convivencia y con ello nuevas·
· y más refinadas formas de construir y de · des­
truir; lo ha visto ilusionarse con algunas creen­
cias, desarrollarlas y crear otras nuevas;· · 10 ha
visto .emerger en pequeños grupos, luego en
grandes, construir pequeños pueblos y ciudades;
más
lo ha visto superponer estructuras que, al irse ele­
vando cada vez más altas y más elaboradas,. se
convirtieron en templos, en pirámides, en plazas
y en juegos de pelota. México, ha visto a sus hom-
·
. J>res hacer alfarería, construir y destruir dioses,
aplacar la· ira y él hambre del cielo destruyendo
su propia vida, dar. aliento, alimento a los dioses
para hacer brillar el sol, para hacer caer la lluvia -­
fecunda; en · formas diversas, lo ha visto rehac. er
. sus reglas y sus 'leyes: de seguridad y de
amor; lo
ha visto fundirse . con nuevas·_ razas y pueblos,
sriñir el amor y el desamor que encubren .
al odio;
.. lo ha visto casi destruirse y volver a rehªcerse, y
_ siempre lo recogió, al final, con la amorosa igual. _
dacr de. Ja muerte física; le prestó . su vientre �: ru.
gosó ,,pata
. . : .
.
que ]o]úriera a su .paso,
." . .
can 'su ·sober-
:
45
 ni modo .. tengo que ser · como soy, si no, la
! cazando con sus manos, con piedras, �endo; .
muchedumbre pasaría · sobre mí y me aplastaría".
Cada día suenan más huecas ÍI'.ase$,. mil veces
repetidas: "Esos gobernantes deshonestos'\ "Esos
líderes corrompidos". "Esos curas, ,ineptos y ava­
riciosos". "Esos generales _ criminales". "Esos pe­
riodistas monstruosos". "Esos · profesionistas inmo­
rales". "Eso$ trabajadores - incumplidos". "Esas
criadas mentirosas'-'. "Esos indios traicioneros".
"Esos . malos presidentes". "Esos amigos falsos".
"'ti'-
�os. � . " . "Esos.- . . ." Pero, a1 fin de cuentas,
¿quién queda.•.? Todos somos o lo uno· o lo otro.
En última instancia, nosotros somos o podemos ·
ser cualquiera de "ésos". De modo que, al califi­
car el mal en tantas y tantas _ partes, él mundo
se va _ reduciendo a nosotros, hasta que . tenemos
que preguntarnos: "¿Si el mundo todo es así, seré
· yo diferente?" La violenta respuesta es: "Sí, yo
soy difeI_"ente; yo ·no soy un mentiroso, ni mala _
gente; no defraudo; soy honrado; soy honesto;
soy integro; bueno ... , claro, sí digo esas peque­
ñas roen.tiritas, hago esos poquitos fraudecitos;
'pero no, de ninguna _manera soy un mentiroso;
el que sí miente es ése, el otro,, aquél. .." Y la
rueda gira, gira...
La tierra de México ha visto en sus montañas,
en sus bosques, en sus desiertos, al margen de
sus ríos y- lagos, al hombre de México; durante
�.tíchos milenios ya. - Lo ha visto . casi desnudo,
64,
lo ha nutrido y lo ha visto crecer, desarrollarse,
envejecer, morir; lo ha vuelto a recibir. en su
seno; lo ·ha visto ·intentar _alcanzar innumerables
objetos, habitar en cuevas y planicies, vestirse ele
pieles; enseñarse_ a tejer, a plantar y a recoger
frutos, descubrir· el maíz, crear nuevas · y mas
complejas formas de convivencia y con ello nuevas·
· y más refinadas formas de construir y de · des­
truir; lo ha visto ilusionarse con algunas creen­
cias, desarrollarlas y crear otras nuevas;· · 10 ha
visto .emerger en pequeños grupos, luego en
grandes, construir pequeños pueblos y ciudades;
más
lo ha visto superponer estructuras que, al irse ele­
vando cada vez más altas y más elaboradas,. se
convirtieron en templos, en pirámides, en plazas
y en juegos de pelota. México, ha visto a sus hom-
·
. J>res hacer alfarería, construir y destruir dioses,
aplacar la· ira y él hambre del cielo destruyendo
su propia vida, dar. aliento, alimento a los dioses
para hacer brillar el sol, para hacer caer la lluvia -­
fecunda; en · formas diversas, lo ha visto rehac. er
. sus reglas y sus 'leyes: de seguridad y de
amor; lo
ha visto fundirse . con nuevas·_ razas y pueblos,
sriñir el amor y el desamor que encubren .
al odio;
.. lo ha visto casi destruirse y volver a rehªcerse, y
_ siempre lo recogió, al final, con la amorosa igual. _
dacr de. Ja muerte física; le prestó . su vientre �: ru.
gosó ,,pata
. . : .
.
que ]o]úriera a su .paso,
." . .
can 'su ·sober-
:
65
 bia, con su orgullo, su hambre y su desesperación, valiosas potencialidades, porque no sólo encubre
con su ambición. La. ancha tierra de México, la posibilid ad.del hoy que ya empieza a ser, sino
'·
· como la madre mexicana; a veces también pa­ también la posibilidad de la esperanza, el más te-
rece revelarse y odiar, con su sequía, con lo in­ rrible enemigo del odio y de la destrucci6n. Por
franqueable de· sus montañas; en _ la avaricia con eso, si en el diario y microscópico bregar de �ue�-:
que regatea a veces el seno reseco al niño mexica- tras vidas individuales empezamos hoy, qwzá . en
. no eterno, y entre los _dos se ha establecido, pór el mañana de México haya más. verdad, potq�e
· milenios, el perdurable diálogo del amor y del re­ habremos encontrado los caminos de aceptarnos
sentimiento: "Tú no me das". "Y tú tainpoco". como somos y, por lo tanto, de amarno� y de
"Dame tú primero". "Mejor dame tú''. · . amar ruás.
La ancha tierra mexicana ha visto tanto amor
y tanto odio y tantas mentiras, que ella misma
. está confundida. Los siglos no han. pasado en .
vano. En la querella, antigua como la vida del
hombre en estas tierras, el diálogo se hace más
inteligible cada vez, el lenguaje más uniforme,
la rabia menos exaltada. La mentira en busca
del amor' de ser veraz, seguramente amando,
como se es, sin máscaras ni tapujos, se va vol-
- viendo más . vacía. El . hoy es tan corto. . . Pero,
en lá lllaldición· de la- muerte. individual,. en la
· falsa·· eternidad de la·. vida, el hombre ha . podido
crear la ;eterna esperanza · del mañana: mañana
. podrá ser mejor, mañana podta mentir· menos,
niañana sus· hijos -que son· él mismó en_ su
. -
, � ., . ·,
-amor� mentrran· menos porque seran
. . . . .
mas ama-
. ..

.
.. dos. Mañana: ; ·. , es-e maravilloso. mañana· dé ·Mé-
. · xico, del que los demás pueblos se ·burlan en car­
· caja:da 'universal,: pero .�qué. es'· una. dé ..sus· 'más

66 61
 bia, con su orgullo, su hambre y su desesperación, valiosas potencialidades, porque no sólo encubre
con su ambición. La. ancha tierra de México, la posibilid ad.del hoy que ya empieza a ser, sino
'·
· como la madre mexicana; a veces también pa­ también la posibilidad de la esperanza, el más te-
rece revelarse y odiar, con su sequía, con lo in­ rrible enemigo del odio y de la destrucci6n. Por
franqueable de· sus montañas; en _ la avaricia con eso, si en el diario y microscópico bregar de �ue�-:
que regatea a veces el seno reseco al niño mexica- tras vidas individuales empezamos hoy, qwzá . en
. no eterno, y entre los _dos se ha establecido, pór el mañana de México haya más. verdad, potq�e
· milenios, el perdurable diálogo del amor y del re­ habremos encontrado los caminos de aceptarnos
sentimiento: "Tú no me das". "Y tú tainpoco". como somos y, por lo tanto, de amarno� y de
"Dame tú primero". "Mejor dame tú''. · . amar ruás.
La ancha tierra mexicana ha visto tanto amor
y tanto odio y tantas mentiras, que ella misma
. está confundida. Los siglos no han. pasado en .
vano. En la querella, antigua como la vida del
hombre en estas tierras, el diálogo se hace más
inteligible cada vez, el lenguaje más uniforme,
la rabia menos exaltada. La mentira en busca
del amor' de ser veraz, seguramente amando,
como se es, sin máscaras ni tapujos, se va vol-
- viendo más . vacía. El . hoy es tan corto. . . Pero,
en lá lllaldición· de la- muerte. individual,. en la
· falsa·· eternidad de la·. vida, el hombre ha . podido
crear la ;eterna esperanza · del mañana: mañana
. podrá ser mejor, mañana podta mentir· menos,
niañana sus· hijos -que son· él mismó en_ su
. -
, � ., . ·,
-amor� mentrran· menos porque seran
. . . . .
mas ama-
. ..

.
.. dos. Mañana: ; ·. , es-e maravilloso. mañana· dé ·Mé-
. · xico, del que los demás pueblos se ·burlan en car­
· caja:da 'universal,: pero .�qué. es'· una. dé ..sus· 'más
66 67
 EL NIÑO preguntó a la vendedora que cuán­
to valían las ciruelas y ella le dijo que 20
centavo�.- El niño- sacó un -peso, - cogió--las
ciruelas y se fue . corriendo . sin esperar su'
cambio. La vendedora lo vio ir, casi lo - lla­
mó. Pero luego sintió gusto-y _miró- su- peso.
Siguió gritando su mercancías.
Más tarde, vino un honibre y = le dijo: -
-Vengo por _la multa.
-¿Otra vez?
· -- No te hagas tonta, ya sabes que está
prohibido vender· en la banqueta.
· -Ya ni la amuela� ,¿No está viendo que
apenas comienzo a· vender?
-- ¡Andale! Ya no te hagas. Otlte con
1os diez ·pesos._
- -Tenga; ahí están. . . y que lo ertgor.
den más.
El hombre puso el billete· de· diez junto
a otros y se fue.· Cuando hubo juntado- su­
ficientes_ billetes, apartó unos y llevó a en:..
tregar los demás a otro señor. Este. hizo un
. . paquete con-- ellos, se lo guardó· en · Ia bolsa
y, se fue a su oficina. Ahí, puso el paqueté
.. mas, paquetes.
junto a otros: y esperó a otros -hombres que
traJéron· . .

68
69
 EL NIÑO preguntó a la vendedora que cuán­
to valían las ciruelas y ella le dijo que 20
centavo�.- El niño- sacó un -peso, - cogió--las
ciruelas y se fue . corriendo . sin esperar su'
cambio. La vendedora lo vio ir, casi lo - lla­
mó. Pero luego sintió gusto-y _miró- su- peso.
Siguió gritando su mercancías.
Más tarde, vino un honibre y = le dijo: -
-Vengo por _la multa.
-¿Otra vez?
· -- No te hagas tonta, ya sabes que está
prohibido vender· en la banqueta.
· -Ya ni la amuela� ,¿No está viendo que
apenas comienzo a· vender?
-- ¡Andale! Ya no te hagas. Otlte con
1os diez ·pesos._
- -Tenga; ahí están. . . y que lo ertgor.
den más.
El hombre puso el billete· de· diez junto
a otros y se fue.· Cuando hubo juntado- su­
ficientes_ billetes, apartó unos y llevó a en:..
tregar los demás a otro señor. Este. hizo un
. . paquete con-- ellos, se lo guardó· en · Ia bolsa
y, se fue a su oficina. Ahí, puso el paqueté
.. mas, paquetes.
junto a otros: y esperó a otros -hombres que
traJéron· . .

68 69
 Cuando tuvo muchos paquetes reunidos, tir. Uno de ellos · amplió su negocio con lo
el hombre apartó unos· y se los guardó; _ los que le tocó. Otro compró una casa. Un ter­
demás los subió a otra oficina más grande cero salió de sus deudas.
y limpia. Allí se los entregó al . Señor Don, · Desde entonces hasta el fin de sus días
que lo esperaba. todos· vivieron muy felices.
. El Señor Don se fue con su. dinero e� su:'
carro.�-� el camino atrope)¡�- a v.n--µ-anseµn- :
te. Corrió lo más rápido que pudo, ·pero_ .tin :'
policí� - logró al�anzarlo. El Señor Do:Q. de'" '
mostró al· policía que era Señor Don, y el
policía lo dejó ir y . se olvidó para siempre .
de su cara, de su carro y de -susplacas. ·
El policía volvió. Encontró al transeúnte ]
atropellado ya· muerto. Se enojó .mucho con- '
sigo mismo por no haberse mejor quedado\
ahí con el muerto, · porque tenía mi anillo _.
muy bonito en la mano con una piedra que :
parecía brillante.
Vino una ambulancia que recogió. el ca- ·
dáver con todo y anillo. Llegó - al hospital :
. con el cadáver pero sin anillo.
Los médicos hicieron la autopsia..·
, Los deudos reclamaron el cadáver y con
mu�ho dolor lo fueron a enterrar. Esos mis- :
mos deudos, y otros, se pelearon por 1a h�ren­
cia y se enojaron mucho entre ellos. Algu­
nos abogados ganaron dinero en. el litigio d�
intestado. Los herederos llegaron a un acuer- -·
do cuando todavía algo quedaba que repélr- .
:71
70
 Cuando tuvo muchos paquetes reunidos, tir. Uno de ellos · amplió su negocio con lo
el hombre apartó unos· y se los guardó; _ los que le tocó. Otro compró una casa. Un ter­
demás los subió a otra oficina más grande cero salió de sus deudas.
y limpia. Allí se los entregó al . Señor Don, · Desde entonces hasta el fin de sus días
que lo esperaba. todos· vivieron muy felices.
. El Señor Don se fue con su. dinero e� su:'
carro.�-� el camino atrope)¡�- a v.n--µ-anseµn- :
te. Corrió lo más rápido que pudo, ·pero_ .tin :'
policí� - logró al�anzarlo. El Señor Do:Q. de'" '
mostró al· policía que era Señor Don, y el
policía lo dejó ir y . se olvidó para siempre .
de su cara, de su carro y de -susplacas. ·
El policía volvió. Encontró al transeúnte ]
atropellado ya· muerto. Se enojó .mucho con- '
sigo mismo por no haberse mejor quedado\
ahí con el muerto, · porque tenía mi anillo _.
muy bonito en la mano con una piedra que :
parecía brillante.
Vino una ambulancia que recogió. el ca- ·
dáver con todo y anillo. Llegó - al hospital :
. con el cadáver pero sin anillo.
Los médicos hicieron la autopsia..·
, Los deudos reclamaron el cadáver y con
mu�ho dolor lo fueron a enterrar. Esos mis- :
mos deudos, y otros, se pelearon por 1a h�ren­
cia y se enojaron mucho entre ellos. Algu­
nos abogados ganaron dinero en. el litigio d�
intestado. Los herederos llegaron a un acuer- -·
do cuando todavía algo quedaba que repélr- .

70
71
 PSICOLOGIA DE LA AGRESION COTIDIANA

PARA el hombre, los mecanismos de defensa· son ·

· herramientas maravillosas. La negación, la· repr�
.. siói:t· y otros más le permiten equilibrios, estabi­
· lizaciones que :de otra manera no podría obtener.
Su eficacia permite mantener la tranquilidad
en' las más difíciles. circunstancias, lograr adapta- ·
ción a· situaciones increíbles para- quienes no las
han vivido�
· ·Que en· Sudáfrica matan unas docenas de ne­
gros o hieren a. unas cuantas centenas. . . por ser
negros,· no es cosa que nos incomode mucho; si
acaso comentamos que es una situación desagra-
_dabl�. Si en un campo de concentración alemán -
. reducen a cenizas, a jabón, o a curiosas lámpa­
ras, a millones de judíos, es cosa que nos sacude.
unas horas o unos días, y decimos qué esos ale­
manes. de veras pueden ser terribles; pero un
. poco después lo· olvidamos todo.
Si· los franceses nos hablan de su gloriosa tradi-
ción · de libertad, mientras· encierran en campos
de concentración a medio millón de republicanos
españoles y a decenas de miles de judíos, y lue­
go matan· de hambre y privacion�s a muchos mi-

73
72
 PSICOLOGIA DE LA AGRESION COTIDIANA

PARA el hombre, los mecanismos de defensa· son ·

· herramientas maravillosas. La negación, la· repr�
.. siói:t· y otros más le permiten equilibrios, estabi­
· lizaciones que :de otra manera no podría obtener.
Su eficacia permite mantener la tranquilidad
en' las más difíciles. circunstancias, lograr adapta- ·
ción a· situaciones increíbles para- quienes no las
han vivido�
· ·Que en· Sudáfrica matan unas docenas de ne­
gros o hieren a. unas cuantas centenas. . . por ser
negros,· no es cosa que nos incomode mucho; si
acaso comentamos que es una situación desagra-
_dabl�. Si en un campo de concentración alemán -
. reducen a cenizas, a jabón, o a curiosas lámpa­
ras, a millones de judíos, es cosa que nos sacude.
unas horas o unos días, y decimos qué esos ale­
manes. de veras pueden ser terribles; pero un
. poco después lo· olvidamos todo.
Si· los franceses nos hablan de su gloriosa tradi-
ción · de libertad, mientras· encierran en campos
de concentración a medio millón de republicanos
españoles y a decenas de miles de judíos, y lue­
go matan· de hambre y privacion�s a muchos mi-

72
73
 les de ellos, es cosa que quizá ni siquiera ha lle;.
gado a nuestros oídos o· que apenas si nos inquietó
algún momento. Si los rusos,· para acolchonar sus
fronteras, matan a unos cuantos miles de hún­
garos,. es cosa que hasta dudamos, prevenidos
COillO eStaJI\OS contra los alaridos .de la propagan�
da. Si los norteamericanos borran_ del mapa un par
de ciudades japonesas, sentimos quizá un· poco d_e
lástima? alguna pequeña desazón. Quizá, las mis­
mas noches y. días de semejantes sucesos gozamos
de una pieza de teatro o de un concierto, o �si
tenemos aficiones ornitológicas-· saboreamos ·una
conferencia acerca_ de las mutaciones de plumaje
en las aves del paraíso de Nueva Guinea. ·
Y es que podemos contar chist.es momentos· an­
tes de la batalla donde muchos moriremos; pode­
mos recrear en la mente la verdura de nuestros
campos y el .gozo que nos da la naturaleza; nos
atrevemos - a saborear un cigarro minutos antes
de ser ajusticiados; nos es posible ser displicen­
tes . antes .. de · suicidarnos.. . y escribir como ese
. suicida: "No se culpe a nadie de mi muerte y de­
más yerbas consabidas", poner "S.S.S.,-, y la fir­
ma, y luego darnos un balazo·. Podemos planear
nuestras. vidas para los años por venir, y las de
nuestros hijos, con ilusiones de . felicidad, presti.;.
gio y ·trascendencia, y -en tan� nuestros me­
_jores. cerebros verifican, ;con .la precisión cientí­
fica - que es orgullo del hombre haber al�anzadq,
74
los: últimos mecanismos -que guiarán - un prC>yec-·_
til termonµclear... el mismo que. algún día apm.i:­
tará contra nosotros.
En una palabra, por los mecanismos de ·de:fen-
. sa podemos conservar el equilibrio y continu�r la ·
búsqueda de lo placentero en medio de los más
complejos _ y agudos estados por los que puede
pasélr e_l ser viviente, incluida su propia destruc�
ción. Destrucción que empezó _ en el nivel vital
con la vida misma, púes ésta tuvo principi.o _ cuan­
do de alguna manera la vida y la muerte, la des­
trucción y el amor, trabados en lucha y abrazo,
sufrieron un primer y crucial desequilibrio; cuan- ·
do, entrelazadas sus fuerzas en su mutua fasci­
nación y repulsión, y ligadas en la fatalidad de
su unión, la fuerza constructiva de la vida -el
amor-. derrotó transitoriamente a la destrucción
sin lograr aniquilarla, y, quedando ligada a ella
en destino común, encontró sin enibargo de algu­
na manera la forma de mantenerla en rebelde
esclavitud. Allí quedó la esclava, enorme, que era
necesaria para la vida, pero a la que había que
vigilar sin reposo porque, indomable y rebelde,
en cualquier momento rompe cadenas, libera bra.,.
zos hercúleos que, de inmediato, tratan de des­
garrar y reducir a polvo. las fuerzas que la atan.
·_ Esclavizada la destrucción y encadenad(;}, y
reducida aunque cada vez más entrenada, la vida
:ha aprendido a utilizarla, no s�lo contra el am-
75
 les de ellos, es cosa que quizá ni siquiera ha lle;.
gado a nuestros oídos o· que apenas si nos inquietó
algún momento. Si los rusos,· para acolchonar sus
fronteras, matan a unos cuantos miles de hún­
garos,. es cosa que hasta dudamos, prevenidos
COillO eStaJI\OS contra los alaridos .de la propagan�
da. Si los norteamericanos borran_ del mapa un par
de ciudades japonesas, sentimos quizá un· poco d_e
lástima? alguna pequeña desazón. Quizá, las mis­
mas noches y. días de semejantes sucesos gozamos
de una pieza de teatro o de un concierto, o �si
tenemos aficiones ornitológicas-· saboreamos ·una
conferencia acerca_ de las mutaciones de plumaje
en las aves del paraíso de Nueva Guinea. ·
Y es que podemos contar chist.es momentos· an­
tes de la batalla donde muchos moriremos; pode­
mos recrear en la mente la verdura de nuestros
campos y el .gozo que nos da la naturaleza; nos
atrevemos - a saborear un cigarro minutos antes
de ser ajusticiados; nos es posible ser displicen­
tes . antes .. de · suicidarnos.. . y escribir como ese
. suicida: "No se culpe a nadie de mi muerte y de­
más yerbas consabidas", poner "S.S.S.,-, y la fir­
ma, y luego darnos un balazo·. Podemos planear
nuestras. vidas para los años por venir, y las de
nuestros hijos, con ilusiones de . felicidad, presti.;.
gio y ·trascendencia, y -en tan� nuestros me­
_jores. cerebros verifican, ;con .la precisión cientí­
fica - que es orgullo del hombre haber al�anzadq,
. 74,
los: últimos mecanismos -que guiarán - un prC>yec-·_
til termonµclear... el mismo que. algún día apm.i:­
tará contra nosotros.
En una palabra, por los mecanismos de ·de:fen-
. sa podemos conservar el equilibrio y continu�r la ·
búsqueda de lo placentero en medio de los más
complejos _ y agudos estados por los que puede
pasélr e_l ser viviente, incluida su propia destruc�
ción. Destrucción que empezó _ en el nivel vital
con la vida misma, púes ésta tuvo principi.o _ cuan­
do de alguna manera la vida y la muerte, la des­
trucción y el amor, trabados en lucha y abrazo,
sufrieron un primer y crucial desequilibrio; cuan- ·
do, entrelazadas sus fuerzas en su mutua fasci­
nación y repulsión, y ligadas en la fatalidad de
su unión, la fuerza constructiva de la vida -el
amor-. derrotó transitoriamente a la destrucción
sin lograr aniquilarla, y, quedando ligada a ella
en destino común, encontró sin enibargo de algu­
na manera la forma de mantenerla en rebelde
esclavitud. Allí quedó la esclava, enorme, que era
necesaria para la vida, pero a la que había que
vigilar sin reposo porque, indomable y rebelde,
en cualquier momento rompe cadenas, libera bra.,.
zos hercúleos que, de inmediato, tratan de des­
garrar y reducir a polvo. las fuerzas que la atan.
·_ Esclavizada la destrucción y encadenad(;}, y
reducida aunque cada vez más entrenada, la vida
:ha aprendido a utilizarla, no s�lo contra el am-
75
biente· inerte�sino con�a sus propios -semejantes.
En la lucha, mediante la
. - intervención -de:mil fac-
tores, surgió la evolución, que, en uno de sus ex-
tremos terrestres, produjo al . hombre.
La vida y la muerte han seguido su camino.
Cada una ha mejorado sus capacidades. La escla­
va destrucción es ahora un monstruo, hecho· de
las· fuerzas más secretas y poderosas del universo.·
ru: hombre,_ que sólo supo .un día morder, tirar
piedras, ahogar en sus pequeños y ridículos bra­
zos, puede ya destruir mont�as además de la
vida, y ya no le parece absurdo destníir plane­
tas o soles. Es un monstruo cósmico. No obstan­
te, con él ha crecido el señor, él amor, porque el
hombre, todavía juguetón, risueño e ingenuo,
quiere hacer planetas, mover mundos, distribuir.
estrellas, hacer un universo en el que, una vez
encadenada toda la destrucción externa, pueda
fundamentar la permanencia de la vida, como
dueña y señora. Las pnmeras herramientas de
ayer son lÓs. soles eIJ. miniatura de hoy y serán
las galaxias del mañana.
Para al�nzar estas alturas, el hombre tuvo que
crear la cultura, para lo cual aprendió . a mane­
jar su mundo interno, con tal habilidad que lo­
gró subordinar algunas partes · de amor a la agre.
sión, ya que con eso alcanzaba alguna seguridad
en nuevos y más �omplejos niveles. Y así; en
equilibrios· internos cada vez más: osados y difí;.
76
elles, croo una serie de estructuras internas, tan
finas, delicadas y eficaces que con ·ellas hizo posi-
ble la historia y el presente.
Por eso es tan difícil al hombre de hoy, enea�
ramado en la punta del edificio cultural y sos-·
tenido allí en la malla de filigrana de sus· conduc­
tas actuales, asomarse con decisión a ese mundo
externo que aún tiene el bárbaro poder d8:5truc­
tivo de los tiempos primitivos,. ahora incremen­
tado por. el control que se· tiene de tremendas
cantidades de ese poder. También por eso el ser
. -humano necesita de técnicas complejas y de mo­
dernos Virgilios que lo acompañen a la visita del
infierno. de su mundo instintivo, o a los arcaicos
aposentos abandonados como habitación en los
milenios pasados, que ahora, nos. arigustian y es- .
pantan con un terror. que sólo nos atrevemos a
experimentar en · los primeros días · de la exis-
_ · tencia.
. El �n:álisis no es sino otro recorrer, con la guía
·· de una · moderna herramienta, el camino indiVI-.
dual de nuestras vidas. En este camino queda in­
·
cluido todo él · proceso cultural, desde que algo
hizo del animál al hombre o al germen del hom-
·.· bre, desde que· se consumó la revolución vital en
la que so:mos hoy momento, un momento que si­
gue buscando perspactiv&, punto de vislumbre,
_. o. :Y destino.
77
 sino
biente· inerte� con�a sus propios -semejantes.
En la lucha, mediante la
. - intervención -de:mil fac-
tores, surgió la evolución, que, en uno de sus ex-
tremos terrestres, produjo al . hombre.
La vida y la muerte han seguido su camino.
Cada una ha mejorado sus capacidades. La escla­
va destrucción es ahora un monstruo, hecho· de
las· fuerzas más secretas y poderosas del universo.·
ru: hombre,_ que sólo supo .un día morder, tirar
piedras, ahogar en sus pequeños y ridículos bra­
zos, puede ya destruir mont�as además de la
vida, y ya no le parece absurdo destníir plane­
tas o soles. Es un monstruo cósmico. No obstan­
te, con él ha crecido el señor, él amor, porque el
hombre, todavía juguetón, risueño e ingenuo,
quiere hacer planetas, mover mundos, distribuir.
estrellas, hacer un universo en el que, una vez
encadenada toda la destrucción externa, pueda
fundamentar la permanencia de la vida, como
dueña y señora. Las pnmeras herramientas de
ayer son lÓs. soles eIJ. miniatura de hoy y serán
las galaxias del mañana.
Para al�nzar estas alturas, el hombre tuvo que
crear la cultura, para lo cual aprendió . a mane­
jar su mundo interno, con tal habilidad que lo­
gró subordinar algunas partes · de amor a la agre.
sión, ya que con eso alcanzaba alguna seguridad
en nuevos y más �omplejos niveles. Y así; en
equilibrios· internos cada vez más: osados y difí;.
76
elles, croo una serie de estructuras internas, tan
finas, delicadas y eficaces que con ·ellas hizo posi-
ble la historia y el presente.
Por eso es tan difícil al hombre de hoy, enea�
ramado en la punta del edificio cultural y sos-·
tenido allí en la malla de filigrana de sus· conduc­
tas actuales, asomarse con decisión a ese mundo
externo que aún tiene el bárbaro poder d8:5truc­
tivo de los tiempos primitivos,. ahora incremen­
tado por. el control que se· tiene de tremendas
cantidades de ese poder. También por eso el ser
. -humano necesita de técnicas complejas y de mo­
dernos Virgilios que lo acompañen a la visita del
infierno. de su mundo instintivo, o a los arcaicos
aposentos abandonados como habitación en los
milenios pasados, que ahora, nos. arigustian y es- .
pantan con un terror. que sólo nos atrevemos a
experimentar en · los primeros días · de la exis-
_ · tencia.
. El �n:álisis no es sino otro recorrer, con la guía
·· de una · moderna herramienta, el camino indiVI-.
dual de nuestras vidas. En este camino queda in­
·
cluido todo él · proceso cultural, desde que algo
hizo del animál al hombre o al germen del hom-
.· · bre, desde que· se consumó la revolución vital en
la que so:mos hoy momento, un momento que si­
gue buscando perspactiv&, punto de vislumbre,
_. o. :Y destino.
77
 · en la rural, y tratemos de entender, no el actuar·
Los mecanismos de defensa son maravillosos.
Ellos nos permiten· pe�anecer suspenclidos en el
momento de nuestras vidas; como si siempre hu..
biese base firme donde apoyar un objetivo claro
al hoy, desde donde vislumbrar un futuro va­
lioso.
Al examinar un proceso psicológico, en un
hombre o en una sociedad· dada, la primera ba-
. rrera que tenemos qué crtizar és la · de esas · de­
fensas, pata poder entrever algo de su realidad.
Así pues, pata estudiar parcialmente el factor
agresión en México, será· cortveniente · recordar
lo que se acaba de describir,_ y no olvidar que
tal factor no existe en estado' puro en el hombre
· o en . las sociedades, sino entrelazado con factores
constructivos. Esto mismo ha creado · la diferen­
cia verbal entre hostilida.d y odio, donde predomi­
. ' na el _factor destructivo sobre las fuerzas creati­
vas, o agresión, que sugiere un mayor conte�do
<::onstru�tivo y subordina_cjón más o· menos orde­
. nada del factor destructivo al compon�nte ai:no-
roso.
En esta presentación, la pal�1bra · agresió� ti�ne
todavía la acepci�n _ de contenido.s de ab�dante
hostilidad, aunque 'al manifestarse en · 10 s9eial
, tome a veces el ropaje de la organización ', e-
, - 'a, gr
siva de una sociedad moderna.
Enfrentados a nuestra sociedad, ·.observemos al�
gunos de sus elementos, yá en el área· urbana, ya
78
dramático y ocasional del estallido . del odio en la
convulsión social, sino su manifestación cotidia­
na, donde frecuencia y permanencia pueden de­
finir una caracterología.
Veamos a tm mexicano al que muchos conocemos
poco, · pero al que otros mexicanos conocen mu­
cho: Es, generalmente, un hombre joven o de me­
diana edad� Trabaja en una. Secretaría, donde
divide su tiempo en labores de escritorio y de
inspección - cualquier inspección que supervise .
· nuestra buena o mala conducta como ciudadanos.
Este ciudadano. inspector depende, o es el jefe, de . ·
una familia más· o menos bien organizada.. Si es
el jef�, es respetado y . temido, y -sin duda-·, re­
presenta el ideal masculino familiar. Tiene mu-.
chos amigos y es admirado· . y envidiado por sus
vecinos, porque ven en él a uiI hombre con fu-
· 'tura. Pero, si lo seguimos, vamos notando eri el
cosas contradictorias. Mientras en su casa es rey,
ya al traspasar el. dintel cambia de actitud; no­
.
, tamos gestos de cautela: , ab�ochá su saco, palpa
. sus bolsillos asegurándose · de 41:1e. allí siguen su
·
: dinero y la credencial {pivote í;nágicó a cuyo al­
. rededor girará la actividad del día). r� reasegu-
rado; 1a cautela. disminuye,;. el hombre' se 'siente
más tranquiló, su pecho se eleva· en' posesión total
79
 · en la rural, y tratemos de entender, no el actuar·
Los mecanismos de defensa son maravillosos.
Ellos nos permiten· pe�anecer suspenclidos en el
momento de nuestras vidas; como si siempre hu..
biese base firme donde apoyar un objetivo claro
al hoy, desde donde vislumbrar un futuro va­
lioso.
Al examinar un proceso psicológico, en un
hombre o en una sociedad· dada, la primera ba-
. rrera que tenemos qué crtizar és la · de esas · de­
fensas, pata poder entrever algo de su realidad.
Así pues, pata estudiar parcialmente el factor
agresión en México, será· cortveniente · recordar
lo que se acaba de describir,_ y no olvidar que
tal factor no existe en estado' puro en el hombre
· o en . las sociedades, sino entrelazado con factores
constructivos. Esto mismo ha creado · la diferen­
cia verbal entre hostilida.d y odio, donde predomi­
. ' na el _factor destructivo sobre las fuerzas creati­
vas, o agresión, que sugiere un mayor conte�do
<::onstru�tivo y subordina_cjón más o· menos orde­
. nada del factor destructivo al compon�nte ai:no-
roso.
En esta presentación, la pal�1bra · agresió� ti�ne
todavía la acepci�n _ de contenido.s de ab�dante
hostilidad, aunque 'al manifestarse en · 10 s9eial
, tome a veces el ropaje de la organización ', e-
, - 'a, gr
siva de una sociedad moderna.
Enfrentados a nuestra sociedad, ·.observemos al�
gunos de sus elementos, yá en el área· urbana, ya
7a
dramático y ocasional del estallido . del odio en la
convulsión social, sino su manifestación cotidia­
na, donde frecuencia y permanencia pueden de­
finir una caracterología.
Veamos a tm mexicano al que muchos conocemos
poco, · pero al que otros mexicanos conocen mu­
cho: Es, generalmente, un hombre joven o de me­
diana edad� Trabaja en una. Secretaría, donde
divide su tiempo en labores de escritorio y de
inspección - cualquier inspección que supervise .
· nuestra buena o mala conducta como ciudadanos.
Este ciudadano. inspector depende, o es el jefe, de . ·
una familia más· o menos bien organizada.. Si es
el jef�, es respetado y . temido, y -sin duda-·, re­
presenta el ideal masculino familiar. Tiene mu-.
chos amigos y es admirado· . y envidiado por sus
vecinos, porque ven en él a uiI hombre con fu-
· 'tura. Pero, si lo seguimos, vamos notando eri el
cosas contradictorias. Mientras en su casa es rey,
ya al traspasar el. dintel cambia de actitud; no­
.
, tamos gestos de cautela: , ab�ochá su saco, palpa
. sus bolsillos asegurándose · de 41:1e. allí siguen su
·
: dinero y la credencial {pivote í;nágicó a cuyo al­
. rededor girará la actividad del día). r� reasegu-
rado; 1a cautela. disminuye,;. el hombre' se 'siente
más tranquiló, su pecho se eleva· en' posesión total
79
 del aire que respira, la estatura le aumenta unos
milímetros.
En ·e1· camino, el inspector mira persistente y
osadamente a las · :mujeres que· encuentra. Al su­
bir al camión, ratifica de nuevo que credencial
y dinero están en su lugar, asegura los botones
del saco y, al atravesar entré los· pasajeros, man­
tiene sus manos, con disimulo, no lejos de los
sitios donde. están sus valores.. Pero se da tiempo
. para empujar a un muchacho endeble que'le es­
torba y _ganar el asiento a una criada que vi.ene
· detrás de él. Ya sentado, reeorre con ]a vista a
· . los pasájeros y se. 'dedica a · sonreír y a mirar a .
'la muchacha menos fea, pues en los camionesºha
conseguido alguna que otra amante transitoria.
Al apearse, hace nuevos escrutinios palpándose·
las bolsas, recorre a pie las pocas cuadras que le
faltan para ·negar a la oficina, irritándose al pa­
. . sar las bocacalles porque los carros lo hacen
correr. De vez en cuando, en las situaciones' apu­
. radas, · insulta a los violentos choferes. En las
· aceras, en cambio, se siente más seguro y pode­
roso; por eso, a veces, empuja a 'los más débiles
o roza a alguna mujer si está de vena y, por su-
puesto, cede el paso a los más . fuertes.
En la oficina, trata con fingido respeto a. su
.
'jefe, aunque lo co?i$iderá atrabiliario, . exigente,
ladr6n e inepto, aunque _lo desprecia y le tiene·
rencor; pero, como no. conviene que el 'jefe sepa
80
80
esto, se dirige a él en actitud servicial, hasta servil.
El inspector se considera a sí mismo un buen tra­
bajador.
Ya de camino hacia sus inspecciones, de 'nuevo
pelea o se somete, empuja o castiga, y con la i.ms­
ma frecuencia que antes acaricia la credencial . y
el dinero. Por fin, cuando llega al sitio que ·va
a inspeccionar, encuentra el momento de la, glo­
ria diaria. Ahora se siente totalmente seguro, su
cuerpo se relaja, ya no palpa la credencial, que
sólo ocasionalmente sacará a relucir a solicitud
de algún insumiso inspeccionado. Porque ahora.
·el inspector mexicano se siente seguro, importan­
te, poderos(?. Dentro de él despierta el renovado
gozo de estas emociones diarias, en las que per-
. cibe el toque de los juegos de azar; pues, aunque
en ei juego que se va a jugar él será el seguro
gan_ador, la emoción está en saber cuánto.
Sí,. este inspector es importante, muy . impor-
. tante, ··porque mil veces ha comprobado que, al
verlo llegar; las gentes actúan temerosas, servi­
les, o tratan de seducirlo o se irritan con la im­
potencia del niño. Sabe que no hay un inspec­
cionado inocente, que todos son culpables; por
eso. considera justo el ritual de multar, del con­
donar parte o el total' de la multa a cambio de
"arreglos particulares".
El inspector, al fin del día, no tiene teinores ni
remordimiento, porque comparte lo que recibe·
�l
 del aire que respira, la estatura le aumenta unos
milímetros.
En ·e1· camino, el inspector mira persistente y
osadamente a las · :mujeres que· encuentra. Al su­
bir al camión, ratifica de nuevo que credencial
y dinero están en su lugar, asegura los botones
del saco y, al atravesar entré los· pasajeros, man­
tiene sus manos, con disimulo, no lejos de los
sitios donde. están sus valores.. Pero se da tiempo
. para empujar a un muchacho endeble que'le es­
torba y _ganar el asiento a una criada que vi.ene
· detrás de él. Ya sentado, reeorre con ]a vista a
· . los pasájeros y se. 'dedica a · sonreír y a mirar a .
'la muchacha menos fea, pues en los camionesºha
conseguido alguna que otra amante transitoria.
Al apearse, hace nuevos escrutinios palpándose·
las bolsas, recorre a pie las pocas cuadras que le
faltan para ·negar a la oficina, irritándose al pa­
. . sar las bocacalles porque los carros lo hacen
correr. De vez en cuando, en las situaciones' apu­
. radas, · insulta a los violentos choferes. En las
· aceras, en cambio, se siente más seguro y pode­
roso; por eso, a veces, empuja a 'los más débiles
o roza a alguna mujer si está de vena y, por su-
puesto, cede el paso a los más . fuertes.
En la oficina, trata con fingido respeto a. su
.
'jefe, aunque lo co?i$iderá atrabiliario, . exigente,
ladr6n e inepto, aunque _lo desprecia y le tiene·
rencor; pero, como no. conviene que el 'jefe sepa
i�
- 80
esto, se dirige a él en actitud servicial, hasta servil.
El inspector se considera a sí mismo un buen tra­
bajador.
Ya de camino hacia sus inspecciones, de 'nuevo
pelea o se somete, empuja o castiga, y con la i.ms­
ma frecuencia que antes acaricia la credencial . y
el dinero. Por fin, cuando llega al sitio que ·va
a inspeccionar, encuentra el momento de la, glo­
ria diaria. Ahora se siente totalmente seguro, su
cuerpo se relaja, ya no palpa la credencial, que
sólo ocasionalmente sacará a relucir a solicitud
de algún insumiso inspeccionado. Porque ahora.
·el inspector mexicano se siente seguro, importan­
te, poderos(?. Dentro de él despierta el renovado
gozo de estas emociones diarias, en las que per-
. cibe el toque de los juegos de azar; pues, aunque
en ei juego que se va a jugar él será el seguro
gan_ador, la emoción está en saber cuánto.
Sí,. este inspector es importante, muy . impor-
. tante, ··porque mil veces ha comprobado que, al
verlo llegar; las gentes actúan temerosas, servi­
les, o tratan de seducirlo o se irritan con la im­
potencia del niño. Sabe que no hay un inspec­
cionado inocente, que todos son culpables; por
eso. considera justo el ritual de multar, del con­
donar parte o el total' de la multa a cambio de
"arreglos particulares".
El inspector, al fin del día, no tiene teinores ni
remordimiento, porque comparte lo que recibe·
81
con su. jefe, siempre,. sintiéndose de esta. niane�a
autorizado. Quizá en_. las noches lo sofoca un ·
vahído de temor cuando se imagina · descubierto,
pero desecha estos pensamientos diciéndose que
es hábil en el recibir y en el compartir; y, si si­
gue ahorrando y bebiendo menos eri las parran­
das, quizá sea rico pronto. El ideal del inspector
no es diferente al de otros muchos mexicanos: ya
terminó de pagar el terreno y en poco tiempo más
podrá quizá construir el edificio proyectado, para
poder vivir de sus rentas si algún día llegan los
malos tiempos.
Lo paradójico es que el . mismo inspector ·se·..
autonombra proletario, alimenta su odio a los ca­
pitalistas y sien�e gusto cuando puede disminuir .
un poco sus riquezas. Habla con cierta propiedad
del socialismo, de la izquierda p,togresista y de la
pronta redención del proletariado. Con menos gus­
to e interés asiste a desfiles obligatorios de adhe-
. sión al régimen o de exaltación de algún héroe
. tos, � corte como desesperado,· atravesando calles
. popular que no lo es tanto. como para ser honrado
· espontáneamente. Pero concurre porque es nece­
sario y conveniente.•. Y, así, su vida transéUrre
entre estas preocupaciones, tareas y esperanzas.
Dejémoslo aquí, sin revisar otras partes de su
existencia, porque conviene observa� antes a otro
mexicano.
82
Este puede ser hombre o mujer y proceder de ex­
tracciones diversas. Puede haber dejado · 1a selva,
el bosque o la montaña, apenas unos meses an­
tes, o pertenecer a la clase media, ser pobre o
rico en alguna comunidad urbana. Puede consi-·
derarse de la aristocracia, tener cualquier religión
y mucha o poca cultura. En suma, proviene de
.
los cuatro puntos cardinales de la sociedad me-
xicana.
Lo específico, lo que determina su unidad es
que posee, usa o maneja un automóvil o un ca­
mión. Este compatriota es chofer; el modelo o la
ma�ca de su vehículo no importa; puede ser un
Opel o un Cadillac, un camión de volteo o uno
de pasajeros. Lo que importa es que, al tener un
vehículo, ha adquirido un .sello, un_ nuevo modo
. de e?Cpresión.
Sigámoslo: Va . en un Volkswagen viejo. Viejo
y todo, el Volkswagen rueda. El automovilista va
déspacio, como ensimismado· en sus pensamien­
sin disminuir la velocidad. En su historial de con-
ductor, ya ha chocado varias veces, y puede ex­
hibir, como trofeos de caza, dos ciclistas y una
anciana codnera.. Ahora ya sabe que es peligro­
. so acercarse a los camiones, _porque cuando · fue
'atrevido,· cuando jugó a probar valentías ajenas,
de valor a valor, de ósádía a osadía, dos camiones
;materialistas no le tuvi�ron miedo y_ le abollaron
,83

con su. jefe, siempre,. sintiéndose de esta. niane�a
autorizado. Quizá en_. las noches lo sofoca un ·
vahído de temor cuando se imagina · descubierto,
pero desecha estos pensamientos diciéndose que
es hábil en el recibir y en el compartir; y, si si­
gue ahorrando y bebiendo menos eri las parran­
das, quizá sea rico pronto. El ideal del inspector
no es diferente al de otros muchos mexicanos: ya
terminó de pagar el terreno y en poco tiempo más
podrá quizá construir el edificio proyectado, para
poder vivir de sus rentas si algún día llegan los
malos tiempos.
Lo paradójico es que el . mismo inspector ·se·..
autonombra proletario, alimenta su odio a los ca­
pitalistas y sien�e gusto cuando puede disminuir .
un poco sus riquezas. Habla con cierta propiedad
del socialismo, de la izquierda p,togresista y de la
pronta redención del proletariado. Con menos gus­
to e interés asiste a desfiles obligatorios de adhe-
. sión al régimen o de exaltación de algún héroe
. popular que no lo es tanto. como para ser honrado
· espontáneamente. Pero concurre porque es nece­
sario y conveniente.•. Y, así, su vida transéUrre
entre estas preocupaciones, tareas y esperanzas.
Dejémoslo aquí, sin revisar otras partes de su
existencia, porque conviene observa� antes a otro
mexicano.
82
Este puede ser hombre o mujer y proceder de ex­
tracciones diversas. Puede haber dejado · 1a selva,
el bosque o la montaña, apenas unos meses an­
tes, o pertenecer a la clase media, ser pobre o
rico en alguna comunidad urbana. Puede consi-·
derarse de la aristocracia, tener cualquier religión
y mucha o poca cultura. En suma, proviene de
.
los cuatro puntos cardinales de la sociedad me-
xicana.
Lo específico, lo que determina su unidad es
que posee, usa o maneja un automóvil o un ca­
mión. Este compatriota es chofer; el modelo o la
ma�ca de su vehículo no importa; puede ser un
Opel o un Cadillac, un camión de volteo o uno
de pasajeros. Lo que importa es que, al tener un
vehículo, ha adquirido un .sello, un_ nuevo modo
. de e?Cpresión.
Sigámoslo: Va . en un Volkswagen viejo. Viejo
y todo, el Volkswagen rueda. El automovilista va
déspacio, como ensimismado· en sus pensamien­
. tos, � corte como desesperado,· atravesando calles
sin disminuir la velocidad. En su historial de con-
ductor, ya ha chocado varias veces, y puede ex­
hibir, como trofeos de caza, dos ciclistas y una
anciana codnera.. Ahora ya sabe que es peligro­
. so acercarse a los camiones, _porque cuando · fue
'atrevido,· cuando jugó a probar valentías ajenas,
de valor a valor, de ósádía a osadía, dos camiones
;materialistas no le tuvi�ron miedo y_ le abollaron
83
 las salpicaderas y la defensa. Además lo hrn �­
sultado· y, para colmo,· 9tro salvaje "materialista�\
aparte de hundirle la cajuela .por no frenar a
tiempo, · se bajó con una llave de tuercas junto
con los "macheteros" armados de varillas, que le
hicieron aceptar que el que . había embestido al
camión con la parte trasera de su carro era él.
Por esto, nuestro automovilista, irritado, indigna­
do, se está sometiendo más y m ás ·a las reglas no
escritas de manejo . del país, aunque . lo veamos
romper todavía ésas reglas de vez en cuando.
Pero, por otra parte, sabe que puede desafiar, y·
· lo hace, a las bicicletas y a los Topolinos, pero
toma sus precauciones, en los cruceros peligrosos,
con los· Taunus. Se siente vengado cuando aprecia
el respeto que éstos tienen a los Chévrolets y se
ríe maliciosamente cuando ve a los Chévro�ets
establecer precavida distancia con los ruleteros,
los camiones materialistas y los de pasajeros; los
que, a su vez, están empeñados, pon muchos años
ya, en una lucha de continuos desafíos, retos y
osadías, que acaban.frecuentemente en carros �es­
hechos, camiones abollados, aceras barridas · de
transeúntes y escenas espeluznantes.
El automO'Vilista sigue gruñendo,. en su peque­
ño y viejo Volkswagen;· a veces acaricia _fa fan,.
tasía de la seguridad inmensa de manejar una lo�
: · ·comotora en los c111:ces de la ciudad� con la con- ·
fianzai el orgµUo y el audar pausado de fos leo-
84
nes de la sabana, o de los elefantes en la jungla:
la seguridad de que cualquier· enemigo que apa­
rezca será vencido.
Ellos no están en peligro, como ése dél .Pon- ·
.tiac 56 que se irritó con el del Ford 42 qui�n se
bajó a decirle: . "1\1ire, para dejarnos de pleitos,
guárdeme allí este fierrito", y -cumplidor- en
clos -seguiidos le dejó el del Ford al del Pontiac,
en el vientre, el regalo de una navaja.
· La irritación del automovilista mexicano sería
tolerable si allí terminaran sus tribulaciones;
pero, por· desgracia, existe la irritante- estupidez
de los peatones� ¡Qué terrible problema éste de
los peatones!: Atraviesan la calle donde qweren,
bloquean las esquinas, hasta torean o · desafían a
los carros, agrediendo y ofendiendo con sus acti­
tudes la urgelida de los aut�movilistas. Las ma-
. . .
dres avientan prácticamente a los niños a las
calles para ser destripados, y luego culpan, por
supuesto, a los choferes. Niños y jó.venes convier-
. ten las calles en campos de futbol y de beis, én ·.
. . . frontones o en parques donde juegan canicas o
· retozan. Ponen· piedras· en las carreteras, y en los
barrios que circundan la ciudad se constituyen
en bandas, para tener el placer de apedrear a los
carros y luego desafiar a1· que se detenga. Mejor
· no hacerlo, porque hasta la vida peligra.
No hay duda que el automovilista se encuen­
.tra acosado por todas partes. ¿Cómo, pues; defén-
85
 las salpicaderas y la defensa. Además lo hrn �­
sultado· y, para colmo,· 9tro salvaje "materialista�\
aparte de hundirle la cajuela .por no frenar a
tiempo, · se bajó con una llave de tuercas junto
con los "macheteros" armados de varillas, que le
hicieron aceptar que el que . había embestido al
camión con la parte trasera de su carro era él.
Por esto, nuestro automovilista, irritado, indigna­
do, se está sometiendo más y m ás ·a las reglas no
escritas de manejo . del país, aunque . lo veamos
romper todavía ésas reglas de vez en cuando.
Pero, por otra parte, sabe que puede desafiar, y·
· lo hace, a las bicicletas y a los Topolinos, pero
toma sus precauciones, en los cruceros peligrosos,
con los· Taunus. Se siente vengado cuando aprecia
el respeto que éstos tienen a los Chévrolets y se
ríe maliciosamente cuando ve a los Chévro�ets
establecer precavida distancia con los ruleteros,
los camiones materialistas y los de pasajeros; los
que, a su vez, están empeñados, pon muchos años
ya, en una lucha de continuos desafíos, retos y
osadías, que acaban.frecuentemente en carros �es­
hechos, camiones abollados, aceras barridas · de
transeúntes y escenas espeluznantes.
El automO'Vilista sigue gruñendo,. en su peque­
ño y viejo Volkswagen;· a veces acaricia _fa fan,.
tasía de la seguridad inmensa de manejar una lo�
: · ·comotora en los c111:ces de la ciudad� con la con- ·
fianzai el orgµUo y el audar pausado de fos leo-
84
nes de la sabana, o de los elefantes en la jungla:
la seguridad de que cualquier· enemigo que apa­
rezca será vencido.
Ellos no están en peligro, como ése dél .Pon- ·
.tiac 56 que se irritó con el del Ford 42 qui�n se
bajó a decirle: . "1\1ire, para dejarnos de pleitos,
guárdeme allí este fierrito", y -cumplidor- en
clos -seguiidos le dejó el del Ford al del Pontiac,
en el vientre, el regalo de una navaja.
· La irritación del automovilista mexicano sería
tolerable si allí terminaran sus tribulaciones;
pero, por· desgracia, existe la irritante- estupidez
de los peatones� ¡Qué terrible problema éste de
los peatones!: Atraviesan la calle donde qweren,
bloquean las esquinas, hasta torean o · desafían a
los carros, agrediendo y ofendiendo con sus acti­
tudes la urgelida de los aut�movilistas. Las ma-
. . .
dres avientan prácticamente a los niños a las
calles para ser destripados, y luego culpan, por
supuesto, a los choferes. Niños y jó.venes convier-
. ten las calles en campos de futbol y de beis, én ·.
. . . frontones o en parques donde juegan canicas o
· retozan. Ponen· piedras· en las carreteras, y en los
barrios que circundan la ciudad se constituyen
en bandas, para tener el placer de apedrear a los
carros y luego desafiar a1· que se detenga. Mejor
· no hacerlo, porque hasta la vida peligra.
No hay duda que el automovilista se encuen­
.tra acosado por todas partes. ¿Cómo, pues; defén-
85

. derse de· un tercer frerite, el de · la autoridad ves­
tida de uniforme café q:m blancos guantes, aguar­
dando en las · esquinas, o, elegantísima con sus
botas relucientes, de cacería en sus motocicletas ...
sobre todo en estos tiempos en que las multas
están ta:q caras ·y, por consecuencia, también· 1as
· en realidad por otros,, lo mejor es adaptarse. a
"mordidas"?
Dejemos por un momento a este automovilista
mexicano envuelto en sus tribulaciones, acosado
por la jauría del tránsito, y. observemos a otro
compatriota.
El tercer sujeto de observación, más que los an­
c
teriores, tiene coniencia de su mexicanidad, pues
·habla y escribe de ella con frecuencia. Sigámoslo
· con cuidado, porqué es reportero de prensa. El
que escogimos anda enojadísimo: su · criada dejó
abierta la puerta al salir por el pan y, por su­
puesto, a· la · hora del desayuno faltaba la licua­
dora, la máquina de escribir ( ! ) , la plancha, uri
radio de me�a y la ropa · del tendedero. Proeza
-según describe en su periódico- de "los ami­
gos de lo ajeno", añadiendo los comentarios siem­
pre gustados acerca de la inutilid1d e ineficacia
ele la _policía. Con alguna habilidad literaria, es­
cribe con sentimiento (por eso es· leido) acerca
· de la necesidad de la honradez en nuestros fun­
cionarios; del glorioso destino que nuestro país
86 86
\ alcanz�a si �l paµ-iotjszµo y la justicia de nues- '·
tros antiguos héroes reapareciera en· el corrompi­
do ambiente de nuestros días. Porque· • nuestro
reportero de veras cree en sus ideales; pero, hom­
bre práctico al fin y de nuestro tiempo, consi-.
dera que �entras estos id�ales son convertidos
la cruda objetjvidad, de los liochO$. Por �so, mien­
tras su pluma describe ideales, su mano transige
con avidez inagotable. Y así, en el reciente es­
cándalo social descubierto por él, con su habilidad
y la seguridad de que gracias a Dios y a las con­
quistqs revolucionarias que han logrado la sagra­
da libertad de prensa y le permiten escribir ofen­
sas, calumnias, inexactitudes y exageraciones im­
punemente, logró el castigo social de una parte
de esa aristocracia farisea. y corrompida, más. � . .
3 000 pesos por dejar las cosas en paz; lo que no
resolvió . nada, porque, · a . pesar de los 3 000 y .
· de los 1 000 que recibió por iniciar la desgracia de
un político, los 500 por propalar un falso adul­
terio, los 1 000 por insultar a una actriz y des­
cubrir -a su último amante, y la· iguala de 700 que
recibe de una Secretaría de Estado ·. por escribir
dos artículos mensuales acerca de la. grandiosa
. obra que está haciendo· el señor secretario, a su­
gestió� directa e indicación precisa del C. Presi�
dente, , n.uesµ-9 r�porter� tjene, · al hacer su re-
. 87 .

. derse de· un tercer frerite, el de · la autoridad ves­
tida de uniforme café q:m blancos guantes, aguar­
dando en las · esquinas, o, elegantísima con sus
botas relucientes, de cacería en sus motocicletas ...
sobre todo en estos tiempos en que las multas
están ta:q caras ·y, por consecuencia, también· 1as
· en realidad por otros,, lo mejor es adaptarse. a
"mordidas"?
Dejemos por un momento a este automovilista
mexicano envuelto en sus tribulaciones, acosado
por la jauría del tránsito, y. observemos a otro
compatriota.
El tercer sujeto de observación, más que los an­
c
teriores, tiene coniencia de su mexicanidad, pues
·habla y escribe de ella con frecuencia. Sigámoslo
· con cuidado, porqué es reportero de prensa. El
que escogimos anda enojadísimo: su · criada dejó
abierta la puerta al salir por el pan y, por su­
puesto, a· la · hora del desayuno faltaba la licua­
dora, la máquina de escribir ( ! ) , la plancha, uri
radio de me�a y la ropa · del tendedero. Proeza
-según describe en su periódico- de "los ami­
gos de lo ajeno", añadiendo los comentarios siem­
pre gustados acerca de la inutilid1d e ineficacia
ele la _policía. Con alguna habilidad literaria, es­
cribe con sentimiento (por eso es· leido) acerca
· de la necesidad de la honradez en nuestros fun­
cionarios; del glorioso destino que nuestro país
86
\ alcanz�a si �l paµ-iotjszµo y la justicia de nues- '·
tros antiguos héroes reapareciera en· el corrompi­
do ambiente de nuestros días. Porque· • nuestro
reportero de veras cree en sus ideales; pero, hom­
bre práctico al fin y de nuestro tiempo, consi-.
dera que �entras estos id�ales son convertidos
la cruda objetjvidad, de los liochO$. Por �so, mien­
tras su pluma describe ideales, su mano transige
con avidez inagotable. Y así, en el reciente es­
cándalo social descubierto por él, con su habilidad
y la seguridad de que gracias a Dios y a las con­
quistqs revolucionarias que han logrado la sagra­
da libertad de prensa y le permiten escribir ofen­
sas, calumnias, inexactitudes y exageraciones im­
punemente, logró el castigo social de una parte
de esa aristocracia farisea. y corrompida, más. � . .
3 000 pesos por dejar las cosas en paz; lo que no
resolvió . nada, porque, · a . pesar de los 3 000 y .
· de los 1 000 que recibió por iniciar la desgracia de
un político, los 500 por propalar un falso adul­
terio, los 1 000 por insultar a una actriz y des­
cubrir -a su último amante, y la· iguala de 700 que
recibe de una Secretaría de Estado ·. por escribir
dos artículos mensuales acerca de la. grandiosa
. obra que está haciendo· el señor secretario, a su­
gestió� directa e indicación precisa del C. Presi�
dente, , n.uesµ-9 r�porter� tjene, · al hacer su re-
87
 cuento, 16 pe$OS y muchas deudas todav:iá. De- •
jemos al periodista.
. Penetremos al oculto santuario donde mora Pérez,
agente de la secreta, quien, aunque buen padre
·de fainilia y apoyado por sus jefes, ha tenido ya
que pasar por la humillació:n de tres interrogato­
rios. en la Procuraduría, por la costumbre. que tie�
ne de matar ladrones (léase: honrados transeún­
tes nocturnos que no se· dejaron extorsionar),
pero que ha salido sin mácula de esas pruébas
y con mucha indignación contra los compañeros
envidiosos que deben haberlo acusado. ¿Por qué ·
· no se fijan en el agente X que. sí está especiali­
zado en matar con macana, ése sí · a toda clase
de ciudadanos, y que. nunca ha recibido ni siquie­
ra una llámada de atención? ¿Por qué no investi­
gan a los de la patrulla Z, dedicados a coleccionar
carteras, relojes y anillos . de todas las · parejitas
que se entretienen, o no se entretienen, en falt�
a la mor�l bajo la insuficient� complicidad de
la· oscuridad?
El agente Pérei repasa irritado iodos $US se­
cretos, cosa menuda comparados ·con los secretos,
ésos sí gordos, de gentes de veras grandes. Se ríe
sarcásticamente cuando lee las informa�iones pe-
·. riodísticas de los miembros de. algún cuerpo po­
licíaco consignados por . delitos que ya no pudie-
88
·. ron encubrir más; su sarcasmo se apoya en que
cree que los que vendrán a reemplazar a- los des­
cubiertos serán iguq.les o peores. El sabe de nriles
capaces de matar, robar, golpear, extorsionar, dar
tormento, estuprar, y que siguen siendo respeta­
dos miembros de la sociedad, y no le convence
ni la · campaña de despistolización, ni las cam­
pañas de moralización, ni · 1a siempre remozada
.·frase de que "se hará justicia, caiga quien caiga".
Por eso, el agente Pérez, en sus ratos de filo­
sofía, .cuando se olvida de sus propias contribu- ·
ciones a la violencia citadina, ha opinado acalo­
radamente que si en tiempos normales hay de
tres a cinco asesinatos en la ciudad, es porque
aquí todos se enojan por cualquier cosa: Qtie si
por unas palabras en la· cantina, una puñalada.
Que. si no le sirven a alguien con respeto, un ba­
lazo. Que si la _yecina le dijo a la otra vecina y ésta
a su marido, ahí está éste rebanándole el vientre
al· otro marido y cargando con él para el gran
canat Que si la señora se fue con otro, cinco ba-
, lazos a la señora, o tres para la · señora y dos para
el otro. Que si no tienes qué hacer, vamos a for­
mar una banda para robar carros y asaltar a los
trasnochados por las calles oscuras; y, si ·no se
dejan robar, aparte de unas patadas, a la otra.
·. vida de l;lI1 martillazo; y así sucesivament�. Por
eso, el agente Pérez ha sacado su coriclúsi6n: si
no hubiera mi cuerpo policíaco férreo. y decidido
:89
 cuento, 16 pe$OS y muchas deudas todav:iá. De- •
jemos al periodista.
. Penetremos al oculto santuario donde mora Pérez,
agente de la secreta, quien, aunque buen padre
·de fainilia y apoyado por sus jefes, ha tenido ya
que pasar por la humillació:n de tres interrogato­
rios. en la Procuraduría, por la costumbre. que tie�
ne de matar ladrones (léase: honrados transeún­
tes nocturnos que no se· dejaron extorsionar),
pero que ha salido sin mácula de esas pruébas
y con mucha indignación contra los compañeros
envidiosos que deben haberlo acusado. ¿Por qué ·
· no se fijan en el agente X que. sí está especiali­
zado en matar con macana, ése sí · a toda clase
de ciudadanos, y que. nunca ha recibido ni siquie­
ra una llámada de atención? ¿Por qué no investi­
gan a los de la patrulla Z, dedicados a coleccionar
carteras, relojes y anillos . de todas las · parejitas
que se entretienen, o no se entretienen, en falt�
a la mor�l bajo la insuficient� complicidad de
la· oscuridad?
El agente Pérei repasa irritado iodos $US se­
cretos, cosa menuda comparados ·con los secretos,
ésos sí gordos, de gentes de veras grandes. Se ríe
sarcásticamente cuando lee las informa�iones pe-
·. riodísticas de los miembros de. algún cuerpo po­
licíaco consignados por . delitos que ya no pudie-
.'
88
·. ron encubrir más; su sarcasmo se apoya en que
cree que los que vendrán a reemplazar a- los des­
cubiertos serán iguq.les o peores. El sabe de nriles
capaces de matar, robar, golpear, extorsionar, dar
tormento, estuprar, y que siguen siendo respeta­
dos miembros de la sociedad, y no le convence
ni la · campaña de despistolización, ni las cam­
pañas de moralización, ni · 1a siempre remozada
.·frase de que "se hará justicia, caiga quien caiga".
Por eso, el agente Pérez, en sus ratos de filo­
sofía, .cuando se olvida de sus propias contribu- ·
ciones a la violencia citadina, ha opinado acalo­
radamente que si en tiempos normales hay de
tres a cinco asesinatos en la ciudad, es porque
aquí todos se enojan por cualquier cosa: Qtie si
por unas palabras en la· cantina, una puñalada.
Que. si no le sirven a alguien con respeto, un ba­
lazo. Que si la _yecina le dijo a la otra vecina y ésta
a su marido, ahí está éste rebanándole el vientre
al· otro marido y cargando con él para el gran
canat Que si la señora se fue con otro, cinco ba-
, lazos a la señora, o tres para la · señora y dos para
el otro. Que si no tienes qué hacer, vamos a for­
mar una banda para robar carros y asaltar a los
trasnochados por las calles oscuras; y, si ·no se
dejan robar, aparte de unas patadas, a la otra.
·. vida de l;lI1 martillazo; y así sucesivament�. Por
eso, el agente Pérez ha sacado su coriclúsi6n: si
no hubiera mi cuerpo policíaco férreo. y decidido
89
como ellos, ya verían esos reporterillo�" y esos
ciudadanos pudibundos y exagerado� lo que suce�
deria a tanta gente, con tanto coraje y tantas
ganas de matar y de robar como �ay.·
El agente filósofo tiene. un herinanQ; otro com".'
patriota nuestro que nunC:a salió de su pueblo y
a quien por mal nombre apodan Characo. Cha­
raco Pérez .ya debe en el pueblo y sus alrededo­
res quién sabe cuántas muertes. A veces.el mismo
Characo se confunde al ·. tratar de recordarlas.
El agente Pérez sabe que algún día le van a
avisar que matarón a. Characo, pero, mientras
tanto, Characo sigue vivito y matando,· pues se
enoja fácilmente y de todo le da celo: de que le
ganen en el juego, de que le miren la mujer, de
que algajen se crea muy valiente, de que otro diga
que· es más que él. Characo, de acuerdo con la sa­
biduría de los tiempos, sabe bien que sólo los ton-
. tos pelean, que eso es cosa . de . los antiguos, o de
· las cari�iones y corridos, o de cuando ya no se
puede .de otra manera. Para lo que es bueno Cha­
raco es para "venadear;' · al que pasa descuidado
:Por la vereda, para matar desde atrás de las pe­
. ñas al hombre odiado o al que otros le pagaron
por que lo matara.. Para más seguridad, usa es­
. copeta, escopeta. fina del "12" y de repetición, y
-carga -µna "38" espedal, por si falla la escope�.
90
Characo es temido y le gusta que &e diga de él ·
que es valiente, el más valiente de todos los va­
lientes que dicen que hay en el lug:rr; le gusta
que lo llamen en secreto gentes importantes y
que, junto con unos billetes de a 100, le digan:
"Por que te desq1e:p.�es a Fulano". Characo tiene
una reputación y su reputación vale. Le tienen
temor y el temor que le tienen vale. Trasmite su
sabiduría a los jóvenes que lo envidian y admi­
ran� les dice: "Sólo los locos, los tontos y Jós jo­
Yencillos pelean sin precauciones. Los inteligentes
esperan y matan cuando hay seguridad de matar,
cuando nadie· lo espera, en el lugar menos sos­
pechado". Y su pensamiento y filosofía cunde y
flota y domina el espacio de los· anchos campos
mexicanos, de confín a confín. Porque Characo,
sin darse cuenta, es un hombre donde caben mu.:.
chos temores y esperanzas y muchas· ambiciones
de. tierra, de maíz y de trigo, de algodón y de
café, de cacao y de henequén.
Tratemos de entender el porqué de las maneras
. especificas de actuar de los personajes descritos,
actuaciones. que, conviene explicar aquí, también .
aparecen en otras psicologías. nacionales pero no ·
con la frecuencia y continuidad que en la mexi­
ca�a, donde estas conductas se hacen colectivas.
Muchas veces apenas son percibidas en- nuestro
91
como ellos, ya verían esos reporterillo�" y esos
ciudadanos pudibundos y exagerado� lo que suce�
deria a tanta gente, con tanto coraje y tantas
ganas de matar y de robar como �ay.·
El agente filósofo tiene. un herinanQ; otro com".'
patriota nuestro que nunC:a salió de su pueblo y
a quien por mal nombre apodan Characo. Cha­
raco Pérez .ya debe en el pueblo y sus alrededo­
res quién sabe cuántas muertes. A veces.el mismo
Characo se confunde al ·. tratar de recordarlas.
El agente Pérez sabe que algún día le van a
avisar que matarón a. Characo, pero, mientras
tanto, Characo sigue vivito y matando,· pues se
enoja fácilmente y de todo le da celo: de que le
ganen en el juego, de que le miren la mujer, de
que algajen se crea muy valiente, de que otro diga
que· es más que él. Characo, de acuerdo con la sa­
biduría de los tiempos, sabe bien que sólo los ton-
. tos pelean, que eso es cosa . de . los antiguos, o de
· las cari�iones y corridos, o de cuando ya no se
puede .de otra manera. Para lo que es bueno Cha­
raco es para "venadear;' · al que pasa descuidado
:Por la vereda, para matar desde atrás de las pe­
. ñas al hombre odiado o al que otros le pagaron
por que lo matara.. Para más seguridad, usa es­
. copeta, escopeta. fina del "12" y de repetición, y
-carga -µna "38" espedal, por si falla la escope�.
9()
Characo es temido y le gusta que &e diga de él ·
que es valiente, el más valiente de todos los va­
lientes que dicen que hay en el lug:rr; le gusta
que lo llamen en secreto gentes importantes y
que, junto con unos billetes de a 100, le digan:
"Por que te desq1e:p.�es a Fulano". Characo tiene
una reputación y su reputación vale. Le tienen
temor y el temor que le tienen vale. Trasmite su
sabiduría a los jóvenes que lo envidian y admi­
ran� les dice: "Sólo los locos, los tontos y Jós jo­
Yencillos pelean sin precauciones. Los inteligentes
esperan y matan cuando hay seguridad de matar,
cuando nadie· lo espera, en el lugar menos sos­
pechado". Y su pensamiento y filosofía cunde y
flota y domina el espacio de los· anchos campos
mexicanos, de confín a confín. Porque Characo,
sin darse cuenta, es un hombre donde caben mu.:.
chos temores y esperanzas y muchas· ambiciones
de. tierra, de maíz y de trigo, de algodón y de
café, de cacao y de henequén.
Tratemos de entender el porqué de las maneras
. especificas de actuar de los personajes descritos,
actuaciones. que, conviene explicar aquí, también .
aparecen en otras psicologías. nacionales pero no ·
con la frecuencia y continuidad que en la mexi­
ca�a, donde estas conductas se hacen colectivas.
Muchas veces apenas son percibidas en- nuestro
91
 diario vivir, porque �oino. se. asentó antes�·
nuestras capacidades ·de· adaptación, nuestros me­
canismos de 4eferisa1 nos han permitido ir. acep­
tando estas· realidades hasta vivirlas· con indife­
rencia o con resignación, tratando .de ignorarlas.
El analist_a encuentra en la }J.istoria individual
las razo:r;ies del presente. En lo· so�ial, �mbién la
historia nos permite entender· la psicología. Pero
aquí, no teniendo espacio para esa revisión, baste
señalar que sólo hubo en el período histórico has­
ta ahora conocido una corta época de transición,
inmediatamente · después de la "Conquista, en la
que aparecieron en algunas comunidades indíge�
nas conductas en algo semejantes a las descritas··
en los mexicanos de hoy. Cuando. estaban los in­
dios recién sojuzgados políticamente, destruidas
sus instituciones religiosas y sociales, aparecieron
entre ellos conductas colectivas no sólo contra­
·rias a las nuevas instituciones y creencias· que se
les quería obligar a aceptar,. sino también con­
. trarias. a sus. normas y costumbres previas. Y así,
los cronistas refieren · cómo los indígenas, antes
sobrios y estrictos, con códigos éticos muy severos,
· se entregan a la bebida, los robos se multiplican
y cunden los asesinatos, violaciones y raptos..
Mas, en poco tiempo, los españoles logran es­
tructuras políticas y sociales que, fundamentadas
en mezclas variadas de represión y tolerancia, se·
estabilizan y se sostienen prácticamente· hasta. la
·92
92
· época revolucionaria de 1910, a pesar de las gue­
rras, revoluciones y luchas militares e ideológi­
cas del siglo XIX. La- Revolución desenc_aden6
fuerzas listas ya para expresarse. Impulsos· y pa­
siones reprimidas por mucho tiempo, que por. fin
encontraron momento propicio para expanderse.
Entonces se �zo evidente la fragmentación na­
cional y, a través de ella, las agresiones y las
venganzas siguieron el cauce · de las necesidades
que buscaban más :inmediata satisfacción.
Al rehacerse la organización institucional den­
tro de los regímenes llamados revolucionarios, las
viejas estructuras españolas y criollas se habían
derrumbado y no volvieron a reconstruirse jamás,
aunque ha persistido el anhelo �e · volver siem­
pre· a las formas ·primitivas, a· pesar de los deseos
de los nuevos grupos.
La .. Revolución · permitió la confrontación y
mezcla de los más disímbolos grupos sociales, io
que facilitó nuevos. y continuados roces entre los
individuos y los grupos antes separados por . dis­
tancias físicas o . económicas, raciales o culturales.
Se rompieron previas pautas y se buscaron . nue­
vos equilibrios. El momento actual nie�cano pue­
de considerarse como continuador de este proceso.
De entre aquellas herencias, de entre los nue­
vos conflictos y búsquedas surgieron, entre otros,
tipas de. mexicanos como los que antes. se presen-
9-3
 diario vivir, porque �oino. se. asentó antes�·
nuestras capacidades ·de· adaptación, nuestros me­
canismos de 4eferisa1 nos han permitido ir. acep­
tando estas· realidades hasta vivirlas· con indife­
rencia o con resignación, tratando .de ignorarlas.
El analist_a encuentra en la }J.istoria individual
las razo:r;ies del presente. En lo· so�ial, �mbién la
historia nos permite entender· la psicología. Pero
aquí, no teniendo espacio para esa revisión, baste
señalar que sólo hubo en el período histórico has­
ta ahora conocido una corta época de transición,
inmediatamente · después de la "Conquista, en la
que aparecieron en algunas comunidades indíge�
nas conductas en algo semejantes a las descritas··
en los mexicanos de hoy. Cuando. estaban los in­
dios recién sojuzgados políticamente, destruidas
sus instituciones religiosas y sociales, aparecieron
entre ellos conductas colectivas no sólo contra­
·rias a las nuevas instituciones y creencias· que se
les quería obligar a aceptar,. sino también con­
. trarias. a sus. normas y costumbres previas. Y así,
los cronistas refieren · cómo los indígenas, antes
sobrios y estrictos, con códigos éticos muy severos,
· se entregan a la bebida, los robos se multiplican
y cunden los asesinatos, violaciones y raptos..
Mas, en poco tiempo, los españoles logran es­
tructuras políticas y sociales que, fundamentadas
en mezclas variadas de represión y tolerancia, se·
estabilizan y se sostienen prácticamente· hasta. la
·92
· época revolucionaria de 1910, a pesar de las gue­
rras, revoluciones y luchas militares e ideológi­
cas del siglo XIX. La- Revolución desenc_aden6
fuerzas listas ya para expresarse. Impulsos· y pa­
siones reprimidas por mucho tiempo, que por. fin
encontraron momento propicio para expanderse.
Entonces se �zo evidente la fragmentación na­
cional y, a través de ella, las agresiones y las
venganzas siguieron el cauce · de las necesidades
que buscaban más :inmediata satisfacción.
Al rehacerse la organización institucional den­
tro de los regímenes llamados revolucionarios, las
viejas estructuras españolas y criollas se habían
derrumbado y no volvieron a reconstruirse jamás,
aunque ha persistido el anhelo �e · volver siem­
pre· a las formas ·primitivas, a· pesar de los deseos
de los nuevos grupos.
La .. Revolución · permitió la confrontación y
mezcla de los más disímbolos grupos sociales, io
que facilitó nuevos. y continuados roces entre los
individuos y los grupos antes separados por . dis­
tancias físicas o . económicas, raciales o culturales.
Se rompieron previas pautas y se buscaron . nue­
vos equilibrios. El momento actual nie�cano pue­
de considerarse como continuador de este proceso.
De entre aquellas herencias, de entre los nue­
vos conflictos y búsquedas surgieron, entre otros,
tipas de. mexicanos como los que antes. se presen-
93
taron. Ahora bien, ¿ cuáles son las motivaciones
psicológicas de sus acciones? ·
Recordemos al inspéctor, honrado padre de fa­
milia y constructivo ladrón; futuro rentista y
transitorio burócrata; osado con las mujeres
y hombres débiles; señor de los inspeccionados;
odiador de ricos y poderosos; actual proletario so­
cialista y futuro hurgué$; pilar de lo_s rígidos va­
lores de la clase n;iedia. y del capitalismo.
· Si lo exanrinamos, un hecho nos sorprende: la
posibilidad· que tiene de. brincar sin grave con­
flicto de una previa posición ·de honradez, quizá
vacilante o apoyada en la filosofía de ese dicho ·
nuestro que dice: ''Yo no pidq que me den, sino
que me pongan donde haya", .�onradez al fin, de
brincar de esto, decimos, a · una posición de robo.
Porque para él es básico· 11evar una vida que exi­
ge el prestigio de la honradez y, Dios mediante,
espera morir honrado, confesado y todo. Porque,
consecuente con su filosofía, ha sido honrado
mientras estuvo con los desheredados de la suerte,
pero luego como fue puesto en la ocasión, des­
pués de algunas primeras inquietudes, dudas. y
una poquita de angustia (nomás el primer día),
cruzó con decisión e] puente hacia una. nueva
vida. Después, ya supo cómo robar y extorsionar.
.Conocedor de que el robo es un mal colectivo,·
le fue fácil racionalizar su condición: él tenía que
hacer como los demás, pero cw.dando. que n8:die
94
se diera cuenta de qU:e no era lo que tenía que
ser. Encontró, así, en el consenso nacional, en
la envidia que su puesto despertaba en los de­
más, la autorización ética nacional que le: permi­
tió agredir como lo hace.
Nos encontramos, pues, con la agresión de fuer­
tes contenidos destructivos, constituida en acuer­
do tácito entre agresores y agredidos: los unos,
ejerciendo un atropello ilegal pero legitimado por
la sanción social; los otros, sometiéndose a una
agresión ilegal pero legitimada con· la · racionali­
zación, o por la experiencia realista de que la
solución legal o está más pervertida que el ins- .
pector o es un mal mayor que hay que · evitar.
La sabiduría popular expresa esto en el consejo
mil veces repetido: ·"Paga la, mordida pero no va-·
yas .a la delegación", "Paga la mordida y déjate
· de líos", etc;
Así pues, el consenso unánime de agresores y
agredidos es el de que todos son culpables; la
· mejor manera de evitar una mayor agresión del
inspector es hacerlo cómplice y culpable. De e�te
modo, el equilibrio de agresiones y contra-agre­
siones queda establecido en el nivel de la culpa­
bilidad general.
¿Por qué todos buscan este nivel y· no- el téóri- ·
camente mejor de la honradez?
Si preguntamos, nuestro inspector nos contes­
. taría que agredir por agredir no le place, excepto
95
taron. Ahora bien, ¿ cuáles son las motivaciones
psicológicas de sus acciones? ·
Recordemos al inspéctor, honrado padre de fa­
milia y constructivo ladrón; futuro rentista y
transitorio burócrata; osado con las mujeres
y hombres débiles; señor de los inspeccionados;
odiador de ricos y poderosos; actual proletario so­
cialista y futuro hurgué$; pilar de lo_s rígidos va­
lores de la clase n;iedia. y del capitalismo.
· Si lo exanrinamos, un hecho nos sorprende: la
posibilidad· que tiene de. brincar sin grave con­
flicto de una previa posición ·de honradez, quizá
vacilante o apoyada en la filosofía de ese dicho ·
nuestro que dice: ''Yo no pidq que me den, sino
que me pongan donde haya", .�onradez al fin, de
brincar de esto, decimos, a · una posición de robo.
Porque para él es básico· 11evar una vida que exi­
ge el prestigio de la honradez y, Dios mediante,
espera morir honrado, confesado y todo. Porque,
consecuente con su filosofía, ha sido honrado
mientras estuvo con los desheredados de la suerte,
pero luego como fue puesto en la ocasión, des­
pués de algunas primeras inquietudes, dudas. y
una poquita de angustia (nomás el primer día),
cruzó con decisión e] puente hacia una. nueva
vida. Después, ya supo cómo robar y extorsionar.
.Conocedor de que el robo es un mal colectivo,·
le fue fácil racionalizar su condición: él tenía que
hacer como los demás, pero cw.dando. que n8:die
94
se diera cuenta de qU:e no era lo que tenía que
ser. Encontró, así, en el consenso nacional, en
la envidia que su puesto despertaba en los de­
más, la autorización ética nacional que le: permi­
tió agredir como lo hace.
Nos encontramos, pues, con la agresión de fuer­
tes contenidos destructivos, constituida en acuer­
do tácito entre agresores y agredidos: los unos,
ejerciendo un atropello ilegal pero legitimado por
la sanción social; los otros, sometiéndose a una
agresión ilegal pero legitimada con· la · racionali­
zación, o por la experiencia realista de que la
solución legal o está más pervertida que el ins- .
pector o es un mal mayor que hay que · evitar.
La sabiduría popular expresa esto en el consejo
mil veces repetido: ·"Paga la, mordida pero no va-·
yas .a la delegación", "Paga la mordida y déjate
· de líos", etc;
Así pues, el consenso unánime de agresores y
agredidos es el de que todos son culpables; la
· mejor manera de evitar una mayor agresión del
inspector es hacerlo cómplice y culpable. De e�te
modo, el equilibrio de agresiones y contra-agre­
siones queda establecido en el nivel de la culpa­
bilidad general.
¿Por qué todos buscan este nivel y· no- el téóri- ·
camente mejor de la honradez?
Si preguntamos, nuestro inspector nos contes­
. taría que agredir por agredir no le place, excepto
95
 · cuando ti.ene que P!obarse que por -lo menos en
alguna parte es poderoso, o que puede obtener
lo que quiere. Si agrede es porque subsisten en
él tantos anhelos de dependencia, de obtener dado,
de recibir sin pago alimentos, dinero, �onsidera­
ciones, respeto; los que le dan la sensación de ser
valioso, de estar saciado, coino cuando el bebé
ha tomado del seno de su madre todo el alimento
que necesita. El mismo anhelo es el que ha co­
locado - a los agredidos en condiciones delictivas
o, cuando menos,, el que les da los sentimientos
de culpa que· les hacen perder el sentido de la
realidad y actuar como culpables.
La convicción de que todo el mundo es culpable
y de que la defensa no es pos�ble se encuentra
con la réalidad agresora de la delegación, el tri.;.
bunal o la policía. Los límites se pierden, no exis­
ten. Agresores y agredidos pertenecen al mismo
bando, tienen similar· patología. Ambos. anhelan .
ser ricos, poderosos, impunes, intocables; encon­
trar externa seguridad para sus intensas necesi­
dades de_ dependencia. Pues, si las aportaciones
externas llegaran a faltarles, reaparecería la ra­
bia, el pánico y la tristeza que alguna vez las
primeras hambres produjeron en el niño. Nuestro
inspector vive estos anhelos como culpables, - por­
que tienen la connotación de exigir violenta aun-
. que simbólicamente el amor materno que tanto -
añora, y, además, paradójicamente, demostrar, a
96
los demás y demostrarse a sí mismo la masculi­
nidad puesta en duda. Porque para él es mas­
culino no sólo el agresor que desafía al hombre,
_ sino el poderoso . que todo lo tiene y todo lo· _puede,
el que -en esta psicología mexicana- se logra _
- mediante la recreación de una gran-madre. --
Poder morder el seno materno y · aún percibir
la mirada amorosa y, tierna, o -comp lo espera
nuestro inspector- poder robar y aún ser amado
y respetado.
Pasemos del inspector al automovilista. Este cree
(como todos los demás automovilistas) que ma­
neja · bien, que. utiliza su carro para comodidad,
transporte y --ocasionalmente- como exhibición
de riqueza y poder. Destinos. realistas del carro
los dos usos primeros; búsqueda de admiración y
de envidia, el tercero.
Sin embargo, este automovilista vive enojado,
rencoroso, peleando· o sometiéndose, mostrándose
audaz o tímido, osado o asustado, siempre violento
-porque sabe, en lo más íntimo de su ser, que con
la masa -móvil y pesada de su coche ha incre­
mentado sus posibilidades de defensa y agresión,
y que su arma obliga a los demás· a someterse,
porque con ella puede agredirlos. Y, sin embargo,
- este amigo · que aplasta bicicletas; pasa · cruceros
sin .pararse o atropella a ancianas, no quiere dar-
97,'
 · cuando ti.ene que P!obarse que por -lo menos en
alguna parte es poderoso, o que puede obtener
lo que quiere. Si agrede es porque subsisten en
él tantos anhelos de dependencia, de obtener dado,
de recibir sin pago alimentos, dinero, �onsidera­
ciones, respeto; los que le dan la sensación de ser
valioso, de estar saciado, coino cuando el bebé
ha tomado del seno de su madre todo el alimento
que necesita. El mismo anhelo es el que ha co­
locado - a los agredidos en condiciones delictivas
o, cuando menos,, el que les da los sentimientos
de culpa que· les hacen perder el sentido de la
realidad y actuar como culpables.
La convicción de que todo el mundo es culpable
y de que la defensa no es pos�ble se encuentra
con la réalidad agresora de la delegación, el tri.;.
bunal o la policía. Los límites se pierden, no exis­
ten. Agresores y agredidos pertenecen al mismo
bando, tienen similar· patología. Ambos. anhelan .
ser ricos, poderosos, impunes, intocables; encon­
trar externa seguridad para sus intensas necesi­
dades de_ dependencia. Pues, si las aportaciones
externas llegaran a faltarles, reaparecería la ra­
bia, el pánico y la tristeza que alguna vez las
primeras hambres produjeron en el niño. Nuestro
inspector vive estos anhelos como culpables, - por­
que tienen la connotación de exigir violenta aun-
. que simbólicamente el amor materno que tanto -
añora, y, además, paradójicamente, demostrar, a
96
los demás y demostrarse a sí mismo la masculi­
nidad puesta en duda. Porque para él es mas­
culino no sólo el agresor que desafía al hombre,
_ sino el poderoso . que todo lo tiene y todo lo· _puede,
el que -en esta psicología mexicana- se logra _
- mediante la recreación de una gran-madre. --
Poder morder el seno materno y · aún percibir
la mirada amorosa y, tierna, o -comp lo espera
nuestro inspector- poder robar y aún ser amado
y respetado.
Pasemos del inspector al automovilista. Este cree
(como todos los demás automovilistas) que ma­
neja · bien, que. utiliza su carro para comodidad,
transporte y --ocasionalmente- como exhibición
de riqueza y poder. Destinos. realistas del carro
los dos usos primeros; búsqueda de admiración y
de envidia, el tercero.
Sin embargo, este automovilista vive enojado,
rencoroso, peleando· o sometiéndose, mostrándose
audaz o tímido, osado o asustado, siempre violento
-porque sabe, en lo más íntimo de su ser, que con
la masa -móvil y pesada de su coche ha incre­
mentado sus posibilidades de defensa y agresión,
y que su arma obliga a los demás· a someterse,
porque con ella puede agredirlos. Y, sin embargo,
- este amigo · que aplasta bicicletas; pasa · cruceros
sin .pararse o atropella a ancianas, no quiere dar-
97
se cuenta de todo esto; al contrario, repite lo
mismo que dicen los otros 700 000 colegas: "Yo
manejo bien, los que manejan mal son los de­
más." Como todos sé dicen lo . mismo, lo· que re­
sulta es una visión proyectiva, una elaboración
paranoide de la realidad. Y este proceso se ex­
tiende a los peatones, que piensan cosas semejan�
tes de los automovilistas .. ,
Tal tipo de reacción, en la que siempre se cul-
pa· a los demás y, en cambio, siempre se es. mo­
cente, es una constante en múltiples facetas de la
relación humana de los mexicanos. ,Así, para
el pueblo, el culpable es el gobierno; para éste, el
pueblo -verbalment� es Dio�, pero -ya en
la a cción- actúa siempre inculpando al pueblo;
cuando pu eblo y gobierno en masa se enredan
en una discusión, terminan culpando a una pe�
queña parte del pueblo o incluso del gobierno, y
la agreden; para eso existen. líderes deshonestos
o comunistas, malos funcionarios, comerciantes
rapaces, etc.
El alumno acusa al maestro, y. éste al alum-.
no; la escuela culpa a la familia, y ésta a aquélla;
la esposa al e sposo, y al revés; . los hijos a los
p adres, los. padres a los· hijos; y así sucesiva­
mente. De manera que, en las situaciones conflic­
tivas, ap�ece un fenómeno colectivo nacional de
proyección, que consiste en sentir ·que todos los·
98
· demás agreden y son malos, mientras nosotros no ·
agredimos y somos buenos�
� realidad, al contrario, se caracteriza por no
ser persecutoria en sí. A pesar de las quej.as de
los automovilistas, es claro que la actitud es �ólo
en ocasiones básicamente· hostil� aun en los po­
pularmente llamados "cafres del volante". Lo que
le sorprende a nue�tro automovilista es que mien;.
tras él sólo quiere que todas las calles y carrete­
ras sean exclusivamenté para él, los demás no
comprendan ni acepten su demanda. El sólo quie­
re llegar pronto, y todo lo que se le opone (pea­
tones, reglamentos, carros) frustra sus deseos de
inmediata s atisfacción. El se irrita de que absur­
damente no le concedan los demás el derecho
destinado a ambulancias y bomberos. En este ni- .
vel aparece la agresión. Hay rabia porque no se
recibe lo que se desea. La agresión colectiva ex­
presa la determinación infantil de vivir la fantasía
de qué la ciudad es entera para uno y nada más
que para uno. Nadie, pues, percibe. su propio
actuar ni su propia culpa: ninguno de los 700 000
automovilistas mexicanos parece ser capaz de
pensar, creer o decir: '''Manejo mal, coineto múl­
tiples infracciones, ofendó a· otros automovilistas
en sus de rechos ( similares a los míos), y sólo me
detengó cuando un choque o un atropello parecen
inevitables, etc."
99
se cuenta de todo esto; al contrario, repite lo
mismo que dicen los otros 700 000 colegas: "Yo
manejo bien, los que manejan mal son los de­
más." Como todos sé dicen lo . mismo, lo· que re­
sulta es una visión proyectiva, una elaboración
paranoide de la realidad. Y este proceso se ex­
tiende a los peatones, que piensan cosas semejan�
tes de los automovilistas .. ,
Tal tipo de reacción, en la que siempre se cul-
pa· a los demás y, en cambio, siempre se es. mo­
cente, es una constante en múltiples facetas de la
relación humana de los mexicanos. ,Así, para
el pueblo, el culpable es el gobierno; para éste, el
pueblo -verbalment� es Dio�, pero -ya en
la a cción- actúa siempre inculpando al pueblo;
cuando pu eblo y gobierno en masa se enredan
en una discusión, terminan culpando a una pe�
queña parte del pueblo o incluso del gobierno, y
la agreden; para eso existen. líderes deshonestos
o comunistas, malos funcionarios, comerciantes
rapaces, etc.
El alumno acusa al maestro, y. éste al alum-.
no; la escuela culpa a la familia, y ésta a aquélla;
la esposa al e sposo, y al revés; . los hijos a los
p adres, los. padres a los· hijos; y así sucesiva­
mente. De manera que, en las situaciones conflic­
tivas, ap�ece un fenómeno colectivo nacional de
proyección, que consiste en sentir ·que todos los·
'
98
· demás agreden y son malos, mientras nosotros no ·
agredimos y somos buenos�
� realidad, al contrario, se caracteriza por no
ser persecutoria en sí. A pesar de las quej.as de
los automovilistas, es claro que la actitud es �ólo
en ocasiones básicamente· hostil� aun en los po­
pularmente llamados "cafres del volante". Lo que
le sorprende a nue�tro automovilista es que mien;.
tras él sólo quiere que todas las calles y carrete­
ras sean exclusivamenté para él, los demás no
comprendan ni acepten su demanda. El sólo quie­
re llegar pronto, y todo lo que se le opone (pea­
tones, reglamentos, carros) frustra sus deseos de
inmediata s atisfacción. El se irrita de que absur­
damente no le concedan los demás el derecho
destinado a ambulancias y bomberos. En este ni- .
vel aparece la agresión. Hay rabia porque no se
recibe lo que se desea. La agresión colectiva ex­
presa la determinación infantil de vivir la fantasía
de qué la ciudad es entera para uno y nada más
que para uno. Nadie, pues, percibe. su propio
actuar ni su propia culpa: ninguno de los 700 000
automovilistas mexicanos parece ser capaz de
pensar, creer o decir: '''Manejo mal, coineto múl­
tiples infracciones, ofendó a· otros automovilistas
en sus de rechos ( similares a los míos), y sólo me
detengó cuando un choque o un atropello parecen
inevitables, etc."
99
 La ciudad es. percibida otra vez como· un enor­
me. seno que debe alimentarnos a todos y a cada
uno. Los demás son rivales, malos hermanos que
se alimentan de nuestra ·propia madre y nos de­
jan insatisfechos o vacíos. La rabia se vuelve con-
. tra el hermano chofer o peatón, o contra el padre­
rival autoridad. Y más en el fondo queda aún la
rabia contra esa· madre que, al ·no consentirnos
totalmente, nos hace percibir el espanto de que�
darnos sin ella a riesgo de perecer en el abandono�
Al proyectar en los demás lo que no· toleramos
en nosotros, . nos salvamos de ver o creer que la .
madre · es tan capaz de odio y rabia como lo so­
mos nosotros mismos, porque, si. lo hiciéramos, ·
sentiríamos la voz de ella diciéndonos nuestras
mismas palabras y sentimientos; escucharíamos.·
la voz de la melancolía diciéndonos: "¡Qué pobre,
qué envidioso, qué hostil, · qué débil · e incapaz
eres! ¡No te quiero, no eres bueno, te odio, quiero
destruirte, no eres mi hijo, te �oy a abandonar,
mereces morir." Entonces, a veces, no queda más
caniino que contestar a esa voz: "Sí, es cierto:
soy malo, pero tú también eres mala; dime, si
yo te demuestro que me someto a tus maldicio.,
nes, ¿me volverás a amar? Sí. ¿Verdad que sí,
madre? ¿No...? ¿No me respondes? ¡Mira! Mira
cómo soy capaz de destruirme, de matarme para
calmar la ira· que me tienes. ¿Quierés más ptue-:- ·
has de mi sometimiento a ti? Lo hago ahora zpis�
100
100
mo. Lo. hago porque creo que después...· ,.cuando.·.
el silencio venga, quedará tu amur y otra·· cosa
también.... Pero esto no te lo digo.... me lo-. guar- ·
do yo mismo: quedará un poco de mi venganza
en tu remordimiento."
Tales extremos son . los que evitamos proyec­
tando en parte y conservando inconscientemente.
en la . fantasía el anhelo de posesión total d e la
gran-madre.
Busquemos al reportero: seductor de públicos, en­
cabezador verbal de una constante moralización
social, irritada :víctima de los ladrones, flagelo
de la injusticia, de la· incapacidad y de la corrup­
ción, ant�a de ideales y escritor de los odios de
sus lectores, btisca�o por los mendigos de la fama,
ladrón de ladrones de honras y de destinos; chan­
tajista · de.. virtuosas inmorales, de noblezas deca-
dentes, de políticos en desgracia, y que, a pesar
de todo; lle va además · cargando a cuestas el dolor
de la confusión de su mente. Porque él tambi�n
tiene ideales y cree en, ellos, él también ama lo
que dice amar y odia lo que ha{:e én contra de
ese amor. Y su agudo intelecto dibuja fili anas
gr
mentales pqra justificar lo que es · y negar lo
que cree.·
. También él necesita de ·cocteles y jaiboles para ·
olvidar sus conflictos y no pe rcibrn el miedo y eJ .
101
 La ciudad es. percibida otra vez como· un enor­
me. seno que debe alimentarnos a todos y a cada
uno. Los demás son rivales, malos hermanos que
se alimentan de nuestra ·propia madre y nos de­
jan insatisfechos o vacíos. La rabia se vuelve con-
. tra el hermano chofer o peatón, o contra el padre­
rival autoridad. Y más en el fondo queda aún la
rabia contra esa· madre que, al ·no consentirnos
totalmente, nos hace percibir el espanto de que�
darnos sin ella a riesgo de perecer en el abandono�
Al proyectar en los demás lo que no· toleramos
en nosotros, . nos salvamos de ver o creer que la .
madre · es tan capaz de odio y rabia como lo so­
mos nosotros mismos, porque, si. lo hiciéramos, ·
sentiríamos la voz de ella diciéndonos nuestras
mismas palabras y sentimientos; escucharíamos.·
la voz de la melancolía diciéndonos: "¡Qué pobre,
qué envidioso, qué hostil, · qué débil · e incapaz
eres! ¡No te quiero, no eres bueno, te odio, quiero
destruirte, no eres mi hijo, te �oy a abandonar,
mereces morir." Entonces, a veces, no queda más
caniino que contestar a esa voz: "Sí, es cierto:
soy malo, pero tú también eres mala; dime, si
yo te demuestro que me someto a tus maldicio.,
nes, ¿me volverás a amar? Sí. ¿Verdad que sí,
madre? ¿No...? ¿No me respondes? ¡Mira! Mira
cómo soy capaz de destruirme, de matarme para
calmar la ira· que me tienes. ¿Quierés más ptue-:- ·
has de mi sometimiento a ti? Lo hago ahora zpis�
100
mo. Lo. hago porque creo que después...· ,.cuando.·.
el silencio venga, quedará tu amur y otra·· cosa
también.... Pero esto no te lo digo.... me lo-. guar- ·
do yo mismo: quedará un poco de mi venganza
en tu remordimiento."
Tales extremos son . los que evitamos proyec­
tando en parte y conservando inconscientemente.
en la . fantasía el anhelo de posesión total d e la
gran-madre.
Busquemos al reportero: seductor de públicos, en­
cabezador verbal de una constante moralización
social, irritada :víctima de los ladrones, flagelo
de la injusticia, de la· incapacidad y de la corrup­
ción, ant�a de ideales y escritor de los odios de
sus lectores, btisca�o por los mendigos de la fama,
ladrón de ladrones de honras y de destinos; chan­
tajista · de.. virtuosas inmorales, de noblezas deca-
dentes, de políticos en desgracia, y que, a pesar
de todo; lle va además · cargando a cuestas el dolor
de la confusión de su mente. Porque él tambi�n
tiene ideales y cree en, ellos, él también ama lo
que dice amar y odia lo que ha{:e én contra de
ese amor. Y su agudo intelecto dibuja fili anas
gr
mentales pqra justificar lo que es · y negar lo
que cree.·
. También él necesita de ·cocteles y jaiboles para ·
olvidar sus conflictos y no pe rcibrn el miedo y eJ .
101
llanto del cora�6n. Con el transcurso de-los- años
ha descubierto la posición humana que lo distin�
gue: el cinismo.
Su cinismo es espada, escudo, armadura, con
él puede herir y quedar a cubierto de los demás.
Debajo y dentro de todo queda el impoluto rincón
donde sólo de cuando eµ cuando puede permane­
cer unos segundos: el ri,ncón de sus propios ideales
y creencias. El entrar allí aún duele tanto que
tiene que · correr a la botella para alimentar fa
negación-· de su mélancolía y de su dolor.
Porque este compatriota agresivo, queriendo
ser amable y amado, no encontró más camino
que ser líder del odio · convertido en ideal, y re.­
chazar por remorcümiento el álllor de sus verda- .
derós amores. Por eso ha renunciado a sus ideales
como realidad total, como integridad de él mismo,
y sólo los conserva como ideal en la palabrería
dirigida a los · demás en las columnas del perió­
dico. El caparazón de su cinismo lo preserva de
acercarse a los demás o a . su propia percepción.
Es otro tránsfuga de· la melancolía,··cubierto con
.los harapos de la. cultura y la desgarrada túnica
del bien social. Con la miseria del odio al pueblo
en disfraz de anior, y con esa· _eterna hambre
mexicana de la gran protección amorosa que se
dé sin regateo, por puro acto de donación, s6lo
puede conseguir engañar, robar, seducir...
102
102
,.\Al, agente__ Pérez, �l azar y .su fama de. ·sumiso
actor, de obediente cumplidor, :de callado y eficaz
cazador de hombres, lo colocaron en Uli _ peldaño
intermedio al poder. El agente comprendió_ pron­
to al mundo que le rodeaba; supo que arriba y•
abajo, en el cielo y en la tierra, la regla era de
violencia, la inseparable compañera para hacer
cumplir órdenes, para trabajar mejor, para no
molestar arriba, para ser más eficaz abajo, para
guardar el orden en una sociedad violenta y voraz.
Las agresiones recibidas de arriba despertaron
odios incubados en el pueblo, en la familia. ·Un.
día descubrió por fin el sentido de su pla ca y
su credencial, de la tolerancia de los jefes a sus
agresiones descaradas. En frente de él estaba la
gran urbe capitalina, pero �o enfrente sino abajo,
sometida, vencida, suya. Pronto empezó a luchar
y a golpear, para acabar estrangulando, quebran­
do· huesos y crán€os, atormentando a criminales
· inconfesos o renuentes; y un día, casi sin sentir,
empezó a robar al comerciante borracho, al pana­
dero trasnochado, imaginando que siempre podría
acusar a sus víctimas si era ·sorprendido. Esto se
le volvió un arte, y, aunque por rutina y eficien­
cia se cepó más· en los criminales, sus incursiones
entre los inocentes dejaron de ser raras. El tiene
_ poder y, _además, tantos cómplices que se sabe
. invisible, perdido entre la masa de los uniformes .
de sus compañeros·; no se _. sie11te aguja en un ·
108
llanto del cora�6n. Con el transcurso de-los- años
ha descubierto la posición humana que lo distin�
gue: el cinismo.
Su cinismo es espada, escudo, armadura, con
él puede herir y quedar a cubierto de los demás.
Debajo y dentro de todo queda el impoluto rincón
donde sólo de cuando eµ cuando puede permane­
cer unos segundos: el ri,ncón de sus propios ideales
y creencias. El entrar allí aún duele tanto que
tiene que · correr a la botella para alimentar fa
negación-· de su mélancolía y de su dolor.
Porque este compatriota agresivo, queriendo
ser amable y amado, no encontró más camino
que ser líder del odio · convertido en ideal, y re.­
chazar por remorcümiento el álllor de sus verda- .
derós amores. Por eso ha renunciado a sus ideales
como realidad total, como integridad de él mismo,
y sólo los conserva como ideal en la palabrería
dirigida a los · demás en las columnas del perió­
dico. El caparazón de su cinismo lo preserva de
acercarse a los demás o a . su propia percepción.
Es otro tránsfuga de· la melancolía,··cubierto con
.los harapos de la. cultura y la desgarrada túnica
del bien social. Con la miseria del odio al pueblo
en disfraz de anior, y con esa· _eterna hambre
mexicana de la gran protección amorosa que se
dé sin regateo, por puro acto de donación, s6lo
puede conseguir engañar, robar, seducir...
102
,.\Al, agente__ Pérez, �l azar y .su fama de. ·sumiso
actor, de obediente cumplidor, :de callado y eficaz
cazador de hombres, lo colocaron en Uli _ peldaño
intermedio al poder. El agente comprendió_ pron­
to al mundo que le rodeaba; supo que arriba y•
abajo, en el cielo y en la tierra, la regla era de
violencia, la inseparable compañera para hacer
cumplir órdenes, para trabajar mejor, para no
molestar arriba, para ser más eficaz abajo, para
guardar el orden en una sociedad violenta y voraz.
Las agresiones recibidas de arriba despertaron
odios incubados en el pueblo, en la familia. ·Un.
día descubrió por fin el sentido de su pla ca y
su credencial, de la tolerancia de los jefes a sus
agresiones descaradas. En frente de él estaba la
gran urbe capitalina, pero �o enfrente sino abajo,
sometida, vencida, suya. Pronto empezó a luchar
y a golpear, para acabar estrangulando, quebran­
do· huesos y crán€os, atormentando a criminales
· inconfesos o renuentes; y un día, casi sin sentir,
empezó a robar al comerciante borracho, al pana­
dero trasnochado, imaginando que siempre podría
acusar a sus víctimas si era ·sorprendido. Esto se
le volvió un arte, y, aunque por rutina y eficien­
cia se cepó más· en los criminales, sus incursiones
entre los inocentes dejaron de ser raras. El tiene
_ poder y, _además, tantos cómplices que se sabe
. invisible, perdido entre la masa de los uniformes .
de sus compañeros·; no se _. sie11te aguja en un ·
103
 'pajar, está tranquilo porque se sabe paja del pa.. /
jar, y ya sería mala suerte que de las dos o tres
pajitas que se · descubren diariamente, por · haber
sobresalido mucho, él vaya a ser una de ellas:
para eso permanece en el· centro, en el fondo, y
allí está a gusto. Claro, hace componendas consigo
mismo: No, su señora ·no sabe· todo lo que hace,
tampoco sus hijos -¡Dios nos libre de ellof-, en
particular que lo supieran sus hijos, en especial
el hijo mayor que pronto será ingeniero, o el
que le sigue, que estudia para . contador.
Sus dos mundos están tan lejanos que está se­
guro que jamás se jUÍltarán. Los interrogatorios
en la Procuraduría le han dado más experiencia,
se siente cada día más ímpune.
De entre sus compañeros mexicanos es . él el
que tiene m':mos conflictos. Si acaso, resiente la
arbitraria autoridad.· de sus jefes; pero aun con
ella sus secretos y su silencio han logrado tran­
sacciones satisfactorias.
El agente Pérez sabe que no podrá juntar · sus
dos mundos; la única forma de que · esto suce­
diera sería o la penitenciaría o la vejez. Evitará ·
la primera, y, si no lo logra, fracasará... pero
no él sino sus hijos, en los que esta reconstruyen­
do su propia bondad. Pero si llega a viejo,· y lo
jubilan,. lo que ahora vive quedará atrás, olvida-
. do; entonces podrá poJier los dos pies en su hogar
porque entonces habrá podido realizar la gran
104
�eparación q�e su vida de violencia ha bµscado. ·
La reparación en sus hijos. S�be que él . mismo
nunca llegará a ser justo, a menos que la vejez.
lo obligue a ello; que su vida consistirá sobre todo ·
en destruir para neutralizar la destrucción, o· que
será destrucción a secas. Pero a su lado está crean­
do el espejo de sus hijos, en los que quiere mi- ·
rarse un día, antes de morir, para ver la imagen
remozada de. él mismo, vestida con sus mejores
galas, las galas que nunca h� podido creer pro�
pias, que nunca ha creído poder usar.
Y está el hermano del agente, Characo Pérez.
Characo. empezó a matar cuando alguien lo
quiso humillar; entonces sintió un odio incontro­
lable.· Si huyera, si no matara, en pueblos y ran­
cherías . lo. mirarían con una sonrisa, y todos se
dirían entre sí, co�o él lo ha hecho tantas veces:
"Characo le huyó a Fulano, le tiene miedo. Chá.­
raco no es macho." Eso sería el colmo de la hu-
. millación, ca:ería en la disolución de no ser nadie. .
·Hasta las mujeres sé reirían de él. Por eso, escon­
dido en su miedo, se fue a buscar la escopeta, y
ya con menos temor al sentirla en sus manos,
se vino a la vereda a esperar al enemigo.· Characo,
después de tantas vicisitudes y experiencias, si­
gue teniendo un miedo horroroso; pero para no
darse �enta de él y· para crear ante los demás ·
·105
 'pajar, está tranquilo porque se sabe paja del pa.. /
jar, y ya sería mala suerte que de las dos o tres
pajitas que se · descubren diariamente, por · haber
sobresalido mucho, él vaya a ser una de ellas:
para eso permanece en el· centro, en el fondo, y
allí está a gusto. Claro, hace componendas consigo
mismo: No, su señora ·no sabe· todo lo que hace,
tampoco sus hijos -¡Dios nos libre de ellof-, en
particular que lo supieran sus hijos, en especial
el hijo mayor que pronto será ingeniero, o el
que le sigue, que estudia para . contador.
Sus dos mundos están tan lejanos que está se­
guro que jamás se jUÍltarán. Los interrogatorios
en la Procuraduría le han dado más experiencia,
se siente cada día más ímpune.
De entre sus compañeros mexicanos es . él el
que tiene m':mos conflictos. Si acaso, resiente la
arbitraria autoridad.· de sus jefes; pero aun con
ella sus secretos y su silencio han logrado tran­
sacciones satisfactorias.
El agente Pérez sabe que no podrá juntar · sus
dos mundos; la única forma de que · esto suce­
diera sería o la penitenciaría o la vejez. Evitará ·
la primera, y, si no lo logra, fracasará... pero
no él sino sus hijos, en los que esta reconstruyen­
do su propia bondad. Pero si llega a viejo,· y lo
jubilan,. lo que ahora vive quedará atrás, olvida-
. do; entonces podrá poJier los dos pies en su hogar
porque entonces habrá podido realizar la gran
J04
�eparación q�e su vida de violencia ha bµscado. ·
La reparación en sus hijos. S�be que él . mismo
nunca llegará a ser justo, a menos que la vejez.
lo obligue a ello; que su vida consistirá sobre todo ·
en destruir para neutralizar la destrucción, o· que
será destrucción a secas. Pero a su lado está crean­
do el espejo de sus hijos, en los que quiere mi- ·
rarse un día, antes de morir, para ver la imagen
remozada de. él mismo, vestida con sus mejores
galas, las galas que nunca h� podido creer pro�
pias, que nunca ha creído poder usar.
Y está el hermano del agente, Characo Pérez.
Characo. empezó a matar cuando alguien lo
quiso humillar; entonces sintió un odio incontro­
lable.· Si huyera, si no matara, en pueblos y ran­
cherías . lo. mirarían con una sonrisa, y todos se
dirían entre sí, co�o él lo ha hecho tantas veces:
"Characo le huyó a Fulano, le tiene miedo. Chá.­
raco no es macho." Eso sería el colmo de la hu-
. millación, ca:ería en la disolución de no ser nadie. .
·Hasta las mujeres sé reirían de él. Por eso, escon­
dido en su miedo, se fue a buscar la escopeta, y
ya con menos temor al sentirla en sus manos,
se vino a la vereda a esperar al enemigo.· Characo,
después de tantas vicisitudes y experiencias, si­
gue teniendo un miedo horroroso; pero para no
darse �enta de él y· para crear ante los demás ·
105
 una falsa idea, no de _ su valor sino de su maldad,
se· decidió a matar. NQ. lo respetarán por valiente,
pero le temerán por matón. Ante su miedo y su
anhelo de reconocimiento social, Characo desvía
el camino y se aparta · por las ve:redas de una
falsa maldad. Porque lo que anda matando Cha­
raco, en barraiicas y .veredas, es la representación
humana de su miedo, de su temor a la inferio­
ridad.
·· Si Characo hubiera podido tener valor pai:-a · ser
· honrado y feliz, es cosa que _no es. fácil de juz­
gar; pero en su fantasía aparecen pleitos dere- .
chos; duelos en los que se enfrenta con valor. a
sus atacantes y acaba con ellos con habilidad y
audacia; y después vienen la· admiración y la
fidelidad y la compañía, mientras, al pasar, todos
admiran su caballo alazán, y las mujeres lo miran
a hurtadillas anhelantes de entregarse a él.
Characo quiere ser valiente, capaz de afron.:
tar sus mejores creencias y respetos, porque allí
adentro también Characo tiene su pequeño· altar
dedicado a la justicia y al amor, su pequeña ara
de paz y de ternura. Pero, siendo este altar
construcción de sentimientos informes que . aún
no encuentran palabras para expresarse (porque
tampoco las hay en su propia tierra), sigue guar­
dándolos · muy dentro de él, donde hasta duele
atisbar, o, si acaso, l_os acaricia en su imaginación.··
· En alguna parte está también la certeza de que,
106
106
si se mostrara bueno, las gentes se reirían de él
y pronto, además, lo matarían.
Characo quiere ser hombre, pero no sabiendo
cómo serlo, se dedica a decir a todos que lo es
porque puede destruir con la escopeta todo ·miedo
configurado en rival. · Quiere poder, quiere segu­
·
ridad, sobre todo, de que los signos .masculinos
estén en su lugar. Cuando la adquiera, vendrá la
paz y la tranquilidad.
Hace años, sin embargo, se dio cuenta de que .
por más que mata . no se siente bien sino en . el
rato en que bebe; cuando, abrazado a su amigo
el Quelele, le dice: "Quelele, yo de veras quiero a
la gente, de veras te quiero a ti, de veras eres mi
hermano." También Characo, como niño asustado,
de veras quiere saber que tiene mamá y un papá
qu� lo cuiden y muchas· hermanas que lo mimen.
De todos los mexicanos aquí descritos, Characo
es el más solitario; sólo le quedan la mujer y los
hijos, y·el Quelele ocasional de las parrandas, ese
hermano en cuya huidiza mirada adivina la falsa
confianza del· temor que le ti�ne, que él·. tanto .
quiso producir y que ahora lo aísla y lo deja en
tanta soledad. Por eso se pregunta en ; sus lamen­
tos: "¿Por qué en estos anchos campos mexicanos,
. donde hay tanta cobardía, se habla tanto de valor?
¿Por qué, silo que realmente existe es el miedo,
.·. todo mundo anda hablando de �esplantes y pro- ·
107
 una falsa idea, no de _ su valor sino de su maldad,
se· decidió a matar. NQ. lo respetarán por valiente,
pero le temerán por matón. Ante su miedo y su
anhelo de reconocimiento social, Characo desvía
el camino y se aparta · por las ve:redas de una
falsa maldad. Porque lo que anda matando Cha­
raco, en barraiicas y .veredas, es la representación
humana de su miedo, de su temor a la inferio­
ridad.
·· Si Characo hubiera podido tener valor pai:-a · ser
· honrado y feliz, es cosa que _no es. fácil de juz­
gar; pero en su fantasía aparecen pleitos dere- .
chos; duelos en los que se enfrenta con valor. a
sus atacantes y acaba con ellos con habilidad y
audacia; y después vienen la· admiración y la
fidelidad y la compañía, mientras, al pasar, todos
admiran su caballo alazán, y las mujeres lo miran
a hurtadillas anhelantes de entregarse a él.
Characo quiere ser valiente, capaz de afron.:
tar sus mejores creencias y respetos, porque allí
adentro también Characo tiene su pequeño· altar
dedicado a la justicia y al amor, su pequeña ara
de paz y de ternura. Pero, siendo este altar
construcción de sentimientos informes que . aún
no encuentran palabras para expresarse (porque
tampoco las hay en su propia tierra), sigue guar­
dándolos · muy dentro de él, donde hasta duele
atisbar, o, si acaso, l_os acaricia en su imaginación.··
· En alguna parte está también la certeza de que,
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si se mostrara bueno, las gentes se reirían de él
y pronto, además, lo matarían.
Characo quiere ser hombre, pero no sabiendo
cómo serlo, se dedica a decir a todos que lo es
porque puede destruir con la escopeta todo ·miedo
configurado en rival. · Quiere poder, quiere segu­
·
ridad, sobre todo, de que los signos .masculinos
estén en su lugar. Cuando la adquiera, vendrá la
paz y la tranquilidad.
Hace años, sin embargo, se dio cuenta de que .
por más que mata . no se siente bien sino en . el
rato en que bebe; cuando, abrazado a su amigo
el Quelele, le dice: "Quelele, yo de veras quiero a
la gente, de veras te quiero a ti, de veras eres mi
hermano." También Characo, como niño asustado,
de veras quiere saber que tiene mamá y un papá
qu� lo cuiden y muchas· hermanas que lo mimen.
De todos los mexicanos aquí descritos, Characo
es el más solitario; sólo le quedan la mujer y los
hijos, y·el Quelele ocasional de las parrandas, ese
hermano en cuya huidiza mirada adivina la falsa
confianza del· temor que le ti�ne, que él·. tanto .
quiso producir y que ahora lo aísla y lo deja en
tanta soledad. Por eso se pregunta en ; sus lamen­
tos: "¿Por qué en estos anchos campos mexicanos,
. donde hay tanta cobardía, se habla tanto de valor?
¿Por qué, silo que realmente existe es el miedo,
.·. todo mundo anda hablando de �esplantes y pro- ·
107

voéando y rubricando con su muerte· los ·aeseos·
·. e1los, tienen características infantiles y arcaicas�
de ser hombres?" -
Como no · sabe qué· contestar, busca palabras de
· amistad en el mezcal, palabras y _expresiones que
s6lo en él encuentra, porque entonces, por fin,
se permite llorar con el · transítorio ami�o y se
agarra de su cintura . en . abrazo de hermano y
le · dice: "Y mi papa les pegaba a todos, y más
· a mí, casi sin descanso; y yo tenía que trabajar
de sol a sol porque le tenía miedo, y cuando él
bebía, no más le pegaba en el lomo a mi-mama;
a veces me daban ganas de matarlo y luego me
· arrepentía. Y mi mama no más lloraba; pero tam- ·
. .
bién ella no más me quería para i� a traer la lena,
para ir a traer maíz y rastrojo; · sólo cuando es-
. tabq malo entonces sí me quería: me untaba sebo·
y me daba cocimiento."
Por eso Characo; ya crecido, · ya maduro, ya
peinando algunas canas, clama, llora, pide a su
madre en su mujer, cuando él se enfernia, el rato
de consentimiento a que- tiene derecho desde qut
nació� Entonces el terrible Characo se queja y se
refuerce· como 1ll1 niño. Por eso, taµibién, cuando
la salud vuelve, lo único que sabe y qúiere de. su
·mujeres exigir su absoluto, su total sometimiento.
De manera qué al ver a Characo y mirar ·-en
perspectiva lo que lo : hace . común con los otrós .
cuatro. mexicanos descritos, encontramos en su .
108
expresión social procesos que, siendo básicos para·­
Los adultos que así se manifiestan están tratando
de reproducir, de alguna · manera, satisfacciones
que los analistas llaman orales; que cuando se
frustran, son I exigidas en demanda sádica.· Im­
pulsos que alguna vez fueron pivote de una etapa
muy lejana de nuestra evolución infantil, que sin
duda fueron permitidos y gozados, mientras que
intentos subsecuentes de evolución o fueron re­
primidos ·o no encontraron clima adecuado· de
desarrollo ni imágenes parentales que permitieran
captar identificaciones sólidas, afectuosas y. ma-
duras.
En todos ellos, en- últim� instancia, aparecen . ·
preocupacióiles y sentiniieritos ambivalentes hacia
la madre y sus' representaciones simbólicas. Se
la · runa y busca, pero también se la odia y se
quiere destruirla.
O�ar, destruir o siquiera intentar destruir a. ·
la ma:dre que también se ama es un proceso que­
produce culpa; proceso de culpa que hasta hoy,
en apariencia, ningún mexicano puede tolerar y
elaborar, y por lo tanto tiene que buscar procesos·
defénsiv-0s que le permitan el · escape. Son ' estas
manifestaciones las que se han tratado de descri-
bir aquí, las agresivas y las hostiles. ·
; .
. 109 ·

voéando y rubricando con su muerte· los ·aeseos·
·. e1los, tienen características infantiles y arcaicas�
de ser hombres?" -
Como no · sabe qué· contestar, busca palabras de
· amistad en el mezcal, palabras y _expresiones que
s6lo en él encuentra, porque entonces, por fin,
se permite llorar con el · transítorio ami�o y se
agarra de su cintura . en . abrazo de hermano y
le · dice: "Y mi papa les pegaba a todos, y más
· a mí, casi sin descanso; y yo tenía que trabajar
de sol a sol porque le tenía miedo, y cuando él
bebía, no más le pegaba en el lomo a mi-mama;
a veces me daban ganas de matarlo y luego me
· arrepentía. Y mi mama no más lloraba; pero tam- ·
. .
bién ella no más me quería para i� a traer la lena,
para ir a traer maíz y rastrojo; · sólo cuando es-
. tabq malo entonces sí me quería: me untaba sebo·
y me daba cocimiento."
Por eso Characo; ya crecido, · ya maduro, ya
peinando algunas canas, clama, llora, pide a su
madre en su mujer, cuando él se enfernia, el rato
de consentimiento a que- tiene derecho desde qut
nació� Entonces el terrible Characo se queja y se
refuerce· como 1ll1 niño. Por eso, taµibién, cuando
la salud vuelve, lo único que sabe y qúiere de. su
·mujeres exigir su absoluto, su total sometimiento.
De manera qué al ver a Characo y mirar ·-en
perspectiva lo que lo : hace . común con los otrós .
cuatro. mexicanos descritos, encontramos en su .
108
expresión social procesos que, siendo básicos para·­
Los adultos que así se manifiestan están tratando
de reproducir, de alguna · manera, satisfacciones
que los analistas llaman orales; que cuando se
frustran, son I exigidas en demanda sádica.· Im­
pulsos que alguna vez fueron pivote de una etapa
muy lejana de nuestra evolución infantil, que sin
duda fueron permitidos y gozados, mientras que
intentos subsecuentes de evolución o fueron re­
primidos ·o no encontraron clima adecuado· de
desarrollo ni imágenes parentales que permitieran
captar identificaciones sólidas, afectuosas y. ma-
duras.
En todos ellos, en- últim� instancia, aparecen . ·
preocupacióiles y sentiniieritos ambivalentes hacia
la madre y sus' representaciones simbólicas. Se
la · runa y busca, pero también se la odia y se
quiere destruirla.
O�ar, destruir o siquiera intentar destruir a. ·
la ma:dre que también se ama es un proceso que­
produce culpa; proceso de culpa que hasta hoy,
en apariencia, ningún mexicano puede tolerar y
elaborar, y por lo tanto tiene que buscar procesos·
defénsiv-0s que le permitan el · escape. Son ' estas
manifestaciones las que se han tratado de descri-
bir aquí, las agresivas y las hostiles. ·
; .
109
 Los mexicanos, pues, allá muy dentro de �llos�
se sienten culpables, pero evitan darse cuenta de ·
su culpa y, desgraciadaniente para la búsqueda
de sus sol�ciones individuales y colectivas, desde
el punto de vista en que se colocan, son culpables;
sin valor para hacer algo constructivo con esos
sentimientos y causas.
Los mexicanos realmente agreden, matan o in­
tentar matar; realmente insultan de mil mane-
. ras,· y de mil maneras mienten y calumnian;
realmente se esconden en excusados y elevadores,
o en cualquier anonimato, y expresan su irrita­
ción o sus fantasías sexuales agresivas; realmen­
te roban dinero, tiempo, · trabajo, ··prestigio,
· hasta
amor y hasta odio.
Al no afrontar su propia culpa� buscan el es-
. cape. colectivo de la proyección en masa. "Yo no
robo, no más los que tienen oportunidad lo ha­
cen." "Yo no mato, matan los que pueden hacerlo
sin temor a las represalias." "Yo no miento, son
los demás· los que mienten." "Yo no anhelo des­
truir, matar, insultar, morder, patear, robar; es el
otro." Ese otro que en nuestra diaria conversación
es el que siempre está en falta. Ese otro, ingre­
diente básico, importantísimo protagonista, eterno
villano de la diaria película del oeste que cada
mio de nosotros se hace ilusión de vivir y en la
que cada uno de nosotros es el héroe, el muchacho
bueno, ·noble, ideal. Ese otro, en··última instancia,
110
es siempre la escondida mitad de nuestro yo, qué
nuestros púdicos, escandalizados · y horrorizados
ojos se avergüenzan de ver, y que, por lo tanto,
vemos con tan aguda claridad y flamiger� indig­
nación en el otro...
En otros niveles, encontraríamos la estructura
esquizoide del mexicano, su problema de múltiple
identidad ·que se expresa en su yo nacional. Pero
este tema ha sido tratado en otras ocasiones, en
este mismo programa de divulgación editórial. En
cambio, como últimas palabras del tema tratado,
vayan las siguientes especll.laciones:
Si vivimos proyectando en el exterior realidades
internas; si experimentamos nuestros impulsos de
satisfacción y nuestros más caros anhelos como .
tendencias que indefectiblemente rios llevarían a
sentirnos culpables · (porque son intentos de· sa�
tisfacer parte de nuestra personalidad que la otra
parte no tolera), si en la conducta diaria, múlti­
ple, constante, expresamos de. todas maneras las
dos facetas contradictorias, ¿qué podemos hacer
con eso?
El analista, por su entrenamiento, . pór el sen­
tido actual en el que se desarrolla su preparación
científica, experimenta constantemente el doble
impulso que a veces trabaja como doble limita­
ción: la de observar fría, distante é· intelectual-·
111
 Los mexicanos, pues, allá muy dentro de �llos�
se sienten culpables, pero evitan darse cuenta de ·
su culpa y, desgraciadaniente para la búsqueda
de sus sol�ciones individuales y colectivas, desde
el punto de vista en que se colocan, son culpables;
sin valor para hacer algo constructivo con esos
sentimientos y causas.
Los mexicanos realmente agreden, matan o in­
tentar matar; realmente insultan de mil mane-
. ras,· y de mil maneras mienten y calumnian;
realmente se esconden en excusados y elevadores,
o en cualquier anonimato, y expresan su irrita­
ción o sus fantasías sexuales agresivas; realmen­
te roban dinero, tiempo, · trabajo, ··prestigio,
· hasta
amor y hasta odio.
Al no afrontar su propia culpa� buscan el es-
. cape. colectivo de la proyección en masa. "Yo no
robo, no más los que tienen oportunidad lo ha­
cen." "Yo no mato, matan los que pueden hacerlo
sin temor a las represalias." "Yo no miento, son
los demás· los que mienten." "Yo no anhelo des­
truir, matar, insultar, morder, patear, robar; es el
otro." Ese otro que en nuestra diaria conversación
es el que siempre está en falta. Ese otro, ingre­
diente básico, importantísimo protagonista, eterno
villano de la diaria película del oeste que cada
mio de nosotros se hace ilusión de vivir y en la
que cada uno de nosotros es el héroe, el muchacho
bueno, ·noble, ideal. Ese otro, en··última instancia,
liO
es siempre la escondida mitad de nuestro yo, qué
nuestros púdicos, escandalizados · y horrorizados
ojos se avergüenzan de ver, y que, por lo tanto,
vemos con tan aguda claridad y flamiger� indig­
nación en el otro...
En otros niveles, encontraríamos la estructura
esquizoide del mexicano, su problema de múltiple
identidad ·que se expresa en su yo nacional. Pero
este tema ha sido tratado en otras ocasiones, en
este mismo programa de divulgación editórial. En
cambio, como últimas palabras del tema tratado,
vayan las siguientes especll.laciones:
Si vivimos proyectando en el exterior realidades
internas; si experimentamos nuestros impulsos de
satisfacción y nuestros más caros anhelos como .
tendencias que indefectiblemente rios llevarían a
sentirnos culpables · (porque son intentos de· sa�
tisfacer parte de nuestra personalidad que la otra
parte no tolera), si en la conducta diaria, múlti­
ple, constante, expresamos de. todas maneras las
dos facetas contradictorias, ¿qué podemos hacer
con eso?
El analista, por su entrenamiento, . pór el sen­
tido actual en el que se desarrolla su preparación
científica, experimenta constantemente el doble
impulso que a veces trabaja como doble limita­
ción: la de observar fría, distante é· intelectual-·
111
 mente el mundo psicológico que le rodea,_. y ásí
contribµir a la construcción del andamiaje teórico
de la cienda analítiqi, y la otra que, por su re­
ciente origen y su aún básica tradición terapéu­
tica, le incita a investigar y a actuar para curar.
Es. mi impresión: que el análisis no puede pre­
sentar aún o que, quizá, jamás podrá dar solucio-·
nes sociales básicas; pero el análisis puede con­
tribuir a que las soluciones que el hombre se ha
dado ya, o se d� en el futuro, puedan ser menos
destructoras para él mismo._ Y eso, siguien.<lo los
mismos lineamientos que le 4a . su ciencia,
. su téc­
·
nica y su propia calidad humana que le ha per"".
mitido adquirir esa ciencia y esa técnica.
.
Al entregarse el . analista, como más tarde sus
pacientes, a la expe_riencia analítica, al vivirla y, .
. con ello, hacer vivir con la propia experiencia
los conocimientos teóricos que adquiere, no hace
otta �osa que despojarse transitoriamente de . las
armaduras que su propia cultura ha creado, para
después verse a sí mismo y volver a escuchar�
mientras lo hace, las voces maternas y paternas
· que surgen del conjuro analítico y por la magia
de él mismo como paciente, en. boca del terapeuta.
. Nada más que, ahora, las voces ya no asustan
tanto, ya no son . tan terribles, tan implacables,
tan desdeñosas, · tan aniquilantes. Ahora, · en . el
. buen análisis, las voces son de veras maternales,
son de veras pate�ales; o también limitan, tam.: _
112
bién hieren, también parecen acusar, también a
veces parecen terribles. Pero lo · que hace posible
la continuación y la culminación de la experien­
cia analítica es que, en todo momento está enten:.
dida en el sólido .candelabro del terapeuta la llama
de la esperanza, y. es ésta llama de la esperanza
· la que .produce, · en · última instancia, la nueva
comunión del paciente, no con su terapeuta, sino
con ·Io bueno, lo mejor de sus verdaderos padres,
. ahora accesible a través de la paternidad y ma­
ternidad transitoria del terapeuta.
. ·De: manera que .el analista, cómo toda persona
que afronta ' el problema psicológico propio o el
dé lá .sociedad que le rodea, o todo hombre capaz '
de afrontar ·el problema de las complejidades psi­
cológicas de.. su. propia sociedad,· al ceder· a . la
instancia interna que le pide, ¿o le exige?, inter­
vención en la cultura. de su ambiente, tendrá que.
tener . en cuenta .esos principios que hoy por hoy
son básicos y que probablemente seguirán sien�
dolo mientras los prineipios en donde están ci­
mentadas nuestras técnicas y teorías sigan fir­
mes...
Ayudar al cambio de las conductas sociales ha­
cia conductas niás maduras, exige en cada · uno
de nosotros propósitos· e �tentos . de alcanzar esa
maduración. Exige dar validación en acción, en
relación humana, a lo bueno que ya está, y con­
frontar paciente y progresivamente a los hombres
·· 113
 mente el mundo psicológico que le rodea,_. y ásí
contribµir a la construcción del andamiaje teórico
de la cienda analítiqi, y la otra que, por su re­
ciente origen y su aún básica tradición terapéu­
tica, le incita a investigar y a actuar para curar.
Es. mi impresión: que el análisis no puede pre­
sentar aún o que, quizá, jamás podrá dar solucio-·
nes sociales básicas; pero el análisis puede con­
tribuir a que las soluciones que el hombre se ha
dado ya, o se d� en el futuro, puedan ser menos
destructoras para él mismo._ Y eso, siguien.<lo los
mismos lineamientos que le 4a . su ciencia,
. su téc­
·
nica y su propia calidad humana que le ha per"".
mitido adquirir esa ciencia y esa técnica.
.
Al entregarse el . analista, como más tarde sus
pacientes, a la expe_riencia analítica, al vivirla y, .
. con ello, hacer vivir con la propia experiencia
los conocimientos teóricos que adquiere, no hace
otta �osa que despojarse transitoriamente de . las
armaduras que su propia cultura ha creado, para
después verse a sí mismo y volver a escuchar�
mientras lo hace, las voces maternas y paternas
· que surgen del conjuro analítico y por la magia
de él mismo como paciente, en. boca del terapeuta.
. Nada más que, ahora, las voces ya no asustan
tanto, ya no son . tan terribles, tan implacables,
tan desdeñosas, · tan aniquilantes. Ahora, · en . el
. buen análisis, las voces son de veras maternales,
son de veras pate�ales; o también limitan, tam.: _
112
bién hieren, también parecen acusar, también a
veces parecen terribles. Pero lo · que hace posible
la continuación y la culminación de la experien­
cia analítica es que, en todo momento está enten:.
dida en el sólido .candelabro del terapeuta la llama
de la esperanza, y. es ésta llama de la esperanza
· la que .produce, · en · última instancia, la nueva
comunión del paciente, no con su terapeuta, sino
con ·Io bueno, lo mejor de sus verdaderos padres,
. ahora accesible a través de la paternidad y ma­
ternidad transitoria del terapeuta.
. ·De: manera que .el analista, cómo toda persona
que afronta ' el problema psicológico propio o el
dé lá .sociedad que le rodea, o todo hombre capaz '
de afrontar ·el problema de las complejidades psi­
cológicas de.. su. propia sociedad,· al ceder· a . la
instancia interna que le pide, ¿o le exige?, inter­
vención en la cultura. de su ambiente, tendrá que.
tener . en cuenta .esos principios que hoy por hoy
son básicos y que probablemente seguirán sien�
dolo mientras los prineipios en donde están ci­
mentadas nuestras técnicas y teorías sigan fir­
mes...
Ayudar al cambio de las conductas sociales ha­
cia conductas niás maduras, exige en cada · uno
de nosotros propósitos· e �tentos . de alcanzar esa
maduración. Exige dar validación en acción, en
relación humana, a lo bueno que ya está, y con­
frontar paciente y progresivamente a los hombres
113
que nos rodean con su propia problemática, siem�
pre protegidos, siempre alumbrados por esa llama
de esperanza que tiene que surgir de los conteni..
dos de amor que ya llevamos en nuestras vidás.
Todo humano, en cualquier profesión, en cual­
quier clase social, en - cualquier destino, cuando
ha conservado su flexibilidad psicológica o ha al�
canzado las cercanías de la madurez, sabe cons­
ciente o inconscientemente que éste es él camino
a seguir; sabe tolerar y esperar, pero sabe tam­
bién integrarse más y más, buscar soluciones que
le permitan convivir con un mundo desintegrado
sin desintegrarse forzosamente, y alcanzar no sólo··
el respeto de sí mismo, · sino la posibilidad de
validar paternalmente en otro's esa esperanza de
que. hoy, y mañana, y - pasado· mañana, podemos .
construir un mundo mejor a través de acciones
básicamente amorosas, mientras vamos aprendien­
do a controlar y a mejorar el manejo de nuestras
acciones básicamente destructivas.
114
-Es niña -dijo la alumbradora de lo� par�
·tos.
. ·-
-1·A·y....t Es runa.
-Sí. Niña.
-Niña. ¡Es niña! -repitieron en· queja
las mujeres. Luego se hizo el silencio, y to. ·
das se pusieron tristes.
La madre, sudorosa y adolorida,. lanzó
un suspiro. Se compadeció a sí misma.
. El padre oyó a· las mujeres y . dejó de
hacer figuras con el machete en la tierra
mojada.· Sintió cólera contra la madre y con­
- tra la niña. rNiña, para moler maíz! ¡Nifü1,
para el metate! Y sólo dos hijos para uncir
· el arado, rayar la tierra, sembrar, escard ar
la milpa. Adentro se sintió partido, menos.
hombre. Se· sintió hombre y mujer. Una hija
que Se huirá, que los abandonará, que eu­
gañará , a todos, que se deshonrará.
· Un hombre vendrá, cuando él ya esté
- .
viejo, y se la robará, la gozará. .. y él ten-
- drá que aceptar la humillación o pelear y·
matar. Sintió más cólera y no quiso pensar
más. Su rencor se volvió todo contra. la pa�
rida. De adentro le salieron palabras que no,
115
que nos rodean con su propia problemática, siem�
pre protegidos, siempre alumbrados por esa llama
de esperanza que tiene que surgir de los conteni..
dos de amor que ya llevamos en nuestras vidás.
Todo humano, en cualquier profesión, en cual­
quier clase social, en - cualquier destino, cuando
ha conservado su flexibilidad psicológica o ha al�
canzado las cercanías de la madurez, sabe cons­
ciente o inconscientemente que éste es él camino
a seguir; sabe tolerar y esperar, pero sabe tam­
bién integrarse más y más, buscar soluciones que
le permitan convivir con un mundo desintegrado
sin desintegrarse forzosamente, y alcanzar no sólo··
el respeto de sí mismo, · sino la posibilidad de
validar paternalmente en otro's esa esperanza de
que. hoy, y mañana, y - pasado· mañana, podemos .
construir un mundo mejor a través de acciones
básicamente amorosas, mientras vamos aprendien­
do a controlar y a mejorar el manejo de nuestras
acciones básicamente destructivas.
114
-Es niña -dijo la alumbradora de lo� par�
·tos.
. ·-
-1·A·y....t Es runa.
-Sí. Niña.
-Niña. ¡Es niña! -repitieron en· queja
las mujeres. Luego se hizo el silencio, y to. ·
das se pusieron tristes.
La madre, sudorosa y adolorida,. lanzó
un suspiro. Se compadeció a sí misma.
. El padre oyó a· las mujeres y . dejó de
hacer figuras con el machete en la tierra
mojada.· Sintió cólera contra la madre y con­
- tra la niña. rNiña, para moler maíz! ¡Nifü1,
para el metate! Y sólo dos hijos para uncir
· el arado, rayar la tierra, sembrar, escard ar
la milpa. Adentro se sintió partido, menos.
hombre. Se· sintió hombre y mujer. Una hija
que Se huirá, que los abandonará, que eu­
gañará , a todos, que se deshonrará.
· Un hombre vendrá, cuando él ya esté
- .
viejo, y se la robará, la gozará. .. y él ten-
- drá que aceptar la humillación o pelear y·
matar. Sintió más cólera y no quiso pensar
más. Su rencor se volvió todo contra. la pa�
rida. De adentro le salieron palabras que no,
115
 dijo. Pariendo hijas para más compro�eter­
lo, para quitarle fuerzas_ y orgullo, para que
las gentes se rían de él algún día.
La mujer p�da, sangr�do, avergonza­
da, aquietó sus quejas� La vieja alumbradora
terminó de fajarla. Las vecinas que estaban
ayudando envolvieron a la niña en un pe­
dazo· de sábana.
· · -¡Ay; linda, linda! �jo una-. Nada
más · veniste a· sufrir.
-Y a llorar por el . padre �jo otra-,
por los hermanos, por el hombre, por los
hijos.
· -A parir hijos con llanto; con tanto
dolor· -dijo la tercera.
El hombre oía. La cólera se le hizo rabia.
Cogió la reata y la trenzó para pegarles.
Pero la desenredó del puño. La soltó. Y crian­
do el coraje emp�zó a escocerle en las én-
trañas, se levantó y se fue a buscar en un .1 ·
' rincón, debajo de los ' costales, la botella de
mezcal.
La mujer parida, al verlo entrar, se hizo
pequeña. Cesó casi de respirar. Sintió más
humillación y más vergüenza. El hombre
salió con la botella· y se echó un trago largo.
Con el machete en una. mano y la botella·
en la otra, se fue hé!,sta la cerca. Allí_ des­
cargó un macheiazo contra un troncón viejo
116
y podrido. Saltó 1� · cerca_ luego y se fue a
buscar al compadre para seguir bebiendo.
En el cu�o; las mujeres se sin,tie:ron so­
las y volvieron a· hablar.
-Está muy bonita -dijo una-· ; · tiene
los. ojos zarcos y se parece a ti.· No· tiene
nada de· parecido con él.
-Se parece a tu mamá -dijo oti;a.
Le llevaron_ a la niña para que la viera.
La madre la miró y del fondo de su. humi­
llación, de su vergüenza, de su tristeza, vino
el sentimiento que había salido de por de�
. bajo de todo, para cada uno de sus hijos, en
el misino momento de verlos por primera
vez. Sintió hambre de la niña, de apretarla,·
de apachurrarla contra .su cuerpo, de lamer­
le la cara, de refundirla de nuevo en su pro-
. pia carne. Y luego, al revés, sintió que sus
brazos, sus manos y sus -dedos tenían . que
·• ·convertirse en. algodón para recoger a· la
e:ri
niña' la cuna Itiás suave.
Volvió a recogerse en su carne y, como
las veces antedores, el sentimiento se hiz�
todo el vivir. Por un momento se entrego
enteramente a lo que pasaba por ella, a sen­
tir que de lo más remoto de sus entrañas,
de piernas y brazos, de vientre y·· cabeza,
por mil caminos, se dirigían en tropel pe­
dazos de su propio cuerpo para llenarle el .
117
 dijo. Pariendo hijas para más compro�eter­
lo, para quitarle fuerzas_ y orgullo, para que
las gentes se rían de él algún día.
La mujer p�da, sangr�do, avergonza­
da, aquietó sus quejas� La vieja alumbradora
terminó de fajarla. Las vecinas que estaban
ayudando envolvieron a la niña en un pe­
dazo· de sábana.
· · -¡Ay; linda, linda! �jo una-. Nada
más · veniste a· sufrir.
-Y a llorar por el . padre �jo otra-,
por los hermanos, por el hombre, por los
hijos.
· -A parir hijos con llanto; con tanto
dolor· -dijo la tercera.
El hombre oía. La cólera se le hizo rabia.
Cogió la reata y la trenzó para pegarles.
Pero la desenredó del puño. La soltó. Y crian­
do el coraje emp�zó a escocerle en las én-
trañas, se levantó y se fue a buscar en un .1 ·
' rincón, debajo de los ' costales, la botella de
mezcal.
La mujer parida, al verlo entrar, se hizo
pequeña. Cesó casi de respirar. Sintió más
humillación y más vergüenza. El hombre
salió con la botella· y se echó un trago largo.
Con el machete en una. mano y la botella·
en la otra, se fue hé!,sta la cerca. Allí_ des­
cargó un macheiazo contra un troncón viejo
116
y podrido. Saltó 1� · cerca_ luego y se fue a
buscar al compadre para seguir bebiendo.
En el cu�o; las mujeres se sin,tie:ron so­
las y volvieron a· hablar.
-Está muy bonita -dijo una-· ; · tiene
los. ojos zarcos y se parece a ti.· No· tiene
nada de· parecido con él.
-Se parece a tu mamá -dijo oti;a.
Le llevaron_ a la niña para que la viera.
La madre la miró y del fondo de su. humi­
llación, de su vergüenza, de su tristeza, vino
el sentimiento que había salido de por de�
. bajo de todo, para cada uno de sus hijos, en
el misino momento de verlos por primera
vez. Sintió hambre de la niña, de apretarla,·
de apachurrarla contra .su cuerpo, de lamer­
le la cara, de refundirla de nuevo en su pro-
. pia carne. Y luego, al revés, sintió que sus
brazos, sus manos y sus -dedos tenían . que
·• ·convertirse en. algodón para recoger a· la
e:ri
niña' la cuna Itiás suave.
Volvió a recogerse en su carne y, como
las veces antedores, el sentimiento se hiz�
todo el vivir. Por un momento se entrego
enteramente a lo que pasaba por ella, a sen­
tir que de lo más remoto de sus entrañas,
de piernas y brazos, de vientre y·· cabeza,
por mil caminos, se dirigían en tropel pe­
dazos de su propio cuerpo para llenarle el .
117
117
pecho, para hacerlo redondo, para produ­
cirle la picazón de todo su dentro queriendo
salir en busca de la hija.
Otra vez sintió el ansia de alimentar, de
III. LA AGRESION EN LA MUJER·
acurrucar, de arrullar, de defender.
De entre la inextricable confusión de LA MUJER es eterno tema en Méxicó, en el fol­
tantos sentimi�ntos aprendidos que ya. no klore, en la literatura, en el ensayo; la mujer es
entendía, volvió a surgir uno que debió de
· buscada, vislumbrada, estudiada y penetrada. El
estar antes que todos. Entonces sintió ter­
hombre la mira tratando de compre�derla, pero
nura y volvió a ser madre. Se sintió tran.;. pronto abandona su actitud intelectual para juz­
quila y fuerte y ya no se vio sola. Miró a
garla, abandona las razones del pensar y obedece
la niña y su mirada llevó amor. Su níano las razones - de su pasión. Entonces aparece el
reseca y rugosa tocó con suavidad la sua:vi­ insulto y el odio, o la queja, la tristeza, la exal­
dad de la · carita roja, roja como camarón
tada expresión de amor y el reconocimiento de · _
cocido.
su perfección.
Se acomodó- en la cama, hizo lugar para
La mujer es, así, amada y od1ada, anhelada
la niña. La miró sonriendo y empezó a pro­
y rechazada, reverenciada· y despreciada, porque
teger con su propio calor, con su propia
los sentimientos expresados por. el. mexicano hacia
carne, el calor y la carne de la hija. La
_ la m�jer son ambivalentes. Esta ambivalencia� -
niña dejó de llorar, su silencio
... se hizo sue:-
. cuyas raíces han sido estudiadas por el psicoaná- ...
ño, luego empezó. a dormir. .
lisis, es típica y caracteriza casi en extensión na­
En alguna parte de México, una niña cional un elemento básico de la relación humana
había nacido.
en este país.
Este problema hace ya prever -la gran dificul­
tad de comprender y aceptar a la mujer· mexicana
en lo que �s. También permite saber de antemano
que el estudio científico de su psicología será di­
fícil, porque la ambivalencia no· s4lo se presentará

119
118
pecho, para hacerlo redondo, para produ­
cirle la picazón de todo su dentro queriendo
salir en busca de la hija.
Otra vez sintió el ansia de alimentar, de
acurrucar, de arrullar, de defender.
De entre la inextricable confusión de
tantos sentimi�ntos aprendidos que ya. no
entendía, volvió a surgir uno que debió de
estar antes que todos. Entonces sintió ter­
nura y volvió a ser madre. Se sintió tran.;.
quila y fuerte y ya no se vio sola. Miró a
la niña y su mirada llevó amor. Su níano
reseca y rugosa tocó con suavidad la sua:vi­
dad de la · carita roja, roja como camarón
cocido.
Se acomodó- en la cama, hizo lugar para
la niña. La miró sonriendo y empezó a pro­
teger con su propio calor, con su propia
carne, el calor y la carne de la hija. La
niña dejó de llorar, su silencio
. ... se hizo sue:-
ño, luego empezó. a dormir. .
En alguna parte de México, una niña
había nacido.
. 118
III. LA AGRESION EN LA MUJER·
LA MUJER es eterno tema en Méxicó, en el fol­
klore, en la literatura, en el ensayo; la mujer es
· buscada, vislumbrada, estudiada y penetrada. El
hombre la mira tratando de compre�derla, pero
pronto abandona su actitud intelectual para juz­
garla, abandona las razones del pensar y obedece
las razones - de su pasión. Entonces aparece el
insulto y el odio, o la queja, la tristeza, la exal­
tada expresión de amor y el reconocimiento de · _
su perfección.
La mujer es, así, amada y od1ada, anhelada
y rechazada, reverenciada· y despreciada, porque
los sentimientos expresados por. el. mexicano hacia
_ la m�jer son ambivalentes. Esta ambivalencia� -
cuyas raíces han sido estudiadas por el psicoaná- ...
lisis, es típica y caracteriza casi en extensión na­
cional un elemento básico de la relación humana
en este país.
Este problema hace ya prever -la gran dificul­
tad de comprender y aceptar a la mujer· mexicana
en lo que �s. También permite saber de antemano
que el estudio científico de su psicología será di­
fícil, porque la ambivalencia no· s4lo se presentará
119
 ,en la sociedad, sino que tenderá en alguna · forma
a invadir al observador. De hecho, todo lo que se
ha esctito hasta la actualidad de la mujer mexi­
cana (eri su mayor parte, obra de hombres) pre­
senta en forma vívida··1a ambivalencia señalada.
Las causas de esa· doble actitud determinan
el fenómeno característico de dividir a la mujer,
de fragmentarla y de usar las partes resultantes
para formar los · prototipos y las idealizaciones
aceptables ·a todos los mencanos en- general.' Al-
.. gunos de esos prototipos han sido ya antes descri­
tos y �atizados hasta la saciedad. Así, 1a mujer
madre · siempre es descrita como abnegada · hasta
el último sacrificio; por ello es reverenciada. No
es raro que el mexicano, al hablar de su madre, ·
· al recordarla, lo haga con lágrimas en los ojos y
vea · en ella la representación de lo más noble,
de lo magnüico,- de lo valioso de la femineidad.
La representación parcial de la - mujer .se ma-
nHiesta claramente en lo colectivo social, .en fe­
. nomenología que ha sido muchas veces descrita.
. Los . mayores insultos a los mexicanos se centran
. alrededor de Ja . madre. Los sentimientos más
desaprobados socialmente son los que expresan
·hostilidad o ingratitud a la propia madre, aunque
. -bueno · es consignarlo- la ambivalencia apa-
rece ocasionalmente aun e;n esta área y también
. �xisten.expresiones desvalorativas tales como -"Va�
· le pura madre"; _sin embargo,- ·tales. expresiones
120
· �e . utilizan - co�- cuidadosa· itnpers()nalidad: para
_-·po,der filtrar por ahí el sentimiento inconsciente
· y, · al mismo tiempo,_ hacer poco . perceptiva . fa
implicación agresiva a la _ madre del qúe usa 1a
· expresión, que a .. su vez sentiría una gran rabia
vindicativa si un minuto después de que· ha uti-·
lizado esa calificación otro· le dijese que su madre
vale· pura madre. .
· Por la identificación que tiene con su madre,
y · por la herida narcisista que le producen, el
. µiexic�o no puede tolerar los insultos dirigidos
_ a-ella, insultos de variadísima riqueza psicológica
·y _lexicográfica; sin embargo, puede llegar a su­
. ·• frirlos si se da el tácito acuerdo inconsciente de
que · 1as alusiones dé sus amigos. a su madre. no
son insultos, sino· pequeñas puyas expresadas con
. - �afecto.
En el área religiosa, la expresión más frecuen-
. - teniente mencionada y estudiada es la_ extrapola- _ .
ci6n que los mexican9s hacen de su vida familiar
- a la. sentimentalidad · religiosa, donde la Virgen
de Guqdalupe se ha convertido en la realizacion
del- sentimiento popular de búsqueda de la ma.dré
. poderosa hasta la divinidad, benigna· hasta el con­
sentimiento,· tierna - hasta el arrullo eterno, fiel
e infinitamente g�erosa: El pueblo desea . creer
· en esta Virgen, · por eso la ha erigido con poca
, ortodoxia cristiana, con poco respeto litúrgico, en
una casi-diosa-madre.
,. '121
 ,en la sociedad, sino que tenderá en alguna · forma
a invadir al observador. De hecho, todo lo que se
ha esctito hasta la actualidad de la mujer mexi­
cana (eri su mayor parte, obra de hombres) pre­
senta en forma vívida··1a ambivalencia señalada.
Las causas de esa· doble actitud determinan
el fenómeno característico de dividir a la mujer,
de fragmentarla y de usar las partes resultantes
para formar los · prototipos y las idealizaciones
aceptables ·a todos los mencanos en- general.' Al-
.. gunos de esos prototipos han sido ya antes descri­
tos y �atizados hasta la saciedad. Así, 1a mujer
madre · siempre es descrita como abnegada · hasta
el último sacrificio; por ello es reverenciada. No
es raro que el mexicano, al hablar de su madre, ·
· al recordarla, lo haga con lágrimas en los ojos y
vea · en ella la representación de lo más noble,
de lo magnüico,- de lo valioso de la femineidad.
La representación parcial de la - mujer .se ma-
nHiesta claramente en lo colectivo social, .en fe­
. nomenología que ha sido muchas veces descrita.
. Los . mayores insultos a los mexicanos se centran
. alrededor de Ja . madre. Los sentimientos más
desaprobados socialmente son los que expresan
·hostilidad o ingratitud a la propia madre, aunque
. -bueno · es consignarlo- la ambivalencia apa-
rece ocasionalmente aun e;n esta área y también
. �xisten.expresiones desvalorativas tales como -"Va�
· le pura madre"; _sin embargo,- ·tales. expresiones
: 120
· �e . utilizan - co�- cuidadosa· itnpers()nalidad: para
_-·po,der filtrar por ahí el sentimiento inconsciente
· y, · al mismo tiempo,_ hacer poco . perceptiva . fa
implicación agresiva a la _ madre del qúe usa 1a
· expresión, que a .. su vez sentiría una gran rabia
vindicativa si un minuto después de que· ha uti-·
lizado esa calificación otro· le dijese que su madre
vale· pura madre. .
· Por la identificación que tiene con su madre,
y · por la herida narcisista que le producen, el
. µiexic�o no puede tolerar los insultos dirigidos
_ a-ella, insultos de variadísima riqueza psicológica
·y _lexicográfica; sin embargo, puede llegar a su­
. ·• frirlos si se da el tácito acuerdo inconsciente de
que · 1as alusiones dé sus amigos. a su madre. no
son insultos, sino· pequeñas puyas expresadas con
. - �afecto.
En el área religiosa, la expresión más frecuen-
. - teniente mencionada y estudiada es la_ extrapola- _ .
ci6n que los mexican9s hacen de su vida familiar
- a la. sentimentalidad · religiosa, donde la Virgen
de Guqdalupe se ha convertido en la realizacion
del- sentimiento popular de búsqueda de la ma.dré
. poderosa hasta la divinidad, benigna· hasta el con­
sentimiento,· tierna - hasta el arrullo eterno, fiel
e infinitamente g�erosa: El pueblo desea . creer
· en esta Virgen, · por eso la ha erigido con poca
, ortodoxia cristiana, con poco respeto litúrgico, en
una casi-diosa-madre.
121
 Los mexicanos creen que si la figura· más -
amada y respetada en. -la tierra · mexicana es la
madre, lo mismo debe suceder en el cielo, y si
_Jesús se comporta en el cielo como un buen hijo
al uso mexicano, lo mejor es recurrir a la Madre
y no-al Hijo; porque un hijo que no complaciera
a su madre sería de lo más malo y despreciable.
Por eso, el mexicano, en· su religiosidad centrada
en la - Virgen, se permite toda clase de desmanes;
ya más tarde habrá siempre tiempo de ir a verla,
· de -llevarle unas flores y rezade una oración, de
ir al santuario como quien vuelve a la casa ma­
terna, nada más a estar allí, no importa qué cri­
men o qué pecado se haya cometido, no importa
cuántos crímenes o pecados sé tenga premeditado
cometer. La Virgen, como la madre mexicana,
siempre se . sentirá contenta de ver regresar ál
· -hijo, siempre encontrará justificación para el olvi- ·.
do o la desobediencia, y siempre terminará dicien­
do como todas las madres mexicanas: "Sí, es cier­
to; hizo tal cosa o tal otra, es malo, es borracho,
és criminal, es mujeriego, es jugador. . . pero es
mi hijo ¿qué voy a hacer?" Los mexicanos supo­
nen que en el cielo prácticamente tal es la única
conversación que tienen la Vírgen y Jesús, y que
-Jesús, impotente ante el amor y el respeto a_ su
madre, nada más - puede menear la cabeza y per-.
· 'donar a los hijos humanos, · como si todo fuese ·
sólo simpl� travesura.
122
Junto ala figura matem�, la-fantasía popular,
la expresión folklórica, la leyenda, · el mito, la
elaboración literaria hablan de otra muj�r que
aísla, que separa tajantemente de la maclr'e. _Esta ·
otra mujer es horribl� porque · abandona, despre- ·
cia, engaña, es infiel. De esta mujer, el mexicano
habla utilizando con toda liberalidad el lenguaje
hostil, que es tan amplio y expresivo en su ,espa­
ñol y que- sabe manejar con tanta habilidad. De
ella, expresa con toda libertad y sentimiento su
odio y · su desprecio. Se recrea describiendo los
ataques que le hace; sus venganzas; la maldice,
1a· acusa, se queja de ella porque lo elude, lo en­
gaña, se prostituye, lo traiciona, es cruel o inacce­
sible, o fría y destructora. Todos estos insultos
o acusaciones van siempre precedidos de la causa
· de por qué es ella así: esa horrible mujer no amó
al hombre o al héroe del cuento, canción o le­
. j enda.
1
Esta otra mujer, por acuerdo generál del me-
xicano, _ no es real. Esta mujer es para contar ·
sucedidos que le pasaron a otro; es la mujer de
las leyendas; de las obras literarias que sacuden,
de las historias de interminables episodios que
pasan por radio, o incluso · es la mujer fantástica
. que algunas madres . presentan a sus hijos -pe­
queños caperucitas- como lobas feroces que ace­
chan en el·· mundo sombrío y malvado•
123
 Los mexicanos creen que si la figura· más -
amada y respetada en. -la tierra · mexicana es la
madre, lo mismo debe suceder en el cielo, y si
_Jesús se comporta en el cielo como un buen hijo
al uso mexicano, lo mejor es recurrir a la Madre
y no-al Hijo; porque un hijo que no complaciera
a su madre sería de lo más malo y despreciable.
Por eso, el mexicano, en· su religiosidad centrada
en la - Virgen, se permite toda clase de desmanes;
ya más tarde habrá siempre tiempo de ir a verla,
· de -llevarle unas flores y rezade una oración, de
ir al santuario como quien vuelve a la casa ma­
terna, nada más a estar allí, no importa qué cri­
men o qué pecado se haya cometido, no importa
cuántos crímenes o pecados sé tenga premeditado
cometer. La Virgen, como la madre mexicana,
siempre se . sentirá contenta de ver regresar ál
· -hijo, siempre encontrará justificación para el olvi- ·.
do o la desobediencia, y siempre terminará dicien­
do como todas las madres mexicanas: "Sí, es cier­
to; hizo tal cosa o tal otra, es malo, es borracho,
és criminal, es mujeriego, es jugador. . . pero es
mi hijo ¿qué voy a hacer?" Los mexicanos supo­
nen que en el cielo prácticamente tal es la única
conversación que tienen la Vírgen y Jesús, y que
-Jesús, impotente ante el amor y el respeto a_ su
madre, nada más - puede menear la cabeza y per-.
· 'donar a los hijos humanos, · como si todo fuese ·
sólo simpl� travesura.
122
Junto ala figura matem�, la-fantasía popular,
la expresión folklórica, la leyenda, · el mito, la
elaboración literaria hablan de otra muj�r que
aísla, que separa tajantemente de la maclr'e. _Esta ·
otra mujer es horribl� porque · abandona, despre- ·
cia, engaña, es infiel. De esta mujer, el mexicano
habla utilizando con toda liberalidad el lenguaje
hostil, que es tan amplio y expresivo en su ,espa­
ñol y que- sabe manejar con tanta habilidad. De
ella, expresa con toda libertad y sentimiento su
odio y · su desprecio. Se recrea describiendo los
ataques que le hace; sus venganzas; la maldice,
1a· acusa, se queja de ella porque lo elude, lo en­
gaña, se prostituye, lo traiciona, es cruel o inacce­
sible, o fría y destructora. Todos estos insultos
o acusaciones van siempre precedidos de la causa
· de por qué es ella así: esa horrible mujer no amó
al hombre o al héroe del cuento, canción o le­
. j enda.
1
Esta otra mujer, por acuerdo generál del me-
xicano, _ no es real. Esta mujer es para contar ·
sucedidos que le pasaron a otro; es la mujer de
las leyendas; de las obras literarias que sacuden,
de las historias de interminables episodios que
pasan por radio, o incluso · es la mujer fantástica
. que algunas madres . presentan a sus hijos -pe­
queños caperucitas- como lobas feroces que ace­
chan en el·· mundo sombrío y malvado•
123
 Junto a las dos mujeres- antes. descrita� hay _
otras; · unas pertenece� a la realidad, otras son
. fragmentos de realidad mezcladós con . fantasía
o idealización.
En el área de estos tipos están las "mujeres
buenas'' y- las "mujeres malas". Estas dos mujeres
. son en parte realidad, en parte idealización y
.,
proyeccion.
La mujer '�buena" es para el me:ncano, antes
que todo y · por encima de todo, una mujer casta;
no sólo físicamente, es decir, con el _himen in­
tacto, sino llena de· inocenéia y candor. Esta ino­
cencia presupone que la mujer "buena" no tiene
ni ha tenido jamás ideas sexuales y muého me­
nos impulsos o experienci,as, aunque sean míni-.
mas, y desde luego ni por asomo genitales.
Esta mujer "bµena" es una bella durmiente
sexual, pero en cambio tiene que ser un océano
de ternura, tiene que saber muchísimo de ·amor,
de cariño, de saber dar al amado (cuando llegue)
. toda la comprensión, la protección·, el consuelo,
· el animo, la_ esperanza, la ambición, la voluntad,
la fe, etc., que . él necesite.
La mujer "buena" es la · que el mexicano
destina - en sus sueños y esperanzas para futura
noyia; es la única que él cree valiosa para darle
ese rango;. es la única q.ue, por tener valor,
. . . puede
compartirlo y hacer valioso al ho�bre q�e la �n-
124
cuentre o �orno se estila decir-. que tenga la
dicha de encontrarla. ·
Junto a: la mujer "buena" y en opu�sto para­
lelismo _ está la mujer "mala". La frontera 'de· la
mujer· "mala" fue muy clara hasta un pasado: ..
muy reciente; con los cambios de la época y la
�últiple . problemática social de las grandes ciu­
dades Y de las provincias, esta frontera· está · en
es�os tiempos un poco indefinida. P_ara unos -eni-
pieza en aquellas mujeres que permiten al hom­
bre ·algunas · pequeñas libertades · sexuales; para
otros empieza· realmente en _la falta· de integridad
del 'himen. La · mujer ''mala", básicamente, es
una mujer que . ya tiene experiencia sexual, que
es media virgen o que no· lo es del todo. Las mu.,
jeres "malas" se prestan a satisfac"er sexualmente
al hombre: Unas lo hacen por dinero, y esto es·
considerado por el. hombre como · 10 más despre-
- tiable; · porque carece • de continencia sexual y
. tiene. que pagarle dinero,. a veces arduamente
ganado. Lo que aumenta su desprecio y su enojo
es · fa diferencia de lo que- le · cuesta ganar el
dinero a él, y lo que repr_esenta ganarlo· para ella.
Otras lo· hacen por sus propias urgencias sexuales.
Otras más porque se enamoran del hombre, con
el que terminan relacionándose sexualmente. Sea
cuál sea �a razón, no importa que haya amor en
la mujer, que · sólo haya interés_ sexual-pasajero" o
ún · simple comercio económico · a · través · de la
125'
 Junto a las dos mujeres- antes. descrita� hay _
otras; · unas pertenece� a la realidad, otras son
. fragmentos de realidad mezcladós con . fantasía
o idealización.
En el área de estos tipos están las "mujeres
buenas'' y- las "mujeres malas". Estas dos mujeres
. son en parte realidad, en parte idealización y
.,
proyeccion.
La mujer '�buena" es para el me:ncano, antes
que todo y · por encima de todo, una mujer casta;
no sólo físicamente, es decir, con el _himen in­
tacto, sino llena de· inocenéia y candor. Esta ino­
cencia presupone que la mujer "buena" no tiene
ni ha tenido jamás ideas sexuales y muého me­
nos impulsos o experienci,as, aunque sean míni-.
mas, y desde luego ni por asomo genitales.
Esta mujer "bµena" es una bella durmiente
sexual, pero en cambio tiene que ser un océano
de ternura, tiene que saber muchísimo de ·amor,
de cariño, de saber dar al amado (cuando llegue)
. toda la comprensión, la protección·, el consuelo,
· el animo, la_ esperanza, la ambición, la voluntad,
la fe, etc., que . él necesite.
La mujer "buena" es la · que el mexicano
destina - en sus sueños y esperanzas para futura
noyia; es la única que él cree valiosa para darle
ese rango;. es la única q.ue, por tener valor,
. . . puede
compartirlo y hacer valioso al ho�bre q�e la �n-
124
cuentre o �orno se estila decir-. que tenga la
dicha de encontrarla. ·
Junto a: la mujer "buena" y en opu�sto para­
lelismo _ está la mujer "mala". La frontera 'de· la
mujer· "mala" fue muy clara hasta un pasado: ..
muy reciente; con los cambios de la época y la
�últiple . problemática social de las grandes ciu­
dades Y de las provincias, esta frontera· está · en
es�os tiempos un poco indefinida. P_ara unos -eni-
pieza en aquellas mujeres que permiten al hom­
bre ·algunas · pequeñas libertades · sexuales; para
otros empieza· realmente en _la falta· de integridad
del 'himen. La · mujer ''mala", básicamente, es
una mujer que . ya tiene experiencia sexual, que
es media virgen o que no· lo es del todo. Las mu.,
jeres "malas" se prestan a satisfac"er sexualmente
al hombre: Unas lo hacen por dinero, y esto es·
considerado por el. hombre como · 10 más despre-
- tiable; · porque carece • de continencia sexual y
. tiene. que pagarle dinero,. a veces arduamente
ganado. Lo que aumenta su desprecio y su enojo
es · fa diferencia de lo que- le · cuesta ganar el
dinero a él, y lo que repr_esenta ganarlo· para ella.
Otras lo· hacen por sus propias urgencias sexuales.
Otras más porque se enamoran del hombre, con
el que terminan relacionándose sexualmente. Sea
cuál sea �a razón, no importa que haya amor en
la mujer, que · sólo haya interés_ sexual-pasajero" o
ún · simple comercio económico · a · través · de la
125
actividad sexual, estas mujeres, dentro de esta
gran división, son "malas".
El hombre se cuida de amarlas; incluso teme
que. esto llegue a sucederle; pero considera nor­
mal engañarlas· e incluso abusar de ellas, si puede.
Tiene relaciones sexuales con estas mujeres sin .
sentir culpa · y jamás siente alguna clase de res­
ponsabilidad. En su interior, nunca se tocan el
mundo de las mujeres "buenas" y el de las "ma­
las".· Puede llevarle gállo a la novia _, mujer
"buena"-, con los más idealizados sentimientos,·
en los que no .se mezcla el más leve apetito sexual
consciente, y media hora más tarde estar en al-:
gún prostíbulo con una prostituta, o terminar la
noche con la amante. Amante. y prostituta son_
mujeres "malas", son mujeres que le permiten sa­
tisfacción sexual, pero que casi no son mujeres,
son "cosas" para usarlas o despreciarlas, o para
insultarlas, abandonarlas o huir de ellas cuando
tratan de apegarse d�masiado. Si apareciese allí ·
algún sentimiento, sería muy peligroso: se ama­
ría algo inferior y negativo y esto le restaría valor
al hombre.
El mexicano puede hacer con perfecta tran­
quilidad esta división de su vida· ( excepto cuando
tiene estándares morales o religiosos muy seve­
ros), y sentirse verdaderamente enamorado de su
novia ideal o de su pretendida; su amor queda
limpio, impoluto, por las relaciones sexuales late- ·
126
126
rales, porque ha logrado aislar en su interior . la .
vida sexual y la vida afectiva, viviendo. a ias mu­
jeres "buenas" y "malas" con los· atributos de
idealización o proyección destructiva de sus pro-
pios problemas. , .
Junto a las mujeres descritas están otras� La
pretendida, la novia, la esposa. La mujer preten­
dida, particularmente en la adolescencia y en la
temprana juventud, es casi en su totalidad una
idealización, en la que pocos elementos de la ·rea- .
lidad toma en cuenta el pretendiente. La preten­
dida es la mujer que reúne todas las perfecciones
y es la única ante la cual la mayor parte de los
mexicanos tratan de hacerse ·"buenos". La pre­
tendida tiene siempre la connotación de la mujer.
"buena" deso;ita; por eso despierta de repente
la conciencia y fa culpa del mexicano. No osa
pensar en ella sexualmente y se avergüenza in-
. tensalllente y se maldice si lo hace� La pret�ndida
es llllla mujer etérea, mezcla de espíritu, de ángel
con cuerpo humano. La influenda de la pretendi­
da es tan abrumado!amente poderosa que llega,
incluso, a producir en muchos de los pretendientes
pequeños períodos de · castidad, como previo acto
de· purificación para merecerla. Nada es suficien­
temente bueno para ofrecérselo, y toda la fantasía:
está ocupa�a en imaginarla, en estar con ella ·Y
rodearse con sus recuerdos, . en realización anti­
cipada _de · tierna . comprensión y· compañía. El
1�1
actividad sexual, estas mujeres, dentro de esta
gran división, son "malas".
El hombre se cuida de amarlas; incluso teme
que. esto llegue a sucederle; pero considera nor­
mal engañarlas· e incluso abusar de ellas, si puede.
Tiene relaciones sexuales con estas mujeres sin .
sentir culpa · y jamás siente alguna clase de res­
ponsabilidad. En su interior, nunca se tocan el
mundo de las mujeres "buenas" y el de las "ma­
las".· Puede llevarle gállo a la novia _, mujer
"buena"-, con los más idealizados sentimientos,·
en los que no .se mezcla el más leve apetito sexual
consciente, y media hora más tarde estar en al-:
gún prostíbulo con una prostituta, o terminar la
noche con la amante. Amante. y prostituta son_
mujeres "malas", son mujeres que le permiten sa­
tisfacción sexual, pero que casi no son mujeres,
son "cosas" para usarlas o despreciarlas, o para
insultarlas, abandonarlas o huir de ellas cuando
tratan de apegarse d�masiado. Si apareciese allí ·
algún sentimiento, sería muy peligroso: se ama­
ría algo inferior y negativo y esto le restaría valor
al hombre.
El mexicano puede hacer con perfecta tran­
quilidad esta división de su vida· ( excepto cuando
tiene estándares morales o religiosos muy seve­
ros), y sentirse verdaderamente enamorado de su
novia ideal o de su pretendida; su amor queda
limpio, impoluto, por las relaciones sexuales late- ·
126
rales, porque ha logrado aislar en su interior . la .
vida sexual y la vida afectiva, viviendo. a ias mu­
jeres "buenas" y "malas" con los· atributos de
idealización o proyección destructiva de sus pro-
pios problemas. , .
Junto a las mujeres descritas están otras� La
pretendida, la novia, la esposa. La mujer preten­
dida, particularmente en la adolescencia y en la
temprana juventud, es casi en su totalidad una
idealización, en la que pocos elementos de la ·rea- .
lidad toma en cuenta el pretendiente. La preten­
dida es la mujer que reúne todas las perfecciones
y es la única ante la cual la mayor parte de los
mexicanos tratan de hacerse ·"buenos". La pre­
tendida tiene siempre la connotación de la mujer.
"buena" deso;ita; por eso despierta de repente
la conciencia y fa culpa del mexicano. No osa
pensar en ella sexualmente y se avergüenza in-
. tensalllente y se maldice si lo hace� La pret�ndida
es llllla mujer etérea, mezcla de espíritu, de ángel
con cuerpo humano. La influenda de la pretendi­
da es tan abrumado!amente poderosa que llega,
incluso, a producir en muchos de los pretendientes
pequeños períodos de · castidad, como previo acto
de· purificación para merecerla. Nada es suficien­
temente bueno para ofrecérselo, y toda la fantasía:
está ocupa�a en imaginarla, en estar con ella ·Y
rodearse con sus recuerdos, . en realización anti­
cipada _de · tierna . comprensión y· compañía. El
127
 pretendiente es totalmente generoso de su persona
y posesiones para con ·-la pretendida; le canta
en las noches en serenatas románticas, le habla
y la busca sin. descanso, la ctibre de flores, la
llena de regalos, se siente agradecido de · que
acepte todo lo que le ofrece, y en esta aceptación
se siente más que recompensado.
Se decía antes que la mayoría de los_ preten­
dientes se expresan así porque existe otra gran
porci6n de adolescentes y jóvenes que nunca han
lograd.o sentir esto, ni nunca lo lograrán, y que .
se envanecen de ello. Para este grupo; la preten­
dida no es sino en mayor o menor grado un in-
tento consciente de sedu�ción cuya única finalidad,
será la conquista como antecedente- preliininai- de
., sexua; esta es·1a cu . empieza a ser percibida más en su totalidad; apa­
la agres1on 1 ' ·, lmmac1on
., de su
interés y el principio de su desligamiento de ella
para reiniciar el proceso con otra; pero él pre­
tendiente la abandona mucho antes si encuentra
que no puede obtener la satisfacción que desea.
Este grupo utiliza los mismos procedimientos que'
el otro, es tan activo y seductor como el anterior�
�
. .
pero todo lo que hace es un proceso fraudulento,
.. el noviazgo en este proceso; la inmens
conscientemente fraudulento. Para este. grupo, la
mujer pretendida siempre es potenciahn:ente
"mala", jamás puede percibir a la otra figura de
los demás mexicanos, 1a idealizadamente "buena'!;
asedio; de _ exploración, de tanteo, por el cua
el rechazo - que pueden recibir oéasiónalmente . -
no�o no s6ló . trata de despertar a _ la bella
nunca será visto cóino debido a la· ·virtud o a' la
nñente sino, si es posible, llegar a cohabitar con
128
. integridad moral, o a la madurez emocional y
sexual de la pretendida o de la novia; ·el fracaso
se achaca a la mala suerte, o a la propia inferio-
. ridad, pero la venganza interna de este tipo de
hombre es que esa malvada mujer que no le
otorgó satisfacción sexual a él, sí . se la otorgará
sin duda a otro, que por lo tanto es de antemano
envidiado, admirado y celado.
La novia no es una sola idea de mujer, es un
proceso en el que la idealización descrita .en el
primer grupo es vivida durante algún tiempo de
luna· de miel emocional. Inmediatamente después
de · este período, que puede ser de horas, días 6
meses, la novia idealizada, esa mujer "buena",
rece entonces ante la fantasía. y ante los ojos del
novio .ya no la etérea figura, sino la física forma
_que cada vez se va concretando más y más en
la
de la hembra. Tal proceso no sucede sin grande
s
dramas; ·culpas, intentos d� reconstrucción inte
rna
de la mujer idealizada de cuando fueron pre
ten"' .
dientes. Algunos, los menos, los muy pocos,
pasan
a mayoría
termina por descubrir y aceptar que la
novia· e$
una mujer, y por lo tanto "mala".
. De aquí en adelante se inicia un proceso. de
l el
dur-·
. )
··129
 pretendiente es totalmente generoso de su persona
y posesiones para con ·-la pretendida; le canta
en las noches en serenatas románticas, le habla
y la busca sin. descanso, la ctibre de flores, la
llena de regalos, se siente agradecido de · que
acepte todo lo que le ofrece, y en esta aceptación
se siente más que recompensado.
Se decía antes que la mayoría de los_ preten­
dientes se expresan así porque existe otra gran
porci6n de adolescentes y jóvenes que nunca han
lograd.o sentir esto, ni nunca lo lograrán, y que .
se envanecen de ello. Para este grupo; la preten­
dida no es sino en mayor o menor grado un in-
tento consciente de sedu�ción cuya única finalidad,
será la conquista como antecedente- preliininai- de
., sexua; esta es·1a cu . empieza a ser percibida más en su totalidad; apa­
la agres1on 1 ' ·, lmmac1on
., de su
interés y el principio de su desligamiento de ella
para reiniciar el proceso con otra; pero él pre­
tendiente la abandona mucho antes si encuentra
que no puede obtener la satisfacción que desea.
Este grupo utiliza los mismos procedimientos que'
el otro, es tan activo y seductor como el anterior�
�
. .
. integridad moral, o a la madurez emocional y
sexual de la pretendida o de la novia; ·el fracaso
se achaca a la mala suerte, o a la propia inferio-
. ridad, pero la venganza interna de este tipo de
hombre es que esa malvada mujer que no le
otorgó satisfacción sexual a él, sí . se la otorgará
sin duda a otro, que por lo tanto es de antemano
envidiado, admirado y celado.
La novia no es una sola idea de mujer, es un
proceso en el que la idealización descrita .en el
primer grupo es vivida durante algún tiempo de
luna· de miel emocional. Inmediatamente después
de · este período, que puede ser de horas, días 6
meses, la novia idealizada, esa mujer "buena",
rece entonces ante la fantasía. y ante los ojos del
novio .ya no la etérea figura, sino la física forma
_que cada vez se va concretando más y más en
la
de la hembra. Tal proceso no sucede sin grande
s
dramas; ·culpas, intentos d� reconstrucción inte
rna
de la mujer idealizada de cuando fueron pre
ten"' .

pero todo lo que hace es un proceso fraudulento, dientes. Algunos, los menos, los muy pocos,
pasan
.. el noviazgo en este proceso; la inmens
conscientemente fraudulento. Para este. grupo, la a mayoría
termina por descubrir y aceptar que la
mujer pretendida siempre es potenciahn:ente novia· e$
"mala", jamás puede percibir a la otra figura de una mujer, y por lo tanto "mala".
los demás mexicanos, 1a idealizadamente "buena'!; . De aquí en adelante se inicia un proceso. de
asedio; de _ exploración, de tanteo, por el cua
el rechazo - que pueden recibir oéasiónalmente . - l el
no�o no s6ló . trata de despertar a _ la bella
nunca será visto cóino debido a la· ·virtud o a' la dur-·
nñente sino, si es posible, llegar a cohabitar con
° .

128
)

129
 ella. La mayoría de los noviazgos mexicanos trans­
curren desde este punto de vista en el forcejeo
entre el hombre, solicitando, suplicando, amena­
zando, acusando para que · se le dé satisfacción
· sexual, y la más o menos prudente administración
de la mujer para ir· concediendo satisfacciones se'"
xuales parciales, que le permitan conservar · al
novio sin el temor que le produce la . devalua­
ción que sentirla si llegase al coito, devaluación
no sólo en ella, sino primordialmente ante la es­
cala de valores de él. En los_ noviazgo_s llamados
. ''felices" y que terminan en casamiento, llegan­
do virgen la desposada, o bien ha existido • el .
drama de la culpa · del novio·. y el intento de la
propia contención cada vez que se siente cerca de .
la posibilidad sexual, o ha habido el forcejeo an­
tes descrito, . aceptado a regañadientes y con re­
sentimientos pospuestos para después del matri­
monio, o bien tal cosa no ha tenido posibilidad
de presentárse, dado el escaso número de ocasio­
nes ( en la actualidad aún Jay vigilancia de · cha-
. perones; aunque están desapar.eciendo con gran
rapidez dentro de las costumbres sociales)�
Con cierta frecuencia en el pasado y cori ma­
yor en la actualidad, el hombre logra -su objeti­
vo sexual en el noviazgo, y estó de· inmediato lo
hace devaluar a la mujer, que así élitra· a-la e-a..
tegoría de ''mala;�� De ahí en adelante, éulpa,
desprecio y ne<;e$idad de satisfacción -sexual· gra�
130
130
tüita, ·· determinan las relaciones futuras ·. que en
su gran mayoría terminarán . en la retirada del
novio, con la general excusa de que no había
carifio, con la disculpa interna de que aquella·
mujer no era "muy segura" si se había entregado
a él, y que por lo tanto pertenecía a la categoría
delas mujeres "malas". Por supuesto tales situa­
ciones habitualmente se complican en las _clases
pobres, con embijrazos y con lujos · de madres sol
téré:\s. En las clases medias y altas, más insp:-ui:
::
das, incluso· en. medidas anticoncepti vas, curiosa�
.. .
.
mente también son frecuentes · los · embarazos.·
.
· Sólo que estos casos terminan cada vez en menos
hijos y más clientela y prestigio .para los médicos
que se dedican a la práctica del aborto. Se dice
"curi9samente!', porque a pesar de que los novios
de estas clases teóricamente temen el . embarazo,
piensan eviiarlo y poseen conocimientos antico11-
. ceptivos, el novio, por razones de su propia. psico�
logia, no .siente totahnente. soinetida a la mujer, .·
ni totalmente humillada y, poi lo tanto, él .mismo
no se ·s1ente vengado. y poderoso si µo la b'.unrlU:a
socialm_ent� con la "cicatriz en la cara" del _hijo,
si no la siente ligada a él ,en posesión continúa· y
sometimiento reasegurado · con ·el producto de ·am�
bos� Parél· este. tipó de. novio, el· hijo es una 'co�
decoración a su capacidad masculina de conquista,
de ,·agresióh y. de -poder sobre· 1a mujer, y .un: re­
aseguranúenio de ·que �de véras •sí ·es cierto, y todos.
181
 ella. La mayoría de los noviazgos mexicanos trans­
curren desde este punto de vista en el forcejeo
entre el hombre, solicitando, suplicando, amena­
zando, acusando para que · se le dé satisfacción
· sexual, y la más o menos prudente administración
de la mujer para ir· concediendo satisfacciones se'"
xuales parciales, que le permitan conservar · al
novio sin el temor que le produce la . devalua­
ción que sentirla si llegase al coito, devaluación
no sólo en ella, sino primordialmente ante la es­
cala de valores de él. En los_ noviazgo_s llamados
. ''felices" y que terminan en casamiento, llegan­
do virgen la desposada, o bien ha existido • el .
drama de la culpa · del novio·. y el intento de la
propia contención cada vez que se siente cerca de .
la posibilidad sexual, o ha habido el forcejeo an­
tes descrito, . aceptado a regañadientes y con re­
sentimientos pospuestos para después del matri­
monio, o bien tal cosa no ha tenido posibilidad
de presentárse, dado el escaso número de ocasio­
nes ( en la actualidad aún Jay vigilancia de · cha-
. perones; aunque están desapar.eciendo con gran
rapidez dentro de las costumbres sociales)�
Con cierta frecuencia en el pasado y cori ma­
yor en la actualidad, el hombre logra -su objeti­
vo sexual en el noviazgo, y estó de· inmediato lo
hace devaluar a la mujer, que así élitra· a-la e-a..
tegoría de ''mala;�� De ahí en adelante, éulpa,
desprecio y ne<;e$idad de satisfacción -sexual· gra�
130
tüita, ·· determinan las relaciones futuras ·. que en
su gran mayoría terminarán . en la retirada del
novio, con la general excusa de que no había
carifio, con la disculpa interna de que aquella·
mujer no era "muy segura" si se había entregado
a él, y que por lo tanto pertenecía a la categoría
delas mujeres "malas". Por supuesto tales situa­
ciones habitualmente se complican en las _clases
pobres, con embijrazos y con lujos · de madres sol
téré:\s. En las clases medias y altas, más insp:-ui:
::
das, incluso· en. medidas anticoncepti vas, curiosa�
.. .
.
mente también son frecuentes · los · embarazos.·
.
· Sólo que estos casos terminan cada vez en menos
hijos y más clientela y prestigio .para los médicos
que se dedican a la práctica del aborto. Se dice
"curi9samente!', porque a pesar de que los novios
de estas clases teóricamente temen el . embarazo,
piensan eviiarlo y poseen conocimientos antico11-
. ceptivos, el novio, por razones de su propia. psico�
logia, no .siente totahnente. soinetida a la mujer, .·
ni totalmente humillada y, poi lo tanto, él .mismo
no se ·s1ente vengado. y poderoso si µo la b'.unrlU:a
socialm_ent� con la "cicatriz en la cara" del _hijo,
si no la siente ligada a él ,en posesión continúa· y
sometimiento reasegurado · con ·el producto de ·am�
bos� Parél· este. tipó de. novio, el· hijo es una 'co�
decoración a su capacidad masculina de conquista,
de ,·agresióh y. de -poder sobre· 1a mujer, y .un: re­
aseguranúenio de ·que �de véras •sí ·es cierto, y todos.
131
 lo pueden ver y constatar, que él es un hombre
hecho y derecho.
Queda la esposa. . . Aquí, una vez más, el
hombre vive a la mujer como una ·síntesis de idea­
lizaciones. que resultan fracasadas · (porque, como
en toda idealización, reaparecen la agresión y la
· persecución escondidas),. por lo cual se siente en­
gañado, timado; realidades que lo confrontan con­
sigo mismo y que después de producirle numero.;
. esa·s numerosísimas familias, que . tiene confundi­
sos sentimientos de culpa, inferioridad y :rabia,· 1o
conducen habitualmente a las· soluciones de eva­
sión y huida del hogar, que es lo que determina ·
el· fenómeno observ�do en las grandes áreas mes­
tiza� de México, del padre, de1 marido ausentes.
.
Si la mujer, en el matrimonio, pide cariño,
afecto, dine�o o_ cualquier responsabilizaci6n · mas­
culina, el hombre siente de inmediato las deman­
das no de su esposa, sino de. su madre cuando
era pequeño, y percibe esas demandas. como exi�
gencias �e sometimiento· a_ la• esposa.· Esto revive·
todo el proceso, descrito en otr�s partes, de rebe­
lión a la madre como paso inicial para la reafir­
mación masculina de la preadolescencia. Para de­
fenderse de la reaparición de la madre, el marido
inicia su lucha contra la �posa, percibida como
dominante y absorbente· y por_ lo tanto· desmascu-
linizante.. El marido empieza su· huida hacia· el
traba�, hacia la ·a,.ntina; la peña d.e amigos� él
132
club, hacia otras mujeres, amantes o prostitutas,'·
en las que busGa el ·recibir sin esa mole$ta nece­
sidad de dar, y de dar a fuerzas. En las noches;
ya reconciliado Y ante la urgencia sexual? ,vuelve
a seducir o se hace las ilusiones de que de veras
ya no necesita a la esposa, pero que tiene que
cumplir con el débito matrimonial. El esposo
ausente entre los mexicanos no lo es tanto en
·las noches que no sea casi siempre el padre de
dos a nuestros economistas y sociólogos· y tan .
tranquilos y optimistas, al menos a este respecto,
a moralistas y ;religiosos.
. La esposa "idealización fracasada" lo es por­
que se rehusa a ser la madre ideal del . esposo me­
-�cano y no le consiente su falta de afecto, o
· porque se irrita cuando él la agrede, porque pide
el gasto en vez de dar al marido su "domingo",
porque se ocupa de los. hijos cuando él es el prin­
cipal necesitado de ella. Ella no le admira lo poco
o much� de admirable que él tiene, no lo respeta
sin juzgarlo, como la madre lo ha hecho o lo hace.
y lo mira muchas veces igual o peor de . como el
·marido mexicano se acepta a· sí mismo ser, ma�
nera de ser que él jamás se detiene a considerar
o a admitir que pudiese ser anormal.
La-esposa "realidad" es un ser humano como .
cualqui_er. otro, que el marido mexicano descubre
-hasta que se casa; que tiene su caráct-er propio,
133
 lo pueden ver y constatar, que él es un hombre
hecho y derecho.
Queda la esposa. . . Aquí, una vez más, el
hombre vive a la mujer como una ·síntesis de idea­
lizaciones. que resultan fracasadas · (porque, como
en toda idealización, reaparecen la agresión y la
· persecución escondidas),. por lo cual se siente en­
gañado, timado; realidades que lo confrontan con­
sigo mismo y que después de producirle numero.;
. esa·s numerosísimas familias, que . tiene confundi­
sos sentimientos de culpa, inferioridad y :rabia,· 1o
conducen habitualmente a las· soluciones de eva­
sión y huida del hogar, que es lo que determina ·
el· fenómeno observ�do en las grandes áreas mes­
tiza� de México, del padre, de1 marido ausentes.
.
Si la mujer, en el matrimonio, pide cariño,
afecto, dine�o o_ cualquier responsabilizaci6n · mas­
culina, el hombre siente de inmediato las deman­
das no de su esposa, sino de. su madre cuando
era pequeño, y percibe esas demandas. como exi�
gencias �e sometimiento· a_ la• esposa.· Esto revive·
todo el proceso, descrito en otr�s partes, de rebe­
lión a la madre como paso inicial para la reafir­
mación masculina de la preadolescencia. Para de­
fenderse de la reaparición de la madre, el marido
inicia su lucha contra la �posa, percibida como
dominante y absorbente· y por_ lo tanto· desmascu-
linizante.. El marido empieza su· huida hacia· el
traba�, hacia la ·a,.ntina; la peña d.e amigos� él
13!
club, hacia otras mujeres, amantes o prostitutas,'·
en las que busGa el ·recibir sin esa mole$ta nece­
sidad de dar, y de dar a fuerzas. En las noches;
ya reconciliado Y ante la urgencia sexual? ,vuelve
a seducir o se hace las ilusiones de que de veras
ya no necesita a la esposa, pero que tiene que
cumplir con el débito matrimonial. El esposo
ausente entre los mexicanos no lo es tanto en
·las noches que no sea casi siempre el padre de
dos a nuestros economistas y sociólogos· y tan .
tranquilos y optimistas, al menos a este respecto,
a moralistas y ;religiosos.
. La esposa "idealización fracasada" lo es por­
que se rehusa a ser la madre ideal del . esposo me­
-�cano y no le consiente su falta de afecto, o
· porque se irrita cuando él la agrede, porque pide
el gasto en vez de dar al marido su "domingo",
porque se ocupa de los. hijos cuando él es el prin­
cipal necesitado de ella. Ella no le admira lo poco
o much� de admirable que él tiene, no lo respeta
sin juzgarlo, como la madre lo ha hecho o lo hace.
y lo mira muchas veces igual o peor de . como el
·marido mexicano se acepta a· sí mismo ser, ma�
nera de ser que él jamás se detiene a considerar
o a admitir que pudiese ser anormal.
La-esposa "realidad" es un ser humano como .
cualqui_er. otro, que el marido mexicano descubre
-hasta que se casa; que tiene su caráct-er propio,
133
· su :nianera de ser, sus pto�lemas y defec;to�, sus
cualidades. Todo esto,. sin embargo, es _mezclad9
por el hombre en forma inextricable con la mu­
jer "idealización fracasada". El· resumen de- estas
·confusiones es una vida generalmente conflictiva
en la que el hombre termina pqr · acostumbrarse
a su coexistir, a su no saber co� quién y para qué
_vive, a recurrir cada vez meno�-� sus esc_apes y
huidas del hogar, conf,onµe la · eda<l avanza. La
vejez del marido y padre mexicano es una pro­
gresiva confrontación con su propia realidad, con
débiles intentos de evadirla. Es un ob,servar su
propia soledad, su gradual sometimiento y un
avergonzarse de ello ; es un inte:pto de tratar de
reconstruir para su propio consumo y para el de
sus hijos que ya no lo aceptan, · o para los nietos, ·
la imagen de sus propias idealizaciones, lo que
. él pudo ser y no fue, lo que quiere que se crea
de él, se piense y se diga de _él, aun cuando ya no
esté más, cuando muera.
Algunos procesos culturales, sociales y econó­
micos, que han venido desarrollándose y acele­
rándose en los últimos decenios, han determina­
do canibios en grandes capas de la · población,· en
particular en las clases más desvalidas económi­
camente, pero también en las medias y altas de
las ciudades y provincias, pueblos y áreas rurales,
donde se percibe la acentuación del proceso• des- .
crito en el noviazgo y que culmina· �on la 'expe-
134,
134
_rien<;:i.a ·sexual femenina, con embarazo, así como·-.
con el incremen�o de uniones libres, es decir, in­
t�ntos de formar .hogares más 'o merios transito­
rios o permanentes,· sin ninguna legalización civil
o. matrimonio religioso, todavía el más valuado
como "matrimonio real" por hombres y mujeres
mexicanos. Esto está determinando, si no cam­
bios jmpórtantes en la psicología antes descrita, .
si reajustes en el niodo de sentir y de actuar de
los dos sexos.
. Las causas coadyuvantes parecen ser la mo­
vilidad social. acelerada desde la Revolución, el
· desenraizamiento de millones de_· hombres y mu­
jeres de sus lugares de origen, las emigraciones
interiores o l�s transitorias al exterior, y la con­
frontación brusca y cada vez más creciente de los
mezjcanos · con su fragmentación y desintégración
interna. Estos factores han permitido poner en
evidencia y expresar la multiplicidad de los valo­
res · contradictorios que forman el contenido que
norma y · guía a los mexicanos. Asimismo, han
· destruido las previas estructuras externas, las ar- ·
mazones artificiales qÜe habían limitado hasta
. ·ahora la expresiqn de esa fenomenología. El re-
. súltado ha sido la creciente tendencia de una ma­
yoría. de mexicanos y mexicanas a establecer ho­
gares · inestables, y la cada vez más temprana
experiencia sexual de la mujer, en ensayo- de hui-
135:·
· su :nianera de ser, sus pto�lemas y defec;to�, sus
cualidades. Todo esto,. sin embargo, es _mezclad9
por el hombre en forma inextricable con la mu­
jer "idealización fracasada". El· resumen de- estas
·confusiones es una vida generalmente conflictiva
en la que el hombre termina pqr · acostumbrarse
a su coexistir, a su no saber co� quién y para qué
_vive, a recurrir cada vez meno�-� sus esc_apes y
huidas del hogar, conf,onµe la · eda<l avanza. La
vejez del marido y padre mexicano es una pro­
gresiva confrontación con su propia realidad, con
débiles intentos de evadirla. Es un ob,servar su
propia soledad, su gradual sometimiento y un
avergonzarse de ello ; es un inte:pto de tratar de
reconstruir para su propio consumo y para el de
sus hijos que ya no lo aceptan, · o para los nietos, ·
la imagen de sus propias idealizaciones, lo que
. él pudo ser y no fue, lo que quiere que se crea
de él, se piense y se diga de _él, aun cuando ya no
esté más, cuando muera.
Algunos procesos culturales, sociales y econó­
micos, que han venido desarrollándose y acele­
rándose en los últimos decenios, han determina­
do canibios en grandes capas de la · población,· en
particular en las clases más desvalidas económi­
camente, pero también en las medias y altas de
las ciudades y provincias, pueblos y áreas rurales,
donde se percibe la acentuación del proceso• des- .
crito en el noviazgo y que culmina· �on la 'expe-
134,
_rien<;:i.a ·sexual femenina, con embarazo, así como·-.
con el incremen�o de uniones libres, es decir, in­
t�ntos de formar .hogares más 'o merios transito­
rios o permanentes,· sin ninguna legalización civil
o. matrimonio religioso, todavía el más valuado
como "matrimonio real" por hombres y mujeres
mexicanos. Esto está determinando, si no cam­
bios jmpórtantes en la psicología antes descrita, .
si reajustes en el niodo de sentir y de actuar de
los dos sexos.
. Las causas coadyuvantes parecen ser la mo­
vilidad social. acelerada desde la Revolución, el
· desenraizamiento de millones de_· hombres y mu­
jeres de sus lugares de origen, las emigraciones
interiores o l�s transitorias al exterior, y la con­
frontación brusca y cada vez más creciente de los
mezjcanos · con su fragmentación y desintégración
interna. Estos factores han permitido poner en
evidencia y expresar la multiplicidad de los valo­
res · contradictorios que forman el contenido que
norma y · guía a los mexicanos. Asimismo, han
· destruido las previas estructuras externas, las ar- ·
mazones artificiales qÜe habían limitado hasta
. ·ahora la expresiqn de esa fenomenología. El re-
. súltado ha sido la creciente tendencia de una ma­
yoría. de mexicanos y mexicanas a establecer ho­
gares · inestables, y la cada vez más temprana
experiencia sexual de la mujer, en ensayo- de hui-
135
 da o rebeldía a su propio· h�gar, · o en intento de
rehacer uno en el que pueda ser feli��
Para el hombre · de· ·estos sectore�, esto ha re­
presentado la· posibilidad más temprana de ser sa-
. 'tisfecho sexualmente, así como la comprobación .
más precoz de que, e:µ Ja · idealizada novia con
la que se huye y trata de formar un hogar, no
es cierto que pueda encontrar la amorosa e idea-
ñzada madre, sino la "simestra arpía" que trata
de devorarlo y someterlo. La experiencia sexual
y la tentativa de estructurar hogares libres, en
�stos sectores,. no ha producido por supuesto una
mejor o más temprana maduración de los jóve-·
nes, hombres y mujeres, sino que. ha multiplicado
y puesto en evidencia una pa�ología social hasta
entonces menos aparente por más contenida arti- ·
ficialmente. Lo que fue ·excepción o lo_ muy bien
delimitado, aunque se fuera haciendo frecuente
en las centurias pasadas, está reventando en ex­
plosión social hasta ahora incontenible, en. forma
tal que esta forma psicopática de vivir, de rela­
cionarse y de actuar emocional y sexualmente es
ya una realidad tan frecuente y natural que en
nuestro país es considerada normal. &ta fenome- .
nología, aunque es mencionada · de cuando en
cuando �n investigaciones sociológicas� en repor­
tes de trabajo social," en· gritos de alarma· de mo­
ralistas, de religiosos, aún no se afronta ni se per- .
cibe globalmente� · · ·
136
136
. La razón principal · del aparente desinterés··
está en una· fenomenología · y patología mucho
niás amplia y que,. p_0r tanto, determma •. que mu­
chos mexicanos· traian de no darse cuenta de esto,
smo que lo. minimizan o lo niegan; porque, en
última instancia, muchos de los que no viven así
anhelan hacerlo, porque creen que de esta ma­
nera tendrían menos responsabilidades que· las
que tienen ahora. La razón secundaria es que esta
fenomenología, aunque abun�antísima, está to­
davía ·enclavada en las. áreas más desprotegidas
de la población dtadina y de la rural, y por lo
tanto es má, ignorada por las clases merios des-:
validas o más .fuertes cultural y económicamente;
clases en las _que esta patología es menos actuada
en las partes .más sanas, o es actuada pero ocul­
tada o resuelta con problemas psicopáticos distin­
tos.· Los resultados son esas asombrosas estadísti­
cas.· de mujeres abandonadas por uno, dos, tres o
niás. hombres sucesivos, . que las han ido dejando
COI1 hijos que resultan de distinto padre, y de
hombres que han ido regando hijos en todas las
zonas de la dudad o en varias de la República,
y de cu'adros sociales que sorprenden y confun­
den a los investigadores y aun a los que no lo son.
Otra de las causas de que · esta creciente psicopa­
tía no haya sido afrontada ni estudiada en su
totalidad es sin duda el tremendo impacto que
produce al que lá · contempla. La forma en que se
.
·-137
 da o rebeldía a su propio· h�gar, · o en intento de
rehacer uno en el que pueda ser feli��
Para el hombre · de· ·estos sectore�, esto ha re­
presentado la· posibilidad más temprana de ser sa-
. 'tisfecho sexualmente, así como la comprobación .
más precoz de que, e:µ Ja · idealizada novia con
la que se huye y trata de formar un hogar, no
es cierto que pueda encontrar la amorosa e idea-
ñzada madre, sino la "simestra arpía" que trata
de devorarlo y someterlo. La experiencia sexual
y la tentativa de estructurar hogares libres, en
�stos sectores,. no ha producido por supuesto una
mejor o más temprana maduración de los jóve-·
nes, hombres y mujeres, sino que. ha multiplicado
y puesto en evidencia una pa�ología social hasta
entonces menos aparente por más contenida arti- ·
ficialmente. Lo que fue ·excepción o lo_ muy bien
delimitado, aunque se fuera haciendo frecuente
en las centurias pasadas, está reventando en ex­
plosión social hasta ahora incontenible, en. forma
tal que esta forma psicopática de vivir, de rela­
cionarse y de actuar emocional y sexualmente es
ya una realidad tan frecuente y natural que en
nuestro país es considerada normal. &ta fenome- .
nología, aunque es mencionada · de cuando en
cuando �n investigaciones sociológicas� en repor­
tes de trabajo social," en· gritos de alarma· de mo­
ralistas, de religiosos, aún no se afronta ni se per- .
cibe globalmente� · · ·
136
. La razón principal · del aparente desinterés··
está en una· fenomenología · y patología mucho
niás amplia y que,. p_0r tanto, determma •. que mu­
chos mexicanos· traian de no darse cuenta de esto,
smo que lo. minimizan o lo niegan; porque, en
última instancia, muchos de los que no viven así
anhelan hacerlo, porque creen que de esta ma­
nera tendrían menos responsabilidades que· las
que tienen ahora. La razón secundaria es que esta
fenomenología, aunque abun�antísima, está to­
davía ·enclavada en las. áreas más desprotegidas
de la población dtadina y de la rural, y por lo
tanto es má, ignorada por las clases merios des-:
validas o más .fuertes cultural y económicamente;
clases en las _que esta patología es menos actuada
en las partes .más sanas, o es actuada pero ocul­
tada o resuelta con problemas psicopáticos distin­
tos.· Los resultados son esas asombrosas estadísti­
cas.· de mujeres abandonadas por uno, dos, tres o
niás. hombres sucesivos, . que las han ido dejando
COI1 hijos que resultan de distinto padre, y de
hombres que han ido regando hijos en todas las
zonas de la dudad o en varias de la República,
y de cu'adros sociales que sorprenden y confun­
den a los investigadores y aun a los que no lo son.
Otra de las causas de que · esta creciente psicopa­
tía no haya sido afrontada ni estudiada en su
totalidad es sin duda el tremendo impacto que
produce al que lá · contempla. La forma en que se
.
137
 manejan lc1s estadísticas, lo� resultados dé la in�·
vestigación, dan la impresión de qu,e el investiga­
dor que se acerca con .curiosidad e indifer�ncia a
destapar el frasco recibe tal explosión en· la cara
_ que su única soludón es volver a taparlo y de­
dicarse a otra · cosa.
La pérdida del límite social no se detiene aj.li;
esta patologí� no se mantiene en lo sexual, hasta
aquí descrito: la promiséuidad, el incesto· real, el
crimen sexual, las· toxicomanías, las múltiples psi­
copatías, que sería muy largo describir, encuen­
tran en estos horizontes sociológicos carta de na­
turalización, son vistos como no:r;m¡les, o- apepas
considerados como pequeñas diferencias o míni-
mas. desviaciones de la realidad general.
Es en estas zonas donde se ·está evidenciando
más el resultado final de. la forma .en que el me-·
xicano percibe $U vida_ y la realiza; donde se está·
. dirimiendo una parte importante del futuro na­
cional. Y no se· diga que en todos los países, en
todas las ciudades hay cinturones de pobreza o
de confusión social y de v�lores, porque quien lo
diga no se habrá asomado a la realidad mexica­
na; aquí no se trata de cinturones o de pequeños
núcleos .aislados de la sociedad principal, porque
aquí los aislados de la sociedad real mexicana
son precisamente· 1os ·que aún se atrincheran de-
. fensivamente en un intento. de mantener estruc-
turados sus hogares. o los pocos que han logrado
138
madurez y .que pu,ed�� convivir sin graves· temo- ·-.
· -�s 9 · falsos aisl��tos•..
La sociedad mexicana considerada . como un
. todo, y no sólo como los cientos de miles que. go­
zan de todos los privilegios, hasta el de la salud
· psicolqgi�, es ·una sociedad que está incremen­
tando. $US ��resiones psicopática$, sus · impulsos
destructivos antisociales: "Y lo antetjor no es re�
sultado de la pobréza, tampoco de la ignorancia;
hay merios pobreza real en el país, aun en las
clases desvalidas, hay mucha menos ignorancia
· ·, .
en las clases pobres, y sin embargo la desintegra-
ción familiar por los procesos descritos está. cre-
. ciendo.
Ta:mpoco sería teal . considerar que la vida
sexual genital femenina más precoz, más libre,
menos culpabilizada y culpabilizante, es un logro .
de mayor maduración de la mujer y del hom­
bre, como prueba de independencia a antiguos
valores sociales y religiosos rígidos y destructivos,
· · . porque tal conducta social no está siendo lograda ·
en. proceso de maduración, sino de rebelión a pa- ·
trones de conducta antigua sostenidos artificial-
.. mente con medidas . sociales de moralidad exte�­
na, por lo tanto falsa. Desaparecidas estas estruc­
. turas, lo que se está viendo es la actuación des­
. tructiva y autodestructiv� de los dos sexos en la
búsqueda de esas . dependencias neuróticas impo­
sible de ser sostenida$. en la realidad.
1�9
 manejan lc1s estadísticas, lo� resultados dé la in�·
vestigación, dan la impresión de qu,e el investiga­
dor que se acerca con .curiosidad e indifer�ncia a
destapar el frasco recibe tal explosión en· la cara
_ que su única soludón es volver a taparlo y de­
dicarse a otra · cosa.
La pérdida del límite social no se detiene aj.li;
esta patologí� no se mantiene en lo sexual, hasta
aquí descrito: la promiséuidad, el incesto· real, el
crimen sexual, las· toxicomanías, las múltiples psi­
copatías, que sería muy largo describir, encuen­
tran en estos horizontes sociológicos carta de na­
turalización, son vistos como no:r;m¡les, o- apepas
considerados como pequeñas diferencias o míni-
mas. desviaciones de la realidad general.
Es en estas zonas donde se ·está evidenciando
más el resultado final de. la forma .en que el me-·
xicano percibe $U vida_ y la realiza; donde se está·
. dirimiendo una parte importante del futuro na­
cional. Y no se· diga que en todos los países, en
todas las ciudades hay cinturones de pobreza o
de confusión social y de v�lores, porque quien lo
diga no se habrá asomado a la realidad mexica­
na; aquí no se trata de cinturones o de pequeños
núcleos .aislados de la sociedad principal, porque
aquí los aislados de la sociedad real mexicana
son precisamente· 1os ·que aún se atrincheran de-
. fensivamente en un intento. de mantener estruc-
turados sus hogares. o los pocos que han logrado
1�8
madurez y .que pu,ed�� convivir sin graves· temo- ·-.
· -�s 9 · falsos aisl��tos•..
La sociedad mexicana considerada . como un
. todo, y no sólo como los cientos de miles que. go­
zan de todos los privilegios, hasta el de la salud
· psicolqgi�, es ·una sociedad que está incremen­
tando. $US ��resiones psicopática$, sus · impulsos
destructivos antisociales: "Y lo antetjor no es re�
sultado de la pobréza, tampoco de la ignorancia;
hay merios pobreza real en el país, aun en las
clases desvalidas, hay mucha menos ignorancia
· ·, .
en las clases pobres, y sin embargo la desintegra-
ción familiar por los procesos descritos está. cre-
. ciendo.
Ta:mpoco sería teal . considerar que la vida
sexual genital femenina más precoz, más libre,
menos culpabilizada y culpabilizante, es un logro .
de mayor maduración de la mujer y del hom­
bre, como prueba de independencia a antiguos
valores sociales y religiosos rígidos y destructivos,
· · . porque tal conducta social no está siendo lograda ·
en. proceso de maduración, sino de rebelión a pa- ·
trones de conducta antigua sostenidos artificial-
.. mente con medidas . sociales de moralidad exte�­
na, por lo tanto falsa. Desaparecidas estas estruc­
. turas, lo que se está viendo es la actuación des­
. tructiva y autodestructiv� de los dos sexos en la
búsqueda de esas . dependencias neuróticas impo­
sible de ser sostenida$. en la realidad.
139
 Volviendo al tema propuesto, el de la agresión
· habitual es estudiar a la mujer y su ·conducta
en la mujer, ha sido-necesario tan gran rodeó a · como producto pa�ivo de la actividad -masculina,
través· de cómo el hombre percibe a la mujer,
y no como un ·ser que actúa por sí mismo.y en el
para hacerlo inteligible.
que hay en su relación con el hombre tanta ac-
Parecería cosa sencilla y congruente. concluir·
. tividad y acción como en el hombre mism9. La
aquí que la suma de todas esas mujeres que· per­
confusión parte del hecho de que los modos · de
cibe el . 4ombre debe. ser "la mexicana", aunque .
la actividad femenina se expresan en el meqio
la conjugación o superposición de imágenes feme­
m�xi.cano por actos que llevan connotación de
ninas sea muy difícil para el mexicano.
· pasividad, aunque sean realmente activos, y que
. Parte de la verdad está sin duda en este pro­
muchas veces se intetprete como actitud pasiva
ceso· de aprehensión de la realidad y, así, se pue­
pura la voluntad de pasividad, la autoagresión y
de asegurar que la venerada madre es -la despre­
la búsqueda de recibir agresión externa como :nie�
ciada esposa, . ha sido la· idealizada pretendida, ·
dio de expresar la propia acción.
la idealizada y resentida novia, la que se supuso
Ya como dificultad específica del tema .que
que no era la "mala mujer", aunque fuera des­
aquí se trata está la de entender, dentro de la
pués la malvada esposa.. A su vez, -esta veneradc1
caracterología femenina mexicana; no todo . el
tema, sino la _parte en la qu� es más percepti­
madre es la suegra de ·otra. despreciada esposa de
· su hijo y es hija de otra venerada madre e in­
ble la· expresión agresiva, la hostilidad destructi,..
soportable esposa. .
va éll, la mujer. Para hacerlo será necesario exa-
Para hacer una apreciación más completa, pa­ ·
rece indispensable recurrir a entender a la mujer . minar, aunque sea a grandes rasgos, algunos de
los aspectos de la . fenomenología fenienina que .
más en ella misma y· menos como reflejo pasivo
sean pertinentes.
de la actividad del hombre. Es necesario además
La madre mexicana, en su gran mayoríá, · re­
estudiar la interacción de los dos sexos. Por eso ·
se han descrito antes las diversas actitudes del cibe a la hija · con sentimientos m11y ambívalen�
t,es; por una parte la ama como algo en que re- ·
hombre ante la mujer, cosa que permitirá dife­
hacerse. ella misma, como una promesa que al
renciar más fácilmente la conducta de ésta en sí
. .

. misma, y no en el resultado exclusivo de la . pa- . realizarse llegaría ·a ia perfección que ella no aL­
canz6. El amor materno tiene este componente
· tología de los hombres. En· nuestra sociedad, · 10 narcl$ista, y en -es'e amor la madre encuentra .par-
,
140
140 141
 Volviendo al tema propuesto, el de la agresión
· habitual es estudiar a la mujer y su ·conducta
en la mujer, ha sido-necesario tan gran rodeó a
como producto pa�ivo de la actividad -masculina,
través· de cómo el hombre percibe a la mujer,
y no como un ·ser que actúa por sí mismo.y en el
para hacerlo inteligible.
que hay en su relación con el hombre tanta ac-
Parecería cosa sencilla y congruente. concluir·
. tividad y acción como en el hombre mism9. La
aquí que la suma de todas esas mujeres que· per­
confusión parte del hecho de que los modos · de
cibe el . 4ombre debe. ser "la mexicana", aunque .
la actividad femenina se expresan en el meqio
la conjugación o superposición de imágenes feme­
m�xi.cano por actos que llevan connotación de
ninas sea muy difícil para el mexicano.
· pasividad, aunque sean realmente activos, y que
. Parte de la verdad está sin duda en este pro­
muchas veces se intetprete como actitud pasiva
ceso· de aprehensión de la realidad y, así, se pue­
pura la voluntad de pasividad, la autoagresión y
de asegurar que la venerada madre es -la despre­
la búsqueda de recibir agresión externa como :nie�
ciada esposa, . ha sido la· idealizada pretendida, ·
dio de expresar la propia acción.
la idealizada y resentida novia, la que se supuso
Ya como dificultad específica del tema .que
que no era la "mala mujer", aunque fuera des­
aquí se trata está la de entender, dentro de la
pués la malvada esposa.. A su vez, -esta veneradc1
caracterología femenina mexicana; no todo . el
tema, sino la _parte en la qu� es más percepti­
madre es la suegra de ·otra. despreciada esposa de
· su hijo y es hija de otra venerada madre e in­
ble la· expresión agresiva, la hostilidad destructi,..
soportable esposa. .
va éll, la mujer. Para hacerlo será necesario exa-
Para hacer una apreciación más completa, pa­ ·
rece indispensable recurrir a entender a la mujer . minar, aunque sea a grandes rasgos, algunos de
los aspectos de la . fenomenología fenienina que .
más en ella misma y· menos como reflejo pasivo
sean pertinentes.
de la actividad del hombre. Es necesario además
La madre mexicana, en su gran mayoríá, · re­
estudiar la interacción de los dos sexos. Por eso ·
se han descrito antes las diversas actitudes del cibe a la hija · con sentimientos m11y ambívalen�
t,es; por una parte la ama como algo en que re- ·
hombre ante la mujer, cosa que permitirá dife­
hacerse. ella misma, como una promesa que al
renciar más fácilmente la conducta de ésta en sí
. .

. misma, y no en el resultado exclusivo de la . pa- .
· tología de los hombres. En· nuestra sociedad, · 10
140
realizarse llegaría ·a ia perfección que ella no aL­
canz6. El amor materno tiene este componente
narcl$ista, y en -es'e amor la madre encuentra .par-
,
141
 te de la energía y el placer de donarse a la hija.
41. parte negativa es -que, desde el nacimiento,
la madre �ende a recibir a la hija con alguna o .
mucha decepción. En general busca y p:refiere a
los hijos y se siente más madre cuando los tiene,
y sólo después de haber· dado . a luz a varios hom�
bres anhela claramente a la hija. Así pues, yá
en la relación inicial madre-hija hay sentimientos
de devaluación y de desprecio a la hija, _como ex­
pr�ón de la _devaluación que la m�dre vive por
el hecho de ser mujer. Además; no sólo �ee que
la hija vale menos, sino que está convencida -que
va a sufrir más.
En _ todo _ nacimiento de una hija hay 1:in pe-:
queño duelo en el que - la madre revive todos
aquellos sentimientos de pena, frustración y tris.;.
teza · que liga al hecho de ser mujer. En el naci­
miento de las niñas hay un algo o· un :nuicho del
augurio .de futuros dolores, de lástitna, de con­
miseración, de afirmación·• de 'inferioiidad _-y, por
supuesto, de desprecio, 'que ya va iinplítjto . e�
· ··
estos . sentimientos.
. La relación materno-infantil del· prime� año,
·en . México, no ha sido estudiada · sistemáticamen:.
. t� ni siquiera E:n pequeños grupos sociales, m.u­
. . gicimente sencilla y fácil; sino contradictoria,
cho menos en él éOiijunto nacional.. 1/)s psicoana-
. llena de. temores y ·angnstia's ·que ºtienen qué ser
. listas trabajan por ·inferencia· de. observaéiones
. clínicas o sociales; éstas ·hacert entrevér que·. ial
relaci6n ·no· es sencilla y que· es particÜlaniiente
142
compleja con las · hijas. Si pudiese establecerse
una forma media - dentro de las enormes 'varian­
tes en los distint�s ·medios sociales, raciales o �­
turales, podría asentarse lo siguiente: en · el - pri- .
nier año de vida, la madre cuida y alimenta a
la· hija con una proporci6n mayor de atención
narcisista que al hijo.· Tal atención específica se
muestra en e_l manejo físico de la niña; en el ves�
tido, siempre de materiales . más suaves y colori- -
dos; en la delicada protección de su piel y de sul
belleza; en el mismo darse de_ la madre en e
·amamantamiento, etc. La madre se percibe más
y ·se vive más madre y mujer con su hija, cuando
ha pasado el impacto. de la primera . decepción.
Entonces aparecen sentimientos reparativos, es
decir' anhela y fantasea para su hija un destino
mucho mejor que el propio, pero nunca deja de -
. proyectar eri ella · Ios temores que . se tiene a sí
mismá, a sus propias debilidades, 1a angustia de
ver i-e�parecer en la niña ias faltas que cometió­
º que. quiso. cométer. La proyección se hace mu-
.· chas veces temiendo no sólo lo · "malo" prop10,
sino lo ''malo" . propio multiplicado hasta lo . ho�
rrible.· Esto determina,-·desde los prinieros días y
meses, que la relación macire'�híja no sea psicol6- ·
.
.
y
reprlinidos ·póspuest(>$ para ·un futuro--en -el que,
§! reaparecen,. ·se -'buscará" que $e8Jl reprimidos . de
143
 te de la energía y el placer de donarse a la hija.
41. parte negativa es -que, desde el nacimiento,
la madre �ende a recibir a la hija con alguna o .
mucha decepción. En general busca y p:refiere a
los hijos y se siente más madre cuando los tiene,
y sólo después de haber· dado . a luz a varios hom�
bres anhela claramente a la hija. Así pues, yá
en la relación inicial madre-hija hay sentimientos
de devaluación y de desprecio a la hija, _como ex­
pr�ón de la _devaluación que la m�dre vive por
el hecho de ser mujer. Además; no sólo �ee que
la hija vale menos, sino que está convencida -que
va a sufrir más.
En _ todo _ nacimiento de una hija hay 1:in pe-:
queño duelo en el que - la madre revive todos
aquellos sentimientos de pena, frustración y tris.;.
teza · que liga al hecho de ser mujer. En el naci­
miento de las niñas hay un algo o· un :nuicho del
augurio .de futuros dolores, de lástitna, de con­
miseración, de afirmación·• de 'inferioiidad _-y, por
supuesto, de desprecio, 'que ya va iinplítjto . e�
· ··
estos . sentimientos.
. La relación materno-infantil del· prime� año,
·en . México, no ha sido estudiada · sistemáticamen:.
. t� ni siquiera E:n pequeños grupos sociales, m.u­
. . gicimente sencilla y fácil; sino contradictoria,
cho menos en él éOiijunto nacional.. 1/)s psicoana-
. llena de. temores y ·angnstia's ·que ºtienen qué ser
. listas trabajan por ·inferencia· de. observaéiones
. clínicas o sociales; éstas ·hacert entrevér que·. ial
relaci6n ·no· es sencilla y que· es particÜlaniiente
142
compleja con las · hijas. Si pudiese establecerse
una forma media - dentro de las enormes 'varian­
tes en los distint�s ·medios sociales, raciales o �­
turales, podría asentarse lo siguiente: en · el - pri- .
nier año de vida, la madre cuida y alimenta a
la· hija con una proporci6n mayor de atención
narcisista que al hijo.· Tal atención específica se
muestra en e_l manejo físico de la niña; en el ves�
tido, siempre de materiales . más suaves y colori- -
dos; en la delicada protección de su piel y de sul
belleza; en el mismo darse de_ la madre en e
·amamantamiento, etc. La madre se percibe más
y ·se vive más madre y mujer con su hija, cuando
ha pasado el impacto. de la primera . decepción.
Entonces aparecen sentimientos reparativos, es
decir' anhela y fantasea para su hija un destino
mucho mejor que el propio, pero nunca deja de -
. proyectar eri ella · Ios temores que . se tiene a sí
mismá, a sus propias debilidades, 1a angustia de
ver i-e�parecer en la niña ias faltas que cometió­
º que. quiso. cométer. La proyección se hace mu-
.· chas veces temiendo no sólo lo · "malo" prop10,
sino lo ''malo" . propio multiplicado hasta lo . ho�
rrible.· Esto determina,-·desde los prinieros días y
meses, que la relación macire'�híja no sea psicol6- ·
.
.
y
reprlinidos ·póspuest(>$ para ·un futuro--en -el que,
§! reaparecen,. ·se -'buscará" que $e8Jl reprimidos . de
143
 nuevo. De manera que el elemento reparativo y
positivo de la madre queda más o menos neutra­
lizado por estos ·elementos negativos. Más aún,
la madre, ante el temor a la destructividad, trata
de evitarla en su hija cuidándola o agrediéndola
de muchas maner�s. .Para lograr esta finalidad, .
émpieza por el mayor cuidado personal que le
da, por la protección contra el rupbiente que es
percibido proyectivamente como . más peligroso
para la niña. En su ' preocupación sexual, ' pro­
tege los .genitales de la niña y los oculta de la
visión de los demás en· forma constante. Es tí- .
pico que, mientras que al niño:pequeño sé le per�
mite, desde el primer año hasta los cinco o seis,
exhibir sus genitales en muchc1s regiones del país,
sin preocupación de pudor, en esas mismas re­
giones se oc_ultan los genitales de las niñas desde
su nacimiento, con mucho celo. Este proceso; me­
nos exagerado· o evidente, es el mismo en la in­
mensa mayoría de . las · madres.
La hija, un. poco más que el hijo, es tratada
· desde los primeros días como objeto de tina nece·
sidad de amor narcisista; con esto se quiere decir
que se trata a la hija no como a una pequeña
persona, que es muy dependÍente de la .madre
. pero de todas maneras una persona diferente de
ella, con necesidades propias, con modos de ser
que,· aunque en germen y·poco diferenciados,.ya·,
�tán allí expresándose, ·sÍnG··CQJllO, ·· objetos: áúe,·
144
si bien necesitan de la madre, son básicamente
para su uso y -satisfacción. Este modo de tratar a
· la hija determina' un patrón de relación i_nicial
y subsecuente muy contradictorio, pues no .co- .
ttesponderá al desarrollo natural y armónico. de. ·
las necesidades de la niña y del amor . de· 1a má-
dre; no será correspondencia lógica y emocional
de verdadero diálogo, sino que la hija será vivida
como parte de un monólogo en el que la madre
· ·va explorando sus propias necesidades. Cuando la
voz· de la niña corresponda a la de la madre,
habrá comunidad y aparente compenetración;
cuando no corresponda, la 'madre se irritará de
ser interrumpida, de tener que rendirse a la exi­
gencia de la niña, y pronto utilizará· su agresión
porque está "muy· ocupada"� ya dejándola llorar
para que "aprenda a callarse" y no se vaya a
hacer. 11iña "consentida", ya abandonándola por
otras actividades, cuando pueda o cuanto sú culpa
fo permita, Y!l retardando su alimentación, ya
expresando ·su enojo por tener que cuidarla y· nu·
'trirla.
En esta estapa, las agresiones son múltiples y
tantó menos perceptibles cuanto que no existe
verbalización infantil y la madre puede con mu­
Cha · facilidad racionalizarlas y ·co:nvertirlas en su
·m.ente en' eficaces medidas educativas o en 'cosas
que "desgraciadamente tienen que ser así".
145
 nuevo. De manera que el elemento reparativo y
positivo de la madre queda más o menos neutra­
lizado por estos ·elementos negativos. Más aún,
la madre, ante el temor a la destructividad, trata
de evitarla en su hija cuidándola o agrediéndola
de muchas maner�s. .Para lograr esta finalidad, .
émpieza por el mayor cuidado personal que le
da, por la protección contra el rupbiente que es
percibido proyectivamente como . más peligroso
para la niña. En su ' preocupación sexual, ' pro­
tege los .genitales de la niña y los oculta de la
visión de los demás en· forma constante. Es tí- .
pico que, mientras que al niño:pequeño sé le per�
mite, desde el primer año hasta los cinco o seis,
exhibir sus genitales en muchc1s regiones del país,
sin preocupación de pudor, en esas mismas re­
giones se oc_ultan los genitales de las niñas desde
su nacimiento, con mucho celo. Este proceso; me­
nos exagerado· o evidente, es el mismo en la in­
mensa mayoría de . las · madres.
La hija, un. poco más que el hijo, es tratada
· desde los primeros días como objeto de tina nece·
sidad de amor narcisista; con esto se quiere decir
que se trata a la hija no como a una pequeña
persona, que es muy dependÍente de la .madre
. pero de todas maneras una persona diferente de
ella, con necesidades propias, con modos de ser
que,· aunque en germen y·poco diferenciados,.ya·,
�tán allí expresándose, ·sÍnG··CQJllO, ·· objetos: áúe,·
144
si bien necesitan de la madre, son básicamente
para su uso y -satisfacción. Este modo de tratar a
· la hija determina' un patrón de relación i_nicial
y subsecuente muy contradictorio, pues no .co- .
ttesponderá al desarrollo natural y armónico. de. ·
las necesidades de la niña y del amor . de· 1a má-
dre; no será correspondencia lógica y emocional
de verdadero diálogo, sino que la hija será vivida
como parte de un monólogo en el que la madre
· ·va explorando sus propias necesidades. Cuando la
voz· de la niña corresponda a la de la madre,
habrá comunidad y aparente compenetración;
cuando no corresponda, la 'madre se irritará de
ser interrumpida, de tener que rendirse a la exi­
gencia de la niña, y pronto utilizará· su agresión
porque está "muy· ocupada"� ya dejándola llorar
para que "aprenda a callarse" y no se vaya a
hacer. 11iña "consentida", ya abandonándola por
otras actividades, cuando pueda o cuanto sú culpa
fo permita, Y!l retardando su alimentación, ya
expresando ·su enojo por tener que cuidarla y· nu·
'trirla.
En esta estapa, las agresiones son múltiples y
tantó menos perceptibles cuanto que no existe
verbalización infantil y la madre puede con mu­
Cha · facilidad racionalizarlas y ·co:nvertirlas en su
·m.ente en' eficaces medidas educativas o en 'cosas
que "desgraciadamente tienen que ser así".
145
 El 'último gran .justificante para la madre es
· que la hija. le ha producido tanto sufrimiento, le
ha costado tanto de ella ·misma, que tiene que
. .
. recibir algún pago, y éste es que la hija acepte
. que es una posesión de la madre, no una persona
diferente aunque dependiente de ella, sino objeto
poseído. Y así, dentro de_ las mil contradicciones
de esta actitud, la madre mexicana puede consen­
tir el llanto de la niña de pocas semanas o meses,
pero puede irritarse y darle unas nalgadas para
que se · calle, puede pa$ar la noche _arrullándola
por un cólico y abandonarla al día siguiente en
un cajón ó al cuidado de una vecina o·de.. una·
niña de pocos años, o estar lejos de ella el doble ·
de tiempo que la niña puede tolerar sin otro ama­
mantamiento; puede llenarla un día de besos y
caricias y cargarla y hablar con ella, y puede
dejar de hacerlo por varios días si otra cosa·1e.
interesa o le preocupa, dejando el encargo a cual-·
quiera que pueda ser utilizado para sustituirla.
Esto sucede en todas las · clases sociales.· ·
La madre indígena que acaricia a su hijo ei;i
íntimo contacto físico dentro -del rebozo, en la es-
palda o en . el seno, es otro tipo de primer año
infantil muy local,. sólo aparente en los merca­
dos o en las ferias ·o en las salidas a trabajos que
duran mucho tiempo; no es la forma diaria y
continua de· relación. · Parecería que estos niños
que tienen acceso al seno materno cuando quie-
146
ren, tendrían un primer año idílico; sin embargo,
en la vida diaria, aun en los pocos grupos indíge­
nas que conservan estas costumbres, existen otros
muchos elementos de frustración para el niño. En
particular el forzado abandono cuando ·es · indis­
pensable y la restricción motora a veces e:1eage­
rada. La . progresiva y lenta disolución cultural
de estos grupos raciales está determinando . cam­
bios en sus costumbres, cuyos resultados aún no
podemos prever.
Como resultado global del primer año, podría
asentarse que la madre y la niña no tienen esa
:relación idílica en la que el seno materno está
presto en . cuanto la niña lo necesita, sino �l
contrario--- que- hay múltiples. frustraciones, agre­
siones y violencias de la madre contra la hija
cuando ésta sobrepasa las capacidades de toleran­
cia de la madre.·
· Muchas de las situaciones antes descritas obe­
decen talribién a l�s maniobras de la madre para
hacer·que los·hijos sean tolerados por el padre-tan
susceptible, tan· fácilmente irritable y celoso de
los· niños.
Al finalizar el primer ario, la educación y :re­
lación materno-infantil toman caminos. diversos
para el hijo y para la hija. Esta es educada con
. progresiva severidad, · mientras -que · el ·hijo goza
· de limitaciones menores y con frecuencia -de mu­
cha más tolerancia, dada -eso si-- en forma in-
147'
 El 'último gran .justificante para la madre es
· que la hija. le ha producido tanto sufrimiento, le
ha costado tanto de ella ·misma, que tiene que
. .
. recibir algún pago, y éste es que la hija acepte
. que es una posesión de la madre, no una persona
diferente aunque dependiente de ella, sino objeto
poseído. Y así, dentro de_ las mil contradicciones
de esta actitud, la madre mexicana puede consen­
tir el llanto de la niña de pocas semanas o meses,
pero puede irritarse y darle unas nalgadas para
que se · calle, puede pa$ar la noche _arrullándola
por un cólico y abandonarla al día siguiente en
un cajón ó al cuidado de una vecina o·de.. una·
niña de pocos años, o estar lejos de ella el doble ·
de tiempo que la niña puede tolerar sin otro ama­
mantamiento; puede llenarla un día de besos y
caricias y cargarla y hablar con ella, y puede
dejar de hacerlo por varios días si otra cosa·1e.
interesa o le preocupa, dejando el encargo a cual-·
quiera que pueda ser utilizado para sustituirla.
Esto sucede en todas las · clases sociales.· ·
La madre indígena que acaricia a su hijo ei;i
íntimo contacto físico dentro -del rebozo, en la es-
palda o en . el seno, es otro tipo de primer año
infantil muy local,. sólo aparente en los merca­
dos o en las ferias ·o en las salidas a trabajos que
duran mucho tiempo; no es la forma diaria y
continua de· relación. · Parecería que estos niños
que tienen acceso al seno materno cuando quie-
146
ren, tendrían un primer año idílico; sin embargo,
en la vida diaria, aun en los pocos grupos indíge­
nas que conservan estas costumbres, existen otros
muchos elementos de frustración para el niño. En
particular el forzado abandono cuando ·es · indis­
pensable y la restricción motora a veces e:1eage­
rada. La . progresiva y lenta disolución cultural
de estos grupos raciales está determinando . cam­
bios en sus costumbres, cuyos resultados aún no
podemos prever.
Como resultado global del primer año, podría
asentarse que la madre y la niña no tienen esa
:relación idílica en la que el seno materno está
presto en . cuanto la niña lo necesita, sino �l
contrario--- que- hay múltiples. frustraciones, agre­
siones y violencias de la madre contra la hija
cuando ésta sobrepasa las capacidades de toleran­
cia de la madre.·
· Muchas de las situaciones antes descritas obe­
decen talribién a l�s maniobras de la madre para
hacer·que los·hijos sean tolerados por el padre-tan
susceptible, tan· fácilmente irritable y celoso de
los· niños.
Al finalizar el primer ario, la educación y :re­
lación materno-infantil toman caminos. diversos
para el hijo y para la hija. Esta es educada con
. progresiva severidad, · mientras -que · el ·hijo goza
· de limitaciones menores y con frecuencia -de mu­
cha más tolerancia, dada -eso si-- en forma in-
147
 consciente. El entrenamiento de esfínteres es exi.;
gido generalmente más temprano a las niñas; las
reacciones de vergüenza y pudor, de modales y
maneras, de· limpieza, etc.,· son enseñadas más
pronto y con más insistencia a la niña que al
niño. ta masturbación .· infantil es más · brusca,
más violentamente castigada y suprimida en la
ruña. De manera que la agresión para educar es
· utilizada más amplia, temprana y consistente­
mente en la hija que en ·el hijo, en búsqueda de
una conformación precoz y tQtal de - un� concien­
cia moral y social que se quiete lograr de inme- .
diato, rígida y severa. Así pues, la madre obtiene
muy tempranamente y en época en que es más
.difícil la elaboración de este proceso, una iden­
tificación muy amplia de la hija con ella misma,
y revierte con el mismo proceso gran cantidad de
la hostilidad infantil que estab_a dirigida hacia
ella, hada· la hija misma en la que produce reac­
ciones· de autoagresión. Parte de esta autoagresión
-se utiliza en la formación del Superyó, parte con-
duce a procesos de tipo -masoquista.� D� cualquier
manera, por · 1a época en que _se producen estos
cambios, las fijac�ones -libidinosas ·y los · procesos
reactivos (muchos de ellos formaciones reactivas)
dejan a la nifia -definitivamente ligada a fijacio­
nes predominantes. de tipo oral y .. oral sádicas,
y permiten en - muy pocos casos �l acceso a la ·
maduracipn geni�l. ..
148
148
Desde el segundo año en adelante, · otro fen6-
meno muy claramente perceptible es la· insisten-
. da educativa verbal, y no verbal, de la madre,
para conseguir gue las hijas aprendan a 'someter�
se al hombre. Eri esta insistencia materna hay
claramente la connotación de que la relaci6n con
el hombre no puede hacerse con respeto maduro, ·
con afecto o con mutua confianza, sino que es
una sumisión a la que se lama "respeto", que
l
debe de ser aceptada y vivida por la mujer como
consecuencia de su "inferioridad". Poco a poco,
además, conforme crecen las niñas, se va esta-.
. bleciendo como necesidad sustitutiva de la madre·
una complicidad consciente e intensamente ver- ·
balizada de madre e hijas en contra del padre,
quien abiertamente es discutido en multitud. de
cas<?s como criticable, injusto, cruel, destructivo,
·: dependiente, carente . de ·amor,_ muchas veces in­
fiel,.·. casi siempre ausente del· hogar, etc. Con· ello
sé forma la alianza fe�enina en el hogar. La hija
· adquiere en la casa mexicana calidades femenf­
nas, porque es sometida, sacrificada, desconfía del
padre y compadece a la madre en identificación
de agredidas.· La m_adre encuentra así· en compen­
sación supletoria una especie de identificación
maternal en las hijas, · quienes se convierten ·en
su consuelo, en. su ayuda, esperanza y protecci6n
materna (a pesar de ser hijas), ayuda y alianza
. que casi siempre conserva también con· sü·propia
madre.
149
 consciente. El entrenamiento de esfínteres es exi.;
gido generalmente más temprano a las niñas; las
reacciones de vergüenza y pudor, de modales y
maneras, de· limpieza, etc.,· son enseñadas más
pronto y con más insistencia a la niña que al
niño. ta masturbación .· infantil es más · brusca,
más violentamente castigada y suprimida en la
ruña. De manera que la agresión para educar es
· utilizada más amplia, temprana y consistente­
mente en la hija que en ·el hijo, en búsqueda de
una conformación precoz y tQtal de - un� concien­
cia moral y social que se quiete lograr de inme- .
diato, rígida y severa. Así pues, la madre obtiene
muy tempranamente y en época en que es más
.difícil la elaboración de este proceso, una iden­
tificación muy amplia de la hija con ella misma,
y revierte con el mismo proceso gran cantidad de
la hostilidad infantil que estab_a dirigida hacia
ella, hada· la hija misma en la que produce reac­
ciones· de autoagresión. Parte de esta autoagresión
-se utiliza en la formación del Superyó, parte con-
duce a procesos de tipo -masoquista.� D� cualquier
manera, por · 1a época en que _se producen estos
cambios, las fijac�ones -libidinosas ·y los · procesos
reactivos (muchos de ellos formaciones reactivas)
dejan a la nifia -definitivamente ligada a fijacio­
nes predominantes. de tipo oral y .. oral sádicas,
y permiten en - muy pocos casos �l acceso a la ·
maduracipn geni�l. ..
148
Desde el segundo año en adelante, · otro fen6-
meno muy claramente perceptible es la· insisten-
. da educativa verbal, y no verbal, de la madre,
para conseguir gue las hijas aprendan a 'someter�
se al hombre. Eri esta insistencia materna hay
claramente la connotación de que la relaci6n con
el hombre no puede hacerse con respeto maduro, ·
con afecto o con mutua confianza, sino que es
una sumisión a la que se lama "respeto", que
l
debe de ser aceptada y vivida por la mujer como
consecuencia de su "inferioridad". Poco a poco,
además, conforme crecen las niñas, se va esta-.
. bleciendo como necesidad sustitutiva de la madre·
una complicidad consciente e intensamente ver- ·
balizada de madre e hijas en contra del padre,
quien abiertamente es discutido en multitud. de
cas<?s como criticable, injusto, cruel, destructivo,
·: dependiente, carente . de ·amor,_ muchas veces in­
fiel,.·. casi siempre ausente del· hogar, etc. Con· ello
sé forma la alianza fe�enina en el hogar. La hija
· adquiere en la casa mexicana calidades femenf­
nas, porque es sometida, sacrificada, desconfía del
padre y compadece a la madre en identificación
de agredidas.· La m_adre encuentra así· en compen­
sación supletoria una especie de identificación
maternal en las hijas, · quienes se convierten ·en
su consuelo, en. su ayuda, esperanza y protecci6n
materna (a pesar de ser hijas), ayuda y alianza
. que casi siempre conserva también con· sü·propia
madre.
149
 A la llegada de la preadolescencia se obser­
van cambios. La madre revive otras identifica­
ciones; quiere para sus hijas el cumplimiento- de
anhelos· y esperanzas de su. propia adolescencia,
e· inconscientemente renuncia· a parte del tratado
· de alianza, aunque tal renuncia es d_e muy pocas
cláusulas. En cambio, el tratado de alianza con .
los hijos es renunciado en su casi totalidad. Con
ellos la madre sólo conserva aquellas cláusu�as ·
en las que se especifica que · ella ha sido buena
y sometida� que . es valiosa. porque ha sido sacri­
ficada, engañada por el padre y todavía se ha
dado tiempo para consentirlos�
La madre, en la preadolescencia de las hijas,
acentúa en otras áreas la alianza femenina. En
particular, para neutralizar el ·celo· incestuoso de
padre y hermanos. En esta época se despiertan
repentinamente en el padre los sentimientos. de
que él es el poderoso macho de la orda de mu­
jeres, y en la maduración de las hijas prevé el in-
tento de los machos jóvenes de destruir su poder,
de raptar a las hijas y dejarlo impotente, herido
y humillado. Esto se manifiesta a través del ex­
cesivo celo que siente el padre, de los que preten­
den a sus hijas; la forma en que regaña y a
veces brutaliza a las muchachas pClrque "se fijan"
en un hombre, y la humillación que experimenta
al pensar que algw¡o puede quedarse con ellas..
Esto también es sentido por los hermanos, que
150
comparten· así . y , protegen la conservación de los
impulsos incestuosos intrafamiliares. En toda la
extensión del país, . incluso en las áreas urbanas
donde los hábitos sociales · se están modUican:do
· con tanta rapidez, . hay costumbres, procedimien- .
tos o verdaderos rituales cuyo contenido va.· des­
de la necesidad de la violación del poder paterno
en desafío del macho joven al viejo, hasta· los ri­
tuales más elaborados en los que el contenido. es
la ruptura del poder paternal, la reconciliación
y la aceptación simbólica de la reconstnicción del
poder paterno, a pesar de la sustracción de la
hija al poder sexual del padre. ·Esta. fenomenolo­
gía, que en muchas partes del país aún se expre- _
sa en el rapto y huida de la novia, y en el que,
a pesar de que hay acuerdo de la joven, el padre
. sale con los hermanos o con los amigos en per­
secución del ofensor para matarlo. y arrebatarle
a la hija, en otras es simulaci6n. o ritual· de per­
secución; hasta llegar a las formas más civiliza­
das de pretender a la joven, de llevar a cabo el
noviazgo y hasta pedir en matrimonio. En algu-.
nas áreas · urbanas, pero más específicamente en
las rurales e indígenas, la implicación sigue sien­
do · la agresión del macho joven al macho viejo
a través del rapto de sus hembras, a lo que ·se
··agregan los procesos para hacer tolerable al ma­
cho. viejo la reducción simbólica ·a la impotencia, .
· que va implícita en estas actos.
¡s�
 A la llegada de la preadolescencia se obser­
van cambios. La madre revive otras identifica­
ciones; quiere para sus hijas el cumplimiento- de
anhelos· y esperanzas de su. propia adolescencia,
e· inconscientemente renuncia· a parte del tratado
· de alianza, aunque tal renuncia es d_e muy pocas
cláusulas. En cambio, el tratado de alianza con .
los hijos es renunciado en su casi totalidad. Con
ellos la madre sólo conserva aquellas cláusu�as ·
en las que se especifica que · ella ha sido buena
y sometida� que . es valiosa. porque ha sido sacri­
ficada, engañada por el padre y todavía se ha
dado tiempo para consentirlos�
La madre, en la preadolescencia de las hijas,
acentúa en otras áreas la alianza femenina. En
particular, para neutralizar el ·celo· incestuoso de
padre y hermanos. En esta época se despiertan
repentinamente en el padre los sentimientos. de
que él es el poderoso macho de la orda de mu­
jeres, y en la maduración de las hijas prevé el in-
tento de los machos jóvenes de destruir su poder,
de raptar a las hijas y dejarlo impotente, herido
y humillado. Esto se manifiesta a través del ex­
cesivo celo que siente el padre, de los que preten­
den a sus hijas; la forma en que regaña y a
veces brutaliza a las muchachas pClrque "se fijan"
en un hombre, y la humillación que experimenta
al pensar que algw¡o puede quedarse con ellas..
Esto también es sentido por los hermanos, que
150
comparten· así . y , protegen la conservación de los
impulsos incestuosos intrafamiliares. En toda la
extensión del país, . incluso en las áreas urbanas
donde los hábitos sociales · se están modUican:do
· con tanta rapidez, . hay costumbres, procedimien- .
tos o verdaderos rituales cuyo contenido va.· des­
de la necesidad de la violación del poder paterno
en desafío del macho joven al viejo, hasta· los ri­
tuales más elaborados en los que el contenido. es
la ruptura del poder paternal, la reconciliación
y la aceptación simbólica de la reconstnicción del
poder paterno, a pesar de la sustracción de la
hija al poder sexual del padre. ·Esta. fenomenolo­
gía, que en muchas partes del país aún se expre- _
sa en el rapto y huida de la novia, y en el que,
a pesar de que hay acuerdo de la joven, el padre
. sale con los hermanos o con los amigos en per­
secución del ofensor para matarlo. y arrebatarle
a la hija, en otras es simulaci6n. o ritual· de per­
secución; hasta llegar a las formas más civiliza­
das de pretender a la joven, de llevar a cabo el
noviazgo y hasta pedir en matrimonio. En algu-.
nas áreas · urbanas, pero más específicamente en
las rurales e indígenas, la implicación sigue sien­
do · la agresión del macho joven al macho viejo
a través del rapto de sus hembras, a lo que ·se
··agregan los procesos para hacer tolerable al ma­
cho. viejo la reducción simbólica ·a la impotencia, .
· que va implícita en estas actos.
151
 Las madres se vuelven en estas situaciones
aliadas conscientes o inconscientes de sus hijas,
excepto una minoría;· que por uria .patología más
severa se hacen aliadas del padre y reprimen al
máximo toéla · posible expresión de interés hetero­
sexual extrafamiliar en sus hijas.
En este tiempo se tiene que buscar adapta­
ción entre las nuevas actitudes de la madre y 1�
que se había tenido desde los primeros años hasta
. de la heroína mártir.
esta época de ádolescencia, épo�a en la que la
madre ha denunciado al padre, lo ha atacado, ex­
hibido y expuesto ante las hijas, y ha logrado ga­
nar su alegato e imprimir indeleblemente en ellas
su presente papel de víctima. Comentario que se
va volviendo más amplio y _familiar, conforme
las hijas crecen y las injusticias, agresiones y·
. abandonos del padre se hacen más evidentes. Ha­
bitualmente, en las clases pobres, la discusión de
la infidelidad paterna se hace con todos sus pun-
tos y comas.
Las. hijas, pues, desde muy niñas convierten
. su adoración edípica en conflicto . de amor y de
odio, de temor y sometimiento o rebelión; de ma-.
nera que la figura_ paterna naufraga y se hunde
en lo que hay de positivo; del naufragio no que-
. dan flotando sino los restos destructivos.. Las hijas
tienen que asirse de ellos para. seguir flotando.
Si el padre mexicano actúa su ·papel a mara­
villa en estos problemas, no hay la menor duda.
152
152
que· la madre mexicana. lo representa con igual.
eficiencia y completa su obra colaborando a la
destrucción en las hijas del padre como buen pa­
dre, y logra en ellas la introyección de un padr�
destructor y maligno que sacrifica y hurniJfa., que
desprecia, que no ama, pero que depende, que por
sobre todas. las cosas sólo sabe de¡>ender.
La madre construye así su ped�stal, el pedes­
tal adonde los mexicanos la col�, el pedestal
La madre liga • de esta manera su destino al
de las hijas; en las identificaciones iniciales de la
primera infancia que logró con castigos urgen­
tes y precoces para obtener temprana perfección,
y qué reafirma con la declaración y constatación
· diaria del sacrificio ante el. esposo, desarrollado
en drama abierto, con gran escenario, y que la
hijá contempla, vive y sufre diariamente.
.
. . La.·madre intenta y muchas veces logra que
sus hijas sientan constante culpabilidad y que no
puedan mirarla como lo que es, porque cualquier
· juicio, cualquier crítica, cualquier hostilidad cons�
· ciénte a la madre, e� un crimen terrible que hay
que agregar a los crímenes cometidos por el esc..
poso. A· 1as hijas, en esta situación, sólo les queda
el camino de la identificación total con la madre.
Existen por supuesto los casos opuestos de hosti­
lidad directa de las- hijas, pero éstos son con mu-.
· cho la minoría y esta rebelión no es · sino expre- .
153
 Las madres se vuelven en estas situaciones
aliadas conscientes o inconscientes de sus hijas,
excepto una minoría;· que por uria .patología más
severa se hacen aliadas del padre y reprimen al
máximo toéla · posible expresión de interés hetero­
sexual extrafamiliar en sus hijas.
En este tiempo se tiene que buscar adapta­
ción entre las nuevas actitudes de la madre y 1�
que se había tenido desde los primeros años hasta
. de la heroína mártir.
esta época de ádolescencia, épo�a en la que la
madre ha denunciado al padre, lo ha atacado, ex­
hibido y expuesto ante las hijas, y ha logrado ga­
nar su alegato e imprimir indeleblemente en ellas
su presente papel de víctima. Comentario que se
va volviendo más amplio y _familiar, conforme
las hijas crecen y las injusticias, agresiones y·
. abandonos del padre se hacen más evidentes. Ha­
bitualmente, en las clases pobres, la discusión de
la infidelidad paterna se hace con todos sus pun-
tos y comas.
Las. hijas, pues, desde muy niñas convierten
. su adoración edípica en conflicto . de amor y de
odio, de temor y sometimiento o rebelión; de ma-.
nera que la figura_ paterna naufraga y se hunde
en lo que hay de positivo; del naufragio no que-
. dan flotando sino los restos destructivos.. Las hijas
tienen que asirse de ellos para. seguir flotando.
Si el padre mexicano actúa su ·papel a mara­
villa en estos problemas, no hay la menor duda.
152
que· la madre mexicana. lo representa con igual.
eficiencia y completa su obra colaborando a la
destrucción en las hijas del padre como buen pa­
dre, y logra en ellas la introyección de un padr�
destructor y maligno que sacrifica y hurniJfa., que
desprecia, que no ama, pero que depende, que por
sobre todas. las cosas sólo sabe de¡>ender.
La madre construye así su ped�stal, el pedes­
tal adonde los mexicanos la col�, el pedestal
La madre liga • de esta manera su destino al
de las hijas; en las identificaciones iniciales de la
primera infancia que logró con castigos urgen­
tes y precoces para obtener temprana perfección,
y qué reafirma con la declaración y constatación
· diaria del sacrificio ante el. esposo, desarrollado
en drama abierto, con gran escenario, y que la
hijá contempla, vive y sufre diariamente.
.
. . La.·madre intenta y muchas veces logra que
sus hijas sientan constante culpabilidad y que no
puedan mirarla como lo que es, porque cualquier
· juicio, cualquier crítica, cualquier hostilidad cons�
· ciénte a la madre, e� un crimen terrible que hay
que agregar a los crímenes cometidos por el esc..
poso. A· 1as hijas, en esta situación, sólo les queda
el camino de la identificación total con la madre.
Existen por supuesto los casos opuestos de hosti­
lidad directa de las- hijas, pero éstos son con mu-.
· cho la minoría y esta rebelión no es · sino expre- .
153
 sión de conflictos en otros . niveles, �do . en:
realidad hay identificación casi total con la ma­
·dre. Cuando estos casos son vistos o juzgados . so�
cialmente; la sociedad mencana los critica y con­
dena con severidad; se les ve con temor porque
transgreden tabús · familiares ·básicos en . esta
cultura.
La madre, pues, logra devaluar al padre, des­
vía hacia él todas las culpas proyectando. hacia
su figura las culpas y deficiencias propias, y apro­
vecha cuanto puede pqra este fin la psicologíá del
padre, de manera que éste queda como el único
aparente productor de toda la problemática fa- ·
miliar.
Con lo anterior, la madre cree haber evitado
en· sus hijas la reaparición de sus propias debili­
dades O de SU "maldad", y adeII1-áS, como ganan­
cia extra, tiene en niveles conscientes un grupo
de aliadas hijas-:-madres, para que la .· acompañen .
en la. soledad en la que vivirá hasta su muerte.
Dicen las madres mexicanas: "Los hijos se van,
las hijas siempre se. quedan; al casarse el hijo la
madre pierde un hijo, al casarse la hija . la
' madre
·
gana un hijo"' etc.
Los procesos . descritos muestran algunos de los
caminos por los que las madres mexicanas con­
tribuyen y dete�an en gran parte la. escisión
154
154
·dela familia mexicana. Una primera división es:
por una. parte, la ma�e y los. hijos e hijas., todo�
"bt.tenos"; por otro lado, el padre "malo". La. s�:­
gunda y más tardía división es: el padre ",malo"
por un lado, por otro --en separación incomple­
ta- los hijos "medio malos" y, por otro, la: ma­
dre. y las hijas "buenas".
·La relación con los hijos, que ha sido más to­
lerante que la · de las hijas, toma en la preadoles­
cencia el sesgo ya descrito en otra parte y que,
en form.a resumida, consiste en que la madre,
ante la percepción de una extrema· feminización
de· sus hijos, trata de reparar el peligro y expe­
rimenta. la urgencia y la necesidad de que se
hagan hombres. Su conducta cambia: suelta al
hijo, lo invita, lo incita a. salir, al menos le to­
lera que salga de la casa, le plantea la necesidad
de que se vuelva agresivo y agresor, y le perdona
con facilidad las rebeliones en contra· de ella mis­
ma, con tal de que agreda en el exterior ( todo,
JlOr supuesto, en medio de grandes protestas de
.· que desea lo contrario). Al · permitirle que ata­
que social y sexualmente, en forma inconscient�
también se envanece. de lo que hace. el hijo iden­
tificándose con él. Es decir, es como si .él propio
impulso de agresión quedase parcialmente satis-
. fecho a través de los ataques y destrucciones del
,hijo, parte de ella misma.
155
 sión de conflictos en otros . niveles, �do . en:
realidad hay identificación casi total con la ma­
·dre. Cuando estos casos son vistos o juzgados . so�
cialmente; la sociedad mencana los critica y con­
dena con severidad; se les ve con temor porque
transgreden tabús · familiares ·básicos en . esta
cultura.
La madre, pues, logra devaluar al padre, des­
vía hacia él todas las culpas proyectando. hacia
su figura las culpas y deficiencias propias, y apro­
vecha cuanto puede pqra este fin la psicologíá del
padre, de manera que éste queda como el único
aparente productor de toda la problemática fa- ·
miliar.
Con lo anterior, la madre cree haber evitado
en· sus hijas la reaparición de sus propias debili­
dades O de SU "maldad", y adeII1-áS, como ganan­
cia extra, tiene en niveles conscientes un grupo
de aliadas hijas-:-madres, para que la .· acompañen .
en la. soledad en la que vivirá hasta su muerte.
Dicen las madres mexicanas: "Los hijos se van,
las hijas siempre se. quedan; al casarse el hijo la
madre pierde un hijo, al casarse la hija . la
' madre
·
gana un hijo"' etc.
Los procesos . descritos muestran algunos de los
caminos por los que las madres mexicanas con­
tribuyen y dete�an en gran parte la. escisión
154
·dela familia mexicana. Una primera división es:
por una. parte, la ma�e y los. hijos e hijas., todo�
"bt.tenos"; por otro lado, el padre "malo". La. s�:­
gunda y más tardía división es: el padre ",malo"
por un lado, por otro --en separación incomple­
ta- los hijos "medio malos" y, por otro, la: ma­
dre. y las hijas "buenas".
·La relación con los hijos, que ha sido más to­
lerante que la · de las hijas, toma en la preadoles­
cencia el sesgo ya descrito en otra parte y que,
en form.a resumida, consiste en que la madre,
ante la percepción de una extrema· feminización
de· sus hijos, trata de reparar el peligro y expe­
rimenta. la urgencia y la necesidad de que se
hagan hombres. Su conducta cambia: suelta al
hijo, lo invita, lo incita a. salir, al menos le to­
lera que salga de la casa, le plantea la necesidad
de que se vuelva agresivo y agresor, y le perdona
con facilidad las rebeliones en contra· de ella mis­
ma, con tal de que agreda en el exterior ( todo,
JlOr supuesto, en medio de grandes protestas de
.· que desea lo contrario). Al · permitirle que ata­
que social y sexualmente, en forma inconscient�
también se envanece. de lo que hace. el hijo iden­
tificándose con él. Es decir, es como si .él propio
impulso de agresión quedase parcialmente satis-
. fecho a través de los ataques y destrucciones del
,hijo, parte de ella misma.
155
 . La madre intenta ayudar al desarrollo de la
masculinidad del hijo tratando de reconstnnr en
él la imagen· odiada· y- resentida del esposo, ante
i
la carencia de· una imager amada, valuada y
respetada ·del hombre como esposo y como padre.
·El hijo, apoyado en identificación y en amor
inconsciente al padre, sigue el. destino de repetir
con pocas variantes la conducta del padre . mo­
defo:
La madre, que ha contribuido a la déstruc-­
ción del padre como objeto valioso ante los ojos
del hijo, vuelve a agredir al hijó (en lo que éste
tiene de las diversas .imágenes· paternas), cuan- ·
do inconscientemente le señ�a y lo alienta a se­
guir como único camino las _identificaciones más
destructivas del padre. Al darle su bendición, al
decirle que se vaya con Dios, le dice que se vaya
acompañado del padre . destructor a seguir· des-
truyendo.
.
Es como si la madre dijera en la infancia del
hijo: "Ese hombre odioso es., _tu padre; pero no
seas como él, porqµe todo · en él es odioso", y,
después, en la adolescencia, dijera al joven: "Lo
odioso de tu· padre, después de todo,· es lo mejor
· que tienes; · ve y úsalo ·. si de veras quieres ser
hombre; de otro modo te tendrías que quedar con
nosotras y ser mujer". La mayor parte de los
adolescentes no necesitan oír ·dos· veces tal con- ·
sejo, salen disparados de su casa a la caceríá de
156
156
mujeres, a la -cacería de algo que les dé prestigio
masculino ante sus compañeros, a . través de ese
transcurrir tan psicopático y errático que _es la
adolescencia del mexicano. Tan luego conio los
hijos salen de la casa, cuando llegan los rumores
de sus correrías, la madre vuelve a tomar el de­
lantal para enjugar lágrimas, para esconder pe­
nas· y, después de ·sonarse repetidas veces, dirá
''que él oficio de la maternidad es un eterno su­
frimiento, que los hijos nada más producen penas.
Pero ¿qué puede hacer una madre con los hijos,
sino esperar resignada, aconsejarlos· de · cuando .en
cuando, y de todas maneras, hagan lo que hagan,
amarlos y aceptarlos como son, aunque· sean muy
malos? ? '
· · Serán estas mismas madres las que justifica-
.
rán al. hijo cuando embarace a su novia, y 'io 1i­
hrarár1 de esa mala mujer que los engañó. Serán .
· estas ;mismas mujeres las que condonarán el robo,
· el _soborno, la mentira ·de sus hijos, porque son
. ·sus hijos. Serán estas ·mismas madres las que,
·' como suegras� .stemp�e justificarán_· ai hijo y· re�
s�ntirán,.la iñdepen_den�ia o rebelión de la nuera,
y esto _rio sólo por problemas edípicós entre hijo
y madre,· sino . por 'identiñcation agresiva con el
.hljo contra la rival que, en última instancia, es
repetición ele los pr�blemas .• ele la madre con.
�u. ·
propia madre: . ·- .
·
J57
 . La madre intenta ayudar al desarrollo de la
masculinidad del hijo tratando de reconstnnr en
él la imagen· odiada· y- resentida del esposo, ante
i
la carencia de· una imager amada, valuada y
respetada ·del hombre como esposo y como padre.
·El hijo, apoyado en identificación y en amor
inconsciente al padre, sigue el. destino de repetir
con pocas variantes la conducta del padre . mo­
defo:
La madre, que ha contribuido a la déstruc-­
ción del padre como objeto valioso ante los ojos
del hijo, vuelve a agredir al hijó (en lo que éste
tiene de las diversas .imágenes· paternas), cuan- ·
do inconscientemente le señ�a y lo alienta a se­
guir como único camino las _identificaciones más
destructivas del padre. Al darle su bendición, al
decirle que se vaya con Dios, le dice que se vaya
acompañado del padre . destructor a seguir· des-
truyendo.
.
Es como si la madre dijera en la infancia del
hijo: "Ese hombre odioso es., _tu padre; pero no
seas como él, porqµe todo · en él es odioso", y,
después, en la adolescencia, dijera al joven: "Lo
odioso de tu· padre, después de todo,· es lo mejor
· que tienes; · ve y úsalo ·. si de veras quieres ser
hombre; de otro modo te tendrías que quedar con
nosotras y ser mujer". La mayor parte de los
adolescentes no necesitan oír ·dos· veces tal con- ·
sejo, salen disparados de su casa a la caceríá de
156
mujeres, a la -cacería de algo que les dé prestigio
masculino ante sus compañeros, a . través de ese
transcurrir tan psicopático y errático que _es la
adolescencia del mexicano. Tan luego conio los
hijos salen de la casa, cuando llegan los rumores
de sus correrías, la madre vuelve a tomar el de­
lantal para enjugar lágrimas, para esconder pe­
nas· y, después de ·sonarse repetidas veces, dirá
''que él oficio de la maternidad es un eterno su­
frimiento, que los hijos nada más producen penas.
Pero ¿qué puede hacer una madre con los hijos,
sino esperar resignada, aconsejarlos· de · cuando .en
cuando, y de todas maneras, hagan lo que hagan,
amarlos y aceptarlos como son, aunque· sean muy
malos? ? '
· · Serán estas mismas madres las que justifica-
.
rán al. hijo cuando embarace a su novia, y 'io 1i­
hrarár1 de esa mala mujer que los engañó. Serán .
· estas ;mismas mujeres las que condonarán el robo,
· el _soborno, la mentira ·de sus hijos, porque son
. ·sus hijos. Serán estas ·mismas madres las que,
·' como suegras� .stemp�e justificarán_· ai hijo y· re�
s�ntirán,.la iñdepen_den�ia o rebelión de la nuera,
y esto _rio sólo por problemas edípicós entre hijo
y madre,· sino . por 'identiñcation agresiva con el
.hljo contra la rival que, en última instancia, es
repetición ele los pr�blemas .• ele la madre con.
�u. ·
propia madre: . ·- .
·
157
 El mexicano sigue aúri hablando hoy de la
santa, abnegada madre; la reverencia mientras
sigue también resintiendo,. odiando y tratando de
agredir al padre real o al padre simbólico que
· percibe en la sociedad que lo rodea. La rebelión
parcial del mexicano le permite salir a buscar
a la mujer como novia, esposa o amante, y allí,
por desplazamiento, vaciar los renc�es a la ma­
dre, al devaluar, despreciar y humillar a la es­
posa o a la amante� Así sigue el ciclo de . conver­
tirla en otra santa, buena,_ abnegad� y reveren­
ciada madre de la siguiente generación, mientras
él se convierte en otro odioso y odiado padr�.
Por otra parle, la agresión a las hijas no se
detiene en las áreas descritas hasta ahora. Las
hijas son utilizadas. desde muy pequeñas como
sustitutos de la madre en todo lo que puedc1 ser
esto posib!e. Asi se les enseña a · servir al padre
en todas las demandas infantiles y de dependen­
cia que tenga. Tan pronto como és posible; la
madre descarga sus obligaciones inás específica­
mente maternales en ellas. Este · proceso es más
acentuado . con la hija mayor. Esta es siempre
educada con más hostilidad por la madre en una
'.trrgencia de lograr una maduración. precoz, una
identificación total y completa de la hija con ella.
La madre obtiene pronto de · esta manera una·
iiana·· gratuita, que· además tiene la obligación de
querer a los niños q1¡1e se le obliga a cuidar; :una .
158 158
sub-criada para trabajar ·en el hogar y disminuir
al máximo y en lo posible las cargas de · la ma�
dre. Aquí, es indispensable que no se coµfunda
la educación a compartir los trabajos del hogar .
con las -hijas, cosa que serla valiosa y fecun.da si
fuese enseñada en idea de responsabilización de
todos,· padres e hijos,· para un bien común. Lo
que hacen, en general,· las madres mexicanas, es
. forzar las obligaciones y :trabajos específicamente
maternales en las hijas, para depender de ellas
. lo más pronto posible. La racionalización es que
las hijas están para obedecer en todo lo qué quie­
ran los padres, nada más porque son hijas, · inde­
pendientemente de si ello es justo o·. razonable.
En este proceso, la 'madre actúa como si la hija
fuera una cosa, úna máquina adquirida . para ser­
vir,· de acue�do con sus propias necesidades; no
existe una co�eladón armoniosa de las necesida­
des y: el respeto que · se le debe a la hija como
persona humana, y las que tiene y se debe 1a.
madre a sí misma y que debe esperar también
de su hija.
Por eso, en· México, la__.,hija mayor tiene· uila
problemática psicológica peculiar. Como se·.apre­
cia, tiene un papel también especial en la diná-
·· ·
mica de la familia mexicana.
La hermana mayor es vivida en muchos de
nuestros hogares como una- importantísima ma\
dre-sustituta por los herniarios -m'·enores;' a . veces:
.
159
 El mexicano sigue aúri hablando hoy de la
santa, abnegada madre; la reverencia mientras
sigue también resintiendo,. odiando y tratando de
agredir al padre real o al padre simbólico que
· percibe en la sociedad que lo rodea. La rebelión
parcial del mexicano le permite salir a buscar
a la mujer como novia, esposa o amante, y allí,
por desplazamiento, vaciar los renc�es a la ma­
dre, al devaluar, despreciar y humillar a la es­
posa o a la amante� Así sigue el ciclo de . conver­
tirla en otra santa, buena,_ abnegad� y reveren­
ciada madre de la siguiente generación, mientras
él se convierte en otro odioso y odiado padr�.
Por otra parle, la agresión a las hijas no se
detiene en las áreas descritas hasta ahora. Las
hijas son utilizadas. desde muy pequeñas como
sustitutos de la madre en todo lo que puedc1 ser
esto posib!e. Asi se les enseña a · servir al padre
en todas las demandas infantiles y de dependen­
cia que tenga. Tan pronto como és posible; la
madre descarga sus obligaciones inás específica­
mente maternales en ellas. Este · proceso es más
acentuado . con la hija mayor. Esta es siempre
educada con más hostilidad por la madre en una
'.trrgencia de lograr una maduración. precoz, una
identificación total y completa de la hija con ella.
La madre obtiene pronto de · esta manera una·
iiana·· gratuita, que· además tiene la obligación de
querer a los niños q1¡1e se le obliga a cuidar; :una .
158
sub-criada para trabajar ·en el hogar y disminuir
al máximo y en lo posible las cargas de · la ma�
dre. Aquí, es indispensable que no se coµfunda
la educación a compartir los trabajos del hogar .
con las -hijas, cosa que serla valiosa y fecun.da si
fuese enseñada en idea de responsabilización de
todos,· padres e hijos,· para un bien común. Lo
que hacen, en general,· las madres mexicanas, es
. forzar las obligaciones y :trabajos específicamente
maternales en las hijas, para depender de ellas
. lo más pronto posible. La racionalización es que
las hijas están para obedecer en todo lo qué quie­
ran los padres, nada más porque son hijas, · inde­
pendientemente de si ello es justo o·. razonable.
En este proceso, la 'madre actúa como si la hija
fuera una cosa, úna máquina adquirida . para ser­
vir,· de acue�do con sus propias necesidades; no
existe una co�eladón armoniosa de las necesida­
des y: el respeto que · se le debe a la hija como
persona humana, y las que tiene y se debe 1a.
madre a sí misma y que debe esperar también
de su hija.
Por eso, en· México, la__.,hija mayor tiene· uila
problemática psicológica peculiar. Como se·.apre­
cia, tiene un papel también especial en la diná-
·· ·
mica de la familia mexicana.
La hermana mayor es vivida en muchos de
nuestros hogares como una- importantísima ma\
dre-sustituta por los herniarios -menores;' a . veces:
159
 mucho más valiosa afectivamente que la madre
misma; en otros hogares en éambio es vivida con
. más ambivalencia que la madre. El papel des­
crito en la. hermana mayor es tomado por una
nana real en· 1os hogares de clase media alta y
en las clases ricas, y aquí . ya se presenta -otra
problemática psicológica: porque, junto al padre
ausente, está la madre más·o menos ausente, que
no sólo abandona a los hijos en las relaciones _-bá­
sicas, sino que sólo se acerca a ellos ocasional-
. mente para corregirlos o_ para saciar sus propias
necesidades de afecto, aunqúe después racionali�
ce esto diciendo que es para darles afecto. El pro­
blema se complica más cuando la. nana resulta
o más amada o más temida ppr los niños que la
misma madre; cosa frecuentísima, porque la nana ·
mexicana, muchas veces, utiliza su trabajo para
�ompensar sus propias necesidades maternales, en - ·
·Ia mayor parte de los casos, o para actuar su hos:..
tilidad, en los menos. De manera que con . esto
se presenta el_ problema de dive:\�as identificacio-
. nes en el niño, mµchas veces contradictorias, que
hacen_· que los problemas se_ multipliquen. Para .
ejemplificar, uno de los problemas más comunes -
es la pardal identificación con la madre real que
· domina, abandona y �umilla, .per� que es val�a­
da como <lll:1ª ·de· la casa,_ y al Iajsmo tiempo la
que se hace con la n�a, como mujer amadá -�ro
sometida y. devalua4a _ por lo� padres.__ . . _ . , _ .
,ló()
160
. · La agresión á los demás hijos (más allá .de lo
· necesariamente educativo) se efectúa en forma
siniilar, aunque en menor grado. La ma�; ade­
más, insiste con las hijás para que aprendan a so-·
meterse a los hermanos y, en cuanto es posible.,
los cuiden y los consientan no. obstante que. si�
multáneamente les enseña que el hombre _m�o
también está en los hermanos y que deben des­
confiar de ellos. &to despierta múltiples conflic­
tos entre hermanos y hermanas. Aquéllos exi­
giendo los privilegios que la madre otorga, éstas
defendiéndose de los hermanos o aceptando lo que
ellos. quieren. Más tarde, el noviazgo y el ma�
trimonio · repite. los patrones enseñados por la
madre f'll relación a padre y hermanos. Esta re­
lación familiar incrementa además la atracción
incestuosa entre hermanos, que . en las familias de
las dases medias se acentúa por el encerramien­
to y · aislamiento familiar, por temor al mundo
. externo_ y, en la familia pobre citadina o en el
campo, por la promiscuidad del hogar. _
En el área sexual, la madre agrede a la hija ·
desde el . nacimiento hasta la muerte, en las for­
mas más diversas. La más común es determinada·
por la proyección de la inseguridad . en su propio .
valer, fidelidad y castidad. Al mismo tiempo qu�
.enseña "la maldad"· del hombre, le· enseña a la
.....
bija·. á sentirse "inala" ·· e incapaz de defender su
integridad afectiva y · sexual, o de walerse p.or si
"161.
 mucho más valiosa afectivamente que la madre
misma; en otros hogares en éambio es vivida con
. más ambivalencia que la madre. El papel des­
crito en la. hermana mayor es tomado por una
nana real en· 1os hogares de clase media alta y
en las clases ricas, y aquí . ya se presenta -otra
problemática psicológica: porque, junto al padre
ausente, está la madre más·o menos ausente, que
no sólo abandona a los hijos en las relaciones _-bá­
sicas, sino que sólo se acerca a ellos ocasional-
. mente para corregirlos o_ para saciar sus propias
necesidades de afecto, aunqúe después racionali�
ce esto diciendo que es para darles afecto. El pro­
blema se complica más cuando la. nana resulta
o más amada o más temida ppr los niños que la
misma madre; cosa frecuentísima, porque la nana ·
mexicana, muchas veces, utiliza su trabajo para
�ompensar sus propias necesidades maternales, en - ·
·Ia mayor parte de los casos, o para actuar su hos:..
tilidad, en los menos. De manera que con . esto
se presenta el_ problema de dive:\�as identificacio-
. nes en el niño, mµchas veces contradictorias, que
hacen_· que los problemas se_ multipliquen. Para .
ejemplificar, uno de los problemas más comunes -
es la pardal identificación con la madre real que
· domina, abandona y �umilla, .per� que es val�a­
da como <lll:1ª ·de· la casa,_ y al Iajsmo tiempo la
que se hace con la n�a, como mujer amadá -�ro
sometida y. devalua4a _ por lo� padres.__ . . _ . , _ .
,ló()
. · La agresión á los demás hijos (más allá .de lo
· necesariamente educativo) se efectúa en forma
siniilar, aunque en menor grado. La ma�; ade­
más, insiste con las hijás para que aprendan a so-·
meterse a los hermanos y, en cuanto es posible.,
los cuiden y los consientan no. obstante que. si�
multáneamente les enseña que el hombre _m�o
también está en los hermanos y que deben des­
confiar de ellos. &to despierta múltiples conflic­
tos entre hermanos y hermanas. Aquéllos exi­
giendo los privilegios que la madre otorga, éstas
defendiéndose de los hermanos o aceptando lo que
ellos. quieren. Más tarde, el noviazgo y el ma�
trimonio · repite. los patrones enseñados por la
madre f'll relación a padre y hermanos. Esta re­
lación familiar incrementa además la atracción
incestuosa entre hermanos, que . en las familias de
las dases medias se acentúa por el encerramien­
to y · aislamiento familiar, por temor al mundo
. externo_ y, en la familia pobre citadina o en el
campo, por la promiscuidad del hogar. _
En el área sexual, la madre agrede a la hija ·
desde el . nacimiento hasta la muerte, en las for­
mas más diversas. La más común es determinada·
por la proyección de la inseguridad . en su propio .
valer, fidelidad y castidad. Al mismo tiempo qu�
.enseña "la maldad"· del hombre, le· enseña a la
.....
bija·. á sentirse "inala" ·· e incapaz de defender su
integridad afectiva y · sexual, o de walerse p.or si
161
 misma; incapaz de creer y de vivir de acuerdo con
los valores morales, religiosos o sociales que le
enseña. La madre trata a su hija desde ·pequeña
hasta el momento que se entrega sexualmente o
sale de la iglesia o del juzgado ya casada, como
una persona en la que . no se puede confiar. Le
enseña que sólo ella, como madre, es, digna de
confianza, sólo ella íntegra y "buena" porque
quiére· y puede serlo. Por eso se arroga el dere­
cho y la obligación de cuidar y observar a su hija
. como una conciencia externa, para reasegurar­
se de que es casta. La anticipadora de la agresión
masculina y fomentadora de hijos agresores . se
dedica a cuidar a las hijas supuestamente inde- ·
fensas o con sospechosos anhelos de ser agredi- ·
das. Su actitud parece decir a la hija hasta que
se casa: "La única que puede cuidar tu virgi­
nidad o ·tu castidad soy yo; tú no puedes; yo soy
buena, tú eres potencialmente mala; te cuido por
tú bien, porque yo sé que tú no tienes ni crees ·en
ese bien". Así, en este doble proceso, la madre
e�seña devaluación moral o sexual a las hijas y
trata de preservar como valioso lo externo o' ·-su­
perficial. La mujer total queda en esta forma
identificada a esa idea autodestructiva y destruc­
tora para los demás: Así completa la madre me�
xicana la creación del mundo· que tanto le sirve
para sufrir, quejarse y para justificar su destino
de sacrificada. Al enseñar maldad a las hijas y
162
d�valuar la calidad de ·1os ·'Valores. que. les. enseña
verbalmente negándoles real bondad, destruye
con esa agresión toda capacidad de verdadera in-·
tegridad y, por supuesto, de introyección de ·una·
madre buena que podría dar a la hija conciencia
y madurez para amar realmente· y resolver· su .
·vida en forma adecuada. ·
Tal educación determina gran número de fra­
casos de las hijas, en todos los órdenes. Esa es
la causa básica del creciente número de hijas per­
tenecientes a las clases medias que �an fracasan­
do emocional, sexual, maritalmente. E!1- la evolu-
. ci6n . �ocia! y· educativa reciente, la reclusión de
la mujer va desapareciendo, y con ello la posibi- ..
lidad de preservar a las hijas con el medio ex­
terno de barrotes y chaperones; las ·jóvenes· van
tendiendo, cada vez con mayor frecuencia, a ex­
perinientar lo sexual con mayor o menor libertad,
·con· mayor o menor promiscuidad, con las conse­
cuencias ele la profunda autodevaluación, a la que
se agrega la devaluación social.
Las clases medias se están quedando cada vez
con más escasas vírgenes para los casamientos
idealizados de las novias de estas clases, y el hom­
bre mexicano, a tanto agredir mujeres, está com;.
probando que ya no hay mucho qué agredir y
que se está 'quedando 'sin oportunidades para pro­
bar , su masculinidad, excepto en devaluar niás a
. mujeres cada vez más devaluadas. ,Eri cambio, el
163
 misma; incapaz de creer y de vivir de acuerdo con
los valores morales, religiosos o sociales que le
enseña. La madre trata a su hija desde ·pequeña
hasta el momento que se entrega sexualmente o
sale de la iglesia o del juzgado ya casada, como
una persona en la que . no se puede confiar. Le
enseña que sólo ella, como madre, es, digna de
confianza, sólo ella íntegra y "buena" porque
quiére· y puede serlo. Por eso se arroga el dere­
cho y la obligación de cuidar y observar a su hija
. como una conciencia externa, para reasegurar­
se de que es casta. La anticipadora de la agresión
masculina y fomentadora de hijos agresores . se
dedica a cuidar a las hijas supuestamente inde- ·
fensas o con sospechosos anhelos de ser agredi- ·
das. Su actitud parece decir a la hija hasta que
se casa: "La única que puede cuidar tu virgi­
nidad o ·tu castidad soy yo; tú no puedes; yo soy
buena, tú eres potencialmente mala; te cuido por
tú bien, porque yo sé que tú no tienes ni crees ·en
ese bien". Así, en este doble proceso, la madre
e�seña devaluación moral o sexual a las hijas y
trata de preservar como valioso lo externo o' ·-su­
perficial. La mujer total queda en esta forma
identificada a esa idea autodestructiva y destruc­
tora para los demás: Así completa la madre me�
xicana la creación del mundo· que tanto le sirve
para sufrir, quejarse y para justificar su destino
de sacrificada. Al enseñar maldad a las hijas y
162
d�valuar la calidad de ·1os ·'Valores. que. les. enseña
verbalmente negándoles real bondad, destruye
con esa agresión toda capacidad de verdadera in-·
tegridad y, por supuesto, de introyección de ·una·
madre buena que podría dar a la hija conciencia
y madurez para amar realmente· y resolver· su .
·vida en forma adecuada. ·
Tal educación determina gran número de fra­
casos de las hijas, en todos los órdenes. Esa es
la causa básica del creciente número de hijas per­
tenecientes a las clases medias que �an fracasan­
do emocional, sexual, maritalmente. E!1- la evolu-
. ci6n . �ocia! y· educativa reciente, la reclusión de
la mujer va desapareciendo, y con ello la posibi- ..
lidad de preservar a las hijas con el medio ex­
terno de barrotes y chaperones; las ·jóvenes· van
tendiendo, cada vez con mayor frecuencia, a ex­
perinientar lo sexual con mayor o menor libertad,
·con· mayor o menor promiscuidad, con las conse­
cuencias ele la profunda autodevaluación, a la que
se agrega la devaluación social.
Las clases medias se están quedando cada vez
con más escasas vírgenes para los casamientos
idealizados de las novias de estas clases, y el hom­
bre mexicano, a tanto agredir mujeres, está com;.
probando que ya no hay mucho qué agredir y
que se está 'quedando 'sin oportunidades para pro­
bar , su masculinidad, excepto en devaluar niás a
. mujeres cada vez más devaluadas. ,Eri cambio, el
163
 país, en su proceso d_e avance ·social y económico,
en. el · sentido d� · 1as estadísticas,· está ganando un
gran ·número de mujeres para incrementar la
mano de obra y la riqueza nacional; porque la
mujer, al irrumpir en la calle, en las fábricas o
en los empleos, cómo secretaria o profesionista,
está adquiriendo la anhelada libertad personal y
económica, en centurias pasadas tan añorada; li­
bertad que -es bueno asentarlo- es muy le-
gítima.
Lo malo es ·el uso que la nueva µiujer libe-
rada está dando a sus_ logros. Se han confirmado
las sospechas que tuvieron las madres de �ste
país, durante siglos, de que la única defensa para
conservar la valuación social y moral de· stis hi-.
jas ha estribado en su severidad, en conservar los
_ . ojos y oídos bien abiertos y bien cerradas las puer­
tas de la casa. Todo esto está probando además
que la agresión inconsciente de la madre ha lo- ·
grado su objetivo, es decir, hacer a las hijas bus-
-_ car más que el amor maduro, el' que siempre
· busca la fundación de un hogar y la creación re­
parativa y amorosa de hijos, la experiencia se­
i'Ual que encuentra, más - que al hombre amado,
al agresor que repite con ellas la situación ma­
terna.-
Estas clases, pues, están desmoronándose, mi�
nadas en sus valores, al desaparecer los puntales
externos de su _ precario · equilibrio anterior. En
164
otras - clases, h�ce - mucho tiempo que existe · 1a -
misma situación, sólo _que' en las ricas estas si­
tuaciones se convierten e:n bromas o en pequeños
· escándalos sociales sin trascendencia, o_ en inci­
dentes vulgares dentro de una vida que, préten- ·
diend() ser sofisticada, sólo resulta · más costosa
al · bolsillo. En las clases pobres, como todo esto
es lo cotidiano, la atención se fija mucho �erios.
Las descripciones anteriores permiten enten­
der ya las· ·motivaciones psicológicas de la feno­
menología social que preocupa - a sociólogos y
asusta a moralistas y a religiosos, que llena de
alegría y satisfacción a los reivindicativos de la
anterior _esclavitud y sometimiento de la mujer,
y que· tiene sin cuidado a nuestros gobernantes,
cuando no muy satisfechos de que en las pasturas
mexicanas, en los cotos de ·caza · burocráticos o
sociales, las hem�ras temblorosas de excitación .
ante el asedio cotidiano, cada vez se hacen más
acce"sibles, más fáciles y más abundantes. Tam�
bién con ello· está empezando a darse la perver;. ·
sión refinada que_· siempre aparece cuando el .
aburrimiento sexual alcanza: límites cercanos al
hartazgo.
El hombre, · tradicionalmente inculpado en
nuestros estudios· sociológicos, en los discursos mo­
ralizantes o en los sermones religiosos, no . explica
las asombrosas. estadísticas mexicanas - de hogares
rotos; de mujeres abandonadas por esposos o por
.
165
 país, en su proceso d_e avance ·social y económico,
en. el · sentido d� · 1as estadísticas,· está ganando un
gran ·número de mujeres para incrementar la
mano de obra y la riqueza nacional; porque la
mujer, al irrumpir en la calle, en las fábricas o
en los empleos, cómo secretaria o profesionista,
está adquiriendo la anhelada libertad personal y
económica, en centurias pasadas tan añorada; li­
bertad que -es bueno asentarlo- es muy le-
gítima.
Lo malo es ·el uso que la nueva µiujer libe-
rada está dando a sus_ logros. Se han confirmado
las sospechas que tuvieron las madres de �ste
país, durante siglos, de que la única defensa para
conservar la valuación social y moral de· stis hi-.
jas ha estribado en su severidad, en conservar los
_ . ojos y oídos bien abiertos y bien cerradas las puer­
tas de la casa. Todo esto está probando además
que la agresión inconsciente de la madre ha lo- ·
grado su objetivo, es decir, hacer a las hijas bus-
-_ car más que el amor maduro, el' que siempre
· busca la fundación de un hogar y la creación re­
parativa y amorosa de hijos, la experiencia se­
i'Ual que encuentra, más - que al hombre amado,
al agresor que repite con ellas la situación ma­
terna.-
Estas clases, pues, están desmoronándose, mi�
nadas en sus valores, al desaparecer los puntales
externos de su _ precario · equilibrio anterior. En
164
otras - clases, h�ce - mucho tiempo que existe · 1a -
misma situación, sólo _que' en las ricas estas si­
tuaciones se convierten e:n bromas o en pequeños
· escándalos sociales sin trascendencia, o_ en inci­
dentes vulgares dentro de una vida que, préten- ·
diend() ser sofisticada, sólo resulta · más costosa
al · bolsillo. En las clases pobres, como todo esto
es lo cotidiano, la atención se fija mucho �erios.
Las descripciones anteriores permiten enten­
der ya las· ·motivaciones psicológicas de la feno­
menología social que preocupa - a sociólogos y
asusta a moralistas y a religiosos, que llena de
alegría y satisfacción a los reivindicativos de la
anterior _esclavitud y sometimiento de la mujer,
y que· tiene sin cuidado a nuestros gobernantes,
cuando no muy satisfechos de que en las pasturas
mexicanas, en los cotos de ·caza · burocráticos o
sociales, las hem�ras temblorosas de excitación .
ante el asedio cotidiano, cada vez se hacen más
acce"sibles, más fáciles y más abundantes. Tam�
bién con ello· está empezando a darse la perver;. ·
sión refinada que_· siempre aparece cuando el .
aburrimiento sexual alcanza: límites cercanos al
hartazgo.
El hombre, · tradicionalmente inculpado en
nuestros estudios· sociológicos, en los discursos mo­
ralizantes o en los sermones religiosos, no . explica
las asombrosas. estadísticas mexicanas - de hogares
rotos; de mujeres abandonadas por esposos o por
.
165
 uno, -dos o tres amantes sucesivos, de. mujeres con
· hijos de muchos padres, de padres con hijos de .
cuatro O cinco mujeres simultáneas, de hombres
con· tres "casas" a las que asisten "regularmen­
te", sabiéndolo y aceptándolo sus distintas muje­
res; aceptación más o menos renuente, pero acep­
tación al fin� Ni la frecuencia de seducciones o .
ataques sexua�es incestuosos reales; ni las esta­
dísticas, quizá imposibles de hacer pero perfec­
tamente apreciables social y clínicamente, de la
creciente homosexualipad manifiesta, que no es
otra cosa que la evolución lógica de la patología
de las últimas décadas de intensa homosexualidad ·
latente en ·el machismo y el tenorismo, tan admi­
rados en este país como fenomenología típica; ni
el incremento de los divorcios, que resulta aún un
dato ridículo en número porque, en medio del
desorden social, son muy pocos y seguramente los
. cia" o la "juventud" es ridículo. Tale.s agredidas
escrupulosos hasta la exageración los que recurren
a esa medida legal, la que prácticamente a nadie
preocupa y que la mayor parte no se toma la
molestia de obtener· cuando· las situaciones de he­
cho resuelven tÓdos estos problemas en forma
más rápida y sin complicaciones;
El drama social de México en el área aquí es­
tudiada alcanza magnitudes proporcionales tan
enormes que sería difícil establecer límites de
zonas sociales . donde se pudieran · localizar · nú�
cl�os de verdadera -salud psicosexual y social. El
166
nia�ortio, el �ogar constrtuiao,, mtegrauo y :t:�: ,.
tablepdo, se está haciendo cada vez más y más
una lllllloría, y los hogar�s sanos son aún, más es-
· casos..
El hombre no es, sin duda, el . único culpable
de esta situación. De ella tienen que responder
ante sí mismos, ante las generaciones futuras o
ante los valores aún considerados respetables por
todos o por la mayoría, juntos· el hombre y la
mujer mexicanos, que en esta situación compar­
ten la responsabilidad por partes iguales.
El rapto violento, la violación forzada son
raras en este país, aunque existen y quizá en pro­
porción ligeramente superior a la de otros países
occidentales. En su gran mayoría, para cada
agresor "malvado" hay una agredida dispuesta
al holocausto y al martirio. Invocar en estas si­
tuaciones la "ignorancia" o la "falta de experien-
y agresores conviven ·en un mundo en que ésta
es la corruín conducta social. Tal situación no es
posible sin mutuo consentimiento y acuerdo. Los
· hombres y las mujeres que buscan lo amoroso,
lo afectivo, son aún pocos. Lo frecuente es que
tanto para él como para ella la conquista del otro
séa un trofeo. Lo real, lo profundo es que él y
ella buscan agredirse en. la forma que han sido
enseñados · a ejercer:• él atacando sexualmente y
�xigiendo dependencia exagerada, ella pennitien�
167
 uno, -dos o tres amantes sucesivos, de. mujeres con
· hijos de muchos padres, de padres con hijos de .
cuatro O cinco mujeres simultáneas, de hombres
con· tres "casas" a las que asisten "regularmen­
te", sabiéndolo y aceptándolo sus distintas muje­
res; aceptación más o menos renuente, pero acep­
tación al fin� Ni la frecuencia de seducciones o .
ataques sexua�es incestuosos reales; ni las esta­
dísticas, quizá imposibles de hacer pero perfec­
tamente apreciables social y clínicamente, de la
creciente homosexualipad manifiesta, que no es
otra cosa que la evolución lógica de la patología
de las últimas décadas de intensa homosexualidad ·
latente en ·el machismo y el tenorismo, tan admi­
rados en este país como fenomenología típica; ni
el incremento de los divorcios, que resulta aún un
dato ridículo en número porque, en medio del
desorden social, son muy pocos y seguramente los
. cia" o la "juventud" es ridículo. Tale.s agredidas
escrupulosos hasta la exageración los que recurren
a esa medida legal, la que prácticamente a nadie
preocupa y que la mayor parte no se toma la
molestia de obtener· cuando· las situaciones de he­
cho resuelven tÓdos estos problemas en forma
más rápida y sin complicaciones;
El drama social de México en el área aquí es­
tudiada alcanza magnitudes proporcionales tan
enormes que sería difícil establecer límites de
zonas sociales . donde se pudieran · localizar · nú�
cl�os de verdadera -salud psicosexual y social. El
166
nia�ortio, el �ogar constrtuiao,, mtegrauo y :t:�: ,.
tablepdo, se está haciendo cada vez más y más
una lllllloría, y los hogar�s sanos son aún, más es-
· casos..
El hombre no es, sin duda, el . único culpable
de esta situación. De ella tienen que responder
ante sí mismos, ante las generaciones futuras o
ante los valores aún considerados respetables por
todos o por la mayoría, juntos· el hombre y la
mujer mexicanos, que en esta situación compar­
ten la responsabilidad por partes iguales.
El rapto violento, la violación forzada son
raras en este país, aunque existen y quizá en pro­
porción ligeramente superior a la de otros países
occidentales. En su gran mayoría, para cada
agresor "malvado" hay una agredida dispuesta
al holocausto y al martirio. Invocar en estas si­
tuaciones la "ignorancia" o la "falta de experien-
y agresores conviven ·en un mundo en que ésta
es la corruín conducta social. Tal situación no es
posible sin mutuo consentimiento y acuerdo. Los
· hombres y las mujeres que buscan lo amoroso,
lo afectivo, son aún pocos. Lo frecuente es que
tanto para él como para ella la conquista del otro
séa un trofeo. Lo real, lo profundo es que él y
ella buscan agredirse en. la forma que han sido
enseñados · a ejercer:• él atacando sexualmente y
�xigiendo dependencia exagerada, ella pennitien�
167
, do y buscando esa agresi6n. y tratando_ de ctilpa­
bilizar al hombre y CO}?-trolarlo por medio de la ..
culpa. Cuando esto se lo�, la unión se estabili­
za. Cuando_ una parte exagera su actuación, so-.
breviene fa ruptura.
Muchas veces se excusa a la mujer porque,
ya abandonada, queda a cargo del cuidado de. los
hijos y se sacrifica y trabaja por ellos. Esto, que
en parte es . real, es una: -contraprueba para los
. que afirman la · debilidad de la mujer. La socie­
dad__ mexicana acepta que el padre abandone a
los hijos, pero maldice y es�ece a la madre
que lo. haga. La· mujer todavía se pliega a esta
. exigencia social, pero_ cada vez con más fastidio
y rebeldía, tanto más cuanto que la situación
económica actual está haciendo más · precaria y
. difícil la posibilidad· de segu.ir sometiéndose a esa
exigencia�
El hombre, en· la_ búsqueda destructiva de su
· _ propia masculinidad, en sus infantiles intentos
de tener algo, formar una familia o varias a las
que anhela pertenecer, termina quedándose sólo,
solo con su llanto o, en su muerte, aunque esté·
. rodeado de sus mujeres y de sus ·hijos (que· ven
su muerte- como liberación), también solo.
· La esposa y la madre, al alejar a su mari�o ·
y tratar de reconstruirse con otro u otros aman-.
tes, se queda acompañada de los hijos. Desde un
punto de vista, esto indica ·más estructura; desde ·
·168
168
otro, esto· in"<lica el ,triimfo de su agresión. El cr�
ciente núniero de mujeres abandonadas con, hijos.
de diversos padres- ya no puede explicarse por el
engaño del hombre "malo'' solamente. La. �ujer
contribuye también con su conquista· agresiva del
hombre, con su habilidad para arrebatarle al - pa�
drEi su partenidad y con la utilización de los hijos
más como estigmas culpabilizantes para el padre
que como frutos de amor.
La procreación es así usada en forma destruc­
tiva. Los hijos nacen no para ser amados y darles
hogar, sino· para retener real o desplazadamente
al hombre, al que no se puede amar pero al que
se necesita y al que· se seguirá ·agrediendo y _des­
preciando.·
La conducta de estas madres explica clara­
mente que la búsqueda del apoyo económico del
marido· y, después, de los sucesivos amantes, no
· ' es causa de lo que sucede. Saben que pueden ser
abandonadas. y entonces demostrar que pueden
trabajar _y ·mantener a sus hijos, aunque sea en ·
condiciones ínfimas. El marido o los amantes pa-
. san por su vida como · pretextos necesarios para
concebir más hijos, llorar más penas y acusar..-�
siempre acusar.
En las clases medias, en la provincia, hay un
poco más de estructura y menos desintegración,
ya que de alguna manera han logrado conser­
varse vigentes y actuantes los -valores sociales, re..
169
, do y buscando esa agresi6n. y tratando_ de ctilpa­
bilizar al hombre y CO}?-trolarlo por medio de la ..
culpa. Cuando esto se lo�, la unión se estabili­
za. Cuando_ una parte exagera su actuación, so-.
breviene fa ruptura.
Muchas veces se excusa a la mujer porque,
ya abandonada, queda a cargo del cuidado de. los
hijos y se sacrifica y trabaja por ellos. Esto, que
en parte es . real, es una: -contraprueba para los
. que afirman la · debilidad de la mujer. La socie­
dad__ mexicana acepta que el padre abandone a
los hijos, pero maldice y es�ece a la madre
que lo. haga. La· mujer todavía se pliega a esta
. exigencia social, pero_ cada vez con más fastidio
y rebeldía, tanto más cuanto que la situación
económica actual está haciendo más · precaria y
. difícil la posibilidad· de segu.ir sometiéndose a esa
exigencia�
El hombre, en· la_ búsqueda destructiva de su
· _ propia masculinidad, en sus infantiles intentos
de tener algo, formar una familia o varias a las
que anhela pertenecer, termina quedándose sólo,
solo con su llanto o, en su muerte, aunque esté·
. rodeado de sus mujeres y de sus ·hijos (que· ven
su muerte- como liberación), también solo.
· La esposa y la madre, al alejar a su mari�o ·
y tratar de reconstruirse con otro u otros aman-.
tes, se queda acompañada de los hijos. Desde un
punto de vista, esto indica ·más estructura; desde ·
·168
otro, esto· in"<lica el ,triimfo de su agresión. El cr�
ciente núniero de mujeres abandonadas con, hijos.
de diversos padres- ya no puede explicarse por el
engaño del hombre "malo'' solamente. La. �ujer
contribuye también con su conquista· agresiva del
hombre, con su habilidad para arrebatarle al - pa�
drEi su partenidad y con la utilización de los hijos
más como estigmas culpabilizantes para el padre
que como frutos de amor.
La procreación es así usada en forma destruc­
tiva. Los hijos nacen no para ser amados y darles
hogar, sino· para retener real o desplazadamente
al hombre, al que no se puede amar pero al que
se necesita y al que· se seguirá ·agrediendo y _des­
preciando.·
La conducta de estas madres explica clara­
mente que la búsqueda del apoyo económico del
marido· y, después, de los sucesivos amantes, no
· ' es causa de lo que sucede. Saben que pueden ser
abandonadas. y entonces demostrar que pueden
trabajar _y ·mantener a sus hijos, aunque sea en ·
condiciones ínfimas. El marido o los amantes pa-
. san por su vida como · pretextos necesarios para
concebir más hijos, llorar más penas y acusar..-�
siempre acusar.
En las clases medias, en la provincia, hay un
poco más de estructura y menos desintegración,
ya que de alguna manera han logrado conser­
varse vigentes y actuantes los -valores sociales, re..
169
 ligiosos o morales que impiden esas . actuaciones
.
tan destructivas. Pero. aun en estas zonas �stá el
sello de este tipo de ser femenino, de esta man&-
ra de agredir· y destruir. En ellas es más percep-
tible la educación con. doble moral, con fragmen-
tación superyoi�, la "benigna" para el hombre,.
la "severa" para la mujer; esta "severidad" con­
tribuye a la preservación · iirtilicial de organiza'."
dones familiares más estructuradas; . pero· aun
en estas áreas tales formas de· ser están siendo
cada vez más inoperantes.
.De manera que la venerada y respetada ma­
dre, y la criticada y vilipendiada esposa, en rea-
lidad, · resultan ser la misma persona.
La mujer mexicana no es un ente· pasivo,.. es
un contribuyente que ha peleado . y conquistado
igualdad en la general agresión mexicana. Ella
enseña y educa en esa agresión, ella contribuye
a dirigirla hacia sus respectivas direcciones y ob-·
jetos. Ella hace lo adecuado para que se perpetúe
y, como el hombre mexicano que destruyendo se .
· destruye a sí mismo, así la. mujer entre más des­
truye y enseña. a destruir más se destruye a sí.
misma.
. Los tiempos nuevos la están confrontando
consigo misma. Ya no puede valerse mucho de
la evasiva· del "yo no sabía" o "me pasó lo que
me pasó"; de tanto usarse tan manida acusación
al hombre; se· está.· corrompiendo y, al desapa- ·.
170
170
recer· el tapujo, de pronto la mujer mexicana se
está viendo desnuda, y la vista. de ella misma no ·
.
le está pareciendo atractiva. .
La mé3:dre protege cada vez menos, ca�a vez
culpabiliza menos; las mentiras y los velos de ra-
cionalizaciones están cayendo desgarrados por fa
cada vez más tremenda realidad social. La ver­
dad femenina y masculina de México va emer­
giendo con más claridad ante nuestros ojos. �
· la actualidad, no hay indicios para predecir con
seguridad el rumbo futuro de la sociedad mexi­
cana;. si va hacia la solución de los problemas o
hacia una mayor destrucción.
· Los cambios económicos y sociales, téll'.l nece­
sarios y urgentes, han descubierto p9r otra parte,
la antigua patología social; han facilitado la agre­
. sión o la destrucción donde ya existía larvada q
. disimulada, aclarando la mentira y acentuando
· el relieve de la verdad cuando ésta estaba ericu­
biertá por aquélla.
Co� estos cambios, la imagen de la mujer
aparece similar· a la del hombre; pero ciertame�-
.. te no aparece más valiosa o admirable. Es la
digna contraparte del . hombre mexicano. Es
la creadora, en . su proporción, de ese hombre; ·
es la educadora de "esa pobre mujer me,ocana",
porque; en última instancia, el hombre que con­
tribuye a producir a esa mujer es su obra y crea�
ci6n, en igual medida que el padre mismo.
171
 ligiosos o morales que impiden esas . actuaciones
.
tan destructivas. Pero. aun en estas zonas �stá el
sello de este tipo de ser femenino, de esta man&-
ra de agredir· y destruir. En ellas es más percep-
tible la educación con. doble moral, con fragmen-
tación superyoi�, la "benigna" para el hombre,.
la "severa" para la mujer; esta "severidad" con­
tribuye a la preservación · iirtilicial de organiza'."
dones familiares más estructuradas; . pero· aun
en estas áreas tales formas de· ser están siendo
cada vez más inoperantes.
.De manera que la venerada y respetada ma­
dre, y la criticada y vilipendiada esposa, en rea-
lidad, · resultan ser la misma persona.
La mujer mexicana no es un ente· pasivo,.. es
un contribuyente que ha peleado . y conquistado
igualdad en la general agresión mexicana. Ella
enseña y educa en esa agresión, ella contribuye
a dirigirla hacia sus respectivas direcciones y ob-·
jetos. Ella hace lo adecuado para que se perpetúe
y, como el hombre mexicano que destruyendo se .
· destruye a sí mismo, así la. mujer entre más des­
truye y enseña. a destruir más se destruye a sí.
misma.
. Los tiempos nuevos la están confrontando
consigo misma. Ya no puede valerse mucho de
la evasiva· del "yo no sabía" o "me pasó lo que
me pasó"; de tanto usarse tan manida acusación
al hombre; se· está.· corrompiendo y, al desapa- ·.
170
recer· el tapujo, de pronto la mujer mexicana se
está viendo desnuda, y la vista. de ella misma no ·
.
le está pareciendo atractiva. .
La mé3:dre protege cada vez menos, ca�a vez
culpabiliza menos; las mentiras y los velos de ra-
cionalizaciones están cayendo desgarrados por fa
cada vez más tremenda realidad social. La ver­
dad femenina y masculina de México va emer­
giendo con más claridad ante nuestros ojos. �
· la actualidad, no hay indicios para predecir con
seguridad el rumbo futuro de la sociedad mexi­
cana;. si va hacia la solución de los problemas o
hacia una mayor destrucción.
· Los cambios económicos y sociales, téll'.l nece­
sarios y urgentes, han descubierto p9r otra parte,
la antigua patología social; han facilitado la agre­
. sión o la destrucción donde ya existía larvada q
. disimulada, aclarando la mentira y acentuando
· el relieve de la verdad cuando ésta estaba ericu­
biertá por aquélla.
Co� estos cambios, la imagen de la mujer
aparece similar· a la del hombre; pero ciertame�-
.. te no aparece más valiosa o admirable. Es la
digna contraparte del . hombre mexicano. Es
la creadora, en . su proporción, de ese hombre; ·
es la educadora de "esa pobre mujer me,ocana",
porque; en última instancia, el hombre que con­
tribuye a producir a esa mujer es su obra y crea�
ci6n, en igual medida que el padre mismo.
171
 Ante la . mujer están · 1as interrogantes dé su
futuro. · Hoy por hoy . no está ella utilizando si.i
reciente libertad con propósitos de solidificación .
y maduración. Se la ve correr y a veces ser atro­
pellada por las ruedas de la nueva maquinaria
social; otras veces da la impresión de que anda
buscando a ciegas cómo resolver su problemática
más superficial, mientras
· descuida la profunda-
mente básica. .
Las profesiones le permiten competir con el
hombre, añadir un trofeo. Su acceso a las fábricas,
oficinas� laboratorios, no parece haber contribui­
do a formar hogares mejores, en muchos casos
ni siquiera económicamente mejores. Todas estas.
posibilidades la están confrontando con su propia
fragmentación interna, con sus' apetitos, con· su
voracidad insatisfecha.
El hombre es aún el factor social económico
dominante. La mujer trata de alcanzarlo, pero
a costa dé una creciente autodestrucción.
La secretaria, la obrera, la .actriz, la emplea­
-da, están probando las delicias de lo que consi­
dera libertad económica, a la· que ha agregado lo
que llama libertad sexual; con éstas sólo ha con­
seguido mayor promiscuidad y más inestables y
cambiantes relaciones, ha:sta hoy envidiado privi-· .
legio de los hombres; con sus experiencias, está.
·encontrando además · en confrontación diaria •su
poca integridad real,. su rf:!al incapacidad de amar,
172
172
.
. su gran destructividad que la lleva a destruirse a .
sL misma: no sólo devaluándose· en la sociedad
actual -donde ya está "tan devaluada-· , sino
. ahora percibiéndose a sí misma como devaluada.
Cuando tal mujer, en un intento de repara­
ción· tardío, se casa y busca alguna estabilidad
matrimonial en anhelo de alguna relación amo-
. rosa real y sólida, llega aún .más destruida al
matrimonio que su antecesora, la que llevaba la
falsa virtud de una virginidad no lograda por
ella misma, sino por la culpa y vigilancia ma­
terna. Esta creía en su falsa virtud; la actual
sabe, con el dolor de la propia constatación, · que·
nada de lo que dice y quiere creer es cierto; sobre·
todo cuando se percibe más llena de culpa, con­
frontada· con la necesidad de dar valores a sus
hijos e hijas, se percibe más llena de culpa y am�
bivalencia. Esta; al contrario de su antecesora, se
cree · ''mala" y no sabe cómo podría hacer para
enseñar la "bondad" que no tiene, el respeto y .
el amor de los hijos que cree no haber recibido
ella misma, pero· que anhela en los hijos espe­
ranqo su propia redención, cuando menos como
reflejo de _lo· que pudo sembrar en ellos.
.Aquellas madres (de las que aún quedan mu- ·
chas, aunque en proceso de desbandada) podían
. al menos racionalizar su "maldad" y · decir que
había sido heredada de abuelas y. abuelos o de
aquel · tío lejano tan malo. Las madres actuales
')
173
 Ante la . mujer están · 1as interrogantes dé su
futuro. · Hoy por hoy . no está ella utilizando si.i
reciente libertad con propósitos de solidificación .
y maduración. Se la ve correr y a veces ser atro­
pellada por las ruedas de la nueva maquinaria
social; otras veces da la impresión de que anda
buscando a ciegas cómo resolver su problemática
más superficial, mientras
· descuida la profunda-
mente básica. .
Las profesiones le permiten competir con el
hombre, añadir un trofeo. Su acceso a las fábricas,
oficinas� laboratorios, no parece haber contribui­
do a formar hogares mejores, en muchos casos
ni siquiera económicamente mejores. Todas estas.
posibilidades la están confrontando con su propia
fragmentación interna, con sus' apetitos, con· su
voracidad insatisfecha.
El hombre es aún el factor social económico
dominante. La mujer trata de alcanzarlo, pero
a costa dé una creciente autodestrucción.
La secretaria, la obrera, la .actriz, la emplea­
-da, están probando las delicias de lo que consi­
dera libertad económica, a la· que ha agregado lo
que llama libertad sexual; con éstas sólo ha con­
seguido mayor promiscuidad y más inestables y
cambiantes relaciones, ha:sta hoy envidiado privi-· .
legio de los hombres; con sus experiencias, está.
·encontrando además · en confrontación diaria •su
poca integridad real,. su rf:!al incapacidad de amar,
172
.
. su gran destructividad que la lleva a destruirse a .
sL misma: no sólo devaluándose· en la sociedad
actual -donde ya está "tan devaluada-· , sino
. ahora percibiéndose a sí misma como devaluada.
Cuando tal mujer, en un intento de repara­
ción· tardío, se casa y busca alguna estabilidad
matrimonial en anhelo de alguna relación amo-
. rosa real y sólida, llega aún .más destruida al
matrimonio que su antecesora, la que llevaba la
falsa virtud de una virginidad no lograda por
ella misma, sino por la culpa y vigilancia ma­
terna. Esta creía en su falsa virtud; la actual
sabe, con el dolor de la propia constatación, · que·
nada de lo que dice y quiere creer es cierto; sobre·
todo cuando se percibe más llena de culpa, con­
frontada· con la necesidad de dar valores a sus
hijos e hijas, se percibe más llena de culpa y am�
bivalencia. Esta; al contrario de su antecesora, se
cree · ''mala" y no sabe cómo podría hacer para
enseñar la "bondad" que no tiene, el respeto y .
el amor de los hijos que cree no haber recibido
ella misma, pero· que anhela en los hijos espe­
ranqo su propia redención, cuando menos como
reflejo de _lo· que pudo sembrar en ellos.
.Aquellas madres (de las que aún quedan mu- ·
chas, aunque en proceso de desbandada) podían
. al menos racionalizar su "maldad" y · decir que
había sido heredada de abuelas y. abuelos o de
aquel · tío lejano tan malo. Las madres actuales
173
 no pueden escaparse. ni siquiera . de esa manera;
tienen que recurrir a .un proceso más profundo y
doloroso: el hundimiento · en la. melancolía, en la ·
vivencia autodestructiva de que destrucción y de­
valuación, incapacidad de aniar y sexualidad uti­
lizada como biberón para su. insaciable voracidad,
están en ellas y no sólo en los demás.
Esta mujer, cuando no logra alguna· clase de
hogar, aunque éste sea muy inestable, se está_
. volviendo más directamente destructiva cuando
los hombres vienen_ y van· abandonándola estéril
o cargada de hijos. En este último caso va per- -_
diendo la energía de crear y conservar el mundo
de los hijos como prolongación propia para algún
día, cuándo menos, alcanzar el pedestal reivindi­
cador de la madre venerada. La madre de .este
tipo está abandonando a sus hijos entre parientes
y amigos, o los va regando en orfanatorios. disfra­
zados de internado, o en las múltiples ciudades del
niño que están apareciendo por todo el país - ·so­
lución de emergencia que los mexicanos están en­
contrando para encubrir de alguna manera el tre­
mendo problema social. Esta mujer abandona a
sus hijos aquí y allá mientras sigue seduciendo
más hombres y pariendo más hijos� que tan pron­
to como puede va a entregar para que ''los edu­
quen"
Lá secretaria, la. empleada, la obrera; muchas
veces la profesionista, todavía no pueden lograrse
174
com(? tales, en eficiencia, orgullo y _ respeto de su
trabajo, como una manera de expresar�e, valuar-
. se y sostenerse. Una gran parte de ellas se entre­
garán a la exploración sexual o se frustrarán en
el "amor al jefe'' o al "señor casado", y seguirán
los caminos de su patología, escondidas dentro de
la selva dé la desintegración general, aunque en
sus casas sigan siendo las "pobres mujeres que
trabajan". La rebelión de la mujer en este sen­
_tido ha encontrado una serie de expresiones que
repiten a sus · padres cuando éstos protestan por
las llegadas tarde: "Mira,- papá ( o mamá), si
quisiera hacer algo malo lo haría a cualquier hora
del día, no necesitó la noche para eso''; los pa­
dres, ante lógica tan irrefutable, terminan por
callar. Lo que las hijas .no · dicen es que efecti­
vamente están haciendo eso que llaman "malo"
a todas horas, aunque, por supuesto, la noche sea"
siempre más atractiva y más cómoda para algu­
nas actividades.
Y así, estas mujeres, si no están. aprendiendo
a formar mejores familias, sí están instruyéndose
debidamente en el arte de- ser expertas en "se­
xualidad", sin el· antiguo resultado de los hijos;
estas mujeres se están haciendo expertas en rit,.
mo y en anticonceptivos y, cuando éstos fallan,
en localizar la también crécienté legión de abor­
tad.ores profésionales y aficionados. Un sector im­
portante de los componentes femeninos de estas
175
 no pueden escaparse. ni siquiera . de esa manera;
tienen que recurrir a .un proceso más profundo y
doloroso: el hundimiento · en la. melancolía, en la ·
vivencia autodestructiva de que destrucción y de­
valuación, incapacidad de aniar y sexualidad uti­
lizada como biberón para su. insaciable voracidad,
están en ellas y no sólo en los demás.
Esta mujer, cuando no logra alguna· clase de
hogar, aunque éste sea muy inestable, se está_
. volviendo más directamente destructiva cuando
los hombres vienen_ y van· abandonándola estéril
o cargada de hijos. En este último caso va per- -_
diendo la energía de crear y conservar el mundo
de los hijos como prolongación propia para algún
día, cuándo menos, alcanzar el pedestal reivindi­
cador de la madre venerada. La madre de .este
tipo está abandonando a sus hijos entre parientes
y amigos, o los va regando en orfanatorios. disfra­
zados de internado, o en las múltiples ciudades del
niño que están apareciendo por todo el país - ·so­
lución de emergencia que los mexicanos están en­
contrando para encubrir de alguna manera el tre­
mendo problema social. Esta mujer abandona a
sus hijos aquí y allá mientras sigue seduciendo
más hombres y pariendo más hijos� que tan pron­
to como puede va a entregar para que ''los edu­
quen"
Lá secretaria, la. empleada, la obrera; muchas
veces la profesionista, todavía no pueden lograrse
174
com(? tales, en eficiencia, orgullo y _ respeto de su
trabajo, como una manera de expresar�e, valuar-
. se y sostenerse. Una gran parte de ellas se entre­
garán a la exploración sexual o se frustrarán en
el "amor al jefe'' o al "señor casado", y seguirán
los caminos de su patología, escondidas dentro de
la selva dé la desintegración general, aunque en
sus casas sigan siendo las "pobres mujeres que
trabajan". La rebelión de la mujer en este sen­
_tido ha encontrado una serie de expresiones que
repiten a sus · padres cuando éstos protestan por
las llegadas tarde: "Mira,- papá ( o mamá), si
quisiera hacer algo malo lo haría a cualquier hora
del día, no necesitó la noche para eso''; los pa­
dres, ante lógica tan irrefutable, terminan por
callar. Lo que las hijas .no · dicen es que efecti­
vamente están haciendo eso que llaman "malo"
a todas horas, aunque, por supuesto, la noche sea"
siempre más atractiva y más cómoda para algu­
nas actividades.
Y así, estas mujeres, si no están. aprendiendo
a formar mejores familias, sí están instruyéndose
debidamente en el arte de- ser expertas en "se­
xualidad", sin el· antiguo resultado de los hijos;
estas mujeres se están haciendo expertas en rit,.
mo y en anticonceptivos y, cuando éstos fallan,
en localizar la también crécienté legión de abor­
tad.ores profésionales y aficionados. Un sector im­
portante de los componentes femeninos de estas
175
 clases están aún defendiendo -la máscara de . la
virtµd qu.e se ·supone que poseen. Sin embargo, el ·
ciclo tan característi_co por -el que han pasado o
están pasando los pueblos · occidentales, de las
hecatombes fetales, está ya iniciado y muy avan­
zado en México. Y las mujeres,_ en la búsqueda ·-
autodestructiva y destructiva del hombre, están
enseñando su capacidad - real de destr11:cción con-: _
tra los hijos, y de liquidación de su ser de madres,_
al negarse _ casi totalmente la posibilidad d� re­
hacerse en la imagen de un �jo amado.
Ponerle arneses a la agresión - con soluciones le­
gales presupondría un aparato . legislativo y eje�
cutivo eficaz, que no existe en la - actualidad ni es
posible que . exista en . tiempo previsible. Buscarle
soluciones económicas es absurdo, porque lo eco­
n_ómico puro ·sólo ·soluciona lo económico, y _la
agresión se puede hacer con o por diez pesos como
por diez millones. Después del mínimo necesario
para la subsistencia, ·. las posesiones materiales
nunca han resuelto las agresiones, tampoco han
creado amor, excepto el amor al dinero.
.
.
Buscar soluciones "científico-sociales'' es . lle-.
nar libros y · folletos de ideas, de proposiciones y
de estadísticas que a nadie cambian,. que a nadie
· mejoran. Estas soluciones, por · la dinámica y la
problemática _nacional, no pueden tener . éxito,
176
176
porque no pueden lograr por ellas mismas una.
vida más madura, satisfactoria· y productiva para
todos los miembros de la sociedad.
Entre las soluciones que con frecuencia � es­
cuchan· en nuestro medio está la que propone exi­
gir responsabilidad al hombre, aunque_ sólo ·sea
- económica para el sostén de los hijos. Esta su-
- gestión · es expresada con · 1a característica �bi-
valeIJ.cia mexicana, y por eso mismo nunca es
tomada en serio, ya que en realidad nadie la
desea. Esta tolerancia -pone en evidencia la com�
plicidad colectiva, en particular la de los _hom­
bres que se sienten en su mayoría tan culpables
y la de los no culpables, pero que posiblemente
algún día· 10 sean, en que es mejor dejar siempre
una salida de escape, de huida, por si ac�so al-
- _. guna vez alguien los "confronta con el resultado
de sus ·actividades s�xuales agresivas.
· . Desde hace varias décadas el problema está -
a_ la vista de ·todos; si aún no se ha hecho algo
efectivo, -a_ pesar de que aquí y acullá se escuchan
· voces que denuncian y proponen soÍuciones, tiene
que ser porque realmente las mayorías de la s�
ciedad, o cuando menos Jas minorías que pueden
_ hacer algo; · no pueden o no quieren hacerlo.
Si algún día se pudiese responsabilizar· más
al hombre, aunque séa económicamenté, qu4á se
disminuiría su afán de promiscuidad, o quizá los ·
- hijos' sufrier� menos penurias económicas, · pero
;'.
177.
 clases están aún defendiendo -la máscara de . la
virtµd qu.e se ·supone que poseen. Sin embargo, el ·
ciclo tan característi_co por -el que han pasado o
están pasando los pueblos · occidentales, de las
hecatombes fetales, está ya iniciado y muy avan­
zado en México. Y las mujeres,_ en la búsqueda ·-
autodestructiva y destructiva del hombre, están
enseñando su capacidad - real de destr11:cción con-: _
tra los hijos, y de liquidación de su ser de madres,_
al negarse _ casi totalmente la posibilidad d� re­
hacerse en la imagen de un �jo amado.
Ponerle arneses a la agresión - con soluciones le­
gales presupondría un aparato . legislativo y eje�
cutivo eficaz, que no existe en la - actualidad ni es
posible que . exista en . tiempo previsible. Buscarle
soluciones económicas es absurdo, porque lo eco­
n_ómico puro ·sólo ·soluciona lo económico, y _la
agresión se puede hacer con o por diez pesos como
por diez millones. Después del mínimo necesario
para la subsistencia, ·. las posesiones materiales
nunca han resuelto las agresiones, tampoco han
creado amor, excepto el amor al dinero.
.
.
Buscar soluciones "científico-sociales'' es . lle-.
nar libros y · folletos de ideas, de proposiciones y
de estadísticas que a nadie cambian,. que a nadie
· mejoran. Estas soluciones, por · la dinámica y la
problemática _nacional, no pueden tener . éxito,
176
porque no pueden lograr por ellas mismas una.
vida más madura, satisfactoria· y productiva para
todos los miembros de la sociedad.
Entre las soluciones que con frecuencia � es­
cuchan· en nuestro medio está la que propone exi­
gir responsabilidad al hombre, aunque_ sólo ·sea
- económica para el sostén de los hijos. Esta su-
- gestión · es expresada con · 1a característica �bi-
valeIJ.cia mexicana, y por eso mismo nunca es
tomada en serio, ya que en realidad nadie la
desea. Esta tolerancia -pone en evidencia la com�
plicidad colectiva, en particular la de los _hom­
bres que se sienten en su mayoría tan culpables
y la de los no culpables, pero que posiblemente
algún día· 10 sean, en que es mejor dejar siempre
una salida de escape, de huida, por si ac�so al-
- _. guna vez alguien los "confronta con el resultado
de sus ·actividades s�xuales agresivas.
· . Desde hace varias décadas el problema está -
a_ la vista de ·todos; si aún no se ha hecho algo
efectivo, -a_ pesar de que aquí y acullá se escuchan
· voces que denuncian y proponen soÍuciones, tiene
que ser porque realmente las mayorías de la s�
ciedad, o cuando menos Jas minorías que pueden
_ hacer algo; · no pueden o no quieren hacerlo.
Si algún día se pudiese responsabilizar· más
al hombre, aunque séa económicamenté, qu4á se
disminuiría su afán de promiscuidad, o quizá los ·
- hijos' sufrier� menos penurias económicas, · pero
177
 · esto . no resolvería el problema de darles paterni­
dad y maternidad amorosa e integrada. Una so­
lución así, aunque social y legalmente . válida, ·
. psicológicamente sólo conduciría a represar y con
ello exagerar los mutuos sentimientos de depen­
dencia y de agresión; la más fácil predicción sería
la de que se producirían hijos tan destruidos o
quizá aún más que los actuales, que algún aco­
modo encuentran en el abandono - cosa menos
destructiva que la que se produciría con la con­
servación de una apariencia de hogar por miedo,
pero con odio.. Estas medidas · siempre conducen
en lo individual a venganzas aún más graves con­
tra los hijos.
Los intentos esporádicos de fomentar los
vínculos legales, tales comq el matrimonio civil,
entre las parejas que viven· en amasiato, son un
pequeño paso, aunque se logre a . través de la
máxima Íé\cilitación· del n1atrimonio o con la se­
ducción de obtener prestaciones sociales. Sin em-
. bargo, esto sólo legaliza situaciones . de hecho en
· algunos, en otros sólo produce la legalización de
una situación transitoria a la que se renuncia
pronto, si es que no conduce a bigamias o poli­
gamias legales, aunque ignoradas por la justicia,
o amasiatos sucesivos después del matrimonio
legal.
· El divorcio, ton todo y que está aumentando
en número, . es un lujo para quienes tienen tiem�
178
178
po y dinero para ver · abogados y tribunales; lujo·
que la abrumadora mayoría de la población no
tiene interés-- en darse. Esta manifestación ;es una
de tantas manifestaciones del diario vivir · ilegal .
de los mexicanos. El procedimiento de utilizar
agresión externa para controlar agresión externa
sólo conduce al ocultamiento, al fariseísmo - ma­
nera de actuar que los mexicanos ya conocen tan .
bien que no parecería conducente fomentarla ..
como solución. La utilización de la agresión para
controlar agresión sólo puede ser efectiva cuan- ·
do ha venido siendo administrada por un amor ·
real o ha sido usada interiormen,te en forma de·
una conciencia o -Superyó, que no sólo agrede
sino que también ama al que lo lleva adentro, y
a través del cual es posible desear muchas cosas
y abstenerse de ellas si se quieren otras mejo­
res. &to sólo se logra cuando es posible mtro­
yectar buenos padres, y esto depende de que las ·
introyecciones que · ellos han recibido sean · tam- .
bién constructivas y amórosas. Al hablar de esto,
se llega al . terreno de la educación y de fa axio­
logía.
& difícil una educación que integre cuando
no hay cierto mínimo de unidad cultural y con
ella· un mínimo de valores comunes, valores que
indiquen qué cosas deben ser· amadas y cuáles evi-
. tadas y suprilllidas. Nuestro país, por su probl�
.
:rnática, y. en particular por su fragmentación y
.
179
 · esto . no resolvería el problema de darles paterni­
dad y maternidad amorosa e integrada. Una so­
lución así, aunque social y legalmente . válida, ·
. psicológicamente sólo conduciría a represar y con
ello exagerar los mutuos sentimientos de depen­
dencia y de agresión; la más fácil predicción sería
la de que se producirían hijos tan destruidos o
quizá aún más que los actuales, que algún aco­
modo encuentran en el abandono - cosa menos
destructiva que la que se produciría con la con­
servación de una apariencia de hogar por miedo,
pero con odio.. Estas medidas · siempre conducen
en lo individual a venganzas aún más graves con­
tra los hijos.
Los intentos esporádicos de fomentar los
vínculos legales, tales comq el matrimonio civil,
entre las parejas que viven· en amasiato, son un
pequeño paso, aunque se logre a . través de la
máxima Íé\cilitación· del n1atrimonio o con la se­
ducción de obtener prestaciones sociales. Sin em-
. bargo, esto sólo legaliza situaciones . de hecho en
· algunos, en otros sólo produce la legalización de
una situación transitoria a la que se renuncia
pronto, si es que no conduce a bigamias o poli­
gamias legales, aunque ignoradas por la justicia,
o amasiatos sucesivos después del matrimonio
legal.
· El divorcio, ton todo y que está aumentando
en número, . es un lujo para quienes tienen tiem�
178
po y dinero para ver · abogados y tribunales; lujo·
que la abrumadora mayoría de la población no
tiene interés-- en darse. Esta manifestación ;es una
de tantas manifestaciones del diario vivir · ilegal .
de los mexicanos. El procedimiento de utilizar
agresión externa para controlar agresión externa
sólo conduce al ocultamiento, al fariseísmo - ma­
nera de actuar que los mexicanos ya conocen tan .
bien que no parecería conducente fomentarla ..
como solución. La utilización de la agresión para
controlar agresión sólo puede ser efectiva cuan- ·
do ha venido siendo administrada por un amor ·
real o ha sido usada interiormen,te en forma de·
una conciencia o -Superyó, que no sólo agrede
sino que también ama al que lo lleva adentro, y
a través del cual es posible desear muchas cosas
y abstenerse de ellas si se quieren otras mejo­
res. &to sólo se logra cuando es posible mtro­
yectar buenos padres, y esto depende de que las ·
introyecciones que · ellos han recibido sean · tam- .
bién constructivas y amórosas. Al hablar de esto,
se llega al . terreno de la educación y de fa axio­
logía.
& difícil una educación que integre cuando
no hay cierto mínimo de unidad cultural y con
ella· un mínimo de valores comunes, valores que
indiquen qué cosas deben ser· amadas y cuáles evi-
. tadas y suprilllidas. Nuestro país, por su probl�
.
:rnática, y. en particular por su fragmentación y
.
179
 pQri las. :múltiples identificaciones en las que se de­
bate,. ha · llegado al presente a través de convul­
siones que cada vez definen con más claridad las
dificultades expuestas, las dificultades de un bus­
carse a través de nuevas fragmentaciones y des­
integraciones. Con· ello se ha conseguido más
· homogeneidad, que si en parte opera como la ho­
mogeneidad de estar todos en conflicto, en parte
empieza a operar favorablemente· en cuanto per­
mite a muchos percibir más la realidad, más · la
culpa de l�s otros y la propia. Aún no hay bús­
queda reparativa; sigue vigente la necésidad in.:.·
r · dictatoriales de imponer sus doctrinas.. La des­
fantil oral de posponer para mañana la frustra­
ción, mientras ahora "hay que aprovecharse de
la bola", no importa cuántos pisoteados queden
al final.
· La construcción de unidad de propósito na-
. cional, de unidad de valores; es un problema gi­
gantesco que muchos aún discutirán como de .
dudosa validez; pero si esa unidad fuere propues- ·
ta y buscada, consegµirla será tarea de decenios.
Por siglos ha sido nuestra tradición someter­
nos a regañadientes o rebelarnos ciegamente, aun­
que con alguna esperanza de alcanzar heroicidad,
·así· sea por casualidad. Toda unificación de valo­
. res es percibida por esa tradición comd un inten-
to de imponer nuevos sometimientos, que casi
siempre, por· desgracia, es lo que verdaderamente
. desean los q�e buscan esa unificación.
180
_ De ·manera que, como futuro, parecen quedar .
las soluciones siguientes: o se sigue el · camino
actual que, permitiendo· cada· vez mayor actua­
ción psicopática real, conducirá a que un día, por
general disolución cultural, se llegue a la concre- ·
tización de algún movimiento destructivo· que,
utilizando cualquier _bandera transitoria, se · de­
dique a arrasar en orgía de destrucción; ó algún
día alguno de los grupos que tienen fe en algo
y lo consideran bueno para el grupo y para
los demás, tomará el poder y tratará con medidas
trucci�n en este caso también será tremenda�
porque. se hará urgente para estos grupos· la des­
trucción de las partes más odiadas de -la socie­
dad actual, y esto es válido desde la posición más
extr�ma cualquiera hasta la más extrema opuesta.
Solución sin destrucción presupone la unifi­
. cació11 de lo maduro y de lo valioso para la ma­
. yor · parte del país; unión que señale caminos de
·. mayor madurez para todos; unión que presupone·
la voluntad y el anhelo general de lograrla, la ·
.energía, el vencimiento interno, el control de la
propia destructividad. Tan gigantesca tarea nece- ·
sitará la realización de una verdadera heroicidad,
de un verdadero liderazgo, de una verdadera bon-.
dad, en la acción de aquellos que en la educación
de los valores tengan la capacidad de dar a · este
pueblo imágenes de amor real, pará que poco a
181
 pQri las. :múltiples identificaciones en las que se de­
bate,. ha · llegado al presente a través de convul­
siones que cada vez definen con más claridad las
dificultades expuestas, las dificultades de un bus­
carse a través de nuevas fragmentaciones y des­
integraciones. Con· ello se ha conseguido más
· homogeneidad, que si en parte opera como la ho­
mogeneidad de estar todos en conflicto, en parte
empieza a operar favorablemente· en cuanto per­
mite a muchos percibir más la realidad, más · la
culpa de l�s otros y la propia. Aún no hay bús­
queda reparativa; sigue vigente la necésidad in.:.·
r · dictatoriales de imponer sus doctrinas.. La des­
fantil oral de posponer para mañana la frustra­
ción, mientras ahora "hay que aprovecharse de
la bola", no importa cuántos pisoteados queden
al final.
· La construcción de unidad de propósito na-
. cional, de unidad de valores; es un problema gi­
gantesco que muchos aún discutirán como de .
dudosa validez; pero si esa unidad fuere propues- ·
ta y buscada, consegµirla será tarea de decenios.
Por siglos ha sido nuestra tradición someter­
nos a regañadientes o rebelarnos ciegamente, aun­
que con alguna esperanza de alcanzar heroicidad,
·así· sea por casualidad. Toda unificación de valo­
. res es percibida por esa tradición comd un inten-
to de imponer nuevos sometimientos, que casi
siempre, por· desgracia, es lo que verdaderamente
. desean los q�e buscan esa unificación.
180
_ De ·manera que, como futuro, parecen quedar .
las soluciones siguientes: o se sigue el · camino
actual que, permitiendo· cada· vez mayor actua­
ción psicopática real, conducirá a que un día, por
general disolución cultural, se llegue a la concre- ·
tización de algún movimiento destructivo· que,
utilizando cualquier _bandera transitoria, se · de­
dique a arrasar en orgía de destrucción; ó algún
día alguno de los grupos que tienen fe en algo
y lo consideran bueno para el grupo y para
los demás, tomará el poder y tratará con medidas
trucci�n en este caso también será tremenda�
porque. se hará urgente para estos grupos· la des­
trucción de las partes más odiadas de -la socie­
dad actual, y esto es válido desde la posición más
extr�ma cualquiera hasta la más extrema opuesta.
Solución sin destrucción presupone la unifi­
. cació11 de lo maduro y de lo valioso para la ma­
. yor · parte del país; unión que señale caminos de
·. mayor madurez para todos; unión que presupone·
la voluntad y el anhelo general de lograrla, la ·
.energía, el vencimiento interno, el control de la
propia destructividad. Tan gigantesca tarea nece- ·
sitará la realización de una verdadera heroicidad,
de un verdadero liderazgo, de una verdadera bon-.
dad, en la acción de aquellos que en la educación
de los valores tengan la capacidad de dar a · este
pueblo imágenes de amor real, pará que poco a
181
poco todos vayamos acercándonos a ellop, empe-
zando a creer ·en la_ verdadera paternidad y nia-
ternidád . nacional, y -seamos capaces de desear
ser mejores.
- La ausencia de estas figuras en México, si so­
mos incapaces de producirlas, serán ei desamparo
y la desesperanza, y no quedará más cttmino que
seguir sintiendo y proyectando odio; vendrán
nuevas revoluciones; morirán dentos de miles o
de millones y, al fin de esos procesos, todo estará
casi igual. -� . sólo que existirán nuevos nombres
de falsos héroes para recordar, y será necesario
olvidar el nombre de otros héroes, y también al-·
gunos nombres de ciertas calles serán cambiados.
182
Los 'tres hombres se detuvieron para despe-
· ,_
dirse a la ·salida del edificio. ·
El hombre sin piernas, . acomodado en
su carrito, los miró con indiferencia. Sigui6
. pidiendo a los transeúntes.
-¿Alborotos? Alborotos no va a haber.
Yo me encargo de aplacar a cualquier re­
voltoso que salga por ahí. . . -dijo uno de
los hombres.
. -No quiero máquinas ni materias pri­
mas -echadas a perder. La otra vez eso me
salió costando muchos miles -dijo el segun­
do hombre.
-·No se preocupe -dijo el tercer�. Yo
., sé cómo ir llevando la cosa� Ya vio cómo le ·
· hicimos la otra. vez. Lo que pasó es que no
nos pusimos de acuerdo con usted a buen·
tiempo, como ahora.
-Queda entenclido: nomás el 12%. Ni
un centavo :más _ -dijo el segundo.
-Con el · 12 los contento. Pero uno tiene
que pedir· el 40, si no los trabajadores no. ·
· creen que uno anda haciendo algo por ellos.
Por eso traje aquí al "Presi", para que vea,
que todo anda, ora bien ordenado. ·
183.
poco todos vayamos acercándonos a ellop, empe-
zando a creer ·en la_ verdadera paternidad y nia-
ternidád . nacional, y -seamos capaces de desear
ser mejores.
- La ausencia de estas figuras en México, si so­
mos incapaces de producirlas, serán ei desamparo
y la desesperanza, y no quedará más cttmino que
seguir sintiendo y proyectando odio; vendrán
nuevas revoluciones; morirán dentos de miles o
de millones y, al fin de esos procesos, todo estará
casi igual. -� . sólo que existirán nuevos nombres
de falsos héroes para recordar, y será necesario
olvidar el nombre de otros héroes, y también al-·
gunos nombres de ciertas calles serán cambiados.
182
Los 'tres hombres se detuvieron para despe-
· ,_
dirse a la ·salida del edificio. ·
El hombre sin piernas, . acomodado en
su carrito, los miró con indiferencia. Sigui6
. pidiendo a los transeúntes.
-¿Alborotos? Alborotos no va a haber.
Yo me encargo de aplacar a cualquier re­
voltoso que salga por ahí. . . -dijo uno de
los hombres.
. -No quiero máquinas ni materias pri­
mas -echadas a perder. La otra vez eso me
salió costando muchos miles -dijo el segun­
do hombre.
-·No se preocupe -dijo el tercer�. Yo
., sé cómo ir llevando la cosa� Ya vio cómo le ·
· hicimos la otra. vez. Lo que pasó es que no
nos pusimos de acuerdo con usted a buen·
tiempo, como ahora.
-Queda entenclido: nomás el 12%. Ni
un centavo :más _ -dijo el segundo.
-Con el · 12 los contento. Pero uno tiene
que pedir· el 40, si no los trabajadores no. ·
· creen que uno anda haciendo algo por ellos.
Por eso traje aquí al "Presi", para que vea,
que todo anda, ora bien ordenado. ·
183
 --Tengo que informar al _consejo. Por
eso no quiero que vaya a · haber ningún
cambio.
. -Aquí· nadie se raja -dijo el "Presi''-.
Yo mero se lo garantizo. · En todo el mu­
nicipio nadie mueve un dedo· sin yo que­
rerlo; y aquí mi compadre, ya ve cómo se
las trae con los trabajadores.· En lo que que­
damos, quedamos.
El "Presi" vio que el hombre· dél carrito
lo miraba. Después de pensarlo bien sacó su·
· cartera para darle un peso. Busc6, pero sólo
· encontro billetes de 5 y de a 50. Dudó, pero
ya no había- modo de echarse para atrás:.
sac� un billete de a 5 y, como . escondiéndo­
lo en la mano; se lo dio al amputado.
·
Los tres hombres se despidieron.
-Buen ·negocio -pensó el primero de
ellos.
-Buen negocio -pensó el segundo.
· Los primeros intentos d¿ organización y de
-Buen negocio -pensó el tercero.
-Buen negocio -·pensó • el hombre del
carrito.
184
IV. ALGUNOS GRANDES AGRESORES
EL CACIQUE. EL LIDER. EL MIEMBRO-DEL . . ·
GRUPO-FINANCIERO
CADA sociedad vive de acuerdo con los valores en
que realmente cree, aúnque a· veces pase por épo­
cas en que se avergüence de ellos y pretenda que
eil realidad vive en otros.
En su diario vivir, o en el resumen de su his­
toria, fas sociedades siempre tratan de declararse
en una. autodefinición. En los tiempos primitivos,
ésta se reducía a afirmar la detemrinació� de
supervivencia física, a pesar de las difíciles con-·
_dici9nes telúricas. o meteorológicas que causaron
tantas veces destrucciones vastísimas. Una vez
que· ·el hombre hubo alcanzado algún pequeño
· contr-ol sobre el mundo físico, el factor externo
· que demostró ser más destructivo para él lue el
hombre mismo.
· autodefinición de las sociedades tuvieron que fun­
- damentarse en un mínimo de control de los 'im­
pulsos destructivos internos del hombre, ya no
coino temor al extraño, sino como· temor y amor
. al hombre introyectado y vuelto a proyectar en
· ·
• las estructuras de sus rudimentos socfales.
185
 --Tengo que informar al _consejo. Por
eso no quiero que vaya a · haber ningún
cambio.
. -Aquí· nadie se raja -dijo el "Presi''-.
Yo mero se lo garantizo. · En todo el mu­
nicipio nadie mueve un dedo· sin yo que­
rerlo; y aquí mi compadre, ya ve cómo se
las trae con los trabajadores.· En lo que que­
damos, quedamos.
El "Presi" vio que el hombre· dél carrito
lo miraba. Después de pensarlo bien sacó su·
· cartera para darle un peso. Busc6, pero sólo
· encontro billetes de 5 y de a 50. Dudó, pero
ya no había- modo de echarse para atrás:.
sac� un billete de a 5 y, como . escondiéndo­
lo en la mano; se lo dio al amputado.
·
Los tres hombres se despidieron.
-Buen ·negocio -pensó el primero de
ellos.
-Buen negocio -pensó el segundo.
· Los primeros intentos d¿ organización y de
-Buen negocio -pensó el tercero.
-Buen negocio -·pensó • el hombre del
carrito.
184
IV. ALGUNOS GRANDES AGRESORES
EL CACIQUE. EL LIDER. EL MIEMBRO-DEL . . ·
GRUPO-FINANCIERO
CADA sociedad vive de acuerdo con los valores en
que realmente cree, aúnque a· veces pase por épo­
cas en que se avergüence de ellos y pretenda que
eil realidad vive en otros.
En su diario vivir, o en el resumen de su his­
toria, fas sociedades siempre tratan de declararse
en una. autodefinición. En los tiempos primitivos,
ésta se reducía a afirmar la detemrinació� de
supervivencia física, a pesar de las difíciles con-·
_dici9nes telúricas. o meteorológicas que causaron
tantas veces destrucciones vastísimas. Una vez
que· ·el hombre hubo alcanzado algún pequeño
· contr-ol sobre el mundo físico, el factor externo
· que demostró ser más destructivo para él lue el
hombre mismo.
· autodefinición de las sociedades tuvieron que fun­
- damentarse en un mínimo de control de los 'im­
pulsos destructivos internos del hombre, ya no
coino temor al extraño, sino como· temor y amor
. al hombre introyectado y vuelto a proyectar en
· ·
• las estructuras de sus rudimentos socfales.
185
 Las sociedades se construyeron alrededor de .
los valores actuantes en su tieÍnpó y lugar, va-
. lores que desde su iniciación evolucionaron hacia .
mayores concreciones y afinamientos� Más tarde
o más temprano en muchas sociedades, quizá en
todas, viene la duda, la rebeldía y con ellas el
&taque a los propios valores mientras se propo-
. nen otros nuevos�
En estos procesos, las culturas que se desarro­
llan crecen hasta las máximas exploraciones que
les permiten las circunstancias, y quizá los mis­
mos valores que han producido; mientras también
los gérmenes de su propia destrucción se desarro­
llan y terminan por hacerse má� poderosos. En­
tonces vienen las destrucciones, a veces totales,
más frecuentemente parciales. ·
En su devenir, cada· grupo va ·· expresando
·consciente o inconscientemente, en la admiración
que profesan hacia figuras dominantes, héroes o
mitos, sus propios ideales e idealizaciones· que,
además, varían de acuerdo con los cambios de
valores que se van produciendo en el- grupo hu­
mano.
En el trayecto, el valor más estimado y me-
- jor expresado por algunos hombres es considera- ·
do como el cenit humano. En el extremo opuesto_
está el nadir; allí se coloca también a los hombres
. que lo · representan con conductas opuestas a la
de los héroes. .
186
Hay situaciones espedales.- México pasa en.
la actualidad por una de ellas, en las que los
procesos o cara<;teristicas descritos no están cla­
ramente delineados.
El encuentro de múltiples pueblos y niúlti- ·
ples variantes culturales, su roce, su mezcla� sus
disociaciones, la reciente ruptura en mil fragmen­
tos de las ataduras que mantenían una upidad
artificial y la reconstrucción de nuevos lazos que .
se están apenas formando, enfrentan al conjun­
to a constantes sorpresas, en la convivencia con
los extraños.
La carencia ·de marcos sociales y la continua
. adaptación a las múltiples diferencias cond�ce a
la confusión de valores. y a la dificultad de en­
contrar puntos de referencia que sean vividos
por la mayoría como validación de lo propio, tan­
to en. lo ideal con;io . en lo negátivó.
Estas épocas también tienen sus prototipos,
que no son por cierto héroes o mitos . simples y
·. bien definidos sino, al contrario, complejos y sin ·
. limitación precisa. En ellos está contenido mu- ·
cho de lo amado o n:iucho de ·lo odiado . colecti- ·
vamente.
México tiene también, en su confusi6n actual,
a sus prototipos, tanto en lo constructivo como.
en lo destructivo, · pero· es característico qµe los
· prototipos mexicanos no sean fácilmente discer­
nibles. Su localización y estudio sólo puede inten-
187
 Las sociedades se construyeron alrededor de .
los valores actuantes en su tieÍnpó y lugar, va-
. lores que desde su iniciación evolucionaron hacia .
mayores concreciones y afinamientos� Más tarde
o más temprano en muchas sociedades, quizá en
todas, viene la duda, la rebeldía y con ellas el
&taque a los propios valores mientras se propo-
. nen otros nuevos�
En estos procesos, las culturas que se desarro­
llan crecen hasta las máximas exploraciones que
les permiten las circunstancias, y quizá los mis­
mos valores que han producido; mientras también
los gérmenes de su propia destrucción se desarro­
llan y terminan por hacerse má� poderosos. En­
tonces vienen las destrucciones, a veces totales,
más frecuentemente parciales. ·
En su devenir, cada· grupo va ·· expresando
·consciente o inconscientemente, en la admiración
que profesan hacia figuras dominantes, héroes o
mitos, sus propios ideales e idealizaciones· que,
además, varían de acuerdo con los cambios de
valores que se van produciendo en el- grupo hu­
mano.
En el trayecto, el valor más estimado y me-
- jor expresado por algunos hombres es considera- ·
do como el cenit humano. En el extremo opuesto_
está el nadir; allí se coloca también a los hombres
. que lo · representan con conductas opuestas a la
de los héroes. .
186
Hay situaciones espedales.- México pasa en.
la actualidad por una de ellas, en las que los
procesos o cara<;teristicas descritos no están cla­
ramente delineados.
El encuentro de múltiples pueblos y niúlti- ·
ples variantes culturales, su roce, su mezcla� sus
disociaciones, la reciente ruptura en mil fragmen­
tos de las ataduras que mantenían una upidad
artificial y la reconstrucción de nuevos lazos que .
se están apenas formando, enfrentan al conjun­
to a constantes sorpresas, en la convivencia con
los extraños.
La carencia ·de marcos sociales y la continua
. adaptación a las múltiples diferencias cond�ce a
la confusión de valores. y a la dificultad de en­
contrar puntos de referencia que sean vividos
por la mayoría como validación de lo propio, tan­
to en. lo ideal con;io . en lo negátivó.
Estas épocas también tienen sus prototipos,
que no son por cierto héroes o mitos . simples y
·. bien definidos sino, al contrario, complejos y sin ·
. limitación precisa. En ellos está contenido mu- ·
cho de lo amado o n:iucho de ·lo odiado . colecti- ·
vamente.
México tiene también, en su confusi6n actual,
a sus prototipos, tanto en lo constructivo como.
en lo destructivo, · pero· es característico qµe los
· prototipos mexicanos no sean fácilmente discer­
nibles. Su localización y estudio sólo puede inten-
187
 . tarse cuando· es muy perceptible . el predominio
de los factores destructiy.os sobre los constructivos,
o viceversa. El tipo humano que se realiza en la
perfección · casi _ pura de los · extremos, si existe
(y es muy probable ·que exista), no aparece de­
limitado en claridad o en oscuridad absoluta; si
existe, anda por ahí confundido entre sombras y
luces. Pocqs pueden mirarlo y saber que realmen­
te se da.
El propósito de este libro es entender ·algu­
nos aspectos de la agresión el?- México, de ma­
nera que, al intentar entender la psicólogía de
algunos de los hombres que son más ejemplar­
mente destructivos en el presente mexicano, que­
de señalado que -afortunadamente para el país­
existen hombres y, grupos de finalidad construc­
tiva (porque existen, México existe), pero ellos
· no son el propósito de- esta investigación: Quede
subrayado que la peculiar psicología mexicana,
su problemática psicológica actual, determina que
·· los hombres que se intenta estudiar, a pesar de ·
ser prot�tipos de lo destructivo, presentan la tí­
pica imbricación mexicana de ló constructivo y
de lo destructivo, a - veces en forma tan inextri­
cable que no es fácil aislar los componentes. Estos
hombres, en su ambivalencia. y en la ambivalen­
cia de la cultura en ·que ·se desarrollan, ya se
mueven en la z·ona de lo constructivo; ya ·en la
de la destrucción, pasando por fronteras casi in-
188
visibles y constantemente móviles. Sin embargo,
lo peculiar, lo que los une; es que la mayor parte .
de sus propósitos, de sus acciones y de sus re-
. súlt¡¡dos llevan una finalidad destructiva. ··
El primero de estos prototipos humanos puesto
a consideración es el cacique.
El cacique tiene un larguísimo historial en
el pasado de México y en el presente, tan largo
que algún día alguien le va a dedicar muchos
volúmenes; pero este estudio no puede ir a · to­
marlo desde sus· más_ remotos orígenes, centrado
· como quiere estar en lo cercano y en lo presente.
En_ los decenios pasados, el cacique era tema
diario y familiar a todos los mexicanos. En el úl­
timo decenio, el carique ha ·ido desapareciendo
-del escenario y de la atención general por varias
razones, entre ellas por _ la homogeneización pro-
. gresiva del país, y porque la tensión post-revolu- ·
cionaria y las medidas represivas originadas de
esa tensión· han ido disminuyendo, al hacer�e
innecesarias cuando se logró un sometimiento más
· general. Además, los gobiernos post-revoluciona­
rios se han burocratizado en. su acción. Esta se
ha vuelto rutinaria y de la improvisación se ha
hecho • una técnica. Por· último, se encuentra el
· creciente centralismo, al que se ha llegado cotno
· sóluci6n política y . porque se ha hecho factible ·
189,
 . tarse cuando· es muy perceptible . el predominio
de los factores destructiy.os sobre los constructivos,
o viceversa. El tipo humano que se realiza en la
perfección · casi _ pura de los · extremos, si existe
(y es muy probable ·que exista), no aparece de­
limitado en claridad o en oscuridad absoluta; si
existe, anda por ahí confundido entre sombras y
luces. Pocqs pueden mirarlo y saber que realmen­
te se da.
El propósito de este libro es entender ·algu­
nos aspectos de la agresión el?- México, de ma­
nera que, al intentar entender la psicólogía de
algunos de los hombres que son más ejemplar­
mente destructivos en el presente mexicano, que­
de señalado que -afortunadamente para el país­
existen hombres y, grupos de finalidad construc­
tiva (porque existen, México existe), pero ellos
· no son el propósito de- esta investigación: Quede
subrayado que la peculiar psicología mexicana,
su problemática psicológica actual, determina que
·· los hombres que se intenta estudiar, a pesar de ·
ser prot�tipos de lo destructivo, presentan la tí­
pica imbricación mexicana de ló constructivo y
de lo destructivo, a - veces en forma tan inextri­
cable que no es fácil aislar los componentes. Estos
hombres, en su ambivalencia. y en la ambivalen­
cia de la cultura en ·que ·se desarrollan, ya se
mueven en la z·ona de lo constructivo; ya ·en la
de la destrucción, pasando por fronteras casi in-
188
visibles y constantemente móviles. Sin embargo,
lo peculiar, lo que los une; es que la mayor parte .
de sus propósitos, de sus acciones y de sus re-
. súlt¡¡dos llevan una finalidad destructiva. ··
El primero de estos prototipos humanos puesto
a consideración es el cacique.
El cacique tiene un larguísimo historial en
el pasado de México y en el presente, tan largo
que algún día alguien le va a dedicar muchos
volúmenes; pero este estudio no puede ir a · to­
marlo desde sus· más_ remotos orígenes, centrado
· como quiere estar en lo cercano y en lo presente.
En_ los decenios pasados, el cacique era tema
diario y familiar a todos los mexicanos. En el úl­
timo decenio, el carique ha ·ido desapareciendo
-del escenario y de la atención general por varias
razones, entre ellas por _ la homogeneización pro-
. gresiva del país, y porque la tensión post-revolu- ·
cionaria y las medidas represivas originadas de
esa tensión· han ido disminuyendo, al hacer�e
innecesarias cuando se logró un sometimiento más
· general. Además, los gobiernos post-revoluciona­
rios se han burocratizado en. su acción. Esta se
ha vuelto rutinaria y de la improvisación se ha
hecho • una técnica. Por· último, se encuentra el
· creciente centralismo, al que se ha llegado cotno
· sóluci6n política y . porque se ha hecho factible ·
189
 con las nuevas y cada día mejores comunicacier
nes; con la rapidez con que el poder central pue­
de hacerse. presente en todos los confines del país.
El cacique ha tenido que evolucionar y .¡ue ·
adquirir nuevas formas de obrar; a. veces, ha.·
aprendido hasta modales ante el temor de la auto­
ridad centraL cada vez más temerosa de las reac-
. ciones innecesariamente hostiles del pueblo.
El cacique, que en los decenios pasados era
bastante parecido en su psicología y en sus ac­
ciones a los sátrapas tal y como los describieron
los griegos, al adquirir nuevas· formas de ser y
al escabullirse a la atención general, no ha deja-
do de ser lo que fue.
El cacique fue y es producto de la realidad
política y social de México. Existió· antes de la
Conquista, aunque con diferentes propósitos e idea..
les. Ac�mpañó a la Colonia con su inconfundible
presencia, con otros intereses y métodos, pero con
espíritu semejante; y ya desde entonces le fue ·
. aplicado el nombre que aún lo ·designa. La Inde­
pendencia no lo cambió, y en los cien alios que
transcurrieron hasta la Revolución sólo se le vio
usar _nuevas casacas y pseudónimos, cambiar de
métodos para adaptarse a los tiempos. La Revo­
los
lución los persiguió, fusiló o los hizo emigrar;
pero, en el fecundo vientre revolucionario, la
especie inextinguible de . los caciques se regeneró
y se reproduj o para volve;r a reaparece_r pujante,
190
.
multiplicada y remozada en los tiempos que· si·
gweron.
Si algunas distinciones hay que hacer son las
siguientes: en los tiempos precortesiano5, los' hom­
bres que hoy son llamados caciques eran los que
por derecho de conquista usufructuaban pueblos
y provincias, recibían tributos y los compartían
o enviaban al grupo indíg�na dominante. En la
Colonia, los caciques tenían que . respetar a la
sociedad española por una parte, y por otra, en
algunas regiones, los derechos concedidos a los,
indios. Pero, en los lugares en que no había con­
trapeso alguno, la autoridad usó de los · indígenas
como de cosas, sin más ley que la que iba sur­
giendo de acuerdo con su necesidad y capricho.
Ocasionalmente, esto ·encontró el amparo o - el
confli<;to . con el misionero y la Iglesia. Sin em­
bargo, en muchos. lugares se fue formando la
tradición del uso del indígena y luego del mestizo
. como· ele cosas. Tal tradición no fue cambiada con
la Independencia, y dando tumbos y con ciertos
cambios . llegó hasta la Revolución.
Los caciques mexicanos antecesores de los post­
revolucionarios fueron los creados por Porfirio
Díaz, y aunque han recibido tocia clase de de'­
nuestos y acusaciones, casi· siempre muy mereci- ·
·das, dé los mexicanos actuales, sólo .resultan ser
padres negados de los caciques post-revoluciona­
rios · y ·abuelos de los actuales. Todavía más: si
191
 con las nuevas y cada día mejores comunicacier
nes; con la rapidez con que el poder central pue­
de hacerse. presente en todos los confines del país.
El cacique ha tenido que evolucionar y .¡ue ·
adquirir nuevas formas de obrar; a. veces, ha.·
aprendido hasta modales ante el temor de la auto­
ridad centraL cada vez más temerosa de las reac-
. ciones innecesariamente hostiles del pueblo.
El cacique, que en los decenios pasados era
bastante parecido en su psicología y en sus ac­
ciones a los sátrapas tal y como los describieron
los griegos, al adquirir nuevas· formas de ser y
al escabullirse a la atención general, no ha deja-
do de ser lo que fue.
El cacique fue y es producto de la realidad
política y social de México. Existió· antes de la
Conquista, aunque con diferentes propósitos e idea..
les. Ac�mpañó a la Colonia con su inconfundible
presencia, con otros intereses y métodos, pero con
espíritu semejante; y ya desde entonces le fue ·
. aplicado el nombre que aún lo ·designa. La Inde­
pendencia no lo cambió, y en los cien alios que
transcurrieron hasta la Revolución sólo se le vio
usar _nuevas casacas y pseudónimos, cambiar de
métodos para adaptarse a los tiempos. La Revo­
los
lución los persiguió, fusiló o los hizo emigrar;
pero, en el fecundo vientre revolucionario, la
especie inextinguible de . los caciques se regeneró
y se reproduj o para volve;r a reaparece_r pujante,
190
.
multiplicada y remozada en los tiempos que· si·
gweron.
Si algunas distinciones hay que hacer son las
siguientes: en los tiempos precortesiano5, los' hom­
bres que hoy son llamados caciques eran los que
por derecho de conquista usufructuaban pueblos
y provincias, recibían tributos y los compartían
o enviaban al grupo indíg�na dominante. En la
Colonia, los caciques tenían que . respetar a la
sociedad española por una parte, y por otra, en
algunas regiones, los derechos concedidos a los,
indios. Pero, en los lugares en que no había con­
trapeso alguno, la autoridad usó de los · indígenas
como de cosas, sin más ley que la que iba sur­
giendo de acuerdo con su necesidad y capricho.
Ocasionalmente, esto ·encontró el amparo o - el
confli<;to . con el misionero y la Iglesia. Sin em­
bargo, en muchos. lugares se fue formando la
tradición del uso del indígena y luego del mestizo
. como· ele cosas. Tal tradición no fue cambiada con
la Independencia, y dando tumbos y con ciertos
cambios . llegó hasta la Revolución.
Los caciques mexicanos antecesores de los post­
revolucionarios fueron los creados por Porfirio
Díaz, y aunque han recibido tocia clase de de'­
nuestos y acusaciones, casi· siempre muy mereci- ·
·das, dé los mexicanos actuales, sólo .resultan ser
padres negados de los caciques post-revoluciona­
rios · y ·abuelos de los actuales. Todavía más: si
191
 bien caciques locales, muchas ·veces jefes-políticos
nombrados por el. dictador, usaron· de la autoridad.
para tenerlo complacido, es un hecho (que diñcil­
mente podrán negar los que siempre ven todo el
mal en alguien, que en este caso es el dictador,
y todo el bien en otro alguien, que en este caso _
sería la Revolución) que había normas, y estas
normas eran conocidas y respem.das hasté). por los
caciques de entonces. La injusticia partía de que
las normas estaban hechas para favorecer a una
clase. social, con casi total detrimento de las otras.
Sin embargo,_ las normas eran puntos de referen­
cia que se tomaban en cuenta, y eran útiles a ·
todos los miembros de la sociedad mexicana. La
justicia era injusta, dem.ocráticaip.ente, para la
mayoría de la población, pero esa justicia era -la
mayor parte del tiempo- legal; se observaba.
una letra con espíritu torcid() pero había_ siquier�
una letra para todos y un espíritu único, aunque ·
fuera torcido. El peón, el indígena,, _ el hombre .
pobre sufrían porque las _ normas_ no los favore­
cían; pero, en el convivir
. estos hombres entre sí
.
y con los grupos favorecidos, había límites que
_· no se podían transgredir, porque si se transgre..
dían había castigo, no importa sobre qué _ hombre
de qué clase social recayera. La· injusticia se co­
metía cuando la voracidad de los terratenientes,
o de las compaiiías extranjeras; o_ de los nuevos . ·
industriales ávidos -de rápidos enriquecimientos, .
192
chocaba con los intereses ·de·los- grupos desvalidos,
porque . entonces las manipulaciones políticas•. el
soborno y hasta el interés de · clase . producia,n la
injusticia, que apenas era considerada como tal
porque existía la creencia-de que sólo irnpo�.ba _
lo que le pasaba a la gente importante, y despre.:.
ciable y sin importancia lo que ocurría a las cla­
ses despreciadas.
Se ha venido subrayando que había ·normas
dentro de la injusticia, porque siempre · produce
menos temor y es menos destructivo · el peligro
conocido, que el súbito, inesperado o desconocido.
Este último reapareció (período similar había
sido el de los años de la Conquista) con los . su-
. cesos revolucionarios y sus consecuencias · post­
revolucionarias.
El cacique revolucionario apareció con la· Re­
volución. De este tipo - de caciques aún - quedan
ejemplares, aunque ya están en vías de extinción, .
corroídos por la vejez y por la acción de los nue­
vos caciques, más adaptados a las nuevas situa­
ciones.
- El caciq�e revolucionario nació del hambre
de poder y riqueza que la Revolución _ despertó y
que más tarde permitió satisfa�er ·a· los. que -ya
la tenían desde. :mucho tiempo atrás. La confusión
de la guerra civil hizo entrever· al futuro cacique
- lo q�e había que hacer, de manerij _ que . pronto
calz6 _ las botas revolución� y'- � :-�plicó �a sí
)_
.193
 bien caciques locales, muchas ·veces jefes-políticos
nombrados por el. dictador, usaron· de la autoridad.
para tenerlo complacido, es un hecho (que diñcil­
mente podrán negar los que siempre ven todo el
mal en alguien, que en este caso es el dictador,
y todo el bien en otro alguien, que en este caso _
sería la Revolución) que había normas, y estas
normas eran conocidas y respem.das hasté). por los
caciques de entonces. La injusticia partía de que
las normas estaban hechas para favorecer a una
clase. social, con casi total detrimento de las otras.
Sin embargo,_ las normas eran puntos de referen­
cia que se tomaban en cuenta, y eran útiles a ·
todos los miembros de la sociedad mexicana. La
justicia era injusta, dem.ocráticaip.ente, para la
mayoría de la población, pero esa justicia era -la
mayor parte del tiempo- legal; se observaba.
una letra con espíritu torcid() pero había_ siquier�
una letra para todos y un espíritu único, aunque ·
fuera torcido. El peón, el indígena,, _ el hombre .
pobre sufrían porque las _ normas_ no los favore­
cían; pero, en el convivir
. estos hombres entre sí
.
y con los grupos favorecidos, había límites que
_· no se podían transgredir, porque si se transgre..
dían había castigo, no importa sobre qué _ hombre
de qué clase social recayera. La· injusticia se co­
metía cuando la voracidad de los terratenientes,
o de las compaiiías extranjeras; o_ de los nuevos . ·
industriales ávidos -de rápidos enriquecimientos, .
192
chocaba con los intereses ·de·los- grupos desvalidos,
porque . entonces las manipulaciones políticas•. el
soborno y hasta el interés de · clase . producia,n la
injusticia, que apenas era considerada como tal
porque existía la creencia-de que sólo irnpo�.ba _
lo que le pasaba a la gente importante, y despre.:.
ciable y sin importancia lo que ocurría a las cla­
ses despreciadas.
Se ha venido subrayando que había ·normas
dentro de la injusticia, porque siempre · produce
menos temor y es menos destructivo · el peligro
conocido, que el súbito, inesperado o desconocido.
Este último reapareció (período similar había
sido el de los años de la Conquista) con los . su-
. cesos revolucionarios y sus consecuencias · post­
revolucionarias.
El cacique revolucionario apareció con la· Re­
volución. De este tipo - de caciques aún - quedan
ejemplares, aunque ya están en vías de extinción, .
corroídos por la vejez y por la acción de los nue­
vos caciques, más adaptados a las nuevas situa­
ciones.
- El caciq�e revolucionario nació del hambre
de poder y riqueza que la Revolución _ despertó y
que más tarde permitió satisfa�er ·a· los. que -ya
la tenían desde. :mucho tiempo atrás. La confusión
de la guerra civil hizo entrever· al futuro cacique
- lo q�e había que hacer, de manerij _ que . pronto
calz6 _ las botas revolución� y'- � :-�plicó �a sí
)_
193
 mismo las estrellas del generalato. Sin embargo, .
ya desde esa época él cacique va dejando- señales·
de sus características y potencialidades, porque en
la guerra rara vez fue tigre o león en busca de ·
presa, que se arriesga a atacar para matar o
morir, casi siempre fue chacal, huidizo y movi­
ble, con grandes dientes y orejas y lúgubres au-
llidos en las sombras, que se contenta cori. la ·
carroña que van dejando las grandes fieras.
Nuestros más distinguidos caciques pos_t-revo­
lucionarios pelearon sólo cu�do fue estrictamente _·
necesario, esto es, cuando fueron forzados a pe:­
lear. Casi siempre lo hicieron a las órdenes de ·
"Mi general Fulano", que estaba dispuesto a "ju­
gársela", o bien anduvieron con sus hombres a
la verá de las grandes corrientes revolucfonárias;·
siempre dispuestos :a sumarse al vencedor, a huir
del vencido o llegar a rematarlo, . a transar con
intereses cercanos y fuertes. · Los .partes de_ sus
victorias fueron la despiadada: destrucción de los
vencidos, o la conquista de poblados no defendi-
. dos, aderezados en forlll:a de grandes batallas:
La Revolución, como · todas las revoluciones,
consumió a la mayor parte de sus iniciadores, de
sus verdaderos generales. Y en México la des­
trucción se. cebó con particular saña sobre aque,.
llos que eran movidos, entre. otras_. muchas· cosas,
por alguna �l.ase de ideal. Por eso quedaron para ·
servir a México los más hábiles: estrategas, poli•
-194.
194
ticos y diplomáticos, así como los· más cautelosos,
y, siguiéndoles, la cauda de los· que les tocó ·afi- ·
narle a la última lotería revolucionaria.
Obregón y Calles se echaron a cuestas la tarea_
de :restructurar · la organización pólitica del .país,
"siguiendo los lineamientos revolucionarios" · -
para utilizar la jerga política-; en esa restructu­
ración los generales sobrevivientes se repartieron
el botín y se hicieron las transacciones obligadas.
No se repartió el país con las ideas de la Revo-.
lución, sino acatando a las necesidades políticas
_ del jefe, el cual sólo consideraba la seguridad que -
se podría tener en - la · fidelidad o el temor de los
subordinados. En ese tiempo, lo importante no fue
juzgar purezas éticas o idealistas, sino sobrevivir,
y esto sólo se conseguía por la fuerza militar
que, a su vez, se ·calculaba por el número y fuer­
za de los generales sometidos.
Cómo compensación al sometimiento y· fide­
lidad, se permitió a los adictos tomar lo que fue- ·
· ran necesitand<;>, _ de acuerdo con su específica .
manera: de ser. De esta realidad post�revolucio­
naria provienen los primeros nuevos caciques;
cada uno se subió al pedestal que había conquis�
tado. Aún se sentían poderosos por ser ellos mis­
mos, _ por tener seguidores, fuerzas militares · que
tenían valor político, y porque se sabían el agre­
gado necesario para fortalecer el poder del lllás
poderoso.
195
 mismo las estrellas del generalato. Sin embargo, .
ya desde esa época él cacique va dejando- señales·
de sus características y potencialidades, porque en
la guerra rara vez fue tigre o león en busca de ·
presa, que se arriesga a atacar para matar o
morir, casi siempre fue chacal, huidizo y movi­
ble, con grandes dientes y orejas y lúgubres au-
llidos en las sombras, que se contenta cori. la ·
carroña que van dejando las grandes fieras.
Nuestros más distinguidos caciques pos_t-revo­
lucionarios pelearon sólo cu�do fue estrictamente _·
necesario, esto es, cuando fueron forzados a pe:­
lear. Casi siempre lo hicieron a las órdenes de ·
"Mi general Fulano", que estaba dispuesto a "ju­
gársela", o bien anduvieron con sus hombres a
la verá de las grandes corrientes revolucfonárias;·
siempre dispuestos :a sumarse al vencedor, a huir
del vencido o llegar a rematarlo, . a transar con
intereses cercanos y fuertes. · Los .partes de_ sus
victorias fueron la despiadada: destrucción de los
vencidos, o la conquista de poblados no defendi-
. dos, aderezados en forlll:a de grandes batallas:
La Revolución, como · todas las revoluciones,
consumió a la mayor parte de sus iniciadores, de
sus verdaderos generales. Y en México la des­
trucción se. cebó con particular saña sobre aque,.
llos que eran movidos, entre. otras_. muchas· cosas,
por alguna �l.ase de ideal. Por eso quedaron para ·
servir a México los más hábiles: estrategas, poli•
-194.
ticos y diplomáticos, así como los· más cautelosos,
y, siguiéndoles, la cauda de los· que les tocó ·afi- ·
narle a la última lotería revolucionaria.
Obregón y Calles se echaron a cuestas la tarea_
de :restructurar · la organización pólitica del .país,
"siguiendo los lineamientos revolucionarios" · -
para utilizar la jerga política-; en esa restructu­
ración los generales sobrevivientes se repartieron
el botín y se hicieron las transacciones obligadas.
No se repartió el país con las ideas de la Revo-.
lución, sino acatando a las necesidades políticas
_ del jefe, el cual sólo consideraba la seguridad que -
se podría tener en - la · fidelidad o el temor de los
subordinados. En ese tiempo, lo importante no fue
juzgar purezas éticas o idealistas, sino sobrevivir,
y esto sólo se conseguía por la fuerza militar
que, a su vez, se ·calculaba por el número y fuer­
za de los generales sometidos.
Cómo compensación al sometimiento y· fide­
lidad, se permitió a los adictos tomar lo que fue- ·
· ran necesitand<;>, _ de acuerdo con su específica .
manera: de ser. De esta realidad post�revolucio­
naria provienen los primeros nuevos caciques;
cada uno se subió al pedestal que había conquis�
tado. Aún se sentían poderosos por ser ellos mis­
mos, _ por tener seguidores, fuerzas militares · que
tenían valor político, y porque se sabían el agre­
gado necesario para fortalecer el poder del lllás
poderoso.
195
 Hubo aún una pequeña época de transición,
en . la cual los generales dudaron entre el futuro
destino de ser hombres· poderosos locales y some­
tidos, o arriesgarse a realizar la conservada fan­
tasía de· ser el más poderoso de los poderosos. ·Al­
gunos generales aún lo intentaron; las aventuras
acabaron, para unos, ante el pelotón de fusila­
miento, para otros, en el translado del dinero que
la diligencia y el patriotismo les había hecho acu­
m�ar a países donde con más tranquilidad pu­
dieran, de allí en adelante, gozar del resultado·
de sus esfuerzos en bien del país. Los· que que­
daron sometidos, junto con los nacientes políticos
que se iban formando a su vera, se dedicaron a
esperar; con ello fueron descubtjendo, ui1 poco a
la fuerza� que si. no e�a posible ser cabeza de
le6n nó era· tan malo ser cabeza de ratón. -
Los generales y políticos miraron a su alre­
dedor y descubrieron tierras, hombres y mujeres,
· y se dedicaron (como todo humano) a buscar su
felicidad.
Los caciques post-revolucionarios tuvieron que
hacer un largo aprendizaje y numerosos. tanteos;
pero, estando en posición de ser al mismo tiempo ·
jueces, otorgadores de derechos . y verdugos en
las áreas locales que. les tocó en la repartición,
el .aprendizaje no fue ni te�oso lni particularmen-
. te difícil. Unos se dedicaron a deporte nadonal ·
• ." '
de la". . parranda y 1..:.
Mm· muJeres ; otros a � ene-
196
migos · políticos reales o potenciales, otros n;iás
buscaron el si}abario y aprendieron a leer. Algu­
nos . de éstos se hicieron intelectuales para com­
petir con los intelectuales políticos, quienes- habían·
sufrido mucho en la Revolución entre el coriflicto
(difícil de resolver) de ser héroes civiles <> con­
servar la. vida. Conflicto que en su inmensa · ma­
yoría fue resuelto con frecuentes y precipitados
"viajes" a los Estados Unidos, Cuba y Europa,
desde donde también, de cuando en cuando, re­
-gresaban después de escribir libros e historias - y
haber platicado entre sí, durante algunos días, a
México, en busca de ese destino heroico que ellos
tanto· anhelaban: el destino de ser- héroes, pero.
héroes· vivos, destino que en general siempre los
eludió, hasta que aprendieron la buena vieja fi­
losofía mexicana de que más vale "andar por ahí
dobladito pero con vida, y no. derechito pero bajo
tierra".·
· Lo que la m_�yoría de los caciques hizo, ade-
. más de sus preferencias individuales, fue encon­
trar rápidas · formas de volverse ricos; pero no·
pequeños ricos, sino de veras muy ricos. Lós unos
lo fueron en tierras, otros en actividades más o
. .
. menos comerciales; otros más aprendieron a ser
·. banqueros y hasta industriales; los más timoratos
se dedicaron a acumular edificios y terrenos ur­
. banos. Pronto tuvieron ( como fruto de su ciiligen­
cia) ·empresas, bancos. y algunas industrias.. La
-197
 Hubo aún una pequeña época de transición,
en . la cual los generales dudaron entre el futuro
destino de ser hombres· poderosos locales y some­
tidos, o arriesgarse a realizar la conservada fan­
tasía de· ser el más poderoso de los poderosos. ·Al­
gunos generales aún lo intentaron; las aventuras
acabaron, para unos, ante el pelotón de fusila­
miento, para otros, en el translado del dinero que
la diligencia y el patriotismo les había hecho acu­
m�ar a países donde con más tranquilidad pu­
dieran, de allí en adelante, gozar del resultado·
de sus esfuerzos en bien del país. Los· que que­
daron sometidos, junto con los nacientes políticos
que se iban formando a su vera, se dedicaron a
esperar; con ello fueron descubtjendo, ui1 poco a
la fuerza� que si. no e�a posible ser cabeza de
le6n nó era· tan malo ser cabeza de ratón. -
Los generales y políticos miraron a su alre­
dedor y descubrieron tierras, hombres y mujeres,
· y se dedicaron (como todo humano) a buscar su
felicidad.
Los caciques post-revolucionarios tuvieron que
hacer un largo aprendizaje y numerosos. tanteos;
pero, estando en posición de ser al mismo tiempo ·
jueces, otorgadores de derechos . y verdugos en
las áreas locales que. les tocó en la repartición,
el .aprendizaje no fue ni te�oso lni particularmen-
. te difícil. Unos se dedicaron a deporte nadonal ·
• ." '
. de la". . parranda y 1..:.
Mm· muJeres ; otros a � ene-
196
migos · políticos reales o potenciales, otros n;iás
buscaron el si}abario y aprendieron a leer. Algu­
nos . de éstos se hicieron intelectuales para com­
petir con los intelectuales políticos, quienes- habían·
sufrido mucho en la Revolución entre el coriflicto
(difícil de resolver) de ser héroes civiles <> con­
servar la. vida. Conflicto que en su inmensa · ma­
yoría fue resuelto con frecuentes y precipitados
"viajes" a los Estados Unidos, Cuba y Europa,
desde donde también, de cuando en cuando, re­
-gresaban después de escribir libros e historias - y
haber platicado entre sí, durante algunos días, a
México, en busca de ese destino heroico que ellos
tanto· anhelaban: el destino de ser- héroes, pero.
héroes· vivos, destino que en general siempre los
eludió, hasta que aprendieron la buena vieja fi­
losofía mexicana de que más vale "andar por ahí
dobladito pero con vida, y no. derechito pero bajo
tierra".·
· Lo que la m_�yoría de los caciques hizo, ade-
. más de sus preferencias individuales, fue encon­
trar rápidas · formas de volverse ricos; pero no·
pequeños ricos, sino de veras muy ricos. Lós unos
lo fueron en tierras, otros en actividades más o
. .
. menos comerciales; otros más aprendieron a ser
·. banqueros y hasta industriales; los más timoratos
se dedicaron a acumular edificios y terrenos ur­
. banos. Pronto tuvieron ( como fruto de su ciiligen­
cia) ·empresas, bancos. y algunas industrias.. La
197
mayor parte aprendió simultáneamente ingeniería
civil y comercio, de manera que en poco tienipo
estuvieron en posibilidad de pavimentarnos las ca- -
lles, hacernos carreteras y presas, y de aprender
el negocio que más tarde sería el tan importante
de los fraccionamientos. Ayudaron pues a que
mejoraran nuestras comunicaciones, a que. nues­
tros campos tuvieran el agua que tanta falta les
hacía, y en las ciudades nos ayudaron a vivir
mejor, permitiéndonos comprar ten·enos para edi­
ficar nuestras casas, con agua, luz, drenaje y
pavimentación. Tanto trabajo necesitó, por su­
puesto, . compensaciones económicas · que los colo� ·
caron pronto en condiciones muy envidiables.
Durante todo este tiempo nunca perdieron el
sello, el espíri� y el nombre de revolucionarios,
que muchos llevaron hasta su muerte y otros aún
mantienen. Los nombres de los muertos y los de
los que aún viven están también seguros de eterna
memoria . en escuelas, canciones y calles de ciu- ·
dades y pueblos; su nombre está allí, para que
lo recuerden las generaciones futuras. Otros, más
ambiciosos, escribieron o están escribiendo sus
memorias, donde todo queda bien explicado.
. El cacique fue amo de su cacicazgo; su objeto
era dar satisfacción a sus apetitos, básicamente
enriquecerse, ajustar· cuentas viejas, ejecutar ven­
ganzas, usar al pueblo colocado bajo su autoridad
para hacer con él lo que le viniera en gana. Por
198
\mucho tiempo no hubo límites , para -la . volµntad _ ·-.
y e l humor del cacique. Este periodo (élfonunada- ·
mente) no fue inuy largo.
La restructuracion del gobierno central fue·
exigiendo más y más autoridad conforme los años .
fueron pasando; cada vez fue más difícil defen­
derse de .ese poder o desafiarlo, y más necesario
apoyarse en alguna forma en las gentes_ someti�
das, si no en el pueblo misino en su totalidad,
cuando menos en las gentes que lo controlaban
en nivel más . bajo al de los grandes caciques.
La evolución de las situaciones políticas y so-·
-ciales exigió nuevos reajustes a sus procedimien-
tos; así, del rapto a la mitad de la calle, de la
violación, del robo descarado, del asesinato · en la
casa del señalado a los guardias personales y co­
nocidos del cacique, se pasó a formas- consideradas
comó más decentes: se raptó en forma disfrazada,
se robó en forma· más legalizada y los asesinatos
, .
los hicieron de noche, en lugares solitarios, gentes
. anonunas.
México aprendió de, estos hombres que · rio .
había ley y pronto se olvidó de que. existía cierto
poder central. La provincia vivió , temerosa bajo ·
sus sombras monstruosas, hablando y pensando
en la obsesión de su propio cacique..
El señor Gobierno era un señor tan lejano e
inalcanzable que se nombraba como si fuese una
fantasía. De sus caciques, en tódos los confines
199
mayor parte aprendió simultáneamente ingeniería
civil y comercio, de manera que en poco tienipo
estuvieron en posibilidad de pavimentarnos las ca- -
lles, hacernos carreteras y presas, y de aprender
el negocio que más tarde sería el tan importante
de los fraccionamientos. Ayudaron pues a que
mejoraran nuestras comunicaciones, a que. nues­
tros campos tuvieran el agua que tanta falta les
hacía, y en las ciudades nos ayudaron a vivir
mejor, permitiéndonos comprar ten·enos para edi­
ficar nuestras casas, con agua, luz, drenaje y
pavimentación. Tanto trabajo necesitó, por su­
puesto, . compensaciones económicas · que los colo� ·
caron pronto en condiciones muy envidiables.
Durante todo este tiempo nunca perdieron el
sello, el espíri� y el nombre de revolucionarios,
que muchos llevaron hasta su muerte y otros aún
mantienen. Los nombres de los muertos y los de
los que aún viven están también seguros de eterna
memoria . en escuelas, canciones y calles de ciu- ·
dades y pueblos; su nombre está allí, para que
lo recuerden las generaciones futuras. Otros, más
ambiciosos, escribieron o están escribiendo sus
memorias, donde todo queda bien explicado.
. El cacique fue amo de su cacicazgo; su objeto
era dar satisfacción a sus apetitos, básicamente
enriquecerse, ajustar· cuentas viejas, ejecutar ven­
ganzas, usar al pueblo colocado bajo su autoridad
para hacer con él lo que le viniera en gana. Por
19 �
\mucho tiempo no hubo límites , para -la . volµntad _ ·-.
y e l humor del cacique. Este periodo (élfonunada- ·
mente) no fue inuy largo.
La restructuracion del gobierno central fue·
exigiendo más y más autoridad conforme los años .
fueron pasando; cada vez fue más difícil defen­
derse de .ese poder o desafiarlo, y más necesario
apoyarse en alguna forma en las gentes_ someti�
das, si no en el pueblo misino en su totalidad,
cuando menos en las gentes que lo controlaban
en nivel más . bajo al de los grandes caciques.
La evolución de las situaciones políticas y so-·
-ciales exigió nuevos reajustes a sus procedimien-
tos; así, del rapto a la mitad de la calle, de la
violación, del robo descarado, del asesinato · en la
casa del señalado a los guardias personales y co­
nocidos del cacique, se pasó a formas- consideradas
comó más decentes: se raptó en forma disfrazada,
se robó en forma· más legalizada y los asesinatos
, .
los hicieron de noche, en lugares solitarios, gentes
. anonunas.
México aprendió de, estos hombres que · rio .
había ley y pronto se olvidó de que. existía cierto
poder central. La provincia vivió , temerosa bajo ·
sus sombras monstruosas, hablando y pensando
en la obsesión de su propio cacique..
El señor Gobierno era un señor tan lejano e
inalcanzable que se nombraba como si fuese una
fantasía. De sus caciques, en tódos los confines
199

del país, muchos hombres aprendieron· que seÍ
podía. inatar, robar, . engañar, defraudar, y qué·
todo era permitido si .se tenía la habilidad de. no
tropezar con las .pátas del caballo de los caciques.
Aún más, se aprendió que si, en este proceso· de
hacer en pequeño lo que hacían los grandes ca­
ciques, se llegaba a niveles de excelencia, no era·
dificil que el cacique local lo llamara a uno a
su : vera, para entrar a.· formar parte de su base
de sustentación política y humana y ·así obtener
1as compensaciones. que esto producía.
En esta forma ·se fue integrando· todo el sis­
tema real. mexicano de esas épocas del pasado.
cercano. Los caciques regi()nales arriba,· bajo ellos
los estatales, y bajo éstos los de las regiones más
pequeñas y municipalidades.
El tiempo ha exigido nuevos cambios y :re­
ajustes en los · antigµos patrones del · cacique, de
manera que en nuestros días el cacique regional,
· el cacique atrabiliario y totalmente primitivo·· está
en vías de extinción, aunque queda uno que otro
ejemplar aislado en algunos estados. La realidad
de sus ·cacicazgos es· poco conocida, no sólo por­
que ya no son· muchos, sino porque la conducta
psicopática de algunos de ellos. no es percibida, ·
porque, en los lugares donde actúan, su conducta
no-es·muy diferente-a la de otros muchos peque-
. ños o . medianos políticos y funcionarios.
La mayor parte_ de los caciques han evolucio- .
200
"
: nado, porque han sido · llamados a ,puestos del
·.· gobierno central, a veces como miembros- del ga­
binete, a veces como grandes funcionarios, y, al
regresar, a sus anteriores cacicazgos a volver a
echar raíces en la. tierra donde alcanzaron su pro­
pia madurez, traen nuevas necesidades, uria . vez
que han abrevado en más abundantes veneros.
Los antiguos entusiasmos ya están m� cal­
mados, hay menos urgencia;·· muchos caciques
esperan su cita con la· historia. Pero mientras esta
cita llega, el cacicazgo cumple las funciones de
desván. o de sótano, donde se acumulan los trastos
viejos y adonde los ancianos bajan a explorar
de. cuando en cuandQ para poder reproducir re­
cuerdos de pasadas. glorias, _momentos trágicos o
felices de la vida.
Pero, aunque algunos regresan como ancianoi
políticos, desde el punto de vista de su edad real,
mtJ.chos han regresado con "mucha vida por d�
lante", · aún jóvenes o apenas maduros. De allí ·
en adelante, la mayor parte se ha- dedicado a
hacer . su . "bien" y su "mal" a su manera. Sus
cacicazgos son intocables, sus órdenes y sugestio­
nes · son las aceptadas, y el poder central, q\!e ha .
obtenido una pequeña parte de su poder de · ellos, ·
sostiene ,estas ·estructuras en espera de que el
tiempo · las vaya destruyendo.
Los caciques post-revolucionarios, al envejecer,
y muchos de ellos ya sin pueblo al cual redimir; ,·
101·
 del país, muchos hombres aprendieron· que seÍ
podía. inatar, robar, . engañar, defraudar, y qué·
todo era permitido si .se tenía la habilidad de. no
tropezar con las .pátas del caballo de los caciques.
Aún más, se aprendió que si, en este proceso· de
hacer en pequeño lo que hacían los grandes ca­
ciques, se llegaba a niveles de excelencia, no era·
dificil que el cacique local lo llamara a uno a
su : vera, para entrar a.· formar parte de su base
de sustentación política y humana y ·así obtener
1as compensaciones. que esto producía.
En esta forma ·se fue integrando· todo el sis­
tema real. mexicano de esas épocas del pasado.
cercano. Los caciques regi()nales arriba,· bajo ellos
los estatales, y bajo éstos los de las regiones más
pequeñas y municipalidades.
El tiempo ha exigido nuevos cambios y :re­
ajustes en los · antigµos patrones del · cacique, de
manera que en nuestros días el cacique regional,
· el cacique atrabiliario y totalmente primitivo·· está
en vías de extinción, aunque queda uno que otro
ejemplar aislado en algunos estados. La realidad
de sus ·cacicazgos es· poco conocida, no sólo por­
que ya no son· muchos, sino porque la conducta
psicopática de algunos de ellos. no es percibida, ·
porque, en los lugares donde actúan, su conducta
no-es·muy diferente-a la de otros muchos peque-
. ños o . medianos políticos y funcionarios.
La mayor parte_ de los caciques han evolucio- .
200
: nado, porque han sido · llamados a ,puestos del
·.· gobierno central, a veces como miembros- del ga­
binete, a veces como grandes funcionarios, y, al
regresar, a sus anteriores cacicazgos a volver a
echar raíces en la. tierra donde alcanzaron su pro­
pia madurez, traen nuevas necesidades, uria . vez
que han abrevado en más abundantes veneros.
Los antiguos entusiasmos ya están m� cal­
mados, hay menos urgencia;·· muchos caciques
esperan su cita con la· historia. Pero mientras esta
cita llega, el cacicazgo cumple las funciones de
desván. o de sótano, donde se acumulan los trastos
viejos y adonde los ancianos bajan a explorar
de. cuando en cuandQ para poder reproducir re­
cuerdos de pasadas. glorias, _momentos trágicos o
felices de la vida.
Pero, aunque algunos regresan como ancianoi
políticos, desde el punto de vista de su edad real,
mtJ.chos han regresado con "mucha vida por d�
lante", · aún jóvenes o apenas maduros. De allí ·
en adelante, la mayor parte se ha- dedicado a
hacer . su . "bien" y su "mal" a su manera. Sus
cacicazgos son intocables, sus órdenes y sugestio­
nes · son las aceptadas, y el poder central, q\!e ha .
obtenido una pequeña parte de su poder de · ellos, ·
sostiene ,estas ·estructuras en espera de que el
tiempo · las vaya destruyendo.
Los caciques post-revolucionarios, al envejecer,
y muchos de ellos ya sin pueblo al cual redimir; ,·
201
 están pasando sus últimos días ejerci�n.do : el res-
tringido poder qµe atm les queda y éldrninistrando
lo acwnulado en · s� pasado de · servicio al p¿µs.
Así,. como caciques; banqueros, industriales, frac­
cionadores de· terrenos, contratistas o agricultores,
y aun como políticos, están pasando la época que
ellos consideran más constructiva en su vida. Mu-
chos de ellos son la nueva adquisición de �gunos
grupos financieros.
La corrosión y decaimiento del viejo sistema
de los grandes caciques ha producido intentos de
reconstrucc1on; nuevos caciques emergen o mten-
., . .
tan colocarse, ·pero ya vienen con otras caracte­
·.
rísticas. Así, en algunas zonas o estados, el nu�vo
cacique político ha surgido como un poder eco­
nómico, que se ha vuelto cacique· como paso na­
tural y necesario para conservar y acrecentar
sus . bienes. En otros lugares, las vacantes han
sido cubiertas con emisarios del gobierno central,
que, al descubrir el poder, descubren ·simultánea­
mente sus escondidos anhelos de eternizarse en
el candelero. El gobernante . local crea precipi­
uidamente ligas e intereses que, si logran coordi­
narse con los de los nuevos· mandatarios centra­
les, le conceden el· tiempo necesario para. asentar
. ef cacicazgo. Pero, como se comprende, estos .nue-
vos grandes caciques ya no tienen ni la violencia ·
para obtener ni la· agresión · vindicativa de sus
antecesores de hace treinta años, . muchos �rqu�
200
202
no saben o no se atreven a ejercer drásticos pro-
cedimienios, los más porque ya no l,os consideran
necesarios.
.
El cacique violento, el que aún asesina y man­
da matar, el que aún viola mujeres, asalta en· los
caminos y se hace justicia por sí mismo de acuer-­
do con su santa y real gana, ha tenido que d�s-
. cender; ahora anda refugiado en Jos munitj.pios
o en zonas a veces más amplias, pero delimitadas
. por alguna causa especial · ( o porque son de un
cierto tipo ejidal y económico, o porque producen
un cierto producto especial, o porque existe la
concesión de su zona a algún político del gobierno
central, quien delega sus funciones y el usufructo
al cacique, que queda así como . colector particu­
lar). En algunos lugares . es ese producto pecu­
liar de tantos municipios, tendero-prestamista­
usurero, que ha florecido en la tierra abonada
con el, desastre económico y crediticio del campo,
y que por lo tanto ha quedado como la única
fuente -posible de crédito. Este tendero-prestamista .
se tiene que hacer pagar, y esto lo ha logrado
�n :r;nuchas partes apoderándose del poder políti�
co y de las pistolas y rifles de ese poder, con las
que lé ha sido más fácil cobrar. E ejidatario, el
agricultor pobre e irresponsable se ha vuelto res­
l
ponsable con estos métodos de convencimiento,
dé manera que .los deudores pagan ahora el tapi- .
tali más los intereses del 5 al10% mensual; reli-
208
 están pasando sus últimos días ejerci�n.do : el res-
tringido poder qµe atm les queda y éldrninistrando
lo acwnulado en · s� pasado de · servicio al p¿µs.
Así,. como caciques; banqueros, industriales, frac­
cionadores de· terrenos, contratistas o agricultores,
y aun como políticos, están pasando la época que
ellos consideran más constructiva en su vida. Mu-
chos de ellos son la nueva adquisición de �gunos
grupos financieros.
La corrosión y decaimiento del viejo sistema
de los grandes caciques ha producido intentos de
reconstrucc1on; nuevos caciques emergen o mten-
., . .
tan colocarse, ·pero ya vienen con otras caracte­
·.
rísticas. Así, en algunas zonas o estados, el nu�vo
cacique político ha surgido como un poder eco­
nómico, que se ha vuelto cacique· como paso na­
tural y necesario para conservar y acrecentar
sus . bienes. En otros lugares, las vacantes han
sido cubiertas con emisarios del gobierno central,
que, al descubrir el poder, descubren ·simultánea­
mente sus escondidos anhelos de eternizarse en
el candelero. El gobernante . local crea precipi­
uidamente ligas e intereses que, si logran coordi­
narse con los de los nuevos· mandatarios centra­
les, le conceden el· tiempo necesario para. asentar
. ef cacicazgo. Pero, como se comprende, estos .nue-
vos grandes caciques ya no tienen ni la violencia ·
para obtener ni la· agresión · vindicativa de sus
antecesores de hace treinta años, . muchos �rqu�
200
no saben o no se atreven a ejercer drásticos pro-
cedimienios, los más porque ya no l,os consideran
necesarios.
.
El cacique violento, el que aún asesina y man­
da matar, el que aún viola mujeres, asalta en· los
caminos y se hace justicia por sí mismo de acuer-­
do con su santa y real gana, ha tenido que d�s-
. cender; ahora anda refugiado en Jos munitj.pios
o en zonas a veces más amplias, pero delimitadas
. por alguna causa especial · ( o porque son de un
cierto tipo ejidal y económico, o porque producen
un cierto producto especial, o porque existe la
concesión de su zona a algún político del gobierno
central, quien delega sus funciones y el usufructo
al cacique, que queda así como . colector particu­
lar). En algunos lugares . es ese producto pecu­
liar de tantos municipios, tendero-prestamista­
usurero, que ha florecido en la tierra abonada
con el, desastre económico y crediticio del campo,
y que por lo tanto ha quedado como la única
fuente -posible de crédito. Este tendero-prestamista .
se tiene que hacer pagar, y esto lo ha logrado
�n :r;nuchas partes apoderándose del poder políti�
co y de las pistolas y rifles de ese poder, con las
que lé ha sido más fácil cobrar. E ejidatario, el
agricultor pobre e irresponsable se ha vuelto res­
l
ponsable con estos métodos de convencimiento,
dé manera que .los deudores pagan ahora el tapi- .
tali más los intereses del 5 al10% mensual; reli-
203
 giosamente, y aún les queda ·tiempo pa�a reírse
de cuando "fregaron�' al. banco con aquel présta­
mo que no pagaron al 8% anual, o para indig­
narse porque el banco oficial los estafó · cobrán"
dose de una· o de otra manera tanto o más que el
usurero.
¿Cuáles son los rasgos psicólógicos que carac­
terizan a esté tipo de mexicano? Cuando se · ve -
actuar a los caciques, · se habla con ellos o se estu�
dia lo que buscan y en.lo. que creen, una de las
cosas que· más llama la atención es la ··enorme
satisfacción y _ orgullo que manifiestan por el he­
cho de tener poder. Los caciques mexicanos se ·
- saben envidiados, admirados o temidos, y esto
es _experimentado por ellos como la seguridad de
haber conquistado eso tan específico que se llama·
poder.
· El anhelo· inmoderado de poder parte de una
necesidad básira de obtener todo lo deseable en
el mismo momento en que se desea, de satisfa­
cerse directa, legítimamente o en forma · agresiva
.
y, por lo tanto, de · tener la más amplia. de las
. Aquí · 1os deseos infantiles se hacen realidad: el
. puertas posibles, de tener previstos todos los pe-
ligrós y haberse asegurado de antemano que ha- .
brá manera de escapar de todos los ofendidos por
esa agresión. Para el · hombre que anhela el . po­
der · por el poder mismo, la satisfacción buscada
.. es llegar al punto desde donde. pueda contemplar·
a los demás humanos · a él· sometidos. En su rea- ·
204
lidad inconsciente, siempre son un terrible peli­
gro,. y -el temor, también inconsciente, que genera
en él esta constatación es la energía que impulsa
el motor de su diario actuar. :&te hombre · -siew­
pre busca reasegurarse de que no están en peli­
gro ni lo que quiere obtener ni él mismo.
El poder proporciona a este tipo humano sa­
tisfacciones a los enormes anhelos de dependen­
cia que tiene. &tos anhelos son en algunos ne­
gados, en otros al contrario permitidos y exigidos
con violencia.
Cuando las demandas de dependencia son per­
mitidas, son entonces exigidas en la forma más· -
primitiva, muchas veces tal y como un niño pide
o exige ser satisfecho, con prontitud y sin medida.
Si el niño recibe una frustración, odia; enton­
ces d�sea que el que · 10 frustró desaparezca para
siempre, no importa que media· hora después lo
·. necesite y exija su presencia.) El cacique hace
lo mismo en alguna de sus · forinas de ser extre� ·
-. mas; si alguien lo estorba, lo mata o lo hace huir.
· cacique, niño-adulto, logra tran'sformar sus fan­
tasías infantiles · en · realidades psicopáticas. Si
quiere satisfacciones sexuales comprará mujeres
prostituidas y, donde· aún se · puede, las comprará
vírgenes, o asediará y amenazará para obtener;.
las, o las raptará si es preciso. La gula sexual d�
_ cacique $6 satisfará ,por unos días con cada nuéva
205
 giosamente, y aún les queda ·tiempo pa�a reírse
de cuando "fregaron�' al. banco con aquel présta­
mo que no pagaron al 8% anual, o para indig­
narse porque el banco oficial los estafó · cobrán"
dose de una· o de otra manera tanto o más que el
usurero.
¿Cuáles son los rasgos psicólógicos que carac­
terizan a esté tipo de mexicano? Cuando se · ve -
actuar a los caciques, · se habla con ellos o se estu�
dia lo que buscan y en.lo. que creen, una de las
cosas que· más llama la atención es la ··enorme
satisfacción y _ orgullo que manifiestan por el he­
cho de tener poder. Los caciques mexicanos se ·
- saben envidiados, admirados o temidos, y esto
es _experimentado por ellos como la seguridad de
haber conquistado eso tan específico que se llama·
poder.
· El anhelo· inmoderado de poder parte de una
necesidad básira de obtener todo lo deseable en
el mismo momento en que se desea, de satisfa­
cerse directa, legítimamente o en forma · agresiva
.
y, por lo tanto, de · tener la más amplia. de las
. Aquí · 1os deseos infantiles se hacen realidad: el
. puertas posibles, de tener previstos todos los pe-
ligrós y haberse asegurado de antemano que ha- .
brá manera de escapar de todos los ofendidos por
esa agresión. Para el · hombre que anhela el . po­
der · por el poder mismo, la satisfacción buscada
.. es llegar al punto desde donde. pueda contemplar·
a los demás humanos · a él· sometidos. En su rea- ·
.204
lidad inconsciente, siempre son un terrible peli­
gro,. y -el temor, también inconsciente, que genera
en él esta constatación es la energía que impulsa
el motor de su diario actuar. :&te hombre · -siew­
pre busca reasegurarse de que no están en peli­
gro ni lo que quiere obtener ni él mismo.
El poder proporciona a este tipo humano sa­
tisfacciones a los enormes anhelos de dependen­
cia que tiene. &tos anhelos son en algunos ne­
gados, en otros al contrario permitidos y exigidos
con violencia.
Cuando las demandas de dependencia son per­
mitidas, son entonces exigidas en la forma más· -
primitiva, muchas veces tal y como un niño pide
o exige ser satisfecho, con prontitud y sin medida.
Si el niño recibe una frustración, odia; enton­
ces d�sea que el que · 10 frustró desaparezca para
siempre, no importa que media· hora después lo
·. necesite y exija su presencia.) El cacique hace
lo mismo en alguna de sus · forinas de ser extre� ·
-. mas; si alguien lo estorba, lo mata o lo hace huir.
· cacique, niño-adulto, logra tran'sformar sus fan­
tasías infantiles · en · realidades psicopáticas. Si
quiere satisfacciones sexuales comprará mujeres
prostituidas y, donde· aún se · puede, las comprará
vírgenes, o asediará y amenazará para obtener;.
las, o las raptará si es preciso. La gula sexual d�
_ cacique $6 satisfará ,por unos días con cada nuéva
205
 adquisid6n, que . en él �iempre será agresi6n se­
xual, para seguir luego su carrera en busca de_
otras mujeres. El niño quiere . juguetes, · por eso
grita y pat�a si no los obtiene del cariño ·paternal.
El cacique ya es demasiado grande para creer
· en cariiíos paternales, así, robará, extorsionará
ilegal o legalizadamente, y con el dinero obtenido
comprará sus juguetes, casas grandes y· lujosas,
.automóviles muy · largos· con mucho metal cro­
mado, caballos finos _:_ganadores o bien arren�
dados-, grandes pedazos de tjerra -la más pro­
ductiva del lugar-, o las armas . más finas. El .
cacique obtendrá con el dinero de los que se le
sometan todas las cosas que sean especüicamen­
te valiosas para éL Así, es fácil apreciar la rela­
ción que tiene con su propio .pueblo, al que hace
actuar como una madre sometida a los caprichos
, de · un chico· consentido, una madre un poco re­
tobada y quejumbrosa pero siempre complaciente.
La psicología de las peculiaridades de los ca-
. ciques pequeños, medianos y grandes, se aprecia
por lo que consideran valioso. Sus valores, como.
se señala antes, van desde la posibilidad de exhi-..
bir en el ·_ cinto un· arma finísima, h_asta la de
sentarse en el palco de la ópera al lado de un
Señor Don, y ser tratado por éste también co­
mo Señor Don. Desde. una reata fina y un potro
· noble y nel'.'Vioso, h�sta una. mujer envuelta en , ·
visó� que puede·. acompañar al personaje impor-
.
206
tante a repartir juguetes de Navidad a los niños
pobres.
El cacique explota, porque depende muy oral­
mente de su pueblo; pero lo que· determina su
básico anhelo de poder, no es tanto su anhelo de ·
depender, sino su miedo a perder la seguddad
que le proporciona esta dependencia. No es tanto
lo que hace para obtener, sino lo que ha venido
haciendo para tener· dentro de sí la seguridad de
· poder huir de todos los peligros télnidos.
Las motivaciones básicas que el cacique de­
searía· tener ocultas se filtran muy. a su pesar, a
todas
· horas, e n muchos de sus actos.
En el pueblo, el cacique se rodea de asesinos,
siempre tiene mercenarios a sueldo para que ata­
quen o destruyan lo que él quiera agredir, o para
· obtenerle lo que desee; pero lo que él no quisiera
dejar traslucir, ni. darse cuenta él mismo, es que
la cat1sa más importante por la que los . ha bus­
cado es para que lo pr�tejan.
El cacique grande, .que se sustenta sobre ha- ·.
ses de tipo · económico o político, como el cacique­
gobernador o el cacique-regional, encuentran ·con
facilidad, en los pequeños -caciques locales� sus
ejecutores · inmediatos, así como sus protectores,
·. que complementa con la red de amigos influ.;. ·
yentes, tales . como ciertos . políticos dél gobierno
central, senadores, �bemadores, jueces, magis-
. trªdos ,- y ·procuradores, nrinistros . . y· banqueros..
·.20,
 adquisid6n, que . en él �iempre será agresi6n se­
xual, para seguir luego su carrera en busca de_
otras mujeres. El niño quiere . juguetes, · por eso
grita y pat�a si no los obtiene del cariño ·paternal.
El cacique ya es demasiado grande para creer
· en cariiíos paternales, así, robará, extorsionará
ilegal o legalizadamente, y con el dinero obtenido
comprará sus juguetes, casas grandes y· lujosas,
.automóviles muy · largos· con mucho metal cro­
mado, caballos finos _:_ganadores o bien arren�
dados-, grandes pedazos de tjerra -la más pro­
ductiva del lugar-, o las armas . más finas. El .
cacique obtendrá con el dinero de los que se le
sometan todas las cosas que sean especüicamen­
te valiosas para éL Así, es fácil apreciar la rela­
ción que tiene con su propio .pueblo, al que hace
actuar como una madre sometida a los caprichos
, de · un chico· consentido, una madre un poco re­
tobada y quejumbrosa pero siempre complaciente.
La psicología de las peculiaridades de los ca-
. ciques pequeños, medianos y grandes, se aprecia
por lo que consideran valioso. Sus valores, como.
se señala antes, van desde la posibilidad de exhi-..
bir en el ·_ cinto un· arma finísima, h_asta la de
sentarse en el palco de la ópera al lado de un
Señor Don, y ser tratado por éste también co­
mo Señor Don. Desde. una reata fina y un potro
· noble y nel'.'Vioso, h�sta una. mujer envuelta en , ·
visó� que puede·. acompañar al personaje impor-
.
106
tante a repartir juguetes de Navidad a los niños
pobres.
El cacique explota, porque depende muy oral­
mente de su pueblo; pero lo que· determina su
básico anhelo de poder, no es tanto su anhelo de ·
depender, sino su miedo a perder la seguddad
que le proporciona esta dependencia. No es tanto
lo que hace para obtener, sino lo que ha venido
haciendo para tener· dentro de sí la seguridad de
· poder huir de todos los peligros télnidos.
Las motivaciones básicas que el cacique de­
searía· tener ocultas se filtran muy. a su pesar, a
todas
· horas, e n muchos de sus actos.
En el pueblo, el cacique se rodea de asesinos,
siempre tiene mercenarios a sueldo para que ata­
quen o destruyan lo que él quiera agredir, o para
· obtenerle lo que desee; pero lo que él no quisiera
dejar traslucir, ni. darse cuenta él mismo, es que
la cat1sa más importante por la que los . ha bus­
cado es para que lo pr�tejan.
El cacique grande, .que se sustenta sobre ha- ·.
ses de tipo · económico o político, como el cacique­
gobernador o el cacique-regional, encuentran ·con
facilidad, en los pequeños -caciques locales� sus
ejecutores · inmediatos, así como sus protectores,
·. que complementa con la red de amigos influ.;. ·
yentes, tales . como ciertos . políticos dél gobierno
central, senadores, �bemadores, jueces, magis-
. trªdos ,- y ·procuradores, nrinistros . . y· banqueros..
207
 Red de amigos que operan coli la solidaridad de
· los humanos culpables· de un mismo crimen, den­
tro de una psicología . de clan.
La sensatjón de amparo llega al máximo para
.
el cacique . cuando, además de la seguridad que
. logra con sus anttgos, o sus dependientes, llega
a obtener la amistad y el. favor presidencial. Es
tradicional · el refuerzo de poder .y seguridad . que
adquieren los . caciques locales . cuando el presi­
dente en turno ha nacido en la zona o Estado en
.que. ellos operan. Cuando esto se presenta, los ca­
ciques. son más caciques por seis años y, durante
el mismo tiempo sus temores disminuyen. Reac­
ci6n inversa se observa en los .aspirantes a caci­
ques en esas regiones, o en las que sufren el ca­
cicazgo; para éstos, el nombramiento presidencial
representa seis largos años más del mismo . tipo
de sometimiento y resentimiento. Como compen­
sación a estas situaciones, la misma psicología de
clan, que opera hasta en los niveles. presidencia­
les, determina que el presidente siempre procure
hacer más cosas constructivas .en. su Estado que
en los demás. La. psicología de clan está tan ge­
neralizada en . el país, que los habitantes de .todos
los demás Estados consideran esta conducta como
· la más natural y lógica, y el presidente que no
la siguiera sería. mirado con . sospecha. El Estado
donde nace el presidente opera como "su tierra",
la que en México . está �ada de . sentimientos
208
positivos a la madre. El. presidente que no fa­
voreciere a "su · tierra" sería culpado con · senti•..
mientas que, en términos individuales, podrían
expresarse así: "¿Qué puede esperarse de él; qué
confianz� se le puede tener, si hasta con su madre
se porta tan mal?" Ningún presidente ha olvi­
dado hasta ahora los deberes filiales para con "su
tierra", y los sentimientos antidemocráticos. ex-·
.presados con semejante conducta son respetados
por los mexicanos como buenos, a pesar de· que
lleguen a producir resentimientos.. y envidias -
conscientes.·
.El cacique es siempre el héroe local; se le cri­
tica, se. le teme, se fo1bla mal de él en voz baja,
pero las gentes de su cacicazgo lo admiran incons­
cienteni.ente. El es la imagen local del poder, de
la impunidad, es el ideal de la obtención sin es- ·
fuerzo, del ser. temido sin tener que pelear .
per-
sorialmente, del ser rico, del poder obtener los ·
. valores · locales más apetecidos que se puedan con­
seguir por medio del temor o del dinero. El es la
inviolabilidad, él está más allá de la comproba­
ción de si de veras se es. hombre ó no; entonces,
la suposición de que sí es masculino queda como
factor de admiración. El odio que se le tiene no
es pues el sentimiento único; se le ama y admira .
secretaniente y no se desea re�ente su destruc­
con
ción; si acaso, se anhela su_ susti.tución; el qu� .
la· anhelacomo sustituto.
%09.
 Red de amigos que operan coli la solidaridad de
· los humanos culpables· de un mismo crimen, den­
tro de una psicología . de clan.
La sensatjón de amparo llega al máximo para
.
el cacique . cuando, además de la seguridad que
. logra con sus anttgos, o sus dependientes, llega
a obtener la amistad y el. favor presidencial. Es
tradicional · el refuerzo de poder .y seguridad . que
adquieren los . caciques locales . cuando el presi­
dente en turno ha nacido en la zona o Estado en
.que. ellos operan. Cuando esto se presenta, los ca­
ciques. son más caciques por seis años y, durante
el mismo tiempo sus temores disminuyen. Reac­
ci6n inversa se observa en los .aspirantes a caci­
ques en esas regiones, o en las que sufren el ca­
cicazgo; para éstos, el nombramiento presidencial
representa seis largos años más del mismo . tipo
de sometimiento y resentimiento. Como compen­
sación a estas situaciones, la misma psicología de
clan, que opera hasta en los niveles. presidencia­
les, determina que el presidente siempre procure
hacer más cosas constructivas .en. su Estado que
en los demás. La. psicología de clan está tan ge­
neralizada en . el país, que los habitantes de .todos
los demás Estados consideran esta conducta como
· la más natural y lógica, y el presidente que no
la siguiera sería. mirado con . sospecha. El Estado
donde nace el presidente opera como "su tierra",
la que en México . está �ada de . sentimientos
.. 3.18
positivos a la madre. El. presidente que no fa­
voreciere a "su · tierra" sería culpado con · senti•..
mientas que, en términos individuales, podrían
expresarse así: "¿Qué puede esperarse de él; qué
confianz� se le puede tener, si hasta con su madre
se porta tan mal?" Ningún presidente ha olvi­
dado hasta ahora los deberes filiales para con "su
tierra", y los sentimientos antidemocráticos. ex-·
.presados con semejante conducta son respetados
por los mexicanos como buenos, a pesar de· que
lleguen a producir resentimientos.. y envidias -
conscientes.·
.El cacique es siempre el héroe local; se le cri­
tica, se. le teme, se fo1bla mal de él en voz baja,
pero las gentes de su cacicazgo lo admiran incons­
cienteni.ente. El es la imagen local del poder, de
la impunidad, es el ideal de la obtención sin es- ·
fuerzo, del ser. temido sin tener que pelear .
per-
sorialmente, del ser rico, del poder obtener los ·
. valores · locales más apetecidos que se puedan con­
seguir por medio del temor o del dinero. El es la
inviolabilidad, él está más allá de la comproba­
ción de si de veras se es. hombre ó no; entonces,
la suposición de que sí es masculino queda como
factor de admiración. El odio que se le tiene no
es pues el sentimiento único; se le ama y admira .
secretaniente y no se desea re�ente su destruc­
con
ción; si acaso, se anhela su_ susti.tución; el qu� .
la· anhelacomo sustituto.
209
 El cacicazgo local _es el primer escalón de un
tipo especial de. ascensión política .. En cierto sen-
. tido, es la raíz más cercana a lo democrático, por
donde penetra en el extremo inferior la "fuerza
viva" de las verdaderas fuerzas políticas y socia­
les del país.
- - El cacique local es aquel a quien acude el par­
tido oficial para tener, aunque sea. a través de él,
la ·sensación de que está en contacto con el pue-
. blo. El cacique local es .en la actualidad el presi­
dente municipal, · a veces el diputado o senador;
en otras ocasiones, él señala cuál de sus amigos .
será el que desempeñe el cargo. El partido· oficial
acepta· sus sugestiones, porque con ello está se- ·
guro de lograr una influencia real en el ambien­
te local. Ya será obligación posterior de las per­
sonas seleccionadas aprender la terminología y
los ideales políticos o sociales del partido.
Las características del cacique;· así como las
dinámicas· personales y sociales que lo mueven,
quédan apuntados con . estas· consideraciones. · Den­
tro de la vasta multiplicidad nacional, es posible
señalar muchas variantes, pero la corriente cen­
tral caracterológica y dinámica de este tipo na­
cional sigue las pautas antedichas.
Otro tipo humano que- ha venido utilizando enor­
-mes ,cargas- -de agresión, en .contraposición de ,5us..
. mínimos. aportes constructivós, -es .el líder.
210
El líder mexicano empezó hace unos decenios·
como una irónica fantasía de la creatividad · poli�
tica nacional y ha terminado convirtiéndc;,se, en
la actualidad, en una realidad dramática· mexi- .
cana. El líder fue creado como un personaje de
comparsa para el escenario político de los últimos
· años de la Revolución· y los primeros de la época
de reorganización.
La gran habilidad :mexicana d� incorporar a
la teoría constitucional las doctrinas que otras
gentes han pensado en países distantes, aplicán- ·
dolas a gentes cori preocupaciones actuales dife­
rentes, pero cuyas ideas tienen el sello de lo ma­
ravillosamente ideal de los tiempos . que corren,
logró incorporar a la Constitución de 1917 toda.
una serie de normas que tenían por objeto reco­
nocer los derechos de los obreros y facilitar. el
equilibrio en las, ·hasta entonces,. muy desiguales
relaciones entre los trabajadores y sus patronos.
Cuando llegó el momento de la reconstruc- .
ción, los políticos y los militares revolucionarios, .
que hasta entonces se habían apoyado en los cam­
pesinos para formar la fuerza militar de la · que
derivaba su fuerza política, creyeron muy con­
veniente aumentar su base. de sustentación; para
- lograrlo, siguieron lo más avanzado de las doc­
trinas de aquellos tiempos: según decían algunos
libros de sociolo_gia y filosofía europeos, lo mejor
. era "movilizar las masas obreras". .
21i
 El cacicazgo local _es el primer escalón de un
tipo especial de. ascensión política .. En cierto sen-
. tido, es la raíz más cercana a lo democrático, por
donde penetra en el extremo inferior la "fuerza
viva" de las verdaderas fuerzas políticas y socia­
les del país.
- - El cacique local es aquel a quien acude el par­
tido oficial para tener, aunque sea. a través de él,
la ·sensación de que está en contacto con el pue-
. blo. El cacique local es .en la actualidad el presi­
dente municipal, · a veces el diputado o senador;
en otras ocasiones, él señala cuál de sus amigos .
será el que desempeñe el cargo. El partido· oficial
acepta· sus sugestiones, porque con ello está se- ·
guro de lograr una influencia real en el ambien­
te local. Ya será obligación posterior de las per­
sonas seleccionadas aprender la terminología y
los ideales políticos o sociales del partido.
Las características del cacique;· así como las
dinámicas· personales y sociales que lo mueven,
quédan apuntados con . estas· consideraciones. · Den­
tro de la vasta multiplicidad nacional, es posible
señalar muchas variantes, pero la corriente cen­
tral caracterológica y dinámica de este tipo na­
cional sigue las pautas antedichas.
Otro tipo humano que- ha venido utilizando enor­
-mes ,cargas- -de agresión, en .contraposición de ,5us..
. mínimos. aportes constructivós, -es .el líder.
JJW
A"rt'Íi
El líder mexicano empezó hace unos decenios·
como una irónica fantasía de la creatividad · poli�
tica nacional y ha terminado convirtiéndc;,se, en
la actualidad, en una realidad dramática· mexi- .
cana. El líder fue creado como un personaje de
comparsa para el escenario político de los últimos
· años de la Revolución· y los primeros de la época
de reorganización.
La gran habilidad :mexicana d� incorporar a
la teoría constitucional las doctrinas que otras
gentes han pensado en países distantes, aplicán- ·
dolas a gentes cori preocupaciones actuales dife­
rentes, pero cuyas ideas tienen el sello de lo ma­
ravillosamente ideal de los tiempos . que corren,
logró incorporar a la Constitución de 1917 toda.
una serie de normas que tenían por objeto reco­
nocer los derechos de los obreros y facilitar. el
equilibrio en las, ·hasta entonces,. muy desiguales
relaciones entre los trabajadores y sus patronos.
Cuando llegó el momento de la reconstruc- .
ción, los políticos y los militares revolucionarios, .
que hasta entonces se habían apoyado en los cam­
pesinos para formar la fuerza militar de la · que
derivaba su fuerza política, creyeron muy con­
veniente aumentar su base. de sustentación; para
- lograrlo, siguieron lo más avanzado de las doc­
trinas de aquellos tiempos: según decían algunos
libros de sociolo_gia y filosofía europeos, lo mejor
. era "movilizar las masas obreras". .
211
 del conflicto local. La conjugación de esos · facto­
Hay que record�. que en · aquel tiempo las.
res provocó los incidentes que más tarde · permi­
masas obreras � este_ -país eran, comparándolas
tieron. a los revolucionarios recordarlos y. capitali­
· a las campesinas, pequeños montoncitos. Sin em­
barg�, el campesino era por su origen hombre del
zarlos, · hacerlos bandera y colocar a las víctimas
de esas jornadas en el panteón revolucionario y
campo, y hacia el- campo tendría -que volver. El
sindical.
obrero estaba en su mayoría. ligado a las organi-
La realidad nacional era que no había con­
zaciones urbanas, de donde la Revolución extrajo
ciencia sindical, por lo tanto no había movjmien­
pocos revolucionarios, pero adonde todos los re­
to sindical· y, por lo tanto, no había líderes en ·
volucionarios trataron de reconcentrarse al· termi­
la· mayor parte de los escasos centros industria­
nar la lucha armada. Los generales y políticos les de la época.
consideraron necesario aumen:tar su ba�e de sus­
tentación urbana, y buscaron lograrlo con los
Lo irónico de la fantasía fue que, para crear
sindicatos,· fue necesario habilitarlos de líderes; ·
obreros.
.· Entonces se empezó a hablar de sindicatos;· se dando el espaldarazo a los que ya andab� con
esas inquietudes, fomentando su aparición donde
• alentó por todos los medios posibles su formación.
no existían; por lo que, por esta dinámica, no fue:
Además se pensó también que los sindicatos de­
ron creaciones de los obreros sino líderés artifi­
berían éstar dirigidos �no · representados-. por
ciales cuya fuerza directiva no venía del traba­
.
líderes, que· a su vez merecían · ser · revoluciona-
nos..
jador sino del poder político centraL
· El movimiento obrero en México no naci6
Cabe aquí mencionar -cosa que quizá mu­
· como expresión· de los anhelos o satisfacción· de­
chos consideren blasfemia� que el movimiento
las aspiraciones de los trabajadores, sino· de la
sindical mexicano no había tenido precursores de
imaginación política de los políticos revoluciona­
visión nacional, si· acaso el Partido Liberal, ha­
rios, y no se creó, por lo tanto, básicamente para
bía intentado· tratar el problema� Cananea y Río
satisfacer necesidades obreras -que por -cierto
Blanco -que fueron · luchas .· entre trabajadores,
· patronos y gobierno- fueron fenómenos locales, eran tremendas- sino para usos políticos. .
Los sindicatos nacieron. Pronto crecieron, en­
producidos por la conjunción de una explotación
caminados hacia las - orientaciones buscádas, y ·
· · exagerada, una· reb�ldía real de los trabajadores .
fueron utilizados para sostener regímenes en las
y la existencia de líderes. . reale., en el momento
!13
212 212
 del conflicto local. La conjugación de esos · facto­
Hay que record�. que en · aquel tiempo las.
res provocó los incidentes que más tarde · permi­
masas obreras � este_ -país eran, comparándolas
tieron. a los revolucionarios recordarlos y. capitali­
· a las campesinas, pequeños montoncitos. Sin em­
barg�, el campesino era por su origen hombre del
zarlos, · hacerlos bandera y colocar a las víctimas
de esas jornadas en el panteón revolucionario y
campo, y hacia el- campo tendría -que volver. El
sindical.
obrero estaba en su mayoría. ligado a las organi-
La realidad nacional era que no había con­
zaciones urbanas, de donde la Revolución extrajo
ciencia sindical, por lo tanto no había movjmien­
pocos revolucionarios, pero adonde todos los re­
to sindical· y, por lo tanto, no había líderes en ·
volucionarios trataron de reconcentrarse al· termi­
la· mayor parte de los escasos centros industria­
nar la lucha armada. Los generales y políticos les de la época.
consideraron necesario aumen:tar su ba�e de sus­
tentación urbana, y buscaron lograrlo con los
Lo irónico de la fantasía fue que, para crear
sindicatos,· fue necesario habilitarlos de líderes; ·
obreros.
.· Entonces se empezó a hablar de sindicatos;· se dando el espaldarazo a los que ya andab� con
esas inquietudes, fomentando su aparición donde
• alentó por todos los medios posibles su formación.
no existían; por lo que, por esta dinámica, no fue:
Además se pensó también que los sindicatos de­
ron creaciones de los obreros sino líderés artifi­
berían éstar dirigidos �no · representados-. por
ciales cuya fuerza directiva no venía del traba­
.
líderes, que· a su vez merecían · ser · revoluciona-
nos..
jador sino del poder político centraL
· El movimiento obrero en México no naci6
Cabe aquí mencionar -cosa que quizá mu­
como expresión· de los anhelos o satisfacción· de­
chos consideren blasfemia� que el movimiento
las aspiraciones de los trabajadores, sino· de la
sindical mexicano no había tenido precursores de
imaginación política de los políticos revoluciona­
visión nacional, si· acaso el Partido Liberal, ha­
rios, y no se creó, por lo tanto, básicamente para
bía intentado· tratar el problema� Cananea y Río
satisfacer necesidades obreras -que por -cierto
Blanco -que fueron · luchas .· entre trabajadores,
· patronos y gobierno- fueron fenómenos locales, eran tremendas- sino para usos políticos. .
Los sindicatos nacieron. Pronto crecieron, en­
producidos por la conjunción de una explotación
caminados hacia las - orientaciones buscádas, y ·
· · exagerada, una· reb�ldía real de los trabajadores .
fueron utilizados para sostener regímenes en las
y la existencia de líderes. . reale., en el momento

212 213
 diversas formas. que se fue necesitando, · ·ya para
incrementar una votación, ya para engrosar una
manifestación y dar -la .impresión de solidez y
masa, ya para labores de agresión más especí­
ficas.
Si los líderes, como se señala antes, no sur- .
gieron como expresión del. anhelo de los trabaja­
dores, su fuerza no radicó por tanto en el apoyo
obrero.. Habiendo sido nombrados, autorizados o
respaldados por · el poder político, su actuación
se concretó a someter e intimidar, o a seducir a
los trabajadores a su cargo,. y, por otra parte,
. a manipularlos se�· las necesidades de quienes·.
les habían dado el· cargo y el poder, de. quie-.
nes por lo tanto dependían totalmente..
Los obreros no tuvieron mucho que decir en · .
todo- esto, porque en ese tiempo no existía nin­
guna especie de conciencia en la clase obrera ex­
cepto en dos o tres gremios. La conciencia de cla­
se obrera supone un sentido de madurez social,
un sentido de comunidad, de inforniacion del am­
biente obrero, que los trabajadores de aquellos
tiempos estaban aún muy lejos de haber alcan-
zado.
•· Los obreros se vieron de pronto buscados, se�
ducidos, solicitados y admirados por los gobernan­
tes, al mismo tiempo que rec:ibían la suficiente
. intimidación como· para tener que aceptar lo que .
·se les decía y se les. ofrecía. Con la característica
214
· rapidez de los mexicanns pára .aceptar toda orien­
tación que culpe a los demás y excluya· toda reá­
ponsabilidad propia, pronto aprendieron que to­
dos los males de México eran debidos a los ini­
cuos capitalistas, a esos explotadores que acumu-·
laban millones y millones a costa de la sangre . y
. la vida nrisma de los trabajadores, y que, para
destruir la situación de esclavitud en la q-qe ha­
bían. vivido, era necesario adquirir conciencia ·de·
clase, ir -según la fraseología de moda enton�
ces-. codo con codo a conquistar los derechos que
la Revólución había reconocido.
Para que mejor 1Ó entendieran los trabajado-·
res, se les explicó lo que se quería decir; todo esto
significaba: más y más salario, menos trabajo,
menos y inenos responsabilidades, mayores pres­
taciones sociales. En forma simplista se dijo
.-. · porque además así se creía en ese tiemp� que
todo lo .que iba a ganar el trabajador se tomaría
de· las exorbitantes ·ganancias de los capitalistas,.
· Este era un asunto particular entre obreros y em­
presarios, y se iba a resolver entre los dos. Tan
impregnada. quedó esa filosofía que, todavía va­
. rías décadas después, esa solución sigue siendo
asunto particular entre · ellos, con los demás me­
xicanos como espectadores. ·
Este lenguaje sí fue entendido. De inmediato
· empezaron los obreros a seguir a sus líderes ·con ·
:el entusiasmo que produjeron tan buenas ·nuevas.
�15
 diversas formas. que se fue necesitando, · ·ya para
incrementar una votación, ya para engrosar una
manifestación y dar -la .impresión de solidez y
masa, ya para labores de agresión más especí­
ficas.
Si los líderes, como se señala antes, no sur- .
gieron como expresión del. anhelo de los trabaja­
dores, su fuerza no radicó por tanto en el apoyo
obrero.. Habiendo sido nombrados, autorizados o
respaldados por · el poder político, su actuación
se concretó a someter e intimidar, o a seducir a
los trabajadores a su cargo,. y, por otra parte,
. a manipularlos se�· las necesidades de quienes·.
les habían dado el· cargo y el poder, de. quie-.
nes por lo tanto dependían totalmente..
Los obreros no tuvieron mucho que decir en · .
todo- esto, porque en ese tiempo no existía nin­
guna especie de conciencia en la clase obrera ex­
cepto en dos o tres gremios. La conciencia de cla­
se obrera supone un sentido de madurez social,
un sentido de comunidad, de inforniacion del am­
biente obrero, que los trabajadores de aquellos
tiempos estaban aún muy lejos de haber alcan-
zado.
•· Los obreros se vieron de pronto buscados, se�
ducidos, solicitados y admirados por los gobernan­
tes, al mismo tiempo que rec:ibían la suficiente
. intimidación como· para tener que aceptar lo que .
·se les decía y se les. ofrecía. Con la característica
'214
· rapidez de los mexicanns pára .aceptar toda orien­
tación que culpe a los demás y excluya· toda reá­
ponsabilidad propia, pronto aprendieron que to­
dos los males de México eran debidos a los ini­
cuos capitalistas, a esos explotadores que acumu-·
laban millones y millones a costa de la sangre . y
. la vida nrisma de los trabajadores, y que, para
destruir la situación de esclavitud en la q-qe ha­
bían. vivido, era necesario adquirir conciencia ·de·
clase, ir -según la fraseología de moda enton�
ces-. codo con codo a conquistar los derechos que
la Revólución había reconocido.
Para que mejor 1Ó entendieran los trabajado-·
res, se les explicó lo que se quería decir; todo esto
significaba: más y más salario, menos trabajo,
menos y inenos responsabilidades, mayores pres­
taciones sociales. En forma simplista se dijo
.-. · porque además así se creía en ese tiemp� que
todo lo .que iba a ganar el trabajador se tomaría
de· las exorbitantes ·ganancias de los capitalistas,.
· Este era un asunto particular entre obreros y em­
presarios, y se iba a resolver entre los dos. Tan
impregnada. quedó esa filosofía que, todavía va­
. rías décadas después, esa solución sigue siendo
asunto particular entre · ellos, con los demás me­
xicanos como espectadores. ·
Este lenguaje sí fue entendido. De inmediato
· empezaron los obreros a seguir a sus líderes ·con ·
:el entusiasmo que produjeron tan buenas ·nuevas.
215
 Una vez que los· líderes empezaron a contJ:'o.
lar núcleos obreros cada vez más. amplios, gas­
taron mucho tiempo y algunas vidas en. conflic­
tos entre · ellos mismos, cada quien buscando ma­
yor control y más amplio poder.
· Los problemas graves se presentaron cuando ·
algunos líderes tomaron su papel demasiado en
· s�rio, y muchos de ellos, de tanto hacer· gritar a
los trabajadores los gritos de huelga, solidaridad
y ataque contra los capitalistas,. y verlos desfilar
detrás o debajo de ellos, empezaron a creer que
dé veras eran líderes de . sus "trabajadores y mu-.
chos olvidaron transitoriamente que su poder ha�
bía sido recibido de los políticos. · Con esos senti�
mientos empezaron a exigir, a gritar, a amenazar,
muchas veces a destiempo con el ·gobierno, otras
veces casi en contra de él.
Los gobernantes dieron la señal de alto y lue­
go la de marcha atrás. Los líderes se sintieron· des­
concertados por algún tiempo, pero ahora el mo-: .
vimiento obrerista era una línea revolucionaria
indispensable, y los servicios que prestaban los
líderes dentro de la política, una realidad nece­
saria. Sus discursos, manifestaciones, brigadas de
choque, eran el medio más útil y económico de
manejar las elecciones urbanas, amenazar a los
_grupos de disidentes y dar la sensación del ma­
yor balanceamiento del_ poder.
Los líderes recogieron la bandera y dieron la
21�
216
· . señal de seguir adelante, buscando la canaliza­
ción de las. demandas obreras hacia los . rumbos
capitalistas y, ya alentados, se lanzaron al
ataque, a olas de huelgas -legales o ilegales-, justas
o injustas, o huelgas por solidaridad... , cualquier .
huelga aunque fuese causada por el motivo me-
. nos· razonable.
En esa · época, por .algún tiempo, fue tan gran­
de la agitación social y tanto el sentimiento 'de
poder personal de los lideres, así como el consen­
timiento gubernamental, que tal y como siempre
sucede por la dinámica · específica · de este país,
. ·en varios momentos y circunstancias los líderes
máximos olvidaron que el· ataque tenía que ser
sólo contra los capitalistas, y volvieron a la anti­
gua fantasía de que quizá alguno de ellos podría
al�ar la. silla presidencial. Hubo intentos de
crear milicias o�reras. El fantasma de la agre­
sión. capitalista, de la conspiración contra los tra­
bajadores, fue utilizado para crear mayor rabia
y excitación en los obreros. Sólo el gran temor
de los grandes dirigentes a la realidad de un con­
flicto armado,. y la anticipación de que una cosa
era atacar fantasmas o atacar empresas con la
ayuda del gobierno y de los organismos legales,
y otra muy diferente iba a ser enfrentarse a los
generales que apenas se estaban limpiando la pól-
. vora de las manos, evitó que los lideres se lanza­
. ran . a conquistar la presidencia.
217
 Una vez que los· líderes empezaron a contJ:'o.
lar núcleos obreros cada vez más. amplios, gas­
taron mucho tiempo y algunas vidas en. conflic­
tos entre · ellos mismos, cada quien buscando ma­
yor control y más amplio poder.
· Los problemas graves se presentaron cuando ·
algunos líderes tomaron su papel demasiado en
· s�rio, y muchos de ellos, de tanto hacer· gritar a
los trabajadores los gritos de huelga, solidaridad
y ataque contra los capitalistas,. y verlos desfilar
detrás o debajo de ellos, empezaron a creer que
dé veras eran líderes de . sus "trabajadores y mu-.
chos olvidaron transitoriamente que su poder ha�
bía sido recibido de los políticos. · Con esos senti�
mientos empezaron a exigir, a gritar, a amenazar,
muchas veces a destiempo con el ·gobierno, otras
veces casi en contra de él.
Los gobernantes dieron la señal de alto y lue­
go la de marcha atrás. Los líderes se sintieron· des­
concertados por algún tiempo, pero ahora el mo-: .
vimiento obrerista era una línea revolucionaria
indispensable, y los servicios que prestaban los
líderes dentro de la política, una realidad nece­
saria. Sus discursos, manifestaciones, brigadas de
choque, eran el medio más útil y económico de
manejar las elecciones urbanas, amenazar a los
_grupos de disidentes y dar la sensación del ma­
yor balanceamiento del_ poder.
Los líderes recogieron la bandera y dieron la
21�
· . señal de seguir adelante, buscando la canaliza­
ción de las. demandas obreras hacia los . rumbos
capitalistas y, ya alentados, se lanzaron al
ataque, a olas de huelgas -legales o ilegales-, justas
o injustas, o huelgas por solidaridad... , cualquier .
huelga aunque fuese causada por el motivo me-
. nos· razonable.
En esa · época, por .algún tiempo, fue tan gran­
de la agitación social y tanto el sentimiento 'de
poder personal de los lideres, así como el consen­
timiento gubernamental, que tal y como siempre
sucede por la dinámica · específica · de este país,
. ·en varios momentos y circunstancias los líderes
máximos olvidaron que el· ataque tenía que ser
sólo contra los capitalistas, y volvieron a la anti­
gua fantasía de que quizá alguno de ellos podría
al�ar la. silla presidencial. Hubo intentos de
crear milicias o�reras. El fantasma de la agre­
sión. capitalista, de la conspiración contra los tra­
bajadores, fue utilizado para crear mayor rabia
y excitación en los obreros. Sólo el gran temor
de los grandes dirigentes a la realidad de un con­
flicto armado,. y la anticipación de que una cosa
era atacar fantasmas o atacar empresas con la
ayuda del gobierno y de los organismos legales,
y otra muy diferente iba a ser enfrentarse a los
generales que apenas se estaban limpiando la pól-
. vora de las manos, evitó que los lideres se lanza­
. ran . a conquistar la presidencia.
217
 Los líderes . siguieron gritando, amenazando y
prometiendo la toma del poder si la · agresión ca­
pitalista lo· hacía necesario. El gobierno de aque­
llas épocas se · encargó de mantener a los líderes
. en la posición de aceptar que no era necesario.
Durante todo ese tiempo fue peculiar y carac- .
terístico de los líderes que, a pesar de la intensa
agitación y de las ocasiones que · tuvieron a la
mano de convertirse en héroes, evitaron ese glo­
rioso destino manteniéndose cuidadosamente ale­
jados de los puntos de peligro_ real. A pesar de
tales maniobras, de .cuando en cuando, en episo­
dios y equivocaciones cuidadosamente oscurecidos
y olvidados, murieron algunas decenas de ·obreros, ·
en incidentes · entre gobierno, políticos y líderes .
Por estas circunstancias, el panteón de los líderes
continúa vacío; los nichos están allí, preparados,
aunque sin inscripdones ni estatuas.
En· medio de toda. esta agitación, los procesos
de adaptación se fueron encontrando; en poco
tiempo, empresarios y capitalistas aprendieron a
afrontar la situación. Por una parte· aprendieron
· el gran secreto de que aumentando indefinida­
mente el precio de venta del producto. podían
pagar indefinidamente los crecientes salarios. De
manera que el pago ·del trabajo obrero, de su
capacidad o su ineficiencia, así como el "justo
interés que el capit� tiene . que devengar", no
partió de una producción más · eficiente Y.· econ6.;
. 21.8
218
mica, sino del mayor costo para los consumido­
res nacionales, entre los que capitalistas y, obre­
ros eran la · mínima parte. El segundo gran des­
cubrimiento que hicieron los patrones fue que los
líderes eran humanos y que, como humanos, · te­
nían algunas debilidades; entre éstas estaba· la
muy comprensible para los patrones de que mu­
chos anhelaban ser patrones, o cuando menos
capitalistas. Con esto se inició el sistema de tran­
sacciones con los líderes, en el que para evitar
un gran aumento de salario, se podía transar con
' un pequeñ,o aumento, más una contribución nn­
portante, pero única, al peculio particular · del
líder; Con estos conocimientos básicos,.· obreros,
patrones y líderes encontraron la forma de en­
tendimiento que, con pocas excepciones, rige hasia
. nuestros días. El procedimiento se ha vuelto sis..
tema, de manera , que gobierno, empresarios, lí­
deres ·y obreros saben· en la actualidad a qué ate­
nerse.
Los gobiernos han conseguido por otra parte
hacer entender a los líderes que. existen por nom­
bramiento y con la tolerancia gubernamental.
Pero, como los líderes demuestran alguna ten­
dencia a olvidarlo, y han vuelto casi rutinario el
· hacer en cada sexenio algún intento de rebelión
para poner a prueba al gobierno, éste, con una
o dos demostraciones de que· él es el único que
inanda y decide en su período, demuestra a los
'2. ·1""
� ;-"'!;I
 Los líderes . siguieron gritando, amenazando y
prometiendo la toma del poder si la · agresión ca­
pitalista lo· hacía necesario. El gobierno de aque­
llas épocas se · encargó de mantener a los líderes
. en la posición de aceptar que no era necesario.
Durante todo ese tiempo fue peculiar y carac- .
terístico de los líderes que, a pesar de la intensa
agitación y de las ocasiones que · tuvieron a la
mano de convertirse en héroes, evitaron ese glo­
rioso destino manteniéndose cuidadosamente ale­
jados de los puntos de peligro_ real. A pesar de
tales maniobras, de .cuando en cuando, en episo­
dios y equivocaciones cuidadosamente oscurecidos
y olvidados, murieron algunas decenas de ·obreros, ·
en incidentes · entre gobierno, políticos y líderes .
Por estas circunstancias, el panteón de los líderes
continúa vacío; los nichos están allí, preparados,
aunque sin inscripdones ni estatuas.
En· medio de toda. esta agitación, los procesos
de adaptación se fueron encontrando; en poco
tiempo, empresarios y capitalistas aprendieron a
afrontar la situación. Por una parte· aprendieron
· el gran secreto de que aumentando indefinida­
mente el precio de venta del producto. podían
pagar indefinidamente los crecientes salarios. De
manera que el pago ·del trabajo obrero, de su
capacidad o su ineficiencia, así como el "justo
interés que el capit� tiene . que devengar", no
partió de una producción más · eficiente Y.· econ6.;
. 21.8
mica, sino del mayor costo para los consumido­
res nacionales, entre los que capitalistas y, obre­
ros eran la · mínima parte. El segundo gran des­
cubrimiento que hicieron los patrones fue que los
líderes eran humanos y que, como humanos, · te­
nían algunas debilidades; entre éstas estaba· la
muy comprensible para los patrones de que mu­
chos anhelaban ser patrones, o cuando menos
capitalistas. Con esto se inició el sistema de tran­
sacciones con los líderes, en el que para evitar
un gran aumento de salario, se podía transar con
' un pequeñ,o aumento, más una contribución nn­
portante, pero única, al peculio particular · del
líder; Con estos conocimientos básicos,.· obreros,
patrones y líderes encontraron la forma de en­
tendimiento que, con pocas excepciones, rige hasia
. nuestros días. El procedimiento se ha vuelto sis..
tema, de manera , que gobierno, empresarios, lí­
deres ·y obreros saben· en la actualidad a qué ate­
nerse.
Los gobiernos han conseguido por otra parte
hacer entender a los líderes que. existen por nom­
bramiento y con la tolerancia gubernamental.
Pero, como los líderes demuestran alguna ten­
dencia a olvidarlo, y han vuelto casi rutinario el
· hacer en cada sexenio algún intento de rebelión
para poner a prueba al gobierno, éste, con una
o dos demostraciones de que· él es el único que
inanda y decide en su período, demuestra a los
219
 líderes que cuando menos va a ser necesario espe­
rar otra oportunidad; en el siguiente sexenio�
Los líderes · han �enidó disciplinándose, ex­
cepto en dos o tres ocasiones· recientes en que se
ha demostrado que eil al gunos sectores los obre­
ros están empezando a reconocerse a sí mismos, .
y a atreverse a nombrar a la persona que quie-
ren. · Los dos o tres líderes nombrados de esta ma-
nera andan sin embargo muy cerca de que final-
. mente alguien vaya a ocupar un sitio de. héroe,
en, el ·hasta ahora tan desolado y vacío pante6il
sindical. La razón de esta situación es esa trágica
compulsión mexicana de desafiar al gobierno, tan·
luego como se tiene aunque sea una mínima
parte de poder. El que en alguna forma· siente
tener · poder real revive de inmediato sus senti­
mientos de rebelión y de odio al padre, y su pri­
mer �pulso es atacarlo y destruirlo. El colmo
de. lo trágico es que · el anhelo de destruir · al
padre-gobierno es básicamente para erigirse · en
sustituto. La fantasía irreal del líder es que va a
poder ser buen padre de los antiguos hermanos.
La realidad es que el anhelo no ha estado deter­
minado por ei amor a los hermanos, sino por el
odio al padre. Una vez en el solio gubernamental,
todos los padres-gobiernos de México han demos�
trado que su principal preocupación no es taJ1tO
la de actuar como buenos padres, sino encontrar·
la forma de permanecer, y · para esto de alguna ·
220
220
manera tienen que ser padres· severos de · Ios an­
tiguos hermanos.. Entonces se descubre que los
hermanos odian al nuevo ·padre, y que ést� tiene
que hacer algo para reprimir ese odio; ahí tam­
bién se descubre cómo· el móvil de este odio es la
·envidia y et anhelo de sustitución.
. Por estas razones, los líderes· con alguna in­
dependencia plantean demandas imposibles de
conceder. En estas condiciones, la demanda· es
provocación, y ésta, tradicionalmente, ha sido
permitida con las empresas parlicular�s, pero no
con el gobierno, porque esto.·ya sería rebelión y,
de· permitirse, el siguiente paso. sería una re­
volución.
Lo destructivo de estas situaciones es que se .
utiliza la naciente fratenidad obrera y sindical
como· escalón polític� y no para el bien de los
· obreros. Por supuesto, estos líderes han termi­
nado 'en huida o derrocamiento, y han sido sus­
tituidos por otros más comprensivos de la política .
mexicana.
Los obreros y las empresas han ido formando
un círculo económico cerrado que les está permi­
tiendo recoger las mejores· cosechas de la ·Revolu-
ción. Los unos obteniendo aumentos de salario
ca_dá dos ·años, ·1os otros elevando sus precios cada
dos meses. El gobierno actúa con ambivalencia,
ya·. tratando . de regular. precios con gran inefica-·
cía. tr .de· haooree ·el empresario .má$
' grande' de
221
 líderes que cuando menos va a ser necesario espe­
rar otra oportunidad; en el siguiente sexenio�
Los líderes · han �enidó disciplinándose, ex­
cepto en dos o tres ocasiones· recientes en que se
ha demostrado que eil al gunos sectores los obre­
ros están empezando a reconocerse a sí mismos, .
y a atreverse a nombrar a la persona que quie-
ren. · Los dos o tres líderes nombrados de esta ma-
nera andan sin embargo muy cerca de que final-
. mente alguien vaya a ocupar un sitio de. héroe,
en, el ·hasta ahora tan desolado y vacío pante6il
sindical. La razón de esta situación es esa trágica
compulsión mexicana de desafiar al gobierno, tan·
luego como se tiene aunque sea una mínima
parte de poder. El que en alguna forma· siente
tener · poder real revive de inmediato sus senti­
mientos de rebelión y de odio al padre, y su pri­
mer �pulso es atacarlo y destruirlo. El colmo
de. lo trágico es que · el anhelo de destruir · al
padre-gobierno es básicamente para erigirse · en
sustituto. La fantasía irreal del líder es que va a
poder ser buen padre de los antiguos hermanos.
La realidad es que el anhelo no ha estado deter­
minado por ei amor a los hermanos, sino por el
odio al padre. Una vez en el solio gubernamental,
todos los padres-gobiernos de México han demos�
trado que su principal preocupación no es taJ1tO
la de actuar como buenos padres, sino encontrar·
la forma de permanecer, y · para esto de alguna ·
220
manera tienen que ser padres· severos de · Ios an­
tiguos hermanos.. Entonces se descubre que los
hermanos odian al nuevo ·padre, y que ést� tiene
que hacer algo para reprimir ese odio; ahí tam­
bién se descubre cómo· el móvil de este odio es la
·envidia y et anhelo de sustitución.
. Por estas razones, los líderes· con alguna in­
dependencia plantean demandas imposibles de
conceder. En estas condiciones, la demanda· es
provocación, y ésta, tradicionalmente, ha sido
permitida con las empresas parlicular�s, pero no
con el gobierno, porque esto.·ya sería rebelión y,
de· permitirse, el siguiente paso. sería una re­
volución.
Lo destructivo de estas situaciones es que se .
utiliza la naciente fratenidad obrera y sindical
como· escalón polític� y no para el bien de los
· obreros. Por supuesto, estos líderes han termi­
nado 'en huida o derrocamiento, y han sido sus­
tituidos por otros más comprensivos de la política .
mexicana.
Los obreros y las empresas han ido formando
un círculo económico cerrado que les está permi­
tiendo recoger las mejores· cosechas de la ·Revolu-
ción. Los unos obteniendo aumentos de salario
ca_dá dos ·años, ·1os otros elevando sus precios cada
dos meses. El gobierno actúa con ambivalencia,
ya·. tratando . de regular. precios con gran inefica-·
cía. tr .de· haooree ·el empresario .má$
' grande' de
221
México, lo que ha venido logrando con las más
diversas fortunas, se� los casos.
Lo paradójico es que obreros y empresas ac­
túan cada día _ con más desprecio hacia la econo­
mía nacional. Empeñados en alcanzarse mutua­
mente, los dos grupos se han ido elevando en el
delo económico mexicano, · en forma tal que.
prácticamente la inmensa mayoría de los mexi­
canos ya empezaron a perderlos de vista, de tan
alto como van, los empresarios arriba y los - obre­
ros un poco más abajo, en su vuelo hacia la es­
tratosfera económica.
Esto ha creado situaciones tan complejas . y
contradicciones gubernamentales tan grandes� que
no es previsible una solución · a · corto plazo - sin-
graves conflictos. Así por ejemplo, .el burócrata,
hijo directo del gobierno, tiene que aceptar suel­
dos irracionalmente bajos. El profesionista o téc­
nico burócrata de altos conocimientos, recibe me­
nos salario que un obrero no especializado de una
empresa descentralizada del mismo· gobierno. El
empleado comercial, el bancario, el ayudante de
contador, la secretaria, ganan muchas veces me­
nos que cualquier niño bolero en las calles de la .
ciudad. El profesionista y el científico están en
peores condiciones económicas que un _ chofer de
autobús,_ etcétera. Todo esto acarrea resentimien- •
tos y env�dias que tiene� que hllscar caminos de
222
222
solución, la mayor parte _ciertamente no legales ·
ni-·· legítimos.
El obrero ,mexicano ha carecido de líderes que
tengan .total integridad. Estos nacieron para-. ser­
vir a la política y siguen siendo un factor poli- ·
:tico _- actual, ya que están sometidos y . forman
_ parte de los engranajes políticos del país. En este
doble fraude, ante sí mismos y ante el sindicato
que dicen representar, han renunciado de ante­
mano a la lealtad, porque no pueden sentir leal·
tad ni al sindicato ni al gobierno.
El líder ha tenido que seguir la general com­
pulsión mexicana de traicionar a sus semejantes,
11ara tener acceso a· los grupos que cree más va­
liosos y superiores. Al dar estos pasos, las demás
traiciones colaterales se vuelven secundarias. Su
búsq-q.eda de poder' de riqueza, sus transacciones
con el dueño de la empresa, sus extorsiones a los
obreros, sOn resultados secundarios de las causas
primarias. La misma motivación · existe para la
venta de puestos de trabajo, o para entrar al sin­
dicato., donde desaparecen las cuotas y la relación
- autoritaria ó arbitraria que tienen muchos líderes
con sus obreros, el sometimiento a líderes de ma­
yor jerarquía que siguen los lineamientos políti-
-- cos del gobierno, el anhelo de tener ellos mismos
puestos políticos "para representar al sector obre­
ro". Casi ningún líder se. salva de alguna o varias
de e_stas -situacione$t
J23
México, lo que ha venido logrando con las más
diversas fortunas, se� los casos.
Lo paradójico es que obreros y empresas ac­
túan cada día _ con más desprecio hacia la econo­
mía nacional. Empeñados en alcanzarse mutua­
mente, los dos grupos se han ido elevando en el
delo económico mexicano, · en forma tal que.
prácticamente la inmensa mayoría de los mexi­
canos ya empezaron a perderlos de vista, de tan
alto como van, los empresarios arriba y los - obre­
ros un poco más abajo, en su vuelo hacia la es­
tratosfera económica.
Esto ha creado situaciones tan complejas . y
contradicciones gubernamentales tan grandes� que
no es previsible una solución · a · corto plazo - sin-
graves conflictos. Así por ejemplo, .el burócrata,
hijo directo del gobierno, tiene que aceptar suel­
dos irracionalmente bajos. El profesionista o téc­
nico burócrata de altos conocimientos, recibe me­
nos salario que un obrero no especializado de una
empresa descentralizada del mismo· gobierno. El
empleado comercial, el bancario, el ayudante de
contador, la secretaria, ganan muchas veces me­
nos que cualquier niño bolero en las calles de la .
ciudad. El profesionista y el científico están en
peores condiciones económicas que un _ chofer de
autobús,_ etcétera. Todo esto acarrea resentimien- •
tos y env�dias que tiene� que hllscar caminos de
222
solución, la mayor parte _ciertamente no legales ·
ni-·· legítimos.
El obrero ,mexicano ha carecido de líderes que
tengan .total integridad. Estos nacieron para-. ser­
vir a la política y siguen siendo un factor poli- ·
:tico _- actual, ya que están sometidos y . forman
_ parte de los engranajes políticos del país. En este
doble fraude, ante sí mismos y ante el sindicato
que dicen representar, han renunciado de ante­
mano a la lealtad, porque no pueden sentir leal·
tad ni al sindicato ni al gobierno.
El líder ha tenido que seguir la general com­
pulsión mexicana de traicionar a sus semejantes,
11ara tener acceso a· los grupos que cree más va­
liosos y superiores. Al dar estos pasos, las demás
traiciones colaterales se vuelven secundarias. Su
búsq-q.eda de poder' de riqueza, sus transacciones
con el dueño de la empresa, sus extorsiones a los
obreros, sOn resultados secundarios de las causas
primarias. La misma motivación · existe para la
venta de puestos de trabajo, o para entrar al sin­
dicato., donde desaparecen las cuotas y la relación
- autoritaria ó arbitraria que tienen muchos líderes
con sus obreros, el sometimiento a líderes de ma­
yor jerarquía que siguen los lineamientos políti-
-- cos del gobierno, el anhelo de tener ellos mismos
puestos políticos "para representar al sector obre­
ro". Casi ningún líder se. salva de alguna o varias
de e_stas -situacione$t
223
 Los líderes han probado tnil veces �a cotµpul- .
sión mestiza mexicana con la que, al alcanzar ·el
pequeño o · mediano -puesto . siAdical, demuestran
con stis actos que nunca quisieron ser obreros, que
se avergüenzan de serlo, y con sus acciones han
demostrado que su verdadero anhelo era llegar a
pertenecer algún día a la casta . de los que ellos ·
llaman "cochinos .burgueses".
. Su gran tragedia es que, una vez· alcanzado
el dinero y las posesiones materiales, ya no les es
p<?_sible colocarse en: terreno seguro y definido
dentro de sus propios valores_; ya no son trabaja­
dores, ni lo serán jamás, y ni . siquiera podrán ser
burgueses tranquilos y satisfechos por la· acción
interna de su propio pasado..
Al traicionar al país y a · sus propios obreros;
los líderes se han convertido en uno de los gru­
pos hum.anos mexicanos más destructivamente
voraces, de· los que explotan más, de lo$ menos
útiles y de· los más caros, desde cualquier punto
de vista que se los examine. Sus impulsos des-
. tructivos han agredido a la nación, pero la mayor
destrucción ha sido para los· obreros.
. La voracidad económica y de . poder no es fo
más destructivo del -líder, la severidad de la agre­
sión se ha señalado en el impacto. que han produ­
cido en· la manera de ser, en los valores y en
las ideas de los trabajadores. •
El líder mexicano_: con eu demagogia.··y:-.su
224
realidad, ha permitido, alentado y finalmente lo-
grado que el obrero sienta como más valiosos sus
impulsos destructivos. que los de creación. Esto
lo ha conseguido enseñándole que está d�ampa­
rado, porque como líder no lo ama, ni �jemplifica ·
amor hacia él, sino - que lo usa para su propio
beneficio. Ha logrado. hacerle creer que el bien
·
del obrero no ·depende del sacrificio auténti�o del
líder. o de su trabajo, sagacidad o sabiduría, sino
de obtener más de la empresa, que por el sistema
descrito siempre rebota en un pequeño perjuicio
para el obrero y en grave daño, para la nación.
• · Con este proceso, los líderes han logrado escindir
cada vez más el bien . obrero del bien nacional,
aunque' demagógicamente se acuse siempre a la
empresa. Con.todo lo anterior, la enseiíanza más
destructiva ha · sido lograr el convencimiento . del
. obrero de que el trabajo es absurdo, malo, repug­
nante, porque siempre es explotación o someti-
. miento. La actitud correcta de un obrero que. se
· precia · de buen sindicalizado es la de una eónti- ·
nu� rellélión,. directa · o indirecta, contra- su tra- ·
bajo, un continuo sabotaje. El ausentismo, la falta
de in�egridad · profesíonal, la subrepticia evasión
· de responsabilidades, hasta los simples delitos y .
· crímenes, todo está muy bien, si se hace contra
la empresa, no importa que en última instan­
cia todo esto termine en la columna de esos ab­
surdos costos y esas deficientes calidades mexi-
225 ..
 Los líderes han probado tnil veces �a cotµpul- .
sión mestiza mexicana con la que, al alcanzar ·el
pequeño o · mediano -puesto . siAdical, demuestran
con stis actos que nunca quisieron ser obreros, que
se avergüenzan de serlo, y con sus acciones han
demostrado que su verdadero anhelo era llegar a
pertenecer algún día a la casta . de los que ellos ·
llaman "cochinos .burgueses".
. Su gran tragedia es que, una vez· alcanzado
el dinero y las posesiones materiales, ya no les es
p<?_sible colocarse en: terreno seguro y definido
dentro de sus propios valores_; ya no son trabaja­
dores, ni lo serán jamás, y ni . siquiera podrán ser
burgueses tranquilos y satisfechos por la· acción
interna de su propio pasado..
Al traicionar al país y a · sus propios obreros;
los líderes se han convertido en uno de los gru­
pos hum.anos mexicanos más destructivamente
voraces, de· los que explotan más, de lo$ menos
útiles y de· los más caros, desde cualquier punto
de vista que se los examine. Sus impulsos des-
. tructivos han agredido a la nación, pero la mayor
destrucción ha sido para los· obreros.
. La voracidad económica y de . poder no es fo
más destructivo del -líder, la severidad de la agre­
sión se ha señalado en el impacto. que han produ­
cido en· la manera de ser, en los valores y en
las ideas de los trabajadores. •
El líder mexicano_: con eu demagogia.··y:-.su
'.-�
realidad, ha permitido, alentado y finalmente lo-
grado que el obrero sienta como más valiosos sus
impulsos destructivos. que los de creación. Esto
lo ha conseguido enseñándole que está d�ampa­
rado, porque como líder no lo ama, ni �jemplifica ·
amor hacia él, sino - que lo usa para su propio
beneficio. Ha logrado. hacerle creer que el bien
·
del obrero no ·depende del sacrificio auténti�o del
líder. o de su trabajo, sagacidad o sabiduría, sino
de obtener más de la empresa, que por el sistema
descrito siempre rebota en un pequeño perjuicio
para el obrero y en grave daño, para la nación.
• · Con este proceso, los líderes han logrado escindir
cada vez más el bien . obrero del bien nacional,
aunque' demagógicamente se acuse siempre a la
empresa. Con.todo lo anterior, la enseiíanza más
destructiva ha · sido lograr el convencimiento . del
. obrero de que el trabajo es absurdo, malo, repug­
nante, porque siempre es explotación o someti-
. miento. La actitud correcta de un obrero que. se
· precia · de buen sindicalizado es la de una eónti- ·
nu� rellélión,. directa · o indirecta, contra- su tra- ·
bajo, un continuo sabotaje. El ausentismo, la falta
de in�egridad · profesíonal, la subrepticia evasión
· de responsabilidades, hasta los simples delitos y .
· crímenes, todo está muy bien, si se hace contra
la empresa, no importa que en última instan­
cia todo esto termine en la columna de esos ab­
surdos costos y esas deficientes calidades mexi-
225
 canas,• que por supuesto se traducen· en encareci­
miento de mercancías y en fraude general, para
todo el país. Con elló se ha incrementado más y
más el desprecio· y la· agre�ión a la . . vida d_e los
mexicanos. E obrero, con su ineficiencia y_· con su
l
mala fe, consciente e inconsciente la destruye en
ferrocarriles, camiones, automóviles, en conduc­
tores eléctricos, en mecánica irresponsable, en el
.
material mal hecho y mal colocado, . en decenas
.
. como ahora se supone lo hacen. los empresarios,
y decenas más de formas directas· e indirectas de
agredir. ·
Los líderes repiten, en · grande y· en lo más
destructivo, la tragedia de la paternidad en Mé- '
xico. Los padres-lideres no sólo son padres ausen­
tes, despreciativos de la pequeñez y desvalimiento
de sus hijos, no· sólo los abandonan, · sino que sólo '
se acuerdan de ellos para usarlos y explotarlos
cuando llegan a la edad en que pueden ser uti-'
lizados;. pero, aún más allá que la . agresión pa­
ternal mexicana, los líderes han · alcanzado los
límites del padre psicópata que enseña: ''Yo no
tengo pan que darte; si quieres, róbatelo de la
· panadería y tráeme un poco a mí";· o ''Sácale
unos centavos a tu madre, ella sí los tiene, ella
y
trabaja no nos da suficiente", o ''Quítale a la
vecina, si grita me hablas, y de lo que consigas
me traes . algo para irme a echar una cervecita
a la miscelánea".
El obrero mexicano ha aprendido a considerar
226
su trabajo odioso, despreciable� inútil, siempre de;.­
masiado pesado. El trabajo es un robo, y ,no hay
que dejarse robar, es :una sumisión humillante, y
no hay que. dejarse someter. El ideal que 'de. esta
enseñanza se desprende es que, en el futuro, :
cuando cambie la organización social, los· que tra­
bajarán por los siglos de los siglos serán los em­
presarios, y los que holgarán serán los obreros,
cargados de diamantes, de mujeres y champaña�
·· El líder es un tránsfuga de su familia social,
es además �omo se señal�. un padre psicópata
que enseña a depender más, a robar, a engañar
y a defraudar, a idealizar el egoísmo y la falta
de autorrespeto y de responsabilidad. Es un padre
que desinasculiniza a sus · hijos, quitándoles la po­
sibili�ad de amar un valor productivo.
Las características psicológicas del líder son
su voracidad, en donde expresa la regresión in­
fantil que vive; su falta de identidad; la necesi-
'dad dé vivir simultáneamente varias identidades
a la vez, las unas fragmentos de idealización, las
otras de realidad. El líder vive simultáneamente
las identidades . del buen padre, del buen jefe de
sus obreros; del buen hermano con los líderes
de su federación, del hijo obediente del gobierno
o del· líder más poderoso. En su realidad, es el
padre que explota a sus hijos, a la madre-em­
p:resa con la que casi siempre se comporta como
227
 canas,• que por supuesto se traducen· en encareci­
miento de mercancías y en fraude general, para
todo el país. Con elló se ha incrementado más y
más el desprecio· y la· agre�ión a la . . vida d_e los
mexicanos. E obrero, con su ineficiencia y_· con su
l
mala fe, consciente e inconsciente la destruye en
ferrocarriles, camiones, automóviles, en conduc­
tores eléctricos, en mecánica irresponsable, en el
.
material mal hecho y mal colocado, . en decenas
.
. como ahora se supone lo hacen. los empresarios,
y decenas más de formas directas· e indirectas de
agredir. ·
Los líderes repiten, en · grande y· en lo más
destructivo, la tragedia de la paternidad en Mé- '
xico. Los padres-lideres no sólo son padres ausen­
tes, despreciativos de la pequeñez y desvalimiento
de sus hijos, no· sólo los abandonan, · sino que sólo '
se acuerdan de ellos para usarlos y explotarlos
cuando llegan a la edad en que pueden ser uti-'
lizados;. pero, aún más allá que la . agresión pa­
ternal mexicana, los líderes han · alcanzado los
límites del padre psicópata que enseña: ''Yo no
tengo pan que darte; si quieres, róbatelo de la
· panadería y tráeme un poco a mí";· o ''Sácale
unos centavos a tu madre, ella sí los tiene, ella
y
trabaja no nos da suficiente", o ''Quítale a la
vecina, si grita me hablas, y de lo que consigas
me traes . algo para irme a echar una cervecita
a la miscelánea".
El obrero mexicano ha aprendido a considerar
226:
su trabajo odioso, despreciable� inútil, siempre de;.­
masiado pesado. El trabajo es un robo, y ,no hay
que dejarse robar, es :una sumisión humillante, y
no hay que. dejarse someter. El ideal que 'de. esta
enseñanza se desprende es que, en el futuro, :
cuando cambie la organización social, los· que tra­
bajarán por los siglos de los siglos serán los em­
presarios, y los que holgarán serán los obreros,
cargados de diamantes, de mujeres y champaña�
·· El líder es un tránsfuga de su familia social,
es además �omo se señal�. un padre psicópata
que enseña a depender más, a robar, a engañar
y a defraudar, a idealizar el egoísmo y la falta
de autorrespeto y de responsabilidad. Es un padre
que desinasculiniza a sus · hijos, quitándoles la po­
sibili�ad de amar un valor productivo.
Las características psicológicas del líder son
su voracidad, en donde expresa la regresión in­
fantil que vive; su falta de identidad; la necesi-
'dad dé vivir simultáneamente varias identidades
a la vez, las unas fragmentos de idealización, las
otras de realidad. El líder vive simultáneamente
las identidades . del buen padre, del buen jefe de
sus obreros; del buen hermano con los líderes
de su federación, del hijo obediente del gobierno
o del· líder más poderoso. En su realidad, es el
padre que explota a sus hijos, a la madre-em­
p:resa con la que casi siempre se comporta como
227
 . hijo insatisfe�ho y voraz� Con sus· compañeros lí­
deres es Uil hermano envidioso e ÍnSegtII"O, teme­
roso de su posición ahte el padre. Ante _el gobier­
no es un hjjo sometido y humillado, pero lo odia
y lo desprecia en su interior, aunque externa­
mente se vea obligado a admirarlo y a expresarse
de él con cariño como todo· hijo; no obstante pre­
fiere un padre percibido como malo, a no tener a
nadie, porque entonces realmente se sentiría ser
nadie. ·
. Estas · grandes psicopatías, como las del caci-
que, son tanto. más destructivas cuanto que por
la patología social mexicana se vuelven ideali,:'
zación, cumbre qué muchos_ mexicanos anhelan .
alcanzar pero que, como tod� idealización,. lleva .
escondidos el temor y el odio.
La irónica fantasía· de hace 40 años es una
dramática realidad actualmente. El líder ha con­
quistado en este· tiempo su puesto en la. historia.·
. de la evolución social de México; su imagen está
aquí, ante los mexicanos. qué la contemplan y la
juzgan, que quieren quedarse con ella o huyen
de su vista.
Los tiempos actuales · encuentran la misma
imagen del líder, aunque han sobrevivido gran­
des c_ambios · sociales que él y otros muchos no
quieren o no pueden percibir.
· El número de obreros que buséan un líder
que de veras los proteja y que sea digno e íntegro
228.
228
está aumentando, á pesar de la destrucción gene­
ral. En la confusión mexicana los obreros aún
no han podido configurar la imagen de UD:: verda­
dero líder real, pero la andan buscando. En _sus ..
tanteos, todavía confunden la· imagen.· Aquí y
·
allá aceptan al agitador desbocado que los qlii�­
·
re seguir usando· para finalidades destructivas,
aunque las siga escondiendo detrás de las supues-
. nas
tas me1o ., , .
econonncas.
El trabajador está empezando a percibir, aun�
que· en forma aún muy confusa, que la mejoría
económica está basada. en muchos factores, y qué
el primero de ellos es el trabajo real del obrero;
en mejores técnicas, én máquinas más producti­
vas y. en sistémas que en forma realista controlen ·
las ganancias· de las empresas, y todo el · sistema
orientado a. la producción a bajo costo, y a la ac­
cesibilidad para todos los mexicanqs a la produc­
ción industrial del país. La indiferencia hacia el
consumidor, y la voracidad de las empresas·. que
· siguen· todavía con la filosofía de que la buena
.
empresa es la que gana más, rio importa el mé:.
todo que se use, tendrá que ser limitada y puesta
al servicio del -país, en un conjunto de esfuerzos
para producir más, para producir mejor, dentro
·. . de un trabajo· general intenso.
.
· Si los mexicanos creen que pueden alcanzar
mejoría · social y económica general con las ga..; ·
nancias fáciles de las empresas, con semanas. de
.
't:i}J
 . hijo insatisfe�ho y voraz� Con sus· compañeros lí­
deres es Uil hermano envidioso e ÍnSegtII"O, teme­
roso de su posición ahte el padre. Ante _el gobier­
no es un hjjo sometido y humillado, pero lo odia
y lo desprecia en su interior, aunque externa­
mente se vea obligado a admirarlo y a expresarse
de él con cariño como todo· hijo; no obstante pre­
fiere un padre percibido como malo, a no tener a
nadie, porque entonces realmente se sentiría ser
nadie. ·
. Estas · grandes psicopatías, como las del caci-
que, son tanto. más destructivas cuanto que por
la patología social mexicana se vuelven ideali,:'
zación, cumbre qué muchos_ mexicanos anhelan .
alcanzar pero que, como tod� idealización,. lleva .
escondidos el temor y el odio.
La irónica fantasía· de hace 40 años es una
dramática realidad actualmente. El líder ha con­
quistado en este· tiempo su puesto en la. historia.·
. de la evolución social de México; su imagen está
aquí, ante los mexicanos. qué la contemplan y la
juzgan, que quieren quedarse con ella o huyen
de su vista.
Los tiempos actuales · encuentran la misma
imagen del líder, aunque han sobrevivido gran­
des c_ambios · sociales que él y otros muchos no
quieren o no pueden percibir.
· El número de obreros que buséan un líder
que de veras los proteja y que sea digno e íntegro
228.
está aumentando, á pesar de la destrucción gene­
ral. En la confusión mexicana los obreros aún
no han podido configurar la imagen de UD:: verda­
dero líder real, pero la andan buscando. En _sus ..
tanteos, todavía confunden la· imagen.· Aquí y
·
allá aceptan al agitador desbocado que los qlii�­
·
re seguir usando· para finalidades destructivas,
aunque las siga escondiendo detrás de las supues-
. nas
tas me1o ., , .
econonncas.
El trabajador está empezando a percibir, aun�
que· en forma aún muy confusa, que la mejoría
económica está basada. en muchos factores, y qué
el primero de ellos es el trabajo real del obrero;
en mejores técnicas, én máquinas más producti­
vas y. en sistémas que en forma realista controlen ·
las ganancias· de las empresas, y todo el · sistema
orientado a. la producción a bajo costo, y a la ac­
cesibilidad para todos los mexicanqs a la produc­
ción industrial del país. La indiferencia hacia el
consumidor, y la voracidad de las empresas·. que
· siguen· todavía con la filosofía de que la buena
.
empresa es la que gana más, rio importa el mé:.
todo que se use, tendrá que ser limitada y puesta
al servicio del -país, en un conjunto de esfuerzos
para producir más, para producir mejor, dentro
·. . de un trabajo· general intenso.
.
· Si los mexicanos creen que pueden alcanzar
mejoría · social y económica general con las ga..; ·
nancias fáciles de las empresas, con semanas. de
229
veinte · horas para los . obreros, algún día van a
tener que despertar· a la verdad, a la realidad de
que en. este planeta - la única forma de comer y
de vestir sigue siendo la de trabajar.
La semana de· veinte horas o de menos horas
vendrá cuando se pueda acumular suficiente téc·
nica y maquinaria para poder alcanzar niveles
que hoy son los más apetecidos, y que maquina­
ria y técnica trabajen al servicio del hombre�
Existe otro sistema, que es el de disminuir las ne­
cesidades del hombre a lo rninimo; y si México
acepta vivir · con el · nivel de· los actuales . lacando­
nes, en realidad todos podríamos tener semanas
de veinte horas, y hasta podría ser que aún nos
sobrara riqueza, al nivel lacandón de cada uno,
para dos o tres millones · más de habitantes.
La realidad no ha venido evolucionando en
el mundo moderno, sino exigiendo la misma ar­
caica y monótona forma de sobrevivencia: o se
trabaja mucho porque individualmente se desea
trabajar y se logra un sistema económico para
que el resultado de ese trabajo vuelva al trabaja­
dor en su mayor parte, o se trabaja mucho a
través de un sistema en el que se obliga a todos
a trabajar al máximo, porque si no le iría muy
mal al que no trabaja. Y en este caso como en
el otro la. esperanza será que el resultado del
trabajo vuelva al trabajador casi en- su totalidad.
Los sistemas que· en 1� actualidad están operando
230
con estos postulados lio parecen estar logrando
este fin, pero la teoría en esas áreas nacionales
es que lo j,mportante es justificar y hacer sobre­
vivir el sistema, y -por lo tanto- la idéa gene­
rosa es la de que dos o tres generaciones se sa­
crifiquen por el sistema, y que ya la cuarta lo
gozará. El porvenir dirá si alguna de estas teorías
satisface las necesidades de la hUn1anidad..
El líder es pues un producto del problema
mexicano de la múltiple identidad, del yo frag­
mentado. Tal personalidad le permite ser las di­
ferentes personas que puede y debe vivir simultá­
neamente, y que han sido descritas. La constante
repetición de este tipo de hombre en los líderes
explica, mejor que cualquier análisis, que su
manera de ser nace, crece . y se reproduce de y
dentro de una problemática nacional, y no como
.se acostumbra considerar, o se les acusa, de ser
una colecciQn de hombres malos que se juntaron
quién sabe cómo, mientras que todo el país se
juzga a sí mismo como un� colección de santos:
La problemática de los obreros mexicanos,
que ya de por sí es grave, se multiplica con estas
imágenes paternas que tanto éxito tienen, y que
por ello son seguidas y admiradas por los traba­
jadores. El obrero mexicano, al identificarse con
lo destructivo de sus líderes, demuestra así su
· inconmovible lealtad a la · figura paterna, y tal
· lealtad termina, como. toda identificación .destruc-
. 231·
veinte · horas para los . obreros, algún día van a
tener que despertar· a la verdad, a la realidad de
que en. este planeta - la única forma de comer y
de vestir sigue siendo la de trabajar.
La semana de· veinte horas o de menos horas
vendrá cuando se pueda acumular suficiente téc·
nica y maquinaria para poder alcanzar niveles
que hoy son los más apetecidos, y que maquina­
ria y técnica trabajen al servicio del hombre�
Existe otro sistema, que es el de disminuir las ne­
cesidades del hombre a lo rninimo; y si México
acepta vivir · con el · nivel de· los actuales . lacando­
nes, en realidad todos podríamos tener semanas
de veinte horas, y hasta podría ser que aún nos
sobrara riqueza, al nivel lacandón de cada uno,
para dos o tres millones · más de habitantes.
La realidad no ha venido evolucionando en
el mundo moderno, sino exigiendo la misma ar­
caica y monótona forma de sobrevivencia: o se
trabaja mucho porque individualmente se desea
trabajar y se logra un sistema económico para
que el resultado de ese trabajo vuelva al trabaja­
dor en su mayor parte, o se trabaja mucho a
través de un sistema en el que se obliga a todos
a trabajar al máximo, porque si no le iría muy
mal al que no trabaja. Y en este caso como en
el otro la. esperanza será que el resultado del
trabajo vuelva al trabajador casi en- su totalidad.
Los sistemas que· en 1� actualidad están operando
230
con estos postulados lio parecen estar logrando
este fin, pero la teoría en esas áreas nacionales
es que lo j,mportante es justificar y hacer sobre­
vivir el sistema, y -por lo tanto- la idéa gene­
rosa es la de que dos o tres generaciones se sa­
crifiquen por el sistema, y que ya la cuarta lo
gozará. El porvenir dirá si alguna de estas teorías
satisface las necesidades de la hUn1anidad..
El líder es pues un producto del problema
mexicano de la múltiple identidad, del yo frag­
mentado. Tal personalidad le permite ser las di­
ferentes personas que puede y debe vivir simultá­
neamente, y que han sido descritas. La constante
repetición de este tipo de hombre en los líderes
explica, mejor que cualquier análisis, que su
manera de ser nace, crece . y se reproduce de y
dentro de una problemática nacional, y no como
.se acostumbra considerar, o se les acusa, de ser
una colecciQn de hombres malos que se juntaron
quién sabe cómo, mientras que todo el país se
juzga a sí mismo como un� colección de santos:
La problemática de los obreros mexicanos,
que ya de por sí es grave, se multiplica con estas
imágenes paternas que tanto éxito tienen, y que
por ello son seguidas y admiradas por los traba­
jadores. El obrero mexicano, al identificarse con
lo destructivo de sus líderes, demuestra así su
· inconmovible lealtad a la · figura paterna, y tal
· lealtad termina, como. toda identificación .destruc-
231
 tiva, con ·la· · agresi6�,: y destrucci6Ii, de quien la
·
lleva dentro. · algunas de sus características: este hombre es
¿Quién pues: podría · culp�? ¿Quién podría
. grandes negocios, aunque puede tener vanas dé­
cambiar esa imagen? La respuesta está exclusiva­
mente en los1 obreros mismos: si no encuentran
entre ellos hombres maduros en los que predomi­
ne ·el amor hacia sus hermanos de trabajo, sobre
el odio a los demás y sobre el amor a sí mismos,
el cambio no vendrá. No podrá venir hasta que
ese hombre exista. No importa que haya mil
cambios de hombres, cien c�mbios de sistemas o
cien revoluciones contra todas las imágenes acu-:­
sadas de ser la causa de los males de los traba.;
jadores; . porque de todas las destrucciones difícil­
mente saldrá lo constructivo,. si lo constructivo
no está de antemano en lo que sobreviva a · la
destrucción.
Hay .otro tipo de mexicano gran agresor, que no
.tiene clara delimit?ción; por eso no· tiene aún un
· nombre · específico. Está encajado · dentro de la
gran clasificación de. los capitalistas, pero éste· es
un campo humano. anchísimo al que se llega en
este país por muy diversos caminos psicológicos.
Para el que se pretende examinar,· · porque se
considera más agresivo y destructor, se usará el ·
nombre compues�o: "miembro-del-grupo-finan�
ciero"�-
232
Para aislar este tipo humano conviene señalar·
relativamente un recién llegado al mundo de los
cadas o algunos años de haberlo invadido; . em- ·
pezó en cu�.lquier parte, desde la clase pobre,
media o rica; su anhelo de riqueza es tanto más
grande cuanto más pobre su origen. En ,todos
ellos, la combinación de una voracidad nunca
satisfecha, de un intenso resentimiento y de una
inteligencia puesta al servicio de la obtención de·
medios económicos para tratar de satisfacer sus
necesidades emocionales, ha logrado conducirlos
a la esfera en donde hoy actúan. Un gran nú­
mero de miembros-del-grupo-financiero ha tenido
que seguir el tan desgastado sendero mexicano
del "contacto" o· 1a conexión política; otros más
. han comenzado en la política misma. Para · estas
dos · primeras variantes, los primeros millones,
palanca indispensable para obtener los muchos
millones siguientes, han sido obtenidos a través ..
de las concesiones y contratos gubernamentales,
de las facilidades aduanales. Su versatilidad· les
ha · pe�tido· saber colocarse en · el trayecto por·
donde pasa el gasto gubernamental, no importa
· que se trate de un banco, · de un puerto,· o de
una cooperativa, de la construccioón . de un ca­
.mino, de la· maquinaria para alguna obra, de
algún· nuevo edificio; etcétera.
1a1t ·«·
 tiva, con ·la· · agresi6�,: y destrucci6Ii, de quien la
·
lleva dentro. · algunas de sus características: este hombre es
¿Quién pues: podría · culp�? ¿Quién podría
. grandes negocios, aunque puede tener vanas dé­
cambiar esa imagen? La respuesta está exclusiva­
mente en los1 obreros mismos: si no encuentran
entre ellos hombres maduros en los que predomi­
ne ·el amor hacia sus hermanos de trabajo, sobre
el odio a los demás y sobre el amor a sí mismos,
el cambio no vendrá. No podrá venir hasta que
ese hombre exista. No importa que haya mil
cambios de hombres, cien c�mbios de sistemas o
cien revoluciones contra todas las imágenes acu-:­
sadas de ser la causa de los males de los traba.;
jadores; . porque de todas las destrucciones difícil­
mente saldrá lo constructivo,. si lo constructivo
no está de antemano en lo que sobreviva a · la
destrucción.
Hay .otro tipo de mexicano gran agresor, que no
.tiene clara delimit?ción; por eso no· tiene aún un
· nombre · específico. Está encajado · dentro de la
gran clasificación de. los capitalistas, pero éste· es
un campo humano. anchísimo al que se llega en
este país por muy diversos caminos psicológicos.
Para el que se pretende examinar,· · porque se
considera más agresivo y destructor, se usará el ·
nombre compues�o: "miembro-del-grupo-finan�
ciero"�-
232·
Para aislar este tipo humano conviene señalar·
relativamente un recién llegado al mundo de los
cadas o algunos años de haberlo invadido; . em- ·
pezó en cu�.lquier parte, desde la clase pobre,
media o rica; su anhelo de riqueza es tanto más
grande cuanto más pobre su origen. En ,todos
ellos, la combinación de una voracidad nunca
satisfecha, de un intenso resentimiento y de una
inteligencia puesta al servicio de la obtención de·
medios económicos para tratar de satisfacer sus
necesidades emocionales, ha logrado conducirlos
a la esfera en donde hoy actúan. Un gran nú­
mero de miembros-del-grupo-financiero ha tenido
que seguir el tan desgastado sendero mexicano
del "contacto" o· 1a conexión política; otros más
. han comenzado en la política misma. Para · estas
dos · primeras variantes, los primeros millones,
palanca indispensable para obtener los muchos
millones siguientes, han sido obtenidos a través ..
de las concesiones y contratos gubernamentales,
de las facilidades aduanales. Su versatilidad· les
ha · pe�tido· saber colocarse en · el trayecto por·
donde pasa el gasto gubernamental, no importa
· que se trate de un banco, · de un puerto,· o de
una cooperativa, de la construccioón . de un ca­
.mino, de la· maquinaria para alguna obra, de
algún· nuevo edificio; etcétera.
233
 · El· origen de otros está en su intensa·. colábo..
ración con las empr�sas hoy llamadas· descentra­
lizadas, ya sea desde adentro de ellas,. ya desde,
afuera, por el procedimiento de anticiparse a pro­
ducir todo lo que aquéllas necesitarán, financián..
dose con patriótico y barato dinero de los bancos ·
del gobierno, que a su vez queda asegurado .con
los · contratos de la compra total de la producción
a precios que permiten ir juntando los primeros
millones..
Otros más han llegado a través de la pura es­
peculación económica, especulación · que no ha
desdeñado los mercados negros, los acaparamien­
tos o los más complicados e ilícitos negocios�
El hombre del grupo financiero se tiene que
hacer muchas veces en la soledad necesaria de lo
culpable, que tiene por esto que ser subrepticia.
Cuando estos hombres llegan a las guerrillas des­
de donde ya se· pueden . vislumbrar no tan . lejos ·
· grandes batallas económicas, encuentran, como
en toda guerra, cada vez más difícil y peligroso
el avance.
El nuevo niillonario otea el ambiente y, como
considera apenas comenzada su carrera econó­
mica, percibe que solo no llegará lejos, que es
necesario sumarse a los fuertes, a los que lo pue­
den hacer participar y guiar en las futuras aven­
turas en los· altos mares · adonde quisiera llegar.
Sabe que tendrá que pertenecer· a un grupo si no.
234
,quiere quedar limitado, en la mediocridad de los··
que cuentan los millones por -µnidades. Este• hom-
: bre no quiere permanecer en tan· marcada insig­
nificancia, quiere compararse con, competir con
y pertenecer a los q-µe cuentan sus millones por·
:decenas.
El futuro miembro del grupo económico tra­
baja entonces al estilo nacional, que en estas altu­
ras, en lo externo, ya no es muy diferente al
estilo de algunos otros lugares. Edifica la gran
casa, procura mejorar los propios modales y los
·de la esposa, invita .y se hace invitar, pertenece
a varios clubes frecuentados por los hombres bus­
cados, aprende a jugar golf y acepta con agrade­
cimiento. las participaciones dé cuanta nueva em­
presa del grupo elegido se le proponen, no importa
que sean participaciones simbólicas e insignifi­
·cantes porque, aunque se sabe que tiene dinero
y se sabe cuánto, tendrá que pasar tiempo antes
. de que sea aceptado ampliamente. El futuro .
miembro del grupo trata de olvidar antiguos pro- ·
ceclimientos, se vuelve exacto y formal, paga
inmediatam�nte, exagera su seducción y trata . de
. demostrar de mil maneras que es capaz de obser-
. var el código ético interno del. grupo al que quiere
sumar¿e. Porque, conviene señalar, el grupo fi­
nanciero tiene un código ético interno, cuya trans­
gresión es peligrosa, casi imposible para los que
-235
 · El· origen de otros está en su intensa·. colábo..
ración con las empr�sas hoy llamadas· descentra­
lizadas, ya sea desde adentro de ellas,. ya desde,
afuera, por el procedimiento de anticiparse a pro­
ducir todo lo que aquéllas necesitarán, financián..
dose con patriótico y barato dinero de los bancos ·
del gobierno, que a su vez queda asegurado .con
los · contratos de la compra total de la producción
a precios que permiten ir juntando los primeros
millones..
Otros más han llegado a través de la pura es­
peculación económica, especulación · que no ha
desdeñado los mercados negros, los acaparamien­
tos o los más complicados e ilícitos negocios�
El hombre del grupo financiero se tiene que
hacer muchas veces en la soledad necesaria de lo
culpable, que tiene por esto que ser subrepticia.
Cuando estos hombres llegan a las guerrillas des­
de donde ya se· pueden . vislumbrar no tan . lejos ·
· grandes batallas económicas, encuentran, como
en toda guerra, cada vez más difícil y peligroso
el avance.
El nuevo niillonario otea el ambiente y, como
considera apenas comenzada su carrera econó­
mica, percibe que solo no llegará lejos, que es
necesario sumarse a los fuertes, a los que lo pue­
den hacer participar y guiar en las futuras aven­
turas en los· altos mares · adonde quisiera llegar.
Sabe que tendrá que pertenecer· a un grupo si no.
�34
,quiere quedar limitado, en la mediocridad de los··
que cuentan los millones por -µnidades. Este• hom-
: bre no quiere permanecer en tan· marcada insig­
nificancia, quiere compararse con, competir con
y pertenecer a los q-µe cuentan sus millones por·
:decenas.
El futuro miembro del grupo económico tra­
baja entonces al estilo nacional, que en estas altu­
ras, en lo externo, ya no es muy diferente al
estilo de algunos otros lugares. Edifica la gran
casa, procura mejorar los propios modales y los
·de la esposa, invita .y se hace invitar, pertenece
a varios clubes frecuentados por los hombres bus­
cados, aprende a jugar golf y acepta con agrade­
cimiento. las participaciones dé cuanta nueva em­
presa del grupo elegido se le proponen, no importa
que sean participaciones simbólicas e insignifi­
·cantes porque, aunque se sabe que tiene dinero
y se sabe cuánto, tendrá que pasar tiempo antes
. de que sea aceptado ampliamente. El futuro .
miembro del grupo trata de olvidar antiguos pro- ·
ceclimientos, se vuelve exacto y formal, paga
inmediatam�nte, exagera su seducción y trata . de
. demostrar de mil maneras que es capaz de obser-
. var el código ético interno del. grupo al que quiere
sumar¿e. Porque, conviene señalar, el grupo fi­
nanciero tiene un código ético interno, cuya trans­
gresión es peligrosa, casi imposible para los que
235
 pertenecen a él, y que tiene características pecú,..
··
liares en cada uno.
En constantes pruebas, el 'futuro miembro es
medido en· su capacidad, · exactitud y habilidad
para consejalías y empresas. Todo esto es valuado,
·. y cuando sus estánd�es coinciden con los del
grupo, éste lo va incorporando hasta hacerlo par­
tícipe en todas las nuevas empresas o en algunas
rmpliaciones de las antiguas.
El grupo financiero es un producto de la evo­
· gran florecimiento de los grupos económicos que
lución económica de las últimas décadas, cuando
algunas en1presas 'se hicieron demasiado grandes
para un solo dueño y cuando además se hizo muy
peligroso para un solo poseedor tener una em­
presa demasiado grande. Esta doble necesidad
produjo la . no deseada pero necesaria adaptación
de aceptar socios. El señor del dinero · a veces
necesitó al señor de la conexión política, y éste
al político, y los tres tuvi�ron a veces que. recurrir
al señor del banco. Cuando los cuatro se conocie­
ron bien y sus señoras se . tutearon, comieron y
cenaron todos juntos y se pudieron· -tolerar, el
grupo empezó a nacer; alcanzó desarrollo cuando,
después de algunas experiencias penosas, apren- -
dieron que era . necesario tener un mínimo de
honestidad, el · uno para con el otro, porque de·
otra manera. los proyectos comunes corrían de­
masiado peligro. El éxito de estos procedimientos
creció cuando se · descubrió su gran movilidad y
236
eficacia. Cuando fue oportuno se . fueron incorpo-.
rando el otro señor banquero, o el otro señor mi­
nistro o ex ministro, y el otro aniigo del presidente
que tenía una concesión de veras jugosa y poca
habilidad o dinero ·para desarrollarla.
El sistema demostró tan rápidamente su bon­
. dad, que pronto otros señores de dinero buscaron
a los de las conexiones políticas, o nuevos políti­
cos a los de los bancos, o el contrabandista con
suerte al del mercado negro; y comenzó así el
de allí en adelante empezaron a buscar digni­
dad, augusta lejanía y sobria severidad.
La . multiplicidad . de grupos ha permitido la
continuidad· de contactos de alguno o algunos de
ellos con elementos más móviles y cambiantes,·
es decir, los nuevos políticos� de manE?ra que, si
. los niexicanos siempre observan con cuidado los
vaiveµes · políticos, los grupos han aprendido a
estar en estado de alerta las 24 horas del día,
porque- un error puede suponer el tardío ingreso
del hombre adecuado, y esto en pesos y centavos
· significa millones.
De más está decir que la palabra "millones"
es la palabra sagrada y la única .cuyo contenido
es . verdaderamente respetado en estos grupos
sociales. Porque _los grupos tienen una- sola fina-
·. · lidad: obtener para sus miembros. el mayor nú­
mero de millones, en la forma más fácil, menos
. .237
 pertenecen a él, y que tiene características pecú,..
··
liares en cada uno.
En constantes pruebas, el 'futuro miembro es
medido en· su capacidad, · exactitud y habilidad
para consejalías y empresas. Todo esto es valuado,
·. y cuando sus estánd�es coinciden con los del
grupo, éste lo va incorporando hasta hacerlo par­
tícipe en todas las nuevas empresas o en algunas
rmpliaciones de las antiguas.
El grupo financiero es un producto de la evo­
· gran florecimiento de los grupos económicos que
lución económica de las últimas décadas, cuando
algunas en1presas 'se hicieron demasiado grandes
para un solo dueño y cuando además se hizo muy
peligroso para un solo poseedor tener una em­
presa demasiado grande. Esta doble necesidad
produjo la . no deseada pero necesaria adaptación
de aceptar socios. El señor del dinero · a veces
necesitó al señor de la conexión política, y éste
al político, y los tres tuvi�ron a veces que. recurrir
al señor del banco. Cuando los cuatro se conocie­
ron bien y sus señoras se . tutearon, comieron y
cenaron todos juntos y se pudieron· -tolerar, el
grupo empezó a nacer; alcanzó desarrollo cuando,
después de algunas experiencias penosas, apren- -
dieron que era . necesario tener un mínimo de
honestidad, el · uno para con el otro, porque de·
otra manera. los proyectos comunes corrían de­
masiado peligro. El éxito de estos procedimientos
creció cuando se · descubrió su gran movilidad y
236
eficacia. Cuando fue oportuno se . fueron incorpo-.
rando el otro señor banquero, o el otro señor mi­
nistro o ex ministro, y el otro aniigo del presidente
que tenía una concesión de veras jugosa y poca
habilidad o dinero ·para desarrollarla.
El sistema demostró tan rápidamente su bon­
. dad, que pronto otros señores de dinero buscaron
a los de las conexiones políticas, o nuevos políti­
cos a los de los bancos, o el contrabandista con
suerte al del mercado negro; y comenzó así el
de allí en adelante empezaron a buscar digni­
dad, augusta lejanía y sobria severidad.
La . multiplicidad . de grupos ha permitido la
continuidad· de contactos de alguno o algunos de
ellos con elementos más móviles y cambiantes,·
es decir, los nuevos políticos� de manE?ra que, si
. los niexicanos siempre observan con cuidado los
vaiveµes · políticos, los grupos han aprendido a
estar en estado de alerta las 24 horas del día,
porque- un error puede suponer el tardío ingreso
del hombre adecuado, y esto en pesos y centavos
· significa millones.
De más está decir que la palabra "millones"
es la palabra sagrada y la única .cuyo contenido
es . verdaderamente respetado en estos grupos
sociales. Porque _los grupos tienen una- sola fina-
·. · lidad: obtener para sus miembros. el mayor nú­
mero de millones, en la forma más fácil, menos
237
 expuesta y más rápida posible. Toda �otra consi�
deración es a:bsurda · e irurioral. La oi-ganizad6n,
la amistad,. la IIiutua tolerancia son p ara eso y ,
para riada más.
Con los datos anteriores es ya posible diferen­
ciar este tipo humano cuya psicología es tan dife-
1·ente a la de otros capitalistas.
Hay millonarios de decenas y hasta de cen-
tenas que parten de otros orígenes · y a quienes
· mueven otras dinámicas. Están, por ejemplo, los
millonarios pre.a.revolucionarios que emigraron a
tiempo con sus millones, se repatriarón a tiempo
· con ellos y siguen aumentándolos. Estos apren- -·
dieron mucho de banca internacional y; a su re- .,
greso, mucho de banca a sec�s. Se volvieron im­
portantes en el desarrollo bancario e industriat
Sus permanencias europeas y su añejamiento fa­
miliar, dentro de las grandes bodegas económicas
mundiales, les han dado tiempo de complicarse
más la vida, _porque de paso han atrapado, en sus
épocas de soledad y recogimiento, no poca "reli­
gión", "conciencia", "educación" y no pocos hasta
sonoros nombres aristocráticos. Las motivaciones
psicológicas de estos· hombres son distintas de las
de los grupos señalados, aunque p ara el hombre
_ de pensamiento socialista o comunista no. sean ·
más que capitalistas a secas. Una parte impor­
tante de este grupo pasa gran tiempo de su vida
. espeCl;llando económicamente por un - lado, y ·. por
238
otro especulando intelectualmente acerca del pro-
blema del camello y de la aguja.
Otro tipo de millonario es el que empezó con
un taller o, un poco más alto, con alguna pequeña
industria, pero que permaneció en el país y siguió
las altas y bajas de la política y de la Revoluci6n,
de caciques y de líderes, y que ha defendido sus
posesiones _y· las ha acrecentado a veces en pro­
porciones descomunales, algunos con la osadía de
tenerlas aun como posesiones individuales o
· familiares, · y todavía hoy crean sin cesar nue- ·
vas - industrias o instituciones para acrecentar
las . que ya· tenían, no temiendo --cosa inu- -
sitada- adelantarse a veces a manifestar alguna
clase de conciencia social. &te tipo, que se
da poco en el centro del país, y más en el
. norte, tiene motivaciones diferentes a las de
los _anteriores. Aquí, el capitalismo es más una
mística _. industrial, y el propietario vive más
como resultado de su propio trabajo y actividad.
También es el tipo humano que pelea y defiende
con más ardor lo que posee, porque lo-_ considera
prolongación · valiosa de sí mismo y declaración
de su propia vida. Este tipo humano, a diferencia -
de los dos anteriores, se cree constructor necesario
_ y valioso por sí mismo; si ha explotado y explota, _
no lo percibe como · explotación, la racionaliza
como un paternalismo necesario para las gentes · ·
que no tienen su habilidad . cre_�dora, su tesótt y
239.
 expuesta y más rápida posible. Toda �otra consi�
deración es a:bsurda · e irurioral. La oi-ganizad6n,
la amistad,. la IIiutua tolerancia son p ara eso y ,
para riada más.
Con los datos anteriores es ya posible diferen­
ciar este tipo humano cuya psicología es tan dife-
1·ente a la de otros capitalistas.
Hay millonarios de decenas y hasta de cen-
tenas que parten de otros orígenes · y a quienes
· mueven otras dinámicas. Están, por ejemplo, los
millonarios pre.a.revolucionarios que emigraron a
tiempo con sus millones, se repatriarón a tiempo
· con ellos y siguen aumentándolos. Estos apren- -·
dieron mucho de banca internacional y; a su re- .,
greso, mucho de banca a sec�s. Se volvieron im­
portantes en el desarrollo bancario e industriat
Sus permanencias europeas y su añejamiento fa­
miliar, dentro de las grandes bodegas económicas
mundiales, les han dado tiempo de complicarse
más la vida, _porque de paso han atrapado, en sus
épocas de soledad y recogimiento, no poca "reli­
gión", "conciencia", "educación" y no pocos hasta
sonoros nombres aristocráticos. Las motivaciones
psicológicas de estos· hombres son distintas de las
de los grupos señalados, aunque p ara el hombre
_ de pensamiento socialista o comunista no. sean ·
más que capitalistas a secas. Una parte impor­
tante de este grupo pasa gran tiempo de su vida
. espeCl;llando económicamente por un - lado, y ·. por
238
otro especulando intelectualmente acerca del pro-
blema del camello y de la aguja.
Otro tipo de millonario es el que empezó con
un taller o, un poco más alto, con alguna pequeña
industria, pero que permaneció en el país y siguió
las altas y bajas de la política y de la Revoluci6n,
de caciques y de líderes, y que ha defendido sus
posesiones _y· las ha acrecentado a veces en pro­
porciones descomunales, algunos con la osadía de
tenerlas aun como posesiones individuales o
· familiares, · y todavía hoy crean sin cesar nue- ·
vas - industrias o instituciones para acrecentar
las . que ya· tenían, no temiendo --cosa inu- -
sitada- adelantarse a veces a manifestar alguna
clase de conciencia social. &te tipo, que se
da poco en el centro del país, y más en el
. norte, tiene motivaciones diferentes a las de
los _anteriores. Aquí, el capitalismo es más una
mística _. industrial, y el propietario vive más
como resultado de su propio trabajo y actividad.
También es el tipo humano que pelea y defiende
con más ardor lo que posee, porque lo-_ considera
prolongación · valiosa de sí mismo y declaración
de su propia vida. Este tipo humano, a diferencia -
de los dos anteriores, se cree constructor necesario
_ y valioso por sí mismo; si ha explotado y explota, _
no lo percibe como · explotación, la racionaliza
como un paternalismo necesario para las gentes ·
que no tienen su habilidad . cre_�dora, su tesótt y
239
que lo necesitan como _guía. · Las motivaciones
ps1.cológicas de e�tos hombres se acercan más a
algunas de las que - se perciben en ciertos indus'­
triales europeos o nortéaniencanos en . sus países.
Existen otros tipos, pero basten los anteriores
para poder determinar · más claramente la psico­
logía del miembro-del-grupo-financiero.
Para estos hombres, a diferencia de los tipos
usados para nuestra diferenciación, la finalidad
es la acumula:ción de cifras en su haber, todo lo
demás es secundario. La casa lujosa e� la ciudad
de México, en Cuernavaca; en ,Acapulco o en dos
o tres Estados más, son meras herramientas. · de
trabajo, para llevar gentes importantes, para -im­
presionar y hasta para reasegurar . a los demás .
la propia solidez económica. ·Para muchos de estos
hombres, hasta la familia es una herramienta
de trabajo; necesaria en lo social para seguir el
trayeGto hacia el indefinido número de millones
que obtendrá. Eso se evidencia eri una frecuencia,
que es casi un determinismo social,. a través de .
los hijos que producen; mientras_ los_ dos tipos de
capitalistas que se describieron como comparación
producen fuertes indentificaciones en sus hijos,
de manera que éstos siguen habitualmente las ac-,
tividades de los padres, ellos en c�bio general­
. . peso·, o un millón más, siempre hay alguien que
mente producen · hijos psicópatas y con graves
problemas de identidad. - Son éstos los que pro- -
porcionan el mayor_ contingente de ese tipo· de
240
adolescente psicópata que . alguien ha acertado
a. identificar y nombrar "los júnfors''. El centro
'psicológico · que caracteriza a los miembro� del
grupo es la voracidad, la necesidad de obtener
. constantemente de afuera, a través de cifras ban­
carias, dividendos e ·. informes· de consejos, la ali­
mentación diaria emocional· sirt la cual se senti­
rían vacíos y abandonados, con la que>se sienten
existir y valer. El otro gran motor de éstos hom­
bres es- la envidia, la necesidad· competitiva de ·
· no ser menos valiosos que los demás miembros ·
del grupo; para lo cual, lo urgente es acumular
los ·millones· necesarios para· poder llevar bien
alta la frente. La voraciqad de este tipo es origi­
nada en. un tipo específico de necesidad y satis­
fación oral, que en estas perso�as es la única que
· es capaz de suprimir angustias y depresiones sub­
yacentes La envidia parte de la necesidad de
reasegUtamiento de poseer la fuente misma de
. la necesidad nµtricia,· la . madre, e incluso des­
truirla sí existe peligro de que un rival se apodere
· ·
de ella.
En este tipo de psicologí� es co:tn.prensible que
nunca haya paz; que. el estÁdó nonnal sea la
angustia, porque nunca. es posíble alcanzar la
e.nhelada seguridad, siempre· hay alguien con un
podrá tenerlo mañana si no lo tiene· hoy. Hay qué
estar • siempré en fa línea de - batalla, hay que
.
. )
241
que lo necesitan como _guía. · Las motivaciones
ps1.cológicas de e�tos hombres se acercan más a
algunas de las que - se perciben en ciertos indus'­
triales europeos o nortéaniencanos en . sus países.
Existen otros tipos, pero basten los anteriores
para poder determinar · más claramente la psico­
logía del miembro-del-grupo-financiero.
Para estos hombres, a diferencia de los tipos
usados para nuestra diferenciación, la finalidad
es la acumula:ción de cifras en su haber, todo lo
demás es secundario. La casa lujosa e� la ciudad
de México, en Cuernavaca; en ,Acapulco o en dos
o tres Estados más, son meras herramientas. · de
trabajo, para llevar gentes importantes, para -im­
presionar y hasta para reasegurar . a los demás .
la propia solidez económica. ·Para muchos de estos
hombres, hasta la familia es una herramienta
de trabajo; necesaria en lo social para seguir el
trayeGto hacia el indefinido número de millones
que obtendrá. Eso se evidencia eri una frecuencia,
que es casi un determinismo social,. a través de .
los hijos que producen; mientras_ los_ dos tipos de
capitalistas que se describieron como comparación
producen fuertes indentificaciones en sus hijos,
de manera que éstos siguen habitualmente las ac-,
tividades de los padres, ellos en c�bio general­
. . peso·, o un millón más, siempre hay alguien que
mente producen · hijos psicópatas y con graves
problemas de identidad. - Son éstos los que pro- -
porcionan el mayor_ contingente de ese tipo· de
240
adolescente psicópata que . alguien ha acertado
a. identificar y nombrar "los júnfors''. El centro
'psicológico · que caracteriza a los miembro� del
grupo es la voracidad, la necesidad de obtener
. constantemente de afuera, a través de cifras ban­
carias, dividendos e ·. informes· de consejos, la ali­
mentación diaria emocional· sirt la cual se senti­
rían vacíos y abandonados, con la que>se sienten
existir y valer. El otro gran motor de éstos hom­
bres es- la envidia, la necesidad· competitiva de ·
· no ser menos valiosos que los demás miembros ·
del grupo; para lo cual, lo urgente es acumular
los ·millones· necesarios para· poder llevar bien
alta la frente. La voraciqad de este tipo es origi­
nada en. un tipo específico de necesidad y satis­
fación oral, que en estas perso�as es la única que
· es capaz de suprimir angustias y depresiones sub­
yacentes La envidia parte de la necesidad de
reasegUtamiento de poseer la fuente misma de
. la necesidad nµtricia,· la . madre, e incluso des­
truirla sí existe peligro de que un rival se apodere
· ·
de ella.
En este tipo de psicologí� es co:tn.prensible que
nunca haya paz; que. el estÁdó nonnal sea la
angustia, porque nunca. es posíble alcanzar la
e.nhelada seguridad, siempre· hay alguien con un
podrá tenerlo mañana si no lo tiene· hoy. Hay qué
estar • siempré en fa línea de - batalla, hay que
.
241
caminar, caminar siempre hacia ·adelante, .colec­
tando en el caminola mayor cantidad del dinero
de los demás, para ponerlo en la lista de los bienes
propios, en el balance de las cuentas bancarias,
o de los bonos o del número de companías que
se controlan o a las que se pertenece.
Dentro de una emulación inacabable, el grupo
financiero obedece a las reglas del clan del que
es· un intento de reconstrucción, dentro · de una
c.ompulsión mexicana, aún muy .operante· dentro
de la psicología nacional. Voracidad y envidia no
explican todas las dimensiones de estos grupos.
La fidelidad al grupo, así como las normas de
exclusión y de destrucción, obedecen a las normas
del clan familiar que sigue la línea de la fidelidad
y reconocimiento materno. Las ligas· afectivas si­
guen las líneas transferenciales maternas, se ama
al grupo porque protege, y porque es el pezón
a través del cual se alimenta este niño voraz de.
la gran madre mexicana. Se odia·al jefe · del clan,
al más millonario y poderoso, y sé· busca ito sólo
emularlo sino, si es posible, destruirlo simbólica­
mente, es decir, rebajarlo a la condición de millo­
nario menor. México es una organizacíón social,
donde sus hombres y mujeres fungen como la'
gran madre, cuya única función es proporcionar
a los millonarios lo que necesitan, hasta su carne,
hasta .su misma sangre; Las madres son para eso,·
para querer µiúcho,, para darles a sus hijos hasta
242
la última gota de su sangre, si éstos la necesitan,
y estos · hombres siempre están dispuestos ·a exigir
a la madre el cumplimiento de esta fant�sía de
los primeros meses de su vida infantil. Lá fanta­
sía adulta es que, al lograr la fantasía infantil;
se pueda sentir totalmente feliz al poder decir:
"Estoy totalmente seguro del amor de mi madre,
· porque .en su cariño me ha permitido tragármela ·
toda entera; estoy lleno de ella, soy feliz".
También,. en otró nivel de · evolución psico­
sexual, la completa posesión de la madre dará la
seguridad de que ningún otro podrá tenerla tanto
como él que la tiene, y que por lo tanto podrá
desafiar. al padre, al hombre que antes temió por­
que tenía más millones, que también era perci­
bido como más masculino, y poder sentir que
por fin se es más hombre que, él.
Entre los tipos, humanos hasta ahora descritos,
éste· es uno de los más vastamente destructivos.
México entero es el escenario de las agresiones ·
· orales, del· hatt1bre insaciable de muchos de ellos..
Al· contrario de otros hombres descritos en
páginas anteriores, que tienen intensas ligaduras
con el país; los hombres de estos grupos no las
tienen. Las mismas empresas ·en las que partid-
.· pan no son sino riesgos absolutamente nece-,�rios
·
para • conseguir su fin, y la mejor derµostracióll
de estas características es la frecuencia con que,
&nte tina ganancia imnecliata o ante algún tro-
24&
caminar, caminar siempre hacia ·adelante, .colec­
tando en el caminola mayor cantidad del dinero
de los demás, para ponerlo en la lista de los bienes
propios, en el balance de las cuentas bancarias,
o de los bonos o del número de companías que
se controlan o a las que se pertenece.
Dentro de una emulación inacabable, el grupo
financiero obedece a las reglas del clan del que
es· un intento de reconstrucción, dentro · de una
c.ompulsión mexicana, aún muy .operante· dentro
de la psicología nacional. Voracidad y envidia no
explican todas las dimensiones de estos grupos.
La fidelidad al grupo, así como las normas de
exclusión y de destrucción, obedecen a las normas
del clan familiar que sigue la línea de la fidelidad
y reconocimiento materno. Las ligas· afectivas si­
guen las líneas transferenciales maternas, se ama
al grupo porque protege, y porque es el pezón
a través del cual se alimenta este niño voraz de.
la gran madre mexicana. Se odia·al jefe · del clan,
al más millonario y poderoso, y sé· busca ito sólo
emularlo sino, si es posible, destruirlo simbólica­
mente, es decir, rebajarlo a la condición de millo­
nario menor. México es una organizacíón social,
donde sus hombres y mujeres fungen como la'
gran madre, cuya única función es proporcionar
a los millonarios lo que necesitan, hasta su carne,
hasta .su misma sangre; Las madres son para eso,·
para querer µiúcho,, para darles a sus hijos hasta
� 243
la última gota de su sangre, si éstos la necesitan,
y estos · hombres siempre están dispuestos ·a exigir
a la madre el cumplimiento de esta fant�sía de
los primeros meses de su vida infantil. Lá fanta­
sía adulta es que, al lograr la fantasía infantil;
se pueda sentir totalmente feliz al poder decir:
"Estoy totalmente seguro del amor de mi madre,
· porque .en su cariño me ha permitido tragármela ·
toda entera; estoy lleno de ella, soy feliz".
También,. en otró nivel de · evolución psico­
sexual, la completa posesión de la madre dará la
seguridad de que ningún otro podrá tenerla tanto
como él que la tiene, y que por lo tanto podrá
desafiar. al padre, al hombre que antes temió por­
que tenía más millones, que también era perci­
bido como más masculino, y poder sentir que
por fin se es más hombre que, él.
Entre los tipos, humanos hasta ahora descritos,
éste· es uno de los más vastamente destructivos.
México entero es el escenario de las agresiones ·
· orales, del· hatt1bre insaciable de muchos de ellos..
Al· contrario de otros hombres descritos en
páginas anteriores, que tienen intensas ligaduras
con el país; los hombres de estos grupos no las
tienen. Las mismas empresas ·en las que partid-
.· pan no son sino riesgos absolutamente nece-,�rios
·
para • conseguir su fin, y la mejor derµostracióll
de estas características es la frecuencia con que,
&nte tina ganancia imnecliata o ante algún tro-
 piezo o ante mejores pét-spectivas en otra . parte,·
se prestan a· chalquier transacción, ·de las que una
de las más frecuentes en los tiempos presentes
_ es la venta subrepticia d� sus empresas, hasta en­
. tonces mexicatjas porque les pertenecían, a intere­
ses extranjeros, - en ventas - ilegales que siemprt1
encuentran, junto a los vendedores mexicanos, a
otros mexicanos que aceptan la situación delictiva
· de servir de pantalla para ocultar a los nuevos
propietarios extranjeros. México, así como la em­
presa creada, no son amaqos; siempre están en
venta; lo importante son los signos monetarios
en el balance y la lucha destructiva con sus igua­
les· y la posibilidad de devorar y devorar, sin-
jamás poder aplacar el hambre.
Las peculiaridades psicológicas de estos finan­
cieros no estarán completas sin señalar que siem­
pre· tienen un pie_ en:· el· extranjero, ya en cuentas
en . dólares, ya en cüentas ·-numeradas· en Suiza,
sobre todo cuando tj.e�en culpas políticas o pena­
les hiuy graves. El-· límpido - delo mexicano actual
es a veces un cielo fuesperadaÍnerite traidor y se
puede cargar de nuhariortes y centellear en pocos
instantes. Estos hombres previsores, conocedores
de estas posibies tormentas, siempre tienen en
alguna parte, lejos · del país, un lugar donde espe­
rar. abrigados y tranquilos a - que pasen los malos
tiempos. ·
Su falta de identidad- se· expresa en esta· ma-
244
nera de ser y � esta manera de buscar, de obte­
ner, de destruir o de huir. De manera qu�, siendo
mexicanos por caus� biológica, no perte1:1ecen a
este l)aÍS, donde paradójicamente son en la actua­
lidad un factor tan importante de la vida.
Hay otros grupos humanos tan destructores,_ como ·
los anteriores, pero su descripción . y estudio con-·
· duciría a la �onotonía. Las bases psicológicas,
sus dinámicas, no son muy diferentes a las de los
hombres antes descritos; en algunos se incremen­
� ciertas características ya descubiertas en otras
- partes, porque las motivaciones básicas de lo� hu­
manos no son en última instancia muy. diferentes
cuando los hQmbres -tienen características simi­
lares.
Por otra parte, los mexicanos están.aprendien­
do a_. reconocerlos, pese a que -p - or desgracia­
aún no han aprendido cómo controlarlos y limitar
· o suprimir su destructividad. Pero si éste pueblo ·
ha de sobrevivir, tendrá que encontrar en su pro-·
pía maduración, . en su propia _ bondad, la energía
· · necesaria para no recrearlos · más, para no nece­
sitarlos y por· 1o tanto para que su existencia,
como factores primordiales·· destructivos, cese de
ser - posible en ese suelo.
Quizá entonces esos mismos _ hombres, y los
que potencialmente lo son o los que buscan los
f4,5"' 1'·
 piezo o ante mejores pét-spectivas en otra . parte,·
se prestan a· chalquier transacción, ·de las que una
de las más frecuentes en los tiempos presentes
_ es la venta subrepticia d� sus empresas, hasta en­
. tonces mexicatjas porque les pertenecían, a intere­
ses extranjeros, - en ventas - ilegales que siemprt1
encuentran, junto a los vendedores mexicanos, a
otros mexicanos que aceptan la situación delictiva
· de servir de pantalla para ocultar a los nuevos
propietarios extranjeros. México, así como la em­
presa creada, no son amaqos; siempre están en
venta; lo importante son los signos monetarios
en el balance y la lucha destructiva con sus igua­
les· y la posibilidad de devorar y devorar, sin-
jamás poder aplacar el hambre.
Las peculiaridades psicológicas de estos finan­
cieros no estarán completas sin señalar que siem­
pre· tienen un pie_ en:· el· extranjero, ya en cuentas
en . dólares, ya en cüentas ·-numeradas· en Suiza,
sobre todo cuando tj.e�en culpas políticas o pena­
les hiuy graves. El-· límpido - delo mexicano actual
es a veces un cielo fuesperadaÍnerite traidor y se
puede cargar de nuhariortes y centellear en pocos
instantes. Estos hombres previsores, conocedores
de estas posibies tormentas, siempre tienen en
alguna parte, lejos · del país, un lugar donde espe­
rar. abrigados y tranquilos a - que pasen los malos
tiempos. ·
Su falta de identidad- se· expresa en esta· ma-
-��
nera de ser y � esta manera de buscar, de obte­
ner, de destruir o de huir. De manera qu�, siendo
mexicanos por caus� biológica, no perte1:1ecen a
este l)aÍS, donde paradójicamente son en la actua­
lidad un factor tan importante de la vida.
Hay otros grupos humanos tan destructores,_ como ·
los anteriores, pero su descripción . y estudio con-·
· duciría a la �onotonía. Las bases psicológicas,
sus dinámicas, no son muy diferentes a las de los
hombres antes descritos; en algunos se incremen­
� ciertas características ya descubiertas en otras
- partes, porque las motivaciones básicas de lo� hu­
manos no son en última instancia muy. diferentes
cuando los hQmbres -tienen características simi­
lares.
Por otra parte, los mexicanos están.aprendien­
do a_. reconocerlos, pese a que -p - or desgracia­
aún no han aprendido cómo controlarlos y limitar
· o suprimir su destructividad. Pero si éste pueblo ·
ha de sobrevivir, tendrá que encontrar en su pro-·
pía maduración, . en su propia _ bondad, la energía
· · necesaria para no recrearlos · más, para no nece­
sitarlos y por· 1o tanto para que su existencia,
como factores primordiales·· destructivos, cese de
ser - posible en ese suelo.
Quizá entonces esos mismos _ hombres, y los
que potencialmente lo son o los que buscan los
245
 niismos objetivos, encuentren en· una· sociedad
más integrada procedimientos y formas para que
-SUS grandes talentos· y sus g.tandes puswilida<les
de agresión seari contenidas y canalizadas hacia
rumbos constructivos y de creación. Al contrario
· de lo que preconizan tantos hombres que odian
esta destructividad y que · creen que lograrían
hacerla desaparecer u�lizando su oJio. para des­
truirla, los mexicanos tendrán que llegar a apren­
der algún día, aun a pesar de más graves sufri­
mientos que los que padecen en la actualidad,
que la destrucción se limita ton amor; Ciertamen­
te. un amor que maneja y controla la agresión ,
destructiva, pero que es básicamente amor. De
otra manera, seguÍrán su des�o, en el que tantas
veces han comprobado que la destrucción del odio
con el odio sólo produce nuevas formas . de odio .
o nuevos disfraces de la destrucción.
246
CONCLUSION
SE HAN REVISADO cuatro· grandes áreas de la· vida
social mexicana en la� que · se manifiestan los
impulsos agresivo-destructivos.
Este estudio no ha· incluido la vasta diversidad
de México, que -como ser total- aún nos es
desconocido porque carecemos del · estudio fide­
digno de muchas de sus partes. Poco se ha inves. ·
tigado de México con serio amor a la verdad,
menos aún con amor a secas. Estamos empezando
a conocernos. Los d,atos utilizables por el psico.
analista son escasos, muchos de ellos aislados, sin
continuidad ó relación racional inmediata. ·
Los resultados. del examen que se ha · hecho
aquí,_. lógicamente parecerán negativos para quie·
nes hayan persistido en considerar que lo aquí
descrito y analizado es la única forma en que se ·
puede ver y juzgar a México� a pesar de que_ se,
aclaró en la Introducción el· peligro de semejante
tendencia.
Se han .escrutado en los rasgos · sociales más
· comunes- aquellas· partes de conducta que expre-:
san destructividad, o temor a agresiones .reales o
irreales pero qu,e . determinan a · su vez contra­
agresión real.
241
 niismos objetivos, encuentren en· una· sociedad
más integrada procedimientos y formas para que
-SUS grandes talentos· y sus g.tandes puswilida<les
de agresión seari contenidas y canalizadas hacia
rumbos constructivos y de creación. Al contrario
· de lo que preconizan tantos hombres que odian
esta destructividad y que · creen que lograrían
hacerla desaparecer u�lizando su oJio. para des­
truirla, los mexicanos tendrán que llegar a apren­
der algún día, aun a pesar de más graves sufri­
mientos que los que padecen en la actualidad,
que la destrucción se limita ton amor; Ciertamen­
te. un amor que maneja y controla la agresión ,
destructiva, pero que es básicamente amor. De
otra manera, seguÍrán su des�o, en el que tantas
veces han comprobado que la destrucción del odio
con el odio sólo produce nuevas formas . de odio .
o nuevos disfraces de la destrucción.
246
CONCLUSION
SE HAN REVISADO cuatro· grandes áreas de la· vida
social mexicana en la� que · se manifiestan los
impulsos agresivo-destructivos.
Este estudio no ha· incluido la vasta diversidad
de México, que -como ser total- aún nos es
desconocido porque carecemos del · estudio fide­
digno de muchas de sus partes. Poco se ha inves. ·
tigado de México con serio amor a la verdad,
menos aún con amor a secas. Estamos empezando
a conocernos. Los d,atos utilizables por el psico.
analista son escasos, muchos de ellos aislados, sin
continuidad ó relación racional inmediata. ·
Los resultados. del examen que se ha · hecho
aquí,_. lógicamente parecerán negativos para quie·
nes hayan persistido en considerar que lo aquí
descrito y analizado es la única forma en que se ·
puede ver y juzgar a México� a pesar de que_ se,
aclaró en la Introducción el· peligro de semejante
tendencia.
Se han .escrutado en los rasgos · sociales más
· comunes- aquellas· partes de conducta que expre-:
san destructividad, o temor a agresiones .reales o
irreales pero qu,e . determinan a · su vez contra­
agresión real.
247
 La acumulaci6n · de las diferentes manifesta"'.-
1
ciones de agresión -en - el corto espacio de este
. .
. libro· y en. el· CQrto -tiempo que implica su lec-
tura puede dar la impresión de una apreciación
siniestra de . la realidad mexicana. Este es un
efecto imposible de evitar en este tema y dentro
de la técnica de aislamiento artificial del elemento
agresión como objeto único de . análisis. Los hu­
manos tememos tanto lo destructivo de fuera y
· de dentro de nosotros, que necesitamos de la pausa
constrµctiva y. del aliento de lo positivo. para re­
cuperar energías y. poder percibir o afrontar poco
a poco las diferentes .form� de :r;ruestra. agresión.
Si .no es así, la mayor parte .de los humanos ten­
demos a huir de la constatación, o cuando menos
• • • , • V , •
a proyectar · al e.xterior,. en los demás, aquellas
.
cosas destru�oras ·que.· rozan nuestras identifica-
·Clones
La intención ha sido - presentar los aspectos
salientes del tema, algunos poco ·percibidos, otros
más conocidos, pero en general atribuidos a· causas
diferentes a las reales para, una ·vez presentados,
estudiar su dinámica psicológica social.
Este análisis pe:rnrlte constatar la frecuencia
con la que dentro de nuestra manera de actuar
recurrimos a la negación y . a la proyección· para
. poder encontrar algún equilibrio, algún e�cape
a la angustia, que se. apoderaría de nos9tros sj
percibiéramos constantemente las cargas .destrucr,
248
tivas que alientan muchas. dé nuestras acciones,·-.
cargas que están en nosotros Jnismos.
El análisis ha permitido conocer por. qué los
agresores agreden, . por qué los· agredidos aceptan
la agresión, o la buscan, o -al contrari�- con.
tra-agreden.
Al hacer el estudio, la esperanza- ha . sido .que
el conocimiento más claro de las causas psicol�
gicas contribuya -en la parte que ie cqrrespon­
da_: a que las gentes encargadas dentro de la
sociedad mexicana de buscar y· propo�er_ me�das
para. mejorar, edu�, corregir y limitar- las ma­
nifestaciones destructivas antisociales, t�ngaiJ. ba­
ses racionales para sus trabajos e investigaci�nes.
Ya ·varias veces se ha ·insistido antes. .en·qu�
el odio no se cura �on odio. El odio puede ,destruir
al odiado matándolo o a,sustándolo · de �odo que
tenga que someterse, hasta que el cambio de las
situ3:ciones le permita rebelarse y. manifestar la
. destrncción que ha conservado escondida.
· Comparado ·México. con otras sociedades oc­
cidentales; presenta todavía manifestaciones de·
agresión que son ya· poco usadas por otros paí­
ses en la vida social diaria. En ge_neral, eso� países ·
han logrado controlar de una o de otra manera
los impulsos destructivos en lo que se refiere a
su · propio convivir, aunque han conservado . y
acrec�ntado c.l. un ip.áximo el caudal agresivo, pro­
yecta<!,o colectivaxnente contra. otros país�,- gen�
t.t49
 La acumulaci6n · de las diferentes manifesta"'.-
1
ciones de agresión -en - el corto espacio de este
. .
. libro· y en. el· CQrto -tiempo que implica su lec-
tura puede dar la impresión de una apreciación
siniestra de . la realidad mexicana. Este es un
efecto imposible de evitar en este tema y dentro
de la técnica de aislamiento artificial del elemento
agresión como objeto único de . análisis. Los hu­
manos tememos tanto lo destructivo de fuera y
· de dentro de nosotros, que necesitamos de la pausa
constrµctiva y. del aliento de lo positivo. para re­
cuperar energías y. poder percibir o afrontar poco
a poco las diferentes .form� de :r;ruestra. agresión.
Si .no es así, la mayor parte .de los humanos ten­
demos a huir de la constatación, o cuando menos
• • • , • V , •
a proyectar · al e.xterior,. en los demás, aquellas
.
cosas destru�oras ·que.· rozan nuestras identifica-
·Clones
La intención ha sido - presentar los aspectos
salientes del tema, algunos poco ·percibidos, otros
más conocidos, pero en general atribuidos a· causas
diferentes a las reales para, una ·vez presentados,
estudiar su dinámica psicológica social.
Este análisis pe:rnrlte constatar la frecuencia
con la que dentro de nuestra manera de actuar
recurrimos a la negación y . a la proyección· para
. poder encontrar algún equilibrio, algún e�cape
a la angustia, que se. apoderaría de nos9tros sj
percibiéramos constantemente las cargas .destrucr,
· m.
tivas que alientan muchas. dé nuestras acciones,·-.
cargas que están en nosotros Jnismos.
El análisis ha permitido conocer por. qué los
agresores agreden, . por qué los· agredidos aceptan
la agresión, o la buscan, o -al contrari�- con.
tra-agreden.
Al hacer el estudio, la esperanza- ha . sido .que
el conocimiento más claro de las causas psicol�
gicas contribuya -en la parte que ie cqrrespon­
da_: a que las gentes encargadas dentro de la
sociedad mexicana de buscar y· propo�er_ me�das
para. mejorar, edu�, corregir y limitar- las ma­
nifestaciones destructivas antisociales, t�ngaiJ. ba­
ses racionales para sus trabajos e investigaci�nes.
Ya ·varias veces se ha ·insistido antes. .en·qu�
el odio no se cura �on odio. El odio puede ,destruir
al odiado matándolo o a,sustándolo · de �odo que
tenga que someterse, hasta que el cambio de las
situ3:ciones le permita rebelarse y. manifestar la
. destrncción que ha conservado escondida.
· Comparado ·México. con otras sociedades oc­
cidentales; presenta todavía manifestaciones de·
agresión que son ya· poco usadas por otros paí­
ses en la vida social diaria. En ge_neral, eso� países ·
han logrado controlar de una o de otra manera
los impulsos destructivos en lo que se refiere a
su · propio convivir, aunque han conservado . y
acrec�ntado c.l. un ip.áximo el caudal agresivo, pro­
yecta<!,o colectivaxnente contra. otros país�,- gen�
249
,;almente ·vecinos, con 'los - que han tenido una
historia de - mutuas envidias· y . agresiones. Lós
numerosos intentos pasados y presentes de cam­
biar esas-. orientaciones, o la agresión, no se han
hecho --ni se están haciendo- con bases en un
control colectivo mundial o supranacional, sino
todavía e<,>mo "alianzas", en· tas que lo que antes
hacía un pueblo contra otro, ahora lo quieren o
lo pretenden hacer un grupo de naciones contra
otras. La solución actual es pues todavía proyec­
tiva, porque afirma que todo el · bien está en
nosotros y todo el mal en nuestros enemigos del
·momento.
Las recient�s guerras han ejemplificado cómo
la destructividad organizada en guerra de civili­
zados y la destructividad de ios no organizados ·
eri tanta civilización son iguales, y que la civi-
lización sólo ha producido cap·acidad de destruc­
ción más vasta, inás ciega, más básicamente pri­
mitiva, pese a que las naciones victoriosas siempre
encuentren forma de negar, olvidar, legalizar
y ennoblecer su pr9pia destructividad. El lento
sadismo · humano alemán de Buchenwald resulta
así "muy malo". El sadismo ruso, transitoriamen­
:te olvidado, ha vuelto a ser "malo"_ o "bueno",
según la conveniencia del observador. El sadismo
angloamericano de Hiroshima y Nágasaki, tan
rápidamente destructivo para muchos y tan lento
·pára los que · aún están sufriendo esa destructivi-
250
dad resulta muy - "correcto y ·estratégico",: "el
principio de la era atómica", "un nuevo amane-
, cer en la humanidad". Hubo un Nuremberg
para los nazis, para los fascistas y nipones� pero
no lo hubo para todos los demás jefes de E.s�do
que intervinieron en _ la contienda, para juzgar
si todas . sus acciones fueron · justas o injustas o
innecesarias. Muchos de éstos son o fueron héroes
de grandes naciones y pueblos que se autonom":'
bran desarrollados y que se consideran los edu­
cadores, los ejemplos a imitar. para los dos mil
millones de hombres a quienes ellos llaman ahora
"subdesarrollados".
No es posible comparar la destructividad- de
las naciones o pueblos porque nunca �on iguales
las circunstancias. Pero cuando las circunstancias
se asemejan, los hombres proceden en forma se­
mejante. Los que lo hacen con alguna variación
son· entonces los seres aberrantes que se vuelven
héroes y más tarde mitos, o hasta ejemplificacio­
nes del mal. Quien quiera, pues, comparar la
sociedad mexicana en detrimento de ella · con
otras, estará extrapolando realidades y situaciones
cliferentes, aunque los humanos sean semejantes.
Búsquese la -similitud de circunstancias y 'los
hombres aparecerán _ sinrilare$.
El análisis de aspectos salientes de la con­
ducta de la sociedad mexicana permite ·localizar
251
,;almente ·vecinos, con 'los - que han tenido una
historia de - mutuas envidias· y . agresiones. Lós
numerosos intentos pasados y presentes de cam­
biar esas-. orientaciones, o la agresión, no se han
hecho --ni se están haciendo- con bases en un
control colectivo mundial o supranacional, sino
todavía e<,>mo "alianzas", en· tas que lo que antes
hacía un pueblo contra otro, ahora lo quieren o
lo pretenden hacer un grupo de naciones contra
otras. La solución actual es pues todavía proyec­
tiva, porque afirma que todo el · bien está en
nosotros y todo el mal en nuestros enemigos del
·momento.
Las recient�s guerras han ejemplificado cómo
la destructividad organizada en guerra de civili­
zados y la destructividad de ios no organizados ·
eri tanta civilización son iguales, y que la civi-
lización sólo ha producido cap·acidad de destruc­
ción más vasta, inás ciega, más básicamente pri­
mitiva, pese a que las naciones victoriosas siempre
encuentren forma de negar, olvidar, legalizar
y ennoblecer su pr9pia destructividad. El lento
sadismo · humano alemán de Buchenwald resulta
así "muy malo". El sadismo ruso, transitoriamen­
:te olvidado, ha vuelto a ser "malo"_ o "bueno",
según la conveniencia del observador. El sadismo
angloamericano de Hiroshima y Nágasaki, tan
rápidamente destructivo para muchos y tan lento
·pára los que · aún están sufriendo esa destructivi-
'250
dad resulta muy - "correcto y ·estratégico",: "el
principio de la era atómica", "un nuevo amane-
, cer en la humanidad". Hubo un Nuremberg
para los nazis, para los fascistas y nipones� pero
no lo hubo para todos los demás jefes de E.s�do
que intervinieron en _ la contienda, para juzgar
si todas . sus acciones fueron · justas o injustas o
innecesarias. Muchos de éstos son o fueron héroes
de grandes naciones y pueblos que se autonom":'
bran desarrollados y que se consideran los edu­
cadores, los ejemplos a imitar. para los dos mil
millones de hombres a quienes ellos llaman ahora
"subdesarrollados".
No es posible comparar la destructividad- de
las naciones o pueblos porque nunca �on iguales
las circunstancias. Pero cuando las circunstancias
se asemejan, los hombres proceden en forma se­
mejante. Los que lo hacen con alguna variación
son· entonces los seres aberrantes que se vuelven
héroes y más tarde mitos, o hasta ejemplificacio­
nes del mal. Quien quiera, pues, comparar la
sociedad mexicana en detrimento de ella · con
otras, estará extrapolando realidades y situaciones
cliferentes, aunque los humanos sean semejantes.
Búsquese la -similitud de circunstancias y 'los
hombres aparecerán _ sinrilare$.
El análisis de aspectos salientes de la con­
ducta de la sociedad mexicana permite ·localizar
251
 las manifestaciones de agresión -destructiva a1re- .. · El segundo· grupo proviene de · una dismi­
dedor de algunos tenias centrales�·.
nución del · aislamiento de los diferentes conglo.
Dos grandes núcleos· de problemas surgen
' merados humanos que pueblan el país, ¡>,<>r la
como más . importantes. Por una parte aparece
mejoría de las comunicaciones y la mayor · acce.
para los" mexicanos la l}ecesidad. e�traordinaria
sibilidad entre unos y otros, mayor movilidad
de ser alimentados, , de recibir de. los demás, de.
individual y social por mayor fragmentación de
depender. Esta ,necesidad se: present� en las muy
los · sostenes culturales · locales, todo ello dentro
diversas formas descritas en· 1os cliferéntes' niveles
de evolución psicológica. La.· agresión. se mani­ ·de un centralismo en el que el énfasis ha ·sido
básicamente el de mantener el poder y secunda­
fiesta aquí como un desmedido deseo de obtener,
riamente orientar y facilitar el reconocimiento
porque existe una incapacidad 'de satisfacción� .
de los mexicanos como participantes de una mis­
Entonces, obtener se vuelve no sólo agresión cons­
ma identidad. Esta actitud de la autoridad central
tructiva, es decir, agresión sublimada en trabajo
ha . favorecido la pérdida de los límites de las
o en, creación, sino agresión• hostil para quitar
identidades locales sin · proponer una imagen de
a los demás lo que tienen y lograr en la acumu­
identificación amable, constructiva y protectora
lación alguna seguridad para .cuando el hambre ·
que · sea deseable y ejemplificante para los des·
voraz reaparezca.
arraigados. Por lo tanto, el múltiple y forzado
roce de los diferentes, en medio de un clima social ·
La otra grande fuente de ,problemas es la in­
capacidad de mutua identificación: la experiencia
y· gubernamental de desamparo, ha incrementado
constante de estar ante desconocidos y extraños
los temores paranoides y la necesidad de crear
en los que fácilmente se proyecta la propia agre-
barreras internas defensivas .con el propósito de
· sión y a quienes se acaba por agredir ·y ge quie­
mantener alguna identidad.· El resultado final ha
nes por lo tanto se recibe venganza y hostilidad. ·
sido la necesidad de actuar continuamente los
El primer grupo parte de problemas de edu·
impulsos hostiles hacia· lós que se perciben peli.
cación. parental en relación al niño. Educación
grosos o hacia los agresores reales. ·
conflictiva, ·más· aparente en los grupos mestizos
. La suma de estos dos grandes grupos, niás la
. pero existente también en los· criollos y en los
de los pequeños grupos organizados �ededor de
indígenas cuyas costumbres se van acercando a
estr:ucturas más elaboradas de agresión o depen:..
las de los mestizos.
dencia, formadas como consecuencia- de la evolu- · ·
¡

252 253
 las manifestaciones de agresión -destructiva a1re- .. · El segundo· grupo proviene de · una dismi­
dedor de algunos tenias centrales�·.
nución del · aislamiento de los diferentes conglo.
Dos grandes núcleos· de problemas surgen
' merados humanos que pueblan el país, ¡>,<>r la
como más . importantes. Por una parte aparece
mejoría de las comunicaciones y la mayor · acce.
para los" mexicanos la l}ecesidad. e�traordinaria
sibilidad entre unos y otros, mayor movilidad
de ser alimentados, , de recibir de. los demás, de.
individual y social por mayor fragmentación de
depender. Esta ,necesidad se: present� en las muy
los · sostenes culturales · locales, todo ello dentro
diversas formas descritas en· 1os cliferéntes' niveles
de evolución psicológica. La.· agresión. se mani­ ·de un centralismo en el que el énfasis ha ·sido
básicamente el de mantener el poder y secunda­
fiesta aquí como un desmedido deseo de obtener,
riamente orientar y facilitar el reconocimiento
porque existe una incapacidad 'de satisfacción� .
de los mexicanos como participantes de una mis­
Entonces, obtener se vuelve no sólo agresión cons­
ma identidad. Esta actitud de la autoridad central
tructiva, es decir, agresión sublimada en trabajo
ha . favorecido la pérdida de los límites de las
o en, creación, sino agresión• hostil para quitar
identidades locales sin · proponer una imagen de
a los demás lo que tienen y lograr en la acumu­
identificación amable, constructiva y protectora
lación alguna seguridad para .cuando el hambre ·
que · sea deseable y ejemplificante para los des·
voraz reaparezca.
arraigados. Por lo tanto, el múltiple y forzado
roce de los diferentes, en medio de un clima social ·
La otra grande fuente de ,problemas es la in­
capacidad de mutua identificación: la experiencia
y· gubernamental de desamparo, ha incrementado
constante de estar ante desconocidos y extraños
los temores paranoides y la necesidad de crear
en los que fácilmente se proyecta la propia agre-
barreras internas defensivas .con el propósito de
· sión y a quienes se acaba por agredir ·y ge quie­
mantener alguna identidad.· El resultado final ha
nes por lo tanto se recibe venganza y hostilidad. ·
sido la necesidad de actuar continuamente los
El primer grupo parte de problemas de edu·
impulsos hostiles hacia· lós que se perciben peli.
cación. parental en relación al niño. Educación
grosos o hacia los agresores reales. ·
conflictiva, ·más· aparente en los grupos mestizos
. La suma de estos dos grandes grupos, niás la
. pero existente también en los· criollos y en los
de los pequeños grupos organizados �ededor de
indígenas cuyas costumbres se van acercando a
estr:ucturas más elaboradas de agresión o depen:..
las de los mestizos.
dencia, formadas como consecuencia- de la evolu- · ·
¡

252 253
 ción -social reciente; producen .el grallde conjwito
de la conducta agre�iva hostil de la actualidad
nacional.
Las soluciones a esta problemática no son fá­
ciles de proponer o de plantear, aunque teórica­
mente existan caminos lógicos para dar con ellas.
Algunos ya se están poniendo en práctica. y de
hecho están dando ,buenos resultados, pese a que
en la actualidad sea más perceptible la reacción
negativa que producen, porque son los mismos
que han creado la confusión y el tumulto.
El énfasis que se ha dado y se sigue dando
a facilitar las comunicaciones es el factor que
está rindiendo mejores resultados, en relación al
esfuerzo ·invertido. México se. está volviendo ac­
cesible a los mexicanos� La montaña, el desierto,
la selva y el már -tradicionales enemigos­
están siendo superados. El intercambio humano
se ha venido acelerando. El centralismo se ha
heclio más presente, y·si por una parte ha actua­
do destructivamente interfiriendo con el desarro-
. llo local, no es menos cierto que este tipo de
centralismo que se da en México ha sido · deter­
minado también por la necesidad de asimilar a
los diferentes · y de lograr alguna unidad donde
no existía antes porque nadie la quería, temiendo
los .abusos ante la carencia del control de alguna
autoridad.
·
El centralismo no ha favorecido mucho el des-
254
. arrollo progresivo del espíritu democrático en ·
la provincia, pero por otra parte ha evitado una
, disgregación mayor y facilitado la relación de
tocllos con una imagen central más cercana, 'menos
borrosa e irreal. Otro factor es el crecimi�nto ·
económico y cultural de algunas regiones deJ · país.
&te crecimiento, aunque parcial ·e irregular, for-
ma centros secundarios que proporcionan accesi­
bilidad más próxima con los grupos nacionales a
estos centros, a su vez conformados con las ten­
dencias centrales. Un tercer factor es ei aumento
de la base de sustentación humana en lo econó­
mico y en lo sociaL Los pocos hombres poderosos
de otro tiempo han. aumentado en número por.
el fraccionamiento sucesivo de los ejidos, peque­
ñas propiedades rurales y de los capitales, indus­
trias, .empresas y profesiones en el área urbana.
Los hombres móviles y activos que intervienen
directiva ó creativamente en · el país son ahora
cientos de miles; abajo, ·hay aún millones que
buscan· protección o . dependencia porque son to-
. davía incapaces de resolver sus problemas de
imprevisión, voracidad o sometimiento.
En el campo, el avance ha sido más rápido
en la pequeña propiedad que en el ejido, pero am:­
bos regímenes de tenencia de tierras están pro­
dutiendo cambios psicológicos favorables en ma­
yor nfunero de gentes que en ei pasadó.,
En las áreas urbanas, ·. el moviiniento ·social
. 255
 ción -social reciente; producen .el grallde conjwito
de la conducta agre�iva hostil de la actualidad
nacional.
Las soluciones a esta problemática no son fá­
ciles de proponer o de plantear, aunque teórica­
mente existan caminos lógicos para dar con ellas.
Algunos ya se están poniendo en práctica. y de
hecho están dando ,buenos resultados, pese a que
en la actualidad sea más perceptible la reacción
negativa que producen, porque son los mismos
que han creado la confusión y el tumulto.
El énfasis que se ha dado y se sigue dando
a facilitar las comunicaciones es el factor que
está rindiendo mejores resultados, en relación al
esfuerzo ·invertido. México se. está volviendo ac­
cesible a los mexicanos� La montaña, el desierto,
la selva y el már -tradicionales enemigos­
están siendo superados. El intercambio humano
se ha venido acelerando. El centralismo se ha
heclio más presente, y·si por una parte ha actua­
do destructivamente interfiriendo con el desarro-
. llo local, no es menos cierto que este tipo de
centralismo que se da en México ha sido · deter­
minado también por la necesidad de asimilar a
los diferentes · y de lograr alguna unidad donde
no existía antes porque nadie la quería, temiendo
los .abusos ante la carencia del control de alguna
autoridad.
·
El centralismo no ha favorecido mucho el des-
254
. arrollo progresivo del espíritu democrático en ·
la provincia, pero por otra parte ha evitado una
, disgregación mayor y facilitado la relación de
tocllos con una imagen central más cercana, 'menos
borrosa e irreal. Otro factor es el crecimi�nto ·
económico y cultural de algunas regiones deJ · país.
&te crecimiento, aunque parcial ·e irregular, for-
ma centros secundarios que proporcionan accesi­
bilidad más próxima con los grupos nacionales a
estos centros, a su vez conformados con las ten­
dencias centrales. Un tercer factor es ei aumento
de la base de sustentación humana en lo econó­
mico y en lo sociaL Los pocos hombres poderosos
de otro tiempo han. aumentado en número por.
el fraccionamiento sucesivo de los ejidos, peque­
ñas propiedades rurales y de los capitales, indus­
trias, .empresas y profesiones en el área urbana.
Los hombres móviles y activos que intervienen
directiva ó creativamente en · el país son ahora
cientos de miles; abajo, ·hay aún millones que
buscan· protección o . dependencia porque son to-
. davía incapaces de resolver sus problemas de
imprevisión, voracidad o sometimiento.
En el campo, el avance ha sido más rápido
en la pequeña propiedad que en el ejido, pero am:­
bos regímenes de tenencia de tierras están pro­
dutiendo cambios psicológicos favorables en ma­
yor nfunero de gentes que en ei pasadó.,
En las áreas urbanas, ·. el moviiniento ·social
255
 está_ · tomando en �uchas_ partes características
dé frenesí. La_ voraci_dad no sólo opera destructi­
vamente; a muchos los. está confrontando con la
necesidad de _ prever y empezar a acumular, o
cónvenciéndolos de que para obtener - hay que
-crear. El.voraz exitoso ya no es la única imagen
que aparece ante los demás como motivo de idea­
lización, ni sus manipulaciones, mentiras y frau­
des son los únicos medios de alcanzar :valor social
y satisfacción al lograr obtener dado lo que otros
obtienen trabajando. Ahora hay muchos hombres
que trabajan, y empiezan a tener éxito; a su
alrededor, otros están aprendiendo que vale la
pena esforzarse, de que se logra una valía sólida
si se decide uno a ser a través. del hacer personal .
La instrucción es otro factor importante; per­
mite una más fácil comunicación y mayor acceso
al acervo · cultural y técnico, permite percibir
y comparar con más facilidad lo -de los demás .
con lo propio, y es el mejor medio de acceso al
pensamiento de los extraños. Muchos están perci-
. biendo ya alguna instrucción, y para - los que
faltan se· busca el medio de dotarlos· de escuela.
Si la instrucción es � factor positivo, no se
· puede decir lo_ mismo · de i_a. educación nacional,
que sigue siendo manejad8' con exagerada ambi­
valencia� Nadie se ha atrevido a abordar el pro­
blema eíi término� de realidad, aunque - muchos
· -por süpiiesto:.:.a.... han. tratado .de . resolverlo con
256
el·. típico ·proceso de las ·· idealizacionés mexicanas ·
y · el uso de las teorías e ideas pedagógicas de
moda; con el deseo básico de destruir lo · que se
tiene e imponer otra cosa, aunque no sea sino .
- repetir lo recientemente leído en los libros filo­
sóficos o sociológicos que llegan al país. Estos
intentos, como todas las idealizaciones mexicanas,
fracasan en la realidad de la confusjjón · general.
Ahorá se siguen diciendo cosas boni�s, algunas
muy bien escritas, se exhuman palabras antiguas
y _se las reviste de novedosos ropajes emotivos;
se oye hablar mucho de humanismos y de _ neo­
hU:1I1anismos, qué desgraciadamente nadie entien­
de y que probablemente pasarán al olvido antes
que muchos llegaran a comprenderlos.
El problema psicológico que se percibe detrás
de esta dificultad es el hechó de que educar �xige
· la propuesta de valores sólidos, reales, creídos
_ por los c¡ue los proponen y vividos por ellos. Pero,
como se ha explicado antes, _la integridaQ. es aún
muy témida y evitada por muchos de los após­
.· toles, dirigentes y profetas mexicanos; dificultad,
_ por otra pat1e, · que no es sólo de ellos sino de
gr�n .parte del ·pueblo ·mismo por . su fragmenta"'.
dón esquizoide, que· lo oblig�_ siempre a idealizar,
esto es, a exigirs� metas tan· desproporcionadas
a sus . potencialidades actuales que, a "los . pocos
minutos de émpezada la tarea de alcanzarlas,. se
percibe _ lo düíciléS e . imposibles qµe son, por lo
Í57
 está_ · tomando en �uchas_ partes características
dé frenesí. La_ voraci_dad no sólo opera destructi­
vamente; a muchos los. está confrontando con la
necesidad de _ prever y empezar a acumular, o
cónvenciéndolos de que para obtener - hay que
-crear. El.voraz exitoso ya no es la única imagen
que aparece ante los demás como motivo de idea­
lización, ni sus manipulaciones, mentiras y frau­
des son los únicos medios de alcanzar :valor social
y satisfacción al lograr obtener dado lo que otros
obtienen trabajando. Ahora hay muchos hombres
que trabajan, y empiezan a tener éxito; a su
alrededor, otros están aprendiendo que vale la
pena esforzarse, de que se logra una valía sólida
si se decide uno a ser a través. del hacer personal .
La instrucción es otro factor importante; per­
mite una más fácil comunicación y mayor acceso
al acervo · cultural y técnico, permite percibir
y comparar con más facilidad lo -de los demás .
con lo propio, y es el mejor medio de acceso al
pensamiento de los extraños. Muchos están perci-
. biendo ya alguna instrucción, y para - los que
faltan se· busca el medio de dotarlos· de escuela.
Si la instrucción es � factor positivo, no se
· puede decir lo_ mismo · de i_a. educación nacional,
que sigue siendo manejad8' con exagerada ambi­
valencia� Nadie se ha atrevido a abordar el pro­
blema eíi término� de realidad, aunque - muchos
· -por süpiiesto:.:.a.... han. tratado .de . resolverlo con
256
el·. típico ·proceso de las ·· idealizacionés mexicanas ·
y · el uso de las teorías e ideas pedagógicas de
moda; con el deseo básico de destruir lo · que se
tiene e imponer otra cosa, aunque no sea sino .
- repetir lo recientemente leído en los libros filo­
sóficos o sociológicos que llegan al país. Estos
intentos, como todas las idealizaciones mexicanas,
fracasan en la realidad de la confusjjón · general.
Ahorá se siguen diciendo cosas boni�s, algunas
muy bien escritas, se exhuman palabras antiguas
y _se las reviste de novedosos ropajes emotivos;
se oye hablar mucho de humanismos y de _ neo­
hU:1I1anismos, qué desgraciadamente nadie entien­
de y que probablemente pasarán al olvido antes
que muchos llegaran a comprenderlos.
El problema psicológico que se percibe detrás
de esta dificultad es el hechó de que educar �xige
· la propuesta de valores sólidos, reales, creídos
_ por los c¡ue los proponen y vividos por ellos. Pero,
como se ha explicado antes, _la integridaQ. es aún
muy témida y evitada por muchos de los após­
.· toles, dirigentes y profetas mexicanos; dificultad,
_ por otra pat1e, · que no es sólo de ellos sino de
gr�n .parte del ·pueblo ·mismo por . su fragmenta"'.
dón esquizoide, que· lo oblig�_ siempre a idealizar,
esto es, a exigirs� metas tan· desproporcionadas
a sus . potencialidades actuales que, a "los . pocos
minutos de émpezada la tarea de alcanzarlas,. se
percibe _ lo düíciléS e . imposibles qµe son, por lo
257
que . se abandonan y se llega cU contentamiento
' · · zantes", que van a la Villa de Guadalupe · en
de la simulación.
Una idealización siempre escondé el elemento
destructivo de la exigencia imposible de cumplir,
la que· hace al individuo sentirse más malo y
destruido al constatar la propia incapacidad. Par�
el que necesita idealizar, los ideales moderados
y razonables quedan despreciados, pero finalmen­
te ni los ideales moderados ni los exigentes son
alcanzados..
La educación exige, junto_ con los valores,
otras cosas, entre ellas la contención, moderación,
restricción, responsabilización, integridad, etc., las
que, si bien tradicionalmente · han sido exigidas
a las mujeres mexicanas (y éstas ya empiezan a
decir que ya está bueno dé tanta exigencia uni­
lateral), en cambio a los hombres se lE!s ha per­
mitido e incluso alentado a demostrar su virilidad
rebelándose contra ellas. Los hombres temen es­
tas características porque se ha venido creyendo
que feminizan, inferiorizan. o debilitan, que es de
tontos o. de personas que están fuera de la rea-
lidad el aceptarlas. ·
. .
. La autodefinición en integridad,. y hasta el ·
intento de alcanzarla, son aún· risibles para los
mexicanos. Lo patriótico es siempre sospechoso
de demagogia o de manipulacion. Muclias veces
los ideáles y los. signos de la p atria no son respe­
tado$; porque §e teme respetarlos; similar fener
258
menología se observa con los '�ratólicos vergon­
peregrinación porque otros van, pero que incluso
pueden convertir su acto de devoción en "tin re­
lajo mexicano" si hay quien lo inicie dentro . del
grupo. Se teme respetar la bandera, el himno
o a los representantes de la patria, si otros de­
muestran superioridad o rebelión muy "mascu-·
lina", muy de "machos''. La confusión es extrema
si ·-se examina el contenido mismo de los valores
considerados como nacionales. Los héroes, las
ideas, los· ideales, etc., han sido utilizados tantas
veces para fines demagógicos o políticos, que la
· consecuencia final; hoy tan presente, es la incre­
dulidad· de la inmensa mayoría: profunda in­
credulidad en 1a buena paternidad de los héroes
o ·en la buena maternidad de la patria o en la
protección igualitaria de la Constitución.
Una. historia escrita para satisfacer la nece-
. sidad de crear una mitología, en vez de escribirla
con autenticidad para mirar con entereza nuestro
pasado, el bueno y el malo, ha aumentado la des�
confianza· general.
La colifeccióII. del pasado es buena para hacer
:mitologías,· pero jamás cambia la realidad. Si las
sociedades y los. individuos no puedén recordar
el pasado,. olvidado. envuelto en tantas. mentiras,
repiten �n su conducta la indestructible, herencia- ·
del pasad9 . real, que. deja . e� 19s hombres cons-- -
259,:·
·,:·
que . se abandonan y se llega cU contentamiento
' · · zantes", que van a la Villa de Guadalupe · en
de la simulación.
Una idealización siempre escondé el elemento
destructivo de la exigencia imposible de cumplir,
la que· hace al individuo sentirse más malo y
destruido al constatar la propia incapacidad. Par�
el que necesita idealizar, los ideales moderados
y razonables quedan despreciados, pero finalmen­
te ni los ideales moderados ni los exigentes son
alcanzados..
La educación exige, junto_ con los valores,
otras cosas, entre ellas la contención, moderación,
restricción, responsabilización, integridad, etc., las
que, si bien tradicionalmente · han sido exigidas
a las mujeres mexicanas (y éstas ya empiezan a
decir que ya está bueno dé tanta exigencia uni­
lateral), en cambio a los hombres se lE!s ha per­
mitido e incluso alentado a demostrar su virilidad
rebelándose contra ellas. Los hombres temen es­
tas características porque se ha venido creyendo
que feminizan, inferiorizan. o debilitan, que es de
tontos o. de personas que están fuera de la rea-
lidad el aceptarlas. ·
. .
. La autodefinición en integridad,. y hasta el ·
intento de alcanzarla, son aún· risibles para los
mexicanos. Lo patriótico es siempre sospechoso
de demagogia o de manipulacion. Muclias veces
los ideáles y los. signos de la p atria no son respe­
tado$; porque §e teme respetarlos; similar fener
. 258.
menología se observa con los '�ratólicos vergon­
peregrinación porque otros van, pero que incluso
pueden convertir su acto de devoción en "tin re­
lajo mexicano" si hay quien lo inicie dentro . del
grupo. Se teme respetar la bandera, el himno
o a los representantes de la patria, si otros de­
muestran superioridad o rebelión muy "mascu-·
lina", muy de "machos''. La confusión es extrema
si ·-se examina el contenido mismo de los valores
considerados como nacionales. Los héroes, las
ideas, los· ideales, etc., han sido utilizados tantas
veces para fines demagógicos o políticos, que la
· consecuencia final; hoy tan presente, es la incre­
dulidad· de la inmensa mayoría: profunda in­
credulidad en 1a buena paternidad de los héroes
o ·en la buena maternidad de la patria o en la
protección igualitaria de la Constitución.
Una. historia escrita para satisfacer la nece-
. sidad de crear una mitología, en vez de escribirla
con autenticidad para mirar con entereza nuestro
pasado, el bueno y el malo, ha aumentado la des�
confianza· general.
La colifeccióII. del pasado es buena para hacer
:mitologías,· pero jamás cambia la realidad. Si las
sociedades y los. individuos no puedén recordar
el pasado,. olvidado. envuelto en tantas. mentiras,
repiten �n su conducta la indestructible, herencia- ·
del pasad9 . real, que. deja . e� 19s hombres cons-- -
259
 tancia más indelé�le que pu�ta en cualquier
escrito.
La educación n�cional · todavía es. tema · del
porvenir; maestros de adultos y maestros de niños
tendrán que entender sus contradicciones y, des�
pués de entenderlas, tener el anhelo de resolver­
las y encontrar los denominadores ideales de la
comunidad nacional, . si han de merééer algún
día en forma verdadera el nombre de maestros.
Otro - elemento positivo es el sedimento �e
todas las fricciones nacionales, que · se. está cons­
tituyendo en lo que podrá ser algún día base del
carácter nacional. Algunos elem�ntos empiezan
ya a delinearse; para citar uno entre otros, está
ese del que tanto . se viene hablando; ese "medio
tono" mexicano, resultante externo de los . pri­
meros ·esfuerzos del control . de la agresión y la
. dependencia, que es_ la forma pe¡;:uliar que tiene .
el mencano culto de limitarse. Los . impulsos tQ­
davfa demasiado exigentes determinan que la li­
mitación y el control de lo impulsivo sea aún
difícil y que se logre con esfuerzo aún aparente
y casi artificial. El arnés recién adaptado es aún
visible en ese "medío tono". La potencia instin­
tiva está allí, · amenazando salir a . cada instante,
pero también está allí el principio del control.
Este elemento externo corresponde·también a--una
étononúa "interna" psicológtca qtle· tiende a. voÍ-.
260
verse carácter en las· zonas de· mayor infh1�ncia ·.
nacional. El resultado más valioso es la acepta­
ción de la propia limitación, la renunciaci�n de
la arcaica omnipotencia infantil y la reducción
de los extremos a una posición central más mane-_
jable y con mayor posibilida� de contacto cori
· las demandas del mundo real. No. será remoto
-que algún. día la educación nacional encuentre
en e�ta actitud las bases de sustentación que ne­
cesita para apoyarse. Sin embargo, la contención
es aún externa. La violencia, la pasión, el escape
. hacia la fragmentación interna o hacia la pro­
yección · todavía están aquí; el contacto interno
con esas posibilidades· es aún tan vivo que el me­
nor desequilibrio, dentro o fuera de los indivi­
duos, rompe la débil cubierta y la agresión_ reapa­
rece.
A pesar de esto, ese "medio tono" está fa­
cilitan<lo la apárición · de un lenguaje emocional
. común, sujeto .a reglas más · conocidas. por los
semejantes y, por lo. tanto,. mucho más maneja­
bles. Por otra parte, este lenguaje permite todavía
fáciles contactos,· con necesidades e impulsos muy
primitivos pero reales y humanos, cosa · ya inac­
cesible para_ hombres de otras culturas. Este con-
• tacto puede. tener su aspecto positivo .y de. hecho
está siendo la fuente d.e gran parte dela_ original
exp:r;esión mexicana; baste · aquí seftalar · el • área
artística, donde el arriesgarse a e�plorar . l�s co-
261
 tancia más indelé�le que pu�ta en cualquier
escrito.
La educación n�cional · todavía es. tema · del
porvenir; maestros de adultos y maestros de niños
tendrán que entender sus contradicciones y, des�
pués de entenderlas, tener el anhelo de resolver­
las y encontrar los denominadores ideales de la
comunidad nacional, . si han de merééer algún
día en forma verdadera el nombre de maestros.
Otro - elemento positivo es el sedimento �e
todas las fricciones nacionales, que · se. está cons­
tituyendo en lo que podrá ser algún día base del
carácter nacional. Algunos elem�ntos empiezan
ya a delinearse; para citar uno entre otros, está
ese del que tanto . se viene hablando; ese "medio
tono" mexicano, resultante externo de los . pri­
meros ·esfuerzos del control . de la agresión y la
. dependencia, que es_ la forma pe¡;:uliar que tiene .
el mencano culto de limitarse. Los . impulsos tQ­
davfa demasiado exigentes determinan que la li­
mitación y el control de lo impulsivo sea aún
difícil y que se logre con esfuerzo aún aparente
y casi artificial. El arnés recién adaptado es aún
visible en ese "medío tono". La potencia instin­
tiva está allí, · amenazando salir a . cada instante,
pero también está allí el principio del control.
Este elemento externo corresponde·también a--una
étononúa "interna" psicológtca qtle· tiende a. voÍ-.
260
verse carácter en las· zonas de· mayor infh1�ncia ·.
nacional. El resultado más valioso es la acepta­
ción de la propia limitación, la renunciaci�n de
la arcaica omnipotencia infantil y la reducción
de los extremos a una posición central más mane-_
jable y con mayor posibilida� de contacto cori
· las demandas del mundo real. No. será remoto
-que algún. día la educación nacional encuentre
en e�ta actitud las bases de sustentación que ne­
cesita para apoyarse. Sin embargo, la contención
es aún externa. La violencia, la pasión, el escape
. hacia la fragmentación interna o hacia la pro­
yección · todavía están aquí; el contacto interno
con esas posibilidades· es aún tan vivo que el me­
nor desequilibrio, dentro o fuera de los indivi­
duos, rompe la débil cubierta y la agresión_ reapa­
rece.
A pesar de esto, ese "medio tono" está fa­
cilitan<lo la apárición · de un lenguaje emocional
. común, sujeto .a reglas más · conocidas. por los
semejantes y, por lo. tanto,. mucho más maneja­
bles. Por otra parte, este lenguaje permite todavía
fáciles contactos,· con necesidades e impulsos muy
primitivos pero reales y humanos, cosa · ya inac­
cesible para_ hombres de otras culturas. Este con-
• tacto puede. tener su aspecto positivo .y de. hecho
está siendo la fuente d.e gran parte dela_ original
exp:r;esión mexicana; baste · aquí seftalar · el • área
artística, donde el arriesgarse a e�plorar . l�s co-
261
· .trientes internas individuales está dando ya algu-. ·
•nos frutos, o el área -. tan en-ncliad& por gentes
de otros. países-. del.· mexicano que acepta y .
muestra intimidad, aunque sea transitoriamente
o realizándose en goce.
. _ De manera que la creación de una identidad
mexicana está en proceso ya avanzado de forma­
. ción. La· actuación e.�erna .· ( "acti�g out"), paso
-quizá necesario en el proceso de la . búsqueda,
-ha llegado a la máxima intensidad de expresión
·en.· desintegración social, .o .. en ese explorar errá­
tico de objetivos que den satisfacción y busquen
construcción. Si este paso no fue necesario, es
cosa que nunca se podrá saber; ahora_ es ya un
· hecho sucedido y que está terminando de suceder,
del que no queda más salida positiva . que orien­
tarlo y utilizarlo para alcanzar pronto una más
completa maduración.
La· maduración del país como identidad ria-
. cional se está logrando bajo el tumulto general,
en ·una elaboración inconsciente y poco aparente
aún. Si logra desarrollarse y estabilizarse, permi­
tká en un _ futuro no muy lejano controlar la
destructividad general y dará unidad. Esta facili- ,
tará .. a su vez la definición de los propósitos
reales dé la nación, los que tiene para �lla misma
.
y para con la humanidad.
La identidad nacional . hará fácil y natural
1a· identificació� ahora tan dificultosa para los
262
mexicanos entre sí. Los demás· podrán ser perci�
bidos wi poco <;OlllQ hermanos, en un común
amor a la· paternidad y a la maternidad mexi-
. canas. Para lograrlo, todos los hombres que
manejan la educación de ·val�res -su perpetua­
ción, así como su constante creación y · recrea- _
ción- tendrán que llegar a · la posición· que aún
. ·no ·Se atreven a tQmar: afrontar la psicopatía na-.
·. cional ( esto quiere . decir "todos los individuos")
· con su propia culpa,· para que puedan mirar su
destructividad y sus exageradas demandas de
dependencia. Esta confrontación no· debe tomar
. la característica que ha tomado hasta hoy de
acusar con desprecio, desde el solio de la superio­
ridad de una dudosa ·pureza, sino. que ··sea el
señalamiento de la culpa, con la . protección del
afecto que impulsa a entrar ·. al camino . de la ·
reparáción, sin necesidad de .· recurrir a procesos
aún más destructivos o neuróticos�
•Aquí· se habla de una culpa que permita a
· cada mexicano revisar su conducta psicopática
. y que lo. incite a buscar formas menos destruc­
tivas de realizarse; que · terminen convirtiéndose
eri formas · menos culpabilizantes en el �entido
más profundo, y que de todo emerja -bajo la
· . ¡.,rotección de los que ya tienen capacidad de
·. donación y de paternidad- una conducta na­
cional que exprese un funcionamiento sano en
· 'sus propios : valores.
'263
· .trientes internas individuales está dando ya algu-. ·
•nos frutos, o el área -. tan en-ncliad& por gentes
de otros. países-. del.· mexicano que acepta y .
muestra intimidad, aunque sea transitoriamente
o realizándose en goce.
. _ De manera que la creación de una identidad
mexicana está en proceso ya avanzado de forma­
. ción. La· actuación e.�erna .· ( "acti�g out"), paso
-quizá necesario en el proceso de la . búsqueda,
-ha llegado a la máxima intensidad de expresión
·en.· desintegración social, .o .. en ese explorar errá­
tico de objetivos que den satisfacción y busquen
construcción. Si este paso no fue necesario, es
cosa que nunca se podrá saber; ahora_ es ya un
· hecho sucedido y que está terminando de suceder,
del que no queda más salida positiva . que orien­
tarlo y utilizarlo para alcanzar pronto una más
completa maduración.
La· maduración del país como identidad ria-
. cional se está logrando bajo el tumulto general,
en ·una elaboración inconsciente y poco aparente
aún. Si logra desarrollarse y estabilizarse, permi­
tká en un _ futuro no muy lejano controlar la
destructividad general y dará unidad. Esta facili- ,
tará .. a su vez la definición de los propósitos
reales dé la nación, los que tiene para �lla misma
.
y para con la humanidad.
La identidad nacional . hará fácil y natural
1a· identificació� ahora tan dificultosa para los
262
mexicanos entre sí. Los demás· podrán ser perci�
bidos wi poco <;OlllQ hermanos, en un común
amor a la· paternidad y a la maternidad mexi-
. canas. Para lograrlo, todos los hombres que
manejan la educación de ·val�res -su perpetua­
ción, así como su constante creación y · recrea- _
ción- tendrán que llegar a · la posición· que aún
. ·no ·Se atreven a tQmar: afrontar la psicopatía na-.
·. cional ( esto quiere . decir "todos los individuos")
· con su propia culpa,· para que puedan mirar su
destructividad y sus exageradas demandas de
dependencia. Esta confrontación no· debe tomar
. la característica que ha tomado hasta hoy de
acusar con desprecio, desde el solio de la superio­
ridad de una dudosa ·pureza, sino. que ··sea el
señalamiento de la culpa, con la . protección del
afecto que impulsa a entrar ·. al camino . de la ·
reparáción, sin necesidad de .· recurrir a procesos
aún más destructivos o neuróticos�
•Aquí· se habla de una culpa que permita a
· cada mexicano revisar su conducta psicopática
. y que lo. incite a buscar formas menos destruc­
tivas de realizarse; que · terminen convirtiéndose
eri formas · menos culpabilizantes en el �entido
más profundo, y que de todo emerja -bajo la
· . ¡.,rotección de los que ya tienen capacidad de
·. donación y de paternidad- una conducta na­
cional que exprese un funcionamiento sano en
· 'sus propios : valores.
263
 La · capacidad · de identificacióxi lleva consigo_
la posibilidad de mejorar las relaciones afectivas
entre los miembros . de la sociedad. Con ella es
posible la· simpatía -proceso basado en la iden­
tificación-, que permite comprender, colaborar,
unificarse cuando sea .necesario.
Hay tod?J.vía un proceso más profundo que,
cuando se logra de�arrollarlo. , pennite llegar al
.
. - ·máximo en el contacto de las :r;elaciones huma-
nas; se trata de la empada, es decir, de conocer
y de lograr una identificación no sólo por fuera
( como va implícito en el proceso de la simpatía,
que se detiene en la reacción afectiva que pro-
. duce en nosotros la otra persona), sino además
revivir en nuestro interior las vivencias de los
. demás tal como les suceden a ellos y lograr con
la propia carga afectiva la posibilidad de dar lo
que ellos· necesitan, quieren o buscan, tal como
ellos lo necesitan, quieren y buscan. Cuando este
pro.ceso es bilateral, se alcanza la máxima capa­
cidad dable a, la humanidad de responder, actuar
y · unirse, · lo que · permite el sentimiento de la
máxima comunión, de convivir con, de pertenecer
a o de te�er objetos de amor q-µe sí son reales,
que_ sí están allí.. Alcanzar este_ límite permite
al hombre el verdadero amor en uno de sus ex­
tremos. ideales; y tal situación es válida en lo
social como en · 10 iµdividual; quizá con menos
fuerza en lo social que en lo individual, por la
264
mayor regresión en los grupos humanos. De_ cual­
quier inodo, la émpatía facilita · la comunidad • _ .
y .el sostén social de los individuos. Hay teorías
expresadas en términos científicos, sociológicos y
aui:t religiosos que precisamente critican, temen
o preconizan odio a este tipo de desarrollo�· Tales
:teorías, en cualquiera de sus extremos, temen la
relación individual profunda y preconizan dis-
. tintas soluciones. .
Hay sociedades modernas que temen tanto
la relación afectiva y profunda que han hecho
de la emoción y del sentimiento cosas desprecia- ·
bles. La misma interdependencia de los hombres,
indispensable en todo vivir social, es tan temida
que . se _ busca suprimir toda · m�estación que
indique la existencia de alguna dependencia. Estas ·
socied�des han creado y siguen creando soledades..
. ·interiores más pro�das a cambio de un supues­
to contacto S()cial sin emoción, sin hostilidad.
_ Huyendo del odio, semejantes sociedades termi­
nan por· huir tanto del odio como del amor.
Otros- grupos sociales están .buscando, al -con­
trario, -- la solución - _ que trata de lograr una total
dependencia de los individuos a. una paternidad
nacional, que todo · 10 - sabe, lo puede y lo decide,
y que, por tanto, es la representación de una
- paternidad omnipotente. Estas sociedades tienden
a producir un· incremento de las necesidades de
dependencia de los Úldividuos; pero . como, por
;265
 La · capacidad · de identificacióxi lleva consigo_
la posibilidad de mejorar las relaciones afectivas
entre los miembros . de la sociedad. Con ella es
posible la· simpatía -proceso basado en la iden­
tificación-, que permite comprender, colaborar,
unificarse cuando sea .necesario.
Hay tod?J.vía un proceso más profundo que,
cuando se logra de�arrollarlo. , pennite llegar al
.
. - ·máximo en el contacto de las :r;elaciones huma-
nas; se trata de la empada, es decir, de conocer
y de lograr una identificación no sólo por fuera
( como va implícito en el proceso de la simpatía,
que se detiene en la reacción afectiva que pro-
. duce en nosotros la otra persona), sino además
revivir en nuestro interior las vivencias de los
. demás tal como les suceden a ellos y lograr con
la propia carga afectiva la posibilidad de dar lo
que ellos· necesitan, quieren o buscan, tal como
ellos lo necesitan, quieren y buscan. Cuando este
pro.ceso es bilateral, se alcanza la máxima capa­
cidad dable a, la humanidad de responder, actuar
y · unirse, · lo que · permite el sentimiento de la
máxima comunión, de convivir con, de pertenecer
a o de te�er objetos de amor q-µe sí son reales,
que_ sí están allí.. Alcanzar este_ límite permite
al hombre el verdadero amor en uno de sus ex­
tremos. ideales; y tal situación es válida en lo
social como en · 10 iµdividual; quizá con menos
fuerza en lo social que en lo individual, por la
264
mayor regresión en los grupos humanos. De_ cual­
quier inodo, la émpatía facilita · la comunidad • _ .
y .el sostén social de los individuos. Hay teorías
expresadas en términos científicos, sociológicos y
aui:t religiosos que precisamente critican, temen
o preconizan odio a este tipo de desarrollo�· Tales
:teorías, en cualquiera de sus extremos, temen la
relación individual profunda y preconizan dis-
. tintas soluciones. .
Hay sociedades modernas que temen tanto
la relación afectiva y profunda que han hecho
de la emoción y del sentimiento cosas desprecia- ·
bles. La misma interdependencia de los hombres,
indispensable en todo vivir social, es tan temida
que . se _ busca suprimir toda · m�estación que
indique la existencia de alguna dependencia. Estas ·
socied�des han creado y siguen creando soledades..
. ·interiores más pro�das a cambio de un supues­
to contacto S()cial sin emoción, sin hostilidad.
_ Huyendo del odio, semejantes sociedades termi­
nan por· huir tanto del odio como del amor.
Otros- grupos sociales están .buscando, al -con­
trario, -- la solución - _ que trata de lograr una total
dependencia de los individuos a. una paternidad
nacional, que todo · 10 - sabe, lo puede y lo decide,
y que, por tanto, es la representación de una
- paternidad omnipotente. Estas sociedades tienden
a producir un· incremento de las necesidades de
dependencia de los Úldividuos; pero . como, por
265
· otra. 1 parte, esas mismas paternida�es ·. nacionales
son muy exigentes· y perentoriamente piden que .
todos los hijos seari buenos hennaiios, que sean
buenos y trabajen mucho para los buenos padres
· y hermanos ( es de fe la bondad paternal y fra­
ternal), repiten así el problema descrito en la
parte dedicada a la agresión femenina, en. el
. que los hijos dejan de ser ·personas para ser ma­
nejados de acuerdo con las necesidades paternales.
Y es que · se crea ·una solución por· idealización�
y la negación· de la posibilidad de la unión indi­
vidual, de la fidelidad, de · 1a · 1ealtad y del amor
entre hermanos; ya que todo amor entre éstos
-si es intenso- resulta peligroso para los padres, .
que sient�n no poder controlar algo que ha cre­
cido niás allá de la fidelidad ( dogma en estos
países) a lo que ellos quieren y determinan para
el presente y el porvenir de sus hijos. Se tiene
que depender ciegamente, con lo que se vuelve
. a los límites que estos mismos grupos nacionales
han buscado destruir, es decir, se vuelve a una
dependencia religiosa nacional, pese a que la
palabra "religión" no es usada y es odiada; reli-
. gión que pretende ser más avanzada p·orque tiene
límites humanos, cuya fe ·está basada en hombres ·
o ideas que se deben suponer racionales, de hom.,.
bres, y no de seres extraterrenos, no en ·"f�ta­
sías", que es como son calificadas las religiones ·
en estas dimensiones filosóficas y religiosas-na-
266
. cionales.. En estas· sociedades se encuentra,- · pues,
la misma base irratjonal explicada con . teorías
-filosóficas y científi�as, :explicación · ·que toda re­
ligión que se respeta -siempre procura 'tener. .
De manera que México, al· empezar á darse
· cuenta de que -existe y de · .que también existe - un ·
mundo extericfr al - que -. tiene que adaptarse, se
-:encuentra Y8: solicitado c;on: las- �xigéricias ,de. estos
tiempQs -en los que el - i:n.undo exterior -·anda . edu-
tando con varas de meillbrillo atómicas y exi­
. giendo que el niño mexicano· acepte alguna 'de
·-esas educaciones a ·reserva .dé ser tratadQ -:si -es
, necesario- como niño malcriado. - ·
Mé�co tiene derecho �l menos teóricanien­
t�, como lo -tienen esos µiños hipertrofiados y
dís·colos que están ·resultando ser los- pueb!Qs · po-
derosos del momento, a pen�ar, a explorarse, a·
buscar quién es, qué q.uiere y pára qué lo quiere; ·
pero, por desgracia, los tiempos no están para
sentarse bajo los· olivos con un ·cesto de manzanas
a especular y filosofar; - la época exige desarrollar
la habilidad de pájaros y pece$. ,perseguidos, de ·.
poder volar, escabullirse, escapar, y en tanto hont- _
bres seguir pensando. De la futura habilidad me­
xicana para escapar, para c�pear las tormentas
mundiales, para poder sobrevivir y conservar,
a pesar dé las carreras, lo xnás valioso de su pa-
. tirimonio cultural, dependerá el que el Íllturo
sea victoria y no total destrucción o vuelta atrás
· ;2�7
· otra. 1 parte, esas mismas paternida�es ·. nacionales
son muy exigentes· y perentoriamente piden que .
todos los hijos seari buenos hennaiios, que sean
buenos y trabajen mucho para los buenos padres
· y hermanos ( es de fe la bondad paternal y fra­
ternal), repiten así el problema descrito en la
parte dedicada a la agresión femenina, en. el
. que los hijos dejan de ser ·personas para ser ma­
nejados de acuerdo con las necesidades paternales.
Y es que · se crea ·una solución por· idealización�
y la negación· de la posibilidad de la unión indi­
vidual, de la fidelidad, de · 1a · 1ealtad y del amor
entre hermanos; ya que todo amor entre éstos
-si es intenso- resulta peligroso para los padres, .
que sient�n no poder controlar algo que ha cre­
cido niás allá de la fidelidad ( dogma en estos
países) a lo que ellos quieren y determinan para
el presente y el porvenir de sus hijos. Se tiene
que depender ciegamente, con lo que se vuelve
. a los límites que estos mismos grupos nacionales
han buscado destruir, es decir, se vuelve a una
dependencia religiosa nacional, pese a que la
palabra "religión" no es usada y es odiada; reli-
. gión que pretende ser más avanzada p·orque tiene
límites humanos, cuya fe ·está basada en hombres ·
o ideas que se deben suponer racionales, de hom.,.
bres, y no de seres extraterrenos, no en ·"f�ta­
sías", que es como son calificadas las religiones ·
en estas dimensiones filosóficas y religiosas-na-
266
. cionales.. En estas· sociedades se encuentra,- · pues,
la misma base irratjonal explicada con . teorías
-filosóficas y científi�as, :explicación · ·que toda re­
ligión que se respeta -siempre procura 'tener. .
De manera que México, al· empezar á darse
· cuenta de que -existe y de · .que también existe - un ·
mundo extericfr al - que -. tiene que adaptarse, se
-:encuentra Y8: solicitado c;on: las- �xigéricias ,de. estos
tiempQs -en los que el - i:n.undo exterior -·anda . edu-
tando con varas de meillbrillo atómicas y exi­
. giendo que el niño mexicano· acepte alguna 'de
·-esas educaciones a ·reserva .dé ser tratadQ -:si -es
, necesario- como niño malcriado. - ·
Mé�co tiene derecho �l menos teóricanien­
t�, como lo -tienen esos µiños hipertrofiados y
dís·colos que están ·resultando ser los- pueb!Qs · po-
derosos del momento, a pen�ar, a explorarse, a·
buscar quién es, qué q.uiere y pára qué lo quiere; ·
pero, por desgracia, los tiempos no están para
sentarse bajo los· olivos con un ·cesto de manzanas
a especular y filosofar; - la época exige desarrollar
la habilidad de pájaros y pece$. ,perseguidos, de ·.
poder volar, escabullirse, escapar, y en tanto hont- _
bres seguir pensando. De la futura habilidad me­
xicana para escapar, para c�pear las tormentas
mundiales, para poder sobrevivir y conservar,
a pesar dé las carreras, lo xnás valioso de su pa-
. tirimonio cultural, dependerá el que el Íllturo
sea victoria y no total destrucción o vuelta atrás
267
.· a volver a empezar dentro de al�os . . pños o . . •·� .
algunos n.ülemos.
El lI.lensaje tiiexica11:o aúrt está disperso en
letras desordenadas y esparcidas por todo el ám­
bito nacional. Ojalá tengamos tiempo y decisión
para ordenarlas y dejarlas es<:ritas en el libro de
lo perman�te, de lo �temo-humano, si es posibl�
��irlo. Ojalá (¼Ue· el mensaje sea 'part� importante
de. la declaraeió� ·que algún día tendrá que escri­
. hir la �unuutldacl si ha de permanecer sobre este
planeta: la declaradón de que la vida del hombre INDIC.E
� es algo que el hombre tiene :a su cargo, para pro­
teger el desarrollo de sus mejores potencialidades,
para que. alcance la máxima perfección individual
y colectiva, para que alglÍl?. día pueda· encontrar
. la respuesta que viene buscando desde que apa­
reció el primer rayo de inteligencia y de autoco­
nocimiento.

268 ·269
.· a volver a empezar dentro de al�os . . pños o . . •·� .
algunos n.ülemos.
El lI.lensaje tiiexica11:o aúrt está disperso en
letras desordenadas y esparcidas por todo el ám­
bito nacional. Ojalá tengamos tiempo y decisión
para ordenarlas y dejarlas es<:ritas en el libro de
lo perman�te, de lo �temo-humano, si es posibl�
��irlo. Ojalá (¼Ue· el mensaje sea 'part� importante
de. la declaraeió� ·que algún día tendrá que escri­
. hir la �unuutldacl si ha de permanecer sobre este
planeta: la declaradón de que la vida del hombre INDIC.E
� es algo que el hombre tiene :a su cargo, para pro­
teger el desarrollo de sus mejores potencialidades,
para que. alcance la máxima perfección individual
y colectiva, para que alglÍl?. día pueda· encontrar
. la respuesta que viene buscando desde que apa­
reció el primer rayo de inteligencia y de autoco­
nocimiento.

·2
� 269
 Introducci6n ••• �. 1i •••••••••••••••••••••••••••••••••••• 7
DE LA CREAClÓN DE LA MENTIRA [Fán-
. '

tasia albigea] .......... �·························· .· 15

I. · ALGUNOS ASPECTOS PSICOLOGI-

·
COS DEL MENTIR EN MEXICÓ .. 27 /

EL NiÑO PREGUNTÓ .... ....... .... ........... .... . 69

II. PSICOLOGIA . DE LA AGRESION
· COTIDIANA ... .. ................................ . 73

J&s. NiffeA ........................... :.................... 115

III. LA AGR�ION EN LA MUJER ........ 119

Los TRES noMBRES .....•.......•...............••• 183

IV. ALGUNOS GRANDES AGRESORES
· [El cacique. El líder. El miembro-
del-grupo-finan.cierol ; ........ ;,............. 185

CQMÍttsi6n ............... , ...i......-........................ ·�1

. ¡ -. .

270 271
 Introducci6n ••• �. 1i •••••••••••••••••••••••••••••••••••• 7
DE LA CREAClÓN DE LA MENTIRA [Fán-
. '

tasia albigea] .......... �·························· .· 15

I. · ALGUNOS ASPECTOS PSICOLOGI-

·
COS DEL MENTIR EN MEXICÓ .. 27
/

EL NiÑO PREGUNTÓ .... ....... .... ........... .... . 69

II. PSICOLOGIA . DE LA AGRESION
· COTIDIANA ... .. ................................ . 73

J&s. NiffeA ........................... :.................... 115

III. LA AGR�ION EN LA MUJER ........ 119

Los TRES noMBRES .....•.......•...............••• 183

IV. ALGUNOS GRANDES AGRESORES
· [El cacique. El líder. El miembro-
del-grupo-finan.cierol ; ........ ;,............. 185

CQMÍttsi6n ............... , ...i......-........................ ·�1

. ¡ -. .

270 271
. Se acabó de imprimir este libro el
día 3 de ,marzo de 1f}61, en los
tall� · de· :Jmpresora Galve, S. A.�
Callejón de San Antonio Abad 39
de la ciudad de México. La edición
estuv(l1 al cuidado del autor y de
Huberto Batis.

272