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Discos de freno sólidos

Este tipo de discos se componen de una sola pieza y, por lo general, suelen
instalarse en las ruedas traseras, aunque hay vehículos que los equipan en las
cuatro ruedas. Dado que disipan el calor lentamente, suelen montarse en
vehículos pequeños (Producen hasta 100 HP), pues estos no cuentan con
demasiado peso y, al frenar de manera violenta, no producirían tanto calor como
para romperlos.

Discos ventilados

Son discos de freno compuestos de dos discos separados mediante canales


radiales, lo que permite su ventilación. Dichos discos se ubican a ambos lados de
la fricción en la rueda de forma que, al girar el disco de freno, se produce un efecto
ventilador que genera una corriente de aire constante a través del disco para evitar
que se sobrecalienten y se agrieten.

Dentro de esta misma sección entran los discos perforados, estos aumentan en
tiempo de vida de las balatas, ya que hacen fluir aire hacia ellas. Este viene en
combinación con el disco ventilado clásico, y su configuración es utilizada en
vehículos de altas prestaciones.

Discos estriados

Este sistema cuanta con una estriado en las caras superficiales (también es
ventilado), el cual permite que el aire enfrié la balata y elimine el polvo producido
por estas. Este sistema es más eficaz que el perforado pero reduce el tiempo de
vida de la balata, ya que aumenta la fricción entre esta y el disco.

Disco mixto: Perforado y estriado

En ellos, la superficie del disco sólo se perfora parcialmente, lo que deja intacta la
integridad estructural de los discos y, al mismo tiempo, proporciona una
escapatoria para los gases y la suciedad producida por las pastillas.

Discos de freno ondulados (Wave)


Este disco deja de ser un aro, ya que su diseño ha pasado a tener undulaciones.
Las ventajas, más allá de su atractivo diseño son; una disminución de peso,
debido a que hay menos material; una mayor disipación de calor, debida a su
arquitectura. Cabe destacar que son exclusivos de la marca Audi.

Fundición gris nodular de grafito laminar

Los discos mencionados hasta este punto son realizados mediante una fundición
gris:

Discos Carbón - Cerámicos

Primero se utilizaron en aeronáutica, después los adaptaron los coches de


competición y el primer vehículo ´de calle´ en incorporarlos fue el Porsche 911
GT2 en 2001. Son los frenos más resistentes al fading –pérdida de eficacia por
sobrecalentamiento–; de hecho, pueden soportar temperaturas de más de 700º sin
perder eficacia y picos de más de 850º en frenadas al límite.

Para la fabricación de estos discos, primero se moldea un disco compuesto por


diminutas fibras de carbono. A continuación, se le somete a un tratamiento térmico
con vapor de silicio para solidificarlo, dando como resultado un disco de carburo
de silicio con una dureza similar a la de un diamante –gracias a ello duran unos
300.000 km– y un peso de entre cinco y seis kilos

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