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El Psicoanálisis

Supone una de las pocas rupturas epistemológicas de la historia, comparable en el terreno de la psicología, al giro
copernicano.

Freud modifica de manera radical la forma de pensar al sujeto y a la cultura. Comprendió que la vida anímica del
hombre apenas se entiende si solo tomamos en cuenta a la consciencia.

El psicoanálisis es, en principio, un método que permite acceder a procesos de otro orden, que normalmente quedan
al margen de nuestro entendimiento, y que suelen presentarse como errores o fantasías, irrelevantes para la
tradición científica. Nos referimos a los procesos inconscientes.

La época de Freud

Freud nació en 1856 y vivió en Viena. Desarrolló la primera parte de su obra durante la llamada “belle epoque”,
período que abarca las dos décadas de bonanza económica anteriores a la Primera Guerra, en 1914. En ese
momento imperaba la llamada “moral victoriana”, que se refiere a la hegemonía de los valores de la burguesía en la
época de la Reina Victoria, cuando se convirtieron en modelo de conducta socialmente deseable el exceso de
autoridad paterna, el lugar secundario de la mujer y principalmente el rechazo a todo lo que de alguna manera
remitiera a la sexualidad.

El inconsciente y el aparato psíquico

Se denomina “Aparato Psíquico” al esquema, o modelo, o representación que intenta explicar el funcionamiento del
psiquismo, de la mente y su relación con el comportamiento humano.

Freud tiene dos formas de representarlo, y cada una explica aspectos distintos:

1- El inconsciente, el consciente y el preconsciente

CC (CONSCIENTE): es la percepción que tenemos en el momento, lo que


CC estamos pensando, las ideas, los conocimientos que ahora están en
nuestra consciencia

PCC (PRECONSCIENTE): lo que no está ahora en nuestra consciencia pero


PCC que podría estarlo, con solo llamarlo o evocarlo. Todos los conocimientos
que tenemos pero en los que ahora mismo no estamos pensando.

ICC (INCONSCIENTE): todos aquellos contenidos no accesibles a la


ICC conciencia. Fueron reprimidos por resultar inaceptables a ella y pugnan
por regresar. (Solo podrán regresar “disfrazados” y por otras vías).
Pueden llegar a hacer conscientes con los métodos del psicoanálisis.
2- El Yo, el Ello y el Super yo.

ELLO: Lo más originario, lo pulsional, lo “instintivo”, lo animal. Se rige


por el “Principio del placer”.

YO: Parte del Ello modificado por estar en contacto con la realidad. Su
misión es satisfacer las exigencias del Ello de forma compatible con la
SY
ELLO realidad. A ello se llama “Principio de realidad”: buscar el placer y
evitar el displacer en la medida de lo posible, lo ético, lo correcto y
socialmente aceptado.

Ahora bien ¿Qué es lo socialmente aceptado? Depende de cada cultura


YO y momento histórico, y será el SuperYo el encargado de definirlo.

SUPERYO: Resulta de la interiorización de las prohibiciones y exigencias


REALIDAD de las figuras paternas y de autoridad, y de la cultura. Tiene la función
de ser la consciencia moral del sujeto. Edifica, por ejemplo, los diques
La sexualidad humana del asco y la vergüenza.

La novedad que introduce Freud en este tema, en una época tan restrictiva en lo sexual, es que la sexualidad es una
parte importantísima en la vida anímica de los seres humanos. Pero con una aclaración: sexualidad no es lo mismo
que genitalidad. La sexualidad es una construcción del sujeto, que se da a lo largo de su vida pero de forma
privilegiada en los primeros años, apuntalada en los cuidados que recibe el bebé. Se derriban entonces dos grandes
mitos: ni la sexualidad es algo exclusivo de los adultos y ni sus fines son la procreación.

Para entender esto debemos introducir otro concepto, el de Pulsión.

La Pulsión

Es un concepto que ocupa en la vida humana el lugar que el instinto ocupa en la vida animal, con sus diferencias. Si
el instinto tiene un fin prefijado, la pulsión carece de ello. La pulsión es un concepto límite entre lo somático y lo
anímico, o lo que es lo mismo, entre lo corporal y lo psicológico. El origen de la pulsión se asocia a una carga de
energía originada en el cuerpo, que debe ser eliminada para evitar el displacer. Esa energía debe encontrar su objeto
y “descargar” al aparato psíquico. Eso es, más o menos, el placer.

Siendo de origen orgánico, tratándose de una fuerza constante desde el interior del organismo que actúa todo el
tiempo y que empuja a su satisfacción, es imposible de ser suprimida. Siempre busca una satisfacción. Ahora bien,
puede que el objeto al que aspira no esté disponible o la satisfacción no sea posible por el “principio de realidad”, se
da entonces una satisfacción sustitutiva.

Una forma de satisfacción sustitutiva es el síntoma, pero existen otras menos patológicas, que no conllevan
necesariamente padecimiento

La sublimación

La sublimación es un término descrito como uno de los destinos posibles de la pulsión. Se trata de un proceso
psíquico mediante el cual áreas de la actividad humana que aparentemente no guardan relación con la sexualidad se
transforman en depositarias de energía libidinal (pulsional). El proceso consiste en un desvío hacia un nuevo fin.
Entre los ejemplos de Freud como nuevos destinos de la pulsión sexual está lo artístico y lo intelectual: Sublimar
consistiría en mudar el fin pulsional hacia una actividad desexualizada, intentando su realización, por ejemplo
mediante tareas creativas o de prestigio social: arte, religión, ciencia, política, tecnología.

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