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¿Qué es la metafísica?

La metafísica es una rama de la filosofía que estudia los problemas centrales


del pensamiento filosófico: el ser en cuanto tal, el absoluto, Dios, el mundo, el
alma. En esa línea, intenta describir las propiedades, fundamentos, condiciones
y causas primeras de la realidad, así como su sentido y finalidad.

Se centra en el estudio de lo inmaterial, de allí las críticas de aquellos, quienes


consideran que sus fundamentos escapan a la objetividad empírica.

Las personas necesitan demostraciones tangibles que le den la seguridad


necesaria para  afirmar cosas. Sin embargo, hay cada vez más límites en el
mundo material que amerita un estudio más profundizado.

La etimología de la palabra viene del griego μετάρυσικά (metafísica) que tiene


como significado "más allá de la física"
El objeto material de la metafísica es el ente, es decir, toda la realidad: son
objetos para la metafísica todas las cosas o realidades, pues todas, antes que
nada, son entes, es decir, tienen ser. La metafísica no se limita a un tipo
particular o especial de entes, como las demás ciencias particulares, sino que
su objeto de estudio lo constituye toda la realidad. En ese sentido, no debemos
olvidar que el concepto de realidad incluye tanto las realidades materiales
como las inmateriales.
La astrología se considera como práctica metafísica, tiene el propósito de
reunir la psique individual con el alma del mundo, encarnando conscientemente
la psique y la experiencia personal con el mundo de las fuerzas, imágenes y
mitos que organizan la personalidad y que, al mismo tiempo, son el acceso al
mundo invisible del alma. Mundo a través del cual la persona, eventualmente,
colmará la intrínseca necesidad humana de sentirse relacionado a algo más
grande que sí mismo.

Hay preguntas fundamentales que aparecen cuando nos disponemos a


estudiar e investigar astrología: ¿existen relaciones intrínsecas entre las
estrellas, el ser humano y los hechos cotidianos? ¿existe una conexión entre
todas las cosas?

Esto nos lleva a una de las premisas en cuales se basa la cosmovisión de la


astrología: el cosmos como una totalidad interdependiente. El cosmos como
una entidad viviente, animada e inteligente. En la cultura de la Grecia clásica,
kosmos refería a un orden inteligente, en la cultura moderna cosmos es
entendido mayormente como “todo lo que esta allá afuera, lejos, en la
inmensidad”.

La astrología expande enormemente el significado de los procesos a nivel


individual y colectivo a través de sus símbolos y arquetipos, los cuales tienen
ritmos, cualidades. La carta natal, en su dimensión psicológica, describe
posibles patrones de personalidad, dialécticas míticas que habitan y toman
fuerza en diferentes períodos de la vida. Por lo tanto, la carta natal puede, a
través de un proceso terapéutico, conectarlo a uno mismo con su ser profundo,
sintonizarse y refinar las propias cualidades en orden de descubrir la manera
distintiva de ser en el mundo. Así, al permitir que nuestro ser profundo emerja
conscientemente, estamos asistiendo a que nuestro destino se cumpla, y, por
ende, estaremos asistiendo, como participantes activos, al plan cósmico.

La astrología, además, puede aportar a la actual psicología, o, mas bien diría,


puede devolver al estudio de la psique sus bases metafísicas.

Desde esta perspectiva, tanto estudiar astrología como iniciar un proceso


terapéutico a través de la consulta astrológica, es un viaje por las
profundidades de las imágenes planetarias y fuerzas universales que dan vida
y se manifiestan a través del cuerpo y los hechos momento a momento.
Conocer las fuerzas e imágenes que gobiernan nuestra postura, carácter y
destino, nos reúne con el cosmos en su sentido griego original: el de orden
inteligente. La experiencia cumbre de la astrología es la de sentir cómo este
orden inteligente nos incluye, y opera en nuestra psicología integral y hechos
cotidianos, manifestándose a través de todas las formas de existencia
cíclicamente.

Por lo tanto, nuestra experiencia y modalidad de ser en el mundo, y cómo


respondemos a las vicisitudes cotidianas, no puede sino revolucionarse al
estudiar astrología.

Sin embargo, astrología no es sólo la carta natal, la cual, además, puede ser
interpretada de maneras diferentes según la cultura que la mire, como también
afinidades y cartas natales personales. La astrología, además de contar con
esta herramienta altamente eficaz de medición de los complejos arquetípicos
principales de una persona y el mapa evolutivo de su desarrollo, el mayor
aporte que en la actualidad, desde mi punto de vista, la astrología puede
aportar a la psicología como disciplina moderna que es, es el de otorgarle un
marco cosmológico que devuelva al estudio de la psique humana sus bases
metafísicas.

Nuestra visión del mundo da forma a nuestras ideas, sensaciones y creencias


desde las cuales interpretamos nuestras experiencias y accionamos en el
mundo. Nuestra cosmovisión funciona a manera de un marco conceptual que
organiza y da sentido a nuestra experiencia de ser en el mundo, y condiciona
cómo respondemos a los hechos cotidianos y cómo nos relacionamos con los
demás seres humanos y especies de nuestro entorno. Usualmente estos
supuestos, creencias e ideas que dan forma y entendimiento de nosotros
mismos, y la vida en general, permanecen inconscientes. A nivel colectivo, este
conjunto de supuestos e ideas implícitas que conforman nuestra cosmología se
apoya en ideas todavía más profundas e inconscientes acerca del lugar y el
propósito del ser humano en el cosmos.
La exploración de un nuevo marco de referencia desde el cual damos sentido a
la realidad nos puede orientar en esta transición. Esta exploración nos guiará
necesariamente a cuestionar las creencias de base desde las cuales
interpretamos y damos sentido a las experiencias, al mundo, las relaciones y a
nosotros mismos.

La real aceptación de la correlación entre los ciclos planetarios y los ciclos


psicológicos, implica el derrumbe de ideas muy profundas e invisibles que dan
forma tanto a nuestra experiencia psicológica como a la percepción del ser
humano y su función en el mundo.  Aceptar que somos habitados por un
entramado de fuerzas representadas en los mitos y las relaciones entre los
dioses, confronta directamente el paradigma monoteísta y piramidal en cual
actualmente vivimos, en cual un dios trascendente ha creado el mundo pero se
encuentra por fuera de él. Por tanto, la materia y la fuerza que la anima se
encuentran fragmentadas, y esta fragmentación se expresa en nuestro modo
de vida y es el reflejo de la relación con nuestros aspectos sutiles e
imaginables. A partir de esto, se puede deducir que, de la idea de dios y, por la
ende, la relación con el misterio, fundamentalmente monoteísta, deviene una
psicología centrada en el yo. Aceptar que nuestra experiencia interna es plural,
compleja y politeísta, que somos habitados por voces ancestrales y fuerzas
universales implica el derrumbe de nuestra vieja experiencia de lo divino, una
que pareciera ya no satisfacer la necesidad lumínica de las personas.

A través de la consulta astrológica, los dioses vuelven a entrar al mundo y las


fuerzas encarnan en el cuerpo, ya que la práctica metafísica de la astrología y
la psicoterapia tienen como propósito reunir la psique y el cosmos, la materia y
la energía, la conciencia y el cuerpo, a través del contacto con las fuerzas-
dioses planetarios. Y así, de esta manera, vivir en concordancia con el orden
inteligente a través de nuestro cuerpo y acciones cotidianas.

Hay preguntas fundamentales que aparecen cuando nos disponemos a


estudiar e investigar astrología: ¿existen relaciones intrínsecas entre las
estrellas, el ser humano y los hechos cotidianos? ¿existe una conexión entre
todas las cosas?
Esto nos lleva a una de las premisas en cuales se basa la cosmovisión de la
astrología: el cosmos como una totalidad interdependiente. El cosmos como
una entidad viviente, animada e inteligente. En la cultura de la Grecia
clásica, kosmos refería a un orden inteligente, en la cultura moderna cosmos es
entendido mayormente como “todo lo que esta allá afuera, lejos, en la
inmensidad”.

La percepción de interconectividad entre todas las formas de existencia, del


cosmos como organismo inteligente que refleja un entramado de patrones
coherentes y dinámicos, se refleja también en la experiencia personal, al
percibirnos como seres complejos y plurales, percibiendo la posible reunión y
colaboración entre las diferentes dinámicas psicológicas internas y la respuesta
que damos a nuestro entorno.

Otra pregunta fundamental e inevitable es aquella relativa a la naturaleza del


tiempo. ¿Qué es el tiempo? ¿es algo abstracto, cuantitativo, lineal? ¿o contiene
cualidades, dinámicas que se manifiestan a través de los hechos externos y la
psicología interna? ¿Qué expresa acerca del tiempo la evidente correlación
entre los movimientos del cielo y los eventos en la tierra?
La astrología evidencia que el tiempo está organizado, que contiene una
coherencia rítmica que es posible mapear a través de la carta natal, los
tránsitos, y las distintas técnicas interpretativas que se han desarrollado a
través de las diferentes épocas y culturas.
Siendo que la astrología se apoya en la percepción de que el universo es una
unidad interrelacionada, a menor escala, el Sistema Solar y, por lo tanto, la
carta natal como representación simbólica del ser humano, es también una
unidad relacionada, un sistema energético dinámico.

La carta natal representa la naturaleza multidimensional del ser humano.

La percepción del ser humano, el planeta y el cosmos como un sistema


unitario, integrado e interdependiente es la base de la cosmovisión holística
que la astrología evidencia.
Dimensiones del arquetipo

✴Arquetipos metafísicos: las Ideas de Platón, La geometría y matemáticas de


Pitágoras // Dimensión vibracional

✴Arquetipos mitológicos: los arquetipos son comparados con dioses y diosas //


Dimensión colectiva

✴Arquetipos psicológicos: Jung, planetas // Dimensión individual

Para ello, utilizamos otra herramienta que es la investigación transpersonal.

La investigación transpersonal implica abrir un espacio de cuestionamiento y


observación de nuestros patrones de respuesta, relación, conducta, sensación
y pensamiento. Y cómo estos patrones se anclan en patrones culturales y
universales. Despertar la percepción de patrones, el ojo arquetipal, aprender a
captar relaciones, asociaciones donde antes no las veíamos, porque se
encuentran en una dimensión de la realidad que no es visible a los ojos físicos,
sino que para ello es necesario despertar y desarrollar nuevos órganos de
percepción, lo cual requiere una radical revolución perceptiva, ya que esto
implicaría aceptar que el mundo percibido por los cinco sentidos es el aspecto
visible de configuraciones invisibles.

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