Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CONTEXTO HISTORICO.
El término de Segunda Revolución Industrial designa el conjunto de transformaciones socio
económicas interrelacionadas que se produjeron aproximadamente entre 1870 y el comienzo de la Primera
Guerra Mundial, en 1914. Durante este periodo los cambios se aceleraron fuertemente. El proceso de
industrialización cambió su naturaleza y el crecimiento económico varió de modelo. Los cambios técnicos
siguieron ocupando una posición central, junto a los ocurridos en los mercados, en su tamaño y estructura.
Las innovaciones técnicas concentradas esencialmente, en nuevas fuentes de energía como el gas, el
petróleo o la electricidad; nuevos materiales y nuevos sistemas de transporte (avión y automóvil) y
comunicación (teléfono y radio) indujeron transformaciones en cadena que afectaron al factor trabajo y al
sistema educativo y científico; al tamaño y gestión de las empresas, a la forma de organización del trabajo,
al consumo, hasta desembocar también en la política.
La primera fase de la industrialización británica, la textil, había llegado a sus límites. Iba a comenzar una
nueva fase de industrialización que proporcionaría un sostén mucho más firme para el crecimiento
económico: las industrias de base: el carbón, el hierro y el acero. La época de crisis para la industria textil
fue la del advenimiento del carbón y del hierro, la época de la construcción ferroviaria.
Desde todos los puntos de vista, ésta fue una transformación revolucionaria; más revolucionaria, en su
forma, que el surgimiento de la industria del algodón, ya que representaba una fase de industrialización
mucho más avanzada, una fase que llevaba la vida del ciudadano ordinario fuera de las pequeñas zonas
industriales de la época. El ferrocarril llegaba hasta algunos de los puntos más alejados del campo y hasta
los centros de las mayores ciudades. Transformó la velocidad del movimiento; Reveló las posibilidades del
progreso técnico, porque los ferrocarriles eran más avanzados y omnipresentes que la mayoría de las
otras formas de actividad técnica.
El ferrocarril iba varias generaciones por delante del resto de la economía; en 1840 se convirtió en una
suerte de sinónimo de lo ultramoderno, como debía suceder con lo atómico después de la segunda guerra
mundial.
La mayoría del país tenía fácil acceso al transporte acuático por mar, río o canales, y esta forma de
transporte era la más económica para productos en grandes cantidades. La velocidad era algo de
importancia relativa para los productos no perecederos, mientras mantuviera un flujo regular de
suministros, los perecederos estaban confinados a la agricultura y a la pesca.
La economía no proporcionaba objetivos para una inversión industrial a esta escala, mientras que los
hombres de negocios estaban cada vez más decididos a gastar su peculio de forma totalmente
improductiva, como por ejemplo, en la construcción de los gigantescos edificios municipales, horribles y
costosos, con los que las ciudades del norte comenzaron a demostrar su superioridad a partir de 1848,
prueba no solo de su creciente opulencia, sino del aumento de su capacidad de ahorro por encima de las
necesidades de reinversión de las industrias locales. La salida más evidente para el excedente de capital
la constituían las inversiones en el exterior; las exportaciones de capital prevalecieron sobre las
importaciones incluso a fines del siglo XVIII. Las guerras proporcionaron préstamos a los aliados británicos
y la época de postguerra préstamos para restaurar gobiernos continentales reaccionarios.
Como siempre en épocas de saturación de capital, gran parte de él se invirtió de forma temeraria, estúpida
e insensata. Los ingleses con excedentes de capital, entusiasmados por los proyectistas, contratistas y
otras gentes que no hacían beneficio con la actividad de los ferrocarriles, sino planificándolos o
construyéndolos, no se acobardaron ante sus costos, elevados, que hizo que la capitalización por milla de
línea ferrea en Inglaterra y Gales fuera tres veces más cara que en Prusia, cinco que en los Estados
Unidos y siete que en Suecia. Buena parte de este capital se perdio en las quiebras.
Otra buena parte fue menos atraído por una estimación racional de pérdidas y ganancias que por la
atracción romántica de la revolución tecnológica, que el ferrocarril simbolizo tan maravillosamente y que
convirtió en soñadores a los de otro modo sensatos ciudadanos. Pero allí estaba el dinero para ser
invertido y si en conjunto no reporto grandes beneficios, si produjo algo más valioso: un nuevo sistema de
transporte, un nuevo medio de movilizar acumulaciones de capital de todas clases para fines industriales y
sobre todo una amplia fuente de empleo y un gigantesco y duradero estímulo para la industria de
productos de base en Gran Bretaña. Desde el punto de vista individual del invasor, los ferrocarriles fueron
con frecuencia otra versión de los préstamos americanos.
Desde el punto de vista de la economía, considerada en su conjunto, fueron una solución admirable para
la crisis de la primera fase del capitalismo británico. Complemento de los ferrocarriles fue el barco a vapor,
sistema de transporte iniciado en los Estados Unidos hacia 1800 pero incapaz de competir seriamente con
el barco de vela, cada vez más eficaz, hasta la transformación revolucionaria de los productos de base,
pilares de la economía industrial, que la era del ferrocarril inauguraba.
El balance de la construcción de ferrocarriles en los años 40 del siglo XIX. En Gran Bretaña significo una
inversión y el empleo directo. La construcción de ferrocarriles supuso asimismo un estímulo crucial a la
exportación de productos de base para las necesidades de esa construcción misma en el extranjero. La
construcción mundial del ferrocarril prosiguió cada vez a mayor escala por lo menos hasta la década de
1880, los ferrocarriles se construyeron en gran parte con capital británico, materiales y equipo británico y
por contratistas británicos. Esta notable expansión reflejaba el proceso gemelo de industrialización en los
países adelantados y la apertura económica de las zonas no desarrolladas, que transformo el mundo en
aquellas décadas victorianas, convirtiendo a Alemania y a los Estados Unidos en economías industriales
superiores pronto comparables a Gran Bretaña, abriendo a la agricultura de exportación zonas como las
praderas norteamericanas, las pampas sudamericanas o las estepas de Rusia meridional, rompiendo con
flotillas de guerra la resistencia de China y Japón al comercio extranjero y echando los cimientos para las
economías de países tropicales y subtropicales basadas en la exportación de minerales y productos
agrarios. Las consecuencias de estos cambios no se dejaron sentir en Gran Bretaña hasta después de la
crisis de 1870.
Gran Bretaña entró con los ferrocarriles en el periodo de la plena industrialización. Su economía ya no se
sustentaba, en peligroso equilibrio, sobre la estrecha plataforma de dos o tres sectores pioneros, el textil,
sino que descansaba en la producción de materias básicas, lo que a su vez facilito la penetración de la
tecnología y organización modernas o lo que pasaba por ser moderno a mediados del siglo XIX, en una
amplia variedad de industrias. Gran Bretaña acertó en no producir de todo, sino solo aquello que eligió
producir. Había sobrepasado la crisis original de las primeras fases de la Revolución industrial y aún no
había comenzado a sentir la crisis del país industrial pionero que deja de ser el único “taller del mundo”.
Una economía industrial plenamente industrializada requiere continuidad, aunque solo sea la continuidad
en ulterior industrialización. Uno de los reflejos de la nueva situación en la economía, en la vida social y en
la política, fue la disponibilidad de los ingleses para aceptar sus revolucionarias formas de vida como
naturales o por lo menos irreversibles y adaptarse a ellas, las dos más importantes, los patronos y los
obreros. Establecer una economía industrial no es lo mismo que manejar la existente y las considerables
energías de la clase media británica en el medio siglo. Política y socialmente esto significó un notable
esfuerzo para dotarse de confianza y orgullo en su tarea histórica y una larga batalla contra la aristocracia
para rehacer las instituciones de Gran Bretaña de forma conveniente para el capitalismo industrial. Las
reformas de la década de 1830 y la implantación del librecambio en 1846 consiguieron estos objetivos.
Hacia los años dorados, la clase media había vencido en su lucha, aunque le quedaban algunas batallas
por librar contra la retaguardia del viejo régimen. La reina misma era un pilar visible de la respetabilidad de
la clase media, y el partido conservador, órgano de todos aquellos que no simpatizaban con la Gran
Bretaña industrial, fue una minoría política permanente que carecía de ideología y de programa. El
movimiento de los miserables (jacobinos, cartistas, socialistas, primitivos) desapareció, dejando a exiliados
extranjeros como Karl Marx tratando de sacar partido del radicalismo liberal o del sindicalismo. Pero
económicamente el cambio fue espectacular. Los fabricantes capitalistas de la primera fase de la
revolución industrial fueron una minoría pionera que trataba de establecer un sistema económico en un
marco que no les era favorable: estaban rodeados de una población escéptica ante sus esfuerzos,
empleaban a una clase obrera no habituada a la industrialización y hostil a ella y luchaban por levantar sus
fábricas a partir de un modesto capital inicial, reinvirtiendo los beneficios, y a través de la abstinencia, el
trabajo duro y la explotación de los pobres.
La clase patronal mismo no estaba completamente familiarizada con las reglas del juego industrial, o bien
no quería atenerse a ellas. Estas reglas querían que las transacciones económicas fueran gobernadas por
el libre juego de las fuerzas en el mercado que produciría los mejores resultados. Estas consideraciones
no fueron aplicables a los obreros. Estos aún se veían atados, por largos e inflexibles contratos, como los
mineros “contratados por años del nordeste, con la compulsión no económica del truck (pagos en especie,
o compras forzosas en los almacenes de la compañía) o con sanciones, aherrojados por una ley de
contratación que les hacía reos de cárcel por romper su contrato de trabajo. Los incentivos económicos
como el pago por resultados, no eran en absoluto frecuentes, excepto en ciertas industrias y para
determinados tipos de trabajo, aunque el trabajo a tanto la pieza era en aquella época la forma de pago
más conveniente para el capitalismo.
El único incentivo reconocido era el beneficio; a los que no lo obtenían como empresarios o
subcontratistas, no les quedaba otro recurso que el trabajo al ritmo señalado por la máquina, la disciplina,
la manipulación de los subcontratistas, o si eran demasiado hábiles para dejarse manipular. Sabían que
los salarios más altos y menos horas de trabajo podían aumentar la productividad, los patronos
continuaron desconfiando, y en vez de ello se aplicaron a comprimir los salarios y alargar las jornadas. A
las sociedades obreras se las creía o bien condenadas al fracaso o casi inmediata to o se las tenía por
vehículos de la catástrofes económica. Aunque dejaron de ser formalmente en 1824. Hasta la época del
ferrocarril, el capitalismo ni siquiera les ofrecía su propia supervivencia. Podía colapsar. Podía ser
destruido. Fuera de unas pocas zonas pioneras, incluso en los textiles el peso principal de la
industrialización no se dejó sentir hasta después de las guerras napoleónicas. En la época de la gran
huelga general cartista de 1842, todos los adultos podían acordarse de los tiempos en que habían hecho
aparición en la ciudad la primera hilandería y los primeros telares mecánicos.
La década de 1840 todo esto comenzó a cambiar, y a cambiar con rapidez, aunque más por acciones a
nivel local, no oficiales, que por cualquier legislación u organización a escala nacional. Los patronos
comenzaron a sustituir los métodos extensivos de explotación tales como el aumento de la jornada y la
reducción de salarios, por los incentivos, que significaban todo lo contrario; sin necesidad de presión
legislativa y como se fue extendiendo la misma tendencia en el norte industrial. Los patronos en los años
50 y 60 abogaban por salarios altos y trataban de atraerse a los obreros con reformas, regentaban viejos y
florecientes negocios que ya no se veían amenazados por la bancarrota a causa de la fluctuación del
comercio. Los patronos nuevo modelo eran gentes como los hermanos Bass (cervecerías) Lord Elcho
(carbón y hierro). A fines de 1860 estos cambios se hicieron más visibles, porque fueron más formales y
oficiales. En 1867 la legislación fabril desbordado por primera vez las industrias textiles, e incluso comenzó
a abandonar la ficción de que su único objetivo era proteger a los niños, ya que los adultos eran
teóricamente capaces de protegerse a sí mismos. Incluso en los textiles, donde los fabricantes sostenían
que las leyes de 1833 y 1847 constituían injustificadamente y ruidosas interferencias en la empresa
privada, la opinión se reconcilio con ellas. A las sociedades obreras se les otorgo lo que suponía su
estatuto legal moderno a partir de entonces fueron aceptadas como partes permanentes y no nocivas por
ellas mismas de la escena industrial.
Pero el síntoma más evidente del cambio fue político: la Reforma Act de 1867, por importantes cambios
legislativos acepto un sistema electoral que dependía de los votos de la clase obrera. No introdujo la
democracia parlamentaria, pero significaba que los dirigentes de Gran Bretaña aceptaban su implantación
futura, cosa que las reformas subsiguientes obtendrían cada vez con menor alboroto. Veinte años antes se
había luchado contra el cartismo porque se creía que la democracia significaba la revolución social. Los
dirigentes de Gran Bretaña no recibieron bien a la reforma. Por el contrario, a no ser por las agitaciones
de las masas, nunca hubieran llegado a tanto, aunque su disposición a hacerlo en 1867 contrasta
sorprendentemente con la masiva movilización de fuerzas que realizo contra el cartismo en 1839, 1842 y
1848. Sin embargo, estos dirigentes estaban dispuestos a aceptarla, porque ya no consideraban a la clase
obrera británica como revolucionaria. La veían escindida en una aristocracia laboral políticamente
moderada, dispuesta a aceptar el capitalismo, y en una plebe proletaria políticamente ineficaz a causa de
su falta de organización y de liderazgo. Los grandes movimientos de masas que movilizaban a todos los
trabajadores pobres contra la clase empresarial, como el cartismo, estaban muertos. El socialismo había
desaparecido de su país de origen.
El descubrimiento de que el capitalismo no era una catástrofe temporal sino un sistema permanente que
permitía determinadas mejoras, había alterado el objetivo de sus luchas. Ya no había socialistas que
soñaban en una nueva sociedad. Ahora había sindicatos que trataban de explotar las leyes de la
economía política para crear una escasez de su tipo de trabajo e incrementar así los salarios de sus
miembros.
El ciudadano británico de clase media que contemplara la escena a principios de la década de 1870 podía
muy bien pensar que todo se hacía con la mejor voluntad. Así como la primera fase de la industrialización
se encallo en la depresión y en la crisis, del mismo modo la segunda fase engendro sus propias
dificultades. Los años que van de 1873 a 1896 son conocidos por los historiadores de la economía como la
gran depresión. En lo que concierne a la clase trabajadora, no puede compararse con el cataclismo de los
años 30 y 40 del siglo XIX o de los 20 y 30 del actual. Pero si depresión significa un penetrante acumulo
de dificultades y sombrías perspectivas en el futuro de la economía británica. Tras su esplendoroso
avance la economía se estancó. Aunque el boom británico de 1870 no estallo en pedazos de modo tan
dramático como en los Estados Unidos y Europa central, entre los restos de financieros en quiebra y altos
hornos enfriándose, colapso. A diferencia de otras potencias industriales, esta gran prosperidad británica
no se reproduciría. Precios, beneficios y porcentajes de interés cayeron o se mantuvieron bajos. Unos
pocos “booms” febriles de escasa entidad no pudieron detener este largo descenso que no pudo
remontarse hasta mediados de la década de 1890. Y cuando de nuevo el sol económico de la inflación se
abrió paso a través de la niebla, alumbro un mundo muy distinto. Entre 1890 y 1895 tanto los Estados
Unidos como Alemania sobrepasaron a Gran Bretaña en la producción de acero. Durante la gran
depresión Gran Bretaña dejo de ser el taller del mundo y paso a ser tan solo una de sus tres mayores
potencias industriales. La gran depresión no puede explicarse en términos puramente británicos, ya que
fue un fenómeno a escala mundial, aunque sus efectos variaran de un país a otro y en algunos como
Estados Unidos y Alemania fue un periodo de extraordinario adelanto en vez de estancamiento. Sin
embargo, señala globalmente el fin de una fase de desarrollo económico, la primera se refiere a la fase
británica de industrialización y el inicio de otra. En términos generales, la gran prosperidad de mediados de
siglo se debió a la industrialización inicial de las principales economías adelantadas fuera de Gran Bretaña
y a la apertura de las zonas de producción de materias primas y productos agrícolas hasta inexplotadas,
por inaccesibles o no desarrolladas.
Por lo que se refiere a los países industriales aquel boom fue algo así como una difusión de la revolución
industrial británica y de la tecnología sobre la que esta se basaba. Por lo que respecta a los productores
de materias primas, significo la construcción de un sistema de transporte global basado en el ferrocarril y
en la mejora de la navegación, capaz de unir regiones de explotación económica relativamente fácil y
diversas zonas mineras con sus mercados en el sector del mundo urbanizado e industrializado. Ambos
procesos estimularon la economía británica.
La gran reducción de los costos tanto en la industria como (gracias a la revolución de los transportes) de
las materias primas, habría de reflejarse más pronto o más tarde, cuando produjeran las nuevas plantas,
funcionaran los nuevos tendidos férreos, y las nuevas regiones agrícolas se pusieran en explotación en
una caída de los precios. Apareció como una deflación que en veinte años redujo el nivel general de
precios y que era a lo que se referían la mayor parte de los hombres de negocios cuando hablaban de la
persistente depresión. Sus efectos fueron catastróficos, en determinados sectores de la agricultura, por
fortuna componente menor de la economía británica. Tan pronto como los flujos masivos de productos
alimenticios baratos convergieron en las zonas urbanas de Europa en la década de 1870, cayó la base del
mercado agrícola no solo en las zonas receptoras, sino en las regiones competitivas de productores de
ultramar.
El descontento de los granjeros populistas del continente norteamericano, el retumbar más peligrosos del
revolucionarismo agrario en Rusia de los años 1880 y 1890, por no hablar de la chispa de inquietud agraria
y nacionalista que sacudió Irlanda en la época del parnellismo y atestiguan de sus efectos en zonas de
agricultura campesina o de granjas familiares, que estaban a la merced directa o indirecta de los precios
mundiales. Los países importadores, dispuestos a proteger a sus agricultores con aranceles, como
hicieron algunos después de 1879, pensaban que tenían alguna defensa. La agricultura británica quedo
devastada por haberse especializado en cereales que resultaron incompetitivos, pero no era lo importante
como para conseguir proteccionismo y con el tiempo cambio a productos sin competencia o sin posibilidad
de competencia, por parte de los productores extranjeros.
Pero la ruptura no fue solo temporal. Revelo que ahora existían otros países capaces de producir para
ellos mismos, incluso quizá para la exportación, cosa que hasta entonces solo había sido factible para
Gran Bretaña. Pero revelo que Gran Bretaña tan solo estaba preparada para uno de los varios métodos
posibles de hacer frente a la situación. A diferencia de otros países, que volvieron a los aranceles
proteccionistas tanto para su mercado interior agrícola como para el industrial por ejemplo, Francia,
Alemania, y los Estados Unidos. Gran Bretaña se asió firmemente al librecambio. Rehúso emprender una
concentración económica sistemática, formación de trusts, carteles, sindicatos, etc. tan característica de
Alemania y de los Estados Unidos en los años 1880. Gran Bretaña estaba demasiado comprometida con
la tecnología y organización comercial de la primera fase de la industrialización como para adentrarse en
la senda de la nueva tecnología revolucionaria y la dirección industrial que surgieron hacia 1890. Por ello
solo pudo tomar un camino, el tradicional, ahora adoptado por las potencias competidoras: la conquista
económica de las zonas del mundo hasta entonces inexplotadas. En otras palabras: el imperialismo.
La época de la gran depresión inicio así la era del imperialismo, ya fuese el imperialismo formal del reparto
de África en la década de 1880, el imperialismo semiformal de consorcios nacionales o internacionales que
se encargaron de la dirección financiera de países débiles, o el imperialismo informal de la inversión en el
extranjero. El imperialismo no era algo nuevo para Gran Bretaña. Lo nuevo era el fin del monopolio
británico virtual en el mundo no desarrollado y la consiguiente necesidad de deslindar formalmente las
zonas de influencia imperial frente a competidores potenciales.
En una forma u otra los negocios requerían cada vez más del estado no solo que les echara una mano,
sino que los salvara. La política internacional entro en una nueva dimensión. Después de un largo periodo
de paz general, las grandes potencias se lanzaron una vez más hacia una época de guerras mundiales.
A todo esto, el fin de la época de expansión indiscutible, trajeron un cambio fundamental para la política
británica. En 1870 Gran Bretaña había sido liberal. El grueso de la burguesía británica, el grueso de la
clase obrera políticamente consciente e incluso la vieja ala whig de la aristocracia terrateniente,
encontraron su expansión ideológica y política en el partido de Gladstone, quien ansiaba la paz, la
reducción de gastos, la reforma y la total abolición del impuesto sobre la renta y la deuda nacional. Hacia
mediados de los 1890 el gran Partido Liberal se escindió: virtualmente todos sus aristócratas y una amplia
sección de sus capitalistas devinieron conservadores o unionistas liberales que habían de fusionarse con
los conservadores. Asomaba ya un partido laborista independiente, respaldado por los sindicatos e
inspirado por los socialistas. En la cámara de los comunes se sentaba por primera vez un proletario
socialista tocado.
El nacimiento de las sociedades industriales---María Inés Barbero.
El nacimiento de las sociedades industriales se llevó a cabo debido a una serie de cambios y
transformaciones que se dieron desde mediados del siglo XVIII.
Las sociedades preindustriales utilizaban como base de su economía la agricultura y otras
actividades rurales, pero, gracias a esas transformaciones que propiciaron el comienzo de una
nueva era, la agricultura se fue utilizando de una forma más comercializada permitiendo así el inicio
del desarrollo de las sociedades industriales. Estas se basan en una gran urbanización y en una
nueva economía, que no solo ocasionaron un gran aumento en producción, sino también en la
población. Hubo demasiados cambios tanto en la forma de vivir, como en la demografía, la política,
los transportes, la comunicación y una gran cantidad de innovaciones tecnológicas que
ocasionaron esta ruptura, propiciando el inicio de “La revolución industrial”.
La revolución industrial sería un conjunto de cambios y transformaciones en la base de la
economía, en la realización y organización del trabajo, en las innovaciones tecnológicas que
permitieron una mejor producción y claro como consecuencia la transformación de las sociedades
que se vieron influidas en todos estos cambios. La llamada “segunda revolución industrial” se utilizó
ese término para recalcar la utilización de las innovaciones recién utilizadas o fueron una
actualización o una ramificación de las innovaciones creadas en la primera revolución industrial.
El nacimiento de la industria moderna comienza con las formas tradicionales de producción
industrial: la artesanía. Los artesanos eran contratados por un comerciante o empresario que les
otorgaban la materia prima y los recursos para que realizaran los productos, pagándoles una
mínima cantidad de salario, pero los campesinos aceptaban ya que era un trabajo complementario
porque la mayoría se dedicaba aun a la agricultura. Además se dio otro tipo de organización
industrial que se le llamo “protofabrica” en la cual la principal forma de trabajo era centralizada, es
decir, cada quien en una parte, realizando la misma actividad, ya sea por cuestiones económicas o
de técnicas. Después surgió la industrial fabril se caracterizó por la mecanización de la producción.
Estas permitieron economizar la fuerza manual y la realización de procesos más rápidos y con
menos esfuerzo. Se comenzó a utilizar distintas fuentes de energía, primeramente la energía
hidráulica, después la energía del vapor y luego la electricidad. El uso de las máquinas y la
utilización de fuentes de energía trajeron como consecuencia la obligación de cambiar la
organización del trabajo, que dio origen al sistema de fábrica, en el cual se contrataba a los
trabajadores para realizar una tarea específica en el lugar que sea asignado. El empleado
tradicional, si no el llamado obrero industrial, que no era dueño de los productos ni de la materia
que manejaba. Este tipo de organización fue necesaria ya que era imposible para un trabajador
sostener por sí mismo el mantenimiento de una sola máquina.
LAS NUEVAS FORMAS DE ADMINISTRACION DEL TRABAJO:
TAYLORISMO Y FORDISMO
El taylorismo se basa en la aplicación de métodos científicos de orientación positivista y
mecanicista al estudio de la relación entre el obrero y las técnicas modernas de producción
industrial, con el fin de maximizar la eficiencia de la mano de obra de las máquinas y herramientas,
mediante la división sistemática de las tareas, la organización racional, y el cronometraje de las
operaciones. Fue un sistema de organización elaborado por Frederick W. Taylor. Y el fordismo
tiene como los elementos más característicos la línea de montaje, la producción en serie, la
estandarización e intercambiabilidad de las piezas. Otros aspectos de sus ideas son la exportación
como medio importante de expansión comercial; el principio de la participación en los beneficios de
todo el personal y un sistema de ventas a crédito que permitía a todos sus trabajadores poseer un
automóvil.
CONCLUSION O COMENTARIO GENERAL
Todas las innovaciones influyeron enormemente en lo que la sociedad actual, y parte de esas
innovaciones son aun utilizadas y se han ido mejorando. Como es el caso de la electricidad que
aún sea una de las principales fuentes de energía. Pero ahora existe una fuente de energía que se
descubrió gracias a la industria química, aunque hoy ya no sea llamada así. Esa fuente de energía
es la energía nuclear que consiste en la separación o el choque de pequeñas partículas.
Las formas de trabajo son prácticamente las mismas solo que ya está totalmente globalizada.
Todo lo que la sociedad es ahora es una consecuencia del ayer, y de la forma en la que se utilicé lo
que ya tenemos para realizar o crear algo mejor. Por eso es importante el conocer esa transición
que existió entre la sociedad anterior y la actual para poder formar parte de cuando la sociedad
actual realice esa transición a la sociedad futura.
4- La Paz Armada (1870-1914) :fue un periodo de la historia política de Europa que se extiende desde el
fin de la Guerra Franco-Prusiana hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial y que se caracteriza por el
fuerte desarrollo de la industria bélica de las potencias y por la creciente tensión en las relaciones
internacionales. Esta carrera armamentística entre las potencias europeas, ayudadas por el crecimiento de
la Belle Époque de finales del siglo XIX, fue una de las causas más notorias de la Primera Guerra
Mundial. Las continuas tensiones entre Estados a causa de conflictos tanto nacionalistas como
imperialistas dieron lugar a que cada Estado destinara gran cantidad del capital estatal a la inversión de la
industria de armamento y al fortalecimiento del ejército, todo este excesivo gasto militar desembocaría a la
larga en quiebras nacionales.
Belle Époque (del francés: «Época Bella», con un matiz, además de estético, de pujanza económica
y satisfacción social) es una expresión nacida antes de la Primera Guerra Mundial para designar el
periodo de la historia de Europa comprendido entre las últimas dos décadas del siglo XIX,
convencionalmente desde 1871, y el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. Esta época posterior
al Romanticismo se caracteriza por profundas transformaciones sociales: éxodo rural a las ciudades, gran
crecimiento demográfico, una burguesía cada vez más conservadora. Es la época de la Revolución
industrial en Inglaterra y algo después en otros países europeos, una época en la que se da un progreso
técnico con nuevos inventos y un desarrollo de la industria y el comercio nunca visto hasta ese momento.
Esta época posterior al Romanticismo se caracteriza por profundas transformaciones sociales:
Éxodo rural a las ciudades
Gran crecimiento demográfico
Una burguesía cada vez más conservadora
Es la época de la Revolución industrial en Inglaterra y algo después en otros países europeos, una época
en la que se da un progreso técnico con nuevos inventos y un desarrollo de la industria y el comercio
nunca visto hasta ese momento.
¿Qué es la Modernidad?
La formula de Marx todavía sirve para comprender los diferentes carriles y velocidades de cambio en los
ámbitos tradicional y en el productivo de la sociedad. La modernidad, en el sentido productivo
infraestructural, comienza en las décadas de 1890 y 1900, una época de innovaciones tecnológicas
masivas, la segunda ola de la Revolución Industrial que iniciada poco más de un siglo antes. No es difícil
comprender como estas innovaciones se extienden al desarrollo científico e informático posmoderno. El
modernismo en el sentido cultural o superestructura, ocupa el mismo periodo de principios de siglo: la
heroica primera fase de experimentación modernista en literatura, música, artes visuales y arquitectura.
Modernismo.
Movimiento artístico en todas las disciplinas estéticas que acaeció entre los años 1890 y 1910. Se trata de
una réplica potente e integral contra los parámetros del neoclasicismo.
En Francia fue conocido como Art Nouveau
En Alemania como Jugendstil
En Austria como Modern Style
En Gran Bretaña se destacaron el escritor esteticista y decadentista (Oscar Wilde)
En Paris refulgía la figura bohemia y apasionante del pintor Henri Marie Raymond Toulouse-
Lautrec.
En la ciudad de Barcelona, el movimiento modernista, se aboco específicamente a las artes
plásticas. Dos de sus figuras principales fueron: Nonell y Rusiñol
En literatura se hacen notorios los rasgos distintivos de este conjunto heterogéneo de artistas: la
autonomía, la repulsa contra lo burgués, la actitud bohemia, la subjetividad o singularidad discursiva con
independencia de las demandas del mercado.
5- “El desarrollo del capitalismo liberal” segunda mitad del siglo XIX. Sus formas y consecuencias”
Ciencia, arte y mentalidades en el siglo XIX de Francisco Villacorta y Teresa Raccolin.
Ciencia:
A lo largo del siglo XVII sobre las bases las ciencias naturales y sus métodos alcanzaron el centro
de la vida intelectual, hasta llegar a fundamentar un nuevo tipo de cientificismo, en el que los
principios fueron la experimentación y del análisis matemático, más que la razón filosófica
abstracta. Se convirtieron en la nueva guía de las ciencias humanas y hasta de la creación
artística.
El laboratorio fue otro de los instrumentos de progreso científico más importantes del siglo XIX. Nos
referimos a la institucionalización de ese método en todo un conjunto de nuevos procedimientos
sistemáticos y reglamentados de hacer y difundir la ciencia. El laboratorio fue el centro de
confluencia de una red de intercambio científico y de relaciones personales e instituciones entre
grupos de trabajo, organismos, entre países, que sentaron las bases de una comunidad científica
de carácter internacional. Tres fueron los modelos académicos dominantes, difundidos desde sus
países de origen a todos los sistemas universitarios del mundo occidental: en Francia, la ciencia,
significó una organización centralizada y burocratizada de la enseñanza, a un desarrollo científico
confiado a un plantel de instituciones científicas extrauniversitarias, antiguas o de nueva creación,
como el Instituto y el Colegio de Francia, el Museo de Historia Natural y sobre todo las nuevas
escuelas, con la Politécnica y a la inspiración cientifista y enciclopédica que presidió su
implantación, incluido el apoyo activo del Estado y de la opinión pública a las reformas, una ciencia
concebida como instrumento esencial del progreso humano.
A partir de la segunda mitad del siglo, las instituciones científicas alemanas se alzaron al primer
puesto de la producción científica mundial, y esa posición se mantuvo hasta el siglo XX. Alemania
significo, la concentración en el ámbito universitario de toda la actividad científica realizada en el
país, conforme al modelo de la universidad berlinesa. Sus principales pautas organizativas fueron:
un régimen de regulada libertad académica, de autogobierno universitario, una definición precisa y
competitiva de las principales funciones académicas, que favoreció el desarrollo de la
investigación.
Comenzó a ser disputada por el sistema universitario-industrial de la ciencia estadounidense.
Solo a partir del siglo XX la supremacía de este modelo comenzará a ser disputada por el régimen
universitario anglosajón, de tipo descentralizado y plural, muy diverso del rígido sistema de
jerarquías académicas de titularidad estatal única de las universalidades alemanas, con mayor
capacidad de adaptación a las necesidades crecientes de una formación profesional basada en la
ciencia aplicada, frente a la orientación de estas hacia la investigación básica y con mayor
flexibilidad para responder a las necesidades múltiples del sistema industrial.
el Empirismo presidio la mayor parte de los avances de la técnica industrial y del conocimiento
médico, en tanto que la ciencia teórica abstracta, se mantuvo anclada de raíz filosófica. No
obstante, la ciencia fue adquiriendo un carácter cada vez más positivo y utilitario, cada uno recibió
del otro un importante acicate y hasta descubrimientos esenciales para su propio desarrollo.
El avance científico en el siglo XIX fue la difusión creciente del método analítico a todos los campos
del saber. Esto fue posible por los avances producidos en el campo de las matemáticas. Las
posibilidades del nuevo método se manifestaron en los campos de la mecánica y la astronomía.,
por ejemplo: Pierre de Laplace “Tratado de mecánica celeste (1799-1825)”. Sin embargo, el modelo
newtoniano de explicación del universo se convierte en el paradigma científico por excelencia del
siglo. El avance en el conocimiento de los fenómenos eléctricos y magnéticos fue en el primer
tercio del siglo XIX como la fabricación de la primera pila eléctrica por Alexandro Volta en 1800. Las
investigaciones de Michael Faraday hicieron avanzar todos los campos de la ciencia física como el
de la electromagnética, con el desarrollo de la inducción, que permitió la puesta a punto de los
primeros generadores y los primeros motores eléctricos. Esto lo llevo a formular en sus últimas
obras la hipótesis de que la energía eléctrica no era otra cosa que estas tensiones
electromagnéticas. Habrá que esperar 30 años hasta su plasmación en forma matemática por el
físico ingles James Maxwell. Los estudios acerca de la energía mecánica y el calor cobraron nueva
fuerza en las primeras décadas del siglo XIX, como consecuencia de las necesidades prácticas de
aplicación a las actividades industriales de la maquina a vapor. Todas estas investigaciones
condujeron a la formación de las leyes de la termodinámica. Estos avances llegaron a través del
químico sueco Jons Berzalius, quien descubrió los pesos atómicos. A partir del concepto fue
posible traducir las constantes generales de la combinación química y las propiedades físicas de
los elementos en una tabla periódica, realizada Dimitri Mendeleiev en 1869. La ciencia físico-
química de los años 1860 estuvo marcada por los trabajos del inglés Maxwell, quien realizo la
síntesis de los conocimientos del siglo acerca de la luz, la electricidad y el magnetismo, completo la
teoría cinética de los gases, mostro con mayor claridad las posibilidades del método de análisis
matemático en el avance científico y culmino el edificio mecanicista de la ciencia del siglo XIX.
Maxwell llego a la conclusión que la luz era un fenómeno electromagnético.
La naturaleza y el hombre:
Nuevos espacios geográficos continentales, marítimos y hasta submarinos fueron conquistados por
la ciencia en las grandes expediciones científicas de toda la centuria. La corteza terrestre fue
estudiada sistemáticamente, y se dieron pasos de gigante en el conocimiento del origen y en la
datación de los estratos rocosos y de sus fósiles vegetales y animales.
La tercera década de siglo (1830) el geólogo inglés Charles Lyell expuso en sus Principios de
geología, la hipótesis de los cambios geológicos por la acción de las fuerzas exógenas y
endógenas de la naturaleza, contrapuesta a la interpretación clásica. La paleontología fue una de
las ocupaciones de los naturalistas, después de un siglo de intensa fiebre coleccionista y
clasificatoria, que prosiguió en los inicios del siglo XX. Las reflexiones de los naturalistas
comenzaban a centrarse en el fijismo o evolucionismo de las especies vivientes.
El naturalista George Cuvier, padre de la anotomía comparada, y sobre todo el paleontólogo
Richard Owen, se emplazaron en la primera corriente, el naturalista Erasmus Darwin, los botánicos
Jean-Baptiste de Lamarck y Etienne Saint-Hilaire, el geólogo Lyell, en la segunda. Charles Darwin
para sus investigaciones acerca de la selección natural y para el avance de la hipótesis adaptativa
en la constitución de la morfología compleja de los seres vivos y en la transmisión de los caracteres
adquiridos. Se incorporó a ellos el evolucionismo extremo de Ernst-Haeckel, quien lo emplazo en el
modelo mecanicista del siglo con su ley biogenética. Del evolucionismo partieron múltiples líneas
investigadoras en el campo de la biología y en el de las humanidades y las ciencias sociales. Al
mismo tiempo, otras investigaciones estaban adentrándose en el conocimiento concreto: el de la
generación espontánea y el de la teoría celular. El descubrimiento de la célula fue el resultado de
una larguísima cadena de observaciones empíricas, que pasaron desde el análisis e identificación
de los tejidos y órganos al estudio de los embriones y en último extremo, a su unidad celular. Ya
con la ayuda del nuevo microscopio acromático, fueron los eslabones iniciales. Rudolf Virchow y
Claude Bernard harán avanzar el conocimiento de los mecanismos de reproducción y de
interacción celular, así como de sus relaciones con el medio interno en el que vive. El embriologo
Oscar Hertwig descubrirá en el núcleo celular el fundamento de la reproducción vegetal y animal. Y
finalmente, el mecanismo de la división celular quedó aclarado cuando el científico alemán Wilhelm
Waldeyer-Hartz descubrió la existencia de los cromosomas. Todos los experimentos en la primera
mitad de siglo, los de Louis Pasteur en los años 50 y 60 se orientaron a aislar los cultivos de
laboratorio del medio atmosférico, al que la experiencia investigadora acumulada señalaba como
causante de la aparición de los organismos vivientes. Los efectos de todas estas investigaciones
fueron destacados en el campo de la medicina animal y la humana. Permitieron una mejor
compresión de los mecanismos de contagio de las enfermedades y el desarrollo de investigaciones
más sistemáticas sobre los principales agentes patógenos. Abrieron el camino a la esterilización de
la leche y los alimentos conservados y a la asepsia del medio, procedimientos que a la larga se
mostraron determinantes en la prevención de las enfermedades. Desde 1867 el fenol comenzó a
ser utilizado como antiséptico en los hospitales. la medicina en el siglo XIX dio pasos gigantes: en
la cirugía, en los materiales quirúrgicos, en las sustancias farmacéuticas activas, en el cultivo y la
preparación de nuevas vacunas. Especial relieve tuvo el descubrimiento de las facultades
anestésicas de ciertos productos, lo que permitió vencer el dolor en las operaciones quirúrgicas.
Tras ensayos previos con otras sustancias, el cloroformo se impuso de manera general desde
1847.
Las artes: El siglo XIX fue un tiempo de encuentros y enfrentamientos entre las tradiciones del pasado y
las necesidades del presente. El proceso fue lento y mostró una Europa capaz de analizarse a sí misma,
que terminó demoliendo sus cimientos políticos, económicos, sociales y culturales. Los antecedentes
pueden rastrearse a partir de la Ilustración e históricamente enmarcada entre el estallido de la doble
revolución y la primavera de los pueblos en 1848. En ese periodo se desarrollaron las transformaciones
económicas y sociales derivadas del cambio del modo de producción, y el liberalismo. Se inició un lento
pero inexorable ascenso. Ideas como las de revolución, democracia y libertad, a las cuales Francia
proporciono el modelo, pero saltaron de sus fronteras hacia el resto de Europa y terminaron impulsando
cambios en la totalidad de los continentes. Las fuerzas conservadoras resistieron utilizando los
mecanismos tradicionales de represión o probando una síntesis entre libertades individuales y
autoritarismo político.
Romanticismo: Fue en Francia la guardiana de la cultura clásica desde la decadencia política de Italia. En
el siglo XVIII, en los años de la Regencia, la aristocracia impusó el rococó (es un movimiento artístico
nacido en Francia, que se desarrolla de forma progresiva entre los años 1730 y 1760. es definido como un
arte individualista, antiformalista y cortesano, por el artista Ronald Rizzo. Se caracteriza por el gusto por
los colores luminosos, suaves y claros. Predominan las formas inspiradas en la naturaleza, la mitología, la
representación de los cuerpos desnudos, el arte oriental y especialmente los temas galantes y amorosos.
Es un arte básicamente mundano, sin influencias religiosas, que trata temas de la vida diaria y las
relaciones humanas, un estilo que busca reflejar lo que es agradable, refinado, exótico y sensual). Fue un
arte puramente francés se propagó entre las cortes europeas y en algunos sectores burgueses. Estos
rápidamente lo abandonaron, en nombre de formas más realistas y severas afines con su ideología
racionalista, defensora del progreso. Los filósofos iluministas intentaron dar a la época un sustento más
racional, en nombre de la mesura y el equilibrio. Como reacción a un pasado cargado de excesos, el
barroco, y a un presente caprichoso, el rococó, se abrieron hacia fuera para estudiar otras culturas,
aprovechando los datos aportados por los viajeros. Desde entonces reapareció la Edad media,
demonizada durante siglos. Aunque el gótico fue un producto francés, había sido considerado como obra
de barbaros, incapaces de aprehender la claridad del arte clásico. A partir del siglo XVIII debió revisarse el
concepto de barbarie. Con el camino abierto, el primer análisis desemboco en el interés estético, el
segundo en el emocional. De allí, lo tomo el romanticismo, que vio en la Edad Media una fuente inagotable
de motivos de regeneración. Se intentó estudiar con más objetividad la propia cultura; en 1741, el
arquitecto Germain Soufflot reconoció la importancia del sistema constructivo del estilo gótico.
Según George Rudé El Romanticismo: Sus formas características fueron más literarias y artísticas. Comenzó
como un movimiento literario en Alemania en la última década del siglo XVIII. Tuvo cuatro fases principales:
Unos 30 años antes que la revolución francesa; los elementos comunes eran el sentimiento, la
naturaleza, y el culto del gótico o del pasado medieval, por ejemplo los temas religiosos de Wesley, en
Inglaterra. En Francia estaba Rousseau con Confesiones, la crítica de arte de Diderot; en Alemania el
Werther y Weltschmerz de Goethe, esta fase se considera apolítica.
Esta fase estuvo localizada en Alemania e Inglaterra y comenzó en otros países alrededor de 1798.
Llego en un momento de desilusión entre los poetas y escritores respecto a la revolución francesa.
Este sentimiento era fuerte en Alemania, donde los escritores románticos como Muller, Novalis,
acompañaron su evocación del gótico y del pasado medieval germano con un retorno a la cristiandad
y denuncias del ateísmo francés y la tiranía napoleónica
La tercera fase comenzó con la importación del romanticismo desde Alemania e Inglaterra a Francia,
después de la publicación de la novela Madame de Stael, de Allemagne. Las meditations de Lamartine
y los primeros poemas de Hugo y Vigny. Durante este periodo “La Restauración”, el romanticismo fue
políticamente conservador o lentamente liberal. En Inglaterra en cambio, siguió siendo conservador.
La última fase, y más productiva, en las revoluciones de 1830. Con la ascensión al trono de Carlos X
en Francia, los poetas comenzaron a moverse hacia la izquierda. Fue el periodo más radical y
futurista, muchos poetas, escritores, músicos y pintores se aliaron los movimientos liberales
revolucionarios. En Francia, Víctor Hugo, escribió Hernani; la pintura revolucionaria de Delacroix, las
historias de Francia de Michelet; Manzoni y Mazzini en Italia, los hermanos Grinn en Alemania, en
Rusia de la Oda a la muerte de Pushkin. Todos estos románticos tenían un compromiso liberal o
radical.
El romanticismo fue un movimiento de rebelión.
“Cuando el romántico escribe no está posando como víctima del destino, lo está haciendo como
víctima de la sociedad”.
Los historiadores ven el romanticismo como un fenómeno histórico dentro de ciertos límites en el
tiempo y en el espacio. Algunos lo han relacionado con algún contexto social particular.
Hobsbawn niega que el romanticismo pueda ser clasificado como burgués o como anti burgués,
porque dependiendo de la época, fue las dos cosas.
De un lado, el movimiento romántico o prerromántico más temprano, en los finales del siglo XVIII,
popularizo los sentimientos y actitudes de la clase media y sirvió para glorificar las virtudes simples y
caseras en contraste con una sociedad aristocrática, artificial y corrupta.
4- El cuarto tema, el poeta Wordsworth no solo vio la ciudad alienada sino nuevas posibilidades de
unidad:
Entre las multitudes
De esa enorme ciudad, a menudo se veía
Conmovedoramente expuesta, más de lo que es posible
En otras palabras, la unidad de los hombres.
Lo que puede verse, como sucedía con Dickens, como uniformidad aislante, se advertía también en
Engels, como ámbito de nuevos tipos de solidaridad humana. La interpretación de la muchedumbre
humana como “masa” o masas”. Las masas podían verse en poemas de Wordsworth.
Esclavos sin respiro de bajos intereses
Que viven en medio del mismo flujo perpetuo
De objetos triviales, disueltos y reducidos
A una sola identidad.
Pero la masa y masas se convertirían en las palabras heroicas y organizadoras de la solidaridad obrera y
revolucionario. (Aquí surgen primero el socialismo utópico, socialismo científico, anarquismo)
5- Un quinto tema, El Londres de Dickens puede ser oscuro. La idea de la ciudad preindustrial y
premetropolitana como lugar de luz y aprendizaje, asi como de poder y magnificencia, se resumo con
insistencia en la luz física: las nuevas iluminaciones de la ciudad. Esto es evidente en Le Gallienne en
1890:
Londres, Londres, nuestro deleite,
Gran flor que solo se abre de noche,
Gran ciudad del sol de medianoche,
Cuyo día comienza cuando acaba el día
Lámpara tras lámpara contra el cielo
Abren un súbito ojo brillante,
Brota una luz a uno y otro lado,
Lirios de hierro del Strand.
Pero todos los movimientos de vanguardia se mofan de la tradición y de los preceptos académicos en la
búsqueda de la novedad. Desafían la convención y presentan una actitud rebelde hacia la autoridad.
Resulta interesante notar que vanguardia fue en su origen un término militar que se refería a la parte
delantera de un ejército. Se la usaba en Francia en el siglo XIX para describir a los grupos políticamente
progresistas o socialistas.
El concepto de vanguardia está estrechamente ligado a dos importantes fenómenos del siglo XX: el
modernismo y el posmodernismo. El modernismo se suele emplear para describir una tendencia
internacional que se desarrollo en los últimos años del siglo XIX y luego afecto a la mayor parte del arte del
siglo XX. El modernismo no es un “movimiento”. De hecho, comprende muchos movimientos diferentes:
El simbolismo: Movimiento francés de fines del siglo XIX tipificado por las obras de Odilon Redon y
Moreau, cuyas pinturas podían transmitir aspectos de la psiquis antes que las superficies visibles
de la realidad. El sexo, la muerte, las escenas exóticas, las criaturas monstruosas y misteriosas,
los motivos mitológicos, la decoración floral y lo mágico eran rasgos recurrentes del arte
simbolista. El ensueño a menudo era inseparable de la atmosfera pesadillesca, como sugiriendo
que la mente alberga simultáneamente a la serenidad y el temor.
El impresionismo: Movimiento que se origino en Francia a fines de la década de 1860. Su nombre
deriva de un cuadro de Monet titulado Impresión: salida del sol 1872, donde el artista pintaba su
percepción de la luz por el color. Todos los artistas impresionistas estaban fascinados con la
relación entre el color y la luz. Deseaban captar la impresión visual causada por una escena y no
les interesaba dar un informe factual de ella. El impresionismo está asociado con un estilo
espontaneo de pintura donde la pincelada a menudo es visible, y emplea una paleta luminosa. El
impresionismo molesto mucho al aseverar que el artista pinta lo que percibe y no el mundo solido.
También fue poco convencional en su elección de temas, tomados de la naturaleza o de escenas
urbanas y no de la historia, la mitología o la religión. Algunos de los principales pintores
impresionistas fueron: Manet, Degas, Renoir, Sisley.
La decadencia: término utilizado para describir una declinación moral y artística. Denota un
movimiento visual y literario que se desarrollo a fines del siglo XX en Inglaterra y Francia. Era
antiburgués, creía en el rol aislado del artista y prefería los temas asociados con la obsesión
sexual, la muerte y la perversión. La decadencia se asocia con la idea del fin de siecle (fin de
siglo), expresión empleada para describir las ansiedades de una cultura que llegaba al fin de una
etapa y enfrentaba otra nueva.
Hacia el inicio del siglo:
El fauvismo: Fauves (“bestias salvajes”) fue el término acuñado por el critico Louis Vauxcelles para
describir las pinturas de Henri Matisse, exhibidas en Paris en 1905. Esos artistas usaban colores
puros y muy contrastantes y manejaban el pincel con energía para representar poderosos
sentimientos e intensas emociones. El fauvismo suele asociarse con el expresionismo pero es
menos severo y transmite una visión del mundo más alegre y entusiasta.
El cubismo: Estilo inventado por Pablo Picasso y Georges Braque hacia 1907-08. Diversos
aspectos del mismo objeto se muestran simultáneamente desde diferentes ángulos. Se rechazan
las leyes de la perspectiva: en lugar de crear la ilusión de la tridimensionalidad, el cubismo pinta las
cosas en términos del espacio bidimensional de la tela. El cubismo analítico o hermético 1908-12
se basa en el análisis de objetos en sus partes componentes y emplea colores apagados que a
menudo logran que resulte difícil reconocer los objetos. El cubismo sintético, iniciado por Braque
hacia 1912, introduce trozos de papel en la pintura. A partir de entonces, tanto Picasso como
Braque, experimentaron con el collage y las técnicas de medios mixtos. Para 1912, el cubismo se
había convertido en un estilo internacional.
El postimpresionismo: termino inventado por Roge Fly en 1910 para describir la obra de los
pintores de la generación que sucedió al impresionismo. Esos pintores creían que el impresionismo
había abierto nuevos enfoques del arte, pero buscaban soluciones más “formales” para la pintura.
Vincent Van Gogh aplicaba pinceladas decididas de colores primarios. Su manejo del pincel y su
uso audaz del color influyeron mucho en el desarrollo del fauvismo.
El futurismo: Movimiento de vanguardia fundado en Italia en 1909. Sus artistas, en especial
Giacomo Balla, estaban fascinados con la tecnología moderna. Trataban de dar una sensación de
dinamismo con líneas enérgicas, y captar la sensación de velocidad representando varias
imágenes de la misma figura en diversas posiciones en una sola tela.
El constructivismo: Movimiento abstracto que se origino en Rusia en 1913. Con Vladimir Tatlin,
Naum Gabo, Popova, Pevsner. Creían en la importancia de la materia prima, en especial, el vidrio,
la madera y el cable, pensaban que el arte debía reflejar los desarrollos de la tecnología moderna.
Las esculturas se “construían” con materiales y técnicas industriales. Las pinturas a menudo
empleaban formas abstractas que recordaban la tecnología industrial.
El imaginismo:
El vorticismo
En el periodo hasta y durante la Primera Guerra Mundial (1914)
El expresionismo
El dadaísmo: Movimiento internacional que floreció entre 1915 y 1922. Su centro principal era el
Cabaret Voltaire en Zurich, donde el poeta Tristan Tzara yh otros se reunían y realizaban
alborotadas representaciones. El dadaísmo atraía no solo a los artistas visuales sino también a
escritores y músicos. Se oponía al elitismo del arte tradicional y promovía un “antiarte” que
intentaba molestar a la burguesía. Deseaba expresar el lado irracional de la vida y jugar con ideas
absurdas de manera humorísticas y sorprendentes. Los artistas de ese movimiento empleaban una
variedad de medios y técnicos tales como el collage, el relieve en madera y el fotomontaje.
El surrealismo: Movimiento lanzado en 1924 por el manifiesto surrealista de Bretón y derivado en
parte del legado del dada. Hay dos tipos principales de cuadros surrealistas: pinturas que muestran
imágenes oníricas con el uso de técnicas convencionales y otras que experimentan con técnicas
innovadoras. En todo el arte surrealista, los mundos de lo inconsciente y lo irracional tienen un rol
clave. La sexualidad, el erotismo y el cuerpo humano se representan en una variedad de maneras
poco convencionales para desplazar las nociones convencionales de moralidad y la tiranía de la
razón.
En líneas generales, el modernismo se caracteriza por la innovación y la experimentación en las artes. Los
artistas modernistas deseaban distanciarse de las convenciones del realismo. No creían que el arte
pudiera o debiera ofrecer una reflexión objetiva de la realidad. Tampoco pensaban que lo que
denominamos realidad sea un mundo fijo compartido y reconocido por todos. El mundo que le interesa al
modernismo es de cambio más que de tradición, de impresiones pasajeras y huidizas antes que de formas
inmutables. El arte modernista rechaza el realismo y desea que reconozcamos que la obra de arte es un
artificio, una construcción. Pone mucho acento en los recursos y técnicas empleados para producir una
obra particular, y en el rol de la forma, más que el contenido, para transmitir ciertos mensajes.
Pero no todos los artistas veían el mundo moderno a través de las mismas lentes. Por ejemplo, algunos
artistas eran entusiastas en cuento a la tecnología y la consideraban como un símbolo celebrador de la
energía humana. Otros la rechazaban como a una fuerza deshumanizadora. Algunos apreciaban la ciudad
moderna como a una mina de novedades. Otros la veían como una ciénaga atestada donde imperaba la
depravada. A aquellos a quienes la modernidad les resultaba excitante y progresista les gustaba
representar el mundo como lleno de movimiento, color y luz. Pero los artistas menos optimistas pintaban
escenas urbanas dominadas por la distorsión y los excesos. El mismo espacio moderno podía ser
interpretado como limpio y excitante o como decadente y miserable. Pero todos los artistas debieron
confrontar un fenómeno básico: una transformación drástica de la experiencia occidental ocasionada por la
industrialización, la urbanización y los efectos devastadores de la Primera Guerra Mundial. Los cambios
económicos, políticos y tecnológicos amenazaban despojar al individuo de toda autonomía. Los artistas
respondieron a esa amenaza de diversas maneras.
Otros artistas y teóricos modernistas se rehúsan a ver el mundo moderno y su arte en términos
financieros. Pretenden separar el “gran” arte de las culturas “masiva” y “popular”. Creen que, en el mejor
de los casos, el arte moderno debería estar guiado por el deseo de constante experiencia. El arte debe
reinventarse a si mismo todo el tiempo. E, idealmente, debe ayudarnos a reinventar nuestra propia
percepción del mundo. Las divergencias entre artistas y críticos modernistas demuestran que el mismo
objeto o imagen puede interpretarse de maneras muy contrastantes según la disposición de cada
observador. Algunas obras modernistas sugieren que el mundo moderno fundamentalmente un mercado.
Todo es manejado por mercados e instituciones financieras. Por ejemplo, la famosa pintura Olympia de
Edouard Manet, recuerda grandes obras del pasado, como los desnudos femeninos pintados por Tiziano,
Giorgione o Velázquez.
Algunos han criticado al modernismo por adoptar una visión tan subjetiva del mundo. Piensan que si no
podemos compartir nada con nadie, estamos condenados a la soledad y el aislamiento. Quedamos
atrapados en la cárcel del yo individual y somos incapaces de actuar colectivamente. Muchas figuras
modernistas transmiten un sentido de la alienación. Las obras teatrales y novelas de Beckett y Kafka, las
pinturas de Munch, las esculturas de Giacometti muestran esta tendencia. Pero la impotencia de esas
figuras no las hace inútiles en lo social o lo político. S u separación del mundo y su incapacidad para
entender lo que los rodea nos obliga a reflexionar sobre condiciones que son en verdad muy reales. El
modernismo rechazaba la idea de un único significado pero aun confiaba en la capacidad del arte para
ofrecer profundas percepciones sobre lo que significa o puede significar ser humano. Por estas y por otras
razones, a menudo se ha criticado al modernismo como un fenómeno elitistas, cuyas obras más
celebradas son simplemente inaccesibles para la comprensión del público.
¿Cuál es la diferencia entre el modernismo y la modernidad?
La primera manera y la más sencilla es hacerlo en términos de las nuevas tecnologías, producidas en
escala masiva para el consumo masivo. En los hechos, la modernidad significa nuevos medios de
transporte (el automóvil, el ómnibus, el avión, el tractor y el subterráneo), nuevos medios de comunicación
(el cine, la fotografía, los rayos X, el teléfono, la máquina de escribir, el grabador), nuevos materiales (el
hormigón armado, el acero, el vidrio pulido, las pinturas al oleo ya mezcladas, el plástico, las tinturas y las
fibras artificiales), nuevas fuentes de energía (el petróleo y la gasolina, la electricidad, el motor de
combustible interna, el motor diesel y la turbina de vapor). Todas estas tecnologías dan lugar a una
experiencia cualitativamente distinta, la de “ser moderno”. El habitante occidental del siglo XX se introduce
a toda velocidad en ámbitos completamente nuevos, no solo geográficos, sino interpersonales,
emocionales y culturales. (En lugar de ver la acogedora campiña o vastos paisajes, los viajeros y los
habitantes urbanos se enfrentan a un collage caleidoscopio de imágenes y sonidos. Lo que antes estaba
contenido en espacios separados, ahora se mezcla).
LA TRANSFORMACIÓN DEL ARTE DE HOBSBAWM EN LA ERA DEL IMPERIO.
Trata acerca de las reacciones y transformaciones encaminadas hacia la innovación y la experimentación
que tuvo el arte a consecuencia de la crisis de identidad que experimento la sociedad burguesa de entre
1870 y 1914. La figura del arte en la alta cultura se vio amenazada, ya que en este nuevo periodo aparece
un actor antes dormido “ el pueblo común”, ya no solo es la alta cultura, quien presta interés, sino que
este sector más amplio de la sociedad ,manifiesta una mayor atención a la cultura gracias a su incremento
en tamaño y riqueza .Este cambio constante y en busca de una revolución que estaba viviendo el arte por
la combinación de las tecnologías y el descubrimiento del mercado de masa: el cine, la innovación, el jazz,
no habían triunfado todavía, combinada con el ataque que estaba sufriendo las obras clásicas traería
múltiples consecuencias:
- Las actividades culturales como símbolo de estatus dominaron las clases medias ricas, pero en
este periodo lograron expresar las aspiraciones y logros del estrato más amplio ya que
económicamente era más accesible adquirir productos como el caso del piano, para demostrar que
la cultura y la modernidad los habían alcanzado. Además la cultura no solo representaba ahora las
aspiraciones individuales sino también colectivas las cuales simbolizan objetivos y logros políticos.
- Aumento el número de personas que quisieron lograr el sustento económico mediante su trabajo
como artistas creativos. Hubo un congestionamiento de esta profesión la cual paso a ser un trabajo
rutinario más que creativo, pero pagado que era lo importante. La publicación creó al menos una
nueva forma de arte visual que conoció una época dorada en 1890 con el cartel.
- Gracias a la mayor posibilidad de movimiento, La creación artística se internacionalizo, abarco un
área más extensa en la civilización occidental lo que trajo como consecuencia que esta gran cultura
fuese una mezcla de producción nacional e importada.
- -El éxito del arte en este periodo se vio reflejado sobre todo en el área económica, debido a la
democratización cultural y en menor medida en cuanto a sus logros creativos. Pero no todo el
tiempo fue de éxito, en un momento determinado el arte no de sentía cómodo en la sociedad
burguesa, los resultados de esta no eran los que se tenían en expectativa. La democratización de
la cultura debido a la educación de masas fue suficiente para que las elites buscaran nuevos
símbolos de estatus cultural más exclusivos , además el “porque” fundamental en esta crisis del
arte era la desigualdad entre lo que era moderno y lo contemporáneo; en principios esta
desigualdad no era evidente, sectores influyentes de la clase media flexibilizaron un tanto sus
gustos lo cual podría mostrarse como una convergencia , el hecho que claramente la hacía notaria
era la utilización de los mismos “términos” para describir la innovación cultural, social y estética
,además era muy natural que los hombres con ideas “avanzadas” ,se sintieran atraídos por estos
artistas que atacaban a las convenciones burguesas que cada vez iban quedando más obsoletas.
Cabe destacar que también había una conexión entre la modernidad política y artística lo que hacía
aún menos evidente esta desigualdad. Un ejemplo muy ilustrador de esta situación fue el
surgimiento del movimiento “Arts And Crafts”(Artes y Oficios) cuyo objeto de producir “artes
aplicadas” es decir utilizables en la vida real y que constituyeran a cambiar el ambiente de la vida
cotidiana, lo vinculaban con las instituciones públicas ya que eran estas las que podían llegar a
hacer posible este proyecto. esta ideología socio-estética culmino cuando apareció un nuevo estilo
conocido como “Art Nouveau”(arte nuevo) que mezclaba la tecnología moderna con el sentido
decorativo(llevado hasta el extremo) y el pragmatismo del artesano, este nuevo movimiento tubo
una rápida desaparición < el sueño de un arte para el pueblo se veía enfrentado con la realidad de
un público fundamentalmente de clase media y alta que aspiraba a un arte avanzado >. Ya no se
encontraba ni atractivo, ni sugerente, ni inspirador a los movimientos de masas organizadas
comprometidos a tareas positivas pero rutinarias. Luego del art Nouveau , vino el arte de
“Vanguardia” cuya base era la utopía de funcionalismo , el retorno a la pureza de la línea ,la forma
y sobre todo una austeridad en cuanto a los elementos decorativos .Lo que hizo que los artistas de
vanguardia avanzaran no fue su visión de futuro sino la visión invertida del pasado.
Los contemporáneos estaban en una convicción de que esta crisis del arte reflejaba una crisis aún
más profunda la de la sociedad burguesa liberal que había entrado en un proceso de destrucción
de las bases de su existencia, sistema de valores…etc. Pero paradójicamente fue esta sociedad
burguesa liberal representada en el mundo de los negocios la que “salvo” a la vanguardia del
abismo en que se encontraba debido a que empezó a avanzar en direcciones que la gran parte del
público no quería ni podía seguir, esto ya que veía que las técnicas de la vanguardia eran eficaces
en la publicidad, tenía un valor practico para el diseño industrial y la producción de masa
mecanizada.
A pesar de que estos movimientos de vanguardia constituyeron una ruptura en la historia del arte no
consiguieron la revolución cultural a la que aspiraban.
Finalmente el arte del siglo XX fue revolucionado, pero no por quienes se dedicaron afanosamente a la
tarea de lograrlo. Los empresarios cuyos intereses apuntaban hacia un mercado no burgués se dieron
cuenta que al modificar, transformar y profesionalizar las formas tradicionales de entretenimiento (que
hasta entonces no habían sido tomadas muy en cuenta) popular haciendo uso de la tecnología y mercado
de masa dominaría y transformaría todas las formas de concepción de arte en el siglo XX. El ejemplo más
trascendental es el del “cine” que era totalmente nuevo en su forma de producción, en la de presentar la
realidad y en su tecnologías la primera forma artística que jamás hubiese existido en una sociedad no
industrial y no tenía precedente en ningún tipo de arte anterior, es decir era total y completamente nuevo y
sobre todo revolucionador. El arte de la época era un reflejo, de lo que se estaba viviendo en la nueva
sociedad burguesa instaurada, es decir, una crisis de identidad, debido a que todo era muy nuevo y de
futuro confuso, esto es lo que impulso a la actividad cultural a abrirse un camino no siempre fructífero y si
expuesto a las disensiones de ese público burgués que reclamaba un arte “avanzado” para lograr llegar a
esta innovación y revolución que rompiera con todos los cánones establecidos, lo cual a pesar de todos
los esfuerzos no logro en mano de los creadores artísticos, sino que esta revolución del arte del siglo XX
estuvo a cargo de quienes nunca se pensó y contra los cuales siempre lucho la actividad cultural es decir
los empresarios quienes gracias a la tan criticada sociedad burguesa liberal tubo las armas para poder
crear un arte que fuera total y completamente nuevo sin ningún precedente que se le pareciera, por ende
creo que esta lucha tan afanada en que se mantuvieron estos artistas por conquistar a este nuevo
mercado no hizo más que desconcentrarlos a mi parecer su principal tarea , esta es el crear por el solo
hecho de que la actividad cultural se enriqueciera y enriqueciera a quienes gustaban de este sin ningún fin
más que el de sentir placer y admiración por las nuevas creaciones. Además al estar tan cegados en esta
búsqueda de revolución no se percataron de que sigilosa e inteligentemente los empresarios burgueses
con el fin de conquistar el mercado de masas se sumaron a esta carrera de la cual fueron los victoriosos.