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Los fenómenos históricos suelen tener múltiples causas, siendo complejos y no espontáneos.
Para comprender un cambio tan profundo como la Revolución Industrial, es necesario
considerar diversos factores que, además, se entrelazan y retroalimentan mutuamente. Las
sociedades humanas experimentan constantes evolución. Sin embargo, en ocasiones, estos
cambios son tan drásticos y se producen en un corto periodo de tiempo, lo que lleva a
denominarlos revoluciones.
2.6 EL COMERCIO
En el siglo XVIII, Inglaterra ya poseía una economía de mercado, donde la producción se
destinaba principalmente a la venta, marcando un alejamiento significativo de la economía
de subsistencia. Su posición en el mercado exterior era destacada, siendo el comercio con
otros estados europeos y sus numerosas colonias en América, África y Asia crucial.
Los cambios más significativos se manifestaron en el mercado interior. El aumento de la
población generó un incremento en el número de compradores, impulsando la demanda.
Además, la capacidad adquisitiva, incluso de los campesinos, se vio favorecida gracias a la
revolución agrícola. Paralelamente, la mecanización y la revolución en los transportes
contribuyeron al aumento tanto en la cantidad como en la frecuencia de los intercambios
comerciales.
3. DISFUSIÓN DE LA INDUSTRIALIZACIÓN
En el siglo XIX, la industrialización se expandió de manera desigual por Europa, Estados
Unidos y Japón. En Francia y Bélgica, la presencia de ricos yacimientos de carbón, una
agricultura desarrollada, una red de transportes avanzada y un activo comercio favorecieron
el proceso, diferenciándose de Inglaterra por el papel destacado del Estado en el desarrollo
económico. Alemania, con abundantes materias primas como hierro y carbón, experimentó
un desarrollo industrial significativo desde mediados del siglo XIX, impulsado por la
concentración de capital financiero en grandes bancos, destacando en sectores siderúrgicos y
químicos. La unión aduanera, como el Zollverein, y el enfoque en ciencia y tecnología
convirtieron a Alemania en una gran potencia industrial.
En Europa meridional, como Grecia, Italia y España, la industrialización fue más lenta y
limitada, concentrándose en puntos industrializados como Cataluña y el Piamonte, mientras
que la mayoría de las áreas permanecían predominantemente rurales. En Europa oriental, la
industrialización fue incipiente hacia finales del siglo XIX, con algunos puntos en el imperio
austrohúngaro o ruso, donde la persistencia del Antiguo Régimen tuvo un impacto duradero.
- Thomas Malthus, quien previó conflictos y mortandad para equilibrar la población a los
recursos debido al crecimiento demográfico.
- David Ricardo, que consideraba el trabajo como una mercancía abundante, limitando los
salarios al mínimo para subsistir.
- John Stuart Mill, por su parte, destacaba la importancia de la iniciativa individual, la
acumulación de capital y un libre mercado basado en la competencia.
4.2. EL CAPITALISMO
El capitalismo, como sistema económico que implementa la ideología del liberalismo
económico, se basa en la propiedad privada de los medios de producción y de los
productos resultantes, siendo estos propiedad de la burguesía o capitalistas. Los
asalariados, trabajando para los capitalistas, reciben un salario a cambio. Las relaciones
entre la burguesía y el proletariado se autoregulan en el libre mercado, determinando
aspectos como salarios y jornadas laborales según la oferta y la demanda, siendo el interés
particular el estímulo económico principal.
El objetivo central del capitalismo es la obtención del máximo beneficio :
- fomentando la iniciativa particular,
- la libre competencia entre empresarios,
- mejoras tecnológicas para aumentar la productividad
- la reducción de costes salariales para mejorar la competitividad en los mercados.
Este sistema, donde la búsqueda del máximo beneficio no tiene límites, presenta un
problema sistémico identificado por algunos economistas, entre ellos Marx. Para aumentar
beneficios, la producción se incrementa constantemente, superando eventualmente la
capacidad de demanda. La sobreproducción resultante provoca una caída de precios al
haber más oferta que demanda, reduciendo los beneficios empresariales y aumentando el
desempleo debido a despidos. Estos economistas previeron que este tipo de crisis sería
inherente a un sistema sin regulación, manifestándose periódicamente en ciclos de 10 a 20
años.
• barrios residenciales bien planificados, con amplias avenidas, servicios públicos como
iluminación y seguridad, y la concentración de comercios y oficinas, habitados
principalmente por la clase acomodada y burguesa.
• En contraste, surgieron también barrios obreros caracterizados por una falta de
planificación urbana, calles estrechas y tortuosas, condiciones habitacionales insalubres,
construcciones deficientes y escasos servicios públicos. Estos barrios albergaban a la clase
trabajadora de las fábricas, conformando el proletariado. Este fenómeno contribuyó a la
estratificación social y acentuó las disparidades entre las diferentes clases sociales.
• Clase baja: La más humilde, sin propiedades y trabajando a cambio de un salario. Con la
industrialización, surgió el proletariado, integrado por antiguos artesanos y
campesinos que migraron a las ciudades para trabajar en las fábricas. Con
condiciones de vida y trabajo precarias, especialmente para mujeres y niños, el
proletariado se convirtió en la fuerza laboral predominante, siendo explotado en las
fábricas. Estas condiciones precarias dieron origen a movimientos obreros como el
anarquismo y el marxismo a lo largo del siglo XIX.