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1. La revolución industrial fue el resultado de un proceso gradual, que comenzó en gran Bretaña
en las últimas décadas del siglo XVIII.
La primera etapa de esta revolución se desarrolló hasta 1840, tuvo como principal protagonista a
las industrias livianas principalmente la actividad textil. En cambio en la segunda se desarrolló
formas de producción más complejas como el uso intensivo del carbón y el hierro, la aplicación del
vapor en ferrocarriles y barcos, cambios en la inversión del capital y el surgimiento de las
empresas modernas. También se caracterizó por la creciente aplicación de los descubrimientos
científicos para mejorar los procesos productivos y reducir los costos.
2. Las industrias pesadas trataba sobre establecimientos en los que se extraían o procesaban
insumos esenciales para otras industrias, por ejemplo, de las minas se obtenía el hierro que luego
se procesaba industrialmente para obtener acero, y con este, se construían vías y vagones de
ferrocarriles, barcos o máquinas, estas industrias pesadas dependían de la disponibilidad de
mayor capital para ser invertido. En cambio las industrias livianas como la textil que producía
algodón, necesitaban menor mano de obra y menor capital de producción, a diferencia de las
industrias más complejas.
Los insumos centrales para este desarrollo de la revolución fueron el carbón y el hierro. El uso
masivo del carbón permitió la creación de altos hornos de fundición, y gracias a innovaciones
tecnológicas como el convertidor de Bessemer, se redujo el costo de producción del acero y, con
ello, su precio.
3. La segunda etapa de la revolución necesitaba contar con un requisito muy importante, contar
con gran suma de capital. Una novedad muy importante en esa época fue el surgimiento de
bancos de inversión, especializados en financiar a la industria mediante créditos a largo plazo. El
primero de ellos fue creado por el gobierno belga en 1822. A partir de la década de 1850, bancos
del mismo tipo se fundaron en Francia y Alemania.
Otra estrategia de financiación fue la inversión extranjera. Gran Bretaña, contaba con capitales
disponibles, así fue la primera en invertir fuera de su territorio, para la construcción de
ferrocarriles en Bélgica y Francia. Entre las estrategias, surgió también el sistema de acciones, que
buscaba captar el ahorro de los particulares. Para ello, se hacía un cálculo del valor de la empresa
y se lo dividía en mínimas partes o acciones que se vendía a los ahorristas particulares.
5. Tanto los ferrocarriles como los sistemas de navegación tuvieron un papel central en el
desarrollo industrial. Ambos usaron como insumos el carbón y el acero, se sirvieron de la máquina
de vapor para su propulsión, establecieron alianzas con los bancos de crédito para su
financiamiento, constituyeron empresas modernas y estimularon la integración vertical del
sistema productivo. En este proceso también tuvo un rol central el desarrollo de los sistemas de
comunicación: el correo, el telégrafo y los diarios.
El laboratorio de investigación paso a formar parte del desarrollo industrial. En Europa, los
laboratorios dependían por lo general de las universidades, aunque se mantenían estrechamente
vinculados a las empresas industriales. En los Estados Unidos ya habían aparecido laboratorios
comerciales. Las aplicaciones técnicas de la electricidad alentaron un profundo cambio en las
comunicaciones, las fuentes energéticas, la producción industrial y el desarrollo de los
electrodomésticos.
La ciencia química fue muy prolífica en el nacimiento de innovaciones. A medidas del siglo XIX se
desarrollaron muchas mercancías gracias al desarrollo de la química orgánica, que partía de
compuestos como el petróleo o el carbón para fabricar nuevos materiales. Esta aplicación de la
química a los procesos productivos tuvo un efecto multiplicador en algunas ramas de la industria.
Por ejemplo, se descubrieron nuevos metales como el zinc, el aluminio y el níquel, que hicieron
más resistentes muchos productos.