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La nueva economía entra en su mayor edad (1875-1914)

Hacia 1875 los rasgos principales de la economía occidental habían adoptado una forma definitiva.
El incremento per cápita de la población se había trasformado en una ideología robusta y aceptada
generalmente. Cada día se producían más mercancías por unidad de esfuerzo humano. Un mayor
número de materiales se habían puesto a disposición de los usos humanos en el mundo occidental
no solo por el aumento de la producción agrícola sino por la explotación de los recursos de la
corteza terrestre en una escala sin precedentes. Cada vez más los consumidores dependían del
mercado para la satisfacción de sus numerosas necesidades y cada vez menos de su producción
personal diversificada. La propiedad de los medios de producción se concentró en las manos de los
inversores, mientras que los trabajadores dependieron cada vez mas de sus salarios.
Hasta la primera guerra mundial todos estos aspectos continuaron desarrollándose, el crecimiento
económico comenzó a ser considerado como una parte integrante de los nuevos sistemas
económicos. La nueva economía empezó expandirse a otras partes del mundo occidental: estados
unidos, Alemania norte de Italia, bohemia y Austria.
Acompaña a estos cambios una gran acentuación del nacionalismo en el mundo occidental. Los
distintos pueblos llegaron a creer que tenían la misión de glorificar y desarrollar los elementos que
los habían unificado, y que la única manera de llevarla a cabo seria constituyendo estados
soberanos, independientes. Los estados nacionales comenzaron a perseguir políticas económicas
egoístas y sus nacionales se pusieron a elaborar políticas para justificar tal acción; el fin último era
desarrollar la economía nacional al límite de sus potencialidades.
El nuevo imperialismo estuvo motivado por una mezcla de nacionalismo y de deseo de expansión.

En todos los países en donde la industrialización se hizo predominante se produjo un transito rural-
urbano. Las familias se trasladaron de los campos a las ciudades y el exceso de nacimientos sobre
muertes en las nuevas ciudades industriales sobrepasó el crecimiento demográfico en las áreas
rurales. La nueva clase trabajadora se apretaba dentro de viviendas toscamente construidas sin la
provisión adecuada de elementos sanitarios, suministros de agua, calle pavimentadas y protección
contra el crimen. Las tasas de criminalidad, divorcio, suicidio y enfermedades mentales se elevaron.
En otras partes de Europa donde la industrialización fue un periodo más largo e imitativo, las
rupturas provocadas por el transito rural-urbano fueron menos severas.
Un cambio muy importante que creó la vida urbana en la familia fue que los niños se trasformaron
en logros muy cros por su manutención como por su educación, mucho más caras que en el campo.
La movilidad social ascendente exigiera una educación aventajada, los diplomas a menudo
resultaban obligatorios para obtener un buen empleo en las ciudades modernas. La deliberada
limitación del tamaño de la familia en las naciones urbanizadas se hizo un lugar común, las tasas de
fertilidad cayeron y apenas se registró aumento en la tasa de incremento de la población.

Uno de los cambios industriales más importantes fue la introducción de nuevos métodos para la
elaboración del acero. Fue el metal de construcción par excellence. Con las nuevas técnicas cada
vez más rápidas y baratas, disminuyó el precio del acero y pasó a ser un material económico para la
construcción de todos tipos de estructuras. Los mismo ocurrió con la producción de cobre. Los
telares se perfeccionaron entre 1881-1885, por el desarrollo de un mecanismo de cambio automático
de las bobinas y de paro de la maquina cuando se cortaba un hilo; he aquí un precursor de la
automatización que se produciría después de la segunda guerra mundial.
La industria de las comunicaciones dio un gran salto adelante luego de la invención del teléfono el
1876 y por el invento de la radio en 1896. La industria de pertrechos bélicos fue revolucionada por
una multitud de innovaciones: el canon rayado, el retrocarga, la ametralladora, el fusil de aguja, el
gatillo y cerrojo y los fusiles de recamara.
En muchos de los nuevos procesos industriales la química cumplió con un papel uy importante: se
habla de revolución química. Las ventajas económicas que se derivaban de la química eran tan
evidentes que las principales naciones de occidente rivalizaban unas con otras para encontrar
nuevas soluciones a los nuevos problemas. En la primera mitad del siglo XIX el liderazgo en l
industria química pasó de Francia a Inglaterra, pero en el último cuarto del siglo, Alemania.

Extraer cantidades cada vez mayores de mercancías económicas de la naturaleza y emplear un


numero cada día creciente de máquinas, exigía el empleo de cantidades de energía cada vez
mayores. La mayor parte de la energía requerida era producida por el carbón, luego también energía
hidráulica, petróleo y gas natural. Aquellas regiones que producían carbón gozaban de una
inmejorable ventaja industrial sobre las demás. El carbón tenía una importancia estratégica tan
grande en la localización de la industria que cada una de las áreas carboníferas pasaron a ser
grandes centros industriales. Se realizaron numerosos esfuerzos para extraerlo de acuerdo con un
método más económico y quemarlo más eficazmente. En la provisión energética, la alimentación
del fuego se facilitó con los cargadores mecánicos y se aprovechó más el calor gracias a
perfeccionamientos industriales introducidos en los tubos de las calderas.
Todavía un aporte significativo fue realizado por la energía hidráulica y el petróleo, con la
invención del motor de combustión interna. Libero a la industria de su localización cercana a las
fuentes de energía hidráulica o a las mineras y se produjo una demanda activa en favor de una
mayor movilidad de la energía. El medio para ponerla a disposición de todo el mundo era la
electricidad. En 1800 Volta construyo la primera pila eléctrica pero un fue sino hasta 1867,
invención dinamo, y 1879 que la electricidad se recurrió para arrastra la primera locomotora en
Berlín. Los motores eléctricos comenzaron a revolucionar la producción fabril al convertirse en
máquinas, al hacer posible la descentralización de industrias y al facilitar medios de tránsito urbano.
Con todas estas innovaciones en el campo de la energía, la atención prestada a la forma en que el
trabajo debía ser organizado para obtener una producción más eficiente fue continua. Al aumentar
la inversión de capital por trabajador, se hizo necesario un mayor control para aumentar también la
eficiencia del trabajo, eliminando perdida de tiempo y esfuerzo. Después 1895, con los estudios de
Taylor sobre la manera de que los trabajos podían descomponerse en sus elementos esenciales para
aumentarla producción y evitar accidentes, se efectuaron experimentos con la línea de montaje
móvil, que se perfeccionó en 1913 con la práctica de Henry Ford.

El grande aumento de las cuantidades de productos no hubiera sido posible sin la enorme expansión
de los medios de trasporte e intercambio y el consecuente crecimiento del tráfico. El mercado
extensivo es una de las principales características de la economía mundial del siglo XIX. Entre 1875
y 1914 hube una triplicación del tráfico mundial. Los ferrocarriles y la navegación oceánica
cumplieron papeles particularmente cruciales en el crecimiento del comercio.
La división internacional del trabajo alcanzo mayor nivel de desarrollo y se estableció una red
mundial de comercio y pagos que permitió la distribución de mercancías que algunas áreas tenían
en exceso a otras regiones donde faltaban.
En términos comerciales, los países de Europa occidental que se habían industrializado en primer
termino desarrollaron un exceso de las importaciones sobre las exportaciones, pero los beneficios
relacionados con la inversiones en el extranjero, el trasporte marítimo, la banca, el servicio de
seguros, los giros de los emigrantes y el tráfico turístico fueron tales que la mayoría de estos países
obtuvieron superávit en sus balanzas comerciales y de pagos. Las inversiones europeas en el
exterior se caracterizaron por la financiación de capital social, industrias extractivas y préstamos a
gobiernos. Se produjo un verdadero despojo de materias primas y una explotación de la fuerza
trabajo extranjera con la esperanza de obtener ganancias rápidas y masivas.
En términos de renta nacional, las colonias era un mal negocio. Los costes de las expediciones
militares y la administración colonial sobrepasaban ampliamente el valor del despojo o las ventajas
monopólicas del mercado nacional. Los que fomentaban el nuevo imperialismo eran los grupos de
interés especiales en el seno de las estructuras de poder de las naciones occidentales. Ciertos grupos
industriales comenzaron a presionar para que se asegurarse aquellos mercados donde estaban menos
riesgos que en la competencia internacional abierta. En otros casos, grupos en el seno del gobierno,
militares o diplomacia, se valieron de la excusa de una estrategia global con el fin de influir en la
política y sostener las nuevas naciones que necesitan desarrollarse. En general, el nuevo
imperialismo beneficio solamente a algunos sectores de la economía.
La mayoría de los gobiernos de las naciones prestamistas se comprometieron en inversiones en el
extranjero como un medio de ganar aliados, aumentar el prestigio de la nación, de tener acceso a las
fuentes de materias primas y de ganar mercados.
Con la larga depresión en los precios de 1873-1896, los precios de los granos y las materias primas
cayeron muy por debajo de los precios de los productos industriales y el intercambio de productos
manufacturados declinó. Muchos de quienes se vieron comprometidos se convencieron de que la
única solución era la intervención del estado. El proteccionismo provoco un efecto de freno el
proceso de división del trabajo y contribuyo a la formación de monopolios en el proprio país.

Los precios baratos de los alimentos se debieron en parte a la importación de los también baratos
granos norteamericanos. La época del acero y los plásticos dio a Europa una gama de nuevas
mercancías producidas con eficacia y vendida a precios bajos. Los precios disminuyeron en forma
sostenida a lo largo del periodo mientras que la renta nacional y la riqueza crecieron; los salarios no
decayeron tan rápido como los precios, de modo que los salarios reales de los obreros industriales
no disminuyeron. Gran Bretaña entre 1873 y la primera guerra mundial perdió terreno y
experimento una disminución en el ritmo domestico de crecimiento y en su participación en los
mercados mundiales. Mientras que Alemania se hacía pionera en la nueva tecnología, Gran Bretaña
parecía contentarse con la supervivencia de viejos métodos y equipos. Aquí la tecnología de
producción no cambio con los tiempos, la pocas inversiones en nuevos maquinarias y más eficiente
provocó el atraso industrial.

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