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Juan F.Rodríguez Testa¡ (coord.)
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COORDINADOR:
COLABORADORES:
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Prólogo
1. Introducción
1.2. Antecedentes
1.4.1. Perceptivos
1.4.2. Afectivos
1.4.3. Cognitivos
1.4.4. Conductuales
Resumen
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2. La alteración de la imagen corporal y los diagnósticos
2.3.7. Obesidad
Resumen
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3.3. Agnosias corporales
Caso clínico
Resumen
4. Etiología
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4.2.4. Modelos explicativos de tradición cognitivista
Caso clínico
Resumen
Preguntas de autoevaluación
5. Evaluación
5.2. Entrevistas
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Caso clínico
Resumen
Preguntas de autoevaluación
6.3.1. Introducción
6.3.3. Psicoeducación
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6.3.8. Prevención de recaídas
Caso clínico
Resumen
Preguntas de autoevaluación
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7.2.7. Las dietas y sus consecuencias
7.3. ¿Qué hacer ante una posible recaída? Prevención de las alteraciones de la
imagen corporal
Claves de respuesta
Bibliografia
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Esta obra actualiza y desarrolla el constructo de imagen corporal y sus
alteraciones o distorsiones. En la mayoría de las publicaciones se da una
asociación entre este contenido y los trastornos de la conducta alimentaria.
Sin embargo, la perspectiva que subyace a este texto trata de ser más amplia.
Aunque es cierto que dicho grupo de trastornos tiene en su núcleo la imagen
corporal negativa, podría implicarse a la gran mayoría de los trastornos
mentales especificando en qué medida y sentido está afectada la imagen
corporal. Es pues un constructo relevante, un verdadero organizador de la
psicopatología, aunque con una importancia variable según qué diagnósticos
se aborden.
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tradicionalmente no se refieren por su alteración de la imagen corporal pero
en los que ésta, indudablemente, participa. Piénsese, por ejemplo, en los
trastornos depresivos. En cualquier caso, la importancia de este capítulo
sugiere que podrían reunirse diferentes psicopatologías bajo la etiqueta
común de trastornos o alteraciones de la imagen corporal entre las que,
inevitablemente, sobresalen los trastornos de la conducta alimentaria y el
trastorno dismórfico corporal.
El cuarto capítulo nos sirve para revisar y asentar las condiciones que
pueden considerarse causales en las alteraciones o distorsiones de la imagen
corporal, así como plantear diferentes modelos o perspectivas explicativas de
estas manifestaciones psicopatológicas. En función de estas perspectivas
comienza a darse sentido al caso clínico planteado en el capítulo precedente.
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ajustes pertinentes a la sintomatología específica y de las características del
paciente en particular. Se incluyen diferentes ejemplos clínicos donde puede
observarse el trabajo que se hace en consulta con este tipo de pacientes, de
diversa gravedad y diagnóstico. Se dan algunas sugerencias para el trabajo
del terapeuta, tanto desde una perspectiva cognitiva tradicional como desde
los abordajes de última generación. Por último, se revisa el caso clínico
planteado en el capítulo tres, resumiendo todo el proceso de intervención y el
progreso de esta paciente.
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1.1. Conceptualización de la imagen corporal
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corporal: "me gusta mi pelo", "dicen que hago siempre este gesto simpático
cuando sonrío", "tengo arrugas y unas sombras en la piel que me
desagradan", "enseguida me pongo colora da, todos se dan cuenta", "me han
dicho siempre que este pequeño lunar es atractivo", "mi nariz es muy grande,
sé que es lo primero que ven de mí".
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Figura 1.1. Relación teórica entre la imagen corporal con el autoconcepto,
autoestima y conducta.
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cómo estimamos o suponemos que los demás lo perciben y reaccionan ante él
(y de lo que en una determinada sociedad se considera atractivo). El
desarrollo de la imagen corporal lo es asimismo del autoconcepto global (y
físico), por ejemplo, a lo largo del proceso de maduración y el de
envejecimiento normales, por una anomalía corporal congénita, la aparición
de una discapacidad, la presencia de dolor crónico, el impacto del cambio en
el aspecto físico por una enfermedad, haber sufrido abusos sexuales, entre
otras muchas posibilidades.
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autorregistro para la terapia anota: "Me veo cuando me ducho. Me doy asco,
no me aguanto ni yo, ¿cómo voy a gustar a alguien? Yo no debería estar en
este cuerpo. No quiero este cuerpo. No estoy preparado para vivir. Querría
estar muerto. Me siento hundido". A pesar de ser una persona con valores y
aptitudes, apenas los menciona como algo de interés o que le califiquen de
forma positiva. Desprecia su cuerpo y permanentemente se compara con los
chicos de su edad, los cuerpos "normales" de todo el mundo, como él destaca,
y su imposibilidad para tener pareja.
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y profesional (cantantes, actores y actrices, modelos, deportistas, etc.), a las
experiencias con relación al cuerpo y la imagen con los miembros de la
familia, amistades o iguales en general (criticismo, bromas y burlas,
sobrevaloración y preocupaciones en las conversaciones, comentarios en los
programas de televisión, comparaciones con las imágenes de las revistas,
carteles, anuncios, etc.). Además, qué duda cabe, que el proceso de desarrollo
de la imagen corporal no finaliza de manera temprana sino que ha de
adaptarse a la carrera de relevos característica de los cambios evolutivos:
configuración corporal hacia la adultez (por ejemplo, el ensanchamiento de
las caderas), abandono del aspecto de un niño o niña (cambios en la piel,
aparición de caracteres sexuales secundarios, por ejemplo), indicadores de
desgaste o envejecimiento del cuerpo y su aspecto (aparición de pelo canoso,
arrugas, flacidez).
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ella, prepondera el componente emocional o afectivo identificado por su
carácter subjetivo, personalizado, y centrado en el agrado-desagrado o la
satisfacción-insatisfacción con la apariencia (desde el peso, o la figura, a
cualquier otro componente de nuestro aspecto) en la llamada autoestima
corporal. Es un componente dependiente del estado de ánimo, por lo que
puede resultar cambiante. En esta actitud participa el efecto de la
internalización del ideal de belleza de la sociedad en la que vivimos (un
contenido cognitivo de la segunda actitud de la imagen corporal), con la que
nos valoramos por un proceso natural de comparación social. Por tanto, la
zona problemática de la imagen corporal comienza por la importancia que
adquiere el ideal físico intemalizado frente a la propia valoración del cuerpo o
apariencia real, lo que favorece la insatisfacción corporal (disforia por el
cuerpo o el aspecto corporal).
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aprecia la internalización del ideal de belleza. Nuevos sucesos a los que nos
enfrentamos activan el procesamiento esquemático de la autoevaluación, lo
cual, en principio, debería facilitar la adaptación a las situaciones, la
regulación de las emociones y los esfuerzos de afrontamiento, pero también
pueden ser una fuente de malestar continuo.
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Figura 1.3. Relaciones teóricas entre las dimensiones de la imagen corporal.
1.2. Antecedentes
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lugar a una imagen espacial del cuerpo en el cerebro (aportaciones de Head,
Pick, Holmes, Penfield, Rasmussen). Por ello, el concepto de esquema
corporal suele considerarse el antecedente claro de la imagen corporal, tal y
como se entiende en la actualidad. Los inputs de los canales sensoriales
daban lugar a un reflejo o equivalente cerebral de cada zona corporal, la
coordinación del movimiento y los cambios posturales (Pruzinsky y Cash,
2002). En este sentido, el estudio de la imagen corporal nació a partir de la
información proporcionada por la neuropatología: el miembro fantasma,
autotopagnosia, hemisomatoagnosia, anosognosia, entre otras (Cash, 2004).
Como se observan casos muy tempranos de miembro fantasma (por falta
congénita de miembros o pérdida temprana de los mismos), se deduce que el
esquema corporal son representaciones neurales del cuerpo y sus funciones
en el cerebro, lo que permite la experiencia de imagen corporal (tesis de
Stamenov) (de Preester y Knockaert, 2005).
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como se acepta actualmente, es una focalización perceptiva que permite
consciencia y experiencia del cuerpo, posibilitando que se tenga noción del
cuerpo (imagen corporal). Complementariamente, se entiende que la manera
integrada, natural, o no consciente en la que funciona el cuerpo, con unas
características que definen un estilo individual e idiosincrásico, es el esquema
corporal (el cuerpo como sujeto, en términos de Marino Pérez, 2012).
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los años noventa. De esta manera, además del componente perceptivo,
interviene una variedad de procesos cognitivos y conductas (en la actitud de
dedicación que estableció Cash), más un componente esencialmente
emocional (en la actitud evaluativa o comparativa).
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En consecuencia, los embates sobre nuestro Self, en el ámbito corporal
específicamente, lo son porque lesionan nuestra función social. Si se percibe
que no se alcanza el ideal de la apariencia y se vive de forma negativa y
destacada, se experimentan como riesgo de rechazo (cuidado, apoyo) o
pérdida de estatus (consideración, aceptación). Con ello surgen emociones
negativas autoconscientes y primarias (algunas como la ira pueden
autodirigirse), puede alterarse la idea y opinión que tenemos de nosotros
mismos (autovaloración y autoesquemas negativos), y favorecer la
sobrefocalización (y rumiación, por ejemplo) como elemento perpetuador del
malestar y la preocupación/sobrecarga (o dedicación exagerada). Por tanto,
las experiencias y desarrollo del apego tienen un papel muy relevante en el
modo y tipo de información procesada desde el punto de vista social (Dykas
y Cassidy, 2011).
Se sabe, especialmente entre las chicas y, sobre todo, con mayor IMC, de
la susceptibilidad y facilidad para la sobrevaloración de los ideales de la
apariencia internalizados, mostrando con ello mayor deseo de delgadez y
disminución de la estima corporal. En el caso de los varones, el ideal de
hombre musculoso difundido por los medios de comunicación se ha
convertido en el predictor más potente de la preocupación marcada por
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aumentar el volumen muscular, favoreciendo la insatisfacción por el cuerpo
(Smith, Hawkeswood, Bodell y Joiner, 2011). Añáda se a lo dicho que, en
este momento evolutivo, el plano sexual incide en el desarrollo de la
autoconsciencia (como objeto de atención sexual), y una posible imagen
negativa, sobre todo en aquellos casos donde se da una madurez sexual
temprana (especialmente en chicas), o muy tardía (especialmente en chicos),
o de experiencias sexuales inadecuadas para el momento evolutivo.
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Del papel siempre destacado de la influencia de los iguales (por ejemplo,
conversaciones sobre el cuerpo o la apariencia), se observa que interviene, en
todo caso, en la preocupación y tal vez en algunos cambios conductuales
(restricciones alimentarias), pero no de forma lineal con los problemas del
nivel de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA, en adelante), por
ejemplo (Levine y Chapman, 2011; Paxton, Schutz, Wertheim y Muir, 1999).
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Por otro lado, el papel de los iguales no es único. Puede tener varios
rostros. De hecho, el papel de la actividad y apoyo sociales, es decir, cuando
hay verdadero compromiso social, representa un moderador para la imagen
corporal, incluso ante la presencia de sobrepeso (Caccavalea, Farhatb e
Iannotti, 2012). Esta relación parece ser cierta para las adolescentes, no para
los chicos.
Entre los 4 y los 6 años, la preocupación de los chicos tiene que ver, en
mayor medida, con el sentimiento de querer ser mayor o ser demasiado
pequeño o gran de, todavía sin diferenciar la preocupación en cuanto a la
talla, ser musculoso, grueso o no. En las chicas, sobre todo, hay intereses por
la ropa, el pelo y los papeles relativos a la apariencia por género. Ellas sí
parecen más preocupadas por estar o llegar a estar gordas. Esto significa que
probablemente reciben más mensajes (en términos de comparación) acerca de
cómo debe ser el cuerpo.
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casos (Smolak, 201la). Empieza el influjo y recepción significativa de los
mensajes sexualizados de los medios. Los datos sugieren que el papel de los
medios ya se ha estabilizado a los 9 años (incluyendo la internalización del
ideal de delgadez), del mismo modo que desde edades muy tempranas se
aprecian estereotipos negativos hacia la obesidad, aunque no esté todavía en
el foco de sus preocupaciones. Por estos motivos, Clark y Tiggemann (2008)
señalan que las preocupaciones por la imagen corporal son comunes en la
adolescencia, pero la imagen corporal pobre es incluso anterior a este
periodo.
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calle. Al final opta por dejar la carrera de forma presencial y se matricula en
una universidad a distancia.
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que afectan a la apariencia y al atractivo (con menor efecto entre los hombres,
que lo amortiguan con una mejor posición social que a comienzos de la
adultez); los cambios en la competencia física propios de la edad (agilidad,
resistencia, potencia); y el papel de la salud física (enfermedad, dolor,
debilidad) que dan otra dimensión importante del cuerpo (Whitbourne y
Skultety, 2002). Entre las mujeres este proceso tampoco supone, de forma
inalterable, consecuencias negativas. Se observan actitudes favorables por el
hecho de no tener que pensar en la posibilidad del embarazo (o la
contracepción), pero más negativas hacia los cambios de la apariencia y la
feminidad percibida. Las mujeres que se resisten a tratar el cuerpo como un
objeto de cara al exterior (objetivación) tienen actitudes más favorables hacia
la apariencia en la menopausia y sienten menos vergüenza corporal por su
cuerpo (McKinley y Lyon, 2008).
1.4.1. Perceptivos
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la intrincada relación ver/sentirse en cuanto a la autoimagen. Dicho de otra
manera, son las actitudes cognitivas y afectivas que indican insatisfacción y
preocupación/sobrevaloración por la imagen corporal las verdaderamente
predictivas de problemas de la imagen corporal (Allen, Byrne, McLean y
Davis, 2008).
1.4.2. Afectivos
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Es evidente que la respuesta afectiva es una parte nuclear de la imagen
corporal o, más específicamente, del componente actitudinal en relación con
la evaluación y percepción del cuerpo y la apariencia, así como del resultado
de la comparación con el ideal social.
Del mismo modo, hay reacciones de rechazo hacia todo aquello que
aparenta enfermedad o deformidad, un procesamiento, podría decirse,
esencialmente límbico (emoción básica y defensiva) que está preparado para
un posicionamiento ante una amenaza teórica o desconocida (por ejemplo, la
posibilidad de contaminación).
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relacionado con el grado de satisfacción o insatisfacción hacia el cuerpo, así
como con la gama extensa de emociones y sentimientos ligados a la
evaluación del cuerpo, sea en cuanto al peso, figura, partes del cuerpo o en su
globalidad.
1.4.3. Cognitivos
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almacenado. Esto ocasiona emociones negativas y fortalece las propias
creencias, viviéndose como una obsesión. Es lo que Thompson y Heinberg
llamaron efecto huracán (citado en Williamson, Stewart, White y
YorkCrowe, 2002). A partir de los 6 años de edad se desarrollan los
esquemas de la apariencia e incluyen un elemento de autodefinición
(autoesquemas). En este proceso de desarrollo, los juegos y juguetes
desempeñan un papel destacado acerca de los modelos a los que debe
parecerse el cuerpo (Smolak, 201 la), pero tam bién los anuncios televisivos,
carteles, vídeos musicales, etc. (Hargreaves y Tiggemann, 2002).
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relacionados con la primera actitud de la imagen corporal o de tipo emocional
(la autoestima corporal), pero aquí se refiere al contenido cognitivo, que
luego es puesto en liza en el proceso evaluativo/comparativo. Es en este
punto donde resultan centrales las discrepancias de la intemalización del ideal
de la apariencia con respecto al ideal del Self (atributos idealizados) y las
autopercepciones (valoraciones actuales), de lo que puede derivar la
insatisfacción de la imagen corporal (Cash y Hrabosky, 2004; Cash, Melnyk
y Hrabosky, 2004).
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mujeres más gruesas (si la aspiración es a estar delgadas). El hecho de reducir
la automaticidad de estos juicios mejora presumiblemente el grado de
satisfacción corporal (Dijkstra y Barelds, 2011).
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sobre la propia apariencia (segunda actitud) favorecen un procesamiento
cognitivo negativo y distorsionado que incrementa el afecto negativo
(disforia) de la imagen corporal (Jakatdar, Cash y Engle, 2006). Por tanto,
podría decirse que los procesos que se denominan sesgos o distorsiones
cognitivas son genéricas, probablemente vinculadas con el estado de ánimo
depresivo, aunque focalizadas en el cuerpo y la apariencia porque derivan de
las actitudes de la imagen corporal. Estas distorsiones cognitivas parecen
predecir los TCA.
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pensamiento y tienen repercusión en la conducta (Rodríguez-Testal, Perona-
Garcelán y Benítez-Hernández, 2011). Es común observar, por tanto,
sobrevaloraciones con respecto al ideal de belleza y acerca de la valía
personal en relación con el cuerpo en las alteraciones de la imagen corporal.
Se contemplan dentro de la actitud de dedicación, en su versión patológica, es
decir, de sobrecarga, no como una mera preocupación.
1.4.4. Conductuales
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1.5. La experiencia corporal
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la propia apariencia, se hace referencia a una experiencia psicológica global,
una vivencia de corporalidad, de realización, de encarnación. Es decir, en
realidad se han separado aspectos que se dan como un todo en la persona.
Como señala Cash (2004), no se trata de una imagen corporal, sino de
imágenes corporales aunadas.
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Es posible que, además de las características físicas que tiene una persona,
la apariencia y el atractivo físico dependan de factores de índole sociocultural
y económica. De hecho, se considera que el peso de las variables sociedad y
cultura sobre la imagen corporal han sido siempre superiores a la propia
biología: desde la reducción del pie, la circuncisión femenina, la deformación
del cráneo, el alargamiento del cuello, los discos en los labios y, más
contemporáneo, los implantes de pecho, el botox, los braces, los piercings o
las dietas-milagro (Rumsey y Harcourt, 2005; Thompson, 2004). En otros
momentos históricos, donde la escasez alimentaria era una condición más
general, se apreciaban positivamente los cuerpos rollizos y gruesos. Eran una
muestra de estar sano, de disposición de recursos, posibilidad de vivir más
años y de sacar adelante a la prole.
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que debería aspirarse (Jackson, 2002).
En los momentos más actuales, son observables por doquier mensajes que
conducen a ciertas asociaciones mentales que se reflejan en la internalización
de un patrón o ideal de belleza muy determinado: delgadez (mujer), músculos
(hombre); y más globales: juventud, actividad constante, salud y longevidad,
procedimientos físicos, médicos y quirúrgicos para mantener o alcanzar
dichas condiciones, por ejemplo, aniñar el rostro provocando una separación
(diastrema) entre las palas de los dientes (Calado, 2011). Estos mensajes
logran hacer creer, a fuerza de repetir, que las preferencias generales son
precisamente las que integran el ideal corporal y de belleza cuando, en
realidad, una buena parte de las personas, hombres y mujeres, prefieren los
cuerpos más cercanos a un promedio de lo que suponen que el otro sexo
quiere o busca (Frederick, Hadji-Michael, Furnham y Swami, 2010; Rozin y
Fallon, 1988; Thompson y Cafri, 2007).
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Thompson, 2005; Thompson, Heinberg, Altabe y Tantleff-Dunn, 2004). Sin
embargo, la intemalización de dicho ideal es un proceso causal necesario,
pero no suficiente por sí mismo. Probablemente precise también de un mayor
grado de vulnerabilidad personal, y de los procesos de comparación social y
presión percibida para acercamos a las áreas problemáticas de la imagen
corporal e, incluso, ocasionar los trastornos de la misma. Los medios de
comunicación han de entenderse en todo caso como un factor de riesgo
decisivo (Levine y Murnen, 2009). De hecho, las personas caracterizadas por
tratar de dar una imagen elevada de sí mismas (en el sentido de un sesgo
positivo), con intereses y motivaciones pronunciados (autodeterminación), y
un autoconcepto bien definido, mostraron una tendencia menor a la
intemalización del ideal de belleza imperante. Estas características personales
funcionaban como protectores. Sin embargo, las personas más conformistas,
sí podrían estar en situación de mayor riesgo para intemalizar los estereotipos
de belleza como una forma de alcanzar seguridad (Vartanian y Hopkinson,
2010).
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1970 a 1990, aumento del volumen corporal que se concentra en la mayor
masa muscular.
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apariencia, se puede observar la evolución que han experimentado los
muñecos con los que juegan los menores (especialmente en el caso de
Barbie), en los que se traslada este ideal de delgadez, junto con unas
proporciones irreales tanto para el hombre (músculos, como en los Action
man) como en la mujer (pecho, piernas muy largas, cintura minúscula). De
forma paralela a estos modelos de la apariencia, se aprecia la erotización de
los muñecos (como las Bratz), aspecto que también se liga al éxito social y
legitima el papel de objeto sexual de la persona, sobre todo de la mujer
(Murnen, 2011). Complementariamente, apareció una rival de Barbie,
llamada "feliz de ser yo" (happy to be me), caracterizada por caderas más
anchas, cuello y piernas más cortas. Sin embargo, no superó los 14 años de
existencia (Wilhelm, 2006), mientras que Barbie ya ha cumplido los 53.
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Con todo, algunos datos recientes han sugerido cambios (y una cierta
mejoría) en el grado de satisfacción entre las mujeres en comparación con los
años noventa y anteriores del siglo xx, a pesar de un incremento general en el
peso a escala poblacional. Se ha apreciado una mayor proximidad entre
mujeres de diferentes razas, por lo que no se puede afirmar que se trate de la
insatisfacción con respecto al cuerpo de la etnia caucásica. También se han
tomado precauciones para la consideración de ciertos pesos y figuras de
modelos y deportistas en verdadera situación de riesgo, o se han
promocionado modelos con figuras dentro del IMC considerado normal.
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no la generalidad.
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Por el contrario, una imagen corporal negativa es un indicador de mal
funcionamiento psicológico que situamos en un continuo donde intervienen
la insatisfacción y las preocupaciones por la apariencia y cuyo extremo
clínicamente relevante viene representado por las alteraciones de la imagen
corporal.
Por un lado, es posible que algunas personas hayan pensado que una parte
de su cuerpo no les resulta especialmente atractiva (insatisfacción con las
características físicas: torso alto, peso, tono muscular, torso bajo), o
simplemente que su aspecto en general no les hace sentir especialmente bien
o con seguridad (insatisfacción con la apariencia, lo que sucede con
frecuencia, sobre todo en las mujeres) (Cash, 2002). Esta insatisfacción
común entre las mujeres es lo que Rodin, Silberstein y Striegel-Moore (1984)
refirieron como descontento normativo. Es posible también que estas ideas (y
el componente afectivo con ellas) sean pasajeras, minimizadas por la propia
persona, contrastadas o compensadas con otras facetas más favorables de sí
misma u olvidadas rápidamente. Tal vez incluso hasta cierto nivel de
insatisfacción tenga en realidad una función motivadora sobre la conducta. Se
ha comprobado que la insatisfacción, cuando no es muy marcada, puede
involucrar a la persona para mejorar su estado de salud, implicándose en el
ejercicio y alimentación adecuados. O dicho a la baja, se ha observado que
cuando las personas perciben su imagen de manera muy satisfactoria realizan
patrones alimentarios de mayor riesgo, incrementando su peso. En su
extremo, cuando la insatisfacción es elevada, se llevan a cabo procedimientos
de control desesperados e insalubres para perder peso (Heinberg, Thompson
y Matzon, 2001).
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lo que se espera de nosotros, en suma, de nuestra persona como conjunto, son
importantes.
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resultan favorecedores de una mayor distancia entre el IMC actual y el ideal
(Petroff, Martz, Webb y Galloway, 2011). Evidentemente esto ocasiona
niveles de insatisfacción corporal pronunciados pues el ideal de delgadez (o
de musculatura) es difícil de cumplir.
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Goldfield, 2012). Sin embargo, la insatisfacción lo es sobre diferentes
aspectos del cuerpo: las características faciales, apariencia de la piel, volumen
y fuerza muscular, aptitud física o estado de forma, entre otros muchos, lo
que se relaciona con diferentes patologías en las cuales el núcleo es la imagen
corporal negativa.
Desde las décadas de los 80-90 del siglo xx se tiende a mostrar al hombre
desnudo, una cierta glorificación de lo masculino, del ejercicio fisico y el
peso, o del rostro, elegancia y a la moda, como valores sexuales para ejercer
dominio. En consecuencia, entre los varones no se aprecia esa misma
tendencia a la objetivación que se mencionaba para las mujeres (McKinley,
2011). Quizá por ello, los hombres, dicho de forma muy general, o no dan
una valoración tan marcada a su propio sobrepeso o no son tan conscientes
del mismo (Owens, Allen y Spangler, 2010).
Sin embargo, desde los años noventa se aprecia entre los hombres una
mayor insatisfacción enfocada al componente muscular, un intento por ser
musculoso y esbelto a la vez. Esta musculación magra (lean muscularity) se
convierte en un requisito de masculinidad, coloca el énfasis en la
competitividad, la consecución de logros, control emocional, asunción de
riesgos, dominancia y poder sobre las mujeres. Sitúa a los hombres en riesgo
para la insatisfacción con sus músculos (Blashill, 2011) y predice síntomas
depresivos, baja autoestima y alteraciones de la conducta alimentaria con
independencia de la orientación sexual (Smith, Hawkeswood, Bodell y
Joiner, 2011).
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Un factor que se ha relacionado con la insatisfacción corporal es la
exposición (continuada) a bromas y burlas. Se ha aludido a que un porcentaje
muy elevado de chicas reciben comentarios alusivos al peso y la figura
durante mucho tiempo a lo largo del desarrollo, relacionándose con la
insatisfacción corporal en la adultez (y situación de riesgo para los TCA)
(Menzel, Schaefer, Burke, Mayhew, Bran nick y Thompson, 2010; Wilksch y
Wade, 2010). Cuando las bromas se refieren a la persona o mujer en su
conjunto y no focalizado en el peso, por ejemplo, parecen relacionarse más
bien con la baja autoestima (Keery, Boutelle, Van den Berg y Thompson,
2005).
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imagen corporal.
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temporalmente la afectividad negativa (mientras que el control resulta o
aparenta ser efectivo), aunque generalmente incrementa las emociones
negativas y con ello la preocupación y evaluación (cuestionamiento) de la
valía personal. De hecho, las principales conductas de comprobación o
chequeo corporal (mirarse en el espejo, pesarse, preguntar a los demás, etc.)
no hacen sino aumentar los niveles de ansiedad; y las conductas de control,
como puede ser la restricción alimentaria, consiguen disminuir el afecto
negativo pero con el coste de la regulación a la baja del afecto positivo.
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El nivel que se ha denominado subclínico o de imagen corporal negativa
se conforma por la presencia de insatisfacción corporal o
preocupación/sobrevaloraciónimplicación sobre la conducta, como se
representa en la figura 1.5. Es posible que la intemalización del ideal del
cuerpo tenga un papel destacado tanto al relacionarse aisladamente con la
insatisfacción corporal, como en su conexión con la evaluación de la estima
personal fundamentada en el cuerpo y la creación de autoesquemas
disfuncionales. A su vez, las discrepancias halladas pueden dar lugar a
esfuerzos de cuidar y controlar el cuerpo. Es decir, cabe la posibilidad de que
las dos actitudes acerca del cuerpo estén relacionadas y den lugar a la imagen
corporal negativa. También se plantea que algunos procesos cognitivos, como
el perfeccionismo, pueden desempeñar un papel relevante, tanto de forma
aislada (incrementando la preocupación, la sobrevaloración y favoreciendo
cambios dirigidos al cuerpo) como contribuyendo a la dinámica por la cual
ambas dimensiones (evaluativa y de dedicación) se dan juntas.
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anticipa la presencia de atracones (Allen, Byrne, McLean y Davis, 2008).
Esto es especialmente válido para los chicos con sobrepeso y las chicas
caracterizadas por tener baja autoestima, donde se evidencia la
internalización de mensajes sobre ideal del cuerpo o evaluación de la
autovalía en términos de peso y figura.
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todo en general..."; otra paciente de 32 años señalaba: "todavía se me ven
unos muslos gordos y mi tripa es gorda, de cuarentona, mis caderas..."; otra
persona de 37 años especificaba: "no me sentí liberada hasta que di el paso,
hasta ese momento era una mujer en cuerpo de hombre, ¡muy típico!, pero
necesité ir paso a paso"; un chico de 22 años, localizaba de forma específica
un punto conflictivo como origen de su infelicidad: "quiero operarme las
orejas, es imposible gustarle a nadie, están separadas del cuerpo, parezco un
payaso".
En la figura 1.6 se reúnen los eslabones o pasos que se han dado hasta el
momento. Se han incluido las actitudes que participan en la imagen corporal,
la evaluativa/comparativa y la de dedicación o carga. Las discrepancias de la
evaluación entre el yo corporal actual con respecto a la interiorización del
ideal de belleza de la primera actitud ocasionan insatisfacción corporal
(disminuye la autoestima). La sobrecarga (preocupación excesiva) da lugar a
la sobrevaloración del ideal de belleza (se fortalecen los autoesquemas de la
apariencia), tienen lugar cambios en la conducta y se incide negativamente
sobre la autoestima y la autovalía.
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están en estudio. Muchos de estos procesos mediadores son comunes a una
buena parte de las alteraciones de la imagen corporal.
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momento en el que toma asiento se puede apreciar que se ubica de forma
ligeramente oblicua con respecto al entrevistador. Se le pregunta acerca de
dicha disposición y comenta que siempre lo hace de ese modo; reconoce que
el lado derecho de su cara, más específicamente el arco o base de su
mandíbula, no le gusta y no lo exhibe. Objetivamente hay una desigualdad
con respecto al lado simétrico de la mandíbula inferior pero podría decirse
que es una diferencia menor. Reconoce que esto no le afecta, aunque pasa por
su cabeza. Cuando está en reuniones, con grupos de amigos piensa
automáticamente, subraya, en ubicarse en el lugar más próximo a la pared. Se
le plantea qué pasaría si en una situación así alguien se sienta en el lado
derecho y afirma que no le importaría, no le daría vueltas. Tiene pareja y,
aunque al principio le preguntaba acerca de ese "complejo", él restaba toda
importancia al asunto. Esto es relevante para ella y reconoce que si ahora no
tuviera pareja pensaría algo más en ello pero, reitera, aunque lo ha tenido en
cuenta toda su vida y no le gusta ese lado de la cara, "no le impide hacer su
vida ni piensa que le afecte gravemente". Esta descripción podría ser un
ejemplo de imagen corporal negativa (insatisfacción corporal), centrada más
en la importan cia de la simetría que en la internalización del ideal de belleza
(delgadez, altura, gran pecho, cintura estrecha...). No se trata de una
alteración de la imagen corporal, como diagnóstico, aunque es evidente que
es una persona en situación de riesgo porque implica la insatisfacción por una
parte del cuerpo e implica a su comportamiento (aunque de forma leve).
63
extremidades superiores que son igualmente reducidas de tamaño (aunque
con todas las características formales). Aparte de otras dificultades en el
funcionamiento de sus órganos internos, esta mujer reconoce que toda su vida
se ha sentido muy mal por su aspecto; se ha comparado, escrutado y
rechazado permanentemente. En los últimos dos años, sin embargo, ha sido
capaz de dar menos importancia a su apariencia, ignorar las miradas de los
demás ("comprende que la miren") y ha logrado aumentar su actividad social
y académica. Ahora se da cuenta de que ha vivido muy protegida y
escondida, por lo que quiere madurar como persona y acabar su carrera
universitaria. Está muy integrada socialmente y se siente muy capaz de
superar sus dificultades. Sin embargo, en el último año ha empezado a dejar
de comer; considera que está muy gruesa y quiere tener mejor aspecto, menos
peso, sobre todo menos barriga. Le agobia que todo el mundo esté encima de
ella por este asunto, insistiéndole en que no puede dejar de comer, entre otras
cosas, porque objetivamente no está gruesa. Reconoce que quizá la
restricción es importante (a veces su alimento es una galleta y una manzana al
día), que le está perjudicando porque se cansa antes, está más deprimida y a
menudo irritable, tiene problemas con los demás y ha perdido, que ella
recuerde, tres menstruaciones consecutivas.
Resumen
64
segunda dimensión es cognitiva y conductual y se refiere a la dedicación o
carga que aplicamos sobre la apariencia.
65
-Cuando las personas ganan en edad es posible que hayan alcanzado sus
necesidades de seguridad en la red social (menor necesidad de sintonía
social o de conformidad), por lo que se observa una tendencia menor a
sobrevalorar el ideal de belleza.
66
En este apartado se desarrollan las alteraciones de la imagen corporal en su
relación con los diagnósticos psicopatológicos. Pueden observarse algunas
expresiones de la imagen corporal alterada en una buena parte de los
trastornos presentes en las clasificaciones diagnósticas actuales. En otros, en
cambio, la alteración de la imagen corporal resulta definidora del propio
trastorno. A estas patologías se dedicará más espacio.
67
En los trastornos de la personalidad, la imagen corporal tiene importancia
en las formas límite, narcisista e histriónica del grupo B (dramático,
impulsivo, de la inestabilidad emocional y la imagen). La aceptación o el
rechazo por parte de los otros es central, lo que hace sobresalir una identidad
patológica en su conjunto (incluyendo el componente físico); una identidad a
veces muy demandadora, a veces muy debilitada; en definitiva, inestable y
cambiante. Por tanto, la imagen corporal alterada participa en los procesos
patológicos, si bien no es el motor de dicha inestabilidad o de la autoestima
debilitada. Se trata, en general, de una demanda exagerada de atención y
dedicación, de seguridad y apoyo constantes. En ocasiones, típico de la forma
límite, el cuerpo es utilizado como una forma de experimentar emociones, de
sentir de forma intensa, de liberar tensión, lo que ocasiona que la persona se
autoinflija algún tipo de corte, golpes, picado o quemadura. En todo caso, es
más bien una consecuencia que afecta al aspecto corporal que su punto de
partida.
Con alguna cercanía respecto del grupo anterior, en los trastornos del
68
control de los impulsos puede hacerse mención de la tricotilomanía
(arrancamiento de pelo y vello), la onicotilomanía (hábito de morderse de las
uñas), la dermatotilomanía (excoriaciones de la piel), en las que observamos
un deterioro autoinfligido vivido como irresistible de algún aspecto de la
apariencia corporal. A veces, como en la dermatotilomanía (que Brocq llamó
acné excoriado en 1800), a partir de lesiones menores o inexistentes de acné,
se produce un rascado, picado o pellizcado, continuos. Sin embargo, puede
apreciarse que en esta alteración la imagen corporal no resulta central, sino
más bien una consecuencia de unas necesidades internas vividas por la
persona con urgencia, en aras de conseguir estimulación, excitación, descarga
o bienestar (por reforzamiento negativo). Las consecuencias, sin embargo,
fuera de dicho control, avergüenzan y molestan a quienes realizan estas
conductas. A menudo, se describen precipitantes percep tivos del tipo
irregularidades de la piel, asimetrías, picor, notar algo debajo de la piel,
incluso mirarse al espejo. Obsérvese cierta similitud con el TDC, aunque en
éste se reacciona con disforia, no precipitando un intento de cambiar algún
aspecto del cuerpo lesionándolo.
69
forme realmente parte de este grupo, también se harán algunas
consideraciones a propósito de la obesidad.
70
deterioran el aspecto físico (desde pellizcos y excoriaciones en la piel a
verdaderas mutilaciones). Se dedicará un espacio breve a estas
manifestaciones.
71
comúnmente el acné, el tamaño de la nariz o del pecho, o difícilmente
observable, como los párpados ensom brecidos o los ojos demasiado
cerrados. La esencia del trastorno no radica en una distorsión en el sentido de
la percepción alterada, sino en el malestar, incomodidad, o desagrado, sobre
alguna parte del cuerpo. Es decir, la distorsión de la imagen corporal radica
en la sobrevaloración de un detalle, o de la simetría, o de un ideal acerca del
aspecto exageradamente concreto que ocasiona el malestar o rechazo (la
obsesión por la vergüenza del propio cuerpo, descrito por Janet en 1903).
Hay personas que tienen alguna parte de su cuerpo con alguna marca,
señal o peculiaridad, pero no es tomado como algo preocupante, significativo
o insistente, ni que trate de cambiarlo a toda costa. Puede que prefiera tener
un pelo más grueso, o los dos párpados exactamente iguales, en lugar de uno
algo más caído que el otro. Sin embargo, reconociendo esta descripción de
"imperfección" no desagrada sobremanera ni interfiere su funcionamiento. Se
puede decir de forma sencilla que la persona acepta que es así.
72
En el trastorno dismórfico corporal, o clásicamente la dismorfia (descrita
por Morselli en 1886), dismorfobia o dismorfofobia, concepto difundido por
Hay (citado por Rosen, 1996), es al contrario: se rechaza y desagrada
intensamente algún aspecto de la apariencia (o toda ella), hasta el punto de
que monopoliza los pensamientos, se comprueba o verifica continuamente
cómo se encuentra, si el defecto es o no visible, cómo taparlo o camuflarlo,
cómo quitárselo, por ejemplo, por medio de una intervención quirúrgica. La
palabra dismorfia designa la fealdad o, más exactamente, la deformidad,
aunque el trastorno no tiene por qué relacionarse con las deformidades
corporales ni con la fealdad. En las narraciones clásicas de Herodoto se
refiere a la mujer más fea de Esparta, aunque esto es equívoco pues alude a la
fealdad; o Tersites, el hombre más feo de Troya, quien no parecía
precisamente verse afectado por ser deforme. Esta insistencia en la fealdad
contribuyó a que también se haya hablado de la hipocondría de la belleza,
hipocondría dermatológica (referida a la piel y el pelo), y el complejo de
Quasimodo (una descripción más precisa, dada la referencia a la alteración de
la forma - su propio nombre-, pero también el sufrimiento de este personaje
de Víctor Hugo y apartamiento de los demás por su aspecto). En definitiva, la
relación de este trastorno con la fealdad es equívoca, y con la deformidad,
relativa. Resulta central, eso sí, el concepto de defecto o imperfección, a
menudo con una enorme carga de subjetividad.
73
hace sobresalir la importancia del estatus social, la apariencia y el rechazo
social.
Se ha estimado que las personas con este trastorno están, al menos, una
hora diaria con estas preocupaciones. Algunas califican un malestar continuo
de fondo; un tercio llega a estar con preocupaciones y pensamientos hasta
tres horas al día; un 40% observa hasta 8 horas diarias; y un 25% admite estar
por encima de 8 horas (Phillips, 2009). La tendencia a la focalización en el
malestar y el "defecto" de forma repetitiva nos recuerda la dinámica que
74
observamos en el TOC (la conducta se ritualiza). Sin embargo, a diferencia
del TOC, la persona con trastorno dismórfico está generalmente más
convencida de lo que piensa y dice. Sufre por lo que hace, pero no cuestiona
de forma tan evidente lo que hace: "es horrible, me paso el día midiéndome el
pene, pero tengo un pene muy pequeño y no podré satisfacer a ninguna
mujer". En este sentido, estas "obsesiones" y preocupaciones que recuerdan
al TOC, estarían más próximas a las versiones del TOC con insight
descendido y, en consecuencia, comparten en este punto una mayor facilidad
para la sobrevaloración de las ideas. Digamos que en el TOC se sobrevaloran
más claramente las emociones consecuentes a los pensamientos: "con tal de
no sentirme mal, prefiero contar diez veces hacia atrás para que no le pase
nada a mi hija, aunque sé que es una estupidez" (se teme el mero hecho de
haber pensado algo pero a menudo el pensamiento en sí es cuestionado);
mientras que en el TDC se sobrevalora el propio pensamiento por su
veracidad insoportable: "¿,que por qué llevo siempre gafas oscuras?, ¿no has
visto mis ojos, mis ojeras y mis sombras?" (y en consecuencia está más cerca
de la idea delirante).
75
La tendencia del TDC es a un curso crónico. Los tratamientos efectivos
son los que se caracterizan por una mayor duración. La operación del defecto
que señala el paciente no suele ser una buena solución, y está totalmente
contraindicada en perfiles límite de personalidad, cuando el TDC se asocia a
los TCA, la depresión, o hay alucinaciones y delirios. La rinoplastia ocasiona
mucho malestar, y la faloplastia conlleva muchas consecuencias negativas
(como disfunciones sexuales secundarias). La vaginoplastia ha resultado muy
heterogénea. A veces, tras una operación, el paciente desarrolla la idea de que
los demás le tienen lástima, no le dicen que ha quedado mal, o tratan de
protegerle de algún modo. Se puede convertir, por tanto, en un nuevo círculo
vicioso.
Se ha observado que posiblemente entre las personas con TDC hay una
propensión exagerada (sensibilidad) a un sentido estético (simetría,
perfección) que se lleva hasta valoraciones negativas emocionales y morales
de sus "defectos" (Lambrou, Veale y Wilson, 2012). Esta denominada
sensibilidad estética no es una distorsión perceptiva; de hecho realizan
buenas discriminaciones perceptivas, comparados con los controles (salvo
que se trate de estados de enorme gravedad, donde interviene el estado de
ánimo profundamente alterado). Más bien, las personas sin esta patología
tienden a colorear su atractivo, una especie de sesgo positivo protector. En
suma, esta problemática es similar a la bien conocida del realismo depresivo.
No se trata entonces de que las personas con TDC distorsionen la percepción
sino que, en todo caso, su tendencia o sesgo hacia el análisis molecular, más
que global, su marcada reactividad emocional a la belleza y fealdad (en
términos de simetría, irregularidad, estructura, etc.) y, en consecuencia, un
76
elevado estándar de belleza, conllevan que se centren en lo que consideran un
defecto u ocasiona insatisfacción. Las conductas de observarse
continuamente (o de forma intermitente por medio de la evitación)
incrementan la autoconciencia y búsqueda de la exactitud, reduciendo la
probabilidad de una valoración positiva del atractivo.
77
Con independencia de que es cierto que en la evolución vital pueden
aparecer en la misma persona (es comprobable en la historia clínica de
muchos pacientes, sobre todo como antecedente de la hipocondría), son dos
manifestaciones cercanas pero diferenciables, especialmente, porque en la
hipocondría alguna señal externa (p. ej., una mancha) o interna (p. ej., un
dolor al respirar) remiten inmediatamente al concepto que tiene la persona de
la enfermedad: indetectable, incontrolable, inevi table. Es decir, hay una
reacción ansiosa de aspecto fóbico (pero sin evitación) que se dirige al cuerpo
y su disfunción. En el TDC no se apela a la corporalidad interna a propósito
del cuerpo: nos remite a un malestar hacia el aspecto corporal (lo externo).
Otra diferencia importante es que en ambas manifestaciones las quejas
78
pueden migrar en su localización corporal, pero esto es más claro en la
hipocondría, o menos frecuente en el TDC.
Por otro lado, en la CIE se explicita que la base del TDC es una presunta
deformidad o desfiguración (digamos un defecto imaginario). En el DSM se
alude a la posibilidad de anomalías físicas leves, pasando a un primer plano
el grado o magnitud de la respuesta emocional por parte del paciente. En el
caso de las enfermedades deformantes o la desfiguración tras un accidente,
por ejemplo, se relacionan más bien con el Trastorno por Estrés
Postraumático.
Hay pacientes en los que este malestar podía alcanzar una vivencia de
rechazo de tal magnitud que se incrementa el riesgo de mutilación, además
del de suicidio. En muchos de estos pacientes podemos observar vivencias
del cuerpo en un sentido de objeto, una cosificación u objetivación que rompe
el sentido de pertenencia, de unidad o de corporalidad. La distorsión de la
vivencia queda concentrada de tal manera en el rechazo que realmente se
pierde la noción de parte propia del cuerpo, para ser vivido incluso como una
prisión, una imposición, como si les hubiesen pegado una parte del cuerpo
que deploran; como decía una paciente: "es como si te cayera ceniza en una
pierna, ¿qué haces?: Te la quitas de encima".
79
Recientemente se ha venido hablando de una modalidad particular de
manifestación dismórfica que es la vigorexia o dismorfia muscular. Se trata
de una preocupación excesiva y búsqueda de un cuerpo fibroso y musculoso.
La dedicación severa al entrenamiento (incluso de forma potencialmente
peligrosa), la evitación de la exposición pública del cuerpo, incluso elusión
de la actividad social, y sentimientos de malestar cuando no es posible el
entrenamiento, son fuentes de interferencia relevantes. Se han señalado
repercusiones psicopatológicas de im portancia (consumo de sustancias,
tentativas de suicidio), consecuencias físicas negativas (dado el elevado nivel
de esfuerzo al que pueden someterse, efectos secundarios del uso de
anabolizantes y esteroides, hasta en un 20%) y peor calidad de vida tanto en
hombres como en mujeres (no centrados en el mundo de la alta competición)
(Olivardia, Pope, H. G., Borowiecki y Cohane, 2004; Phillips, 2009; Pope,
G., Pope, H. G., Menard, Fay, Olivardia y Phillips, 2005). Algunos datos
sugieren que entre atletas, culturistas y en el ámbito de los gimnasios, un 10%
pueden presentar dismorfia muscular (Thompson y Cafri, 2007).
80
fundamentalmente tejido graso, y fortalecer la masa muscular (Grogan,
2008).
81
mayores). Se precipita por amenazas a la seguridad personal y tiene carácter
epidémico. Se trata de ideas sobrevaloradas acerca de la pérdida de los
atributos sexuales, vivido de manera muy angustiosa, paliado en parte, sobre
todo en la región del sudeste asiático, por unos artilugios de madera que, a
modo de pinza, presionan los genitales, dando la impresión de que no se
producirá la desaparición del pene. No queda claro si se trata de una forma de
despersonalización o, más bien habría que decir, de desomatización (Veale y
Neziroglu, 2010).
82
de "exceso", de la expectativa de que estarían mejor, más a gusto, sin unos
dedos u otro miembro. Algunos de ellos experimentan previamente cómo
serían sus vidas con silla de ruedas, muletas o aparatos ortopédicos. En este
momento se les llama "pretendientes". Es interesante observar que en los
casos descritos no hay una idea de que sus miembros sean feos o defectuosos,
ni tratan de alterarlos cosméticamente (como en el TDC). Se trata pues de la
consideración de un error anatómico, sin actividad delirante (aparente, porque
en realidad hablamos de una repercusión muy evidente con respecto a la
integridad corporal, una alteración profunda del esquema corporal y una
importante implicación sobre la conducta), de inicio temprano (incluso desde
la infancia) y, de antiguo en sus vidas, piensan que la amputación les haría
sentirse mejor. Obsérvese que esta dinámica se aproxima a lo que se aprecia
en el trastorno de la identidad sexual. Hay dudas de si encajan en esta
descripción personas que deliberadamente se inyectan VIH, o desean ser
sordos (se perciben como oyentes en un cuerpo de un sordo), o deseos de
castración (pero no deseo de cambio de sexo) (Veale y Neziroglu, 2010).
83
De estas tres ideas puede observarse que la definición de sí misma
(elegimos el femenino por su predominio en mujeres), de un yo aceptable, es
en función de no estar gruesa, lo cual puede ser indeterminado o
imponderable: estar delgada se puede estar de distintas maneras, puede no
concretarse en un único peso, o estable, o no resultar suficientemente
satisfactorio, por lo que exige permanente vigilancia y conlleva la
sobrevaloración de cualquier oscilación del peso, no tener en cuenta las
repercusiones sobre el estado de ánimo, o malinterpretar las propias
sensaciones corporales.
84
Se ha planteado que el miedo a engordar puede ser el aspecto más cultural
de este trastorno, pues no se observa en mujeres procedentes de otras
naciones, como China o India, donde se advierten más quejas somáticas
(náuseas, sensación de hinchazón), o deseos de control (sobre el cuerpo o
sobre la dinámica familiar, por ejemplo) (Delinsky, 201 1). También es
posible que la ausencia de este criterio indique una forma más leve de AN
(Becker, Thomas y Pike, 2009).
85
86
2.3.2. Bulimia Nerviosa (BN)
87
corporal no se debe a un déficit sensorial-perceptivo generalizado, las
diferencias entre la AN y BN en este aspecto no son especialmente
importantes. Stice (2002) plantea que hay dos posibles caminos para la BN:
uno, en el que la insatisfacción corporal lleva a la dieta y con ello el atracón
por la privación calórica (por la propia restricción o violación de las reglas
estrictas autoimpuestas, favoreciendo un efecto de vaivén: abstinencia-
violación) más la afectividad negativa asociada; dos, la insatisfacción
ocasiona el incremento en el afecto negativo, lo que da lugar a comer
excesivamente por su función tranquilizadora sobre las emociones negativas.
88
2.3.3. Anorexia, bulimia e imagen corporal
89
En resumidas cuentas, tanto en la AN como en la BN destaca una disforia por
la imagen corporal y preocupación sobre todo por el peso. Aunque
tradicionalmente se había puesto énfasis en las distorsiones perceptivas,
especialmente en la AN (y la diferencia con la BN es pequeña), hoy se acepta
que la insatisfacción corporal tiene una mayor capacidad predictiva sobre los
TCA. Sin embargo, no es el único factor de interés, o en todo caso tiene más
relación con la sintomatología depresiva. Es la preocupación excesiva sobre
el peso (que conlleva sobreevaluación del cuerpo), lo que disminuye la
autoestima, es decir, precipita la supeditación de la autovalía en términos de
peso y figura o su control (Allen, Byrne, McLean, y Davis, 2008), sobre todo,
en contextos donde sobresale la presión social particularmente relevante para
las jóvenes (criticismo parental, iguales, burlas con respecto al peso, etc.)
(Wilksch y Wade, 2010). Ambos trastornos parecen tener niveles
equiparables tanto de insatisfacción por el cuerpo como de preocupación y
dedicación a la apariencia autoevaluada, o niveles de sobrevaloración de la
imagen y el ideal con respecto al peso y la figura, afectando a la calidad de
vida (Hrabosky, Cash, Veale, Neziroglu, Soll, Garner et al., 2009).
90
Theran, 2011; Elgin y Pritchard, 2006; Jacobi, Hayward, Zwaan, Kraemer y
Agras, 2004; Stice, 2002).
Se considera entre las formas no especificadas de los TCA del DSM (y los
criterios de investigación) o la hiperfagia en la CIE. Consiste en sucesiones
de atracones (objetivos) relacionados con un estado de ánimo disfórico sin
conductas compensatorias de forma habitual. Es destacable la vivencia de
pérdida de control. En los criterios actuales no se aluden preocupaciones
acerca del peso y la imagen corporal, si bien este aspecto es bastante
relevante (Grilo, Hrabosky, White, Allison, Stunkard y Masheb, 2008). Se ha
relacionado este trastorno con la obesidad, por lo que la insatisfacción y
preocupaciones sobre el peso y la figura les separa de otras personas con
obesidad (Schwartz y Brownell, 2002).
Más allá del malestar y ánimo depresivo por los atracones, se observan
comprobaciones del cuerpo (por ejemplo, pellizcarse para verificar la
gordura), evitaciones de situaciones por el estado físico o tendencia a
camuflar la apariencia (por ejemplo, no llevar ropa que muestre la figura
corporal). Se ha resaltado que las comprobaciones se relacionaron con
esfuerzos o conductas de restricción, mientras que las evitaciones se
relacionaron con los atracones.
91
Para la próxima edición del DSM se propone objetivar los episodios (al
menos una vez semanal y durante tres meses), dando entrada al grado en que
hay preocupación sobre el peso o la figura. Queda claro que la tendencia a la
sobreevaluación del peso y la figura son dos factores mantenedores de este
trastorno. Es un trastorno con tendencia a la estabilidad y cronicidad, con una
mayor repercusión sobre la imagen corporal que en la BN (Hrabosky, 2011).
92
2.3.5. Trastorno del comedor nocturno
93
especialmente entre las mujeres (hasta tres veces más que entre los hombres)
y, entre ellas, en las adolescentes (Hudson, Hiripi, Pope, y Kessler, 2007;
Peláez, Labrador, y Raich, 2007; Quiles y Terol, 2008). Es posible que entre
los varones se den formas no especificadas, por ejemplo, por no poder aplicar
criterios como el de la amenorrea o porque permanecen de forma subumbral,
con la excepción del trastorno por atracón. La prevalencia de la anorexia
nerviosa y su relación mujer/hombre es del 0,3-0,9/0,3%; en el caso de la
bulimia nerviosa 1,5-2,3/0,2- 0,5%; y en el trastorno por atracón 0,6/1,9%. La
forma no especificada es muy prevalerte (2,3-2,7/0,5%) y el trastorno del
comedor nocturno se establece entre un 1,5 y más del 5% (Colles, Dixon, y
O'Brien, 2007; Hudson, Hiripi, Pope y Kessler, 2007; Hoek y Van Hoeken,
2003; Machado, Machado, Goncalves y Hoek, 2007; Rand, Macgregor y
Stunkard, 1997; Striegel-Moore, Rosselli, Perrin, DeBar, Wilson, May et al.,
2009).
Por tanto, hay algunas diferencias por sexo que son cruciales y pueden
haber influido en la consideración de una presencia de los TCA exagerada
entre las mujeres. Así, por ejemplo, frente a la amenorrea, no se ha
94
considerado el desequilibrio electrolítico o el agotamiento de testosterona
entre los varones; hay mayor preocupación entre los varones por la forma o
apariencia que por el peso en sí (y de hecho considerar la delgadez como una
característica de enfermos o fanáticos); también los atracones pueden haberse
tomado como una forma masculina de comer; y también porque se aprecia
una tendencia más clara entre los varones hacia el atracón, la obesidad, y el
síndrome del comedor nocturno, con restricción durante el día e ingestión en
la noche de más de la mitad de las calorías diurnas y un recuerdo vago de lo
sucedido (Corson y Andersen, 2002).
2.3.7. Obesidad
Aunque la obesidad no está recogida entre los TCA, puede acercarse a estos
trastornos dado que en muchas de las personas con obesidad se encuentra una
relación significativa entre la gordura, insatisfacción corporal, distorsiones de
la imagen corporal, conductas alimentarias anómalas (Schwartz y Brownell,
95
2002), así como una tendencia a los trastornos depresivos y a sufrir
estigmatización por el peso y la figura.
Por otro lado, tiene interés por la prevalencia destacada del sobrepeso y la
obesidad, y sus repercusiones sobre la salud, la mortalidad y la calidad de
vida. Es suficientemente conocida la asociación entre la obesidad con
diferentes enfermedades, como diabetes, enfermedades cardiovasculares,
hipertensión, enfermedades renales, artrosis, apnea obstructiva de sueño y
varios tipos de cáncer. En un estudio realizado en España con una muestra de
personas de entre 25 y 60 años, se ha estimado que la prevalencia de la
obesidad se sitúa en un 14,5% (Aranceta, Pérez, Serra, Ribas, Quiles, Vioque
et al., 2003). La mayor proporción de personas con obesidad aparece a partir
de los 55 años, considerándose un factor de riesgo ser mujer con más de 45
años y con bajo nivel educativo.
96
Hamera, 2010).
Se califica bajo esta etiqueta de diagnóstico a los casos de personas en las que
hay una incongruencia entre su sexo biológico y su identidad de género, junto
con el deseo de pertenecer al sexo contrario, y un malestar clínicamente
significativo (disforia de género). Puede consistir únicamente en el deseo de
ser percibido como del sexo opuesto, o llegar a ser una disforia tan marcada
que se desee y bus que camuflar físicamente el cuerpo y la apariencia, o
cambiarlo tratando de acercarlo progresivamente al aspecto del otro sexo. A
menudo se ha descrito una transición que va desde la adopción de papeles del
otro sexo, cambios ligeros que ayudan a mitigar el malestar (por ejemplo,
llevar ropa interior del otro sexo), llegando después al tratamiento hormonal
(provocar el engrandecimiento mamario, reducir/aumentar los niveles de
testosterona), electrolítico (para reducir el vello corporal por electrolisis) e
incluso quirúrgico (para reducir los ángulos de los pómulos, el mentón o la
nuez, para aumentar el volumen de los labios, para reconstruir una vagina,
etc.).
97
cual se traduce en vivencias características en las que se resalta que se está en
un cuerpo equivocado o una prisión corporal. Por ello destaca la
insatisfacción corporal, una baja estima corporal al no coincidir el yo corporal
actual con el yo ideal. Puede decirse entonces que las discrepancias
procedentes de los autoesquemas sobre el componente evaluativo de la
imagen corporal son dobles: las del yo corporal con el yo ideal, y de ambas
frente al ideal social de belleza.
98
identidad genérica nuclear, si bien, tienen un papel muy destacado en la
inducción de disforia de género a través de los procesos de estigmatización
social (transfobia) (Fernández y Senín, 201 lb).
99
parásitos, etc., que le producen picor, le deja señales e incluso se adentran en
la piel (pero excluye el signo de Magnan). La implicación en el delirio puede
ser grave, pues se observan síntomas dermatológicos por uso de insecticidas,
escoriaciones y, en casos muy graves, amputaciones. Y el último, relativo a la
apariencia del cuerpo, en los llamados delirios dismórficos o dismorfofobia
delirante, una forma de TDC donde se pierde el insight y se encuadra
generalmente como modalidad del Trastorno delirante (diagnóstico que se
asocia al de TDC). Aquí es donde hay mayor riesgo de automutilación y
suicidio, dada la persistencia del malestar vivido por la persona acerca de su
deformidad y rechazo por parte de los demás. Siempre están presentes las
ideas delirantes de referencia. En algunos casos se han descrito alucinaciones
haciendo referencia a su fealdad o dando instrucciones al paciente para que se
mate (Phillips, 2004).
100
En otros trastornos como la esquizofrenia se producen numerosas
vivencias corporales. Desde los delirios de pasividad somática (sensaciones
corporales impuestas: "me ponen dolores que son extraños, ajenos a mi
persona") a distorsiones de la imagen corporal: experiencias de deterioro
corporal; despersonalización, desintegración de los límites con respecto a lo
que les rodea, sentimientos cambiantes de masculinidad-feminidad, etc. Por
tanto, muchas percepciones y creencias tienen que ver con deformaciones del
cuerpo (verse destrozado, envejecido, herido, ausencia de miembros, etc.), el
cuerpo débil o muy fuerte, cambios en el tamaño y consistencia, negación de
partes del cuerpo, partes reemplazadas por otra persona, órganos cambiados,
rotados, fundidos con objetos, cuerpo que no es el propio cuerpo, problemas
en reconocerse ante el espejo, entre otros (Chapman, Chapman y Raulin,
1978). No queda claro si hay una distorsión de la imagen corporal distintiva
en la esquizofrenia o si, más bien, forma parte del conjunto de alteraciones
perceptivas que dan lugar a que se altere la percepción del yo, los otros, el
mundo y el cuerpo (Pruzinsky, 2002).
Resumen
101
-En una buena parte de estos trastornos, hay una serie de procesos
mediadores comunes: intemalización del ideal del cuerpo y la apariencia,
evaluación continua y autoconsciencia, afectividad negativa, autoestima
baja o inestable, perfeccionismo, sesgos cognitivos, importancia del índice
de masa corporal, entre otros.
102
En este capítulo se aborda una serie de alteraciones o transformaciones
corporales que tienen un efecto variable, generalmente negativo, sobre la
imagen corporal. Muchas de ellas son condiciones congénitas o
enfermedades que evidencian una diferencia en el desarrollo del aspecto
corporal desde muy temprano, o bien, transforman una apariencia física que
ha tenido un desarrollo previo normal. Otras alteraciones se refieren al
impacto ocasionado por accidentes o tratamientos quirúrgicos sobre el
aspecto físico, e incluso el efecto del inicio o el diagnóstico de una
enfermedad. Todas estas condiciones exigen un cambio en el autoconcepto
físico y la propia imagen corporal.
103
una preocupación persistente que refuerza este esquema y predice el ánimo
depresivo (Rybarczyk, Nyenhuis, Nicholas, Cash, y Kaiser, 1995).
104
más recursos si se trata de un adulto, y de si cuenta con adecuado apoyo
social emocional e instrumental. Obviamente, ambos tipos dependen de la
localización, de la extensión o gravedad, de la condición de estático o
progresivo de la anomalía, o de la naturaleza de la desfiguración en cuestión.
105
3.1. Condiciones congénitas o de desarrollo temprano
106
Este tipo de anomalías resultan muy heterogéneas. Algunas reciben una
intervención temprana (labio leporino, hidrocefalia, espina bífida), por lo que
se puede impedir el impacto sobre la imagen corporal. Otras, como la
sindactilia, representan una anomalía relativamente común y de menor
importancia. Su localización es decisiva. Por ejemplo, la fusión de parte de
dos dedos o gran parte de los mismos en los pies hace que algunos de estos
ejemplos pasen desapercibidos. Algo similar sucede con las manchas y
lunares (angiomas) de nacimiento, especialmente en la cara, cuya importancia
depende de la extensión y el aspecto que tienen. Son frecuentes las
menciones de burlas en edad escolar, y cierto efecto en la persona como el
retraimiento social, si bien, no suelen ser decisivos. Otras anomalías tienen
mayores consecuencias sobre la imagen corporal, por ejemplo, la fibrosis
quística. Esta condición hereditaria relacionada con la regulación del sodio y
transportador del cloro afecta a diversos órganos internos (pulmones,
intestino, páncreas) pero, a la vez, incide sobre la estatura, con peso bajo,
esternón saliente, hombros redondeados, y dedos de manos y pies en forma
de porra. Dado el estereotipo social y la recomendación hipercalórica para no
incurrir en la desnutrición, se favorecen problemas de alimentación y
diabetes, sobre todo, en varones (Tierney, 2012).
Por ejemplo, una mujer presentaba una agenesia del pulgar derecho
(siendo diestra). Todo su desarrollo personal fue un esfuerzo por hacerse
valer; desde dedicarse desde muy pequeña al ballet, hasta conducir
solicitando que no se le adaptase el vehículo. No quiso ocultarlo nunca, al
mismo tiempo que su empeño consistió siempre en demostrar que era
superior a los demás, sobre todo en el plano laboral e intelectual. No tiene
recuerdos particulares, o los minimiza, acerca de burlas o comentarios de
otros niños en edad escolar. Siendo una mujer atractiva, era plenamente
consciente de que se le acercaban muchos chicos pero se alejaban de ella al
107
evidenciarse la anomalía. Esto la hacía sufrir particularmente, del mismo
modo que la relación con su hermana menor, una mujer muy agraciada
físicamente que destacaba por el éxito con los chicos. En todo momento
destacaban como características suyas un nivel de competencia laboral y de
afán de superación extraordinarios. Sin embargo, su ánimo de fondo era
distímico, con tendencia a criticar la debilidad de los demás, y la falta de
compromiso y afecto por parte de muchas personas hacia ella. No verbalizaba
sentirse insatisfecha o preocupada con su imagen corporal, ni siquiera con la
peculiaridad de su mano.
108
abdomen, en primer lugar, y el peso, en segundo lugar, quedando en tercer
lugar la coloración de la piel en el rostro. Sus problemas relacionales no
tenían que ver con la mancha facial.
109
Descritas de manera breve destacan: la osteoartritis (enfermedad
degenerativa, de desgaste de las articulaciones), especialmente problemática
en mujeres en edades medias. La artritis reumatoide, enfermedad autoinmune
y sistémica crónica, tres veces más frecuente en mujeres a partir de la cuarta
década de vida. Aparecen dolor y rigidez en varias articulaciones, sobre todo
en manos y muñecas. Se desfiguran las manos y acaba afectando a los
pulmones, visión, y células sanguíneas. Es esperable el incremento de las
preocupaciones sobre la imagen corporal en estas enfermedades.
110
2003).
111
de hirsutismo. El estado ansioso tiene un importante papel en el inicio y
exacerbación, especialmente en alopecias y urticarias. Esto guarda relación
con el desarrollo de ansiedad generalizada entre algunos de estos enfermos
durante la adultez. No faltan la ansiedad social, sintomatología depresiva,
baja autoestima, sentimientos de vergüenza y preocupaciones por la imagen
corporal.
112
cirugía y uso de prótesis mejoran la autoestima y la confianza, si bien, no se
erradica la sensación de anormalidad o diferencia. Se deben considerar
variables diversas como localización del problema, grado de desfiguración,
estabilidad o no del proceso, tiempo en el que suceden, si se dan sucesivas
intervenciones, si se trata de implantes o proceden del propio tejido del
paciente (autólogo), entre otras.
Por ejemplo, una adolescente, tras una parotidectomía por una tumoración,
desarrolla un síndrome de Frei (enrojecimiento y sudoración durante la
masticación). En sus contactos sociales tiene en cuenta si ha de comer algo
pues, sobre todo dependiendo de ciertos alimentos de sabores intensos, se le
enrojece la piel y ha de secar con un pañuelo o servilleta el sudor que surge.
No limita su actividad social pero señala que, sobre todo con personas
desconocidas, tiene cierto reparo porque ha de secarse a menudo el rostro
mientras come. Asimismo, reconoce que realiza ciertas conductas de
seguridad de forma automática, como buscar el sitio "adecuado" donde
sentarse para eludir las miradas de los demás hacia ese lado del rostro. Señala
113
que no le invalida pero le molesta y lo tiene en cuenta.
Otra mujer nos comenta que se sometió a una operación para limitar la
sudoración plantar, sobre todo en las manos, algo que era ciertamente muy
exagerado, le preocupaba sobremanera, y le ocasionaba gran insatisfacción.
Sin embargo, esta forma de eliminar la hiperhidrosis ocasionó una
compensación corporal masiva que le hace sudar ahora de forma intensa y
concentrada en todo el tronco. La respuesta corporal es de tal magnitud que
ha de llevar siempre camisetas de algodón que empapen el sudor. Señala que
es un problema, sobre todo en verano, y ante la posibilidad de contacto
íntimo con una pareja.
114
que interfiere en su vida, por ejemplo en su actividad física, y refieren
periodos de absentismo derivados de las consecuencias físicas de la masa
corporal (por ejemplo, dolores de espalda).
115
que una uniformidad estética.
116
Pero se conoce también que hasta un 15% de los niños con aplasia
congénita de extremidades, y que no han tenido nunca la oportunidad de
experimentar la ausencia de extremidades en la acción, informan de esta
experiencia de miembro fantasma. Esto indica que las sensaciones corporales
son representadas en el cerebro aunque no se hayan tenido experiencias, lo
que apoya la influencia de la información de arriba abajo. Por tanto, debe
haber una base de representaciones preparadas de antemano para otras
actividades coordinadas que surgen después y que progresivamente se irán
especializando, como las acciones de alcanzar objetos y el aferramiento de
los mismos, es decir, capacidades atencionales modificables (procesos de
abajo arriba).
117
(contra la integridad personal) y niega la discapacidad en el sentido de que no
existe. Si percibe que la mano hace algo que no ha intentado se siente la
llamada influencia alienígena, o síndrome de la mano alienígena (o mano
ajena, sería preferible llamarla así).
118
devastadoras sobre la imagen corporal: el abuso y acoso sexuales. Es
evidente que los abusos sexuales a edades tempranas interrumpen el
desarrollo de una imagen corporal positiva y estable, esencial para la
construcción de un Self integrado. Es esperable entonces una pérdida de
autoestima, dificultades interpersonales fundamentadas en la pérdida de la
confianza y del respeto por parte de los demás, consolidación de esquemas
cognitivos inestables y negativos.
Una mujer de 32 años sufrió abusos sexuales de los que era plenamente
consciente pero, al mismo tiempo, de los que no podía hablar. Cuando trataba
de hacerlo se quedaba muda de pronto, haciendo gestos que reflejaban su
esfuerzo; lloraba y se agitaba cuando trataba de contar algo. Pudo
representarlo cuando se utilizaron muñecos que simbolizaban a distintos
familiares y un escenario dibujado donde se reproducía el camino que seguía
el perpetrador, con ella de la mano, cuando contaba sólo con 8 años.
Rechazaba su cuerpo, le asqueaba la sexualidad. Cuando hacía el acto sexual
con su marido, sentía una mezcla entre ser violada y el ánimo de complacerle
como esposa. No podía mirarse al espejo, incluso cuando estaba vestida.
Procuraba centrarse sólo en el acto de ponerse la ropa y hacerlo de la forma
más rápida que podía.
Otra mujer de 48 años, con una depresión muy severa, no podía tampoco
mencionar los abusos recibidos por parte de su padre. Cuando alguna vez
intentaba hablar sobre ello acababa en un estado de tensión que le llevaba al
desvanecimiento. Tenía alucinaciones que le gritaban e increpaban. El
rechazo hacia su cuerpo era masivo, sin ánimo de cuidarlo o hacerlo
atractivo. En su matrimonio pasaban años antes de que hubiera algún tipo de
contacto sexual, siempre vividos con verdadera repugnancia y culpabilidad.
Los estudios en este ámbito han relacionado el abuso sexual, más que el
acoso, con el riesgo para los TCA (parece más relacionado con la bulimia y el
tras tomo por atracón), aunque no queda clara esta cuestión. En el primer
caso expuesto en este punto se observan periodos de restricción alimentaria,
aunque muy ligados o reactivos a las dificultades cotidianas. En el segundo
caso, una oscilación entre la restricción alimentaria e incremento de la ingesta
119
sin procedimientos de compensación. En este segundo caso, cuando tenía
corta edad, le caracterizaba un marcado sobrepeso que ocasionaba las burlas
de los compañeros. La insatisfacción hacia su cuerpo y hacia sí misma era
global y acusada.
Es, por tanto, muy probable hallar en estos casos rechazo al cuerpo,
insatisfacción general, sentimientos de culpa, vergüenza, distorsiones hacia el
cuerpo, percibirse como feas o muy poco atractivas. La afectación
interpersonal es evidente, experimentan la sensación de no poder expresar sus
necesidades, opiniones, sentimientos de no ser respetada, o de no importar a
los demás (Smolak, 201 lb). Los momentos de intimidad conllevan sentirse
utilizadas según los deseos de los demás, apareciendo experiencias
disociativas que incrementan la dificultad de organizar el Self.
Caso clínico
A lo largo de este libro, hablaremos de Carmen, un caso real que nos puede
servir para analizar la imagen corporal desde diferentes áreas de análisis.
120
ocasiones le ha llevado a no salir de casa y pedir una baja laboral. Se siente
muy deprimida, muy angustiada, y se han precipitado continuas conductas de
comprobación: mirarse permanentemente en el espejo, verificar el maquillaje,
preguntar a todo el mundo si tiene mala cara, mal aspecto, si notan algo
diferente en la cuenca de los ojos, si se ha hundido la piel, y un largo etcétera.
Cuando lo pregunta exhibe una verdadera angustia en espera de la respuesta.
Admite que puede habérselo tomado muy mal pero que la sombra indica
que algo ha pasado cerca de los ojos hasta el punto de dejarle un "hueco", un
"escalón", algo que le afea el rostro. Se siente muy mal, desmejorada. Señala
no temer al envejecimiento pero tiene la vivencia de que ha sido tan
repentino, tan brutal, que no estaba preparada para esto. Ha acudido al
dermatólogo y las respuestas bien no le han satisfecho, o bien han sido
claramente tergiversadas en el sentido de darle la razón acerca del
hundimiento en la zona próxima a los ojos y los pómulos. Objetivamente, y
de forma independiente por dos clínicos del centro delante de ella, no se
aprecia lo que señala salvo el semblante de una persona que no duerme, llora
121
muy a menudo, se siente desgraciada y sin ánimo para seguir adelante. Ha
tenido ideas de muerte pero no autolíticas.
Parece que cuando comienza una relación con su actual pareja decide
ponerse a dieta y, a raíz de la pérdida de peso, visualiza los defectos en la
cara y comienza toda la sintomatología. Vive esta relación de pareja con gran
angustia, teme defraudarle, volver a quedarse sola, que no acepte a su hijo. El
análisis de sus circunstancias vitales muestra una persona muy dependiente,
necesitada de permanente afirmación, afecto y consideración.
Resumen
122
-Estas condiciones dependen de la localización de la anomalía o
desfiguración; de la extensión y grado de alteración o desfiguración; y del
momento evolutivo. Aparentemente con menos impacto en los adultos, al
disponer de recursos cognitivos, y si cuenta con adecuado apoyo social
emocional e instrumental.
123
3.En relación con las alteraciones de la imagen corporal es cierto que:
124
5.El diagnóstico central más adecuado para los casos de Carmen y Pablo
expuestos en este capítulo parece ser:
125
En este capítulo se abordarán los diversos factores, así como distintos
modelos teóricos que explican las diferentes alteraciones asociadas a la
imagen corporal. La separación entre apartados responde a meros fines
didácticos, por lo que la delimitación de sus contenidos podría, a veces,
presentar ciertas dosis de artificialidad para el lector, dada la sincronización
bio-afectivo-cognitivo-conductual del comportamiento humano.
126
nuestra representación corporal.
127
de la población general, así como para discriminar entre la anorexia y bulimia
nerviosas (Cash y Deagle, 1997).
128
comprendería aquellos comportamientos dirigidos a cuidar nuestra imagen
física a fin de lograr el mejor atractivo posible. Por otro lado, la otra
subdimensión, de naturaleza disfuncional, conlleva aspectos autoevaluativos,
en la dirección de sobreestimar la apariencia externa, supeditando así la
autovalía personal en función de cómo se ajusta la imagen física al ideal de
belleza asumido (Cash, 2005). En este sentido, no hablamos de meras
preocupaciones acerca del peso y silueta, las cuales son frecuentes en la
población general; sino de auténticas ideas sobrevaloradas donde está
comprometida la propia autoestima. Entre estas ideas se halla la concepción
de que el ajuste a dicho canon estético conllevará beneficios interpersonales y
psicológicos (Fairburn y Harrison, 2003).
129
desplegarán una serie de repertorios conductuales para poner remedio a la
percepción que tienen de su imagen corporal, así como a las reacciones
emocionales que de dicha representación mental se derivan. El rango
comportamental es muy amplio, pudiendo oscilar desde conductas dirigidas a
controlar el peso corporal, modificación de características físicas concretas
vía camuflaje o intervención quirúrgica, hasta conductas de evitación del
contacto social. A su vez, dichas conductas son especialmente
idiosincrásicas, de manera que si para una persona el empleo contundente de
maquillaje, para disimular cicatrices faciales, podría ser una buena estrategia,
para otra persona podría resultar poco eficaz al atraer mayor atención social
(Veale, 2004).
130
desarrollo posterior de comportamientos del espectro bulímico (p. ej.,
atracones) entre chicas y jóvenes adultas (Stice, Presnell y Spangler, 2002). A
su vez, dicha sintomatología se ha postulado también como un relevante
factor de mantenimiento para los atracones en personas ya diagnosticadas con
cuadros de la conducta alimentaria (Stice, 2002). En esta dirección, estos
factores de mantenimiento afectivos actúan a través de procesos de
reforzamiento negativo en las fases crónicas de los problemas asociados con
la imagen corporal. Así pues, los comportamientos de camuflaje, de evitación
social, las purgas, la restricción alimentaria, la asistencia frecuente a centros
de cirugía estética, etc., son conductas que tienen la finalidad de aliviar la
afectividad negativa. No obstante, dado que dicha aminoración afectiva es
transitoria, este repertorio conductual disfuncional se mantendrá en el tiempo.
131
otorgan mayor importancia a su apariencia física. Con todo, estos estudios no
han evaluado el deseo de los chicos adolescentes de ser más corpulentos y de
ganar masa muscular, lo cual parece ser el canon de belleza masculina
adolescente. Tal vez, la inclusión de estas otras cuestiones arroje resultados
similares en términos de satisfacción corporal entre ambos géneros.
132
riesgo, los desfases en el desarrollo corporal tendrán mayores consecuencias
negativas al generar desviaciones del patrón corporal de sus grupos
normativos; si bien estos desajustes temporales afectarán de forma
igualmente diferencial en función del sexo. Así pues, la precocidad
madurativa repercutirá negativamente a las chicas (Striegel-Moore,
Silberstein y Rodin, 1986) y su retraso perjudicará a los chicos (Siegel,
Yancey, Aneshensel y Schuler, 1999). No obstante, el impacto de estos
desfases madurativos no se muestra como un factor de riesgo independiente,
por lo que se requieren otras variables que coactúen para explicar el posterior
desarrollo de problemas asociados con la imagen corporal (Stice, 2002).
El constructo género tiene su razón de ser dado que han existido procesos
diferenciales de socialización en función del sexo de nacimiento. Así pues, la
sociedad tiene diferentes expectativas para chicos y chicas en términos de
patrones comportamentales asumibles por ellos/as. En esta dirección, los
diferentes agentes socializadores (grupos de iguales, padres y madres, así
como medios de comunicación) modelan y moldean a estos chicos y chicas
en función de las normas sociales por razón de género. En este apartado nos
centraremos en los agentes de socialización que comprometen las relaciones
interpersonales.
En este sentido, se ha demostrado que las burlas e insultos que reciben los
133
chicos y chicas sobre su peso y su apariencia física, en general, se asocian
estrechamente a mayores niveles de insatisfacción corporal entre ellos; así
como, dichas burlas centradas en el peso corporal, se vinculan a conductas de
restricción alimentaria y conductas bulímicas (atracones, purgas). Como ya se
apuntó anteriormente, hay datos que demuestran la mayor vulnerabilidad de
las chicas con respecto a los chicos en este tipo de interacciones; y es que no
sólo ellas reciben más burlas sobre su imagen que ellos, lo cual ejemplifica la
presión social cuando las chicas se desvían del canon estético; sino que
también se sienten más molestas y afectadas por ese tipo de comentarios,
apuntando ello al rol interpersonal que suelen asumir (Menzel et al., 2010).
Así pues, por un lado, las relaciones con las figuras parentales pueden ser
también fuente de inducción de insatisfacción corporal entre sus hijos/as, de
manera que las madres y otros familiares pueden actuar como propagadores
del ideal de belleza imperante. En este sentido, los modelos parentales en
tomo a la alimentación e imagen corporal (p. ej., dietas llevadas a cabo por
las madres, atracones, preocupaciones y conversaciones sobre el peso, burlas
en tomo a la talla corporal), así como las presiones que perciben sus hijos/as
por parte de sus figuras parentales, fomentan la realización de conductas
disfuncionales (drástica restricción alimentaria, vómitos, uso excesivo de
laxantes, diuréticos o enemas), de esfuerzos por ganar tonicidad muscular
(McCábe y Ricciardelli, 2005), así como inducen sintomatología bulímica
(NeumarkSztainer et al., 2010; Stice et al., 2002) entre sus hijas e hijos
adolescentes.
134
y Neumark-Sztainer, 2006). Asimismo, la percepción de presión acerca del
peso y tono muscular por parte de las mejores amigas y amigos predice la
realización de conductas para perder peso y ganar tono muscular en chicas y
chicos adolescentes (McCabe y Ricciardelli, 2005).
Por otro lado, la relación entre los problemas asociados con la imagen
corporal y los patrones de socialización diferencial en función del género es
manifiesta, máxime cuando dicha disforia corporal desaparece con el
cuestionamiento de dichas imposiciones culturales. El estudio del colectivo
feminista es un ejemplo de cómo el sentido crítico en tomo a los estereotipos
basados en el género ejerce como factor protector de cara al desarrollo de
problemas asociados a la apariencia física, ya que estas mujeres identifican y
condenan la sobrevaloración e intemalización de los ideales de belleza
femenina. No obstante, si bien las personas autodefinidas como feministas
tienen un menor riesgo de desarrollar patrones disfuncionales de la conducta
alimentaria, la presión percibida hacia el canon estético imperante sigue
siendo muy relevante incluso para este colectivo (Mumen y Smolak, 2009).
B) Medios de comunicación
135
Seguidamente, se realizarán apartados donde se resuman, de forma
necesariamente breve, los diferentes modelos o escuelas que han tratado de
dar explicación a las alteraciones de la imagen corporal.
Así pues, si hiciéramos una fusión de todas las caras humanas, el promedio
resultante sería el ideal de belleza facial, por lo que toda persona que se
parezca a dicho prototipo será considerado como atractivo por otras personas
(Zhang, Zhao, y Chen, 2011). No obstante, por otro lado, también aquellas
personas que tengan determinados rasgos distintivos podrían ser concebidas
como atractivas (Etcoff, 1994). Por consiguiente, los criterios para la
concepción de la belleza podrían combinarse entre el de promedio y el de
distinción.
136
análisis del desarrollo de la imagen corporal no se debería limitar a la
exploración de los ascendientes inmediatos de la persona, ya que los
productos culturales también se propagan intergeneracionalmente (Olarte,
2010).
137
como estímulos incondicionados, puede conllevar que dichas zonas del
cuerpo o el propio cuerpo en su totalidad generen (actuando como estímulos
condicionados) en la persona las mismas reacciones emocionales negativas
que experimentaron cuando fueron burlados o insultados (respuesta
condicionada).
Por otro lado, el desarrollo ontogenético del ser humano sería harto
enlentecido si todos los aprendizajes se hubiesen adquirido vía ensayo-error.
En este sentido, las teorías de aprendizaje vicario o por observación han
enfatizado cómo diversas fuentes (otras personas, los medios de
comunicación, etc.) pueden servir como modelos de aprendizaje, que
interiorizaremos con la mera observación de las relaciones entre los
comportamientos implicados y las consecuencias resultantes. Por ejemplo,
una chica podría estar viendo, vía televisión, la entrevista final a la ganadora
del concurso de Miss España, en la cual se enfatizan todos los proyectos
futuros que se le avecinan como imagen en diferentes campañas publicitarias,
138
en portadas de magazines, etc.; tras ello, esta espectadora observa
directamente la relación entre ser bella y tener una perspectiva profesional de
éxito.
139
Por otro lado, otro patrón cognitivo a ser destacado entre estas personas se
deriva de rasgos de personalidad como el perfeccionismo extremo o clínico.
Se trata de un patrón de funcionamiento rígido e inflexible, centrado en el
logro de objetivos ambiciosos y difíciles (p. ej., "mantener la misma talla y
silueta que el ideal de belleza imperante") a pesar de las consecuencias
negativas que conllevan. La autovalía se basa en la consecución de estas
metas elevadas, por lo que la desviación en la consecución de estas metas da
lugar a reacciones emocionales muy negativas. A su vez, esta rigidez
cognitiva promueve la hiperfocalización en detalles, perdiendo la visión de
conjunto y, por tanto, privándose de recibir otras evidencias que refuten las
ideas negativas sobre la apariencia física (Cooper y Fairbum, 2011).
140
repetida de determinadas zonas del cuerpo, la evitación de interacciones
sociales, camuflaje de determinadas zonas corporales, etc. Estas conductas se
reforzarán negativamente, puesto que se alivia transitoriamente el malestar de
estas personas; pero son contraproducentes al alimentar la autofocalización y,
por tanto, tras eludirse la retroalimentación social que desconfirme nuestros
pensamientos; así como al acabar induciendo la confirmación de sus temores
(p. ej. "los demás se están fijando en mí porque soy horrible"), dado que están
emitiéndose conductas extrañas (p. ej, taparse la cara, evitar el contacto
ocular, etc.) (Neziroglu et al., 2008).
141
Por el contrario, entre los chicos, el canon de belleza ideal ha ido
dirigiéndose hacia una mayor corpulencia y musculación como icono de la
masculinidad y poder. Los cuerpos mesomórficos, a modo de pirámide
invertida (amplia espalda y hombros, seguidos de una cintura moldeada que
acaba dibujando dos pliegues inguinales simétricos), evocan al ideal olímpico
grecolatino (Leit, Pope y Gray, 2001).
142
Adentrándonos ya en la esfera personal, los individuos van intemalizando
el ideal de belleza o, en su extremo, van generando ideas sobrevaloradas
sobre la relevancia de la imagen corporal (modelos cognitivos). Sumado a
ello, a lo largo de la trayectoria vital, las personas se van exponiendo a
diferentes situaciones que evaluarán el aspecto físico personal y que pondrán
a prueba el cumplimiento de los cánones estéticos imperantes. En esta
dinámica, la variabilidad individual de partida genera situaciones de
vulnerabilidad de cara a desarrollar problemas con la imagen corporal. Así
pues, personas con anomalías congénitas, afectaciones físicas adquiridas
(quemaduras visibles, cicatrices llamativas, mutilaciones), así como variables
de personalidad (perfeccionismo), afrontarán situaciones de castigo (procesos
de condicionamiento operante) que irán potenciando asociaciones entre su
cuerpo (o determinadas partes corporales) y emociones negativas (procesos
de condicionamiento clásico o evaluativo). Si a lo largo de dichas biografías
idiosincrásicas, el individuo no se siente satisfecho con otras facetas vitales
importantes, estas personas hiperfocalizarán sus esfuerzos en ajustarse al
ideal de belleza que se impone. A lo largo de todo este proceso, muchas de
las conductas que faciliten el cumplimiento del canon estético serán
reforzadas (pérdida de peso, intervenciones de cirugía estética, etc.), por lo
que las evidencias van confirmando nuestros esquemas cognitivos,
consolidándose estos patrones comportamentales. A su vez, dicha dinámica
quedará reforzada por otras variables mantenedoras. A la postre, la persona
ya se ha convertido en un simple objeto estético (modelos cognitivistas) y el
vivir se ha reducido a un mero ajuste de índices métricos (centímetros,
número de talla, kilogramos - incluso la focalización en la variación de un
centenar de gramos-, angulación de un parte determinada del cuerpo, grado
de simetría entre diferentes zonas corporales, etc.).
Caso clínico
143
donde la tolerancia al fracaso es mínima. A su vez, la paciente refiere la
importancia que le otorga a ese estilo de proceder en muchas de las facetas de
su vida (en el ámbito laboral, en el rendimiento en tomo al instrumento
musical que toca, en la forma en que debe educar a su hijo). Por consiguiente,
esto es indicativo de que sobrevalora la consecución de objetivos ambiciosos,
supeditando su autovalía al éxito en el cumplimiento de dichas metas.
144
constante necesidad de afecto, el percibirse desfavorable físicamente podría
estar siendo concebido como una potencial causa de rechazo por parte de su
actual pareja.
Resumen
145
como el control de la dieta, pueden desplegarse sin la necesidad de dicha
insatisfacción, además de ser una variable presente en la población
general.
146
Preguntas de autoevaluación
147
oe) La baja internalización del ideal se relaciona con las conductas
de purgas.
148
oe) Una o distintas partes del cuerpo acaban formando parte de una
respuesta condicionada negativa (o apetitiva, según el caso).
149
Resulta muy ventajoso para el clínico tener a su disposición procedimientos
de medida que le permitan esclarecer y obtener diagnósticos certeros sobre el
constructo de su interés. Además resulta alentador poder aplicar dichos
instrumentos para detectar el cambio tras una intervención psicológica.
Es preciso señalar que queda a juicio del clínico el buen uso de ellas,
tenerlas disponibles no significa tenerlas que emplear arbitrariamente, sino
que es necesario saber aplicarlas en el momento adecuado para cubrir un
objetivo concreto.
150
Valoración que la persona da al aspecto físico. Creencias sobre el significado
del cuerpo y su funcionamiento, sobre el control del peso y del cuerpo.
Presencia de la idea sobrevalorada de adelgazar. Evaluación de la distorsión
perceptiva de la imagen corporal, entre otras.
5.2. Entrevistas
151
aporta, se convierte en una herramienta insustituible e indispensable para el
profesional (Maganto y Cruz, 2003). Tanto para el paciente como para el
psicólogo, constituye el punto de partida de la relación, en el que se concreta
la forma y la calidad de la posterior intervención, a partir de la cual se limitan
y orientan las demandas del que consulta. La información aportada se
convierte en el foco de referencia y de trabajo en común a partir del cual se
organizan otros nuevos datos que permiten completar las hipótesis y las
alternativas de actuación posterior.
152
Cada respuesta del paciente es evaluada por el entrevistador en una
escala de 0 a 6 puntos respecto a intensidad o frecuencia. Se puede
obtener una puntuación a nivel de ítems, de subescalas y global de
gravedad. Aunque se diseñó para evaluar los síntomas de patología
alimentaria en las últimas cuatro semanas y se centra en ellas, luego se
modificó de tal manera que además permitiese evaluar la presencia de
éstos en los últimos tres meses (Raich, 1994; Raich, Mora, Torras y
Sánchez, 2000). Este instrumento posee adecuada consistencia interna y
validez discriminante, moderada validez concurrente y es sensible al
cambio producido por el tratamiento. Uno de los aspectos más
sobresalientes de esta entrevista es la insistencia en la descripción de las
conductas, sentimientos y preocupaciones que rodean al trastorno
alimentario. Por ello, permite cubrir los factores respecto a conducta
alimentaria, imagen corporal y aspectos emocionales relacionados con
la ingesta.
Cuadro 5.1. Las cuatro subescalas del EDE de Fairburn y Wilson (1993)
153
Otra entrevista validada que presenta estudios psicométricos controlados y
permite diagnosticar el trastorno dismórfico y medir síntomas de una imagen
corporal severamente negativa es la propuesta por Rosen y Reiter (1995):
154
defecto explicado está presente en alguna medida, el entrevis tador
deberá decidir si es normal (no quiere decir bello o perfecto), es decir,
objetivamente dentro de las variaciones de la normalidad o no.
Seguidamente se intenta esclarecer si el pensamiento es delirante o no y
cuántas actividades se han llevado a cabo para remediar tal defecto.
Conforme avanza la entrevista se investiga sobre los diferentes síntomas
que han estado presentes en las últimas cuatro semanas. Cada uno de los
ítems puede puntuarse en una escala de siete puntos (de 0 a 6). La
puntuación total se obtiene de la suma de las puntuaciones de todas las
respuestas excepto de las cuestiones 1, 2, 3, 22, 33 y 34 (Raich, 2001).
El punto de corte que se suele utilizar es el de 60 o superior. Es preciso
hacer constar que en muestras de estudiantes universitarias se ha
obtenido una media en tomo a 43 puntos (DT 30.9) (Raich, Torras y
Mora 1997). Uno de los aspectos que le otorga bondad a esta técnica es
que las cuestiones se refieren a los hechos acontecidos durante las
últimas cuatro semanas y se pueden evaluar aspectos de distorsión
cognitiva, perceptiva, emotiva y conductual. Presenta buena
consistencia interna, fiabilidad test-retest entre evaluadores, validez
predictiva, discriminante (Rosen, 1993) y concurrente (Raich, Mora y
Soler, 1994). Los ítems que evalúa la entrevista BDDE pueden
consultarse el cuadro 5.2.
155
156
Existe una versión autoinformada (BDDE-SR) de Rosen y Reiter (1996;
157
1994) con 26 ítems (aunque cuatro están divididos en dos partes). El esquema
de la prueba es similar a la entrevista BDDE, desde la indicación y
ordenación de las partes cor porales que resultan problemáticas (se señala una
característica de la apariencia), hasta el sistema de puntuación de 0-6
(excepto un ítem). En la prueba se recoge tanto intensidad del malestar en
algunas preguntas, como frecuencia en la realización de algunos
comportamientos. Un ejemplo de ítem y formato de respuesta es:
158
159
160
En un trabajo no publicado, obtuvimos un promedio de 39.16 puntos (DT
28.58) en este instrumento con 331 estudiantes universitarios (21,5 años de
media), una consistencia interna de .95, y una correlación estadísticamente
significativa de .73 con el global de la prueba IMAGEN.
161
implicación a nivel terapéutico, pues puede convertir el trastorno de la
imagen corporal en uno de los objetivos prioritarios de la intervención.
162
percepción del tamaño corporal; para ello se mide la figura real y la que se
cree tener y se comprueba el grado de distorsión. Las alteraciones en la
percepción pueden dar lugar a sobreestimaciones o subestimaciones
(Salaberría, Rodríguez y Cruz, 2007).
163
confrontado a una imagen presentada en vídeo (Gardner y Moncrieff, 1988;
Freeman, Thomas, Sloyom y Hunter, 1984; Touyz, Beumont, Collins y
Cowie, 1985; Probst, Coppenolle y Vanderycken, 1990), en fotografía
(Glucksman y Hirsch, 1969; Garner, Garfinkel y Bonato, 1987; Collins,
1986) o en un espejo flexible (Traub y Orbach, 1964). Los sujetos deben
estimar el tamaño y la forma de su propia imagen confrontada y
posteriormente se compara con la real. Otros métodos de estimación global
son las escalas de siluetas o figuras donde el sujeto tiene que escoger la que
cree que mejor le representa y la que desearía tener, lo que da una medida de
la discrepancia entre la figura real y la ideal y de la insatisfacción corporal.
164
percibido (figura que representa su peso actual) y el peso ideal (figura que le
gustaría tener). La diferencia entre estos valores ofrece la media de la
insatisfacción.
165
(2010).
Cuadro 5.4. Ítems del Cuestionario de Imagen Corporal (CIC) de Jenaro et al.
(2011)
166
Fue construido para identificar la percepción de la imagen corporal en
Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) y en otros nuevos trastornos
que tienen en la base una percepción desajustada de la imagen corporal. La
escala está compuesta por 24 ítems distribuidos en: 7 que evalúan la bulimia
(1, 2, 6, 7, 8, 9, 12), 5 que evalúan la anorexia (4, 11, 14, 16 y 18), 4 ítems
relacionados con la percepción de obesidad (5, 17, 20, 21), 5 que evalúan la
ortorexia (10, 13, 19, 22 y 23) y 3 que evalúan vigorexia (3, 15 y 24). Los
reactivos no son completamente originales sino que fueron seleccionados de
instrumentos de evaluación empleados más comúnmente, a lo que se unieron
criterios clínicos para la selec ción de ítems relativos a la vigorexia y
ortorexia. Un equipo de cuatro profesionales con experiencia en el campo
ejerció de jueces para valorar la adecuación de cada ítem y para evitar la
inclusión de cuestiones que pudieran pertenecer a más de una categoría de
TCA. El CIC se puntúa en una escala tipo Likert de 6 puntos. Los valores
sobre fiabilidad y validez son plenamente satisfactorios para todas las
subescalas y la escala considerada globalmente, si bien los autores reconocen
que sería recomendable mejorar los resultados de la escala de vigorexia.
167
En diversos cuestionarios se han incluido subescalas de insatisfacción
corporal. Es el caso del EDI (Eating Disorder Inventory, de Garner, Olmstead
y Polivy, 1983), un clásico para la evaluación de trastornos alimentarios y
que ha sido objeto de ampliaciones y revisiones a lo largo de los años. En
España se adaptó en 1987 y desde 1998 se dispone del EDI-2. La última
versión que se ha comercializado en nuestro país es el EDI-3 (2011). Todas
sus versiones poseen una subescala de insatisfacción corporal compuesta de 9
ítems que evalúa la creencia de que determinadas partes corporales son
demasiado grandes. Hace hincapié en las nalgas, caderas, muslos y estómago.
La consistencia interna de esta escala, correlacionando cada ítem con el total,
oscila entre .50 y .86. El Alfa de Cronbach es de .90-.91. En el cuadro 5.6 se
presentan los ítems de los que consta.
168
Cuadro 5.6. ítems que componen la Escala de Insatisfacción corporal del
EDI-2. Garner, Olmstead y Polivy (1998)
169
El Cuestionario sobre forma corporal (BSQ, Body Shape Questionnaire
adaptado por Raich, Mora, Soler, Ávila, Clos y Zapater, 1996) es otro
relevante instrumento. Se presenta en el cuadro 5.7.
170
La versión original del Body Shape Questionnaire (BSQ) fue diseñada por
Cooper, Fairburn, Cooper y Taylor (1987) para medir la insatisfacción
producida por el propio cuerpo, el miedo a engordar, la autodesvalorización
por la apariencia física, el deseo de perder peso y la evitación de situaciones
en las que la apariencia física pudiera atraer la atención de otros. Aunque en
un principio estaba pensado para el cuerpo femenino e investigar el papel de
la preocupación por la forma corporal en el desarrollo, mantenimiento y
tratamiento de la anorexia y bulimia nerviosas, también ha sido utilizado en
muestras masculinas y para evaluar el malestar por la figura corporal en
personas que no sufren estos trastornos.
171
Vandereycken, Coppenolle y Vanderlinden 1995) (cuadro 5.8) es un
cuestionario que evalúa un aspecto subjetivo de la imagen corporal, en
concreto una alteración de las actitudes hacia el cuerpo, y que está avalado
por buenos resultados psicométricos. Aunque está inicialmente previsto para
evaluar experiencia corporal y actitudes hacia el propio cuerpo en pacientes
con TCA, también ha sido utilizado en población no patológica. Los 20 ítems
que tiene se agrupan en tres factores principales: apreciación negativa del
tamaño corporal, pérdida de familiaridad con el propio cuerpo e
insatisfacción corporal general (Probst, Vandereycken, Coppenolle y
Vanderlinden 1995).
Cuadro 5.8. Test de la actitud hacia el cuerpo (BAT. Body Attitude Test de
Probst et al. (1995). Versión española validada de Gila et al. (1999)
172
El BAT distingue entre pacientes y población general, siendo la
puntuación de corte 36, la cual ofrece la mejor proporción entre sensibilidad
y especificidad; con un índice de sensibilidad de .69 y de especificidad de .80
(Probst et al., 1995). Dispone de versión española adaptada y validada en
nuestro medio por Gila, Castro, Gómez, Toro y Salamero (1999), en una
muestra de 165 pacientes con TCA (79 AN y 86 BN) y 220 niñas de la
población general. En estudios con población española el coeficiente de
consistencia interna es de .92, y la fiabilidad test-retest, transcurrida una
semana, de .91 (Gila, Castro, Gómez, Toro y Salamero, 1999).
173
La Escala de autoestima corporal (BES, Body-Esteem Scale, Mendelson y
White, 1982) es un instrumento autoaplicado formado por 24 ítems que
valoran la autoestima corporal en niños y adolescentes entre 7 y 11 años con
aceptables competencias lectoras. Es una escala unidimensional con opciones
dicotómicas de respuesta (sí/no) que recoge información sobre sentimientos o
valoraciones acerca de la propia apariencia y de cómo creen que son
valorados por los demás. La BES tiene una buena fiabilidad interna (r = .85)
y presenta una aceptable correlación con medidas de validez externa (r = .68
con el Piers-Harris Children s Self-Concept Scale (Mendelson y White,
1982). Se dispone de la versión española adaptada y validada en nuestro
medio por Sperber (2004).
174
muestra de .84, y la fiabilidad test-retest de .90. La validez concurrente
proporcionó índices de entre .67 y .89 con otros instrumentos, y el análisis
factorial halló 4 factores capaces de explicar el 50,3% de la varianza:
autopercepción de la propia figura, alteraciones patológicas asociadas a la
imagen corporal, preocupación por el peso y las dietas, preocupación por la
comparación social de la figura. El estudio de tipificación aporta por cada
sexo y grupo de edad una relación entre puntuación directa obtenida y
percentil asociado, que indica la proporción del grupo de referencia que se
supera en puntuación. El percentil 100 se alcanza con una puntuación directa
de 27 puntos (la más baja) en el grupo de varones de 14-16 años y con una
puntuación de 76 (la más alta) en el grupo de mujeres de 14-16 años.
175
Ofrece cuatro opciones de respuesta: nunca o casi nunca, algunas veces,
frecuentemente o muy frecuentemente. A mayor puntaje en el cuestionario
corresponde una mayor cantidad de anomalías en la conducta alimentaria
(véase cuadro 5.9). Una puntuación de 10 o superior indica que una persona
se encuentra en el grupo de riesgo (con una calificación máxima de 30). Ha
sido validado en el Estado de México. La fiabilidad total del instrumento a
través del análisis de la consistencia interna arroja un valor Alfa de Cronbach
176
de .94. La validez predictiva también resulta adecuada.
177
El Appearance Schemas Inventory (ASI, Inventario sobre los Esquemas
acerca de la Apariencia de Cash y Labarge, 1996) es un instrumento que
evalúa el componente cognitivo de la imagen corporal. Concretamente, se
centra en la existencia de creencias o supuestos específicos sobre la
apariencia física y sobre la importancia que ésta tiene en la vida de una
persona. Consiste en 14 afirmaciones que se puntúan de 0 (muy en
desacuerdo) a 4 (muy de acuerdo), siendo el valor máximo 56, y el mínimo,
0. A mayor puntuación en el inventario, mayor valoración del aspecto físico
como definición de la propia valía personal. Las puntuaciones del inventario
sobre esquemas acerca de la apariencia presentan una consistencia interna de
.84 y una fiabilidad test-retest de .71.
178
cuestionario muy breve, 7 preguntas, que se crea siguiendo el esquema de
respuesta del cuestionario clásico de salud general (GHQ). En sus preguntas
se recogen las preocupa ciones características del trastorno dismórfico
corporal. Según sus autores es esperable encontrar una correlación de sus
puntuaciones con la sintomatología depresiva. Es una prueba esencialmente
unidimensional, con una buena consistencia interna (Alfa de .80 a .88). Los
creadores de la prueba obtienen un promedio de 5.2 puntos (DT de 5.6) en
pacientes internos de un hospital. Con pacientes con trastorno dismórfico
corporal, en otro estudio se halló un promedio de 16.25 (DT 3.54) frente a un
grupo de estudiantes (media de 4.4.; DT 3.3), y se aconsejaba un punto de
corte de 9 para optimizar las garantías psicométricas del cuestionario
(Mancuso, Knoesen y Castle, 2010). En un trabajo inédito, nuestro equipo de
trabajo ha obtenido un promedio de 4.54 puntos (DT 3.5) en este cuestionario
con 331 estudiantes universitarios (21,5 años de media), una consistencia
interna de .83, y una correlación estadísticamente significativa de .60 con el
global de la prueba IMAGEN. Se incluye el instrumento DCQ en el cuadro
5.11.
179
5.3.4. Métodos que evalúan aspectos conductuales
180
abundantes son las conductas de evitación. Consta de cuatro subescalas:
3.Restricción alimentaria.
181
5.3.5. Métodos multidimensionales que evalúan la imagen corporal
182
El Cuestionario multidimensional de relación con el propio cuerpo
(MBSRQ, Multidimensional Body-Self Relations Questionnaire de Cash y
Pruzinsky, 1990) (cuadro 5.13) es un instrumento que aborda múltiples
aspectos actitudinales respecto al constructo imagen corporal. En su versión
original incluye componentes evaluativos, cognitivos y conductuales y tiene
en cuenta tres dominios somáticos (apariencia, destreza física y salud).
Además, tiene tres subescalas especiales multi-ítem:
3.subescala de autoclasificación del peso, que oscila entre "muy por debajo
del peso normal" a "muy por encima del peso normal".
183
184
185
El empleo de este instrumento se recomienda a partir de los 15 años de
edad y no resulta adecuado para niños o niñas de edad inferior a ésta. Cabe
resaltar que desde su origen el MBSRQ se ha utilizado en múltiples estudios
cuyo objetivo no ha sido solamente el tema clásico del peso, sino, entre otros,
la alopecia, el acné, así como la valoración de la efectividad de las terapias
centradas en la imagen corporal.
186
actitudinales (evaluación, atención/importancia, conducta) conservando los
tres dominios somáticos (apariencia, destreza física y salud). Cabe señalar
que la escala de destreza física consta de unas escalas específicas de
satisfacción en áreas corporales y actitud hacia el peso. Mantiene respecto a
la versión original las áreas de tipo estético, destreza física, estar en forma y
la salud.
187
heterogénea o inestable. De hecho, cuando se añadieron 212 sujetos de 20 a
23 años, la consistencia interna global es de .88; el factor de aptitud e interés
por el deporte tiene una consistencia de .93, preocupación por la apariencia
.83, evaluación de la apariencia .87; mejorando el factor de preocupación por
la salud a .59. El porcentaje de varianza global fue igualmente del 48% para
la solución de 6 factores.
188
189
Los 38 ítems que lo integran ofrecen puntuaciones en tres factores:
190
2.Escala de insatisfacción perceptiva (10 ítems). Evalúa la creencia o
sensación subjetiva de haber alcanzado un peso por encima del deseado
o una figura deforme. Este aspecto ha de contrastarse con medidas
objetivas como el IMC ya que las puntuaciones altas denotan distorsión
subjetiva en la percepción corporal.
191
de 5 puntos (que fluctúa desde "muy rara vez" hasta "con muchísima
frecuencia"). Cada reactivo describe una conducta (i. e. "Evito comer cuando
tengo hambre"), un sentimiento (i. e. "Me atemoriza tener sobrepeso") o un
pensamiento (i. e. "Considero que tengo mejor cuerpo que la mayoría de las
personas de mi edad") relacionado con la imagen corporal. Se le pregunta a la
participante con cuánta frecuencia ha actuado, ha pensado o se ha sentido de
esa manera durante el último mes. Todos los reactivos son sumados para
obtener la puntuación total. Las posibles puntuaciones del inventario van
desde 23 hasta 115. El sistema de corrección establecido para el inventario
indica que a mayor puntuación obtenida por la adolescente, menos favorable
es la imagen corpo ral de la misma y viceversa. La fiabilidad de la prueba
arroja un coeficiente Alfa de Cronbach de .83 y una consistencia interna de
Spearman Brown de .79, lo que indica que el inventario posee fiabilidad entre
sus reactivos.
192
importancia de esta discrepancia para cada sujeto (importancia personal-
subjetiva).
193
En cuanto a datos psicométricos, cabe señalar que la consistencia interna
de cada una de las dos dimensiones del BIIQ (discrepancias e importancias) a
través del Alfa de Cronbach aporta coeficientes de .75 y .82, respectivamente.
Contrario a otras pruebas desarrolladas anteriormente, el BIIQ logró: a)
incorporar la evaluación afectiva de cada rasgo físico, y la discrepancia de
ésta con la conceptualización ideal; b) incorporar muchos otros atributos
físicos anteriormente obviados; y, c) analizar la discrepancia en contexto de
la importancia que cada sujeto le daba al rasgo físico en particular. Además,
hubo una correlación moderada entre una imagen corporal negativa y
alteraciones psicológicas tales como depresión, ansiedad social y trastornos
alimentarios (.47, .43 y.49, respectivamente, p < .001). Los autores
concluyeron que la evaluación afectiva subjetiva, que lleva a una supuesta
discrepancia entre los rasgos físicos actuales y los ideales, puede inducir en el
194
sujeto serios trastornos psicológicos (tales como depresión, disforia y
trastornos alimentarios), específicamente cuando dichos rasgos son de gran
importancia para éste.
195
Salamero y Martínez, 1994). Fue elaborado y validado en una muestra de
jóvenes españolas (59 con AN y 59 controles), igualadas en cuanto a edad y
clase social. El cuestionario mostró una adecuada consistencia interna, así
como una apropiada sensibilidad (81,4%) y especificidad (55,9%), por lo que
podría servir como instrumento de cribado debido a la relación de la AN con
las influencias socioculturales.
196
Los autores lo consideran un instrumento útil en investigación psicosocial de
los trastornos del comportamiento alimentario, con posible aplicación en
estudios de cribado, y suministrador, en la práctica clínica, de información
sobre actitudes y cogniciones de los pacientes. Existe una modificación para
púberes, que es el CIMEC-12, elaborado por Saucedo y Cantú (2000).
197
características del cuerpo y otra de ansiedad-estado que es valorada en tres
escenarios diferentes diseñados para producir distintos niveles de ansiedad
(bajo, medio y elevado). La forma de respuesta consiste en una escala Likert
(5 opciones de respuesta) en la que las personas seleccionan su respuesta de
acuerdo con el grado de ansiedad que sienten hacia diferentes partes o
aspectos relacionados con el cuerpo. Agrupado en dos factores: Factor Peso
tiene que ver con el grado de ansiedad que el sujeto siente por determinadas
partes del cuerpo, por ejemplo muslos, nalgas, abdomen. El Factor No Peso
está formado por ítems como, por ejemplo, labios, manos, mentón... Posee
adecuada consistencia interna y buena estabilidad temporal y validez. Raich
(2001) presenta una traducción experimental de la escala que se muestra en el
cuadro 5.16.
Cuadro 5.16. BIAS. Body Image Anxiety Scale. Reed, Thompson y Brannick
(1990)
198
199
5.4. Otras técnicas de evaluación de la imagen corporal
200
interviene activa y espontá neamente. Se recomienda su empleo como
complemento de otros instrumentos psicométricos (Valdés y Gómez de
Terreros, 2003).
Una de las ventajas fundamentales del Test del dibujo de la figura humana
es el amplio rango de edad al que puede aplicarse (desde la infancia hasta
edades adultas) y la consigna para su administración es muy simple "dibuje
una persona". A continuación, una vez realizada, se pide que dibuje otra del
sexo contrario a la primera en otra hoja y, finalmente, se le insta para que en
una tercera se dibuje a sí mismo/a. Es factible pedir al examinado que invente
una historia sobre los personajes que ha pintado o, en su defecto, se le hace
una serie de preguntas (cuestionario-tipo elaborado por Machover) sobre uno
de ellos. El interrogatorio tiene que ver, entre otros aspectos, con la
ocupación, preferencias, actitudes respecto al propio cuerpo, familia, amigos,
etc.
201
sentido, es importante comprobar si la figura dibujada es o no estereotipada,
si refleja a una persona concreta o si, por el contrario, el examinado ha
intentado representar su yo ideal. Uno de los elementos claves que otorga
utilidad al dibujo de la figura humana es qué tratamiento se le da al dibujo del
hombre y la mujer, tanto por el orden en el que se ha dibujado como por el
tamaño y los detalles, a fin de comprobar cuál ha sido la mejor tratada. La
comparación entre las figuras informa acerca de la actitud del examinado ante
su propio cuerpo, de ahí que se considere útil para el empleo de la alteración
de la imagen corporal.
Caso clínico
202
corporal, se emplearon el Cuestionario de evitación a causa de la imagen
corporal BIAQ de Rosen et al. (1991) y el Cuestionario multidimensional
MBSRQ de Cash y Pruzinsky (1990).
203
frecuencia debido a la preocupación que le suscita su peso.
204
hipocondríaco (concuerda con la hipocondría de la SAS mencionado
anteriormente), lo que hace pensar que dicho interés puede estar relacionado
con preocupaciones sobre la posibilidad de contraer una enfermedad.
Resumen
205
Se han analizando los métodos que valoran las alteraciones perceptivas,
diferenciando los que hacen la valoración de distintas partes del cuerpo de
los que tienen en consideración su totalidad con el fin de detectar la
posible sobrevaloración o infravaloración.
Las técnicas de dibujo a las que se hace referencia deben emplearse como
complemento de la batería de instrumentos psicométricos y por clínicos
entrenados en su interpretación. Siempre y cuando se siga este criterio
pueden resultar útiles en el diagnóstico.
206
207
Preguntas de autoevaluación
208
oc) Diferenciar pensamientos positivos y negativos a causa de la
apariencia.
5.De los siguientes instrumentos, indica cuál puede aplicarse para detectar
el componente emocional relacionado con la insatisfacción:
209
6.1. Tratamiento psicológico basado en el modelo cognitivo conductual
210
supondrían un factor de vulnerabilidad. Por ejemplo, un adolescente se mira
en el espejo y ve que tiene granos (estímulo incondicionado), esto provocaría
sentimientos de asco y ansiedad (respuesta incondicionada). La repetición de
la asociación entre mirarse en el espejo y verse los granos junto al
acompañamiento de ciertos pensamientos, imágenes, o palabras, harán que
oír una palabra que en principio es neutra como "grano" o "acné", se
convierta en un estímulo condicionado, provocando una respuesta similar a la
suscitada cuando se miraba al espejo (respuesta condicionada).
211
relaciones entre las personas; la tendencia a una autovaloración pobre y
negativa (baja autoestima, procedente de un autoconcepto negativo); y,
relacionado con los anteriores, un elevado neuroticismo, marcada
introversión, e inhibición social o falta de asertividad. Es posible que uno de
los aspectos más señalados en la literatura derive de los anteriormente
citados: la discrepancia entre la apariencia actual y la ideal.
212
autoayuda (autónomamente o con orientaciones de un terapeuta). Lograr una
mayor satisfacción con la imagen corporal no es el único objetivo de estos
programas pues deben ayudar a incrementar la autoestima, disminuir la
preocupación por el peso, mejorar las relaciones sociales, mejorar los
síntomas depresivos y, de forma más específica, los propios de los trastornos
de la conducta alimentaria cuando éstos tienen lugar, así como reducir las
conductas disfuncionales que mantienen la insatisfacción corporal.
213
-Principales técnicas: técnicas para reducir la ansiedad, técnicas cognitivas
fundamentadas en la terapia cognitiva de Beck y terapia racional
emotiva de Ellis, técnicas operantes y estrategias para la prevención de
recaídas.
Sesión2: se elabora una jerarquía de partes del cuerpo, desde las partes que
gustan a las áreas que proporcionan mayor malestar. Más tarde, se
entrena la desensibilización sistemática en imaginación para reducir la
ansiedad que producen las partes corporales que disgustan.
214
autoestima, la función sexual, promocionar una evaluación positiva de
la aptitud física y debilitar los pensamientos negativos automáticos.
•Programa básico
215
evitación y elaboración de jerarquía con situaciones que provocan
ansiedad. Diseño de experimentos conductuales que pongan a prueba
las predicciones durante la exposición y práctica de exposición con
prevención de respuesta.
•Programa modular
216
algunos pacientes para "mejorar" su apariencia. En el caso de pellizcar
la piel, la inversión del hábito podría ser acariciarla.
-Resultados: mejora de los síntomas del TDC, los delirios y los síntomas
depresivos. En este estudio las mejoras se mantuvieron durante al
menos seis meses después del tratamiento.
217
-Principales técnicas: técnicas para la reducción de ansiedad (exposición),
técnicas operantes (reforzamiento, retroalimentación), técnicas
cognitivas (terapia racional emotiva de Ellis, terapia cognitiva de Beck)
y prevención de recaídas.
218
contraargumentos, el cambio hacia pensamientos racionales y su influencia
en la autoestima. Se invita a buscar argumentos a favor y en contra de sus
creencias desadaptadas y se instruye en cómo desarrollar un pensamiento
más positivo y racional.
-Sesión 5: se pide al participante que elija dos situaciones que tienda a evitar
a causa de su insatisfacción con la imagen corporal y que realice una
predicción sobre lo que sucedería o lo que sentiría si se expusiera a ellas.
Además, se demanda que busquen pensamientos racionales para sustituir a
los pensamientos negativos automáticos. Como tarea entre sesiones, se
propone la exposición a estas situaciones mientras ensayan los
pensamientos racionales.
219
6.2.3. Programa para la intervención en formato de autoayuda
•Cash (2008)
220
adolescencias temprana y tardía, y adultez).
221
-Paso 7. Superando los rituales relacionados con tu imagen corporal: el
participante identifica sus rituales relacionados con la preocupación por
su apariencia, y se le enseña mediante ejercicios a eliminar esos rituales,
a aceptarse tal como es.
6.3.1. Introducción
222
caso concreto, será el terapeuta quien lleve a cabo las adaptaciones al
problema objeto de estudio que considere pertinentes. Por ejemplo, de forma
específica, y antes de comenzar el tratamiento en pacientes con Trastornos de
la Conducta Alimentaria (TCA), el terapeuta se asegurará de que se ha
restaurado el peso y la salud, ya que ello contribuirá a mejorar el rendimiento
del paciente durante la intervención.
223
fundamentales: aspectos perceptivos, cognitivos-afectivos y conductuales.
Los objetivos que a continuación se exponen son aplicables para cualquier
trastorno en donde la imagen corporal se encuentre alterada:
224
-Mejorar y/o restablecer las relaciones sociales. .11
-Aumentar la autoestima.
-Prevención de la recaída.
6.3.3. Psicoeducación
225
enfrentarse con muchos de estos pacientes (Greenberg et al., 2010). Téngase
en cuenta que a menudo saben que el objetivo último del tratamiento no es
cambiar la apariencia sino dotarles de herramientas para que se acepten a sí
mismos, y que aprendan a valorar positivamente otras características
personales que quedan marginadas por la alteración de su imagen corporal.
Por esto mismo, se entiende que muchos de ellos sean reacios a la
intervención psicológica.
Con una pregunta del tipo ¿Qué es para ti la imagen corporal?, se puede
abordar lo comentado anteriormente.
226
Conviene que el paciente entienda a qué nos referimos con los factores que
se han expuesto en la definición, pues deberá buscar y comprender cómo a lo
largo de su desarrollo se ha formado su imagen corporal y por qué se
encuentra insatisfecho. Los factores históricos son los hechos pasados,
experiencias, atributos que influyen en la manera en que las personas llegan a
pensar, sentir y actuar con respecto a su propio cuerpo (Cash y Pruzinsky,
2002). Los factores individuales o personales abarcan las características
físicas, autoconcepto físico, tendencia a la preocupación por la imagen, afecto
negativo, autoconciencia pública, apego inseguro, sensibilidad, orientación
hacia el perfeccionismo, intolerancia a la frustración, cambio en el desarrollo
corporal y ciertas actitudes de género. Los factores sociales se refieren a las
burlas, las críticas, la presión social sobre la apariencia y el aspecto físico, la
siempre relevante opinión de los iguales, etc. Los factores culturales engloban
a los medios de comunicación, publicidad, moda, en definitiva, a aquellos
medios que marcan las características físicas que son valoradas y cómo
conseguirlas (dietas, uso de productos cosméticos, ejercicio, cirugía, etc.).
Por último, los biológicos son aquellos factores genéticos, temperamentales o
accidentales.
Una vez el paciente ha entendido este concepto, se propone con ayuda del
terapeuta la elaboración de un diagrama en el que represente los factores que
cree que han influido en el propio desarrollo de su imagen corporal. También
se le puede pedir que describa las experiencias y recuerdos que tiene acerca
de las preocupaciones con su imagen corporal en diferentes etapas evolutivas:
primera infancia, pubertad y primeros años de adolescencia, adolescencia
tardía, adultez, o el momento más actual.
Tras haber realizado el ejercicio, puede explicarse que todos esos factores
comentados son los responsables del autoesquema que el paciente tiene
relacionado con su apariencia y que influirá en la forma en que procesa la
información (Cash y Smolak, 2011; Veale, 2004). Determinados eventos
precipitantes como mirarse al espejo, ponerse una determinada ropa, un
pensamiento, etc., activan los autoesquemas almacenados y comienza un
diálogo interno cargado de pensamientos negativos automáticos,
227
interpretaciones y conclusiones a cuenta de la propia apariencia. En las
personas con alteración de la imagen corporal ese diálogo interno es
devastador, está cargado de errores cognitivos que conducen a la disforia por
la propia imagen corporal. Se puede poner un ejemplo usando un
autorregistro como el que aparece en el cuadro 6.1 con el objetivo de
enseñarle a identificar estos desencadenantes, sus pensamientos, emociones y
conductas. Una vez explicado, se propone al paciente que piense en un
desencadenarte y realice el ejercicio, de esta manera se comprueba si sigue el
procedimiento y se propone como tarea para casa. En el apartado de
restructuración cognitiva se profundiza sobre este ejercicio siguiendo el
enfoque de la terapia racional emotiva de Albert Ellis.
228
funcionamiento de la persona. Esto se traduce en una preocupación reiterativa
(ansiosa) y extrema por su imagen, adopta la evitación como una estrategia
de afrontamiento para acabar con el malestar (restricción alimentaria, no
acudir a reuniones sociales donde la imagen corporal pueda ser objeto de
atención, por ejemplo), realiza comprobaciones repetitivas (mirarse
constantemente al espejo, cambiarse de ropa frecuentemente), hay una
dedicación excesiva de tiempo a "cuidar" u ocultar el cuerpo o partes de éste,
impidiendo todo ello un funcionamiento normal en una o diferentes áreas de
su vida (social, familiar, laboral o académico). Cuando el problema llega a
este nivel de gravedad, frecuentemente están alterados otros aspectos, la
persona se encuentra deprimida (Noles, Cash y Winstead, 1985), puede tener
dificultades sexuales, sociales, baja autoestima y, en general, una
disminución de su calidad de vida (Cash y Fleming, 2002).
A menudo, las personas con una imagen corporal alterada creen que la
forma de incrementar su autoestima es mejorando su apariencia, pero lo que
no saben es que el malestar está producido por una actitud crítica y negativa
hacia el propio cuerpo. Los síntomas de los trastornos de la imagen corporal
son mantenidos por un círculo vicioso en el que existe una evaluación
negativa con respecto a la apariencia, talla, forma o silueta, peso corporal
(componente cognitivo y perceptivo), que produce una ansiedad extrema en
relación con el aspecto físico (componente emocional) y que da lugar a
conductas poco adecuadas que buscan paliar ese malestar (componente
conductual). Es recomendable pedir al paciente que nos diga una situación
que evite, y ponerle un ejemplo de cómo su forma de proceder supone el
mantenimiento del trastorno. A continuación se expone brevemente un
ejemplo.
229
ansiedad y una vergüenza abrumadoras (emoción), percibo que mis muslos
son demasiado gruesos y que chocan entre sí "es realmente horrible"
(percepción-pensamiento). Me apetece mucho ir por lo que se me ocurre
llevarme un pareo y poner alguna excusa para no quitármelo y así no
bañarme en la piscina (conducta de seguridad, busca neutralizar el malestar).
Pienso que así voy a hacer más el ridículo, así que mejor no voy y me ahorro
pasar un mal rato (evitación)].
Este ejemplo trata de ilustrar una situación que podría darse en la vida de
una persona con alteración de la imagen corporal. Dado el malestar que le
produce exponer su cuerpo ante otros, decide no realizar una actividad que le
apetece para no sentirse ansiosa y avergonzada. Esta forma de actuar la
calmará a corto plazo, pero realmente no habrá solucionado su problema.
Probablemente, la próxima vez que se encuentre ante una situación así vuelva
a rechazarla perdiéndose de esta manera situaciones de disfrute. Debido a
ello, la persona tenderá a sentirse con un ánimo cada vez más decaído y
probablemente se alejará más de las situaciones interpersonales tan necesarias
para favorecer el bienestar del ser humano.
230
situaciones de riesgo. Con todo ello, se conseguirá, como objetivo último,
incrementar la calidad de vida del paciente.
Llegado este momento, resulta crucial ser sensibles a los miedos que
puedan surgir con respecto a la terapia. El paciente debe sentirse seguro,
apoyado y com prendido en un camino tan difícil como el que le queda por
recorrer. Se insistirá en que en ningún momento hará algo que no desee
realizar, pero si se muestra colaborador y comprometido con la terapia,
probablemente experimentará cambios muy importantes que repercutirán en
su felicidad. Para ello, a lo largo de todo el tratamiento se le propondrán
ejercicios que deberá realizar en casa para así poder avanzar y afianzar lo que
está aprendiendo.
Las técnicas cognitivas para los trastornos donde está alterada la imagen
corporal tienen como objetivo identificar, evaluar y cambiar los pensamientos
disfuncionales por otros más objetivos, precisos y sanos acerca de la propia
apariencia. Como se ha comentado en el apartado introductorio, los pacientes
con alteración de la imagen corporal suelen estar convencidos de que sólo
podrán superar su preocupación si reparan su defecto, por ello, se insistirá en
231
que se trata de cambiar cómo ven su defecto y no de eliminar lo que
consideran un problema. Los pacientes deben saber que aunque su propia
historia pueda explicar su preocupación actual, lo que se va a tratar en la
terapia son aquellos factores que están manteniendo su insatisfacción
presente, como es en este caso la asunción automática de creencias
relacionadas con la apariencia.
Procedimiento:
232
los acontecimientos que han generado malestar, luego los pensamientos
que pasaron por su cabeza en ese momento y cómo se sintió y actuó al
respecto. Algunos pacientes tienen problemas para definir sus
sentimientos, podemos ayudarles a identificarlos proporcionándoles un
listado donde se incluyan emociones. Puede resultarles más fácil
realizar el A, B, C si responden a las siguientes preguntas: ¿en qué
situación me encontraba cuando me sentía molesto?, ¿qué estaba
pasando por mi mente?, ¿cómo me sentí?, ¿qué hice? Veamos un
ejemplo:
Es cierto que Luisa tiene los incisivos un poco torcidos, pero evalúa
su defecto de una forma muy negativa y exagerada, llegándolo a
considerar como lo más importante de su aspecto físico, dejando de lado
otros atributos que la hacen atractiva, como por ejemplo sus ojos verdes
o su pelo largo y rubio (aparte de otras cualidades que no son físicas y
que es preciso considerar). Luisa ha plasmado en la sesión lo que cree
que se le vino a la mente cuando ocurrió ese suceso, lo ideal es que
cuando ocurra algún suceso que genere malestar, se realice el "A, B, C,"
de inmediato o lo antes posible.
233
Cash (2008) y Phillips (2009) describen las distorsiones cognitivas
más frecuentes observadas en personas con alteración de la imagen
corporal. Baile (2005) ha descrito seis ideas distorsionadas relacionadas
con la vigorexia que son muy parecidas a las expuestas por estos
autores: Bella o bestia, ideal imposible (tener en mente una figura ideal
imposible de alcanzar de forma sana), comparación selectiva
(compararse sólo con los más musculosos), lupa (atención exclusiva en
la masa muscular), mente ciega (no valorar aspectos positivos de la
propia imagen) y generalización excesiva. Wilhelm (2006), a partir las
234
distorsiones cognitivas propuestas por Judith Beck en su libro Cognitive
Therapy: Basics and Beyond, realizó una adaptación aplicable a las que
aparecen cuando la imagen corporal se encuentra alterada. La mayoría
aparecen descritas en el cuadro 6.3, excepto las exigencias
autoimpuestas manifestadas como "deberías o tendrías que". Es
recomendable que cuando enseñemos el "A, B, C" instruyamos al
paciente en la etiquetación de sus distorsiones cognitivas tal y como
aparece en el ejemplo de autorregistro del cuadro 6.2.
235
2.Evaluar y cuestionar las creencias irracionales y pensamientos negativos
automáticos (encontrar evidencias a favor y en contra). Si nos detenemos
en la columna de "B" del registro de Luisa, observamos que asume que la
interpretación realizada de la conducta del chico es cierta y, como es
automática y rápida, no repara en cuestionar si ésta era realmente la única
explicación del suceso. La toma como válida y se atribuye a sí misma la
capacidad de generar tal rechazo. El método principal para reemplazar una
236
creencia irracional por otra racional se denomina refutación,
cuestionamiento o debate, y es, básicamente, una adaptación del método
científico a la vida cotidiana; método por medio del cual se cuestionan
hipótesis y creencias para determinar su validez. Para cuestionar dichas
creencias según el modelo A, B, C se continúa con "D", que significa el
debate o cuestionamiento que se hace sobre las creencias iniciales "B" y,
por último, "E" las consecuencias emocionales o conductuales producto
del debate y de una asunción más objetiva y realista, normalmente
produciendo una mejoría sobre las sensaciones desagradables que causan
los pensamientos disfuncionales. Para debatir los mismos podemos
ayudarnos de una serie de preguntas como las que aparecen en el cuadro
6.4.
237
imagina la paciente, pues al no ocurrir el debate en la situación real, no
se pudo producir ningún cambio de conducta (cuadro 6.5).
238
observado en el ejemplo, la forma en que pensamos es tan poderosa que
determina cómo nos sentimos. Un chico expresaba: "Mi cara es
realmente desagradable, es tan ancha y sin contorno como una sandía
con dos manchas en ella; me hace parecer repulsivo".
239
propio cuerpo. Se ayuda al paciente a construir descripciones de uno
mismo más objetivas, neutrales o sensatas, que sean creíbles de forma
razonable y sin una carga emocional de autocrítica. Por ejemplo, el
paciente podría practicar llamando a su cara "redonda" y "blanca" en
vez de "desagradable" y "repulsiva". Se pide al paciente que practique
un habla neutral o desapasionada consigo mismo durante el día, cuando
se den elementos recordato ríos como el verse la cara o un lenguaje
negativo e invasivo sobre el cuerpo. Las autodescripciones positivas son
innecesarias al principio y generalmente generan rechazo por parte del
paciente. También se recomienda no discutir con el mismo sobre la
realidad del defecto, pero sí tratar de eliminar el lenguaje negativo o
excesivo sobre el cuerpo que provoca malestar. Por ejemplo: Terapeuta:
"Independientemente de lo ancha que sea tu cara, otro problema parece
ser la forma en que te hablas a ti mismo. La cuestión es alejarse uno
mismo de la continua autocrítica, en vez de intentar detener que se
produzca el pensamiento".
240
"deben" ser las cosas. Las creencias intermedias que suelen poseer las
personas con preocupaciones con respecto a la imagen corporal suelen
ir precedidas por la premisa "si..., entonces", "debería",
"siempre/nunca". Por ejemplo: "Si mi apariencia es defectuosa,
entonces no valgo nada como persona", "Si fuera más guapa, entonces
todo me iría mucho mejor"; "Si no me veo perfecta, entonces a la gente
no le gustaré", "Nunca voy a gustar a nadie", "Debería dedicar más
tiempo a cuidar mi aspecto", "Mi aspecto debería ser perfecto", "Es
terrible tener un pecho tan pequeño". En estas creencias subyace la idea
de que para ser feliz, ser querido y tener éxito es necesario cumplirlas, si
no, no se es válido como persona, se es insuficiente o indigno de ser
amado. Estas creencias implícitas, globales y generales, es lo que
llamamos creencia nuclear o fundamental, y representa el nivel
cognitivo más profundo. Llevan la idea implícita de que "soy
insuficiente", "no valgo nada", "no merezco que nadie me quiera". Estas
creencias implícitas hacen que se juzgue la apariencia y los sucesos en
función de la creencia. Una paciente preocupada con su peso, se las
arregla para no hacer la compra, pues se siente mal cuando saca los
alimentos de la cesta de la compra y los coloca en la caja. Piensa que la
gente pensará: "Pobre gorda, cuántos alimentos calóricos lleva, no es
capaz de controlarse". Este pensamiento conlleva la creencia intermedia
de "debería saber controlarme y no comprar alimentos calóricos" y la
creencia nuclear: "soy incapaz, no valgo nada".
241
Para poder identificar las creencias fundamentales se propone que se
revisen los registros A, B, C y se obtengan aquellas ideas que se repiten
con más frecuencia. Estas ideas pueden discutirse con la técnica de
flechas hacia debajo de Beck (1995), esto es, que cada creencia
identificada lleva a otra, señalada con una flecha hacia abajo hasta
llegar a la creencia nuclear. Pueden ser útiles preguntas tales como:
¿Qué dice esto acerca de mí?, ¿qué significa eso?, ¿qué tiene de malo
eso? Siguiendo con el ejemplo de Luisa que se planteó más arriba, las
ideas irracionales que se repetían con más frecuencia en los registros era
la de "Si se da cuenta de mis dientes torcidos, saldrá espantado" y de
"Nadie querrá besarme con unos dientes tan amarillos". En el cuadro 6.8
se plantea un pequeño ejemplo del ejercicio de flechas hacia abajo y
cómo por medio del mismo se llega a la creencia fundamental: "soy
indigna de ser amada".
242
4. Trabajar con las creencias nucleares. Las creencias nucleares se pueden
trabajar por varios procedimientos, por ejemplo, a través de experimentos
conductuales, para poner a prueba la validez de la creencia. Se propuso a
Luisa que cuando se le acercara algún chico hiciera lo posible por
mantener una conversación, en lugar de poner alguna excusa para irse o ser
cortante para no tener que pasar ese mal rato. Un amigo de Luisa le
presentó a un chico y pudo poner a prueba su predicción: "Cuando se dé
cuenta de mis dientes, saldrá espantado". Luisa hizo esfuerzos por sacar
temas de conversación, y para su sorpresa el chico no sólo no salió
"espantado" como ella predecía sino que además la invitó a que quedaran
243
otro día. Ella estaba sorprendida porque su creencia hacía que ante una
situación en la que tenía que conversar con algún desconocido, hacía lo
posible para que esa situación finalizara y, a veces, era tan cortante y
desagradable que sus predicciones se cumplían aunque por un motivo
distinto del que ella creía.
244
sus logros o sus rasgos de personalidad. Se enseña al paciente a verse de
manera más amplia y holística. Wilhelm (2006) propone una serie de
dominios y características personales en los que mediante preguntas se
facilita el reconocimiento. En el cuadro 6.9 aparecen dichas
características, preguntas y otras cuestiones adicionales añadidas por los
autores de la presente obra.
Las respuestas a las preguntas conviene anotarlas para que, con esa
245
información por delante, pueda volver a realizarse el pastel de la
autoestima. Se insistirá en comenzar por los puntos fuertes; de ese
modo, las cualidades que valore como negativas tendrán un menor peso.
Finalizado este ejercicio se procurará que el pastel se coloque en un
lugar visible para que el paciente pueda tenerlo presente en momentos
difíciles.
Esta técnica fue creada por D'Zurilla y Nezu (1982; 1993; 1999) y ha sido
empleada para el tratamiento de numerosos trastornos, pudiéndose aplicar de
la misma forma en los trastornos donde la imagen corporal se encuentra
alterada. Con esta técnica se pretende enseñar al paciente un método
sistemático para solucionar problemas usando una respuesta de afrontamiento
adaptativa que permita encontrar una solución eficaz. Consiste en cinco
habilidades:
246
A continuación, se expone un ejemplo de aplicación de esta técnica en un
caso de una paciente con trastorno de conducta alimentaria no especificado.
Se trabaja la ingesta compulsiva de alimentos hipercalóricos mediante la
técnica de resolución de problemas (cuadro 6.10).
247
248
Planteado así, este ejercicio parece incompleto para los problemas que
presenta la paciente, pues lo que le mueve fundamentalmente a darse
atracones es la restricción alimentaria que acomete cada día. Por tanto, para
que la eliminación de los atracones se mantenga por medio de esta técnica, es
necesario que deje su dieta autoimpuesta y acuda a un médico especialista
que le proponga una dieta saludable, variada, y sin restricciones. Se trata, en
este momento, de ejemplificar una intervención que puede resultar útil e
integrable en un esquema más amplio de acción. En síntesis, se procura dar a
la persona estrategias de afrontamiento para que mejore sus recursos y así
poder hacer frente a los problemas que le rodean, de contacto con los demás,
de conflictos familiares, acerca del ideal de belleza y su efecto, etc.
249
Se han empleado diversas técnicas de exposición para reducir la ansiedad
en prácticamente todos los programas de tratamiento que tratan las
alteraciones de la imagen corporal. A lo largo de este apartado, se expondrán
las que cuentan con mayor apoyo empírico para tratar dichos trastornos.
Téngase en cuenta que para que la exposición sea más eficaz, previamente se
ha debido entrenar al paciente en técnicas cognitivas, como por ejemplo la
reestructuración cognitiva, de modo que las pueda emplear para la
identificación y el desafío de los pensamientos negativos automáticos
relacionados con su propio cuerpo.
Procedimiento:
250
genere (0 ninguna ansiedad, 100 ansiedad máxima) y otra, en función
de la tendencia a evitar esa situación (0 no se evita, 100 siempre se
evita). En el cuadro 6.11 se expone un ejemplo de registro de una
persona que piensa que su piel es demasiado blanca y le produce pavor
exponerse a situaciones donde otros puedan ver el color de la misma.
251
le abordarán durante la exposición y se le instruirá sobre cómo
reemplazarlos por otros más racionales y objetivos, de esta forma
irá más preparado cuando se enfrente a ella.
252
modo que pueda tenerlos presentes durante la exposición. También se
recomienda entregarle otra ficha que rellenará una vez haya
finalizado la exposición (como se explica más adelante en el texto).
253
Finalmente, el paciente se reforzará por los logros conseguidos tras la
exposición.
254
Cada situación se registra en una gráfica diferente. A continuación, pueden
observarse los resultados en la figura 6.1 acerca de la situación "hablar con
alguien a 30 cm de distancia". En el eje de ordenadas se representa el nivel de
ansiedad y en el eje de abscisas cada situación de exposición.
255
sea capaz de mirarse a los mismos cuando sea necesario, sin realizar
continuas comprobaciones, reduciendo al máximo los pensamientos
negativos automáticos y, por consiguiente, sintiéndose menos angustiado.
256
paciente debe describir cada parte de su cuerpo de forma imparcial
y precisa como si estuviera describiendo su cuerpo a una persona
ciega. Así las evaluaciones negativas del tipo "estoy gordo/a" o
"tengo un pelo grasiento y espantoso" se verán mermadas. Se
deben usar términos como el color, la textura, la proporción,
forma y simetría. Por otro lado, se describirá la altura y la
complexión. De esta manera, se pretende que cuando la persona se
vea en un espejo para asearse o maquillarse, utilice esta forma de
proceder en lugar de emitir una valoración. Como lo normal es
que la persona no esté habituada a describir su cuerpo sin
someterlo a crítica, se le propone como tarea para casa generar
otras formas de describir su apariencia.
257
así intentar adoptar una visión más holística de éste, en vez de
centrarse exclusivamente en los defectos percibidos. El paciente
se expondrá ante el espejo realizando el ejercicio durante al menos
10 minutos diarios.
C) Variantes
258
et al., 2001).
259
D) Realidad virtual
En nuestro país Perpiñá, Botella y Baños, (2000) son las figuras más
destacadas como creadoras de software para el tratamiento de diversos
260
trastornos psicopatológicos mediante realidad virtual. Para la intervención
sobre la distorsión de la imagen corporal, crearon una herramienta llamada
Virtual & Body para corregir los sesgos cognitivos en torno al peso y figura
en personas con trastornos alimentarios (Perpiñá et al., 2000). Según se
conoce, es el único programa en castellano que utiliza la realidad virtual para
tratar este tipo de trastornos. A continuación, se presenta un resumen del
programa.
261
escenario es una sala con espejos y cinco maniquíes (tres moldeables y dos
indeformables). El sujeto tiene que moldear cada maniquí en función de:
cómo se ve, cómo lo ve una persona significativa para él y cómo le gustaría
ser. Después se comparará con su figura real y la figura saludable (los dos
maniquíes indeformables). Uno de los objetivos es que el sujeto tome
conciencia de su distorsión y el papel que desempeña en el mantenimiento de
su trastorno.
E) Desensibilización sistemática
262
entrenamiento. Se recomienda utilizar una respuesta que
fisiológicamente sea incompatible con la ansiedad, una de las más
usadas y recomendadas ha sido la relajación muscular progresiva de
Jacobson (1938). Se entrena al pacien te en esta técnica, no siendo
necesario que se consiga una respuesta de relaj ación muy profunda.
263
Una vez elaborada la jerarquía, con la ayuda del paciente se
describe cada ítem de forma detallada, concreta y realista en una
tarjeta (téngase en cuenta que cuantos más detalles aparezcan mejor
se desarrollará la escena). Puede haber numerosas situaciones que
produzcan ansiedad; si ocurre esto, se hará una jerarquía para cada
situación que deseemos descondicionar. Cuando hayamos
descondicionado algunas situaciones nos daremos cuenta que las
variaciones de esa situación probablemente se hayan descondicionado
(generalización).
264
4. Procedimiento.
265
jerarquía.
266
267
6.3.6. Técnicas operantes
268
esclerosis múltiple o las enfermedades cardiovasculares. En pacientes con
trastornos de la conducta alimentaria o alteraciones dismórficas, el ejercicio
tiene que ser muy controlado, de forma que no se utilice como medio para
adelgazar o muscularse. Para ello, según el caso, se limita el tiempo y el tipo
de actividad y se proponen ejercicios distintos a los que el paciente usa
habitualmente para ese medio. Siguiendo los enfoques de tercera generación,
se incita a la experiencia de focalización y atención plena, poniendo énfasis
en el uso del ejercicio físico como actividad placentera en sí misma, centrada
en el disfrute, y no como un medio para la delgadez o la musculación. Se
alienta a que el paciente aprenda a identificar las sensaciones que se producen
en su cuerpo, focalizando la atención en su respiración, el movimiento de
cada parte del cuerpo, el entorno en el que se está realizando el ejercicio, la
sensación de cansancio y el bienestar fruto de una actividad sana.
269
bailar; salir a hacer fotografía; trabajar la madera o cualquier forma de
bricolaje; mecánica; tejer o coser; el barro; pintura, cerámica; tratar de
aprender a tocar un instrumento musical (se tenga la edad que se tenga);
participar en actividades grupales del tipo clubes deportivos, cofradías,
agrupaciones de teatro, sociedades culturales en general o de acción social o
ciudadana, etc.
270
las denominadas habilidades sociales e interpersonales. Se
exponen los componentes moleculares del comportamiento
socialmente competente: comportamentales (no verbales,
paralingüísticos, verbales), cognitivos y fisiológicos. Se plantea
que focalizar la atención en su desarrollo facilita la propia
ejecución.
271
Los ensayos de conducta en sesiones de grupo son especialmente
útiles para el entrenamiento en habilidades sociales. Este formato, al
permitir la puesta en práctica de la habilidad aprendida con otras
personas, proporciona retroalimentación inmediata y se obtiene
validez ecológica procedente de la interacción de los otros
(aprendizaje vicario).
272
algún motivo relacionado con la alimentación, tira la comida y deja de comer
de inmediato, continuando la restricción hasta que se le pase el enfado (a
veces ha pasado más de un día). Su padre (con obesidad y con trastorno por
atracón nocturno) no acepta que Silvia acuda a terapia e insiste en que ella no
tiene ningún problema (él tampoco reconoce el suyo), atacándola mientras
come cuando ingiere algún alimento que considera calórico.
En este caso hay una relación familiar disfuncional que gira en torno a la
comida y que debería tratarse mediante un enfoque que procure mejorar la
interacción social entre sus miembros. El primer objetivo con la familia fue la
aceptación del problema alimentario que presentaban, mediante una
explicación del mismo tal y como se ha comentado en el apartado de
psicoeducación. Es importante explicar la influencia de sus interacciones en
el mantenimiento del problema alimentario de cada uno: el padre, la madre y
Silvia. En segundo lugar, fue necesario que observaran y abandonaran la
forma de comunicarse mediante el uso de la comida como castigo hacia el
otro, enseñando habilidades básicas como la expresión de opiniones y
sentimientos, la petición de un cambio de conducta, cómo responder a una
crítica, etc. Estas sesiones se llevaron a cabo en la consulta, enseñando el
terapeuta mediante desempeño de roles una adecuada interacción y
proporcionando retroalimentación a lo largo de la puesta en práctica de las
situaciones trabajadas.
273
como un fracaso, sino como algo que forma parte del proceso y, por tanto,
será altamente deseable que siga practicando las técnicas que ha aprendido
para mejorar. Ha de recordarse al paciente que ya tiene las herramientas, sólo
tiene que volver a ponerlas en práctica. En el caso de que tuviera una recaída
en toda regla, ha de dejarse claro que no significa que todo lo que se ha
trabajado se haya tirado por la borda. Es importante anticipar y alertar del
diálogo interno que en estos casos puede surgir.
274
de segunda generación (terapia cognitivo-conductual) que tratan de erradicar
o bloquear los pensamientos con el objetivo de cambiar la conducta (Hayes,
2004). De esta manera, surgen las terapias de tercera generación dentro del
marco de la terapia de conducta.
275
prejuicios, describir y experimentar el momento presente, facilitando ser más
consciente de los propios impulsos disminuyendo así que se produzcan los
atracones, las conductas de purga, y facilitando la toma de consciencia y el
disfrute de los alimentos que está consumiendo. Las habilidades de
regulación emocional pretenden que el paciente aprenda a identificar,
gestionar adecuadamente sus emociones y que comprenda su función. Para
ello se les enseña a aumentar la atención hacia sus emociones y aumentar el
número de actividades positivas en sus vidas para reducir la vulnerabili dad a
la emocionalidad negativa. Una regulación adaptativa requiere etiquetar
correctamente las emociones, supervisarlas, modificar las reacciones
emocionales y aceptar las mismas cuando no es posible que las emociones
cambien a corto plazo. Las habilidades de tolerancia al estrés tienen como
objetivo enseñar al paciente estrategias que le sirvan para aceptar y tolerar la
ansiedad y el dolor en situaciones que no se pueden controlar. Se trata de que
el paciente entienda que el dolor forma parte de la vida y que intentar
negarlo, ocultarlo o evitarlo sólo sirve para aumentar el sufrimiento. Se
enseñan ejercicios como observar la respiración, intentar calmarse mediante
relajación, realizar una media sonrisa (relaja los músculos faciales y facilita la
aceptación interna), pensar en cómo mejorar el momento, y pensar en los
pros y contras de la situación.
276
adaptaron un programa de tratamiento propuesto por Segal, Williams y
Teasdale (2002) consistente en cinco componentes: comer siendo conscientes
de sensaciones; ser conscientes de las sensaciones físicas de hambre y
saciedad; tomar consciencia de los sentimientos y pensamientos en torno a la
alimentación (habla interna, expectativas, creencias, etc.); aceptar y no
someter a juicio esos pensamientos y sentimientos; y toma de conciencia y
cambio de patrones alimentarios y realización de ejercicio fisico.
277
2 y 3, hay una gran diversidad de trastornos y condiciones donde la imagen
corporal está alterada. En consecuencia, se han escogido los trastornos más
representativos o más destacados para referir este tipo de intervención. Se
mencionan, por tanto, el trastorno dismórfico corporal y los trastornos de la
conducta alimentaria. Probablemente, otras patologías de este ámbito de la
imagen corporal no tengan un perfil de tratamiento muy diferente, salvo que
uno de los aspectos centrales tenga que ver con un desarrollo delirante.
278
promover la pérdida de peso en obesos con trastorno por atracón. La
psicoterapia es eficaz para establecer un patrón alimentario regular
(incluyendo autocontrol, exposición a comidas prohibidas, cambio en las
creencias erróneas sobre las comidas y entrenamiento en la prevención de
recaídas) (Guisado y Vaz, 2001).
B) Antidepresivos
C) Antidepresivos tricíclicos
279
efectivos en la reducción de atracones y vómitos, pero la tasa de recaídas a
largo plazo es alta aunque se mantenga el mismo fármaco y la misma dosis.
Otro problema importante de estos fármacos es la frecuente presencia de
efectos secundarios, en especial los anticolinérgicos. La hipotensión,
sedación y el aumento de peso aparecen si se mantienen de forma prolongada
y son la causa principal de los abandonos de tratamiento.
Son los fármacos de nueva generación con los que se han obtenido los
mejores resultados hasta la actualidad. Han demostrado ser eficaces frente a
placebo en todos los estudios controlados, con una baja incidencia de efectos
secundarios, sin estar condicionados a un posible aumento ponderal, y acción
reductora del apetito. Se ha demostrado, asimismo, que son efectivos en las
conductas y cogniciones relacionadas con la bulimia, incluida la apetencia
por los hidratos de carbono. Su acción beneficiosa no está relacionada con la
presencia o ausencia de depresión.
280
tratamiento más de seis meses y no plantearse una reducción de dosis antes
del año.
Por otro lado, los sujetos con trastornos impulsivos, como el trastorno por
atracón, en general responden en forma rápida a los ISRS, aunque esta
respuesta puede disminuir con la continuidad del tratamiento. Por tanto,
requerirán posteriormente el control con un agente adicional; por ejemplo, un
estabilizador del estado del ánimo. Además, muchos trastornos del control de
los impulsos han sido tratados eficazmente con estos agentes y
anticonvulsivantes, como el litio, valproato, topiramato, y con antagonistas
281
opioides, como la naltrexona y el nalmefene. Una evaluación precisa de las
comorbilidades posibles, como la depresión unipolar, el trastorno bipolar o
los trastornos adictivos podrían ayudar a los médicos a seleccionar el
tratamiento correcto (Dell'Osso, Altamura, Marazziti y Hollander, 2007;
Schatzberg y DeBattista, 2005).
Caso clínico
282
plazo pero, para sentirse bien, deberá realizarlas una y otra vez
cerrándose el círculo vicioso en el que ha caído.
283
•Mejorar la autonomía.
284
dificultad de la incredulidad del diagnóstico (ausencia de una solución
médicoquirúrgica) y absoluto convencimiento de su defecto. Una vez
realizada la evaluación se procedió a la devolución de la información,
explicación del trastorno y tratamiento. No fue fácil que aceptara
someterse a tratamiento psicológico pues manifestaba sentirse tan mal
que la única forma de sentirse mejor sería haciéndose una operación,
aunque antes de eso quería explorar el tratamiento psicológico por si le
ayudaba a estar menos ansiosa y deprimida.
285
someterlas a crítica mediante reestructuración cognitiva, se le enseñó el
"A, B, C" de la terapia racional emotiva de Albert Ellis. Con el objeto
de facilitar la tarea se le propuso un ejemplo y se le entregaron va nos
registros con la invitación de traerlos rellenos en la sesión siguiente. En
las sesiones posteriores se iban trabajando los registros y las dificultades
que iban surgiendo. Una vez dominó la técnica del "A, B, C" se le
planteó como ejercicio que escribiera aquellas conductas de
comprobación y la frecuencia con la que las llevaba a cabo (mirarse
repetidas veces al espejo, preguntar a unos y a otros si tenía mal
aspecto, verificar el maquillaje, comprobar si la zona de alrededor de
sus ojos se ha ensombrecido o ha cambiado, etc.). Durante la semana se
planificó la reducción progresiva en tiempo y frecuencia de las mismas
y el registro del grado de ansiedad que le producía su no realización. En
una sesión posterior se procedió a la revisión de dicha reducción y se
identificaron aquellas situaciones que generaban ansiedad y el grado de
evitación de cada una de ellas. Se tasó cada situación en función del
grado de ansiedad y evitación y se procedió a la exposición que se
realizó entre sesiones con indicaciones y asesoramiento a través de
correo electrónico para las dificultades que le iban surgiendo, así como
la revisión de cada una de las situaciones a lo largo de las sesiones
terapéuticas.
286
ansiedad producido en repetidas ocasiones fue de 10 o 15 (sobre 100).
287
Resumen
-Un programa típico para tratar los trastornos ocasionados por la alteración de
la imagen corporal tendría entre sus componentes: psicoeducación,
autocontrol, relajación, exposición, reestructuración cognitiva, resolución
de problemas y prevención de recaídas.
288
-La técnica de exposición gradual con prevención de respuesta consiste en
animar al paciente a que se exponga poco a poco, de forma prolongada, a
las situaciones generadoras de malestar suprimiendo la respuesta de
evitación y las conductas de seguridad que permiten alejar la respuesta de
ansiedad u otras emociones negativas.
289
-Mediante la prevención de recaídas se pretende alertar de las posibles
situaciones de riesgo y recordar las técnicas aprendidas para su puesta en
práctica en las mismas.
Preguntas de autoevaluación
290
od) Consta de varios pasos que no es necesario seguir si el paciente
no presenta demasiados pensamientos negativos automáticos.
ob) Puede elegir hasta tres partes del cuerpo que no quiera describir
por el malestar que le produce (al menos en las sesiones iniciales).
oc) Con esta técnica se pretende que el paciente se diga de cada parte
del cuerpo que no le gusta algo positivo.
291
5.En relación con la realidad virtual:
ob) Aún no existe ningún software en español que se pueda usar para
trabajar los trastornos de alimentación.
od) Virtual & Body es el software español para corregir los sesgos
cognitivos que aparecen en el trastorno dismórfico corporal.
292
7.1. ¿Tengo un problema con la imagen corporal?
293
alteraciones de la imagen corporal, que implican, a su vez, una imagen
corporal negativa, es decir, una vivencia y representación esencialmente
negativa sobre nuestro aspecto, junto a un malestar significativo y deterioro
en algún área del funcionamiento de la persona. En este extremo estarían las
patologías como los trastornos de la conducta alimentaria o el llamado
trastorno dismórfico corporal, por mencionar los más comunes.
294
personal, la familiar, la social y la académica o la laboral, entonces ha llegado
a la suficiente gravedad para que podamos hablar de un trastorno o de una
alteración de la imagen corporal.
295
disforia y fortalecen la idea de que "es horrible y espantoso pesar un kilo
más". El círculo vicioso que se crea es la muestra del mantenimiento del
problema.
Otro factor importante es la creencia que tienen muchas personas con una
alteración de la imagen corporal de que se encontrarán mejor si modifican el
aspecto físico. Asimismo, se sentirán mejor si evitan situaciones que les
producen malestar, por lo que crean una serie de conductas de seguridad. Por
ejemplo, María no fue a comer junto a su familia. El objetivo de la evitación
es el de reducir o eliminar el malestar; de hecho, es enormemente eficaz a
corto plazo (porque experimentará alivio de forma inmediata). Sin embargo,
en realidad se aprende a repetir y perpetuar la conducta de evitación.
Reafirmamos la creencia de que la situación es horrible y debe ser evitada,
por lo que la próxima vez ante la misma situación o una situación similar
volveremos a actuar de la misma manera, volveremos a evitar. Por
consiguiente, tiene un efecto a largo plazo. Las conductas que se realizan para
paliar de forma apresurada el malestar pueden ser comprobar nuestro cuerpo
de forma continua, evitar mostrarlo o eludir situaciones donde habitualmente
se expone el cuerpo, restringir actividades en general o estrictamente físicas,
en suma, un conjunto que indica acciones desadaptadas con un papel clave en
el mantenimiento de una imagen corporal negativa.
296
Dichos pasos se alejan de admitir un problema centrado en la imagen
corporal.
Pero, si nos paramos a pensar, ¿es que sólo somos un cuerpo o una figura?
Nuestros intereses, inquietudes, creencias, evaluaciones, proyectos, ilusiones,
gustos y mil aspectos más, construyen nuestra identidad en su conjunto. Sin
embargo, el mensaje aplasta estas otras facetas para resaltar la belleza como
sinónimo de corporeidad válida y, es más, cualquier cuerpo no es bello sino
el que cumpla el ideal cultural del cuerpo, como si hubiese sólo una forma de
belleza: delgado, esbelto, con buen pecho y joven, para la mujer; musculoso,
esbelto, cuerpo en V y joven, para el hombre. En el caso de las mujeres
esclaviza la búsqueda ansiada y, a la par, inalcanzable de la delgadez; y en el
297
caso de los hombres, de una forma más atenuada pero en progresivo
aumento, el logro de un incremento de su masa muscular. Ejemplos de estos
ideales los encontramos en los cuerpos que aparecen en las revistas, en las
películas, en los anuncios publicitarios, y en los programas televisivos que
constantemente irrumpen con la visión de tales patrones. Patrones idénticos,
que se repiten y multiplican. Las diferencias entre modelos, por ejemplo, cada
vez son más difíciles de encontrar, son imperceptibles. Si la sociedad apuesta
por un único patrón es que, ¿todos los cuerpos pueden o deben de ser
iguales?, ¿a qué nos lleva esta pretendida uniformidad?, ¿por qué abolir lo
particular de cada uno, precisamente lo que nos define y distingue a cada uno
de nosotros?
298
porque también tienen más ventajas sociales.
De este modo, las mujeres han sido vinculadas estrechamente con sus
cuerpos y el valor de las mujeres dependía de él, dentro de una sociedad
sometida a una cultura dominantemente masculina donde se valora en
extremo a las mujeres bellas, y las mujeres se ven abocadas a dicho
propósito. Acerca de esta invención Naomi Wolf (1991) afirma que "el mito
de la belleza se basa en esto: la cualidad llamada belleza tiene existencia
universal y objetiva. Las mujeres deben aspirar a personificarla y los hombres
deben aspirar a poseer mujeres que la personifiquen" (pág. 15).
Pero aunque sea válida la idea de que la belleza física pueda representar
una ventaja evolutiva y social, no es menos cierto que somos bastante más
que la apariencia. Probablemente para ser médica, mecánico, profesora,
agricultor o ingeniera, la belleza no se relaciona ni garantiza la capacidad
profesional, si bien pueda aumentar el atractivo de una persona.
299
hace patente a través de los medios de comunicación hasta el punto de que
hablamos hoy de una "belleza exigente" (Thompson et al., 2004). Como
señala Rosa Montero (1996): "Es muy difícil, y a veces hasta heroico, llegar a
quererte y a aceptarte a ti mismo en lo fundamental, en tus limitaciones y tus
logros; y a este ímprobo esfuerzo las mujeres hemos de añadir un combate
imposible contra el fantasma del físico perfecto".
300
sería imposible que sobrevivieran a una prueba de realidad, como es el caso
de la famosa muñeca Barbie. ¿Representaría esta muñeca a tamaño natural el
aspecto de un ser humano normal?
301
sofá, o las dietas milagrosas. Estos son sólo unos ejemplos de la industria de
la belleza, la cual oferta productos mágicos para lograr la perfección corporal.
¿Son auténticas soluciones? Podemos observar en nuestra experiencia que la
utilización de tales medios no nos ha servido para encontramos más a gusto
con nuestros cuerpos. ¿Cuántas veces hemos intentado seguir las dietas, o
disimular con el maquillaje o la ropa aquella zona de nuestro cuerpo que no
soportamos? ¿Por qué muchos famosos vuelven y vuelven a pasar por la
cirugía? Con estas medidas, ¿logramos queremos y aceptamos tal y como
somos? Rotundamente no.
302
Ahora que conocemos en qué consisten las alteraciones de la imagen corporal
y cómo éstas se mantienen en el tiempo, podemos dar un paso más. Es
necesario trabajar sobre dicho aspecto y, para ello, lo primero que se tiene
que hacer es aplicar nuestros conocimientos a nuestro caso particular,
marcándonos los objetivos que queremos alcanzar.
Una vez confeccionada esta lista se comprenderá cuáles han sido los
factores que han influido en el concepto de imagen corporal y el peso que
tiene cada uno de ellos.
303
situación concreta, como ir a la playa, verse en una fotografía, o pensar que
aquella persona se está fijando en aquella parte corporal que más odiamos.
Estas situaciones activadoras dan lugar a esquemas cognitivos negativos y
éstos, a su vez, favorecen una espiral emocional negativa de sufrimiento. Los
esquemas cognitivos negativos son pensamientos automáticos e involuntarios
que aparecen en nuestra mente sin desearlos, caracterizándose por contener
fallos en los procesos de razonamiento. Son los que vamos a denominar
sesgos cognitivos - para más información acudir al cuadro 6.3-.
Sin embargo, éstos son los objetivos específicos, siendo el objetivo general
y principal que guía nuestra intervención: la aceptación de nuestro cuerpo,
para que éste se convierta en un medio, no en un fin lleno de preocupaciones
y cavilaciones repetitivas acerca de cómo tendría que ser, parecer o estar. La
aceptación es vivir nuestro cuerpo como único, sentirlo tal cual es. De hecho,
no hay otro igual. Esto no implica una actitud pasiva, de abandono, o de
resignación frente a él, sino de apreciarlo como únicamente nuestro,
verdaderamente nosotros, seguros y cómodos dentro de lo que ciertamente
somos. Verse delante del espejo y no sentir repugnancia, rechazo u odio, sino
en transformar cada uno de lo que catalogamos como defectos en
características que forman parte de un todo. Esforzarse por abandonar la
postura crítica que no ve sino el inconveniente, las permanentes valoraciones
negativas, el pensamiento centrado en lo deseable y envidiable que vemos en
otras personas. Si no fuera por el cuerpo tal como es, no seríamos nosotros.
Se trataría, pues, de eliminar los sentimientos de incomodidad, extrañeza y
vergüenza que tengamos con nuestro propio cuerpo, para dedicarse un tiempo
a sentirlo como es. Nadie es su nariz, ni el volumen del pelo, ni el peso, ni el
304
color de la piel.
Podemos intentar tener unos bíceps bien marcados, estar tan delgada como
aquella modelo, tener unos pómulos perfectos como nuestra compañera del
trabajo, tener el vientre plano como la actriz del anuncio que nos encanta,
tener un cabello fuerte y que cubra todo nuestro cuero cabelludo como tal
deportista, o estar tan bronceados que parezca que es eternamente verano,
pero ¿dónde quedamos nosotros mismos?, ¿en qué lugar? Podemos
igualmente trabajar, hasta el extremo, en el gimnasio para aumentar la marca
de nuestros músculos, e incluso pensar en tomar anabolizantes; podemos
llegar a pensar que tal actor o tal deportista son más felices o tienen más
suerte. Nuestras particularidades no deberían ser fuente de inquietudes, es
más, nuestras particularidades son nuestra prueba más viva de que somos
únicos o únicas, irrepetibles. Cuando observemos esa diferencia como parte
305
de nuestra propia cualidad, característica o encanto, empezaremos a
querernos.
306
pensamientos perturbadores. De esta manera, y siguiendo la relación que
establecimos entre pensamiento-emoción-conducta, si se consigue modificar
dichos pensamientos, nuestro estado de ánimo mejorará.
307
¿cómo nos hace sentir?, ¿nos ayuda a alcanzar nuestros objetivos?, ¿habría
alguna otra posibilidad diferente a la señalada?
No hay una fórmula mágica, de hecho no hay siquiera una única fórmula,
lo importante es que se elaboren aquellas cuestiones que ayuden a replantear
los pensamientos. Al principio resultará difícil e incluso absurdo en
apariencia, ya que se acostumbra a aceptar como real lo que se piensa, sin
cuestionarse nada. No obstante, es importante no perder de vista que el
objetivo es modificar unos pensamientos negativos que generan malestar
emocional y conductual.
308
cumplen las predicciones. Por ejemplo, una mujer recién intervenida de
mastectomía piensa que en la cena de empresa todo el mundo se fijará en sus
pechos y notarán la ausencia de uno de ellos. El experimento, en nuestro
ejemplo, consistió en pedirle que fuera a la cena, comprobar cuántas personas
le miran sus pechos, y observar sus reacciones.
Otro instrumento a utilizar son unas tarjetas que se pueden llevar siempre
encima, que ayudan a enfrentarse a los pensamientos negativos y
disfuncionales. En dichas anotaciones, es recomendable que se apunten sólo
los pensamientos más frecuentes y previamente identificados. Un paciente
que padecía de estrabismo, identificó como el pensamiento más perturbador:
"Me odio por tener un ojo así". Tras varias consultas, se fue debatiendo tal
creencia e identificó que las cuestiones que más le favorecía para replantearse
la veracidad de dicha afirmación eran: ¿puedo controlarlo?, y ¿me puedo
odiar por algo que no controlo?, ¿soy únicamente mi estrabismo?
309
Desde que se nace, se está expuesto a multitud de problemas; muchos se
solucionaron con el tiempo, otros requirieron una participación más activa,
pero, ¿cómo se hace?, ¿cuál es la manera de hacerles frente? Frecuentemente
se desarrollan estrategias de afrontamiento, unas pueden ser adecuadas y
otras serlo en menor medida. Aquí se analizarán dichas habilidades.
Asimismo, se evitará mantener una actitud pasiva ante los problemas y,
también, se impedirá la resolución de una manera impulsiva o
impremeditada.
2.Definición y formulación.
3.Generación de alternativas.
4.Toma de decisiones.
5.Verificación.
Para ejemplificar de una manera más clara las cinco fases de la técnica en
cuestión, se expone el caso de Rubén. Rubén es un chico de 17 años, estudia
segundo de Bachiller y convive con sus padres, Margarita y Luis. Desde hace
un año y medio pasa más tiempo en el gimnasio que en casa. Suele comenzar
su jornada deportiva a las 16:00 y finalizarla a las 22:00, en este espacio se
310
dedica fundamentalmente al levantamiento de pesas.
311
-"Estudiar otra carrera con un punto de corte más ajustado a mis notas".
-"Repetir curso".
-Ventajas:
-Inconvenientes:
312
se trata de elegir la que, en el momento actual, se considere más adecuada. En
el caso expuesto, eligió la opción: "Grabar en el MP3 las lecciones y
escucharlas mientras levanto pesas".
313
suscitadas por otras con una carga perjudicial menor. Es decir, la ansiedad a
través de la historia de una vida y de cada experiencia se ha ido fortaleciendo,
ha sido la respuesta más frecuentemente utilizada y, por tanto, ha sido
reforzada en cada presentación. ¿Se puede entrenar una respuesta
incompatible contra dichas emociones negativas?
314
unas condiciones óptimas como: realizarlo en un ambiente tranquilo, con luz
tenue, y sin demasiados ruidos, llevar ropa cómoda, tener tiempo suficiente
para la realización de la relajación y adoptar una postura que favorezca el
desarrollo de la técnica. También hay personas a las que les ayuda mantener
los ojos cerrados. Es muy importante concentrarse en las sensaciones
corporales y no en el modo en que lo está haciendo.
315
actividades que resulten placenteras y donde esté implicado el cuerpo.
316
La moda se ha convertido en una necesidad, en una guía casi espiritual y,
en este sentido, limita y coarta a las personas. La moda está en continuo
cambio, marcando los valores estéticos y corporales que conducen el cambio
social. Por ello, se nos requiere una constante adaptación, estar inmersos para
seguir siendo una parte de esta sociedad donde se piensa, se compra, se viste,
se consume, se adquiere y se desea lo previamente establecido. De lo
contrario las alternativas pueden ser la exclusión y marginación social.
317
Para ilustrar la forma de realización del cuestionamiento o refutación de
pensamientos perturbadores, se va a ejemplificar en un caso de un chico de
16 años llamado Raúl. Piensa que su nariz es tan prominente y
desproporcionada con respecto a las demás facciones de su cara que no puede
ser igual que sus compañeros de instituto, evita continuamente salir en fotos
y, con ello, darse a conocer en las redes sociales, donde todos sus amigos y
amigas contactan entre sí. Raúl considera que es imposible que nadie se fije
en él por tener esa nariz. Observamos varios pensamientos irracionales en
este chico, dentro de los cuales el que identifica como más angustiarte y
doloroso es "no podré tener nunca novia con esta enorme nariz". El debate
que se llevó a cabo en las sesiones fue:
-¿Cómo puedes saber que nunca tendrás pareja? "Todos mis amigos tienen
tuenti y tienen novia. Yo nunca he tenido".
-¿Es necesario tener una red social como tuenti para tener novia? "Todos
tienen tuenti y novia. Así que el tuenti te ayuda a tener novia".
-¿Qué quieres decir con que te ayuda? "Pues que si les gusta te hablan y te
mandan mensajes privados cuando ven tus fotos. Yo odio las fotos y
nunca tendré tuenti".
-¿Qué pruebas tienes a favor para pensar de esa manera? "A todos mis
amigos les pasa".
-¿Y en contra?, ¿qué evidencias tendrías? "No sé. Quizás haya algunos de
mis amigos que tampoco tengan fotos y tienen novia como mi amigo
Hugo".
-¿Y por qué sería tan horrible tener esa red social? "Que me vean en las
fotos y no me quieran conocer".
-¿Por qué eso es tan importante? "Porque si no nunca tendré más amigos
ni pareja".
-¿Qué posibilidades hay de que eso ocurra? "Bueno, una vez probé a
318
hacerme una cuenta y me agregaron muchas personas en un momento.
Luego la eliminé. Si me vieran más detenidamente no me aceptarían".
-¿Entonces? "Es verdad, hay personas que pueden aceptarme y otras no".
-¿Cómo te hace sentir ese pensamiento de que por tu nariz no podrás tener
pareja? "Muy mal".
-¿Te ayuda a alcanzar tus objetivos y metas? "Claro que no. Al contrario,
no puedo hacer como el resto de mis amigos".
319
se sienta triste y angustiada cada vez que la observa o piensa en ella. Tras
varias sesiones, se comprueba que Lucía habla de su persona como si fuera
exclusivamente la quemadura. Una de las tareas que se le solicitó fue la
elaboración de una lista de aspectos positivos que poseía, incluyendo también
aquellos relacionados con su cuerpo e imagen. En la lista figuraban: ser
madre, honradez, tener un buen trabajo, sinceridad, franqueza y pelo fuerte y
sano. De esta manera, la paciente fue, progresivamente, valorando y
apreciando otros aspectos de su identidad.
320
como intelectual y mental.
Hay muchas personas que han acoplado la dieta restrictiva a sus vidas,
desechando determinados alimentos de forma continua (generalmente
alimentos hipercalóricos), sin la supervisión de un profesional y, lo que es
aún peor, sin pararse a pensar las consecuencias que puede tener este hábito
alimentario. Y otras muchas personas llevan a cabo un régimen restrictivo de
una forma puntual y urgente ante determinados periodos del año como es el
caso de la época estival. Suelen embarcarse en dietas peligrosas que nos
venden como milagrosas, ¿cuántas veces hemos visto anunciar la pérdida de
x kilos en una semana? De hecho, cada vez más, se venden las dietas de
forma más llamativa y seductora, como dietas a base de chocolate o la dieta
del día siguiente.
321
enseña al cuerpo que hay un momento de escasez (lo ocasionamos nosotros
con la dieta) y, en consecuencia, cuando vuelve a comerse, automáticamente,
se ralentiza el metabolismo; es como si el cuerpo dijese: por si acaso vuelve a
pasar.
Todas las personas nacen con un cuerpo que irá cambiando a lo largo de la
vida. El cuerpo constituirá parte de la individualidad y será un factor clave
322
para la construcción del autoconcepto. Debemos, por tanto, partir de la
noción de que el cuerpo es permanente cambio, mientras nuestra identidad (y
autoconcepto) ha de hacer el equilibrio de mantenerse estable, de integrar
esos cambios. Es necesario tener en cuenta este punto ya que suele ser una de
las principales fuentes de preocupaciones en relación con la imagen corporal
y la apariencia.
323
negativos con respecto a sus cuerpos.
324
orientación sexual de la persona.
325
largo de nuestras vidas. La identidad sexual contribuye al concepto que se
tiene de uno mismo y de la imagen corporal, por lo que es innegable que
tiene un impacto significativo sobre la manera en la que se piensa, se siente y
se actúa. El modo en que formemos a los niños y adolescentes en estos
contenidos, la manera en que podemos aliviar e incitar el afrontamiento en
estos aspectos puede tener un papel preventivo de los problemas de la imagen
corporal.
7.3. ¿Qué hacer ante una posible recaída? Prevención de las alteraciones de la
imagen corporal
326
tener ciertas sensaciones corporales, ¿por qué evitarlos? No consiste en
empeñarse en dejar de sentir y evitar todo aquello que genere un cierto
malestar. Sería imposible conseguirlo, al igual que sería una vía directa para
dar lugar a una recaída.
327
Cuadro 7.2. Ejemplo de autorregistro para la prevención de recaídas
•Comidas copiosas.
328
evitada, por lo que está fortaleciendo esas habilidades, está realizando un
"sobreaprendizaje". Del mismo modo, ha llevado a cabo técnicas tanto
cognitivas como conductuales a través de la exposición en imaginación. Y,
simultáneamente, ha elaborado una lista de potenciales dificultades, que con
cierto grado de credibilidad, podían suceder, es decir, planifica y prevé
posibles recaídas. Por último, y no menos importante, se ha autorreforzado
por el esfuerzo efectuado.
329
Capítulos 1-3
Pregunta 1:
Pregunta 2:
Pregunta 3:
Pregunta 4:
Pregunta 5:
Capítulo 4
Pregunta 1:
Pregunta 2:
Pregunta 3:
330
Pregunta 4:
Pregunta 5:
Capítulo 5
Pregunta 1:
Pregunta 2:
Pregunta 3:
Pregunta 4:
Pregunta 5:
Capítulo 6
Pregunta 1:
Pregunta 2:
331
Pregunta 3:
Pregunta 4:
Pregunta 5:
332
Con el propósito de poner en práctica unos principios ecológicos, económicos
y prácticos, el listado completo y actualizado de las fuentes bibliográficas
empleadas por los autores en este libro se encuentra disponible en la página
web de la editorial: www.editorial.sintesis.com.
333
Referencias recomendadas para el paciente
Wilhelm, S. (2006). Feeling good about the way you look: A program for
overcoming body image problems. Guilford Press, New York, NY.
334
Índice
Prólogo 12
1. Introducción 15
1.2. Antecedentes 23
1.3. El punto de vista evolutivo 26
1.4. Componentes de la imagen corporal 34
1.4.2. Afectivos 35
1.4.3. Cognitivos 36
1.4.4. Conductuales 42
1.5. La experiencia corporal 43
1.6. Apariencia y atractivo físico 44
1.7. Satisfacción vs. insatisfacción con la apariencia 51
1.8. Preocupación/sobrevaloración de la apariencia 56
1.9. Alteraciones de la imagen corporal 59
Resumen 64
2. La alteración de la imagen corporal y los diagnósticos 66
2.1. Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) 70
2.2. Trastorno de la identidad e integridad corporal 81
2.3. Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) 83
2.3.2. Bulimia Nerviosa (BN) 86
2.3.3. Anorexia, bulimia e imagen corporal 89
2.3.4. Trastorno por Atracón (TA) 91
2.3.5. Trastorno del comedor nocturno 93
2.3.6. Unas notas de epidemiología, inicio y curso de los
93
principales TCA
2.3.7. Obesidad 95
335
2.4. Trastorno de la identidad sexual 96
2.5. Esquizofrenia y otras psicosis 99
3. Alteraciones corporales que inciden en la imagen
102
corporal
3.1. Condiciones congénitas o de desarrollo temprano 106
3.2. Condiciones adquiridas o de desarrollo posterior 108
3.3. Agnosias corporales 116
3.4. Otras condiciones o situaciones especiales que atentan
118
contra la imagen corporal
Caso clínico 120
Preguntas de autoevaluación (capítulos 1, 2 y 3) 122
4. Etiología 125
4.1.2. Factores perceptivos 127
4.1.3. Factores cognitivo-conductuales 128
4.1.4. Factores afectivos 129
4.1.5. Factores ligados a la etapa evolutiva 130
4.1.6. Factores ligados al desarrollo físico 131
4.1.7. Factores socioculturales 133
4.2. Teorías y modelos explicativos 135
4.2.2. Modelos explicativos psicodinámicos 136
4.2.4. Modelos explicativos de tradición cognitivista 139
4.2.5. Modelos socioculturales 141
4.2.6. Desarrollo de un modelo integrador 141
Preguntas de autoevaluación 146
5. Evaluación 149
5.2. Entrevistas 151
5.3. Cuestionarios, inventarios y escalas de evaluación de la 160
336
imagen corporal 160
337