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Cómo descubrir: ~ (
Quién tiene atracones y por qué .. c
Si los atracones son una adicción
La diferencia entre atracones y sobreingesi ry
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^ Escrito por una de las principales
autoridades mundiales en trastornos
alimentarios, este libro ofrece una
síntesis de todo lo que se sabe en la
actualidad acerca de los atracones y
proporciona pautas específicas para solucionar el problema. En
este sentido, el texto no sólo combina el rigor científico con una
lectura fácil y amena, sino que también proporciona toda la
información necesaria tanto para comprender los atracones como
para superarlos, incluyendo un nuevo programa de autoayuda
basado en las estrategias más eficaces para controlar estas
conductas. De esta manera, el programa proporciona una
minuciosa guía destinada a superar la tendencia llamada «ingesta
compulsiva-, controlar las conductas alimentarias, reducir el riesgo
de recaídas, y adquirir hábitos alimentarios sanos y estables.
Inmensamente útil, claro está, para las pe: o mas que sufran este
problema, la obra, no obstante, también resulta indispensable
como apovo a la terapia, de modo que acaba convirtiéndose en
lectura obligada para todos, sin duda ei mejor programa de
tratamiento sobre el tema concebido hasta el momento.
C hristopher G. Fairburn es profesor del D epartam ento de
Psiquiatría-de la Universidad de Oxford. Una autoridad a escala
internacional en trastornos de alimentación, dirige programas de
investigación en Gran Bretaña y Estados Unidos v también ha
compilado Eating Disorders and Obesity. .

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Paidós Saberes Cotidianos


Títulos publicados
1. R. E. Thayer, El origen de los estados de ánimo cotidianos
2. N. Branden, El arte de vivir conscientemente
3. C. Fairburn, Lo superación de los atracones de comida
4. j. Piikeathiey y O. Emerson, El hijo único

5. K. L. Higbee, Su memoria
6. D. Rowe, La depresión
7. J. y D. Parker. El mundo secreto de tus sueños
8. J. Berryman y otros, La psicología y tú
9. Ph. K- D3vis, El poder del tacto
10. L. Wing, El niño out iste.
i 1, D. VV. Winmcou, Los bebés y madres

19 R. J, Sternberg, Estilos de pensamiento


13. S. Hirsh yj. Kummtrow, Tipos de personalidad

'MowximimRt
y /h ^ ^ é L tv

4
L-
Christopher Fairbnrn

La superación
de los atracones
de com ida

PAID OS
Barcelona • Buenos Aires • México
T ítulo original: Overcoming Binge Eating. A New Sámtijically
Based Program
Publicado en inglés p o r The Guilford Press, a Division of
G uilford Publications, Inc., Nueva York

T raducción de Elia Roca y Marisa Real

C ubierta de V íctor Viano

3
1fl edición, 1998
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del «Copyright»,
bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprograüa y el tratamiento informático,
y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

© 1995 by T h e Guilford Press, Nueva York


© de todas las ediciones en castellano,
E diciones Paidós Ibérica, S.A.,
M ariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona
y E ditorial Paidós, SAI CE,
D efensa, 599 - Buenos Aires

ISBN: 84-493-0555-1
D epósito legal: B-17.886/1998

Im preso en H u ro p e , S. L.,
Lima, 3 - 08030 B arcelona

Im preso en E spaña - Printed in Spain


SUMARIO

Agradecim ientos ................................................................. 9


I n tr o d u c c ió n ......................................................................... U

P rimera parte
LA INGESTA COMPULSIVA: LOS H EC H O S
1. ¿Qué es un a t r a c ó n ? ......................................................... 19
2. Atracones, trastornos de la alim entación
y obesidad .......................................................................... 43
3. ¿Quién dene ten d en cia a los atracones? ................... 51
4. Problemas psicológicos y sociales asociados con los ,
a tr a c o n e s ............................................................................. 69
5. Problem as físicos asociados con los atraco n es . . . 99
6. Las causas de los problem as de los atraco n es . . . . 115
7. Atracones y a d ic c ió n ........................................................ 141
8. El tratam iento de los problem as de atraco n es . . . 155

S egunda parte
UN PROGRAMA DE AUTO AYUDA PARA PERSONAS
CON PROBLEMAS DE INGESTA COMPULSIVA

I n tr o d u c c ió n ............................................................................ U7
Etapa 1. El i n ic io ..................................................................... 193

8 LA SU PER A C IÓ N DE LOS ATRACONES DE COMIDA

E tapa 2.
C om er con reg u larid ad .................................. 207
E tapa 3.
A lternativas a los atracones ........................... 225 j
E tapa 4.
Resolución de problem as y revisión ............ 233 i
i
E tapa 5.
Dietas y otras form as relacionadas de evitar
c o m id a s ................................................................ 947 i
Etapa 6. ¿Qué h acer a h o r a ? ............................................ 257 1

A péndice I. El índice de m asa c o r p o r a l.................... 267


A péndice II. Sí tienes s o b re p e s o .................................. 269
A péndice III. O rganizaciones que pueden ayudarte . 279
A péndice IV. U na nota para fam iliares y amigos . . . 283
A péndice V. U na no ta p ara los terapeutas ............... 287

Bibliografía .......................................................................... 289


ín d ic e a n a lítico ....................................................................... 313
I

1
AGRADECIMIENTOS

Es un placer dar las gracias a las m uchas personas que me


han ayudado a escribir este libro. P rim ero y principalm ente
debo dar las gracias a Peter Cooper, un viejo colega y am igo.
Sin su aliento el libro no se hab ría escrito. Peter ha ayudado
de m uchas form as, no sólo a rreg lan d o la mayoría de las citas
ilustrativas intercaladas en el texto. Tam bién me ha dado
consejos útiles sobre las diferentes versiones del m anuscrito.
.Asimismo, deseo expresar mi agradecim iento a las personas
con problem as de ingesta compulsiva que han hecho co m en ­
tarios que se recogen en el libro y que han utilizado el p ro ­
gram a de autoavuda. Su contribución h a sido incalculable.
Además, deseo agradecer a aquellos amigos y colegas que
han leído el m anuscrito y co n trib u id o a su evolución a través
de sucesivas redacciones. En particu lar deseo dar las gracias
a mi esposa Susan y a mis colegas T erry Wilson, Kelly Brow­
nell, M arsha Marcus, L aura H ill, Jacqui Carter, Faith B ar­
bour, Jenny B urton, Zafra Cooper, Beverley Davies, Valerie
D unn, Phillipa Hay, Pat N o rm an , M arianne O ’C onnor, Sue
Shaw y Christina Wood.
F inalm ente, deseo expresar mi agradecim iento a C hris­
tine B enton y Seym our W eingarten. Chris, com o e d ito ra,
ha h ech o u n a significativa ap o rtació n al libro a través de sus
sabias observaciones y de sus ingeniosas sugerencias. Sey-
10
LA S UP E R ACI ÓN DE LOS ATRACONES DE COMI DA

m our, com o e d ito r je fe de T h e G uilford Press, h a ejercido


com o u n e x c ele n te coordinador. Le estoy agrad ecid o p o r el
apoyo y el án im o que m e b rin d ó y p o r su com p ro m iso con
este libro.
IN T R O D U C C IÓ N

Si tienes un problem a de ingesta compulsiva (o conoces a


alguien que lo tiene), es muy probable que hayas buscado in­
form ación sobre el tem a en distintas fuentes. S eguram ente
habrás acabado confundido y desanim ado* por las o p iniones
contradictorias que has encontrado, en vez de o b te n e r una
inform ación clara que te ayude a c o m p re n d er m ejo r la in­
gesta compulsiva y la form a de solucionarla. Así, p u e d e que
hayas acabado resignándote a vivir con un problem a que va
deteriorando progresivam ente tu calidad de vida.
Esto no tiene por qué ser así.
D urante m uchos años he sido consciente de la necesidad
de elaborar un trabajo de síntesis, accesible pero co n validez
científica, que recoja todo lo que se sabe acerca de la inges­
ta compulsiva. Asimismo, d u ran te casi dos décadas h e estado
co n centrado en d esarro llar y evaluar nuevos tra tam ie n to s
para estos problem as. Este libro es mi respuesta a la necesi­
dad de o b ten er una fu en te fiable de inform ación y a la n e­
cesidad, aún mayor, de un p ro g ra m a de tratam iento que sea
úül para un am plio espectro de personas.

* En algunas publicaciones sobre bulimia y anorexia nerviosas, los


autores se dirigen al lector en femenino porque esos problemas son mu­
cho más comunes en mujeres. (N. de las t.)
12 LA SUP ERACI ÓN DE LOS ATRACONES DE COMI DA

La obra está ce n trad a en dos objeüvos diferentes pero in­


terd ep en d ien tes: la prim era parte presen ta los últim os ha­
llazgos que la invesügación científica ha aportado sobre el
p ro b lem a de la ingesta compulsiva; la segunda parte es un
m anual de autoayuda basado en el tratam iento más eficaz
que existe en la actualidad p ara este problem a.
Si padeces ingestas compulsivas, puedes tener la tenta­
ción de em pezar a leer directam ente las instrucciones del
tratam iento, e tap a a etapa, que se en c u en tra n en la segunda
p arte de este libro, p ero te rec o m ie n d o encarecidam ente ■J
que leas'tam bién la prim era parte. Si adquieres la inform a­ 5£
ción que recoge esta prim era parte, estarás más capacitado un
para m anejar tu problem a. Tam bién espero que, una vez co­ ti
b
nozcas los hechos, an id es a difundirlos. Com o explicam os a 1=
lo largo del libro, existe una in trin cad a red de inform acio­
nes distorsionadas que no sólo im piden que m uchas per­
sonas ap rendan a d e te n e r sus'ingestas compulsivas, sino que
tam bién llevan a otras m uchas a iniciar estas conductas au-
todestructivas.
R ecientem ente, la am plia cobertu ra de los m edios de co­
m unicación ha hech o que m uchos de nosotros seamos cons­
cientes de que el problem a de los atracones es algo frecuen­
te en la sociedad occidental. Tam bién nos han inform ado de
que esta conducta, potencialm ente dañina, es en Estados ¿i
U nidos un p ro b le m a típico de las jó v en es blancas {Cauca­ £

sian women ) y está im pulsada p o r un «ansia de carb o h i­


dratos», que es un p atró n de alim entación causado po r las
«dietas yovó».* D esafortunadam ente, n in g u n a de estas afir­
m aciones es verdadera. Todas reflejan interpretaciones erró­
neas muy com unes y son sólo un ejem plo de los mitos que
circulan en la actualidad sobre este tema. O tros m itos son los
reclam os extrem os de algunas ram as de la industria dietéd-
ca, que dan a la gente falsas esperanzas acerca del peso y la

Se refiere a que la mayoría de personas que hacen dietas estrictas


para adelgazar pierden mucho peso en poco üempo pero después lo re­
cuperan rápidamente (su peso sube y baja como un yo-yo). (N. de las i.)
IN T R O D U C C IÓ N 13

ficrura que p u e d e n lograr. El fracaso en alcanzar esas m etas


no realistas lanza a m ucha gente a u n círculo-vicioso de die­
tas e ingestas compulsivas, que p u e d e ser difícil, a u n q u e no
im posible, de rom per.
No es sólo la inform ación e rró n e a la que hace daño. Las
inform aciones incom pletas, que om iten hechos im p o rta n ­
tes, tam bién prom ueven las conductas insanas. Por ejem plo,
hay pruebas de que la gente que in te n ta controlar su peso
m ediante vómitos, o abuso de laxantes o diuréticos, c o m ú n ­
m ente fían iniciado esas prácticas p o rq u e han oído hab lar
de ellas a través de los m edios de com unicación. ¿Cuántas de
estas personas no hubiesen iniciado esas conductas si, cu an ­
do oyeron hablar de ellas, tam bién hubiesen sido in fo rm a ­
das acerca de sus efectos adversos y de su ineficacia com o
m étodo de control de peso? Los problem as de alim entación
se agravan u n a vez que las personas em piezan a hacer «pur­
gas» después de las ingestas compulsivas. Inform ar de la rea­
lidad sobre estas conductas es u n a form a de prevenir el d e­
sarrollo de problem as muy serios.
La p rim era parte de este libro presenta el estado actual
de conocim ientos en este cam po, con un resum en (una au-
téndca novedad en este ám bito) de lo que se sabe acerca de
los problem as de la ingesta compulsiva. Mis frecuentes viajes
al extranjero me han dado la o p o rtu n id a d de a p re n d e r de la
ex p e rien c ia de otros m édicos e investigadores, al tiem p o
que com partía con ellos la mía. Com o resultado, este libro
constituye una verdadera síntesis del conocim iento actual, y
no sólo mis propias im presiones. Sin em bargo, nuestra com ­
prensión del problem a de la ingesta compulsiva está aú n le­
jos de ser com pleta. Para asegurar u n a visión equilibrada,
este libro no sólo presenta lo que conocem os, sino tam bién
lo que aún no sabem os acerca de este tema.
Los dos capítulos iniciales de la prim era parte tratan los
aspectos básicos de cóm o se distingue u n a verdadera ingesta
compulsiva de un episodio típico de sobreingesta, cuál es la
diferencia entre los problem as de ingesta compulsiva y los
trastornos debidos a la ingesta compulsiva, y cuáles son los cri-
15
IS TRO D L'C CIÓ N

1C muchas de las p erso n as que sufren este p ro b le m a son


reticentes a revelarlo a alguien. Ésta es u n a de las razones
por las que los p ro g ram as de autoayuda tien en m u ch o que
ofrecer. Otro a rg u m e n to que apoya el in terés de estos p ro ­
gramas es que la investigación sobre tratam ientos sugiere
míe la autoayuda, sola o con u n a m ín im a guía («autoayuda
,m iada»), sería suficiente p ara que m uchas personas p u d ie­
sen superar su p ro b le m a de ingesta compulsiva. P uedes uti­
lizar el program a de autoayuda explicado en la segunda p ar­
te por d mismo o con la ayuda de u n terapeuta, un am igo
¡mimo o un familiar, y, si fuese necesario, puede ser tam bién
aplicado conju n tam en te con otras form as de tratam iento.
En mis vein te años de trabajo con personas que padecen
problem as de ingesta com pulsiva, he en co n trad o que m u­
cha gente está escasam ente m otivada para cam biar o que su
motivación no es constante. Estas personas han llegado a
aceptar su p ro b lem a de ingesta com pulsiva y han adaptado,
su vida a ello. Adem ás de in te n ta r in fo rm a r adecuadam ente
y de ayudar, o tra de las m etas de este libro es la de m otivar a
la gente que padece este p ro b lem a a cam biar y a em pezar de
nuevo. Si tienes u n p ro b le m a de ingesta compulsiva, espero
que este libro te estim ule a superarlo o,'si ya estás trabajando
para superarlo, espero q u e contribuya a reforzar tu decisión.
P r im e r a p a r te

LA INGESTA COMPULSIVA
LOS HECHO S
ra m i ? ia T .c n s ^ 3 8 n is íi!iK a ^ in !iin ís i^ iT !;m 5 T ra ra ir a ^ i2 ¡p ro 3 m ? E a .T 5 T iw n !! ROTrarair
Capítulo 1

¿QUE ES U N ATRACON?

/
\ Todo empieza al pensar en alguna comida que me prohí­
bo lomar cuando estoy haciendo dieia. Muy pronto se convier­
te en un fuerte deseo de comer. Lo prim ero que noto es alivio
j y confort al comer, así com o u n a gran sensación de euforia;
pero después siento que no puedo parar y como compulsiva­
mente. Como y como de form a frenética hasta que estoy abso-
\ lulamente llena. Entonces me siento culpable y enfadada con-
\ migo misma.

Para m ucha gente, co m er com pulsivam ente es algo ino­


cuo; sería algo así com o salirse de la dieta o ser dem asiado
autoindulgente. Para otros, sin em bargo, significa Una p é r­
dida de control sobre la ingesta y esto es u n p ro b le m a grave
para m ucha gente, sobre todo p ara m ujeres jóvenes de paí­
ses occidentales com o Estados U nidos y Reino U nido.*
Pese al hecho de que la ingesta com pulsiva afecta a m u­
cha gente, no suele existir u n a co m p ren sió n clara, basada en
in fo rm ació n científica, a c e rc a de e sta .c o n d u c ta . D eb id o
en parte a la gran can tid ad de inform ación distorsionada di­
fundida a través de los m edios de com unicación, p a ra la m a­
yoría de personas — tanto las q u e 'h a n ex p e rim e n tad o inges-

* Tal como se indica en el capítulo 3, este problema «se ha extendido


recientemente a países mediterráneos como España e Italia». (N. de las t.)
20 LA I NGESTA COMP ULS I VA: -LOS H E C H O S
i
tas com pulsivas com o las que no— , el conocim iento real de
este p ro b le m a es com parativam ente escaso.
¿Todas las perso n as que com en com pulsivam ente llevan W
I
a cabo purgas? ¿La ingesta com pulsiva es u n p ro b lem a cró­
nico o p u e d e superarse? ¿Es u n a alteración pasajera en la
c o n d u c ta de u n a p e rso n a n orm al en todos los aspectos, o es
u n a señal de que esa p erso n a fun cio n a m al en otros niveles?
¿Cuál es el upo de p e rso n a proclive a p a d e ce r este problem a
y p o r qué? ¿C uándo se com e com pulsivam ente y cuáles son
los desen cad en an tes? ¿C uánto dem po d u ra u n a ingesta
com pulsiva típica? ¿Cóm o podem os distinguir, en nosotros
m ism os o en las personas que nos p reo c u p a n , si se trata de
u n a ingesta com pulsiva o de un sim ple episodio de sobrein­
gesta? Y, lo q u e suele ser más im p o rta n te, ¿cóm o p u e d e n las
personas que p a d e ce n ingestas compulsivas dejar esta con­
du cta fre c u e n te m e n te autodestructiva?
N in g u n a de estas cuestiones p u e d e responderse sin una
co m p ren sió n p len a de lo que es la ingesta compulsiva; éste
es el objetivo del capítulo inicial, que tam bién resp o n d erá a
las siguientes p reguntas: ¿cómo es la ingesta compulsiva?
C uando u n a p erso n a com e com pulsivam ente, ¿qué es lo que
com e y de qué fo rm a lo hace? ¿Hay diferentes tipos de in­ LA
gestas compulsivas? I)

?\¡
¿Q u é significa comer compulsivamente ?

Lo que se co n o ce com o descontrol con la com ida es u n a


e x p e rie n c ia q u e, a c tu a lm e n te , d icen p a d e c e r al m enos
u n a de cada cinco jóvenes. Sin em bargo, p ara cada u n a de
ellas el significado de esta e x p e rie n c ia d ifiere co n sid e ra ­
b lem en te. A lgunas lo ven com o u n a ru p tu ra ocasional de
sus pautas hab itu ales, que no tiene m ayor efecto en sus vi­
das. Sin em b arg o , p a ra otras — com o la m u je r cuya des­
cripción in iciab a este capítulo—■, se trata de u n verdadero
p ro b le m a, algo que tiene u n im pacto negativo en m uchos
aspectos de su vida. - -
; QL’ É ES UN ATRACÓN? 21

La falta de com prensión de esa d iferen cia — entre com er


m ucho y la ingesta compulsiva— está en la base de gran p ar­
te de la confusión existente en to rn o a esta conducta. De
hecho, las confusiones van incluso m as allá; p o r ejem plo,
;cuán do debem os llam ar a u n o de estos episodios «ingesta
compulsiva» en vez de sim ple sobreingesta? R econociendo
la necesidad de clarificar estas definiciones, los investigado­
res han hecho grandes esfuerzos p a ra estudiar las experien­
cias de las personas que com en com pulsivam ente. A unque
no existen experiencias idénticas en las distintas personas, se
ha observado que las verdaderas ingestas compulsivas tienen
dos rasgos com unes: la gran cantidad de alim entos ingeridos
durante la ingesta y la sensación de p é rd id a de control. La
identificación de estos rasgos connm es ha h ech o posible que
¡a",Asociación A m ericana de Psiquiatría haya llegado a un
acuerdo general acerca de la definición técnica deU érm ino.

/ Un episodio de ingesta compulsiva se caracteriza por: co­


m er en un período discreto de tiem po (por ejemplo, en unas
.\ dos horas) una cantidad de com ida que es claram ente supe-
| rí'ior a la que com ería una persona norm al en un período si-
[ milar en circunstancias parecidas, y por tener una sensación
i , de falta de control sobre la ingesta durante el episodio (por
| A ejemplo, la sensación de que no se puede parar de com er o de
| que no se puede controlar la cantidad de com ida que se in-
j Agiere).

\ La característica prim ordial de i a ingesta compulsiva es


la sensación de p é rd id a de control. Este rasgo, por encima de
cualquier otro, distingue la verdadera ingesta compulsiva de la so-
breingesla común y del mero descontrol.

L as características de la ingesta compulsiva

Tomo cualquier alim ento al azar y lo engullo, algunas ve­


ces sin ni siquiera masticarlo. Pero después empiezo a sentir­
me culpable y aterrorizada cuando com ienza a dolerm e el es­
W-.W1

22 LA INCESTA C O M PU LSIV A : L O S H E C H O S

tómago y a subirm e la tem peratura. Y es solam ente entonces,


ai sentirm e realm ente enferma, cuando paro de comer.

Las descripciones personales de la ingesta com pulsiva


p u e d e n ser tre m e n d a m e n te reveladoras. Sin em b arg o , p o r
diferentes razones, esas inform aciones p u e d e n n o ser del
todo exactas. P o r este modvo, algunos g ru p o s de invesdga-
ción han estu d iad o la ingesta com pulsiva en laboratorios. \3
U no de los cen tro s más sofisdcados es el L a b o rato rio de Ali­
m entación H u m a n a de Pittsburgh, del W estern Psychiatric
Insdtute a n d Clinic de la Universidad de P ittsb u rg h (véase el
cuadro de la pág. 24). Este laboratorio es re a lm e n te único,
por lo que creem os que los descubrim ientos q u e se están
em pezando a o b te n e r serán de un valor in calculable para las
investigaciones q u e se están llevando a cabo.
M ientras tanto, la inform ación an ecd ó d ca y los hallazgos
de otros lab o rato rio s co ndnúan añad ien d o detalles a la des­
cripción de lo que sería una ingesta com pulsiva «típica», Lo
que em erge de todo ello es una descripción qile p u e d e que
reconozcas, al m enos en parte, si comes com pulsivam ente o
si piensas que algún conocido lo hace:

Sentimientos. Los prim eros m om entos de u n atracó n p u e­


den ser placenteros. El sabor y la textura de la com ida p u ed en
p a re c e r in te n sa m e n te agradables. Sin em bargo, estos send-
m ientos suelen d u ra r poco. P ronto son reem plazados, a m e­
dida que la p e rso n a ingiere más y más com ida, p o r u n senü-
m iento de disgusto. Algunas personas sien ten asco p o r lo
que están h acien d o , pero son incapaces de parar.

Velocidad de la ingesta. La form a típica de c o m e r d u ra n te


u n atracó n es h a c e rlo de m an era m uy ráp id a . Los investi­
gadores de la U n iversidad de C olum bia h a n o b se rv a d o que
las m ujeres co n b u lim ia nerviosa in g ie re n c o m id a a u n a ve­
locidad q u e so b re p a sa en más del doble el ritm o de las m u­
je re s que n o su fre n ese problem a: 81,5 calorías p o r m in u to
de las p rim e ra s fre n te a las 38,4 calorías p o r m in u to de las
,-QUÉ ES UK ATRACÓN? -

secundas. M uchas se a tib o rra n de c o m id a e n g u llé n d o la


casi m ecánicam ente, sin ap en as m asticarla. O tras m uchas
tam bién beb en de fo rm a copiosa p a ra ayudarse a tragar.
Esto contribuye a cre a r u n a sensación de estar llenas e h in ­
chadas, y tam bién ayuda a algunas a vom itar después de la
ingesta.

Agitación. D u ra n te sus atracones, algunas p erso n as se


pasean de un lado a o tro o d eam b u lan en círculos, con un
cierto aire de desesperación. Sienten el ansia de com er com o
una p o derosa fuerza que les e m p u ja a seguir in g irie n d o
alim entos. Por eso, se utiliza en ocasiones el té rm in o de'
ingesta compulsiva. O b te n e r co m id a a d q u ie re u n a im p o r­
tancia extrem a; d u ra n te este estado, la p e rso n a p u e d e co­
ger alim entos que no le p e rte n e c e n , ro b a r com ida en las
tiendas o ingerir la que otros han tirado. La m ayoría perci­
be estas conductas com o vergonzosas, desag rad ab les y de­
gradantes.

Empiezo tomándome un tazón de cereales. Tras ingerirlo


muy. rápidamente, me tomo dos o tres tazones más. En esos
momentos ya sé que he perdido el control y que voy a conti­
nuar hasta el final sin parar de comer. Me siento en un estado
I de gran tensión, y busco comida desesperadamente. Eso signi­
fica que tengo que merodear por el campus en busca de comi-
\ da que la gente haya tirado. Reconozco que es algo realmente
asqueroso. Me atiborro de comida a un ritmo frenético. A ve­
ces llego hasta el centro de la ciudad y me voy parando en las
tiendas que encuentro en el camino. Compro sólo pequeñas
cantidades de comida en cada tienda para no levantar sospe­
chas. Dejo de hacerlo cuando me he gastado todo el dinero o,
lo que es más habitual, cuando estoy tan llena que físicamente
puedo comer mas.

Sensación de conciencia alterada. La gente a m e n u d o des­


cribe que durante la ingesta com pulsiva se siente com o si es­
tuviese en trance. Si has exp erim en tad o u n o de estos episo­
dios, ya sabes que tu co n d u cta parece casi autom ática, com o
24 LA IN G ESTA COM PULSIVA: LOS H E C H O S

E l L abo ratorio de A limentación H um ana


de P ittsburg h

i?
El Laboratorio de Alimentación Hum ana de Pitts- 3
burgh, el único de este üpo existente en la actualidad, ha I
empezado a obtener hallazgos en los primeros años de la 3

década de los noventa. Su singularidad reside en el hecho


de que los sujetos que padecen anomalías alimentarias
pueden perm anecer en el centro durante largos períodos
de dempo (superiores a 24 horas) mientras se observan y
evalúan las conductas relacionadas con su problema; por
ejemplo, el vómito autoinducido.
El laboratorio consiste en una sala de diecinueve me­
tros cuadrados situada junto a una unidad hospitalaria de
tratamiento de trastornos de alimentación. Dispone de una
mesa, una silla, una cama, un televisor y una grabadora de
-a
vídeo, así como de un cuarto de aseo privado adyacente.
*3
Los sujetos pueden comunicarse con la sala de control me­
diante interfono.

La comida se obtiene de dos máquinas de distribución
automática controladas por ordenador, una de ellas frigo­
rífica. Un microondas permite calentarla comida. Las má­
quinas expendedoras contienen treinta y ocho üpos dife­
rentes de comidas y bebidas, que son representadvas de las
que están disponibles en las cafeterías y del üpo de ali­ 3
mentos que se consumen en las ingestas compulsivas. Asi­
mismo, se conoce la composición exacta de todas esas
comidas.
D urante una estancia de varios días, se dan algunas
instrucciones a los sujetos. Por ejemplo, se les puede pedir
que coman compulsivamente o que lo hagan como lo ha­
rían en un día normal. Se ha estudiado tanto a personas
con bulimia nerviosa como a otras que no padecen nin­
gún problema de alimentación. Tanto a unas como a otras
se les da siempre una información exhausüva de lo que se
está haciendo y se les pide su consentimiento para llevar a
cabo el estudio.
n f £ ES UN ATRACÓN? 25

U n laboratorio de este tipo nos provee de un sistema


que perm ite obtener inform ación detallada acerca de la
conducta alim entaria de los sujetos. A unque somos cons­
cientes de la clara desventaja que supone el carácter arti­
ficial de un laboratorio como éste, hay buenas razones para
pensar que el com portam iento de los sujetos en el labora­
torio es similar al que se da fuera de él, en su am biente
norm al, porque suele encajar con anteriores descripcio­
nes de sus conductas. Es evidente que las personas con bu­
limia nerviosa también com erán compulsivamente en un
lugar como éste.

Fuente: Kaye, W. H., Weltzin, T. E., McKee, M., McConaha, C.,


Hansen, D., y Hsu, L. K. G., -Laboratory assessment of feeding
beharior in bulimia nervosa and healthy women: Methods for
developing a human-feeding laboratory», en Ammican Journal of
Clinical Nutrition, 1992, n.° 55, págs. 372-380.

1 _____________________________________________

si no fueras realm ente tú q u ien está com iendo. T am bién


cuentan que ven la televisión, escuchan m úsica a todo volu­
m en o utilizan otras form as de distracción para evitar tener
que p en sar en lo que están h acien d o .

T odo empieza con la form a en que me encuentro cuando


me despierto por la m añana. Si me siento infeliz o alguien ha
dicho algo que me ha enojado, siento un fuerte impulso de
com er. C uando me viene este im pulso, noto com o un su­
d o r pegajoso. Se me queda la m ente en blanco y, autom áti­
cam ente, rae dirijo hacia la com ida. Como muy rápido, como
si tuviese m iedo de que si com iera mas despacio, tendría d e­
m asiado tiem po para pensar en lo que estoy haciendo. Como
de pie o cam inando de un lado para otro; muchas veces, vien­
do la televisión o leyendo una revista. Lo hago para evitar
pensar, p o rque pensar significaría afrontar lo que estoy ha­
ciendo.
if f tT im r - iB u m

¿b - LA INGESTA COM PU LSIV A : LOS H E C H O S

M antenerlo oculto. U na característica destacada del típico


a tra c ó n es q u e se lleva a cabo en secreto. A lgunas personas
están tan avergonzadas de ello que h acen cualquier cosa
p a ra o cu ltarlo , y algunas lo consiguen d u ran te años. U na de
las fo rm as que utilizan para ocultar su p ro b lem a es com ien­
do de u n a m an e ra relativam ente n o rm al cu ando están con
otras p erso n as. O tro sistema es em p lear u n a gran cantidad
de excusas artificiosas y subterfugios. Es probable que estés
fam iliarizado con alguna de las form as que utiliza la gente
p a ra o c u lta r estas conductas: tras u n a com ida norm al, algu­
nos c o m e d o re s compulsivos van a la cocina sin que nadie los
vea p a ra acabar con las sobras; otros se llevan la com ida al
d o rm ito rio o al cuarto de aseo, para com er sin tem or a ser
vistos.

Al salir del trabajo voy a com prar com ida a la tienda. Em­
piezo a com er antes de llegar a casa, pero evitando que me
p u ed an ver, ocultando la comida en los bolsillos. Una vez estoy
en casa em pieza la verdadera comida. Engullo hasta que el es­
tóm ago me duele y ya no puedo com er nada más. Sólo en ese
m om ento puedo salir de mi estado de trance y reflexionar so­
bre lo que he hecho.

Pé¡dida de control. Como hem os explicado antes, es un


rasgo fu n d a m e n ta l de la ingesta compulsiva, p ero varía con­
s id e ra b le m e n te de u n a persona a otra. Algunas sienten esa
p é rd id a de control antes de em pezar a com er, m ientras que
en otras se desarrolla gradualm ente a m edida que van co­
m ie n d o . E n u n tercer grupo, la sensación de p é rd id a de con­
trol su rg e súbitam ente cuando se dan c u en ta de que han co­
m ido d em asiado. Algunas personas que h an padecido estos
tra sto rn o s d u ra n te m uchos años cu en tan que esa sensación
de p é rd id a de control se ha debilitado con el tiem po, en
ciertos casos p o rq u e la experiencia les h a llevado a pensar
que sus ingestas compulsivas son inevitables y, p o r tanto, no
o p o n e n p rác tic a m e n te resistencia. Algunas personas llegan
incluso a planificar lo que consideran ingestas compulsivas
27
..QUÉ ES UN ATRACÓN?

inevitables, convirtiéndolas en «profecías autocum plidas».


D icha-planificación p e rm ite a estos sujetos e je rc e r c ie rto
control sobre cuándo y d ó n d e se p roducirán sus ingestas com ­
pulsivas, m inim izando así las in terferencias que p ro d u c e n
en sus actividades diarias. P o r tanto p u e d e n pensar que, en
realidad, no han perd id o el control; sin em bargo, no es cier­
to, va que siguen siendo incapaces de evitar esos episodios
compulsivos. Además, u n a gran m ayoría afirm a que son in­
capaces de parar la ingesta u n a vez se h a iniciado.
Esto últim o parece o c u rrir incluso cuando se in te rru m ­
pe la ingesta compulsiva. P uede que las provisiones de com i­
da se hayan acabado, q u e el teléfo n o su en e o que a lg u ien
llam e a la p u erta. C u a n d o esto sucede, es h a b itu a l q u e la
persona continúe con su ingesta com pulsiva una vez solu­
cionado lo que la ha in te rru m p id o . Com o dicen los doctores
Ja n e t Polivy y P eter H e rm a n de la U niversidad de T o ro n to ,
es com o si la persona que com e com pulsivam ente estuviese
en esos m om entos en u n a «m odalidad de pausa».

CÓM O Y CUÁNDO APARECE XA INGESTA COMPULSIVA

Entre los com edores com pulsivos se dan notables dife­


rencias en lo que respecta a la frecuencia y al tipo de ali­
m entos; po r tanto, es difícil d efin ir u n a ingesta com pulsiva
típica basándose en esos térm inos. No es, pues, s o rp re n d e n ­
te que el cómo y cu ándo se p ro d u ce la ingesta com pulsiva
continúe siendo objeto de num erosas investigaciones.

Frecuencia y duración

Según los criterios de la A sociación A m ericana de Psi-


. quiatría, para cum plir el diagnóstico del trastorno de ali­
m entación d e n o m in ad o bulim ia nerviosa (descrito en el ca­
pítulo 2), las ingestas com pulsivas ü e n e n que p ro d u cirse con
u n a reg u larid ad de, com o m ín im o , dos p o r sem an a. P ero
é
28
%
LA IN G ESTA C O M PU LSIV A ; LOS H E C H O S ?
i
%
este um b ral dé dos ingestas sem anales es arbitrario — u n a re- \
m iniscencia de los intentos iniciales p a ra definir este trastor- i
no al final de los años setenta— , p o r lo cual h a sido critica- '
do: ello im plica que la gente que com e com pulsivam ente ;
con m enos frecuencia está m enos afectada, cuando esto a '
m en u d o no es cierto. M uchos investigadores y clínicos creen
que el um bral de u n a ingesta com pulsiva a la sem ana sería
más ap ropiado. C o n secuentem ente, los clínicos que tratan a
personas con trastornos alim entarios suelen ig norar los um ­
brales arbitrarios de este tipo al h a c e r sus diagnósticos.
El significado de la frecuencia tam bién pu ed e ser confu­
so p a ra la p erso n a que tiende a ia ingesta compulsiva. Si co­
m es co m pulsivam ente «sólo de vez en cuando», ¿significa
esto que no hay razones para p reo c u p a rte ? ¿Desde qué nivel
de frecuencia la ingesta com pulsiva se convierte en un pro­
blem a? ¿Son criterios cuantitativos — el n ú m ero de veces
que se p ro d u c e n ingestas com pulsivas, lo espaciadas que es­
tán, el tiem po que d u ra cada ingesta o la canüdad de calo­
rías consum idas— los que d e te rm in a n la gravedad del pro­
blema? ¿O el principal factor a te n e r en cuenta debería ser
el grado en que las ingestas com pulsivas in terfieren en tu
vida? En la práctica, lo que más p re o c u p a a los clínicos es so­
bre todo el d eterio ro , es decir, el grado en el que las ingestas
compulsivas in te rfiere n en la salud física y en la calidad de
vida en general. No existe u n a relación sim ple entre este
tipo de d e te rio ro y la frecuencia de las ingestas compulsivas.
De hecho, un estudio de cu aren ta pacientes con bulim ia ner­
viosa, realizado a principios de los años o ch en ta en la Uni­
versidad de M innesota, m ostró que la m ayoría sobrepasaba
las dos ingestas compulsivas sem anales (véase página 30), y
estudios más recientes h an c o n firm a d o este dato. P or otro
lado, tam bién se ha observado que m u ch o s pacientes que en
otros aspectos p resen tan los'rasgos típicos, realizan m enos
de dos ingestas compulsivas sem anales.
¿C uánto d u ra u n a ingesta com pulsiva? D epende del tipo
de p ro b le m a o trastorno alim en tario q u e tiene cada perso­
na. Los datos actuales de m i g ru p o de investigación de Ox-
; QL’É ES UN AT RACÓN? 29

ford indican que, entre aquellos que efectúan purgas -^-es


decir, aquellos que com pensan sus ingestas compulsivas m e­
diante vóm itos au toinducidos o abuso de laxantes o diu réti­
cos__( m uchos com en com pulsivam ente durante a lre d ed o r
de u n a hora. Pero, entre los que n o utilizan purgas, las in­
gestas com pulsivas suelen d u ra r u n p rom edio de casi dos h o ­
ras. Esto es, p ro b ab lem en te, p o rq u e los que realizan purgas
sienten prisa po r com pletar sus ingestas compulsivas tan p ro n ­
to como sea posible, a fin de p o d e r purgarse rápidam ente y
m inim izar así la cantidad de com ida que consum en (véase el
capítulo 4).

Las comidas ingeridas en una ingesta compulsiva

La com ida habitual en una ingesta compulsiva se basa en


iodos los alimentos que tengo prohibidos: chocolate, tarta, ga­
lletas, m erm elada, leche condensada, cereales y comidas dul­
ces improvisadas (por ejem plo, masa para hacer tartas). Ali­
m entos que son fáciles de com er y que no necesitan ninguna
preparación. N orm alm ente no tom o este tipo de comidas por­
que engordan, pero cuando como de forma compulsiva puedo
engullir canddades muy considerables de esos alimentos.

C uando se pregunta a las personas proclives a estos tras­


tornos: «¿Qué com es en tus ingestas compulsivas?», dan
dos üpos de respuestas típicas. U nas están relacionadas con
el tipo de com ida; así, p u e d e n resp o n d e r «alimentos dulces»
o «com ida que llena». El otro tipo de respuestas se refieren
a su actitud hacia la com ida y, p o r tanto, pueden resp o n d e r
«comida prohibida», «com ida peligrosa» o «comida que en­
gorda». Lo que queda claro es que m uchas ingestas co m p u l­
sivas se co m p o n en de com idas que la persona está in te n ta n ­
do evitar.

El mito del «ansia de carbohidratos». Es probable que hayas


leído que las ingestas com pulsivas se caracterizan p o r su alto
30 LA I NCE S T A COMPULSI VA: LOS H E C H O S

F recuencia y duración d e las ingestas compulsivas


EN PACIENTES CON BULIMIA NERVIOSA

En este estudio, cuarenta pacientes con «bulimia»


(el término original americano para la bulimia nerviosa;
véase el capítulo 2), cumplimentaron registros diarios acer­
ca de la frecuencia y duración de sus episodios de ingesta
compulsiva.
Estos fueron los principales resultados:

1. La duración media de una ingesta compulsiva fue de


78 minutos, con una gama de 15 minutos a 8 horas.
2. El promedio de ingestas compulsivas fue de 11,7 du­
rante la semana en que se realizó la evaluación, con
una gama de 1 a 46 episodios. El patrón más común
fue el de una ingesta compulsiva diaria, usualmente en
las primeras horas de la tarde o al anochecer.
3. El promedio de calorías consumidas por ingesta com­
pulsiva fue de 3.415, con una gama entré 1.200 a
11.500 calorías (datos de 25 de los 40 pacientes).
4. Las comidas más comúnmente ingeridas fueron, en or­
den decreciente de frecuencia: helados, pan, carame­
los, donuts, ensaladas, sándwiches, galletas, palomitas,
queso y cereales.

Fuente: Mitchell, J. E., Pyle, R. L., Eckert, E. D., «Frequency and


duraüon of binge-eating episodes in patients with bulimia», Ame­
rican Journal of Psychiatry, 1981, n.° 138, pigs. 835-836.

c o n te n id o en carbohidratos y que se desencadenan p o r un


«ansia de carbohidratos». Se trata de u n mito muy e x ten d i­
do. En realidad, la pro p o rció n de carbohidratos en las in­
gestas com pulsivas no es p a rd c u larm en te alta, y no más alta
q u e en las com idas ordinarias. Lo que caracteriza a las in­
gestas com pulsivas no es su com posición en térm inos de
c a rb o h id ra to s, grasas :o proteínas; es más bien la c an tid ad
excesiva de com ida. Si comes com pulsivam ente o conoces a
31
; QL' É ES UN A T RACÓ N?

Fecha: 8 be abril
Día: .At,:/rcíí' /.

Lugar * V/L Contexto y comentarios


Hora Comida y bebida consumidas

iVí lo anoto,
8.1S Me feSo
fe lo mucho.

cocina Tengo Seb.


8 .SO Vaío be agua

trabajo Pecibo no tener


10.10 Coca-cola light
atraconel hoy.

rabajo * y He cmfezabo comienbo


11.iO Pe l O a 20 binóteI
sólo un fa r y, antes be
barme cuenta, he
ftrdifo ti cpHtrpl.

12.OS Agua

* He cmfezabo
6.05 Faltel be manzana y helabo
* a comer naba más
f toltabai con mantcifuilla,
* llegar a caía,
cacahuetes y Fefíi light,
* y intnediataHUnt¿, $\n
6 faStelitoS,
* ningún control.
/ rosco be fa n be fafa!,
* V
2 helaboS, Fefsi light. '

7.S 0 2 rasos be agua

Me siento muy sola.


9 A S 1 1 raso be agua
Me acuesto temfrano.

i
_ .
Figura 1. Este registro de comidas muestra una ingesta
compulsiva típica. Los asteriscos representan las comidas
consideradas por ia persona como excesivas. V /L significa
vomitar o usar laxantes.
32 LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS H E C H O S

alguien que lo haga, sabrás que u n a ingesta com pulsiva sue­


le incluir tartas, galletas, chocolate, helados y alim entos po r
el estilo. Pero, com o h a señalado el doctor T im othy Walsh
de la U niversidad de C olum bia, aunque c o m ú n m e n te se
cree que esas com idas son de elevado co n ten id o en carbohi­
dratos, u n a descripción más acertada es la de com idas dulces
con alto co n ten id o en grasa. El doctor Walsh da dos ejem ­
plos: el 57 % de las calorías de u n helado de vainilla m arca
Háagen-Dazs pro ced en de la grasa, m ientras que sólo el 36 %
proceden de los carbohidratos; tam bién en los pasteles, el
40 % de las calorías son de procedencia grasa. El ansia de
carbohidratos, a u n q u e es un concepto muy ex ten d id o , es
sólo un m ito que no co rresp o n d e a la realidad.
Sin em bargo, es curioso observar que este estereotipo
tuvo m ayor relevancia hace algunos años. Mi im p resió n es
que la com posición de las ingestas com pulsivas h a cam ­
biado en los últim os veinte años: a finales de los seten ta y
principios de los o ch en ta, existía un mayor consum o de co­
m idas con alto c o n te n id o en carbohidratos. Ello p erm ite re­
flejar el cam bio que se ha pro d u cid o en las prácticas die­
téticas a través de los años: en aquella época, las dietas se
cen trab an p rin c ip alm e n te en excluir los carbohidratos,
m ientras que en la actualidad su objeüvo prin cip al es la ex­
clusión de grasas.

La amplitud y el coste de la ingesta compulsiva

La cantidad de alim entos ingeridos d u ran te la ingesta


com pulsiva varía am pliam ente de u n a p erso n a a otra. Algu­
nas p u e d e n consum ir grandes cantidades de com ida d u ra n ­
te u n a ingesta compulsiva: ocasionalm ente, u n a persona
p u e d e consum ir en u n a ingesta entre 15.000 y 20.000 calo­
rías. Pero esto no es lo más habitual. C uando se les pide a es­
tas personas que describan exactam ente lo que h an com ido
y después se calcula el co n ten id o calórico, la c an tid ad más
usual oscila e n tre 1.000 y 2.000 calorías. A lred e d o r de un
; QL ¿ ES UN AT RACÓN? 33

cuarto de las ingestas compulsivas c o n d e n e n más de 2.000 ca­


lorías, m ás del prom edio de ingesta diaria de m uchas m uje­
res. Los estudios de laboratorio h a n co rro b o rad o de form a
significativa estos cálculos; can tid ad es sim ilares se han obte­
nido en personas que se h an ofrecido voluntariam ente para
una ingesta compulsiva, al calcular después la com posición
precisa de los alim entos ingeridos. S egún un estudio recien­
te, uno de cada cuatro pacientes con bulim ia nerviosa sufre
ingestas com pulsivas de más de 5.000 calorías, y uno de cada
diez de más de 6.000.
Un hallazgo significativo de todos estos estudios es que,
durante algunas ingestas com pulsivas que por lo dem ás se­
rían típicas, la persona com e solam ente u n a cantidad n o r­
mal o incluso pequeña de com ida. Estos episodios no cu m p le n ,
los criterios de la definición técnica que hace la Asociación
A m ericana de Psiquiatría con respecto a la canüdad de co­
mida consum ida, pero el afectado los considera como inges­
tas com pulsivas porque tiene la sensación característica de
pérdida de control. La entrevista e stru ctu rad a para evaluar
los rasgos de los trastornos alim entarios (The Eating D isor­
der E xam in ation), diseñada p o r el a u to r y por el doctor Za­
fra Cooper, considerada la e stá n d a r en este campo, describe
este tipo de ingestas com o com pulsivas subjetivas. En con­
traste, aquellas en las que rea lm e n te se ingieren grandes
cantidades de com ida son d e n o m in a d as ingestas com pulsi­
vas objetivas. Un hecho revelador acerca de la ingesta com ­
pulsiva en general es que las subjetivas son tam bién muy fre­
cuentes y p u e d e n causar un considerable malestar.
No es so rp re n d e n te que la ingesta compulsiva resulte
cara. Las personas afectadas, que reg u larm en te consum en
grandes cantidades de com ida, p u e d e n llegar a ten e r difi­
cultades económ icas. La figura 2 ilustra el coste de u n a in­
gesta com pulsiva, m ostrando el precio de u n a única ingesta
com pulsiva en el com p ro b an te de u n superm ercado. A p rin ­
cipios de los años ochenta, u n estudio llevado a cabo en Chi­
cago m ostró que el p ro m ed io del coste de u n a ingesta com ­
pulsiva e ra de 8,30 dólares, con u n a gam a entre 1 y 55 dólares.
timrura>*reínrí«rirrrr?Jili

34 la i n c e s t a c o m p u l s i v a : l o s ' h e c h o s •<
i

GRACIAS
POR SU COMPRA

1 CHEMA PE CACAHUETE 261


1 QUESO EK PORCIOHES 196
1 AGUA DE SODA 100
1 PAR DE MOLDE 80
1 COCA-COLA LIGHT 165
1 PATATAS CHIPS I7I
1 PIZZA 299
1 CHOCOLATE LIA 299
1 TARTALIHA 807
1 HELADO HAAGEH-DAZS 682
1 PAQUETE DE GALLETAS 253
5
TOTAL 5 .1 6 0 -PTS.

F igura 2. El precio de una ingesta compulsiva. Un ticket


de superm ercado m uestra lo que puede costar un ataque
de ansiedad.

Estos elevados precios explican en parte p o r qué algunas


p erso n as rec u rre n a ro b ar com ida.

¿S o n iguales todas las ingestas compulsivas ?

Las ingestas compulsivas varían co n sid erab lem en te no


sólo de p e rso n a a persona, sino tam bién en u n m ism o indi­
viduo. M uchas personas co m entan que sufren m ás de u n
ü p o de ingesta compulsiva, a u n q u e algunos de éstos no se
aju starían a la definición técnica de ingesta com pulsiva (ob­
jetiv a ). U n a persona-describía que. tenía los siguientes tipos
de ingesta compulsiva:
UK ATRACÓN? 35

agestas compulsivas completas

Como y como, por lo general muy rápido y sin disfrutar de


da comida; aunque en un principio saboreo los alim entos con
J tolacer, sé que ese placer está de alguna form a im pregnado de
1 culpabilidad. N orm alm ente com o a escondidas y en u n mismo
lugar (si estoy en casa, en la cocina, y si estoy en el campus, en
mi habitación). Como hasta que físicamente no puedo más.
Éste es el tipo de ingesta compulsiva en el que suelo utilizar la­
xantes —durante la ingesta y después— lo cual intensifica la
sensación de pánico y culpabilidad. Nada más acabar, estoy fí­
sicamente tan hinchada que mis em ociones están com o apa­
gadas, pero al poco tiem po me siento terriblem ente mal.

Ingesta compulsiva incompleta •

Normalmente tiene lugar durante la noche y es similar a la


ingesta compulsiva com pleta excepto en que como apresura­
damente en cualquier lugar, sin disfrutar de ello pero también
sin demasiado m iedo..Supone casi una reacción autom ática, a
menudo causada por alguna situación. Este tipo de ingesta
puedo detenerla a voluntad.

Ingesta compulsiva lenta

Usualmente sufro este tipo de ingesta en casa, no en el


campus. Puedo preverla y darm e cuenta de cómo se inicia. A
veces me resisto durante un rato pero, finalm ente, cedo ante
ella con una sensación casi de placer. Constituye u n a libera­
ción de tensión en esos m om entos, porque así deja de preocu­
parme. En realidad disfruto de ella, al m enos en su inicio. Eli­
jo alimentos que me gustan y que usualm ente no me perm ito,
o me permito sólo en pequeñas cantidades. A veces paso bas­
tante tiempo en p reparar la comida. En algún m om ento me
doy cuenta de que estoy haciendo una tontería y de que en­
gordaré mucho si m e lo como; entonces me siento más culpa­
ble, pero aún siento la com pulsión de continuar.
36 LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS H E C H O S

C iertos tipos de personas com en com pulsivam ente de


u n a m a n e ra característica. Por ejem plo, las p e rso n a s con
an o re x ia nerviosa sufren a m e n u d o p e q u e ñ o s episodios de
ingesta com pulsiva subjetiva p ero con la m ism a an sied ad y
sentido de p é rd id a de control que se asocia a la objetiva. La
ingesta com pulsiva de las personas con un sobrepeso consi­
d erab le (m uchas de las cuales p a d e ce n «trastorno p o r in­ ■5
gesta com pulsiva»: véase el capítulo 2) tiende a no estar cla­
ram e n te d e fin id a en el sentido de que es difícil saber con
exactitud cuál es su principio y cuál es su final. Esa ingesta [5
com pulsiva suele ser de m ayor d u rac ió n que la de las perso­
nas con bulim ia nerviosa y p u e d e d u ra r casi todo el día.
Adem ás, la fo rm a de com er es más len ta y m enos desespe­
I rada. Sin em bargo, el co n ju n to de alim entos ingeridos es
v e rd a d e ram e n te cuantioso y tam bién existe u n a sensación
de p é rd id a de control d u ran te el proceso. La cu lp a y la ver­
güenza asociadas son sim ilares, así com o la ten d e n c ia a
ocultarlas.

E l ANTES y EL DESPUÉS: CÓMO EMPIEZA y ACABA I


LA INGESTA COMPULSIVA |

Si com es compulsivam ente o estás intentando com prender


Ii
esta alteració n de la conducta en otras personas, proba- .j
b lem en te te cueste bastante e n te n d e r p o r qué se p ro d u c e n
esos trastornos. ¿Por qué una c o n d u c ta que causa disgusto y ]?
v e rg ü en za se re p ite u n a y o tra vez? Los factores respon- |
sables del inicio de la ingesta com pulsiva y los de su m an- 1i
tenim iento son dos amplios tem as que se analizan en el capí- j [
i
I tulo 6. P e ro tam b ié n son im p o rta n te s los d e se n c a d e n a n te s j ¡
! in m e d ia to s de cada ingesta com pulsiva particu lar. ¿Q ué j
circu n stan cias p u e d e n h a c er que se inicie u n o de estos pro- j¡
cesos?
; QL' É ES UN ATRACÓN? 37

Desencadenantes de ¡a ingesta compulsiva

M uchos factores p u e d e n d e se n c a d e n a r la ingesta com ­


pulsiva. En 1982, u n estudio realizado en Australia perm iu ó
d eterm in ar u n a serie de d esen cad en an tes bastante dispares
i véase el cuadro de la pág. 38). A lgunos de los más com unes
se describen en los siguientes epígrafes.

Sentimientos desagradables

La ingesta compulsiva se inicia cuando estoy fatigada, de­


primida o enfadada. Me llego a sentir muy tensa, asustada y va­
cía. Intento superar el impulso a comer, pero éste se vuelve
cada vez más fuerte. La única form a que conozco para liberar­
me de esos senúm ientos es com iendo compulsivamente. Ello
me perm ite enm ascarar los senúm ientos de amargura y borrar
cualquier problem a que me esté agobiando. Lo malo es que
esa sensación es reemplazada por la de senürm e hinchada,
agotada y culpable.

Los senúm ientos desagradables de cualquier Upo p u e­


den d esen cad en ar una ingesta com pulsiva. Sendrse d ep ri­
mido es un estím ulo p a rú c u larm en te poderoso. O tros de­
sencadenantes em ocionales son la ansiedad, la desesperación,
la soledad, el aburrim iento, la irritabilidad y el enfado.

Sentirse gordo. Senúrse gordo es un Upo muy especial de


estado de ánim o desagradable, co m ú n entre la gente que
está p reo c u p a d a p o r su figura (véase el capítulo 4). Esto p u e ­
de tam bién d esencadenar ingestas compulsivas.

Aumentar de peso. M ucha gente que está preocupada p o r


■su silueta reacciona negaúvam ente an te cualquier aum ento
de su peso. P o r muy p eq u eñ o que sea, pu ed e precipitar u n a
reacción negadva. En las personas propensas a la ingesta
compulsiva, u n a fo rm a de respuesta p u ed e ser a b a n d o n ar
38 LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS H E C H O S

Los DESENCADENANTES DE LA INGESTA COMPULSIVA


En este estudio, realizado en Sidney (Australia), se ob­
tuvo una detallada descripción de la ingesta compulsiva en
treinta y dos pacientes atendidos por un trastorno de ali­
mentación de intensidad clínica. Estos pacientes descri­
bieron los doce principales desencadenantes de sus inges­
tas compulsivas:

91% ansiedad
84% comer algo (cualquier cosa)
78% estar sola
78% ansia de determinadas comidas
75% pensar en comidas
72% volver a casa (al salir de dase o del trabajo o después
de vivir una temporada fuera de casa)
59% sentirse aburrida y sola
44% sentirse hambrienta
44% tomar alcohol
25% salir con alguien del sexo opuesto
22% comer fuera'
22% ir a una fiesta

Fuente: Abraham, S. F., Beumom, P.J. V., «How paiiems describe bulimia
or binge eadng», Psychological Medicine, 1982, n.° 12, págs. 626-635.

todos los in ten to s de co n tro lar la ingesta y, com o conse­


cuencia, com er com pulsivam ente.

La dieta y el hambre asociada a ella

El impulso a comer compulsivamente empieza por lo ge­


neral hacia el mediodía de un día «normal», es decir, un día en
el cual estoy intentando no comer. Durante las primeras horas
de la tardé, pensar, en la comida se convierte en una preocu­
pación cada vez mayor y, finalmente, alrededor de las cuatro
de la tarde, mi capacidad de concentración está lo suficiente-
,-QUÉ ES UN ATRACÓN? 39

mente anulada como para que ¡os pensam ientos sobre la co­
mida me d om inen por com pleto. E ntonces salgo del trabajo
v me voy a la tienda. Un factor que definitivam ente desenca­
dena el inicio de u na ingesta compulsiva es el ham bre. Si estoy
hambrienta, en vez de com er algo adecuado para satisfacer esa
sensación de vacío, com o cualquier cosa qrie caiga en mis m a­
nos. Es como si tuviera que probar todos los sabores, incluso
los de alimentos que no me gustan.

M ucha gente con problem as de ingestas com pulsivas


come muy poco fuera de esos episodios. Esta privación de
comida puede ten e r m uchas consecuencias indeseables, en­
tre ellas la de sentirse h am briento. C om er dem asiado poco
da como resultado u n a presión psicológica y fisiológica ha­
cia la ingesta; y, u n a vez que se inicia, los afectados p u e d e n
encontrar difícil detenerla.

Romper alguna regla de la dieta. M uchas personas que co­


men com pulsivam ente tam bién suelen h a c er dieta, au n q u e
de una form a muy característica (véase el capítulo 4). Por
ejemplo, a m en u d o ü e n e n reglas estrictas acerca de cu ándo
deben com er y en qué cantidad. T am bién se p rescriben n o r­
mas sobre qué deb en com er, co n sid eran d o ciertos alim entos
como prohibidos p o rq u e piensan que «engordan». R om per
cualquiera de estas reglas relativas a la dieta suele desenca­
denar una ingesta compulsiva.

Falta de estructuración del tiempo. La falta de ocupaciones


a lo largo del día tam bién p ro p icia la ingesta com pulsiva en
las personas propensas a ella, m ientras que el te n e r u n a ru ­
tina de actividades parece ser u n factor protector. La falta de
planificación del dem po libre tam bién p u ed e estar acom pa­
ñada por sentim ientos de ab u rrim ien to , u n o de los estados
de ánim o desagradables que tien d en a d e se n c a d e n a r la in­
gesta compulsiva.

Estar solo. Com o ya hem os m en cio n ad o , las ingestas com ­


pulsivas casi siem pre se realizan a escondidas. P ara las perso-
40 LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS HE CHOS

- _ 2
ñas m as propensas, e s ta r solas in crem en ta el riesgo de caer"!.
en ellas, ya que en la soledad carecen de las presiones socia- |
les en co n tra de dichas ingestas. Si, adem ás, la p erso n a se I
siente aislada, el riesgo es m u ch o mayor. I
f s
Tensión premenstrual. A lgunas m ujeres cu entan que les es \ 1
especialm ente difícil c o n tro lar sus ingestas en los días ante- \ t
riores al p erío d o m enstrual. Esto puede ser u n a respuesta a j |
sensaciones físicas com o la de sendrse h in ch ad a o a estados ! |
de ánim o negativos com o la depresión o la irritabilidad. \ ¡

Beber alcohol. A lgunas personas creen que tom ar alcohol i I


les hace vulnerables a la ingesta compulsiva. Hay u n a serie 5i K !-
de razones para ello. El alcohol reduce la capacidad p ara re1
sistir los deseos inm ediatos, lo cual interfiere con la voluntad
de cum plir las reglas de la dieta. Por ejem plo, u n a persona
p u e d e te n e r el p ro p ó sito de co m er so lam en te u n a ensala­
da pero, después de unos cuantos tragos de alcohol, puede
a b a n d o n a r ese objetivo ráp id am en te y tom ar una com ida
com pleta. El alcohol tam bién deterio ra la capacidad de ju i­
cio y razonam iento; p o r tanto, la persona puede infravalorar
¿ sr
lo m al que va a sentirse si se salta las reglas de sli dieta. Ade­
más, el alcohol hace que algunas personas se sientan depri­ i 5
m idas, p o r lo cual tam bién se increm enta el riesgo de que
com an com pulsivam ente.

Las consecuencias

Después de una ingesta compulsiva, me siento asustada y


enojada. El m iedo es un com ponente im portante de mis sen­
timientos. Estoy aterrorizada por el peso que puedo ganar.
Tam bién me siento enfadada por haber perm itido que u n a vez
más haya vuelto a ocurrir. Comer compulsivamente m e hace
odiarm e a mí misma.

D espués de u n episodio d e sobreingesta, la m ayoría de la


g en te lo acepta com o u n descontrol ocasional (pensando
;QL-É ES UN ATRACÓN? 41

cue ha sido algo «malo p ero a g ra d a b le » ), o bien experim en-


[an algunos sendm ientos de culpa y se a rre p ié n te n sincera­
m ente. Estas personas p u e d e n decid ir com pensar su exceso
com iendo m enos y quizá h acien d o algo de ejercicio, p ero
•ais au to rrecrim in acio n es y sus co n d u ctas com pensatorias
term inan ahí.
Las consecuencias de u n a ingesta com pulsiva son muy di­
ferentes. Q uienes com en com pulsivam ente pueden decir
que e x p e rim e n tan algunos sen tim ien to s inm ediatos agrada­
bles, p ero p o r breve tiem po. P or ejem plo, p u eden sentir una
sensación de alivio. Los sentim ientos de ham bre y privación
pueden h a b e r desaparecido, y quizá tam bién se haya visto
desplazada la depresión o ansiedad desencadenantes de la
ingesta compulsiva. Pero esos efectos positivos son p ronto
reem plazados p o r senüm ientos de vergüenza, disgusto y cul­
pabilidad. La depresión suele ser u n a de las principales con­
secuencias que se derivan cuando la persona se siente in­
capaz de co n tro lar su ingesta. La ansiedad tam bién es un
resultado co m ú n , ligado al m iedo a ganar peso. Los senti­
m ientos negativos p u e d e n ser exacerbados por los efectos fí­
sicos que siguen a la ingesta com pulsiva; p o r ejem plo, son
muy com unes el cansancio y el d o lo r de estóm ago. El m iedo
a ganar peso puede ser tan intenso que lleve a algunas p e r­
sonas a tom ar m edidas com pensatorias extrem as (descritas
en el capítulo 4). Esas conductas com pensatorias son una de
las características que distinguen a los simples com edores
compulsivos de aquellos que sufren alguno de los trastornos
descritos en el próxim o capítulo.
Capítulo 2

ATRACONES, TRASTORNOS
DE LA ALIM ENTACIÓN Y OBESIDAD

A ctualm ente pocos desco n o cen que los problem as de in­


gesta compulsiva son algo fre c u e n te en la sociedad occiden­
tal. Todos hem os oído hab lar de «la ingesta com pulsiva y las
purgas» o de la «enferm edad de la delgadez», es decir, de la
anorexia nerviosa. En efecto, los térm inos relacionados con
la ingesta com pulsiva se h a n co n v ertid o en parte h a b itu a l
de la cultura p opular de fo rm a que, por ejem plo, la p alab ra
«anoréxica» ha llegado a ser sinónim o de extrem a delgadez
o falta de peso. Por desgracia, en el proceso a través del cual
estas cuesüones han llegado a fo rm a r parte del lenguaje de
la calle, el verdadero significado de m uchos térrninos que
describen los problem as alim entarios h a quedado desfigura­
do. Los artículos de revistas no especializadas han p o p u lari­
zado denom inaciones com o problem as alim entarios o tras­
tornos alim entarios, utilizándolas com o sinónim os p e ro sin
te n e r en cu enta la d ife re n c ia q u e existe e n tre am bas. Lo
cierto es que un p ro b lem a alim entario no significa trasto rn o
alim entario, del m ism o m odo que anoréxica no qu iere decir
ex trem adam ente delgada. Así pues, ¿qué es exactam en te
un p ro b lem a alim entario? Y ¿cuándo se convierte éste en u n
trastorno alim entario?
Las bases p a ra re s p o n d e r a estas cuestiones se e x p o n e n
en el capítulo 1, d o n d e se explica la diferen cia e n tre so­
44
LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS HECHOS^

breingesta e ingesta compulsiva, u n a distinción que está apo-’l |


yada p o r la definición técnica de la segunda. En este c a p ítu -1
1° se prosigue con el estudio de la fo rm a en que psiquiatras t
y psicólogos clasifican los problem as de ingesta compulsiva, f
de cóm o se relacio n an con los trastornos de la alim entación l l
y de la vinculación de estos problem as y trastornos con la ?!
obesidad.

«P roblemas alim entarios » y «t r a sto r n o s alimentarios »

La gran m ayoría de personas que com en compulsiva­


m en te no sufren n in g ú n p ro b lem a ni trastorno alim en­
tarios. Sus ingestas com pulsivas son m ás ocasionales que
frecuentes, no im plican u n a gran can d d ad de com ida y tam­ •M2'
poco d e te rio ra n su calidad de vida. Sin em bargo, hay un
n ú m ero significativo de personas cuyas ingestas°com pulsi­
vas in terfieren , en m ayor o m en o r m edida, con su calidad de
vida. Sus ingestas com pulsivas p u e d e n ser frecuentes, cau­
sarles alteraciones em ocionales o afectar a su salud física.
Puede decirse que estas personas tien en un problema alimen­
tario.

INGESTA COMPULSIVA

INGESTA COMPULSIVA
PROBLEMA DE
QUE NO LLEGA A SER
INGESTA COMPULSIVA
PROBLEMA (con deterioro de la calidad
(la calidad de vida no se
de vida)
deleriofa)

BULIMIA TRASTORNO ANOREXIA OTROS


NERVIOSA ' POR NERVIOSA PROBLEMAS DE
INGESTA INGESTA
COMPULSIVA COMPULSIVA

F igura 3. Clasificación de las ingestas compulsivas:


-[-RECOSES, trastornos de la a l i m e n t a c i ó n y obesidad 45

M uchos p ro b lem as de-ingesta com pulsiva cum plen tam ­


bién los criterios de u n o de estos dos trastornos alimentarios: la
bulimia nerviosa o el rec ien te m e n te descrito trastorno p o r
incesta compulsiva. En u n a p e q u e ñ a m in o ría de personas se
d m problem as de alim entación diferentes, com o p o r ejem­
plo la an o re x ia nerviosa. En otros casos se tra ta de p ro ­
blemas parecidos p e ro que no cu m p le n exactam ente esos
cbuenos diagnósticos (véase la figura 3). En este capítulo se
describ irá lo que psicólogos y psiquiatras e n tie n d e n por: bu­
limia nerviosa, trasto rn o po r ingesta com pulsiva y anorexia
nerviosa.

B ulimia nerviosa

La bulim ia nerviosa, que en su origen fue conocida en


N orteam érica sim plem ente com o «bulimia», ha llegado a
ser un tem a de interés en el cam po de la m edicina sólo du­
rante los últim os veinte años. En el cuadro de la página si­
guiente se e n u m e ran los principales hitos en la historia del
trastorno. A unque los criterios diagnósticos utilizados en la
actualidad difieren en algunos detalles, todos coinciden en
que tienen que darse tres características para afirm ar que al­
guien padece bulim ia nerviosa:

1. La persona h a de tener frecuentes ataques de ingesta com­


pulsiva (objetiva), es decir, debe consum ir grandes canti­
dades de com ida, ten ien d o en cu en ta el contexto en el
cual se ingiere esa com ida. T am bién ha de experim entar
u n a sensación de p erd id a de control d u ra n te el ataque.
2. La p e rso n a debe utilizar con reg u larid ad alguna m edida
ex trem a p a ra co n tro lar su peso y figura. En estas m edi­
das se incluyen: vóm ito a u to in d u cid o , laxantes, diuré­
ticos, ejercicio extrem o y dieta in ten sa o ayuno.
3. L a p e rso n a h a de estar excesivam ente p reo cu p ad a po r su
peso, p o r su figura o p o r am bos (véase el capítulo 4) y te- _
n e r u n intenso m iedo a ganar peso y engordar. Esta preo-
LA I NGESTA COMP ULS I VA: L OS H E C H O S

cupación debe llegar al extrem o de que la p e rs o n a se


sie n ta obesa y sufra p o r su a p arien cia física. Más aún,
to d a la vida de la p e rso n a debe girar en to rn o a la p re o ­
cupación p o r su peso o su silueta.

O tro aspecto d e te rm in a n te para el diagnóstico de buli­


m ia nerviosa es que el sujeto no cum pla los criterios de an o ­
rexia nerviosa, un trastorno alim entario d ife re n te que se
describe en este capítulo más adelante. Esto significa que la
p e rso n a no debe estar muy p o r debajo de su g am a saludable
de peso. En la práctica, la gran m ayoría de p e rso n a s con bu­
lim ia nerviosa tienen un peso corporal d e n tro de la gam a

B reve h isto ria de la bulimia nerviosa

1976. Informes sobre «buümarexia» entre estudiantes


universitarias norteamericanas (véase el capítulo 3).
1979. Publicación del profesor Gerald Russell de su ar­
tículo ya clásico «Bulimia Nervosa: An ominous variant of
anorexia nervosa». En este arüculo se ofrecíala prim era
descripción de este trastorno.
1980. El síndrome de «bulimia» es introducido dentro
Ia del DSM-1II (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Di­
sorders, tercera edición, de la Asociación Americana de Psi­
quiatría).
1980- 1982. Estudios llevados a cabo en Estados Unidos
y Gran Bretaña indican que la bulimia nerviosa es un pro­
blema bastante común (véase el capítulo 3).
1981- 1982. Se publican varios artículos que describen
dos tratamientos esperanzadores, la terapia cognitivo-con-
ductualy los fármacos antidepresivos (véase el capítulo 8).
1987. El síndrome de la «bulimia» es redefinido y rebau­
tizado como «bulimia nerviosa» en el DSM-III-R (Diagnos­
tic and Statistical Manual of Mental Disorders, tercera edición,
revisada), de forma más acorde al concepto original de
Russell. ¡i
A T R A C O H í Í f ? J ^ T O * N . O S DE LA A L I M E N T A C I Ó N Y OBESIDAD • 47

norm al (definido com o ín d ice de m asa corporal e n tre 20 y


25: véase el apéndice I ) .
Como se explica en el capítulo 3, la bulim ia nerviosa se
da preferentem ente en m ujeres, la m ayoría de ellas con eda­
des com prendidas e n tre los veinte y tre in ta años. El p ro b le ­
ma suele iniciarse en la adolescencia tardía, después de u n
período de dieta estricta. En a lre d e d o r de un tercio de los
casos, esta dieta pu ed e ser tan e x trem a que la persona desa­
rrolla inicialm ente an o re x ia nerviosa p a ra evolucionar des­
pués a bulim ia nerviosa. P o r tanto, a u n q u e los criterios diag­
nósticos estipulan que u n a p erso n a no pu ed e ten er am bos
trastornos al mismo tiem po, es obvio que están ín tim am en te
relacionados.
Las personas bulím icas ü e n e n hábitos alim entarios caóti­
cos. Por definición, todas com en com pulsivam ente de u n a
m anera objetiva. Por lo g eneral, sus episodios de ingesta
compulsiva se p ro d u cen en el co n tex to de una restricción
dietética extrem a. Algunas no com en prácticam ente n ad a
entre esos episodios, m ientras que la m ayoría hace u n a die­
ta estricta. G eneralm ente se provocan el vómito después de
cada ingesta compulsiva, en u n in te n to de librarse de la co­
mida que han ingerido. Los laxantes o diuréticos p u e d e n ser
utilizados tam bién con este propósito. U na vez establecido,
este patrón de alim entación tiende a au to m an ten erse, a u n ­
que pu ed e aum entar o dism inuir en cuanto a su severidad.
Cuando el bulím ico busca tratam ien to , es muy frecu en te
que lleve padeciendo ese trasto rn o desde hace m uchos anos.

T rastorno po r ing esta compulsiva

Éste es el otro tra sto rn o e n el cual el hecho de com er


com pulsivam ente es u n rasgo central. Se trata de u n criterio
diagnóstico nuevo, cuyo estatus es todavía algo co ntroverti­
do. En efecto, m uchos clínicos p u e d e n n o estar fam iliariza­
dos con el térm ino, a u n q u e otros m uchos conocerán muy
bien el problem a que se describe.
48
LA I NGES T A COMPULSI VA: LOS H E C H O S

A finales de los años c in c u e n ta el d o c to r A lbert Stun- ]


kard, de la U niversidad de Pennsylvania, observó que algu- [
ñas personas obesas tenían p roblem as significativos con la '
ingesta compulsiva. Esta observación fue en general ignora- 'i
da u olvidada hasta finales de los años ochenta, cuando e m - ':
pezaron a exisür evidencias crecientes de que aproxim ada- '
m ente u n a c u arta p a rte de aquellos que buscan tratam iento '
para la obesidad tienen p roblem as de ingesta compulsiva,
aunque pocos cum plen los criterios de bulim ia nerviosa. D u­
rante esta época, los estudios com unitarios sobre la bulim ia
nerviosa m ostraban que la m ayoría de personas que com ían .
com pulsivam ente no padecían ese trastorno (véase el capí­
tulo 3). Estos hallazgos llevaron a un g ru p o de investigación,
dirigido p o r el d o c to r R o b e rt Spitzer, de la U niversidad dé
Colum bia, a p ro p o n e r que esas personas sufren su propio
trastorno de alim entación, q u e es diferente del de la bulim ia
nerviosa. D en o m in ó a este nuevo trastorno síndrome de so-
brangeslá patológica, que fue reem p lazad o después p o r el tér­
m ino más sencillo de trastorno por ingesta compulsiva.
Las personas con trastornos p o r ingesta compulsiva su­
fre n episodios de este tipo en rep e d d a s ocasiones, p ero no
toman las m edidas extrem as p a ra co n tro lar su peso que sí
adoptan los afectados p o r b ulim ia nerviosa. En un pasado
reciente, q uienes encajaban co n esta descripción solían ser
diagnosticados — p o r profesionales y paraprofesionales—
com o personas afectadas p o r sobreingesta compulsiva, a pesar
de que el term in o de ingesta compulsiva no tien e un significa­
do específico reconocido. T an to la experiencia clínica com o
la investigación d e te rm in a n q u e el trastorno po r ingesta
compulsiva n e n e u n a distrib u ció n más am plia que la bulim ia
nerviosa. H o m b res y m ujeres están afectados de form a más
nivelada; las personas de raza n e g ra p arecen tener u n riesgo
sim ilar a las de raza blanca en Estados U nidos y los grupos de
edad p a re c e n ser am plios, c o n edades que van desde los
veinte hasta los cin cu en ta años.
U n m ale n te n d id o co m ú n es p e n sar que toáoslas perso­
nas con trasto rn o de ingesta com pulsiva sufren ..exceso de '
I atracones, trasto rn o s de la a l i m e n t a c i ó n y obesidad 49

1 neso Los estudios com unitarios indican que sólo la m itad


I ferien, sobrepeso (definido com o ten er un índice de masa
j corporal de 27 o más: véase el apéndice I).
.1

P
¡J
Anorexia nerviosa

La m ayoría de la gen te ha oído hablar de la an o rex ia n e r­


viosa, la « enferm edad de los que están a dieta», quizá a cau­
sa de unas pocas m uertes am pliam ente difundidas p o r los
medios de com unicación asociadas con este trastorno y tam ­
bién porque sus efectos físicos son muy obvios. A unque la
anorexia nerviosa difiere de la bulim ia nerviosa y del tras­
torno por ingesta com pulsiva en algunos aspectos im p o rtan ­
tes, como señalábam os antes, está íntim am ente relacionada
con la bulim ia nerviosa.
Para decir que alguien tiene anorexia nerviosa h a de
cum plir dos criterios básicos:

1. La p e rso n a ha de ten er un peso significativam ente infe­


rior al no rm al, com o resultado de sus propios esfuerzos.
2. La p erso n a debe estar muy p reocupada por su peso, po r
su figura o p o r am bos. Sin em bargo, en vez de p reo cu ­
parse de su bajo peso, la p erso n a esta aterro rizad a p o r la
posibilidad de au m en tarlo y llegar a la obesidad. Es más,
m uchas personas con anorexia nerviosa se p ercib en a sí
mismas co m e «gordas» a pesar de su bajo peso. P or esta
razón se ha dicho a m en u d o que üenen u n «m iedo pato­
lógico a engordar» o que tienen «fobia a ganar peso», y
su fo rm a de h a c er dieta se dice que está dirigida p o r u n a
«búsqueda im placable de la delgadez». Estas acütudes
hacia el peso y la figura son sim ilares a las de la bulim ia
nerviosa.

La an o rex ia nerviosa afecta principalm ente a chicas ado­


lescentes y m ujeres jóvenes. Las personas con este trastorno
logran su bajo peso com iendo muy poco, a u n q u e tam bién
puede c o n trib u ir u n ejercicio físico.excesivo. Estas personas
50 .
LA I NCE S T A COMP ULS I VA: LOS H E C H O S

evitan consum ir com idas que c o n sid eran que les p u e d e n h a ­


cer e n g o rd a r y, en ocasiones, h a c en ayunos. A lred e d o r de un
tercio de los afectados com en com pulsivam ente, p o r lo que
su a c ú tu d de restringir la ingesta de com ida se ro m p e y lle­
gan a p e rd e r el control. El d o c to r David G arner, u n a desta­
cada a u to rid ad en el cam po de la an o rex ia nerviosa, ha des­
tacado que so rp re n d e n te m e n te se conoce m uy poco acerca
de la ingesta com pulsiva en personas con este trastorno. Los
in fo rm es clínicos sugieren que estas ingestas compulsivas
son a m e n u d o p eq u eñ as en c a n tid a d y, p o r tanto, serían n
consideradas com o ingestas compulsivas subjetivas, tal com o §
se defínen en el capítulo 1. Sin em bargo, en otros aspectos se %
p a re c e n a las ingestas compulsivas objetivas: se da u n a sensa­
2
ción de p érd id a de control sobre la ingesta y la c a n ü d ad de
com ida consum ida es considerada com o excesiva. P or ejem ­
plo, u n a ingesta compulsiva p u e d e consisür sim p lem en te en
u n a pocas galletas pero, incluso esta cántidad de com ida, pa­
rec e rá excesiva para la m ayoría de personas con an orexia
nerviosa. In d ep e n d ien te m e n te de su cantidad, las ingestas
com pulsivas se asocian con u n a notable ansiedad y p o r sen­
tim ientos posteriores de vergüenza y culpabilidad.

La clasificación y descripción de los problem as de inges­


ta com pulsiva es un proceso en evolución. Las invesugacio-
nes futuras evidenciarán form as de co nducta y tipos de in­
gesta com pulsiva que aún no se h a n descrito e n la litera tu ra
científica y ,jú mism o tiempo^ jo s ^ a y u d a rá n a c o m p re n d e r
con m ayor claridad la bulim ia nerviosa, el trasto rn o p o r in­
gesta com pulsiva y la anorexia nerviosa. Por a h o ra, las defi­
niciones generales de este capítulo te ayudarán a d e te rm in a r
si algunos de estos diagnósticos es aplicable a tu caso. Si esto
es así, p u e d e s estar seguro de q u e no eres el único con este
p ro b lem a, com o se po n e de relieve en el capítulo 3.
Capitulo 3

•QUIÉN TIEN E TEND EN CEA.


A LOS ATRACONES?

Para cualquiera que com a com pulsivam ente, el tem a que


iraia este capítulo pu ed e resultar el más aprem ian te de to­
dos. Casi todos los afectados, a pesar de lo que se asegura en
los medios de com unicación, se sién ten solos en lo que p er­
ciben com o u n a co n d u cta vergonzosa. Esta sensación de ver­
güenza y aislam iento tiende a refo rzar y m an te n er el proble­
ma, ya que les im pide buscar ayuda p a ra salir de él. Pero
espero que si padeces este problem a, las páginas siguientes
(e ayuden a su p e ra r am bos sentim ientos y te abran u n a vía
para lograr tu recuperación.
En prim er lugar considerarem os cóm o esos sentim ientos
de vergüenza y aislam iento, y la c o n sec u e n te ten d e n c ia a
ocultar el problem a, h an hech o difícil p a ra los investigado­
res determ inar con exactitud quiénes com en com pulsivam en­
te. Com o las personas con p roblem as de ingesta com pulsiva
que buscan tratam ien to son u n a m inoría, d e te rm in a r la in­
cidencia de estos .problem as es m ás difícil que contabilizar el
núm ero de casos de saram pión o de artritis. Por consiguien­
te, no está del todo claro cuántas p erso n as sufren u n p ro ­
blema de ingesta com pulsiva y cuántas padecen solam ente
sobreingestas ocasionales. H ech a esta advertencia, en este ca­
pítulo se revisará lo que. se conoce acerca de los com edores
compulsivos.
52 LA I NCESTA COMP ULS I VA: LOS HECHOS

E l MOMENTO DE EMERGENCIA DE LA BULIMIA NERVIOSA

El in terés p o r d e te rm in a r el p o rce n taje de personas que


com en com pulsivam ente coincidió con el m om ento en que se
em pezó a co n o cer e investigar la b ulim ia nerviosa a m edia­
dos de los años setenta. La p rim e ra evidencia de este tras­
to rn o se obtuvo con la p u b licación de u n a serie de infor­
m es q u e describ ían lo que se co n o ció com o «bulim arexia»
o « síndrom e de la ingesta com pulsiva-purga», que afectaba I
a la población estudiantil fem e n in a de las universidades |.
n o rteam erican as. El trasto rn o captó aún más atención con j|
la publicación, en 1979, de un artículo titulado «Bulimia I
nervosa: An om inous variant o f an o re x ia nervosa», escrito g
p o r el pro feso r lo n d in en se G erald Russell, u n a respetada |
a u to rid a d en este cam po. En su artículo describía las carac- |
terísticas de 30 pacientes (28 m ujeres y 2 hom bres) que ha- &
bía tratado d u ran te seis años y m edio, en tre 1972 y 1978. |
Esos pacientes padecían lo que en la actualidad se conoce f
com o bulim ia nerviosa. ' s
S im u ltá n e a m e n te, en E d im b u rg o , yo estaba tratando a |
u n g ru p o sim ilar de pacientes. Lo m ás llam advo acerca de I
ellos era que, en la m ayoría de los casos, cada u n o creía que §
él era el único con ese tipo de trasto rn o alim entario. Pensa- |
ban que sólo ellos sufrían rep etid o s ataq u es de sobreingesta ¡
d e sc o n tro la d a , seguidos p o r vóm itos o abuso de laxantes. J
La fo rm a de ver su p ro b le m a n o d e b e so rp re n d e rn o s, ya .í
q u e la b ulim ia n erviosa todavía no h a b ía a tra íd o la aten- *’I
ción del pú b lico . En re a lid a d , en aq u ello s m o m en to s, el i
p ro b le m a de la ingesta com pulsiva e ra algo p rácticam en te |
d esco nocido. •í
La m ayoría de mis p a c ie n te s de E d im b u rg o habían }i
o c u lta d o con éxito su p ro b le m a a lim en tario d u ra n te mu- i?
chos años. Lo h ab ían h e c h o así en p a rte a causa de la ver- ’\
gü en za y el a u to rrec h a z o , y en p a rte p o rq u e p en sab an que ] \
n a d a ni n a d ie p o d ría ayudarles. A dem ás, ocu ltar este pro- í' |
b lem a no e ra dem asiado difícil, ya q u e casi todos tenían un | |
peso n o rm a l y, en la m ayoría de casos, p o d ía n ,com er con .1 í
tendencia a los atracones ? 53
;QL- IÉN TI E NE

una relativa n o rm alid ad cu a n d o estaban con otras p e rso ­


nas. Sus ingestas com pulsivas se p ro d u c ía n en privado. Al-
ininos describían cóm o h a b ía n re u n id o el coraje necesario
para ir al m édico de cab ecera sólo p a ra escuchar q u e no
podían te n e r u n p ro b lem a a lim e n ta rio , ya que su peso era
norm al.
El h ech o de que la b ulim ia n erviosa pudiese ser o cu lta­
da d u ran te m uchos años significaba que no po d ía ser u n a
variante inusual de la a n o rex ia nerviosa com o sugería el
profesor Russell; más bien p arecía ser un im p o rtan te tras­
torno de la conducta a lim en taria con unas características
propias y específicas. Mi p ro b le m a fue cóm o averiguar si
esto era así. ¿Cómo p odría e n c o n tra r casos con este trastor­
no de alim entación si quienes lo padecían, al parecer, ten ­
dían a ocultarlo?
La solución fue buscar la ayuda de la revista Cosmopoli­
tan. Com o las personas que p a d e c e n bulim ia nerviosa es­
tán muy p reo cu p ad as p o r su a p a rie n c ia y, al parecer, la ma-
voría eran m ujeres jóvenes, supuse que m uchas de ellas
leerían esta revista. Por tanto, p re p a ré un p e q u e ñ o a n u n ­
cio que se publicó en el n ú m e ro de abril de 1980 de la ed i­
ción b ritá n ic a (véase la figura 4). El resultado fue espec­
tacular. En pocos días recibí carta's de más de un m illar de
m ujeres, la m ayoría de las cuales p a re c ía n p ad ecer bulim ia
nerviosa. Este estudio se describe con más detalle en la p á­
gina 55.
A proxim adam ente p o r esas fechas, en Chicago, el d o cto r
Craigh Jo h n so n y sus colegas estaban reu n ien d o u n am plio
núm ero de peticiones de inform ación tras hab er visto la luz
varios artículos sobre bulim ia nerviosa. Ellos tam bién envia­
ron u n a serie de cuestionarios que p erm itieron identificar a
361 m ujeres con bulim ia nerviosa (todavía conocida en Es­
tados U n id o s sim p lem en te com o bulimia). Esas m u jeres
presentaban rasgos muy sim ilares a los de las identificadas a
través de Cosmopolitan, au n q u e h a b ía algunas diferencias cu­
riosas y a p aren tem en te inexplicables entre las dos m uestras
que se co m p aran en la tabla 1.
54
LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS H E C H O S ^

Nuevo patrón de alimentación


Algunos psiquiatras están preocupados por
lo que podría ser la aparición de un nuevo
y extraño trastorno alimentario que afecta
a mujeres jóvenes en los últimos años de la
adolescencia o en la década de la veintena.
Los principales rasgos son el vómito au-
toinducido frecuente, llevado a cabo a es­
condidas, y un profundo temar a llegar a
ser obesas.
Quienes lo padecen tienen un deseo
irresistible de comer y beber, pero conservan
su peso normal mediante los vómitos.
El problema es difícil de tratar — y m u­
chos psiquiatras pueden no estar plena­
mente familiarizados con sus síntomas y
con los peligros que entraña— , pero, in­
cluso en sus formas leves, este problema
puede tener serias repercusiones físicas y
psicológicas.
Los psiquiatras desearían conocer más
datos acerca de la prevalencia de este tras­
torno. Cualquiera que haya experimentado
vómitos de este tipo podría ayudamos en la
investigación respondiendo a este cuestio­
nario confidencial.

Figura 4: El articulo de Cosmopolitan


(del núm ero de abril de 1980, páginas de «Salud»).

P o r estas mismas fechas, en Nueva York, la d o cto ra K athe­


rin e H alm i y sus colegas de la U niversidad C ornell estaban
rea liz a n d o u n a investigación sobre los problem as de ingesta *
com pulsiva e n tre los estudiantes gue asistían a u n a escuela 4
L' ltN t i e n e ’t e n d e n c i A a i . o s a t r a c o n e s ? 55

E st u d io d e l Cosm o po litan

Para hallar en qué m edida la bulimia nerviosa era un


problema de salud significativo, aunque no detectado, se
publicó un artículo en las páginas de salud del núm ero de
abril de 1980 de la revista fem enina Cosmopolitan (véase la
ficmra 4). Se pedía a las personas que estaban utilizando el
vómito autoinducido como form a de controlar su peso,
que escribiesen si deseaban com pletar un cuestionario
confidencial. El vómito fue elegido como el rasgo distinti­
vo para identificar los casos potenciales de bulimia ner­
viosa, ya que es la menos am bigua de las tres característi­
cas principales del trastorno (véase el capítulo 2 ).
En unos días se recibieron más de un millar de respues­
tas. A las prim eras ochocientas se les envió un cuestiona- ,
rio diseñado para obtener inform ación sobre peso, hábi­
tos alimentarios y actitudes hacia la figura y el peso. Se
devolvieron 669 cuesíionarios (84%) con todas las pregun­
tas cumplimentadas. .Al analizar esos cuestionarios devuel­
tos, quedó claro que en 499 casos la probabilidad de pa­
decer bulimimia nerviosa era muy alta.
Las 499 que respondieron eran mujeres (recuérdese
que se trataba de una revista fem enina). Su edad media
era de 24 años y dos tercios estaban dentro de la década
de la veintena. Más de las tres cuartas partes (82 %) tenía
un peso corporal dentro de la gama norm al para su edad
. y altura. En la mayoría de los casos el problem a alim enta­
rio se había iniciado en sus años de adolescencia, y los ata­
ques compulsivos se producían desde hacía un prom edio
de 5 años. Una cuarta parte (27 %) respondió que sufrían
al menos una ingesta .compulsiva diaria y más de la mitad
(56 %) vomitaban diariam ente. El 90 % abusaba de los la­
xantes.
El grado de malestar expresado p o r estas mujeres era
extrem adam ente alto. Muchas escribieron extensas cartas
suplicando ayuda. Dos tercios (6 8 %) tenían niveles clíni­
camente significativos de síntom atología depresiva y de
56
LA I NGES TA COMPULSI VA: LOS HECHC

ansiedad. La mayoría expresaba sorpresa y alivio al saber


que ellas no eran las únicas que presentaban ese pro­
blema. F
Aunque más de la mitad de estas mujeres tenían claro
que necesitaban ayuda médica, sólo el 2,5 % estaba reci-
biendo alguna forma de tratamiento. De aquellas que de­
seaban ayuda, menos de la mitad (43 %) habían mencio­
nado alguna vez este problema a un médico.
Los hallazgos de este estudio sugerían claramente que
la bulimia nerviosa es un importante problema de salud,
generalmente no detectado.

ÍWr>/e.-Fa¡rburn, C. C„ y Cooper, P. J„ .Self-induced vomidng and buli­


mia nervosa: an undetected problem ., en British Medical loumaL 1982
n.° 284, págs. 1.153-1.155.

de verano. E n c o n tra ro n que más del 10 % reconocían p a d e ­


c er p ro b le m a s significativos de in g esta com pulsiva. De és­
tos, lá g ran m ayoría eran m u jeres, y casi el 2 % se auto- £
provpcaban el vóm ito al m enos ü n a vez a la sem ana. Visto 7 S

retrospectivam ente, p arece p ro b ab le que m uchas de ellas


tuviesen b ulim ia nerviosa.
D esde que se llevaron a cabo esos estudios, la bulim ia
nerviosa ha sido reconocida com o u n im p o rtan te problem a
de salud en u n am plio n ú m ero de países, especialm ente en
aquellos en q u e la anorexia nerviosa dene u n a notable inci­
dencia. A h o ra sabem os que es co m ú n en N orteam érica, n o r­
te de E uropa, A ustralia y N ueva Zelanda, y que recien te­
m en te se h a ex ten d id o a.países m ed ite rrá n e o s com o E spaña
i I
e Italia. T am bién p arece estar em erg ien d o en países de Cen-
tro e u ro p a com o la R epública Checa.
í

El tema de lá detección

El estudio de 1980 del Cosmopolitan d eterm in ó ' que sólo


el 2,5 % de los casos identificados com o bulim ia nerviosa es-
■ ... . . V
57
•QL'IÉN' tiene tendencia a LOS AT RACONES ? '■

T abla 1. Com paración de las m uestras recogidas en dos de los


primeros estudios sobre bulim ia nerviosa, llevados a cabo
en Gran B retaña y Estados Unidos.

M uestra de M uestra de
Gran Bretaña Estados Unidos

23,8 23,7
Edad (en años)
Estado civil (% de casados) 20,7 18,4
Ingesta compulsiva**
Edad de inicio 18,4 18,1
5,2 5:,4
Años de duración
Frecuencia de 1 o más al día (%) 27,2 50,0
Vómito autoinducido
Frecuencia de 1 o más al día (%) 56,1 45,7
Abuso de laxantes
Utilización habitual (%) 18,8 331
Peso
■Normal* (%) 83,2 61,6
Con exceso de peso 45,2 / 50,1
Alteraciones en la m enstruación {%) 46,6 50,7

l'urnles: Muestra de Gran Bretaña: Fairburn, C. G., y Cooper, P. J., «Self-in-


duced vomiting and bulimia nervosa: Art .undetected problem», British Me
dir.nlJournal, 1982, n.° 284, págs. 1153-1155.
Muestra americana: Johnson, C. L„ Stuckey, M. K-, Lewis, L. D„
Schwartz, D: M., «A survey of 509 cases of self-reported bulimia», en Ano­
rexia Nervosa: Recent Developments in Research, comp, de P. L. Darby, P. E.
Garfinkel, D. M. Garner y D. V. Coscina, Nueva York, Alan Ltss, 1983.
* Se usaron definiciones diferentes en los dos estudios.

taban en tratam ien to , u n a situación que n o h a cam biado


m ucho desde entonces. P o r ejem plo, en u n rec ien te estudio
realizado e n el R eino U nido se observó que, de 40 casos de
bulim ia n erviosa severa, sólo en 6 (12 %) se estaba recib ien ­
do tratam ien to , au n q u e m ás de la m itad p en sab an que n e ­
cesitaban ayuda profesional. U n am plio estudio sobre p ro ­
blem as psiquiátricos e n tre adolescentes en N ueva Jersey
obtuvó resultados similares: m uy pocos de los que p ad ecían
LA IN G E S T A C O M P U L S IV A : LOS HECHOS

b u lim ia nerv io sa h ab ían hablado jam ás de sus trasto rn o s de 1


a lim e n ta c ió n con u n profesional, a pesar de q u e su vida co-
tid ian a esta b a muy d e te rio ra d a p o r este p ro b lem a. De he­
cho, se observó que la bulim ia nerviosa p re se n ta b a la tasa
m ás b a j f de búsqueda de ayuda profesional de todos los pro-
b le m a fe s tu d ia d o s (depresión, pánico, ansiedad y trastorno
obsesivo-com pulsivo). Asimismo, existen evidencias de que
el tra s to rn o p o r ingesta com pulsiva tam bién p e rm a n e c e en
g ra n ^ a r te sin ser detectado.
¿ b ° r qué hay tan poca g en te con trastornos de ingesta
com pulsiva en tratam iento? Existen num erosas razones:
.n
1- Esfes problemas están acompañados por sentimientos de t
vergiK uzay culpabilidad. Al buscar tratamiento, se corre
el nesgo d» que otras personas se enteren de su proble­
ma y de que han pasado años mintiendo constantemen­
te y llevando a cabo diversas maniobras, algunas de ellas ' f-
consideradas vergonzosas, para mantener oculto su pro­
blema.
2. La g e n te co m ú n m en te e s p e lu q u e el p ro b le m a desapa­
rezca p o r sí solo.
3. A lgunas personas piensan que su p ro b le m a alim entario
n o es tan grave com o para que valga la p e n a tratarlo, o
q u e ellos no m erecen ser ayudados.
4. P u e d e n existir problem as económ icos p a ra b u scar ajea­
da. Los pacientes p u ed en carecer de recursos suficientes
o n o estar asegurados; p o r tanto, algunos no p u e d e n cu­
b r ir los costes del tratam iento.
5. R esulta algo difícil de co n tar a los m édicos. M uchos afec­
tados h a n consultado an terio rm en te a algún m édico acer­ i
ca de otros problem as que p u e d e n ser secundarios al tras­
to rn o de ingesta compulsiva (p o r ejem plo, p ro b le m as en
la m en stru ació n : véase el capítulo 5); a veces, n p cu e n ta n
al m éd ico la verdadera causa, a u n q u e la co n o zcan . En
ocasiones, acuden al m édico con l?i in te n c ió n de co n tar­
le el p ro b le m a real1, pero cam bian de o p in ió n eri el últi­
m o m o m e n to .
W f f t r n n ñfi ni' *iil ' i * ' -

• p L 'lÉ N T I E N E T E N D E N C I A A L O S A T R A C O N E S ? ' ' . 5U

6 Algunos m édicos encuentran difícil admidr ürastornos


deteste tipo, llegando en algunos casos a quitarles im­
portancia.
7 Algunas veces se consulta-al m édico el problem a en cues­
tión, pero éste no hace nada para ayudarles; puede no to­
mar el problema en serio, no saber qué hacer, o no tener
acceso a los m edios adecuados de tratamiento.
8 El m édico p u ed e p ro p o rc io n a r u n a ayuda que no es la
apropiada. P or ejem plo, algunos m édicos sim plem ente
prescriben u n a dieta, sin h a c er n a d a más.

El hecho de que sólo u n a p e q u e ñ a, p ro p o rc ió n de las


personas que p a d e ce n p ro b lem as de ingesta com pulsiva re­
ciba atención profesional, crea la n e c esid ad de que existan
otras fuentes de ayuda, u n a de las cuales se p ro p o rc io n a en
la segunda p a rte de este libro. Esto tam bién hace difícil res­
ponder á la cuestión «¿Q uiénes co m en com pulsivam ente?»,
ya que las estadísticas hospitalarias o clínicas infravaloran
enorm em ente la m ag n itu d del' p ro b le m a. P o r esta razón,
los investigadores h an estado e stu d ia n d o m uestras co m u n i­
tarias.*

Los HA1XAZGOS DE ESTUDIOS COMUNTTAIUOS

D esde 1980, se h a n realizado en to d o el m u n d o m ás de


sesenta investigaciones ac erc a d e la in c id e n c ia de la b uli
mia nerviosa. M uchas de ellas h a n in c lu id o tam b ié n el es­
tudio de la ingesta com pulsiva. Estas in v esd g acio n es se
han c e n tra d o p rin c ip a lm e n te e n m u je re s con ed ad es com ­
prendidas e n tre 14 y 40 años, ya q u e están c o n sid e rad a s
como el g ru p o de m ayor riesgo. E n la m ay o ría de estos es­

* Los estudios comunitarios son los que se llevan a cabq en muestras


de sujetos de la población general, a diferencia de otros estudios que se
llevan a cabo con sujetos que han buscado tratamiento para su problema
(muestras clínicas).. (N. délas t.)
ou LA ingesta com pulsiva : los HECHOS

tudios se h a n rec o g id o los d atos m e d ia n te u n a serie de


cuestio n ario s q u e p re g u n ta b a n a la en trev istad a sobre la
existencia de este p ro b le m a. U n o de los p rin cip ales ha­
llazgos h a sido que m u ch a s m u jeres jó v e n e s rec o n o c e n co­
m e r com pulsivam ente. S o rp re n d e n te m e n te , según estos
estudios, son cerca de un tercio las q u e lo hacen, y el 16 % sr
:-r
re sp o n d e que p a d e ce estos ataq u es al m enos u n a vez por %
sem ana. Se tra ta de cifras m uy elevadas. ¿Podem os consi­
d erarlas fiables?
Existen u n a serie de razones p o r las cuales se debe cues-
d o n a r'la fiabilidad de estas tasas. U na de ellas es que la ma­
yoría d¿. estudios no ha utilizado lá definición técnica de la
Asociación A m ericana de Psiquiatría acerca de la ingesta
com pulsiva (véase el capítulo 1). En lugar de esto, en m u­
chos se p reg u n ta b an sim plem ente cuesüones como «¿Co­
mes de form a compulsiva?», a c ep ta n d o de form a literal las
respuestas de las encuestadas. Es m uy probable que estas ta­
sas reflejen alguna form a de «sobreingesta percibida» más que e
una verdadera ingesta compulsiva. O tro problem a es que más • X
de la .m itad de ios estudios se h an c e n tra d o en estudiantes
universitarias y, a m enudo, pertenecientes a universidades pri­
vadas de alto prestigio. P or tanto, p u e d e n no ser representa­ n.
tivas de las m ujeres jóvenes en general. u
3
Son más fiables los pocos estudios en que se han e n tre ­
vistado m uestras de la población g en eral que, en la m ayoría
de casos, tenían com o objetivo hallar la incidencia de la bu­ - II
limia nerviosa, más que la de la ingesta compulsiva. En estos
estudios se han obten id o datos, relativam ente consistentes,
que indican que la bulim ia nerviosa afecta a u n a tasa que os­
cila e n tre el 1 y el 2 % de las m ujeres adultasjóvenes. Con ex­ '-i c

cepción de uno, estos estudios no h a n investigado Jas tasas


de incidencia de la ingesta com pulsiva tal com o se definen
en la actualidad. La excepción se refiere a u n estudio reali­
zado en O xfordshire (Inglaterra) en el que se observó que,
en m ujeres con edades e n tre 16 y 35 años, el 10% com ía
com pulsivam ente al m enos u n a vez al m es y el 3 % lo hacía al
m enos u n a vez p o r sem ana. Estas tasas son m ucho más bajas
• n U l t N T I E N E T ENDE NCI A A LOS ATRACONES ? 61

ue las obten idas en los p rim ero s estudios, p ero son p ro b a­


blem ente m ás fiables p o rq u e la evaluación se-obtuvo m e­
diante entrevistas y según las bases de la definición técnica
nciual, que no estaba disponible cuando se hicieron los pri­
meros estudios.
\s í pues, parece que a lre d ed o r del 1 % de m ujeres adul-
, ,s jóvenes padecen bulim ia nerviosa y que, a lred ed o r del
V f . com en com pulsivam ente con regularidad. Estas tasas
inquietantes dado que los problem as de ingesta com ­
pulsiva son a m en u d o crónicos y p u eden deterio rar notable­
m ente tanto la calidad de vida (véase el capítulo 4) com o la
salud física (véase el capítulo 5).

Estudios de otros g rupo s demográficos

A unque los estudios que acabam os de señalar se han


centrado p rincipalm ente en la incidencia de la bulim ia n e r­
viosa entre las m ujeres jóvenes, cada vez está más claro que
ni ésta ni el trastorno p o r ingesta compulsiva se restringen a
este g rupo de edad.

Mujeres mayores

La edad de distribución de la bulim ia nerviosa sugiere


claram ente que se trata de u n problem a de m ujeres jóvenes,
más que de m ujeres m ayores. Como m uestran los estudios
realizados al respecto, la gran m ayoría de casos se p ro d u cen
entre veinteañeras. N uestros datos, basados en estudios co­
m unitarios llevados a cabo en Oxford, indican que esto tam ­
bién p u ed e ser cierto en el trastorno por ingesta compulsiva,
aunque el p rom edio de ed ad de las pacientes que buscan
tratam iento parecen ser algo mayor.
En u n o de los escasos estudios que se h a cen trad o en la
investigación de m ujeres m ayores con estos trastornos se ha
averiguado que, en com paración con las jóvenes, son muy
l
62 f,
LA I NCESTA COMP ULS I VA: LOS H E C H O S 1

pocas las que h an tenido un historial de bulim ia n e rv io sa ''


(véase el cu ad ro siguiente). Esto sugiere que la v u ln era b ili-'
dad a este trasto rn o es un fen ó m en o relativam ente reciente.

Hombres

Los clínicos h an en co n trad o pocos casos de b ulim ia n er­


viosa en hom bres, p o r lo que resulta lógico c o n clu ir que es
u n trasto rn o poco com ún en varones. R ecien tem en te, sin
em bargo, se ha dado la voz de alerta sobre el in c re m e n to del
n ú m e ro de casos en hom bres, con lo cual se han p lan tead o
d udas com o las siguientes: ¿Estaban equivocadas las co n clu ­
siones anteriores? ¿Es posible que los hom bres afectados no
b u sq u en ayuda, que los m édicos no detecten estos trastor­
nos o que no prescriban tratam ientos? No obstante, n in g u n a
de estas hipótesis p u ed e explicar los pobres resultados a este
re sp e c to de los pocos estudios llevados a cabo en p o b la ­
ciones generales que han incluido hom bres. Éstos estudios
incluyendo el de C hristchurch que se describe en el cua­
d ro de la página siguiente y uno que realizam os el d o c to r Pe­
ter C o o p e r y yo con ju n tam en te con el British B roadcasting
C o rp o ratio n (véase el cuadro en pág. 65)— , h an identifica-
do m uy pocos casos. P or tanto, no hay base real p a ra las afir­
m aciones de que la incidencia de la bulim ia nerviosa se está
in c re m e n ta n d o e n tre los varones.
La in cid en cia del trastorno p o r ingesta com pulsiva en
h o m b re s es desconocida. Los resultados de un estudio p u ­
blicado en 1991 indican que se distribuye casi p o r igual entre
am bos sexos, p e ro la fiabilidad de este hallazgo es cuestiona­
ble, ya que el co ncepto utilizado difería de la d efinición téc­
n ica actual y, adem ás, la evaluación se hizo a través de cues­
tió n a n o s en vez de entrevistas. En las m uestras clínicas de
p acien tes co n .trastornos p o r ingesta com pulsiva, las m ujeres
so b rep asan am pliam ente a los hom bres.
---

..w *

L lt.\ T I E N E T E N D E N C I A A LOS ATRACONES?


63

E l estudio de Ch r ist c h u r c h

Se obtuvo una m uestra de la población general de


adultos, con edades entre los 18 y los 64 años, del área ur­
bana de Christchurch (Nueva Zelanda). De las 1.498 per­
sonas entrevistadas, 994 fueron m ujeres con la siguiente
distribución por edades:
1S7: 18-24 años
590: 25-44 años
217: 45-64 años
En la entrevista se preguntaba si la persona había teni­
do nig-tma vez bulimia nerviosa (incidencia a lo largo de la
rida). Éstos fueron los resultados:
4,5 %: 18-24 años
2,0 %: 25-44 años
0,4 %: 45-64 años
Dado que muy pocas de tas mujeres mayores habían
tenido bulimia nerviosa en el pasado, se concluyó que la
vulnerabilidad para el desarrollo de este trastorno parece
ser reciente.
Entre los 504 hom bres estudiados, las tasas de inci­
dencia a lo largo de su vida fueron m ucho más bajas:
0,0 %: 18-24 años
0,7 %: 25-44 años
0,0 %: 45-64 años

Fuente: Bushnell, J. A., Wells, J. E„ Hornblow, A. R., Oakley-


Browne, M. A., yjoyce, P., «Prevalence of three bulimia syndro­
mes in ’the general population-., Psychological Medicine, 1990,
n.° 20, págs. 671-680.

Grupo étnico

La experiencia clínica parece in d icar q u e la bulim ia n e r­


viosa se da p rin cip alm en te en tre m ujeres blancas ( Caucasian
64 LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS HECHOS*

5
women). Sin em bargo, com o hem os explicado a n te rio rm e 'n í
te, los datos basados en m uestras de pacientes que están e n ’
tratam iento p u e d e n ser engañosos. Recientes estudios reali­ a
zados en Estados U nidos señ alan que el trastorno p o r inges-f
ta com pulsiva p u e d e ser tan co m ú n en tre las m ujeres negras
estadounidenses com o en las blancas.
&

Sujetos de países en vías de desarrollo I

Se h a n llevado a cabo m uy pocos estudios p ara clarifí- |


car las tasas de ingesta com pulsiva entre la población de los \
países en vías de d e sa rro llo . P arece ser un p ro b lem a poco \
com ún. |
|
A
2

Personas obesas ?
’ ’ j
La incidencia de la ingesta com pulsiva entre las personas 1
obesas es incierta, p ero p ro b a b le m e n te los afectados oscilen ' |
entre u n 5 y un 10 %. En aquellos que participan en progra- f
mas de control de peso, e n tre el 20 y el 40 % han experi- i
m entado ingestas compulsivas (véase el cuadro de la pág. 66). I
U n estudio de la U niversidad d e 'Rutgers —uno de los más |
fiables hasta la fecha, p o r el tipo de m uestra y po r los m eto- |
dos de evaluación utilizados— indica que la cifra más baja de I
esa gam a, es decir, el 5 %, es la tasa probablem ente más co- |
rrecta. Ello dem uestra que la bulim ia nerviosa es poco com ún -
en tre las personas obesas, ya que pocas utilizan el vóm ito au- !
toinducido o el abuso de laxantes. “ \

Personas con diabetes m ellitus

•t i
U n a serie de estudios realizados m ediante cuestionarios
indicaban que las m ujeres jó v en e s con diabetes mellitus tie­
n e n u n riesgo p a rtic u la rm e n te elevado de desarrollar pro-
•fU' l t ' N T I E N E T E N D E N C I A A LOS ATRACONES? 65

El estu dio de la BBC

Tras la publicación del reportaje de Cosmopolitan, en


abril de 1980, la British Broadcasting Corporation (BBC)
realizó un docum ental televisivo sobre la bulimia nerviosa.
Se emitió en enero de 1981 y fue la prim era vez que, en
Gran Bretaña, la bulimia nerviosa conoció una am plia di­
fusión. En el program a se describió el problem a detallada­
mente y algunas afectadas (incluyendo un hom bre) conta­
ron sus experiencias. Al final del mismo se pedía a los
espectadores que, si pensaban que tenían bulim ia ner­
viosa y accedían a responder un cuestionario confidencial
sobre su problem a, escribieran al autor para poder reci­
birlo y cum plim entarlo. La respuesta fue sobrecogedora.
De los 1.827 cuestionarios enviados, 1.391 (76% ) fueron
devueltos con todas las respuestas completadas. De las mu-
! ¡eres que respondieron, 579 tenían una probabilidad muy
alta de padecer bulimia nerviosa,
j Tam bién respondieron 45 hom bres, de los cuales dos
| parecían tener anorexia nerviosa y nueve bulimia nervio-
: su. Los problem as alim entarios de estos últimos eran muy
! similares a los de las 579 mujeres.
j Estos resultados indican que la bulimia nerviosa rara-
1 mente se da en los hombres.

! Fuente: Fairburn, C. G., y Cooper, P. J., «Binge eating, self-indu-


i ced vomiting and laxative abuse*. A community study», en Psycko-
logical Medicine, 1984, n.° 14, págs. 40M10.
L____________________________________________—------------

blemas alim entarios. Sin em bargo, estudios recientes reali­


zados a p a rtir de entrevistas señalan que esto no es así. Los
intentos de seguir los regím enes dietéücos propios de la dia­
betes h acen que, muy frecu en tem en te, in te rp re te n m al la in­
form ación de los cuestionarios, restando fiabilidad a sus res­
puestas.
66 LA I NGESTA COMP UL S I VA: LOS HECHOS*'

¿S e están haciendo más comunes los problemas L¿


|
DE LA INGESTA COMPULSIVA? T-

Estudios com o el de C hristchurch, descrito anterior­


m en te, indican que la bulim ia nerviosa es m ás com ún en
nuestros días que hace unos años. Esto nos lleva a plantear­
nos u n a im p o rtan te pregunta: ¿están e m p e z a n d o a ser más
com unes los problem as de ingesta com pulsiva? Sólo dispo­
nem os de inform ación fiable en cuanto a la in cid e n cia de la
bulim ia nerviosa en las últim as décadas, p e ro no dispone­
mos de inform ación respecto a la ingesta com pulsiva o al

E l estudio de la corporación de la U nidad


de C o n t r o l de P eso

Se pidió a los 170 participantes (71 hombres y 99 mu­


jeres) en el programa para el control del peso de la Uni­
dad de Control de Peso, que completaran un cuestionario
concebido para identificar a quienes sufrían problemas de
ingesta compulsiva. La definición de una ingesta compul­
siva fue la que se acepta generalmente en la actualidad, es
decir, la expuesta en el capítulo 1.
El 18 % del total (22 % de mujeres y 13 % de hombres)
tenían problemas de ingesta compulsiva. La edad prome­
dio era de 41 años. A pesar de que su peso no difería del
de los comedores no compulsivos, los compulsivos se dife­
renciaban en que se sentían más obesos, tenían más mie­
do a engordar, mostraban mayor insatisfacción por su
peso y eran más propensos a juzgar su autoestima en fun­
ción de su figura y/o de su peso. Por tanto, tenían muchos
rasgos en común con las personas que padecen bulimia
nerviosa.

Fuente: Wilson, G. T., Nonas, C. A., y Rosenblum, G. D., «Assess­


ment of binge eating in obese patients», International Journal of
Eating Disorders, 1993, n.° 13, pigs. 25-33.
• Ql ' i ÉN tiene tendencia a LOS A T R A C O N E S ? 67

trastorno derivado de ella. E n u n am p lio estudio de m ujeres


memelas, basado en el R egistro de G em elos de Virginia, se
observó que las nacidas a p a ru r de 1960 ten ían m ayor p ro ­
babilidad de p adecer un historial de b ulim ia nerviosa que
las nacidas entre 1950 y 1959 — q u e ten ían un riesgo inter-
medio— , y que las nacidas antes de 1950 eran las que pre-
-cntaban un m en o r n ú m ero de casos.
Los clínicos tam bién h a n e n c o n tra d o evidencias de que
,a bulim ia nerviosa se ha vuelto m ás com ún. En lugares tan
alejados com o Nueva Zelanda, R eino U nido y C anadá se ha
observado un gran in cre m e n to en el n ú m ero de personas
con estos trastornos bajo u n tam ie n to . La bulim ia nerviosa ha
pasado de ser una e n fe rm e d a d com parativam ente rara en
los años setenta, a ser en la ac tu a lid a d una causa frecuente
do tratam iento. Entre 1977 y 1986, un g rupo de psiquiatras de
Wellington (Nueva Z elanda) observó u n notable in cre m e n ­
to de la tasa anual de casos en tra tam ie n to : de 6 a 44 casos
por cada cien mil m ujeres jó v en es de la población local. U n
aum ento sim ilar se ha regisurado en Londres. La figura 5
m uestra el m arcado in cre m e n to de casos observado en un
ceniro de T oronto que trata p roblem as de alim entación de
intensidad grave (véase la figura 5).
¿Por qué h a tenido lugar este a u m e n to en el n ú m ero de
casos bajo tratam iento especializado? No tenem os respuesta
a esta pregunta, pero lo que los investigadores h a n descu­
bierto acerca de las causas (véase el capitulo 6) p u ed e d ar­
nos algunas pistas. El h ech o es q u e n ad ie sabe p o r qué la b u ­
limia nerviosa parece ir en a u m e n to o cuál p u e d e ser la
tendencia en un fu tu ro próxim o.
■XT--B*-
3S¡ F
68 LA I NGES T A COMPULSI VA: LOS H E C H O s ';f
* í
"i c
lío
■ ““ “ •* A norexia nerviosa restrictiva
•------- - A norexia nerviosa bulim ica
'------- *• Bulim ia nerviosa

rro -
//

F i g u r a 5. Tasas de admisión en un centro de trastornos de

alimentación en Toronto. Fuente: Garner, D. M, y Fairbum, C. G,


«Relationship between anorexia nervosa and bulimia nervosa:
Diagnostic implications», en Diagnostic issues in Anorexia Nervosa
and Bulimia Nervosa, comp, de D. M. Garner y P. E. Garfinkel,
Nueva York, Brunner/M azel, 1988. Copyright 1988 -.8
de Brunner/M azel. Reproducido con permiso. ’ '§
Capitulo 4

PROBLEMAS PSICO LÓ G IC O S Y SOCIALES


ASOCIADOS CON LOS ATRACONES

En ocasiones, un atracón es solam ente un atracón, es de­


cir, u n a c o n d u c ta aislada que, incluso si es recu rren te, no
afecta a la calidad de vida. Pero po r lo general estos episo­
dios com pulsivos se asocian con otros problem as, y pu ed e
que estés leyendo este libro p o rq u e esos problem as han em ­
pezado a in te rfe rir en tu salud y tu felicidad, o en las de al­
guien que conoces. Hay una serie de alteraciones (problem as
asociados) que suelen observarse en las personas con p ro ­
blemas de ingestas compulsivas, p ero cuya relación con éstos
suele ser com pleja: algunas alteraciones son una clara con­
secuencia de estos «atracones», otras son asociaciones acci­
dentales sin u n a significación particu lar y, finalm ente, algu­
nas de ellas p u e d e n incitar a la ingesta compulsiva. Para
a u m en tar la confusión, algunos de estos problem as asocia­
dos son tan to desencadenantes com o consecuencias; esto es,
form an p a rte de ambos térm inos de la ecuación, tanto de las
causas com o de los efectos. De este m odo, form an un círcu­
lo vicioso que es difícil rom per.
Com o se explica en este capítulo, en los problem as de in­
gesta com pulsiva hay un elem ento circular, que pu ed e h acer
que ciertos factores actúen en u n determ in ad o m om ento
como causas y, en otro, com o consecuencias. Por tanto, la m e­
jo r m a n e ra de resolver esta com pleja red de problem as no
70 la in c e s t a c o m p u l s iv a : los h ec h o s 1U
II
p u e d e cen trarse sólo en c o n tro lar los episodios compulsivos,
e sp eran d o que los dem ás problem as desaparezcan como una
co n secu en cia autom áuca.
El objetivo de los capítulos 4 y 5 es describir todos los
p ro b lem as yalterae-iones asociados a la ingesta compulsiva y
e x am in ar sus posibles roles en el inicio y m an ten im ien to del
p ro b le m a alim entario. C o m p re n d e r cóm o se relacionan to­
dos ellos — tanto los problem as m enores com o los graves—
con la ingesta com pulsiva p u e d e ser crucial para conseguir
un c o rre c to en fo q u e que p e rm ita elaborar el tratam iento
ad eucado. En este capítulo se revisan los problem as psicoló­
gicos y sociales asociados a la ingesta compulsiva, m ientras
que en el siguiente se analizan los relacionados con la salud
física. En el capítulo 6 se am plía esta inform ación a fin de co­
n o cer cóm o estos y otros problem as p u e d e n convertirse en
causas de la ingesta compulsiva.

H acer dieta

La m ayoría de personas que padecen estos problem as


h ie le n h a c er d ieqaH slos regím enes son, de hecho, un buen
ejem plo p a ra d em o strar la confusión e n tre causa-efecto que se
observa en algunos problem as asociados a la ingesta com ­
pulsiva. En m uchas ocasiones, la^dieta p rec e de a los e p iso­
d ios com pulsivos; pero, con frecuencia, es tam bién u n a res­
p u e sta a ellos. Com o se d e m o strará en éste y en el capítulo 6,
hay b u e n a s razones p ara c re e r que el régim en desem peña
u n H4B^-~PJhjTL&Fdial-en^jg H nicio y m a n ten im ien to de m u­
chos p ro b lem as de ingesta compulsivá7~~~~~~— —— —
La dieta in te rru m p id a p o r a tracones de este tipo es un
h á b ito co m ú n en la alim entación de estos pacientes, 'sobre
todo e n los afe c tados p o r b u lim ia nerviosa y an o rex ia n e r­
viosa, cuyos reg ím en es son p o r lo g en eral sev ero sT ^ o ñstan-
te s J P e h e c h o , algunas personas“ cóH ésós trástom os alim en­
tarios co m en poco o fiada fu era de esos episodios. Un hábito
de a lim e n tación sim ilar se observa en m uchos afectados po r
PROBLEMAS psicoló g ico s y sociales 71

trastornos de ingesta compulsiva, au nque en estos casos la


dieta suele ser m ucho, m enos rigurosa, especialm ente en los
que tienen tam bién sobrepeso. Estas personas, adem ás, tien­
den a hacer su régim en de fo rm a in te rm ite n te más que con-_
tinnada. En quienes p a d exteiLirasto rn o por ingesta co m p u l­
siva esJaastantehahitual la a lte rn a n cia entre foses^en las que
Q a s íg u p ? ( ^ ^ os meses, y pe
ríodos de ataques com pulsivos. Com o resultado, su peso cor­
poral j o u e d r i f j u c ^
^M uchas personas que h an experim en tad o alguno de es­
tos hábitos de alim entación llegan a la conclusión, e rró n e a
dtTque la dieta es sim p le m e n te u n a respuesta a sus in g estas
com pulsivas. Si bien es cierto que la tendencia a h a c er régi­
m e n re su lta 1claram ente fortalecida tras cada uno de estos
episodios, sobre todo e n tre q u ien es están muy preo cu p ad o s
por su apariencia y su peso (com o verem os después en este
capítulo), la m ayoría de p erso n as con problem as de ingesta
compulsiva va estaban h a c ie n d o dieta cuando em pezaron
sus atracones. Y entre aquellas que hacen un régim en estric­
to, los episodios com pulsivos están causados, al m enos en
parte, por la m ism a dieta. Com o se ilustra en la figura 6, exis­
te un círculo vicioso, que p u e d e resultarte muy familiar, en
el cual la dieta propicia el episodio compulsivo p e ro que es
al mismo tiem po una resp u esta al mismo. El p atró n puede
repetirse casi ind efin id am en te; constituye un círculo vicioso
que se m antiene a sí mismo y que puede perm anecer sin rom ­
perse durante años.
Puesto que la dieta es u n o de los principales facto res,que
hace a la gente vulmej^M e-aJas ingestas compulsivas .(reducir
la tfefiderícia a h a c er)regim e n h s~ uño'' dé lÓs~6Bjefivós~dería'
mayoría de tratam iem os..(véa¿e elmapítüTó 8); Si deseas ro m ­
per este círculo vicioso q u e m an tien e tu p roblem a o ayudar
a alguien a rom perlo; p u e d e s e n c o n trar u n a fo rm a de lo­
grarlo en la segunda p a rte de este libro.
u LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS HE CHOS

Las tres form as de hacer dieta

Hay tres form as de h a c er dieta y las personas con proble­


mas de ingesta com pulsiva — especialm ente quienes pade­
cen bulim ia nerviosa— tien d en a practicar las tres.

Evitar comer. A lgunas personas no com en n a d a en los pe­


ríodos c o m p re n d id o s e n tre distintos episodios compulsivos.
En algunos casos n o com en d u ran te días, pero lo más habi­
tual es q u e eviten e n lo posible c o m e r d u ra n te el día y rea ­
licen sus a tra c o n e s d u ran te la n o ch e. A lred ed o r de una
cuarta p a rte de los bulím icos practican este tipo de ayunos,
frente a sólo u n a de cada veinte personas con trastornos por
ingesta com pulsiva. E ntre la población general, sólo una de
• *£
cada cien p erso n as hace ayunos que d u re n todo el día.
i:
Restringir la cantidad de comida ingerida. Por lo general, ’
en esta fo rm a de h a c e r dieta se intentaK iom er po r debajo de 1
un lím ite c o n creto de calorías. P ara m uchas personas con \
bulim ia nerviosa este lím ite es de 1.000 a 1 .PnO.n a lo n ^ por ¡
día, m uy p o r debajo de lo necesario p ara un funcionam ien- 1
to norm al. A lgunas personas se p ro p o n e n límites calóricos ;
aún m ás extrem os. Las dietas a base de líquidos, p o r ejem- ^
pío, suelen su p o n e r u n a ingesta de sólo 450 a 800 calorías
diarias. 1 ~ [

F ig u r a 6. El círculo de la dieta y las ingestas compulsivas.


problemas psic o l ó g ic o s y sociales lá

Evitar ciertos tipos de comida. Las personas que sufren es­


tos atracones p u ed eq evitar ciertas com idas po rq u e conside­
ran que en g o rd a n o po rq u e com erías ha disparado sus epi­
sodios rnmpulsivoSij&n-ef-pasado. ^ rp p n u d o jje s c r ib e n tales
comidas com o ^ o h í b i d ^ , ^ a Í a s » j 3 ^ lig á o s a s b , A lgu­
nos estudios han dem ostrado q u F a lí^ e d o i^ d e m T fá de cada
cinco m ujeres de la población general practica este tipo de
dieta. P o r el contrario, este hábito se ha observado en tres
cuartas p artes de las m ujeres con bulim ia nerviosa y en la m i­
tad de las que padecen trastornos p o r ingestas compulsivas.
Los tipos de alim entos que evitan las personas a rég im en
varían e n o rm e m e n te. Las que hacen dietas extrem as co n su ­
men m uy pocos alim entos, sólo aquellos m anufacturados y
etiquetados com o «comidas de dieta». La figura 7 m uestra

p a ita pizza

tarta qu ich e

m an teq u illa m erm ela d a

p atatas frita s arroz

huevoi S án d w ic h es

m ayonesa paté

yogur helados

b o llería f r u t o s Secos

pan cer d o

fla n e s p látan os

Salazon es bocad illos

p a ella dulces

chocolate postres

patatas garbanzo)

cerbero crem a

g a lleta s ' m iel

leche e n t e r a

F igura 7. lista de comidas evitadas por una persona


con bulimia nerviosa.
la in g e st a c o m p u l s iv a : los HECHO S

u n a lista de com idas evitadas p o r u n a paciente con bulim ia


nerviosa.

Otras form as de hacer dieta. U na de las cues dones más


p ro b lem áticas es el recien te desarrollo de u n a publicidad
c o n tra ria a las dietas, p a rticu la rm e n te en Estados Unidos.
Las cam pañas antidieta han llegado tan lejos que hasta se ha
d e c la ra d o u n día «antidieta», e incluso en algunos lugares
está mal visto adm itir que se está haciendo régim en. En con­
secuencia, algunas personas p u e d e n describir su form a de
h a c er d ieta com o una pauta do alim entación sana o justificar
sus reg ím en es con la excusa de que son vegetarianos o de
que tienen alergia a ciertos alim entos. Pero, a u n q u e esté ra­
cionalizada, cualquier restricción dietética que p re te n d a in­
fluir en el peso o en la figura debe ser considerada com o una |
dieta. I
l
I
Los efectos de hacer dieta . !-

Mientias estoy despierta, la comida me obsesiona en todo


momento. Incluso cunado duermo mis sueños giran en torno
a ella.

Los efectos físicos de la dieta se describen en el capítulo 5.


U n-° d e ¡os.principales electos pskaalógjco^de ln< regím enes
estrictos es que la persona que los hace llega a estar p reo cu ­
p ada en todo m om ento po r la com ida y la alim entación. Al­
gunas se en c u en tra n totalm ente obsesionadas p o r el m ism o 'i
tem a q u e están in tentando evitar, siendo incapaces de p ensar «• »

en alga-que-ncr^ea-cOTrrcrr Estas personas~eñcuentran eñor-


m es d^cul_tades para realiza r las actividades diarias que re-
que
otras actividades que d em andan u n a m ínim a concentración
m ental, com o ver televisión, les resultan p rácticam en te im ­
posibles. P e n sa r en com er y en com idas p e rm a n e c e de fo r­
m a co n stan te en sus m entes, sin que im porte lo que estén ha- Sf *
75
rROBLE MAS-. PS! CO LOG [ COS. Y SO C IA L ES

riendo. Com o m u estra la tabla 2, esta preo cu p ació n extrem a


por la com ida es rara eíltre las m ujeres jóvenes en general,
pero 'm a r te cada cuatro^ iü n sq isrso n a s con problem as de m-
.resras compulsivas están afectad^ p o r e l l a e n m a y o r o m enor
t r^dóTNo e T d ifíc il d e d ü riT q u e ello, pro b ab lem en te, dete­
riorará su capacidad para m a n te n e r la dieta con norm alidad.

Dieta estricta versus dieta ordinaria

Los tres tipos descritos h asta ah o ra se refieren a dietas ex­


tremas, es decir, las restricciones severas con respecto a qué,
cuánto y cuándo se com e. La form a de h a c e r régim en de al­
gunos com edores compulsivos, p a rticu la rm e n te los que pa­
decen bulim ia nerviosa, tam bién ü en d e a ser estricta. En lu­
gar, de observar unas pautas generales, estas personas tienen
unas m etas específicas y, si n o las logran, sienten que h an fra­
casado. Por lo general, las personas que siguen dietas no es­
trictas se p ro p o n e n m a n te n e r u n a ingesta calórica de unas
1.500 calorías al día. v_s£_dan4>or-satisfecha s ^ l ^ c o im g u e n
cuK IjñirrfJativajm nstan cia. P or el co n trario , quienes h acen
dietas estrictas sienten que deben alcanzar su objetivo de for­
ma rigurosa y que «fracasan» cadtTVez q m rc o m e n m á s de lo
que sus «reglas» perm iten .
C uando la''dieta-es al m ism o tiem po estricta y extrem a
—es decir, incluye objetivos m uy concretos y que exigen m u­
chas restricciones— , los fracasos reiterad o s son inevitables,
lo cual es realm en te desm oralizador. P ara más inri, e ^ s j r a -
casos tie n d e n a favorecer los episodios de. ingesta com pulsi­
va,, C uando alguien .que^sigue u n a de estas dietas fracasa en
el cum plim iento de alg u n a de sus-reglas dietéticas, la ab an ­
dona tem poralm ente.y..sufre un episodio compulsivo. O tro
factor que contribuye a p ro p ic iar este tipo de reacciones
ante la r u p tu r a de u n a n o r m a d ieté tic a es el estilo de pen-
' sam iento característico de m uchos co m ed o res compulsivos,
el de «todo-ornada» o «pensam iento dicotóm ico», que des­
cribirem os m ás a d elan te en este m ism o capítulo.
76 LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS HECHOS

Tabla 2. Grado de preocupación sobre la comida


en mujeres con problemas de ingestas compulsivas
■::i'. 3:
y en mujeres en general.
■i
Mujeres Con trastornos Con "3
en por ingesta bulimia
general (%) compulsiva (%) nerviosa (%)

Escasa o nula 95 57 49
K
Ligera 3 18 23
Moderada 2 5
21 13
Marcada 0 4 15

2;
Por tanto, seguir u n a dieta regida p o r norm as estrictas
*
contribuye a crear un circulo vicioso de régim en e ingestas
compulsivas, en el que dieta y atracones presentan relacio­ i
nes recíprocas de causa-efecto. No obstante, es im portante
c o m p re n d e r que este círculo vicioso no afecta a todos los co­
m edores com pulsivos, sino sólo a aquellos que adoptan re­
glas dietéticas estrictas.

SOBRKINGKSTA GENER¿1 •

Hay q u e destacar que los hábitos alim entarios de las per­


sonas que sufren trastornos p o r ingestas compulsivas difie­
ren del p a tró n dieta-atracones que acabam os de describir.
Las p e rso n a s con bulim ia nerviosa oscilan en tre las acritu­
des de todo-o-nada, m ientras que quienes padecen dichos
trastornos tam b ién p u e d e n com er en exceso fuera de sus *
episodios com pulsivos. Los equipos de investigación del Ins­
tituto N acional de la Salud y de la U niversidad de Colum bia
han observado que las personas con trastornos p o r ingesta
com en h a bitualm e n te cantidades excesivas de
alim entos, y tam bién picotean en exceso entre comidas Por
tanto, p a re c e qíié enTeste tipo de trastornos suele existir una
p r o b l e m a s psicológicos y sociales n

tendencia general a la-sobreingesta añadida a la v ulnerabili­


dad a los atracones.

O tras medidas para co ntro lar la figura o el peso

Además de la dieta, que es la form a de control de peso


más com únm ente practicada p o r las personas con problem as
de incesta compulsiva, algunas a d o p tan m edidas m ás extre­
mas. com o el vóm ito au to in d u cid o y el uso de laxantes y d iu ­
réticos. Esas conductas son habituales en la b u lim ia y la
anorexia nerviosas, p e ro , p o r defin ició n (véase el c a p ítu ­
lo 2), raram ente se dan en los casos de trastorno p o r ingesta
compulsiva.

Vómito autoinducido

Tras haber sido anoréxica durante más o m enos un año,


estaba intentando em pezar a com er adecua.damente. Un día,
sin venir a cuento, me comí un pastel de chocolate. A conu-
nuación empecé a com er de todo lo que me había prohibido a
mí misma. No fue un atracón grande, en com paración con los
que me suelo dar, pero consumí más calorías de las que nor­
m alm ente ingería en toda una semana. Cuando salí de esa es­
pecie de trance me sentí aterrorizada por lo que había hecho.
Inm ediatam ente me fui al baño y me metí los dedos hasta la
garganta. Empecé a vom itar hasta liberarm e de toda la basura
de mi interior.

Un día empecé a vom itar después de haber com ido dem a­


siado chocolate. Parecía una form a genial de perm anecer del­
gada sin hacer dieta. Podía com er tanto como desease y des­
pués deshacerm e de la comida. Esto sería m ucho más fácil que
hacer dieta.

U n dato poco conocido es.que entre el 5 y el 10 % de m u­


jeres jóvenes ad m iten p raed ear el vóm ito au to in d u c id o , y
78
LA INGESTA COMPULSIVA: LOS H E C H O S ^

T abla 3. Métodos comunes (además de la dieta) de control del I


! peso en personas con bulimia nerviosa. f

Muestra Muestra
comunitaria (%) clínica (%)
Vómito autoinducido 54
Abuso de laxantes 35 SQ
Vómitos y laxantes 9 93
Abuso de diuréticos 10 12

6.
que el 2 % de m ujeres adultas jóvenes vom itan al m enos una
vez a la sem ana. Se han descrito «epidemias» de vóm itos au-
toinducidos, p o r ejem plo, en algunas residencias universita­
rias. C om o m uestra la tabla 3, este tipo de vómitos es com ún
e n tre las personas con bulim ia nerviosa, y tam bién entre
mas o m enos la m itad de las anoréxicas. Es m u ch o menos- k
habitual e n tre las personas con trastornos por ingestas com ­
pulsivas y, cuando lo practican, se trata de algo bastante p u n ­ ■ i
5
tual. A u n q u e la m ayoría vom ita p ara deshacerse de la com i­ . ue
■¿ í
da que han ingerido —-en un esfueivo para lim itar la cantidad |
de com ida que van a asim ilar— , algunas afectadas p u e d e n
te n e r tam b ién otras razones, siendo la más com ún la red u c ­ i
ción de la ansiedad.
i
El h e c h o de que alguien se provoque vómitos no p ru e b a
n e c esariam en te que exista un trastorno de alim entación
com o los descritos en el capítulo 2. Lo más im p o rta n te es
d isc e rn ir si la p ersona tiene control sobre su co n d u cta. El
provocarse algún vóm ito ocasional, a u n q u e sea u n a c o n d u c ­
|
ta no a c ep ta d a socialm ente, no úene p o r qué significar que
exista u n trasto rn o de la alim entación. Pero si el vóm ito es
a i ;
re c u e n te o la p erso n a n o p u e d e resistirse a él, es casi seo-uro •**•' Iti
que existe u n p ro b lem a alim entario significativo.
. P o r Io gen eral, el vóm ito a u to in d u c id o se lo g ra in tro d u ­
c ie n d o a lg ú n ob jeto en la p a rte p o s te rio r de la g a rg a n ta
p a ra in d u c ir el acto reflejo de náusea. M uchas veces se utili-
V jS > 'i 1 6 ^ V :' ■ i ? ; ; -*.-

r R ü B l . E M A S P S I C O L Ó G I C O S Y S O C I A L E S .

,.... los dedos, p ero algunas personas se ayudan de algún


‘ nsilio, com o u n cepillo de dientes. E n cu an to a la facili-
'ucl para conseguirlo varía bastante e n tre u n as personas y
otras: m ientras que algunas p u e d e n re g u rg ita r a vo lu n tad
doblándose o en corvándose, o p re sio n a n d o su estom ago,
ou-as no consiguen au to in d u cirse el vóm ito p o r m ás que lo
in ten ten .

Paro de com er cuando empiezo a sentirm e enferm a. En


ese m om ento tengo un deseo abrum ador de librarm e de toda
la comida que he ingerido. Me meto los dedos hasta el fondo
de la aarganta y vomito una y otra vez hasta que me siento com­
pletamente vacía. Esto me hace senür desahogada y limpia.
También me deja exhausta.

Como hasta que, literalm ente, no puedo mas. Entonces


utilizo mis dedos para provocarme el vómito. Durante la si­
m iente media hora bebo agua entre los vómitos y hago saar
toda la com ida que tengo en el estómago. Entonces me siento
desesperada, deprim ida y terriblem ente preocupada porque
he perdido otra vez el control. Me siento muy mal tísicamente:
exhausta, débil, m areada y con dolor de garganta. También
siento miedo, porque sé que vomitar es peligroso. Después de
un par de sesiones de vómitos, cuando empiezo a echar san­
gre, intento parar. Pero continúo com iendo, y el m iedo a en­
gordar se hace tan grande que empiezo otra vez a provocarme
el vómito.

La m ayoría de personas con este tipo de problem as vo­


mita después de com er grandes cantidades, pero algunas
hacen después de com idas norm ales o ligeras, sobre todo si
consideran que lo que h a n consum ido es algo que engorda.
Algunas personas vom itan en cuanto acaban de co m er y asi
elim inan su ansiedad p o r lo que h an com ido. O tras vom itan
una y otra vez, hasta q ue ya no p u e d e n sacar n a d a m a s a s te
proceso p u e d e llevarles u n a h o ra o más, dejándolas física­
m ente agotadas. U n a m inoría utiliza u n a técnica de «lava­
do»: se trata de u n proceso c o n d n u o de b e b e r y vom itar, que
80 la i n g e s t a c om pulsiva : los hechos

se repite hasta que el líquido sale sin n in g ú n resto de comi­


da. Sólo en to n ces se sienten tranquilas', pen san d o que ya
h an extraído toda la com ida que p u e d e n eliminar. Hay que
rec o rd a r que esta práctica es bastante peligrosa (véase el ca­
pítulo 5).
Q uizá hayas escuchado que algunas personas utilizan ali­
m entos «m arcadores» (por ejem plo, tom ates) al inicio de su
ingesta, y después vom itan rep e tid a m en te hasta que los res­
tos (com o la piel del tom ate) ap arecen en su vómito. No sa­
ben que co m eten u n e rro r al creer que lo prim ero que entra
en el cuerpo es lo últim o que sale. Lo que ocurre en realidad
es que el co n ten id o del estóm ago está rem oviéndose conti­
nu am en te; p o r tanto, la aparición de esos m arcadores no sig­
nifica n ecesariam en te que el estóm ago se haya vaciado de
todo lo que han com ido.
La creencia de que el vóm ito es u n a form a eficaz de con­
tro lar el peso es tam bién e rró n e a . Es obvio que con_f 1 vó­
m ito se extrae al ejueri.Qr„paF-te~deha~'eomidajque se ha in-
gei ido, p ero líñ estudio d se^gjita^nuje-res—corm bnii m i a
nei vi-osarfealizado erf él L aboratorio de A lim entación Hu-
m a m a -e k rP iT C ^ 1)j m u estra que con
este sistem a se elim ina m enos de la m itad de la com ida con­
sum ida d u ran te u n a ingesta com pulsiva újdo^A las m ujeres
de este estudio, que vom itaban habitualm ente después de
sus atracones, se les pidió que, tras u n a ingesta compulsiva,
vom itaran com o si estuviesen en su casa. C uando se m idió la
cantidad de calorías ingeridas y las que contenían sus vómi­
tos se observó que el prom edio de las prim eras era de 2.132 ca­
lorías, m ien tras q u e la_media de calorías yom badas-era-de
979, esjlecir, m enos de la m itad. Esto explica p o r qué el peso'
de quienes vom itan siem pre tras ingerir cualquier alim ento
no es n ecesariam en te bajo. P u e d e n estar viviendo de los re­
siduos de sus atracones. ¿Cuántas de estas personas dejarían
de utilizar el vóm ito au to in d u cid o si supieran que, pese a
esta práctica, s u jju e rpo aún p u e de absorber más Hel-bfl % de
lo que h a n com ido?
r O Bl-EMAS P S I C O L Ó G I C O S Y S OCI ALES 61

EmDecé a vom itar como form a de com er lo que quería sin


sentirme culpable y sin ganar peso. Vomitar era sorprendente­
m ente fácil, lo cual me hacía sentirm e muy contenta. Sólo más
tarde fui consciente de que esto se había convertido en un pro­
blema.

Durante los últimos ocho años, muchas veces me he dicho


n mí misma: «Es la última vez que vomito». Al principio no era
algo preocupante: pensaba que podría controlarlo si así lo d e­
seaba. Pero pronto quedó claro que eran los vómitos los que
me controlaban a mí. Ahora, dejar de vomitar está com pleta­
mente fuera de mi alcance.

Desde u n a perspectiva a largo plazo, se hace aún más ob­


vio el carácter desaconsejable del vóm ito autoinducido. Las
personas describen con frecuencia lo bien que se sentían
cuando descubrieron que podían autoprovocarse el vóm ito.
Parecía la solución a sus problem as ya'que, en lugar d e lu ch a r
para controlar su im pulso de comer,_p.odtan^Kacerlb sin te­
mor a ganar peso; pero n o s e _daban cu en ta de- q u e , en reali­
dad, iban a pagar un altojgrecio. En efecto, los vómitos au-
lo in d u c H o T p r^ ío ím T a ingesta compulsiva como resultado
de dos m ecanism os: en prim er lugar, como estas personas
piensan que al vom itar no absorb en lo que han com ido, tien­
den a relajar sus controles y en c o nsecuencia com en más, en
segundo lugar, descubren que_^sjnásj^á^il_yomjtar oi su estó-
njago estádnen lléñoEDe esta fo rm a se establece un círculo vi­
cioso en el cual la persona se hace cada vez más d e p e n d ie n te
del vóm ito (véase la Figura 8). El im pulso de v om itar des­
pués de com er puede ser extrem adam ente fuerte. Así, inves­
tigadores de la U niversidad de V erm ont han observado que,
en casos de bulim ia nerviosa, el vóm ito es uno de los p rin ci­
pales fa rinres qne-contri-buveñ--aFrnairtenimiento dedos epi­
sodios de ingesta com pulsiva. A firm an además que m uchos
bulím icos son capaces de resistirse a uno de estos atracones si
saben que no van a tener o p o rtu n id a d de vomitar.
Los vóm itos autoinducidos tam bién tienen efectos nsicos
peligrosos. Éstos se describen en el capítulo 5.
82 LA INCESTA COMP ULS I VA: LOS HECHO,

INGESTA
COMPULSIVA
|
' 6

COMPENSACIÓN:
VÓMITOS/ABUSO
DE LAXANTES

i
t
Ingura S. El círculo de ingestas compulsivas, vómitos
y abuso de laxantes.

Abuso de laxantes y diuréticos


t
í
Em pecé a utilizar laxantes porque estaba muy preocupada, i
ya que estaba com iendo mucho y podía engordar rápidamen- ■
'
te. Pensaoa que si tom aba laxantes podría deshacerm e de toda :
la com ida que ingería. i

Leí en u n a revista que m ucha gente utilizaba laxantes


com o form a de purgarse. Había intentado vom itar en algunas 1
ocasiones, pero no lo había conseguido; por ello, me compré
algunos laxantes y empecé a tomarlos después de cada atra- i
cón. En el fondo, estaba convencida de que esto no contra- i
rrestaba mi ingesta compulsiva, pero el utilizarlos me hacía ■
sentir vacía y limpia por dentro. |

El uso de laxantes o diuréticos p a ra c o n tro lar el peso es


m enos co m ú n que el vóm ito au toinducido. Los laxantes son
udlizados a p ro x im ad a m en te po r un tercio de las afectadas
p o r bulim ia nerviosa, m ientras que sólo u n 10 % usan, d iuré­
ticos (véase la tabla 3). Los laxantes y diuréticos se p u eden
udlizar solos ó com binados con el vóm ito au to in d u cid o . Es-
tas tres fo rm as de c o n d u c ta son poco fre c u e n te s e n tre las f
p a c ie n te s con trastornos p o r ingesta com püísiva, y son más §
habituales e n las afectadas p o r anorexia nerviosa. *
problemas psicológicos y sociales 83

Las personas con problem as de ingesta com pulsiva abu­


san de los laxantes de dos form as: algunas los usan p ara com ­
pensar episodios específicos de sobreingesta, en u n a con­
ducta similar al vómito autoinducido (en estos casos se tom an
cantidades bastante grandes); otras los usan de fo rm a regu­
lar. in d ep en d ien tem en te de que hayan tenido algún episo­
dio de sobreingesta; en este caso, se trata de una conducta más
parecida a las dietas. Los diuréticos suelen utilizarse de esta
última form a.

Después de darm e un atracón, lo peor de todo es quedar­


se esperando a que se pasen sus efectos. Odio sentirm e tan
inútil e incapaz de hacer algo. Algunas veces siento que podría
rajarme el estómago para sacar fuera todo lo que he comido,
hasta tal punto llega mi disgusto y repulsión por lo que he he­
cho. Si no consigo vomitar, la mejor y única solución a mi al­
cance es tom ar laxantes.

Los efectos físicos del abuso de laxantes y diuréticos se


describen en el capítulo 5. B revem ente d ire m o s que los
laxantes son muy poco eficaces en la elim inación de calo­
rías, m ientras que la eficacia de los diuréticos es nula. Sin
embargo, algunas personas e n c u e n tra n alivio al utilizar esos
í'ármacos, sobre todo p o rq u e les ayudan a p e rd e r algo de
peso a corto plazo, debido a q u e ja d ia rre a y el exceso de ori­
na oca.siqnjtn u n a p érd id a d ^ líquidos; Adem ás, ciertas p e r­
sonas creen que el tom ar la x a n te sie s da u n a s e n sa d tk g d e
«haberse lim piado» de la com ida ingerida..D e esta fo rm a los
laxantes, al igual que los vóim Ios~autoihducidos, p u e d e n
propiciar posteriores ataques de ingesta compulsiva. Estas
personas p u e d e n sentir que su estóm ago está vacío, y a algu­
nas les gusta la apariencia lisa de su ab d o m en conseguida
.tem poralm ente gracias a los laxantes. U n a m in o ría tam bién
busca sus efectos físicos desagradables, co n sid eran d o sus es-
•f.pasmos y calam bres abdom inales, así com o la d ia rre a asocia­
da, com o un castigo ju sto p o r h a b e r com ido en exceso.
84 LA I NGES TA COMPULSI VA: LOS H E C H O S T j

Pastillas para adelgazar

Algunos com edores compulsivos tom an píldoras para adel- J !


gazar (supresores del apetito); em pezaron a tomarlas p o r previ']
cripción m édica o p o r su p ro p ia cu en ta, con la esperanza de "
co n tro lar sus atracones y siguen haciéndolo a pesar de que n o "
existen evidencias de que p u e d a n te n e r efecto alguno en las -
personas con verdaderos p ro b lem as de ingesta compulsiva. ^

Exceso de ejercicio

A lgunas de estas personas p ractican ejercicios de form a §


excesiva p a ra rebajar su peso o su figura. Com o m encioná- |
bam os en el capítulo 2, estos excesos físicos son un sistema :
que utilizan tam bién las-anoréxicas p ara reducir su peso. - i
Las personas con este tipo de problem as practican sus .
ejercicios de u n a form a impulsiva o «compulsiva». T ienden :
a invertir u n tiem po in u su alm en te largo haciendo una serie ' )
de ejercicios que son, adem ás, m uy ex ten u an tes. O tro ras- r
go distintivo es que les resulta difícil dejar de practicarlos, _ )
aun c u a n d o les p erju d iq u en . Com o resultado, las lesiones :
por exceso de ejercicio son bastante frecuentes. C uando.se '
p re g u n ta a las bulím icas p o r qué h acen ejercicio de ese j.
m odo, suele ser difícil in te rp re ta r sus respuestas. Algunas re- \
co n o cen que de esa fo rm a esperan q u e m a r grasa o calorías, r :
pero-:atras ni siq u ie ra -tie n e n esa in te n c ió n In c lu s o parece \ \
que, p a ra algunas, h acer ejercicio es en sí mism o la principal i \
m otivación. En algunos casos extrem os, com er y hacer ejer- ; :
cicio están tan ín tim a m en te vinculados, que las afectadas no ;
com en h asta que piensan que ya h a n quem ado las calorías ¿ ■
que co n sid e ran que tien en que elim inar. Esta actitud es co- t
n o c id a p o r algunos com o «estar en deuda». I
P o r el contrario, no h a c e r ejercicio es u n p ro b lem a fre- %
c u e n te en las personas con sobrepeso que padecen proble- 5
mas de ingesta compulsiva, m uchas de las cuales llevan u n -||
estilo de vida sedentario. Esto contribuye a aum énfaf tanto %
■M
c k o b i -EMAS p s i c o l ó g i c o s y s o c i a l e s »5

obesidad com o los riesgos asociados p a ra la salud, p o r lo


que es uno de los aspectos que se deb en m odificar d u ran te
(-| iratam iento (véase el apéndice II).

P r e o c u pa c io n e s e n t o r n o a la a p a r ie n c ia y e l p e s o

La m ayoría de personas con atracones compulsivos están


nuiv preocupadas p o r su apariencia y su peso. De hecho,
(•sas'preocñpaciones son tan mteTTsa3“errlasrí5ülím icas que
lleonn a d o m in ar su vida: nada es más im p o rtante. La mayo-
¡ía tic ellas desean p e rd e r peso y casi todas están aterroriza-
tIjprpor la posibilidad de e n g o rd a r,-
En contra de lo q u F p arecefía lógico a prim era vista, esas
preocupaciones no anteceden n ecesariam ente al inicio del
problema de alim entación. En el capítulo 6 se explica cóm o
los Factores d esencadenantes de los problem as de ingesta
compulsiva no siem pre son los mismos que los factores de
m antenim iento. En el caso de la dieta, está dem ostrado que
sí es un factor que influye tanto en la etiología com o en el
m antenim iento de estos problem as; pero p o r lo que se refie­
re a las p re ocupaciones por el peso y la figura, lo único que
sabemos con seguridad es que ayuda n a m am erter los pro ble-
iñásbompuisivos en la m edida en que em pujan a h acer dieta.

,,La confianza en mí misma, así como mi autoestima,.están


profundamente enraizadas en la idea de que necesito ser fisi-
! cam ep teji trac uva, en especial delgada. Cuando aumento de
/ peso, aunque sólo sea un kilo, me siento mucho menos atrac-
/ tiva y veo mi futuro sombrío y en soledad. Estos pensamientos
( me llenan de desesperación y, por tanto, me obligo a comer lo
\ menos posible. __

Lo que dicta la b alanza se convierte en lo más im p o rta n ­


te, M ucha^p^rsqnas atraviesan periodos en los que se pesan
con m ucha frecuencia, e n ja lg im m jtasos variasjeces_al. día.
Como m uestra la figura 9, u n a cuarta p a rte de las afectadas
86 L A IN C E S T A C O M P U L S IV A : LO S H ECH O S?
A
p o r bulim ia nerv io sa se p esan al m enos u n a vez al día,!
fre n te a 1 de cada 22 m ujeres de la población general. N o '
obstante, a j a rgo p lazo a m uchas se ¡es hace in soportable pe-f | |
sars e j, p o r tanto, lo evitan, aun cuando siguen m uy preocu— 1
padas p o r su peso. " ...... 1

Estoy obsesionada con mi peso. Me peso una y otra vez, a


/ veces rnás de quince veces al día. En otras ocasiones estoy tan
disgustada con mi cuerpo que no me peso durante semanas o
meses. -

E n tre las afectadas p o r problem as de ingestas com pulsi­


vas, las preo cu p acio n es p o r el aspecto físico son al menos
tan com unes, si no más, que las derivadas del peso. Además
de pesarse, suelen a d o p ta r otros m étodos para con molar su
apariencia. Algunas m iden regularm ente algunas partes de
su cuerpo, sobre todo los muslos, o vigilan lo ajustadas que
les q u ed an ciertas p ren d as de vestir.

Frecuencia con
que se p esa n (al m es)

□ o
60 -i a I-i
□ 5-e
□ 9-27
□ 28<

30 -

20

to

LM_ i .
M ujeres ' C o n problem as de C o n bulimia
en general , ingesta com pulsiva nerviosa

F ig u r a 9. Frecuencia con que se pesan distintos grupos


de mujeres.
fíO B I . F . M A S K S U : O L Ó G t C O S Y S O C I A L E S - 87

La vercnaenza derivada de su aspecto físico p u e de in terferir


,.n suvida cotidiana. M uchas m ujeres evitan que otras perso-
11-ispuedañ ver su cuerpo o incluso contem plarse a sí mismas.
$<_• sienten incapaces de lucir p ren d as de baño o que perm itan
adivinar su silueta; algunas llegan incluso a deshacerse de los
espejos de su casa. Tam bién p u e d e r esultarles difícil q u e su
pareja las vea desnudas y, a m en u d o , su vida sexual se ve afec-
laira^poriqueleTdesagrada ser tocadas en las zonas en que con­
f ie r a n que están gordas. D ecir a estas personas que están
delgadas raram ente les sirve de consuelo; m uchas reaccionan
mal a este tipo de com entarios o los interpretan negativamente.

No puedo expresar en palabras cuánta repulsa siento ha-


/ c i a mi cuerpo. En la m edida de lo posible intento vestir pren-
/ das que disimulen mis formas por com pleto. No soporto ver
/ mi cuerpo, y por ello no tengo espejos en casa. Me duchó en
j vez de bañarm e para evitar m irarm e. Hace ya más de tres años
I que no voy a ninguna tienda a com prar ropa.
i
Me siento segura de mí misma en muchos aspectos, pero
odio mi cuerpo y no soporto verlo. Me siento hinchada, blan-
\ da y sobre todo enorm e. Esto me im pulsa a comer de form a
\ compulsiva. Mi novio me quiere. Pero ¿por qué no puedo gus-
\ t a r m e a mí misma?

Si haS~obs.ervado o e x p e rim e n tad o estas preocupaciones


por tu apariencia o tu peso, sabrás que van más allá de lo que
los investigadores de la U niversidad de Yale han denom ina-
do el «descontento norm ativo»; la actual preocupación de la
mayoría de las m ujeres de la po b lació n general por su as­
pecto y su peso. Por ejem plo, a lre d e d o r de u n a de cada diez
mujeres dice «sentirse gorda» de m a n e ra casi continua, y lo
mismo o c u rre con la m itad de las afectadas por bulim ia n e r ­
viosa. La naturaleza extrem a de esta p reocupación en las bu-
1imicas es m ás llamativa si tenernos en cuenta que el peso de
‘ .la m ayoría de ellas se e n c u e n tra d e n tro de la n o rm a lid a d
T-(véase el capítulo 5 ) y, com o ya sabrás si has conocido a al­
guien con anorexia nerviosa, es a ú n m ás chocante c u a n d o la
persona tiene un peso m uy p o r debajo de la norm alidad.
88 LA IN G E S T A C O M P U L S IV A : L O S H E C H O S ? ']
■¡Ski
' Las personas con trastornos p o r ingestas compulsivas,®
p a rticu la rm e n te aquellas con sobrepeso, tam bién están precéf
cupadas p o r su apariencia y su peso. Esto no es sorprendente ^ fe
dadas las presiones sociales que «exigen» estar delgada. Sin"
em bargo, sus preo cu p acio n es d e n d e n a tener u n a cualidad
d ife ren te de las de ias bulím icas. Son algo más com prensi­
bles a la vista de su peso y, adem ás, son m enos extrem as. Sin
em bargo, d e n e n otros problem as. P or ejem plo, de fo rm a si- .
m ilar a las bulím icas, m uchas personas obesas que comen
com pulsivam ente llegan m uy lejos para im pedir que otros
vean su cuerpo, e incluso evitan verse a sí mismos. Algunas ven
su cu erp o con disgusto y repulsión.
Las p re o c u pacmn^¿__]3Q rJa apariencia y el peso denen
u n a relevancia especial en la bulim ia y la a n o rexia nerviosas.
Son u n factor crucial en el m antenim iento de estos trastor­
nos p o rq u e, com o explicábam os antes, im pulsan ^ hacer
dieta, vom itar y abusar de laxantes o diurédcos. Ésta preocu­
p é '»'11 p o r la figura y el peso es exacerbada por.los episodios
de p é rdida descontrol (véanse la figura 10 y el capítulo 6).
R edu cir la in ten sid ad de estas preocupaciones es, p o r tanto,
j,<^una_d,£Jas._piincTpales_..metasj i e l untam iento sugerido en
este libro (véanse el capítulo 8 y la segunda parte).
rKOBLEMAS P S I C O L Ó G I C O S Y SOCI ALES

Efectos en el _estad_o de ánimo


v ¿T II s b Í iacioítes interperson al

/ Mi problem a xle alimentación se h a extendido a jo d a s Jas


/ úrftas.-de'Ti^ddarHe p e r S d olTniis am igosjaxausa de mis vio-
I 1en toscarn5ios~de humorTíTmicáhablo con mis padres porque
eíios no com prenden" por todo lo que he pasado, a pesar de
! que estábamos muy unidos. Tengo muy poca confianza en mí
i misma; estpv terriblem ente deprim ida y ansiosa,, yjno .soporto
estar con g e n te . " 77 7 7 - , ....
-'íyÍT vida gira en torno a la comida. No puedo concentrar­
me en mi U'abajo m ucho tiempo, por lo que mi re n d im ie n tó \
ha dism inuido. Mi problem a ha sido motivo de peleas en mi
propia familia. No puedo disfrutar durante las comidas con fa­
miliares o amigos. Me he convertido en una persona huidiza e
\in iro v e rtid a , y he perdido por com pleto la confianza en mí
Tríisma. No me apetece salir de casa. No me gusto nada.

Como sabrás si tienes u n problem a de ingestas cofnpulsi-


vns. p articu larm en te si se trata de bulim ia n erviosa, todo ello
deteriora co n sid erab lem en te lap alidad de vida. Puedes sen­
tirte d e p rim id a y desm oralizada. M uchas personas están
avergonzadas de su falta de fuerza deyvoluntad y se sienten
cuipaBleífpor sus m entiras y p o r ocultar su prpjblem a, en una
actitud m uy autocrítica. Algunas están tan d esesp erad as que
intentan a c ab ar-con-sti-vidia. En la m ayoría de casos-la de­
presión, a u n q u e sea pro fu n d a, parece ser secu n d aria al p ro ­
blema alim en tario y suele desaparecer u n a vez que el indivi­
duo re c u p e ra el control sobre su alim entación. En cambio,
en algunos casos, tras la m ejoría en el p ro b le m a alim entario
pueden p e r m a n e c e r lqs_serilim ieñtós de in fra v alo ra c ió n .
Esto suele o^urrix_en personas que tien en ya de p o r sí una
baja autoestim a. En u n a m inoría, quizá en u n a de cada diez,
la depresión no parece ser secundaria al p ro b le m a de ali­
m entación; en estos casos','-puede ser co nveniente realizar u n
tratam iento dirigido a su p erar la depresión.
X a s ^ e r s ^ á s 'q ü e 'c ^ m e n com pulsivam ente son tam bién
propensas a ’.tener problem as de ansiedad; algunas evitan los
90 ‘ ~\ V " ' } / iH
^ \y L A IN C E S T A C O M P U L S IV A : L O S H E C H O S *’
VA'l-c ■ /’ "á:
com prom isos sociales, especialm ente ios relacio n arlo.; COnt
las com idas. Esto p u e d e significar no asistir a la boda de u n '
am igo ín tim o , a la fiesta de graduación de un prim o muy'
querido, a la fiesta de cum pleaños de u n familiar, etc.; todo"
ello te rm in a p o r causar daño tanto a la p erso n a con el p r o '
blem a a lim e n ta rio com o a sus amigos o fam iliares. Además,
c,^ ^ 9 L £ B 5 í^ .e s t^ _ a lte r a c io n e s em ocionales, las osciíacTo-
nesJ ^ £ ^ cas en e l estado de ánim o son muy frecuentes, por
lo que algunas, jiersonas están siem pre irrital.iles y son pro­
pensas a e x p lo sio n e s de ira. Un .pequeño n ú m ero llega in-
c^ ? . , a ..au!:oles’o n a rs e > com o fo rm a de relajarT a tension.
Tambi.én puedejr. estar presentesios problem as con el aleo-,
hol y las drogas (véase el capítulo 7).
Para e m p e o ra r la situación, los problem as de ingesta
com pulsiva afectan a todos los aspectos de la vida personal,
sin excepción. Se dedica tanto tiem po y esfuerzo a intentar
controlarlos, que q u e d a poco espacio para otros asuntos;
por ello, las relacinnes con familiares y am igos p u ed en llegar
a hacerse insosteniblesf -----------
La cria n za de los hijos tam bién p u e d e resu lta r de.re.rio-
rad a T A u n q u e , h asta ah ora, nuestro c o n o c im ie n to acerca
de la in flu e n c ia de estos problem as en el cuidado de los hi­
jo s se basa sólo en algunos casos especialm ente conflictivos,
existen evidencias de que a algunas personas con bulim ia
nerviosa les d e sag ra d a la apariencia re g o rd e ta de sus bebés
e in te n ta n q u e a d e lg a c en . Algunas lim itan la d isp onihi- - *-
: r
lid a d jje jm m id a e n la casa para re d u c ir el riesgo de sucum -
b iraqm m traim ngo co m p ran só T c T c o m i^
actitu d es so n p e rju d icia le s .para las necesidades nutricio n a-
les del p e q u e ñ o . Y, c u an d o se h acen m ayores, sobre todo
las chicas, p u e d e n verse presionadas a u n irse a sus m adres
e n la d ieta. N o es difícil percibir en todo esto un riesgo cla­
ro de d e s a rro lla r u n p ro b lem a de alim en tació n (véase el
capítulo 6). -
Al igual que los sentimientos de depresión, muchos con­
flictos interpersonales mejoran notablemente, o desapare­
cen del todo, cuando se supera el problema de ingestas com-
r t;OB! E ^ ^ f , ? ! C O -V:Ó G I f - ° S Y S 0 C I A L E S

oulsivas- U no de .los aspectos m ás gratificantes de ayudarla


jos afectados a superar sus p ro b lem as a lim é n ta n o sle s ver
c ó iiío la ^ e rso n a «em ergeU gxadualm efij^^
aov-T dbsapiredendo. La d e p r e s i ó i k ^ t e n s i ^ ^
ilad se vríiLHIiuvétid^ c o n c en tración
' ia-smrgenias_aiidomes_eJiiiereses_d_e siem pre.

^ M ÜJ\\K& J U ' & j C&-


^ C ucaCTERÍSTICAS ES PERSONALIDAD

Los problem as de ingestas com puf ^ a s j ^ m a ^ r a n la


'■.•rrhrjprá~personalidad de q u ien es los p a decen. Sin em bai-
i>7 c[eTtósr^gos~de carácter son com unes entre los afecta­
dos y, a m enudo, se observan antes de que se inicie eijp r o -
blema alim entario.

Baja autoestima

Los sentim ientos de in ad ecu ació n e inutilidad son co­


munes entreU puénes padecen estos pi'obíem asT l^ucha^ve-
ces form an parte de la desm oralización y la depresión
varias del p ro b le ma alim en tario y, p o r tanto, m ejoran si este
se resuelve; p ero a veces p u e d e n ser la expresión de un ras­
go de personalidad existente desde m u ch o tiem po antes. Al­
gunas personas describen tales sentim ientos com o enraiza
dos en su infancia.

Perfeccionisvxo

O tro rasgo de p e rso n a lid a d c aracterístico es el p e rfe c ­


cionism o. M uchas de estas p e rso n a s p o se en u n c o n ju n to
de n orm as excesivam e n te rig u ro sas c o n resp ecto a sí mis-
v.. mas. Su perfeccio n ism o tie n d e a a fe c ta r a todos los aspec-
! tos de su vida, pero se h a c e particu : á rm e n te ev id en te en
las m etas dietéticas q u e se a u to im p o n e n . Este rasgo tiene,
92 'S i
LA IN G E S T A C O M P U L S IV A : L O S H E C H o ^ i

p o r su p u e sto , su lado positivo. Los perfeccionistas pueden^


r e n dir e x c e p c io n a lm e n te b ien , p^éT em j51o7é7rertr?rhaj 0"
° erLlos d e p o rte s. La clave reside en saber si sus no rm as y:
m e tas son realistas. Si no es así, estas personas experim ent
“Ft acasos», a u n c u a n d o sus obras sean consi­
d e ra d a s com o muy b u en as p o r la m ayoría de personas,'
con n o rm a s m enos p erfeccio n istas. Estos fracasos repeti­
dos p u e d e n llegar a ser d esm oralizadores, so b re todo si la*
a u to e rá m a ya es baja de p o f s T P e lie c K o , se ha o b serv ad o '
pue la c o m b in ació n de baja a u to estim a y perfeccionism o
es esp ec ialm en te aomújn ehTr^'TáFj^'rso pro-
*,*t-.mas )EPX9b.ablem en te c o n trib u y e a su d esarro llo (véase
el c a p ítu lo 6). -

Pensamiento todo-o-nada • r

El pensam iento todo-o-nada (pensam iento dicotóm ico) :


es tam bién com ún entre estas personas, que tienden a ver las
cosas en té r m inos extrem os, blanco o negro; p o r ejem plo,
pueden clasificar los días en b u en o s o malos, sentir que tie-
nen a uLocontroriE q u e: (parecen de todo control, considerar
las com illas com o peligrosas o seguras, etc. Este estilo de
pen sam ien to tiende a im p re g n ar toda su visión de las cosas y
no sólo en lo concerniente a la com ida. A m enudo está aso­
ciado con el perfeccionism o. Así, po r ejemplo,- estas per­
sonas p u ed en definir el éxito en cualquier contexto com o «ser
el prim ero», y considerar cu alq u ier otra posición com o un
fracaso.
^ ^ E 5 n.sai? l — do-cenada incita a la ingesta compulsi-
va,_ P.0.rcLue J l eva a las personas a ab an d o n ar el control desr
p u ^ de cu alq u ier p e q u e ñ a transgresión dietética. Este tipo
de p e n sam ien to tam bién les obliga a m an te n er reglas nutri-
ciqnale.s muy estrictas y e s p e c ific a s e n vez de seguir pautas o
ten d en cias dietéticas más generales. A
rROBLEMAS P S I C O L Ó G I C O S Y SOCI ALES 9

til
Impulsividad

Como explicarem os en el capítulo 7, una m iñ o n a de es-


ns personas tiene tam bién problem as con el alcohol o las
c¡roo-as. En círculos clínicos se h a observado que algunas tie-
iiñ ío tro s problem as con el control de im pulsos, p o r ejern-
111iTpi'oñiiscuidad sexual o ludopatía. El profesor H u b e rt La-
'•cv d eí hospital" St. George de L ondres, ha señalado que
estas personas tienen un trastorno del control de los im pul­
ses (trastorno m ultiim pulsivo) y que su problem a alim enta­
rio es uña expresión de aquél.
La tabla 4 m uestra los datos registrados p o r mi equipo de
investigación sobre tasas de problem as de control de im pul­
sos en°mujeres con problem as de ingestas compulsivas, m u­
jeres con trastornos aním icos y m ujeres de la población ge­
neral, todas p ertenecientes a la com unidad. De estos datos
se deduce claram ente que los problem as de control de im­
pulsos afectan sólo a una m inoría en los dos prim eros g ru ­
pos. Sus conductas problem áticas más com unes al respecto
son fu m a ré m orderse las uñas. Sin em bargo, el profesor La-
ccy tiene razón al afirm ar que algunas personas con pro
blemas de ingestas compulsivas presentan una dificultad ge­
ne raTén el control de los’tmpulsasV' C om o'ésas conductas
parecen fíe va rse a cabo m uchas veces para relajar la tensión, \
su tratam iento deb erá incluir el desarrollo de otras actitudes
que perm itan controlar el estrés de form a m enos perju-
■dicial.

Trastorno de personalidad límite

U na p ro p u esta que se solapa con lo que acabam os de ver


acerca del trastorno del control de los im pulsos es que el
«U astornojle p ersonalidad límite» es muy frecuente entre
quienp^padfeceiLprjaWpnias de ingestas compulsivas (los ras­
gos de la personalidad lím ite, tam bién d en o m in ad a borderli­
ne, se e n u m e ran en la tabla 5). Pero existen al m enos dos
«rrwr^^rgígJTii^V^GT^^

94
L A IN G E S T A C O M P U L S IV A : LO S H E C H O jlí

T abla 4. Problemas de control de los impulsos en mujeres


con problemas de ingestas compulsivas, mujeres con trastornos ^
emocionales y mujeres de la población en general.
”—7
M u je re s T ra s to rn o
d e la p o r in g e s ta s B u lim ia T r a s to rn o s
c o m u n id a d c o m p u ls iv a s n e rv io s a e m o c io n a le s
(% r (% )b (% r (% r

P ro b le m a s d e c o n tro l en :

B e b e r a lc o h o l 2 14 10 2
D r o g a s ¡le g a le s 0 0 i 0
T abaco 6 . 25 23 12
M o r d e r s e la s u ñ a s 13 31 21 18
C o m p o rta m ie m o sex u al 0 9 6 2
ju e g o s d e azar 0 0 1 0

’T o t a l = 1 0 0 hT o t a l = 4 9 ‘T o ta l = 100 íi'
T o ta l = 5 0

problem as a este respecto: el prim ero es que la m ism a no­


ción de trastorno de p ersonalidad límite es algo con tro v erti­
da, y el segundo es que ciertos rasgos de este tra sto rn o lím i­
te p u e d e n ap arecer en algunas personas com o resultado de
su p to b le m a alim entario. Este p u n to de vista es apoyado por
la observación de que los suptm^LPAxasgos^de p erso n alid ad
lírni t5_suelen d esap arecer u n a vez se ha resuelto el p ro b lem a
alim e n tario. Esto lleva a cuestionar la asociación e n tre am ­
bos problem as ya que, si existiese realm ente el tra sto rn o de
personalidad, éste p e rm a n ec e ría cuando el p ro b le m a ali­
m en ta rio se h u b iera superado.
Sin em bargo, algunas p ersonas con problem as de inges-
tas com pulsivas sí p a re c e n p rese n tar m uchos de los rasgos tí-
picos de! p a sto ra o de p ersonalidad límite. Investigaciones
llevadas a cabo en la U niversidad de Chicago, y m ás re c ie n ­
tem en te en la de S tanford, indican que estas p_ersonas^nece­
sitan un tratam iento más intensivo que las que sólo p rese n ­
'i tan el p rim e r problem a. Jt
l£.
95
ritoM fmas p s i c o l ó g i c o s y s o c i a l e s

/T vbla 5. Los rasgos del trastorno de personalidad lím ite.\


’ ____ ___________ ____________ —-------------— - y —
No todos los rasgos tienen que estar presentes en un
individuo. j
R e la c io n e s i n e s ta b l e s e i n te n s a s
E je m p lo : o s c ila c io n e s e n tr e id e a liz a c ió n y d e s v a lo riz a c ió n ,

tem o r a ser a b a n d o n a d o

A lic r a c io n e s e n el s e n t i d o d e la p r o p i a i d e n t i d a d
E j e m p l o : e s c a s a a o r e c i a c i ó n d e sí m i s m o , a l t e r a c i o n e s e n la
p ro p ia im a g e n , s e n tim ie n to s d e vacío

A lteracio n es en el estado de ánimo


Ejemplo: estados de ánimo intensos y con repentinas
lluctuaciones
C o m p o r ta m ie n to s im p u lsiv o s
Ejemplo: gasto excesivo, sexo, abuso de sustancias,
conducción im prudente, ingestas compulsivas, explosiones
de ira.
Amenazas recurrentes de autolesiones o autolesiones reales
Ejemplo: amenazas de suicidio o conductas
'^de-aim om utilación

l-ucnle: Adaptado de la American Psychiatric Association, Diagnostic and


Statistical Manual of Mental Disorders, 4’ ed„ Washington, .American Psy­
chiatric .Association, 1994. Copyright 1994 de la American Psychiatric .Asso­
ciation. Reproducido con permiso.

Embarazo . \

Estoy obsesionada por no pesar más de 63 kilos, porque se


que luego va a ser muy difícil perderlos. También espero po- \
/ der dar de mamar a mi bebé, porque eso me ayudará a adelga- \
/ zar. Como he dejado de trabajar he conseguido hacer mucho \
ejercicio: nado treinta largos cinco días a la semana, hago pe '
sas dos veces a la semana y bicicleta (más de nueve kilómetros)
la mayoría de las tardes. También practico los ejercicios de ae­
robic dé Jane Fonda.
96 LA INGESTA COMPULSIVA: LOS HECHOS®

. Intento controlar mis comidas, pero me resulta muy diiíJ


cil. Después de inducirme el vómito me siento extremada-^’
mente culpable, porque no puedo olvidar que cualquier dañoí.
que me- haga a mí misma dañará también a mi bebé; pero es-?
toy contenta de haber dejado de utilizar laxantes. -r3:

Me preocupa que mi problema de alimentación afecte


mi relación con el bebé y a mi capacidad para cuidar de él. %
Deseo tener tres niños, pero no me gusta la idea deyerme em-f
\baraxada otra vez. Aunque quizá la próxima vez ya no sea bu- :
límica. \

Conseguí controlar realmente bien mis comidas. Dejé\ie


vomitar y tomar laxantes en el momento en que supe que es­
taba embarazada. También superé mis ingestas compulsivas!
Estaba intentando algo realmente difícil, que es comer so]
lamente comidas sanas. Después fui al médico, y cuando me
examinó me dijo: «Lo siento, lo estoy intentando, pero no pu^-
do decii hasta dónde llega el bebé y dónde empieza tu barri­
ga». Sé que sólo bromeaba, pero me enfadé mucho. Al llegai/a
casa, lloré desconsoladamente. Durante los días siguientes ho
comí nada y, cuando empecé a comer otra vez, con la ayuda de
suri marido, encontré que no podía resistir por mucho uempo
volverla vomitar.

La g ran m ayoría de personas con ingestas compulsivas


son m ujeres en edad de ser m adres. Pese a esto, se conoce
muy poco acerca de los efectos de estas ingestas d u ran te el
em barazo (véase la descripción de sus efectos físicos en el ca­
pítulo 5). H asta el m o m en to , las investigaciones han tendido
a centrarse en m ujeres con bulim ia nerviosa. En cam bio, los
em barazos en m ujeres con trastornos p o r ingestas com pulsi­
vas no se han estudiado todavía.
KLesuidio tic las pacientes afectadas p o r bulim ia nervio­
sa señala que los pro b lem as de ingestas compulsivas suelen
m ejo rar cu ando la m u je r sabe que está em barazada..El de-
se? - <^a^ ar ?et:o es fuerte y, en algunas, es suficien­
tem e n te poderoso com o p a ra im p ed ir los episodios compul-
fi OBLEMAS P S I C O L Ó G I C O S Y SOCI ALES 97

<ivos durante el em barazo. La tasa de vóm itos auto inducidos


nmbién tiende a declinar y la m ayoría de bulím icas dejan de
abusar de los laxantes. Sin em bargo, en m uchas ocasiones
los problem as persisten. Los «antojos» gastronóm icos se su­
ceden del m ism o m odo que en los em barazos norm ales.
Ksos antojos p u e d e n llevar al consum o de alim en to s que
(k, otra form a se habrían evitado (por ejem plo, helados) y,
como resultado, p u eden desencadenar ingestas compulsivas.

Aunque realm ente quería controlar mis comidas, me re­


sultaba muy difícil. Senda impulsos de com er alimentos que
no solía consum ir habitualm ente. De vez en cuando me aban­
donaba a esos impulsos, pero eso me h a d a sentir extrem ada­
mente culpable.

M ientras d u ra el em barazo, m uchas m ujeres con estos


problemas alim en tario s ex p e rim e n tan un cierto alivio en
sus preocupaciones por su aspecto y su peso. Sienten que
esto ya no es tan prim ordial para ellas: los cam bios tísicos
son inevitables. Com o resultado, algunas dejan los intentos
de controlar sus ingestas y em piezan a com er en exceso. Esto
les hace c o rre r el riesgo de ganar un peso excesivo, lo cual a
su vez in cre m e n ta el riesgo de com plicaciones en el ^robaia-
7.0. En consecuencia, tam bién tendrán que p e rd e r más peso
después del parto.

A m edida que avanzaba mi embarazo, intentaba controlar


lo que comía. Contaba el contenido calórico todo el dem po y
procuraba m antenerlo por debajo de las 1.500 calorías al día.
También hacía ejercido diariamente. Seguía sufriendo episo­
dios regulares de ingestas compulsivas, aunque bastante por
debajo de lo habitual porque deseaba no hacer ningún daño a
mi bebé. Incluso tuve uno de estos atracones el día que em pe­
zaron los dolores de parto.

Por o tra p arte, una m inoría de m ujeres con problem as


de ingestas compulsivas siguen igualm ente obsesionadas con
su apariencia y su peso, e incluso más. Les a terro riza la pers-
1 - ■ '

i
;
98 LA IN G E S T A C O M P U L S IV A : LOS H E C H O sí;

r-
j
; pectiva de ver m odificada su figura y a u m e n tad o su peso por?,
el em barazo, p o r lo que lu ch an contra ella. H a c e n dieta y al-'
gún tipo de ejercicio intensivo, m uchas veces com o sustituti-r
vos del vóm ito o de los laxantes. Com o resultado, su aumen-
to de peso es escaso o nulo y, al nacer, el peso d e sus bebés '
*í tam bién p u e d e ser in fe rio r al norm al.

Hace ya tres meses que di a luz, pero nunca me he sentido


tan exhausta. Intento salir a correr tres o cuatro veces a la se­
mana y hago un montón de ejercicios abdominales. Quiero
’i perder siete kilos para poder ponerme las prendas que lucía
H antes del embarazo. Pero todos mis intentos de hacer dieta
;!
han fracasado. Seguí muy bien el régimen durante los prime­
ros días de regresar a casa, pero, poco a poco, fui sucumbien­
do a las ingestas compulsivas, que vuelven a formar parte de mi
vida cotidiana.

i D espués riel p a rto todo cam bia. M uchas m ujeres en-


% c u e n tr an que c u alq u ier m ejoría de su problem a de ingestas
com pulsivas es tem poral y que éstas re to rn a n de nuevo, a ve­
í ces con m ás''K íefza. N b._g,s..sorprendeme p o rq u e m uchas es­
-■
:f tán dispuestas a re c u p e ra r sujpeso.an .terior confía. m ayar ra-
PÍ^5z .P ?sí?lL ?3JPara ello, rean u d an una dieta m uy estricta
casi in m e d ia ta m e n te . Esto es lo que las hace su cu m b ir por-
qué7doiño“éxp liH m o s'an tes, las dietas estrictas h acen que la
p e rso n a sea m ás p ro p e n sa a los atracones. A dem ás, hacer ré-
’gím en es especialm ente difícil d u ran te él p bsparto. Muchas
están d a n d o pech o y, p o r tanto, están sujetas a u n aum ento
de las presiones fisiológicas p ara comer, y, adem ás, casi todas
sus actividades habituales se ven interferidas p o r sus obliga­
ciones de cu id ar al bebé.
Capítulo 5
hW ;a

PROBLEMAS FISICOS
ASOCIADOS CON LOS ATRACONES

Los problem as de in g e s ta b a n !p tü s iy a s estan asociados


con u n a serie de cojaflicxos. psicológicos y sociales. Con el ■
paso del dem po p u e d e n tran sfo rm ar u n a existencia n orm al
v feliz en una vida m iserable, p e rju d ica n d o no sólo a la per­
sona afectada sino taqahiém a sus relaciones con fam iliares y
amigos. El capítulo 4 p u ed e hab erte ayudado a co m p re n d er
los com portam ientos extraños de alguna p erso n a conocida y
su conexión con estos problem as alim entarios. O bien p u e ­
de h ab erte aclarado cóm o y p o r qué se h a visto afectada tu
propia vida. A estas alturas d eb ería q u e d a r muy claro que los
atracones no son u n a con d u cta inocua; así, este capítulo ex­
plica que sus efectos nocivos no se dan solam ente en el plano
psicológico. Estos episodios compulsivos pueden d añ ar el
cuerpo de m uchas m aneras: po r lo general, como resultado
directo de las propias ingestas com pulsivas o com o conse­
cuencia de las conductas asociadas p ara controlar el peso,
como la dieta y el vóm ito.
M uchos de los efectos físicos de estos atracones son re­
versibles, pero en algunos casos llegan a ser crónicos y a em ­
peorar con el paso del d em p o , p o r lo que no d e b e rían ser ig­
norados.
100 LA IN C E S T A C O M P U L S IV A : LOS H EC H O S^ fg

L O S EFECTOS FÍSICOS DE LOS ATRACONES i

Efectos en el estómago

Sólo paro de comer cuando me es imposible continuar,


porque estoy absolutamente llena. Después de un atracón me
siento tan hinchada que el estómago me duele tanto que has­
ta me cuesta moverme. Me siento enferma y, a veces, cuando /
me he dado un atracón especialmente fuerte, me resulta difT- ~
cil y doloroso incluso respirar. _______ -

Los efecto¿Jísicos inm ediatos de u n a inggsta_compulsiva


son escasos. La mayoría de episodios objetivos hacen que la
p erso n a se sienta muy llena, y, en algunos casos, esa sensación
es intensa y d olorosa. Com o m uestra la tabla 6, las_a£ectadas
p o r bulim ia nerviosa tienen más tendencia a sentirse extre­
m ad am en te llenas tras un atracón que las m ujeres con tras-

I abla 6. Grado en que la afectada se siente'llena tras


un episodio de ingesta compulsiva.

Bulimia nerviosa
7%: no se sienten llenas
7 %: se sienten ligeramente molestas (algo hinchadas, con
sensación física de haber comido en exceso)
60 %: sienten molestias moderadas (se sienten hinchadas
pero sin dolor)
26 %: notan que es físicamente imposible continuar
comiendo, debido a una dilatación intensa y dolorosa

Trastorno por ingestas compulsivas


17 %: no se sienten llenas
32 %\ sienten ligeras molestias (como hinchadas y con
sensación física de haber comido en exceso)
4/ %: se sienten moderadamente molestas (hinchadas pero
sin dolor)
4 %: sienten que es físicamente imposible continuar
comiendo, debido a un dolor intenso
101
PRO B L E M A S f í s i c o s a s o c i a d o s c o n l o s a t r a c o n e s

tornos p o r ingesta compulsiva. Es probable que esto sea un


reflejo de la velocidad relativa con que se ingiere la com ida.
1 as p e rso n as que com en hasta que están realm ente lle­
nas describen que, en ocasiones, em pieza a faltarles el aire
p;ura'respirar. Esto se p ro d u ce p o rq u e la dilatación del estó­
mago presiona hacia arriba el diafragm a. Muy raram en te las
paredes del estom agó se dilatan tan to que, al Hacerse más
linasfse^dañan o incluso se desgarran, lo cual supone u n a
em ergencia m édica grave. Si sientes dolor abdom inal du­
rante u n o de estos atracones, es esencial que pares y, si el do­
lor es extrem o, busca ayuda in m ediatam ente.

Obesidad

La relación entre ingestas compulsivas y obesidad no es


sencilla, sino que se trata de un tem a com plejo que está lejos
de estar totalm ente claro. La obesidad es poco frecuente en
personas con bulim ia nerviosa, p ero es un problem a com ún
entre personas con trastornos por ingestas compulsivas. Esta
característica distintiva ha sido m encionada en capítulos an­
teriores y la figura 11 m uestra en detalle com o estos dos gru­
pos difieren en térm inos de índice de m asa corporal (una
m edida de peso explicada en el apéndice I). Parece natural
concluir que esta distinción surge del hecho de que las per­
sonas con bulim ia nerviosa practican m edidas extrem as de
control sobre su peso, tales com o el vóm ito autoinducido o
el abuso de laxantes, m ientras que las que padecen trastor­
nos p o r ingestas compulsivas no suelen utilizar esas m edidas
extremas. Pero, por diversas razones, la relación en tre obe­
sidad y estos úlüm os trastornos no es tan sencilla. ¿Son los
episodios compulsivos los que causan la obesidad o es la obe­
sidad la que propicia los atracones?. ¿O es algún otro m eca­
nismo el causante? Veamos algunas-de las posibles relaciones.
En p rim e r lugar, parece lógico su p o n e r que las ingestas
compulsivas provoquen la obesidad, o al m enos ayuden a ga­
nar peso (cam ino 1).
X
i

Así pues, la in cidencia de la obesidad en tre las personas •


con trasto rn o s p o r ingestas compulsivas p arece confirm ar \
esta relación causa-efecto. Pero por otra p arte se sabe, más Ü
allá de c u alq u ier duda, que la form a y la figura corporal es- =.
tán fu ertem en te..d eterm in ad as, por factores genéticos. Por »
tan to , las p e rsonas con. eslos_.problemas p o d ría n estar ge­
n é tic a m e n te p rogram adas para tener sobrepeso; esa caracte- ;
rística les llevaría a h acer dieta, lo"cual, a su vez, produciría
com o resu ltad o em pezar a sufrir episodios com pulsivos (a
través del m ecanism o explicado en el capítulo 4 ).'E n otras
palabras, más que decir que las ingestas compulsivas condu­
cen a la obesidad, la realidad podría ser la contraria: la obe-
sid ad es la causa d e las ingestas compulsivas (cam ino 2).

Camino 2:

^ O b e sid a d — Di et a — Ingestas compulsivas

La ú n ica fo rm a fiable de conocer la relación causa-efec­


to e n tre obesidad e ingestas compulsivas es analizar el histo-
rial.de_l_a p e rso n a en el tiem po para averiguar qué apareció
an tes,, la obesidad o las ingestas. Está claro que u n a de las for­
m as e n que se desarro llan los problem as de ingestas com ­
pulsivas p u e d e ser a consecuencia de la obesidad. Pero, in­
cluso c u a n d o ésta p reced e a aquéllas (cam ino 2), parece
p ro b a b le que, u n a vez se inician los episodios compulsivos,
con trib u y an d ire c ta m en te al m antenim iento o em peora­
m ie n to de la obesidad, ya que se pone en m archa un círculo
i
? vicioso (cam ino S ). P o r esta razón, y com o explicam os en la
se g u n d a p a rte del libro, m uchas personas con problem as de
* ingestas com pulsivas y con sobrepeso esperan p e rd e r algo,¡
s de peso al su p e ra r sus-ataques, pero el peso p erd id o puede
ser escaso y, sobre todo, inferior al que Ies gustaría perder. .»
I!
Bulimia Nerviosa
Numero de nloclndns

Trastornos por ingestas compulsivas

F igura 11. Peso de afectadas por bulimia nerviosa ^


y por trastornos por ingestas compulsivas. Un «índice de masa
corporal» por encima de 27 indica sobrepeso.
El peso corporal saludable oscila entre 20 y 25.
104 L A SN G E ST A C O M P U L S IV A : L O S H EC H O sfí

Camino 3: IP

O b esid ad ■D ieta Ingestas com pulsivas----- \

(■( lom o se relacionan la obesidad y las ingestas com pulsi­


vas en cada trastorno alim entario específico? Sabem os que
m uchas personas con trastornos p o r ingestas compulsivas
tien d en a la sobreingesta en general, adem ás d e los atraco­
nes (véase el capítulo 4), lo cuálTevidentem ente, afecta a su
peso. Al co m er en exceso fu era de sus episodios compulsivos
es im p r o b able que pierdan m ucho peso u n a vez superados,
a rueños que el tratam iento general incluya tam bién u n a te-
rapia para^pornjajifn; süTénclencia a la sobreingesta (véase la
seg u n d a p a rte). ;|
¿Q¿l é -su ced e en el caso de las bulímicas? ¿Y qué ocurre
con su peso d u ran te el tratam iento? Com o m encionam os
a n te rio rm e n te y com o se m uestra en la figura 11, la g ra n m a-
7. ir
yoría em pieza el tratam iento con un peso.norm al. No obs­
tante, algunos expertos han arg um entado que, au nque su
peso sea n o rm a l desde u n p u n to de vista estadístico, pueden
estarcen 1ea!íd ad po r debajo ele su «peso natural». En dirás
palabras, p a rte n de que lasjDersqnaíLCon.-bulimia_.nexyiosa
son, por- natu raleza, p erso n as con sobrepeso. Basan este
p u n to de vista en la evidencia de que existe una tasa más alta
de o b esid ad en tre los fam iliares de las personas con bulim ia
nei ti osa que entre la población general, y tam bién en el he­
cho de que algunas hulím icas tenían sobrepeso antes de de-
.sai,rollar este trastorno. Pero, si este planteam iento fuese co­
rre c to , los pacientes que se recu p eran plenam ente de la
b ulim ia nerviosa y logran u n a com pleta norm alización de
sus h ábitos alim entarios, incluyendo el dejar de h acer dieta,
d e b e ría n g a n a r peso. Sin em bargo, los resultados de n u e s ­
tras investigaciones indican que esto no es así. P o r ejem plo,
en u n re c ie n te estudio sobre u n tratam iento llevado a cabo
p o r m i eq u ip o en O xford se h a observado que el peso de las
rR OBlEMAS F ÍS IC O S ASOCIADOS CON LOS ATRACO NES 105

n-rsonas p len a m en te recuperadas de su bulim ia nerviosa no


In ri^ rá c d c a m e n te desde el inicio del tratam ien to y duran-
u- su seguim iento, hasta dieciséis.meses después. En estas pa-
cíentesjel peso m edio fue de 62,14 kg antes del tratam iento
v de 6d,E8_k,g-dieciséis meses después. Estos.datgs_.se refieren
a j a inedia, pero existen algunas, diferencias individuales;
como m uestra la figura 12, algunas pacientes p ie rd e n m u­
cho más peso m ientras que otras lo ganan. U n análisis de es­
tos datos nos lleva a la conclusión de que-no existen indicios
de que el peso de las personas con bulim ia nerviosa p resen­
te una predisposición natural a ser más alto que el de la po­
blación general.
T am bién hem os de ten er en cu en ta que la relación entre
la obesidad.)' los problem as alim entarios aquí estudiados di­
fiere según los casos. En el trastorno p o r ingestas com pulsi­
vas, el sobrepeso se suele m an te n er p o r los atracones y por la
lendencia g en eral a la sobréingesta. En el caso de las bulí-
micas, a u n q u e su vulnerabilidad a la obesidad pudiese supo­
ner un m ayor riesgo para desarrollar el trasto in o , la veida-

220 -

200 -

100
Anles Después U n año

del tratamiento . del tratamiento m á s tarde

F ig u r a 12. Cambios de peso durante el tratamiento


de la bulimia nerviosa.
106
m
LA INCESTA COMPULS I VA: LOS HECHOS " í
JT
dera obesid ad es ra ra m e n te un problem a. El p ro b lem a p rin- É
cü^_es-más-bi-&R-el_2aile¿o ada-obesidad jq ue, com o se explica ?
en los capítulos 4 y 6, parece desem peñar u n papel decisivo en '•
el m an te n im ie n to del trastorno.

E fectos físic os de la dieta

A dem ás de los efectos psicológicos descritos en el capí­


t u l o 4, la dieta p u e d e ten e r efectos físicos perjudiciales. Por
¡^ e je m p lo , se ha observado que los ciclos co n tin u o s de pérdi-
da y, re c u p e ración de .peso, conocidos en ocasiones como
dietas «yoyó» (las oscilaciones en el peso de las personas que
re p e tid a m e n te inician y ab andonan sus dietas), puederralte-
rar la com posición corporal y,el m etabolism o de tal form a
d ueJ ° A ÍP 4 e4lto_s_P_o s te r' c3jreAPara Pe rd ? I peso re su lta n mu-
cho__más_.difIciles. Y, a u n q u e algunas investigaciones re­
cien tes no su scrib en esta idea, el d o c to r Kelly B row nell y
sus colegas han hallado evidencias de que el peso cíclico (os­
cilaciones en el peso) se asocia con un au m en to en la tasa de
m ortalidad, en p articu lar con un in crem en to de m uertes
por e n fe rm e d a d e s cardiovasculares. Por ah o ra se descono­
cen los m ecanism os p o r los que esto ocurre.
La dicta y la p é rd id a de peso p u ed en tam bién afectar a
las Jio rm o n as, lo cual p u ed e desem bocar en u n a m en stru a­
ción irre g u la r o en la p érd id a del perío d o . C óm oda m ens­
tru ació n reg u lar req u ie re u n cierto nivel m ínim o de grasa
corporal (véase el cuadro siguiente), las m ujeres con an o re­
xia nerviosa no tien en el período. Pero incluso- ctrandT) la
grasa c o rp o ra l es la adecuada, hacer dieta puede afectar a
la^m enstxuadón_.a—ixayés de algún m ecanismo, suhyacente
desconocido. Este trastorno h orm onal se en c u e n tra en la
m itad de las b ulím icasy en una.de.cada cuatro'afectadas por
trastornos po'r ingestas compulsivas,...
A dem ás, lá'díetá'jpFdvoca trastornos en ciertos mecanisr
mos fisiológicos q u e controlan la ingesta. E n'la actualidad se
sabe q u p_la cpnipo.siciónm utricional de la com ida (particu-
TTTj-

PROBLEMAS F ÍSICOS AS OCIADOS CON LOS AT RACO NES 1U7

lam iente el conjunto de carbohidratos, grasas.y proteínas)


licnédíháriñrportante influencia en los m ecanism os que con-
irolan el apetito. Por ejem plo, u n efecto no rm al de com er
carbohidratos es su poten te y ráp id a supresión del ham bre.
L'na persona que evita las com idas que c o n tie n en carbohi­
dratos se está privando de u n su p reso r n atu ral del apetito. Se
lia dem ostrado que la dieta afecta a ciertos neurotransm iso-
res del cerebro,,especialm ente la sero to n in a, y que este efec-
io es más pron u n ciad o en las m ujeres que en los hom bres.
Se cree que la serotonina d esem peña u n destacado papel en
el control n o rm al de la alim entación, así com o en ¡a a p e te n ­
cia por las com idas; por ello, este hallazgo resulta sum am en­
te interesante. Asimismo, nos ofrece u n a posible explicación
risinlógicm para co m p ren d er que u n a historia fam iliar o per­
sonal de depresión increm enta el riesgo de d esarrollar una
bulim ia nerviosa (véase el capítulo 6), ya que el funciona-

¿T ienen menstruación las m o d elo s ?

Para tener la-m enstruación en la pubertad, un míni­


mo de un 17% del peso corporal debe ser grasa, y para
que los ciclos menstruales sean regulares, ese índice debe
ser como mínimo de un 22 %.
Investigadores de Helsinki (Finlandia) han m edido la
altura y otras dimensiones de las m odelos, desde 1920
hasta nuestros días, para calcular su porcentaje de grasa
corporal. Observaron que, antes de los años cincuenta, el
porcentaje de grasa corporal de la m ayoría de ellas se en­
contraba dentro de la gama norm al. Después de los-años
cincuenta, este porcentaje era considerablem ente menor.
Así llegaron a la conclusión de que es poco probable que
una m ujer con las formas corporales de una m odelo ac­
tual pueda tener la m enstruación.

. Fuente: Rímala, M., y Mustajoki, R, «¿Could mannequins mens­


truate?», British Medical Journal, 1992, n.° 305, págs. 1.575-1.576.
108 la i n g e s t a co m pu lsiva : LOS H E C H o' s
°rat
<£■
•a-
m ie n to a n o r-m a id e ja s^eroixiaLna^eet&btai^tá im plicado e n 1!
la etiología de la depresión. Es. decir, parece que uixa a n p r-1
m a lid a d e r P e l fu n cionam iento de j a sero tonina cerebral í
PljedEJiácer que secoira~ eí riesgo de''Hesaxroltartmliinia %
nerviosa,_y que_fhacer d ie ta, espectáTm eñIe^n~ias"m ujeres,

E fectos f ís ic o s del v ó m ito a u to ik d u cid o

Com o explicábam os en el capítulo 4, el vórnúccautoin- ¡


d u cid o es m uy com ún en la b ulim ia nerviosa. Tam bién se
da en los casos de anorexia nerviosa, p a rticu la rm e n te entre '
quienes su fren adem ás ingestas compulsivas, así como en una i
de cada diez personas con sobrepeso y atracones; pero en es­
tas últim as el vóm ito es más ocasional que regular. :
Los vóm itos autoinducidos rep etid o s tienen una.serie de
efectos físicos adversos, que se m anifiestan con mayor inten­
sidad e n tre quienes vom itan con más frecuencia y desde
^,2TtLmá.s tiem po. Com o se explica a continuación, algunos
de esos efectos son poten cialm en te graves.

üanos odontológicos. Los vóm itos frecuentes d u ran te un


largo p e río d o de tiem po erosionan ¡os dientes, destruyendo
de fo rm a g rad u a l el esm alteclen taC especlalm em e enT acara
in te rio r de los incisivosTTos em pastes no resultan afectados ?
y, p o r tanto, destaca más el desgaste de la superficie del es­
m alte. Los dentistas p u e d e n identificar fácilm ente este pa­
trón característico de erosión y, p o r tanto, pueden deducir
su causa. La^erc^ión del.esm alte es irreversible p ero no pro ­
gresiva; en otras palabras, seT ie ü e rie jin a v ez cesan los vómi-
toL .T am bién hay evidencias de que la práctica de enjuagar la
b g ea con a g u a después de vom itar p arece acelerar la erosión
d e n ta l e n ju g a r d ejretardarla

salivares. En la cavidad bucal se ft


e n c u e n tra n las glándulas q u e se g re g a n saliva.*En algunas .£•
r COBl - KMAS F Í S I C O S A S O C I A D O S C O N LOS A T R A C O N E S 10 9

personas que se au toinducen vóm itos esas glándulas se h in ­


chan oradualm ente. Esta hinchazón no es dolorosa, p ero
piiede in cre m e n tar la producción de saliva. M uchas veces es
h alan dula paró tid a (la glándula c o m ú n m e n te afectada en
hs paperas) la que se hin ch a más, d an d o al rostro u n a apa-
,-icncia algo redondeada, com o «regordeta». Las_personas con
esa hinchazón en las parótidas tienden; a ver su cara com o
rorda», y concluyen que el resto de su cuerpo tam bién lo
ruá. N atu ralm en te esto increm enta su preo cu p ació n p o r el
peso y la figura, lo cual contribuye a m a n te n e r el p ro b le m a
alimentario.
La hinchazón de las glándulas salivares es reversible y de:
saparece g rad u alm en te cuando m ejoran los hábitos alim en­
tarios.

¡)anos en la garganta. Com o describim os en el capítulo 4,


la mayoría de personas se ind u cen el vómitQ_rnediante la es­
timulación m ecánica del reflejo de nausea. Esto p u e d e ser
un proceso costoso y difícil que requiere un cierto uso de la
fuerza. M uchas veces tiene com o resultado lesionesjtuperfi-
ciales en la parte posterior de la garganta, que se p u e d e n in-
iec:tar_iádlm £nte. Quejarse de ^p;torerde_gargarU S recu­
rrentes y de afonía o ro n q u érajio n síntom as muy com unes.
r* ' " ' *------—-- - — ■"

Daños en el esófago. A unque es m uy poco frecu en te, los


vómitos vioTeruóT'pn-erlen ocasionar que la pared del esófa­
go, el tubo que com unica la boca con el estóm ago, se desga­
rre y sangre; esto conlleva u n riesgo, au nque rem oto, de ru p ­
tura del esófago, lo cual constituye u n a em ergencia m édica
grave. La presencia de cantidades significativas de sangre
fresca en d vómito debe ser tom ada nmv en serio; si .esto
ocurre, se debe buscar, ayuda m édica, ya que la sangre po­
dría pfocedefM e u n a h e rid a en el esófago.

Daño en las manos. O tro efecto m ecánico del vóm ito au-
toinducidohjuecle observarse en algunas personas que utili­
zan sus dedos para estim ular el reflejo de náusea: d d añ o de
110 . LA INGESTA COMPULS I VA: LOS HECHOS

la_pjel q u e rec u b re los nudillos de la m ano que e m p lean


p a ra x ílo . In icialm en te p arecen abrasiones en la m an o y a ve­ c
ces se fo rm a n escaras, u n a ano rm alid ad m üy"cáracterística
c o n o c id a en el len g u a je m édico com o «signo de Russell»,
ya que fue d escrita p o r prim era vez p o r el p ro feso r Gerald
Russell en su estudio ya clásico sobre bulim ia nerviosa. ' :

B esequilihio de los electrolitos. Los_efectos fisiológicos.del í


vóm ito fre c u e n te pL^denLtfiFmuy graves, especialm ente en- [
tre q u ien es in te n ta n «lavar» su estóm ago con el sistem a de
b eb er y a rro ja r rep e tid a m en te hasta que no aparece ningún
signo de com ida en el vómito. El equilibrio de los fluidos
co rporales y de los electrolitos (sodio, potasio, etc.) puede
verse a lte ra d o de diferentes formasT"algunas de ellas muy
graves. E n tre estos desequilibrios cabe destacar la hipocale-
m i.a.(potasio sérico-bajo), porque p u ed e dar com o resultado
irreguLaridacles en el ritm o caadíarn^__
Los sín-t©.mas_de_trastorno en los fluidos o en los electro­
lito s-p u ed en in cluir sed extrem a, máreoTTe tención de flui-
dos-&on_hinchazdrTdé~prgfifásyjbrazos. debilidad o fetargia,
tensjpn-nrusculá r y 'é sp S m o s. Sin em bargo, pese al hecho de I
que cerca de la m itad de las bulím icas m uestran algún üpo
de an o rm a lid a d es en los fluidos y en los electrolitos, la ma­
yoría no tiene n in g u n o de esos síntom as, y sus desequilibrios
suelen ser ligeros. T am bién debem os te n e r en c u e n ta que to­
dos esos síntom as p u e d e n derivarse de otras causas. P or tan­
to, su p rese n c ia no indica n ecesariam ente la existencia de
u n a a n o rm a lid a d en el nivel de electrolitos.
Los trasto rn o s descritos en este ap artad o son reversibles
y d e sap a re ce n ráp id a m e n te cuando cesan los vóm itos. Rara­
m en te re q u ie re n tratam iento en sí mism os y cu alq u ier tra­
tam ie n to d e b e ser supervisado p o r un n ré d ic o ^ P o r ejem-
p l° , n o ^se d e b e n to m ar suplem entos rié^poiasjn.sin análisis
de sangre regulares,.
'U ir p e q u e ñ o n ú m e ro de personas se in d u cen los vómitos
q u ím icam en te, p o r ejem plo, b eb ien d o agua salada. Esto es
particularm ente desaconsejable porque es otra causa añadi- --J
¿¿ÚSSv*. -4>
rid...

V%

¡.rOBLEMAS f í s i c o s a s o c ia d o s c o n l o s a t r a c o n e s 111

da de desequilibrios en los electrolitos. O tras tom an u n a dro-


<ra procedente de la ip ecacuana para inducirse el vóm ito; se
unta de u n a práctica peligrosa, debido a los efectos tóxicos
(rraves derivados de su utilización a largo plazo.

Efecto s físic o s d e l a b u s o p e laxantes)

Como explicábam os en el capitulo 4, las personas que co­


men com pulsivam ente p u e d e n tom ar laxantes para red u cir
su peso y controlar su figura, aunque esta prácuca es m enos
habitual que el vómito auto in d u cid o y la utilizan p rin cip al­
mente las bulím icas. A lgunas personas tom an can tid ad es
realmente asombrosas, de hasta cincuenta o cien de u n a vez.
Independientem ente de la cantidad, los laxantes tien e n un
escaso efecto en la e lim inación u d e ^ lo iT a s'p o rq n e actúan en
la zunariruestinal inferior, m ientras que laspaiorías-sexibsor-
bcn en la zona.superior. Los laxantes pro v o can u n a d iarrea
que elim ina e 1agua p u n a _dismmueión-tc m p&paL¿e-p£SQjg u e
se debe exclusivamente a esa pérdida de líq u id as. La p ersona
recupera el peso perdido casi de inm ediato, en cuao,to-&l-eu*r- •
p o je T e liid r a ia r^ r ré m b a r g o r 1asjm lím icas notan esa p é rd i­
da y creen que se debe a q u e no se h an absorbido las calorías,
v ésta es la principal razón p o r la cual persisten en tom ai la­
xantes. Al igual que o c u rre con el vóm ito autoinducido, cabe
preguntarse cuántas personas no hubiesen em pezado a utili­
zar laxantes si conocieran su ineficacia.
F.l abuso de-laxantes, de form a p arecid a a lo que o cu rre
con los vómitos autoinclucidos, p rod u ce u n a serie de trastor-
n o s óp íns flnidos-w-de-lm-4Ü£Ctrolitos. con síntom as p a re c i-
"doslTlos que hem os descrito antes. P ero en quienes-vom itan
y adem ás abusan de lax a n ú ^ _ r i £ s g a ^ o ú n m ayor A lgunos
laxantes,_cuando se to m an en gran d es dosis b u fa n te largos
perio d o s d eriJem pO rpuerierTricasionar urpdaño p e rm a n e n ­
te V ndaspiaF edesdíúesdM Ies^pero, p o r lo generalTTSs efec-
tosTrsfcüSTTocivos suelen ser reversibles. Si alg u ien q u e tom e
laxantes de forma regular deja de hacerlo súbitam ente, pue-
112 LA I NCE ST A COMPULSI VA: LOS HECHOS s
4
de re te n e r fluidos (agua) d u ran te más o m enos u n a semana.'-
O bviam ente, esto p ro d u cirá u n aum ento de peso tem poral. •

E fectos físicos del abuso de diuréticos

A lgunas personas tom an diuréticos, por lo gen eral en


dosis m ayores a las indicadas, p ara m odificar su peso y su fi­
gura. Hay que volver a decir que se trata nuevam ente de una
práctica inútil, ya que los diuréticos no influyen e n d a elimi­
nación de calorías. Com o explicam os en el caso de los la­
xantes, los diuréticos p ro d u ce n u n a pérdida de líquidos, en
este caso m ed ian te la p ro d u cció n de un exceso de orina; por
lo tanto, tien en un efecto de p érd id a de peso que, evidente­
m ente, d u ra m uy poco tiem po. Girando se tom an en canti­
dades grandes, p u eden-.producir d^éqm líbfidT lén los flui­
dos. ydax_eie c tr óTiToSTTqtte-si+ele-n-s&r-xeve-F-sibleTrATigual que
o cu rría con los laxantes, las personas que dejan de tom ar
diuréticos después de haberlos utilizado po r algún tiem po
p u ed en e x p e rim e n ta r u n a re te n c ió n tem poral de fluidos.
Lógic a m e n te ño deb erp to m ar diuréticos ..para librarse de esa
reten ció n p o rq u e, si lo hacen, se establecería un círculo vi­
cioso. ~ — -— -------------------------------

Efectos en la fertilidad y el embarazo

H asta a h o ra se h a investigado muy poco sobre los efectos


de la ingesta com pulsiva en la fertilidad y el em barazo. Sabe­
mos que la dieta y la p é rd id a de peso dificuftan-kt-ferti-lidad,
mi efecto que g e n e ra lin e n te eFreversibleTvéase el cuadro si­
g u ien te). Sin em bargo, la influencia de la ingesta com pulsi­
va, en sí m ism a, no h a sido estudiada convenientem ente.
Parece poco p ro b ab le que los episodios compulsivos
afecten al curso o al resultado del em barazo, au nque cuando
se asocian con la obesidad a u m e n ta el riesgo de com plica­
ciones, p o r ejem plo, u n a u m e n to de tensión arterial. Pero
PROBl e m a s f ís ic o s a s o c ia d o s c o n l o s a t r a c o n e s 113

se<mramente son más peligrosas las conductas que se .llevan


a cabo p a ra inte/rñ5r co n tro lar el peso, com o la dieta extre­
ma. los vóm itos y el abuso de laxantes o diuréticos. Es bien
sabidó~l}uer3urante el em barazo, las anoréxicas co rre n el
,-iesgo de n o g a n a r suficiente peso y p u e d e n dar a luz bebés
con un peso excesivam ente bajo, y lo m ism o pu ed e o c u rrir
en el caso de algunas m adres con bulim ia nerviosa. Los ha­
llazgos de u n estudio llevado a cabo p o r investigadores de la
Universidad de M innesota indican que, entre las bulím icas,
parece h a b e r a u m e n tad o el riesgo de em barazos que no lle-
o-an a térm in o . N o obstante, este hallazgo necesita ser con-
O
firmado co n más estudios.

L a dieta como causa de esterilidad

Algunas mujeres que hacen dietas estrictas son estéri­


les sin u n a causa conocida o explicable. Un grupo de vein­
tinueve de estas mujeres fueron som eddas a un program a
de tratam iento para ganar peso. Veintiséis de ellas aca­
baron ganando suficiente peso como para estar próximas
al ideal que les correspondía por su estatura. Diecinueve
(un 73 %) quedaron embarazadas tras el program a, sin ne­
cesidad de más tratamientos. Tres de ellas no aceptaron la
idea de que la dieta pudiese ser la causante de su esterili­
dad. P or último, ninguna de estas mujeres volvieron a bus­
car tratam iento.

Fuente: Bates, G. W., Bates, S. R., y Whitworth, N. S., -Reproducti­


ve failure in women who practice weight control», Fertility and Ste­
rility, 1982, n.° 37, págs. 373-378.
Capítulo 6

LAS CAUSAS DE LOS PROBLEMAS


DE LOS ATRACONES

Empecé a com er com pulsivam ente cuando tenía diecisie­


te años. Era una chica tím ida y solitaria, con una autoestim a
muy baja. Cada ingesta me hacía sentir peor, me hacía odiar­
me aún más. Me castigaba a mí misma con más y más comida.
D urante meses seguí com iendo com pulsivam ente y aum enté
de peso con rapidez. Me aborrecía, pero continuaba con mis
actividades cotidianas, tratando de ap aren tar que todo era
«normal».
Las circunstancias m ejoraron y em pecé a com er de forma
■m enos compulsiva, pero mis hábitos de alim entación seguían
siendo caóticos y siem pre estaba pensando en la comida. N un­
ca adm ití mi problem a ante nadie. Me justificaba negando lo
que había comido o la cantidad ingerida. Ahora, m irando ha­
cia atrás, veo los años que he perdido (casi dieciséis) pensan­
do continuam ente en la comida y en lo gorda que estaba. Son
m uchos años desperdiciados, sintiéndom e deprim ida y bdiáp
dom e a mí misma.

H istorias parecidas a ésta nos llevan a p lan tearn o s una


pregunta obvia: ¿qué hace que se desarrolle un p ro b le m a de
^ ingesta com pulsiva yqp.or qué p ersiste? Com o explicam os en
diversos apartados de este libro, n.o todos los pro b lem as de
'ingesta compulsiva son tan graves o tan crónicos, p e ro cual­
quiera que haya sentido alguna vez el intenso m alestar que
.K'lHliltóífSffSítí
116 LA I NCESTA COMP ULS I VA: LOS HECHOS

acom paña a la p é rd id a descontrol sobre la ingesta probable­


m ente se haya p reg u n tad o : ¿p o r qué ocurre?
D esgraciadam ente, n o existe u n a respuesta sencilla ni
está del to d o claro p o r qué sucede. N u e stra com prensión r
sobre las causas de los problem as de ingesta com pulsiva es ?
aún lim itada, p e ro lo que sí podem os afirm ar es que no exis­
te u n único factor responsable. De h e c h o , h em os en co n trad o
una serie de factores psicológicos, sociales y físicos que pue­
den considerarse causantes de los problem as d e ingesta com­
pulsiva, y algunos de ellos p u ed en ser tanto causas como
consecuencias (véanse los capítulos 4 y 5). En esté capítulo
analizarem os con m ayor p ro fu n d id a d estos factores. Es evi­
dente que no todos se darán en cada p erso n a afectada, pero
hacer un repaso de lo que conocem os sobre ellos pu ed e pro­
porcio n arte u n a perspectiva útil p ara c o m p re n d er mejor
cada p ro b lem a individual y, por tanto, tam bién pu ed e ayu­
dar a e n c o n tra r un tratam iento más eficaz.

¿Por qué las causas están tan poco claras?

Com o se explica en el capítulo 8 y en la segunda parte,


los problem as de ingesta com pulsiva raram en te p u ed en ser
resueltos de la n o c h e a la m añana. No es un planteam iento
realista hallar u n a causa clara y sim ple para erradicarla con
un m étodo sencillo — p o r ejem plo, considerar los proble­
mas de ingesta com pulsiva com o adicción a ciertas comidas
y rec o m e n d a r su abstinencia, com o d efien d en los llamados
program as de doce etapas (véase el capítulo 7)— . No obs­
tante, antes de que acabes desan im án d o te al ver cuán a me­
n u d o reco n o cem o s en este capítulo n u estra ignorancia so­
bre algunos aspectos de estas enferm ed ad es, te ayudaremos
a c o m p re n d e r p o r qué las causas de la ingesta compulsiva
son tan difíciles de desentrañar. T am bién te adelantam os
algo esperanzador: a u n q u e las causas de estos problem as no
están del todo claras, se sabe'm ucho m ás acerca de cóm o tra­
tarlos (véase el capítulo 8). •
U\ S C AUS AS D E L O S P R O B L E M A S DE L O S A T R A C O N E S 117

¡-fay muchos factores involucrados

Hay u n a serie de factores sociales, p sicológicos y físicos


que desem p eñ an u n .papel parcial en el inicio de los proble-
nias ciérifígesta compulsiva. En el capítulo 3, p o r ejem plo, se
m encionaba que la b ulim ia nerviosa se h a ex ten d id o muy
|•(.■cientemente y sólo en ciertos países, lo cual sugiere que
los factores am bientales desem peñan un im p o rtan te papel
comb causa de este trastorno. Dado que ciertos factores am ­
bientales, com o los agentes infecciosos, h an sido descartados,
parece lógico atribuirla, al m enos en parte, a factores-sociales.
También se ha constatado que en tra n e n ju e g o ciertos facto­
res psicológicos com o la baja autoestim a o el perfeccionism o
descrito en el capítulo 4 y, finalm ente, tal com o se explica en
este capítulo, se ha dem ostrado la influencia de factores ge­
néticos h ereditarios, lo que dem u estra que la fisiología tam-
bleri^desem peña un d e term in ad o papel en el d esen cad en a­
miento y /o m an ten im ien to de la bulim ia nerviosa.

Distintos caminos pueden conducir a estos problemas

LoFTscasos 'estudios que--se--han realizado sobre el desa­


rrollo de los problem as de ingesta com pulsiva indican que
hay más de u n a form a de llegar a ellos. Existen al m enos cua­
tro caminos:

Camino 1. Com o se ha m encionado an terio rm en te, la


bulimia nerviosa viene m uchas veces preced id a po r la an o re ­
xia nerviosa, la cual, a su vez, es u n a consecuencia d e la dieta:

4 ...
>{■ A norexia Ingesta B ulim ia
/ ^ D ieta — )&
*— . .— í*»- . . — 5**"* .
•j nerviosa com pulsiva nerviosa >

P o r lo g e n e ra l, la p e rs o n a e m p ieza a h a c er d ie ta y a
p erd er peso hacia la m itad de la adolescencia a p esar de que,
en m uchos casos, no h a existido sobrepeso an te rio rm e n te .
, 118
LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS H E C H o s ^ '

C u an d o la p érd id a jte pe.s£,e_s extrema., es muy p ro b a b le el de-!


sarrollo de la anorexjajiexjdosa. Á veces, después de u n tienvf |
po variable, el c o n trol de estas personas sobre sus ingestas^ i
e^ i £ z a .i L a H e.b rarse> iniciándose así la ingesta compulsiva.^ !
El c o n tro l se deteriora p ro g resiv am en te^ el peso re to rn a de ”
fo rm a grad u al hasta rec u p e rar m ás o m enos el nivel original.

CaminoJI. U n cam ino bien d iferente es el que recorren


m uchas personas con trastorno de ingesta compulsiva, parti­
cu la rm e n te aquellas que tienen sobrepeso. Éstas c u en tan ha-
b e 1" te n id o un p ro b le m a de sobrepeso en su in fancia, bas-
tante am es de que em pezaran a com er com pulsivam ente.
P ara ellas la progresión p arece ser desde la obesidad a la die­
ta, y d e sd e la dieta a la ingesta compulsiva:.

(^O besidad — Di et a — Ingest a com pulsiva '''"x

A] c o n tra rio que en el cam ino 1, estas personas parecen


h a b e r em pezado a h a c er d ieta j:o m o respuesta a un proble-
tn a jie obesidad más o m enos acusado.

Camino 3. O tras personas con trastorno de ingesta com ­


pulsiva describen que com ían e n exceso desde la n iñ ez y que
e m p e z a ro n a hacer dieta en u n ln te n to de co n trarrestarlo.
Peró~'e'süs intentos em p eo raro n las cosas, ya que co n tinua­
ro n c o m ie n d o en exceso y, al m ism o dem po, desarro llaro n
un fu e rte sentim iento de p é rd id a de autocontrol.

C o m e r en exceso H acer Ingesta


^ en la infancia dieta com pulsiva

El m o m e n to exacto en que em pieza el p ro b le m a de peso


en c u a lq u ie ra de estas secuencias p arece variar de u n a per­
sona a otra.
Ni el cam ino 2 ni el cam ino 3 p resen tan u n a fase en la x
cual la p e rso n a tenga un peso significativam ente bajo, aim- í
, ^ c \ L ’S AS DE L O S P R O B L E M A S DE L O S A T R A C O N E S 11 9

que a veces se p u ed e p e rd e r u n a gran can tid ad de peso com o


resultado de las dietas.

Camino 4. El cuarto cam ino hacia la ingesta com pulsiva


es probablem ente m enos com ú n ,q u e los anteriores. Éste es
dilecto, sin pasar p o r la dieta. Se observa con m ayor fre-
euencia e n ^ e rs o n a s con diversos p ro b lem as de control de
¡mpulsps (véanse los capítulos 4 y 7). En estas personas, la
puesta en m archa de conductas impulsivas p ara relajar la ten-
simp pare ce ser el factor clave, y h acer dieta n o p arece de­
sempeñar un papel significativo.

Aunque estos cuatro cam inos son los más c o m ú n m en te


mencionados, es im p o rtan te rec o n o c e r que, en algunas p e r­
sonas, se p q edejdar u n a com binación de varios de ellos y que
también pueden h ab er oirás form as de llegar a la ingesta
compulsiva.

El curso de los problemas de ingesta compulsivi


mpo

La tercera razón p o r la cual es tan difícil conocer las cau­


sas de la ingesta com pulsiva es que su curso varía de unas
personas a otras. Para_algunas,_eLproblem a d u ra un tiem po
limitado y no hay recaídas m ientras que, p a ra otras, éstas son
lo habitual. En otros casos el p ro b le m a p e rm a n ec e de form a
estable .d u ran te m uchos años. Esto p arece indicar que exis­
ten factores adicionales, m uchas veces d iferentes de aquellos
que fueron responsables del inicio del p roblem a, que e n tra n
enjuego en el m an te n im ie n to del m ism o.
Los factores responsables de que u n p ro b lem a de inges­
ta compulsiva persista o rem ita no están del todo claros. En
el capítulo 4 hem os a p u n ta d o que la d ie ta e stric ta , el pensa­
miento todo-o-nada y la baja autoestim a contribuyen a p e r -
petuar la ingesta com pulsiva. Com o verem os en este capítu-
Id, las dificultades en las relaciones interpersonales, así com o
120 LA I NGESTA COMP UL S I VA: LOS HECHO
#
ifá
d eterm in ad o s sucesos y. circunstancias, tam bién p u e d e n in-f'
flu iF e ñ su m an ten im ien to . ,f

Identificar las cansas: un problema bipartito

Com o acabam os de señalar, los problem as de ingesta com­


pulsiva p u e d e n p rese n tar un curso diferente en distintas per­
sonas. P or tanto, es im p o rtan te idendficar ios factores res­
ponsables de que el p ro b lem a se inicie y, p o r otro lado, los
que h a c en que se m an ten g a. P o r ejem plo, es p ro b a b le que
6 l u ■Vj K U / ^ los factores que llevan a las m ujeres a h a c er dieta durante la
* i adolescencia sean relevantes para el desarro llo de los pro­
blem as de in g estaco m p in siv aTya que hacer~ díetasuele pre-
O.
ced e r al inicio de los atracones. P or su parteT"¡os estresores
vitales p u e d e n leñH m nayoTñm pacto después del inicio. Así
pues, el tem a de las causas incluye dos cuestiones: 1) ¿por
qué se inicia el problem a de ingesta compulsiva?, y 2) ¿por qué
persiste? Por tanto, parece natural y lógico dividir los pro­
blem as de ingesta com pulsiva en dos fases: la fase de desa­
rrollo (antes de su inicio) y Ia.faseji£jaaam-Lejaiiiü¿nt^(ctés'
p u ^ d e suTiucTó). ~~
H acer esta distinción no sólo nos ayuda a c o m p re n d er el
papel de todas las posibles causas, sino que tam bién tiene
^(^im portantes im plicaciones prácticas p ara la prevención y el
/J ) r ' ^ - ^ ^ ratam ien t0 *os Pr°blem as de ingesta com pulsiva. Es de­
cir, si el objetivo es la prevención, la tarea será identificar
a q u ellos factores que ejercen su influencia antes deFirilcio
— d u ra n te la fase de desarrollo— e J n fe n ta r d e te n e r su ac-
ción. P or el co n trario , d u ran te el tratam iento son los facto­
res que influyen en su m an tenim iento los que deben ser
identificados y superados para que el p ro b le m a alim entario
no persista ni recu rra.
P or tanto, la cuestión global de «¿Cuáles son las causas
de los problem as de ingesta compulsiva?», d eb e ser dividida
en dos apartados, cada uno de los cuales se analizará por se­
parado a lo largo de este capítulo:

í.
C AUS AS DE LOS P R O B L E M A S D E L O S A T R A C O N E S 121

jQ ué factores aum entan o dism inuyen el riesgo de desa­


rrollar u n problem a de ingesta compulsiva?
; Q ué factores increm en tan o dism inuyen la probabili­
dad de recuperarse, u n a vez que el problem a de ingesta
compulsiva se h a iniciado?

Factores que pueden causar el inicio de los problemas


d e 'i n c e s t a COMPULSIVA '

Los siguientes factores p arecen influir en el inicio de ios


problem as de ingesta compulsiva, a u n q u e hay que ten e r en
cuenta que la investigación hasta la fecha es lim itada, por lo
que esta inform ación es provisional.

tí>
Factores sociales

Como se explica en el capítulo 3, la bulimia nerviosa


emerge en los años setenta y o c h e n ta en aquellas zonas del
m undo donde está tam bién presente la anorexia nerviosa:
Norteam érica, E uropa del n o rte, Australia y Nueva Zelanda.
Como estos países tienen en com ún el hecho de que es muy
deseable para las mujeres estar delgadas y, además, ta d ie ta es
algo muy com ún entre las jóvenes, se supone que los factores
sociales que emp-ujaa-3-las_mujeres a h acer régim en jau ed en
contribuir_al desarrollo de los p ro b lem as de afim em ación.
Entre estos factores hay uno que parece haber desem peña-
do un papel cláve: el cam bio en el aspecto de lasrñodelos. La
bulim ia nerviosa expertm ññtoriin auge cuando se puso de
m oda estar extremadamente delgada, com o la p opular m odelo
inglesa Twiggy.
La distribución geográfica del trastorno de ingesta com­
pulsiva no ha sido estudiada aún, p ero sería interesante ave­
riguar si es la misma que la de la anorexia y la bulim ia ner­
viosas.
íST =
122 LA I N C E S T A C O M P U L S I V A : L O S H E C H O R -

# 1
Sexo !& |

El capítulo 3 ex pone el hech o de que tanto la bulim ia' -


nerviosa com o el trasto rn o p o r ingesta compulsiva son mu- • I
cho m ás com unes e n tre m ujeres que entre hom bres, aunque
esta disparidad e n tre los sexos p arece ser m enos m arcada en
el trasto rn o p o r ingesta com pulsiva. (Para más inform ación
acerca de los trastornos alim entarios en hom bres, véase el li­
bro com pilado p o r el d octor A rn o ld A ndersen que puede i
e n c o n g a rse en «Lecturas com plem entarias».) ¿Por qué las i
m ujeres tienen un m ayor riesgo de desarrollar problem as de
ingesta com pulsiva? U n a razón im p o rta n te es, p ro b ab le­
m en te , el h ech o de que h a c er dieta es m ucho m ás común
en m ujeres que en hom bres y, com o vamos a explicar segui­
d am en te, losj~egím enes increm em an ^ en o rm em ente el ries-
g o d,e d esarro llar mT p i oLlerna de. in g esta com pulsiva.
Esto nosTleva a p lan te arn o s o tra cuestión: ¿por qué ha­
cer dieta es más com ún en las m ujeres que en los hom bres? •
Hay varias razones: en p rim e r lugar, las-presiones sociales
p a ra estar delgadas se han c e n trad o m ucho máTerTIalñ ñ íie -
r £L5i en segundo lugar, éstas son más p ro p e n sas q u e lo s !
h o m b re s a basar el se n tid o de la a u to estim a en su apltnerv
ciaUEstas actitudes tie n e n sus raíces en im p o rta n tes cues­
tiones re la c io n a d a s con las d ife ren c ias en la socialización
e n tre h om bres y m ujeres y con los roles conflictivos y com­
petitivos de las m ujeres en las sociedades occidentales (para
u n a persp ectiv a .fem inista sobre las causas de los p ro b le ­
m as de ingesta com pulsiva, véase el artículo de la doctora
R uth Striegel-M oore, de la U niversidad de Wesleyan, inclui­
do en «Lecturas com plem entarias» y resum ido en el siguien­
te c u ad ro ).

Grupo étnico.

C om o se m en cio n ab a en el capítulo 3, al contabilizar la J:


in cid en cia de la bulim ia nerviosa en Estados U nidos estu-
f \ L ' S A S DE L O S P R O B L E M A S DE L O S A T R A C O N E S 123

F eminidad e ingesta com pulsiva :


UNA PERSPECTIVA SOCIAL

En «Etiology of Binge Eating: A Developm ental Pers­


pective», R uth Striegel-M oore describe cóm o la form a
en que las mujeres se definen a sí mismas y las expectativas
que la sociedad les im pone, se com binan para hacer que
las mujeres en general, y las jóvenes en particular, sean vul­
nerables al desarrollo de los problem as de ingesta com ­
pulsiva.
Striegel-Moore afirm a que la identidad o autoconcep-
10 de una m ujer se basa en la conciencia de sus caracte­
rísticas únicas pero «articuladas dentro del contexto de
sus relaciones interpersonales significativas», lo cual hace
a las mujeres especialm ente vulnerables a las opiniones
de los demás. Por otro lado, como «el atractivo físico con­
tribuye significativamente al éxito en el terreno social, no
es sorprendente que las m ujeres hagan de su apariencia y
de su peso algo muy prioritario en sus vidas». Esto sigue
siendo cierto en nuestros días, aunque los roles sociales
de las mujeres parecen estar expandiéndose a más áreas,
porque la imagen socialm ente deseable, incluso en esos
nuevos roles, sigue siendo la de m ujeres jóvenes, delgadas
y muy atractivas. D esgraciadam ente los estereotipos p er­
sisten: «Las m ujeres que se salen del papel tradicional­
m ente visto como fem enino, a causa de su orientación
política (por ejem plo, fem inistas) o a causa de su o rie n ­
tación sexual (por ejem plo, lesbianas), son m uchas veces
contem pladas bajo el estereotipo de físicam ente desagra­
dables».
El problem a con tales definiciones de la identidad fe­
m enina, según la autora, es que conducen a hacer dieta, lo
cual puede llevar a la ingesta compulsiva. «Las chicas que
se sienten inseguras de su identidad, especialm ente de
cómo son evaluadas p o r los demás, pueden centrarse en
su apariencia física porque les proporciona u n a form a
concreta de construirse una identidad.»
' 124- la I NGES T A COMPULSI VA: . LOS ^ECHos' ^j

D e hecho, com o afirma Striegel-Moore, «pararíauna-


YiOEÍa de chicas, el actual ideal de belleza es biojógicamen-
t<Unalcanzahle»T-Su maduración física les-líeva a estar muy
lejos-deLacluaLixleal-femenino de belleza. Cuando se pn-
frentan al fracaso en lograr este ideal a través de las dietas
es ¡p robaBIéque esfascfiícas desarrollen una baja autoestí-
ma. Se^micia entonces un círculo vicioso.

Fuente: Stiegel-Moore, R. H., «Etiology of Binge Eating: A Deve­


lopmental Perspective», en Binge Eating: Nature, Assessment and.
treatment, compilación de C. C. Fairburn y G. T. Wilson, Nueva
York, Guilford Press, 1993.

d ian d o muestras de pacientes en tratamiento, se ha observado


que es m u ch o más frecuente en las m ujeres blancas que en
las negras; p ero es evidente que las m uestras de pacientes
no son m uy fiables: p o r ejem plo, es posible que las mujeres
blancas b usquen tratam iento con m ayor frecuencia que las 1
negras. En contraste, los estudios llevados a cabo en la po­
blación g en eral (m uestras com unitarias) indican que el tras­
to rn o p o r ingesta com pulsiva se da p o r igual en tre personas
blancas o negras en Estados U nidos. No obstante, estos re­
sultados necesitan ser confirm ados, ya que, hasta la fecha,
esos estudios tienen im p o rtan tes déficits, especialm ente en
cu an to a la evaluación de la ingesta compulsiva.

Clase social

P o r lo que se refiere a las muestras clínicas, existen evi­


dencias de que la m ayoría de p e rso n a sjx m bulim ia n e r viosa
p ro c^d^ri^le^iases-rn^dias^L -aitas^m ásjjne de clases bajas.
Pero, u n a vez más, esto jauede significar que es más probable
que-Laaqmgmras b u sq u en tratam iento.
La d istribución p o r estratos sociales del trastorno por in­
gesta com pulsiva aún no se h a investigado a fondo.
u\ s CAUSAS DE LOS PROBLEMAS DE LOS ATRACONES 125'

Edad
"
Hav muchas evidencias ( tal como se ilustra en la figura 13)
de que los problemas de ingesta compulsiva se suelen iniciar
(-n la adolescencia o en el inicio de la etapa adulta. Este he­
dió puedémíebersira que es particularmente cfímÚH-Mcsr
dA-taj1 estas edades; el motivo puede ser resultado de dos
lacloresTeñlpnmer lugar, como hemos mencionado antes, las
mujeres son más propensas que los hombres ajuzgaou.au.to-
(•suma en Función_rte su apariencia (y estojes particularmente
cícTto ITésaTedades); y, en segunda instancia, enja^puhertad
inuchasmuj£i^s.jjiv£ji£5JÍesa«íoltaru n ^-:figucaxcLrpQralque
se aleja bastante del idealjru£atQ_d£jnanjfiesto^en las.formas
1 1eTasjaé tuSIi^^ No es sorprendente, pues,
queuna mujer joven cuyo desarrollo coqaoral no se parece a
ese ideal se esfuerce en intentarjograrlo a través de la dieta.
O tro factor relacionado con la edad es que la adolescen­
te!, com o sab em o s,-su p o n e im p o rta n te s d e safíos p a ra el
desarrollo de l\ p e r s o ñ a l i d a d ^ m bio 5 e n la a pariencia físi-
crwdliTNnacToñes en~el~¿Fia d o de ánim o y cambios en los ro­
les y expectativas sociales. Los adolescentes con los rasgos de
p(»rsnnalida7rqTmlFcr'ee_que predisponerTaTdcsarrollar pro-
hlemas~de~ingesta compulsiva (véase más adelante, en este
capítulo, «Características de personalidad») son particular­
mente propensos a experimentar una sensación de pérdida
de control, y algunos encuentran que hacer diepajes.ayuda a
resrahlerer ese senhdixrfe^uxKmrirrol. Además, como es una
forma de conducta considerada socialmente aceptable, les
proporciona un recurso tangible de estar consiguiendo un
objetivo, lo cual les ayuda a sentirse más seguros de sí mis­
mos. Desde su punto de vista, hacer.d.Í£tales_praporcÍQna una
sensación de auxocontroLmayor que, cualquier otra cosa, y
esto puednjgerjiian.ecei_asLdurante.años.
T am bién parecen relevantes ciertos cambios del estilo de
vida dependientes de la edad, por ejem plo, dejar el hogar
para ir a la universidad. De hecho, es frecuente que los pro­
blemas de alim entación se inicien o em peoren en esa época
LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS H E C H O s t !

E d a d d e in ic io d e la BN

Número de sujelos
N ú m e ro d e s u je to s

E dad

Fi g u r a 13. Edad de comienzo de los problemas

de ingesta compulsiva (BN P bulimia nerviosa;


TIG - trastorno por ingesta compulsiva).
L^S CAUS AS DE L O S P R O B L E M A S DE L O S A T R A C O N E S 127

y es fácil c o m p re n d e r p o r qué ocurre así, ya- que se trata de


una transición estresante y, adem ás, p a ra algunos adolescen-
ies es la p rim e ra vez que tien en un control p len o acerca de
su alim entación. P or tanto, algunos em piezan una fase de
subalim entación descontrolada m ientras que otros com en
cu exceso y au m en tan significativam ente de peso.

Obesidad

Com o m encionábam os en el capítulo 5, actualm ente sa­


bemos que el peso y la figura están fu ertem e n te d e te rm in a ­
dos po r factores genéticos. A lgunas investigaciones indican
que las p erso n as que desarrollan bulim ia nerviosa pu e d e n te­
ner un riesgo in cre m e n tad o de obesidad. Esta suposición se
basa en la observación de que m uchas tienen u n a historia de
sobrepeso en la infancia-y en el h ech o de que existe u n a la s a
más elevada (que en 1?. población gen eral) de obesidad e n ­
tre los fam iliares. N atu ralm en te, es p ro b ab le que esta vul­
nerabilidad a la obesidad les lleve a h a c er dieta, dadas las
presiones sociales antes m encionadas. A dem ás, te n e r jm fa­
miliar con ujxqm oblem ajágnificativo de peso pu ed e sensibi­
lizar a la p erso n a al tem or a e n g o rd ar, llevándola a luchar
para evitarlo m ediante la dieta. No disponem os de datos si­
milares con respecto al trasto rn o p o r ingesta compulsiva,
pero p a re c e estar bastante relacionado con la obesidad.

Trasto rn o s y p ro bJem as-de .a lim e n ta ción den tro d e la fa m ilia

Diversos estudios han hallado q u e los trastornos de ali­


m entación tienen una m ayor in cid en cia p o r razones d e fa­
milia^ lo cual significa que los fam iliares de un_p_aciente con
-O
un trasicmr©-d<Y a lim e n ta ció n tie n e n .m ayor p ro b a b ilid a d
(que l a poblaci'ón general)- de p a d e c e r problem as o trastor­
nos alim entarios. Esto p u e d e deberse a fac to r e s h e re d ita r i o s A
r- .
(genéticos) y la m ejor fo rm a de investigar esta posibilidad es

■'.'YÓ- YA'-:A.
A y
128 LA I NGES TA COMPULSI VA: LOS HECHOS

e x am in an d o las tasas de p roblem as alim entarios en parejas^


de gem elos id én ü co s (que p ro c e d e n de u n mism o óvulo) y
no idénticos (que p ro c e d e n de dos óvulos distintos). Los pri­
m eros tien en los mism os genes, p o r lo que ten d rían el mis­
m o riesgo si el trastorno fuese h e re d ita rio , m ientras que los
segundos c o m p a rte n sólo la m itad de sus genes, igual que
los h e rm a n o s n o gem elos. El m e jo r estudio de gemelos
q u e se h a llevado a cabo hasta la fecha (véase el cuadro si­
guiente) m uestra que existe u n a influencia genéüca signifi­
cativa en la bulim ia nerviosa, p ero n o sabem os exactam ente
qué es lo que se hereda. E xisten m uchas posibilidades, des­
de la te n d e n c ia a te n e r un peso particular, las respuestas
biológicas y psicológicas al h e c h o de h a c er dietas, o ciertos
rasgos de personalidad. H asta a h o ra no se han realizado es­
tudios de gem elos con trastornos p o r ingesta compulsiva.
El hecho de que los trastornos de alim entación se den
con más frecu en cia en d e te rm in a d as familias no indicaría
n ecesariam en te que los factores hereditarios sean total o
p a rcialm en te responsables. Su m ayor incidencia en estos
núcleos fam iliares tam bién p o d ría deb erse a que algunos
m iem bros-de la fam ilia «contagien» a otros. Para tratar de
hallar la posible contribución de este «contagio» de acdtu-
des problem áticas a través de la convivencia familiar, se han
realizado u n a serie de estudios acerca de las acdtudes y con­
ductas relacionadas con la com ida, el comer, la figura y el
peso e n tre los fam iliares de personas con trastornos de ali­
m entación. H asta la fecha estos estudios se han centrado en
los casos de anorexia nerviosa, y los hallazgos han sido muy
variables: en algunos de ellos se h an encontrado altas tasas
de conductas y acdtudes inusuales, m ientras que en otros no.
En la práctica clínica es fre c u e n te observar aparentes
«contagios», p o r ejem plo las m adres que presionan a sus hi­
jas para que se u n a n a eH aTeñ'lis'dietas'. "—
■ U\S CAUSAS' DE LOS PROBLEMAS DE LOS ATRACONES 129

¡ El estudio de gemelas de V irginia

¡ Este estudio es, con m ucha diferencia, el más amplio


j llevado a cabo con gemelos para estudiar trastornos de
' alim entación. Se hicieron entrevistas a 1.033 pares de ge­
melas identificadas a través del registro de gemelos de
i Virginia (dentro del registro de todos los nacimientos ocurri-
i dos en ese E stado). Las entrevistas se diseñaron para iden-
! dficar a aquellas gemelas que tuviesen bulimia nerviosa o
I algún problem a parecido. La edad media de las gemelas
entrevistadas era de treinta años.
Se halló que la tasa de concordancia entre gemelas
idénticas excedía enorm em ente al que se daba en gem e­
las no idénucas. En otras palabras, si un miembro de una
pareja de gemelas idénticas tenía bulimia nerviosa, era
mucho más probable que su herm ana (con los mismos ge­
nes) tuviera el trastorno que en el caso de gemelas no
idénticas (que com parten los mismos genes que tos her­
manos corrientes).
Este hallazgo supone una fuerte evidencia de que los
factores genéücos desem peñan un papel importante corno
causantes de la bulimia nerviosa.

Fuente: Kendler, K. S„ MacLean, C„ Neale, M., Kessler, R., Heath,


A., y Eaves, L., «The genetic epidemiology of bulimia nervosa»,
American Journal of Psychiatry, 1991, n.° 148, págs. 1.62/-1.637.

Trastornos psiquiátricos dentro de la familia

Se ha estudiado la posibilidad de que los tras torn osjg i-


quiátricos en fam iliares p u edan constituir un factor de ries­
go para los trasiacnas de alim entación, ¿ ^ .jn ay o r parXeude
esteTtnábájo se h a centrado en ¡yacientes con anorexia ner
vi osa", au nque tam bieTTeinrifen^algunos estudios acerca de la
W liinianñL T ^sa- Las familias de personas con trastornos
por ingesta compulsiva aún no se h an investigado.
130 LA I N G E S T A C O M P U L S I V A : L O S H E C H O S

M adres , hijas y alteraciones en la alimentación

Se identificaron dos grupos de madres e hijas según


las puntuaciones obtenidas por las segundas en un cues­
tionario utilizado para medir trastornos alimentarios. Uno
de los grupos se formó con quienes habían obtenido pun­
tuaciones más altas y otro con las que habían obtenido
puntuaciones más bajas. La edad media de las hijas era de
16 años y la de las madres de 43.
Las madres de las chicas con trastornos de alimenta­
ción diferían de las del otro grupo de madres en los si­
guientes aspectos de interés:

1. Sufrían más trastornos de alimentación.


2. Pensaban que sus hijas deberían perder más peso.
3. Eran más críticas con respecto a la apariencia de sus
hijas.

Estos hallazgos indican que la transmisión del'trasinr-


no de alimentación de.ntro de las familias puede deberse,
al menos en parte, al «contagio», es decir, a
de ciertas actitudes problemáticas de las madres.

Fuente: Pike, K. M., y Rodin, J., «Mothers, daughters, and di­


sordered eating», Journal ojAbnormal Psychology, 1991, n.° 100,
págs. 198-204.

El trasto rn o psiquiátrico más am pliam ente estudiado en


esta área es, con m u ch a diferencia, la depresión. Los hallaz­
gos indican que la existencia de casos de depresión de in­
tensidad clínica d e n tro de u n a fam ilia increm en ta el riesgo
de q u e las hijas p uedan- d e s a r r o lla r a n problem a- de- alim en­
tación. A ún n o conocem os con seg u rid ad qué m ecanism o
p u e d e ser el resp o n sab le de esto. P u ed e deberse a u n a a n o r­
m alidad biológica subyacente, cornou~ñ"~deíecto~ en la'regm
lación de la sero to n in a, u n n e u ró tran sn iiso r relacionado
la s c a u s a s d e l o s p r o b l e m a s d e l o s a t r a c o n e s 131

tanto con la d e p re sió n com o con el co n tro l de la ingesta


(véase el capítulo 5). N o obstante, esa relación tam bién p o ­
dría explicarse p o r la influencia de h a b e r sido criado p o r un
padre o u n a m adre depresivos d u ran te la infancia.
O tra psicopatología cuya relación con los problem as de
ingesta com pulsiva tam bién ha sido e stu d ia d a es el abuso
de sustancias psicoactivas (por ejem plo, el abuso de alcohol
o drogas). Pero, tal com o explicarem os en el capítulo 7, no
se ha hallado n in g u n a asociación específica en tre la bulim ia
nerviosa y el abuso de sustancias. P o r lo que se refiere ai tras­
torno p o r ingesta compulsiva, se su p o n e que p u e d e existir
una fuerte asociación entre éste y el abuso de sustancias,
pero aún no se ha investigado.

Trastornos psiquiátricos infantiles

Com o explicam os en el capítulo 4, las personas con buli­


mia nerviosa p resen tan a m en u d o u n a sintom atología d e ­
presiva de intensidad clínica, pero, p o r lo general, p arece
ser una consecuencia del problem a de ingesta com pulsiva y,
de hecho, suele coincidir o seguir al inicio del p ro b lem a de
alim entación. Sin em bargo, trabajos rec ien te s de m i e q u i­
po en O xford indican que en las perso n as con bulim ia n e r­
viosa es fre c u e n te el h ab er estado d eprim idas antes del inicio
de su p ro b lem a alim entario y que, adem ás, el inicio tem p ra­
no de la d e p resió n increm en ta el riesgo de d esarro llar b u ­
limia nerviosa. No se ha estudiado de fo rm a ad ecu ad a la re ­
lación e n tre los problem as de ingesta com pulsiva y otros
trastornos psiquiátricos infantiles.

Sucesos o experiencias traumáticas durante la infancia

Los clínicos que trabajan con pacientes con problem as


de ingesta compulsiva han observado que es habitual que
estas personas hayan vivido sucesos traum áticos d u ran te la
13 2 LA I N G E S T A C O M P U L S I V A ; L O S H E C H O S

infancia, com o m u e rte s, separaciones, relación problem áti­


ca e n tre sus p a d re s, e n fe rm e d a d e s físicas, rechazo social, o
u n a m ezcla de varios de esos conflictos. Sin em bargo, aún
no está claro si estos sucesos son m ás frecuentes en tre estos
pacien tes que en los q u e p a d e c e n otros trastornos psiquiá­
tricos. . '
El abuso sexual es el suceso traum ático que se ha estu­
diado con m ás detalle. In icialm en te se pensaba que la tasa
de, abuso sexual in fan d l e ra especialm ente alta en tre perso­
nas con b ulim ia nerviosa. Sin em bargo, un estudio de la
U niversidad de L eicester (In g laterra) señala que la tasa de
abuso sexual in fa n d l e n tre pacientes con trastornos de ali­
m entación no es más elevada que en pacientes con otros
trastornos psiquiátricos (véase el cuadro de la página 133).
O tro estudio de m i eq u ip o en O xford com para las tasas de
abuso sexual e n tre tres g ru p o s reclutados directam ente de la
com unidad: m u jeres sin nin g ú n trastorno psiquiátrico, mu­
jeres con un tra sto rn o psiquiátrico no alim entario y mujeres
con bulim ia nerviosa. D ado que los tres grupos fueron obte­
nidos de m uestras com unitarias, se elim ina el posible efecto
de no rep re sen ta d v id a d que se pro d u ce cuando se estudia
sólo a personas que buscan tratam iento. Los resultados de
este estudio in d ican que existe u n a mayor incidencia de abu­
so sexual infantil e n tre las m ujeres que desarrollan después
u n trasto rn o de la alim enta: ión, que en las que no tienen
n in g ú n trasto rn o psiquiátrico. Sin em bargo no parece exis­
tir u n a relación específica, ya que las personas con otros tras­
tornos psiquiáuácos tien en la m ism a probabilidad de haber
sufrido abusos sexuales en el pasado. Por tanto, los datos co­
n ocidos su g ie re n q u e las m u jeres que han sufrido abusos
sexuales en la infancia c o rre n u n riesgo mayor de ten er alte­
raciones psiquiátricas en g eneral, que de p adecer trastornos
alim entarios en particular. A unque estos hallazgos indican
que el abuso sexual no p arece te n e r un papel específico im­
p o rta n te en el desarrollo de los trastornos alim entarios, esto
no dism inuye la im p o rta n c ia del abuso sexual com o posible
factor etiológico en algunos casos individuales.
LA S. C A US A S D E L O S P R O B L E M A S DE L O S A T R A C O N E S 133

A b u so s sexuales y tr asto rno s de alimentación

En el primer estudio llevado a cabo para comprobar


esta posible relación, investigadores de la Universidad de
Leicester, en Inglaterra, compararon las tasas de abuso se­
xual infantil entre mujeres en tratamiento por trastornos de
alimentación y mujeres tratadas por otros trastornos psi­
quiátricos.
El estudio se llevó a cabo en dos etapas. En la primera,
las pacientes completaron un cuestionario en el que se les
preguntaba si habían experimentado en la infancia suce­
sos que podían haber constituido abuso sexual. Después,
cada una fue entrevistada por una investigadora para cla­
rificar la naturaleza de dichos sucesos.
Se halló que el 31 % de mujeres con trastornos de ali­
mentación había experimentado algún suceso de ese tipo,
en comparación con el 50 % de mujeres con otros trastor­
nos psiquiátricos. Considerando estos sucesos por separa­
do según su naturaleza, la persona que los perpetró y la
edad en que los habían sufrido, no cambiaba el patrón ge­
neral de los resultados.
Estos sugieren que la tasa de abuso sexual en la infan­
cia no es mayor entre las personas con trastornos de ali­
mentación que entre quienes sufren otros trastornos psi­
quiátricos. Este dato ha sido confirmado después por otros
grupos de investigación.

Fuente: Palmer, R. L., y Oppenheimer, R., «Childhood experien­


ces with adults: A comparison of women with eating disorders
and those with other diagnoses», International Journal of Ealing
Disorders, 1992, n.° 12, págs. 359-364.

Características de personalidad

Com o m en cio n áb am o s en el cap itu lo 4, las personas


c'-on ciertas características de p e rso n a lid a d p a re c e n partí-
if )

134 LA I N C E S T A C O M P U L S I V A : LOS H E C H O S i §

c u la rm e n te p ro p e n sa s a d e s a rro lla r p ro b lem as de ingesta 71


com pulsiva. La m ayor p a rte de las invesdgaciones sobre
este tem a se h a n c e n tra d o en p a c ie n te s con an o re x ia n er­
viosa y, p o r tan to , los hallazgos son m ás relevantes p ara la
b u lim ia n e rv io sa q u e p a ra el tra s to rn o p o r ingesta com ­
pulsiva.
Parece que las personas que acaban desarrollando ano­
rexia n erviosa son inusualm ente sumisas y escrupulosas du­
rante su infancia. A m en u d o suelen p resentar problem as de
tim idez y p u e d e n te n e r dificultades en relacionarse con sus
com pañeros. A dem ás ü en d en a ser com petitivas y obsesivas
con la co n secución de sus objetivos, lo que les lleva a plan­
tearse m etas elevadas e in te n ta r conseguirlas a toda costa. Es­
tos rasgos específicos p arecen ser los precursores de la baja
autoestim a y del perfeccionism o que se observa en m uchos
pacientes con an o rex ia y bulim ia nerviosas.
La ex p e rien c ia clínica a m e n u d o confirm a estos hallaz­
gos. El d o c to r M ichael Strober, de la UCLA, una autoridad
en trasto rn o s de personalidad y alim entarios, ha afirm ado
que la e x p lo ra c ió n d etallada del m u n d o in te rio r de estos
p a c ie n te s revela: «m iedo o m n ip re se n te de p a re c e r débil,
in ad ecu ad o y m ediocre; incapacidad de hallar placer en el
ocio; rech azo a afro n tar'riesg o s e innovaciones, a em pren­
der acciones esp o n tán eas y desinhibidas, o a hacer valer sus
sen üm ientos; y la vivencia de sus im pulsos y deseos com o un
despilfarro que les distrae del principal objetivo, consistente
en lo g rar m etas elevadas». El d o c to r Strober afirm a que este
tipo de rasgos de p erso n alid ad p ro d u c e n com o resultado un
estado de vu ln erab ilid ad , es decir, u n a predisposición a caer
en p ro b lem as psicopatológicos a n te las dem andas evolutivas
de la adolescencia.
Las características de p erso n alid ad de quienes padecen
un tra sto rn o p o r ingesta com pulsiva no se h an estudiado
hasta a h o ra , p e ro n u estro trabajo con estos pacientes nos
m u estra algunos de estos rasgos. E n particular, las personas
con tra sto rn o p o r.in g e sta com pulsiva p arecen te n e r proble­
mas de falta.de asertividad y d e b aja autoestim a. -
LAS CAUSAS DE L O S P R O B L E M A S DE L O S A T R A C O N E S 135

Como m encionábam os antes, hay u n subg ru p o en tre los


pacientes con problem as de ingesta com pulsiva que p rese n ­
ta dificultades en el co n tro l de los im pulsos a nivel general y,
a m enudo, estas dificultades son ya evidentes en la infancia.

Hacer dieta

En el capítulo 4 iniciam os el análisis de la conexión en tre


la ingesta compulsiva y las dietas, y señalam os que am bos fo r­
man parte de un círculo vicioso que tiende a a u to m a n te n e r­
se. Pero, adem ás, hacer dieta in crem en ta tam bién el riesgo
de que se inicie un problem a de ingesta compulsiva; de h e ­
cho, parece el principal factor de riesgo. Por ejem plo, un es­
tudio (véase el cuadro siguiente) m ostró que, en tre las ad o ­
lescentes, la probabilidad de convertirse en bulím icas es ocho
veces superior entre las que hacen dieta que entre las que no
la hacen. No obstante, sabem os q u e d a m ayoría de las perso­
nas que hacen dieta no desarrollan problem as alim entarios,
por lo que otros factores, pro b ab lem en te sim ilares a los que
hemos m encionado antes, deben com binarse con la dieta
para in crem en tar el riesgo de desarrollar problem as de in­
gesta compulsiva. T am bién es posible que solam ente ciertas
formas de h acer dieta consdtuyan u n factor de riesgo que
predispone a padecer problem as de ingesta compulsiva.

El asunto clave: no existen causas únicas

r
No hay una única causa para los problemas de ingesta compul­
siva. No obstante parece que, en m uchos casos, la dieta d e ­
1
sem peña u n p ap el m uy im p o rta n te y directo com o causante
de la ingesta com pulsiva (véase el capítulo 4). Así, si consi­ » i
Xh¿> ó ’4

deram os la dieta com o u n im p o rta n te factor causal de la in ­


gesta com pulsiva, esto p o d ría explicar: la distribución g e o ­
gráfica de la bulim ia nerviosa, el hech o de q u e el riesgo de
padecer pro b lem as de ingesta com pulsiva:sea m ayor en las
¡tid
- i ®
LA INGESTA COM PULSIVA: LOS HECHOS

r C ‘- ' k

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L as dietas com o factor de riesg o
v.®'
ri-
Un total de 176 chicas de ocho escuelas estatales de
Londres fueron entrevistadas en dos ocasiones con un in­
tervalo de doce meses. En la primera ocasión, su edad me­
-t dia era de quince años y se determinó que un tercio de
ellas (el 35%) hacían dieta.
.. i
Cuando volvieron a ser entrevistadas, doce meses des­
pués, se halló que un número significaúvo de las que ha­
cían dieta habían desarrollado bulimia nerviosa. Los in­
L
vestigadores calcularon que éstas tenían una probabilidad
ocho veces mayor de desarrollar este trastorno que las que
no hacían dieta.

Fuente: Patton, G. C., Johnson-Sabine, E., Wood, K., Mann, A. H.,


yWakeling, A., «Abnormal eating attitudes in London schoolgirls.
i A prospecuve epidemiological study: Outcome at twelve month .
follow-up», Psychological Mediríne, 1990, n.° 20, págs. 383-394.

| m ujeres y la e d a d de inicio de estos problem as, ya que todas


I esas circunstancias d e n e n en com ún que en todas ellas son
más frecu en tes las dietas. No obstante, sabem os que la in-
! . gesta com pulsiva no siempreva precedida p o r las dietas y que,
! adem ás, no todos los que hacen regím enes desarrollan pro­
blem as de ingesta com pulsiva. Esto significa que otros fac­
tores — sociales, psicológicos o físicos, p o r sí m ism os o en
I co m b in ació n co n las dietas—■d esem peñan tam bién un pa-
) pel decisivo en el desen cad en am ien to de los problem as de
^ ingesta com pulsiva.

r
Factores que pueden mantener activos
LOS PROBLEMAS DE ATRACONES
iL
Se h a estu d ia d o m uy poco sobre cóm o los problem as de
ingesta com pulsiva cam bian a través del tiem po y qué facto-
LAS C A U S A S DE L O S P R O B L E M A S DE L O S A T R A C O N E S 137

res influyen en su curso. P o r tanto, es difícil saber cuáles son


los factores responsables de que persistan, qué les hace cesar
y qué es lo que lleva a recaer en ellos una vez superados. No
obstante sabem os que algunos factores parecen d e sem p e ñ ar
un im p o rtan te papel.

Hacer dieta

En el capitulo 4 se han descrito varias form as en que las


dietas hacen a la gente p ro p en sa a com er com pulsivam ente. p *
Si la fo rm a de hacer dieta es «extrema» (esto es, se restringe w
m ucho la cantidad de com ida), p u e d e n surgir fuertes pre-
siones fisiológicas para com er. Y si la dieta es «estricta» (es \ .
decir, si quien la hace ü en e m etas dietédcas dem asiado res- /^V.Ü^iU-41Ú.
trictivas y m antiene una actitud perfeccionista p ara cum plir- .....
las), la-persona que la hace ten d erá a oscilar en tre la dieta y
la ingesta compulsiva, cada un a.d e las cuales prom ueve a la T l b A,
otra. A través de estos m ecanism os, el hacer dieta parece
m an te n er los problem as de ingesta compulsiva. Es p o r esta
razón p o r la que m uchos tratam ientos se cen tran en elim i­
nar o m o d erar las dietas (véase el capítulo 8 y la seg u n d a par­
te). Paradójicam ente, la dieta parece desen cad en ar episo­
dios de sobreingesta incluso en personas que no com en
com pulsivam ente. Un am plio cuerpo de investigación de la­
b o ratorio ha identificado en las personas que hacen, dieta el
llam ado efecto de contrarregulación: la tendencia de quie­
nes hacen dieta a ab an d o n arla y com er en exceso bajo u n a
serie de circunstancias.
Varios factores em pujan a h acer dieta; los más im p o rta n ­
tes son el deseo de ejercer el autocontrol, ya m encionado an ­
tes, y el exceso'de preocupación por la apariencia y el peso.
Esta preocupación po r la figura y el peso está fo m en tad a p o r
la m o d a que im pera en la sociedad occidental actual, que
exige m an te n er una figura delgada. En las p ersonas que han
tenido sobrepesp en el pasado es particu larm en te probable
que hagan dieta por m iedo a recu p erar el peso perdido, y
138 LA I N C E S T A C O M P U L S I V A : L O S H E C H O S

sus esfuerzos p u e d e n verse apoyados p o r sus fam iliares y


amigos.

Vómitos y abuso de laxantes

Estos dos m étodos para c o n tro la r el peso tienden tam­


bién a facilitar la ingesta com pulsiva p o rq u e la creencia en
su eficacia n eutraliza al principal factor disuasor de la inges­
ta com pulsiva: el te m o r de g a n a r peso. En la bulim ia n e r ­
viosa, en la que son habituales estos m étodos, se instauran
u n a serie de círculos viciosos que in teractú an entre sí pro ­
m oviendo la c o n tin u id a d de la ingesta compulsiva (véase la
figura 14). Este tem a ya fue analizado en el capítulo 4.

Relaciones interpersonales, sucesos y circunstancias

U na gran variedad de sucesos y circunstancias pueden


influir en el curso de los problem as de ingesta compulsiva.
Las relaciones in terp erso n ales son particu larm en te im por­
tantes en este aspecto. P or ejem plo, establecer u n a relación
íntim a y afectuosa con u n a pareja p u e d e m ejorar la autoesti-

COMPENSACIÓN MEDIANTE
VÓMITOS Y LAXANTES

Figura 14. Círculos viciosos que mantienen


la ingesta compulsiva.
La s c a u s a s d e l o s p r o b l e m a s d e l o s a t r a c o n e s 1S9

|ma, con lo que se red u cen las p reo cu p acio n es p o r el peso y


la figura, se elim inan algunas fuentes de estrés y, p o r tanto,
se favorece la recuperación. La ru p tu ra de u n a relación p u e ­
de ten e r el efecto opuesto. A unque no disponem os de h a ­
llazgos suficientes, la investigación que se está realizando en
Oxford p u e d e darn o s más inform ación sobre este tem a en el
futuro.

Embarazo

Com o se explicó en el capitulo 4, el em barazo tiene un


efecto especialm ente relevante en los problem as de ingesta
compulsiva. Algunas m ujeres em barazadas se preocupan m u­
cho m enos p o r su peso y, por tanto, n o sienten tan ta necesi­
dad de restrin g ir sus comidas. Adem ás, el tem o r de d a ñ a r al
feto p u e d e llevarlas a dejar la dieta. Esta red u cció n de la ten ­
dencia a h a c er regím enes durante el em barazo p u e d e expli­
car el h ech o de que los problem as de ingesta com pulsiva
tienden a m ejo rar d u ran te el em barazo y de que m uchas ve­
ces desaparecen p o r com pleto. D esgraciadam ente, m uchas
de estas m ujeres vuelven a hacer dieta poco después del p ar­
lo, lo que p u e d e explicar, en parte, p o r qué la recaíd a es tan
com ún.

El deseo de cambiar

Com o m encionábam os antes, lam e n ta b lem e n te se ha in­


vestigado m uy poco sobre los factores que influyen en el cu r­
so de los problem as de ingesta compulsiva. Esta investiga­
ción es n ecesaria no sólo para m ejo rar n u e stra co m p ren sió n
de estos pro b lem as sino tam bién p a ra ayudar a d esarro llar
nuevos enfoques de tratam iento (véase el capítulo 8).
Los factores que hem os revisado n o consdtuyen u n a e n u ­
m eración exhaustiva. De hecho, de los factores que cóntri-
buyen a la p e rm a n e n c ia de los problem as de ingesta cóm-
■-.3í3»j
¡Jg:

L A IN G E S T A C O M P U L S IV A : L O S HECHOS

pulsiva falta señ alar u n o crucial: la m otivación para cambiar.:


A lgunas p erso n as p are c e n tener u n escaso deseo de cam­
biar; a cep tan su p ro b le m a de ingesta compulsiva y ajustan su
vida p a ra aco p larla a él y, en tales casos, el p ro b lem a úende
a persistir. P o r el co n trario , otras personas tom an la decisión
de cam biar, de em pezar de nuevo, y llam a la atención cons­
tatar cóm o algunas de las que tom an esta firm e decisión son
capaces de cam biar p o r sí mismas. Otras, sin em bargo, no
p u e d e n su p e ra rlo solas au nque se lo p ro pongan, y necesitan
ayuda ex tern a.
N o se h a estudiado qué es lo que estim ula a la gente a de­
Ü
cidirse a cam biar, p ero es algo que debería analizarse. U na
4 de mis expectaüvas com o autor de .este libro es que pueda
i* servir com o estím ulo a los lectores con problem as de inges­
ta com pulsiva p ara decidirse a cambiar.

!i
ii
t

l
I
i

f
Capítulo 7

ATRACONES Y ADICCIÓN

C u ando en el capítulo 6 considerábam os las causas de la


ingesta compulsiva, no hem os tenido en cu enta u n a cues­
tión: ¿es la ingesta com pulsiva una adicción? A unque n u n c a
hayas ex p erim en tad o la p érd id a de control asociada con la
ingesta compulsiva, pu ed e que te hayas planteado esta pie-
g u n ta y quizá hayas leído algo acerca de ello, sobre todo en
Estados U nidos, donde el asunto ha recibido la m áxim a
a ten ció n . Al haberse in troducido am pliam ente en la opi­
nión pública térm inos com o sobreingesla compulsiva o adicto a
la comida, no es so rp re n d e n te que la consideración de la in­
gesta com pulsiva com o u n a form a de adicción haya llegado
a ser popular. De hecho, esta teoría tiene m uchos seguido­
res y es la base de program as de tratam iento bastante co n o ­
cidos. P or tanto, es im p o rtan te clarificar si la co n d u cta adic-
tiva p u e d e estar rela cio n a d a con la ingesta com pulsiva ya
que, de no ser así, las pautas de tratam iento basadas en esa
prem isa p o d ría n no ser adecuadas ni eficaces. Para aclarar
estos puntos, este capítulo se cen trará en tres cuestiones
principales:

1. ¿Es apropiado considerar la ingesta compulsiva com o


u n a adicción?
9. ¿Existe alguna relación entre las verdaderas adicciones
142
LA I N G E S T A C O M P U L S I V A : LOS H E C H O S

tales com o el abuso de drogas o del alcohol y la ingesta


compulsiva?
¿Qbé nos indica, a la vista de los actuales conocim ientos
cóm o d eb en tratarse los p ro b le m as de ingesta com pul­
siva?

La teoría de la ingesta compulsiva como una adicción

Los com edores compulsivos anónim os creemos que la so-


breingesta compulsiva es una enferm edad en tres niveles: físi­
co. em ocional y espiritual. La vemos como una adicción que,
al igual que el alcoholismo o el abuso de drogas, puede ser
controlada pero no curada.

O c t a v il l a d e C o m e d o r e s C o m p u l s iv o s A n ó n im o s

(Over Eaters A nonymous)

Según la teoría que considera que la ingesta compulsiva


es una form a de adicción ■ — d e n o m in a d a «modelo» adictivo
de la ingesta com pulsiva— , ésta sería el resultado de una en­
ferm ed a d subyacente, sim ilar a la que da lugar al alcoholis­
m o. Las p erso n as que com en com pulsivam ente serían bioló­
gicam ente vulnerables a ciertas com idas (p o r lo general
azúcares y féculas), que son co n sid erad as com o tóxicas y,
com o resultado, se convierten en «adictos» a ellas. Los indi­
viduos vulnerables son incapaces de c o n tro lar la ingesta de
estas com idas y, p o r tanto, su consum o va au m en tan d o con
el tiem po. D ado que su vu ln erab ilid ad está biológicam ente
d e te rm in a d a, n u n c a p u e d e n ser cu rad o s de este problem a
(o « e n fe rm e d a d » ): m ás bien d e b e n a p re n d e r a aceptarlo y a
a d ap tar sus vidas a el. ¿Es válido el m odelo de adicción?
Com o afirm a el d o c to r G. T eren ce W ilson, «el co ncepto de
adicción ha sido d eg rad ad o p o r u n uso prom iscuo e im pre­
ciso p ara describir casi cualquier fo rm a de conducta rep eti­
tiva». Se h a b la de «adictos al am or» o de «adictos a la televi­
sión» . El resu ltad o es que no está m uy claro =qué significa ser
adicto. C u ando la p a la b ra se utiliza de esta fo rm a tan am plia
Vi -

^ T R '. C O . K E S VA D I C C I Ó N •

v tan vaga, de la m ayoría de nosotros p o d ría decirse que so­ !'<í


mos «adictos» a u n a cosa u otra. Resulta pues obvio que de­
bemos ser p a rticu la rm e n te cautos al definir la ingesta com ­ i *
pulsiva, o cualquier otra conducta, com o adicción.
No obstante, existen algunas sim ilitudes e n tre la ingesta i. €
compulsiva y las adicciones clásicas com o el alcohol o el ab u ­
$ ”
so de drogas, y m u ch a gente se fija en esas sim ilitudes para
apoyar el m odelo de adicción de la ingesta compulsiva. Se <;•
basan en que, tanto en las conductas de abuso de alcohol o •’ t
drocas com o en la ingesta compulsiva, la persona:
r
f'
• e x p erim en ta un im pulso o ansia p o r llevar a cabo la con­
ducta problem ática;
• siente una p érd id a de control sobre esas conductas;
• está p reo c u p a d a y piensa co n stan tem en te en ellas; ■
• p u e d e utilizar esas conductas para red u cir la ansiedad y
evadirse de em ociones negativas;
• niega la im p o rtan cia del problem a;
• in te n ta guardarlo en secreto;
• persiste en esa conducta., pese a sus efectos adversos;
• a m en u d o hace repetidos in ten to s infructuosos p ara de-
jarla.

P ero estas sim ilitudes son superficiales. T ie n en in terés y


son de alg u n a relevancia para el tratam iento p o r ejem plo
la ejecución de esas conductas para red u cir la ansiedad ,
pero el hech o de que dos cosas tengan algunas sim ilitudes o
de que tengan p ro p ied ad es en com ún, no significa que sean •3
lo m ism o. Sin em bargo, algunas aproxim aciones se cen tran
exclusivam ente en estas sim ilitudes y esto es peligroso p o r­
que distrae n u estra atención de las diferencias que tam b ién
existen e n tre am bos tipos de conductas, diferencias que son " i'-U
cruciales tanto p ara la com prensión del p ro b lem a com o
para conseguir u n tratam iento eficaz. Veamos algunas de las
diferencias que existen entre la ingesta com pulsiva y el a b u ­
só de sustancias, diferencias que son m ás obvias en el caso- de
la b ulim ia nerviosa:
144- LA I N C E S T A C O M P U L S I V A : L O S H E C H O S .

• El impulso inherente de evitar esta conducta. Las personas


r L con. b ulim ia n erviosa están in ten tan d o co ndnuam ente
restringir su in g esta (véase el capítulo 4). Lo que más les
; altera acerca de la ingesta compulsiva es que ésta repre­
senta u n fracaso en su in te n to de controlar sus comidas,
lo cual su p o n e el riesgo de ganar peso. No se da un fe­
n ó m en o equivalente respecto al alcohol o las drogas. Los
que abusan del alco h o l no sienten ese im pulso in h eren ­
te a evitarlo, en c o n tra del cual se p ro d u cen episodios ex­
cesivos. De hech o , u n objetivo básico en los program as
de tratam ien to de alcoholism o es instaurar en el adicto
la d ete rm in a ció n de no e m p re n d er la con d u cta adicüva.
i En la bulim ia nerviosa, p o r el contrario, esa d eterm in a­
ción ya existe en fo rm a de un fuerte deseo de controlar
el consum o de com ida, y ese impulso a co n tro lar la in­
i gesta es, en sí m ism o, un problem a que hay que elim inar
1f d u ran te el tra tam ie n to (véanse el capítulo 8 y la segunda
parte).
» Miedo de realizar la conducta. En la bulim ia nerviosa, ade­
más del im pulso a h acer dieta, hay un conjunto de acti­
tudes hacia el peso y la figura corporal que se caracteri­
zan por un intenso m iedo a engordar o g an ar peso y, en
algunos casos, esto o c u rre a pesar de estar delgados. Los
temas referidos a la apariencia y al peso dom inan a estas
personas (véase el capítulo 4), que juzgan su valía casi ex­
clusivam ente en térm in o s de su apariencia y de su peso,
p o r lo que no es de ex trañ ar que estas actitudes desem ­
p e ñ e n un im p o rta n te papel en el m an tenim iento del
\
) trastorno (véase el capítulo 6). Este fenóm eno no se pro­
i duce en los casos de alcoholism o, ya que los adictos no
m uestran tem o r a volver a beber y no buscan estar so­
3
brios.
í
? En otras palabras, el deseo de restringir la ingesta facilita
la ingesta com pulsiva en las personas con bulim ia nerviosa
%
m ientras que los adictos a las drogas ño>se hacen vulnerables
& al abuso de éstas como consecuencia de su deseo de evitarlas.--
K
a t r a c o n e s - y a d i c c i ó n 145

Los diferentes m ecanism os involucrados en la ingesta com­


pulsiva y en el abuso de sustancias h acen que tengam os que
ad o p tar enfoques diam etralm ente opuestos para su trata­
m iento: en el de la ingesta com pulsiva debem os c e n tra r­
nos en moderar su tendencia a evitar ciertas comidas, m ientras
que en el tratam iento de las adicciones debem os centrarnos
en instaurar ofortalecer su resolución de evitarlas.
No obstante, en algunas personas, concretam ente en quie­
nes pad ecen un trastorno p o r ingestas compulsivas, éstas
p u eden darse sin que el sujeto haga dietas estrictas. La in­
gesta compulsiva de estas personas, m uchas de las cuales tie­
nen sobrepeso, no está d e te rm in a d a por la dieta — o al m e­
nos no en la misma m edida— y parece más influida p o r sus
dificultades para controlar el estrés. En ellas existe quizá un
mayor solapam iento en tre los m ecanism os que co nducen a
la ingesta compulsiva y los que llevan a otras personas al abu­
so de alcohol o drogas.

La r e l a c ió n e n t r e la i n g e s t a c o m p u l s iv a

Y EL .ABUSO DE SUSTANCIAS

A unque la ingesta compulsiva no sea en sí misma una


adicción, ¿indican las sim ilitudes en tre ingesta compulsiva y
abuso de sustancias u n a relación entre am bos problemas?
; P odrían estar causados am bos p o r u n a misma anorm alidad
subyacente? Para responder a estas cuestiones se han reali­
zado estudios dirigidos a d e te rm in a r con qué frecuencia y
bajo qué circunstancias, aparecen am bos problem as en u n a
m ism a persona.

Abuso ds sustancias en personas con problemas


de ingesta compulsiva

A unque los defensores del m odelo de adicción para ex­


plicar la ingesta compulsiva suelen afirm ar que las tasas de
146 LA I N G E S T A C O M P U L S I V A : LOS H E C H O S

abuso de alcohol y drogas son d e sp ro p o rcio n ad am en te altas


en tre las p erso n as con pro b lem as de ingesta compulsiva, los
hallazgos o b te n id o s en investigaciones h an sido inconsisten­
tes. P or ejem plo, los d octores de la.U m yersidad de M inneso­
ta han observado q u e m ás de tm v jácfo -d e sus pacientes con
bulim ia nerviosa tien en un historial de problem as con el al­
cohol u otras drogas, p ero e n tre los pacientes de Oxford,
esta asociación se halla sólo en a lre d e d o r un 10% de bulí-
micos. A ntes de q u e p odam os d ecid ir cuál de estas tasas (o
quizá otra in te rm e d ia ) es más realista, analicem os a qué pue­
den deberse estas discrepancias:

1. Las d ife ren te s tasas halladas p u e d e n ser resultado de di­


ferencias en los servicios de tratam iento locales. Por ejem­
plo, el eq u ip o de M innesota es bastante conocido p o r sus
investigaciones sobre el abuso de sustancias y, por tanto,
esto p u e d e h a b e r atraído a un n ú m e ro desproporciona­
do de p erso n as que tengan am bos problem as, razón pol­
la cual se ha o b te n id o un p o rcen taje distorsionado de la
frecuencia con que se p ro d u c e n am bos.problem as con­
ju n ta m e n te .
2. La discrep an cia tam bién p u e d e ser el resultado de dife­
rencias en las tasas relativas de abuso de alcohol y drogas
en la p o b lac ió n gen eral local. P o r ejem plo, si alrededor
de un tercio de la población de M innesota abusase del al­
cohol o las dro g as y, sin em bargo, solam ente un 10% de
la p o b lació n g e n e ra l de O xford tuviese este problem a, la
discrepañcia p o d ría estar causada sim plem ente p o r la di­
feren cia ex isten te en los lugares d o n d e viven los dos g ru ­
pos de p acientes.

Com o n o d isp o n e m o s de esos datos, n o podem os d e te r­


m in ar a qué se d e b e n las discrepancias halladas. El conjunto
de datos d isp o n ib les p a re c e su g e rir q u e la tasa real de ab u ­
so de alcohol y d ro g as e n tre los p a c ie n te s con bulim ia n e r­
viosa e s ta r ía n m e d io cam ino e n tre las tasas halladas en los
dos estudios citados, es decir, a lre d e d o r del 20 %. Para deci-
a t r a c o n e s y a d i c c i ó n 147

dir si ese 20 % p u e d e ser considerado com o de «alta inci­


dencia» aún debem os considerar algunos factores:

1. Los porcentajes obtenidos po r los investigadores se b a­


san en pacientes con bulim ia nerviosa (esto es, aquellos
que han buscado tratam iento). No sería so rp ren d en te que
estos pacientes tengan tasas de abuso de alcohol y drogas
más altas que otros individuos con bulim ia que no han
buscado ayuda, ya que es más probable que b u sq u e n ayu­
da las personas que tienen ambos problem as que las que
tienen sólo uno.
2. Para d e te rm in a r si existe u n a asociación específica entre
el abuso de alcohol y drogas y los problem as de ingesta
compulsiva, ten d rem o s que conocer las tasas de abuso de
alcohol y drogas entre los pacientes afectados p o r otros
problem as psicológicos com o la ansiedad o la depresión,
Si la tasa de abuso de alcohol y drogas es elevada entre
los pacientes con problem as de ingesta com pulsiva pero
i fuese igualm ente elevada entre los pacientes con ansie-
! dad o d e p re sió n , la asociación e n tre los p ro b le m as de
ingesta compulsiva y el abuso de.alcohol o drogas no po­
dría ser co n sid erad a específica. En otras palabras, aque-
■ líos que tien en problem as psicológicos de c u alq u ier upo,
serían p ro p en so s al abuso de alcohol o drogas.
3. Adem ás, el h e c h o de que la tasa de abuso de alcohol y
drogas sea relativam ente alta entre los p acien tes con bu­
lim ia nerviosa d e p e n d e rá de cuál sea la tasa de personas
con abuso de alcohol y drogas en la p o b lació n general.
Así, u n a tasa del 20% de personas con abuso de alcohol
o drogas e n tre pacientes con bulim ia nerviosa te n d rá im­
plicaciones m uy diferentes si la com param os con tasas de
la población g en eral que, según diferentes estudios, p u e ­
d e n ir del 5% al 20% o incluso llegar al 50%.

Sólo existe u n a fo rm a de dilucidar este asunto: el estudio


de las tasas de coexistencia de estos p roblem as utilizan d o
m uestras de la po b lació n general .en lugar de m u estras d é
148 LA I N G E S T A C O M P U L S I V A : L O S H E C H O S ' §

paciehtes. Mis colegas de O xford y yó estam os realizando un


estudio de este dpo, p e ro sus resultados aún no están dispo­
nibles.
De m o m e n to no existen suficientes bases p a ra concluir
que el abuso de alcohol y de drogas sea especialm ente co­
m ú n e n tre las p erso n as que com en com pulsivam ente y, des­
de luego, no existen fu n d am en to s p a ra afirm ar que exista
u n a asociación específica entre am bos problem as.

Problemas de ingesta compulsiva en personas con problemas


de abuso de sustancias

Si existe u n a asociación especifica entre ingesta com pul­


siva y abuso de sustancias, las personas con adicción al al­
cohol y a las dro g as d e b e ría n te n e r u n a m ayor tasa de pro­
blem as de ingesta com pulsiva. Sólo re c ie n te m e n te se ha
em pezado a investigar este asunto y los resultados de los es­
tudios sugieren u n a m ayor tasa de problem as de alim enta­
ción y, en parücular, de problem as de ingesta compulsiva.
Sin em bargo, hasta la fecha, sólo se ha invesúgado a aquellos
que buscan tra tam ie n to (en el cu ad ro siguiente se describe
el m ayor de estos estudios) y, de nuevo, hay que tener en
cu enta que las m uestras de pacientes p u e d e n no ser repre­
sentativas de lo que o c u rre en el nivel general. Además, exis­
te evidencia de que la tasa de problem as alim entarios entre
pacientes con otros problem as psicológicos es tam bién alta y,
p o r tanto, es m uy posible que esta asociación tam poco sea
específica. Así pues, hay que ser cautos a la h o ra de extraer
conclusiones, ya que n o está claro que exista u n a asociación
específica en tre am bos problem as.

Estudios en familias

A lgunos estudios h a n hallado u n a tasa, m ayor de la espe­


rada, de personas q u e abusan de sustancias en tre los parien-
IACONES Y ADICCIÓN 14 9

T rastornos de aumentación y abuso de alcohol :


HALLAZGOS EN JAPÓN
Los sujetos de este estudio fueron 3.592 pacientes
(336 m ujeres y 3.256 hombres) adm itidos en el Instituto
Nacional de Alcoholismo del Hospital Nacional Kurihama
de Jap ó n , entre 1982 y 1988. En la admisión se pasó una
encuesta a cada Uno de ellos para detectar si tenían un
trastorno de alimentación y los casos en que parecía exis­
tir fueron entrevistados detalladam ente una vez recupera­
dos de los síntomas de abstinencia del alcohol.
Los principales hallazgos fueron los siguientes:
1. El 11 % de las pacientes fem eninas tenían un trastorno
de alimentación. Éstos eran más com unes entre las pa­
cientes jóvenes, ya que el 72 % de las afectadas estaba
po r debajo de los 30 años.
2. Los trastornos de alimentación no eran com unes entre
los hom bres (0,2 %).
3. La bulimia nerviosa fue el trastorno alim entario más
com únm ente detectado.
4. Tan sólo en el 10% de los casos en que coexistían los
dos trastornos, el problem a de alcohol se desarrolló an­
tes que el problem a alim entario. En las m ujeres con
un trastorno de alimentación, la edad media de inicio del
trastorno alimentario era de 19,7 años, mientras que la
del inicio del problem a con la bebida era de 24,6 años.
Un patrón similar fue observado entre los hombres.
5. No se halló evidencia de que los trastornos de alim en­
tación y los problemas con el alcohol se alternaran en
los individuos con el paso del tiempo.
Este estudio es, con m ucha diferencia, el más amplio
de los realizados sobre este tema. Los hallazgos están en la
línea de otros estudios acerca de este tema, aunque la tasa
de problem as alimentarios hallados por éste es más alta.

Fuente: Higuchi, S., Suzuki, K., Yantada, K., Parrish, K., y Kono,
H., «Alcoholics with earing disorders: Prevalence and clinical
course», British Journal of Psychiatry, 1993, n.° 162, págs. 403-406.
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150 ' LA INGESTA COMPULSIVA: LOS HECHOS % atracones y adicción ' k l

tes de pacientes con bulim ia nerviosa. Este hallazgo es inte- A u n q u e no d isp o n e m o s de datos objetivos acerca del
resan te p e ro , al igual que otros antes m encionados, difícil de desarrollo de p ro b lem as alim en tario s e n tre pacien tes tra­
in te rp re ta r. En cualquier caso, las tasas no p arecen m ás altas tados con éxito de abuso de sustancias, sí disponem os de in­
q u e d a s que se dan en tre fam iliares de pacientes con otros form ación sobre los resultados de aquellos que h an sido tra­
trasto rn o s psiquiátricos. Estos estudios presentan el proble­ tados con éxito de bulim ia nerviosa: el abuso de sustancias
m a de que toda la investigación se h a cen trad o en muestras no es co m ú n entre ellos.
de p acien tes y no en m uestras com unitarias. Por otro lado, la
in cid e n cia de problem as de alim entación en tre los familia­
res de personas con abuso de sustancias no se ha estudiado El mito del modelo de adicción
todavía.
B asándonos en lo que conocem os, está claro que la aso­
ciación entre ingesta com pulsiva y abuso de sustancias psi-
La relación entre los trastornos a través del tiempo coactivas existe en ciertos individuos. Sin embargo, no está de­
mostrado que estos trastornos estén relacionados en el nivel general
P ara c o m p re n d e r la relación en tre dos trastornos es im­ v, ciertam ente, no tenem os evidencia de que cu alq u ier aso­
p o rta n te saber si uno de ellos tiende a llevar hacia el otro o ciación existente en tre ellos sea específica. ’
viceversa. Los estudios realizados con pacientes alcohólicos Así pues, resulta claro que el m odelo de adicción referi­
que tien en tam bién un p roblem a alim entario sugieren que do a la ingesta com pulsiva — que supone que existe u n a aso­
este últim o se desarrolla antes. Este hallazgo es difícil de eva­ ciación específica— no está apoyado p o r los hechos. So­
luar, ya que los problem as de alim entación se inician por lo lam ente existen sim ilitudes superficiales entre la ingesta
g e n e ra l a u n a edad más tem p ran a que los problem as con el compulsiva y el abuso de sustancias y no existe evidencia de
alcohol. A dem ás, los pacientes que tienen am bos problem as que la ingesta com pulsiva sea p ro d u cto de u n a an o rm alid ad
(alcoholism o y alim entario) tam bién tienden a ser más jóve­ biológica subyacente. P or tanto, la idea de que la g en te p u e ­
nes que los pacientes que sólo tienen problem as con el alco­ da volverse «adicta» a ciertas com idas (al m enos en el sen-
hol. T odo esto sugiere que los problem as alim entarios pue­ j tido técnico de la palabra) es una exageración que no coin-
d en, de algún m odo, em pujar hacia los de alcohol. j cide con los hechos,
ii
i
i
i
Los efectos del tratamiento i I m plicaciones para el tratamiento
i
Si exisdese u n a anorm alidad subyacente a am bos proble­ 1 Nuestra meta es abstenernos de comer compulsivamente
m as, tan to a la ingesta com pulsiva com o al abuso de sustan­ | día a día. Hacemos esto gracias al contacto personal diario, a
cias, el tratam ien to eficaz de u n o de esos problem as podría I las sesiones de grupo y .al seguimiento del programa de doce
llevar a que em ergiese el otro (a m enos que la anorm alidad i etapas de los Alcohólicos Anónimos. Solamente cambiamos las
palabras «alcohol» y «alcohólico» por «comida» y «comedor
su b y a ce n te h u b iese sido c o rre g id a tam b ién p o r el trata­
m ie n to ). Este fen ó m en o , d en o m in ad o a veces sustituáém de compulsivo».
síntomas, no p arece ser relevante. O c t a v il l a d e C o m e d o r e s C o m p u l s iv o s A n ó n im o s
152 LA I N G E S T A C O M P U L S I V A : L O S H E C H O S

El co n ocim iento actual acerca de las relaciones entre in­


gesta com pulsiva y abuso de sustancias es tan lim itado que
tiene muy poca relevancia para el tratam iento. Sin embargo
u n a cosa está clara: no existen bases p a ra afirm ar que la in­
gesta com pulsiva sea u n a adicción. Si esto es así, ¿es apropia­
do tratarla com o si lo fuese? De hecho, los principios sub­
yacentes al tratam ien to basado en el m odelo de adicción
están en co n trad icció n con el enfoque que ha dem ostrado
ser el más eficaz en el'tratam ien to de estos problem as (véase
el capítulo 8).
Según el m odelo de adicción, el tratam iento debería es­
tar basado en el enfo q u e usado po r Alcohólicos Anónimos y
otros grupos sem ejantes p a ra ayudar a personas que tienen
problem as con el alcohol: el llam ado program a de doce eta­
pas. Vamos a analizar los cuatro rasgos principales que dife­
rencian a éste de la form a de tratam iento que ha demostrado
mayor eficacia con estos problemas: la terapia cognitivo-conduc-
lual, que se describe en el capítulo 8 y en la segunda parte:

1. Programa de doce etapas: el trastorno es una enfermedad incu­


rable. En un libro de lectura diaria para los m iem bros de
C om edores Com pulsivos A nónim os se pu ed e leer que
«según la ex p erien cia de los C om edores Compulsivos
A nónim os recu p erad o s, esta en ferm edad es progresiva.
La e n fe rm e d a d no m ejora sino que em peora. Incluso
cuando nos abstenem os, la enferm ed ad progresa».
Terapia cognitivo-conductual: La recu p eració n está al al­
cance de la m ayoría de los afectados. Los estudios de se­
guim iento a largo plazo del tratam iento de la bulimia
nerviosa in d ic a n que la recu p eració n total es algo bas­
tante com ún y que, con un tratam iento apropiado, la
gran m ayoría de personas m ejoran sustancialm ente (véa­
se el capítulo 8).
2. Programa de doce etapas: la abstinencia inmediata es obligato­
ria. Se c e n tra en d e te n e r la ingesta compulsiva tan rápi­
d am ente com o sea posible y p u e d e aplicarse la presión
del g ru p o p a ra o b te n e r esta finalidad. En algunas sesio-
a t r a c o n e s y a d ic c ió n 153

nes de igrupo, los participantes abstinentes son identifi­


cados y elogiados, m ientras que a los que no han sido ca­
paces de m an ten erse abstinentes se les da escasa o nula
o p o rtu n id a d de hablar: de hech o se les puede p ed ir que
d e je n el g ru p o .
Terapia cognitivo-conductual: El énfasis en el cese inm edia­
to de la ingesta com pulsiva no es razonable ni realista. La
a p ro x im ació n cen trad a en la abstinencia es clescorazona-
d o ra e irracional. A unque m uchas personas son capaces
de d ejar de com er com pulsivam ente muy p ro n to , sólo
con apoyo y buenos consejos, otras m uchas no p u eden
h acerlo y p u e d e costarles sem anas o meses. No existe evi­
d e n c ia de q u e el cese inm ediato de la ingesta com pulsiva
esté asociado a m ejores resultados a largo plazo que un
cam bio m ás gradual. Adem ás, el cam bio más gradual
p u e d e ser preferible p o rq u e así ofrece posibilidades de
d e sarro llar habilidades p ara m anejar las situaciones que,
de o tra form a, podrían llevar a u n a recaída. Así pues, la
terap ia cognitivo-conductual no p o n e el énfasis en el
cese in m ed iato de la ingesta compulsiva.
3. Programa de doce etapas: una estrategia básica que utilizan
para lograr la abstinencia es una forma adicional de abstinen­
cia: evitar durante toda la vida las comidas ( «tóxicas») que de­
sencadenan episodios de ingesta compulsiva.
Terapia cognitivo-conductual: evitar comidas debe eliminarse,
no fomentarse. Com o argum entábam os antes, la conside­
ració n de que ciertas com idas son tóxicas y que, de algún
m o d o causan el que la gente com a com pulsivam ente, no
n e n e n in g u n a base real. La evidencia clínica y experi­
m en tal indica que, en realidad, son los intentos de evitar
esas com idas los que h acen a la gente vulnerable a la in­
gesta com pulsiva (véase el capítulo 4). P or esta razón, la
terap ia cognitivo-conductual se c en tra en dejar la evita­
ción de comidas más que en fom entarla. El profesor Wal­
ter V andereycken, de Leuven, en Bélgica, ha llam ado a'
este énfasis de los program as en doce etapas po r evitar co­
m idas «en tren am ien to en habilidades anoréxicas», por-
154 LA I N C E S T A c o m p u l s i v a : l o s h e c h o s
7
T fiu e si d en en éxito p u e d e n convertir a la gente que come
c o m P ulsivam ente en anoréxica, u n resultado que pue­
de considerarse atracdvo en principio pero que es u n a pe-
v- /V sadilla en la realidad.
jJl.\jvKA ^ Programa en doce etapas: la persona debe escoger una de estas
i o"i\ t v dos opciones: o con pleno control o fuera de control, las comidas
-41 son segM(is o tóxicas, y uno es abstinente o no abstinente. Así
fw \ \ esce p rogram a de abstinencia refleja una actitud de pen­
sam iento todo-o-nada (véase el capítulo-4).
Terapia cognitivo-conduclual: el pensamiento todo-o-nada es un
problema que hay que superar. P o r p o n e r un ejem plo, una
, visión «todo-o-nada» del progreso después del tratam ien­
to lleva a la gente a ver cualquier peq u eñ a vuelta a los vie­
jo s hábitos, com o u n a «recaída» más que com o un pe­
q u e ñ o fallo. El doctor C. Alian M arlatt de la Universidad
de W ashington, en Seattle, ha m ostrado que, con respec­
to ai abuso del alcohol, esta fo rm a de pensar lleva a la
g e n te a ab a n d o n ar cuando no es necesario hacerlo. El
p en sam ien to todo-o-nada es com ún entre las personas
.. que sufren problem as de ingesta compulsiva, y ello pare­
ce in crem en tarlo s (véase el capítulo 4). P or tanto, más
que reforzai esta form a de pensar, como en el enfoque que
fo m e n ta la abstinencia, es im p o rta n te ayudar a la gente a
re c o n o c e r y m o d erar ese Upo de pensam iento (véase la
se g u n d a parte).

Los tratam ientos basados en el m odelo de adicción son,


p o r supuesto, algo más am plios que lo explicado aquí. Su
m ayor fu erza es el alto nivel de apoyo y com pañerism o que
a p o rta n , que, c o m b in ad o con la sim plicidad de su m ensa­
je , los hacen muy valiosos para algunas personas. Sin em bargo,
lo m ás im p o rta n te a la h o ra de evaluarlos debe ser su efi­
cacia. El p ro g ra m a de doce etapas p ara el tratam iento de la
ingesta com pulsiva aún no ha sido evaluado ad ecu ad am en ­
te, m ie n tra s que tenem os m uchas evidencias a favor d e la efi­
cacia de otras form as de tratam iento. Esto se explica en el si­
g u ien te capítulo.
Capítulo 8

EL TRATAMIENTO
DE LOS PROBLEMAS
DE ATRACONES

A hora ya conoces lo que se sabe acerca de los problem as


de ingesta com pulsiva — su definición, los factores psicoló­
gicos, sociales y físicos que influyen en su desen cad en a­
m iento y q u ién es se ven afectados p o r ellos— , en la m edida
en que la investigación ha sido capaz de discernirlo. T am ­
bién serás co n scien te de que hay m uchas cosas que aú n no
conocem os, sobre todo con respecto a las causas. El motivo
por el que u n a p e rso n a em pieza a co m e r com pulsivam ente
y por qué c o n tin ú a hacién d o lo p u e d e ser todavía un m iste­
rio para ti. Pero p ro b ab le m e n te a h o ra p o d rás apreciar que
la com pleja c o m b in ació n de factores que p u e d e n dar com o
resultado un p ro b le m a de ingesta com pulsiva, p u ed e .tam ­
bién im pedir, o al m enos hacer m ás difícil, que m ucha gen­
te b usque ayuda.
El hecho de que la gente con p ro b lem as de ingesta com ­
pulsiva suela resistirse a buscar ayuda es m uy lam en tab le,
dado que en la actualidad disponem os de form as eficaces de
tratam iento. En los úlüm os veinte años hem os a p ren d id o
m ucho acerca del tratam iento de estos problem as y, au n q u e
gran parte de las investigaciones se h a cen trad o e n la buli­
mia nerviosa, parece que los tratam ientos que se han m ostra­
do efica'ces con ella tam bién benefician a las personas con
trastorno p o r ingesta compulsiva.
156 LA INGESTA COMPULSIVA: LOS HECHOS

Este capítulo e x p o n e nuestro conocim iento actual acerca


del tratam iento de los problem as de ingesta compulsiva. Se
analizan todas las form as de tratam iento centrándonos, so­
bre todo, en los antidepresivos y en u n a psicoterapia a corto
plazo llam ada terapia cognitivoconductual, ya que am bas apro­
xim aciones h a n sido objeto de num erosas investigaciones.
La eficacia del tratam ien to p ara p ro d u cir cam bios dura­
deros es de sum a im portancia, ya que el p ro b lem a de la in­
gesta com pulsiva tie n d e a estar bien afianzado antes de que
¿s , L p erso n a b usque ayuda. M uchas personas buscan trata-
N S v m iento después de h a b e r sufrido este problem a d u ran te cin-
/ \ co o m ás años sin p e río d o s de rem isión y, si han recibido al­
gún tratam iento e n el pasado, m uchas veces los beneficios
han sido sólo a corto plazo. Por esta razón, la verdadera prue­
ba de eficacia de c u alq u ier tratam iento para la ingesta com­
pulsiva será que consiga m ejorías a largo plazo. Los cambios
que p e rd u ra n sólo algunas sem anas o meses tienen u n a im­
portancia lim itada.
U n a cuestión p re lim in a r que po d rían plan tear aquellos
cuyos problem as de alim entación hayan persistido pese a los
in ten to s de tratarlos es la posibilidad de hospitalización, pero
ésta raram ente es necesaria. Tanto la experiencia clínica como
la investigación in d ican que la gran m ayoría de personas que
com en com pulsivam ente p u e d e n ser tratadas com o pacien­
tes am bulatorios.
- D e-hecho, la-hosp i-tal iz-aoón- n o s ó lo pu ed e ser innecesa­
ria, sino tam bién c o n tra p ro d u c e n te . La gente tiende a aban­
d o n a r la ingesta com pulsiva poco después de e n tra r en el
hospital y u n te ra p e u ta ingenuo p o d ría concluir errónea­
m ente que la hospitalización está ayudando a la persona a
su p erar su p ro b lem a. Sin em bargo, la gente tiende a aban­
d o n a r la ingesta com pulsiva m ientras está hospitalizada por­
que está en un a m b ie n te extraño donde el acceso a la co­
m ida es lim itado, p o rq u e están alejados de m uchos de los
d esen cad en an tes del estrés presentes en su vida diaria que
tien d en a d esarro llar la ingesta compulsiva, y tam bién por­
que su in tim id ad está a m en u d o restringida. Por tanto, en
t r a t a m i e n t o d e l o s p r o b l e m a s d e a t r a c o n e s
157
EL

realidad sus problem as de ingesta compulsiva p e rm a n ec e n


en estado late n te y es probable que re to rn e n u n a vez ab a n ­
donen la hospitalización. Los m ejores program as p a ra p a­
cientes hospitalizados in te n ta n prevenir las recaídas tras el
alta h ospitalaria, ayudándoles a desarrollar aptitudes p a ra
m anejar los factores que les llevan a la ingesta compulsiva. El
problem a es que el hospital no es el e n to rn o adecuado p a ra
ello, ya q u e terap eu ta y paciente necesitan ab o rd ar el p ro ­
blem a de ingesta compulsiva tal com o se p resen ta n o rm a l­
m ente y esto significa untarlo en su am biente habitual, es d e­
cir, fu era del hospital.
P or supuesto, existen ciertas circunstancias ante las cuales
es aconsejable la hospitalización. Las cinco más com unes son:

1. A lgunas personas con problem as de ingesta com pulsiva


están tan deprim idas que no p u e d e n seguir ad ecu ad a­
m e n te u n tratam iento am bulatorio.
2. A lgunas corren riesgo de suicidio y, por tanto, necesitan
el am b ie n te protegido de u n hospital.
3. En alg u n o s casos, la saiud física está en peligro (véase el
capítulo 5).
4. Es pro b ab lem en te más sensato p ara las m ujeres que se
hallan en las prim eras etapas del em barazo ingresar en el
hospital si sus hábitos de alim entación están seriam ente
d eterio rad o s, porque existe alguna evidencia de que esto
p o d ría aum entar el riesgo de aborto (véase el capítulo 5).
f.. La hospitalización tam bién está indicada para aquellos
cuyo problem a de ingesta com pulsiva no resp o n d a a un
tra tam ie n to am bulatorio adecuado.

En la práctica, estas circunstancias son aplicables p ro b a ­


b lem en te a m enos del 5 % de los casos. Sin em bargo existe
o tra razón p ara considerar la hospitalización, que p u e d e ser
aplicable a un am plio n ú m ero de personas. En los países que
no d isp o n e n de un sistema sanitario público, p u e d e que la
c o b e rtu ra del seguro privado constituya el único m edio de
fin an ciació n del tratam iento, y m uchas com pañías de segu-
•,v
158 ' LA in c e s t a c o m p u l s iv a : l o s h e c h o s !
«V

ros cu b ren p rin c ip alm e n te u n a aten ció n hospitalaria. En es­


tos casos p u e d e que no hayan m uchas más opciones que la
de ingresar en u n hospital.
Sea cual sea la razón p a ra la hospitalización, ésta deberá
considerarse siem p re com o p rep a ra ció n para el tratam iento
no hospitalario, de fo rm a que los cambios logrados en el
hospital p u e d a n ser transferidos con éxito al am biente natu­
ral del paciente.

F ármacos antidepresivos

El interés p o r utilizar anddepresivos en el tratam iento de


los problem as de ingesta com pulsiva em pezó en 1982 con la
publicación de dos artículos científicos que describían una
respuesta favorable en pacientes con bulim ia nerviosa. El
año siguiente se p u b licaro n los hallazgos de dos estudios so­
bre resultados del tratam ien to , en los que se com pararon los
efectos de un antidepresivo con ios de un placebo. U no de
estos estudios halló que el antidepresivo era significatis’a-
m en te su p e rio r al placebo y el otro no. El entusiasm o por
este Upo de tra tam ie n to fue en aum ento, fom entado por la
publicación en 1984 d.e u n libro dtulado New Hope for Binge
Eaters, en el cual los doctores H arrison Pope y Jam es H ud­
son, de H arv ard , los investigadores que dirigieron el estudio
antes m en cio n ad o que halló resultados positivos, daban ar­
g u m en to s convincentes p a ra el uso de estos fárm acos.
D esde la pu b licació n de este libro, se han realizado mu­
chas m ás investigaciones y se h an ido aclarando las cosas. Se
p h a n estudiado todos los tipos principales de antidepresivos y
> se h a n o b ten id o tres resultados positivos:

1. En las p rim eras sem anas tras el inicio del tratam iento,
existe a lre d e d o r de u n 50 a u n 60 % de red u cció n en la
frecu en cia de la ingesta compulsiva.
2. A sociada-con esa red u cció n , se.-da un dism inución equi­
valente en la fre c u e n cia de vóm itos y una m ejoría en el
EL T R A T A M I E N T O d e l o s p r o b l e m a s d e a t r a c o n e s 159

estado de ánim o y en la sensación de control de la inges­


ta. Tam bién decrece la preocupación p o r las com idas.
■1. Este efecto de los anüdepresivos es tam bién más proba­
ble si, al em pezar a tom arlos, el paciente estaba d eprim i­
do que si no lo estaba.

L am entablem ente tam bién han surgido algunos p ro b le ­


mas. El prim ero es que algunos antidepresivos, particu lar­
mente los IMAOs (p o r ejem plo, la fen elzin a), tienen efectos
secundarios problem áticos. La m ayoría de estos efectos in­
deseables de los antidepresivos no son m édicam ente dé con­
sideración aunque uno de estos fárm acos, el b u p ro p io n •— no
comercializado en E spaña— , se há asociado con el inicio de
síntomas epilépdcos en algunos pacientes. O tra dificultad es
que m uchas personas son reacias a tom ar m edicación por­
que no la ven com o un tratam iento adecuado para su pro­
blema. Esta actitud, confirm ada por mi propia experiencia y
por la de m uchos otros clínicos, explica p o r qué los inves­
tigadores hallan que re c lu ta r personas p a ra investigar tra­
tam ientos p sicológicos es más fácil que h a c e rlo p a ra in ­
vestigar tra ta m ie n to s farm acológicos. P ero hay'.un tercer
problem a que es más significativo: existen serias dudas acer­
ca de la eficacia del tratam ien to farm acológico a largo pla­
zo. Com o hem os m en cio n ad o antes, los efectos positivos del
tratam iento a corto plazo tienen un valor lim itado en cuan­
to a su utilidad p ara ayudar a las personas con problem as de
ingesta com pulsiva dada la tendencia de estos problem as a la
cronicidad; sin em bargo, la m ayoría de los estudios con an­
tidepresivos solo han estudiado su efecto a corto plazo, m u­
chas veces sólo a dos meses. Investigaciones recientes, que
incluyen un estudio a m ás largo plazo, que se describe en el
cuadro de la página 160, indican que m uchas personas que
se han beneficiado de estos fárm acos, tiem po después vuel­
ven a com er com pulsivam ente, co n tin ú en o no con el trata­
miento farm acológico.
La investigación tam bién ha m ostrado que los a n tid e p re ­
sivos tienen un efecto selectivo en los problem as de ingesta
160 LA IN G E S T A COMPULSIVA: LOS HECHOS

A n t id erres rvos y bulim ia nerviosa :


¿TIENEN UN EFECTO BENEFICIOSO
ALARGO PLAZO?

Casi todos los estudios sobre el tratam iento de los pro­


blem as de ingesta compulsiva con antidepresivos han sido
de corta duración, la m ayoría no más allá de ocho sema­
nas. Esto supone un tiem po dem asiado corto, dado que
los problem as de ingesta compulsiva denden a ser de larga
duración.
Un equipo de investigación dirigido por el doctor B. Ti­
m othy Walsh, de la Universidad de Columbia, ha estudiado
los efectos a largo plazo en pacientes con bulimia nerviosa.
En p rim er lugar, fueron tratados durante seis semanas
con desim ipram inay, aquellos que respondieron bien, con­
tinuaron con este tratamiento durante dieciséis semanas
más. Al cabo de este tiempo, aquellos que no habían sufrido
recaídas se dividieron en dos grupos: a los integrantes de
uno de los grupos se les retiró el tratamiento farmacológico
y a los del otro se les cambió por un tratamiento placebo
•(sin su conocim iento pero contando con su previo consen­
timiento) .
Los resultados fueron decepcionantes. Aunque los
p acientes que recibieron seis sem anas de tratam iento
con desim ipram ina ex perim entaron como prom edio un
47 % de reducción en la frecuencia de sus ingestas com­
pulsivas, co n tinuaron sufriendo episodios de ingesta
com pulsiva con un prom edio de 4,3 a la semana. Sola­
m en te el 41 % se juzgó que habían respondido suficien­
tem en te b ien com o para c o n tin u ar el tratam iento con
este antidepresivo. De éstos, casi un tercio (el 29%) re­
cayeron d u ra n te el seguim iento al cabo de cuatro meses,
u n resu ltad o equivalente al que se había obtenido en un
estudio h ech o an terio rm en te con un núm ero m enor de
pacientes.
Este estudio muestra que los antidepresivos tienen un
efecto beneficioso limitado: aunque reducen la frecuencia
EL T R A T A M I E N T O DE LOS P R O B L E M A S D E A T R A C O N E S 161

de la ingesta compulsiva a corto plazo, la mayoría con-


dnúa com iendo compulsivamente y, a largo plazo, los re­
sultados son muy modestos.

Fuente: Walsh, B. T., Hadigan, B. A., Devlin, M. J., Gladis, M., y


' Roose, S. P., «Longterm out-come of antidepressant treatment
¡ for bulimia nervosa», AmericanJournal of Psychiatry, 1991, n.° 148,
j págs. 1.206-1.212.

compulsiva. A unque m uchos de los que tom an los anüde-


presivos red u c e n sus episodios de ingesta com pulsiva (y tam ­
bién los vóm itos y el abuso de lax a n tes), tienden a seguir ha­
ciendo dieta con igual intensidad. P o r ejem plo, un estudio
de la U niversidad de Stanford de pacientes con bulim ia n e r­
viosa halló que el prom edio de ingesta diaria de com ida fue­
ra de las ingestas compulsivas era de 1.017 calorías antes del
tratam iento y solam ente de 1.033 calorías después del trata­
m iento, casi la m itad de la ingesta de calorías diarias de las
mujeres en general. Quizá sea la persistencia de la ten d en cia
a hacer dietas lo que explica p o r qué los beneficios de los an­
tidepresivos no suelen persistir a largo plazo.
La conciencia de que los anüdepresivos tienen un valor
lim itado en el tratam iento de este p ro b lem a a largo plazo ha
llevado a reducir el entusiasm o acerca de su utilización. In­
cluso algunos grupos de investigación, cuyo interés prim ario
era evaluar la efectividad de estos fárm acos, están em pezan­
do a h o ra a cen trar su atención en evaluar la eficacia de los
tratam ientos psicológicos. Sim ultáneam ente, los organiza­
dores de conferencias internacionales sobre trastornos de
alim entación afirm an que están recib ien d o cada vez m enos
artículos sobre tratam ientos farm acológicos. Los a n tid e p re ­
sivos no son ya la «nueva esperanza para los que com en com ­
pulsivam ente», como se sugirió en u n principio.
¿Q ué podem os decir de los dem ás tratam ientos farm aco ­
lógicos? Se han estudiado tam b ién los efectos del litio, de
16 2 LA I NGESTA COMPULSI VA; LOS HECHOS f

fárm acos utilizados p ara la epilepsia com o la fenitoína y la


carb am acep in a y de supresores del apetito com o la flenv
flu o ram in a, p ero n in g u n o p arece eficaz, p o r tanto ninguno
de ellos es recom endable.

T erapia c o g n itiv o -conductual

La ex p erien cia de clínicos e investigadores dem uestra


firm e m en te que la verdadera esperanza para las personas
con p roblem as de ingesta com pulsiva se centra en el trata­
m ien to psicológico. La aproxim ación más eficaz hasta la fe­
cha es u n a m odalidad específica de psicoterapia a corto pla­
zo d ise ñ a d a originalm ente p a ra los pacientes con bulimia
n erv io sa y re c ie n te m e n te a d a p ta d a p a ra aquellos que tie­
n e n trasto rn o s po r ingesta compulsiva. Este tratam iento, de­
sarro llad o po r el a u to r a finales de los años setenta, tomó
prestadas técnicas de la terapia cognitiva para la depresión y
técnicas conductuales utilizadas en el tratam iento de la obe­
sidad. D espués de algunos años de ensayos y ajustes, tom ó su
fo rm a actual desde 1981.
Este enfoque del tratam iento de los problem as de inges­
ta com pulsiva ha sido objeto de u n gran interés p o r varias ra­
zones:

1 . ' Es de u tilidad p ara la gran m ayoría de personas con pro­


blem as de ingesta com pulsiva. H a sido estudiado en la
m ayoría de los principales centros de investigación — en
E stados U nidos, C anadá, R eino U n id o , A lem ania, Aus­
tralia y N ueva Zelanda-— con resultados positivos equi­
valentes. N in g ú n otro tra ta m ie n to h a p ro b a d o ser tan
eficaz.
2. Es fácilm ente aceptado p o r la m ayoría de pacientes que
lo ven com o relevante y apro p iad o .
3. Se d isp o n e de u n m an u al de tra ta m ie n to p a ra ser utili­
zad o p o r el tera p eu ta , lo cual facilita su c o rre c ta apli­
cación.
EL TRATAMI ENTO DE LOS PROBLEMAS DE ATRACONES 163

4. Es u n a terapia no dem asiado larga y sencilla de aplicar, lo


cual facilita su investigación. H abitu alm en te se lleva a
cabo en form a individual, en tratam iento no hospitalario
y suele re q u e rir a lre d e d o r de unas 20 sesiones de terapia
d u ran te cuatro o cinco meses.

Es u n a form a de lo que suele llam arse terapia cognitivo-


conductual, que p arece óptim a para el tratam iento de los p ro ­
blemas de ingesta com pulsiva po rq u e sus elem entos cogniti­
ros se dirigen a los aspectos tam bién cognidvos de estos
problem as — la p reo cu p ació n extrem a acerca del peso y la fi­
gura, el perfeccionism o, el pensam iento «todo o nada», y la
baja autoestim a— , m ientras que sus com p o n en tes conduc-
tuales se dirigen a ab o rd a r los hábitos alim entarios co n tra­
producentes. El hech o de que las técnicas cognitivas fuesen
originalm ente desarrolladas para tratar la depresión, no. im ­
plica ninguna conexión en tre los problem as de-ingesta com ­
pulsiva y la depresión; la razón de que estas técnicas fueran
adaptadas para usarse en los problem as de ingesta com pulsi­
va es que parecen capaces de p ro d u cir un cam bio cogniüvo.
Por el contrario, quienes originalm ente d efen d ían el uso de
antidepresivosjusüficaban su uso a rg u m e n ta n d o que existía
un vínculo entre bulim ia nerviosa y d epresión — algunos in­
1 cluso afirm aban que la bulim ia nerviosa era una form a de
!
i depresión— , pero esta perspectiva se h a m ostrado clara­
m ente errónea. A unque esta aproxim ación cognitivo-con­
ductual para tratar los problem as de ingesta compulsiva es, en
principio, sim ilar a la terapia cognitiva p ara la depresión, sus
procedim ientos y los aspectos en los que se cen tra son muy
5 diferentes.
j
í
Los principales elem entos de esta aproxim ación se e n u ­
m eran en la tabla 7. El tratam iento se h a diseñado p ara su­
perar el p ro b lem a progresivam ente, utilizando una secuencia
de intervenciones cu idadosam ente planificada. Em pieza con la
utilización de técnicas conductuales y educacionales p ara
ayudar a la p erso n a a re to m a r el control sobre su ingesta,
siendo u n elem ento clave p a ra ello ayudar a la p erso n a a es-
'•xiasu:
"■ í5«
• ’-«¿te

164 LA I NCESTA COMPULSI VA! LOS HECHOS %

tablecer u n p a tró n de ingesta reg u lar a lo largo del día. Esto í


d en d e a d esplazar la m ayoría de los episodios de ingesta
compulsiva. Sin em bargo, el in crem en to del control es que­
bradizo, ya q u e d u ran te esa etap a la m ayoría de personas
p e rm a n ec e n m uy vulnerables a la ingesta compulsiva. En la
segunda e tap a del tratam iento, el énfasis se centra en redu­
cir esa vu ln erab ilid ad su p eran d o la tendencia a h acer dieta y
las form as p ro b lem áü cas de pensam iento que m antiene la
ingesta com pulsiva (analizadas en los capítulos 4 y 6). La eta­
pa final incluye u n a revisión de los procedim ientos que fue­
ron más útiles p a ra que la p erso n a p u ed a elaborar un plan
que la ayude a a b o rd a r cualquier dificultad futura.
La a p ro x im a c ió n cognitivo-co nductual al tratam iento
de los p ro b le m a s de ingesta com pulsiva h a sido estudiada
e x te n sa m e n te en los ú ltim o s q u in ce años. Los principales
proyectos de investigación llevados a cabo en Rutgers, Stan-
. ford, M innesota, V erm ont, T o ro n to , E dim burgo, Cam brid­
ge y O xford h an p ro p o rc io n ad o hallazgos muy consistentes.
Al igual que o c u rre con los an tidepresivos, estos estudios
han h allad o q u e la terap ia cognitivo-cpnductual tiene un
efecto in m e d ia to en la fre c u e n cia de la ingesta com pulsi­
va. Y, lo que es m ás im p o rta n te , este efecto no es solam en­
te m ayor q u e el de los antidepresivos sino que tam bién se
m an tie n e a larg o plazo. P o r ejem plo, el estudio más re­
ciente de m i e q u ip o de O xford obtuvo u n a reducción de
un p ro m e d io d el 90% al final del tra tam ie n to , que se
m antuvo e n seg u im ien to s llevados a cabo al año y seis años
después.
Los d iferentes estudios llevados a cabo para evaluar los
resultados de la terapia cognitivo-conductual han mostrado
que la red u cció n en la frecuencia de la ingesta compulsiva va
aco m p añ ad a p o r m ejorías en el estado de ánim o, la concen­
tración y la sensación de co n tro l sobre la ingesta (al igual
que o c u rre con los antidepresivos). Pero que, además, las
p reo cu p acio n es acerca de la figura y el peso decrecen en in­
tensidad y tam bién se red u c e la tendencia a hacer dieta.
Q uizá sea p o r esto que los cam bios logrados con esta terapia,

¿SíS
EL TRAT AMI ENT O DE LOS PROBLEMAS DE ATRACONES 16 5

' al contrario de lo que o curre con el tratam iento a n tid e p re ­


sivo, p arecen duraderos.
La eficacia de esta terapia cognidvo-conductual p a ra tra-
¡ car el trasto rn o p o r ingesta compulsiva no está tan clara. Los
s investigadores de Stanford h an conseguido algunos éxitos en
\ un tratam iento colectivo, pero existe u n a ten d en cia a la re-
\ caída. Los invesügadores de Pittsburgh tam bién están obte-

Tabla 7. Los principales elementos de la terapia


cognidvo-conductual.

Etapa primera
Registrar detalladam ente cualquier comida en el m om ento en
que se realice, anotando también cualquier pensam iento
y emoción relacionada.
Introducir un patrón de alimentación regular, que tendrá como
efecto el ir desplazando los episodios de ingesta compulsiva.
Utilizar actividades alternauvas para ayudarte a resisdr el impulso
a la ingesta compulsiva.
Recibir inform ación y consejos acerca de la comida, la ingesta,
la figura y el peso.

Etapa segunda
Introducir en la dieta comidas que se evitaban y eliminar
gradualmente cualquier otra forma de dieta estricta.
Desarrollar habilidades para manejar las dificultades que de otra
forma podrían desencadenar la ingesta compulsiva.
Identificar y cambiar formas problemáticas de pensamiento.
Considerar los orígenes del problema de ingesta compulsiva
y el papel de los factores familiares y sociales.

Etapa tercera
Planificar para el futuro. Incluir: expectativas realistas y
estrategias para utilizarlas si vuelven a surgir problemas.

Fuente: Fairburn, C. G., Marcus, M. D., y Wilson, G. T., «Cogniüve-beha-


vioral therapy for binge eating and bulimia nervosa: A comprehensive
treatment manual», en Binge Ealing: Nature, Assessment, and Treatment, com­
pilado por C. G..Fairburn y G. T. Wilson, Nueva York, Guilford Press, 1993.
166 LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS HECHOS

n ie n d o resultados p ro m e ted o re s udlizando u n a versión m o­


dificada del tratam ien to individual y, en este caso, las recaí­
das no p arecen constituir tanto problem a. Ambos grupos se
h a n c e n trad o en personas que tienen tam bién sobrepeso,
a u n q u e n in g u n o h a hallado que el tratam iento tenga un
efecto significativo en el peso. Esto pu ed e deberse a que los
efectos en el peso tard an m ucho tiem po en a p a re c er o pue­
de deberse a que el tratam iento no tiene éxito en vencer la
te n d e n c ia de estas personas a la sobreingesta, m encionada
en el capítulo 4. De cualquier form a, existe un interés cre­
cien te en co m b in ar la terapia cognitivo-conductual con tra­
tam ientos útiles para red u cir el peso. Este asunto es tratado
m ás am p liam en te en la segunda parte y en el apéndice II.

O tros tratamientos psicológicos

M uchas personas que buscan tratam iento para la ingesta


com pulsiva tienen la experiencia de algún tratarniento que
no les ha resultado eficaz. Esto, a m enudo, es debido a que la
fo rm a de tra ta m ie n to utilizada no es la óptim a: no todas
las form as de tratam ien to ayudan a la gente con problem as
de ingesta com pulsiva. Tam bién pu ed e deberse, com o ya he­
m os señalado, a que lo que es úül para algunas personas no
n e c esa ria m e n te lo será para otras.
Pese al hech o de que nin g ú n tratam iento p arece ser tan
eficaz com o la terapia cognitivo-conductual, otros tratam ien­
tos psicológicos h an dem ostrado su utilidad para ayudar a al­
gunas personas.

Terapia conductual

Se h a n investigado dos form as de terapia conductual, un


tratam ien to llam ado exposición con prevención de respuestay una
fo rm a'sim plificada de terapia cognidvo-conductual.
EL T RATAMI ENTO DE LOS PROBLEMAS DE A T RACO NE S ' 167

Exposición con prevención de respuesta. Esta fo rm a de tra­


tam iento, diseñada p o r los doctores Jam es Rosen y H arold
L eitenberg, de la U n iversidad de V erm ont, fue co n c eb id a
para tratar a personas que vom itan después de la ingesta
compulsiva. Consiste en p e d ir a la p e rso n a que com a com ­
pulsivam ente en la form a que g e n e ra lm e n te le lleva al vómi­
to y después ayudarla a resistirse a vom itar. Las sesiones de
terapia p u e d e n d u ra r varias horas.
No es sorprendente que a los pacientes suela desagraciarles
este tratam iento. El impulso de vom itar después de la ingesta
compulsiva es extrem adam ente fuerte y resistirse a ello es muy
estresante y desagradable. Los defensores de este tratam iento
argum entan que el vómito autoinducido es un factor prim or­
dial en el m antenim iento de la ingesta com pulsiva y para apo­
yar este p u m o de Usía señalan que para las personas con bu­
limia nerviosa que saben que no p o d rá n vom itar después, es
más difícil c o m e r com pulsivam ente. A pesar de ser cierto que
vomitar em peora los problem as de ingesta com pulsiva, el
tratam iento de exposición con prevención de respuesta es
poco recom endable: es aversivo, req u iere dem asiado tiem po
y es m enos eficaz que la terapia cognitivo-conductual. No
obstante, es posible que p u e d a ser útil p ara algunas perso­
nas que no se beneficien de la terapia cognitivo-conductual.

Terapia cognitivo-conductual simplificada. Esta aproxim a­


ción al tratam ien to se c o n c e n tra p rin c ip alm e n te en m ejorar
los hábitos alim entarios. C onsta de los c o m p o n e n te s con-
ductuales y educacionales de la terap ia cognitivo-conductual
pero no aplica algunas de las principales técnicas cognitivas.
Esto su p o n e que es más fácil de utilizar p o r terapeutas m e­
nos preparados. La invesdgación sugiere hasta a h o ra que no
es tan efectiva com o la terapia cognitivo-conductual ya que
después del tratam ien to suelen darse recaídas. Sin em bargo,
esta fo rm a de tratam ien to es suficiente p ara algunas perso­
nas y, esto pone de'relieve u n dato im p o rtan te: no todas las
personas con p roblem as de ingesta com pulsiva n ecesitan un
tratam iento cognitivo-conductual com pleto.
168 LA I N C E S T A COMPULSI VA: LOS HECHOS El

Tratamientos psicoeducativos r

Los p ro g ra m as de tratam iento psicoeducativo, realizados


u su alm en te en g ru p o , se c e n tra n en p ro p o rcio n ar inform a­
ción acerca del p ro b lem a y de qué d eb en h acer para supe­
rarlo. Sus consejos suelen estar basados en la terapia cogniti-
vo-conductual (p ara más detalles véase la segunda parte).
Los invesdgadores de T o ro n to estudiaron la eficacia de
u n a fo rm a de tra ta m ie n to p sic o e d u c ativ o poco usual que
se aplica en fo rm a de curso (véase el cuadro de la página si­
guiente) . H a lla ro n que el tratam ien to psicoeducativo conse­
guía resultados com parables a los obtenidos con la terapia
cognitivo-conductual, excepto p a ra aquellos pacientes con
problem as de alim entación m ás graves. L am entablem ente,
el m a n te n im ie n to de los cam bios no se estudió adecuada­
m ente p o r lo q u e la eficacia a largo plazo de esta aproxim a­
ción no está clara. Aun así, este hallazgo refuerza el p u n to de
vista de que d e te rm in a d o s tratam ientos, más sencillos que la
terapia cogniüvo-conductual, p u e d e n ser eficaces p ara un
buen n ú m e ro de personas con problem as de ingesta com­
pulsiva.

Psicoterapia focal

El térm in o psicoterapia focal hace referencia a ciertas for­


mas de p sicoterapia breve que prim ero identifican uno o
más tem as que p a recen fu n d am en tales en la problem ática
del p acien te, y después se c e n tra n exclusivam ente en resol­
ver esos problem as.
La p sico terap ia in terp erso n al es u n a de las form as m ejor
invesügadas de psicoterapia focal. D iseñada originalm ente
p a ra tratar la d ep resió n , se c e n tra en identificar y m odificar
aquellos p ro b le m as in terp erso n ales que se cree son respon­
sables de los episodios de depresión: duelos no resueltos,
conflictos con am igos o fam iliares, dificultades en el inicio o
m an te n im ie n to de relaciones, y problem as en m anejar los
_ T RAT AMI ENT O DE LOS PROBLEMAS DE ATRACONES 169

T ratamiento psicoeducativo'
PARA LA BUIMA NERVIOSA

Investigadores de Toronto desarrollaron un tratamien­


to psicoeducativo breve para la bulimia nerviosa, consis­
tente en cinco sesiones de noventa minutos impartidas en
un período de cuatro semanas (con dos clases en la pri­
mera semana). Las sesiones se llevaron a.cabo en forma de
clases apoyadas por diapositivas. Se estimuló a los asisten­
tes a hacer preguntas pero no se les pidió que revelasen in­
formación personal.
Las sesiones incluyeron proporcionar material informa-
üvo y consejos acerca de cómo solucionar su problema de
alimentación. (La información y los consejos fueron simi­
lares a los que se dan en la segunda parte de este libro.)
No se les proporcionó ninguna guía o apoyo a nivel personal.
Se trataron los siguientes temas:
® La relación entre dietas e ingesta compulsiva.
• Regulación del peso corporal.
« La necesidad de normalizar la ingesta (por ejemplo de­
jar de hacer dieta).
® Controlar el impulso a la ingesta compulsiva.
• Efectos adversos del vómito autoinducido, los laxantes
y los diuréticos.
• Necesidad de dejar los vómitos, y el abuso de laxantes y
diuréticos.
® Mitos acerca de la comida y la ingesta,
e Actitudes problemáticas comunes hacia la comida, la
ingesta, la apariencia, la figura y el peso.
® Presiones sociales ejercidas en las mujeres para estar
delgadas.
® Efectos negativos de evaluar la autoestima en términos
de aspecto físico y peso.
Se animó a los participantes a cambiar sus hábitos pro­
blemáticos según la información presentada y a continuar
con ello una vez acabase el programa.
17 0 LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS HE CHOS

Los resultados se evaluaron comparándolos con los


obtenidos en la terapia cognidvo-conductual llevada a
cabo individualmente y se halló que los dos tratamientos
fueron igualmente eficaces, excepto para las personas con
problemas de alimentación más graves para los cuales la
terapia cognidvo-conductual individual resultó superior.
Este estudio es importante porque indica que una in­
formación comprensible y fiable, acompañada de consejos
adecuados para manejar el problema, puede ser suficiente
¡ para ayudar a muchas personas con bulimia nerviosa. Pro-
i bablemente ocurra lo mismo con todos los problemas de
ingesta compulsiva.

¡ Fuaile: Olmsted, M. P., Davis, R., Rockert, W., Irvine, M., Eagle,
j M., y Garner, D. M., «Efficacy of a brief group psychoeducational
intervention for bulimia nervosa»’. Behaviour Research and Thera-
fry, 1991, n.° 29, págs. 71-S3.

cam bios vitales (p o r ejem plo dejar la casa, casarse, o ser pa­
dres e n tre o tro s ).
C om o las dificultades interpersonales son com unes en­
tre las p erso n as con problem as de ingesta com pulsiva (véase
el capítulo 4) y p u e d e n co n trib u ir a su m antenim iento (véa­
se el cap ítu lo 6) es razonable esp erar que este üpo de tra­
tam ien to sea útil. H asta la fecha sólo se han realizado dos
estudios acerca de su aplicación a problem as de ingesta com ­
pulsiva, a u n q u e se están realizando otros. El prim ero, u n es­
tudio llevado a cabo p o r mi g ru p o , en Oxford, la com paró
con la terap ia cognidvo-conductual y con la terapia conduc-
tual en el tratam ien to de la bulim ia nerviosa y e n c o n tró que
la terap ia in te rp erso n al era el m enos eficaz de los tres tra­
tam ientos al finalizar la terapia. Sin em bargo, so rp re n d e n ­
te m e n te , esta te ra p ia se m o stró tan eficaz com o la terap ia
cognidvo-conductual en los seguim ientos a los doce m eses y
a los seis años; m ien tras que, com o se ha m en cio n ad o antes,
los p acien tes q u e recibían terap ia conductual ten ían una
EL T RAT AMI E NT O DE LOS PROBLEMAS DE ATRACONES 171

tendencia a la recaída. Estos hallazgos sugieren que la psico­


terapia in te rp erso n al puede te n e r u n efecto retard ad o pero
que p o d ría ser tan eficaz a largo plazo com o la terapia cog-
nitivo-conductual. O tro dato de in terés es que los investiga­
dores de S tanford han hallado que u n tratam iento g ru p al
basado en la psicoterapia interpersonal parece p ro m e te d o r
para el trasto rn o por ingesta com pulsiva, au nque los cam ­
bios no se m an tie n e n bien.

Terapia de grupo

La terapia de grupo puede ser u n a bu en a form a de ayu­


dar a la gente con problem as de ingesta compulsiva p o r va­
rias razones: puede disipar la creencia del individuo de que
él es el único que tiene este tipo de problem as, lo cual p u e­
de serle de gran ayuda; puede p ro p o rc io n a r un m edio en el
cual los p acien tes puedan a p re n d e r unos de otros, siem pre
que el g ru p o sea dirigido a d e cu ad am en te y, además, tiene
un aspecto práctico ya que m uchos de los consejos y de la in­
form ación necesaria para ayudar a las personas con p ro b le ­
mas de ingesta compulsiva p u e d e n im partirse a todos los
m iem bros del g ru p o a la vez.
L am entablem ente, hasta q u e se realice u n a co m p a ra ­
ción d irecta de la versión individual y de la versión en g ru ­
po de u n a misma form a de tratam iento, no estarem os'seguros
de la eficacia relativa de una terapia en form ato individual o
gru p al. De m o m en to , la investigación sugiere que la tera­
pia g ru p al es algo m enos eficaz. A dem ás, algunas personas
no aceptan la posibilidad de h a c er la terapia en g ru p o p o r­
que se sien ten tan avergonzadas e hipersensibles acerca de
su problem a, que no soportan la posibilidad de tratarlo en
p resencia de otras personas.
D e n tro de este apartado de tratam ientos grupales p ara
los problem as de ingesta compulsiva, hay que h acer m e n ­
ción. a ros program as de doce etapas, que se explican en el
capítulo 7.
172 LA I NGESTA COMP ULS I VA: LOS HECHOS

Tratamiento combinado: psicológico y 'con antidepresivos

Tres estudios h a n exam inado si existen ventajas en la uti­


lización c o n ju n ta de terapia cognitiva y anüdepresivos. Los
resultados in d ican que la com binación no es m uy recom en­
dable.

« T r a t a m ie n t o e s c a l o n a d o » y a u t o a y u d a

¿Qué significado pu ed e ten er toda la investigación cien­


tífica a la que n o s hem os referido hasta ahora, para una per­
sona que tenga u n p ro b lem a de ingesta compulsiva? Si tú, o
alguien que conoces, estáis buscando ayuda profesional, las
im plicaciones están claras: el tratam iento de elección es la
terapia cognitivo-conductual en form ato individual. La ma­
yoría de pacientes o b tien en beneficios significativos y, en la
m ayoría de casos, los cambios p arecen duraderos. Sin em­
bargo, hay que re c o n o c e r que algunas personas no mejoran
o solo o b tie n e n beneficios lim itados p o r lo que necesitan al­
gún tratam ien to adicional. Por otro lado, algunos pacientes
resp o n d en a fo rm as más simples de tratam iento com o el psi-
coeducativo (in fo rm ació n y consejos).
R ecien tem en te, he propuesto la adopción de u n a apro­
xim ación escalonada, o por niveles, que supone un m ejor
aprovecham iento de los recursos disponibles evitando que
algunas personas reciban un tratam iento individual innece­
sario. Esta apro x im ació n consiste en ofrecer, en prim er lu­
gar, un tratam ien to más sencillo p o rq u e existen razones para
creer que un n ú m e ro significativo de personas responderán
positivam ente a él. Sólo aquellos que no se beneficien de
esta form a m ás sim ple de terapia d eb erían ser tratados con
u n a form a algo m ás intensiva, que su p o n d ría el segundo ni­
vel. En éste, tam b ié n es de esperar que resp o n d a n bien un
n ú m ero significativo de pacientes y, a aquellos que no res­
p o n d an , se les ap licaría otra fo rm a de terapia más intensiva.
Lo m ism o se h a ría en el siguiente nivel. ¿Cuáles deberían ser
EL T R A T A MI E N T O DE LOS PROBLEMAS DE ATRACONES 173

las form as de terapia utilizadas e n cada nivel? D esde m i p u n ­


to de vista, para m uchas personas el p rim er in te n to d e b e ría
ser la fo rm a de autoayuda (véase la figura 15), sobre todo
p o rq u e ésta p u ed e ser utilizada sin la ayuda de u n profesio­
nal. C om o se explica en el capítulo 3, m uchas personas con
problem as de ingesta com pulsiva son reacias a buscar ayuda
e x te rn a para su p ro b lem a y, p o r tanto, la auto ay u d a sería
u n a fo rm a ideal de llegar a ellos. U n p ro g ra m a a d e c u a d o
p ara llevarla a cabo se halla en la segunda parte de este libro.
La p erso n a que no tenga éxito al trabajar com o.su p ro ­
pio terapeuta, o que no desee hacerlo, pu ed e a d o p ta r la for­
m a de terapia que su p o n d ría el nivel 2, a l a que he llam ado
autoayuda guiada. Esto supone seguir un p rogram a de au to a­
yuda com o el que se explica en la segunda parte de este li­
bro, p ero con el apoyo y guía de un terapeuta. N.o es necesa­
rio que el terapeuta sea especialista en tratar problem as de
alim entación. Esta form a de tratam iento parece bastante efi­
caz, según se ha com probado en investigaciones llevadas a
cabo en L ondres y C am bridge. El tercer nivel, que d eb ería
ser aplicado cuando la autoayuda guiada no sea suficiente,

Nivel 1 AUTOAYUDA SIN SUPERVISION

Nivel 2 AUTOAYUDA GUIADA

Nivel 3 TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL

Nivel 4 ?????

Figura 15: Un program a de tratamientos escalonados.


174 LA I NGESTA COMPULSI VA: LOS HECHOS

sería la a p ro x im a c ió n de la terap ia cognitivo-conductual


com pleta, llevada a cabo en fo rm ato individual. P ara ello es
necesario u n especialista. Existe m en o r seguridad respecto a
qué h a c e r si esta terap ia cognitivo-conductual tam poco de­
ne éxito. A lgunas posibilidades serían: psicoterapia focal (in­
te rp e rs o n a l), antidepresivos y hospitalización parcial o com­
pleta. P o r el m o m e n to , no existen hallazgos de investigación
que in d iq u e n q u é sería lo m ejor. La decisión, p o r tanto, de­
p e n d e rá de las p referen cias del paciente y del tera p eu ta y de
los recursos disponibles.
Segunda parte

U N PROGRAMA DE AUTO AYUDA


PARA PERSONAS CON PROBLEMAS
DE INGESTA COMPULSIVA

J
f

O '
I

)
IN TRO D U CCIO N

Leí el programa desde el principio al final y supe inm e­


diatamente que tenía mucho senddo. Subrayé un punto tras
otro. No se .limitaba a decir «come esto» o «evita lo otro». Más
bien explicaba cómo seguir un camino adecuado de una for­
ma realista, paso a paso, para solucionar mi problema. Me
send fenomenal porque en este programa se com prendía mi
problema. Era exactamente lo que estaba buscando y lo que yo
necesitaba.

D u ran te m uchos años he estado estudiando la e p id e ­


m iología, etiología y tratam iento de los p ro b lem as relacio ­
nados con la ingesta compulsiva. Lo que qu ed ó claro desde
los años o chenta es que pocas personas con estos p roblem as
buscan ayuda externa para resolverlos y he co m p ro b ad o que
la situación continúa igual en los noventa. Com o vimos en la
p rim era parte, sólo el 10 % de las personas con bulim ia n e r­
viosa está en tratam iento. Esto no se debe a que no deseen
ayuda. La gran m ayoría desea cam biar pero, tal com o vimos
en el capítulo 3, diversas barreras se in te rp o n e n en su cam i­
no. D u ran te más de diez años he estado convencido de que
la autoayuda podía constituir u n a form a de tratam ien to
aceptable y accesible, u n a form a de su p erar m uchas de esas
b arreras. Lo que faltaba era e n c o n trar u n a terap ia con etica-
178 UN PROGRAMA DE AUTOAYUDA PARA TERSONAS CON PROBLEMAS

cia c o m p ro b a d a y d u rad era, que pudiera ser aplicada en for­


m ato de autoayuda.
Esos dos criterio s se cum plen en u n a fo rm a de terapia
que m is reiterad o s estudios clínicos habían m ostrado que
era, con .m u c h a d ife ren c ia, la form a más eficaz de trata­
m ie n to p ara los p roblem as de ingesta compulsiva: la terapia
cognitivo-conductual (véase el capítulo 8). D espués de más
de qu in ce años de investigación, me convencí de que está
claro que este en fo q u e consigue beneficios a largo plazo.
T am bién q u e d ó claro que la terapia cognitivo-conductual
p u e d e ser aplicada en form ato de autoayuda, gracias al tra­
bajo de mi colega el doctor Peter Cooper, que inform ó de
que su a d ap tació n de mi tratam iento cognitivo-conductual
p ara la bulim ia nerviosa no sólo reduce significativam ente el
tiem po que re q u ie re el tratam iento sino que tam bién ha
resu ltad o eficaz y ha obten id o una bu en a acogida entre sus
p a cien tes en C am b rid g e (véase la B ibliografía).
Este libro, y el pro g ram a de autoayuda de la segunda par­
te, re p re se n ta n u n a extensión dei trabajo del d o c to r Cooper.
Es un p ro g ra m a diseñado para todos aquellos que comen
com pulsivam ente, incluyendo a personas con bulim ia ner­
viosa.
Está claro que nin g ú n program a de auto a n id a tendrá
éxito a m enos que la p ersona que lo llera a cabo tenga un
sin c e ro d eseo de cam biar. P o r eso, si tú o a lg u n a persona
que conoces, deseáis su p erar el problem a de la ingesta com­
pulsiva, es n ecesario em pezar con la siguiente sección. ¡No
empecéis directamente con la etapa 1 del programa!

A medida que me hago adulta me doy cuenta, con gran


tristeza, de cuánta energía he malgastado en intentar contro­
lar mi peso'y mis comidas y del sufrimiento padecido por co­
mer compulsivamente con asiduidad. Podía haber hecho algo
productivo con mi energía: cultivar relaciones personales, leer,
INTRODUCCIÓN 179

V
/ \ escribir. No sabía qué podía hacer, pero no quería que mi epi­
tafio fuese: «El deseo de Jane fue ser delgada». Fue esto lo que
finalmente me hizo tomar la decisión de cambiar.

A estas alturas del libro ya estarás seguro, si no lo estabas


antes, de tu problem a de ingesta com pulsiva. Si lo tienes, lo
más im p o rtan te es decidir si deseas cam biar. ¿Deseas dejar de
comer compulsivamente'? S eguro que es posible cam biar; es
posible em pezar de nuevo a com er de fo rm a norm al, es po­
sible disfrutar com iendo en vez de co m e r con m iedo, m ales­
tar o culpabilidad, y es posible ser feliz com iendo con otras
personas.
C om o explicam os en la p rim e ra p arte, el grado de in­
tensidad con que la ingesta com pulsiva afecta a la vida de
cada p ersona varía e n o rm e m e n te de individuo a individuo.
_ S ólo tú puedes decidir cuán a p re m ia n te te resulta lamec.esi-
dad de cambiar. Pero com o el g rado de urgencia que p u ed a
'Cññe'iTpáfá ti~és" muy p ro b ab le que oscile, m uchas veces ayu­
da el seguir unos criterios m ás objetivos m ediante los cuales
puedas evaluar los Beneficios clef cam bio, sin que esta eva­
c u a c ió n se vea aféctadá p o r las circunstancias cam biantes de
la vida diaria. Si tienes u n a larga historia de ingestas com ­
pulsivas es im portante q u e exam ines cóm o has ad ap tad o tu

del cam bio. Para ayudarte a h a c erla p u ed es p re g u n ta rte lo


siguiente:
O
Si dejo de com er com pulsivam ente,

e ¿me sentiré m ejor conm igo m ism o?, ■


» ¿puede m ejorar mi calidad de vida?,
« ¿m ejorará mi salud física?,
o ¿se beneficiarán los dem ás?
180 UN PROGRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS introducción 181

)j\ v. La gente a menudo queda sorprendida al comprobar cómo mejo- general de la salud. Com o explicam os en el capítulo 5, la in­
Q -ra su ra.li.dxui-.de vida cuando dejan de comer compulsivamente. In­ gesta com pulsiva y la obesidad a m en u d o están asociadas y,
cluso los problem as ligeros de ingesta compulsiva p u e d e n te- aunque la relació n exacta entre am bas no está del todo cla­
^ V in e r suüles efectos adversos e n m uchos aspectos de la vida. ra, no cabe d u d a de que estarías en u n a posición más favo­
' ' P uedes estar dem asiado irritab le, tu concentración puede rable p a ra c o n tro lar tu peso sQ ñldieras co n tro lar tu ingesta.
no ser tan b u e n a com o derienálie'rioTqüTza.estas evitando si­ (ParáTUecidir si tienes sobrepeso y, si es a sí,'d e c id ir cóm o
tuaciones sociales de las que realm en te desearías disfrutar adaptar el p ro g ram a a tu situación, lee el apéndice II.)
(véase el capítulo 4), y tu salud física puede verse m enosca­ Las p erso n as que te ro d ean —amigos, fam ilia y com pa­
bada (véase el capítulo 5). Q uizá no te das cuenta de que ñeros de trabajo— sin d u d a n o tarán la m ejoría, en los dife­
todo esto es resultado d irecto de tu problem a de ingesta rentes aspectos de tu funcionam iento personal cuando tu
com pulsiva y no sabes que se resolvería si m ejoraras el pro­ problem a de ingesta compulsiva rem ita. Dejarás de m ostrar­
blem a alim entario. O tro beneficio del cambio es su efecto te irritable de form a im predecible y de sen ü rte tan suscepti­
en tu au toim agen y en tu estado de ánim o: m ucha g en te en- ble con la com ida, el peso y la figura, y estarás m enos hiper-
"cuéntrá que su p e ra r él p ro b le m a alim entario restablece su sensible en tus relaciones con los demás. Com o resultado,
sentido de a u to rresp e to y autovalía. Com o se m encionaba tus relaciones personales y tu ren d im ien to en el trabajo o en
en el capítulo 4, u n o d e los aspectos m ás gratificantes de ayu­ los estudios m ejorarán sin lugar a dudas.
d ar a su p e ra r los problem as de ingesta compulsiva es ver a la
p erso n a rem o n tarse, en todos estos aspectos, cuando su_pn>
¿lem a alim entario se va su p e ra n d o . La depresión, la tensión Las desventajas
y la irritabilidad van d esapareciendo, la concentración m e­
jo ra y los viejos intereses, quizá olvidados, retornan. Por supuesto, tam bién deberías ten er en cuenta las posi­
bles desventajas del cam bio y, sobre todo, sopesar estas des­
Af ,■'' Uno de los obstáculos para decidirme a cambiar fue quex ventajas con las ventajas. Puede que te p reo cu p e im aginar
?<-/' m inim izaba el problem a. Después de todo, muchas personas cómo te sen d rías si no obtuvieras el éxito deseado después
denen problem as con su alim entación y su peso. Pero la ver­ de realizar el esfuerzo. Quizás te sientas tentado de no h a c er
dad que tuve que afrontar fue que el problem a de mis ingestas nada si denes m iedo a fracasar. Esto pu ed e ser com prensi­
compulsivas era m ucho más grave de lo que me parecía ya que^ ble, pero es u n a acütud de a u to d e rro ta que deberías evitar a
afectaba a todas las áreas de mi vida. No podría ser yo misrpá
toda costa. Hay m uchas razones para esperar que, con la ayu­
■ruras-a.úxi_padeciese este problem a.
da adecuada, m ejore tu problem a de ingesta compulsiva.
Además, si decides uülizar este program a de auto ay u d ay ha­
O b v ia m e n te , u n a d e las ra zo n es m ás p o d ero sas p ara ces un serio esfuerzo p ara seguirlo, no hay posibilidad de fra­
a b a n d o n a r la in g e sta co m p u lsiv a es el d a ñ o q u e p u e d e sufrir casar. Si siguiéndolo adecuadamente no mejorases, puedes llegar a
tu s a lu d a través d e los c o m p o rta m ie n to s asociados a ella la conclusión de que el programa no era adecuado para ti; sería en­
co m o la d ieta, el v ó m ito a u to in d u c id o o el abuso d e la x a n ­ tonces el programa el que habría fracasado, no tú. Si ese fuera el
tes. C u a n d o a b a n d o n a s estos c o m p o rta m ie n to s p u e d e s espe­ caso, aún serían posibles otras m uchas opciones.
ra r u n r e to r n o g ra d u a l d e las sensacionesjiprm ale.s.d,e.saG Íe- A dem ás, u n a b u e n a fo rm a de evaluar la gravedad de u n
d a d y h a m b re , u n in c re m e n to e n la e n e rg ía, y una_m £joría p ro b lem a es c o m p ro b a r la dificultad p a ra resolverlo. Si

V
Á
182 UN PROGRAMA DÉ AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

d escu b res q u e p u e d e s c o n tro lar tu ingesta com pulsiva fá­


c ilm e n te h a b rá s a p re n d id o que el p ro b le m a e ra su p e ra ­
ble, p ero si descubres que no te resulta fácil cam biar sabrás
que se trata de un p ro b le m a im portante, quizá más de lo que
pensabas. En ese caso tal vez deberías co n sid erar la posibili­
d ad de to m á rte lo más en serio de lo que te lo estabas to­
m ando.

vjOMO CAMBIAR: LAS DIFERENTES OPCIONES

S u p o n ie n d o que hayas decidido su p erar tu ingesta com ­


pulsiva, ¿qué debes hacer? Las principales opciones (descri­
tas en el capitulo 8) son:

1. Buscar ayuda profesional. Hay m uchos profesionales que


p u e d e n ayudar a las personas con problem as alim enta­
rios: psicólogos, psiquiatras, m édicos de cabecera, endo-
crinólogos y otros. Algunos están especializados en estos
problem as. Para e n tra r en contacto con estos especialis­
tas pu ed es consultar el apéndice III.
2. Buscar oirás formas de ayuda. Puedes u n irte a u n gyupo de
autoayuda. Si decides hacerlo, debes ser cauto ya que
m uchos de estos grupos son excelentes pero otros no. .Al­
gun o s tienen puntos de vista muy cuestionables sobre la
ingesta com pulsiva y la form a de superarla. O tros incluso
se c e n tra n más en ayudar a convivir con el p ro b le m a ali­
m en ta rio que en superarlo. Antes de com p ro m eterte
con u n g ru p o de autoayuda averigua todo lo que puedas
acerca de él, p o r ejem plo, a través de las asociaciones
m en cio n ad as en el apéndice III y, si decides u n irte a uno,
analiza si te conviene o no y rec u e rd a que siem pre pue­
des dejarlo si no te va bien.
3. Usar este programa de autoayuda. T anto si eres hom bre
com o m ujer, soltero o casado, vivas solo o acom pañado,
pu ed es u sar este program a de autoayuda. D eberías re­
chazar este p ro g ram a solam ente si reú n es alguno de los
I XTRODUCC1 ÓN 18 3

criterios de exclusión que se e x p o n e n en el cuadro de la


página siguiente.
4. Combinar la ayuda profesional y la autoayuda. Hay dos for­
mas de hacerlo. Puedes utilizar este program a de au to a ­
yuda por tu cuenta m ientras recibes otra form a de ayuda
com o la terapia dirigida a a u m e n ta r tu autoestim a o a
m ejorar tus relaciones in terp erso n ales. Esto p u e d e estar
bien en la m edida en que lo hayas acordado con tu tera­
peuta y, si existe alguna contradicción entre este p ro g ra ­
m a v la ayuda que te está p ro p o rc io n an d o , debes co m e n ­
tarlo con él.
La otra form a de com binar el p ro g ram a de autoayuda y
la avuda profesional es lo que p odem os llam ar autoayuda
■ guiada, que consiste en el seguim iento del p rogram a con
el apoyo y guía de un terap eu ta. En este caso el te ra p e u ­
ta actúa, com o supervisor que co n tro la el progreso, te
motiva y te ayuda a identificar las soluciones posibles
cuando tengas dificultades. La diferencia entre estas dos
• form as de autoayuda se explica más adelante en el a p é n ­
dice V.

Decidir qué es lo mejor para ti

Si piensas que necesitas ayuda profesional es im p o rtan te


que des los pasos necesarios p a ra ob ten erla; este p ro g ram a
de autoayuda no tiene po r qué desviarte de ese objetivo. No
obstante, lo cierto es que este p ro g ram a, aplicado con o sin
ayuda profesional, parece adecu ad o p ara la m ayoría de p e r­
sonas con problem as de ingesta com pulsiva y, p o r lo tanto,
p u ed e ser u n a ayuda útil tam bién p a ra ü.

C u á n d o cambiar

Si estás p e n san d o en cam biar pero dudas en co m p ro ­


m ete rte , yo te anim o a que te arriesgues a em pezar. Sin em-
xw* - » v u i \ n t « A uc. A u i u A i u u A TAKA PEkSONAS CON PROBLEMAS

C u á n d o la autoayuda puede n o ser ú til

N o d e b e ría s u tilizar este p ro g ram a si cum ples alguno


de los sig u ien tes criterios de exclusión:
Estar por debajo del rango de peso normal. Si tu índice de
masa corporal (véase el apéndice 1), está p or debajo de 18,
tu peso es definitivam ente bajo. La tabla 8 m uestra qué pe­
sos en kilos (para diferentes alturas), son equivalentes a tu
índice de masa corporal de 18. Si pesas menos que el peso
indicado p ara tu altura, deberías utilizar este program a
sólo bajo supervisión médica, pues podría ser inadecuado
para ti p o r el riesgo de perder peso.
Padecer una enfermedad física seria. Si padeces una enfer­
m edad física que podría verse afectada por un cambio de
tus hábitos alim entarios deberías uülizar este program a
sólo bajo la supervisión de u n médico. Este consejo es es­
pecialm ente im portante en pacientes con diabetes.
Estar embarazada. Las mujeres embarazadas no deberían
utilizar este program a sin consultarlo antes con su médico.
Cuando el problema de ingesta compulsiva está afectando a tu
salud física (véase el capítulo 5). Si crees que es así, consul­
ta ,a un m édico para que revise tu estado de salud antes de
em barcarte en este program a. Cuando lo hayas hecho y re­
cibas el tratam iento correspondiente, estarás en situación
de iniciarlo.
Estar muy deprimido o desmoralizado. Si te sientes así, p u e­
des sentirte incapaz de reunir suficiente motivación para
cambiar. En este caso es poco probable que seas capaz de
utilizar en form a adecuada este program a. Por el contra­
rio, necesitarías seguir los consejos de un profesional para
m anejar tus sentim ientos de depresión. Una vez esos sen-
úm ientos hayan dism inuido en intensidad es posible que
ya no interfieran tanto en tu capacidad para seguir el pro­
gram a y puedas beneficiarte de él.
Tener problemas generales con el control de los impulsos (véa­
se el capítulo 4). Si además del problem a de ingesta com­
pulsiva tíenes problem as con el alcohol o las drogas, o te
I NTRODUCCION 18 5

( autoagredes repetidam ente, puede ser más eficaz buscar


ayuda profesional porque este program a puede resultar in­
suficiente.

Tabla 8. ¿Tienes un peso inferior al normal?

Abajo presentam os una lista de pesos para diferentes alturas.


Representan un índice de masa corporal de 18.(véase la explicación
en el apéndice I). Son aplicables a hombres y mujeres. Para de­
term inar si tu peso es demasiado bajo busca tu altura en la tabla y, a
condnuación, el peso correspondiente. Si pesas menos, tu índice de
masa corporal es m enor de 18 y tienes un peso inusualmente bajo.
Si pesas más, no significa que tengas sobrepeso. Para determ inar si
tienes sobrepeso, véase la tabla 9 en la página 271.

Altura’ (cm) Pesob (kg) Altura’ (cm) Pesob (kg)


148 39,40 168 50,80
149 39,96 169 51,40
150 40,50 170 52,02
151 41,04 171 52,63
152 41,58 172 53,25
153 42,13 173 53,87
154 42,68 174 54,49
155 43,24 175 55,12
156 43,80 176 55,75
157 44,36 177 56,39
158 44,90 178 57,03
159 45,50 179 57,67
160 46,08 180 58,32
161 46,65 181 58,96
162 47,23 182 59,62
163 47,82 183 60,28
164 48,41 184 60,94
165 49,00 185 61,50
166 49,60 186 62,27
167 50,20 188 63,61

’sin zapatos
bsin zapatos y con ropa interior ligera
186 UN PROCRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS 187
INTRODUCCIÓN

bargo, hay u n a cuestión a ten e r en cuenta, que es aplicable spL adecuadas; para m uchas personas, p o r ejem plo, la ma-
a la m ayoría de las form as de tratam iento, p e ro especial­ /TOría de las dietas son sim plem ente in co m p ad b les con la su-
i m en te a este p rogram a: es m ejor no em pezar hasta que tus / p eració n de su p ro b le m a a lim en tario , ya q u e h a c er d ie ta
I
p ro b a b ilid a d e s de éxito sean óptim as. Si en este m om ento los predispone a com er com pulsivam ente.
pasas p o r m o m e n to s difíciles en el trabajo, p rep aras tu S uperar los problem as de ingesta com pulsiva no es fácil y
boda, estás a p u n to de m udarte, vas a ten e r un hijo o te vas generalm ente req u iere m ucho esfuerzo, p o r lo que los in­
de vacaciones, es más sensato retrasar el inicio del progra­ tentos de cam bio iniciados con escasa convicción tienen po­
m a u n as cu an tas sem anas o meses. Para sacar el m áxim o cas posibilidades de éxito. C oncede prim ero a este p ro g ra ­
p a rtid o a este p ro g ram a, necesitarás al m enos un p ar de me­ ma el beneficio de la duda, a b a n d o n a tus reservas e in te n ta
ses libres de distracciones significativas en los que la princi­ y iniciarlo con k m ejor actitud posible.
pal m o tiv ació n p a ra ti sea co n seg u ir este cam bio en tus
h ábitos alim en tario s; si no es así, es posible que no logres al­
canzar tus objetivos. CÓMO USAR EL PROGRAMA
5
El program a de autoayuda consta de seis etapas que d e ­
ben seguirse en un orden específico (véase el cuadro). Gom o
en el tratam iento cognitivo-conductual en el que se basa, las
i etapas son aditivas; es decir, cada etapa sucesiva supone a ñ a ­
• Este es o tro p u n to im portante que se debe considerar:
k tus m etas y cóm o encajan con los objetivos que- plantea el dir algo a lo que has estado h aciendo en las (o la) etapas
program a. precedentes. No es u n a b u e n a idea iniciarlo p o n ien d o en
La m eta p rin cip al de este program a es ayudarte a com er práctica partes de cada etapa, sino que debes em pezar desde
( de fo rm a saludable superando así la ingesta compulsiva. Si el principio y co n tin u a r hasta el final, siguiendo las pautas
quieres lo g rar u n a recuperación total y d u rad e ra es necesa­ que se te indican.
rio q u e com as a intervalos regulares d u ran te el día, en can­ D icho esto, debes ser consciente de que no todos los
tidades a d ecu ad as y asegurarte de que no estás evitando nin­ com ponentes del program a serán relevantes p ara ti, ya que
gún alim en to . La form a de alcanzar estas m etas se expone el program a ha sido diseñado p ara todos aquellos que co-
d e ta lla d a m e n te en el program a.
/■ r " ¿Q u é o c u rre en el caso de que tus m etas difieran de las
) de este p ro g ram a? Es posible, p o r ejem plo, que tu m eta L as seis etapas
Ü 't p rin cip al sea p e rd e r peso y, si es así, p u e d e h a b e r u n a apa­
ren te c o n tra d ic c ió n entre tus deseos y los consejos y la in­ Etapa 1. El inicio
fo rm ació n q u e te dam os aquí. Analiza cuidadosam ente las Etapa 2. Com er con regularidad
rep e rc u sio n e s de h acer las cosas a tu m anera; después de Etapa 3. Alternativas a los atracones
todo ¿en q u é m e d id a te ha funcionado tu p ro p io sistema Etapa 4. Resolución de problem as y revisión
hasta ahora? T en en cuenta que este program a se basa en Etapa 5. Dietas y formas relacionadas de evitar comidas
años de e x p e rie n c ia clínica y; de investigación que nos han Etapa 6. ¿Qué hacer ahora?
h ech o c o m p re n d e r que algunas form as de tratam ien to no
iOO UN P ROGRAMA' D E A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N P R O B L E M A S '%

m en com pulsivam ente y, com o se h a descrito en la prim era


/ p arte, la fo rm a en que se p resen ta este p ro b lem a varía mu-
__j pO ' en fu n ció n de la p ersonalidad de quienes lo p adecen, la
im Po rta ncia del cu ad ro y la presencia de problem as asocia-
0-1'' yA 'v/ C.......................................................
Í° S ^v^ase caF tul° 4) • Así, la m ayoría de las personas que
K com en com pulsivam ente tam bién hacen dieta, m uchas ve-
/v ^ ‘ incluso de fo rm a estricta, pero otros no. La preo cu p á­
is (¡ ción p o r la a p arien cia y el peso tam bién difiere m u ch o de
unos casos a otros. En cuanto a las características de la per­
sonalidad, unos son perfeccionistas y organizados m ientras
que otros son caóticos. Con respecto al peso, a veces hay so­
brepeso m ientras que en otros casos no lo hay. Finalm ente,
p o r lo que se refiere a las m aniobras para in te n ta r deshacer­
se de la com ida, algunos vom itan o abusan de laxantes y diu­
réticos, y otros no. Todos estos rasgos son relevantes para el
‘d e sen cad en am ien to y m an ten im ien to de la ingesta com pul­
siva, y es necesario q u e el p ro g ram a los tenga en cuenta. Así
pues, el p rogram a tiene m uchos com ponentes, algunos de
los cuales p u e d e n no ser aplicables en tu caso. Casi siem pre
resulta obvio lo que es aplicable y lo que no. Pero cuando
dudes, la m ejor política es su p o n er que el consejo te es be­
neficioso, y seguirlo.
H e aquí algunos consejos p ara ayudarte a ten er éxito con
este program a:

) Sé constante, especialmente cuando el consejo parezca difícil de


seguir. M uchas veces seguir los consejos ofrecidos en este
program a será difícil p o rq u e eso conlleva la superación de
los factores que m a n tie n e n el problem a alim entario. En ge-j
neral, cuanto m ás difícil te parezca seguir u n consejo, más»
im p o rta n te es que te esfuerces al m áxim o en llevarlo a cabo. 1
Seguir las pautas indicadas es la única form a en que podrás
r 9JBT£r ^os Qi cnlos viciosos que se producen en los proble-
m as de ingesta com pulsiva (véanse los capítulos 4 y 6). Sin
em bargo, ten e n c u e n ta q u e no será necesario que sigas esas
pautas para siempre. N ecesjtarás^cam biar^m uchas actitudes
h asta lo g rar el cam bio, p e ro sólo será necesario m an te n er
■ÚP"
IN TRODUCCIÓN 189

algunas p a ra asegurar que esos cam bios persistan en el fu tu ­


ro. Esto se explica en la etapa 6.
/A
\ No te precipites con el programa, llévalo a cabo al ritm o pro­
puesto, ya que la ex periencia in d ica que esto es más eficaz.
Algunas veces es u n a b u e n a idea p e rm a n e c e r en u n a etapa
d u ran te u n a sem ana extra, m ás o m enos, p ara com probar si
pu ed e lograrse algo más. Si sufres algún contratiem po, m u­
chas veces es adecuado volver a la e tap a anterior.
En general, para sacar el m áxim o p artid o al program a,
este tratam iento debe ten e r u n a duración de cuatro a seis
meses en los casos de personas con problem as de ingesta
com pulsiva de larga evolución. Algunas personas son capa­
ces de cam biar ráp id am en te y p a ra otras es u n proceso len­
to, p e ro lo im portante es que estés hacien d o progresos. Si te
m ueves en la dirección correcta, es razonable que sigas ade­
lante y, p o r el contrario, si no has o b ten id o ningún beneficio
c u an d o llegues a la etapa 4, deberías buscar la ayuda de un
ex perto. Lo mismo h a b rá que h a c er si te quedas estancado.

No esperes éxitos instantáneos. N o te decepciones si los re­


sultados son poco llamativos. El cam bio lleva u n dem po y no
es pro b ab le que tu p ro b lem a de ingesta compulsiva se re ­
suelva en unas pocas sem anas.

No esperes hacer progresos en forma continuada. Es no rm al


7que los p rogresos se d e n a intervalos; es decir, que haya
p e río d o s en que las cosas vayan bien, otros en los que no
avances, y m om entos en que tengas pequeñas recaídas y el
p ro b le m a parezca em peorar. E n el curso del program a mo-
nitorizarás tus progresos p ara p o d e r idendficar los obstácu­
los e ir elim inando los que están in te rfirie n d o en la su p era­
ción del problem a.

El impulso de comer compulsivamente puede continuar, ya que,


incluso después de que hayas dejado de com er compulsiva­
m en te, el im pulso de hacerlo p u e d e persisdr durante algu-
¡
190 UN P R O G R A M A DE A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N P R O B L E M A S

nos m eses d e sen cad en án d o se a causa del m ism o tipo de si­


tuaciones que solían llevarte a la ingesta com pulsiva. No te
acobardes p o r ello, ya que el seguim iento de este program a
te ayudará a resistir esos im pulsos que, poco a p oco, se debi­
litarán hasta desaparecer.
í.-
i cu
j Asegúrate de mantener sesiones de revisión. H asta que tu pro­
I
b le m a esté to talm en te bajo control, es reco m en d ab le hacer
x dos revisiones p o r sem ana y después p u e d e n hacerse sema­
í3
íí n alm en te. C onviene preverlas con antelación y considerar­
las com o el equivalente de u n a cita con un terapeuta, aun­
§ que en este caso tú eres tu propio terapeuta. In te n ta dedicar
85 de quince a tre in ta m inutos a cada u n a de estas sesiones, y
ten en c u e n ta que son u n a parte im p o rtan te del program a
y que no d eberías p erm itir que otras actividades tengan prio-
jid a d sobre ellas.
I
íf Puede ser necesario recurrir a alguien que te apoye. Mientras

& '-que m uchas personas aplican el program a p o r sí mismas,
otras d ecid en buscar ayuda externa. Podem os clasificar a las
personas que p u e d e n ayudarte en dos categorías con dife­
ren tes roles. P or u n a parte estarían los am igos o familiares,
I
••4
cuya p rincipal m isión será darte apoyo y ánim o en m om en­
i tos de dificultad y que deben p e rm a n ec e r en u n segundo
plano, a m enos que les pidas que te ayuden en un m om ento
dado. A dem ás, o com o alternativa, puedes buscar la ayuda
de un te ra p e u ta in d ep e n d ien te con el que m antengas una
relación profesional más que personal. Los terapeutas pue­
d en d e se m p e ñ a r un papel m ucho más acüvo que los amigos
o fam iliares ya que p u e d e n supervisar tu utilización del pro ­
gram a; es lo que llam am os «autoayuda guiada». Am bas for­
sS^
mas de ayuda req u ie re n que la persona que te va a ayudar
esté fam iliarizada con el program a. (El apéndice IV ofrece
pautas de actuación para fam iliares y amigos y el apéndice V
p a ra los terapeutas.)
I NT R ODUCC I ÓN 191

¿Q ué ocurrirá con t u p e s o ?

La m ayoría de las p erso n as con problem as de ingesta


compulsiva están e n o rm e m e n te p reo cu p ad as p o r su peso y
su a p a rien c ia (véase el c a p ítu lo 4). P o r tan to , q u ie re n sa­
ber qué ocu rrirá con su p eso si se em barcan en este p ro g ra ­
ma. Com o se explica en el capítulo 5, generalmente no se pro­
duce un cambio significativo en el peso cuando se recuperan. Sin
em bargo, algunas perso n as au m en tan de peso y otras dis­
i m inuyen, y es im posible p re d e c ir qué pu ed e o c u rrir en cada
caso concreto.
P or tanto, no es posible dar una respuesta tajante a la
pregunta «;qué o c u rrirá con mi pesor». Si tu peso es bajo
porque has estado fo rzán d o te a m an ten erlo por debajo de
tu tendencia natural, es probable que necesites que aum en- ..
te un poco y esto es así p o rq u e c o n tin u ar la dieta raram en te
es com patible con la su p eració n de un problem a de ingesta
compulsiva (con la posible excepción del trastorno p o r in­
gesta compulsiva). Si, p o r el contrarío, padeces sobrepeso
(es decir tienes un ín d ice de m asa co rp o ral s u p e rio r a 27;
véase la tabla 9 en el ap én d ice II), lo que va a o c u rrir con tu
peso es m enos fácil de predecir, au nque es muy im p ro b ab le
que aum ente. Las pautas específicas para quienes p a d e ce n
sobrepeso se hallan en el apéndice II.
En estos m om entos, el mejor plan para ti es concentrar tus es­
fuerzos en superar el problema de ingesta compulsiva y, mientras tan­
to, aceptar cualquier cambio que pueda desencadenarse en tu pesoy
A m enos que tengas u n a tendencia gen eral a la sobreingesta
(véase el capítulo 4), tu peso se aproxim ará g rad u alm en te
hacia su nivel norm al, q u e p u ed e ser m enor, m ayor o más
frecu en tem en te— el m ism o que tienes ahora. Y la verdad es
que sería m ejor para d in te n ta r vivir con ese peso, ya que lu­
\
char contra él significaría u n a inacabable batalla c o n tra tu
biología, u n a batalla que d esafo rtu n ad am en te no p o d rás ga­
n ar nunca. w-"'"
Éste pu ed e ser u n consejo difícil de aceptar, p e ro es n e­
cesario seguirlo si q uieres su p erar el problem a. Si te resulta
m
192 UN PROGRAMA D E AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

inaceptable-, in te n ta dejar en suspenso la cuesdón de tu peso


p o r u n tiem po, p o r ejem plo d u ra n te u n mes. Pasado ese
tiem p o , p u e d e s evaluar tu evolución en cuanto a tu proble­
m a a lim en tario y e n cuanto a tu peso, y tom ar u n a decisión,
basada en datos reales, sobre si deseas o no continuar. Por
su puesto, es co n v en ien te m o n ito rizar tu peso com o parte de
tu trabajo a lo largo del program a. Los consejos sobre cómo
h acerlo se d an en la e tap a 1.
Etapa 1

EL IN ICIO

A h o ra que estás preparado para iniciar el program a, lo


prim ero que debes hacer es fam iliarizarte con él. Para ello te
aconsejam os h a c er una lectura ráp id a de esta segunda p a rte
para te n e r u n a visión general del p ro g ra m a y, a co n tinua­
ción, estarás listo para iniciar la etapa 1. Esta etap a consta de
dos partes: el autocontrol y el registro sem anal del peso.
UN PROGRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

Autocontrol

El a u to c o n tro l (anotar tus com idas en u n registro) es pri­


m o rd ial en este program a ya q u e sirve para conseguir dos
objetivos esenciales:
O Í\
1) El control te aporta información importante acerca de tu
problema de alimentación. Puedes alegar que ya eres suficien­
tem e n te consciente de este p roblem a, y en cierto sentido es
así; p ero un control exacto casi siem pre saca a la luz cuestio­
nes im p o rta n tes que no eran obvias an terio rm en te. Así, el
co n tro l p u e d e dar respuesta a las siguientes cuestiones:

fi e ¿Q ué es exactam ente lo que com es du ran te tus ingestas


\Y* kP [
compulsivas? ¿Se parece a lo que comes norm alm ente?
¿Tus ingestas compulsivas se co m p o n en de alim entos que
\k.
estás in te n ta n d o evitar?
!\> • ¿C uándo se producen exactam ente tus ingestas com pul­
i ^
S', sivas? ¿Siguen un patrón previsible? Por ejem plo, ¿ocu­
1
I4 rre n siem pre por la tarde? ¿Hay diferencias en tre los fi­
'} nes de sem ana y el resto de los días?
e ¿Hay algunos d esencadenantes de tus ingestas com pulsi­
vas? ¿T ien d en a ocu rrir bajo ciertas condiciones? ¿Se sue­
len d a r cu ando te sientes ab u rrid o , deprim ido, solo o an­
sioso?
• ¿P arecen te n e r alguna función esas ingestas? ¿Te sirven,
p o r ejem plo,-para relajar la tensión? ¿Son u n a form a de
castigarte a ti mismo?

P o r razones que aclararem os m ás adelante, necesitas co­


n o c e r las respuestas a estas p reg u n tas para a p re n d e r a supe­
ra r tu m ójalem a de ingesta conraulsiva.

_ ^ 2) El control, realizado deform a adecuada, te ayuda a cam-


Tbiar. R egistrar tus comidas detallad am en te y en el m om ento
Len que las llevas a cabo te ayudará a ir viendo cóm o u n a con­
tra autom ática e incontrolable
¡
EL I NI CI O 195

puede ir q u e d a n d o bajo tu control. C om probarás q u e p u e ­


des evitar com er com pulsivam ente cuando te sientas tenso o
enfadado, o cuando rom pas u n a de tus reglas dietéticas. Si te
cuesta creerlo es sim plem ente p o rq u e estás tan acostum bra­
do a resp o n d e r con u n a ingesta com pulsiva ante esas situa­
ciones, que h acer algo d iferente te parece.iro p e sfb fe m ld e w ^
registros en la form a rec o m en d a d a te m ostrará q o e “tien es—.
o p ^ tíb m ^ iT e r e ñ J e ^ ayuda-
/ta a cam biar las pautas. "

’2Tar-qtte~aéb es llevar un i pesar de todas las objeciones (J


que se te ocurran ? i

Es posible que te sientas reacio a hacer registros p o r al­


guna de estas razones:

Has llevado a n te rio rm e n te registros de com idas y no te


han ayudado. Si es así, te recu erd o que es muy poco p ro ­
bable que los hayas hech o de la fo rm a que te rec o m ie n ­
do en este program a, y te pido que en este caso m a n te n ­
gas una actitud abierta.
C ontrolar suena com o algo dem asiado difícil y trabajoso.
Puedes p ensar que estás dem asiado atareado o que eso
es incom patible con tu estilo de vida. Es cierto que p ara
algunas personas es difícil llevar un control, p ero no he
e n c o n trad o n u n c a a nadie^cuyo estilo de vida lo haga
realm ente imposiblev-Adeínás, tu disposición a h a c e F re ^
gistros_es u n a p ru e b a de tu com prom iso con el cam bio.
La vergüenza que sientes sobre tu problerm T coñT iFm ;r~
gesta te hace incapaz de a fro n tar el p ro b lem a de esta m a­
nera. Si sientes esto, m o n ito rizar p u e d e resultar particu-
larm ente difícil; pero si deseas su p erar tu p ro b le m a con
la ingesta compulsiva, no tienes más alternativa que
afrontarlo hasta que lo logres.
Crees que el control p u e d e llevarte a estar aún m ás p re o ­
cupado p o r tu p ro b lem a de alim entación de lo q u e lo es­
196 UN PROGRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

tás ah ora. En cie rta m ed id a esto p u e d e ser cierto, p ero la


p reo cu p ació n será m ás constructiva p o rq u e se centrará
en la fo rm a de su p e ra r tu problem a.

Cómo utilizar los registros diarios de alimentación

La figura 16 m u estra un registro diario de alim entación


sin rellenar. P uedes fotocopiarlo o h acer tu p ro p ia versión.
N ecesitarás u n o de estos registros p a ra cada día, y tendrás
que llevártelo allá d o n d e vayas.

Instrucciones para el registro diario de control (véase la figura 16)

Colum na 1: Anota la hora en que comes o bebes cualq uier cosa . Procura
preciso.
Colum na 2: Registra exactamente lo que comes y bebes, Incluyendo las Ingestas
compulsivas. No olvides nada, aunque no es necesario que anotes las calorías.
Haz una descripción simple de lo que comes y bebes. Anota cada comida tan pron­
to como sea posible después de ingerirla, ya que intentar recordar qué has comi­
do o bebido unas horas después seria poco fiable y no te ayudaría a cambiar. Por
tanto, es primordial rellenar los registros en el momento de comer, o lo más innpe^
diatamerite posible; por ejemplo, si estás comiendo luera de casa, puedes llevar el
registro mientras esperas entre un plato y otro, o retirándole al cuario de baño para
poder rellenarlo en privado. Esta técnica te ayudará a cambiar sólo si te acostum­
bras a hacer los registros Inmediatamente después de cada comida.
Los episodios de ingesta que consideras comidas principales puedes identifi­
carlos en los registros poniéndolos entre corchetes, pero no debes poner corche­
tes en los bocadillos, tentempiés, etc.
Colum na 3: Especifica dónde has consumido la comida o bebida y, si ha.sido en
tu casa, anota en qué habitación.
Colum na 4; Coloca un asterisco en esta columna a la altura de los ítems de in­
gestas que consideras excesivas. Las ingestas compulsivas quedarán represen­
tadas por una cadena de asteriscos.
Colum na 5: Registra en ella cada vez que vomitas o usas laxantes o diuréticos.
Colum na 6: Utiliza esta columna de forma parecida a un diario, anotando cual­
quier incidencia que influya en tus comidas. Por ejemplo, siempre que pongas un
asterisco en la columna 4, debes anotar en la columna 6 las circunstancias que
concurrían en ese momento para identificar ios desencadenantes del episodio de
Ingesta excesiva. Podría haber ocurrido, por ejemplo, tras una discusión o cuan­
do alguien te ha presionado para comer más de lo que deseabas.
A n o ta ta m b ié n e n e s t a c o lu m n a el r e s u lta d o o b te n id o c a d a v e z q u e te p e s e s .
EL I N I C I O
197

Día:
Fecha:

H ora C o m id a y bebida consu m id as Lugar * V/L Contexto y com entarios

'

Figura 16. Un registro de control en blanco


(véanse las instrucciones en la página 196), El permiso para
reproducirlo se concede sólo a quienes utilizan este libro
y exclusivamente para uso personal.
198 UN P R O G R A M A DE- A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N PRO B L E MA S

La figura 17 m u estra u n o de estos registros rellen ad o por


u n a m u je r co n trasto rn o p o r ingesta compulsiva. P uedes ver
que d u ra n te la cena com ió más ensalada de patatas de lo que
se p ro p o n ía y que, poco después, se inicia u n a ingesta com­
pulsiva d e s e n c a d e n a d a p o r su actitud de a b a n d o n ar el con­
trol de la ingesta.

¿Qué debes hacer?

Empieza a controlar las ingestas tal como te hemos explicado,


pero no intentes cambiar tu form a de comer. Es im p o rtan te em­
p ezar el p ro g ra m a h a b itu á n d o te a h acer registros exactos y
dejar p ara m ás a d elan te (la etapa 2) el esfuerzo po r cam biar
tu p a tró n de alim entación. De m om ento, el seguir autorre-
gistros de todo lo que ingieras tiene que convertirse en un
hábito que seguirás m an ten ien d o a lo largo de todo el pro­
gram a. No te tom es días libres de registrar (o de seguir el
p rogram a) y no om itas las ingestas compulsivas en estos re­
gistros. Esto puede resultar difícil, pero es esencial que seas honesto
contigo mismo.
G u ard a tus au torregistros en u n lugar seguro, todos ju n ­
tos, p a ra q u e p u ed as revisarlos cuando sea conveniente. Esto
te p e rm itirá d e te c ta r tendencias a lo largo del üem po en tus
co n d u ctas alim entarias y, po r lo tanto, evaluar hasta qué
p u n to has cam biado. (Si estás siguiendo el p ro g ram a de au-
toayuda guiada, deberás revisar los autorregistros con tu te­
rap e u ta.)
M o n ito rizar es, p o r lo tanto, el principal objetivo de esta
etapa, hasta tu p rim e ra sesión de revisión que ten d rá lugar
d e n tro de tres o cuatro días.

P esarte sem an aumente

La m ayoría de personas con problem as de ingesta com­


pulsiva está p re o c u p a d a p o r su peso y m uchas veces lo const-
199

D ía :. Fecha: .27..i.t.).íi bi.“1ibr1.

Hora Com ida y bebida consu m id as Lugar *


V/L Contexto y com entarios

8.10 1 taza di café 1 oficina Me siento bien.


1 ensaimada | Me frofontjo
hacer bien las cosas.

8.35 1 taza de café oficina

11 1plátano oficina

Z Un flato de en casa
furc vegetal "

yogur de yainilla

8 lífaguctis cocina *
Ya he roto mi dieta.
a la carbonata ” *
Otra vez he comido
ensalada de patatas demasiado.

8.30 2 helados, 8 galletas, *


Lloro, siento fue he
f atata)frita), tarta, *-
ferdido el control.
\
media tableta de chocolate, f *-
No puedo farar.
f f látanos *

9 .50 tarta de dieta baño *

10.30 tarta de dieta baño *

Ju r a 17. Un registro diario de control completado.

Hemos adaptado los horarios y tipos de comidas a las costumbres


españolas. (77, de las t.)
200 UN P R O C R A M A DE A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N P R O B L E M A S 1

d e ra n p rim ordial, p o r lo que pesarse p u e d e ser m uy im por­


tan te p a ra ellos. Com o se describe en el capítulo 4, m uchos
atraviesan p eríodos en los que s e pesan con frecuencia, en
algunos casos varias veces al día. P ero com o c o n tro lar el peso
p u e d e llegar a producirles u n a g ran angusda, algunos deci­
d en no pesarse nunca, a pesar de seguir e n o rm e m e n te preo­
cupados p o r su peso.
Al seguir este program a es m ás que pro b ab le que cam­
b ien tus hábitos alim entarios y, p o r tanto, es conveniente
que m onitorices tu peso. Para ello lo m ás reco m en d ab le es
pesarte u n a vez a la sem ana. P ara id en ü fica r los cam bios no
debes basarte ú nicam ente en los resultados que obtengas
cada vez que te peses, ya que el peso corporal fluctúa de un
día a otro y el resultado que obtengas en u n m o m en to dado
p u ed e darte u n a falsa im presión. Es m ás fiable registrar las
tendencias a lo largo de tres o cuatro sem anas (m ientras si­
gues pesándote u n a vez p o r sem ana) p o rq u e sólo de esta for­
m a puedes detectar los verdaderos cam bios.

¿Qué debes hacer?

Empezar a pesarte una vez a la semana, por la mañana, en un


día fijo elegido por ti. Elegir u n día laborable suele ser lo me­
jor, ya que d u ran te los fines de sem ana podrías dar demasia­
das vueltas a los cam bios que se hayan p ro d u cid o . Haz todo
lo posible p o r no pesarte fuera de esos días preestablecidos.
M ucha gente e n c u en tra difícil seguir este consejo. Si es­
tás acostum brado a pesarte más a m e n u d o , p u ed e parecerte
difícil pesarte con m enos frecu en cia p o r el tem or a que tu
peso au m en te sin.que te des cuenta. Si, p o r el contrario, has
evitado pesarte, puedes tem er que al volver a hacerlo te ob­
sesiones excesivam ente p o r tu peso y, com o resultado, vuel­
vas a estar dem asiado p e n d ie n te de él. Pero, en cualquier
caso, es conveniente que te peses u n a vez a la sem ana ya que
así podrás d etectar los cam bios reales, sin que te distraigan
las fluctuaciones diarias. .. . ..••;••••

i
EL I N I C I O 201

P u e d e que necesites co m p rar u n a báscula. Será suficien­


te u n a sencilla y económ ica dé las q u e suelen usarse en el
baño. Si sientes la tentación de pesarte más a m enudo, ade­
m ás del día establecido, g u ard a la báscula en algún lugar de
difícil acceso p ara ayudarte a resistir m ejo r la tentación.

R evisar la etapa 1

Esta p rim e ra sesión de revisión d eb e centrarse en tus re­


gistros y en tu peso después de h a b e r seguido las indicacio­
nes de la etap a 1 durante tres o cuatro días. Después, cu an ­
do pasen tres o cuatro días más debes realizar una segunda
sesión de revisión dentro de la etapa 1 (dos sesiones de revi­
sión en u n a sem ana).
R elee la etapa 1 para rec o rd a r lo que te propusiste h acer
y después p lantéate las siguientes p reguntas que se resum en
en el rec u a d ro siguiente: - .

N
' L ista resumen para la revisión de la etapa 1

¿He llevado el control?


¿Puedo mejorar rhi control?
■¡Están evidenciándose algunas pautas habituales de ty
terés en mi forma de alimentarme?
¿Estoy pesándome una vez por semana?

1) ¿He ido haciendo los autorreeistros? Si tu respuesta es


afirm ativa, has em pezado bien el program a, pero si es nega­
tiva te n d rías u n serio problem a y deberías considerar cuida­
do sam en te tus razones p ara no h a c erlo s.jquizá releyendo la
sección en la que se a p u n ta n las razones para m onitorizar.
De hech o , es u n a buena idea re le e r el program a a intervalos
regulares, ya que condene u n a g ran cantidad de inform a­
ción y es difícil asimilarla toda de u n a vez. Además, algunos
-V •• ~ }J»* r*.........í -*•-*« ,pj'‘]£
1 ’ • .

$
I
202 UN PROCRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

de sus consejos p u eden no ser aplicables al principio, p e ro sí


en etap as posteriores. Es especialm ente im p o rta n te q u e re­
leas las secciones en las que te quedas atascado o en las que
tu p ro g re so sea escaso o lento.
, Si ,no has hecho los registros de la fo rm a in dicada quizá
debas reconsidéraFlT sQ éntajas y desventajas de cam biar. Si
las ventajas superan a las desventajas, deberías d ecid irte a ha­
cerlos. Es m uy im probable que hagas progresos significadvos
sin m onitorizar. R ecuerda que los registros son algo p rim o r­
dial p o rq u e te aportan in fo rm ació n T u rn íam en tal y te ayu­
d an a cam biar. "
Si decrcTes hacer otro intento, vuelve a leer la sección de
cóm o c o n tro la r y exam ina tus progresos en la pró x im a se­
sión de revisión.

2) ¿Puedo mejorar mi control? Analiza tus au to rreg istro s


p a ra c o m p ro b a r si puedes m ejorarlos de alguna form a.
i ¿Has estado siguiendo todas ¡as instrucciones? P or ejem plo,
¿has llevado un control m inucioso? ¿Has a n o ta d o cu alq u ier
ingesta y las circunstancias de interés relacionadas con ellas,
tan p ro n to com o te fue posible? ¿Has puesto corch etes en
las com idas principales? ¿Has udlizado los asteriscos en la
fo rm a descrita? ¿Has ido h aciendo an o tacio n es en la co­
lu m n a 6?
iI
_3j. ¿Estoy empezando a identificar algunas pautas habituales
en mi problema de alimentación? ¿Sufres episodios de ingesta
com pulsiva? ¿Tienen algo en com ún en tre ellos? ¿H an ocu­
rrid o en-la misma hora del día? ¿Puedes identificar algunos
d esencadenantes?
¿Q ué has com ido en tus ingestas compulsivas? ¿E ncuen­
tras a lg u n a característica com ún en cuanto al tipo de ali­
m en to s ingeridos? ¿Por qué elegías esos alim entos en p arti­
cular? ¿Son ju stam en te los que has estado evitando en otros
m om entos?
¿Q ué has com ido fuera de tus atracones? ¿Has h e c h o die­
ta o evitado algunos alim entos concretos? ¿Has h e c h o habi-
el 'Inicio 20 3

tualm ente com idas norm ales en can d d ad , horarios, etc., fue­
ra de tus ingestas compulsivas?
¿Ha sido tu co m p o rtam ien to el m ism o todos los días o
varía de unos días a otros? ¿Estás a lte rn a n d o los días en los
que haces dieta y los que com es com pulsivam ente?
In te n ta resp o n d e r a estas cuestiones h o n estam en te. Si lo
haces así a u m e n tará tu com prensión del p ro b lem a y q u ed a­
rán de m anifiesto las pautas que es necesario cambiar.

4) ¿Me estoy fresando una vez a la semana? Si lo has hecho


así, an o ta el peso en el registro-resum en (descrito en la pró ­
xim a sección). Si no te has pesado en la form a indicada, es­
pecifica cuál es el problem a. Si te estás pesando dem asiado a
m enudo, busca alguna fo rm a de resisürte a hacerlo. ¿Has es­
condido tu balanza fu era de la vista en un lugar relativa-
m ente inaccesible? Si no te estás pesando, tienes que hallar
el coraje para em pezar; recu erd a que estás em pezando este
program a con el objeüvo .de volver_a^R ^n-al--om ural-sobre
tu alim entación y que m ientras trabajas e n _ello p u ed e que tu
peso cam bie. Es m ucho m ejor saber qué e s t á j asando real-
ra£H-te qun-^&eoíidejLja-calaeza.debajo del ala». rTegafse a ver
la realidad o tem enlo-peor.

C u á n d o pasajr a la etapa siguiente

C o n tinúa llevando el control hasta tu segunda sesión de


revisión, que ten d rá lugar en tres o cuatro días. En la segun­
da sesión revisa tu control siguiendo las pautas que hem os
e n u m e rad o p reg u n tá n d o te , otra vez, las cuatro cuestiones
indicadas en el ap artad o anterior.

Seguidamente
O inicia un registro-resumen
~**J-- i 11,i i i,semanal.
i •--- En la fieu-
o
ra 18 se m uestra uno en blanco que puedes utilizar p a ra fo-
tocopiarlo o p ara elaborar u n o similar. Este registro-resu­
m en se uüliza p ara a n o ta r tus p ro g resos sem anales a lo largo
de todo el p ro gram a. . ~
204 UN P R O G R A M A DE A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N PROBLE M AS

. La figura 19 m u estra u n Registro-resu m en p arcialm ente


com pletado que re fleja la evolución de u n a p ersona que lle­
va seis sem anas siguiendo el pro g ram a.^ ~ ~ •
Ahora_ofise.nva-tu-^pr.QpÍQjeRisTi~o-resumen.¿Cuántos días
b u e nos hasJtenid-oASi tienes seis o siete, estás listo para pasar
a la etapa siguiente y ya puedes em pezar a leer el texto de la
etapa 2 y a seguir sus consejos m ientras continúas con las
pautas dadas en la etapa 1 (llevando el control y pesándote
sem analm ente); Si, p o r el contrario, tienes m enos de seis o
siete días buenos, in te n ta identificar p o r qué es así y conti­
n ú a con la etap a 1 hasta tu próxim a sesión de revisión que,
com o hem os dicho, debe ten er lugar tres o cuatro días des­
pués. R ecuerda que es im p o rtan te seguir sin prisas el pro­
gram a y que, p a ra o b ten e r el m áxim o beneficio, es necesario
que logres conseguir los objetivos propuestos en cada etapa,
antes de pasar a la siguiente.

I n s t r u c c i o n e s p a r a e l r e g i s t r o - r e s u m e n ( v é a s e la f i g u r a 18)

C o l u m n a 1: E s t a c o lu m n a in d ic a c u á n t a s s e m a n á s h a s e s t a d o s ig u ie n d o el p ro ­
g r a m a . E n e s t e m o m e n to y a h a s c o m p le ta d o tu p r im e ra s e m a n a .

C o l u m n a 2; A n o la c u á n t a s i n g e s ta s c o m p u ls iv a s h a s c o n ta b iliz a d o e n lo s últi­
m o s s ie te d ia s . D e b e s r e lle n a r e s t e r e g is tr o - r e s u m e n b a s á n d o t e e n tu s re g istro s
d e c o n tro l. \

C o l u m n a 3; A n o ta el n ú m e r o d e v e c e s q u e h a s p r a c tic a d o a lg ú n V ié to d o e x tre ­
m o p a r a c o n tr o la r el p e s o , c o m o el v ó m ito a u to in d u c id o o el a b u s o d e la x a n te s o
d iu r é tic o s . S e ñ a l a c a d a c o n d u c ta s e p a r a d a m e n t e . D e n u e v o d e b e s r e lle n a r e s ta s
c a s illa s b a s á n d o t e e n t u s r e g is tr o s d e c o n tro l. \

C o l u m n a 4: R e g is tr a c u á n t o s d í a s b u e n o s (D s .B s .) h a s te n id o d u r a n te lá ts e m a -
n a . U n « d ía b u e n o » e s a q u e l e n q u e h a c e s to d o lo p o s ib le p a r a c a m b ia r d e p a u ­
ta s m e d ia n te el s e g u im ie n to d e l p r o g r a m a . L a d e fin ic ió n d e u n d ía b u e n o v a ria rá
e n la m e d id a e n q u e a v a n c e s a lo la rg o d e l p r o g r a m a . E n e s t a e t a p a u n d ía lb u e -
n o e s a q u e l e n el q u e h a s m o n ito riz a d o a d e c u a d a m e n t e .

C o l u m n a 5 : A n o ta tu p e s o . S i te h a s p e s a d o m á s d e u n a v e z d u r a n te la s e m a ­
n a , a n o t a s ó lo el p e s o d e la m a ñ a n a q u e h a s e le g id o p a r a p e s a r t e s e m e nal-
m e n te .

\ C o l u m n a 6: S e ñ a l a o tr o s t e m a s d e in te r é s . D e b e s a n o t a r c u á n d o a v a n z a s d e
u n a e t a p a d e l p r o g r a m a a la s ig u ie n te , y ta m b ié n c u a lq u ie r s u c e s o q u e h a y a in­
fluido s ig n if ic a tiv a m e n te e n tu i n g e s ta ; p o r e je m p lo , u n a e n f e r m e d a d o /u n viaje.
EL I N I C I O 205

Semana V/L/D «Ds.Bs- Peso Inicio de elapa y otros sucesos de interés

1'

10

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13

14

15

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18

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23

24

FiCURA 18. U n registro-resum en en b lanco


(véanse las instrucciones en la hoja siguiente). El p erm iso
para re p ro d u c irlo se lim ita a quien es hayan a d q u irid o este libro
y solam ente p ara su uso perso n al.
206 U N P R O G R A M A DE A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N P R O B L E M A S

Semana A V/L/D «Ds.Bs» Peso Inicio de etapa y otros sucesos de interés

! 1 9 5 6 5 ,5 Inic io i)c la E t a p a 7
!
i 2 7 7 6 5 ,i

3 ■5 5 6 5 ,9 In ic io be la E t a p a 2

4 i 5 6 í,l
\ 5 5 7 6 Í,1 E m p e o r e . ¿ Por iju¿ ?

6 2 5 6 í ,5 K e u n i ó n f a m i l i a r , f i n be r e m a n a
I
7 1

■A 8
i
9

10

ti

12

13
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15
I 16

17

18
1
19

_ —20 .

21

22

23

24

i FlIGURA 19. U n registro-resum en de u n a perso n a que sigue


el p ro g ra m a desde hace seis sem anas.
Etapa 2

COM ER CON REGULARIDAD

- A u to c o n tro l
■ P e s a r s e s e m a n a lm e n te

P l a n a ?•. c o m e r c o n re a u la rid a d .
- E s ta b le c e r u n p a tr ó n d e a lim e n ta c ió n r e g u la r ■
- A b a n d o n a r lo s v ó m ito s y el a b u s o d e l a x a n t e s y d iu ré tic o s
\ .... .................................... j
P la n a r r a lte r n a tiv a s a lo s a tr a c o n e s .
- A c tiv id a d e s a lte r n a tiv a s s u s titu to r ia s

F la n ? . 4: r e s o lu c ió n d e o r o b te m a s V r e v is ió n
- P ra c tic a r la re s o lu c ió n d e p r o b le m a s
- R e v is a r el p r o g r e s o q u e h a s lo g r a d o

F i a n a ív. d ie ta s v ío r m a s r e la c i o n a d a s d e e v ita r gorrl i d a s


- E lim in a r la s tr e s ( o rm a s d e h a c e r d ie ta
- S u p e r a r o tr a s f o rm a s d e e v ita r c o m id a s
'..................... ... . i ....
E ta p a fi: ; o u é h a c e r a h o r a ?
- C ó m o p r e v e n ir r e c a í d a s
- C ó m o m a n e ja r o tr o s p r o b l e m a s

I n t r o d u c ir u n p a t r ó n d e ^ l u n e n t ^ ó a ^ p ro b a ­
b le m e n te el e le m e n to m á s i m p o r t a n t e d e este p r o g r a m a .
Consiste en restringir tu ingesta a tres com idas planificadas
c a d a d ía , a d e m á s d e d o s o tre s t e n te m p ié s ta m b ié n p la n ifi­
cados. El ir h ab itu á n d o te a este p a tró n de alim entación re­
208 UN PROCRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

guiar irá desplazan d o las ingestas compulsivas, que serán


cada vez m e n os fre c u e n tes.

CÓMO INTRODUCER UN PATRÓN DE ALIMENTACIÓN REGULAR

El objetivo debe ser h acer tres com idas planificadas cada


día, adem ás de u n p a r de tentem piés. U n p a tró n típico sería:

8 de la m añana: desayuno;
11: alm uerzo;
2.30: comida;
6.30: m erienda;
9 de la noche: c e n a *

En esta etapa del programa, las horas en qiie comes deben es-
lor dictadas por.lo.que huyas planificado premamente y no por las
sensaciones de hambre u otros impulsos. Las publicaciones que
no están b a sa d a se n laríñvestigáción científica, m uchas veces
nos aconsejan seguir las señales de n u estro cuerpo y comer
dan d o respuesta a ellas. Este consejo, a p a ren tem en te sensa­
to, ignora el hecho de que esas señales suelen estar alteradas
en las personas q.ue com en com pulsivam eñtéT L a ingesta
irreg u lar, especialm ente cuando consiste en u n a alternancia
en tre ingestas com pulsivas y dietas, trasto rn a los mecanis­
m os jio rm a le s quejsqnm olanJas_sensaciones de ham bre y sa­
ciedad, p o r lo que esas sensaciones no p u e d e n ser una guía
fiable de cu ándo com er. Más ad elante, u n a vez estés alimen­
tán d o te re g u la rm e n te, sin ingestas compulsivas y(sm haceró
( dieta, las sensaciones norm ales de ham bfe^ s ácied ^ T éfdr-
n arán g radualm ente. C uando llegues a este punto podrás
usar esas sensaciones com o guía p a ra in g erir alimentos, aun­
que deberás m a n te n e r Lom o p a utaj r i o r i t a r i a los hábitos de
alim entación regular.

* Hemos adaptado el horario de las comidas a las costumbres espa­


ñolas. (N . de las t.) ■
CO M ER CON REGULARIDAD 209

SLtu p arrón de alim entación es realm en te m uy caótico,


p u e d e que no seas capaz de in tro d u c ir un p atró n regular, de
form a com pleta, de u n a vez. En este caso in tro d ú celo gra-
d u a lm e n te , ejnpezando en la p a rte del día en que tu ingesta
sea m en osjsaó tica , q u e suele ser por' las m añanas. Si éste es
tu caso, p u e d e s em pezar p o r llevar a cabo el desayunopel al­
m uerzo y, si es posible, la com ida según las pautas que te h e ­
mos señalado. Después, en las p róxim as sem anas, in tro d u ce
g rad u a lm e n te las otras com idas y tentem piés hasta que p u e­
das seguir"todo el patrón de alim entación recom endado.

No dejes pasar más de tres o cuatro horas entre las comidas y


tentempiés planificados. Si, com o le ocurre á m u ch a gente con
esios p roblem as; la.m añ an a es la parte del día en que te re-
sultajm ás fácil controlarte, p u e d e que seas capaz de p e rm i­
tirte u n intervalo algo m ás largo de tiem po sin com er en esta
franja deT d iajq u ú p o r las tardes. Por otro lado, s.erá necesario
que a d a p te s ja h o ra exacta de tus com idas y tentem piés para
p o d e r llevar a cabo tus com prom isos. Pero in tenia estable­
cer u n p a tró n de alim entación tan regular com o te sea posi­
ble. P uede ser necesario variar el horario algún día; es p ro ­
bable, p o r ejem plo, que desees que el fin de sem ana sea
diferen te de los días laborables.

No te saltes comidas o tentempiés. Esto es im p o rtan te, p o r­


que saltarte u n a com ida o ten tem p ié planificados p u e d e ha­
certe vulnerable a u n a ingesta compulsiva p o sterior.

H az todo lo posible p o r no comer entre las comidas planifica-


das. D e esta form a tu día q u e d a rá dividido.por las com idas y
tentem piés en u n a serie de períodos. Así, utilizando nuestro
p atró n reco m en d ad o , la p rim e ra m itad de la m añ a n a será el
p erío d o e n tre el desayuno y el alm uerzo, etc. C uando afro n ­
tes espacios de tiem po en los que no tienes planificado qué
hacer, dividirlos en p erío d o s que no sobrepasen las tres o
cuatro h o ras tam bién te ayudará a reducir la frecuencia de
las ingestas compulsivas, ya que, en la m ayoría de casos, es
210 UN PROGRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

más fre c u e n te co m e r com pulsivam ente cu ando se afro n tan


largos p e río d o s de tiem po sin estructurar.

S i . J n c nn.cn. •c van mal y comes (o comes compulsivamente) enti'e

la¿ comidas planificadas, es importante que mielvas al buen ca­


mino tan rápidamente como puedas^ Hai..todLo_lcL_posible por
evitar e lim in ar u n a com ida o re d ucir la cantidad in g e rid a en
la siguiente com id a — q u e suele hacerse para com pensar la
so b rein g esta com pulsiva— , porque eso p o d ría llevarte a un
nuevo atracó n . *'

En jo p odb le,^ste._patrón de alimentación debe ser prioritario


sob-ce otras actundad££¡_]>io lo dejes de lado ni lo olvides p o r
n in g ú n m otivo. H az un..es£u.etzoqpara-cttmpUtuuJiQrario de
com idas y te n tem piés, au n q u e ocasionalm ente será necesa­
rio aco m o d arlo p ara que no interfiera con com prom isos
m uy im p o rta n te s. P o r ejem plo, si po r alg u n a razón sabes
que tu cena se retrasará, digam os hasta las diez de la noche,
u n a planificación sensata sería variar la m erien d a de la tarde
p a ra h acerla a u n a h o ra interm edia en tre la com ida y la
cena.

^ A l comienzo de cada día (o en la noche del día anterior), pla­


nifica lo que vas a comer y es crib edli'orarw~enJ a p a r t e sufreri or
de hi registro de monitorizacion (véase la página 213). En cual-
1 q u ie r m o m e n to _deTlIia~ctetes saber cuánto te falta para la
p ró x im a com ida. Si, p o r alguna circunstancia especial te re­
sulta im posible planificar todo el día, hazlo hasta d o n d e pue­
das y señ álate u n m o m e n to , en cuanto sea posible, p a ra pla­
nificar lo q u e q u e d a del día.

En esta p.t/ipa,.dñlproprama.Jo principal no-es-qué comes sino


cs¿ándojcgji¡^s. R ealm en te, en esta etapa no im p o rta lo que
com es en tus com idas y tentem piés. Lo im p o rtan te es q u e jn -
gieras co m id a con la que te sientas cóm odo. A segúrate de
q u e tienes provisiones adecuadas de com ida «segura» dispo­
nible. Al p lan ific a rlo sjz o m id a s, puedes p lan tearte si la pía-
— r= r

COMER CON RECULARIDAD 211

nificación tiene, que i ncluir u n tipo d e te rm in a d o de com ida


}’ la cam idad. No es im prescindible que lo hagas, p ero sería
deseable para evitar la ansiedad.
T am bién es útil planificar con antelación (la no ch e a n te ­
rio r o a p rim era h o ra de la m añ a n a ) para que n o tengas que
tom ar decisiones de últim a hora.
/ Algunas p e rsonas tienden a in g erir can tid ad es muy pe-
queñasjm ysus corróelas o tentem piés p o r m iedo a ganar peso;
pero esto no es sensato p o rq u e p u e d e jn c re m e n ta r el riesgo
de ingestas com p u lsivas__al crear presiones fisiológicas para
com er. P or tanto,, intenta no co m er dem asiado poco. Y, por
supuesto, no debes intmtar_snmpensar-lo- que-ya-dias^eomSírme'
dianle el vómito, los laxantes o los diuréticos.
Mi consejo es que, en tus pautas generales de alim enta­
ción, incluyas una am plia var ied ad d e com rguFgrjmimtidades
rm rm ales^L ajcantidad norm a l p u e d e d e term in arse fijándo­
te en los hábitos'alim entario_s_ji.e-amigos..aikmilIareS. en las
recetas de cocina y en las reco m en d acio n es de los paquetes
de com ida que no sea de dieta. Si alguien te está ayudando
con el program a, puedes pedirle consejo-acerca de la canti­
dad razonable de com ida que debes ingerir.
A doptar esu e^ atró n de alim entación reg u la r p u ed e ha­
certe sentir lleno incluso después d e h ab er com ido relativa7
m ente pqco_y, sobre todo, si no estás aco stu m b rad o a com er
sin vom itar o sin tom ar laxantes o diuréticos a continuación.
Esta sensación de plenitud gástrica p u e d e s e r aún- m ayor si
vistes prendas apretadas p o r lo que, hasta q u e pase este p e­
ríodo, es m ejor que evites J a ro pa ajustada e n el m o m en to
de las comidas. Es im portante que sepas q u e esa sensación de
p len itu d casi siem pre desaparece en m enos de u n a h o ra p o r
lo que conviene que realices alg u n a actividad p a ra distraerte
después de com er (tal com o se explica en la e tap a 3). C om o
m encionábam os antes, las sensaciones n o rm ales de p len itu d
re to rn a rá n gradualm ente.

H a z lo p o sib le p o r e v a lu a r tu p la n ific a c ió n y r e v is a r tu prcA


greso a l f in a l d e ca d a d ía . Al h a c er la planificación pu ed es ha-
Ai
•-v
212 U N PROGRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

cer cualquier reajuste que parezca apropiado; p o r ejemplo,


pu ed es descubrir que cenabas tan tarde que no podías par­
tir la tarde en p erío d o s ad ecuados y, si es así, puedes inten­
tar cam biar la cena a u n a h o ra m ás tem prana.
La figura 20 m uestra u n registro diario de control com­
pletad o p o r u n a p erso n a con bulim ia nerviosa que está en
esta etapa del program a. P uedes ver que en la parte superior
h a escrito a qué horas pensaba realizar cada com ida y que,
excepto en la m erienda, ha seguido el horario planificado.

>. '
CÓMO PUEDE AEKCPAR A. XU

Puede que te p r eo c u p es-p a rq u e piensas que si em piezas


a j om ar reg u larmeriLe_tus„comLdas^tentempiés-pu£.d.es ga­
n ar p e so. Es más probable que tengas esta preocupación si
'i estás haciendo una dieta estricta y haces pocas, o ninguna,
com idas planificadas. P uedes—p en sar que estás luchando
p a ra no ganar peso y q u e, al in tro d u c ir estas comidas y ten­
tem piés, j u pesq_aurn en ta rá .
El efecto del tratam iento en el peso se explicó en la pri­
m era parte. En la práctica, introducir comidasjJ_mlcmpi^ ^ g 11'
lares no suele producir aumento de peso. En efecto, cuando^el pa­
trón de alim entación regular desplace a los episodios de
sobreingesta, lo más fácil es que tu peso no cam bie o_que se
re duzca algo, com o consecuencia d e la dismin ución de los
atracones. Corno la m ayoría de las ingestas compulsivas con­
tienen un gran-m úrogrq^de jraloríaxrím cluso u n a pequeña
dism inución en sujfrecuencia te n d rá com o resultado una re­
ducción significativa en el c o n ju n to de caloñas ingeridas.
E stofes así inclüib~cáIairdb~lá^ihghstas^'6mpTilsivas van se­
guidas de vómitos ojote la utilización de laxantes o diuréticos,
p o rq u e ningu n o d e estos m éto d o s cóñsigue^libfáfte de toda
L la com idaringerida (si denes dudas acerca de esto, puedes
e n c o n tra r útil releer los capítulos 4 y 5 para recordar la ine­
ficacia de esos m étodos p a ra co ntrolar.el peso)
OMER CON REGULARIDAD 213

Pe/ayune 8 A '' ^ ,,
Almuerzo 11.80 k- \ V
Cemita M k j ' l¡ »
Merienda 18 k /
¿v«/í ¿y h . y
)¡a:..'V? ‘, r í í ? "------------ ' ' F e c h a ,t .h. )U
:K!0.........

Hora C o m id a y bebida consu m id as Lugar « WL Contexto y com entarios

7 -4 - 0 z u m o te naranja cocina Estoy m a r e a ta hasta

p ie tesayuno.

8.10 cafe con leche cocina *


Com o t e m a s i a t o f o r ifu e
w *
t a z ó n t e cereales e sto y n erv io sa y
f a s t e l i t o fc efu eñ o *
f r e o c u f a t a f o r el
tr abajo .

11.10 z u m o te f r u t a y m a n z a n a tr abajo

14-.10 f a t a t a s (focas) tr a b a jo *
? r o b a b l e m e n t e he
Sa n tw ic h te ja m ó n 1 comido d e m a sia d o
m a n z a n a y c afé
» f e r o a la hor a t e la

com ita f l a n i f i c a t a .

21 f i z z a (u n a frante *
He comido d e m asia do
Casi e n t e r a ) hoy.
2 vasos t e h e l a t o j *
N o t e b e r i a to m a r helato.

/ 7“ f l I

Figura 20. Un registro de comidas que m uestra la planificación


de un patrón de alim entación regular que se siguió
en su mayor parte.
214 UN P R O G R A M A DE A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N P R O B L E M A S

Algunos consejos a la hora de comer

El cóm o, c u án d o y d ó n d e se llevan a cabo las com idas


tam bién p u e d e ser un problem a para quienes co m e n com ­
pulsivam ente. P o r ello te dam os algunas sugerencias que te
p u e d e n ser útiles. A lgunas de ellas p u e d e n no se r relev an ­
tes p ara ti, o no ser aplicables en tus circunstancias, p e ro lée­
las todas e in ten ta p o n e r en practica aquellas q u e sí que lo
son. Ten presente que no tendrás que comportarte permanentemen­
te de esta forma. Son m edidas transitorias diseñadas p a ra ayu­
darte a reto m ar el control sobre tu alim entación, y podrás
dejarlas u n a vez dejes de necesitarlas.

Procura comer siempre en un lugar adecuado. U n a p a rte del


objetivo de re to m a r^ r^ o ñ T rü rso W F ñ ra n m e h ta c ió n incluye
el cu id ar más la fo rm a en que comes. P or ejem plo, p rocura
c o m e r siem p re en u n m ism o lugar y q u e se trate d e u n lu­
gar adecuado •— evita com er en-cu-do rm ito rio o el c u a rto de
b a ñ o — y, si dispones de una única habitación, te reco m ien ­
do que restrinjas tu com ida a un lugar d e te rm in a d o de esa
h ab itació n . Debes com er en la mesa y no te n e r al alcance de
la m an o m ás provisiones de las necesarias.

Concéntrate en la comida. Puede ser te n ta d o r distraerte


m ien tras com es pero no es una_buenajdea, ya que es im por­
tante que te centres en lo que estás haciendo. D ebes ha­
b itu a rte a s a b o re a r la_.r.nm ida y a darte c u e n ta de q u e estás
co m ien d o de m an e ra adecuada; por ejem plo, sirpcom er de­
m asiado rápido. Ser consciente de lo que estás haciendo
tam b ién te ayudará a asegurarte de que. tus com idas y ten­
tem piés n o se conviertan en m gestas.com pulsivas. P a ra con-
se g u ir este objetivo: •

• Na hagas otra actividad, mientras comes (p o r ejem plo, ver la


televisión)'.
* Permanece sentado. C om er m ientras te m ueves de u n sido
p a ra o tro-puede, facilitar el descontrol.
o L '
COMER CON REGULARIDAD '< / r p A « A Ó 215

Cuando comas, procura tener a iu alcance sólo los alimentos


que vas a consumir. Al d isponerte a tom ar u n a com ida o ten ­
tem pié, ten a m ano sólo los alim entos previam ente planifi­
cados. S iem p re que sea posible, gu ard a Ios-envases de comi-
-J.aA -A Írve^ en los platos antes de llevarlos a la m esa p ara
e v ita rja tentación de com énm as^deJó-píanificado.

Practica aljmnas medidas de autocontrol.

• Dejar Jos cubiertos sobre la mesa entre u n bocado y otro.


• Hacer una serie de pausas durante tu comida.
• Dejar algo de comida en. el plato. Esto te p u ed e p a re c e r un
despilfarro, pero si te ayuda a g an ar control sobre tu in­
gesta; a m edió y largo~plazó su p o n d rá un a h o rro de co-
m ida ya que dejarás de com er com pulsivam ente.
e Tiradla comida aue solrre. En esta etapa d el tratam iento
g u a rd a rla pu ed e ser dem asiado tentador.

Cuando comas con otros, no te dejes convencen.para comer


más-de Jorquejhabías planificado. M uchas personas reciben p re ­
siones para que com an segundas raciones o mayores can­
tidades de lo que desean. Si éste es tu caso, tienes que a p re n ­
d er a resistirte a esas presiones practican d o form as am ables
p ero firm es de negarte a seguir com iendo; p o r ejem plo: «No,
gracias, está delicioso p ero ya tengo bastante». Si alguien
p o n e com ida que tú no deseas en .tu plato, déjala sin tocar.
En esas circunstancias la que actúa de fo rm a descortés es la
p erso n a que sigue insistiendo, n o tú.

Cuando comas fuera de casa repasa, entre un plato y otro, la


cantidad que has ingerido. Al com er en restaurantes o en casa
de otras personas es fácil pasarse. P u ed e que no sepas cu án ­
tos platos hab rá o qué c o n te n d rá n , p o r lo que conviene ob­
servar cuidadosam ente lo que estás haciendo. A segúrate de
no b e b e r dem asiado alcohol ya que rebajaría tu capacidad
de enjuiciar-la situación y tu fuerza de voluntad. SU am om ida
tiene m uchos platos, suele ser m ás fácil evitar u n o o dos que
216 UN PRO G RAM A DE AU TO AYU DA PARA PERSO NAS CON PRO BLEM AS '

in te n ta r lim itar la can tid ad que com es de cada uno. Los bu­
fets son u n reto p a rü c u la rm e n te difícil y la m ejor form a de
afrontarlos es ver qué es lo que ofrecen y, seguidam ente, pla­
nificar lo que vas a com er.

Algunos consejos para comprar y cocinar

M uchas p e rso nas con problem as de ingesta compulsiva


tienen dificultades a la h o ra deTom pTffy'üO'cm ar, por.la fá­
cil accesibilidad'aiTáT5m idareñ“e^"Tñm íréíTfdsrA continua-
L /V O ción se e x p o n e n algunos consejos que se p u eden seguir en
Xijo fypstas circunstancias. Al igual que ocu rría con las recom en-
C v ^
aciones sobre las com idas, no todas estas sugerencias serán
relevantes p a ra ti, p ero léelas deten id am en te y pon en prác­
tica aquellas que consideres que te p u ed en ser útiles.

im itajadisponibilidad de comida «peligrosa». En esta eta-


.pa..es..m ejorrestringir la accesibilidad de aquellos.alim entos
que .tienden a desefiradenar así como
el-tipo ■de..aiimentos que sueles ingerir emellas. Por tanto,
c u an d o com pres no ad q u ieras esos alim entos y, si esto no es
posible, lim ita las cantidades.que com pras.

1/ A seg ú ra tele jqu&_¿gms^antidades~adem.Qdas_de alimentos


«sesmros». E srím o n aante- que-ie-ngaa-reservas del tipo de ali-
m en tos con los q ue te sien tes seguro.

Planifica tu compra. Es m ejor planificar que com prar se­


gún el im pulso del m o m e n to . Si es posible, evitam om prar
alim entos cuando s ie n tes la necesidad de com er compulsi-
v a jn sn je ^ o procura_que_L eR G om paiiejalí compramrTfami-
liar_o am igo. —1 ~

i L im ija la cantidad-de dmero disponible. Los días en que


presientas que pu ed es llegar a com er com pulsivam ente, po­
drías ayudarte a evitarlo lim itando la cantidad de dinero que
J85xv > & +/ ¿ o M n M i. 4 c V ¡i
COMER CON REGULARI DAD

llevas contigo, po rq u e así será más difícil co m p rar com ida


innecesaria.

Cuando cocines, •evita probar las comidas. La costum bre de


ir p ro b a n d o lo que estás cocinando p u e d e d e sen c a d e n ar in­
gestas com pulsivas. Algunas personas e n c u e n tran ú til masti-
ra rm b ír.jd m ie n tras cocinan, p o rq u e eso hace casi im posible
que vayan p ro b a n d o los distintos platos.

Evitar el contacto innecesario con.la.comida.

• Cocinar. A m uchas personas con pro b lem as de ingesta


com pulsiva les gusta cocinar y la p reo cu p ació n po r la co­
m ida y la ingesta que acom paña a estos problem as p u e d e
in c re m e n ta r su interés por la com ida. P or consiguiente,
p u e d e n em plear gran parte de su tiem po cocinando
p a ra los dem ás; pero deberían resistirse a hacerlo ya que,'
p o r razones obvias, el contacto innecesario con la com i­
da a u m e n ta el •ráesgCLde.atracpnes.
• TraBaJaFen ^profesiones relacionadas con la alimentación. En
algunos casos, el consejo de lim itar la exposición a la co­
m ida ha de extenderse tam bién al ám bito laboral. N o es
raro, en personas con problem as de ingesta compulsiva,
que su trabajo diario se relacione directa o in d irectam en­
te con la alim entación; por ejem plo, m uchos trabajan en
restau ran tes o como especialistas en dietética. Pero si el
contacto con la comida está contrib u y en d o significativa­
m en te a tu problem a con las ingestas compulsivas y está
obstaculizando el que aprendas a superarlos, considera
seriam en te u n cambio de trabajo.
• Ofrecer comida. Algunas personas con problem as de inges­
ta com pulsiva tienden a p resio n ar a los dem ás p a ra que
com an, p ero esto no es conveniente. Es m ejor que trates
a los dem ás como desearías ser tratado; ofréceles com i­
da, p e ro no los presiones p ara que to m en más.
218 U N P R O G R A M A DE A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N P R O B L E M ^

Q ué hacer co n el v ó m ito a u to in d u c id o 1
'

Las pefsdrias~qae padecen problem as de ingesta com­


pulsiva fre c u e n te m e n te se provocan el vómitcudespués-de
c o m e r (véase el capítulo 4), p ero la gran m ayoría sólo lo
hace después de los a tra cones; p o r tanto, s jja jr e e u e n d a de
éstos disminuye* tam h ié k se -« K fe e H £ 4 a ^
.tos-JPor esta razón, los_vómk.Qs_nQ suelen necesitar un tmta-
m ten to específico^L os únicos consejos que voy a darte son-
as co mi das-^tenLexapͣS_qu e n o -te-efnptijen-^-m dijrir
e l^i4í2ji£-X £l’iL ^s^ stds--c^t^cia-d¿-A Baaiiim ^Jiagasj£_gosjble
para. resistiiTc..a,ese im pulso. T em en cu enta que, al jemal que
lu sensación de estár lleno d e clina un n t n (je comer
lo PLÍsuio o cu rre^con^^m gudspjÍ£_vQ jm ^ Por tanto, si sien­
tes u n fu erte .im pulso a vomitar, dure, o
p rocura dificultarlo p e r m a n e ^ ^ W ^ ^ r p ? ^
s Qiupr Jiscuei'da: vo^i^c ^ a c iü la que^después vuelvas a comer com-

' aSSTTna p e q u e ñ a m in o ría de personas vom ita siem pre des­


pués de com er cualquier cosa. Si éste es tu caso y eres inca­
paz de parar, deberías buscar ayuda profesional. Es un hábi­
to difícil de su p e ra r p o r ti mismo.

Q ué hacer co n el abuso de laxantes y d iuréticos

C om o explicábam os en el capítulo 4, las personas con


p ro b lem as de ingestas compulsivas p u ed en abusar..de los la­
xantes de dos form as: 1) para com pensar episodios especí­
ficos de sobreingesta, en cuyo caso se trata de una conducta
m uy sim ilar a la del vóm ito autoinducido, o 2) de m anera ha­
b itu a l,.in d e p e n d ie n tem en te .de si com en de form a compul­
siva o no, en cuyo caso esa conducta es más parecida a una
d ie ta. Los diuréticos tienden a usarse de esta segunda forma.
P ara la p rim e ra fo rm a de abuso de laxantes es aplicable
todo lo que hem os dicho acerca del vóm ito autoinducido en
el a p a rta d o anterior. P o r otro lado, si estás utilizando laxan-
COMER CON REGULARI DAD
219

tes y diuréticos de fo rm a h abitual, mi consejo es que sim ple­


m ente dejes de usarlos. La fnayoría de personas se dan c u e n ­
ta, a veces con sorpresa, de q u e son capaces de dejarlos con
sólo pro p o n érselo , especialm ente u ñ u v e z se d a n jc u e n ta de
la ineficacia .de^esiosTm éto d o s p a ra p rev en ir la absorción de
calorías (véanse págs. 82-S3). Si .encuentras que eres incapaz de
dejarlos de una vez, puedes Jwxejj^_gmdMalmexús,_ por ejemplo, re-
rld^^iñdYr7rl7rTiítl7¡7Í~Kriidñsu'tno diario después de cada una de las
sesiones de revision que realizas dos veces por semana.
ET irñpórtáñté" que Tengas en c u e n ta q u e, s ijia s estado
utilizando laxantes o d iu ré tic o s de fo rm a h a b itu a l, d e ja r­
los sub'itaim ente'puede p ro v o ca r u n a re te n c ió n de fluidos
que p u e d e d u ra r m ás.o m en o s u n a sem ana; ob v iam en te,
esta re te n c ió n de fluidos su p o n e alg u n a g a n a n c ia de peso.
Si te o c u rre esto, ten en c u e n ta que la g a n a n c ia de pesó es
tem poral y que d e sa p a re c e rá en cu an to ese flu id o e x tra se
pierda.
I" ___

Qué debes hacer

In tro d u ce el patrón de alim entación regular, m ie ntras


continúas haciendo autorregistros, Evalúa tus progresos e n
ta~'síguléme sesión de revisión al cabo de tres o cu au m jjía s .
esperes que sea fácil em pezar a co m er de_esta_forma
ya que puedes ten er algún problem a; p o r ejem plo, esp>rob.a-
ble~que~cfésee?córñe^ no debes h a c e rlo y, p o r e ] con-
tra rjo T q ü F ñ ó T ó "d e se e T ^ á n d o ^ g b ^ . haC£J~-kL-La m ejo r for­
ma de em pezar a abordar cu alquiera de éstos problem as es
anotarlos en tu au to rreg istro diario de alim entación. M u­
chas de las sugerencias que se h an hech o cu ando h ab láb a­
mos de las com idas, las com pras y la cocina te ayudarán a ir
su p eran d o estos problem as y, en las etapas 3 y 4, e n co n trarás
otras sugerencias úúles.
220 UN P R O G R A M A D E A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N PROBLEMAS

R evisar la etapa

Establecer este p a tró n de alim entación regular suele cos-


tar varias sem anas. C om o hem os señalado antes, las m aña­
nas son fre c u e n te m e n te las horas del día con m en o r dificul­
tad. P o r tanto, si es necesario, em pieza p o r in tro d u cir estas
pautas de alim en tació n con horarios razonables y planifica­
dos d u ran te las m añanas. Después, en las próxim as semanas,
las irás am p liando progresivam ente a! resto del día.
P ara evalu a r tus progresos debes revisar tus registros de_
rrpm itQ iizaciam (véase el cuadro siguiente) al final de cada
día y, tam bién, c o n tin u a r m an ten ien d o dos sesiones de refi­
sión p e r sem ana en las cuales harás u n a revisión más a fondo
y exam inarás tus p rogresos a nivel más general. Además, a f
fin a l de cada semana de seguimiento del programa, en un día fijo,

c •JLista resum en para la revisión de la etapa 2

¿He llevado el control?


¿Puedo m ejorar mi control?
¿Están evidenciándose algunas pautas habituales de in­
terés en mi form a de alimentarme?
¿Estoy pesándom e una vez por semana?
¿Planifico cada día comidas y tentem piés regulares?
¿Intento restringir mi ingesta a las comidas y tentem­
piés planificados?
¿Omito algunas de mis comidas o tentempiés?
¿Los intervalos entre mis comidas o tentempiés no so­
brepasan las tres o cuatro horas?
¿Estoy com iendo entre mis comidas o tentempiés?
¿Vuelvo al bu en camino lo más pronto posible, en
cuanto me doy cuenta de que he com eüdo algún
error?
¿Adapto el horario de mis comidas y tentempiés para
acom odarlos a las situaciones especiales?
COMER C O N REGULA RID AD 221

rellenarás las casillas correspondientes en el registro-resumen..U n


« d íalm en o » , e n esta segunda etapa, es u n día en el cual has
moni Lotizado de form a co rrecta y has cum plido lo m ejor p o ­
sible con tu planificación de comidas, in d e p e n d ie n te m e n te
de que hayas c o m id o -d eJo rm a compulsiva o no.
En las sesiones de revisión preg ú n tate a ti mism o las si­
guientes cuestiones, adem ás de las que indicábam os e n la
etapa 1.

1) ¿He planificado cada día mis comidas y tentempiés con un


horario regular? R ecuerda, esto es de sum a im portancia en el
program a ya que es muy poco probable que superes tus p ro ­
blemas de ingesta compulsiva sin planificar de esta form a tus
comidas. A u n q u e no sería conveniente seguir planificando
tus com idas de form a tan rígida para siempre, po r ah o ra es
im portante que planifiques con antelación lo que vas a comer.
Si quieres adquirir control sobre tu ingesta, es necesario que preveas
con antelación la posible aparición de un problema, en vez de permitir
que te pille de improviso. Para ello, cada m añana •— o la noche an­
terior si lo prefieres—• debes planificar lo que com erás al día
siguiente, tanto en las comidas como en los tentem piés, y'es­
forzarte al m áxim o para seguir ese plan. De esta form a será
más fácil que preveas los problem as que p u eden surgir.

2) ¿Estoy intentando evitar cualquier ingesta fuera de las co­


midas planificadas? Lo repito, esto és^prínTordiárAfrAl p ro ­
gram a.

3) ¿ Estoy saltándome alguna de mis comidas o tentempiés?Es


im pórtam e q u e no om itas nin g u n a com ida o tentem pié p o r­
que e s to je ju m a y m ln e ra b le a com er com pulsivam ente.

4) ¿Los intervalos entre mis comidas y tentempiés no son más


largos de tres o cuatro horas? P or la m ism a razón, los in terv a­
los e n tre las com idas y tentem piés no deben ser dem asiado
largos; sólo m uy excepcionalm ente serán de más de tres o
cuatro horas.
222 UN P R O G R A M A DE A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N P R O B L E M A S

5) ¿Eptgy_comiendo entre mis comidas y tentempiés? El obje­


tivo es restrin g ir tu ingesta a las com idas planificadas. Si lo
consigues, tus registros de co n tro l reflejarán unos horarios
regulares e n tus com idas que coincidirán con la planifica­
ción previa, escrita en la p arte su p e rio r del registro.
Au n q u e estés evolucionando bien, lo más hab itu aren esta
etap a es q u e sigas com iendo com pulsivam ente. No te desani­
mes p o r ello, lo im portante^es que después de cada ingesta
com pulsiva procures volver al b u e n cam ino tan pronto como
sea posible. U n a de las form as de volver al buen cam ino cuan­
to antes es no saltarte la siguiente com ida o tentem pié, po r­
que esto te h a ría vulnerable a nuevas ingestas compulsivas.

6) ¿Estoy volviendo lo antes posible al buen camino cuando


las cosas. andan nial? LasjDersanas con problem as de ingesta
com pulsiva ü e n d e n a considerarle! día como una unidad, por
lo que c u an d o com eten algún fallo suelen considerarjque tie­
nen qin «día m alo», siendo esto un_ajnu.esXra,deLpensamien-
to todo-o-nada (véase el capítulo 4). Es im portante que te
acostum bres a no desanim arte a u n q u e com etas algún erro r
y que te esfuerces p o r reto m ar tu plan de tratam iento tan
p ro n to co m o te sea posible, en vez d e esperar al próxim o día
para volver a em p^zarjphjiceirías cosas bien.

7) ¿Estgy ajustando el horario de mis comidas para adaptar­


lo a situaciones especiales? Tu p a tró n de alim entación ha de
ser lo suficientem ente flexible para no tener problem as cuan­
do te e n c u e n tre s con situaciones especiales como co m er fue­
ra, vacaciones o días festivos. E xam ina tus registros diarios
p ara ver c u á n d o has afrontado alg u n a de estas circunstan­
cias y cóm o las has m anejado.

8) ¿Elstoy siguiendo los consejos relativos al vómito autoindu-


cidoy al abuW de laxantesy diuréticos?Todas estas m edidas ex­
trem as p a ra in te n ta r co n tro lar el peso facilitan las ingestas
com pulsivas, p o r lo que es esencial que las dejes siguiendo
las pautas q u e te hem os reco m en d ad o .
COMER CON REGUL ARI DAD . 223

C uándo pasar a la etapa 3

La m ayoría de personas necesitan p e rm a n e c e r varias se­


m anas en esta seg u n d a etapa. Sin em bargo, no necesitas espe­
rar hasta que tengas siete días hienas consecutivos en una misma se­
mana para pasar a la etapa siguiente. La etapa 3 te ayudará a
fortalecer los objetivos de la etapa 2. Lo esencial es que seas capaz
de dar u n a respuesta afirm ativa a las ocho cuestiones que h e ­
m os p lanteado en el epígrafe anterior, en la revisión de la
etapa 2. Si todavía no puedes responderlas afirm ativam ente,
debes releer la etap a 2 y p e rm a n ec e r en ella al m enos o tra
sem ana.
Si estás listo p ara cam biar de etapa, c o n tin ú a con las ta­
reas de las etapas 1 y 2 m ientras em piezas a im p lern e n ta r la
etapa 3.
Etapa 3

ALTERNATIVAS A LOS ATRACONES

U n a im portante^habilidad que debes desarrollar es la de


resistirte al im pulso de com er com pulsivam ente. En la etapa 2
has trabajado en ir hab itu án d o te a planificar tus com idas y
ten tem p iés con un horario adecuado y a cum plir después lo
planificado. A algunas personas les resulta fácil h abituarse a
esas pautas de alim entación p e ro a otras les resulta bastante
226 UN P R O G R A M A DE A U T O AYU DA PARA PER SO N A S CO N PRO BLEM AS

difícil. Para ayudarte a co n tro lar tu ingesta, sobre todo a no


com er e n tre tus com idas planificadas, p u e d e ser de utilidad
disp o n er de u n a serie de acdvidades alternativas.

CÓM O UTILIZAR LAS ACTIVIDADES ALTERNATIVAS

Confecciona una lista de actividades alternativas. Piensa en


tedas aquellas actividades que son incom patibles con com er
o que h a c en m uy difícil com er al tiem po que las realizas. Es-
tas actividades p u e d e n variar de u n a p ersona a otra, pero te
a\ \ ^ ’^ 's e ñ a la m o s algunos ejem plos típicos:
'L v C T V'
« H acer ejercicio. Ejem plos: natación, m archa, bicicleta,
i yV c o rre r o h a c er aeróbic.
W c V V • Sal.LLa..pasear con los niños.
• I):ar.temna d u c h a o u n bañp.
g\ ' • Visitar o llam ar por teléfono a ciertos amigos o familia­
A >L> ( V
V res, especialm ente a alguno que te esté a)aidando__con
’ este_program a.
• T ocar un insü 'u m en to musical. A lgunas personas opinan
que no p u e d e n com er com pulsivam ente cuando suena
cierto tipo de m úsica porque aseguran que la atm óslera
no es la adecuada.

Así pues, elabora u n a lista que sea adecuada para ti, te­
niendo en c u en ta que son más útiles las actividades que im­
pliquen alg u n a clase de acción que aquellas más pasivas como
ver la televisión, y que, además, conviene que las acdvidades
que elijas sean para d algo agradable y no u n a obligación.

a ■ Escribe tu lista de actividades alternativas en una pequeña


' tarjeta y llévala siempre contigo para que esté disponible y
puedas con su ltarla en m om entos de dificultad. •

f(f~- Cuando sientas el impulso de comer fuera de lo planificado,


anótalo inmediatamente en la columna 6 de tu registro de control
A L T E R N A T I V A S A L O S A T R A C O N E S
227

y, seguidamente, coge la tarjeta con la lista de actividades y reví­


sa la s una, p or una. Por"ejem plo, son las siete de la tarde y es­
tás acabando de m erendar. Piensas q u e has com ido d em a­
siado y estás ten ta d o de em pezar a com er com pulsivam ente.
A dem ás te sientes alterad o porque has tenido u n día difícil y
no tienes n a d a p lan ead o para la noche. Está claro que te en­
cuentras en u n a situación de riesgo. En esos m om entos, si
estás m o n ito rizan d o adecuadam ente serías m uv consciente
de que está su rg ien d o un problem a y em pezarías a actuar
antes de que se com plicase. A notarías en el registro tu últi­
m a com ida, la m erien d a y, en la colum na 6, añadirías algo
así como: «Siento que he com ido dem asiado, estoy alterado
X tengo bastantes h oras por delante sin n ad a interesante que
hacer. F uerte im pulso a la ingesta compulsiva)'. ¿Qué d eb e­
rías hacer en circunstancias com o ésta?
En este ejem plo habría dos problem as relacionados:' el
p rim ero sería tu im pulso a vom itar y, el segundo, el h ech o de
no ten er n ad a que h acer en las horas siguientes. Esta etapa
del program a se c en trará en el prim ero de esos problem as,
a p re n d ie n d o a m anejar el impulso a la ingesta compulsiva. (¡
,/ vi-
La etapa 4 se c e n trará en el segundo. Ve
Si quieres m an ejar con éxito el im pulso a com er com ­ &
pulsivam ente, debes h acer'tres cosas: O

¿ ' 't
1. Ipejar que pase el tiem po. La u rg en cia de com er corrí, r
_ ^ p u ls iv a m e n te dism inuye un rato después; incluso m edia
h o ra p u e d e ser suficiente para que el im pulso dism inuya i Al
lo suficiente com o para resistirte a él con facilidad. Por
ello, necesitas e m p re n d e r alguna actividad p ara distraer­ .-f-
te m ientras pasa ese tiem po.
2. jP o n erte trabas p ara que te resulte difícil com er com pul-
/ sivam ente.
^3. R e a liz a r alg u n a actividad, a ser posible agradable.

Por tan to , sacarías tu lista de actividades alternativas y la


revisarítLS. Si son las siete de la tarde y no tienes planes p a ra
las horas siguientes, ¿qué deberías hacer?.S upongam os que
228 UN P R O C R A M A D E A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N P R O B L E M A S

decides dos cosas: p rim e ra ha c er ejercicio ya que, au nque no


te apetece hacerlo , sabes que te sentirás m ejor después y
que, adem ás, m ien tras lo haces no sentirás la tentación de
com er. A dem ás, h a c er ejercicio te ayudará a sentirte relaja­
da. Pero, antes de em pezarlo, tam bién decides llam ar a va­
rios am igos y p re g u n ta r si alguno está libre para re u n irte con
él p a ra to m ar café. Así, prim ero llamas a los amigos que pre­
viam ente tenías an o tad o s en tu lista de actividades alternati­
vas p a ra ver si es posible q u ed ar más tarde y, a conünuación,
em piezas a h a c e r ejercicio. S eguidam ente te das u n a ducha-
y d u ran te todo ese tiem po has sido muy consciente de que
tienes prevista tu cena p ara las nueve de la noche.
Con u n a planificación p arecid a a ésta es probable que
seas capaz de resistir el im pulso de com er com pulsivam ente.
L lam ar a algún am igo sería u n a form a de distraerte y, con un
poco de suerte, te perm itiría q u e d a r con él y otros amigos
más tarde. H acer ejercicio y después tom ar u n a du ch a pue­
de o c u p ar tu tiem po y hacerte sentir m ejor contigo mismo.
Puede que al p rincipio tengas la im presión d e'que el im ­
pulso a la ingesta com pulsiva tarda m ucho tiem po en ceder
y desaparecer, p e ro notarás que dism inuye más rápidam ente
si em p re n d es alg u n a actividad alternativa. Finalm ente desa­
p are c e rá p o r com pleto o se h ará tan débil que podrás igno­
rarlo fácilm ente.
Al resistirte a ingerir cualquier alim ento fuera de las co­
m idas planificadas p u ed e producirse un efecto negativo que
conviene te n e r en cuenta: los sentim ientos y pensam ientos
desagradables que ten d ían a desen cad en ar algunas ingestas
com pulsivas p u e d e n no ser fáciles de co n trarrestar si dejas
de co m e r com pulsivam ente. Com o resultado, algunas perso­
nas p u e d e n sentirse p e o r en algunas ocasiones, a pesar de
que co m er com pulsivam ente con m en o r frecuencia m ejora
su estado de ánim o a escala general. En la etapa 4 se explica
cóm o m a n e ja r esos desencadenantes.
ALTERNATIVAS A LOS A T R A C ON E S
'2 2 9

Qué debes hacer

En esta etapa hay que e m p re n d e r actividades alternativas


cada vez que sientas el im pulso de com er e n tre tus com idas
planificadas o de seguir com iendo más de lo d eb id o en éstas.
Algunas veces tendrás éxito y otras no, p ero con la p ráctica
te resultará cada vez más fácil. Y, al igual que en las etapas a n ­
teriores, sigue evaluando tus progresos en cada u n a de las se­
siones de revisión que realizas dos veces po r sem ana.

Esta etapa tiene dos objetivos principales: hacerte ün experto


en detectar el impulso a la ingesta compulsiva tan pronto como te
sea posible y convertirte en un experto en manejar ese impulso
diante la realización de actividades alternativas.

Revisar la etapa 3

En cada sesión de revisión debes estudiar tus registros de


control y hacerte las siguientes preguntas, adem ás de las que
ya hem os visto en las etapas 1 y 2 (véase el cuadro sig u ie n te ).

1) ¿He confeccionado una lista de actividades alternativas?


Debes p re p a ra r u n a lista de actividades alternadvas y llevarla
siem pre contigo. Si quieres que sea úül cuando la necesites,
tendrás que tenerla a m ano e irjrnodificándola en base a la
experiencia ya que, en la práctica, puedes descubrir q u e al­
gunas de las actividades anotadas en tu lista p u e d e n resul­
tarte úüles y otras no.

2) ¿Estoy anotando en el registro diario de alimentación, mis


impulsos a comer entre las 'comidas planificadas? D ebes regis­
trar esos impulsos en la colum na 6 de tu registro de co n tro l
ya que, si quieres lograr fo que te propones, es necesario que
los anotes en el m om ento tie experim entarlos, y no dejarlo
para después.,
-O bserva los registros .diarios de alim entación q u e has
com pletado desde el inicio de la etapa 3, al objeto de reco r-
’■ i3 3 5 S a£ & & 8 a6 £

230 UN PRO G RAM A DE AUTO AYUDA PAR^ PERSONAS CON PROBLEMAS


A LT ER N A T IV A S A L O S A T R A C O N E S 231

p u lso JjL c o m e r entre tus com idas planificadas? O bviam ente


L ista resum en para la revisión de la etapa 3
te beneficiarás de ellas sólo si las p o n es en práctica.
¿H e llevado el control?
¿P uedo m e jo ra r mi control? 4) ¿Puede mejorar la form a en que pongo en práctica las acti-
¿Están e v id e n d á n d o se 'a lg tm a s pautas-habituales de in­ vidades alternativas? Si lias in te n ta d o ponerlas en práctica,
terés en mi fo rm a de alim entarm e? ¿ c ó m o jte h a jd o ? , ¿em piezas a u tilizarlas con la suficiente a n ­
A v, ¿Estoy p e sá n d o m e u n a vez p o r sem ana? f it r i ó n ? , ¿utilizas u n a o m ás a ctividades de tu li§ta?, ¿qué ac-
l i \A
/ JO ¿Planifico cada día com idas y tentem piés regulares? tívidades_te resultan útiles y cuáles no?, ¿has m odificado tu
¿ In te n to restrin g ir m i ingesta a las com idas y te n te m ­ lista de zxuerdo con ello? " -------------------
piés planificados?
¿O m ito algunas de mis com idas o tentem piés? Recuerda también que debes completar tu registro-resumen
¿Los interv alo s e n tre mis com idas o tentem piés n o so­ cada semana. Clasifica com o «día bueno» cu alq u ier día en el
b re p a sa n las tres o c u atro horas?
cual has m onitorizado exactam ente, com o se describe en la
¿Estoy c o m ie n d o e n tre mis com idas o tentem piés?
etapa 1; has hecho todo lo posible p a ra seguir'tu p a tró n pla­
¿Vuelvo al b u e n cam ino lo más pronto posible, en
nificado de com idas (hayas com ido com pulsivam ente o no)
c u a n to m e doy c u e n ta de que he com etido algún
como se describe en la etap a 2, y has utilizado tu lista de' ac­
erro r? •
¿A dapto el h o ra rio de mis com idas y .tentem piés para tividades alternativas para m anejar cualquier im pulso a co­
a c o m o d arlo s a las situaciones especiales? m er ind eb id am en te com o se describe en esta etapa.
¿Sigo los consejos reladvos a los vómitos autoinducidos
y al ab u so de laxantes y diuréticos?
¿He co n feccio n ad o u n a lista de actividades alternativas? C uándo rasar a la etapa sig u ien te
¿A noto en el registro diario de alim entación los im pul­
sos a c o m e r e n tre mis com idas planificadas? Es im posible especificar cuánto tiem po debes pasar en
> C u a n d o la o p o rtu n id a d lo req u iere, ¿estoy utilizando esta etapa ya que, en porte, d e p e n d e rá de que hayas tenido
mi lista de actividades alternativas?
op o rtu n id ad es para practicar actividades alternativas. Si tu
> ¿ P u ed o m ejo rar la fo rm a en que llevo a cabo las activi­
revisión indica que has sentido im pulsos de co m er fu era de
d ad es alternativas?
tus com idas planificadas y no los has m an ejad o con éxito, d e ­
bes p e rm a n ec e r aún en la etapa 3. C om o hem os rem arcad o
antes, la utilización eficaz de las actividades alternativas re-
d a r si has sen tid o im pulsos de com er entre las com idas pla­
<íuj£L?,.-P_r.:A t*ca' E;i im p o rtan te q u e aproveches cu alq u ier
nificadas. ¿Los anotaste en el m o m en to en que ocurrieion?
oportunidad” p a ra llevarlas a cabo.
T en en c u e n ta que si h as estado com iendo en horas diferen-
tes a las q u e tenías planificadas p u e d e ser como resultado de
ese tipo de im p u lso s..

3) ¿Estoy utilizando m i lista de actividades alternativos cuan­


do surge la oportunidad? ¿Utilizas esa lista cuando sientes el im
Etapa 4

R E SO L U C IÓ N DE PROBLEMAS Y REVISIÓN

Las ingestas compulsivas no suelen darse po r azar. Com o


describíam os en el capítulo 1, m uchas v ecesse d esencade­
n an a p a rd r de sucesos o circunstancias desagradables. Q uie­
nes co m en de form a compulsiva d en d en a ser pardcular-
m en te propensos a hacerlo en m om entos de estrés. Por
234 UN PROGRAMA DE A U T O AYUDA PARA PERSO NAS CO N PR O B LE M AS

tanto, es importante que desarrolles habilidades para manejar esos


pro tim a s de. la vida (liaría que, si no se controlan, podrían desen­
cadenar ingestas compulsivas. Éste es el objetivo de la etap a 4.
¿Cpmes_compulsvvamente com o respuesta a ciertos pro­
blemas? P ara re sp o n d e r a esta p re g u n ta necesitas revisar tus
registros de control y c o n siderad la s circunstancias en las que
com es com pulsivam ente. Si .observas que las ingestas com ­
pulsivas suelen estar dese n cadenadas por acontecim ientos
ex te rn os, es necesario que dom ines la técnica de resolución
de_problem as (tam bién llam ada técnica de solución de pro­
blem as) . Incluso a u n q u e tus ingestas compulsivas no suelan
desen cad en arse p o r problem as externos, la m ayoría de per­
sonas o p in an que las habilidades para solucionar problem as
son útiles en m uchas áreas y, p o r tanto, conseguirlas sólo
pu ed e m ejo rar tu vida.

'^S o l u c ió n de problemas

Cómo solucionar problemas

U n a eficiente solución de problem as re q u ie r^ s e is pasos: .

Paso 1. Identífim rel problema tan pronto como sea posible. De­
tectar los problem as en su inicio ajnida^c^nseguir,que. no te
superen. Siguiendo con el ejem plo de la etapa 3 (págs. 22b-
228), deberías h a b e r detectado el problem a — estar alterado y
no ten er n a d a que h acer en las próxim as horas— durante la
sobrem esa, al pensar qué harías después. Si no ha sido asi,
com o segunda opción, lo m ejor hubiese sido detectar el p r »
b le m a lo antes posible, p o r ejem plo, al term inar tu m erienda.
Si prestas aten ció n , puedes d etectar algún indicio de que
está su rg ie n d o u n problem a; p o r ejem plo, tal vez te siente^
agobiado o em piezas a n o ta r el im pulso de com er compulsi
vam ente. El impulso de covier compulsivamente es, por lo general,
una señal segura de- que existe un problema; p o r tanto, cuan o
percibas ese im pulso debes buscar el p ro b le m a subyacen
R E S O L U C IÓ N D E P R O B L E M A S Y R E V IS IÓ N
235

L os SEIS PASOS PARA UNA EFICAZ SOLUCIÓN


DE PROBLEMAS

Paso 1. Identificar ei problema tan pronto como sea po­


sible.
Paso 2.
E specificar cuál es ex actam en te el p ro b lem a.
Paso 3.
C o n sid e ra r todas las soluciones posibles.
Paso 4.
P e n sa r en las consecuencias de cada solución.
Paso 5.
E leg ir la m ejor solución o co m b in ació n de solu-
ciones.
Paso 6. P o n e rla en práctica.

D espués, revisar to d o el p ro ceso p a ra la so lu c ió n de p ro ­


blem as.

^ g u n ,as-vecés descubrirás que se trata de m ásjle un pro-


b^H !a ; C u ando éste sea el caso, tenlo en c u e n ta y considera
cóm o a b o rd a r cada uno de ellos, ya que sus soluciones p u e ­
den ser diferentes.

P qs.o„2. Aislar el problema de fo n n a adecuada. D escubrir la


verdadera natu raleza de un p roblem a es esencial para hallar
la solución correcta. En el ejem plo citado (págs. 225-228),
Pu e ¿ e s jle g a r a p ensar que el problem a es el im pulso de co­
m er com pulsivam ente,.pero lo cierto es que ese im pulso es
¡u .reacción a n te el verdadero problem a, que consistiría en
que te sientes alterad o y no tienes n a d a que h a c er en las ho­
ras siguientes. P or tanto, el p ro b lem a sería: «Estoy alterado y
no tengo n a d a que hacer en las próxim as horas».

Paso 3. Considerar tantas soluciones como sean posibles. In-


tenta pensar e n todas las opciones posibles sin autocensu-
rarte eh esta etapa, ya que si m anejas todas las posibles op-
clones sS S _ i5 á s ,.Pro b ab le qu e e n c u e n tre s u n a .so lu c ió n
acertada. Volviendo a n u estro ejem plo, po d rías considerar
las siguientes opciones:
236 UN P ROGRAMA DE A UT O AYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

® Ver la tele v isió n '


e Irte a d o rm ir
• Salir a c o rre r
» L lam ar a algunos am igos y ver si están libres
« L im piar la casa
• Salir a d a r u n a vuelta con el coche

Paso 4. Piensa en las implicaciones de cada solución. Siguien­


do con n u e stro ejem plo, veam os.las posibles consecuencias
de a d o p ta r cada u n a de esas opciones:

o Ver la televisión. Esta no es muy b u e n a idea porque no


h acen n a d a in te re sa n te y, p o r tanto, m e aburriré, lo que
a u m e n ta rá el riesgo de que com a com pulsivam ente,
a Irm e a dorm ir. T am poco es u n a b u e n a idea. Así es como
suelo rea c c io n a r cu a n d o m e siento mal, pero no resuel­
ve nada. Me siento aún p eo r porque empiezo a auto-
c o m p a d e c erm e y a sentirm e culpable y finalm ente me le­
vanto y m e doy un atracón.
® Ir a correr. Ésta es u n a b u en a idea en principio, pero
dado m i peso actual, no lo paso bien corriendo porque
m e canso y m e veo con un aspecto horrible. Supongo
que en vez de c o rre r p o d ría dar u n a cam inata rápida que
tam bién m e ay udaría a desahogarm e y a senürm e bien
p o r h a b e r h e c h o ejercicio.
a L lam ar a algunos am igos para ver si están libres. Esto tam­
poco es u n a m ala idea. C uando me siento de esta forma,
tiendo a aislarm e, p e ro si alguien m e llama suelo anim ar­
m e, especialm ente si p o d em o s quedar para salir. ¿Por qué
tengo que esperar a que me llamen? Yo tam bién puedo
llam arles. Si están ocupados, p u e d e n decírm elo,
o L im p iar la casa. La verdad es que el apartam ento necesi­
ta u n a lim pieza, p e ro estoy cansado y ya es tarde; además,
no ten g o p o r qué h a c e r cosas «productivas» constante­
m en te . .
9 D ar u n a vuelta en el coche. Esto p u ede.ser arriesgado ya
que c o n d u c ir sin ru m b o fijo dan d o vueltas puede desen-
RE S O L U C I Ó N DE PROBLEMAS Y REVI SI ÓN 23 7

cadenar que acabe com prándom e com ida y comiéndo-,.


m ela com pulsivam ente. No es u n a b u e n a idea.

Paso 5. Elegir la mejor solución o combinación de soluciones.


E legir la m e jo r o p ció n a m e n u d o no es difícil. Si has en­
c o n trad o u n a serie de soluciones potenciales / has analiza­
do cuidadosam ente sus im plicaciones, la m ejor solución o
com binación de soluciones suele resultar obvia.
Volviendo a n u estro ejem plo, podrías decidir que llam ar
a algunos am igos y h acer ejercicio son las m ejores solucio­
nes. Estas son las actividades alternativas que fu ero n elegidas
en nuestro ejem plo de la etapa 3 del program a. C uando te
ocurra algo así, es probable que sean particularm ente eficaces.

Paso 6. Poner en práctica la solución elegida. El últim o paso


consiste en actu ar, a u n q u e tam poco se trata de aplicar rígi­
dam ente la solución elegida. Si com pruebas que no resulta-
adecuada, el resto 'd e opciones que has considerado en los
pasos 3 y 4 del proceso de solución de problem as p u eden
ofrecerte otras opciones útiles.

Revisión del proceso. Para llegar a resolver eficazm ente


problem as hay que dar un últim o paso que es crucial: revisar
después todo el proceso de solución de problemas, usualmente al
día siguiente, para ver si podrías haberlo hecho mejor en algún as­
pecto. Es im p o rta n te destacar que la cuestión no es si llegas­
te a solucionar el p ro b lem a concreto, aunque esto tam bién
es im portante, sino más bien si el proceso de solución de
problem as p o d ría haberse m ejorado. Puede ser que solucio­
nases el p ro b le m a co n creto , pero que no llevases el p ro ce ­
so de resolución de problem as de la m ejor m a n e ra posible
— p o r ejem plo, si has pensado en u n a sola solución y la has
llevado a cabo— . A unque esto puede considerarse u n éxito,
es u n a fo rm a de ver las cosas a corto plazo. Es importante re­
cordar que el objetivo es llegar a ser capaz de solucionar eficazmente
los.problemas en general; y tener esa habilidad siempre a punto para
manejar futuras dificultades. Para ello tienes que h a b itu arte a
238 UN P ROCRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

seguir Jos seis pasos in d icad o s en la técnica de solución de


problem as.
Volviendo a n u estro ejem plo, supongam os que prim ero
telefoneaste a tres amigos: u n o con el que no hablabas desde
hace tiem po, y dos con los q u e no has perdido contacto. N in­
guno está libre p a ra q u e d a r en ese m om ento, pero te p ones
al corriente de las novedades más recientes y acordáis q u ed ar
la próxim a sem an a o la otra. P or tanto, te fuerzas a ti m ism o
p ara salir fu era de casa a h a c er ejercicio cam in an d o ráp id o
y lo haces d u ra n te c u a re n ta y cinco m inutos aproxim adam en­
te. Esto hace que te sientas cansado, pero tam bién m ucho
m ejor que antes: te sientes m ás sano y más feliz, y el im pulso a
co m er com pulsivam ente h a desaparecido. A co n tinuación te
das u n a larga d u c h a y p o r entonces son ya las nueve y cuarto,
que es la h o ra de to m a r tu cena planificada. Tras la cena de­
cides ver la televisión d u ra n te una hora, aunque no haya nada
interesante, y desp u és irte tem prano a dorm ir, y así lo haces.
Al día siguiente revisas tu form a de solucionar los pro­
blem as. C onsideras los diferentes pasos u n o a uno. Piensas
que podías h a b e r identificado antes el problem a. Revisán­
dolo llegas a la co n clu sió n de que habría sido p e rfectam en ­
te posible d e te c ta r el p ro b lem a por la tarde, antes de salir
del trabajo. P o r lo dem ás, has m anejado los otros cinco pa­
sos bastante bien. Esto te lleva a concluir que puedes hacer
algo en este tipo de situaciones en las que, antes de seguir el
program a, sim p lem e n te hubieses com ido com pulsivam ente
y con ello te hu b ieses sentido aún peor.

¿Qué debes hacer?

Practica la so lu ció n de problem as. D esde ahora en ade­


lante, p resta a te n c ió n a tus problem as y, cada vez que identi­
fiques u n o , p o n e n m a rc h a Ios-seis pasos indicados. Al día si­
guien te revisa-todo el proceso.
T a ra o b te n e r la m áx im a utilidad de esta técnica debes
utilizar tam b ién los reg istro s diarios de alim en tació n . Asi
R E S O L U C I Ó N DE PROBLEMAS Y REVI SI ÓN 239

c u an d o surja un problem a debes escribir .«problema» en la


c0 ^Uííiria 6 >' describir al dorso los seis pasos que has seguido.
A nota tam bién lo que descubras en la revisión que lleves a
cabo^aLdia.siguiente. Las figuras 21 y 22 m uestran el registro
diario de alim entación que ilustra el ejem plo al que nos h e ­
m os estado refiriendo.

R evisar la etapa 4

De a h o ra en adelante deberás evaluar tam bién tus p ro ­


gresos en la solución de problem as en cada sesión de revi­
sión. P reg ú n tate las siguientes cuestiones, adem ás de las de
las etapas 1, 2 y 3 (véase el cu ad ro de la página 243).

1) ¿Estoy solucionando problemas con la suficiente frecuencia?


Es im p o rtan te detectar cualquier o p o rtu n id a d en que p u e ­
das utilizar las habilidades de solución de problem as, tanto
si el problem a puede llevarte, a una ingesta compulsiva com o si
no. C ualqujer.prqblem a, p o r trivial que sea, pu ed e s u p o n e r
u n a ocaáóxr para.adqu-irir esta habilidad.
P uedes p e n sar que la sa lu c ió n de p ro b le m as es algo
a b u rrid o o absurdo y que n o es tu estilo, p e ro te aseg u ro
q u e es un esfuerzo que m ere ce la p e n a y no tendrás, que
c°ntinu,ar_pxacticándolo in d e fin id a m e n te . M uchas perso-
nas q u e d an so rp rendidas d e lo útil que resu lta esta técn ica
v, alg u n as^ jro m jn ú an u tiliz á n d o la m u c h o después de h a ­
b e r so lu cio n ad o sus p ro b le m as de a lim e n ta c ió n , m ie n tra s
q u e otras la a b a n d o n an c u a n d o llegan a la co n clu sió n de
q u e ya no la necesitan. En c u a lq u ier caso, p o r a h o ra , es
im p o rta n te que practiques la técnica de solución de p ro ­
blem as.

2) Cuandp practico esta técnica, ¿la llevo a cabo de fo rm a


adecuada? Es im portante que sigas los seis pasos. Te re c o ­
m ie n d o firm em en te que escribas cada paso en el dorso de
tu registro de control po rq u e hacerlo así te ayudará a p e n sar
U N r K U u K. A ( V IA U L
AUTUAVUUA W K A PERSONAS CON PROBLEMAS

P i) ayuno 8 . 3 0 h

Á l m u e r i o 11 h
C o m id a I T . 3 0 h

M erienda 1 8 h

Lunes Cena 2 1 h Fecha:. * M

H o ra C o m id a y b e b id a c o n s u m id a s L ugar * \ /L C o n te x to y c o m e n t a r i o s

8 .3 0 C a f é . Un bol i t cereales Cocina

T r a b a jo M u y o c u f a i a e n el
n C afé
tr abajo. P e m a f i a i a )

co)a¡ <¡ut hacer.

T e ñ i r é <jue a l m o r z a r

algo.

í o p a . Tosla da i t f a n C a fe te r ia A g o t a b a , d e m asia do
2 .3 0
integral, naranja, estrés

c a fé . Una c ko c o la tin a

U na ración e n o r m e de í o b r a s ie ayer.
18
e n s a la d a , la s a ñ a y p a t a t a s He comido dem asia do.

E s to y e ltr e la d a y

tengo m u c h o t i e m p o

p o r d e la n te .
T u e r te im p u ls o al

atracón.

PROBLEMA

Polución: L l a m a r a
amigos. Ejercicio.

11 Bol i e t n í a l a i a i t f r u t a ) Cobras á e ayer.


M e acuesto te m p r a n o .

Figura 21. Un registro diario de alimentación que refleja


un «problema». -
R E S O L U C I Ó N DE PROBLEMAS Y REVJSI ÓN 241

/. -

Z. - No tengo naba pue hacer lai próxima! keraf y eítoy


alterada.

- ver la teleyiíión - llamar a amigo!


- aceitarme - limpiar la caía
- correr - bar una vuelta en coche

f.- Vezteleyiíión no hacen naba intereíante, peligro


A coítakme hará gue me íienta peor
COKZEK bemafiabo buró; pero puebo anbar
rápido; bonita noche...; me beía-
hogari
Llamak a AMIBOS buena idea; bebo hacerlo
LlMHAK LA CAÍA no e! el momento, el bia ha íideya
bailante malo
CoNeuat inútil y arrieigabo

$. - llamar a amigo!, despuéí hacer ejercicio

P.EVISIÓN: Podía haber detectado ante! el problema,


al mediodía.
Por lo bemál bien para fer la primera vez.
He evitado una ¿ngefta compulsiva iegura.
Anbar rápido e! una buena iiea. Pebo hacerlo
máí<a menudo.

Figura 22. El dorso de un registro m uestra un intento


de solución de problem as llevado a cabo con éxito.
242 UN P ROGRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

con m ayor-claridad y tam bién te será útil en la revisión pos­


terior.

3) ¿Reviso al día siguiente mi solución de problemas? Revisa


la so lución de p roblem as es crucial p ara ad q u irir esta habili­
dad. Es im portan-te-recordar que lomás■•im portante no es si
el p ro b le m a co n c re to se solucionó o no (aunque es de espe­
rar q u e se resuelva) sino más bien si seguiste los seis pasos de
la m ejor fo rm a posible. ¿Podrías h a b e r m ejorado tu solución
de pro-biem as-em algún aspecto?

No olvides continuar completando tu registro-resumen cada se­


mana. Lo n ecesitarás para h acer la revisión del progreso, que
es el sig u ien te paso de esta etapa 4.
Clasifica com o «día bueno» cualquier día en el cual ha­
yas m o n ito riz a d o con exactitud, com o describim os en la eta­
pa 1; has h e c h o lo m áxim o posible para seguir tu p atró n de
a lim e n ta c ió n plan ificad o — hayas com ido com pulsivam en­
te o no-— , com o indicam os en la etapa 2; has usado tu lista
d e actividades alternativas para m anejar el im pulso a com er
in d e b id a m e n te , com o se describe en la etapa 3; y has practi­
cado la so lución de problem as cada vez que has tenido opor­
tu n id a d , tal com o hem os descrito en esta etapa.

C uándo avanzar a la sig u ien te etapa

C om o o c u rría en otras etapas anteriores, no es posible


d a rte u n a s p a u ta s exactas de c u á n d o c am b iar ya que de­
p e n d e rá , en p a rte , de que hayas tenido más o m enos opor­
tu n id a d e s p a ra p ra c tic a r las h ab ilid ad es p a ra solucionar
p ro b lem as. R e c u e rd a que cualquier problem a se pu ed e apro­
v ech ar p a ra practicar, no sólo aquellos que suelen desenca­
d e n a r ingestas compulsivas.
RE S OL UC I Ó N DE PROBLEMAS Y R E VI S I ÓN 243

L ista resumen para la rev isió n de la etapa 4

• ¿He llevado el control?


• ¿Puedo mejorar mi control?
• ¿Están evidenciándose algunas pautas habituales de in­
terés en mi forma de alimentarme?
• ¿Estoy pesándome una vez por semana?
• ¿Planifico cada día comidas y tentempiés regulares?
• ¿ I n t e n t o r e s t r i n g i r m i i n g e s t a a las c o m i d a s y t e n t e m ­
p iés plan ificad o s?
• ¿Omito algunas de mis comidas o tentempiés?
• ¿Los intervalos entre mis comidas o tentempiés no so­
brepasan las tres o cuatro horas?
• ¿Estoy comiendo entre mis comidas o tentempiés?
• ¿ V u e l v o al b u e n c am in o lo m ás p ro n to p o sib le, en
c u an to me doy c u e n ta de que he c o m e tid o a lg ú n
erro r?
• ¿Adapto el horario de mis comidas y tentempiés para
acomodarlos a las situaciones especiales?
• ¿Sigo los consejos relativos a los vómitos autoinducidos
y al abuso de laxantes y diuréticos?
o ¿He confeccionado una lista de actividades alterna­
tivas?
• ¿.Anoto en el registro diario de alimentación los impul­
sos a comer entre mis comidas planificadas?
• Cuando la oportunidad lo requiere, ¿estoy utilizando
mi lista de actividades alternativas?
• ¿Puedo mejorar la forma en que llevo a cabo las activi­
dades alternadvas?
® ¿Estoy utilizando suficientemente la técnica de solu­
ción de problemas?
• Cuando la utilizo, ¿lo hago adecuadamente?
• ¿Estoy revisando la solución de problemas al día siguiente?
244 UN PROGRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

R evisar el pro gr eso

E n este p u n to del pro g ram a, debes volver tu vista atrás y


revisar detallad am en te tus progresos. P ara h a c er esto necesi­
tarás tu registro-resum en.

¿Me está ayudando el programa?

A estas alturas, si el programa te esta siendo útil, ya deberías


notar señales claras de que te está beneficiando. Lo más probable
es que se dé uno de los tres resultados siguientes. Observa
cuál p u e d e aplicarse a tu caso.

Resultado 1. Si la frecu en cia de tus ingestas compulsivas


h a dism inuido claram ente (y, si es el caso, tam bién los vómi­
tos y /o el uso de laxantes o d iu ré tic o s), debes co n tin u a r con
el program a. Hay indicios p ro m e ted o re s y eso significa que
lo estás h aciendo bien.

Resiíltado 2. Si estás hacien d o todo lo posible para seguir


el pro g ram a —-un b u e n in d icad o r es el n ú m ero de «días
buenos» que has logrado cada sem ana— pero, pese a se­
guirlo c o rrectam en te, la frecuencia de tus ingestas compul­
sivas no ha cam biado significativam ente, el p rogram a no es
eficaz p a ra ti. P o r tanto, debes considerar seriam ente la po­
sibilidad de buscar ayuda externa.

Resultado 3. Si no estás m ejo ran d o en cuanto a la regula-


rización de tus problem as de alim entación, p ero observas
que no estás siguiendo el p ro g ram a tan bien com o podrías,
necesitas cuestionarte tu m otivación y tu grado de compro­
miso p a ra cam biar. S ería u n a b u e n a idea releer la sección
«¿Por qué cambiar?» del principio de la segunda parte. Si
decides que rea lm e n te quieres cam biar, debes considerar se­
ria m en te el em pezar de nuevo el pro g ram a, quizá después
de u n breve descanso. Si, p o r el contrario, no estás seguro de
R E S O L U C IÓ N DE PROBLEM AS Y REVISIÓN 245

tu deseo de cam biar •—quizá te parece q u e supone dem asia­


do esfuerzo o que no es el m o m en to adecuado p ara h a c e r­
lo— p u e d e ser m ejor dejarlo p o r ahora. Siem pre lo pu ed es
re to m a r en otro m om ento.

Cambios en el peso

A estas alturas, tam bién debes ten e r claro qué está ocu­
rrie n d o con tu peso. La m ayoría de la gente en cu en tra que
se h an p ro d u cid o cambios escasos o nulos, aunque p u e d e n
h a b e r fluctuaciones de una sem ana a otra.
Si lu peso ha disminuido más de 2,5 kilos es im p o rtan te
c o m p ro b a r que no estés a h o ra p o r debajo de tu peso desea­
ble (véase la tabla 8, en la introducción de la segunda p a r te ) .
Si es así, c o n su lta a tu m édico, explícale lo que has estad o
h acien d o y sigue sus consejos. Debes considerar si estás p e r­
d ien d o peso porque estás com iendo dem asiado poco en tus
com idas y tentem piés. Este es un problem a potencial que di­
ficultaría tus progresos y que se explica detalladam ente en la
etapa 5.
Si tu peso se ha incrementado en más de 2,5 kilos, necesitas com­
probar si se debe a que te estás rec u p e ran d o por h ab er tenido
a n te rio rm e n te un peso inferior al deseable o si, realm ente,
tienes sobrepeso. Por lo que se refiere a la prim era posibili­
dad, p u ed es h a b e r iniciado el program a con un peso bajo en
com paración con tu peso natural y ah o ra que estás e m p e ­
zando a co m er más saludablem ente tu peso está re to m a n d o
a su nivel natural. Si es éste tu caso, se trataría de u n a ten­
dencia saludable, aunque puedas e n c o n trar difícil tolerarlo.
R ecuerda que, p o r ahora, b mejor que puedes hacer es concentrar
tus esfuerzos en superar tu tendencia a corner compulsivamente y
aceptar cualquier cambio que se produzca en el peso. Com o expli­
cábam os antes, si haces esto tu peso se aproxim ará grad u al­
m en te hacia su nivel natural, el cual p u e d e ser más bajo, m ás
alto o, con m ayor probabilidad, el m ism o que solías tener. Y
éste es el peso que deberías aceptar, p o rq u e luchar c o n tra él
246 UN PROGRAMA DE AUTOAYUDA PARÁ PERSONAS CON PROBLEMAS

significaría u n a lucha inacabable co n tra tu biología, u n a lu­


cha q u e n u n c a p o d rás ganar.
La s e g u n d a po sib ilid ad es si tu peso se h a in c re m e n ta ­
do h a sta el p u n to de alcanzar lo que m édicam ente h ab lan d o
se d e n o m in a «sobrepeso». El apéndice II explica cóm o com ­
p ro b a rlo y te da una serie de consejos que puedes seguir, si
éste fuese tu caso.
Etapa 5

DIETAS Y OTRAS FORMAS RELACIONADAS


DE EVITAR COMIDAS

E la p a 1: el inicio
- A u to c o n tro l
- P e s a r s e se m a n a lm e n te

E ta p a 2: c o m e r c o n r e g u la rid a d
- E s ta b le c e r u n p a tr ó n d e a lim e n ta c ió n re g u la r
- A b a n d o n a r lo s v ó m ito s y el a b u s o d e la x a n te s y d iu ré tic o s
i
E ta p a 3: a lte r n a tiv a s a lo s a t r a c o n e s
- A c tiv id a d e s a lte r n a tiv a s s u s titu to r ia s

E ta n a 4: r e s o lu c ió n d e p r o b le m a s v re v isió n
- P r a c tic a r la r e s o lu c ió n d e p r o b le m a s
- R e v is a r e l p r o g r e s o q u e h a s lo g ra d o
l
E ta p a 5: d i e t a s v f o r m a s r e la c i o n a d a s d e e v ita r c o m id a s
;v • . - Eliminar las tres formas de hacer dietary- :u-,
i• -• - S u p e r a r o tr a s f o rm a s d e e v ita r c o m id a s ¿i v "

F la n a fi: ¡ o u é h a c e r a h o r a ?
- C ó m o p r e v e n ir r e c a í d a s
- C ó m o m a n e ja r o tr o s p r o b le m a s

A estas alturas, tu p ro b lem a con la ingesta com pulsiva


deb ería m o strar signos definitivos de m ejoría. In tro d u c ir el
p a tró n de alim entación reg u lar (etapa 2) d eb ería h a b e r p ro ­
ducido el efecto de desplazar a la ingesta compulsiva. Resis­
tirte al im pulso a com er com pulsivam ente m ed ian te la reali-
248 UN PROGRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

zación de-actividades alternativas (etap a 3) d e b e ría h a b e r­


te ayudado a re d u c ir más aún su frecuencia, y la solución de
problem as (etap a 4) d eb ería ayudarte a elim inar las ingestas
compulsivas d esencadenadas por tus dificultades o proble­
mas cotidianos.
Para p ro g resar aún m ás y para m an te n er estos progresos
necesitas su p e ra r cualquier factor de vulnerabilidad para la
ingesta com pulsiva. Si tus ingestas compulsivas se desencade­
nan p rin c ip alm e n te p o r el estrés, la solución de problem as
añ adida al háb ito de com er a intervalos regulares y a la utili­
zación de actividades alternativas pu ed e ser suficiente para
m antenerlas a raya. Pero hay que elim inar tam bién uno de
los principales d esencadenantes y m an ten ed o res de la inges­
ta compulsiva: las dietas.
L/ En el capítulo 4 se describen tresJb rm as.d e h acer dieta:
n a in g e r ir alim entos d u ran te largos períodos de tiem po, res­
tringir J a c a n tid ad de com ida ingerida y evitar ciertos tipos
de com ida. Las tres son com unes entre quienes tienden a las
ingestas com pulsivas y todas ellas tienden a provocarlas. Esto
es p a rticu la rm e n te cierto si la dieta es estricta, es decir, go­
b e rn a d a p o r reglas m uy específicas que tien d en a ser aplica­
das en form a de todo-o-nada. Las personas que hacen dietas
esuictas tie n d e n a im p o n e rse a sí m ism as u n a serie de re­
g l a s t e té ticas'm uy exigentes y responden a cualquier infrac­
ción de esas reglas ab an d o n an d o la dieta y cayendo en un
episodio de sobreingesta. Como resultado, altern an entre la
dieta y las ingestas compulsivas, y cada u n o de los cuadros
provoca la ap arició n del otro.
Para d e te rm in a r si estás haciendo u n a dieta estricta, revi­
sa tus registros de control p ara e n co n trar respuestas a los dos
grupos de p reg u n ta s siguientes:
lt,V

¿Q ué com es fu era de tus ingestas compulsivas? ¿Estás


re strin g ie n d o a p ropósito lo que comes? Si esto es así,
¿cuál es el tip o de dieta que haces? ¿Intentas seguir un
(,régim en especial, com o el de m a n te n e rte sin com er du­
d a n te largos p erío d o s de tiem po o evitar determ inados
DIETAS Y OTRAS FORM AS RELACION ADAS DE EVITAR COM IDAS : 249

tipos de com ida que crees que en g o rd an ? ¿Procuras li­


m itar la can tid ad total de com ida, m a n te n ié n d o te p o r
debajo de u n lím ite calórico? Y, lo m ás im p o rta n te, ¿es­
tás llevando la dieta con u n a actitud de todo-o-nada, de
tal fo rm a que si rom pes tu dieta te rin d e s y caes en la in­
gesta compulsiva?
2. ¿Q ué es lo que tiende a d esen cad en ar tus ingestas com ­
pulsivas? ¿Suelen desencadenarse p o r tus fracasos en se­
g uir tus reglas dietéticas autoim puestas? P o r ejem plo, tus
ingestas compulsivas, ¿son el resultado de com er m ás de
lo que crees que debes com er o de com er alim entos que
te prohíbes?

Sijtuj¿espue 5ta_aestas preguntas es afirm ativa, es esencial


que,dejes de h a c er dieta de la form a en que la haces. De otro
m odo, seguirás con p ropensión a com er com pulsivam ente.

CÓMOJDEJAR LA DIETA ESTRICTA

Los tres tipos de dieta req u ieren tres aproxim aciones di­
ferentes p a ra dejarlas. Las considerarem os u n a a una.

Intentar no comer durante largos períodos de tiempo

Al establecer un patrón de alim entación regular en la


etapa 2, ya habrás tom ado m edidas p a ra elim inar esta con­
ducta: si solías in te n ta r no com er d u ran te largos perío d o s de
tiem po, es esencial que te habitúes a com er a intervalos re ­
gulares d u ran te el día, a u n q u e es im p o rtan te que seas flexi­
ble; el p a tró n de alim entación rec o m en d a d o no tiene que
ser algo rígido, supone sólo unas pautas generales.
250 UN PROGRAMA DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON P ROBLE MAS ' DI ETAS Y OTRAS FORMAS RELACI ONADAS DE EVITAR COMI DAS 251

Intentar restringir la cantidad de comida ingerida Intentar evitar ciertos tipos de comida

La te n d e n c ia a reducir la cantidad de com ida — por Es especialm ente im p o rtan te dejar esta fo rm a de h acer
ejem plo, m arc án d o te un lím ite calórico— debe ser cam bia­ dieta, ya que es m uy probable que lleve a q uienes la siguen a
da p o r dos razones. La prim era es que esta restricción dieté­ la ingesta compulsiva. Evitar ciertos alim entos — y m uchas
tica es a m e n u d o tan extrem a que inevitablem ente facilita la veces u n a gran parte de ellos— lleva a u n a dieta muy res­
ingesta com piüsiya com o resultado de las presiones fisiológi- tringida, que hace que la p erso n a se sienta fru strada y, por
■ cas p a ra com er; de hecho, cualquier..dieta.que suponga co- supuesto, co m er alguno de esos alim ejUos-tq>rolúbkÍQS>> es
me.r 1.200 calorías al-día, o m enos,.produce ese efecto. La se­ u p o de los desencadenantes más frecuentes d e las ingestas
g u n d a razón p a ra dejarla es que es.ta_forma de h acer dieta compulsivas. " " “
su p o n e que te.exiges m etas dietéücas muy estrictas)', cuando T u rp riñ c ip io , esta form a de evitar ciertas com idas es la
no las a lcanzas; caes fácilm ente en la ingesta compulsiva. Por m ás fácil de superar, ya que todo lo que hay q u e h a c er es,
ejem plo, co m er cualquier cosa que sobrepase las 1.200 calo­ in tro d u c ir esas com idas en tu dieta. Pero en la práctica, m u­
rías al día, rep re sen ta rá un fracaso para alguien que se exige chas veces, esto es más fácil de decir que de hacer. Por ejem ­
l\ seguir u n a dieta de 1.200 calorías. plo, puedes h ab erte acostum brado a no com er ciertas comi
v V ■ Para a b a n d o n a r esta form a de h acer dieta, deberías de­ das sin ser siquiera consciente de que jas estás evitando. Por
cidir p rim e ro si hay alguna necesidad de restringir tu inges­ tanto, el p rim er paso será identificar cu alq u ier com ida que
ta calórica. Para la m ^o n a ^j^p e rw n ^£ o n ^p ro b ]f^s de^ngesia te estés prohibiem doLLámreTor form a de h a c e r esto puede
compulsiva no es necesario hacer dieta; es más, suele ser co n tra­ parecer un poco rara, pero es muy eficaz: se tr a ta jje ir a un
p ro d u c e n te h acerla porque la dieta les hace vulnerables a la sup erm ercad o , que tenga la m ayor variedad posible de m ar­
ingesta com p u lsiva^sTcbm'es com pulsrvam lm té y tienes so­ cas y tipos de comidas, y daxjinajzuelta po r sus pasillos escri­
brepeso, véase el apéndice II). Si asum es que no existe una biendo en un cu ad ern o (¡otros com pradores pen sarán que
b u e n a razón p a ra h acer dieta deberías in te n ta r dejarla; tam ­ eres un em pleado!) todas las com idas que te gustan pero
bién in te n ta r no reslriñgir la cantidad global de com ida que que eres reacio a jso m e rjp o r el efecto que p u e d a n ten er en
ingieres y, si éste es tu caso, dejar de contabilizar las calorías. tu peso o figura, o p o rq u e piensas que com erlas p o d ría de­
P arad ó jicam en te, esto p u ed& iiai^& iiiajgsultaB blíue comas sencadenar-una-ingesta compulsiva. D espués, en casa, org a ­
m enos, p o rq u e estarás m enos predispuesto a com er com ­ niza esta lista d e comi-d-as.-—que a m en u d o c o n d e n e cu aren ­
pulsivam ente. ~ ta o más pun to s— en tres o cuatro g ru p os, según el g rad o de
SPéstas; p r eo cupado _p o rque puedes com er en exceso si dificultad que tengas para in tro d u c irlas en tu d ie ta.
dejas de h a c e r dieta, puedes necesitar unas pautas para de­ El siguiente paso es in co rp o rar g rad u a lm en te esos ali­
te rm in a r lo q u e es una cantidad de com ida «norm al». Com o m entos a tu d ieta , incluyéndolos en tus com idas y ten tem ­
m en cio n áb am o s en la etapa 2, p u e des id e n tificar a p e rsonas piés planificados. D ebes h acer esto sólo en los días, en que te
de tu sexo de p arecida e dad y ver qué es lo que com en, p u e ­ sien tas m ás c o n tro lado, p o rq u e de otra fo rm a s ^ p o d ría de-
des seguir los consejos de la com ida envasada o de las recetas sencad e n a r u n a ingesta com pulsiva. E m pieza p o r in tro d u cir
cu lin a rias. T am bién te p u ed e resultar útil seguir los consejos aliment-os del g ru p o más fácil y c é n tra te en ellos du ra n te un
de u n am igo o fam iliar que esté ayudándote a llevar el pro-' p a r de sem añas(T)espués, cambias.al siguiente g ru p o y así su­
gram a. cesivam ente. En seis u ocho sem anas d eb erías h a b e r incor-
252 UN P R O G R A M A DE A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N PR O B L E MA S

p o m d o jo d o s los tipos de alim entos que antes evitabas en tu


dieta. G eneralm ente no im p o rta la can tid ad jq u e comas, in­
cluso u n poco bastará. T cT q ue~sue!eP d e sen cadenar las in-
gestas compulsivas es la idea de hab er p ro b ad o la com ida
«prohibida», más que la cand~dad.iñgerida~.-----
A lgunas personas en c u en tra n fácilJiacerlo , pero otras
jio . En cualquier caso hayjque practicar reiterad am en te. De­
bes seguir in tro d u cien d o esas com idásfen"HTdieta hasta que
ya no te resulte difícil. Podrás dejar de hacerlo cuando comer esas
comidas que evitabas no te cree mucha inquietud: así, si noestás evi-
tand&rúngunacomida, será mucho menos probable que comas com­
pulsivamente.
P o r supuesto, seguir estos consejos incluye q u e consu­
m as com idas que puedes considerar que eng o rd an o que no
son saludables. Es im p o rtan te que perseveres en ello. Nin­
g u n a comida_«engorda» en sí misma, d e p e n d e rá de la canti­
d a d que in gieras, e in tro d u cir las com idas que evitabas en tu
dieta fortalecerá tu control sobre la ingesta, ya q u e hará que
seas m enos propenso a la ingesta compulsiva. En cuanto a
las com idas poco saludables!e'staTGá'fdl¡uEes preferible con­
sum irlas' con m oderación y en pequeñas cantidades que de
fo rm a incontrolada.
U na cuesüón qüe m erece la p en a destacar es que n o je rá
necesario que sigas consum iendo estas com idas para siem­
pre._Tan p r o n to com o el h a c e rl6 ^ q e ''d e ~ g é se n c a a g H a r el
estado de ansiedad sería razonable red u cir esos alim entos
que sabem os que son poco saludables (grasas o carbohidra­
tos sim ples, véase el apéndice II y las «Lecturas com plem en­
tarias»), au nque sería m ejo r no excluirlas del todo. A largo
plazo deberías ser capaz de com er de todo en algunas oca­
siones, y no p ro h ib irte n in g ú n tipo de alim ento de form a
rígida.
D IETAS Y O T R A S F OR MA S R EL AC IO NA DA S DE EVITAR C OMI DA S 253

CÓM O MANEJAR OTRAS FORMAS DE EVITACIÓN


RELACIONADAS CON LA INGESTA

La m ayoría de las form as de h a c er dieta son, en esencia,


evitar com idas que influyen en la apariencia o en el peso.
P ero m uchas personas con problem as de ingesta com pulsiva
evitan otras situaciones relacionadas con las com idas y esto
tam bién p u e d e m an te n er los problem as. Dos ejem plos co­
m unes son evitar com er con otras personas y evitar ingerir
com idas cuando^ñb^és'tailegurcTde su c odíem elo calórico.
P dralw perar hL problema de ingesta compulsiva, es importante
que afrontesjiodasJa^m jnas^e_emlacign, relacionadas con la in­
gesta. En p rim e r lugar séjconsciente de qué situaciones estás
evitando. P u e d e ayudarte el p reg u n ta rte si existen situacio­
nes relacionadas con la com ida que te crean ansiedad y que
tiendes a evitar. Si es así, es necesario que las afrontes. La for­
m a de a b o rd a r esas situaciones que te provocan ansiedad es,
en prin cip io , la m ism a que has utilizado para afrontar la evi­
tación de com idas. Se trata d e elaborar un„pla_njde.exposi­
ción gradual p a ra introducirte en ellas de form a que no te
causen u n estrés indebido. Por ejem plo, para sup e r a r ju an­
siedad ál Com er con otras personas, puedes establecer los si­
mulen tes’olájéüvcísgraduales:
1. C om er en casa con el am igo o fam iliar que está ayudán-
dote~efr~el program a.
2. Com er en u n restaurante en el que te sientas seguro y
con esa p e rso n a C
3. C om er en un restaurante en el que te sientes seguro con
o tra p e rso n a con la cual tam bién te sientes cóm odo.
4. C om er en u n restaurante agradable con personas que
suelen p o n e rte nervioso (por ejem plo, tus padres).
5. C om er en u n am biente en el que sueles sendrte insegu­
ro con personas que te suelen p o n e r hervioso (por ejem ­
plo, en casa de tus padres). _

D espués, hay que em pezar con el nivel más fácil y practi­


carlo. Lina vez puedas llevarlo a cabo sin sentir ansiedad, de­
25C U N P R O G R A M A DE A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N P R O B L E M A S

b e s c a m b iar al nivel su p e rio r y practicarlo, y ase con los si­


g u ien tes. H ab rás finalizado el proceso u n a vez hayas practi­
cado tan a m e n u d o que la situación no te ponga p articular­
m e n te ansioso y no sientas un fuerte deseo de evitarla.

Qué deberías hacer

A m en o s q u e no hagas dieta, en cuyo caso no te afecta


este a p a rta d o , em pieza siguiendo las pautas para m an ejar las
tres fo rm as de hacer dieta y evalúa tus progresos en cada se­
sión de revisión. No olvides considerar cada una de las tres
form as de h a c e r dieta. Si adem ás estas evitando otras situa­
ciones relacio n ad as con las com idas deberías establecer una
je r a rq u ía com o la descrita en los párrafos precedentes, y tra­
bajar sistem áticam ente de la form a que hem os indicado,
hasta su perarlas.

Revisar la etapa 5

En cada u n a de tus sesiones de revisión analiza tus re°;is-


tros de c o n tro l para evaluar tus progresos al a b a n d o n ar la
dieta y las dem ás form as de evitación relacionadas con las co­
m idas. P ara ayudarte resp o n d e a las dos preguntas siguien­
tes, ad em ás de a las relacionadas con las etapas previas del
p ro g ra m a (véase el cu ad ro de la página 255):

1. ¿Estoy eliminando las tres form as de hacer dieta?

In te n ta r n o co m er d u ran te largos períodos de tiem po


In te n ta r restrin g ir la cantidad total de com ida
In te n ta r evitar ciertos tipos de com ida __

2. ¿Estoy superando otras form as de evitación? Si la respues­


ta a' a lg u n a de estas cuestiones es negativa, relee las instruc­
ciones de la e ta p a 5.
DI ETAS Y OTRAS . F ORMAS RELACI ONADAS DE EVITAR C OMI DAS 255

Lista resumen para la revisión de la etapa 5

• ¿He llevado el control?


• ¿Puedo mejorar mi control?
• ¿Están evidenciándose algunas pautas habituales de in­
terés en mi forma de alimentarme?
• ¿Esto)' pesándome una vez por semana?
• ¿Planifico cada día comidas y tentempiés regulares?
• ¿Intento restringir mi ingesta a las comidas y tentem ­
piés planificados?
• ¿Omito algunas de mis comidas o tentempiés?
• ¿Los intervalos entre mis comidas o tentempiés no so­
brepasan las tres o cuatro horas?
• ¿Estoy comiendo entre mis comidas o tentempiés?
• ¿Vuelvo al buen camino lo más pronto posible, en cuan­
to me doy cuenta de que he cometido algún error?
• ¿Adapto el horario de mis comidas y tentempiés para
acomodarlos a las situaciones especiales?
• ¿Sigo los consejos relativos a los vómitos autoinducidos
y al abuso de laxantes y diuréticos?
« ¿He confeccionado una lista de actividades alternativas?
• ¿Anoto en el registro diario de alimentación los impul­
sos a comer entre mis comidas planificadas?
• Cuando la oportunidad lo requiere, ¿estoy utilizando
mi lista de actividades alternativas?
• ¿Puedo mejorar la forma en que llevo a cabo las acuvi-
dades alternativas?
• ¿Estoy utilizando suficientemente la técnica de solu­
ción de problemas?
• Cuando la utilizo, ¿lo hago adecuadamente?
• ¿Estoy revisando la solución de problemas al día siguiente?
• ¿Estoy comiendo a intervalos regulares?
• ¿Tomo cantidades de comida normales o estoy restrin­
giéndola en exceso?
• ¿Soy capaz de tomar cualquier comida que me gusta
sin sendrme ansioso por ello?
9 ¿Estoy superando las otras formas de evitación relacio­
nadas con la comida?
256 U N P R O G R A M A DE A U T O AYUDA PARA P E R S O N A S C O N PROB LEMAS

También deberás continuar completando tu registro-resumen


cada semana. Para ello, clasifica com o '«d ía b u eno» cualquier
día en el que m onitorizaste con exactitud, tal com o describi­
m os en la etap a 1; h iciste el m áxim o posible p o r cum plir tu
p a tró n de alim entación planificado, hayas com ido com pul­
sivam ente o no, com o describim os en la etapa 2; usaste tu lis­
ta de actividades alternativas p ara m an e jar cualquier im pul­
so a co m e r in d ebidam ente, com o se describe en la etapa 3;
practicaste la solu ción de problem as en cada oportunidad
que se te p resentara, com o describim os en la etapa 4; y su­
peraste cualquier tendencia a h a c er dieta, com o describimos-
en esta 'etapa. ~ ~

Cuándo pasar a la etapa 6

U sualm ente cuesta algún tiem po su p e ra r el hábito de ha-


cer dieta, (al m enos un mes o dos) v. a m enudo. m ás.tiem po.
No hay prisa, p ero recu e rd a que hasta^gue^dejes de hacer die­
ta, serás vulnerable a la ingesta compulsiva. Tam bién puede lle­
varte algunas sem anas o meses~adicioriales superar las for­
mas relacionadas de evitación.
U n a vez hayas conseguido estos objetivos, estarás aproxi­
m án d o te a la finalización del program a. Será, po r tanto, el
m o m e n to de volver a h acer u n a revisión. Para llevar a cabo
esa revisión, cam bia a la etapa 6.
Etapa 6

¿QUÉ HACER AHORA?

A h o ra que estás cerca de la finalización del pro g ram a, es


el m o m e n to de h a c e r u n a nueva revisión. Lo q u e tengas
que h a c e r a con tin u ació n d e p e n d e rá del grado en el que te
hayas beneficiado. Al evaluar el progreso que has lo grado
conviene se p ara r tu p ro b lem a de ingesta com pulsiva dé

V\
258 U N P R O G R A M A DE A U T O A Y U D A PARA P E R S O N A S C O N P R O B L E M A S

otras dificultades que puedas tener. T am bién es im p o rta n te


a p re c ia r q u e las cosas no n e c esa ria m e n te p e rm a n e c e rá n
estáticas. A unque en esta etapa 6 m e cen traré en la preven-
cionñde~recaídas, debes saber que, después de finalizar este
tra ta m ie n to , lo que o c u rre con m ayor fre c u e n c ia es que
c o n tin ú a la m ejoría. Esto es así p o rq u e el seg u im ien to del
p ro g ra m a ro m p e los círculos viciosos que m a n tie n e n el p ro ­
b lem a de ingesta com pulsiva, y los resultados de este p ro ce ­
so ta rd a n a veces m uchos m eses en m an ifestarse p le n a ­
m en te .
>

E l problema de la ingesta compulsiva


^ b (C

Si la ingesta compulsiva es aún un problema

Si las ingestas compulsivas están in terfirien d o aún en tu


calidad de vida, deberías considerar seriam ente b uscar ayu­
da adicional. Algunas opciones se describen en. el inicio de
la se g u n d a parte de este libro. El hecho de que el pro g ram a
de autoayuda no te haya sido útil, o sólo lo haya sido en un
g rad o lim itado, no significa que el problem a no p u e d a sei
su p e ra d o . Por el contrario, existen m uchas otras opciones
de tratam ien to , y no debes ren d irte.

Si has mejorado o te has recuperado

A corto plazo — du ran te los próxim os seis m eses— , de-


b e r í ^ o T ü n ü a r'e m p Ie á ñ d oTas"'estrategias que has encon-
triH d T ñ ású ü ies. T am bién debes c o n tin u ar inan te n ie n d o se-
sioTaeíf regulares de revisión, quizá cada dos sem anas, para
evaluar tu p ro ceso .
Es im p o sib le d a r rec o m en d a c io n es fijas a c e rc a de
c u á n d o d ejar de reg istra r tus com idas. El m ejo r co n sejo es
d e ja rlo c u a n d o y r ñ b T r h a g á ^ a T ^ p e f o ten c u id a d o de
n o a e ]a x lK T íá c e ^ p o rq u e no desees a fro n ta r
¿ Q ué h a c e r a h o r a ?
259

el h e c h o de que aún tienes p ro b le m a s o de que las cosas se


estén d e te rio ra n d o . SqjD or el c o n tra rio , tu a lim e n ta ció n
es gstable Y sad s j^ to rí.a , n o es n e c e sa rio que slgasTegis-
trándola.

Adopta ndo una perspectiva a más largo plazo, en esta última


etapa del programa el principal asunto que se debe considerar es
cómo asegurar que mantendrás y afianzarás los cambios que has
logrado. Para ello se deben c o n te m p la r cuatro aspectos:

1. T e n e r ex p ectajiyas realistas
2. Distinguir; u n a «caída» de u n a recaíd a
3. Saber cójno m anejar los co n tratiem p o s
4. R educir la vulnerabilidad

P revenir las recaídas

Tener expectativas realistas

Es bastante com ún, en la_gente que ha dejado de com er


com pulsivam ente,- esperar que n u n c a volverán a sufrir esos
episodios. Esta esperanza es com prensible, peroT teT es^tlfni
r.e¿lista. D ebes ver tu problem a de alim en tació n com o tu ta-~
lón de Aquiles. Todavía serás p ro p en so a reaccio n ar de esta
forma., en moro e n tps de estresTCo ff sue r t e , esto que d ará muy
jpJ_2tno y no afectará a tu vida diaria, p ero tam ­
bién .p o d r á r e a p a r ^ estar prepara-
dojpara hacerie^frente.
T am bién es frecuente entre q u ien es h a n dejado de co­
m er com pulsivam ente pensar que, a h o ra q u e j/a tienen con­
tr i scíBre su ahm entación. deb en e m p e z a r a h a c er dieta
para p e rd e r peso. Pero e s to _ ^ ^ ig r o s .o ya que, com o expli­
cábam os antes, la d ieta estricta p re d isp o n e a j a g en te a co-
m er com pulsivam ente, lo cual s u p o n d ría u n a con train d ica­
ción de cu alq u ier d ieta para p e rd e r peso. S tiie n es sobrepeso
real, el a p é n d ic e II describe variaS-apci.o,nesm e a h s t a s p a r i r '
i 26G \/u n p r o g r a m a D E A U TO A Y U D A PARA p e r s o n a s c o n p r o b l e m a s

feo
( ij

afrontar este j a rp á e m a , p ero rec u e rd a que p a ra la gran ma­


yoría de g e n te esj n e j o r a p re n d e r a vivir con su peso que
arriesgarse a e m p re n d e r u n a batalla con su biología, uña ba­
talla que n u n c a se p u e d e ganar.

ñ
SQistinguir una «caída» de una recaída r\3M
Algo prim o rd ial p a ra m anejar con éxito el tem a de la
prevención de recaídas es conseguir que sepas m anejar ade­
cu ad am en te los problem as, relacionados con la alim enta­
ción, que p u e d a n p resen tarse en el futuro. P ara ello es muy
im p o rtan te te n e r clara la diferencia entre u n a «caída» y una
recaída. U naj<caída» es u na especie de d esliz que cometes
sin darte c u e n ta p e ro tras el cual vuelves a «levantarte» y con-
ünuas~j3orriri~duen cam ino; m ie n tras qu ejaría: recaída sería
alo-o así com o volver a e m p ezar desde cero: Los dos términos
tienen co n n o tacio n es diferentes. La noción de «caída» lleva
im plícita la idea de q u e p u ed en hab er grados de deterioro,
m ientras que la n oción de recaída sugiere que es una cues­
tión de, todo-o-nada. Este upo de pensam iento todo-o-nada
nos resulta conocido a estas alturas: es u n ejem plo de pensa-
m ie ñ to d d c5TÓmÍGo7un,e sü lo ^ tF péñsáñue''nto habitual entre
qu ienes com en com pulsivam ente.
Para m inim izar^las probabilidades de terier recaídas, es
im p o rtan te no e tiq u e ta r u n a p e q u e ñ a «caída» cómo recaída,
po rq u e el hacerlo es m uy probable que afecte a tu conducta.
Si piensas que has te n id o ju n a pequeña_<maída» o desliz, es
probable que p ro n to des los pasos n£cesarÍQS._para volver al
cam ino ad ecuado. P ero si consideras este hecho como que
has recaídoT puedes a b a n d o n a r y, com o resultado, las cosas
em p eo rarán .
¿ Q ué h a c e r a h o r a ? 261

Saber manejar las adversidades .

1- Detectar el problema en su inicio. Si las cosas se d e te rio ­


ran , lo n o tará s con clarid ad p o rq u e volverás a c o m e r com ­
p ulsivam ente con fre c u e ncia. Si o c u rrie ra esto, d e b e s a c-
tyia r con ra p id e z. N o vuelvas a c e rra r los ojos, e sp e ra n d o
icjue el p r o l ^ m a sea algo tem poral; p o r el c o n tra rio , asu-
jm e qüeTKiy un p ro b lem a y da los pasos n ecesario s p a ra so­
lu c io n a r lo ,^

2. Reinstaurar el programa. Tras d e te c ta r la «jzaída» en


su in icio, es im p o rtan te. que .rein stau res el p ro g ra m a tan
p ro n io ^ c o m o sea p o sib le. Sé tu p ro p io te ra p e u ta . R elee
el p ro g ra m a y em pieza d e nuevo la m onitorización_y cual­
q u ie r o tro p ro ce d im ie n to que te parezca a d e c u a d o , y revi­
sa tus p r o gresos, cada pocos días. Ten en c u e n ta q u e los
p r oblem as que se d e te ctan en su inicio son m u c h o más
' fáciles de resolver que aqueílos a lo7que seTeTpermTte afian­
zarse.

3. Identificar cualquier fuente de estrés. Aveces resulta obvio


qué es lo que ha llevado a volver atrás, p ero otras veces no
está tan claro. En cualquier caso, piensa^cuidadosam ente
acerca d e qué es lo que pu ed e haber precipitado tu c o n d u c ­
ta problem atícaj^lifróntaT o'utílizandolartécnica de solución
dé p rq R e m a s jd e s c rita en la e tap a 4 del p ro g ra m a . A d e­
más de lo anterior, d e b e sje v isa r tus progresos cada tres o
cuatro_días.
C on^ £ ^ 3 P L oxim aQÓ-nJ r ip a r tita ! p u ed en ^su p erarse la
mayoría_de.«caídas>>_pero,_si n o jo consigues, busca lo antes
posible ayuda profesional.

Reducir la vulnerabilidad

A u n q u e es im posible p ro te g e rte de todas las situ acio-


nes que~puedéñ~ciüsarte~estrés7sí puedes r e d u c i r d r i e s g o
Iy
ti
UN P R O G R A M A D E A U T O A Y U D A P A R A P E R S O N A S C O N P R O B L E M A S ¿ Q u é hacer ah o ra ? 263
262 n
I
de re s p o n d e r a ellas con ingestas com pulsivas. P uedes con- Las preocupaciones acerca del peso y la figura tignden^a
seg u iF e sto a se g u rá n d o te d e.q u e .n o J ia c e s dieta, p o rque, la estar ma.gnificadas,y^senm ante.n,i„das p o r los problem as d e
d ie ta te h a c e v u ln erab le a las ingestas com pulsivas. P a ra ingesta compulsiva. No es s o rp re n d e n te que los episodios re­
rninirnizar la p robabilidad d e recaer en tu problema de inges­ petidos de ingesta in co n tro la d a (com p u lsiva) intensifiquen
tas com pulsivas, haz todo lo posible pa ra no volver a hacer el tem or a la obesidad y al a u m e n to de~peso. Esosríém ores
dieta. llevan a h acer dieta, la cual, a su vez, faciTitlTaslñgestás"com ­
pulsivas. Así se instaura un círculo vicioso'que m an tien e el
problem a.
M anejar o t r o s problemas Si este program a te ha sido de utilidad, habrás e x p e ri­
m entado una reducción significativa en la frecuencia de tus
C om o describíam os en el capítulo 4, la m ayoría de los ingestas compulsivas. Esto p u e d e h a b e r p ro d u cid o u n a dis­
p roblem as de ing^stau^am pulsiv? no se dan aislados. Más m inución de tus p reo cu p acio n es acerca del peso y la figura,
bien se aco m p añ an de u n a serie de alteraciones com o: la en parte po rq u e tu control sobre la ingesta h a b rá m ejorado
p re o c u p ació n excesiva p o r la apariencia y e l peso, los se n ü- y en parte p o rq u e tu estado de ánim o y la confianza en ti
m ientos de depresión y ansiedad, y los p ro b lemas en las re­ m ism o se h ab rán in c re m e n ta d o . Sin em bargo, en algunas
lacionas in te rp e rsoñales. Tal cóm o se explica en la prim era personas que han su perado su problem a con la ingesta com ­
p arte, lo usual 'es que estos problem as asociados m ejo ren pulsiva estas p reocupaciones siguen siendo un problem a. Si
significativam ente o s e re s ü elvan po r cofñpTHoTüandp se su­ éste fuera tu caso, ¿qué deberías hacer?
p e ra el p ro b le m a de la ingesta compulsiva. Pero no siem pre Es im portante que in ten tes superarlas p o rq u e de lo c o n ­
o c u rre "asir : trario se p o n d rían en peligro los progresos logrados, ya que
r

Q u e d a m ás allá del alcance de este libro a p o rtar u n a guia es difícil dejar de h acer dieta cuando tem es g a n a r peso o e n ­
d etallad a de la fo rm a en que deben afrontarse estos p ro b le ­ gordar y, com o hem os dejado claro, los regím enes son u n
mas, p ero p u e d e n ayudarte las siguientes sugerencias. im p o rtan te factor de riesgo que tam bién favorece las re ­
caídas.
Dos libros p u ed en ayudarte a m anejar estas p re o c u p a ­
Preocupación excesiva por el peso y la figura ciones: M aking peace with food, de Susan K ano, es un libro de
autoayuda p ara personas con problem as de alim entación. Se
En la actualidad, m uchas personas están preocupadas centra, sobre todo, en m ejo rar las actitudes hacia el peso y la
p o r su ap a rien c ia o su peso. La m ayoría de ellas desearían figura y fortalecer la au toaceptación. En Las trampas del cuer­
p arecer delgadas y p e rd e r peso. Para algunas, esto es una po, de Ju d ith Rodin, se hace u n a revisión de lo que se c o n o ­
p re o c u p a c ió n im periosa que dom ina su vida y es claram en­ ce acerca de estas p re o c u p a c io n e s e incluye u n a serie de
te excesiva. E staría p o r encim a del nivel «norm ativo» de ejercicios p ara m anejarlas. Si eres m ujer, adem ás de este li­
insatisfacción al que nos referíam os en el capítulo 4. Las bro, puedes e n c o n trar útil leer algún escrito fem inista. The
p reo c u p a c io n e s extrem as de este tipo no son raras e n tre las beauty inyth, de N aom i Wolf, es especialm ente b ueno. O tro s
p erso n as c o n problem as de ingesta com pulsiva y, p o r defini­ dos libros m uy conocidos son Fat is a fem inist issue, de Susie
ción, están siem pre presentes en las personas con anorexia O rbach, y The hungry self, d e Kim C h e rn in . U n libro q u e
nerviosa o bulim ia nerviosa. pu ed e ser de especial in terés p a ra las m ujeres que tien en so-
264 UN PROGRAM A DE AUTOAYUDA PARA PERSONAS CON PROBLEMAS

brepeso es Beingfat is not a sin, de Shelley Bovey (encontrarás


la reseña de estos libros en el ap artad o «Bibliografía»),
Si tus p reo cu p acio n es acerca del peso y la figura persis­
ten y son m uy intensas pese a tus in ten to s de m oderarlas, de­
berías b u scar ayuda especializada (véase «Cóm o cambiar: las
diferentes opciones» en el principio de esta segunda parte).

Problemas de depresión, ansiedad y baja autoestima

Com o explicábam os en el capítulo 4, los problem as rela-


uvos a depresión, ansiedad y baja autoesüm a, suelen mejorar
cuando se superan los problem as de ingesta compulsiva, pero
no siem pre o cu rre así. Si tú aún üenes estos problem as, y es­
tán in te rfirie n do significadvam ente en tu vida diaria, debe­
rías buscar av , S íes tos problem as ñ o s oñ muy
graves, dos libros de David B urns p u e d e n resultarte útiles.
Sentirse bien se cen tra en la depresión y la baja autoestim a,
p e ro tam bién tiene u n a sección muy útil sobre el perfec­
cionism o. The feeling good handbook a b o rd a la depresión y la
baja autoestim a, así com o el m anejo de la ansiedad y de los
problem as interpersonales. U n libro que es útil para supe­
rar varias fo rm as de p e n sam ien to s negativos es Para vivir fe­
liz, de P en elo p e Russianoff.

Problemas interpersonales

Las dificultades en las relaciones interpersonales son co­


m unes e n tre las personas con problem as de ingesta compul­
siva. Las causas son variadas; en algunos casos, p u eden h aber
p recedido ai p ro b lem a de alim entación y h ab er contribuido
a su inicio, m ientras que en otros p u e d e n h a b e r surgido a
raíz del p ro b le m a alim entario y ser, al m enos en parte, con­
secuencia del m ism o.
C uand o se p ro d u ce u n a m ejoría en losgaroblem as de in­
gesta compulsiva, su efecto en las-relaciones varía: m uchas ve-
¿Q ué h a c e r a h o r a ? 265

ces éstas m e jo ra n, en..Q_tras_Qcasiones p.ex.manecenTigxiaI v, en


a lg u n os casos, p u ed en in d us.Q_gm p e o ra r. Si tienes p ro b le ­
m as in te rp erso n ale s significativos, y u n a parte im p o rta n te
de ellos es la falta de com unicación, The feeling good handbook
p u e d e ayudarte. Los p roblem as con la asertividad se a b o r­
d a n en el lib ro When 1 Say No, I Feel Guilty, de M anuel Sm ith,
y los p ro b lem as de tim idez y aislam iento son el tem a cen tral
de otro lib ro de David B urns titulado Intimate Connections.
Apéndice I

EL ÍNDICE DE MASA CORPORA L

Gracias al astrónom o belga Q uételet, tenem os u n a for­


ma sim ple de d eterm in ar cuándo u n a p e rso n a tiene u n peso
saludable, está p o r debajo del m ism o, o tiene sobrepeso.
Esto se obtiene calculando el llam ado índice de m asa c o rp o ­
ral o IMC (Blvíl en inglés) de cada persona. El resultado ob­
tenido estará entre 20 y 100. Veamos cóm o se in te rp re ta n es­
tos resultados:

• Por debajo de 16: peso ex tre m a d a m e n te bajo.


• 16-18: significadvam ente bajo.
• 20-25: peso saludable.
• 27-30: sobrepeso.
» 30-40: sobrepeso significativo.
• P o r encim a de 40: sobrepeso extrem ado.

Los intervalos de 18-20 y 25-27 son áreas grises que re ­


presen tan , respectivam ente, ten e r u n peso lig eram en te p o r
debajo del nivel saludable o te n e r u n sobrepeso ligero. Todos
estos umbrales son aplicables tanto a hombres como a mujeres (que
tengan más de 16 años), sea cual sea su constitución.
268 LA SU PE R A C IÓ N DE LOS ATR A C O N ES DE COM IDA

CÓMO CALCULAR TU PROPIO IM C ;

Calcular tu p ro p io IMC es fácil; se o b tien e según la fór­


mula:

Peso en kilogramos
ín d ic e de m asa co rp o ral (IMC) =
m etros de altura
X
m etros de altura*

Veamos un ejem plo. S upongam os que m ides 1,67 metros


de altura y pesas 57 kilogram os. T u índice de masa corporal
sería:

57 57
------------------, es decir: -------- , es decir: 22,2
1,60 X 1,60 2,56

Tu IM'C sería p o r tanto 22,2 (y estaría d e n tro de la gama


de peso saludable).
Desde la perspecdva de este libro hay dos índices de
masa corporal p a rticu la rm e n te significativos: 18 (el um bral
p ara tener un peso p o r debajo del rango saludable) y 27 (el
um bral para ten e r sobrepeso). Para sim plificar las cosas, las
tablas 8 (véase la in tro d u c ció n a la segunda parte) y 9 (véase
el apéndice 2) m uestran la lista de pesos —-para varias altu­
ras— que son equivalentes a esos dos índices de masa cor­
poral.

* En su versión original, el cálculo se hacía en libras, según la fórmula:


1. Multiplica tu peso en libras por 700.
2. Divide el resultado por tu altura en pulgadas.
3. Una vez más divide el resultado por tu altura en pulgadas. La cifra
resultante es tu BMI. (N. de las i.)
Apéndice II

SI TIENES SOBREPESO

M uchas personas con problem as de ingesta com pulsiva •


tien en sobrepeso. A unque la relación entre ingesta com pul­
siva y obesidad es com pleja y no se conoce del todo bien
'(véase el capítulo 5), está claro que ambos problem as inte­
ractú an perjudicándose m u tu am en te y em p eo ran d o (véase
el capitulo 6). Las ingestas compulsivas, con toda probabili­
dad, contribuyen al m an ten im ien to de la obesidad y, cierta­
m ente, hacen su tratam iento más difícil. Del m ism o m odo,
aquellos trata m ie n tos para la obesidad que incluyen^ h acer
u n a dieta estricta p u eden te n er u n a tendencia a e m p e o rar
los p r oblem as de ingesta compulsiva.
El peso co rponürio esTan TaHTclé’con trolar com o general­
m ente se piensa. Está fuertem ente determ inado por factores
genéticos. Por tanto, no es sorprendente que la dieta o los tra­
tam ientos conductuales para la obesidad tengan escaso efec­
to a largo plazo. (Para un cuidadoso análisis de la efectividad
de sus m étodos, véase el artículo del doctor T. Terence Wilson,
de la Universidad Rutger, que se indica en «Bibliografía».)
Los reclam os de la industria dietética están ahora som etiéndo­
se a la evaluación pública, y m uchos se m uestran exagerados.
¿Q ué deb en hacer, pues, las personas que tienen sobrepeso?
P ara resp o n d er a esta cuestión es im portante d efin ir el
sobrepeso. A unque los dictados de la m oda actual p u e d e n
270 l a s u p e r a c i ó n d e l o s a t r a c o n e s d e CO M ID A

clasificar a la m ayoría de m ujeres com o con cierto so b re p e ­


so, en cu a n to al riesgo para la salud sólo se co n sid eraría so­
b re p e so significativo cuando el índice de masa corp o ral sea
s u p e rio r a 27 (en el apéndice I se explica el índice de m asa
c o rp o ra l y cóm o calcular el tuyo). La tabla 9 m uestra qué pe­
sos son equivalentes a un índice de m asa corporal de 27
(p a ra d iferen tes alturas). Si tu peso real es m ayor del que
a p arece en relación a tu altura, tendrías «sobrepeso» en tér­
m inos m édicos. Com o consecuencia, tendrías m ayor riesgo
de su frir u n a serie de problem as de salud que incluyen ten­
sión a rte ria l alta, enferm ed ad es cardíacas y diabetes. Si tu
ín d ic e de m asa c o rp o ra l está por encim a de 30, tu riesgo
de p a d e c e r esos problem as está m arcadam ente in c re m e n ­
tado. P o r el co n tra rio , si tu índice de masa c o rp o ra l está
p o r d eb ajo de 27, no tendrás sobrepeso m éd icam en te ha­
b lan d o , a u n q u e quizá desees p e rd e r algo de peso p o r otras
razones.
Si tienes sobrepeso m édicam ente hablando, tal com o lo
acabam os de definir, es totalm ente adecuado que tengas en
c u e n ta los riesgos de salud asociados e intentes m inim izar­
los. P u ed es h acer varias cosas: una es asegurarte de que estás
«en b u e n a form a» física y hacer un ejercicio físico a d ecu ad o
de fo rm a habitual; la otra es seguir u n a dieta sana. N in g u n a
de estas tareas im plica necesariam ente que p ierdas peso
(a u n q u e quizá sí lo pierdas), pero am bas p u eden re d u c ir los
riesgos de salud asociados con la obesidad. P or supuesto,
tam b ién puedes desear p e rd e r algo de peso, p o r razones de
salud o p o r otras razones, pero si tienes un p ro b lem a de in­
gesta com pulsiva es im portante pensártelo dos veces antes
de in te n ta rlo activam ente porque, com o hem os m e n c io n a ­
do ya, algunos tratam ientos de control de peso h a c e n au­
m e n ta r las ingestas compulsivas. Si decides in te n ta r p e rd e r
peso es im p o rta n te que sigas los siguientes consejos.
SI T IE N E S -SOBREPESO' 271

Tabla 9. ¿Tienes sobrepeso?

Abajo hay u n a lista de pesos, p ara d iferen tes alturas, que re p re se n ­


tan u n ín d ice de m asa corporal de 27 (véase la explicación en el
apén d ice I). Son aplicables a h o m b res y m ujeres. Para d e te rm in a r
si tienes sobrepeso, busca tu altu ra en la tabla y, a c o n tin u ació n , el
peso que co rre sp o n d e . Si tu peso real es m ayor q u e el q u e aparece
en la tabla, tu índice de masa corporal es m ayor de 27 y p o r tanto
tienes sobrepeso, en térm in o s m édicos.

A ltura1 (cm) Pesob (kg) A ltura1 (cm ) Pesob (kg)

149 59,94 169 77,11


150 60,75 170 78,03
151 61,56 171 78,95
152 62,38 172 79,87
153 63,20 173 80,80 •
154 64.03 174 81,74
155 64,86 175 82,68
156 65,70 176 83,68
157 66,55 177 84,58
158 67,40 178 S5,54
159 68,25 179 86,51
160 69,12 180 87,48
161 69,98 181 88,45
162 70,85 182 89,43
163 71,73 183 90,42
164 72,61 184 91,41
165 73,50 185 92,40
166 74,40 186 93,40
167 75,30 187 94,41
168 76,21 188 95,42

“sin zapatos
bsin zapatos y con ropa interior ligera
272 LA S U PE R A C IÓ N DE LOS ATRACONES DE COM IDA

U na decisión importante: ¿Q ué debes tratar


EN PRIMER LUGAR?

Si tienes sobrepeso y com es com pulsivam ente, tienes dos


problem as: uno alim entario y otro de peso. Com batir los dos a
la vez es difícil, p o r lo tanto, ¿cuál de ellos deberías afrontar
en p rim er lugar?
A unque tu principal deseo p u e d e ser solucionar tu pro­
blem a de peso, n o es n ecesariam ente m ejor em pezar por él,
p o rq u e si em piezas p o r q u e re r dism inuir tu peso puedes au­
m enta:' tus ingestas compulsivas. Si has ad o ptado program as
de control de peso en el pasado y has en co n trad o que tu pro­
greso no ha sido posible p o r culpa de tus ingestas com pulsi­
vas, deberías c e n trarte en p rim e r lugar en superarlas. Si éste
no es el caso, podrías em pezar p o r a fro n tar tu problem a de
peso (siguiendo las pautas que se dan más adelante) y ver
qué o curre con tus ingestas compulsivas.

Superar tus ingestas compulsivas

Para superar tus ingestas compulsivas, necesitas seguir el pro­


grama exactamente como se especifica en la segunda parte de este libro.
Todas las etapas son aplicables, aunque.los consejos referidos a
los vómitos y al abuso de laxantes y diuréticos no son relevan­
tes en algunas de las personas que padecen un problem a de in­
gesta compulsiva. La etapa que puedes encontrar más difícil es
la que trata de la elim inación de la dieta estricta (etapa 5). Pue­
des h ab er estado luchando con tu peso durante muchos años
y h acer dieta te resulta com o algo que form a parte de tu vida,
m ientras que dejar de h acerla p u ed e parecerte algo así como
dejar de luchar y a b a n d o n arte a la obesidad. Pero éste no es
el caso, ya que es pro b ab le que tu problem a de ingesta com­
pulsiva se haya visto em peorado p o r tus intentos de hacer die­
ta y, a su vez, p u e d e h a b e r co ntribuido a tu obesidad. Por tan­
to, paradójicam ente p u ed e ser m ás probable que pierdas peso
dejando de h a c er dieta que si continúas in ten tan d o hacerla.
SI T IE N E S SO B R EPESO 273

Es importante que introduzcas en tu dieta cualquier comida evi­


tada p o rq u e la evitación de ciertos alim entos favorece espe­
cialm ente las ingestas compulsivas. Si has oído decir q u e eres
«adicto» a ciertas com idas y que, p o r tanto, es n ecesario q u e
las evites de fo rm a p e rm a n en te , relee el capítulo 7. C o n tra ­
ria m en te a lo que defienden algunos grupos, no existe n in ­
g u n a evidencia científica de que ciertas com idas te n g a n p ro ­
p ied ad es adictivas o tóxicas.
A dem ás de seguir el program a de la segunda p a rte , n e ­
cesitas ad q u irir dos nuevos hábitos:

1. E stablecer u n estilo de vida físicam ente activo.


2. H acer u n a dieta sana.

E stablecer un estilo de vida físicamente activo

Las personas con sobrepeso tienden a ser m ás se d e n ­


tarias que las que no tien en sobrepeso. Pero es n e c esa rio
cam biar esta ten d en cia po rq u e puedes o b ten e r g ran d e s be­
neficios si te h abitúas a h a c er más ejercicio. No sólo se in­
c rem en ta la probabilidad de p e rd e r peso, sino q u e los ries­
gos de salud relacionados con la obesidad dism inuyen, incluso
a u n q u e no se pierda peso.
P or tanto, debes in te n ta r establecer un estilo de vida m ás
activo en tu vida diaria. Esto ha sido llam ado «ejercicio o p o r­
tunista» y supone buscar oportunidades para h a c er to d o el
ejercicio que puedas. U na b u e n a form a de hacerlo es in clu ir
m ás cam inatas en tu vida diaria a fin de hab itu arte a ello. P o r
ejem plo, pu ed es em pezar p o r acostum brarte a utilizar las es­
caleras en vez de los ascensores, aparcar unas cuan tas calles
antes de tu destino y en la p arte más alejada del parking, ba­
ja r te del autobús unas cuantas paradas antes de lleg ar al lu­
gar al que te diriges, etc. Esta recom endación p u e d e p a re c e r
banal, p ero las m edidas sencillas de este tipo, si se a d o p ta n
p e rm a n e n te m e n te , ten d rá n u n efecto significativo en tu ni­
vel de b ien estar y salud general.
. - - ' ■ íl-

274 LA S U P E R A C I Ó N DE LOS ATRACONES DE COMI DA SI T I E NE S S OBREPESO 275

A dem ás p u ed es iniciar un program a de ejercicio físico • Andar. Ésta és u n a bu en a fo rm a de h a c er ejercicio, p a rti­


regular. Es im p o rta n te q u e sea realista para que pu ed as ha­ cularm ente para aquellos que tienen u n sobrepeso signi­
cerlo de m a n e ra estable. C ualquiera que sea el tipo de ejer­ ficativo. No es dem asiado e x te n u a n te y no req u iere más
cicio que elijas — m ás adelan te se en u m eran cuaü'o buenas equipo que un calzado adecuado.
o pciones— ,-d eb e ría s seguir las siguientes instrucciones: • Nadar. Ésta es otra excelente fo rm a de h a c er ejercicio,
particu larm en te para aquellos que tengan problem as re ­
1. Si sospechas q u e p u e d e s ten er algún problem a de salud lacionados con soportar el propio peso corporal. A unque
física visita a tu m édico antes de em pezar el p ro g ra m a de no hayas nadado desde hace años, p ronto hallarás que re­
ejercicio. cuperas esta habilidad. El p rincipal p ro b lem a puede ser
2. A segúrate de llevar ro p a confortable, no hay n in g u n a ra­ la preocupación acerca de la apariencia. Es esencial dis­
zón p a ra vesdr p re n d a s apretadas o ceñidas. p o n e r de un bañador adecuado.
3. Si el ejercicio im plica so p o rtar peso (incluyendo tu p ro ­ • Aparatos interiores de gimnasia. Estos aparatos son p o p u la ­
pio peso), debes calzar unas zapatillas deportivas de bue­ res y no son muy caros. Al principio p u ed e resultarte di­
na calidad. fícil usarlos, pero después la m ayoría no tiene nin g ú n
4. A nota tus progresos en tus registros diarios de alim enta­ problem a. Es fácil g rad u ar la in ten sid ad del ejercicio.
ción y, al final de cada sem ana, transfiere esa in fo r­ • Entrenamiento defuerza (resistencia). El e n tre n a m ie n to de
m ación a tu registro-resum en (necesitarás añ ad ir u n a co­ resistencia, por ejem plo, levantar peso, es tam bién útil y
lu m n a p a ra este pro p ó sito ). El objetivo será em p ezar a relativam ente fácil de ap ren d er. Lo m ejor es acostum ­
h a c er ejercicio tres veces a la sem ana (inicialm ente diez brarse a una serie de ejercicios sencillos y practicarlos ha­
m in u to s en cada sesión) y, después, in cre m e n tar las se­ bitualm ente.
siones cinco m in u to s más cada sem ana hasta q u e éstas
sean al m enos de vein te m inutos y, p referiblem ente, algo
m ás largas. Si es posible, tam bién debes in c re m e n ta r el H acer una dieta sana
n ú m e ro de sesiones a cuatro p o r semana.
5. No hagas ejercicio dem asiado duro. Es conveniente que La segunda parte de este p ro g ram a incluye acostum brar­
seas capaz de m a n te n e r u n a conversación m ien tras lo se a h acer u n a dieta sana. Los principios básicos son sencillos:
practicas.
6. Si eres p ro p e n so a a b u rrirte m ientras haces ejercicio, • D ism inuir la cantidad de grasas y carb o h id rato s sim ples.
p u ed es e n c o n tra r varias form as de distraerte m ien tras lo • In cre m e n tar la cantidad de fibras y carb o h id rato s com ­
practicas; p o r ejem plo, si es posible, escucha u n a radio o plejos.
casette p o rtá til o ve la televisión.
Estos parám etros generales p u e d e n traducirse a los,,si­
A c o n tin u a ció n se e n u m e ran algunas form as útiles de g uientes consejos más específicos (para m ás inform ación,
h a c er ejercicio. Te sugerim os que elijas aquella con la que véase la sección «Bibliografía»):
crees q u e lo pasarás m ejor.
1. Grasas, aceites y dulces d e b e n consum irse en cantidades
lim itadas. Así, p o r ejem plo, cu a n d o cocines usa solam en-
276 LA S U PE R A C IÓ N DE LOS ATRACONES DE COM IDA

te peq u eñ as cantidades de grasas y aceites. T am bién de­


bes ser cuidadoso en tu consum o de'm antequilla, m arga­
rina, m ayonesa y aliños p a ra las ensaladas.
2. No debe provenir de la grasa m ás del 30 % de tu ingesta
total de calorías (p o r ejem plo, 60 a 70 gramos al día).
3. Siem pre que sea posible, consum e leche desnatada o se-
m idesnatada, yogur y queso bajo en grasas. Los helados
co n tienen u n a gran c a n tid ad de grasa, por lo que deben
com erse espaciadam ente.
4. P ro c u ra co m er ca rn e s m agras y q u itar la piel a las aves;
asim ism o, lim ita el c o m e r n ueces, porque tam bién son
ricas en grasa.
5. A costúm brate a in clu ir en tu dieta diferentes tipos de
verduras pro b an d o form as variadas de prepararlas y come
tam bién, habitualm ente, vegetales con féculas (por ejem­
plo, patatas) y judías.
6. Haz que la fru ta fo rm e p a rte de tu dieta diaria. P rueba
diferentes tipos.
7. El pan integral, los cereales, las pastas y el arroz deberían
constituir u n a p a rte im p o rta n te de tu alim entación.

Por otro lado, es im p o rta n te que, en ocasiones, te per­


mitas com er postres p re p a ra d o s y otras comidas m enos salu­
dables. En efecto, esto d eb e ser así, ya que la exclusión rígi­
da de estas com idas te h a rá m ás p ro p en so a los atracones. La
com ida «a p ru e b a de ingestas compulsivas» supone n o ob­
servar reglas rígidas sino pautas generales.

Superar tu problema de peso

Com o hem os explicado, tra tar tu problem a de peso no


es necesariam ente la m ejo r fo rm a de empezar, au nque para
d sea prioritario. Si, en el pasado, seguir program as de con­
trol de peso te ha llevado a e m p e o ra r tu problem a con la in­
gesta compulsiva, d eberías trab ajar prim ero para superarlo
siguiendo las pautas q u e te Irem os indicado. En cam bio, si
SI TIEN ES SO B R E P E S O 277

n u n c a te h a ocurrido-esto, o si has seguido con éxito tu tra­


tam iento p a ra su p e ra r la ingesta compulsiva, entonces es to­
talm ente a d e c u a d o tratar tu problem a de peso, sobre todo si
denes u n a te n d e n c ia general a la sobreingesta (véase el capí­
tulo 4), ya q u e es p ro b ab le que m o d e ra r la c a n ü d a d y fre ­
cu en cia de tus com idas y tentem piés te p ro d u zca beneficios
significativos. El program a de control de peso que yo reco­
m ien d o es el p ro g ra m a Leam diseñado p o r el d o cto r Kelly
Brownell, de Yale (véase la «Bibliografía»), p o r tratarse de
u n p ro g ra m a p ro b a d o y evaluado que se cen tra en conseguir
unos hábitos de alim entación y.ejercicio físico saludables, y
no es p ro b ab le que facilite las ingestas compulsivas. En cam ­
bio, no es aconsejable que sigas program as extrem os de p é r­
dida de peso, p o r ejem plo los que incluyen dietas a base de
líquidos, p o rq u e p odrían em p eo rar tu p ro b lem a de ingesta
compulsiva.
¿Cuál debería ser tu peso ideal? U na de las razones p o r las
que la U.S. F ederal Trade Commission está revisando las es­
trategias publicitarias de algunos program as com erciales de
dieta es p o rq u e p rom eten una p érd id a de peso im p o rtan te y
d u ra d e ra , q u e no se ve c o rro b o rad a p o r las investigaciones
realizadas p a ra com probar su veracidad. M ientras tanto, m i­
llones de p erso n as siguen sintiéndose culpables po r no ser
capaces de c u m p lir sus objeüvos con respecto a p e rd e r peso,
en vez de d arse cuenta de que el fallo' está en esos mism os
objetivos, ya q ue, para la m ayoría de personas, no son realis­
tas. De n u e v o rec o m en d a m o s le e r el a rtícu lo del d o c to r
G. T erence W ilson (véase la «Bibliografía»),
Actualmente los clínicos e investigadores están defendiendo el
ayudar a las personas con sobrepeso a que establezcan un estilo de
vida activo, una dieta saludable y hábitos alimentarios regulares, y
a que, una vez logrados estos objetivos, acepten el peso y la figura
que resulten de ello. Los doctores J a n e t Polivy y P eter H e rm a n ,
de la U niversidad de Toronto, llam an a esto el «peso n a tu ­
ral» co rp o ral. El térm ino utilizado p o r la do cto ra Kelly Brow­
nell es u n «peso razonable», es decir, u n peso realista para
ser m a n te n id o a largo plazo. ¿Cuál es tu peso natu ral o razo­
278 LA SU PE R A C IÓ N DE LOS ATRACONES DE COMI DA

nable? Es difícil decirlo; sólo p u e d e ser descubierto h acien­


do los cam bios rec o m en d a d o s en tu esülo de vida y viendo
qué ocurre.
C o m p ren d o que es difícil cam biar tu peso deseado por
uno m ás alto que el p ro m e d d o p o r los program as de dieta. A p é n d ic e U L
Esto significa a p a rta r tu m irad a de propagandas seductoras
y, en m uchos casos, a b a n d o n a r tu esperanza de llegar a estar
v erd ad eram en te delgado. P ero hacer esto será m ucho m ejor ORGANIZACIONES QUE PU ED EN AYUDARTE
para tu autoestim a y autoconfianza que seguir d u ra n te más
años con tu lu ch a de dietas y atracones, con las consiguien­
tes oscilaciones de peso.

Existen organizaciones que d isp o n en de un registro de


profesionales especializados en ayudar a personas con p ro ­
blem as de alim entación. Para o b te n e r el n om bre de espe­
cialistas en tu ám bito territorial puedes co n tactar con alguna
de las siguientes organizaciones (otros m uchos países dispo­
n e n de sus propias organizaciones):

E stados U nidos

N aü o n al Eating Disorders N ational Association o f


O rganization (NEDO) A norexia N ervosa and'
445 E. Granville Rd. Associated D isorders
W orthington, O H 43085- (.ANAD)
3195 Box 7
614-436-1112 H ig h lan d Park, IL 60035
708-831-3438

A m erican A norexia/B ulim ia A norexia N ervosa & R elated


Association Inc E ating D isorders
(AABA) (ANRED)
418 E. 76th St. PO Box 5102
N ueva York, NY 10021 E ugene, OR 97405
212-734-1114 503-344-1144
280 LA S U PE R A C IO N DE LOS ATRACONES DE COM IDA

O tra organización im p o rta n te es la N ational Association


to Aid Fat A m ericans y su g ru p o de defensa y apoyo que
com bate cu alq u ier fo rm a de discrim inación contra quienes
tienen este problem a.

N adonal A ssociation to Aid Fat Americans (NAAFA).


PO Box 188620
Sacram ento, CA 95818
916443-0303

C anadá

N ational E ating D isorder Bulimia, A norexia Nervosa


In form ation C entre • Association (BANA)
200 Elizabeth St. 3640 Wells St.
College Way W indsor, O ntario N9C 1T9
T oronto, 519-253-7545
O ntario M5G 2C4
416340-4156

R eino U nido

Eating D isorders Association


Sackville Place
44 M agdalen S treet
Norwich
N orfolk NR3 1J3
01603-621414

I talia

ICED
Via Ugo O jetti 16
Piso 4
Rom a 00137
68689-6825
O R G A N IZA C IO N ES Q U E PUEDEN AYUDARTE 281

N oruega

A norexia B ulim ia Association


pb 36
N-5001 B ergen
5475167785

España

ADANER (Asociación AVALCAB (Asociación


en Defensa de la Atención V alenciana contra
de la A norexia Nerviosa) la A norexia y la Bulimia)
Calle M irabel, 17, 5 D Parroquia de N uestra
28044 M adrid. Señora del Sagrado Corazón
Tf. (91) 5044347 Calle Santiago Rusiñol
46019 Valencia
ACAB (Asociación Catalana Tf. (929) 639182
p ara la A norexia
y la Bulim ia)
Travessera de les Corts, 352,
entresuelo 5.a
08029 B arcelona
Tfs. (93) 4197804
y (93) 2176154

Suiza

ABA (Association Boulimie-Anorexie)


C. des C om m iinailles
CH-1055 Froideville
21-881-30-74
282
LA S UP ER ACI ÓN DE LOS AT RACONES DE COMI DA

A ustralia

A B N A Inc. (A norexia A norexia a n d Bulim ia


B ulim ia N ervosa
N ervosa F o u n d a d o n
A ssociation, Inc.) ofV ictoria, Inc.
35 F u llarto n Rd. Apéndice TV
1513 H igh St.
K ent Town Glen Iris 3146
South A ustralia 5067 Victoria
8-362-6772 UNA NO TA PARA FAMILIARES Y AMIGOS
613-885-0318

N ueva Zelanda

Eating D ifficuldes
W omen with E ating D isorders
E d u cad o n N etw ork R esource C entre
PO Box 38-233 Este libro ofrece u n a revisión de lo que se conoce acerca
Po Box 4520
Howick de los problem as de ingesta compulsiva y su tratam iento (pri­
A rm agh and M ontreal St.
A uckland m era parte). Incluye tam bién un detallado p ro g ram a de au-
C hristchurch
9-535-9619 toayuda, etapa a etapa, basado en el tratam iento más eficaz'
3-643-366-7725
disponible (segunda p a rte ).
Si has leído este libro porque estás preo cu p ad o p o r si un
fam iliar o am igo p u ed e tener un problem a de ingesta com ­
pulsiva, los principales capítulos descripdvos (capítulos 1 y 4)
d e b e n ayudarte a aclararlo, y si estás preo cu p ad o po r los
efectos físicos de los problem as de la ingesta compulsiva, lee
el capítulo 5. El tratam iento se explica en el capítulo 8.
Quizá piensas que tu fam iliar o am igo d en e u n problem a
de ingesta compulsiva, pero n u n c a has hablado con él de
este asunto. Es u n a situación difícil po rq u e es d e re c h o de la
o tra p ersona decidir si desea o no hab lar acerca del proble­
m a y si desea h a c er algo para solucionarlo. Sin em bargo, pa­
rece razonable asegurarse de que la persona que te preocu­
p a esté bien inform ada. U na m ed id a inicial que parece
a p ro p ia d a sería p e d ir a la p erso n a que lea este libro. La m e­
j o r fo rm a de lograrlo d e p e n d e rá de las circunstancias exac­
tas de cada caso y p u e d e re q u e rir m ucha delicadeza p o r tu
p a rte . Ten presente que los problem as de ingesta com pulsi­
va están asociados con grandes dosis de vergüenza y culpa­
284 LA SUPERACIO N DE LOS ATR A C O N ES DE COM IDA

bilidad, p o r lo q u e sacarlos a la luz p u e d e sentirse com o un


choque considerable.
Si ya habéis h a b la d o del problem a, el asunto sería cóm o
puedes ayudarle. E stc^dependerá de la m ed id a en que tu fa­
m iliar o am igo desee cambiar. Si hay u n problem a de am bi­
valencia, p u ed es ayudarle a revisar la sección «¿Por qué cam ­
biar?» del inicio de la segunda parte. P o r el contrario, si esta
p erso n a desea cam biar, podéis revisar ju n to s diversas opcio­
nes p ara decidir cuál es la mejor. Si la decisión es buscar tra­
tam iento profesional, puedes ayudarle a facilitárselo y, u n a
vez hayáis e n c o n tra d o un terapeuta, p u ed e ser apropiado
averiguar qué p a p e l conviene ad o p tar para ayudarle, si ello
es posible. N o o b stan te, hay que dejar claro que no debes in­
volucrarte en exceso. M uchas veces, lo m ejor que puedes ha­
cer es ¿star en u n segundo plano y m ostrarte disponible
cuando la p e rso n a que tiene el p ro b lem a te necesite.
Si la decisión es utilizar el program a de autoayuda, el pa­
pel de co lab o rad o r es el más útil. D eberías fam iliarizarte con
el program a, de fo rm a que sepas de qué trata, pero dejar que
sea tu fam iliar o am igo el que decida exactam ente cómo p u e­
des serle de m ayor utilidad. R ecuerda que esta form a de se­
guir el p ro g ram a su p o n e que la persona actúe com o su pro­
pio terapeuta. T ú pu ed es perm anecer sin involucrarte más
que com o alguien que da apoyo o consejo en m om entos de
dificultad. Esto p u e d e resultarte difícil, ya que te puedes sen­
tir tentado de in te rv en ir cuando no debas hacerlo, o puede
ser que te p id a ayuda en u n m om ento inadecuado para ti.
Es bastante co m ú n p a ra la s personas que luchan contra
su p ro b lem a de ingesta compulsiva el sentirse desanim adas e
incluso desesperanzadas en algunos m om entos. P ueden sen­
tir que n u n c a su p e ra rá n el problem a. Si com parte tales sen­
tim ientos contigo, ayúdale a revisar su progreso de form a
objetiva (la revisión de los cuadros de instrucciones y de los
registros-resum en p u e d e ser de ayuda), y asegúrate de resal­
tar todos los logros (p o r muy p eq u eñ o s que p u e d a n p are­
cer) p o rq u e ellos, a m enudo, los olvidarte D estaca todas las
señales de p ro g re so y aním ale todo lo que puedas.
285
UNA N O T A PARA F A M ILIA R ES Y A M IG O S

O tro p u n to que m erece la p e n a destacar es que p u e d e


d a rte la im presión de que el p ro g ram a es dem asiado sencillo
p a ra que funcione. Si piensas esto, es im p o rtan te re c o rd a rte
que este program a se basa en lo que in d u d ab le m e n te cons­
tituye el tratam ien to más eficaz disponible (vease el cap itu ­
lo 8). Así pues, in te n ta no en to rp ecer la ejecución del p io-
gram a, deja tus recelos y apoya a tu fam iliar o am igo en su
tarea de llevarlo a cabo. C on esta actitud au m en taras sus p o ­
sibilidades de recuperarse.
J
■$
Apéndice V

UNA N O TA PATA LOS TERAPEUTAS

Com o tera p eu ta que ayuda a alguien con un p ro b lem a


de ingesta com pulsiva, puedes a d o p ta r uno de estos djbs pa­
peles con respecto al program a d e 'a u to a )aid a de este libro
(véase la se g u n d a parte): puedes ayudar a .la p erso n a si­
guiendo d ire c ta m en te el program a («autoayuda guiada»), o
puedes adm inistrarle u n a form a de terapia c o m p letam en te
diferente m ientras que, al mism o tiem po, apoyas su uso del
program a. En este segundo caso, p u e d e s decidir si te involu­
cras tangencial o directam ente en su p ro g ra m a de autoayu­
da. Pero, incluso si decides m a n te n e rte al m argen, te sugeri­
mos que te fam iliarices con dicho p ro g ram a, ya que pu ed e
darse el caso de que se contradiga de alguna fo rm a con la
ayuda que le estás pro p o rcio n an d o .
La invesdgación del d o cto r P e ter C o o p er y sus colegas,
en C am bridge (R eino U nid o ), sugiere q u e la autoayuda
guiada es u n a fo rm a singularm ente p o d e ro sa de ayudar a las
personas con problem as de ingesta com pulsiva. P or supues­
to, parece un excelente p rim e r paso en un p ro g ram a de tra­
tam iento escalonado (véase el capítulo 8). Esto im plica que
el afectado p u e d e seguir el p ro g ra m a apoyándolo con tus se­
siones regulares de terapia, qu'e p u e d e n ser bastante breves
(m enos de tre in ta m inutos) y no es necesario que se lleven a
cabo con p e rio d icid ad sem anal. C om o el p ro g ra m a incluye
288 LA SU PE R A C IÓ N DE LOS ATRACONES DE COM IDA

que la p e rso n a se convierta en su p ropio terapeuta, tu ro le s '


diferen te del d e otras form as de terapia más convencionales.
E n la autoayuda g u iad a actúas com o m ediador, y tus princi­
pales tareas son nqonitorizar el p ro g re so / proporcionarle
apoyo y ay u d aríe a jd e n tific a r problem as'y'a e n c o n tra r posi­
bles 'sólucf(^e£~éñ 'm óm ñiios"''de dificultad. P ara cum plir
"Bien tu pápe!, necesitas estar totalm ente fam iliarizado con el
program a.
U n aspecto im p o rta n te del papel del terap eu ta en la au­
toayuda gu iad a es m a n te n e r a la persona m otivada. Revisar
los registros de co n tro l al inicio de cada sesión es u n a buena
fo rm a de lograrlo, ya q u e nos perm ite identificar y subrayar
cualquier progreso. O tra tarea clave es asegurarse.de que la
persona realiza el p ro g ram a siguiendo el ritmo natural y apro­
piado, ya que algunos qu ieren ir dem asiado rápido y otros
dem asiado lento. Las secciones sobre «cuándo cambiar» pro­
p o rcio n an directrices claras acerca de cuándo es apropiado
avanzar de u n a e tap a a otra. U na tercera tarea es ayudar a la
persona a p e rm a n e c e r c e n trada en las m etas d e l program a:
norm alizar la dieta, en lugar de in ten tar p e rd e r peso (véase
el apéndice II). Sin em bargo, siem pre debes m an te n erte en
un segundo plano. La persona con el problem a de ingesta
com pulsiva d eb e p e rm a n e c e r com o principal protagonista y
ser la p rincipal responsable del cambio.
Hay ótra-fo-rma^en que p u ed e ser útil este libro. Como
contiene inform ación y consejos eficaces, puede usarse como
suplem ento de los en foques más tradicionales sobre el trata­
m iento del p ro b le m a de alim entación. Por ejem plo, puede
utilizarse com o co m p lem en to de la terapia__cognitivo-con-
ductuai conv encional o com o co m ponente de u n program a
p ara pacientes hospitalizados.
. BIBLIOGRAFÍA

Sólo hay u n texto profesional dedicado a la ingesta com ­


pulsiva y que trata todos los temas que se refieren a ella: Fair-
b u rn , C. G., y W ilson, G. T. (com ps.) (1993), Binge eating: N a­
ture, assessment and treatment, N ueva York, G uilford Press.
P a ra hallar inform ación acerca de los trastornos de ali­
m en tació n y de la obesidad, se recom ienda el siguiente li­
bro: Brownell, K. D., y F airburn, C. G. (com ps.) (1995), Eat­
ing disorders and obesity: A comprehensive handbook, N ueva York,
G uilford Press.
A m bos libros p u e d e n obtenerse escribiendo a G uilford
Publications, Inc., D e p a rtm en t C., 72 Spring St., N ueva York
NY 10012, o llam ando al teléfono 800-365-7006.
A co n ü n u ació n se indican otras fuentes de in fo rm ació n
relevantes para cada capítulo. Las citas se refieren a la fu e n ­
te original o a artículos en que se citan dichas fuentes. N o
son exahustivas.

I n t r o d u c c ió n

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P r im e r a p .a r t e

Capítulo 1

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Capitulo 2

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Controversias acerca del trastorno:


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Capítulo 3

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El estudió del Cosmopolitan:


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El estudio de C hicago:
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Problem as de ingesta com pulsiva en la obesidad:


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Problem as de ingesta com pulsiva en pacientes con diabetes


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¿Los problem as de la ingesta com pulsiva se están haciendo


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Capítulo 4

Dietas e ingesta.com pulsiva:


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¿Es eficaz el vóm ito autoinducido?


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El exceso de ejercicio com o rasgo de los trastornos de ali­


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Síntom as depresivos y de.ansiedad en el trastorno p o r inges­


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Capitulo 5

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Capítulo 6

Id en tificar las causas: un p ro b lem a bipartito:


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P ersonalidad y trastornos de alim entación:


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La dieta com o facto r de riesgo:


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Capítulo 7

Ingesta com pulsiva y adicción:


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B IB LIO G R A FÍA 305

Capítulo 8

La investigación en el tratam iento d e la bulim ia nerviosa:


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La necesid ad de un tratam iento q u e p ro d u zca cam bios du­


raderos:
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T ra ta m ie n to farm acológico de los trastornos de alim en­


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W alsh, B. T. (1995), «Pharm acotherapy o f e ad n g disor­
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El libro de la «nueva esperanza»:


P ope, H . G., y H udson, J. I. (1984), New hope far binge eat­
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D ificultad en reclutar pacientes p a ra estudios con fárm acos:


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Falta de efecto de los antidepresivos en la restricción dietética:


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T erapia cognitivo-conductual para la ingesta compulsiva y la


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El estudio de O xford acerca de los efectos a largo plazo


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La terapia cognitivo-conductual para el trastorno p o r inges­


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T ratam ientos psicoeducativos:


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F airburn, C. G., Jo n es, R., Peveler, R. C., H ope, P. A. y
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vosa: the longer-term effects o f interpersonal'psychotherapy,
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Wilfley, D. E., Agras, W. S., Telch, C. E, Rossiter, E- M.,
Schneider, J. A., Cole, A. G., Sifford, L., y R aeburn, S. D.
(1993), «G roup cognidve-behavioral therapy and group in­
terpersonal psychotherapy fo r the n o n p u rg in g bulim ic indi­
vidual; A co n tro lle d com parison», Journal of Consulting and
Clinical Psychology, n.° 61, p ig s. 296-305.

T ratam iento escalonado y autoayuda:


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F airb u rn , C. G., Agras, W. S., y W ilson, G.T. (1992), «The
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T reasure, J., Schm idt, U., T roop, N., Tiller, J., Todd, G.,
Keilen, M., y D odge, E. (1994), «First step in m anaging buli­
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Medical Journal, n.° 308, págs. 686-689.

S e g u n d a parte

El tratam iento cognitivo-conductual en que se basa el pro ­


gram a de tratam iento:
F airburn, C. G., Marcus, M. D., y W ilson, G. T. (1993), A.
«Cognitive behaviour therapy for binge eating and bulim ia
nervosa: A tre a tm e n t m anual», en C. G. F airburn y G. T. Wil­
son (com ps.), Binge eating; Nature, assessment and treatment,
N ueva York, G uilford Press.

U na excelente versión de autoayuda del tratam iento cogni­


tivo-conductual p a ra la bulim ia nerviosa:
Cooper, P. J. (1995), Bulimia nervosa and binge eating: A
guide to recovery, L ondres, Robinson.

M anejar otros problem as:


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O rbach, S. (1978), Fat is a feminist issue, L ondres, P ad­
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A péndices

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env iro n m en tal influ en ces on weight and obesity: A behavior
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Eficacia de las dietas y los tratam ientos conductuales en la


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Eficacia de las dietas y los tratam ientos c o n d u c ía le s en la


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El concepto de «peso natural»; .


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