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Informe Pericial

Ángela Johana Ospina Giraldo

Erika Fernanda Toro Gaviria

Ruth Mery Guerrero Colorado

Facultad de Ciencias Sociales


Programa de Psicología
Universidad Católica Luis Amigó

Curso de Psicología Jurídica

Clara Inés Londoño

05 de noviembre del 2023


Informe Pericial Psicológico

Identificación

Peritos expertos:

Angela Johana Ospina Giraldo c.c: 1.053.812.947 T. P: 127876

Erika Fernanda Toro Gaviria: c.c: 1.053.871.744 T. P: 345809

Ruth Mery Guerrero Colorado: c.c: 1.059.705.178 T. P: 786453

Datos de Filiación de Peritado:

Nombre: Rafael Uribe Noguera

Cédula de Ciudadanía: 79.948.528 Bogotá D.C

Edad: 45 años

Fecha de Nacimiento: 13 de junio de 1978

Nacionalidad: colombiana

Estado Civil: Soltero

Profesión: Arquitecto

Estado Actual: Se encuentra recluido en la penitenciaria de Valledupar La Tramacúa, condenado

a 58 años de prisión por los delitos cometidos en diciembre del año 2016.

Cargos Imputados: Delito de feminicidio agravado art. 104b del código procedimiento penal

Secuestro simple art. 168-170 numeral 2 del código del procedimiento penal

Acceso carnal violento art. 205-211 numeral 7 del código del procedimiento penal

Tortura art. 178 del código del procedimiento penal.

Orden de captura emitida por la Fiscalía Especializada 121 de la unidad de vida de Paloquemao

de Bogotá D.C
Objetivos

El presente informe se realiza a petición del interesado, con los siguientes objetivos:

 Valorar la existencia o no, de daño psíquico en el condenado por los hechos ocurridos el

04 de diciembre del 2016.

 Comprobar si los síntomas clínicos de Rafael Uribe Noguera, en el caso de existir,

configuran algún cuadro psicopatológico.

 Valorar si existe causalidad entre los delitos cometidos y la estructura de la personalidad

del implicado.

Metodología

A continuación, se detallan las acciones que se llevaron a cabo para obtener la

información del presente informe, el cual se realiza mediante una investigación descriptiva,

basada en la información obtenida a partir de videos de entrevistas y del caso en YouTube,

artículos publicados por medios de comunicación como el periódico el tiempo, la revista semana,

blogs de psicología, sitios web; entre otros documentos de poder público concernientes a los

delitos cometidos por Rafael Uribe Noguera.

Análisis Descriptivo

Rafael Uribe Noguera, hombre adulto de 45 años quien al momento de hacer este informe

se encuentra cumpliendo con una condena de 58 años de prisión, por los delitos cometidos ya

mencionados, en el año 2016 y bajo los cuales la niña Yuliana Samboní de 7 años, fue víctima de

feminicidio, secuestro, tortura y acceso carnal violento.

El imputado es oriundo de la ciudad de Bogotá, donde hasta el momento de los hechos

ocurridos el 4 de diciembre de 2016, vivió y se desempeñó como arquitecto de la empresa

familiar Lascaux construcciones SAS; gracias a la cual, durante toda su vida gozó de una
condición socioeconómica alta, pudiendo asistir a las mejores instituciones educativas como el

Gimnasio Moderno, la Universidad Javeriana, al igual que vivir en las mejores zonas de la

ciudad, por lo que se puede afirmar que esta persona llevaba una vida económica privilegiada.

Según testimonios de personas que lo conocían desde años anteriores, en épocas escolares

aseguran que este individuo siempre mostró un comportamiento agresivo, no le importaba

infringir las normas para obtener beneficios, ejemplo de esto, es el matoneo que le hacía a uno de

sus compañeros y que persistió hasta la edad adulta, así como el abuso de sustancias psicoactivas

y licor desde los 15 años, igualmente enfrentó problemas por plagiar su tesis de grado, también

estuvo involucrado en un robo en un club campestre cuando tenía 18 años, posteriormente

empezó a contratar constantemente servicios sexuales e incluso tenía una denuncia previa por

intento de violación, dejando ver un instinto sexual violento, entre muchas otras conductas, para

las cuales nunca hubo una consecuencia, gracias a la condición de poder de su familia y que, con

el paso de los años evidenciaban un comportamiento transgresor de las normas que iba en

ascenso.

Todos los antecedentes anteriormente relatados, dan cuenta de una conducta desviada,

caracterizada por un comportamiento agresivo, dominante, coercitivo y autodestructivo “Una

persona cuya conducta es predominantemente amoral y antisocial que se caracteriza por sus

acciones impulsivas e irresponsables, encaminadas a satisfacer sus intereses inmediatos y

narcisistas, sin importar las consecuencias sociales, sin demostrar culpa ni ansiedad” (APA).

El comportamiento delictivo de Rafael Uribe Noguera, que fue incrementando

gradualmente, es una característica presente de los trastornos disociales, donde “cada vez que la

persona transgrede una norma social, se va acostumbrando y después de sucesivas


transgresiones, su umbral moral de auto rechazo aumenta, hasta el punto en que es capaz de

ejecutar sin preocupación actos que inicialmente hubiera aborrecido” (León, 2016).

El hecho de que este individuo haya crecido en una familia que por su condición

socioeconómica, gozaban de cierta impunidad ante los actos que cometían, puesto que varios

miembros de su familia también habían sido investigados por apropiación de tierras y contratos

fraudulentos, pudo haber reforzado la ideas en este, de que podría infringir las normas sin pagar

las consecuencias; como ya se había empezado a observar desde edades tempranas, como lo

menciona la psicóloga Erin Sweeny en una entrevista con BBC Mundo “Si un hombre joven con

un pasado problemático empieza a asociar pensamientos e imágenes violentas con excitación

sexual, luego necesitará poner en marcha una "cadena de refuerzo" que confirme esta asociación

(en la realidad)” (Colombia.com, 2016). Sumado a lo anterior, el estilo de crianza de sus padres,

donde su madre una exreina de belleza y su padre decano de arquitectura de la universidad

Javeriana, a quien lo describían como una persona ruda, de carácter fuerte y poco cortés, "Sus

comentarios eran siempre clasistas, denigrantes y despreciativos de la dignidad de la gente, para

él todo era dinero, lo demás no importaba" (Campos, 2019); pudieron detonar también

pensamientos psicopáticos, al no establecer un sistema de normas estructurado, privarlo de la

atención y afecto necesarios en la vida de todo niño para un buen desarrollo y compensar estas

faltas con permisividad o bienes materiales “Estos padres son poco exigentes para con sus hijos y

tienden a ser inconstantes en cuanto a la aplicación de la disciplina. Ellos aceptan los impulsos,

los deseos y las acciones de sus hijos y son menos propensos a vigilar su comportamiento”

(Ramírez, 2005).

Es por esta razón que el tipo de crianza, el estilo de vida de la familia, los actos sin

consecuencias realizados previamente actuaron como reforzadores de una conducta antisocial, la


cual es definida por el DSM – V como un trastorno de la personalidad del grupo B, que se

caracteriza por “un patrón dominante de inatención y vulneración de los derechos de los demás,

que se produce desde antes de los 15 años de edad” (American Psychiatric Association, 2014).

Otra característica muy marcada en este sujeto es la presencia de pensamientos obsesivos,

evidenciados en muchas de sus conductas de acoso previos al caso por el que se encuentra preso

en la actualidad, estos, alusivos a actos sexuales violentos, a los que buscaba darle rienda suelta

con comportamientos como acoso callejero, intentos de acceso carnal violento, encuentros

sexuales recurrentes, abuso de sustancias psicoactivas y alcohol, persecución y consumo de

pornografía infantil. Sin embargo, este individuo era muy bueno ocultando este comportamiento,

haciéndose pasar por un hombre de buen porte, elegante, sociable, de buen nombre y con un

excelente estatus social, aspecto muy característico en personas con este tipo de personalidad;

según Millón, aquellos con trastorno de personalidad antisocial, suelen mostrarse ante la

sociedad con un patrón fanfarrón, ambiciosos, persistentes, con una aparente necesidad de

control, eficaces en sus actividades, entre otras características que pueden ser objeto de

admiración en la sociedad, pero también se muestran con un alto grado de impulsividad, sin

inhibición ante el peligro o temor al castigo, resistentes a la autoridad, pocos sentimientos de

lealtad, poco remordimiento, sin responsabilidad afectiva y autoengaño.

Estos comportamientos pueden manifestarse también en trastornos parafílicos como el

trastorno de sadismo sexual caracterizado por una “excitación sexual intensa y recurrente

derivada del sufrimiento físico o psicológico de otra persona, y que se manifiesta por fantasías,

deseos irrefrenables o comportamientos” “El individuo ha cumplido estos deseos sexuales

irrefrenables con una persona que no ha dado su consentimiento” (American Psychiatric

Association, 2014). Este trastorno se puede manifestar como diagnóstico comórbido con el
trastorno de personalidad antisocial, el trastorno de pedofilia y otros trastornos mentales; en este

caso, por el hecho de haber cometido feminicidio con una menor de 14 años, hecho que de

acuerdo con la evidencia recolectada por la fiscalía y el Gaula, fue planeado con anticipación y

no producto de un impulso o un hecho aislado, pues también se encontró que el sujeto consumía

pornografía infantil, por ende, cumple con los criterios diagnósticos para el trastorno de

pedofilia, el cual según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-

V) se caracteriza por una “excitación sexual intensa y recurrente derivada de fantasías, deseos

sexuales irrefrenables o comportamientos que implican la actividad sexual con uno o más niños

prepúberes (generalmente menores de 13 años)” “El individuo ha cumplido estos deseos sexuales

irrefrenables, o los deseos irrefrenables o fantasías sexuales causan malestar importante o

problemas interpersonales” (American Psychiatric Association, 2014). Entre los factores de

riesgo y pronóstico característicos para la aparición de este trastorno, se encuentran los factores

temperamentales: El tener el trastorno de personalidad antisocial, puede considerarse un factor

de riesgo para que posteriormente se adquiera el trastorno de pedofilia; factores ambientales:

como ya se mencionó anteriormente, la manera en la que fue criado este sujeto influyó a la hora

de desarrollar el trastorno de la personalidad antisocial y posteriormente, el trastorno de

pedofilia, al igual que, el estilo de vida que llevaba lleno de excesos y abuso de drogas y licor,

que si bien, por si solos, no son un desencadenante de estos trastornos, si pueden actuar como un

estimulante “el toxicólogo, psicólogo, Augusto Pérez, aseguró que, pese a que Uribe Noguera

estaba bajo los efectos de la cocaína cuando, presuntamente, violó y asesinó a la menor, la

cocaína actúa más como un estimulante, más no genera una pérdida de conciencia”

(Colombia.com, 2016). Por último, los factores genéticos y fisiológicos hallados hasta el

momento sobre la adquisición de este trastorno son muy ambiguos, “La etiología de la pedofilia
no se conoce con completa claridad, en el sentido de cómo está arraigada a la personalidad,

entonces, entendemos que es un desarrollo, e involucra cierto riesgo genético, cierta

susceptibilidad genética, pero influyen en este desarrollo, por ejemplo, situaciones de abandono,

abuso, maltrato, vividos tempranamente o en otras etapas de la vida” (Quevedo, 2019).

También es importante abordar el papel que ha jugado el abuso de sustancias y alcohol

para el desarrollo de su personalidad, pues a pesar que este individuo se ha visto involucrado en

diferentes conflictos a lo largo de su vida por hacer uso de estas, este nunca se detuvo y continuó

consumiéndolas a pesar de los problemas significativos que podía desencadenar en este estado;

el consumo recurrente de sustancias puede conllevar afectaciones en diferentes áreas de la vida

de quien las consume como por ejemplo, en el ámbito laboral, familiar, social, emocional y físico

y psicológico; es aquí, donde se puede hablar de trastornos inducidos por alcohol y otras

sustancias. En este caso particular, como ya se mencionó anteriormente, el abuso de estas drogas

por parte de Uribe Noguera, actuaron como estimulante de una conducta preexistente, es decir,

los actos anteriormente mencionados realizados por este sujeto no fueron a causa de estar bajo

los efectos de dichas drogas, sino debido a los trastornos de personalidad y pedofilia presentes en

este; sin embargo también es posible hablar de una comorbilidad con el trastorno por consumo de

alcohol y otras sustancias adictivas “El trastorno por consumo de alcohol, junto con otros

trastornos por consumo de sustancias, se ve en la mayoría de las personas con trastorno antisocial

de la personalidad y cuando hay un trastorno de conducta preexistente. Debido a que estos

diagnósticos se asocian con un inicio temprano del trastorno por consumo de alcohol, así como

con un peor pronóstico, es importante establecer ambas entidades” (American Psychiatric

Association, 2014). Igualmente, es importante destacar que, para el momento de los hechos, este

abuso de sustancias, específicamente cocaína, se empleó para establecer una coartada y


demostrar que esta persona cometió este delito contra la niña Yuliana Samboní a causa de los

efectos de la droga; pero testimonios de quienes lo vieron por el lugar días antes y del

domiciliario que solicitó el día del crimen, demuestran que actuó premeditadamente y con plena

conciencia de sus actos.

Resultados

De acuerdo con la información recolectada y descrita anteriormente sobre el caso de

Rafael Uribe Noguera, y basados en el DSM-V realizamos la siguiente impresión diagnostica por

medio de la evaluación multiaxial y sus cinco ejes:

Eje I: Trastornos Clínicos, Otros Problemas que Pueden ser Objeto de Atención

Clínica

Trastorno de pedofilia 302.2 (F65.4)

Criterios Diagnósticos

A. Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente

derivada de fantasías, deseos sexuales irrefrenables o comportamientos que implican la actividad

sexual con uno o más niños prepúberes (generalmente menores de 13 años).

B. El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables, o los deseos irrefrenables o

fantasías sexuales causan malestar importante o problemas interpersonales.

C. El individuo tiene como mínimo 16 años y es al menos cinco años mayor que el

niño/niños del Criterio A.

Trastorno por consumo de estimulantes 304.20 (F14.20)

Criterios diagnósticos

A. Patrón de consumo de sustancias anfetamínicas, cocaína u otros estimulantes que provoca

un deterioro o malestar clínicamente significativo y que se manifiesta al menos por dos de los
hechos siguientes en un plazo de 12 meses:

1. Se consume el estimulante con frecuencia en cantidades superiores o durante un tiempo

más prolongado del previsto.

2. Existe un deseo persistente o esfuerzos fracasados de abandonar o controlar el consumo

de estimulantes.

3. Se invierte mucho tiempo en las actividades necesarias para conseguir el estimulante,

consumirlo o recuperarse de sus efectos.

4. Ansias o un poderoso deseo o necesidad de consumir estimulantes.

5. Consumo recurrente de estimulantes que lleva al incumplimiento de los deberes

fundamentales en el trabajo, la escuela o el hogar.

6. Consumo continuado de estimulantes a pesar de sufrir problemas sociales o

interpersonales persistentes o recurrentes, provocados o exacerbados por sus efectos.

7. El consumo de estimulantes provoca el abandono o la reducción de importantes

actividades sociales, profesionales o de ocio.

8. Consumo recurrente de estimulantes en situaciones en las que provocan un riesgo físico.

9. Se continúa con el consumo de estimulantes a pesar de saber que se sufre un problema

físico o psicológico persistente o recurrente probablemente causado o exacerbado por ellos.

10. Tolerancia, definida por alguno de los siguientes hechos:

A. Una necesidad de consumir cantidades cada vez mayores de estimulantes para conseguir

la intoxicación o el efecto deseado.

Eje II: Trastornos de la Personalidad- Retraso Mental

Trastorno de la personalidad antisocial 301.7 (F60.2) (Diagnóstico Principal)

Criterios Diagnósticos
A. Patrón dominante de inatención y vulneración de los derechos de los demás, que se

produce desde antes de los 15 años de edad, y que se manifiesta por tres (o más) de los siguientes

hechos:

1. Incumplimiento de las normas sociales respecto a los comportamientos legales, que se

manifiesta por actuaciones repetidas que son motivo de detención.

2. Engaño, que se manifiesta por mentiras repetidas, utilización de alias o estafa para

provecho o placer personal.

3. Impulsividad o fracaso para planear con antelación.

4. Irritabilidad y agresividad, que se manifiesta por peleas o agresiones físicas repetidas.

5. Desatención imprudente de la seguridad propia o de los demás.

6. Irresponsabilidad constante, que se manifiesta por la incapacidad repetida de mantener un

comportamiento laboral coherente o cumplir con las obligaciones económicas.

7. Ausencia de remordimiento, que se manifiesta con indiferencia o racionalización del

hecho de haber herido, maltratado o robado a alguien.

B. El individuo tiene como mínimo 18 años.

C. Existen evidencias de la presencia de un trastorno de la conducta con inicio antes de los

15 años.

D. El comportamiento antisocial no se produce exclusivamente en el curso de la

esquizofrenia o de un trastorno bipolar.

Eje III: Enfermedades Médicas

Al momento de ingresar al servicio de urgencias el día de los hechos, y según el informe

médico presentado ante la fiscalía, se pudo constatar que este sujeto tenía un problema cardiaco

con signos de isquemia, es decir, una afectación de las arterias; muy posiblemente a causa de
haber consumido una gran cantidad de cocaína momentos antes, aparte de esto no se conoce que

este individuo tuviera algún diagnóstico médico relevante, además, también se conoció que el

arquitecto no estaba tomando ningún medicamento psiquiátrico.

Eje IV: Problemas Psicosociales y Ambientales

 Crecer en una familia permisiva, sin estructura de normas y consecuencias.

 Aprendizaje por moldeamiento de sus figuras paternas carentes de valores y de respeto

por los demás.

 La exposición al consumo de alcohol y sustancias psicoactivas desde una temprana edad.

 La negligencia de los padres a la hora de evidenciar cientos comportamientos

desadaptativos, negándose a brindarle una intervención psicológica o psiquiátrica a tiempo.

 La complicidad de toda la familia cada que este cometía actos inapropiados que atentaban

contra la integridad de las demás personas, con el fin de mantener el estatus social.

 El círculo social en el que se desenvolvía que propiciaba un ambiente de excesos.

 La poca colaboración con la justicia por parte de familia y amigos, quienes se ponen de

acuerdo para no revelar información relevante para conocer los delitos previos cometidos por

este sujeto.

 Comportamientos egosintónicos del individuo, con los cuales se sentía a gusto y por lo

que nunca se vio en la necesidad de buscar ayuda profesional y favoreció que su conducta

antisocial fuera en crecimiento y desarrollando otros trastornos.

Eje V: Evaluación de la Actividad Global.

Los trastornos de personalidad al igual que los parafílicos afectan áreas como la

cognición, la afectividad, el funcionamiento interpersonal y el control de los impulsos; el área de

la cognición, es afectada pues en individuo pierde o se le debilita la capacidad para percibir e


interpretar tanto a si mismo, como a las personas que lo rodean; la afectividad se ve perturbada

pues se limita la apertura mental, la intensidad, creando alteraciones en la forma en que se

manifiestan las respuestas emocionales; el área interpersonal se ve afectada en la forma en la

cual el individuo interactúa con los que le rodean, efectuando relaciones disfuncionales, que

llegan hasta los abusos y la vulneración del otro y la capacidad de controlar impulsos,

prácticamente desaparece, dejándose llevar la mayoría de las veces por la impulsividad o

siguiendo os pensamientos disfuncionales (Cortés, S.f).

Por lo anterior, se puede concluir que estos trastornos son un fenómeno que afectan

notablemente la mente y la forma de actuar de un individuo; los cuales por lo general tienen un

curso crónico y tienden a avanzar respecto a la implicación en actos delictivos, como es el caso

de Rafael Uribe Noguera, el cual llegó hasta las últimas instancias, abusando de su situación de

poder para someter, torturar y matar a la niña Yuliana Samboní, hecho por el cual se encuentra

cumpliendo su condena en la cárcel la Tramacúa. Si bien existen tratamientos para intervenir el

trastorno de personalidad antisocial como la administración de medicamentos y la terapia de

conversación, estas no siempre son eficaces, especialmente, cuando los síntomas son muy graves

o sus actos han escalado a términos legales; igualmente con el trastorno de pedofilia, en donde se

interviene para aumentar la conciencia y el control de impulsos, sin embargo, su tratamiento

también puede ser difícil, especialmente porque representa una amenaza para otras personas y

este puede ser intervenido antes de que la persona actúe bajo esos impulsos sexuales

desadaptados, pues de lo contrario estaría incurriendo en un problema legal.

Discusión Forense

Con base en los apartados anteriores, consideramos que el imputado si presenta una

comorbilidad de trastornos mentales, siendo el más predominante el trastorno de personalidad


antisocial, el cual desde su etiología, presenta diversas alteraciones a nivel cognitivo y

psicológico que repercuten en el actuar de la persona que lo padece, sin embargo estas

afectaciones no alteran la capacidad del individuo para captar la realidad y comprenderla, es

decir, el sujeto posee las capacidades suficientes para discernir lo que está bien de lo que está

mal; así como tampoco inhibe la capacidad volitiva, definida como la aptitud de dirigir

voluntariamente la conducta. En este caso Rafael Uribe Noguera actuó con conciencia plena de

sus actos, desafiando las normas sociales establecidas y esperando que sus actos no tuvieran

ninguna consecuencia como en hechos pasados, aprovechándose de la vulnerabilidad de su

victima y de la complicidad de sus hermanos para desviar la atención de las entidades judiciales

y evitar ser juzgado por sus acciones premeditadas; es por lo anterior, que este sujeto no debe ser

considerado inimputable y debe continuar cumpliendo su condena en prisión sin derecho a rebaja

o bajo fianza.

Conclusión

Rafael Uribe Noguera es un sujeto que debido a factores medioambientales, psicosociales

y emocionales desarrolló una comorbilidad entre un trastorno de personalidad antisocial y el

trastorno de pedofilia, los cuales dejó avanzar hasta el punto de cometer un delito agravado por

el cual se encuentra privado de su libertad; pero que a pesar de presentar estos trastornos y al

hacer investigación sobre como transcurrieron los hechos se puede evidenciar que este actuó de

manera premeditada y con plena facultad y conciencia de sus actos, los cuales decidió llevar

hasta las últimas instancias, por los que le fueron imputados los cargos de secuestro, tortura,

acceso carnal violento con menor de 14 años y feminicidio. En este caso, el trastorno de

personalidad de Rafael Uribe Noguera actuó como catalizador de la conducta delictiva, siendo
característica la impulsividad y la irresponsabilidad, así como la alta tendencia al

quebrantamiento de leyes y de la confianza de los demás, pero que no implica una afectación en

sus capacidades por lo que no sería posible decretar una inimputabilidad o una reducción de pena

por la atrocidad de sus crímenes cometidos.


Bibliografía

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