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La construcción de un
liderazgo político.”
Reseña por Jimena Medina
Ubicación de la obra
“Juan Manuel de Rosas. La construcción de un liderazgo político” es una biografía
que aporta un nuevo enfoque sobre la figura de Rosas, sosteniendo que su liderazgo
no fue un rasgo natural ni producto de su posición económica sino una construcción.
Los autores expresan que no es una biografía convencional, además de informar
sobre la figura individual de Rosas se incluye la investigación sobre el contexto político
y social de la época. Este último punto es de suma importancia porque apelan a que
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las biografías realizadas hasta 1980 no tenían en cuenta el contexto y la participación
de las clases populares que forjaron el liderazgo político de Rosas, el cual se fue
conformando en las confrontaciones que se fueron dando a raíz de la ruptura del
orden colonial.
Para explicar los distintos momentos de la construcción, del ya mencionado liderazgo,
repasan la historia a lo largo de 10 capítulos con gran claridad explicativa,
desmitificando la visión que sostiene a Rosas como un tirano seguido por las clases
populares y contraponen su visión que versa sobre cómo fue ganando el seguimiento
del pueblo, formándose como líder político, leyendo la compleja coyuntura de la época.
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Hacia 1810 todavía no era parte de la élite dirigente, aunque tampoco queda
totalmente relegado de ella. Era un propietario, pero aún no se situaba como uno de
los principales, explican los autores.
En esta época, para Fradkin y Gelman, no aparecen aún los rasgos característicos
que se utilizan comúnmente en la historiografía para explicar su liderazgo.
Para llegar a estar conclusiones utilizan como fuente las cartas de Juan Manuel de
Rosas a su padre, como también textos escritos anteriormente sobre el tema que se
encuentran listados al final del capítulo bajo el rótulo de “notas”.
El capítulo III se titula Rosas y “la feliz experiencia de Buenos Aires” donde se abarca
el período de 1821 a 1825 en el cual Juan Manuel va a tener apariciones intermitentes.
Esta época fue de reordenamiento político, económico y hasta arquitectónico para la
zona rioplatense, postulan los escritores.
Respecto de lo político, Rosas renuncia como jefe del Regimiento 5º de las milicias,
pero continuará siendo un referente en este ámbito. Además, cobraría relevancia su
intervención en el tratado de paz con Santa Fe por su importancia estratégica. Con lo
que va ganándose lugar, muy lentamente, en la política porteña.
En lo económico es una etapa de ascenso. Destacan su relación con la familia
Anchorena, la cual se fue estrechando durante este período y le sirvió a Rosas para
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afianzarse económicamente de la mano de la expansión ganadera, por lo que se iría
formando como líder también en este aspecto.
Este apartado resalta, una vez más, el conocimiento de los autores sobre la historia
agraria de nuestro país porque indagan en datos cuantitativos para generar un análisis
cualitativo del contexto rural y la expansión ganadera que llevaría a Rosas a
posicionarse como hacendado.
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Así los autores explican que este gobierno de Rosas fue de conciliación porque
buscaba, por un lado, restringir la autonomía y belicosidad de los sectores populares,
pero al mismo tiempo, no dejaron de tomarse medidas que mostraban al gobernador
como su protector y benefactor. Aunque hacia 1832 ya no sería gobernador.
El capítulo VI trata sobre la etapa de 1832 a 1835 donde hay tres temas a destacar: la
expedición contra los indios, la Revolución de los Restauradores y un regreso con
gloria.
La expedición contra los indios fue la “campaña del desierto”, allí Rosas consideraba
que se debía proteger a los “indios amigos” para mantener su fidelidad, pero no hay
que olvidar fue un exterminio de pueblos originarios. A lo largo de la expedición, Rosas
se quejó de la falta de apoyo del gobierno de Buenos Aíres, en especial desde que los
conflictos estallaron públicamente entre las facciones rosista y antirrosista.
Es en este apartado donde comienza a cobrar importancia la figura de Encarnación, la
esposa de Rosas, lo que llama la atención de los escritores por la sociedad de tipo
patriarcal de la época. De todos modos, para Gelman y Fradkin, ella fue una
participante activa de la esfera política porteña movilizando a diversos sectores para
que se posicionen como fieles a su marido, lo que sería crucial en el regreso de Rosas
al poder cuando triunfó con tan sólo 4 votos en contra y 9316 a favor.
De esta manera, los historiadores completan el cuadro de convulsión política que vivía
Buenos Aires en ese período.
El Capítulo VII, se puede dividir en dos partes, se denomina “Entre la suma del poder
y la gran crisis de fines de los años treinta”.
La suma del poder hace referencia a la consolidación del liderazgo de Rosas frente a
las provincias, ocupando el puesto de gobernador de Buenos Aires por segunda vez.
En esta etapa de liderazgo se vale de una mezcla entre violencia y consenso.
Haciendo foco sobre Buenos Aires, los autores analizan las cartas de Rosas a los
gobernadores de las provincias para explicar que, en este momento de su vida,
despliega y aprovecha su carisma, su picardía y el contexto económico, presionando a
los gobernadores de manera sutil.
Acerca de la gran crisis de fines de los años 30, explican que comenzaron las guerras
lo que generó una crisis política por lo que el rosismo radicaliza su facción desechando
toda posible disidencia dentro de ella.
Es interesante destacar que los autores hacen énfasis sobre “los indios amigos” que
jugaron un papel decisivo en las batallas de Rosas quien, hasta ese momento de
crisis, trató de gobernar equilibrándose entre la élite y clases populares, pero que
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luego lo hará a partir de una red clientelar proveniente de los sectores intermedios o
populares.
En el Capítulo VIII se explica cómo pasó de genio tutelar de Buenos Aires a jefe
supremo de la Confederación, durante el período de 1840 a 1852. Esto conlleva
abordar las consecuencias de la crisis política que se había analizado en el período
anterior.
El final de la crisis se marcaría con el acuerdo que Rosas firmó con los franceses a
fines de 1840 que retiraba del conflicto al eje articulador de los movimientos opositores
que se habían expandido.
El liderazgo de Rosas en este momento estaba puesto sobre las provincias y se
construyó a partir de una combinación de recursos institucionales, el uso de la
coerción y una importante red de vínculos personales.
El triunfo de la confederación rosista provocó nuevos enfrentamientos que tuvieron un
costo altísimo, lo que alejó a Rosas del sector más pudiente de Buenos Aires, que lo
toleraban de mala gana o lo despreciaban.
Los autores explican que la adhesión a Rosas volvería cuando quisieron acabar con
su vida a través de un dispositivo, por correspondencia, el cual falló. Por lo que Rosas
mostraba su liderazgo imponiendo normas y penas severas a la indisciplina social.
En 1852 se sitúa su caída que fue seguida por una extrema violencia represiva, y forjó
un nuevo orden político marcado por la brecha social.
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El último capítulo de este libro es el número X en el que se aborda “el sistema de
Rosas y su dinámica histórica”, es decir, los principales rasgos que caracterizaron su
forma de gobernar y de relacionarse con distintos actores sociales y políticos.
A modo de cierre, los autores plantean sus conclusiones resumiendo los distintos
aspectos desplegados a lo largo del desarrollo.
Para explicar el liderazgo rosista retoman la red de vínculos que el dirigente había
conseguido armar dividiéndose entre las clases populares y la élite porteña. En este
capítulo vuelven a apelar a la historiografía para desmitificar cuestiones que
radicalizaban la postura de Rosas hacia un sector u otro.
Un punto que destacan es la relación de Rosas con los grupos indígenas pampeanos
los cuales, creen los autores, fueron de gran relevancia para construir el liderazgo que
plantean desde el título del libro. Pero el hecho central, de la construcción, es que
Rosas heredó la estructura institucional naciente en la década de 1820 y se apoyó en
ella para construir y consolidar su hegemonía.
Concluyen los autores que todos estos aspectos formaron un entramado que
consolidaría a Juan Manuel de Rosas como un líder.
Comentarios y críticas
La obra de Fradkin y Gelman plantea una mirada sobre Juan Manuel de Rosas
sesgada por su formación en la historia agraria.
Considero, es de suma importancia esta obra porque si bien es una biografía se
incluye el contexto de la época que explica a detalle cómo se fue construyendo el
liderazgo de Rosas, sosteniendo en todo momento la hipótesis planteada desde el
inicio con argumentos sólidos y consistentes, detallando la coyuntura política,
económica y social que muy bien supo leer Rosas en su momento.
También abre la mirada del lector, a este período, al incluir a las clases populares en
su indagación y su relación con Rosas. Tal vez lo que le falta a esta obra es incluir una
mirada desde las provincias porque como expresé en el desarrollo, el foco siempre
estuvo en analizar la historia desde Buenos Aires.
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Haciendo un contraste con la historiografía tradicional abren el debate argumentativo
sobre un período del que mucho se ha escrito, pero aún falta por investigar.
Conclusiones
Tanto la obra de Di Meglio (reseñada en el cuatrimestre anterior) como la de Fradkin y
Gelman, incluyen a las clases populares en su explicación sobre la historia, esto me
parece de suma relevancia en mi formación como docente porque significa romper con
la historiografía tradicional y abrir la mirada hacia una historia social, es decir, no sólo
a los grandes hombres sino a todo el pueblo que acompañó a esos hombres en sus
decisiones.
El profesor Calos Ferrera escribe: “Si lo que pretendemos es una sociedad inclusiva,
tenemos que promover una historia inclusiva” 1 y este tipo de bibliografía creo que
enriquece la posición de una historia inclusiva en mi formación.
1
FERRERA, Carlos “Las funciones de la escuela secundaria y la enseñanza de la Historia: formar
ciudadanía”. Página 8.