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Historia de América Latina – Leslie Bethell – Tomo II – Capítulo 2

“España y América: el comercio atlántico, 1492-1720”

1- ¿Cómo fueron los primeros viajes de los europeos a América?


La vida en el mar era poco atractiva; era sucia, peligrosa y muy insalubre. La comida y las condiciones de vida
eran horrendas, de forma que en los viajes más largos los barcos que se retrasaban parecían cementerios cuando
atracaban. El escorbuto, resultado de la falta de vitaminas y una dieta inadecuada, aparecía casi inevitablemente
tras dos o tres semanas en el mar. Aunque la eficacia de los cítricos no se desconocía del todo a fines del siglo
xvn, su uso extendido para protegerse de los devastadores efectos del escorbuto llegó mucho más tarde. La dieta
básica de galleta de barco agusanaba, tocino salado de cerdo y agua salada tibia provocaba, notablemente, poco
descontento en esta etapa inicial, según podemos inferir de los escasos datos que tenemos, pero el castigo a los
pequeños delitos era severo. La pena capital era común y se añadía a los altos niveles de mortandad de los barcos
que navegaban por el Atlántico.
2- ¿Qué puertos se habilitaron para el comercio entre España y América?
De entre los puertos andaluces del bajo Guadalquivir o cercanos a él, Sevilla se convirtió pronto en el principal y
siguió siéndolo hasta que Cádiz la reemplazó en el siglo xvni.
En la época del descubrimiento europeo, la riqueza demográfica, agrícola y minera de lo que iba a convertirse en
Hispanoamérica se concentraba en dos áreas: México y los Andes centrales. Como consecuencia, estas dos
zonas, con capitales en la Ciudad de México y Lima respectivamente, fueron los centros del imperio colonial
español. Lógicamente, era de capital importancia el conectarlos de forma segura y rápida con Sevilla. Así, ambos
necesitaban un puerto en el Caribe. México, la antigua Tenochtitlan, estaba conectada a España por Veracruz y
su bahía en San Juan de Ulúa, cerca del lugar donde Cortés y su grupo habían desembarcado. Era, desde luego,
el punto con bahía más adecuado que había cerca de la Ciudad de México. Lima y su puerto de El Callao se
conectaban con el Caribe y Sevilla por el istmo de Panamá. Diversos intentos por parte de grupos interesados de
Nicaragua, Guatemala y Tehuantepec en hacerse con el comercio del istmo, o «trajín», fracasaron a pesar de
largas campañas. El estrecho istmo de Panamá era el lugar más lógico para comerciar, vía el Caribe, hacia y desde
la costa sudamericana del Pacífico.
Otros puertos servían a zonas secundarias. Cartagena era el puerto principal de la costa norte de Tierra Firme y
del interior de Nueva Granada.
3- ¿Qué productos se comercializaron?
Las industrias aceiteras y vinícolas de Perú y Chile. Caña de azúcar. Metales y piedras preciosas. Chocolate.
Corteza de Quinina (usos medicinales).
4- ¿Qué eran la encomienda y el tributo personal indígena?
Los tributos indígenas en especie (que podían ser metales, ropa o bien alimentos como el maíz, trigo, pescado o
gallinas) eran recogidos por el cacique de la comunidad indígena, quien era el encargado de llevarlo al
encomendero. El encomendero estaba en contacto con la encomienda pero su lugar de residencia era la ciudad,
bastión neurálgico del sistema colonial español.
La encomienda fue una institución que permitió consolidar la dominación del espacio que se conquistaba, puesto
que organizaba a la población indígena como mano de obra forzada de manera tal que beneficiaran a la corona
española. Se encontró una manera de recompensar a aquellos españoles que se habían distinguido por sus
servicios y de asegurar el establecimiento de una población española en las tierras recién descubiertas y
conquistadas.
La encomienda también sirvió como centro de culturización y de evangelización obligatoria. Los indígenas eran
reagrupados por los encomenderos en pueblos llamados "Doctrinas", donde debían trabajar y recibir la enseñanza
de la doctrina cristiana a cargo generalmente de religiosos pertenecientes a las Órdenes regulares. Los indígenas
debían encargarse también de la manutención de los religiosos.
La encomienda de la colonización española de América y Filipinas fue establecida como un derecho otorgado por
el Rey (desde 1523) en favor de un súbdito español. El español titular del derecho (encomendero) recibe la
encomienda con el objeto de que éste percibiese los tributos que los indígenas debían pagar a la corona (en trabajo
o en especie y, posteriormente, en dinero), en consideración a su calidad de súbditos de ésta. A cambio, el
encomendero debía cuidar del bienestar de los indígenas en lo espiritual y en lo terrenal, asegurando su
mantenimiento y su protección, así como su adoctrinamiento cristiano (evangelización). Sin embargo, se
produjeron abusos por parte de los encomenderos y el sistema derivó en muchas ocasiones en formas de trabajo
forzoso o no libre, al reemplazarse, en muchos casos, el pago en especie del tributo por trabajo en favor del
encomendero.
El tributo indígena era impuesto pagado por los naturales de América a la corona española o su sucesor, el estado
republicano, con un carácter personal, en virtud de su condición jurídica de vasallos o ciudadanos libres.
Consistía en una cantidad fija que debía ser pagada por cada hombre adulto indígena sin consideración a su
patrimonio u otros ingresos. El tributo era tasado en dinero o en frutas, y en un primer momento fue percibido por
los encomenderos. Sin embargo, cuando las encomiendas revirtieron a la corona, la importancia del tributo de
indios aumentó consecuentemente dentro del conjunto de ingresos de la corona en la primera mitad del siglo XVII.
5- ¿Cómo fue la producción de oro y plata en América?

Obtención de la Plata
La producción de plata se centraba en dos operaciones: la extracción del mineral y su posterior refino para
obtener el metal plata. En este proceso participaban dos empresarios: el minero o propietario de la mina y el
azoguero o dueño del ingenio que molía el mineral, que raramente eran la misma persona. Refinado el metal, se
obtenían las piñas de plata, que luego se reducían a barras o lingotes y, finalmente, llegado el caso, se
amonedaban. La principal clave de su rentabilidad era la explotación de la fuerza de trabajo indígena, cuya tarea
básica era extraer el mineral de las galerías y trasladarlo a la bocamina. La extracción y la molienda eran las
operaciones que requerían más trabajadores.

Trabajadores en la obtención de la Plata Había dos tipos principales de trabajadores: barreteros y cargadores,
dependiendo la proporción entre ambos de la profundidad de la mina. En Potosí los trabajadores más cualificados
se contrataban en el mercado de trabajo libre (minga), mientras los no especializados estaban en la mita. En
Zacatecas los indígenas eran mayoritariamente contratados “naboríes” y en una proporción menor, provenían de
repartimientos o eran esclavos negros. Los salarios de los barreteros eran mayores al ser más especializados. La
introducción de la pólvora a partir del siglo XVIII supuso la aparición de un nuevo especialista encargado de su
manipulación y detonación. La extracción también necesitaba abundante capital para construir galerías, perforar
canales de desagüe para evitar su inundación y comprar los insumos necesarios.

Tipos de extracción de la plata A mediados del siglo XVI comenzó la extracción de plata, obtenida por fundición.
En el Perú se usaban pequeños hornos indígenas, huayras (viento en quechua), cuya técnica era controlada por
los yanaconas. El método requería minerales muy ricos o de alta ley (el porcentaje de metal presente en el mineral)
y tenía dos inconvenientes: no extraía todo el metal y era muy caro por su consumo de energía vegetal, carbón y
madera. Al agotarse los bosques vecinos a las minas, hubo que importar el carbón y la madera desde más lejos,
con su repercusión negativa sobre los costes de explotación. En 1555 se desarrollo el método de patio,
amalgamación con azogue o mercurio, que permitió procesar minerales de Ley más baja. Bartolomé Medina lo
experimentó en las minas mexicanas de Pachuca y a principios de la década de 1570 fue incorporado por la minería
potosina. La introducción del “método de patio” revolucionó la minería y, en cierto modo, implicó su
profesionalización al exigir mayores inversiones para construir molinos hidráulicos o de tracción animal, o nuevos
socavones. El proceso podía durar hasta dos meses, y a partir de su introducción una tercera parte del metal se
obtenía por fundición. El mineral molido se reducía a polvo y, tras ser secado en un patio, el origen del nombre, se
formaban pequeños montículos a los que se agregaba sal y mercurio, teniendo en cuenta que un marco de plata
requería de tres a cuatro de azogue. Finalmente la plata se separaba del mercurio mediante calor. Su ventaja era
la simplicidad del equipo y la tecnología requerida, unida al bajo consumo energético, mientras que sus
inconvenientes eran la lentitud y la dependencia del azogue. En el Perú se descubrió la mina de azogue de
Huancavelica, que durante los siglos XVI y XVII estuvo en plena explotación, aunque a mediados del siglo XVIII su
producción descendió. En México el azogue debía importarse de Europa, especialmente de Almadén, en Ciudad
Real, e Idria.
6- ¿En qué consistió el sistema de flotas y galeones?
En agosto de 1543 se estableció que solo los barcos de 100 toneladas o más, se les estaba permitido llevar
mercancías a las Indias acompañados, como mínimo, en flotas compuestas por diez navíos. Por otro lado, se
instauraron dos salidas al año, una en marzo y otra en septiembre, y cada barco tendría que ser escoltado por un
buque de guerra. Durante todo el reinado de Carlos I, se desarrolló muy paulatinamente la organización del sistema
de flotas y, aunque se dieron órdenes estrictas para que ningún buque saliera al mar sin estar dentro de una flota
compuesta por un mínimo de barcos, hubo muchísimas excepciones a mitades del siglo XVI. Así mismo, todas las
flotas estaban compuestas por barcos designados a un puerto diferente de América, que se diversificaban en dos
escuadras penetrando en el Caribe. Una circulaba hacia el Sur para la zona actual de Venezuela, Nueva Granada
y Darién, y la otra suministraba a Nueva España y Honduras. Los buques diferían mucho en cuanto a las
dimensiones. Parece ser que, en el año 1557, solo había dos barcos armados en la composición de las flotas: la
capitana y la almiranta e, incluso, a veces se les introducía mercancías, a pesar de tener limitada la carga por tener
que llevar un número mínimo de soldados y de artillería para proteger los buques mercantes. Además, describe
como entre los años 1564 y 1566 se establece una organización en la circulación comercial en las Indias que no
variará mucho durante toda la etapa de los Habsburgos. El 18 de octubre de 1564 se estableció una serie de
legislaciones que imponían la salida de dos flotas independientes anualmente para Nueva España y el istmo de
Panamá. La primera emprendería el viaje a comienzos de abril hacia el golfo de México, junto con los barcos que
llegaban a Honduras y de las Antillas. La otra flota emprendería su viaje en agosto hacia Nombre de Dios,
dirigiéndose las naos hacia Cartagena de Indias, Santa Marta y otros puertos de la costa norte de
Sudamérica. Ambas flotas debían mantenerse en América durante el invierno, pudiendo estacionarse en la Habana
a partir del mes de Marzo, para que unos días después, prosiguieran su viaje hacia España y así reducir los riesgos
del mal tiempo. Esta sería la primera vez en el que se hacía referencia a las flotas de Tierra Firme y a las de Nueva
España, siendo flotas distintas pero, a veces,actuando de manera conjunta aunque mantuvieran sus
organizaciones independientes.
En cada flota de Indias había un representante real que se encargaba de vigilar el cumplimiento de las normativas
atribuidas a la navegación. Esto incluía, incluso, a las más altas autoridades como el capitán general y los propios
oficiales. Además de esta figura, se encontraban a bordo de las flotas un contador, un guardia o alguacil por cada
navío, un oficial de artillería y de la propia soldadesca, así como los encargados de custodiar los metales preciosos
conocidos como los maestres de la plata. Por última, habría que señalar toda una serie de carpinteros, enfermeros,
toneleros, etc.

En definitiva, podemos examinar como en la flota de Indias había, por un lado, un conjunto de galeones que se
encargaban de proteger a los buques mercantes y, por otro lado, a los propios mercantes que, a su vez, también
podían ir armados.

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