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ÉTICA. PSICOTERAPIA. CONSENTIMIENTO INFORMADO. TERAPEUTAS.

CONSULTANTES
ETHICS. PSYCHOTHERAPY. INFORMED CONSENT. THERAPISTS. CONSULTANTS

Investigación

Consentimiento informado en psicoterapia.


Perspectiva de terapeutas y consultantes
(Rev GPU 2014; 10; 3: 333-343)

M. Luz Bascuñán1

Este trabajo describe los resultados de una investigación sobre los “Desafíos Éticos en Psicoterapia” en
relación con los siguientes objetivos: explorar la noción de consentimiento informado, e identificar
los contenidos y describir el procedimiento para su implementación en psicoterapia, de acuerdo con la
perspectiva de terapeutas y consultantes. Se utilizó un diseño metodológico mixto secuencial en dos
etapas. En la primera etapa, cualitativa, se realizaron entrevistas a 15 formadores de terapeutas y 12
consultantes. A partir de la información obtenida se elaboró un cuestionario que fue aplicado en una
segunda etapa a 141 psicoterapeutas y 120 consultantes. Los datos permiten distinguir nociones de
consentimiento informado y describir su valoración para la psicoterapia. Se identifican los principales
contenidos a incluir y el tipo de procedimiento a usar, respondiendo a las características particulares
del quehacer profesional de la psicoterapia. Los resultados se discuten en relación con la literatura
disponible y los desafíos que se enfrentan en el contexto de los nuevos escenarios sociales y legales.

ANTECEDENTES Handelsman, 2010). Sin embargo, la incorporación de


esta doctrina y su implementación práctica no ha esta-

A ctualmente las declaraciones éticas en el ámbito de


la salud se basan en un nuevo modelo de atención
clínica, que respondiendo al principio de autonomía
do libre de tensiones y dificultades (Gracia, 2011).
En el ámbito de la psicoterapia, ya en el año 2002,
la American Psychological Association declara el CI
enfatiza la deliberación y participación conjunta de como norma general en terapia agregando requisitos
profesional y paciente en la toma de decisiones. Estos para el psico-diagnóstico (APA, 2006). Por su parte,
elementos encuentran su mejor traducción en la doc- el Código de Ética Canadiense lo concibe un proceso
trina del consentimiento informado, la cual constituye para llegar a un acuerdo de trabajo colaborativo, en-
hoy en día un imperativo ético de primer orden para fatizando la necesidad de trascender a la mera forma-
los profesionales de la salud (Simon, 2000; Anderson y lidad del documento escrito (Canadian Psychological

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Universidad de Chile, Facultad de Medicina. Departamento de Psiquiatría y Salud Mental Oriente. Departamento de Bioética y
Humanidades Médicas.

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Association, 2000). En el caso del Código de Ética del información a que se refiere el inciso anterior será dada
Colegio de Psicólogos de Chile, se establece como prin- a su representante legal o, en su defecto, a la persona
cipio general en el artículo primero, el “respeto por los bajo cuyo cuidado se encuentre. Sin perjuicio de lo an-
derechos y dignidad de las personas”, y se explicita el terior, una vez que haya recuperado la conciencia y la
derecho de autodeterminación y autonomía del pa- capacidad de comprender, deberá ser informada en los
ciente. Así mismo, entre las normas éticas específicas términos indicados en el inciso precedente”. Se dispone
se alude a la libre elección y respeto por la autonomía que el proceso de consentimiento informado se efectua-
del cliente (artículo 11). Como norma específica se es- rá por regla general en forma verbal, pero deberá cons-
tablece la “Honestidad y Sinceridad”, según la cual, “el tar por escrito en el caso de intervenciones quirúrgicas,
psicólogo(a) deberá respetar el derecho del usuario a procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasivos y
ser informado plenamente en todo lo relativo a la pres- para la aplicación de procedimientos que conlleven un
tación: características de la misma, apreciación inicial, riesgo relevante y conocido para la salud del afectado.
alcances y limitaciones, resultados o consecuencias El principio de respeto por la autonomía de las
posibles. También informará a su cliente –cuando sea personas se basa en el reconocimiento de la dignidad y
el caso– las implicaciones de una atención institucional libertad del ser humano y tiene el objetivo pragmático
en términos del manejo o exposición de la información, de garantizar su derecho de autodeterminación (Chil-
como asimismo el uso de la misma para fines de investi- dress, 1990). Tres requisitos son necesarios para respe-
gación o estudio” (Capítulo tercero, artículo 11, número tar este principio y obtener un consentimiento válido:
4, p.10). No obstante, en este código se define consen- competencia, información y voluntariedad. Es decir, el
timiento como “la libre expresión de la voluntad del pa- paciente debe ser competente, disponer de toda la in-
ciente o cliente para aceptar el uso de instrumentos de formación necesaria para tomar una decisión y hacerlo
diagnóstico o tratamiento en fase experimental, previa libremente.
información veraz, precisa y detallada, por parte del La competencia de una persona puede entenderse
profesional correspondiente, respecto de la naturaleza como la aptitud para comprender la situación que se
de dicha atención profesional y de sus consecuencias, vive, los cursos de acción posibles y sus consecuencias,
alcances y riesgos”. Es decir, el término “consentimiento así como de discernir y expresar decisiones coheren-
informado” se asocia a procedimientos aún no valida- tes con el propio plan de vida (Terribas, 2013; Sánchez
dos (Colegio de Psicólogos de Chile, 1999, p. 19). Caro, J. y Sánchez Caro, J., 2003). En el área de la salud
En términos legales, desde el mes de octubre del mental, la competencia del paciente es un tema com-
año 2012, entró en vigencia en Chile la Ley número plejo. Sabemos que en ausencia de competencia es el
20.584, que regula los derechos y deberes que tienen tutor legal quien debe tomar decisiones en nombre del
las personas en relación con acciones vinculadas a su paciente. Pero la competencia suele no ser un asunto de
atención en salud. Sus disposiciones son aplicables a todo o nada y no es fácil determinar cuán competente
todo tipo de prestador de acciones de salud, sea público es una persona para autogobernarse en las distintas es-
o privado y a todos los profesionales que por cualquier feras de su vida. Una persona es competente o incom-
causa deban atender público o se vinculen con el otor- petente en relación a una tarea particular y las diversas
gamiento de las atenciones de salud. En relación con la tareas requieren de grados distintos de competencia.
autonomía de las personas, en el párrafo 6º a) artículo Un aspecto problemático por lo tanto es la variabilidad
14, se alude al consentimiento informado. En el artícu- de la capacidad en un mismo individuo a lo largo del
lo 10 se precisa el derecho a ser informado oportuna y tiempo y en relación con la situación o decisión singu-
comprensiblemente por parte del médico u otro pro- lar que se trate. La estimación de la competencia de-
fesional tratante, “acerca del estado de su salud, del penderá entonces del balance beneficio-riesgo de cada
posible diagnóstico de su enfermedad, de las alterna- situación (decisión) (Simon, 2000).
tivas de tratamiento disponibles para su recuperación Por su parte, la voluntariedad se entiende como el
y de los riesgos que ello pueda representar, así como derecho que posee el consultante de tomar decisiones
del pronóstico esperado, y del proceso previsible del libre de presión y/o coacción. Reconociendo la asime-
posoperatorio cuando procediere, de acuerdo con su tría estructural de la relación asistencial y la vulnera-
edad y condición personal y emocional”. Sin embargo, bilidad en que se encuentra el paciente, difícilmente
añade que “cuando la condición de la persona, a juicio puede negarse la influencia del profesional en la toma
de su médico tratante, no le permita recibir la informa- de decisiones. Como señalan Campbell et al. (1997) por
ción directamente o padezca de dificultades de enten- mucho que intentemos excluir sesgos, es necesario re-
dimiento o se encuentre con alteración de conciencia, la conocer que la elección que haga un paciente depen-

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derá del momento y la manera en que el profesional usarán técnicas poco comunes (Braaten y Handelsman,
describa las opciones. Por lo tanto, al igual que la com- 1997). Adicionalmente, el estudio de Claiborn, Ber-
petencia, el carácter voluntario posee grados y debe beroglu, Nerison y Somberg (1994), encontró que las
estar referido a una decisión específica (Weiss, 2002). personas consultadas consideran que es éticamente
Es decir, se trataría de disponer de un grado “suficiente” apropiado recibir información sobre el costo, el tipo de
de competencia e independencia para tomar una deci- trabajo que se realizará, los posibles riesgos y la dura-
sión determinada (Beauchamp y Childress, 1999). ción aproximada del tratamiento.
Por último, el aspecto informativo del CI en psico- En general, se ha sugerido que el CI en psicoterapia
terapia, tema abordado en el presente estudio, nos pre- incluya información sobre los objetivos de la terapia, lí-
senta al menos las siguientes interrogantes: ¿Qué es lo mites de la confidencialidad, riesgos potenciales, pro-
razonable a informar a un paciente antes de comenzar cedimientos terapéuticos a usar, duración aproximada,
una psicoterapia?, ¿cómo debe ofrecerse tal informa- otras alternativas de tratamientos, pronóstico proba-
ción?, ¿qué consecuencias tiene esta información para ble, curso previsto de la terapia e información sobre el
la terapia? terapeuta. De acuerdo con la revisión de la literatura
Diversos estudios han explorado las actitudes de realizada por Franco, Mendoza y Mora (2004) es nece-
terapeutas y pacientes ante el CI en psicoterapia (Croar- sario considerar el costo y riesgos del tratamiento para
kin, Bergy Spira, 2003; Goddard, Murray, y Simpson, determinar el nivel de especificidad de los contenidos.
2008; Martindale, Chambers y Thompson, 2009). Tam- En esta línea se recomienda disponer de un protocolo
bién se han estudiado los contenidos que éste debiera específico para el CI en los tratamientos psicoanalíticos,
incluir y los procedimientos más adecuados para su en las terapias no validadas, que puede afectar el esta-
implementación (Haas,1991; Pomerantz, 2005; Beahrs do de conciencia y donde se usen técnicas que generan
y Gutheil, 2001 Franco, Mendoza y Mora, 2004). malestar (como la exposición a situaciones fóbicas).
Entre psicoterapeutas coexisten posiciones diver- Por último, para implementar el CI, se han elabora-
gentes. Para algunos, cuestionar el CI es una forma de do formularios escritos así como sugerido procedimien-
mantener el paternalismo en terapia mientras que para tos verbales. Entre estos últimos, Calo (2003) propone
otros defender la voluntad del paciente sería abando- brindar la información como una intervención clínica y
narlo desconociendo la responsabilidad profesional. Holmes (1999) recomienda diferenciar entre sesiones
Entre los beneficios del CI se sostiene que ayudaría al de evaluación y de terapia. En esta línea también sugie-
paciente a asumir sus responsabilidades y al terapeu- re utilizar un “contrato en evolución”, es decir, acordar
ta a sensibilizarse respecto a los derechos de sus pa- un número limitado de sesiones después de las cuales
cientes y a minimizar los impases y demandas legales se discute la necesidad y deseo de proseguir. Esta pers-
(Hare-Mustin et al. 1979; Pope y Vásquez, 2007). Por pectiva es consistente con el modelo progresivo del CI
otra parte, se ha argumentado que la autonomía es una en contraste con el modelo puntual o del CI como un
meta y no un requisito para la terapia y que la imple- evento, en el cual existiría un momento para su reali-
mentación del CI puede afectar la motivación del con- zación que usualmente corresponde a la obtención de
sultante e interferir en la relación terapéutica (Nesis, la firma en el documento escrito (Switankowsky, 1998).
2003; Fridman, 2003). En Chile no disponemos de información publicada
La variabilidad en la valoración y prácticas de los en relación con los aspectos previamente revisados.
terapeutas respecto al CI se ha asociado a sus valores Con el propósito de identificar los principales desafíos
personales, orientación teórica y profesión de origen. éticos que presenta la psicoterapia, se realizó una in-
Somberg et al. (1993) observaron que los psicoterapeu- vestigación que explora la percepción de los consul-
tas de orientación cognitivo-conductual presentaron tantes, terapeutas y formadores de psicoterapeutas (o
mayor coherencia teórica con la doctrina del CI y, por terapeutas expertos) de distintas orientaciones teóri-
lo tanto, tendían a incorporarlo más frecuentemente cas (Bascuñán, 2014). En el presente trabajo se presen-
en su práctica profesional. Por su parte, Croaking et al. tan los resultados de esta investigación en relación con
(2003) encontraron mayor aceptación para la aplica- los siguientes tres objetivos: 1) explorar la noción de
ción del CI en terapeutas de orientación interpersonal y consentimiento informado que sostienen terapeutas y
en psicólogos que en terapeutas de orientación psico- consultantes; 2) Identificar los contenidos a incluir en
dinámica y psiquiatras. el consentimiento informado para iniciar una terapia,
En relación con los consultantes, se ha observado y 3) describir el procedimiento de implementación del
que desean que el mismo terapeuta les comunique consentimiento informado en psicoterapia según la
en qué consiste el tratamiento y especialmente si se percepción de terapeutas y consultantes.

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MÉTODO 39% son hombres. El promedio de edad es 39 años (en


un rango entre los 18 y 74 años) y un 85% posee estu-
Diseño e instrumentos dios profesionales. En un 28% de los casos la duración
de la experiencia terapéutica fue menor a tres meses,
El estudio utiliza un diseño metodológico mixto se- en un 31% de ellos la terapia duró entre 3 meses y un
cuencial en dos etapas (CUALI-CUANTI). En la primera año, en un 28% entre uno y cuatro años y en un 14%
etapa cualitativa se realizaron entrevistas individua- duró más de cuatro años. Por último, para un 84,2%
les semi-estructuradas a formadores de terapeutas y de los consultantes la terapia vivida “fue beneficiosa”,
consultantes. A partir de la información obtenida en para un 11,4% “no fue importante” y para un 4,4% “fue
ellas se elaboró un cuestionario que fue aplicado en una mala experiencia”. En ambas etapas se estableció
una segunda etapa a una muestra de psicoterapeutas comunicación con los consultantes luego de que ellos
y consultantes. El instrumento recogió variables de consintieran ser contactados por la investigadora. Las
identificación e incluyó una escala Likert de 4 nive- entrevistas y cuestionario incluyeron una introducción
les de respuesta según el nivel de acuerdo/desacuer- correspondiente al consentimiento informado.
do respecto a un número de afirmaciones respecto
a los contenidos y procedimiento verbal o escrito de Procedimiento de análisis de los datos
consentimiento informado.
Para las entrevistas se realizó un análisis de contenido
Participantes basado en la “Teoría fundamentada” (Glaser y Strauss,
1967; Corbin y Strauss, 2008). Se realizó una codifica-
En la primera etapa del estudio se entrevistó a una ción abierta de los datos por dos investigadores inde-
muestra de 15 formadores de terapeutas de adulto pendientemente. El análisis descriptivo así obtenido
o familia, de los cuales 7 son mujeres, 8 varones, 13 fue enviado a los entrevistados con el objetivo de
psicólogos(as) y 2 psiquiatras de profesión. Según triangular la información. Por último, se desarrolló un
la perspectiva terapéutica, 6 de ellos presentan una análisis relacional y selectivo estableciendo conexiones
orientación psicoanalítica, 2 sistémica, 2 cognitivo- entre las diferentes categorías temáticas. Para los datos
conductual, 3 humanista y 2 una perspectiva mixta o provenientes de la aplicación del cuestionario se reali-
integral. En relación con los consultantes (en rigor, ex- zó un análisis descriptivo de la frecuencia en que se da
pacientes) se entrevistó a 13 adultos, no psicólogos ni cada respuesta, y luego un análisis asociativo respecto
psiquiatras, con alguna experiencia terapéutica inde- a las variables de identificación.
pendientemente de la duración, el motivo de consulta
y los resultados del misma. De ellos, 9 son mujeres y RESULTADOS
4 hombres, presentando un promedio de edad de 38
años (en un rango entre 24 a 74 años). El tiempo pro- Los resultados son presentados de acuerdo con los ob-
medio de asistencia terapia es de 3 años (en un rango jetivos formulados.
entre 3 meses y 12 años). Según la ocupación, 7 con-
sultantes son profesionales, 3 estudiaron una carrera Noción de consentimiento informado
técnica de nivel superior, 3 tienen una ocupación que
no requiere de educación superior. Como se observa en el Diagrama 1, se distinguen con-
En la segunda etapa respondió el cuestionario una cepciones de CI compartidas por los terapeutas y con-
muestra no probabilística por conveniencia de 141 te- sultantes entrevistados.
rapeutas en ejercicio activo cuya edad promedio es de En primer lugar, CI es concebido como un proce-
46 años (en un rango entre los 27 y 71 años). Un 70% de dimiento vinculado a casos excepcionales. Para algu-
ellos es de sexo femenino y un 30% de sexo masculino; nos formadores éste se asocia principalmente a las
y un 91,5% es psicólogo y un 8,5% psiquiatra de profe- actividades de investigación y a los casos en los que
sión. En esta muestra un 9% de los terapeutas se identi- los pacientes se someten a procedimientos especiales,
fica con la corriente cognitiva-conductual, un 19% con como es el ser filmado, trabajar en una sala con espejo
la perspectiva humanista-experiencial-transpersonal, o ser atendido por un estudiante. Para los consultantes
un 55% con la psicoanalítica, un 25% con la sistémica el CI consistiría en un procedimiento necesario según
y un 6% con otra perspectiva (distinta a las anteriores). la edad y gravedad del paciente así como del tipo de
Por su parte, se aplicó el cuestionario a una muestra de intervención a la que se someterá. Solo las terapias
120 consultantes de los cuales un 61% son mujeres y “fuertes, invasivas o riesgosas” y las intervenciones que

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Diagrama 1. Nociones y valoración del Consentimiento Informado en relación a los contenidos y procedimiento para iniciar una
psicoterapia.

generan en un estado de inconsciencia requerirían de antes de iniciar una terapia, con el objetivo de esta-
consentimiento informado. blecer un acuerdo o marco de reglas regulatorias de la
En segundo lugar, se concibe el CI como requeri- relación terapéutica. Es decir, si bien el término “con-
miento y resguardo legal. Según los consultantes, el CI sentimiento informado” tiende a ser ajeno al propio
permitiría protegerse y evitar problemas definiendo ejercicio profesional, cuando éste es entendido como
expectativas y riesgos de antemano. Desde la perspec- la explicitación de este marco de reglas, es frecuente-
tiva de los terapeutas el CI sería una exigencia externa mente asociado al contrato o encuadre terapéutico que
proveniente del derecho y heredado de la medicina habitualmente se establece de manera verbal antes de
siendo su función principal resguardar los derechos iniciar una terapia.
de los consultantes y proteger a los profesionales ante Por último, tanto terapeutas como consultantes
eventuales demandas. De este modo, se percibe el CI aluden a la dimensión temporal del proceso de CI. Lue-
como respuesta ante los cambios en el contexto social go del ofrecimiento de la información inicial, es nece-
incluyendo la creciente voz, autonomía y participación sario ir revisando y redefiniendo con el consultante el
de los usuarios en las relaciones profesionales y a la le- marco de funcionamiento, los objetivos y el modo de
galización o judicialización de la práctica profesional. trabajo. Desde esta perspectiva se entiende el con-
Percibido como procedimiento excepcional o como sentimiento informado como un proceso a través del
resguardo legal, el CI es concebido básicamente como tiempo, donde el paciente va consintiendo permanen-
un procedimiento formal y por escrito. Sin embargo, temente su participación en la relación profesional.
cuando se reflexiona junto a los entrevistados sobre el La valoración del consentimiento informado así
sentido del consentimiento informado, se concuerda como los motivos por los cuales puede considerarse ne-
que existe información que un paciente necesita recibir cesario/innecesario, relevante/irrelevante, útil/inútil, se

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Consentimiento informado en psicoterapia. Perspectiva de terapeutas y consultantes

asocia a la noción del mismo que se sostiene. En general, Contenidos del consentimiento informado
cuando el CI se entiende como un contrato o encuadre
terapéutico, éste sería beneficioso y necesario; mientras De acuerdo con la opinión de los terapeutas y consul-
que cuando es percibido como un requerimiento legal, tantes entrevistados, el consentimiento informado debe
formal y escrito, se enuncia una serie de dificultades. contemplar aspectos generales formales y elementos
El desarrollo de un acuerdo inicial es valorado po- específicos asociados al modo de trabajo del terapeuta.
sitivamente en tanto previene malos entendidos y con- Los aspectos formales se refieren a los acuerdos
flictos, aclara los respectivos roles, ajusta expectativas básicos de funcionamiento de la terapia incluyendo la
y sería necesario para realizar ciertas intervenciones frecuencia de las sesiones, duración aproximada, lugar
terapéuticas. Para un grupo de profesionales la utilidad de reunión y modalidad de pago (honorarios, casos de
del CI dependería de las características del paciente, atrasos y de inasistencia a sesión). Para los terapeutas
por ejemplo para aquellos que desconocen qué es una el tema de los honorarios sería especialmente impor-
terapia o bien se sienten muy temerosos; y del sistema tante de aclarar desde un inicio, especialmente cuando
de salud en donde se trabaja, siendo menos necesario se cobra sesiones a las que no se asiste.
en el ejercicio privado de la profesión. Se estima que El modo de trabajo implicaría desde explicar al pa-
en la práctica privada los pacientes usualmente saben ciente el tipo de tratamiento a realizar, acotando las
“a qué van” y que escogen al terapeuta. Además en el expectativas que pueden generarse del tratamiento y
ámbito privado, el acuerdo se establecería sólo entre definiendo el rol, deberes y derechos mutuos; hasta ex-
terapeuta y paciente, mientras que en una institución poner información personal del profesional.
debe aludirse a las reglas de la misma. También un gru-
po de consultantes considera que el CI transparenta el Tipo de tratamiento. Para los terapeutas, al informar
tipo de trabajo que se desarrollará, evita confusiones y a los consultantes en qué consiste la psicoterapia,
falsas expectativas; y generaría confianza y seguridad puede explicitarse qué se va a hacer aludiendo a los
en el paciente ofreciendo algún sentido de control so- supuestos bajo los cuales ello contribuiría al cambio
bre lo que va a ocurrir. terapéutico. Para algunos formadores, debe evaluar-
Por otra parte, cuando los profesionales conciben se junto al consultante la pertinencia y utilidad de la
el CI como un acuerdo formal establecido intelectual- terapia en relación con el motivo de consulta, explici-
mente entre las partes, éste es cuestionado en tanto tarse el modelo teórico al cual se adscribe e informar-
desconocería la dimensión emocional del ser humano le sobre otras alternativas de tratamientos en función
especialmente importante en la consulta psicoterapéu- la evidencia empírica disponible. También para algu-
tica. Se cuestiona así la posibilidad de obtener un con- nos es importante informar desde un inicio la posible
sentimiento “válido” en terapia ya que usualmente la co-terapia psiquiátrica. Por su parte, los consultantes
persona consulta en un estado de confusión, angustia, enfatizan la necesidad de recibir información sobre
sufrimiento y necesidad de ayuda. En segundo lugar, se las técnicas terapéuticas a utilizar especialmente si
describe una dificultad cultural en relación al uso del son inusuales.
CI como formulario escrito por cuanto introducirían un
elemento de impersonalidad y estandarización de una Expectativas respecto al proceso y resultado. De acuerdo con
relación que se espera sea personal y basada en la con- los terapeutas debe establecerse claramente aquello
fianza mutua. Es decir, se comenzaría la relación defen- que es esperable y que no es esperable del trabajo tera-
sivamente, tomando resguardos ante eventuales daños péutico y del terapeuta. En este sentido debe señalarse
y por lo tanto transmitiendo que tanto terapeuta como no sólo aquello que se va a hacer sino que lo que no
paciente deben protegerse. Por lo tanto, para algunos se realizará en las sesiones. Para algunos profesionales
formadores, la introducción del CI en psicoterapia ma- sería importante también aludir al proceso terapéutico,
nifestaría una falla en la autorregulación del sistema te- es decir, mencionar aquellos estados por los que puede
rapéutico. El CI como documento formal y escrito sería cruzar o los fenómenos que pueden ocurrir a lo largo de
un resguardo externo que es necesario cuando los tera- la terapia. Los consultantes subrayan la necesidad de
peutas mismos no somos capaces de autorregularnos. establecer objetivos comunes y definir los resultados
También para un conjunto de los consultantes, el CI esperables (y no esperables). Esto significaría explicar
sería más bien un obstáculo en la relación terapéutica al paciente los posibles beneficios del tratamiento así
que generará desconfianza y distancia con el terapeuta, como anticipar vivencias dolorosas o frustrantes fa-
impondría límites, anticiparía peligros, asustaría al con- voreciendo la “esperanza, compromiso y persistencia
sultante y rigidizaría la relación. del consultante”.

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Deberes y derechos mutuos. Informar sobre el rol y tipo de a medida que se posee un mayor nivel educacional se
participación del terapeuta y consultante en el proceso tiende a opinar más favorablemente respecto al ofreci-
terapéutico, implicaría explicitar los deberes y derechos miento de este tipo de información.
de ambos así como los límites de la relación terapéu- La valoración positiva del ofrecimiento de informa-
tica, principalmente de la confidencialidad. Para los ción inicial al paciente sobre los límites a la confiabi-
consultantes más que los límites al secreto profesional lidad y de otras alternativas terapéuticas se corrobora
se percibe como fundamental garantizar en un inicio la al observar que un 93% de los terapeutas está en des-
confidencialidad de la información y la libertad del pa- acuerdo (49,5%) o muy en desacuerdo (43,1%) respec-
ciente para poner término a la terapia cuando lo desee. to a que esto pueda ser un obstáculo para la relación
Algunos formadores consideran también importante terapéutica. Por su parte, un 78% de los consultantes
explicitar los deberes del paciente. Es decir, no sólo ex- refiere estar muy en desacuerdo o en desacuerdo res-
plicitar qué se espera de él según el tipo de tratamiento pecto a que “recibir información sobre los límites de
(por ejemplo, que hable de todo lo que desee, que haga la confidencialidad y otras alternativas terapéuticas
ciertas tareas, que escriba sus sueños etcétera) sino que antes de iniciar la terapia, obstaculiza la relación con
anticipar aquellas conductas que se consideran ética- el terapeuta”.
mente reprochables (por ejemplo, grabar una sesión,
solicitar licencia sin justificación, etc.). Procedimiento de implementación del CI en psicoterapia

Aspectos personales del terapeuta. Para algunos formadores Procedimiento verbal y/o por escrito
la información que ofrece el terapeuta sobre sí mismo
no se limitaría al modo de trabajo, posición teórica y Tanto los terapeutas como los consultantes entrevis-
tipo de capacitación profesional sino que también a tados expresan opiniones divididas. Un grupo de tera-
aspectos personales como su postura valórica. De esta peutas sostiene que un procedimiento escrito tendría
manera, los pacientes podrían escoger a su terapeu- ventajas en tanto evitaría malos entendidos ya que
ta de acuerdo a su consistencia de posiciones ante la los acuerdos verbales pueden fácilmente olvidarse o
vida. Los consultantes entrevistados no mencionaron malinterpretarse. Se añade que la información escrita
este aspecto. podría ser ofrecida por terceros, maximizando el tiem-
po disponible para el paciente. Sin embargo, para otros
En la segunda etapa de este estudio se consultó terapeutas es preferible ofrecer la información inicial
a una muestra mayor de terapeutas y consultantes su verbalmente en el marco de la relación terapéutica por
opinión sobre la relevancia de dar información inicial cuanto éste ya formaría parte del vínculo de confianza
a los pacientes sobre los límites de la confidenciali- que se establece.
dad, otras alternativas de tratamiento y procedimien- Por su parte, las opiniones de los consultantes va-
tos terapéuticos a utilizar. Se observó que todos los rían según la concepción de terapia que se sostiene.
terapeutas y un 95% de los consultantes están muy En la medida en que la terapia es concebida como más
de acuerdo o de acuerdo respecto a que “antes de co- riesgosa e invasiva se considera que un procedimien-
menzar una psicoterapia el paciente debe conocer los to escrito sería más conveniente. Sin embargo, para
límites de la confidencialidad”. Un 96% de la muestra quienes la psicoterapia es descrita como un fenóme-
de profesionales y un 93% de los consultantes está no más familiar y menos riesgoso, sería suficiente un
muy de acuerdo o de acuerdo respecto a que el pa- procedimiento verbal. Además, se sostiene que en una
ciente debe saber los posibles procedimientos tera- conversación directa con el terapeuta pueden hacerse
péuticos que se van a utilizar. Por último, un 93% de peguntas y aclarar dudas. Por último, se señala que la
los terapeutas y un 97% de los consultantes está muy implementación verbal del CI sería más consistente con
de acuerdo o de acuerdo con que el paciente debe sa- la expectativa de una relación personal, cercana y de
ber que existen otras alternativas de terapia a la que confianza con el profesional.
él o ella realiza. Un grupo de entrevistados refiere que estos mo-
No se encontraron diferencias en las opiniones dos de ofrecer la información no son excluyentes y
de los terapeutas respecto a las variables de identifi- que el consentimiento informado puede realizarse
cación. Sin embargo, se registran diferencias entre los tanto verbal como por escrito obteniendo los benefi-
consultantes respecto al ofrecimiento de información cios correspondientes a ambos tipos de procedimien-
sobre los límites de la confidencialidad de acuerdo con tos. Al igual que para la definición de los contenidos,
la variable nivel de estudios (p=0.014). Se observa que algunos terapeutas consideran que el tipo de procedi-

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Consentimiento informado en psicoterapia. Perspectiva de terapeutas y consultantes

miento a utilizar (verbal o escrito), dependería de las Información realista al servicio de la terapia. Si bien hay
características del paciente y del lugar en donde se acuerdo respecto a la importancia de informar al pa-
desempeña la profesional. Se considera que un proce- ciente el modo de trabajo antes de iniciar la terapia,
dimiento verbal sería adecuado en el ámbito privado también se describen límites a esta información. En
mientras que uno por escrito sería preferible en el sis- primer lugar se sugiere que sólo puede informarse so-
tema de salud público, respondiendo principalmente a bre aspectos generales ya que se desconoce el rumbo
las normativas institucionales. También para algunos que va a tomar el tratamiento. Es decir, evitar hacer
consultantes la información necesaria a ofrecer a un promesas que no sabemos si se podrán cumplir. En
paciente y el procedimiento para hacerlo, no puede segundo lugar, la información debe ofrecerse de una
pre-establecerse sino que debe responder a las necesi- manera comprensible, no amenazadora y evitando
dades y deseos de información de cada consultante en tecnicismos y sobreinterpretaciones. Además los con-
particular. De hecho, mientras algunos pacientes entre- tenidos y la manera de ofrecerlos debieran procurar
vistados manifiestan desear ser ampliamente informa- contribuir con la colaboración de consultante evitan-
dos (sobre la terapia y el terapeuta), otros señalan no do interferir en su motivación al cambio y esperanza.
desearlo o necesitarlo. Por último, se sostiene que los contenidos no deben
En contraste con las diferencias de opinión obser- ser contraproducentes para la misma terapia ya sea
vadas en las entrevistas, un 93% de los terapeutas y un atemorizando al paciente o anulando el efecto de la
91% de los consultantes que respondió el cuestionario, técnica terapéutica (por ejemplo, al explicar en qué
está muy de acuerdo o de acuerdo en que “es preferi- consisten las intervenciones paradojales, interpreta-
ble recibir información sobre la terapia verbalmente ciones o reflejo de emociones).
antes de iniciarla”. Ningún terapeuta ni consultante
está muy en desacuerdo con esta afirmación y un 7,4% DISCUSIÓN
de los terapeutas y un 9% de los consultantes está en
desacuerdo con ella. En este estudio terapeutas y consultantes presentan
diversas nociones de consentimiento informado que
Oportunidad y límites a la información a su vez se asocian a su valoración en psicoterapia.
En general, el término consentimiento informado se
Los formadores de terapeutas entrevistados aluden al percibe como lejano a la psicoterapia, concibiéndose
cuidado que debe tenerse en el proceso informativo como un procedimiento formal, escrito y vinculado a
tanto respecto a los contenidos como al modo de ex- exigencias externas, y resguardos legales. Desde esta
presarlos, estimando el estado del consultante y el im- perspectiva, se evalúa como innecesario y disruptivo,
pacto que puede tener la información en la motivación, incluir un formulario impersonal y rígido en el con-
disposición y expectativas del paciente. texto de una relación íntima, dinámica y basada en la
confianza mutua.
Información en el contexto de una relación de acogida y mutuo Sin embargo, cuando se exploran las opiniones de
conocimiento. Considerando que el paciente consulta terapeutas y consultantes respecto a la importancia de
aproblemado o algún tipo de sufrimiento, la primera que el paciente reciba información antes de comenzar
tarea del profesional sería acoger este motivo de con- una terapia no sólo existe acuerdo en su relevancia sino
sulta y contener al paciente. Además es necesario un que se considera parte habitual del tratamiento tera-
tiempo de conocimiento mutuo para determinar los péutico. Mientras el término “consentimiento informa-
objetivos y tipo de tratamiento. De hecho los formado- do” es asociado a la medicina y al derecho, el proceso
res tienden a describir que en su propia manera de tra- informativo que éste implica, sería parte del encuadre o
bajar el contrato o encuadre terapéutico se establece contrato terapéutico usual establecido con el paciente
con posterioridad a las primeras entrevistas. en las primeras sesiones.
El ofrecimiento de información al paciente como
Información permanente. Como la psicoterapia consiste en parte del acuerdo inicial de una terapia poseería va-
una relación que se desarrolla en el tiempo y el trabajo rios objetivos incluyendo el establecer un marco de
terapéutico puede ir orientándose según diversos ob- funcionamiento práctico, aclarar los roles, deberes
jetivos a lo largo del tiempo, se sugiere que la informa- y derechos mutuos, ajustar expectativas respecto al
ción inicial es sólo el punto de partida de un proceso proceso terapéutico y logros del tratamiento, y evi-
que es reformulado por ambos y que va siendo consen- tar malos entendidos y por lo tanto problemas. Como
tido permanentemente. puede observarse en este estudio, el ofrecimiento de

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M. Luz Bascuñán

información inicial al paciente se asocia sólo intuitiva- que la información ofrecida debe estar al servicio de la
mente al principio de autonomía, siendo excepcional- terapia. En este sentido, la manera de ofrecer la infor-
mente mencionado. mación, especialmente respecto a los procedimientos
A la luz de estos resultados, esto, así como ocu- o técnicas terapéuticas tiene el propósito de que el
rre con el término consentimiento informado, sugiere consultante adquiera conocimiento de lo que se reali-
un desconocimiento del discurso bioético más que zará, sin obstruir el sentido ni eficacia de las mismas.
ausencia de los principios que le fundamentan. Si es Por ejemplo, en el caso de intervenciones paradoja-
posible caracterizar un “discurso psicoterapéutico” en les, interpretaciones, reflejo de emociones, no sería
esta investigación, éste se sustenta en los principios de necesario que el profesional explique técnicamente el
respeto y cuidado por el consultante. funcionamiento de estas intervenciones ni que el con-
De acuerdo con las entrevistas, especialmente de sultante se transforme en un “conocedor de la psicote-
los formadores o terapeutas expertos, en psicoterapia rapia”. El sentido que tiene ofrecer información inicial
este procedimiento informativo tendría que ser un pro- responde al deber de respetar al paciente y ofrecerle la
ceso flexible, permanente, y teniendo siempre como posibilidad de que pueda decidir, con suficiente cono-
primera prioridad las necesidades del consultante. Se cimiento, si desea participar (o seguir participando) en
reconoce que los pacientes pueden presentar distintas el vínculo profesional.
preferencias informativas, y que éstas cambian a lo lar- En esta investigación, a diferencia de otros estu-
go del tiempo. Por lo tanto, sería importante no sólo dios, la valoración del ofrecimiento de información
ajustar la manera de informar y los contenidos a ofrecer inicial al paciente no se asocia al modelo teórico ni a
de acuerdo con las condiciones del paciente, sino que la profesión de origen del terapeuta. Sólo se aprecian
re-evaluar este acuerdo inicial durante el tratamiento. diferencias en el caso de los consultantes y respecto
El carácter flexible y permanente de este proceso se a su nivel educacional y la evaluación que hacen de
debe también a que difícilmente puede anticiparse el su terapia. De acuerdo con nuestros datos, es posible
curso que tomará la terapia. En este sentido, puede ex- sugerir que a mayor nivel educacional del consultante
plicitarse este desconocimiento o incertidumbre inicial y mayor grado de involucración personal en el pro-
e ir definiendo con el paciente “el rumbo” que va to- ceso terapéutico (independientemente si éste tuvo
mando el tratamiento posteriormente. un resultado positivo o negativo), se tiende a opi-
El consentimiento informado, requisito para la nar más favorablemente respecto al ofrecimiento de
práctica médica, sería heredado por la psicoterapia información inicial.
como ocupación vinculada a la atención en salud. Sin Sin embargo, de acuerdo con las entrevistas a te-
embargo, la psicoterapia se basa en una relación inter- rapeutas, la determinación de los contenidos y proce-
personal que se desarrolla en el tiempo y donde parte dimiento para implementar el CI dependería no sólo de
del objeto de trabajo es mundo emocional. Se distin- las características del paciente sino que del sector de
gue entonces el proceso de ser informado para con- práctica (privada o pública) de ejercicio profesional. De
sentir una intervención médica, de aquel donde se va acuerdo con los consultantes debe considerarse tam-
consintiendo permanentemente participar del vínculo bién el nivel de riesgo y tipo de terapia e intervenciones
terapéutico. El consentimiento informado en psicotera- que se realizarán. A diferencia de otros estudios, el cos-
pia, más que un evento y de carácter racional al inicio to o duración del tratamiento constituye un contenido
de la terapia, sería un proceso continuo a lo largo del a incluir, pero no un determinante del tipo de consenti-
tratamiento en el cual profesional y consultante van miento a implementar.
redefiniendo su trabajo así como los objetivos, metas y Si bien se valora positivamente la flexibilidad
procedimientos terapéuticos. del profesional para ajustar la información y ofrecer-
Priorizar las necesidades del consultante significa la según el caso particular, esto nos enfrenta a los
además comprender que el primer deber profesional riesgos de carecer de criterios estándares para este
en terapia es acoger las mismas. Carece de sentido con- proceso informativo. Independientemente de si el
templar un proceso informativo inicial estandarizado, profesional ejerce en el ámbito privado o público
ante un paciente angustiado, necesitado y/o que no es de salud, de las interrogantes o necesidades infor-
capaz para recibir tal información. Desde esta perspec- mativas del paciente, y de la existencia de terapias
tiva, las primeras sesiones de acogida permitirían de- o intervenciones que requieran de mayor precisión
sarrollar un contexto para acordar un modo de trabajo de información, sería razonable suponer ciertos con-
con la participación activa del consultante. Por último, tenidos mínimos que toda persona que inicie una
priorizar las necesidades del paciente implica también terapia debería conocer.

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Consentimiento informado en psicoterapia. Perspectiva de terapeutas y consultantes

En este estudio, de acuerdo con los formadores y 3. Bascuñán ML (2014). Desafíos éticos en Psicoterapia. Perspecti-
va de terapeutas y consultantes. Tesis doctoral. Escuela de Pos-
consultantes entrevistados, los contenidos mínimos de
grado, Facultad de Medicina, Universidad de Chile
este proceso informativo inicial contemplan tanto as- 4. Barbesi BM (2003). Consentimiento informado en psicoterapia.
pectos formales incluyendo la frecuencia de las sesio- Revista Perspectivas Bioéticas, 8 (15), 83-93
nes, la duración aproximada de la terapia, la modalidad 5. Beahrs JO, Gutheil TG (2001). Informed Consent in Psychothe­
rapy. Am. J Psychiatry 158, 4-10
de pago (honorarios, casos de atrasos, de inasistencia a 6. Beauchamp TL, Childress JF (1999). Principios de ética Biomédi-
la sesión); como la especificación del modo en que se ca. Barcelona, España: Masson
trabajará, los límites de la relación profesional y la exis- 7. Braaten EB, Handelsman MM (1997). Client Preferences for In-
tencia de otras alternativas de tratamiento. Al consultar formed Consent Information. Ethics y Behavior, 7 (4), 311-328
8. Campbell A, Worth MC, Gillett G, Jones G (1997). Medical Ethics.
a una muestra más numerosa de terapeutas y consul- UK: Oxford University Press
tantes, se confirma que la gran mayoría considera que 9. Canadian Psychological Association (2000). Canadian code of
es un deber del profesional informar al paciente sobre ethics for psychologists. (3rd ed.) Ottaw, Canada: Canadian Ps-
otras alternativas terapéuticas, posibles procedimien- ychological Association
10. Calo O (2003). Consentimiento informado en psicoterapia. No-
tos o técnicas a utilizar y los límites de la confidencia- tas para una discusión. Rev. Perspectivas Bioéticas, 8 (15), 61-67
lidad. Adicionalmente, ambas fuentes de información 11. Claiborn CD, Berberoglu LS, Nerison RM, Somberg DR (1994).
estiman que esta información no dificulta ni obstruye The client’s perspective: Ethical judgments and perceptions
la relación terapéutica y que es preferible ofrecerla de of therapist practices. Professional Psychology: Research and
Practice, Vol 25(3), Aug 1994, 268-274
manera verbal (en vez de escrita). 12. Colegio de Psicólogos de Chile (1999). Código de Ética Profesio-
Sin embargo e independientemente de su valo- nal. Santiago, Chile: Colegio de Psicólogos de Chile
ración, los profesionales advierten que debido a las 13. Croarkin P, Berg J, Spira J (2003). Informed consent for psy-
chotherapy: a look at therapists’ understanding, opinions, and
nuevas demandas legales y sociales; probablemente
practices. Am J Pshychother, 57 (3), 384-400
sea inevitable la inclusión del consentimiento infor- 14. Childress JF (1990). The place of Autonomy in Bioethics. The
mado como documento escrito. Se alude a la creciente Hastings Center Report, Vol. 2(1): 12-17
legalización de la actividad profesional y participación 15. Franco A, Mendoza N, Mora M (2004). Consentimiento informa-
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de los usuarios en las relaciones profesionales como de Psiquiatría, vol. XXXIII, núm. 2, 2004, pp. 182-192, Asociación
cambios en el contexto social que nos presentan nue- Colombiana de Psiquiatría
vos desafíos. Como psicoterapeutas entonces estamos 16. Fridman P (2003). Discusión acerca del consentimiento infor-
llamados a reflexionar respecto a cómo nos adaptamos mado en psicoterapia. Rev. Perspectivas Bioéticas, 8 (15), 77-82
17. Goddard A, Murray CD, Simpson J (2008). Informed consent and
a estos cambios procurando no perder aquellos aspec- psychotherapy: An interpretative phenomenological analysis of
tos que consideramos esenciales en nuestro servicio therapists’ views Psychology. Psychotherapy: theory, rerearcrh
profesional. El vínculo terapéutico es percibido como and practice, 81 (2),177-191
libre y voluntario, privado e íntimo, y distinto a aquel 18. Gracia D (2001). Bioética clínica. Bogotá, Colombia: El Buho
19. Haas LJ (1991). Hide-and-Seek or Show-and-Tell? Emerging Is-
que se establece en otras profesiones de la salud. Las sues of Informed Consent. Ethics and Behavior, 1 (3), 175 – 189
imposiciones, presiones y coacciones externas por tan- 20. Hare-Mustin, R., Marecek, J., Kaplan, A.G. y Liss-Levinson, N.
to tienden a incomodar a los terapeutas. Sin embargo, (1979). Rights of clients, responabilities of therapists. American
si nos consideramos parte de un colectivo social, los Psychologist, 34, 3-16
21. Holmes J (2006). Ethical aspects of the psychotherapies. En S.
psicoterapeutas enfrentamos el desafío de salir del Bloch, P. Chodoff y S.A. Green, (Eds.). Psychiatric Ethics. (pp.
aislamiento de la relación terapéutica, y participar ac- 225-243), Inglaterra: Oxford University Press
tivamente en el debate público sobre las normas éticas, 22. Martindale SJ, Chambers E, Thompson AR (2009). Clinical ps-
ychology service users’ experiences of confidentiality and in-
institucionales y legales que nos afectan, distinguiendo
formed consent: A qualitative analysis. Psychotherapy: Theory,
y explicitando las características particulares de nues- Research y Practice, 82(4), 355-368
tro quehacer profesional. 23. Nesis JE. (2003). Ética y psicoterapia: una edición dedicada al
consentimiento informado. Rev. Perspectivas Bioéticas, 8 (15),
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24. Pomerantz AM (2005). Increasingly Informed Consent: Discus-
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