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La Estación
I
EL SEÑOR T: ¡Sí, me bastan los itinerarios! Una empresa seria debe cumplir con
los itinerarios.
EL SEÑOR T: Sí, así es. Pero acláreme, por favor. ¿El primer tren es el de T?
CONDUCTORA: Se supone.
TEATRO INEDITO ENRIQUE BUENAVENTURA
EL SEÑOR M: Pero si yo llamé y me dijeron que pasaría a la hora exacta por esta
estación.
LA SEÑORA T: Usted sí tuvo la precaución de llamar, porque mi marido se atiene a
los itinerarios y yo insisto en que esta empresa no es seria.
EL SEÑOR M: ¿Qué no es seria?
EL SEÑOR T: No le haga usted caso, caballero. María, por favor, estás armando un
problema legal que puede terminar en multa o en cárcel.
EL SEÑOR M: No es posible que haya pasado. ¿Qué dice usted, señora?
LA DAMA: ¿A dónde se dirige usted?
EL SEÑOR M: ¿Yo? A M.
LA DAMA: Bueno aún no ha pasado el de T.
EL SEÑOR T: Y yo voy a T.
LA SEÑORA T: Nosotros vamos a T.
EL SEÑOR M: Pero si no ha pasado el de T., ¿a qué horas pasa el de M?
LA SEÑORA T: (En voz baja). La empresa no es seria. (Llegan muy apuradas, la
señora L. y la señorita secretaria de la señora L.).
LA SEÑORA L: ¡Apúrate! Con esos botines no puedes caminar. Te dije que te
pusieras los de tenis y que luego nos cambiaríamos en el tren. ¡Ay,
siempre insistes en andar con esos botines! Y al final me haces llegar
tarde a todas partes. ¡Ay, respiro! ¡La estación está llena de gente!
Dígame por favor... ¿ha pasado ya el tren?
LA DAMA: ¿A dónde se dirige usted?
LA SEÑORA L: A L.
EL SEÑOR T: Yo voy a T.
LA SEÑORA T: Vamos a T.
EL SEÑOR M: Yo voy a M.
LA SEÑORA L: (A la señorita secretaria). Te lo dije.
LA SEÑORITA L: ¿Qué me dijo, señora?
TEATRO INEDITO ENRIQUE BUENAVENTURA
GUARDA: ¡Un tren veloz produce una onda que, simultáneamente, rechaza a
unos pasajeros y absorbe otros! Ustedes fueron, evidentemente,
rechazados. Ocurre que hay una enorme cantidad de viajeros con
ideas diferentes. Prácticamente todos quieren dirigirse a lugares
distintos. La empresa se ve en la necesidad de utilizar la onda como
una forma de selección de los viajeros. No, no se trata de una medida
meramente autoritaria, ustedes tienen, también arte y parte en el
asunto y, a fin de que puedan ejercer libremente ese derecho se les
da, en forma gratuita, una brevísima instrucción para abordar trenes
veloces en cualquier circunstancia. Se dieron ustedes cuenta de que
hace unos instantes, pasó un tren veloz. A ver usted... ¿qué sintió?
TEATRO INEDITO ENRIQUE BUENAVENTURA
LA SEÑORA T: No sé señor...
GUARDA: ¿Cómo que no sabe?
GUARDA: ¡Eso! ¡Usted sintió la onda que rechaza! Ahora le toca aprender a
sentir la onda que atrae, la onda que absorbe. Usted está aquí, el tren
pasa. Siente la onda que rechaza, se desplaza, rápidamente y lo
atrapa, entonces, la onda que atrae, la onda que absorbe. Pero si usted
siente la que atrae y prefiere ser rechazado, se desplaza entonces en
sentido contrario.
GUARDA: Es un falso tren. Hay que aprender a distinguir un falso tren de uno
verdadero. La empresa se ve en la necesidad de utilizar falsos trenes
para que los pasajeros no pierdan del todo las esperanzas.
EL SEÑOR M: ¿Qué hacemos ahora?
LA SEÑORITA L: Y yo debo encontrar a la señora L... ¡Dios mío, aquí están sus
zapatos! Eso quiere decir que se fue con los zapatos de tenis... Usted
tiene que responder por ella. Usted parece ser una autoridad o algo
así...
LA SEÑORA T: No nos interesa, en absoluto, que esté jubilado. Usted tiene que
responder ante nosotros. La señora...
LA SEÑORITA L: Señorita L.
TEATRO INEDITO ENRIQUE BUENAVENTURA
LA SEÑORA T: Las dos íbamos para L. y el tren que pasó iba para T.
MAQUINISTA: La empresa.
LA SEÑORITA L: Y los zapatos... ¿Qué hago con los zapatos? La señora L. necesita sus
zapatos.
EL SEÑOR M: Entonces...
LA DAMA: Falta, solamente, que los trenes cumplan los itinerarios y pasen,
efectivamente, por las estaciones.
LA SEÑORITA L: A L.
LA SEÑORA T: Yo voy a T.
II
“El Viaje”
LA SEÑORITA L: ¡Que alguien lo detenga! ¡No puedo viajar sin la señora L.!
MAQUINISTA: Quiero que sepan una cosa: aquí el único hijo de puta que puede
gritar vami nos ¡soy yo!
GUARDA: La empresa tenía razón. Allí donde no existía nada la gente inventó
todo.
(La Espera)
LA ABUELA: Anoche soñé que nos moríamos todos.
EL ABUELO: Valiente sueño.
LA ABUELA: Pero volvíamos a vivir, resucitábamos.
EL ABUELO: Peor todavía.
LA ABUELA: Resucitábamos y nos íbamos a viajar, a viajar, a viajar...
EL ABUELO: ¡Qué manera de soñar pendejadas! De aquí no salimos sino volando.
LA ABUELA: Cómo así, volando.
EL ABUELO: Cuando echemos a volar las almas. ¡Con el último suspiro!
LA ABUELA: ¿Y el tren? ¿Para qué sirve, entonces, el tren?
EL ABUELO: Cuál tren.
LA ABUELA: El tren.
EL ABUELO: No he visto un tren en mi vida.
LA ABUELA: La vejez no llega sola.
MAQUINISTA: La empresa tiene un pasado heroico.
LA SEÑORA T: La empresa es una mierda. Enterró a mi primer marido, mientras el
segundo enterró un capital en la empresa.
MAQUINISTA: Hay quien ha gastado en tiquetes una verdadera fortuna.
TEATRO INEDITO ENRIQUE BUENAVENTURA