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)
J. Apresjan
F. G. Lounsbury
Investigaciones semánticas
1
Teorías generales
9
algunos elementos dispersos. Se hacía necesario, entonces, co-
menzar a forjar esta concepción, y para ello se presentaron dos
caminos diferentes: uno, orientado hacia una teoricidad extrema:
el otro, orientado hacia un extremo practlclsrno: por un lado, la
glosemática; por el otro, la lingüística descriptiva que se inscribe
en la tradición de Bloornfleld.
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estructura semántica global de la lengua, es éste un fenómeno
que debe ser explicado y no reducido.
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en los cuales la probabilidad de aparición está dada por los sím-
bolos precedentes. Esta probabilidad se encuentra en proporción
inversa a la cantidad de información proporcionada por una pa-
labra. Esa relación parecía abrir un camino al estudio objetivo de
la significación; pero el camino era ilusorio. Como lo habían des-
tacado por otra parte los creadores de la cibernética, esta informa-
ción concernía únicamente al símbolo considerado como objeto
material, no a su significado. Shannon ya había insistido en el
hecho de que este último quedaba fuera de su teoría, puesto que
el carácter inesperado de un mensaje no tiene ninguna relación
con su valor semántico. Aunque un enunciado se repita varias ve-
ces, no por eso pierde su significado (Carnap y Bar-HilleI, 1953).
los escasos estudios que fueron más allá de estos límites (los de
MacKay sobre el interrogativo y el imperativo) terminaron por de-
sembocar en un análisis del contexto que salía del marco de la
lingüística.
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mente. una nación definida o una región definida. Nación o región
designa la cultura nacional (o regional) en un sentido amplio: las
tradiciones, las creencias ( ... ) el comportamiento, etc." (1961).
Ahora bien, es precisamente este "sentido amplio" el que no ha
sido de ningún provecho para la lingüística. Está claro, en efecto,
que lo que atañe a la imagen asociada (y que es a menudo el ob-
jeto de las investigaciones de los psicólogos norteamericanos) no
forma parte, por eso mismo, del objeto de la lingüística. la noción
de connotación ha llegado a ser, de hecho, una cobertura apta
para todo, puesto que se ha usado para designar toda significación
diferente de la referencial. Sin embargo, las funciones que una
palabra puede tener dentro de la lengua son muy numerosas; tal
generalización se revela, por lo tanto, inútil. ¿Qué interés pode-
mos tener en denominar con el término común de connotación dos
efectos de sentido tan diferentes como el de tutú en relación a
automóvil y el de bufoso en relación a revólver? 2 Ch. Bally ya los
diferenciaba claramente cuando hablaba de "caracteres afectivos
naturales" y de "efectos por evocación".
2 El autor utiliza los ejemplos del francés crtn-crin y violen, f1ingue y fusil,
que son análogos a los que aquí damos en español. [N. de la T.]
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años, una forma canónica para la definición de una palabra en el
diccionario, la que sería puramente extensional: "Es útil concebir
el significado de una unidad como el conjunto de condiciones que
deben ser satisfechas si esta unidad denota. .. Una definición le-
xicográfica tendrá la forma siguiente: X denota si CI y C2 y ...
Cs: por ejemplo dI y d2 Y .,. d," (donde X es la unidad en cues-
tión; CI, C2 ... las condiciones que se deben cumplir si X denota;
d., c6 ... ejemplos de denotata) (1962, pp. 29-31). Las constantes
confusiones parecen deberse al hecho de que estas nociones no
están todavía integradas en el trabajo cotidiano de los lingüistas y
de que su discusión permanece en el estadio de los buenos deseos.
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También de los lógicos se tomó prestado el término y la nocion
de metalenguaje: una lengua ideal que se utilizaría para discutir
la lengua-objeto. Con esto, sin embargo. se subestima el hecho de
que este metalenguaje no existe "objetivamente" y que los tér-
minos de los que nos servimos en él forman parte en realidad de
nuestra lengua natural, de la lengua-objeto. Este hecho es muy
rico en consecuencias. Recordemos aquí solamente, a manera de
ejemplo. que la definición de un término, que en lógica goza de una
legalidad particular, posee exactamente las mismas característi-
cas formales (sintácticas) que las otras frases de la lengua na-
tural (Weinreiéh, 1966, 3.441 Y 4, n.
Estas consideraciones están dirigidas esencialmente a los pocítt-
vistas, pero se podría observar que existe también una filosofía
"lingüística" o "analítica" que hace del estudio de la lengua na-
tural (y no de un sistema formal) el centro de sus preocupaciones.
Dos de sus aspectos. sin embargo, la vuelven inaceptable como
modelo de teoría Ilnqüístlca. En primer lugar, los principales
representantes de esta corriente (Wittgenstein, Austin) no han que-
rido jamás abordar una sistematización coherente de sus concep-
ciones sobre el lenguaje; más aun, han intentado, por el contrario,
hacer imposible esta sistematización. En segundo lugar, esta fi-
losofía se ocupa esencialmente de los casos particulares de la
"referencia", abordando así un campo que está, en sí mismo, al
margen del objeto de la semántica lingüística.
11
Análisis distribucional y análisis sémico
:5
jetivo: ¿puede realizarse este trabajo de una manera exhaustiva?
y luego: ¿para qué sirve esta descripción?
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No puede sorprender entonces que en la actualidad este tipo de
estudios goce de extraordinario favor entre los antropólogos norte-
americanos. El artículo de Lounsbury que traducimos y presenta-
mos en este volumen es uno de los mejores ejemplos al respecto.
Otros trabajos giran en torno de los parentescos, los colores, las
taxonomías populares de las enfermedades, la orientación, las par-
tes del cuerpo, los pronombres. Pero basta con salirse de estos
campos privilegiados para dejar de obtener resultados positivos;
y nosotros no compartimos las esperanzas de Lounsbury de que
pueda llegarse a dividir el léxico entero en campos semejantes.
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la lengua. El desarrollo posterior de su teoría se encamina hacia
dos direcciones estrechamente ligadas: por una parte, Apresjan
llega a completar su modelo sin recurrir a las estadísticas; por la
otra, refina aun más el análisis distribucionaJ. Utiliza para esto
dos procedimientos: matiza los tipos de distribución dividiéndo-
los en obligatorios, facultativos (que pueden ser completos o in-
completos) y nulos, y se sirve además del análisis transformaclo-
nal. Tomando esta noción en un sentido diferente del que le dan
N. Chomsky y sus colaboradores, afirma que "si diferentes frases
admiten las mismas transformaciones, podemos afirmar que ros
núcleos utilizados para compararlas son idénticos semánticamen-
te" (1962 b, p. 153). El estudio de las transformaciones posibles
es el que le permite también eliminar las estadísticas de la pri-
mera parte de su trabajo.
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Volvamos ahora a nuestra segunda pregunta: ¿cómo estudiar el
significado de las unidades incluidas en un mismo campo? Los
resultados que se han obtenido en este aspecto nos parecen mu-
cho más interesantes. Como lo destaca con justeza Lounsbury, hay
dos métodos posibles. El primero, el método analítico, consiste en
tomar todas las palabras incluidas y tratar de descomponer el sig-
nificado de cada una de ellas en elementos simples. Puesto que
en gran parte de los casos estos elementos son idénticos para las
distintas palabras (lo que difiere es la manera como se combinan),
se llega a una reducida lista de "dimensiones" abstractas. Por
ejemplo, las palabras burra y gata poseen ambas el rasgo femeni-
no o la dimensión sexo. El segundo método es más bien sintético:
se eligen algunas unidades consideradas como elementos básicos
y, con ayuda de las operaciones lógicas que hemos formulado, se
obtienen finalmente las definiciones de todas las unidades i nclul-
das. Este segundo método, del cual Lounsbury da un esclarecedor
ejemplo, es el que utilizan ciertos equipos de traducción automá-
tica (MPPL, 1964).
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las que produce la introducción en el léxico de una palabra nueva.
El número de sernas que nos permiten una descripción exhaustiva
del vocabulario de una lengua debe ser claramente inferior al nú-
mero de unidades que describimos; si el procedimiento que con-
siste en introducir un nuevo serna por cada palabra nueva es ine-
vitable, deberemos poner en tela de juicio los propios principios
de este análisis. Imaginémonos que alguien invente hoy una
nueva forma de silla, por ejemplo la que levanta cada tres minutos
a la persona sentada; nos veríamos inmediatamente obligados a
introducir este serna en la estructura semántica del español. Al
mismo tiempo, al poner el acento sobre la referencia y no sobre
el funcionamiento del lenguaje, se omiten ciertos datos necesa-
rios para impedir la producción de frases como la silla se levantó
sola, la silla tiene fiebre o la silla tiene cuarenta y nueve de pre·
sión; o por lo menos para asegurar que, en caso de producirse
frases de este tipo, nos sintamos impactados por ellas, como era
la intención de Boris Vian cuando las escribía.
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una abstracción tal que tiene, en el lenguaje, una realización cer-
cana al cero. La palabra alto revela ciertos sernas si se la toma
con el sentido que tiene en una expresión como una montaña el-
tal pero revelará otros bien diferentes si la pensamos en contex-
tos tales como: una nota alta, una alta opinión, la alta Edad Media,
el alto Bhin, etc. Para poder dar una fórmula sémica de palabras
polisémicas tenemos que aceptar la existencia de definiciones
disyuntivas (que es lo que Lounsbury evita en su artículo). Es evl-
dente también que los problemas de sinonimia y polisemia deben
encontrar soluciones complementarias y no aisladas. La explica-
ción que da Lounsbury, basada en los significados metafóricos, no
convence del todo, puesto que rara vez nuestra Intuición nos ln-
dica con exactitud cuáles son 105 usos propios y cuáles los figu-
rados.
4. Procediendo de esta manera se obtienen siempre conjuntos de-
sordenados, es decir, conjuntos en los que los semas están todos
en el mismo nivel. Si bien es cierto que una gran parte del léxico
presenta tales aglomeraciones, queda en pie el hecho de· que al-
gunas veces ciertos rasgos tienen una posición jerárquica dife-
rente (superior o inferior) con respecto a los otros y, de este mo-
do, componen configuraciones (en la terminología de Weinreich).
Aparece aquí un defecto que es propio de todas las aplicaciones
que quieren extender a otros campos' el uso de una técnica ela-
borada para un campo específico. Al creer en el poder de esta
técnica particular, suele darse la inclinación a deformar la natu-
raleza de 105 hechos observados o a pretender ignorarlos para
evitar las contradicciones. ~ste es un defecto bien conocido a cau-
sa de las recientes extensiones de 105 métodos lingüísticos a las
otras ciencias humanas. Parecería, en cambio, más justificado el
camino inverso: si una técnica no se muestra eficaz en un nuevo
dominio homólogo, habrá que interrogarse sobre su precisión
y adecuación en el primer dominio. Algunos estudios recientes
han mostrado, por otra parte, la existencia de una jerarquía entre
los rasgos distintivos de los fonemas.
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Con todo, estas dificultades, aunque son muy serias, no desacre-
ditan el análisis del significado de los morfemas en elementos
más simples. El análisis sémico no tiene más que unos diez años
de existencia y varios aspectos de la teoría serán, sin duda, re-
visados y perfeccionados. Es de desear, al mismo tiempo, que se
emprenda un estudio semejante sobre el léxico entero de una
lengua desarrollada (digamos sobre las 5.000 palabras más fre-
cuentes); tal empresa será muy superior al muestreo que se realiza
actualmente. Entonces no podrá hablarse más de campos privi-
legiados, se podrá tener una justa apreciación de las efectivas po-
sibilidades de economía en el lenguaje descriptivo y se nos apa-
recerán un sinnúmero de problemas que hoy no estamos en con-
diciones de percibir.
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mínima debe ser entendido como un significado puramente contex-
tual [ ... ]. Toda unidad se define únicamente por su lugar en el
contexto" (Hjelmslev, 1961 a, pp. 44-45). Pero si los contextos
imaginables de una unidad son infinitos, resulta que también lo
son sus significados: en cada nuevo contexto, la palabra tiene un
significado distinto. De hecho, un postulado semejante implica la
negación de toda semántica. Un ejemplo que ilustra esta actitud
(sin que se inspire en Hjelmslev) es el que se encuentra a me-
nudo en los diccionarios monolingües que pretenden tener tanta
mayor riqueza cuanto mayor es el número de artículos y subartícu-
los que poseen.
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Otro procedimiento que se utiliza para distinguir los diferentes
sentidos de una palabra está basado, como en el caso de la de-
limitación de los campos semánticos, en el análisis dlstrlbuclo-
nal. A partir de la misma fórmula de Z. Harrls. se llega (en el ar-
tículo de Apresjan) al siguiente axioma: "En una palabra pollsé-
mica hay una correspondencia biunívoca entre un significado y una
distribución". Se intenta entonces dar cuenta de ros diferentes
sentidos de una palabra por medio de la enumeración de las com-
binaciones sintácticas en las que ésta puede entrar. De esta ma-
nera un diccionario estructural pondría en la misma entrada al-
gunos empleos del verbo francés passer (pasar) tales como le
cemion lui est passé sur le corps (el camión pasó sobre su cuer-
po) y son tntérét pesse avant celui des autres (su provecho es
para él más importante que el de los demás), puesto que ambos
pertenecen a la misma clase sintagmática: "construcción disocia-
ble/ + infinitivo, atributo, adverbio +
preposición y complemento/
+ cero + preposición y complemento y con el mismo valor de
uso" (J. Dubolal.' Al mismo tiempo y por las mismas razones, ese
diccionario clasificaría bajo entradas diferentes los usos de pesser
en expresiones como vous pouvez passer (usted puede pasar) y
il passe sur le pont (él pasa sobre el puente). Como se ve, este
método no discrimina los sentidos que un hablante distingue in-
tuitivamente y, al mismo tiempo, proporciona datos superfluos
(desde el punto de vista semántico): distingue usos que no son
sentidos como diferentes por los hablantes. Una cantidad de fe-
nómenos específicamente semánticos (ambigüedades, anomalías,
etc.) no podrían ser aclarados y resueltos correctamente por un
diccionario semejante; por lo tanto, si los diccionarios fueran pu-
ramente distribucionales, la semántica habría perdido uno de .sus
más poderosos instrumentos.
4 En español no hay un uso de pasar que sea un equivalente exacto del que
tiene passer en la segunda de estas oraciones: pero puede entenderse el ra-
zonamiento de Todorov si se piensa en expresiones como pasar el tiempo
entre diversiones y pasar la cinta entre las ruedas, en las que pasar pertene-
cería a la misma clase sintagmática aunque su valor semántico es sentido
como diferente. [N. de la r.]
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identificar cada uno de ellos con una palabra slnónlma diferente
o, para decirlo con la formulación de Weinreich: "El artículo W
del diccionario será designado como poseedor de dos significados
distintos, W 1 y W 2 , si y solo si existe en la lengua un significado
Z1 de un artículo Z, que es sinónimo de W 1 y que no lo es de Wz"
(1966, p. 28). Tenemos entonces que si en la lengua no existe otra
unidad lexical con el mismo significado, no podemos hablar de la
polisemia de una palabra. Esta observación de Kurylowicz prueba
al mismo tiempo el estrecho parentesco que hay entre los dife-
rentes dominios de la semántica: sinonimia y polisemia son pro-
blemas complementarios; ninguno de ellos puede ser explicado ni
comprendido sin el otro.
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tada a un importante problema: ¿cómo se combinan los significa-
dos de las palabras particulares para producir el sentido de la
frase?
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Esta discusión nos conduce a la crítica que puede formularse con
respecto a casi todos los trabajos realizados en semántica hasta
el presente. Se trata de la desdichada independencia en la que
quedan tanto los estudios de la sintaxis como los de la semántica;
unos y otros intentan apoderarse del dominio entero de la lengua,
con el resultado de que, hasta estos últimos tiempos, no existía
una teoría integral para el funcionamiento del lenguaje.
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Análisis combinatorio
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pueda ser considerada como un mecanismo cualquiera que gene-
re las frases de esa lengua" (Chomsky, 1957, p. 11). La palabra
"generar" cobra aquí una importancia particular. Para estar segu-
ros de la precisión requerida, se otorga a la gramática de una len-
gua la forma de un mecanismo que debe seguir las reglas grama-
ticales (y ninguna otra cosa) y debe producir, como resultado
final, frases correctas de la lengua en cuestión (y ninguna otra co-
sa). Pero solo una teoría que haga absolutamente explícitas sus
premisas puede llegar a generar frases correctas. Así, las nocio-
nes de "generativa" y de "absolutamente explícita" se superponen.
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lingüistas se limitaban siempre al famoso "corpus" que represen-
taba un número finito de frases "registradas" y absolutamente
"auténticas". Sin embargo, no toda frase registrada es necesaria-
mente una buena muestra de la lengua en cuestión. De aquí que
haya que poner en el centro del estudio al sujeto hablante, puesto
que es él quien puede, en cada momento, emitir o comprender un
número infinito de frases nunca oídas antes. Al mismo tiempo, se
ubica correctamente la relación entre leyes estructurales y leyes
de probabilidad: las primeras atañen a la lengua y describen la
competencia de los hablantes; las segundas atañen al habla e in-
dican en qué grado estos hablantes respetan las reglas establecí-
das de esa manera.
30
respecto a esto, se ha hablado ya de un renacimiento del men-
talismo en lingüística, rechazado en su momento por Bloomfield en
nombre del mecanicismo. Se descubrió que las raíces de la nueva
teoría estaban en Humboldt, quien, por otra parte, había inspi-
rado a los primeros estructura/istas; también se vieron algunos
antecedentes en Jespersen. Hay, sin embargo, una diferencia pro-
funda entre las dos gramáticas: la gramática generativa hace ex-
plícitas y formaliza todas sus proposiciones, mientras la gramá-
tica tradicional no pasaba de ser intuitiva e implícita.
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dan a esta cuestión es al mismo tiempo una respuesta a los que
reprochan a la gramática generativa el haber sustituido la gramá-
tica de la lengua por una gramática del hablante. "Una solución al
problema de la proyección es ciertamente menos que una teoría
completa del lenguaje. En particular, no provee la teoría sobre la
producción del habla (ni sobre su comprensión). Una descripción
de la lengua y una teoría de la producción del habla se diferencian
de la siguiente manera: la primera se pregunta, en última instan-
cia, cómo caracterizar las reglas de la lengua conocidas por el
hablante; la segunda se pregunta, en cambio, cómo el hablante
aplica de hecho estas reglas cuando habla. La primera teoría, pero
no la segunda, deja de lado las consideraciones sobre los pará-
metros psicológicos de la producción del habla (por ejemplo. las
limitaciones de la memoria inmediata, los niveles de motivación.
etc.) y también la descripción de los procesos mediante los cua-
les el niño aprende a hablar corrientemente su lengua (¿condicio-
namiento?, ¿utilización de mecanismos innatos?, ¿combinación de
dones naturales y aprendizaje?). Aunque estos problemas son ex-
teriores a la teoría de una lengua, esta última es esencial para la
teoría de la producción. Es necesario conocer lo que es adquirido
y utilizado antes de preguntarse cómo se lo adquiere y utiliza."
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tica debe dar cuenta de la manera en que lo que rodea un enun-
ciado (el contexto lingüístico y extralingüístico) determina la
comprensión de ese enunciado? "Las anteriores concepciones de
la semántica, dicen los autores, han definido generalmente los
fines de la descripción semántica de una lengua natural de tal
manera que, para alcanzarlos, una teoría semántica debería dar
cuenta de la forma en que el contexto determina la comprensión
de una frase." Más precisamente, de acuerdo con estas concep-
ciones, si una frase tiene varias interpretaciones posibles, es el
contexto general el que nos permite saber cuál es la que vale; y
la teoría semántica debe dar cuenta de este hecho. "Se pueden
obtener distintas variedades de esta teoría variando los aspectos
del medio sociofísico del cual deben dar cuenta sus reglas y va-
riando los parámetros espaciotemporales de ese medio. Pero es
evidente que cualquier variedad de este tipo de teoría debe obe-
decer a una condición necesaria: su construcción de los contex-
tos 9 debe ser definida para poder representar toda la información
no lingüística exigida por el hablante para comprender las frases.
Puesto que la teoría no puede satisfacer esta condición, es lncorn-
pleta. Existe en efecto una información que determina la manera
en la cual los hablantes comprenden una frase y que no puede
ser representada como parte del contexto de esa frase,"
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t/zación, tal teoría no puede ser, por eso mismo, un modelo serlo
para la semántica. Con todo, ninguna de estas consideraciones
pretende descartar la posibilidad de construir una limitada teoría
de selección para los contextos sociofísicos, siempre que se es-
tablezcan límites suficientemente firmes para la información sobre
el mundo que puede utilizar una teoría para la caracterización de
un contexto. Lo que muestran estas consIderaciones es que una
teoría completa de este tipo es Imposible."
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temática, no gramatical, que el hablante posee de su lengua, y son
así, en el sentido más fuerte del término, esenciales para el co-
nocimiento de la lengua. En efecto, para conocer una lengua na-
tural hace falta conocer estas reglas, pero en cambio no es nece-
sario conocer más que una pequeña parte de su vocabulario."
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nes selectivas", que indican la posibilidad que tiene una pala-
bra de combinarse con otra en determinada relación sintáctica:
el adjetivo blanco debe aplicarse a un sustantivo que tenga la
categoría semántica "material"; por consiguiente, se añadirá a
la palabra blanco la restricción selectiva "material". Para ilustrar
mejor estos elementos, reproduciremos aquí el análisis de la
palabra inglesa bechelor (Katz y Postal. 1964): 10
Bache/or
I
Susto Categorías
I gramaticales
(Human]
I j
(Animal)
(Male)
I
(Mala)
Categorías
J
(Adult)
I
(Young)
I
(Young)
semánticas
I I I
(Never-marrled) (Knight) (Seal)
[ Restricciones
<°1> <0"> <Oa> <0-1> selectivas
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bal de los hablantes. Sin embargo, toda propuesta tendiente a es-
tablecer este procedimiento ha sido un fracaso completo; nosotros
creemos que esto se debe a la propia naturaleza de los hechos.
Pensamos también que los teóricos que insisten sobre la necesl-
dad de un método mecánico para decidir si un artículo de un su-
puesto diccionario es realmente óptimo, se han propuesto un ob-
jetivo demasiado elevado. Creemos que también la imposibilidad
práctica de hallar un procedimiento semejante se debe a la na-
turaleza de los hechos". Este rechazo se inscribe evidentemente
en el marco de los argumentos que N. Chomsky sostuvo sobre el
papel de los procedimientos de descubrimiento en lingüística.
¿Por qué esta forma de descripción de un artículo de diccionario
es preferible a la forma clásica? El motivo principal de esta trans-
formación es el deseo de precisIón que ya mencionamos. Esta
nueva presentación permite, en efecto, la formalización completa
del proceso semántico. "Esta exigencia está concebida de mane-
ra que, una vez dada una exposición formal de las reglas de pro-
yección, se pueda responder por medio de cálculos formales, y
sin la ayuda de la intuición o la perspicacia lingüística, a la pre-
gunta de qué interpretación se da a determinada frase. Entende-
mos por exposición formal una exposición en la cual la aplicación
de las reglas está definida solamente por las formas de los sím-
bolos a los cuales estas reglas se aplican: y en la cual, por otra
parte, las operaciones efectuadas por las reglas para brindar su
'salida' (autput) son mecánicas. La necesidad de una teoría se-
cl6n en español podría obtenerse con la palabra cardenal, para la que se po-
dría dar la siguiente representación:
C9rdenaJ
I
Susto
_Caregari <'5
I
gramaticales
1
(Inanimado)
I
(Humano)
(Dafto flslco)
1
(Rellglosol Coto90 r jas
~cmj(jlicas
-1 > <0 1
I I
<O;,> ñestrtcctones
$e'cctilfiiS [N. de la T.]
37
mántica formal deriva de la necesidad de evitar la vacuidad. Una
teoría semántica contiene vacíos en la medida en que, para aplicar
correctamente sus reglas, se cuenta con la intuición o la perspi-
cacia de los sujetos hablantes acerca de las relaciones semánti-
cas. Así, decir que una frase francesa presenta una relación se·
mántica R en el caso en que satisfaga la condición e, no aporta,
en realidad, ninguna información si e está Formulado de tal
manera que no podamos saber si e está o no satisfecho sin remitir-
nos al conocimiento intuitivo del sujeto hablante acerca de rela-
ciones semánticas del tipo de R. Desde este punto de vista, una
teoría formal no contiene vacíos."
38
anterioridad, etc. Pero, al mismo tiempo, la teoría de Katz y Fodor
tiene numerosos rasgos originales que son. a nuestro entender,
los que le otorgan su importancia. Examinemos, en primer térmi-
no, las consecuencias del hecho de que esta teoría esté situada
en el marco de una gramática generativa. Por una parte, su objeto
Yfl no es la descripción estática del vocabulario de una lengua, sino
el funcionamiento del lenguaje, visto bajo su aspecto semántico.
Por otra parte, la exigencia de precisión, ya mencionada muchas
veces, desempeña un papel preponderante; y nunca podrá lnsls-
tirse excesivamente sobre la importancia de este factor. Recorde-
mos que los investigadores se vieron a menudo obligados a dejar de
lado ideas que parecían seductoras a primera vista, pero cuya
formulación imprecisa había ocultado las consecuencias que se
desprendían de ellas. Por último, se puede decir que es ésta la
primera vez que una teoría semántica define claramente su posi-
ción con relación a la gramática y se pone de acuerdo con sus exi-
gencias. En el campo propiamente semántico, su novedad con-
siste en la importancia otorgada al proceso de combinación, en
la formulación de la categoría de "restricción selectiva", etcétera.
En las críticas que seguirán aquí, y que se refieren a la segunda
cuestión estudiada por Katz y Fodor (la representación concreta
de la teoría semántica), se trata de llenar lagunas (o, por lo me-
nos, de señalarlas), más que de corregir errores.
1. Nuestra primera crítica se referirá a la división del significado
de una palabra en categorías semánticas y diferenciadores. Las
investigaciones de Wittgenstein nos enseñaron que no existe un
límite "natural" para la descomposición de una unidad de sentido
en elementos más simples. Este límite, si hay uno, debe basarse
en otros criterios. que provienen del exterior. Desde el punto de
vista de una gramática generativa, la necesidad de asegurar el co-
rrecto funcionamiento del mecanismo lingüístico nos brinda tales
criterios. Pero la división en categorías semánticas y diferencia-
dores, tal como la formulan Katz y Fodor, no refleja suficiente-
mente un Ifmite lingüístico. Es fácil darse cuenta de esto si. se
piensa que, en el funcionamiento normal. las reglas de proyección
exigen que haya una coincidencia entre las restricciones selecti-
vas de una de las unidades y las categorías semánticas de la otra.
Es evidente, sin embargo, que no todas las categorías semánticas
aparecen en las restricciones selectivas; en tal caso, su conoci-
miento no nos sirve de nada. Estas consideraciones nos llevan a
pensar que un primer límite debería pasar entre las categorías
semánticas que aparecen en las restricciones selectivas y las que
no aparecen allí. Así, en el análisis de bache/or hubiéramos man-
tenido categorías como humano, animal, masculino, pero no ca-
tegorías como no-casado, caballero, foca, etc. Ese primer grupo
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de categorías semánticas hubiera sido suficiente para asegurar
una correcta representación de las amalgamas, de las ambigüeda-
des excluidas, así como de todas las anomalías que podrían re-
sultar del hecho de no respetar las restricciones selectivas (ano-
malías combinatorias). Podríamos llamar clasemas a las catego-
rías de ese grupo y nivel clesemético al nivel en que se detendría
su análisis.
Sin embargo, muchas operaciones que se realizan en el interior
de la teoría semántica exigen un análisis más profundo. Aquí nues-
tra manera de proceder está emparentada con la de Ch. Bally en su
búsqueda de un "término de identificación" (el archisemema de
Pottier) y del modo en que los términos "vecinos" difieren de él.
Tal. análisis podría dar cuenta de fenómenos como la sinonimia,
la paráfrasis, las ambigüedades permitidas por las restricciones
selectivas. Solamente a ese nivel se podría dar cuenta también de
otra clase de anomalías llamadas "lógicas", es decir, las contra-
dicciones y las tautologías. Si una representación de la estructu-
ra del significado se detuviera en el primer límite, no podría ana-
lizar la anomalía que existe en la frase El verde es un rojo, ni ex-
plicar por qué la oración El púrpura es un rojo no presenta una
anomalía semejante. Esta imposibilidad proviene del hecho de
que la anomalía se debe aquí a lo que, según Katz, pertenece al
diferenciador, y esta categoría no entra, por definición, en relacio-
nes teóricas, (Esto explica también por qué Katz, en su tratamien-
to de las proposiciones analíticas y de las contradicciones, se ve
obligado a introducir la noción de elemento seménttco, que anula
la diferencia entre la "categoría" y el "dlferenclador".) En nues-
tra representación verde y rojo tendrían el clasema "color" y las
categorías, respectivamente, "verde" y "rojo", Púrpura tendría la
categoría "rojo" más un dlferenciador, puesto que rojo desempeña
con relación a él el papel de término de identificación. SI se con-
serva el nombre de categorla para estos sernas, podría designarse
como nIvel categorial el nivel de análisis que los estudia.
2. La posición que toman Katz y Fodor con respecto al lenguaje
descriptivo no es suficientemente clara. El problema está en de-
cidir si se trata de un metalenguaje puramente artificial que no
debe preocuparse de las correspondencias con la "lengua ob-
jeto", o si es un léxico descriptivo elegido en el vocabulario de
una lengua. Se puede suponer que las dos soluciones están pre-
sentes en estos autores, puesto que, por una parte, afirman que
"la categoría semántica es una construccíón teórica que recibe su
interpretación en la metateoría semántica" (p. 208), es decir, que
pertenece exclusivamente al lenguaje del descriptor; por otra par-
te, dicen también que ciertas "unidades lexlcales tienen una im-
portancia teórica particular: ellas son, en efecto, las representa-
40
clones de las cateqortas semánticas proplas de la lengua natural"
[p. 187J. ea decir, que tienen una existencia real en la lengua de
que se trata. Nosotros hemos discutido ya algunos aspectos de es-
te problema, Aun si aceptamos {como nos parece correcto} que
para la rengua natural no existe metalenguaje y que en la elección
d~ los térrn inos de la descripción debemos tener en cuenta 'os
recursos de la Jengua estudiada, quedan, sin embargo, muchos
problemas sin resolver. No sabemos sl esos términos forman una
jerarquía perfecta, si están siempre y solamente en relaciones de
exotusícn o rnclusion. Ignoramos también si no hay dos tipos di-
ferentes de exclusión (digamos, por ejemplo, la antinomia y la
neurraüdad): o, en otros términos. si las oposIciones son siempre
binarias.
41
la existencia de una nueva regla optativa de proyección que fun-
cionaría en el proceso de comprensión de un enunciado:
Si en P1 y P" dos proposiciones de una frase o dos frases directa-
mente vecinas, se encuentra la misma palabra pollsémlce M, hay
que elegir en p~ el (los) significado (s) que no esté (estén) exclui-
do (s) por fas reglds de proyección de Pr, y viceversa.
Nos parece que así es como se procede para eliminar la ambigüe-
dad de la primera proposición en el siguiente enunciado: ¿Tiene
usted un joyero? Sí, lo compré en la tienda "Las Vio/et8s".1l
Evidentemente, esta regla es optativa; nada nos impide utilizar en
una lnmedlata vecindad diferentes acepciones de una palabra po-
ltsémtca. Por el contrario. es éste un procedimiento corriente tanto
en poesía como en los géneros humorísticos y aun en las bro-
mas más comunes: este hecho ha sido señalado ya por Tomachevs-
ky hace cuarenta años (cf. Théorie de la Littérature, 1966). A pe-
sar de esto, la casi totalidad de la producción verbal obedece a la
regla formulada más arriba. Por otra parte, la existencia de esta
regla nos provee de una herramienta útil para facilitar el análisis
semántico del enunciado y dar cuenta de ciertos efectos impor-
tantes para el análisis literario y el psicoanálisis (saltos de un te-
ma a otro). De esta manera, contrariamente a lo que piensa Wein-
reich (1966, n. 38), la teoría semántica estará en condiciones de
explicar este tipo de fenómenos.
Ninguna de las críticas aquí expuestas ataca las bases de la con-
cepclón propuesta por Katz y Fodor; por el contrario, ellas se for-
mulan con la intención de promover la discusión y el ulterior per-
feccionamiento de la teoría.
Una nueva hipótesis que concierne a la estructura semántica del
lenguaje ha sido propuesta en los últimos tiempos; la ha formu-
lado Weinreich (1966), quien, en sus anteriores artículos dedica-
dos a la semántica, había aportado ya varias contribuciones va-
liosas. También esta hipótesis se Inscribe en el marco de una
gramática generativa, pero dedica una mayor atención al desarro-
llo precedente de los estudios semánticos. Weinreich se mantiene
también más cerca de la realidad lingüística; su teoría pierde qui-
zá, por esto mismo. algo de su elegancia, pero los hechos lin-
güísticos no son tan sencillos como para prestarse a una descrlp-
olón que sea a la vez simple y correcta.
IDos ideas originales se hallan en la base de la teoría de Wein-
reich. La primera se refiere a las relaciones que establecen entre
42
sí los sernas en el interior de un morfema y los morfemas en el
interior de una frase. Destaquemos en primer término que se par-
te de presuponer un isomorfismo entre las relaciones interiores
de un morfema y las exteriores a él. Katz y Fodor presentan estas
relaciones como si formaran conjuntos no ordenados; esto equi-
vale a decir que se podrían cambiar de lugar los sernas en el inte-
rior del morfema sin alterar el sentido del mismo. Para Weinreich,
este tipo de relación, aunque es el más difundido. no es el único
que existe; se dan también relaciones que no permiten la conmuta-
ción. Para retomar las fórmulas de Welnrelch, podemos distinguir
los dos tipos siguientes:
(1) (a, b)·~ (b, a)
(2) (a~b)#(b~a).
43
haye (1926) entre los "complementos extrínsecos y complementos
Intrínsecos". (En Katz y Fodor esta diferencia se refleja en la forma
ligeramente diferente que dan a la regla Rs.) Destaquemos que,
como lo muestra Weinreich, esta relación no se puede describir
en forma adecuada por medio de la simple adición de un serna de
"causatividad"; pensemos en ejemplos del tipo de Yo leo el fibra.
44
ció n de los sernas femenino, generaci6n ascendente, grado 1 y linea
directa.
45
Imaginémonos, antes que nada, que debemos construir un mecanis-
mo (abstracto) que cumpla exactamente las mismas operaciones
que cumpliría un sujeto que hable corrientemente la lengua, y que
tenga exactamente las mismas reacciones que éste tiene en
cuanto a la corrección del discurso. Esta imagen nos perrnltirá
comprender mejor la descripción ·que aquí sigue.
1. Existe, por una parte, una "base" de la gramática (su parte cate-
gorial) que produce secuencias preterminales (preterminal strings).
Por otra parte, existe un diccionario que contiene dos tipos de cla-
ses morfemáticas: las clases menores (preposiciones, conjuncio-
nes. etc.) que se componen de tres elementos: una secuencia de
fonemas, una categoría sintáctica, un haz de rasgos semánticos; y
las clases mayores (sustantivos. verbos, adjetivos, adverbios) que
se componen de dos elementos: una secuencia de fonemas y un haz
de rasgos semánticos. A la base y al diccionario se les aplica una
regla lexical que une cada caso vacío de la estructura sintáctica
con un morfema cualquiera; en el caso de las clases menores, es
necesario que la categoría sintáctica de la clase coincida con la
clase exigida por la estructura sintáctica.
46
"temporal", aun si éste no lo posee de por sí (cf. después de la
bomba). La regla de supresión descarta el significado de los mor-
femas que componen una locución idiomática (tal que no pueda ser
representada como la suma de sus componentes). El hecho de que
esta operación intervenga tan tarde dentro del procedimiento re-
f1eja la posibilidad de tener en cuenta, para el empleo de una
locución, el sentido propio de cada morfema particular. La regla de
encadenamiento y de encaje ordena los rasgos semánticos en el
orden prescripto por su disposición en el interior del morfema y por
la relación sintáctica presente. la regla de fusión descarta los ras-
gos semánticos que se repiten. La regla de construcción, por ültt-
mo, reacciona a las contradicciones entre los rasgos semánticos y
atribuye diferentes grados de desviación a las secuencias anérna-
las. Por ejemplo, si la estructura sintáctica o los morfemas vecinos
exigen de un morfema que tenga el rasgo semántico "animado",
pero éste posee en cambio el rasgo "inanimado", esta regla atribui-
rá a la construcción una desviación de, digamos, primer grado. Pue-
de verse que esta regla encara los empleos propios de la lengua
poética, como la personificación, etcétera.
Formular la teoría semántica de manera que pueda generar no sólo
las frases perfectamente correctas, sino también frases "desvían-
tes" o "anómalas" es un deseo permanente de Weinreich. Para él,
una descripción que se vea obligada a excluir de su campo todo
empleo "poético" de una palabra falla inevitablemente en la conse-
cución de sus objetivos. El modelo que él propone puede no sólo
generar esas frases sino también indicar con precisión qué regla del
proceso semántico no ha sido aplicada. La importancia atribuida por
Weinreich a esta contribución nos parece, sin embargo, un poco
exagerada: por un lado, una parte de sus Indicaciones podrían apli-
carse igualmente bien a una descripción que excluyera este tipo de
frases (como la de Katz y Fodor): bastaría cambiar el lugar de esas
consideraciones en la economía general del estudio. Por otro lado.
la lengua poética representa una búsqueda consciente de evitar o
transgredir los principios de la comunicación normal; una teoría
que quisiera poder incluir siempre estos usos en su campo de es-
tudio correría el riesgo de ensanchar demasiado sus límites (volve-
remos sobre esto en el artículo dedicado a las anomalías semán-
ticas) .
Con todo, la mayor atención brindada al problema de la relación
entre la semántica y la gramática constituye una cualidad lndlscutl-
blemente valiosa. Es de más en más evidente hoy que los proble-
mas de estas dos disciplinas deben recibir soluciones complemen-
tarias. Toda teoría que intente explicar el funcionamiento del
lenguaje sin presentar una explicación de su mecanismo semántico,
no puede, de ninguna manera, tener la pretensión de ser adecuada.
47
A pesar de algunas serias divergencias entre las escuelas y los
investigadores que difunden la concepción de los campos semán-
ticos, se ha logrado acuerdo sobre una serie de cuestiones fun-
damentales, que pueden ser presentadas de la siguiente manera:
50
en aplicarlas a un materIal lingüístico concreto, pero éste no se ha
prestado en absoluto, o se ha prestado mal, a ese análisis.
51
Dejando de lado, por ahora, la cuestión de saber hasta qué punto
estos intentos han dado resultado, nosotros pondremos el acento
sobre el hecho de que tales trabajos representan, sin lugar a du-
das, un paso adelante hacia el estudio de los campos semánticos.
que ya se hada necesario por la caducidad de la teoría tradicional.
52
d) La teoría estructural de los campos semánticos debe demos-
trar el isomorfismo de la gramática y la semántica.
11
Análisis distribucional
de los significados lexicales
53
Si se transfiere este concepto sin ninguna modificación al léxico,
resultará, en la práctica, imposible de utilizar, puesto que la dis-
tribución de la mayoría de los elementos parece casi Ilimitada. Es
más racional, entonces, representar la distribución de cada ele-
mento bajo cierta forma generalizada y no bajo forma de enume-
ración de todos los contextos, sin excepción, en los que puede en-
contrarse.
54
palabras en la cual determinada palabra entra, en uno de sus
sígnificados, como uno de sus miembros. Así, para el verbo inglés
se reconocerán, como modelos estructurales particulares, cons-
trucciones de los siguientes tipos: N V+ + N, N + +
V Prp N, +
N + V + A, N + V + Adv, N + V + to + V, etcétera.
=
13 la notación empleada es la siguiente: N =
sustantivo; V verbo; Prp = pre-
posic16n; A= =
adjetivo; Adv adverbio; NB = numeral. [N. de la T.]
55
4. Los sustantivos de la clase A se dividen en dos grupos: e(sus-
tantivos que designan objetos concretos) y e(sustantivos que
designan conceptos abstractos). Esta división tiene solo una base
estructural parcial en la lenqua (se apoya en la relación de los
sustantivos de la clasé A con el sistema de formación de las pala-
bras y Con la categoría del número). Se puede esperar que poste-
riores trabajos sobre el material permitirán describir .estructural-
mente también la parte todavía no formalizada.
P + to be + good + at + e
ejemplo: He 18 good at arlthmetlc (Él es bueno en aritmética).
56
B) DistrIbución, signifIcado y frecuencIa
57
puede ser formulada de la siguiente manera: las fórmulas de dls-
tribución más frecuentes -es decir, las menos especiatizadas-
se fijan a los sentidos más frecuentes -es decir, los menos es-
pecializados estilística, emocional y semánticamente (sentidos de
carácter más común)-. Las fórmulas de distribución menos fre-
cuentes -es decir, las más especia/lzadas- se fijan a los sentidos
menos frecuentes -es decir, los más especializados estilística.
emocional y semánticamente-.
58
puesto que nuestro objetivo no consiste en establecer las frecuen-
cias precisas de las unidades estudiadas, sino en observar de una
manera general la dependencia entre las frecuencias y algunos
aspectos del significado. podemos igualmente utilizar esos datos.
En efecto, aun si la frecuencia de los hechos fuera dos veces más
grande que la observada por nosotros, la diferencia esencial entre
las frecuencias comparadas (cf. 111 Y .7) se conservaría de todas
maneras.
Aptitud Caracterís-
Significado Ejemplo F. Modelo combina- tiea ernocto-
toria nal y estilís-
tica.
1 ir he went 163 n + go pp -
él fue
o
go read
"" 2 anda. something! 3 + v)1
2
vamos [anda, lee
(go P +
algo!
he carne
1 venir
él vino 111 n + come pp -
Ql
E come. come.
8 2 vamos. don't be 7 come, +v P +
vamos a tool!
2
¡vamos,
vamos,
no seas
tonto!
59
embargo, totalm-ente libre. Como los significados periféricos, aquél
también está ligado a determinada distribución. En otros términos.
una distribución determinada señala un significado determinado.
Así, el primer sentido del verbo to go puede realizarse en el mode-
lo (go +v)!, característico únicamente del segundo sentido. Pero
ese significado no puede realizarse en el caso en que el suje-
to de la acción sea un sustantivo de la categoría C o (cf. the e
magazine had gane: /la. revista ha desaparectdo/: the cherm had
gane: j el encanto ha desaparecidoj). Estas observaciones se apli-
can también. en cierta medida. a los sentidos del verbo to come.
1 2 3 4 5
tlny 32 1 - - -
60
Verbo to sbsorb:
Verbo to dangla.
Verbo to dere.
'1. osar, atreverse : P + dare + (to) + v He did not dare to
go. /ÉI no se atrevió a ir';
2. enfrentar : P +dare + c. He will dare any denqer.
/ÉI enfrentará cualquier peligro';
3. desafiar : P +dare + +P to + v. He dare me to
jump over the strearh. /ÉI me desafió a
saltar el arroyo.f
Verbo to accede.
1. consentir : P + accede + to + C. He acceded to
the request. /ÉI accedió al pedido./
2. entrar : P + +
+ accede to C. He acceded to
the estate. /ÉI entró en la propiedad /
3. unirse a +
: P accede + +
to 1. He acceded to the
party. /ÉI se unió a la ñesta.,'
62
Para mayor evidencia, citaremos también el adjetivo goOO en fun-
ción predicativa:
1. bueno : n + to be + good. He (the dog. the idea)
is good. IEI (el perro, la idea) es bueno
(a)./
2. bien dispuesto : P + to be + góod + to -1- P. He i s good
to you. /1:1 es bueno contlqo.,'
3. amable : Itfthet + to be + good + of +- P. lt's
good ot.you. lEs amable de tu parte'/
4. útil, saludable : C -1- to be + good + for -1- P. Apples are
good for you. /Las manzanas son salu-
dables para tL/
5. ducho, hábil +
: P +to he good + at + C. He is good
et countlng. '/1:1 es ducho en contar./
63
Idealmente, la culminación de este trabajo preliminar debe ser la
"copia" de un diccionario monolingüe cualquiera en términos dis-
tribucionales, es decir, en términos de modelos estructurales y de
fórmulas de combinación. Esta copia nos permitirá, al mismo tiem-
po, revisar la división en diferentes sentidos que hemos tomado
de allí. Como resultado puede obtenerse un diccionario de nuevo
tipo. Es probable que un diccionario semejante pueda ser utili-
zado también para las necesidades de la traducción automática.
111
Campos semánticos estructurados
64
convendrá no sólo al adjetivo good, sino también a cruel /cruel/,
iust /justo/, kind /amable/, merciless jdespiadado/. etc. En otros
términos. "A" será, en la segunda fórmula, el símbolo de una cler-
ta variable que podrá adquirir, según las circunstancias, talo cual
sentido,
Se plantea ahora la cuestión de saber si en este caso la distri-
bución reflejará algún tipo de significado o será totalmente indi-
ferente a la significación. Es evidente que, al estar aislada de la
palabra concreta, la distribución no puede ser el signo de un sig-
nificado lexical concreto. Sin embargo, algún rastro de significado
lexical concreto se conserva bajo la forma de cierto rasgo semán-
tico que refleja el carácter tipo de este significado lexlcal, así
como de los de otras palabras que tienen la misma fórmula de
distribución. Para la fórmula citada más arriba, es verosfrnll que
este significado tipo sea: "dirigirse a alguien de una u otra ma-
nera", Este significado, como todos los que se le asemejan. re-
sulta diferencial. ya que distingue las palabras empleadas en la
fórmula dlstribuclonal citada, de las palabras empleadas en otras
fórmulas dlstrlbuclenales. Hablando en general, no hay ninguna
razón para tener que definir de una u otra manera los significados
diferenciales de las diferentes fórmulas dlstribuclonales. Confor-
me a la ley de conmutación, no deberíamos hacer más que afir-
mar que la diferencia de estructuras es señal de la diferencia de
significados, y que la analogía de aquéllas es señal de la analogfa
de éstos. Siendo estrictos. deberíamos designar las relaciones se-
mánticas entre las diferentes fórmulas distribucionales por medio
de números o de otros símbolos no semánticos. Sin embargo, por
toda clase de razones, nos es más cómodo definir los significados
diferenciales en lugar de marcarlos con números. Dos ctrcunstan-
cias pueden servir de justificación para tal derogación parcial de
los procedimientos estrictos: 1) en lingüística estructural se ad-
miten definiciones semánticas, siempre que estén justificadas por
la estructura; 2) la legitimidad de nuestras definiciones puede ser
verificada ya sea con el testimonio de un informante, ya sea con
la ayuda de métodos psico-experimentales (cf. más arriba). El slq-
nificadotipo, común a una serie de significados lexicales con-
cretos. puede no existir en forma pura y aislada en una palabra
independiente.
Se puede suponer que existen significados tipo correspondientes
a la fórmula dlstrlbuclonal en su totalidad, y significados tipo que
corresponden a cada uno de los elementos distribucionales por se-
parado (al modelo estructural par un lado y a la fórmula combina-
torIa por el otro). En otros términos. se puede suponer que tanto
los modelos estructurales como las fórmulas combinatorias tienen
un significado tipo determinado.
65
A manera de ejemplo. puede citarse el modelo estructural N V +
+ A en inglés. Si se toma este modelo y se extraen del diccionario
los verbos que pueden tomar el lugar de V. se forma un campo
de significados verbales, muy variados en cuanto a su sentido
concreto. pero unidos por la idea común de estar en cierto estado
o de pasar a cierto estado." He aquí una breve lista de esos verbos
en grupos de palabras concretas: to appear modest /parecer mo-
destn/, to bang shut /cerrar golpeandoj, to become red /ruborl-
zarsa/, to blow open jabrlr de par en par/, to blusb red /ruborizar-
ee], to break loose !zafarse!. to elang shut /cerrar golpeando!,
tn come awake /despertarse/, to continue warm /seguir estando
ttblo/, to lall sick /caer enfermo/, to Ily open /abrlrse de repente/,
to get well /restablecerse/, to grow old jenvejecer/. to go blue
¡ponerse azul/, to hold true Ipermanecer ftel/, to keep young
Imantenerse joven/, to lie flat /estar tendtdo/, to look well /tener
buen aspecto/, to 100m large lacumularse!. to make good /tener
éxlto/, to preve false /resultar falso/, to remaín ignorant/ seguir
en la ignorancia/, to rest easy /quedarse tan tranqullo/, to ring
true !sonar blen/, to tun dry [secerse], to seem qood Iparecer
bueno/. to shine cleer /bríllar/, to show red Iruborizarse/, to slt
stilf !permanecer sentado/, to stand stiff !permanecer en un lu-
gar/, to stay bright !segulr brlllando/, to turn black /ponerse ne-
gro/. to weer thin /desqaetar/. to work loase /aflojarse,' (Ch.
Fries, The Structure of English. N. Y.• 1952. pp. 135-137).
66
embargo, una experiencia limitada, con el apoyo de los métodos
estructurales (distribucionales) de establecimiento y exploración
de los campos semánticos.
N9 4. Sujeto +
verbo +
sustantivo o pronombre +
(to be) +com-
plemento: They be/ieved him to be tnnocent. /Ellos lo creían Ino-
cente/.
N9 7. Sujeto + verbo + objeto + adjetivos: Don't get your clothes
dirty. /No te ensucies la ropa';
67
Que no permltfa encarar generalizaciones prometedoras. En los
modelos restantes se han descubierto, de manera suficiente, carn-
pos semánticos homogéneos. Esto confirma la hipótesis que ha
servido de base para este estudio y, a nuestro juicio. permite que
sus resultados se consideren satisfactorios. Lo dicho, sin em-
bargo, es insuficiente para una apreciación general de esos resul-
tados, y he aquí la razón: si en determinados modelos se fija un
campo semántico homogéneo, esto no quiere decir necesaria-
mente que los significados a los que se atribuye el modelo dado
se fijen, todos y sin excepción, en este último. Algunos significa-
dos, o pequeños grupos de ellos, pueden quedar fuera del cam-
po semántico.
68
mero de significados en el campo es de 28. El total de significados
en el modelo es de 29. La saturación del campo semántico es del
96.5 %.
69
gurarse/, to dtscover /descubrlr/. to find /encontrar/, to leem
/aprender/, to decree /decretar/. to demand /exlgir/. to destre
/desear/ to direct /indicar/. to insist /insistir/. to intend /tener
la intención/, to suggest /sugerir/'
to demand = I + ~ 11 + /0 + z/~.
En el grupo semántico que mencionamos hay subgrupos más pe-
queños, que pueden ser aislados estructuralmente; en particular.
el subgrupo to decree, to demend, to direct, to enect, to enioin,
to insist, to suggest. Su aislamiento estructural se expresa en el
hecho de que la realización de cualquiera de los significados de
este grupo implica el empleo del verbo auxiliar should en la pro-
72
posición subordinada. Este modelo estructural es aun menos fre-
cuente que el anterior (en el que había la posibilidad de elegir
entre 4 auxiliares) y le corresponde un significado aun más especia-
lizado. Aquí, como en todos los casos anteriores, /a especia/iza-
ción estructural va acompañada de una especialización semántica.
El rasgo distintivo semántico de cuarto grado que caracteriza los
verbos de este subgrupo -y solamente éstos- es el significado
de "insistencia, imperatividad" (símbolo C). Todas las apariencias
indican que el subgrupo dado representa una serie sinonímica. A
todos los verbos de esa serie se les atribuirá el rasgo distintivo
semántico de cuarto grado. Así, la fórmula del significado del ver-
bo fa demand tomará, en esta etapa del análisis, el siguiente as-
pecto:
73
"puesta en factor común". propia de la serie de significados del
rasgo semántico. Cf. el esquema siguiente. que refleja el material
cuyo análisis hemos emprendido:
7 +[ ]
11 +
." (
D+ (C + z')
)J
[ , .. ( )
N° 3. Sujeto + +
verbo sustantivo o pronombre +
(not) to+ in-
finitivo: I edvised him to do lt /Yo le aconsejé que lo htctera.Z
74
somethlng /instigar a alguien a hacer algo/ to invite somebodv to
do somethlng /Invltar a alguien a hacer alao/.
75
b) El postulado de archimodelos
76
ción", cf. to ~eel the houee sheken /sentir temblar la casal, to
beer Italian spoken /oír hablar ltallano/, y otros. En ese modelo
el verbo to flnd puede emplearse también con el sentido de "toma
de conciencia", cf. to find the cup broken /encontrar rota la taza/o
causatividad ~t~~~~~+V }
impulso { N + V + N + participio presente <t
N + V + N + participio pasado
sensación
percepción {
~: ~: ~:~artlclPIO presente ~~
N + V + N + participio pasado J
toma de
N + V + N + participio presente r
N + V + N + participio pasado
1
y
conciencia
. N+V+N+A
Como se ve, tres grupos diferentes de significados han servido
para caracterizar tres diferentes conjuntos de modelos.
Aunque un mismo modelo aislado pueda aparecer en los diferen-
tes grupos de significados, el conjunto de modelos no se repIte
jamás. Para el análisis de casos como éstos, se puede postular
la presencia en el sistema de la lengua de ciertos modelos y ar-
chimodelos abstractos, cuya aparición real está dada en forma
de conjunto de variantes.
77
delos está confirmada por el análisis transformacional de esos mo-
delos. Las variantes del archimodelo ~ con el significado común
de "sensación. percepción" permiten una serie de transformacIo-
nes naturales, cf. I heard hlm speak English = , heerd him speaklng
English = I heard English spoken by him /Yo 1.0 oí hablar inglés;'
Las variantes del archimodelo y con el significado común de "to-
ma de conciencia" permiten transformaciones análogas, cf. I found
the box emptying (vaciándose) I found the box emptied (vaciada)
, found the box empty (vacía).
IV
Conclusión
78
mente homogéneos. La homogeneidad de los campos semánticos
se acrecienta después de la eliminación de los modelos no-perti-
nentes y el postulado de archimodelos.
79
por P. A. Soboleva sobre la base de criterios (transformacionales)
de formación de las palabras.
80
F. G. Lounsbury
Análisis estructural
de los términos de parentescet"
81
I
Nociones preliminares
f) Paradigma
2) Dimensión. Rasgo
3) Significado
82
4) Definiciones componencia/es
5) Definiciones conjuntivas
83
11
Datos sobre el pElrentesco entre los Seneca
1) Abreviaturas adoptadas
3) Términos de la traducción
84
los que están más estrechamente emparentados con el ego). De-
berá tenerse siempre presente, sin embargo, que esos términos
no son traducciones españolas perfectamente adaptadas. puesto
que no cubren las mismas áreas de denotación. Solo sería posible
obtener traducciones españolas exactas por medio de paráfrasis
descriptivas, y esto después de haber descubierto los rasgos de
clasificación que definen las clases de parentesco Iroquesas. El
uso de términos españoles sirve simplemente para ahorrarle al
lector el esfuerzo de aprender un vocabulario iroqués; sirve tam-
bién para posibilitar la identificación del o de los miembros eje,
es decir, del o de los puntos centrales de cada clase. Los térmi-
nos de la traducción aparecerán siempre entre comillas, por elern-
plo: "mi padre", para indicar que se trata de conceptos lroqueses
y para distinguirlos del significado que estas palabras tendrían
normalmente en español.
IIkya: rse: 'l, "mi primo" sFM, sSP; ss8MM, sIFPP, ssFPM,
sISMP. ssFMM slSPP, asSPM,
sIFMP; sslSMMM, etc.
heya:te7. "mi nieto" ss, si; ssF. alF. asS. slS; sssFP,
etc.; tamblón sse, ell, etc.
85
akso:t, "mi abuela" MP. MM, SPP, SMP, SPM. SMM;
IFPPP, etc.; también MPP, MMM.
etc.
kheye.te", "mi nieta" Is, 11; IsF, IIF, 155, liS, IssFP, etc.:
también Iss, IIJ, etc.
Nota. Los datos provienen del libro de Lewis Henry Margan, Systems 01 con-
8anauinity and alfInity 01 the human lami/y, Smitñecnien Contributions to know-
ledqe, n9 216. Washington D.C., 1871. Las formas aqul reproducidas están ates-
tiguadas directamente y/o por confrontación. La transcripción de los términos
de parentesco se realizó según Wallace Chafe, Handbook 01 Seneca Languaga.
New York State Museum and Sc/ence Servlce, Bul., n" 388, Albany, 1963. Solo
se introdujeron allí algunas modificaciones de detalle.
111
Análisis
86
puede mencionar como tal. Este término genérico Incluye todos
los términos particulares del vocabulario del parentesco. Inversa-
mente, cada uno de ellos supone todos los tipos de parentesco
enumerados a partir de él. El término define así el rasgo significa-
tivo común exigido por un conjunto de formas si se las quiere
considerar como integrantes de un paradigma. Este rasgo, que
será designado K ("kinsman") en las definiciones de las clases de
parentesco que daremos más adelante, representa, por consi-
guiente, la base del paradigma.
87
halfSo:t. "abuelo" . o·G2·K.
ekso. t, "abuela" . 9·G2·K.
heye.te» '''nieto'' . S' G-2·K.
kheye.te? "nieta" . ~. G-2·K.
88
materno. Esos rasgos de la dimensión lateral combinados con los
de la dimensión del sexo son suficientes para diferenciar las cla-
,ses de parentesco de la primera generación ascendiente. Las de-
finiciones son las que siguen:
~9
más cercano al ego (último término) y el pariente designado (primer
término) coinciden. En los casos de coincidencia, es evidente que
se puede decir que la condición de igualdad de los sexos está sa-
tisfecha.
90
monlos en los cuales la que está emparentada con el ego es la
mujer. Es decir que en la primera clase están incluidos los hijos
del hermano y los de todos los primos, estén éstos clasificados
como "hermanos" (sSM, sFP) o como "primos" (sFM, sSP), y en
la segunda clase están incluidos los hijos de la hermana y los de
todas las primas, estén clasificadas como "hermanas" (lSM, IFP)
o como "primas" (IFM, ISP).
Pueden darse así tres definiciones de cada una de las cuatro cia-
ses de parentesco G-l que conciernen a un ego hombre:
91
ego, por lo menos cuando se trata de las mismas formas Jingüísb-
eas (he:awak, khe:awak). Esto puede lograrse tomando una pareje
de rasgos que se definen como los recíprocos de los que se utln-
zaron para obtener en G! el acoplamiento de "madre" y "padre" y 91
de "tío" y "tía".
92
apoya sobre las diferenciaciones de edad relativa y de sexo.
El quinto término, akya:?se:?, "primo", tiene una gama de denota-
ciones comparable, en extensión, a la de los otros cuatro términos
en conjunto. En esta gama no se hace ninguna distinción en cuanto
al sexo o a la edad relativa.
7) Dimensión de la ramificación
93
Es decir. que estos rasgos están en distribución complementarla.
Esto nos puede sugerir que se trata de variantes condicionadas de
una pareja de rasgos que constituye su base. y que pueden agrupar-
se, si se cumple la condición de similaridad, en una sola pareja de
ualdades, en el metalenguaje utilizado para revelar el contenido se-
mántico de los términos de parentesco entre los Seneca. Estos
rasgos pueden así ser reducidos a una oposición, que encontrará
sin duda una más amplia aplicación en el sistema; dejaremos en-
tonces de tener tres oposiciones, cuya aplicación alcanzaría do-
minios mucho más reducidos.
9.~
edad relativa, y de la "dirección" de la generación (es decir, des-
cendiente vs. ascendiente). Esas neutralizaciones se obtienen por
medios gramaticales tomados del sistema de inflexión y de deriva-
ción de la lengua iroquesa. Su existencia no anula la exigencia del
carácter obligatorio que ha sido formulado para establecer las dis-
tinciones que hicimos en los parágrafos precedentes. En efecto,las
formas de neutralización son términos genéricos, apropiados sola-
mente para contextos muy limitados. Su legalidad en el uso (aun-
que no en la gramática) es comparable de alguna manera al término
genérico español padres. "uno de los padres", o al inglés sibltnq, o
a los términos genéricos franceses parent y enient, así como a las
palabras artificiales utilizadas a veces por los antropólogos france-
ses, del tipo de grand-parent.
95
1[ha?nih + no?yeh} + [he:awak + khe:awakJr = iakyatathawak}
es decir:
i [( o·11·GI.K) + (9'I!'Gl'K)] + [(.!·II·G-l.K) + (~·lI·G-l·K)H =
= ~ 11·G±l.K r
y lo mismo ocurre con los otros conjuntos recfprocos del sistema.
Esta nueva dimensión puede ponerse en el mismo nivel que el es-
tablecido para la edad relativa. En efecto, la relación de polaridad
entre los términos "padres" e "hijos" es semejante a la de los.
términos "stbtinq mayor" y "slbllng menor". Asf:
96
reduzca arbitrariamente. Puesto que yo no encontré ninguna ra-
zón, lingüística o social, para dividirla en dos dicotomías taxonó-
micas, no tengo, por eso mismo, ninguna razón para determinar
qué rasgos podrían ser considerados, en ese caso, como marca-
dos o no marcados.
IV
Conclusión
97
rales de lingüística, esenciales para este trabajo, han sido también
definidas o brevemente discutidas, en particular con referencIa a
su utilización en el análisis semántico (las nociones de campo se-
mántico, de paradigma, de base, de dimensión, de rasgo, de defi-
nición componencial; el pasaje de las definiciones de extensión a
las definiciones de comprensión; la posibilidad de dimensiones de
contrastes dicotómicos; y la identificación del rasgo marcado de
una oposición). Hemos indicado también algunas de las razones
que nos hacen preferir las definiciones conjuntivas.
98
no es, de ninguna manera, el caso general. Es posible que la taxo-
nomía sea bastante más típica. En el paradigma perfecto, los ras-
gos de cualquiera de las dimensiones se combinan con todos los
rasgos de cualquiera de las otras dimensiones. Por el contrario,
en la taxonomía perfecta no lo hacen jamás; en ella los rasgos se
combinan con un solo rasgo de cualquiera otra dimensión. En el
paradigma perfecto, no hay ninguna jerarquía que no sea arbitra-
ria; todos los órdenes son posibles. En la taxonomía perfecta, hay
una sola jerarquía posible.
F F
al a2 al a2
b1 b2 bl b2 b1 b2 el c2
99
la aplicación del término "tío" a los "Grandes Cabezas" (bailari-
nes enmascarados de las ceremonias de Midwinter) o, antaño, a
los prisioneros atados al poste. No hay ninguna dificultad para iden-
tificar estos usos como significados "marginales" o "transferidos",
para emplear la terminología de Bloomfield. Para toda unidad le-
xical es posible esperar la existencia de extensiones metafóricas.
Sin embargo, éstas están excluidas del análisis estructural de un
campo semántico; no ha sido nuestra Intención tomar en cuenta
aquí todos los significados de los términos de parentesco Iroque-
ses, sino únicamente de aquellos que caen dentro del campo defi-
nido como el árbol genealógico. Todos poseen en común un rasgo
de significado que falta en las extensiones metafóricas. Determi-
nar el criterio que servirá para la delimitación de los campos es el
primer paso importante en lo que se refiere al análisis semántico.
Determinar las bases de las extensiones metafóricas más allá
del campo es uno de los últimos pasos y, a menudo, uno de los
más interesantes. Normalmente, no es posible reunir todos los sig-
nificados de una unidad semántica bajo una misma definición con-
juntiva. Sin embargo, esperamos que esto será posible para todos
los significados de una unidad que se encuentre en un campo co-
rrectamente definido.
100
a pesar de ser una fonetlclsta mediocre, ha sabido transmitirnos
eso y damos la necesaria información. Va he utilizado las trans-
cripciones establecidas a partir del análisis de la fonología Sene-
ca realizado por Chafe, simplemente porque las de Margan, tor-
pes e incorrectas, me resultaban chocantes, no porque fuera ne-
cesario estar informado con más precisión sobre las formas. En
cuanto a éstas, es suficiente saber si son diferentes. Podría lla-
márselas, con igual resultado, alfa, beta gamma, etc., o designarlas
con números otorgados al azar.
101
Se da cuenta de estas extensiones por medio de reglas. ~stas
pueden estar formuladas ya sea como reglas de expansión, ya
sea como reglas de reducción. En el primer caso, las reglas hacen
derivar del miembro (o de los miembros) de base los miembros
lejanos de la clase; en el segundo caso, reducen los miembros le-
janos a los que son fundamentales.
Para ilustrar este método, tomaré un ejemplo de un sistema un
poco más complicado que el de los iroqueses porque esto permiti-
rá, quizás, una demostración más convincente de las posibilidades
del método. Hay dos tipos de parentesco llamados "tipo Crow"
(por los indios Crow, entre los que se observó por primera vez
este sistema) que se encuentran en muchas partes del mundo
(en efecto, no hay uno sino muchos tipos Crow). Yo me referiré
a una sub-variedad particular, que podríamos también llamar "sub-
tipo Choctaw". No daré aquí por entero otro sistema de parentes-
co, sino que mencionaré sólo la clasificación de dos tipos parti-
culares de parentesco (para nosotros "primos"), es decir, el hijo
de la hermana del padre /sSP/, que en esos sistemas se lnteqra al
término "padre"; y fa hija de la hermana del padre /ISP/, que se
integra al término "abuela". Ambos pueden brindar una visión rá-
pida de esta variedad particular de sistema de parentesco.
Este sistema se puede generar por un conjunto de tres reglas, que
yo enunciaré aquí como reglas de reducción, y que dan cuenta no
solo de sSP y de ¡SP sino del sistema entero:
1) La regla de oblicuidad: todo hermano de una mujer, en tanto
que pariente, debe ser considerado como equivalente al hijo de
esa mujer, en tanto que pariente: ... F ~ ~ ... s ~ . Se desprende
un corolario que proporciona los lazos de parentesco de los recí-
procos: Toda hermana de un pariente masculino será equivafente
a la madre de ese pariente masculino: S ~ ... ~ M ~ ...
2) La regla de amalgama: todo sibfing (hijo de los mismos padres)
de una persona del mismo sexo, en tanto que pariente, es equiva-
lente a esa persona, que está directamente emparentada con él:
... F ~ ~ ... ~; ... S ~ ~ ... ~. De esta regla se desprende el
corolario que concierne a los recíprocos: todo sibling de un pa-
riente del mismo sexo que él mismo (o que ella misma) será equi-
velente a este mismo pariente en tanto que objeto de referencia:
F~ ... ~ L .. ;S~ ... ~ ~ ...
3) La regla de "medio-sibling": todo hijo del padre o de la madre
de alguien es considerado como el sibling de ese alguien:
sP ~ F;IP ~ S; sM ~ F; 1M ~ S. Esta regla contiene su propio
corolario recíproco.
Por lo que yo sé, esta tercera regla es universal en los sistemas
~02
de parentesco; la segunda es muy extendida, se aplica a numero-
sos sistemas además de éste. pero no es de ninguna manera
universal; la primera, en cambio, es la que se encuentra menos
a menudo y es propia de esta sub-variedad particular de los sis-
temas llamados Crow. Sin embargo, se la puede encontrar en un
cierto número de sistemas no emparentados en diversas partes
del mundo.
Las reglas constituyen un conjunto no ordenado. Cuando las exa-
minamos para saber si son aplicables a la reducción de un tipo
de pariente, si encontramos que alguna de ellas es aplicable, po-
demos estar seguros de que no hay nunca más de una que sea
aplicable en cada estadio particular de la reducción. Y si las enun-
ciamos como reglas de expansión en lugar de enunciarlas como
reglas de reducción (cosa que se puede hacer dando vuelta sim-
plemente las flechas), hay que explorar todos los posibles órde-
nes de aplicación para generar un sistema. Puesto que las reglas
no pueden entrar en conflicto, no hay ninguna razón para ordenarlas.
Podemos ahora aplicar estas reglas a los tipos de parientes el hijo
de la hermana del padre !sSP! y la hIja de la hermana del padre
/ISP/.
sSP --~) sMP (por corolario de la regla de oblicuidad)
----») FP (por la regla de medio-sibling)
--~) P (por la regla de amalgama)
----») "padre" (por definición)
ISP ) IMP (por corolario de la regla de oblicuidad)
----») SP (por la regla de medio-sibllng)
----») MP (por corolario de la regla de oblicuidad)
---~ "abuela" (por definición)
103
T. Todorov
Las anomalías semánticas
(1) Vous ieire moi rigoler. jUsted hacer mí reír/ (P. Cheyney.
Cet homme est denqereux, p. 64)
105
es incorrecta porque el verbo ietre /haoer1 no concuerda con el su-
jeto de la oración, y porque, además, el pronombre personal moi
/mr/ no tiene la forma ex¡'gida por la construcción sintáctica. La
frase:
106
a) el sentIdo de cada morfema se puede descomponer en unlda-
des más simples (sernas, categorías o rasgos semánticos);
b) además de ese sentido descomponible, cada morfema posee
una característica combinatoria que indica qué sernas deben estar
presentes en otro morfema para que este último pueda combinar-
se con el primero en determinada relación sintáctica. Por ejem-
plo, el verbo jeter !arrojar, lanzar! tendrá como característica com-
binatoria (o restricción selectiva): "Sujeto: humano; objeto direc-
to: objeto materia/".16 Por varias razones, estas restricciones se
atribuirán a uno solo de los dos términos que se combinan. El pro-
ceso de amalgama de dos unidades más simples en una unidad
más compleja estará regido por reglas de proyección que tengan
la forma preconizada par Katz y Fodor.
16 El verbo leter se usa en francés -como los verbos arrojar y lanzar en espa-
1101- en numerosas expresiones en las que su sujeto no es humano (cf. cet
JJbces jette du pus; le fleuve se jatte dans la mer; fa tontalne jette de l'eeu;
le eerpent jette son venln; l'erbre lette de la gomma) o en las que su objeto
directo no es un objeto material (Jeter t'éoouvente: les entems iettem des cris).
Sin embargo Todorov parece pensar que en estos diversos usos se trata en
realidad de sentidos Independientes y, más aun, idiomáticos (cf. p. 109), lo
cual, si bien es difícil de sostener, explica las restricciones selectivas que le
otorga en este ejemplo. [N. de la T.]
107
de descubrimiento para esa formulación, cosa que se revela lm-
posible, sino plantear algunas cuestiones prácticas. Tomemos un
ejemplo simple:
a
(5) Tu seis que ce solr iI y a un crime vert commetre /Tú sabes
que esta noche hay un crimen verde que debe ser cometido! (Bre-
ton y Soupauft, p. 16).
(8) JI écoute la muslque qui relult sur ses cheussures /1:1 escucha
la música que reluce en sus zapatos/ (Breton y Eluard, p. 20).
108
(9) La lumlére du bougeoir af/umé sur le fauteul/ de pailfe verte
sonne, comme la resplretion d'un corps siment devent le coros d'un
malade endormi /La luz del candelero encendido sobre el sl1l6n
de paja verde suena, como la respiración de un cuerpo amante
frente al cuerpo de un enfermo dormido/ (Artaud, a, p. 30).
109
denominador de crt, venin y gomme /grito, veneno y goma/ (co-
mún denominador tal que todos los sustantivos que lo posean pue-
dan ser objetos directos de jeter). Sin embargo, hay que tener cul-
dado de no considerar demasiados ejemplos como casos idiomá-
ticos. En un diccionario riguroso, cada idiotismo debe presentar
un apartado particular ¡podemos Imaginarnos entonces la cantidad
de apartados necesarios! Además ¿sería necesario acaso presen-
tar como idiomático el sentido de verbal en comportamiento ver-
balo material verbal?
110
frases predicativas que tienen un sustantivo de cada lado de la
cópula (en aquellas en las que el predicado está formado por ver-
bo + adjetivo o adverbio, la relación puede presentarse como de
determinación). En ese caso, la combinación correcta exige que
el término que sigue a la cópula no tenga más categorías semán-
ticas que las que tiene el término que la precede (lo Inverso es,
en cambio, posible). En otras palabras, el segundo sustantivo debe
ser más general que el primero. Esto abona la Idea tradicional de
que el tema se reconoce por una extensión menor que la del pre-
dicado. Sin embargo, hay, en los textos literarios, numerosas trans-
gresiones a esta regla. Así:
(12) Les montagnes sont du temps perdu /Las montañas son tíern-
po perdido/ (Sollers, Dreme, p. 31].
111
(14) t'eeu de Jevef et fes ffgnes de nos mstnes dlrlgeront fe monde
/EI agua de Javel y las líneas de nuestras manos dirigirán el mun-
do/ (Breton y Soupault, p. 11).
112
La intensidad depende en primer lugar del carácter más o menos
general de las categorías que se transgreden. Una anomalfa de-
bida a la contradicción "material/no-material" no tiene el mismo
valor que una anomalía que se funda sobre "animal superior/ani-
mal inferior". La intensidad depende luego de la forma que toma la
jerarquía de las categorías semánticas. En los casos de una elec-
ción binaria (o, si la presentación es exclusivamente binaria, en el
caso de que las categorías no se repitan), la anomalía es sentida
como diferente de los casos en los que la elección es, digamos,
ternaria. Así la dicotomía "masculino/femenino" provoca una ano-
malía de grado no igual a la que provoca la oposición "auditivo/
visual", en la cual se pueden añadir, en el mismo nivel, otras ca-
tegorías (táctil, olfativo, etcétera).
10. Los casos que hemos considerado hasta ahora tenían una ano-
malía dentro de una oración simple. ¿Existe algún caso en el que
las proposiciones de las que se parte sean correctas, pero en el
que la oración que las reúne presente una anomalía semántica?
Dentro de la perspectiva de la gramática transformacional. no exis-
te tal posibilidad. Esto se debe al hecho de que toda frase es con-
siderada como el resultado de una transformación que une dos, o
más, proposiciones subyacentes; y, por definición, las transfor-
maciones no alteran nunca el contenido semántico det enunciado.
113
(16) Le che! de l'Etet s'engage avec véhémence dans son dtscours,
avec véhémence mais en chemise IEI jefe del Estado se empeña
con vehemencia en su discurso. con vehemencia pero en camisa/
(Michaux. p. 151).
114
tes, de golpe un Emanglon se pone a llorar, ya sea que vea tem-
blar una hoja. una cosa leve, o caer un polvillo. o una hoja caer
en su memoria, rozando otros recuerdos diversos, lejanos ... /(M i·
chaux, p. 36).
116
las definiciones son proposiciones del tipo siguiente:
(19) El cribado es la acción de cribar un objeto cualquiera.
17 Las oracIones francesas que usa el autor en el punto 14 y que, para una
mejor ejemplificación en español, no siempre hemos podido traducir IIteralmen.
te, son: (19) Le dorsge est l'ectkm de dorer un objeet quetconaue; (20) Le seuil
eet la feuille du parquet ou dalfe de pierre qul recouvre l'elr d'une embrasure
de porte (Nouveau Larousse lllustré): (21) Le dora est une sort de gong lapo-
nets (Larousse); (22) Un sou c'esr un sou; (23) Une femme est une temme;
(24) Ca veut dtre ce que (}8 veut dire; (25) Le vendeur de g/sees vend de gf8-
ces. [N. de la T.]
117
Los ejemplos (22) y (23) son tautologfas formuladas en una propo-
sición con cópula, (24) y (25) no contienen cópula. Los hablantes
de esa lengua perciben como anomalías ras proposiciones de este
tipo, salvo en casos particulares como lo son nuestros ejem-
plos (22), (23) Y (24). La existencia de tales casos no puede ha-
cernos olvidar que las tautologías son anomalías, ya que aquí se
juega con la polisemia. No olvidemos por otra parte que nosotros
nos ocupamos de la lengua y no del habla; por lo tanto no nos
interesan las circunstancias particulares que justifican la existen-
cia de una frase anómala.
18 los ejemplos franceses son: (26) Petlt poisson devlendrs grsnd. donde -di-
ce Todorov- "la confusión está asegurada por la antonimia de los adjetivos
y por el sentido 'transitorio' del verbo", y (27) Qul vivrs verre donde "uno de
los verbos contiene las categorlas semántIcas del otro", [N. de la T.]
118
La relación de contradicción es, entonces, la transposición del fe-
nómeno de antonimia al nivel de la frase. Pero la lengua dispone
a menudo de palabras particulares para designar dos fenómenos
contrarios. La proposición:
será una contradicción, sin que por eso todas las mesas sean ne-
cesariamente redondas o cuadradas. Pueden verse ya las posibi-
lidades de juegos de 'palabras que ofrece la polisemia para las pro-
posiciones contradictorias (como, por otra parte, lo hace para las
tautologías). Pensemos, por ejemplo, en una frase como:
119
paradojas están muy difundidas (mucho más que los lugares co-
munes) en los textos literarios:
'120
de la transgresión. La relación entre el grado de anomalía de esas
frases y su probabilidad no es significativa; algunas frases tnco-
nectas son, sin duda, pronunciadas por nosotros muchas veces en
el día, mientras que otras, correctas, no han sido ni serán pro-
nunciadas jamás.
¿Se puede decir que en estas tres frases "uno se desliza de la frase
casi banal a la absurdidad"? (Pottler, "Vers une sémantique moder-
ne", p. 131). La probabilidad del acontecimiento que se describe
en (36) y (37) es igual a cero, en (35) es cercana al cero. Esta
gradación "probabilística" refleja en realidad el número de las ano-
mallas combinatorias presentes: (35) no contiene ninguna, (36)
contiene una sola (las restricciones selectivas del verbo no son
satisfechas por el sujeto), (37) contiene tres (lento se aplica solo
a los sustantivos que poseen el serna "movimiento", comenzar
exige como sujeto una noción abstracta o un ser animado, y como
objeto directo, un proceso o una acción). Esta explicación basada
en la estructura nos parece más instructiva que la evocación de
las probabilidades.
121
lenguaje, que es abstracto en relación al mundo real y que ofrece
solo una designación convencional. Si la teoría semántica tuviera
que registrar como anómala la expresión el sol azul, debería indicar
para sol la categoría semántica "amarillo" (o "rojo"). Pero en ese
caso ya no podría detenerse la enumeración de las propiedades
del sol, porque ellas son, en efecto, infinitas: se deberían propo-
ner de igual modo las categorías "redondo", "caliente", "brillan-
te", etc., a pesar de lo cual no tendríamos ninguna certeza de se-
ñalar con nuestra descripción toda posible anomalía.
(38) Le sang chaud des ebellles est conservé dans des bouteJlles
d'eeux minérales /La sangre caliente de las abejas se conserva.
en botellas de agua mlneral/ (Breton y Soupault, p. 88).
122
únicamente a la enunciación de la frase. pero no a su contenido,
al aspecto performativo del discurso, no al constatativo.
(42) Deouis que le monde est une coupe de champagne, les cheni-
l/es et les plumeesiéree obéissent iJ la lo; de Newton qui leur or-
donne de laver la va/selle des off/ciers avec des feuilJes de cac-
tus /Desde que el mundo es una copa de champagne, las orugas
y las vendedoras de plumas obedecen a la ley de Newton que les
ordena fregar los platos de los oficiales con hojas de cactus/ (Pé-
ret, p. 18).
20. No hay que creer que con esta concisa descripción hayamos
agotado toda la variedad de las anomalías que se pueden encontrar
en un enunciado lingüístico. Hemos querido examinar solamente
las que están más estrechamente vinculadas a la estructura de la
lengua. El estudio de las demás concierne a la lógica o a una lnves-
tigación filosófica que vaya en la dirección de los estudios de la
filosofía lingüística (la escuela de Oxford).
123
por qué tipo de circunstancias "poco felices" están amenazados
estos enunciados: es suficiente que el sujeto que habla no tenga
el derecho de asumir el acto que designa con sus palabras, para
que estos enunciados se vuelvan insensatos. Imaginemos que un
amigo, que no haya trabajado nunca en la policía ni en otro servi-
cio del Estado, declare de improviso:
21. Tampoco hay que creer que los Hmites entre las diferentes cia-
ses de anomalías sean precisos y rigurosos.
(45) l/s alment les demeures parlantes, les maisons a iecede cou-
verte de selns roses et bien formés, et des meubles, dedans, gra~
ves, sombres, mais constellés d'yeux lAman las moradas que ha-
blan, de fachada recubierta de senos rosa y bien formados, y los
muebles adentro. graves, sombríos, pero constelados de ojos/ (Mi-
chaux, pp. 90·91).
la restricción Impuesta por recubIerto de es el rasgo "material",
pero desde el momento en que es altamente improbable que se cu-
bra alguna cosa con partes del cuerpo humano, es posible que nos
veamos obligados a añadir la restricción "no humano"; lo mismo
ocurre en el caso de los muebles constelados de ojos.
El límite entre las anomalías antropológicas y las anomalías lógicas
es aun más fluido; puesto que nuestra lógIca no es en realidad uní-
versal: pertenece a nuestra realidad, a nuestra condición humana,
y proviene, al fin de cuentas, de una antropología. En la frase:
(46) .. ". qui parcourt la terre en simulant la heine por tout ce qu'iJ
embrasse / ... que recorre la tierra simulando odio hacia todo lo
que besa/ (Breton y Eluard. p. 11)
124
estamos frente a una ambigüedad. En nuestra sociedad, besar es
un símbolo de amor, el antónimo del odio, y es difícil imaginar có-
mo se puede simbolizar el odio con los besos. Sería sin embargo
una ingenuidad creer en la universalidad de tal signo: la antropo-
logía nos enseñó a no tomar como absolutos los rasgos propios
de la civilización occidental.
125
explicación: leemos ya sea una descripción que proviene solo de
las sensaciones, ya sea un diálogo entre personajes, pero no sa-
bemos ni dónde se encuentran esos personajes, ni quiénes son, ni
qué está en realidad sucediendo en ese momento. El relato policial
utiliza ese procedimiento para aumentar el "suspenso",
(49) Les Vénus dont les mains absentes caressent les cheveux des
poétes, ,. /Las Venus cuyas manos ausentes acarician los cabe-
llos de los poetas ... / (Breton y Eluard, pp. 11 - 12)
126
yordomo con dos amos, no es bien recibida por una ni por otra.
y puede decirse que con buenas razones.
127
25. Recientemente, M. Rlffaterre ha hecho una propuesta para re-
construir la estilística. En su concepción. todo efecto estllfstlco
estaría constituido por dos elementos: el efecto en sí mismo (el
"contraste") y lo que lo rodea (el "contexto"). Esos dos elementos
formarían la pareja que realiza la oposición, tan del gusto de los
lingüistas, de marcado y no-marcado. Así no existiría ningún efec-
to fuera del medio que se le opone.
26. Hay otro intento, el de Jakobson, de dar una base y una expli-
cación única a todos los fenómenos de este tipo. Según Jakobson,
el mensaje IIngüfstlco posee una función que consiste en poner
el acento sobre sí mismo. Esta función, cuya primera Imagen se
encuentra en los trabajos de los formalistas rusos, ha recibido
diferentes nombres: estética (Mukarovsky), poética (Jakobson), es-
tilística (Riffaterre).
128
más estrecha, limita ese acento al aspecto fónico de [a palabra. Por
eso la poesía es rica en rimas, aliteraciones, paronomasias, y,
por otra parte. utiliza el metro organizado.
Sin pretender buscar una explicación única para todos los proce-
dimientos poéticos, nos parece que se puede encontrar una ley
general que explicaría la relación entre lengua poética y lengua
común y en la cual se podrían inscribirlas justas observaciones
de Jakobson.
129
sión. ~se es también el objetivo de los procedimientos estilísticos
del tipo de la excesiva brevedad en la descripción o de la falta
de relación entre las frases vecinas.
28. Queda una cuestión que debe ser planteada: ¿por qué los poe-
tas violan las leyes del lenguaje? Podemos formular esta misma
cuestión de una manera diferente: ¿si existe una transgresión,
cuál es la prohibición que se transgrede?
130
sioneros para siempre. Sin embargo, la transgresión poética, co-
mo cualquier otra transgresión, no nos lleva a un estado en que
el impedimento desaparece; es una transgresión malograda, pero
que tiene el mérito de crear el objeto de la contemplación esté-
ttca."
131
Documentación y
bibliografía crítica
133
Word, n' 17, pp. 219- 239 (reproducido en Fador & Katz, 1964, con el titulo
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Mouton & Co., La Haya (publicado también en Fodor & Ketz, 1964). Esta versión
ampliada de la relación presentada por el autor al IX Congreso de lingüistas es
Interesante sobre todo por su análisis de los niveles de adecuación y por la
confrontación de los diferentes modelos de descripción IIngüfstlea.
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137
Indice
T. Todorov
Investigaciones semánticas 9
1. Teorías generales 9
11. Análisis distribucional y análisis sémico 15
111. Análisis combinatorio 28
J. Apresjan
Análisis distribucional de los significados y campos semán-
ticos estructurados 49
l. La cuestión del carácter semántico del léxico y la teoría
de los campos semánticos 49
11. Análisis distribucional de los significados lexicales 53
111. Campos semánticos estructurados 64
IV. Conclusión 78
F. G. Lounsbury
Análisis estructural de los términos de parentesco 81
1. Nociones preliminares B2
11. Datos sobre el parentesco entre los Seneea 84
111. Análisis 86
IV. Conclusión 97
T. Todorov
Las anomalías semánticas 105
Semiótica. y epistemología