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2-Historicos AT PDF
2-Historicos AT PDF
BIBLIA
COMENTADA
Texto de la Náear-Colunga
II
Libros históricos del Antiguo Testamento
POR
LUIS A R N A L D I C II , O . F. M
CATEDRÁTICO DE HEBREO V DE INTRODUCCIÓN GENERAL A LA BIBLIA
EN LA UNIVERSIDAD P O N T I F I C I A DE SALAMANCA
SEGUNDA EDICIÓN
Pío XII y los géneros literarios literarios empleados conocemos), cuál sea el sentido literal, pues lo
que aquéllos quisieron significar no se determina por las solas leyes
Los géneros literarios históricos de que hemos hablado solu- de la gramática o de la filología, ni por el solo contexto del discurso,
cionaban las dificultades históricas de la Biblia, pero quedaba la sino que es preciso que el intérprete (dejando de lado los géneros
duda de si la limitación del grado de historicidad obedecía más literarios modernos) vuelva, por así decirlo, a aquellos remotos si-
bien a una exigencia apologética que a un principio sano de exége- glos del Oriente, y, con la ayuda de la historia, de la arqueología,
sis. Eliminar de un plumazo toda enseñanza histórica de la Biblia de la etnología y otras disciplinas, discierna y distintamente vea
era una receta fácil y peligrosa, que comprometía el mismo men- qué géneros literarios, como dicen, quisieron emplear y de hecho
saje divino. Urgía, pues, precisar y encauzar un principio que, llama- emplearon los escritores de aquella vetusta edad, pues no siempre
do a prestar incalculables servicios a la exégesis bíblica, podía con- empleaban las mismas formas y los mismos modos de decir que
vertirse en instrumento demoledor de la misma. Así lo entendió hoy usamos nosotros, sino más bien aquellos que entre los hombres
Pío XII 32. de sus tiempos y lugares estuvieron en uso. Cuáles fueran éstos, no
Señala el Papa que la regla fundamental de exégesis es la de ver puede el intérprete determinarlo de antemano, sino solamente en vir-
y definir qué quiso decir el autor sagrado. Para determinarlo se tud de una cuidadosa investigación de las literaturas de Oriente.
dispone hoy día de más y mejores medios que los que tenían a su Esta, llevada a cabo en los últimos decenios con mayor cuidado y
alcance los intérpretes de otros tiempos. En primer lugar, un estu- diligencia que anteriormente, nos ha hecho ver con más claridad
dio más atento del carisma inspirativo ha hecho ver más claramente qué formas de decir se usaron en aquellos antiguos tiempos, ya en
que el hagiógrafo fue un instrumento racional y libre, que de tal la descripción poética de las cosas, ya en el establecimiento de nor-
manera hizo uso de sus facultades y energías, que por el libro naci- mas y leyes de vida, ya, por fin, en la narración de hechos y sucesos.
do de su acción pueden todos fácilmente colegir la índole propia Esta misma investigación ha probado ya con lucidez que el pueblo
de cada uno, sus singulares rasgos y características. Siendo así, se de Israel se aventajó singularmente a las otras antiguas naciones
sigue que incumbe al exegeta investigar con toda diligencia, y con orientales en escribir hien la historia, tanto por la antigüedad como
ayuda de los modernos descubrimientos, la índole propia del autor por la fiel narración de hechos, lo cual seguramente procede del ca-
de cada libro, sus condiciones de vida, tiempo y lugar en que vivió, risma de la divina inspiración y del fin peculiar de la historia biblica,
fuentes que utilizó y de qué manera, formas de decir y narrar que que es religioso» 33, Hemos subrayado algunas palabras del docu-
empleó, etc. mento pontificio y añadido otras entre paréntesis para poner más
Pasa a continuación el Papa a hablar de los géneros literarios, de relieve el pensamiento del Papa.
en cuyo apartado nada dice sobre los grados de afirmación, ni alu- Otra de las consecuencias de esta investigación ha sido la de
de a la distinción en el hagiógrafo entre autor privado y autor pú- encontrar también «entre los escritores sagrados, como entre los
blico. Todo su pensamiento se centra en los métodos y maneras de demás antiguos, ciertas artes de escribir y narrar», de las cuales el
decir y narrar propios de la literatura del Próximo Oriente. Debido Papa señala únicamente algunas, tales como «ciertos idiotismos,
a estas peculiares formas de expresión, no aparece a veces «tan cla- propios, sobre todo, de las lenguas semíticas, las llamadas aproxi-
ro en las palabras y escritos de los antiguos autores orientales (en- maciones, y ciertos modos de hablar hiperbólicos; más aún, a veces
tre los cuales deben clasificarse los autores bíblicos), como lo es en hasta paradojas, con las cuales más firmemente se graban las cosas
los escritos de nuestra época (cuyas maneras de decir o géneros en la mente» 34. En fin, añade que no hay modo de decir en uso
32
entre los antiguos que sea ajeno a la Biblia, con exclusión solamen-
Sobre el recelo de la Iglesia por los antiguos géneros literarios escribe Benoit: «Cette
méfiance (de la Iglesia) s'explique par les debuts de cette méthode, ou l'on n'a pas toujours te de los que repugnan a la verdad y santidad de Dios.
suffisamment respecté les exigences d'une technique objective. II serait, en effet, trop facile Con optimismo subraya la encíclica que conocemos hoy mejor
d'inventer a priori des genres littéraires factices, pour y classer ensuite, par un cercle vitieux,
les textes bibliques qu'on leur demande d'expliquer. Les genres n'ont le valeur que s'ils que los exegetas de principios de siglo las formas de decir y narrar
représentent les modes d'expression réels, connus des lectuers et des auteurs» (Inerrance: de los antiguos escritores orientales. En efecto, una inmensa litera-
«Catholicisme hier, aujourd'hui demain», vol.5 [París 1962] 001.1547). Pío XII encarece el
uso de los géneros literarios para la recta interpretación de la Biblia, pero no canoniza los tura profana del antiguo Próximo Oriente, en gran parte descifra-
géneros literarios tal como se entendían hasta entonces por algunos autores, que procedían da ya, facilita la labor de cotejar estos escritos con los libros canó-
del plano de la realidad y tendían a limitar a priori el hecho histórico. «Attamen theoriae
Lagrange, Hummelauer et aliorum, quam mitigat et corrigit, principium fundaméntale et nicos del Antiguo Testamento y de aquilatar sus puntos de contacto
elementa non pauca in genere resumit et sancit encyclica Divino afjiante Spiritw (V. LARI- y sus divergencias. Miles de textos sumerios, acádicos, hititas, fe-
DON, Novae encyclicae doctrina de generibus lüterariis: «Collationes Brugenses», 42 [1946] 129).
Véanse también G. THILS, L'encyclique sur les eludes bibliques: «La Revue Nouvelle», 1 (1945) nicios, egipcios, cananeos, ugaríticos, etc., han sido publicados. En
158-170; E. GALBIATI, I generi letterari secando il P. Lagrange e la «Divino afjiante Spiritu»: líneas generales encontramos en ellos idénticos temas y una redac-
«La Scuola Cattolica», 75 (1947) 177-186.282-292. Según este autor, «la linea di pensiero
de l'enciclica solo in qualche punto coincide con quella del Lagrange, talvolta diverge deci- ción y composición muy afines. Se han descubierto textos sobre
samente, in qualche punto segué un tratto parallelo, ma su di un altro piano e specifico»
(l.c, 291-292), En Problemi e orientamenti di Teología Dommatica (Milán 1957), vol.2,73, " EBn.556-558.
34
precisa su pensamiento: «Ora direi che l'enciclica ha presentato la questione sotto una luce L.c., 559. De los géneros literarios, según Pío XII, se habla en la carta de la Ponti-
diversa, e tale da completare l'intuizione del Lagrange». ficia Comisión Biblica al Card. Suhard de 16 enero 1948 (EB n.581) y en Humani generis,
12 agosto 1950 (EB n.618).
12 Introducción general
Introducción general 13
historia primordial, códigos de leyes, anales, himnos, escritos sa-
acontecía, aun las cosas más triviales, prescindiendo de la acción
pienciales, cartas, narraciones épicas, listas de reyes, biografías, au-
de las causas segundas 38 .
tobiografías, correspondencia diplomática y administrativa, inven- Parecidos géneros literarios, que señalaremos más adelante, em-
tarios, lamentaciones, poesía amorosa, sátiras, especulaciones teo- plearon los historiadores sagrados, con la diferencia de que con
lógicas y filosóficas, textos mágicos, etc. 35 . métodos análogos lograron escribir bien la historia. Esta superiori-
Estos descubrimientos han puesto de relieve la superioridad de dad de la historia bíblica sobre la de los otros pueblos semitas úni-
la historia bíblica en relación con la de los otros historiadores orien- camente se explica por el carisma de la divina inspiración y por
tales. De esta manera,'la ciencia misma ha desmentido la tendencia el fin peculiar de la historia bíblica, que es religioso.
de ciertos exegetas a descalificarla o a limitarla. En cuanto a los
métodos y maneras de decir y narrar, la historia bíblica poco se di- La inspiración bíblica
ferencia de la historiografía antigua oriental, pero se aventaja a ella El dogma de la divina inspiración nos enseña que un solo y
tanto por la antigüedad como por la fiel narración de hechos y su- único Dios es el autor principal de todos los libros históricos del
cesos. Piénsese, por ejemplo, en la diferencia que existe entre las Antiguo Testamento, que, por una singular condescendencia, es-
antiguas cosmogonías y la historia bíblica de los Orígenes; en aqué- cogió el género narrativo como una de tantas maneras de que se
llas prevalece una ilimitada imaginación, que contrasta con el amor sirvió para comunicar su mensaje a los hombres (Hebr 1,1). Por
a la simplicidad y a la verdad que reina en ésta 36 . otra parte, los diversos historiadores humanos, en calidad de ins-
En la antigua literatura narrativa oriental encontramos peculia- trumentos suyos, concibieron su obra y la escribieron conforme a
res géneros literarios históricos, de los que mencionaremos algu- la intención divina. Por la inspiración conservan su personalidad,
nos. En los Anales oficiales se cuentan las acciones gloriosas de sus sus aptitudes personales, sus limitaciones humanas e incluso sus
héroes, pasando por alto lo que era adverso a los soberanos y a los deficiencias, a las cuales Dios se acomoda. No les favoreció Dios
intereses nacionales. Sus autores narran hechos antiguos recogidos con una nueva perfección; por ejemplo, otorgando una rica imagi-
por la tradición oral y escrita, considerando como más fiel aquel nación a los que carecían de ella o facilitando un complemento de
relato que más se acerca, por orden cronológico, a los acontecimien- información a los que no disponían de documentos. Por la inspi-
tos sin tenerse en cuenta otros factores. Los analistas conceden una ración se les confirió una luz sobrenatural por la cual eran infali-
importancia trascendental a las victorias de sus monarcas, a los bles en todo lo que afirmaban y en el sentido en que lo hacían.
que se atribuyen también las que lograron sus oficiales subalter- Además, «si los antiguos hagiógrafos tomaron algo de las tradicio-
nos. Se exagera desmesuradamente el número de prisioneros y el nes populares—lo cual puede ciertamente concederse—•, nunca hay
de las ciudades conquistadas, que a veces lo fueron por otro mo- que olvidar que ellos obraron así ayudados por el soplo de la divina
narca posterior. En cuanto a la cronología, o la dejan de lado o se inspiración, la cual los hacía inmunes de todo error al elegir y juz-
fijan incidentalmente en ella, empleando datos aproximativos. A ve- gar aquellos documentos» 3 9 .
ces condensan dos o más campañas bélicas en una, omitiendo la
que fue menos gloriosa o constituyó un fracaso, convirtiendo a Fin religioso de la historia bíblica
veces en triunfo lo que fue una derrota. Al producirse un hecho La finalidad religiosa de la historia bíblica es evidente. Ciñén-
nuevo, desenterraban los escribas antiguas historias, resumiendo donos a los libros históricos del Antiguo Testamento, vimos que,
hechos pasados, relatándolos en líneas generales y fijando su aten- al clasificar el canon judío a los libros de Josué, Jueces, Samuel y
ción en hechos más recientes. En todas sus narraciones se advierte Reyes entre los «Profetas anteriores», expresaba con claridad meri-
la ausencia total de crítica de las fuentes y elaboración de las mis- diana la verdadera naturaleza de la historia contenida en ellos. En
mas, que se incorporan en la narración yuxtaponiéndolas, mezclán- efecto, en los mismos se narran acontecimientos del pasado de Is-
dolas o retocándolas, sin indicar su presencia y proveniencia. Según rael que se interpretan en función de la historia de la alianza. Los
Ignacio Guidi, estos métodos históricos se encuentran entre los si- dos libros de las Crónicas, por ejemplo, son el resultado de una
rios y árabes y en toda la historiografía semítica 37 . Otra de las pe- reflexión y meditación de un teólogo sobre los textos de los libros
culiaridades de la historia semítica es su índole teocrática y religio- de Samuel y Reyes, de los cuales dedujo el lugar preeminente que
sa. Muchos soberanos creíanse lugartenientes de los dioses. Duran-
te mucho tiempo sólo se narraban hechos relacionados con la reli- 38
C H . J. JEAN, La Bible et les récits babyloniens (París 1933) 203-207; F . SALVONI, La
gión y el culto, atribuyéndose directamente a los dioses todo cuanto storiografia degli antichi israeliti: «La Scuola Cattolica», 63 (1935) 145-171; I D . , Generi let-
terari nei libri storki dell'Antico Testamento: «Questioni Bibliche alia luce dell'Enciclica
Divino afflante Spiritiu (Roma 1940) 62-101; H . G. GUTERBOCK, Die Historische Tradition
35
Textos recogidos en los libros citados en nota 2. und ihre literarhche Geítaltung beí Babyloniern und Hethitern bis 1200: «Zeitschrift für A s -
3« E B n . 6 i 8 . syriologie», 42 (1934) 1-94; A. T . OLMSTEAD, History, Ancient World and the Bible Problems
37
L'historiographie chez les sémites: R B 3 (1906) 509-519; Card. E. TISSERANT, Frag- ofAttitude and of Meihod: J N E S 2 (1943) 1-34; W . A . IRWIN, The Orientalist as Historian:
ments syriaques du Livre des Jubilées: R B 29 (1921) 55-80,206-232. íbid., 8 (1949) 289-309; A . A D I N O L F I , Storiografia bíblica e storiografia classica: «Rivista
Bíblica», 9 (1961) 42-58.
39
Humani generis: E B n.618.
14 Introducción general
Introducción general 15
ocupaba David en el plan divino como tipo del Mesías y como el
liturgista que debía completar la obra de Moisés. prontos para lanzarse sobre Israel cuando Yahvé les requería como
Guando Dios movió sobrenaturalmente a los hagiógrafos a es- instrumentos de su justicia contra su pueblo pecador. No son ellos
cribir sus respectivos libros históricos, no fue para que retransmi- los que señalan la hora del ataque, ni el número de soldados ni la
tieran a sus lectores próximos y lejanos los hechos que interesaban efectividad de las armas dirimen las batallas, sino Dios. Los gran-
exclusivamente a la historia profana, indiferentes de por sí a la his- des imperios de Asiría y Babilonia eran, en concepto de los ha-
toria de la salvación, sino para que manifestaran cuáles eran sus giógrafos, varas y mar Jilos con los cuales golpeaba Dios a su pueblo
designios sobre el mundo y su pueblo escogido, cuáles sus exigen- pecador (Is 10,5; Jer 51,20). Dios no obra, sin embargo, capri-
cias religiosas y morales y cuál debía ser la respuesta del hombre chosamente. La medida de sus actos la determina la ordenación
a la acción y llamada divinas. De acuerdo con este fin, los historia- moral del mundo, que reclama el bien y condena el mal.
dores sagrados escogen, seleccionan y orientan todos los aconteci- Los triunfos sobre los enemigos no se consiguen a base de ar-
mientos históricos, que refieren, mediata o inmediatamente, hacia mas, soldados y astucias, sino con la oración, la vida de piedad y
un fin religioso, dándoles una significación más profunda y subli- de penitencia. Por su conducta religiosa ejemplar acabó David con
me, que sólo perciben los ojos de la fe: la actuación de Dios en la los pueblos paganos del interior y sometió a los que limitaban con
historia humana 4 0 . «En Israel la historia es hija de una creencia, Israel. El poderío y riqueza de Salomón son dones gratuitos de Dios,
que no solamente ha exigido, sino que ha creado la historia, y le que le retiró tan pronto como el rey dejóse arrastrar por sus muje-
ha dado el sentido y el gusto, ha fijado las grandes leyes del género res hacia los dioses ajenos y no fue su corazón enteramente de
y ha favorecido su extensión, llegando a la mezcla con otros géne- Yahvé (1 Re 11,4). Senaquerib es derrotado por la piedad de Eze-
ros. De ahí la complejidad, la variedad de realizaciones y la inde- quías (2 Re c.19). El orgulloso Nabucodonosor, que había sometido
terminación de sus respectivas fronteras. La historia bíblica debe
a todos los pueblos de la tierra, es derrotado por Israel libre de
a la fe de sus autores su existencia, su naturaleza, sus méritos y de-
pecado, y su general, Holofernes, murió decapitado por una viuda,
ficiencias. La razón profunda de esta historia radica en el hecho,
único entre las religiones del Próximo Oriente, de que el yahvismo de la cual «nadie podía decir de ella una palabra mala, porque era
es una religión histórica» 41. muy temerosa de Dios» (Jdt 8,8). El impío Aman sucumbió ante
el piadoso Mardoqueo (libro de Ester), y el rey Antíoco Epifanes
Por consiguiente, era lógico que la historia constituyera un ideal murió herido por Dios en castigo de sus actos sacrilegos contra el
para estos historiadores judíos, como lo fue siempre para la comu- templo.
nidad creyente de Israel. La historia sarita, es decir, la de la comu- De un extremo a otro de la historia bíblica se pone de relieve
nidad humana llamada por Dios para ser su pueblo, es una historia el estado permanente de tensión entre Dios, que busca al hombre,
tal como la concibió y vivió el verdadero Israel, presentada a base y éste, que trata de independizarse; entre Dios, que ofrece su gra-
de hechos más bien en función de medios que de fin. Para los ha- cia, y el hombre, que la rechaza. A Josué prometió Dios la con-
giógrafos, todos los pueblos de la tierra están sometidos al dominio quista total y la posesión inmediata de Canaán, pero la promesa
y dirección de Yahvé, que, aun ignorándolo ellos, los movía a su no surtió efecto a causa de los pecados del pueblo. Saúl fue esco-
arbitrio (Am 9,7). Según los historiadores sagrados, no existe un gido por Dios como representante y lugarteniente suyo en el reino teo-
destino ciego en el curso de la historia, ni hechos que sucedan al crático, pero, al separarse de El por el pecado, es sustituido por
azar o que sean fruto de una determinación exclusivamente humana, otro según su corazón. David es asimismo víctima del pecado, pero
sino el desarrollo de un premeditado plan divino (Is 7,7; 37,7; 45,4). se arrepiente y Dios le perdona. La justicia y la misericordia divinas
Permitió Dios la derrota de Josué en Hai para castigar el pecado juegan un papel decisivo en el drama descrito en el libro de los
de Acán (Jos c.7). No arrojó Yahvé de Canaán a ninguno de los Jueces. Para impedir que se cumplan sobre Israel los planes salví-
pueblos paganos allí afincados, para con ellos poner a Israel a ficos de Dios, despliega sus actividades el Adversario (Satán), po-
prueba, si seguiría o no los caminos de Yahvé (Jue 2,22). En la tencia subordinada a Dios, pero que, al dejarle en libertad, se ceba
guerra entre Sisara y Jabín, rey de Jasor, salió Yahvé de Seír y,
en el hombre. Por culpa de Satanás, que incitó a David a llevar a
a través de los campos de Edom, acudió al campo de batalla con el
término el censo del pueblo, es castigada la ciudad de Jerusalén,
fin de asegurar la victoria de su pueblo (Jue 5,4). A Gedeón le in-
tima Dios a que reduzca el número de sus soldados, por que, al a la que se perdonó después por haberse arrepentido su rey (1 Crón
entregar en sus manos a Madián, no se gloríe luego Israel contra 2i,iss). Con la acción coordinada de la justicia y de la misericordia
Dios, diciendo: «Ha sido mi mano la que me ha librado» (Jue 7,2). quería Dios que todos los pueblos se sometieran libremente a su
Los imperios y pueblos que colindaban con Israel eran como yugo suave. En tiempos del Antiguo Testamento sólo en Israel, al
centinelas apostados por Dios en sus fronteras en estado de alerta, que Dios había escogido, llegó a cristalizar este ideal. Toda la his-
toria de este pueblo escogido, tanto en los momentos álgidos de
4
su grandeza como en los momentos de opresión y humillación, gira
" GRELOT, l.c, 112.
4
' A. ROBERT, Historique (genrej: DBS 4 col.23.
en torno al pacto de la alianza que Dios quiso mantener a todo
10 Introducción general
trance y que el pueblo trataba a veces de repudiar, con efectos Introducción general 17
desastrosos para él. 43
y sacerdotes (Jer 18,8) ; reflexiones y meditaciones que se incor-
Una mínima parte de los historiadores sagrados (el del primer poran en el texto, que, por lo mismo, resulta a veces complejo y
libro de los Macabeos y quizá el del segundo; el de las memorias carente de nexo lógico entre unas partes y otras.
de David: 2 Sam 9-20 y 1 Re 1-2) fueron testigos oculares de los A la corriente universal del pensamiento de los antiguos histo-
hechos que narran. Los demás tienen detrás de sí un largo periodo riadores semitas paganos, escribe Goossens, es extraño un pueblo
histórico, cuyo recuerdo fue conservado y comentado por una tra- el judío, cuyo optimismo no se basa en la consideración de la su-
dición secular oral y escrita. Los primeros, conscientes de que el cesión de imperios más o menos gloriosos, sino que encuentra su
pueblo había llegado a la consecución de un estado ideal de cosas consolación o satisfacción de orden religioso en la alianza entre
soñado desde hacía- mucho tiempo, sintieron la necesidad de dar Dios y el pueblo escogido. Ya en las primeras fuentes de la tradi-
una mirada retrospectiva sobre el camino recorrido hasta llegar a él. ción hebraica, en los poemas retransmitido^ por la tradición, apa-
Los segundos escribieron bajo los efectos de las catástrofes y hu- rece la idea de una bendición que aisla al pueblo escogido. Desde
millaciones que oprimían a Israel. Juzgaron ellos que este estado las más antiguas tradiciones narrativas (tradición yahvista), la alian-
de cosas les brindaba una ocasión propicia para escribir, ya que la za concluida entre Dios y su pueblo en el Sinaí constituye el eje de
prueba y las reflexiones que sugiere podrían abrir los ojos de los la historia, alianza en la cual el historiador posterior no verá otra
lectores sobre las causas que las provocaron y obligarles a una rec- cosa que la conclusión definitiva de múltiples alianzas y promesas
tificación religiosa y moral saludable 42 . Este último es el caso de (tradición deuteronómica). De suerte que, gradualmente, se vislum-
los autores de los libros de Josué, Jueces, Rut, Crónicas, Esdras- bra la posibilidad de una nueva alianza, tesis que defenderán los
Nehemías, etc. Las mismas partes del segundo libro de Samuel esenios de Qumrán y sobre la cual se fundará el cristianismo. Este
(c.9-20) y del primero de los Reyes (1-2), escritas, como dejamos aspecto de la filosofía de la historia, la alianza de Dios y de su pue-
dicho, por un testigo ocular, fueron después incorporadas por un blo, no aparece en ninguna parte del Antiguo Oriente fuera del
autor inspirado del tiempo del exilio en un contexto más amplio judaismo, lo que constituye una contribución esencialmente ori-
del que tuvo conciencia aquél. ginal 44.
Escritos estos libros durante y después del exilio, aprovecharon La historia bíblica del Antiguo Testamento puede ser, cam-
sus autores la tradición o tradiciones seculares, la idea de la alianza biando de escenario, la historia religiosa de la humanidad de todos
y la reflexión teológica de todo un pueblo o de un sector escogido los tiempos. Por esto mismo atrae cada vez más la atención del
del mismo, del cual el hagiógrafo era el portavoz, que enjuiciaba hombre moderno, que busca en sus páginas una lección de vida y
el momento histórico presente a la luz de un pasado prometedor una solución a los múltiples problemas que tiene planteados. Puede
que, aunque desdibujado por la acción del Adversario y de los y debe buscar en ellas ejemplos que le muevan a obrar el bien y
hombres que se dejaron seducir por él, con la paralización cir- desechar el mal, pero a condición de leerlas a través de las páginas
cunstancial y temporal de los efectos de la alianza, renacerá de de la historia sagrada neotestamentaria y de la vida de la Iglesia.
nuevo en un futuro más o menos próximo, por la conversión al En aquéllas se traza la historia de la promesa y de la prehistoria
Dios fuerte (Is 10,21) y misericordioso, siempre fiel a su promesa de la Iglesia; en las del Nuevo Testamento se habla de la promesa
(Ez 16,8; Jer 25,5; Os 14,2-9). convertida en una realidad tangible.
Los historiadores sagrados se propusieron señalar las raíces de Ante la concepción y finalidad religiosa de la historia bíblica viejo-
esta fe optimista, que veían expresada en la misma prehistoria de testamentaria—lo que aparecerá más claro al estudiar cada libro en
Israel, en las tradiciones populares israelíticas antiguas, en escritos particular—, parece ridicula la actitud de los que, prescindiendo de la
preexistentes, en los anales que la nación conservaba celosamente finalidad de los historiadores sagrados y de la consideración global
en sus archivos, en las listas genealógicas, que enlazaban a Israel de su obra, aplican a cada oración gramatical compuesta de sujeto,
con el primer hombre o con Abraham; incluso en los escritos pro- verbo y predicado; a cada dato y a cada fecha, los cánones y reglas
fanos o en el mismo curso de la historia universal y de Israel, cuyos de la crítica histórica moderna. Con su proceder manifiestan que
hilos movía Dios en vista de sus designios salvíficos. Más que a no es su propósito interpretar la Biblia, sino el de someterla al
circunscribirse, como los autores paganos, a una escueta, monótona tribunal de la crítica histórica moderna para que la juzgue inexo-
y partidista narración de hechos aislados, destinada a ensalzar a 43
«This literatura is the accumulation of a people, the archives of a family, a deposit
un soberano de la tierra, pretendieron dar una interpretación reli- which was not (until the very end of the OT periodj a dead letter but was constantly used,
giosa de la historia. En esta labor les había precedido y acompa- reinterpreted, brought ut po date, commented on, expanded» (A. F. MCKENZIE, Some
Problems in the Field of Inspiration: CBQ 20 [1958] 3). Algunos autores admiten la inspi-
ñado la reflexión y meditación profunda de esta misma historia, ración, aunque de manera variable y analógica, de todos los autores que han contribuido a
con matices y enfoques distintos, por parte de los sabios, profetas la composición del libro tal como lo ha recibido la Iglesia. P. BENOIT, Les analogies de l'inspi-
ration: «Sacra Pagina» (Gembloux 1959) vol.1,87; ID., Inspiration: «Catholicisme», 5 col.1719;
A. GELIN, La question des «Relectures» bibliques á l'intérieur d'une tradition vivante: «Sacra
42 Pagina», vol.1,303-315.
E. JACOB, Théologie de l'Ancien Testament (Neuchátel-París 1955) 157-158. 44
G. GOOSSENS, La Philosophie de l'Histoire dans l'Ancien Testament: «Sacra Pagina»,
vol. 1,250-251.
18 Introducción general Introducción general 19
rablemente, no a base de lo que ha dicho, sino de lo que, según enfoque distinto. Se vislumbra en ellos poca precisión histórica,
ellos, debía decir. Esta conducta es tanto más lamentable en cuanto desproporción en la contextura de los diversos episodios que na-
que atribuyen muchas veces al historiador sagrado, y, por consi- rran; carecen de una cronología sistemática y dan poco relieve a
guiente, a Dios, lo que no han querido decir. «Pues no pocas veces, las causas segundas. En los libros de los Reyes aparecen fórmulas
cuando muchos, cacareando, reprochan al autor sagrado haber fal- estereotipadas, hipérboles, aproximaciones, cronología imprecisa,
tado a la verdad histórica o haber narrado las cosas con poca exac- discursos elaborados o retocados previamente, unión de dos o más
titud, hállase que no se trata de otra cosa que de los modos de decir hechos distanciados por el tiempo, trasposición cronológica de los
y escribir propios de los antiguos, que a cada paso lícita y corriente- hechos, lagunas en la narración, omisiones significativas de sucesos
mente se empleaban en las mutuas relaciones de los hombres. Exi- que no encajaban con la tesis religiosa que el autor trata de des-
ge, pues, una justa ecuanimidad, que al hallar tales cosas en la arrollar, silencio absoluto sobre los triunfos y éxitos materiales de
divina palabra, que con palabras humanas se expresa, no se les los reyes poco o nada religiosos, uso frecuente de fuentes de infor-
tache de error, como tampoco se hace cuando se hallan en el uso mación, que a veces se citan explícitamente y otras no, yuxtaponién-
cotidiano de la vida. Conociendo, pues, y exactamente estimando dolas, recortándolas, amplificándolas o entremezclándolas.
los modos y maneras de decir y escribir de los antiguos, podrán Hemos aludido al carácter midrásico de los libros de las Cró-
resolverse muchas dificultades que contra la verdad y la fidelidad nicas. Ahora bien, el género midrásico (del verbo hebreo darash,
histórica de las Sagradas Escrituras se oponen, y semejante estudio buscar, indagar) de interpretación, tan generalizado en los tiempos
será muy a propósito para percibir más plena y claramente la mente viejotestamentarios, tendía a interpretar las Escrituras con el fin de
del autor sagrado 45 . actualizarlas y descubrir en ellas lo que decían a los hombres de
cualquier tiempo y lugar. Una de las formas de este método midrá-
Géneros literarios históricos sico es la llamada haggada, encaminada a la edificación espiritual
Dijimos que los historiadores sagrados eran hijos de su tiempo de los oyentes en vistas a su formación moral, a la explicación de
y lugar, imbuidos de la cultura de su época, compartiendo con los las fiestas litúrgicas, al comentario doctrinal, valiéndose para ello
otros historiadores contemporáneos, paganos e israelitas, las formas desde la simple exposición del texto hasta la narración libre injer-
de decir y narrar, los métodos o medios de que se servían los histo- tada en el texto mismo con el fin de ilustrarlo. En todo momento,
riadores de aquella época para exteriorizar sus ideas. Unos adoptan la finalidad del midrash era la de buscar en los textos bíblicos su
un método histórico parecido al de la historiografía moderna; por valor de vida para la vida. Para ello, el intérprete expone las Escri-
ejemplo, 2 Sam 9-20; 1 Re 1-2, y, en menos escala, los otros pasa- turas utilizando todos los medios a su alcance, con el fin de extraer
jes de Samuel, Reyes, Esdras-Nehemías y 1 de los Macabeos. Otros de sus palabras, o a través de ellas, el sentido que diera una respues-
siguieron un método histórico-profético (Josué), anecdótico-profé- ta a los problemas que se planteaban los hombres de cualquier
tico (Jueces), narración popular (Rut), midrásico (Crónicas), paté- tiempo y lugar 46. p a r a lograr estos objetivos, el autor de las Cró-
tico-oratorio (2 de los Macabeos), romanceado o midrásico (Tobit, nicas emplea varias fuentes de información, canónicas y profanas,
Judit, Ester). que maneja con gran libertad, modernizando antiguas expresiones,
Una visión profética de la historia da unidad al libro de Josué, omitiendo lo que no se ajustaba a su finalidad, abreviándolas, des-
en el que, a base de elementos históricos, épicos, etiológicos, deute- plazándolas, completándolas, interpretándolas y cambiando palabras
ronómicos y sacerdotales, narraciones populares y expresiones en- y frases.
fáticas, se describe la epopeya nacional de la conquista y ocupación La historia del primer libro de los Macabeos pertenece al géne-
de Canaán, en la que predomina más el aspecto teológico que el histó- ro literario patético, y, conforme al mismo, los números se agran-
rico. El autor de los Jueces ha descrito las vicisitudes de un perío- dan o se reducen, se ponen discursos o razonamientos en boca d e
do oscuro de la historia religiosa de Israel, sintetizándolas en una sus héroes y personajes, se callan los reveses de Israel y se acentúan
serie de dramas a cuatro tiempos: prevaricación, castigo; arre- los defectos y malos designios de sus enemigos. La hipérbole ocupa
pentimiento, perdón, con lo que se logra un pragmatismo religioso en el libro un lugar destacado, y las narraciones se adornan con
sorprendente. En el desarrollo de su tesis religiosa emplea el autor elementos poéticos. Las diversas tradiciones populares sobre algu-
fórmulas estereotipadas, números simbólicos, elementos anecdóti- nos hechos se reproducen íntegramente, sin preocuparse su autor
cos, populares, folklóricos, y echa mano de tradiciones dispares. de armonizarlas. Y, sin embargo, el lector que recorre sus páginas
Los libros de Samuel presentan el aspecto de una compilación a está convencido de que, a pesar de estos métodos peculiares de es-
base de materiales históricos de procedencia distinta y valor des- cribir una historia, se encuentra ante un libro histórico, cuya natu-
igual, que se combinan, entremezclan, recortan o yuxtaponen dando raleza el exegeta debe determinar. El autor del segundo de los
lugar a repeticiones, narraciones dobles, contradicciones aparentes, Macabeos, que resume la obra en cinco tomos de Jasón, no p r e -
46
"5 Diurno afflante Spiritu: EB n.560. P. GRELOT, en «Introduction á la Bible» (Toumai 1957) 174-175.
20 Introducción general Introducción general 21
tende ser un historiador meticuloso, sino más bien se impone como se les asigna en general la función de puntos de partida o de medios
finalidad «proporcionar solaz del alma a los aficionados a leer y dar para expresar una verdad religiosa.
a los estudiosos facilidades para aprender las cosas de memoria; Los métodos y modos peculiares de decir y narrar de esta his-
en una palabra, alguna utilidad a todos aquellos que tomen este toria religiosa podrán desorientar al lector moderno que no sepa
libro en sus manos» (2,26). El libro tiene una finalidad parenético- leerla en el ambiente en que fue escrita y desconozca los rasgos pro-
religiosa; pertenece al género histórico patético, ajustándose a sus pios de la psicología semita. Tienen los semitas una concepción pe-
reglas. Los números se manejan con libertad, dándoseles un signi- culiar de Dios, del mundo, del hombre y de las cosas. Para nosotros,
ficado simbólico; los discursos que se ponen en boca de los perso- realistas empedernidos, es verdadero sólo lo que corresponde riguro-
najes han sido en algunos casos elaborados por el autor, que trata samente a una realidad objetiva. Por el contrario, los semitas, simbo-
de interpretar los sentimientos que embargaban a los personajes listas apasionados por las significaciones espirituales y misteriosas,
en aquellos momentos, o que él juzga que podían tener. creen que no traicionan a la verdad, sino que la sirven al presentar
Se duda hasta qué punto los libros de Tobit, Judit y Ester re- libremente la realidad exterior con el fin de acentuar más su signi-
fieren una historia real, objetiva y concreta, no faltando quienes ficación profunda 49. Ahora bien, Dios no ha comunicado su men-
prefieren ver en ellos una historia según las apariencias. Una vez saje sirviéndose de nuestras categorías, sino de las de los antiguos
se demuestre con sólidos argumentos que sus autores no pretendie- orientales 5 0 . Por lo mismo, el que, dejando de lado los postulados
ron escribir una historia, sino emplear el género narrativo como de las categorías históricas modernas, se traslade con la mente a
vehículo de una verdad, por considerarlo apto para desarrollar una los tiempos en que fueron escritos cada uno de los libros históricos
enseñanza religiosa, no habrá inconveniente alguno en admitir que y tenga en cuenta los géneros literarios usados, caerá en la cuenta
la historia no entraba en el horizonte de sus autores, aunque el de que, con métodos imperfectos, según nuestra mentalidad, los
aspecto narrativo de sus libros diera pie a que por mucho tiempo hagiógrafos escribieron bien la historia religiosa que retransmitieron
se opinara lo contrario. Lo fundamental es determinar bien lo que a sus lectores inmediatos y a la posteridad.
el autor sagrado quiso decir. Aun conociendo la existencia de tales géneros literarios, no des-
Al señalar en líneas generales los géneros literarios históricos aparecerán, sin embargo, todas las dificultades, porque, en primer
de los libros que vamos a comentar no nos propusimos presentar lugar, no será siempre fácil determinar el género literario empleado
un catálogo exhaustivo de los mismos, ni tampoco indicar las múl- en un pasaje concreto, ni será posible tampoco trazar una línea que
tiples interferencias entre ellos. Quisimos únicamente ofrecer al lec- señale estrictamente los límites entre lo que el autor sagrado pre-
tor un avance de lo que él mismo comprobará tan pronto se fami- tende afirmar y lo que para él tiene valor de medio apto de expre-
liarice con la lectura de estos libros. Tenga siempre presente que sión de su pensamiento. Por otra parte, «para saber lo que un autor
«tales formas literarias no responden a ninguna de nuestras cate- enseña (obiectum fórmale quod), no basta considerar la materia de
gorías clásicas y no se pueden juzgar a la luz de los géneros greco- que trata (obiectum materiale), sino que debe buscarse el punto de
latinos o modernos» 47 . vista desde el cual la enjuicia o enfoca (obiectum fórmale quo).
Comprobará asimismo el lector que la orientación religiosa ge- Pero, sea que se raciocine de manera inductiva, partiendo del aná-
neral de toda la historia bíblica permite a cada uno de los autores lisis de los libros santos o de la psicología de sus autores, o deduc-
hacer hincapié sobre un aspecto religioso concreto, ya haciendo re- tiva, partiendo de la teología de la inspiración, se llegará siempre
saltar la absoluta trascendencia divina, ya poniendo de relieve la a esta conclusión evidente: el objeto formal de todos los textos sa-
grados es el misterio de la salvación» 51 .
actuación de Dios en el mundo o la fidelidad a su palabra, su pro-
videncia, su justicia, su acción salvífica, su misericordia, etc. 48 . De No se niega que los autores sagrados afirmen la historicidad de
todo lo cual deducirá que la historia sagrada tiende a manifestar el muchos de los hechos que refieren, pero aun en este caso no siempre los
designio salvífico de Dios, el progreso de la revelación y las rela- consideran aisladamente, en sí mismos y por sí mismos, sino en
ciones de Dios para con el mundo y su pueblo escogido, que pre- relación con el ordenamiento general de la obra, que, según hemos
paran Ix salud mesiánica. A los hechos y sucesos que se narran visto, es religioso. Esta peculiaridad de la historia bíblica puede
recortar el horizonte histórico del autor, en el sentido de que puede
47 enjuiciar los hechos en la medida y grado de evidencia con que
Carta de la Pontificia Comisión Bíblica al Card. Suhard (EB 581).
48
Cada día se tiende a poner más de relieve entre los exegetas, católicos y protestantes, llegaron a su conocimiento, que, aunque imparcial e imperfecto,
la riqueza teológica del Antiguo Testamento; pero no están acordes en señalar la idea cen-
tral en torno a la cual se desarrolla el pensamiento teológico de la revelación viejotestarnenta- 49
P. BENOIT, Inerrance: «Cathoíicisme», I.a, col.1548.
ria. Para unos es la idea de Dios, Señor, Rey, Padre, Jefe, Juez; para otros, el Mesías futuro; 50
Para conocer la intención del historiador sagrado se debe; 1) distinguir en él entre
la alianza entre Dios y la humanidad en el pueblo de Israel; la idea del reino de Dios, que el hombre sujeto a error y el escritor que, por la inspiración, es infalible; 2) fijarse en la
se extiende progresivamente en el mundo; el misterio del pueblo judío o de ]a Iglesia en manera como los hombres de un tiempo y lugar suelen expresarse; 3) tener presente el genio
su evolución histórica; y, en fin, contemporáneamente, la doctrina sobre Dios, el hombre oriental y los caracteres propios de las lenguas semíticas; 4) discernir bien los géneros lite-
y la salvación (S. Bovo, Orientamento teologico-spirituale deüo studio dell'AT nella recente rarios; 5) conocer al escritor y simpatizar con él; 6) no olvidar que un hombre no pretende
rinasciia bíblica: «Problemi e Orientamenti di spiritualitá monástica, bíblica, litúrgica» [Edi- siempre hablar de las cosas tal como son en sí (G. COURTADE, Inspiration: DBS col.534-545).
zioni Paoline 1961] 104-107, con abundante bibliografía sobre el particular). 51
GRELOT, Le sens chrétien de VAncien Testament: Le, 424-425.
22 Introducción general Introducción general 23
bastaba para su finalidad proponerlos en esta medida y modalidad, ¿Cómo se explican estas imperfecciones en un libro que, según
como sostén de la verdad o verdades que pretendía primariamente opinión común de los Santos Padres, es la carta que Dios mise-
inculcar. Lo importante, pues, es ver y definir en cada caso lo que ricordioso escribe a sus hijos de la tierra para enseñarles el camino
pretendió decir el autor sagrado y determinar el método y los mo- del cielo? Como principios generales de solución señalamos los
dos de decir y narrar que empleó como medios de expresión 52 . siguientes:
El problema de la moralidad en los libros históricos 63 1) Verdadero concepto de la inspiración bíblica.—Ya hemos in-
dicado más arriba que el carisma de la inspiración difiere del de la
A medida que el lector se familiarice con la lectura de estos revelación. Por aquél no deposita Dios en la mente del hagiógrafo
libros, tropezará con narraciones que herirán sus sentimientos, cre- ideas que le fueran desconocidas, sino que le excita y mueve a es-
yendo que se oponen a la regla de moralidad enseñada por Cristo cribir lo que conocía ya. Por esto se reflejarán en el libro sus con-
y propuesta por la Iglesia como pauta de vida. Citemos unos ejem- ceptos morales poco evolucionados, sus características y rasgos, sus
plos. Josué entregó al anatema (herem) las ciudades de Jericó debilidades e imperfecciones. Las imperfecciones y deficiencias que
(Jos c.7), de Hai (8,8.22-24.28-29), de Maseda (10,28), de Libna en el orden moral e ideológico pudieran señalarse en la mentalidad
(10,30-31), de Laquis (10,32), de Eglón (10,35), de Hebrón (10,37), de un escritor inspirado, han sido permitidas por Dios en su ins-
de Dabir (10.39-40), de Jasor (11,10-15). Al rey Adonisedec se le trumento sin menoscabo de la misión fundamental que le había
amputaron los pulgares de las manos y de los pies (Jue 1,6); Jefté confiado dentro del plan de la economía de la revelación. Sería
sacrificó a su hija (Jue 11,39); Samuel descuartizó al rey Agag hacer injuria a Dios y al hagiógrafo negarse a reconocer las limita-
(1 Sam 15,33); David entregó a los gabaonitas siete de los hijos de ciones que el ambiente, la formación, las circunstancias personales
Saúl, que fueron muertos y colgados en el monte ante Yahvé han impuesto a los autores sagrados en la formulación de su men-
(2 Sam 21,3-9). Amasias ejecutó a diez mil cautivos en Edom saje 54 . Junto, pues, con lo contingente y accidental impuesto por
(2 Crón 25,12); la represión de Jehú fue brutal y sanguinaria las limitaciones de tiempo y lugar del hagiógrafo, a las que Dios
(2 Re c.9-10); la venganza de los judíos, tal como se describe en el condicionó su misiva, se encuentra en la Biblia el mensaje espiri-
libro de Ester, fue despiadada (Est 9,1-16). Los enviados de Oco- tual y eterno, verdadero para los hombres de todos los tiempos.
zías fueron abrasados por el fuego caído del cielo a petición de
Elias (2 Re 1,9-16); dos osos devoraron a cuarenta y dos mucha- 2) Pedagogía de la revelación divina.—Téngase en cuenta el
chos que escarnecieron a Eliseo (2 Re 2,24); Elias degolló a los hecho de la adaptación y de la condescendencia divinas al nivel mo-
sacerdotes de Baal (1 Re 18,40). Jael es alabada por Débora por ral del pueblo escogido. Dios escogió a Israel en su ambiente social
haber dado muerte traidoramente a Sisara (Jue 5,24); Judit desple- y étnico concreto, en un nivel moral y religioso que no era superior
gó toda su astucia femenina para seducir y engañar a Holofernes, al de los otros pueblos circunvecinos. Las directrices que le impartió
recurriendo a la mentira y palabra de doble sentido (Jdt c.10-13); debían adaptarse a las costumbres ancestrales de este pueblo, a su
Ester entra voluntariamente a formar parte del harén real, etc. A todo manera de comprender, a sus reacciones morales espontáneas. Len-
esto habría que añadir los sentimientos de odio y de venganza, las tamente fue Dios modelando a este pueblo, educándolo moral y
maldiciones lanzadas contra los enemigos de Israel y las impreca- religiosamente durante largos siglos con una pedagogía paciente,
ciones, que tanto abundan sobre todo en los Salmos. descubriéndole en cada etapa un aspecto nuevo de su misterio de
La moral sexual del Antiguo Testamento es deficiente en com- acuerdo con su capacidad. Aun en materia religiosa toleró Dios
paración de la que predicó Cristo. Se narran hechos poco edifican- largo tiempo concepciones primitivas, costumbres groseras, que más
tes; se autoriza la práctica de la poligamia, del divorcio (Deut 14,4); tarde serían corregidas. La Biblia es el reflejo de esta larga historia;
se tolera la vida licenciosa de los soldados (Deut 21,10-14), etc. en ella quiso Dios que se narrara este lento caminar hacia la per-
fección evangélica. Esta educación fue lenta y difícil, por tener que
52
«Ce qu'il importe de bien comprendre, c'est q u e cette m é t h o d e des gentes littéraires
n e se présente pas comme une procede subjectif d'exégétes modernes, venant j u g e r l e p a s s é
realizarse, no sobre una humanidad ideal o sobre sujetos superdo-
avec leur cadre d e pensée d'aujourd'hui, mais c o m m e une recherche objective des intentions tados, sino en una humanidad muy real, tal como el pecado la había
des auteurs d'alors, ainsi q u e du miüeu d e pensées dans lequel íls vivaient. Ce q u e les dé- modelado, y no cesaba de modelarla, en una humanidad encade-
fenseurs de cette méthode demandent, c'est de pouvoir étudier les écrivains inspires exacte-
ment tels qu'ils étaient. E n precisant le degré d e culture qu'ils avaient atteint, la documenta- nada por las pasiones y a menudo rebelde a las llamadas divinas 55,
tion qu'ils avaient utilisés, la m a n i e r e dont ils concevaient le récit d ' u n fait passé, l'intention
q u i les guidait dans ce récit. Alors seulement on pourra comprendre parfaitement, et savoir Sería erróneo considerar todas las órdenes que imparte Dios en
en conséquence ce q u e D i e u voulait nous diré par eux» (J. L E V I E , L'encyclique sur les eludes el Antiguo Testamento como definitivas; deben más bien juzgarse
bibliques [Tournai-París 1046] 49).
5
3 M . DE T U Y A , El problema bíblico de las «imprecaciones»: principios de solución: «Ciencia
como leyes condicionadas por la dureza del corazón humano, como
Tomista», 78 (19S1) 171-192; 79 (1952) 3-29; J. L E V I E , La Bible parole húmame et message una adaptación divina a la debilidad humana. Así lo expresó Cristo
de Dieu (París-Louvain 1958) 261-175; H . KRUSE, De inferioritale morali Veteris Testamenti: al decir: «Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés
V D 28 (1950) 77-88; A. G E L I N , Problémes d'Ancien Testament (París-Lyón 1952) 71-92;
E. G A L B I A T I - A . PIAZZA, Pagine difficili della Bibbia (Genova-Milano 1954) 309-332; L .
JOHNSTON, Oíd Testament Morality: C B Q . 20 (1958) 19-25; J. G. TRAPIELLO, £1 problema ' 4 J. PRADO, Síntesis bíblica, I : Orientaciones (Madrid 1958) 54.
de la moral del Antiguo Testamento: «Verdad y Vida», 20 (1962) 95-122. 55 L E V I E , l.c., 271.
24 Introducción general
Introducción general 25
repudiar a vuestras mujeres, pero al principio no fue así» (Mt 19,8).
En Mt 5,21-48 señala Cristo el carácter de la revelación progresiva Los otros actos de crueldad que hemos citado encuentran tam-
del Antiguo Testamento, demostrando que las fórmulas antiguas bién su explicación en las concepciones de su tiempo. Si a Adonise-
eran insuficientes para la salvación, y que, por consiguiente, tenían dec (Jue 1,6) se le amputaron los pulgares para inutilizarle para la
necesidad de un complemento doctrinal o de una corrección formal 56. guerra, el amonita Najas había amenazado a los habitantes de Jabes
Cotejando la moral del Antiguo Testamento con la de los otros Galaad con arrancarles el ojo derecho para impedirles el manejo del
pueblos antiguos orientales, vemos que también en este aspecto arco y del escudo (1 Sam 11,2). A la matanza de los sacerdotes de
Israel se aventajó a ellos, lo cual se debe a una acción especial de Baal había precedido la de los verdaderos profetas (1 Re 18,22).
Dios. Pero, sin embargo, no removió Dios todos los obstáculos que El mismo Dios reprueba el excesivo celo de Elias (1 Re 19,12-13).
impedían a su pueblo la consideración de lo más perfecto, por no Quizá la acción de los osos contra los cuarenta y dos muchachos
fuera menos trágica de lo que parece sugerir el texto de 2 Re 1,24.
juzgarle capacitado para comprenderlo, por hallarse todavía en su
Las matanzas de Jehú son reprobadas por Oseas (Os 1,4-5).
infancia, dominado por los elementos de este mundo (Gal 4,3).
Y así como un padre no exige de su hijo pequeño la perfección que En todos los casos análogos se debe determinar el género lite-
reclama y espera de otro mayor, el Padre celestial transigió con rario del libro o pasaje, las características de la lengua hebraica,
Israel en muchas cosas que, por razón de los tiempos, ignoraba la rica imaginación de los escritores orientales, su predilección por
invenciblemente. Otras veces Dios aprueba y aun provoca estas las hipérboles y exageraciones, el estilo de cada autor, su finali-
cosas, dirigiendo las conciencias hacia pecados materiales que se dad, etc., con lo cual se podrá colegir fácilmente que las más de las
cometían de buena fe 57 . De esta manera se aprueban en el Antiguo veces los hechos narrados obedecen a una exageración consciente.
Testamento costumbres que, consideradas materialmente, no al- Tampoco aparece siempre clara la mente del autor sagrado sobre
canzan la norma de la ley natural tal como la conocemos por el la moralidad del hecho que refiere, que muchas veces retransmite
Nuevo Testamento. Vemos en el Antiguo Testamento una evo- simplemente, sin pronunciarse a favor o en contra. Sucede que, en
algunos pasajes, la orden de exterminio procede de Dios. Pero aun
lución ética (y también dogmática) en el pueblo escogido como en
en estos casos no debe olvidarse que la lengua hebraica no se presta
los otros, correspondientes a la evolución intelectual del género
a matizaciones del pensamiento, no distinguiendo entre las diversas
humano 58 . causalidades. A menudo se deja de lado la acción de las causas se-
No es, pues, el Antiguo Testamento un manual acabado de gundas, atribuyéndose todo a Dios, aun las cosas más triviales. En
vida espiritual, ni un epítome de moral perfecta. Pero en esta his- fin, téngase presente que los personajes protagonistas de esta his-
toria viejotestamentaria de la acción sal vinca de Dios encontramos toria distan mucho de ser todos ellos un dechado de virtudes.
a cada paso lecciones saludables que incitan a evitar el mal y a
practicar el bien. Ante episodios y expresiones que hieren nuestros Estas breves notas introductorias orientarán al lector que tome
sentimientos morales sólo cabe dar gracias a Dios por habernos en sus manos este comentario a los libros históricos del Antiguo
concedido la gracia de leer las páginas bíblicas viejotestamentarias Testamento, que, aunque breve, le facilitará la inteligencia del men-
después de que el Verbo encarnado dijo su última palabra. saje divino, expresado por medio del género literario narrativo y
Sin haber llegado a la perfección evangélica, vemos, sin embar- según los modos de decir y narrar de los tiempos y lugares de cada
go, que en el Antiguo Testamento existe realmente una ascensión uno de los autores humanos que intervinieron en su composición
y progresión hacia concepciones morales más perfectas. Por ejem- en calidad de instrumentos vivos y racionales movidos sobrenatu-
plo, la institución de la ley del herem (anatema, exterminio) (Lev 27, ralmente por Dios.
28-29) se basaba en la concepción de la guerra, que declaraba y
capitaneaba Dios (Ex 17,15; Jue 5,23), al que pertenecía el botín,
en todo o en parte, según las modalidades fijadas por El (1 Sam 15, BIBLIOGRAFÍA GENERAL SELECTA
2-3) o por los jefes (Jos 6,17). Los cananeos debían ser aniquilados I) Texto sagrado
por razón del peligro religioso que representaban para Israel (Deut 20,
16-18). Pero esta ley no fue nunca una regla absoluta, y fue suavi- R. KITTEL, Biblia Hebraica 7.a ed. (Stuttgart 1951); A. RAHLFS, Vetus
Testamentum graece iuxta LXX Intr. 2 vol. (Stuttgart 1935); Biblia Sacra
zándose con el tiempo, perdiendo aquel aspecto cruel que había cura et studio Monachorum Abbatiae St. Hieronymi in Urbe (Roma).
heredado de las civilizaciones paganas. El herem estaba en uso entre
los moabitas, como aparece de la estela de Mesha. De los antiguos 2) Textos profanos
germanos escribe Tácito: «Víctores diversam aciem Marti ac Mer- Corpus Inscriptionum Semiticarum (París); H. GRESSMAN, Altorientalische
curio sacravere, quo voto equi, viri, cuneta victa occisioni dantur» Texte und Bilder zum Alten Teslament (Berlín 1926); D. DIRINGER, Le
(Ann. 23,57). Iscrizioni antico-ebraiche palestinesi (Firenze 1934); S. MOSCATI, L'Epigrafia
5 6
LEVIE, l.c, 271. 5 8 KRUSE, l.C, 87-88.
ebraica antica (Roma 1951); J. B. PRITCHARD, Ancient Near Eastem texts
5 7 K K U S E , l.c., 86. relating to the Oíd Testament (Nueva Jersey 1955); H. MICHAÜD, Sur la
pierre et Vargüe (Neuchátel-París 1958); E. JACOB, Ras Sahmra-Ugarit et
26 Introducción general
VAnclen Testament (Neuchátel-París 1960); F . MICHAELI, Textes de la
Bible et de l'Anclen Testament (Neuchátel-París 1961). J O S U É
3) Geografía
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SMITH, The historical Geography of the Holy Land (Londres 1947); L. H .
GROLLENBERG, Atlas de la Bible (París-Bruselas 1955); P. LEMAIRE-D. BAL-
DI, Atlante storico della Bibbia (Turín 1955); J. SIMONS, The geographical INTRODUCCIÓN
and topographical texts of the Oíd Testament (Leiden 1959); GOBIERNO DE
ISRAEL, Views of the Biblical World 5 vols. (Jerusalén 1961). Título
4) Arqueología E n el texto masorético lleva el título d e Yehoshua, q u e la versión
H. VINCENT, Canaan d'aprés Vexpiaration récente (París 1907); C. W A T - de los L X X conserva, a d o p t a n d o , sin e m b a r g o , la forma n o m i n a l
ZINGER, Denkmdler Paldstinas 2 vols. (Leipzig 1933-1935); A. G. BARROIS, m á s reciente d e Yesua ( N e h 8,17). San J e r ó n i m o r e p r o d u c e el e n -
Manuel d'archéologie biblique 2 vols. (París 1939-1953); W . F. ALBRIGHT, cabezamiento hebraico y griego del libro al escribir: «Josué B e n n u n ,
The archaeology of Palestine and the Bible 3. a ed. (Nueva York 1935); ID., id est Iesus Nave».
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fronte alie ultime scoperte (Roma 1959); R. DE VAUX, Les institutions de m a n t e n i d o c o n s t a n t e m e n t e a través d e los siglos y e n t o d o s los
VAnclen Testament 2 vols. (París 1958-1960); M . NOTH, Der Beitrag der manuscritos p o r razón del prestigio q u e alcanzó J o s u é entre los
Archaeologie zur Geschichte Israel: V T (Suppl.) 7 (1960) 262-282. hebreos p o r estar í n t i m a m e n t e u n i d o a Moisés, del cual fue asiduo
colaborador y fiel ministro (mesharet) e n vida ( E x 17,8-16; 24,13;
5) Diccionarios, enciclopedias 33,11; N ú m 14,30-38) e inmediato sucesor suyo al morir sobre e l
Dictionnaire de la Bible (Vigouroux); Dictionnaire de la Bible, Supplément m o n t e N e b o , e n los u m b r a l e s d e la tierra p r o m e t i d a . F u e Josué
(Robert-Cazelles); K. GALLING, Biblisches Reallexikon (Tubinga 1937); fuerte e n las batallas y g r a n d e e n la salud d e los elegidos d e l Señor,
W. CORSWANT, Dictionnaire d'archéologie biblique (Neuchátel 1956); J. conforme a su n o m b r e (Ecli 46,1-8).
HASTINGS, A Dictionnary of the Bible 2. a ed. (Edinburg 1963), preparada
por F. C. G R A N T - H . H. ROWLEY; X. LEON-DUFOUR, Vocabulaire de théolo- A r g u m e n t o y división
gie biblique (París 1962); Bo REICKE-LEONHARD ROST, Biblisch-historisches
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(Nueva York 1962); H . H A A G - A . VAN DEN BORN-S. DE AUSEJO, Diccionario A n t e s d e morir t r a n s m i t e Moisés toda su autoridad a Josué ( N ú m 27,
de la Biblia (Barcelona 1963). 18-23), <3 ue pasa a ser el caudillo indiscutible d e Israel e n la e m -
6) Historias generales d e Israel presa d e la conquista d e la tierra p r o m e t i d a y d e su distribución
e n t r e las doce t r i b u s . Estaba lleno del espíritu d e sabiduría, pues
R. KITTEL, Geschichte des Volkes Israel 6. a ed. (Gotha 1925); O. E.
OESTERLEY-T. H. ROBINSON, A History of Israel 2 vols. (Oxford 1945); había puesto Moisés s u s m a n o s sobre él ( D e u t 34,9). M o i s é s le
J. RICCIOTTI, Storia d!Israele (Turín 1935); J. PEDERSEN, Israel. Its Ufe and confió la misión d e velar p o r la estricta observancia d e la Ley, con-
culture 4 vols. (Copenhague 1926-1940); R. DE VAUX, Israel: Dictionnaire ducir al p u e b l o e n la conquista d e G a n a á n y distribuir su territorio
de la Bible, Suppl, col.730-777 (París 1949); M . NOTH, Geschichte Israels e n t r e las t r i b u s .
(Gotinga 1954); C. SCHEDL, Geschichte des Alten Testaments 3 vols. (Inns- El libro se divide e n d o s grandes partes: conquista d e la tierra
bruck-Viena 1956-1959); A. ALT, Kleine Schriften zur Geschichte des Volkes d e C a n a á n (c.1-12) y distribución d e la m i s m a e n t r e las t r i b u s
Israels 3 vols. (Munich 1953-1959); J. BRIGHT, The History of Israel (West-
minster 1959); J. KAUFMANN, The Religión of Israel. From its beginnings to (c.13-21). Siguen al final del libro (c.22-24) algunos apéndices.
the Babylonian exile (Chicago 1960); ANDRÉS y RENEE NEHER, Histoire Texto
biblique du peuple d'Israel (París 1962).
El libro d e Josué fue escrito originariamente e n h e b r e o . A l
7) Introducciones generales cotejar el texto hebraico con el texto griego d e los L X X se e n -
A. MILLER-A. METZINGER, Introductio specíalis in V. Testamentum c u e n t r a n diferencias sensibles. D e ahí q u e haya surgido e n t r e los
(Roma 1946); A. ROBERT-A. TRICOT, Initiation biblique (París-Tournai 1954); críticos cierta discrepancia tocante a la valoración d e a m b o s textos.
O. EISSFELD, Einleitung in das Alte Testament (Tubinga 1956); A. ROBERT- U n o s se declaran abiertamente e n favor del texto griego ( H u m m e -
A. FEUILLET, Introduction á la Bible vol.i (París 1957); B. MARIANI, In- lauer, Clamer, Schulz), otros p o r el hebraico ( N o t h , D i l l m a n n , C a -
troductio in libros sacros V.T. (Roma 1958); P. GRELOT, Le sens chrétien de
VAnclen Testament (Tournai 1962). 1
M. LAMBERT, Les premiers et les derniers prophétes: «Revue des Etudes luives», 66
(1913) 136-138.
28 Introducción a Josué
Introducción a Josué 29
les). La posición más aceptable es la de aquellos que rehuyen los
apasionamientos y proceden en cada caso de un modo ecléctico, sué» 8 . Para explicar la manera como se llevó a cabo la composición
de conformidad con las reglas de crítica textual, interna y externa. del libro, algunos críticos independientes le aplican la teoría clásica
El texto griego está muy lejos de presentarse uniforme, y las documentarla, mientras que otros invocan la teoría reciente de la
variantes se acentúan a propósito de los nombres geográficos. Es «historia de las formas». Los descubrimientos arqueológicos y el
tanta a veces la diferencia entre los diversos códices que A. Rahlfs 2 conocimiento de antiguos textos y monumentos aconsejan aban-
ha publicado en un cuadro sinóptico los capítulos 15 y 19 de los donar la hipótesis de los cuatro documentos fundamentales (J, E,
códices B, A. Algunos críticos han contribuido eficazmente a dilu- D, P), que fue clásica en un tiempo.
cidar los problemas que ofrece el texto griego de Josué 3. La aplicación de la «historia de las formas» al libro de Josué es
obra principalmente de Noth, que desarrolló en varios escritos 9 .
Autor Noth reacciona contra la asimilación literaria del libro de Josué con
el Pentateuco y niega que haya existido jamás un hexateuco. Señala
El título del libro y el texto de Ecli 46,1 «Josué, hijo de Nun,
las diferencias de forma y contenido entre las tradiciones de Josué
sucesor de Moisés en la dignidad profética», dieron ocasión de atri-
y las narraciones del Pentateuco. Devuelve al libro su independencia
buir a Josué el libro que lleva su nombre. Sin embargo, el título se
absoluta y lo examina por sí mismo. Distingue dos secciones: Geográ-
refiere al contenido del mismo, no a su autor. El mencionado texto
fica (c.13-21) e Histórica c.i-12.22-24. La teoría de Noth tiene el
de Ecli 46,1 dice solamente que Josué sucedió a Moisés en la mi-
mérito de reconocer una notable antigüedad a las fuentes docu-
sión profética (Ex 24,13; 33,11; Núm 11,28; Jos 1,1). Una antigua
mentales que están en la base del libro, no tanta como sería de de-
tradición talmúdica (Baba Bathra 14b), según la cual «Josué escri-
sear 10 , y de haber rechazado la antigua teoría documentaría. Su
bió su libro y los últimos ocho versos de la Ley», tuvo poco eco en
mayor desliz está en negar valor histórico a las narraciones, que con-
la tradición cristiana primitiva, rechazándola Teodoreto 4 , el Seudo-
sidera como estrictamente etiológicas.
Atanasio 5 y San Jerónimo 6. La sentencia de que Josué escribió
su libro es rechazada unánimemente por los autores modernos, y Ya hemos indicado que el libro presenta el aspecto de una compi-
los argumentos aducidos en su favor carecen de sólido fundamento 7 . lación de documentos contemporáneos o muy poco posteriores a los
A falta de argumentos externos que decidan la cuestión de autor, acontecimientos, que un redactor tardío reunió y ordenó con el fin
forzoso es recurrir a argumentos de índole interna. Del examen del de desarrollar una tesis religiosa con base histórica. Cada pueblo con-
libro aparece que en su redacción actual se refieren hechos sucedi- serva tenazmente los hechos más salientes de su historia nacional,
dos después de la muerte de Josué (15,13-19; 19,47; ^ S 0 ) - La ob- que se recuerdan y comentan con orgullo. Aparte de la inspiración
servación de 4,14: Y éstos (los israelitas) le respetaron como habían alada de los poetas y profetas, que los exaltan y revisten con detalles
respetado a Moisés todos los días de su vida, y la frase tantas veces pintorescos, existe la consignación desapasionada de los mismos en-
repetida: hasta el día de hoy, sugieren que hubo un intervalo de caminada a servir de lección y estímulo para las generaciones poste-
tiempo entre los hechos que se refieren y su redacción por escrito. riores. No puede determinarse el tiempo preciso en que las tradi-
Decisivo es el siguiente testimonio de 24,31: Israel sirvió a Yahvé ciones orales se fijaron por escrito. Algunos quieren que parte del
durante toda la vida de Josué y durante toda la vida de los ancianos libro fue escrita antes de Salomón (16,10, comparado con 1 Re 9,16)
que le sobrevivieron y conocían cuanto había hecho Yahvé en favor de y aun antes de David (15,63, comparado con 2 Sam 5,6-8). Algu-
Israel. nos textos sugieren una época más tardía, tales como los que distin-
guen entre tierra de Judá y de Israel (11,21), denominación que
¿Cómo fue escrito el libro de Josué? «En ningún otro libro bí- entró en uso después de la división del reino bajo Roboán. Cree
blico existen tantos indicios de una compilación como en el de Jo- Baldi que la última redacción del libro se hizo en los tiempos de
2
Ezequías (716-687) o de Josías (640-609). La mano de un redactor
Sepíuaginta (Sttugart 1935).
3
Véanse A. MARGOLIS, Specimen of a new Edition of the Greek Yeshua: «Jewish Studies deuteronomista se reconoce en c.i; 8,30-35; 12,23. Dhorme admite
in memory of Israel Ahrahams. The Alexander Kohut Memorial Foundation» (New York que el libro fue compuesto en Jerusalén después de la promulga-
1927) 307-323; ÍDEM, The Book of Joshua in Greek (New York 1931-1938) (incompleto, ed.
crítica del texto de Josué c.1-19,31); ÍDEM, Corrections in the Apparatus of the Book os Joshua ción del Deuteronomio (622-621 a.C). La influencia sacerdotal se
in Cambridge Septuagint: «Journal of Biblical Literaturee, 49 (1930) 234-264: O. PRETZL, vislumbra en 3,6.15.17; 6,1-16 y otros lugares. La redacción de-
Die griechischen Handschriftengruppen ira Buche Josué untersucht nach ihrer Eigenart und ihrem
Verháltnis zueinander: B 9 (1928) 377-427-: ÍDEM, Der hexaplarische und tetraplarische Sep- finitiva pudo tener lugar durante el exilio o inmediatamente des-
tuagintatext des Orígenes in den Büchern Josué und Richter: «Byzantinische Zeitschrift», 30 pués, pero es indudable que se utilizaron materiales muy antiguos,
(1929-1930) 262-268. Para un estudio comparativo entre el texto hebraico y griego, véanse:
S. HOLMES, Joshua. The Hebrew and Greek text (Cambridge 1914): C H . D. BENJAMÍN, The contemporáneos unos y poco posteriores a los acontecimientos
variations hetween the Hebrew and Greek text of Joshua c.1-9 (Philadelphia 1921). Después de otros. En el exilio, Israel se reconcentró en sí mismo y reflexionó
los estudios de Margolis, los autores más recientes se inclinan por el texto masorético.
4
5
Quaest. in los. 14: PG 80,473. 8
Synopsis 10: PG 28,309. 9
M J . LAGRANGE Le livre des Juges (París 1903) 26.
6 Das System der Zwólf Stamme Israels (Stuttgart 1930); Studien zu den historisch-geo-
7
Epist. 53: PL 22,546.
H. HÓFFL-MILLER-METZINGER, Introductio specialis in Vetus Testamentum (Roma 1946) graphischen Dokumenten des Josuabuches: «Zeitschrift des deutschen Palástina Vereins», 58
124-125; B. MARIANI, Introductio in libros sacros Veteris Testamenti (Roma 1958) 123-124. (1935) 185-255; Das Busch Josua (Tübingen 1938).
10 R. DE VAUX: RB 47 (1938) 462-463.
30 Introducción a Josué Introducción a Josué 31
acerca de las causas que lo motivaron. Un examen filosófico-teo- que la entrada en Canaán se produjo en un momento en que Egip-
lógico de la historia demostraría a Israel que era él mismo el que to, dividido interiormente, perdió su influencia sobre Palestina.
se había labrado su ruina a causa de su infidelidad al pacto de la Este momento fue o durante los últimos años de Mernefta (1232-
alianza. El libro de Josué es un capítulo de esta historia, en la cual 1224) o durante el reinado de Ramsés III (1198-1166) l 3 .
se prueba que Dios cumplió todas sus promesas hechas a los pa- Los israelitas salieron de Egipto camino de Palestina. Intenta-
triarcas (Gen 12,7) de dar a su descendencia la tierra de Ganaán, ron penetrar en el territorio por la región de Cades, pero los recha-
venciendo a todos los pueblos que en ella habitaban (24,18). Para zaron los cananeos de Tell Arad (Núm 14,45; 21,1). Algunos gru-
el autor sagrado, la conquista de Canaán por los israelitas no es pos de calebitas y quenitas penetraron por el sur directamente I 4 .
un acontecimiento profano, sino teológico. No está fuera de lugar suponer, dicen Lemaire-Baldi, que los mo-
tivos que aconsejaron a los israelitas renunciar a su plan primitivo
La fecha del Éxodo de penetrar en Palestina por el sur se basaban en la acción de Mer-
Dos son las sentencias sobre esta cuestión: 1) unos colocan el nefta y Ramsés III en Palestina, ocupados en atajar la marcha de
Éxodo en tiempos de Amenofis II (0.1450-1425); 2) otros en el rei- «los pueblos del mar» hacia Egipto. Al entrar los israelitas en Pa-
nado de Mernefta (1234-1224). Los argumentos que aportan los lestina, el territorio estaba habitado por varios pueblos y razas.
patrocinadores de la primera sentencia se basan en la cronología Quedaban restos de los antiguos cananeos, amorreos, jebuseos, fe-
bíblica (1 Re 6,1), en los resultados arqueológicos de las excavacio- receos. En cuanto a los hititas, bajo la presión de Salmanasar I
nes practicadas en Jericó y Hai, en la presencia de los Khapiru en (c. 1266-1236) caminaban hacia su ruina. Después de la muerte de
la carta de Abdikhiba a Amenofis III y en la mención de Israel en su rey Hattusil perdieron todo el territorio de Mitanni y poco des-
la estela de Mernefta. Pero todos estos argumentos no tienen valor, pués las regiones del alto y medio Eufrates. En Palestina quedaron
según ha demostrado Drioton n . algunos islotes de hititas; los de Gabaón y otras tres ciudades in-
La historia de Moisés y del Éxodo debe colocarse en un tiempo ventaron una estratagema para evitar el ataque militar de Josué y
en que los faraones residían en la zona del Delta, donde llevaron de su ejército.
a cabo grandes construcciones. Ahora bien, estas circunstancias so- La conquista fue lenta y duró muchos años. En la llanura fueron
lamente se dieron en tiempos de la 19 dinastía. La ciudad donde inferiores a sus enemigos, equipados con carros de combate tirados
trabajaban los hebreos llamábase Ramsés (Gen 47,11; Ex 1,11), por caballos; en las montañas, y al amparo de los bosques, se creían
del nombre del faraón Ramsés II (1298-1232), ciudad que estuvo más fuertes y seguros. Si la campaña no fue tan brillante como da
emplazada o bien en Tanis, como quiere M. Montet, o en Qantir, a entender una lectura superficial del libro de Josué; si muchas
a 25 kilómetros al sur de Tanis. El resultado de las excavaciones ciudades resistieron a su empuje, más que a su inferioridad técnica
arqueológicas de Montet es favorable a la fecha del Éxodo bajo el debe achacarse a la infidelidad del pueblo para con Dios. Ahí debe
Ramsés que creó la ciudad que lleva su nombre i 2 . buscarse la raíz más honda de los fracasos de que se habla en el
Un argumento decisivo se encuentra en el panorama político libro de los Jueces (c.i). Yahvé es ciertamente un Dios poderoso,
de Siria y Palestina desde 1500-1200. Únicamente en un período es Yahvé Sebaot (Sal 24,8-10), que combatía por Israel (Jos 10,14);
de debilidad política y militar de Egipto pudo producirse la con- pero su intervención efectiva en la campaña era mayor o menor
quista de Canaán por Josué. Ahora bien, esta decadencia egipcia según la conducta del pueblo para con El.
se acentuó al fin de la 19 dinastía y se mantuvo bajo la 20, coinci-
diendo con la ruina del imperio hitita 12 *. Ni Josué ni los Jueces fueron 13
Véase R. D E VAUX, La Palestine et la Transjordanie au II" mille'naire et les origines
nunca molestados por los faraones de Egipto, replegados en su te- israélites: Z A W 38 (1938) 225-237; W . F . ALBRIGHT, The Israelite conquest of Canaán in
the Light of Archeology: B A S O R 74 (1939) 11-23; E. D R I O T O N , La date de l'Exode l . c ;
rritorio, lo que no sucedía en tiempos de Tell el-Amarna. Además, H . CAZELLES, Doñees géographiques sur l'Exode: R H P H R 35 (1955) 51-58; ÍDEM, Les locali-
los reinos de Moab y Edom, que encontraron los israelitas en su sations de l'Exode et la critique littéraire: R B 62 (1955) 321-364; LEMAIRE-BALDI, l.c. El
papiro H a r r i s I da unas listas de los tiempos d e Ramsés I I I : «... guerreros, hijos d e príncipes,
viaje a Palestina, se fundaron en el siglo XIII. Terminamos diciendo maryanu (guerreros asiáticos), apira y gentes establecidas en el lugar: 2.093 personas» ( P R I T -
CHARD, 261). Se habla de los Apiru (Khapiru, H a p i r u , H a b i r u ) en las tablillas de M a r i (A. PAR-
11
E. D R I O T O N , La date de l'Exode: «Revue d'Histoire et de Philosophie religieuse», 35 ROT, Les Tablettes de Mari et l'Ancien Testament: R H P h R , 30 [1950-4], en Ras Shamrah;
Ü9S5) 36-49- E . JACOB, Ras-Shamrah et l'Ancien Testament (París 1960) 7 8 ; R. DE LANCHE, Les Textes
12
P . M O N T E T , Les nouvelles fouílles de Tanis (1929-1932) (París 1933); ÍDEM, Ledrame de Ras Shamrah-Ugarit et leurs rapports avec le m'úieu biblique de YA. T. (París 1945) 458-466
de Avaris (París 1940); B. COUROYER, La Résidence ramesside de Delta et la Ramsés biblique: y en las de T e l l el-Amarna (PRITCHARD, 483). Los hebreos entran en la denominación c o m ú n
R B 53 (1946) 75-98. Sobre la identificación con Q a n t i r : M . HAMZA, Excavations of the De- de Hapiru, pero no todos los Hapiru son hebreos. J. L E W Y , A new Parallel between Habiru
partment of Antiquities at Qantir (Faqus Distric), «Annales du Service des Antiquités d e and Hebrew: «Hebrew U n i o n College Annual», vol.15 (Cincinnati 1940) 47-58; J. BOTTERO,
í'Egypte», 30 (1930) 64-68; LABIB HABACHI, Khata'na-Qantir: ibid. 52 (1924) 443-562. Le Probléme des Habiru a la 4éme rencontre Assyriologique Internationale (París 1954);
Sobre Ramsés III, ver W . F . EDGERTON-J. A . W I L S O N , Historical Records of Ramsés III M . G R E E N B E R G , The Habiru (New H a v e n 1955).
14
(Philadelphia 1936). Jue 1,16-17, comparado con N ú m 21,3; Jue 1,9-15, comparado con Jos 15,13-19.
12
* Sobre los hititas y pueblos afines: E. CAVAIGNAC, Les Hittites (París 1950): G . C O N - P u d o d a r s e q u e entre los grupos confederados con Josué algunos no descendieran a Egipto
TENEAU, La civüisation des Hittites et des Hurrites de Mitanni (París 1948); H . H . R O W L E Y - o regresaran de allí antes (J. DELORME, Introduction á la Bible, 399; A . A . FERNÁNDEZ,
From Joseph to Josuah (Londres 1950); R. DE VAUX. Etudes sur les Hurrites: «Vivre et Penser», ¿Hubo éxodo premosaico? ¿Estuvo Palestina habitada por israelitas durante la estancia de
1 (1941) 194-211; S. MOSCATI, Storia e Civiltd dei Semiti (Bari 1949); ÍDEM, Le antiche civiltd Israel en Egipto?: E B 4 [1932] 161-175; F . SCHMIDTKE, Die Einwanderung Israels in Kanaan,
semitiche (Bari 1958). Leipzig 1933).
32 Introducción a Josué
Introducción a Josué 33
A m b i e n t e cultural y religioso
tierra p r o m e t i d a u n a figura del c o m b a t e p a r a la conquista del reino
L o s exploradores enviados p o r Josué a la tierra p r o m e t i d a q u e - de los cielos. T a m b i é n v e n ellos e n J o s u é u n a figura d e Cristo. A s í
d a r o n atónitos al c o n t e m p l a r s u s riquezas naturales, el grado d e como Josué d e s t r u y ó a los enemigos d e Y a h v é e introdujo a s u p u e -
cultura y talla d e s u s habitantes ( N ú m 13,28-34). A estas riquezas blo e n la tierra p r o m e t i d a , d e la m i s m a m a n e r a Jesucristo, d e s p u é s
naturales se j u n t a b a u n grado d e cultura m u y desarrollado, q u e se de librarnos del yugo del pecado, n o s i n t r o d u c e e n el reino d e los
manifestaba e n la construcción d e las ciudades «grandes y a m u r a - cielos 1 6 .
lladas». E l fondo d e esta cultura era cananeo, hitita, con influencia
egipcia y egea. Palestina o c u p a b a u n p u n t o neurálgico e n la con-
B IBLIOGRAFÍA
fluencia de tres continentes y e r a lugar obligado d e tránsito d e los
mercaderes egipcios y d e los otros pueblos del P r ó x i m o O r i e n t e . A) Comentarios
L a s m o d e r n a s excavaciones h a n puesto al descubierto la civiliza-
ción d e C a n a á n e n t i e m p o s d e la conquista, d e s e n t e r r a n d o plazas A. CALMET, Commentahe litbéral: Josué, les Juges et Ruth (París 17 1 1 );
fuertes con magníficos servicios hidráulicos para resistir largo t i e m - F. VON HUMMELAUER, Josué: «Cursus Scripturae Sacrae» (París 1903);
p o e n caso d e sitio; ricos santuarios, cerámica trabajada al t o r n o y A. SCHULZ, Das Buch Josué: «Die Heilige Schrift des A. T.», II 3 (Bonn 1924)
decorada, así c o m o objetos y utensilios caseros q u e d e s l u m h r a b a n A. FERNÁNDEZ, Commentarius in librum Josué: «Cursus Scripturae Sacrae»
(París 1938); H. V. HERTZBERG (prot.), Die Bücher Josuah, Rkhter, Ruth,
al p u e b l o israelita proveniente del desierto (c.7). übersetzt una erklárt (Góttingen 1957); F . NOTSCHER, Josua (Echter Bibel,
L a religión cananea contrastaba fuertemente con la severidad Würzburg 1950); M . NOTH, Das Buch Josua: «Handbuch zum A. T.»
del culto yahvístico. Baal y A s t a r t é e r a n las divinidades m á x i m a s (Tübingen 1938) (protestante); A. GELIN, Josué, traduit et commenté:
del p a n t e ó n cananeo. E n los santuarios construidos, e n lugares altos «La Sainte Bible», ed. PIROT-CLAMER (París 1949); A. VACCARI: «La Sacra
(bamoth) o e n t r e la frondosidad d e los bosques, había altares para Bibbia», ed. SALANI (Firenze 1949) (la traducción y comentario de Josué
el sacrificio y e m b l e m a s masculinos y femeninos q u e simbolizaban es de M . TOCCABELLI); D . BALDI, Giosué: La Sacra Bibbia», ed. GAROFA-
LO (Marietti, 1952); F. M. ABEL, Le livre de Josué: «La Bible de Jérusalem»
la presencia d e la divinidad. E l culto i b a a c o m p a ñ a d o c o n orgías,
(París 1950); B. XjBACH,Josué-Jutges-Rut: «La Biblia» (Monastir de Mont-
danzas frenéticas, incisiones, sacrificios h u m a n o s y prácticas o b s - serrat 1953); E. DHORME, Josué: «La Bible de la Pléiade» (París 1956).
cenas. A pesar d e las exhortaciones d e Josué, n o p u d o evitarse c o m -
p l e t a m e n t e q u e el culto cananeo fascinara a los israelitas y se con-
B) Estudios particulares
virtiera e n fuente d e desventuras para el p u e b l o escogido 15.
a) ARQUEOLOGÍA
G é n e r o literario-histórico del libro
N o es el libro d e Josué u n a historia científica escrita d e confor- J. GARSTANG, The Story of Jericho (Londres 1914); ID., Jericho: «Annals
of Archaeology and Anthropology» (Liverpool 1931-1936); J. MARQUET-
m i d a d c o n las reglas d e la historiografía m o d e r n a , sino u n a colec-
KRAUSE, Les fouiües d'Ay (et-Tell) ig33~í935 (París 1949); H . J. KRAUS,
ción d e datos q u e el autor sagrado, bajo el influjo d e la divina ins- Gilgal. Ein Beitrag zur Kultusgeschichte Israels: V T 1 (1951) 181-199;
piración, h a recogido y seleccionado c o n el fin d e p o n e r d e relieve C. H . KELLER, Uber einige alttestamentliche Heiligtumslegenden. Der Hieras
el p r o f u n d o significado religioso d e la fidelidad d e D i o s e n c u m p l i r Logos von Gilgal: Z A W 68 (1956) 85-94; ID., Uber Einige alttestamentlichen
su p r o m e s a d e entregar la tierra d e C a n a á n a s u p u e b l o escogido. Heiligtumslegenden. Die Legenden um Sichem: Z A W 67 (19SS) 143-154,"
E l a u t o r n o sacrifica la historia d e los h e c h o s a s u tesis, sino q u e W . HARRELSON-B. W . ANDERSON-G. E . W R I G H T , Shechem: BA 20 (¡957)
basa ésta sobre la veracidad d e aquéllos. T o d o el libro, incluso las 2-32.
áridas y frías listas d e n o m b r e s geográficos, d e b e n considerarse b) SOBRE LA GUERRA SANTA
d e s d e el p u n t o d e vista religioso y profético.
Yahvé, q u e t a n severo se m u e s t r a frente a los pueblos paganos H. FREDRIKSON, Yahweh ais Krieger (Lund 1945); P. UMBERT, La
«Theruha». Analyse d'un rite biblique (Neuchátel 1946); G. VON RAD, Der
d e Palestina, se reviste d e entrañas d e misericordia p a r a c o n Israel.
Heilige Kxieg im alten Israel (Zurich 1951).
D i o s habla a M o i s é s y le dicta el m o d o como d e b e c o m p o r t a r s e e n
los trances difíciles. Símbolo d e s u presencia e n m e d i o d e s u p u e b l o c) CUESTIONES PARTICULARES
es el arca d e la alianza. O t r o concepto religioso q u e se desenvuelve A. A L T , Die Landnahme der Israeliten in Palástina (Leipzig 1925);
en el libro es la santidad d e D i o s , q u e reclama adoradores santos, ID., Das System des Stamtnesgrenzen in Buche Josuah (E. Sellin-Festschrift
p u r o s , p r o n t o s a p o n e r e n práctica t o d o c u a n t o prescribe la L e y , 1927) 13-14; P. AUVRAY, Josué (Livre de): DBS 4,1131-1141; H. H . Row-
fuente d e p r o s p e r i d a d y bienestar (1,7-9; c.23), mientras q u e s u LEY, Fromjoseph tojoshua (Londres 1959); Y. YADIN, Military and Archaeo-
inobservancia acarrea desórdenes y calamidades. logical Aspects of Conquest of Canaán in the Book ofjoshua (Jerusalén 1960);
L o s Santos P a d r e s h a n visto e n la lucha p o r la conquista d e la E. JENNI, Zuiei Jahrzehnte Forschung an den Büchern Joshua bis Kónige:
«Theologische Rundschau», 27 (1961) 1-32.97-146.
1' H. VINCENT, Canaán d'aprés l'exploration récente (París 1907) 152-205.
' 6 J. DANIÉLOU, Sacramentum Futuri (París 1950) 203-256.
34 Josué 1 Josué 1 35
Regreso al Campamento (2,22-24) como continuación del Pentateuco, con los consiguientes documen-
tos yahvista, elohísta, etc. Rudolp admite el documento J, con adi-
22
Los espías se fueron al monte y se estuvieron escondidos ciones deuteronomistas (3,2-4; 4,6-8a.21-24) o simples glosas (4,1a.
allí tres días. Los que los perseguían los estuvieron buscando 19a). Noth rechaza la teoría del Hexateuco y distingue una narra-
por el camino, sin hallarlos. 23 Los dos espías, bajando del ción principal a la que se han añadido glosas (3,2-3.6-10.15.17) y
monte, repasaron el Jordán, se fueron a Josué, hijo de Nun, la fusión de dos leyendas etiológicas sobre la erección de los monu-
y le contaron todo lo sucedido, diciendo: 24 «Cierto es que
Yahvé ha entregado en nuestras manos toda esa tierra, pues mentos. En cuanto a los autores católicos, existe diversidad de pare-
los habitantes de ella están acobardados de nosotros». ceres, desde las interpolaciones de carácter midrásico (3,5.7-13;
4,4.9-14.20-24) hasta los insignificantes retoques del texto de que
A un kilómetro y medio de Jericó y al oeste de la ciudad comien- habla A. Fernández (eliminación de 3,12; un documento paralelo
zan las estribaciones de las montañas de Judea, formando en algu- en 4,15-17, más detallado que 4,11), pasando por la hipótesis de
nas partes una muralla infranqueable. Las cuevas abundan en la H. Wiesmann de una supuesta trituración del folio que contenia
ladera del monte de la Cuarentena y allí podían esconderse fácil- el relato del paso del Jordán. Conocidas las diversas tentativas para
mente los espías. Desde aquellas alturas dominaban la llanura que solucionar las dificultades, y teniendo en cuenta los detalles que
se extiende alrededor de Jericó, pudiendo observar los movimien- entorpecen la concatenación cronológica de los hechos, no ofrece
tos de sus perseguidores. Transcurridos tres días y cerciorados de dificultad el contenido de los capítulos 3-4 x.
que los comisionados por el rey habían regresado a la ciudad, los
dos espías bajaron del monte, vadearon el Jordán y llegaron sanos
y salvos al campo israelita. Su informe movió a Josué a ejecutar Preparación espiritual del pueblo (3,1-13)
inmediatamente sus planes de la conquista de Canaán. 1
Josué, levantándose bien de mañana, partió de Setim, él y
todos los hijos de Israel, y, llegados al Jordán,2 hicieron allí alto
PASO DEL JORDÁN Y ENTRADA EN PALESTINA (c.3-4) y pasaron allí la noche antes de atravesarlo. 3 Al cabo de tres
días, los oficiales recorrieron el campamento y dieron al pue-
El texto de 3,1-5,1, al menos aparentemente, presenta cierto blo esta orden: «Cuando veáis el arca de la alianza de Yahvé,
vuestro Dios, llevada por los sacerdotes, hijos de Leví, parti-
desorden cronológico, digresiones, repeticiones, incongruencias. réis de este lugar4 donde estáis acampados y os pondréis en
B. Alfrink cree solucionar todas las dificultades apelando a la psico- marcha tras ella; pero, dejando entre vosotros y ella una dis-
logía de los antiguos historiadores orientales, que adoptan peculia- tancia de dos mil codos, sin acercaros a ella, para que podáis
res modos de decir y narrar 4 . En primer lugar, dice él, no debe ver el camino que habéis de seguir, pues no habéis pasado
olvidarse que esta perícopa es una narración popular, en la que nunca por él». 5 Y Josué dijo al pueblo: «Santifícaos, porque
abundan las repeticiones y en donde se sigue un orden lógico más mañana Yahvé hará prodigios en medio de vosotros». 6 Des-
que cronológico. Teniendo en cuenta las características de la his- pués habló Josué a los sacerdotes, diciendo: «Llevad el arca
de la alianza e id delante del pueblo». Ellos llevaron el arca de
toriografía oriental, las dificultades de estos capítulos se atenúan. la alianza, adelantándose al pueblo. 7 Yahvé dijo a Josué: «Hoy
Los principales inconvenientes del texto son: 1) Resulta muy voy a comenzar a engrandecerte a los ojos de todo Israel, para
difícil conciliar los datos de 3,17; 4,1 con 4,45, referentes al tiempo que sepan que yo estoy contigo, como estuve con Moisés.
en que los israelitas pasaron el Jordán. En los primeros parece que 8 Tú da esta orden a los sacerdotes que llevan el arca de la
el pueblo ha pasado ya el río; en el último sigue todavía en la ribera alianza: Cuando lleguéis al borde de las aguas del Jordán, os
oriental. 2) Comparando 4,9 con 4,1-3.20-24, no se sabe cuántos paráis en el Jordán». 9 Josué dijo a los hijos de Israel: «Acercaos
fueron los monumentos erigidos: uno en el Jordán y otro en Gál- y oíd las palabras de Yahvé, vuestro Dios». 10 Y dijo Josué:
«En esto vais a conocer que el Dios vivo está en medio de vos-
gala, o si las piedras del primero fueron utilizadas para levantar otros y que no dejará de arrojar delante de vosotros a los ca-
el segundo. 3) En 4,11 y 4,17 se habla del arca de la alianza, que naneos, los jéteos, los jeveos, los fereceos, los guergueseos, los
transportaban los sacerdotes; en el primero de los mencionados amorreos y los jebuseos. n El arca de la alianza del dueño de
textos, los sacerdotes aparecen en la orilla occidental; en el segundo toda
12
la tierra va a entrar delante de vosotros en el Jordán.
se hallan todavía en el lecho del río. Tomad doce hombres de entre las tribus de Israel, uno por
Estas anomalías sugieren a muchos exegetas y críticos la sospecha cada tribu; 13 y cuando los sacerdotes que llevan el arca de la
de que aquí, como en otros pasajes del libro, existen vestigios de alianza del dueño de toda la tierra pongan la planta de sus
pies en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se partirán,
fuentes distintas o de diversas etapas de composición literaria. y las que bajan de arriba se pararán en montón».
Wellhausen habló de Hexateuco, considerando el libro de Josué
1
4
De litteraire composítie van Jos 3 en 4 : «Studia Catholica», 18 (1942) 185-202; JAN D U S , M . N O T H , Das Buch Josua (Tübingen 1938): H . W I E S M A N N , Israels Einzug in Kanaan
Die Analyse zweier Ladeerzaehlungen des Josuabuches (Jos. 3-4 und6): Z A W 72 (1960) 107-134. B 11 (1930) 216-230; 12 (1931) 90-92; A . FERNÁNDEZ, Crítica histórico-literaria dejos. 3,1-
5 , 1 : B 12 (1931) 93-98; BALDI, l.c.
42 Josué 3 Josué 3 43
Las sospechas levantadas por la presencia de espías en Jericó eran los más antiguos en el territorio y habitaban preferentemente
indujeron a Josué a obrar rápidamente, adelantándose a una posible en las tierras llanas y junto al mar (5,1; 11,3). Los hititas o jéteos
coalición de reyezuelos de Canaán. La empresa era relativamente era un pueblo originario de Anatolia, que dominó en el Asia Menor,
fácil, porque, según informes de los dos espías, los de la ciudad infiltrándose en Siria y Palestina hacia el siglo xv, creando la civi-
vivían confiados en que el Jordán llevaba mucha agua, por ser la lización «jeroglífica». Al ser rechazados por los egipcios, quedaron
época del deshielo, y no les sería posible a los israelitas vadearlo. algunos núcleos en Gabaón, ciudades circunvecinas y al norte de
Josué dio las órdenes de movilización de todo el campamento. La Palestina. Los jeveos pertenecieron a un clan hurrita, pueblo pro-
mención de los tres días en 1,11 y 32 da lugar a un pequeño con- cedente del Kurdistán y de Armenia. Se ignora la procedencia de
flicto cronológico. Dijimos en 1,11 que la frase dentro de tres días los fereceos, que, según la etimología de la palabra, moraban en
pasarían el Jordán puede interpretarse en el sentido de «dentro de ciudades abiertas. De los guergueseos nada se sabe de cierto. Eran
tres días partiréis para la empresa de pasar el Jordán». En efecto, los jebuseos un clan mixto de amorreos e hititas, que dominaron
según la Vulgata, el orden de los acontecimientos pudo ser el si- en Jerusalén hasta su conquista por David (2 Sam 5,6-16). Los
guiente: Tan pronto como los escribas dieron la orden al pueblo amorreos eran restos de la emigración de los amurru (segundo
(1,11) de prepararse, enviaba Josué en secreto a dos espías a Jeri- milenio), que fundaron el reino de Mari (Tell Hariri), en el Eufrates
có (2,2), adonde llegaron el mismo día al atardecer. Tres días per- medio; crearon la primera dinastía de Babilonia y se afincaron en
manecieron escondidos en la montaña (2,16.22), regresando al quin- las tierras altas de Palestina (10,1; Deut 1,7.19.20).
to día al campamento. En la mañana del sexto día dio Josué orden
al pueblo de ponerse en marcha hacia el Jordán, en cuya ribera El milagro de las aguas (3,14-17)
oriental permanecieron tres días. Según la Vulgata, los israelitas
vadearon el río a los diez días del envío de los exploradores a Jericó. 14 Cuando hubo salido el pueblo de sus tiendas para pasar
Otra ordenación cronológica de los acontecimientos es la siguien- el Jordán, precedidos por los sacerdotes que llevaban el arca
te: la fecha del envío de los espías y el anuncio de los escribas al de la alianza, 15 en el momento en que los que llevaban el arca
llegaron al Jordán y los pies de los sacerdotes que llevaban el
pueblo de estar preparados coinciden. Los espías llegan a Jericó arca se mojaron en la orilla de las aguas—pues el16Jordán se
el mismo día por la noche, 7 de Nisán; durante la misma huyen al desborda por todas sus orillas al tiempo de la siega—, las aguas
monte vecino (2,16), en donde moran todo el día siguiente, 8 de que bajaban de arriba se pararon, se amontonaron a mucha
Nisán. Al oscurecer regresaron al campamento, en el que entraron distancia, desde la ciudad de Alam, que está cerca de Sartán,
al amanecer del tercer día, 9 de Nisán. y las que bajaban hacia el mar del Araba, el mar de la Sal,
A la orden de Josué, el pueblo se puso en marcha, llegando al quedaron enteramente partidas de las otras, y el pueblo pasó
frente a Jericó. 17 Los sacerdotes que llevaban el arca de la
atardecer a orillas del Jordán. La preparación espiritual incluía alianza de Yahvé se estuvieron en seco a pie firme en medio
la limpieza de los vestidos y la abstención de todo comercio carnal del Jordán, mientras todo Israel pasaba en seco, hasta que todo
(Ex 19,10-14). Quizá el verso 4a sea una glosa inspirada en 1 Sam 6, el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán.
19-20; 2 Sam 6,7. Por lo regular era incumbencia de los levitas
llevar el arca (Núm 4,15; 10,21), pero en casos extraordinarios se Destaca el hagiógrafo la magnitud del milagro anotando que
confiaba a los sacerdotes. era la época de la siega de la cebada (marzo-abril), en cuya estación
Dios habla a Josué y promete engrandecerlo a los ojos del pueblo el río Jordán va crecido por la licuefacción de las nieves que cubren
con un hecho extraordinario para que se le obedezca como a Moi- el monte Hermón. Las aguas interrumpieron su curso a unos vein-
sés y sepa el pueblo que Dios está con él (1,5-7). L a arenga o con- ticinco kilómetros al norte de Jericó, formando una barrera sólida
junto de alocuciones de Josué tuvieron lugar antes del tránsito del hasta que todo Israel hubo pasado el Jordán. Las aguas descenden-
río. Schulz considera los versos 7-13 como midrásicos, porque, ade- tes siguieron sr: curso hasta el mar Muerto.
más de romper la ilación existente entre el v.6 y 14, no es de supo- Los israelitas no vieron el dique o muro de aguas que se formó
ner que Josué hablara tan largo tiempo a un pueblo en marcha. El «a mucha distancia» al norte, en «Adam, la ciudad que está junto
éxito del paso del Jordán está asegurado por ir en vanguardia el a Sartán», dice el texto masorético. La ciudad de Adam (1 Re 7,46)
arca de la alianza del Dios de toda la tierra (Miq 4,13; Zac 4,14; 6,5). se identifica con tell ed-Damiyeh, a unos veinticinco kilómetros al
Se eligen diez hombres de entre el pueblo a los que el texto no norte de Jericó, y a dos kilómetros de la ribera oriental del Jordán,
asigna misión especial. Trátase evidentemente de un anticipo del en la confluencia del Yaboc, donde se encuentra hoy el puente
v.2 del c.4. Al poner los sacerdotes el pie en las aguas del Jordán, ed-Damiyeh, en la carretera de Naplusa a es-Salt. Sartán (1 Re 4,12;
éstas se cortaron (yikkaterun), formando un dique o bloque com- 7,46) se identifica corrientemente con Tell Umm Hamat o con Qarn
pacto, como si un monte o una colina (ned) interceptaran la co- Sartabeh, promontorio de la parte oriental de la montaña de Efraím,
rriente. Las mismas ideas en Ex 14,21; 15,8. En el v.io se mencionan que en forma de cuña se adentra en la cuenca jordánica, frente a
siete pueblos que moraban en Canaán. Los cananeos (Gen 10,15-18) ed-Damiyeh. En tiempos talmúdicos era este promontorio uno de los
44 Josué 4 Josué 4 45
lugares preferidos para anunciar el novilunio. Esta sentencia tradi- tados en recuerdo del hecho, uno en Gálgala y otro en el lecho del
cional ha recibido un contratiempo principalmente por los estudios río. Así lo creen Hummelauer, Ubach y Fernández. En favor de
de N . Glueck 2 , que corrige el texto masorético como sigue: «Desde la unidad se pronuncian Wiesmann y Alfrink, por no citar más que
Adam hasta la fortaleza (mesad, en vez de missad, lado) de Sartán». autores católicos. Según Wiesmann, en el v.9 se dice que se colo-
Este último lugar, según él, debe buscarse en tell es-Saidiyeh, a caron doce piedras en el cauce del río para impedir que los pies de
dieciocho kilómetros al norte de ed-Damiyeh. La historia recuerda los sacerdotes se hundieran en el lodo del río. Tales piedras más
otras dos ocasiones en que el desprendimiento de un inmenso bloque tarde fueron sacadas del Jordán y colocadas en Gálgala, donde per-
de un espolón oriental de la montaña de Efraím cayó sobre el lecho manecen hasta el día de hoy. Con esta interpretación se quita la
del río, interceptando el curso de las aguas. Tal fenómeno se pro- posibilidad de un monumento en medio del Jordán, que, salvo
dujo, según el historiador árabe Nuwairi, la noche del 6 al 7 de en tiempos de mucha sequía, no sería visible, no sirviendo, por lo
diciembre de 1267, en la región de ed-Damiyeh. Mientras éste se mismo, para el fin al que se le destinaba.
produjo a consecuencia del reblandecimiento de la montaña por
las lluvias torrenciales de invierno, el del año 1927 debióse a un
terremoto. Que igual fenómeno se produjera en el preciso momento Orden de marcha (4,10-18)
en que los israelitas se disponían a pasar el río Jordán, no lo afirma 10
ni lo niega el texto sagrado. Aunque así fuera, no es menos cierto Los sacerdotes que llevaban el arca se estuvieron a pie
que todo fue previsto, querido y provocado por Dios con el con- quieto en medio del Jordán, hasta que se hizo todo cuanto
curso de los agentes naturales dóciles a su palabra. Palabras e Yahvé había mandado a Josué decir al pueblo, conforme a
todo cuanto Moisés había ordenado a Josué, y el pueblo se
ideas demuestran cierto paralelismo entre el paso del Jordán y el apresuró a pasar. H Cuando el pueblo hubo acabado de pasar,
del mar Rojo. el arca 12
de Yahvé y los sacerdotes se pusieron al frente del
pueblo. Los hijos de Rubén, los de Gad y la media tribu
de Manases, armados, iban en vanguardia delante de los hijos de
Monumento conmemorativo (4,1-9) Israel, como se lo había mandado Moisés. 13 Unos cuarenta
1
mil hombres de ellos, armados en guerra, pasaron ante Yahvé
Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jordán, a los llanos de Jericó. 14 Aquel día engrandeció Yahvé a Josué
Yahvé dijo a Josué: 23«Tomad de entre el pueblo doce hombres, a los ojos de todo Israel, y éstos le respetaron, como habían
uno por cada tribu, y dadles esta orden: De ahí, del lecho del respetado a Moisés,16todos los días de su vida. 15 Yahvé habló
Jordán, donde los sacerdotes han estado a pie firme, coged a Josué, diciendo: «Manda a los sacerdotes que llevan el
doce piedras; traedlas y depositadlas en el lugar donde acam- arca del testimonio que salgan del Jordán»; 17 18y Josué dio a
péis esta noche». 4 Josué llamó doce5 hombres, que eligió entre los sacerdotes esta orden: «Salid del Jordán»; y en cuanto
los hijos de Israel, uno por tribu; les dijo: «Id al medio del los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza de Yahvé
Jordán, ante el arca de Yahvé, vuestro Dios, y echaos al hombro salieron del medio del Jordán y asentaron la planta de su pie
una piedra cada uno, según el número de las tribus de los hijos en la tierra seca, las aguas del río volvieron a su lugar y se des-
de Israel, & para que sea señal en medio de vosotros. Cuando bordaron, como antes estaban, por todas las orillas.
un día os pregunten vuestros hijos: «¿Qué significan para vos-
otros estas piedras?», 7 les responderéis: «Las aguas del Jordán No dio Moisés ninguna disposición tocante al paso del río Jor-
se partieron ante el arca de la alianza de Yahvé; cuando ella
pasó el Jordán, las aguas del río se dividieron; y esas piedras dán, pero el autor refuerza la autoridad de Josué con la de Moisés
serán 8para siempre jamás un memorial para los hijos de Is- (!.I7; 3.7)- En la perícopa se habla del paso del río por el pueblo,
rael». Los hijos de Israel cumplieron la orden de Josué. Co- lo que realizó ya antes (3,16-17; 4,1). Según el v . n , el arca y los
gieron del medio del Jordán doce piedras, como se lo mandó sacerdotes se pusieron al frente del pueblo estando ya en la ribera
Yahvé a Josué, según el número de las tribus de los hijos de derecha del Jordán; en cambio, los v.15-18 suponen que permane-
Israel, y, llevándolas consigo al lugar donde pasaron la noche, cían todavía en el río. Schulz considera los v.9-14 como una adición.
las depositaron allí. 9 Josué alzó doce piedras en el lecho del Para Ubach, los v.15-18 son residuos de una documentación que
Jordán, en el lugar donde habían estado a pie firme los sacer-
dotes que llevaban el arca de la alianza, y allí han estado has- el autor sagrado tuvo ante sus ojos y que puso en el lugar que ocu-
ta hoy. pan por creer que contenían detalles nuevos. Parece que el v. 11 se
refiere a 3,7; 4,1. Una vez pasado el pueblo, el arca y los sacerdotes
Quiere Josué que se conserve una memoria del paso del Jordán, se colocaron de nuevo delante de la comitiva. Pero a la misma
como en Ex 12,26; 13,9.14; Deut 6,20. El texto del v.9 puede in- precedía, conforme a lo prescrito en Núm 32,28-30; Deut 3,18, un
terpretarse en el sentido de que fueron dos los monumentos levan- destacamento militar para defender el arca. La cifra de cuarenta
mil guerreros es una hipérbole manifiesta, como en otros pasajes
2
Three Israelite Towns in the Jordán Valley: Zarethan, Succoth, Zaphon: BASOR 9 análogos (Ex 12,37; Núm 1,46).
(1943) 2-43; P. SAYDON, The Crossing of the Jordán (Jos. c.3-4): CB 2 12 (1950) 194-207;
N. GLUECK, The River Jordán (Filadelfia 1946). Tan pronto como los sacerdotes abandonaron el cauce, las aguas
4S Josué J> Josué 5 47
volvieron a afluir «como ayer y anteayer», es decir, como ar/es. No los resortes y determina los hechos que deben conducir a los is-
determina el texto el lugar exacto por donde pasaron el río los raelitas al corazón de Palestina. La noticia del paso dsl Jordán co-
israelitas. Una tradición judío-cristiana lo fija en el vado de Be- rrió como reguero de pólvora por todo el territorio; sus habitantes
thabara, frente a Qars el-Yehud, donde se encuentra el monasterio temieron una invasión inminente de los israelitas.
del Pródromos, construido en memoria del ministerio de San Juan
Bautista y del bautismo de Jesús.
La circuncisión (5,2-9)
2
En la tierra prometida (4,19-25) Entonces dijo Yahvé a Josué: «Hazte cuchillos de piedra
19 y circuncida a los hijos de Israel». 3 Hízose Josué cuchillos de
El pueblo salió del Jordán el día diez del mes primero, piedra y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot
y acampó en Gálgala, al límite oriental de Jericó. 20 Josué alzó (collado de los Prepucios). 4 He aquí por qué los circuncidó
en
21
Gálgala las doce piedras que habían cogido del Jordán, Josué: Todos los salidos de Egipto, los varones, todos los hom-
y dijo a los hijos de Israel: «Cuando un día os22 pregunten bres de guerra, habían muerto en el desierto, durante el cami-
vuestros hijos: «¿Qué significan esas piedras?», instruid a no, después de la salida de Egipto. 5 El pueblo que salió estaba
vuestros hijos, diciendo: «Israel pasó este Jordán a pie enjuto; circuncidado; pero los nacidos en el desierto durante el camino
23
porque Yahvé, vuestro Dios, secó delante de vosotros las después de la salida de Egipto no habían sido circuncidados;
aguas del Jordán, como lo había hecho Yahvé, vuestro Dios, 6
24
pues los hijos de Israel anduvieron durante cuarenta años
con las aguas del mar Rojo, que secó delante de nosotros por el desierto, hasta que perecieron todos los hombres de
hasta que hubimos pasado, 25 ( 24 )para que todos los pueblos guerra salidos de Egipto, por no haber escuchado ¡a voz de
de la tierra sepan que es poderosa la mano de Yahvé y vos- Yahvé. Yahvé les había jurado que no les dejaría ver la tierra
otros conservéis siempre el temor de Yahvé, vuestro Dios. que con juramento había 7prometido a sus padres darles, la tierra
que mana leche y miel. Los hijos de aquéllos les sucedieron
El sueño dorado de los israelitas se había realizado y Dios habla en su lugar; y éstos son los que circuncidó Josué, porque es-
cumplido su promesa. Israel había entrado en tierras de Palestina taban sin circuncidar, pues no habían sido circuncidados du-
el día IO de Nisán (marzo-abril), coincidiendo con el principio de rante el camino. 8 Cuando todos se circuncidaron, quedáronse
la Pascua (Ex 12,3), a los cuarenta años de haber salido de Egipto. en el campamento hasta curarse; 9 y Yahvé dijo a Josué: «Hoy
Los israelitas acamparon en Gálgala, que los autores identifican o he quitado de sobre vosotros el oprobio de Egipto». Y aquel
bien con Jirbet en-Netele, a unos cinco kilómetros al sur de la anti- lugar fue llamado Gálgala hasta hoy.
gua Jericó, o con Jirbet Mefshir, a dos kilómetros al nordeste de la
misma. Sobre la antigua Gálgala, nombre que se deriva de la pala- No era éste un rito propio de los hebreos, sino que se practicaba
bra hebrea galgal = rueda, rueda de piedras, se edificó una iglesia en el antiguo Egipto, en Fenicia y, probablemente, en Canaán. La
bizantina llamada Dodekalithon, en recuerdo del sitio donde hizo operación debía ejecutarse con cuchillos de piedra, como lo hizo
colocar Josué las doce piedras en forma de rueda o cromlech x . Para Séfora con su hijo (Ex 4,24-26). La circuncisión tenía en Israel un
la posteridad israelita, Gálgala o Guilgal fue considerado como lugar carácter marcadamente religioso, siendo el signo distintivo de la
sagrado muy concurrido (1 Sam 7,16; 10,8; 11,14; 13A'15i Os 4,15; alianza de Dios con Abraham y de la pertenencia a la comunidad
Ana 4,4) 2 . religiosa de Israel (Gen 17,12-14.25-27). Según el texto griego,
gran parte del pueblo judío había descuidado la práctica de la cir-
cuncisión durante su permanencia en Egipto; pero, según el texto
Pánica en Palestina (5,1) hebraico, el abandono de esta práctica empezó durante los años de
1
Cuando todos los reyes de los amorreos, a occidente del peregrinación por el desierto, debido a que no tuvieron los israelitas
Jordán, y todos los reyes de los cananeos de cerca del mar un día de reposo durante los cuarenta años que anduvieron por él
supieron que Yahvé había secado las aguas del Jordán hasta (Núm 14,26-38). El autor sagrado no considera, al parecer, como
que ellos pasaron, desmayó su corazón y perdieron todo su culpa grave esta negligencia, que recaía sobre los dirigentes de
valor ante los hijos de Israel. la comunidad judaica. ¿Quiere con ello atenuar la culpabilidad
de Moisés? ¿No fue acaso ésta una de las razones por las cuales
El hagiógrafo empieza el capítulo 5 de su libro con una noticia se le denegó la entrada en la tierra de promisión? Que el gran cau-
sobre el pánico que se apoderó de los cananeos y de los amorreos dillo de Israel fuera remiso en este punto, aparece de Ex 4,24.
al enterarse del milagro que había obrado Yahvé. Para el autor sa-
grado y para los enemigos de Israel es Yahvé quien mueve todos A primera vista choca que Josué pensara en la circuncisión de
todos los varones del pueblo inmediatamente después de haber pa-
1
F . M . A B E L , Gálgala qui est aussi le Dodécalhhon: «Memorial J. C h a m e s (Lyón 1950).
sado el Jordán, cuando era de temer un ataque por sorpresa de los
2
H A N S JOACHIM KRAUS, Gilgal. Ein Beürag zur Kulturgeschichte: V T 1 (1951) 181-199; habitantes del país. Sabido es que la circuncisión es una operación
J. MUILENBUBG, The Site ofAncient Gilgal: B A S O R , 140 (1956) i r - 2 7 .
dolorosa que va acompañada de un estado febril que llega a su
48 Josué 5
Josué 6 49
punto álgido al tercei día (Gen 34,25). Josué impuso la obligación
de circuncidar el prepucio de los varones con el ñn de preparar la (Gen 32,25-33). Lo más probable es que el personaje misterioso
celebración de la Pascua o para recordar que la circuncisión era quiso urgir el rito de la circuncisión, que se había descuidado en el
el signo de la alianza (Gen 17,10; Ex 12,48) 1. Con la circuncisión desierto. Quizá en un principio la perícopa precedía al v.2 de
se quitó el oprobio de Egipto, por haber dejado de ser esclavos de este capítulo. En Ex 4,24 se dice que Yahvé salió al encuentro de
los egipcios para convertirse en servidores de Yahvé y propiedad Moisés, queriéndole matar. Séfora aplacó su ira circuncidando a
suya 2 . su hijo. Con la narración de este episodio, truncado, sin duda, se
destaca la relevante personalidad de Josué, que por su reverencia
y humildad puede parangonarse con Abraham (Gen 15,12) y
La Pascua (5,10-12) Moisés (Ex 3,3-6). Todo en el contexto invita a reconocer en el
10 jefe de los ejércitos de Yahvé a un ser sobrenatural, a un ángel de
Los hijos de Israel acamparon en Gálgala; y allí, el día
catorce delll mes, celebraron la Pascua, a la tarde, en los llanos Yahvé que debía convertirse en guía de los israelitas en la penetra-
de Jericó. Comieron de los frutos de la tierra, desde el día ción y conquista de Canaán (Ex 23,20; 32,34; 33,2). El v.16 es
después de la Pascua, panes ácimos y trigo tostado ya aquel copia de Ex 3,5 3 .
mismo día; 12 y el día siguiente de comer de los frutos de la
tierra, no tuvieron ya el maná, y comieron ya aquel año de
los frutos de la tierra de Canaán. PRIMEROS COMBATES ( C . 6 - 8 )
Era la segunda vez que los judíos salidos de Egipto celebraban Se narra en el capítulo 6 la toma de Jericó. El texto de la versión
solemnemente la Pascua (Núm 9,iss). El pan ácimo y el trigo tos- de los LXX difiere mucho del texto hebreo; los exegetas, o bien
tado que comió el pueblo el día de la Pascua podían ser en parte se esfuerzan por combinar ambos textos, o se pronuncian por uno
productos de la tierra de Canaán. Era el mes de Abib (Ex 13,4). o por otro. Aun en el supuesto de adoptar el texto más corto de
El trigo o las espigas tostadas son un alimento ácimo, pero no se los LXX, no se eliminan todas las incoherencias de la narración. La
mencionan en ninguna otra parte en el rito pascual. Al día si- solución más obvia consiste en distinguir entre el texto que se cree
guiente cesó el maná (Ex 16,14-17), señal de que terminaba la primitivo y las adiciones posteriores. Con ello la narración fluye
vida nómada en el desierto. En algunos textos (Núm 11,6-8; Deut de manera lógica y desaparecen o se atenúan las dificultades. Es
8,3) el maná es considerado como un alimento de baja calidad. imposible, por ejemplo, armonizar los v.4.5.i6a.2oa con 8.9.13.
Schulz, seguido en parte por Gelin, considera como texto primitivo
J los v.i-2a.3-7.u.i4.i5a.i6a.2ob.2i.24-27. El P. Fernández admite
Aparición misteriosa (5,13-16) dos recensiones, una larga y otra breve, de las cuales considera
13
Estando Josué cerca de Jericó, alzó los ojos y vio que como auténtica la última. Según Ubach, dos escribas testigos de
estaba un hombre delante de él, en pie, con la espada desnuda los hechos escribieron cada uno independientemente sus impresio-
en la mano; y Josué se fue hacia él y le dijo: «¿Eres de los nues- nes, haciendo uno hincapié en unas circunstancias y otro en otras.
tros o de los enemigos?» 14 Y él le respondió: «No; soy un El relato es una combinación de una doble táctica: una marcha en
príncipe del ejército de Yahvé, que vengo ahora». 1S Entonces silencio alrededor de la ciudad durante siete días hasta el estentóreo
Josué se prosternó rostro a tierra y, adorando, dijo: «¿Qué grito de guerra, y una procesión con el arca, al son de las trompetas
es lo que manda mi señor a su siervo?» 16(15) El príncipe del sagradas, símbolo de la cooperación divina en la empresa 1. De-
ejército de Yahvé dijo a Josué: «Descalza tus pies, pues el lugar
que pisas es santo». Hízolo así Josué. fiende Abel que el redactor final ha querido unificar dos situaciones
sucesivas. Baldi opta por la fusión de dos relatos o tradiciones pa-
Parece que este episodio está desplazado de su lugar primitivo. ralelas dispuestas psicológicamente de manera distinta. En una tra-
La actitud del príncipe del ejército de Yahvé es de amenaza, no dición se dio más importancia al valor del ejército judío; en otra,
especificando el texto el motivo que la provocó. Supone Dhorme de origen sacerdotal, se puso de relieve la cooperación religiosa. El
que el paso de un río requiere la autorización de la potencia celes- redactor último trató de conservar estos dos aspectos de la misma
tial que guarda el acceso del territorio situado al otro lado. Por de tradición fundiéndolos en un solo relato. Expliqúese como se quie-
pronto, la aparición obedecía a consignas más graves y trascen- ra, lo cierto es que el texto se presenta con todas las características
dentales que a la de intimar a Josué a que se quitara el calzado de una composición literaria heterogénea. El texto hebreo adopta
el estilo sacerdotal.
1 3
A. GEORGE, Les récits de Gilgal en Jos 5,2-15: «Memorial Chaine» (Lyón 1950) 171. F. M. ABEL, L'apparidon du chef de Varmée de Yahvéh á Josué: «Studia Anselmiana»,
183-184.
2
27-28 (Roma 1951) 109-113. La concepción de un dios en traje de guerrero y con la espada
E. POWDER, Josué 5,9 and the Institution of Circuncisión: «Irish Theological Quarterly», desenvainada se encuentra en la tradición cananea. El título de «príncipe del ejército» supone
r8 (1951) 368-372 (interpreta el texto del oprobio del pueblo por no poseer un territorio quizá la institución de la monarquía. En el v.15 se hace alusión a un lugar sagrado, quizá
propio antes de entrar en Canaán); FIGUERAS, A. M., El concepto de pecado en las diversas Gálgala (Jue 2,1), que no se menciona por haberse convertido en santuario de cultos sincre-
fases redaccionales de Josué: «XVIII Semana Bíblica Española» (Madrid 1959) 145-167. tistas (Os 4,15; Am 4,4).
1
F. M. ABEL, Les stratagémes dans le livre de Josué: RB 56 (1949) 321-339.
50 Josué 6 Josué 6 51
a no tomar nada de lo que debía ser consagrado al exterminio ni de lo les dieron las espaldas, porque han venido a ser anatema. Ya
no estaré yo en adelante en medio de ellos, si no quitáis de en
que debía reservarse para el tesoro de Yahvé. El pueblo obedeció medio de vosotros el anatema. 13 Levántate, santifica al pueblo,
a su palabra, pero la codicia cegó a Acán. Era Acán hijo de Judá y diles: «Santifícaos para mañana, porque así dice Yahvé, Dios
por Zarac (Gen 38,30; 46,12). de Israel: Hay en medio de ti, ¡oh Israel!, un anatema, y no
podrás resistir ante el enemigo mientras no hayas quitado el
anatema de en medio de vosotros. 14 Os acercaréis mañana
Desastre en Hai (7,2-5) por tribus; y la tribu que Yahvé señale, se acercará por fami-
2
Josué mandó desde Jericó hombres hacia Hai, que está lias; y la familia que señale Yahvé, se acercará por casas; y
al oriente de Betel, y les dijo: «Id a explorar la tierra». Llegaron la casa señalada por Yahvé, se acercará por cabezas. 15 El
y reconocieron Hai. 3 De vuelta a Josué, le dijeron: «No se que fuere cogido en el anatema, será consumido por el
necesita que el pueblo todo se ponga en marcha contra la ciu- fuego, por haber traspasado la alianza de Yahvé y haber co-
dad. Dos o tres mil hombres que suban bastarían para tomar metido en Israel una maldad».
Hai, pues sus habitantes son pocos en número; no es preciso
que todo el pueblo se fatigue». 4 Pusiéronse, pues, en marcha El revés sufrido en Hai desconcierta a Josué y a sus íntimos
unos tres mil hombres, que emprendieron la fuga ante los colaboradores por lo que significaba y por las repercusiones que
hombres de Hai. 5 Las gentes de Hai les mataron unos treinta la derrota tendría en el futuro. Yahvé en esta ocasión no había com-
y seis hombres y los persiguieron desde la puerta hasta Se- batido al lado de su pueblo, lo que debía interpretarse como señal
barim, batiéndolos en la bajada. El corazón del pueblo des- de que estaba resentido por alguna infidelidad cometida contra El.
mayó y perdió todo valor.
Como muestras externas de dolor, rasga Josué sus vestiduras (Gen
Yahvé es un Dios celoso que castiga las infidelidades de su pue- 37,29; 44,13; Núm 14,6), echa polvo sobre su cabeza (Job 2,12;
blo. Como represalia por el pecado de Acán le abandona a sus pro- Lam 2,10, etc.), y, postrado en tierra, se queja a Yahvé, casi re-
pias fuerzas en el ataque a Hai y es derrotado, a pesar del exiguo prochándole su conducta (Jer 1,6; 4,10; 14,13), haciéndole ver el
número de sus defensores. El autor sagrado conoce la ciudad y sus porvenir de su pueblo y el menoscabo de su gloria ante los otros
alrededores, pero usa de la aproximación al señalar el número de pueblos de Palestina. La conducta de Yahvé en momentos tan crí'
guerreros que atacaron a la ciudad y las bajas que tuvieron. El nú- ticos es desconcertante. La oración de Josué recuerda la de Moisés
mero de atacantes parece excesivo en relación con las pérdidas su- en casos análogos (Ex 32,11; N ú m 14,13-16; Deut 9,26), pero con
fridas. Hai, que significa la Ruina, se identifica con el actual et- notables diferencias tanto en las palabras como en las ideas.
Tell, a dos kilómetros al sudeste de Betel (Gen 12,8; 13,3). Estaba Dios señala a Josué la causa del revés sufrido en Hai (v.10-12);
edificada sobre uno de los promontorios que se adelantan hacia la en 13-15 se indican los procedimientos para aplacar su ira. El
depresión jordánica, con una posición excepcional desde el punto sujeto de este pecado es una colectividad; una vez el pecador es
de vista estratégico. Hai era la llave para penetrar en el macizo Israel (hato, Yisrael, Israel pecó); cinco veces se dice que ellos»
central de Palestina. Sebarim es el terreno rocoso en la bajada a es decir, los israelitas, han pecado. De todo el contexto aparee^
oriente de Hai, en el valle de Der Diván (v.5). que el pecador es Acán, quien con su pecado trajo la confusión
sobre el campamento de Israel (6,18). Para que entre Dios y el
pueblo se reanuden las relaciones de amistad, es preciso que des'
Consternación de Josué (7,6-15) aparezca la infamia de en medio del pueblo (Gen 34,14; Deut 22,21)
6 Josué rasgó sus vestiduras y se postró rostro en tierra ante y de que sea quemado (Gen 38,24; Lev 21,9) el que faltó a la alianza-
el arca de Yahvé, hasta por la tarde, 7él y los ancianos de Israel, Dios mismo sugiere a Josué el método que debe seguirse par a
y echaron polvo sobre sus cabezas. Josué dijo: «¡Oh Señor, individualizar al culpable (1 Sam 14,40-42; 10,19-21).
Yahvé!, ¿por qué has hecho pasar el Jordán a este pueblo,
para entregarnos en manos de los amorreos, que nos des-
truyan? 8¿Por qué no hemos sabido quedarnos al otro lado del Señalamiento del culpable (7,16-26)
Jordán? Por favor, Yahvé, ¿qué voy a poder decir yo después
de haber vuelto Israel las espaldas ante los enemigos? 9 Lo 16
Al día siguiente, de mañana, Josué hizo que se acerca'^
sabrán los cananeos y todos los habitantes de la tierra, y nos Israel por tribus, y fue señalada la tribu de Judá. 17 Hizo ace*'
envolverán y harán desaparecer de la tierra nuestro nombre. carse a las familias de Judá, y fue señalada la familia de Zaíe'
Y ¿qué harás tú por la gloria de tu nombre?» 10 Yahvé dijo Hizo acercarse a la familia de Zare, por casas, y fue señalad^
a Josué: «Levántate; ¿por qué te echas sobre tu rostro? n Israel la casa de Zabdi. 18 Hizo acercarse a la casa de Za^'
ha pecado y ha llegado a traspasar mi alianza, la que yo le he di, por cabezas, y fue señalado Acán, hijo de19Jazmi, hij"
mandado guardar, hasta tomar cosas de las dadas al12 anatema, de Zabdi, hijo de Zare, de la tribu de Judá. Josué dij"
robarlas, mentir y guardarlas entre sus enseres. Por eso a Acán: «Hijo mío, anda, da gloria a Yahvé, Dios de Isra e
los hijos de Israel no han podido resistir ante sus enemigos y y ríndele honor. Confiésame lo que has hecho, no me lo od**'
58 Josué 8
Josué 8 59
20
tes». Acán respondió a Josué, diciendo: «Es cierto, soy yo
el que ha pecado contra Yahvé, Dios de Israel. He aquí lo que acercaremos a la ciudad, y cuando salgan a nuestro encuentro
he hecho: 21 Vi entre los despojos un hermoso manto de Se- como la primera vez, huiremos ante ellos. 6 Ellos saldrán en
naar, doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta persecución nuestra; y cuando los hayamos atraído lejos de
sidos de peso, y, codicioso, los cogí, y los enterré en medio de la ciudad, porque se dirán: Huyen delante de nosotros, como
mi tienda, poniendo debajo el dinero». 22 Josué mandó enton- la primera vez; 7 entonces, saliendo vosotros de la emboscada,
ces comisionados, que fueron corriendo a la tienda y vieron los os apoderáis de la ciudad. Yahvé, vuestro Dios, la entregará
objetos enterrados en la tienda de Acán, y debajo el dinero. en vuestras manos. 8 Cuando la hayáis tomado, la incendiaréis.
23
Tomáronlo de en medio de la tienda y se lo llevaron a Josué Haced según lo que ha dicho Yahvé. Ved, ésas son mis órdenes».
9
y a los hijos de Israel, y lo depositaron ante Yahvé. 24 Josué cogió Josué los hizo partir; y ellos fueron a ponerse en emboscada
a Acán, hijo de Zare, y lo condujeron al valle de Acor. 25 Josué entre Betel y Hai, 10al occidente de Hai. Josué pasó la noche en
dijo: «¿Por qué nos has puesto en perturbación? Pertúrbete a medio del pueblo. Levantóse Josué bien de mañana, y, des-
ti hoy Yahvé». Y todo Israel le lapidó. Después de lapidado, fue pués de revisar al pueblo, avanzó a la cabeza de él, él y los
quemado en el fuego, 2S y echaron sobre Acán un gran mon- ancianos de Israel, contra Hai. n Todos los hombres de guerra
tón de piedras, que todavía hoy subsiste. Yahvé aplacó el ardor que estaban con él subieron y se acercaron; llegados frente a
de su cólera. Por eso se llamó a aquel lugar valle de Acor, Hai, se detuvieron al norte de la ciudad, teniendo el valle entre
hasta el día de hoy. ellos y Hai. 12 Tomó Josué unos cinco mil hombres, y los puso
en
13
emboscada entre Betel y Hai, al occidente de la ciudad.
Según lo que había mandado Dios, echáronse suertes (i Sam io, Luego que todo el pueblo hubo tomado posiciones al norte
de la ciudad, y la emboscada al occidente de ella, avanzó Josué
20-21; 14,40-41) para descubrir al culpable, empleando el sistema durante la noche al medio del valle. ' 4 Cuando el rey de Hai
de eliminación, empezando por las tribus y terminando por los vio esto, se levantó de prisa, bien de mañana, para combatir a
individuos. Con el efod en la mano, un sacerdote interpretaba las los hijos de Israel. Y sin saber que detrás de la ciudad había
respuestas dadas por las dos suertes sagradas, el urim y el tummim, una emboscada contra ella, el15rey, con todo su pueblo, se dirigió
dos piedras preciosas que, convencionalmente, significaban sí o no. a un cierto lugar del llano. Josué y todo Israel, fingiéndose
Acán resultó ser el culpable. Reconoció su falta y confesó haber derrotados por ellos, huyeron por el camino del desierto; l e se
sustraído un hermoso manto de Senaar, es decir, de Babilonia reunió toda la gente que había en la ciudad, para perseguirlos
(Gen 10,10; 11,2; 14,1-9), y una cantidad de plata y oro en lingotes, con gran griterío, y persiguieron a Josué, que los alejó así de
cuya estimación en medidas actuales era de tres kilos y 800 gra- la ciudad. 17 No hubo ni uno de Hai que no saliera tras de
Israel y le persiguiera, dejando abierta la ciudad. 18 Yahvé dijo
mos respectivamente. El texto masorético actual extiende el castigo a Josué: «Tiende hacia Hai el dardo que llevas en la mano,
a los familiares y a la hacienda del sacrilego, pero el texto griego porque voy a poner en tu poder la ciudad». Josué tendió hacia
reduce la lapidación al culpable, lo que está conforme con Deut 24,16. la ciudad el dardo que tenía en la mano, 19 y las gentes de la
Como en otras partes del libro de Josué, se ha amplificado el texto emboscada se levantaron prestamente del lugar donde estaban,
primitivo de este pasaje con glosas redaccionales con el fin de y, corriendo, entraron en la ciudad, se apoderaron de ella y le
acentuar las penas en que incurren los transgresores de la alianza. pusieron fuego. 20 Cuando los de Hai miraron atrás y vieron
Como glosa debe también considerarse la noticia de que Acán el humo que de la ciudad subía al cielo, ya no pudieron ponerse
fuera quemado en el fuego 1. El valle de Acor (15,7) se identifica en salvo por ningún lado; pues el pueblo, que huía camino del
desierto, se volvió contra los que le perseguían. 2 l Josué y todo
con la llanura de Bukeia, al sudoeste de Jericó. Israel, viendo que la ciudad había sido tomada por los embos-
cados y cómo subía el humo de la ciudad, se volvieron y derro-
taron a los de Hai; 22 los otros salieron de la ciudad a su en-
Emboscada en Hai y toma de la ciudad (8,1-23) cuentro; los de Hai se vieron envueltos por los de Israel, de
1 un lado por unos, del otro por otros; y los de 23
Israel los batieron,
Yahvé dijo a Josué: «No temas ni te acobardes. Toma sin dejar ni un superviviente ni un fugitivo; cogieron vivo al
contigo a todos los hombres de guerra, levántate y sube contra rey de Hai y se lo llevaron a Josué.
Hai. Mira, pongo en tus manos al rey de Hai, a su pueblo, su
ciudad y su territorio. 2 Trata a Hai y a su rey como trataste a
Jericó y a su rey; pero el botín y el ganado, tomadlo para vos- Con el castigo de Acán se normalizaron las relaciones entre
otros. Pon una emboscada detrás de la ciudad». 3 Josué se dis- Dios y el pueblo, estando seguro Josué del éxito de una futura ope-
puso a subir con todos los hombres de guerra contra Hai. ración contra Hai. Es probable que los exploradores enviados a
Escogió treinta mil, todos ellos hombres valerosos, y los hizo Hai (7,2-3) subestimaran su capacidad defensiva y los efectivos de
partir de noche, dándoles esta orden: 4 «Estad sobre aviso; su ejército. Ante la dolorosa experiencia, Josué se dispuso a ata-
poneos en emboscada detrás de la ciudad, sin alejaros mucho, y
estad todos prontos. 5 Yo, con la gente que llevo conmigo, nos car la ciudad con todos sus hombres de guerra. El número de
treinta mil es una hipérbole manifiesta; algunos exegetas * lo redu-
1
B. J. ALFRINK, Die Achan-Erzahlung (Jos 7): «Studia Anselmiana», 27-28 (Roma 1951)
cen a tres mil y les parece todavía excesivo, por la razón de que
I14-129.
1
«Bíblica», 3 (1922) 284.
60 Josué 8 Josué 8 61
3
difícilmente pasaría inadvertido a las gentes de Hai un número hitantes contagiaran a los israelitas con sus ritos idolátricos . El
tan crecido de soldados apostados detrás de la ciudad. Hablando v.26 es una glosa encaminada a establecer una analogía entre la
H. Vincent del relato de la conquista de Hai, nota en el texto «un batalla de Hai y la de Moisés contra los amalecitas (Ex 17,11).
formulario enfático, cifras incoherentes y desmesuradas, insisten- El gesto de Josué, además de señal, tiene una eficiencia propia
cia sobre cosas maravillosas cuya inverosimilitud nos es notoria, (1 R e 22,11).
pero que no desconciertan a un espíritu oriental» 2 .
A la mañana siguiente, muy de madrugada (6,12), subió Josué HAI A LA LUZ DE LAS EXCAVACIONES
con el resto del ejército y se acercó a la ciudad. La disposición de
los combatientes era la siguiente: la emboscada enviada durante Las excavaciones arqueológicas en et-Tell, la antigua Hai, en
la noche subió de Jericó por Ain ed-Duq, siguió por el valle Zeitún, una área de cerca de diez hectáreas, practicadas por Judit Marquet
dejando Hai a la izquierda, escondiéndose detrás del cerro llamado Krause durante los años 1933-1935, han arrojado datos desconcer-
hoy día Burdjmus, entre Betel y Hai. Josué, al llegar a la altura de tantes y contrarios, al parecer, al relato contenido en este capítulo.
Jirbet Haiján, se dirigió hacia Hai por la llanura que se encuentra R. Dussaud ha escrito: «Las excavaciones de Hai llevan a la con-
al sudeste de la misma, con el fin de hacerse visible a los habitantes clusión de que el relato del paso del Jordán y la caída de Jericó y
de la ciudad. Hai quedaba entre dos fuerzas. La estratagema de de Hai no son históricos. No existe razón alguna para salvar la his-
Josué surtió el efecto deseado. Los versículos 11 a-13 faltan en el toricidad de los capítulos 7-8 de Josué, por pertenecer a un con-
texto griego; deben considerarse como glosa redaccional. junto manifiestamente legendario».
Por la muerte prematura de la señora Judit Krause no se llevó
a cabo una exploración exhaustiva del Tell, pero los datos sumi-
Castigo infligido a Huí (8,24-29) nistrados demuestran que Hai fue completamente destruida por
24
Cuando Israel hubo acabado de exterminar en el campo el fuego hacia el año 2000 antes de Cristo, con mucha anterioridad
a todos los habitantes de Hai, camino del desierto, por donde a la llegada de los israelitas. De la destrucción se salvaron en parte
los habían perseguido, y todos hasta el último hubieron sido los muros y fortificaciones. El lugar fue abandonado durante ocho
pasados a filo de espada, todo Israel se volvió a la ciudad y la siglos. A la llegada de los israelitas delante de Hai habíase incluso
pasaron también a filo de espada. 2S El número de muertos perdido el nombre de la ciudad, que el texto masorético llama sim-
aquel día26fue de doce mil hombres y mujeres, todas las gentes plemente Hai = la Ruina. ¿Cómo pueden armonizarse estos datos
de Hai. Josué no retiró la mano que tenía tendida con el de las excavaciones arqueológicas de Hai con las afirmaciones del
dardo hasta que no hubo dado el anatema a todos los habitantes
de Hai. 27 Los de Israel sólo reservaron para ellos el ganado y libro de Josué al hablar de Hai y de que el caudillo judío la tomó
el botín de esta ciudad, como Yahvé se lo había mandado a y redujo a un montón de escombros? Algunos autores resuelven
Josué. 28 Josué quemó a Hai, convirtiéndola en un montón la cuestión, como Dussaud, ya citado, diciendo que el relato es le-
de ruinas, que todavía hoy subsiste. 29 Hizo colgar de un árbol gendario, teniendo la finalidad etiológica de explicar la existencia
al rey de Hai y le dejó allí hasta la tarde; a la puesta del sol dio del montón impresionante de Hai y atribuirlo a una destrucción
orden de coger el cadáver y arrojarlo a la puerta de la ciudad, de la ciudad por parte de Josué. Noth 4 afirma que la explicación
echando sobre él un gran montón de piedras, que todavía etiológica fue creada hacia la mitad del siglo x por los benjaminitas
subsiste hoy.
al ocupar aquel lugar. Según Albright 5 , el relato bíblico describía
El anatema de Hai fue más benigno que el de Jericó, autorizán- originariamente la destrucción de Betel, acontecida en el siglo XIII;
dose al pueblo se quedara con el ganado y el botín de la ciudad. pero después, por motivos etiológicos, se localizó en las imponentes
La práctica de la destrucción total de todos los seres vivientes ha- ruinas de et-Tell.
cíase cada día más difícil por privarse a los soldados del botín de El P. Vincent ha intentado armonizar los datos de la arqueología
guerra. Por este motivo se introdujo paulatinamente cierta mitiga- con los de la Biblia recurriendo a la siguiente hipótesis. La ciudad
ción en las leyes del herem. Los israelitas se ensañaron con los ha- de Hai fue destruida hacia el año 2000. De su antiguo esplendor
bitantes de Hai, como hicieron antes con los de Jericó. Tanto los quedaban en pie gran parte de las murallas y el esqueleto de sus
que habían salido de la ciudad como los que habían quedado en santuarios y otros edificios públicos. Al amparo de aquellos viejos
ella fueron devorados por la espada. Dios permitía estos excesos, escombros se reunieron los cananeos para impedir la penetración
muy propios, como dejamos anotado más arriba, de todos los otros de los israelitas en sus ciudades habitadas. Aquellas vetustas rui-
pueblos antiguos del Próximo Oriente, para impedir que sus ha- nas, reanimadas circunstancialmente por hombres de guerra y otras
personas acompañantes, dieron la impresión a los israelitas de en-
2 «Revue Biblique», 46 (1937) 264; A . T R I C O T , La prise d'Ai (los 7,i-8,2g): B 3 (1922) 3
273-299; J- M . G R I N T Z , Ai which is beside Beth-Aven. A re-examination of the Identüy of Ai: Note addhionelle: «Syria», 16 (1935) 351.
4
B 42 (1961) 201-216, en donde trata de probar q u e Beth-Aven debe identificarse con et-Tell: «Palastinajahrbuch», 31 (1935) 20.
5
«et-Tell is not the Ai of the Bible» (p.216). B A S O R s s (1934) 2 ; 56 (1934) 2-15; 57 (1935) 27-30; 74 (1939) I 5 - l 8 "
62 ]osué 8 Josué 8 63
contrarse ante una ciudad cananea de vida normal. El autor del li- del hagiógrafo de presentar a Josué como fiel ejecutor de las órdenes
bro de Josué habla de Hai como si se tratara de una ciudad en pie, de Moisés (Deut 27,2-5). Antes de la conquista del territorio que
y se complace en usar este apelativo para destacar más la magnitud conducía a Siquem no era posible realizar semejante mandato. No
del triunfo. Hasta aquí Vincent. Esta ingeniosa hipótesis encuentra se trata solamente de la marcha de hombres armados, sino de todo
alguna dificultad en aquellos pasajes (7,5; 8,29) en que se habla de el pueblo, con los sacerdotes y el arca de la alianza. No puede
la puerta de la ciudad y del número de hombres y mujeres que admitirse tampoco la hipótesis de que los israelitas pasaran el
mataron los israelitas. Esta misma dificultad se opone a los que Jordán a las alturas de Siquem, sino frente a Jericó. Pero cabe otra
interpretan la expresión «cayeron los muros» de Jericó en el sentido hipótesis. Existía en Siquem una población que mantenía relaciones
de «se derrumbó la guarnición». 6 Se admiten hoy día entre los cató- con los antepasados del pueblo judío. Abraham moró allí (Gen 12,6).
licos narraciones de carácter etiológico en el libro de Josué. Dina fue raptada por un siquemita, «príncipe de aquella tierra»
(Gen 34,1-2), de origen jeveo o hiwita (TM), o hurrita (LXX),
quien, para desposarla, se sometió a la práctica de la circuncisión,
Confirmación de la alianza (8,30-35) con lo cual los siquemitas se incorporarían al pueblo de Jacob, here-
30 dando las promesas hechas a Abraham (Gen 12,43). Los hijos de
Entonces Josué edificó un altar a Yahvé sobre el monte
Ebal, 31 según la orden que Moisés, siervo de Dios, había dado Jacob fueron a Siquem en busca de pastos (Gen 37,12). A José
a los hijos de Israel, como está escrito de la Ley de Moisés; un dio Jacob una cumbre (shekem), es decir, la ciudad de Siquem
altar de piedras brutas a las cuales no había tocado el hierro. (Gen 48,22 TM), adonde fueron traídos y enterrados los huesos
Ofrecieron en él holocaustos a Yahvé y sacrificios eucarísticos.
32 de José (Jos 24,32). Por lo mismo, fue siempre Siquem un lugar
Allí, sobre las piedras, escribió Josué una copia de la ley que
Moisés había escrito delante de los hijos de Israel. 33 Todo Is- adonde afluían «la casa de Israel» y las tribus emparentadas. Los
rael, sus ancianos, sus oficiales y sus jueces, estaban a los dos jeveos formaron allí una confederación a la sombra del santuario
lados del arca, ante los sacerdotes hijos de Leví que llevaban Baal Beerith, «señor de la alianza» Que 9,4). Es también probable
el arca de la alianza de Yahvé; los extranjeros, lo mismo que que, al llegar Josué a Canaán, moraran en Siquem grupos de he-
los hijos de Israel, una mitad del lado del monte Garizim, breos que quedaron en Palestina o que subieron de Egipto antes
otra mitad del lado del monte Ebal, según la orden que Moisés, del éxodo. Ellos y los otros elementos étnicos de la ciudad acogieron
siervo de Dios, había dado antes, para comenzar a bendecir amistosamente a los recién llegados. En las letras de Tell el-Amarna
al pueblo de Israel. 34 Leyó después Josué todas las palabras
de la Ley, la bendición y la maldición, conforme a todo lo que se refiere que Labaya, gobernador de Siquem, juntó sus fuerzas
está escrito en el libro de la Ley. 35 Ni una palabra de cuanto con las tribus de los Hábiru (probablemente un grupo étnico rela-
había prescrito Moisés se omitió en la lectura que hizo Josué, cionado con los hebreos) y hostigaron a los reyes de Canaán leales
en presencia de toda la asamblea, de los hijos de Israel, de mu- al faraón (PRITCHARD, 485). Estas circunstancias influyeron, sin
jeres y niños, y de los extranjeros que iban en medio de ellos. duda, en la actitud amistosa de los de Siquem para con los israelitas.
De hecho, en la lista de los reyes vencidos no aparece el de Siquem.
Señala el autor inspirado el hecho de la magna concentración Josué entró probablemente en la ciudad sin ser hostigado por sus
de Israel en los montes de Garizim y Ebal, conforme a lo que man- habitantes o aclamado por ellos como libertador. La presencia de
dó Moisés en Deut 11,29-30 y 27,2-27. Causa extrañeza que des- Josué en Siquem, quizá después de la campaña del mediodía (10,
pués de la toma de Hai se desplace todo el pueblo, hombres, mu- 16-43), alarmó a los reyes del norte, que se coaligaron para oponerse
jeres y niños, a una región que todavía no había sido conquistada, a su avance (11,1-15) (E. F. CAMPBELL-J. F. ROSS, The Excavation
distante unos cincuenta kilómetros de Gálgala. Para obviar la di- of Shechem and the Biblical Tradition: BA 26 [1963] 2-26).
ficultad algunos autores, siguiendo a San Jerónimo, creen que Ga- Conforme a la orden de Moisés (Ex 20,25) se levantó un altar
rizim y Ebal eran dos colinas situadas entre Jericó y Gálgala. Sin de piedras sin pulir sobre el monte Ebal. En él se ofrecieron holo-
embargo, el texto es explícito, y los mencionados montes deben
caustos y sacrificios eucarísticos. No se escribió la Ley sobre las
buscarse cerca de Siquem (Tell el-Balata), en la Palestina central.
piedras del altar, sino sobre aquellas «piedras grandes q u e revocarás
Es posible que esta perícopa esté desplazada del lugar que le co-
rrespondía en el texto primitivo. Schulz y otros la trasladan al con cal» (Deut 27,2). Bajo el nombre de Ley debe entenderse el
capítulo quinto; otros, en cambio, como Hummelauer, la retrasan Decálogo (Deut 5,6-21). Josué leyó la ley grabada en la piedra, y
a fines de la vida de Josué. Acaso sea éste el sitio que mejor le cuadre; los sacerdotes proferían las bendiciones y las maldiciones. Entre
su desplazamiento al lugar que hoy ocupa se explica por el interés los asistentes figuraban extranjeros, o sea, gentes del país que sim-
patizaban con el pueblo escogido y que debían entrar a formar parte
6
del pueblo de Israel. En el grandioso escenario de Siquem se renovó
J. MARQUET-KRAUSE, La deuxiéme campagne de fouilles á Ay ("1934,): Rapport sommaire:
«Syria», 16 (1935) 325-345; R. DUSSAUD, Note addiíionelle: ibid., 346-352; J. M A R Q U E T - y rubricó la alianza de Dios con Israel. Desde este momento, las
KRAUSE, Les fouilles de Ai (et-Tell) 1933-1935 (París 1949); H . V I N C E N T , Les fouilles d'et-Tell: tribus forman una unidad religiosa, Israel, cuyo único Dios es
R B 46 (1937) 231-266; A . L O D S , Les fouilles d'Ay et l'époque de l'entrée des hraélites en Pales-
tine: «Mélanges F . Cumont» (Bruselas 1936) 847-857. Yahvé.
64 Josué 9
Josué 9 65
S U J E C I Ó N D E L O S CANANEOS ( 9 - 1 2 )
al anatema, no harás pactos con ellas ni les harás gracia» (7,2);
en cambio, a las ciudades lejanas «les brindarás la paz. Si la aceptan
y te abren, la gente oV ella será hecha tributaria y te servirá» (Deut 20,
Estratagema de los gabaonitas (9,1-15) 10). Gabaón, que se identifica con el actual Ed-Djib, hallábase a
diez kilómetros al noroeste de Jerusalén y a diez de Hai. Sus habi-
1 Cuando supieron estos sucesos todos los reyes del lado de tantes temían para sí idéntico trato que los de esta última. Partieron
acá del Jordán, los de la montaña y los del llano y los de las
costas del mar Grande, frente al Líbano; los jéteos, los amo- de su ciudad y se dirigieron a Gálgala para entablar negociaciones
neos, los cananeos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos, 2 se con Josué, sorprendiendo a éste y a sus oficiales, los cuales, sin
unieron todos para combatir a Josué y a Israel de común consultar a Yahvé, les dieron crédito, celebrando juntos un banquete
acuerdo. 3 Los habitantes de Gabaón, al saber cómo había de alianza, hospitalidad y protección, intercambiándose las provi-
tratado Josué a Jericó y a Hai, 4 recurrieron a la astucia y se siones. Con juramento se les otorgó la paz, concertándose un pacto
pusieron en camino, llevando provisiones para el viaje. Toma- para asegurarles la vida. Los gabaonitas mencionan al rey Seón,
ron sacos viejos sobre sus asnos, cueros viejos de vino, rotos y que lo era de Hesebón (2,9; Deut 1,4; 2,34), ciudad emplazada a
remendados; 5 zapatos viejos y recosidos para sus pies, y se
pusieron vestidos viejos; todo el pan que traían para el camino unos doce kilómetros al norte de Mádaba, en TransJordania. Recibía
estaba duro y hecho migas. 6 Llegaron a Josué, al campamento el nombre de Basan el territorio transjordánico septentrional, desde
de Gálgala, y le dijeron a él y a los de Israel: «Venimos de muy Galaad, al sur, hasta el monte Hermón, al norte. Astarot se iden-
lejanas 7 tierras para hacer alianza con vosotros; hagámosla, tifica con Astarot Carnaim (Gen 14,5), al norte del Yarmuc, a
pues». Y los de Israel respondieron a aquellos jeveos: «Quizá unos treinta y seis kilómetros al oriente del lago de Genesaret.
vosotros habitáis en medio 8nuestro; ¿cómo vamos a poder El género literario del relato ha llamado la atención. Refirién-
hacer alianza con vosotros?» Ellos respondieron a Josué: «So- dose al mismo, anota Schildenberger que la forma figurada es en
mos siervos tuyos». Y Josué les dijo: «¿Quiénes sois y de dónde
venís?» 9 Respondieron ellos: «Tus siervos vienen de muy leja- ciertas circunstancias más eficaz para hacer comprender a uno el
nas tierras, por fama de Yahvé, tu Dios, pues hemos oído ha- carácter y la importancia de un hecho, como nos lo demuestran las
blar de cuanto hizo en Egipto l° y de lo que ha hecho a los parábolas, por cuyo medio el profeta Natán, por ejemplo, hace ver
reyes de los amorreos de la otra parte del Jordán, Seón, rey de a David en un momento toda la maldad de su adulterio y de su
Hesebón, y Og, rey de Basan, que habitaba en Astarot. H Por asesinato (2 Sam i2,iss). Por la misma razón, tampoco fue menes-
eso nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra ter, para satisfacer las exigencias de la historiografía sagrada, que
nos han dicho: «Tomad con vosotros provisiones para el ca- la anecdótica narración del engaño de los gabaonitas (Jos 9) relatara
mino e id a su encuentro y decidles: Somos siervos vuestros,
haced alianza con nosotros. 12 Aquí tienes nuestro pan; estaba literalmente los sucesos que han sido la causa de que ellos pudieran
caliente cuando lo cogimos en nuestras casas para el camino, quedarse en su tierra y subir hasta el servicio del altar de Yahvé.
el día en que partimos para13venir a vosotros; y ahora, como Bastaba contarlos en la forma figurada que gustaba al pueblo—pién-
veis, está seco y en migajas; estos odres de vino eran nuevos sese en las tradiciones coleccionadas por Herodoto—, que repre-
cuando los llenamos; y ya los veis, rotos; nuestros vestidos y sentaba los hechos esenciales que le servían de fundamento, según
nuestros
14
zapatos se han hecho viejos por lo largo del camino». la importancia que ellos tenían para la historia soteriológica. El
Los de Israel tomaron de sus provisiones, y sin consultar a pacto que los israelitas habían celebrado con estas cuatro ciudades
Yahvé, 15 Josué les otorgó la paz y concertó con ellos que les
dejaría la vida, y también los príncipes de la asamblea les ju- en el curso de su ocupación (9,17) había sido un hecho político y
raron. puramente humano, estipulado sin haberlo preguntado a Yahvé,
y puesto que el territorio de las ciudades objeto de la alianza, junto
con Jerusalén, que no había sido conquistada, separaba a la tribu
Los éxitos militares de ios israelitas produjeron efectos dispares
de Judá de las restantes tribus, han sido los israelitas los que fueron
entre los habitantes de la montaña (bahar), de la Sefela, del litoral
engañados, porque este territorio perjudicaba la unidad de las doce
mediterráneo (hof hayim hagadol), pues mientras la mayoría acor-
tribus del pueblo 9.
dó una coalición para enfrentarse contra el enemigo común, otros,
los gabaonitas, idearon una estratagema para concertar una alianza
con los israelitas a fin de salvar sus vidas y haciendas. Los gabao- Josué cae en la trantpa (9,16-27)
nitas se diferenciaban de los cananeos no sólo étnicamente, sino
política y socialmente. Sus conflictos con los cananeos les movieron 16 Tres días después de concertada la alianza supieron que
eran vecinos suyos y que habitaban en medio de ellos. 17 Los
a pactar con los israelitas. ¿Conocían los gabaonitas la ley deutero- hijos de Israel partieron y llegaron a sus ciudades al tercer día.
nómica (Deut 20,11-18) que mandaba tratar con dureza a las na- Eran sus ciudades Gabaón, Cafirá, Beriot y Quiriat-Jearim.
ciones y ciudades vecinas y con más suavidad a las que estaban lejos ?
Referente a las primeras, dícese en el Deuteronomio que «las darás 1 Los géneros literarios en los libros del Antiguo Testamento llamados históricos, fuera del
Pentateuco: «Los géneros literarios de la Sagrada Escritura* (Barcelona 1957) 146.
Rihlia tnmentada 2 3
66 Josué 10 Josué 10 67
18
No los destruyeron, por el juramento que los príncipes de y que los habitantes de Gabaón habían hecho paces con los
la asamblea les habían hecho por el nombre de Yahvé, Dios de Israel y moraban entre ellos, 2 temieron mucho, porque
de Israel; pero toda la asamblea murmuraba contra los prín- Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales,
cipes. 19 Los príncipes dijeron a la asamblea: «Nosotros les hemos más grande todavía que Hai, y sus hombres eran valientes.
jurado por Yahvé, Dios de Israel; no podemos, pues, tocarlos; 3 Adonisedec, rey de Jerusalén, mandó decir a Oham, rey de
20
pero he aquí cómo los trataremos: les dejaremos la vida, por Hebrón; a Faram, rey4 de Jerimot; a Jafia, rey de Laquis, y
no atraer sobre nosotros la cólera de Yahvé, por el juramento a Dabir, rey de Eglón: «Subid a mí y prestadme vuestra ayuda
que les hemos hecho»; 21 y añadieron los príncipes: «Que vi- para combatir a Gabaón, que ha hecho paces con Josué y con
van, pues, pero que sirvan de leñadores y aguadores para toda los hijos de Israel». 5 Cinco reyes de los amorreos, el rey de
la congregación»; y se hizo como los príncipes dijeron. 22 Josué Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jerimot, el rey de La-
hizo llamar a los gabaonitas, y les habló así: «¿Por qué nos quis y el rey de Eglón, se juntaron y subieron con todos sus
habéis engañado, diciendo: Estamos muy alejados de vosotros, ejércitos, y acamparon cerca de Gabaón, asediándola. 6 Los de
cuando habitáis en medio de nosotros? 23 Ahora, pues, maldi- Gabaón mandaron a decir a Josué, al campamento de Gál-
tos sois, y no dejaréis de ser esclavos,24para cortar la leña y gala: «No dejes de socorrer a tus siervos; sube prestamente a
sacar el agua para la casa de mi Dios». Ellos respondieron a nosotros y socórrenos, porque se han coligado contra nosotros
Josué, diciendo: «Es que supimos la orden que Yahvé, tu Dios, todos los reyes de los amorreos que habitan en la montaña».
había dado a Moisés, su siervo, de que toda la tierra se os en- 1 Josué subió a Gálgala, él y todos los hombres de guerra con
tregara y de que todos sus habitantes fueran exterminados de- él, todos los valientes guerreros.
lante de vosotros. Por eso tuvimos 25gran miedo por nuestras
vidas y por eso hemos hecho esto. Estamos en tus manos; Del rey de Jerusalén—es la primera vez que se hace mención
trátanos como te parezca bueno y justo tratarnos». 26 Josué de esta ciudad en la Biblia—partió la iniciativa de una coalición,
hizo de ellos lo que había dicho, y los libró de la mano de los acaso por ser él el más poderoso de todos o porque se veía más ame-
hijos de Israel, para que no los matasen; 27 pero los destinó nazado directamente, por encontrarse Gabaón a diez kilómetros
desde entonces a cortar la leña y a sacar el agua para la asam- al norte. La toma de Gabaón abría a Josué el camino del valle de
blea y para el altar de Yahvé, en el lugar que Yahvé eligiese,
lo que hacen todavía hoy. Ayalón y del sudoeste de Canaán. La ciudad de Jerusalén es conocida
en los textos de proscripción con el nombre de Urasalim 1. La ciudad
A los tres días se descubrió el engaño; pero habiéndose Israel fue consagrada a Salem o Salim, nombre de una divinidad que
obligado con juramento a respetar sus vidas, no pudieron extermi- aparece en los documentos acádicos del segundo milenio. Llamóse
narlos. Con gran contrariedad supieron los israelitas no sólo que también Bit Sulman, por el templo al dios Sulman, forma dialectal
Gabaón estaba cerca, sino que era la ciudad principal de una con- de Salem 2 . Surey'es conocido por Adonisedec («mi Señor esjusticia»),
federación jetea de cuatro ciudades, regida por un colegio de an- que en Jue 1,5 aparece transformado en Adonibézec. En tiempos
cianos. La solución propuesta fue la de convertir a los gabaonitas de Abraham, el rey y sacerdote de Jerusalén era Melquisedec
y a los habitantes de las otras tres ciudades confederadas en escla- (Gen 14,18). En un principio la ciudad ocupó la cima de la colina
vos de la comunidad de Israel, destinándolos especialmente al ser- del Ofel, al sur del área del templo, entre el torrente Cedrón y el
vicio del santuario (2 Sam 21,2-14; 1 Re 9,20). Las ciudades de valle del Tiropeón.
Cafirá, Beriot y Quiriat-Jearim se identifican, respectivamente, con Las otras ciudades aliadas de Adonisedec fueron Hebrón, cé-
Jirbet Kefire, a siete kilómetros al sudoeste de Gabaón; el-Bireh, lebre en la vida de los patriarcas (Gen 13,18; 23,2) y de David, a
al norte de la misma, y Quiriat-el-Enab, llamado también Abu- treinta y dos kilómetros al sur de Jerusalén. Jerimot se identifica
gosch, a doce kilómetros al noroeste de Jerusalén. Las tres ciudades con la actual Jirbet Yarmuc, en la región entre Hebrón y Gaza. La
se mencionan en 15,9.60; 18,14-15.24-28. El significado de toda ciudad de Laquis, hoy Tell Duweir, explorada en los años 1933-1938
la narración es mostrar que los jéteos quedaron en Israel en virtud por Starkey, alcanzó su período más próspero en la época del Bron-
de un tratado con los israelitas, que les destinaron al servicio del ce reciente, caracterizada por la dominación egipcia. Según datos
templo 2 . de la arqueología, fue destruida entre los años 1230-1180 a. C , es
decir, en tiempos de la conquista de Canaán por Josué. Su empla-
zamiento era estratégico, al pie de la montaña y al comenzar la
Coalición de cinco reyes amórteos (10,1-7) llanura ondulada que se extiende entre el monte y el litoral medi-
1
Al saber Adonisedec, rey de Jerusalén, que Josué se había terráneo 3 . La ciudad de Eglón se coloca en tell el-Hesi, a veinticin-
apoderado de Hai y que la había dado al anatema—como co kilómetros de Gaza. Los cinco reyes sitiaron a Gabaón.
había hecho con Jericó y su rey, así hizo con Hai y su rey— 1
J. A. KNUDTSON, Die el-Amarna Tafeln II (Leipzig 1915) 287-289.290.
2 2
F . M . A B E L , La question gabaonite et Vonomasticon: R B 43 (1936) 346-373; A. M A L A - J. L E W Y , The Sulman Temple in Jerusalem: J B L 49 (1940) 510-522.
3
MAT, Doctrines ofCausality in Hittite and biblical Historiography: a parallell: V T 5 (1955) 1-12; A . VANDEN OUDENRIJN, Les fouilles de Lakis et l'étude de VAnclen Testament (Friburgo
M . HARÁN, The Gibeonites, the Nethinim and the Sons of Salomón's Servants: V T 11 (1961) de Suiza 1942); O . T U F N E L L - M . A. M U R R A Y - D . D I R I N G E R , Lachis III (Tell ed-Duweir);
¡59-169; J. PRITCHARD, A Bronze Age Necrópolis al Gibeon: B A 24 (1961) ig-24. The Iron Age (Oxford 1953); O . T U F N E L L , Lachis IV, The Bronze Age (Oxford 1958).
68 Josué 10 Josué 10 69
ció Yahvé a la voz de un hombre, porque Yahvé combatía
Josué corre en ayuda de Gabaón (10,8-11) por Israel. 15 Josué, con todo Israel, se tornó al campamento,
a Gálgala.
8
Yahvé había dicho a Josué: «No los temas, porque te los
entregaré en tus manos y ninguno de ellos podrá resistir ante Josué persiguió a los reyes confederados hasta Azeca, el actual
ti». 9 Josué se echó sobre ellos de improviso; habían hecho la tell-Zacaría, al nordeste de Laquis (15,39; 1 Sam 17,1; Jer 34,7)
marcha desde Gálgala, andando toda la noche. 10 Yahvé arrojó y Maceda, de cuya identificación discuten los autores. Quizá deba
en medio de ellos la turbación ante Israel, e Israel los derrotó emplazarse en Jirbet el-Heisum, a tres kilómetros al norte de tell-
junto a Gabaón; y persiguiéndolos por el11 camino que va a Zacaría. El valle de Ayalón es mencionado en las cartas de Tell
Betorón, los batió hasta Azeca y Maceda. Cuando iban hu- el-Amarna con el nombre de Yaluna.
yendo delante de los hijos de Israel en la bajada de Betorón, El recuerdo de la batalla de Gabaón se conservó entre el pueblo,
Yahvé hizo caer sobre ellos grandes piedras del cielo hasta
Azeca, y murieron muchos, siendo más los muertos por las y los poetas desplegaron en torno a este hecho milagroso su inspiración
piedras de granizo que los muertos por la espada de los hijos poética. A este folklore popular y a esta versión épica de la batalla
de Israel. hace referencia el autor sagrado cuando, a continuación del versícu-
lo 11, intercala el texto de un cántico antiguo triunfal conservado
A la angustiosa llamada de los gabaonitas acudió Josué con todo en el libro de Jaser (2 Sam 2,18). No comprendía el pueblo cómo
su ejército. Antes de emprender la marcha desde Gálgala, consultó pudo Josué llevar a cabo en el espacio de un solo día tantas hazañas.
a Yahvé, que le aseguró el éxito de la empresa. Después de una De ahí que, teniendo en cuenta su condición de profeta y la amistad
marcha nocturna de más de treinta kilómetros, sorprendió al enemigo que le unía a Yahvé, creyera que, a su voz, se detuvo el sol en su
de madrugada, derrotándole. En la huida, una furiosa tempestad carrera. Con esta inserción, dos cosas ha logrado el autor sagrado:
de piedras y granizo diezmó al ejército enemigo. Se distinguen 1) poner de relieve la gran personalidad de Josué, que, como otro
dos Betorón en el libro, el alto (16,5) y el bajo (16,3; 18,13-14), que Moisés, domina los elementos; 2) recoger en su libro la memoria
corresponden, respectivamente, con los actuales Beitur la alta y de una versión poética de un hecho diversas veces celebrado por
Beitur la baja, al noroeste de Gabaón. En 1 Mac 3,16 se hace men- los vates de Israel. Conforme al texto de esta exaltación poética
ción de Betorón alto. de la victoria, anota el hagiógrafo, no hubo jamás un día como
Hace ver el autor sagrado que la victoria se debe en primer aquél. Y en verdad que la victoria de Betorón merecía ocupar un
término a Dios, por haber sembrado el pánico entre los confede- lugar destacado en los anales de la historia de Israel, ya que, a partir
rados, que huyen despavoridos. En la bajada de Betorón sorprendió de la misma, quedaba abierto al ejército de Israel todo el mediodía
al enemigo una furiosa tempestad (Is 30,30; Ecli 46,4-6), que pre- de Palestina. Según lo que acabamos de exponer, no caben las obje-
sagiaba la derrota; según los antiguos, era la tempestad la manifes- ciones que contra este pasaje han amontonado los críticos indepen-
tación de la ira de Dios (1 Sam 7,10-12; Sal 18,11-16; Hab 3,8-10). dientes creyendo abrir una brecha en la absoluta inerrancia de los
En los cuatro kilómetros de la cuesta o descensus de Betorón, torren- autores sagrados. El autor de nuestro pasaje se ha limitado a regis-
tes de agua bajaban del monte arrastrando tierra y rocas en gran trar en su libro una versión popular y poética de la victoria, sin
cantidad, mientras el granizo caía abundantemente. Dios luchaba comprometer su propio juicio acerca de los pormenores de la mis-
desde el cielo en favor de los israelitas; contra El no había resis- ma. Como todos sus contemporáneos, creía el autor sagrado en la
tencia posible (Ecli 46,6-8). La intervención del cielo era tanto inmovilidad de la tierra y admitía que el sol daba vueltas alrededor
más manifiesta cuanto que, habiendo pasado la época de las lluvias, de la misma; pero en este caso concreto no era su intención dar
no era de esperar que se produjeran precipitaciones, y menos aún lecciones de orden astronómico, sino simplemente referir una an-
grandes tempestades. tigua versión épica de la batalla d e Gabaón.
Conocido de todos es el incidente de Galileo Galilei (1564-1643)
Versión épica de la batalla (10,12-15) con las congregaciones romanas referentes a este pasaje del libro
12 de Josué, que se produjo por un falso planteamiento del problema
Aquel día, el día en que Yahvé entregó a los amorreos de la inerrancia bíblica y por haberse entrometido Galileo en cues-
en las manos de los hijos de Israel, habló Josué a Yahvé, y a la tiones teológicas y bíblicas en vez d e mantenerse en el terreno cien-
vista de Israel, dijo:
tífico. En las discusiones con los teólogos romanos declararon éstos
«Sol, detente sobre Gabaón; que el sistema de Galileo era falso y absurdo en filosofía y formal-
y tú, luna, sobre el valle de Ayalón. mente herético, por contradecir a textos bíblicos según su sentido
13
Y el sol se detuvo, y se paró la luna,
hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos». propio y la interpretación unánime de los Padres y doctores de la
¿No está esto escrito en el libro de Jaser? El sol se detuvo en Iglesia. Por el decreto del Santo Oficio de 5 de marzo de 1633 se
medio del cielo, y no se apresuró a ponerse, casi un día entero. juzga a Galileo sospechoso de herejía «por creer y retener una doc-
I4 No hubo, ni antes ni después, día como aquel en que obede- trina falsa y contraria a las Sagradas Escrituras». Este decreto no
70 ]osué 10
Josué 10 71
tenía carácter doctrinal, sino disciplinar; no se dictó con el fin de 24
proponer una doctrina, sino como documento en el proceso cri- Una vez delante de Josué, llamó éste a todos los hombres
minal contra una persona 4 . de Israel y dijo a los jefes de los hombres de guerra que le ha-
bían acompañado: «Acercaos y poned vuestro pie sobre el
En el caso concreto de Josué no existe ninguna dificultad con- cuello». Ellos se acercaron y pusieron su pie sobre su cuello,
tra la total inmunidad de error del autor sagrado, quien, como he- 25
y Josué dijo: «No temáis y no os acobardéis; sed firmes y
mos hecho notar, se limita a reproducir, copiar, citar y retransmitir valientes, pues así tratará Yahvé a todos vuestros enemigos,
a los lectores la manera como poetas y vulgo representábanse la vic- contra los cuales combatís». 26 Después Josué hizo darles muer-
toria de Gabaón. Por su parte, el hagiógrafo no emite ningún juicio te y los mandó colgar de cinco árboles, y allí estuvieron col-
formal sobre la verdad o error contenidos en esta descripción poéti- gados hasta la tarde. 27 Al ponerse el sol los hizo bajar de los
ca que halló en una colección de himnos patrióticos. En otros luga- árboles y echarlos en la caverna donde se habían escondido,
res bíblicos encontramos también inserciones en el texto de cantos y pusieron a la boca de la caverna grandes piedras, que todavía
épicos (Ex 15,1; 1 Re 8,12), que comienzan exactamente con las se ven hoy allí.
mismas frases empleadas en el v. 12: «Entonces (en aquel día), el Después de la interrupción del relato con la inserción de una
día en que Yahvé...» Esta manera poética de narrar un hecho es tradición poético-popular de la batalla de Gabaón, reanuda el autor
corriente en la Biblia y en la literatura del Próximo Oriente, por lo sagrado en el v.16 el curso de la historia. Los cinco reyes coligados
que podemos deducir que se trata de un género literario admitido llegaron a Maceda y se escondieron en una de las cuevas de la región.
corrientemente en aquel tiempo (Jue 5,2ss). De ahí que podamos Derrotado el enemigo, reunióse en Maceda el ejército de Israel con
concluir la presente cuestión con las palabras: «En vez de ir a la Josué al frente para ajusticiar a los cinco reyes. Siguiendo una an-
caza de explicaciones de orden físico para explicar este pasaje del
tigua costumbre, mandó Josué a los oficiales (qesinim), personajes
libro de Josué, mejor sería ver en él un problema literario y admitir,
revestidos de dignidad civil y militar (Is 1,10; Jue 11,6.11), que
con muchos autores católicos modernos, que se trata de una cita-
ción poética que hay que interpretar conforme a las leyes de la pusieran su pie sobre el cuello de los reyes derrotados como símbo-
poesía» 5 . lo de dominio absoluto sobre ellos y en señal de desprecio (Sal 110,1;
Is 51,23; Sal 66,12). Este gesto aparece en bajorrelieves asirios.
Al ponerse el sol debía darse sepultura a los cadáveres, conforme
Persecución del enemigo y fin de los cinco reyes al Deuteronomio (21,22-23). Las piedras que obturaron la caverna
donde fueron arrojados los cinco reyes eran visibles todavía en
(10,16-27) los tiempos en que se escribió este relato.
16
Los cinco reyes huyeron y se refugiaron en la caverna de
Maceda. 17 Se lo comunicaron a Josué, diciendo: «Han sido
hallados los cinco reyes, escondidos en la caverna de Maceda». Conquista del mediodía de Palestina (10,28-43)
18 Josué dijo: «Rodad grandes piedras a la boca de la caverna 28
y poned a unos cuantos hombres que la guarden; 19 pero vos- Aquel mismo día se apoderó Josué de Maceda y la destru-
otros no os paréis: perseguid al enemigo y picadle la retaguar- yó con todos los vivientes que en ella había y su rey, pasándola
dia; no los dejéis entrar en sus ciudades, porque20 Yahvé, vuestro a filo de espada. Dio al anatema la ciudad y a todos los vivien-
Dios, los ha entregado en vuestras manos». Cuando Josué tes que en ella había, sin dejar uno solo, y trató a su rey como
y los hijos de Israel los hubieron enteramente derrotado y ba- había tratado al de Jericó.30 29 Pasó Josué con todo Israel de Ma-
tido, hasta exterminarlos, y se refugiaron en las ciudades fuer- ceda a Libna y la atacó. Yahvé la entregó también a las ma-
tes los que pudieron escapar, 21 se vino todo el pueblo tran- nos de Israel, con su rey, y la pasó a filo de espada a ella y a
quilamente al campamento, a Josué en Maceda, sin que22 hu- cuantos en ella había, sin dejar escapar uno, y a su rey le trató
biera quien moviese la lengua contra los hijos de Israel. Jo- como había tratado al de Jericó. 31 Pasó luego Josué, y con él
sué dijo: «Abrid23la boca de la caverna; sacad a los cinco reyes todo 3ZIsrael, de Libna a Laquis, y la atacó, acampando ante
y traédmelos». Lo hicieron así, llevando a los cinco reyes, ella. Yahvé entregó a Laquis en las manos de Israel, que la
que sacaron de la caverna: el rey de Jerusalén, el rey de He- tomó al segundo día y la pasó a filo de espada, con todos los
brón, el rey de Jerimot, el rey de Laquis y el rey de Eglón. vivientes que en ella había, como había hecho en Libna. 33 En-
tonces Horam, rey de Gazer, subió para socorrer a Laquis;
pero Josué le derrotó a él y a su pueblo, sin dejar escapar a
nadie. 34 Josué, y con él todo Israel, pasó de Laquis a35 Eglón;
4
P. DE VREGILLE, Galilée: «Dictionnaire Apologétique de la Foi Catholique», II 147-192
5
H . LESÉTRE, Josué et le soleil: «Revue Pratique d'Apologétique», 4 (1907) 351-356;
G. LAMBERT, Josué á la bataille de Gabaon: «Nouvelle Revue Théologique», 76 (1954) 374-391; pusieron su campo junto a la ciudad y la atacaron. Aquel
M . J. GRUENTHANER, TWO Sun Miracles ofthe Bible: CBQ.10 (1948) 271-290; A. VAN H O O N A C - mismo día la tomaron y pasaron a filo de espada a todos los
KER, Das Wunder Josuas: «Theologie u n d Glaube», 5 (1913) 454-461; VERONNET, L'arret vivientes que había en 36ella, y la dieron al anatema, como ha-
du soleil: «Revue d u Clergé Francais», 41 (1905) 585-609; A . BALOGH, El milagro del sol
(Jos. 10,0-15): «Revista Ecclesiastica Xaveriana», 1 (1951) 31-70; R. F . FULLER, Sun, Stand bían hecho con Laquis. Josué, con todo Israel, subió de Eglón
than Still (Jos. 10,12): «Scripture», 4 (1951) 305-313; J. DE FRAINE, De miraculo solar i Josué: a Hebrón y atacaron la ciudad; 37 tomada, la pasaron a filo de
V D 28 (1950) 227-236; F . CEUPPENS, Le miracle de Josué (Lieja 1944); G . T H I L S , De solis espada a ella y a su rey, a todas las ciudades de ella dependien-
institutione secundum Jos. 10,12-14: «Goll. Mechliniensia», 30 (1945) 153-156.
tes y a todos los vivientes que en ellas se hallaban, sin dejar a
Josué 11 73
72 Josué 10
nadie, como lo había hecho Josué en Eglón, y38la dio al anate- desciende a Laquis (Tell ed-Duweir). A su ayuda corrió el rey de
ma con todos los vivientes que en ella había. 39Josué, y todo Gazer o Gezer, ciudad a veintiocho kilómetros al sudeste de Jafa.
Israel con él, se volvió contra Dabir y la atacó; tomada, con La ciudad de Dabir se encontraba en la montaña de Judá, al sud-
su rey y todas las ciudades de ella dependientes, las pasaron oeste de Hebrón, hacia el Negueb (12,13; 15,49; J u e i . n ) - Actual-
a filo de espada, y dieron al anatema a todos los vivientes que mente prevalece la sentencia de identificar su emplazamiento con
allí había, sin dejar escapar a nadie. Josué trató a Dabir y a tell Beit Mirsim 7 . Del examen de las ruinas de la ciudad se deduce
su rey como había tratado a Hebrón. 40 Josué batió toda la que en la misma se produjo una gran devastación hacia el año
tierra, la montaña, el mediodía, los llanos y las pendientes, con
todos sus reyes, sin dejar escapar a nadie y dando al anatema 1225 a. C , contemporáneamente a la campaña bélica de Josué por
a todo viviente, como lo había mandado Yahvé, Dios de Is- el mediodía de Palestina. Las excavaciones arqueológicas de Laquis
rael. 4 t Batiólos Josué desde Cadesbarne hasta Gaza y todo el y Dabir confirman el relato histórico de la conquista de Canaán
territorio de Gosén hasta Gabaón. 42 Cogió Josué a todos sus en los alrededores del año 1200 a. C. 8
reyes y toda su tierra en una sola expedición, porque Yahvé,
Dios de Israel, combatió por Israel. 43 Después Josué, y todo
Israel con él, tornó al campamento, a Gálgala. Campaña contra el norte de Palestina (11,1-15)
1
El escritor sagrado se limita a una descripción esquemática, es- Al tener noticia de estos sucesos Jabin, rey de Jasor, mandó
una embajada 2 a Jobab, rey de Madón; al rey de Simerón, al
tereotipada y con profusión de hipérboles de la campaña del me- rey de Acsaf, y a los reyes que estaban al norte de la mon-
diodía de Palestina. Sin descender a detalles, da un conspecto breve taña, y en el Araba, al sur de3 Queneret, en la llanura, y en las
de la campaña relámpago de Josué, a quien asistía Dios para asegu- alturas de Dor, al occidente, y a los cananeos de oriente y de
rar el éxito. No es probable que Josué sometiera en dos días a todos occidente, a los amorreos, a los jéteos, a los fereceos, a los je-
los enemigos del sur y expugnara todas sus ciudades, muchas de buseos de la montaña y a los jeveos del pie del Hermón, en el
las cuales estaban sólidamente fortificadas. Es muy posible que territorio de Masfa. 4 Salieron con ellos todos sus ejércitos, gen-
éstas resistieran a los asaltantes y no se entregaran sino después de te innumerable, como las arenas que hay a las orillas5 del mar,
con una gran muchedumbre de caballos y carros. Reunié-
feroz resistencia. El género literario histórico empleado en este re- ronse todos y vinieron a acampar concentrados junto a las
lato puede fácilmente inducir a error si no se tienen en cuenta los aguas de Merom, para combatir a Israel. 6 Yahvé dijo a Jo-
modos peculiares de narrar y decir en uso en aquello tiempos de la sué: «No los temas, porque mañana, a esta misma hora, yo te
antigüedad oriental. Sin preocuparse de los pormenores, ha resu- los daré traspasados delante de Israel: desjarretarás sus caballos
mido el hagiógrafo la conquista de las ciudades del mediodía de y quemarás sus carros». 7 Josué y todos los hombres de guerra
Palestina, que fue rápida, decisiva para el porvenir y victoriosa llegaron de improviso 8cerca de las aguas de Merom y se pre-
frente a un enemigo superior en número y en armas. La razón de cipitaron sobre ellos. Yahvé los dio enteramente en manos
de Israel, que los batió y persiguió hasta Sidón la grande, hasta
este éxito radica en la intervención directa de Dios, que nunca las aguas de Misrefot y hasta el valle de Masfa, a oriente. Los
faltaba mientras Israel permanecía fiel a las leyes de la alianza. En batió sin dejar escapar uno solo. 9 Josué los trató como Yahvé
breves pinceladas se resume una campaña larga y penosa. El méto- se lo 10
había dicho; desjarretó sus caballos y dio al fuego sus ca-
do histórico adoptado lleva al hagiógrafo a repetir la conquista de rros. Entonces se volvió Josué y tomó y pasó a su rey al filo
Maceda, que en los versículos anteriores (16-19) s e supone ya subyu- de la espada. Jasor era antes la capital de todos estos reinos.
11
gada. El rey de Hebrón de que se habla en el v.37 era el sucesor del Pasaron a filo de espada a todos los vivientes que en ella se
que fue ajusticiado en Maceda. A la gran figura de Josué se atribu- hallaban, dándolos todos al anatema; nada quedó de cuanto
vivía, y Jasor fue dado a las llamas. 12 Josué tomó todas las ciu-
yen victorias logradas por otros, a la manera como a la acción y acti- dades de estos reyes, y cogió a todos sus reyes y los pasó a filo
vidades de Moisés se atribuye toda la legislación israelita. El mé- de espada, dándolos al anatema, como se lo había mandado
todo esquemático empleado se basa en una visión profética de la Moisés, siervo de Yahvé. 13 Israel no quemó ninguna de las
historia considerada en su unidad. Los comienzos humildes, desde ciudades
14
de la montaña, fuera de Jasor, que incendió Josué.
el punto de vista de los designios de Dios, son ya realizaciones fu- Todo el botín de estas ciudades y sus ganados los cogieron
turas. Al principio de la conquista de Canaán, el autor sagrado con- los hijos de Israel para ellos; pero pasaron a filo de espada a
templa el descanso de Israel en la tierra que Dios le da 6. todos los hombres, hasta exterminarlos, sin dejar uno. 15 Lo
que había mandado Yahvé a Moisés, su siervo, lo mandó éste
Quien siga la campaña de Josué en el mediodía de Palestina a Josué, que lo ejecutó sin quitar palabra de cuanto Yahvé
sobre un mapa verá los desplazamientos en forma de S del jefe israe- había mandado a Moisés.
lita. De Maceda (Jirbet el-Heisum) pasa a Libna, en la Sefela, en la
desembocadura del valle de Elah (15,42; 21,13), cuyo lugar ocupa 7
ALBRIGHT, Archaeology of Palestine and the Bible: BASOR 17 (1938) 78-79; The Exca-
hoy Tell Bornat, a nueve kilómetros al sur de tell es-Safi. De Libna v.itinns of the Beit Mirsim: «Annual of the American Schools of Oriental Research* (New
I l.iven 1932-1938).
6
6 Véase K. ELLIGER, Josua in Judea: PJJ3 33 (1934) 47-71.
DELORME, I . C . , 3 9 3 ; SCHILDENBERGER, I.C., I 4 O .
74 Josué 11
Josué 11 75
Es desconcertante la noticia del v.43 del capítulo anterior de
que, una vez terminada la conquista de los territorios del me- El lugar que ocupaba la ciudad de Jasor (Tell el-Qedah) ha sido
diodía de- Palestina, «Josué, y todo Israel con él, tornó al campa- explorado sistemáticamente durante los años 1955-1957 por Y. Ya-
mento, a Gálgala». Quizá la asamblea de Siquem siguió a la campaña din, de la Universidad hebraica de Jerusalén. De entre los valiosos
del mediodía. En el presente capítulo describe el autor a grandes resultados de las excavaciones merece destacarse el hecho de la
rasgos la campaña del norte de Palestina. La iniciativa de formar destrucción de la ciudad cananea del Bronce reciente en el siglo XIII
una coalición para oponerse al avance de los israelitas parte del antes de Cristo, coincidiendo con la destrucción de Laquís y de
rey de Jasor (v.i-s). Dios promete a Josué la victoria sobre estos I )abir. Este dato confirma una vez más la fecha de la entrada de
nuevos enemigos (v.6) y, confiado en el auxilio divino, los ataca los israelitas en Palestina hacia el año 1200 a. C. l
de improviso y los desbarata (v.7-9), expugnando sus ciudades y
devastando toda la región. Sumario (11,16-20)
Se observa en la redacción de este capítulo una sorprendente 16
analogía con la del capítulo anterior. En ambos se habla de una Así se apoderó Josué de todo este territorio, de la monta-
confederación de reyes, de la derrota de sus ejércitos, de la devasta- ña, de todo el mediodía, de todo el distrito de Gosén, de17la lla-
ción del territorio y de un balance de la campaña. Como en el ca- nura, del Araba, de la montaña de Israel y de sus llanos, des-
de la montaña desnuda que se alza hacia Seír, hasta Baal Gad,
pítulo anterior, Dios promete a Josué la victoria sobre los enemigos; en el valle del Líbano, al pie18del monte Hermón. Cogió a todos
Josué parte también de Gálgala para ir en busca del enemigo; una sus reyes y les dio muerte. La guerra que hizo Josué contra
y otra vez Josué cae de improviso sobre el ejército contrario. En todos estos reyes duró largo tiempo; 19 no hubo ciudad que
el v.6 promete Yahvé a Josué que «mañana, a esta misma hora, yo hiciese paces con los hijos de Israel, fuera de los jeveos, que
te los daré traspasados delante de Israel», lo que no puede tomarse habitaban en Gabaón; todas las tomaron por la fuerza de las
al pie de la letra, por mediar entre Gálgala y Jasor una distancia de armas; 20 porque era designio de Yahvé que estos pueblos en-
más de cien kilómetros, que no puede salvarse en un día. dureciesen su corazón en hacer la guerra a Israel, para que
Israel los diese al anatema, sin tener para ellos misericordia, y
Al llamamiento de Jabin, rey de Jasor (Tell el-Qedah, o Tell los destruyera, como Yahvé se lo había mandado a Moisés.
Waqqas, a seis kilómetros al sudoeste del antiguo lago Hule, 12,19;
19,36), acudieron los reyes de Madón (Jirbet Madin, a nueve kiló- Este sumario es muy parecido al que se da en 10,40. Conquistó
metros al oeste de Tiberíades, Deut 3,17), de Simerón (Semuriya, a Israel el macizo central (hahar) en torno a Jerusalén (9,1; 10,40);
doce kilómetros al oeste de Nazaret) y de Acsaf (Kefr Yasif, a diez el Negueb (de nagab, ser seco, árido), o sea, la extremidad meri-
kilómetros al nordeste de Acre). Secundaron el movimiento los reyes dional de Palestina, desde Bersabé hasta el desierto de Sin; la Se-
que ocupaban la parte septentrional de la región montañosa de Judea, fela, territorio comprendido entre el macizo central y la costa me-
los de la planicie al sur del lago de Genesaret, los de la Sefela (9,1) diterránea, y la Araba, nombre con que se designa la cuenca del
y los de la región de Dor, hoy Tantura, entre el monte Carmelo y Jordán, desde el lago de Genesaret hasta el mar Muerto. El término
Cesárea (12,23; I7>11)- En estos territorios habitaban diversos pue- Gosén designa un territorio o ciudad del sur de la montaña de
blos, tales como los cananeos, establecidos en las llanuras del Jor- Judá (10,41; 15,51). Como límites meridional y septentrional de
dán y de la costa mediterránea; los amorreos, jéteos, fereceos, jebu- todo el territorio conquistado se señalan la montaña desnuda (heha-
seos, en la montaña; los jeveos, al pie del Hermón (9,7). El v.3 pa- laq), que corresponde al actual Gebel Halaq, al nordeste de Abdeh,
rece una adición redaccional para indicar que la región del norte de en el extremo sur de Palestina en dirección a Cadesbarne (Deut 1,2;
Palestina estaba poblada por idénticos pueblos y razas que la del 9,23) y Baal Gad, en el valle del Líbano, a los pies del Hermón
sur. No se tiene noticia de que los jebuseos ocuparan otro territo- (12,7; 13,5), probablemente, en Hasbeya, una de las fuentes del
rio que el de Jerusalén y alrededores. Usando una expresión fami- Jordán.
liar en la Biblia (Gen 22,17), dícese que estos pueblos acudieron Se dice que ninguna ciudad hizo las paces con los hijos de Israel,
al llamamiento de Jabin tan numerosos «como las arenas que hay no porque no la pidieran, sino por ser designio de Dios entregarlas
en las orillas del mar». Todos acamparon junto a las aguas de Me- al anatema y destruirlas. Pero no endureció Dios el corazón de los
rom (Meirum) o del lago Hule. Únicamente Jasor fue entregada enemigos (Ex 4,21-14,17), como pudiera dar a entender el texto
al anatema, tratando a las otras ciudades con más benevolencia. Con masorético, permitiendo únicamente su endurecimiento con vistas
el aniquilamiento de los reyes coligados no se adueñó Josué de toda al bien religioso y moral de los israelitas. Como se indica en el
la tierra del norte de Palestina ni la ocupó. Tomados los puntos es- v.18, la conquista del norte de Palestina exigió largo tiempo.
tratégicos, las ciudades fueron cayendo después una tras otra en
manos de los israelitas. Josué persiguió al enemigo hasta Sidón, la 1
Y. YADIN, Excavations at Hazor: «Biblical Archaeologist», 19 (1956) 2-12; Further
ciudad fenicia que con Tiro fue una de las capitales del reino Light on Biblical Hazor: ibid., 20 (1957) 34-47; The third Season ofExcavation at Hazor 1957:
ibid., 21 (1958) 30-47; S. YEIVIN, The hraelite Settlement in Galilee and the Wats with Jabin
(Gen 10,15); se conoce la Sidón marítima y la ciudad alta. 0/ Hazor: «Mélanges Robert» (París 1951) 95-104; Y. YADIN, J. AHARONI, R. AMIRAN, T. D O -
THAN, I. DUNAYVSKY, J. PERROT, Hazor 1, II (Jerusalén 1958-1960).
76 Josué 12 Josué 12 77
su dominio se extendía desde Aroer, a orillas del torrente del
Exterminio de los enaquim (11,21-22) Arnón, y desde el medio de este valle, sobre la mitad de Ga-
laad, hasta el torrente de Jacob, en la frontera de los hijos de
21
En este tiempo se puso Josué en marcha y exterminó a Amón; 3 sobre el Araba hasta el mar de Queneret, a oriente,
los enaquim de la montaña de Hebrón, de Dabir y de Anab, y sobre el mar del Araba, el mar de la Sal, a oriente, hacia
de toda la montaña de Judá y de toda la montaña de Israel. Betjesimot,4 y del lado del mediodía, al pie de las pendientes
Josué los dio al anatema con todas sus ciudades. 22 No quedó del Pasga. El territorio de Og, rey de Basan, de los restos de
un enaquim en todo el territorio de los hijos de Israel; sólo los refaím, residentes en Astarot y en Edraí. 5 Su dominio se
quedaron en Gaza, en Gat y en Azoto. extendía sobre la montaña de Hermón, sobre Saleja, sobre todo
Basan, hasta la frontera de Garur y de Macat y 6hasta la mitad
Se introduce con indicaciones cronológicas muy vagas la noticia de Galaad, territorio de Seón, rey de Hesebón. Moisés, sier-
de la campaña contra los enaquim. Es posible que en la conquista vo de Dios, y los hijos de Israel los batieron; y Moisés, siervo
del sur de Palestina les atacara Josué, pero supervivieron largo de Yahvé, dio sus territorios en heredad a los rubenitas y ga-
tiempo, batiéndolos Caleb (Jos 15,13-19; 14,13-15). Pertenecían los ditas y a media tribu de Manases.
enaquim a una raza de grande estatura que había impresionado
fuertemente a los exploradores israelitas, ante los cuales se consi- Antes de entrar en la segunda parte de su libro añade el autor
deraban como langostas (Núm 13,25; 29,34; Deut 2,10). La ima- sagrado un apéndice sobre los reyes vencidos de TransJordania y
ginación popular exageró sus facultades físicas para explicar con de Cisjordania. En la primera parte resume el relato del Pentateuco
ello la construcción de los monumentos megalíticos esparcidos por acerca de los dos poderosos reyes de TransJordania batidos por
toda la región. Habitaban en Hebrón (10,36), Dabir (10,38-39) y Moisés (Deut 1,4; 3,8.11-13.16-17), Seón y Og. Su territorio se
Anab (15,50), es decir, en el sudoeste de Hebrón. Gaza, Azoto y extendía desde el torrente Arnón (Núm 21,13), al sur, hasta la mon-
Gat pasaron a Israel bajo David (1 Sam 6,17). taña de Hermón, al norte. No se señalan sus fronteras orientales,
que se pierden en la inmensidad del desierto; pero se señala, en
cambio, el Araba (8,15; 11,2) como frontera occidental. El territo-
Conclusión y transición (11,23) rio de ambos reyes fue entregado por Moisés a los rubenitas, gadi-
23
Se apoderó Josué de todo el territorio, conforme a todo tas y a media tribu de Manases (Deut 3,12-17; 29,7). Los refaím
lo que Yahvé había dicho a Moisés, y se lo dio en heredad a (v.4) es un pueblo legendario al que se atribuían los monumentos
Israel por partes, según sus tribus, y la tierra descansó de la megalíticos (dólmenes, menhires) de TransJordania y Cisjordania
guerra. (Deut 3,11; Gen 14,5). Residían en Astarot (Tell Astarat), a cua-
renta kilómetros al sur de Quenitra, y en Edraí, la actual Dera.
En el v.23 termina el autor sagrado la primera parte de su libro. Garur y Macat (v.5) estaban al oriente del lago de Tiberíades
A base de un número determinado de hechos reales presentados (Deut 3,14).
de un modo épico, ha probado suficientemente la tesis de que Dios
cumplió su promesa de entregar a su pueblo el territorio de Ca-
naán, ocupado por pueblos idólatras. La penetración en Palestina, 2) De Cisjordania (12,7-24)
lejos de ser pacífica, exigió un grande esfuerzo bélico que tuvo éxito 7
Reyes de la tierra que batió Josué y los hijos de Israel de
gracias a la intervención constante de Dios. Esta providencia di- este lado del Jordán, a occidente, desde Baal Gad, en el valle
vina, que tan desinteresadamente combatió al lado de Israel, obli- del Líbano, hasta la montaña desnuda que se alza hacia Seir,
gaba a éste a corresponder a sus beneficios con una fidelidad ciega cuyos territorios dio Josué en heredad a las tribus de Israel,
a los preceptos divinos y una conducta ajustada a las leyes de la según sus familias, 8 en la montaña, en la llanura, en el Araba,
alianza. Además de haber limpiado Dios el territorio de enemigos, en las vertientes, en el desierto, en el Negueb; de los jéteos,
había facilitado a los israelitas el cumplimiento de sus deberes re- de los amorreos, de9 los cananeos, de los fereceos, de los jeveos
y de los jebuseos; el rey de Jericó, el rey de Hai, cerca de
ligiosos y morales, con la orden de exterminar a los habitantes de Betel; 10 el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, U el rey de
Canaán para que no fueran motivo de tropiezo y escándalo. Con Jerimot, el rey de Laquis, í2
el rey de Eglón, el rey de Guezer,
13
ello se justifica el rigor con que se trató a los pueblos paganos, ani- el rey de15 Dabir, el rey de Gueder, 14 el rey de Jorma, el rey
quilando a sus hombres, mujeres y niños. de Arad, el rey de Libna, 7
el rey de Odulam, l s el rey de
Maceda,
18
el rey de Betel, 1 el rey de Tafuaj, el rey de Ofer,
el rey de Afeg, el rey de Sarón, 19 el rey21de Madón, el rey
Reyes vencidos: 1) de TransJordania (12,1-6) 20
de Jasor, el rey de Simerón, el rey de Acsaf, el rey de Tanac,
22
1
He aquí los reyes de la tierra que batió Israel, apoderándose el rey de Mageddo,
2
el rey de Cades, el rey de Jacneam, en
de sus territorios, al otro lado del Jordán, a oriente, desde el el Carmelo; 3 el rey de Dor, en las alturas de Dor; el rey de
torrente del Arnón hasta el monte Hermón, y todo el Araba, Goyim, junto a Guilgal; 24 el rey de Tirsa. En todo, treinta
a oriente: 2 Seón, rey de los amorreos, residente en Hesebón; y un reyes.
78 Josué 13 Josué 13 79
Las fronteras norte y sur de Palestina iban, respectivamente, de Palestina a los israelitas. Quedaban por conquistar los distritos
desde Baal Gad (11,16) a la «montaña pelada» (Gebel Halaq), de de los filisteos, la Fenicia, el Líbano. Los guesuritas habitaban al
que habló el texto (11,17). En otras ocasiones, para señalar los lí- sur de Palestina, cabe los filisteos (1 Sam 27,8). El Sijor es uno
mites de Palestina se emplea la fórmula clásica «desde Dan hasta de los canales de la frontera de Egipto, el llamado Wadi el-Arish.
Bersabé» (1 Sam 3,20). Todos los reyes comprendidos dentro de Se mencionan los cinco príncipes (seranim) de la pentarquía filistea
estos límites habitaban, o bien eñ la montaña (hahar), o en el Ara- Que 3,3; 16,5; 1 Sam 5,6). Los gueblitas son los habitantes de Gebal,
ba, en la Sefela y a lo largo de la costa del Mediterráneo. Todos la antigua Byblos, al norte de Beirut. En Jue 3,1-6 se da la razón
ellos fueron vencidos y entregado su territorio a los israelitas. El de por qué Dios no entregó estos pueblos en manos de los israelitas,
balance de la campaña era espléndido, por cuanto quedaban los que fue para que las generaciones futuras se acostumbraran a la
israelitas dueños virtualmente de todo el territorio de acá del Jor- guerra y apreciaran el esfuerzo llevado a cabo por sus antepasados.
dán. No se había realizado el vasto programa previsto en 1,4, pero Otra razón apuntada en Jue 3,4 es de que «estos pueblos habían
el resultado de la campaña era tal que podía pensarse en la distri- de servir para por ellos probar a Israel y saber si obedecería a los
bución del territorio entre las tribus. Esta lista de reyes es una mandatos que Yahvé había dado a sus padres por medio de Moisés».
prueba del esquematismo histórico del libro de Josué, en el que se La mejor prueba, en efecto, de su fidelidad a la alianza era la de
consignan los hechos más salientes sucedidos en los largos años mantenerse fiel a Dios en medio de un mundo idólatra 1. El reparto
(yamim rabbim) que duró la penetración de Israel en Canaán 1. debía efectuarse por suertes (Is 34,17; Miq 2,4-5).
La proximidad de los límites entre ambas tribus hizo que la ciudad jim, Ain 33y Remón; en todo, veintinueve ciudades con sus
se atribuyera unas veces a Judá y otras a Benjamín (Jue 1,21). pueblos. En la Sefela (Llanura), Estaol, 3S
Sarea, Asena, 34 Za-
noe, Ain Ganim, Tafuaj, Enaim, Jerimot, Adulam, Socó,
Azeca, 36 Saraím, Aditaím,37 Guedera y Guederotaím; catorce 3S
Digresión sobre Caleb (15,13-19) ciudades con sus pueblos. 39
Senán, Adasa, Migdal-Gad,
40
De-
13
leam, Masefa, Jactel, Laquis, Bascat, Eglón, Cabón, Lejma,
Se había dado a Caleb, hijo de Jefoné, una parte en medio Cetlis, 4I Guiderot, Bet Dagón, Nahama y Marceda; dieciséis
de los hijos de Judá, como Yahvé se lo había mandado a Jo- ciudades con sus pueblos. 42 Lebana, Éter, Asan, 43 Jefta, Esna,
sué; Quiriat-Arbé, del padre de Enac, que es Hebrón. 14 Caleb 44
Nesib,45 Queila, Ajzob, Maresa: nueve ciudades con sus pue-
arrojó de allí a los tres hijos de Enac: Sesai, Ajuman y Tolmar, blos. Acarón, con las ciudades de ella dependientes y sus
descendientes de Enac. 15 De allí subió contra los habitantes pueblos. 4S A partir de Acarón, del lado de occidente, todas
86 Josué 16
Josué 17 87
las ciudades cercanas a Azoto, con sus pueblos; 47 Azoto, las
ciudades dependientes de ella y sus pueblos; Gaza, las ciudades la siguiente manera: 16,1-4; i7> I " I 3; 16,5-10. Esta sería la primera
de su dependencia y sus pueblos, hasta el torrente de Egipto y genuina tradición favorable a Manases, dándose a Efraím una
y el mar Grande, que es la frontera. 48 £ n Ja montaña, Samir, pequeña porción: 16,9 = 17,9 1.
Jeter, Socot, 49 Dana, Quiriat Sana, que es Dabir; 50 Anab,
Istemo, Anim, 51 Gosem, Jalón y Güilo; once ciudades con sus Tribu de Efraím (16,5-10)
pueblos. 52 Arab, Duma, Esán, 53 Janum, Bet Tafuaj, Afeca,
54
Junta, Quiriat Arbe, que es Hebrón, y Sior; nueve ciudades 5
He aquí la frontera de los hijos de Efraím según sus fami-
con sus pueblos. S5 Maón, Carmel, Zif, Juta, S6 Jezrael, Jocdam, lias. El límite de su 6heredad era, a oriente, Atarot Adar hasta
Zanoe, 57 Acaín, Gueba, Tamna; diez ciudades con sus pueblos. Betorón de Arriba; se dirigía por el lado de occidente hacia
58
Jaljul, Besur, Guedor, 59 Marat, Bet Anot y Eltecón; seis Micmetat, al norte; volvía luego a oriente hacia Tanat Silo y
ciudades con sus pueblos. 60 Quiriat Baal, que es Quiriat Jearim, pasaba por delante de ella, al oriente, hasta Janoaj; 7 de Janoaj
y Harabá; dos ciudades con sus pueblos. 6l En el desierto, bajaba a Atarot y Narata, tocaba en Jericó y llegaba hasta el
Bet Araba, Mendín, Secaca, 62 Nebsán, Ir Armelaj y Engaddi; Jordán; 8 de Tafuaj iba a occidente al torrente de Cana, para
seis ciudades con sus pueblos. 63 Los hijos de Judá no pudieron morir en el mar. Esta era la heredad de los hijos de Efraím
expulsar a los jebuseos; habitan en Jerusalén con los hijos de según sus familias. 9 Los hijos de Efraím tuvieron también
Judá, hasta hoy. ciudades separadas en medio de la heredad de los hijos de
Manases. 10 No expulsaron a los cananeos que habitaban en
Se citan las ciudades del Negueb, de la costa, de la Sefela y de Gazer, y los cananeos han habitado hasta hoy en medio de
Efraím, pero sometidos a tributo.
la región montañosa con sus anejos. Los hijos de Judá no entraron
inmediatamente en posesión de todas las ciudades aquí citadas, te- En los v.5 y 6 se describe la frontera meridional de Efraím del
niendo que luchar largo tiempo para apoderarse de algunas de ellas. lado occidental. Inmediatamente se señalan los límites septentrio-
Se considera a Jerusalén como dependiente de Judá, conviviendo nales, tomando a Micmetat (17,7), Jirbet Mahneh el-Fauqa, al sur
con los jebuseos, a los que no pudieron expulsar Que i,2i). En de Siquem, como punto de partida. No pudieron los efraimitas
el v.5ob inserta el texto griego una lista de once poblados cercanos expugnar la plaza fuerte de Gazer (10,33; 12,12), lo que les obligó
a Jerusalén, que no figuran en el texto masorético (BALDI, FER- a convivir con los cananeos. Jericó pertenecía a Benjamín (18,21).
NÁNDEZ, UBACH). Se cree que esta lista de ciudades presupone la Efraím era una tribu inferior a la de Manases (17,1), de la cual par-
última división administrativa durante el reino de Judá. Se anexiona tió la colonización del territorio (v.9).
al territorio (v.33) parte del antiguo país de los danitas (19,41).
La colonización de la región desértica (v.61-62) fue hecha por Tribu de Manases (17,1-6)
Ocias (2 Crón 26,10). Engaddi, junto a la orilla occidental del mar
1
Muerto, es célebre en la tradición hebraica (1 Sam 24,1; Ez 47,10; La tribu de Manases tuvo este territorio, pues era el primo-
Cant 1,14; 4,13). génito de José. Maquir, primogénito de Manases y padre de
Galaad, había recibido Galaad y Basan, pues era hombre de
guerra. 2 También fue atribuida una parte a los otros hijos de
Manases, según sus familias: a los hijos de Abezier, a los hijo*
Los hijas de José (16,1-4) de Elec, a los hijos de Esriel, a los hijos de Siquem, a los hijoS
de Jefer y a los hijos de Semida; éstos eran los hijos varones
1
La parte que tocó en suerte a los hijos de José comenzaba de Manases, hijo de José, según sus familias. 3 Salfad, hijo de
en el lado de oriente, en el Jordán de Jericó, en las aguas de Jefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manases, no tuv<»
Jericó, y por la montaña sube de Jericó al monte de Betel; hijos, sino hijas, cuyos nombres son: Majla, Noa, Jogía, Milc^
2
seguía de Betel, Luz, y,3 pasando a lo largo del territorio de y Tirsa. 4 Presentáronse a Eleazar, sacerdote, delante de Josué'
los arqueos, por Atorot, bajaba a occidente hacia la frontera hijo de Nun, y delante de los príncipes, y dijeron: «Yahvé
de los jefletitas hasta la de Betorón de Abajo y hasta Gazer, mandó a Moisés que nos diera heredad en medio de nuestro*
para morir en el mar. 4 Esta es la heredad que recibieron los hermanos». Se les dio, pues, según el mandato 5 de Yahvéi
hijos de José, Manases y Efraím. heredad en medio de los hermanos de su padre. Tocaron *e
Manases diez suertes, además del territorio de Galaad y á
Basan, que está al otro lado del Jordán, 6 pues las hijas de M*'
En los cuatro primeros versos del capítulo se habla conjunta- nasés tuvieron su heredad entre los hijos; la tierra de Galaa^
mente de las tribus de Efraím y Manases (Gen 49,25-27; Deut 33, fue para los otros hijos de Manases.
13-17), como si formaran una misma familia. Lo mismo da a en- 1
M. NOTH, Die Grenze Manasse und Efraims: ZDPV 58 (1935) 201-215; K. ELLIGEÍ 1 '
tender el texto de 17,14-18. En cambio, en 16,5-9 y I7>7-'¡-1 figuran Die Grenze zwischen Ephraim und Manasses: ibid., 52 (1930) 265-309; A. FERNÁNDEZ, Prn't
por separado. De ahí se deduce que las dos narraciones correspon- Memas de topografía palestinense: 1.a, 45-62; M. NOTH, Das Land Gilead ais Siedlungsgeb^f
israelüischer Sippen: PJB 37 (1941) 50-101; J. SIMONS, The Structure and Interpretaron °'
den a dos períodos distintos. Noth dispone ambas narraciones de Josh. XVI-XVH: «Orientalia Neerlandica» (Leiden 1949) 190-215.
88 Josué 17
Josué 11 89
Era lógico que el autor sagrado, que antes (13,7-13.29-31) había
señalado el emplazamiento de media tribu de Manases en Trans- hebreo cita seis ciudades, con sus dependencias; Betsán (Jue 1,27),
jordania, se circunscribiera a señalar la porción que le cupo en Jeblam, hoy Jirbet Belame, a dos kilómetros de Genin; Endor,
suerte a la otra mitad en la región cisjordánica; pero insiste sobre al sur del Tabor; Tanac y Megiddo (12,21); los LXX sólo citan
los clanes de Manases y su distribución en una y otra parte del tres ciudades: Betsán, Dor, Megiddo. Es muy probable que Jeblam
Jordán. Los datos sobre la descendencia de Manases deben com- y Dor fueran introducidas en el texto por influencia de Jue 1,27 y
pletarse con los que figuran en Núm 26,29-34; 27,1-4; 1 Crón 7, que posteriormente se añadiera Dor. Estas ciudades resistieron a
14-19. Maquir, fue, o bien hijo único de Manases (Gen 50,23; Manases, y la convivencia con sus habitantes fue piedra de escán-
Núm 26,29), o el primogénito. A Galaad, hijo de Maquir, hombre dalo para los israelitas. Más tarde las redujeron a tributo, pero no
guerrero, se le entregó Galaad y Basan (13,29-31); a los otros des- expulsaron a sus habitantes. E. Sellin exploró Tell Taanac durante
cendientes de Manases se les asignaron territorios en el lado de los años 1902-1904, encontrando gran cantidad de material a partir
acá del Jordán. Salfad murió sin descendencia masculina, y sus de los años 2000 antes de Jesucristo. Durante los años 1903-1905,
hijas pidieron a Moisés una heredad entre sus hermanos (Núm 26, G. Schumacher exploró la vecina ciudad de Megiddo (Tell el-Mu-
33-34; 27,1-11; 36,1-12). Moisés creyó justa su petición, y a este tesselim), cuyas excavaciones reanudó el Instituto Oriental de la
fin introdujo una excepción a la ley común entre los antiguos, Universidad de Chicago desde 1925-1939. Los tiempos áureos de
y aun en el Oriente moderno, según la cual las hijas ocupan ante la ciudad fueron los del Bronce medio. De tiempos del Bronce re-
el derecho un lugar inferior al de los hijos, sin derecho a la herencia ciente apareció un palacio real con muchos objetos de marfil. El
paterna. «Si uno muriere sin dejar hijos, haréis pasar su herencia hallazgo de los establos de la caballería ilustra el período histórico
a su hija» (Núm 27,8). Como en Núm 27,2, se nombra a Eleazar de Salomón 1. Tell Taanac hállase a diez kilómetros al norte de
(14,1), que aparece al lado de Moisés; en nuestro texto se le asocia Genin, y Megiddo a dieciocho, en el límite meridional de la llanura
a Josué. de Esdreíón y al pie de la vertiente nordeste del Carmelo.
nes del pueblo israelita (Gen 12,8; 33,18-20; 35,4; Ex 13,19). La otros no seréis capaces de servir a Yahvé, que es un Dios santo,
ciudad estaba emplazada en el lugar llamado hoy día Tell Batata, un Dios celoso; El no perdonará vuestras transgresiones y
vuestros pecados; 20 cuando os apartéis de Yahvé y sirváis a
al pie del monte Ebal y a un kilómetro y medio de la actual ciudad dioses extraños, El se volverá, y después de haberos hecho el
de Naplusa. El lugar fue excavado durante los años 1913-1914, bien, os dará el mal y os consumirá». 21
El pueblo respondió:
reanudando los trabajos E. Sellin en 1926 y G. Welter en 1928. Si- 22
«No, no; queremos servir a Yahvé». Y Josué dijo al pueblo:
quem era considerada como una ciudad santa; fue destruida por «Testigos sois hoy contra2ivosotros mismos de que habéis elegido
Juan Hircano el año 128 a.C. a Yahvé para servirle. Quitad, pues, los dioses ajenos que
No todo el pueblo reunióse en Siquem, sino los jefes, jueces, hay entre vosotros y volved vuestros corazones a Yahvé, Dios
oficiales de la nación. «Todos, dice el texto, se presentaron ante de Israel». 24 Y el pueblo dijo a Josué: «Serviremos a Yahvé,
Dios». La expresión da a entender que estaba allí presente el arca nuestro Dios, y obedeceremos su voz».
de la alianza, que habitualmente residía en Silo. ¿Fue trasladada a De la simple enunciación de los hechos se deducía que Israel
Siquem con motivo de la concentración? Puede ser, y tenemos aná- no podía reconocer ni adorar a otros dioses que a Yahvé. Todavía
logos ejemplos en textos más tardíos (1 Sam 4,3; 2 Sam 15,24). Los el culto a los dioses falsos existía en Israel en el momento en que
LXX leen Silo en vez de Siquem» por creer que fue la asamblea un Yahvé le acababa de entregar la tierra que manaba leche y miel.
acto cultual delante del tabernáculo. Con la frase «ante Dios» puede Cuáles fueran estos dioses, no lo especifica el texto; pero, aparte de
el autor sagrado aludir a la santidad del lugar en el que se desarro- algún contacto esporádico en este tiempo con el culto idolátrico
llaron escenas religiosas en tiempos de los patriarcas y del mismo de los cananeos, es probable que muchos conservaran los famosos
Josué (8,30). En este supuesto no sería necesario admitir la presen-
terafim, o dioses lares, tutelares de las casas, a los que se rendía culto
cia del arca en la ceremonia.
en secreto. Josué, como más tarde Elias (1 Re 18,21), conmina al
Con un rápido bosquejo histórico describe Josué los designios pueblo para que se decida de una vez a favor o en contra de Yahvé.
de Dios sobre su pueblo escogido. No pudo Yahvé hacer más en La comunidad se decide por Yahvé. Josué reconoce que nunca se
favor de su pueblo a partir de aquel momento trascendental en que podrá servir a Dios tal como se merece, porque es un Dios santí-
arrancó a Abraham del politeísmo (Gen 11,26-32; 12,1-6) hasta el simo; es, además, un Dios celoso, que no admite competidor (Ex 20,
presente, en que conquistó y entregó generosamente a su pueblo 5; 34,14; Deut 4,24; 5,9; 6,15) y que castiga duramente el pecado
una tierra que Israel no había cultivado y unas ciudades que no de idolatría.
había construido. Todas estas muestras de afecto y predilección
obligan por sí solas a la justa correspondencia. Dice que Tare y su
familia servían a los dioses falsos. Que Abraham antes de su voca- Renovación de la alianza (24,25-28)
ción fuese idólatra, no se desprende claramente del texto. Josué 25
Josué concluyó aquel día una alianza con el pueblo y le
deja vislumbrar que la campaña de Jericó fue dura, ganándose gra- dio en Siquem leyes y mandatos; M y escribió estas palabras
cias a la ayuda divina. Otro dato nuevo es que los tábanos facilita- en el libro de la Ley de Dios, y, tomando una gran piedra, la
ron a los israelitas la conquista del país. Existía la promesa de que alzó allí debajo de la encina que hay en el lugar consagrado a
Dios mandaría tábanos contra los enemigos del pueblo, hasta hacer Yahvé. 27 Dijo a todo el pueblo: «Esta piedra servirá de testi-
perecer a los sobrevivientes o a los que se escondiesen (Ex 23,28; monio contra vosotros, pues ella ha oído todas las palabras
Deut 7,20). Pero la palabra sireah, tábano, puede interpretarse en que Yahvé os ha dicho, y será testimonio contra vosotros para
el sentido de temor, pánico, que obligó a los enemigos a abandonar que no neguéis a vuestro Dios». 28 Y Josué mandó al pueblo
el combate (10,10). Esta es la interpretación de San Agustín (Quaest. que se fuese cada uno a su heredad.
in Hept.: PL 34,630). En el c.8 se habló de una reunión en Siquem, junto al altar de
Yahvé, edificado sobre el monte Ebal, en donde se concertó una
alianza entre Dios y su pueblo 2 . Al término de su carrera mortal
Diálogo entre Josué y el pueblo (24,16-24)
reúne de nuevo Josué al pueblo en el mismo lugar. Quizá la reno-
16 vación de la alianza de que se habla en el c.8 sea idéntica a la que
El pueblo respondió, diciendo: «Lejos de nosotros querer
apartarnos de Yahvé para servir a otros dioses, 17 porque Yah- se narra en el presente capítulo. A este pacto de la alianza sigue
vé es nuestro Dios, el que nos sacó de la tierra de Egipto, de una nueva imposición de leyes y mandatos que se añadían a la le-
la casa de la servidumbre; el que ha hecho a nuestros ojos tan gislación mosaica anterior. La primera parte del v.26: Y escribió
grandes prodigios; el que nos ha guardado durante todo el
largo camino que hemos recorrido y entre todos los pueblos 1
E. NIELSEN, Schechem. A Traditio-Historical ínvestigation (Copenhague 1955)- Cada
por en medio de los cuales hemos pasado. 18 Yahvé ha arrojado día se ponen más de relieve las añnidades entre la alianza y los pactos existentes entre los
delante de nosotros a todos los pueblos, a los amorreos, que pueblos del Próximo Oriente, sobre todo entre los hititas. K. BALTZER, Das Bundesformular
(Neukirchen 1960); G. E. MENDENHALL, Law and Covenant in Israel and the Ancient Mear
habitaban en esta tierra. También9 nosotros serviremos a Yah- East: BA 17 (1954) 26-46.49-76; W. BEYERLIN, Herkunft und Geschichte der altesten Sinai-
vé, porque El es nuestro Dios». 1 Josué dijo al pueblo: «Vos- tradüionen (Tübingen 1961).
Josué 24 109
108 Josué 24
estas palabras en el libro de la Ley de Dios, ha sido interpretada di- Sepultura de los restos de José (24,32)
versamente. En concreto, ¿qué escribió Josué? Muy probablemente 32
las repetidas afirmaciones del pueblo de obligarse con juramento a Los huesos de José, que los hijos de Israel habían traído
servir a Dios y obedecerle y observar las leyes de la alianza. Este, de Egipto, fueron enterrados en Siquem, en el trozo de tierra
libro es distinto del «libro de la Ley de Moisés» (8,31; 23,6); se que Jacob había comprado por cien quesitas a los hijos de
trata probablemente de un libro en que se anotaban los dichos y he- Jamor, padre de Siquem, y fueron propiedad de los hijos de
José.
chos de Josué.
Las promesas hechas de palabra fácilmente podían olvidarse y Quiso José que sus restos recibieran sepultura en Canaán
tergiversarse; escritas, en cambio, recordarían a la posteridad el (Gen 50,25). Moisés cuidó de cumplir el juramento que se le hizo
solemne compromiso de sus padres para con Dios. Para perpetuar en este sentido, al ordenar que los israelitas, al salir de Egipto, lle-
la memoria de aquel solemne acto, tomó Josué una gran piedra, varan consigo sus huesos (Ex 13,19), que recibieron sepultura en
que colocó debajo de la encina (Gen 12,6; 35,4; Deut 11,30) que Siquem, en el trozo comprado por Jacob por el precio de cien que-
había en aquel lugar sagrado. Era frecuente erigir una piedra para sitas (Gen 33,18-19). La palabra hebraica quesita, moneda en curso
perpetuar la memoria de un hecho o de un pacto (Gen 31,46-48; en los tiempos patriarcales (Job 42,11), significa propiamente corde-
Jos 22,34); P e r o esta piedra, como se dice de manera retórica en ro, pecus, de donde se ha derivado el término pecunia (DHORME).
el texto, tiene oídos y ha escuchado todas las palabras del pueblo Según otros, quesita significaba un determinado peso de oro o plata.
Que 9,6); de ahí que en el día de mañana dará ella testimonio con- Al pie del monte Ebal, en Siquem, se enseña todavía hoy el sepul-
tra el pueblo en el caso de que falte a su juramento. cro de José (Kubur Jusub).
fecha aproximada de la elevación de Saúl al trono, fecha que coin- v fertilidad era el centro de la religión cananea. Características del
cide más o menos con el término del período de los jueces. misino son los sacrificios humanos (Jer 7,31; Ez 15,21; 1 Re 16,34)
Es más difícil determinar el término a quo, ya que depende de v la prostitución sagrada de hombres y mujeres. Todas las faculta-
la fecha de la salida de Israel de Egipto y de la duración de la campa- des productoras de vida eran santas y sagradas. El culto se ejercía
ña de Josué. Está en crisis la hipótesis que señala el éxodo hacia el riv los altos (bamoth), donde se levantaban los masssboth y asheroth,
año 1450. Una segunda opinión, apoyada por hechos históricos y que representaban, respectivamente, las divinidades masculina y
arqueológicos de indiscutible valor, cree que el éxodo tuvo lugar lumenina. Con este pueblo entró en contacto Israel y convivió con
durante el largo reinado de Ramsés II (1301-1235) o en tiempos i-I en momentos en que su religión había caído en su nivel más
de Mernefta (1225-1205). bajo 5.
No existe en el libro de los Jueces una cronología perfecta. Los
I ''¡lísteos
números que allí figuran tienen un valor muy desigual, pues mien-
tras algunos parecen bastante precisos, otros, en cambio, las cifras De la avalancha de los «pueblos del mar» formaban parte los
redondas, sobre todo 40, 80, 20, obedecen a un plan premeditado lilisteos, procedentes de Licia y Caria, o de Caftor (Deut 2,23;
del redactor o redactores del libro. Los hechos nafrados no se Jer 47,4), que, a través del Asia Menor, pretendieron ganar las tierras
desarrollaron con la precisión cronológica que puede sugerir una lec- fértiles de Egipto. A principios del siglo x n a.C, Ramsés III resistió
tura superficial del libro, sino más bien se trata de un conjunto de cu Siria a los nuevos invasores no semitas (incircuncisos los llama
piezas fragmentarias de aquel período que los redactores posterio- l.i Biblia); pero los filisteos fueron descendiendo por la costa medi-
res han reunido en un todo orgánico al servicio de una tesis reli- terránea, estableciéndose a fines del segundo milenio en la región
giosa. No existía unidad entre las tribus, y las guerras de unas no marítima comprendida entre Gaza y Jaifa, con una profundidad
inquietaban la paz de otras, o, simultáneamente, los enemigos aco- hacia el interior que oscilaba entre los veinte y sesenta kilómetros.
saban a los israelitas en diversos puntos de su territorio. Por lo mis- Agrupábanse en torno a cinco grandes centros, a los que se da el
mo, algunos jueces ejercían sus funciones al mismo tiempo, y podían nombre de pentápolis filistea: Gaza, Ascalón, Azoto, Acarón y Gat.
coincidir los periodos de opresión y de paz (Jue 10,7). La autoridad Las cinco ciudades tenían un régimen autónomo, aunque en casos
de los jueces se extendía a una o varias tribus, nunca a todo Israel. extraordinarios se unían para salvar a la nación. Al frente de cada
distrito (geliloth), había los llamados seranim (tiranos), con autori-
Los pueblos enemigos dad civil y militar, ocupando el mando supremo del ejército unido
Durante el lapso comprendido entre 1190-1040, las dos grandes los sarim (1 Sam 18,30). Su organización era superior a la de los
potencias rivales, Egipto y Asiría, apenas intervienen en. los asuntos israelitas, lo mismo que su cultura, industria, agricultura, comercio,
de Palestina. Egipto se muestra cada vez menos activo, atento a so- economía, etc. Los filisteos fueron un constante peligro para los
lucionar los problemas de orden interno, y sólo interviene esporá- israelitas, a quienes oprimían empujándoles hacia el macizo central 6.
dicamente en acciones bélicas hacia el exterior, para defender sus
fronteras, amenazadas por los «pueblos del mar», como en 1192, Características literarias del libro de los Jueces
bajo Ramsés III. Por parte de Asiría, sólo Teglatfalasar I ( n 12-1074) Lo primero que se echa de ver al recorrer sus páginas es la re-
emprendió una campaña hacia el oeste, sometiendo a tributo a petición de ciertas fórmulas estereotipadas, que indican el punto
las ciudades de Byblos, Sidón, Arward (PRITCHARD, 275); pero no de vista filosófico-religioso del autor. Con estas fórmulas aparece
se atrevió a atacar a Tiro (Surra) ni a los reinos de Hamat, Damasco claramente delineado el pragmatismo a cuatro tiempos de que he-
y Soba, ni a franquear las fronteras de Palestina. El imperio de los mos hablado. Este tema central se expone en las dos introducciones,
hititas sólo persistía como un recuerdo en Palestina, con insigni- histórica (1,1-2,5) Y cultual (2,6-3,6; 6,8-10; 10,10-16). Estas fórmu-
ficantes islotes dejados en el territorio en su retirada. Los enemigos las, convenientemente clasificadas por Tamisier (Introducción 138-
principales contra los cuales tuvieron que luchar los israelitas para 139) y Delorme, son las siguientes:
arrebatarles los territoiios de TransJordania y Cisjordania y mante- 5
nerlos en sus manos fueron los cananeos, filisteos, amonitas, amale- A . BEA, Canaan e Cananei: «Enciclopedia Cat. Italiana», III col.480-486; B . MAISLEK,
Canaan and the Canaanites: «Basor», 102 (1946) 7-12; G. PAVLOVSKI, De religione Cananaeorum
citas, moabitas y madianitas. De los dos primeros nos ocuparemos tempnre occupationis israeliticae: «Verbum Domini», 27 (1949) 143-163.193-205; R. DUSSAUD,
brevemente. Les Religions des Hittites et des Hourrites, des Phéniciens et des Syriens, «Mana II» (París 1949);
R. LARGEMENT, La religión cananéenne: «Histoire des Religions», de BRILLANT-AIGKAIN,
t.4 (París 1954) 177-199; T . H . GASTER, The Religión of Canaanites: «Forgotten Religions»
Cananeos (New York 1950) 111-144; M . J. DAHOOD, Ancient Semitic Deities in Syria and Palestine
(Antiche Divinita Semitiche) (Roma 1958) 65-94.
6
Pueblo abierto a las más dispares influencias, asimiló elementos Véase R. A. ST.MACALISTER, The Philistines, íheirHisfory and Cruíh'saf ion (Londres 191 is);
G. VAN RAÜ, Das Reich Israel und die Philister: «Palástinajahrbuch», 29 (1933) 30-42; O . Eiss-
de las diversas culturas. Como todos los otros pueblos, fueron poli- FELDT, Philister und Phonizer (Leipzig 1936). Sin abandonar sus dioses propios y sus pecu-
teístas, siendo Baal su dios principal, unido a las divinidades feme- liares ideas religiosas, los filisteos adoptaron las divinidades del territorio q u e ocuparon,
siendo los principales Dagón (1 Sam 5,2-5; 1 C r ó n 10,10), A s t a r t é (1 Sam 31,ro) y Baal
ninas de Anat, Ashera, Astarté, Qadesh. El culto de la fecundidad Sebub (2 Re 1,3).
114 Introducción a Jueces Introducción a Jueces 115
Prevaricación.—(A): «Los hijos de Israel hicieron el mal a los mera efectuóse en el reino de Israel por escritores originarios de
ojos de Yahvé» (2,11; 3,7.12; 4,1; 6,1; 13,1).—(B): «Se apartaron de los medios proféticos, levíticos y proféticos. En esta primera redac-
Yahvé y sirvieron a los Baales» (2,11), «baales y aseras» (3,7), «a Baal ción se narraba la historia de los jueces del norte y contenía la lista
y Astarté» (2,13; 10,7). de los jueces menores. Un redactor del reino de Judá completó
aquella obra con documentos procedentes del sur en tiempos del
Castigo.—(C): «Encendióse la cólera de Yahvé contra Israel»
rey Ezequías. Según Desnoyers, el movimiento literario deutero-
(2,14.20; 3,8; 10,7).—(D): (Yahvé) «los entregó en manos de saltea-
nómico pudo también haber dejado huellas en una reedición del
dores» (2,14), «de Cusan Risataím» (3,8), «en manos de Jabín» (4,2),
libro de los jueces. Cazelles y Tamisier exponen más concretamente
«de Madián» (6,1), «en manos de los filisteos y en manos de los hi-
esta hipótesis.
jos de Amón» (10,7); o también, «Yahvé hizo fuerte a Eglón» (3,12).
En nada se opone al dogma de la inspiración el hecho de que
(E): Por consiguiente, «los hijos de Israel sirvieron a Cusan Risataím
muchos autores concurrieran a la composición del libro de los Jue-
siete años» (3,8), a Eglón «dieciocho años» (3,14), a Jabín «veinte
ces. Muy probablemente, sólo el autor último que redactó el libro
años» (4,3), a Madián «siete años» (6,1), a los filisteos y amonitas
en la forma que hoy tiene se benefició del carisma de la inspiración.
«dieciocho años» (10,8).
Arrepentimiento.—(F): «Clamaron a Yahvé los hijos de Israel» Enseñanza religiosa
(3,9-i5; 4,3! 6,6; 10,10). De misterioso se ha calificado al período de los jueces 9 . Y lo es
Liberación.—(G): «Suscitó Yahvé a los hijos de Israel un liberta- de verdad. Empezamos por no saber cuándo comenzó y cuándo
dor» (3,9.15).—(H): «quedó humillado (Moab, Jabín, Madián) bajo acabó, ni a qué período preciso de la historia universal pertenece.
la mano de Israel» (3,30; 4,23; 8,28).—(I): Los libertadores (Oto- En el libro encontramos una cronología imprecisa, una historia
niel, Tola, Jefté, Abesán, Elón, Abdón, Sansón) «juzgaron a Israel fragmentaria, anecdótica, engarzada solamente por el pensamiento
diez años» (3,10; 10,2.3; 12,7.9.11.14; 15,20; 16,31).—(J): «Estuvo religioso dominante del autor. Pero del análisis del libro se deduce
en paz la tierra durante diez años» (3,11.30; 5,32; 8,28). que nos hallamos en una época de transición en la historia de Is-
En función a esta idea central se han escogido las narraciones rael. Las tribus habían atravesado el Jordán, y durante muchos
que el autor o los autores han insertado en el libro. Entre aquellas años dedicábanse a la penosa tarea de conquistar paulatinamente
y las frases redaccionales se han revelado diferencias ideográficas la tierra prometida. En contacto con la religión y cultos cananeos,
y de estilo, que se explican por el hecho de que los autores no han tan halagadores a los sentidos, fue enfriándose el entusiasmo de
elaborado los relatos históricos, sino que se han limitado a seleccio- los israelitas por Yahvé, olvidándose de sus preceptos y abando-
narlos y agruparlos de conformidad con las exigencias del tema cen- nando el camino que «su Dios» les había trazado. Ante las tentativas
tral. Al autor no le interesa el hecho histórico por sí mismo, sino de sincretismo religioso, no dejó Dios de darles un toque de aten-
desde el punto de vista religioso. Por lo mismo, se cree autorizado ción, recordándoles que no había renunciado a los derechos de pro-
a reproducir simplemente los fragmentos, yuxtaponerlos en un plan piedad sobre su pueblo. En sus páginas se vislumbra también cla-
preconcebido, cercenarlos, resumirlos y amplificarlos, glosarlos y ramente que no quiere Dios la perdición de Israel, su desaparición
aun modificarlos ligeramente. De este modo, los hechos históricos de entre las gentes, sino que se convierta y viva. A pesar de su
incorporados en el libro ofrecen garantía de veracidad. La historia moral rústica, los israelitas de este período, incluyendo a sus jefes,
del libro de los Jueces es religiosa. son admirables por su fe en Dios, a quien acuden en tiempos de
prueba. Esta fe les llevará al triunfo de sus enemigos años más
Composición del libro tarde.
El libro es anónimo; de donde la diversidad de opiniones sobre
su autor y tiempo de su composición. La tradición judía y muchos - BIBLIOGRAFÍA
Padres lo atribuyen a Samuel, o a un autor contemporáneo de Da-
vid (SCHULZ). Algunos han pensado en Ezequías, y Ricardo Simón A) Comentarios
lo adjudica a Esdras. La mayoría de los críticos acatólicos extienden V. VON HUMMELAUER, Commentarium in libros Iudicum et Ruth: «Cursus
a este libro la composición a base de los conocidos documentos J y E, Scripturae Sacrae» (París 1889); M. J. LAGRANGE, Le livre des Juges: «Etudes
reunidos más tarde por uno o más redactores. Actualmente, cató- Bibliques» (París 1903); * C. F. BURNEY, TheBookof Judges with Introduction
licos y acatólicos están acordes en admitir en el libro la presencia and Notes (Londres 1920); A. SCHULZ, Das Buch der Richter und das Buch
de documentos antiguos que utilizaron el autor o los autores. Ruth: «Com. Bonn» (Bonn 1926); A. VACCARI, La Sacra Bibbia, ed. SALANI
(Firenze 1949). El comentario a Jueces ha sido escrito por A. PARENTI;
H. Gressmann 7 prefiere que se hable de tradiciones más bien que R. TAMISIER, Le livre des Juges: Com. Pirot-Clamer (París 1949); F. NOTS-
de documentos. Desnoyers 8 admite una doble redacción; la pri-
9
7 E. ROBERTSON, The Period ofthe Judges. A Mistery Period in the History of Israel: «Bul-
Die Anfánge Israeh (Gottingen 1922). letin of the John Rylands Library», 30 (1947) 91-114.
8
Histoire: I. La période des Juges 404-406.
116 Introducción a Jueces Jueces 1 117
CHER, Das Buch der Richter: «Echter Bibel» (Würzburg 1950); A. VINCENT,
Le Livre des Juges: «Biblia de Jerusalén» (París 1952); B. UBACH, El libre señala cuál era a la m u e r t e de Josué la situación de las t r i b u s del
deis Jutges: «Biblia de Montserrat» (Montserrat 1953); E. DHORME, Juges: mediodía (Judá y Simeón), del centro (Benjamín, Efraim y M a n a -
«La Bible, Bibliothéque de la Pléiade» (París 1956). ses) y de las t r i b u s del n o r t e de Palestina. L o s p u n t o s de contacto
e n t r e los datos q u e figuran en el p r i m e r capítulo y el libro de Josué
B) Estudios auxiliares se explican p o r el hecho de q u e a m b o s autores se inspiraron en las
F. M. ABEL, Géographie de la Palestine: «Etudes Bibliques» (París I, mismas fuentes escritas y tradiciones orales, q u e cada u n o utilizó
1933; II, 1938); E. AUERBACH, Untersuchungen zum Richterbuch: Z A W de conformidad con el plan o tesis q u e intentó desarrollar. L o s
48 (1930) 286-295; 51 (1933) 47-S 1 ; A. G. BARROIS, Manuel d'Archéologie m i s m o s hechos se n a r r a n en J u e i , 3 = J o s 19,1-9; 1,10-11 = Jos
Biblique (París, I, 1939; II, 1953); H. CAZELLES, Juges flivre des): «Dict. 15,14-15; 1,12.15 = Jos 15,16-19; 1,20 = Jos 15,13; 1,21; = Jos 15,63;
de la Bible», Suppl. 4,1394-1414; L. DESNOYERS, Histoire du Peuple Hébreux
1,27-28; Jos 16,10; 1,34 = Jos 19,48.
vol.i (París 1922); O. EISSFELDT, Die Quellen des Richterbuches (Leip-
zig 1925); J. GARSTANG, Foundations of Bible History: Joshua and Judges A l leer este p r i m e r capítulo del libro d e los Jueces se obtiene la
(London 1931); A. LODS, Israel. Des Origines au milieu du VIH siécle (Pa- impresión de q u e la situación de las t r i b u s en Palestina al iniciarse
rís 1949); W. RUDOLPH, Textkritische Anmerkungen zum Richterbuch: «Eiss- el período de los jueces era precaria y delicada. L a conquista bajo
feldt Festschrift» (1947) 199-212; E. TAUBLER, Biblische Studien. Die Epoche Josué fue lenta y penosa. E n t r e las t r i b u s n o existía la solidaridad
der Richter (Tübingen 1958); H. VINCENT, Canaan d'aprés l'exploration de otros t i e m p o s . A m e n u d o , u n a t r i b u , u n clan, hacían la guerra
récente (París 1914). Sobre los santuarios y la idolatría: M.-J. LAGRANGE, aisladamente contra u n enemigo, exterior o interior, q u e Josué n o
Etudes sur les religions sémitiques 2. a ed. (París 1905) 158-180; H. DANTHINE,
p u d o d o m i n a r n i desalojar de sus posiciones. L o s hijos de Israel
Le palmier-datier et les arbres sacres dans V' iconographie de l'Asie Occidentale
ancienne (París 1937); W . F. ALBRIGHT, The Eastern Meditenanean About d o m i n a b a n en las regiones montañosas, mientras q u e su influencia
1060 B. C: «Studies presented to David Moore Robinson» (Washington en las llanuras era casi nula. ¿Cómo se explica esta inferioridad
1951) 223-231; J. KAUFMANN, The Biblical Account of the Conquest of Pales- política de Israel en la tierra d e promisión después de las repeti-
tine (Jerusalén 1953); ID., Traditions Concerning Early Israelite History das promesas hechas p o r Y a h v é a los patriarcas y a Moisés de c o m -
in Canaan: «Studies in the Bible», Scripta Hierosolymitana (Jerusalén 1961) batir p o r Israel, destruir a los enemigos y entregarles aquella tierra
303-334: C. AIKMAN SIMPSON, Composition of the Book of Judges (Oxford que, en comparación con Ja estepa del desierto, m a n a b a leche y
!957); M. BÜBER, Kónigtum Gottes 3. a ed. (Heidelberg 1956); V. VOLLBORN,
miel? E n el curso del libro trata el autor sagrado, a base d e algunos
Die Chronologie des Richterbuches (Festschrift F . Baumgartel 1959) 192-
196; G. E. MENDENHALL, The Hebrew Conquest of Palestine: BA 25 (1962) hechos históricos aleccionadores, de dar respuesta adecuada a este
66-87. Sobre el culto en los «lugares altos»: H. VINCENT, La notion bi- enigma aparente.
blique du haut lieu: RB 55 (1948) 245-278.438-445; W . F. ALBRIGHT,
The High Place in Ancient Testament: Suplemento de Vetus Testamentum
(Leiden 1957) 242-258. Sobre el voto del nazareato: M. JASTROW, The Elección de Judá y su alianza con Simeón (1,1-3)
«nazin Legislation: JBL 33 (1914) 265-285; H. SALMANOWITCH, Das Na-
zirdat in Bibel und Talmud (Vilna 1931); J. HENNINGER, Zur Frage des 1
Después de m u e r t o Josué, consultaron los hijos de Israel a
Haaropfers bei den Semiten: «Die Wiener Schule der Volkerkunde» (Vie- Yahvé, diciendo: « ¿ Q u i é n de nosotros subirá antes contra el
na 1956) 359-368. Sobre la organización tribal en Israel: A. ALT, Die Staat- cananeo y le combatirá?» 2 Y respondió Yahvé: «Judá subirá,
bildung der Israeliten in Paldstina: «Kleine Schriften», II (Munich 1953) pues he dado la tierra en sus manos». 3 y d ¡ j 0 J u d á a Simeón,
1-65; M. NOTH, Das System der Zwólf Stámmen Israels (Stuttgart 1930); su h e r m a n o : «Sube conmigo a la parte que m e ha tocado, a
C. UMHAU W O L F , Terminology of Israel's Tribal Organization: JBL 65 hacer la guerra al cananeo, y t a m b i é n iré luego yo contigo a
(1946) 45-49; W. VISCHER, Les premiers prophétes (Neuchátel 1951). la q u e te ha tocado a ti». Y fue con él Simeón.
Entre los vencidos se menciona a los fereceos (Gen 13,7; 15,20), Los quíneos y la fama de Sefat (1,16-17)
pueblo de origen no semita, establecido en las regiones de Betel, 16
Siquem y Becez. Con el fin de acentuar la protección especial de Los hijos de Jobab el quineo, suegro de Moisés, subieron
Dios a Judá, dice el texto que derrotó en Becez, Ibzic, entre Naplu- de la ciudad de las Palmeras con los hijos de Judá al desierto
que está al mediodía de Judá, según se baja de Arad, y vinieron
sa y Betsán, a diez mil hombres, cifra redonda que equivale a decir a habitar con los amalecitas. 17 Marchó después Judá con
que el número de los vencidos fue muy crecido. Simeón, su hermano, y batieron a los cananeos que habitaban
El v.8 se conciba difícilmente con otros datos ciertos de la his- en Sefat; la destruyeron totalmente, y se llamó la ciudad Jorma.
toria de Israel (Jos 15,63; Jue 1,21; 19,11; 2 Sam 5,6-9). La dificul-
tad ha hecho que se ensayaran diversas soluciones. Lagrange y Los quíneos (Gen 4,1; Ex 3,1; c.18; Núm 10,29; 24,22; Jue
A. Vincent consideran el versículo como una glosa. La hipótesis de |.,II) habitaban en una región inhóspita al sur de Tell Arad. Su-
los que distinguen entre la ciudad alta y la ciudad baja tiene pocas )ieron de Tamar, «ciudad de las Palmeras» (Deut 34,3), y se esta-
probabilidades. La solución debe buscarse en el carácter mismo de r c i e r o n en la región de Arad, a treinta kilómetros al sur de He-
este capítulo. Su redactor muestra el máximo interés en realzar la >rón, cohabitando con los amalecitas (Núm 24,21-22; 1 Sam 15,6;
actuación de la tribu de Judá y demostrar que Dios la antepone a ue 3,13). Judá mantiene su promesa de ayudar a Simeón en la lucha
las otras. Yahvé la escoge para iniciar la campaña contra el cananeo ior la liberación de su territorio de los pueblos enemigos. Las dos
y promete entregar «la tierra en sus manos» (1,1). Sin embargo, ribus unidas destruyeron totalmente a Sefat, que recibió por esto
no siempre el éxito coronó sus empresas bélicas (1,18-19), pero el nismo el nombre de Jorma, «consagrada o entregada al anatema»
autor trata de atenuar su derrota con decir que aun entonces «Yahvé Núm 21,1-3; Jos 12,14; 15,30). ¿Debe identificarse este episodio
estuvo con Judá» (1,19). A pesar de sus fracasos, tiene a su favor on la destrucción de la ciudad de que se habla en N ú m 21,3? «Se-
el haber llevado a feliz término por obra de David (2 Sam 5,6-8), ;ún Dillmann, en el libro de los Números se habla de este aconte-
elemento destacadísimo de la tribu, la conquista de Jerusalén, la imiento por anticipación; es mejor decir, con Bude, Moore y No-
capital del reino teocrático. Con este anacronismo histórico, señala rack, que la palabra Jorma allí es una interpolación» (LAGRANGE).
el autor o redactor los títulos que tiene Judá para ocupar un puesto arma se hallaba quizá en el actual Tell es-Seba, a once kilómetros
preeminente entre las tribus de Israel. 1 este de Bersabé.
1 y*. VILAR HUESO, La batalla del Quisón y su problema cronológico (Ju-4-5) : «Misceláne
liiblica A. Fernández», EE 34 (1960) 531-536.
Biblia comentada 2 5
130 Jueces 4 Jueces 4 131
tremidad del macizo central. Aquellas tierras rompían la continui-
dad territorial entre las tribus del norte y del centro de Palestina. Débora y Barac (4,4-10)
Por mucho tiempo, las tribus israelíticas que tenían derechos sobre 4
la llanura se resignaron a mantener buenas relaciones con los habi- Juzgaba en aquel tiempo a Israel Débora, profetisa, mujer
tantes de la misma. Los israelitas bajaban de las montañas y ofre- de Lapidot. 5 Sentábase para juzgar debajo de la palmera de
Débora, entre Rama y Betel, en el monte de Efraím; y los
cían sus servicios como agricultores; empleábanse como conducto- hijos de Israel iban a ella a pedir justicia. 6 Mandó llamar
res de caravanas e iban a las ciudades cananeas a vender y entre- Débora a Barac, hijo de Abinoam, de Cades, de Neftalí, y le
cambiar sus productos. Este contacto amigable con los paganos tuvo dijo: «¿No te manda Yahvé, Dios de Israel? Ve a ocupar el
consecuencias desastrosas desde el punto de vista religioso y moral, monte Tabor y lleva contigo diez mil hombres de los hijos
debilitando en ellos el recuerdo de la alianza con Yahvé. En conse- de Neftalí y de los de Zabulón. 7 Yo te traeré allí, al torrente
cuencia, cuando los cananeos, alarmados por la pujanza de los israe- de Cisón, a Sisara, jefe del ejército de Jabín, y a sus carros y
litas en su territorio, determinaron reducirlos, Yahvé se desentendió sus tropas, y los pondré en tus manos». 8 Díjole Barac: «Si
vienes tú conmigo, voy; si no vienes tú, no voy. Porque yo no
de ellos, permitiendo que les oprimieran durante veinte años. sé en qué día el ángel de Yahvé me dará el éxito». 9 Ella le
contestó: «Iré, sí, iré contigo; porque ya no será gloria tuya la
expedición que vas a emprender, porque a mano de una
Los jefes enemigos (4,1-3) mujer entregará Yahvé a Sisara». Levantóse Débora y se fue
1 con Barac a Cades. 10 Convocó Barac a Zabulón y Neftalí
Muerto Aod, volvieron los hijos de Israel a hacer el mal a los y subió con diez mil hombres, subiendo también con él Débora.
ojos de Yahvé, 2 y los entregó Yahvé en mano de Jabín, rey
de Canaán, que reinaba en Jasor y tenía por jefe de su ejército Indica el texto que Débora (abeja) era profetisa, como lo fueron
a Sisara, que residía en Jaroset Goím. 3 Clamaron los hijos de otras mujeres en Israel (Ex 15,20; 2 Re 22,14). Sentada debajo de una
Israel a Yahvé, pues tenían aquéllos novecientos carros de
hierro y desde hacía veinte años oprimían duramente a los palmera—que no debe confundirse con la encina bajo la cual fue
hijos de Israel. •sepultada otra Débora (Gen 35,8)—, al aire libre y junto a la puer-
ta de su casa, recibía las consultas y solucionaba los pleitos en Is-
Se mencionan dos personajes: Jabín y Sisara. Se habla en Jos n , rael (2 Sam i5,2ss). Esta palmera convirtióse más tarde en lugar
i-i 3 de un rey de nombre Jabín que fue muerto por Josué y su de culto idolátrico.
ciudad completamente destruida. No hay inconveniente alguno en La situación de las tribus del norte conmovió a Débora, la cual
admitir la existencia en el mismo reino de dos o más soberanos se comprometió a remediarla. Considerando su condición de mujer,
con el mismo nombre. La dificultad radica en otras circunstancias: confió la dirección del ejército a Barac (relámpago). Era éste natural
i) Jabín era rey de Jasor, ciudad situada al norte del lago de Gene- de Cades de Neftalí (Jos 12,22; 19,37). n o lejos de Jasor, y había
saret y al sur de Cades de Neftalí. 2) Se dice en el texto que «era tenido que sufrir de parte de los cananeos (5,12). Al ser llamado
rey de Canaán», lo cual contradice al hecho de que nunca hubo por Débora, púsose en camino, salvando los 130 kilómetros que
entre los indígenas de Palestina unidad política. 3) Durante el hay en línea recta entre Cades de Neftalí y el lugar donde se encon-
conflicto armado, Jabín permanece inactivo, mientras recae sobre traba Débora, situado entre Rama y Betel. Barac aceptó la misión
Sisara el peso de la batalla. Sisara habitaba en Jaroset Goím, junto con tal de que Débora le acompañara en esta empresa, con el fin
al torrente Cisón y a pocos kilómetros de la actual ciudad de Jaifa. de asegurarse la protección divina y poder contar con la colaboración
Quizá más que nombre de ciudad es posible que Jaroset Goím activa de las tribus del centro. El plan militar ideado por Débora
designe el terreno de Galilea cubierto de bosques (horesh = pequeño consistía en reunir tropas en el monte Tabor, mientras las tribus
bosque). A la primera dificultad no se ha presentado todavía solución del centro atacarían al enemigo por el sur, tratando de atraerlo
definitiva alguna. Algunos autores sugieren la eliminación de Jasor, hacia el torrente Cisón. De este modo el cananeo se encontraría
con lo cual figuraría Jabín como rey de Jaroset Goím (LAGRANGE). entre dos frentes. Débora y Barac marcharon hacia Cades y reunieron
En cuanto a la segunda, no debe traducirse necesariamente la un ejército de diez mil hombres (cifra redonda) sobre el Tabor,
frase por «rey de Canaán», sino «rey en Canaán»; es decir, uno de lugar donde confluían los límites de las tribus de Neftalí, Zabulón
tantos reyezuelos que existían entonces en Canaán. En cuanto a e Isacar (Jos 19,12.22.34). En la poesía bíblica el Tabor es asociado
la aparente ausencia de Jabín del campo de batalla, se explica por- al Hermán y al Carmelo (Jer 46,18; Sal 89,12).
que en aquellos tiempos algunos reyes no intervenían directamente
en la dirección de las batallas, que confiaban a algunos generales
de su confianza. No se excluye, sin embargo, la inserción de Jabín
por influencia de Jos 11,1-13. Quizá en el v.2 se decía que Dios
entregó a los israelitas en manos de Sisara,
132 Jueces 4 Jueces 4 133
Jeber el quinita (4,11) «Entra, señor mío; entra en mi casa y no lemas». Entró él en
la tienda, y ella le tapó con una alfombra. ''' Dljole él: «Dame,
11
Jeber el quineo se había separado de los otros quíneos, por favor, un poco de agua, que tengo sed». Y sacando ella el
hijos de Jobab, suegro de Moisés, y había plantado sus tiendas odre de la leche, le dio a beber y volvió a cubrirle. 2U JJíjole él:
en el encinar de Besananim, cerca de Cades. «Estáte a la puerta de la tienda, y si viene 2alguno preguntando
si hay aquí algún hombre, dile que no». 1 Cogió Jael, mujer
El clan de Jeber (Gen 15,19) vivía separado del grueso de los de Jeber, un clavo de los de fijar la tienda, y, tomando en su
quinitas, que habitaban el mediodía de Palestina (1,16; 1 Sam 27,10) mano un martillo, se acercó a él calladamente y le clavó en la
y cohabitaban con los cananeos junto al encinar de Besananim sien el clavo, que penetró en la tierra; y él, que estaba profun-
(Jos 19,33), cerca de Cades, no lejos de Megiddo. Aunque aparen- damente dormido, desfalleció y murió. 22 Llegó entonces Barac,
que iba persiguiendo a Sisara. Jael salió a su encuentro y le
temente vivía en paz con los cananeos, sin embargo se sentía unido dijo: «Ven que te enseñe al hombre a quien vienes buscando».
a la suerte de los israelitas, con los cuales existían lazos familiares. Entró23 y halló a Sisara en tierra muerto, clavado el clavo en la
sien. Aquel día humilló Yahvé a Jabín, rey de Canaán, ante
los hijos de Israel, 24 y la mano de los hijos de Israel pesó cada
Derrota de Sisara (4,12-16) vez más sobre Jabín, rey de Canaán, hasta que le destruyeron^
12
Hicieron saber a Sisara que Barac, hijo de Abinoam,
subía al monte Tabor; 13 y Sisara reunió todos sus carros, no- Sisara buscó la salvación en la tienda de Jael, la mujer de Jeber
vecientos carros de hierro, y todo el ejército de que disponía, el quineo (Núm 24,22ss). Ya hemos indicado ( v . u ) que Jeber
y salió de Jaroset Goím al torrente de Cisón. 14 Dijo entonces vivía en Cades, en la falda del Carmelo y frente a Jaroset Goím.
Débora a Barac: «Anda, que hoy es el día en que Yahvé entrega No se debe confundir con Cades de Neftalí, patria de Barac, al
a Sisara en tus manos. ¿No va él delante de ti?» 15 Bajó Barac norte del lago Hule. Es posible que Sisara se dirigiera directamente
del monte Tabor con los diez mil hombres que llevaba, y puso a la tienda de Jael; toda esposa de categoría tenía su tienda particu-
Yahvé en fuga a Sisara, a todos sus carros y a todo su ejército lar (Gen 31,33). Por las palabras de Jael se deduce que Sisara
ante Barac. Sisara se bajó de su carro y huyó a pie. 16 Barac
persiguió con su infantería a los carros y al ejército hasta Jaro- se mostraba receloso del lugar y no tenía intención de parar allí.
set Goím, y todo el ejército de Sisara cayó a filo de espada, Al pedirle un poco de agua, le alargó Jael el odre de la leche (Jos 9,
sin que quedara ni un solo hombre. 4.13), o leben, leche agria, tan común aún hoy día entre los beduinos
de Palestina y TransJordania, y le tapó de nuevo. Sisara se creía
Según 5,14-15, fueron seis las tribus que respondieron al llama- ya a salvo, calculando que los enemigos no se atreverían a penetrar
miento de Débora: Zabulón, Neftalí e Isacar, del norte; Efraím, en la tienda de una mujer y que ésta no violaría los sagrados deberes
Benjamín y Maquir, clan importante de Manases, del centro. Al de la hospitalidad. Pero se engañó en sus cálculos. Unos traducen
tener Sisara noticias de la concentración de tropas en el Tabor el v.21: «Se acercó a él en secreto, le hundió el clavo en la sien,
salió al encuentro de los israelitas. Barac desciende del Tabor, precipitándose en el suelo» (TAMISIER, DESNOYERS). Otros prefieren
ataca al ejército de Sisara y lo desbarata a filo de espada, dice el la lección del códice A de los LXX, según la cual el cuerpo de Sisara
texto masorético. Pero no fueron las espadas de los israelitas las que se agitó convulsivamente sobre sus rodillas, cayó sin fuerzas y murió
sembraron el pánico en el ejército enemigo, sino una lluvia torren- (LAGRANGE, VINCENT).
cial (5,20) que desencadenó Dios providencialmente sobre la llanu- Es difícil justificar moralmente la acción de Jael, que presenta
ra y montes adyacentes, cuyos efectos fueron favorables a los israe- todas las características de una traición y una transgresión inaudita
litas y desastrosos para el ejército de Sisara (5,21). En efecto, con de los deberes de la hospitalidad. El autor del relato no juzga de
la lluvia caída en la llanura y sobre los montes aumentó considera- la moralidad del acto; se limita a exponer los efectos buenos que
blemente el caudal de los torrentes que desembocan en la planicie, se siguieron de la acción. Hallamos en la acción de Jael un exponente
convirtiendo la tierra en un barrizal impracticable. El Cisón, que de la moral rudimentaria de aquellos remotos tiempos.
recibió toda aquella agua, salió de madre, inundando todas sus
inmediaciones. Sisara, que tenía puesta su confianza en los carros
de combate, contempló aterrado cómo éstos se hundían en el barro C Á N T I C O TRIUNFAL DE D É B O R A (5,1-32)
y cómo la tierra cedía al peso de los caballos, inmovilizándolos.
La expresión sin que quedara ni un solo hombre (v.16) es hiperbólica. El llamado cántico de Débora, por su ímpetu lírico y atractivo
poético, por su antigüedad y energía de lenguaje, por haber sido
compuesto bajo la impresión inmediata de los acontecimientos, tiene
Alevosía de Jael (4,17-24)
17
un valor histórico y literario de primer orden. Dícese en el texto
Sisara huyó a pie a la tienda de Jael, la mujer de Jeber que lo cantaron conjuntamente Débora y Barac. Es muy probable
el quineo, pues había paz entre Jabín, rey de Jasor, y la casa que ni uno ni otro compusieran este cántico, que se debe a un poeta
de Jeber el quineo. l s Salió Jael al encuentro de Sisara y le dijo: desconocido, que lo compuso para celebrar la hazaña gloriosa de
134 Jueces 5
Jueces 5 135
la profetisa (LAGRANGE, NOTSCHER). El texto se ha conservado en
muy mal estado debido a la circunstancia de haber sido retransmi- el Sinaí (Deut 33,2.6; Sal 68,8-9), desde donde dominaba sobre toda
tido oralmente durante mucho tiempo antes de fijarse por escrito. la tierra. Seír designa la región de Edom (Gen 32,4; 36,8; 1 Re c.19;
La lengua conserva algunos matices dialectales del norte, lo que I lab 3,3; Sal 68,8-9). La tempestad y conmoción de los elementos
puede explicarse por los retoques y cambios introducidos en época denotan la presencia de Yahvé (Ex 19,15-18; Jue 4,14; 2 Sam 22,
tardía al texto primitivo. Modernamente lo ha estudiado, teniendo H-16; 1 Re 19,11).
en cuenta las leyes de la métrica hebraica, Otto Grether J . En cuanto
a los datos que figuran en esta pieza poética, deben interpretarse a Segunda estrofa: la opresión (5,6-8)
la luz de los que se refieren en el relato en prosa (c.4), teniendo
6
además en cuenta el género literario poético 2 . En los días de Samgar, hijo de Anat; en los días de Jael,
estaban desiertos los caminos;
los que antes andaban por caminos trillados,
Primera estrofa: Yahvé vuela hacia el campo íbanse por senderos desviados;
7
de batalla (5,1-5) desiertos estaban los lugares indefensos,
desiertos en Israel,
1
Aquel día cantaron Débora y Barac, hijo de Abinoam, hasta que me levanté yo,
este canto: hasta
8
que me levanté yo, madre en Israel.
2
«Los príncipes de Israel al frente, A las puertas estaba la guerra;
ofrecióse el pueblo al peligro. y no se veía ni un escudo ni una lanza
Bendecid a Yahvé. entre los cuarenta mil de Israel.
3
Oíd, reyes; dadme oído, príncipes.
Yo, yo cantaré a Yahvé. La situación de las tribus del norte era desesperada en los días
Yo cantaré a Yahvé, Dios de Israel. que precedieron al levantamiento de Débora. El comercio y el trá-
4 fico estaban paralizados por la inseguridad en las vías de comuni-
Cuando tú, ¡oh Yahvé!, salías de Seír,
cuando subías desde los campos de Edom, cación (v.6). Los que se aventuraban a salir lo hacían por senderos
tembló ante ti la tierra, desviados, huyendo del camino trillado en donde les acechaba el robo
destilaron los cielos, y la muerte (Lam 1,4; Sof 3,6). Los cananeos poseían los puestos
y las nubes se deshicieron en agua. claves para el desenvolvimiento económico de Israel.
5
Derritiéronse los montes a la presencia de Yahvé, Samgar, hijo de Anat, es el gran juez de que se habló en 3,31;
a la presencia de Yahvé, Dios de Israel.
otros no admiten esta identificación, viendo en él un enemigo de
Las dos primeras palabras del cántico (v.2) se interpretan diversa- los israelitas. La mención de Jael en el v.6 debe considerarse como
mente. Unos las derivan de para', «dejar crecer la cabellera» (Núm 5, una glosa. Jael sólo alcanzó fama después de la victoria. A Débora
18; 6,5; Ez 44,20), y entonces el autor haría alusión al voto de los se la llama «madre en Israel», como a otros personajes famosos se
guerreros de dejar crecer su cabellera hasta el día de la victoria les llamó «padres» (Gen 48,8; Is 22,21; Job 29,16) por su dignidad
(LODS, 353). Una cabellera larga mecida por el viento indicaba pros- y operosidad en favor del pueblo. Según el texto masorético, las
peridad y libertad (Deut 32,42; 2 Sam 14,26) o duelo (Jer 41,5) 3 . causas de este estado lastimoso deben achacarse a la idolatría del
Débora habla de reyes en plural. No habiendo todavía rey en pueblo, a la penuria de armas y a la cobardía e impericia guerrera
Israel (1,1), se presume que alude a los reyes extranjeros. Se describe del mismo.
cómo Yahvé viene de Seír (Deut 2,4ss) en ayuda de Israel, confor-
me a la antigua creencia de que Yahvé habitaba especialmente en Tercera estrofa: alzamiento (5,9-12)
1
Das Deborahlied (Gütersloh 1941). 9
2
Véase A . FERNÁNDEZ, La oda triunfal de Débora: «Estudios Eclesiásticos», 15 (1936)
Se va mi corazón tras los príncipes de Israel.
5-46; P . RIESSLER, Zum Deborahlied: «Biblische Zeitschrift», 7 (1909) 260-278; G . GERLEMAN, Los que del pueblo os ofrecisteis al peligro,
The Song of Deborah in ihe Light of Stylistics: «Vetus T e s t a m e n t u m » , 1 (1951) 168-180; bendecid a Yahvé.
P . ACKROYD, The Composition ofthe Song of Deborah: V T 2 (1952) 160-162; W . F . ALBRIGHT, 10
The Song of Deborah in the Light of Archaeology: B A S O R 62 (1936) 2 6 - 3 1 ; 78 (1940) 7-9;
Los que montáis blancas asnas,
J. BLENKINSOPP, Bailad Style and Psalm Style in the Song of Deborah. A Discussion: B 42 los que os sentáis sobre tapices,
(1961) 61-76; R. M . ENGBERT, Historical Analysis of Archaeological Evidence: Megiddo and los que ya vais por los caminos, cantad.
the Song of Deborah: B A S O R 78 (1940) 4 - 7 ; B . L . GODDARD, The Critic and Deborah's Song:
«Westmínster T h e o l . Journal», 3 (1941) 91-113; T . PÍATTI, Una nuova interpretazione métrica El que fue lugar de rapiña,
testuale, esegetica del Cántico di Débora: B 27 C1946) 65-106.161-209; C . RABIN, fudges V, es ya lugar de regocijo.
11
2 and the Ideology of Deborah's War: J s T 6 (1955) 125-134; J. SCHREINER, Textformen und
Urtext des Deborahliedes in der Septuaginta: B 42 (1961) 173-200; A . W E I S E R , Das Deborahlied:
Cantad en él las justicias de Yahvé,
Z A W 71 (1956) 67-97. las justicias que ha hecho Yahvé,
3
LAGRANGE, NOTSCHER; «Wenn das H a u p t h a a r freí wachst í n Israel». «Quand e n Israel a los lugares indefensos de Israel.
o n laisse flotter les chevelures» ( D H O R M E ) . Entonces
12
pudo ya el pueblo de Yahvé bajar a sus puertas.
Despierta, despierta, Débora,
136 Jueces 5 Jueces í 137
Despierta, despierta, entona un canto. Aser, a orillas del mar, descansaba en sus puertos;
Levántate, Barac; 18
pero Zabulón es un pueblo que ofrece su vida a la muerte.
apresa a los que te aprisionaban, hijo de Abinoam. Lo mismo es también Neftalí desde lo alto de los campos.
Débora levanta los ánimos de la multitud. A su grito acuden Las tribus transjordánicas permanecieron al margen de la con-
millares de hombres del pueblo (LXX). Las gentes obligadas a per- tienda; la tribu de Dan, que ya por aquel entonces había emigrado
manecer en casa salían a las encrucijadas de los caminos o se jun- hacia el norte, en las fuentes del Jordán (Jue c.17-18), prestaba sus
taban cabe una fuente para aclamar a los guerreros que marcha- servicios en las naves de Tiro y Sidón, lo mismo que la tribu de
ban al combate. Todos, sin excepción, los nobles («que montan Aser. Ningún reproche a la tribu de Leví ni a la de Judá y Simeón,
blancas asnas», Gen 49,11; Núm 22,21), los magistrados («se sien- quizá porque estas últimas vivían al mediodía de Palestina o por-
tan sobre tapices») y el pueblo humilde («los que van por los cami- que estaban ocupadas en rechazar al cananeo de sus territorios.
nos»), comparten el mismo entusiasmo. Muchos ponen el v.12 entre Sin embargo, Rubén no estaba más cerca del campo de operacio-
el 8 y el 9. nes. La conducta de las tribus que se negaron a intervenir es tanto
más deplorable en cuanto que habían perdido el sentido de la soli-
daridad, prefiriendo sus negocios particulares al bien general de
Cuarta estrofa: los valientes (S,13-16a) la nación.
13
Entonces vencieron los pequeños a los grandes;
prevaleció el pueblo de Yahvé contra los fuertes. Sexta estrofa: el combate (5,19-22)
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Los de Efraím los exterminaron en el valle. 19
Vinieron los reyes, combatieron;
Detrás de ti (Débora) iba Benjamín con tu ejército. lucharon entonces los reyes de Canaán
De Maquir bajaron los jefes, en Tanac, junto a las aguas de Megiddo.
de
15
Zabulón los capitanes; No cogieron plata por botín.
los príncipes de Isacar están con Débora. 20
Desde los cielos combatieron las estrellas;
Barac se precipitó con los infantes en el valle. desde sus órbitas combatieron las estrellas
En las filas de Rubén contra Sisara.
hay grandes ansiedades de corazón. 21 El torrente de Cisón los arrastró,
16
Y ¿por qué te quedaste en tus apriscos, el torrente de Cisón pisa los cadáveres de los fuertes.
oyendo las flautas de tus pastores? 22
Entonces resonaron los cascos de los caballos
en la veloz huida de los guerreros.
Los cananeos con sus carros de combate son humillados y arro- Maldecid a Meroc, dijo el ángel de Yahvé.
llados por el entusiasmo del pueblo de Yahvé desprovisto de ar-
mas. Efraím, Benjamín y el clan de Maquir, atacando por el sur, El centro de gravedad de la batalla fue Tanac, junto a las aguas
e Isacar, Zabulón y Neftalí por el norte, quitaron el oprobio de de Megiddo, es decir, el wadi Ledjun, tributario del Cisón, que en
Israel, exterminando a los cananeos en el valle de Cisón. Las tribus el relato de la victoria de Tutmosis III en 1479 se llama wadi Qyn.
del sur, Judá y Simeón, no participaron en la refriega por hallarse El Cisón apenas lleva agua en verano; aumenta extraordinariamente
muy lejos del teatro de la guerra, y quizá por vivir algo separadas de su caudal durante la estación lluviosa, alimentado por los torrentes
las otras tribus (Gen c.38). En un principio Benjamín formaba que desembocan en él. Atraviesa la llanura de Esdrelón en direc-
parte de la «casa de José» (2 Sam 19,20), aliándose a la de Judá en ción hacia el Mediterráneo y es llamado hoy día Nahr el-Mukatta.
tiempos de la monarquía. Los capitanes («los que llevan el bastón Desemboca en el Mediterráneo al norte de Jaifa. No fueron ni
de mando», Gen 49,9; Am 1,5-8) de Zabulón iban al mando de los jefes de las tribus ni los soldados los artífices de la victoria,
soldados de su misma tribu. Maquir, hijo primogénito de Manases sino Yahvé, que puso en acción a todo el ejército de los cielos.
(Jos 17,1-2), designa la fracción de Manases establecida en Palestina Las estrellas combatieron desde lo alto de los cielos (2 Sam 5,22-24;
en oposición a la otra mitad, que habitaba en TransJordania. 22,8-11; 1 Re 19,11), mandando un diluvio de agua sobre la llanura.
Gedeón destruye el altar de Baal (6,25-32) Reclutamiento entre las tribus (6,33-35)
33
25
Aquella m i s m a noche le dijo Yahvé a G e d e ó n : «Coge el T o d o M a d i á n , A m a l e e y los Bene Q u e d e m se j u n t a r o n y
toro gordo de tu p a d r e , el toro de siete años; derriba el altar de pasaron el Jordán; vinieron a a c a m p a r en el valle de Jezrael.
34
Baal que tiene tu p a d r e y corta la asera que hay cerca, 26 y El espíritu de Yahvé revistió a G e d e ó n , que tocó la t r o m p e t a ,
construye con la leña u n altar a Yahvé, tu Dios, en lo alto de y los abiezeritas le siguieron. 35 Envió mensajeros a todo M a n a -
este fuerte; y t o m a n d o el toro segundo, lo ofreces en holocausto ses, que se reunió t a m b i é n para seguirle. Mandólos t a m b i é n a
sobre la leña de la asera que cortarás». 2 7 T o m ó , pues, G e d e ó n Aser, a Zabulón y a Neftalí, q u e subieron a su encuentro.
diez h o m b r e s de entre sus criados e hizo c o m o le había m a n d a d o
Yahvé; pero, c o m o n o se atreviese a hacerlo de día, p o r t e m o r de L o s madianitas y sus aliados p e n e t r a r o n con sus camellos en
la casa de su p a d r e y de las gentes de la ciudad, lo hizo de n o - la planicie de E s d r e l ó n (Jos 17,16). El espíritu de Yahvé revistió
che. 2S C u a n d o , al levantarse a la m a ñ a n a siguiente, las gentes a G e d e ó n o «le envolvió como u n vestido» (1 C r ó n 12,19; 2 C r ó n
de la ciudad vieron que el altar de Baal había sido destruido, 24,20), lo cual equivalía a escogerlo para cumplir la misión de libe-
cortada la asera que había cerca y el toro segundo ofrecido en rar a los israelitas del yugo extranjero. T o c ó la t r o m p e t a G e d e ó n ,
holocausto sobre el altar construido, 29 se p r e g u n t a b a n unos a
otros: « ¿ Q u i é n ha hecho esto?» Inquirieron, buscaron, y al- y las gentes de su clan le siguieron. N o se dice q u e acudiera Isacar,
guien dijo: « G e d e ó n , el hijo de Joás, ha hecho esto». Entonces acaso p o r haber sido invadido su territorio p o r los madianitas.
dijeron a Joás las gentes de la ciudad: 30 «Saca a tu hijo para que Abiezer es el n o m b r e del clan d e la t r i b u de M a n a s e s (6,10.15.24;
m u e r a , pues ha derribado el altar de Baal y ha cortado la asera 8,2.32).
que estaba cerca». 31 Joás respondió a todos los que estaban de-
lante de él: «¿Os toca a vosotros defender a Baal? ¿Sois vosotros
los que le habéis de salvar a él? Q u i e n t o m e partido p o r Baal La prueba del vellón (6,36-40)
será m u e r t o hoy m i s m o . Si Baal es dios, que se defienda a sí 36
m i s m o , ya que le han derribado su altar». 32 Aquel día dieron Dijo G e d e ó n a D i o s : «Si en verdad quieres salvar a Israel
a G e d e ó n el n o m b r e de Jerobaal, diciendo: « Q u e sea Baal p o r m i m a n o , c o m o m e has dicho, 37 voy a p o n e r u n vellón d e
quien se vengue de él, pues que ha derribado su altar». lana al sereno; si sólo el vellón se cubre de rocío, q u e d a n d o t o d o
el suelo seco, conoceré que libertarás a Israel p o r m i m a n o ,
E s t e relato es considerado p o r algunos como repetición, con c o m o m e lo has dicho». Así sucedió. 38 A la m a ñ a n a siguiente
levantóse m u y t e m p r a n o , y, exprimiendo el vellón, sacó de él
circunstancias diferentes y a u t o r distinto, del hecho consignado
el rocío, u n a cazuela llena de agua. 39 G e d e ó n dijo a D i o s : « Q u e
a n t e r i o r m e n t e (v.11-24). El v.25 del texto masorético n o ofrece u n no se encienda tu cólera contra m í si hablo todavía otra vez;
sentido satisfactorio. P o r de p r o n t o , a t e n d i e n d o al contexto (v.26 quisiera hacer otra p r u e b a con el vellón: que sea el vellón el q u e
y 28) parece q u e d e b e suprimirse (en contra VACCARI y N O T S C H E R ) se q u e d e seco y caiga el rocío sobre todo el suelo». 40 Así lo h i z o
la alusión a u n segundo toro (toma el toro joven que tiene tu padre, Dios aquella n o c h e : sólo el vellón quedó seco, y todo el suelo
y el segundo toro, siete años), y la m e n c i ó n de sus años. Según esto, estaba cubierto de rocío.
t e n d r í a m o s la traducción: «Toma el toro gordo (texto de los L X X )
d e t u padre; derriba...» F u n d á n d o s e en una corrección del texto Exigió G e d e ó n este segundo milagro n o para fortificar su fe,
hecha p o r Kittel, t r a d u c e T a m i s i e r : «Toma diez d e t u s criados y q u e era m u c h a ( H e b r 11,32), sino para hacer c o m p r e n d e r a l o s
u n toro de siete años». Según la Ley, la víctima para el sacrificio aliados q u e Dios le había escogido para llevar a t é r m i n o a q u e l l a
n o podía t e n e r m á s de tres años. El toro q u e debía inmolarse tenía misión. El hecho de q u e en esta perícopa n o aparezca el n o m b r e
siete años, los q u e d u r ó la opresión (v. 1). de Yahvé, sino el de E l o h i m (v.36.39.40), hace sospechar su p r o c e -
dencia de otra tradición o d o c u m e n t o . Esta p r u e b a del vellón h a
El altar de Baal n o era p r o p i e d a d privada del p a d r e de G e d e ó n ,
sido interpretada p o r los Santos P a d r e s en sentido espiritual. U n a
sino más bien el altar de las gentes del p u e b l o edificado en t e r r e -
explicación m u y antigua q u e se e n c u e n t r a en Orígenes c o m p a r a
H. KUTSCH, Gideons Berufung und Altarbau, Jdc. 6,11-24:TLZ Si (1956) 75-84. el rocío a la gracia divina. El vellón representa el p u e b l o j u d í o ,
q u e en u n t i e m p o gozó él solo de la predilección d e Dios. El r o c í o
144 Jueces 7 145
Jueces 7
cubrirá después toda la tierra, una vez el pueblo judío se haya he-
cho indigno de la gracia. También se aplica por acomodación a la
Presagio de victoria (7,9-15)
Virgen Santísima, la única criatura que se vio libre del pecado 9 Aquella noche le dijo Yahvé: «Levántate y baja al campa-
original. mento, porque te los entrego en tus manos. 10 Y si temes atacar,
baja con Fura, tu escudero, al campamento, H y escucha lo que
dicen, y se fortalecerán tus manos y atacarás el campamento».
CAMPAÑA DE G E D E Ó N EN CISJORDANIA (7,1-8,4) Bajó con Fura, su escudero, hasta el extremo del campamento
donde estaban los hombres de armas. 12 Madián, Amalee y los
Bene Quedem se habían extendido por el valle, numerosos
Reducción del número de combatientes (7,1-8) como langostas, y sus camellos eran innumerables, como las are-
1 nas del mar. 13 Cuando llegó Gedeón, estaba un hombre con-
A la mañana siguiente, Jerobaal, que es Gedeón, fue a acam- tando a su compañero su sueño, diciéndole: «He tenido un sue-
par, con toda la gente que estaba con él, por encima de la fuente ño. Rodaba por el campamento de Madián un pan de cebada,
de Jarod. El campamento de Madián estaba debajo del de Ge- que llegó hasta una tienda y chocó contra ella, la derribó y la
deón, al norte de las colinas de Moré, en el valle. 2 Y dijo Yahvé hizo rodar por tierra, y la tienda quedó por tierra». I4 El com-
a Gedeón: «Es demasiada la gente que tienes contigo para que pañero le dijo: «Eso no es sino la espada de Gedeón, hijo de Joás,
yo entregue en sus manos a Madián y se gloríe luego Israel con- varón de Israel, de Jezrael. Dios ha puesto en sus manos a Ma-
tra
3
mí, diciendo: Ha sido mi mano la que me ha librado. dián y a todo el campamento». I5 Como Gedeón oyó el sueño
Haz llegar esto a oídos de la gente: El que tema y tenga mie- y la explicación, se prosternó; y volviéndose al campamento de
do, que se vuelva y se retire». Veintidós mil hombres se volvie- Israel, les dijo: «Arriba, que Yahvé ha entregado en nuestras
ron, y quedaron sólo diez mil. 4 Yahvé dijo a Gedeón: «Toda- manos el campamento de Madián».
vía es demasiada la gente. Hazlos bajar al agua y allí te los selec-
cionaré; y aquel de quien yo te diga: Ese irá contigo, vaya; y
todos aquellos de quienes te diga: Esos no irán contigo, que no Gedeón quiso ver con sus propios ojos las posibilidades del
vayan». 5 Hizo bajar al agua Gedeón a la gente, y dijo Yahvé a enemigo antes de decidirse a atacarlo. En realidad temió al ver
Gedeón: «Todos los que en su mano laman el agua con la len- aquella muchedumbre y, por lo mismo, quiso antes explorar la si-
gua, como la lamen los perros, ponlos aparte de los que para tuación. Para poder oír lo que los soldados madianitas hablaban
beber doblen su rodilla». 6 Trescientos fueron los que al beber entre sí, era necesario que se acercara mucho a sus tiendas. Para
lamieron el agua en su mano, llevándola a la boca; todos los de- los antiguos, Dios manifestaba su voluntad o descubría el futuro
más se arrodillaron para beber. ^ Y dijo Yahvé a Gedeón: «Con
esos trescientos hombres que han lamido el agua os libertaré y por medio de los sueños (Gen 28,10-22; 1 Re 3,Sss). El sueño que
entregaré a Madián en tus manos. Todos los demás, que se había tenido un soldado madianita era significativo. La tienda era
vaya cada uno a su casa». 8 Se proveyeron de cántaros y cogie- el símbolo de la vida nómada; el pan de cebada simbolizaba la vida
ron las trompetas, y a todos los otros israelitas los mandó a cada pobre de los pueblos sedentarios, como eran los israelitas. El com-
uno a su tienda, quedándose con los trescientos hombres. El pañero a quien confió el sueño sacó la consecuencia de que los is-
campamento de Madián estaba abajo, en el valle. raelitas, pueblo sedentario, destruirían al pueblo nómada, los ma-
Gedeón y su gente se levantaron de mañana y acamparon en dianitas.
la fuente de Harod (Ain Gialud), mientras que los madianitas lo
hicieron en la llanura al pie de la colina de Moré (Nebi Dahi de Ataque nocturno (7,16-22)
los árabes y Pequeño Hermán de los cristianos). Dios mandó a
Gedeón que redujera los efectivos de su ejército. Quiere que el 16 Dividió en tres escuadras los trescientos hombres y les en-
pueblo sepa que no tiene necesidad de él para ganar una batalla tregó a todos trompetas, cántaros vacíos, y en los cántaros, teas
y deshacer un ejército, aunque los enemigos sean tan «numerosos encendidas, 17 diciéndoles: «Miradme a mí y haced como me
como langostas» y dispongan de innumerables camellos «como las veáis hacer. En cuanto llegue yo a los límites del campamento,
hacéis lo que yo haga. 18 Cuando toque yo la trompeta y la to-
arenas del mar» (v.12). «Nada le impide (a Yahvé) salvar con muchos quen los que van conmigo, la tocaréis también vosotros en de-
o con pocos» (i Sam 14,6; 1 Cor 1,25-29; Deut 8,11.18; 9,4-5; rredor de todo el campamento, y gritaréis: «¡Por Yahvé y por
Is 10,13-15; 59,16; 63,5; Am 6,13). Por lo mismo, le manda, alu- Gedeón!» 19 Gedeón y el centenar de hombres que le acom-
diendo a Deut 20,8, que retire a todos los que teman y tengan pañaban llegaron a los límites del campamento al comienzo de
miedo. la segunda vigilia, en cuanto acababan de relevarse los centine-
Gedeón «tomó de manos del pueblo» (según corrección de Kit- las, y tocaron las trompetas y rompieron los cántaros que lle-
tel) sus cántaros y trompetas, que entregó a los trescientos hombres, vaban en la mano. 20 Los tres cuerpos tocaron las trompetas,
mandando los restantes a sus casas. El número de voluntarios que rompieron los cántaros, y cogiendo las teas con la mano izquier-
se ofrecieron a Gedeón parece excesivo. da y las trompetas con la derecha para tocarlas, gritaban: «¡Es-
pada por Yahvé y por Gedeón!» 21 Quedáronse cada uno en
su puesto en derredor del campamento, y todo el campamento
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se puso a correr, a gritar y a huir. 22 Mientras los trescientos
ner a estos reservistas en activo. L a primera o r d e n q u e les impar-
h o m b r e s tocaban las trompetas, hizo Yahvé que volviesen to-
dos su espada los unos contra los otros en todo el c a m p a m e n t o , lió fue la de ocupar los vados del J o r d á n (3,28; 12,5) para impedir
y huyó el c a m p a m e n t o hasta Bet Hassita en la dirección de Sa- q u e los madianitas rezagados lograran franquearlo. D o s príncipes
reda, hasta los límites del Abel Mejola, junto a T a b a t . madianitas, O r e b (cuervo) y Z e b (lobo), fueron pasados p o r las armas.
Kl n o m b r e de estos dos príncipes es recordado en Sal 83,12, d e s -
El c a m p a m e n t o de M a d i á n estaba en el valle (v.8), d o m i n a d o pués d e Sisara y J a b í n (4,2ss) y antes de Zebaj y Salmana (8,5).
p o r el c a m p a m e n t o israelita. G e d e ó n dividió a sus gentes en tres L o s efraimitas, siempre orgullosos (12,1-6) y con la pretensión
cuerpos (9,43; 1 Sam 11,11; 13,17) de cien h o m b r e s cada u n o . Esta de m a n t e n e r una hegemonía sobre las otras tribus, n o podían su-
m a n i o b r a era t a n t o más necesaria cuanto q u e debía dar al enemigo frir q u e u n manasita (Gedeón) n o hubiera contado con ellos desde
impresión de u n ejército n u m e r o s o y t a m b i é n para p o d e r cercar al la primera hora (6,35; 7,23). G e d e ó n , p r u d e n t e , adula a los efraimi-
enemigo. L o s combatientes llevaban en u n a m a n o el cántaro q u e tas para aplacarlos.
tenía una tea encendida d e n t r o , o con la tea en la otra m a n o , m i e n -
tras q u e la t r o m p e t a colgaba del cinto. U n a vez rotos los cántaros,
t o m a r o n la t r o m p e t a en u n a m a n o y la tea en otra. N o crea dificul-
CAMPAÑA DE G E D E Ó N EN TRANSJORDANIA (8,4-28)
t a d el q u e ellos t o q u e n la t r o m p e t a y griten, p o r q u e a m b a s acciones
d e b e n concebirse sucesivamente y n o simultáneas.
G e d e ó n llegó a las cercanías del c a m p a m e n t o enemigo al co- Gedeón al otro lado del Jordán (8,4-12)
mienzo de la segunda vigilia. L o s hebreos dividían la n o c h e en 4
Llegó G e d e ó n al Jordán, lo pasó con los trescientos h o m b r e s
tres vigilias de cuatro horas cada una: seis de la t a r d e a diez; diez
que llevaba, cansados de la persecución, 5 y dijo a las gentes
a dos; dos a seis de la m a ñ a n a . El grito de guerra de los israelitas de Sucot: « D a d , os ruego, unos panes a la gente q u e m e sigue,
era: « ¡Por Yahvé y p o r Gedeón!», grito q u e refleja bien el carácter que están cansados y van en persecución de Zebaj y Salmana,
religioso de la empresa y la confianza de los soldados en ganar «las reyes de Madián». 6 Respondiéronle los jefes de Sucot: «¿Acaso
batallas de Yahvé» ( N ú m 21,14; 1 Sam 18,17; 25,28). El enemigo tienes ya en tus m a n o s el p u ñ o de Zebaj y Salmana, para q u e
h u y ó p o r la llanura de Betsán hacia Sartán (Jos 3,16; 1 R e 4,12). d e m o s pan a tu tropa?» 7 Y G e d e ó n les dijo: « C u a n d o Y a h v é
A b e l Mejola se halla al sur de Betsán, en el valle del J o r d á n (1 R e 4, haya puesto en mis m a n o s a Zebaj y Salmana, yo desgarraré
vuestras carnes con espinas y cardos del desierto». 8 D e s d e allí
12; 19,16).
subió a Fanuel, e hizo a las gentes de Fanuel la m i s m a petición,
recibiendo la m i s m a respuesta de los hijos de Sucot. 9 Y dijo
En persecución del enemigo (7,23 - 8,1-3) t a m b i é n a las gentes de F a n u e l : « C u a n d o vuelva vencedor, a r r a -
saré esta fortaleza». 10 Zebaj y Salmana estaban en Carcor con
23
Reuniéronse los h o m b r e s de Israel, de Neftalí, de Aser y su ejército, unos quince mil h o m b r e s , los que habían q u e d a d o
de todo Manases, y persiguieron a los de M a d i á n . 2 4 G e d e ó n de todo el ejército de los Bene Q u e d e m , pues habían p e r e c i d o
m a n d ó mensajeros por todo el m o n t e de Efraím para decirles: ciento veinte mil h o m b r e s de a r m a s , n G e d e ó n subió p o r el
«Bajad al encuentro de M a d i á n y t o m a d , antes que lleguen, los camino de los que m o r a n en tiendas, al oriente de Nobaj y de
vados hasta Bet Bara, en el Jordán». Reuniéronse todos los h o m - Jogbea, y atacó el c a m p a m e n t o , que se creía a seguro. 12 Z e b a j
bres de Efraím y t o m a r o n los vados hasta Bet Bara, en el Jor- y Salmana huyeron. El los persiguió y se apoderó de los d o s re-
dán. 2S Se apoderaron de dos príncipes de M a d i á n , O r e b y yes de M a d i á n , Zebaj y Salmana, y derrotó a todo su ejército.
Z e b , y dieron m u e r t e a O r e b en la roca de O r e b y a Z e b en el
lagar de Z e b . Persiguieron a M a d i á n y llevaron a G e d e ó n las E n esta c a m p a ñ a aparece G e d e ó n como vengador d e s a n g r e .
cabezas de O r e b y Z e b del otro lado del J o r d á n . T o d a la acción se desarrolla en TransJordania y se combate a d o s
8 ! Dijéronle los h o m b r e s de Efraím: « ¿ C ó m o has hecho jefes madianitas distintos de los q u e aparecen en la primera ( 7 , 1 6 -
con nosotros eso de no llamarnos cuando ibas a combatir con 8,1-4). L o s trescientos h o m b r e s escogidos en las fuentes de H a r o d
Madián?» Y se querellaron violentamente contra él. 2 El les se e n c u e n t r a n fatigados y h a m b r i e n t o s (LXX, códices A , L ) . L a s
dijo: « ¿ Q u é es lo q u e he hecho yo para lo vuestro? ¿No ha sido tientes de Sucot ( G e n 33,17; Jos 13,27) se negaron a e n t r e g a r l e s
mejor el rebusco de Efraím que la vendimia de Abiezer? 3 E n
vuestras m a n o s ha puesto Dios a los príncipes de M a d i á n , O r e b panes, seguramente por t e m o r a u n a represalia por parte d e los
y Z e b . ¿ Q u é he podido yo hacer comparable a lo vuestro?» madianitas en caso de p e r d e r G e d e ó n la partida. E s e x a g e r a d o el
Calmóse su cólera contra él cuando así les habló. n ú m e r o d e los m u e r t o s (135.000), cifra q u e utiliza el autor p a r a
poner de relieve la m a g n i t u d de la derrota de los madianitas y la
El texto s u p o n e q u e G e d e ó n n o había licenciado definitivamente victoria aplastante de Yahvé. Sucot (tell Ahsas), a dos k i l ó m e t r o s
a los m u c h o s voluntarios q u e se le h a b í a n ofrecido; ú n i c a m e n t e al norte de Nahr ez-Zerka (Jos 13,27).
prescindió de ellos en el ataque inicial, p o r habérselo o r d e n a d o
Dios. L o s mensajeros q u e m a n d ó G e d e ó n tenían la misión d e p o -
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Jueces 8
Venganza de sangre (8,18-21) Las tribus que habían tomado parte en la empresa piden a Gedeón
que domine (mashal), reine (Gen 37,8; Jos 12,5) sobre ellas y que
18
Dijo a Zebaj y Salmana: «¿Cómo eran los hombres que ma- a su muerte asuman el poder su hijo y los hijos de éste, lo cual equi-
tasteis en el Tabor?» Ellos respondieron: «Eran como tú. Cada vale a declararle rey con derecho de sucesión. Este es el primer en-
uno de ellos parecía un hijo de rey». 19 El les dijo: «Eran herma- sayo para el establecimiento de la monarquía en Israel. A diferencia
nos míos, hijos de mi madre. Vive Yahvé, que no os mataría si
no les hubierais dado muerte». 20 Y dijo a Jeter, su primogénito: c le los tiempos pasados, el pueblo confiere directamente la autoridad
«Anda, mátalos». El joven n o desenvainó la espada p o r tener suprema. Gedeón rehusa el título, pero acepta la realidad del poder,
m i e d o , pues era todavía m u y niño; 2 1 y Zebaj y Salmana dije- que ejercieron él y su hijo (c.9). Aunque renuncie al título, empieza
ron: «Levántate y mátanos tú, porque eres un valiente». Levan- .1 ejercer ciertos derechos inherentes a la realeza: organización de un
tóse Gedeón y los mató, y cogió las lunetas que llevaban al santuario con efod (v.24-27) y el harén (v.28-31) 1.
cuello sus camellos.
Del botín de guerra habían recogido los israelitas gran cantidad
Estando Gedeón en Ofra, interrogó a los dos jefes prisioneros: de objetos preciosos. Gedeón pide que cada uno le entregue un ari-
«¿Cómo eran los hombres que matasteis en el Tabor?» Se desconoce llo de oro, prenda que solían usar las mujeres y aun los hombres,
la historia de esta batalla junto al Tabor. Ellos mataron allí a dos y que llevaban prendida en la pared central de la nariz o en una de
hermanos de Gedeón, no solamente por parte de su padre, sino las laterales. La cantidad recogida equivalía a veintiocho kilogramos
también por parte de su madre; de lo cual se infiere que Joás, su de oro. El autor justifica esta abundancia de oro diciendo que los
padre, era polígamo. Esta circunstancia obligaba todavía más a vencidos eran ismaelitas, cuyo término es tomado en sentido pro-
Gedeón a vengar, según la costumbre oriental, el delito de sangre fesional, no étnico, para designar a los comerciantes caravaneros
(Ex 21,12; Núm 35,16-18; 2 Sam 3,27; 14,7; 21,1-14). Manda Ge- (Gen 37,25-28) que traficaban con objetos preciosos. Los ismaelitas,
deón a su hijo Jeter que mate a los asesinos de sus tíos, para aso- en un principio distintos de Madián (Gen 25,1-6), terminaron
ciarle así a la venganza de familia. Jeter no se atrevió, y los jefes Tundiéndose con ellos (Gen 28,9; 37,25-28; Ez 27,22). Era costum-
invitan a Gedeón a que los mate él, por considerar ellos un honor bre en Israel reservar parte del botín para Yahvé (Núm 31,28-30;
el morir en manos de tan alto príncipe. 1 Sam 21,9; 2 Sam 8,11-12; 1 Re 11,10).
Con el oro recogido construyó Gedeón un efod, con el cual toma
origen el santuario de Ofra. El efod puede designar el vestido que
se lleva a la presencia de Yahvé, y que pueden vestir aun los laicos
1
G. M E N T Ó N DAVIES, Judges 8,22-23: V T 13 (1963) 151-157.
150 Jueces 9 Jueces 9 151
(i Sam 2,18; 22,18; 2 Sam 6,14); el vestido de ceremonia del sumo nuestro»; 4 y le dieron setenta siclos de plata de la casa de Baal-
sacerdote (Ex 28,4-6; 39,2-7); un símbolo divino que servía para Berit, con los que asoldó a los hombres vagos y pervertidos que
consultar a Yahvé (Jue 17,5; 18,14-17; 1 Sam 2,28; 14,3; 21,10); le siguieron. 5 Bajó con ellos a la casa de su padre, a Ofra, y
una como estatua, con apliques de oro, que se menciona con los mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta hombres, a
terafim (Jue 18,17-18; 1 Sam 21,9; Os 3,4; Is 30,22). Esta última todos sobre una misma piedra. Sólo se salvó Jotán, el hijo me-
acepción conviene al efod de Gedeón. nor de Jerobaal, que pudo esconderse. 6 Reuniéronse entonces
todos los habitantes de Siquem y todos los de Bet Milo, y, vi-
Un harén numeroso es, entre orientales, indicio de potencia y niendo, proclamaron rey a Abimelec junto al terebinto de Mu-
soberanía. Además de sus mujeres, tenía Gedeón una esposa de sab, que está en Siquem.
segundo orden en Siquem, en donde gozaba de cierta preponderan-
cia (9,1-8). Aunque ella habitara con su familia, los hijos pertenecían Hijo de la concubina de Gedeón (8,31), a la muerte de éste se diri-
al clan del padre. No se deduce del texto si era cananea o israelita. gió Abimelec a Siquem y convenció a los siquemitas de que era
Desde la época de los patriarcas se practicaba la poligamia en mejor centrar el poder en un solo individuo que compartirlo con los
Israel. Como los patriarcas, tiene una concubina, de la que puede <>Lros setenta hijos de Gedeón. Aparte de las razones económicas,
tener hijos (Gen 22,24; 25,6; 35,22). esta concentración del poder en su persona convenía por ser él de la
misma tierra y pariente de los siquemitas por su madre (Gen 29,14;
.: Sam 5,1; 19,13). El razonamiento convenció a los notables (ba-
Muerte de Gedeón (8,32-35) idim) de la ciudad, quienes le entregaron setenta siclos de plata
32
Murió Gedeón, hijo de Joás, en buena ancianidad y fue del santuario para formar una guardia personal, reclutada entre
sepultado en la sepultura de Joás, su padre, en Ofra de Abiezer. hombres aventureros (Jue 11,3; 1 Sam 22,2; 2 Sam 15,1). En Israel
33 Muerto Gedeón, los hijos de Israel se prostituyeron de nue- (2 Mac 3,10-13; 1 Re 15,18), como en Babilonia, los templos en
vo ante los baales y tomaron por su dios a Baal-Berit, 34 y no se parte eran bancos. El nombre de El-Berit o Baal-Berit (Jos 8,30-35)
acordaron más de Yahvé, su Dios, que los había librado de los dado al santuario demuestra el estado de sincretismo religioso
enemigos que los rodeaban. 3 5 No se mostraron agradecidos a ¡a practicado en Siquem. Con un método muy oriental, Abimelec
casa de Jerobaal (Gedeón), según el mucho bien que éste había
se dirige a Ofra (8,32) y mata a sus rivales (2 Re 10,1-14; 11,1-20),
hecho por Israel.
escapando solamente uno (2 Re 11,2; 1 Sam 22,20; Job 1,13-20).
Como prueba de benevolencia divina y por su fidelidad, murió l'-sta matanza fué pública y oficial. Bet Milo, terraplén (2 Sam 5,9;
Gedeón en edad avanzada (Gen 15,15; 25,8). A su muerte, los is- 1 Re 9,15.24; 11,27).
raelitas volvieron a prevaricar, entregándose al culto de los baales,
con introducción de un nuevo dios, El-Berit o Baal-Berit (9,46), Apólogo de Jotán (9,7-21)
«Señor del pacto» o «de la alianza». ¿De dónde le venía este nombre?
7
¿Era acaso el dios del pacto hecho entre Israel y Siquem? (Gen 34). Súpolo Jotán y fue a ponerse en la cresta del monte Gari-
Entonces sería cierto que los israelitas contaminaron con idolatrías zim; y, alzando su voz, les dijo a gritos desde allí: «Oídme, habi-
cananeas las antiguas tradiciones patriarcales, uniéndolas a un mis- tantes de Siquem, así os oiga Dios a vosotros». 8 Pusiéronse en
mo recuerdo. Este nombre puede derivar de la misión del dios, camino los árboles para ungir un rey que reinase sobre ellos, y
dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. 9 Contestóles el olivo:
que consistiría en sancionar los pactos entre particulares y entre ¿Voy yo a renunciar a mi aceite, que es mi gloria ante Dios y
familias. ante los hombres, para ir a mecerme sobre los árboles? 10 Dije-
ron, pues, los árboles a la higuera: Ven tú y reina sobre nosotros.
11
Y les respondió la higuera: ¿Voy a renunciar yo a mis dulces
CORTO REINADO DE ABIMELEC (c.9) y ricos frutos para ir a mecerme sobre los árboles? 12 Dijeron,
pues, los árboles a la vid: Ven tú y reina sobre nosotros. I 3 Y les
contestó la vid: ¿Voy yo a renunciar a mi mosto, alegría de Dios
Usurpación del poder (9,1-6) y de los hombres, para ir a mecerme sobre los árboles? 14 Y di-
1
jeron todos los árboles a la zarza espinosa: Ven tú y reina sobre
Abimelec, hijo de Jerobaal, se fue a Siquem y habló a los nosotros. 15 Y dijo la zarza espinosa a los árboles: Si en verdad
hermanos de su madre y a toda la familia de la casa del padre de queréis ungirme por rey vuestro, venid y poneos a mi sombra,
su madre, diciéndoles: 2 «Hablad al oído a todos los varones de y si no, que salga fuego de la zarza espinosa y devore a los cedros
Siquem: ¿Qué es mejor para vosotros: que os dominen setenta del Líbano. 16 Ahora bien: si al elegir rey a Abimelec habéis
hombres, todos hijos de Jerobaal, o que os domine uno solo? obrado bien y justamente; si os habéis portado con Jerobaal y
Acordaos de que yo soy hueso vuestro y carne vuestra». 3 Ha- su casa como ella merecía—17 pues mi padre combatió por vos-
biendo hablado de él los hermanos de su madre a todos los ha- otros, y, exponiendo su vida, os libró del poder de Madián—,
bitantes de la ciudad conforme a aquellas palabras, se inclinó 18
levantándoos hoy contra la casa de mi padre y matando a sus
su corazón hacia Abimelec, pues se dijeron: «Este es hermano hijos, setenta sobre una misma piedra, y haciendo rey de las
152 Jueces 9 Jueces 9 153
gentes de Siquem a Abimelec, hijo de una esclava suya, porque 3
Le diría: Refuerza tu ejército y sal». " Llegaron a oídos de
es hermano vuestro; 19 si habéis obrado leal y justamente hoy Zebul, gobernador de la ciudad, las palabras de (iiinl, hijo de
con Jerobaal y su casa, que haga Abimelec vuestra felicidad y Obed, y, montando en cólera, 31 mandó secretamente mensa-
que hagáis vosotros la suya. 20 Pero si no, que salga de Abimelec jeros a Abimelec a Aruma para decirle: «Mira que ha venido
un fuego que devore a los habitantes de Siquem y de Bet Milo, Gaal, hijo de Obed, a Siquem con sus hermanos, y está suble-
y salga 21de Siquem y de Bet Milo un fuego que devore a Abi- vando a la ciudad contra ti. 32 Sal, pues, de noche tú y la 33gente
melec. Retiróse Jotán y emprendió la huida, yéndose a Ber, que tienes contigo y ponte en el campo en emboscada. Por
donde habitó, por miedo de Abimelec, su hermano. la mañana, al salir del sol, levántate y cae sobre la ciudad; y
cuando Gaal y los que le siguen salgan contra ti, haz contra
El apólogo de Jotán es uno de los primeros ejemplos de poesía ellos lo que puedas».
gnómica y una de las piezas más antiguas de la poesía hebraica.
Jotán se sirvió de una fábula ya conocida para aplicarla a sus fines, Permitió Dios que entre Siquem y Abimelec hubiera cierto
que era demostrar la ilegitimidad de Abimelec y la ridiculez de loce y malestar (texto hebreo: «un espíritu malo»: 1 Sam 16,14;
los siquemitas en escogerle. El sentido, pues, del apólogo debe bus- 1 Re 22,21-23), provocado por intereses materiales y por no per-
carse en el conjunto, no en las particularidades. No habló desde iruecer estrictamente a su pueblo. Un hombre que había sido
la cumbre, sino desde un lugar más cercano, desde donde pudiera . 1'«litado en el camino se ganó el ánimo de los siquemitas y se
ser visto y oído. Las plantas se reunieron para ungir un rey. La . 1 >nstituyó en jefe de la revuelta, que debía explotar al acabar
ceremonia de la unción real (i Sam 10,1; 16,13) e s u n rito muy los trabajos de la vendimia. Una vez recogido el vino, celebraron
antiguo. El aceite se usaba en el culto, en la consagración de sacer- lodos una gran fiesta, que terminó con un banquete sagrado en el
dotes (Lev 8,12), profetas y reyes; como cosmético y para usos lemplo de Baal-Berit, en el cual no escaseó el vino (Is 28,1-3).
culinarios. El vino, que se usaba en las libaciones, era agradable Aprovechó aquella coyuntura Gaal para incitar a la revuelta abier-
a Dios y alegraba el corazón de los hombres (1 Sam 1,24; Os 9,4; ta. ¿Por qué, dice, nosotros, cananeos, hombres libres, debemos
Eci 50,16; Sal 104,15). Al renunciar las plantas fructíferas al reino, .servir a un israelita, hijo de una esclava? ¿No sería más lógico que
acudieron a la zarza espinosa, que aceptó. Termina irónicamente Abimelec y su lugarteniente Zebul sirvieran a los hombres de Ja-
diciendo que grandes males seguirán a esta elección *. Habiendo mor, padre de Siquem? (Gen c.34). Zebul, cuyo comportamiento
terminado de hablar, escapó huyendo hacia Ber (El-Bire), al norte es oscuro, mandó recado a Abimelec a Aruma (actual El-Orma,
de Betsán y al este del monte Tabor (ABEL, Géographie II 262; .t nueve kilómetros al sudeste de Siquem), notificándole la subleva-
UBACH) o Ber = Beerot, al norte de Jerusalén (DESNOYERS). ción que existía contra él. Dhorme lee be-tormah, con engaño, tra-
duciendo: «Mandó con engaño mensajeros a Abimelec».
Revuelta de los siquemitas contra Abimelec (9,22-33)
22 Victoria de Abimelec (9,34-41)
Tres años dominó Abimelec sobre Israel. 23 Mandó Dios
un mal espíritu entre Abimelec y los habitantes de Siquem, 34
Levantóse Abimelec y toda la gente que con él tenía, de
e hicieron traición los habitantes de Siquem a Abimelec, 24 para noche, y se pusieron en35 emboscada cerca de Siquem, divi-
que el asesinato de los setenta hijos de Jerobaal y la sangre de didos en cuatro cuerpos. Salió Gaal, hijo de Obed, a la puerta
ellos cayese sobre Abimelec, su hermano, que los había ma- de la ciudad, y se alzó Abimelec y el cuerpo que con él estaba
tado, y sobre los habitantes de Siquem, que le habían prestado de la emboscada. 36 Vio Gaal a la gente, y dijo a Zebul: «Mira
ayuda para matar a sus hermanos. 25 Pusieron los habitantes cómo baja gente de las cumbres de los montes». Y le dijo Ze-
de Siquem en lo alto de los montes asechanzas, que despoja- bul: «Son las sombras de los montes, que se te hacen hom-
ban a cuantos pasaban cerca de ellos por los caminos, y llegó bres». 37 Volvió a mirar Gaal, y dijo: «Es gente que baja del
esto a conocimiento de Abimelec. 26 Vino a Siquem Gaal, hijo interior de la tierra y otro cuerpo que viene por el camino de
de Obed, con sus hermanos. Los de Siquem pusieron en él su la encina de los adivinos». 3S Díjole entonces Zebul: «¿Dónde
confianza, 21 y salieron al campo, vendimiaron sus viñas, pisa- está ahora tu boca, con que dijiste: Quién es Abimelec para
ron e hicieron gran fiesta; y entrando en la casa de su dios, que le sirvamos? ¿No es ésa la gente para ti despreciable? Sal,
comieron y bebieron, maldiciendo a Abimelec. «¿Quién es pues, a darle la batalla». ¡9 Salió Gaal, y a la vista d e los habitan-
Abimelec y quién es Siquem—28 dijo Gaal, hijo de Obed— tes de40 Siquem combatió contra Abimelec, que le puso en
para que le sirvamos? ¿No sirvieron el hijo de Jerobaal y Zebul, fuga. Gaal huyó de él, y cayeron muchos hasta la puerta de
su gobernador, a los hombres de Jamor, padre de2 Siquem? la ciudad. 41 Abimelec volvió a Aruma mientras que Zebul
¿Por qué, entonces, vamos a servirles a ellos nosotros ? ' ¡ Quién impidió a Gaal y los suyos permanecer en la ciudad.
me diera este pueblo en mis manos! Yo expulsaría a Abimelec.
1 Abimelec ocupó las alturas que rodean a Siquem, sobre la cual
E. H. MALY, The Joatam Fable-Antimonarchical: CBQ. 22 C1960) 299-305; D. GON-
ZALO MAESO, La elocución oratoria en el A, T. Apólogos: «Sefarad», 7 (1947) 31-48; M. ADI- se lanzó al amanecer. A Gaal le pareció que los hombres salían
NOLFI, Originalitá dell'Apólogo de Jotham: «Rivista Bíblica», 7 (1959) 322-342. del interior de la tierra (literalmente: «ombligo de la tierra»; Ez 38,12),
154 Jueces 9
Jueces 10 155
Otros venían «por el camino de la encina de los adivinos», árbol cabeza un pedazo de rueda de molino y le rompió el cráneo.
que debe identificarse con el de Moré (Gen 12,6), cuya palabra 54
Llamó él en seguida a su escudero, y le dijo: «Saca tu espada
significa «el que da una instrucción divina» (2 Sam 5,24; 1 Re 19,11). y mátame, para que no pueda decirse que me mató una mu-
jer». El joven le traspasó, y murió Abimelec. 55 Viendo los
hijos de Israel que había muerto Abimelec, fuéronse cada uno
Destrucción de Siquem (9,42-49) a su casa. 56 Así hizo caer Dios sobre la cabeza de Abimelec
42 Al día siguiente salió el pueblo al campo, y lo supo Abi- el mal que había hecho a su padre, asesinando a sus setenta
melec, 43 que, cogiendo su gente, la había dividido en tres hermanos; S7 y sobre las gentes de Siquem, todo el mal que
cuerpos, ¡os había puesto en el campo en emboscada, y, cuan- habían hecho, cumpliéndose en ellos la maldición de Jotán,
do vio que el44pueblo salía de la ciudad, se levantó, arremetió hijo de Jerobaal.
contra ellos, y, avanzando Abimelec con el cuerpo que le Abimelec marchó contra Tebes (Tubas, a quince kilómetros al
seguía, se puso a la puerta de la ciudad, mientras que los otros
dos cuerpos se extendían por el campo y destrozaban a cuan- nordeste de Siquem). En el centro de la ciudad había una torre
tos en él había. 45 Abimelec combatió a la ciudad durante todo fortificada, en donde se refugió la gente de la ciudad. Al aproxi-
aquel día y se apoderó de ella, dando muerte a cuantos allí marse a ella Abimelec, una mujer dejó caer sobre su cabeza la
había; la destruyó y la sembró de sal. 46 Así que le oyeron los piedra superior de un molino a mano (Deut 24,6; 2 Sam 11,20-24),
que estaban en la fortaleza de Siquem, se fueron a la torre rompiéndole el cráneo. Para evitar la ignominia de ser matado por
del templo de El-Berit. 47 Supo Abimelec que se habían re- una mujer (5,24-27), mandó a su escudero le atravesara con su
unido todos ¡os habitantes de la fortaleza de Siquem, 4¡¡ y subió lanza. A su muerte, sus adeptos se dispersaron, fracasando con ello
al monte Selmón con toda la gente que llevaba; y, tomando el primer ensayo monárquico en Israel. El hagiógrafo saca la lección
en su mano un hacha, cortó una rama de un árbol y se la puso práctica que se desprende de esta historia, en la cual triunfan la
al hombro, mandando a49 su gente que hiciera prestamente lo
que le veía hacer a él. Cortó, pues, también toda la gente providencia y justicia divinas. Abimelec representaba el partido de
cada uno su rama; y siguiendo a Abimelec, las pusieron contra Israel, y Gaal el de los siquemitas y cananeos. Pero Dios no podía
la fortaleza, y prendiéndoles fuego, la incendiaron, muriendo bendecir la empresa de Abimelec, que empezó con la matanza de
allí todos los habitantes de la fortaleza de Siquem, unos mil setenta hermanos suyos. La justicia divina clamaba venganza contra
entre hombres y mujeres. Abimelec 4 .
Voto de Jefté y victoria sobre los amonitas (11,29.40) NOTA SOBRE EL VOTO DE JEFTÉ
29
El espíritu de Yahvé fue sobre Jefté, y, pasando por Ga- Mucho se ha escrito sobre la naturaleza del voto de Jefté. Los
laad y Manases, llegó hasta Masfa de Galaad, y de Masfa de Irruimos empleados en el texto hebraico no dejan lugar a dudas
Galaad pasó a retaguardia de los hijos de Amón. 30j e f t é hizo
voto a Yahvé, diciendo: «Si pones en mis manos a los hijos de 1 U: que se trata de un sacrificio cruento. Así lo entendieron la ma-
Amón, 31 el que a mi vuelta, cuando venga yo en paz de ven- yoría de los Santos Padres (HUMMELAUER). «Iephte filiam, quae
cerlos, salga de la puerta de mi casa a mi encuentro será de I üitri oceurrit, occidit», dice San Agustín 1 . La tradición judía y
Yahvé y se lo ofreceré en holocausto». 32 Avanzó Jefté contra 1 ristiana hasta el siglo xi ha admitido la inmolación, y aunque el
los hijos de Amón y se los dio Yahvé en sus manos, 33 batién- li'xto sagrado, por los términos generales que emplea, parece que-
dolos desde Aroer hasta, según se va a Menit, veinte ciudades, IIT echar un velo sobre esta escena sangrienta, es difícil, sin em-
y hasta Abel Queramim. Fue una gran derrota, y los hijos de bargo, explicarla en el sentido de una simple consagración a Dios 2 .
Amón quedaron humillados ante los hijos de Israel. 34 Al volver
Jefté a Masfa salió a recibirle su hija con tímpanos y danzas. I lay quienes interpretan las palabras de Jefté en sentido condicio-
Era su hija única; no tenía más hijos ni hijas. 35 Al verla rasgó nal y disyuntivo. Pero esta interpretación es imposible, porque,
él sus vestiduras y dijo: «¡Ah, hija mía, me has abatido del . uinque en hebreo la frase puede tener el sentido de «Lo que saliere
todo, y tú misma te has abatido al mismo tiempo! He abierto .1 mi vuelta...», sin embargo, los LXX lo entienden en sentido mas-
mi boca a Yahvé sobre ti y no puedo volverme atrás». 36 Ella 1 ulino: o ekporeuómenos (el que saliere; Vulg.: quicumque primus
le dijo: «Padre mío, si has abierto tu boca a Yahvé, haz conmigo luerit egressus). Únicamente las personas salen al encuentro de al-
lo que de tu boca salió, pues te ha vengado Yahvé en tus ene- guien, y aunque entre los animales lo haga también el perro, la
migos, los hijos de Amón». 37 y añadió: «Hazme esta gracia:
déjame que por dos meses vaya con mis compañeras por los 1 .ey lo excluía terminantemente de los sacrificios. Es, además, im-
montes, llorando mi virginidad». 38 «Ve», le contestó él, y ella posible esta interpretación, por las siguientes razones: 1) El sentido
se fue por los montes con sus compañeras y lloró por dos me- disyuntivo del waw (y, et) al final del versículo 31 es gramatical-
ses su virginidad. 39 Pasados los dos meses, volvió a su casa mente imposible. 2) La expresión «ofrecer en holocausto» no puede
y él cumplió40 en ella el voto que había hecho. No había cono- lomarse en sentido metafórico. 3) En esta hipótesis es inexplicable
cido varón. De ahí viene la costumbre en Israel de que cada el gran sentimiento que demuestra Jefté. 4) No se explica el plazo
año se reúnan las hijas de Israel para llorar a la hija de Jefté,
galaadita, por cuatro días. de dos meses para llorar su desgracia. 5) Si la hija de Jefté debía
continuar viviendo, consagrada a Dios como virgen, no se compren-
Aunque el pueblo y los ancianos eligieran a Jefté por jefe (io, den las lamentaciones anuales de sus amigas 3. Luego Jefté pensaba
18; 11,11), para ejercer su misión de juez tenía necesidad de la ofrecer en holocausto a Yahvé a una persona humana.
«infusión del espíritu de Yahvé» (3,10; 6,34), que acrecentara su No se puede negar el aspecto cruento del voto de Jefté recu-
fuerza y energía. Mientras duraban las conversaciones, recorrió rriendo al testimonio de algunos autores sagrados que alaban a Jefté
Jefté el país reclutando tropas entre las tribus vecinas de Manases (t Sam 12,11; Ecli 46,13-15; Hebr 11,32-33), lo cual no hubieran
y Efraím (12,1-2) con el fin de reforzar el ejército estacionado en hecho si realmente su voto hubiera sido de sacrificar una persona
Masfa (10,17). humana. Pero en estos textos, o bien se habla de Jefté sin pronun-
Antes de la batalla hizo Jefté su famoso voto (neder) a Yahvé. ciarse por la moralidad de sus actos, o se le alaba únicamente por
Quiso sacrificar una víctima humana pensando que con ello agra- su fe. Que la ley mosaica prohibiera terminantemente los sacrificios
daba a Dios; pero dejó a Yahvé, arbitro de los acontecimientos, humanos (Deut 12,31), es innegable; pero también es cierto que,
que la escogiera. ¿Pensaba acaso en algunos de los que en otro a pesar de esta prohibición, los israelitas, por influencia de los pue-
tiempo le habían arrojado de la casa de su padre? (11,2). Aunque blos circunvecinos, los practicaron (Deut 18,9-10; 1 Re 16,34;
el texto no lo especifique claramente, el pensamiento de Jefté 2 Re 23,10), clamando contra ellos los profetas (Jer 32,35) 4 . Es
era sacrificar sólo la primera persona que saliera de su casa. La cierto que los sacrificios humanos se oponen a los sentimientos na-
hija intuyó lo trágico de la escena, pero comprendió que, una vez turales y que la ley mosaica los prohibía, pero debemos tener en
su padre se había comprometido con un voto a Yahvé, no podía cuenta que Jefté era un hombre de costumbres rudas, ignorante,
volver atrás. Conforme al voto, la hija de Jefté fue inmolada en aventurero y jefe de una banda de salteadores y malandrines. Por
holocausto. La impresión que causó este sacrificio prueba que el esto mismo es excusable en él la ignorancia de la ley mosaica (Deut 12,
pueblo de Israel no estaba acostumbrado a semejantes sacrificios. 31), que prohibía tales sacrificios. Al hacer su voto, Jefté procedió
En toda la antigüedad se consideraba como una desgracia y des- con buena fe. Creyó que la inmolación de una víctima humana se-
honor el que una mujer no dejara descendencia (Gen 16,1-5; 3°» 2 3;
1 Sam 1,10; Is 47,8; 49,21; Le 1,25). Con el Evangelio aparece la 1
2
De civ. Del c . 2 l .
virginidad voluntaria (Le 1,34; Mt 19,12). VIGOUROUX, ha Bible et les découvertes modernes (1896) III 169.
3
GONDAMIN, Dict. Apol., Jefté 1270-1271.
4
Véase DESNOYERS, Histaire I 244 y 342.
Biblia comentada 2
162 Jueces 11
Jueces 12 163
ría agradable a Dios. A pesar de su vida azarosa, Jefté se muestra
hombre religioso, que reconoce la supremacía de Yahvé sobre to- fiesta instituida para recuerdo de la hija de Jefté. La dependencia,
dos los otros dioses. Una vez hecho el voto, estaba completamente NÍ existe, se reduce a una simple copia ritual. Existe en la Biblia
convencido de que tenía que cumplirlo. La idea de que una prome- otro ejemplo de lamentaciones conmemorativas, como la que se
sa hecha a Dios obligaba sin distinción de circunstancias era muy instituyó como recuerdo de la muerte de Josías (2 Crón 35,25).
extendida en la antigüedad. El voto, como la bendición y la maldi- Otra diferencia que existe entre las lamentaciones paganas y el re-
ción, una vez pronunciado, existe independientemente de la perso- lato bíblico se halla en que aquí no se llora la muerte de una diosa,
na que lo emitió (Núm 32,24; Sal 66,13-14; Jer 44,17). De donde sino la suerte de una virgen condenada a morir sin dejar descen-
la recomendación de prudencia en hacer el voto (Prov 20,25). Todas dencia. Muy probablemente no existe ninguna dependencia entre
estas circunstancias disculpan o atenúan considerablemente la gra- los ritos paganos y los circunstancias que rodearon la muerte de la
vedad de la falta de Jefté. El hagiógrafo sólo refiere el hecho, que liija de Jefté. Tanto la personalidad de este jefe israelita como la
no aprueba ni condena. Aún más: es por su fe en Yahvé que padre inmolación de su hija son hechos históricos atestiguados unánime-
e hija dan un admirable ejemplo de profundo sentimiento religioso mente por la tradición judío-cristiana. El mismo Lods afirma que
y de entrega completa al cumplimiento del deber, sacrificando «no es imposible que en el episodio del voto haya elementos his-
ella su vida y él el fruto de sus entrañas. tóricos y que el recuerdo de este sacrificio trágico fuese combinado
con alguna antigua ceremonia religiosa local» (LODS, 404).
Es erróneo decir que Yahvé inspirara a Jefté a hacer semejante
En fin, Jefté sacrificó a su hija en holocausto a Yahvé bajo su
voto, porque la frase «el espíritu de Yahvé fue con él» se refiere
omnímoda responsabilidad. Sobre esto toda atenuación es imposi-
exclusivamente al carisma que recibió para cumplir su misión de
ble; toda controversia, ociosa (LAGRANGE). El texto está claro; la
liberar a su pueblo de la opresión amonita. El mismo espíritu reci-
tradición, unánime. Al elucidar la naturaleza de este voto, se trata
bieron otros personajes bíblicos (Sansón, Saúl), de los cuales se
ile saber lo que ha dicho el hagiógrafo, y no lo que Jefté podía o no
reprueban algunos de sus actos. Jefté hizo el voto bajo su responsa-
podía hacer lícitamente según la ley natural y la mosaica 7 .
bilidad personal. Dios le castigó por haber procedido precipitada-
mente y sin reflexión al emitirlo. «Fue insensato Jefté al formular
este voto por haberlo hecho sin la debida reflexión e impío al po- Guerra civil entre efraimitas y galaaditas (12,1-7)
nerlo en práctica» 5 . 1
Los hijos de Efraím se reunieron, y, pasando a Safón, di-
Algunos racionalistas consideran el relato de la muerte de la jeron a Jefté: «¿Por qué fuiste a combatir a los hijos de Amón
hija de Jefté como una leyenda de origen mítico, encaminada a sin habernos llamado a combatir contigo? Vamos a pegar
explicar las fiestas de la Naturaleza que se celebraban en Galaad. fuego a tu casa». 2 Jefté les respondió: «Estaba yo y estaba mi
Las lamentaciones periódicas sobre la joven víctima son análogas pueblo en gran contienda con los hijos de Amón. Entonces os
a las que se encuentran en otros pueblos y que tienen por objeto llamé yo, pero no me habéis librado vosotros de sus manos.
3
llorar la muerte o la desaparición de una divinidad, ordinariamente Viendo que no había quien me librase, puse mi vida en mis
divinidad de la vegetación. Así, por ejemplo, se habla del llanto manos, marché contra los hijos de Amón, y Yahvé me los
por Adonis-Tammuz, Coré, Linos, Hyacinthe, Hylas, que muchas entregó. ¿Por qué, pues, venís hoy a hacerme la guerra?»
4
veces iba acompañado con sacrificios humanos 6 . De hecho se co- Reunió Jefté a todas las gentes de Galaad y libró batalla contra
Efraím. Y los hombres de Galaad derrotaron a los de Efraím,
noce el voto de Idomene, que durante una tempestad prometió a que decían de ellos: «Vosotros, galaaditas, sois huidos de Efraím;
Poseidón inmolar la primera persona que fuera a su encuentro en ni sois de Efraím ni de Manases». 5 Los galaaditas se apodera-
la playa (SERVIUS, 3,121; 11,264). Agamenón sacrificó a su propia ron de los vados del Jordán, enfrente de Efraím; y cuando
hija Ingenia, nombre primitivo de la diosa Artemis-Tauropolos, llegaba alguno de los fugitivos de Efraím, diciendo: «Dejadme
a la cual se honró con sacrificios humanos (SÓFOCLES, Elect. 559). pasar», le preguntaban: «¿Eres efraimita?» Respondía: «No».
6
Luego, afirma Lods, la perícopa bíblica es la transformación en Entonces ellos le decían: «A ver, di: «shibbolet», y él decía
leyenda heroica, israelita y yahvista, del mito de una antigua divi- «sibbolet», pues no podían pronunciar así. Los hombres de Ga-
nidad indígena de Galaad. Y es tanto más probable, añade, esta laad le cogían y le degollaban junto a los vados del Jordán.
dependencia en cuanto que el período de duelo ritual para los muer- Murieron entonces cuarenta y dos mil hombres d e Efraím.
7
Juzgó a Israel Jefté, galaadita, durante seis años, y murió,
tos era en Israel de tres y siete días, nunca de cuatro. En tiempos siendo sepultado en una de las ciudades de Galaad.
de Ezequiel, las mujeres sentadas junto a la puerta norte del templo
de Jerusalén lloraban al dios Tammuz (Ez 8,14). Da a entender el texto que Efraím no respondió al llamamiento
Pero las fiestas de la Naturaleza, que acaso se celebraban en de Jefté, acaso por no habérsele confiado un puesto d e honor o
Galaad, habrían servido, a lo más, como modelo para la nueva 7
Entre la inmensa literatura sobre el voto de Jefté, señalamos tan sólo los s i g u i e n t e s estu-
5 dios: A. FERNÁNDEZ, Votum Iephte: «Verbum Domini», i (1921) 104-108.299.304; E. M A -
SANTO T O M Á S , 2.2 q.88 a.2 ad 2.
I>ER, Die Menschenupfer der alten Hebráer und der benachbarten Volker: «Biblische Studien»,
6 J^ODS, Israel. Des Origines au milieu du VIIIesiécle (París 1949) 402. S-6 (1909) 153-162; BASILIO DA M O N T E C C H I O , íl sacrificio della figlia di Iefte: «Palestra d e l
104 Jueces 12
Jueces 13 165
por no contar con el triunfo de Jefté sobre los amonitas. Los efrai-
mitas se reunieron, sin que se indique el espacio de tiempo entre uniones entre clanes diferentes contribuían a fusionar las tribus,
esta acción y la anterior, y, pasando el Jordán a la altura de Safón a romper las barreras que imponía la antigua sociedad nómada y
(Jos 13,27), increparon a Jefté con su habitual altivez. Jefté, que a formar una nación hebraica más homogénea.
les llamó cuando él y su pueblo eran oprimidos por los amonitas, Eión.—De la tribu de Zabulón (Gen 46,14; N ú m 26,26), des-
les trató con dureza. Encontraron los efraimitas en él a un hombre pués de juzgar diez años, fue sepultado en Ayalón (que así se llama-
menos diplomático que Gedeón (8,1-3), y a sus impertinencias res- ha también el juez, según los LXX, B y Vulg.).
pondió con la movilización de un ejército. La primera providencia Abdón.—Natural de Faratón, hoy Farata, a doce kilómetros al
que tomó Jefté fue la de mandar hombres que ocuparan los vados Midoeste de Siquem (2 Sam 23,30; 1 Mac 9,50), tuvo una descen-
del Jordán (3,28; 7,24), con elfinde cortar la retirada de los efrai- dencia considerable. Según el texto hebraico; «Fue enterrado en el
mitas. A cada hombre que intentaba pasar, le sujetaban a la prueba territorio de Efraím, en la montaña del Amalecita», lección que,
de pronunciar la palabra shibbolet (espiga, corriente de un rio), que por razones de crítica textual interna, debe retenerse.
los efraimitas deformaban en sibbolet. El motivo principal de los
efraimitas al promover aquella cuestión fue la de impedir que las HISTORIA DE SANSÓN (c.13-16)
tribus transjordánicas, que antiguamente pertenecían a la casa de
José (Núm 26,29), se independizaran. En cuanto al número de A pesar de la extensión que ocupa la historia de las hazañas de
Sansón, es probable que el autor sagrado se haya limitado a consig-
efraimitas muertos, debemos tener en cuenta el uso hiperbólico en
nar sólo una parte de las tradiciones populares que circulaban en
las cifras.
torno a las proezas del héroe. Los críticos convienen en general en
Este pasaje demuestra que la lengua hebraica, a pesar de su apreciar la unidad de la narración, aun en el caso de distinguir más
unidad, revestía cierta formas dialectales en las diversas regiones de una etapa en su redacción, como deja suponer la conclusión del
de Palestina. La lengua hebraica del sector norte se diferenciaba c. 15,20. En cuanto a la persona de Sansón, no cabe duda de que se
sensiblemente de la de Judá sobre todo en la pronunciación. trata de un personaje histórico, de la tribu de Dan. El autor sagra-
do le presenta como un juez (13,1; 15,20; 16,31) que luchó, defendió
y vengó a su pueblo de sus enemigos. Pero Sansón no tiene las mis-
JUECES MENORES mas características que los otros jueces; es un personaje aparte y
singular, un héroe de la resistencia, que antepone sus propios ne-
gocios a los intereses de la nación. No tiene talla suficiente ni para
Los jueves Abesán, Elón y Abdón (12,8-15) administrar justicia ni para reclutar y ponerse al frente de un ejér-
8
Después de él fue juez en Israel Abesán, de Belén. 9 Tuvo cito disciplinado. Sus genialidades divertían y le granjeaban la esti-
treinta hijos y treinta hijas. Casó a éstas con gente de fuera y ma del pueblo, que admiraba su fuerza, ponderaba y exageraba
10
trajo de fuera mujeres para sus hijos.
n
Juzgó a Israel siete años, su habilidad y arrojo y sonreía ante sus excentricidades, aventuras
murió y fue sepultado en Belén. Después de él juzgó a Is- amorosas y las tretas que jugaba a sus enemigos. Por todo ello,
rael Elón, de Zabulón, durante diez años; 12 murió Elón, de Sansón se convirtió en el héroe popular por excelencia, cuyas ges-
Zabulón, y fue sepultado en Ayalón, en tierra de Zabulón. tas, con cierto colorido humorístico, circulaban de boca en boca.
13 Después
14
de él juzgó a Israel Abdón, hijo de Hilel, de Fara- De ahí que la historia de Sansón narrada por el autor sagrado tenga
tón. Tuvo cuarenta hijos y treinta nietos, que montaban
sobre setenta asnos. Juzgó a Israel durante ocho años, 1S murió un matiz popular y folklórico.
y fue sepultado en Faratón, en el monte de Efraím, en tierra En todos los tiempos y en todas las latitudes conserva la tradi-
de Salim. ción popular memoria de personajes al estilo de Sansón. Por eso
y otras razones, debe rechazarse la interpretación mítica que ve
Las noticias sobre estos tres jueces, que llamamos menores, se en Sansón (por razón de su cabellera) a u n héroe solar (LODS) o una
deben a un redactor deuteronómico o de la escuela sacerdotal. copia del griego Hércules, del tiriano Melqart o del héroe babiló-
Abesán.—Jefe de un clan y natural de Belén de Zabulón (Jos 19, nico Gilgamesch. Su fuerza hercúlea e s de origen divino, debida
15), a doce kilómetros al oeste de Nazaret, era un hombre notable a la irrupción sobre él del espíritu de Yahvé (13,25; 14,6.9; 15,14;
y poderoso, como demuestra el número crecido de sus hijos (10,3-5). 16,28) o tal vez a su condición de nazir o consagrado a Dios. Du-
En contra de la costumbre antigua, que imponía el matrimonio rante toda su y vida, y en vista de los combates que debía sostener,
entre los del mismo clan o tribu, trajo de fuera mujeres para sus debía conservar intacta su cabellera, n o tocar nada inmundo y abs-
hijos, casando asimismo a sus hijas con jóvenes de fuera. Estas tenerse de toda bebida fermentada, porque la embriaguez es una
impureza que impide distinguir entre puro e impuro (Lev 10,8).
Clero», 18 (1939) 193-195; A . VAN HOONACKER, Le voeu de Jephté: «Muséon», I I (1892) 448-
469; G . BUTTIGNONI, II sacrificio di Iefte: «Palestra del Clero», 18 (1939) 49-51.
A esta consagración externa correspondió Dios con un carisma
s H . W . HERTZBERG, Die Kleinen Richter: T L Z 79 (1954) 2 8 5 - 2 9 0 . que le otorgaba una fuerza extraordinaria. Su larga cabellera era
ÍCG Jueces 13
Jueces 13 167
solamente un signo externo de su consagración a Dios; los dos tér-
minos, fuerza y cabellera, no son estrictamente concomitantes, y Segunda aparición del ángel (13,8-23)
aun menos se hallan en relación de causa y efecto. 8
A pesar de su conducta nada recomendable, no deja de ser Entonces Manué oró a Yahvé, diciendo: «De gracia, Señor:
Sansón un testimonio viviente que tenía Yahvé en defender a los que el hombre de Dios que enviaste venga otra vez a nosotros
suyos mientras permanecieran fieles a sus mandamientos. Como ins- para que nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que ha
de nacer». 9 Oyó Dios la oración de Manué y volvió el ángel
trumentos suyos puede escoger a personas poco recomendables por de Dios a la mujer de Manué cuando estaba ésta sentada en el
sus costumbres; pero cuanto más defectuoso sea el instrumento, campo y no estaba con ella su marido. 10 Corrió ella en seguida
tanto más resplandece la omnipotencia divina. La acción del héroe a anunciárselo a su marido, diciéndole: «El hombre que vino a
no fue del todo eficaz ni tuvo grandes resonancias nacionales, pero mí el otro día acaba de aparecérseme». n Levantóse Manué
preanunciaba el golpe decisivo que más tarde debían sufrir los y, siguiendo a su mujer, fue hacia el hombre y le dijo: «¿Eres
filisteos en tiempos de Samuel y David. tú
12
el que has hablado a esta mujer?» El respondió: «Yo soy».
Repuso Manué: «Cuando tu palabra se13 cumpla, ¿qué hay
que guardar y qué habremos de hacerle?» El ángel de Yahvé
Opresión de Israel y primer anuncio de un libertador dijo a 14
Manué: «La mujer, que se abstenga de cuanto la he
(13,1-7) dicho: que no tome nada de cuanto procede de la vid, no
beba vino ni otro licor inebriante y no 5coma nada inmundo;
1
Volvieron los hijos de Israel a hacer el mal a los ojos de cuanto le mandé ha de observarlo». 1 Manué dijo al ángel
Yahvé, y Yahvé los dio en manos de los filisteos durante cua- de Yahvé: «Te ruego que permitas que te retengamos mientras
renta años. 2 Había un hombre de Sora, de la familia de Dan, te traemos preparado un cabrito». 16 El ángel de Yahvé dijo a
de nombre Manué. Su mujer era estéril y no le había dado Manué: «Aunque me retengas, no comería tus manjares; pero,
hijos. 3 El ángel de Yahvé se apareció a la mujer y le dijo: si quieres preparar un holocausto, ofréceselo a Yahvé». Manué,
«Eres estéril y sin hijos, pero vas a concebir y a parir un hijo. que no sabía que era el ángel de Yahvé, 17 le dijo: «¿Cuál es tu
4
Mira, pues, que no bebas vino ni licor alguno inebriante ni co- nombre,
18
para que te honremos cuando tu palabra se cumpla?»
mas nada inmundo, 5 pues vas a concebir y a parir un hijo El ángel de Yahvé le respondió:lt) «¿Para qué me preguntas
a cuya cabeza no ha de tocar la navaja, porque será nazareo de mi nombre, que es Admirable?» Manué tomó el cabrito y
Dios el niño desde el vientre de su madre y será el que primero la oblación para ofrecer a Yahvé en holocausto sobre la
librará a Israel de la mano de los filisteos». <> Fue la mujer y roca,
20
y sucedió un prodigio a la vista de Manué y su mujer.
dijo a su marido: «Ha venido a mí un hombre de Dios. Tenía Cuando subía la llama de sobre el altar hacia el cielo, el
el aspecto de un ángel de Dios muy temible. Yo 7no le pregunté ángel de Yahvé se puso sobre la llama 2Idel altar. Al verlo Manué
de dónde venía ni me dio a conocer su nombre, pero me dijo: y su mujer, cayeron rostro a tierra, y ya no vieron más al
Vas a concebir y parir un hijo. No bebas, pues, vino ni otro ángel de Yahvé, 22 y dijo a su mujer: «Vamos a morir porque
licor inebriante y no comas nada mmundo, porque el niño hemos visto a Dios». 23 La mujer le contestó: «Si Yahvé qui-
será nazareo de Dios desde el vientre de su madre hasta el día siera hacernos morir, no habría recibido de nuestras manos el
de su muerte». holocausto y la oblación ni nos hubiera hecho ver todo esto ni
oír hoy todas estas cosas».
Dios promete a la mujer de Manué un hijo que «empezará
a salvar a Israel de la mano de los filisteos» (v.5). Manué (1 Crón 2,54) Por las palabras del ángel se deduce que Manué no estaba al
era danita y natural de Sora, no lejos de la antigua Betsemes (Jos 15, corriente de las reglas que imponía el nazareato oficial (Núm c.6).
33; 19,41; Neh 11,29). La mujer de Manué era estéril (Gen 18,10. Manué sospecha que el personaje que le habla es u n ser divino y no
15; 1 Sam 1,11.19; Le 1,7.13.24), con lo cual se quiere indicar que un simple viajero (6,17-23). Por lo mismo, le ofrece hospitalidad,
el hijo es un don de Dios. A ella se le aparece el ángel de Yahvé empleando al mismo tiempo un término equívoco (hasah, ofrecer,
(2,1; 6,11) y le anuncia el nacimiento del hijo, que será consagrado presentar), que se usa para los sacrificios. Como recurso supremo
(nazir) al Señor por el nazareato (Núm 6,2-8). Porque el niño es para saber quién era, Manué le pide cuál es su nombre, alegando el
predestinado ya desde el seno de su madre, deberá abstenerse de pretexto de recompensar sus servicios una vez la predicción se
todo aquello que se prohibe a los obligados a la ley del nazareato. cumpla (1 Sam 9,6); pero el ángel desvía la cuestión. Manué no
La frase «la navaja no subirá sobre su cabeza» se aplica preferente- insiste y se decide a ofrecer el sacrificio a Yahvé. T o m a el cabrito y
mente al niño consagrado a Dios (1 Sam 1,11). En Núm 6,1-21 se la oblación de harina y aceite que debía acompañar necesariamente
mencionan las condiciones del nazareato, siendo de las principales al holocausto y sacrificio de comunión (Lev 7,11-14; N ú m 15,28-29;
la prohibición de cortarse los cabellos, afeitarse la cabeza. Jos 22,23), y lo ofrece sobre la roca a Yahvé, «que obra cosas mis-
teriosas». El lugar del sacrificio fue más tarde conocido por el
nombre de «Yahvé de los milagros». La última parte del v.19 debe
traducirse: «Que obra cosas misteriosas», suprimiendo la frase «a la
vista de Manué y su mujer». El ángel desapareció en la llama del
168 Jueces 14
Jueces 14 169
holocausto (Ex 3,2-6), cayendo ellos entonces en la cuenta d e q u e
el personaje misterioso era Yahvé o su ángel. M a n u é temía m o r i r a los sentimientos nacionales ( G e n 24,2-4; 27,46; 28,1-2; E x 34,16;
p o r h a b e r visto a D i o s ( G e n 16,13; 32,30; E x 20,19, etc.), p e r o su Deut 7,2-4; Jos 23,12-13), m á x i m e con los filisteos, sus enemigos
mujer le tranquiliza con u n a s palabras q u e indican su b u e n sentido. c incircuncisos por excelencia (15,18; 1 Sam 14,6). A d e m á s , n o
El n o m b r e del lugar Mahaneh-Dan no corresponde a ningún po- era el hijo quien debía escoger la futura esposa, sino el p a d r e
blado, sino a u n lugar e n t r e Sora (Jos 15,33) y Estaol (a u n o s tres ( G e n 24,2-8; 34,3-6; 38,6). El fogoso Sansón n o atendió a las razo-
kilómetros al sudeste de Sora). C o m o sucedió con otros jueces nes d e sus padres y m a n t u v o sus exigencias. El autor sagrado co-
(3,10; 6,34; 11,29), t a m b i é n el espíritu de Yahvé se a p o d e r ó de menta esta escena familiar diciendo q u e Dios disponía las cosas
Sansón, incitándolo a obrar. providencialmente al servirse de aquel capricho de Sansón para
q u e éste empezara la obra a la q u e le tenía destinado, q u e era la
de luchar contra los filisteos.
Nacimiento y primeros años de Sansón (13,24-25)
24
Parió la mujer u n hijo y le dio el n o m b r e de Sansón.
Creció el niño, y Yahvé le bendijo, 2S y c o m e n z ó a mostrarse
Encuentro con un león (14,5-9)
en él el espíritu de Yahvé en el c a m p o de D a n , entre Sora y 5
Bajó Sansón a T i m n a , cuando al llegar a los olivares de
Estaol. T i m n a le salió al encuentro u n joven león rugiendo. 6 A p o d e -
róse de Sansón el espíritu de Yahvé, y, sin tener nada a m a n o ,
A l año dio a luz la mujer de M a n u é a Sansón. H u b o u n t i e m p o destrozó al león c o m o se destroza u n cabrito. No dijo nada a
en Israel en q u e la m a d r e tenía el derecho de escoger el n o m b r e su p a d r e ni a su m a d r e de lo que había hecho. 7 Bajó y habló
q u e debía darse a sus hijos ( L O D S , 217-219). La. palabra Sansón a la m u j e r que le había gustado. 8 T i e m p o después, bajando
deriva p r o b a b l e m e n t e de Shemesh, sol, n o m b r e m u y c o m ú n en la para desposarse con ella, se desvió para ver el cadáver del
a n t i g ü e d a d oriental a u n fuera de Palestina, y q u e le fue sugerido león, y vio que había u n e n j a m b r e de abejas con miel en la
a la m a d r e p o r el n o m b r e del vecino p u e b l o d e Betsemes (Jos 15,10; osamenta del león. 9 Cogióla con sus m a n o s y siguió a n d a n d o
y c o m i e n d o ; y cuando llegó a su p a d r e y a su m a d r e , les dio
18,17; 19,41, etc.), casa del sol, a tres kilómetros al sur d e Sora
de ella, sin decirles que la había cogido de la osamenta del
(Jos 15,33; 19,41). P o r lo m i s m o , n o d e b e considerarse a Sansón, león, y ellos la comieron.
p o r su n o m b r e y p o r sus gestas, como u n héroe astral o u n personaje
legendario, sino como u n a personalidad histórica bien definida 1. D e n u e v o fue Sansón a visitar a la mujer de T i m n a ; sucedió q u e
Sora se menciona en las cartas de Tell e l - A m a r n a , j u n t o con Ayalón, en el viaje le salió al e n c u e n t r o u n cachorro de león con ánimo
como ciudad del rey de Guezer. de abalanzarse c o n t r a él. N o t e n i e n d o a m a n o n i n g u n a a r m a defen-
siva, le agarró p o r la cabeza y desgarró sus fauces. Análogos actos
Sansón se enamora (14,1-4) de bravura realizaron D a v i d (1 Sam 17,34) Y Benaya (2 Sam 23,20).
1
lin la a n t i g ü e d a d había leones en Palestina, como atestiguan algunos
Bajó Sansón a T i m n a y vio allí una mujer de entre las hijas textos bíblicos ( A m 1,2; 3,4.8) y como se d e s p r e n d e d e u n a narración
de los filisteos; 2 y cuando volvió a subir, dijo a su p a d r e y a egipcíaca, según la cual R a m s é s III, en la lucha contra los filisteos,
su m a d r e : « H e visto en T i m n a una mujer de las hijas de los
filisteos; id a t o m á r m e l a p o r mujer». 3 Dijéronle su p a d r e y su alternaba sus h e c h o s de guerra con la caza del león.
m a d r e : «¿Acaso n o hay mujeres entre las hijas de tus h e r m a - A l bajar de n u e v o a T i m n a , vio q u e las abejas salvajes habían
nos y entre todo tu pueblo para que vayas tú a t o m a r m u j e r fabricado en su o s a m e n t a un panal de miel. El sol de Palestina,
de los filisteos, incircuncisos ?» Repuso Sansón y dijo a su p a d r e : los animales carnívoros y las aves de rapiña resecaron p r o n t o las
« T ó m a m e ésa, pues m e gusta». 4 Su p a d r e y su m a d r e n o carnes del cadáver. Sansón, a u n q u e consagrado a D i o s p o r el voto
sabían q u e aquello venía de Yahvé, q u e buscaba una ocasión del nazareato, n o tenía m u c h o s escrúpulos de c o m e r u n manjar
de parte de los filisteos, que eran los que entonces o p r i m í a n impuro, q u e e s t u v o al contacto con u n cadáver.
a Israel.
israelitas q u e viven d e n t r o de los límites d e la tierra p r o m e t i d a , tes d e la familia eran efrateos, es decir, miembro* del i'.lwi I''I rata
sino q u e a c o m p a ñ a a sus fieles servidores a d o n d e q u i e r a q u e vayan, q u e se instaló en Belén de J u d á (1 Sam 17.12; M i q 5.2¡ 2 <'''''ni *^1'
y t o m a bajo su protección a los extranjeros q u e se confían a El y 4,4). Al poco tiempo de vivir como extranjeros en ION nunpiiK Je
se refugian bajo sus alas (2,12). E n Dios n o hay acepción de p e r - M o a b , murió el jefe de la familia, Elimelec. D e s p u é s de MI muirle,
sonas. sus dos hijos, Majalón y Quelyón, t o m a r o n por esposas a (IOH mu-
A u n q u e el libro d e R u t sea u n o de los m á s cortos del canon jeres, quizá con n o m b r e simbólico, de significación incierta, Hut
del A n t i g u o T e s t a m e n t o , se recomienda su lectura a todos p o r las y Orfa, respectivamente. Por haber inducido a los israelitas 11 ' il
lecciones religiosas y morales q u e encierra. idolatría ( N ú m 0.35), las mujeres moabitas n o podían casarse i " a
los hijos de Israel (Ésdr o,2ss; N e h I3,23ss). Poco tiempo duirt Mi
BIBLIOGRAFÍA vida matrimonial, por cuanto a los diez años de permanencia ' ,rl
M o a b m u r i e r o n ambos, quedándose N o e m í sin hijos y sin matl'l"-
A) Comentarios N o r e p r u e b a el autor sagrado estos m a t r i m o n i o s con extran|i'i.is
V. HUMMELAUER, Commentarium in libros Iudicum et Ruth (París 1889); ni t a m p o c o insinúa que la m u e r t e sobreviniera como castign "c
P. JOUON, Ruth, commentaire philologique et exégetique (Roma 1924); este matrimonio.
A. SCHULZ, Das Buch der Richter und das Buch Ruth (Bonn 1926); R. T A -
MISIER, Le Livre de Ruth, traduit et commenté (París 1949); A. VINCENT,
Le livre des fuges, le livre de Ruth (Biblia de Jerusalén); B. UBACH, fosué- Regreso a la tierra de Judá (1,6-14)
futges-Rut (Monastir de Montserrat 1953); C. LATTEY, The Book of Ruth
6
(London 1945). Levantóse la mujer con sus dos nueras para dejar la llf' r a
de M o a b , pues había oído decir q u e había m i r a d o Yahvé H " u
B) Estudios pueblo, dándole pan. 7 Salió con las dos nueras del lugar duliile
P. CLAUDEL, Le Livre de Ruth (París 1938); P. HUMBERT, Art et legón estaba y emprendió el camino para volver a la tierra de Juila-
8
de l'histoire de Ruth (Lausana 1938); M. DAVID, The date of the Book of Y dijo N o e m í a sus dos nueras: «Andad, volveos cada un» n ' a
Ruth: «Oudtestamentische Studien», 1 (1941) 55-63; M. B. CROOK, The casa de vuestra m a d r e , y que os haga Yahvé gracia, como ' a
Book of Ruth. A nevo solution: JBL 67 (1948) 155-160; J. M. MYERS, The habéis hecho vosotras con los m u e r t o s y conmigo. 9 Q u e 111 ué
linguistic and literary form of Book of Ruth (Leiden 1955); S. B. GUREWICZ, Y a h v é hallar paz cada una en la casa de su marido». Y las U*só.
Some Refiexions on the Book of Ruth: «Australian Biblical Reviews», 1-2 A l z a n d o la voz, pusiéronse a llorar, , 0 y le decían: «No; noi Ire-
(1956) 43-57; S. SIERRA, // libro di Ruth: «Rivista degli Studi Orientali», m o s contigo a tu pueblo», n N o e m í les dijo: «Volveos, li¡ias
32 (1957) 357-369; O. LORETZ, The Theme of the Ruth Story: C B Q 22 m í a s ; ¿para qué habéis de venir conmigo? ¿Tengo, por ventu-
(1960) 391-399- ra, todavía en m i seno hijos que p u e d a n ser maridos vueslios?
12
Volveos, hijas mías; andad. Soy ya demasiado vieja para vol-
ver a casarme. Y a u n q u e m e quedara todavía esperanza y esta
Dios prueba a la familia de Elimelec (1,1-5) m i s m a noche estuviera casada y tuviera hijos, ¿ibais a espt - r a r
vosotras hasta que fueran grandes? 13 ¿Ibais p o r eso a dejiii' de
l Al t i e m p o en que g o b e r n a b a n los jueces, h u b o h a m b r e en volver a casaros? No, hijas mías; m i pena es m á s grande que la
la tierra; y salió de Belén de J u d á u n h o m b r e con su mujer y dos vuestra, p o r q u e pesa sobre m í la m a n o de Yahvé». 14 Y, alzando
hijos, para habitar c o m o extranjero en los c a m p o s de M o a b .
2
la voz, se pusieron otra vez a llorar. D e s p u é s Orfa besó » s u
Llamábase el h o m b r e Elimelec; la mujer, N o e m í , y los dos suegra; pero R u t se abrazó a ella.
hijos, Majalón el u n o y Q u e l y ó n el otro, efrateos, de Belén de
J u d á . Llegaron a la tierra de M o a b y habitaron allí. 3 M u r i ó Eli- U n c ú m u l o de desgracias se h a b í a n abatido sobre N o e m í . flitbía
melec, m a r i d o de N o e m í , y se q u e d ó la m u j e r con los dos hijos,
4
que habían t o m a d o mujeres moabitas, u n a de n o m b r e Orfa salido de B e l é n «con las manos llenas» y ahora veíase en el turnee
y la otra R u t . P e r m a n e c i e r o n allí p o r unos diez años, 5 y m u r i e - de regresar a su patria «con las m a n o s vacías» ( i , 2 i ) . A n t e s , a u i n i u e
r o n a m b o s , Majalón y Quelyón, quedándose la mujer sin hi- desposeída d e bienes de fortuna, con u n c a m p o q u e n o les iliiba
jos y sin m a r i d o . para vivir, t e n í a a su marido y a sus dos hijos; ahora carece de aii'l'as
cosas. Ella decide a b a n d o n a r la tierra en q u e «el Omnipotenl< la
«Al t i e m p o en q u e g o b e r n a b a n los jueces», sin q u e sea posible ha afligido» (1,21) y regresar a Belén para olvidar penas. Ad< "'<!-
precisar más, t u v o lugar la edificante historia, q u e u n autor a n ó n i m o h a b í a n l l e g a d o a sus oídos r u m o r e s d e q u e «Dios había ni" "I"
recogió de u n a tradición p o p u l a r antigua. U n a familia compuesta (con benevolencia) a su pueblo ( G e n 2 1 , 1 ; L e 1,68; 7,13), (l.'u• <>lc
del m a t r i m o n i o y dos hijos varones, viose constreñida a emigrar pan. Allí, c o n sus compatriotas y parientes, le sería más fácil \ <"•
a las altiplanicies de M o a b , al otro lado del J o r d á n . O t r a s veces, veer a sus necesidades personales. L a s dos nueras q u e d a n . m en
idénticas causas provocaron el éxodo de la población, o bien hacia libertad e n casa de su m a d r e para practicar su religión, conhiitar
Egipto ( G e n 12,10; c.42-46), G u e r a r ( G e n c.26), Siria (1 R e 17, u n s e g u n d o m a t r i m o n i o y asegurar d e este m o d o su porvenir.
7-24) o a la tierra d e los filisteos (2 R e 8,1). L o s cuatro c o m p o n e n - El texto h e b r a i c o dice: «En casa de su madre», p o r q u e entr* los
200 Rut 1
hebreos cada mujer tenía su propia tienda (Gen 24,67; 31,33;
Jue 4,16), en las cuales habitaban con las hijas. Noemí había for- Rui 2 201
mado sus planes sin comunicar nada a sus nueras hasta el día de
la marcha. Pero era tanta la afección que las nueras sentían por Entrada de Noemí y Rut (1,19-22)
su suegra, que decidieron acompañarla, lo cual significaba que se 19
expatriaban voluntariamente. Noemí trató de convencerlas para que Juntas hicieron el camino hasta llegar a Belén; y cuando
se quedaran, extendiéndose en una serie larga de consideraciones. entraron, toda la ciudad se conmovió al verlas, y las mujeres
se decían: «¿Es ésta Noemí?» 20 y ella les contestaba: «No me
De ella nada podían esperar ya, aludiendo a las leyes del levirato llaméis más Noemí; llamadme 21Mará, porque el Omnipotente
(Deut 25,5-10); era, pues, mejor que se quedaran y que endere- me ha llenado de amargura. Salí con las manos llenas, y
zaran la vida conforme a las leyes de sus connacionales. Orfa quedó Yahvé me ha hecho volver con las manos vacias. ¿Por qué,
convencida de su razonamiento; la besó y se volvió a su pueblo pues, habríais de llamarme más Noemí, una vez que Yahvé
(LXX) y a su religión (v.15). da testimonio contra mí y me ha afligido el Omnipotente?»
22
Así se volvió Noemí con Rut la moabita, su nuera, y vino de la
tierra de Moab, llegando de los campos de Moab a Belén cuan-
Piedad filial de Rut (1,15-18) do comenzaba la siega de las cebadas.
15
Noemí le dijo: «Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo Al entrar Noemí en Belén de Judá fue reconocida inmediatamen-
y a su dios; vuélvete tú como ella». 16 Rut le respondió: «No in- te por sus compatriotas. Diez años había durado su ausencia. De
sistas en que te deje y me vaya lejos de ti; donde vayas tú, iré pronto circuló la voz entre el elemento femenino de que Noemí
yo; donde mores tú, 17moraré yo; tu pueblo será mi pueblo, y tu había regresado acompañada de una joven moabita. Toda la ciudad
Dios será mi Dios; donde mueras tú, allí moriré y seré se-
pultada yo. Que Yahvé me castigue con dureza si algo, fuera se conmovió al verlas llegar solas, sin que las acompañara ningún
de la muerte, me separa de ti». ls Viendo que Rut estaba deci- hombre. Además, los años y los sufrimientos habían hecho mella
dida a seguirla, cesó Noemí en sus instancias. en el físico de Noemí, tanto que las mismas mujeres se decían;
¿Es ésta Noemí?, queriendo significar: ¿Cómo llega tan necesitada
El amor que profesaba Rut a su suegra pudo más en ella que las y pobre, envejecida y sin marido e hijos y con una mujer moabita
ventajas que podía esperar si regresaba a su pueblo. Noemí insiste, por compañera? Por la narración siguiente se deduce que las bet-
pero ella porfía en acompañarla. Mira, le dice, tu cuñada se ha vuelto lemitas acosaron a Noemí con preguntas sobre las incidencias de su
a su pueblo y a su dios. En estas palabras encontramos la idea antigua vida en Moab y que ella hizo un elogio de la conducta de Rut. La
de que cada pueblo tenía sus dioses, que ejercían sobre el mismo alusión a su nombre, Noemí (que significa mi graciosa), en aquellas
poder absoluto. No solamente el pueblo bajo de Israel, sino todos circunstancias desagradables le llegaba al alma. Para que entre su
los que no estaban en contacto íntimo con los medios estrictamente nombre y su condición actual hubiera correspondencia, prefería que
monoteístas, admitían la existencia real de los dioses extranjeros. la llamaran Mará (amargada, la cenicienta). El Omnipotente (Sad-
Sin duda, Yahvé era el Dios de los padres, más poderoso que todos day) (Gen 49,25; N ú m 24,4-16) la ha afligido. Reconoce Noemí
los dioses juntos de los pueblos vecinos, que aun en tierra extran- que Dios la ha castigado, aunque no tiene conciencia de que haya
jera defendía a los suyos; pero se creía que los dioses extranjeros pecado contra El. Pero, cuando Dios se ha comportado de esta
estaban en su derecho de ejercer un poder incontestable sobre sus manera, sus razones tendrá, pues es justo en su proceder. Noemí
propios territorios 1. A esta creencia alude Jeremías (2,10). Rut, no se rebela contra la justicia divina. Al final del capítulo se dice
al acompañar a Noemí a su tierra, se obliga a trocar sus dioses que las dos mujeres llegaron a Belén cuando comenzaba la siega
por el Dios de Israel y a refugiarse bajo sus alas (2,12). Tu pueblo, de la cebada, es decir, hacia el mes de mayo (2 Sam 21,9-10). Esta
dice a Noemí, será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios (1,16; 2,12). aclaración no tiene otra finalidad que la de preparar la narración
Incorporándose a la familia de Noemí tiene derecho a ser sepultada siguiente y acaso aludir a la rapidez con que se sucedieron los
acontecimientos.
en el sepulcro de los que desde ahora considera como sus padres
(1,17). Rut rubrica con un juramento imprecatorio su incorpora-
ción a la familia de Noemí, con todos sus derechos y obligacio- Rut espiga en los campos de Booz (2,1-7)
nes (v.17). El juramento imprecatorio parece inspirarse en la visión
1
de la víctima que se inmolaba en el momento de hacer el juramento. Tenía Noemí un pariente por parte de su marido, Elimelec,
1
hombre poderoso, de nombre Booz. 2 Dijo Rut a Noemí: «Si
A. VINCENT, La religión des judeo-araméens d'Eléphantine (París 530). quieres, iré a espigar al campo donde me acojan benévolamen-
te»; y Noemí le dijo: «Ve, hija mía». 3 Fue, pues, Rut, y se puso
a espigar en un campo detrás de los segadores. Dioso precisa-
mente el caso de que el campo era de Booz, el pariente de Noe-
mí; 4 y he aquí que vino éste de Belén para visitar a los segado-
res, a quienes dijo: «Yahvé sea con vosotros»; contestándole
ellos: «Yahvé te bendiga». 5 Y preguntó Booz al criado suyo que
202 Rut 2 Rut 2 203
estaba al frente de los segadores: « ¿ D e quién es esa joven?»; en el vinagre.» Ella se sentó al lado de lo» Ntiniulureí», y 41 le dio
6
y él le contestó: «Es u n a joven moabita q u e se ha venido con una porción de trigo tostado, de que comió olla lumia Nnciiirse,
N o e m í de la tierra de M o a b . ^ M e dijo: D é j a m e espigar detrás y le sobró; y guardando lo que le había sobrado, ^ w leviintó
de los segadores. D e s d e la m a ñ a n a hasta ahora está aquí, y bien para seguir espigando. Booz m a n d ó a sus criación, illcUSulolc's:
poco que ha descansado en la cabana». «Dejadla espigar también entre los haces, sin reñirle, "' y SIK'Íid
vosotros m i s m o s algunas espigas de las gavillas y tiracllus pu'a
E n contra de lo q u e el texto masorético podría hacer sospechar, que ella las recoja, sin decirle nada». 17 Estuvo espigando Knt
Booz n o era solamente conocido de Elimelec, sino u n pariente suyo en el c a m p o hasta por la tarde; y después de batir lo que luihía
(2 R e I O . I I ; Sal 31,12; 55,14). C o n relación a N o e m í , era pariente espigado, había c o m o u n efá de cebada.
p o r alianza. Booz era affinis de N o e m í y cognatus de Elimelec
(JOUON, l . c , 46). E r a u n h o m b r e poderoso d e Belén. N o e m í y R u t Estaba Booz al corriente de las historias q u e se rumoreaban en-
eran p o b r e s y viudas, t a n t o q u e tenían d e r e c h o de acogerse a la ley tre el p u e b l o en t o r n o a las dos mujeres advenedizas. G r a n sensa-
mosaica (Lev 19,9-10; 23,22; D e u t 24,19-22) de ir a espigar en los ción había causado la conducta de Rut—referida, sin duda, por
campos al t i e m p o de la cosecha. Esta c o s t u m b r e , a m p a r a d a p o r una N o e m í — p a r a con su suegra. Booz era el primero en reconocer lo
ley, restringíase en la práctica p o r la v o l u n t a d del propietario del heroico de su conducta y trata ahora de recompensarla. E n adelante
campo. Casualmente, el c a m p o a d o n d e se dirigió R u t pertenecía n o será u n a espigadora como las otras. Ella p o d r á t o m a r la refección
a Booz. El autor sagrado créese obligado a hacer esta aclaración para con los segadores, j u n t a r s e con las sirvientas de Booz y apagar su
indicar q u e la Providencia divina dispuso la m a r c h a d e los aconte- sed bebiendo de lo q u e b e b a n los criados. Booz mismo, presentí; a
cimientos a su beneplácito, sin q u e h u b i e r a p o r p a r t e de N o e m í u n la hora de comer, le alargó b u e n a ración de p a n tostado, de que co-
plan a s t u t a m e n t e preconcebido. mió hasta saciarse, y le s o b r ó . L e autorizó a espigar entre los haces,
M i e n t r a s R u t estaba ocupada en espigar llegó Booz a su h e r e - lo q u e estaba t e r m i n a n t e m e n t e prohibido a los otros espigadores.
d a d y, después de saludar a sus criados, p r e g u n t ó p o r la parentela Su deferencia hacia ella llegó hastar m a n d a r a los criados, que, al
de aquella joven espigadora. P r o b a b l e m e n t e había m u c h o s otros p o - tener e n t r e sus m a n o s el p u ñ a d o de espigas, dejaran caer adrede
bres espigando en el c a m p o , a los cuales Booz conocía; p e r o igno- algunas al suelo para q u e las recogiera R u t . Al llegar al atardecer,
raba la condición familiar d e aquella joven. El q u e estaba al frente halló q u e había recogido cerca de 36 litros de cebada (un ijd)
de los segadores le aclaró q u e era la (con artículo, según el texto (Ex 16,36; Lev 5,2). A c a s o el v.12 indique la finalidad q u e se pro-
griego) j o v e n moabita. T o d a la ciudad había c o m e n t a d o el caso de puso el autor del libro.
las dos mujeres; todos las conocían; pero, en concreto, la j o v e n m o a -
bita acaparaba la atención d e las gentes. El capataz p o n d e r a a Booz Coloquio entre Noemí y Rut (2,18-23)
la tenacidad de R u t en el trabajo: Está ahí, le dice, desde la mañana
18
hasta el presente, sin darse reposo alguno. T o d o el v.7 presenta algu- Cogiólo y se volvió a la ciudad y mostró u su suegra lo i|ue
nas dificultades, t a n t o en el texto h e b r e o como en las versiones. L a había espigado. Sacó t a m b i é n lo que había guardado, lo i|ue
lección q u e h e m o s a d o p t a d o parece la m á s conforme ( V I N C E N T , después de c o m e r le sobrara, y se lo dio. | g Su suegra le elijo:
« ¿ D ó n d e has espigado hoy y dónele has trabajado? Bendito sea
JOUON).
el q u e se ha interesado p o r ti». R u t dio a conocer a su suenra
d ó n d e había trabajado, diciendo: «El n o m b r e del hombre en
Deferencia de Booz hacia Rut (2,8-17) cuyo c a m p o he trabajado es Booz»; 2Ü y dijo N o c m i a su nuera:
s
«Bendito él de Y a h v é , q u e la gracia que hizo a los vivos .se la ha
Dijo Booz a R u t : «¿Oyes, hija m í a ? N o vayas a otros c a m - hecho t a m b i é n a los muertos»; y añadió Nocmi: «Es pariente
pos a espigar ni te apartes de aquí. 9 Ú n e t e a mis criados y vete cercano nuestro ese h o m b r e , es de los que tienen sobre nos-
con ellos al c a m p o d o n d e se siegue. Ya diré a mis criados que otros el derecho del levirato»; 2 1 R u t añadió: « T a m b i é n me ha
nadie te t o q u e ; y si tienes sed, te vas al hato y bebes de lo q u e dicho: Sigue con m i s gentes hasta que se Nieguen todas mis co-
beban los criados». 10 Postróse R u t rostro en tierra, y dijo: « ¿ D e sechas.» 22 Y N o e m í dijo a Rut, su nuera: «Mejor es, hi¡a mía,
d ó n d e a m í h a b e r hallado gracia a tus ojos y serte conocida yo, q u e vayas con sus c r i a d o s , n o te vayan a tratar mal en otro
u n a mujer extraña?» n El le contestó: «Sé lo q u e has h e c h o campo». 23 Siguió, p u e s , R u t espigando con los criados de llnoz
p o r tu suegra después de m u e r t o su m a r i d o , y q u e has dejado hasta el fin de la siega d e las cebadas y ele los trinos y habitando
a tus parientes y la tierra en que naciste p a r a venir con ella a con su suegra.
u n pueblo p a r a ti desconocido. 12 Q u e Yahvé te pague lo q u e
has hecho y recibas c u m p l i d a r e c o m p e n s a de Yahvé, Dios de
R u t m u e s t r a a su s u e g r a la cantidad de i'oli.ula rccociitla. Ai de-
Israel, a quien te has confiado y bajo cuyas alas te has refugia-
do». 13 Ella le dijo: « Q u e halle yo gracia a tus ojos, m i señor, cirle q u e estuvo en el c a m p o d e Bou/, y al relerii le lus ¡ítem iones que
que m e has consolado y has hablado al corazón de tu sierva, t u v o para con ella, N o e m í c a e en la cuenta de que aquel hombre era
a u n q u e n o soy yo ni c o m o una de tus criadas.» 14 A la hora de pariente carnal d e E l i m e l e c y de q u e tenia, por consiguiente, el
comer, dijo Booz a R u t : «Acércate acá, c o m e y moja tu pan derecho d e levirato sobre e l l a s . El gocl (3,9; 4,1) está obligado por la
204 Rut 3 liut i 205
ley de solidaridad del clan a respetar al p a r i e n t e q u e ha caído en la
esclavitud ( L e v 25,47-48), a c o m p r a r el c a m p o o herencia q u e fue En la era de Booz (3,6-16)
alienado ( L e v 25,25-28), a vengar la sangre ( N ú m 35,19; J u e 8, 6
Bajó, pues, a la era e hizo todo cuanto le hulil» inundado
18-21), a casarse con la viuda d e su h e r m a n o para asegurar su su suegra. 7 Booz comió y bebió y se alegró nú roru/An. Fue a
posteridad ( D e u t 25,5-10). E n el caso presente, Booz, c o m o goel acostarse al extremo de )a hacina, y Rut se acercó aiUmlnmcnte,
o pariente m á s p r ó x i m o , según creía N o e m í , venía obligado a com- descubrió sus pies y se acostó. 8 A media noche tuvo el limnbre
p r a r el c a m p o d e Elimelec (4,4) y casarse con R u t (3,9-13; 4,6). u n sobresalto, e incorporándose, vio que a sus pies cslnlm acos-
Siguiendo la invitación d e Booz, y conforme al consejo de su suegra, tada u n a mujer, 9 y p r e g u n t ó : «¿Quién eres tú?» Iillii respon-
dió: «Soy Rut, t u sierva; extiende tu m a n t o sobre I11 «ierva,
R u t siguió espigando en los c a m p o s de Booz hasta el fin de la siega pues tienes sobre ella el derecho del levirato.» 10 El dijn: «Ben-
del trigo, q u e empieza dos o tres semanas después de la siega d e la dita de Yahvé seas, hija mía; tu proceder ha sido a lu último
cebada (1,22). mejor todavía q u e al principio, pues no has buscado ningún
joven, p o b r e o rico. n N o temas, hija mía; yo haré por ti cuanto
m e digas, pues sabe m u y bien todo el pueblo que habiln dentro
Noemí aconseja a Rut (3,1-5) de las puertas de m i ciudad que eres u n a mujer virtuonu. 12 Yo
1
Dijo Noemí, la suegra de R u t , a ésta: «Hija mía, voy a p r o - tengo, en verdad, el derecho del levirato, pero hay otro que es
curarte una posición p a r a que seas feliz. 2 Booz, con cuyos cria- pariente m á s p r ó x i m o q u e yo. 13 Pasa ahí la noche, y mañana,
dos has estado, es pariente nuestro, y esta n o c h e va hacer en su si él quiere hacer uso de su derecho, que lo haga, y si 11» quiere
era la limpia de la cebada. 3 Lávate, úngete, vístete y baja a la hacerlo, yo lo haré, vive Yahvé. Acuéstate hasta la nmñana».
era. P r o c u r a q u e n o te vea hasta q u e n o haya acabado de c o m e r 14 Q u e d ó s e ella acostada a sus pies hasta la mañana, levantán-
y b e b e r ; 4 y cuando vaya a acostarse, m i r a bien d ó n d e se acues- dose antes de que los h o m b r e s p u e d a n reconocerse unn< 11 otros.
ta, y entra después y, levantando la cubierta de sus pies, te El m a n d ó : « Q u e n o se sepa q u e esta mujer ha venido n lu era».
acuestas a ellos. El m i s m o te dirá q u é es lo q u e has de hacer». 15 Y añadió: «Coge el m a n t o q u e te c u b r e y sosténlo». Hostúvo-
5
Ella le respondió: « H a r é cuanto tú m e mandes». lo ella, y le echó él seis m e d i d a s de cebada, que le carm'i, y ella
entró en la ciudad.
L a situación en q u e se e n c o n t r a b a R u t p r e o c u p a b a a N o e m í , la
cual quería darle aquella paz q u e le deseaba de p a r t e de Yahvé (v. 8.19) El plan d e N o e m í c u m p l i ó s e en todos sus pormenores. Hooz n o
«en la casa de su marido», y a este efecto le expone el plan q u e ella reprocha a R u t su c o m p o r t a m i e n t o ; al contrario, la bendin' por su
h a m e d i t a d o y q u e le ha sugerido su parentesco con Booz. Sabe q u e conducta hacia su suegra (2,11) y p o r el deseo legítimo y justo de
Booz «esta n o c h e va a hacer en su era la limpia d e la cebada». querer asegurar u n a descendencia legal a Elimelec, prefiriendo ca-
Para esta operación se aprovechaba la brisa del mar, q u e sopla sarse con u n viejo q u e b u s c a r a u n j o v e m , p o b r e o rico. Booz 110 tiene
hacia media t a r d e en los m o n t e s d e J u d á . inconveniente alguno e n casarse con R u t , p e r o existe u n H»el más
El t é r m i n o noche d e b e entenderse, como en otros pasajes (Jos 2,2), próximo q u e él y, por consiguiente, con m á s derecho sobre ella.
p o r tarde, hacia el crepúsculo. T e r m i n a d a la operación d e la lim- Booz p r o m e t e activar c u a n t o antes la cuestión del levirato, obligando
pieza, e n t r a d a ya la noche, Booz cenaría en el c a m p o y se entregaría al pariente m á s p r ó x i m o a q u e ejerza su derecho, o, en raso de
al descanso j u n t o a u n o d e los m o n t o n e s de grano, gozando del negarse, hacer él uso del m i s m o . B o o z dictó a R u t las precauciones
fresco de una n o c h e de j u n i o . Booz p e r n o c t a b a en el c a m p o , o bien q u e debía t o m a r p a r a asegurar su b u e n a reputación de mujer d e
p o r razón d e c o m o d i d a d o p a r a proteger la cosecha de los posibles valer ( G e n 47,6; E x 18,21; P r o v 12,4; 31,10), enviándola u su casa
ladrones. R u t irá a j u n t a r s e a él en la era y recordarle su d e r e c h o después d e h a b e r depositado en la e x t r e m i d a d del manto de R u t
d e levirato. P o r respeto a t a n gran señor (2,13) d e b e lavarse, u n g i r seis medidas (homer, u n poco m á s d e tres litros) de cebailu.
su cuerpo con aceite aromatizado (Jdt 10,3), signo d e b u e n a r e p u -
tación (Gant 1,3; Ecl. 7,1), y cubrir su cuerpo con u n gran m a n t o Rut regresa a su casa (3,16-18)
(simlah), posiblemente lujoso (mitppahat, v.15), p a r a ocultar ante
16
las gentes su personalidad. Se acercó R u t calladamente y, levantando C u a n d o llegó R u t a casa d e su suegra, le preguntó ésta:
la porción del m a n t o q u e cubría los pies de ! ; Booz, se acostó j u n t o « ¿ Q u é has hecho, hija mía?» Ella le contó lo que el hombre
a ellos. N a d a de indecoroso hay en esta acción, q u e a los ojos de había hecho p o r ella, 17 y a ñ a d i ó : «Me ha dado, iidi-iiiii», estas
N o e m í es el único m e d i o p a r a obligar a Booz a q u e c u m p l a con el seis medidas de cebada, d i c i é n d o m c : No vuelvan a <»»11 de tu
suegra con las m a n o s vacías». l g N o e m í le dijo: «ICntal» tranqui-
deber q u e le i m p o n e la ley del levirato. L a acción d e R u t equivalía
la, hija mía, hasta ver c ó m o a c a b a lu CON», pitón ene hombre no
a pedir a Booz q u e la tomara p o r esposa. descansará hasta t e r m i n a r h o y m i s m o ente nnunto».
N o e m í m u e s t r a impaciencia p o r conocer el desenku > de las
gestiones de R u t . A l llegar le p r e g u n t a : ¿Qi«! has Iwcíio, hija mía.
(Sobre el sentido del interrogatorio hebraico en este luijiir, véase
206 Rut 4
Rut 4 207
J O U O N , L a , 78.) Acaso la p r e g u n t a de N o e m í tenga el sentido d e : /
¿Cuál es t u condición actual? ¿Eres ya esposa de Booz o sigues hacer valer el derecho q u e le concede la ley del Icvii.ilo, <li'be obli-
siendo, c o m o antes, m i nuera, viuda? N o cabe d u d a que, si n o garse a dos cosas: 1) c o m p r a r la porción del campo que 111c de su
h u b i e r a existido u n goel m á s próximo, Booz la hubiera desposado pariente (hermano, dice el texto masorético) Elimelec, ijiu: Noemí
aquella m i s m a noche, p o r concederle aquel d e r e c h o la legislación p o n e en venta, y 2) t o m a r a R u t p o r esposa, como mujer il*«l difunto,
hebraica. L o s deseos de N o e m í n o se realizaron tal como ella había para hacer vivir el n o m b r e del difunto en su heredad. No puede
s o ñ a d o p o r ignorar la existencia del pariente m á s próximo. acogerse a u n derecho y renunciar al otro. Los dos son iiim'i arables.
Según N ú m 27,8-11: «Si u n o m u e r e sin dejar hijos, haléis pasar
la heredad a su hija; y si n o hay t a m p o c o hija, pasará a MU herma-
El pariente más próximo renuncia a sus nos la heredad. Si n o hay h e r m a n o s , daréis la heredad a IIIN herma-
derechos (4,1-7) nos de su padre; y si n o hay h e r m a n o s de su padre, pasaléiN la h e -
r e d a d al más próximo pariente de la familia; de éste se\h». La h e -
1
Booz subió a la puerta de la ciudad y se sentó allí. Vio pasar rencia, como se ve, n o se retransmitía a las viudas. Únicamente
al pariente m e n c i o n a d o y le dijo: «Detente y siéntate aquí, fu- tenían sobre la m i s m a el derecho de usufructo mientra» vivieran,
lano». Detúvose el h o m b r e y se sentó. 2 L l a m ó Booz a diez de pasando a su m u e r t e a u t o m á t i c a m e n t e al pariente má» cercano.
los ancianos de la ciudad y dijo: «Sentaos aquí». U n a vez sen- Esta fue la situación de N o e m í . N o podía ella enajenar una heren-
tados, 3 dijo al pariente p r ó x i m o : «Noemí, q u e ha vuelto de la cia q u e n o le pertenecía; únicamente, en caso de necesiiliul, podía
tierra de M o a b , vende la porción de c a m p o que fue de nuestro
h e r m a n o Elimelec. 4 H e querido darte cuenta de ello para de- ceder el usufructo p o r u n t i e m p o determinado. «Si tu hermano
cirte: C ó m p r a l a si quieres, en presencia de los ancianos de la empobreciere y vendiere algo de su propiedad, vendrá el que t e n -
ciudad q u e están aquí sentados. Si quieres usar de tu derecho ga derecho, el pariente m á s próximo, y rescatará lo vi'iulido por
de levirato, usa; y si n o quieres, manifiéstalo para q u e yo lo su hermano» ( L e v 22,25). N o e m í quiere vender el campo, en el
sepa, pues n o hay nadie q u e antes que tú tenga ese derecho; sentido q u e h e m o s indicado arriba, y el pariente más próximo tie-
después de ti vengo yo». El respondió: «La c o m p r a r é » . 5 Booz ne la obligación d e i m p e d i r q u e lo c o m p r e n personas ex!rañas a la
le dijo: «Al c o m p r a r a N o e m í el c a m p o , tendrás q u e recibir a familia o clan. Sin e m b a r g o , n o p u e d e contentarse con abonar cierta
R u t la moabita p o r mujer, c o m o mujer del difunto, para hacer cantidad y hacerse con el campo, sino q u e está obligado también,
vivir el n o m b r e del difunto en su heredad». 6 El otro respondió:
como p r i m e r goel d e Majalón, difunto el marido de Rut, ¡1 tomar a
«Así n o p u e d o c o m p r a r l o , p o r t e m o r de perjudicar a mis h e -
rederos. C ó m p r a l o tú, pues yo n o p u e d o hacerlo». 7 H a b í a en ésta por esposa «para hacer vivir el n o m b r e del difunto en su h e -
Israel la costumbre, en caso de c o m p r a o de cambio, para con- redad». Si de este m a t r i m o n i o naciere u n niño, pasará a él la p r o -
validar el contrato, de quitarse el u n o u n zapato y dárselo al piedad, por considerarse legalmente hijo de Elimelec, hijo de M a -
otro. Esto servía de p r u e b a en Israel. jalón. E n este caso, el goel se quedaría únicamente con Rut como
esposa, pero s i n el c a m p o y sin p o d e r dar su n o m b r e al niño, q u e
A l poco t i e m p o de partir R u t para su casa, Booz se fue a Belén llevaría el del d i f u n t o . E n estas condiciones no ve el goel más p r ó -
p a r a activar el asunto de su m a t r i m o n i o . Era m u y posible q u e algu- ximo m u c h o p r o v e c h o en reclamar sus derechos, y renuncia a
n o d e los criados o cualquier otra persona de Belén hubiese visto ellos en favor a Booz. E n el v.5 se considera a Rut como si fuera la
a R u t en el c a m p o de Booz en las horas intempestivas de la noche esposa de Elimelec, jefe d e familia, n o teniéndose en cuenta a M a -
y h u b i e r a d a d o ocasión a las habladurías del p u e b l o . C o n ello se jalón, q u e sólo es u n intermediario 1.
m e n o s c a b a b a la v i r t u d de R u t y la b u e n a reputación de Booz.
E n Israel, los negocios públicos y privados se ventilaban en la p u e r t a
d e la ciudad, lugar p o r d o n d e tenían q u e salir o entrar todos los
El derecho del levirato pasa a Booz (4,8.12)
c i u d a d a n o s . E n D e u t 25,7 se dice q u e la cuestión del levirato debía
resolverse en público, en la p u e r t a de la ciudad, en presencia d e los 8 El p a r i e n t e p r ó x i m o había dicho a Booz: «Cómpralo tú por
ancianos o notables de la misma. Diez fueron los llamados p o r Booz tu cuenta». Y se quitó el zapato. '> Booz, dijo a los mínanos y a
para q u e fueran testigos del contrato q u e iba a formularse entre todos los presentes: «Testigos sois hoy de que yo compro a
los dos parientes m á s próximos. El autor n o ha consignado el n o m - N o e m í c u a n t o perteneció a Elimelec, a Quelyón y 11 Majalón,
b r e del otro pariente, p r o b a b l e m e n t e p o r q u e lo ignoraba. E n el 10 y que t o m o al m i s m o t i e m p o por mujer a Rui lu moabita,
texto h e b r e o ( v . i ) se dice: peloni almoni: tal y tal, para significar mujer d e Majalón, para que no so horre de entre su» hermanos
y de la p u e r t a d e la ciudad el n o m b r e del iliñinlo. Ti-Kligos sois
fulano. L a m i s m a expresión p a r a indicar u n lugar i n d e t e r m i n a d o de ello». 11 Respondió todo el pueblo que esliiba en lu puerta y
(1 Sam 21,3; 2 R e 6,8). Este detalle, como h e m o s anotado en la los a n c i a n o s : «Somos testigos. I luuu Yahve que lu mujer que
introducción, es una p r u e b a d e la honorabilidad del autor sagrado. entra e n t u casa sea c o m o Lía y Kuquel, que cdil'u tuon la casa
A n t e los diez testigos y el p u e b l o q u e se había reunido, Booz
planteó al goel más p r ó x i m o la cuestión de esta manera: Si él quiere 1 H. H. ROWLEY, The Marriage <>f Ruth: «Tlu- I l.uv.ml 1lu111l11uie.il Kivi.'w», 40 (1947
77 -99;TH. C. VRIEZEN, TWO oíd Cruces: K'i/I 4,1,: 1 >ui|i,-«UmmlMn: Stwlli-i», 5 (1940)
80-88.
208 Rut 4
Rut 4 209
de Israel. Que por ella seas poderoso en Efrata y tengas renom-
bre en Belén. 12 Que sea tu casa como la casa de Fares, el que Por lo mismo, el gesto de Noemí para con el hijo de su nuera no
Tamar dio a Judá, por la descendencia que de esa joven te dé quiere significar que ella lo adopte. Ni tiene por qué hacerlo, por
Yahvé». cuanto el niño, en cierta manera, es suyo. El texto del v.17 es in-
coherente en hebreo: «Y las vecinas le dieron un nombre, diciendo:
El goel más próximo cede todos sus derechos y obligaciones a
A Noemí le ha nacido un hijo, y le pusieron por nombre Obed».
Booz. Como prueba de esta transmisión o cesión de derechos y
La lección original parece ser: «Y las vecinas dijeron: ]A Noemí
deberes, aquél se quitó el zapato y se lo dio a Booz (LXX). En Deut
le ha nacido un hijo!», y ella (Noemí) le puso por nombre Obed
25,9-10 se dice que, «si el hermano se negara a tomar por mujer a su
(JOUON, VINCENT). Obed significa el que sirve o rinde culto a una
cuñada viuda, y porfiare en ello, la cuñada se acercará a él en pre-
divinidad, cuyo nombre se ha suprimido. Noemí es hebrea y Rut
sencia de los ancianos, le quitará del pie un zapato y le escupirá en
moabita. Obed es agregado al judaismo por su padre, Booz, y por
la cara..., y su casa será llamada en Israel la casa del descalzado».
su abuela, Noemí.
En el caso de Rut no hubo necesidad de esto último, por cuanto de
Una vez nacido el niño, Rut y Booz desaparecen totalmente de
una manera u otra se solventaba su situación. Booz muestra interés
la narración. La causa de ello radica en que el autor sagrado quiere
en ejercer él personalmente el derecho de levirato, y en cierta ma-
resaltar la maternidad legal de Noemí, esposa de Elimelec. Obed
nera fuerza al goel más cercano a que le ceda sus derechos.
(el siervo, se sobrentiende, de Yahvé) engendró a Isaí, que engen-
Los ancianos llamados para ser testigos de esta cesión de dere-
dró a David. La última frase: Isaí engendró a David, indica la razón
chos y el pueblo que se había congregado allí hacen votos por la
0 una de las razones de la narración: el interés que concede el autor
prosperidad del nuevo matrimonio. Desean que Rut sea como Ra-
al gran rey David (JOUON, Le, 95).
quel y Lía, las cuales, personalmente y por mediación de sus sir-
Es muy probable que, originariamente, el libro de Rut termi-
vientas Bala y Zelfa, edificaron la casa de Israel (Gen 35,23-26).
nara en el v.17, con la mención del rey David, y que los v.18-22
Evocan el recuerdo de Tamar, la cual, por su unión levirática con
se añadieran posteriormente a base de los datos consignados en
Judá (Gen c.38), dio a su difunto marido Er dos mellizos, Zaray y
1 Crón 2,5-25. Saber ceñirse es un arte, y el narrador de esta his-
Fares, antepasados de Booz (1 Crón 2,5.9-10) y de los efrateos
toria, que es un artista, ha terminado hábilmente su relato con la
(1 Crón 2,5.9.19.50). Antiguamente Belén llamábase Efrata (1,2;
genealogía breve de Obed a David. El narrador insiste sobre el
Miq 5,1).
punto de vista según el cual el niño Obed es hijo de Elimelec
(4,5.10.14) y de Noemí (v.14-17). El glosador no incurre en nin-
Matrimonio de Booz y nacimiento de Obed (4,13-22) gún contrasentido, ni su genealogía de los versos 18-22 se opone a la
13
Tomó Booz a Rut y la recibió por mujer, y entró a ella, y del v. 17. El primogénito del matrimonio Booz-Rut es al mismo
Yahvé le concedió concebir y parir un hijo. 14 Las mujeres de- tiempo hijo legal de Majalón y real de Booz, heredero de uno y
cían a Noemí: «Bendito Yahvé, que no ha consentido que te otro. En Obed se une la línea de Majalón y la de Booz, proveniente,
faltase15 hoy un redentor. Que su nombre sea celebrado en Is- en definitiva, los dos de Judá y Fares y terminando en David.
rael. Que sea el consuelo de tu alma y el sostén de tu vejez, Todos los nombres que figuran en esta genealogía ampliada
pues te lo ha dado tu nuera, que tanto te quiere, y es para ti reaparecen, aunque con algunas pequeñas diferencias, en las ge-
mejor que siete hijos». 1716 Noemí tomó al niño, se lo puso al nealogías del Mesías que nos han dejado los evangelistas San Ma-
seno y fue su madrina. Las vecinas le dieron nombre al de- teo (1,5) y San Lucas (3,31). El nombre de Rut se menciona en la
cir: «A Noemí le ha nacido un hijo,18y le llamaron Obed. Este
fue padre de Isaí, padre de David». He aquí la posteridad de genealogía de San Mateo. Aunque extranjera, merece figurar entre
19 los antepasados del Mesías, que era «luz para la iluminación de
Fares: Fares engendró a Esrom; 20
Esrom engendró a Aram;
Aram engendró a Aminadab; Aminadab engendró a Naa- los gentiles» (Luc 2,32), por su fe en Dios, su devoción hacia Noemí
són; Naasón engendró a 22Salmón; 21 Salmón engendró a Booz; y por su piedad filial.
Booz engendró a Obed; Obed engendró a Isaí, e Isaí engen-
dró a David.
Dios hizo que Rut concibiera y diera a luz un hijo. La fecundi-
dad o esterilidad de las mujeres está en manos de Dios (Gen 29,
31-30,2, etc.). Las mujeres felicitan a Noemí con motivo de este
nacimiento y alaban la piedad filial de Rut. Aunque esta última
sea la madre natural del niño, Noemí es su madre legal, lo que deja
entender el texto al decir: «Tomó (Noemí) el niño, se lo puso al
seno y fue su madrina». Las vecinas comprendían bien esta mater-
nidad legal de Noemí al exclamar: «A Noemí le ha nacido un hijo».
Introducción a Samuel 211
del texto hebraico con el griego es necesaria para llegar, en lo posi-
SAMUEL ble, a restablecer el texto primitivo. A veces la versión de Luciano y
de la VL permiten la reconstrucción de un texto hebraico mejor que
el masorético. ¿Cuál de los dos textos, hebraico o griego, ha de pre-
ferirse? No existe unanimidad entre los autores. P. A. H. de Boer 2
concede poco valor al texto griego para reconstruir el texto hebraico
INTRODUCCIÓN primitivo. Peters sostiene la tesis opuesta 3. En la cueva cuarta de
Qumrán (4QSama) se han encontrado restos de todo el libro de
En las Biblias hebraicas modernas, los dos libros de Samuel Samuel en estado bastante perfecto de conservación. Su texto está
(a y b) siguen al de los Jueces. En un principio formaban ambos estrechamente emparentado con la recensión atestiguada por
un solo libro, como lo demuestra la nota masorética final y la que los LXX. Otro manuscrito de Samuel (4QSamb) representa un
figura en i Sam 28,23, con la advertencia de que dicho pasaje está texto similar al de los LXX. Su texto se remonta probablemente a
en la mitad del libro. Su división en dos se generalizó a partir de últimos del siglo 111 a.C. 4 . Lo más prudente es estudiar en cada
la edición de Daniel Bomberg (Venecia 1517). De la unidad pri- caso el texto y ver y discernir qué lección se acerca más al original
mitiva dan testimonio Orígenes (PG 20,581), San Jerónimo (PL 28, hebraico.
598) y otros. En la versión de los LXX, los libros son llamados
«Primero y Segundo de los Reinos», cuya calificación final rechaza Vulgata
San Jerónimo, diciendo: «Non enim multarum gentium regna de-
scribit, sed unius israelitici populi» (La, 599). El santo Doctor pre- Los libros de Samuel fueron de los primeros que San Jerónimo
fiere que se diga libro de los Reyes, no de los Reinos. Los LXX es- tradujo del hebreo. Tiene algunas lecciones propias (1 Sam 15,4;
cribieron los libros de Samuel en dos rollos, aproximadamente de 17,18; 30,20; 2 Sam 2,6, etc.), que deben tenerse en cuenta para la
la misma extensión, uniéndolos a los de los Reyes, con el título ge- crítica textual. El texto consonantico y la escritura defectuosa del
nérico de «Primero y Segundo de los Reyes». La Vulgata siguió la manuscrito hebraico empleado hicieron que no siempre lograra
clasificación de los LXX, distinguiendo cuatro libros de los Reyes. San Jerónimo una traducción feliz.
De ahí que el I y el II de Samuel del texto hebraico corresponden
al I y II de los Reyes en los LXX y Vulgata. El concilio Tridentino Contenido
adoptó la división jeronimiana, que siguen todavía algunos autores. En el contenido de los libros de Samuel cabe distinguir cuatro
Nosotros distinguimos entre I y II de Samuel y I y II de los Reyes. secciones o partes. En la primera (c.1-7) se fija la atención en la
Llámanse libros de Samuel por la antigua creencia (Baba Bathra 15a) figura de Samuel.
de que los escribió el profeta Samuel, cuya obra completaron los Dos personajes resaltan en la segunda sección (c.8-15): Samuel
profetas Gad y Natán, o por el lugar preeminente que ocupa Samuel y Saúl. El primero había envejecido, y sus hijos no seguían los ca-
en la institución monárquica de Israel. minos del padre, por lo que Israel pidió a Samuel un rey «para que
nos juzgue, como todos los pueblos» (8,5). El profeta se resiste en
Texto un principio, pero, ante la indicación de Yahvé, accedió a sus de-
Los dos libros fueron escritos originariamente en hebreo, cuyo seos (c.8). A causa de su desobediencia, Saúl es rechazado por Dios
texto ha llegado defectuosamente hasta nosotros. Las narraciones (c.15). De Saúl y David se ocupan los capítulos 16-31 del libro I de
paralelas con el libro de las Crónicas, a partir de 1 Sam c.31, y la Samuel. Saúl y su hijo mueren sobre los montes de Gelboé en gue-
confrontación del texto de 2 Sam c.22 con el Sal 18, ponen en evi- rra con los filisteos (31,1-13). David les dedica un canto fúnebre
dencia que el texto no ha sido corrompido sustancialmente 1. El (2 Sam 1,1-27). De David se interesa exclusivamente la sección
estilo destaca por su casticismo, lozanía y nitidez, siendo en el cuarta (2 Sam 2,1-20,35). Al final del libro van unos apéndices
género histórico el hebreo más clásico. (c.21-24). Se refiere la muerte de los descendientes de Saúl en Ga-
baón (21,1-14); las hazañas de algunos valientes de David (21,15-
Versión griega 22). Sigue un cántico de acción de gracias (22,1-51) y el oráculo de
El texto griego de Samuel se ha conservado en los códices Va- David (23,1-7). Se enumeran los laureados del rey (23,8-39). Acaba
ticano (B) y Alejandrino (A), corregido este último conforme al texto 2
original hebraico. Luciano revisó el texto, cuyo trabajo publicó Research into Text of I Samuel 1-16 (Amsterdam 1938).
1
Beitráge zur Text-und Literarkritik sowie zur Erkldrunñ der Bik-hcr Stimurl (Fribur-
Lagarde en 1883. En el presente estado de cosas, la confrontación go 1899).
4
1 J. MILIK, Dieci Anni di scoperte nel Deserto di Giudá (Marietti, 1957) 19. La versión de
Para las cuestiones de crítica textual consúltese: P. DHORME, Les Livres de Samuel: los'LXX es conforme a un prototipo hebreo, diferente del que e^t't a la base del texto miso-
«Et. Bibliques»; A. FERNÁNDEZ, Breve introducción a la crítica textual del A. T. (Roma 1917); rético, lo que prueba la existencia de varias recensiones hebraicas de Samuel antes de nuestra
ID., I Samuel 1-15. Crítica textual (Roma 1917); M. REHM, Textkritische Untersuchungen era. H. EYBERS, Notes on the Texts of Samuel found in (juraran Cave 4: «Studies on the liooks
zu den Paralleltexten der Samuel-Konigsbücher und der Chronik (Münster 1937). of Samuel» (Pretoria 1960) 1-17.
212 Introducción a Samuel Introducción J Samuel 233
el libro con la noticia sobre el censo del pueblo, q u e Dios castigó ni en señalar el n ú m e r o d e fuentes ni en determinar su extensión
con tres días de peste (24,1-16). D a v i d alza u n altar en la era de y sus límites. Así v e m o s q u e p a r a Eissfeldt son tres las fuentes de
A r e u n a , el jebuseo (24,17-25). Samuel ( L , J, E ) . P e r t e n e c e n a L : i Sam c.4-6; 2 Sam c.4; 1 Sam 10,
Composición literaria 2 i b - 2 7 ; n , i - 5 . 6 b - i 5 ; 14,49-51; 2 Sam 3,33-34; 8,16-18, etc.; a
J: 9,1-10.16; 11,6a; 13,3-15; a E: 8; 10,17-216; 12 6. L a historia del
U n a lectura superficial del libro o libros de Samuel n o revela arca, los detalles geográficos y la lamentación de David sobre J o -
las anomalías d e composición q u e ofrece. Fijando la atención, se n a t á n p e r t e n e c e n a L 7.
observa e n t r e unos textos y otros algunas divergencias notables E n t r e los católicos, la existencia d e varias fuentes es aceptada
(1 Sam 16,14-23 y 17,55-58). U n o s son favorables a la m o n a r q u í a hoy p o r la i n m e n s a mayoría. Bressan distingue dos (J, E) q u e
(1 Sam c.9; 10,1-16; c u ) y otros contrarios (1 Sam c.8; 10,17-24; escribieron testigos oculares o contemporáneos de los hechos, y
c. 12). L o s primeros representan la tradición de Guilgal o Gálgala, y los otra, q u e llama X, q u e c o m p u s o u n o q u e no fue testigo de lo q u e
segundos la de Masfa. Las narraciones dobles son varias: dos veces refiere (Samuele p.22). D e dos fuentes q u e se armonizan m u -
entra D a v i d en palacio (1 Sam 16,14.23 y 1 Sam 17,1-18); dos veces t u a m e n t e habla D e F r a i n e 8 . D o s tradiciones admite U b a c h , q u e
h u y e de la corte (1 Sam 19,12 y 21,1); dos veces le intenta m a t a r el a u t o r sagrado transcribe ( l . c , 20-21). Rolando de Vaux prefiere
Saúl (1 Sam 18,10-11 y 19,9-11); dos veces interviene J o n a t á n en
hablar d e tradiciones o ciclos (de Samuel, de Saúl, de David).
favor de D a v i d (19,1-17 y 20,8-10.18-39); dos veces es traicionado
D e lo dicho, y p o r lo q u e se d e d u c e de la lectura de ambos li-
D a v i d p o r aquellos a quienes protege (1 Sam 23,1-13 y 23,19-28);
bros, el autor sagrado ha manejado en su composición u n amplio
dos veces se dice q u e Dios r e p r o b ó a Saúl (1 Sam 13,8-15 y 15,
material, escrito y oral, a veces heterogéneo, llevado por el ideal
10-26). A l g u n a s frases n o están en armonía con el resto del libro.
de p o n e r de relieve m á s bien los caminos q u e siguió Dios para lle-
P o r ejemplo, en 1 Sam 7,13 se afirma q u e «los filisteos n o volvieron
var a t é r m i n o sus designios q u e de avalar siempre con su autoridad
m á s contra la tierra de Israel», lo q u e difícilmente se ajusta con 9,16;
c.13-14; 3 0 - 3 1 . Según 1 Sam 15,35, <<no volvió Samuel a ver a Saúl cada u n o d e los p o r m e n o r e s q u e aparecían en las fuentes q u e u t i -
hasta el día d e su muerte», p e r o se e n c u e n t r a n en 19,22-24. O t r o s lizaba.
ejemplos p o d r í a n aducirse. L a existencia d e los diversos materiales utilizados aparece del
estudio desapasionado d e las siguientes secciones: 1) Crónica de la
Fuentes sucesión (2 Sam c.9-20) d e la q u e dice E . de M e y e r que es «una his-
toria verdadera» 9 ; 2) Historia de Samuel (1 S a m c.1-7); 3) Orígenes
Estas anomalías de composición d e m u e s t r a n claramente q u e de la realeza (1 Sam c.8-15); 4) Noticiario sobre Saúl (1 Sam 13,16-
en el libro existe una compilación de varias fuentes preexistentes. 14,46); 5) David en la corte de Saúl (1 Sam 16,14-17,58); 6) Luchas
A h o r a bien, conforme a la c o s t u m b r e antigua oriental, los autores entre Saúl y David (1 Sam 18,1-31,25); 7) David rey (2 Sam 1,1-
semitas utilizaban diversos d o c u m e n t o s o aducían diversas t r a d i - 8,18) i».
ciones anteriores sin mencionarlas explícitamente. U n a sola vez A n t e esta heterogeneidad de materiales q u e esmaltan los libros
cita el autor el libro de Jaser (2 Sam 1,18), citado t a m b i é n p o r el de Samuel, p u e d e alguno d u d a r quizá d e la historicidad d e los mis-
autor de Jos 10,12, de d o n d e copió el autor el canto fúnebre q u e
mos. P e r o la h o n r a d e z del autor, su misma c o n d u c t a de airear los
p r o n u n c i ó D a v i d en h o n o r d e Saúl y J o n a t á n . E n el libro, pues,
diversos textos y dispares tradiciones acerca del p e r í o d o histórico q u e
se plantea el p r o b l e m a de las citas implícitas.
estudia son una garantía d e q u e escribe una historia verdadera e m -
E n general, la crítica i n d e p e n d i e n t e reparte los libros d e Samuel pleando m é t o d o s distintos a los d e la historiografía m o d e r n a . L o s
en dos fuentes principales: libros d e Samuel se p r e s e n t a n exteriormente c o m o u n a compila-
1) I Sam 1; 2; 4-6; 18; 20; 9,1-10.16; 11,1-11.15; 13.2-6.15-23; ción de escritos y tradiciones en t o r n o a los o r í g e n e s de la m o n a r -
19.r-46.52; 16,14-23; 22; 24; 25; c.27-31 (menos 28,8-39); 2 Sam quía. E s t e acontecimiento trascendental en l a historia de Israel
1,17-6.23.' varios textos de c.9-20; 21,1-14.15-22; 23,8-39). debió sin d u d a apasionar a todos los q u e se v i e r o n envueltos en él
2) F r a g m e n t o s d e 1 Sam c.1-3; d e c.4-6; 20; 2 1 ; 23,1-13.14-18; y a su posteridad. El autor sagrado a veces y u x t a p o n e las diversas
7,2-7; 8; i o , i 7 - 2 5 a ; 12; 15; 17,1-18; 18,6-30; 19; 26; 2 Sam 1,6-10. tradiciones, otras veces las combina, las r e s u m e , amplía, etc. Esta
14-16. Las dos fuentes c o r r e s p o n d e n a la yahvista y elohísta del a m a l g a m a d e textos dispares p u e d e ocultar l a m e n t e del autor e
Pentateuco, con las cuales, s e g ú n sus partidarios, p r e s e n t a n analo- inducir a negar o d u d a r de la historicidad d e estos libros. A n t e s
gía e x t r a o r d i n a r i a 5 . Pero entre los críticos n o existe u n a n i m i d a d
6
5 Einleitung in das Alte Testament ( T ü b i n g e n 1956).
W . O . E. O E S T E R L E Y - T H . ROBINSON, An Introduction to the Books ofthe Oíd Testament 7
O t r a s concepciones vigentes se encuentran expuestas en B . MAKIANI, Inlroduclio in
(Londres iQ4g) 88; A. L O D S , Histoire de la Littérature hebraique et juive depuis les origines libros Sacros Veteris Testamenti (Roma 1958) 172-174; K. A . LEIMIIAC-.IT, Die Büchrr Samuel
jusqu'á la ruine de l'étatjuif (i3¡ aprésJ.C.) (París 1950) 121-124; H . H . R O W L E Y , The Growth (Bonn 1936) 4 - 1 1 ; G. K U H L , Die Enstehung des Alten Testaments (Berna 1953) 146-147.
ofthe Oíd Testament (Londres 1950) 64-66; N . H . SNAITH, The Historical Books, en H H . R O W - 8
L'aspect religieux de la royauté Israélite. L'Institution monarchique dans l'Ancicn Testa-
LEY, The Oíd Testament and Modern Study (Oxford 1961) 97-102; R. H . P F E I F F E R , Introduc- ment et dans les textes mésopotamiens (Roma 1954) 89-112.
tion to the Oíd Testament (Londres 1948) 340-373; O . EISSFELDT, Die Komposition der Sa- 9
Die Israeliten und ihre Nachbarstámme (Halle 1906) 485.
muelisbucher (Leipzig 1931). 10 Introduction d la Bible ( T o u r n a i 1957) 41SSS.
214 Introducción a Samuel
Introducción a Samuel 215
de dictaminar en pro o en contra, debe el exegeta determinar 1^
existencia de fuentes preexistentes, su naturaleza, su número, ex., Los libros de Samuel en el marco general
tensión. En caso de que la investigación sea positiva, debe con todo de la historia
cuidado estudiar la actitud del autor sagrado frente a las mencicK
El período comprendido entre Samuel y David no tiene con-
nadas fuentes: si aprueba su contenido, en todo o en parte; si dej a
tacto con los grandes imperios del antiguo Oriente. Egipto y Asi-
a sus respectivos autores la responsabilidad de su contenido, si
ría duermen dentro del límite de sus fronteras. El pueblo más pe-
avala con su autoridad los mínimos pormenores, etc. ligroso para Israel eran los incircuncisos, los filisteos. Fueron ellos
Autor y data de composición los instrumentos de la justicia divina para castigar los pecados de
Helí y de sus hijos (1 Sam 4,10-21). La expansión de los filisteos
En los libros de Samuel se hallan muchos elementos antiguos, hacia el este despertó en Israel la idea de la unidad entre las tribus,
contemporáneos algunos de los mismos hechos. En los tiempos con una autoridad central que las aunara. Por lo mismo, el pueblo
posteriores a David se escribió mucho sobre él y se comentaron pidió a Samuel un rey que saliera al frente de ellos para combatir
las incidencias que le llevaron al trono y su actuación en el mismo. sus combates (1 Sam 8,20).
Hacia los años que siguieron inmediatamente a la caída de Samaría Al lograrse la unificación de Judá y de Israel en la persona de
se generalizaron las especulaciones en torno a la memoria de David. David, alcanzó Israel un poderío militar que bien pronto debían
El desastre del reino del Norte era una ocasión propicia para poner experimentar los enemigos fronterizos. Los filisteos fueron recha-
de relieve las promesas relativas a la continuidad de la dinastía zados y sus ciudades puestas bajo el control de David; algunos mer-
davídica en el trono. Los reyes de Israel perecieron por haberse cenarios filisteos formaron parte dé la guardia real. En el interior
olvidado de Yahvé y no haber seguido el camino que les trazó Da- acabó con los islotes cananeos. Los árameos, amonitas, moabitas y
vid con su conducta. En tiempos de Ezequías hubo gran actividad edomitas le fueron tributarios. Con Tiro mantuvo David relaciones
literaria encaminada a desempolvar recuerdos antiguos y estudiar comerciales, pero no es posible señalar cuándo se produjeron estos
las causas que provocaron la dispersión de Israel entre los pueblos. puntos de contacto, porque no ocupaba todavía Hiram el trono de
Esta primera colección de noticias sobre la naciente monarquía Tiro en los primeros años del reinado de David sobre Israel.
recibió su forma última, con influencias deuteronomistas, en los Esta falta de contacto con los pueblos e imperios de los alrede-
días inmediatos al exilio o durante el mismo. Junto a los ríos de dores dificulta la fijación cronológica de algunos puntos álgidos de
Babilonia medita el pueblo judío sobre el pasado de la nación, que, esta historia. A falta de datos concretos se procede a base de conje-
a la luz del castigo reciente, aparece como una continuada transgre- turas. Hacia el año 1030, Saúl fue proclamado rey; entre los años 1010
sión del pacto concluido en otro tiempo en el desierto H. El trabajo y 972 reinó David. La arqueología no se opone a estas fechas, antes
deuteronomista en los libros de Samuel fue de escasa importancia bien las confirma en líneas generales. Esta despreocupación por la
(i Sam c.7 y 12; 4,18; 2 Sam 2,10-11; 5,4-5; c.7). En este tiempo cronología es un rasgo peculiar de la antigua historiografía semita.
pudo el autor obtener una visión panorámica de la historia de Sa- Contenido doctrinal
muel, Saúl y David y de las etapas que condujeron a éste al trono
No para halagar a los historiadores han entrado los libros de
de Judá y de Israel. El exegeta católico podrá estrujar más o menos
Samuel en el canon bíblico. Encierran ellos un mensaje religioso,
la letra del texto, pero no puede poner en duda, a la ligera, la his- destinado en primer lugar a los israelitas y después a sus herederos
toricidad sustancial de los libros de Samuel. Tenemos en ellos espirituales, los cristianos. Los libros anuncian las condiciones y las
una historia religiosa escrita con métodos arcaicos; pero aun con mé- dificultades del establecimiento del reino de Dios sobre la tierra 13 .
todos y formas de decir y narrar antiguos y populares puede escri- Yahvé es el Dios de Israel y su único rey; el monarca que elija el
birse historia verdadera. En estos libros, como dejamos anotado, pueblo debe ser el representante de Dios en la tierra y el instru-
prevalece el elemento religioso. El hagiógrafo trata de inducirnos mento del que se servirá Dios para obrar grandes cosas. En ambos
a observar la obra de Dios en los acontecimientos, cuyas causas libros aparecen los atributos de Dios. En todas sus páginas se ma-
humanas sabe él describir con viveza y realismo. Justamente, este nifiesta la justicia divina, que castiga a los que le son infieles y
mismo realismo, y sobre todo la imagen de David, en la que nos premia a los justos. Pero su justicia va acompañada de la misericor-
dejó dibujado no tan sólo sus nobles y altas cualidades, sino tam- dia. Ana es premiada con un hijo. Por olvidar sus obligaciones de
bién sus debilidades, constituyen los elementos que nos dan la padre es castigado Helí y su posteridad. Por las mismas razones debe
garantía de la credibilidad de su obra histórica 12 . Samuel ceder el paso a la monarquía. Saúl pierde para él y sus
11
descendientes el reino, a causa de su infidelidad y sus muchos
D E VAUX, Israel: DBS 762. pecados. También David experimenta los efectos de la justicia
12
J. SCHILDENBERGER, Géneros literarios de los libros del Antiguo Testamento: «Los géne-
ros literarios de la Sagrada Escritura» (Barcelona 1957) 131-132; M. BUBER, Die Erzáhlung divina (muerte violenta de algunos de sus hijos, rebelión de
von Sauls Konigswahl: VT 6 (1956) H3-I73 ; CH. KEELY, An Aproach to the Books of Samuel: Absalón, violación de su harén y la peste), siendo perdonado al
CBQ. 10 (1948) 254-27°; A. SCHULZ, Erzáhlungskunst in den Samuelbüchern: «Biblische Zeit-
¿ragen», XI 6-7 (Münster 1923). 13 D E VAUX, Les limes de Samuel 16.
Introducción a Samuel 217
216 Introducción a Samuel
BIBLIOGRAFÍA
arrepentirse de sus faltas. Dios condena el pecado, d o n d e q u i e r a se
e n c u e n t r e , p e r o invita al pecador a q u e se convierta y viva. A) Comentarios
P o r m e d i o d e sus profetas se comunica D i o s a los h o m b r e s .
D e s d e su infancia fue Samuel su confidente. D u r a n t e toda su vida F. HUMMELAUER, Commentarius in libros Samuelis: «Cursus Scripturae
manifestóse Samuel como defensor acérrimo d e los derechos del Sacrae» (Paris 1886); *H. P. SMITH, The Books of Samuel: «International
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estable por la eternidad» (2 Sam 7,16). Yahvé se c o m p r o m e t e a a d o p - Els llibres de Samuel (Montserrat 1953); R. DE VAUX, Les livres de Samuel:
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realeza sobre su p u e b l o . L a m o n a r q u í a , q u e a Samuel parecía con- (Marietti, Turín-Roma 1954).
traria a la teocracia, se convierte en vehículo d e ideas mesiánicas.
L o s profetas p r e s e n t a n a D a v i d c o m o tipo del Mesías, y, u n a vez B) Estudios especiales
realizadas las profecías, los apóstoles hacen resaltar q u e las p r o m e -
Además de las obras citadas de ABEL, Géographie,..; BARROIS, Archéo-
sas hechas a D a v i d se h a n c u m p l i d o en el «hijo d e David» p o r exce- logie; DESNOYERS, Histoire II, consúltense: H. GRESSMANN, Die álteste Ge-
lencia ( M e 10,47-48; M t 15,22). San P e d r o afirma la ascendencia de schichtsschreibung und Prophetie Israel (Góttingen 1921); L. ROST, Die Über-
Jesús del rey D a v i d (Act 2,30; M t 1,1; L e 2,4). C o n D a v i d se a b r e n lieferung von der Thronnachfolge Davids (Stuttgart 1926); J. DE FRAINE,
gloriosas perspectivas para Israel, haciendo surgir en el corazón d e L'aspect religieux de la royante israélite. L'Institution monarchique dans
todos los h o m b r e s de b u e n a voluntad la esperanza de u n Mesías l'A.T. et dans les textes mésopotamiens (Roma 1954); R. PRESS, Der Prophet
Salvador. Samuel. Eine traditionsgeschichtliche Untersuchung: ZAW 56 (1938) 177-225;
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F u e D a v i d de carácter m a g n á n i m o , caritativo y misericordioso. 7 (1954) 73-103; W . BEILNER, Die Totenbeschworungen im 1 Samuel Buch
M á s q u e fijarnos en el lunar q u e s u p o n e n sus pecados de adulterio (Viena 1954); J. BRIGHT, I and II Samuel: «Interpretation», 5 (1951) 450-
y homicidio, d e b e m o s considerar su fe, su a r r e p e n t i m i e n t o y s u m i - 460; S. GOLDMANN, Samuel (London 1951); E. JACOB, La tradition histo-
sión a la palabra de los profetas. El autor del libro de las Crónicas rique dans Israel (Montpellier 1946); C. KEELY, An Approach to the Book
t i e n d e u n velo piadoso sobre u n pecado q u e D a v i d expió c u m p l i - of Samuel: C B Q 10 (1948) 254-270; K. MOHELEN-BRINK, Sauls Ammo-s
d a m e n t e . E n adelante, la conducta de los reyes de J u d á y de Israel niterfeldzug und Samuels zum Konigtum des Sauls: ZAW 58 (1940-1941)
57-70; E. ROBERTSON, Samuel and Saúl: BJRL 28 (1944) 175-205; W. A. IR-
es juzgada t o m a n d o c o m o p u n t o de referencia la d e D a v i d .
WIN, Samuel and the Rise of the Monarchy: «American Journal of Semitic
El p u e b l o pidió a Samuel les diera u n rey como las otras naciones Languages and Literatures», 58 (1941) 113-134); T. C. VRIKZEN, De Com-
(1 Sam 8,20); pero, n o siendo Israel como los pueblos paganos, t a m - positie van de Samuel-Boeken: «Orientalia Neerlandica» (1948) 167-189;
poco podía ocupar su trono u n rey pagano, sino u n vicario o r e p r e - H. WIENER, The Ramah of Samuel: «The Journal of the Palestine Oriental
sentante de Yahvé. A h o r a bien, fue D a v i d el prototipo d e reyes t e o - Society», 7 (1927) 109-120; A. WEISER, Samuels «Philister sieg». Die Über-
cráticos, q u e n o se enorgullece de su cargo, antes bien se reconoce lieferung in 1 Sam. 7: ZThK 56 (1959) 253-272; H. WILDIIIÍRGER, Samuel
a sí m i s m o indigno representante y lugarteniente de Dios sobre la und die Enstehung des israelitischen Kónigtums: T h Z 13 (1957) 442-469;
tierra. El alma d e D a v i d se t r a n s p a r e n t a en la colección de Salmos A. STELLINI, Samuel Propheta (1 Sam. 3,20) et ludex (1 Sam. 7,16) in
q u e se le atribuye, q u e alimentan todavía h o y la piedad de millares Israel (Roma 1957); I. HYLANDER, Die literarische Samuvl-Saul-Komplcx
(1 Sam. 1,15) Traditionssgeschichtlich untersucht (Leipzig 1952); M. JAS-
d e fieles. TROW, The Ñame of Samuel and the Stemsel: JBL 19 (1900) H3-105; M. Bu-
BER, Die Erzdhlung von Sauls Kónigswahl: VT 6 (1956) 113-173. Sobre
Canonicidad la monarquía israelítica: R. LABAT, Le caractére religieux de la royaulé
Judíos y cristianos han a d m i t i d o siempre la canonicidad d e los assyro-babylonienne (París 1939); M . NOTH, Gott, Konig, Vollt im Alten
Testament: «Zeitschrift für Theologie und Kirche», 47 (1950) 157-191;
libros d e Samuel. L o s p r i m e r o s los incluyen en la colección de C. R. NORTH, The Religions Aspects of Hebrew Kingship: ZAW 50 (1932)
«Profetas anteriores» (Nebiim hareshonim), en t a n t o q u e e n el canon 8-38. Lugares de culto en tiempos de la monarquía: Silo, O., IÍISSFEI.DT,
d e la Iglesia o c u p a n u n lugar destacado e n t r e los libros llamados Silo und ferusalem, Suplemento d e «Vetus Ti-slami-nlum» (Lciden 1957)
históricos. F u e r o n conocidos p o r autores del A n t i g u o (Jer 2,37; 138-147; Gabaón, A. BRUNO, Gibeon (Leipzig 1923); II. ( '.A/ÜI.I.ES, David's
15,1; Ecli 46,13-20) y del N u e v o T e s t a m e n t o ( M t 12,3-4; M e 2, Monarchy and the Gibeonite Claim, II Sam. 11,t i.¡: l'KQ (11)55) 165-175;
25-26; A c t 2,30; H e b r 1,5). Padres griegos (Orígenes, Procopio Jerusalén, M. NOTH, ferusalem und die israililisvlic limlitiim: «Oudtcstamen-
d e Gaza) y latinos (San Isidoro d e Sevilla, Beda el Venerable) los tische Studien», 8 (1950) 28-46; H . SCHMIDT, VU/IIIWI und tlic Kulllradition
von ferusalem: Z A W 67 (1955) 168-197. Nnlm- .1 ,n, ,1,1,- |,, alianza: A. BENT-
h a n comentado. Varios d e ellos (Orígenes, San Cirilo d e Alejandría,
San J u a n Crisóstomo) h a n c o m e n t a d o secciones particulares.
218 1 Samuel 1
1 Samuel 1 219
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(Í95 1 ) 74-105; M. HARÁN, The Ark and the Cherubim. There Symbolic Signi- Religiosidad de la familia (1,3)
ficance in Biblical Ritual: IEJ 9 (1959) 30-38; W . R. ARNOLD, Ephod and 3
Subía de su ciudad este h o m b r e de año e n año para adorar
Ark (Cambridge, Mass., 1917); K. BUDDE, Ephod und hade: Z A W 39
a Yahvé Sebaot y ofrecerle sacrificios en Silo. Estaban allí los
(1921) 1-42; J. MORGENSTERN, The Ark, the Ephod and the Tent of Meeting:
dos hijos d e Helí, Ofni y Finés, sacerdotes de Yahvé.
H U C A 18 (1943-1944) 1-17; E. SELLIN, Zu Efod und Terafim: Z A W 55
(1937) 296-298. Sobre la unción véase E. COTHENET, Onction: DBS 6, E r a Elcana u n h o m b r e religioso q u e cumplía con la ley de p r e -
701-732.
sentarse delante de Yahvé al m e n o s u n a vez al año (Jue 21,19). E n
rigor eran tres las visitas q u e t o d o israelita debía efectuar al lugar
del tabernáculo (Ex 23,17; D e u t 16,16), p e r o el t i e m p o y las circuns-
í SAMUEL tancias las redujeron a una. Para llegar a Silo tenía Elcana que reco-
r r e r u n o s cincuenta kilómetros y subir d e s d e la Sefela hasta la m o n -
P R I M E R A PARTE taña. Encontrábase Silo en el lugar q u e o c u p a h o y Seilún, Jirbet Selún,
a u n o s veinte kilómetros al sur d e N a p l u s a , «al n o r t e de Betel, al
SAMUEL: JUEZ DE ISRAEL (1,1-7,27) oriente del camino q u e de Betel s u b e a S i q u e m y al mediodía d e
Lebona» (Jue 21,19). D e s d e el t i e m p o d e Josué (Jos 18,31) se insta-
L a p r i m e r a p a r t e del libro d e Samuel es la continuación lógica laron e n este lugar el tabernáculo y el arca d e la alianza, acaso por su
de la narración d e Jueces 16,31, i n t e r r u m p i d a p o r la inserción del magnífica posición geográfica, al centro d e Palestina. Por m u c h o
episodio d e los danitas, del c r i m e n de G u e b a y del libro d e R u t . t i e m p o fue Silo el centro de la vida nacional y religiosa de Israel;
F u e r o n Helí y Samuel los dos últimos jueces d e Israel. D e poco allí acudían los hebreos el d í a d e los T a b e r n á c u l o s , q u e «de año e n
relieve la figura d e Helí d e n t r o d e la historia d e Israel, sirve para
año se celebraba e n Silo» (Jue 21,19). L a L e y obligaba únicamente
hacer resaltar m á s la del profeta Samuel, q u e cierra el ciclo d e los
a los h o m b r e s , p e r o Elcana acudía al lugar santo con toda su familia.
jueces de Israel y d a p a s o a la monarquía.
E n el v.3 aparece p o r primera vez en la Biblia ía expresión «Yahvé
Sebaot», q u e e n adelante se emplea u n a s 260 veces, de las cuales
Una familia de Rama (1,1-2) dos e n el N . T . ( R o m 9,29; Sant 5,4). L a expresión completa es:
1
H a b í a entre las gentes d e R a m a u n h o m b r e de la familia «Yahvé Dios d e los ejércitos», t a n t o d e los cielos, ángeles (1 R e 22,19),
de S u f originario d e los m o n t e s d e Efraím, llamado Elcana, astros (Is 24,4), como d e la tierra, c o n todos sus elementos: aire,
hijo d e J e r o a m , hijo de Eliú, hijo T o ú , hijo d e Suf, efraimita. agua, vientos, etc. ( G e n 2,1). A l ejército d e Yahvé pertenecen los
2
Tenía dos mujeres, de n o m b r e u n a A n a y otra P e n e n a . P e - israelitas (17,26; E x 7,4), al frente d e los cuales marcha el Señor.
nena tenía hijos, p e r o A n a era estéril. Por anticipación se previene al lector d e q u e e n Silo ejercían sus
U n h o m b r e llamado Elcana (elqanah = Dios h a querido) vivía funciones sacerdotales los dos hijos d e Helí, Ofni y F i n é s , n o m b r e s
en el p u e b l o de R a m a (Ramathaim), con sus dos mujeres, A n a de origen egipcio, con lo cual se a r m o n i z a la ascendencia egipcia d e
(hannah = gracia) y P e n e n a (peninnah = perla, coral); estéril la Israel, p a r t i c u l a r m e n t e d e Leví (Ex 6,25; N ú m 25,7). Helí osten-
p r i m e r a y con hijos la segunda. t a b a el p o d e r s u p r e m o político y religioso d e Israel, u n i e n d o en s u
El emplazamiento d e R a m a debe buscarse e n la actual Rentis, persona las dignidades de j u e z y d e s u m o sacerdote.
a 14 kilómetros al n o r d e s t e d e L i d d a . E r a Elcana d e la estirpe d e
Suf, residente, a pesar d e su condición d e levita, e n la m o n t a ñ a d e
Rivalidad entre esposas (1,4-8)
Efraím (Jos 17,15; 19,50; J u e 3,27). L o s caatitas poseían ciudades
en Efraím (1 C r ó n 6,66-70). •* El día en q u e ofrecía Elcana su sacrificio, daba a Penena,
D e sus dos esposas, A n a era estéril y P e n e n a tenía hijos. L a p o - su mujer, su porción y la de sus hijos e hijas. 5 A A n a le daba
ligamia era tolerada en Israel ( D e u t 21,15-17). L o s patriarcas d e la solamente u n a porción; pues, a u n q u e a m a b a m u c h o a A n a ,
línea d e Set son m o n ó g a m o s ( G e n 7,7), al revés d e los d e la línea d e Yahvé había cerrado su útero. 6 Irritábala su rival y la exaspe-
C a í n ( G e n 4,19). Según el código d e H a m m u r a b i , el m a r i d o n o p u e - r a b a p o r haberla Yahvé hecho estéril. 7 Así hacía cada a ñ o
de t o m a r u n a segunda mujer a menos q u e la primera sea estéril. E n cuando subían a la casa d e Yahvé, y siempre la mortificaba del
Israel, las restricciones antiguas sobre este p u n t o desaparecen en m i s m o m o d o . A n a lloraba y n o comía. 8 Elcana, su m a r i d o , le
decía: «Ana, ¿por q u é lloras y n o comes? ¿Por q u é está triste
tiempos d e los jueces y d e la m o n a r q u í a 1. El caso de las mujeres
t u corazón? ¿No soy yo para ti mejor q u e diez hijos?»
d e Elcana es parecido al d e las mujeres d e Jacob, R a q u e l y L í a
( G e n 16,4-5). El texto d e esta sección p u e d e e n t e n d e r s e d e dos m a n e r a s , según
se siga el t e x t o griego o el masorético. E n la traducción q u e h e m o s
Les Institutions 1,45-46,
d a d o aparece Elcana distribuyendo e n t r e sus familiares l a s partes
220 1 Samuel 1 1 Samuel 1 221
del sacrificio que le correspondía; a Penena daba su ración y la de bernáculo estaba sentado Helí para recibir las consultas que le hi-
sus hijos e hijas; pero a Ana, que era estéril, daba la que le corres- cieran los peregrinos. El texto hebreo emplea el término hecal para
pondía. Esta distribución desigual, justa en el fondo, daba pie a cier- designar la tienda del tabernáculo que se hallaba en Silo (2 Sam 7,6),
to malestar y antagonismo entre las dos esposas, creando en Ana un que se usa asimismo para indicar el templo de Salomón. Pero, se-
complejo de inferioridad frente a su rival, la que, a su vez, veía con gún 3,15, había en Silo algo más que una simple tienda, puesto que
malos ojos el particular afecto que profesaba a Ana su marido. Dhor- el joven Samuel, de madrugada, «abrió las puertas de la casa de
me sigue el texto masorético e interpreta el texto diversamente. Yahvé». Lo que en un principio fue simple tienda convirtióse en san-
Llevado Elcana por el particular afecto que profesaba a Ana, por tuario más sólido en tiempos de los jueces, siendo destruido, proba-
haberla Dios hecho estéril, le entregaba como porción la parte de blemente, por los filisteos (Jer 12,14; 26,6.9; Sal 78,60). Después de
dos (literalmente: «una por cada orificio de la nariz», por ser un la catástrofe que se describe en 4,3ss, el tabernáculo fue trasladado
sacrificio de olor suave a Yahvé). a Nob (21,1-6). El hijo que nazca a Ana será consagrado a Yahvé
Gelosa Penena por esta distinción, se vengaba echando en cara en calidad de ministro del santuario. Como señal externa de esta
a Ana su esterilidad, presentando el hecho como castigo de Dios. consagración llevará los cabellos largos, pero no dice el texto que
En los sacrificios pacíficos se derramaba la sangre al pie del altar; será nazir (Jue 13,5; 16,17), ni que deberá abstenerse de toda
las grasas eran consumidas por el fuego. De las carnes se hacían dos bebida fermentada (Núm 6,3; Jue 13,4). En Ecli 46,13 (hebreo)
partes: una era entregada a los sacerdotes y la otra a la familia, que se llama a Samuel nazir.
la consumía reunida en un banquete sagrado (Lev 7,1 iss; Deut 16, La oración continuada de Ana y el movimiento tembloroso de
n ) . La esterilidad era considerada como una prueba (Gen 16,2; sus labios despertaron en Helí la sospecha de que estaba ebria. No
30,2) o como castigo de Dios (Gen 20,18); era un bochorno para era raro el caso de excederse en la bebida con ocasión de los banque-
una mujer no tener hijos. Según una antigua concepción bíblica tes sacrificiales, con los consiguientes efectos (Am 2,8; Is 28,7-13;
(Gen 20,18; 30,22; Rut 4,13), Dios abre o cierra el seno de una mujer 1 Cor 11,20-21). La respuesta de Ana tranquilizó al sumo pontífice.
casada para facilitar o impedir la concepción. Tuvo Ana el presentimiento de que Dios había escuchado su ruego,
por lo que no hizo ya la cara de antes, comió y bebió con su marido.
Voto de Ana (1,9-19) Con una expresión semítica (Gen 4,1.17), que usan también los
9
griegos (PLUTARCO, Vita Alex. 21), dice el texto que Elcana conoció
U n año, después que hubieron comido y bebido en Silo, a Ana y que Dios se acordó de ella.
se levantó Ana. Helí, el sacerdote, estaba 10 sentado en una silla
ante la puerta del tabernáculo de Yahvé. Ella, amargada el
alma, oraba a Yahvé, llorando muchas lágrimas, H e hizo un Nacimiento de Samuel (1,20-23)
voto diciendo: «¡Oh Yahvé Sebaot!, si te dignas reparar en la
angustia de tu esclava, y te acuerdas de mí y no te olvidas de tu 20
Al volver del tiempo, había concebido y parido Ana un
esclava, y das a tu esclava hijo varón, yo lo consagraré a Yahvé hijo, al que puso por nombre Samuel, porque a Dios se lo ha-
por
12
todos los días de su vida, y no tocará la navaja a su cabeza». bía pedido; 21 y subió Elcana con toda su casa a sacrificar a
Mientras así oraba reiteradamente a Yahvé, Helí le estaba Yahvé el sacrificio anual y cumplir su voto. 22 Ana no subió,
mirando la cara. 13 Ana hablaba para sí, moviendo los labios, sino que dijo a su marido: «Cuando el niño se haya destetado,
pero sin que se oyera su voz, y Helí la tomó por ebria, 14 y le yo le llevaré para presentárselo a Yahvé y para que se quede
dijo: «¿Hasta cuándoI 5te va a durar la embriaguez?; anda a que ya allí para siempre». 23 Elcana, su marido, le dijo: «Haz lo que
se te pase el vino». Ana contestó: «No, mi señor; soy una mejor te parezca. Quédate hasta que le destetes y que Yahvé
mujer que tiene el corazón afligido. No he bebido vino ni otro cumpla tu palabra». Quedóse la mujer en casa, amamantando
ningún licor16inebriante; es que estaba derramando mi alma a su hijo hasta que le destetó.
ante Yahvé. No tomes a tu sierva como una mujer cualquie-
ra. Lo grande de mi dolor y mi aflicción exponía yo de ese Es la madre la que impone el nombre a su hijo (Gen 4,25; 32,31),
modo». 17 Díjole entonces Helí: «Vete en paz y que el Dios de llamándole Samuel, palabra que guarda asonancia con el verbo
Israel te otorgue lo que tanto le has pedido». 18 Ella le dijo: shaal = pedir. El texto señala una etimología popular, ya q u e ,
«Que halle gracia a tus ojos tu sierva». Fuese, 19y comió y bebió
con su marido, y no hizo ya la cara de antes. Levantáronse científicamente, la raíz verbal hebraica debía ser shaul. La palabra
de mañana, y después de postrarse ante Yahvé se marcharon, Samuel es análoga a la asiro-babilónica Shumu-il, «el nombre es
volviendo a su casa, a Rama. Elcana conoció a Ana, su mujer, Dios» (Ecli 46,13, hebr.). Elcana y su familia suben al santuario
y Yahvé se acordó de ella. de Silo para sacrificar y cumplir su voto, es decir, el que había
hecho Ana y del cual el marido se hacía responsable (Lev 30,11-16).
En una de las visitas al santuario de Silo hizo Ana un voto Ana no acudió, prefiriendo subir después de haber destetado al
a Yahvé. Una vez concluido el banquete sacrificial, levantóse y niño, lo que solía hacerse al cabo de dos años y medio (2 Mac 7,27)
«presentóse ante Yahvé» (así los LXX). Junto a la puerta del ta- i) tres.
1 Samuel 2 223
222 1 Samuel 2
y los malvados perecerán en las tinieblas.
Samuel e n el templo (1,24-28) No vence el hombre por su fuerza,
JO aterrados serán los enemigos de Yahvé;
24 desde los cielos tronará contra ellos.
Destetado, le subió consigo, llevando un toro de tres años
un «efá» de harina y un odre de vino, y le condujo a la casa de Yahvé juzga los confines de la tierra;
Yahvé en Silo. El niño iba con ella. 2S Inmolaron el toro, y Ana, robustecerá a su rey
la madre del niño, presentó éste a Helí. 26 Ana le dijo: «Óyeme y erguirá la frente de su Ungido».
por tu vida, mi señor. Yo soy aquella mujer que estuvo aquí
cerca de ti orando a Yahvé. 2728Este niño le pedía yo, y Yahvé Muchos problemas plantea el presente cántico, que soslayamos
me ha concedido lo que pedí; también ahora quiero yo dár- en parte para no engolfarnos en cuestiones cuya solución definitiva
selo a Yahvé por todos los días de su vida, para que sea siempre no verán nunca los mortales. Se discute el significado del cántico,
donado a Yahvé». Y adoraron allí a Yahvé. su autenticidad, su composición poética, tiempo en que fue escrito
y cuándo entró a formar parte integrante del libro. Los críticos inde-
Toda la familia sube de nuevo al santuario. De Penena no se pendientes se aferran en negar su autenticidad; algunos católicos
habla más, creyendo piadosamente que se asoció a la alegría de la
(DHORME, DESNOYERS) los han imitado; otros soslayan la cuestión
familia por haber bendecido Yahvé el seno de Ana. Tomado el
y los más la defienden (BRESSAN, LEIMBACH, REHM, UBACH, etc.).
verbo gamal en sentido estricto de destetar, cabe suponer que tenía
Samuel tres años. Junto con el niño, ofreció la familia un toro Cabe distinguir cuidadosamente entre autenticidad jurídica de un
de tres años (Gen 15,9), un efá (39 litros) de harina y un odre libro sagrado o partes del mismo y autenticidad crítica. Todos los
de vino (Núm 15,8-10). El niño es presentado a Helí. Puesto católicos admiten la inspiración del cántico, aunque por razones
que Dios se lo ha regalado, quiere Ana que quede propiedad de críticas niegan algunos que sea de Ana; admiten su autenticidad ju-
Yahvé, sirviéndole en el santuario. En el texto hebraico se halla un rídica, pero no la crítica. De suyo, la cuestión del autor humano de
juego de palabras a base del verbo shaal, pero queda transparente el un libro o de una de sus partes no roza directamente con la fe. Aho-
pensamiento que se quiere expresar. ra bien, si el autor sagrado, con el empleo del verbo wattomer, y dijo,
pretende afirmar categóricamente que el cántico tal como se con-
serva salió por primera vez de la boca de Ana, debemos asentir
Cántico de Ana (2,1.10)
a su testimonio infalible.
1
Oró Ana diciendo: Dada la composición heterogénea del libro y la presencia en él
«Mi alma salta de júbilo en Yahvé; de diversas piezas literarias de origen distinto, cabe dudar de la
Yahvé ha levantado mi frente autenticidad humana del canto si existen para ello razones convin-
y ha abierto m i boca contra mis enemigos, centes. Las que aportan los partidarios de la sentencia negativa no
porque esperé de él la salud. carecen de todo valor. En primer lugar, en vez de encontrarse el
2
No hay santo como Yahvé, lector ante un himno improvisado de acción de gracias en boca de
no
3
hay fuerte como nuestro Dios. una mujer de pueblo, tropieza con un trozo literario esmaltado de
Dejaos de hablar altaneramente;
no salgan de vuestra boca arrogancias, ideas sublimes expresadas en forma rítmica, con seis estrofas, dos
que Yahvé es Dios sapientísimo de cuatro esticos y cuatro de seis. Verdad es que suelen los autores
y no se ocultan a su vista las maldades. bíblicos entonar un canto de acción de gracias a Dios cuando quie-
4
Rompióse el arco de los poderosos, ren darle gracias por algún beneficio recibido (2 Sam 23,1). Idén-
ciñéronse los débiles de fortaleza; tico es el proceder en los cantos del Magníficat y Benedictus, tan afín
5
los hartos pusiéronse a servir por la comida, el primero con el cántico de Ana, pero mucho más personal. En
y se holgaron los hambrientos; cuanto al fondo teológico de su contenido, ya San Agustín había
parió la estéril siete hijos, agudizado su talento para encontrar una solución a tamaña anoma-
y se marchitó la que muchos tenía,
6
que Yahvé da la muerte y da la vida, lía, viendo en el himno una profecía sobre el cambio del antiguo
hace bajar al sepulcro y subir de él. sacerdocio y sobre la Iglesia de Cristo (De civitate Dei 17,4).
7 Por todo cuanto hemos insinuado, cabe ya suponer que la cues-
A uno empobrece o enriquece,
humilla o exalta. tión de su autenticidad crítica está al rojo vivo. Unos lo atribuyen
8
Levanta del polvo al pobre, a David, otros a un rey de Samaria, otros a la comunidad judai-
de la basura saca al indigente, ca, etc. Modernamente se tiende a considerarlo como un canto de
para hacer que se siente entre los príncipes la época real, a causa, sobre todo, del v.io, en el que se habla del
y darle parte en un trono de gloria; rey. De ahí la creencia de que el himno es de composición algo tar-
pues suyos son los fundamentos de la tierra,
y El sobre ellos puso el orbe. día y que ha sido intercalado en este lugar por la alusión del v.5 a
9 El atiende a los pasos de los piadosos, la mujer estéril. Como se ve, graves son las razones que se oponen
224 1 Samuel 2 225
1 Samuel 2
a la autenticidad del canto de Ana. Aun en el supuesto de que el
hagiógrafo atribuyese este cántico a Ana, cabe, sin embargo, admi-
Pésima conducta de los hijos de Helí (2,11-17)
tir que su forma literaria actual es obra de un redactor posterior,
H Volvióse Ana a Rama, a su casa, y el niño quedó sirviendo
en el ministerio de Yahvé en presencia de Helí, sacerdote. >2 Los
D i o s , V E N G A D O R Y SABIO ( v . 1 - 3 ) hijos de Helí eran hombres perversos, que desconocían a Yah-
vé
13
y las obligaciones de los sacerdotes para con el pueblo.
Después de las palabras de Helí no tenía Ana la cara de antes Cuando alguno ofrecía sacrificios, mientras estaba cocién-
(1,18); con el hijo ha levantado Dios su frente (qarrú = mi cuernoj. dose la carne, venía un criado del sacerdote con un tenedor en
Los cuernos eran símbolo de fuerza (Jer 48,25; Sal 75,5-6), con lo la mano; 14 lo metía en la caldera, caldero, olla o puchero, y
cual se quiere significar que Ana ha superado el peso de la tristeza cuanto sacaba con el tenedor era para el sacerdote. 15 Así ha-
y del sufrimiento que oprimían su corazón. Por metáfora se llama cían con cuantos de Israel venían allí, a Silo. Aun antes de que
se quemara el sebo, venía el criado del sacerdote y decía al que
a Dios roca, peñasco, por ser un baluarte para todos los que buscan sacrificaba: «Dame la carne para asársela al sacerdote; no re-
refugio en El (2 Sam 22,2; 23,3; Sal 18,3.32.47; Is 30,29, etc.). cibirá de ti carne cocida, sino cruda». l s Y si el hombre le decía:
Pasa Ana a exaltar la sabiduría divina. Los enemigos abrieron «Espera a que se queme el sebo, como siempre, y luego coge-
desmesuradamente su boca, profiriendo palabras necias (Sal 31,19; rás lo que tu quieras», le respondía el criado: «No; tienes que
75.6). pretendiendo dar lecciones al que todo lo sabe. dármela ahora mismo, y si no, la cojo yo por la fuerza». I 7 Muy
grande era el pecado de aquellos jóvenes ante Yahvé, pues'ha-
cían odioso a los hombres el ofrecer ante Yahvé.
D i o s , ARBITRO Y SOBERANO D E L M U N D O (v.4-9)
Una vez cumplido el sacrificio, volvióse Ana a su casa, dejando
La situación se ha invertido. Los que se creían fuertes han visto al niño en Silo, al servicio (mesharet) del santuario. Los hijos de
cómo su arca se ha quebrado (Sal 18,33.37.40; 2 Sam 1,18); en cam- Helí eran unos rufianes, pues no guardaban el ceremonial propio
bio, los débiles se han hecho fuertes. Los que antes eran hartos de los sacrificios. La ley concedía a los sacerdotes el muslo derecho
hanse puesto a servir para ganar el pan de cada día; los hambrientos y el pecho de la víctima pacífica (Lev 7,30-34), pero el criado del
de otros tiempos se cruzan ahora de brazos (Sal 34,11); se ha mar- sacerdote metía el tenedor en la caldera y arramblaba con todo lo
chitado la que tenía muchos hijos, y la que era estéril pare ahora que era de su agrado. Tradicionalmente, la carne de los sacrificios
a placer (Sal 113,9). A Yahvé se debe este cambio en la vida de los era hervida, pero los hijos de Helí la preferían asada. Su pecado era
mortales; pero hay más: la muerte y la vida las tiene Dios en sus triple: apropiábanse de partes de la víctima que no les pertenecía,
manos, que da y quita a su beneplácito. El sheol es la mansión de los daban prioridad al sacerdote sobre Yahvé y hacían odioso el sacri-
muertos (Gen 37,35), adonde se baja después de la muerte. Dios ficio o inducían a los peregrinos a que obraran con la misma desen-
puede sacar de allí al que le plazca 1. voltura en cuestión tan sagrada. Las partes grasas de la víctima
debían quemarse (Lev 3,7.31).
JUICIO SOBRE LOS ENEMIGOS ( V . I O )
Como un arco en tensión que se rompe, así se quebrarán los El niño Samuel (2,18-21)
enemigos de Yahvé, cuya potencia se manifiesta con los truenos que 18 Samuel ministraba ante Yahvé vestido de un efod de lino,
retumban por collados y valles (Sal 18,14). El paso de Yahvé es 19
Hacíale su madre un mantito y se lo traía de año en año.
señalado por la conmoción de los montes (Jue 5,4) y el estallido del cuando subía con su marido a ofrecer el sacrificio anual. 20 Helí
trueno (Job 37,2-4; 2 Sam 22,8-16). De un confín al otro de la tierra bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: «Que te dé Yahvé hi-
se extiende el dominio absoluto de Dios, y nadie puede substraerse jos de esta mujer por el que le prestaste». Volviéronse ellos a su
a su juicio (Deut 33,17; Jl 4,12). Al final del verso se hace una re- casa, 21 y Yahvé visitó a Ana, que concibió y parió tres hijos y
ferencia explícita al ungido de Dios, al rey que preanuncia al Me- dos hijas. El joven Samuel iba creciendo en la presencia de
Yahvé.
sías. Son muchas las hipótesis que se han propuesto para determinar
a qué personaje en concreto tiene ante su mente el autor. Muchos El vestido de Samuel, el efod, no correspondía al objeto que se
católicos ven en las palabras una alusión explícita y exclusiva al Me- utilizaba para sacar las suertes, sino a una túnica de lino ceñida al
sías; otros, quizá con mayor acierto, creen que el autor habla del cuerpo por un cinturón (22,18; 2 Sam 6,14; Ex 28,6-8). El manto
rey David (Sal 18,51), en cuanto que preanuncia la llegada del que traía el niño sobre el efod (Ex 29,5) le protegía del frío en
Ungido (mashiah) y del Rey por antonomasia, Jesucristo 2 . invierno. Pero el meil que Ana preparaba para Samuel era como
1
DIIORME, L'idée de Vau-delá dans la religión hébraique: «Revue d'Histoire des Rcli- un presagio de la importancia que más adelante alcanzaría el niño
gions»,
2
123 (1941) 113-142; J. MCNASPY, Sheol in the Oíd Testament: CBQ6 C1944) 326-333. en los destinos de Israel. Únicamente los sacerdotes y príncipes
G. BRESSAN, íl Cántico di Anna: B 32 (1951) 502-321; 33 (1052) 67-89.
vestían el meil (18,4; 28,14; Ex 28,3-5), manto (v.19).
Biblia comentada 2 8
l Samuel 2 227
226 1 Samuel 2
29
de Israel. ¿Por qué, pues, envidias mis víctimas y mis ofren-
Helí reprende a sus hijos (2,22-26) das, las que yo mandé se ofreciesen en mi casa, y tienes en mas
a tus hijos que a mí, engordándoos de lo mejor de todas las
22
Helí era ya muy viejo, y supo lo que sus hijos hacían a todo oblaciones de Israel, mi pueblo ? 30 Por eso he aquí lo que dice
Israel y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta Yahvé, Dios de Israel: Yo había dicho y repetido a tu casa y a
del tabernáculo de la congregación; 23 y les dijo: "¿Por qué ha- la casa de tu padre que ministraríais ante mí por siempre; pero
céis cosas tales y tan malas como las que de vosotros he oído a ahora dice Yahvé: Lejos de mí eso, porque yo honro31 a los que
todo este pueblo? 24 No, hijos míos, que no es bueno lo que de me honran y desprecio a los que me desprecian. Tiempo
vosotros oigo. Estáis haciendo que el pueblo de Yahvé se aparte vendrá en que yo amputaré tu brazo y el brazo de la casa de32 tu
de él. 2S Si un hombre ofende a otro hombre, está de por medio padre, de modo que ya no haya nunca ancianos en tu casa y
Dios para juzgarle; pero si un hombre ofende a Yahvé, ¿de siempre veas ante ti un rival. Aun en las 33prosperidades de Is-
quién puede esperar la intervención?» No hicieron caso de lo rael, no habrá nunca ancianos en tu casa. No haré desapare-
que les decía su padre, pues quería Yahvé matarlos. 26 Entre cer de mi altar a todos tus descendientes, de modo que se con-
tanto, el niño Samuel iba creciendo y se hacía grato, tanto a suman sus ojos y desfallezca su alma; pero todos los de tu casa
Yahvé como a los hombres. morirán por la espada; 34 te servirá de señal lo que sucederá a
tus hijos Ofhi y Finés; ambos morirán en el mismo día. 35 Yo
A los crímenes enumerados añade el texto hebraico el de abusar me suscitaré un sacerdote fiel, que obrará según mi corazón
de las mujeres que cuidaban quizá de la limpieza y atendían a la y según mi alma; le edificaré una36 casa estable, y él andará siem-
conservación del ajuar del santuario (Ex 35,25; 38,8). Los críticos pre en presencia de mi ungido; y cuantos de tu casa queden,
vendrán a prosternarse ante él, pidiéndole una moneda de plata
independientes o bien cancelan las palabras que hacen referencia y un pedazo de pan; y le dirán: Haz el favor de colocarme en
a estas relaciones ilícitas, por creerlas una glosa redaccional, o las alguna de tus funciones sacerdotales, para que tenga un pedazo
interpretan de la prostitución sagrada cabe al santuario, a imitación de pan que comer».
de los cultos licenciosos de los cananeos. Tal prostitución era seve-
ramente prohibida en la Ley (Deut 23,17-18), pero sabemos que se Un profeta, un hombre de Dios (Deut 33,1; Jos 14,6) se presen-
practicó en épocas de decadencia religiosa (Os 4,14; 1 Re 14,24; ta a Helí para comunicarle en estilo profético (Ex 4,22; Jos 7,13) u n
15,12; 2 Re 23,7). Algunos autores católicos (DHORME, D E VAUX) mensaje de parte del cielo referente a la suerte de su casa. Dios es-
suprimen el inciso. Helí reprende a sus hijos echándoles en cara la cogió a Aarón para las funciones sacerdotales de sacrificar sobre el
mala fama que se han granjeado ante el público. No han pecado altar, quemar el incienso y llevar el efod. Además, aseguró a los
contra los hombres, sino contra Dios. En el primer caso, la cuestión sacerdotes un medio decoroso de vida al otorgarles una porción es-
se lleva a las autoridades que en nombre de Dios dictan justicia. cogida de la víctima. Helí descendía de Aarón por Itamar.
Pero, en caso de pecar contra Dios mismo, nadie puede intervenir, A todos estos beneficios han correspondido con ingratitud. De
por no disponer de los medios de propiciación que la misericordia
ahí que ha llegado el día del Señor; va a cumplirse la sentencia de
de Dios puso al alcance de los hombres. Pero, por faltarle ya las fuer-
Yahvé contra la casa de Helí. Es Dios quien habla (neum = dicho,
zas, pues Helí era ya muy viejo, no los castigó. Tampoco a ellos les fue
oráculo) a Helí. Las promesas que hizo antes a Aarón y Finés las
concedida la gracia de escuchar las amonestaciones de su padre y
cambiar de vida, pues quería Yahvé matarlos. Endureció Dios su co- revoca; Helí no ha caminado en la presencia de Yahvé; no ha cum-
razón, como hizo en otro tiempo con Faraón y los pueblos de Ca- plido lo pactado; luego le será denegada en lo venidero la continua-
naán (Ex 4,21; Jos 11,20). Niega Dios las gracias eficaces para la ción en el ejercicio de sus funciones sacerdotales. Conservará Dios
conversión a los que las rechazan y no cooperan con las mismas. la vida de alguno que otro descendiente de Helí a fin de que, vivien-
Mientras Helí caminaba a marchas forzadas hacia el sepulcro y sus do, padezcan, y devore la envidia su corazón al ver que la dignidad
hijos se adentraban por los caminos de la perdición, Samuel, como sacerdotal ha pasado a otras manos. Gran parte de los descendientes
un astro que se levanta en el firmamento, crecía en edad y en gra- de Helí morirán por la espada, refiriéndose acaso a la matanza de
cia delante de Dios y de los hombres, como se dice también de los ochenta y cinco sacerdotes de la familia de Itamar decretada por
Jesús (Le 2,52). Saúl (22,18-19). La pauta de lo que sucederá en los días venideros
la dará la muerte en un mismo día de Ofni y Finés (4,11; Ex 3,12;
Jue 6,17).
Profecía contra la casa de Helí (2,27-36)
Al anuncio de la reprobación de Helí sigue la noticia sobre el
27
Vino a Helí un hombre de Dios y le dijo: «Así habla Yahvé: sacerdote que le reemplazará (v.35). El texto se refiere probable-
Yo me revelé claramente a la casa de tu padre cuando eran es- mente a Sadoc (1 Re 2,27-35), de la familia de Eleazar, que entró
clavos en Egipto, en la casa del Faraón. 28 Yo me elegí de entre en funciones en lugar de Abiatar, de la ascendencia de Itamar,
todas las tribus de Israel para sacerdote, para que subiese al que había abrazado la causa de Adonías. Al nuevo sacerdocio acu-
altar a quemar el incienso y para que llevase ante mí el efod. dirán los de la línea de Helí pidiendo un óbolo (agorat) de plata
Yo di a la casa de tu padre todas las combustiones de los hijos
228 1 Samuel 3 1 Samuel 3 229
insignificante, un pedazo de pan o un puesto humilde entre las
funciones sacerdotales para asegurar la vida. «Mi ungido» (v.35) El mensaje (3,11.18)
equivale a decir «mi rey» (v.io).
11
Y dijo Yahvé a Samuel: «Voy a hacer en Israel una cosa
Samuel oye la voz de Dios (3,1-10) que a cuantos la oigan les retiñirán ambos oídos. 12 Entonces
cumpliré cuanto a Helí le he dicho, todo lo que de su casa le
1 El joven Samuel ministraba a Yahvé en presencia de Helí. he dicho; comenzaré y acabaré. 13 Yo le he dicho que iba a cas-
Era por entonces rara la palabra de Yahvé y no era frecuente tigar a su casa para siempre por el crimen que 14él sabía que
la visión. 2 Un día, estando acostado en su lugar Helí, cuyos sus hijos maldecían a Dios, y él no los corrigió. Por eso he
ojos se habían oscurecido y no podían ver, cuando todavía no jurado a la casa de Helí que su15crimen no será expiado ni con
se había apagado la lámpara de Dios en el santuario, 3 Samuel, sacrificios ni con oblaciones». Samuel siguió acostado hasta
que dormía en el santuario de Yahvé, donde estaba el arca de la mañana, y después abrió las puertas de la casa de Yahvé. No
Dios, 4 oyó la voz de Yahvé, que le llamaba: «¡Samuel!»; él se atrevía a contar a Helí su visión; 16 pero éste llamó a Samuel,
contestó: «Heme aquí»; 5 y corrió a Helí y le dijo: «Aquí estoy; diciendo:
17
«Samuel, hijo mío»; y éste contestó: «Heme aquí».
me has llamado». Helí contestó: «No te he llamado, vuelve a Helí le preguntó: «¿Qué es lo que te ha dicho Yahvé? Te
acostarte». Y fue a acostarse. 6 Yahvé llamó otra vez a Samuel; ruego que no me ocultes nada. Que Yahvé te castigue si me
y éste se levantó, y, yendo a donde estaba Helí, le dijo: «Heme ocultas algo de cuanto te ha dicho». 18 Samuel se lo contó todo,
aquí, pues me has llamado». Helí repuso: «No te he llamado, sin ocultarle nada; y Helí dijo: «El es Yahvé; haga lo que pa-
hijo mío; vuélvete y acuéstate». 7 Samuel no conocía todavía a rezca bien a sus ojos».
Yahvé, pues todavía no se le había revelado la palabra de Yah-
vé. 8 Yahvé volvió a llamar a Samuel por tercera vez, y éste se No se equivocó Helí al sospechar que Dios se manifestaba a
levantó y fue a Helí y le dijo: «Heme aquí, pues que me has Samuel. La voz de Yahvé confirma los castigos contra la casa de
llamado». 9 Comprendió entonces Helí que era Yahvé quien I lelí, que anunció antes otro profeta (2,27-36). El pecado cometido
llamaba al joven, y le dijo: «Anda, acuéstate, y si vuelven a lla- 110 será expiado ni con sacrificios ni con oblaciones. En aquello
marte, di: Habla, Yahvé, que tu siervo escucha». Samuel se mismo que han delinquido encontrarán su castigo, ya que, ha-
fue y se acostó en su lugar. 10 Vino Yahvé, se paró y llamó como biendo abusado de los sacrificios, no encontrarán en éstos el perdón
las otras veces: «¡Samuel, Samuel!» Samuel contestó: «Habla,
que tu siervo escucha». de su pecado (Núm 15,30-31). Hemos dado la traducción del v. 13
según el texto antiguo, que los escribas cambiaron para no escribir
Helí dormía en su lugar (meqomo) ,[dentn/o en una dependencia la idea de una maldición contra Dios.
muy cercana al lugar sagrado; Samuel estaba en el hekal, en el re- Duro era el mensaje. Samuel no fue en busca de Helí, como las
cinto sagrado, en los alrededores del arca, no lejos del sumo sacer- otras veces, para comunicárselo. Se acostó de nuevo, y a la hora
dote. Era bien entrada la noche, pero la lámpara o candelabro que de costumbre abrió las puertas del santuario, comportándose como
ardía ante el tabernáculo no estaba apagada todavía (Ex 27,20; ¡¡i nada hubiera ocurrido. Pero su misma conducta delataba que algo
Lev 24,3). Quizá la palabra ner (lámpara) fuera el nombre popular muy importante había sucedido. Helí le manda con juramento a
para designar la menorah, el candelabro de siete brazos (Ex 27,20) <|iie diga toda la verdad (14,14; 20,13; 25,22; Rut 1,17). Helí recibe
del santuario, que debía arder sin interrupción delante de Yahvé el anuncio con cierta indiferencia, como si fuera una imposición del
(Lev 24,38). Tres veces habló la voz misteriosa, pero no sospechó destino.
Samuel que fuera Dios el que le llamaba, porque todavía no se le
había revelado la palabra de Yahvé (v.7). Samuel, profeta (3,19-21)
En un principio tampoco Helí barruntó que aquella voz podía
19
ser de Dios. Dios se revela e imparte sus órdenes junto al arca de Samuel llegó a ser grande, y Yahvé estaba con él y no dejó
la alianza (Ex 25,22; Is c.6). El autor sagrado presenta a Yahvé mo- que cayera por tierra nada de cuanto él decía. 20 Todo Israel,
rando en el santuario (Ex 25,8; Lev 26,12; 1 Re 6,17), trasladándose desde Dan hasta Berseba, reconoció que era Samuel un ver-
del lugar donde habitaba a la dependencia de Samuel. La última dadero profeta de Yahvé. 21 Yahvé siguió apareciéndosele en
vez Yahvé fue a donde se encontraba Samuel, paróse en su camino Silo. Helí estaba ya muy viejo, y los hijos de éste seguían por el
mismo camino, pésimo ante Yahvé.
y, como otras veces, llamó, sin manifestarse. Por respeto no pronun-
cia Samuel el nombre de Yahvé. Mientras la estrella de Helí lanzaba sus últimos destellos, surgía
refulgente la del nuevo juez de Israel. La noticia de la manifestación
de Dios a Samuel se propaló de un extremo a otro de Palestina
(Jue 20,1), deduciendo todos que Samuel estaba acreditado como
profeta de Yahvé. Tres son los rasgos principales que ponen de
iclieve su misión profética: frecuentes comunicaciones con Dios,
230 1 Samuel 4 1 Samuel 4 231
p r u e b a s evidentes d e su origen divino y notoriedad universal. H a s t a 9
con toda suerte de plagas y con peste en el desierto ? Esforzaos
el presente, Dios se manifestaba r a r a m e n t e ; con Samuel las c o m u - y sed h o m b r e s , filisteos; n o tengamos q u e servirles nosotros a
nicaciones divinas se hacen m á s frecuentes. L a segunda p a r t e del ellos, c o m o os sirven ellos a vosotros. Sed h o m b r e s , luchad».
v.2i sólo se h a conservado e n los L X X .
L a d e r r o t a humilló a Israel. U n consejo d e guerra formado p o r
los ancianos (Jos 7,6; 8,10), al q u e no asistió quizá Llelí p o r su
Guerra con los filisteos (4,1-2) avanzada edad, determinó que se trajera de Silo el arca d e la alianza,
creyendo q u e la presencia de Dios en el c a m p a m e n t o aseguraría la
1
Sucedió p o r entonces q u e los filisteos se reunieron p a r a ha- victoria ( N ú m 10,35-36; 2 Sam 11,11). C o n el arca fueron los dos
cer la guerra a Israel. Israel salió al e n c u e n t r o d e los filisteos hijos d e Helí, Ofni y Finés. L a presencia del arca fue saludada con
p a r a combatir. A c a m p a r o n cerca d e E b e n - E z e r , y los filisteos entusiasmo tal, q u e los filisteos se enteraron de la noticia, c u n d i e n d o
estaban a c a m p a d o s en Afee. 2 H a b i e n d o presentado batalla los
el pánico entre sus filas. Creen ellos q u e Israel tiene sus dioses
filisteos contra Israel, se e m p e ñ ó el combate, e Israel fue d e r r o -
tado p o r los filisteos, q u e m a t a r o n en el c o m b a t e , e n el c a m p o , tutelares, como los filisteos tienen los suyos; p e r o los dioses d e los
unos cuatro m i l h o m b r e s . israelitas, según consta de la historia, se m u e s t r a n m u y activos
contra sus enemigos. Este temor n o paraliza sus actividades.
G o m o es sabido Q u e c.13-16), formaban los filisteos u n a p e n t a r -
quía en el límite sudoeste d e Ganaán, j u n t o al m a r M e d i t e r r á n e o .
Sus principales ciudades e r a n cinco: Azoto, Gaza, Ascalón, G a d , Muerte de Helí (4,10-18)
A c a r ó n . P o r verse ellos acosados en su frontera meridional y p o r 10
crecer el n ú m e r o d e sus habitantes, se a p o d e r a b a n insensiblemente Combatieron, pues, los filisteos y fue derrotado Israel
h u y e n d o cada uno a sus tiendas. F u e una derrota, en la q u e
d e las tierras colindantes con la frontera d e Israel, p e n e t r a n d o hacia cayeron de Israel treinta m i l peones, n y fue cogida el arca
Sarón y la región m o n t a ñ o s a , a m e n a z a n d o cortar a Israel su c o m u - de Dios, y murieron los dos hijos de Helí, Ofni y Finés. 12 U n
nicación con el m a r . h o m b r e de Benjamín, de los huidos del c a m p o de batalla, vino
Son los filisteos los q u e declaran la guerra a los israelitas. A q u é - corriendo a Silo aquel m i s m o día, con los vestidos desgarrados
llos a c a m p a n con Afee, q u e se identifica con la t o r r e d e Afee (Bell. y la cabeza cubierta de polvo. 13 C u a n d o llegó, estaba Helí
Iud. 2,19,1), o Ras el-Ain, a quince kilómetros al n o r t e de Jafa (29,1). sentado en u n a silla, a la vera del camino, cerca d e la puerta,
E l ejército israelita a c a m p ó e n las inmediaciones d e E b e n - E z e r , en esperando, pues su corazón temblaba p o r el arca d e D i o s .
E n t r ó el h o m b r e en la ciudad para informarla, y toda ella fue
el actual Megdel Jaba, a u n o s cuatro kilómetros del ejército filisteo. u n grito, l 4 Al oírlo Helí, p r e g u n t ó : « ¿ Q u é ruido, q u é t u m u l t o
D e b e notarse el hecho d e q u e Samuel desaparece en los c.4-6, es ése?» Entonces vino el h o m b r e para darle la noticia. 15 Helí
p a r a reaparecer e n el 7. D i c e D e Vaux q u e , p o r su contenido, tenía noventa y ocho años; sus ojos se habían quedado rígidos
m a r c o geográfico y h u m o r , estos capítulos (4-6) p r e s e n t a n analogías y n o veía. 16 El hombre dijo a Helí: «Vengo del c a m p o de
con la historia d e Sansón (Jue c.13-16). batalla, de donde he huido hoy». Helí le p r e g u n t ó : «¿Y q u é ha
pasado, hijo mío?» 17 El le contestó: «Israel ha huido ante los
filisteos; ha habido muchos m u e r t o s del pueblo; t a m b i é n tus
El arca en el campo de batalla (4,3-9) dos hijos, Ofni y Finés, h a n sido muertos, y el arca d e Dios ha
sido tomada». 18 Apenas h u b o m e n t a d o el arca cíe Dios, cayó
3
El pueblo se recogió en el c a m p a m e n t o , y los ancianos se Helí de su silla hacia atrás, junto a la puerta, y se desnucó y
p r e g u n t a r o n : «¿Por q u é nos h a d e r r o t a d o Yahvé h o y ante m u r i ó , pues era ya m u y anciano y estaba m u y pesado. H a b í a
los filisteos? Vamos a traer d e Silo el arca de la alianza de Yahvé, juzgado a Israel durante cuarenta años.
p a r a q u e esté entre nosotros y nos salve de la m a n o de nuestros
enemigos». 4 M a n d a r o n a Silo, y se trajo de allí el arca de la Se r e a n u d ó el combate y fue derrotado Israel, q u e h u y ó a la
alianza de Yahvé Sebaot, q u e se sienta sobre los querubines, desbandada, después de abandonar e n el c a m p o treinta mil peones.
y con ella fueron los dos hijos de Helí, Ofni y Finés. 5 C u a n d o Es posible q u e este número sea hiperbólico, q u e r i e n d o significar
el arca d e la alianza d é Yahvé entró e n el c a m p a m e n t o , todo q u e Israel fue derrotado de m o d o estrepitoso a causa d e los pecados
Israel lanzó tan grandes gritos de júbilo, q u e hacían retemblar de la casa d e Helí. Pero las dos noticias sensacionales fueron la
la tierra. 6 O y e r o n los filisteos el vocerío, y dijeron: « ¿ Q u é
vocerío es este t a n g r a n d e q u e se oye h o y en el c a m p a m e n t o m u e r t e de los dos hijos de Helí y la captura del arca d e Dios. U n
d e los hebreos?» Y supieron q u e había sido traída al campa- mensajero de la tribu de Benjamín fue corriendo para comunicár-
m e n t o el arca de Yahvé. 7 Atemorizáronse los filisteos, y de- selo a Helí, al q u e encontró sentado e n u n a silla (1,9), al lado (yad)
cían: «Ha venido Dios al c a m p a m e n t o . ¡Desgraciados d e nos- de la puerta del santuario (1,9), desde d o n d e se d o m i n a b a el ca-
o t r o s ! Cosa tal no había sucedido hasta ahora. 8 ¡Desgraciados mino. N a d a veía Helí, pero era tal su tensión de ánimo, q u e dirigía
d e nosotros! ¿Quién nos librará d e la m a n o de esos dioses ansiosamente sus apagados ojos en dirección al camino p o r d o n d e
poderosos? ¿Acaso no son éstos los q u e castigaron a Egipto tenían q u e llegar noticias de la batalla. Su ceguera le i m p i d i ó ver
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los vestidos desgarrados del mensajero, su cabeza desgreñada, cu-
bierta de ceniza en señal de duelo nacional (Gen 37,29.34; 44,13; practicadas en Silo demostraron que la ciudad fue destruida hacia
Jos 7,6; 2 Sam 1,2; 15,32). Debía el cuerpo asociarse al dolor que el año 1050 a.C. Los profetas presentan este hecho como castigo
desgarraba el alma de todo israelita. Toda la verdad le fue comuni- de Dios (Jer 7,12; 26,9; Sal 78,60-65). Desde estos acontecimientos
cada a Helí de forma escalonada y con palabras que fluían a borbo- de Silo queda únicamente el recuerdo de una gloria pasada. Con
tones de labios del mensajero. El corazón de Helí soportó la noticia esta victoria controlaron los filisteos la parte central de Palestina
de la muerte de sus dos hijos, cuya suerte le había sido profeti- hasta los tiempos de Saúl.
zada (2,34), pero sucumbió ante el anuncio de la captura del arca
de Dios. Con ello parece que Yahvé abandona a su pueblo. El arca hiere a los filisteos (5,1-6)
Pocas son las noticias que ofrece la Biblia sobre este juez y 1
sacerdote, que entra ya anciano en los anales de la historia. Por lo Cogieron, pues, los filisteos el arca de Dios y la llevaron de
poco que se sabe, cabe inferir que era un hombre probo, acogedor, Eben-Ezer a Azoto, 2 y la metieron en el templo de Dagón y la
devoto, bondadoso, como suelen ser aquellos con los cuales la na- pusieron junto a Dagón. 3 Al día siguiente, levantándose de
mañana, vieron los filisteos a Dagón tendido en tierra y con la
turaleza se ha mostrado pródiga, como en Helí (v.18). Su piedad cara contra ella, delante del arca de Yahvé. Le cogieron y vol-
e interés por el arca de la alianza queda patente ante la ansiedad vieron a ponerle en su sitio; 4 pero al otro día, cuando se levan-
con que esperaba noticias sobre su suerte y el caer muerto al ente- taron, encontraron a Dagón tendido en tierra boca abajo y cor-
rarse de que había sido capturada por los filisteos. Pero en medio tadas la cabeza y las manos, ques yacían en el umbral, sin quedar
de tantas virtudes le afeaba un lunar: la excesiva blandura para de Dagón más que el tronco. Por esto los sacerdotes de Da-
con sus dos hijos. Era Helí un hombre de reacciones lentas, algo gón, y cuantos entran en el templo de Dagón en Azoto, no pisan
fatalista (3,18). Pero aun en este aspecto no cabe recargar las tintas todavía el umbral del templo. 6 La mano de Yahvé pesó gran-
y presentarlo como un reprobo. En primer lugar, su labor como demente sobre los de Azoto y los desoló e hirió con tumores a
juez—de hecho, no de derecho—y pontífice le absorbían el tiempo Azoto y su territorio.
que debía dedicar al control de sus hijos. El hecho de que Helí Parecía que Yahvé había sido vencido por Dagón; Israel que-
aparezca a menudo (1,9; 4,13) sentado en una silla o acostado (3,2) daba sin Dios ni jefe que les acaudillara en las guerras. En señal
puede sugerir la sospecha de que era hidrópico, entrado en años de sumisión, el arca, símbolo de la presencia de Yahvé, es colocada
—tenía al morir noventa y ocho—, lo que disminuye su respon- junto al dios Dagón, en condiciones de inferioridad. Era Dagón
sabilidad moral ante la conducta de sus hijos, ya mayores de edad. (dag = pez; dagan = trigo) un dios del Próximo Oriente vene-
Acaso no fuera así en sus años más mozos. rado en todo el territorio de Mesopotamia, Siria, con un templo
Helí desaparece del escenario de la historia de Israel dejando en Rash Shamrah, del siglo xiv. Ante él se postró en oración el fa-
en el corazón del lector un sentimiento de conmiseración y de sim- moso Sargón, rey de Kis (c.2200 a.C); de este dios procedía Ham-
patía a la vez. Cuarenta años, cifra simbólica, en la historia de los murabi (PRITCHARD, 165). En Palestina estaba difundido su culto;
jueces Que 3,11; 13,1), había estado al frente de la nación israelita, algunas ciudades llevan su nombre (Jos 15,41; 19,27). Era el dios
no como juez propiamente dicho, sino en calidad de sumo pontí- principal de los filisteos (Jue 16,23), con su famoso templo en Azo-
fice, a quien acudía el pueblo para dirimir sus cuestiones. to (1 Sam 5,1), destruido por Jonatán (1 Mac 10,83). Se le repre-
sentaba como mitad hombre y mitad pez; originariamente era el
dios de la tempestad 1.
Muere la nuera de Helí (4,19-22) Pero no es Yahvé un Dios al que se le puede inmovilizar fuera
9 Su nuera, la mujer de Finés, estaba encinta, ya para dar a de su propio territorio, porque suyos son los confines de la tierra.
luz. Al saber la noticia de la toma del arca de Dios, de la muerte De ello se convencieron los filisteos cuando, al levantarse de ma-
de su suegro y de su marido, se doblegó y parió, pues le sobre- drugada, vieron a su dios tendido en tierra, besando el polvo del
vinieron los dolores del parto. 20 Como se veia morir, las muje- suelo. Al día siguiente, de Dagón no quedaba más que el tronco.
res que estaban junto a ella le decían: «Animo, que has parido En recuerdo de esta profanación, los devotos del dios, dice el texto
un hijo»;22 pero ella ni respondía ni entendía. 21 Llamó al hijo griego, saltaban por encima del umbral cuando entraban en el tem-
Icabod, diciendo: «Ha pasado de Israel la gloria», por haber plo para no pisar la tierra santificada por la cabeza y manos de su
sido tomada el arca de Dios y por la muerte de su suegro y de dios. La misma costumbre existía en otros sitios, por haberse di-
su marido. Ella dijo: «Ha pasado la gloria de Israel porque ha vulgado la creencia de que los espíritus habitaban en el umbral
sido tomada el arca de Dios».
(Sof 1,9).
El desastre tomó proporciones más grandes de las que deja
traslucir el texto, pues es probable que los filisteos llegaran tam- • H. SCHMOCKEL, Der Gott Dagan. Ursprung, Verhrcilung und Wuscn sema Kultes (Hei-
delberg 1928); E. DHORME, Les religions de Babylnm el d'Assyrie (Mana, II, París 1949)
bién a Silo, destruyendo y saqueando su santuario. Las excavaciones 165-167.173; F. J. MONTALBANO, Canaanite Dagon. Ongin, Nature: CBQ 13 (1951) 381-397;
E. DHORME, Les avatars du dieu Dagon: RHR 138 (1950) 129-140.
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1 Samuel 6 235
La acción de Dios alcanzó también a los hombres. Unos tumo-
res (tehorim) que propagaban los ratones (6,11.18), especie de pes-
te bubónica, invadieron la ciudad de Azoto. Con la experiencia de Consejo sobre el destino del arca (6,1-9)
lo de Dagón, sospecharon inmediatamente que aquellas protube- 1 Siete meses estuvo el arca de Yahvé en la tierra de los filis-
rancias eran castigo de Dios. En lugar de tumores, que se lee en el teos. 2 Congregaron éstos a sacerdotes y adivinos, y les pregun-
qere, el texto lleva el término ofelim = hemorroides. Escribe Ge- taron: «¿Qué hemos de hacer con el arca de Yahvé? Decidnos
mayel: «El texto hebreo habla de hemorroides y no de simples tu- cómo hemos de devolverla a su sitio». 3 Ellos respondieron: «Si
mores. Juntamente con esta enfermedad hubo una propagada por volvéis el arca del Dios de Israel, no la mandéis de vacío, y no
ratones, que causó gran mortandad» 2 . Pero, a pesar del eufemismo dejéis de hacerle una ofrenda de desagravio; si os curáis, sabréis
ideado por los masoretas, creemos que el autor sagrado habló de que era su mano la que pesaba sobre vosotros sin alzarse».
4
hemorroides y que, al estampar en su libro este dato, no pudo re- Preguntaron los filisteos: «¿Y qué desagravio hemos de ha-
primir una sonrisa sarcástica, no tanto por la enfermedad en sí cerle?» Respondieron: «Cinco tumores de oro y cinco ratas de
cuanto por retransmitir a los lectores de su tiempo y del futuro el oro, según el número de los príncipes de los filisteos, pues una
misma es la plaga que a vosotros y a vuestros príncipes aflige.
recuerdo de las pupas en las posaderas de los de Azoto. Así, a su 5
Haced, pues, una imagen de vuestros tumores y de las ratas
manera, se vengaba del pueblo filisteo, enemigo de Israel. que asuelan la tierra, y honrad al Dios de Israel; quizá deje así
de hacer sentir su mano sobre vosotros, sobre vuestros dioses
y sobre vuestra tierra. 6 ¿Para qué endurecer vuestro corazón,
Reunión del consejo (5,7-12) como endurecieron el suyo Egipto y el Faraón? ¿No tuvieron
7 que dejar salir a los hijos de Israel después que los hubo casti-
Viendo los de Azoto lo que pasaba, dijeron: «Que no quede gado? 7 Haced, pues, un carro nuevo, tomad dos vacas que es-
entre nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano pesa tén criando y que no hayan sido nunca puestas al yugo; uncid
mucho sobre nosotros y sobre Dagón, nuestro dios». 8 Y convo- las vacas al carro, y dejad los terneros lejos de ellas, en el establo.
cando a todos los príncipes de los filisteos para que vinieran, se 8
Coged luego el arca, la ponéis sobre el carro, y junto a ella, en
preguntaron: ¿«Qué haremos con el arca del Dios de Israel?» un cofre, los objetos que haréis como ofrenda de desagravio, y
Ellos contestaron: «Que lleven el arca del Dios de Israel a Gat».
9 la devolvéis; que ella se vaya. 9 Seguidla con los ojos: si sube por
La llevaron, y la mano de Yahvé se dejó sentir sobre la ciudad, el camino de su tierra hacia Bet Semes, será que Yahvé nos ha
y hubo en ella gran espanto, pues hirió a las gentes de la ciudad, infligido tanto mal; si no, sabremos que no ha sido su mano la
pequeños y grandes. lo Entonces mandaron el arca de Dios a que nos ha herido y que esto ha sucedido por casualidad».
Acarón. Pero, en cuanto entró el arca de Dios en Acarón, los
acaronitas se pusieron a gritar: «Han traído aquí el arca del Siete meses estuvo el arca en tierra de los filisteos. Teniendo en
Dios de Israel para que nos mate a todos, a nosotros y a nuestro
pueblo». 11 Y convocaron a todos los príncipes de los filisteos, cuenta que llegó a Bet Semes (Jos 15,10; 21,16) en tiempos de la
que dijeron: «Devolved el arca del Dios de Israel; que vuelva siega (v.13), que suele tener lugar allí entre mayo y junio, cabe
a su sitio, para que no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo»; deducir que fue capturada hacia el mes de noviembre. Los prínci-
pues había en toda la ciudad un terror mortal, y la mano de pes de los filisteos son los que solicitan el consejo de los sacerdotes
Dios pesaba sobre ella muy fuertemente. 12 Los que no morían (Kohanim) y de los adivinos (qosmim) por tratarse de una cuestión
eran heridos de hemorroides, y los desesperados gritos de la religiosa. Eran los filisteos eminentemente supersticiosos (Is 2,6).
ciudad subían hasta el cielo. El término qesem (Núm 23,23; Deut 18,14) no se aplica nunca a
los profetas verdaderos. Los adivinos y sacerdotes de Dagón res-
Los de Azoto se cansaron pronto del arca de Yahvé; el consejo ponden a la segunda pregunta: «De mandar el arca, dicen, no la
de la pentápolis filistea determinó descargar a los de Azoto y llevar enviéis vacía; dadle una reparación». La palabra hebraica asham
el arca a Gat, quizá el actual Tell es-Safiye, o Araq el-Menshiye, a expresa a la vez el delito y el sacrificio por el mismo, la reparación
diecinueve y veintidós kilómetros, respectivamente, al sudeste de de la falta cometida (DHORME). Se convino en que el tributo de
Azoto (Jos 11,22; 13,3). Para designar a los cinco príncipes (same) reparación consistiese en cinco tumores de oro y cinco ratones del
de las ciudades emplea la Biblia una palabra filistea, emparentada mismo metal. Aún hoy día penden de los muros de los santuarios
con un vocablo minoico que pasó al griego: tyrannos. También cristianos exvotos que recuerdan la enfermedad que aquejaba al
hirió Dios a los de Gat, que enviaron el arca a Acarón (el actual paciente, y de la cual viose libre por una intervención de los santos.
Aquir, a diez kilómetros al sudoeste de Gezer). La peste se enseñoreó En otros tiempos, libres los atenienses de una enfermedad afrentosa,
de la ciudad, que a grandes gritos exigió que se devolviera el arca hicieron reproducciones del miembro enfermo (Scholia Acharnen-
a Israel. ses 244). Obsérvese que es la primera vez que el texto menciona
2
L'higiéne et la medicine d travers la Bible (París 1932) 73. a los ratones, asociándolos, acaso, a la peste bubónica, de la cual
son ellos los principales propagadores. Se han reunido en este capí-
tulo dos tradiciones; según una, la peste consistió en la aparición
236 1 Samuel 6
1 Samuel 7 237
de tumores vergonzosos; según la otra, en una invasión de ratones.
En el v.S se habla de las «ratas que asuelan la tierra». Sobre una de las rocas del lugar ofrecieron los betsemitas las dos
Porque Dios está presente en el arca, al devolverla a su tierra, vacas en holocausto, consumidas por el fuego de las maderas del
debe colocarse sobre un carro nuevo, arrastrado por vacas que no carro, hecho astillas. Fueron los levitas los encargados de bajar el
hayan sido puestas nunca al yugo (Núm 19,2; Deut 15,19; 21,3; arca (Núm 4,15.25); Bet Semes es una ciudad levítica (Jos 21,16).
2 Re 2,20). Sería indecoroso destinar al servicio sagrado un carro ¿Pertenecen los versos 15.17-18 a otro redactor? Así lo creen
dedicado a usos profanos (2 Sam 6,3). Las vacas jóvenes tenían Dhorme y De Vaux.
además la ventaja de indicar a los filisteos si fue o no Yahvé el
que los hirió. No acostumbradas al peso del yugo ni a estar uncidas
De Bet Semes a Quiriat-Jearim (6,19-21 -7,1)
al carro, tampoco sabrían caminar juntas y arrastrar el carro a la
19
tierra de Israel. Con el fin de dificultar su marcha encerraron los Los hijos de Jeconías no se alegraron con las gentes de Bet
terneros en el establo. Las vacas estuvieron bajo la influencia divina, Semes al ver el arca de Yahvé, e hirió éste de entre ellos a seten-
que contrariaba a sus instintos (v.9). ta hombres. El pueblo hizo gran duelo por haberlos herido
Yahvé con tan gran plaga; 20 y las gentes de Bet Semes se de-
cían: «¿Quién puede estar delante de Yahvé, este21Dios santo?
El arca, camino de Bet Semes (6,10-18) ¿Y adonde habrá de ir al alejarse de nosotros?» Mandaron
mensajeros a los habitantes de Quiriat-Jearim para que les di-
10
Hiciéronlo así, y, tomando dos vacas que estaban criando, jeran: «Los filisteos han devuelto el arca de Yahvé; bajad para
las uncieron al carro y dejaron los terneros en el establo, n Pu- subirla con vosotros». 7 1 Las gentes de Quiriat-Jearim vinieron
sieron sobre el carro el arca de Yahvé y el cofre, con las ratas de y subieron el arca, depositándola en la casa de Abinadad, que
oro y las figuras de sus tumores. I2 Las vacas tomaron el camino está sobre una colina; y consagraron a Eliezer, su hijo, para que
de Bet Semes y siguieron derechamente por él; iban andando custodiase el arca de Yahvé.
y mugiendo, sin declinar ni a la derecha ni a la izquierda. Los
príncipes de los filisteos fueron tras ellas, hasta llegar al territo- La traducción del v. 19 es la de los LXX. Aunque en el texto
rio de Bet Semes, i 3 Las gentes de Bet Semes estaban segando hebraico no esté expreso el sujeto del verbo herir, por el contexto
el trigo en el valle, y, alzando los ojos, vieron el arca con gran se saca que debe ser Yahvé. ¿Por qué les castigó Dios? Porque
alegría. I 4 El carro llegó al campo de Josué, betsemita, y se paró aprovecharon la coyuntura de la presencia del arca entre ellos para
en él. Había allí una gran piedra, y partieron las maderas del examinarla en sus mínimos detalles, por dentro y por fuera, con
carro y ofrecieron las vacas a Yahvé en holocausto. 15 Los levi- curiosidad indiscreta (Núm 4,20). Dios es santo y no permite que
tas, bajando del carro el arca de Yahvé y el cofre que estaba jun- personas manchadas con impurezas, o no santificadas por El, se
to a ella y contenía los objetos de oro, los pusieron sobre la gran le acerquen (Is c.1-6). No sabemos quién es Jeconías, que cita el
piedra. Las gentes de Bet Semes ofrecieron aquel día holocaus- texto griego, víctima, con su familia, del castigo divino. La cifra
tos y sacrificios pacíficos a Yahvé. 16 Los cinco príncipes de los
filisteos, después de ver esto, se volvieron a Acarón aquel mismo de cincuenta mil que sigue a la de setenta hombres es excesiva;
día. 17 Estos son los tumores de oro que los filisteos donaron a no aparece en muchos códices griegos.
Yahvé como ofrenda de desagravio; uno por Azoto, uno por La muerte de setenta personas sembró el pánico en Bet Semes.
Gaza, uno por Ascalón, uno por Gat y uno por Acarón. 18 Tam- ¿Quién puede estar al lado de Yahvé? El arca de Dios participa
bién las ratas de oro eran según el número de ciudades de los de la santidad divina, y Yahvé es, a su vez, santo y terrible. Las
cinco príncipes, tanto de las fortificadas como de las no amura- gentes de Quiriat-Jearim la recogieron, depositándola en casa de
lladas. Testigo la gran piedra que todavía hoy queda en el cam-
po de Josué betsemita, sobre la cual se depuso el arca de Yahvé. Abinadab. La localidad de Quiriat-Jearim se encuentra en una al-
tura, junto al actual poblado de Qariet el-Enab, al nordeste de Bet
Semes y a doce kilómetros al noroeste de Jerusalén 2. No fue trasla-
Con gran sorpresa vieron los filisteos que las vacas bisoñas mar- dada el arca a Silo por haber sido destruido el santuario por los
chaban directamente hacia la tierra de Israel, como si un ser invi- filisteos (Jer 7,12.4; 26,6.9; Sal 78,60). Quiriat-Jearim era un lu-
sible las arrastrara. Cinco representantes de la pentápolis filistea gar más seguro para guardar el arca, por estar más cercano del país
(Jos 13,3) acompañaron el arca hasta entregarla a los betsemitas, que de los filisteos. La casa de Abinadab se levantaba sobre la colina
segaban el trigo en el valle llamado hoy es-Sarar. La ciudad se ha- que domina el pueblo, que, por caprichosa analogía, se llama hoy
llaba en el sitio conocido hoy por Tell er-Rumele, a veinticinco Tell el-Azar, nombre que recuerda el de su hijo Eliezer. Sobre el
kilómetros al oeste de Jerusalén. La ciudad dominaba la salida del lugar se levanta hoy una iglesia dedicada a la Virgen, con la advo-
valle a la llanura, y, por lo mismo, era de gran valor estratégico 1, cación de Foederis Arca.
1 Sobre las excavaciones practicadas en el lugar, véase E. GRANT-E. WürGHT, Ain Shems 2
Excavations 5 vols. (Haverford 1931-1939). En estas excavaciones se encontraron restos de El lugar ha sido explorado por R. DE VAUX-A. M. STEVE, Fowlles d Qaryet El F u
mb
seis ciudades, de las cuales la tercera (años 1200-1000) presenta indicios de haber sido in- Abu Gosh (París 1950): RB 58 (1951) 443-447-
cendiada, quizá en las guerras de Saúl contra los filisteos.
238 1 Samuel 7
1 Samuel 7 239
Reaparición de Samuel (7,2-14) hasta el día que derrotó definitivamente a los filisteos, se interesa-
ron por ella, ni el pueblo acudía allí en peregrinación. Hudde parece
2 Mucho tiempo pasó, veinte años, desde que el arca fue de- haber encontrado la llave que permite una solución satisfactoria.
positada3 en Quiriat-Jearim, y toda la casa de Israel se volvió a Para evitar los males que Yahvé causaba a los filisteos, determinaron
Yahvé. Dijo, pues, Samuel: «Si de todo corazón os convertís éstos repatriar el arca de la alianza. Pero mientras fueron ellos dueños
a Yahvé, quitad de en medio de vosotros los dioses extraños y
las astartés; enderezad vuestro corazón a Yahvé y4 servidle sólo de Israel no permitieron que el arca de la alianza volviera a ocupar
a El, y El os librará de las manos de los filisteos». Los hijos de el mismo sitio que antes, reteniéndola en una ciudad cercana a la
Israel quitaron todos los baales y astartés y sirvieron sólo a frontera con el fin de controlar la atmósfera religiosa y política que
Yahvé. 5 Samuel les dijo: «Congregad a todo Israel en Masfa, podría crearse eventualmente en torno a la misma. Parecióles que
y yo rogaré a Yahvé por vosotros». 6 Reuniéronse en Masfa, y la ciudad más a propósito era Quiriat-Jearim, por las siguientes ra-
sacando agua, la derramaron en tierra ante Yahvé; y ayunaron zones: 1) por colindar con la frontera; 2) por ser cananeos y, por lo
aquel día, y clamaban: «Hemos pecado contra Yahvé». 7 Sa- mismo, enemigos dz los hebreos la mayoría de sus habitantes;
muel juzgaba a los hijos de Israel en Masfa. Habiendo sabido
los filisteos que los hijos de Israel se habían congregado en Mas- y 3) porque la colonia hebraica residente allí bastaba para asegurar
fa, subieron sus príncipes contra Israel. Tuvieron miedo de los un culto digno a Yahvé (DESNOYERS, I 220-221).
filisteos los hijos de Israel, 8 y dijeron a Samuel: «No ceses de El capítulo está desplazado del contexto, no teniendo relación
clamar por nosotros a Yahvé, nuestro Dios, para que nos libre lógica con lo que precede. Con este capítulo quiso su autor demos-
de la mano de los filisteos». 9 Samuel tomó un cordero de leche trar que la monarquía no era necesaria, existiendo en Israel jueces
y lo ofreció entero en holocausto a Yahvé, y clamó a Yahvé por de la talla de Samuel. El texto quiere ser una preparación de la ver-
Israel, y Yahvé lo escuchó. 10 Mientras Samuel ofrecía el holo-
causto, se acercaron los filisteos para atacar a Israel; pero Yahvé sión antimonárquica que se vislumbra en 8,1-22; 10,18-25; c.12 y 15.
hizo tronar muy fuertemente aquel día sobre los filisteos y los Samuel reaparece en el teatro de la historia igual que los antiguos
puso en derrota, siendo batidos por los hijos de Israel. H Los jueces (Jue 6,6-10; 10,10-16). El pueblo de Israel se apartó del ca-
hombres de Israel, saliendo de Masfa, persiguieron a los filis- mino recto, pero, oprimido por los filisteos, se convierte al Señor.
teos en derrota hasta más abajo de Bet-Car. ]2 Samuel cogió Ante la buena disposición del pueblo, Samuel congregó a Israel en
una piedra y la puso entre Masfa y Jesana; la 13 llamó Eben-Ezer, Masfa (Jue 20,1; 1 Sam 10,17), el actual Tell en-Nasbe, a 13 kiló-
diciendo: «Hasta aquí nos socorrió Yahvé». Así humillados, metros al norte de Jerusalén 4 . La conversión de Israel viene ex-
no volvieron los filisteos más contra la tierra de Israel; y pesó la
mano de Yahvé sobre ellos durante toda la vida de Samuel. presada simbólicamente con la efusión de agua delante de Yahvé
14
Las ciudades que los filisteos habían tomado a Israel volvieron (1 Re 18,32-35; Lam 2,19), con el ayuno (Jue 20,26) y la confesión
a poder de éste, desde Acarón hasta Gat. Israel arrancó de las pública de los pecados. La idolatría había contaminado la tierra y
manos de los filisteos su territorio, y hubo también paz entre era necesario purificarla. No se trata de ningún sacrificio ni libación.
Israel y los amorreos. En Masfa juzgaba Samuel a los hijos de Israel (v.7). De la reunión
de Masfa tuvieron noticia los filisteos, que subieron para dispersar
El presente capítulo, tan luminoso a primera vista, encierra a los allí congregados. Samuel no les temía; antes bien, ofreció un
puntos oscuros imposibles de elucidar. El arca de la alianza es con- cordero lechal de más de siete días (Lev 22,27) en holocausto,
ducida a Quiriat-Jearim, ciudad perteneciente a la tetrápolis ga- mientras todo Israel clamaba a Yahvé. Dios escuchó su plegaria:
baonita (Jos 9,7), y, por lo mismo, israelita por adopción. Sus ha- Hizo tronar aquel día sobre los filisteos y los puso en derrota (v.io).
bitantes eran en parte cananeos y en parte israelitas. Además, por El trueno es la voz de Dios (Sal 18,14; 29,3-9; Job 37,4-5)- Con ello
encontrarse cerca de la línea fronteriza con los filisteos, era consi- quiere el autor decir que desencadenó Yahvé una tempestad, con
derada como ciudad neutral, terreno de nadie. Choca que el arca truenos y relámpagos, que atemorizó a los filisteos. De este hecho
sea conducida a este pueblo y no a Silo, a menos que supongamos se conservó un recuerdo imperecedero (Eci 46,19-21), como de la
que los filisteos arrasaron el santuario en donde se encontraba an- tempestad en tiempos de Josué en Betorón (Jos 10,10-14).
tes. Pero aun en este supuesto no se explica el poco entusiasmo Los de Masfa persiguieron a los filisteos más allá de Bet-Car.
que el pueblo siente por ella y el hecho de que se confíe su custodia Otros autores leen Bet-Horón en vez de Bet-Car, apoyándose en
a un profano, Eliezer, consagrado aprisa y corriendo (Jue 17,5), y que aquella localidad es la ruta clásica de las invasiones por parte de
no a los sacerdotes y levitas que de Silo marcharon a Nob para fijar los filisteos y de los pueblos de la costa (Jos 10,10-11). Nos parece
allí el tabernáculo 3. Mejor que en Quiriat-Jearim hubiera estado el 4
De Vaux distinaue entre Masfa (Tell en-Nasbe) de 1 Re 15,32; Jri c.40-41 y la de
arca en Nob, dentro del tabernáculo. ¿Por qué Samuel no se tras- Jue 10,1.3; 21,1.5.8; 1 Sam 7,5ss; 10,17-24. que identifica con el lunar .liln ilc CJabaón, «que
era uno de los principales altos» (1 Re 3,4) y que, según De Vaux, fue rl ¡antuario central
lada a Quiriat-Jearim, al lado del arca? Ni éste, ni Saúl, ni David, de las tribus desde la destrucción de Silo (c.4) hasta la construcción del templo. Si este lugar
alto de Gabaón está bien localizado en el actual Neby Sumuil, el recuerdo de la tradición en
3 este lugar respondería a la tradición de 1 Sam c.7 y 10. I.a arquenlouía ha demostrado que
Véanse C. NAEGELE, en «Antonianum», 6 (1931) 401-416; A. MAT LON, Les fouilles Masfa (Tell en-Nasbe) no fue ocupada por los israelitas hasta denpucs ile Sulomón (F. W. BA-
danoises de Silo: B 10 (1929) 369-375. DE, Excavations at Tell en-Nasbe, Berkeley 1927).
240 1 Samuel 7
1 Samuel 8 241
acertada la advertencia de Desnoyers: «No es conocido Bet-Car;
pero esto no autoriza la lección de Bet-Horón» (Hist. II 221). Tam- tenía su residencia en Rama, se desplazaba periódiuuueuU: y visi-
poco sabemos dónde estaba emplazada Jesana, que puede corres- taba Gálgala, Masfa y Betel para ponerse en contacto coa IUN gri-
ponder aAsena (Jos 15,33), a Aslin (ABEL) o a Bet Shena ( D E VAUX, tes de las distintas regiones. Pero los años le aconsejaron limitar
UBACH). Sobre Eben-Ezer véase 4,1. Es difícil, escribe De Vaux, sus desplazamientos. De ahí que a la falta de un santuario se anadia
que este lugar sea el mismo de 4,1; pero la semejanza de nombres la anarquía en el orden político y administrativo.
es intencionada: esta victoria borra el recuerdo de la derrota ante- Por otra parte, los filisteos, a pesar de su derrota en Musfa,
rior en este mismo lugar. mantenían el control del territorio israelita. En el interior urgía
Lo que se dice al final del capítulo es un cuadro demasiado op- cada día más la necesidad de la unión entre las tribus que gozaban
timista. Es verdad que no volvieron los filisteos a la carga mientras de gran autonomía. El medio para aunarlas era la institución de
duró la judicatura de Samuel, pero reanudaron sus ataques en tiem- una monarquía. Edom, Moab y Amón habían implantado el régi-
pos de Saúl. Acarón y Gat quedaron en manos de los filisteos (9,16; men monárquico. El rey era un aglutinante en el interior y un cau-
io.iss; i3,2ss). Antes de David no fue nunca Israel dueño de la dillo que salía al frente de sus tropas para guerrear contra los pue-
tierra de los filisteos (Jue 1,18; 1,19; 3,3). En el v.14 se llama amo- blos enemigos.
rreos a los cananeos, en medio de los cuales vivían los israelitas. En Israel, desde tiempo, existieron dos corrientes, una a favor
y otra en contra de la monarquía (Jue 8,22; 9,1-6; 9,7-20).
Samuel, juez (7,15-17) En los libros de Samuel se vislumbran claramente estas dos co-
15
Samuel juzgó a Israel todo el tiempo de su vida. 16 Cada rrientes antagónicas. Algunos textos son favorables a la monarquía:
año hacía un recorrido por Betel, Gálgala y Masfa, y allí, en todos 1 Sam 9,1-10,16; 11,1-11.15; c.13-14; otros, contrarios: 1 Sana 8,1-
estos lugares, juzgaba a Israel. 17 Volvíase luego a Rama, donde 22; 10,18-25; c - 1 2 Y I5- Según la tradición favorable, la iniciativa
estaba su casa, y allí juzgaba a Israel. Alzó allí un altar a Yahvé. de la monarquía parte de Dios, que escoge a Saúl como libertador
de su pueblo (9,16); la tesis de la segunda tradición es que la idea
Aun en vida de Saúl continuó Samuel ejerciendo sus funciones
de la monarquía parte del pueblo, que pide un rey para ser igual
de juez en materia religiosa, siendo consejero del rey en asuntos
militares. Su domicilio estaba en Rama (Ramathaim, 1,1), pero se que las otras naciones (8,5.20). La evolución de la idea monárquica
desplazaba a Betel (Jos 7,2; Gen 28,10-22; Am 7,13), a Gálgala, toma incremento con ocasión del peligro filisteo, que exigía una ac-
entre el Jordán y Jericó (Jos 4,19) y Masfa (Jue 20,1). Como Gedeón ción común. De esta manera se justifica la corriente favorable a la
(Jue 6,24), erige un altar en Rama, su patria. No era sacerdote ni monarquía. Saúl aparece como un continuador de la obra de los
levita. El derecho de erigir un altar pertenecía al jefe de familia, jueces: como ellos, es el salvador designado por Dios (9,16; 10,1),
según costumbre muy antigua, en tiempos en que ejercía los pode- recibe el espíritu de Yahvé (10,6.10; 11,6), libertando, como ellos,
res judiciales, militares y religiosos. Los reyes, que heredaron estos a su pueblo (11,1-11; c.13-14). Pero a esta elección divina corres-
derechos antiguos, gozarán de gran iniciativa en materia cultual 5 . ponde, por primera vez, una aclamación popular después de la vic-
toria sobre los amonitas (11,15). El jefe carismático, el naguid, 9,16;
10,1, se convierte en melek, rey, 11,15 (Les institutions I 145).
SEGUNDA PARTE
Han transcurrido muchos años desde que el joven Samuel servía 1 Cuando envejeció Samuel, puso para juzgar a Israel a sus
en el santuario de Yahvé en Silo. Su maestro y guía murió. Del san- dos hijos; 2 el primogénito, de nombre 3Joel, y el segundo, de
tuario de Silo queda sólo un montón de ruinas; el arca de la alianza nombre Abia, y juzgaban en Berseba. Pero los hijos de Sa-
muel no siguieron los caminos de éste, sino que se apartaban de
yace en casa de un particular, bajo la supervisión de los filisteos. ellos por avaricia, recibiendo presentes y violando la justicia.
Israel vive en medio de gentes que no conocen a Yahvé y se conta- 4
Reuniéronse todos los ancianos de Israel, y vinieron a Samuel,
mina con sus cultos sensuales. No existe santuario nacional donde en Rama, 5 y le dijeron: «Tú eres ya viejo y tus hijos 110 siguen
pueda congregarse la asamblea de los hijos de Israel. Samuel, que tus caminos; 6danos un rey para que nos juzgue, como todos
los pueblos». Desagradó a Samuel que le dijeran: «Danos un
rey para que nos juzgue, y oró ante Yahvé; 7 pero Yahvé dijo
5
DESNOYERS, I 222; D E VAUX, Les Institutions I 174-176.
1
A. ALT, Die Staatenbildung der hraelitenin Palastina (Leipzig 1930) 1-65; Das Kón- a Samuel: «Oye la voz del pueblo en cuanto te pide, pues no
nigtum in den Reichen Israel und Juda: VT 1 (1951) 2-22; W. BEYERLIN, Das Kónigscharisma
bet Saúl: ZAW 73 (1961) 186-201; G. BUCCELLATI, Da Saúl a Davide: «Biblia e Oriente», es a ti a quien rechazan, sino a mí, para que no reine sobre ellos.
8
1 (i959) 99-128; J. A. SOGGIN, Charisma und Institution im Konigtum Sauls: ZAW 75 (1963) Como han hecho conmigo desde que los Naque de ligipto
54-6S- hasta ahora, dejándome para irse a servir a otros dioses, así ha-
242 1 Samuel 8 1 Samuel 9 243
9
cen ahora contigo. Escúchalos, pues; p e r o da testimonio con- su carro. 12 D e ellos hará jefes de mil, de ciento y de cincuenta;
tra ellos y dales a conocer c ó m o los tratará el rey que reinará les hará labrar sus campos, recolectar sus mieses, fabricar sus
sobre ellos. a r m a s de guerra y el atelaje de sus carros. ' J' I Ornará a vuestras
hijas para perfumeras, cocineras y panaderas. ' 4 Tomará vues-
Samuel envejeció, y n o podía cumplir con los deberes q u e le tros mejores campos, viñas y olivares, y se los dará a sus servi-
imponía su condición d e j u e z de Israel. Para sustituirle n o m b r ó a dores. 15 D i e z m a r á vuestras cosechas y vuestros vinos para sus
sus dos hijos Joel y Abia, q u e se establecieron en Berseba. Hállase eunucos y servidores. l s Cogerá vuestros siervos y vuestras sier-
la ciudad al e x t r e m o meridional d e Palestina, perteneciente a J u d á vas, vuestros mejores bueyes y asnos para emplearlos en sus
y Simeón (Jos 19,9) *. Causa extrañeza q u e a m b o s hijos fijaran en obras. 17 D i e z m a r á vuestros rebaños, y vosotros mismos seréis
Berseba sus actividades judiciales. ¿Habíase Samuel reservado los esclavos suyos. 18 Entonces clamaréis a Yahvé, pero Yahvé n o
responderá, puesto q u e habéis pedido u n rey». 19 El pueblo
territorios del norte? ¿Existía en el lugar u n santuario al q u e se acu- desoyó a Samuel, y dijeron: «No, no; que haya sobre nosotros
día en peregrinación? ( A m 5,5; 8,14). u n rey, 20 y así seremos c o m o todos los pueblos; nos juzgará
L a corriente m o n á r q u i c a comenzaba a cristalizar d e s d e el m o - nuestro rey, y saldrá al frente de nosotros para combatir nues-
m e n t o en q u e Samuel instituía c o m o sucesores suyos en el gobier- tros combates». 2 1 Samuel, después de oír las palabras del p u e -
n o civil y militar a sus dos hijos. Pero la c o n d u c t a venal de los m i s - blo, se las repitió a Yahvé; 22 y Yahvé le dijo: «Escúchalos y p o n
m o s inclinó la balanza en favor d e u n rey representativo de la na- sobre ellos u n rey». Entonces dijo Samuel al pueblo: «Vayase
ción. C o n su proceder, los hijos de Samuel transgredían la ley del cada u n o a su ciudad».
D e u t 16,18-19. C o m o a Helí, t a m b i é n a Samuel faltó energía para
N o dicta Samuel u n código de leyes a las cuales deberá ajustarse
corregirlos; p e r o esta debilidad d e b e achacarse t a m b i é n a la vejez.
el futuro rey de Israel, sino q u e hace ver los abusos que los reyes,
L o s pretextos invocados p o r los ancianos (4,3) se fundan en
déspotas m u c h o s de ellos, d u e ñ o s de personas y haciendas, suelen
q u e Samuel está ya viejo y en q u e sus hijos n o seguían sus caminos.
cometer. E s t e es el sentido de la frase: mishpat hamelek, juicio,
P e r o la razón primordial era q u e q u e r í a n ser como los otros p u e -
costumbre, derecho real (2,13). El rey necesita un ejército de cria-
blos ( D e u t 17,14), al frente de los cuales había u n personaje q u e
dos y servidores; conductores de aurigas que precederán a los del
reunía en sus m a n o s todos los poderes. Q u i e r e n t e r m i n a r con el
rey (2 Sam 15,1; 1 R e 1,5); jefes de ejército (22,7; 2 Re 1,9), j a r d i -
d e s m e m b r a m i e n t o de Israel; desean q u e haya u n rey q u e , en u n
neros, artesanos, sirvientas, etc. E n una palabra, los que apoyan
m o m e n t o de peligro, a g r u p e al p u e b l o en t o r n o suyo y le conduzca
el a d v e n i m i e n t o de la m o n a r q u í a con el pretexto de conseguir la
a la victoria contra los enemigos. Q u i e r e n , en fin, u n a autoridad
libertad del pueblo, caerán en u n régimen de esclavitud. D e n a d a
estable, n o de circunstancias, como sucedía en t i e m p o s de los
valdrán entonces las quejas a Dios, porque tienen el régimen d e
jueces.
gobierno q u e ellos a n h e l a b a n 2 .
L o s ancianos, e n esta ocasión, se conforman a las prescripcio- A pesar del c u a d r o t a n sombrío, todos a una contestaron q u e
nes legales; n o eligen ellos u n rey, sino q u e se limitan a presentar preferían la m o n a r q u í a . A las razones aportadas untes (v.5) a ñ a d e n
a Samuel las aspiraciones del p u e b l o , u s a n d o las mismas palabras ahora q u e con la m o n a r q u í a dispondrá Israel de una autoridad es-
d e la L e y ( D e u t 17,14-15). L a p r o p u e s t a de los ancianos desagradó table y de u n caudillo para las guerras contra los enemigos. «El
a Samuel, n o t a n t o por ella en sí c u a n t o p o r la m a n e r a y ocasión de final del v.22 es d e carácter redaccional; prepara la inserción d e la
presentarla. C o n ella los ancianos calificaban d e deficiente su ad- escena de la u n c i ó n de Saúl (9,1-10,16: versión favorable a la m o -
ministración, imponiéndole casi u n u l t i m á t u m . A d e m á s , Samuel narquía) en el relato a n t i m o n á r q u i c o de 10,17-14, <í ue primitiva-
i n t e r p r e t ó aquel acto como u n a t e n t a d o contra las leyes de la teo- m e n t e estaba u n i d o con el capítulo 8» ( D E VAUX).
cracia (Jue 8,22-23). Sin e m b a r g o , m a n d a Dios al profeta q u e ac-
ceda a la petición, p o r q u e el cambio en sí se ha h e c h o necesario
para q u e Israel, organizado políticamente de u n m o d o p e r m a n e n t e , Saúl en busca de las asnas (9,1-5)
p u e d a hacer frente a los enemigos externos. El m o n a r c a elegido
seguirá siendo el representante de Dios (12,12; J u e 8,23). l H a b í a en Benjamín u n h o m b r e llamado Quis, hijo de Abiel,
hijo de Seror, hijo de Becorat, hijo de Alia, de Gueba de B e n -
j a m í n . E r a h o m b r e valiente, 2 y tenía un hijo tle nombre Saúl,
todo u n b u e n m o z o . N o había hijo de Israel más alto que él,
Los inconvenientes de la realeza (8,10-22) y a todos les sacaba la cabeza. 3 Extraviáronse las asnas de
Quis, p a d r e de Saúl; y dijo Quis a Saúl, su lujo: «Lleva contigo
1° Samuel transmitió al pueblo que le pedía rey todo lo q u e u n m o z o y vete en busca de las asnas». •' Recorrió los m o n t e s
le había dicho Yahvé, » y les dijo: «Ved c ó m o os tratará el rey de Efraím y atravesó la tierra de Salisa, sin hallarlas. Recorrie-
q u e reinará sobre vosotros: Cogerá a vuestros hijos y los p o n d r á r o n t a m b i é n la región de Salim, y tampoco estaban allí; vol-
sobre sus carros y entre sus aurigas y los hará correr delante de
2
1
I. MENDELSSOHN, Samuel's Denuntiation uf Kingship irt t/ii' I.ml\i uf the Akkadian Do-
Véase H . HAAG, Erwdgungen über Beer-sheba: «Sacra Pagina», I 335-345- cuments of Ugarit: B A S O R , 143 (I95&) 17-22-
244 1 Samuel 9 1 Samuel 9 245
5
vieron a tierra de Benjamín, y tampoco las hallaron. Cuando iban a consultar a Dios se decían unos a otros: «Venid, vamos
llegaron a la región de Suf, dijo Saúl al mozo que le acompa- a consultar al vidente», pues al que llaman hoy profeta le lla-
ñaba: «Vamos a volvernos, no sea que mi padre, más que por maban antes vidente. 10 Saúl dijo al mozo: «Has tenido buena
las asnas, esté ya intranquilo por nosotros». idea, vamos»; y se dirigieron a la ciudad, donde estaba el hom-
bre de Dios. 11 Cuando subían el repecho que conduce a la
En esta sección aparece una nueva faceta de Samuel; en vez de ciudad, encontraron a unas jóvenes que habían salido a coger
juez, es vidente, un profeta famoso, desconocido de Saúl. Una agua, y les preguntaron: «¿Está aquí el vidente?» 12 Ellas le
circunstancia fortuita le puso en contacto con él. Parece que Samuel respondieron, diciendo: «Sí, aquí está; mirad, allí delante; pero
no andaba muy solícito en buscar un rey entre los hijos de Israel; ve pronto, porque ha venido 13hoy a la ciudad por tener el pue-
es Yahvé quien le indica el que ha sido escogido. Saúl fue a por las blo un sacrificio en la altura. En cuanto entréis en la ciudad,
id a verle, antes que suba a la altura para la comida, pues el
asnas y se encontró con el reino. Su padre, de nombre Quis, poseía pueblo no comerá antes que Jlegue él, que es quien ha de ben-
una gran fortuna (Rut 2,i). Pero, sobre todo, tenía un hijo, de nom- decir el sacrificio, y después comerán los invitados. Subid, pues,
bre Saúl (shaul = pedido), que era todo un buen mozo, cualidad ahora mismo y le hallaréis». 14 Ellos subieron a la ciudad.
que entre los orientales es muy estimada para ocupar puestos de Cuando entraban en ella, encontraron a Samuel, que salía para
responsabilidad. Llamaba la atención por su talla, pues «a todos subir a la altura.
les sacaba la cabeza» (10,23).
La Providencia les llevó al lugar donde habitaba Samuel, que,
Un episodio baladí le valió la corona. A su padre se le extravia-
ron unas asnas y encargó a su hijo fuera en su busca. Salió Saúl de como hemos indicado (1,1; 7,17), se llamaba Rama. Samuel es
Gueba de Benjamín, ciudad que coincide con la actual Tell el-Ful, llamado ish elohim, varón de Dios (2,27), nombre que se da a los
a seis kilómetros al norte de Jerusalén. Recorrió la región de la profetas (1 Re 13,1). Al entrar los jóvenes en la ciudad, preguntaron
montaña de Efraím situada entre Siquem y Betel, pasó a la tierra por el vidente (roeh). El v.9 es considerado como una glosa redac-
de Salisa, donde se encontraba el pueblo de Baal Salisa (2 Re 4,42), cional hecha en tiempos en que los profetas se llamaban nabi.
en el actual Kfr Tila, a veintiséis kilómetros al norte de Lidda y No es éste el lugar apropiado para la exposición detenida de ambos
veintidós al sudoeste de Siquem; pero todo en vario. Continuó en conceptos. Profeta, nabi, es, propiamente, el que anuncia un mensaje
su búsqueda hacia Salim, acaso Selebim (Jue 1,35), o en los alrede- que se le ha confiado. Aarón es profeta (nabi) porque retransmite al
dores de Faratón, a unos diez kilómetros al sudoeste de Siquem. faraón de Egipto lo que le anuncia Moisés (Ex 7,1); el nabi es la
Volvió a la tierra de Benjamín sin encontrarlas. Hallándose en el boca de Dios (Jer 15,19), porque anuncia su palabra (Jer 18,18;
país de Suf, donde vivió Samuel (1,1) y en cuya región estaba Rama, Os 6,5; Am 3,8). Con el tiempo, la noción de nabi sufrió algunos
determinó volver a casa. Todos los autores convienen en señalar cambios. Es llamado roeh, vidente, el que ve lo que está oculto a
las anomalías de este largo y complicado recorrido de Saúl y del otros (Is 30,10). Samuel es llamado nabi (3,20) y roeh (9,1-10),
criado que le acompañaba, en el que emplearon tres días. Pero es según que el texto sea más o menos antiguo.
posible que, en líneas generales, indique el autor sagrado los prin- Los dos jóvenes dirigiéronse a la ciudad. Estaba ésta edificada
cipales puntos por donde vagaron Saúl y su criado, sin querer se- en un alto; fuera de la misma, sobre una colina, existía un bamah,
ñalar un itinerario concreto 1. Puede también ser que el autor sa- lugar alto (10,13), con el altar que construyó Samuel en otro tiempo
grado pretenda pasear a Saúl por varias regiones de Israel a fin de (7,17) en sustitución de un antiguo altar cananeo. En la cima de
que sus habitantes fijen su atención en el tipo físico extraordinario los montes adoraban los cananeos a sus falsos dioses. Al apoderarse
del joven que dentro de poco será su rey. los hebreos del territorio, destruyeron parte de estos bamoth, con-
sagrando otros a Yahvé (1 Re 3,4; 18,30). Por los excesos cometi-
dos, estos lugares de culto fueron combatidos por los profetas
La faina del vidente (9,6-14) (Os 10,8; Am 7,9) y destruidos por Josías (2 Re 23,8).
6 Al pie del altozano, una cisterna recogía el agua de las lluvias de
El mozo le dijo: «Mira, en esta ciudad hay un hombre de
Dios muy famoso. Cuanto él dice, seguramente sucede. Va- invierno, de la que jóvenes de Rama, mañana y tarde, surtían a la
mos, pues, 7allá, que quizá él nos diga el camino que hemos ciudad (Gen 24,13). Las jóvenes aguadoras indicaron a Saúl y al
de seguir». Saúl dijo al mozo: «Vamos allá; pero ¿qué vamos criado que debían acelerar el paso, caso de que quisieran entrevis-
a llevarle a ese hombre de Dios? Ya no hay provisiones en las tarse con Samuel antes de que el profeta se marchara a «la altura»
alforjas, y nosotros no tenemos nada que podamos ofrecerle para la comida. El sacrificio era seguido de una comida sagrada
como presente». 8 El mozo le dijo: «Mira, he encontrado un (Ex 18,18; Deut 12,6-7). Las jóvenes estaban bien enteradas del
cuarto de siclo de plata; se lo daré al hombre de Dios y él nos programa de Samuel y responden a mucho más de lo que Saúl y
indicará nuestro camino». 9 En otro tiempo, en Israel, los que
su criado les habían preguntado.
1
L. HEIDET, Le voyage de Saúl a la recherche des anesses de son per?; B 2 (1921) 363-368;
MILOS Bic, Saúl sucht die Eselinnen (I Sam IX): VT 7 ('957) 92-97- En contra de la interpre-
tación mitológica del pasaje dada por Milos Bic, escribió H. J. STOEBE: VT 7 (1957) 362-370.
246 1 Samuel 9
1 Samuel 10 24\,
Entrevista de Saúl con el vidente (9,15-21) « D a m e la porción que te m a n d é pusieras aparte». 24
El c o c |
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U n día antes de la llegada de Saúl había advertido Yahvé ñero cogió un pemil y lo puso delante de Saúl. «Es la porció^
a Samuel, diciéndole: 16 «Mañana, a esta hora, yo te m a n d a r é que se te reservaba», dijo a éste Samuel. «Ponió delante de 1;
a u n h o m b r e de Benjamín, y tú le ungirás p o r jefe de m i p u e - y come, pues la hice guardar cuando convoqué al p u e b k ^
blo, Israel, y él librará a m i pueblo de la m a n o de los filisteos, para el momento oportuno». C o m i ó Saúl con Samuel aqu^j
pues h e visto la humillación de m i pueblo y h a n llegado ante día. 25 Bajaron de la altura a la ciudad, p r e p a r a r o n el lecho .'
m í sus clamores». 17 L u e g o que Samuel vio a Saúl, le dijo Saúl en la terraza y luego se acostó. 2 6 Al día siguiente, a la av^
Yahvé: «Este es el h o m b r e de quien te hablé ayer. Este reinará rora, llamó Samuel a Saúl, q u e estaba sobre la terraza, y C
sobre m i pueblo». 18 Saúl se acercó a Samuel dentro de la puer- dijo: «Levántate y te despediré». Levantóse Saúl y saiiero^
ta, y le dijo: «¿Harías el favor de i n d i c a r m e d ó n d e está la casa a m b o s juntos. 27 Cuando hubieron bajado al e x t r e m o de lo
del vidente?» 19 Samuel le contestó: «Soy yo el vidente; sube de- ciudad, dijo Samuel a Saúl: «Dile al m o z o que pase delante d^
lante de m í a la altura y comeréis hoy conmigo. M a ñ a n a te nosotros». T o m ó el mozo la delantera, y dijo S a m u e l : « D ^
N
despediré y te diré cuanto tienes en tu corazón. 20 P o r las asnas tente ahora, que te dé a conocer lo que dice Yahvé».
q u e hace tres días perdiste, n o te inquietes; h a n sido halladas. Ser el invitado de Samuel era considerado p o r el p ú b l i c o c o m .
¿ D e quién va a ser cuanto de precioso hay en Israel? ¿No u n gran honor. Los comensales sentáronse en el patio abierto d o n d ^
va a ser tuyo y de toda la casa de tu padre?» 2 1 Saúl respondió: se celebraba el banquete. A Saúl y a su criado se les señaló el prf^
«¿Pues n o soy yo benjaminita? ¿No soy yo de la m í n i m a tribu m e r puesto, a la cabeza de los invitados (10,17-25; 2 Sam 1 5 , 1 1 - 1 ^
de Israel, de Benjamín, y n o es m i familia la m e n o r de las
1 R e 9,25-41), Samuel mandó al cocinero colocase ante Saúl «el musL'
familias de Benjamín? ¿Por q u é m e dices esto?»
y la cola». El texto del v.24 presenta algunas dificultades. T a n t o ^
texto hebraico como los LXX están acordes e n el uso de la palabra
El e n c u e n t r o t u v o lugar en la m i s m a p u e r t a o en la plazuela
q u e significa muslo, anca o pemil; p e r o a la m i s m a sigue en el text3
adjunta 1. A m b o s n o se conocían, p e r o «Yahvé había abierto el
masorético el vocablo wehealeyah, q u e se traduce, o p o r levantó, »•
oído» (galah eth ozen) d e Samuel, es decir, le había revelado (20,
y lo que va con ello. Otros sustituyen la palabra p o r otra q u e signj
2.12-13; R u t 4,4; 1 C r ó n 12,25) q u e había escogido a aquel joven
fica riñones; algunos autores la s u p r i m e n ( D H O R M E , U B A C H ) , po.^
para futuro rey de Israel. El texto llama a Saúl naguid, jefe, emi-
considerarla como glosa. Muchos, actualmente, siguen a Houbigan^
nente (del verbo nagad), recibiendo más t a r d e el título de rey 2 . q u e leía wehaalyah, y la cola, que en los b a n q u e t e s q u e se celebrav 1
Y a h v é declara a Samuel q u e unja a Saúl p o r jefe d e su p u e b l o hoy en Palestina es muy apreciada. «Cauda q u a e p a r s erat femo^)
p a r a q u e le «salve de la m a n o de los filisteos». L a u n c i ó n era n e c e - próxima et óptima; luculentum, ut initiati n o r u n t , edulium» (Huty'
saria a los sacerdotes, profetas y reyes. D e s d e el principio d e la MELAUER). L a corrección del texto masorético se introdujo par^
m o n a r q u í a se u n g e al rey (10,1; 2 Sam 2,4; 5,3). A Saúl le u n g e u n armonizar el texto con la prescripción según la cual la cola d e b v
profeta, lo m i s m o q u e a D a v i d ; a Salomón y a Joás (1 R e 1,39; «quemarse sobre el altar» (Lev 3,9). L a última p a r t e del versículo
2 R e 11,12) les u n g e u n sacerdote. C o n g r a n estupor de Saúl, le es todavía más incierta desde el p u n t o de vista textual. D e Vau^
invita Samuel al b a n q u e t e q u e d e b e celebrarse en la altura. D e las la o m i t e ; Houbigant traslada la frase al final del v.23, leyendc^
asnas, le dice, n o pases cuidado, p o r q u e h a n sido halladas. A d e m á s , «affer carnem, q u a m iussi tibi, ut a p u d te reponeres, cuna dixi tiKJ
¿por q u é tanta preocupación por u n o s animales, c u a n d o , d e n t r o m e n o m i n e s invitasse». Otras soluciones en F E R N Á N D E Z , l . c , 5 8 - 6 ^
de poco, se te entregará toda la casa de t u p a d r e ? P o r la tensión
p o p u l a r existente en t o r n o a la realeza c o m p r e n d e Saúl el contenido
de las palabras de Samuel. A q u é l parece considerarse indigno, ale- Saúl, ungido rey (10,1)
gando q u e pertenece a la t r i b u de Benjamín, la más p e q u e ñ a de 1
Cogió Samuel una redoma de óleo, la vertió sobre la c^
Israel tanto en población c o m o en extensión (Jue 20,46-67), y a beza de Saúl y le besó, diciendo: «Yahvé te u n g e p o r príncipe
u n a familia oscura. Parecidas palabras p r o n u n c i a r o n en análogas de su heredad. T ú reinarás sobre el pueblo de Yahvé y le sar
circunstancias G e d e ó n (Jue 6,15) y D a v i d (2 S a m 7,18). varas de la m a n o de los enemigos que le rodean. Esto te ser^
señal de que Yahvé te ha ungido c o m o jefe de su heredac^
Saúl en la sala del banquete (9,22.27) T i e n e esta unción u n carácter religioso. A la m i s m a acompafk
22
la efusión del Espíritu (10,10; 16,13); en lenguaje m o d e r n o , d i r í ^
Samuel, t o m a n d o a Saúl y a su m o z o , les introdujo en el m o s q u e se le da la gracia de estado. El rey es el u n g i d o de Yahv}
c o m e d o r y les dio el p r i m e r lugar, a la cabeza de los invitados, (24,7.11; 26,9.11.16.23; 2 Sam 1,14, etc.). E s u n a persona sagrada
que eran unos treinta h o m b r e s . 23 Samuel dijo al cocinero: y, p o r lo m i s m o , inviolable (24,7; 26,9.11). D a v i d n o se atreve ,'
1
2
A. FERNÁNDEZ, I Sam 1,15. Critica textual (Roma 1017) 57. p o n e r las m a n o s sobre Saúl por ser el u n g i d o de Y a h v é ( 2 4 , 7 . 1 ^
J. VAN DER PLOEG, Les che'fs du peuple d'hraél et leurs noms: RB 57 (1950) 40-61; ID •,
Les nnhles israélites: «Oudtestamentische Studien», 9 (1951) 49-64; A. ALT, Die Staatenbil- 26,9), y m a n d a ejecutar al que cometió tal c r i m e n (2 Sam 1,14.16^'
dung der Israeliten in Palastina (Leipzig 1930) 29. L a acción d e d e r r a m a r aceite sobre la cabeza del q u e se ungía con;'
248 1 Samuel 10 1 Samuel 10 249
a rey tiene su origen en Egipto. Por una carta de Tell el-Amarna, toria ganada por Sisara y Débora en el famoso monte de Galilea
sabemos que el rey Nuhase, de Siria, fue ungido rey por Tutmo- Que 4,14); la encina se encontraba cerca del luRiir de la «palmera
sis III. Los reyes hititas eran consagrados «con el aceite santo de la de Débora» (Jue 4,5), entre Betel y Rama (er-Ram). En los sacri-
realeza» 1. ficios se mataba un animal y se ofrecía pan y vino para el banquete
Terminada la ceremonia, Samuel besó al nuevo ungido de Yahvé sacrificial (Núm 15,1-15).
en señal de verdadero vasallaje. Es Dios mismo quien, por media- En Gueba debía suceder la tercera y más característica de las
ción de Samuel, ha ungido al que había antes escogido por príncipe señales convenidas. El lugar llamado «Gueba Elohim», colina de
(naguid) de su heredad (Deut 4,20; 9,26). Gran parte del v.i sólo Dios, era conocido antes por Gueba de Benjamín (Jue 19,14) y más
se ha conservado en los LXX y en la Vulgata. tarde por «Gueba de Saúl» (11,4; 15,34). El texto hebraico dice que
había en la ciudad nesibey pelishtim, que los exentas traducen: «la
Tres señales confirmativas (10,2-8) estela de los filisteos» ( D E VAUX); otros: «una guarnición de los filis-
teos» (VACCARI), «el prefecto de los filisteos» (DHORME), «goberna-
2
«Cuando hoy me dejes, encontrarás al mediodía dos hom- dor» (UBACH, MEDIEBELLE). Otros (BRESSAN) omiten la frase por
bres cerca del sepulcro de Raquel, en tierra de Benjamín, considerarla una glosa inspirada en 13,3.
que te dirán: Las asnas que has ido a buscar han aparecido, Un tropel (hebel) de profetas que se servían de instrumentos
y tu padre no piensa ya en ellas, sino en vosotros, y dice: ¿Cómo
haré yo para saber de mi hijo? 3 Siguiendo tu camino, llegarás músicos para profetizar le salieron al encuentro. Con su porte ex-
a la encina de Tabor, y te encontrarás con tres hombres su- terno demostraban que hablaban y se movían a impulsos de un
biendo a Dios a Betel, y llevando uno tres cabritos, y el otro espíritu que les forzaba a tomar actitudes viólenlas, sacudidos por
tres panes, y el otro una bota de vino; 4 después de preguntarte una intensa excitación interna. Estos profetas vivían en grupos y
por tu salud, te darán dos de los panes, que tú tomarás de sus profetizaban al son de la música, que les producía una especie de
manos; 5 y luego llegarás a Gueba Elohim, donde hay una arrobamiento o éxtasis contagioso (19,20-21; 1 Re 22,10). Se les ha
guarnición de filisteos; y al entrar en la ciudad te encontrarás
con un grupo de profetas bajando del excelso, precedidos de comparado a los modernos derviches. Los cananeos tenían también
salterios, tímpanos, flautas y arpas, y profetizando. 6 El espí- sus profetas, al estilo de los que encontramos en nuestro texto
ritu de Yahvé se apoderará de ti, y profetizarás con ellos y te (1 Re 18,25-29). Subsistieron mucho tiempo en Israel, siendo famo-
transformarás en otro hombre. 7 Cuando todas estas señales sos los colegios de profetas que acaudillaba Eliseo (2 Re 2,3; 4,38).
se hayan cumplido en ti, haz lo que te venga a mano, pues Dios La finalidad de estos profetas extáticos era la ele cantar las glorias
estará contigo.8 Baja antes que yo a Gálgala, adonde iré a reunir- de Yahvé, acompañando sus himnos con danzas frenéticas, capaces
me contigo para ofrecer holocaustos y sacrificios eucarísticos.
Espera siete días, hasta que yo vaya y te diga lo que has de de contagiar a los que las presenciaban. Es la primera vez que estas
hacer». corporaciones de entusiastas yahvistas aparecen en la historia de
Israel. Puede ser que los fundara Samuel como valladar para opo-
La primera señal de la elección de Saúl será el testimonio de nerse a las influencias de los cultos de los pueblo» paganos en me-
dos hombres que le informarán del hallazgo de las asnas y de las dio de los cuales vivía Israel o que limitaban con sus fronteras.
ansias de su padre. Habiendo partido de Rama (la actual Rentis) Misión análoga fue confiada a los nazareos"(Am 2,11) y a los reca-
por la mañana, Saúl y su criado caminaron en dirección a Betel y bitas (Jer 35).
Gueba (Tell el-Ful), llegando a las inmediaciones del sepulcro de
Raquel al mediodía. El texto reproduce una antigua tradición según
la cual el sepulcro de Raquel se encontraba en la línea de Rama, Saúl llega a su casa (10,9-16)
hacia la parte montañosa (Jer 31,15). Su localización cerca de Belén
9
es tardía. En cuanto volvió Saúl las espaldas puní apartarse de Sa-
Saúl siguió su camino; al llegar a la encina (elón) de Tabor, se muel, se sintió10otro, y todas las señales aquellas le sucedieron
encontró con los tres hombres de que le habló Samuel. Algunos el mismo día. Cuando llegaron a Gueba, encontráronse con
un tropel de profetas, y le arrebató el espíritu de Dios y se
críticos cambian la lección del texto masorético por la de los LXX, puso a profetizar en medio de ellos. " Cuuntos antes le cono-
y leen: «Llegaron a la encina de Débora», o «a la encina de la lamen- cían se preguntaban: «¿Qué le ha pasado al hijo de Quis?
tación de Débora». Además de «encina del llanto de Débora» (Gen 35, ¡Saúl entre los profetas!» 1 2 U n o de los presentes contestó:
8), se le llamó al lugar «encina del Tabor», en memoria de la vic- «¿Y quién es el padre de esos otros?» Por eso13ha quedado en
1
J. DE FRAINE, L'aspect religieux de la royauté israélite. L'institution monarchique dans proverbio: «¿También Saúl entre los profclns?» Cuando hubo
VAnexen Testament et dans íes textes mésopotamiens (Roma 1954); ID., Peut-on parler d'un acabado de profetizar, subió a Gueba. u Un tío de Saúl pre-
véritable sacerdoce du roí en Israel?: «Sacra Pagina», 537-547) J- GONZÁLEZ NÚÑEZ, Profetas, guntó a éste: «¿Adonde habéis ido?» Saúl respondió: «A bus-
sacerdotes y reyes en el antiguo Israel (Madrid 1962); A. R. JOHNSON, Sacral Kingship in An-
cient Israel (Cardiff 1955); D. LYS, Vonction dans la Bible: «Etudes Théologiques et Reli- car las asnas, pero no las15hemos visto por ninguna parte y fui-
gieuses» (1954-1955) 3-54. mos a casa de Samuel». El tío le dijo: «Cuéntame lo que te
250 1 Samuel 10
1 Samuel 11 251
ha dicho Samuel». 16 Y Saúl respondió: «Nos dio a saber que
las asnas habían aparecido»; pero en cuanto a lo del reino escondido, acaso p o r modestia (9,21). El pueblo adiunó con e n t u -
nada le dijo de lo que le había hablado Samuel. siasmo al apuesto rey, reconociéndole como a tal -1. IÍHIU ¡iclamación,
hecha al son del c u e r n o o de las trompetas, n o sigiulicaba q u e el
L a presencia de Saúl e n t r e los profetas causó extrañeza a cuantos p u e b l o escogía el rey, sino q u e aceptaba el monarca que había es-
le conocían; dice el texto q u e el fervor religioso q u e manifestaba con cogido Dios. El grito de «¡Viva el rey!» (2 Sam 16,1(1; 1 R e 1,34;
sus cantos y danzas fue efecto del espíritu de Yahvé, q u e le impelía 2 R e 11,12) n o es u n deseo, sino más bien una aceptación del
a obrar. Su actuación dio lugar a u n antiguo proverbio existente mismo.
e n Israel. N o p o d í a n las gentes c o m p r e n d e r q u e Saúl, hijo d e u n D i c t ó Samuel al p u e b l o el derecho real. Puede entenderse la
personaje t a n sensato y e c u á n i m e como Q u i s , se mezclara con estos frase en el sentido d e q u e Samuel habló al pueblo conforme a
excéntricos, m u c h o s d e ellos d e baja condición. Estas cofradías de D e u t 17,15-20, o bien de q u e les recordó lo dicho en 8,11-18.
profetas extáticos n o debían de gozar de b u e n a fama en ciertos círcu- D e Vaux d u d a de q u e la sentencia «expuso Samuel al pueblo el
los de Israel. El t é r m i n o hebraico doth (tío) (v.14) p u e d e i n t e r p r e - d e r e c h o real y lo escribió en u n libro» sea auténtica, sospechando q u e
tarse en el sentido de prefecto, gobernador filisteo, en corresponden- e n t r ó e n este lugar por influencia de Jos 24,26; Deut 17,18. Sin
cia al nasibh del v.5 2 . e m b a r g o , es m u y lógico q u e se escribieran y guardaran en lugar
sagrado las leyes del reino (2 R e 22,8; 23,2). L o s v.26-27 preparan
la renovación d e la realeza en Gálgala (11,12-15).
Elección de Saúl a la suerte (10,17-27)
N o t o d o el p u e b l o de Israel se alegró del advenimiento de la
1 Samuel convocó al pueblo ante Yahvé en Masfa, 18 y dijo
7
m o n a r q u í a ; a diferencia de los valientes (2 Sam 2,7), que recono-
a los hijos de Israel: «Así habla Yahvé, Dios de Israel: Yo os cieron i n m e d i a t a m e n t e al nuevo rey, otros, «hijos de lielial» (2,12;
saqué de Egipto; yo os h e librado de la m a n o de los egipcios D e u t 13,14) le despreciaron. L a Vulgata lee: «Ule vero dissimulabat
y de la de cuantos reyes os o p r i m i e r o n ; i* y vosotros hoy recha- se audire»; lección q u e s u p o n e el siguiente original hebraico: wayehi
záis a vuestro Dios, que os ha librado de vuestros males y de kemaharish, «se hizo el sordo». L o s L X X cambiaron el mencionado
vuestras aflicciones, y le decís: ¡No, p o n sobre nosotros u n
texto en kemehodesh, cosa de un mes, q u e unieron al contexto si-
r e y ! Presentaos ahora ante Yahvé p o r tribus y p o r familias».
20
Samuel hizo que se acercasen todas las tribus de Israel, y fue guiente ( 1 1 , i ) .
sacada la tribu de Benjamín. 21 H i z o acercarse a la tribu de
Benjamín p o r familias, y salió la familia de H a m m a t r i ; e hizo Los amonitas, en Galaad (11,1-7)
acercar a la familia de H a m m a t r i p o r varones, y fue elegido
Saúl, hijo de Quis. Buscáronle, pero no le hallaron. 2 2 P r e g u n - 1 Pasó cosa de u n mes, y subió Najas, amonita, y sitió a Jabes
taron entonces de nuevo a Y a h v é : « ¿ H a venido?» Y Yahvé Galaad. Los habitantes de Jabes dijeron a Naj«N¡ «Pacta con
respondió: «Está escondido entre los bagajes». 2 3 C o r r i e r o n a nosotros y te serviremos». 2 P e r o Najas amoniln los respondió:
sacarle de allí, y cuando estuvo en m e d i o del pueblo, sobresa- «Pactaré a condición de sacaros a cada u n o de vosotros el ojo
lía de entre todos de los h o m b r o s arriba. 2 4 Samuel dijo al p u e - derecho y hacer de esto oprobio para todo Isrurl». 3 Dijéronle
blo: «Aquí tenéis al elegido de Yahvé. No hay entre todos otro los ancianos de Jabes: « D a n o s tregua de siete din* para m a n d a r
c o m o él». Y el pueblo se puso a gritar: «¡Viva el rey!» 2 5 E n - mensajeros p o r todo Israel; si no viene nadie 11 socorrernos,
tonces expuso Samuel al pueblo el d e r e c h o real y lo escribió nos r e n d i r e m o s a ti». 4 Vinieron mensajeros a (lueba de Saúl,
en u n libro, que depositó ante Yahvé; 2 6 y despidió Samuel al y contaron al pueblo esto, y el pueblo todo lloró 11 voz en grito.
pueblo, cada u n o a su casa. T a m b i é n Saúl se fue a su casa, 5 Venía entonces Saúl del c a m p o tras de sus buoye», y p r e g u n t ó :
a G u e b a , a c o m p a ñ a d o de u n a tropa de h o m b r e s robustos, « ¿ Q u é tiene el pueblo para llorar así?» Contáronle lo que decían
cuyos corazones había tocado Dios. 2 7 Sin e m b a r g o , algunos los de Jabes. 6 E n cuanto lo oyó le arrebató el espíritu de Yahvé
perversos decían: «¿Este va a salvarnos?» Y despreciándole, y se encendió en cólera. 7 Cogió u n par de bueyes, los cortó
n o le hicieron presentes. en pedazos y m a n d ó éstos por todo el territorio de Israel por
m e d i o de mensajeros que dijeran: «Así serán trillados los bue-
yes de cuantos n o se pongan en m a r c h a tras Huíil». El terror
Se considera esta sección c o m o p a r t e integrante de la tradición
de Yahvé cayó sobre el pueblo, que se puso en marcha c o m o
a n t i m o n á r q u i c a del capítulo octavo. Pero parece q u e la elección p o - u n solo h o m b r e .
p u l a r por aclamación d e b e consignarse para evitar t o d a sospecha
d e q u e Samuel eligió p o r rey al q u e le plugo. C o n esta elección p o r N o tenía Saúl conciencia d e la significación tramvndental de la
suertes (14,38-42; Jos 7,14-18) se p o n d r á de manifiesto q u e Yahvé realeza e n c a r n a d a en él. Por de p r o n t o , d e m u e s t r a Saúl que n o era
confirma como rey al q u e Samuel había u n g i d o antes. C u a n d o la h o m b r e ambicioso. El p u e b l o le había reclamado para que le acau-
s u e r t e cayó sobre Saúl, fue el m i s m o Yahvé el q u e , p r e g u n t a d o p o r dillara en las guerras contra los pueblos enemigos; mientras la ocasión
los urim y tummhn (14,41), señaló el lugar d o n d e Saúl se había n o se presentó, siguió él cuidando de la gran hacienda paterna.
2 3 P. H . H . BOER, ¡Vive le roil: V T 1 (1955) 225-231.
R, AP-THOMAS, Saul's tUnda: VT %i (1961) 241-245,
252 1 Samuel 11 1 Samuel 12 253
caba de la boca la oveja; y si se volvía contra m í , le a g a r r a b 3 bres de Israel, levantándose y lanzando los KHIOM ile guerra,
p o r la quijada, le hería y le m a t a b a . 3S T u siervo h a m a t a d 0 persiguieron a los filisteos hasta la entrada de Ciiit y haita las
leones y osos, y ese filisteo incircunciso será c o m o u n o de ellos- puertas de Acarón y cayeron filisteos en el camino de Sernlm
¿No seré capaz de ir, de batirle y quitar el oprobio de I s r a e l ' hasta G a t y Acarón.
P o r q u e ¿quién es ese incircunciso que ha insultado al ejército
del Dios vivo?» 37 Y añadió: «Yahvé, q u e m e libró del león í N u n c a había vestido D a v i d las ropas del rey; al imponérselas
del oso, m e librará t a m b i é n de la m a n o de ese filisteo». Saúl ahora Saúl, le confiere p a r t e de su dignidad. N o había ensayado
entonces le dijo: «Ve y q u e Yahvé sea contigo». la a r m a d u r a , a pesar de su oficio d e escudero del rey (16,21). David
va a la lucha en el nombre de Yahvé Sebaot, Dios de los ejércitos de
Eliab r e p r e n d e a D a v i d p o r su «orgullo», pareciendo ignorar la Israel (v.45). Goliat le maldice e insulta ( D e u t 28,26; Is 18,6; Jer
escena d e la u n c i ó n d e D a v i d en Belén (16,611). E n toda la narra- 15,3). Al avanzar hacia el filisteo, sabía David q u e la victoria era
ción late la idea d e la realeza, q u e impelía a D a v i d a conducirse suya, p o r q u e Yahvé combatirá por él (Jos 10,14; J u e 20,35) y
c o m o caudillo y salvador de Israel. Dios le ha elegido p o r rey velará por su vida (23,4; 24,5). Dios dirigía sus pasos para afianzarle
y tiene, p o r consiguiente, la misión de velar p o r el bien y el h o n o r cada vez m á s en el camino del t r o n o . Sin saberlo, Saúl contribuye
d e la h e r e d a d de Yahvé. A d e m á s , la victoria sobre el filisteo e q u i - a la exaltación de su rival.
valía a acaparar el favor popular. L o s filisteos eran «los incircunci-
sos» (Jue 14,3; 15,18; 1 Sam 14,6; 31,4) p o r antonomasia.
David, ante el rey (17,53-58)
53
A la vuelta de la persecución de los filisteos, los hombres
David mata a Goliat (17,38-52) de Israel saquearon su c a m p a m e n t o . 54 David cogió la cabeza
38 y las a r m a s del filisteo y llevó a Jerusalén la cabeza, y las armas
Saúl hizo que vistieran a D a v i d sus ropas, púsole sobre la las puso en su tienda. 55 C u a n d o Saúl h u b o visto a David avan-
cabeza u n casco de bronce y le cubrió de u n a coraza. 39 D e s - zar contra el filisteo, dijo a A b n e r , el jefe de su ejército: «¿De
pués D a v i d se ciñó la espada de Saúl sobre sus ropas y p r o b ó quién es hijo ese joven, Abner?» A b n e r respondió: 56 «Por tu
d e andar, pues n u n c a había ensayado la a r m a d u r a ; y dijo a vida que no lo sé, ¡oh rey!» Y el rey le dijo: «Infórmate, pues,
Saúl: «No p u e d o a n d a r con estas a r m a s , n o estoy a c o s t u m b r a - a ver de quién es hijo». 57 D e vuelta David de la muerte del
do»; y deshaciéndose de ellas, 40 cogió su cayado, eligió en el filisteo, A b n e r le cogió y le llevó ante Saúl, teniendo todavía
torrente cinco chinarros bien lisos y los metió en su z u r r ó n de en la m a n o la cabeza del filisteo. 58 Saúl le p r e g u n t ó : «¿De quién
pastor, y con la h o n d a en la m a n o avanzó hacia el filisteo. 4 1 E l eres hijo, mozo?» Y D a v i d le contestó: «Soy hijo de tu siervo
filisteo se acercó poco a poco a D a v i d , precedido de su escu- Isaí, de Belén».
dero. 4 2 M i r ó , vio a D a v i d y le despreció p o r m u y joven, de
blondo y bello rostro. 4 3 Díjole, p u e s : «¿Crees q u e yo soy u n E n los últimos versos del presente capítulo se encuentran al-
perro para venir contra m i con u n cayado?» «No—contestó gunas antinomias, q u e se explican p o r las glosas redaccionalcs que
David—; eres todavía p e o r q u e u n perro». 4 4 Maldíjole el filis- u n escriba posterior ha i n t r o d u c i d o e n el texto o por el hecho di:
teo p o r sus dioses, y añadió: «Ven, que dé tus carnes a las aves
del cielo y a las bestias del c a m p o » . 4 5 D a v i d respondió al filis- anticipar el autor los acontecimientos. Así, por ejemplo, al hablar
teo: « T ú vienes contra m í con espada, lanza y venablo, p e r o en el v.53 de Israel y de J u d á , s u p o n e la escisión del reino, acaecida
yo voy contra ti en el n o m b r e de Yahvé Sebaot, Dios de los d e s p u é s de la m u e r t e d e Salomón. Dícese en el v.54 que David
ejércitos de Israel, a los que has insultado. 4S H o y te entregará llevó a Jerusalén la cabeza (de Goliat), y las armas las puso en su
Yahvé en mis m a n o s ; yo te heriré, te cortaré la cabeza y d a r é tienda. A h o r a bien, Jerusalén cayó en m a n o s d e los israelitas en
tu cadáver y los del ejército de los filisteos a las aves del cielo y t i e m p o s en q u e D a v i d o c u p a b a el t r o n o (2 Sam 5,6-16). Además,
a los animales de la tierra; y sabrá así toda la tierra q u e Israel al hablar de su t i e n d a parece indicar q u e D a v i d fue movilizado y
tiene u n Dios, 4 7 y sabrán todos éstos que n o p o r la espada ni q u e disponía de su tienda, c o m o cualquier otro soldado. Según el
p o r la lanza salva Yahvé, p o r q u e él es el Señor de la guerra, y
v.57, D a v i d entregó a Saúl la cabeza d e Goliat; la espada del Hilante
os entregará en nuestras manos». 4 8 El filisteo se levantó, se
puso en m a r c h a y avanzó hacia D a v i d . D a v i d echó a correr a fue depositada en N o b (21,9). El a u t o r de los v.55-58 ignora el
lo largo del frente del ejército para ir al encuentro del filisteo; e n c u e n t r o d e Saúl con D a v i d n a r r a d o en los v . 3 i - 3 9 , así como la
49 vida de éste en la corte real en calidad d e escudero y músico (16,
metió la m a n o en el zurrón, sacó de él u n chinarro y lo lanzó
con la h o n d a . El chinarro se clavó en la frente del filisteo, y éste 18-23). L a única explicación posible de estas anomalías se halla
cayó de bruces a tierra. 50 Así David, con u n a h o n d a y u n a pie- en q u e el autor sagrado h a escrito su libro a base de tradiciones
dra, venció al filisteo y le hirió de m u e r t e . 5 1 Corrió, parándose distintas, orales y escritas, q u e h a r e p r o d u c i d o fielmente, sin incu-
ante el filisteo, y, n o teniendo espada a la m a n o , cogió la de él, rrir en la tentación d e quitar las dificultades y suprimir las dife-
sacándola de la vaina; le m a t ó y le cortó la cabeza. Viendo los
filisteos m u e r t o a su c a m p e ó n , pusiéronse en fuga, 52 y los h o m - rencias.
276 1 Samuel 18 1 Samuel 18 277
presas se mostró acertado, p o r q u e Yahvé estaba con íl. " Vio,
pues, Saúl que era m u y precavido, y le temía. l*Toilo Israel y
Amistad de David con Jonatán (18,1-5) todo J u d á a m a b a a David, q u e a su vista entraba y salla.
i C u a n d o h u b o acabado de hablar D a v i d con Saúl, el alma L a proeza de D a v i d desparramóse como gota de ¡uxilc por
de Jonatán se apegó a la de David, y le a m ó Jonatán c o m o a sí t o d o Israel. Por las ciudades, villas y aldeas por donde pasaba
m i s m o . 2 A q u e l día t o m ó Saúl a D a v i d y n o le dejó que se fuera Saúl con su comitiva, salían las mujeres cantando y danzando,
a la casa de su p a d r e . 3 Jonatán hizo pacto con David, pues le a c o m p a ñ á n d o s e de t í m p a n o s y triángulos (Ex 15,20-21; Jut; e.5;
a m a b a c o m o a su alma, 4 y, quitándose el m a n t o q u e llevaba, 11,34), mientras repetían el estribillo: Saúl mató sus mil, pero David
se lo puso a D a v i d , así c o m o sus arreos militares, su espada, su sus diez mil. Estos cantos d e gloria jugarán u n papel importante
arco y su cinturón. 5 D a v i d salía a combatir d o n d e le m a n d a b a en las relaciones e n t r e Saúl y D a v i d (21,12; 29,5). Las preferen-
Saúl, y siempre procedía con acierto. Saúl le puso al m a n d o de
h o m b r e s de guerra, y toda la gente estaba contenta con él, a u n cias del pueblo por el j o v e n D a v i d eran manifiestas, lo que despertó
los servidores de Saúl. en el corazón de Saúl la enfermedad de los celos (16,14), que no le
a b a n d o n ó en t o d a su vida. A veces su melancolía le impelía a obrar
Esta sección falta en el códice B de la versión griega. Parece con el m i s m o frenesí con q u e lo hacían los nabis (10,5; Jer 29,26).
q u e está invertido el o r d e n de los v. i y 2. Saúl quiso q u e D a v i d , Sus celos a u m e n t a r o n a m e d i d a q u e los acontecimientos demostraban
al q u e antes n o conocía (17,55), s e quedase definitivamente en su las preferencias de Y a h v é p o r David.
casa. L a hazaña realizada impresionó a él, y m u c h o más a su hijo
Jonatán, q u e en otro t i e m p o realizó t a m b i é n una gran proeza (c. 14). Matrimonio d» David (18,17-30)
17
Dice el texto q u e el alma de J o n a t á n se apegó (niqsherah, G e n 44,30), Dijo Saúl a D a v i d : «Mira, te daré por mujer a mi hija m a -
se aglutinó con la d e David, a q u i e n a m ó como a su alma. N o se yor, M e r o b ; p e r o has de mostrarte valiente y hacer las Kuerras
especifica la naturaleza del pacto entre a m b o s ; quizá sea «el p a c t o de Yahvé»; pues se decía: «No quiero poner mis manos sobre
de la sal» ( N ú m 18,19; 1 G r ó n 13,5), en v i r t u d del cual los intere- él; q u e le m a t e n las de los filisteos». 18 David respondió a Saúl:
« ¿ Q u i é n soy yo y q u é es m i vida, qué la casa de m i padre, para
sados se obligaban a prestarse m u t u a ayuda y a n o causarse mal q u e sea yo yerno del rey?» 1!> P e r o cuando llegó el tiempo en
alguno. C o m o símbolo de esta alianza y m u t u a entrega, J o n a t á n que M e r o b , la hija m a y o r de Saúl, había de ser entregad» a D a -
se despoja de sus vestidos y a r m a m e n t o y se los p u s o a David. vid, se la dio "por mujer a Hadriel, de Mejolá. 20 Micol, la otra
E n t r e los orientales, la personalidad abarcaba t a m b i é n los vestidos hija de Saúl, a m a b a a D a v i d ; lo supo Saúl, y esto le agradó,
21
(2 R e 2,13; R u t 3,9); al entregarle sus vestidos quiere J o n a t á n darle pues se decía: «Se la daré para q u e le sirva de lazo y le haga
a e n t e n d e r q u e se daba a sí m i s m o . caer en las m a n o s de los filisteos». Dijo, pues, Saúl a David: «Por
segunda vez voy a darte ocasión de ser yerno mío». 22 AI mismo
t i e m p o dio órdenes a sus servidores, diciéndoles: «Hablad a
D a v i d a escondidas de m í y decidle: El rey te estima y todos
Saúl, víctima de los celos (18,6-16) sus servidores te q u e r e m o s ; haz p o r ser yerno del rey». *•' Dijé-
6 ronle a D a v i d esto los servidores, y respondió David: «¿Os pa-
C u a n d o hicieron su entrada, después de h a b e r m u e r t o D a - rece cosa fácil eso de ser y e r n o del rey? Yo soy h o m b r e ilc poco
vid al filisteo, salían las mujeres de todas las ciudades de Israel, y de poca hacienda». 2 4 Fuéronle a contar a Saúl sus servidores
cantando y d a n z a n d o delante del rey Saúl con tímpanos y lo que decía David, 2 5 y él les dijo: «Habladle así: No necesita
triángulos alegremente, 7 y, alternando, cantaban las mujeres el rey dote; sólo quiere cien prepucios de filisteos para vengarse
en coro: de sus enemigos». Así pensaba Saúl q u e caería David en manos
de los filisteos. 2S C u a n d o los servidores dijeron a David las pala-
«Saúl m a t ó sus mil,
bras q u e había dicho Saúl, le agradó a aquél la condición puesta
p e r o David sus diez mil».
para ser yerno del rey. 2 7 Y salió D a v i d con los que estaban a
8 su m a n d o y m a t ó cien filisteos, trayéndose sus prepucios, y los
Saúl se irritó m u c h o , y esto le desagradó, pues decía: « D a n entregó al rey. Y c u a n d o se cumplieron los días para ser su
diez mil a D a v i d y a m í mil; nada le falta si no es el reino». yerno, diole Saúl p o r mujer su hija Micol. 28 Saúl vio clara-
9 D e s d e entonces m i r a b a Saúl a D a v i d con malos ojos. I 0 Al m e n t e que Yahvé estaba con D a v i d y que todo Israel le amaba.
otro día se apoderó de Saúl el mal espíritu, y desvariaba en su 29
T e m í a l e Saúl m á s y m á s cada vez, y fue toda su vida enemigo
casa. D a v i d tocaba el arpa, c o m o otras veces. T e n í a Saúl en de D a v i d . 30 Los príncipes de los filisteos hacían incursiones;
la m a n o su lanza, " y , blandiéndola, la lanzó contra David, pero, cada vez q u e salían, David, p o r su habilidad, alcanzaba
diciendo: «Voy a clavar a D a v i d en la pared». P e r o D a v i d es- mejor suceso q u e todos los otros servidores de Saúl, y su n o m -
quivó el golpe p o r dos veces. 12 C o m e n z ó Saúl a t e m e r a David, bre llegó a ser m u y celebrado.
pues veía q u e estaba Yahvé con éste, mientras que d e él se había
apartado. I 3 Alejóle de sí, haciéndole jefe de millar, y D a v i d
C o n f o r m e a lo d i c h o en 17,25, c u m p l e ahora Saúl su promesa
entraba y salía a la vista de todo el pueblo; 14 en todas sus e m -
d e d a r a D a v i d p o r mujer a su hija. Los v.17-19 faltan en el códice B
278 1 Samuel 19
1 Samuel 10 279
de los LXX. Sabía David que tenía derecho a ello, pero, por formu- n
en el muro. Huyó David; aquella noche Saúl mandó gente
lismo, declinó el ofrecimiento. Faltó Saúl a su palabra al entregar a la casa de David para prenderle y matarle a la mañana; pero
a su hija mayor, Merob, a Hadriel, que en 2 Sam 21,8 aparece como Micol, mujer de David, le informó de ello, diciéndole: «Sil2no te
esposo de Micol, la hija menor de Saúl. Era Hadriel natural de escapas esta misma noche, mañana mismo te matarán», y le
Abel-Mejola, patria de Elíseo (i Re 19,16), aldea que se hallaba al descolgó
13
por la ventana. David huyó, poniéndose en salvo.
sur de Betsán, en la depresión del río Jordán. Viendo Saúl que no Micol cogió luego los «terafim» y los metió en el lecho, puso
cayó David en el lazo que le tendió, buscó otro medio para perderle. una piel de cabra en el lugar de la cabeza y echó sobre ella una
Conociendo el amor de Micol por David, pensó Saúl que había en- cubierta. 14 Cuando Saúl mandó gente para prender a David, ella
les dijo: «Está malo». 15 Saúl volvió a mandarlos para que vie-
contrado la manera de liquidarlo. Ningún impedimento pondría a sen a David, y16 les dijo: «Traédmelo en su lecho para que lo
que se casara con su hija menor en el caso de llevar a término una haga matar». Volvieron ellos, pero hallaron en 17el lecho los
hazaña concreta y difícil: matar a cien filisteos, trayendo en trofeo «terafim» y la piel de cabra en el sitio de la cabeza. Saúl dijo a
y como comprobante sus prepucios, por ser ellos los incircuncisos Micol: «¿Por qué me has engañado así y has dejado escapar a
(17,26). El mohar era la dote que aportaba el pretendiente al padre mi enemigo para que se ponga en salvo ?» Micol respondió a Saúl:
de su prometida (Gen 34,12; Ex 22,16). «Me dijo: Déjame ir o te mato». 18 Así huyó David y se salvó.
Fuese a casa de Samuel, en Rama, y le contó cuanto había he-
cho Saúl. Después se fue con Samuel a habitar en Nayot, en
Rama.
Jonatán interviene en favor de David (19,1-7)
1
Propuso Saúl a Jonatán, su hijo, y a todos sus servidores ma- Hay motivos para pensar que los hechos que se refieren en esta
tar a2 David; y Jonatán, hijo de Saúl, que amaba mucho a Da- perícopa están fuera de lugar. En primer término, los v.8-10 repi-
vid, se lo comunicó a éste, diciéndole: «Saúl, mi padre, busca ten lo que se dijo en 18,10-11 sobre David músico (16,14) Y sobre la
matarte. Ponte, pues,3 en guardia; mañana, por favor, no te lanza de Saúl, de que tanto se habla en el texto (20,33; 22,5; 26,12).
dejes ver y escóndete. Yo saldré con mi padre al campo adon- Al decir el texto que David huyó de las iras de Saúl, es probable que
de tú estés; hablaré de ti a mi padre, veré qué piensa y te lo marchara a un lugar fuera de palacio y de su casa (v.12 y 18). En
comunicaré». 4 Jonatán habló a su padre en favor de David, fin, el episodio pudo tener lugar la misma noche que siguió al ma-
diciéndole: «No peque el rey contra su siervo David, pues él trimonio de David con Micol (18,27). Una nueva crisis asaltó a
no ha 5 pecado contra ti. Al contrario, cuanto hace es para bien Saúl, durante la cual intentó matar a David al despuntar el día.
tuyo; ha expuesto su vida, ha derrotado al filisteo, y Yahvé ha
obrado por él una gran liberación en todo Israel. Tú lo has visto Por considerarse el sueño como cosa sagrada, era costumbre esperar
y te has alegrado. ¿Por qué, pues, vas a hacerte reo de sangre la llegada de la aurora para ejecutar a los sentenciados a muerte.
inocente haciendo morir a David sin culpa suya ?» 7s Saúl escu- Con el fin de retrasar la acción de su padre contra David, Micol
chó a Jonatán y juró: «¡Vive Yahvé! No morirá». Y Jonatán acudió a una estratagema. Guardaba en su casa unos ídolos llama-
llamó a David y le transmitió estas palabras; le llevó luego a dos terafim (Gen 31,19.34-35; Jue 17,5; 18,14), de los cuales puso
Saúl y se quedó David a su servicio, como estaba antes. uno en la cama. Por lo que dice el texto, estos ídolos tenían forma
humana, habiéndolos de todos los tamaños (Gen 31,34). Un verda-
La aversión de Saúl por David agravábase de día en día, no dero adorador de Yahvé rechazaba el culto de tales ídolos (1 Sam
ocultando sus intenciones aviesas a su hijo y a toda la servidumbre 15,23); su presencia en la casa de David puede obedecer al sincre-
de palacio. Por lo que se dice en el v.2 sobre Jonatán, «hijo de Saúl», tismo religioso de Micol o a que era supersticiosa.
parece que su mención en el v.i no estaba en el texto original. Sin
David marchó a Rama (1,1), donde vivía Samuel, al cual contó
embargo, de una manera o de otra, directa o indirectamente, se en-
todas sus peripecias. Los dos fuéronse a habitar en el lugar donde
teró Jonatán de los planes de su padre y se los comunicó a David.
los nabis tenían su campamento (2 Re 6,2ss), en los alrededores
Este relato de las gestiones de Jonatán para salvar'a David se armo-
de Rama.
niza difícilmente con 20,2, en donde parece ignorar Jonatán las in-
tenciones perversas de su padre.
Saúl entre los profetas (19,19-24)
19
Micol salva a David (19,8-18) 20
Dijéronle a Saúl: «Mira, David CNIA en Nuyot, en Rama».
Saúl mandó gente para prenderle, y, viendo a tropa de pro-
8
Comenzó de nuevo la guerra, y David marchó contra los fetas profetizando, con Samuel a la cube/.u, se apoderó de ellos
filisteos y les dio la 9batalla, infligiéndoles una gran derrota y po- el
21
espíritu de Yahvé y pusiéronse ellos también a profetizar.
niéndolos en fuga. U n espíritu malo de Yahvé se apoderó de Dieron a conocer esto a Saúl, y éste mandó nueva gente, y
Saúl, y estando éste sentado en su casa con la lanza en la mano, también éstos se pusieron a profetizar.22Por tercera vez envió
mientras tocaba David el arpa, 10 quiso Saúl clavar a David en otros, pero también éstos profetizaron. ICntonces fue Saúl en
la pared, pero esquivó éste el golpe, y la lanza quedó clavada persona a Rama, y al llegar a la cisterna de la era que hay en el
2S0 1 Samuel 20
1 Samuel 20 281
teso, preguntó: «¿Dónde están Samuel23 y David?» Y le respon-
dieron: «Están en Nayot de Rama». Dirigióse allá, a Nayot natan le contestó: «Ven, vamos al campo». Y salieron los dos
de Rama, El espíritu de Dios se apoderó de él, e iba profetizan- al campo. 12 Jonatán dijo allí a David: «Por Yahvé, Dios de Is-
do hasta que llegó a Nayot de Rama, 24 y, quitándose sus ves- rael, te juro que yo sondearé a mi padre mañana o pasado ma-
tiduras, profetizó él también ante Samuel, y se estuvo desnudo ñana. Si la cosa va bien para David y no mando quien te infor-
por tierra todo aquel día y toda la noche. De ahí el proverbio: me, 13 que castigue Yahvé a Jonatán con todo rigor. Si mi pa-
«¿También Saúl entre los profetas?» dre trata de hacerte mal, te informaré también para que te va-
yas
14
en paz y que te asista Yahvé, como asistió antes a mi padre.
Esta sección está desplazada. Según 15,35, 'no volvió Samuel a Si todavía vivo entonces, usa conmigo de la bondad de Yahvé;
ver a Saúl hasta el día de su muerte». Habiendo fracasado las tenta- y si he muerto, 1 5 no dejes de usarla jamás con mi casa; y cuando
Yahvé6 haya arrancado de la tierra a todos los enemigos de Da-
tivas de los enviados de Saúl para apoderarse de David, decidió vid, i persista el nombre de Jonatán con la casa de David y
aquél ir en persona, asaltándole, al llegar, el mismo frenesí profé- tome Yahvé venganza de los enemigos de David. I 7 Jonatán
tico (10,1-10). En este pasaje se ponen más de relieve las caracte- juró una vez más a David por el gran amor que le tenía, pues
rísticas de estos profetas. No debe creerse que Saúl se despojara de le amaba como a su propia vida. 18 Dijo Jonatán: «Mañana es
toda su ropa, sino que se quitó parte de la misma, como se dice de el novilunio; se notará tu ausencia, pues se echará de ver vacío
San Pedro en Jn 21,7. Lo divino de la religión mosaica está con fre- tu asiento; 19 al tercer día se notará más; vienes y te escondes en
cuencia envuelto en formas muy humanas, no nacidas de ella mis- el mismo lugar donde te esconderás mañana, junto a la piedra
ma, sino recibidas de las costumbres del pueblo y purificadas del hito. 20 Yo lanzaré tres flechas hacia allá, como si tirara al blanco,
sentido idolátrico que pudieron tener en sus orígenes y en los pue- y mandaré al mozo que vaya a buscarlas. 21 Si le digo: Mira, las
flechas están más acá de ti, cógelas, entonces vienes, que es señal
blos circunvecinos. En estas turbas de profetas parece que debe dis- de que 22las cosas van bien para ti y no hay nada que temer, vive
tinguirse entre el fondo y las formas externas. En las antiguas reli- Yahvé. Pero, si le digo: Mira, las flechas están más allá 23 de ti,
giones, los sacerdotes presentábanse ante Dios desnudos; la desnu- entonces vete, porque es que Yahvé quiere que te vayas. En
dez es una nota que conviene a los profetas (Is 20,2-6; Miq 1,8). cuanto a lo que uno al otro nos hemos prometido, Yahvé es tes-
Anteriormente habíase apoderado de Saúl el espíritu profético tigo entre los dos».
(10,10-11).
Este relato supone que David está todavía al servicio de Saúl y
no presupone la ruptura de que se habla en el capítulo anterior.
Pacto entre Jonatán y David (20,1-23) Además, todo el texto contiene indicios de estar muy recargado; se
1
cree que los v.11-17 y 40-42 fueron añadidos posteriormente. Para
David huyó de Nayot de Rama, fue a ver a Jonatán y le enlazar este capítulo con lo dicho en el anterior, un escriba añadió
dijo: «¿Qué he hecho yo? ¿Qué crimen 2he cometido contra tu al texto primitivo: «David huyó de Nayot de Rama». La salvación
padre para que de muerte me persiga?» Jonatán le dijo: «No, de David, que antes fue obra de Micol, se atribuye a Jonatán. ¿Cuál
no será así, no morirás. ¿Había de celarme a mí eso mi padre ? es en estos momentos la actitud de Saúl para con su escudero David?
No hace mi padre cosa alguna, ni grande ni pequeña, sin dár-
mela a conocer. ¿Por qué había de ocultarme ésta? No hay Con ocasión de la fiesta del novilunio se pondrá de manifiesto. 'Fra-
nada de eso». 3 Y juró nuevamente a David. Pero éste dijo: tase de una fiesta mensual, menos solemne que la del sábado, con-
«Sabe muy bien tu padre que me quieres, y se habrá dicho: Que sistente en ofrecer otros sacrificios que los ordinarios (Is 1,13-14;
no lo sepa Jonatán, no vaya a darle pena; pero por Dios y por Os 2,13; Núm 10,10; 28,11-14). De una fiesta anual de clan habla
tu
4
vida, que no hay más que un paso entre mí y la muerte». David en el v.6, en la cual tenía lugar un sacrificio familiar (1,21;
Jonatán dijo a David: «Di qué quieres que haga, que yo haré 2,19).
cuanto me pidas». 5 David le respondió: «Mañana es el novilu-
nio, y yo debería sentarme junto al rey en6 el convite. Me iré y
me ocultaré en el campo hasta la tarde. Si tu padre advierte Ira implacable de Saúl (20,24-34)
mi ausencia, le dices: David me rogó que le permitiera ir de
una escapada a Belén, su ciudad, porque se celebra el sacri- 24
David se escondió en el campo. Llegado el novilunio, el
ficio anual de toda la familia. 7 Si contesta: Bien está, será que a rey asistió a la comida del festín. 2S Sentóse en su sil ¡o, como de
tu siervo no le amenaza mal ninguno; pero, si se enfurece, costumbre, en la silla cercana a la pared. Jonatán se sonto en-
sabrás que tiene resuelta mi pérdida. 8 Hazme, pues, ese favor, frente,2 y Abner al lado de Saúl; pero la silla tic David estaba
ya que hemos hecho entre los dos alianza por el nombre de vacía. 6 Saúl nada dijo aquel día, pensando que II1K<> le liubrín
Yahvé. Si algún crimen hay en mí, quítame tú mismo la vida. pasado y que se habría contaminado. «Seguramente es eso, que
¿Para qué llevarme a tu padre?» 9 Jonatán le dijo: «Lejos de ti no estará puro», se dijo. 27 Al siguiente día, segundo clrl novilu-
ese pensamiento; pero, si llego a saber que verdaderamente nio, la silla de David estaba también vacía, y Saúl preguntó a
mi padre tiene resuelta tu perdición, te lo haré conocer, te lo Jonatán: «¿Cómo el hijo de Isaí no ha venido a comer ni ayer
juro». 10 Preguntó David a Jonatán: «¿Y quién me va a infor- ni hoy?» 28 Jonatán contestó a Saúl: «David me pidió poder
mar de la cosa y de si tu padre decide algo contra mí?» 11 Jo- ir con premura a Belén. 29 Me dijo: Te ruego me des permiso
282 1 Samuel 20 1 Samuel 21 283
para ir, pues t e n e m o s m a ñ a n a en la ciudad u n sacrificio d e go t i e m p o hasta saciarse. C o n las tres genuflexiones, David reconoce
familia, y mis h e r m a n o s m e h a n convocado. Si, pues, h e hallado la d i g n i d a d d e Jonatán y su calidad d e hijo del rey. Era falsa, pues,
gracia a tus ojos, p e r m í t e m e q u e vaya d e u n a escapada a ver la acusación lanzada p o r Saúl (v.31) d e q u e David atentaba a la se-
a m i s h e r m a n o s . Esta es la causa de q u e n o haya venido a sen- g u r i d a d del trono de Saúl y d e su hijo.
tarse a la mesa del rey». 30 Entonces se encendió en cólera Saúl
contra Jonatán y le i n c r e p ó : «¡Hijo perverso y c o n t u m a z ! ¿No
sé yo bien q u e t ú prefieres al hijo de Isaí, para vergüenza tuya David en Nob (21,1-10)
y vergüenza d e la desnudez de t u m a d r e ? 3 1 Pues, mientras el
1
hijo de Isaí viva sobre la tierra, n o h a b r á seguridad ni para ti D a v i d se levantó y se fue y Jonatán se volvió a la ciudad.
2
ni para tu reino. M a n d a , pues, a prenderle y tráemele, p o r q u e Llegó David a N o b , d o n d e estaba Ajimelec, sacerdote, que le
hijo es de m u e r t e » . 32 Jonatán respondió a Saúl, su padre, dicién- salió, asustado, al e n c u e n t r o y le dijo: «¿Cómo vienes tú solo, sin
dole: «¿Por qué h a de m o r i r ? ¿ Q u é ha hecho?» 33 Saúl blandió que nadie t e acompañe?» 3 D a v i d le respondió: « M e ha dudo
contra él su lanza para herirle. C o m p r e n d i ó Jonatán que su pa- él rey u n a o r d e n y m e h a dicho: Q u e nadie sepa nada del
d r e estaba e n t e r a m e n t e resuelto a hacer m o r i r a D a v i d . 3 4 L e - asunto p o r q u é te envío n i de la orden q u e te h e dado. A los
vantóse, pues, de la mesa m u y enojado y n o asistió a la comida mozos les h e dicho q u e se r e ú n a n en tal lugar. 4 Mira, pues, lo
del segundo día del novilunio, p o r estar m u y apenado p o r que tienes a m a n o y d a m e cinco panes o lo q u e encuentres».
5
David, contra quien se había declarado francamente su p a d r e . E l sacerdote respondió a D a v i d : «No tengo a m a n o pan del
ordinario; pero h a y p a n santo, siempre q u e tus mozos se hayan
N o t a D h o r m e q u e , entre los árabes, las maldiciones y las m i s m a s abstenido de trato con mujeres». 6 David le contestó: «Eso sí,
injurias t i e n e n como p u n t o d e mira la m a d r e del hijo, a u n e n el nos h e m o s abstenido ayer y anteayer, desde q u e salimos. Los
caso d e q u e sea el p a d r e el q u e injuria. E l texto h e b r e o h a a t e n u a d o vasos d e los mozos están puros, y c o m o el camino que lle-
vamos es desviado, es seguro q u e hoy están puros sus vasos».
las palabras d e Saúl. L a Vulgata t r a d u c e : «Fili mulieris v i r u m u l t r o 7
Diole entonces el sacerdote panes santos, p o r n o tener más
rapientis!», basándose e n la leyenda rabínica según la cual n o t o m ó que panes de los de la proposición, de los q u e habían sido reti-
p a r t e Saúl e n el rapto d e las bailarinas de Silo Q u e 21,19-24), n o rados d e la presencia d e Yahvé p a r a reemplazarlos p o r otros
atreviéndose a imitar a sus h e r m a n o s d e t r i b u ; p e r o u n o d e ellos se recientes. 8 Estaba allí aquel día u n o de los servidores de Saúl
le acercó y llevó consigo 1. P o r el v.31 aparece el p e n s a m i e n t o d e retenido en el santuario, de n o m b r e D o e g , edomita, jefe de los
Saúl d e transmitir la realeza a su hijo, viendo e n D a v i d u n obstáculo cursores de Saúl. 9 P r e g u n t ó David a Ajimelec: «¿Tienes a mano
para ello (18,8; 22,8). u n a lanza o u n a espada?, pues n o he traído mis armas, porque
urgía la o r d e n del rey». 10 E l sacerdote respondió: «Ahí está
la espada de Goliat, el filisteo, q u e t ú mataste en el valle del
Separación definitiva (20,35-42) T e r e b i n t o . Allí la tienes envuelta en u n paño, detrás del efod;
si ésta quieres, cógela, pues otra n o hay». David le dijo: «Ninguna
35
Al siguiente día p o r la m a ñ a n a salió Jonatán al c a m p o , mejor; dámela».
c o m o había convenido c o n David, a c o m p a ñ a d o d e u n m o z o ,
36
a quien dijo: « C o r r e a c o g e r m e las flechas q u e tiro». Corrió Se discute el emplazamiento d e N o b , q u e la mayoría de los auto-
el m o z o , y Jonatán, entre tanto, disparó otra flecha, d e m o d o res ( A B E L , D E S N O Y E R S , D E V A U X , U B A C H ) , s i g u i e n d o a Flavio Jose-
que pasase m á s allá d e él. 37 C u a n d o el m o z o llegaba al lugar
fo, colocan al nordeste de Jerusalén, en el m o n t e Scopus (Ant. lud.
d o n d e estaba la flecha q u e Jonatán había tirado, éste le gritó:
«La flecha está m á s allá de ti», 38 y siguió diciendo, c o m o si al 11,8,5), o entre A n a t o t y A n a n í a ( N e h 11,32), a unos tres kilóme-
m o z o se dirigiera: «Pronto, date prisa, n o te detengas». El tros d e Tell el-Ful. D h o r m e señala su emplazamiento en Beit Nuba,
m o z o de Jonatán recogió la flecha y se vino hacia d o n d e esta- cerca d e Ayalón, en dirección del pais.de los filisteos (14,31). A Nob
ba su señor. 39 Nada sabía el m o z o . Sólo Jonatán y D a v i d lo habían h u i d o los descendientes d e Helí tras la captura del arca y la
entendían. 4 0 Jonatán dio sus a r m a s al m o z o q u e le a c o m p a - destrucción del santuario p o r los filisteos (c.4). Rústico debía de ser
ñaba, y le dijo: «Anda, llévalas a la ciudad». 4 i I d o el m o z o , se el santuario d e N o b en su exterior y sin el arca e n el interior, que
alzó D a v i d d e junto a la piedra y echóse rostro a tierra p o r tres
seguía e n Quiriat-Jearim (6,21). A falta d e la misma, los levitas dis-
veces. Después a m b o s se abrazaron y lloraron, d e r r a m a n d o
D a v i d m u c h a s lágrimas. 4 2 Jonatán dijo a D a v i d : «Vete en paz, p o n í a n del efod q u e h a b í a n t r a í d o consigo d e Silo, del q u e se servían
ya q u e u n o a otro nos h e m o s j u r a d o , en n o m b r e d e Yahvé, q u e el r e y y sus jefes para conocer ia v o l u n t a d d e Yahvé (22,6-23). Pero,
El estará entre ti y m í y entre m i descendencia y la tuya para a u n q u e tosco e n la parte material, el santuario de N o b había alcanza-
siempre». d o g r a n fama. U n a mesa repleta d e panes santos, q u e los sacerdotes
renovaban periódicamente, da testimonio d e q u e creía el pueblo que
Parece q u e el sentido del texto hebraico de la segunda p a r t e del Yahvé estaba allí presente.
v.41 es q u e J o n a t á n y D a v i d p e r m a n e c i e r o n abrazados y llorando lar- A l santuario, a cuyo servicio estaba Ajimelec, descendiente de
1
Helí (22,9), h e r m a n o , y acaso el m i s m o personaje conocido en 14,3
F. STUMMER, Einige Beobachtungen über die Arbeitsweise des Hieronymus bei der Über' con el n o m b r e d e Ajías, llegó D a v i d h a m b r i e n t o . Cinco panes pidió
setzung des Alten Testaments aus der Hebraica Veritas: B 10 (1929) 9-10.
284 1 Samuel 22 285
1 Samuel 21
David, quizá por ser cinco los componentes del grupo. No disponía lizan Nob en Beit Nuba, cerca de Ayalón. Pero no debe tomarse
el sacerdote en aquel momento de pan ordinario; sólo había exis- aquella expresión en sentido estricto. Los de Gat, que conocían,
tencias de pan sagrado. Era éste el pan de la oblación, que se re- la escena de David y Goliat, le llamaron, al verle, «rey de la tierra»
novaba todos los sábados y se colocaba a la presencia de Yahvé de Israel. Al darse cuenta de que todos le conocían, y temiendo
sobre una mesa de acacia cubierta de láminas de oro. A nadie, fuera por su vida, fingió estar loco. En el Próximo Oriente existia la
de los sacerdotes, era lícito comerlo (Lev 24,5-9; Ex 25,30). Pero, co- creencia de que el espíritu de Dios invadía a los dementes, obligán-
nociendo Ajimelec a David y teniendo en cuenta su estado famélico, doles a proferir palabras incoherentes y a obrar de manera anormal,
accedió a entregarle cinco panes sagrados, a condición de que él y teniéndoselos, por tanto, en gran veneración. La baba que caía sobre
sus acompañantes no hubiesen tenido comercio carnal con mujeres. sus barbas denotaba un estado de epilepsia, «la enfermedad sagrada».
Cita este episodio Jesucristo para probar a los fariseos que la ley Cuenta Cicerón (De officiis 3,26) que Ulises fingióse loco para
natural está por encima de la positiva y ritual (Mt 12,3-4; Me 2,25- escapar de prestar el servicio militar. Aquis era rey de Gat, una
26; Le 6,3-4). Aunque el texto esté adulterado, y, por consiguiente, de las cinco grandes ciudades de los filisteos (5,8; 6,17; 7,14; 17,4).
difícil de traducir literalmente, se vislumbra, sin embargo, la idea El título del salmo 34 alude a este episodio de la fingida locura de
allí expresada. Algunos interpretan las palabras de David de la si- David.
guiente manera: Aunque se trate de un viaje profano, sin embargo,
mis hombres se han comportado como en una expedición militar, David en la cueva de Odulam (22,1.5)
en la cual la continencia era obligatoria desde el punto de vista re-
1
ligioso (Deut 23,9-11). Partióse de allí David y huyó a la caverna de Odulam. Al
saberlo, sus hermanos y toda la casa de su padre bajaron a él,
En el texto se dice que Ajimelec entregó a David los cinco pa- 2
y todos los perseguidos, los endeudados y descontentos se le
nes que había pedido, lo que contradice aparentemente al testimo- unieron, llegando así a mandar a unos cuatrocientos hombres.
nio de Cristo (Me 2,26), que atribuye este gesto a su hijo Abiatar. 3
De allí fuese David a Masfa, en tierra de Moab, y dijo al rey
Sabemos que Abiatar presenció toda la escena (22,20) y que pudo de Moab: «Te ruego que acojas entre vosotros a mi padre ya
intervenir en el asunto ejecutando las órdenes de su padre. mi madre hasta que yo sepa lo que de mí hará Dios». 4 Y trajo
En Nob estaba un oficial de la corte (1 Crón 27,30-31) de Saúl, a su padre y a su madre al rey de Moab, y allí con él habitaron
de nombre Doeg, idumeo. Quizá «estaba retenido en el santuario» mientras estuvo David en la caverna. 5 El profeta Gad dijo a
para purificarse de alguna impureza o en calidad de prisionero, David: «No sigas en la caverna; ve y vuelve a tierra de Judá».
Volvióse David y se refugió en el bosque de Jaret.
trabajando al servicio del santuario. Los LXX dicen que era sirio
(aramí) de origen. Será éste el traidor que denunciará a Ajimelec De la tierra de los filisteos pasó a la caverna (no fortaleza, como
(22,9). El texto hebreo dice que era el más poderoso de los pastores traduce Leimbach) de Odulam, localizada en el actual Tell esh-Sheik
de Saúl. Algunos autores cambian haroim = pastores, por harasim = Madkur, cerca de Jirbet id-el-Miyeh, a unas tres horas al oeste de
cursores (22,17). Belén y a diez kilómetros al norte de Beit Gibrin. No sabemos dónde
Antes de marcharse pidió David al sacerdote una espada o lanza, estaba Masfa de Moab, distinta de la homónima de Galaad (Jue 11,
entregándosele la de Goliat. Por lo que dice el texto, el efod es un 29). David ruega al rey de Moab acoja a su familia temporalmente,
objeto bastante grande, distinto del efod de las suertes (2,28). ¿De- a lo que accedió el monarca. David acude a Moab por descender de
signa aquí una estatua (Jue 8,27) u otro objeto de culto? (Jue i7,5ss). aquella tierra por parte de su bisabuela Rut, la moabita (Rut 4,21-22;
Mt 1,5). Regresó David a Odulam (24,23), hasta que abandonó el
David en Gat (21,11-16) lugar por indicación del profeta Gad (2 Sam 24,11-14.18-25), inter-
11 nándose hacia el sur del territorio de Judá. Pasó al bosque de Jaret,
Levantóse, pues, David y, huyendo de Saúl, se encaminó situado a unos doce kilómetros al noroeste de Hebrón y a tres de
aquel mismo día a Aquis, rey de Gat. 1 2 Los servidores de Aquis
dijeron a éste: «Ahí está David, rey de la tierra; aquel de quien Jirbet Qeüa. El bosque es conocido hoy con el nombre de Kharas
cantaban: Mató Saúl sus mil, pero David sus diez mil». 13 Da- (Géographie II 343) 1.
vid comprendió lo que aquellas palabras encerraban, y, temien- 1
Se ha hecho notar que en los textos de Mari aparece la palabra Dawidwn con el signi-
do mucho de Aquis, rey de Gat, 14 fingió haber perdido la ra- ficado de jefe de tropa. Se ha lanzado la hipótesis de que David recibió su nombre de parte
zón y hacía entre ellos el loco; tocaba el tambor en las puertas de los mercenarios a su servicio. Quizá su nombre primitivo fuera lílijandn (2 Sam 21,19)
y dejaba caer la saliva sobre su barba. ls Aquis dijo a sus ser- o Baaljandn (i Crón 1,49). Véase M. NOTH, Geschichte Israels ed. 2.u ((¡ottingen 1954) 165;
L. M. VON PAROZDI, Elhanan der fruhen Ñame Davids?: ZAW 67-68 (1955-1956) 251-259-
vidores: «¿No veis que ese hombre está loco? ¿Para qué me lo En contra de la conexión del término Dawidwn con David ver TADMOK: JNES 17 (195Í))
habéis traído? 16 ¿Me faltan a mí locos y me traéis a ése para 129-131-
que vea sus locuras? ¿Voy a tenerlo yo en mi casa?»
La huida de David a la ciudad filistea de Gat (Araq el-Menshi-
yeh) «aquel mismo día» parece apoyar la sentencia de los que loca-
286 1 Samuel 22
1 Samuel 23 287
17
Doeg el traidor (22,6-10) dre»; y m a n d ó a los guardias que tenía cerca: «Volveos y dad
6
m u e r t e a los sacerdotes de Yahvé, pues han dado nimio 11 I )a-
Supo Saúl q u e D a v i d y los suyos habían sido vistos y, es- vid y, sabiendo bien que huía, n o m e informaron de ello». I,os
t a n d o en G u e b a en el alto, bajo el t a m a r i n d o , con la lanza en guardias del rey no quisieron p o n e r su m a n o sobre los sacerdo-
la m a n o y rodeado de todos sus servidores, 7 les dijo Saúl: «Es- tes de Yahvé. 18 Entonces dijo el rey a D o e g : «Vuélvete y mata
cuchad, benjaminitas: ¿Va a daros t a m b i é n a vosotros el hijo a los sacerdotes». Y D o e g , edomita, se volvió, y él mató aquel
de Isaí c a m p o s y viñas y va a haceros a todos jefes de m i l y je- día a los sacerdotes: ochenta y cinco h o m b r e s de los que vestían
fes de ciento, 8 para q u e así todos os hayáis conjurado contra m í efod de lino. 19 Saúl pasó t a m b i é n a cuchillo a N o b , ciudad
y n o haya nadie que m e informe de q u e m i hijo se ha ligado sacerdotal; h o m b r e s y mujeres, niños, hasta los de pecho, bue-
con el hijo de Isaí, y nadie de vosotros se duela de m í y m e ad- yes, asnos y ovejas, todos fueron pasados a cuchillo. 20 U n hijo
vierta q u e m i hijo ha sublevado contra m í a u n servidor mío, d e Ajimelec, hijo de Ajitob, p u d o escapar. Llamábase Abiatar;
para que m e tienda asechanzas, c o m o está haciendo?» 9 D o e g fue a refugiarse a David 21 y le dio la noticia de que Saúl había
el edomita, que estaba entre los servidores de Saúl, respondió: m a t a d o a todos los sacerdotes de Yahvé; 22 David dijo a Abia-
«Yo he visto al hijo de Isaí en N o b con Ajimelec, hijo de Ajitob. tar: «Ya pensé yo aquel día que D o e g , edomita, que estaba en
10
Ajimelec consultó por él a Yahvé y le dio víveres y la espada N o b , n o dejaría de informar a Saúl. Soy yo la causa de la m u e r -
de Goliat el filisteo». te de toda la casa de tu p a d r e . 23 Q u é d a t e conmigo y nada te-
m a s , que quien a ti te persigue es quien m e persigue a mí, y
Sentado en u n a altura de los alrededores de G u e b a , con la lanza, aquí estarás bien guardado».
símbolo d e su dignidad, en la m a n o y r o d e a d o d e sus servidores,
habló Saúl de la conspiración del silencio t r a m a d a en t o r n o suyo, Rechaza Ajimelec la acusación q u e le hace de conspirar con-
c u l p a n d o a sus servidores de haberse confabulado para ocultarle tra él; pero la manía persecutoria p u d o más en Saúl, quien m a n d ó
las m a n i o b r a s d e su p r o p i o hijo J o n a t á n encaminadas a derrocarle. ejecutar a Ajimelec y a toda la casa de su p a d r e . Encargó a los guar-
P o r sus crisis t e m p e r a m e n t a l e s había creado el rey en t o r n o suyo dias q u e tenía cerca (hebreo: a los cursores) dieran m u e r t e a los
u n a atmósfera de desconfianza y retraimiento. El silencio de los sacerdotes de Yahvé. Los rasim, los cursores, formaban u n pelotón
suyos habíale sugerido la sospecha d e q u e t a m b i é n ellos p e n s a b a n d e escolta, q u e corrían delante del carro real (2 Sam 15,1; 1 R e 1,5;
pasarse a la causa d e David. Pero ¿tendrían mejores perspectivas 14,27-28). C o n este m a n d a t o cometía Saúl u n sacrilegio por atre-
económicas enrolándose en las filas d e D a v i d en vez d e seguir a verse a p o n e r sus m a n o s sobre personas sagradas. L o s guardias de
las órdenes de Saúl? Por el texto se d e d u c e q u e Saúl ejercía prefe- la escolta se negaron a hacerlo; p e r o n o t u v o semejantes escrúpulos
r e n t e m e n t e su hegemonía sobre sus h e r m a n o s de t r i b u , de quienes el edomita D o e g , su jefe (21,8). Solamente Abiatar escapó de aquella
aparece rodeado en esta circunstancia. L o s de J u d á , relegados a u n carnicería. C o n este acto se cumplía la profecía de Yahvé sobre la
s e g u n d o plano, sentían la causa de David, p o r pertenecer a su
suerte de los descendientes de Helí (2,31-33). T a m b i é n el poblado
t r i b u ( I 6 , I S S ) . D o e g (21,8), allí presente, q u i s o hacer méritos in-
de N o b fue víctima de las iras de Saúl, p e r d i e n d o en adelante toda
f o r m a n d o al rey de q u e había visto a D a v i d en N o b , añadiendo
su importancia como ciudad religiosa, reapareciendo incidental-
—detalle q u e n o figura en 21,1-10—que Ajimelec había consultado
m e n t e sólo dos veces en la historia de Israel (ls 10,28; N e h 11,32).
a Y a h v é a petición suya.
Al h u i r llevóse A b i a t a r el efod, del q u e se servirá David para con-
sultar a Yahvé. E n adelante, David y Abiatar caminarán j u n t o s
Matanza de sacerdotes en Nob (22,11-23) t a n t o en la adversidad como en la prosperidad, hasta q u e este
11 ú l t i m o abrazó la causa de Adonías, en castigo de lo cual fue deste-
El rey hizo llamar a Ajimelec, sacerdote, hijo de Ajitob, y
a toda la casa de su padre, los sacerdotes que había en N o b , r r a d o a A n a t o t , d o n d e t e r m i n ó sus días (1 R e 2,26-27).
y todos vinieron al rey, 12 que dijo: «¿Oyes, hijo de Ajitob?»;
y éste contestó: «Aquí m e tienes, m i señor». 13 Y añadió Saúl:
«¿Por qué os habéis ligado contra m í tú y el hijo de Isaí? T ú le David salva a Queila (23,1-6)
has dado p a n y una espada, y consultaste p o r él a Yahvé para 1
que él se sublevara contra m í y m e tendiera emboscadas, c o m o Vinieron a decirle a David que los filisteos oslaban Hincando
lo está haciendo». ) 4 Ajimelec respondió al rey: ¿ Q u i é n de en- a Queila y habían saqueado las eras; 2 y David consultó 11 Yah-
tre todos tus servidores c o m o David, de una p r o b a d a fidelidad, vé, p r e g u n t a n d o : «¿Iré a batir a los filisteos?» Y Yahvé respon-
yerno del rey, admitido a sus consejos y tan h o n r a d o p o r toda dió: «Ve, batirás a los filisteos y librarás a Queila». •' Pero la gente
tu casa? 15 ¿Es acaso ese día el p r i m e r o en que he consultado de D a v i d le dijo: «Aquí, en Judá, tenemos que guardarnos;
yo a Yahvé por él? Lejos de m í semejante cosa. No m e haga el ¿qué será si vamos a Queila contra las tropas ele los filisteos?»
4
rey cargos que pesarían sobre toda la casa de m i p a d r e , pues Consultó D a v i d otra vez a Yahvé, y Yahvé le respondió: «Ál-
tu siervo no sabe nada de todo eso, ni poco ni m u c h o » . í6 El zate y baja a Queila, pues te he dado los filisteos en tus manos».
5
rey le dijo: «Vas a morir, Ajimelec, t ú y toda la casa de tu pa- F u e , pues, David a Queila con su gente y atacó a los filisteos,
Jos puso en fuga, apoderándose de su ganado y haciéndoles ex-
288 1 Samuel 23 1 Samuel 2.3 289
p e r i m e n t a r u n a gran derrota, librando así a los habitantes de t o r r e n t e s , acantilados, cavernas y lugares intransitables. Con el nom-
Queila. 6 Abiatar, hijo de Ajimelec, q u e se había acogido a D a - b r e de desierto de Zif se designa la región inhóspita entre í lebrón
vid, bajó con él a Queila, llevando consigo el efod. y el m a r M u e r t o . L a localidad d e Joresa se identifica con la actual
David, con sus seiscientos h o m b r e s , habita en la región acciden- Jirbet Khoreisa, a tres kilómetros al sur de Zif. Esta última localidad
tada del sur d e Palestina, al b o r d e del desierto y de la Sefela. U n día d a r á su n o m b r e al desierto (midbar) d e q u e hemos hablado, ha-
del mes d e j u n i o le llega la noticia de q u e los filisteos saqueaban las llándose en el lugar llamado h o y Tell Zif, a siete kilómetros al sur
eras de Queila y de q u e atacaban la ciudad. Hallábase Queila en el d e H e b r ó n . D e s d e la colina de Zif se divisa u n extenso panorama
lugar del actual Jirbet Qila, a doce kilómetros al este de Beit Gibrin sobre el desierto. E l midbar designa u n a región n o cultivada, pero
y al sudoeste de O d u l a m . El v.6 está adulterado en el texto hebraico, capaz d e ofrecer pasto al ganado m e n o r (son). El midbar es surcado
p e r o expresa la idea de q u e Abiatar a c o m p a ñ ó a D a v i d e n esta p o r t o r r e n t e s e n la estación invernal; tiene montes áridos, que admi-
expedición militar llevando consigo el efod. El g r u p o de adictos a t e n u n cultivo r u d i m e n t a r i o de cebada, trigo y otros cereales.
D a v i d a u m e n t a b a de día en día (22,1; 23,13; 1 C r ó n 12,1-22).
Los de Zif traicionan a David (23,19-28)
Saúl, en persecución de David (23,7-18) 19
Los de Zif habían ido a G u e b a a decir a Saúl: «David está
7 escondido e n t r e nosotros en los lugares fuertes, en Joresa, en
C u a n d o Saúl supo q u e D a v i d había ido a Queila, se dijo: la colina de Jaquila, q u e está al mediodía del desierto. 20 Baja,
«Dios m e lo entrega, pues ha ido a encerrarse en u n a ciudad pues, ¡oh rey!, c o m o estás deseándolo, que ponerle en tus ma-
q u e tiene puertas y cerrojos». 8 Saúl reunió al pueblo para la nos es cosa nuestra». 21 Saúl les dijo: «Bendígaos Yahvé por
guerra, para bajar a Queila y sitiar en ella a D a v i d y a los su- haberos dolido de m i suerte. 22 P e r o id, os ruego, y observad
yos; 9 p e r o D a v i d supo el m a l designio q u e contra él t r a m a b a mejor todavía p o r d ó n d e anda, inquirid y ved cuáles son sus
Saúl y dijo al sacerdote Abiatar: « T r a e el efod»; w y luego p r e - andanzas y quién le ha visto, p o r q u e , según m e han dicho, es
g u n t ó : «Yahvé, Dios de Israel, tu siervo sabe q u e Saúl se dis- m u y astuto. 2 3 E x a m i n a d y reconoced todos los escondrijos
p o n e a venir a Queila p a r a destruir la ciudad p o r causa m í a . d o n d e se oculta y volved luego a m í con informes exactos, y
11 ¿Bajará contra ella Saúl, c o m o a tu siervo le h a n dicho? entonces iré con vosotros, y si allí está, yo le descubriré entre
Yahvé, Dios de Israel, dígnate descubrírselo a tu siervo». Y Yah- todas las familias de Judá». 2 4 Fuéronse, pues, otra vez a Zif,
vé respondió: «Bajará». 12 Volvió a p r e g u n t a r D a v i d : «Los ha- precediendo a Saúl; p e r o D a v i d con los suyos se había retirado
bitantes de Queila, ¿me entregarán a m í y a los míos en m a n o s al desierto de M a ó n , al mediodía del desierto. 2 5 Saúl salió con
de Saúl?» Y Yahvé respondió: « T e entregarán». 1 3 Entonces su gente en busca de David, y, habiéndolo sabido éste, bajó de
se levantó D a v i d con su gente, unos seiscientos h o m b r e s , y, las rocas, quedándose en el desierto de M a ó n . 26 Informado
saliendo de Queila, iban y venían a la aventura. Informado de de ello Saúl, fue en persecución de David al desierto de Maón.
que D a v i d había salido de Queila, suspendió Saúl su m a r c h a . M a r c h a b a él p o r u n lado de la m o n t a ñ a , y David y sus «entes,
14
D a v i d a n d a b a p o r el desierto, acogiéndose a los lugares fuer- p o r el opuesto lado. Mientras se apresuraba David par» esca-
tes, y se estableció en la m o n t a ñ a del desierto de Zif. 15 Saúl n o p a r de Saúl y éste y sus gentes perseguían a David y lo* xtiyos
dejaba de perseguirle constantemente, p e r o Dios n o le puso en para apoderarse de ellos, 2 7 vino u n mensajero a decir 11 Saúl:
sus m a n o s . Mientras a n d a b a D a v i d p o r el desierto, temió p o r «Apresúrate, pues los filisteos han invadido la tierra»; 2S v Saúl
saber q u e Saúl se había puesto en c a m p a ñ a para quitarle la h u b o de desistir de perseguir a David, para salir al encuentro
vida; y estando e n el desierto de Zif, e n J o r e s a , l s fue e n su bus- de los filisteos. P o r eso se llama todavía h o y aquel luga' Hoca
ca Jonatán, hijo de Saúl, a Joresa, y le a n i m ó en Dios, dicién- de la Separación.
dole: 17 N a d a temas, pues la m a n o de Saúl, m i p a d r e , n o te al-
canzará. T ú reinarás sobre Israel y yo seré tu segundo. Saúl,
m i p a d r e , lo sabe m u y bien», l 8 R e n o v a r o n a m b o s su pacto L o s d e Zif d e n u n c i a r o n a D a v i d . Saúl alabó su lealtad. I Mieles
ante Yahvé, y, quedándose D a v i d en Joresa, Jonatán se volvió q u e D a v i d es muy astuto (v.22). E s t a frase es equívoca; puede ser
a casa. q u e desconfiara Saúl de las intenciones de los zifitas al denunciar a
David, q u e m a r c h ó a Jaquila (Dahret el Kola), temiendo i | , i c l e
Alegróse Saúl al saber q u e D a v i d estaba al alcance de su m a n o . t e n d i e r a n u n lazo. P u e d e t a m b i é n ser q u e con ella amoneste Saúl
D e u n a ciudad con puertas y cerrojos, se decía Saúl, n o p o d r á es- y ponga en guardia a los de Zif a fin de q u e se retrajeran de I >avid.
capar. A d e m á s es de s u p o n e r q u e los d e Queila sintieran cierta F i n a l m e n t e , otra interpretación posible es la siguiente: Mientras
simpatía p o r la causa de Saúl, c o m o lo d e m u e s t r a el h e c h o de estar los zifitas le d a b a n la noticia sobre su enemigo, Saúl pensaba en su
dispuestos a entregar a David. D e Queila, en la Sefela, mencionada interior y reflexionaba acerca d e las m e d i d a s q u e debía tomar,
en u n a letra d e T e l l e l - A m a r n a con el n o m b r e de Qiltu, se internó diciéndose a sí m i s m o : D a v i d es m u y astuto; ¿qué hacer para
D a v i d en el macizo montañoso, al sur de H e b r ó n . L a expresión capturarle ?
lugares fuertes no quiere decir q u e se estableciera D a v i d en ciudades M i e n t r a s t a n t o , D a v i d a c a m p ó más al sur, «en el desierto de
amuralladas, sino q u e habitó en u n t e r r e n o q u e b r a d o , con profundos Maón» (Jos 15,55), a catorce kilómetros al sur de I lebrón. Los envia-
Biblia comentada 2 10
290 1 Samuel 24 1 Samuel 25 291
22
dos de Zif regresaron a sus pueblos, siguiéndoles poco después Saúl Júrame, pues, por Yahvé, que no destruirás a mi descenden-
con su ejército. Un torrente profundo, un verdadero cañón difícil cia después 23de mí y que no borrarás mi nombre de lu cusa de
de atravesar, separaba a los dos ejércitos. Unos y otros maniobra- mi padre». David se lo juró a Saúl, y éste se volvió u nú CUHII,
y David y sus hombres subieron a un lugar fuerte.
ban, se espiaban, se temían. Buscaba Saúl un vado propicio para
atravesar el torrente y atacar a David. En esta coyuntura, muy crí- La invasión de los filisteos impidió que Saúl se apoderara de
tica quizá para David y sus hombres, llegó a Saúl la noticia de que David y de los suyos. Una vez terminada la campaña, vuelve Saúl
los filisteos habíanse desparramado por tierras de Israel. a la carga, seguro de que esta vez capturará a David. No conside-
rándose éste seguro en los terrenos de Maón, marchó hacia el nor-
David perdona la vida a Saúl (24,1-23) deste, en dirección a Engaddi, por ser aquél un terreno más abrupto,
1
con colmas, espesos bosques, cavernas, acantilados, profundos ba-
Subió David y se estableció en los lugares fuertes de En- rrancos.
gaddi. 2 De vuelta Saúl de perseguir a los filisteos, supo que A su paso encuentra Saúl rebaños de ovejas y campamentos de
David estaba en el desierto de Engaddi, 3 y, tomando tres mil
hombres escogidos de entre todo Israel, iba en busca de David pastores, situados muchas veces en las cercanías de las cuevas. En
y los suyos por el roquedo de Jealim; 4 y llegado a unos rediles una de tales cuevas entró Saúl ut purgaret ventrem, dice la Vulgata,
que había junto al camino, entró en una caverna que allí había, interpretando fielmente el sentido del texto hebraico, que usa la
para hacer una necesidad. David y sus gentes estaban en el expresión «taparse los pies» Que 3,24), porque durante esta opera-
fondo de la caverna, 5 y los hombres de David decían a éste: ción cubríanse los judíos los pies con él manto o bordes de la túnica.
«Ahí tienes el día que Yahvé te anunció, diciéndote que entre- David le perdonó ia vida, limitándose a cortarle la orla del manto.
garía a tu enemigo en tus manos; trátale como bien te parezca». Aun de esta acción tuvo graves remordimientos (literalmente; «le
David se levantó y, acercándose calladamente, cortó la orla del
manto de Saúl. 6 Luego le latía fuerte el corazón por haber cor- latía fuerte el corazón») (2 Sam 24,10), porque el vestido era consi-
tado la orla del manto de Saúl; 7 y dijo a sus hombres: «Líbre- derado como parte de la personalidad (18,4); quien rasgaba el
me Yahvé de hacer cosa tal contra mi señor, el ungido de 8Yah- vestido de otro infería una injuria a la persona. En un texto acádico
vé; poner mi mano sobre el que es el ungido de Yahvé». Re- se dice que, ya que el rey no puede trasladarse a todas partes, está
primió David con sus palabras a los suyos y no dejó que se representado por la orla de su manto. La misma idea encontramos
echasen 9sobre Saúl. Levantóse luego Saúl para proseguir su en Mari.
camino; y entonces se levantó también David y, saliendo de En el supuesto de que los v.21-23 no son una adición posterior,
la caverna, se puso a gritarle: «¡Oh rey, mi señor!» Saúl miró
atrás, y David se echó rostro a tierra, prosternándose; 10 y dijo confiesa Saúl que el reino pasará a manos de David (15,28; 23,17-18),
luego a Saúl: «¿Por qué escuchas lo que te dicen algunos de pidiéndole, por consiguiente, que le confirme conjuramento (20,42)
que yo pretendo tu mal? u Hoy ven tus ojos cómo Yahvé te que no destruirá su descendencia. David se lo juró. Malas circuns-
ha puesto en mis manos en la caverna; pero yo te he preser- tancias eran aquéllas para confesar Saúl su derrota y afirmar el
vado, diciéndome: «No pondré yo mi mano sobre mi señor, triunfo de David y su elevación en el trono. Tampoco era para
que es el ungido de Yahvé. 12 ¡Mira, padre mío, mira! En mi David aquélla la mejor coyuntura para asegurar a Saúl el respeto
mano tengo la orla de tu manto. Yo la he cortado con mi mano; hacia su descendencia. Saúl pensaba en Jonatán como sucesor suyo
y cuando no te he matado, reconoce y comprende que no hay
en mi ni maldad ni rebeldía y que no he pecado contra ti. Tú, (20,31). A pesar del pacto, desconiían mutuamente. Saúl vuelve a
por el contrario, andas a la caza de mi vida para quitármela. su palacio de Gueba, y David a los riscos de Maón. El autor sa-
13
Que juzgue Yahvé entre mí y tú y sea Yahvé el que me ven- grado no cuenta muchos pormenores de este dramático encuentro
gue, que yo no pondré mi mano sobre ti. 14 De los malos, la de David con Saúl; quizá alguno que ha recogido tiene más valor
malicia, dice el proverbio; pero yo no pondré nunca mi mano simbólico que real, a fin de ridiculizar la conducta de todo un
sobre ti. 15 ¿Y contra quién se ha puesto en marcha el rey de monarca empeñado en la persecución de un perro muerto (2 Sam 9,8;
Israel? ¿A quién persigues? A un perro muerto, a una pulga. 16,9) y de una pulga (26,20). Este relato es paralelo al que se re-
16 Juzgue y pronuncie Yahvé entre mí y tú. Que él vea, que fiere en el c.26.
él tome mi causa y que su sentencia me libre de tus manos».
17 Cuando hubo acabado de hablar David, dijo Saúl: «¿Eres tú,
hijo mío, David»? Y, alzando la voz, se puso a llorar y dijo: Muerte de Samuel (25,1)
18 «Mejor eres tú9 que yo, pues tú me has hecho bien y yo te 1 En tanto murió Samuel, y todo Israel se reunió para llorar-
pago con mal. I Tú has probado hoy que obras benévola- le, y fue sepultado en su casa en Rama. David bajó al desierto
mente conmigo, pues que Yahvé me ha puesto en tus manos de Maón.
y tú no me has matado. 20 ¿Quién es el que se encuentra con
su enemigo y le deja seguir en paz su camino? Que Yahvé Anticipadamente se da la noticia de la muerte y sepultura de
te pague lo que conmigo has hecho hoy. 2Í Bien sé ya que tú Samuel. De este hecho se habla nuevamente en 28,3. Dice el texto
reinarás y que la realeza de Israel se afirmará en tus manos que fue sepultado «en el sepulcro de su casa en Rama». La expresión
292 1 Samuel 25 1 Samuel 25 'M\
en su casa debe tomarse en sentido amplio de sepulcro familiar, repitieron todas sus palabras, se quedaron CN|X-IIIIHIDI '"pero
que se encontraba en las afueras de la población, en una necrópo- Nabal les respondió: «¿Quién es David y quién el hijo ilr liuf?
lis (28,3; 1 Re 2,34) o en un patio o jardín contiguo a la casa. Debe Son hoy muchos los siervos que andan huidos de MI wñor.
11
excluirse la sepultura bajo el pavimento, ya que, según Núm 19,14, ¿Voy a tomar yo mi comida y mi bebida y el ganado que
la casa hubiérase contaminado de manera permanente con la pre- he matado para mis esquiladores para dárselo a gente que no
sencia de un cadáver en los sótanos. No señala el texto sagrado la sé de dónde es?» 12 Los servidores de David, dando media
vuelta, tomaron el camino y se tornaron, y, una vez llegudon,
duración de los días de luto por Samuel, que acaso fueron siete. repitieron a David lo que Nabal les había dicho. 13 Entonces
Tampoco indica la edad que tenía al morir; por varios datos del David dijo: «Cíñase cada uno su espada». Ciñéronsela, y se
texto se deduce que era de avanzada edad (8,1). Debía de ser así, por ciño también David la suya, y salió con unos cuatrocientos
cuanto Dios premia con una vida larga a los que fielmente le sirven. hombres, dejando doscientos custodiando el bagaje. 14 Uno de
Con su muerte desaparecía una figura señera en Israel. Samuel los criados de Nabal fue a decirle a Abigaíl, su mujer: «David
gozó de mucho prestigio en la tradición israelita, tanto que Jere- ha mandado del desierto unos mensajeros a saludar a nuestro
mías (15,1) lo compara a Moisés por su poder de intercesión, y el amo, que los ha tratado duramente. 1S Siempre esas gentes se
mostraron buenas con nosotros y nunca nos molestaron ni nada
autor del Eclesiástico canta profusamente sus gestas (46,13-20). Lo nos faltó de nuestros rebaños cuando estábamos en el campo.
primero que aparece en Samuel es su acendrado yahvismo. Movido 16
Antes nos servían de defensa de noche y de día todo el tiem-
por el celo de Dios, luchó contra los filisteos, que amenazaban la po que estuvimos con ellos guardando el ganado. 17 Mira tú
independencia de la heredad de Yahvé; se opone, en cuanto le fue lo que has de hacer, porque la pérdida de nuestro amo y de su
posible, a la institución de la monarquía, por considerarla como un casa es segura, y es tan malo, que no se le puede hablar».
atentado al dominio absoluto de Yahvé, único y supremo rey de
Israel. Cuando, por inspiración divina y por la voluntad popular, Según el texto griego, marchó David a Maón; según el masoré-
viose constreñido a ungir a Saúl por rey de Israel, le recuerda que tico, a Farán. Por el contexto prevalece la lección de los LXX, por
su poder viene de Dios, que sus atribuciones están limitadas, re- encontrarse Farán (Gen 21,21; Núm 10,12; 12,16) al sur del Negueb
cortadas por la voluntad divina; que el rey es, en fin, un represen- y del mar Muerto, mientras que Maón (23,25) no estaba lejos de
tante del verdadero rey de Israel, Yahvé. Al desviarse Saúl del Engaddi ni de Carmel, de que habla el texto a continuación. Por
camino recto, no temió Samuel echarle en cara su infidelidad, sa- los contornos de Maón vivía Nabal, del linaje de Caleb (Jos 15,13;
crificando sus simpatías personales a los intereses de Dios. Samuel Jue 1,12), con propiedades y mucho ganado. Por otra parte, él,
fue un hombre austero, severo consigo mismo y con el prójimo. como indicaba su nombre (nabal = necio, bruto, estúpido), carecía
Quiere a Saúl, le aconseja, intercede por él y, a pesar de sus desca- de virtudes personales y cívicas. Supo David que Nabal habla
rríos, no le abandona jamás en sus oraciones. A Samuel cupo la subido al Carmel para el esquileo de las ovejas (Gen 38,12). El
suerte de ungir como sucesor de Saúl a un hombre según el corazón esquileo duraba muchos días, durante los cuales se organizaban
de Yahvé (13,14). En el Martirologio romano se recuerda su fiesta fiestas a las que acudían familiares y amigos (2 Sam 13,2388). Con
el 20 de agosto. esta ocasión asistían también los pobres, que comían hasta sa-
ciarse. También David pensaba beneficiarse de aquella licsta para
Negativa de Nabal (25,2-17) proveer al sostenimiento de sus hombres. En su petición hicie-
ron constar los enviados que, a pesar de la escasez de alimentos
2
Había en Maón un hombre muy rico, cuyos bienes estaban y de convivir con los pastores de Nabal, nunca HC apropiaron
en el Carmel; tenía tres mil ovejas y mil 3cabras. Hallábase en indebidamente de alguna res. Por lo mismo, lo que le pedían era
el Carmel para el esquileo de sus ovejas. Llamábase el hom- una recompensa por su buena conducta durante el uílo. Nabal se
bre Nabal, y su mujer Abigaíl; era una mujer de mucho en- desató en improperios e injurias contra David y ION miyon, cali-
tendimiento y muy hermosa, mientras4 que él era un hombre
duro y malo; era del linaje de Caleb. Supo David en el de- ficándolos de rebeldes, de haraganes, que huían del yu«o del rey.
sierto que Nabal estaba de esquileo, 5 y le mandó diez mozos, La actitud de Nabal puede explicarse, o porque temía u Saúl,
a los que dijo: «Subid al Carmel6 e id en busca de Nabal; y des- recordando lo de Nob, o porque era partidario decidido de su
pués de saludarle de mi parte, le habláis de esta manera: La método de gobierno.
paz sea contigo, con tu casa y con cuanto tienes. 7 He sabido
que estás de esquileo. Pues bien, tus pastores han estado tiem-
po con nosotros; nunca les hemos hecho ningún mal ni les ha Sale Abigaíl al encuentro de David (25,18-31)
faltado nada del ganado mientras han estado en el Carmel. 18
8
Pregúntales a ellos y te lo dirán. Que hallen, pues, gracia a En seguida Abigaíl cogió doscientos pane», dos odres de
tus ojos estos mozos, ya que llegamos en un día de júbilo. Da, vino, cinco carneros ya compuestos, cinco medidas de trigo
pues, a tus siervos y a tu hijo David lo que halles a mano». tostado, cien atados de uvas pasas y doscientas musas de higos
9 Cuando llegaron los hombres de David y en nombre de éste secos, y, haciéndolo cargar todo sobre asnos, ''' dijo a sus cria-
dos: «Pasad vosotros delante, que yo os sigo». Nada dijo a su
294 1 Samuel 25 1 Samuel 25 295
m a r i d o ; 20 y cuando, m o n t a d a en su asno, bajaba p o r lo cu- E n u n saquito c o m o en el de la mirra de la esposa de los Canta-
bierto del m o n t e , se encontró con D a v i d y su gente, que baja- res ( C a n t 1,12) g u a r d a Dios a los q u e ama, conservando su vida;
ban frente a ella. 21 D a v i d se había dicho: « M u y en vano he a los c o n d e n a d o s a m u e r t e los lanza lejos, como con una honda.
g u a r d a d o yo todo cuanto ese h o m b r e tiene en el desierto, y he
L o s j u d í o s suelen grabar sobre sus t u m b a s las cinco letras iniciales
h e c h o q u e n a d a de lo suyo le faltara; m e ha pagado m a l p o r
bien. 2 2 Q u e castigue Dios a su siervo D a v i d si de aquí al alba t snbh, del versículo: «Que su alma se guarde en el cofre de la
q u e d a con vida u n solo h o m b r e en todo lo de Nabal». 2 3 E n vida», q u e c o r r e s p o n d e n a la inscripción cristiana R. I. P. La ima-
cuanto Abigaíl se dio cuenta de la presencia de David, bajóse gen m e n c i o n a d a es análoga a la del «libro de la vida» (Sal 69,29;
del asno y, echándose ante D a v i d rostro a tierra, 2 4 se prosternó Is 4,3; D a n 12,1). L a expresión «saquito de vida» se encuentra en
a sus pies y le dijo: «Caiga sobre mí, señor, la falta. Deja q u e te u n a inscripción j u d í a del siglo vi de Tortosa.
hable tu esclava y escucha sus palabras. 2 5 No haga cuenta m i
señor de ese malvado de Nabal, p o r q u e es lo que su n o m b r e
significa, u n necio, y está loco. Yo, m i señor, n o vi a los que m i Abigaíl regresa a su casa (25,32-38)
señor envió. 2 6 Y ahora, m i señor, c o m o vive Yahvé, q u e te ha
preservado Yahvé de d e r r a m a r sangre y t o m a r p o r tu m a n o 32
D a v i d dijo a Abigaíl: «¡Bendito Yahvé, Dios de Israel, que
la venganza, ojalá que todos tus enemigos y cuantos te persi- te ha m a n d a d o hoy a m i e n c u e n t r o ! 33 ¡Bendita tu sabiduría
guen sean c o m o Nabal. 21 A h í tienes este presente q u e tu sierva y bendita tú, que m e has impedido hoy d e r r a m a r sangre y
trae a m i señor; que se reparta entre la gente q u e sigue a m i v e n g a r m e p o r m i m a n o ! 34 D e otro m o d o , ¡vive Yahvé, Dios
señor. 28 P e r d o n a , te ruego, la falta de tu sierva, pues, de cierto, de Israel, q u e n o m e dejó hacer el m a l ! , si tú no te hubieras
Yahvé hará a m i señor casa estable, ya q u e m i señor c o m b a t e a p r e s u r a d o a venir a m i encuentro, que de aquí al alba no le
los combates de Yahvé, y no vendrá sobre ti el m a l en todo el hubiera q u e d a d o a Nabal h o m b r e vivo». 35 David recibió de
t i e m p o de tu vida. 29 Si alguno se levanta para perseguirte y la m a n o de Abigaíl lo q u e ella había traído, y le dijo: «Sube en
buscar tu vida, la vida de m i señor estará atada en el haz de los paz a tu casa; te h e oído y h e acogido tu petición». 36 Volvióse
vivos ante Yahvé, tu Dios, y la de tus enemigos será volteada Abigaíl a casa de Nabal. Hallábase éste sentado a u n gran ban-
dentro de lo cavo de la honda. -"> C u a n d o Yahvé haga a m i se- quete, c o m o de rey, y estaba e n t e r a m e n t e ebrio. Nada le dijo
ñ o r t o d o el bien que le ha p r o m e t i d o y le haga jefe de Israel, ella, ni poco ni m u c h o , hasta ser de día; 37 pero a la mañana,
31
no sentirá m i señor el r e m o r d i m i e n t o de h a b e r d e r r a m a d o cuando ya había digerido el vino, le contó su mujer lo que ha-
sangre inocente y de haberse vengado p o r su m a n o . C u a n d o , bía pasado, y el corazón se le quedó c o m o m u e r t o , c o m o una
pues, Yahvé favorezca a m i señor, acuérdate de tu esclava». piedra. 38 U n o s diez días después, Yahvé hirió a Nabal y m u -
rió éste.
A p r e s u r ó s e Abigaíl a deshacer el e n t u e r t o d e su m a r i d o . David,
con u n contingente de h o m b r e s armados, se dirigía a C a r m e l . E n Q u e d ó D a v i d satisfecho de la acción d e Abigaíl y reconocido
el c a m i n o hizo D a v i d u n j u r a m e n t o (3,17; 14,44; 20,13), en vir- p o r las muestras de veneración y simpatía q u e le había manifesta-
t u d del cual recae sobre la persona q u e lo profiere el mal q u e desea do. D a v i d t e n d r á en cuenta la petición q u e le ha hecho Abigaíl.
a otro e n caso de n o ponerlo en práctica. D e ahí q u e las palabras Al regresar la mujer a su casa, contó a N a b a l lo sucedido, muriendo
«a los enemigos de David», q u e trae el texto masorético, d e b e n éste a los pocos días fulminado p o r u n ataque de apoplejía, cum-
considerarse como una glosa de u n escriba, deseoso de evitar q u e pliéndose lo del v.29 de q u e Dios le arrojó a la región de los muertos
cayeran sobre D a v i d los efectos de una maldición q u e , al n o ponerla como piedra lanzada por la honda.
en práctica, debía recaer sobre él. Al final del v.22 se lee q u e n o
dejará D a v i d con vida de la casa d e N a b a l «ni al q u e mea en la pared»,
frase usada r e p e t i d a m e n t e en la Biblia (1 R e 14,10; 16,11; 21,11), Abigaíl, mujer de David (25,39-44)
q u e n o d e b e entenderse d e u n a distinción e n t r e h o m b r e y mujer
39
n i e n t r e el niño y el joven, q u e c u b r e sus pies al hacer esta necesi- C u a n d o supo D a v i d la m u e r t e de Nabal, se dijo: «|Hrndi-
d a d (24,4), sino del perro. C o n esta expresión quiere el autor ex- to Yahvé, que ha defendido m i causa contra el ultraje que m e
hizo Nabal e impidió a su siervo hacer el mal I Yiilivi1 luí hecho
presar q u e D a v i d n o dejará con vida a n i n g u n a persona y animal
que la m a l d a d de Nabal recayera sobre su ciihe/11». Después
q u e pertenezca a la casa d e N a b a l . E s d e notar, dice U b a c h , q u e la m a n d ó mensajeros a Abigaíl para proponerla que quería to-
palabra hebraica mashtin, el que orina, se ha conservado en la pala- m a r l a p o r mujer. 40 Llegados a casa de AIIÍKÍIÍI, rn el ('.iirmel,
b r a castellana mastín, q u e designa una raza canina. los mensajeros la hablaron de esta m a n e r a : «David nos envía
Abigaíl, cuyo n o m b r e significa mi padre es alegre, p i d e disculpa a ti para decirte que quiere t o m a r t e por mujer». " l'Mu se le-
vantó y, postrándose rostro a tierra, dijo: « Q u e lu sierva sea
p o r la conducta de su marido, i m p í o y malo (Is 32,5). Abigaíl habla
una esclava para lavar los pies a los servidores de mi señor».
en t é r m i n o s claros del reinado de D a v i d y de la p e r m a n e n c i a de 42
Levantóse luego Abigaíl y, m o n t a n d o sobre su asno, acom-
sus descendientes en el t r o n o , tal como le p r o m e t i ó más t a r d e el pañada de cinco de sus mozas, siguió a los mensajeros de Da-
profeta N a t á n (2 Sam 7,12). vid, y fue su mujer. 4 3 David t o m ó también por mujer a Aji-
1 Samuel 26 297
296 1 Samuel 26
noam, de Jezrael. Una y otra fueron mujeres de David. 44 Saúl mismo hecho. Cree De Vaux que se trata de dos numeras de poner
había dado su hija MicoJ, mujer de David, a Paltí, de Galim, de relieve la generosidad de David, no excluyendo una influencia
hijo de Lais. recíproca de los dos relatos en su redacción final. Anomalías que
se observan en el texto sugieren que aun esta segunda tradición no
No debe interpretarse el texto en el sentido de que se alegró es homogénea; a veces se decía que fue David sólo por la lanza
David de la muerte de su enemigo; únicamente quiere decir que de Saúl (v.22); otras, que fueron David y Abisaí (v.6-7.11) los que
acató la voluntad de Dios al quitar de en medio al enemigo de su se apoderaron de la lanza y de la cantimplora de Saúl (v.n-12.16).
causa. La mujer de David llamábase Ajinoam (14,50), natural de Algunos autores (UBACH, MEDIEBELLE, LEIMBACH) ven en el texto
un pueblecito llamado Yezrael (Jos 15,55-56), de los alrededores el relato de hechos distintos de los que aparecen en el c.24. E n e^ec'
del Carmel, en el desierto de Maón. Ahora entra también en casa to, hay diferencias de lugar (Zif), de tiempo (medianoche, cuando
de David Abigaíl; las dos esposas reaparecen en 27,3; 30,5. Ya he- todo el mundo duerme), de personas (Abisaí, Abner) y de discursos.
mos visto que, paulatinamente, de la monogamia se pasó en Israel De nuevo son los de Zif (23,19) los que denuncian la presencia
a la poligamia 1. En una sociedad en que se admitía la poligamia, se de David en su tierra. Como en 24,3, acude allí Saúl con tres mil
consideraba como señal de poderío y de riquezas el tener un harén hombres, acampando en la colina de Jaquila (23,19). David, de no-
numeroso. Cuando David reinaba en Hebrón tenía ya seis mujeres che acaso, como dice el texto griego, marchó en secreto a inspeccio-
(2 Sam 3,2-5), que aumentaron con el tiempo (2 Sam 5,13; 15,16; nar el campo donde dormían Saúl y Abner (14,51; 17.55). De re-
16,21-22). Saúl retiróle su hija Micol (18,20-27), que entregó por greso a su campamento invitó a Ajimelec, jeteo, con nombre he-
mujer a un hombre llamado Paltí (en 2 Sam 3,15 es conocido breo (21,2; 22,9), y a Abisaí a ir con él al campamento enemigo.
por Paltiel), de Galim, al norte de Jerusalén, a un kilómetro al Abisaí era hijo de Seruya, hermana de David, la cual, según 1 Crón 2,
oeste de Anata (Is 10,30). Los dos nombres, Galim y Lais, reapare- 16, tuvo tres hijos: Joab, Abisaí y Azael (2 Sam 2,18). De Ajimelec
cen también juntos en el citado texto de Isaías. Con el matrimonio no se tienen otras noticias.
con Abigaíl ganaba David para su causa al clan de los calebitas,
que habitaban en la rica y piadosa ciudad de Hebrón (Jos 15,13-19;
Jue 1,12-15), y se apoderaba de una hacienda considerable. Este David en el campamento de Saúl (26,7-12)
matrimonio le asegurará además un refugio incondicional todas 7
Llegaron David y Abisaí y encontraron a Saúl durmiendo
cuantas veces tenga que huir de las iras de Saúl y le proporcionará en el medio del campamento, con la lanza clavada en tierra,
un contingente de hombres que apoyará su encumbramiento en junto a la cabecera. Abner y la gente dormía en torno de él.
8
el trono de Israel. Abisaí dijo a David: «Dios ha entregado hoy en tus manos a
tu enemigo. Déjame que ahora mismo le atraviese con mi lan-
za y de un golpe le clave en la tierra; no tendré que repetir».
Saúl a la caza de David (26,1-6) 9
Pero David le dijo: «No le mates. Quien pusiere su mano
1 Vinieron los de Zif a Saúl, a Gueba, y le dijeron que David sobre el ungido de Yahvé, ¿quedaría impune?» 10 Y añadió:
estaba en la colina de Jaquila, al mediodía del desierto; 2 y, le- «Tan cierto como vive Yahvé que, si no le hiere él y le llega su
vantándose, bajó al desierto de Zif, llevando consigo tres mil día y muere, o muere en la guerra, n Yahvé me libre de poner
hombres, escogidos de Israel, al desierto de Zif, en busca de la mano sobre su ungido. Coge la lanza y el jarro que está junto
David. 3 Acampó Saúl sobre la colina de Jaquila, frente al de- a la cabecera, y vamonos». 12 Llevóse David la lanza y el jarro
sierto, junto al camino. David andaba por el desierto. Sabiendo que estaban junto a la cabecera de Saúl, y se fueron. Nadie los
David que había venido Saúl al desierto en busca suya, 4 man- vio, ni se dio nadie cuenta de nada; nadie se despertó, todos
dó espías5 que le informaran que Saúl venía por el camino de dormían, pues había hecho caer Yahvé sobre ellos un profun-
Queila. Levantóse y fue al campo donde acampaba Saúl y do sopor.
exploró el lugar donde dormía con Abner, hijo de Ner, jefe de Como en 24,5.11, impide David que Abisaí levante su mano
su ejército. Dormía Saúl en la barricada, en derredor de la cual
acampaba la gente. 6 Dirigiéndose, pues, a Ajimelec, jeteo, y contra el ungido de Yahvé. Con un juramento (14,39; 19,6; 20,1) ase-
a Abisaí, hijo de Sarvia, hermano de Joab, les dijo: «¿Quién gura David que Dios herirá a Saúl (25,38), haciendo que perezca de
baja conmigo al campo de Saúl?» Abisaí contestó: «Yo bajaré muerte natural o en combate. Afirma el autor sagrado que este he-
contigo». cho pudo llevarse a cabo gracias a que Yahvé hizo «caer sobre ellos
un profundo sopor» (tardemath Yahweh) (Gen 2,21; 15,12).
Al leer el texto, asoma a la mente la duda de si nos hallamos
frente a una repetición, con algunos pormenores nuevos, de los
sucesos narrados en el c.24, ° de dos versiones diferentes de un
1
A. GELIN, Le passage de la polygamie á la monogamie: «Mélanges Podechard» (Lyón
194*;) 135-146. Véase, sin embargo, W. PLAUTZ, Monogamie und Polygynie im Alten Testameni:
ZAW 75 (1963) 3-26.
298 1 Samuel 26 1 Samuel 27 299
David habla a Saúl y a Abner (26,13-25) David entre los filisteos (27,1-12)
13
D a v i d pasó al otro lado y se puso lejos, sobre la c u m b r e 1 David se dijo: « U n día u otro voy a perecer a 111:1110» de
de una colina, separándolos largo trecho, 14 y gritó a la gente Saúl; lo mejor será que luego m e refugie en la tierra dr los filis-
y a A b n e r , hijo de N e r : « ¡ A b n e r ! ¿No contestas?» A b n e r res- teos, para que desista Saúl de b u s c a r m e en la de Israel; ;isí es-
pondió: « ¿ Q u i é n eres tú que así m e llamas?» 15 D a v i d dijo a caparé de sus manos». 2 Levantóse, pues, y pasó con los seis-
A b n e r : «¿No eres tú u n valiente? ¿Quién c o m o tú en Israel? cientos h o m b r e s que le seguían a la tierra de Aquis, hijo de
¿ C ó m o n o guardas a tu rey y señor? 16 Alguien ha venido a M a o c , rey de Gat. 3 Q u e d ó s e con sus gentes cerca de Aquis,
m a t a r al rey, tu señor. Eso no está bien. C o m o vive Yahvé, q u e en Gat, cada uno con su familia. D a v i d con sus dos mujeres,
m e r e c e s la m u e r t e p o r n o g u a r d a r a tu señor, el ungido de Ajirvoam de Jezrael y Abigaü de C a r m e l , mujer de Nabal. 4 Sa-
Yahvé. Busca la lanza y el j a r r o q u e tenía el rey junto a su ca- biendo Saúl que David había huido a Gat, n o volvió a perse-
becera». í 7 Saúl conoció la voz de D a v i d y dijo: «¿Eres tú, hijo guirle. 5 David dijo a Aquis: «Si he hallado gracia a tus ojos,
mío, David?» D a v i d contestó: «Yo soy, ¡oh rey, m i señor!», que m e designen en una de las ciudades del campo un lugar
18
y añadió: «¿Por qué persigue el rey a su siervo? ¿ Q u é h e d o n d e habitar. ¿Para q u é ha de habitar tu siervo en la ciudad
hecho yo? ¿ Q u é c r i m e n h e cometido? 19 Si es Yahvé quien te real?» 6 Entonces le designó Aquis Siceleg, y por eso Siceleg
excita contra mí, que El reciba el olor de una ofrenda; pero, pertenece hasta hoy a los reyes de Judá. 7 El tiempo que pasó
si son los h o m b r e s , malditos sean de Yahvé, pues m e echan D a v i d entre los filisteos fue de u n año y cuatro meses. 8 David
ahora de m i puesto en la h e r e d a d de Yahvé, diciendo: «Vete a y sus gentes subían y hacían excursiones contra los guesuria-
servir a dioses ajenos». 20 Q u e n o caiga m i sangre sobre la tierra nos, contra los gizritas y contra los amalecitas, pues todos éstos
lejos de la faz de Yahvé, ya que el rey se ha puesto a perseguir- habitaban la región, desde T e l a m , según se va al sur, hasta el
m e c o m o se persigue p o r los m o n t e s a u n a perdiz». 2 l Saúl Egipto. 9 David asolaba estas tierras, sin dejar vivos hombre
dijo: « H e pecado. Vuelve, David, hijo m í o , q u e yo n o te h a r é ni mujer, apoderándose de ovejas, bueyes, asnos, camellos y
ya mal, puesto que m i vida ha sido hoy preciosa a tus ojos. H e vestidos, y se volvía a Aquis. 10 Este le preguntaba: «¿A quién
o b r a d o c o m o u n insensato y h e faltado m u c h o » . 2 2 D a v i d res- habéis atacado hoy?» D a v i d contestaba: «Al mediodía de Judá,
p o n d i ó : «Aquí tienes tu lanza, rey. Q u e venga u n m o z o a bus- al mediodía de Jerameel, al mediodía de los quíneos». ]1 David
carla. 2 3 Yahvé dará a cada u n o según su justicia y su fidelidad. no dejaba con vida h o m b r e ni mujer, (rayéndolos a Gat por
H o y te ha puesto en mis m a n o s , y yo n o h e querido alzar m i t e m o r de que informasen contra ellos, diciendo: «Esto es lo
m a n o contra el ungido de Yahvé. 24 C o m o ha sido hoy preciosa que ha hecho David». Así procedió todo el tiempo que estuvo
tu vida a mis ojos, así lo sea la mía a los ojos de Yahvé y m e li- en la tierra de los filisteos. 12 Aquis se fiaba de David y se decía:
b r e él de toda angustia». 2 5 Saúl dijo a D a v i d : «¡Bendito seas «Se está haciendo odioso a su pueblo, y será para siempre mi
hijo m í o , D a v i d ! Afortunado serás en todas tus empresas». servidor».
D a v i d prosiguió su camino y Saúl se volvió a su casa.
B a r r u n t a b a David que n o eran sinceras las muestras de arrepen-
D a v i d reprocha a A b n e r de n o custodiar c o n v e n i e n t e m e n t e al t i m i e n t o de Saúl, por lo cual, t e m i e n d o caer algún día en sus manos,
monarca. Para D a v i d son los «hijos de hombre» ( G e n 11,5; D e u t 32,8) traicionado por los de Zif o los de Queila, y no teniendo en el desierto
los q u e p r e t e n d e n arrojarle de la h e r e d a d de Y a h v é ( D e u t 4,20; d e Zif y d e M a ó n provisiones suficientes para sus hombres, decidió
9,26) y hacer q u e se ponga al a m p a r o y protección de los dioses de m a r c h a r a tierra de filisteos y ponerse al servicio del rey de Aquis,
la nación a q u e vaya. E n u n a palabra, p r e t e n d e n q u e D a v i d abjure con el q u e estuvo antes (21,11-16). E n esta ocasión desciende con
d e su religión, q u e a b a n d o n e a Yahvé y rinda culto a los dioses seiscientos h o m b r e s , doscientos m á s q u e la primera vez, «aula uno
extranjeros. E r a m u y difundida la creencia de q u e los dioses tenían con su familia» (v.3). El texto llama a A q u i s hijo de Maoc (Maaca
una zona de influencia limitada p o r las fronteras de la nación según 1 R e 2,39), detalle q u e n o figura en el c.21, que el autor de
Q u e 11,24; 1 R e 20,23). A la tierra extranjera era e q u i p a r a d o el este relato parece ignorar. Al cuidado de D a v i d entregó Aquis la
desierto, considerado como tierra maldita, lugar d o n d e n o llega la ciudad y territorio de Siceleg, e n t r e G a z a y Herscbá, perteneciente
acción bienhechora de Dios; país d o n d e m a n d a n los sátiros, Lilit y a la t r i b u de Judá y de Simeón (Jos 15,31; 10,5). Con esta política
Azazel (Is 13,21; 34,13-15). creía el rey A q u i s tener asegurada la frontera HUUI*KIU de su reino.
Saúl se arrepiente de su p r o c e d e r y acaba p o r anunciar a D a v i d D a v i d y los suyos operaban p o r aquellos contornos, con golpes
q u e será afortunado en todas sus e m p r e s a s . C a d a u n o de los contra- de m a n o contra los amalecitas (15,2), los KiicmirianoN (Jos 13,2) y
t i e m p o s q u e sufre David sirven para q u e sus enemigos, o las perso- los gizritas, t r i b u desconocida. T o d o s habitaban al este del negueh
nas allegadas a ellos, proclamen q u e Y a h v é le «creará u n a casa esta- d e Judá, en el área filistea (30,14). C o m o JH'té (Jue 1 1,3), David y su
ble» (25.28), «que la realeza d e Israel se afirmará» en sus m a n o s gente vivían de lo que les producían las algaras en países enemigos.
(24,21) y q u e «afortunado serás e n todas t u s empresas» (26,25). Creía A q u i s q u e D a v i d atacaba la tierra de Israel; en realidad, ha-
cía sus incursiones contra las t r i b u s que habitaban en el desierto
e n t r e Palestina y Egipto. E n el texto se distinguen tres regiones
300 1 Samuel 28
1 Samuel 28 30i
en el sur de Palestina: i) el negueb de Judá (2 Sam 24,7); 2) el negueb
de Jerameel, al sudeste de Bersabé, y 3) el negueb de los quíneos, bres que conocen la ciencia oculta. La Ley prohibía el ijercicio de
que vivían mezclados con los amalecitas, siendo, sin embargo, alia- la hechicería (Lev 19,31; 20,6; Deut 18,11), y Saúl lo hubl;t comba-
dos de los israelitas (15,4-6). Equívoca era la situación de David, tido, quizá por anunciarle cosas desagradables, no atreviéndose ni\-
y gracias a su habilidad pudo mantenerla por largo tiempo. El autor die a ejercerla en público. Por todo el contexto se ve que cada din
sagrado refiere lo que la historia narraba acerca de la actividad de se encontraba Saúl más solo. En cambio, al servicio de David CHIÚ
David en tierra de filisteos, sin emitir juicio alguno sobre la mora- Abiatar, sumo sacerdote, con el efod (23,9-10), y el profeta Ciad
lidad de sus actos. (22,5), que le avisaban en los peligros. Aún más, Dios se ha alejado
de Saúl y se ha puesto de parte de David; el resultado final se vis-
lumbra cada vez más diáfano.
Los filisteos, en guerra contra Israel (28,1-2)
1
Por aquel tiempo reunieron los filisteos sus tropas en un Los filisteos en Esdrelón (28,4-7)
solo ejército para ir contra Israel. Aquis dijo entonces a David:
«Sabrás que has de venir conmigo a la campaña, tú y tus hom- 4
Los filisteos, reuniéndose, vinieron a acampar en Sunam
bres». 2 David le contestó: «Ya verás lo que hace tu siervo». y Saúl, reuniendo a todo Israel, acampó en Gelboé. 5 A la vista
Aquis añadió: «Yo te confiaré la guardia de mi persona para del campamento de los filisteos, Saúl tembló y se le agitó el co-
siempre». razón. 6 Consultó a Yahvé, pero Yahvé 7no le respondía ni por
sueños, ni por los «urim» ni por profetas, y dijo a sus servidores:
Los seranim de la Pentápolis filistea gozaban de cierta autonomía «Buscadme una pitonisa para que vaya a consultarla». Sus ser-
en sus respectivos territorios, pero se unían en las empresas de ca- vidores le dijeron: «En Endor hay una pitonisa».
rácter nacional. Los filisteos reunieron sus tropas de choque (17,1;
Jue 4,15) para guerrear contra Israel. Aquis creyó poder contribuir Un ataque en forma contra Israel partió de la tierra de los filis-
a la causa aportando los servicios de un valiente. Pero esta circuns- teos, que se concentraron en Afee, en la planicie de Sarón, para
tancia puso a David en situación comprometida. De su conducta dirigirse a la de Esdrelón. Cree Desnoyers que, en su marcha hacia
equívoca dudaron algunos príncipes de los filisteos, como se verá el norte, el ejército filisteo vio engrosar sus efectivos con gentes de
más adelante (29,3). los zakalas, de Dor, cananeos de las ciudades autónomas y por grupos
de egeos, establecidos principalmente en la región de Betsán (His-
toire II 127). Los filisteos acamparon en Sunam, ciudad de la tribu
Noticia sobre Samuel (28,3) de Isacar (Jos 19,18) 1. Saúl reunió su ejército y acampó cerca de
3 Había muerto Samuel. Todo Israel le había llorado, y ha- Jezrael, la actual Zerin, a unos seis kilómetros de Sulam, en un lugar
bía sido sepultado en Rama, su ciudad. Saúl había hecho des- de la pendiente norte de los montes de Gelboé, retrasando más tarde
aparecer de aquella tierra a todos los evocadores de los muertos el campamento hacia las cimas del monte, el actual Gebel Fuquah.
y adivinos. Desde aquel observatorio pudo divisar Saúl todo el movimiento del
ejército filisteo y examinar sus efectivos; a su vista, y ante la compara-
Como preámbulo de lo que referirá el autor a continuación, re- ción con las fuerzas de que disponía él, «se le agitó el corazón». Los
cuerda dos hechos: la muerte de Samuel y la orden de Saúl contra israelitas eran fuertes en la montaña, pero extremadamente débiles
los evocadores de los muertos y adivinos. En 25,1 se dijo que Sa- en el llano.
muel murió y que fue enterrado en el sepulcro de familia de Rama. Ante el peligro, Saúl encontrábase solo. El cielo enmudeció a
En calidad de profeta recibía sus confidencias de Dios y las comu- sus preguntas; Yahvé no le respondió ni por sueños, medio muy
nicaba a los hombres. Helí y Saúl conocían bien estas funciones de común de comunicarse Dios con los hombres (Gen 28,12; 37,5;
Samuel. Habiendo desaparecido él y no disponiendo del efod ni del Núm 12,6; Jer 23,28), ni por los profetas (9,9), ni por los urim, o
sumo sacerdote Abiatar, se encontraba Saúl en situación angustio- suertes sagradas (14,41). Por el texto parece que Saúl habla susti-
sa, por no saber cuál era la voluntad de Dios y cuál el éxito de sus tuido los urim y tummim que se había llevado Abiatar por otros
empresas. Desaparecido el carisma profético en torno a Saúl, por nuevos (23,6). Viendo que Dios no le hablaba por ningún medio
todas partes, y por contaminación con los cananeos y otros pueblos lícito, recurrió al de la evocación de los muertos.
paganos, pulularon los magos et arlólos (2 Re 21,6; Is 8,19), que el
texto hebraico llama aboth y yidhonim, nigromantes y adivinos res- 1
El poblado de Sunam (el actual Sulam) hállase en I.i prndiniur audueHlc de la colina
pectivamente. La primera palabra significa literalmente los espíritus dé Moren, en la división de las aguas entre el torrente Omón v »'l valle de Je/rliel. Era Sunam
de los muertos, o las personas que evocan estos espíritus, que en len- un nudo importante de comunicaciones. Se cita en la lixlti de I>IM ciudades conquistadas por
Tutmosis III. En los tiempos de Tell el-Amarna fue H¡ti|ii<<¡id<i |>oi !>i'i I ropas del ri-v deSiquem.
guaje moderno llamaríamos médium. La segunda deriva de la raíz Al apoderarse de ella los filisteos, cortaron las coinunlt >U'IIIII«'K mitre Oalilea y Samaría. Los
yadah, saber, y de ahí su significado de adivinos, aplicado a los hom- filisteos fijaron su campamento al norte del valle <lo JWHUII lili 1<>,I se dice que estaban to-
davía en Afee (4,1).
302 1 Samuel 28
1 Samuel 28 303
Rihlia fomentada 2 11
322 2 Samuel 5 2 Samuel 5 823
Era un momento delicado para el porvenir del reino, ¿Quién to- cuarenta años. 5 Reinó en Hebrón, sobre Judá, siete años y seis
maría las riendas de la nación? Dos jefes de bandoleros originarios meses, y treinta y tres años en Jerusalén, sobre todo Israel y
de Berot determinaron acabar con aquella situación, a sus ojos in- Judá.
sostenible. Berot, que corresponde al actual el-Bire, a dieciséis ki- Todos los acontecimientos históricos convergían en allanar los
lómetros al norte de Jerusalén, pertenecía a la tetrápolis gabaonita caminos de acceso de David al trono de Israel. Abner había creado
y, por consiguiente, gozó en un tiempo de cierta autonomía (Jos una atmósfera favorable, cuya labor facilitó la escasa personalidad
9,17). Más tarde, por presión de los benjaminitas, viéronse sus ha- de Isbaal. Desaparecido éste, nadie soñó en entronizar al hijo de
bitantes constreñidos a emigrar a Guitaím (hoy Tell Abu Hamid), Jonatán, inválido a consecuencia de una caída (4,4), ni existía un
lugar situado en los alrededores de Ramle (Neh 11,33), pasando luego jefe capaz de reunir a todo Israel bajo su mando. Por lo mismo, una
Berot a depender de Benjamín (Jos 18,21). Este asesinato ¿se debe delegación, formada por elementos de todas las tribus di' Israel
fundamentalmente a un acto de venganza de los beroditas contra los (1 Crón 12,24-40), fue enviada a David para concertar con él un
de Benjamín o acaso fue su único móvil la codicia y el interés? pacto, cuyo éxito fue sellado con el trascendental acto de ungir a
Ambos motivos pudieron existir juntos. Muerto el hijo de Saúl, no David por rey sobre todo Israel. Dos unciones habían precedido:
una oficial, religiosa, efectuada por Samuel obedeciendo a una or-
quedaba nadie que pudiera sucederle en el trono, ya que el hijo de
den de Dios (1 Sam 16,13); o t r a popular, por parte de los hombres
Jonatán, Mefibaal (Meribaal según 1 Crón 8,34; 9,40), estaba cojo. de Judá (2,4). Los embajadores de Israel entran en tratos con
Los escribas cambiaron su nombre por el de Mefiboset. David, diciéndole que no es un extraño, sino un israelita como ellos:
Recab y Baña aprovecharon la hora de la siesta para burlar la «Hueso tuyo y carne tuya somos» (Gen 2,23; 29,14; Jue 19,2; 2 Sam
vigilancia de los centinelas y penetrar hasta la alcoba del rey, al 19,13-14), unidos a él por vínculos de consaguinidad nacional o de
que hirieron, cortándole la cabeza. Dice el texto masorético (v.6): raza y por el afecto que le profesan. No les es extraña su persona-
«Entraron allí, hasta llegar al centro de la casa, comiendo espigas, lidad, que conocen desde hace mucho tiempo: «ayer como antes
y le hirieron en el vientre»; los LXX: «He aquí que la portera de la de ayer» (3,17; 1 Sam 10,11; 14,21, etc.), desde los días de Saúl,
casa, que limpiaba el grano, estaba amodorrada y dormía». Como en que él prácticamente llevaba los asuntos del reino y, sobre todo,
se ve, el texto original ha sufrido variaciones. los negocios relacionados con las armas. Aquella unción íntima,
Mucho había sentido David la muerte de Saúl y de Jonatán; en secreto, en casa de Isaí (1 Sam 16,13) conocióse poco a poco en
pero, al fin y al cabo, habían muerto como héroes en el frente de Israel. Saúl tenía noticia de ella (1 Sam 24,21); Abigaíl no duda
combate; pero sintió más todavía la de Isbaal, que murió por trai- del hecho (1 Sam 25,30), como tampoco Abner (3,9). Los emba-
jadores de Israel aludían a esta unción histórica y a las palabras del
ción, con allanamiento de morada, durante el sueño, considerado
Deut 17,15. Por el pacto convinieron en que Israel reconocería a
como cosa sagrada. A estos asesinos correspondía un castigo mayor
David por rey, como lo habían hecho antes los de Judá, convir-
del que se infirió al amalecita que anunció la muerte de Saúl. Dio tiéndose, por lo mismo, en rey de Israel y de Judá. Creóse una mo-
orden David de cortarles manos y pies, es decir, las manos que narquía dualista, un reino unido, con sus inevitables dimes y di-
habían cortado la cabeza de Isbaal y los pies que les facilitaron la retes, hasta que vino la escisión definitiva después de la muerte de
fuga (CALMET), y exponerlos al aire libre (Deut 21,22-23). Salomón (1 Re c.12). Por anticipación afirma el texto que el reinado
de David, en números redondos, fue de siete años en Hebrón y
treinta y tres en Jerusalén (1 Re 2,11). Hacia el año mil antes de
SEGUNDA, PARTE Cristo, dos coronas ceñían la cabeza de David: la de Judá y la de
Israel. ¿Entraba en el pacto la creación de una capital de los dos
DAVID, REY DE JUDA Y DE ISRAEL (0.5-20) reinos más céntrica que la lejana Hebrón?
creyera posible su matrimonio con Amnón. «En el interior de las Tamar esparció ceniza sobre su cabeza en señal de duelo (Ez 27,30),
familias, los enlaces matrimoniales con los parientes inmediatos rasgó su amplia túnica (1,2; 3,31), puso la mano sobre su cabeza
por la sangre o por la alianza están prohibidos, porque no se «une (Jer 2,37) en señal de confusión y vergüenza y marchóse gritando.
a la carne de su cuerpo» (Lev 18,6), siendo considerada la afinidad El crimen de Amnón merecía la pena de muerte (Lev 21,17), que
como creadora de los mismos lazos que la consanguinidad (Lev 18, David, su padre, no aplicó por tratarse del primogénito, a quien
17). Estas prohibiciones se reducen, pues, a la prohibición del amaba preferentemente y a quien quizá destinaba para sucederle
incesto. Algunos textos son primitivos, otros han sido añadidos en el trono. Pero Absalón tomará por su cuenta la causa de su
después; están agrupados principalmente en Lev c.18. Hay impe- hermana.
dimento de consanguinidad en línea directa entre padre e hija,
madre e hijo (Lev 18,7), padre y sobrina (Lev 18,10); en línea Muerte de Amnón (13,23-29)
colateral, entre hermano y hermana (Lev 18,9; Deut 27,22). El
23
matrimonio con una media hermana, aceptado en época patriarcal Al cabo de dos años tenía Absalón el esquileo en Baljasor,
(Gen 20,12) y aun en tiempos de David (2 Sam 13,13), está prohi- que está cerca de24Efraím, y quiso convidar Absalón a todos
bido por las leyes del Levítico (18,11; 20,17); el matrimonio entre los hijos del rey. Vino Absalón al rey y le dijo: «Tu siervo
el sobrino y su tía (Ex 6,20; Núm 26,59) lo prohibe el Levítico tiene ahora el esquileo; te25ruego que venga el rey y sus siervos
( 1 8 , 1 2 - 1 3 ; 2 0 , 1 9 ) » 1.
a la casa de tu siervo». El rey respondió a Absalón: «No,
hijo mío, no iremos todos para no26serte gravosos». Y aunque
le porfió, no quiso ir, y le bendijo. Entonces le dijo Absalón:
«Al menos permite que venga Amnón, mi hermano». «Y ¿para
Nuevo ultraje (13,15-22) qué ha de ir?», le dijo el rey; 27 mas como le importunase Ab-
15
Aborrecióla luego Amnón, con tan gran aborrecimiento, que salón, dejó ir con él a Amnón y a todos los hijos del rey. Absalón
el odio que le tomó fue todavía mayor que 16el amor con que la había
28
preparado un gran banquete, como banquete de rey,
había amado; y le dijo: «Levántate y vete». Ella le respondió: y había dado orden a sus criados, diciendo: «Estad atentos,
«No, hermano mío, porque, si me echas, este mal será mayor y cuando el corazón de Amnón se haya alegrado con el vino y
que el que acabas de cometer contra mí». Pero él no quiso os diga yo: Herid a Amnón, matadle y no temáis, que yo os
oiría, ll y, llamando al mozo que le servía, le dijo: «Échame a lo mando. Esforzaos, pues, y tened valor». M Los criados de
ésta fuera de aquí y cierra la puerta». 18 Estaba ella vestida con Absalón hicieron con Amnón lo que Absalón les había man-
una túnica de mangas, traje que llevaban en otro tiempo las dado; y luego todos los hijos del rey se levantaron, montaron
hijas del rey vírgenes. El criado la echó fuera y cerró tras ella en sus mulos y huyeron.
la puerta. 19 Tamar echó ceniza sobre su cabeza, rasgó la am-
plia túnica que vestía y, puestas sobre la cabeza las manos, se A los dos años del incesto de Amnón llegó su castigo. Tenía
fue gritando. 20 Su hermano Absalón le dijo: «¿De modo que Absalón, hermano de Tamar, una gran propiedad en Baljasor, hoy
tu hermano Amnón ha estado contigo? Pues calla por ahora, Gebel el-Asur, punto culminante de las montañas de Judá, a unos
hermana; es tu hermano; no des demasiada importancia a veintitrés kilómetros al norte de Jerusalén y cerca de Efraím. Como
la cosa»; y Tamar se quedó desconsolada en la casa de Absalón, gran hacendado, además de tierras, poseía numerosos rebaños de
su hermano. 2l Cuando el rey supo todo esto, enojóse grande- ganado menor, ovejas y cabras. Todos los años, con ocasión del
mente, pero no quiso castigar a Amnón, porque le amaba esquileo, se organizaban grandes fiestas (1 Sam 25,2ss; Gen 38,12),
como a primogénito. 22 Absalón no dijo a Amnón nada, ni de
bueno ni de malo, pero le odió por la violación de su her- en las que tomaban parte gran número de invitados. Quiso Absalón
mana Tamar. que asistiera el rey y todos sus hijos, haciendo hincapié en Amnón,
por ser el primogénito y representar al padre.
El amor trocóse en odio: summus amor, summum odium. Una El banquete fue espléndido, «como banquete de rey» (1 Sam 25,
vez satisfecha su pasión, Amnón arrojó a su hermana de su pre- 36). Pero algo trágico aleteaba en el ambiente que sólo conocían
sencia, no pensando que con ello ponía de manifiesto delante de Absalón y algunos de sus criados. Cuando los invitados estaban
todo Israel una infamia que pudo quedar oculta, y que, dadas bajo los efectos del vino (1 Sam 25,36), se abalanzaron los criados
las circunstancias, pudo dar lugar a la creencia de que fue ella sobre Amnón y le mataron, huyendo en desordenada confusión
la que sedujo a Amnón. El paréntesis del v.18 es una glosa redac- todos los demás invitados.
cional destinada a hacer más odioso el trato que Amnón dio a
Tamar. Llevaban las vírgenes una túnica con mangas anchas (keto- Llega la noticia a David (13,30-39)
net passim, Gen 38,3.23.32); otros entienden la frase en el sentido 30
de una túnica multicolor. La escena llegó a su punto álgido cuando Cuando todavía no estaban de vuelta, llegó a oídos de
David el rumor de que Absalón había matado a todos los
1
Les Institutions I 56; K. ELLIGER, Das Gesetz Leviticus 18: ZAW 67 (1955) 1-25;
hijos del rey, sin que ninguno quedara; 31 y, levantándose Da-
W. KORNFELD, Studien zura Heüigkeitsgesetz (Viena 1952) 89-134. vid, rasgó sus vestiduras y se echó en tierra, y todos sus servj-
352 2 Samuel 14 2 Samuel 14 353
32
dores rasgaron delante de él sus vestiduras. Jonadab, hijo entonces dijo: «Ruégote, ¡oh rey!, que interpongas el nombre
de Simea, hermano de David, habló y dijo: «No crea mi señor de Yahvé, tu Dios, y no dejes que el vengador de la sangre
que han muerto todos los jóvenes hijos del rey; es A m n ó n aumente la ruina matando a m i hijo». Y él respondió: «Vive
sólo el que ha muerto, porque era cosa que estaba en los labios Yahvé que no caerá en tierra ni un cabello de la cabeza de tu
de Absalón desde que A m n ó n forzó a Tamar, su hermana. hijo». 12 La mujer añadió: «Permite, ¡oh rey!, a tu sierva que
33
No crea, pues, mi señor el rey ese rumor que dice: H a n muerto diga una palabra a mi señor». El rey dijo: «Habla». 13 Y la
todos los hijos del rey, porque es sólo A m n ó n el muerto. 34 Y A b - mujer entonces dijo: «¿Por qué, pues, piensas tú de otro m o d o
salón huyó». El joven que hacía de centinela, alzando los ojos, contra el pueblo de Dios? Pues con el juicio que el rey ha
vio venir gran tropel de gentes por el camino de Joronaím, en pronunciado se hace como reo por no hacer el rey que vuelva
la bajada, y lo anunció al rey: « H e visto gentes que vienen por su fugitivo. 14 Porque todos morimos y somos como agua que
el camino de Joronaím, por la falda de la montaña». 35 Entonces se derrama en la tierra, que no puede volver a recogerse; que
dijo Jonadab al rey: «Ya vienen los hijos del rey; es lo que tu Dios no hace volver las almas. Medite, pues, el rey cómo el
siervo ha dicho»; 3S y apenas acabó de hablar, llegaron los hijos fugitivo no quede arrojado de su presencia. 15 Si he venido yo
del rey, y, alzando la voz, lloraron. También el rey y sus ser- a decir esto al rey, mi señor, es porque el pueblo me dio miedo,
vidores lloraron con grandes lamentos. 37 Absalón fuese huido y m e dije: Voy a hablar al rey, a ver si hace lo que su sierva
a Talmai, hijo de Amiud, rey de Guesur, a la tierra de Maaca, le diga. 16 Seguramente el rey escuchará a su sierva y la librará
y David lloraba todos los días la ausencia de su hijo. 3* Estuvo de la mano del que quiere raerme a mí, juntamente con mi
allí Absalón, después que huyó a Guesur, tres años; 3S) y el hijo, de la heredad de Dios. 17 T u sierva ha dicho: Que m e
rey David se consumía por ver a Absalón, pues de A m n ó n , tranquilice la palabra de m i señor el rey, ya que es el rey, mi
el muerto, ya se había consolado. señor, como el ángel de D i o s para discernir entre lo bueno y
lo malo. Y ahora que Yahvé, tu Dios, sea contigo».
Una noticia vaga y alarmante llegó a oídos del rey d e p a r t e
d e alguien q u e asistió a laivfiesta y se adelantó para informarle d e El t i e m p o , q u e restaña m u c h a s heridas, había hecho olvidar
lo sucedido. El centinela de palacio, alertado p o r las noticias alar- al rey la memoria de A m n ó n , p r e o c u p á n d o l e cada día más la suerte
m a n t e s q u e circulaban, divisó u n gran tropel de gente q u e llegaba de su hijo Absalón, al q u e ahora, por edad, le correspondía el
por el camino d e J o r o n a í m (o Bajurim, según los L X X ) , al flanco trono.
d e la m o n t a ñ a . El v.34 está adulterado y es difícil saber cuál era Era T e c u a (Jirbet Teku) una aldea del desierto de Judá, a unos
la lección original. A b s a l ó n refugióse en casa de su abuelo m a t e r n o , diecisiete kilómetros al sur d e Jerusalén, célebre por haber sido la
T a l m a i , rey de G u e s u r (3,3). patria de A m o s . T a l c o m o le indicó Joab, la mujer tecuita presen-
tóse ante el rey, a q u i e n planteó el problema. Se presenta como
La parábola de la mujer de Tecua (14,1-17) mujer viuda, m a d r e de dos hijos, d e los cuales u n o pereció a manos
1
de su h e r m a n o en u n a pelea. L a parentela, o sea, el goel más próximo
Conociendo Joab, hijo de Sarvia, que el corazón del rey de la víctima, reclama en n o m b r e d e la familia la venganza de san-
estaba por Absalón, 2 mandó a Tecua y trajo de allí una mujer
gre (3,30; N ú m 35,19-21; D e u t 19,1-12), con lo que acabará con
ladina, y le dijo: «Mira, enlútate, vístete las ropas de duelo,
no te unjas con óleo, antes preséntate c o m o mujer que de el único hijo q u e le q u e d a , e x t e r m i n a n d o con ello al heredero,
tiempo atrás lleva luto por un muerto, 3 y, entrando al rey, cuya misión es hacer revivir el n o m b r e del p a d r e . Si logra su inten-
habíale de esta manera»; y puso Joab en boca de la mujer lo to, acabará «con el ascua q u e m e ha quedado» (21,17), apagándose,
que había de decir. 4 Entró, pues, la mujer de Tecua al rey; por consiguiente, el fuego del hogar (scintilla, Vulg.; gahelet,
y postrándose en tierra, le hizo reverencia y dijo: « ¡ O h rey, hebr. = carbón encendido). D a v i d p r o m e t e t o m a r el asunto por
sálvame!» 5 El rey le dijo: «¿Qué tienes?»; y ella respondió: su cuenta.
«Soy una mujer viuda, murió mi marido, 6 y tenía tu sierva
dos hijos. Riñeron los dos en el campo, donde no había quien Basándose en la solución p r o p u e s t a , la mujer hace la aplicación
los separase, y el uno, hiriendo al otro, le mató; 7 y he aquí al caso de Absalón. D a v i d está obligado a perdonarle. ¿Por qué
que toda la parentela, alzándose contra tu sierva, dice: Entré- e m p e ñ a r s e en tener alejado de palacio al hijo q u e debe propagar
ganos al que mató a su hermano, para que le demos muerte su n o m b r e y sucederle en el t r o n o ? Si la parentela obraba mal al
por la vida de su hermano, a quien mató él; y quieren matar querer extinguir el n o m b r e de u n a casa de Israel, ¿cuánto más
al heredero, apagando así el ascua que m e ha quedado, y no culpable es el rey al n o q u e r e r p e r d o n a r a su hijo, exponiendo con
dejando a mi marido ni nombre ni sobreviviente sobre la ello el porvenir de u n p u e b l o ? I n ú t i l pensar en resucitar a A m n ó n :
tierra». 8 El rey dijo a la mujer: «Vete a tu casa, que ya daré
yo órdenes sobre lo tuyo». 9 Entonces dijo la mujer de Tecua «Dios n o hace volver las almas» (v.14), ni se p u e d e recoger el agua
al rey: «Rey, mi señor, yo querría que la responsabilidad re- q u e se desparrama. ¿A q u é vienen los resentimientos y los castigos
cayera sobre mí y sobre la casa de mi padre, no sobre el rey y despiadados, c u a n d o la vida es t a n corta? E n tercer lugar debe
sobre su trono». 10 El rey entonces respondió: «Si alguno sigue imitar David la misericordia d e D i o s , q u e n o mata al pecador, sino
inquietándote, tráelo a mí, que no te inquietará más». H Ella que busca ocasión d e otorgarle el p e r d ó n .
Biblia comentada 2
12
354 2 Samuel 14 2 Samuel 15 355
El texto rnásorético señala que su peso era de doscientos siclos
Absalón regresa a Jerusalén (14,18-33) en peso real, lo que equivaldría a dos kilogramos y medio. Quizá
18 haya en el texto una hipérbole. Hummelauer soluciona la dificultad
El rey entonces dijo a la mujer: «Mira, no me ocultes nada
de lo que voy a preguntarte». Y la mujer respondió: «Hable admitiendo que el texto habla del valor monetario del siclo y que
el rey, mi señor». 19 El rey le dijo: «¿No anda en todo esto la tal era el precio con que se cotizaba la famosa cabellera. Descono-
mano de Joab?» Y la mujer respondió: «Por tu vida, ¡oh rey, cemos el nombre de los hijos de Absalón; la niña llamábase Ta-
mi señor!, que no se aparta lo que el rey, mi señor, dice ni a mar = palmera; debieron de morir pronto (18,18).
la derecha ni a la izquierda. Joab, tu siervo, me ha mandado
y ha puesto en la boca de tu sierva todas estas palabras. 20 Joab,
tu siervo, ha hecho esto para ver de mudar el aspecto de las Rebelión de Absalón (15,1-15)
cosas. Pero mi señor es sabio, con la sabiduría de un ángel de 1
Dios, para conocer cuanto pasa en la tierra». 21 Entonces el Después de esto se hizo Absalón con un carro y caballos,
rey dijo a Joab: «Voy a hacer según tu deseo: Ve, pues, y haz y cincuenta hombres iban delante de él. 2 Levantábase Absa-
que vuelva el joven Absalón». 22 Joab se echó rostro a tierra y lón bien de mañana, y, poniéndose junto al camino de la Puerta,
se prosternó, y, bendiciendo al rey, dijo: «Ahora comprendo a cualquiera que tenía un pleito y venía a juicio ante el rey, le
que tu siervo ha hallado gracia a tus ojos, ¡oh rey, mi señor!, llamaba Absalón y le decía: «¿De dónde eres?» Y él contestaba:
pues ha hecho el rey lo que su siervo le ha dicho». 23 Levantóse «Tu siervo es de tal o cual de las tribus de Israel». 3 Entonces
luego Joab y se fue a Guesur, y trajo consigo a Absalón a Jeru- Absalón le decía: «Mira, tu causa es buena y justa, pero no
salén. 24 Pero el rey dijo: «Que se vaya a su casa y25 no se me tendrás quien por el rey te oiga. 4 ¡Quién me pusiera a mí por
presente», y fuese Absalón a su casa sin ver al rey. No había juez de la tierra, para que viniesen a mí cuantos tienen algún
en todo Israel hombre tan hermoso como Absalón; desde26 la pleito o algún negocio, y yo les haría justicia!» 5 Y cuando
planta de los pies hasta la cabeza no había en él defecto; y alguno quería6 postrarse ante él, él le tendía la mano, le cogía
cuando se cortaba el pelo, cosa que hacía al fin de cada año, y le besaba. De esta suerte obraba Absalón con todos los
porque le molestaba, y por eso se lo cortaba, pesaba el cabello israelitas que venían al7 rey en demanda de justicia, y así robaba
de su cabeza doscientos siclos, peso real. 27 Naciéronle a Absa- el corazón de Israel. Al cabo de cuatro años dijo Absalón al
lón tres hijos y una hija, de nombre Tamar, que era hermosí- rey: «Te ruego que me permitas ir a Hebrón, a cumplir un
sima. 28 Por29dos años estuvo Absalón en Jerusalén sin poder voto que he hecho a Yahvé; 8 porque cuando tu siervo estaba
ver al rey. Mandó Absalón por Joab para enviarle al rey, en Guesur, en Siria, prometí: Si Yahvé me vuelve a Jerusalén,
pero Joab se negó a ir, y aunque por segunda vez le llamó, no sacrificaré a Yahvé». 9 El rey 10
le dijo: «Ve en paz»; y él se le-
quiso ir. 30 Entonces dijo a sus siervos: «Ya sabéis que el campo vantó y se fue a Hebrón. Absalón mandó mensajeros por
de Joab está junto al mío y que tiene allí su cebada; id y prended- todas las tribus de Israel, diciendo: «Cuando oigáis sonar la
le fuego». Y los siervos de Absalón pegaron fuego a las tierras trompeta, gritad: Absalón reina en Hebrón. n De Jerusalén
de Joab. Vinieron entonces los siervos de Joab, rasgadas las fueron con Absalón doscientos hombres invitados, con corazón
vestiduras, y le dijeron: «Los siervos de Absalón han pegado sencillo, que nada sabían. 12 También mandó llamar Absalón
fuego a tu campo». 31 Levantóse Joab y vino a casa de Absalón, a Ajitofel, guilonita, del consejo de David, a su ciudad de Guiló,
y le dijo: «¿Por qué han pegado fuego tus siervos a mis tierras?» que estuvo con él mientras hacía sus sacrificios. La conjuración
32 iba creciendo, y llegó a13 ser grande, pues iban aumentando los
Y Absalón le respondió: «Dos veces te he mandado a llamar secuaces de Absalón. Vinieron a avisar a David, diciendo:
para que vinieses y fueses por mí al rey a decirle: ¿Para qué «Todo Israel se va tras Absalón». 14 Entonces David dijo a
he venido de Guesur? Mejor me hubiera sido estarme allí. todos sus servidores, que estaban con él en Jerusalén: «Le-
Que pueda yo ver la faz del rey, y si soy culpable, máteme». vantaos y huyamos, porque no podríamos escapar delante
33
Fue, pues, Joab al rey, y le dijo esto, y el rey llamó a Ab- de Absalón. Daos prisa a salir, no sea que nos sorprenda él y
salón, que inclinó a tierra su rostro ante el rey, y el rey besó eche sobre nosotros el mal, y pase la ciudad a filo de espada».
a Absalón. 15
Los servidores le dijeron: «Tus siervos están dispuestos a
hacer cuanto mande el rey nuestro señor».
David estuvo de acuerdo con el deseo de Joab de que Absalón
regresara a Jerusalén, viendo en esta coyuntura la realización de A medida que el rey avanzaba en edad multiplicábanse las
un secreto anhelo que de tiempo anidaba en su corazón. No obs- pruebas de su casa. Cierta tirantez existía entre él y el pueblo,
tante, para salvar las apariencias e impedir las habladurías, exter- entre Joab y Betsabé, entre Absalón y su padre. En primer lugar,
namente mostróse duro para con su hijo. Los derechos de la jus- las guerras que sostuvo David contra los enemigos exteriores, con
ticia prevalecieron esta vez sobre los sentimientos del corazón. las consiguientes pérdidas en hombres y estrecheces económicas,
Con la inserción de los v.25-27 se corta el hilo del relato, pero le enajenaron muchas simpatías. A ello cabe añadir la política de
tienen la finalidad de servir de preámbulo a cuanto se contará centralización en todos los órdenes, el aumento de las contribucio-
en los capítulos siguientes. El aspecto físico de Absalón era per- nes, que empobrecían a la nación. Por otra parte, el poderoso Joab
fecto y armónico; pero, sobre todo, su cabellera no tenía rival. nutría pocas simpatías por Betsabé, tratando por todos los medios
356 2 Samuel 15 2 Samuel 15 357
de oponerse a sus pretensiones d e entronizar a su hijo Salomón, David, camino del destierro (15,16-37)
ya q u e a la m u e r t e d e D a v i d debía sucederle en el t r o n o su hijo
16
Absalón. Dodiya, el s e g u n d o hijo (3,3), parece haber m u e r t o joven. Partióse, pues, el rey a pie, seguido de toda su familia,
A s í lo c o m p r e n d i ó t a m b i é n Absalón, quien, u n a vez reconci- dejando diez concubinas al cuidado de la casa. 17 El rey salió
liado con su p a d r e , t r a t ó de ganarse el favor popular. Joven, apuesto con toda su gente a pie, y se detuvieron en una casa alejada.
18
T o d o s sus servidores iban a sus lados; los cereteos, los felcteos
y juncal, atraía sobre sí las miradas del pueblo. A m a n t e del boato,
y las gentes de Itaí, jeteo, en n ú m e r o de seiscientos, que desde
introdujo en Jerusalén el uso de carros tirados p o r caballos y u n a G a t le habían seguido, m a r c h a b a n a pie delante del rey. 19 El
guardia personal de cincuenta h o m b r e s q u e le precedía. Pero, a d e - rey dijo a Itaí el jeteo: «¿Por qué has de venir tú también con
más, era u n h o m b r e franco, llano, q u e n o tenía inconveniente alguno nosotros? Vuélvete y quédate con el rey, pues tú eres u n ex-
en ponerse al habla con las gentes del pueblo, conversar con los tranjero y estás fuera de tu tierra sin domicilio. 20 Ayer llegaste,
desocupados j u n t o a la p u e r t a de la ciudad, interesarse p o r u n o s ¿y voy a hacerte hoy e r r a r con nosotros, cuando ni yo m i s m o
y p o r otros, atender a las necesidades de todos, facilitando a los sé siquiera a d o n d e voy? Vuélvete y lleva contigo a tus h e r m a -
nos, y Yahvé use contigo de gracia y de verdad. 21 Pero Itaí
provincianos el acceso al palacio real y resolviendo él m i s m o las
respondió al rey, diciendo: «Vive Dios, y vive m i señor el rey,
dificultades. P r o n t o entre el p u e b l o apareció Absalón como el que d o n d e m i señor esté, vivo o m u e r t o , allí estará tu siervo».
príncipe ideal, en contraposición a la diplomacia palaciega, lenta, 22
E n t o n c e s dijo D a v i d a Itaí: «Ven y pasa»; y pasó Itaí, jeteo,
burócrata, débil e indolente. C o n los años m e n g u a b a n las cuali- con toda su gente y su familia. 2 3 T o d o s iban llorando en alta
dades q u e en otros t i e m p o s a d o r n a b a n la persona de David. E n voz, y pasaron el torrente de C e d r ó n el rey y todo el pueblo,
pocos años había A b s a l ó n pulsado el sentimiento popular, creyendo siguiendo el camino del olivar que se halla en el desierto. 24 Iban
q u e la situación estaba m a d u r a p a r a intentar u n golpe de estado. t a m b i é n Sadoc y Abiatar, y con ellos todos los levitas, que lle-
vaban el arca de la alianza de Dios. Detuviéronse con el arca
D e s p u é s de haberse ganado a las t r i b u s del N o r t e (19,42), quiso
de la alianza de Dios hasta que toda la gente se h u b o salido de
explorar el apoyo q u e p o d r í a n prestarle las del Sur, especialmente la ciudad. 2 5 Entonces dijo el rey a Sadoc y a Abiatar: «Volved
de los alrededores de H e b r ó n , cuna del reino, y de la cual había el arca de Dios a la ciudad y quédese en su lugar. Si hallo gracia
d e s e r t a d o D a v i d . T o m a n d o c o m o pretexto el c u m p l i m i e n t o d e u n a los ojos d e Yahvé, E l m e volverá a traer y m e hará volver a
voto hecho d u r a n t e su exilio en G u e s u r , obtuvo d e su p a d r e la ver el arca y el tabernáculo. 2 6 P e r o si El dice: No m e com-
autorización para trasladarse allí. E n H e b r ó n le conocían ya; había plazco en ti, aquí m e tiene, haga El conmigo lo que bien le
nacido allí (3,3); p o r él estaban dispuestos los hebronitas a cual- parezca». 2 7 Y siguió diciendo a Sadoc: « T ú y Abiatar volveos
en paz a la ciudad con Ajimas, tu hijo, y con Jonatán, hijo de
quier cosa. A l m i s m o t i e m p o q u e a b a n d o n a b a Jerusalén para diri-
Abiatar. Vayan vuestros dos hijos con vosotros. 28 Yo esperaré
girse a H e b r ó n , enviaba mensajeros a todas las tribus, alertándolas en las llanuras del desierto hasta que m e llegue de vosotros
para cuando sonara el grito de la revolución. E n su compañía m a r - algún aviso». 29 Volviéronse entonces Sadoc y Abiatar a Jeru-
charon unos doscientos h o m b r e s de b u e n a posición, q u e aceptaron salén, llevando el arca de Dios, y se q u e d a r o n allí. 30 Subía
la invitación q u e se les hizo de asistir a la solemnidad religiosa or- D a v i d la pendiente del m o n t e de los Olivos, y subía llorando,
ganizada por A b s a l ó n (1 Sam 9,22). Al festín fue invitado particu- cubierta la cabeza y descalzos los pies. T a m b i é n cuantos le
larmente el sabio Ajitofel, consejero de David, considerado como seguían cubriéronse todos la cabeza, y subían llorando. 31 Die-
r o n aviso a D a v i d de que Ajitofel estaba entre los conjurados,
el oráculo de Dios. A b u e l o paterno de Betsabé (23-34), aprovechó
y dijo D a v i d : «Confunde, ¡oh Yahvé!, el consejo de Ajitofel».
acaso esta ocasión para separarse d e D a v i d y vengar la deshonra 32
C u a n d o llegó D a v i d a la c u m b r e , d o n d e se adora a Yahvé,
q u e infirió a Betsabé y la m u e r t e de U r í a s el jeteo. Ajitofel era de llegó ante él Cusaí el arquita, amigo de David, rasgadas las
Guiló, q u e se identifica con el actual Jirbet Djala, a once kilómetros vestiduras y cubierta de polvo la cabeza, 33 y le dijo David:,
al noroeste de H e b r ó n . «Si vienes c o n m i g o , m e serías una carga; 34 si, por el contrario,
te vuelves a la ciudad y dices a Absalón: ¡ O h rey, siervo tuyo
L a revolución estaba en marcha. E n H e b r ó n encontró el hijo soy!; c o m o he servido a tu padre, así te serviré a ti; podrás
de D a v i d el calor popular, q u e apoyaba incondicionalmente sus confundir el consejo de Ajitofel en favor mío, 35 tendrás con-
derechos al t r o n o de David, su p a d r e (1 R e 2,15), contra las m a - tigo a los sacerdotes Sadoc y Abiatar y podrás comunicarles
quinaciones de la advenediza Betsabé (1 R e 1,17). L o s prego- cuanto sepas de la casa del rey. 36 Y c o m o tendrán consigo
neros, apostados en lugares estratégicos, dieron el t o q u e conve- a sus dos hijos, Ajimas, hijo de Sadoc, y Jonatán, hijo de Abiatar,
nido para el levantamiento general, yéndose t o d o el p u e b l o tras de por ellos podréis i n f o r m a r m e de lo que sepáis». 37 Cusaí, amigo
de D a v i d , se tornó a la ciudad cuando Absalón hacía su entrada
Absalón. Del n o r t e y del sur llegaban aires de guerra; a D a v i d
en ella.
q u e d a b a n t a n sólo dos posibilidades: o atrincherarse en la ciudad al
amparo de sus murallas o huir. Esta fue la solución más lógica y
P r o n t o se organizó el éxodo. T o d a la familia real, los criados,
viable, p o r n o estar p r e p a r a d a la capital para resistir u n cerco
funcionarios, tropas escogidas y m u c h o s subditos q u e defendían
prolongado.
causa le a c o m p a ñ a r o n camino del destierro. Sólo quedaron en
358 2 Samuel 16 2 Samuel 16 :tr»i»
palacio diez concubinas al cuidado d e la casa (16,20-23). E n t r e dátiles, frutos de verano (qais), como higos, frutuN VUIÍIUIIIN, n l i .
la comitiva m a r c h a b a n los cereteos y los feleteos (8,18) y las gentes Piensa Siba aprovechar esta circunstancia para congraciíii'Hc 1:011 r |
d e Itaí. E r a éste u n jefe hitita q u e había h u i d o de G a t con su fami- rey, n o t e m i e n d o para ello calumniar a su a m o (19,25-31), ([iir,
lia y seiscientos h o m b r e s y se había puesto al servicio d e D a v i d p o r estar cojo, n o p u d o acompañar a D a v i d e n la huida. David
(1 C r ó n 18,1; 1 Sam 8,1). D e s c o n o c e m o s q u é sentido quiso d a r dio crédito a las palabras de Siba, entregándole todos los bienes
D a v i d a la recomendación hecha a Itaí d e q u e d a r s e en Jerusalén q u e h a b í a n pertenecido a la casa de Saúl (9,7).
«con el rey», título q u e se había arrogado A b s a l ó n . P e r o parece
q u e D a v i d ú n i c a m e n t e quería a su lado personas capaces de com-
Semeí ultraja a David (16,5-23)
partir su futuro incierto, p o r lo cual invita a Itaí y a los suyos a
5
regresar a su país. T a m b i é n los s u m o s sacerdotes Sadoc y A b i a t a r C u a n d o llegó el rey a Bajurim, salióle al encuentro u n
h a b í a n sacado del t a b e r n á c u l o el arca d e la alianza para llevarla h o m b r e de los de la casa de Saúl, de n o m b r e Semeí, hijo de
consigo a d o n d e q u i e r a q u e fuera D a v i d . P e r o el rey o r d e n ó q u e la G ü e r a , que se adelantó profiriendo maldiciones 6 y tirando
devolvieran a su lugar; si las cosas m a r c h a b a n bien, «volvería a piedras a David y a los servidores de David, a u n q u e iban los
h o m b r e s de guerra a la derecha y a la izquierda del rey. 7 Se-
ver el arca y el tabernáculo»; si la suerte le era adversa, se resignaba m e í decía maldiciendo: «¡Vete, vete, h o m b r e sanguinario y
a la v o l u n t a d de Dios. D a v i d subió llorando la ladera del m o n t e m a l v a d o ! 8 Yahvé hace recaer sobre tu cabeza toda la sangre
de los Olivos, cubierta la cabeza y descalzos los pies. El m o n t e de la casa de Saúl, cuyo reino has usurpado, y ha entregado tu
Olivete se levanta al este del t o r r e n t e C e d r ó n (Zac 14,4); su n o m b r e reino en m a n o s de Absalón, tu hijo. T e ha dado lo que tú m e -
proviene de los m u c h o s olivos q u e en otro t i e m p o c u b r í a n t o d a la reces, p o r q u e eres u n h o m b r e sanguinario». 9 Entonces Abisaí,
vertiente occidental, q u e d a n d o magníficos ejemplares centenarios hijo de Sarvia, dijo al rey: « ¿ C ó m o se atreve ese maldito perro
en el actual h u e r t o d e G e t s e m a n í . L o s árabes llaman al m o n t e m u e r t o a maldecir al rey? D é j a m e , te ruego, que vaya a cor-
tarle la cabeza»; 10 pero el rey le respondió: « ¿ Q u é tenéis que
et-Tur; su cima hállase a 816 m e t r o s sobre el nivel del M e d i t e r r á - ver conmigo, hijos de Sarvia? Dejadle q u e maldiga, que si
neo. L a escena de D a v i d q u e subía llorando la cuesta de la m o n t a ñ a Yahvé le ha dicho: Maldice a D a v i d , ¿quién va a decirle:
recuerda las lágrimas q u e en este lugar d e r r a m ó Jesucristo sobre P o r qué lo haces?» H David dijo a Abisaí y a todos sus segui-
la ciudad deicida ( L e 19,41). A l llegar a la cima del m o n t e diéronle dores: «Ya veis que m i hijo, salido de mis entrañas, busca m i
la noticia amarga de q u e Ajitofel (i6,23ss; I 7 , i s s ) habíase u n i d o a vida; con m u c h a m á s razón ese hijo de Benjamín. Dejadle
la conjuración. A n o t a el texto q u e había sobre el m o n t e u n santuario maldecir, pues se lo ha m a n d a d o Yahvé. 12 Q u i z á Yahvé m i -
cananeo, q u e m á s t a r d e fue consagrado a Yahvé; quizá el texto se rará m i aflicción y m e pagará con favores las maldiciones de
hoy». 13 Y David y sus gentes prosiguieron su camino, mientras
refiere al de N o b (1 Sam 21,2). iba Semeí por el lado del m o n t e , detrás de David, sin dejar de
T u v o D a v i d la satisfacción de c o m p r o b a r la fidelidad de Cusaí maldecirle y tirarle piedras y tierra. 14 El rey y los que con él
el arquita, perteneciente al clan de los arquianos, d e q u e habla iban llegaron extenuados, y descansaron allí. 15 C u a n d o A b -
Jos 16,2, q u e m o r a b a cerca d e Betel y d e A t a r o t . Piensa D a v i d salón, llevando con él a Ajitofel, entró en Jerusalén con todo el
utilizar sus servicios p a r a contrarrestar los consejos d e Ajitofel pueblo, los h o m b r e s de Israel, 16 Cusaí el arquita, amigo de
(16,16; i7,5ss). D a v i d logró m o n t a r u n espionaje eficiente en torno David, vino a su encuentro, diciendo: «¡Viva el rey, viva el
a Absalón. rey!» 17 Absalón dijo a Cusaí: «¿Es ése el pago que das a tu
amigo? ¿Por qué n o te has ido con t u amigo?» 18 Cusaí dijo a
Absalón: «No, yo soy de aquel a quien Yahvé y todo su pueblo,
Infidelidad de Siba (16,1-4) todos los h o m b r e s de Israel, h a n elegido, y con ése quiero estar.
19
P o r lo demás, ¿a quién voy a servir? ¿No es a u n hijo suyo?
1 C u a n d o D a v i d h u b o traspuesto la c u m b r e , Siba, el siervo C o m o servía a tu padre, así te serviré a ti». 2 0 Absalón dijo a
de Mefibaal, vino a él con dos asnos aparejados y cargados de Ajitofel: «Tened consejo para ver lo que conviene hacer»;
doscientos panes, cien colgajos de uvas pasas y u n pellejo de 21
y Ajitofel dijo a Absalón: «Entra a las concubinas que tu
vino; 2 y dijo el rey a Siba: « ¿ Q u é es esto?» Y Siba respondió: p a d r e ha dejado al cuidado de la casa, y así sabrá todo Israel
«Los asnos son para la familia del rey, para que m o n t e en ellos; que has roto del todo con tu p a d r e , y se fortalecerán las manos
los panes y las tortas de higos y las pasas, p a r a q u e c o m a n ; y el de cuantos te siguen. 22 Levantóse, pues, para Absalón una
vino, para q u e b e b a n los q u e desfallezcan en el desierto». 3 El tienda en la terraza, y entró a las concubinas de su padre a los
rey le p r e g u n t ó : « ¿ C o n quién está el hijo de tu a m o ? » ; y Siba ojos de todo Israel. 23 Consejo que daba Ajitofel era mirado
respondió: «Se ha q u e d a d o en Jerusalén, diciendo: H o y m e c o m o si fuera palabra de Yahvé; tal era la confianza que el
devolverá la casa de Israel el reino de m i p a d r e » . 4 Y el rey consejo de Ajitofel inspiraba, lo m i s m o a D a v i d que a Absalón.
dijo a Siba: « T u y o será cuanto fue de Mefibaal». Siba respon-
dió: « Q u e halle yo gracia a los ojos del rey, m i señor».
A l descender la p e n d i e n t e oriental del Olivete, al llegar a Ba-
Siba, q u e o c u p a b a u n lugar p r e e m i n e n t e en la casa de Mefibaal j u r i m (3,16), salióle al e n c u e n t r o Semeí, del clan de la familia de
(4,4; 9,2ss), sale al e n c u e n t r o d e D a v i d y le ofrece panes, pasas, Saúl. E r a Semeí u n «hombre de Belial» (1 Sam 25,25; 30,22), u n
360 2 Samuel 17 2 Samuel 11 36]
p e r r o m u e r t o (9,8; 1 Sam 24,15). Por fin, D a v i d , cansado y r e n d i d o el m a l sobre Absalón. 15 Dijo luego Cusaí a Sadoc y a Abiatar,
corporal y espiritualmente, llegó a Jericó, d o n d e descansó él y sacerdotes: «Esto y esto ha aconsejado Ajitofel a Absalón y a los
cuantos le a c o m p a ñ a b a n . N o d e t e r m i n a m á s concretamente el texto ancianos de Israel, y esto y esto aconsejé yo. "> Enviad, pues, in-
m e d i a t a m e n t e a dar aviso a David, diciendo: «No te quedes
masorético el lugar de este descanso, q u e p r o b a b l e m e n t e fue el
esta noche en el c a m p o del desierto; pasa en seguida, para que
oasis de Jericó, como lo entendió el texto griego de L a g a r d e . n o sea destruido el rey con todos los q u e le siguen».
P o r consejo de Ajitofel, A b s a l ó n violó p ú b l i c a m e n t e el h a r é n
d e su p a d r e . Era ley en O r i e n t e q u e u n p r e t e n d i e n t e al t r o n o se El consejo de Ajitofel era más realista. D e b í a Absalón aprove-
a m p a r a s e del h a r é n real (3,7; 12,11-12). Diez concubinas q u e - char el entusiasmo del p u e b l o para salir en persecución del viejo
d a r o n al cuidado de la casa (15,16), m i e n t r a s las mujeres propia- rey, q u e , cansado del viaje, se habría d e t e n i d o en algún lugar.
m e n t e dichas siguieron al rey. L o q u e D a v i d hizo ocultamente lo El plan de Cusaí, concebido más bien en p r o v e c h o de David que
repite ahora A b s a l ó n a vista de t o d o el pueblo, cumpliéndose las d e Absalón, consistía en n o precipitar los acontecimientos. Preva-
palabras de N a t á n (12,11-12). T o d a v í a n o había e m p e z a d o la o b r a leció este consejo p o r haber confundido Dios las inteligencias de
d e Cusaí, encaminada a desvirtuar el consejo de Ajitofel. Cusaí es Absalón y de sus jefes. Cerciorado de esto, habló Cusaí a los sumos
llamado «amigo d e David», o p o r ser su leal ministro, su mejor sacerdotes Sadoc y A b i a t a r (15,27-29) de lo q u e había sucedido,
amigo, o p o r ser su consejero en los asuntos matrimoniales (13,3-4). indicándoles la conveniencia de q u e m a n d a r a n aviso a David para
Ejemplos d e esto ú l t i m o los t e n e m o s en el C ó d i g o de H a m m u r a b i q u e se pusiera a salvo. D e m o m e n t o había logrado Cusaí hacer
y en el d e L i p i t - I s h t a r . E n Egipto, el oficial de m á s rango en palacio prevalecer su criterio; pero podía A b s a l ó n cambiar d e parecer.
era llamado «amigo del rey».
Los mensajeros informan a David (17,17-23)
Ajitofel y Cusaí aconsejan (17,1-16) 17
Jonatán y Ajimas estaban junto a la fuente de Roguel, por-
1
Ajitofel dijo a Absalón: «Voy a elegir doce mil h o m b r e s que n o podían dejarse ver, viniendo a la ciudad; y allá fue una
para salir esta noche en persecución de David, 2 y cargaré so- sierva para darles aviso y que ellos lo hicieran luego llegar al rey
b r e él cuando esté cansado y flaco de fuerzas; le atemorizaré David. 18 Violos, sin e m b a r g o , u n m o z o , que dio cuenta de ello
y cuantos le siguen huirán, y heriré al rey solo. 3 y h a r é que ven- a Absalón; pero ellos se apresuraron y llegaron a la casa de un
gan a ti todos sus partidarios, el pueblo todo, c o m o viene la no- h o m b r e de Bajurim que tenía u n pozo en el patio, y en él se
via a su novio. E s el alma de u n solo h o m b r e la que tú buscas, m e t i e r o n . 1 9 T o m ó la mujer una m a n t a y cubrió con ella la boca
y todo el pueblo q u e d a r á en paz». 4 A g r a d ó este consejo a Absa- del pozo, poniendo sobre ella el grano trillado, y así nadie pudo
lón y a todos los ancianos de Israel; 5 p e r o Absalón dijo: «Lla- percatarse de la cosa. 20 Llegaron los seguidores de Absalón a la
m a d a Cusaí el arquita, y sepamos su parecer». 6 Vino Cusaí a casa de la mujer y le p r e g u n t a r o n : « ¿ D ó n d e están Ajimas y Jo-
Absalón, y Absalón le dijo: «Esto ha dicho Ajitofel. ¿ H e m o s de natán?» Y la mujer respondió: «Ya h a n pasado el arroyo».
hacer lo q u e él dice ? Si n o , habla tú». 7 Y Cusaí respondió a A b - Y, a u n q u e los buscaron, no los hallaron y se volvieron a Jerusa-
salón: « P o r esta vez el consejo de Ajitofel n o es bueno». 8 T ú lén. 2 l C u a n d o se hubieron ido, salieron del pozo y fuéronse
sabes bien que tu p a d r e y sus gentes son unos valientes, y exaspe- luego a dar el aviso a David, diciéndole: «Pasad luego el vado,
rarlos sería c o m o si en el c a m p o a una osa le arrebataran su cría, p o r q u e Ajitofel ha dado este consejo contra vosotros». 22 Levan-
o c o m o u n jabalí enfurecido en el desierto. T u p a d r e es h o m - tóse entonces David con todo el pueblo que con él estaba, y pa-
b r e de guerra, y s e g u r a m e n t e n o pasará la noche entre los su- saron el Jordán, y al alba no quedaba u n o q u e n o hubiera pasa-
yos. 9 D e cierto q u e estará escondido en alguna caverna o en do el J o r d á n . 2 3 Ajitofel, viendo q u e n o se había seguido su con-
otro lugar, y si a los comienzos cayeran algunos de los tuyos, los sejo, aparejó su asno, levantóse, se fue a su casa de la ciudad y,
q u e lo oyeran s e g u r a m e n t e dirían: « H a n sido derrotados los después de t o m a r disposiciones acerca de su casa, se ahorcó,
secuaces d e Absalón; 10 y entonces a u n el valiente cuyo corazón y, m u e r t o , fue sepultado en el sepulcro de su p a d r e .
sea c o m o el corazón d e u n león desmayaría, p o r q u e todo Israel
sabe que t u p a d r e es u n valiente y que son valientes t a m b i é n los L o s dos hijos de los s u m o s sacerdotes (15,27) estaban aposta-
que con él están. 11 Aconsejóte, pues, que reúnas a todo Israel, dos j u n t o a A i n Roguel, el manantial actual de Bt'r Ayub, al sud-
desde D a n hasta Berseba, en m u c h e d u m b r e c o m o las arenas este de Jerusalén, en la confluencia del t o r r e n t e C e d r ó n con el
que están a la orilla del m a r , y que tú en persona vayas a darle H i n n ó n (1 R e 1,7-9). U n a criada los informó de lo dicho por Ajito-
la batalla. 12 Entonces le atacaremos d o n d e q u i e r a q u e esté, y fel y Cusaí. El v.20 es i n t e r p r e t a d o diversamente. Según la Vul-
d a r e m o s sobre él c o m o rocío q u e cae sobre la tierra, y n o deja-
gata, respondió la mujer a los enviados d e Absalón: «Pasaron a
r e m o s ni u n o de cuantos con él están. 1 3 Y si se acogiere a la ciu-
dad, todos los de Israel llevarán allá cuerdas, y la arrastraremos t o d a prisa después de haber b e b i d o u n poco de agua»; el texto
al arroyo, hasta n o q u e d a r en ella piedra sobre piedra. 14 Enton- masorético: «Han pasado ya el mikal de las aguas»; los L X X : «Han
ces Absalón y todos los de Israel dijeron: «El consejo de Cusaí pasado u n poco de agua». D h o r m e cambia la palabra mikal en makil,
el arquita es mejor q u e el de Ajitofel»; p o r q u e había dispuesto a la q u e da el sentido de estanque (Jer 2,13). D a v i d esperaba noticias
Yahvé frustrar el acertado consejo de Ajitofel para traer Yahvé en su refugio del desierto de Judá, cerca del J o r d á n (v.21-22).
362 2 Samuel 18 2 Samuel 18 363
Entretanto, Ajitofel, humillado por no haberse seguido su con- rece». Estúvose el rey cerca de 5la puerta, mientra* por «nipos
sejo, aparejó su asno, marchóse a Guiló (15,12; 23,24), en donde de mil y de ciento salía la gente, y dio esta orden n Joab, 11 Ahina i
se suicidó. Estaba convencido de que el único consejo recto era el y a Itaí: «Preservad por amor mío la vida del joven Absalón»; y
todo el pueblo oyó esta orden que dio David a todos los je le».
suyo; de seguir el de Cusaí, la derrota de Absalón sería inevitable, 6
Salió, pues, la gente al campo contra Israel, y trabóse la batalla
esperándole entonces la muerte como a traidor. Pocos son los casos en los bosques de Efraím. 7 Allí sucumbió el pueblo de Israel
de suicidio mencionados en el Antiguo Testamento; a excepción ante los seguidores de David y se hizo una gran matanza, de
de éste, en todos los otros entra de por medio el honor militar o veinte mil hombres. 8 Dispersóse la gente por toda aquella tie-
nacional Que 9,54; 1 Sam 31,4-6; 1 Re 16,18; 2 Mac 14,41-46). rra, y fueron más los que devoró el bosque que los que aquel
día hirió la espada. 9 Al encontrarse Absalón con las gentes de
David, iba montado en un mulo; y al pasar en el mulo debajo
David y Absalón, en TransJordania (17,24-29) de una encina muy grande y copuda, quedó aprisionada su ca-
24 beza entre las ramas de la encina, quedando colgado entre el
Llegó David a Majanaím, y Absalón pasó el Jordán con cielo y la tierra, mientras el mulo en que iba montado escapaba.
toda la gente de Israel. 25 Absalón hizo jefe de su ejército a Ama- 1° Vio esto uno, ny le dijo a Joab: «He visto a Absalón pendiente
sa en vez de Joab. Era Amasa hijo de un varón ismaelita llamado de una encina». Joab le dijo: «¿Y por qué no le echaste a tie-
Jitra, casado con Abigal, hija de Isaí, hermana de Sarvia, madre rra, y yo te hubiera regalado diez siclos de plata y un talabarte?»
de Joab. 26 Asentó su campo Israel con Absalón en tierra de Ga- 12
Pero aquel hombre le dijo: «Aunque me pesaras mil de plata,
laad; 27 y en cuanto llegó David a Majanaím, 28 Sobi, hijo de no pondría yo la mano sobre el hijo del rey, pues bien oímos
Najas, de Raba, de los hijos de Amón, y Maquir, hijo de Amiel, todos que 13 a ti, a Abisaí y a Itaí os dijo el rey: «Guardadme a
de Lodabar, con Barzilai, galadita, de Roguelim, trajeron a Da- Absalón». Además, haría yo traición a mi vida, pues 14al rey
vid y a la gente que con él estaba camas, alfombras, calderas y nada se le esconde, y tú mismo testificarías contra mí». Joab
vasijas de barro, trigo, cebada y harina, grano tostado, habas, le dijo entonces: «No será así, yo mismo le atravesaré delante
lentejas y legumbres tostadas, 29 miel, manteca, ovejas y quesos de ti»; y cogiendo tres dardos en sus manos, se los clavó en el
de vaca, y ofrecieron todo esto a David y a los que con él esta- corazón a Absalón, que todavía vivía, pendiente de la encina.
ban para que comiesen, pues se dijeron: «Seguramente están 15 Cercáronle luego diez mozos, escuderos de Joab, que hirie-
hambrientos, fatigados y sedientos en el desierto». ron a Absalón, acabándole.
Siguiendo el consejo de Cusaí, pasó David el Jordán y llegó a
Majanaím (2,8.12.29), I a antigua residencia de Isbaal, cuya locali- Las simpatías del pueblo por David manifestáronse al enrolarse
zación exacta, como dejamos indicado en otras partes, no es posible mucha gente en su ejército. Como solía hacerse, se dividió el ejér-
señalar. Al cabo de un tiempo, que el texto no precisa, lo pasó cito en tres cuerpos Que 7,16; 1 Sam 11,18; 13,17), que se confiaron
también Absalón con su gente a la caza de David. Al frente del a tres expertos jefes.
ejército de Absalón iba Amasa (19,14), hijo del ismaelita (1 Crón 2, Los dos ejércitos se enfrentaron en un espeso bosque de Trans-
17) Jitra (mismo nombre que Jetró). Su madre, llamada Abigaíl o jordania, a la altura de la tribu de Benjamín, no lejos, o acaso en
Abigal (1 Crón 2,16-17), era hija de Isaí (Najas, dice el texto maso- el actual es-Salt, palabra derivada del latín saltus, bosque. Los
rético), hermana de Sarvia y de David. Amasa es, pues, primo de soldados de Absalón que no cayeron en la refriega huyeron preci-
Joab; ambos, primos de Absalón y sobrinos de David. En Maja- pitadamente, buscando la salvación en la fragosidad de la selva,
naím fue David acogido calurosamente. Presentáronsele el rey Sobi, que entorpeció su huida y les puso al alcance de sus perseguidores.
hijo de Najas (10,12) y hermano de Janón, el que ultrajó a los em- El término hebraico yaar puede significar bosque o terreno rocoso
bajadores de David; Maquir, de Lodabar (9,4-5), y Barzilai (19,33), cubierto de malezas.
de Roguelim, en el actual wadi Bersiniya, a ocho kilómetros al También logró escapar Absalón montado en un mulo (13,29),
este de Irbid. pero las ramas de los árboles y la maleza de la selva entorpecieron
la marcha del animal, de manera que se encontró frente a frente
Muerte de Absalón (18,1-15) con los hombres de David. En el intento de acelerar la marcha,
1
la cabeza de Absalón (no su cabellera, como se interpreta común-
David revistó las tropas y puso al frente de ellas jefes de mi- mente), quedó aprisionada entre dos ramas, en tanto que el mulo
llares y de centenas; 2 una tercera parte, a las órdenes de Joab; escapaba, quedando colgado entre el cielo y la tierra. Joab tomó
una tercera, a las de Abisaí, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y en sus manos tres bastones (shebatim), dardos (LXX) o lanza
la otra tercera a las de Itaí el jeteo. El rey dijo a su gente: «Yo
saldré también con vosotros». 3 Pero la gente respondió: «No, (Vulgata), se los clavó en el corazón, o cerca, porque siguió viviendo.
no salgas tú, porque, si somos vencidos, no importaría mucho Con este acto viola Joab el mandato del rey, pero ejerce un
aunque sucumbiéramos la mitad de nosotros. Pero tú, tú eres derecho de guerra reconocido en aquel tiempo. Priva además a
para nosotros como diez mil, y es mejor que puedas salir de la Israel de un personaje indeseable, que, en caso de sobrevivir, hu-
ciudad a socorrernos». 4 El rey respondió: «Haré como os pa- biera quizá cambiado el curso de las cosas. Absalón era reo de muerte
364 2 Samuel 18 2 Samuel I') 365
por haber asesinado a A m n ó n (13,28) y p o r haberse rebelado contra rra, y dijo: «Bendito Yahvé, tu Dios, que hn entrenado a los que
su p a d r e ( D e u t 21,18-21). U n o s jóvenes guerreros q u e a c o m p a ñ a - alzaban su m a n o contra m i señor el rey». 2'' ICI rey p r e c i n t ó :
«Y el joven Absalón, ¿está bien?» Ajimas respondió: «Yo vi un
b a n a J o a b (1 Sam 14,13) lo remataron.
gran alboroto cuando Joab envió al rey tu siervo, pero 110 pude
saber lo q u e pasaba». 30 Y el rey le dijo: «Pasa y ponte nlli».
Sepultura de Absalón (18,16-18) Pasó él y se p a r ó . 3 i Llegó luego el cusita y dijo: «Recibe, ¡oh
rey, m i señor!, la nueva de que ha defendido Yahvé hoy I u causa
16
Entonces tocó Joab la trompeta, y el pueblo cesó en la per- contra todos los q u e se alzaron contra ti». 32 Y el rey preguntó
secución de Israel, p o r q u e Joab dio esta o r d e n ; 17 y cogiendo a al cusita: «Y el joven Absalón, ¿está bien?» Y el cusita respon-
Absalón, echáronle en u n gran hoyo en el bosque y lo cubrie- dió: « Q u e lo que es de ese m o z o sea de los enemigos tic mi se-
ron con u n gran m o n t ó n de piedras, e Israel huyó cada u n o a su ñ o r el rey y de todos cuantos para mal se alcen contra ti».
casa. 18 Habíase alzado Absalón en vida u n m o n u m e n t o en el
valle del rey, diciendo: «Para q u e se conserve la m e m o r i a de A Ajimas le espoleaba el p r u r i t o de ser el primero en anunciar
m i n o m b r e , pues que n o tengo hijos», y dio al m o n u m e n t o su al rey lo q u e había sucedido. Joab se lo impidió, p o r q u e no era
n o m b r e , y así se llama hoy todavía el cipo de Absalón.
concebible q u e u n h o m b r e de categoría, como era u n hijo del
Conforme a la c o s t u m b r e , el cadáver de A b s a l ó n fue arrojado s u m o sacerdote Sadoc (15,27.36; 17,17), fuera portador de funestas
a una fosa abierta en el bosque, q u e c u b r i e r o n con u n m o n t ó n de noticias; podía ir él en caso d e anunciar solamente la victoria sobre
piedras (Jos 7,26; 8,29) en señal de menosprecio y para escarmiento el ejército de Absalón; pero, en las circunstancias actuales, esta buena
de las generaciones futuras. E n el v. 18 se a ñ a d e una noticia sobre el nueva iba u n i d a estrechamente a la de la m u e r t e de Absalón. Por
m o n u m e n t o q u e A b s a l ó n había hecho levantar en el valle del rey, lo mismo, Joab escoge a u n cusita para mensajero. U n a vez éste
j u n t o al t o r r e n t e C e d r ó n , llamado yad, la m a n o de Absalón. Según en camino, porfió Ajimas u n a y otra vez hasta q u e arrancó de
Flavio Josefo (Ant. Iud. 7,10,3), era u n mausoleo de m á r m o l blanco J o a b la autorización de ir, p e n s a n d o éste que n o alcanzaría al cusita.
situado a m e n o s de m e d i o kilómetro de Jerusalén. Se discute acerca E n contra de lo previsto, Ajimas llegó antes al lugar «entre las dos
de su e m p l a z a m i e n t o concreto, pero cabe conjeturar q u e se encon- puertas», es decir, la interior y la exterior (1 Sam 4,13-14), donde
traba en el m i s m o sitio d o n d e hoy se levanta el llamado sepulcro estaba sentado David. A las preguntas que le hizo el rey sobre la
de Absalón, m o n u m e n t o de época helenística. E r a c o s t u m b r e q u e suerte d e Absalón, e n c o n t r ó Ajimas una fórmula ambigua, u n sub-
todos los judíos q u e p a s a b a n j u n t o a él le arrojasen piedras en señal terfugio para n o dar la noticia sobre su muerte, ganando tiempo
de reprobación. para q u e llegara el cusita, esclavo etíope, y se lo anunciara de ma-
nera clara.
David, enterado de la muerte de su hijo (18,19-32)
19
Ajimas, hijo de Sadoc, dijo: « D é j a m e correr al rey, p a r a Luto de David por Absalón (19,l-9a)
darle la noticia de que Yahvé le ha hecho justicia de las m a n o s
de sus enemigos». 20 J o a b le dijo: «No le llevarás hoy tú la noti- 1 T u r b ó s e entonces el rey, y, subiendo a la estancia que había
cia; ya se la llevarás otra vez, p e r o n o lo hagas hoy, pues q u e ha sobre la puerta, lloraba y decía: «¡Absalón, hijo m í o ! ¡Hijo
m u e r t o el hijo del rey». 2 1 Y Joab dijo a u n cusita: «Ve y anuncia m í o ! ¡Hijo m í o Absalón! ¡Quién m e diera que fuera yo el
al rey lo que has visto». El cusita se prosternó ante Joab y corrió. m u e r t o en vez de t i ! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!» 2 Dijeron
22
Ajimas, hijo de Sadoc, dijo, a pesar de todo, a J o a b : « O c u r r a a J o a b : «El rey llora a su hijo y se lamenta». 3 L a victoria se
lo que ocurra, déjame que corra tras el cusita». Y Joab le dijo: trocó aquel día en luto para todo el pueblo, porque todos su-
« ¿Por q u é te e m p e ñ a s en correr a él, hijo m í o ?» Este mensaje n o pieron que el rey estaba afligido por la m u e r t e de su hijo;
4
te aprovecharía». 2 3 « O c u r r a lo que ocurra, yo voy», repuso y la gente entró en la ciudad calladamente, como entra aver-
Ajimas, y Joab le respondió: «Ve». Ajimas corrió por el camino gonzado el ejército que huye de la batalla. 5 El rey, cubriendo
de la H o y a y se adelantó al cusita. 2 4 Estaba D a v i d sentado en- el rostro, gemía: «¡Absalón, hijo m í o ! ¡Hijo m í o Absalón!
tre las dos puertas. El centinela q u e estaba en la torre sobre la ¡Hijo mío!» 6 E n t r ó Joab en casa del rey y le dijo: «Hoy has
puerta alzó los ojos y m i r ó , y vio al h o m b r e q u e corría solo ha- llenado de confusión a todos tus siervos, que han salvado tu
cia la ciudad, 2 5 y gritó para advertir al rey. El rey dijo: «Si viene vida y la vida de tus hijos y tus hijas, la de tus mujeres y tus
solo, es que trae buenas noticias». E n tanto el h o m b r e siguió concubinas. 7 A m a s a los que te aborrecen y aborreces a los
acercándose hacia la ciudad, 26 y el centinela descubrió al otro que te a m a n , pues has demostrado hoy que nada te importan
que corría t a m b i é n y gritó del lado de la puerta: « O t r o q u e tus príncipes y tus siervos y que, si viviera Absalón, aunque
corre solo». El rey dijo: «Es q u e t a m b i é n trae buenas noticias». todos nosotros h u b i é r a m o s m u e r t o , estarías contento. 8 Leván-
27
El centinela dijo: «Por el m o d o de correr, el p r i m e r o m e pa- tate, pues, y sal fuera y habla con el corazón a los que te siguen;
rece Ajimas, hijo de Sadoc». Y el rey dijo: «Es h o m b r e de bien, pues, de lo contrario, p o r Yahvé juro que, si no sales, ni uno
seguramente trae buenas noticias». 2 8 Ajimas, gritando, dijo quedará esta noche contigo; y te habrá de pesar de esto más
al rey: «¡Victoria!» Prosternóse luego ante el rey, rostro en tie- que de cuantos males han venido sobre ti desde tu mocedad
366 2 Samuel 19 2 Samuel 19 367
9a
hasta ahora». Levantóse el rey, se sentó a la puerta, y todo el ¿no le debía también la nación grandes favores ? Los de Judá, más
pueblo se enteró de que el rey estaba sentado a la puerta, y fanáticos por la causa de Absalón, fueron más recalcitrantes. Se
todos vinieron ante el rey a la puerta.
mantenían al margen, como queriendo desentenderse del rey y de
A las palabras del cusita turbóse David, que fue a ocultar su la monarquía. Ante tamaña actitud, tomó el rey la delantera po-
debilidad en la estancia superior de la fortaleza (Jue 3,20-25; 1 Re 17, niendo en juego la autoridad de los dos sumos pontífices, Sadoc y
18-23). Un día y otro lloró David al hijo que le buscaba para ma- Abiatar. A través de ellos dio a conocer sus disposiciones para con
tarle. Todo el mundo se enteró del estado de ánimo del rey, aso- Judá: nada tendrían que temer de un rey que estaba ligado con ellos
ciándose al dolor de un padre por la pérdida del hijo. Cancelóse con los vínculos del parentesco. Además, para convencerles de su
el programa de festejos, marchándose cada uno a su casa, apesarados buena disposición, promete nombrar a Amasa, que fue jefe del ejér-
y contrariados a la vez. ¿Es que habían cometido un crimen ven- cito rebelde (17,24-25), generalísimo del ejército de la nación a per-
ciendo a los insurrectos y matando a su cabecilla? ¿Quiénes son petuidad. De esta manera, al mismo tiempo que se atraía a los ad-
los amigos del rey, su hijo o los guerreros que le han salvado la versarios, se deshacía de Joab, general altivo y brutal, que, de hecho,
vida y el trono? Como le hizo saber Joab, ¿no daba David la im- se arrogaba un poder superior al del rey. Las proposiciones del mo-
presión de que amaba a los que le aborrecían y aborrecía a los que narca fueron acogidas con simpatía por Judá. De ahí que, al ponerse
le amaban? La actitud extraña del rey podía acarrearle la defección la comitiva en marcha hacia Jerusalén, salieron los de Judá a recibir
de los que le habían permanecido fieles. Joab, amparándose en los al rey al límite de su territorio, en Gálgala (1 Sam 10,8; ii,i4ss),
lazos de la sangre que le unían a David y abusando también de su junto a Jericó, para asistirle en el paso del Jordán y escoltarle hasta
alto cargo, invitó al rey a que cambiara de proceder; que hablara Jerusalén.
al pueblo «con el corazón» (Gen 34,3; 50,21; Rut 2,13).
Los enemigos, al encuentro de David (19,17-24)
Tentativas para regresar a Jerusalén (19,9b-16) 17
9b
Semeí, hijo de Güera, hijo de Benjamín, que era de Ba-
Los de Israel habían huido cada uno a su casa. 10 Todo el jurim, apresuróse a venir con los hombres de Judá a recibir al
pueblo, en todas las tribus de Israel, se acusaba diciendo: «El rey David, 18 trayendo consigo mil hombres. Asimismo Siba,
rey nos ha librado de la mano de nuestros enemigos; nos ha siervo de la casa de Saúl, con sus quince hijos 19
y sus veinte sier-
salvado del poder de los filisteos y ahora ha tenido que huir de vos, que pasaron el Jordán antes que el rey. Se dispusieron
la tierra por miedo a Absalón; H y Absalón, a quien habíamos a hacer pasar la familia del rey y a hacer lo que bien le parecie-
ungido nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué, pues, no ra. Semeí, hijo de Güera, se echó a los pies 20del rey en el mo-
tratáis de hacer volver al rey? 12 El rey David mandó quien mento en que el rey iba a pasar el Jordán, y le dijo: «Que
dijera a Sadoc y a Abiatar, sacerdotes: «Hablad a los ancianos mi señor no me impute la iniquidad y olvide las ofensas de su
de Judá y decidles: ¿Vais a ser vosotros los últimos en volver siervo el día en que mi señor salió de Jerusalén. ¡Oh rey!, no
al rey a su casa?» Pues lo13 que por todo Israel se decía había atiendas a ellas, 21 pues tu siervo reconoce que ha pecado, y
llegado a la casa del rey. «Vosotros sois mis hermanos, sois hoy vengo el primero de toda la casa de José delante del rey mi
hueso mío y carne mía. ¿Por qué, pues, habréis de ser los señor». 22 Abisaí, hijo de Sarvia, tomó la palabra y dijo: «Pero
últimos en volver al rey a su casa? 14 Decid asimismo a Amasa: ¿no va a morir Semeí por haber maldecido al ungido de Yah-
¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Esto me haga vé?» 23 Mas David respondió: «¿Qué tenéis que ver conmigo,
Dios y esto me añada si no te hago jefe de mi ejército para siem- hijos de Sarvia? ¿Por qué habéis de oponeros hoy a mí? ¿Hoy
pre en lugar de Joab». 15 Inclinóse el corazón de todos los de va a morir nadie en Israel? ¿No soy yo hoy rey de Israel?»
24
Judá, para que como un solo hombre mandasen a decir al rey: Y dijo a Semeí: «No morirás»; y se lo juró el rey.
«Vuelve con todos tus servidores». 16 Volvióse, pues, el rey, y,
llegado al Jordán, vino Judá a Gálgala a recibir al rey y acom- Al llegar David junto al Jordán, encontróse con los enemigos que
pañarle en el paso del Jordán.
antes le ultrajaran. Semeí (16,5-13) vino acompañado de unos hom-
La victoria de David había desconcertado y humillado a los que bres, benjaminitas todos ellos, para dar a entender a David que
antes apoyaban la causa de su rival. Los días transcurrían sin que se eran muchos los que compartían idénticos sentimientos hacia él,
levantaran voces exigiendo la vuelta de David a su trono. Los que o para dar la sensación de fuerza, ganándose de esta manera la vo-
le habían ahuyentado de él no se sentían con valor suficiente para luntad del rey o atemorizándole. También Siba, con sus hijos y sier-
borrar de golpe su pasado con la reposición del rey en su palacio. vos, se adelantó a dar la bienvenida al rey, a fin de que, en premio
Los primeros en. reaccionar fueron las tribus del norte, las cuales, de sus servicios, olvidara la calumnia levantada contra su amo Me-
poco partidarias de David y débilmente comprometidas en la causa fibaal (v.25-31). Con la expresión «casa de José» (v.21) se incluye la
de Absalón, veían con más serenidad la situación política de la na- tribu de Benjamín; José y Benjamín eran hermanos, hijos de Jacob
ción. Además, aunque el reinado de David tuvo sus puntos flacos, y de Raquel. De ahí que a veces se mencionan las tres tribus bajo
368 2 Samuel 19 2 Samuel 19 369
3S
la m i s m a d e n o m i n a c i ó n ( N ú m 2,18-24; 10,22). L a p e n a merecida ha de conceder esta recompensa? l'ermile, te lo ruego, que
p o r h a b e r injuriado al rey la expiará Semeí en t i e m p o s d e Salomón t u siervo se vuelva, y m u e r a yo en m i ciudad, cerca del sepulcro
39
(1 R e 2,8-9.36-44). de m i p a d r e y de m i m a d r e . P e r o ahí licnes a tu siervo Qui-
m a m ; que vaya él con el rey m i señor, y haz por él lo que quie-
ras». El rey le dijo: « Q u e venga conmigo Q u i m a m , y yo haré
Mefibaal (19,25-31) p o r él cuanto tú quieras, y todo cuanto tú m e pidas, yo te lo
concederé». 40 C u a n d o todo el pueblo h u b o pasado el Jordán,
25 T a m b i é n bajó a recibir al rey Mefibaal, hijo de Saúl; n o lo pasó t a m b i é n el rey, y el rey abrazó a Barzilai y le bendijo,
se había hecho el aseo de sus pies, de sus m a n o s y de su bigote, y Barzilai se volvió a su casa.
ni se había lavado sus vestidos desde el día en que el rey salió
de Jerusalén hasta el día en que volvió en paz. 26 Vino de Jeru- Q u e r í a el rey pagar a Barzilai sus inestimables servicios (17,
salén a recibir al rey, y éste le dijo: «Mefibaal, ¿por q u é n o vi- 27-29) llevándoselo a palacio y cuidando de él hasta su muerte.
niste conmigo?» 2 7 Y él respondió: «Mi señor y rey, m i siervo Confiesa Barzilai q u e a su edad es como u n niño, q u e no sabe dis-
m e engañó, p o r q u e tu servidor le había dicho: Aparéjame la p o - tinguir entre lo b u e n o y lo malo, n o tiene ya gusto para saborear
llina y m o n t a r é en ella para ir con el rey—pues que tu siervo está
las comidas regias ni h u m o r para escuchar a los cantores y cantoras
cojo—, 2 8 y él ha calumniado a tu siervo ante m i señor el rey;
p e r o m i señor el rey, q u e es c o m o u n ángel de Dios, hará lo q u e de palacio (2 C r ó n 35,25; Ecl 2,8; Is 5,11-12; A m 6,4-6). E n su
bien le parezca; 29 pues todos los de la casa de m i p a d r e n o po- lugar irá su hijo Q u i m a m (1 Re 2,7).
dían esperar de m i señor el rey otra cosa q u e la m u e r t e , y, sin
e m b a r g o , t ú has puesto a tu siervo entre los que c o m e n a tu
mesa. ¿ Q u é derecho tengo yo a pedir nada al rey?» 30 El rey Altercado entre Israel y Judá (19,41-44)
dijo: «¿Para q u é tantas palabras? Ya lo he dicho: T ú y Siba os 41
Dirigióse luego el rey a Gálgala, a c o m p a ñ a d o de Q u i m a m
repartiréis las tierras». 31 Y Mefibal al dijo al rey: « Q u e las coja y de todo el pueblo de Judá y la m i t a d de Israel, que escoltaban
todas, ya q u e m i señor el rey ha vuelto a entrar en paz en su al rey. 4 2 P e r o he aquí que todos los h o m b r e s de Israel se llega-
casa». r o n al rey y le dijeron: «¿Por qué nuestros hermanos los hom-
bres de J u d á te han secuestrado y h a n pasado por el Jordán al
Mefibaal, hijo de J o n a t á n (9,3), hijo d e Saúl, quiso t a m b i é n rey y su casa? ¿No son pueblo de D a v i d todas sus gentes?»
43
salir al e n c u e n t r o d e D a v i d . A l p r e g u n t a r l e el rey p o r q u é n o le Los h o m b r e s de Judá respondieron a los de Israel: «Es que
había a c o m p a ñ a d o , explicó lo sucedido, q u e d a n d o al descubierto la el rey nos toca a nosotros m á s de cerca; ¿por qué os ha de eno-
vil conducta de Siba, q u e , p o r su calumnia, había obtenido del jar eso? ¿ H e m o s vivido nosotros a costa del rey? ¿Hemos re-
rey la p r o p i e d a d d e todos los bienes d e su a m o (16,3). Mefibaal cibido algo de él?» 44 Los h o m b r e s de Israel respondieron a los
asegura a D a v i d q u e dice toda la verdad, p o r q u e sería imposible de J u d á : «Nosotros tenemos en el rey diez partes, y aún nos
mentir a «un ángel de Dios» (14,17.20). Se p o n e incondicionalmente pertenece David más que a vosotros. ¿Por qué nos habéis he-
cho esta ofensa? ¿No hemos sido nosotros los primeros en pro-
en m a n o s de su d u e ñ o y señor, q u e reacciona d e manera inespe- p o n e r el restablecimiento del rey?» Y la contestación de los de
rada, d i c t a n d o u n a sentencia injusta contra Mefibaal, r e p a r t i e n d o J u d á fue todavía m á s fuerte que la de los de Israel.
sus tierras con Siba. Parece q u e D a v i d n o sabe a q u é atenerse en
estos m o m e n t o s , e ignora de p a r t e de q u i é n está la verdad. Sin A u n q u e D a v i d ciñera la corona d e J u d á y de Israel, no había,
embargo, n o vaciló ante las palabras de Siba (16,3) y se niega ahora sin embargo, desaparecido el antagonismo entre ambos reinos, que
a dar crédito a las de u n p o b r e tullido. se manifestaba en la más insignificante circunstancia. E n nuestro
texto vemos cómo los de Israel reclaman sus derechos por haber
sido ellos los primeros en apoyar la vuelta del rey a Jerusalén.
Nobleza de Barzilai (19,32-40) Si es así, ¿por q u é ahora los de J u d á h a n acaparado al rey, secues-
32 trándolo? ¿Es q u e hay preferencias p o r u n reino en la monarquía
Barzilai el galadita bajó de Roguelim para a c o m p a ñ a r al
rey en el paso del río. 33 Barzilai era m u y viejo, tenía ya ochenta d e D a v i d ? L o s de J u d á aducían el a r g u m e n t o de ser el rey origi-
años y había proporcionado alimentos al rey d u r a n t e su estan- nario d e su tribu, a lo que replicaban los de Israel q u e el rey les
cia en Majanaím, pues era h o m b r e m u y rico. 3 4 El rey le dijo: pertenecía m á s a ellos por ser más n u m e r o s o s , es decir, p o r ser diez
«Vente conmigo y yo te m a n t e n d r é d u r a n t e tu vejez en Jeru- t r i b u s (literalmente: diez manos: G e n 47,24; 2 R e 11,7) contra dos
salén». 3 5 P e r o Barzilai respondió al rey: «¿Cuántos años voy (1 R e 12,21), y por ser R u b é n el primogénito de Jacob. El antago-
a vivir yo, p a r a ir con el rey a Jerusalén? 36 T e n g o ya ochenta n i s m o e n t r e los del sur y los del norte concluirá con la escisión com-
años. ¿Puedo ya distinguir entre lo b u e n o y lo malo? ¿Puede pleta poco después de la muerte de Salomón.
tu siervo saborear lo que c o m e y lo q u e bebe? ¿Puedo ya oír
la voz de cantores y cantoras? ¿Y p o r q u é tu siervo tiene que
ser u n a carga para m i señor el rey? 37 T u siervo a c o m p a ñ a r á
hasta u n poco m á s allá del J o r d á n al rey. ¿Y p o r q u é el rey m e
370 2 Samuel 20
2 Samuel 20 371
El altercado de que dimos cuenta al fin del capítulo anterior Percatóse David de la grave situación creada por el altercado de
amenazó seriamente la unidad nacional. Bastó que alguien levanta- Gálgala y mandó a Amasa (17,25; 19,14) que en el espacio de tres
ra la bandera de la rebelión para que las diez tribus del Norte, sin- días movilizara a Judá para impedir que Israel se independizara to-
tiéndose como arrinconadas y desplazadas, se desgajaran de la coro- talmente. Ante la tardanza de Amasa y preocupado David de que
na de David y se rigieran por un poder autónomo. La partícula Seba «oscureciese sus ojos» (los LXX), o, lo que es lo mismo, que le
sham, allí, del v.i, indica que entre los participantes en el altercado creara un grave conflicto, encargó a Abisaí, de los hijos de Sarvia
de Gálgala (i Sam io,8; 11,14-15; 13,4-15) hallábase Seba, «hombre (2,18), hermano de Joab, que se pusiera al frente del ejército. No se
de Belial» (16,7; 1 Sam 1,16; 2,17), descendiente de Benjamín por sabe por qué fue tan lento Amasa en sus funciones; acaso no encon-
parte de su segundo hijo, llamado Bajor (Gen 46,21). El grito de tró en el pueblo ambiente propicio para emprender una nueva gue-
independencia es idéntico al que más tarde sellará la separación de- rra, o porque continuaba bajo el rescoldo el odio hacia David,
finitiva (1 Re 12,16). La expresión «¡Israel, a tus tiendas!» es un o porque los guerreros preferían el caudillaje de Joab. Por otra par-
recuerdo de la vida seminómada de los patriarcas (2 Sam 18,17; te, David mantuvo su palabra de relegar a Joab a un segundo plano,
19,9; 1 Re 12,16), que vivían en tiendas. El toque de trompeta reemplazándolo por Amasa (19,14). Las tropas escogidas de los ce-
(16,22) reunió en torno a Seba a los amotinados, que por la cuenca reteos y feleteos (8,18), los gibborim (23,8-38) y la masa del ejército
del Jordán arriba o por algún voaái se marcharon hacia el macizo capitaneada por Abisaí emprendieron el camino hacia el norte para
central de Palestina, proclamando por dondequiera que nada tenían reducir a Israel. Al llegar a Gabaón (2,12) les alcanzó Amasa,
que ver con un rey que los de Judá habían robado (ganab, 19,42). quien, o bien llegó precipitadamente de Jerusalén para dar alcance
La comitiva real se puso en marcha hacia Jerusalén escoltada por al ejército que había salido a las órdenes de Abisaí, o porque reclu-
los de Judá, que, por reacción por el alejamiento de los de Israel, se taba tropas por aquellos parajes.
adhirieron fuertemente a David. No fue triunfal la entrada en Je-
rusalén; había huido David bajo el signo de la división y entraba de Desde el día en que Joab tuvo que ceder su puesto al general de
nuevo con un reino resquebrajado. las fuerzas enemigas (19,14) conservó en su corazón un odio impla-
cable contra Amasa, alimentando el propósito de eliminarlo a la pri-
mera ocasión propicia. ¿Quién tenía más derecho a ostentar el pues-
Muerte de Amasa (20,4-13) to de generalísimo del ejército el fidelísimo Joab o el versátil Ama-
sa? El encuentro de ambos rivales fue, al parecer, cordial. Joab alar-
4 El rey dijo a Amasa: «Convócame para dentro de tres días gó su mano derecha para tocar la barba de Amasa, haciendo el ade-
a los hombres de Judá, y hállate tú también aquí presente». mán de besarle, ocasión que aprovechó para hundirle la espada en
5 Fue, pues, Amasa a reunir a Judá, pero se detuvo más del el vientre, con la salida de las entrañas. El texto del v.8 es interpre-
tiempo señalado; 6 y David dijo a Abisaí: «Seba, hijo de Bicri,
va a hacernos ahora más mal que Absalón. Toma, pues, a los tado diversamente. Joab vestía el uniforme de campaña, ceñido al
siervos de tu señor y ve tras él, no sea que se acoja a las ciuda- cuerpo por un cinturón, del cual colgaba la espada metida en su vai-
des fuertes y se escape de nuestra vista». 7 Marcharon con Abi- na. Por casualidad, o por un movimiento voluntario e intencionado,
saí las gentes de Joab, los cereteos y feleteos y todos los valien- salióse la espada de la vaina y cayó al suelo en el momento en que
tes, y, saliendo de Jerusalén, fueron tras Seba, hijo de Bicri. ambos generales iban a darse el ósculo de la amistad, circunstancia
8 Cuando llegaron a la gran piedra que hay en Gabaón, les sa- que aprovechó Joab para agacharse, empuñar la espada y hundirla
lió al encuentro Amasa. Iba Joab vestido de una túnica, y sobre en el vientre de Amasa (2,23; 3,27). El golpe fue tan certero, que no
ella llevaba ceñida a sus lomos una espada en su vaina, y, según
avanzó, se cayó de ella la espada. 9 Joab dijo a Amasa: «¿Estás hubo necesidad de repetirlo (1 Sam 26,8).
Joab y Abisaí prosiguieron la marcha, mientras Amasa agoni-
372 2 Samuel 20 373
2 Samuel 21
zaba. U n guerrero de J o a b q u e d ó j u n t o al cadáver con el encargo de
nulo; por lo q u e los ciudadanos se comprometieron .1 entregar a Joab
decir a todos q u e los jefes eran Joab y Abisal, en cuyo ejército d e -
la cabeza de Seba con tal de q u e n o destruyera la ciudad y Re alejara.
bían enrolarse.
L o s de A b e l tenían fama de ser personas inteligentes, miliitas, pací-
ficas, patriotas.
Fin de la revuelta (20,14-22)
14
Pasó por todas las tribus de Israel, pero n o le hicieron caso. Funcionarios de David (20,23-25)
Llegó a Abel-Bet-Maaca, y los de Bicri que le seguían llegaron
en pos de él. 15 Vinieron los otros y asediaron a Seba en Abel- M Joab m a n d a b a todo el ejército de Israel; Banayas, hijo de
Bet-Maaca y alzaron contra la ciudad u n baluarte, que llegaba Joyada, era el jefe de los cereteos y feleteos; 2 4 Adoniram, el
a la explanada de la muralla, y todo el pueblo se esforzaba p o r inspector de los tributos; Josafat, hijo de Ajilut, cronista; 25 Sisa,
destruir el m u r o . 1S D i o entonces voces desde la ciudad u n a escriba; Sadoc y Abiatar, sacerdotes. Ira el jaijita era también
avisada mujer: «¡Oíd, oíd! O s pido que digáis a Joab que se sacerdote de David.
llegue aquí para que yo le hable». 17 Y, una vez que se acercó,
le dijo ella: «¿Eres tú Joab?» Y él respondió: «Yo soy». Ella si- A pesar de la poca simpatía q u e le profesaba David, seguía Joab
guió: «Pues oye las palabras de tu sierva». Y él respondió: o c u p a n d o el cargo de generalísimo del ejército; hasta el momento
«Oigo». , 8 Entonces volvió ella a hablar, diciendo: « E n otros n o había encontrado otro jefe militar q u e igualara a Joab en valor,
tiempos había c o s t u m b r e de decir: « Q u i e n p r e g u n t a r e pregun- diligencia y fidelidad al trono. Banayas (8,18) le seguía en dignidad,
te en Abel», y las querellas se arreglaban. 1' ¿Y tú procuras ejerciendo el cargo de jefe de los cereteos y feleteos 1 . El recaudador
destruir una ciudad que es m a d r e en Israel? ¿Por qué has de de los t r i b u t o s era A d o n i r a m (hebreo: Adorara; Vulg.: Atluram), de
destruir la heredad de Yahvé?» 2 0 J o a b respondió: «Lejos de q u e se habla en 1 R e 4,6; 5,28. Josafat sigue en el cargo de mazkir
mí, lejos de m í q u e r e r destruirla y arruinarla. 21 No es eso; es
que u n h o m b r e de la m o n t a ñ a de Efraím, Seba, hijo de Bicri, (8,16). Sadoc y Abiatar eran sumos sacerdotes, a los que se añade u n
ha alzado su m a n o contra el rey D a v i d ; entregadle a él solo, y tal Ira, jairita. Pertenecían los jairitas a u n clan de Manases estable-
yo m e alejaré de la ciudad». L a mujer dijo a J o a b : «Se te echará cido en Galaad ( N ú m 32,41; 1 R e 4,13). Según Mediebelle, Ubach,
su cabeza p o r encima de la muralla». 2 2 L a mujer volvió a la D h o r m e , el n o m b r e de Ira es gentilicio, procedente de Jeter (23,38),
ciudad y se dirigió a todo el pueblo con m u c h a sabiduría, y, en el lugar de la actual Attir, al sur de J u d á (Jos 15,48), al este de
cortando la cabeza de Seba, hijo de Bicri, se la echaron a Joab. Bersabé y a siete kilómetros al sudeste de ed-Dahariyeh. En opinión
Joab hizo sonar la t r o m p e t a , y los asediantes y las gentes se re- d e Smith, d e b e leerse: Ira el jairita, hijo de David, en vez de sacer-
tiraron de la ciudad, cada u n o a su casa. Joab volvió a Jerusa-
lén, al rey. dote de David. Este oficio debe entenderse o bien en el sentido de
q u e eran sustitutos de David en las funciones sacerdotales que com-
E n mal estado de conservación se presenta el v. 14 en el texto petían al rey (6,13-20), o como confidente del rey y maestro del ce-
masorético, p e r o p u e d e reconstruirse satisfactoriamente con ayuda remonial (VACCARI).
de las versiones. Seba había lanzado el grito de insurrección, inten-
t a n d o levantar al p u e b l o en armas. Pero el p u e b l o n o respondió a su APÉNDICES (c.21-24)
llamamiento, d a n d o a e n t e n d e r q u e n o era la actitud del rey lo q u e
les molestaba, sino la política de favoritismo de los d e J u d á . E n su C o m o colofón del libro, el autor, o u n redactor posterior inspi-
campaña de p r o p a g a n d a llegó Seba hasta A b e l - B e t - M a a c a , al extre- rado, reunió en los cuatro capítulos últimos seis fragmentos, de los
mo septentrional del país (Tell-Abil); pero sus palabras n o encon- cuales dos tienen aspecto de relato (21,1-14; 24,1-7); otros dos se
traron eco. L a ciudad existía en la época del bronce, mencionándose h a n conservado en forma poética (22,1-51; 23,1-7), y, finalmente,
en los anales d e Teglatfalasar y de T u t m o s i s III. Era t a m b i é n dos en estilo anecdótico (21,15-22; 23,9-39). Estos fragmentos in-
conocida con el n o m b r e d e A b e l m a i m (2 C r ó n 16,4). F u e devas- t e r r u m p e n el hilo de la historia del capítulo anterior con el primero
tada por A d a d I (1 R e 15,20; 2 C r ó n 16,4) y llevados sus habitantes del libro de los Reyes. L a estructura de estos apéndices ee artificial.
cautivos a Asiría en t i e m p o s d e Teglatfalasar III (2 R e 15,29). Al c.21, sobre el sacrificio de G a b a ó n , corresponde el 24, que habla
Seba, al q u e se unieron los bicritas o bocritas ( G e n 46,21), entró del sacrificio en la era de O r n a . A m b o s son de inspiración deute-
en la ciudad y se atrincheró en ella t a n p r o n t o como t u v o noticia ronómica L Se desconoce la razón por la cual han sido agrupados
de que Joab se dirigía allí. al final del libro. Arrancados de su marco histórico, no es fácil de-
Sin hallar resistencia, el ejército de J o a b atravesó toda Pales- 1
tina, presentándose ante las murallas de A b e l - B e t - M a a c a , dispuesto Eran éstos de la misma raza que los filisteos. Se enrolaron como mercenarios en el
ejército de David. Los cereteos dieron su nombre al Negueb del sudoeste de Palestina. Otros
a capturarla. Al e n c o n t r a r las p u e r t a s cerradas, e m p e z a r o n los t r a b a - autores ven en ellos una nación o tribu que, al igual que muchos otros pueblos, se establecie-
jos de cerco, m o n t a n d o m á q u i n a s de asalto. Las dificultades en el ron en el siglo xir a. C. en la costa mediterránea, entrando después a formar parte de la guardia
internacional de David. L. M. MUNTINGH, The Cheretites and Pelethites. A Historkal and
interior de la ciudad d e b í a n ser m u c h a s , y el entusiasmo p o r Seba, Sociological Discussion: «Studies on the Books of Samuel» (Pretoria 1960} 43-53.
1
H. GAZELLES, La titulature du rai David: «Mélanges Robert» (París, s. a.) 132.
374 2 Samuel 21 2 Samuel 21 375
terminar a qué época de la vida de David corresponden. Aunque no píamente una revelación sobrenatural. Ya el recouorimicnto de la
sean obra del mismo autor del libro y tengan el carácter de «suple- culpa puede interpretarse en el modo de hablar del libro como una
mento», tienen, sin embargo, a Dios por autor. respuesta de Yahvé (1 Sam 24,5.11; 2 Sam 16,10; 17,14). !'•! oráculo
sanciona el derecho semítico según el cual el derramamiento de san-
Un pecado de Saúl, causa del hambre (21,1-14) gre que no se expiaba manchaba el suelo de la heredad de Yahvé,
provocando su cólera contra todo el pueblo (Núm 35,33-34; Deut
l Hubo en tiempo de David un hambre que duró tres años 21,7-9). El crimen lo había cometido Saúl, no se sabe cuándo, al
continuos; y David consultó a Yahvé, que le respondió: «Es matar a los gabaonitas, oponiéndose con ello al juramento de Josué
por la casa de Saúl y por la sangre que hay sobre ella, por haber (Jos 9,3ss), que, sorprendido por una artimaña que le prepararon, les
hecho perecer a los gabaonitas». 2 Él rey llamó a los gabaonitas perdonó la vida, pero obligándolos a trabajar al servicio de Israel.
y les dijo: «Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel; eran
un resto de los amorreos, con el cual estaban los hijos de Israel Cree Calmet que el texto se refiere a la matan/a de sacerdotes de
ligados con juramento; y, sin embargo, Saúl había procurado Nob (1 Sam 22,18-19). David quiere reparar la falta cometida, y les
extinguirlos, por celo de los hijos de Israel y de Judá». 3 Dijo, sugiere qué quieren que haga por ellos. Responden que no les inte-
pues, David a los gabaonitas: «¿Qué queréis que os haga para resa el oro ni plata ni quieren que haya gran matanza en Israel. Lo
expiaros y que bendigáis a la heredad de Yahvé?» 4 Los gabao- que ellos exigen es el cumplimiento de la ley de sangre, derramán-
nitas le dijeron: «Nuestra querella con Saúl y su casa no es cues-
tión de plata y oro, ni pretendemos que muera nadie en Israel». dose la del culpable, o, en su defecto, la de sus hijos y parientes. Los
Y él preguntó: «Decid, pues, lo que queréis, para que yo lo gabaonitas se dan por satisfechos con la muerte de siete (Gen 4,15)
haga» s Ellos respondieron al rey: «Aquel hombre nos destru- de los hijos de Saúl, que sacrificarán, en concepto de venganza de
yó y quería exterminarnos, haciéndonos desaparecer de toda sangre, en un lugar público, a la faz de Yahvé, es decir, a la luz del
la tierra de Israel; 6 que se nos entreguen siete de sus hijos para sol (Núm 25,4), sobre el monte conocido hoy con el nombre de
que nosotros los colguemos ante Yahvé en Gabaón, en el mon- Neby Samuil, a unos dos kilómetros al sur de Gabaón. Había allí un
te ante Yahvé». El dijo: «Os los entregaré». 7 No entregó el rey
a Mefibaal, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento de santuario de Yahvé muy célebre en tiempos de Salomón (1 Re 3,4ss).
Yahvé que habían hecho entre sí David y Jonatán, hijo de Saúl. Los designados para ser muertos fueron los dos hijos de Risfa
8
Y tomó el rey a los dos hijos que Risfa, hija de Aya, había (3,7), concubina de Saúl y amante de Abner, Armoni y Mefibaal, y
dado a Saúl, Armoni y Mefibaal, y a los cinco hijos que Merab, los cinco de Merab (hebreo: Micol, que no tuvo hijos, 6,23), hija
hija de Saúl, había dado a Adriel, hijo de Barzilai, de Abel-Me- mayor de Saúl (1 Sam 18,19). Los siete fueron colgados, quizá des-
jola, ' y se los entregó a los gabaonitas, que los colgaron en el
monte ante Yahvé. Todos siete murieron juntos en los prime- pués de haber sido muertos (Deut 21,22-23). El hecho se produjo
ros días de la cosecha, al comienzo de la siega de las cebadas. a primeros de mayo, época en que se siegan las cebadas en la región
1° Risfa, hija de Aya, tomando un saco, se lo tendió sobre la tie- central de Palestina. Risfa, cubierta con un saco, en señal de duelo
rra, y estuvo desde el comienzo de la cosecha de las cebadas (3,21; 12,16), permaneció junto a los cadáveres desde el día en que
hasta que sobre ellos cayeron del cielo las aguas de la lluvia, los siete fueron empalados hasta que cayeron del cielo las aguas de
espantando durante el día a las aves del cielo y durante la noche la lluvia, ahuyentando de los cadáveres las aves de rapiña y las bes-
a las bestias del campo. n Dieron noticia a David12 de lo que
había hecho Risfa, hija de Aya, concubina de Saúl; y fue Da- tias del campo. La Ley (Deut 21,22-23; Jos 10,26-27) mandaba que
vid a recoger los huesos de Saúl y los de Jonatán, su hijo, a la los cadáveres de los ajusticiados fueran enterrados antes de la
ciudad de Jabes, en Galaad, cuyos habitantes los habían cogido noche. A tenor del texto, Risfa permaneció allí hasta las épocas
de los muros de Betsán, donde los habían colgado los filisteos de las primeras lluvias, que suelen caer en noviembre o primeros
después de derrotar a Saúl en Gelboé. I3 Llevó de allí los hue- de diciembre. Con la lluvia se tiene un indicio de que el castigo de
sos de Saúl y los de Jonatán, su hijo, y recogió también los de Dios ha cesado; que el pecado ha sido expiado. En consecuencia,
los que habían sido colgados; 14 y fueron enterrados los huesos
de Saúl y de su hijo Jonatán y los de los que habían sido colga- manda David que sean retirados los cadáveres.
dos, en tierra de Benjamín, en Sela, en el sepulcro de Quis, En reparación del castigo infligido a los descendientes de Saúl
padre de Saúl, cumpliéndose las órdenes del rey. Después de decide David dar a toda la familia una digna sepultura en el mauso-
esto se apiadó Yahvé de la tierra. leo familiar de Sela. Vimos en 1 Sam 31,11-13 que los habitantes de
Jabes Galaad, en acto de agradecimiento, robaron de Betsán los ca-
El autor coloca este episodio en un tiempo indeterminado de la dáveres de Saúl y de Jonatán y los enterraron en su tierra (1 Sam 31,
historia de David. Por las palabras de 9,1 cabe suponer que aconte- n - 1 3 ) . Sela (Jos 18,28) se halla en tierra de Benjamín, en el lugar
ció antes de lo dicho en el c.o. A consecuencia de una sequía perti- llamado hoy Jirbet Salah, a unos dos kilómetros al norte de Jeru-
naz prodújose un hambre de tres años (1 Re I7,iss), que el pueblo salén 2 .
atribuyó a un castigo de Dios. Este presentimiento confirmólo una 2
J. PRADO, El exterminio de la familia de Saúl (1 Sam 21,1-14): «Sefarad», 14 (1954)
respuesta de Yahvé. La respuesta de Yahvé, dice Rehm, no es pro- 43-57; H. CAZELLES, David's Monarchy and the Cibconite Claim, 2 Sam XXI, 1-14: PEQ.
(1955) 165-175; A. S. KAPELRUD, Kó'nig David und die Sóhne des Sauls: ZAW 66-68 (1955-
1956) 198-205; King David and The Sons of Saúl: «Numen» (supl.) 4 (1959) 294-301.
376 2 Samuel 22 377
2 Samuel 22
chos la niegan, aduciendo argumentos lingüísticos, estilísticos y doc-
Cuatro anécdotas (21,15-22) trinales. A d m i t e Gastellino la posibilidad de q u e la forma actual ma-
15 sorética haya sufrido retoques litúrgicos y devocionalcs, llevados a
H u b o todavía guerra entre los filisteos e Israel, y bajó D a v i d
con los suyos y a c a m p a r o n e n G o b , y lucharon con los filisteos. cabo c u a n d o el salmo pasó d e uso privado a la condición d e oración
Entonces se presentó D o d ó , í6 hijo de Joás, u n o d e los hijos d e comunitaria y pública. Según Podéchard, se tiene la impresión de
Rafa, q u e tenía u n a lanza q u e pesaba trescientos siclos d e b r o n - q u e el salmo fue incorporado e n este lugar e n época tardía, di' don-
ce y ceñía u n a espada nueva, y trató de herir a D a v i d . 17 Abisaí, de concluye que es de época reciente. Los q u e n o reconocen a I )avid
hijo d e Sarvia, vino e n socorro d e D a v i d , hirió al filisteo y le c o m o s u a u t o r ( K I T T E L , G U N K E L , W U T Z , D E V A U X , PODÉCUAKII, etc.)
m a t ó . Entonces las gentes d e D a v i d le conjuraron, diciendo: lo d a t a n de los t i e m p o s de Josías, Ezequías, Alejandro Janeo ( D I I U M ) ,
«No salgas ya m á s con nosotros al combate, para que n o extin-
gas la l á m p a r a d e Israel. 1 8 H u b o después d e esto e n G o b u n a J u a n H i r c a n o (SPORER). U n a forma abreviada del salmo se halla e n
batalla con los filisteos, y entonces Sobocai, jusatita, m a t ó a Safi, Sal 144,1-8 1.
u n o de los hijos d e Rafa. 19 H u b o otra segunda batalla e n G o b El salmo se divide e n dos grandes partes: 1) v.2-31; 2) 32 51. Se
con los filisteos, y Elijanán, hijo de Jari, betlerrúta, m a t ó a G o - caracteriza por su alto valor poético, abundancia de metáforas y d e
liat, d e Gat, que tenía u n a lanza cuya asta era c o m o u n enjullo imágenes.
de tejedor. 20 H u b o t a m b i é n u n a batalla e n Gat, e n q u e se
halló u n h o m b r e d e gran talla, que tenía seis dedos e n cada
m a n o y e n cada pie, veinticuatro e n todo, descendiente t a m - Peligros de que escapó el salmista (22,1-31)
bién d e Rafa. 21 Insultó a Israel, y Jonatán, hijo d e Sima, her-
m a n o d e David, le m a t ó . 2 2 Estos cuatro h o m b r e s eran d e los 1
D a v i d dirigió a Yahvé las palabras d e este cántico cuando
hijos d e Rafa, d e Gat, y todos perecieron e n m a n o s d e D a v i d le h u b o librado Yahvé de la m a n o d e todos sus enemigos y de
y d e sus servidores. la m a n o d e Saúl. 2 Dijo:
«Yahvé es m i roca, m i fortaleza, m i refugio,
L o s protagonistas d e los hechos q u e se n a r r a n eran d e la raza d e 3
m i Dios, la roca e n que m e a m p a r o ;
los gigantes. Q u i z á c o r r e s p o n d e n a las campañas c o n t r a los filisteos m i escudo, el c u e r n o de m i salvación, m i inaccesible asilo,
de q u e se habla e n 5,17-25. Véase el lugar paralelo en 1 G r ó n 20,4-8, m i salvador de la violencia.
4
con sensibles diferencias e n los n o m b r e s propios, d e b i d o a q u e se Yo invoqué, alabándole, a Yahvé
adulteraron e n la tradición oral popular. E n lugar d e G o b , sitio d e s - y q u e d é a salvo d e mis enemigos.
5
conocido, 1 C r ó n 20,4 habla d e Guezer. E n vez d e D o d ó , el texto ya m e r o d e a b a n con estrépito las olas de la muerte,
ya m e aterrorizaban los torrentes del averno,
masorético dice: «Y David se cansó». Rafa es el e p ó n i m o d e la raza 6
ya m e aprisionaban las ataduras del sepulcro,
de los gigantes Refaím ( G e n 14,5; 15,20; D e u t 2,11.20, etc.). Su ya m e habían cogido los lazos de la m u e r t e ,
lanza pesaba algo más d e cuatro kilogramos (18,11). E n v.17 dícese 7
y e n m i angustia invocaba a Yahvé,
que le prohibieron a D a v i d t o m a r parte e n adelante e n los combates imploraba el auxilio de m i Dios.
para evitar q u e se apagase la lámpara d e Israel, o sea q u e se extin- El oyó m i voz desde su templo,
guiera su dinastía (14,7; 1 R e 11,36; 15,4; 2 R e 8,19). L a lámpara es m i clamor llegó a sus oídos.
8
símbolo del hogar, familia, raza. E n las tiendas d e los beduinos a r d e Conmovióse y tembló la tierra,
u n a lámpara toda la n o c h e para indicar a los extraños q u e es u n vacilaron los fundamentos de los montes
lugar habitado; es símbolo de la vida ( U B A C H ) . El v.19 da u n a n u e v a y se estremecieron, p o r q u e se airó contra ellos.
9
versión de la m u e r t e de Goliat (1 Sam i7,4ss), a u n q u e en 1 C r ó n 20,5 Subía d e sus narices el h u m o de su ira,
se lee: «El h e r m a n o d e Goliat». T o d a s estas noticias h a n llegado a y d e su boca fuego abrasador,
carbones encendidos por él.
nosotros por obra d e u n autor inspirado, q u e las recogió d e la t r a d i - 10
Y abajó los cielos y descendió,
ción oral popular, transcribiéndolas tal c o m o s e las refirieron. negra obscuridad tenía bajo sus pies.
11
Subió sobre los querubines y voló,
voló sobre las alas de los vientos.
CÁNTICO DE ACCIÓN D E GRACIAS (22,1-51) 12
Puso e n d e r r e d o r suyo tinieblas por velo.
Se cubrió con calígine acuosa y densas nubes.
Este salmo, c o n m u c h a s variantes textuales, corresponde al 18 13
Ante su resplandor se deshicieron sus nubes.
(17 Vulg.) del Salterio. A q u í y allá aparece c o m o u n cántico d e ac- E n granizo y centellas d e fuego.
ción d e gracias p o r haber librado Dios a D a v i d d e la m a n o d e todos 4
1 T r o n ó Yahvé desde los cielos,
los enemigos. M u c h o s exegetas niegan su unidad, a d m i t i e n d o inter- el Altísimo hizo resonar su voz,
polaciones, como la perícopa d e la teofanía (v.8-16). M á s enconada 1
Para un estudio más completo de todas estas cuestiones: J, ( '.ASTI'XUNO, Libro df'í Salmi:
es la lucha en t o r n o al autor y t i e m p o en q u e fue c o m p u e s t o . L a t r a - «La Sacra Bibbia», ed. Garofalo (Turín 1955) 3Ó4-3O7, donde hallará el lector abundantes r e -
dición reconoce la autenticidad y valor histórico del título; pero m u - ferencias bibliográficas; D . N . FKEEDMAN, A Royal Song 0 / Thanksgivinx 11 Samuel 22 —
Psa\m 18: J B L 72 (1953) I5"34-
378 2 Samuel 22 2 Samuel 22 379
15
lanzó sus saetas y los desbarató, Dios planea sobre las alas del viento (Sal 104,3; Os 4,19). Entre
fulminó
16
sus muchos rayos y los consternó. tanto, arrecia la tempestad. Los truenos, que son la voz de Dios
Y aparecieron arroyos de aguas, (1 Sam 7,10; Job 37,2-5; Sal 28,iss), retumban en el firmamento;
y quedaron al descubierto los fundamentos del orbe
ante la increpadora ira de Yahvé, lanza El los relámpagos, considerados como sus saetas (Hab 3,2;
al resoplido del huracán de su furor. Sal 144,6), que desbaratan a los enemigos. Una lluvia torrencial si-
17
Extendió su mano desde lo alto y me cogió, levantó de los mares, dejó al descubierto los fundamentos del orbe
me
18
sacó de la muchedumbre de las aguas, y cayó en forma diluvial sobre la tierra, acompañada del huracán,
Me arrancó de mi feroz enemigo, el resoplido del furor divino. Para que no fuera envuelto en la fu-
de
19
los que me aborrecían y eran más fuertes que yo. riosa tempestad, Dios, desde lo alto, extendió su mano y agarró
Querían asaltarme en día fatal para mí.
Pero fue Yahvé mi fortaleza, al justo, salvándole de los peligros (Is 24,18). Reconoce el salmista
20 que su salvación se debe a una gracia especialísima de Dios.
y me puso en seguro,
salvándome, porque se agradó de mí.
21
Remunerábame Yahvé conforme a mi justicia,
según la pureza de mis manos me pagaba, Acción de gracias por las victorias alcanzadas
22
pues yo había seguido los caminos de Yahvé (22,32-51)
y no me había impíamente apartado de mi Dios.
23
Tenía ante mis ojos todos sus mandatos 32
¿Qué Dios hay fuera de Yahvé?
y no rehuía sus leyes,
24 ¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?
sino que fui íntegro con él 33
El Dios fuerte que me ciñó de fortaleza
y me guardé de la iniquidad. y prosperó mis caminos,
25
Y me retribuyó Yahvé conforme a mi justicia 34
que me dio pies como de ciervo
y según la limpieza de mis manos ante sus ojos. y me puso sobre las alturas,
26
Con el piadoso muéstrase piadoso, 35
que adiestró mis manos para la lucha,
íntegro con el íntegro; y36 mis brazos para tender el arco.
27
muéstrase limpio con el limpio Me entregaste tu escudo salvador,
y28 sagaz con el astuto. tu diestra me fortalecía;
Tú salvas al humilde, 37
me hacías correr a largos pasos,
pero humillas al soberbio. sin que se cansaran mis pies.
29
Tú haces lucir mi lámpara, ¡oh Yahvé!; 38
Perseguía a mis enemigos y los alcanzaba,
mi Dios, ilumina mis tinieblas. y39 no me volvía sin haberlos desbaratado.
30
Ciertamente, fiado en ti, soy capaz de romper ejércitos; Los machacaba, sin que pudieran levantarse;
fiado
31
en mi Dios asalto murallas. caían bajo mis pies.
Es perfecto el camino de Dios, 40
Me ceñiste de fortaleza para la guerra,
la palabra de Yahvé es acrisolada. sometiste a los que se alzaban contra mi,
Es el escudo de cuantos a él se acogen. 41
obligaste a mis enemigos a darme las espaldas
y reducías al silencio a los que me odiaban.
Dios libró al salmista de todos los males; es Dios su roca (i Sam 42
Vociferaban, pero no había quien los socorriese;
2,i; Deut 32,4; Sal 31,4, etc.), el cuerno de su salvación (1 Sam 2,i). a Yahvé, pero El no los oía.
43
Estaba en trance de perecer, envuelto en el oleaje de la muerte Y los dispersaba como el polvo lo dispersa el viento,
(Sal 116,3; Jon 2,4-6), aprisionado en los torrentes de Belial (1 Sam 2 , y como al lodo de las plazas los pulverizaba.
44
12; 10,27), que simbolizan la muerte y el sheol. Más tarde Belial Me libraste de las sediciones del pueblo,
pasó a significar el príncipe de los demonios (1 Cor 6,15). En esta me pusiste por cabeza de gentes.
Pueblos que no conocía me servían.
situación llamó al Señor, que le escuchó desde el interior de su 45
Los extraños me halagaban,
templo. Supone el autor la existencia del templo de Jerusalén. Des- obedécenme con diligente oído;
cribe a continuación, mediante una grandiosa teofanía, la interven- y los extraños desfallecieron,
46
ción de Dios. La conmoción del universo presagiaba el desplaza- salen temblando de sus refugios.
47
miento de Dios al mundo. Las nubes eran el humo de la ira que ¡Viva Yahvé y bendito sea su nombre!
despedían sus narices; de su boca salían los relámpagos como fuego Ensalzado
48
sea el Dios, mi salvador.
abrasador. Llegó a la altura donde estaba el salmista y descendió El es el Dios que me otorga la venganza,
hacia él. Negra oscuridad bajo sus pies; al lomo de un querubín el que me somete los pueblos,
49
el que me libra de mis enemigos,
cabalgó y voló. Los querubines son el pedestal de Dios en el arca el que me hace superar a los que se alzan contra mi,
de la alianza (1 Sam 4,3-4); tiran de la carroza de Dios (Ez I,ISS). el que me libra del hombre violento;
380 2 Samuel 2} 2 Samuel 23 381
50
por eso le daré gracias, ¡oh Yahvé!, ante las gentes, chos autores católicos no consideran suficientes las razones que se
y cantaré yo salmos en tu honor.
51
El que da grandes victorias a su rey, invocan para dudar de su autenticidad, pero reconocen en el texto
el que hace misericordia a su ungido, David, algunos retoques posteriores.
y a su descendencia por la eternidad». El v.i es el título del salmo. Reconoce (v.2) que habla por
divina inspiración por haber venido sobre él el espíritu de Yahvé
Con la ayuda eficaz de Yahvé, Dios único, la Roca por exce-
(1 Sam 16,13). En calidad de vocero de Dios hace saber que un
lencia (Deut 32,4), que le ciñó de fuerza (Sal 18,33), t u v 0 e^ s a '"
mista el camino expedito para vencer. Veloz para acudir al combate, justo colocado en dignidad y temeroso de Dios «es como la luz de
diestro en el manejo de las armas, en el lanzamiento de las flechas. la mañana cuando se levanta el sol», que hace brillar la gota de agua
En todo momento fue Yahvé su escudo protector, el que le fortale- prendida sobre las hojas verdes. Dios es el sol; David, la hierba
cía, sin vacilar jamás. Fue al combate, de donde volvió siempre vic- cubierta con el rocío de la mañana, la tierra feraz que da su fruto
torioso; los enemigos, o bien caían bajo sus pies o volvían las es- por la acción de Dios y por la buena disposición de la criatura.
paldas, huyendo. Gritaban, vociferaban, pero no llegaba al cielo su Por ello seguirá inalterable el pacto sempiterno (7,16) sellado entre
voz. Victorioso el salmista, extiende su dominio sobre propios y Dios y él. ¡Qué distinta, en cambio, será la suerte de los impíos!
extraños (v.44-46). Los que antes le odiaban buscan ahora su amis- El poema es incompleto, habiendo desaparecido algunos versos.
tad. El v.51 tiene carácter mesiánico; pudo añadirse al texto en
tiempos más recientes. LOS HÉROES DE DAVID (23,8-39)
Ultimas palabras de David (23,1-7) Esta sección es continuación del c.21. En él se recogen unas
noticias de carácter militar sobre los héroes que ayudaron a David
1
Estas son las últimas palabras de David: a levantar y sostener erguido su trono sobre todo Israel. En el ejer-
«Oráculo de David, hijo de Isaí. cito de David cabe distinguir entre la tropa en servicio permanente,
Oráculo del hombre puesto en lo alto, de la cual formaban parte los gibborim, los cereteos y feleteos, los
del ungido del Dios de Jacob,
gatitas, mercenarios, etc. Otros elementos eran enrolados en caso
del dulce cantor de Israel. de movilización general i.
2
El espíritu de Yahvé habla por mí
y su palabra está en mis labios.
3
Ha hablado el Dios de Jacob. Los tres héroes (23,8-12)
La Roca de Israel me ha dicho: 8
Un justo dominador de los hombres, He aquí los nombres de los héroes de David: Jesbaal, jaca-
dominador en el temor de Dios, es monita, era el primero de los tres; éste desnudó su espada con-
4
como la luz de la mañana cuando se levanta el sol tra ochocientos hombres y los derrotó de un solo ímpetu. 9 Des-
en una mañana sin nubes. pués de éste, Eleazar, hijo de Dodó, ajojita; era uno de los tres
A sus rayos, después de la lluvia más valientes que estaban con David en Pas Damim, cuando
yérguese la hierba de la tierra. los
10
filisteos presentaron allí batalla, y, huyendo los de Israel,
5 se quedó él a pie firme, blandiendo su espada, hasta que se
¿No es así mi casa para con Dios?
Porque El ha hecho conmigo una eterna alianza, le cansó la mano y se le quedó pegada a ella la espada, consi-
en todo ordenada y que será cumplida. guiendo aquel día Yahvé una gran victoria, pues el pueblo se
El hará germinar toda mi salud y todo su buen deseo, tornó a donde estaba Eleazar, pero sólo tuvo que recoger los
6
mientras que los impíos serán todos como espinas del desierto, despojos. u Después de él, Sama, hijo de Ela, jaradita. Habían-
que nadie toca con sus manos. se concentrado los filisteos en Lejí, en un lugar donde había un
7 trozo de terreno sembrado de lentejas, y el pueblo iba huyendo
El que las coge se arma de un hierro o de un asta de lanza
y son luego arrojadas al fuego». ante los filisteos; 12 Sama se puso en medio del campo aquel,
lo defendió y derrotó a los filisteos, obrando Yahvé por él una
El testamento de David figura en 1 Re 2,1-9. El que aquí se le gran victoria.
atribuye tiene índole profética. Su estilo recuerda el de las senten-
cias de Agur (Prov c.30) y el de Lemuel (ibid. 31,1-9). Para De Entre el pueblo se recordaban y comentaban algunas hazañas
Vaux, las palabras que se ponen en boca de David representan la extraordinarias de héroes que habían militado en el ejército de Da-
enseñanza religiosa que se desprende de su vida: prosperidad del vid. Tres de ellos menciona el texto. El primero, jefe de los tres
justo, desgracia del malvado, según el estilo de Sal 1 y Prov 4,10-19, Que 10,18; 11,8), como leen el griego de Lagarde y Vulgata (prin-
con una introducción que imita los oráculos de Balaam (Núm 24, ceps inter tres), se llamaba Isbaal (texto de los LXX, tanto aquí
3.15). Como a Jacob (Gen c.49), a Moisés (Deut c.33) y a Josué como en 1 Crón 11,11; los masoretas transformaron su nombre en
(c.24), se atribuyen también a David unas «últimas palabras». Mu-
1
Sobre la composición del ejército de David véase OESNOYERS, llisloire II 234-252.
382 2 Samuel 24 383
2 Samuel 23
Isboset). Era natural de B e t - K a m ó n o de H a k a m ó n . Quizá esta Israel. El jefe de los treinta era Abisaí (16,9; 19,22); de él se recuer-
localidad d e b e buscarse en el actual Jirbet K a m m u n e , a cincuenta da u n a proeza. Banayas, jefe de los cereteos y feleteos (8,18; 20,23),
kilómetros al n o r t e d e Jerusalén (Géographie II 275). Su hazaña era de Cabsel, quizá el actual Jirbet Hoya, a once kilómetros al
consistió en blandir su espada contra ochocientos h o m b r e s , q u e n o r t e de Bersabé. R a m s é s II disponía de u n séquito denominado
mató en u n combate. Eleazar es el segundo héroe, hijo de D o d ó , «el batallón d e los treinta».
q u e hizo frente a los filisteos en Pas D a m i m (1 Sam 17,1). L o s p o r - A partir del v,24 se da la lista de treinta y siete gibborim, suma
m e n o r e s del combate se cuentan d e m a n e r a ligeramente distinta q u e se obtiene adicionando a la lista de v.24-38 los tres de v.8-12
en 1 G r ó n 11,12. C o n t r a los filisteos luchó t a m b i é n heroicamente y los tres de q u e se habla en los v. 18-20, contando, además, a Joab
cierto Sama, de Jarod, en el actual Jirbet Kareidan, a seis kilóme- y U r í a s del v.39. E n el lugar paralelo de 1 C r ó n 11,26-47 se dan
tros al sur d e Jerusalén. L o s filisteos habíanse c o n c e n t r a d o en c u a r e n t a y nueve n o m b r e s . E l n ú m e r o de los gibborim n o excedía
Lejí Q u e 15,9). d e treinta; pero es posible q u e el autor cite el n o m b r e de los que
r e e m p l a z a b a n a los q u e m o r í a n .
Los treinta (23,13-39)
13 1
Estos tres, los m á s valientes de los treinta, habían antes Censo del pueblo (24,1-9)
bajado al t i e m p o de la cosecha a reunirse con D a v i d en la ca-
verna de O d u l a m , mientras a c a m p a b a u n a tropa de filisteos 1 Volvió a encenderse el furor de Yahvé contra Israel, im-
en el valle de Refaím. 14 Estaba entonces D a v i d en la fortaleza pulsando a D a v i d a que hiciera el censo de Israel y de Judá.
2
y los filisteos tenían guarnición en Belén. I 5 Se le antojó a D a v i d Dijo, pues, D a v i d a Joab, jefe de su ejército: «Recorre todas
decir: « ¡ Q u i é n m e diera p o d e r beber agua de la cisterna que las tribus de Israel, desde D a n hasta Berseba, y haz el censo
está a la puerta de Belén!» 16 Y luego los tres valientes, atrave- del pueblo, para saber su n ú m e r o » . 3 Joab dijo al rey: «Aumente
sando el c a m p a m e n t o de los filisteos, cogieron agua de la cis- Yahvé, tu Dios, el pueblo cien veces otro tanto c o m o son, y
terna de Belén y se la llevaron a D a v i d ; pero D a v i d n o la bebió véalo m i señor el rey. M a s ¿para qué quiere esto m i señor el
e hizo con ella u n a libación a Yahvé, diciendo: 17 «Lejos de mí, rey?» 4 P e r o prevaleció la orden del rey sobre Joab y sobre los
¡oh Yahvé!, hacer tal cosa. ¿No sería b e b e r la sangre de estos jefes del ejército, y salió Joab, con los jefes del ejército, de la
h o m b r e s que con peligro de su vida h a n ido a buscarla?» Y se presencia del rey para hacer el censo del pueblo de Israel; 5 y,
negó a bebería. Esto hicieron los tres valientes. 18 Abisaí, her- pasado el J o r d á n , comenzaron por Aroer y la ciudad que está
m a n o de Joab, hijo de Sarvia, era el jefe de los treinta. Blandien- en m e d i o del valle y por G a d hasta Jazer. 6 Y fueron a Galaad
do su lanza contra trescientos h o m b r e s , los derrotó, y adquirió y a la tierra de los jéteos, hasta Cades, y luego desde D a n hasta
gran r e n o m b r e entre los treinta. 19 E r a el m á s considerado en- Sidón la g r a n d e ; 7 fueron a la ciudad fuerte de T i r o y a todas las
tre los treinta y jefe de ellos, pero n o igualaba a los tres. 2 0 Ba- ciudades de los jeveos y cananeos, y, por fin, al N e g u e b de Judá,
nayas, hijo de Joyada, h o m b r e valiente y hazañoso, de Cabsel. a Berseba. 8 C u a n d o hubieron así recorrido toda la tierra, vol-
Este m a t ó a los dos Ariel, de M o a b , y, bajando a u n a cisterna vieron a Jerusalén al cabo de nueve meses y veinte días; 9 y Joab
en u n día de nieve, m a t ó en ella a u n león. 2 1 T a m b i é n m a t ó remitió al rey el rollo del censo del pueblo. H a b í a en Israel
a u n egipcio de gran talla q u e blandía u n a lanza; acometiéndole ochocientos mil h o m b r e s de guerra que esgrimían la espada,
con u n palo, le arrancó de las m a n o s la lanza y con su propia y quinientos m i l en Judá.
lanza le m a t ó . 22 Esto hizo Banayas, hijo de Joyada, de fama
entre los treinta 2 3 y glorioso entre ellos, p e r o q u e n o llegaba Se ignora a q u é época del reinado de David corresponde este
t a m p o c o a los tres. Hízole D a v i d jefe de su guardia. 2* Azael, suceso. A tenor del v . i , es el mismo Dios el q u e impulsó a David
h e r m a n o de Joab, era de los treinta; t a m b i é n Eljanán, hijo de a q u e llevara a t é r m i n o el censo de Israel, acción q u e provoca el
D o d ó , de Belén; « Sama, de Jarod; Elica, de J a r o d ; 2<* Jeles, de castigo de la peste. El autor de las Crónicas señala q u e D a v i d obró
Bet Paltí; Ira, hijo de Iques, de T e c u a ; 2 7 Abiezer, de Anatot; a impulsos de Satán, el adversario del pueblo j u d í o . Hacer u n
Mebonai, jusatita; 2 8 Selmón, ajojita; Marai, de Netofat; 2* Je-
leb, hijo de Baña, de Netofat; Itai, hijo de Ribai, de G u e b a , de censo del pueblo era considerado como u n atentado a las prerro-
los hijos de Benjamín; 30 Banayas, de P a r a t ó n ; Edi, de los valles gativas divinas, en cuyas manos está el poder de d a r la vida y de
de G a s ; 31 Abi Albón, del A r a b a ; Azmavet, de B a r j u m ; 32 Eliaj- quitarla, de cerrar y abrir el útero. C o n el censo parece q u e se quiere
ba, de Salabona; Jasen, de G u n í ; 33 Jonatán, de Sama, arodita; p o n e r u n tope a la población, que, conforme a las promesas divinas,
Ajiam, hijo de Sarar, arodita; 3 4 Elifelet, hijo de Ajasbai, m a - debía ser incalculable ( G e n 13,16; 15,5; 22,17; 26,4; 28,14). E n
catita; Eliam, hijo de Ajitofel, de Guilón. 3 5 Jesra, de C a r m e l ; t é r m i n o s modernos, el censo correspondía a u n birth control. O t r o s
Para, de A r b a ; 3<> Jigal, hijo de Natán, y Soba, de G a d ; 37 Selec, creen q u e la malicia del acto estriba no en sí m i s m o , sino en los
amonita; Najarai, de Betot, escudero d e Joab, hijo d e Sarvia;
38
Ira, jetrita; G a r e b , jetrita; 3» Urías, jeteo. E n total, treinta motivos de vanagloria q u e movieron a David a ponerlo e n práctica.
y siete. L o s encargados del censo fueron los militares, quizá por desear
conocer el rey el n ú m e r o de personas ¡lábiles para la guerra o
1
E n t r e los treinta cita a los tres q u e deshicieron el plan de los A. FALLER, Bibd imd Volkszáhlung: «Uibel und Liturgie», 27 (1957) 121-124; W
Fuss, 2 Samuel 24: ZAW 74 (1962) 145-164.
filisteos d e apoderarse de D a v i d para i m p e d i r q u e reinara s o b r e
384 2 Samuel 24 385
2 Samuel 24
p o r q u e la situación interior requería la presencia de las armas en
dio a G a d : «Estoy en una cruel angustia. Caigamos en las ma-
caso d e q u e se boicoteara la acción del rey. A J o a b le pareció aquella nos de Yahvé, cuya misericordia es grande; pero que no caiga
o r d e n fuera de lugar, p o r q u e , a su entender, el censo equivalía a yo en las m a n o s de los hombres».
limitar el crecimiento de la población. Por lo mismo, p r o n u n c i a
u n a bendición a u g u r a n d o q u e Yahvé «aumente el p u e b l o cien veces El r e m o r d i m i e n t o se apoderó de David, latiéndole el corazón
otro tanto c o m o son» y q u e D a v i d p u e d a verlo. A n t e la insistencia (1 Sam 24,6); se arrepiente y confiesa su pecado. El profeta Ciad
del monarca, Joab acató la orden. El censo tuvo lugar en u n período es el encargado de retransmitirle el oráculo divino, q u e da a esco-
m u y avanzado d e la vida de David. ger a D a v i d e n t r e tres castigos de progresión descendente: tres anón
El itinerario seguido fue el siguiente: pasado el Jordán, comen- d e h a m b r e ( 2 i , i s s ) , t r e s meses de rebelión o tres días de peste. El
zaron p o r Aroer, hoy Jirbet Arair, q u e domina el t o r r e n t e A r n ó n . texto masorético habla de siete años de h a m b r e , cifra que corres-
L a ciudad q u e está en medio del valle p u e d e ser Aroer, q u e se p o n d e a la d e otros textos bíblicos ( G e n 4i,27ss; 2 R e 8,1). A David
le pareció q u e el castigo de tres días de peste era el más benigno
e n c o n t r a b a e n el país de A m ó n (Jue 11,33) y era el límite sur de
y el q u e dependía directamente de Dios, m á s misericordioso y cle-
las posesiones israelitas de TransJordania ( D e u t 2,36). Se menciona
m e n t e q u e los h o m b r e s .
a G a d p o r pertenecer la ciudad a dicha tribu. D e Jazer ( N ú m 32,3),
hoy Jirbet es-Suq, a pocos kilómetros de es-Salt, continuaron hacia
las tierras de Galaad, entre el Yaboc y el Y a r m u c , de d o n d e pasaron La peste (24,15-17)
a «la tierra de jéteos», a Cades. A l g u n o s exegetas sospechan q u e los 15
comisionados llegaron a Cades, j u n t o el O r o n t e s , a veintiséis kiló- D a v i d escogió para sí la peste. E r a n los días de la mies del
trigo, cuando la peste comenzó en el pueblo, y murieron, desde
metros al sudoeste de H o m s . O t r o s identifican la ciudad con Cades D a n a Bersabé, setenta mil h o m b r e s del pueblo. 16 El ángel
de Neftalí (Jos 12,22) o de Galilea (Jos 20,7). D e D a n (3,10; 17,11) de Yahvé tendía ya su m a n o sobre Jerusalén para destruirla;
m a r c h a r o n a Sidón (Jos 11,8; 19,28; J u e 1,31) y a la fortaleza de pero se arrepintió Yahvé del mal y dijo al ángel que hacía pe-
T i r o (Jos 19,29). Visitaron allí las ciudades d e los jeveos y cana- recer al pueblo: «Basta; retira ya tu m a n o » . El ángel de Yahvé
neos (Jos 11,3; J u e 3,3), t o m a n d o nota d e los hebreos q u e vivían estaba cerca de la era de A r e u n a el jebuseo. 17 A la vista del án-
en m e d i o d e la población pagana. Por la costa del M e d i t e r r á n e o gel que hería al pueblo, dijo David a Yahvé: «Yo he pecado;
pero éstos, las ovejas, ¿qué han hecho? Caiga tu mano sobre
descendieron hacia el sur, p a s a n d o al N e g u e b de J u d á (1 Sam 27,10) m í y sobre la casa de m i padre».
y Berseba, en la extremidad meridional del reino. D e regreso a
Jerusalén se compulsaron las notas d e viaje y se confeccionó la C o m e n z ó la peste al principio de verano, cayendo unas setenta
estadística definitiva, q u e arrojó la cifra de ochocientos mil h o m b r e s mil víctimas, d e m o s t r a n d o con ello a D a v i d q u e , si Yahvé había
de guerra en Israel y quinientos mil en Judá, cifra q u e , según multiplicado el p u e b l o de Israel como las estrellas del cielo, podía
1 C r ó n 21,5, r e m o n t a a u n millón cien mil y cuatrocientos setenta en u n m o m e n t o segar su vida. Según el texto hebraico, la peste
mil respectivamente. Estos n ú m e r o s h a n sido alterados y a u m e n t a - (deber) e m p e z ó por la mañana. F u e el pecado d e David el que pro-
dos considerablemente. D e los datos consignados en el texto, y t e - vocó el castigo; pero su arrepentimiento impidió q u e tomara pro-
n i e n d o en cuenta q u e en el censo n o se incluyen los levitas ni los porciones alarmantes, diezmando la capital. O t r a tradición atri-
benjaminitas ( N ú m 1,49; 1 C r ó n 21,6), resultaría u n a población b u y e la salvación de Jerusalén al amor q u e tenía Dios por ella (v.16).
total de unos cuatro millones de personas.
Construcción de un altar (24,18-25)
Anuncio del castigo (24,10-14) 18
A q u e l día vino G a d a David y le dijo: «Sube y alza a Yahvé
10 u n altar en la era de Areuna el jebuseo». 19 Subió David, con-
D a v i d sintió latir su corazón cuando h u b o hecho el censo forme a la o r d e n de G a d , c o m o se lo había m a n d a d o a éste
del pueblo, y dijo a Yahvé: « H e pecado gravemente al hacer Yahvé. 2 0 A r e u n a , al mirar, vio al rey y a sus servidores que se
esto. Ahora, ¡oh Yahvé!, p e r d o n a , te ruego, la iniquidad de tu dirigían hacia él, y, saliendo, se prosternó delante del rey, ros-
siervo, pues h e obrado c o m o u n insensato». n Al día siguiente, tro a tierra, 21 diciendo: « ¿ C ó m o m i señor el rey viene a su
cuando se levantó David, había llegado a G a d , profeta, el vi- siervo?» D a v i d respondió: «Vengo a c o m p r a r t e esta era y a
dente de David, palabra de Yahvé, diciendo: 12 «Ve a decir a alzar en ella u n altar a Yahvé, para q u e se retire la plaga de so-
D a v i d : Así habla Yahvé: T e doy a elegir entre tres cosas la que b r e su pueblo». 2 2 A r e u n a dijo a D a v i d : «Tómela mi señor y
he de hacer yo a tu elección». 13 Vino G a d a D a v i d y se lo co- ofrezca cuantos sacrificios le plazcan. Ahí están los bueyes para
m u n i c ó , diciendo: « ¿ Q u é quieres: tres años de h a m b r e sobre el holocausto; los trillos y los yugos d a r á n la leña; 23 todo eso,
la tierra, tres meses de derrotas ante los enemigos que te persi- ¡oh rey!, se lo regala A r e u n a al rey. Q u e Yahvé, tu Dios, te sea
gan o tres días de peste en toda la tierra? Reflexiona, pues, y favorable». 2 4 P e r o el rey respondió a A r e u n a : «No; quiero
ve lo que h e de responder al que m e envía». 14 David respon- comprártelo p o r precio de plata; no voy a ofrecer yo a Yahvé,
Biblia comentada 2 13
386 2 Samuel 24
mi Dios, holocaustos que no me cuestan nada». Y compró
David la era y los bueyes en cincuenta siclos de plata; 25 alzó
allí el altar a Yahvé y ofreció holocaustos y sacrificios pacíficos. R E Y E S
Así se aplacó Yahvé con su pueblo y cesó la plaga en Israel.
El ángel exterminador estaba junto a la era de Areuna (llamada
Omán en i Crón 2i,i8; Orna, los LXX), en donde su propietario
estaba ocupado en la trilla del trigo (v.15). Los bueyes sin bozal
(Deut 25,4) arrastraban lentamente los trillos sobre las resecas ga- INTRODUCCIÓN
villas, que quedaban trituradas por los guijarros incrustados en el Título
rulo. Tan pronto como David le manifestó el deseo de comprar la
era para alzar allí un altar, el jebuseo Areuna 2 se la entregó genero- La historia de Israel desde los últimos años de David hasta la
samente, con bueyes, trillos y yugos. David quiso pagársela, con- cautividad de Babilonia, unos cuatro siglos, se narra en los libros
viniendo en cincuenta siclos de plata, o sea, unas ciento cincuenta que la Biblia hebraica llama 1 y 2 de los Reyes, que corresponden
pesetas. Según 1 Crón, pagó David seiscientos siclos de oro. En a 3 y 4 de los Reinos (LXX) o de los Reyes (Vulgata). En los co-
aquel altar ofreciéronse holocaustos y hostias pacíficas (6,17-18), mienzos, los mencionados libros formaban uno solo, de lo que dan
con lo que se aplacó la cólera divina. Este sitio recibirá una mayor fe Orígenes (PG 12,1084), Eusebio (PL 20,581) y San Jerónimo
(PL 28,558-559). La división en dos partes iguales, aproximada-
consagración por la edificación del templo. No fue concedido a
mente, empezó con D. Bomberg (Venecia 1517). Esta división es
David levantar el grandioso templo de Jerusalén, pero fue el autor
artificial. El estilo es inferior al de los libros de Samuel.
de la idea y el que compró los terrenos sobre los cuales debía cons-
truirse 3 . Texto
Con este apéndice se cierra el segundo libro de Samuel; pero la El texto original hebraico del libro se ha conservado mediana-
historia de David se continuará en los dos primeros capítulos del mente bien. A los textos masoréticos cabe añadir ahora el de los
libro I de los Reyes. fragmentos de Jirbet Qumrán, que facilitarán la labor de crítica
2
H. B. ROSEN, Arawna nom Hittite?: VT 5 (1955) 318-32°- textual. Con el texto masorético andan de acuerdo la versión siríaca
3
Según G. H. Ahlstrom, la era de Areuna fue el lugar principal de culto de los jebuseos. Peshitta y la Vulgata 1.
El mismo Areuna fue el último rey jebuseo (Der Prophet Nathan und der Tempelban: VT
ii [1961] 117-118). Quizá no se trataba de una era propiedad de un particular, sino de un Versiones griegas
lugar de reunión al aire libre, junto a la ciudad (Gen 50,11; 1 Re 22,10; Os o, 1).
De la versión de los LXX existe un texto prehexaplar, repre-
sentado por el códice B, y otro posterior a Orígenes, que se halla
en A. Los textos de Jirbet Qumrán son más afines al texto griego
que al masorético, presentando lecciones propias, omisiones y tras-
posiciones. Es digno de mención el texto griego de Luciano, que
a veces se aparta del texto masorético. Con él concuerda la Vetus
Latina. En las ediciones críticas de Sweete, Rahlfs y en la de Broo-
ke-McLean-Thackeray se da preferencia a los textos B y A.
Contenido
El libro (o libros) de los Reyes puede dividirse en tres partes:
1) Últimos años de David y reinado de Salomón (c.i-11). 2) Existen-
cia de los reinos de Israel y de Judá (1 Re c.12-2 Re c.17). 3) El reino
de Judá desde la caída de Samaría hasta la destrucción de Jerusalén
(2 Re c.18-25). En el período de existencia sincrónica de los reyes
de Judá y de Israel cabe distinguir: 1) el período de hostilidades,
que en Israel empieza con Jeroboam (1 Re c.12-14,30) y termina
con Omrí (i Re 16,23-28); 2) período de amistad: Asa-Omrí;
Josafat-Ajab; Joram-Ocozías; Joram-Joram; Ocozías-Joram (1 Re 16,
29-2 Re 8,29); 3) el segundo período de relaciones tensas, desde
Jehú en Israel y Atalía en Judá hasta la caída de Samaría en 722,
en el año quinto de Oseas, rey de Israel.
1
F. G. BURNEY, Notes on the llebrew Texl of the Bunhs of Kiiigs (Oxford 1903).
388 Introducción a los Reyes Introducción a los Reyes Í189
enumera en primer lugar al sacerdote Azarías, sobrino de Sadoc solidaridad en todo el reino, ideó Salomón la creación de doce pre-
(2,35) por parte de su hijo Ajimas (1 Crón 6,9), para poner de relie- fecturas o distritos administrativos, al frente de los cuales colocó un
ve el matiz teocrático de su reino. Dos oficiales ejercían el cargo de gobernador (nissib, nissabim). Las doce prefecturas no correspon-
secretario (sofer); ambos eran hijos de Sisa (2 Sam 8,17). Algunos dían a los límites de las doce tribus, sino a los doce meses del año,
exegetas ( D E VAUX) ven en los nombres del padre y del hijo remi- debiendo cada una, y según la estación, proveer por turno a las ne-
niscencias egipcias, deduciendo que pertenecían a una familia egip- cesidades de palacio, enviando harina, bueyes, ovejas, aves, fru-
cia establecida en Jerusalén 1. Josafat era mazkir, o sea archivero tas, etc., y cebada y paja para los caballos del rey. No eran arbitra-
(DHORME) o heraldo ( D E VAUX), jefe del protocolo e intermediario rias las nuevas divisiones, que tendían a quitar las barreras políticas
entre el rey y el pueblo. Entre los egipcios, el heraldo dirigía el ce- de tribu, nocivas para el interés de la nación. Parece que la división
remonial de palacio, introducía las audiencias, comunicaba las ór- en doce prefecturas se aplicó solamente a las tribus del centro y del
denes pertinentes al pueblo (Gen 20,14) y transmitía las órdenes rea- norte; Judá ocupaba un lugar aparte.
les; acompañaba al rey en sus desplazamientos, regulaba las etapas La nueva división administrativa se presenta en tres grupos: el
de viaje y velaba por la seguridad del monarca 2 . primero (v.8-14) comprende el territorio de la montaña de Efraím,
En el texto hebraico se mencionan Sadoc y Abiatar como sumos con las posesiones de la «casa de José», al otro lado del Jordán, y las
sacerdotes, pero sus nombres entraron en la lista de los funcionarios ciudades cananeas incorporadas al reino; el segundo grupo (v.15-17)
reales por influencia de los catálogos de los tiempos de David comprende las tribus del norte; el tercero (v.18-19), los territorios
(2 Sam 8,16; 20,18-24). P ° r l ° s buenos servicios prestados, Salomón de Benjamín y de Gad.
recompensó a Natán nombrando a su hijo mayor, Azarías, superin- El autor señala el nombre de los doce nissabim. Pero, a causa de
tendente y ministro de Hacienda; a Zabud, confidente y familiar estar deteriorado el documento que copió, no se ha conservado el
suyo. Este título de «amigo del rey» (2 Sam 16,16) era muy apreciado nombre de los cinco primeros, dándose solamente el de sus padres.
en Israel en tiempos de los Macabeos (1 Mac 10,19). Ajisar ejercía Sin embargo, las listas administrativas de Ugarit indican más bien
el cargo de visir o primer ministro (Gen 43,16.19; 44,1). Adoniram, que el uso del nombre patronímico era común para los miembros de
abreviado en Adoram en 2 Sam 20,24, era el prefecto de los tributos. determinadas familias que estaban al servicio del rey. A un hijo
de Hur (Ex 17,10; 24,14) le tocó ejercer sus funciones en la montaña
de Efraím (1 Sam 1,1; 9,4). Esta prefectura limitaba al sur con Baal
Las doce prefecturas (4,7-19) Hasor, cerca de Betel, y terminaba al norte en Abelmejolá, al me-
7
Tenía Salomón sobre todo Israel doce intendentes, que pro- diodía de Betsán. Al frente del segundo distrito destinó Salomón a
veían al rey y a su casa, cada uno durante un mes del año. un hijo de Decar, que fijó su residencia en Maqas (quizá en el actual
8 el-Muheizin, a quince kilómetros al occidente de lietsemes) (1 Sam
9
Sus nombres eran: Ben Hur, en la montaña de Efraím;
Ben Decar, en Maques, en Salebín, en Betsames, y Elón 6,9). Al sur del Carmelo, limitando en su parte meridional con Afee
hasta Betanán; 10 Ben Jesed, en nArubot; éste tenía también y al oeste con el Mediterráneo, estaba el tercer distrito. El goberna-
Soco y toda la región de Jefer; Ben Abinadad, que tenía dor residía en Arubot, que acaso estaba en el lugar conocido hoy
todas las alturas de Dor, estaba casado con Tafat, hija de Sa- por tell-el-Asawir, a quince kilómetros al oriente de Cesárea. Al sur
lomón; 12 Baña, hijo de Ajilud, tenía Tanac y Megiddo y
todo Betsán, que está cerca de Sartana, por debajo de Jezrael, de Arubot estaba Soco (hoy leu. er-Ras) (Jos 15,35; I Sam 17,1). En
desde Betsán hasta Abelmejolá y más allá de Jocmeán; 13 Ben Jefer, territorio de la llanura de Sarón, pacían grandes vacadas per-
Gaber, en Ramot Galaad, tenía los burgos de Jair, hijo de tenecientes a la familia real (1 Crón 27,29). Al norte de esta prefec-
Manases, en Galaad, 14sesenta grandes ciudades muradas y con tura se extendía la de Dor, entre Nahr ez-Zerqa, al sur, y la ciudad
cerrojos
15
de bronce; Ajinadab, hijo de Ido, en Majanaím; de Haifa, al norte. Las famosas ciudades cananeas de Tanac, Me-
Ajimas, en Neftalí, también casado con una hija de Salomón, giddo (Jos 12,21; 17,11; Jue 1,27), Jibleam y Betsán (Jos 17,11.16;
de nombre Basemat; 16 Baña, hijo de Jusi, en Aser Alot; 17 Jo- Jue 1,27) entraban en el distrito gobernado por Baña, que residía
hijo de Farua, en Isacar; 18 Semeí, hijo de Ela, en Benja-
safat, 19
mín; Guebar, hijo de Urí, en la región de Galaad, la tierra en el palacio salomónico de Megiddo. Al otro lado del Jordán, en el
de Seón, rey de los amorreos, y de Og, rey de Basan; para país de Tob, Makir y Basan, vastos territorios regados por el Yar-
esta región había un solo intendente. muc y sus afluentes, se extendía la sexta prefectura, que tenía a Ra-
mot Galaad por capital (Jos 20,8; 21,38). Al sur de la misma, limi-
En el reinado de David habían las tribus mostrado su indiferen- tando en su parte meridional con el Yaboc, estaba la prefectura de
cia por los intereses nacionales. Con el fin de conseguir una mayor Majanaím (Jos 13,26; 21,38; 2 Sam 2,8). La octava, la del territorio
1
de Neftalí, al noroeste del lago de Genesaret, se extendía desde un
Titres et fonctionnaires égyptiens á la cour de David et Salomón: RB 48 (1939) 394-405; punto paralelo al extremo meridional del mismo hasta la gran curva
H. DONNER, Der Freund des Kónigs: ZAW 73 (1961) 269-277.
2
D E VAUX, Les Institutions 202-203; J. BEGRICH, Sofer und Mazkir. Ein Beürag zur que forma el Nahr el-Litani, al norte. A su lado occidental, en el
inneren Geschichte des davidisch-salomonischen Grossreiches und des Kónigsreiches Jada: ZAW territorio de Aser, se extendía la novena prefectura, que limitaba al
58 (1940-1941) 1-29; K. GALLING, Die Halle des Schreibers: PJB 27 (1931) 51-57.
414 1 Reyts 4 1 Reyes 4 415
norte con Nahr el-Qasimiye. La décima, la de Isacaf, limitaba al este Opulencia real (4,22-28)
con el Jordán y al oeste con Tanac y Megiddo. Al norte de Jerusalén,
22 2
entre Betel, al norte, y Jericó, al este, se extendía la demarcación de ( ) Consumía Salomón cada día treinta coroi de flor de
Benjamín. Finalmente, la duodécima hallábase en TransJordania, en- harina y sesenta coros de harina común, diez bueyes cebados;
tre el Arnón y el Yaboc. Llama la atención que no figure Judá en esta 23(3) veinte bueyes de pasto y cien carneros, sin 24
contar los cier-
lista, lo que ha parecido tan anormal a algunos exegetas, que incluso vos, las cabras, los búfalos y las aves cebadas. ('1) Señoreaba
toda la tierra del lado de acá del río, desde Tipsaj hasta Gaza,
han modificado el texto para incluirla. Sin embargo, la tribu de Judá y tuvo paz por todos lados en derredor suyo. 25(5) Judá e Israel
se menciona implícitamente, por ser «el país» que, según 4,19b, te- habitaban seguros, cada uno debajo de su parra y de su hi-
nía al frente un gobernador particular; de la misma manera, en asi- guera,2 desde Dan hasta Berseba, durante toda la vida de Salo-
rio, matu, el país, designa la provincia central del imperio 3 . món. 6(6) Tenía Salomón en sus caballerizas cuatro mil pese-
bres
27 7
para los caballos de sus carros y doce mil caballos de silla.
( ) Los intendentes proveían al rey Salomón y a cuantos se
Límites del reino (4,20-21) sentaban a su mesa, cada uno un mes, sin dejar que nada faltara.
28 8
20 ( ) Hacían llegar también la cebada y la paja para los caba-
Judá e Israel eran numerosos como las arenas que hay en llos de tiro y de carrera allí donde se hallaran, cada uno según
la orilla del mar, y comían, bebían y se alegraban. 21(s,1) Salo- las órdenes recibidas.
món señoreaba sobre todos los reinos desde el río hasta la tierra
de los filisteos y hasta la frontera de Egipto; todos le pagaban En confirmación de la grandeza de Salomón, refiere el autor sa-
tributo y le estuvieron sometidos todo el tiempo de su vida.
grado los gastos de la casa real (Neh 5,17-18), incluyendo la guarni-
La paz reinaba en el interior y en las fronteras del reino; Israel ción de la capital. Diariamente consumíanse varios coros de harina
multiplicábase de día en día, con una población numerosa como la (horos en griego; kor, karru, en asirio y babilónico), medida de
arena del mar (Gen 22,17; Jos 11,4; 2 Sam 17,11, etc.); reinaba en capacidad para sólidos, correspondiente al homer. Cada homer equi-
el país un nivel de vida que engendraba alegría y bienestar; todo el valía aproximadamente a trescientos sesenta y cinco litros (Lev 27,
mundo tenía lo suficiente para comer y beber (Ex 32,6; 1 Sam 30,16). 16). Algunos ( D E VAUX), basándose en el árabe, traducen la palabra
El reino de Salomón se extendía desde el río Eufrates (Jos 24,2.4; barburim (aves cebadas) por cucos, que, según Plinio, tienen la
Is 7,20; 8,7; Jer 1,18) hasta el Mediterráneo y Egipto (Núm 34,5; carne muy sabrosa. Otros la traducen por gansos, ánades, que se
Jos 15,4). De Vaux traduce: «Pues dominaba sobre toda la Trans- cebaban, como demuestra un marfil de los siglos xii-xm hallado
eufratena—desde Tapsaco hasta Gaza—, sobre todos los reyes de en Megiddo. Dice el texto hebraico que disponía Salomón de cua-
la Transeufratena». Cree él que este verso ha sido añadido en pe- renta mil establos para sus caballos, cifra que 2 Crón 9,25 reduce
ríodo persa. Tapsaco o Tipsah es un vado, hoy Dibseh, en la ribera a cuatro mil. Calculábanse tres caballos por carro. El Deut 17,16
occidental del medio Eufrates. Propiamente no se extendía hasta el prohibía al rey de Israel disponer de gran número de caballos.
Eufrates el reinado de Salomón, pero puede interpretarse el texto en En 10,26 los carros a disposición del monarca son mil cuatrocientos.
el sentido de que los árameos, que limitaban con el Gran Río, ha- Cabe, pues, suponer que la tradición judía tendía a aumentar la
bían sido sometidos a tributo por David (2 Sam 8,6), continuando el gloria y magnificencia de Salomón multiplicando el número de
mismo trato durante gran parte del reinado de Salomón. sus carros, caballos y consumo diario. En las excavaciones practi-
En la edición masorética de Kittel, el capítulo 5 empieza en 4,21 cadas durante los años 1928-1929 en Megiddo se descubrieron las
de la Vulgata y los LXX. En el hebreo no se ha conservado el texto cuadras de Salomón, que medían cincuenta y cinco metros de largo,
puro, invirtiéndose el orden de versículos. La continuación lógica veintidós de altura y cincuenta y cinco de ancho. Los dos grupos de
de la lista de los prefectos es c.4 v.7.8.2.3, seguidos inmediatamen- cuadras descubiertas podían albergar unos cuatrocientos cincuenta
te de v.20.21.24.25. caballos 4 .
3 Les Institutions I 208. Para u n estudio más completo de las prefecturas véase A B E L ,
Géographie 11,79-83; DESNOYERS, Histoire I I I , i s - 2 i ; A. A L T , Israels Gaue unter Salomón: Proverbial sabiduría de Salomón (4,29-34)
«Alttestamentliche Studien R. KitteJ dargebracht» (Leipzig 1913) 1-19; W . F . ALBRIGHT,
The Administrative divisions of Israel and Jada: J P O S 5 (1925) 17-54; F . P u z o , ha segunda 29 9
prefectura salomónica: E B 7 (1949) 43-73; A . A L T , Menschen ohne Ñamen: «Archiv O r i e n - ( ) Dio Yahvé a Salomón sabiduría y un gran entendi-
talní» 18,1-2 (1950) 9-24. El hecho de que seis prefecturas lleven el n o m b r e de tribus (la 12 es miento y anchura de corazón, como la arena que está a orillas
llamada de Gad en los L X X ) , y las otras no, ha sugerido la hipótesis d e q u e las dos clases d e del mar. 30(10) La sabiduría de Salomón sobrepasaba la de
distritos reflejan u n origen histórico diferente. L a s primeras se ajustan virtualmente con las
limitaciones asignadas a las t r i b u s ; las segundas corresponden a áreas cananeas conquistadas todos los hijos de Oriente y la sabiduría toda del Egipto.
en tiempos del rey David. Salomón controlaba las comunicaciones q u e unían la Creciente 3l(H) Fue más sabio que hombre alguno; más que Etán el
F é r t i l con Egipto. ezraíta; más que Ernán, Calcol y Dorda, hijos de Majol, y su
fama se extendió por todos los pueblos en derredor. 32(12) Pro-
< R B 41 (1932) 152.
416 1 Reyes 5 1 Reyes 5 417
firió tres mil parábolas, y sus cantos fueron mil cinco; 33(13) ¿i. yo los haré llegar en balsas hasta el lugar que tú me digas.
sertó acerca de los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el Allí se desatarán, y tú los tomarás, y cumplirás mi deseo pro-
hisopo que nace en el muro, y acerca de los animales, de las veyendo de víveres a mi casa».
aves, de los reptiles y los peces. 34(14) D e todos los pueblos
venían para oír la sabiduría de Salomón, de parte de todo los En el texto de los LXX, en la Vulgata y en algunos manuscritos
reyes de la tierra, a los que había llegado la fama de su sabiduría. hebraicos empieza aquí el capítulo quinto. Como su padre había
pedido a Hiram (2 Sam 5,11) maderas de cedro para su palacio, tam-
Es proverbial la sabiduría de los orientales, particularmente de bién Salomón se dirige al monarca fenicio para que le mande made-
los egipcios (Gen 41,8; Ex 7,11; Is 19,11). Cultivaban éstos la lite- ras de cedro y de ciprés. Según Flavio Josefo (Ant. Iud. 8,31;
ratura sapiencial 5 . A Etán se atribuye el salmo 89, y a Hernán el 88. Cont. Apion. 1,18), Hiram sucedió en el trono a su padre Abibaal
Los dos son descendientes de Zerak, hijo de Judá (Gen 38,30). Se- y reinó treinta y cuatro años, a saber, desde 979 hasta 945 (KUGLER).
gún 1 Crón 2,6, también descienden de Judá Calcol y Dorda <5. Las En la cronología de los reyes de Judá se calcula que Salomón reinó
máximas o mashal de Salomón fueron muchas; parte se conservaron desde 970 hasta 930, coincidiendo parte de su reinado con el de
por tradición oral y otras pusiéronse por escrito. No está fuera de Hiram. No se excluye la posibilidad de que David, en vez de tratar
lugar suponer que gran parte de las máximas que se encuentran en los directamente con Hiram, lo hiciera con el padre, de nombre Abi-
Proverbios proceden de él. La tradición le ha atribuido los libros de baal (1 Crón 14,1), con lo que se armonizan los datos cronológicos
la Sabiduría, el Eclesiastés y el Cantar de los Cantares. Para indicar bíblicos y los de la historia universal. El nombre del rey de Tiro
la universalidad de sus conocimientos naturales se emplea la frase es conocido en la Biblia bajo tres formas: Hiram, Hirom (1 Re 5,
«desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en el muro» 10.22) y Huram (en los libros de las Crónicas). El nombre es una
(Jue 9,15; 2 Re 14,9; Ex 12,22; Lev 14,4.6; Núm 19,6.18). , abreviación de Ahi-ram, que significa mi hermano (el dios Baal) es
elevado, forma que se ha conservado en la inscripción fenicia del
siglo XIII a.C. sobre el sarcófago de Hiram, rey de Biblos. El rey
Alianza de Salomón con Hiram (5,1-9)
fenicio emprendió grandes obras encaminadas al engrandecimiento
5 de Tiro, que en tiempos de David y de Salomón era la ciudad prin-
'(í- ) Híram, rey de Tiro, mandó sus embajadores a Salomón
cuando supo que había sido ungido rey en lugar de su padre, cipal de Fenicia.
pues siempre había sido amigo de David. 2(t6) Salomón dijo
a Hiram: 3(17) «Tú sabes que David, mi padre, no pudo hacer Había en el Líbano un bosque inagotable de cedros que se ex-
casa para Yahvé, su Dios, por las guerras que tuvo en torno, portaban a una y otra nación para la construcción y amueblamien-
hasta que Yahvé los puso bajo las plantas de sus pies. 4(l8) Ahora to de edificios suntuosos. El egipcio Wenamón dejó escrito el diario
Yahvé, mi Dios, me ha5 19 dado la paz por todas partes; no tengo de un viaje desde Tebas a Biblos, hacia el año 1100, con el fin de
enemigos ni querellas, ( ) y quiero edificar a Yahvé, mi Dios, comprar planchas de cedro destinadas a la construcción de la barca
una casa, como se lo manifestó Yahvé a mi padre, diciendo: sagrada del dios Amón. Teglatfalasar I cortó cedros del Líbano
«Tu hijo, el que pondré yo en tu lugar sobre tu trono, edificará para los templos de Anu y Adad (PRITCHARD, 25-29.274). David
casa a mi nombre». 6(20) Manda, pues, cortar para mí cedros utilizó para su palacio maderas de cedro; Salomón quiso que en el
en el Líbano; mis siervos se unirán a los tuyos y yo te daré lo templo de Yahvé se emplearan maderas de cedro, abeto o ciprés
que tú me pidas para el salario de los tuyos, pues bien sabes
que no hay entre nosotros quien sepa labrar la madera como (berosh).
los sidonios». 7(21) Alegróse mucho Hiram cuando oyó las El contrato entre Hiram y Salomón remonta a la unción de
palabras de Salomón, y dijo: «Bendito Yahvé,8 22 que ha dado a éste por rey de Israel. A la felicitación de Hiram responde Salo-
David un hijo sabio sobre ese gran pueblo». ( ) Y mandó a món que su padre David abrigaba el deseo de levantar un templo
Salomón esta respuesta: «He oído lo que me has mandado a a Yahvé, que no pudo realizar a causa de no habérsele dado la oportu-
decir. Haré lo que me pides en cuanto a la madera de cedros nidad de poner a sus enemigos bajo la planta de sus pies (Jos 3,13;
y cipreses. 9(2i) Mis siervos los bajarán del Líbano al mar y
4,18); expresión que se inspira en la costumbre de poner el vence-
5
H. DUESBERG, Les Scribes Inspires I (Maredsous 1938) 21-124. Son célebres las «máxi- dor su pie sobre el cuello del rey vencido. Basándose en lo que
mas de sabiduría» de Amen-em-opé, que presenta coincidencia con el libro de los Prover- se dice en Deut r2,io, cree Salomón que ha llegado el momento
bios (E. DRIOTON, Le Livre des Proverbes et la Sagesse d'Aménémopc: «Sacra Pagina» [Paris- en que, obtenida la paz dentro y fuera de las fronteras, ponga él
Gembloux 1959] vol.i 229-241).
6
Etán era miembro de una familia cananea. La Biblia le llama ezraita, es decir, aborigen, en práctica el proyecto de un templo nacional. Encarga a Hiram
y su nombre se lee en una lista de nombres del siglo xv descubierta en Ras Shamra. También que corte maderas de cedro, proponiéndole el envío de obreros
Ernán es un cananeo, porque el salmo 88 le llama ezraita; su nombre se halla en Ras Shamra.
Calcol es el nombre de una cantante del siglo XIII, adscrita al templo de Ptah, en la ciudad israelitas para ayuda de los sidonios en el corte y arrastre de la ma-
cananea de Ascalón; nos ha dejado su nombre bajo la forma de Kuikul en numerosos marfiles dera. El nombre de sidonios aplicábase frecuentemente a todos los
de Megiddo. Además, los nombres de Etán y Ernán, con su terminación en an, que en semí-
tico caracteriza el diminutivo, son propios de la onomástica cananea solamente en la época habitantes de la costa fenicia (11,5; 16,31). Ajustándose a la men-
del Bronce reciente. Finalmente, los nombres de Calcol y Dorda se inspiran en nombres de talidad de su tiempo, reconoce Hiram que Israel está bajo la pro-
flores y plantas, que en el antiguo Oriente son habitualmente usados por los músicos (A. RO-
LLA, La Biblia ante los últimos descubrimientos [Madrid 1962] 314). tección de Yahvé, dueño y señor de Palestina, como Baal-Melqart
Biblia comentada 2 14
418 1 Reyes 5 1 Reyes 6 419
1
lo era de Fenicia . En cuanto al transporte de la madera, Hiram Entre los obreros especializados se citan los guibalenses, oriun-
propone, como más económico y fácil, la utilización de la vía marí- dos de la ciudad de Gebal, la antigua Biblos (Jos 13,5; Ez 27,9).
tima, embarcando el material en los diversos puertos de Fenicia y En cuanto al número de trabajadores e inspectores, no van acordes
desembarcando en Jafa (2 Crón 2,15), desde donde sería arrastrada los textos bíblicos de los libros de los Reyes y de las Crónicas,
hasta Jerusalén, distante unos sesenta y ocho kilómetros. debido al mal estado de la tradición textual referente a los números.
Egipto? Ya hemos visto en la introducción al libro de Josué que dicho. Medía 20 por 10 codos, o sea, 11 metros de ancho por
existen dos hipótesis principales: una que pone el éxodo hacia los 5,50 de largo; se desconoce su altura, creyéndose que la cifra de
años 1440 a.C; una segunda señala el siglo XIII, en tiempos de 120 codos de alto que señala 2 Crón 3,4 está equivocada. Se entraba
la xix dinastía. Los partidarios de la primera hipótesis hallaban el al ulam o pórtico por una doble puerta.
argumento principal en nuestro texto al decir que tan grande acon- Del ulam se pasaba al hecal (heikal, del babilónico ekallu, pa-
tecimiento tuvo lugar el año cuarto del reinado de Salomón. Ahora lacio; e-gal = casa grande en sumero) por una doble puerta de
bien, este año coincide aproximadamente con 968, lo que sugiere madera de ciprés (v.33). Era ésta la gran sala donde se desarrollaba
el año 1445 como fecha del éxodo. Pero es éste un argumento frágil el culto y los sacerdotes sacrificaban las víctimas. Medía 40 codos
por tener el número 480 carácter simbólico, como puso de relieve de largo, 20 de ancho y 30 codos de altura; en total, unos 15 metros
el P. Lagrange *. En definitiva, el número 480 debe considerarse cuadrados. Las medidas se dan en codos, cuyo valor preciso no
como dato cronológico «accidental y precario» 2 . El mes segundo es puede determinarse; lo único que se puede afirmar es que el codo
llamado Ziv, nombre fenicio y cananeo, y corresponde al segundo equivalía a algo más de medio metro. Existían el llamado codo
mes de la primavera (marzo-abril). menor, correspondiente a 45 centímetros, y el mayor, que se utilizaba
en las grandes construcciones sagradas, a 55 centímetros.
Dimensiones del templo y ventanas (6,2-4) En el v.4 aparece la palabra shekufim, que deriva de una raíz
2 verbal que significa mirar desde lo alto. Estas ventanas hallábanse
Tenía la casa que Salomón edificó a Yahvé sesenta codos de en la parte superior del muro del santo y tenían la finalidad de
largo, veinte de ancho y treinta de alto. 3 El vestíbulo (ulam), alumbrar y permitir la renovación del aire de la gran sala del culto.
delante del templo (hecal) de la casa, era de veinte codos de
largo, el ancho de la casa, y diez de fondo por delante de la casa. Galling supone que se abrieron ventanas tanto en los muros que
4
Hizo en la casa ventanas enrejadas. daban sobre la puerta como en los laterales. Las ventanas estaban
provistas de rejas.
El templo era un edificio rectangular, construido en dirección
este-oeste, que se dividía en tres partes principales: el vestíbulo o
pórtico (ulam), una grande sala (hecal), lugar que más tarde se Cámaras laterales (6,5-10)
5
Levantó un edificio lateral en torno del «hecal» y del «debir»,
haciendo cámaras laterales todo en derredor. 6 El piso inferior
era de cinco codos de ancho; el de en medio, de seis codos de
ancho, y el tercero, de siete codos, pues había hecho retallos
que las dimensiones q u e señala el texto contradicen a las m e d i d a s \ drangular, montadas sobre ruedas, con facilidad de I ruidudurse de
lineales del m a r de b r o n c e . T o d a s las cifras dadas son exageradas \ u n lugar a otro (2 R e 16,17; 25,13-16; Jer 27,10; 5.4,17 .(o). Los
y desproporcionadas en relación con otros recipientes encontrados detalles de estas basas d e b r o n c e son difíciles de precisar por los
en las excavaciones arqueológicas 5 . El m a r d e bronces estaba al términos técnicos empleados. Sin embargo, da el texto ideas m u y
lado derecho del t e m p l o , al sudeste (v.39), destinado a las ablucio- aproximadas acerca de su capacidad, de la facilidad de movimientos,
nes de los sacerdotes (2 C r ó n 4,6). N o sabemos cómo ni d e d ó n d e de su utilidad en los servicios de limpieza y de la variada ornamen-
llegaba el agua a este «mar de bronce», al q u e m u c h o s críticos i n d e - tación q u e presentaban. C o m o motivos ornamentales empleáronse
pendientes d a n u n significado s i m b ó l i c o 6 . Se sacaba el agua o figuras de toros, leones y querubines, q u e , según D h o r m e , tenían
por medio de grifos o con cubos, valiéndose de una escalera p a r a la misión de proteger las basas contra cualquier intento de los m a -
alcanzar el b o r d e del pilón. Subsistió en su lugar hasta el reinado los espíritus. Por comparación con las basas similares encontradas
de Ajaz. A su vuelta d e D a m a s c o «quitó el m a r de encima d e los en Larnaca, Enkomi, C h i p r e y M e g i d d o , parece q u e tales ornamen-
toros de bronce, q u e estaban debajo, y le colocó sobre u n solado taciones hallábanse en los misgueroth 7 .
de piedra» (2 R e 16,17). Bur-Sin, de U r ; U r - N a n s h e , de Lagash
(tercer milenio), y A y u m II, de Babilonia (1650 a . C ) , se vanaglorian
de haber construido u n mar para su templo. Otros utensilios; resúmenes (7,40-51)
40
Hizo t a m b i é n H i r a m los calderos, las tenazas y las copas. Así
terminó H i r a m toda la obra de bronce que Salomón le encargó
Basas de bronce (7,27-39) para la casa de Yahvé; 4 1 dos columnas con sus capiteles para
27 encima de las columnas; sus reticulados y trenzados para los
H i z o t a m b i é n diez basas de bronce, cada una de cuatro capiteles; 4 2 las cuatrocientas granadas para los reticulados y tren-
codos de largo, cuatro codos de ancho y tres de alto. 28 H e a q u í zados; dos filas de granadas para cada una en d e r r e d o r de los ca-
cómo e r a n : Estaban hechas de tableros, encerrados dentro de piteles; 43 las diez basas y las diez fuentes para p o n e r sobre estas
sus marcos y unidos. 29 E n los tableros, dentro de los m a r c o s , basas; 4 4 el m a r y los doce toros que iban debajo de él; 45 los
había leones, toros y querubines, y en los m a r c o s , lo m i s m o p o r calderos, las tenazas y las copas. Todos estos utensilios que el
encima q u e p o r debajo de los leones y toros, había adornos en rey Salomón m a n d ó hacer a H i r a m para la casa de Yahvé,
relieve. 30 Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce con sus ejes eran de b r o n c e bruñido. 4 6 Hízolos fundir el rey en las llanu-
de bronce, y en las cuatro esquinas había repisas de fundición, ras del Jordán, de suelo arcilloso, entre Sucot y Sartán. 47 Salo-
sobre las cuales iba la fuente, y que sobresalían de los festones. m ó n no inquirió el peso de bronce de estos utensilios por su
31
El coronamiento de las basas tenía en lo interior u n h u e c a gran cantidad. 4 8 Salomón hizo, además, todos los otros uten-
con una prolongación de u n codo hacia arriba; este hueco era silios para la casa de Yahvé: el altar de oro, la m e s a de oro, so-
redondo, de la m i s m a h e c h u r a del r e m a t e y de m e d i o codo de bre la cual se ponían los panes de la proposición; 4 9 los candela-
altura, y t a m b i é n esculpido; pero los tableros eran cuadrados, bros, de oro macizo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda
no redondos. 32 Las cuatro ruedas estaban debajo de los tableros, delante del santuario (debir), con sus flores, sus lámparas y sus
y los ejes de las ruedas, fijos en la basa. T e n í a cada rueda codo despabiladeras de oro; 50 las fuentes, los cuchillos, las copas, las
y medio de altura, 33 y estaban hechas c o m o las de u n carro; tazas y los braseros, de oro macizo; los goznes de oro para la
sus ejes, llantas, rayos y cubos, todo era fundido; 34 y en las cua- puerta del interior de la casa, a la entrada del santísimo, y para
tro esquinas de cada basa había cuatro repisas, que hacían u n la puerta de entrada del templo (hecal). 51 Así se acabó toda la
mismo cuerpo con la basa. 3S La parte superior de la basa ter- obra que hizo el rey Salomón para la casa de Yahvé. Después
minaba en u n cilindro de medio codo de altura, cuyos apoyos t o m ó el oro y los utensilios y los puso todos en el tesoro de la
y entables e r a n una sola pieza. 36 H i z o en los tableros y en los casa de Yahvé.
marcos querubines, leones y palmas en todos los espacios vacíos
y molduras en d e r r e d o r . 37 Así fue c o m o hizo las diez basas;
la fundición, la m e d i d a y la forma eran las m i s m a s para todas. Para los sacrificios eran necesarios los calderos, en los que se
38 hervía la carne (1 Sam 2,13); las palas se utilizaban para retirar las
Hizo t a m b i é n diez fuentes de bronce, cada una de cuarenta
batos de cabida y de cuatro codos cada una, para asentarlas en cenizas y transportarlas fuera del recinto sagrado; empleábanse las
las diez basas; 39 y puso cinco basas al lado derecho de la casa tenazas para extraer las carnes del interior de los calderos; en los
y cinco al lado izquierdo, y el m a r de b r o n c e lo puso al lado cuatro cuernos del altar había cuatro copas que recogían la sangre
derecho, al sudeste. de las víctimas. E n el v.46 señala el autor que la fundición de meta-
les hacíase en el valle del J o r d á n en terreno arcilloso, entre Sucot
Siendo m u c h o s los sacrificios cotidianos q u e se ofrecían, hacíase ( G e n 38,17; Jos 13,27, hoy tell der Allah, en la parte oriental del
gran consumo de agua. D e ahí q u e , a d e m á s del pilón de bronce, río) y Sartán (Jos 3,16), difícil de localizar. D e n t r o del santuario,
se disponía de diez pilas más p e q u e ñ a s (mekonoth), en forma cua-
5
' H. G. MAY-M. ENGBERG, Materials Remains nf the Megiddo Cult (Chicago 1935);
R B 40 (1931) 212 nota 1. H. VINCENT, Les Bassins roulants du Temple de Saloman: «Miscellanea Bíblica Ubach» (Mo-
6
PARROT, 32-34. nasterio de Montserrat 1953) 147-159-
\ 1 Reyes 8 433
432
1 Reyes 7 retrasan la ceremonia hasta el año 20 de su reinado. Esta segunda
° s ^ensilios eran de oro. El altar de los perfumes (Ex 30,1-10;/ hipótesis tiene a su favor el testimonio de los LXX. y algunos indi-
39.3«) estaba construido con madera de cedro recubierto de ore/ cios textuales. No es posible zanjar la cuestión.
a V °'| 2 ^"x 40.26 cabe inferir que estaba colocado en el h.eca.%
e
la puerta del debir. En el hecal hallábanse asimismo la mesa Traslación del arca (8,1-9)
de los panes de la proposición
(lehem hapanim = panes del 1 Entonces convocó Salomón a los ancianos de Israel, a todo»
rostro), también revestida de los cabezas de las tribus y a los príncipes de las familias de loi
oro (Ex 25,23; 37,10-16), hijos de Israel, para trasladar el arca de la alianza de Yahvé át
diez candelabros (v.49), ade- la ciudad de David, que es Sión. 2 Reuniéronse con el rey Sa-
lomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es
más de numerosos y varia- el séptimo mes, en el día solemne de la ñesta; J y, llegados todoi
dos utensilios, tales como los ancianos de Israel, llevaron los sacerdotes el arca. 4 Llevaban
lámparas, copas, tazas, cu- el arca de Yahvé, el tabernáculo de la reunión y todos los uten-
chillos, basas, braseros. El silios sagrados del tabernáculo. Los sacerdotes y los levitas loo
famoso candelabro de los sie- llevaban. 5 El rey Salomón y toda la asamblea de Israel, convo-
te brazos, de oro puro (Ex 25, cada por él, iban delante del arca. Sacrificaron ovejas y bueyes
3i-35; 37. 1 7-2o), se encendía en número incontable por su muchedumbre. 6 Los sacerdote»
al atardecer (2 Crón 13,11) pusieron el arca de la alianza de Yahvé en su sitio, en el san-
y se apagaba en las prime- tuario (debir) de7 la casa, en el lugar santísimo, bajo las alas de
ras horas de la madrugada los querubines, pues los querubines tenían las alas extendidas
(1 Sam 3,2); no debe con- sobre el lugar del arca y la cubrían por encima, el arca y sus
fundirse con los diez cande- ) barras. 8 Se había dado a las barras una longitud suficiente para
Fuentes móviles de bronce (Gressmann) labros de oro macizo de que que sus extremidades se viesen desde el lugar santo, que está
. habla el v.49. En el v.50 se delante del santuario (debir), pero sin que9pudiesen verse desde
fuera, y así quedaron hasta el día de hoy. No había en el arca
distingue entre casa interior (debir) y casa exterior, llamada sim- ninguna otra cosa más que las dos tablas de piedra que Moisés
plemente casa o templo (hecal). Todo el oro y la plata que David depositó en ella en Horeb, cuando hizo Yahvé alianza con los
adquirió en sus campañas contra los árameos, moabitas, amonitas, hijos de Israel a su salida de Egipto.
filisteos y amalecitas fue consagrado a Yahvé (2 Sam 8,9-12) 8.
El arca de la alianza era el símbolo del pacto existente entre
Yahvé y su pueblo y una prueba de su presencia en medio de éste.
DEDICACIÓN DEL TEMPLO Vimos que el arca se encontraba en Silo (1 Sam 4,3), desde donde
fue sacada para acompañar al ejército en guerra contra los filisteos
i La solemne dedicación del templo constituía el sueño dorado (1 Sam 4,11; c.5-6). Olvidada casi por mucho tiempo en Quinal-
de Salomón. Finalmente, Yahvé tenía su casa, mucho más suntuosa Jearim (1 Sam 7,1), fue trasladada solemnemente a Jerusalén, siendo
que cualquiera de las que había habitado anteriormente. Ya no colocada en medio del tabernáculo que David había alzado para
era Yahvé un Dios peregrino, trashumante, que iba de un lugar ella (2 Sam 6,17). De este refugio va a sacarla Salomón para llevarla
a otro, de una tienda a un tabernáculo (2 Sam 7,6). A Salomón,
procesionalmente «de la ciudad de David, que es Sión» (2 Sam 5,7.9),
rey pacífico, cupo el honor de levantar un templo digno a Yahvé.
Vimos que su fábrica se terminó el año undécimo del reinado de al nuevo templo. En el solemne acto toman parte los ancianos de
Salomón, en el mes octavo, correspondiente a octubre-noviembre. Israel, los jefes de las tribus y los principes de los padres (abolli)
La dedicación, que se inicia con el traslado del arca de la alianza, de los hijos de Israel. Con la última expresión, que falta en el texto
efectuóse en el mes séptimo (septiembre-octubre). ¿En qué año griego, se designan los príncipes de las casas paternas, o sea, los
del reinado de Salomón tuvo lugar tan gran acontecimiento? Unos padres (Ex 6,25; Núm 32,28). El traslado efectuóse cu el mes de
(DESNOYERS, LANDERSDORFER) creen que fue el año 12, es decir, Etanim, séptimo, llamado Tishri después del exilio. La fiesta de
once meses después de terminada la obra; otros (KORTLEINER) que se habla es la de los Tabernáculos (Lev 23,39; Jue 21,19).
8
El traslado coincidió con el quince del mes, primer día de la fiesta.
Sobre el altar de oro (v.48) escribe De Langhe: «Originariamente se designaba el altar Los sacerdotes llevaban el arca (Jos 3,6; 6,6) y el tabernáculo
de los perfumes con la fórmula miqtar hazzahabh. Para todo iniciado, las dos palabras tenían
resabio pagano. Por lo mismo, en un primer tiempo miqtar fue considerado como glosa, y de la reunión, o sea, la tienda que albergó el arca (2 Saín 7,2; 1 Re 1,
reemplazado más tarde por mizbeah. Pronto el mismo vocablo zahabh, en el sentido de aro- 39). En el texto hebraico se añade que los levitas tomaron parte en
ma, cayó en olvido. Puesto que el altar de los perfumes había sido decorado con láminas
de oro, se aplicó la expresión mizbeah hazzahabh a «un altar de oro», cuya existencia real está la ceremonia, que propiamente les pertenecía (Núm i,48ss; 4,1-15).
atestiguada muy pobremente en la tradición bíblica y profanas (L'autel d'or du Temple de
Jérusalem: B 40 [1959] 494). Véase J. DE GROOT, Die Altare des Salomonischen Tempels (Stutt- Delante del arca marchaba Salomón y todo el pueblo sacrificando
gart 1924); K. GALLING, Der Altar in den Kulturen des alten Orients (Berlín 1925). muchos animales. El sentido factitivo, dice De Fraine, del verbo
434 1 Reyes 8 1 Reyes 8 435
naves fenicias q u e i b a n a T a r s i s (Sal 48,8). M u c h o se ha discutido administrativo y político. A partir del próximo caiiltulo se n o s
acerca del significado d e la palabra Tarsis, q u e acaso corresponde a enseña el reverso d e la medalla, con la exposición de mu causas q u e
fundición; las naves d e T a r s i s exportaban a las diferentes naciones llegaron a e m p a ñ a r tanta gloria y adelantaron la escisión del reino.
los metales d e las fundiciones d e Asiongaber, cobrando la mercancía
en oro. El texto bíblico habla siempre d e «naves d e Tarsis» (10,22;
Las mujeres extranjeras y la idolatría (11,1-13)
2 C r ó n 9,21). E n la segunda p a r t e del verso 21 del texto ú l t i m o
mencionado se dice q u e las naves iban (halekot) a Tarsis, v e r b o q u e 1
E l rey Salomón, además de la hija del Faraón, a m ó a m u -
u n copista p u d o añadir erróneamente, como hizo la Vulgata en chas mujeres extranjeras, moabitas, amonitas, eclnmitas, sido-
1 Re 10,22. T a m b i é n en 2 C r ó n 20,36 se encuentra la expresión nias y jeteas, 2 de las naciones de que había dichu Yahvé a los
«ir a Tarsis», pero quizá el texto deba corregirse conforme a 1 R e hijos d e Israel: «No entréis a ellas, ni entren ellm a vosotros,
22,49 ( G A R O F A L O ) 5 . p o r q u e d e seguro arrastrarán vuestros corazones ti»N sus dioses».
A éstas, pues, se unió Salomón con amor. 3 Tuvo setecientas
mujeres d e sangre real y trescientas concubinas, \ las mujeres
Los carros (10,26-29) torcieron su corazón. 4 C u a n d o envejeció Salomón, sus m u -
jeres arrastraron su corazón hacia los dioses ajenos; y no era
26 R e u n i ó carros y caballos. Tenía m i l cuatrocientos carros su corazón enteramente d e Yahvé, su Dios, cuino lo había
y doce m i l jinetes, q u e puso en las ciudades donde tenía los sido el d e David, su padre; 5 y se fue Salomón tnt< de Astarté,
carros, y en Jerusalén, cerca del rey. 21 El rey hizo q u e e n Jeru- diosa de los sidonios, y tras de Milcom, abomiiiiición de los
salén a b u n d a r a la plata c o m o las piedras, y los cedros fueron amonitas; 6 e hizo Salomón el m a l a los ojos de Vahvé, y no
tan n u m e r o s o s c o m o los sicómoros q u e crecen en el llano. siguió enteramente a Yahvé, c o m o David, su pad 1 ••. ' Entonces
28
L o s caballos los traía de M u s r i y de C o a ; una caravana d e edificó Salomón, en la m o n t a ñ a que está frente a |rrusalén, u n
comerciantes del rey los c o m p r a b a a u n precio determinado; excelso a C a m o s , abominación de Moab, y a Milcnin, abomina-
29
u n tiro d e carro venía a costar, al salir d e Musri, seiscientos ción de los hijos de A m ó n ; 8 y de modo semejanlr hizo para
siclos de plata, y u n caballo, ciento cincuenta siclos. Traíanlos todas sus mujeres extranjeras, q u e allí quemaban perfumes y
t a m b i é n al m i s m o t i e m p o para los reyes de los jéteos y los de sacrificaban a sus dioses. ' Irritóse Yahvé contra Hiilomón por-
Siria. que había apartado su corazón de Yahvé, Dios ili< Israel, que
se le había aparecido dos veces l ü y le había mandrtil», cuanto a
esto, q u e n o se fuese tras los dioses ajenos; pero t'l no siguió
E n algunas ciudades concentró Salomón los carros de combate, lo q u e Yahvé le había m a n d a d o . " Y a h v é dijo 11 Salomón:
desconocidos antes e n Israel. Según el códice B, disponía Salomón «Pues q u e así has obrado y has roto mi alianza y IHN leyes q u e
de cuatro mil carros, con tres h o m b r e s cada u n o , obteniéndose d e yo te había prescrito, yo r o m p e r é de sobre ti tu irino y se lo
esta manera la s u m a de doce mil jinetes adictos al servicio d e los entregaré a u n siervo tuyo. 12 N o lo haré, sin emliurgo, en tus
carros de combate 6 . L o s caballos importábanse d e Coa, p e q u e ñ a días, p o r a m o r de David, tu padre; lo arrancaré de las manos
de t u hijo. 13 Ni le arrancaré tampoco todo el reino, sino que
ciudad d e las costas d e Cilicia; M u s r i hallábase al norte de la misma
dejaré a t u hijo una tribu por a m o r de David, mi niervo, y p o r
región, cuya riqueza principal consistía e n la cría d e caballos ( H E R O - a m o r d e Jerusalén, que yo he elen¡do».
DOTO, 3,90), e n t r e g a n d o a n u a l m e n t e trescientos caballos blancos a
Darío. Salomón negociaba con los caballos d e M u s r i y Coa; los
P r ó s p e r o e n todos los órdenes había sido el reinado de Salomón.
traía de allí para él y para los países vecinos, Siria, Egipto y el D e su p a d r e recibió un reino pacifico en el interiol y exterior;
reino de los hititas, a quienes los revendía a precios más r e m u n e r a - todos sus contrincantes fueron eliminados. Dios le i'ligió entre
dores. los otros hijos d e David para sucederle en el trono; le colmó de
Hasta el presente nos h a h e c h o ver el autor sagrado la p r o s p e - sabiduría y d e bienes, imponiéndole únicamente la <>l'ligación de
ridad del reinado d e Salomón e n todos los órdenes: religioso, militar, m a n t e n e r s e fiel a D i o s y de observar sus preceptos y m ndamientos.
Pero, a m e d i d a q u e crecía su fama y amontonaba riípi'Zas, dejóse
5 Muchos creen q u e se trata de Tarsis, lugar q u e se encontraba cerca de la desemboca-
dura del Guadalquivir. Otros, por el hecho de q u e la flota tenía sus bases en el golfo de arrastrar p o r los sentimientos del corazón hasta oíu: ir su privi-
Aqaba, buscan Tarsis p o r estos parajes, cerca d e Ofir. Otros (HALEVY, ALBRIGHT) h a n pen- legiada inteligencia. N o supo administrar sus riqueza' ni su gloria
sado en Cerdeña. N o es posible zanjar la cuestión (DESNOYERS, Histoire III 66-70; L . DE LAS
MUÑECAS, La Tarsis bíblica: «Estudis Franciscans», 43 [1931] 111-150; S. BARTINA, Tarsis: con moderación. L a conciencia d e su superioridad le Nevó al des-
VD 34 [1956] 342 : 348). W . ALBRIGHT («Basor», 83 [1941] 14-22) reconoce en Tarsis una potismo, t r a t a n d o a sus subditos con severidad, en ve 1 Le amarlos
palabra técnica fenicia q u e significa fundición (rashashuj, q u e funcionaba en Nora, o en la
región adyacente, de la isla d e Cerdeña. como p a d r e . L a misma piedad era más espectáculo 1 |iie nacida
6 En las excavaciones practicadas en M e g i d d o se h a n encontrado restos de establos capa- del corazón. Su ansia de gloria llevó a Salomón > concertar
ces de albergar a cuatrocientos cincuenta caballos para ciento cincuenta carros. Otras cuadras
se han hallado en Jasor (9,15), en T a a n a c , Eglón y Guezer (9,15). J. SIMONS, Caesurae in the tratados con reyes extranjeros, a recibir comisiones d. los pueblos
history of Megiddo: O T S 1 (1942) 17-54; A . A L T , Megiddo ¡m Uebergang vom Kanaanáischen gentiles, a contraer matrimonios con numerosas prin.. is paganas.
zum israelitischen Zeitalter: Z A W 60 (1944) 67-85; G. H . W R I G H T , The Discoveries at Me-
giddo 193S-1939: B A 13 (1950) 28-46; A . M . STEVE, Megiddo: DBS 5,1083-1101. Las m u c h a s mujeres de v a n a d a procedencia y religue llegaron a
<M8 / Reyes 11 1 Reyes 11 449
cautivar su corazón a medida que avanzaba en años hasta arrastrarlo dose allí algunos de Paran, llegaron a Egipto, junto al Faraón,
a rendir culto a dioses extranjeros. Si a la hija del Faraón le concedió rey de Egipto. El Faraón dio a Hadad una cusa, proveyó a su
una habitación separada, ¿cómo negar a ella y a las otras su deseo subsistencia y le dio tierras, i* Fué Hadad muy grato al Faraón,
de tener un lugar de culto para sus respectivos dioses? A causa de que le dio por mujer a Ano, hermana mayor de su mujer,
las muchas mujeres extranjeras, el reino del gran monarca israelita hermana de la reina Tafnes. 20 La hermana de Tafnes le dio
empezaba a resquebrajarse; los profetas, antes fervientes admira- su hijo Guenubat, a quien Tafnes educó en la casa del Faraón,
dores suyos, no dudaron en declarársele en contra; el pueblo, estando en ella Guenubat como un hijo del Faraón. 2 i Cuando
supo Hadad, en Egipto, que David se había dormido con sus
gravado por tasas y trabajos, anhelaba un cambio de cosas. padres y que Joab, jefe del22ejército, había muerto, dijo al Faraón:
Era costumbre antigua entre los reyes trabar amistad con otros «Déjame ir a mi tierra»; y el Faraón le respondió: «¿Qué te
monarcas con el envío de una o más hijas para el harén real. A Sa- falta cerca de mí, para que quieras irte a tu tierra?» Y él con-
lomón se le hicieron innumerables ofrecimientos, porque todos testó: «Nada me falta, pero déjame ir». Hadad se volvió a su
deseaban la amistad de un monarca tan sabio y rico. Otras mujeres casa. Este fue el mal que hizo Hadad, que odiaba a Israel y
y concubinas entraban en el harén para cancelar una deuda o un se alzó rey de Edom. 23 Suscitó Dios a Salomón otro enemigo,
impuesto. Sin embargo, el número de las mujeres y concubinas Rezón, hijo de Eliada, que había huido de su señor Hadadezer,
rey de Soba. 24 Reunió gente y se hizo jefe de banda cuando Da-
que señala el texto es exagerado. En el Cantar de los Cantares (6,8) vid derrotó a las tropas arameas. Fuese entonces a Damasco y
se habla de sesenta reinas y ochenta concubinas; el número total se estableció allí, y reinó en Damasco, 25 siendo enemigo de
de mil que señala el texto es una hipérbole manifiesta, encaminada Israel todo el tiempo de la vida de Salomón. Al mismo tiempo
a poner de relieve la grandeza de Salomón, que en Oriente se mide que Hadad, le hacía el mal que podía, porque aborrecía a
principalmente por el número de mujeres del harén. En Ex 34,11- Israel y reinaba en Siria.
16; Deut 7,1-5 se prohibían los matrimonios entre israelitas y mu-
jeres cananeas por temor a que los arrastraran a la idolatría. Más Dos fueron los principales enemigos que amenazaron las fron-
tarde esta prohibición se extendió a las mujeres de otras procedencias. teras del reino salomónico: Hadad, de la sangre real de Edom, y
La idolatría era considerada como el mayor de los pecados (9,6-7). Rezón, creador del reino de Damasco. En cuanto al primero se
Salomón rindió culto a Astarté (ashtoret), la diosa principal de los amplía aquí la noticia del ataque de David contra Edom y el ensa-
fenicios y sidonios, asociada al dios Baal. De Milcom sabemos que ñamiento contra el mismo (2 Sam 8,13-14). Una vez vencidos los
era el supremo dios de los amonitas (2 Sam 12,30), al que se ofre- edomitas, Joab se ensañó contra los varones del país, a quienes
cían niños en holocausto *. Los moabitas reconocían al dios Camos persiguió durante seis meses. Hadad, de la familia real, logró esca-
(Núm 21,29; Jer 48,46). De él se habla en el obelisco de Mesa 2 . par a tierras de Madián, al sudeste de Edom, y de allí a Egipto.
Los altares de estos ídolos fueron levantados en la vertiente occiden- Hadad es el nombre del dios cananeo del cielo y de las tempes-
tal del monte Olivete, enfrente del templo de Yahvé, constituyendo tades 3 , que llevaron anteriormente otros dos reyes idumeos (Gen 36.
un grave escándalo para el judaismo. Desde estos tiempos arranca 35.39). Hadad marchó a Egipto por existir quizá entre ambos
la denominación de monte del Escándalo que se da a la parte ex- países relaciones cordiales, ya que en el papiro Anastasi VI, de
trema sudoccidental del mencionado monte. Este pecado debía la XIX dinastía, se autoriza a una tribu edomita para que apaciente
atraer sobre Salomón un castigo ejemplar, anunciándosele la divi- sus ganados junto a Pithom (PRITCHARD, 259). En su huida atravesó
sión del reino en el interior y la aparición de enemigos en las fron- el desierto de Farán, al norte de la península del Sinaí (Núm 10,12;
teras (v.14). No sabemos si se valió Dios de un profeta para anunciar 12,16; 13,3; 1 Sam 25,1). El Faraón, probablemente de la XXI di-
estos castigos a Salomón. nastía, recibiólo amigablemente, hasta el punto de entregarle a
Ano, su cuñada, por esposa. El texto masorético llama Tahpenes
a la reina, palabra que, según algunos, debe cambiarse en táhmenis
Enemigos externos de Salomón (11,14-25) haguebimh = grande esposa del rey. La mutilación del título egipcio
14 proviene, probablemente, de su asonancia con el nombre de la
Suscitó Yahvé a Salomón un enemigo, Hadad, idumeo,
de la sangre real de Edom. 15 Cuando David batió a Edom, Joab, ciudad, Tahpankes o Takhpankhes (Jer 2,16; 43,7-9) 4 . La reina
jefe del ejército, subió para enterrar a los muertos y mató a adoptó al hijo de Hadad, llamado Guenubat, que fue educado
todos los varones de Edom, 16 quedándose con todo Israel juntamente con los hijos del rey. A la muerte de David y de Joab
durante seis meses en Edom, hasta exterminar a todos los pidió Hadad autorización para regresar a su patria, llevando en el
varones. 17 Entonces Hadad, con algunos edomitas, siervos de corazón un gran odio contra los israelitas.
su padre,18 huyó para refugiarse en Egipto, siendo todavía mu- Rezón, subdito de Hadadezer, rey de Soba (2 Sam 8,3-10; 10,
chacho. Partiendo de Madián, se fueron a Paran, y, unién-
1 ' H . H A A G , Bibellexikon 635.
N . SCHNEIDER, Mdchom, das Scheusal der Ammoniter: B 18 (1937) 337-343; 19 (1938) 4
286-307. Véase B. GRDSELOFF, Takpnés: «Annales d u service des Antiquités d e l'Egypte», 4 7
2 D . SIDERSKI, La stéle de Mesa, Índex bibliographique (París 1920). (1947); ÍDEM, Edom d'aprés les sources Egyptimnes: «Revue de l'histoire Juive en Égypte»,
1 (1947) 88-93-
Biblia comentada 2 15
450 1 Reyes 11 1 Reyes 11 451
15-19), se proclamó jefe de una banda, instalándose en Damasco, treinta kilómetros al este de Jafa (Géographie II 457) y a ocho al
donde inició el reino que más tarde se convertiría en un enemigo sudeste de Rentis, patria de Samuel (1 Sam 1,1). La madre de Jero-
peligroso del reino del Norte, separado del de Judá. Salomón no boam es llamada Seruah, leprosa en^el texto masorético; porne, me-
pudo apoderarse de Tadmor (Palmira) ni ejercer su influencia co- retrix,ipor los LXX, por considerar los glosadores que el cisma fue
mercial hasta las tierras del Eufrates. Perdió parte de sus posesiones como la lepra y un adulterio para Israel. Probablemente se llamaba
en Siria, decayendo su prestigio. Seruyah, Sarvia, como una hermana de David. Jeroboam veía con
indignación que, mientras la tribu de Judá gozaba de un régimen de
Jeroboam (11,26-43) excepción, toda la carga de las obras recaía sobre los efraimitas. Je-
roboam, joven, valiente (guibbor hail), dirigía los trabajos, pero sen-
26 También Jeroboam, siervo de Salomón, se alzó contra el tía la causa de sus hermanos de tribu. Seguramente que debió él ma-
rey. Era hijo de Nabat, efrateo, de Sereda, siervo de Salomón, quinar desde tiempo algún complot contra la política del rey en con-
y tenía por madre a una viuda llamada Sarva. 27 He aquí la oca-
sión de alzarse contra el rey. Estaba Salomón construyendo el nivencia con las tribus del norte. A la misma tribu pertenecía Ajías,
terraplén para rellenar la depresión que había en la ciudad de de Silo (i Sam 14,3.18), a quien algunos críticos incluyen entre los
David, su padre. 28 Jeroboam era hombre muy capaz y fuerte, confabulados para protestar por la decadencia del templo de Silo,
y, habiéndole visto Salomón a la obra, dio al joven el mando de absorbido y desplazado por el de Jerusalén 5 . Pero, como dice el texto,
todas las gentes de trabajo de la casa de José. 29 Por aquel tiem- reconoció Ajías los méritos de David (v.34) y los privilegios de Je-
po salió Jeroboam de Jerusalén y le halló en el camino el profeta rusalén como ciudad escogida por Dios (v.36). Con una acción sim-
Ajías, de Silo. Iba éste cubierto con un manto nuevo, y estaban bólica (19,19; 20,37-42; 2 Re 13,14-19; Is 8,1-4; 20,1-6; Jer 19,10;
los dos solos en el campo. 30 Ajías cogió el manto nuevo que lle-
vaba sobre sí, lo partió en doce pedazos, 31 y dijo a Jeroboam: 27,2; Ez 3,1-3) profetizó la división del reino, reservando una tribu
«Coge diez pedazos, porque así habla Yahvé, Dios de Israel: para el hijo de Salomón y entregando a Jeroboam las diez restantes.
Voy a romper el reino en manos de Salomón y a darte a ti diez Siendo doce las tribus, se pensó en corregir el texto escribiendo dos
tribus. 32 El tendrá una tribu, por amor de David, mi siervo, y tribus (de Judá y de Benjamín), en vez de una. Las diez partes re-
de Jerusalén, que yo he elegido entre todas las tribus de Israel. presentan el bloque de las tribus norteñas (2 Sam 19,44). Las otras
33 Porque me han abandonado y se han prosternado ante As- dos piezas del manto simbolizan la tribu de Judá, con la que habíase
tarté, diosa de los sidonios; ante Camos, dios de Moab, y ante fusionado la de Simeón (Jos 19,1); pero acaso se Irata de la tribu de
Milcom, dios de los hijos de Amón. No han marchado por mis
caminos, haciendo lo que es bueno a mis ojos y guardando mis Benjamín, que se asoció a la de Judá, con la que jugó un papel im-
leyes y mandamientos, como lo hizo David, su padre. 34 No qui- portantísimo (12,21-23). Las palabras del profeta no son ni fórmu-
taré de sus manos el reino, pues mantendré su reinado todos los las geométricas ni ecuaciones algebraicas 6.
días de su vida por amor a David, mi siervo, a quien elegí yo Ajías, yahvista acérrimo, achaca a Salomón su apostasía, pero
y que guardó mis mandamientos y mis leyes. 35 Pero quitaré calla las otras causas que aceleraron la división de su reino. Conoce
el reino de las manos de su hijo y te daré a ti diez tribus, 36 de- Ajías las ambiciones de Jeroboam, al cual promete una dinastía
jando a su hijo una tribu, para que David, mi siervo, tenga siem-
pre una lámpara ante mí en Jerusalén, la ciudad que yo he elegi- perdurable en caso de que religiosamente imite a David. Jeroboam
do para poner allí mi nombre. 37 A. ti te tomaré yo; dominarás pudo escapar de manos de Salomón huyendo a Egipto, cerca del
sobre cuanto tu corazón desea y serás rey de Israel. 38 Si me obe- faraón Sesac, llamado Sheshonq, fundador de la XXII dinastía, que
deces en cuanto yo te mande y sigues mis caminos, mis leyes y reinó aproximadamente los años 950-929 a.C. De él se ocupará
mandamientos, como lo hizo David, mi siervo, yo seré contigo más tarde nuestro autor (14,25). Según los LXX (i2,24ss), Jeroboam
y te edificaré casa estable, como se la edifiqué a David, y te daré tomó en Egipto por esposa a Ano, hermana mayor de Thekemina,
Israel. 39 Humillaré a la descendencia de David, mas no por mujer de Faraón.
siempre». 40 Salomón procuró dar muerte a Jeroboam; pero
Jeroboam huyó, refugiándose en Egipto, cerca de Sesac, rey de Una historia más amplia del reinado de Salomón tuvo el autor
Egipto, hasta la muerte de Salomón. 41 Lo demás de los hechos sagrado ante su vista, de la cual extrajo lo poco que ha consignado
de Salomón, de lo que hizo y de su 42 sabiduría, ¿no está escrito en en los capítulos 3-11. Pero, además, conoció otro documento en el
el libro de los hechos de Salomón? Reinó Salomón en Jerusa- que se exponían ampliamente las etapas de la construcción y orna-
lén cuarenta años sobre todo Israel, 43 y luego se durmió con mentación del templo. Para describir los primeros brotes del reino
sus padres y fue sepultado en la ciudad de David, su padre. Le del norte, o sea los primeros conatos de rebelión por parte de Jero-
sucedió Roboam, su hijo. boam, inspiróse en una historia de los reyes del Norte.
Como hemos podido apreciar en las páginas que anteceden, el
El enemigo más peligroso para Salomón y su reino fue Jeroboam, autor sagrado ha escrito una historia breve, concisa, del reinado de
capataz de los trabajos del terraplén entre la ciudad de David y el Salomón, poniendo de relieve sus puntos luminosos y no ocultando
templo. Era efraimita de nacimiento (Jue 12,5; 1 Sam 1,1), de la ciu- 5
dad de Sareda (Jue 7,22; Jos 3,16), en el actual Deir Ghassaneh, a A. CAQUOT, Ahiyya de Silo et Jeroboam Zor; «Semítica», 11 (1961) 17-27.
<• B 7 (1926) 87.
452 1 Reyes 12 1 Reyes 12 453
sus sombras, considerándolo todo desde el punto de vista deutero- vado los conatos de independencia de las tribus del norte a causa
nómico. Salomón es figura del Mesías (Mt 12,47; Le 11,31) única- del trato desigual de que eran objeto con relación a los de Judá, que
mente por razón de algunas misteriosas y solemnes palabras que la conducta abiertamente imprudente de Roboam sellaron definiti-
le dirigió Dios, por el esplendor y sabiduría que le acompañó en vamente. Roboam dispuso que la ceremonia de la proclamación
los primeros años de reinado. Pero es también un ejemplo viviente como nuevo rey de Israel se celebrara en Siquem, lugar donde se
de cómo puede sucumbir un alma que no coopera con la gracia que produjo la primera tentativa de la monarquía (Jue 8,22ss; c.9). A. las
Dios le concede a raudales. En cifras redondas se dice que Salomón razones históricas se añadieron otras consideraciones de orden social.
reinó cuarenta años sobre Judá e Israel. Iniciado su reino hacia el Las tribus norteñas eran más ricas económicamente que Judá; sus
año 972, prolongóse hasta cerca de 930; otros autores (DHORME) tierras, más feraces; sus ciudades, más abiertas a las grandes vías
señalan los años 972 y 932 como términos a quo y ad quem del comerciales, lo que originó un nivel de vida superior, una cultura
reinado salomónico. Fue sepultado junto a su padre (2,10). Le más refinada. Las tasas que pesaban sobre ellos eran insoportables,
sucedió su hijo Roboam. en tanto que Judá gozaba de un trato de favor. Desde el punto de
vista religioso, Siquem guardaba el sepulcro de José (Jos 24,32).
SEGUNDA PARTE
Abraham había estado allí (Gen 12,6); Jacob había morado grandes
temporadas en sus inmediaciones (Gen 33,18). Además, ¿no había
HISTORIA SINCRÓNICA DE LOS REYES HASTA AJAB sido contaminada Jerusalén por los santuarios extranjeros? El nu-
Y JOSAFAT (c.12-22) meroso harén real creó en la capital un ambiente de sensualidad y
cierto sincretismo religioso. No solamente las reinas acudían a los
Roboam en Siquem (12,1-15) templos de sus respectivos dioses, sino también la servidumbre, el
séquito, los mercaderes extranjeros, los simpatizantes. Los mismos
1 Roboam fue a Siquem por haberse reunido en Siquem todo israelitas debían ser, en parte, los proveedores de víctimas y de
Israel para proclamarle rey. 2 Así que lo oyó Jeroboam, hijo
de Nabat, que estaba en Egipto, adonde había huido de Salo- cuanto se necesitaba para los sacrificios a los ídolos.
món, se volvió de Egipto. 3 Y hablaron a Roboam diciendo: El acto de señalar a Siquem como lugar de su proclamación
•* «Tu padre hizo muy pesado nuestro yugo; aligera tú, pues, como rey fue un acierto diplomático de Roboam. No sabemos si
ahora esta dura servidumbre, y te serviremos». 5 El les respon- Jeroboam estuvo o no presente en la ceremonia, ya que había aban-
dió: «Id y volved a mí dentro de tres días». Fuese el pueblo. donado Egipto tan pronto como se enteró de la muerte de Salomón.
6 El rey Roboam consultó a los ancianos que habían estado cer- Los LXX dicen que se retiró a Sareda; del texto masorético (v.3.5.
ca de Salomón, su padre, durante su vida, diciéndoles: «¿Qué 12), de 2 Crón 10,3 y Vulgata parece deducirse que asistió a la
me aconsejáis que responda a este pueblo?» 7 Y ellos le dijeron:
«Si ahora te rindes a este pueblo y le complaces hablándole blan- misma.
das palabras, te estará siempre sujeto». 8 Pero Roboam no si-
guió el consejo de los ancianos, y consultó a los jóvenes que se «/A fus tiendas, Israel!» (12,16-24)
habían criado con él y le rodeaban, 9 diciéndoles: «¿Qué me
aconsejáis que responda a este pueblo10que así me habla: Aligera 16 Entonces todo Israel, viendo que el rey no le escuchaba,
el yugo que tu padre nos impuso?» Y los jóvenes que se ha- dijo al rey: «¿Qué tenemos que ver nosotros con David? No
bían criado con él le dijeron así: «Habla de este modo al pueblo tenemos heredad con el hijo de Isaí. ¡ A tus tiendas, Israel! ¡ Pro-
que te ha dicho: Tu padre hizo muy pesado su yugo sobre nos- vee ahora a tu casa, David!» Fuese Israel a sus tiendas (17 y Ro-
otros; aligéralo tú. Habíales así: Mi dedo meñique es más grue- boam no reinó sobre más hijos de Israel que los que habitaban
so que los lomos de mi padre. n Ahora, pues, mi padre os cargó en las ciudades de Judá). 18 Mandó entonces Roboam a Adoni-
con pesado yugo, y yo haré vuestro yugo más pesado todavía. ram, que era prefecto de los tributos; pero éste fue lapidado por
Mi padre os azotó con azotes, y yo os azotaré con escorpiones». todo Israel y murió. Apresuróse Roboam a montar en su carro
12 Vino a Roboam, pues, todo Israel al día tercero, según lo que para huir a Jerusalén; 19
y así se separó Israel de la casa de David
había dicho el rey: «Volved dentro de tres días»; 13 y el rey res- hasta el día de hoy. 20 Sabiendo que había vuelto Jeroboam, todo
pondió al pueblo duramente, dejando el consejo que le habían Israel le mandó a llamar a la asamblea y le hicieron rey de todo
dado los ancianos, 14 y le habló así, según el consejo de los jóve- Israel. La tribu de Judá fue la sola cine siguió a la casa de David.
nes: «Mi padre hizo pesado vuestro yugo, y yo lo haré más pe- 21
Llegado Roboam a Jerusalén, convocó a toda la casa de Judá
sado todavía; mi padre os azotó con azotes, y yo os azotaré con y a la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil hombres de guerra,
escorpiones». 15 Desoyó, pues, el rey al pueblo, porque así lo para hacer la guerra a la casa de Israel y reducirla a la obedien-
disponía Yahvé para cumplir la palabra que El había dicho por cia de Roboam, hijo de Salomón; 22 pero23Semeyas, varón de
medio de Ajías, de Silo, de Jeroboam, hijo de Nabat. Dios, recibió palabras de Yahvé, diciendo: «Habla a Roboam,
hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la 24 casa de Judá y de Ben-
Salomón había bajado al sepulcro dejando a su hijo en herencia jamín, y a todos los del pueblo, diciendo: He aquí lo que dice
un descontento general en el interior. Antes de morir habíanse reno- Yahvé: No subáis a hacer la guerra a vuestros hermanos, los hi-
1 Reyes 12 1 Reyes 13 455
454
jos de Israel. Vuélvase cada u n o de vosotros a su casa, p o r q u e orificios e n t i e m p o s de los jueces (Jue 20,21; 21,4; 1 Sam 10,3). J e -
de m í ha venido esto»; y ellos, obedeciendo la palabra de Dios, r o b o a m repite las palabras q u e pronunció A a r ó n después de haber
se volvieron, según la palabra de Yahvé. construido el becerro de oro (Ex 32,4). Al rey se le ocurrió represen-
t a r a Y a h v é en forma de becerro por influencias religiosas paganas
L a respuesta insolente del rey p o n e e n boca de la m u c h e d u m b r e d e Palestina y Siria, en d o n d e el becerro era considerado como sím-
el grito separatista lanzado en otro t i e m p o p o r Seba (2 Sam 20,1). bolo d e fecundidad y de fuerza, atributos del dios cananeo Baal-
L a escisión del p u e b l o era u n h e c h o : R o b o a m dominaría sobre J u d á H a d a d . E n Israel n o se practicaba p r o p i a m e n t e la idolatría, ya q u e
y Benjamín, m i e n t r a s q u e las diez t r i b u s del n o r t e se unirían bajo n o se adoraba a dioses extranjeros, sino q u e se representaba a Yahvé
J e r o b o a m . Varias causas contribuyeron a esta división. E n el colmo bajo la forma de u n toro o becerro, considerado como soporte de
de la imbecilidad, n o e n c o n t r ó R o b o a m otro funcionario p a r a atraer u n Dios invisible, lo q u e suponía, sin embargo, a la ley sobre la
y reducir a los del n o r t e q u e el odiado A d o n i r a m (4,6; 5,28), jefe d e representación sensible de la divinidad (Ex 20,34; Deut 4,15-20;
los t r i b u t o s . D i o s obceca a los q u e q u i e r e p e r d e r . Vuelto el rey a 5,8-9). A d e m á s , con esta práctica Jeroboam ponía el yahvismo al
Jerusalén, t r a t ó de reducir a los separatistas p o r la fuerza, p e r o le nivel de las otras religiones paganas, creando una especie de sincre-
disuadió el profeta Semeyas (13,1-9). Según algunos textos ( n , tismo religioso y una gran desorientación. ¿Cómo distinguirá el
13.32), solamente la t r i b u de J u d á obedeció a R o b o a m ; sin e m b a r g o , p u e b l o e n t r e el toro de Yahvé y el de Baal? Oseas (8,6) y escritores
p a r t e de Benjamín, en cuyo territorio se encontraba Jerusalén, se posteriores consideran este culto de las imágenes como una verda-
u n i ó al reino del sur (2 G r ó n 11,1), en t a n t o q u e Jericó se adhirió al dera apostasía. E s posible, además, que buscara Jeroboam u n acer-
del n o r t e (16,34). L a d e Simeón habíase fundido con la de J u d á L camiento religioso con los cananeos, m u y numerosos en su territorio.
E n t o d o caso, consciente o n o de sus actos, abría Jeroboam las
Cisma religioso (12,25-33) p u e r t a s del sincretismo religioso 2 .
Para el servicio de los nuevos santuarios creó sacerdotes a gen-
25
J e r o b o a m edificó Siquem, en la m o n t a ñ a de Efraím, y re- tes q u e n o pertenecían a la t r i b u de Leví; los sacerdotes y levitas ha-
sidió allí; salió después y edificó Penuel. 26 J e r o b o a m se dijo en bían emigrado casi en masa a Judá (2 C r ó n 11,13). La institución de
su corazón: «El reino podría m u y bien volver otra vez a la casa sacerdotes q u e n o contaban con títulos para ello fue considerada
de D a v i d . 2 7 Si este pueblo sube a Jerusalén para hacer sus sa- como u n g r a n escándalo y u n nuevo pecado de Jeroboam (13,33-34).
crificios en la casa de Yahvé, el corazón del pueblo se volverá
a su señor, R o b o a m , rey de Judá, y m e m a t a r á n a mí». 2 8 D e s - P r o c u r ó conservar las festividades principales vigentes en Judá, aco-
pués de pensarlo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al p u e - m o d á n d o l a s , sin embargo, a la nueva situación. Retrasó u n mes la
blo: «Bastante t i e m p o habéis subido a Jerusalén; ahí tienes a tu fiesta d e los T a b e r n á c u l o s , haciéndola coincidir con el término de la
Dios, Israel, el que te sacó de la tierra de Egipto». 2 ° H i z o p o n e r recolección d e la uva, a fin de que la solemnidad y jolgorio fueran
u n o de los becerros en Betel y otro en D a n ; 30 y esto indujo al mayores. El rey ofrecía sacrificios, considerándose rey teocrático y
pecado, pues iba el pueblo hasta D a n para adorar. 3 l Edificó s u m o sacerdote. Por todo lo dicho, vemos cuan dudosos fueron los
t a m b i é n J e r o b o a m lugares excelsos e hizo sacerdotes a gentes comienzos del reino del norte desde el p u n t o de vista religioso.
del pueblo que n o eran de los hijos de Leví. 3 2 Instituyó Jero- J e r o b o a m restableció el culto según el modelo antiguo (Ex c.32).
b o a m u n a solemnidad en el m e s octavo, el quince del mes, con-
forme a las de Judá, y sacrificó sobre el altar. Así puso t a m b i é n
en Betel sacerdotes en los altos que había construido, para q u e Un profeta de Judá increpa a Jeroboam (13,1-10)
sacrificasen a los becerros que había hecho; 33 y subió al altar
1
q u e se había hecho en Betel el día quince del octavo mes, que Llegó de J u d á a Betel un h o m b r e de Dios, por mandato de
él a su voluntad eligió. Instituyó u n a fiesta para los hijos de Is- Yahvé, mientras estaba Jerobonm en el altar para sacrificar;
2
rael y subió al altar para sacrificar. y alzando su voz contra el altar, según la palabra de Yahvé,
gritó: «¡Altar, altar ¡Así habla Yahvé: Nacerá de la casa de David
C o n el fin de defender el n u e v o reino, fortificó J e r o b o a m las u n hijo que se llamará Josías, que inmolará sobre ti a los sacer-
ciudades de Siquem y de Penuel. Se identifica esta última con Tulul dotes de los altos que en ti sacrilicun, y sobre ti quemarán huesos
ed-Dahab, en la ribera del Yaboc, a u n o s once kilómetros al este del h u m a n o s » . 3 Y dio entonces mismo una señal, diciendo: «Esta
J o r d á n . Pensó en rehabilitar los dos santuarios antiguos: D a n , en es la señal que da Yahvé: ct altar se quebrará y se derramará la
ceniza que hay en él». 4 Al oír el rey Jeroboam las palabras del
los confines septentrionales (Jue 18,1-31), y Betel, en el límite sur,
varón de Dios, lo que había gritado contra el altar de Betel, ex-
lugar d o n d e existían recuerdos venerandos de los tiempos de los tendió su brazo desde el altar, diciendo: «Prendedle»; pero la
patriarcas ( G e n 12,8; 13,4; 28,19; 35,7) y en d o n d e se ofrecían sa- m a n o que contra él extendió se quedó rígida y no pudo volverla
* A partir de 12,24 hallamos en los LXX una larga adición proveniente de una historia
de Jeroboam en la que se busca la explicación de cómo empezaron las enemistades entre 2 R. DE VAUX, Le Schisme réligieux dejfyobuam I: «Aiwlicum», 20 (1943) 77-91; A. M. I )u-
Salomón y Jeroboam. Trátase de una ampliación midrásica de lo que dice el TM (J. A. MONT- BARLE, Le jugement des auteurs bibliques sur le schisme de Jéritlxiam: «Miscelánea Bíblica A Fer-
GOMERY, i.c, 251-254). Esta adición midrásica es muy antigua; el traductor griego no la nández»: EE 34 (1960) 577-501-
inventó, sino que la encontró en un texto hebraico.
456 1 Reyes 13 1 Reyes U 457
5
a sí. El altar se q u e b r ó y las cenizas que sobre él había se de- de Yahvé m e ha dicho: No comas pan, ni bebas agua, ni tomes
r r a m a r o n , según la señal q u e el h o m b r e de Dios había d a d o , para la vuelta el camino de la ida». 18 Pero él le dijo: «Yo t a m -
conforme a la palabra de Yahvé. 6 Entonces el rey, dirigiéndose bién soy profeta como tú, y u n ángel m e ha hablado de parte
al h o m b r e de Dios, dijo: «Implora a Yahvé, tu Dios, y ruégale de Yahvé, diciéndome: Tráele contigo a tu casa pam que c o m a
p o r m í para q u e p u e d a volver a m í la m a n o » . El h o m b r e de pan y beba agua». Mentía. 19 Volvióse entonces con él el h o m -
Dios imploró a Yahvé, y el rey p u d o volver a sí la m a n o , q u e b r e de Dios, y en su casa comió pan y bebió agua. 20 I'ero, mien-
quedó como estaba antes. 7 Entonces dijo el rey al h o m b r e de tras estaban sentados a la mesa, fue palabra de Yahvé al profeta
D i o s : «Vente conmigo a m i casa p a r a t o m a r algo y te h a r é u n q u e le había hecho volver, 2 1 q u e gritó al venido de J u d á : «Así
presente». 8 P e r o el h o m b r e de Dios dijo al rey: «No iré contigo habla Yahvé: P o r haber sido rebelde al mandato de Yahvé y no
a tu casa a u n q u e m e dieras la m i t a d de ella, y n o c o m e r é p a n ni haber guardado la orden que Yahvé, tu Dios, te había dado,
beberé agua en este lugar, 9 p o r q u e esa orden m e ha sido dada 22
y p o r q u e volviéndote has comido pan y bebido agua en el
por la palabra de Yahvé: No comas pan, ni bebas agua, ni t o m e s lugar de que te había dicho: «No comas pan allí ni bebas allí
para tu vuelta el c a m i n o p o r d o n d e vayas». 10 Fuese, pues, p o r agua», no entrará tu cadáver en la sepultura de tus padres».
otro camino, n o t o m a n d o para volver el camino por d o n d e ha-
bía venido a Betel.
H a b í a en Betel u n viejo profeta q u e rechazaba el culto d e este
T o d o s los profetas c o n d e n a n la política religiosa de J e r o b o a m . santuario, como indica el hecho de n o asistir a la solemne fiesta de
Aparece en escena, e n p r i m e r lugar, u n profeta anónimo, o r i u n d o la dedicación del nuevo templo. E n t e r a d o de todo poi sus hijos,
d e J u d á («hombre de Dios»), q u e Flavio Josefo llama Jadón (Ant. Iud. m a r c h ó al encuentro del profeta de J u d á , rogándole que se dignara
8,8,5), acaso el m i s m o q u e en 2 C r ó n 9,29 es d e n o m i n a d o J e d d o . El aceptar la hospitalidad que le ofrecía. D u r a n t e la refección manifes-
profeta increpa al rey en el m o m e n t o en q u e éste se disponía a sa- t ó Dios su indignación por la desobediencia del profeta de Judá,
crificar en el altar d e Betel. A l z a n d o su voz, anuncia la suerte q u e anunciándole q u e , por castigo de su desobediencia, no nería e n t e -
correrá el altar en u n futuro lejano. U n rey de J u d á lo contaminará rrado en el sepulcro de sus padres (2 Sam 17,23; N e h 2,3.5). El viejo
con la más grande de las i m p u r e z a s legales ( N ú m 19,18) al degollar profeta de Betel mintió formalmente; el d o n de profecía CN u n caris-
sobre el mismo a los sacerdotes q u e le sirven. El profeta anuncia u n m a social q u e n o supone necesariamente la santidad del Hujeto.
hecho con trescientos años d e anticipación (2 R e 23,15-20) y p r o -
nuncia el n o m b r e del m o n a r c a q u e llevará a cabo esta acción. G a - Castigo por desobediencia (13,23-34)
rantiza con u n h e c h o actual lo q u e sucederá trescientos años m á s
tarde; con ello conocerá el p u e b l o q u e su mensaje es verdadero. L a s 23
C u a n d o el profeta que le había hecho volver aiubó de co-
palabras del profeta enfurecieron al rey. El h o m b r e de Dios conside- m e r pan y de beber agua, hizo que aparejaran par» el otro su
raba aquel altar como u n bamah, u n lugar alto, a estilo de los cana- asno, y el h o m b r e de Dios se fue. 2 4 Encontró en el camino u n
neos, llamando a los sacerdotes q u e lo servían «sacerdotes de los león, que le m a t ó , quedando su cadáver tendido en el camino;
altos». Rechazó el profeta el ofrecimiento q u e le hizo el rey de e n - el asno siguió junto a él, y el león junto al cadáver. •''' Los que
t r a r en su casa y sentarse a su mesa, con lo cual expresa el h o r r o r pasaban vieron el cadáver tendido en el camino y junto a él
el león, y hablaron de ello en la ciudad donde moraba el viejo
q u e todos los h o m b r e s d e D i o s sienten p o r el santuario ilegítimo de profeta. 2S C u a n d o el profeta que lo había hecho volver lo supo,
Betel. Dios le había manifestado q u e n i siquiera debía regresar p o r dijo: «Es el h o m b r e de Dios que ha sido rebelde a la orden de
el camino por el q u e había venido, a fin d e q u e n o trabara amistad Yahvé, y por eso le ha entregado Yahvé al león, que le ha des-
con nadie de Israel. trozado y m u e r t o , conforme a la palabra que Yahvé le había
dicho». 2 7 Después, dirigiéndose a sus hijos, dijo: «Aparejadme
u n asno». Aparejáronlo ellos, 28 y se fue. Halló el cadáver tendi-
Desobediencia del profeta (13,11-22) do en el camino, y el asno y el león, que estaban junto al cadáver.
El león ni había devorado el cadáver ni había dañado al asno.
29
11 Habitaba en Betel a la sazón u n viejo profeta, cuyos hijos El profeta levantó el cadáver del h o m b r e de Dios y, ponién-
vinieron a contarle lo que el h o m b r e de Dios había hecho aquel dolo sobre el asno, se lo llevó, y vino con él a la ciudad, donde
día en Betel y lo q u e había dicho al rey; 12 y su padre les dijo: le lloró y le sepultó. 30 Puso su cadáver en la sepultura y le llora-
«¿Por qué camino ha ido?» Indicáronle sus hijos el camino por ba, diciendo: «¡Ay hermano mío!» 31 Después que le sepultó,
donde se volvió el h o m b r e de Dios venido de Judá; 13 y él les dijo a sus hijos: «Cuando yo m u e r a , m e sepultaréis en la sepul-
dijo: «Aparejadme el asno». Ellos se lo aparejaron, y él, subien- tura donde está enterrado el h o m b r e de Dios, poniendo mis hue-
do en el asno, 14 se fue tras el h o m b r e de Dios; y una vez que lo sos junto a los suyos para que mis huesos se conserven intactos
alcanzó, mientras estaba sentado debajo de una encina, le pre- junto a los suyos; 32 porque se ha de cumplir la palabra que de
guntó: «¿Eres tú el h o m b r e de Dios que ha venido de Judá?» parte de Yahvé gritó él contra el altar de Betel y contra todos los
El le respondió: «Yo soy». 15 Díjole entonces el otro: «Ven con- altares de las ciudades de Samaría». 33 A pesar de esto, no se
migo a casa para t o m a r algún alimento». 16 Pero él respondió: apartó J e r o b o a m de su mal camino; creó nuevos sacerdotes de
«No puedo ir contigo ni entrar en tu casa, 17 porque la palabra entre todo el pueblo para los altos. A cualquiera que quisiera
458 1 Reyes 14 1 Reyes 14 459
serlo le consagraba él sacerdote de los a l t o s . 3 4 Esto fue causa de a causa d e su c o n d u c t a religiosa. Desde Silo había seguido los acon-
pecado para la casa de J e r o b o a m , y por eso fue exterminada y tecimientos del n u e v o reino, demostrando con su aislamiento volun-
b o r r a d a de sobre la haz de la tierra. tario el juicio desfavorable q u e le merecía la política religiosa de Je-
r o b o a m . L e recrimina «haberse hecho otros dioses», frase con la cual
L a amenaza pendía sobre la cabeza del h o m b r e de D i o s desobe- quiere expresar q u e el becerro fundido para representar a Yahvé es
diente al m a n d a t o divino. E n ruta le asaltó u n león, q u e , abalanzán- el p r i m e r paso q u e conducirá al pueblo de Israel a la idolatría. Yahvé
dose sobre él, le m a t ó , q u e d a n d o su cadáver t e n d i d o sobre el camino. n o p u e d e ser representado por imagen alguna (12,26-32; 13,33); P o r
H a b í a leones en el desierto de J u d á (i Sam 17,34), e n cuyas cercanías lo m i s m o , el becerro es como u n a sustitución de Yahvé, que queda
caminaba el h o m b r e de Dios. Q u i s o Dios q u e el león respetara al en s e g u n d o plano, preterido 1.
asno y a cuantos transitaban p o r el camino. A su sepulcro se alude
en 2 R e 23,16-18. A pesar d e los avisos del profeta y d e conocer
el castigo q u e le esperaba, continuó J e r o b o a m el camino q u e había Anuncio del castigo (14,10-20)
e m p r e n d i d o . A cualquiera q u e quisiera ser sacerdote «le llenaba 10 » P o r eso voy a hacer venir el m a l sobre la casa de Jero-
la mano», frase con la q u e se alude al rito d e Moisés (Ex 28,41; b o a m y exterminaré a todos cuantos a Jeroboam pertenecen, al
29,9), q u e en la consagración sacerdotal de A a r ó n t o m ó los ácimos esclavo y al libre en Israel, y barreré a la casa de Jeroboam,
y algunas visceras d e la víctima, colocándolo t o d o en m a n o s de c o m o se b a r r e n las basuras, hasta que del todo desaparezca.
11
A a r ó n y d e sus hijos ( E x 29,22). ¿Se practicaba esta ceremonia e n E l q u e d e la casa de Jeroboam m u e r a en la ciudad será de-
caso de conferirse la dignidad sacerdotal a personas ajenas a la fa- vorado de los perros, y el que m u e r a en el campo será comido
milia de A a r ó n ? Q u e 17,5.11; 2 C r ó n 13,9). N a d a sabemos en con- p o r las aves del cielo. P o r q u e ha hablado Yahvé». 12 y tú álzate
y vete a t u casa. E n cuanto tus pies entren en la ciudad, morirá
creto sobre este particular 1. el niño; 13 todo Israel le llorará y será sepultado, pues será el
único de la casa de Jeroboam que será sepultado, por ser el
La mujer de Jeroboam, en Silo (14,1-9) único de la casa de Jeroboam en quien se ha hallado algo de
b u e n o a los ojos de Yahvé, Dios de Israel. 14 Yahvé alzará sobre
1
E n f e r m ó p o r entonces Abiya, hijo de J e r o b o a m ; 2 J e r o b o a m Israel u n rey, que exterminará en su día la casa de Jeroboam.
15
dijo a su mujer: «Anda, levántate y disfrázate de m o d o q u e Yahvé sacudirá a Israel como en el agua se agita una caña,
nadie sepa q u e eres la mujer de J e r o b o a m , y vete a Silo. Allí y arrancará a Israel de esta buena tierra que dio a sus padres y
está Ajías, profeta, el q u e anunció que m e sería rey de este p u e - le dispersará al otro lado del río por haberse hecho ídolos, irri-
blo. 3 Coge contigo diez panes, tortas y u n a vasija de miel, y en- t a n d o a Yahvé. 16 Entregará a Israel por los pecados que ha co-
tra en su casa, y él te dirá lo q u e va a ser del niño». 4 Hízolo así m e t i d o J e r o b o a m y los que ha hecho cometer a Israel». n Le-
la mujer de J e r o b o a m . Se levantó, fue a Silo y entró en la casa vantóse la mujer de Jeroboam y se fue. Llegó a Tirsa, y cuando
de Ajías. Ajías n o veía ya, pues p o r la vejez se le habían quedado tocaba con sus pies el u m b r a l de la puerta, murió el niño. 18 Se
fijos los ojos; 5 pero Yahvé había dicho a Ajías: «La mujer de le enterró, y todo Israel le lloró, según la palabra que Yahvé
J e r o b o a m va a venir a consultarte acerca de su hijo, que está en- había dicho por su siervo Ajías, profeta. " Lo demás de los he-
fermo; y esto le dirás». C u a n d o llegó, quiso hacerse pasar p o r chos de Jeroboam, de las guerras que hizo y de cómo reinó,
otra. 6 Así q u e oyó Ajías el ruido de sus pasos en el m o m e n t o todo ello está escrito en las crónicas de los reyes de Israel. 20 Rei-
en que trasponía la puerta, dijo: «Entra, mujer de J e r o b o a m . n ó veintidós años y se d u r m i ó con sus padres. Le sucedió Nadab,
¿Por q u é te finges otra? Estoy encargado de anunciarte cosas su hijo.
m u y duras. 7 Ve y dile a J e r o b o a m : Así habla Yahvé, Dios de
Israel: «Yo te alcé de en m e d i o del pueblo y te hice jefe de m i Ajías predice la desaparición de todos los varones de la casa de
pueblo, Israel, 8 r o m p i e n d o el reino de la casa de David y dán- J e r o b o a m (literalmente: Los que mean en la pared) (1 Sam 25,22.34),
dotelo a ti. P e r o tú n o has sido c o m o m i siervo David, que guar- t a n t o esclavos como libres, es decir, todos sin excepción (Deut 32,36).
d ó mis m a n d a m i e n t o s y m e siguió de t o d o su corazón, n o ha-
C o m o u n a caña n o resiste la fuerza del viento, tampoco Israel
ciendo m á s q u e lo recto a mis ojos; 9 antes hiciste el mal, m á s
q u e cuantos h a n sido antes de ti, haciéndote otros dioses y fun- resistirá las acometidas de sus enemigos (v.15), siendo conducido al
diendo imágenes para irritarme, e c h á n d o m e tras de tus espaldas. exilio. E n cuanto al hijo, morirá, sin que la madre pueda verlo todavía
vivo; pero, por ser inocente, se le concederá el honor de la sepultura.
E l profeta Ajías anunció a J e r o b o a m su elevación al trono d e Su m u e r t e p r e m a t u r a es una gracia que Dios le concede (Sab 4,10),
Israel (11,29-39). N o sabemos e n q u é año del reinado d e Jeroboam ahorrándole con ello la suerte que correrán sus familiares. Basa fue
aconteció el hecho q u e aquí se narra. P o r u n a parte, dícese q u e Ajías el i n s t r u m e n t o de q u e se valió Dios para llevar a término este casti-
era ya anciano (v.4), señalando los L X X una e d a d rayana a los se- 1
Recientemente, W. F. Albright, apoyándose sobre gran cantidad de iconografía ca-
senta años; por otra, el hijo era p e q u e ñ o , n o h a b i e n d o ejercido t o d a - nanea, aramea, hitita y sumerio-acádica, ha sugerido que el becerro consistía en un pedestal
vía cargo alguno político (v.13). Ajías habíase alejado d e Jeroboam sobre el cual descansaba la presencia invisible de Yahvé, a la manera como hacía sobre los
querubines del arca de la alianza (ROLLA, La Bibbia di fronte a la ultime scoperte [Roma
1 1959] 221).
K. BARTH, Exegese von 1. Konige 13 (Neukirchen 1955).
460 1 Reyes 14 1 Reyes 14 461
go (15,27-30). L a mujer se levantó y se fue. E l texto d e los L X X afir- lujo, despótico, fue el causante inmediato del cisma de Israel. U n
m a q u e m a r c h ó a Sareda (11,26), ciudad natal d e Jeroboam, a d o n d e profeta logró disuadirlo d e q u e atacara a las t r i b u s del norte, a las
había sido trasladado el n i ñ o con urgencia. Sin e m b a r g o , n o hay razón cuales había exasperado con el anuncio de su p r o g r a m a d e gobierno
suficiente p a r a renunciar a la lección del texto masorético. T i r s a (12,22-24), logrando evitar u n a guerra civil; a pesar d e ello, h u b o
(Jos 15,24), quizá la actual Talluzah ( F E R N Á N D E Z ) , Tell el-Farah guerra constante entre R o b o a m y Jeroboam. L o peor d e su actua-
( A L B R I G H T , D E V A U X ) o Tell Abu Zarad, a q u i n c e kilómetros al sur ción fue la práctica de la idolatría, a la que se entregó él y su p u e b l o .
d e N a p l u s a , fue la capital del reino del n o r t e hasta el advenimiento Hijo d e u n a mujer amonita (11,18), heredó d e su m a d r e el gusto p o r
d e O m r i (16,24), <3 ue I a trasladó a Samaría. D e s d e el año 1946, la los ídolos. Su conducta religiosa fue peor q u e la d e cualquiera de los
Escuela Bíblica d e Jerusalén ha practicado sendas excavaciones en reyes antes existentes. Edificáronse altos (bamoth), lugares de culto
Tell el-Farah, a u n o s doce kilómetros al n o r d e s t e d e N a p l u s a 2 . a estilo d e los cananeos. A n t e s de la construcción del t e m p l o d e J e -
C o n u n a frase estereotipada se remite al libro d e las Crónicas rusalén sacrificaban los israelitas legítimamente en lugares altos
d e los reyes d e Israel para u n a mayor información sobre el reinado (1 Sam 9,12-24; 1 R e 3,4), pero en estos lugares n o existían r e p r e -
d e J e r o b o a m . R e i n ó a p r o x i m a d a m e n t e del año 931 hasta 910. N o sentaciones idolátricas d e Yahvé. F u e distinto a p a r t i r d e R o b o a m ,
se h a n conservado detalles d e su m u e r t e (2 C r ó n 13,20); mereció ser en q u e tales bamoth apenas se diferenciaban d e los altos cananeos.
s e p u l t a d o en el p a n t e ó n familiar. L a profecía de Ajías se refería a su E n las instalaciones d e los bamoth se tendía a u n culto n a t u r í s -
descendencia. A n u n c i a la deportación del p u e b l o m á s allá del Eufra- tico. H a b í a allí altares para los sacrificios y libaciones; piedras (mas-
tes, a tierras d e M e s o p o t a m i a (Jos 24,2-3; 2 Sam 10,16). El autor sa- seboth) q u e representaban la divinidad masculina (1 Sam 7,4), á r b o -
g r a d o enjuicia el reinado de J e r o b o a m exclusivamente desde el p u n t o les o palos (asherim), clavados en el suelo simbolizando la divini-
d e vista religioso. Parece q u e n o t u v o éxito en sus guerras contra d a d femenina. Para q u e tales palos se conservaran verdes cambiá-
R o b o a m (14,30). b a n s e con frecuencia. Estos santuarios fueron prodigándose p o r t o -
das partes, erigiéndose preferentemente en los alrededores de u n
Roboam, rey de Judá (14,21-31) manantial, en bosques frondosos, por ser dioses d e la fertilidad y
21
fecundidad 3 . L a corrupción fue tanta, que se llegó a practicar con
R o b o a m , hijo de Salomón, reinó sobre J u d á . Tenía cua- descaro la prostitución sagrada de ambos sexos ( D e u t 23,18-19;
renta y u n años cuando e m p e z ó a reinar y reinó diecisiete años 1 R e 15,12; 22,47; 2 R e 23,7).
en Jerusalén, la ciudad q u e Yahvé se había elegido de entre
todas las tribus de Israel para p o n e r allí su n o m b r e . Su m a d r e D u r a n t e su reinado atacó a Palestina (2 C r ó n 12,2-11) el rey
se llamaba N o a m a , amonita. 2 2 R o b o a m hizo el m a l a los ojos Sesac (Sheshonq) de Egipto. Esta invasión está confirmada por u n a
d e Yahvé, irritando su celo con los pecados que cometía, m á s inscripción del templo d e A m ó n en Karnac, en la q u e se e n u m e r a n
q u e cuanto lo habían h e c h o antes sus padres. 23 Edificáronse las ciudades conquistadas. Se sabe que la acción del faraón, funda-
altos, con cipos y «aseras» sobre todas las alturas y bajo todo árbol d o r d e la XXII dinastía, alcanzó al reino del n o r t e . P o r la lista cabe
frondoso. 2 4 Hasta consagrados a la prostitución idolátrica h u b o d e d u c i r q u e las tropas egipcias llegaron a M e g i d d o , pasaron p o r
en la tierra. Imitaron todas las abominaciones de las gentes S u n e m (1,3), Betsán, llegando incluso a Majanaím, en T r a n s j o r d a -
q u e Yahvé había echado de delante de los hijos de Israel. 2S El
año quinto del reinado de R o b o a m , Sesac, rey de Egipto, su- nia. D e l reino de J u d á se mencionan las ciudades d e Betorón, G u i -
bió contra Jerusalén. 2S Saqueó los tesoros de la casa de Yahvé beón. N o p u e d e darse m u c h o crédito a esta lista d e ciudades con-
y los tesoros de la casa del rey; todo lo saqueó, con todos los quistadas ni concluir de ella q u e Sheshonq hizo dos incursiones en
escudos de oro que había hecho Salomón. 2 7 El rey R o b o a m Palestina, u n a contra el reino del norte y otra contra los territorios
hizo en su lugar escudos de bronce y se los entregó a los jefes del N e g u e b y d e E d o m , al sur, perdonando el reino d e J u d á por h a -
de la guardia de la entrada de la casa del rey. 2 8 Cuantas veces berle R o b o a m m a n d a d o u n tributo 4 . Según N o t h , el rey egipcio n o
iba el rey a la casa de Yahvé, los llevaban los de la guardia y se apoderó de Jerusalén, q u e n o figura en la lista de ciudades con-
luego los volvían al cuartel de la guardia. 2 9 El resto de los he-
chos de R o b o a m , cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de quistadas, p o r haberle entregado Roboam los escudos de oro, q u e
las crónicas de los reyes de J u d á ? 30 S i e m p r e h u b o guerra entre reemplazó por otros de b r o n c e 5 . Otros datos sobre su familia y rei-
R o b o a m y J e r o b o a m . 31 D u r m i ó s e R o b o a m con sus padres y n a d o se e n c u e n t r a n en 2 C r ó n 11,5-12,16. Su reinado abarca a p r o -
fue sepultado en la ciudad de D a v i d . L e sucedió A b i a m , hijo x i m a d a m e n t e los años 931-913.
suyo.
cananeo (Jos 12,24); era una ciudad hermosa, en la tribu de Manases. Fue abandonada hacia
el año 2600 a. C. y ocupada de nuevo en el siglo xrx a.G.
L o s p r i m e r o s pasos de R o b o a m e n la escena d e la historia hacen 3
L. H. VINCENT, La notion biblique du Haut-lieu: RB 55 (1948) 245-278; J. GOITIA,
d e él u n t i p o r e p u g n a n t e . H o m b r e d u r o , i m p r u d e n t e , a m a n t e del La torre de Babel; valor simbólico de la narración de Gen 11,1-9: «Verdad y Vida», 17 (1959)
402-418.
4
2 R. DE VAUX-A. M. STEVE, Lesfouilles a Tell el-Farah: RB 54 (1947) 394-433; S5 (1948) D E VAUX, Israel: DBS 748. Una reproducción de la inscripción de Sheshonq se halla
544-580; 56 (1949) 102-138; 58 (I95i) 393-430.566-59; 59 (1952) 551-583; 62 (1955) 541- en B. VAN DE WALLE, Inscriptions: DBS 472-476.
5
589; 64 (1957) 552-S8o; 68 (1961)557-596. M. NOTH, Die Wege der Pharaonnenheere in Palástina und Syrien: IV. üie Scho-
Tell el-Farah se encuentra a once kilómetros al noroeste de Naplusa. Hubo allí un rey chenkliste: «Zeitschrift des Deutschen Palástina-Vereins», 61 (1938) 277-304; B. MAZAR,
VT (suppl.), 4 (1957) 57-66; E. VOGT: «Bíblica» 38 (1957) 234-236.
i
462 i Reyes 15 1 Riyes 1} 463
en el tesoro de la casa de Yahvé y el tesoro de la casa del rey
Abiam, rey de Judá (15,1-8) y se lo entregó a sus servidores, que envió 11 Ben Adad, hijo
de T a b r i m ó n , hijo de Jezyión, rey de Siria, que residía en D a -
1
E l año decimoctavo del reinado de J e r o b o a m , hijo de Na- masco. E l rey Asa le dijo: l') « Q u e haya iilimi/.n entre ti y mí,
bat, c o m e n z ó a reinar en J u d á A b i a m . 2 Reinó tres años en c o m o la h u b o entre m i padre y tu padre. 'IV mando este pre-
Jerusalén. Su m a d r e se llamaba Maaca, hija de Absalón. 3 Diose sente de plata y oro. R o m p e la alian/u con Basa, rey de Israel,
a todos los pecados q u e antes había cometido su p a d r e , y su para q u e éste se aleje de mí». 2() Ben Adad escuchó a Asa y
corazón n o estuvo e n t e r a m e n t e con Yahvé, c o m o lo había m a n d ó a los jefes de su ejército contra las ciudades de Israel;
estado el de David, su p a d r e . 4 M a s , p o r a m o r de David, Yah- y devastó a Iyón, D a d , Abel Maaca, lodo el Quenefet y toda
vé, su Dios, dio a éste u n a l á m p a r a en Jerusalén, estableciendo la tierra de Neftalí. 2 I C u a n d o Basa supo esto, cesó de fortificar
a su hijo después de él y sosteniendo a Jerusalén; 5 p o r q u e a R a m a y se volvió a Tirsa. 1! l'-l rey Asa convocó a todo Judá,
D a v i d había hecho lo recto a los ojos de Yahvé y n o se había sin excepción, y se apoderó de las piedras y de la madera que
apartado de n i n g u n o de sus m a n d a m i e n t o s d u r a n t e toda su Basa e m p l e a b a en la.s fortificaciones de Rama, y el rey Asa
vida, fuera de lo de Urías el jeteo. (6 H u b o guerra entre R o b o a m se sirvió de ellas para fortificar a Ciucba de Benjamín y Misfa.
23
y J e r o b o a m mientras vivió aquél.) 7 El resto de los hechos de E l resto de los hechos de Asa, todas sus hazañas, cuanto hizo,
A b i a m , lo q u e hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas las ciudades que edificó, ¿no está escrito en el libro de las Cró-
de los reyes de J u d á ? H u b o guerra entre A b i a m y J e r o b o a m . nicas de los reyes de J u d á ? Al tiempo de su vejez estuvo enfer-
8
A b i a m se d u r m i ó con sus padres y fue sepultado en la ciudad m o de los pies. 2 4 D u r m i ó s e Asa con sus padres y fue sepultado
de D a v i d . L e sucedió Asa, su hijo. con ellos en la ciudad de David, su p a d r e . L e sucedió Josafat,
su hijo.
A b i a m , o A b í a (2 C r ó n 13,20), era hijo de Maaca, nieta de A b s a -
lón, p o r T a m a r (2 Sam 14,27), q u e se había casado con Uriel d e E n t r e Asa y el rey d e Israel, Basa (909-886), h u b o lucha durante
G a b a ó n (2 C r ó n 13,2). L a palabra hija tiene aquí, c o m o en otros lu- t o d a su vida. El rey de Israel subió contra el de Judá, fortificando
gares bíblicos (2 R e 8,2; 8,18), u n significado amplio. Difícil es ar- la c i u d a d d e R a m a (Er-Ram), a nueve kilómetros al norte de
monizar los datos cronológicos del texto por desconocer el sistema Jerusalén. A b i a m había ocupado Betel, Jesana y Efrón con sus
n u m e r a l empleado y p o r n o haberse conservado íntegros los n ú m e - d e p e n d e n c i a s (2 C r ó n 13,19), q u e Basa reconquistó y rebasó, pre-
ros del texto primitivo. F u e pésima la conducta religiosa del rey; sentándose con su ejército a nueve kilómetros al norte de la ca-
p e r o , p o r a m o r a David, «le dio Dios u n a lámpara en Jerusalén», es pital del reino d e J u d á . Viéndose Asa en grave aprieto, se desem-
decir, le concedió q u e le sucediera su hijo en el t r o n o (11,36; 2 R e barazó d e su e n e m i g o aliándose con Ben H a d a d , rey de Siria, a
8,19). Parece q u e la alusión al p e c a d o de David, q u e falta en el texto q u i e n hizo entrega d e t o d o el oro que se había reunido (v.15) en
griego, se d e b e a u n a glosa marginal q u e entró más t a r d e en el texto. el t e m p l o y e n el tesoro real después del tributo pagado a Sesac
T a m b i é n falta en los L X X el v.6, repetición de 14,30. E n 2 C r ó n 13, (14,26; 15,15). B e n H a d a d era hijo de T a b r i m ó n (Rimmón es bueno)1.
3-15 se n a r r a a m p l i a m e n t e la guerra q u e sostuvieron A b i a m y J e r o - El n o m b r e de J e z y ó n acaso d e b e cambiarse por Rezón (11,23), fun-
b o a m en la m o n t a ñ a d e Efraím, r e p r o d u c i e n d o u n a larga alocución d a d o r del reino d e D a m a s c o . Ben I laclad siguió la recomendación
de aquél. d e Asa, atacando a Israel y apoderándose de la totalidad de la tierra
de Neftalí (Jos 19,32-39), incluyendo la llanura occidental del lago
de G e n e s a r e t (Jos 19,47). Cayeron en su poder D a n (12,29-30;
Remado de Asa en Judá (15,9.24) Jos 19,47), A b e l - B e t - M a a e a (2 Sam 20,14-18) y el Kinneroth, la
9 llanura j u n t o al lago de Genesaret (2 C r ó n 16,3-4). Política funesta
El año veinte del reinado de J e r o b o a m c o m e n z ó a reinar
la d e Asa, q u e , d a n d o prueba de poca confianza en Dios, facilitó
Asa en J u d á . 10 Reinó cuarenta y u n años en Jerusalén, y su
m a d r e se llamaba Maaca, hija de Absalón. n Asa hizo lo recto la e n t r a d a en Palestina a los reyes y pueblos vecinos, ávidos de
a los ojos de Yahvé, c o m o David, su padre. 12 A r r a n c ó de la e n c o n t r a r u n resquicio p o r d o n d e inlill.rar.se en territorio de Canaán.
tierra a los consagrados a la prostitución idolátrica e hizo des- A l t e n e r noticia Basa d e la penetración en su territorio septentrional
aparecer los ídolos que sus padres se habían hecho; 13 y hasta d e las t r o p a s d e Ben H a d a d , abandonó R a m a y se dirigió hacia el
despojó a su abuela, Maaca, de la dignidad de reina, p o r q u e n o r t e , a T i r s a (14,17), capital del reino. Quiso prevenir Asa otro
se había hecho u n a «asera» abominable; cogió la abominación y a t a q u e p o r el n o r t e fortificando IUH ciudades de Gueba de Ben-
la q u e m ó en el torrente de C e d r ó n . 14 P e r o n o desaparecieron
todos los altos, a u n q u e el corazón de Asa estuvo e n t e r a m e n t e 1
E n 1939 se encontró al norte de Alepo una innen|ii¡"n en tu que se habla de «Barhadad,
con Yahvé d u r a n t e toda su vida. 15 Llevó a la casa de Yahvé hijo d e T a b r i m ó n , hijo de Jezyón, rey de Ariun, en honor de KU Menor Melqart». M. DUNAND,
Stéle araméenne dédiée á Melqart; «Bulletin ilu MIIII'T ilv Itcyroutln, 3 (1939) 65-76; A propos
cosas consagradas p o r su p a d r e y por él m i s m o : plata, oro y de la Stéle de Melqart du Musée d'Alep; iliiil., I> (1942 194.1) 41-45; A. HERDNER, Dédicace
utensilios. 16 H u b o guerra entre Asa y Basa, rey de Israel, araméenne au Dieu Melqart: «Syria», 25 (194(1-4*) 329-330; A. JEPSEN, Zur Melqart-Stele
d u r a n t e toda su vida. 17 Basa, rey de Israel, subió contra J u d á Barhadads: A F O 16 (1952-1954) 315-317; W . 1'. Al.iilnnllT, A Vntive Stele erected by Ben-
Hadad I of Damascus to the Cod Melcarlh: ItASOK, «7 (1942) 23-29; W . F. AEBRIGHT-
y fortificó R a m a para i m p e d i r a Asa, rey de Judá, salir y en- G . L . D E L L A VIDA, B A S O R , 90 (1943) 30-34; 11. I... (JINSIIIÍKC, en L. Ginzberg Jubilee Volume
trar. 18 Asa t o m ó toda la plata y todo el oro que habían q u e d a d o (New York 1945) 159-171.
464 1 Reyes 16 1 Reyes 16 46S
4
jamin (i Sam 13,15; 14,16) y Misfa (1 Sam 7,5-7). En a Crón 14, casa semejante a la de Jeroboam, hijo de Nadab. El que de
8-14 se narra la acción de Zerac, cusita, contra Judá. Asa los per- la casa de Basa muera en la ciudad será devorado por los perros,
siguió hasta Guerar (en la región de Gaza, Gen 10,19; 20,1), siendo y el que de los suyos muera en el campo será comido por las
aves del cielo». 5 El resto de los hechos de Basa, cuanto hizo,
destruidos por «Yahvé y su ejército». En su vejez, Asa estuvo en- sus hazañas, ¿no6 está escrito en el libro de las Crónicas de los
fermo de los pies, confiando más en los médicos que en Dios (2 Crón reyes de Israel? Basa se durmió con sus padres, y fue sepul-
16,11-14). Reinó durante los años 911-870. Conservó los lugares tado en Tirsa. Le sucedió Ela, su hijo. 7 La palabra de Yahvé
altos en los que se rendía culto a Yahvé. había sido dirigida por medio del profeta Jehú, hijo de Janani,
contra Basa y contra su casa, no sólo por todo el mal que él
había hecho a los ojos de Yahvé, irritándole con la obra de sus
Reinado de Nadab y Basa (15,25-34) manos y haciéndose semejante a la casa de Jeroboam, sino
25 también por haber destruido a la casa de Jeroboam.
Nadab, hijo de Jeroboam, reinó sobre Israel; comenzó a
reinar el segundo año de Asa, rey de Judá, y reinó dos años El oráculo de Jehú es parecido al de Ajías (14,7-11). El mismo
sobre Israel. 26 Hizo lo malo a los ojos de Yahvé y marchó por profeta apostrofó más tarde a Josafat (2 Crón 19,2-3; 20,34), en
el camino de su padre, dándose a todas las abominaciones que
su padre había hecho cometer a Israel. 27 Basa, hijo de Ajías, cuyo lugar se cita «la historia de Jehú, hijo de Janani, que fue in-
de la casa de Isacar, conspiró contra él y le mató en Guibetón, serta en el libro de los reyes de Israel». Basa no pertenecía a la fa-
que pertenecía a los filisteos, mientras Nadab y todo Israel ase- milia real. Jehú le acusa de impiedad y de haber destruido la casa
diaba a Guibetón. 28 Le mató el año tercero de Asa, rey de de Jeroboam. Aunque esta acción entraba en los planes de la Pro-
Judá, y reinó en lugar suyo. 29 Cuando reinó, destruyó toda la videncia, sin embargo, parece que Basa se ensañó y procedió con
casa de Jeroboam, sin dejar escapar a nadie, matando a cuan- mala intención. Es muy posible (GAROFALO) que el v.7 sea una
to respiraba, según la palabra 30 que Yahvé había dicho por me- adición posterior.
dio de Ajías, de Silo, su siervo, por los pecados que Jeroboam
había cometido y los que había hecho cometer a Israel, irri-
tando así a Yahvé, Dios de Israel. 31 El resto de los hechos de Reinados de Ela, Zimri y Omri (16,8-28)
Nadab, cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas
8
de los reyes de Israel? (32 Hubo guerra entre Asa y Basa todos El año veintiséis de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar so-
los días de su vida.) 33 El año tercero de Asa, rey de Judá, reinó bre Israel, en Tirsa, Ela, hijo de Basa, y reinó dos años. 9 Cons-
sobre todo Israel, en Tirsa, Basa, hijo de Ajías. Reinó veinti- piró contra él Zimri, su siervo, jefe de la mitad de los carros.
cuatro años. 34 Hizo lo malo a los ojos de Yahvé y marchó por Estaba Ela en Tirsa, comiendo y embriagándose en casa de
el camino de Jeroboam, dándose a los pecados que Jeroboam Arsa, su mayordomo en Tirsa; 10 y entró Zimri y le hirió, ma-
había hecho cometer a Israel. tándole, el año veintisiete de Asa, rey de Judá, y reinó en su
lugar. 11 Hecho rey, una vez que se sentó sobre el trono, 12 des-
A Jeroboam sucedió su hijo Nadab, reinando durante los truyó a toda la casa de Basa, sin dejar que escapara nadie de
años 910-909. Fue malo como su padre. Mientras sitiaba la ciudad cuantos le pertenecían, ni pariente ni amigo. Destruyó Zimri
filistea de Guibetón (Jos 19,44; 21,23), en el actual Tell el-Melat, toda la casa de Basa, según la palabra que Yahvé había dicho
contra Basa por medio de Jehú, profeta, 13 por todos los peca-
a cinco kilómetros al este de Acarón (Géographie II 333), cayó dos que Basa y Ela, su hijo, habían cometido y habían hecho
asesinado por Basa, de la tribu de Isacar, que ocupó el trono de cometer a Israel, irritando con sus ídolos a Yahvé, Dios de Is-
Israel los años 909-886. En un bajo relieve de Korsabad, del reinado rael. 14 El resto de los hechos de Ela, cuanto hizo, ¿no15está es-
de Sargón II, se representa la toma de Gabbutunu (Guibetón) por crito en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel? El año
el ejercito asirio en la campaña contra Asdad (711-711 a . C ) . Fue veintisiete
16
de Asa, rey de Judá, reinó siete días Zimri en Tirsa.
Basa el instrumento de que se valió Dios para realizar el mensaje Estaba el pueblo acampado contra Guibetón, que pertene-
de Ajías (14,10-11). Fue Basa un hombre impío, «marchando por cía a los filisteos, y supo la noticia: «Zimri ha conspirado contra
el rey, y aun le ha dado muerte»; y aquel mismo día todo Israel
el camino de Jeroboam», cruel, quitando de en medio a todos los alzó en el campamento por rey a Omri, jefe del ejército. 17 Omri,
descendientes de Jeroboam a fin de deshacerse de todos los presun- y con él todo Israel, subieron de Guibetón y pusieron cerco a
tos rivales que le podrían disputar el trono. Reinó en Tirsa (14,17). Tirsa. 18 Cuando Zimri vio que era tomada la ciudad, se metió
en el palacio real y puso fuego a la casa con él dentro, y así mu-
rió, 19 por los pecados que él había cometido, haciendo lo malo
El profeta Jehú (16,1-7) a los ojos de Yahvé y marchando por el camino de Jeroboam
1
Recibió Jehú, hijo de Janani, palabra de Yahvé contra Basa, y dándose a los pecados que Jeroboam había cometido para
diciendo: 2 «Yo te he levantado del polvo y te hice jefe de mi hacer pecar a Israel. 20 El resto de los hechos de Zimri, la cons-
piración que tramó, ¿no está escrito en el libro de las Crónicas
pueblo, Israel; mas por haber tú marchado por el camino de de los reyes de Israel? 21 Entonces el pueblo de Israel se dividió
Jeroboam y haber hecho pecar a mi pueblo, Israel, irritándome en dos partidos; una mitad del pueblo quería hacer rey a Tib-
con sus pecados, 3 voy yo a barrer a Basa y a su casa, y haré tu
466 1 Reyes 16 1 Reyes 16 467
22
ni, hijo de Guinat, y la otra mitad estaba por Omri. Los par- ción que emplea todavía Salmanasar III veinte años después de la
tidarios de Omri vencieron a los partidarios23de Tibni, hijo de muerte del rey de Israel (PRITGHARD, 280.281.284.285: Bit Hu-um-
Guinat, y Tibni fue muerto y reinó Omri. El año treinta y ri-ia). No parece (20,34), sin embargo, que tuviera éxito en su
uno de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel,
y reinó doce años. Reinó en Tirsa seis años; 24 luego compró lucha contra los árameos 2 . Basa introdujo la idolatría formal en
a Semer la montaña de Samaría por dos talentos de plata, y Israel (v.13; 21,22), sobrepasando el culto equívoco de los becerros
ediñcó sobre la montaña, dando a la ciudad que edificó el nom- (15,26.29-30).
bre de Samaría, del monte de Semer, el dueño del monte.
25
Omri hizo el mal a los ojos de Yahvé y obró todavía peor
que los que le habían precedido. 26 Marchó por todos los cami- Ajab, rey de Israel (16,29-34)
nos de Jeroboam, hijo de Nabat, y se dio a todos los pecados 29
que Jeroboam había hecho cometer a Israel, irritando con sus Ajab, hijo de Omri, comenzó a reinar en Israel el año
ídolos a Yahvé, Dios de Israel. 27 El resto de los hechos de Omri, treinta y ocho de Asa, rey de Judá, 30 y reinó sobre Israel en
cuanto hizo, sus hazañas, ¿no está escrito en el libro de las Cró- Samaría veintidós años. Ajab, hijo de Omri, hizo el mal a los
nicas de los reyes de Israel? 28 Se durmió Omri con sus padres ojos de Yahvé, más que todos cuantos le habían precedido;
y fue sepultado en Samaría. Le sucedió Ajab, su hijo. 31 y como si fuese todavía poco darse a los pecados de Jero-
boam, hijo de Nabat, tomó por mujer a Jezabel, hija de Etbaal,
rey de Sidón, y se fue tras Baal, le sirvió y se prosternó ante él.
Poco se cuidó Ela (889-885) de los negocios de su reino. Mien- 32
Alzó a Baal un altar en la casa de Baal, que edificó en Sama-
tras banqueteaba en su palacio, su ejército combatía cerca de Gui- ría. 33 Hízose además una «asera», haciendo más que cuantos
betón (Jos 19,44; 21,23). Le mató Zimbri en el curso de una franca- reyes le precedieron para provocar la ira de Yahvé, Dios de Is-
chela en casa de su mayordomo, en Tirsa (14,17). Por los pecados rael. 34 En su tiempo, Jiel, de Betel, reedificó a Jericó; echó los
de Basa y de Ela, exterminó Zimbri (885) «toda la casa de Basa». fundamentos, al precio de su primogénito, Abiram, y puso las
Reinó Zimbri una semana (2 Grón 9,31; 2 Re 9,31). puertas al precio de Segub, su hijo menor, según la palabra
que Yahvé había dicho por medio de Josué, hijo de Nun.
El ejército que acampaba cerca de Guibetón eligió por rey a
Omri, jefe del ejército, que reinó durante los años 885-874. No fue Ajab subió al trono de su padre, reinando desde el año 874
reconocido rey por todo Israel, pero sus partidarios vencieron a los hasta 853. Como hemos dicho, tomó por esposa a Jezabel, hija de
de su rival Tibni, que cayó asesinado. Los años del reinado de Etbaal, rey de Tiro y Sidón, sumo sacerdote de Astarté. Esta
Omri parece que se computan a partir de la efímera usurpación unión matrimonial acarreó grandes males a Israel, que se vio inun-
del poder por parte de Zimbri. Omri trasladó a Samaría la capital dado por una ola de paganismo, fomentado por la reina. Junto con
del reino. Samaría estaba al nordeste de Naplusa, en lugar estra- el culto a Yahvé, Ajab sacrificó al dios fenicio Baal Melqart y a su
tégico, rodeada de tierras feraces (Is 28,1; Am 3,12; 6,1) 1. paredra Ashera (14,15; 15,13; 18,19). En tiempos de Ajab se re-
El autor sagrado juzga severamente la conducta religiosa de presenta al dios fenicio bajo el aspecto de un guerrero 3 .
Omri por haber introducido el culto del Baal sirio (v.25.30-33); Al lado de su política religiosa impía, cabe señalar que en su
pero, por lo demás, parece que fue un gran rey. Trató de sellar tiempo el reino de Israel alcanzó un período de gran esplendor.
una alianza estable con Fenicia, casando a su hijo Ajab con Je- Sus relaciones con Fenicia beneficiaron a Israel desde el punto de
zabel, hija de Etbaal, con la finalidad de mantener a raya a los vista económico y cultural; dominó a los moabitas (Obelisco de
árameos de Damasco. Según la inscripción de Mesa (c.840), «Omri Mesa lín.8); mantuvo relaciones amistosas con el reino de Judá,
humilló por muchos años a Moab, porque el dios Kemosh (Camos) que, en cierta manera, dependía del de Israel (22,4-45). En un
estaba airado contra los de su tierra» (línea 5). En las inscripciones principio vivió Ajab pacíficamente con el reino arameo de Da-
asirias, Israel es llamado mat Humri = tierra de Omri, denomina- masco, iniciándose las hostilidades en los últimos años del rey.
Benadad II marchó contra Samaría (20,iss), siendo derrotado. Por
1
L a ciudad ha sido explorada arqueológicamente por la Universidad de H a r v a r d d u - segunda vez atacó Benadad a Israel, pero fue nuevamente derro-
rante los años 1908-1010 ( j . W . JACK, Samaría in Ahab's Time. Harvard Excavations and
their Results, Edimburgo 1929; A . A L T , Der Stadstaat Samaría, Berlín 1954). M á s tarde, tado en Afee, en la planicie de Esdrelón, en las cercanías de Endor.
en 1931-1935, los sondeos arqueológicos de J. W . Crowfoot descubrieron la obra de O m r i A causa del peligro asirio que se cernía sobre los pueblos de la
(J. W . C R O W F O O T - K . K E N Y O N - L . SUKENIK, The Buildings at Samaría [Londres 1942];
A. PARROT, Samarie: «Cahiers d'archéologie biblique», 7 [París-Neuchátel 1955]; R. DUSSAUD, costa, Ajab perdonó la vida a Benadad. De estas guerras y de la
Samarie au temps d'Achab: «Syria», 6 [1925] 314-338; 7 [1926] 9-29). E n los documentos
asirios llámase a la ciudad Samarína, parecido al término arameo Shamerain, conservado en
intervención de Asiría se hablará más tarde.
Esdr 4,10.17. Sobre las ruinas de la ciudad d e O m r i edificó más t a r d e Herodes el G r a n d e Antes de empezar la actividad religiosa de Elias, recuerda el
una magnífica villa, q u e llamó Sebaste, n o m b r e q u e sobrevive en la actual Sebastiyeh. L a
ciudad hallábase edificada sobre una colina de 443 metros de altura, desde donde se divisa autor sagrado el hecho de que Jiel, de Betel, reedificó a Jericó.
el mar Mediterráneo. Ocupaba u n lugar estratégico en las comunicaciones de la-llanura d e
Esdrelón con Jerusalén. L a zona más alta de la colina era amplia, permitiendo el ensanche de 2
la ciudad. M á s tarde Samaría dio su nombre a toda la región. Isaías (28,1) habla de la feracidad P O H L , Historia 53-57; D E VAUX, Israel: D B S 749.
3
de sus campos. Sobre O m r i , el fundador de la ciudad, véase G. F . W H I T L E Y , The Deuteronomic R. DUSSAUD, Melqart: «Syria», 25 (1946-1948) 205-230; ÍDEM, Melqart d'aprés de re-
Presentation of the House of Omri: V T 2 (1952) 137-IS2. cents travaux: «Revue d'Histoire des Religions», 151 (1957) 1-21; H . SEYRIG, Heracles, Mel-
kart et Nergal: «Syria», 24 (i944-i°45) 69-71.
1 Reyes 11 469
468 1 Reyes 17
asentarse junto al torrente de Querit, que está al este del Jor-
Cabe suponer que Jiel emprendió la obra por indicación del mo- dán. 6 Los cuervos le llevaban por la mañana pan, y carne por
narca, no pudiendo precisar si levantó parte de la ciudad o si le la tarde, y bebía del agua del torrente; 1 pero al cabo de cierto
encomendó solamente la erección de un palacio para el gobernador. tiempo se secó el torrente, pues no había caído lluvia alguna
Josué tomó la ciudad, en cuya ocasión lanzó una maldición (Jos sobre la tierra.
6,26). Diversamente es interpretado el texto referente a la obra de
Jiel. Ningún israelita atrevióse a reedificar la ciudad de Jencó a Elias aparece de improviso en la historia del reino de Israel.
causa de la maldición de Josué; pero Ajab y su comisionado Jiel, Originario de Tisbe, en TransJordania, del lugar conocido hoy por
poco o nada religiosos, prescindieron de aquel juramento y pusie- Il-Istib, Lisdib, al norte del Yaboc 2, pertenecía a una familia pro-
ron manos a la obra, que edificaron conforme al rito cananeo, que fundamente yahvista. Su mismo nombre: eliyahu = Yahvé es Dios,
exigía el sacrificio de un niño al poner la primera piedra y de otro indica su fe y su misión. Aunque fuera profeta, como le llama re-
al colocar las puertas. Con esta costumbre bárbara querían ahuyen- petidamente el texto griego, es más conocido por «el hombre de
tar a algún demonio peligroso o poner la casa bajo la protección Dios» (17,18-24; 2 Re 1,9-16). Presentóse ante Ajab, anunciándole
de la divinidad. Hasta el momento, la arqueología no ha aportado en nombre de Yahvé que no habrá ni rocío ni lluvia sino por la pala-
pruebas fehacientes sobre los sacrificios de fundación en Jericó, bra de Dios. La sequía será total (2 Sam 1,21), porque Dios, amo
en uso entre los cananeos, pero existen indicios de que se practica- y señor supremo de los elementos, quiere castigar a Israel por la
ban. En este sentido se interpretan los hallazgos de cadáveres de introducción oficial del culto de los baales en la nación (18,18), y
niños en los fundamentos de casas de Tanac, Guezer, Megiddo. asegurar el triunfo del yahvismo (18,41). De esta sequía en tiempos
Pero la costumbre de los sacrificios humanos y de fundación era. de Ajab (Le 4,25-26; Sant 5.17-18) habla también Menandro de
netamente cananea (Lev 18,21; 20,2; Deut 12,31; 2 Re 16,3; 23,10; Efeso, citado por Flavio Josefo 3 . Una vez anunciado su mensaje
Jer 7.3i)- al rey, Elias se escondió en una caverna del torrente Querit, al
este del Jordán. El torrente es uno de los afluentes orientales del
Wadi Yabes, que inicia su curso en TransJordania y pasa junto a
É L CICLO D E E L I A S ( 1 7 , 1 , 2 R e 2,1-15) Jabes Galaad. Por voluntad divina, los cuervos le proveían «de
pan y carne por la mañana y de pan y carne por la tarde» (texto he-
En la introducción vimos que el autor sagrado utilizó diversas breo), o, como dicen los LXX, «de pan por la mañana y carne por
fuentes preexistentes para la composición de su obra. En la historia la tarde».
de Elias, que tuvo ante sus ojos, pueden vislumbraise dos corrien-
tes: una, en la que Elias desempeña el papel principal y en la que
existe una hostilidad violenta contra Ajab y su familia, comprende El milagro de la harina y del aceite (17,8-16)
los relatos referentes a la gran sequía (c.17-18), al viaje del profeta
8
a Horeb (c.19), a la viña de Nabot (c.21) y a la enfermedad de Entonces le dirigió Yahvé su palabra, diciendo: 9 «Leván-
Ocozías (2 Re c.i). La segunda corriente trata a Ajab con más tate y vete a Sarepta, de Sidón, y mora allí.10Yo he dado orden
indulgencia; en ella aparecen varios profetas (c.20 y 22). Cabe su- a una mujer viuda para que te mantenga». Levantóse y fuese
poner que hacia finales del siglo ix se escribió una historia de Elias, a Sarepta. Al llegar a la entrada de la ciudad, vio a una mujer
viuda que recogía serojos; la llamó y le dijo: «Vete a buscarme,
a la que siguió más tarde una de Eliseo. Las dos biografías fueron por favor, un poco de agua en un vaso para que beba»; n y ella
refundidas, de tal suerte que el final de la vida de Elias y los co- fue a buscarla. Llamóla de nuevo cuando iba a traérselo, y le
mienzos de la historia de Eliseo se han perdido. El autor del libro dijo: «Tráeme también, por favor, un bocado de pan»; 12 pero
de los Reyes ha utilizado quizá un corpus de relatos proféticos com- ella le contestó: «Vive Yahvé, tu Dios, que no tengo nada de
puestos en el reino del norte 1. pan cocido y que no me queda más que un puñado de harina
en la tinaja y un poco de aceite en la vasija; precisamente estaba
ahora cogiendo unos serojos para ir a preparar esto para mí y
Elias en la palestra (17,1-7) para mi hijo; lo comeremos y nos dejaremos morir». 13 El le
1 dijo: «No temas, ve y haz lo que has dicho, pero prepárame
Elias, tisbita, habitante en Galaad, dijo a Ajab: «Vive Yah- para mí antes una tortita cocida en 14el rescoldo y tráemela, y
vé, Dios de Israel, a quien sirvo, que 2no habrá en estos años ni luego ya harás para ti y para tu hijo; pues he aquí lo que dice
rocío ni lluvia sino por mi palabra». Y dirigió Yahvé a Elias Yahvé: No faltará la harina que tienes en la tinaja ni dismi-
su palabra, diciendo: 3 «Pártete de aquí, vete hacia el oriente y nuirá el aceite en la vasija hasta el día en que Yahvé haga caer
escóndete junto al torrente de Querit, al este del Jordán. 4 Be- la lluvia sobre el haz de la tierra». 15 Fue ella e hizo lo que le
berás el agua del torrente y yo mandaré a los cuervos que te había dicho Elias, y durante mucho tiempo tuvieron que co-
den de comer allí». 5 Hizo según la palabra de Yahvé, y fue a
1
R. DE VAUX, Les tivres des Rois i; Elie le prophéte selon les Ecritures et les traditions 2
Géographie II 486.
chrétiennes (París 1956) 53; G. FOHRER, Elia (Zurich 1958); A. SCHULZ, Die Quellen del 3
Geschkhte des Elias (Braunsberg 1916). Ant. ¡ud. 8,13,2.
470 1 Reyes 18 1 Reyes 18 471
m e r ella y su familia y Elias, 16 sin q u e faltase la harina de la para presentarse ante Ajab. El h a m b r e era grande en Samaría,
tinaja ni disminuyese el aceite de la vasija, según lo que había 3
y Ajab m a n d ó a llamar a Abdías, su mayordomo. Abdías era
dicho Yahvé p o r Elias. m u y temeroso de Yahvé; 4 y cuando Jezabel exterminaba a
los profetas de Yahvé, escondió a cien profetas, de cincuenta
El t o r r e n t e Q u e r i t se secó al cabo d e u n t i e m p o ; entonces indicó en cincuenta, p o r cincuenta días en cavernas, proveyéndoles
D i o s a Elias q u e se trasladara a Sarepta, al mediodía de Sidón, de p a n y de agua. 5 Ajab dijo a Abdías: «Vete por la tierra a
e n el lugar llamado h o y Sarfend, Sarafand, e n t r e T i r o y Sidón. todas las fuentes de agua y a todos los torrentes, a ver si por allí
U n wely g u a r d a todavía el r e c u e r d o de la permanencia allí del gran hay alguna hierba para que podamos conservar con vida a los
profeta Elias. A l pedirle pan, le r e s p o n d e la mujer fenicia, p o n i e n d o caballos y mulos y n o nos quedemos sin ganado». 6 Dividiéronse,
a Y a h v é p o r testigo, q u e n o dispone de p a n cocido, o sea de p a n pues, la tierra para recorrerla, y Ajab se fue solo por u n cami-
plano, r e d o n d o y cocido bajo la ceniza. Parece q u e la viuda sola- no y Abdías se fue solo por otro. 7 Cuando iba Abdías por su
camino, encontróse con Elias, y como le reconoció, echóse
m e n t e tenía u n hijo d e corta edad. sobre el rostro, diciendo: «¿Eres tú, mi señor, Elias?» 8 El le
respondió: «Sí, yo soy; vete a decir a tu señor: Ahí está Elias».
9
Resurrección del hijo de la viuda (17,17-24) Y Abdias le contestó: « ¿ Q u é pecado he cometido yo para que
tú m e entregues en m a n o s de Ajab, que seguramente m e hará
17
D e s p u é s de esto enfermó el hijo de la mujer dueña de la m o r i r ? l° Vive Yahvé, tu Dios, que no hay nación ni reino
casa; y su enfermedad era tan violenta, q u e n o podía resollar. adonde n o haya m a n d a d o m i a m o a buscarte; cuando venían
18
L a mujer dijo entonces a Elias: « ¿ Q u é hay entre ti y m í , diciéndole q u e n o estabas allí, hacía jurar al reino y a la nación
h o m b r e de Dios? ¿Has venido p o r ventura a m i casa para que n o te habían hallado. n ¿Y ahora tú m e dices: Ve a decir
traer a la m e m o r i a mis pecados y hacer m o r i r a m i hijo?» 19 El a tu a m o : A h í está Elias? 12 Además, en cuanto yo te deje, el
le respondió: « D a m e acá tu hijo». E l le t o m ó del regazo de su espíritu de Yahvé te llevará yo no sé dónde, y cuando vaya a
m a d r e , le subió a la habitación d o n d e él d o r m í a y le puso en informar a Ajab, él n o te hallará y m e matará. Sin e m b a r g o ,
su cama, 2 0 e invocó a Yahvé, diciendo: «¡ O h Yahvé, m i D i o s ! tu siervo t e m e a Yahvé desde su juventud. 13 ¿No le han dicho
¿Vas a afligir a la viuda q u e en su casa m e ha hospedado m a - a m i señor lo q u e yo hice cuando Jezabel mataba a los profetas
tando a su hijo?» 2 1 Tendióse tres veces sobre el niño, invocan- de Yahvé? Yo oculté a cien profetas de Yahvé, de cincuenta en
do a Yahvé y diciendo: «¡Yahvé, Dios m í o ! Q u e vuelva, te cincuenta, en cavernas, y los proveí de pan y de a g u a . 1 4 Y ahora
ruego, el alma de este niño a entrar en él». 2 2 Yahvé oyó la voz m e m a n d a s : ¿Ve a decir a tu a m o : Ahí está Elias, para que m e
de Elias, y volvió dentro del niño su alma, y revivió. 23 T o m ó mate?» 15 P e r o Elias le dijo: «Vive Yahvé, Sebaot, a quien sirvo,
entonces al niño Elias, bajó y entrególo a su m a d r e , diciendo: q u e hoy m i s m o m e presentaré yo delante de Ajab».
«Mira, t u hijo vive». 2 4 L a mujer dijo a Elias: «Ahora conozco
que eres h o m b r e de Dios y q u e es verdad en tu boca la palabra L a sequía fue d e tres años o de tres años y medio (Le 4,25;
de Yahvé». Sant 5,17), según la distinta manera de contar, al término de los
cuales fue palabra d e Dios (17,2.24) a Elias para que se presentara
A l cabo d e u n t i e m p o enfermó el hijo de la viuda, q u e d a n d o a Ajab. T e n í a éste u n m a y o r d o m o q u e , a pesar de vivir en u n a m -
sin respiración (neshama). P o r razones literarias, p o r la forma con biente idolátrico, conservóse fiel a la religión de sus padres. A b d í a s
q u e se i n t r o d u c e el relato, p o r n o t e n e r éste relación con lo que se encontró con Elias, q u e le m a n d ó fuera a anunciar a Ajab su
presencia. C o n estilo propio de los orientales, el mayordomo se
precede, ya q u e la mujer parece ignorar el milagro de la harina y
excusa exponiendo al profeta los temores que le asaltaban. L a últi-
del aceite, y, finalmente, p o r su analogía con lo de la mujer suna-
ma de las razones q u e aduce para justificar sus temores es q u e ,
m i t a (2 R e 4,8ss), se sospecha q u e el presente episodio fue añadido
conociendo A b d í a s q u e el espíritu de Yahvé se presenta de i m p r o -
al texto de Elias p o r los discípulos d e Elíseo 4 . L a mujer le echa en
viso sobre Elias y sobre los profetas, trasladándolos a otras partes
cara el haberse e n t r e m e t i d o e n su vida, a t r a y e n d o sobre ella la aten-
(1 Sam 10,6-10; 19,20-23; 2 R e 2,16), teme que en su ausencia se
ción divina, q u e le castiga p o r los pecados pasados. T r e s veces se
produzca este f e n ó m e n o y desaparezca, apareciendo ante Ajab como
tendió el profeta sobre el n i ñ o m u e r t o , c o m o hizo m á s t a r d e Eliseo mentiroso. Elias le asegura con juramento que aquel mismo día
(2 R e 4,34) y San Pablo (Act 20,10). Parece c o m o u n rito esencial, se presentará ante Ajab. E m p l e a Elias la expresión «Yahvé Sebaot»,
p o r el cual se establecía u n a corriente de vida e n t r e a m b o s cuer- el Dios de los ejércitos (1 Sam 1,3.11; 4,4; 17,45) i.
pos (LANDERSDORFER). P e r o D i o s o b r a el milagro a ruegos de Elias.
1
Véase B. N. WAMBACQ, L'Epitlwte divine Yahvé-Sebaot (Bruges 1947). En un tiempo
era considerada el arca como un palladium militar, al cual se recurría en los momentos di-
fíciles; sobre ella «se invoca el nombre de Yahvé Sebaot, que tiene su trono entre los queru-
Encuentro de Elias con Abdías (18,1-15) bines» (2 Sam 6,2).
1
Pasados m u c h o s días, al tercer año, dirigió Yahvé su pala-
bra a Elias, diciendo: «Ve, preséntate a Ajab, que voy a hacer
que caiga la lluvia sobre el haz de la tierra». 2 F u e , pues, Elias
* D E VAUX, Elie 56.
1 Reyes /« 473
472 1 Reyes 18
cuchase ni respondiese. 30 Entonces dijo Elias a todo el pueblo:
Elias y Ajab se enfrentan (18,16-19) «Acercaos». Y todo el pueblo se acercó a él. Preparó el altar de
Yahvé, que estaba en ruina; 3 1 y tomando Elias doce piedras,
16 según el n ú m e r o de las tribus de los hijos de Jacob, a quien
Abdías, yendo al encuentro de Ajab, le informó, y Ajab
se volvió p a r a ir al encuentro de Elias. 17 Apenas le vio Ajab, había dicho Yahvé: «Israel será tu nombre», 32 alzó con ellas
le dijo: «¿Eres t ú ruina de Israel?» 18 Y Elias le respondió: «No u n altar al n o m b r e de Yahvé. H i z o en derredor una zanja tan
soy yo la ruina de Israel, sino tú y la casa de t u p a d r e , apartán- grande c o m o la superficie en q u e se siembran dos «satos» de
doos de los m a n d a m i e n t o s de Yahvé y yéndoos tras los baales. simiente; 33. compuso la leña, cortó el buey en pedazos y púsolo
19 A n d a , convoca a todo Israel sobre el m o n t e C a r m e l , y a los sobre la leña. 3 4 Dijo luego: «Llenad de agua cuatro cántaros
cuatrocientos cincuenta profetas de Baal que c o m e n d e la m e s a y echadla sobre el holocausto y sobre la leña». Después dijo:
de Jezabel». «Haced lo m i s m o otra vez». O t r a vez lo hicieron. Dijo a ú n :
«Hacedlo por tercera vez». Y p o r tercera vez lo hicieron. 3 5 C o -
Ajab acudió i n m e d i a t a m e n t e al e n c u e n t r o d e Elias, con el q u e rría el agua todo en d e r r e d o r del altar y había llenado el agua
sostuvo u n b r e v e diálogo. A las palabras: «¿Eres t ú , ruina d e I s - t a m b i é n la zanja. 36 C u a n d o llegó la hora de ofrecerse el holo-
rael?», r e s p o n d e Elias con decisión y aires de superioridad. N o es causto, llegóse el profeta Elias y dijo: «Yahvé, Dios de Abra-
h a m , de Isaac y de Israel: q u e se sepa hoy que tú eres Dios de
él el causante de la r u i n a d e Israel, sino el rey y la casa de O m r i Israel y que yo soy tu siervo, q u e todo esto hago por m a n d a t o
(16,16.27-28) al rendir culto a los baales, a b a n d o n a n d o al v e r d a d e r o tuyo. 37 R e s p ó n d e m e , Yahvé; respóndeme, para que todo este
y único Dios; la sequía es efecto d e u n castigo d e Yahvé. pueblo conozca que tú, ¡oh Yahvé!, eres Dios y que tú con-
viertes a ti su corazón». 38 Bajó entonces fuego de Yahvé, que
consumió el holocausto y la leña, las piedras y el polvo, y a ú n
Sacrificio sobre el monte Carmelo (18^0-40) * lamió las aguas que había en la zanja. 39 Viendo esto el pueblo,
20
Convocó, pues, Ajab a todos los hijos d e Israel y a todos cayeron todos sobre sus rostros y dijeron: «¡Yahvé es Dios,
los profetas al m o n t e C a r m e l ; 2 1 y acercándose Elias a todo el Yahvé es Dios!» 40 Y díjoles Elias: «Coged a los profetas de
pueblo, le dijo: «¿Hasta cuándo habéis de estar vosotros claudi- Baal, sin dejar que escape ninguno». Cogiéronlos ellos y llevó-
cando de u n lado y de otro? Si Yahvé es Dios, seguidle a E l ; los Elias al torrente Cisón, d o n d e los degolló».
y si lo es Baal, id tras él». E l pueblo n o respondió nada. 2 2 Vol-
vió a decir Elias al pueblo: «Sólo quedo yo de los profetas de L o s reyes paganos de E d o m , M o a b , Anión, T i r o y Sidón con-
Yahvé, mientras q u e hay cuatrocientos cincuenta profetas de sultaban a los profetas en los negocios más importantes del reino
Baal. 2 3 Q u e traigan bueyes para que escojan ellos u n o , lo cor- (Jer 27,3.9-10). Existía en C a n a á n el profetismo extático y delirante
ten en pedazos y lo p o n g a n sobre la leña, p e r o sin p o n e r fuego y otro más moderado. E n u n o d e los textos de Ras Shamra se habla
debajo; yo p r e p a r a r é otro sobre la leña, sin p o n e r fuego debajo. de u n éxtasis sobrevenido d u r a n t e u n acto cultual: la toma de p o -
24
D e s p u é s invocad vosotros el n o m b r e de vuestro Dios y yo
sesión de parte de la divinidad se expresa con la imagen típica-
invocaré el n o m b r e de Yahvé. El dios q u e respondiere con el
fuego, ése sea Dios»; y todo el pueblo respondió: «Está m u y m e n t e bíblica de la «mano q u e agarra». La forma moderada del
bien». 2 5 Entonces dijo Elias a los profetas de Baal: «Escogeos profetismo se encuentra especialmente e n el área aramaica y m o a -
el buey y haced vosotros p r i m e r o , pues q u e sois los más, e in- bítica, como atestiguan las inscripciones de Zakir y de M e s a 3 .
vocad el n o m b r e de vuestro dios, pero sin p o n e r fuego debajo». L a reina Jezabel había traído gran n ú m e r o de profetas de T i r o y
26
T o m a r o n ellos el b u e y que les entregaron, aprestáronlo, y Sidón. Siguiendo la indicación de Elias, Ajab convocólos al C a r -
estuvieron invocando el n o m b r e de Baal desde la m a ñ a n a has- melo. D e b í a n deslindarse de los c a m p o s y no andar Israel encen-
ta el mediodía, diciendo: «Baal, respóndenos». P e r o n o habia
d i e n d o u n a lámpara a Yahvé y otra a Baal. No se trata de decidir
voz ni quien respondiese, mientras estaban ellos saltando en
torno del altar q u e habían hecho. 27 Al mediodía burlábase de cuál de los dos es el más fuerte, sino de saber cuál de los dos es
ellos Elias, diciendo: « G r i t a d bien fuerte; dios es, pero quizá Dios; si lo es Yahvé, entonces Baal es pura nada, y viceversa. El
está entretenido conversando, o tiene algún negocio, o está d e juicio de Dios tendría lugar sobre el monte Carmelo (Kerem =
viaje. Acaso esté d o r m i d o , y así le despertaréis». 2 8 Ellos d a b a n viña), hermosa montaña q u e se extiende al sudoeste de la llanura de
voces y m á s voces y se sajaban con cuchillos y lancetas, según Esdrelón, cubierta de a b u n d a n t e vegetación.
su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. 2 9 Pasado El p u n t o tradicional del sacrificio es El Muhraqa, en la extre-
el mediodía, siguieron enfurecidos hasta la hora en que suele
m i d a d sudoriental del m o n t e , a 514 metros sobre el nivel del M e -
hacerse la ofrenda de la t a r d e ; pero n o h u b o voz ni quien es-
diterráneo. Desde este sitio se divisa el mar; cerca brota el m a n a n -
2
D. R. AP.-THOMAS, Elijah on Mt. Carmel (i Reg lS): PEQ 92 (1960) 146-155; 3
A. GUILLAUME, Prophecy and Divination among the Hebrews and other Semites (Lon-
H. H. ROWLEY, Elijah on Mount Carmel (Manchester ig6l). Elias escogió el monte Carmelo dres 1938); A. HALDAR, Associations of Cult Prophets among the Ancient Semites (Upsala
por estar dedicado al «Baal de los cielos», una apelación de Hadad, el dios que asegura el 1945); A. NEHER, L'Essence du prophétisme (París 1955); E. JACOB, Le prophétisme israélite
verdor de las montañas, el señor de la lluvia y del relámpago. Desde tiempos antiguos, Hadad d'aprés les recherches recentes: «Revue d'Histoire et de Philosophie Religieuse», 32 (1952) 59-69 -
se identificaba con el dios del Carmelo. En el período helenístico y romano, el Baal del Car- A. MALAMAT, Prophecy in the Mari Documents: «Israel Exploration Society», 4 (1955) 1-12:
melo se identificaba con Zeus. En el monte se ha encontrado un exvoto con una inscripción G. DOSSIN-A. LODS, Une tablette inédite de Mari, intéressante pour l'histoire ancienne du
en griego dedicada a Zeus Heliopolites, «el dios del Carmelo». Tácito habla de un templo prophétisme sémitique: «Studies in the Oíd Testament Prophecy» (Edimburgo 1950) 103-110.
erigido sobre el Carmelo (Hist. 11,78).
474 1 Reyes 18 1 Reyes 18 475
tial Bir-el-Mansura, del cual se sacaba el agua para el sacrificio. de vértigo; la agitación alcanza el paroxismo. Aturdidos, insensi-
En Tell el-Qasis, al pie de El Muhraqa y cerca del Cisón, se conser- bles y fuera de sí, se sajaban con cuchillos y lancetas, ¡i la manera
va todavía hoy la memoria de la matanza de los profetas de Baal. de los derviches de nuestros días. Añade la Biblia que lo hacían
Alt, para el cual el dios Baal era el dios local del Carmelo, propone «según su costumbre» 7 . Por la Biblia consta la costumbre de hacerse
como lugar del sacrificio la punta norte de la montaña que domina tales incisiones (Jer 16,6; 41,5) en honor de los muertos (Deut 14,1)
y por otros motivos, que los verdaderos profetas condonaban (Jer
el mar; pero no convencen sus razones 4 .
41.5; 47.5; Os 7,14; Zac 13,6; Lev 19,28; 21,5). Hasta bien entrada
Elias habla al pueblo, reprobando su conducta sincretista. Como
la tarde no cesaron de profetizar, en el sentido de eslar poseídos
ejemplo del avance de la idolatría, dice que es el único profeta de y dar señales externas del éxtasis profético (Núm 11,25-27; 1 Sam 10,
Yahvé que se atreve a presentarse en público, lo que contrasta con 5-13; 19,20-24).
el apoyo oficial con que cuentan los profetas de Baal. A pesar de
esta desproporción numérica, propone Elias el duelo entre Yahvé Cuando la noche amenazaba caerse encima en aquel lugar in-
y los baales, entre él y los centenares de profetas de los ídolos. hóspito, y ante el rotundo fracaso de los falsos profetas, Elias re-
La prueba consistirá en que cada uno de los dos bandos inmole cogió las piedras del altar de Yahvé que Jezabel había hecho de-
sobre el Carmelo un becerro (Ex 24,5; Núm 23,2; Jue 6,25); que moler y lo reconstruyó 8 . Sobre el Carmelo residió Eliseo (2 Re 4,
25) y allí celebraba el pueblo las neomenias y sábados (2 Re 4,23).
se corte la víctima en pedazos y se coloque sobre la leña, pero sin
Causa extrañeza el interés en reunir doce piedras que evocaran
poner fuego debajo (Gen 22,6). Al pueblo agradó aquella propuesta
la memoria de las doce tribus en unos momentos en que existía la
de Elias. A los profetas de Baal, por ser muchos, se les concedió escisión; quizá se trata de alguna alusión histórica (Ex 24,4; Jos 4,4).
fueran los primeros, dándoseles, además, la facultad de escoger la Abrió Elias alrededor del altar una zanja tan grande que en su super-
víctima. Elias reservóse para el acto apoteósico final. ficie cabían dos satos de simiente. Es el sato una medida de capa-
Los profetas de Baal aparejaron el altar e invocaron a Baal a cidad (Gen 18,6; 1 Sam 25,18), que equivalía a trece litros 9 .
grandes voces, al mismo tiempo que se entregaban a una danza
violenta y frenética, que a la larga solía provocar el delirio mántico Al llegar la hora del sacrificio vespertino, que tenía lugar entre
(v.28-29). Era esta danza originaria de Fenicia 5 . Con este baile dos luces (Ex 29,39.41; Núm 28,4.8), empezó Elias su oración a
fenicio cabe relacionar lo que se dice en 19,18: «Voy a dejar con Yahvé. Nada de gritos ni de danzas rituales, ni incisiones de nin-
vida a siete mil cuyas rodillas no se han doblado ante Baal». Al ver guna clase, para dar a entender que sólo «el Dios de Abraham, de
Isaac y de Israel» (1 Crón 29,18; 2 Crón 30,6) podía mandar el
Elias que nada conseguían con sus gritos y danzas, burlábase de
fuego, quizá en forma de chispa eléctrica o rayo. El milagro se
ellos, diciéndoles que su dios Baal, o Herakles, llamado el filósofo,
produjo, de lo que dedujeron los israelitas que Yahvé era el solo
estaba acaso enfrascado en resolver alguna cuestión filosófica; o que y verdadero Dios. A una indicación de Elias se apoderó el pueblo
por razón de atribuírsele la invención de la púrpura y de las naves, de los profetas de Baal, que Elias degolló en el torrente Cisón
estaba ocupado en algún negocio, o de viaje. Al dios fenicio se le (Jue 4,7.13; 5.2i), al pie del Carmelo. En la lucha entre Yahvé y
atribuían expediciones a Libia, y sus admiradores se lo imaginaban Baal, los servidores de éste sufren las consecuencias de la derrota
al frente de las naves fenicias que surcaban los mares enarbolando de su dios, conforme a las leyes entonces en uso sobre la suerte
las banderas de Tiro y de Sidón, o cabalgando sobre un hipocam- de los vencidos (Deut 13,2-6; 18,20-22).
po alado. Admite Elias la posibilidad de que Herakles esté dor-
mido 6 . ' En efecto, cuenta Apuleyo (Met. 7,27-28; LUCIANO, De dea syria 50) q u e en las fiestas
A las palabras de Elias redoblaban los profetas de Baal sus es- en honor de la diosa Siria «prorrumpían en alaridos discordantes, como si estuvieran fana-
tizados; por mucho tiempo tenían la cabeza colgante, el cuello torcido, ejecutando movi-
fuerzos a fin de llamar la atención de su dios. Los gritos se suce- mientos audaces, dando vueltas y mordiéndose las carnes. Finalmente, con la espada d e
doble hoja que llevaban consigo hacíanse incisiones en el brazo».
den cada vez más agudos y suplicantes, y la danza toma caracteres 8 Desde m u y antiguo existía sobre el Carmelo un lugar alto dedicado a Baal, como indica
4 el nombre de rusha qadesh, «promontorio sagrado», q u e se da a. la m o n t a ñ a en las listas de
A. A L T , Das Gottesurteil auf dem Karmel: «Festschrift G. Beer» (Stuttgart 1935) 1-18; Tutmosis III (PRITCHARD, 243)- Probablemente, en tiempos de David y de Salomón el lugar
R. DE VAUX, Les prophétes de Baal sur le Mont Carmel: «Bulletin de Musée de Beyrouth», alto cananeo fue anexionado al culto de Yahvé.
5 (1941) 7-20 Según O . Eissfeldt, Elias combatió al dios Baal-Shamen, o sea, «señor del 9
E n este supuesto, la zanja ocupaba unos 1.660 metros, con un cuadrilátero d e 40 m e -
cielo» (Baalshamen und Yahvé: Z A W 57 [1939] 1-31; K. GALLING, Der Gott Karmel und
tros por cada lado. Lo más razonable, escribe Steinmann, es decir que los 26 litros indican
die Achtung der fremden Gotter: «Festschrift A . Alt» [Tübingen 1953] 105-125; M . Avi-
la anchura del canal. E n cuanto a las doce ánforas de agua, se ha hecho notar q u e es curioso
JONAH, Moimt Carmel and the God of Baalbek: «The Israel Exploration Journal», 2 [1952]
que se malgaste tanta agua; pero el mar estaba cerca y aún más el manantial d e Bir-el-Man-
118-124).
5 sura. El agua servía para hacer incombustible la leña del altar (J. STEINMANN, Elie dans VAn-
La describe Heliodoro d e Emesa (Ethiop. 4,17,1) con estas palabras: «Enardecidos al den Testament: «Elie le prophéte», I.a, 104; MONTCOMKKY, 308; A. JUNKIÍR, Der Graben
son de los instrumentos músicos, danzaban vertiginosamente, ya levantándose en alto con um den Altar des Elias. Eine Untersuchung über die hullisclw Überliefenmn van í Kg. 18,29-83:
ligeros saltos, ya cayendo repetidamente con las rodillas en el suelo y dando vueltas sobre «Trierer Theologische Zeitschrift», 69 [1960] 65-74). El ¡iRiia, al mismo tiempo q u e purificaba
sí mismos, como si estuvieran poseídos». el altar, lo aislaba de los alrededores a fin de que, al caer el fuego del cielo ( N ú m 11,1; Job 1,16;
6
Según Menandro, el rey H i r a m , contemporáneo d e Salomón, celebró «el despertar 2 Re 1,12), no devorara el terreno y personas de las inmediaciones.
de Herakles el mes de Peritios». E n las inscripciones fenicias d e Chipre, Rodas y Garta-
go se habla de «despertadores» del dios esposo de Astronoé, forma de Astarté, paredra de
Baal. El esposo de Astronoé es, pues, Herakles-Melqart, el baal de los profetas del Car-
melo. Los despertadores del dios eran grandes personajes, altos funcionarios, constituyendo
el acto del despertar del dios una ceremonia ordinaria d e culto ( D E VAUX, Elie 61).
476 1 Reyes 19 1 Reyes 19 477
a Horeb, nombre del monte Sinaí en los relatos elohístas del Pen-
Fin de la sequía (18,41-46) tateuco. Teniendo como misión establecer la doctrina de la alianza
41
Entonces dijo Elias a Ajab: «Sube a comer y a beber, por- en toda su pureza, marcha al lugar donde Dios e Israel sellaron
que ya suena gran ruido de lluvia». 42 Y subió Ajab a comer y el pacto de la alianza, y en donde Yahvé tiene preferentemente su
a beber. Elias subió a la cumbre del Carmel y se postró en tie- asiento (Jue 5,2-4). Del Carmelo se dirige hacia el sur, andando de
rra, poniendo el rostro entre las rodillas; 43 y dijo a su siervo: noche y durmiendo de día en alguna caverna que encontraba al
«Sube y mira hacia el mar». Subió él, miró y dijo: «No se ve paso o recostado al pie de un árbol. Las mismas precauciones tuvo
nada». Elias le dijo: «Vuelve a hacerlo siete veces». 44 Y a la que tomar en el reino de Judá por reinar allí Josafat, emparentado
séptima vez dijo el siervo: «Veo una nubécula, como la palma con el rey de Israel. Finalmente, llegó al viejo santuario de Bersabé,
de la mano de un hombre, que sube del mar». El le dijo: «Ve
y45 dile a Ajab: Unce y baja, no te lo impida luego la lluvia». en el límite meridional de Palestina (Gen 21,31; 26,23; 41,1-4;
Y en esto se cubrió el cielo de nubes, sopló el viento y cayó 2 Sam 17,11). Allí dejó en libertad a su siervo para adentrarse solo
gran lluvia. Subió Ajab y vino a Jezrael. 46 Fue sobre Elias la en las inmensidades del tórrido desierto, teniendo como meta el
mano de Yahvé, que ciñó sus lomos, y vino corriendo a Jezrael Sinaí. Detrás de sí deja al pueblo infiel, «que claudica de un lado y
delante de Ajab. de otro» (18,21) para refugiarse en el santuario de Yahvé. Todo el
día caminó bajo el implacable sol del desierto, llegando al anochecer
El gran drama ha terminado con el triunfo aplastante de Yahvé. a un sitio donde se erguía una retama (hebreo; rothem; árabe: re-
Ajab y Elias suben del torrente Cisón a la cumbre del monte teñí), arbusto característico del Negueb, lo suficientemente desarro-
(Jue 6,26); el rey dirigióse al lugar donde se guardaban las provi- llado para dar cobijo a Elias. En aquellos momentos de cansancio,
siones, mientras subía Elias a otra altura superior. Allí se arrodilló, perseguido por los de su pueblo, devorado por el hambre y la sed,
y, con la cabeza entre las rodillas, no atreviéndose a mirar de cara deseóse la muerte (Jon 4,8; Job 31,30). Mejores que él eran sus pa-
lo que está por suceder, esperaba la lluvia, que debía proceder del dres, y, sin embargo, murieron; ¿por qué Yahvé alarga su vida?
mar anunciando con gran ruido su llegada. En Palestina la lluvia es Más que el reposo de una noche en la soledad acogedora del de-
producida por vientos del oeste y sudoeste. En la nubécula se ha sierto, anhela la muerte: «Lleva ya mi alma»; en el sheol piensa en-
querido ver una figura de la Virgen María, que llevó la salud al contrar la paz y el reposo que los hombres le niegan. Servido antes
mundo 10 . Ajab marchóse a Jezrael, la actual Zerín, a 25 kilómetros por los cuervos (17,4.5), manda ahora Yahvé a su ángel para que
del Carmelo. lo conforte (2 Re 1,2). Repuesto del cansancio, el mismo ángel le
invitó a que comiera de nuevo, cobrando fuerzas para el gran viaje
Camino de Horeb (19,1-7) que le esperaba. Refocilado con aquel alimento, emprendió el ca-
1 mino hacia el monte Horeb, andando cuarenta días y cuarenta no-
Ajab hizo saber a Jezabel lo que había hecho Elias y cómo ches; caminaba de noche y descansaba durante el día, con etapas
había pasado a cuchillo a los profetas, 2 y Jezabel mandó a Elias cortas, a fin de prepararse, como Moisés (Ex 24,12-18; Deut 9,9-11),
un mensajero para decirle: «Así me hagan los dioses y así me
añadan si mañana a estas horas no estás tú como uno de ellos». con cuarenta días de penitencia, ayuno y oración (Mt 4,2; Le 4,2).
3
Temió, pues, Elias y se levantó y huyó para salvar su vida, Es el número cuarenta uno de los que, según San Agustín, no deben
y4 llegó a Berseba, que está en Judá; y dejando allí a su siervo, tomarse a la letra. Elias se acercaba por etapas «a la montaña de
siguió él por el desierto un día de camino y sentóse bajo una Dios» (Ex 3,1; 4,27; 18,5), Horeb-Sinaí (Jebel Musa) 1.
mata de retama; deseó morirse, y dijo: «¡Basta,5 Yahvé! Lleva
ya mi alma, que no soy mejor que mis padres». Y, echándose
allí, se quedó dormido. Y he6 aquí que un ángel le tocó, dicién- Encuentro con Dios en Horeb (19,8-18)
dole: «Levántate y come». Miró él y vio a su cabecera una 8
torta cocida 7y una vasija de agua. Comió y bebió y luego volvió Levantóse, pues; comió y bebió y anduvo con la fuerza de
a acostarse; pero el ángel de Yahvé vino por segunda vez y le aquella comida cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte
tocó, diciendo: «Levántate y come, porque te queda todavía de Dios, Horeb. 9 Allí metióse en una cueva, donde pasó la
mucho camino». noche, y le dirigió Yahvé su palabra, diciendo: «¿Qué haces
aquí, Elias?» 10 El respondió: «He sentido vivo celo por Yahvé
Quiso vengarse Jezabel de Elias por haber hecho matar a todos Sebaot; porque los hijos de Israel han roto tu alianza, han de-
los profetas que alimentaba la reina. Con un juramento hecho en rribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas, de los
nombre de sus dioses decide Jezabel desquitarse (20,10). Elias huyó que sólo he quedado yo, y me están buscando para quitarme la
vida». n Díjole Yahvé: «Sal afuera y ponte en el monte ante
10 «En u n a tarde calurosa de primavera he observado largo tiempo el punto del horizonte Yahvé. Y he aquí que va a pasar Yahvé». Y delante de él pasó
que oteaba el criado de Elias, y en donde vio cómo subía del mar la nubécula, símbolo de la
gracia fecunda que la Virgen Inmaculada debía enviar sobre la tierra, y me alegré de que un viento fuerte y poderoso que rompía los montes y quebraba
estos lugares, tan cercanos al corazón, estén todavía, hoy como ayer, rodeados del silencio las peñas, pero no estaba Yahvé en el viento. Y vino tras el vien-
y de la más impresionante soledad (PAUL MARIE DE LA CROIX, Hauts Lieux Elianiques: «Elie
le prophéte», l.c, 22-23). G. HOLSGHER, Sinaí und Choreb (Festschrift Bultmann) (Stuttgart 1949) 127-132.
478 1 Reyes 19 1 Reyes 20 479
to un terremoto, pero no estaba Yahvé en el terremoto, i 2 Vino sición literaria de toda la sección referente al ciclo de Ellas. Como
tras el terremoto un fuego, pero no estaba Yahvé en el fuego.
Tras el fuego vino un ligero y blando susurro. 13 Cuando lo oyó veremos más tarde (2 Re 8,7-15), Jazael sucedió a Ben Hadad en
Elias, cubrióse el rostro con su manto, y, saliendo, se puso en pie el trono de Siria 2 .
a la entrada de la caverna y oyó una voz que le dirigía estas pa-
labras: «¿Qué haces aquí, Elias?» 14 Y él respondió: «He sen-
tido vivo celo por Yahvé Sebaot, porque los hijos de Israel han Vocación de Eliseo (19,19-21)
roto tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo 19 Partió de allí y halló a Eliseo, hijo de Safat, que estaba
a tus profetas, de 5los que sólo quedo yo, y me buscan para qui- arando con doce yuntas, una de las cuales era la suya; y pnsando
tarme la vida». I Díjole entonces Yahvé: «Vete; vuélvete por Elias junto a él, echóle su manto; 20 y él, dejando los bueyes,
tu camino, por el desierto de Damasco, y, cuando llegues, unge se vino corriendo tras Elias y le dijo: «Déjame ir a abrazar a
a Jazael por rey de Siria, 16 y a Jehú, hijo de Nimsi, le unges mi padre y a mi madre, y te seguiré». Elias le respondió: «Ve
por rey de Israel. A Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejola, le y vuelve, pues ya ves lo que he hecho contigo». 21 Alejóse de
ungirás para que sea profeta en lugar tuyo. 17 Al que escapare Elias, y, cuando volvió, cogió el par de bueyes y los ofreció en
de la espada de Jazael le matará 18 Jehú, y al que escapare de la sacrificio; con el yugo y arado de los bueyes coció la carne e in-
espada de Jehú le matará Eliseo. Voy a dejar con vida en Is- vitó a comer al pueblo, y, levantándose, siguió a Elias y se puso
rael a siete mil cuyas rodillas no se han doblado ante Baal y a su servicio.
cuyos labios no le han besado».
De este viaje de regreso nada cuenta el texto. Acaso desde el
En una cueva muy conocida (Ex 33,21) busca refugio Elias Sinaí marchó Elias a tierras de Madián, y de allí, por TransJordania,
subió hasta Galaad. Abel Mejolá (1 Sam 18,19; 1 Re 4,12), al sur
para descansar y guarecerse después del largo viaje por el desierto. de Betsán, era la patria de Eliseo, de profesión labrador. En vez
Dios le sacó de la misma revelándosele, como hizo cinco siglos antes de ungirlo por profeta, lo llamó a su servicio echándole encima su
con Moisés (Ex 19,16-21; 33,2iss). Por orden de Yahvé sale fuera manto, adquiriendo con ello un derecho sobre él. El vestido era
de la caverna; Dios se le manifiesta, no en el viento fuerte y po- considerado como parte de la personalidad T (i Sam 18,4); el manto
deroso ni en el terremoto, sino «en el ligero y blando susurro». de Elias tenía poder sobrenatural (2 Re"!r2,8-i4). Eliseo pidió a
Cuando creyó Elias que Yahvé estaba presente, por respeto (Ex 3,6) Elias le concediera autorización para ir a "su casa y abrazar a su
o por creer que nadie puede sobrevivir después de ver a Dios parentela, lo que le fue concedido. Eliseo"~renuncia a su vida de
(Jue 6,22-23), cubrióse su rostro con el manto. ¿Cuál es el signi- terrateniente para enrolarse a las órdenes de Elias.
ficado de esta visión? Según algunos, quiso Dios condenar el celo
excesivo desplegado por el profeta al exterminar a los videntes
Guerras con los árameos (20,1.34)
de Baal, dándole a entender la conveniencia de emplear métodos
más humanos y mitigados. Otros creen que la manera suave y 1 Ben Hadad, rey de Siria, reunió todo su ejército. Tenía
misteriosa con que se hace sentir la presencia de Yahvé representa consigo treinta y dos2 reyes vasallos, caballos y carros. Subió y
la espiritualidad de Dios. Los más potentes elementos materiales: puso sitio a Samaría, y mandó mensajeros que dijesen a Ajab,
rey de Israel: 3 «Así habla Ben Hadad: Tu plata y tu oro son
vientos, relámpagos, terremotos, anuncian la visita, pero no cons- míos, mías tus mujeres y míos tus hijos». 4 El rey de Israel res-
tituyen la misma. La presencia divina es algo imperceptible (VAC- pondió: «Rey, mi señor, yo soy tuyo, y tuyo es, como tú dices,
CARI). todo lo que yo tengo». 5 Volvieron los mensajeros y dijeron:
«Así habla Ben Hadad: Yo te he mandado a decir: Entrégame
Tres son los mensajes que el profeta recibe de Dios: unción de tu plata y tu oro, tus mujeres y tus hijos. <> Mañana, pues, a es-
Jazael por rey de Siria, de Jehú por rey de Israel y de Eliseo para tas horas, yo mandaré a ti mis servidores para que escudriñen
que sea profeta en su lugar. Estos tres personajes serán los que tu casa y la de tus siervos y pongan su mano sobre cuanto de
vengarán el honor de Dios y del profeta. Como deja entrever el precioso encuentren y me lo traigan». ^ El rey de Israel convocó
texto, se encuentra Elias al fin de su carrera mortal; empezó él a todos los ancianos de Israel y les dijo: «Oíd bien y entended
que éste hombre nos quiere mal; porque él me ha pedido mis
la campaña contra la idolatría; otros, que él ha preparado para el mujeres y mis hijos, mi plata y mi oro, y yo no se los he rehusa-
combate, conseguirán la victoria. En contra de lo dicho en v.15-16, do». 8 Todos los ancianos del pueblo dijeron a Ajab: «No le oigas
nada se dice en los textos que siguen del cumplimiento de esta y niégate a ello». 9 Y él les dijo a los mensajeros de Ben Hadad:
triple misión por parte de Elias. Jazael ocupó el trono de Siria «Decid a vuestro señor el rey: Yo haré todo lo que has mandado
aupado por Eliseo (2 Re 8,7). Jehú es ungido por un discípulo de a decir a tu siervo la primera vez, pero esto otro no puedo ha-
cerlo». Los mensajeros se fueron y le llevaron la respuesta.
Eliseo (2 Re 9,1). En lo que se refiere a Eliseo, Elias le llama a su
servicio (v.19-21), entregándole más tarde como herencia su espí- 2
En el palacio de Arslan Tash, al este del Eufrates, se ha encontrado una placa de marfil
ritu (2 Re 2,9). Estas anomalías del texto se explican por la compo- n la inscripción de Jazael (PARROT, Le Musée de Louvre et la Bible 90-91).
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480 1 Reyes 20
32
deja la vida». Vistiéronse sacos sobre los lomos y pusiéronse
1° B e n H a d a d m a n d ó a decir a Ajab: « Q u e esto m e hagan los
sogas al cuello y se fueron al rey de Israel y le dijeron: « T u
dioses y esto m e añadan si el polvo de Samaría basta para llenar
siervo B e n H a d a d dice: D é j a m e la vida». Ajab respondió:
el h u e c o de la m a n o del pueblo todo q u e m e sigue». n Y el rey
«¿Vive todavía? E s m i hermano». 3 3 Tuvieron esto los h o m b r e s
de Israel respondió: «Decidle q u e n o ha de alabarse el q u e se
p o r b u e n agüero y se apresuraron a tomarle por la palabra,
ciñe c o m o el que ya se desciñe». 12 C u a n d o B e n H a d a d recibió
diciendo: «Ben H a d a d es tu hermano». Y él dijo: «Id y traéd-
esta respuesta, estaba bebiendo en su tienda con los reyes va-
melo». Vino a él B e n H a d a d , y Ajab le hizo subir a su carro.
sallos y dijo a sus servidores: «Preparaos». E hicieron sus p r e - 34
B e n H a d a d le dijo: «Yo te devolveré las ciudades q u e m i
parativos contra la ciudad. 1 3 Acercóse a Ajab, rey de Israel, u n
p a d r e t o m ó al tuyo y tendrás en Damasco calles para ti, c o m o
profeta y le dijo: «Así habla Yahvé, Dios de Israel: ¿Ves toda
las tuvo m i p a d r e en Samaría». «Y yo, repuso Ajab, te dejaré
esta m u c h e d u m b r e ? Voy a entregarla en tus m a n o s , y así sa-
ir libre, hecha esta alianza». Hizo, pues, alianza con él y le dejó ir.
brás q u e yo soy Yahvé». 14 Ajab p r e g u n t ó : «¿Por m a n o de
quién?» Y él respondió: «Así dice Yahvé: P o r m a n o de los ser-
vidores de los jefes de provincia». Ajab p r e g u n t ó m á s : « ¿ Q u i é n R e z ó n (11,23) c r e ° el reino de Damasco y reinó allí. Sus suce-
c o m e n z a r á el combate?» Y él respondió: « T ú mismo». 15 E n - sores, Jezyón, T a b r i m ó n y Ben H a d a d I (15,18), ensancharon los
tonces Ajab revistó a los servidores de los jefes de provincia, en límites del reino apoderándose de las rutas caravaneras del desierto
todo doscientos treinta y dos. L u e g o revistó a todo el pueblo, sirio hasta el Eufrates. O m r i estuvo desafortunado frente a ellos,
a todos los hijos de Israel, que fueron siete mil. t* Hicieron u n a
salida al mediodía, mientras B e n H a d a d estaba bebiendo y e m - viéndose obligado a cederles algunas ciudades de la frontera s e p -
briagándose en las tiendas con los treinta y dos reyes, sus auxi- tentrional y otorgarles privilegios comerciales en Samaria (20,34).
liares. 17 Salieron los p r i m e r o s los servidores de los jefes de p r o - C o m o consecuencia, O m r i buscó la alianza d e los fenicios, en
vincia. B e n H a d a d fue informado y le dijeron: «Los de Sama- particular con el rey y s u m o sacerdote Etbaal, sellándose la amistad
ría h a n hecho una salida». 18 Y él respondió: «Si han salido de con el m a t r i m o n i o d e Ajab, hijo de O m r i , con Jezabel, hija del
paz, traédmelos vivos, y si h a n salido en guerra, traédmelos rey de T i r o (16,31). E n t r e Israel y Judá existían relaciones a m i s -
vivos». 19 U n a vez que los servidores de los jefes de provincia tosas. Josafat (870-848), rey de Judá, asociado al reino d u r a n t e
salieron de la ciudad, y tras ellos el ejército, 2 0 cada u n o de ellos
m a t ó a su h o m b r e , y los sirios e m p r e n d i e r o n la fuga. Israel los la enfermedad d e su p a d r e Asa, pagaba, al parecer, tributos al
persiguió. Ben H a d a d , rey de Siria, se salvó en u n caballo con rey de Israel (22,4). J o r a m (848-841), hijo de Josafat, tomó p o r
algunos de la caballería. 21 E l rey de Israel salió y destrozó a la esposa a la omrita Atalía, hija o hermana de Ajab. Esta amistad
caballería y a los carros, haciendo en los sirios gran estrago. •> p e r m i t i ó a Josafat t e n e r sujeto a E d o m y libre el camino de las
22
Entonces se acercó al rey de Israel el profeta y le dijo: «Ve y minas d e Asiongaber (22,48).
fortifícate, y mira lo q u e debes hacer, p o r q u e el rey de Siria P e r o Israel tenía u n enemigo al norte: los árameos, a quienes
volverá contra ti a la vuelta del año». 2 3 L o s servidores del rey molestaba la amistad de Israel con Fenicia y el control, por p a r t e
; de Siria dijeron a éste: «Su Dios es u n Dios de m o n t e ; p o r eso
i nos h a n vencido; pero, si peleamos con ellos en el llano, los d e J u d á , d e los territorios de E d o m y costa del m a r Rojo, que cor-
venceremos. 2 4 H a z , pues, así: quita a los reyes sus m a n d o s y t a b a n a Siria las vías comerciales con Arabia. Ben H a d a d II, hijo
p o n jefes en lugar de ellos, 2 5 y hazte u n ejército semejante al de Ben H a d a d I (15,18), con gran número de t r i b u s aliadas, p u s o
q u e has perdido, con otros tantos caballos y otros tantos carros. sitio a Samaria. Reconoció Ajab la superioridad d e Ben H a d a d ,
D e s p u é s daremos la batalla en el llano y se verá si no los vence- disponiéndose a entregarle el tributo que le exigía con tal de salvar
mos». El rey les dio oídos e hizo así. 2S Pasado el año, Ben H a d a d la capital. D e l texto hebraico no puede deducirse claramente en
reunió a todos los sirios y vino a Afee, a dar la batalla a Israel. q u é consistía el t r i b u t o exigido por Ben Hadad. L a segunda vez
27
Reuniéronse t a m b i é n los hijos de Israel y saliéronle al en-
cuentro. Asentaron su c a m p o frente a ellos, c o m o dos rebañitos reclama, además del oro y la plata para sus arcas, las mujeres p a r a
de cabras, mientras q u e los sirios llenaban la tierra. 28 U n h o m - su h a r é n y los hijos en calidad de rehenes, El rey mandó recado
b r e de Dios se acercó al rey de Israel y le dijo: «Así habla Yahvé. a B e n H a d a d diciéndole q u e está dispuesto a entregarle el oro y
P o r q u e los sirios han dicho: Yahvé es u n Dios de m o n t e y n o la plata, p e r o n o sus mujeres e hijos. Ben H a d a d j u r ó vengarse
de llano, entregaré en tus m a n o s toda esta m u c h e d u m b r e , y (19,2); atacará a Samaria con u n ejército tan numeroso, que t o d o el
así sabréis que yo soy Yahvé». 29 Siete días estuvieron a c a m - polvo d e Samaria n o llenará el hueco de la m a n o d e cada u n o de
p a n d o los unos frente a los otros. El séptimo día se trabó el los soldados. A lo q u e respondió Ajab que no conviene envalento-
combate, y los hijos de Israel hicieron a los sirios cien mil m u e r -
*tos de a pie en u n día. 30 El resto h u y ó a la ciudad de Afee, y las narse antes d e conocer el resultado de la batalla.
murallas se les caían e n c i m a a los veintisiete m i l h o m b r e s que U n profeta d e Y a h v é p r o m e t e a Ajab la victoria sobre Ben
q u e d a b a n . T a m b i é n B e n H a d a d se refugió en la ciudad, y an- H a d a d p o r la acción guerrera de los soldados reclutados p o r los
daba de cámara en c á m a r a . 31 Sus servidores le dijeron: «Nos- jefes d e distrito. N o deja de causar extrañeza q u e u n profeta d e
otros h e m o s oído q u e los reyes de la casa de Israel son reyes Y a h v é intervenga activamente en favor de Ajab; p e r o ya vimos q u e
misericordiosos; vamos a vestirnos sacos sobre nuestros lomos hizo otro t a n t o Elias (18,41-46). E n esta coyuntura está en causa
y a ponernos sogas al cuello, y a ir así al rey de Israel, a ver si te la independencia de Israel. Ben Hadad, que sitiaba la ciudad de
Biblia comentada 2 18
IH2 / Reyes 20
1 Reyes 2i 483
Samaría, bebía con sus reyezuelos aliados hasta embriagarse (16,9),
n o p r e o c u p á n d o s e de* la m a r c h a de la guerra. A l anuncio d e q u e a este h o m b r e . Si llega a faltar, responderás de su vida con la
tuya o con u n talento de plata. 40 Mientras tu siervo andaba de
los israelitas habían hecho u n a salida, n o se interesa p o r saber una parte para otra, el h o m b r e desapareció». El rey de Israel le
quiénes h a n salido y p o r q u é , d a n d o la o r d e n de q u e , en t o d o caso, dijo: « T ú m i s m o te juzgas; ésa es tu sentencia». 4 1 Quitóse en-
los c a p t u r e n vivos. B e n H a d a d t u v o q u e escapar a u ñ a de caballo. tonces el profeta el velo de sobre los ojos, y vio el rey que era
El profeta antes m e n c i o n a d o advirtió al rey q u e fortificara la ciudad, u n profeta. 42 Este le dijo entonces: «Así dice Yahvé: Por haber
p o r q u e Ben H a d a d volvería al ataque a la primavera siguiente dejado ir de tus m a n o s al que yo había dado al anatema, tu vida
(2 Sam 11,1). responderá de la suya, y tu pueblo de su pueblo». 4 3 Fuese el
Saben los árameos q u e Yahvé es el dios de los montes, q u e rey para su casa triste e irritado, y llegó a Samaría.
tiene su asiento e n el Sinaí-Horeb (Jue 5,4-5); p o r esta causa h a n U n profeta manifestó su disconformidad por el proceder del
ganado la batalla los israelitas e n el t e r r e n o m o n t a ñ o s o d e Samaría. rey de Israel al confiar más en las alianzas humanas q u e en la ayuda
Decidieron atacar a Israel esta segunda vez en t e r r e n o llano. A d e - divina y anuncia al rey su castigo por no haber entregado al ana-
más, los jefes d e t r i b u n o h a n demostrado ser guerreros, p o r lo t e m a a Ben H a d a d II (9,21; 1 Sam 15,3.18). C o n u n a parábola
q u e se recomienda a B e n H a d a d q u e los sustituya p o r otros jefes. hábilmente propuesta obliga al rey a pronunciar su propia conde-
A l año siguiente, Ben H a d a d presentó batalla en Afee, el actual nación, como en el caso de N a t á n (2 Sam 12,1-12) y de la mujer
Fiq, al este del lago d e Tiberíades, p u n t o estratégico en el camino de T e c u a (2 Sam 14,1-20). N o sabemos si los profetas llevaban
d e D a m a s c o a Betsán (2 R e 13,17). L a cifra de cien mil m u e r t o s externamente alguna incisión, tatuaje o algo que les caracterizara
es inverosímil; obedece a u n género literario preconcebido (1 Sam 11, (2 R e 2,23). Ben H a d a d debía correr la suerte del herem, que tanto
8). Ben H a d a d , vencido, vistióse de saco, confiando en la miseri- urgían los profetas. E n el texto griego, los cuatro últimos capítulos
cordia de Ajab p a r a salvar su vida. L o s reyes llamábanse e n t r e sí del libro están dispuestos en el siguiente orden: 19, 2 1 , 20, 22.
h e r m a n o s (9,13). B e n H a d a d p r o m e t e devolver las ciudades israeli- Parece que sea éste el o r d e n lógico de la narración. E n buena
tas q u e le arrebató a su p a d r e (15,20) y conceder al rey de Israel lógica, al capítulo 20 debía seguir inmediatamente el 22.
idénticos privilegios comerciales a los q u e tenía él en Samaría.
L a razón principal d e haber Ajab p e r d o n a d o la vida de Ben H a d a d
fue el peligro asirio q u e se cernía sobre Siria y Palestina 1. A Ben Nabot se niega a enajenar su viña (21,1-7)
H a d a d n o le convenían las condiciones q u e se le habían i m p u e s t o
1
a raíz de su derrota en Afee. Después de esto, Nabot, de Jezrael, tenía en Jezrael una
viña junto al palacio de Ajab, rey de Samaría; 2 y Ajab dijo a
Nabot: «Cédeme tu viña para hacer un huerto para legumbres,
Un profeta condena la conducta de Ajab (20,35-43) pues está m u y cerca de m i casa. Yo te daré otra viña mejor, y si
esto no te conviene, te daré en dinero su valor». 3 P e r o Nabot
35 U n o de los profetas dijo a u n su c o m p a ñ e r o p o r m a n d a t o le respondió: « G u á r d e m e Yahvé de cederte la heredad de mis
de Yahvé: « H i é r e m e , te lo ruego»; pero éste se negó a herirle.
36
padres». 4 Volvióse Ajab a su casa entristecido e irritado por la
Entonces le dijo el otro: «Por n o haber obedecido la voz de respuesta que le había dado Nabot de Jezrael: «No te cederé
Yahvé, en cuanto m e dejes te herirá u n león»; y en cuanto se la heredad de mis padres». Acostóse en su lecho, vuelto el rostro,
alejó, encontróse con u n león, q u e le hirió. 3 7 E n c o n t r ó el otro y n o quiso comer. 5 Jezabel, su mujer, vino a él y le dijo: «¿Por
a otro h o m b r e y le dijo: « H i é r e m e , te lo ruego»; y éste le dio u n q u é estás triste y n o quieres comer?» 6 El le respondió: « H e
golpe y le hirió. 38 F u e a ponerse el profeta en el camino del rey hablado a Nabot de Jezrael y le he dicho: C é d e m e tu viña e n
y se disfrazó cubriéndose el rostro con u n velo. 39 C u a n d o pasaba venta, y si no quieres, yo te daré otra viña en su lugar. Pero
el rey, le gritó diciendo: « T u siervo estaba entre las tropas, y, él m e ha contestado: No te daré mi viña». 7 Entonces Jezabel,
apartándose u n o , m e entregó a u n h o m b r e , diciendo: G u a r d a su mujer, le dijo: «¿Y eres tú el rey de Israel? Levántate, come,
y que se alegre tu corazón. Yo te haré con la viña de Nabot de
1 El coloso asirio despertóse con Assurdan II (c.934-911) y Adadnirari I (c.911-801). Jezrael».
Assurbanipal II (c.884-860) invadió el territorio de Siria septentrional. A él le sucedió Sal-
manasar III Ce. 859-824), quien al segundo año de su reinado se adueñó del reino de Bit-
Adini y de las ciudades del Orontes inferior. Al año siguiente (857) se apoderó de unos dos- U n h o m b r e de buena posición poseía una viña, heredada d e
cientos poblados y de Karkemísh, sobre el Eufrates, amenazando con extender sus conquistas
hacia Siria y Palestina. Los reyes de Fenicia apresuráronse a ofrecerle donativos. Inmediata- sus antepasados, colindante con el palacio real de Ajab, al oriente
mente se formaron alianzas contra el peligro asirio. Los reinos de Hamat y de Damasco se d e Jezrael (18,45-46; 2 R e 9,17). Corresponde esta ciudad a la
unieron y obligaron a otros a entrar en la liga antiasiria, consiguiendo la coalición de doce
reyes. Cuando Salmanasar hubo reducido a los de Urartu (Armenia), dirigió sus ejércitos actual Zerin, al pie de los m o n t e s de Gelboé. Situada j u n t o a la
contra Siria. Los reyes aliados le salieron al encuentro, trabándose la célebre batalla de Qar- via maris, gozaba de una importancia estratégica extraordinaria.
qar, sobre el Orontes, el año 853- Los aliados opusieron al monarca asirio setenta mil solda-
dos! A pesar de lo que dice Salmanasar en su monolito, el éxito del combate fue indeciso. Por su agradable clima y fertilidad de sus campos fue convertida en
Buena prueba de ello está en que Salmanasar regresó a Asiría. Entre los vencidos señala residencia real y capital de invierno (2 Re 8,29; 9,15.17.30). El m o -
Salmanasar a diez mil soldados de Ajab, el Israelita (A-ha-ab-bu mat Sir-i-la-a-a) (PRIT-
CHARD 279). Ben Hadad es llamado en este prisma Adad-idrí, esto es, Hadadézer. narca pensó en ampliar sus posesiones, proponiendo a N a b o t le
cediera su viña para convertirla en huerta a cambio d e otra mejor en
484 1 Reyes 21 1 Reyes 22 485
otro lado o entregándole su valor e n metálico. N a b o t se negó, ale-
gando q u e n o cedería la herencia d e sus padres ( N ú m 36,5-12; Intervención de Elias (21,17-29)
T o b 6,11-12), e n la cual, quizá, hallábase su sepulcro. L a palabra 17
Entonces fue la palabra de Yahvé a Elias, tisbita, diciendo:
gan del texto hebraico (v. 1 -2) p u e d e significar aquí j a r d í n , h u e r t o o 18 «Levántate y baja al encuentro d e Ajab, rey de Israel, a Sa-
viña (Job 8,16; C a n t 4,12). maría. Está e n la viña de Nabot, a d o n d e ha bajado para pose-
sionarse d e ella. i9 Dile: Así habla Yahvé: ¿No eres tú u n ase-
sino y u n ladrón? Y le dirás: Así habla Yahvé: E n el lugar m i s m o
Muerte de Nabot (21,8-16) d o n d e h a n lamido los perros la sangre d e Nabot lamerán los p e -
8 rros t u propia sangre». 2 0 Ajab dijo a Elias: « L M c has hallado, ene-
Escribió ella unas cartas e n n o m b r e de Ajab, sellólas con el migo mío?» Y Elias le respondió: « T e h e hallado. Porque tú te
sello d e éste y se las m a n d ó a los ancianos y a los magistrados has vendido para hacer el mal a los ojos de Yahvé, 21 yo h a r é
que habitaban con Nabot e n su ciudad. 9 H e aquí lo q u e escribió venir el m a l sobre ti, yo te barreré, yo exterminaré a cuantos
en las cartas: « P r o m u l g a d u n ayuno y traed a Nabot delante pertenecen a Ajab, esclavo y libre, en Israel, 2 2 y haré t u casa
del pueblo, 10 y p o n e d ante él a dos malvados q u e d e p o n g a n semejante a la d e Jeroboam, hijo de Nabat, y a la casa de Basa,
contra él, diciendo: T ú has maldecido a Dios y al rey; y sacadle hijo d e Ajiya, p o r q u e t ú m e has provocado y has hecho pecar
luego y lapidadle hasta q u e m u e r a » . u Las gentes de la ciudad a Israel. 2 3 Así habla Yahvé a Jezabel: L o s perros comerán a
de Nabot, ancianos y magistrados q u e habitaban e n la ciudad, Jezabel cerca del m u r o de Jezrael. 2 4 El q u e de la casa de Ajab
hicieron c o m o Jezabel les decía, según las cartas q u e les m a n d ó . m u e r a en la ciudad será comido p o r los perros, y el que m u e r a
12
P r o m u l g a r o n u n ayuno, trajeron a Nabot ante el pueblo, en el c a m p o será comido por las aves del cielo». 2S Nadie h u b o
13
y dos malvados vinieron a ponerse ante él y depusieron así q u e c o m o Ajab se vendiera para hacer el m a l a los ojos de
contra Nabot delante del pueblo: «Nabot ha maldecido a Dios Yahvé. Jezabel, su mujer, le incitaba a ello. 26 Obró de m a n e r a
y al rey». L u e g o le sacaron fuera d e la ciudad y le lapidaron, y e n t e r a m e n t e abominable, yéndose tras los ídolos, como lo ha-
m u r i ó . 1 4 M a n d a r o n a decir a Jezabel: «Nabot h a sido lapidado cían los amorreos, q u e arrojó Yahvé de delante de los hijos d e
y m u e r t o » . 15 C u a n d o Jezabel supo q u e Nabot había sido lapi- Israel. 2 7 C u a n d o h u b o oído Ajab las palabras de Elias, rasgó
dado y m u e r t o , dijo a Ajab: «Levántate y ve a posesionarte d e sus vestiduras, se vistió de saco y a y u n ó ; dormía con saco y
la viña de Nabot d e Jezrael, q u e se negó a cedértela p o r su p r e - caminaba humillado, 2 8 y Yahvé dirigió a Elias tisbita su pala-
cio, p o r q u e Nabot n o vive ya, h a muerto». 16 Ajab, al oír q u e bra, diciendo: 2 9 «¿Has visto cómo se humilla Ajab ante m í ?
Nabot había m u e r t o , se levantó para bajar a la viña d e Nabot P o r q u e se ha humillado ante mí, yo n o haré venir el m a l du-
de Jezrael y t o m a r posesión de ella. rante su vida; durante la vida de su hijo haré yo venir el m a l
sobre su casa».
A n t e u n a calamidad i n m i n e n t e se convocaba u n ayuno general,
q u e ordinariamente iba u n i d o a u n a reunión d e t o d o el p u e b l o O r d e n a Dios a Elias q u e vaya al e n c u e n t r o d e Ajab, que había
(Jl 1,14; 2,15; J u e 20,26; 1 S a m 7,6; Jer 36,6; 2 C r ó n 20,3). E n ido a la viña de N a b o t para tomar posesión d e la misma. Dios y su
esta reunión, t o d o s d e b í a n examinar su conducta y hacer confesión profeta velan p o r la moralidad y la justicia. Dios vengará p o r s u
de sus pecados ante D i o s . E r a t a m b i é n aquél el m o m e n t o propicio cuenta la sangre d e N a b o t . E n otras ocasiones, Dios había m a n d a d o
para delatar el c r i m e n d e alguno del q u e pudiera sospecharse ser el a Ajab profetas d e segunda categoría (20,i3ss); pero ahora, tratán-
causante del m a l . Jezabel había c o m p r o m e t i d o a dos «hijos d e B e - dose d e u n crimen grave, envía al mismo Elias, q u e el rey n o creía
lial» (1 Sam 2,12; 10,27; 25,17) p a r a q u e acusaran a N a b o t llegado ya ver m á s (ia,3ss). El profeta predice contra Ajab los mismos cas-
el m o m e n t o adecuado. L a carta d e Jezabel, refrendada p o r el rey, tigos q u e se anunciaron contra Jeroboam (14,10-11) y Basa (16,3-4).
surtiría su efecto. T o d o salió a pedir de boca. R e u n i d a la asam- A n t e aquella amenaza se arrepintió de su pecado, dando señales ex-
blea y o c u p a n d o N a b o t e n la m i s m a u n lugar p r e e m i n e n t e p o r razón ternas d e arrepentimiento, cubriéndose d e saco (20,32), rasgando
de su posición social, los d o s testigos, los suficientes q u e exigía la sus vestiduras (2 Sam 1,2; 3,31) y ayunando (2 Sam 12,16). D i o s
ley para p o d e r aplicar la sentencia capital ( N ú m 35,30; D e u t 17,6), a u n e n el castigo se comporta como padre misericordioso. N o será
calumniaron b u r d a m e n t e a N a b o t acusándole d e h a b e r maldecido Ajab el q u e morirá devorado por los perros, sino su hijo Joram''
a Dios, pecado q u e se c o n d e n a b a con la lapidación (Ex 22,27), y al (2 R e 9,25-26).
rey, cuya maldición asimilábase a la q u e se profería contra Dios
(Ex 22,27). El texto hebraico evita p o n e r el n o m b r e d e Dios j u n t o
al verbo maldecir, p o r lo q u e sustituye dicho verbo p o r «tú h a s b e n - Profetas a sueldo (22,1-12)
decido» (Job 1,5; 2,5; Sal 10,3). N a b o t fue lapidado, conforme a la 1
T r e s años pasaron sin que hubiera guerra entre Siria e Is-
ley ( L e v 24,14-23; N ú m 15,36; A c t 7,58), fuera del p u e b l o . rael. 2 Al tercer año, Josafat, rey de Judá, bajó a ver al rey d e
Israel. 3 El rey de Israel dijo a sus servidores: «¿No sabéis q u e
R a m o t Galaad es nuestra? Y nosotros nada hacemos para t o -
mársela al rey d e Siria». 4 Y dijo a Josafat: «¿Quieres venir con-
m i g o para atacar a R a m o t Galaad?» Josafat respondió al rey
1 Reyes 22 1 Reyes 22 487
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de Israel: «Yo como tú, m i pueblo como tu pueblo y mis ca- ¿iremos a atacar a Ramot Galaad o hemos de desistir de ello?»
ballos como tus caballos». 5 Luego dijo Josafat al rey de Israel: El respondió: «Sube, tendrás buen éxito, y Yahvé la entregará
«Consulta, te ruego, la palabra de Yahvé». 6 El rey de Israel en manos del rey». lfi El rey le dijo entonces: «¿Cuántas veces
reunió a los profetas, en número de unos cuatrocientos, y les habré de conjurarte que no m e digas más que la verdad en
preguntó: «¿Iré a atacar a Ramot Galaad o he de desistir de nombre de Yahvé?» I7 Miqueas respondió: «Yo he visto a todo
ello?» Y ellos le respondieron: «Sube, que Yahvé la entregará Israel disperso por los montes, como ovejas sin pastor, y Yahvé
en manos del rey». 7 Pero Josafat preguntó: «¿No hay aquí nin- m e dijo: Son gentes que no tienen señor; que se vuelva cada
gún profeta de Yahvé para que podamos consultarle?» 8 El rey uno en paz a su casa». 18 El rey de Israel dijo a Josafat: «¿No te
de Israel respondió a Josafat: «Queda todavía aquí un hombre lo había dicho yo? No m e profetiza nada bueno, no m e profeti-
por el que podríamos consultar a Yahvé, Miqueas, hijo de za más que mal». 19 Díjole entonces Miqueas: «Oye, pues, la
Yemla; pero yo le aborrezco, porque no m e profetiza bien al- palabra de Yahvé: H e visto a Yahvé sentado sobre su trono y
guno: nunca m e profetiza más que mal»; y Josafat dijo: «No rodeado de todo el ejército de los cielos, que estaba a su derecha
hable así el rey». 9 Entonces el rey de Israel llamó a un eunuco y a su izquierda; 20 y Yahvé decía: ¿Quién inducirá a Ajab para
y le dijo: «Trae luego a Miqueas, hijo de Yemla». 10 Estaban que suba a Ramot Galaad y perezca allí? U n o s respondieron
el rey de Israel y Josafat, rey de Judá, sentados cada uno en su de un modo, otros de otro; 21 pero vino un espíritu a presen-
trono, vestidos de sus reales vestiduras, en la plaza, cerca de la tarse ante Yahvé y dijo: Yo, yo le induciré. ¿Cómo?, preguntó
entrada de la puerta de Samaría, y todos los profetas estaban Yahvé. 2 2 Y él respondió: Yo iré, y seré espíritu de mentira en
delante de ellos profetizando. H Sedecías, hijo de Canana, se la boca de todos sus profetas. Yahvé le dijo: Sí, tú le inducirás
había hecho unos cuernos de hierro, y decía: «Así habla Yahvé: y saldrás con ello. Ve, pues, y haz así. 2 3 Ahora, pues, he aquí
Con estos cuernos heriré yo a los sirios hasta destruirlos». 12 Y que Yahvé ha puesto el espíritu de mentira en boca de todos
todos los profetas profetizaban igualmente, diciendo: «Sube tus profetas y ha decretado perderte». 24 Llegóse entonces Se-
a Ramot Galaad y tendrás buen suceso, pues Yahvé la pondrá decías, hijo de Canana, que golpeó a Miqueas en la mejilla,
en manos del rey». diciendo: «¿Cómo se ha retirado de mí el espíritu de Yahvé
para hablarte a ti? 25 Y Miqueas respondió: «Ya lo sabrás el
día en que vayas de cámara en cámara para esconderte». 2 6 El
Desvanecido por el m o m e n t o el peligro asirio, la coalición de rey de Israel dijo: «Coge a Miqueas y llévalo a A m ó n , prefecto
las doce naciones se disolvió, después d e la batalla de Q a r q a r (853), de la ciudad, y a Joás, hijo del rey, 27 y diles: «Así dice el rey de
Ben H a d a d II n o cumplió su palabra d e restituir a Israel todas las Israel: Poned preso a este hombre y mantenedlo con pan es-
ciudades de Israel q u e estaban bajo su p o d e r (20,24); en particular caso y agua tasada hasta que yo vuelva en paz». 28 Y Miqueas
negóse a devolver la ciudad de R a m o t Galaad (4,13), en T r a n s j o r - respondió: «Si tú vuelves en paz, no ha hablado Yahvé por mí».
dania. El rey de Israel y Josafat (870-848), rey de J u d á (15,24),
llegaron a u n acuerdo para arrebatársela. Ajab reunió a u n o s cua- El eunuco recomendó a M i q u e a s q u e se plegara a los deseos del
trocientos profetas (18,19), <í u e querían pasar por profetas de Yahvé, rey anunciándole feliz éxito en la e m p r e s a de Ramot Galaad. R e p i -
cuando en realidad eran falsarios q u e halagaban al rey anunciándole tió M i q u e a s lo que otros habían anunciado, pero debió de p o n e r en
siempre cosas agradables, c o m p r o m e t i e n d o el n o m b r e d e Yahvé. sus palabras u n dejo de ironía, de q u e se dio cuenta el rey. ¿Para
A Josafat n o gustaron las respuestas de aquellos profetas venales, q u é reclamaba el rey su presencia? ¿No deseaba Ajab q u e M i q u e a s
por lo que reclamó la presencia de u n o que fuera verdadero m e n - uniera su voz al coro de los profetas falsos? Si así lo quería el rey,
sajero de Yahvé. H a b í a u n o al cual Ajab aborrecía p o r decirle la le hablará Miqueas palabras de h o m b r e , pero no le comunicará el
verdad amarga; el rey m a n d ó llamarle por medio de u n e u n u c o mensaje divino. Puesto que el rey reclama esto último, M i q u e a s le
(1 C r ó n 28,1; 1 Sam 8,15). E n t r e tanto, los profetas áulicos, a las dirá toda la verdad, aunque veladamente: Israel será dispersado, y el
órdenes de Sedecías, emitían u n o tras otro sus mensajes. Sedecías, rey, herido de muerte. P u d o comprendei Ajab que si Israel es como
con unos cuernos de hierro, aseguraba al rey q u e cornearía hasta r e b a ñ o sin pastor ( N ú m 27,17; Ez 34,5-6), es porque el q u e debía
el último arameo. Simbolizaban estos cuernos el í m p e t u con q u e hacer las veces de pastor había perecido. Faltando el amo, cada
Ajab se apoderaría de R a m o t Galaad y destruiría al ejército sirio u n o volverá en paz a su casa. A la observación que hizo Ajab a J o -
( D e u t 33,17, etc.). T u t m o s i s III y Seti I se llamaron invencibles, safat respondió Miqueas refiriendo una visión profética. Sedecías
toros jóvenes con cuernos. reclamó para sí el derecho de hablar en nombre de Yahvé; M i q u e a s
le anuncia u n castigo como el q u e sufrió Ben Hadad (20,30), p r o -
fetizándole q u e imploraría clemencia. El texto hebreo p o n e en boca
La profecía de Miqueas (22,13-28) de este profeta desconocido las palabras con que empieza la profecía
de su homónimo, clasificado entre los profetas menores ( M i q 1,2).
!3 El mensajero que había ido en busca de Miqueas le habló
así: «Todos los profetas a una voz profetizan el bien al rey; que
sea, pues, tu palabra como la de todos ellos; anuncíale el bien».
14
Pero Miqueas le respondió: «Vive Yahvé que yo anunciaré
lo que Yahvé m e diga». 15 Llegado al rey, díjole éste: «Miqueas,
488 1 Reyes 22
1 Reyes 22 489
Muerte de Ajab en Ramot Galaad (22,29-40) d e los más detestables reyes de Israel ( M E D I E B E L L E ) . Entre las cons-
29
trucciones principales de su reinado menciona la Biblia «la casa
Subieron a R a m o t Galaad el rey de Israel y Josafat, rey d e marfil» (v.39), expresión ( A m 3,15; Sal 45,8) que debe interpre-
de J u d á . 30 El rey de Israel dijo al de J u d á : «Voy a disfrazarme tarse en el sentido de q u e mesas, sillas, camas y otros muebles tenían
para ir al combate, p e r o tu vístete tus vestiduras». El rey de Is-
rael se disfrazó y fue al c o m b a t e . 3 1 El rey de Siria había dado incrustaciones de marfil, c o m o solía hacerse en Fenicia, Asiriu y
a los jefes de sus carros esta o r d e n : «No ataquéis a ninguno, ni Babilonia *.
chico ni grande, sino sólo al rey de Israel». 32 C u a n d o los jefes
de los carros vieron a Josafat, se dijeron: «Seguro q u e éste es el Josafat, rey de Judá (22,41-SI)
rey de Israel», y todos se dirigieron a él para atacarle. Josafat
gritó 3 3 y, viendo los jefes d e los carros q u e n o era el r e y d e Is- 41
Josafat, hijo^de^Asa, c o m e n z ó a reinar en Judá el a ñ o c(iar
rael, le dejaron. 34 Entonces u n o disparó su arco al azar, e hirió to de Ajab, rey de Israel. 4 2 Tenía treinta y cinco años cuando
al rey de Israel p o r entre las junturas de la a r m a d u r a , y el rey e m p e z ó a reinar, y reinó en Jerusalén veinticinco años. Su ma-
dijo a su auriga: «Vuélvete y sácame del c a m p o , p o r q u e estoy d r e se llamaba Azuba, hija de Silji. 4 3 Marchó por todos lo» ca-
herido». 3 5 El c o m b a t e fue m u y encarnizado aquel día. El rey minos de Asa, su padre, sin apartarse, haciendo lo que es recto
estuvo retenido en su carro frente a los sirios, y p o r la tarde a los ojos de Yahvé. 4 4 P e r o n o desaparecieron los altos, y el
m u r i ó . L a sangre de la herida corría p o r dentro de su carro. pueblo siguió ofreciendo sacrificios y perfumes en ellos. 45 Jo-
36
A la puesta del sol se gritó p o r todo el c a m p o : «Cada u n o a safat estuvo en paz con el rey de Israel. 46 El resto de los hechos
su ciudad, cada u n o a su tierra». 37 Así m u r i ó el rey, que fue de Josafat, sus gestas y sus guerras, ¿no está escrito en el libro
llevado a Samaría y en ella le sepultaron. 38 C u a n d o lavaron el de las crónicas de los reyes de J u d á ? 47 Barrió también de la
carro en el estanque de Samaría, los perros lamieron la sangre tierra el resto de los consagrados a la prostitución idolátrica
de Ajab y las r a m e r a s se lavaron en ella según las palabras q u e que q u e d a b a n del t i e m p o de Asa, su padre. 48 No había enton-
había dicho Yahvé. 39 El resto de los hechos de Ajab, lo q u e ces rey en E d o m ; u n gobernador la gobernaba. 49 Josafat cons-
hizo, la casa de marfil q u e construyó, las ciudades que edificó, truyó naves de Tarsis p a r a ir a Oíir en busca de oro; p e r o n o
¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel ? fueron, p o r q u e las naves se destrozaron en Asiongaber. 50 E n -
40
Ajab se d u r m i ó con sus padres, y le sucedió Ocozías, su hijo. tonces Ocozías, hijo de Ajab, dijo a Josafat: «¿Quieres que va-
yan mis servidores con los tuyos en las naves?» Pero Josafat se
A pesar de la profecía d e M i q u e a s los dos soberanos m a r c h a r o n negó. 5 1 Josafat se d u r m i ó con sus padres y fue sepultado con
contra R a m o t Galaad. Disfrazóse Ajab con el fin de pasar inadver- ellos en la ciudad de D a v i d , su p a d r e . L e sucedió Joram, su hijo.
tido. Arreció el combate. Q u i s o la Providencia q u e u n a flecha lan-
D e Josafat (870-848) se h a o c u p a d o anteriormente el texto sa-
zada al azar penetrara p o r e n t r e u n a j u n t u r a del escudo del rey y le
grado; d e sus actividades habla largamente 2 Crón 17,11-21,1. D e
hiriera m o r t a l m e n t e . L o s escudos eran d e cuero, con placas de m e -
él se dice q u e o b r ó rectamente a los ojos de Yahvé, achacándosele
tal a m a n e r a de escamas. P a r a n o alarmar a los suyos, nada dijo
ú n i c a m e n t e haber autorizado el funcionamiento de altares erigidos
Ajab; pero se desangraba l e n t a m e n t e en su carro. Su entereza per-
e n h o n o r de Yahvé fuera del t e m p l o de Jerusalén (2 C r ó n 17,6).
mitió q u e el combate se prolongara hasta la caída del sol. F u e e n t o n -
F u e aliado del rey de Israel, Ajab, con el que tomó parte en la e x -
ces cuando la voz del heraldo repitió las palabras de M i q u e a s :
pedición contra R a m o t Galaad (22,1-38). L u c h ó contra los a m o n i -
«Cada u n o a su ciudad, cada u n o a su tierra; el rey ha muerto».
tas y míneos (2 C r ó n 20,1-30) y los moabitas (2 Re c.3). Casó a su
A esta noticia se dispersó el ejército. A j a b fue llevado a Samaría y
hijo J o r a m (848-841) con Atalía, h e r m a n a , probablemente, de Ajab.
enterrado. A l lavarse el carro real, los perros lamieron la sangre de
L a alianza con Israel le permitió reafirmar sus pretensiones sobre
Ajab, conforme a las palabras de Elias (21,19-29). L o s L X X añaden
E d o m y continuar la tradición marítima de Salomón en el p u e r t o
q u e lo hicieron t a m b i é n los cerdos, q u e t a m b i é n eran animales i m -
d e Asiongaber; el vasallaje d e E d o m continuó hasta su revuelta en
p u r o s , noticia q u e añadió u n escriba poco simpatizante con Ajab.
t i e m p o s d e J o r a m (2 R e 8,20). L o s reyes de Judá y de Israel e q u i p a -
A este m i s m o origen se d e b e el informe de q u e las rameras se lava-
r o n conjuntamente «naves de Tarsis» para ir, como en tiempos d e
r o n en la sangre del rey. L a mención d e las rameras es asociada a la
Salomón, a la busca de oro (9,28; 10,22). Pero u n profeta hizo saber
de los perros, ya q u e se d a b a este n o m b r e a los h o m b r e s q u e se p r o s -
a Josafat q u e , en castigo de haberse aliado con el impío Ocozías,
tituían ( D e u t 23,19; A p o c 22,15). D e b e relegarse al fondo folkló-
fracasaría aquella empresa (2 C r ó n 20,37). U n a tempestad deshizo
rico la creencia d e q u e la sangre era tenida como precioso cosmético.
la flota.
D o t a d o Ajab de grandes cualidades, p u d o llegar a ser u n gran m o -
1
narca y u n émulo de David y d e Salomón. Prisionero en m a n o s de H. POPE, The Enigma ofKing Achab: «Studies», 23 (1934) 77-86; J. W. JACK, La situa-
u n a mujer cuyo fanatismo religioso y pasión de m a n d o eran capa- tion religieuse ¿'Israel au temps d'Achab: RHR 112 (1935) 145-168.
ces de cometer los mayores crímenes, atrajo sobre sí la maldición
de Dios, dejando para la posteridad el recuerdo de haber sido u n o
2 Reyes 1 2 Reyes 1 491
490
q u e le había i m p u e s t o O m r i (1 R e 16,28) y buscando la independen-
Reinado de Ocozías (22,52-54) cia total (2 R e 3,4ss). F u e también efecto de su conducta idolátrica
la caída q u e sufrió e n su palacio, y q u e le acarreó la muerte.
52 Ocozías, hijo d e Ajab, c o m e n z ó a reinar sobre Israel e n L a s casas d e la gente h u m i l d e eran d e planta baja. Las familias
Samaría el a ñ o diecisiete d e Josafat, rey d e Judá, y reinó dos
acomodadas disponían además d e u n piso que recibía el nombre
años sobre Israel. 5 3 H i z o el m a l a los ojos d e Yahvé y m a r c h ó
p o r los caminos de su p a d r e y los d e su m a d r e y p o r el c a m i n o d e habitación fresca Q u e 3,23-25), reservado a los señores de la
de J e r o b o a m , hijo de Nabat, q u e hizo pecar a Israel. 5* Sirvió casa y e n d o n d e se recibían los visitantes de honor (1 R e 17,19;
a Baal y se prosternó ante él, y provocó a Yahvé, Dios d e Is- 2 R e 4,10-11). Para seguridad del personal se le protegía con una
rael, c o m o lo había hecho su p a d r e . baranda. A l querer el rey asomarse, apoyándose en ella, cedió,
cayendo Ocozías al suelo.
C o n esta perícopa debía comenzar el libro I I d e los Reyes. E n t o d o trance difícil iban los hebreos a consultar a Yahvé. El
Ocozías (853-852) siguió e n t o d o la política religiosa d e su p a d r e impío Occzías consultó al dios d e Acarón (Jos 13,3; Jue 1,18;
y d e su m a d r e . R i n d i ó culto a Baal, c o m o e n t i e m p o s d e su p a d r e 1 S a m 5,10). El n o m b r e del dios es u n a forma de Baal (1 Sam 7,4) *
(16,31; 18,26; 19,18), irritando con ello a Yahvé (14,9.15; 16,2.7.33; P o r o r d e n d e Dios, comunicó Elias a los enviados del rey q u e
21,22). su m o n a r c a moriría d e aquella caída. A n t e aquella noticia regresa-
ron precipitadamente a palacio. A los enviados les había llamado la
atención la m a n e r a d e vestir d e aquel hombre, al que llaman baal
sear = maestro del pelo, p o r llevar vestidos de piel. La pelliza de
II REYES Elias flotaba al aire, n o estando atada a la cintura por un cinturón
de c u e r o ( M t 3,4; M e i,6). Debajo d e la misma llevaba u n vestido
PRIMERA PARTE d e piel, q u e sujetaba alrededor d e la cintura para marchar mejor
(1 R e 18,46). E s t e vestido, característico e n u n principio del profeta
HISTORIA SINCRÓNICA DE LOS REYES DE ISRAEL Elias, fue adoptado posteriormente p o r otros profetas 2 .
Y DE ]UDA (c.1-17)
En busca de Elias (1,9-16)
Enfermedad de Ocozías (1,1-8) 9
M a n d ó a él u n quincuagenario con sus cincuenta hombres.
Subió el jefe a Elias, que estaba sentado en la cumbre de la m o n -
1
Después d e la m u e r t e d e Ajab, M o a b se rebeló contra Is- taña, y le dijo: « H o m b r e d e Dios, el rey dice: Baja». 10 Elias
rael. 2 Ocozías se cayó p o r u n a ventana del piso superior d e su respondió al jefe de los cincuenta: «Si soy hombre de Dios, que
casa en Samaría y se hirió; y envió mensajeros, diciéndoles: «Id baje fuego del cielo y te abrase a ti y a tus cincuenta hombres».
a consultar a Baalzebub, dios d e Acarón, si curaré d e estas mis Y bajó fuego del cielo y le devoró con sus cincuenta hombres.
heridas»; 3 pero el ángel de Yahvé dijo a Elias tisbita: «Leván- 11
Ocozías m a n d ó a él a otro quincuagenario con sus cincuenta
tate y sube al encuentro de los mensajeros del rey d e Samaría h o m b r e s . El quincuagenario habló a Elias y le dijo: « H o m b r e
y diles: ¿No hay Dios e n Israel, p a r a q u e vayáis a consultar a de Dios, h e aquí lo que dice el rey: Baja en seguida». 12 Elias
Baalzebub, dios de Acarón ? 4 P o r eso así dice Yahvé: N o ba- le respondió: «Si soy h o m b r e d e Dios, que baje fuego del cielo
jarás del lecho e n q u e has subido, pues morirás». Y Elias se fue. y te devore a ti y a tus cincuenta hombres». Y bajó del cielo
5
Volvieron los mensajeros a Ocozías, y él les p r e g u n t ó : « ¿ C ó m o fuego q u e le devoró a él y a sus cincuenta hombres. l 3 M a n d ó
os habéis vuelto?» 6 Y ellos respondieron: « H a salido a nuestro de nuevo Ocozías, por tercera vez, a un quincuagenario con
encuentro u n h o m b r e y nos ha dicho: I d y volveos al rey q u e sus cincuenta hombres. Este tercero subió, y a su llegada se
os ha m a n d a d o y decidle: Así habla Yahvé: ¿No h a y Dios e n prosternó ante Elias suplicándole, y le dijo: «Hombre de Dios,
Israel, para q u e m a n d e s tú a consultar a Baalzebub, dios d e sea preciosa a tus ojos m i vida y la vida de tus siervos. 14 Fuego
Acarón? P o r eso n o bajarás tú del lecho a q u e has subido, pues del cielo ha bajado y ha devorado a los dos primeros quincua-
morirás». 7 Ocozías les p r e g u n t ó : « Q u é trazas tenía el h o m b r e genarios y a sus cincuenta h o m b r e s ; pero ahora sea a tus ojos
que ha salido a vuestro encuentro y h a dicho eso?» 8 Ellos le
respondieron: «Era u n h o m b r e vestido d e pieles y con u n cin- 1
Según los textos hallados en Ras Shamra, el nombre primitivo del dios era Baal-Zebul,
t u r ó n de cuero a la cintura». Ocozías dijo: «Es Elias tisbita». que aparece en el Nuevo Testamento como sinónimo de «príncipe de los demonios» (Mt 10,25;
12,24.27; Le 11,15), cuyo significado originario era de Baal el sublime, o el príncipe. El texto
hebraico, por menosprecio a esta falsa divinidad, transformó aquel nombre en Baal de las
D e Ocozías se ocupó b r e v e m e n t e el libro I d e los Reyes (22, moscas. Los LXX y Flavio Josefa traducen el dios mosca. Por el mismo Ras Shamra sabemos
52-54), enjuiciándolo desde el p u n t o d e vista religioso. P o r u n lado que zebul significaba también habitación, morada. Los cananeos rendían culto a un dios que
tenía su morada en las profundidades de la tierra, de donde su título de Beel Zebul o Beel Arsf
conservaba el culto a Yahvé; p o r otro entregóse a la idolatría, rin- el maestro de la tierra (R. DUSSAUD, Les découvertes de Ras Shamra et VAnclen Testament
d i e n d o culto a Baal. E n castigo d e s u c o n d u c t a p e r m i t i ó D i o s q u e [París 1937]; W. H. ALBRIGHT: BASOR, 42 [1932] 17).
2
D E VAUX, Eüe; P. JOUON, La costume d'Elie et celui dejean Baptiste: B 16 (1935) 74-81
se r e b e l a r a el r e y d e M o a b , Mesa, negándose a pagar los t r i b u t o s
492 2 Reyes 1
2 Reyes 2 493
5
preciosa m i vida». 1 El ángel de Yahvé dijo a Elias: «Baja con
él. Nada temas de él». Elias se levantó y bajó con él para diri-
girse al rey; 16 y dijo a éste: «Así habla Yahvé: P o r haber m a n - De Gálgala a Jericó (2,1-8)
dado mensajeros para consultar a Baalzebub, dios de Acarón, 1 Aconteció que, cuando quiso Yahvé arrebatar al cielo a
c o m o si n o hubiera en Israel Dios a quien p o d e r consultar, n o Elias en u n torbellino, salió Elias de Gálgala con Eliseo, 2 y dijo
bajarás del lecho a q u e has subido, pues morirás». a Eliseo: « Q u é d a t e aquí, te ruego, pues Yahvé m e m a n d a ir a
Betel». Eliseo respondió: «Vive Yahvé, y vives tú, q u e n o te
N o sabemos sobre q u é m o n t a ñ a se e n c o n . r a b a Elias, p e r o es dejaré». Y bajaron ambos a Betel. 3 Los hijos de los profetas
de suponer que estaba sobre u n altozano de los alrededores de Sa- q u e había en Betel salieron al encuentro de Eliseo y le dijeron:
maría. El jefe q u e estaba al m a n d o de los cincuenta h o m b r e s (Is 3,3) «¿Sabes t ú q u e Yahvé alzará hoy a tu señor sobre tu cabeza?»
llama a Elias «hombre de Dios» (1 R e 17,17-24). L a expiesión «hom- E l respondió: «Sí, lo sé; callad». 4 Elias le dijo: «Eliseo, quédate
bre de Dios» debía de ser entre los soldados, gente descreída, u n a aquí, te lo ruego, pues Yahvé m e m a n d a ir a Jericó». El le res-
expresión despectiva. El profeta, t o m a n d o pie de la misma, d e m u e s - p o n d i ó : «Por la vida de Yahvé y p o r tu vida que n o te dejaré».
Y llegaron a Jericó. 5 Los hijos de los profetas que había en Je-
tra q u e de verdad es varón de Dios, pues Yahvé obra por él p r o d i -
ricó se acercaron a Eliseo y le dijeron: «¿Sabes tú q u e h o y va
gios terribles. L a historia q u e aquí se narra es análoga a la de a elevar Yahvé a tu señor sobre tu cabeza?» Y él les respondió:
1 R e 13,24; 2 R e 7,2.20, destinadas a m b a s narraciones a inculcar «Sí, lo sé; callad». 6 Elias le dijo: « Q u é d a t e aquí, te lo ruego,
el respeto que se d e b e a los representantes d e Dios. E n lenguaje pues Yahvé m e m a n d a ir al Jordán». Y él le respondió: «Por
bíblico, el rayo es llamado «fuego del cielo» ( N ú m 11,1; 16,35; la vida de Yahvé y por tu vida q u e n o te dejaré». Y siguieron
1 R e 18,38). a m b o s su camino. 7 Vinieron cincuenta hombres de los hijos
de los profetas y se pararon enfrente, a distancia, y ellos dos si-
guieron, parándose a la orilla del J o r d á n . 8 Cogió entonces Elias
Muerte de Ocozías (1,17-18) su m a n t o , lo dobló y golpeó con él las aguas, que se partieron
d e u n lado y de otro, pasando los dos a pie enjuto.
17 Ocozías m u r i ó , según la palabra de Yahvé p o r m e d i o de
Elias, y le sucedió su h e r m a n o J o r a m , el año segundo de J o r a m , Discípulo y maestro salieron de Gálgala y, a través de Betel y
hijo de Josafat, rey de Judá, pues aquél n o tenía hijos. 1 8 El resto el desierto d e J u d á , marcharon en dirección a Jericó. Se encontraba
de los hechos de Ocozías, lo q u e hizo, ¿no está escrito en el
libro de las crónicas d e los reyes de Israel? Gálgala sobre u n a colina escarpada, a doce kilómetros al n o r t e de
Betel, en el lugar conocido hoy por Gilgilia. M á s tarde existió en
A l n o tener hijos, Ocozías dejó a su h e r m a n o J o r a m (852-841) Gálgala u n santuario pagano (Am 4,4; O s 4,15; 9,15; 12,12). D e s d e
como sucesor suyo. El reino de Israel h u n d í a s e cada vez más en este lugar a Jericó se calcula una distancia de veintisiete kilómetros.
la idolatría. E n las ostrakas de Samaria aparece m u c h a s veces el El relato da a entender que el m o m e n t o era solemne, patético y
n o m b r e de Yahvé y se citan personajes con n o m b r e s teóforos, lo sublime, cargado de misterio. T o d o s los círculos proféticos b a r r u n -
q u e demuestra q u e todavía existían allí personas adictas a la reli- t a b a n q u e algo m u y importante se avecinaba, pero ignoraban c u á n d o ,
gión de sus padres. Pero el hecho d e llevar u n n o m b r e c o m p u e s t o c ó m o y de q u é se trataba. Elias forcejea para deshacerse d e la c o m -
con la palabra Yahvé n o indica necesariamente u n yahvismo a u t é n - pañía d e su discípulo, significándole implícitamente que su presencia
tico, ya q u e el mismo Ajab lo i m p u s o a su hija Atalía y a sus dos le era embarazosa. L a primera vez p i d e le permita marchar a Betel,
hijos ( M É D E B I E I X E ) . a d o n d e D i o s le m a n d a . Ellas n o le revelaba el término del viaje;
solamente le habla de las diversas etapas. A l llegar a Betel, «los
hijos d e los profetas» comunicaron a Eliseo el rumor q u e circulaba
ELIAS, ARREBATADO AL CIELO acerca de la desaparición próxima de Elias. Bajo la denominación
d e «hijos de los profetas» se puede entender, o bien los profetas en
Esta perícopa es considerada c o m o perteneciente al ciclo d e c u a n t o f o r m a b a n parte de una cofradía o colectividad, o d e discí-
Elíseo, con la finalidad d e p r o b a r q u e éste era su legítimo sucesor, p u l o s q u e se formaban bajo la dirección de u n maestro para llegar
o c o m o parte integrante d e la historia d e Elias, admitiendo q u e se a ser profetas (1 Sam 10,5-12; 19,20-24; 1 R e 20,35). D e b í a de ser
formó a su m u e r t e . El ciclo de Eliseo se caracteriza p o r referir algu- Betel sede de m u c h o s celadores fervorosos de la casa de Yahvé,
nos episodios aislados de la vida privada de Eliseo sin datos cro- s o b r e los q u e veremos a Eliseo ejercer m u c h a influencia.
nológicos n i detalles sobre lugares y personas. P u d o esta perícopa
h a b e r sido redactada d u r a n t e la p r i m e r a m i t a d del siglo VIII a. C.
(DE VAUX).
494 2 Reyes 2
2 Reyes 2 4&5
Paso del Jordán (2,9-10)
tecimiento se coloca en una colina al este del Jordán, junto al wadi
9 Cuando hubieron pasado, dijo Elias a Elíseo: «Pídeme lo kharrar 1. Elias fue arrebatado al cielo poco después del año 852.
que quieras que haga por ti antes que sea apartado de ti». Y Elí- Por los detalles que da el texto, comparados con los que apare-
seo le dijo: «Que tenga yo dos partes en tu espíritu». 10 Elias le cen en otros lugares bíblicos (Eci 48,9; 1 Mac 2,58), se deduce
dijo: «Difícil cosa has pedido. Si cuando yo sea arrebatado de que Elias fue arrebatado violentamente en alas de un torbellino;
ti me vieres, así será; si no, no». el carro y los caballos sirvieron únicamente para separar a los dos
Las aguas del Jordán interceptaron el paso de los dos misterio- profetas. Eliseo fue el único que contempló la desaparición miste-
sos viajeros; pero Elias, con naturalidad, se despojó de su manto, riosa de su maestro.
Podemos buscar, dice Steinmann, los orígenes psicológicos de
doblóle y golpeó con él las aguas, que se partieron para dejarles
esta visión de Eliseo, como se hace con la de Amos o de Isaías.
paso libre. El manto es símbolo de la personalidad. A la muerte
A los ojos de los profetas como de sus contemporáneos, Yahvé,
de Elias pasará en posesión de Eliseo, que realizará con él el mismo
maestro del universo, habita en los cielos. Tiene a su disposición
milagro que su maestro. Las aguas se dividieron como en tiempos ejércitos concebidos a imagen de los de la tierra, con caballos de
de Moisés hicieron las del mar Rojo (Ex 14,21) y las del Jordán fuego y carros de guerra. Es posible que el hombre encuentre a
en los dias de Josué (Jos 3,13). Llegados a la otra orilla, manifestó Yahvé sobre la tierra, sobre el Horeb, como fue el caso de Moisés
Elias a Eliseo que había llegado el momento de separarse; pero, y del mismo Elias, o en Betel, donde lo encontró Amos (9,1), o en
en prueba de afección y estima, quiere dejarle un recuerdo, invi- el templo de Jerusalén, como Isaías. Pero, en este caso extremo,
tándole a que pida lo que quiera. A lo que respondió Eliseo: «Que Yahvé convoca cerca de sí, en pleno cielo, a un profeta, con el que
venga sobre mí una doble parte de tu espíritu» (literalmente: «una se quiere comunicar directamente. En este sentido, el rapto de
parte de dos»). La frase se explica rectamente en caso de relacionarla Elias es como la teofanía de Horeb. Es una visita, un rendez-vous
con Deut 21,17, en donde se dice que los bienes que deja el padre del profeta a la corte celestial, en cuyas deliberaciones asistió en
de familia se dividen en tres partes, recibiendo el primogénito «dos visión Miqueas (1 Re 22,19-22). Con palabras modernas, diríamos
partes del todo». La iconografía cristiana ha representado este doble hoy que Elias, en presencia de su discípulo Eliseo, tuvo un trans-
espíritu por el águila a dos cabezas, que es el emblema de Eliseo. porte extático 2 .
Elias responde que no está en su mano concederle lo que pide; Sin embargo, es preciso admitir un milagro, al menos quoad
pero no se lo niega. modum, en la desaparición de Elias. ¿Adonde fue trasladado? Esta
cuestión se relaciona con la de su muerte. Del texto que examina-
Rapto de Elias (2,11-14) mos no podemos deducir si Elias murió o no; el testimonio dudoso
11
de Eci 48,11 de que Elias vive todavía se basa en una reconstrucción
Siguieron andando y hablando, y he aquí que un carro de hipotética de un texto mutilado. Eliseo prohibe a los hijos de los
fuego con caballos de fuego separó a uno de otro, y Elias subía profetas que lo busquen (v.16-17); pero no se pronuncia abierta-
al cielo en el torbellino. I2 Eliseo miraba y clamaba: «¡Padre mente en pro o en contra de su muerte. Aunque el texto sagrado,
mío! I Carro de Israel y auriga suyo!» Y no le vio más, y, co- escribe Garofalo, da la impresión de que Elias no murió, no se
giendo sus vestidos, los rasgó en dos trozos, I3 y cogió el manto
de Elias, que éste había dejado caer. Volvióse después, y, pa- puede, sin embargo, concluir que lo afirme. De todos modos no
rándose a la orilla del Jordán, 14 cogió el manto que Elias había puede apelarse al hecho de que, si Elias hubiese muerto, no habría
dejado caer, golpeó con él las aguas, diciendo: «¿Dónde está su cuerpo recibido sepultura, lo que era considerado por los he-
ahora Yahvé, el Dios de Elias?» Y en cuanto golpeó las aguas, breos como castigo grave y una desgracia. También la sepultura
se partieron éstas de un lado y de otro y pasó Eliseo. de Moisés está envuelta en un misterio (Deut 34,6). La tradición
cristiana, con la hebraica—no siendo posible determinar en qué
Mientras hablaban, un carro de fuego y dos caballos también medida aquélla depende de ésta—, habla de que Elias no murió,
de fuego se interpusieron entre los dos, y Elias subió al cielo en pero no consta que el mencionado hecho esté en conexión explícita
un torbellino. Caballos y carro de fuego aparecen en la visión de con la fe en tanto que la Iglesia no se pronuncie sobre este punto.
Eliseo (6,17). Según Ez 1,15, el fuego, el torbellino y el carro son
Se habla de la vuelta de Elias antes del «día del Señor» (Mal 3,
elementos de la majestad de Yahvé, que apareció para llevarse con- 1.23-24; Eci 48,10). En tiempos de Cristo se esperaba la vuelta de
sigo a Elias. Este rapto de Elias se recuerda en 1 Mac 2,38; Ece 48,9. Elias (Mt 11,14; 16,14; 10,17; 26,46-47; Me 6,15; 8,28; 9,11; Le 9,
Elíseo pudo seguir con la vista lo que a los ojos humanos profanos 9.19; Jn 1,21). Cristo zanjó la cuestión diciendo que «Elias ha ve-
no era dado ver (6,17). Una vez desapareció Elias de su vista, en nido ya» (Mt 7,11-13). Es Elias el que revive en la persona del
señal de duelo rasgó sus vestiduras (1 Sam 4,12; 2 Sam 1,2); o tam-
bién podemos entender la acción en el sentido de que Eliseo vestirá 1
RB 41 (1932) 237-252; «La Terra Santa», 23 (1948) 43-50.
en adelante el manto de Elias. El lugar donde se produjo este acon- 2
Elie dans l'Ancien Testament l.c.f 113.
49Ü 2 Ri}íi 2 2 Heya i 497
Bautista para preparar los caminos del Mesías; es Elias el que Para que la sal conserve su virtud de purificar, debe colocarse en
aparece también en el momento del tránsito de la Antigua a la una escudilla que no haya servido para ningún uso profano. La
Nueva Alianza, como si quisiera retransmitir a las nuevas genera- fuente de que se habla es la de Ain es-Sultán, que nace al pie de
ciones la antorcha de la profecía, eterna como el Espíritu de Dios 3 . Tell es-Sultán, en el cual estaba enclavada la ciudad de Jericó
(Jos 6,1-14).
Un tercer hecho extraordinario atestigua la virtud que poseía
Búsqueda inútil (2,15-25) Eliseo. Al llegar a Betel fue recibido entusiásticamente por la cor-
15
Los hijos de los profetas que había en Jericó, frente por poración de los profetas, pero su presencia despertó la hostilidad
frente, habiéndole visto, dijeron: «El espíritu de Elias reposa de los partidarios del becerro de oro, que instigaron a un nutrido
sobre Elíseo». Y le 16salieron al encuentro y se prosternaron ante grupo de niños a que se mofaran del profeta, gritándole: «¡Sube,
él rostro a tierra, diciendo: «Hay entre tus siervos cincuen- calvo!» (ale, quereah), aludiendo quizá al cerquillo o tonsura que
ta hombres fuertes que, si quieres, irán en busca de tu señor; denotaba su carácter profético (1 Re 20,41). Pero es posible que
quizá el espíritu de Yahvé le ha llevado y le ha echado contra
algún monte o algún valle». El les respondió: «No, no los man- Eliseo fuera calvo del todo (Lev 13,40-41). Dos osos destrozaron
déis». 17 Pero ellos le importunaron, hasta que por fin dijo: a cuarenta y dos de aquellos insolentes burlones. Se pretende dis-
(«Mandadlos». Mandaron ellos a los cincuenta, que estuvieron minuir el estrago diciendo que los osos limitáronse a sembrar el
durante tres días buscando a Elias, pero no lo hallaron. 18 Cuan- pánico entre la muchachada, que huyó a la desbandada. Como
do estuvieron de vuelta, Elíseo, que continuaba en Jericó, les anota Dhorme, ni Elias ni Eliseo son modelos de mansedumbre.
dijo: «¿No os decía yo que no fuerais?» ls> Las gentes de la ciu- Su conducta contrasta con la que recomienda Jesús: «Dejad que los
dad dijeron a Elíseo: «El sitio de la ciudad es bueno, como lo niños se acerquen a mí» (Mt 19,14; Me 10,14; Le 18,16). Eliseo
ve mi señor; pero las aguas son malas, y la tierra, estéril». 20 El
les dijo: «Traedme un plato nuevo y poned sal en él». Trajé- fijó su residencia en el monte Carmelo, desde donde encaminábase
ronselo ellos, 21 y, yendo a la fuente de las aguas, echó en ella la con frecuencia a Samaría. En la antigüedad había osos en los montes
sal, diciendo: «Así dice Yahvé: Yo saneo estas aguas y no saldrá de Efraím (1 Sam 17,34-37; Am 5,19; Lam 3,10). Era peligroso
de ellas en adelante ni muerte ni esterilidad»; 22 y las aguas acercárseles en tiempos de las crías (2 Sam 17,8; Os 13,8).
quedaron saneadas hasta el día de hoy, como lo había dicho
Elíseo. 2i De allí subió a Betel, y, según iba por la pendiente,
salieron de la ciudad unos muchachos y se burlaban de él, di- Joram, en pie de guerra (3,1-8)
ciéndole: «¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!» 24 Volvióse él a mirar- 1
los y los maldijo en nombre de Yahvé; y saliendo del bosque Joram, hijo de Ajab, comenzó a reinar sobre Israel, en Sa-
dos osos, destrozaron a cuarenta y dos de los muchachos. 25 De maría, el año segundo de Joram, hijo de Josafat, rey de Judá,
allí subió al monte Carmel, desde donde se volvió a Samaría. y reinó doce años. 2 Hizo el mal a los ojos de Yahvé, no tanto,
sin embargo, como su padre y su madre. Derribó los cipos de
De regreso tomó Elíseo el manto de Elias, golpeó con él las Baal que había hecho su padre, 3 pero se dio a los pecados con
que Jeroboam, hijo de Nabat, había hecho pecar a Israel, y no
aguas del Jordán, que se abrieron, pasando al otro lado. Con este se apartó de ellos. 4 Mesa, rey de Moab, tenía muchos ganados
milagro demostraba Dios que el poder taumatúrgico de Elias lo y pagaba al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros
había heredado Elíseo. Los cincuenta profetas que habían seguido con su lana. 5 A la muerte de Ajab, el rey de Moab se rebeló
sus pasos (v.7) le reconocieron inmediatamente por maestro suyo, contra el rey de Israel. 6 Entonces el rey Joram salió de Sama-
postrándose en tierra en señal de acatamiento a sus órdenes. Dado ría y revistó a Israel y se puso en marcha, 7 mandando decir a
que Elias aparecía y desaparecía como un meteoro, los discípulos Josafat, rey de Judá: «El rey de Moab se ha rebelado contra mí.
de los profetas propusieron a Elíseo organizar una búsqueda a ¿Quieres venir conmigo para atacar a Moab?» Josafat respon-
dió: «Iré yo como tú,8 mi pueblo como tu pueblo y mis caballos
fondo, a lo que se opuso éste. ¿Dónde estaba Elias? No creían ellos como tus caballos». Y preguntó: «¿Por qué camino subire-
que su desaparición fuese definitiva, ni tampoco Eliseo les dio una mos?» Y Joram dijo: «Por el camino del desierto de Edom».
respuesta categórica sobre su paradero; su destino era un misterio.
Los hijos de los profetas no soñaban siquiera en la posibilidad de Vimos que a Ocozías (853-852) sucedió en el trono su hermano
que Elias hubiese sido arrebatado al cielo. Joram (852-841). En Judá reinaba su homónimo Joram (848-841),
Con otro milagro prueba Eliseo que es el heredero del espíritu hijo de Josafat (870-848). Con el advenimiento de Joram suavizóse
de Elias. Las aguas de Jericó eran malas tanto para beber como la tensión religiosa imperante en Israel, contribuyendo a ello la
para el regadío. Pide un plato nuevo con un poco de sal (Ex 15,22). acción de Eliseo. Joram demolió los cipos de los baales que había
3
construido su padre por indicación de su mujer Jezabel (1 Re 16,
M. E. BOISMARD, Elie dans le Nouveau Testament: «Elie», l.c, 128; G. PERRELIA, Num,
Henoch et Elias a morte immunes?: «Divus Thomas», 39 (1936) 395-298; A. DI GUGLIELMO, 29-33). Sin embargo, por conveniencias políticas, dejó en pie los
Dissertatio exagetica de reditu Eliae (Jerusalén 1938); R. KITTEL, Theologisches Worterbuch antiguos santuarios religiosos erigidos por Jeroboam, rivales del tem-
II 930-943; G. MOLIN, Elijahu, der Prophet und sein Weiterleben in den Hoffnungen des Juden-
tums und der Christenheit: «Judaicas, 8 (1952) 65-94. plo de Jerusalén (1 Re 12,29).
2 Reyes 3 499
498 2 Reyes 3
tro ganado. 18 P e r o todo esto es poca cosa • ION <>j<m <Ic Yahvé.
E n tiempos d e O m r i extendió Israel sus dominios sobre M o a b Yahvé entregará a M o a b en vuestras m a n o s ; I1' lomuréis todas
(i R e 16,27), e n u n a d e cuyas ciudades, M a d a b a , fue colocada u n a las plazas fuertes, talaréis todos los árboles fruíales y cegaréis
guarnición para urgir el c u m p l i m i e n t o del fuerte tributo i m p u e s t o . todos los manantiales de agua, y destruiréis, cubriéndola de pie-
A l morir Ajab, h u b o u n a tentativa p o r p a r t e d e Mesa d e sacudir el dras, toda la tierra fértil». 20 P o r la m a ñ a n a , a la hora de la pre-
sentación de la ofrenda, vino el agua del camino del desierto de
yugo israelita (1,1). D u r a n t e el reinado d e J o r a m p r o b ó fortuna
Sur p o r la parte d e E d o m , y la tierra toda se llenó de agua.
n u e v a m e n t e . J o r a m salió d e Samaria y pasó revista a Israel; m a n d ó
d e s p u é s u n mensaje al rey d e J u d á , llamado t a m b i é n Joram, p i d i é n - T e n e m o s e n la Biblia otros ejemplos sobre el uso de i n s t r u -
dole su colaboración e n la c a m p a ñ a contra M o a b (1 R e 22,4). E n m e n t o s músicos p a r a despertar la inspiración profética (1 Sam 10,
los v. 11.12.14 se dice q u e Josafat era rey d e Judá; e n u n principio, el 5ss; 16,23; 18,10; 19,20). A l son del arpa, el espíritu de Yahvé
texto n o lo citaba p o r su n o m b r e ; pero m á s tarde, e n atención a la púsose sobre Eliseo, o, como dice el texto, «fue sobre Eliseo la m a n o
piedad d e Josafat y a la analogía d e esta acción con la d e 1 R e c.22, d e Yahvé» (1 R e 18,46), profiriendo en este estado dos oráculos.
u n escriba introdujo el n o m b r e d e Josafat e n vez del de Joram. P o r P r o m e t e a los reyes d e Israel y de J u d á q u e t e n d r á n agua en a b u n -
aquel entonces, E d o m dependía d e J u d á (2 S a m 8,14). Esta circuns- dancia, q u e llegará sin viento ni lluvia. A veces furiosas tormentas
tancia favoreció los planes d e J o r a m d e atacar a M o a b p o r el s u r se d e s e n c a d e n a n e n la meseta transjordánica, t o m a n d o las aguas u n
a través d e las fronteras septentrionales d e E d o m . curso i m p e t u o s o e n dirección al G h o r o al m a r M u e r t o . Por esta
causa vieron los reyes e n la m a d r u g a d a q u e las aguas bajaban p o r
En busca de un profeta (3,9-14) el camino d e E d o m , o sea, p o r el actual Wadi Fikre. Las grandes
zanjas q u e d e b í a n abrir cortarían el curso d e las mismas, poniéndolas
9 Partieron el r e y d e Israel, el rey d e J u d á y el rey d e E d o m ; al servicio d e h o m b r e s y animales. L a segunda promesa se refiere a
y después de siete días d e m a r c h a faltó el agua para el ejército la victoria sobre M o a b .
y para el ganado q u e le seguía. 1 0 Entonces el rey d e Israel dijo:
«¡ A y ! Yahvé ha reunido a tres reyes para entregarlos e n m a n o s
d e M o a b » . u P e r o Josafat dijo: «¿No hay aquí n i n g ú n profeta Derrota y huida de Moab (3,21-27)
de Yahvé?» U n o d e los servidores del rey d e Israel dijo: «Sí,
aquí está Elíseo, hijo d e Safat, q u e es el q u e daba aguamanos a 21 E n t r e tanto, los moabitas, sabiendo q u e subían los reyes a
Elias». 1 2 El rey d e J u d á dijo: « L a palabra d e Yahvé es con él». atacarlos, reunieron a cuantos estaban en edad de empuñar las
E l rey de Israel y el rey de J u d á y el rey d e E d o m bajaron en a r m a s y se pusieron en la frontera. 22 A l levantarse por la m a -
busca suya. 13 Elíseo dijo al rey d e Israel: « ¿ Q u é tengo yo q u e ñana y ver brillar el sol sobre las aguas, a los de Moab les pare-
ver contigo? Ve a los profetas d e t u padre». El rey de Israel le cieron las aguas desde lejos como si fueran sangre; 23 y S e dije-
dijo: «No, es q u e h a reunido Yahvé tres reyes para entregarlos r o n : «Es sangre; los reyes se han vuelto u n o contra otro, y unos
en manos de Moab». 1 4 Elíseo dijo: «Vive Yahvé Sebaot, a quien a otros se h a n matado. ¡ Hala, pues, M o a b , a la presa!» 24 Mas,
sirvo, que, si no fuera p o r respeto al r e y d e Judá, a ti ni te aten- c u a n d o llegaron al c a m p o de Israel, alzáronse los israelitas y
dería ni te miraría siquiera». destrozaron a los de M o a b , que se pusieron en huida delante
de ellos. Siguieron en la fuga hiriendo a los de Moab, 25 y a s o _
L o s tres reyes e m p r e n d i e r o n la m a r c h a p o r los arenales al sur
laron sus ciudades, y en todas las tierras fértiles echó cada u n o
del m a r M u e r t o , avanzando hacia el n o r d e s t e . E r a primavera; n o su piedra, llenándolas de ellas; cegaron los manantiales de aguas
contaron los inexpertos monarcas con el agua, t a n i m p o r t a n t e e n y talaron los árboles frutales. Sólo quedó Q u i r Jareset, que ro-
el desierto para proveer a t o d o u n ejército. L o s dos reyes, d e Israel d e a r o n los honderos, arrojando sobre ella sus tiros. 26 Viendo
y d e J u d á , conocían la existencia d e Eliseo, q u e comenzó p o r ser el r e y d e M o a b que llevaba lo peor e n la batalla, hizo una salida
el servidor d e Elias, siendo u n a d e s u s misiones d e r r a m a r el agua con setecientos h o m b r e s de guerra para ver de desbaratar al
e n las m a n o s del profeta para purificárselas ( M t 15,2; M e 7,3; rey d e E d o m . N o pudo conseguirlo; 27 y entonces, tomando
a su primogénito, al q u e había de reinar después de él, le ofreció
L e 11,38). Eliseo demuestra g r a n indiferencia p o r el rey d e Israel,
en holocausto sobre la muralla. Se desató entonces gran cólera
recordándole los profetas d e Baal al servicio d e su p a d r e (1 R e 18, contra Israel, q u e , retirándose de allí, se volvió a su tierra.
19; 19,1). Pero e n atención al rey d e J u d á plegóse al ruego q u e le
hicieron.
M o a b dispúsose al ataque. A los primeros rayos del sol, y a
consecuencia d e las t o r m e n t a s producidas e n u n punto muy dis-
Eliseo profetiza (3,15-20) t a n t e hacia el norte, tenían las aguas color d e sangre, lo que inter-
15 p r e t a r o n e n el sentido d e q u e los reyes aliados habían combatido
« T r a e d m e , pues, u n tañedor d e arpa». Mientras el arpista
tocaba el arpa, fue sobre Eliseo la m a n o d e Yahvé, 16 y dijo: u n o contra o t r o . Confiados en esta creencia y n o contando con u n a
«Así habla Yahvé: I d y haced e n el valle m u c h a s zanjas. 1 7 P o r - resistencia a r m a d a , avanzaron los moabitas alegreb y confiados hacia
q u e así dice Yahvé: N o veréis viento ni veréis lluvia, y el valle el c a m p o enemigo. P r o n t o cayeron en la cuenta de que se habían
se llenará de agua, y beberéis vosotros, vuestro ejército y vues-
500 2 Reyes 3 2 Reyes 3 501
equivocado. L o s vencedores devastaron t o d a la región, talando ár- el rey de Israel habíase construido (11) Atarot para él. Ataqué la ciudad y la
boles ( D e u t 20,19), cegando pozos y s e m b r a n d o d e piedras los c a m - tomé, matando a todo el pueblo de (12) la ciudad, a fin de saciar a Kamos
y Moab. De allí saqué cautivo a Ariel, su jefe (literalmente su dawid) y
pos de cultivo. Pusieron cerco a la capital Q u i r Jareset, hoy Kerak
le (13) llevé delante de Kamos en Queriat. Instalé allí gentes de Sarón y gen-
(Is 16,1.11; Jer 48,31.36), d u r a n t e el cual Mesa, su rey, en el paro- tes de (14) Maharot. Y Kamos me dijo: «Vete y toma Nebo a Israel». Fui
xismo de la desesperación, t o m ó a su hijo mayor y, a la vista de todos, (15) de noche y combatí contra ella, desde el amanecer hasta el mediodía.
sobre la muralla, lo sacrificó. Según L e v 18,21; 20,2, el culto de M o - La (16) tomé, matando a todos: siete mil hombres en la fuerza de la edad
loc comportaba tales sacrificios. A t r i b u í a M e s a la derrota d e su ejér- y viejos, mujeres en la fuerza de la edad y ancianas (17) y concubinas, que
cito a la ira del dios Kamos, al q u e quiso aplacar con la oblación de su entregué a Astar-Kamos en anatema. Y tomé de allí los utensilios (18) de
hijo. Filón de Byblos escribe q u e en las grandes calamidades solían Yahvé, que puse delante de Kamos. Pues el rey de Israel había edificado
(19) Yahas, donde habitaba cuando combatía contra mí. Pero Kamos lo
los antiguos sacrificar a la divinidad al hijo más q u e r i d o en aras de
arrojó lejos de mí. (20) Tomé doscientos hombres de Moab, todos sus jefes,
la salvación de todos 1. que conduje contra Yahas, (21) anexionándola a Dibón. Soy yo quien ha
El capítulo termina con unas palabras enigmáticas, q u e se p r e s - edificado Qorhah, el muro del bosque, la muralla de la (22) ciudadela; fui
t a n a variadas interpretaciones. Para algunos exegetas, los israeli- yo el que construyó sus puertas y el que levantó sus torres. (23) Soy yo quien
tas se i n d i g n a r o n al ver el sacrificio del hijo de M e s a y, horroriza- ha construido el palacio real y el que ha fabricado los muros que sostienen
dos d e lo q u e veían sus ojos, a b a n d o n a r o n la ciudad y se fueron. el estanque para las aguas en medio de (24) la ciudad. No había cisterna
C r e e n otros en u n a indignación d e K a m o s contra los israelitas, los dentro de la ciudad, en Qorhah; di entonces la orden a todo el pueblo:
(25) «que cada uno edifique una cisterna en su casa». Hice abrir zanjas para
cuales, heridos p o r la peste o rechazados p o r u n a salida inesperada
Qorhah a los (26) prisioneros de Israel. Fui yo quien construyó Aroer y el
d e los sitiados, viéronse constreñidos a levantar el cerco y escapar. que abrió la ruta en el valle del Arnón. (27) Fui yo el que construyó Bet-
F i n a l m e n t e , p u d o Yahvé indignarse contra los israelitas por algún Bamoth, que estaba destruida; yo reconstruí Betser, que estaba en ruinas,
pecado cometido. L a opinión más en boga hoy ve en la frase u n a (28) con cincuenta hombres de Dibón, porque Dibón está bajo mi obedien-
d e r r o t a de los israelitas y la victoria de M o a b , en cuya memoria el cia. Reiné (29) sobre un centenar de ciudades que había anexionado al país
rey M e s a erigió su famoso obelisco. L o cierto es q u e después de de Moab. Fui yo quien levantó (30) también Medeba y Bet-Diblaten. En
este h e c h o d e a r m a s los moabitas r e c u p e r a r o n su independencia, cuanto a Beel Baal Meón, llevé yo allí viñadores (31) y pastores para el ga-
nado menor del país. En cuanto a Hauronén habitaba... (32) Kamos me
ejemplo q u e imitó t a m b i é n E d o m .
dijo: «Desciende, combate contra Hauronén»; bajé y (33) combatí contra
ella y la tomé. Y habitó allí Kamos en mi tiempo... de allí... (34) la lluvia
cayó abundante...»
EL MONOLITO DE MESA
D e la inscripción d e M e s a se deduce que el rey de M o a b la
L a situación política de M o a b nos es conocida principalmente
escribió en u n m o m e n t o eufórico p o r su victoria sobre Israel. C o m o
por la famosa inscripción del rey M e s a e n c o n t r a d a en D i b ó n , al
p u e d e observarse, los reveses y las victorias se atribuyen al dios
noroeste del m a r M u e r t o , el año 1868. M i d e 1,13 p o r 0,70 metros;
nacional K a m o s . C o m o en Israel, las ciudades enemigas e r a n en-
consta de t r e i n t a y cuatro líneas, de las cuales las últimas se h a n
tregadas al anatema de destrucción L
conservado en mal estado. P r o b a b l e m e n t e el monolito r e m o n t a al
a ñ o 842 antes de Cristo, siendo, p o r consiguiente, contemporáneo
del rey M e s a , por cuyo m a n d a t o se llevó a cabo la famosa inscripción, PODER TAUMATÚRGICO DE ELÍSEO
q u e r e p r o d u c i m o s en castellano:
E n esta sección ha recogido el autor sagrado algunas anécdotas
«(1) YO soy Mesa, hijo de Kamos, rey de Moab, el (2) dibonita. Mi padre relacionadas con Eliseo para confirmar que recibió de Elias el d o n
reinó treinta años sobre Moab y yo rei (3) né después de mi padre. Levanté d e hacer milagros, al q u e incluso superó. C o n estos hechos extra-
este lugar alto para Kamos en Qorhah (que el texto bíblico llama Quir Ja-
reset), lugar alto de sal (4) vación, por haberme salvado de todos los ataques ordinarios sirvió a la causa del yahvismo, confirmando con ellos
y concederme haber visto la victoria sobre todos mis enemigos. En cuanto sus enseñanzas religiosas. Repetidas veces se inmiscuyó en la
a Omri, (5) rey de Israel, oprimió a Moab durante mucho tiempo, porque vida política de Israel, t r a t a n d o de oponerse al avance de la idola-
Kamos habíase irritado contra su (6) país. Le sucedió su hijo, que díjose tría. C o m o Elias, su apostolado fue oral. T o d a la narración tiene
también: Oprimiré a Moab. Fue en mi tiempo que habló así, (7) y yo me sabor p o p u l a r y folklórico; los hechos narrados formaban parte de
he alegrado de la victoria sobre él y sobre su casa, en tanto que Israel ha u n a colección más amplia.
perecido para siempre. Ahora bien, Omri había ocupado el país (8) de Ma-
1
daba, e Israel habitó allí en su tiempo y durante parte de la vida de su hijo, R. DUSSAUD, Les monuments palestiniens (Muséc de Louvre) (París 1912) 4-22: PRIT-
cuarenta años; pero (9) Kamos me lo ha devuelto durante mis días. He edi- CHARD, 320-321; H. MICHAUD, Sur la pierre ct l'argille (París 1958) 33-45: A. PARROT, Le
Musée du Louvre et la Bible (Paris 1957) 84-90.
ficado Baal-Meón, donde hice un estanque; (10) he edificado Qaryaten.
Los hombres de Gad habitaban desde siempre en el país de Atarot, donde
1 EUSEBIO, Praep. Evang. 4,16: PG 21,273.
502 2 Reyes 4
2 Reyes 4 503
El aceite de la viuda (4,1-7) sierva». 17
L a mujer quedó encinta, y al año siguiente, c o m o
1
se lo anunciara Elíseo, por aquel m i s m o t i e m p o dio a luz u n
U n a m u j e r de las de los hijos de los profetas clamó a Eliseo, hijo. 18
Creció el niño, y u n día fue a donde estaba su p a d r e
diciendo: « T u siervo, m i m a r i d o , ha m u e r t o , y bien sabes tú con los segadores 19 y dijo a su p a d r e : «¡ Ay m i cabeza, ay m i
q u e m i m a r i d o era temeroso de Yahvé; ahora u n acreedor ha cabeza!» E l p a d r e dijo a u n criado: 2 " «Llévalo a su m a d r e » .
venido para c o g e r m e a mis dos hijos y hacerlos esclavos». 2 Eli- El criado lo cogió y se lo llevó a su m a d r e . El niño estuvo sobre
seo le dijo: « ¿ Q u é p u e d o yo hacer p o r ti? D i m e : ¿ Q u é tienes las rodillas de su m a d r e hasta el mediodía y luego m u r i ó . 2 1 Ella
en tu casa?» Ella le respondió: « T u sierva n o tiene en casa ab- subió, le acostó en el lecho del h o m b r e de Dios, cerró la puerta
solutamente n a d a m á s q u e u n a vasija de aceite». 3 El le dijo: y se fue. 2 2 L l a m ó a su m a r i d o y le dijo: « M á n d a m e , te ruego,
«Vete a pedir fuera a todos los vecinos vasijas vacías, y no pidas u n criado y u n a asna, que quiero ir en seguida al h o m b r e de
pocas. 4 C u a n d o vuelvas a casa, cierra la puerta tras de ti y tras Dios y luego volveré». 23 El le dijo: «¿Para q u é quieres ir a
de tus hijos y echa en todas esas vasijas el aceite, poniéndolas verle hoy? No es ni novilunio ni sábado». Ella respondió: «Está-
aparte, conforme vayan llenándose». 5 Entonces ella se alejó, te tranquilo». 2 4 Hizo enalbardar la borrica y dijo al criado:
cerró la puerta tras de sí y de sus hijos, y éstos fueron presen- «Cógela y anda, y no m e detengas más que cuando yo te lo diga».
tándole las vasijas, y ella las llenaba. 6 C u a n d o estuvieron llenas 25
Partió, pues, y llegó al h o m b r e de Dios en el m o n t e C a r m e -
todas las vasijas, dijo a su hijo: « D a m e otra vasija»; pero él le lo. C u a n d o el h o m b r e de Dios la vio de lejos, dijo a su criado
respondió: «Ya n o hay más». Estacionóse entonces el aceite, Guejazi: «Ahí está la sunamita». 26 Vete corriendo a recibirla
7
y ella fue a d a r cuenta al h o m b r e de Dios, q u e le dijo: «Vete y pregúntale si está bien ella y su marido y su hijo». Y ella con-
a vender el aceite y paga la d e u d a ; y de lo que te q u e d e vive tú testó: «Sí, bien». 27 Llegó luego al h o m b r e de Dios en el m o n t e ,
y tus hijos». y, cogiéndose de sus pies, llegó Guejazi para desasirla; p e r o el
h o m b r e de Dios le dijo: «Déjala, que su alma está angustiada
U n a v i u d a de u n profeta acudió a Eliseo para q u e le solucionara y Yahvé m e lo ha ocultado y no m e lo ha revelado». 2 8 Ella le
u n a s u n t o grave. El profeta, temeroso d e Dios, m u r i ó , dejando a la dijo: «¿Pedí yo a m i señor u n hijo? ¿No te dije ya que n o m e en-
viuda algunas d e u d a s . N o t e n i e n d o ésta con q u é pagar, el acreedor, gañaras?» 29 Entonces dijo él a Guejazi: «Cíñete los lomos, t o m a
a m p a r á n d o s e en la ley (Lev 25,39-41; A m 2,6; 8,6; M t 18,25); en t u m a n o m i bordón, y si a alguno encuentras, n o le saludes
reclamaba sus hijos a fin de q u e r e d i m i e r a n con el trabajo su d e u d a . siquiera, y si alguno te saluda, no le respondas, y p o n m i b o r d ó n
sobre la cara del niño». 30 L a m a d r e del niñole dijo: « P o r la
E n t r e los hebreos, esta s e r v i d u m b r e n o debía ser considerada c o m o vida de Yahvé y la tuya que no te dejaré». •" Levantóse en-
r é g i m e n d e esclavitud, n o p u d i é n d o s e prolongar m á s allá del año tonces y la siguió. Guejazi había llegado antes que ellos y había
del jubileo. L a mujer disponía ú n i c a m e n t e de u n poco de aceite puesto el b o r d ó n sobre el rostro del niño; pero éste n o tenía ni
con el q u e se perfumaba (Rut 3,3). L a a b u n d a n c i a de aceite s i m b o - voz ni sentido; así que se había vuelto para decírselo a Eliseo
lizaba u n a vida desahogada ( D e u t 33,24). El milagro recuerda el y se lo manifestó, diciendo: «El niño no despierta». 32 Llegado
q u e obró Elias en otro t i e m p o (1 R e 17,8.16). Eliseo a la casa, el niño estaba tendido, m u e r t o , en la cama.
33
E n t r ó entonces él, cerró la puerta tras los dos y oró a Yahvé.
34
Subió a la cama y se acostó sobre el niño, poniendo su boca
La mujer de Sunam (4,8-37) sobre la boca del niño, sus ojos sobre los del niño, y sus m a n o s
8 sobre las m a n o s del niño, y se tendió sobre él. La carne del
Pasaba u n día Eliseo p o r S u n a m . H a b í a allí una mujer dis-
niño se recalentó 35 y Eliseo se alejó, yendo y viniendo p o r la
tinguida, q u e insistentemente le invitó a c o m e r , y siempre que
habitación, y luego volvió a subirse en la cama y se tendió so-
p o r allí pasaba iba a c o m e r a su casa. 9 Ella dijo a su m a r i d o :
b r e el niño. El niño estornudó siete veces y abrió los ojos. 36 Lla-
«Yo sé q u e este h o m b r e , q u e pasa siempre p o r nuestra casa,
m ó entonces Eliseo a Guejazi y le dijo: «Llama a esa sunamita».
es u n santo h o m b r e de Dios. 10 V a m o s a prepararle en lo alto
Llamóla Guejazi, y ella vino a Eliseo, que le dijo: « T o m a a tu
u n a p e q u e ñ a habitación y a ponerle allí u n a cama, una mesa,
hijo». 37 Ella se echó a sus pies y se prosternó ante él rostro a
u n a silla y u n candelero, para que él pueda retirarse a ella cuan-
tierra; cogió a su hijo y salió.
d o venga a nuestra casa». 11 H a b i e n d o vuelto u n día Eliseo a
S u n a m , se retiró a la habitación alta y se acostó. 12 Dijo a su
siervo Guejazi: « L l a m a a esa sunamita». Llamóla Guejazi, y T a m b i é n este episodio es análogo al que se refiere de Elias en
ella se presentó a él. 13 Eliseo dijo a Guejazi: «Dile: T ú nos has 1 R e 17,17-24. E s curioso observar que el milagro de Elias, tal
m o s t r a d o toda esa solicitud por nosotros y este e s m e r o ; ¿qué como se n a r r a en el texto citado, aparece fuera de lugar. Mientras en
quieres q u e haga p o r ti? ¿Necesitas q u e hable p o r ti al rey o al 1 R e 17,7-16 se habla de una viuda pobre, en el v.17 es llamada
jefe del ejército ?» Y ella respondió: «Yo habito en m e d i o de m i «dueña d e la casa», lo q u e se armoniza con la frase d e «mujer dis-
pueblo». 14 Y él dijo: « ¿ Q u é h a r e m o s , pues, p o r ella?» Y G u e -
jazi respondió: «Mira, n o tiene hijos y su m a r i d o es viejo». tinguida» d e q u e habla el texto de Eliseo (v.8). Entre la resurrección
15
Entonces dijo Eliseo: «Llámala». L a llamó, y ella se p a r ó a del hijo de la viuda de Sarepta y el de la sunamita existen otros
la puerta. 16 El le dijo: «El año q u e viene, p o r este tiempo, p u n t o s d e contacto. E n t r e ambas narraciones existe, al menos, d e -
abrazarás a tu hijo». «No, p o r favor, m i señor; n o engañes a t u p e n d e n c i a literaria. A l desplazarse Eliseo desde el Carmelo hacia su
p u e b l o natal d e A b e l Mejolá (1 R e 4,12) pasaba p o r Sunam. A la
2 Reyes 5 505
504 2 Reyes 4
ignoraban. A los primeros bocados experimentaron los efectos de
insinuación del criado promete Eliseo a la mujer sunamita un niño la coloquíntida, por lo que, alarmados, imploraron la intercesión
para el año. La sunamita acogió las palabras del profeta con escep- de Eliseo. De este suceso se desprende que los hijos de los profetas
ticismo (Gen 18,10.14; 18,11-15). Al año cumplióse la promesa; el vivían en comunidad.
niño creció y fuese un día al campo en tiempo de la siega sufriendo
una insolación (Jdt 8,2), a consecuencia de la cual murió. La suna- Multiplicación de los panes (4,42-44)
mita pensaba que, si Eliseo tuvo poder para darle un niño, ¿no lo
42
tendría para devolvérselo vivo después de muerto? No comunicó Llegó de Baalsalisa un hombre a traer al hombre de Dios
a su marido la muerte del hijo, pidiéndole, en cambio, un criado el pan de las primicias, veinte panes de cebada, y espigas nuevas
y una asna para salir al encuentro del hombre de Dios. Quiso el en su saco. Eliseo dijo: «Da a esas gentes; que coman». 43 s u
marido disuadirla alegando que no eran las neomenias, tiempo en criado le contestó: «¿Cómo voy a poder dar a cien personas?»
que tenían lugar asambleas religiosas (i Sam 20,5; 18,24). Su en- Pero Eliseo le repitió: «Da a esas gentes; que coman. Así dice
Yahvé: Comerán y sobrará». 44 Puso entonces los panes ante
cuentro con Eliseo fue dramático. El profeta promete su interven- ellos, comieron y quedaron sobras, según la palabra de Yahvé.
ción y manda a su criado por delante, con la prohibición de saludar
a nadie (Le 10,4). Deseaba Eliseo que su criado llegase pronto a su Un hombre de Baalsalisa (1 Sam 9,4), en el actual Kefr Tilt,
casa y pusiera encima del cadáver su bastón para tomarlo bajo su a veinticinco kilómetros al norte de Lidda, entre Siquem y Haifa,
custodia y propiedad e impedir de esta manera las tentativas de supo que Eliseo se encontraba en Gálgala y le llevó «el pan de las
enterrarlo antes de que él llegara. A su tiempo vino Eliseo, quien, primicias», amasado con grano nuevo (Lev 23,17.20). Pero Eliseo
entrando en casa, subió a la habitación superior y, encerrándose en rehusó comerlo, indicando al buen hombre que lo repartiera entre
ella, «oró a Yahvé» (v.33), porque sabía que sólo Dios podía el centenar de profetas. Ante su admiración, vio cómo ellos comie-
obrar el milagro. Después realizó la misma ceremonia que Elias en ron, se saciaron y que sobró todavía. El hecho es análogo al que se
parecida circunstancia (1 Re 17,19-21), tratando de comunicar su refiere en Mt 14,20; 15,37.
espíritu vital al niño. Poco a poco hace la vida su aparición, mani-
festándose externamente con el estornudo, ya que por los orificios
de las narices pasa la vida (Gen 2,7; 7,22; Lam 4,20; Is 2,22). La Curación de Naamán (5,1-14)
mujer tomó a su hijo vivo en sus brazos y salió.
1 Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, gozaba el favor
de su señor y era tenido en mucha estima, pues por medio de
él había salvado Yahvé a Siria. Pero este hombre robusto y va-
uLa muerte está en la olla» (4,38-41) liente era leproso. 2 Habían salido los árameos por escuadras y
38
habían cautivado a una jovencita de3 tierra de Israel que estaba
Elíseo volvió a Gálgala. Había gran hambre en la región, al servicio de la mujer de Naamán; y dijo un día a su señora:
y estando los hijos de los profetas sentados ante él, dijo a su cria- «¡Oh!, si mi señor estuviese cerca de un profeta que hay en
do: «Coge la olla39grande y pon a cocer un potaje para los hijos Samaría, el profeta le curaría su lepra». 4 Fue él a su señor y5le
de los profetas». Salió uno de ellos al campo para coger hier- dijo: «Esto y esto ha dicho una jovencita de tierra de Israel»; y
bas, y encontró una vid silvestre, y cogió de ella coloquíntidas el rey de Siria dijo: «Pues anda, vete a la tierra de Israel, y yo
hasta llenar su vestido. Cuando estuvo de vuelta, las cortó en mandaré una carta al rey de Israel». Partió él, llevando diez
pedazos en la olla donde estaba el potaje, pues él no las conocía.
40
talentos de plata, seis mil siclos de oro, diez vestidos nuevos
6
Sirvióse la comida a aquellos hombres; pero en cuanto hu- y una carta para el rey de Israel, en que se decía: «Cuando
bieron probado el potaje, se pusieron a gritar: «La muerte está recibas esta carta, sabrás que te7 mando a mi servidor Naamán
en la olla, hombre de Dios», y no pudieron comerlo. 41 Eliseo para que le cures de la lepra». Leída la carta, el rey de Israel
dijo: «Traed harina». El la echó en la olla, y dijo: «Servid a esas rasgó sus vestiduras y dijo: «¿Soy yo acaso Dios para dar la
gentes; que coman». Y ya no había en la olla nada de malo. vida o la muerte, que así se dirige a mí para que yo cure a un
hombre
8
de su lepra? Sabed, pues, y ved que me busca querella».
Eliseo regresó a Gálgala, al norte de Betel (2,1), donde sucedió Cuando supo Eliseo que el rey de Israel había rasgado sus
un percance desagradable a los hijos de los profetas. Salió uno de vestiduras, mandó a decir al rey: «¿Por qué has rasgado tus
ellos al campo a coger hierbas y juntó cierta cantidad de coloquin- vestiduras? Hazle venir a mí, y sabrá que hay en Israel un pro-
tidas. Produce la coloquíntida (Citrullus Colocyntis) unos calabaci- feta». 9 Vino Naamán con sus caballos y su carro, y se detuvo
a la puerta de la casa de Eliseo. 10 Eliseo le mandó a decir por
nes del tamaño de naranjas, pero muy amargos y empleados en un mensajero: «Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne
farmacia como purgante poderoso. Crece la planta en la costa sanará y quedarás puro». >l Enojóse Naamán y se fue, diciendo:
mediterránea y en la cuenca del Jordán, dato este último que induce «¡ Cómo! Yo esperaba que saldría en persona, se presentaría a
a algunos exegetas a situar este episodio en Gálgala de Jericó, cerca mí, invocaría el nombre de Yahvé, su Dios; me tocaría y cura-
del Jordán (1 Sam 7,16). Pero las gentes de Jericó debían de conocer ría así al leproso, i 2 Los ríos de Damasco, el Abana y el Parpar,
perfectamente las propiedades de la planta, que los de Gálgala
506 2 Reyes 5
2 Reyes 5 507
¿no son m u c h o mejores que todas las aguas de Israel? ¿No
podía yo lavarme allí y q u e d a r limpio?» Y se iba m u y enojado. en m i m a n o , m e prosterne yo también en el t e m p l o de R i m o n .
13
P e r o sus siervos se acercaron a él p a r a hablarle, y le dijeron: P e r d o n e Yahvé a tu siervo si m e prosterno en el templo de Ri-
«Padre m í o : Si el profeta te hubiera m a n d a d o algo m u y difícil, m ó n » . 1 9 a Eliseo le dijo: «Vete en paz».
¿no lo hubieras hecho? ¿Cuánto m á s habiéndote dicho: Lávate
y quedarás limpio?» 14 Bajó él entonces y se bañó siete veces en N a a m á n quiere compensar a todo trance a Eliseo p o r el favor
el Jordán, según la o r d e n del h o m b r e de Dios; y su carne q u e d ó alcanzado, a lo q u e se niega r o t u n d a m e n t e el profeta. E s t e ejemplo
c o m o la carne de u n niño, quedó limpio. de d e s p r e n d i m i e n t o y el milagro obrado en su cuerpo movieron
a N a a m á n a reconocer a Yahvé como único y s u p r e m o Dios. Se-
E ' m o m e n t o histórico de este episodio nos es desconocido. Se g ú n la concepción de los antiguos, cada dios ejercía su dominio e
sospecha, sin e m b a r g o , q u e aconteció en los últimos años d e B e n influencia d e n t r o d e su p r o p i o territorio (1 Sam 26,19; 1 R e 20,23;
H a d a d II, el rey q u e se enfrentó con Salmanasar III en Q a r q a r (853). 2 R e 17,26). Por lo m i s m o , y a consecuencia de haber reconocido
L a finalidad de la intervención d e Elíseo en este asunto es la d e a Yahvé como Dios, pide una carga de tierra de Israel p a r a espar-
p r o b a r la superioridad d e Yahvé, cuya acción n o está limitada a cirla sobre su h u e r t a de Damasco, que, por una ficción jurídica,
los estrechos límites d e Palestina. N a a m á n t u v o conocimiento d e convirtióse desde entonces en tierra de Yahvé. Pero u n caso de
Eliseo a través de u n a sirvienta d e su mujer. El rey t o m ó cartas en conciencia asalta a N a a m á n . Por su condición está obligado ^ a
el asunto y prometióle enviar al de Israel letras de recomendación. asistir a los cultos oficiales q u e se rinden al dios R i m ó n o R a m a n
Este detalle p r u e b a q u e e n t r e a m b o s monarcas existían relaciones (1 R e 15,18); de n o hacerlo perdeiía su rango y acaso la vida. El
amistosas. N a a m á n , pagano, compara a Eliseo a los profetas de Ajab, profeta le autoriza u n a participación puramente externa a los m i s -
q u e profetizaban a sueldo; de ahí la s u m a d e dinero q u e llevó consigo. m o s . Su respuesta n o se consigna en el libro, pero de sus palabras:
N a a m á n púsose en contacto con Eliseo. A u n q u e n o se tratara «Vete en paz», se d e d u c e que n o ve inconveniente alguno en la
de u n período avanzado de la enfermedad, n o obstante, p o r estar participación externa y protocolaria a los ritos paganos.
considerada la lepra como enfermedad i m p u r a (Lev 13,45-46), n o
es a d m i t i d o a la presencia de Eliseo. Creía N a a m á n q u e Eliseo lo
podía todo; pero el profeta le quiere d e m o s t r a r q u e ú n i c a m e n t e Avaricia y castigo de Guejazi (S,19b-27)
Dios tiene poder de obrar milagros. H a b i t u a d o el general a los 196
exorcismos de los profetas de Baal, esperaba q u e Eliseo pusiera C u a n d o N a a m á n h u b o dejado a Eliseo y estaba ya a cierta
distancia, 20 Guejazi, el criado de Eliseo, dijo para sí: « M i señor
m a n o s a la obra de manera espectacular. Sin e m b a r g o , el profeta le ha tratado demasiado bien a Naamán, ese sirio, no queriendo
manifestó q u e el único medio de curación era bañarse en las aguas del aceptar de él lo q u e traía. Vive Yahvé que voy a correr tras él
J o r d á n d u r a n t e siete veces consecutivas. El siete es u n n ú m e r o sim- 2
a ver si m e da algo». i Y Guejazi echó a correr tras N a a m á n .
bólico y sagrado; en L e v 4,6.17 hablase de siete aspersiones con la Viéndole N a a m á n correr tras él, bajó de su carro para ir a su
sangre de las víctimas. L o s ritos d e purificación asirio-babilónicos encuentro, y le p r e g u n t ó : « ¿ H a y novedad?»; 22 y él respondió:
incluían frecuentemente siete aspersiones o inmersiones en aguas «No, todo está bien; pero m e m a n d a mi señor p a r a decirte:
del Eufrates. El río A b a n a corresponde al Barada, q u e riega D a - A c a b a n de llegar a m i casa dos jóvenes de la montaña de Efraim,
de los hijos de los profetas; haz el favor de d a r m e para ellos u n
masco y su huerta, y al q u e los griegos llaman Chrysorrhoas. El talento de plata y dos vestidos nuevos». 23 Naamán dijo: « T o m a
Parpar o Farfar es el actual Nahr el-Awady. P o r insinuación d e sus dos talentos», y los metió en dos sacos, y le dio dos vestidos, ha-
criados, el general d e p u s o su actitud altiva y desdeñosa, humillóse, ciendo que sus criados se los llevasen a Guejazi. 2 4 Llegado a la
t u v o fe en la palabra del profeta y q u e d ó limpio de la lepra. altura, tomólos Guejazi de sus manos y los metió en casa, des-
pidiendo a aquellas gentes, que se fueron. 25 L u e g o fue a p r e -
sentarse a su señor, que le dijo: «¿De dónde vienes,
Guejazi?»
Conversión de Naamán (5,lS-19a) El le respondió: « T u siervo no ha ido a ninguna parte». 2 6 P e r o
Eliseo le dijo: «¿Estaba yo ausente en espíritu cuando el h o m b r e
15 Volvió N a a m á n al h o m b r e d e Dios con todo su séquito, y, se bajó de su carro para salirtc al encuentro? Ya tienes dinero y
cuando llegó, se presentó a él, diciendo: «Ahora conozco q u e vestidos, y luego podrás tener olivares, viñas, ovejas y bueyes,
n o hay en toda la tierra Dios sino en Israel. Dígnate aceptar siervos y siervas, 27 pero la lepra de Naamán se te pegará a ti
u n presente de parte de tu siervo». 16 Eliseo respondió: «Vive y a tu descendencia para siempre». Y Guejazi salió de la pre-
Yahvé, a quien sirvo, q u e n o aceptaré». N a a m á n insistió, pero sencia de Eliseo blanco de lepra como la nieve.
él se negó. 17 Entonces N a a m á n le dijo: «Pues te niegas, p e r m i -
te que den a tu siervo tierra de ésta, la carga de dos mulos, pues El siervo de Eliseo n o aprobó la conducta desinteresada de su
en adelante no ofrecerá t u siervo sacrificio ni holocausto a otros a m o , por lo q u e corrió detrás de Naamán, reclamándole en n o m b r e
dioses sino a Y a h v é . 1 8 Yahvé p e r d o n a r á a t u siervo que, cuando d e Eliseo u n a cantidad relativamente módica y dos vestidos. Creía
m i señor entre en el t e m p l o de R i m ó n para adorar y se apoye Guejazi q u e Eliseo n o se enteraría de su proceder, pero nada p u e d e
ocultarse a los ojos de los profetas. N o tanto por la mentira y la
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13
avaricia cuanto por el escándalo y abuso de su nombre y autoridad en tu misma alcoba». El rey le dijo: «Id y ved dónde está, y
le castigó Elíseo severamente, enviándole la lepra. No obstante, yo4 le haré prender». Vinieron, pues, a decirle: «Está en Dotan».
este nuevo estado no le impedirá en adelante mantener relaciones 1 Mandó él entonces caballos y carros, una gran tropa, que
llegaron de noche y cercaron la ciudad. 15 El siervo del hom-
con su amo (8,4); puede ser que la enfermedad de Guejazi se pa- bre de Dios se levantó muy de mañana y vio que la ciudad es-
reciera externamente a la lepra, sin serlo en realidad. taba cercada por una tropa con caballos y carros,16y dijo al hom-
bre de Dios: «¡ Ah, mi señor!, ¿qué haremos?» El le respon-
El hacha flotante (6,1-7) dió: «Nada temas, que los que están con nosotros son más que
los que están con ellos». 17 Eliseo oró y dijo: «¡ Oh Yahvé!
1
Los hijos de los profetas dijeron a Elíseo: «El lugar en que Ábrele los ojos para que vea». Y Yahvé abrió los ojos del siervo,
moramos contigo nos es demasiado estrecho. 2 Vamos a ir al y vio éste la montaña llena de caballos y carros de fuego que
Jordán, y tomaremos de allí una viga cada uno para hacernos rodeaban a Eliseo. , 8 Los sirios bajaron al valle en busca de Eli-
una habitación». Elíseo les respondió: «Id». 3 Uno de4 ellos le seo, y éste dirigió entonces a Yahvé esta súplica: «Dígnate herir
dijo: «Ven tú también con nosotros». El dijo: «Iré»; y partió de ceguera a esta gente». 9Y Yahvé los hirió de ceguera, coníoitne
con ellos. Llegados al Jordán, cortaron los árboles, 5 y mientras a la súplica de Eliseo. 1 Eliseo les dijo: «No es éste el camino
uno estaba cortándolos, el hierro fue a caer6 en las aguas. Se puso ni ésta la ciudad. Seguidme y yo os llevaré a donde está el hom-
a clamar: «¡ Ah, mi señor! Era prestado». Y el hombre de Dios bre a quien buscáis»; y los condujo a Samaría. 20 Entrados en
le preguntó: «¿Dónde ha caído?» El le indicó el lugar, y Elíseo, Samaría, dijo Eliseo: «¡Oh Yahvé! Abre los ojos de esta gente
cortando un trozo de madera, lo arrojó al mismo lugar, y el para que vea»; y Yahvé2 iles abrió los ojos, y vieron que estaban
hierro sobrenadó. 7 Entonces le dijo: «Cógelo»; y él tendió la en medio de Samaría. El rey de Israel, viéndolos, preguntó
mano y lo cogió. a Eliseo: «¿Los hiero, padre mío?» 22 Y Eliseo respondió: «No
los hieras, que no los has hecho tú prisioneros con tu espada y
Había en Gálgala muchos profetas—un centenar (4,43—, y el tu arco. Dales pan 23y agua, para que coman y beban, y que se
espacio en que habitaban resultaba insuficiente. Por lo mismo, la vayan a su señor». El rey de Israel hizo que les sirvieran una
gran comida, y ellos comieron y bebieron; luego los despidió
mayoría propuso trasladarse a orillas del Jordán, donde había abun- para que fueran a su señor. Las tropas sirias no volvieron más
dancia de árboles, lugar muy a propósito para levantar sus cabanas. a la tierra de Israel.
Llegados a las orillas del río, empezaron a talar árboles. Al golpear
uno de ellos con el hacha, se le cayó el hierro al agua, quedando No es posible determinar en qué momento histórico se des-
con el mango en la mano. A los gritos del leñador acudió Elíseo, arrollaron los hechos que se refieren en el texto. Puede ser que
que, cerciorado del accidente, cortó una rama y la introdujo en el remonten a los reinados de Joás (798-783), rey de Israel, y de Ben
agua, logrando sacar a flote el hierro. A este episodio anota San Hadad III (797-773), hijo de Jazael (2 Re 13,3.19.24), rey de Siria.
Jerónimo que estos profetas de las orillas del Jordán fueron los En guerra con Joás fue vencido Ben Hadad tres veces (c.790),
precursores de los monjes y anacoretas cristianos x . Aunque algunos perdiendo todas las ciudades que Jazael había arrebatado a Joacaz
de los hijos de los profetas contrajeran matrimonio (4,1), la mayoría (814-798). El rey de Siria puso asechanzas al de Israel, planeando
vivían célibes. Llevaban los profetas una vida pobre y fatigosa; incursiones contra esta o aquella ciudad. Pero todas las veces fra-
sus vestidos estaban tejidos con pieles; comían en común (4,38.42), casaron, porque, al presentarse los sirios, estaban ya al acecho las
oraban juntos (1 Sam 10,10; 19,19-24) y obedecían a un superior tropas de Israel, prontas para rechazar el ataque. En un principio
(2 Re 9,1-10). creyó Ben Hadad que existían traidores en su ejército, pero pronto
le enteraron de que en Israel había un profeta que comunicaba al
Fracasan los planes de los árameos (6,8-23) rey lo que Ben Hadad hablaba en la intimidad de su alcoba (Ex 7,28;
2 Sam 4,7). Quiso entonces el rey de Siria apoderarse de Eliseo,
8
El rey de Siria estaba en guerra con Israel, y en un consejo que habitaba en Dotan, o Dotáin, a unos dieciséis kilómetros al
que tuvo9con sus servidores, dijo: «En tal y en cual lugar acampa- norte de Siquem (Gen 37,17; Jdt 4,6; 7,18). A este fin mandó tropa
remos». El hombre de Dios mandó a decir al rey de Israel: con carros y caballos para que cercaran la ciudad de Dotan. Invo-
«Guárdate
10
de ir a tal lugar, porque los sirios bajarán allá». cado el auxilio divino, logró Eliseo quitar a la tropa enemiga el
El rey de Israel mandó gentes al lugar que el hombre de Dios
había señalado, para que estuvieran al acecho. Y esto sucedió sentido de la orientación y del discernimiento, dejándose llevar
no una ni dos veces solamente, n El de Siria se inquietó con esto, incautamente a Samaría. El rey de Israel quería matar a los que
y preguntó a sus servidores: «¿No me diréis vosotros quién nos no había hecho prisioneros con su valor, a lo que se opuso Eliseo
traiciona ante el rey de Israel?» 12 Uno de los servidores le dijo: alegando que los soldados enemigos eran botín suyo y no del rey.
«Nadie. ¡ Oh rey, mi señor! Es Elíseo, el profeta que hay en
Israel, que lleva al rey de Israel las palabras que tú pronuncias
1
Epist. 124, ad Rusticum.
2 Reyes 7 511
510 2 Reyes 6
de él, y antes que el mensajero llegara dijo Elíseo a los ancianos:
«¿No veis cómo ese hijo de asesino m a n d a a q u e m e quiten la
Sitio de Samaría (6,24-30) cabeza? Estad atentos: C u a n d o llegue el mensajero, cerrad y
24 rechazadle con la puerta; ¿no se oye ya tras él el ruido de los
D e s p u é s de esto, B e n H a d a d , rey de Siria, reunió todo su pasos de su amo?» 33 Todavía estaba habiéndoles, cuando ya
ejército y, subiendo, puso cerco a Samaría. 25 H u b o en Samaría el rey llegó a él y le dijo: « D e Yahvé ciertamente no» lia venido
m u c h a h a m b r e , y de tal m o d o la apretaron, q u e u n a cabeza este mal. ¿Tendré yo todavía q u e esperar m á s de Yuhvé?»
de asno valía ochenta siclos de plata, y el cuarto de u n «cab» de
palomina cinco siclos de plata. 2Í> Pasando el rey p o r la muralla, El monarca culpa a Eliseo del desastre, ya q u e a una simple
le gritó u n a mujer: «¡Sálvame, oh rey, m i señor!» 2 7 Y el rey intervención suya podía desbaratar al ejército sirio. N o era imposi-
respondió: «Si Yahvé n o te salva, ¿cómo voy a salvarte yo? ¿Con
algo de la era o con algo del lagar?» 2 8 Preguntóle luego el rey: ble esto al profeta, que solamente esperaba un acto de a r r e p e n t i -
« ¿ Q u é te pasa?» Y ella respondió: «Esta mujer m e dijo: T r a e m i e n t o de parte del rey. El h a m b r e que se atribuye a ION efectos
a t u hijo y lo c o m e r e m o s hoy, y m a ñ a n a c o m e r e m o s el m í o . d e u n prolongado cerco de Samaria se debe, según 7,2, a una tenaz
29
Cocimos, pues, m i hijo y lo comimos, y al día siguiente yo sequía. N o p u e d e determinarse el lugar donde residía Eliseo, n i
le dije: T r a e a tu hijo para q u e lo c o m a m o s , pero ella ha escon- saber d ó n d e fue a encontrarle el rey. El cerco de Samaria se
dido a su hijo». 30 C u a n d o oyó el rey las palabras de esta mujer, relaciona con los acontecimientos de que se hablará en el capí-
rasgó sus vestiduras mientras iba p o r la muralla, y la gente vio tulo 13. L a expresión «hijo d e asesino» (v.32) no debe t o m a r s e a la
que p o r dentro estaba vestido de saco.
letra.
Q u i z á el h e c h o t u v o l u g r r en el reinado de Ben H a d a d III.
El sitio a Samaria d u r ó m u c h o t i e m p o , a consecuencia de lo cual Se levanta el cerco de Samaria (7,1-20)
escasearon los alimentos, hasta el p u n t o de desencadenarse u n 1
Entonces dijo Eliseo: « O í d la palabra de Yahvé: Así dice
h a m b r e espantosa. Era tal la escasez, q u e u n a «cabeza de asno» se Yahvé: M a ñ a n a a estas horas estará en las puertas de Samaria el
cotizaba a ochenta siclos de plata, y u n cuarto de cab, o sea, m e d i o «sea» de flor de harina a u n siclo, y dos «seas» de harina de cebada,
litro de palomina (harey yonim), a cinco siclos de plata, equiva- a u n siclo». 2 El oficial sobre cuyo brazo se apoyaba el rey res-
lente a u n a s quince pesetas. A l g u n o s cambian las palabras rosh pondió al h o m b r e de D i o s : «Cuando Yahvé a b r a ventanas en
hamor = cabeza de asno, p o r estas otras: homer tirosh = u n j ó m e r los cielos, sucederá eso». Y él le dijo: «Con tus ojos lo verás, pero
d e mosto. Pero cuenta Plutarco en la Vita Artaxersis, 24, q u e en n o lo comerás». 3 H a b í a en la entrada de la puerta cuatro le-
prosos, que se decían unos a otros: «¿Por qué nos vamos a estar
la guerra contra los cadusianos fue tanta la escasez de víveres, q u e
aquí hasta morirnos? 4 Si nos decidimos a entrar en la ciudad,
la cabeza de asno se vendía a sesenta dracmas. Al decir el texto m o r i r e m o s por el h a m b r e q u e en ella hay, y si nos q u e d a m o s
«cabeza de asno», es verosímil q u e t o m e la parte p o r el todo, re- aquí, moriremos igualmente. Vamos a pasarnos al c a m p a m e n t o
firiéndose a t o d o el animal, cuyas carnes en tiempos normales e r a n de los sirios, y si nos dejan vivir, viviremos, y si nos malun, m o -
arrojadas en los muladares. M á s barato resultaba el cuarto d e u n riremos». 5 Partieron, pues, al anochecer para el c a m p a m e n t o
cab de palomina. Según Is 36,12, Rabsaces amenazó a Jerusalén de los sirios; y cuando llegaron a la entrada del c a m p a m e n t o ,
con u n asedio tal q u e los sitiados fueran constreñidos a «comerse n o había en él nadie. 6 El Señor había hecho oír en el c a m p a -
m e n t o de los sirios estrépito de carros y estrépito de caballos,
sus excrementos y beberse sus orines». M u c h o s exegetas, por creer
el estrépito de un gran ejército, y se habían dicho uno» 11 otros:
poco probable la lectura actual del texto masorético, c a m b i a n las «Es el rey de Israel, q u e ha t o m a d o a sueldo contra nosotros a
palabras harey yonim en estas otras: harsonim = ajos silvestres, o los reyes de los jéteos y a los reyes de los egipcios y viene a ata-
sea, bulbos de una liliácea (ornithogalum umbellatum), m u y c o m ú n carnos». 7 Y se levantaron, y al anochecer se pusieron en fuga,
e n Palestina 2 . Según D h o r m e , harey yonim es u n a denominación abandonando sus tiendas, sus caballos y sus asnos, el c a m p a -
conservada t a m b i é n e n árabe p a r a designar una especie de guisante. m e n t o tal cual estaba, y h u y e r o n para salvar la vida. 8 L I D lepro-
sos, llegados al c a m p a m e n t o , penetraron en una tiemlu, comie-
El h a m b r e llevó a la antropofagia materna, t a n p r o h i b i d a p o r ron y bebieron y se llevaron de allí plata, oro y vestidos, que
la L e y (Lev 26,29; D e u t 28,43ss; Ez 5,10). Alusiones a las m a d r e s fueron a esconder. Volvieron y penetraron en otra lienda y se
q u e cocinan y comen las carnes d e sus hijos se hallan en L a m 2,20; llevaron cosas, que fueron a esconder. ' Después se dijeron u n o
4,10. El rey vestía de saco debajo del vestido exterior (1 R e 21,27). a otro: «No está bien lo que hacemos. Este día es un día de
buena nueva, y si nosotros nos estamos callados y o p e r a m o s
la luz del día, nos sucederá mal. Venid, pues, y vayamos a d a r
Amenazas del rey a Elíseo (6,31-33) cuenta a la casa del rey». , 0 Partieron, dieron voces 11 luí centi-
31
El rey dijo: « Q u e esto m e haga Yahvé y esto m e añada si nelas de la ciudad e hicieron este relato: « H e m o s cntnulo en el
la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, quedare hoy sobre los h o m - c a m p a m e n t o de los sirios y allí no había nadie ni se oye voz
alguna de h o m b r e ; n o hay m á s que caballos atados, anuos ata-
bros». 32 Estando, pues, Eliseo sentado en casa, rodeado de los
dos y las tiendas intactas». n Los centinelas de la puerta dieron
ancianos que se sentaban con él, m a n d ó el rey a u n o delante
2
«Bíblica», 19 (1938) 198-199.
512 2 Reyes 7
2 Reyes 8 513
voces y transmitieron esta noticia a la casa del rey. 12 El rey
se levantó de noche y dijo a sus servidores: «Voy a deciros lo Quizá entre los sirios hallarían algo. Si la hazaña les salía bien,
que pretenden los sirios: Como saben que estamos hambrien- seguirían v : viendo; si los matan, mala suerte. |Cuál no fue su
tos, se han salido del campamento para esconderse en los cam- sorpresa al no encontrar nadie en el campamentol ¿Qué había
pos, diciéndose: Cuando salgan de la ciudad, los cogeremos pasado ?
vivos y entraremos en la ciudad». 13 Uno de los servidores del Un rumor cundió entre el ejército de que los reyes de los hititas
rey dijo: «Que cojan cinco de los caballos que todavía quedan y de Musri, con otros aliados, amenazaban lanzarse sobre Damasco.
en la ciudad—porque también a ellos les sucede lo que a la mu-
chedumbre, que han perecido—y mandemos a ver». 14 Cogieron, El rey y los suyos, temiendo la acción conjunta de los invasores y la
pues, dos carros con sus caballos, y el rey mandó gente que si- persecución por parte de los israelitas, huyeron precipitadamente
guiera tras los sirios, diciendo: «Id y ved». 15 Fueron tras ellos aprovechando la oscuridad de la noche. El pánico tenía su funda-
hasta el Jordán, y todo el camino estaba sembrado de vestidos mento. Quedaban en el norte de Siria pequeños estados hititas
y objetos que en su precipitación habían tirado los sirios. Vol- en Jaadi, Hatti, Karkemish y Hamat, que estaban en guerra con
vieron los mensajeros y dieron cuenta al rey. 16 Salió el pueblo los árameos de Siria. Por otra parte, las relaciones que mantenían
y saqueó el campamento de los sirios, y se puso el «sea» de flor de aquéllos con Israel eran excelentes desde los reinados de David y
harina a un siclo, y a un siclo los dos «seas» de harina de cebada, Salomón (1 Re 10,29). De una guerra entre árameos e hititas nos
según lo que había dicho Yahvé. I 7 El rey había entregado la
custodia de la puerta al oficial sobre cuyo brazo se apoyaba el habla la inscripción de Zakar, al sudeste de Alepo, en la que se
día antes, pero éste fue atropellado por el pueblo a la puerta, y dice que «Bar-Hadad, hijo de Hazael, rey de Aram», marchó a
murió, según la palabra que 18había pronunciado el hombre de la cabeza de una confederación de reyes de Siria y que fue derrotado
Dios cuando el rey bajó a él. El hombre de Dios había dicho por los reyes de Hamat y Laas. De ahí que el rey de Aram temiera
al rey: «Mañana a estas horas estarán a siclo los dos «seas» de ha- ahora que los hititas acudieran en ayuda de Joram, hijo de Ajab.
rina de cebada y a siclo el «sea» de flor de harina»; 19 y el oficial Los cuatro leprosos penetraron en una tienda, donde comieron y
había respondido al hombre de Dios: «Cuando Yahvé abra ven- bebieron hasta saciarse; después entregáronse a la rapiña. De pronto
tanas en los cielos, veremos eso». Y Elíseo le había dicho: «Con les asaltó el temor de que les castigaría el rey en caso de no informarle
tus ojos lo verás, pero no lo comerás». 20 Fue en verdad lo que de la situación. A este fin decidieron presentarse ante los muros de la
sucedió, pues el pueblo le atropello a la puerta y murió.
ciudad, llamar a los centinelas y contarles lo que pasaba. Los centine-
las informaron al rey, quien, levantándose de noche, puso a sus ser-
Reconoció el rey que el mal venía del cielo. Ahora bien, si Dios vidores en estado de alerta a fin de que su pueblo no cayera en algu-
no remedia la situación, «¿tendré yo todavía que esperar más de na trampa ideada por los sirios. Un oficial propuso que se enviara
Yahvé?» (6,33). Eliseo, al ver logrado su intento, profetiza gran una patrulla que inspeccionara los alrededores de la ciudad. Apa-
abundancia para la mañana siguiente. Algo más de trece litros rejáronse dos carros con otros tantos caballos cada uno (1 Sam 21,3;
(Gen 18,6; 1 Sam 25,18; 1 Re 18,32) de flor de harina se adquirirán Is 19,18) y salieron a explorar el terreno en dirección hacia el nor-
por un siclo de plata, y dos seas, es decir, veintiséis litros de harina deste, llegando al río Jordán en las proximidades de Betsán. Tías
de cebada, valdrán un siclo. El mercado tenía lugar junto a las un reconocimiento de unos sesenta kilómetros de terreno regre-
puertps de la ciudad. El oficial que acompañaba al rey burlóse saron los exploradores a la ciudad para anunciarles la buena nueva
de las palabras del profeta, diciéndole que su oráculo se cumpliría (v.9). Tan pronto la supo el pueblo salió en tromba hacia el cam-
«cuando Yahvé abriese ventanas en los cielos», refiriéndose a las ven- pamento sirio en busca de alimentos y otro botín. El oficial in-
tanas o compuertas de los cielos por donde cae el agua sobre la crédulo, que por orden del rey custodiaba las puerta», fue desbor-
tierra en forma de lluvia (Gen 7,11; 8,2; Is 24,28; Mal 3,10). O acaso dado, arrastrado y pisoteado por la avalancha del pueblo hambriento,
el incrédulo escudero (shalish) quiso decir que sucedería esto cuando cumpliéndose la profecía deSEliseo.
de las ventanas del cielo lloviera trigo, como en otro tiempo maná.
Según la profecía de Eliseo, al día siguiente murió el oficial burlón
pisoteado por el pueblo (7,17-19). Otra vez la sunamita en escena (8,1-6)
Cuatro leprosos fueron los primeros en comprobar que los sirios
habían abandonado el cerco. Obligados por su enfermedad a per- 1 Eliseo dijo a la mujer a cuyo hijo había resucitado: «Le-
vántate y vete, tú y tu casa, y mora donde puedas, porque
manecer alejados de la sociedad (Lev 13,28-46; Núm 5,1-4), se Yahvé llama al hambre y vendrá sobre la tierra por siete años».
refugiaron a la puerta de Samaría confiando en Ja caridad de los 2
Levantóse la mujer e hizo lo que le decía el hombre de Dios,
transeúntes. Como las puertas permanecieran cerradas por razón y3 se fue ella y su casa, y habitó siete años en tierra de filisteos.
del cerco y nadie transitara por ellas, llegaron los leprosos a una Al cabo de siete años volvió la mujer de la tierra de los filisteos
penuria extrema. En un trance desesperado, tramaron un proyecto y fue a implorar al rey por su casa y su campo. •' Estaba el rey
audaz. Era inútil entrar en la ciudad hambrienta en busca de ali- hablando con Guejazi, servidor del hombre de Dios, y le decía:
mentos; quedarse en su lugar equivalía a condenarse a muerte. «Anda5 y cuéntame todas esas grandes cosas que ha hecho Eli-
seo»; y mientras estaba contando al rey cómo Eliseo había
Biblia comentada 2 17
2 Reyes 8 515
514 2 Reyes 8
lS
Curarás». Al día siguiente cogió una manta, la empapó en
vuelto a la vida a un muerto, llegó la mujer cuyo hijo había agua y la puso sobre el rostro del rey, que murió. Jazael le
resucitado Elíseo para implorar al rey por su casa y su campo,
y dijo Guejazi: «¡ Oh mi señor rey!, ésa es la mujer y ése es su sucedió.
hijo, que Elíseo resucitó». 6 Preguntó el rey a la mujer, y ella le
hizo el relato; el rey le dio un eunuco, a quien dijo: «Haz que le De los tiempos de Ben Hadad III nos conduce el autor a los
sea devuelto a esta mujer todo lo que le pertenece, con todos primeros años del ministerio de Eliseo, reinando en Siria Ben
los frutos de su campo, desde el día en que dejó la tierra has- Hadad II, y en vísperas de que le sucediera su favorito y asesino
ta hoy». Jazael (1 Re 19,15-17). Quizá marchó Eliseo a Damasco para cum-
plir la orden que se le había dado de ir allá y ungir a Jazael por rey
De esta «mujer distinguida» de Sunam se habló en 4,8-37. Pero, de Damasco (1 Re 19,15). Enteróse Ben Hadad de su llegada y le
con el fin de cubrir el espacio de los siete años de hambre que pre- mandó a Jazael para que le preguntara por la marcha y éxito de su
dice el profeta (8,1), ha insertado el autor entre 4,37 y el presente enfermedad. Jazael salió al encuentro del profeta con gran cantidad
capítulo los que hemos estudiado anteriormente, que empiezan de camellos—el número de cuarenta es una cifra redonda que de-
con el hambre y terminan con la escasez de Samaria ( D E VAUX). nota abundancia—cargados de dones. No debía tener Ben Hadad
En agradecimiento por su hospitalidad recomienda Eliseo a la mucha confianza en las profecías de los nabis de Baal, por lo que
mujer de Sunam emigre al país de los filisteos en la costa medi- pide que se consulte a Eliseo, por saber que le habla Yahvé (3,11;
terránea, en donde, por la feracidad del suelo, no serán tan alar- 1 Re 22,7). No dice el texto si aceptó o no Eliseo los presentes que
mantes los efectos del hambre. El número siete tiene valor sim- le hacía el rey, pero es lógico que, como en otra ocasión (5>T6),
bólico, significando aquí que el hambre duraría largo tiempo. Gue- los rehusara.
jazi, aunque leproso (5,27), sigue en compañía de Eliseo. En ausen- Jazael habló a Eliseo en nombre del rey, que, por sentimientos
cia de la sunamita, los vecinos habíanse apoderado de sus bienes. de veneración, se declara hijo (6,21) sumiso del profeta. A su pre-
Parece que en estos años de hambre murió su marido, ya viejo gunta responde Eliseo que la enfermedad del rey no es de muerte
(4,14); al menos no se habla más de él. La mujer se presentó de- y que, por tanto, de no existir otra circunstancia que amenazara
lante del rey en una coyuntura providencial. No sabemos si el rey su vida, curaría de esta enfermedad. Eliseo asegura que el rey
se movió por benevolencia o justicia al determinar que se devol- curará de la dolencia que le aqueja; pero, atendiendo a su inmi-
vieran a la mujer todos los bienes «desde el día en que dejó la tierra nente asesinato por parte de Jazael, añade: «pero Yahvé me ha
hasta hoy». revelado que morirás». De estas palabras no cabe deducir que el
¿Quién es este rey que tanto interés manifiesta por los mila- profeta insinuara a Jazael la conveniencia de asesinar al rey, sino
gros de Eliseo? ¿Había éste muerto al regresar la sunami'a a su más bien que Dios había dado a conocer a Eliseo los planes que
tierra? Difíc'l es contestar a tales preguntas. Jazael había concebido para liquidar a su amo. El profeta no le
incita al asesinato; únicamente no se opone a los designios que
Eliseo, en Damasco (8,7-15) Dios tenía sobre Jazael, al que escogía como instrumento para
azotar al pueblo de Israel en castigo de sus pecados. Que Jazael
7
Fue Eliseo a Damasco. Estaba enfermo Ben Hadad, rey tuviera de antemano ultimados sus planes sobre el monarca lo
8
de Siria, y le avisaron, diciendo: «Está aquí el hombre de Dios». demuestra el hecho de enrojecer al lijar Eliseo en estado extático
El rey dijo a Jazael: «Toma contigo un presente y vete a ver sus ojos sobre su rostro. Eliseo no solamente estaba enterado de
al hombre de Dios, y consulta por mí a Yahvé si curaré de esta los planes del asesinato de Ben Hadad, sino que conocía los males
enfermedad». 9 Fue Jazael a su encuentro, llevando consigo un
presente, todo lo mejor que había en Damasco, la carga de cua- que la actuación de Jazael acarrearía a Israel. También pudo Eliseo
renta camellos. Llegado, se presentó a él y le dijo: «Tu hijo Ben evitar estos males, o dar al menos al ambicioso general una grave
Hadad, rey de Siria, me manda a ti para preguntarte: ¿Curaré reprimenda; pero se limita a anunciarle que todos los actos de su
de esta enfermedad?» 10 Eliseo le respondió: «Ve ny dile: Tú vida los tiene Dios anotados en sus registros. Jazael expresa su
curarías, pero Yahvé me ha revelado que morirás». El hom- dependencia y pequenez frente a un profeta de Yahvé (1 Sam 24,15;
bre de Dios puso sus ojos sobre Jazael 12 y los fijó en él hasta 2 Sam 9,8; 16,9), diciendo: « ¿No es tu siervo un perro, para que mi
hacerle enrojecer; luego se puso a llorar. El le preguntó: «¿Por señor se haya acordado de su siervo?», frase que se halla asimismo
qué llora mi señor?» Y Eliseo le respondió: «Porque sé el mal
que vas a hacer a los hijos de Israel: incendiarás sus ciudades en una de las cartas de Laquis 1.
fuertes, pasarás a cuchillo a sus mancebos, estrellarás a sus ni- Al día siguiente expiraba Ben Hadad. El texto sagrado ha ten-
ños y abrirás el seno a sus preñadas». 13 Y Jazael dijo: «Pues dido un velo misterioso sobre las circunstancias de su muerte,
¿qué es tu siervo, este perro, para hacer tan grandes cosas?» quizá para quitar toda sospecha de que Eliseo cooperó a ella. Se
Y Eliseo respondió: «Yahvé me ha revelado que serás rey de
Siria». 14 Jazael dejó a Eliseo y volvió a su señor, que le pregun- 1 A. VACCARI, La Lettere di Lachis: B 20 (1939) 184. Trátase de 65 fragmentos de cerámica
tó: «¿Qué te ha dicho Eliseo?» Y él respondió: «Me ha dicho: escrita descubiertos en 1910. Tienen más valor epigráfico que histórico.
516 2 Reyes 8 2 Reyes 9 517
Omite el sujeto de la frase, no sabiendo a punto fijo si se trata de siguiente manera: Joram, al frente de un ejército de a pie, caba-
un suicidio o de un asesinato por parte de Jazael. El término he- llería y carros de combate, marchó contra Edom para castigar los
braico makber se traduce comúnmente por manta, colcha de cama.. movimientos de independencia. Llegó a Seír—que algunos iden-
Teniendo presente el contexto anterior, no hay duda de que Jazael tifican con Soar, en la extremidad sur del mar Muerto—, donde
ahogó a Ben Hadad en su lecho. Empapando en agua la colcha, la fue cercado por carros de combate, logrando, sin embargo, abrirse
aplicó al rostro del rey hasta que murió asfixiado. Creen otios que una brecha y huir. Pero el pueblo, al verse asaltado por el enemigo,
empleó Jazael el mosquitero (Jdt 10,21) para perpetrar su crimen. huyó a la desbandada hacia Judá (a sus tiendas; 1 Sam 4,10; 2 Sam 18,
En la inscripción de Salmanasar III se dice sobre la descendencia I
7»' I9.9)- La pérdida de Edom repercutió desfavorablemente en el
de Ben Hadad: «Hadadidri murió; Hazailu, hijo de nadie, tomó
prestigio comercial de Judá, por cuanto se le cortaba el camino que
posesión del trono» (PRITCHARD, 280). Hadadidri o Hadadézer de
conducía a las minas de cobre y de hierro y al puerto de Asiongaber.
los documentos asirios es el rey Ben Hadad de la Biblia. Jazael es
llamado «hijo de nadie» por no ser de ascendencia real. Con la pérdida de Edom envalentonóse la confederación arábigo-
filistea (2 Crón 21,16-17), que penetró hasta Jerusalén. Dentro de
este fermento revolucionario cabe señalar la revolución de Libna
Reino de Joram en Judá (8,16-24) (Tell es-Safi), en la Sefela (Jos 10,29-39; I : 2 ,i5). Según 2 Crón 21,
18-20, el pueblo denegó a Joram el honor de una sepultura solemne,
16
El año quinto de Joram, hijo de Ajab, rey de Israel, co- siendo enterrado en la ciudad de David, fuera de la necrópolis real.
menzó a reinar Joram, hijo de Josafat, rey de Judá. 17 Trein-
ta y dos años tenía cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años
en Jerusalén. 18 Marchó por los caminos de los reyes de Israel, Ocozías, rey de Judá (8,25-29)
como había hecho la casa de Ajab, pues tuvo por mujer a una 25
hija de Ajab, e hizo el mal a los ojos de Yahvé. 19 Pero Yahvé El año doce de Joram, hijo de Ajab, rey de Israel, comenzó
no quiso destruir a Judá por amor a David, su siervo, según la a reinar Ocozías, hijo de Joram, rey de Judá. 26 Tenía Ocozías
promesa que le había hecho de darle siempre una lámpara per- veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Je-
petuamente. 20 En su tiempo21se rebeló Edom contra el domi- rusalén. Su madre se llamaba Atalia, hija de Omri, rey de Is-
nio de Judá, y se dio un rey. Joram marchó a Seír con todos rael. 2? Marchó por los caminos de la casa de Ajab e hizo el
sus carros. Una noche arriesgó combate con los edomitas, que mal a los ojos de Yahvé, como la casa de Ajab, con la que es-
le tenían cercado, y le derrotaron juntamente22 con los jefes de taba emparentado. 28 Acompañó a Joram, hijo de Ajab, en la
los carros, y el pueblo huyó a sus tiendas. La rebelión de guerra contra Jazael, rey de Siria, a Ramot Galaad. Los sirios
Edom contra el dominio de Judá dura hasta hoy. Entonces se hirieron a Joram, 2S> y el rey Joram se volvió para hacerse curar
rebeló también Libna. 23 El resto de los hechos de Joram, cuan- en Jezrael de las heridas que los sirios le habían hecho en Ra-
to hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes mot cuando combatía contra Jazael, rey de Siria. Ocozías, hijo
de Judá? 24 Joram se durmió con sus padres y fue sepultado de Joram, rey de Judá, bajó a Jezrael para ver a Joram, hijo de
con ellos en la ciudad de David. Le sucedió su hijo Ocozías. Ajab, que estaba allí herido.
En Judá reinó un monarca, Joram (848-841), homónimo del Desde el punto de vista religioso influyó en él su madre Atalia
colega y contemporáneo suyo Joram (852-841), rey de Israel (1,17; (2 Crón 22,3). Su ascensión al trono efectuóse en un momento de
3,iss). Por influencia de su esposa Atalia introdujo en Judá el culto efervescencia política. Hacía un par de años que en Siria moría
de los baales (2 Crón 21,11). Por este pecado merecía Judá ser asesinado por su favorito Jazael el enérgico rey Ben Hadad II
destruido, pero le perdonó Dios a causa de la promesa hecha a (8,15). Al enterarse Joram (852-841) aprovechó la ocasión para
David de darle una lámpara perpetuamente (1 Re 11,36; 15,4), no apoderarse de Ramot Galaad (1 Re 4,13; 22,3; 2 Re 9,14), lo que
extinguiendo su dinastía. dio origen a la guerra entre Joram y Jazael. El rey de Israel pidió
En su tiempo se independizó Edom, que fue vasallo de Josafat auxilio a su sobrino Ocozías (841), que no SL lo negó. En un en-
(1 Re 22,48; 2 Re 3,9). Desde los tiempos de Adad fue Edom una cuentro bajo los muros de Ramot fue herido el rey de Israel (1 Re 18,
pesadilla para Judá (1 Re 11,17). Sobre la manera como recuperó 45-4 0 ; 2l,iss). Su fiel aliado y pariente, Ocozías, que se hallaba
Edom su independencia no es fácil opinar, por conservarse el texto todavía en Jerusalén, bajó a visitar al rey herido.
en mal estado. El texto hebraico, traducido literalmente, dice:
«Y pasó Joram a Seír (sa'ira), y todos los carros con él. Acon+eció
Un profeta unge a Jehú por rey (9,1-10)
que se levantó él de noche y batió a Edom, que le rodeaba, y a los
1
jefes de los carros, y huyó el pueblo a sus tiendas». Ante este texto Eliseo, profeta, llamó a uno de los hijos de los profetas y le
cabe preguntar: ¿Quién es el vencido y cuál el vencedor? El amor dijo: «Cíñete los lomos, toma esta redoma de óleo y vete a Ra-
sagrado trata de paliar una derrota de tan enormes consecuencias mot Galaad. 2 Cuando llegues, busca a Jehú, hijo de Josafat,
para Judá. Entre líneas cabe leer que los hechos sucedieron de la hijo de Nimsi. Le haces que se levante de entre sus compañe-
ros y le llevas aparte, a una cámara retirada, 3 y, tomando la
518 2 Reyes 9
2 Hoyes 9 519
redoma de óleo, lo derramas sobre su cabeza, diciéndole: «Asi
habla Yahvé: Yo te unjo por rey de Israel». Abres luego la y esto es lo que ha dicho: Así habla Yahvé: Yo te unjo por rey
puerta y huyes sin detenerte». 4 El joven servidor del profeta de Israel». 13 En seguida tomaron todos sus mantos y los pu-
partió para Ramot Galaad; 5 y cuando llegó, estaban los jefes sieron debajo de él en las gradas, y, haciendo sonar las trom-
del ejército reunidos, y dijo: «Jefe, tengo que decirte una cosa». petas, gritaron: «¡Jehú, rey!» 14 Así conspiró Jehú, hijo de Jo-
Jehú le preguntó: «¿A quién de nosotros?» El respondió: «A ti, safat, hijo de Nimsi, contra Joram. Joram defendía con todo
¡ oh jefe!» 6 Levantóse Jehú y entró en casa, y el joven derramó Israel a Ramot Galaad contra Jazael, rey de Siria; 15 pero el
sobre su cabeza la redoma de óleo, diciéndole: «Así habla Yah- rey Joram había tenido que volverse para curarse en Jezrael de
vé, Dios de Israel: Yo te unjo rey de Israel, del pueblo de Yahvé. las heridas que los sirios le habían hecho cuando combatía con-
7
T ú herirás a la casa de Ajab, tu señor, y vengarás en Jezabel tra Jazael, rey de Siria. Jehú dijo: «Pues que lo queréis, sea;
la sangre de mis siervos, los profetas, y la sangre de todos los pero que no salga de la ciudad nadie que pueda llevar la noti-
siervos de Yahvé. 8 Toda la casa de Ajab perecerá; yo extermi- cia a Jezrael». 16 Jehú subió a su carro y partió para Jezrael,
naré a todos cuantos pertenecen a Ajab, al esclavo y al libre de pues Joram estaba allí en cama, y Ocozías, rey de Judá, había
Israel, 9 y haré la casa de Ajab semejante a la casa de Jeroboam, bajado a verle. 17 El centinela que estaba en la torre de Jezrael
hijo de Nabat, y a la casa de Basa, hijo de Ajiya. 10 Los perros vio venir a la tropa de Jehú y dio la noticia: «Veo venir una
comerán a Jezabel en el campo de Jezrael, y no habrá nadie tropa». Joram dijo: «Manda que salga a su encuentro uno de
que le dé sepultura». Después, el hombre abrió la puerta y huyó. a caballo para saber si es de paz». 1S Salió el jinete, se presentó
a Jehú y preguntó: «Así habla el rey: «¿Es la paz?» Jehú res-
El encargo h e c h o a Elias (i R e 19,16) lo cumple p o r o r d e n de pondió: «¿Qué te importa a ti la paz? Vuélvete detrás de mí».
El centinela dio luego el aviso, diciendo: «El mensajero ha lle-
Elíseo u n o de los hijos de los profetas. N o se sabe el p u n t o d e gado hasta ellos, pero no vuelve». 19 Entonces se mandó otro a
partida, p e r o el mensajero recibe la o r d e n de ir a R a m o t Galaad caballo, que, llegado a ellos, preguntó: «Así habla el rey: ¿Hay,
y ungir p o r rey d e Israel al general Jehú, q u e , en ausencia del rey, paz?» Y Jehú respondió: «¿Qué te importa a ti la paz? Vuél-
herido en Jezrael, estaba al frente d e las tropas. El viaje de ida y vete detrás de mí». 20 El centinela volvió a decir: «También
vuelta tenía q u e ser rápido, lo q u e se indica con la frase «cíñete éste ha llegado a ellos y no vuelve; mas, al parecer, por la mar-
los lomos» (4,29) y la advertencia de que, u n a vez c u m p l i d a su cha, el que viene es Jehú, hijo de Nimsi, porque viene con m u -
misión, h u y e r a sin detenerse (v.3.10). cho ímpetu». 21 Entonces Joram dijo: «Engancha»; y engan-
chado que fue su carro, salió Joram, rey de Israel, y Ocozías,
E n Israel reinaba el descontento. E n el ¡nter'or, el excesivo rey de Judá, cada uno en su carro. Salieron al encuentro de
lujo de palacio reclamaba constantemente el a u m e n t o de los i m - Jehú, a quien hallaron en la heredad de Nabot de Jezrael. 2 2 En
puestos. L a c o n d u c t a religiosa d e la corte le restaba la simpatía y cuanto vio Joram a Jehú le preguntó: «¿Hay paz, Jehú?» Y éste
colaboración d e m u c h o s q u e o d i a b a n la importación del culto d e respondió: «¿Qué paz mientras duren las prostituciones de Je-
Baal de Fenicia (1 R e 19,18). A Elíseo poca simpatía le inspiraba zabel, tu madre, y sus muchas hechicerías?» 23 Entonces Jo-
J o r a m (3,13). E n el exterior había p e r d i d o el rey la guerra con los ram, volviendo grupas, huyó y dijo a Ocozías; «¡Traición, O c o -
moabitas (3,27); habíase indispuesto con Jazael en unos m o m e n t o s zías !» 2 4 Pero Jehú tendió su arco e hirió a Joram entre las es-
paldas, saliéndole la flecha por el corazón, y Joram cayó en su
en q u e pesaba sobre a m b o s la amenaza de Asiría. J o r a m era u n carro. 25 Jehú dijo a su oficial Bidcar: «Cógele y tírale en el
rey marioneta, m o v i d o p o r su m a d r e Jezabel. campo de Nabot de Jezrael, pues me acuerdo de que, cuando
El profeta llegó a R a m o t , llamó aparte a Jehú, a q u i e n ungió yo y tú íbamos juntos a caballo detrás de Ajab, su padre, Yahvé
p o r rey, excediéndose acaso el j o v e n profeta en el hablar, al recitar pronunció contra él la sentencia, diciendo: 26 Yo he visto ayer
la amenaza q u e p r o n u n c i ó Elias contra Ajab (1 R e 21,21-23). la sangre de Nabot y de sus hijos, dice Yahvé, y yo te daré su
A Jezabel se la hace responsable de la m u e r t e de los profetas de merecido en esta misma heredad. Cógele, pues, y tírale a ese
Yahvé (1 R e 18,4; 19,10). Pero es posible q u e se le atribuyan m á s campo, según la palabra de Yahvé. 27 Ocozías, rey de Judá,
que vio esto, huyó por el camino de Bet Ganim; pero Jehú le
cosas de las q u e dijo. Según el P . D e Vaux, el autor del libro añadió persiguió, diciendo: «También a él». Y le hirieron en el carro
los oráculos contra Ajab, J e r o b o a m (1 R e 14,10-11) y Basa (1 R e 16, en la subida de Gur, cerca de Jiblcam; él siguió hasta Megid-
3-4). E n el relato primitivo n o figuraba nada de esto; el joven profe- do, pero allí murió. 28 Sus servidores le trasladaron en un carro
ta, obediente a las disposiciones impartidas p o r su maestro, u n g i ó a Jerusalén y le sepultaron en la sepultura de sus padres, en la
a J e h ú p o r rey y m a r c h ó sin proferir palabra alguna. ciudad de David. 29 Ocozías había comenzado a reinar el año
once de Joram, hijo de Ajab. •1(l Jehú entró en Jezrael. Sabién-
dolo Jezabel, se pintó los ojos, se peinó y se puso a mirar a una
Rebelión de Jehú (9,11-37) ventana. 31 Al pasar Jehú por la puerta, le gritó: «¿Le salió
11
Cuando salió Jehú para reunirse con los servidores de su bien la cosa a Zimbri, asesino de su señor?» 32 El alzó el rostro
hacia la ventana y preguntó: «¿Quién eres tú para que quieras
señor, le dijeron éstos: «¿Va todo bien? ¿Por qué ha venido a
contender conmigo?» Entonces miraron por la ventana dos o
ti ese loco?» Jehú respondió: «Seguramente conocéis al hombre
tres eunucos, 33 y él les mandó: «Echadla abajo»; y ellos la echa-
y sabéis lo que m e ha dicho». 12 Ellos respondieron: «No es ron, y su sangre salpicó los muros y los caballos; Jehú la pisoteó
verdad. Explícanos lo que ha dicho». El entonces dijo: «Esto
520 2 Reyes 9 2 Reyes 10 521
34
con sus pies, y después entró, comió, bebió y dijo: «Id a ver d e Elias hablase c u m p l i d o en todos sus pormenores: privación de
a esa maldita y enterradla, q u e al fin es hija de rey». 3S F u e r o n sepultura, d e v o r a d o su cadáver por los perros, a b a n d o n a d o sobre
para enterrarla; p e r o n o hallaron de ella m á s que el cráneo, los el c a m p o y t a n desfigurado que nadie p o d r á decir: Esta es Jezabel
pies y las palmas de las m a n o s . 36 Volvieron a dar cuenta a Jehú,
q u e dijo: «Es la a m e n a z a que había hecho Yahvé por su siervo (1 R e 21,23).
Elias tisbita, diciendo: Los perros c o m e r á n la carne de Jezabel
en el c a m p o de Jezrael, 3"> y el cadáver de Jezabel será c o m o Matanzas de Jehú (10,1-14)
estiércol sobre la superficie del c a m p o , en el c a m p o de Jezrael,
de m o d o q u e nadie p o d r á decir: Esta es Jezabel». 1
H a b í a en Samaría setenta hijos de Ajab, J e h ú escribió car-
tas, q u e m a n d ó a Samaría, a los príncipes de la ciudad. E n ellni
El profeta atrajo la atención d e la oficialidad tanto p o r su con- decía: 2 « E n cuanto recibáis esta carta, pues que tenéis con von-
dición d e profeta extático como p o r su atuendo externo y sus otros a los hijos de vuestro señor y, además, carros y caballón,
modales rústicos, andar alocado y quizá p o r la tonsura q u e llevaba ciudades fortificadas y armas, 3 ved cuál de los hijos de vuestro
(Jer 29,26; O s 9,7). Sin e m b a r g o , todos d e m u e s t r a n su ansia p o r señor queréis mejor y os conviene poner en el trono de su pu-
conocer el p o r q u é de la llegada d e aquel loco. A l enterarse, todos dre, y combatid por la casa de vuestro señor». 4 Ellos se llena-
r o n de m i e d o , y se dijeron: «Dos reyes no han podido resistirU',
reconocieron a J e h ú p o r rey. T o m a r o n i n m e d i a t a m e n t e sus mantos,
¿cómo vamos a resistirle nosotros?» 5 Y el m a y o r d o m o de pala-
q u e extendieron ante J e h ú ( M t 21,8). U n a vez declarado rey, t r a t ó cio, los ancianos y los ayos m a n d a r o n a decir a J e h ú : «Nosotros
J e h ú (841-814) de deshacerse c u a n t o antes del i m p o p u l a r J o r a m . somos servidores tuyos y haremos cuanto t ú nos digas. N o ele-
Prohibió q u e nadie se adelantara a anunciarle lo sucedido. A c o m - giremos a ninguno por rey. H a z tú lo que bien te parezca».
6
p a ñ a d o de u n g r u p o de soldados y de su ayudante Bidcar (v.25), Entonces les escribió Jehú una segunda carta, en q u e les de-
m o n t ó en su carro y se dirigió a Jezrael, d o n d e hallábanse los reyes cía: «Si estáis p o r m í y dispuestos a obedecerme, t o m a d las ca-
d e Israel y de J u d á . D e s d e lejos apercibió su llegada el centinela. bezas de esos h o m b r e s , hijos de vuestro señor, y venid a m í
A los dos reyes no les pareció d e b u e n augurio la llegada i n t e m p e s - m a ñ a n a a estas horas a Jezrael». 7 C u a n d o éstos recibieron la
tiva del general del ejército, p o r lo q u e decidieron enganchar sus carta, cogieron a los hijos del rey, setenta h o m b r e s ; los dego-
llaron y pusieron sus cabezas en canastillas, y se las m a n d a r o n
carros y salirle al e n c u e n t r o , alcanzándolo en la heredad de N a b o t
a J e h ú a Jezrael. 8 Vino uno a informarle, diciendo: « H a n traído
d e Jezrael. J o r a m creía ver en t o d o ello u n revés militar en R a m o t las cabezas de los hijos del rey»; y él dijo: «Ponedlas en dos
Galaad, n o una rebelión. El c h o q u e e n t r e los reyes y Jehú fue vio- m o n t o n e s a la entrada de la puerta hasta m a ñ a n a » . 9 P o r la
lento. Sin apearse del carro disparó J e h ú u n a flecha contra J o r a m , m a ñ a n a salió, y, presentándose ante el pueblo todo, dijo: «Vos-
atravesándole el corazón. Su cadáver fue arrojado en el c a m p o d e otros sois justos. Yo he conspirado contra m i señor y le he dado
N a b o t , la inocente víctima d e Ajab (1 R e 21,1-29). Ocozías p u d o m u e r t e . P e r o ¿quién ha matado a todos éstos ? 10 Sabed, pues,
h u i r p o r el camino de Bet H a g a n en las cercanías de E n g a n n i m , q u e n o caerá p o r tierra ni una de las palabras q u e Yahvé ha
el actual Djenin (Jos 19,21; 21,29), p e r o le persiguió Jehú, hirién- p r o n u n c i a d o contra la casa de Ajab. Yahvé c u m p l e lo que de-
dole al llegar a la subida de G u r , cerca de Jibleam (Jos 17,11; claró p o r medio de su siervo Elias». 11 Y Jehú m a t ó a todos
cuantos de la casa de Ajab quedaban en Jezrael, a todos sus
J u e 1,27), hoy tell Belameh, al mediodía d e Djenin, arrastrándose parientes, a sus familias y a sus sacerdotes, sin dejar escapar a
hasta M e g i d d o (tell el-Musellim), d o n d e m u r i ó exangüe. N u m e r o - u n o solo. !2 Después se levantó para ir a Samaría, y, llegado
sos príncipes y altos funcionarios d e J u d á fueron asesinados en a u n albergue de pastores que había en el camino, 13 encontró
Bed E q u e d , llanura de Beit Q a d , cerca d e Djenin (10,12-14). L a a los h e r m a n o s de Ocozías, rey de Judá, y les p r e g u n t ó : «¿Quié-
m i s m a suerte corrió la familia real. nes sois vosotros?» Y ellos le dijeron: «Somos los h e r m a n o s de
Ocozías, que h e m o s venido a saludar a los hijos del rey y a los
Al entrar Jehú en Jezrael divisó a la impía Jezabel apoyada en hijos d e la reina». 1 4 J e h ú dijo: «Cogedlos vivos». Cogiéronlos
el alféizar de una ventana de palacio. Jezabel alude al reinado vivos y los degollaron, e n n ú m e r o de cuarenta y dos, e n la cis-
efímero de Zimbri (siete días), asesino de Ela (1 R e 16,15-18). M u r i ó t e r n a del albergue. Jehú no dejó escapar ni a u n o solo.
Jezabel en u n charco d e sangre, pisoteada p o r los caballos de la
comitiva d e Jehú. Dice el texto q u e J e h ú «la pisoteó con sus pies». L o s hijos d e Ajab y de Joram vivían en Samaría. E n cifras
A su cadáver n o se dio sepultura. D e ahí las palabras de J e h ú de r e d o n d a s , se dice q u e eran setenta (Gen 46,27; J u e 8,30; 9,2; 12,14).
q u e «el cadáver de Jezabel será c o m o estiércol sobre el c a m p o de D a d o q u e los reyes disponían de u n n u t r i d o harén, era t a m b i é n
Jezrael». Según Jeremías (8,2; 9,21; 16,4; 25,33), el cadáver sin n u m e r o s o el n ú m e r o d e hijos. Era costumbre e n O r i e n t e exter-
recibir sepultura es c o m o u n estercolero esparcido por el c a m p o . m i n a r a t o d o s los q u e tenían algún derecho al t r o n o , con el fin de
T u v o el rey compasión de la reina y m a n d ó que la enterrasen, n o t e n e r rival alguno q u e hiciera peligrar al nuevo monarca (Jue 9,5;
p o r q u e al fin era hija de rey. A l ir a c u m p l i m e n t a r la o r d e n d e 1 R e 15,29; 16,11). L a carta de Jehú es lo suficientemente expresiva
Jehú, los comisionados n o e n c o n t r a r o n m á s q u e el cráneo, pies y para q u e los destinatarios sepan a q u é atenerse. La situación de
palmas de las manos, lo q u e hizo exclamar a Jehú q u e el oráculo h e c h o es q u e J e h ú ha matado al rey y d e q u e ocupa ahora él el
522 2 Reyes 10
2 Reyes 10 523
trono. Reunidos en consejo el mayordomo de la casa real, el gober-
nador de la ciudad, los ancianos y tutores, decidieron aceptar los en Jerusalén. L a presencia de J o n a d a b en el carro de J e h ú era
dos hechos consumados. Entonces les exigió Jehú la entrega de b u e n cebo para atraerse la colaboración de los adictos al culto de
las cabezas de los hijos y nietos de Ajab. Cumplida la orden, lleva- Yahvé 2.
ron a Jezrael las cabezas de los muertos, que fueron ap'ladas en
dos montones, junto a las puertas de la ciudad. En algunas repre- Degollina de falsos profetas (10,18-28)
sentaciones asirías se ven montones análogos de cabezas de enemi- 18
gos colocadas en la puerta durante la noche 1. Por la mañana acudió Después reunió a todo el pueblo, y le dijo: «Ajab sirvió
Jehú a aquel lugar con el fin de tapar la boca a los amigos de co- poco a Baal; J e h ú le servirá m á s . 19 Llamad, pues, a m í a todos
los profetas de Baal, a todos los sacerdotes, sin que q u e d e ni
mentar desfavorablemente los sucesos de la actualidad. En su alocu- u n o solo, p o r q u e quiero ofrecer a Baal u n gran sacrificio. El
ción quiere probar que la dinastía de Ajab ha desaparecido para q u e falte n o vivirá». Jehú obraba arteramente, para exterminar
siempre y de que tal era la voluntad de Yahvé, de quien Jehú es mero a los servidores de Baal. 20 Dijo, pues: «Promulgad una fiesta
instrumento (i Re 21,19-24). Da garantía al pueblo de que la sangre en honor de Baal». Promulgáronla, 21 enviando mensajeros
derramada no caerá sobre la ciudad, porque no reclamará venganza p o r todo Israel, y llegaron todos los servidores de Baal, sin q u e
(Géna,6; Ex 21,12; Deut 21,1-9). El, con cinismo, únicamente se hace ni uno dejara de venir, y e n t r a r o n en la casa de Baal, q u e se
responsable de la muerte de Joram; el pueblo es inocente; del asesi- llenó de bote en bote. 22 J e h ú dijo al que estaba al cuidado del
vestuario: «Saca vestiduras para todos los siervos de Baal». El
nato de los hijos del rey no sabe él nada. ¿Quién los ha matado? las sacó, 23 y fue Jehú con J o n a d a b a la casa de Baal, y dijo a
También a los familiares del rey de Judá llegó el castigo. Iba los servidores de Baal: «Mirad y ved si por acaso hay aquí entre
de Jezrael a Samaría para tomar posesión de la capital, cuando, al vosotros algún servidor de Yahvé o si están sólo los servidores
llegar a Bet Equed, quizá Bed Qpd, cerca de Djenin (9,27), encontró de Baal». 2 4 Y entró Jehú para ofrecer sacrificios y holocaustos.
a una numerosa parentela de Ocozías (2 Crón 22,8) que se dirigía H a b í a apostado fuera a ochenta h o m b r e s , diciéndoles: «Cual-
a Jezrael para saludar a la familia real de Israel. Es muy probable quiera q u e dejare escapar a alguno de estos que yo pongo en
que esta ncticia esté fuera de lugar, ya que, habiendo rebasado ellos vuestras manos, m e responderá de su vida con la suya». 25 C u a n -
do h u b o acabado de preparar los sacrificios y holocaustos, J e h ú
la ciudad de Samaria, podían en el camino haberse enterado de dijo a los de su guardia y a los oficiales: «Entrad y matadlos,
los acontecimientos. Por razón de este parentesco se deshace tam- sin que ni uno quede». Los de la guardia y los oficiales pasá-
bién Jehú de los posibles pretendientes al trono de Israel de parte ronlos a todos a cuchillo. P e n e t r a r o n luego en el t e m p l o de
de Ocozías. Baal, 2S sacaron fuera el altar de Baal y lo quemaron. 2 7 Des-
trozaron los cipos de Baal, y derribando el templo, hicieron de
él u n a cloaca, que todavía subsiste hoy. 28 Así exterminó J e h ú
Encuentro con Jonadab (10,15-17) a Baal de en medio de Israel.
15
Partido de allí, encontró a Jonadab, hijo de Recab, que A p a r t e del trato de favor con q u e distinguió a Jonadab, J e h ú
venía a su encuentro; le saludó y le dijo: «¿Es sincero conmigo n o había dejado traslucir claramente cuál sería su conducta reli-
tu corazón, como lo es el mío contigo?» Y Jonadab le respon- giosa. P o r lo m i s m o p u d o valerse d e u n a estratagema para acabar
dió: «Sincero». «Si es así—replicó Jehú—, dame la mano». Jo-
nadab le dio la mano, y Jehú le hizo subir a su carro junto a él, con los profetas del dios fenicio, cuyo culto oficial introdujo Ajab
16
y dijo: «Ven conmigo, y verás mi celo por Yahvé». Llevólo, p o r instigación de Jezabel (1 Re 16,31; 18,26; 19,18; 22,54). El
pues, en su carro; 17 y cuando llegó a Samaria, mató a cuantos lugar d e reunión fue el templo q u e Ajab había hecho levantar a
de Ajab quedaban en Samaria, exterminándolos del todo, se- Baal (1 R e 16,32). Según Lagrange -\ la costumbre de cambiar d e
gún la palabra que Yahvé había dicho a Elias. vestido para t o m a r parte en el culto es muy antigua ( G e n 35,2),
hallándose atestiguada entre los fenicios y árabes paganos. L a causa
Jonadab pertenece a la secta de los recabitas (1 Crón 2,55); de este cambio de vestido debe buscarse quizá en la creencia de
fundador de la misma, según Jeremías (35,6). Yahvistas fervientes, q u e el vestido del q u e está en el lugar santo es sagrado y n o p u e d e
veían con malos ojos la vida sedentaria de los hebreos, viviendo en utilizarse para la vida c o m ú n o profana. E s problemático q u e J o n a -
ciudades, cultivando campos y construyendo edificios. Según el dab, ferviente yahvista, entrara en el templo pagano; quizá u n
texto de Jeremías (35,1-11), a los recab'tas les estaba totalmente escriba introdujo en el texto este detalle. ¿Ofreció Jehú el h o l o -
prohibido beber vino, construir casas, sembrar los campos, plantar causto? El texto puede entenderse en el sentido de que él t o m ó
y poseer viñas. Durante toda su vida debían vivir en tiendas, «con p a r t e ú n i c a m e n t e en la preparación del holocausto. Llegado el
tal de vivir muchos años en la tierra en la que eran peregrinos».
2
Al llegar Nabucodonosor a Palestina, los recabitas refugiáronse L . GAUTIER, A propos des Rékabites: «Etudes sur la Religión d'Israel» (Lausana 1927)
104-129; P . HUMBERT, Osee le prophéte bédouin: «Revue d'Histoire et de Philosophie Reli-
gieuse», 1 (1921) 97-118; S. NYSTROM, Beduinentum und Yahvismus (Lund 1946); N E H E R ,
1
PARROT, Ninive et VAnden Testament p.48-49. Amos. Contribution á Vétude du prophétisme (París 1950) 173-186.
3
Etudes sur les Religions Sémitiques (París 1905) 149-
524 2 Reyes 10
2 Reyes 11 525
m o m e n t o del ofrecimiento de las víctimas, confió la tarea de su
contra el rey asirio. «Yo—dice Salmanasar en su p r i s m a — l u c h é
sacrificio a los sacerdotes de Baal, en t a n t o q u e él salía del santuario
c o n t r a él, t o m é sus ciudades fortificadas; él, para salvar su vida,
p o r u n a p u e r t a lateral. T e r m i n a d a la matanza, los oficiales d e s t r u -
h u y ó . L e perseguí hasta Damasco, capital del reino». El año 842
yeron los masseboth (i R e 14,23), r o m p i e r o n las estatuas de Baal y
Salmanasar trabó batalla con Jazael en el monte Senir (Sa-ni-ru),
demolieron su t e m p l o , cuyo lugar fue dedicado en adelante a ver-
tedero. e n el Antilíbano, en la que el rey de Damasco perdió mil ciento
v e i n t i ú n carros y cuatrocientos setenta caballos. Encerrado en D a -
m a s c o , defendióse con éxito, en t a n t o q u e Salmanasar recorría y
Castigo de Jehú (10,29-36) d e v a s t a b a el territorio hasta el H a u r á n (PRITCHARD, 28o) 4 .
29
Sin e m b a r g o , tanto esta vez como en otra más tarde t u v o Sal-
C o n todo, n o se apartó J e h ú de los pecados con que Jero- m a n a s a r q u e retirarse sin haber doblegado al enérgico y hábil
b o a m , hijo de Nabat, hizo pecar a Israel, y dejó en pie los bece- Jazael. Para colmo de sus males, el rey asirio viose constreñido
rros de oro que había en Betel y D a n . 30 Yahvé dijo a J e h ú :
«Por h a b e r hecho lo que es recto a mis ojos, haciendo desapa- hacia el año 839 a huir precipitadamente a su tierra, en d o n d e su
recer a la casa de Ajab, conforme a m i voluntad, tus hijos se hijo Assur-danin-apal habíase rebelado contra él; murió cercado
sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación. 31 P e r o e n Kalah. J e h ú encontrábase de n u e v o solo ante el temible Jazael.
J e h ú n o se cuidó de andar con todo su corazón en la L e y de G o m o dice el texto, apoderóse éste de las tierras del oriente del
Yahvé, Dios de Israel, ni se apartó de los pecados con que Je- Jordán.
r o b o a m había hecho pecar a Israel. 32 E n aquellos días c o m e n -
zó Yahvé a cercenar el territorio de Israel, y los hirió Jazael en
toda la frontera de Israel, 33 desde el J o r d á n , a oriente, toda la
Atalía, reina de Judá (11,1-20)
tierra de Galaad, de G a d , de R u b é n y de Manases, desde 1 Atalía, m a d r e de Ocozías, viendo que había m u e r t o su hijo,
Aroer, que está junto al torrente del A r n ó n , hasta Galaad y levantóse y exterminó a toda la descendencia real. 2 P e r o Jo-
Basan. 34 El resto de los hechos de Jehú, cuanto hizo, sus ha- saba, hija del rey J o r a m y h e r m a n a de Ocozías, cogió a Joás,
zañas, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de hijo de Ocozías, y le sacó furtivamente de entre los hijos del
Israel? 35 J e h ú se d u r m i ó con sus padres, y fue sepultado en rey cuando los estaban asesinando, ocultándole de Atalía, a él
Samaría. L e sucedió Joacaz, su hijo. 36 H a b í a reinado J e h ú y a su nodriza, en la cámara-dormitorio, y así pudo aquél esca-
veintiocho años sobre Israel en Samaría. p a r a la m u e r t e . 3 Seis años estuvo oculto con Josaba en la casa
d e Yahvé, y entre tanto reinó Atalía en la tierra. 4 El año sép-
A pesar de su c a m p a ñ a contra el culto d e los baales, J e h ú n o d e s - t i m o , Joyada m a n d ó a llamar a los centuriones de los cereteos
t r u y ó los becerros de oro q u e p u s o J e r o b o a m en Betel y D a n (1 R e 12, y la guardia y los introdujo en la casa de Yahvé. H i z o pacto
28-32). E n premio d e su celo religioso ocupará su descendencia el c o n ellos, juramentándolos en la casa de Yahvé, y les m o s t r ó
t r o n o d e Israel hasta la cuarta generación. Su dinastía d u r ó desde 841 el hijo del rey, 5 dándoles esta orden: «He aquí lo que habéis
hasta 743 antes de Cristo. ¿Aprobó Dios las matanzas de J e h ú ? d e hacer: 6 L a tercera parte de vosotros, que monta la guardia
e n el palacio real, 7 más las otras dos partes de vosotros, q u e
Para j u z g a r su conducta d e b e n tenerse presentes los siguientes p u n - m o n t a n la guardia en el t e m p l o de Yahvé, 8 C on las a r m a s en
tos: 1) L a imperfección moral en la antigua economía. J e h ú com- la m a n o , formaréis en torno del rey y mataréis a cualquiera
portóse c o m o solían hacerlo los soberanos de aquel t i e m p o . Dios, que pretenda penetrar en las filas. Estaréis junto al rey d o n d e -
q u e previo la conducta de J e h ú , sirvióse de la misma, dejando q u e quiera que vaya». ' C u m p l i e r o n los capitanes las órdenes que
las causas segundas siguieran su camino, para castigar los pecados les había dado el sacerdote Joyada. 10 T o m ó cada uno sus gen-
d e Ajab. 2) J e h ú se excedió en su cometido, d e r r a m a n d o m á s tes, las que hacían el servicio el sábado, y se fueron al sacerdote
sangre d e la q u e convenía. Joyada. Este les entregó las lanzas y los escudos del rey David,
que se hallaban en la casa de Yahvé, l l y cuando los soldados
M a y o r castigo le esperaba a J e h ú d e s d e el exterior. E n t e r a d o de la guardia, todos con las a r m a s en la mano, desplegaron des-
Jazael d e la situación interna d e Israel, atacó de improviso su terri- de el lado sur al lado norte, entre el altar y el templo, 12 sacó al
torio, apoderándose d e toda TransJordania, cumpliéndose con ello rey, púsole la diadema y los brazaletes y le ungió. T o d o s en-
lo d i c h o p o r Elíseo (8,12). C o n el fin d e oponerse a la obra d e Jazael, tonces palmotearon y gritaron: «¡Viva el rey!» 13 C u a n d o oyó
buscó J e h ú la protección de Salmanasar III, al q u e envió u n t r i b u t o Atalía el estrépito del pueblo, se vino a donde estaba la gente
p a r a ganarlo a su causa. E n el p r i s m a d e Salmanasar aparece J e h ú reunida en la casa de Yahvé 14 y miró. Y estaba el rey sobre el
p o s t r a d o a n t e el rey asirio. Dícese allí q u e el rey asirio recibía t r i b u t o estrado, según costumbre, y cerca de él los jefes y las t r o m p e -
tas, y todo el pueblo daba muestras de gran júbilo, mientras
d e T i r o y Sidón y d e «Ya-ú-a, hijo d e Hu-um-rh (PRITCHARD, 281), sonaban las trompetas. Atalía rasgó sus vestiduras y c l a m ó :
esto es, d e Jehú, d e la casa de O m r i (1 R e 16,27). Pero era u n
enemigo demasiado p o t e n t e Jazael p a r a q u e Salmanasar le r e d u - 4
En el obelisco negro de Salmanasar III, encontrado en 1846 en el palacio de Kalakh,
jera a silencio. E n efecto, s e g ú n el p r i s m a d e Salmanasar, Jazael, se habla del tributo de Jehú, hijo de Omri. «Me entregó plata, oro, una taza de oro, un vaso
de oro, cubiletes de oro, objetos de oro, de estaño, el cetro de un rey y los puruthu de madera»
«hijo d e nadie», ocupó el reino y r e u n i ó u n g r a n ejército para luchar (PRITCHARD, 281).
526 2 Reyes 11 2 Reyes 12 527
ls
«¡ Traición! ¡ Traición!» Entonces el sacerdote Joyada dio. Terminada la ceremonia, todos los asistentes prorrumpieron
orden a los capitanes, que estaban a la cabeza de las tropas:: en aclamaciones al nuevo monarca. Atalía acudió al lugar 1 leí tu-
«Sacadla de las filas y matad a quienquiera que la siga». Pues multo; al penetrar en el templo pudo ver a Joás colocado sobre un
el sacerdote había dicho; «Que no la maten en la casa de Yah- estrado (ammud) para que el pueblo le pudiera contemplai (23,3;
vé». 16 Pusieron sobre ella las manos, y cuando llegó al palacio 2 Crón 23,13). El sumo sacerdote dio orden a la guardia ile que
real, por la puerta de los caballos, allí la mataron, n Joyada in-
tervino en la alianza que con Yahvé hicieron el rey y el pueblo,, mataran a la reina fuera del templo para no contaminarlo. De
de ser el pueblo de Yahvé. 18 Todo el pueblo penetró en el tem- regreso a palacio, al llegar a la puerta de los caballos, al sudeste
plo de Baal y lo demolió, destruyendo del todo su altar y sus del templo (Jer 31,40; Neh 3,28), cayó asesinada.
estatuas; y al sacerdote de Baal, Matan, le dieron muerte de- El rey de Israel debía ser un monarca teocrático. En los comien-
lante del altar. 19 Después, dejando una guardia en el templo zos del reinado del joven monarca se renovó la alianza entre Yahvé,
de Yahvé, tomó a los jefes de los cereteos y a los guardias y a el rey y el pueblo del Señor (Ex 19,5-6). Para renovar este pacto
todo el pueblo, y llevaron al rey desde el templo de Yahvé al era totalmente imprescindible destruir el templo de Baal existente
palacio real, donde entró por la puerta de la guardia. Sentóse
allí sobre el trono real, 20 y todo el pueblo estaba lleno de ale- en Jerusalén, como hizo Jehú con el de Samaría (10,26-27); hacer
gría, y la ciudad se quedó tranquila. Atalía había sido muerta desaparecer su altar y estatuas. Matan, el sacerdote de Baal al ser-
en el palacio real. vicio del santuario, fue asesinado ante el altar de su dios.
En el v.20 se deja también traslucir la idea de que el nuevo rey
Con la muerte de su hijo Ocozías, Atalía, la reina madre, pudo fue entronizado con el apoyo de las gentes de provincia, mientras
satisfacer sus ansias de mando. De la familia de Ajab no dudó que los de la capital mostrábanse partidarios de Atalía. Había ésta
ella en matar a todos los miembros de la familia real, incluidos sus imitado el ejemplo de Jezabel, introduciendo en el reino de Judá
hijos, para ocupar tranquilamente el trono. Su reino duró los el culto de Baal; pero no estaba dispuesto el pueblo de Judá a reci-
años 841-835. Faltó poco para que aniquilara a toda la descendencia bir en dosis masivas esta irrupción de los cultos de los baales y
davídica, diezmada ya anteriormente (2 Crón 21,17; 2 Re 10,12-14). astartés 1.
Pero Josaba, que, según 2 Crón 22,11, era la mujer del sumo sacer-
dote Joyada e hijastra de Atalía (2 Crón 22,11), ocultó a Joás, hijo de
Ocozías, en la cámara dormitorio. Esta noticia supone que junto al Joás y el templo (12,1-17)
templo existían habitaciones para los sacerdotes. El año séptimo 1 Tenía Joás siete años cuando comenzó a reinar. 2 Comenzó
decidió el sumo sacerdote sacar al niño de su escondite y procla- a reinar Joás el séptimo año de Jehú, y reinó cuarenta años en
marlo rey en lugar de Atalía. A este fin preparó una amplia conjura. Jerusalén. Su madre se llamaba Sibia, de Berseba. 3 Hizo Joás
Según 2 Crón 23,2, el sumo pontífice contó con el apoyo de los lo que era recto a los ojos4 de Yahvé todo el tiempo que le diri-
levitas y del pueblo procedente de provincias; según nuestro texto, gió el sacerdote Joyada; pero no desaparecieron los altos, y
la acción fue apoyada principalmente por tropas mercenarias y seguía
5
el pueblo sacrificando y quemando perfumes en ellos.
laicos. Aun en nuestro mismo texto cabe vislumbrar dos relatos Joás dijo a los sacerdotes: «Todo el dinero que como ofrenda
combinados. Según v.i-i2.i8b-20, la entronización de Joás fue obra sagrada ha entrado en el templo de Yahvé, el dinero del rescate
del sumo sacerdote, apoyado por la guardia real; en los v. 13-18a se de personas según estimación y el que voluntariamente se ofre-
ce a la casa de Yahvé, 6 tómenlo los sacerdotes y empléenlo en
sugiere, en cambio, que un movimiento popular derrocó a Atalía. reparar la casa de Yahvé, en todo lo que necesite reparación».
Los cereteos, o carios, eran tropas mercenarias procedentes de Caria, 7
Pero sucedió que, el año veintitrés del reinado de Joás, los
pueblo del Asia Menor. Algunos autores creen que eran los guardias sacerdotes no habían hecho las reparaciones necesarias en la
del mercado real, basados en la analogía del nombre con la palabra casa. 8 Llamó entonces el rey al sacerdote Joyada y a los otros
asiria karu, mercado. El día fijado para dar el golpe era un sábado, sacerdotes y les dijo: «¿Por qué no habéis reparado lo que ha-
día en que el cambio de guardia no hacía sospechar ningún complot bía que reparar en la casa? En adelante no seréis vosotros los
militar (1 Crón 9,25). que dispongáis del dinero del pueblo, sino que lo entregaréis
para que se haga la reparación de la casa». 9 Los sacerdotes
Formada la tropa en el atrio, de cara al altar de los holocaustos, asintieron a no ser ellos los que recogieran el dinero del pueblo
el sacerdote Joyada sacó al niño, púsole la diadema y los brazaletes para hacer las reparaciones de la casa. 10 Entonces el sacerdote
(2 Sam 1,10) y le ungió por rey. En el texto hebraico, versiones y Joyada tomó un cofre, hizo en su tapa un agujero y lo puso al
lugar paralelo de 2 Crón 23,11, en vez de brazaletes (hase adoth), lado del altar, a la derecha, en el paso para la entrada en la casa
se lee: ha eduth = testimonio, ley. Pero este uso de entregar al de Yahvé. Los sacerdotes de guardia metían allí todo el dinero
nuevo rey el rollo de la Ley no es atestiguado por ningún otro texto. que se traía a la casa de Yahvé; n y cuando se veía que en el
Por esto mismo, muchos autores católicos (LANDERSDORFER, D E cofre había bastante dinero, subía el secretario del rey con el
gran sacerdote y contaban el dinero que había en la casa de
VAUX, VACCARI, GAROFALO) cambian el texto leyendo brazaletes
allí donde el texto masorético dice testimonio, ley. 1
P. LEMAIRE, Crise et efrondement de la monarchie davidique: RB 45 (1936) 161 183).
528 2 Reyes 12 2 Reyt! 13 529
sinos, según lo q u e está escrito en el libro de la L e y de Moisés, lugar q u e se hizo famoso más tarde con el nombre de Petra, capital
•donde m a n d a Yahvé: «No se h a r á m o r i r a los padres p o r los del reino de los nabateos, entre el golfo de Aqaba y el mar M u e r t o , ;i
hijos ni se hará m o r i r a los hijos p o r los padres, sino que se h a r á la q u e i m p u s o el n o m b r e de Yoctel (Jos 15,38), imitando la antigua
m o r i r a cada u n o p o r su pecado». 7 Batió a diez mil edomitas c o s t u m b r e de dar otro n o m b r e a la ciudad conquistada. Vencido en
en el valle de la Sal. Conquistó en la guerra Sela, y la llamó Bet Shemes (1 R e 4,9) y prisionero de Joás, Amasias contempló
Joctel, n o m b r e q u e conserva hoy todavía. 8 Entonces m a n d ó
cómo el vencedor p e n e t r a b a en su capital, ab- ía una brecha en las
Amasias mensajeros a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de
Israel, p a r a decirle: «Ven q u e nos veamos las caras». 9 Joás, murallas d e s d e el centro de la muralla septentrional hasta el ángulo
rey de Israel, hizo decir a Amasias: «El cardo del Líbano m a n - noroeste ( N e h 8,16; Jer 31,38). L a brecha fue aproximadamente de
d ó a decir al cedro del L í b a n o : D a m e tu hija p o r mujer para doscientos m e t r o s . L o s v.15-16 d e b e n colocarse después de 13,25.
m i hijo. Las fieras del L í b a n o pasaron y pisotearon el cardo. El desastre nacional, seguido de la humillación de ver a u n rey de
10
T ú has batido a los edomitas, y tu corazón se ha envanecido. Israel en el recinto de Jerusalén, dueño y señor de Judá, crearon
G o z a tu gloria y quédate en casa. ¿Para qué m e t e r t e en u n a u n a atmósfera enrarecida en torno a la persona de Amasias, hasta
e m p r e s a desafortunada, q u e será tu ruina y la de Judá?» 11 P e r o
q u e u n m o v i m i e n t o popular le obligó a huir a Laquis (Tell el-Du-
Amasias n o le escuchó, y Joás, rey de Israel, subió y se vieron
las caras él y Amasias, rey de Judá, en Betsamés, que está en weir), d o n d e , alcanzado por la gente armada, fue asesinado. E n
J u d á . l 2 J u d á fue batido p o r Israel, y cada u n o huyó a su tienda, 2 C r ó n 25,i4ss se achaca la derrota de Amasias en Bet Shemes al
13
Joás, rey de Israel, cogió prisionero en Betsamés a Amasias, culto q u e rindió el rey a los ídolos capturados en Edom.
rey de J u d á , hijo de Joás, hijo de Ocozías, y vino a Jerusalén
<e hizo u n a brecha de cuatrocientos codos en la muralla de Je-
rusalén, desde la puerta de Efraím hasta la puerta de la Esqui- Jeroboam, rey de Israel (14,23-29)
na. 14 Se a p o d e r ó de todo el oro y plata y de los vasos que había
23
en la casa de Yahvé y en el tesoro del palacio real, y, t o m a n d o El año quince de Amasias, hijo de Joás, rey de Judá, co-
rehenes, retornó con ellos a Samaría. 15 El resto de los hechos m e n z ó a reinar sobre Israel en Samaría Jeroboam, hijo de Joás,
de Joás, cuanto hizo, sus hazañas y la guerra q u e hizo a A m a - rey de Israel, y reinó cuarenta y u n años. 24 Hizo el m a l a los
sias, rey de Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de ojos de Yahvé. No se apartó de ninguno de los pecados de Je-
ios reyes de Israel? l 6 Joás se d u r m i ó con sus padres, y fue se- r o b o a m , hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel. 2 5 R e -
pultado en Samaría con los reyes de Israel. L e sucedió Jero- cobró el territorio de Israel, desde la entrada de Jamat hasta el
b o a m , su hijo. 17 Amasias, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quin- m a r del Araba, según la palabra que había dicho Yahvé, Dios
ce años después de la m u e r t e de Joás, hijo de Joacaz, rey de de Israel, p o r medio de su siervo Jonás, profeta, hijo de Amitai,
Israel. 18 E l resto de los hechos de Amasias, ¿no está escrito en de G a t Jefer. 2 6 P o r q u e había visto Yahvé la amarga aflicción
el libro de las crónicas de los reyes de J u d á ? 19 Se t r a m ó contra de Israel, a la que todos, esclavos y libres, habían sido reducidos,
él una conjuración en Jerusalén, y h u y ó a Laquis; pero le per- sin que hubiera quien pudiera socorrer a Israel. 27 No había
siguieron hasta Laquis, y allí le dieron m u e r t e . 2 0 L e trajeron resuelto Yahvé todavía raer el n o m b r e de Israel de debajo del
en caballos, y fue sepultado en Jerusalén con sus padres, en la cielo, y le libró p o r medio de Jeroboam, hijo de Joás. 28 El resto
ciudad de D a v i d . 2 1 T o d o el pueblo de J u d á t o m ó a Azarías, de los hechos de Jeroboam, cuanto hizo, sus hazañas en la gue-
hijo de Amasias, y le puso sobre el trono, a la edad de dieciséis rra y c ó m o restituyó al dominio de Israel Damasco y J a m a t ,
años, en lugar de Amasias, su p a d r e . 2 2 Azarías reedificó a Elat ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
29
y la restituyó al dominio de Judá, después de dormirse el rey J e r o b o a m se d u r m i ó con sus padres, los reyes de Israel, y le
con sus padres. sucedió Zacarías, su hijo.
D e los p r i m e r o s actos de su reinado (796-781) fue dar m u e r t e a Pocas líneas dedica el texto sagrado a Jeroboam II (783-743), a
los asesinos d e su p a d r e , Joás (12,21-22); pero, dado q u e las cir- pesar de conceptuarse como el más grande de los reyes de Israel.
cunstancias d e política interior aconsejaban el apaciguamiento, n o Para enjuiciar su reinado deben tenerse en consideración las profe-
hizo m o r i r a los hijos de los asesinos. El autor señala q u e este p r o - cías de A m o s y de Oseas, así como los resultados de las excavacio-
ceder se inspiraba en D e u t 24,16, en cuyo texto se dice q u e la res- nes practicadas en Samaría y M e g i d d o . Vimos (13,4) que algunos
ponsabilidad es individual, doctrina q u e Ezequiel reafirmará (Ez 18, ven en Jeroboam II al libertador prometido a Joacaz ( D E V A U X ) .
2-23). Según la codificación antigua, la familia era solidaria de las P u e d e atribuírsele este calificativo, por cuanto «recobró el territorio
faltas d e su jefe (Jos 7,24; 1 Sam 21,5). de Israel desde la entrada de H a m a t hasta el mar del Araba», es
A consecuencia d e la desastrosa expedición de J o r a m y d e decir, desde el p u n t o indeterminado al sur de Hama, en Siria, hasta
Josafat contra los moabitas (2 R e 3,9-27), emancipáronse los e d o - el m a r M u e r t o (1 R e 8,65; Jos 3,16; 12,3). Según A m o s (6,13),
mitas, c e r r a n d o el paso a J u d á hacia Asiongaber. C o n t a n d o con u n reconquistó TransJordania «hasta el torrente del Araba», quizá el
b u e n ejército y algunos mercenarios d e Efraím, Amasias invadió wadi el-Hesa, al sur del mar M u e r t o (1 C r ó n 5,14-18). Esta g r a n d e
E d o m (2 C r ó n 25,5-12). T r a s d e u n a victoria conseguida en el valle prosperidad se d e b e en gran parte a que el rey de Damasco, B e n
de la Sal (wadi el-Milh), al este de Bersabé, conquistó Sela, la Roca, H a d a d , había sido derrotado por Joás (13,25) y oprimido p o r A d a d *
534 2 Reyes 15 2 Reyes 15 5115
nirari III con un enorme tributo de guerra. Se atribuye el bienestar por lo que, conforme a la costumbre, fue separado de la sociedad,
del reino al cumplimiento de un oráculo dado por un profeta lla- no autorizándosele la entrada en el templo. A pesar de su condiciói 1
mado Jonás, distinto del homónimo del que se conserva un libro, de rey, vivió en su «casa de libertad», dice el texto masorético, qui1
hijo de Amita y oriundo de Gat Jefer, al noroeste del Tabor (Jos riendo con esta expresión aludir al régimen de libertad en que vivían
19,13). Algunos historiadores suponen que Jeroboam se apoderó los leprosos, desconectados y separados de la sociedad. En nombn*
de los reinos de Hamat, al norte de Siria, y de Damasco. de su padre, Jotam se hace cargo de las funciones correspondiente»
al rey.
al m o m e n t o el ejército contra el rey de Israel, al q u e , de paso para superior de la casa de Yahvé, es decir, la puerta alta de Benjamín
el sur, había u s u r p a d o la ciudad fronteriza de A b e l Bet M a a c a (Jer 22,2). Restauró los m u r o s del Ofel, construyó ciudades en
(i R e 15,20), al oeste de D a n . Pero quiso el rey asirio atacar en las m o n t a ñ a s de Judá, torres y fortalezas en los bosques para p r o -
p r i m e r lugar, o contemporáneamente, al principal instigador d e la teger la ganadería. L u c h ó contra los amonitas y los venció, pagán-
liga antiasiria: Damasco. Rasín defendióse valientemente, pero su- dole u n crecido tributo (2 C r ó n 27,1-5). J o t a m no reaccionó ante
c u m b i ó ante las fuerzas atacantes el año 732, siendo ajusticiado. la presión q u e le hacía desde el n o r t e la liga siro-efraimita; c u a n d o
Las tropas asirías devastaron el territorio sirio; centenares de ciu- los reyes de Israel y de D a m a s c o p e n s a b a n en sustituirlo p o r otro,
le sorprendió la m u e r t e .
dades y aldeas fueron incendiadas y arrasadas, y la población, d e -
p o r t a d a a E l a m . D e s d e aquel t i e m p o , Siria convirtióse en u n a p r o -
vincia d e Asiría. Ajaz, rey de Judá (16,1-20)
D e s p u é s de esta acción, o c o n t e m p o r á n e a m e n t e , los soldados 1
asirios invadieron el territorio de Israel, q u e n o opuso mayor re- El año diecisiete de Pecaj, hijo de Romelía, comenzó a rei-
sistencia. D e la corona de Pecaj fueron arrebatados los territorios n a r Ajaz, hijo de Jotam, rey de J u d á ; 2 tenía Ajaz veinte años
cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén.
de Galilea y TransJordania. Se a p o d e r ó Teglatfalasar de Iyyón y No hizo lo recto a los ojos de Yahvé, su Dios, c o m o lo había
A b e l Bet M a a c a (1 R e 15,20), de Janoaj (quizá Yanuk, a diez ki- hecho David, su p a d r e . 3 M a r c h ó p o r el camino de los reyes de
lómetros al este de T i r o ) , de Q u e d e s , o sea, de Cades d e Neftalí Israel, y hasta hizo pasar a su hijo p o r el fuego, según las a b o m i -
(Jos 12,22; 20,7), d e Jasor (1 R e 9,15). L o s hallazgos d e ceniza naciones de las gentes q u e Yahvé había expulsado ante los hijos
y escombros en las excavaciones de Jasor confirman su destrucción de Israel. 4 Ofrecía sacrificios y perfumes en los altos, en los
p o r este t i e m p o . Las t r i b u s de Neftalí y de TransJordania fueron collados y bajo cualquier árbol frondoso. 5 Entonces Rasín, rey
d e p o r t a d a s a Asiría (1 C r ó n 5,26; Is 8,21-9-6). D e l reino de Israel de Siria, y Pecaj, hijo de Romelía, rey de Israel, subieron contra
Jerusalén para atacarla, y sitiaron a Ajaz, pero no pudieron ven-
q u e d ó solamente el tronco; a saber, el macizo central en t o r n o a cerle. 6 E n el m i s m o t i e m p o , el rey de E d o m sometió a Elat al
Samaría. L a derrota creó el malestar interno; cierto Oseas conspiró dominio de E d o m , expulsando de ella a los judíos, y los edo-
contra Pecaj, hijo de Romelía, dándole m u e r t e . E r a el partido mitas se establecieron en Elat, y allí habitan hasta el día de hoy.
7
filoasirio el q u e se impuso esta vez, eligiendo a Oseas, cuya elección Ajaz m a n d ó mensajeros a Teglatfalasar, rey de Asiria, para
confirmó Teglatfalasar, según se d e s p r e n d e de sus palabras: «Del decirle: « T u siervo soy y tu hijo. Sube y líbrame de las m a n o s
país de O m r i (Bit Humria)... t r a n s p o r t é todos sus habitantes, y del rey de Siria y de las del rey de Israel, que se alzan contra
sus posesiones las entregué a Asiría. Ellos derrocaron a su rey mí». 8 Ajaz cogió la plata y el oro que había en la casa de Yahvé
y en el tesoro del palacio del rey y se lo m a n d ó en presente al
Pecaj (Pa-qa-ha) y p u s e en su lugar a Oseas (A-ú-si) en el trono. rey de Asiria. 9 El rey de Asiria le dio oídos, y subió contra D a -
Recibí de ellos diez talentos de oro, mil (?) talentos de plata como masco, la t o m ó y llevó a sus habitantes cautivos a Q u i r , y dio
t r i b u t o , q u e m e llevé a Asiría» 3 . m u e r t e a Rasín. 10 El rey Ajaz fue a D a m a s c o para ver a T e -
glatfalasar, rey de Asiria, y, habiendo visto el altar que había
Jotam, en el trono de Judá (15,32-38) en D a m a s c o , m a n d ó luego al sacerdote Urías el m o d e l o y la
32
forma exacta del altar. n El sacerdote Urías construyó u n o ,
El año segundo d e Pecaj, hijo d e Romelía, rey de Israel, ajustándose al modelo enviado de D a m a s c o por el rey Ajaz,
c o m e n z ó a reinar J o t a m , hijo de Ozías (Azarías), rey de J u d á .
33
acabándole antes de q u e Ajaz volviese de Damasco. 12 Llega-
Tenía veinticinco años cuando c o m e n z ó a reinar, y reinó do de Damasco, vio el rey el altar, y, acercándose, subió a él;
13
dieciséis años en Jerusalén. Su m a d r e se llamaba Jerusá, hija hizo q u e m a r en él su ofrenda y su holocausto, y libó en él
de Sadoc. 3 4 H i z o lo recto a los ojos de Yahvé, e n t e r a m e n t e sus libaciones y d e r r a m ó en él la sangre de sus sacrificios euca-
c o m o lo había hecho Ozías (Azarías), su p a d r e ; 3S pero n o des- rísticos. 14 Quitó de ante la casa el altar de bronce q u e había
aparecieron los altos, y el p u e b l o seguía ofreciendo sacrificios ante Yahvé, para que n o estuviese entre el nuevo altar y la casa
y perfumes en ellos. J o t a m edificó la puerta superior de la casa de Yahvé, y le puso cerca del nuevo altar, hacia el norte. 1S El
de Yahvé. 36 E l resto de los hechos de J o t a m , cuanto hizo, ¿no rey Ajaz dio al sacerdote Urías esta o r d e n : « Q u e m a en el gran
está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de J u d á ? 37 E n altar el holocausto de la m a ñ a n a y la ofrenda de la tarde, el holo-
este tiempo c o m e n z ó a m a n d a r Yahvé contra J u d á a Rasín, causto del rey y su ofrenda, el holocausto de todo el pueblo y
rey de Siria, y a Pecaj, hijo de Romelía. 38 J o t a m se d u r m i ó sus ofrendas; d e r r a m a en él sus libaciones y la sangre de todos
con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de D a v i d , los holocaustos y todos los sacrificios. D e l altar de b r o n c e ya
su padre. L e sucedió Ajaz, su hijo. dispondré yo». 16 El sacerdote Urías hizo en todo conforme a lo
que el rey Ajaz le había m a n d a d o , 17 y el rey Ajaz r o m p i ó los
Pocos años estuvo Jotam en el t r o n o (740-736). D u r a n t e m u c h o s tableros de las basas y quitó las fuentes que había sobre ellas.
años estuvo asociado al t r o n o con su p a d r e , leproso. E n su a d m i - Quitó el m a r de encima de los toros de bronce, que estaban
nistración siguió su línea; favoreció la agricultura; edificó la p u e r t a debajo, y le colocó sobre u n solado de piedra; 18 y para agradar
al rey de Asiria, m u d ó de la casa de Yahvé el pórtico del sábado
3 PRITCHARD, 284; PARROT, Ninive et VAnclen Testament 29.
540 2 Reyes 16 2 Reyes 17 541
que se había construido en ella, y la entrada exterior del rey. ranía, cuya supresión exigía Teglatfalasar d e su rey vasallo ( D E
19
E l resto de los hechos de Ajaz, cuanto hizo, ¿no está escrito VAUX). Ajaz, como h e m o s visto, entregóse al culto de los falsos
en el libro de las crónicas de los reyes de J u d á ? 20 Ajaz se d u r m i ó dioses, autorizando el politeísmo. D e ello se lamentó repetida-
con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de D a v i d . m e n t e Isaías (2,18-20; 30,22), r e c r i m i n a n d o las asheras y los cipos
L e sucedió Ezequías, su hijo.
del sol (Is 17,8; 27,29) y el culto en los b o s q u e s y huertas (Is 1,29)
Subió al t r o n o en m o m e n t o s difíciles, r e i n a n d o desde 736-716.
H e m o s visto (15,23-31) q u e , ante la negativa de uncirse al carro d e
Caída de Samaría y deportación (17,1-23)
los enemigos de Asiria, invadieron su territorio los reyes de Israel
1
y de D a m a s c o (Is 7,5-6). Rasín habíale atacado por el sur; el p u e r t o El año doce de Ajaz, rey de J u d á , c o m e n z ó a reinar en Is-
d e Elat fue entregado a los edomitas. Pecaj descendió desde el n o r t e rael, e n Samaría, Oseas, hijo de Ela, y reinó nueve años. 2 Hizo
contra Jerusalén; en el oeste los filisteos apoderábanse de algunas d e lo malo a los ojos de Yahvé, a u n q u e n o tanto c o m o los reyes de
sus ciudades. Prisionero en Jerusalén, creía q u e había llegado la Israel q u e le precedieron. 3 Subió contra él Salmanasar, rey de
agonía d e su reino. Rasín y Pecaj h a b í a n designado a Tobeel para Asiria, y Oseas se le sometió y le pagó tributo; •* pero el rey de
sucederle. A n t e el cariz de los acontecimientos «tembló su corazón» Asiria descubrió luego una conspiración que tramaba Oseas,
que había m a n d a d o embajadores a So, rey de Egipto, y había
(de Ajaz) y el corazón del p u e b l o «como t i e m b l a n los árboles del dejado de pagar el tributo anual al rey de Asiria, y el rey de Asi-
m o n t e a impulsos del viento» (Is 7,2). Isaías, p o r encargo de Yahvé, ria le hizo encarcelar y encadenar en u n a prisión. s Recorrió
confortóle, invitándole a confiar en Yahvé, p r o m e t i é n d o l e cualquier el rey de Asiria todo el territorio y subió contra Samaría, que
milagro si fuera necesario (Is 7,3-20); p e r o Ajaz confiaba m á s en tuvo asediada d u r a n t e tres años. 6 El año noveno de Oseas, el
el poderío d e Teglatfalasar q u e e n la ayuda de su Dios. E n los rey de Asiria t o m ó a Samaría y llevó cautivos a sus habitantes
anales de Teglatfalasar se lee: «Puse cerco y conquisté la villa d e a Asiria, haciéndolos habitar en Calac y Jabor, junto al río Go-
H a d a r a , la h e r e d a d d e R e z ó n d e D a m a s c o , d o n d e él nació. Llevé zan, y en las ciudades de la M e d i a . 7 Los hijos de Israel habían
conmigo, en calidad de prisioneros, ochocientos habitantes con pecado contra Yahvé, su Dios, q u e los había sacado de la tierra
de Egipto, de bajo el dominio de F a r a ó n , rey de Egipto, te-
sus bienes...» (PRITCHARD, 284). E s t o concuerda con lo dicho en
m i e n d o a los dioses ajenos. 8 Siguieron las costumbres de las
el v.o. gentes q u e Yahvé había expulsado ante los hijos de Israel y las
L a conducta de Ajaz, desde el p u n t o de vista religioso, fue p é - q u e habían introducido los reyes de Israel. 9 Los hijos de Israel
sima. Su sincretismo religioso c u l m i n ó con el sacrificio de su hijo hicieron contra Yahvé ocultamente cosas detestables, edificaron
(hijos se dice en 2 C r ó n 28,3). Estos ritos, c o n d e n a d o s p o r la Bi- altos en todas sus ciudades desde la torre de atalaya hasta la
ciudad m u r a d a . 1 0 Se alzaron cipos y «aseras» en todo collado alto
blia ( D e u t 12,31; 18,10-12) p o r ser propios de los paganos, p e n e t r a - y bajo todo árbol frondoso, n y q u e m a r o n perfumes en todos
ron en Israel (23,10; Jer 7,31; 19,5; E z 16,21; 20,31). N o dice el los altos, c o m o las gentes q u e Yahvé había expulsado ante ellos,
texto a q u é divinidad sacrificó Ajaz su hijo, p e r o tales holocaustos e hicieron maldades, con las que irritaron a Yahvé. 12 Sirvieron
hacíanse a M o l o c 1. a los ídolos, de quienes había dicho Yahvé: «No haréis tal».
13
E n el v.9 se dice q u e los israelitas fueron llevados cautivos a Yahvé advertía a Israel y a J u d á por todos sus profetas, por
Q u i r , lugar de d o n d e son originarios los árameos ( A m 1,5; 9,7; todos sus videntes, y les decía: «Convertios de vuestros perver-
Is 22,6). El altar d e D a m a s c o estaba dedicado al dios R i m m ó n sos caminos y guardad mis leyes y mis mandamientos, siguiendo
fielmente la Ley que yo prescribí a vuestros padres y os he in-
(5,18). Instalado otro igual en Jerusalén p o r U r í a s (Is 8,2), subió el culcado por medio de mis siervos los profetas». 14 Pero ellos no
rey en él para ofrecer sacrificios (2 C r ó n 28,22-23), consagrando el le escucharon y endurecieron su cerviz, c o m o lo habían hecho
altar. ¿Tenía el rey derecho a ello? T a n t o el gesto d e J e r o b o a m I sus padres, que n o creyeron en Yahvé, su Dios. <5 Rechazaron
(1 R e 12,23) como el de Ajaz son imitaciones serviles de c o s t u m b r e s sus leyes, y la alianza que había hecho con sus padres, y las
extranjeras q u e el yahvismo aborrecía 2 . amonestaciones que les habia hecho. Se fueron tras las vanida-
El altar q u e estaba ante Y a h v é era de b r o n c e y fue instalado des y cayeron así ellos m i s m o s en la vanidad como los pueblos
por Salomón (1 R e 8,64; 9,25). Según 2 C r ó n 28,24, «Ajaz reunió q u e los rodeaban, y a quienes Yahvé les había prohibido imitar.
16
los utensilios d e la casa de D i o s y los hizo pedazos; cerró las p u e r - Traspasaron todos los m a n d a m i e n t o s de Yahvé, su Dios, y
tas d e la casa de Yahvé». El pórtico del sábado, o sea, el estrado y se hicieron imágenes fundidas, dos becerros, «aseras», y se pos-
la e n t r a d a del rey (1 C r ó n 9,17; E z 46,12), e r a n señales de sobe- traron ante todo el ejército de los cielos, y sirvieron a Baal.
17
Hicieron pasar p o r el fuego a sus hijos y u sus hijas, se dieron
1
O . Eissfeldt interpreta Molek (Molok traducen los L X X en 2 Re 23,10.23) como n o m - a la adivinación y a los encantamientos y se entregaron a cuanto
bre c o m ú n de una especie de sacrificio votivo. Molok ais Opferbegriff im punischen und in era malo a los ojos de Yahvé, para irritarle. 1 8 P o r eso Yahvé
Hebráischen und das Ende der Gottes Moloch, Halle 1935). E n contra: N . SCHNEIDER, Melchom,
das Scheusal der Ammoniter: B 18 (1937) 337-343; A . BEA, Kinderopfer für Moloch in den se irritó fuertemente contra Israel, y le arrojó de su presencia,
Mari-Tafeln: B 18 (1937) 95-107; E. DHORME, Le dieu Baal et le dieu Moloch dans la tradition y n o quedó m á s que la tribu de Judá. 19 Pero tampoco Judá
biblique: «Anatolian Studies», 6 (1956) 56-61; H . CAZELLES, Encoré un texte sur Malik: B 38 g u a r d ó los m a n d a m i e n t o s de Yahvé, su Dios, y ha imitado las
(1957) 485-6-
2
costumbres de Israel. 20 P o r eso arrojó Yahvé de sí a toda la
J. DE FRAINE, Le sacerdoce du Roí: l.c, 546.
542 2 Reyes 17 543
2 Reyes 17
descendencia de Israel, la humilló y la entregó en manos de
salteadores, hasta arrojarla de su presencia. 21 Israel se separó Sargón II aplicó a Samaria el sistema bélico de la deportación 2 .
de la casa de David y se dio por rey a Jeroboam, hijo de Nabat, En un principio se deportó al personal directivo y a los notables
que los apartó de Yahvé e hizo cometer a Israel un gran pecado. del reino, sacerdotes, militares, grandes terratenientes; más tarde
22
Los hijos de Israel se dieron a todos los pecados de Jeroboam, siguieron otras deportaciones. La masa fue conducida a las regiones
que él comenzó, y no se apartaron de ellos 23 hasta que Yahvé septentrionales del imperio asirio, Jabor, y Harán, en la provincia
arrojó a Israel lejos de su presencia, como lo había anunciado asiria de Guzana, Gozan (v.6); otros fueron mandados a la Media.
por todos sus siervos los profetas. E Israel ha sido llevado cau- Los habitantes fueron reemplazados por gentiles (v.24) (PRIT-
tivo lejos de su tierra, a Asiría, donde está hasta el día de hoy. CHARD, 284). Parte de los exilados fueron deportados a las márgenes
Oseas subió al trono de Israel (732-724) con la aprobación de del río Jabor, afluente del Eufrates, llamado en el texto (v.6) «río
Teglatfalasar, del que se separó por influencias de los partidarios Gozan», por ser ésta la ciudad principal. Gozan, en el actual Tell
de Egipto, con cuyo rey entró en negociaciones a través de Hanón, Halaf, fue un reino arameo importante al principio del primer
rey de Gaza. Nuestro texto dice que Oseas «mandó embajadores milenio antes de Cristo. A fines del año 900 fue ocupada por los
a So, rey de Egipto». Por aquel entonces ejercía su autoridad sobre asirios (2 Re 19,12), convirtiéndose en la capital de la provincia
el Delta Tafneth, de la xxiv dinastía, teniendo como generalísimo asiria de Gozan. En las excavaciones llevadas a cabo en Tell Halaf
a Sibu, Sibe, como se le llama en los anales de Sargón. Era Sibe un se han encontrado documentos del año 700 antes de Cristo, en los
turtan, es decir, un alto oficial militar y administrativo, que ocu- cuales aparecen los nombres hebraicos de Oseas, Ismael, Dayana
paba el segundo lugar en el reino (PRITCHARD, 285). Fácilmente (Dina).
estos jefes del ejército arrogábanse el título de reyes, aunque estaban Entre tanto, aprovechando la rebelión de Merodacbaladán con-
sometidos a la autoridad suprema del Faraón. En la primera visita tra Asiria (721), se formó de nuevo una liga antiasiria, a la que se
que hizo Salmanasar V (727-722) a Israel no encontró nada grave unieron los israelitas que quedaron en el país, bajo la dirección de
contra el imperio asirio. Todo el imperio habíalo reconocido por Ilubit, rey de Hamat. Sargón los atacó, consiguiendo sobre ellos
rey; Babilonia hizo lo mismo, dándole el nombre de Ululaia. Israel una victoria aplastante, que describe en sus anales 3.
le entregó el tributo anual que le debía (Is 5,22-29). El texto sagrado señala que fueron varias las causas que con-
En esta ocasión era Egipto el que pretendía apoderarse de tribuyeron a este desastre nacional. La principal de todas debe
Israel. Oseas se prestó al juego. Supo Salmanasar las veleidades buscarse en el cisma religioso de Israel y en el culto al becerro
del rey de Israel y las razones por las cuales negóse a enviar el de oro (1 Re 12,26-33). Otra de las causas fue el sincretismo reli-
tributo anual a Asiria. Salmanasar no esperó a que el complot gioso y la erección de santuarios locales (v.7.18). Se hace notar
llegase a madurar; mandó encarcelar al rey, mientras él y su ejér- que esta moral se concibe desde el punto de vista deuteronómico
cito poníanse en marcha para castigarle. Desde este momento des- y de los profetas (DHORME, D E VAUX).
aparece Oseas de la faz de la historia; no sabemos en qué circuns-
tancias fue preso ni cuándo murió. Pero no por esto el partido
antiasirio doblóse ante Salmanasar. Confiando en que Tiro resis- Origen de los samaritanos (17,24-41)
tiría al cerco y esperando en la ayuda de Egipto, los enemigos de 24
El rey de Asiria mandó gentes de Babilonia, de Cuta, de
Asiria encerráronse en Samaria dispuestos a defenderse del rey Avá, de Jamat y de Sefarvaím, y las estableció en las ciudades
Salmanasar. El año 724 empezó el cerco. Ni Tiro logró romper el de Samaria, en lugar de los hijos de Israel. Se posesionaron de
sitio, ni Egipto mandó soldado alguno en ayuda de Samaria. Samaria y habitaron en sus ciudades. 25 Cuando comenzaron
a habitar allí, no temían a Yahvé, y Yahvé mandó contra ellos
Entre tanto, apoyado por los sacerdotes, subió al trono de Asiria leones, que los devoraban. 2<l Dijeron, pues, al rey de Asiria:
el generalísimo del ejército, Sargón (722-705). Samaria seguía resis- «Las gentes que tú has trasladado para establecerlas en las ciu-
tiendo el cerco asirio; pero su caída era inminente, convirtiéndose en dades de Samaria, no conocen el modo de servir al dios de
una realidad a principios de otoño del año 722. De ahí que, mientras aquella tierra, y éste ha mandado contra ellas leones, que los
Sargón se vanagloria de haber expugnado la ciudad, el texto bíblico devoran porque no saben el modo de servir al dios de la tierra».
27
atribuye a Salmanasar la toma de la misma (18,9-10) 1. El rey de Asiria dio esta orden: «Mandad que vaya allá uno
de los sacerdotes que de allí habéis traído en cautividad, que
1
Dice Sargón: «Puse sitio y conquisté Samaria (Sa-me-rí-na); deporté a veintisiete mil vaya a establecerse allí y les enseñe el modo de servir al dios de
doscientos noventa habitantes que habitaban en ella; tomé cincuenta carros que allí había.
Al resto (de los habitantes) dejé continuaran sus actividades. Puse a mi general sobre ellos 2
y les impuse el mismo tributo que al rey anterior» (PRITCHARD, 285; PARROT, Ninive el VAn- Escribe Sargón en sus anales: «Al principio de mi gobierno y en el primer año del
den Testament, 31). Ninguna contradicción entre ambos textos por haber contribuido ambos mismo...
3
conquisté Samaria..., deporté a 27.290 habitantes».
eficazmente a la rendición de Samaria. Recientemente Hayin Tadmor ha intentado probar «En el segundo año de mi reinado, Ilubidi, de Hamat..., un potente ejército reunió en
que Samaria capituló a finales de verano del año 722, reinando todavía Salmanasar («Journal Qarqar, y el juramento de los supremos dioses violó. A Arpad, Simirra, Damasco y Samaria
of Guneiform Studies», 12 [1958] 22ss; E. VOGHT, Samaria a.722 et 720 ab assyriis capta: indujo él a rebelarse contra mí... A Sibe, su turtan, hizo entrar en la liga, y para dar batalla
B 39 [1958] 535-541; E. THIELE, The mysterious Numbers ofthe Hebrew Kings [Chicago 1951] levantóse contra mí. Infligí a ellos (a Hanno de Gaza y a Sibe), en nombre de Asur, mi señor,
122-128). una derrota. Sibe escapó solo; como un pastor al que se roban las ovejas, huyó y desapareció,
a Hanno hice prisionero y lo conduje encadenado a mi ciudad Asur (PRITCHARD, 285).
544 2 Reyes 17 2 Reyes 18 545
28 puros los ideales del yahvismo en los israelitas de condición hu-
aquella tierra». Vino, pues, a establecerse en Betel un sacerdote
de los que habían sido llevados cautivos a Samaría, y les enseñó milde que quedaron en el país. Las gentes advenedizas no se des-
cómo habían de servir a Yahvé. 29 Pero las gentes aquellas se prendieron de sus dioses, cuyas estatuas colocaron en los lugares
hicieron cada una sus dioses en las ciudades que habitaban, y edificados anteriormente (1 Re 12,31; 13,32). Los de Babilonia
los pusieron en los altos edificados por los de Samaria. 30 Las veneraron a Sucot (Sikkut, Am 5,26), nombre babilónico del dios
gentes de Babilonia se hicieron su Sucot Benot; las de Cuta, su Saturno (Sakkut); los de Cuta, a Nergal, dios de los infiernos;
Nergal; 31 las de Jamat, su Asima; las de Avá, su Nibján y Tar-
tac, y las de Sefarvaím pasaban a sus hijos por el fuego en honor los de Hamat, a Asima, quizá la paredra del dios fenicio Ashmún
de Adarmelec y Anamelec, dioses de Sefarvaím. 32 También o del dios babilónico Ishum. Tenía este último probablemente un
servían a Yahvé, y se dieron sacerdotes de los altos de entre santuario en Betel, ya que los colonos de la Elefantina veneraban
todo el pueblo; estos sacerdotes ofrecían por ellos sacrificios en al dios Ashim-Bétel. Los dioses Nibján y Tartac son desconocidos.
los templos de los altos. 33 Así que temían a Yahvé y le servían Los de Sefarvaím practicaban sacrificios humanos en honor de su
al mismo tiempo que a sus dioses, según la costumbre de las dios Adramelec. Quizá sea éste el dios Adad-Milki 6 . Cabe estos
gentes de que provenían. 34 Todavía hoy siguen haciendo como cultos se concedió un lugar a Yahvé, Dios de la tierra (numen
hicieron al principio. Ni temen a Yahvé ni se conforman con loci). Por su parte, los israelitas radicados en el país dejáronse
sus leyes y mandamientos, dados por Yahvé a los hijos de Ja- arrastrar por el culto de los falsos dioses, sin abandonar totalmente
cob, a quien dio el nombre de Israel. 35 Yahvé había hecho
alianza con ellos y les había dado este mandato: «No temeréis el de Yahvé. El autor sagrado acaba el capítulo con un juicio muy
a otros dioses, ni os prosternaréis ante ellos, ni les serviréis, ni severo de los samaritanos. En el período del segundo templo y
les ofreceréis sacrificios. 36 Temeréis a Yahvé, que os ha sacado en el Talmud, los samaritanos son llamados «cúteos», es decir,
de la tierra de Egipto con gran poder y brazo tendido. Sólo a originarios de Cuta. Pero, como demuestra la historia posterior,
El temeréis, sólo ante El os prosternaréis y sólo a El ofreceréis parte de ellos contribuyeron a la reconstrucción del templo de
sacrificios. 37 Guardaréis y pondréis por obra las leyes y man- Jerusalén (2 Crón 34,9). En la fiesta de la Pascua del año 621 cele-
damientos, los estatutos y decretos que El ha escrito para vos- brada en Jerusalén asistieron samaritanos (2 Crón 35,18), exten-
otros, y no serviréis a otros dioses. 38 No olvidaréis la alianza que diéndose a su territorio la reforma de Josías (23,15-19). El anta-
yo he hecho con vosotros, y no temeréis a otros dioses, 39 sino gonismo entre judíos y samaritanos subsistirá todavía en tiempos
que temeréis a Yahvé, vuestro Dios, y El os librará de las manos
de todos vuestros enemigos». 4041Ellos no le han obedecido y si- de Cristo (Jon 4,9; Le 10,30-37).
guen sus antiguas costumbres; estas gentes temen a Yahvé y
sirven a sus ídolos, y sus hijos y los hijos de sus hijos han seguido
haciendo siempre hasta hoy como hicieron sus padres. SEGUNDA PARTE
Según la costumbre asiría, otras gentes fueron enviadas para REYES DE JUDA HASTA EL CAUTIVERIO
ocupar el lugar dejado vacío por la deportación de muchos israeli- DE BABILONIA (0.18-25)
4
tas . Debido a que el país quedó medio despoblado, multiplicáronse
las fieras, que invadieron ciudades y poblados Que 14,6-9; 1 Sam 16,
34-37; 2 Sam 23,20). Las gentes supersticiosas lo achacaron a la Exequias sube al trono (18,1-12)
falta de culto debido al dios de la tierra (1 Sam 26,19; 2 Re 5,17), 1
El año tercero de Oseas, hijo de Ela, rey de Israel, comenzó
que, enojado, los castigaba. Enterado de ello Sargón, mandó que a reinar Ezequías, hijo de Ajaz, rey de Judá. 2 Tenía veinticinco
un sacerdote de entre los deportados se trasladase a Samaria y años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en
les enseñara a servir al dios de la tierra, restableciendo el culto Jerusalén. Su madre se llamaba Abí, hija de Zacarías. 3 Hizo
a Yahvé. La deportación de gentes de Babilonia a Israel tuvo lugar lo que es recto a los ojos de Yahvé, enteramente como lo había
una vez restablecido el orden en Babilonia después de la revuelta hecho David, su padre. 4 Hizo desaparecer los altos, rompió
los cipos, derribó las «aseras» y destrozó la serpiente de bronce
de Merodacbaladán II, que reinó en Babilonia aproximadamente que había hecho Moisés, porque los hijos de Israel hasta enton-
los años 722-711 5 . ces habían5 quemado incienso ante ella, dándole el nombre de
El sacerdote enviado por el rey era probablemente de ascen- Nejustán. Puso su confianza en Yahvé, Dios de Israel, y de
dencia aaronítida. Su acción religiosa debió consistir en mantener todos los reyes de Judá que le6 sucedieron o le precedieron no
hubo ninguno semejante a él. Se allegó a Yahvé y no se apartó
4
D e esta deportación se habla en una inscripción del palacio de Sargón, en Korsabad. de El, guardó todos los mandamientos que Yahvé había pres-
«Reconstruí la ciudad de Samaria mejor q u e era antes e instalé en ella una población de las
regiones q u e había conquistado. Puse de gobernador a uno d e mis oficiales sobre sus habitantes,
crito a Moisés. 7 Y Yahvé fue con Ezequías, que salió bien en
a los q u e i m p u s e u n tributo, como a los ciudadanos asirios» (PRITCHARD, 284). todas sus empresas. Se rebeló contra el rey de Asiría, y no le
5
R. F O L L E T , Une nouvelle inscription de Merodach-Baladan II: B 35 (1954) 413-428. estuvo sujeto. 8 Batió a los filisteos hasta Gaza y devastó su tierra
E n ella, entre otras cosas, leemos: «El gran señor Marduk, en su cólera, había vuelto las
espaldas..., y d u r a n t e x años el enemigo malo, el Sabureo (los asirios), ejerció su poder en el 6
país d e Akkad (Babilonia)». L a fecha es ilegible. La inscripción se refiere a los tiempos d e A . P O H L , In 4 Kon. 17,1: B 22 (1941) 35- Esta divinidad acádica es conocida por las
Teglatfalasar^III y Salmanasar V. excavaciones d e Tell Halaf.
Biblia comentada 2 18
546 2 Reyes 18 2 Reyes IS 647
1
desde las torres de atalaya hasta las ciudades fuertes. 9 El año de otros pueblos , presentándose sus embajadores en Jerusalén (20,
cuarto del rey Exequias, que era el año séptimo de Oseas, hijo 12-19). Judá, gracias a los años de paz, era un reino fuertej De los
de Ela, rey de Israel, Salmanasar, rey de Asiría, subió contra contactos con Merodacbaladán y de su política antiasiria tuvo noti-
Samaría y la asedió. l u La tomó al cabo de tres años; el año cias Senaquerib, quien, una vez eliminado Merodacbaladán y otros
sexto de Ezequías, que era el año noveno de Oseas, rey de Is- enemigos de oriente, en 701 dirigióse contra los reinos de occidente.
rael, fue tomada Samaría. n El rey de Asiría llevó cautivo a
Israel a Asiría y los estableció en Cala, en Cabor, junto al río En Palestina, el sentimiento antiasirio habíase manifestado con
Gozan, y en las ciudades de Media, 12 porque no habían escu- la rebelión de Acarón contra Padi, que fue entregado a Ezequías.
chado la voz de Yahvé, su Dios, y habían roto su alianza, y no A pesar de los consejos de Isaías (Is 28,7-22; c.29-31), Ezequías
habían obedecido y puesto por obra todo lo que Yahvé había habíase pasado a la causa egipcia. Senaquerib apoderóse de la
mandado a Moisés, su siervo. costa, entrando en lucha con Egipto en un lugar entre Timna y
Acarón. Victorioso en el encuentro, dirigió sus trepas contra el
Un hijo de Ajaz, Ezequías (716-687), subió al trono de Judá reino de Ezequías, apoderándose de cuarenta y seis ciudades y
en los días en que el reino del norte había dejado de existir (Is 28,1). capturando miles de prisioneros. Estando Senaquerib en Laquis,
Con el advenimiento de Ezequías vuelve Judá a revivir los hermosos Ezequías le mandó recado pidiéndole perdón y prometiendo pagar
tiempos de David. Hizo desaparecer los altos, rompió los cipos,
un elevado tributo. Este texto bíblico concuerda en lo esencial
derribó las asheras. Entre los objetos de culto figura el Nehushtan,
con el texto de la campaña descrita en el llamado cilindro de Taylor J .
palabra compuesta de Nahas, serpiente, y nehosheth, bronce, o sea,
la serpiente de bronce, que, según se decía, era la misma que había
Moisés levantado en el desierto como profilaxis contra las morde- Sitio de Jerusalén (18,17-37)
duras de las serpientes (Núm 21,8-9). Su conducta religiosa fue 17
ejemplar, a pesar de haber tratado con demasiada suavidad a los El rey de Asiria mandó desde Laquis a Ezequías al copero
mayor con un fuerte ejército a Jerusalén. Pusiéronse en mar-
enviados de Merodacbaladán (20,17-19). Adoctrinado por los pro-
cha, y cuando se acercaron a Jerusalén, hicieron alto en el acue-
fetas Isaías y Miqueas, comprendió que para salvar a Judá era ducto del estanque superior, en el camino del campo del llu-
necesario deshacerse poco a poco de sus compromisos con Asiria, tanero, 18 y preguntaron por el rey. Vino entonces Eliuquín,
encerrarse en la espiritualidad propia en torno a Yahvé. Entregarse hijo de Helcías, mayordomo del rey, con Sobna, el Ncerctiiri»,
en manos de Asiria o de Egipto significaba renunciar a las leyes y Joaj, hijo de Asaf, cronista; 19 y el copero mayor leu habló,
supremas sobre las que descansaba la monarquía hebraica. La caída diciendo: «Decid a Ezequías: Así habla el rey «runde, el rey
del reino del norte era un aviso serio. Dios estuvo con Ezequías. de Asiria: ¿Qué confianza es esa que manifiestas? 2U ¿Crees tú
que las meras palabras son prudencia y fuerza para la guerra?
¿En quién realmente confías para querer rebelarte contra mí?
21
Invasión de Senaquerib (18,13-16) ¿Confías en Egipto, en esa caña rota que pincha y hiere la
mano de quienquiera que en ella se apoya? Así les sucede con
13
El año catorce del rey Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, el Faraón, rey de Egipto, a cuantos confían en él. 21 Y si me decís:
subió contra todas las ciudades fuertes de Judá y se apoderó Confiamos en Yahvé, nuestro Dios, ¿no ha hecho desaparecer
de ellas. 1 4 Ezequías, rey de Judá, mandó decir al rey de Asiria, Ezequías sus altos y sus altares, diciendo a Judá y a Jerusalén:
a Laquis: «He pecado; déjame y haré todo lo que me impon- Ante este altar de Jerusalén habéis de ofrecer? 2i Haz., pues,
gas». El rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, trescien- un convenio con mi señor el rey de Asiria, y yo te daré dos mil
tos talentos de plata y treinta talentos de oro. I J Ezequías entregó caballos, si estás en condiciones para proveerlos de caballeros.
24
toda la plata que había en la casa de Yahvé y en el tesoro del ¿Cómo podrás resistir ni a un solo jefe de los menores entre
palacio real. 16 Fue entonces cuando Ezequías destruyó las puer- los siervos de mi señor? ¿Confías en que Egipto te mandará
tas del templo de Yahvé y los dinteles, que el mismo Ezequías, carros y caballeros? 2 5 Y, además, ¿ha sido sin la voluntad de
rey de Judá, había cubierto con láminas de oro, para entre- Yahvé como he subido yo a este lugar para destruirlo? Es Yahvé
gárselas al rey de Asiria. quien me ha dicho: Sube contra esa tierra y destruyela». 26 Elia-
quín, hijo de Helcías, Sobna y Joaj dijeron al copero mayor:
La presencia de Asur en Samaría inspiraba recelo en Judá. «Habla a tus siervos en arameo, que lo entendemos; no nos
Ezequías, mediante la reforma interna, fue sacudiendo el yugo de hables en judío delante de todo el pueblo que está en las mura-
llas». 2 7 Entonces el copero mayor respondió: «¿Acaso es a tu
la dependencia sin romper directamente con Asiria. En tiempos
de Senaquerib (705-681), hijo de Sargón, se produjo un primer 1
E n cuanto a los tributos, dícese e n el mencionado documento q u e Ezequías pagó
choque serio contra Asiria. Merodacbaladán fue arrojado de Ba- «treinta talentos de oro y ochocientos de plata», lo q u e puede explicarse o bien p o r u n a exa-
geración del vencedor o p o r q u e el valor dei talento babilonio difería del hebreo. Véase texto
bilonia por Sargón el año 709, refugiándose en lugares pantanosos en PRITCHARD, 287-288; PARROT, 39. Estos hechos están avalados p o r otros relatos m á s
del golfo Pérsico. Muerto el monarca asirio en una expedición al cortos y menos solemnes. U n toro de Nínive lleva esta inscripción: «Devasté el gran distrito
d e Judá y sometí a su rey, Ezequías (Ha-sa-qi-a-a), el dominador y orgulloso». O t r o t e x t o
país de Tabal, Merodacbaladán salió de su refugio y posesionóse Procedente de N e b í Yunus dice: «Devasté el gran distrito de Judá y puse los lazos de m i
nuevamente de Babilonia. Pero en esta ocasión buscó el apoyo yugo sobre Ezequías, su rey» (PRITCHARD, 288; PARROT, 39).
548 2 Reyes 18 2 Reyes 18 549
señor y a ti a quienes mi señor me ha mandado decir estas pa- Dice el texto bíblico que Senaquerib residía en Laquis, pobla-
labras, y no más bien a la gente que hay en la muralla, para ción que no se cita en el cilindro de Taylor. Sin embargo, en unos
comerse sus propios excrementos y beberse su propia orina?»
28
Entonces se acercó el copero mayor y gritó en alta voz, en ju- bajo relieves conservados en el Museo británico se representa el
dío: «Escuchad la palabra del rey grande, del rey de Asiria: cerco y conquista de Laquis por parte de Senaquerib con una ins-
29
Así habla el rey de Asiria: No os dejéis engañar de Ezequías, cripción en la que se dice que el monarca «rey del mundo, rey de
que no podrá libraros de mi mano. 30 Que no os haga confiar Asiria, se sienta sobre su trono, mientras el botín de Laquis (La-ki
tampoco Ezequías en Yahvé, diciendo: Yahvé nos librará, y su) pasaba ante él» (PRITCHARD, 288). Al oír Ezequías que el rey
esta ciudad no será entregada en manos del rey de Asiria. 31 No asirio sitiaba aquella ciudad, apresuróse a fortificar Jerusalén (2 Crón
deis oídos a Ezequías, porque así habla el rey de Asiria: Haced 32,1-8), en tanto que enviaba a Senaquerib una embajada en que
paces conmigo, rendios a mí, y cada uno de vosotros comerá se reconocía su siervo y vasallo. A la embajada de Ezequías contesta
de
32
su viña y de su higuera y beberá el agua de su cisterna, Senaquerib enviando a la capital de Judá tres personajes escoltados
hasta que yo venga y os lleve a otra tierra como la vuestra, por un piquete de soldados. Uno es llamado el tartanu, o sea el
a una tierra de trigo y de vino, tierra de pan y de viñas, de olivos,
de aceite y de miel, y allí viviréis y no moriréis. No escuchéis a general jefe del ejército; el segundo enviado era el mb-sharis, el
Ezequías; no hace más que engañaros cuando dice: Yahvé nos jefe de los eunucos, y el tercero el rab-shaque, el copero real. En
librará. 33 ¿Han librado los dioses de los pueblos a su tierra Is 20,1 es llamado tartanu «el segundo después del rey», o sea el
del poder del rey de Asiria? 34 ¿Dónde están los dioses de Ja- generalísimo del ejército; del gran copero hablan Is 36,2 y Eci 48,20.
mat y de Arfad? ¿Dónde los dioses de Sefarvaím, Ana y Avá? De los tres altos funcionarios enviados únicamente habla el copero
¿Dónde están los dioses de la tierra de Samaría? ¿Han iibrado real.
a Samaría de mi poder? 35 ¿Qué dios de éstos ha librado a su
tierra de mi poder, para que pueda Yahvé librar de mi mano Al llegar a Jerusalén hicieron alto en el acueducto del estanque
a Jerusalén?» 3S El pueblo estuvo callado, y no dijo una sola superior, en el camino del campo del Batanero (Is 7,3). Quedaron
palabra, porque el rey había dado esta orden: «No les respon- fuera de la ciudad, que se encontraba sitiada o amenazada por in-
dáis». 37 Eliaquín, hijo de Helcías, mayordomo del palacio; minente cerco por parte de Senaquerib. El copero llevó la voz cantan-
Sobna, secretario, y Joaj, hijo de Asaf, cronista, vinieron a Eze- te en u n discurso insolente, durante el cual nunca llama rey a Eze-
quías, rasgadas las vestiduras, y le refirieron las palabras que el quías. Habla en nombre del gran rey, sharru rabu, de Asiria. Egipto
copero mayor había dicho. era la panacea de todos los coligados contra Asiria; Isaías (c.30-31)
anatemiza a los partidarios de la alianza con Egipto. La reforma
La campaña de Senaquerib contra Palestina y Jerusalén es na-
religiosa referente a la unidad de santuario (Deut 12,11-14) llevada
rrada en estos capítulos (18,13-19,37), en Crón 32,1-21 y, con
a cabo por Ezequías (v.4) es interpretada por los asirios en el sen-
sensibles diferencias, en Isaías, c.36-37. Del cerco de Jerusalén
tido peyorativo de haber querido limitar el poder de Yahvé a la
narrado extensamente en nuestro texto nada se dice en los anales
capital substrayéndole las ciudades de provincia. Eliaquín rogó al
de Senaquerib, contentándose con la indicación de que había ence-
copero que hablara en arameo, lengua que los jefes entendían.
rrado a Ezequías en Jerusalén «como a un pájaro en su jaula». No
El arameo, que más tarde se impondrá en casi todo el Próximo
dice el cilindro que Senaquerib se apoderara de la ciudad 2 .
Oriente como lengua hablada, era solamente conocida por los inte-
De todo el relato bíblico (18,17-19,37) nada aparece en los docu- lectuales; el pueblo hablaba el hebreo. Los asirios se servían del
mentos cuneiformes. ¿Corresponde a la misma campaña de que acádico, pero conocían el arameo 4. A grandes voces, el mensajero
se habló en 18,13-16, acaecida en 701, o a otra posterior? Divídense de Senaquerib habló al pueblo en hebreo (Neh 13,24), invitándole
los autores 3 . a rebelarse contra su rey, haciéndoles ver que nadie les puede librar
2
«Construí—escribe—contra él (Ezequías) torres y castigaba a cualquiera q u e salía por de manos de los asirios. Al terminar el copero su discurso, esperó
la grande puerta de su ciudad. L a s ciudades q u e había devastado las separé de su país y las la reacción del pueblo, que, conforme a la consigna que se le dio,
entregué a Mi-ti-in-H, rey d e A z o t o ; a Padi-i, rey d e Acarón, y a Ismien, rey d e G a z a . . .
Ezequías... m e hizo llegar, más tarde, a Nínive, m i villa señorial: treinta talentos de oro, guardó silencio absoluto. Los oficiales fueron a informar al rey 5 .
ochocientos talentos d e plata, piedras preciosas..., a r m a s d e guerra en gran n ú m e r o , con
sus hijas, mujeres d e palacio, cantores y cantoras. Envió sus mensajeros para entregar el
tributo y hacer acto d e obediencia» (PRITCHARD, 288; PARROT, 37-38). rey Taraca (Taharqa), faraón de la xxv dinastía (2 Re 19,9), empezó solamente a reinar
3 en 690, siendo u n niño de nueve años en 701. J. Bright admite dos campañas d e Senaquerib:
Según D E VAUX, se trata de u n m i s m o acontecimiento narrado con otros detalles; u n a en 701, con La capitulación d e Ezequías; otra, hacia 688, con la liberación milagrosa d e
tenemos, dice, dos relatos paralelos, dos maneras distintas de contar el mismo hecho (2 Re 18, Jerusalén (Hommage á W. Vischer: Maqqel Shaqedh. La Branche d'Amandier [París 1960]
17-19,9; 19,8-37). Esta opinión es compartida por A . L O D S , Bible du Centenaire: II Re 18,13,
20-30). H . H . ROWLEY (Hezekiah's Reform and Rebellion: «Iiulletin of the John Rylands
n o t . c ; H . HAAG, La campagne de Sénnachérib contre Jérusalem en yol: R B 58 (1951) 348-359;
A . PARROT, l.c. E n el texto se mencionan dos embajadas enviadas por Senaquerib, una con Library», 44 [1961-62] 395-431) admite una sola campaña en 701.
4
mensaje a Ezequías (18,19-25), y una arenga al pueblo (18,26-34). Por este motivo, Juan le A . DUPONT-SOMMER, Les Araméens (París 1949); ÍDEM, L'Ostracon araméen d'Assur:
Moyne (Les deux Ambassades de Sénnachérib a Jérusalem: «Mélanges Robert», 149-153) «Syria», 24 (1944) 24-61.
5
niega exista homogeneidad en la sección 18,17-19,9. E n efecto, en la primera embajada, El sepulcro de Sobna, el secretario (v.18), ha sido encontrado en Siloé ( N . AVIGAD,
Jerusalén no se halla cercada por el enemigo; en la segunda, sí (v.30). C o m o hemos insi- «The Israel Exploration Journal», 3 [1953] 137-152)-
nuado, h a y autores q u e distinguen en todo este relato dos campañas distintas: una q u e tuvo
lugar d u r a n t e el a ñ o 701 (18,13-16) y otra posterior al a ñ o 693 (i8,i7ss). Basan sus argu-
mentos ( D H O R M E : R B [1910], 512; W . F . A L B R I G H T : «Basor» 130 [1953] 8ss) en q u e el
550 2 Reyes 19 2 Reyes 19 551
el solo Dios de todos los reinos de la tierra; tú, que has hecho
En busca de Isaías (19,1-7) los cielos y la tierra, ¡oh Yahvé!, 16inclina tu oído y escucha.
1
Cuando Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, se cubrió de Abre, ¡ oh Yahvé!, tus ojos y mira. Oye las palabras que Sena-
saco y fue a la casa de Yahvé. 2 Mandó a Eliaquín,|[mayordomo querib ha mandado a decir para insultar al Dios vivo. 1 7 Es
del palacio del rey; a Sobna, secretario, y a los sacerdotes más verdad, ¡ oh Yahvé!, que los reyes de Asiria han destruido pue-
ancianos, cubiertos de saco, al profeta Isaías, hijo de Amos, blos y asolado tierras 18 y que han quemado sus dioses; pero
3
para que le dijeran: «Asi habla Ezequias: Hoy es día de an- ésos no eran dioses, eran obra de la mano del hombre, leño y
gustia, de castigo y de oprobio, como si los hijos estuvieran para piedra, y ellos los aniquilaron. 19 Líbranos, pues, Yahvé, Dios
salir del seno de sus madres y no hubiera fuerza para el alum- nuestro, líbranos de la mano de Senaquerib, y que todos los
bramiento. 4 ¿No habrá oído Dios las palabras del copero ma- reinos de la tierra sepan que sólo tú eres Dios, ¡ oh Yahvé!»
yor, que el rey de Asiría, su señor, ha mandado para insultar
al Dios vivo, y dejará Yahvé, tu Dios, de castigar las palabras La delegación asiria abandonó Jerusalén y fuese a informar a
que ha oído? Haz, pues, subir a El una plegaria por el resto Senaquerib, el cual, una vez conquistada Laquis 1, habíase trasla-
que aún queda». 5 Los servidores del rey Ezequías fueron a dado a Libna (8,22), al noroeste de aquélla. A este desplazamiento
Isaías, 6 e Isaías les dijo: «He aquí lo que diréis a vuestro señor: hacia el norte había contribuido quizá la noticia de que Taraca
Así habla Yahvé: No te asusten las palabras qu0 has oído, con (Tirhaqah, Taharqa, Tarku) avanzaba al frente de un gran ejército
las que los servidores del rey de Asiría me han ultrajado. 7 Yo voy egipcio. Este generalísimo del ejército egipcio debía reinar más
a poner sobre él un espíritu tal, que, al oír una noticia que reci- tarde (690-664) en el trono de Egipto, de la xxv dinastía. Su dinastía
birá, se volverá luego a su tierra, y allí, en su tierra, yo le haré era etiópica, de donde le viene el apelativo de «rey de Etiopía»,
morir a espada».
que por anticipación le da el autor sagrado. Aunque el texto bí-
blico no lo diga explícitamente, parece que el ejército egipcio fue
Enterado Ezequías de lo sucedido, marchó al templo de Yahvé.
rechazado por Senaquerib en la batalla de Elteque. Amo de nuevo
No lejos del mismo vivía Isaías, el cual, habiendo empezado su
de la situación, envió éste otra embajada a Ezequías, intimándole a
ministerio bajo Ocias (Is 6,i), lo continuó bajo Jotam y Ajaz,
que depusiera su actitud antiasiria y se sometiera a las condiciones
encontrándose ahora al final de su carr ra. Entre los miembros de
de armisticio que él le impondrá. Mejor le será entregarse que resis-
la comisión encargada de ir al encuentro de Isaías figuraban los
tir, evitando que Jerusalén sea entregada al anatema, como se ha
sacerdotes más ancianos. Existía un proverbio que decía: «Los hecho con los otros pueblos conquistados (Deut 2,34; 3,6; Jos 6,17).
niños llegan a la abertura del seno, pero la madre no tiene fuerza De la misma manera que no pudieron resistirle los dioses de Gozan
suficiente para alumbrarlos» (Sal 48,7; Is 13,8; Jer 6,24; Miq 4,9), (17,6; 18,11), de Harán (Gen 11,31), de Resef (el actual Rusafeh,
queriendo significar que la situación era trágica. La comisión ruega entre Palmira y el Eufrates), de los hijos de Edén (Am 1,5), tampoco
a Isaías pida a Dios que salve al resto fiel a sus leyes (Is 7,3; 10, lo conseguirá Yahvé.
20-21; 2 Re 21,14). El profeta confortó al rey, animándole a re-
sistir a los asirios. Dios castigará a Senaquerib, sugestionándolo Ezequías leyó la carta que le mandaba el rey asirio; subió luego
de tal manera que, al dársele una noticia, huirá a su tierra (v.36-37). al templo y la extendió ante Yahvé, desenrollándola (Ez 2,9).
A esta acción siguió una oración fervorosa al Dios de Israel. Sena-
querib estaba equivocado al reducir el dominio de Yahvé a los
Segunda embajada y oración de Ezequías (19,8-19) estrechos límites de Judá (18,32-35).
8
El copero mayor se retiró y se vio con el rey de Asiria, que
estaba atacando a Libna, pues se le dijo que se había retirado Profecía de Isaías (19,20-34)
de Laquis. 9 Diéronle noticia de Taraca, rey de Etiopía, dicien-
do: «Se ha puesto en marcha para atacarte». El rey de Asiria 20
Entonces Isaías, hijo de Amos, mandó a decir a Ezequías:
mandó entonces de nuevo mensajeros a Ezequías, diciendo: «Así habla Yahvé, Dios de Israel: He escuchado la plegaria que
10 «Hablad así a Ezequías, rey de Judá: Que tu Dios, en quien tú me has dirigido a causa de Senaquerib, rey de Asiria. 21 He
confías, no te engañe, diciendo: Jerusalén no será entregada en aquí la palabra que Yahvé ha pronunciado contra él:
manos del rey de Asiria. u Bien sabéis lo que los reyes de Asi- Te desprecia y se burla de ti, virgen hija de Sión;
ria han hecho con todos los pueblos y cómo los han destruido,
Detrás de ti El mueve la cabeza, hija de Jerusalén.
¿y vas a librarte tú ? 12 Los dioses de los pueblos que mis padres 22
¿A quién has insultado y ultrajado tú? ¿Contra quién has
han destruido, ¿los libraron en Gozan, Harán, Resef, y libraron
alzado tu voz?
a los hijos de Edén, que habitan en Telasar? 13 ¿Dónde están
¿Contra quién alzaste tus ojos? ¡Contra el Santo de Israel!
el rey de Jamat, el rey de Arfad y el rey de la ciudad de Sefar-
vaím, de Ana y de Ava?» 14 Ezequías tomó las cartas de manos 23 Por tus mensajeros has ultrajado al Señor y has dicho:
de los mensajeros y las leyó. Luego subió a la casa de Yahvé, Con el poder de mis carros subo yo a las altas montañas, a
y las desplegó ante Yahvé, 1 5 a quien hizo esta plegaria: «Yahvé, las cimas del Líbano;
1
Dios de Israel, que te sientas sobre los querubines; tú, que eres D. DIRINGER, Smnachurib's Attack on Lachish: VT 1 (1951) 134-136; J. M. A. JANSSEN,
Que sait-on actueUement du pharaon Tirhaqa?: B 34 (1953) 23-43,
552 2 Reyes 19 2 Reyes 20 553
D e r r i b o los altos cedros, los selectos cipreses; en el t e m p l o d e Nisroc, su dios, Adramelec y Sarasar, sus hijos,
P e n e t r o en los m á s r e m o t o s lugares, en los m á s espesos bosques. le hirieron con la espada y huyeron a la tierra de Ararat. Su
24
Yo a l u m b r o las aguas extranjeras p a r a refrescarme con hijo Asaradón reinó en su lugar.
ellas.
Y con la planta de m i pie seco todos los ríos de Egipto. H e m o s h a b l a d o d e la amenaza egipcia contra Senaquerib. E n
25
¿No lo has oído t ú ? D e s d e m u c h o ha lo he p r e p a r a d o yo; u n a n o c h e prodújose u n acontecimiento q u e d i e z m ó al ejército
D e s d e m u y antiguo lo h e planeado yo, y ahora lo realizo; asirio. H a b l a el texto d e la acción de u n ángel exterminador (2 Sam
Q u e sirve p a r a reducir a m o n t o n e s de ruinas las ciudades 24,15-16; E x 12,23), Q u e dio m u e r t e a ciento ochenta y cinco mil
fortificadas. soldados d e Senaquerib. Esta cifra tan elevada n o se e n c u e n t r a
26
Sean sus habitantes reducidos a la impotencia, aterroriza- en 2 C r ó n 32,21, p o r lo q u e p u e d e creerse q u e se trata d e u n a
dos y confusos.
C o m o la hierba de los c a m p o s , c o m o la hierba tierna, hipérbole. L a d e r r o t a t u v o lugar cerca d e la frontera d e E g i p t o ,
C o m o las hierbas de los tejados, c o m o el pasto q u e m a d o p o r e n Pelusio, coincidiendo quizá con lo que dice H e r ó d o t o 2 , quien,
el viento solano. a su vez, afirma haberlo oído a los egipcios y sacerdotes. C u a n d o
27
Yo sé m u y bien cuándo te levantas y cuándo te sientas, y Senaquerib (Sanacharibos), rey d e los árabes y d e los asirios,
cuándo vienes y cuándo vas. condujo su ejército a Egipto, el sacerdote Sheton, q u e e n t r ó en el
28
P o r q u e te has enfurecido contra m í y h a n llegado a mis t e m p l o d e Efaistos (dios d e Ptah, de Menfis) para quejarse d e sus
oídos tus bravatas, males, recibió e n sueños el mensaje divino que le o r d e n a b a m a r c h a r a
P o r eso yo p o n d r é m i anillo en tus narices y m i freno en tus confiadamente contra el enemigo porque el dios le dará aliados.
labios.
Y te h a r é volver p o r el c a m i n o q u e has traído. H a b i e n d o llegado a Pelusio con escasas tropas, aconteció q u e , «du-
29
Y he aquí lo q u e te servirá de señal: rante la noche, u n a m a n a d a d e ratones cayó sobre el c a m p a m e n t o
Este año se c o m e r á lo q u e retoñe, y el año q u e viene lo q u e asirio, d e v o r a n d o las aljabas, los arcos, correas de los escudos, d e
de sí brote. suerte q u e al día siguiente los enemigos encontráronse sin a r m a s ,
P e r o al tercer año sembrarás, y cosecharás plantaréis viñas pereciendo la mayoría e n su huida». Este hecho, a ñ a d e H e r ó d o t o ,
y comeréis su fruto, se recuerda en u n a escultura del templo de Efaistos, q u e tiene e n
30
P u e s el resto de la casa de J u d á q u e se salve y q u e d e echará la m a n o u n ratón, con la inscripción: «Quien m e tenga sea religioso».
raíces p o r debajo y dará frutos p o r arriba. E n esta relación se v i s l u m b r a n armonías con el texto m a s o r é -
31
P o r q u e saldrá de Jerusalén u n resto, y de la m o n t a ñ a de
Sión los escapados, tico. Difieren a m b o s textos en la interpretación del hecho, p u e s ,
Y el celo de Yahvé h a r á esto. mientras la Biblia relaciona la derrota con la intervención directa
32
P o r eso, así dice Yahvé del rey de Asiria: del ángel d e D i o s , e n el relato egipcio se atribuye la h e c a t o m b e a
N o entrará él en esta ciudad, ni m e t e r á en ella u n a flecha, los ratones, p o r t a d o r e s de u n a epidemia (1 Sam 5,9-12; 6,11.18).
Ni la acordonará con escudos, ni alzará contra ella empali- H a y e n la narración d e H e r ó d o t o u n eco de la epidemia desenca-
zadas. d e n a d a en el c a m p a m e n t o asirio. A los primeros síntomas d e la
33
Se volverá p o r el camino p o r d o n d e ha venido. No entrará misma, el rey asirio levantó el campamento y marchó, ante el t e m o r
en esta ciudad. Palabra de Yahvé. de p e r d e r su ejército en tierra extranjera 3 .
34
Yo protegeré esta ciudad y la salvaré p o r a m o r de m í y p o r Senaquerib asoció al trono a su hijo menor, Asaradón, q u e le dio
a m o r de D a v i d , m i siervo». s u esposa N a d í a . L l e v a r o n a mal este trato d e favor s u s d e m á s
hijos, p o r lo cual dos de ellos, Adramelec (Arad-Belit) y Sarasar,
Esta profecía se e n c u e n t r a e n Is 37,21-37. E n ella se condena
conspiraron contra su p a d r e , matándole el año 681 antes de Cristo.
el orgullo de S e n a q u e r i b (v.21-28); se ofrece a Ezequías u n a señal
A s a r a d d ó n (Esd 4,2-3) reinó en su lugar los años 681-668. N i s r o c
d e la humillación d e Senaquerib (v.29-31), y, finalmente, anuncia
(v.37) d e b e identificarse con el dios M a r d u k 4 .
el profeta d e m a n e r a clara q u e el asirio n o entrará en Jerusalén
(v.32-34). U n comentario completo d e esta profecía lo encontrará
Enfermedad de Ezequías (20,1-19)
el lector en el t o m o consagrado a la literatura profética.
1
P o r entonces enfermó de muerte Ezequías, y el profeta
Isaías, hijo de A m o s , vino a él y le dijo: «Así dice Yahvé: D i s p o n
Derrota y huida de Senaquerib (19,35-37) de tu casa, p o r q u e vas a m o r i r y no vivirás más». 2 Ezequías
volvió su rostro con la p a r e d y oró a Yahvé, diciendo: 3 «¡ O h
35
Aquella m i s m a noche salió el ángel de Yahvé e hirió en el
c a m p a m e n t o de los asirios a ciento ochenta y cinco mil h o m - 2 Hist. II 141.
3 M á s detalles sobre esta campaña pueden verse en P. DHORME, Le Pays biblique et
bres; y al levantarse p o r la m a ñ a n a , todos e r a n m u e r t o s . i6 E n - l'Assyrie (París i o n ) ; J. PLESSIS, Babylone et la Bible: DBS 789-794; PARROT, Nínive et
tonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el c a m p o y partió; VAncien Testament 40-45.
se volvió y se q u e d ó en Nínive. 3 7 Mientras estaba prosternado
4
J. P . LETTINGA, A Note on 2 Kings XIX, 37: V T 7 (1957) 105-106.
554 2 Reyes 20
2 Reyes 20 555
Yahvé! Ten en cuenta que he andado ante ti fielmente y con
corazón íntegro y que he hecho lo que es bueno a tus ojos». avanzara diez grados la sombra o que retrocediera otros tantos.
Y Ezequías lloraba con gran llanto. 4 Isaías había salido; pero Había en el palacio un reloj solar, llamado cuadrante de Ajaz por
antes que llegase al atrio central, recibió palabra de Yahvé, que haberlo colocado allí él. Para Isaías era indiferente hacer avanzar o
le dijo: 5 «Vuelve a Ezequías, jefe de mi pueblo, y dile: Así ha-
bla Yahvé, el Dios de David, tu padre: H e escuchado tu ora- retroceder la sombra que señalaba las horas. Al rey, en cambio, le
ción y he visto tus lágrimas. Te curaré. Dentro de tres días su- parecía más fácil que, a medida que avanza el día, lo haga también
birás a la casa de Yahvé. 6 Te añadiré otros quince años a tus la sombra; lo difícil para él era hacerla retroceder. Por el contexto
días y te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey de Asina, no aparece del todo claro si se trata de un cuadrante solar o de una
y protegeré a esta ciudad por amor de mí y por amor de Da- escalera que construyó Ajaz. Los ma aloth (Is 38,8) pueden significar,
vid, mi siervo». 7 Isaías dijo: «Tomad una masa de higos». To- o bien los peldaños o gradas de una escalera, o los grados marcados
máronla y se la pusieron sobre la úlcera, y Ezequías sanó. 8 Eze- sobre un cuadrante. Anota Garofalo que el milagro no debe enten-
quías había preguntado a Isaías: «¿En qué señal conoceré yo
que Yahvé me curará y que al tercer día subiré a la casa de derse en el sentido de que las leyes físicas se suspendieran con una
Yahvé?» 9 Isaías le respondió: «He aquí la señal por la que co- inversión del movimiento de rotación de la tierra, sino en el sentido
nocerás que Yahvé cumplirá la palabra que ha pronunciado: de una refracción de los rayos solares.
La sombra avanzará diez grados o retrocederá diez grados».
10
Hemos mencionado más arriba la visita de los enviados de
Y Ezequías dijo: «Poca cosa es que avance diez grados; no Merodacbaladán (Is 39,1) a Ezequías en tiempos de su enfermedad.
así que retroceda diez grados», n Entonces Isaías, profeta, in- Merodacbaladán pretendía ocupar el trono de Babilonia, en donde
vocó a Yahvé, que hizo retroceder diez grados la sombra en el reinó los años 721-710, y el 703, en que fue vencido definitivamente
reloj de Ajaz. 12 Por este tiempo, Merodacbaladán, hijo de Ba-
ladán, rey de Babilonia, mandó una carta y un presente a Eze- por Senaquerib, viéndose obligado a huir a Beth-Yakin, al sur de
quías, pues había tenido noticia de su enfermedad. 13 Ezequías Babilonia. Esta embajada pudo tener lugar en esta segunda etapa
dio audiencia a los mensajeros y les enseñó todos sus tesoros, de su reinado. No podía Ezequías sospechar que cien años más
la plata, el oro, los aromas y el aceite refinado, el arsenal y todo tarde el rey de Babilonia conduciría a Judá al cautiverio y se apo-
cuanto de precioso había en el tesoro. Nada hubo que Ezequías deraría de todos los tesoros del palacio real y del templo (25,1-21).
no les enseñara, en la casa y en todas sus dependencias. 14 Isaías, Reconoce Ezequías que la sentencia divina era buena, alegrándose
profeta, vino luego a Ezequías y le dijo: «¿Qué han dicho esas una vez más de la misericordia de Dios para con él al diferir el
gentes que han venido a ti?» Ezequías contestó: «Vienen de
tierra lejana, de Babilonia». 15 Isaías añadió: «¿Qué es lo que castigo hasta muchos años después de su muerte. Maravillosa pro-
han visto de tu casa?» Ezequías respondió: «Han visto todo fecía, tanto por haberse pronunciado con muchos años de antici-
cuanto hay en la casa; les he enseñado todo mi tesoro, sin dejar pación como por haber predicho el hundimiento de un imperio
nada». llS Entonces Isaías le dijo a Ezequías: «Escucha la pala- que dominaba en todo el Próximo Oriente.
bra de Yahvé: 17 Tiempo vendrá en que será llevado a Babilo-
nia todo cuanto hay en esta casa, todo cuanto atesoraron tus
padres hasta hoy, sin quedar nada. " Y d e los hijos que de ti El acueducto de Ezequías (20,20-21)
saldrán, de los engendrados por ti tomarán para hacer de ellos 20
eunucos del palacio del rey de Babilonia». ls> Ezequías respon- El resto de los hechos de Ezequías, todas sus hazañas, cómo
dió a Isaías: «Buena es la palabra de Yahvé que has pronuncia- hizo el estanque y el acueducto y trajo las aguas a la ciudad,
do. Que durante mi vida haya paz». ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
21
Ezequías se durmió con sus padres, y le sucedió Manases,
su hijo.
Con una indicación cronológica vaga introduce el autor sagrado
el relato de la enfermedad y curación de Ezequías, que, con algu- Pensó Ezequías en construir un canal que llevara las aguas de
nas vanantes, aparece en Is 38,1-8.21-28. Dos noticias (v.6 y 12) Ain-Sitti-Mariam a través de la colina del Ofel hasta la piscina de
dan a entender que la escena se desarrolló antes de la invasión de Siloé (2 Crón 32,30; Eci 48,17; Is 22,9-11). La obra se hizo famosa en
Senaquerib. El rey curará en el plazo de tres días, sobreviviendo la antigüedad; la ciudad de Jerusalén disponía de agua en su recinto
otros quince años. Por indicación del profeta Isaías le aplican sobre en caso de cerco. El canal fue descubierto en 1838 por Robinson 2 .
la úlcera una cataplasma. Entre los orientales se empleaban los Más tarde, en 1880, un alumno de la Escuela Industrial comunicó
emplastos de higo para curar úlceras e inflamaciones '. Como puede al arquitecto C. Schick el hallazgo de una inscripción en la pared
observar el lector, el v.7 está desplazado de su contexto, debiendo oriental de la galería. Consta de seis líneas, en las que los mineros
colocarse después del v . u . No siendo instantánea la curación, celebran en lengua hebrea y caracteres paleohebraicos el momento
pide Ezequias una confirmación de la promesa que se le hace. en que las aguas de la fuente fluyeron a través del canal hasta la
Accede Isaías a dársela, preguntando al rey lo que prefería, o que piscina de Siloé 3.
2
1 PUNIÓ, Hist. Nat. 23,7; SAN JERÓNIMO, In h: PL 24,396. 3
«Biblical Researches», vol.i (1856) 13QSS.
Damos su traducción, incluyendo entre paréntesis las palabras que faltan en el texto
a causa de haberse roto la piedra en varios pedazos en el momento de arrancarla de su lugar;
556 2 Reyes 21
2 Reyes 21 557
En tiempos de Ezequías se incrementaron los conatos de cul-
tura, recogiéndose los proverbios de Salomón (Prov 25,1). En un cabo al otro, sobre los pecados que él cometió y17que hizo
cometer a Judá, haciendo el mal a los ojos de Yahvé. El resto
Is 38,10-20 se reproduce un himno que parece haber compuesto de los hechos de Manases, cuanto hizo, los pecados a que se
el mismo rey. También favoreció la música en el templo (2 Crón 29, entregó, ¿no está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes
30). En vida suya ejerció parte de su ministerio el profeta Isaías, de Judá? 18 Manase» se durmió con sus padres, y fue sepultado
que fue para él un válido consejero. en el jardín de su casa, en el jardín de Uza. Le sucedió Amón,
su hijo.
Manases, rey de Judá (21,1-18) Manases (687-642) sucedió a su padre, Ezequías. Mientras el
1 Doce años tenía Manases cuando comenzó a reinar, y reinó texto bíblico afirma del padre que no hubo otro semejante a él por
cincuenta y cinco años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jaf- su piedad y celo religioso (18,5), de Manases podría decir que
siba. 2 Hizo el mal a los ojos de Yahvé, según todas las abomi- superó a todos por su maldad (Jer 15,4), si exceptuamos al impío
naciones de las gentes que Yahvé había arrojado ante los hijos Ajaz (v.3). En 2 Crón 33,11-17 se refieren su conversión y buenas
de Israel. 3 Reedificó los altos que Ezequías, su padre, había obras después de su cautiverio, de todo lo cual nada dice el libro
destruido; alzó altares a Baal, levantó una «asera», como había de los Reyes.
hecho Ajaz, rey de Israel, y se prosternó ante todo el ejército Desconocemos los factores que contribuyeron al desviamiento
de los cielos y le sirvió. 4 Alzó altares en la casa de Yahvé, de la
que Yahvé había dicho: «Pondré mi nombre en Jerusalén». religioso de Manases. Entregóse al culto pagano (16,3), reparó los
5
Alzó altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de altos que había derribado su padre (18,4), levantó altares a Baal y
la casa de Yahvé. 6 Hizo pasar a su hijo por el fuego; se dio a Ja una asera, como hizo Ajab (1 Re 16,32-33), adorando a los astros
observación de las nubes y de las serpientes, para obtener pro- (17,16; Deut 4,19; 17,3). Adoró a Shamas (sol) (Ez 8,16), a la
nósticos, e instituyó evocadores de los espíritus y adivinadores diosa Sin (luna) (Jer 8,2) y a la reina de los cielos, Ishtar (Jer 7,18;
del porvenir. Hizo enteramente lo que es malo a los ojos de 44,17). A estas divinidades construyó altares en el templo de Yahvé;
Yahvé, para irritarle. 7 También alzó en la casa de Yahvé la a las divinidades astrales honró con altares en los atrios del templo
«asera», en la casa de que Yahvé había dicho a David y a Salo-
món, su hijo: «En esta casa, en Jerusalén, que he elegido entre (1 Re 7,8); favoreció a los adivinos y hechiceros y entregóse a la
todas las tribus de Israel, yo pondré para siempre mi nombre. superstición, leyendo el porvenir en el curso de las nubes (Lev 19,
8 26; Deut 18,10.14) o por artes de encantamiento. Sacrificó a Moloc
No haré errar más el pie de Israel fuera de la tierra que yo he
dado a sus padres, siempre que ellos cuiden de poner por obra su hijo (16,3; 23,10). Puso en el templo la estatua de la diosa cananea
los mandamientos y las leyes que yo he prescrito a mi siervo Ashera, paredra de Baal (23,4.7; r R e 18,19). Quizá la reforma de
Moisés». 9 Pero ellos no obedecieron, y Manases fue causa de Ezequías, llevada a raja tabla, había soliviantado al pueblo, ya acos-
que se descarriaran e hicieran el mal, más todavía que las gen- tumbrado a un régimen de tolerancia religiosa. La reacción de
tes que Yahvé había destruido ante los hijos de Israel. 10 Enton-
ces Yahvé habló por medio de sus siervos los profetas, diciendo: Manases puede obedecer a este descontento, y más probablemente
11 «Por haber cometido Manases, rey de Judá, todas esas abo- al influjo de Asiría, cuyo favor quiso ganarse el rey de Judá rin-
minaciones, por haber obrado peor que antes de él obraron diendo culto a los astros.
los amorreos, por haber hecho pecar a Judá con sus ídolos, El pueblo de Judá, desorientado por Manases, practicó un
12 he aquí lo que dice Yahvé, Dios de Israel: Voy a echar sobre sincretismo religioso que tendrá graves repercusiones en el por-
Jerusalén 13 y sobre Judá males, que a quien los oyere le retiñirán venir. Los profetas, en general, sin especificar su nombre, son los
los oídos. Yo echaré sobre Jerusalén la cuerda de Samaría y voceros de Yahvé encargados de anunciar a Judá su castigo. Ni los
la plomada de la casa de Ajab, y fregaré a Jerusalén como se
friega un plato, volviéndolo de un lado y de otro. 14 Abando- amorreos, considerados como los primeros habitantes de Palestina
naré el resto de mi heredad y se lo entregaré a sus enemigos; (1 Re 21,26), se portaron tan mal como Manases. Por lo mismo,
y serán la presa y el botín de todos sus enemigos, 15 por haber como a Samaría, también a Judá le espera el exilio. Este anuncio
hecho lo malo a mis ojos y haberme irritado desde el día en que es duro y hace reteñir los oídos (1 Sam 3,11; Jer 19,3), pero es justo.
sus padres salieron de Egipto hasta hoy». 16 Derramó también La cuerda y la plomada juegan su papel en la construcción de una
Manases mucha sangre inocente, hasta llenar a Jerusalén de casa (Is 34,11; Am 7,7); el mismo cuidado que se pone en levantar
un edificio se tendrá para que la demolición de Jerusalén sea total.
(lín. 1) «(acabada) la perforación. Y ésta fue la historia de la perforación: mientras (los exca-
vadores alzaban) (2) el pico el uno contra el otro y mientras quedaban todavía tres codos Judá es el resto de la heredad de Yahvé, que, al igual que el reino
para excaívar, se oy)ó la voz de un hombre que lia (3) maba a otro, porque había una hen- del Norte, será arrojado fuera de su presencia.
didura en la roca de la derecha y de la (izquierda). Y en el día de la (4) perforación los mine-
ros picaban uno contra otro, pico contra pico, y comenzó a correr ($) el agua de la fuente Fue, además, Manases un rey cruel, que derramó mucha sangre
a la piscina (en un recorrido) de mil doscientos codos. Y cien (6) codos era la altura de la inocente. Quizá sus víctimas procedían preferentemente de los
roca sobre la cabeza del minero» (D. DIRINGER, Le Iscrizioni anticoebraiche Palestinesi [Fi-
renze 1934] 81-110; H. MICHAUD, Sur la pierre et Vargile [París-Neuchátel 1958] 64-72; círculos sacerdotales y proféticos, que debieron ellos oponerse a la
H. MICHAUD, Un passage difficile dans l'inscription de Süoé: VT 8 [1958] 297-302). idolatría y profanación del templo. Según una tradición judía (Tal-
mud, Sanhed. 103,2), Isaías murió asesinado por orden de Ma-
558 2 Reyes 21 2 Reyes 22 559
nasés, quien mandó que el cuerpo del profeta fuera aserrado en Sus mismos servidores conspiraron contra él, matándole. El partido
trozos (Hebr 11,37). Al morir fue sepultado en el jardín de Uza, yahvista, constituido en su mayor parte por gente de provincias,
o de Ocias. Después de Ezequías, ningún otro rey fue sepultado castigó a los asesinos, colocando en el trono a Josías, hijo de Amón.
en la necrópolis real, acaso por estar el cementerio completo. En Como su padre, fue sepultado en el mausoleo que estaba en el
2 Crón 33,1 iss se refiere que los jefes del ejército asirio apresaron jardín de Uza. La desaparición de Asurbanipal, rey de Nínive
a Manases, que, cargado de grillos y cadenas, fue llevado a Babi- (c.631), favorecería la labor reformadora de Josías.
lonia, formando parte quizá de los veintidós reyes de Hatti llevados
a Nínive (PRITCHARD, 291). Las fuentes asirías no recuerdan este Advenimiento de Josías (22,1-7)
hecho, que pudo producirse en tiempos de la rebelión del rey de
Babilonia Shamassumukin (c.648), que capitaneaba una liga anti- l Ocho años tenía Josías cuando comenzó a reinar, y reinó
asiria que abarcaba desde Elam hasta Etiopía. Quizá en su tiempo treinta y un años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jedida,
se produjo la ruptura definitiva entre Asiría y Egipto. hija de Adaya, de Boscat. 2 Hizo lo que es recto a los ojos de
Yahvé y siguió en todo el camino de David, su padre, sin apar-
La muerte de Senaquerib, acompañada de la noticia de la guerra tarse ni a la derecha ni a la izquierda. 3 El año dieciocho del
civil en Asiría, hizo concebir grandes esperanzas a les pueblos opri- reinado de Josías mandó el rey a la casa de Yahvé a 4Safan, se-
midos. Pero Asaraddón (Asarhaddon) (681-669) cortó pronto la cretario, hijo de Asalía, hijo de Mesulam, diciéndole: «Sube a
oposición empleando métodos brutales. En su viaje hacia occidente Helcías, sumo sacerdote, y que reúna el dinero que haya en la
destruyó la ciudad de Sidón, construyendo otro pueblo con cana- casa de Yahvé y que han recaudado del pueblo los guardias de
neos deportados 1. la puerta, 5 y lo entregue a los encargados de hacer las obras
El año 671, Asaraddón atravesó Siria, puso sitio a Tiro y, por la en la casa de Yahvé, empleándolo en pagar a los6 que trabajan
en las obras de reparación de la casa de Yahvé, a los carpin-
costa mediterránea, se dirigió hacia Egipto al encuentro del ejército teros, a los maestros y albañiles, y en pagar 7la madera y las pie-
de Taraca (19,9), al que venció, apoderándose de Menos. Impuso a dras talladas para la reparación de la casa. Pero que no se les
Egipto un tributo anual. De regreso llevóse cautivos a la mujer del exijan cuentas del dinero que se les entregue, por ser gente de
faraón, sus hijos e hijas, que hizo trasladar a Nínive junto con un probidad».
botín considerable. La caña quebrada de Egipto (Is 36,6) había
capitulado ante el monarca asirio. De vuelta de Egipto atravesó La política religiosa de Judá da un gran viraje con el nuevo
Palestina y Siria, dejando esculpido su retrato en las márgenes de monarca, que reinó durante los años 640-609. Su madre llamábase
Nahr el-Kelb, y dos estelas, una en Zengirli y otra en Tell Ahmar. Jedida, querida, hija de Adaya, de Boscat, localidad de la Sefela,
Pudo Manases caer prisionero de Asaraddón durante su viaje de cerca de Laquis (Jos 15,39). Puede ser que ella influyese decidida-
regreso, uniéndosele a la caravana de cautivos egipcios. mente en la formación religiosa del nuevo monarca. El mejor
elogio que podía hacerse de él en este sentido era compararlo al
rey David, caminando por el sendero recto, sin declinar ni a la
Aman, en el trono (21,19-26) derecha ni a la izquierda (Deut 5,32; 17,11; Jos 23,6). El año 622
19 inició la restauración del templo de Jerusalén, ya purificado con
Veintidós años tenía Amón cuando comenzó a reinar, y
reinó dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Mesulemet, anterioridad de todos los objetos de culto pagano introducidos
hija de Jarus, de Yotbá. 20 Hizo el mal a los ojos de Yahvé, como por Manases y Amón (2 Crón 34,3). A Safan le confió la adminis-
lo había hecho Manases, su padre, 21 y siguió en todo el camino tración del dinero recaudado para las obras, que se depositaba en
que había seguido su padre. Sirvió a los 22ídolos a que había ser- un cepillo colocado junto al altar. En 2 Crón 34,8, Safan se ve
vido su padre y se prosternó ante ellos, apartándose de Yah- asistido por el gobernador de la ciudad y por el cronista o archivero.
vé, Dios de sus padres, y no siguiendo sus caminos. 23 Los ser-
vidores de Amón conspiraron contra él y mataron al rey en
su casa; 24 pero el pueblo castigó a todos los que habían cons- Hallazgo del libro de la Ley (22,8-13)
pirado contra el rey Amón, y puso por rey a Josías, su hijo, en
lugar suyo. 25 El resto de los hechos de Amón, lo que hizo, ¿no 8 Entonces Helcías, el sumo sacerdote, dijo a Safan, secreta-
está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá ? 26 Fue rio: «He encontrado en el templo de Yahvé el libro de la Ley».
sepultado en su sepulcro en el jardín de Uza, y le sucedió Jo- Helcías dio el libro a Safan, y Safan, escriba, lo leyó; 9 y fue lue-
sías, su hijo. go a dar cuenta al rey, y le dijo: «Tus siervos han reunido el
dinero que había en el templo y se lo han entregado a los en-
A diferencia de su padre, pocos años reinó Amón sobre Judá cargados de hacer las obras en la casa de Yahvé». 10 Y añadió:
(642-640). En el aspecto religioso siguió el proceder de su padre. «El sacerdote Helcías me ha entregado este libro»; y lo leyó
sobre vosotras días en que os levantarán con bicheros, y a vuestros descendientes con ar-
1 En cuanto a su rey, dice el prisma B: «Abdi-Milkuti, que ante mis armas había huido pones» (4,2). En Sidón recibió Asaradón el homenaje de los reyes siro-palestinenses, de Tiro
al medio del mar, le pesqué fuera de él como a un pez, cortándole ¡a cabeza» (PRITCHARD, 291). (Baalu), de Judá (Me-na-si-i = Manases), de Edom, Moab, Gaza, Acarón (PRITCHARD, 291).
A este hecho hace referencia Amos al dirigirse a las mujeres de Samaría, diciendo: «Vienen
560 2 Reyes 22 2 Reyes 23 561
n
delante del rey. Cuando oyó el rey las palabras del libro de 2 Re 23,24).4) Unidad de santuario (Deut 12,5.11.21; 2 Re 23,8.27).
la Ley, rasgó sus vestiduras, 12 y dio esta orden al sacerdote 5) Como aconseja Deut 13,3-4! I9.9Í 3°,6.io.20, Josías renueva la
Helcías, a Ajicán, hijo de Safan; a Acbor, hijo de Miqueas; a alianza y la observancia de la Ley «con todo su corazón y toda su
Safan, secretario, y a Asaya, ministro del rey: 13 «Id a consultar alma» (23,3) (MEDIEBELLE).
a Yahvé por mí, por el pueblo y por todo Judá, respecto de las
palabras del libro que se ha encontrado, porque seguro que es
grande la cólera de Yahvé contra nosotros por no haber obe- El oráculo de Jolda (22,14-20)
decido nuestros padres las palabras de este libro y no haber
14
puesto por obra cuanto en él se nos manda». El sacerdote Helcías, Ajicam, Acbor, Safan y Asaya fue-
ron a la profetisa Jolda, mujer de Salum, hijo de Tecua, hijo de
En una de las veces en que Safan y Helcías convinieron en el Jarjam, guardarropa que moraba en Jerusalén, en el otro ba-
templo para retirar las limosnas del cepillo, el sumo sacerdote rrio de la ciudad. Una vez que le hablaron, 15 les dijo ella: «Así
comunicó al secretario real una noticia de gran trascendencia: «He habla
16
Yahvé, Dios de Israel: Decid al que a mí os ha enviado:
encontrado en el templo el libro de la Ley». ¿En qué lugar lo en- Así dice Yahvé: Yo voy a hacer venir sobre este lugar y sus
contró? ¿En qué circunstancia? ¿Qué se entiende por «libro de habitantes17los males de que habla este libro que el rey de Judá
ha leído; porque me han dejado y han quemado perfumes
la Ley»? ¿Cuál era su contenido? ¿Encontróse todo el Pentateuco a otros dioses, irritándome con la obra de sus manos, y 1S mi có-
o el código de la alianza (Lev c. 17-26), todo el Deuteronomio o lera se ha encendido contra este lugar, y no se apagará; pero
parte del mismo ? El laconismo del relato bíblico da pie a la formu- diréis al rey de Judá, que os envía para consultar a Yahvé: Así
lación de todas estas preguntas, para concluir que parte de las dice Yahvé, Dios de Israel: Acerca de las palabras de este libro
mismas no admiten respuesta satisfactoria y definitiva. que tú has oído, 19 por haberse conmovido tu corazón y haberte
No fueron los obreros (NAVILLE), sino el sumo sacerdote el humillado ante Yahvé al oír lo que yo he anunciado contra este
que, revolviendo quizá en un cuarto o departamento donde habíanse lugar y contra sus habitantes, que serán objeto de espanto y de
execración; por haber rasgado tus vestiduras y haber llorado
arrinconado diversos objetos de culto, topó con el rollo de la Lr y 1. ante mí, yo también te he oído a ti, dice Yahvé, 20 y por eso yo
En cuanto a la naturaleza del rollo encontrado discrepan los te recogeré a tus padres y serás sepultado en paz, y no verán
autores. Unos pocos lo entienden de todo el Pentateuco (BEA). tus ojos todos los males que yo haré venir sobre este lugar».
La doble lectura del rollo en un solo día sugiere que se trataba de Ellos llevaron al rey esta respuesta.
un trozo literario reducido. Unos (FRÍES) lo limitan al c.34 del
Deuteronomio; otros (VAN HOONACKER) al código de santidad Eran raras en Israel las mujeres dotadas del carisma profetice
(Lev c. 17-26). Los más sostienen que Helcías encontró el Deute- María, hermana de Moisés, y Débora son llamadas profetisas en
ronomio, todo (RICCIOTTI, VACCARI, LANDERSDORFER) O la parte sentido amplio (Ex 15,20; Jue 4,4). Se da también el nombre de
legislativa del mismo ( D E VAUX, DHORME, CLAMER). Esta última profetisa a la mujer de un profeta (Is 8.3), pero en nuestro texto
parece ser la sentencia más probable, ya que en 23,2.21 y 2 Crón 34, se trata de una vidente en sentido estricto. Llama la atención que
30 se habla del libro de la alianza (Ex 24,7). Este hallazgo sirvió de se consulte a esta mujer y no a Jeremías y Sofonías, que habían
base para que emprendiera el rey su reforma famosa, en la que pre- empezado su ministerio antes de la reforma de Josías. Acaso fue
dominan las prescripciones contenidas en el Deuteronomio c. 12-26 2 . por temor a que tales profetas confirmaran las amenazas que se
Las características de la reforma de Josías corresponden al con- hallan en sus respectivos libros o porque Jolda habitaba cerca o
tenido del Deuteronomio: 1) Monoteísmo absoluto, con anulación gozaba de^ mucha popularidad. Su marido llamábase Salum, hijo
de los cultos de la gentilidad, especialmente astrales (Deut 4,19; de Tecua,*|_hijo de Jarjam, sastre de la corte y posiblemente del
17,3; 2 Re 23,4-5). 2) Extirpación de la prostitución sagrada (Deut 23, templo. A las palabras de los enviados responde la profetisa di-
18-19; 2 Re 23,7). 3) Condenación de la magia (Deut 18,9-14; ciendo que los males de que habla el libro vendrán sobre Jerusalén
1
En un tiempo debió de estar colocado en el interior o sobre el arca de la alianza, entre y sus habitantes en castigo de su pecado de idolatría. Josías bajará
los querubines, conforme a una costumbre existente entre los egipcios y los hititas, según en paz al sepulcro de sus padres, no viendo sus ojos los castigos
la cual los documentos importantes, profanos y religiosos, se colocaban delante de los dioses que mandará Dios contra su pueblo.
para que los santificasen y consagrasen con su presencia. Así procedió Tutmosis con el relato
de sus hazañas en Megiddo. Sobre todo poníanse bajo la protección de los dioses los textos
legislativos. Hammurabi puso su famoso código en el templo de Marduk, en Babilonia y
otros muchos santuarios.
2
S. A. FRÍES, Die Cesetzschrift des Kónigs Josia (Leipzig 1903); E. NAVILLE, La décou- Josías renueva la alianza (23,1-3)
verte de la Loi sous Josias (París 1910); J. COPPENS, Le reforme de Josias. L'objet de la reforme 1
dejosiaset la loi trouvée par Helcias: ETL 5 (1928) 581-588; A. ALT, Die Heimat des Deutero- El rey hizo reunir junto a él a todos los ancianos de Judá y
nomiuns (Muenchen 1953) 25°-275l P. Buis, Josias (París 1958); F. DUMMERMIUTH, Zur
deuteronomischen Kulttheologie: ZAW 70 (1958) 59-98; A. JEPSEN, Die Reform des Josias:
de Jerusalén, 2 y subió luego a la casa de Yahvé con todos los
«Festschrift F. Baumgaertel» (Eriangen 1959) 97-108; V. MAAG, Erwdgungen zur deuterono- hombres de Judá y todos los habitantes de Jerusalén, los sacer-
mischen Kultzentralisation: VT 6 (1956) 10-18; H. H. ROWLEY, The Prophet Jeremiah and dotes, los profetas y todo el pueblo, desde el más pequeño hasta
the Book of Deuteronomy: «Studies in Oíd Testament Prophecy presentad to the Th. H. Ro- el más grande; y leyó delante de ellos todas las palabras del li-
binson» (Edimburgo 1950) 157-174.
bro de la alianza que se había encontrado en la casa de Yahvé.
562 2 Reyes 23
3 2 Reyes 23 563
Estaba el rey en pie junto a la columna; e hizo alianza con
Yahvé, de seguir a Yahvé y guardar sus mandamientos, sus Milcom, la abominación de los amonitas. 14 Destrozó los cipos
preceptos y sus leyes, con todo su corazón y toda su alma, po- derribó las «aseras» y llenó los lugares donde estaban de huesos
niendo por obra las palabras de esta alianza escritas en el libro. humanos.
Todo el pueblo confirmó esta alianza.
La obra de la purificación del templo fue confiada al sumo
Con el fin de conjurar la amenaza que pesaba sobre su pueblo, sacerdote Helcías, al que le seguía en dignidad, y a los custodios
reunió Josías a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén (i Sam de las puertas (12,10; 22,4; 25,18). Fueron sacados del templo
30,26; 2 Sam 19,12). Juntó después a todos los habitantes de la todos los enseres que habían servido para el culto de los ídolos,
capital y a muchos de provincias, a los que leyó el libro de la quemándolos en el torrente Cedrón y llevando a Betel sus cenizas.
alianza (Deut 5,3; 28,69). Nuestro texto menciona a los profetas, Ignoramos el porqué de esta última medida; el santuario de Betel
de que no se habla en el lugar paralelo de 2 Crón 34,30 que cita será también destruido. Expulsó a los ministros (kemarim, Os 10,5;
a los levitas. Durante la lectura estaba el rey de pie junto a una Sof 1,4) de los ídolos y a los que rendían culto a las divinidades
columna, de las dos que se levantaban delante del templo (11,14; astrales (Deut 17,3). Las mazzaloth, habitaciones (del babilonio
1 Re 7,15-22). Una vez terminada la lectura del libro, renovó la mazzalat), son la morada de los dioses, designando especialmente
alianza (karat haberith, Ex 24,8) en nombre propio y de todo el los signos del Zodíaco. La Ashera, que representaba a la diosa
pueblo. Astarté (Deut 16,21), fue reducida a cenizas, que se arrojaron en
la fosa común (Jer 26,23) del cementerio de «los hijos del pueblo».
Medidas de reforma en Jerusalén (23,4-14) Las habitaciones que ocupaban los mancebos que se prostituían
(Deut 23,18-19; 1 Re 14,24; quedeshim) fueron derribadas.
4
El rey mandó al sumo sacerdote, Helcías; a los sacerdotes Siendo la unidad del santuario una ley fundamental deuteronó-
de segundo orden y a los que hacían la guardia a la puerta que mica (c.12), obligóse a todos los sacerdotes (kohanim) de Yahvé
sacaran del templo de Yahvé todos los enseres que habían sido que estaban al servicio de los santuarios edificados en los altos
hechos para Baal, para Asera y para toda la milicia del cielo, y (1 Re 3,2) a concentrarse en Jerusalén. Con la mención de Gueba
los quemó fuera de Jerusalén, en el valle de Cedrón, e hizo (1 Re 15,22) y de Bersabé (1 Re 19,3) señala el autor los límites
llevar las cenizas a Betel. 5 Expulsó a los sacerdotes de los ído-
los, puestos por los reyes de Judá para quemar perfumes en los norte y sur de Judá. Entre los santuarios demolidos figura el de las
altos, en las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén; puertas (Shearim), que algunos exegetas cambian en «santuario de
a los que ofrecían perfumes a Baal, al Sol, a la Luna, al Zodíaco los machos cabríos» (se irim), llamado así por estar la divinidad re-
y a toda la milicia de los cielos. 6 Sacó a Asera fuera de la casa presentada bajo la forma de estos animales (Lev 17,7; 2 Crón 11,15).
de Yahvé, fuera de Jerusalén, al valle de Cedrón, y la quemó No sabemos quién era el Josué de que habla el texto ni dónde se
allí, reduciéndola 7a ceniza, que hizo arrojar a la sepultura co- levantaba este santuario. Pudo levantarse junto a una de las puertas
mún del pueblo. Derribó los lugares de prostitución idolátri- del oriente y parte meridional de la ciudad donde ejercían su poder
ca del templo de Yahvé, donde las mujeres tejían tiendas para
Asera. 8 Hizo venir de las ciudades de Judá a todos los sacerdo- los sátiros (Is 13,21; 34,14). En contra de Deut 18,6-8, a los sacer-
tes, profanó los altos donde los sacerdotes quemaban perfumes, dotes de los lugares altos, sus colegas de Jerusalén no les autoriza-
desde Gueba hasta Berseba; derribó los altos de los sátiros que ron el ejercicio de sus funciones sacerdotales en el templo, permi-
había delante de la puerta del gobernador Josué, a mano iz- tiéndcles solamente comer los panes ácimos en la fiesta de Pascua
quierda de la puerta de la ciudad. 9 Sin embargo, los sacerdotes (Ex 12,15; E>eut 16,3-4). Parece que se les permitió comer de la
de los altos no subían al altar de Yahvé10 en Jerusalén, pero co- carne de los sacrificios reservada a los sacerdotes (Lev 6,9; 10,12).
mían panes ácimos con sus hermanos. El rey profanó el To- El quemadero (Tofet), en el valle de Hinnón, donde se sacrificaban
fet del valle de los hijos de Hinón, para que nadie hiciera pasar
a su hijo o su hija por el fuego en honor de Moloc. H Hizo des- los niños (Jer 7,31-32; 19,6.11.14; 2 Re 16,3; 21,6), fue profanado.
aparecer de la entrada de la casa de Yahvé los caballos que los El dios al que se sacrificaban es llamado Moloc (Lev 18,21) en todas
reyes de Judá habían dedicado al sol, cerca de la habitación del las versiones, mientras que en el texto masorético recibe las vocales
camarero
12
Natanmelec, en el atrio. Quemó los carros del sol, de boshet, ignominia. Entre los cananeos y fenicios era llamado Milk.
demolió los altares que había en la terraza de la cámara alta El valle de Hinnón, que en un tiempo fue propiedad de los hijos de
de Ajaz, que habían alzado los reyes de Judá, y los altares que Ibinnón, corre al oeste y sur de Jerusalén, juntándose con el Ce-
había hecho Manases en los dos atrios de la casa de Yahvé; y drón cerca de la fuente de En-Roguel. Es Hinnón el prototipo
después de destrozarlos y quitarlos de allí, arrojó el polvo al
valle de Cedrón. 13 Profanó el rey los altos que había al oriente de la Gehenna. Acabó también Josías con el culto solar, aludiendo
de Jerusalén, al mediodía del monte de los Olivos, que Salo- a los carros y caballos del sol, que se utilizaban en las fies as y pro-
món, rey de Israel, había erigido a Astarté, la abominación de cesiones en honor del dios Sol. Los reyes de Judá guardaban en es-
los sidonios; a Camos, la abominación de los moabitas, y a tablos especiales estos caballos y carros, de los que cuidaba Natan-
melec. Para estos cultos astrales había levantado Ajaz altares sobre
564 2 Reyes 23 2 Reyes 2Í 565
las terrazas (19,13). L o s santuarios en h o n o r de los falsos dioses ees celebrábase la pascua en la intimidad de las familias, conforme a
levantados p o r Salomón en t o r n o a Jerusalén (1 R e 11,5-7.33) fue- E x 12,7; p e r o en esta ocasión se c u m p l e el texto de ü e u t 16,5-6,
r o n d e r r i b a d o s . T o d a s las estatuas y asheras fueron q u e m a d a s , es- según el cual «sólo en el lugar q u e Yahvé, tu Dios, elija... sacrifica-
parciendo huesos h u m a n o s p o r encima del lugar q u e ocuparon, con rás la pascua».
lo cual se profanaba de m a n e r a definitiva aquel lugar ( N ú m i g . n s s ) .
El elenco de ídolos, santuarios, altares y objetos de culto dan u n a
Elogios a Josías (23,24-28)
idea de la situación religiosa a q u e había d e s c e n d i d o el reino d e
24
J u d á . L a acción d e Ezequías fue parcial (18,4). A d e m á s , hizo Josías desaparecer a los evocadores de los
espíritus y a los adivinos, los «terafim», los ídolos y todas las abo-
minaciones q u e se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén,
Desaparecen los santuarios provinciales (23,15-20) para p o n e r p o r obra las palabras de la Ley escritas en el libro
que el sacerdote Helcías había encontrado en la casa de Yahvé.
15 25
D e r r i b ó t a m b i é n el altar de Betel, el alto que había hecho Antes de Josías no h u b o rey que como él volviera a Yahvé
J e r o b o a m , hijo de Nabat, q u e había hecho pecar a Israel; des- con todo su corazón, y con toda su alma, y con todas sus fuerzas,
trozó sus piedras y las redujo a polvo, y q u e m ó la «asera». 1 6 C u a n - conforme a toda la L e y de Moisés; y después de él no le ha ha-
d o Josías se volvía de allí, vio los sepulcros q u e había en la m o n - bido t a m p o c o semejante. 26 Pero, con todo, no desistió Yahvé
taña, y m a n d ó sacar de ellos los huesos y los q u e m ó sobre el del ardor de su gran cólera, encendida contra Judá por todo lo
altar, profanándolo conforme a la palabra de Yahvé p r o n u n - que había hecho Manases para irritarle. 27 Yahvé dijo: «Qui-
ciada p o r el h o m b r e de Dios q u e había anunciado esto. 17 Y taré t a m b i é n de m i presencia a Judá, como lo he hecho con Is-
p r e g u n t ó : « ¿ Q u é m o n u m e n t o es aquel q u e veo allí?» Los ha- rael, y rechazaré a esta ciudad de Jerusalén, que yo había ele-
bitantes de la ciudad le respondieron: «Es el sepulcro del h o m - gido, y la casa de que yo dije: Allí estará mi nombre». 28 El resto
b r e de Dios q u e vino de J u d á y anunció estas cosas q u e tú has de los hechos de Josías, cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro
hecho con el altar de Betel». 18 Entonces dijo él: «Dejadle en de las crónicas de los reyes de Judá?
paz. Q u e nadie r e m u e v a sus huesos». Así se conservaron in-
tactos sus huesos, juntos con los del profeta q u e procedía d e A c a b ó Josías con los evocadores de espíritus y adivinos que p r o -
Samaria. 19 Josías hizo t a m b i é n desaparecer todos los templos tegía M a n a s e s (21,6), y q u e la ley reprueba (Deut 18,11). Los tera-
d e los altos de las ciudades de Samaria, q u e habían hecho los fim, o dioses lares ( G e n 31,19.34-35), los ídolos y las abominaciones
reyes de Israel p a r a irritar a Yahvé; hizo con ellos e n t e r a m e n t e
c o m o había h e c h o con Betel. 2 0 I n m o l ó sobre los altares a todos fueron extirpados de t o d o el territorio de Jud;í.
los sacerdotes de los altos que había allí, y q u e m ó huesos h u -
m a n o s en el sitio d o n d e habían sido elevados. D e s p u é s se vol- Muerte de Josías (23,29-30)
vió a Jerusalén.
29
E n su t i e m p o , el faraón Necao, rey de Egipto, subió hacia
El santuario d e Betel (1 R e 12,32-33) desapareció, siendo r e d u - el rey de Asiría hacia el río Eufrates. El rey Josías le salió al
cido a cenizas. Esta incursión a Betel p r u e b a q u e era débil la i n - paso, y el faraón le m a t ó en Megiddo, en cuanto le vio. 30 Sus
fluencia asiría sobre la p a r t e meridional del reino d e Israel. D e r e - servidores le llevaron m u e r t o en el carro, trayéndolo de M e -
greso vio u n o s sepulcros; m a n d ó sacar de ellos huesos h u m a n o s , giddo a Jerusalén, y le sepultaron en su sepulcro. El pueblo
t o m ó a Joacaz, hijo de Josías, y le ungió rey en lugar de su p a d r e .
q u e q u e m ó sobre el altar, profanándolo (1 R e 12,33; !3.32). R e s -
petó, en cambio, los huesos de los dos profetas d e q u e habla el texto E n agosto del año 612, N í n i v e fue conquistada por asalto p o r
mencionado. la acción c o m b i n a d a del ejército de Babilonia y de los medos; sus
habitantes, pasados a filo de espada, y «la ciudad, reducida a u n m o n -
Celebración de la pascua (23,21-23) t ó n de ruinas», c o m o dice la crónica de G a d d 1. Su último rey, A s -
suruballit (611-609), reinó en H a r r á n , esperando la ayuda de su
21
L u e g o m a n d ó Josías a todo el pueblo: «Celebrad la pascua aliado, Egipto. El año 610, los U m m a n - M a n d a , al mando de escitas
en h o n o r de Yahvé, vuestro Dios, c o m o está escrito en el libro y babilonios, barrieron esta s o m b r a de poderío. El ejército egipcio,
de esta alianza.» 2 2 Ninguna pascua semejante a ésta se había acaudillado por N e c a o II (609-594), llega con retraso en ayuda del
celebrado desde el t i e m p o en q u e los jueces juzgaban a Israel rey asirio, t r a t a n d o de recuperar H a r r á n . L a tardanza en llegar d e -
ni d u r a n t e todo el t i e m p o de los reyes de Israel y de los reyes bióse a q u e a su paso p o r Palestina salióle al encuentro Josías con
de J u d á . 2 3 E l año dieciocho del reinado de Josías se celebró
esta pascua en h o n o r de Yahvé en Jerusalén. la intención de cerrarle el paso, presentándole batalla. Ignoramos el
p o r q u é Josías se opuso al ejército egipcio, cuando anteriormente
C o n grandes fiestas y regocijos celebróse la pascua (2 G r ó n 35, autorizó al de Psamético (663-609). N e c a o marchaba hacia el Eufra-
1-17). T o d o J u d á t o m ó p a r t e en la fiesta de Jerusalén, lo q u e n o 1
J. GADD, The Fall of Niniveh. The newly discavered Babylonian Chronicle, no. 21, 901, in
había acontecido d e s d e t i e m p o s antiquísimos (Jos 5,10). H a s t a e n t o n - the British Museum (Londres 1923); PRITCHARD, 304-305.
566 2 Reyes 23 2 Reyes 24 567
tes para enfrentarse contra Nabopolasar, rey de Babilonia. Quizá por dona incluso a sus mejores servidores? El movimiento fue capita-
esto le salió al paso Josías, tratando de congraciarse con el nuevo im- neado por el rey y el elemento oficial.
perio triunfante de Babilonia. Atravesando Josías todo el territorio de En lugar de Joacaz nombró Necao II a Eliaquim, al que, en se-
Samaría aprovechando la debilidad y decadencia de Asiría, llegó a ñal de sujeción al monarca egipcio, le cambió el nombre en Joa-
Megiddo, en donde esperó a Necao, al que atacó. Al poco de empe- quim (609-593). No es fácil determinar el porqué impuso Necao al
zar el combate, Josías cayó herido por una flecha disparada por ar- rey de Judá un nombre en cuya composición entra el de Yahvé.
queros egipcios. Necao II siguió su marcha hacia el Eufrates, en ¿Fue acaso para congraciarse con el partido yahvista ? Entre ambos
cuyas orillas se desarrolló la famosa batalla de Karkemish (605). monarcas existieron relaciones amistosas. Joaquim pagó la contri-
La muerte de Josías apagó en labios de Judá los cantos de alegría bución que impuso Necao, para lo cual gravó al país, principalmen-
por la caída de Nínive (Nahum 1,2-3,13), que había profetizado te a los campesinos (Jer 22,13-19), con muchos impuestos. Por su
Sofonías (2,13-15) 2 . parte, Necao correspondió a la lealtad de su vasallo dándole prue-
bas de buena voluntad; a una indicación de Joaquim entregó Ne-
cao II al profeta Uría, que se había refugiado en Egipto (Jer 26,22).
Joacaz y Joaquim, reyes de Judá (23,31-37)
La conducta religiosa de Joaquim es enjuiciada severamente por el
31
Veintitrés años tenía Joacaz cuando comenzó a reinar, autor sagrado, pudiéndose contar en el número de los últimos reyes
y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se llamaba Jamutal, de Judá que prepararon la hecatombe final (24,3.9).
hija de Jeremías de Libna. 32 Hizo el mal a los ojos33 de Yahvé,
enteramente como lo habían hecho sus padres. El faraón Campaña de Nabucodonosor (24,1-7)
Necao le encadenó en Ribla, en tierra de Jamat, y le destronó,
e impuso a las gentes de la tierra una contribución de cien ta- 1
En su tiempo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, se puso
lentos de plata y un talento de oro. 34 El faraón Necao puso por en campaña. Joaquim le había estado sujeto 2 durante tres años,
rey a Eliaquím, hijo de Josías, en lugar de Josías, su padre, y le pero luego se volvió y se rebeló contra él. Entonces mandó
mudó el nombre, poniéndole el de Joaquim. Cogió a Joacaz Yahvé contra Joaquim tropas caldeas, tropas de los sirios,
y lo llevó a Egipto, donde murió. 35 Joaquim entregó al faraón tropas de los moabitas y de los amonitas; las envió contra Judá
la plata y el oro; mas para reunir este dinero, según la imposi- para destruirle, según la palabra que Yahvé había pronunciado
ción del faraón, hubo de sacarlo al pueblo, determinando lo por sus siervos los profetas. 3 No sucedió esto sino por orden de
que
36
cada uno había de dar para entregarlo al faraón Necao. Yahvé, que quería arrojar a Judá de4 su presencia a causa de
Veinticinco años tenía Joaquim cuando comenzó a reinar, los pecados cometidos por Manases, y de la sangre inocente
y reinó once años en Jerusalén. Su madre se llamaba Sebida, derramada por Manases, 5que había llenado a Jerusalén, que
hija de Pedaya, de Ruma. 37 Hizo el mal a los ojos de Yahvé, no quiso Yahvé perdonar. El resto de los hechos de Joaquim,
enteramente como lo habían hecho sus padres. cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Judá ? 6 Joaquim se durmió con sus padres, y le sucedió
El pueblo lloró la muerte ignominiosa de su rey (Jer 22,10) en Joaquín, su hijo. 7 El rey de Egipto no salió ya más de su tierra,
manos de Necao. El mismo Jeremías dedicó una endecha a la derrota porque el rey de Babilonia se había apoderado de cuanto era
de los egipcios en Karkemish (Jer c.46). De estos lamentos quedan del rey de Egipto, desde el torrente de Egipto hasta el Eufrates.
vestigios en la literatura apocalíptica, que habla del día «de Arma-
geddón». A la muerte de Josías subió al trono su segundo hijo, Joa- Necao II habíase establecido en el norte de Siria, en Ribla, con-
caz (609), llamado también Salum (Jer 22,11). De regreso Necao II virtiendo a Karkemish, en la orilla occidental del Eufrates, en ba-
del Eufrates detúvose en Ribla, en tierras de Hamat, por conside- luarte de sus posesiones avanzadas en Asia. A la llegada de las tro-
rar a Siria y Palestina como herencia recibida de Asiria. Joacaz fue pas de Nabucodonosor huyó el ejército egipcio hacia el sur, en tanto
llamado por Necao II a Ribla, desde donde, después de cargarlo de que oponía una leve resistencia, cubriendo su retirada con ligeras
cadenas, fue enviado prisionero a Egipto, donde murió al poco tiem- escaramuzas. Las tropas babilónicas atravesaron victoriosas Siria y
po. Al país impuso un tributo de cien talentos de plata y uno de Palestina. Nabucodonosor llegó a las fronteras de Egipto, dispuesto
oro (15,19-20; 18,14-15; 1 Re 9,14). Fue tan corto su reinado, que a entrar en él, cuando recibió la noticia de la muerte de su padre,
Jeremías ni siquiera lo menciona (Jer 1,1). La muerte violenta de Nabopolasar (605 a.C). Acompañado por soldados escogidos, y a
Josías desencadenó una reacción antiyahvista por no haber salvado través del desierto, marchó precipitadamente a Babilonia para ceñir
Yahvé al piadoso monarca y autor de la reforma que lleva su nom- la corona del imperio. Su rápido paso por tierras de Siria y Palestina,
bre. ¿Para qué confiar en Yahvé, argumentaba el pueblo, si aban- camino de Egipto, no le había permitido ajustar las cuentas con sus
soberanos. De ahí que, especulando ellos con el regreso del rey a
2 B . COURROYER, Le litige entre Josie et Néchao: R B 55 (1948) 388-396; B. ALFRINK, Babilonia e interpretando su retirada como señal de debilidad, mos-
Die Schlacht bei Megiddo una der Tod des Josias: B 15 (1934) 172-184; A . C. W E L C H , The
Death of Josias: Z A W 43 (1925) 255-260; F . C R O S S - D . N . FREEDMAN, Josiah's Revolt agatnst
tráronse remisos en pagar los tributos que se les impusieron. Por otra
Assyria: J N E S 12 (1953) S6-58. parte, en Judá iba engrosando cada día el partido de los que eran
568 2 Reyes 24 2 Reyes 24 569
-favorables a reanudar las conversaciones con Egipto con el fin de rey de Israel, había hecho para el templo de Yahvé, conforme
crear una coalición antibabilónica. Contra este movimiento pronun- a lo que había anunciado. 14 Llevó cautiva a toda Jerusalén, a
cióse repetidamente el profeta Jeremías, recomendando humilde su- todos los jefes y a todos los hombres de importancia, en núme-
misión al rey de Babilonia, poi ser ésta la voluntad de Yahvé (Jer 25, ro de diez mil, con todos los carpinteros15y herreros, no dejando
1-13; 27,1-22; 29,10). Esta actitud antiegipcia acarreó al profeta la más que a la gente pobre de la tierra. Deportó a Joaquín a
enemistad del partido filoegipcio, que trató incluso de eliminarlo Babilonia, y llevó cautivos, de Jerusalén a Babilonia, a la madre
del rey, a las mujeres del rey, a sus eunucos, a los grandes de
(Jer c.26). De estas intrigas y tratativas con Egipto tuvo noticia la tierra; 16 a todos los hombres de armas, en número de siete
Nabucodonosor, el cual visitó de nuevo Palestina, probablemente el mil, y a los carpinteros y herreros, en número de mil. A todos
año 602, para imponer su dominio efectivo 1. En castigo de sus intri- los hombres de valer, aptos para la guerra, el rey de Babilonia
gas y contactos con Egipto, Nabucodonosor dirigióse a Jerusalén, los llevó cautivos a Babilonia. 17 Luego puso por rey, en lugar
en donde entró sin encontrar resistencia. El rey Joaquim fue cargado de Joaquín, a Matanías, su tío, mudándole el nombre en el de
de cadenas, recobrando su libertad solamente al comprometerse con Sedecías.
promesa formal a cumplir todas las obligaciones de vasallaje que le Del rey Joaquín (598) dice el texto que «hizo el mal a los ojos
imponía el rey de Babilonia. Muchos nobles del país, entre los cua- de Yahvé, enteramente como lo había hecho su padre». Semejante
les contábase Daniel, fueron deportados a Babilonia en calidad de proceder iba a desencadenar las iras de Dios contra su pueblo in-
rehenes 2 . fiel. La conducta de Joaquín, siempre recalcitrante en cumplir las
El rey Joaquim, alentado por el partido filoegipcio, no cumplió cláusulas que le impuso el rey de Babilonia, exasperaron a éste, que
las condiciones que se le habían impuesto. De ello tuvo noticia Na- se presentó en Palestina con un gran ejército. Pero el culpable había
bucodonosor, quien, para castigarle, mandó contra él las tropas mer- muerto y ocupaba su puesto Joaquín, llamado también Jeconías
cenarias acampadas en Siria y las bandas guerreras de los pueblos (Jer 28,4ss) y Yekonyahu (Jer 24,1). Su nombre figura en los ostraca
de los alrededores, aliados de Babilonia. Su acción fue catastrófica: de Laquis 3 . El nuevo monarca era débil, tanto que incluso Jere-
aldeas enteras fueron arrasadas y saqueadas, asolada la campiña y mías habla despectivamente de él (22,24-30). Al poco tiempo de
reducido el país a una situación lamentable (Jer 12,7; c.48-49). Per- subir al trono, las tropas de Nabucodonosor sitiaron la ciudad de
mitió Dios que así sucediera para castigar el pecado de su pueblo, Jerusalén. A los tres meses de cerco abrió el rey las puertas de la
tal como habían predicho los profetas (17,23; 21,10). Todos los te- ciudad y se entregó al monarca babilónico. Este entró en el templo,
rritorios de Siria y Palestina que habían pertenecido a Egipto, «des- que saqueó. Llevó presos al rey, a toda la casa real, a los notables
de el torrente de Egipto hasta el Eufrates», pasaron a depender del (sarim), a los obreros especializados, artesanos, no dejando en el
rey de Babilonia. Joaquín murió en circunstancias misteriosas, que, país más que la gente pobre de bienes y de espíritu. Jerusalén fue
a juzgar por sus consecuencias, fueron trágicas. De él profetizó Je- tomada los días 13-16 de marzo del año 597 4 . Al llegar a Babilonia,
remías: «Sepultura de asno será la tuya, cogido y tirado lejos de las Joaquín, su familia y nobles fueron encerrados en un castillo. A la
puertas de Jerusalén» (22,19); «su cadáver será arrojado al calor del muerte de Nabucodonosor fue admitido Joaquín en la corte como
día y al frío de la noche» (36,30). Según 2 Crón 36,8 (versión de los comensal del rey (25,27). Entre los prisioneros figuraba el profeta
LXX), fue enterrado en el jardín de Uza. Ezequiel (1,2).
Deportación a Babilonia (24,8-17)
Sedecías, rey de Judá (24,18-20)
8
Dieciocho años tenía Joaquín cuando comenzó a reinar, 18
y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se llamaba Nejusta, Veintiún años tenía Sedecías cuando comenzó a reinar, y
hija de Elnatán, de Jerusalén. 9 Hizo el mal a los ojos de Yahvé, reinó once años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jamutal,
enteramente como lo había hecho su padre. 10 En este tiempo hija de Jeremías, de Libna. 1* Hizo el mal a 20los ojos de Yahvé,
subieron contra Jerusalén los servidores de Nabucodonosor, enteramente como lo había hecho Joaquín, por la cólera de
rey de Babilonia, y la ciudad fue asediada. n Nabucodonosor, 3
rey de Babilonia, llegó a la ciudad mientras sus servidores la Sobre los ostraca de Laquis, W . F. ALDKIGIIT, A Supplement to Jeremiah: The Lachis
Ostraha: B A S O R 61 (1936) 10-16; The Lachis Lctlers afler five Years; ibid. 82 (1941) 18-24;
asediaban. 12 Entonces Joaquín, rey de Judá, salió al rey de Ba- R. DE VAUX, Les Ostraka de Lachis: R B 48 (1939) 181-206; H . MICHAUD, l . c , 75-103.
bilonia con su madre, sus servidores, sus jefes y sus eunucos. 4
E n la Crónica de Babilonia, descifrada en 1956 por D . J. Wisemann, se lee: «El a ñ o
El rey de Babilonia le prendió el octavo año de su reinado. séptimo, en el mes de Kislew, el rey d e Akkad reunió sus tropas y marchó contra el país
13 d e Hatti (Siria-Palestina). Puso sitio a la ciudad d e Judá, y el segundo día del mes de A d a r
Sacó de allí todos los tesoros del templo de Yahvé y los teso- se apoderó de la ciudad y capturó a su rey. Puso allí a un rey según su corazón, recibió u n
ros del palacio real; rompió todos los utensilios que Salomón, fuerte tributo y lo envió a Babilonia». D . J. W I S E M A N N , Chronicles of Chaldean Kings in the
British Museum (Londres 1956); A . PARROT, Babylone et VAnclen Testament (París-Neuchátel
1
J. BRIGHT, A New Letter in Aramaie, Written to the Pharaoh of Egypt'- B A 12 (1949) 1956); E. VOGT, Nova Chronica Babylonica de pugna apud Karkemlsh et expugnatione Jeru-
salem: B 37 (1956) 389-397; ID., Die neubabilonische Chronik und die Einnhame von Jerusalem:
46-52.
2 V T (suppl.), 4 (1956) 67-96; E. R. T H I E L E , New Evldence on the Chronology of the Last Kings
J. I. N E L I S , Note sur la date de la sujétion de Joiaquim par Nabuchodonosof • R B 61 (1954) of Judah: B A S O R 143 (1956) 22-27; PRITCHARD, l . c , 303-307; D . N . FREEDMAN, The Ba-
357-391- bylonian Chronicle; BA 19 (1956) 50-60,
570 2 Reyes 25 2 Reyes 25 571
7
Yahvé contra Jerusalén y contra Judá, que Yahvé quería arro- tenciaron. Los hijos de Sedecías fueron degollados en su pre-
jar de su presencia. Sedecías se rebeló contra el rey de Babi- sencia; a Sedecías le sacaron los ojos, y, cargado de cadenas de
lonia. bronce, le llevaron a Babilonia.
Nabucodonosor quiso acabar con las veleidades de Judá cortan-
Llamábase el rey Matanías, pero el monarca babilónico le im- do definitivamente sus contactos con Egipto. Al aparecer el rey
puso el nombre de Sedecías (23,34). Reinó desde 598 hasta 587. Era Psamético en Palestina el año 590, algunos judíos enroláronse en su
hermano de Joacaz y tío de Joaquín. Toda esta perícopa (24,18- ejército. Los falsos profetas anunciaban el ocaso de Babilonia y el
25,21) se encuentra en Jer 52,1-27. No era Sedecías de malos sen- encumbramiento de Egipto (Jer 27,29); Sedecías, a pesar de haber
timientos, pero fue débil y de pocos alcances. Quizá le faltaron jurado fidelidad a Nabucodonosor, dejóse arrastrar por la corriente
buenos consejeros; únicamente de noche podía entrevistarse con Je- filoegipcia. Ofra, el sucesor de Psamético, inició las hostilidades.
remías, que siente compasión por él. Ezequiel describe de manera Pero Nabucodonosor le salió al encuentro en Ribla, dividiendo su
tétrica las condiciones políticas y religiosas de este tiempo. Los ejército en dos cuerpos: uno en dirección a Tiro, y otro, que capi-
sacerdotes violaban la ley, los profetas vaticinaban cosas vanas, los taneaba el mismo monarca, apuntando hacia Judá (Ez 2i,24ss). A su
príncipes «son leones rapaces», igual que los ministros del rey paso, las ciudades de Judá cayeron en su poder, menos Laquis,
(Ez 22,23-31). La idolatría habíase adueñado de Jerusalén; se ado- Azeca y Jerusalén (Jer 34,7). En las cartas de Laquis, de que hemos
raba al dios del cielo (Ez 8,3), al sol (8,16), a los animales (8,10). hablado, se reflejan los estertores de estas ciudades, resto del que
Las mujeres lloraban al dios Tammuz (8,14). Los verdaderos pro- fue reino de Judá. El 15 de enero del año 588, las tropas de Nabuco-
fetas eran objeto de mofa (12,21), mientras triunfaban los falsos. donosor presentáronse ante Jerusalén, estrechándola con el cerco.
En el pueblo existían diversas tendencias políticas, que torpedeaban Sedecías llamó en su auxilio al ejército egipcio. No se hizo sordo
toda unidad de acción. En tales circunstancias, la prudencia acon- Ofra a estos gritos de socorro, mandando su ejército a Palestina y
comenzando por invadir la Sefela (Jer 2i,iss; Ez 30,20). Temiendo
sejaba que el reino de Judá se amoldara al régimen de vida que le
Nabucodonosor ser apresado entre dos fuegos, levantó el cerco de
imponía Babilonia y no intentara rebelarse contra su dueño. La ex-
Jerusalén para cortar el avance egipcio (Jer 34,21; 37,5). Aquel con-
periencia demostraba que Egipto no tenía poder suficiente para en- tratiempo del rey de Babilonia envalentonó a los del partido filo-
frentarse con Babilonia. Por lo mismo, querer sacudir el yugo en egipcio, de Jerusalén, que encarcelaron a Jeremías, culpándole de
estas condiciones equivalía a un suicidio colectivo. traidor y derrotista (Jer c.37). Sedecías fue a consultarle secretamente
A la muerte de Necao (594) subió al trono de Egipto el faraón el futuro de la ciudad, a lo que respondió el profeta: «Volverán los
Psamético II (594-588), que intentó un ataque contra Babilonia, caldeos a combatir esta ciudad, y la tomarán y la incendiarán»
penetrando por mar en la región filistea. Para oponerse a la nueva (Jer 37,7). En efecto, los egipcios huyeron ante las tropas de Nabu-
invasión, Nabucodonosor fijó su cuartel general en Ribla (25,6), codonosor (Ez 3o,20ss), que volvieron a reunirse en torno a Jeru-
hecho que se conoce por una inscripción hallada en el wadi Brisa salén. El hambre comenzó a hacer su aparición en la ciudad. A los
(Líbano). El rey de Babilonia estaba atento a cualquier intento dieciocho meses de sitio abrióse una brecha en el muro septentrio-
de ataque contra el imperio. nal, por donde los soldados de Babilonia penetraron en el interior.
Sedecías huyó de noche por la puerta que había en el muro del
sudeste del Ofel, tomando el camino de Araba, hacia el valle del
Sitio de Jerusalén (25,1-7) Jordán (Jer 52,7; 39,2-4; Deut 1,1-7). Los soldados sitiadores al-
canzaron a los fugitivos en las estepas de Jericó (Jos 4,13). A Sede-
1
El año noveno del reinado de Sedecías, el día diez del mes cías condujéronle cautivo a Ribla (23,33), en donde, después de
décimo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino con todo su haber presenciado el asesinato de sus hijos, el mismo Nabucodonosor,
ejército contra Jerusalén, acampó ante ella, y levantaron con- en castigo de sus traiciones, le arrancó los ojos (Jer 39,6-7; 52,10-11).
tra ella ingenios en derredor. 2 La ciudad estuvo cercada hasta Después, cargado de cadenas de bronce, mandó Nabucodonosor que
el año undécimo del reinado de Sedecías. 3 El día nueve del fuera llevado a Babilonia a fin de que muriera en un rincón de
cuarto mes del año undécimo de Sedecías era grande el ham-
bre en la ciudad, y no había ya pan para la gente del pueblo. alguna cárcel de la capital. Jerusalén cayó en 587 1. Igual suerte
4
Entonces abrieron brecha en la ciudad, y toda la gente de corrieron las ciudades de Laquis y Azeca (Jer 34,7).
guerra huyó de noche por el camino de la puerta entre los mu- 1
T. AUERBACH, Wann eroberte Nebukadnezar Jerusalem: VT n (1961) 128-136; E. yoGT,
ros, cerca del jardín del rey, mientras los caldeos tenían5 cercada Chronologia exeuntis regni ludae et exsilii: B 38 (1957) 229-233. Según Vogt, se atacó la ciudad
la ciudad. Los huidos tomaron el camino del Araba; pero el el 4 de enero de 587, fue conquistada el 19 de julio y destruida el 18 de agosto del mismo año.
ejército de los caldeos persiguió al rey y le dio alcance en los
llanos de Jericó, y todo su ejército se dispersó, dejándole. 6 Apre-
saron al rey y le llevaron al rey de Babilonia, a Ribla, y le sen-
572 2 Reyes 25 573
2 Reyes 25
Judá parecía un desierto (Jer 44,22; Ez 33,28); por todas partes
Saqueo de Jerusalén (25,8-17) veíanse ruinas (Jer 45,4; Lam 1,1-2; 4,17; 5,15-16). Dios había
8 castigado con la humillación del destierro la infidelidad de su
El día séptimo del quinto mes—era el año diecinueve del pueblo.
reinado de Nabucodonosor en Babilonia—, Nebuzardán, jefe
de
9
la guardia, servidor del rey de Babilonia, entró en Jerusalén,
quemó el templo de Yahvé, el palacio real y todas las casas Godolías, prefecto (25,22-26)
de Jerusalén. 10 Todo el ejército de los caldeos que estaba con 22
Nabucodonosor puso el resto del pueblo que quedaba en
el jefe de la guardia, demolió las murallas que rodeaban a Je- la tierra23 bajo el gobierno de Godolías, hijo de Ajicán, hijo de
rusalén. u Nebuzardán, jefe de la guardia, llevó cautivos a los Safan. Cuando los jefes de las tropas supieron, ellos y sus
que habían quedado en la ciudad, de los que se rindieron al hombres, que Godolías había sido puesto por el rey de Babi-
rey de Babilonia, y al resto de la gente, i 2 fuera de algunos po- lonia como gobernador del territorio, vinieron a Godolías, a
bres que dejó, como viñadores y labradores. i 3 Los caldeos Misfa, Ismael, hijo de Netanía; Jojanán, hijo de Careaj; Sarayas,
rompieron las columnas de bronce que había en la casa de hijo de Tanjumet, de Neftoa, y Jazanía, hijo de un macateo,
Yahvé, las basas, el mar de bronce que había en la casa de Yah- con sus gentes. 24 Godolías les juró a ellos y a sus hombres, di-
vé, y se llevaron el bronce a Babilonia. 14 Cogieron los cenice- ciéndoles: «No temáis nada de parte de los caldeos; quedaos
ros, las tenazas, las palas, los cuchillos, las tazas y todos los uten- en la tierra, servid al rey de Babilonia, y os irá bien». 2S Pero
silios de bronce con que se hacía el servicio. 15 El jefe de la el séptimo mes, Ismael, hijo de Netanía, hijo de Elisama, de
guardia cogió también los braseros y las copas y todo cuanto sangre real, vino acompañado de diez hombres, e hirieron mor-
era de oro y cuanto era de plata. 16 Las dos columnas, el mar, talmente a Godolías, así como a los judíos y caldeos que esta-
las basas que Salomón había hecho para la casa de Yahvé;7 to- ban con él en Misfa. 26 Entonces todo el pueblo, pequeños y
dos los utensilios de bronce tenían un peso incalculable. 1 La grandes, los jefes y sus tropas, se levantaron y se fueron a Egip-
altura de una columna era de dieciocho codos, y tenía encima to por temor de los caldeos.
un capitel de bronce de tres codos de altura, y en derredor del
capitel había trenzados y granadas, todo de bronce; y lo mismo Al frente de los pocos que habían quedado en Judá puso Nabu-
la otra columna. codonosor a Godolías por prefecto. Este nombre figura en un sello
encontrado en Tell el-Duweir, como perteneciente al maestro de pa-
Nebuzardán fue el encargado de saquear metódicamente la ciu- lacio en tiempos de Sedecías, cargo que pudo ejercer Godolías 2 .
dad, a la cual llegó el 15 de agosto del año 586. Empezó por prender Era éste un hombre bueno, prudente, amigo de Jeremías, generoso,
fuego al templo y principales edificios. Los soldados abrieron di- que acogía a todos amablemente, dándoles saludables consejos.
versas brechas en las murallas de la ciudad, que en gran parte per-
Estableció su residencia en Misfa (v.25,), con Jeremías por con-
manecieron en pie (Neh 6,15). Todos los habitantes, exceptuando
sejero (Jer 39,11-15; 40,1-6). Cierto Ismael, de estirpe real, so-
a algunos agricultores y viñadores, fueron llevados cautivos a Ba-
bilonia. Todo lo que quedó en pie en el templo después del incendio bornado por los amonitas, asesinó al prefecto y a todos los caldeos
fue destruido y demolido; las columnas de bronce (Jer 27,19; 1 Re que estaban con él. Jeremías relata largamente este lamentable epi-
1,7.15-22), las basas (1 Re 7,27-39) y el mar de bronce (1 Re 7, sodio (40,14-41,16). Por temor ¡1 represalias, el pueblo emigró a
23-26) corrieron esta suerte. Todos los utensilios de valor fueron Egipto (Jer 4,17-18), arrastrando por la fuerza al profeta Jeremías
requisados y llevados a Babilonia. De los objetos de oro y plata (Jer 42,1-43,7). De esta manera desaparecía de Palestina aun el resto
se hizo cargo Nebuzardán (Jer 52,15-24). que había dejado Nabucodonosor.
gente militar que devastara el país y deportara (año 582) a los qué
allí quedasen (Jer 52,30). Para reemplazarlos no se mandaron colonos
CRÓNICAS
de Babilonia; el país permaneció mucho tiempo abandonado, de-
sierto, penetrando poco a poco en él los pueblos circunvecinos de los
amonitas, árabes y edomitas (Ez 35,5-12; 36,2-5; Abd 10-16). Los
judíos fieles volvían sus ojos hacia la ciudad de Jerusalén, adonde
acudían, según sus posibilidades, para orar y ofrecer sacrificios INTRODUCCIÓN
(Jer 41,4-5). Los libros de las Crónicas formaban en un principio un solo vo-
Pero el pueblo de Judá comía el pan del exilio, llorando su des- lumen, que los LXX, al igual que hicieron con los de Samuel y Re-
gracia junto a los sauces de los ríos de Babilonia, acordándose de yes, dividieron en dos. En el hebreo llevan el título Dibre hayyamim
Sión (Sal 136,iss). Dios los había arrojado de su heredad, de su pre- (palabras, cosas de los días, expresión que equivale a anales, cróni-
sencia, a causa de sus muchos pecados. El exilio será una buena oca- cas). Esta última denominación empleó San Jerónimo al considerar
sión para que Israel reflexione sobre las causas de su desgracia y ex- el libro como «Chronicon totius divinae historiae» (PL 28,554)
píe su pecado con una sincera penitencia. Para el pueblo de Judá o «Instrumenti veteris epitomen» (PL 22,548). Lutero adoptó y ge-
era también el exilio una pena medicinal. En Babilonia, Joaquín neralizó el título jeronimiano de Crónicas. Los LXX dieron a la
dejaba atrás los barrotes de la prisión a los treinta y siete años de obra el título de 1 y 2 libro de los Paraleipómenon, por creer que su
su cautiverio y era admitido por Evil Merodac (562-559) en su autor quiso completar las historias de los libros de Samuel y de los
mesa durante todo el tiempo de su vida. Los honores reales que se Reyes, recogiéndose noticias que allí habíanse omitido o dejado de
reconocen en él anuncian la gloria y la restauración judía (Jer 52, lado. 1 Pero el libro es una historia independiente y autónoma. Créese
32-33) 3 . Dios no olvidaba a su pueblo, mostrándose fiel a su mucha que el libro formaba parte originariamente de los actuales libros de
misericordia aun en los momentos que le azotaba. Esdras y Nehemías.
3
E. F . W E I D N E R , Jojuchin Konig von Juda in babilanischen Keilschriftentexte: «Mélanges
R. Dussaud», II (París 1941) 923-935; W . F . ALBRIGHT, King Joiachin in Exile: B A 5 (1942) Lugar en el canon
49-55; A . BEA, Konig Jojachin in Keilschriftentexten: B 23 (1942) 79-82; A . MALAMAT, Jere-
miah and the Two Last Kings ofjudah: P E Q . 8 3 (1951) 81-87. Conforme a la profecía de Jere- En las Biblias hebraicas actuales las Crónicas van al final, lugar
mías (22,30), ninguno de los hijos de Joaquín nacidos en el exilio (1 C r ó n 3,l7ss) subió al
trono. L e sucedió su tío Sedéelas.
que ocupaban ya en tiempos de Jesucristo (Mt 23,35; 2 Crón 24,
20ss). En las ediciones del texto griego y latino, las Crónicas siguen a
los libros de los Reyes y preceden a los de Esdras y Nehemías. Hemos
dicho que éstos originariamente formaban un todo con los de las
Crónicas, con los cuales se parecen en cuanto al estilo, vocabulario,
composición, ideas fundamentales, predilección por las genealo-
gías, interés por el culto, relieve concedido al sacerdocio, levitas,
cantores y porteros. A estos argumentos debe añadirse que los dos
últimos versos de las Crónicas (36,22-23) se reproducen exactamen-
te en Esd 1,1-4. Cuando el libro de las Crónicas se desgajó del de
Esdras, quedaron en aquél los primeros renglones con que empe-
zaba éste.
Texto
El texto hebreo, salvo el de Crón c.1-9 (SAN JERÓNIMO, In librum
Paralipomenon praefatio) se ha conservado en buen estado, aunque
no perfecto. Los textos de otros libros canónicos que utilizó el
autor no concuerdan con el texto masorético actual, lo que con-
firman los textos hebraicos de Qumrán 2 , más afines al de los LXX.
El de éstos sigue de cerca el texto hebreo, salvo algunas excepciones.
Luciano tiende a armonizar el texto con el de los libros de Samuel
y Reyes. El texto de la Vetus Latina según la primera Biblia ma-
1
P. AUDET, A Hebrew-Aramaic List of Boohs of the Oíd Testament in Greek Transcrip-
tian: «Journal of Theological Studies», i (1950) 135-154.
2
F . M . CROSS, A new Qumrán biblical Fragment related to the Original Hehrew underlying
the Septuaginta: B A S O R 132 (1953) 15-26; I D . , The Ancient Library at Qumrán and Modern
Biblical Studies (Londres 1958) 140-145.
576 Introducción a Crónicas Introducción a Crónicas 577
nuscrita de Alcalá (s.x), conservada en Madrid, representa un texto complace en dar sus genealogías, señalar el cometido de las clases
de una antigua versión latina emparentada con Ja que utilizó Lucifer levíticas inferiores, tales como músicos, cantores y porteros. Tiene
de Cagliari y proviene de una versión griega distinta de la de los frases nada halagadoras para los sacerdotes (2 Crón 5,11; 29,34).
LXX 3 . La Vulgata traduce fielmente.
Contenido
Autor y fecha de la composición La obra del cronista puede dividirse en dos partes: 1) Introduc-
La unidad primitiva de composición de las Crónicas y el libro ción (c.1-9). 2) Historia de los reyes de Judá (1 Crón 10,1; 2 Crón
de Esdras ha llevado a algunos autores católicos a adherirse a la c.36). Alude el autor a las vicisitudes del establecimiento del reino
opinión del Talmud (Baba Bathra 15a), según la cual Esdras «es- de Yahvé en Israel, y para ello parte del primer hombre, Adán,
cribió su libro y la genealogía del libro de las Crónicas hasta él». llegando por vía de exclusión hasta David. Hace hincapié en las
Pero es más probable que el autor, muy probablemente levita, sea genealogías de la tribu de Judá y de Leví; a la familia de David
posterior a Esdras, sin que nos sea posible señalar su nombre, ni se le concede un trato de favor. Si las genealogías sirven de intro-
siquiera precisar el tiempo exacto en que vivió y en qué fecha puso ducción al reinado de David y si éste es considerado como jefe ideal
manos a la obra. Faltando datos históricos sobre el particular, se del reino teocrático, es porque el cronista se propone enfocar la
hace preciso recurrir al examen del texto. historia de su pueblo desde un ángulo particular: el de la teocracia,
Encontramos en el texto indicios claros de que el autor de las fundada sobre las promesas hechas por Yahvé a la dinastía davidi-
Crónicas es posterior a Esdras. En 2 Crón 36,22-23 se habla del ca (2 Crón 6,4-11.42; 21,7). En semejante perspectiva es natural
decreto de Ciro (año 537 a. C ) ; en 1 Crón 29,7 se menciona el dá- que el reino de Judá atraiga su atención 5 .
rico (adarkonim), lo que nos traslada a un tiempo posterior a Da- En la segunda parte se extiende largamente en los reinados de
río I (522-486). En 2 Crón 36,20 supone que el imperio persa no David (1 Crón c.10-29) Y de Salomón (2 Crón 1-9). Al primero
existía ya. La lista de los descendientes de David (1 Crón 3,22- prometió Dios una descendencia perpetua en el trono de Judá.
24) nos lleva hacia el año 350. En Nehemías (12,22) se dice que David, del cual se callan todas las debilidades capaces de empañar
desde Eliasib hasta el reinado de Darío se confeccionaron los cen- su figura, correspondió a la liberalidad divina promoviendo y pre-
sos de los sacerdotes y levitas. Uno de los sumos sacerdotes mencio- parando eficazmente la construcción del templo y asegurando el es-
nados es Yadúa, del cual escribe Flavio Josefo que fue contemporá- plendor de su culto. Salomón fue el que realizó el ideal de su padre,
neo de Alejandro Magno (Ant. Iud. 11,7,2), de lo que se deduce David. Dejó de lado a los reyes del reino del Norte, separados de
que el autor escribió hacia el año 300. M. Noth 4 señala la fecha de la comunidad de Israel por el cisma político-religioso (2 Crón 13,5)
composición entre los años 300-200 a. C. El autor del Eclesiástico y fija su atención en los de Judá, deteniéndose en aquellos que se
(hacia el año 180 a. C.) habla de la institución de los levitas cantores distinguieron por su celo por la buena marcha del culto en el templo,
por el rey David (47,11), inspirándose quizá en el testimonio del Ezequías y Josías. De los 822 versículos del segundo libro de las
libro de las Crónicas. Eusebio (Praeparatio Evangélica 9,30-34: Crónicas, 201 están dedicados a Salomón (1,1-9,31), 102 a Josafat
PG 21,747-8) da a entender que Eupolemos (158-157 a. C.) utilizó (17,1-21,1), 117 a Ezequías (29,1-32,33) y 60 a Josías (34,1-35,27).
una versión griega de 2 Crón 1,2-15. De los reyes de Israel habla incidentalmente por su intervención en
Las particularidades lingüísticas del libro tienden a probar la la política de los de Judá. 1.a prosperidad de cada monarca de Judá
composición tardía de la obra. En resumen, las características del se mide por la fidelidad del monarca al pacto de la alianza estable-
libro responden a una fecha bastante adelantada en el curso del cido entre Yahvé y David (2 Crón 13,5). Judá es el verdadero
siglo n i a. C. Dado que el autor se esfuerza por concentrar la aten- Israel, nombre que muchas veces se le aplica (2 Crón 12,6; 19,8;
ción de los lectores en torno al templo, puede deducirse que escribe 21,4). Sus reyes, especialmente David y Salomón, son los repre-
en la época en que el yahvismo se encontraba en situación comprome- sentantes de Yahvé para con su pueblo y su reino. Israel es una
tida por razón de los esfuerzos conjugados del cisma samaritano, teocracia, que consiste en la elección de Israel y de Jerusalén,
que tomó gran incremento a partir del año 350 y llega a su punto donde David tiene su palacio y Yahvé su templo. Después de
álgido con la construcción del templo sobre el monte Garizim, la David y de Salomón, esta teocracia estuvo a punto de desaparecer,
confabulación de los sumos sacerdotes sucesores de Simón I el Justo a causa de la infidelidad a la Ley de Dios por parte de los reyes y
con los Tobiadas y el apoyo financiero de Tolomeo III Evergetes. del pueblo. Por su justicia debía Dios abolir esta teocracia; pero,
Esto nos lleva de nuevo a la segunda mitad del siglo 111 a. C. Hemos de la misma manera que la había instaurado por una gracia especial,
dicho antes que el autor procede de los círculos de los levitas; se la conservó y mantuvo a causa de su misericordia. La duración
eterna de la dinastía davídica es un elemento esencial de la teocracia.
3
R. W E B E R , Les anciennes versions latines du deuxiéme liv. des Paralipoménes (Collectanea 5
Bíblica Latina, VIII, R o m a 1945); A . MERCATI, Nuove note di litteratura bíblica e cristiana BRUNET, Le Chroniste et ses sources 348.
(Roma 1941) 127-134.
4
Überlieferungsgeschichtliche Studien I (Halle 1943).
Biblia comentada 2 M
578 Introducción a Crónicas Introducción a Crónicas 579
Fuentes de información 22-23). La lista de los guerreros de las doce tribus (i Crón 12,
El autor sagrado utilizó fuentes canónicas y extrabíblicas; unas 24-38) tiene indicios de ser de origen popular. En fin, sin que nos
veces las cita explícitamente, otras no. Incorpora en su libro textos sea dado ver y discernir cuántas y de qué naturaleza fueron las
del Génesis, Éxodo, Números, Josué, i y 2 de Samuel, 1 y 2 de los fuentes escritas que tuvo el autor a su disposición, no cabe perder
Reyes. Sin embargo, nunca menciona explícitamente estas fuentes de vista que muchas informaciones llegaron a su conocimiento por
canónicas, a pesar de utilizarlas a partir de 1 Crón c í o de manera tradición oral.
masiva 6 .
Manera de utilizar las fuentes
Las principales fuentes extrabíblicas, históricas y proféticas, son:
A) HISTÓRICAS: I ) Crónica del rey David (1 Crón 27,24); 2) Libro Si el autor recurre a fuentes preexistentes, no es para ajustarse
de los reyes de Israel (1 Crón 9,1; 2 Crón 20,34); 3) Actas de los a ellas estrictamente, sino servirse libremente de las mismas de
reyes de Israel (2 Crón 33,18); 4) Libro de los reyes de Israel y de acuerdo con su finalidad pragmático-religiosa. Desde el primer
Judá (2 Crón 27,7; 35,27; 36,8); 5) Libro de los reyes de Judá y de capítulo se observa en su obra una mezcla de fidelidad y libertad
Israel (2 Crón 16,11; 25,26; 28,26; 32,32); 6) Midrash del libro de frente a las fuentes. Esta libertad de acción está condicionada a un
los reyes (2 Crón 24,27). Es parecer de muchos exegetas que los fin suprahistórico: la historia, más que término, es medio para un
libros de los números 2, 3, 4 y 5 son una misma obra que se cita fin. El fin religioso no fluye o se desgaja del relato histórico, que
diversamente por no tener todavía un título reconocido oficialmente. muchas veces tiene para el autor valor de ejemplo; algunos han
¿Lo es también el Midrash del libro de los reyes? A juzgar por su calificado al libro de catecismo con ejemplos. Debe examinarse en
género literario no hay duda alguna. Es posible, escribe Podéchard, cada caso hasta qué punto responde el autor de la objetividad his-
que el Libro de los reyes sea una misma cosa con el Midrash del tórica del hecho.
mismo nombre. Del hecho de que este libro de los reyes, a juzgar
Valor histórico
por su contenido, era también un Midrash, hace que esta simple
posibilidad se convierta en una probabilidad seria 7 . En las Crónicas aparece un género literario característico del
B) FUENTES PROFÉTICAS: I ) Actas de Samuel el vidente (1 Crón tiempo: el midrash, que consiste en examinar los textos antiguos
29,29); 2) Actas de Natán profeta (1 Crón 29,29; 2 Crón 9,29); con vistas a una explicación conforme a los tiempos presentes.
3) Actas de Gad el vidente (1 Crón 29,29); 4) Profecía de Ido (2 Crón 9, En realidad es un género edificante y explicativo ligado íntima-
29; 12,15); 5) Actas de Semeyas profeta (2 Crón 12,15); 6) El Mi- mente a la Escritura, en el cual la parte amplificada es real, pero
drash del profeta Ido (2 Crón 13,22); 7) Actas de Jehú, hijo de Jananí secundaria y subordinada siempre al fin religioso esencial, que es
(2 Crón 20,34); 8) Historia de Ozías (2 Crón 26,22); 9) La visión poner de manifiesto la obra de Dios, la palabra de Dios. En los
de Isaías (2 Crón 32,32); 10) Actas de los videntes (2 Crón 33,19); libros históricos, escribe Lusseau, las fuentes, sean canónicas o
11) Libro de Ajías, silonita (2 Crón 9,29); 12) Lamentaciones de no, se utilizan con el designio bien definido de adaptarlas, embe-
Jeremías (2 Crón 35,25), de contenido más amplio que las del lleciéndolas, a las necesidades de una tesis, conforme a la exégesis
libro canónico. ¿Cada uno de estos libros existía por separado o tradicional de una época 8 . Su libro es una historia dirigida, o mejor,
circulaba en forma de antología profética? ¿Deben o no identificar- una meditación sobre la historia, con tendencia a darle una actua-
se las fuentes proféticas con los libros históricos mencionados an- lidad conforme a las preocupaciones de los tiempos presentes.
tes? ¿Son o no ficticias tales citaciones? Discuten los autores sobre Coloca en el centro de la historia el reino de David, al que atribuye
estos puntos. Parece que existía un escrito que contenía el texto toda la legislación del culto del suntuario, desplazando en cierta
de varios oráculos proféticos atribuidos a diversos nabis; en lugar manera a Moisés (1 Crón c.22-29). Esta transposición histórica
de escritos individuales y por separado circulaban antologías pro- pone de manifiesto el desarrollo tic las ideas religiosas al mismo
féticas con los textos de los oráculos pronunciados por los videntes tiempo que descubre el fin inmediato que el autor se propuso, que
en tiempos y circunstancias dispares. Para su obra consultó el autor fue el de fundamentar los privilegios de los levitas. De esta manera
las fuentes históricas y proféticas; la distinción entre ambas colec- el cronista se sirve de materiales antiguos, que pone al servicio de
ciones es manifiesta, a juzgar por 2 Crón 32,32; 33,18-19. sus concepciones teológicas y sus puntos de vista apologéticos 9 .
Además de las fuentes que cita explícitamente, consultó el autor Su libro es una síntesis de las concepciones proféticas y de las pre-
listas genealógicas confeccionadas acaso al regreso de la cautividad, ocupaciones levíticas.
cuando se sintió la necesidad de que cada «hijo de la cautividad» 8
Introduction á la Bible 1,723.
probase o bien su ascendencia judaica o los derechos que algunos 9
R. BLOCH, Midrash: D B S 5,1271; C C'AMl'B, Midrash sobre la historia de les plagues:
«Miscellanea Bíblica Ubach» (Montserrat 1053) «,17-114. «Speculation doctrínale et édifiante
alegaban para ejercer las funciones sacerdotales (Neh 7,61-65; 12, sur la base des anciens textes et des anciennot tnulilions» (ROBERT, Initiation Biblique [Pa-
6
rís 1954] 307).
A . CLAMER, Paralipoménes: D T C 5,2135-2136; VANNUTELLI, Libri synoptici V. T.
7
R B 23 (1915) 2 4 1 ; GÓTTSBERGER, 6; BRUNET, D B S 1236: «Ceci nous engagerait
á voir dans ce (sixiéme) titre u n équivalent des quatre premiers».
S8Ó Introducción a Crónicas 1 Crónicas 1 581
D o c t r i n a religiosa RSR 37 (1950) 287-292; H. LUSSEAU, Les Livres des Chroniques (Inlroduc-
tion á la Bible, 1) (París 1957) 718-730; A. NOORDTZIJ, Les intentions du
Se p r o p o n e el autor inducir a s u s lectores a m a n t e n e r s e fieles Chroniste: RB 37 (1940) 161-168; E. PODÉCHARD, Les références du CViro-
al pacto d e la alianza concluido e n t r e Dios y D a v i d . C o m o condi- niqueur: RB 23 (1915) 236-247; ID., Le premier chapüre des Parali-
ción indispensable para pertenecer a esta c o m u n i d a d davídica se poménes: ibid., 24 (1916) 363-386; M. REHM, Textkritische Untersuchungen
requiere fidelidad a Yahvé. Dios m a n t e n d r á e n p i e todas las p r o - zu den Parallelstellen des Samuel, Konigsbücher und der Chronik (Müns-
mesas a condición d e q u e su p u e b l o se someta a s u s preceptos y ter 1937); A. C. WELCH, The Work of the Chronicler, its Purpose and Date
(Oxford 1939); P. VANNUTELLI, Libri Synoptici Veteris Testamenti librorum
m a n d a m i e n t o s , tal c o m o están escritos e n la L e y d e Moisés. A D i o s Regum et Chronicorum loci paralleli (Roma 1931); G. VAN RAD, Das Ge-
se le d e b e u n culto digno e n el santuario d e Jerusalén; alejarse d e l schichtsbild des chronistichen Werkes (Stuttgart 1930); F. VON HUMMELAUER,
t e m p l o equivale a apostatar d e D i o s . «Más q u e cualquier otro libro Das vormosaische Priestertum in Israel. Vergleichende Studie zum Exodus
histórico d e l A . T . , el d e las Crónicas p r e t e n d e q u e s u s lectores und 1 Cfiron. 2-8 (Freiburg i. Br. 1899); J. G. BÓTTERWECH, Zur Eigenart
vuelvan la m i r a d a hacia el q u e el profeta Ezequiel llama el «único der Chronistischen Davidsgeschichte: «Theologische Quartalschrift», 136 (1956)
pastor», «David, m i siervo» (36,22), «el verdadero justo», d e J e r e - 402-435; D . N . FREEDMANN, The Chronicler's Purpose: C B Q 2 3 (1921) 436-
mías (23,5); «el niño», d e Isaías (9,5); «el q u e d e b e ser jefe s u p r e m o 442; M . FRIEDLANDER, Die Veranderlichkeit der Ñamen in den Stammlisten
der Bücher der Chron. (Berlín 1903); H. NEIL RICHARDSON, The Historical
d e Israel» ( M i q 5,1), es decir, hacia Cristo, el apogeo y t é r m i n o Reliability of Chronicles: «The Journal of Bible and Religión», 1 (1958)
final de Israel, q u e , p o r su vida y p o r su m u e r t e , p o n d r í a las bases 9-12; G. RICHTER, Zu den Geschlechtsregistern 1 Chr. 2 bis g: Z A W 49
d e u n a teocracia q u e n i n g ú n adversario p o d r á aniquilar jamás» 1 0 . (1931) 260-270; 50 (1932) 130-141; L. WATERMAN, Some Repercussions
from Late Levitical Genealogical Accretions in P and the Chronicler: «Ameri-
Canonicidad can Journal of Semitic Languages and Literatures», 58 (1941) 49-56; F. J. Ku-
El libro fue admitido, n o sin lucha, e n el canon j u d í o , q u i z á GLER, Von Moses bis Paulus (Münster 1922) 234-300: Glaubwürdigkeit der
después del concilio d e J a m n i a (hacia el a ñ o 95 d. C ) , c u a n d o los Chr.; L. RANDELLINI, II libro delle Cronache nel decennio io$o-ig6o: «Rivista
Bíblica», 10 (1962) 136-155.
saduceos h a b í a n p e r d i d o su hegemonía, q u e les a r r e b a t a r o n los
fariseos. L a secta d e Jirbet Q u m r á n se inspira e n el espíritu del
cronista: «el m i s m o ideal comunitario, idénticas exigencias morales,
el m i s m o culto d e la L e y y el m i s m o respeto p o r el sacerdocio d e
Aarón» (CAZELLES). L a iglesia cristiana recibió sin dificultad e n I CRÓNICAS
el canon el libro d e las Crónicas, salvo acaso la iglesia siriaca.
Benaya (11,22), con el cual parece identificarlo ei texto. Tuvo Familia de David (14,1-7 = 2 Sam 5,11-16)
Benaya una importante actuación en el traslado del arca (15,24;
1
16,5). No se menciona a Abiatar, por haber apoyado la causa de Hiram, rey de Tiro, mandó embajadores a David, y le pro-
Adonías en contra de Salomón (1 Re 1,19), al que sustituyó Sadoc porcionó madera de cedro, canteros y carpinteros para que
(1 Re 2,27-35). edificaran su casa. 2 Conoció David que Yahvé afirmaba su
dominio sobre Israel y que ensalzaba su reino por amor de
Israel, su pueblo. 3 David tomó entonces mujeres en Jerusalén,
El arca en casa de Obededom y tuvo hijos e hijas. 4 Los nombres de los que 5le nacieron en
(13,1-14 = 2 Sam 6,2-11) Jerusalén son: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, Jibjar, Elisúa,
Elfelet, 6 Noga, Nefeg, Jafia, 7 Elisama, Beeliada y Elifelet.
1
Tuvo David consejo con los jefes de millares y de centenas,
con todos los príncipes, 2 y dijo a toda la asamblea de Israel: «Si En pocos versos reúne el autor algunos hechos salientes de la
os parece bien, y que la cosa viene de Yahvé, nuestro Dios, va- vida de David: sus relaciones con Hiram, la lista de sus hijos (3,5-8).
mos a mandar a todas partes a nuestros hermanos que están En 2 Sam 5,15 no se mencionan entre los hijos de David Elfelet
por todo Israel, a los sacerdotes y a los levitas que habitan en y Noga.
las ciudades, para que vengan a reunirse con nosotros, 3 y trai-
gamos el arca de nuestro Dios, pues no nos hemos cuidado
de esto desde el tiempo de Saúl». 4 Toda la asamblea resolvió Victoria de David sobre los filisteos
hacer
5
así, pues la cosa pareció conveniente a todo el pueblo. (14,8-17 = 2 Sam 5,17-25)
Reunió, pues, David a todo el pueblo, desde el Sijor de Egipto
hasta el camino de Jamat, para traer de Quiriat-Jearim el arca 8
Cuando los filisteos supieron que David había sido ungido
de Dios; 6 y subió David con todo Israel a Baala, de Quiriat- rey de todo Israel, subieron todos en busca suya, y David, que
Jearim, que está en Judá, para trasladar de allí el arca de Dios, 10 supo, les salió al paso. 9 Llegaron los filisteos y se desparrama-
ante la cual se invoca el nombre de Yahvé, que se sienta entre ron por el valle de Refaím. i 0 David consultó a Dios, pregun-
los querubines. 7 Pusieron el arca de Dios sobre un carro nue- tando: «¿Subiré contra los filisteos y los entregarás en mis ma-
vo, y la llevaron de la casa de Abinadab. Conducían el carro nos?» Y Yahvé le dijo: «Sube, y los entregaré en tus manos».
Uza y Ajió. 8 David y todo Israel danzaban ante el arca con 11
Subieron ellos a Baal Perasim, donde David los derrotó. Lue-
todas sus fuerzas y cantaban y tocaban arpas, salterios y tímpa- go dijo: «Dios ha dispersado por mi mano a mis enemigos,
nos, címbalos y trompetas. 9 Cuando llegaron a la era de Cidón, como rotura de aguas que se derraman». Por eso se dio a aquel
Uza tendió la mano para coger el arca, porque los bueyes la lugar el nombre de Baal Perasim. 12 Se dejaron allí sus dioses,
ladeaban; 10 se encendió la cólera de Yahvé contra Uza, y Yahvé que por orden de David fueron quemados en el fuego. 13 Los
le hirió por haber tendido la mano sobre el arca. Uza murió filisteos invadieron de nuevo el valle, 14 y David consultó de
allí ante Dios, n David se apesadumbró porque había herido nuevo a Dios, y Dios le dijo: «No subas contra ellos. Rodéalos
Dios a Uza con tal castigo, y aquel lugar se llamó hasta hoy y échate sobre ellos desde delante de las balsameras. 15 Cuan-
Peres Uza. 12 David entró aquel día en temor, y dijo: «¿Cómo do por las cimas de las balsameras oigas un estruendo, sal luego
voy a traer a mí el arca de Dios?» 13 Y no llevó el arca de Dios y atácalos, que irá Dios delante de ti para derrotar el campo de
con él a la ciudad de 14David, sino que la hizo llevar a la casa de los filisteos». 16 Hizo David como Dios le 17mandara, y derrotó
Obededom, de Gat. Allí quedó por tres meses el arca en la a los filisteos desde Gabaón hasta Guezer. La fama de David
casa de Obededom, y Yahvé bendijo la casa de Obededom y se extendía por todas aquellas tierras, y puso Yahvé sobre todas
cuanto le pertenecía. las gentes el temor de David.
El autor de las Crónicas da relieve extraordinario, consagrán-
dole cuatro capítulos, al traslado del arca desde Quiriat-Jearim Traslado del arca a Jerusalén (15,1-29)
hasta Jerusalén. Según el cronista (13,2), desde el primer momento 1
David hizo casa para sí en la ciudad de David y preparó
se cuenta con el concurso de sacerdotes y levitas, en contra de lo un lugar para el arca de Dios, alzando para ella una tienda.
que insinúa el texto paralelo de Samuel. Los v.1-4 s o n propios de 2
Entonces se dijo: «El arca de Dios no debe ser transportada
las Crónicas. Suele el autor posponer los acontecimientos profanos sino por los levitas, porque son los que eligió Yahvé para tras-
a los religiosos. De ahí que, abandonando el orden cronológico, ladarla y para hacer su servicio por siempre». 3 Reunió, pues,
pasa a referir el traslado del arca. Con el arca en Jerusalén se lograría David a todo Israel en Jerusalén, para subir el arca de Yahvé
la unidad de todas las tribus en torno al templo de Jerusalén y al lugar que le5 había dispuesto. 4 Reunió a los hijos de Aarón
del arca, «ante la cual se invoca el nombre de Yahvé, que se sienta y a los levitas. De los6 hijos de Caat, a Uriel, jefe, y sus her-
manos, ciento veinte; de los 7hijos de Merarí, Asaya, jefe, y sus
entre los querubines» (v.6). hermanos, doscientos veinte;8 de los hijos de Gersón, Joel, jefe,
y sus hermanos, doscientos; de los hijos de Elisafán, Semeya,
jefe, y sus hermanos, doscientos; 9 de los hijos de Hebrón,
604 1 Crónicas 13 1 Crónicas 16 605
10
Eliel, jefe, y sus h e r m a n o s , ochenta; d e los hijos d e Uziel,
A m i n a d a b , jefe, y sus h e r m a n o s , ciento doce. H D a v i d llamó El arca en el tabernáculo (16,1-6 = 2 Sam 6,17-19)
a los sacerdotes Sadoc y Abiatar y a los levitas Uriel, Asaya, Joel, 1
Semeya, Eliel y A m i n a d a b , i 2 y les dijo: «Vosotros sois los jefes T r a í d a el arca d e Dios, pusiéronla en m e d i o de la tienda
de familia d e los levitas; santifícaos vosotros y vuestros h e r m a - q u e D a v i d había alzado p a r a ella, y ofrecieron ante Dios holo-
nos para subir el arca d e Yahvé, del Dios d e Israel, al lugar q u e caustos y sacrificios eucarísticos. 2 C u a n d o h u b o acabado D a -
yo le h e p r e p a r a d o . 13 P o r n o estar vosotros allí la p r i m e r a vez, vid d e ofrecer los holocaustos y los sacrificios eucarísticos, ben-
Yahvé, nuestro Dios, nos castigó, p o r q u e n o fuimos a buscarle dijo al pueblo en n o m b r e d e Yahvé, 3 y distribuyó a todo Israel,
según la ley». 14 Santificáronse los sacerdotes y los levitas p a r a h o m b r e s y mujeres, a cada u n o u n a porción de pan, de carne
subir el arca d e Yahvé, Dios d e Israel. 15 L o s hijos de los levitas y d e uvas pasas. 4 Puso levitas al servicio del arca de Yahvé,
llevaban el arca d e Dios e n h o m b r o s , con sus barras, c o m o lo para q u e invocaran, alabaran y ensalzaran a Yahvé, Dios de
había o r d e n a d o Moisés, según el m a n d a t o d e Yahvé. 16 D a v i d Israel. 5 F u e r o n : Asaf, el jefe; Zacarías, el segundo después de
m a n d ó a los jefes de los levitas q u e dispusieran a sus h e r m a n o s él; Uziel, S e m i r a m o t , Jejiel, Matatías, Eliab, 6 Benaya, O b e d e -
los cantores, q u e hiciesen resonar los instrumentos musicales, d o m y Jeiel, con instrumentos músicos, salterios y arpas, y Asaf
arpas, salterios y címbalos, en señal de regocijo; 17 y los levitas era el q u e hacía sonar los címbalos. L o s sacerdotes Benaya y
designaron a H e r n á n , hijo d e Joel, y d e entre sus h e r m a n o s , Jojaziel tocaban continuamente las t r o m p e t a s delante del arca
a Asaf, hijo d e Baraquías, y d e entre los hijos d e Merarí, sus de la alianza d e Dios.
h e r m a n o s , a Etán, hijo de Cusaya; 18 después, con ellos, sus
h e r m a n o s del segundo o r d e n : Zacarías, Uziel, S e m i r a m o t , Je- A partir del v.4 el cronista i n t r o d u c e u n a noticia q u e falta en el
jiel, U n í , Eliab, Banayas, Maaseyas, Matatías, Elifele, M i c n e - lugar paralelo d e Samuel. L o s cantos litúrgicos constituyen u n
yas, O b e d e d o m y Jeiel, porteros. 19 L o s cantores H e r n á n , Asaf t e m a favorito d e n u e s t r o autor.
y E t á n llevaban címbalos de b r o n c e para hacerlos resonar;
20
Zacarías, Uziel, S e m i r a m o t , Jejiel, U n í , Eliab, Maaseyas y
Benaya llevaban salterios templados para las voces altas; 2 i y Cántico de alabanza (16,7-36)
Matatías, Elifele, Mienaya, O b e d e d o m , Jeiel y Azarías, con 7
A q u e l día dio D a v i d a Asaf y a sus h e r m a n o s por primera
cítaras acordadas a la octava; 2 2 y Quenanías, jefe d e los levitas,
vez, para cantar las alabanzas d e Yahvé, cute ciiuloi
dirigía el canto, pues tenía m u c h o conocimiento de él. 2 3 Bera- 8
«Alabad a Yahvé, invocad su n o m b r e .
quías y Elcana eran los porteros del arca; 2 4 y Sebanías, Josafat,
P r e g o n a d a los pueblos sus ha/anas.
Natanael, Amasí, Zacarías, Benayas y Eliezer, sacerdotes, toca- 9
b a n las t r o m p e t a s delante del arca d e Dios. O b e d e d o m y Jijías Cantadle, cantad salmos en su honor.
e r a n t a m b i é n porteros del arca. 2 5 David, pues, los ancianos d e C a n t a d todos sus portentos.
10
Israel y los jefes de millares, fueron a traer el arca d e la alianza Gloriaos e n su santo n o m b r e ;
de Yahvé desde la casa de O b e d e d o m , con gran alegría. 2(> Y p o r Alégrese el corazón d e los q u e buscan 11 Yilhvé.
11
h a b e r asistido Dios a los levitas q u e llevaban el arca de la alianza Buscad a Yahvé y fortaléceos.
de Yahvé, se sacrificaron siete novillos y siete carneros. 2 7 D a v i d Buscad siempre su rostro.
12
iba vestido d e u n m a n t o de biso, lo m i s m o q u e todos los levitas R e c o r d a d cuántas maravillas luí obnuln.
q u e llevaban el arca, los cantores y Quenanías, jefe de la m ú - Sus prodigios, los juicios de su boca,
13
sica entre los cantores. Llevaba D a v i d t a m b i é n sobre sí el efod Descendientes de A b r a h a m , NU niervo;
de lino. 2 8 D e esta m a n e r a llevó todo Israel el arca de la alianza Hijos de Jacob, su elegido.
14
de Yahvé entre gritos de júbilo, al son de las bocinas, las t r o m - E s Yahvé nuestro Dios.
petas, los címbalos, los salterios y las cítaras. 29 C u a n d o el arca P o r la tierra toda prevalecen SUN juicio*.
15
de la alianza de Yahvé llegó a la ciudad d e D a v i d , Micol, hija Fielmente se ha acordado siempre ilc MI ulltinzit,
de Saúl, m i r a n d o p o r u n a ventana, vio al rey D a v i d saltando D e sus p r o m e s a s para mil HC-IM-HH ¡IIIII'I,
16
y bailando delante del arca y le menospreció e n su corazón. D e lo q u e pactó con A b r a h a m ,
D e lo q u e j u r ó a Isaac.
17
D e lo q u e firmemente estableció con Jiuob,
P o n e d e relieve el autor sagrado el papel q u e j u e g a n sacerdotes Y con Israel c o m o pacto eterno,
18
y levitas e n el traslado del arca. Son los levitas quienes d e b e n t r a n s - D i c i e n d o : A ti te daré la tierra ilr ( !iiiiiitin
C o m o porción de vuestra h e r e d a d .
portarla ( N ú m c.3-4); da u n a lista d e los q u e se h a b í a n congregado 19
E r a n entonces poco n u m e r o s o s ,
a este fin (v.4-10). E n el v.13 hace alusión al castigo d e O z a (13,9-11). Poco n u m e r o s o s y extranjeros en illa,
20
L o s levitas cantores, a las órdenes d e H a m á n , Asaf y E t á n (6,18. Iban de u n a gente a otra gente
24.29) y otros a c o m p a ñ a r o n al cortejo con i n s t r u m e n t o s m ú s i c o s y Y de u n reino a otro pueblo.
21
cantos. L a expresión (v.24) «porteros del arca» r e s p o n d e a la situa- P e r o n o consintió que nadie los oprimiese,
Y p o r causa d e ellos castigó a reyes.
ción del m o m e n t o , p o r existir d o s santuarios legítimos: el del A r c a 22
N o toquéis a mis ungidos.
y el d e la M o r a d a (16,37-42) (GAZELLES). No hagáis m a l a mis profetas.
606 1 Crónicas 16 1 Crónicas 17 607
23
C a n t a d a Yahvé, habitantes todos de la tierra; las t r o m p e t a s y los címbalos para los que los tocaban, y los ins-
P r e g o n a d u n o y otro día su salvación, t r u m e n t o s p a r a los cantos en h o n o r de Dios. Los hijos de Je-
24
Contad a los pueblos su gloria, d u t ú n e r a n los porteros. 4 3 T o d o el pueblo se fue luego cada
Sus maravillas a los pueblos todos. u n o a su casa, y D a v i d se volvió a bendecir a la suya.
25
P o r q u e Yahvé es grande, digno de toda alabanza,
T e m i b l e sobre todos los dioses. U n a vez el arca en Jerusalén, i m p a r t e David las órdenes conve-
26
P o r q u e los dioses de las gentes son ídolos, nientes p a r a asegurar u n culto d i g n o al arca (v.37-38) y al santua-
P e r o Yahvé es el hacedor de los cielos. rio d e G a b a ó n (v.39-42). V i m o s en el lugar paralelo de Samuel
27
L a gloria y la majestad sean ante El, q u e existía el t a b e r n á c u l o de Y a h v é en G a b a ó n (21,29; 1 Re 3,4ss),
L a alabanza y el h o n o r en su santuario. al frente del cual estaba Sadoc. Hallábase asimismo allí el altar
28
D a d a Yahvé, ¡oh familias de los pueblos!, construido en el desierto (21,29; E x 27,iss; 38,153). Debido a que
D a d a Yahvé la gloria y la alabanza, se trataba de u n t i e m p o d e transición, se autorizó el funcionamien-
29
D a d gloria al n o m b r e de Yahvé,
T r a e d ofrendas y entrad en sus atrios. t o de dos lugares d e culto, lo q u e en rigor se oponía a la ley de la
A d o r a d a Yahvé en o r n a m e n t o s santos, u n i d a d de santuario. Sólo el santuario de Gabaón disponía de un
30 altar p a r a los sacrificios. Para el holocausto cotidiano véase Ex .'.<),
T e m b l a d ante El todos los de la tierra.
El afirmó el orbe, y firme está. 38-42; N ú m 28,3-8.
31
Alégrense los cielos y regocíjese la tierra,
Pregónese entre las gentes: Yahvé reina.
32
T r u e n e el m a r con cuanto lo llena,
Profecía de Natán (17,1-27 = 2 Sam 7,1-29)
Salte de gozo el c a m p o y cuanto hay en él, 1
U n a vez q u e D a v i d se h u b o establecido en su casa, dijo 11
33
D e n gritos de júbilo los árboles d e las selvas. Natán, profeta: «Yo estoy habitando una casa de cedro, mien-
Al venir Yahvé, pues viene p a r a juzgar a la tierra. tras q u e el arca de la alianza de Yahvé está bajo una tiendii»,
34
D a d gracias a Yahvé, que es b u e n o . 2
Natán respondió a D a v i d : « H a z lo que tienes en tu corazón,
Y es eterna su misericordia. pues Dios está contigo». 3 P e r o aquella noche fue dirigida u
35
D e c i d : sálvanos, ¡oh D i o s ! , salud nuestra; Natán la palabra de Dios: 4 «Ve y dilc a David, mi siervo: Así
R e ú n e n o s y líbranos de las gentes, habla Yahvé: N o serás tú quien a mi me edifique tasa para que
P a r a q u e confesemos tu santo n o m b r e m o r e en ella. 5 N u n c a , desde que saqué a Israel hasta hoy, he
Y nos gloriemos alabándote. habitado en casa, sino q u e a n d u v e de una parle u otra en una
36
Bendito Yahvé, Dios de Israel, tienda. 6 ¿Dije yo n u n c a a ninguno de los jueces de Israel, a
P o r eternidad de eternidades. quienes m a n d é apacentar a mi pueblo: Por qué no m e hacéis
Y diga todo el pueblo: A m é n . una casa de cedro? 7 D i , pues, ahora a mi siervo David: Así
Alabad a Yahvé». habla Yahvé Sebaot: Yo te cogí de la mnjail:i, de detrás del ga-
nado, para q u e fueras jefe de mi pueblo, Israel; * he estado
T r á t a s e de u n salmo c o m p u e s t o por el a u t o r sirviéndose de contigo p o r d o n d e q u i e r a que tú has andado; he exterminado
fragmentos de otros salmos: los v.8-22 = Sal 105,1-15; v.22-23 = ante ti a todos tus enemigos y he hecho lu nombre semejante
= Sal 9 Ó , i b . 2 b - i 3 a ; v.34-36 = Sai 106,1.47-48. Q u i z á el autor, m á s al de los grandes que hay en l;i tierra. " I le dado un lugar de
q u e r e p r o d u c i r las m i s m a s palabras de David, expresa sus senti- habitación a m i pueblo, Israel, y le he plantado para que se fije
m i e n t o s t e n i e n d o e n cuenta las nuevas y diversas condiciones del y no sea ya c o n m o v i d o , ni los hijos de la iniquidad le destruyan,
10
t i e m p o en q u e vivía. c o m o antes en el t i e m p o en que establecí los jueces sobre
m i pueblo, Israel. H e humillado a todos tus enemigos y te
anuncio que Yahvé te edificará a ti casa. n Cuando se cumplan
tus días y vayas a reunirte con tus padres, yo alzaré tu descen-
Al servicio del arca (16,37-43) dencia, después de ti, a uno de entre tus hijos, y yo afirmaré
37 su trono. 12 El será quien m e edifique casa, y yo afirmaré para
D a v i d dejó allí, delante del arca de la alianza de Yahvé, siempre su t r o n o . 13 Seré padre para él, y él será para m í un
a Asaf y a sus h e r m a n o s , para q u e constantemente ministrasen hijo, y no apartaré de él mi gracia, como la aparté del que te
delante del arca, cada cosa a su t i e m p o , 38 y a O b e d e d o m , hijo precedió. 14 L e estableceré para siempre en mi casa y en mi
de Jedutún, y a Josa y a sus h e r m a n o s , en n ú m e r o de sesenta reino, y su t r o n o será firme por toda la eternidad». 15 Natán
y ocho, estableció c o m o porteros. 39 A s i m i s m o a Sadoc y a sus transmitió a D a v i d todas estas palabras y toda la visión, 16 y el
h e r m a n o s , sacerdotes, ante el tabernáculo de Yahvé, en la al- rey D a v i d fue a ponerse ante Yahvé y dijo: «¿Quién soy yo,
tura de G a b a ó n . 40 P a r a q u e allí ofreciesen continuamente, m a - Yahvé Dios, y q u é es m i casa para que tú m e hayas traído a
ñana y tarde, a Yahvé holocaustos y cumpliesen cuanto está d o n d e estoy? 17 Y todavía esto, ¡oh Dios!, es poco a tus ojos.
escrito en la L e y de Yahvé, dada p o r Yahvé a Israel. 41 C o n Hablas de la casa de tu siervo para tiempo lejano y te dignas
ellos estaban H e r n á n y J e d u t ú n y los otros que n o m i n a l m e n t e m i r a r m e c o m o u n h o m b r e de excelencia, 18 ¡oh Yahvé, Dios!
habían sido designados para alabar a Yahvé: « P o r q u e su mise- ¿ Q u é m á s p o d r á decirte D a v i d de la gloria que concedes a tu
ricordia es eterna». 42 Estaban H e r n á n y J e d u t ú n con ellos, y
608 1 Crónicas 18 1 Crónicas 19 II»!)
siervo? T ú conoces a t u siervo, ¡oh Yahvé!, 19 y p o r a m o r d e de vasos d e oro, d e plata y d e bronce, " que el rey I 'MVIII ion-
tu siervo y conforme a t u corazón has hecho todas estas gran- sagró a Y a h v é c o n el o r o y la plata q u e IIIIIIIH IIIIIIHIIII M IIHIIIN
des cosas, revelando todas estas grandezas, ¡oh Y a h v é ! 2 0 N o las naciones, a E d o m , a M o a b , a los hijos de Anión, ti IIIK min-
hay semejante a ti, n o hay otro Dios c o m o tú, c o m o con nues- íeos y a A m a l e e . 12 Abisaí, hijo d e Sarvia, bulló fu el vnlle ele
tros oídos h e m o s oído. 2 1 ¿ H a y sobre la tierra u n a sola nación la Sal a dieciocho mil edomitas. 13 P u s o guarnicione» en l'iltim,
que sea c o m o tu pueblo, Israel, cuyo Dios fuese a rescatar u n p u e - y todo E d o m quedó sometido a D a v i d . Yahvé proli'ulu 11 I )n-
blo para hacerse n o m b r a r con tantos milagros y prodigios, y vid p o r todas partes d o n d e iba.
arrojando a naciones delante d e t u pueblo, al q u e redimiste d e
Egipto? 2 2 T ú has hecho d e tu pueblo, Israel, tu pueblo p a r a El autor pasa p o r alto el castigo q u e infligió D a v i d ¡1 ION IIIOUIIÍIUÍ;
siempre, y tú, ¡oh Yahvé!, t ú eres su Dios. 2 3 Ahora, pues, ¡oh (2 S a m 8,2). P o r u n a confusión d e letras, el texto masorí-licn lleva
Yahvé!, q u e la palabra q u e has dicho d e t u siervo y d e su casa Hadarezer p o r Hadadezer (v.3). E l v.8 es propio del cronmU; en
sea p e r d u r a b l e p o r la eternidad y cúmplela. 2 4 Q u e p e r d u r e , el 12 es Sarvia q u i e n batió a E d o m (2 S a m 8,13; 1 R e 11,15-16).
p a r a q u e t u n o m b r e sea glorificado p o r siempre y se diga: Yah- D a v i d destinaba a la fábrica del t e m p l o el botín capturado u los
vé Sebaot, Dios d e Israel, es e n verdad u n Dios para Israel. enemigos.
Y q u e la casa d e David, t u siervo, sea firme ante ti, 2 5 pues q u e
t ú m i s m o , Dios m í o , has revelado a t u siervo q u e le edificarás
casa. P o r eso h a osado t u siervo orarte así. 2 6 Ahora, pues, ¡oh Oficiales de David (18,14-17 = 2 Sam 8,15-18)
Yahvé!, t ú eres Dios y t ú has p r o m e t i d o esta gracia a t u siervo.
27 14
Bendice, pues, la casa d e t u siervo, para q u e subsista p a r a D a v i d reinó sobre todo Israel, haciendo derecho y justicia
siempre delante d e ti. P o r q u e tú, ¡oh Yahvé!, la has bendecido a todo el pueblo. 1 5 J o a b , hijo d e Sarvia, era jefe del ejército;
y bendita será p o r la eternidad». Josafat, hijo d e Ajilud, e r a cronista; K'Sadoc, hijo d e Ajilub, y
Abimelec, hijo d e Abiatar, eran sacerdotes; Sisa era Nccrclnrio;
17
El texto sigue m u y d e cerca el del libro d e Samuel, con algunos Banayas, hijo d e Joyada, e r a jefe d e los c e r d e o s y l'clcleo»,
cambios característicos del cronista. L a estabilidad d e la dinastía y los hijos d e D a v i d sus áulicos.
davídica está u n i d a a la d e la presencia d e Yahvé e n el t e m p l o
D e los hijos d e D a v i d (v.17) escribe el texto q u e «cían ION pri-
q u e edificará Salomón; «su t r o n o será firme p o r toda la eterni-
meros al lado del rey»; e n Samuel dícesc q u e «ION liijuii ile David
dad» (v.14). D a v i d ora, sentado, ante Y a h v é (v.16). E l carácter
eran sacerdotes»; para el cronista, los sacerdotes eran d e rtmi levila
mesiánico d e la profecía aparece m á s claro q u e e n el libro d e Samuel,
y n o d e J u d á , distinguiendo e n t r e p o d e r político y ivliuinmi.
al e m p l e a r las palabras: «uno d e e n t r e t u s hijos» (v. 11), q u e n o
d e b e ser necesariamente «el q u e saldrá d e t u s entrañas» (2 Sam 7,11),
expresión q u e sugiere u n hijo inmediato d e D a v i d . Guerra contra los amonitas y sus aliado»
(19,1-19 = 2 Sam 10,1-19)
Victorias de David (18,1-13 = 2 Sam 8,1-18) 1
D e s p u é s d e esto m u r i ó Najas, rey de ION III|II» «Ir Anión,
1
D e s p u é s de esto batió D a v i d a los filisteos y los humilló, a r r e - sucediéndole su hijo. 2 D a v i d dijo: «Voy u moilriii mi bene-
batándoles de las m a n o s G a t y las ciudades de su dependencia. volencia a J a n ú n , hijo d e Najas, pues Mi pudre »«* IIIUOIH'I con-
2
Batió a los moabitas, q u e q u e d a r o n sujetos a David, pagán- m i g o benévolo»; y le envió u n a embiijadn puní ron«i>lnile por
dole tributo. 3 Batió t a m b i é n D a v i d a H a d a d e z e r , rey d e Soba, la m u e r t e d e su p a d r e . C u a n d o los enviudo» de I >uvlil llenaron
en J a m a t , cuando iba éste a establecer su d o m i n i o sobre el E u - a la tierra d e los hijos d e A m ó n y se pre»entnrnn it Jiiniin puní
frates. 4 L e t o m ó D a v i d m i l carros, siete mil caballeros y veinte consolarle, 3 los jefes d e los hijos d e Anión III|ITIHI 11 Junún:
mil infantes; desjarretó a todos sus caballos d e tiro, n o conser- «¿Crees t ú q u e para h o n r a r a t u pudre te IIIIIIHIII I )nvlil con-
vando m á s q u e los d e cien carros. 5 Vinieron los sirios d e D a - soladores? ¿No será m á s bien p a r a r e e o n o i e r I11 elinliid y des-
masco e n socorro d e H a d a d e z e r , rey d e Soba, y D a v i d derrotó truirla y explorar la tierra para lo que I11111 venido 11 ll NIIN Hervi-
a veinte mil sirios, 6 puso guarniciones e n la Siria d e D a m a s c o , dores?» 4 Entonces J a n ú n , cogiendo 11 ION servidme» de I >iivid,
y los sirios q u e d a r o n sujetos a David, pagándole tributo. Yahvé los rapó y les cortó los vestidos p o r el medio litinlrt lint IIIIIUIIN, y
protegía a D a v i d p o r dondequiera q u e iba. 7 Cogió D a v i d los luego los despachó. 5 F u é r o n s e ellos, y David, i|iie «upo lo que
escudos d e oro q u e llevaban los servidores d e H a d a d e z e r y los a sus h o m b r e s había sucedido, m a n d ó nenie i|lie le» miliemn
llevó a Jerusalén. 8 T a m b i é n se apoderó d e u n a gran cantidad al encuentro, pues se hallaban e n gr;m t oiil'u'iiñn, y leu dijeran:
de b r o n c e e n Tebaj y e n C u n , ciudades d e H a d a d e z e r . D e él « Q u e d a o s e n Jericó hasta q u e os crc/en lu Imrlin y volved lue-
hizo Salomón el m a r d e bronce, las columnas y los utensilios go». 6 Los hijos d e A m ó n vieron q u e se liubliin hecho odiosos
de b r o n c e . 9 Supo T o ú , r e y d e J a m a t , q u e D a v i d había d e r r o - a David, y J a n ú n y los hijos d e A m ó n miindiiinn mil Intentos
tado a todo el ejército d e H a d a d e z e r , rey d e Soba, 10 y le m a n - de plata para asoldar a los carros y a ION citlmlleiim de los sirios
dó c o m o embajador a H a d o r a m , su hijo, para saludarle y feli- de Mesopotamia y d e los sirios d e ¡Vlmicii y Snlw. ' ' l o m a r o n
citarle p o r haber atacado a H a d a d e z e r , venciéndole, pues T o ú a sueldo treinta y dos mil carros y al rey d e Manca y su pueblo,
estaba e n guerra con H a d a d e z e r . M a n d ó l e t a m b i é n toda suerte q u e vinieran a a c a m p a r delante d e Mudubn. I .o» hijo» de A m ó n
Biblia comentada 2 20
610 1 Crónicas 20 1 Crónicas 21 611
8
se reunieron en sus ciudades y salieron para combatir. Al re-
cibir D a v i d estas nuevas, m a n d ó contra ellos a Joab y todo el Victorias sobre los filisteos (20,4-8 = 2 Sam 21,18-22)
ejército, h o m b r e s valerosos. 9 Salieron los hijos de A m ó n y se
4
o r d e n a r o n en batalla a la entrada de la ciudad; los reyes q u e D e s p u é s de esto h u b o en G u e z e r una batalla contra los
habían venido t o m a r o n posesión aparte en el c a m p o . io Viendo filisteos. Entonces fue cuando Sibecai, jusatita, mató a Sipai,
Joab q u e tenía contra quien combatir de frente y a la espalda, u n o de los refaím. Los filisteos quedaron humillados. 5 Tam-
escogió de lo m á s selecto de Israel u n cuerpo que oponer a los bién h u b o otra batalla con los filisteos, en la que Eljanán, hijo
sirios, n y el resto del pueblo lo puso a las órdenes de su her- de Jair, m a t ó a u n h e r m a n o de Goliat, Lajni, de Gat, que lle-
m a n o Abisaí para hacer cara a los hijos de A m ó n , 12 diciéndo- vaba u n a lanza cuya asta era c o m o u n enjullo de tejedor. 6 Hulio
le: «Si los sirios son m á s fuertes que yo, vas tú en socorro m í o , otra batalla m á s en Gat, en la q u e se halló u n hombre de alta
y si los hijos de A m ó n son m á s fuertes que tú, iré yo en soco- talla q u e tenía seis dedos en cada m a n o y en cada pie, veinti-
r r o tuyo. 13 Esfuérzate y esforcémonos p o r nuestro pueblo y cuatro en todo, y que descendía t a m b i é n de Raba. 7 Retó a Is-
p o r las ciudades de nuestro Dios, y haga Yahvé lo que bien le rael, y Jonatán, hijo de Simea, h e r m a n o de David, le mató.
parezca». 14 Avanzó Joab con los suyos para atacar a los sirios, 8
Estos h o m b r e s eran hijos de Rafa, de Gat, y perecieron a ma-
q u e h u y e r o n ante él, 15 y los hijos de A m ó n , cuando vieron nos de D a v i d y sus servidores.
que habían huido los sirios, se pusieron t a m b i é n en fuga de-
lante de Abisaí, h e r m a n o de Joab, y se e n c e r r a r o n en la ciu-
dad. Joab se volvió a Jerusalén. 1(> Viendo los sirios que habían El censo del pueblo (21,1-15 = 2 Sam 14,1-16)
sido derrotados p o r Israel, m a n d a r o n a buscar a los sirios del 1
otro lado del río, que vinieron al m a n d o de Sofac, jefe del ejér- Alzóse Satán contra Israel e incitó a David a hacer el censo
cito de H a d a d e z e r . ll Súpolo D a v i d y reunió a todo Israel, y, de Israel. 2 D a v i d dijo a Joab y a los jefes del pueblo: «Id a ha-
pasando el Jordán, m a r c h ó contra ellos y se p r e p a r ó a atacar- cer el censo de Israel, desde Berseba hasta Dan, y traédmelo,
los. O r d e n ó s e D a v i d en batalla contra los sirios, 18 y los sirios, para q u e sepa yo su n ú m e r o » . 3 Joab respondió a David: «¡Oja-
después de haberse batido con él, se pusieron en huida delante lá hiciera Yahvé a su pueblo cien veces más numeroso ! Pero, rey
de Israel, y D a v i d les m a t ó siete mil h o m b r e s de los carros y y señor mío, ¿no son todos servidores tuyos? ¿Para qué pide eslo
cuarenta mil infantes. M a t ó t a m b i é n a Sofac, jefe del ejército. m i señor? ¿Para q u é hacer una cosa que será imputada como
19
Los h o m b r e s de H a d a d e z e r , viéndose derrotados por Israel, pecado a Israel?» 4 El rey persistió en la orden que había dado
concertaron paces con D a v i d y se le sometieron. No volvieron a Joab, y Joab partió y recorrió lodo Israel, y vino luego a Je-
m á s los sirios a socorrer a los hijos de A m ó n . rusalén. Joab entregó u David el rollo del censo del pueblo,
5
y había en todo Israel un millón cien mil hombres de guerra
y en J u d á cuatrocientos setenta mil. " No hizo entre ellos el
Pasa p o r alto el autor lo q u e hizo D a v i d con Mefibaal (2 Sam
censo de Leví y Benjamín, porque abominaba Joab la orden
c.9); de A r a m N a h a r a í m (v.6, texto masorético) habla G e n 24,10. del rey. 7 D e s a g r a d ó la orden a Dio* y instigó a Israel. 8 En-
E l n ú m e r o de treinta y dos mil carros (v.7) es u n a exageración tonces dijo D a v i d a Dios: «I le cometido con cuto un gran pe-
evidente; quizá u n a m a n u e n s e escribió carros en vez de hombres cado. P e r d o n a , te ruego, la iniquidad ile tu siervo, pues he
(2 Sam 10,6). L a ciudad de los amonitas (v.9) es R a b b a t - A m ó n . obrado c o m o u n insensato».
9
Yahvé habló así a G a d , el vidente de I )avid: l0 «Ve a decir
Fin de la campaña contra los amonitas a D a v i d : Así habla Yahvé: I res pinnas le propongo para que eli-
(20,1-3 = 2 Sam 12,26.30-31) jas una con que te heriré». " G a d vino 11 David y le dijo: «Así
habla Yahvé: 12 Elige: o tres unos de hambre, o tres meses du-
1
Al año siguiente, al t i e m p o en que suelen los reyes salir a rante los cuales huirás de tus enemigos y te alcanzará la espada
c a m p a ñ a , Joab, a la cabeza de u n fuerte ejército, fue a talar la de tus enemigos, o tres CIÍIIN durante los cuales la espada de
tierra de los hijos de A m ó n y puso sitio a Raba. D a v i d se quedó Yahvé y la peste estarán sobre la tierra, y el ángel de Yahvé
en Jerusalén. Joab se apoderó de R a b a y la destruyó. 2 Q u i t ó llevará la destrucción a todo el territorio de Israel. Ve, pues, lo
D a v i d la corona de Milcón de encima de su cabeza, y hallóla que he de responder al que m e envía». '-1 David respondió a
del peso de u n talento de oro y que tenía u n a piedra preciosa, G a d : « E n gran aprieto me veo, pero caiga yo en las manos de
que fue puesta sobre la cabeza de D a v i d . Saqueó la ciudad y Yahvé, cuya misericordia es inmensa, y no caiga en las manos
obtuvo de ella u n gran botín. 3 Sacó de ella a los habitantes y los de los h o m b r e s » . 14 M a n d ó Yahvé la peste sobre Israel, y ca-
puso a serrar con las sierras y a los trillos y a las hoces. L o mis- yeron setenta mil h o m b r e s de Israel. 1* Dios mandó u n ángel
m o hizo con todas las ciudades de los hijos de A m ó n . Volvióse a Jerusalén para destruirla, y, cuando ya estaba destruyéndola,
luego D a v i d con todo el pueblo a Jerusalén. m i r ó Yahvé y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel des-
tructor: «Basta, retira ya tu mano». El ángel de Yahvé estaba
N o habla el texto del adulterio d e David, a u n q u e r e p r o d u c e el junto a la era de O r n a n , jebuseo.
comienzo q u e le sirve de p r e á m b u l o en 2 Sam 11,1. Sistemática-
m e n t e silencia t o d o aquello q u e mancilla la fama y el b u e n n o m b r e E n el relato paralelo de Samuel, Dios castiga a su pueblo cul-
de D a v i d y p u e d a escandalizar a la c o m u n i d a d teocrática; p o r los pable sirviéndose del censo o r d e n a d o por David. En nuestro texto,
m i s m o s motivos s u p r i m e los capítulos 13-20 del 2 de Samuel, el castigo llega al p u e b l o p o r la acción de Satán, el adversario,
1 Crónicas 22 613
812 1 Crónicas 21
al cual D i o s , q u e quiere castigar a su pueblo, p e r m i t e q u e incite Preparativos para la construcción del ttmplo
a D a v i d a llevar a t é r m i n o su proyecto. Satán es u n ser hostil a (22,1.19)
D i o s y al h o m b r e (Job 1,6-8; Z a c 3,1), pero s u b o r d i n a d o al p o d e r 1
Y dijo D a v i d : «Esta será la casa de Yahvé Dio», y aquí es-
divino. D i o s n o es autor del mal, sino Satán, q u e , al dejarlo D i o s tará el altar de los holocaustos para Israel». 2 MIIIHIII I )avid
libre, se ceba en el h o m b r e . Dios p e r d o n ó (v.15) a Jerusalén en q u e se reuniesen todos los extranjeros que había cu In I ierra de
vista del a r r e p e n t i m i e n t o de D a v i d (v¡i6). Israel, y encargó a los canteros que fuesen preparando piedras
talladas para la construcción de la casa de Dios. -1 Preparó tam-
bién hierro en abundancia para la clavazón de las puertas y
La erección del altar (21,16-30 = 2 Sam 24,17-28) p a r a las grapas, y b r o n c e en cantidad imponderable, y madera
de cedro i n n u m e r a b l e , 4 pues los sidonios y los tirios habían
16 y D a v i d alzó los ojos y vio al ángel de Yahvé entre la tie- traído a D a v i d m a d e r a s de cedro en abundancia. 5 David se
rra y el cielo teniendo en su m a n o , desnuda, la espada, vuelta decía: «Mi hijo Salomón es todavía joven e inexperto, y la casa
contra Jerusalén. Entonces D a v i d y los ancianos, vestidos de q u e ha de edificarse a Yahvé ha de ser, por la grandeza, por la
saco, cayeron sobre sus rostros, I 7 y D a v i d dijo a Dios: «¿No magnificencia, p o r la belleza reputada en todas las tierras; por
soy yo el q u e he m a n d a d o hacer el censo del pueblo? Yo soy eso quiero hacer preparativos»; y los hizo, antes de su muerte,
quien ha pecado y ha hecho el m a l ; pero estas ovejas, ¿qué h a n en abundancia. 6 D a v i d llamó a Salomón, su hijo, y le dio or-
hecho? ¡Yahvé, Dios m í o ! Pese t u m a n o sobre m í y sobre la den de edificar u n a casa a Yahvé, Dios de Israel. '' Le dijo:
casa de m i p a d r e y n o haya plaga en tu pueblo». 18 El ángel de «Hijo m í o , yo tenía el propósito de edificar un templo al nom-
Yahvé dijo a G a d que hablase a D a v i d para q u e subiese a alzar b r e de Yahvé, m i Dios; 8 p e r o Yahvé m e dijo: T ú lias derra-
u n altar en la era de O r n a n , jebuseo, 19 y subió David, c u m - m a d o m u c h a sangre y has hecho grandes Kucrras. No serás
pliendo la o r d e n que G a d había dado en n o m b r e de Yahvé. tú quien edifique una casa a m i n o m b r e , porque has derrama-
20
O m á n , q u e estaba trillando el trigo, se volvió y vio al ángel do ante ti m u c h a sangre sobre la tierra. " H e aquí que te na-
y se escondió con sus cuatro hijos. 2 1 C u a n d o llegó D a v i d cer- cerá u n hijo, q u e será h o m b r e de paz y a quien daré yo paz,
ca de O r n a n , m i r ó O r n a n y vio a David, y, saliendo de la era, librándole de todos sus enemigos en derredor. Su nombre será
se prosternó ante David rostro a tierra. 2 2 D a v i d dijo a O r n a n : Salomón, y d u r a n t e su vida haré yo venir sobre Israel la paz
« C é d e m e el c a m p o de tu era para que yo alce en ella u n altar y la tranquilidad. 10 Esc edificará una casa a mi nombre. Será
a Yahvé; cédemelo p o r su precio en plata, para que se retire p a r a m í u n hijo, y yo seré para él un padre, y afumare para
la plaga de sobre el pueblo». 23 O r n a n respondió a D a v i d : siempre el trono de su reino en Israel. '' Ahora, pues, hijo mío,
«Tómala, y que m i señor el rey haga en ella lo que bien le pa- q u e Yahvé sea contigo, para que prosperes y edifiques la casa
rezca; mira, te doy los bueyes para el holocausto, los trillos de Yahvé, tu Dios, c o m o él de ti lo ha declarado. !•'• (Quiera
para leña y el trigo para la ofrenda. T o d o te lo doy». 24 P e r o el darte Yahvé la sabiduría y Ja inteligencia para reinar sobre Is-
rey dijo a O r n a n : «No, quiero comprártela p o r su valor en rael en la observancia de la Ley de Yahvé, tu Dio». ' ' Prospe-
plata, pues n o voy a presentar yo a Yahvé lo que es tuyo ni a rarás si cuidas de p o n e r por obra los mandamientos y precep-
ofrecerle u n holocausto q u e no m e cuesta nada». 25 Y dio D a - tos que m a n d ó Yahvé a Moisés para Israel, Esfuérzale, pues,
vid a O r n a n seiscientos siclos de oro p o r el lugar, 2S y edificó ten á n i m o y n o ternas ni desmayes. ' • Yn raí mis esfuerzos
allí u n altar a Yahvé, y le ofreció holocaustos y sacrificios euca- h e reunido para la casa de Yahvé cien mil Inlenlos de oro,
rísticos. Invocó a Yahvé, y Yahvé le respondió p o r el fuego u n millón de talentos de plata y una cantidad imponderable
que del cielo descendió sobre el altar del holocausto. 2 7 E n t o n - de b r o n c e y de hierro, en gran abiindanelit. I le aprestado asi-
ces habló Yahvé al ángel, q u e volvió la espada a la vaina. 2S Vien- m i s m o m a d e r a y piedra, que tú acrecentaras. " T i e n e s a la
do D a v i d q u e Yahvé le había oído en la era de O r n a n , jebuseo, m a n o u n gran n ú m e r o ilc obreros, de canteros, carpinteros
sacrificaba allí, 29 pues el tabernáculo de Yahvé, q u e Moisés y h o m b r e s expertos en toda clase de ulnas. "> líl oro, la plata,
había hecho en el desierto, y el altar de los holocaustos estaban el b r o n c e y el hierro son sin n ú m e r o , Levántale, pues, ponte
entonces en la altura de G a b a ó n , 30 y D a v i d n o podía ir allá a a la obra y q u e Yahvé sea conliun», ' ' Mando también David
buscar a Yahvé, pues la espada del ángel le había llenado de a todos los principales de Israel que prestasen su ayuda a Sa-
espanto. l o m ó n , su hijo. 18 «¿No está con vosolios Yahvé, vuestro Dios,
y n o os ha dado El paz de todaN liarles? I'.l ha puesto en mis
D e b i d o a q u e el autor considera este altar como definitivo, h a m a n o s a los m o r a d o r e s de la tierra, y la tierra está sometida
tenido q u e introducir algunas variantes al texto paralelo de Samuel, ante Yahvé y ante su pueblo. | g l'oned, pues, todo vuestro co-
p o r ser distintas las perspectivas en u n o y otro lugar. L o s v.28-30 razón y vuestro á n i m o en buscar a Yahvc, vuestro Dios; le-
faltan en el lugar paralelo de Samuel. L a teofanía en la era de vantaos y edificad el santuario de Yahvé, Dios, para traer el
arca de la alianza de Yahvé y ION ulensilios consagrados a Dios
O r n a n y el m a n d a t o de edificar allí u n altar justifican el a b a n d o n o a la casa edificada al n o m b r e de Yahvé».
del santuario nacional y legítimo (2 C r ó n 2,1-6) de G a b a ó n p o r
p a r t e de David. A n t e los h e c h o s extraordinarios acaecido» en la era de O r n a n ,
c o m p r e n d i ó D a v i d q u e había escogido Dios aquel lugar para resi-
GU 1 Crónicas 23
1 Crónicas 24 615
dir en él. N o p u d i e n d o levantar materialmente el t e m p l o p o r h a b e r
d e r r a m a d o m u c h a sangre (v.8), acumula materiales para facilitar la harina de flor para las ofrendas, las tortas de pan ácimo, las
la e m p r e s a a su hijo Salomón; con u n a hipérbole manifiesta señala hojuelas fritas en sartén y las cocidas y todas las medidas de
capacidad y de longitud. 30 T e n í a n q u e presentarse cada maña-
el texto la gran cantidad de oro y plata r e u n i d a p o r D a v i d (v.14). na y cada tarde para alabar y celebrar a Yahvé 3I y ofrecer
A partir de este capítulo hasta el 29 inclusive se inspira el autor c o n t i n u a m e n t e los holocaustos a Yahvé los sábados, los novi-
en fuentes extracanónicas. E n 1 R e 5-6 es Salomón el q u e hace lunios y las fiestas, según el n ú m e r o y los ritos prescritos. 32 Da-
todos los preparativos para «edificar la casa de Yahvé» (1 R e 6,1). b a n la guardia al tabernáculo de la reunión a las órdenes de los
L a p r o s p e r i d a d se basa en la observancia de la L e y (v. 13). hijos de Aarón, sus h e r m a n o s , en el servicio de la casa de Yahvé.
veinticuatro mil h o m b r e s . I 2 El noveno, para el noveno m e s , apacentaba en los valles; 30 O b e d , ismaelita, sóbrelos camellos;
era Abiezer, de Anatot, de los hijos de Benjamín, que m a n d a b a Jejdía, de M o r o n o t , sobre los asnos; 31 Jazis, agareno, sobre las
veinticuatro mil h o m b r e s . 1 3 El décimo, para el décimo mes, era ovejas. T o d o s éstos eran intendentes de la hacienda de David.
Maraí, de Netofat, descendiente de Zarjí, y tenía bajo sí vein-
ticuatro m i l h o m b r e s . 1 4 El u n d é c i m o , para el u n d é c i m o m e s , E n esta sección D a v i d aparece como u n gran terrateniente, con
era Banayas, de Faratón, de la tribu de Efraím; su tropa era viñas, olivares, grandes rebaños.
de veinticuatro m i l h o m b r e s . 15 El duodécimo, para el d u o d é -
cimo mes, era Joldaí, de Netofat, descendiente de Otoniel, y Oficiales de la corte (27,32-34)
su tropa era de veinticuatro mil h o m b r e s .
32
Jonatán, tío de David, era consejero, hombre de sentido
Dividió D a v i d al ejército en doce cuerpos, al frente de cada cual y de saber; Jejiel, hijo de Jacmoní, era mayordomo de los hijos
p u s o u n capitán. C a d a cuerpo d e ejército constaba de veinticuatro del rey; 33 Ajitofel era consejero del rey; Jusaí, arquita, era ami-
mil h o m b r e s en servicio activo p o r espacio d e u n mes, al finalizar go del rey; 34 a d e m á s de Ajitofel, eran consejeros Joyada, hijo
de Banayas, y Abiatar. Joab era el jefe supremo del ejército del
el cual e r a n relevados p o r otros tantos. El n o m b r e de los doce rey.
comandantes figura en 11,10-47.
J o n a t á n (2 Sam 21,21), tío de David, era su consejero, lo mismo
q u e Ajitofel (2 Sam 15,12) y Cusaí el arquita (2 Sam 15,32). El
Los jefes de las doce tribus (27,16-24) texto n o alude al carácter sacerdotal de Abiatar (v.34) por considerar
sólo c o m o legítimo el sacerdocio de la línea de Sadoc, su adversario
16
Estos eran los jefes de las doce tribus: en la de R u b é n , Elie- (1 R e i,7ss).
zer, hijo de Zicrí; en la de Simeón, Safatías, hijo de Maacá;
7
1 en la de Leví, Josabías, hijo de C a m u e l ; de los aronitas, Sadoc;
18 en la de Judá, Elihú, h e r m a n o de D a v i d ; en la de Isacar, Instrucciones de David sobre el templo (28,1-21)
A m r i , hijo de Micael; I 9 en la de Zabulón, Jismaías, hijo de 1
Abdías; en la de Neftalí, Jerimot, hijo de Azriel; 20 en la de D a v i d convocó a Jerusalén a todos los jefes de Israel; a los
Efraím, Oseas, hijo de Azacías; en la media tribu de Manases, jefes de las tribus, a los jefes de las divisiones al servicio del rey,
Joel, hijo de Pedaya; 21 en la m e d i a tribu de Manases en Galaad, a los jefes de millares y de centenas, u los intendentes de la ha-
J i d o m , hijo de Zacarías; en la tribu de Benjamín, Jasiel, hijo cienda y de los ganados del rey, a los hijos del rey, a los eunucos
de A b n e r ; 22 en la tribu de D a n , Ezriel, hijo de Jorojam. Estos y oficiales del palacio, a todos los h o m b r e s de valer; 2 y levan-
eran los príncipes de las tribus de Israel. 2 3 D a v i d n o quiso tándose en pie, dijo: « O í d m e , h e r m a n o s míos y pueblo mío:
contar a los q u e estaban p o r debajo de los veinte años, p o r q u e Yo tenía el propósito de edificar una casa de reposo para el arca
Yahvé le había dicho que multiplicaría a Israel c o m o las estrellas de la alianza de Yahvé, para el escabel de los pies de nuestro
del cielo. 24 Joab, hijo de Sarvia, había c o m e n z a d o a hacer el cen- Dios, y había ya hecho aprestos para ello; •' pero nic dijo Dios:
so; m a s n o le acabó, p o r q u e esto trajo la ira sobre Israel, y p o r T ú no edificarás casa a m i n o m b r e , porque eres hombre de
eso el n ú m e r o de los que habían sido contados n o está escrito guerra y has d e r r a m a d o m u c h a sunure. •' l'ero Yahvé, Dios de
en las crónicas de D a v i d . Israel, m e eligió de toda la casa de mi pudre purn que perpetua-
m e n t e fuese rey de Israel, pues clittió 11 Juila por caudillo, y de
la casa de Judá, a la familia de mi pudre, y de entre los hijos
N o se m e n c i o n a n los jefes de las t r i b u s de Aser y de G a d ; su de m i p a d r e , se agradó de mi para hacerme rey de todo Israel.
creación recuerda las doce prefecturas de Salomón (1 R e 4,7-19) y 5
D e todos mis hijos, pues m e ha iludo Yahvé muchos hijos,
la antigua repartición por t r i b u s ( N ú m c . i ) . El v.24 alude a lo eligió a m i hijo Salomón para scntiusc en el trono de Yahvé
dicho en c.21. sobre Israel; 6 y m e ha dicho: Salomón, tu hijo, edificará m i
casa y mis atrios, p o r q u e yo le Iw elegido por hijo y yo seré
p a d r e para él. 7 Yo afirmaré su reino pitra siempre, si él se es-
Intendentes de la casa real (27,25-31) fuerza en p o n e r por obra mis mandamiento* y mis juicios como
hoy. 8 Ahora, pues, ante todo Israel, la connrcnaeión de Yahvé,
25
Azmavet, hijo de Adié!, tenía a su cargo el tesoro del rey; y ante nuestro Dios, que nos oye, «unidad y observad todos los
sobre los almacenes del c a m p o , en las ciudades, en los pueblos m a n d a m i e n t o s de Yahvé, vuestro Dios, pura que poseáis la
y en las torres, estaba Jonatán, hijo de Ozías. 26 Ezri, hijo de b u e n a tierra y la dejéis en heredad a vucNlros lujos después de
vosotros a perpetuidad. (> Y tú, Salomón, hijo mío, conoce al
Jelub, estaba sobre los obreros del c a m p o , que labraban las
Dios de tu p a d r e y sírvele con corazón perfecto y ánimo ge-
tierras; 2 7 Simeí, de R a m a , sobre las viñas; Sabdí, de Sefam, neroso; p o r q u e Yahvé escudriña los corazones de todos y pe-
sobre las bodegas; 2 8 Baal A n a m , de G u e b e r , sobre los olivares netra todos los designios y todos los pensamientos. Si tú le bus-
e higueras, en el llano; Joás, sobre las provisiones de aceite; cas, le hallarás; m a s si le dejas, te rechazará para siempre.
29
Sitraí, de Sarón, sobre el ganado vacuno que se apacentaba 10 M i r a q u e Yahvé te ha elegido para edificar casa que sea su
en Sarón; Safat, hijo de Adlaí, sobre el ganado vacuno que se
622 1 Crónicas 28
santuario; esfuérzate y hazlo», n Entregó D a v i d a su hijo la 1 Crónicas 29 623
traza del pórtico y sus dependencias y oficinas, de las salas, de
las c á m a r a s y de la casa del propiciatorio. 12 Asimismo, la traza preocupaciones. L a m i s m a fidelidad a los mandamientos divinos
de cuanto él quería hacer para los atrios de la casa de Yahvé, para se exige del pueblo si quiere p e r m a n e c e r en la tierra que posee y
las c á m a r a s de alrededor, para los tesoros de la casa de Yahvé legarla a la posteridad (v.8).
y para los tesoros de las cosas consagradas. 13 Diole t a m b i é n la
distribución de los órdenes de los sacerdotes y los levitas, para
todo el ministerio de la casa de Yahvé, y de los utensilios del
Ofrendas voluntarias para el templo (29,1-9)
ministerio de la casa de Yahvé; 14 el modelo de los utensilios 1
Después dijo D a v i d a toda la asamblea: «Sólo a Salomón,
de oro, con el peso que cada u n o había de tener, y el de los uten- m i hijo, ha elegido Dios; es joven y de corta edad, y es grande
silios de plata, con el peso de ella o^ue había de tener cada u n o la obra, p o r q u e la casa n o es para h o m b r e s , sino para Yahvé
de los utensilios para el servicio. 1S El peso de los candeleros Dios. 2 Yo, con todo m i esfuerzo, he preparado para la casa de
de oro; el de lámparas de oro, con el peso de cada candelero m i Dios oro para lo de oro, plata para lo de plata, bronce para
y de cada l á m p a r a ; el peso de los candeleros de plata y de sus lo de bronce, hierro p a r a lo de hierro, m a d e r a para lo de ma-
lámparas, según el uso a que se destinaba cada candelero. 16 L e dera, y piedras de ónice, y piedras preciosas, y piedras blancas
dio el peso de oro para las mesas de los panes de la proposición, c o m o el alabastro, y piedras de diversos colores, toda suerte de
para cada mesa, y la plata para las mesas de plata. 17 L e dio el piedras preciosas y m á r m o l de Sais. 3 A d e m á s , en mi devoción
modelo de los tenedores, de las fuentes, de los cálices de oro para la casa de Yahvé, g u a r d o en m i tesoro particular oro y pla-
p u r o , el de las copas de oro, con el peso de cada copa; 18 el del ta, además del p r e p a r a d o p a r a la casa del santuario, que doy
altar de los perfumes de oro p u r o , con su peso de oro; el modelo para la casa de m i Dios. 4 T r e s mil talentos de oro, de oro de
del carro y de los querubines, que tienden sus alas y c u b r e n el Ofir, y siete mil talentos de plata fina, para recubrir las paredes
arca de la alianza de Yahvé. l s « T o d o esto, dijo, m e ha sido m o s - de la casa. 5 O r o , pues, p a r a las cosas de oro; plata para las cosas
trado p o r la m a n o de Yahvé, que m e dio a entender el diseño de plata, para todas las obras de orfebrería. ¿Quién quiere hoy
de todas las obras». 20 Dijo después D a v i d a Salomón, su hijo: hacer ofrenda a Yahvé?» 6 Entonces todos los príncipes de las
«Esfuérzate y anímate, y ponte a la obra; n o temas ni desma- familias, los príncipes de las tribus de Israel, los jefes de milla-
yes, p o r q u e Yahvé, Dios, m i Dios, estará contigo y no te dejará res y de centenas y los intendentes de la hacienda real ofrecie-
ni te d e s a m p a r a r á hasta q u e acabes toda la obra para el servicio r o n voluntariamente sus ofrendas, 7 dundo para la obra de la
de la casa de Yahvé. 2 1 Las órdenes de sacerdotes y levitas, para casa de Dios cinco mil talentos de oro y diez, mil Jaricos, diez
todo el ministerio de la casa de Yahvé, y todos los h o m b r e s de mil talentos de plata, dieciocho mil hílenlos de bronce y cien
b u e n a voluntad y de habilidad para toda suerte de obras, y mil talentos de hierro. 8 Y todo el que se halló con piedras pre-
los príncipes y todo el pueblo estarán contigo para ejecutar ciosas diolas para el tesoro de la casa de Yahvé, enlredándoselas
tus órdenes». a Jejiel, gersonita. 9 Gozóse el pueblo de haber contribuido
voluntariamente con sus ofrendas, p o r q u e con entero corazón
R e u n i d a toda la asamblea de Israel (c.25-29), expone D a v i d los se las hacían a Yahvé, y el rey D a v i d tuvo de ello gran alegría.
motivos p o r los cuales n o e m p r e n d e la obra de la construcción del
templo; p e r o manifiesta q u e la llevará a cabo su hijo Salomón, T o d o lo q u e D a v i d había recogido para el templo lo entrega
a q u i e n entrega los materiales recogidos para la construcción de la liberalmente; pero añade incluso su tesoro particular de oro y plata:
obra, los utensilios para el culto, los planos y proyectos del santua- tres mil talentos de oro y siete mil de plata, cantidad destinada a
rio. L a m a g n a asamblea, en la q u e t o m a n p a r t e todos los r e p r e s e n - p o n e r en evidencia la devoción de D a v i d hacia el templo y su
tantes del p u e b l o (sacerdotes y levitas [v.13,21], jefes de Israel, generosidad. A n t e aquel desinterés del rey, todos los príncipes de
de t r i b u , de la hacienda real, e u n u c o s y oficiales de palacio) tiene las familias, de las tribus, los jefes militares y los intendentes de la
como finalidad la entronización de Salomón, a u n q u e este hecho hacienda ofrecieron v o l u n t a r i a m e n t e oro, plata, bronce, hierro, pie-
q u e d e s u p e d i t a d o a la idea del t e m p l o , q u e constituye la p r e o c u p a - dras preciosas, etc. E n el v.7 se cita el dárico, moneda persa que
ción constante del cronista. Expuestas las razones p o r las cuales n o existía todavía en t i e m p o s d e D a v i d (Kmlr N,27).
n o construye él m i s m o la casa de Y a h v é (v.3; 22,7ss), manifiesta
D a v i d q u e Dios n o h a rechazado esta idea, c o m o lo p r u e b a el
hecho de h a b e r escogido a la t r i b u de J u d á (5,2), a la familia de
Oración de David (29,10-19)
Isai (1 Sam 16,1), a D a v i d m i s m o (1 Sam 16,6-13) y» P o r ú l t i m o , 10
David bendijo a Y a h v é ante toda lu UNiimhlca, diciendo:
a Salomón (1 R e 1,48). E s Y a h v é el q u e ha escogido a Salomón p o r «Bendito tú, ¡oh Yahvé !, Dio» de Israel, nuestro padre, de siglo
rey de su reino y p a r a q u e edifique el t e m p l o . Dios será p a d r e p a r a en siglo. 11 T u y a es, ¡oh Yahvé!, la mujrsliid, el poder, la gloria
él (17,2; 22,10); su reino será p a r a siempre (17,14) a condición de y la victoria; tuyo el h o n o r y tuyo cuanlo hay en los cielos y en
q u e g u a r d e sus m a n d a m i e n t o s (22,12; 1 R e 3,14). El culto n o agrada la tierra. T u y o , ¡oh Yahvé!, es el reino; lú te alzas soberana-
m e n t e sobre todo, i 2 T u y a s son las riquezas y la gloria; tú eres
a Dios si n o va a c o m p a ñ a d o de las disposiciones interiores n e c e - el dueño de todo. E n tu m a n o está la fuerza y el poderío. Es tu
sarias. E l t e m p l o y su culto digno d e b e n ser u n a de sus m a y o r e s m a n o la que todo lo afirma y engrandece. 13 P o r eso, Dios
nuestro, nosotros te confesamos y alabamos tu glorioso nom-
624 1 Crónicas 29
14
\ 2 Crónicas 1 625
bre. P o r q u e ¿quién soy yo y quién es m i pueblo para que
p o d a m o s hacer estas voluntarias ofrendas? T o d o viene de ti, u n g i d o rey ante Yahvé; e n lugar d e A b i a t a r fue ungido Sadoc
y lo q u e voluntariamente te ofrecemos, de ti lo h e m o s recibido. (1 R e 2,26-27). Parece q u e el autor exalta el reinado de Salomón
15
Somos ante ti extranjeros y advenedizos, c o m o lo fueron nues- p o r encima del d e David. E n el v.21 los L X X leen: «y David sacri-
tros padres. Son c o m o la s o m b r a nuestros días sobre la tierra, ficó», lo q u e parece m á s correcto.
y n o d a n espera. í6 ¡ O h Yahvé, Dios n u e s t r o ! T o d a esta abun-
dancia q u e para edificar la casa a t u santo n o m b r e te h e m o s
ofrecido, tuya es, d e t u m a n o la h e m o s recibido. 17 Yo sé, Dios Muerte de David (29,26-30)
m í o , q u e t ú escudriñas el corazón y q u e a m a s la rectitud; p o r
eso te h e hecho yo todas mis ofrendas voluntarias en la rectitud 26
Así reinó David, hijo d e Isaí, sobre todo Israel, 2 7 siendo
de m i corazón, y veo ahora con alegría q u e todo tu pueblo, q u e cuarenta años el tiempo q u e reinó sobre Israel; siete años reinó
está aquí, te ofrece voluntariamente sus dones. 18 Yahvé, Dios en H e b r ó n y treinta y tres años reinó e n Jerusalén. 28 Murió
de A b r a h a r n , d e Isaac y d e Israel, nuestros padres, conserva en buena vejez, lleno d e días, d e riquezas y de gloria. Sucedióle
para siempre en el corazón de tu pueblo esta voluntad y estos Salomón, su hijo. 2 9 L o s hechos del rey David, los primeros y
pensamientos y e n c a m i n a a ti su corazón. 19 D a asimismo a m i los postreros, están escritos e n el libro de Samuel, vidente, y en
hijo Salomón corazón perfecto para q u e g u a r d e todos tus m a n - las crónicas d e Natán, profeta, y e n las de G a d , vidente, 30 con
damientos, tus leyes y tus mandatos, y q u e todos los ponga p o r todo su reinado, sus hazañas y los sucesos de su tiempo que pa-
obra, y te edifique la casa para la q u e yo h e hecho aprestos». saron sobre él, y sobre Israel, y sobre los otros reinos de aque-
llas tierras.
Emocionóse D a v i d ante la generosidad d e su p u e b l o y d a gra-
cias p o r ello a Dios. R u e g a para q u e conserve Dios para s i e m p r e C u a r e n t a años reinó David: siete e n H e b r ó n y treinta y tres en
en el corazón d e s u p u e b l o esta v o l u n t a d y estos p e n s a m i e n t o s , Jerusalén (1 R e 2,11). Dios premióle con u n a vida larga y feliz
e n c a m i n a n d o hacia D i o s su corazón ( i R e 18,36). Dice D a v i d ( G e n 15,15; 25,8). T e r m i n a el autor citando las fuentes documenta-
(v.13-15) q u e t o d o cuanto h a dado para el t e m p l o n o era suyo, les d e su libro, q u e h a n sido los libros d e Samuel, las crónicas de
sino d e D i o s (Sal 39,13; J o b 8,9). El y todos los h o m b r e s son m e r a - N a t á n (17,1-15) y d e G a d , vidente (21,9). T e n e m o s u n testimonio
m e n t e usufructuarios d e los bienes q u e poseen (tierra, casa, r i q u e - explícito del u s o d e d o c u m e n t o s p o r p a r t e del autor sagrado; el
zas), cuyo propietario es Dios. L o s h o m b r e s son peregrinos y adve- e x a m e n del libro demuestra q u e el a u t o r los útil i/a con una finalidad
nedizos e n este m u n d o ; son c o m o s o m b r a q u e pasa y desaparece
m u y definida, silenciando algunas cosas, p o n i e n d o do relieve otras
(Job 14,2; 17,7). N o se debe, p o r tanto, confiar e n los bienes c a d u -
y sacando del olvido n o pocos datos interesantes para la historia
cos, sino en Dios. L o q u e D a v i d p u e d e ofrecer a D i o s como cosa
religiosa d e Israel. El cronista h a dejado p r o b a d o q u e el trono de
propia es la «rectitud del corazón» (v. 17), la devoción con q u e el
D a v i d se h a convertido e n el t r o n o d e Yahvé. I .a realeza de David
p u e b l o y él se h a n d e s p r e n d i d o d e sus bienes para entregárselos
y d e Salomón 110 desplazan ni s u p r i m e n la teocracia. Son ellos los
a Yahvé.
representantes, los lugartenientes d e D i o s . El v.30 encierra una
idea universalista al hablar d e t o d o s los reinos q u e no estaban
Fiesta sacrificial (29,20-25) sometidos todavía a Yahvé.
20
L u e g o dijo D a v i d a toda la asamblea: «Bendecid ahora a
Yahvé, vuestro Dios»; y toda la asamblea bendijo a Yahvé, Dios
de sus padres, y, postrándose, oraron ante Yahvé y ante el rey.
21
Sacrificaron víctimas a Yahvé, y al día siguiente ofrecieron
a Yahvé holocaustos, m i l becerros, m i l carneros, mil corderos II CRÓNICAS
con sus libaciones y m u c h o s sacrificios p o r todo Israel; 2 2 co-
m i e r o n y bebieron ante Yahvé aquel día con gran gozo. D i e r o n
p o r segunda vez la investidura del reino a Salomón, hijo d e PRIMERA PARTE
David, y le ungieron rey ante Yahvé, y a Sadoc, sacerdote.
23
Sentóse Salomón p o r rey en el trono d e Yahvé en lugar d e HISTORIA DEL REINADO DE SALOMÓN (c.1-9)
D a v i d , su p a d r e ; y fue prosperando, obedeciéndole todo Israel.
24
T o d o s los jefes y los valientes y todos los hijos del rey D a v i d
prestaron homenaje al rey Salomón, 2 5 a quien Yahvé engran- Salomón al santuario de Gabaón (1,1-6)
deció e n e x t r e m o a los ojos de todo Israel, dándole u n reinado 1
glorioso, cual n i n g ú n rey lo tuvo antes de él en Israel. Salomón, hijo de David, se afirmó en su reino; Yahvé, su
Dios, estaba con él y le engrandeció sobremanera. 2 Salomón
T o d o el p u e b l o postróse ante Yahvé en oración ferviente. L o s convocó a todo Israel, a los jefes d e millares y centenas, a los
sacrificios (holocaustos, libaciones, sacrificios eucarísticos) fueron jueces, a los príncipes de todo Israel, a los jefes de las casas pa-
cnuchos. P o r s e g u n d a vez (la p r i m e r a e n 1 R e 32-40) fue Salomón ternas; 3 y fue Salomón con toda la asamblea al alto de Gabaón,
d o n d e estaba el tabernáculo del testimonio d e Dios, que M o i -
626 2 Crónicas 1 2 Crónicas 2 627
sés, siervo de Yahvé, había hecho en el desierto. 4 El arca de a buscarlos a Musri y Coa m e r c a d e r e s del rey, que los com-
Dios había sido ya trasladada p o r David, de Quiriat-Jearim al p r a b a n allí a u n precio d e t e r m i n a d o . 17 U n tiro de cuatro ca-
lugar q u e él la habla p r e p a r a d o , pues había alzado para ella ballos costaba seiscientos siclos de plata, y u n caballo, ciento
u n a tienda en Jerusalén. 5 Allí estaba t a m b i é n ante el taber- cincuenta, y los c o m p r a b a n t a m b i é n para todos los reyes de
náculo de Yahvé el altar de b r o n c e que había hecho Besalel, los jéteos y para los de Siria. 18 Resolvió, pues, Salomón edificar
hijo de U r i , hijo de Jur. 6 Salomón y la asamblea adoraron a u n a casa al n o m b r e de Yahvé y u n palacio real para sí.
Yahvé, y Salomón ofreció allí, en el altar de bronce, que estaba
ante el tabernáculo del testimonio, mil holocaustos a Yahvé. Pasa p o r alto el autor todo cuanto p u e d e perjudicar el buen
C o n algunas diferencias sensibles, este relato nos ha sido r e t r a n s - n o m b r e del rey: omite las intrigas de A d o n í a s (1 R e 1-2). Por su
mitido por i R e 3,4-15. Salomón da carácter nacional a esta p e r e - sabiduría reunió Salomón tantas riquezas.
grinación al lugar alto de G a b a ó n (1 C r ó n 16,39-42; 21,29). A l
autor le parecen justificados estos sacrificios fuera d e Jerusalén, ya
q u e t a m b i é n e n G a b a ó n estaba presente Dios. L o s sacrificios lle-
Concierto de Salomón con Hiram
vólos a cabo por mediación de Sadoc y otros sacerdotes. H a b í a en (2,1-17 = 1 Re 5,15-20)
G a b a ó n el altar de b r o n c e y el tabernáculo del testimonio (1 C r ó n 2, 1
Destinó setenta mil h o m b r e s p a r a transportar las cargas,
20; 9,21; 23,32); el autor relaciona el culto del t e m p l o con las insti- ochenta mil para los trabajos de las canteras en los montes, y
tuciones mosaicas del É x o d o (CAZELLES). L a frase (v.l) «se afirmó en tres mil seiscientos capataces para ellos. 2 M a n d ó también de-
su reino» alude a las dificultades q u e t u v o Salomón (1 R e c.9-2). cir a H i r a m , rey de T i r o : «Lo q u e hiciste con David, mi padre,
m a n d á n d o l e m a d e r a de cedro para edificar el palacio en que ha-
bitara, 3 hazlo t a m b i é n conmigo, para q u e pueda yo edificar
Salomón pide y recibe la sabiduría (1,7-12) u n t e m p l o al n o m b r e de Yahvé, m i Dios, y consagrarlo para
q u e m a r incienso y aromas delante de El, tener siempre ante
1
D u r a n t e la noche aparecióse Dios a Salomón y le dijo: «Pide El los panes de la proposición y ofrecerle holocaustos mañana
10 q u e quieres que te dé»; 8 y Salomón respondió a D i o s : « T ú y tarde, asi c o m o también los sábados, los novilunios y las otras
hiciste con David, m i p a d r e , gran misericordia, y a m í m e has solemnidades de Yahvé, nuestro Dios, por siempre, como El
hecho reinar en su lugar. s Ahora, pues, ¡oh Yahvé!, c u m p l e se lo ha m a n d a d o a Israel; 4 pues el t e m p l o que quiero edificar
tu palabra a David, m i p a d r e , ya q u e m e has hecho rey de u n ha de ser grande, ya que g r a n d e es nuestro Dios, mita que to-
pueblo n u m e r o s o c o m o el polvo de la tierra. 10 D a m e la sabi- dos los dioses; 5 ¿y quién se creerá capaz de edificar una casa
duría y el entendimiento, para que p u e d a conducir a este p u e - digna de El? Si el cielo y los cielos de los cielos no bastan a con-
blo; p o r q u e ¿quién p o d r á gobernar a este tu gran pueblo?» tenerle, ¿quién soy yo para la e m p r e s a de edificarle una casa?
11
Dios dijo a Salomón: «Pues q u e esto es lo que m á s deseas, Gracias que sólo es para q u e m a r el incienso en su presencia.
6
y no m e has pedido riquezas, hacienda o gloria, ni la vida de E n v í a m e , pues, u n h o m b r e hábil, q u e sepa trabajar el oro,
tus enemigos, ni m u c h e d u m b r e de días, sino que m e has pe- la plata, el bronce, el hierro, la p ú r p u r a , la escarlata y el jacin-
dido la sabiduría y el entendimiento para gobernar a m i p u e - to; q u e sepa hacer toda suerte de cincelados, para que dirija a
blo, cuyo rey te he hecho, 12 la sabiduría y el entendimiento los maestros que tengo yo en J u d á y en Jerusalén, los cuales
te doy; pero te daré t a m b i é n riquezas, hacienda y gloria tales previno ya David, m i padre. 7 E n v í a m e también maderas de
c o m o n o las tuvieron n u n c a los reyes que te han precedido, ni cedro, de ciprés y de sándalo, pues yo sé que tus siervos en-
las t e n d r á n los que te sucedan». tienden de cortar los árboles del L í b a n o ; y los míos trabajarán
con los tuyos, 8 para preparar gran cantidad de madera, pues
E n t r e las promesas hechas a Salomón n o figura la de concederle la casa q u e yo deseo construir ha de ser grande y magnífica.
9
Yo daré a los siervos tuyos que se ocupen de cortar y derri-
larga vida en p r e m i o de sus virtudes ( D e u t 5,33; 17,20). Véase el
b a r los árboles veinte mil coros de trigo y otro tanto de cebada,
relato paralelo, m á s amplio, en 1 R e 3,5-15. veinte mil batos de vino y veinte mil de aceite». I0 I liram, rey
de T i r o , respondió en u n escrito que dirigió » Salomón: «Por-
q u e a m a Yahvé a su pueblo, te ha hecho rey de él». '' Y decía
Poderío de Salomón (1,13-18 = 1 Re 10,26-29) t a m b i é n : «Bendito Yahvé, Dios de Israel, que ha hecho los
13
cielos y la tierra y ha dado al rey David un hijo sabio, enten-
T o r n ó s e Salomón a Jerusalén desde el alto de G a b a ó n , dido, cuerdo y prudente, que edifique casa a Yahvé y casa real.
desde el tabernáculo del testimonio, y reinó sobre Israel. 14 Sa- 12
Yo, pues, te envío u n h o m b r e hábil y entendido, a H i r a m -
l o m ó n juntó carros y caballos; tuvo mil cuatrocientos carros Abi, 13 hijo de una mujer de las hijas de D a n , pero cuyo padre
y doce mil jinetes, que distribuyó entre las ciudades d o n d e te- era de T i r o , que sabe trabajar el oro, la plata, el bronce, el hie-
nía los carros, y en Jerusalén, cerca del rey. i 5 H i z o la plata y rro, la piedra, la madera, la p ú r p u r a , el jacinto, el lino y la es-
el oro en Jerusalén tan c o m u n e s c o m o las piedras, y los cedros carlata, y grabar toda suerte de figuras; y es ingenioso en in-
tan n u m e r o s o s c o m o los sicómoros, que se dan con a b u n d a n - ventar cuanto se necesita para toda clase de obras. El trabajará
cia en los campos. 1<s D e M u s r i traía Salomón los caballos. I b a n
628 2 Crónicas 3
2 Crónicas 4 (129
con tus obreros y con los de David, m i señor, tu p a d r e . 14 M a n - 11
da tú, pues, m i señor, a tus siervos el trigo y la cebada, el aceite Alzó las columnas en el vestíbulo del templo, la una a la ilc-
y el vino que has ofrecido. 15 Nosotros cortaremos en el Líbano recha y la otra a la izquierda. A la que estaba a la dereclm la
toda la m a d e r a que necesites y la p o n d r e m o s en balsas para llamó Jaquín, y a la de la izquierda, Boaz.
llevarla p o r m a r hasta Jope, y tú la harás llevar de allí a Jeru-
salén». 16 Salomón hizo el censo de todos los extranjeros q u e Sigue, p o r lo regular, el relato paralelo, pero insiste en ponde-
había en la tierra de Israel, después del hecho p o r David, su rar la riqueza d e los materiales, sobre t o d o la abundancia del MÍO.
p a d r e , y fueron hallados ciento cincuenta y tres mil seiscientos. Según u n a tradición judía, A b r a h a m sacrificó a Isaac sobre el mnnle
17
Destinó de ellos setenta m i l para los transportes, y ochenta M o r i a (v.9), lugar d o n d e se levantó el templo.
m i l p a r a las canteras en los montes, y tres mil seiscientos capa-
taces p a r a vigilar a los obreros.
El altar de bronce; el mar de bronce
E l autor sigue el lugar paralelo de i R e , q u e a veces amplía (4,1-5 = 1 Re 7,23-26)
(v.2-15) o abrevia (v.16-17) de acuerdo con su teología. 1
H i z o , además, el altar de bronce, de veinte codos de luí no,
y veinte de ancho, y diez de alto. 2 T a m b i é n hizo u n mar de
fundición, que tenía diez codos del uno al otro borde, enk-ru-
Construcción del templo (3,1-17 — 1 Re 6,1-38) m e n t e r e d o n d o ; su altura era de cinco codos, y u n cordón de
treinta codos lo ceñía en d e r r e d o r . 3 Había debajo de él figuras
1 C o m e n z ó , pues, Salomón a edificar la casa en Jerusalén, de toros, y estaba todo en d e r r e d o r adornado de dos filan de
en el m o n t e Moría, que había sido m o s t r a d o a David, su pa- figuras de toros, diez p o r cada codo, todo en torno, y todo de
d r e ; en el lugar que D a v i d había dispuesto en la era de O r n a n , la m i s m a fundición. 4 El m a r descansaba sobre doce toro», de
jebuseo. 2 C o m e n z ó la edificación a dos días del m e s segundo los cuales tres m i r a b a n al norte, tres al occidente, tres al me-
del año cuarto de su reinado. 3 H e aquí el plano seguido p o r diodía y tres al oriente, todos soportando el mar, y la parte
Salomón para la construcción de la casa de Yahvé: el largo era posterior de los toros estaba oculta debajo del m a r . 5 El grueso
de sesenta codos, según la m e d i d a antigua; el ancho, de veinte de este vaso era de u n p a l m o , y su borde era como el de una
codos. 4 El vestíbulo (ulam), q u e iba delante, tenía u n largo copa o como el de u n lirio abierto; hacía tres mil batos.
correspondiente al ancho de la casa de veinte codos, y su an-
chura era de diez codos y ciento veinte de alto; lo recubrió in- El autor de los Reyes n o concede tanta importancia al altar de
t e r i o r m e n t e de oro p u r o . 5 Revistió la parte m a y o r de la casa bronce (1 R e 8,64) como el n u e s t r o . La descripción del mar de
(hecal) de m a d e r a de ciprés y la recubrió de oro p u r o , hacien- b r o n c e es casi igual a la del lugar paralelo, pero de mayores pro-
d o grabar en ella palmas y cadenetas q u e se enlazaban unas porciones (casi para setenta mil litros).
con otras. s H i z o el p a v i m e n t o del t e m p l o de m á r m o l e s p r e -
ciosos y de gran belleza. El oro de que recubrió los artesona-
dos, las vigas, las pilastras, los m u r o s y las puertas eran de lo Utensilios para el culto (4,6-22 = 1 Re 7,12.38-50)
m á s fino. 7 H i z o t a m b i é n cincelar querubines sobre los m u r o s . 6
8 Hizo igualmente diez fuentes y puso cinco de ellas a la de-
H i z o t a m b i é n la casa del santísimo (debir), cuyo largo, que-
correspondía a !a a n c h u r a de la casa, era de veinte codos, y su recha y cinco a la izquierda, para lavar allí lo que había de ser
ancho, igualmente de veinte codos; y lo recubrió todo de oro, ofrecido en holocausto. Los sacerdotes se lavaban en el mar.
7
q u e venía a pesar seiscientos talentos. 9 H i z o t a m b i é n de oro Hizo diez candeleros de oro de la forma que se le había or-
los clavos, cada uno de los cuales pesaba cincuenta siclos de denado, y los puso en el t e m p l o (hecal), cinco a u n lado y cinco
oro. T a m b i é n los techos estaban revestidos de oro. 10 H i z o t a m - al otro. 8 Igualmente diez mesas, y las puso en el templo (he-
bién para la casa del santísimo dos querubines tallados, que cal), cinco a la derecha y cinco a la izquierda, y cien tazas de
cubrió de oro. H El largo de las alas de los querubines era de oro. 9 Hizo, a más, el atrio de los sacerdotes, y el gran atrio, y
veinte codos, pues era cada u n o de cinco codos, y la u n a toca- las puertas del m i s m o , q u e cubrió de bronce. 10 Asentó el mar
ba al m u r o de la casa y la otra llegaba hasta el ala del otro que- al lado derecho, al sudeste. ' ' Hizo también H i r a m las calde-
r u b í n ; 12 y de igual m o d o las del otro querubín, de cinco codos ras, las palas y las tazas, y acabó toda la obra que el rey había
de largo, tocaba la una al m u r o , y la otra a la del otro q u e r u b í n . e m p r e n d i d o hacer en el t e m p l o de Dios, es decir: l 2 las dos
13 Las alas de a m b o s querubines estaban desplegadas y tenían columnas, los entrelazos, los dos capiteles que las coronaban y
en todo veinte codos de largo. Estaban en pie y con los rostros entrelazados con las granadas que los cubrían. 13 Hizo cuatro-
vueltos a la entrada de la casa. 1 4 H i z o t a m b i é n el velo, de ja- cientas granadas y dos retículas, de m o d o que había dos lilas
cinto, de p ú r p u r a , de escarlata y de lino, en el cual hizo dibu- de granadas unidas a cada u n a de estas retículas, que cubilan
jar querubines. 15 H i z o , a d e m á s , ante la puerta del t e m p l o , los capiteles de las columnas. 14 Hizo también basas, sobro las
dos columnas de treinta y cinco codos de altura, con sus capi- que asentó las fuentes, " y el m a r ; los doce toros sobre los i|iic
teles, cada u n o de los cuales tenía cinco codos de alto. 16 H i z o se asentaban, 1(í las calderas, las palas, los tenedores; todo» los
t a m b i é n en ellos cadenetas, c o m o las del santuario (debir), y enseres se los hizo H i r a m - A b i al rey Salomón para la casil de
las puso en los capiteles, y con ellas se enlazaron cien granadas. Yahvé del bronce mejor. 17 Hízolos fundir el rey en los Hunos
del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Sereda. 18 La mu-
630 2 Crónicas 5 2 Crónicas 6 631
servirle para que sepan distinguir entre lo que es servirme a ser asi sacerdote de los que no son dioses? I" Para nosotros,
mí y servir a los reyes de las gentes». 9 Subió, pues, Sesac, rey Yahvé es nuestro Dios; no le hemos dejado, y los sacerdotes
de Egipto, a Jerusalén, y pilló los tesoros de la casa de Yahvé ministros de Yahvé son los hijos de Aarón, y los levitas cumplen
y los de la casa del rey; todo se10lo llevó. Tomó los escudos de sus funciones. n Queman a Yahvé los holocaustos cada maña-
oro que había hecho Salomón, y en vez de ellos hizo el rey na y cada tarde y los perfumes aromáticos; ponen los panes
Roboam escudos de bronce para los jefes de la guardia que sobre la mesa limpia y el candelero de oro con sus lámparas
custodiaban la entrada de la casa del rey. n Cuando iba el rey cada tarde, para que ardan, porque nosotros guardamos los
a la casa de Yahvé, tomábanlos los de la guardia y los volvían mandatos de Yahvé, nuestro Dios, mientras que vosotros los
luego al cuartel de la guardia. 12 Como se humilló, apartóse de habéis dejado, l z Y Dios está, pues, con nosotros a nuestra ca-
él la ira de Yahvé, por no destruirle del todo, y las cosas mejo- beza, y están con nosotros los sacerdotes con sus trompetas,
raron en Judá. 13 Fortalecióse, pues, Roboam y reinó en Jeru- para hacerlas resonar contra vosotros. Hijos de Israel, no ha-
salén. Cuarenta y un años tenía Roboam cuando comenzó a gáis la guerra a Yahvé, el Dios de vuestros padres, porque no
reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que eli- os irá bien». 13 Jeroboam hizo que rodeara una emboscada
gió Yahvé entre todas las tribus de Israel para poner en ella su para acometer a los de Judá por la espalda, atacándoles así de
nombre. El nombre de su madre fue Naamá, amonita. H Hizo frente y por la espalda; 14 y cuando Judá se percató, tenía a Is-
el mal porque no aprestó su corazón para buscar a Yahvé. rael de frente y a las espaldas. l s Clamaron los de Judá a Yah-
15 vé, y los sacerdotes tocaron las trompetas, dieron sus gritos, y
Los hechos de Roboam, los primeros y los postreros, ¿no
están escritos en los libros de Semeyas, profeta, y de Ido el vi- así como alzaron sus gritos, Dios desbarató a Jeroboam y a
dente, y en los registros de las genealogías? Hubo perpetua- todo Israel delante de Abías y de Judá. 16 Huyeron17los hijos
mente guerra entre Roboam y Jeroboam. 16 Durmióse Roboam de Israel ante Judá, y Dios los entregó en sus manos, y Abías
con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David, y le su- y sus gentes hicieron en ellos gran mortandad, cayendo de Is-
cedió Abías, su hijo. rael quinientos mil hombres escogidos. 18 Así fueron humilla-
dos entonces los hijos de Israel, mientras que los de Judá se
Aparte de algunas noticias conocidas por i Re 14,25.26-27. fortalecieron, porque se apoyaron en Yahvé, el Dios de sus
padres. 19 Persiguió Abías a Jeroboam y le tomó ciudades: Be-
21-22), refiere el autor la campaña de Sesac (Shesonq) contra Je- tel, con las ciudades de su dependencia; Jesana, con sus de-
rusalén, la profecía de Semeyas (v.s-S), la muerte del rey y las pendencias, y Efrón, con sus dependencias. 20 No tuvo ya Je-
fuentes de información que ha utilizado. La invasión de Sesac roboam fuerza en tiempo de Abías; le hirió Yahvé y murió.
21
contra Roboam fue «por haberse rebelado contra Yahvé», pero Abías fue poderoso, tuvo catorce mujeres y engendró vein-
mejoraron las cosas al arrepentirse y al conseguir por ello el perdón tidós hijos y dieciséis hijas. 22 El resto de los hechos de Abías,
de Dios (v.12). sus hechos y sus cosas, está escrupulosamente escrito en el li-
bro de Ido, profeta. 23 Durmióse Abías con sus padres y fue
sepultado en la ciudad de David. Le sucedió Asa, su hijo, en
Reinado de Abías (13,1-23) cuyo tiempo tuvo paz la tierra durante diez años.
1 A los dieciocho años del reinado de Jeroboam comenzó a
reinar en Judá Abías, 2 y reinó tres años en Jerusalén. Su madre De Abías habla brevemente 1 Re 15,1-8; nuestro autor com-
se llamaba Maacá, hija de Absalón. Hubo guerra entre Abías pleta la información de su reinado mencionando la guerra que sos-
y Jeroboam. 3 Reunió Abías un ejército de hombres de guerra tuvo contra Jeroboam, rey de Israel. El número de combatientes es
escogidos y valientes, de cuatrocientos mil hombres, y Jero- muy alto, tanto que puede pensarse en una hipérbole; dígase lo
boam se ordenó en batalla contra él con ochocientos mil hom- mismo del número de los que cayeron muertos (v.17). En su dis-
bres de guerra escogidos y valerosos. 4 Alzóse Abías en el mon-
te de Semaron, de las montañas de Efraím, y gritó: «Oídme, curso hace saber el rey que Yahvé prometió el reino a David para
Jeroboam y todo Israel: 5 ¿No sabéis vosotros que Yahvé, Dios siempre; Jeroboam es un usurpador y un rebelde. Además cuenta
de Israel, dio a David el reino sobre Israel para siempre a él y Judá para el culto con sacerdotes, hijos de Aarón y levitas; los de
a sus hijos en pacto de sal? 6 Pero Jeroboam, hijo de Nabat, Israel han improvisado los ministros de culto «a la manera de las
siervo de Salomón, hijo de David, se levantó y se rebeló contra gentes de la tierra». Por todo esto, Israel no puede vencer a Judá
su señor, 7 y allegándose a él hombres vanos y perversos, se a pesar de ser superior en número de combatientes. Nuestro texto
sobrepusieron a Roboam, hijo de Salomón, porque Roboam, calla los pecados que el autor de los Reyes reprocha a Abías. En el
mozo e inexperto, no se defendió contra ellos. 8 Ahora tratáis
vosotros de triunfar contra el reino de Yahvé, que está en ma- discurso que el autor sagrado pone en boca de Abías se trata de
nos de los hijos de David, porque sois muchos. Pero tenéis probar que Judá es el reino teocrático, cuyo trono, por voluntad
con vosotros a los becerros de oro que Jeroboam os hizo por divina, pertenece a los descendientes de David. Jerusalén es la
dioses. 9 ¿No habéis arrojado de entre vosotros a los sacerdotes sede del culto legítimo, servido por ministros también legítimos.
de Yahvé, a los hijos de Aarón y a los levitas, y os habéis hecho La alianza, entre Yahvé y la dinastía davídica es una «alianza de
sacerdotes a la manera de las gentes de la tierra, para que cual- sal» (Núm 18,19), es decir, perpetua e irrevocable. Jeroboam, por
quiera pueda consagrarse con un becerro y siete carneros, y lo mismo, no triunfará contra el reino de Yahvé (v.8), aunque sean
Biblia comentada 2 21
642 2 Crónicas 14 2 Crónicas 15 A4A
m u c h o s , p o r h a b e r apostatado d e Y a h v é y haberse creado u n sacer-
docio ilegítimo (v.8-9). A d e m á s , ellos n o g u a r d a n los m a n d a t o s d e Mensaje de Azarías y celo de Asa (18,1-19)
Dios; J u d á , sí. Dios estará con sus fieles d e J u d á y les llevará a la 1
F u e el espíritu de Yahvé sobre Azarías, hijo de Odeil, ; y «i>
victoria (v.12). C o m b a t i r a J u d á equivale a luchar contra Y a h v é . presentó Azarías a Asa y le dijo: « Ó y e m e , Asa, y lodo J111I1I y
A n t e s d e la batalla se tocaban las t r o m p e t a s ( N ú m 10,9). B e n j a m í n : Yahvé está con vosotros c u a n d o vosotros eslai» ron
El; si vosotros le buscáis, le hallaréis; pero si vosotros le alian
donáis, E l os a b a n d o n a r á a vosotros. 3 D u r a n t e m u c h o tiempo
Asa, rey de Judá (14,1-14) ha estado Israel sin v e r d a d e r o Dios y sin sacerdote que cime-
1 ñase su Ley; 4 p e r o cuando en m e d i o de la tribulación se vol-
Asa hizo lo q u e es b u e n o y recto a los ojos d e Yahvé, su
vían a Yahvé, Dios de Israel, y le buscaban, siempre le hallaron.
Dios. 2 H i z o desaparecer los altares de los cultos extranjeros
5 No había e n aquellos tiempos paz, ni p a r a q u i e n entraba ni
y los altos, demolió los cipos y abatió las «aseras». 3 M a n d ó a J u d á
p a r a quien salía, sino m u c h a s aflicciones sobre todos los mora-
a buscar a Yahvé, el Dios de sus padres, y practicar la L e y y sus
dores de la tierra; « y u n a gente destruía a otra gente, y una
m a n d a m i e n t o s . 4 H i z o desaparecer de todas las ciudades de
ciudad a otra ciudad, p o r q u e las conturbaba Dios con toda
J u d á los altos y los pilares del sol, y su r e m a d o fue reinado de paz.
5 suerte de calamidades. 7 Esforzaos, pues, vosotros y n o desfa-
Edificó ciudades fuertes en Judá, pues la tierra estaba tran-
llezcan vuestras m a n o s , p o r q u e m e r c e d hay p a r a vuestra obra».
quila, y n o h u b o guerra contra él d u r a n t e aquellos años, pues 8
C u a n d o oyó Asa las palabras y la profecía del hijo de O d e d ,
Yahvé le dio paz. 6 Dijo a J u d á : «Edifiquemos estas ciudades y
profeta, se sintió fortalecido e hizo desaparecer las abomina-
• rodeémoslas de murallas y de torres, con puertas y barras,
ciones de toda la tierra de J u d á y Benjamín y de las ciudades
mientras n o estamos en guerra, p o r q u e h e m o s buscado a Yahvé,
q u e había t o m a d o en la m o n t a ñ a de Efraím, y restauró el altar
nuestro Dios, y p o r haberle buscado nos ha dado el reposo de
de Yahvé q u e estaba delante del pórtico de Yahvé. * Convocó
todas partes». Edificáronlas, pues, sin q u e nadie lo impidiera.
7 a todo J u d á y Benjamín y a los de Efraím, Manases y Simeón,
T e n í a Asa u n ejército de trescientos mil h o m b r e s de Judá,
que habitaban entre ellos, pues gran n ú m e r o de gentes de Israel
a r m a d o s de escudo y lanza, y doscientos ochenta mil de Ben-
se u n i e r o n a él cuando vieron q u e con él estaba Yahvé, su Dios;
j a m í n , a r m a d o s de escudo, y arqueros, todos h o m b r e s valero-
10 y se reunieron en Jerusalén el tercer m e s del año quince del
sos. 8 Subió contra ellos Z e r a c , cusita, con u n ejército d e m i l
reinado de Asa. n A q u e l día sacrificaron a Yahvé, del bolín
millares y trescientos carros, y llegó hasta Maresa. 9 Salióle Asa
q u e habían traído, setecientos bueyes y siete mil ovejas, l-' y ju-
al e n c u e n t r o y le presentó batalla en el valle de Sefatá, junto
r a r o n buscar a Yahvé, el Dios de sus padres, con todo su cora-
a Maresa. 10 C l a m ó Asa a Yahvé, su Dios, diciendo: «Yahvé,
zón y toda su alma; 13 y q u e cualquiera que n o buscase a Yiihvé,
n o hay para ti diferencia e n t r e socorrer al q u e tiene m u c h a s
Dios de Israel, muriese, fuese g r a n d e o p e q u e ñ o , h o m b r e o
fuerzas o al q u e tiene pocas. Ven, pues, en ayuda nuestra, Yahvé,
m u j e r . 1 4 Este j u r a m e n t o hicieron a Yahvé en m e d i o de vocc»
nuestro Dios, p o r q u e en ti nos apoyamos nosotros, y a combatir
de júbilo y al son de t r o m p e t a s y bocinas. >5 Alcgrároiisu de cite
en tu n o m b r e h e m o s venido contra toda esta m u c h e d u m b r e .
j u r a m e n t o todos los de Judá, p o r q u e de todo coru/.ón lo juraron
Yahvé, t ú eres nuestro Dios; q u e no sea el h o m b r e quien triun-
y con toda su voluntad le buscaban; y así le hiilluron, y leí dio
fe de ti». 11 Yahvé deshizo a los cusitas ante Asa y ante Judá, y
Yahvé reposo de todas partes. 16 A ú n a Manca, mi m a d r e , el rey
los cusitas se pusieron en fuga. 12 Asa y la gente q u e llevaba los
Asa la depuso de la dignidad de reina porque NC habla hecho
persiguieron hasta G u e r a r , y cayeron los cusitas sin p o d e r salvar
u n ídolo abominable en h o n o r de Asera. Abatió el Ídolo, lo re-
su vida, p o r q u e fueron destruidos p o r Yahvé y su ejército. 1 3 Asa
dujo a polvo y lo q u e m ó en el valle de C e d r ó n . ' ' l'e.m ION nlto»
y su gente cogieron gran botín y batieron todas las ciudades q u e
n o desaparecieron de Israel, a pesar de que el eorn/.ón de Asa
había cerca de G u e r a r , p o r q u e el t e r r o r d e Yahvé se había
fue perfecto en todos los días de su vida. IH Metió en I11 CIINII de
apoderado de ellos y saquearon todas las ciudades, siendo m u -
Yahvé lo q u e había sido consagrado por su pudre y por él niin-
chos los despojos. 14 D i e r o n t a m b i é n contra los apriscos y esta-
m o , de plata, oro y vasos, i» No h u b o guerra huslu | IIN treinta
blos de los ganados, llevándose gran cantidad de ovejas y c a m e -
y cinco años del reinado de Asa.
llos. D e s p u é s se volvieron a Jerusalén.
El año treinta y seis de su reinado atacóle Basa. En i Re 16,8 Fue rey piadoso, lo que le valió la bendición por parte de Yahvé,
se dice que Basa murió el año veintiséis del reinado de Asa; quizá que le hizo fuerte militarmente, dándole muchas riquezas y mucha
era ésta la cifra primitiva de nuestro texto. ¿Es intencionada la gloria. Además de extirpar los vestigios de culto idolátrico y los
modificación del cronista? No lo creemos. Abel Main es Abel lugares altos, emprendió una campaña de instrucción religiosa del
Bet Maaca (i Re 15,20). Jananí, padre del profeta Jehú (19,2; pueblo, que llevaron a cabo los sacerdotes y levitas amparados
20,34), reprocha a Asa haber confiado más en la ayuda de Siria por los principes del rey. Esta fue la misión que recibió también
que en Yahvé (Is 7,i3ss). Esta falta de confianza le ha perjudicado, Esdras de parte de Artajerjes (Esd 7,25). Las prosperidad del rey
convirtiéndose en cierta manera en vasallo de Ben Hadad. Tam- es consecuencia de su fidelidad a Dios.
bién en su enfermedad prefirió los médicos a Yahvé. Sobre la cos-
tumbre de quemar perfumes en honor del muerto, véase Jer 34,5.
646 2 Crónicas 18 2 Crónicas 19 647
hijo de Q u e n a n a , se llegó a M i q u e a s y le dio una bofetada en
Josafat y Ajab contra los sirios la mejilla, diciendo: « ¿ P o r q u é camino se ha ido de m í el espí-
(18,1-34 = 1 Re 22,1-40) ritu d e Yahvé para hablarte a ti?» 2 4 Y Miqueas le respondió:
«Ya lo verás u n día, c u a n d o andes de c á m a r a en cámara para
1 T u v o Josafat m u c h a riqueza y p o d e r y e m p a r e n t ó con Ajab, esconderte». 2 5 Entonces el rey de Israel dijo: «Coged a Mi-
2
y al cabo de algunos años bajó a ver a Ajab a Samaría. Ajab queas y llevadlo a A m ó n , g o b e r n a d o r de la ciudad, y a Joás,
m a t ó para él y para su séquito gran n ú m e r o de ovejas y bueyes, hijo del rey, 26 y decid: Esto dice el rey: M e t e d a éste en la cár-
y le persuadió q u e subiese con él contra R a m o t Galaad. 3 Dijo cel y m a n t e n e d l e con p a n de aflicción y agua de angustia hasta
Ajab, rey de Israel, a Josafat, rey de J u d á : «¿Quieres m a r c h a r q u e yo vuelva en paz». 2 7 M i q u e a s le dijo: «Si vuelves tú en paz,
conmigo a R a m o t Galaad?» Y éste respondió: «Yo c o m o tú, n o ha hablado Yahvé p o r m í » . 2 8 Subió, pues, el rey de Israel,
y m i pueblo c o m o tu pueblo; iremos contigo». 4 Y dijo Josafat y con él Josafat, rey de J u d á , a R a m o t Galaad; 29 y djj 0 e l rey
al rey de Israel: «Pero consulta, te ruego, la palabra de Yahvé». de Israel a Josafat: «Yo m e disfrazaré para entrar en la batalla;
5
J u n t ó entonces el rey de Israel cuatrocientos profetas y les t ú vístete tus vestiduras». Disfrazóse el rey de Israel y entró así
p r e g u n t ó : «¿Iremos contra R a m o t Galaad o m e estaré quieto?» en la batalla. 30 El rey de Siria había m a n d a d o a los jefes de los
Ellos le dijeron: «Sube, q u e Dios la entregará en m a n o s del carros q u e con él tenía, diciendo: «No ataquéis a ninguno, ni
rey». 6 P e r o Josafat dijo: « ¿ Q u e d a todavía aquí algún profeta chico ni g r a n d e , sino sólo al rey de Israel». 3 1 Y cuado los jefes
de Yahvé p o r quien p o d a m o s preguntarle?» 7 E l rey de Israel de los carros vieron a Josafat, dijeron: «Este es el rey de Israel»,
respondió a Josafat: « A ú n hay aquí u n h o m b r e p o r quien po- y le cercaron para combatirle. Entonces clamó Josafat, y Yahvé
d e m o s p r e g u n t a r a Yahvé; pero yo le aborrezco, p o r q u e n u n c a le socorrió, apartándolos D i o s de él. 32 Los jefes de los carros
m e profetiza cosa buena, sino siempre malas. Es Miqueas, hijo se percataron de que n o era el rey de Israel y se alejaron de él.
33
de Jimia». Y respondió Josafat: «No diga eso el rey». 8 L l a m ó Entonces disparó u n h o m b r e su arco al azar e hirió al rey
entonces el rey de Israel a u n e u n u c o , y le dijo: « H a z q u e venga de Israel p o r entre las junturas de la a r m a d u r a . El rey dijo
luego Miqueas, hijo de Jimia». 9 E l rey de Israel y Josafat, rey entonces a su auriga: « D a la vuelta y sácame del campo, que
de Judá, estaban sentados cada u n o en su trono y vestidos de estoy herido». 34 E l c o m b a t e fue encarnizado aquel día, y el rey
sus vestiduras reales, en la plaza q u e hay a la entrada de la puerta de Israel estuvo en su carro hasta la tarde frente a los sirios, m u -
de Samaría, y estaban delante de ellos todos los profetas. 10 Se- riendo a la puesta del sol.
decías, hijo de Q u e n a n a , se había hecho unos cuernos de hie-
rro, y decía: «Así dice Yahvé: C o n éstos acornarás a los sirios El rey d e J u d á , Josafat, alióse con el de Israel, Ajab, para atacar
hasta destruirlos del todo». n L o m i s m o profetizaban t a m b i é n a los sirios e n R a m o t Galaad. Casó a su hijo J o r a m con Atalía, hija
todos los profetas, diciendo: «Sube a R a m o t Galaad y triunfa- d e Ajab y d e Jezabel (21,6); estas relaciones fueron condenadas
rás, p o r q u e Yahvé la entregará en m a n o s del rey». 12 El m e n - p o r los profetas M i q u e a s y J e h ú . E n el v.2 se trata de u n sacrificio
sajero que había ido a buscar a Miqueas le habló, diciendo: contrario a L e v c.17, p o r estar h e c h o fuera del santuario legítimo.
«Mira q u e todos los profetas a u n a profetizan bienes al rey; ha-
A excepción d e los dos p r i m e r o s versos, los restantes coinciden
bla, pues, c o m o ellos y anuncia bienes». 13 Miqueas respondió:
«Vive Yahvé q u e yo anunciaré lo q u e m i Dios m e diga». Llegó, con el lugar paralelo d e Reyes.
pues, a la presencia del rey, 14 q u e le p r e g u n t ó : «Miqueas,
¿iremos a combatir a R a m o t Galaad o he de estarme quieto?» Jehú reprende a Josafat (19,1-3)
Y él respondió: «Subid, q u e lo lograréis y será entregada en 1
vuestras manos». 1S Entonces le dijo el rey: «¿Hasta cuántas 2
Josafat, rey de Judá, se volvió en piiz a su casa, a Jerusalén.
veces t e n d r é q u e conjurarte, p o r el n o m b r e de Yahvé, q u e n o Salióle al encuentro J e h ú el vidente, hijo de Junaní, que dijo
m e digas sino la verdad?» 16 Y él le contestó: « H e visto a todo a Josafat: «¿Socorres al i m p í o y ayudas a los que aborrecen a
Israel disperso p o r los m o n t e s , c o m o ovejas sin pastor»; y dijo Yahvé? P o r eso Yahvé está irritado contra li. ¡ Pero hay en ti
Yahvé: «Es que n o tienen señor; que se vuelva cada u n o en paz buenas obras, p o r q u e has a r r a n c a d o de la tierra lus «ascras» y has
a su casa». 17 Y el rey de Israel dijo a Josafat: «¿No te decía yo puesto tu corazón en buscar a Yahvé».
q u e n o m e profetiza bien, sino mal?» 18 Y dijo entonces él:
Esta perícopa es p r o p i a del cronista. Jehú, hijo de Jauaní (16,7),
«Oíd, pues, la palabra de Yahvé: Yo he visto a Yahvé sentado
en su t r o n o , y a su derecha y a su izquierda estaba todo el ejér- le r e p r o c h a h a b e r a y u d a d o a Ajab, rey implo y enemigo de Yahvé.
cito de los cielos; 19 y Yahvé dijo: ¿ Q u i é n inducirá a Ajab, rey Esta m i s m a doctrina e n s e ñ a n Isaías (c.30), lizequiel (c.23) y Oseas
de Israel, a q u e suba p a r a caer en R a m o t Galaad? Y u n o decía (7,11; 8,9-10) al c o n d e n a r las alianzas políticas con el fin d e librarse
u n a cosa y otro decía otra; 2 0 p e r o salió u n espíritu q u e se puso de u n enemigo.
delante de Yahvé y dijo: Yo le induciré. Y Yahvé le p r e g u n t ó :
¿ C ó m o ? Y él dijo: 2 1 Saldré y m e h a r é espíritu de m e n t i r a en Reformas en la administración de justicia (19,4-11)
la boca de todos sus profetas. Y Yahvé le dijo: T ú le inducirás;
t ú saldrás con la tuya; ve y haz así. 2 2 Y ahora ha puesto Yahvé 4
H a b i t a b a Josafat en Jerusalén; pero salió a recorrer el reino
el espíritu de mentira en la boca de todos estos tus profetas, pues desde Berseba hasta la m o n t a ñ a de Efraím para traerlos a to-
ha decretado Yahvé el m a l contra ti». 2 3 Entonces Sedecías, dos a Yahvé, el Dios de sus p a d r e s . 5 Puso en la tierra jueces por
todas las ciudades fuertes de J u d á , de ciudad en ciudad, 6 y les
648 2 Crónicas 20 2 Crónicas 20 849
dijo: «Mirad lo que hacéis, porque no juzgáis en lugar de hom- rras no dejaste que fuese Israel cuando venía de Egipto, sino
bres, sino en lugar de Yahvé, que está cerca de vosotros cuando que se apartase y no los destruyese, n nos pagan queriendo
sentenciáis. 7 Sea, pues, sobre vosotros el temor de Yahvé, y echarnos de tu heredad, que tú nos diste en posesión. 12 ¡Oh
cuidad de guardarlo, porque no hay en Yahvé, nuestro Dios, Dios nuestro! ¿No los juzgarás tú? Porque nosotros no tene-
iniquidad ni acepción de personas, ni recibir cohecho». 8 Puso mos fuerza contra tanta muchedumbre como contra nosotros
también Josafat en Jerusalén levitas, sacerdotes y jefes de las viene
13
y no sabemos qué hacer: nuestros ojos se vuelven a ti».
familias de Israel para que diesen a los habitantes el juicio de Todo Judá estaba en 14pie delante de Yahvé, con sus niños,
Yahvé y decidiesen las causas. 9 Les dio sus órdenes, diciendo: sus mujeres y sus hijos. Estaba allí Jajaziel, hijo de Zacarías,
«Haced en todo con temor de Yahvé, fielmente y con cora- hijo de Benaya, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita, de los
zón perfecto. 10 En toda causa que venga a vosotros de vuestros hijos de Asaf, sobre quien vino el espíritu de Yahvé en medio
hermanos que habitan en las ciudades, trátese de causas de san- de la asamblea, 15 y dijo: «Oíd, Judá todo, y vosotros los mo-
gre, de cuestiones de la Ley, de los mandamientos, ceremonias radores de Jerusalén, y tú, rey Josafat: Así dice Yahvé: No te-
y preceptos, instruidlos para que no pequen contra Yahvé y máis ni os amedrentéis ante tan gran muchedumbre, porque
caiga su cólera sobre vosotros y sobre vuestros hermanos, y así no es vuestra la guerra, sino de Dios. 16 Mañana bajaréis con-
no pecaréis. íl Amarías, sacerdote, os presidirá en toda causa tra ellos; ellos van a subir por la cuesta de Sis, 17y los hallaréis al
tocante a Yahvé, y Zebadías, hijo de Ismael, príncipe de la casa extremo del valle, frente al desierto de Jeruel. No habrá por
de Judá, en las causas tocantes al rey; tenéis entre vosotros a los qué peleéis en esto vosotros; paraos, estaos quedos y veréis la
levitas, que serán vuestros maestros. Esforzaos, pues, y a la obra, salvación de Yahvé con vosotros. ¡Oh Judá y Jerusalén!, no
y que Yahvé sea con quien bien lo haga». temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, que Yahvé es-
tará con vosotros». 18 Echóse entonces Josafat rostro a tierra, y
todo Judá y todos los19moradores de Jerusalén se postraban ante
Instituyó tribunales locales en las principales ciudades del país; Yahvé, adorándole. Los levitas de los hijos de Caat y de los
los jueces, junto con los sacerdotes, escribas y ancianos, represen- hijos de Coré se levantaron 20para alabar a Yahvé, Dios de Is-
tan la autoridad civil y religiosa (Deut I6,I8SS; 17,9; 21,2). El tri- rael, con fuerte y alta voz. Levantáronse por la mañana y
bunal supremo de Jerusalén estaba dotado de autoridad civil y salieron por el desierto de Tecua, y mientras salían, Josafat, en
religiosa (Deut 17,8-13). En sus juicios debían ser justos, obrando pie, dijo: «Oídme, Judá y habitantes de Jerusalén: Confiad en
siempre con temor de Yahvé. El verdadero juez del pueblo es Dios Yahvé, vuestro Dios, y seréis seguros; creed a sus profetas, y
(Deut 1,17). Para las cuestiones religiosas será el sumo sacerdote prosperaréis». 21 Después, habido consejo con el pueblo, puso
cantores de Yahvé para alabar la hermosura de su santuario
el juez supremo; para las civiles, Zebadías; los levitas ejercían el delante del ejército: «Alabad a Yahvé, porque es eterna su mi-
cargo de escribas. sericordia». 22 Y en cuanto comenzaron los cantos y alabanzas,
arrojó Yahvé discordias sobre Amón, Moab y los del monte
Victoria de Josafat contra moabitas y ctmonitas Seír,
23
que habían venido contra Judá, y se mataron unos a otros.
(20,1-30) Echáronse los hijos de Amón y Moab sobre los moradores
del monte Seír, para destruirlos y exterminarlos; y cuando hu-
1
Después de esto, los hijos de Moab y los hijos de Amón y bieron acabado con los habitantes del monte Seír, unos a otros
algunos míneos vinieron en guerra contra Josafat. 2 Dieron se destruían. 24 Cuando Judá llegó a la altura desde la cual se
noticia a Josafat, diciendo: «Viene contra ti desde el otro lado descubre el desierto y miraron del lado donde estaba la mu-
del mar, de Edom, una gran muchedumbre, y están ya en Ja- chedumbre, no vieron más que cadáveres por tierra; ninguno
sasen Tamar, que es Engaddi». 3 En su temor, se dispuso Josa- había escapado. 25 Josafat y su gente fueron a apoderarse de
fat a buscar a Yahvé, y promulgó un ayuno para todo Judá. los despojos, hallando entre los cadáveres muchas riquezas y
4
Reuniéronse los de Judá para clamar a Yahvé, 5y vinieron para objetos preciosos; cogiendo tantos, que no pudieron llevárselo
buscar a Yahvé de todas las ciudades de Judá. Puesto enton- todo de una vez, y26emplearon tres días en recoger el botín: tan
ces en pie Josafat en medio de la asamblea de Judá en Jerusa- considerable fue. Al cuarto día se reunieron en el valle de
lén, en la casa de Yahvé, delante del atrio nuevo, 6 dijo: «Yahvé, Beracá, donde alabaron a Yahvé. Por eso llamaron a este valle
Dios de nuestros padres: ¿No eres tú Dios en los cielos y no Beracá, nombre que lleva todavía hoy. 27 Los hombres de Judá
eres tú quien domina a todos los reinos de las gentes? ¿No eres y de Jerusalén, con Josafat a la cabeza, partieron gozosos para
tú quien tiene en su mano la fuerza y la potencia, a que nadie volverse a Jerusalén, pues Yahvé los había llenado de alegría,
puede resistir? ? ¡Dios nuestro! ¿No arrojaste tú delante de tu librándolos de sus enemigos. 28 Entraron en Jerusalén, en la
pueblo, Israel, a los moradores de esta tierra y la diste para siem- casa
29
de Yahvé, al son de las cítaras, los salterios y las trompetas.
pre a la posteridad de Abraham, tu amigo? 8 Ellos la 9habitan El terror de Yahvé se apoderó de todos los reinos de las otras
y han edificado a tu nombre un santuario, diciendo: Si nos tierras cuando supieron30 que Yahvé había combatido contra
sobreviene alguna calamidad, la espada, el castigo, la peste o el los enemigos de Israel. El reinado de Josafat fue tranquilo,
hambre, nos presentaremos en esta casa delante de ti, pues tu y su Dios le dio la paz de todas partes.
nombre está en esta casa, y clamaremos a ti en la tribulación,
y tú nos oirás y nos salvarás. 10 Ahora, pues, h<> aquí que los El presente capítulo es propio del cronista, no teniendo, al pa-
hijos de Amón y los de Moab y los del monte Seír, a cuyas tie- recer, relación con la campaña de 2 Re 3,4-27. Los atacantes son
650 2 Crónicas 21 2 Crónicas 22 651
Moab, Amón y los meonitas, o sea, colonia de míneos que habita- 7
lo malo a los ojos de Yahvé. Pero no quiso Yahvé destruir la
ban en Edom, cerca de Petra. Llegaron a Jasasón Tamar (Gen 14,7), casa de David por la alianza que había hecho con 1 )avid y la
en Engaddi, en la ribera occidental del mar Muerto. Josafat acude promesa que le hizo de darle siempre una lámpara a él y a sus
a un ayuno colectivo (Jer 36,6) y reúne una asamblea general. hijos. 8 En su tiempo9 se rebeló Edom contra el dominio de
Los edomitas habitan en las montañas de Seír (Núm 20,21; Deut 2,8). Judá y se dio un rey. Marchó Joram con sus jefes y todos sus
El levita Jajaziel promete una resonante victoria de parte de Yahvé; carros, y, levantándose de noche, derrotó a los de Edom, que
le tenían cercado a él y a los jefes de sus carros. 10 Sin embargo,
pudo observar el pueblo que una multitud de cadáveres yacía en el la rebelión de Edom contra el dominio de Judá dura hasta hoy.
suelo a consecuencia de una guerra de exterminio total (Deut 2,34ss) También se rebeló contra su dominio Libna porque había de-
entre las tropas enemigas. El terror de Yahvé (17,10) apoderóse de jado a Yahvé, Dios de sus padres. n Joram se hizo altos en los
todos los reinos. La oración de Josafat recuerda la de Salomón montes de Judá, incitó a los habitantes de Jerusalén a la pros-
(6,12-42). titución idolátrica e impelió a ella a Judá. 12 Recibió un escrito
del profeta Elias, que decía: «He aquí lo que dice Yahvé, Dios
de David, tu padre: Por no haber andado por los caminos de
Resumen del reinado de Josafat (20,31-37) Josafat, tu padre, ni por los de Asa, rey de Judá, 13 antes bien
31 por los de los reyes de Israel; por haber hecho fornicar a Judá
Josafat reinó sobre Judá. Tenía treinta y cinco años cuando y a los moradores de Jerusalén, como fornica la casa de Ajab,
comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. Su y por haber dado muerte a 14 tus hermanos, a la casa de tu padre,
madre se llamaba Azuba, hija de Silji. 32 Anduvo por el camino que eran mejores que tú, Yahvé castigará a tu pueblo con
de Asa, su padre, sin apartarse de él, haciendo lo recto a los una plaga muy grande, y a tus hijos, y a tus mujeres, y a tu ha-
ojos de Yahvé. 33 Pero los altos no desaparecieron y el pueblo cienda, 15 y a ti con una violenta enfermedad, con enfermedad
no
34
tenía su corazón firmemente apegado al Dios de sus padres. de tus entrañas, que aumentará de día en día, hasta que las en-
El resto de los hechos de Josafat, los primeros y los postreros, trañas se te salgan por la fuerza del mal». 16 Despertó entonces
están escritos en la historia de Jehú, hijo de Jananí, que fue Yahvé contra Joram el espíritu de17los filisteos y de los árabes,
inserta en el libro de los reyes de Israel. 35 Josafat, rey de36Judá, que habitan cerca de los cusitas, los cuales subieron contra
se alió con el rey de Israel, Ocozías, que fue un impío, y se Judá, invadieron la tierra y pillaron toda la hacienda que ha-
asoció con él para construir naves que fueran a Tarsis, hacién- llaron en la casa del rey, y se llevaron a sus hijos y a sus muje-
dose las naves en Asiongaber. 37 Entonces Eliecer, hijo de Do- res, no quedándole otro hijo que Joacaz, el menor de todos.
da va, de Maresa, profetizó contra Josafat, diciendo: «Por ha- 18 Después de esto le hirió a él Yahvé en las entrañas de una
berte asociado con Ocozías, Yahvé destruirá tu obra». Las na- enfermedad incurable, 19 que fue creciendo de día en día, hasta
ves se destrozaron y no pudieron ir a Tarsis. que al fin del año segundo se le salieron a Joram las entrañas
por la violencia del mal. Murió en medio de los más acerbos
Subsistieron en su reinado los lugares altos (1 Re 22,44), aunque dolores, y su pueblo no quemó perfumes en su honor, como
en menor escala; todavía el corazón del pueblo no estaba del todo lo había hecho con sus padres. 20 Treinta y dos años tenía cuan-
apegado al Dios de sus padres (v.33). Una de las fuentes históricas do comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. Se fue
de información fueron las actas de Jehú (19,2; 1 Re I6,ISS). Por su sin ser llorado de nadie y le sepultaron en l¡i ciudad de David,
alianza con Ocozías, rey de Israel, «que fue un impío», le profetizó pero no en los sepulcros de los reyes.
Eliecer que su obra sería destruida. 1 Re 10,22; 22,49 habla de
«naves de Tarsis», construidas según el modelo de las naves fenicias Además de una ampliación de las noticias de 2 Re 8,16-24,
que iban a Tarsis. habla el texto de la matanza de los hermanos del rey y jefes de
Israel (v.4), de la carta que le escribió lillas (v. 12-15) y de su fin
desastroso (v.18-19). La mención de lillas y su intervención en el
Reinado de Joram (21,1-20) reinado de Joram crea dificultades, a menos que se lea Elíseo en
1 lugar de Elias (2 Re 3,1 iss). Acaso el autor sagrado se refiera más
Josafat se durmió con sus padres y fue sepultado en la ciu- a la actitud que hubiera tomado Ellas que a su misma persona.
dad de David. Le sucedió Joram, su hijo. 2 Joram, hijo de Jo-
safat, tuvo por hermanos a Azarías, Jejiel, Zacarías, Azarías,
Micael y Sefatías, todos hijos de Josafat, rey de Judá. 3 Habíales Reinado de Ocozías (22,1-9a =2 Re 8,24-29;
hecho su padre grandes donaciones de plata, oro y objetos pre-
ciosos, con ciudades fuertes en Judá; pero dejó el reino a Jo- 9,21; 10,12-14)
ram, por ser el primogénito. 4 Cuando Joram se posesionó del 1
Los habitantes de Jerusalén proclamaron sucesor de Joram
reino y se afirmó en él, pasó a cuchillo a todos sus hermanos a Ocozías, el menor de sus hijos, porque la tropa que había
y a algunos jefes de Israel. 5 Tenía Joram treinta y dos 6 años venido al campo con los árabes había dado muerte a todos los
cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. An- mayores que él. Así, Ocozías, hijo de Joram, fue rey de Judá.
duvo por los caminos de los reyes de Israel, como había hecho 2
Tenía Ocozías veintidós años cuando comenzó a reinar, y
la casa de Ajab, pues tuvo por mujer a una hija de Ajab, e hizo reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, hija de
652 2 Crónicas 2í
2 Crónicas 23 nr>:i
3
O m r í . A n d u v o p o r los caminos de la casa de Ajab, pues su 4
m a d r e le aconsejaba i m p í a m e n t e . 4 H i z o lo malo a los ojos de hijos de D a v i d . M i r a d lo q u e habéis de hacer. Jil li'ivio ilc
Yahvé, c o m o la casa de Ajab, q u e después de la m u e r t e de su vosotros q u e el día del sábado entra de servicio, siiccrv|olc» y
p a d r e le sirvió de consejero p a r a su perdición. 5 Llevado d e sus levitas, hará la guardia en los atrios; 5 otro tercio estará en el
consejos, fue con J o r a m , hijo de Ajab, rey de Israel, a la guerra palacio del rey, y el otro, en la puerta de Jesod. T o d o el pueblo
contra Jazael, rey de Siria, a R a m o t Galaad, y los sirios hirie- se reunirá en el atrio de la casa de Yahvé. 6 Q u e no entre ni
ron a J o r a m . 6 Volvióse éste a Jezrael para c u r a r las heridas salga nadie de la casa de Yahvé, fuera de los sacerdotes y levi-
q u e los sirios le habían hecho en R a m o t , cuando luchaba con- tas que están de servicio; éstos p o d r á n entrar p o r q u e están con-
tra Jazael, rey de Siria. Bajó Ocozías a ver a J o r a m , hijo de sagrados. 7 T o d o el pueblo h a r á la guardia de Yahvé, y los le-
Ajab, a Jezrael, d o n d e estaba herido; 7 y p o r voluntad de Dios, vitas rodearán al rey p o r todas partes; cada u n o tendrá las ar-
para su ruina, bajó Ocozías a ver a J o r a m ; pues, llegado allí, m a s en su m a n o , y quienquiera q u e entrare en la casa, morirá.
safio con J o r a m ai e n c u e n t r o de Jehú, hijo efe Nlmsí, a quien Estaréis con el rey c u a n d o éste e n t r e y salga». 8 Los levitas y
Yahvé había ungido para e x t e r m i n a r a la casa de Ajab; 8 y mien- todo J u d á hicieron todo lo q u e el sacerdote Joyada había man-
tras J e h ú hacía justicia con la casa de Ajab, dio con los jefes de dado, y cada u n o t o m ó a los suyos, los q u e entraban en servicio
J u d á y con los hijos de los h e r m a n o s de Ocozías q u e estaban y los q u e salían de servicio el sábado, pues el sacerdote Joyada no
al servicio de Ocozías, y los m a t ó ; 9 a buscó a Ocozías, que fue exceptuó a ninguna de las divisiones. 9 El sacerdote Joyada
hallado en Samaría, d o n d e se había escondido; y le cogieron entregó a los jefes de centenas las lanzas y los escudos grandes
y llevaron a Jehú, que le dio m u e r t e ; sepultáronle, p o r q u e di- y pequeños, q u e provenían del rey D a v i d y se hallaban en la
j e r o n : «Es hijo de Josafat, q u e buscó a Yahvé de todo corazón». casa de Dios. 10 H i z o q u e rodeasen al rey, poniendo a todo el
pueblo cada u n o con las a r m a s en la m a n o , desde el lado dere-
cho hasta el lado izquierdo de la casa, junto al altar y por toda
O b r ó Ocozías el mal p o r instigación de su m a d r e Atalía. Según la casa. n Y adelantando al hijo del rey pusieron sobre su ca-
2 R e 8,26, tenía veintidós años al e m p e z a r a reinar, cifra q u e debe beza la d i a d e m a y el testimonio y le p r o c l a m a r o n rey. Joyada
retenerse según el lugar paralelo y versiones. Alióse con el rey de y sus hijos le ungieron y gritaron: «¡Viva el rey!» 12 Atalía oyó
Israel contra Jazael. F u e m u e r t o p o r J e h ú cerca de M e g i d d o c u a n d o el estrépito del pueblo, q u e corría y aclamaba al rey; vino a
trataba de esconderse en Samaria. P o r su tolerancia religiosa es d o n d e estaba el pueblo en la casa de Yahvé 13 y miró. Estaba
juzgado severamente. el rey sentado en su estrado, a la entrada, y los jefes y las trom-
petas estaban j u n t o al rey, y todo el pueblo de la tierra daba
muestras de gran alegría, y sonaban las trompetas, y los canto-
El crimen de Atalía (22,9b-12 = 2 Re 11,1-3) res, con los instrumentos de música, entonaban cánticos de ala-
banza. Atalía rasgó sus vestiduras y gritó: «¡ Conspiración, cons-
9b
No q u e d a b a de la casa de Ocozías persona en edad de rei- piración !» 14 Entonces el sacerdote Joyada, llamando a los jefes
nar, 10 y Atalía, m a d r e de Ocozías, viendo que era m u e r t o su de centena q u e estaban al frente de las tropas, les dijo: «Sacadla
hijo, se alzó y exterminó a toda la estirpe real de la casa de J u d á ; de las filas, y a quienquiera q u e la siga le matáis». Pues el sacer-
11
pero Josabat, hija del rey, cogió a Joás, hijo de Ocozías, y le dote dijo: «No la matéis en la casa de Yahvé». 15 HízoseJe lugar
arrebató de en m e d i o de los hijos del rey c u a n d o los m a t a b a n , y se e n c a m i n ó al palacio real p o r la entrada de la puerta de los
escondiéndole a él y a su nodriza en el dormitorio. Así, Josabat, caballos, y allí la m a t a r o n . 16 Joyada hizo alianza entre Yahvé,
hija del rey J o r a m , mujer del sacerdote Joyada y h e r m a n a de el pueblo todo y el rey, de ser el pueblo de Yahvé. 17 Después
Ocozías, le escondió de Atalía, q u e n o p u d o matarle. 12 Seis de esto entró todo el pueblo en el t e m p l o de Baal y lo derriba-
años estuvo escondido con ellos en la casa de Dios, y era en ron echando p o r tierra sus altares, haciendo pedazos sus imá-
tanto Atalía la que reinaba en la tierra. genes, y m a t a r o n de/ante del altar a M a t a n , sacerdote qfe Baal.
18
L u e g o o r d e n ó Joyada los oficios en la casa de Yahvé por
E l relato concuerda d e cerca con el d e los Reyes. Atalía estaba m a n o de los sacerdotes y levitas, según la ordenación, hecha
a p u n t o d e extinguir la dinastía davídica; p e r o D i o s vela p o r el por D a v i d en la casa de Yahvé, para ofrecer a Yahvé holocaus-
c u m p l i m i e n t o de sus p r o m e s a s salvando a Joás. tos, c o m o está escrito en la L e y de Moisés, en medio de cantos
de júbilo, conforme a la ordenación de D a v i d . 19 Puso también
los porteros a las puertas de la casa de Yahvé para que por nin-
Proclamación de Joás y muerte de Atalía guna entrase n i n g ú n i n m u n d o . 2 0 Y t o m a n d o luego a los jefes
(23,1-21=2 Re 11,4-20) de centena, a los jefes del pueblo y al pueblo todo de 1^ tierra,
llevaron al rey de la casa de Yahvé, y, llegados al medio de la
1 Al séptimo año revistióse Joyada d e valor, y se concertó puerta principal de la casa del rey, sentaron al rey sobre el tro-
con los jefes de centenas: Azarías, hijo de Jerojam; Ismael, hijo n o del reino. 2 l T o d o el pueblo de la tierra estaba lleno de júbi-
de Jojanán; Azarías, hijo de O b e d ; Masaya, hijo de Adaya, y lo, y la ciudad se estuvo tranquila. Atalía había sido m u e r t a a
Elisafat, hijo de Z i t r í . 2 Recorrieron J u d á y r e u n i e r o n a los le- espada.
vitas de todas las ciudades de J u d á y a los jefes de las familias
de Israel, que vinieron a Jerusalén, 3 y toda la asamblea hizo
alianza con el rey «;n la casa de Dios. Joyada les dijo: «Ahí te- A m b a s relaciones c o n c u e r d e n fundamentalmente, con sensibles
néis al hijo del rey q u e reinará, c o m o lo ha dicho Yahvé, de los diferencias q u e s u r g e n p o r la diferente perspectiva de los autores,
654 2 Crónicas 24 2 Crónicas 24 605
/ \ yada viejo y harto de días; tenía al morir ciento treinta uño».
en la disposición y valoración de los hechos. A diferencia del lugar \ 16 Fue sepultado en la ciudad de David, con los rcye«, pues
paralelo de Reyes, la entronización del rey fue hecha por la asam- \ había hecho mucho bien por Israel, por Dios y por 1U CMa.
blea, compuesta en su mayoría por levitas. Para el cronista sólo los
Según el libro de los Reyes, utilizó Joás las ofrendas hechas al
sacerdotes y levitas podían entrar en el santuario, en el cual estos
templo con ocasión de los votos o de peregrinaciones para reparar
últimos tenían una misión concreta (i Crón c.15-28; Núm c.1-4). el templo; en nuestro texto se dice que sacerdotes y levitas se espar-
La entronización de Joás reviste los caracteres de un acontecimiento cieron por las ciudades de Judá recolectando limosnas para este
más litúrgico que político. Los guardias se quedaron en la puerta fin. Ante el poco celo de sacerdotes y levitas, colocó el rey en el
del templo o en el palacio. Joás debe ser proclamado rey por ser templo un cepillo en el que se recogerían las limosnas de los fieles
hijo de David (v.3); Joyada y sus hijos le ungieron ( v . n ) , después (2 Re 12,7-16). Es el sumo sacerdote Joyada quien propone al rey
de haberle puesto sobre la cabeza la diadema y la alianza, o sea, las dos mujeres (v.3). Joás restableció el reino teocrático y cuidó,
la Ley, según Deut 17,18, que manda al rey"copiar un ejemplar de por lo mismo, de devolver al templo su antiguo esplendor, proveyén-
la Ley. dolo de los utensilios necesarios para el culto (v.12-14).
Zacarías n o fuera hijo, sino nieto d e Joyada ( q u e m u r i ó a los ciento q u e n o fuesen con él a la guerra, se d e r r a m a r o n por lúa ciudades
treinta años). M u c h o s consideran las palabras «hijo d e Baraquías» de J u d á desde Samaría hasta Betorón, y m a t a r o n n lr»-H mil
c o m o adición posterior, p r o v e n i e n t e d e la confusión del hijo d e personas y t o m a r o n m u c h o s despojos. 1 4 Al regrcmir A musías
de la derrota d e los edomitas, trajo t a m b i é n consigo lo» dioses
Joyada con el Zacarías d e q u e habla Isaías (5,2) o con el profeta d e de los hijos d e Seír y se los puso p o r dioses, prosternándose unte
este n o m b r e (Zac 1,7). L a s palabras p r o n u n c i a d a s p o r Zacarías al ellos y q u e m á n d o l e s perfumes. 15 Encendióse el furor de Yahvé
m o r i r (v.22) r e c u e r d a n G e n 4,10. E n castigo m a n d ó D i o s contra contra Amasias, y le m a n d ó u n profeta, q u e le dijo: «¿Por qué
J u d á el ejército sirio, q u e le venció, a pesar d e ser poco n u m e r o s o . has buscado los dioses d e esas gentes, q u e n o pudieron librar a
El r e y fue asesinado (2 R e 12,21-22). E n el v.27 se habla del Midrás, su pueblo d e tus manos?» 16 C u a n d o esto le dijo el profeta, res-
o comentario al libro d e los Reyes (13,22); es u n libro distinto a p o n d i ó él: «¿Y quién t e h a h e c h o a ti consejero del rey? Quítate
n u e s t r o s libros canónicos d e los Reyes. de ahí. ¿Es q u e quieres q u e te haga azotar?» E l profeta se retiró,
diciendo: «Yo sé q u e Dios h a decretado destruirte p o r haber
hecho eso y n o h a b e r escuchado m i advertencia».
Comportamiento religioso de Amasias
C o m e t i ó Amasias la locura d e postrarse ante los ídolos d e los
(25,1-10 = 2 Re 14,2-6) i d u m e o s , q u e n o p u d i e r o n salvar a su p u e b l o . Esta idolatría explica
1 el desastre d e Betsames. Amasias es j u z g a d o con m e n o s severidad
Veinticinco años tenía Amasias cuando c o m e n z ó a reinar,
y reinó veinticinco años e n Jerusalén; su m a d r e se llamaba p o r el autor del libro d e los Reyes.
Jehoadán, d e Jerusalén. 2 H i z o lo recto a los ojos d e Yahvé,
pero n o con u n corazón perfecto del todo. 3 L u e g o q u e se afir-
m ó e n el trono, dio m u e r t e a los siervos q u e habían asesinado Desastre en Betsames (25,17-24 = 2 Re 14,8-14)
a su p a d r e , 4 p e r o n o m a t ó a sus hijos, conforme a lo q u e está
17
escrito en la L e y , e n el libro d e Moisés, d o n d e m a n d a Yahvé: Amasias, después d e h a b e r tenido consejo, m a n d ó a de-
«No m o r i r á n los padres p o r los hijos, ni los hijos p o r los padres, cir a Joás, hijo de Joacaz, hijo d e J e h ú , r e y d e Israel: «Ven, que
sino q u e cada u n o m o r i r á p o r su pecado». 5 R e u n i ó Amasias nos veamos las caras». 18 Entonces Joás, rey de Israel, envió a
a J u d á y constituyó, según las casas paternas, jefes d e millares y decir a Amasias, rey d e J u d á : «El cardo del L í b a n o m a n d ó a
de centenas p o r todas las ciudades d e J u d á y Benjamín, hizo decir al cedro del L í b a n o : D a t u hija p o r mujer a m i hijo. Pero
el censo desde los veinte años arriba, y fueron hallados trescien- vinieron las fieras del Líbano, pisaron y hollaron el cardo. , 9 T ú
tos m i l aptos para la guerra, a r m a d o s d e lanza y escudo. 6 T o m ó te dices: H e d e r r o t a d o a E d o m ; y t u corazón se ha ensoberbeci-
de Israel a sueldo cien m i l h o m b r e s valientes p o r cien talentos do. Q u é d a t e e n t u casa. ¿Para q u é has d e m e t e r t e en una e m -
de plata. 7 Vino a él u n h o m b r e d e Dios y le dijo: « ¡ O h rey!, presa desgraciada q u e será t u ruina y la ruina d e Judá?» w Pero
q u e n o vaya contigo el ejército d e Israel, pues n o está Yahvé Amasias n o le escuchó, p o r q u e había resuelto Dios entregarle
con Israel, con todos esos hijos d e Efraím. 8 Si vas con ellos, aun- en sus m a n o s p o r h a b e r buscado a los dioses d e E d o m . 21 Subió,
q u e t ú hagas e n el c o m b a t e esfuerzos de valor, D i o s te h a r á caer pues, Joás, rey d e Israel, y viéronse las caras él y Amasias, rey
ante el e n e m i g o , p o r q u e tiene Dios p o d e r p a r a levantar y para de Judá, en Betsames, q u e está e n J u d á ; 2 2 y cayó Judá delante
derribar». 9 Amasias dijo entonces al h o m b r e d e D i o s : « ¿ Q u é de Israel y h u y e r o n cada u n o a su casa. 2 3 Joás, rey de Israel,
será, pues, de los cien talentos q u e h e entregado a las tropas d e apresó e n Betsames a Amasias, rey d e Judá, hijo d e Joás, hijo
Israel?» Y el h o m b r e d e Dios le respondió: « M u c h o m á s q u e de Joacaz, y le llevó a Jerusalén, d o n d e abrió u n a brecha de
eso p u e d e darte Yahvé». 10 Entonces Amasias apartó la tropa cuatrocientos codos desde la p u e r t a d e Efraím hasta la puerta
que había venido de Efraím, p a r a q u e se volvieran a sus casas; de la esquina. 2 4 T o m ó el oro y la plata y todos los vasos sagra-
ellos se irritaron fuertemente contra J u d á y se volvieron a sus dos q u e había e n la casa d e Dios al cuidado d e O b e d e d o m , y
casas enfurecidos. los tesoros del palacio real, y a los rehenes, y se volvió a Samaría.
Reinado de Amón (33,21-25 = 2 Re 21,19-26) A la lista de reyes fieles al reino teocrático: David, Salomón
(Ecli 49, S lo omite) y Ezequías añade el de Josías, del cual dice el
21
Veintidós años tenía A m ó n cuando c o m e n z ó a reinar, texto q u e n o se apartó «ni a la derecha ni a la izquierda», caminando
y reinó dos años en Jerusalén. 2 2 H i z o el mal a los ojos de Yahvé, p o r el recto sendero d e la L e y . Según el lugar paralelo de Reyes,
c o m o lo había hecho Manases, su p a d r e , pues sirvió y sacrifi-
c o m e n z ó Josías su reforma a los dieciocho años, pero nuestro texto
có A m ó n a todos los ídolos q u e había hecho su p a d r e ; 2 3 p e r o
n u n c a se humilló delante de Yahvé, c o m o se humilló Manases, lo adelanta ocho años (v.3). T a m b i é n , según él, esta reforma p r e -
su p a d r e ; antes cometió crímenes m u c h o m á s grandes. 2 4 Cons- cedió al hallazgo de la L e y . H i z o destruir Josías todos los ídolos,
piraron contra él sus servidores, y le m a t a r o n en su casa. 2 5 El altares, objetos idolátricos y lugares altos, reduciéndolo todo a
pueblo dio m u e r t e a los q u e habían m a t a d o a A m ó n , y puso cenizas, q u e se esparcieron sobre las t u m b a s de los q u e habían
p o r rey en su lugar a Josías, su hijo. sacrificado en ellos, c o n t a m i n á n d o s e al contacto con los ídolos.
A s i m i s m o , los huesos de sus sacerdotes fueron quemados sobre
El v.23 es u n a reflexión p r o p i a del autor de n u e s t r o libro; lo otro
los altares d o n d e habían servido. L a reforma alcanzó a todo el
es paralelo al texto del libro d e los Reyes.
país, d e s d e el e x t r e m o sur hasta la parte más septentrional (v.6).
2 Crónicas 35 673
672 2 Crónicas 34
se encontró no precisamente en el lugar donde estaba depositado
Después emprendió la purificación (v.8) y restauración del templo, el dinero, sino durante la operación de sacarlo para sufragar las
empleando el dinero depositado allí (24,8-14) y encargando a cuatro obras.
jefes de las familias levíticas de Merarí y Caat, hábiles músicos, la
supervisión de las obras, asistidos por otros levitas en calidad de
escribas, inspectores y porteros (v.13). El cronista pone de relieve Reforma religiosa (34,28b-33 = 2 Re 23,1-3)
la participación activa de los levitas en todos los movimientos en- 2
28b Ellos llevaron al rey esta respuesta. ' El rey hizo reunir a
caminados al mayor esplendor del templo y de su culto. todos los ancianos de Judá y de Jerusalén; 30 y subió luego a la
casa de Yahvé con todos los hombres de Judá y los habitantes
de Jerusalén, los sacerdotes y los levitas y todo el pueblo, desde
Hallazgo del libro de la Ley el más grande al más chico, y leyó delante de todos las palabras
(34,14.28a = 2 Re 22,8-13) del libro de la alianza que había sido encontrado en la casa de
Yahvé. 31 Estaba el rey sobre su estrado y renovó la alianza
14 ante Yahvé, obligándose a seguir a Yahvé y a guardar sus man-
Cuando se sacaba el dinero llevado a la casa de Yahvé, damientos, sus preceptos y sus leyes con todo el corazón y toda
Helcías, sacerdote, encontró el libro de la Ley de Yahvé, dado el alma, poniendo por obra las palabras de la alianza escritas
por mano de Moisés. 15 Entonces Helcías, tomando la palabra, en el libro. 32 Hizo entrar en el pacto a todos los que se hallaban
dijo a Safan, secretario: «He encontrado el libro de la Ley en en Judá y Benjamín, y los moradores de Jerusalén hicieron se-
la casa de Yahvé»; y se lo entregó a Safan. i* Safan llevó el libro gún la alianza de Yahvé, Dios de sus padres. 33 Josías hizo des-
al rey y le dio cuenta del hallazgo, diciendo: «Tus siervos han aparecer todas las abominaciones de toda la tierra de los hijos
hecho cuanto les has mandado, 17 reuniendo el dinero que ha- de Israel y obligó a todos cuantos se hallaban en Israel a servir
bía en la casa de Yahvé y entregándoselo a los inspectores y a a Yahvé, su Dios. Durante toda su vida no se apartó de Yahvé,
los obreros». 18 Y Safan, secretario, añadió: «El sacerdote Hel- Dios de sus padres.
cías me ha dado este libro»; y Safan lo leyó ante el rey. 19 Cuan-
do el rey oyó las palabras del libro de la Ley, rasgó sus vestidu-
ras 20 y dio esta orden a Helcías, a Ajicam, hijo de Safan; a Ab- Josías murió de muerte violenta (35,23), lo que parece contra-
dón, hijo21de Miqueas; a Safan, secretario, y a Asaya, servidor decir al oráculo de Julda, que le augura una muerte pacífica. Quizá
del rey: «Id y consultad a Yahvé, por mí y por el resto que el autor reproduzca fielmente las palabras pronunciadas antes de
queda en Israel y en Judá, acerca de las palabras de este libro la muerte del rey, que encontró escritas en la fuente literaria que
que se ha encontrado; porque grande es la cólera de Yahvé, emplea. Con todo, no vio Josías los males que se abatieron sobre
que se ha derramado sobre nosotros por no haber guardado su pueblo. Durante la lectura el rey estuvo de pie (23,13; 2 Re
nuestros padres la palabra de Yahvé y no22 haber puesto por 11,14). En la asamblea figuran los levitas, pero no los profetas.
obra todo lo que en este libro está escrito». Helcías y los que
con él había designado el rey fueron a la profetisa Julda, mu- A la observancia de la alianza se obligaron Judá y Benjamín, pero
jer de Salum, hijo de Tecua, hijo de Jasra, guarda del vestuario, todos los israelitas eran obligados a servir a Yahvé, su Dios.
que habitaba en Jerusalén, en el otro barrio de la ciudad.23Des-
pués que ellos le manifestaron lo que tenían que decirle, ella
les respondió: «Así habla Yahvé, Dios de Israel: Decid al que Solemne celebración de la pascua
a mí os envía: Así habla Yahvé: 24 Yo voy a traer sobre este (35,1-19 = 2 Re 23,21-29)
lugar y sobre sus habitantes todas las maldiciones escritas en
el libro que ha sido leído ante el rey de Judá, 25 porque me han 1 Josías celebró la pascua en honor de Yahvé en Jerusalén, y
abandonado y han ofrecido perfumes a otros dioses, irritándo- se inmoló la pascua el día catorce del primer mes. 2 Estableció
me con todas las obras de sus manos; mi cólera se derramará a los sacerdotes3 en sus funciones y los animó al servicio de la
sobre este lugar y no se extinguirá. 26 Pero decid al rey de Judá, casa de Yahvé. Dijo a los levitas que enseñaban a Israel y es-
que os ha mandado a consultar a Yahvé: Así habla Yahvé, taban consagrados a Yahvé: «Colocada el arca santa en la casa
Dios de Israel, acerca de las palabras que has oído: 27 Por ha- que edificó Salomón, hijo de David, rey de Israel, ya no tenéis
berse conmovido tu corazón y haberte humillado ante Dios que trasladarla en hombros.4 Servid ahora a Yahvé, vuestro
al oír sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes; Dios, y a su pueblo Israel. Aprestaos todos según vuestras
porque has rasgado tus vestiduras28ay has llorado ante Yahvé, casas paternas, según vuestras divisiones, conforme a la orde-
también yo he oído, dice Yahvé, y tú te recogerás a tus pa- nación escrita por David, rey de Israel, y de Salomón, su hijo;
dres y bajarás en paz al sepulcro y no verán tus ojos todas las 5 ocupad vuestros puestos en el santuario según las diversas
desventuras que yo he de hacer venir sobre este lugar y sobre casas paternas de vuestros hermanos los hijos del pueblo y se-
sus habitantes». gún la clasificación de las casas paternas de los levitas. <> Inmo-
lad la pascua, santifícaos y preparadla para vuestros hermanos,
conformándoos a las palabras de Yahvé pronunciadas por Moi-
sés». 7 Josías dio a las gentes del pueblo, a cuantos allí se halla-
Se refiere el hecho siguiendo casi literalmente el texto paralelo ban, corderos y cabritos en número de treinta mil, todo para
de Reyes, excepto el v.14, que es propio de nuestro autor. El libro
Biblia comentada 2 22
674 2 Crónicas 35 2 Crónicas 35 (170
la pascua, y tres mil bueyes, todo de la hacienda del rey. 8 Sus en relación a los del sacerdocio sadocita. Son los lovilUN ION que
jefes hicieron voluntariamente un presente al pueblo, a los preparan la comida pascual de los sacerdotes (v.14), de lo» cuiHorts
sacerdotes y a los levitas. Helcías, Zacarías y Jejiel, príncipes y porteros (v.15).
de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes para la pascua dos
mil seiscientos corderos y trescientos bueyes. 9 Conaya, Seme-
yas y Natanael, sus hermanos Jasabía, Jeiel y Jozabad, jefes de Muerte de Josías (35,20-27 = 2 Re 22,23-28)
los levitas, dieron a los levitas para la pascua cinco mil corderos 20
y quinientos bueyes. "> Organizóse el servicio, y los sacerdotes Después de esto, después de haber reparado Josías la casa
y levitas ocuparon nsus puestos, según sus divisiones, conforme de Yahvé, Necao, rey de Egipto, subió para combatir en Car-
a la orden del rey. Inmolaron la pascua; los sacerdotes derra- quemis a orillas del Eufrates. Josías le salió al paso, 21 y Necao
maron la sangre que recibían12 de mano de los levitas, y los le- le mandó emisarios que le dijeran: «¿Qué hay entre ti y mí,
vitas desollaron las víctimas. Pusieron aparte los holocaustos rey de Judá? No es contra ti contra quien voy yo ahora; es
para dárselos a las varias casas paternas de las gentes del pueblo contra una casa con la que estoy en guerra, y Dios me ha dicho
para que se los ofreciesen a Yahvé, como está escrito en el libro que me apresure. No te opongas, pues, a Dios, que está con-
de Moisés. Lo mismo hicieron con los bueyes. 13 Asaron la migo, no te destruya». 22 Pero Josías no se retiró y se disfrazó
pascua al fuego, como está ordenado, y cocieron las cosas san- para entrar en el combate sin escuchar las palabras de Necao,
tas en calderas, calderos y sartenes, distribuyéndolas diligente- que venían de la boca de Dios. Avanzó para atacarle en el valle
mente al pueblo. 14 Luego prepararon lo que era para ellos y de Megiddo. 23 Los arqueros tiraron contra el rey Josías, y el
para los sacerdotes, pues los sacerdotes, hijos de Aarón, estu- rey dijo a sus servidores: «Retiradme, que estoy gravemente
vieron hasta la noche ocupados en ofrecer los holocaustos y herido». 24 Los servidores le sacaron de aquel carro y le pu-
sebos; por eso los levitas hubieron de preparar para ellos y para sieron en otro y le llevaron a Jerusalén. Murió y fue sepultado
los sacerdotes, hijos de Aarón. 15 Los cantores, hijos de Asaf, en el sepulcro de sus padres. Todo Judá y Jerusalén lloraron
estaban en sus puestos, según las órdenes de David, de Asaf, a Josías, 25 y Jeremías compuso una lamentación sobre Josías,
de Hernán y de Jedetún, vidente del rey; y los porteros, cada que cantan todavía hoy los cantores y cantoras en sus lamenta-
uno en su puerta; no tuvieron que abandonar sus oficios, por- ciones sobre Josías, habiendo venido a ser esta costumbre como
que
16
sus hermanos los levitas prepararon lo que era para ellos. ley en Israel. Están escritas entre las lamentaciones. 26 El resto
Así se organizó aquel día todo el servicio de Yahvé para ce- de los hechos de Josías, todas sus buenas obras, conforme a lo
lebrar la pascua y para ofrecer holocaustos en el altar de Yahvé, mandado en la Ley de Yahvé, 27 sus hechos primeros y pos-
según las órdenes del rey Josías. 17 Los hijos de Israel que se treros, escrito está en el libro de los reyes de Israel y Judá.
hallaban allí celebraron entonces la pascua y la fiesta de los
ácimos durante siete días. 18 Ninguna pascua semejante a ésta Necao II (609-594) corrió en ayuda de los asirios atacados por
se había celebrado en Israel desde los días de Samuel, profeta, Babilonia y los medos, atravesando para ello Palestina. Josías, que
y ningún rey de Israel había celebrado una pascua semejante
a esta que celebraron Josías, los sacerdotes y los levitas, todo había sacudido prácticamente el yugo asirio, sometiendo, al menos
Judá e Israel que allí se hallaba y los habitantes de Jerusalén. en parte, el reino del norte, vio amenazada su autonomía con la
19 presencia de Necao en su territorio. En nombre de Dios, Necao
Fue el año dieciocho del reinado de Josías cuando se celebró
esta pascua. le conmina para que le deje el paso libre, a lo que se opuso Josías,
aprestándose al combate. Necao era instrumento de Dios para cas-
tigar a los asirios; oponérsele en esta ocasión equivalía a contrariar
Nuestro texto es una ampliación de la noticia dada por el autor
la voluntad divina. Por esta razón murió el rey teocrático ideal,
del libro de los Reyes. Supone el texto que el arca de la alianza no
Josías. Según Alfrink, el término Dios en boca de Necao designaba
estaba en el debir, de donde acaso había sido retirada por el impío al rey de Asiría. En las letras de Tell el-Amarna, los cananeos dan
Manases o por el mismo Josías con motivo de hacer algunas repa- a su soberano el título de ilani: Elohim. Asurbanipal había dejado
raciones en el lugar (34,8-13). Sacerdotes y levitas juegan un papel en Egipto funcionarios asirios; la correspondencia entre ambos
decisivo en la fiesta de la pascua. La pascua no se celebrará en las imperios se hacía en asirio; luego no es de extrañar que los mensa-
casas particulares, sino en Jerusalén (Deut 16,5), el día 14 de Nisán jeros de Necao utilizaran el lenguaje oficial para designar al rey
(Ex 12,6). A la celebración de la pascua precede una reorganización con el título de ilani (MARCHAL). Sin embargo, más probable es
del clero, señalándose las respectivas funciones de los sacerdotes que el término Dios en boca de Necao designara a Yahvé y que
y levitas. No debiendo ya los levitas llevar el arca, colocada defini- se buscara una razón que explicara satisfactoriamente la extraña
tivamente en el templo, se dedicarán en adelante al servicio de muerte de un rey tan piadoso. Todos lo lloraron, y se compusieron
Dios y del pueblo. Ellos serán los educadores del pueblo e inmo- lamentaciones en su recuerdo (Jer 22,10.15.18; Zac 12,11-14), que
larán por él la víctima pascual. Seguirá en vigor su repartición en no se han conservado.
clases que establecieron David (1 Crón c.33) y Salomón (8,i4ss).
Nuestro texto tiende a aumentar los poderes religiosos de los levitas
(¡70 2 Crónicas 36 2 Crónicas 36 677
santificado en Jerusalén. 1 5 Yahvé, Dios de sus padres, les man-
Reinado de Joajaz (36,1-4 = 2 Re 23,30-34) d ó sus mensajeros constantemente para amonestarlos, pues
quería p e r d o n a r a su p u e b l o y a su casa. 16 Pero ellos hicieron
1
E l pueblo t o m ó a Joajaz, hijo d e Josías, y le hicieron r e y e n escarnio de los mensajeros d e Dios y menospreciaron sus pa-
lugar d e su p a d r e e n Jerusalén. 2 Veintitrés años tenía Joajaz labras, burlándose d e sus profetas, hasta q u e subió la ira de
c u a n d o c o m e n z ó a reinar, y reinó tres meses e n Jerusalén. 3 E l Dios contra su pueblo y ya n o h u b o r e m e d i o .
rey d e Egipto le depuso e n Jerusalén y castigó al pueblo con
u n a contribución d e cien talentos d e plata y u n talento d e o r o . E s c o m o u n r e s u m e n d e la historia religiosa d e Israel, tejida de
4 E l rey d e Egipto puso p o r r e y sobre J u d á a Eliaquim, h e r m a - múltiples y universales transgresiones y apostasías, causa d e la ruina
n o d e Joajaz, m u d á n d o l e el n o m b r e p o r el d e J o a q u i m . Necao del reino y d e la h u m i l l a n t e cautividad d e Babilonia. Constante-
cogió a su h e r m a n o Joajaz y se lo llevó a Egipto. m e n t e les envió D i o s profetas p a r a q u e amonestaran a su pueblo,
p u e s Y a h v é «quería p e r d o n a r a su p u e b l o y a su casa». Pero el pue-
Joaquim, rey de Judá (36,5-8 = 2 Re 23,36-37) blo rebelde y d e d u r a cerviz hizo escarnio d e los mensajeros divi-
nos, b u r l á n d o s e d e los profetas. V i e n d o q u e n o había muestras de
5
Veinticinco años tenía J o a q u i m cuando c o m e n z ó a reinar, arrepentimiento, decidió Dios castigar a su pueblo.
y reinó once años e n Jerusalén. H i z o el m a l a los ojos d e Yahvé,
su Dios. * Nabucodonosor, rey d e Babilonia, subió contra él
y le cargó d e cadenas d e b r o n c e para conducirle a Babilonia. El fin (36,17-21=2 Re 25,9-10.14ss)
7
Llevóse Nabucodonosor a Babilonia los utensilios d e la casa 17
de Yahvé y los puso e n su palacio d e Babilonia. 8 El resto d e Trajo contra ellos el rey d e los caldeos, que pasó a cuchillo
los hechos d e J o a q u i m , las abominaciones q u e cometió y lo a sus m a n c e b o s en la casa d e su santuario, sin perdonar a man-
q u e e n él se halló, escrito está e n el libro d e los reyes d e Israel cebo ni a doncella, a viejo ni a encanecido. A todos los entregó
y d e J u d á . L e sucedió J o a q u i m , su hijo. en sus m a n o s . i 8 Nabucodonosor llevó a Babilonia todos los
utensilios de la casa d e Dios, grandes y pequeños; los tesoros
El rey^fue d e p o r t a d o a Babilonia; N a b u c o d o n o s o r saqueó el t e m - de la casa d e Yahvé y los del palacio del rey y los de sus jefes.
19
plo. Parece q u e e n época tardía se a t r i b u y e r o n a J o a q u i m hechos q u e Q u e m a r o n la casa de D i o s , demolieron las murallas de Je-
sucedieron e n t i e m p o s d e J o a q u í n ( D a n 1,1-2). rusalén, dieron al fuego todos sus palacios y destruyeron todos
los objetos preciosos. 2 0 A los q u e habían escapado a la espada
llevólos Nabucodonosor cautivos a Babilonia, y allí le estuvieron
El rey Joaquín (36,9-10=2 Re 24,8-10) sujetos a él y a sus hijos hasta la dominación del reino de Persia,
21
p a r a q u e se cumpliese la palabra d e Yahvé pronunciada por
9
Dieciocho años tenía Joaquín c u a n d o c o m e n z ó a reinar, y boca d e Jeremías, hasta q u e la tierra h u b o reposado sus sábados,
reinó tres meses y diez días e n Jerusalén. H i z o el m a l a los ojos descansando todo el t i e m p o q u e estuvo devastada hasta que se
de Yahvé. 10 A la vuelta del año m a n d ó el rey Nabucodonosor cumplieron los setenta años.
q u e le llevasen a Babilonia con los vasos preciosos d e la casa
de Yahvé, y puso e n su lugar p o r rey a Sedecías, su h e r m a n o , L a profecía atribuida a Jeremías (11,12; 29,10) combina u n texto
sobre J u d á y Jerusalén. del Levítico (26,34-35) y los pasajes e n q u e el profeta habla d e una
cautividad d e setenta años e n Babilonia (Jer 25,11-12; 27,7; 29,10) l .
Sedecías, rey (36,11-13 = 2 Re 18,20; Jer 52,1-3)
u Veintiún años tenía Sedecías cuando c o m e n z ó a reinar, y Hacia el futuro (36,22-23 = Esd l,l-3a)
reinó once años en Jerusalén. 1 2 H i z o el m a l a los ojos d e Yah- 22
vé, su Dios, y n o se humilló ante Jeremías, profeta, q u e le ha- El a ñ o p r i m e r o d e Ciro, rey de Persia, para q u e se cum-
bló d e parte d e Yahvé. 1 3 Rebelóse asimismo contra N a b u c o - pliese la palabra d e Yahvé pronunciada p o r boca de Jeremías,
donosor, al cual había p o r Dios j u r a d o fidelidad, y endureció Yahvé suscitó el espíritu de Ciro, rey d e Persia, que hizo publi-
su cerviz, y, obstinándose su corazón, n o se volvió a Yahvé, el car de viva voz y p o r escrito, p o r todo su reino, este decreto:
23
Dios d e Israel. «Así habla Ciro, rey de Persia: Yahvé, el Dios de los cielos,
m e ha dado todos los reinos d e la tierra y m e ha m a n d a d o edi-
C o m o noticia n u e v a cabe señalar q u e Sedecías n o se humilló ficarle u n a casa e n Jerusalén, en J u d á . ¿Quién de entre vosotros
es de su pueblo? Q u e suba, y Yahvé sea con él».
a n t e el profeta Jeremías ( v . i 2 b ) (Jer 52,1-27).
Estos dos versos se leen al comienzo del libro d e Esdras; son
La nación judaica (36,14-16) c o m o u n colofón q u e anuncia la historia del regreso del exilio y la
1 4 T a m b i é n todos los príncipes d e los sacerdotes y el pueblo 1
F. WHINTLEY, The Term Seventy Years Captivity: VT 4 (1054) 60-72; A. ORK, The
a u m e n t a r o n sus prevaricaciones, siguiendo las abominaciones Seventy Years ofBabylon: VT 6 (1956) 304-306. En el comentario al libro de Esdras se expone
de las gentes y contaminando la casa de Yahvé, q u e él había la manera de entender esta fecha.
678 2 Crónicas 36
reconstrucción del templo y de la ciudad de Jerusalén, surgiendo a ESDRAS- NEHEMl AS
su sombra con nuevos bríos la comunidad del pueblo judío.
Los anteriores versículos (16-21) parecían anunciar la ruina
total y definitiva de Israel, del cual se desentendía Dios para siem-
pre. Pero la misma profecía de Jeremías (v.21) sobre la destrucción
de Babilonia y la dominación del reino de Persia (Jer 25,12; 27,7; INTRODUCCIÓN
29,10) hacen presagiar el advenimiento de tiempos mejores. Entre-
tanto, por el alejamiento temporal de Israel de su heredad, se cum- Título
plirán las prescripciones sacerdotales antiguas sobre el año sabático Llámanse así por razón de que los protagonistas de los mencio-
(Ex 23,10-12; Lev 25,2-7) y el jubilar (Lev 25,8-22; 26,32-35), que nados libros son Esdras y Nehemías. En el antiguo canon judío
no se observaron desde muchos años. Cumplido el plazo señalado formaban un solo libro, que llevaba el título de Esdras; la misma
por el profeta (Esd 1,1), volverá Israel a su tierra, se restaurará el unidad existía en los antiguos códices griegos (B, S, A) de los LXX, en
templo y regirán de nuevo todas las instituciones davídicas. El los que ocupa el primer puesto el libro de Esdras A, que correspon-
mismo Dios cuidará de poner término a la situación actual, susci- de al III de Esdras, apócrifo, seguido de Esdras B, o sea de los libros
tando el espíritu de un monarca pagano para edificarle una casa en canónicos de Esdras-Nehemías. Los Santos Padres dividieron el
Jerusalén. Los que forman parte de su pueblo pueden regresar a
libro en dos, atendiendo a su argumento. Al primero llamaron Es-
su patria y ponerse de nuevo bajo la protección de su Dios. El
dras, y Nehemías al segundo, por razón de las palabras de Neh 1,1.
libro termina con una nota optimista y una clara alusión a la infi-
nita misericordia de Dios, que acoge al pecador arrepentido, devol- Esta división entró en el texto hebraico a partir de la edición de
viéndole lo que había perdido por el pecado. D. Bomberg (Venecia 1917). En la Vulgata se les llama 1 y 2 de
Esdras.
Texto
El libro fue escrito originariamente en hebreo en su mayor parte,
bien conservado en general, pero deficiente en cuanto a la trans-
cripción de los nombres propios y números. En general, la lengua
hebraica es decadente en cuanto a la gramática y sintaxis, principal-
mente en las partes que son propias del autor; menudean los ara-
maísmos. Dos pasajes están escritos en lengua aramaica, Esd 4,8-6,
18; 7,12-26, sobre cuya índole disputan los autores. La versión
griega se ha conservado en los códices B, S, A; fue hecha directamente
del hebreo; de gran utilidad para la crítica textual es la revisión de
Luciano. En general, el texto griego es inferior al hebreo (KLOS-
TERMANN).
Argumento y división
Tres son los temas principales que se desarrollan en el libro:
1) Reconstrucción del templo (Esd c.1-6, menos 4,6-23). 2) Repa-
ración de los muros de Jerusalén y repoblación de la misma (Esd 4,
6-23; Neh c.i-13). 3) Bases jurídicas del judaismo (Esd c.7-10). A
la restauración material, moral y religiosa de la comunidad hebraica
se dedicaron los sionistas a partir del decreto de Ciro (538 a. C ) .
Podríamos dividir el libro de Esdras en dos partes: 1) Vuelta de los
primeros cautivos bajo el caudillaje de Zorobabel (c.1-6). 2) Ca-
ravana de repatriados conducidos por Esdras y reforma de costum-
bres (c.7-10). También el libro de Nehemías presenta una doble
división: 1) Nehemías llega a Jerusalén (c.1-7). 2) Reforma llevada
a cabo por Esdras.
(V80 Introducción a Esdras-Nehemias Introducción a Esdras-Nehemias 081
Autor
1) reconstrucción del templo por los repatriados con ocasión dei
Cada dia toma más auge la sentencia de los que defienden que al edicto de Ciro (año 538) (Esd 1,1-6,22); 2) en el año veinte de Ar-
principio los libros de Esdras y Nehemías formaban parte integrante tajerjes I Longímano (445-44) se dirige Nehemías a Jerusalén, em-
de las Crónicas, siendo uno mismo el autor de unos y otras. Los que prendiendo el trabajo de reconstrucción de las murallas; 3) al año
admiten esta unidad de autor insisten en las analogías; pero, si bien séptimo del reinado de Artajerjes II Mnemone (404-358), es decir,
es verdad que entre estos libros es idéntico el espíritu de redacción, el 398, llegó Esdras a Jerusalén para acometer la reforma religiosa
existen diferencias en cuanto al método empleado. La época de la (Esd 7,1-10,44). Sus argumentos tienen importancia, lo que explica
redacción final es la de Alejandro Magno. el gran favor que ha encontrado esta inversión entre los autores
católicos (TOUZARD, RENIÉ, RICCIOTTI, VANDERVOST, PELMA, LE-
Documentos MAIRE-BALDI, etc.) e independientes. Pero no son decisivos. Es di-
En la primera parte del libro de Esdras (1,1-6,22) hallamos una fícil, escribe Dhorme, pronunciarse sobre esta cuestión, que obli-
sección en hebreo y otra en aramaico (4,6-6,18). En la hebraica cabe garía a reconsiderar toda la historia de la restauración hecha por
distinguir dos documentos: 1) edicto de Ciro (1,1-4), 1 u e s e repro- Esdras y Nehemías. Según el espíritu del autor sagrado, el templo es
duce en 6,3-5, Y 2 ) elenco de repatriados (2,1-70), que, con ligeras antes que la ciudad, el sacerdote antes que el gobernador.
variantes, se halla en la segunda (4,6-6,22), donde se incluyen los
Podríamos amontonar razones en pro y en contra de esta deba-
siguientes documentos: a) carta de los samaritanos a Artajerjes
tida cuestión; nuestra posición coincide con la de Schneider al decir
(4,7-16); b) respuesta del rey (4,17-22); c) carta de Tatnaí y Setar-
que se inclina más por la prioridad de Nehemías; pero, haciendo
Boznaí a Darío I (5,6-17), y d) contestación del monarca (6,3-12).
suyas unas palabras del P. De Vaux 1, añade: «Sin embargo, no estoy
El autor sagrado ha añadido a las mencionadas fuentes algunas in-
todavía convencido de ello. Lemaire-Baldi y Pelaia confiesan que
dicaciones (4,7), las ha encuadrado en su contexto histórico (4,24-
las razones aportadas para la prioridad de Nehemías no son apo-
5,5), ha puesto una conclusión de índole histórica (6,13-18), termi-
dícticas; tomadas aisladamente, pueden impugnarse; consideradas en
nando con una noticia sobre la celebración de la pascua (6,19-22).
su conjunto, tienen gran valor».
A las fuentes mencionadas cabe añadir, según algunos autores, otra
de origen hebraico en los dos primeros capítulos, visible, según di- Historia profana del período Esdras-Nehemias
cen, en Esd 1,2-4.8-11.
Las noticias sobre la repatriación y reorganización de la comu-
En la última parte del libro (c.7-10) aparecen las memorias de nidad judaica en Jerusalén por obra de Esdras y Nehemías corres-
Esdras. Según Lusseau, este documento representa la relación glo- ponden a un marco histórico que tiene como término a quo el año 538
bal de su memorial destinado a las autoridades persas (7,1-10,44). y como fin el reinado de Artajerjes II (405-358). El año 539, Ciro
Es importante este documento por los datos cronológicos que encie- entró triunfante en Babilonia. Murió en 530, sucediéndole su hijo
rra. En estas memorias se incluye una carta, en arameo, del rey Cambises (530-522), que sometió a Egipto, achacándole Heródoto
Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba (7,11.26). haberse dejado dominar allí por su «locura sacrilega», noticia que
Las memorias de Nehemías abarcan desde Neh 1,1 hasta 12, confirma un texto de Elefantina en que se dice que destruyó todos
27-13,3, con la inserción de otros documentos contemporáneos los templos egipcios, excepto el de Yaho (Yahvé) (PRITCHARD, 492).
(Neh 3,1-32; 11,4.19) y otro de origen más antiguo (7,6-72). El A Cambises siguió Darío I (521-486), que unificó el imperio,
autor no siempre reproduce íntegramente las fuentes de que se construyó una red de caminos por todo el país, dividió el imperio
sirve; algunas veces ha suprimido aquello que no interesaba y ha en veinte satrapías, ensanchando sus límites. La quinta satrapía,
añadido algo que conducía a su fin (Neh 11,25-12,26; Neh 8,7.9; llamada Abarnahara, comprendía Palestina, Fenicia, Chipre y Si-
9,4-5; 12,33-36); otras las ha resumido (Esd 4,6-7; 7,1-11) o reto- ria. Sucedióle Jerjes (485-465). Fue un rey muelle, afeminado, des-
cado ligeramente o las ha desplazado de su contexto (Esd 4,6-6,18). pótico y cruel. En el libro de Ester se da de él un retrato muy pa-
Los capítulos Neh 8-10 interrumpen el discurso directo, desplazan
recido a este que hemos mencionado de Heródoto. Fue asesinado
la reforma material al terreno religioso y moral, reapareciendo la
en una revuelta de palacio, junto con su hijo Darío. Subió al trono
figura de Esdras. Su colocación plantea un problema no resuelto
todavía. Artajerjes I (465-424), con el sobrenombre de Longímano. A su
muerte reinó su hijo Jerjes II, sólo por cuarenta y cinco días. Da-
¿Esdras-Nehemias, o a la inversa? río II (424-405), hijo de Artajerjes, siguió las inspiraciones de su
mujer Parisatis. Del séptimo año de Darío (417) se conserva un
La lectura del libro supone que los acontecimientos se sucedie- texto del sátrapa de Egipto, Arsames, que señala a los judíos de la
ron según el orden cronológico actual de Esdras-Nehemias. colonia de Asuán la manera de celebrar la pascua 2 .
Este orden tradicional es puesto en tela de juicio por muchos
' RB 63 (1956) 423-427.
autores recientes, católicos e independientes, siguiendo a Van Hoo- 2
De esta fecha data el mensaje de los sacerdotes de Elefantina «a nuestro señor Bagohi,
nacker, quienes proponen el siguiente curso de los acontecimientos: peha de Judea». En él se narra ía destrucción del santuario del dios Yaho en la fortaleza de
Elefantina por parte de Widarnac, instigado por los sacerdotes del dios Khnum. Se añade
682 introducción a Esdras-Nehemías Introducción a Esdras-Nehemías 683
A él siguió Artajerjes II (405-358), llamado Mnemone. Tuvo que renegar de un Dios que en concepto de algunos, no fue cupir/. de
sofocar la revuelta de su hermano Ciro el Joven, a quien venció en la liberarlo de manos de Nabucodonosor. Pero la actividad iU: los
batalla de Kunaxa (401 a. C ) . El año 404, Egipto consiguió la inde- profetas, sobre todo Jeremías y Ezequiel, salvó al pueblo en esta
pendencia, dando inicio la 28 dinastía. Los partidarios del orden Ne- coyuntura trágica. Israel supo reaccionar favorablemente. Kmiuiel
hemías-Esdras colocan la misión de este último el año 398 a. C , en fue el promotor de las grandes corrientes religiosas existenti-H des-
tiempos en que a la dinastía 28, de Amirteo, sucedió la 29, de Ne- pués del exilio: separación total del mundo pagano, estudio de la
ferites I (398-392), contra la que combatía encarnizadamente Ar- Ley. Las almas encontraban asimismo una literatura tonificante en
tajerjes. ¿Era buena esta fecha para autorizar la repatriación de nu- el oráculo de Is c.40-55, que, a causa de sus predicciones mesiáni-
merosos judíos capitaneados por Esdras? cas, excitaba también el patriotismo. Con el exilio nace el judais-
Esta rápida ojeada histórica confirma que la historia bíblica y mo y se constituye el Estado-Iglesia 4 .
profana corren paralelas, sin desacuerdos ni antinomias. Los repatriados iniciaron su vida según las Escrituras, que, por
obra de Esdras, se comienzan a codificar formando el canon de las
Los judíos en el imperio persa Escrituras sagradas. En toda la literatura sagrada, mosaica y pro-
Los judíos marcharon al destierro por última vez el año 587 fética, coleccionada en esta época, se encontraba la respuesta de
por orden de Nabucodonosor. En un principio fueron recluidos en Israel a la revelación divina. Restauróse el altar de los sacrificios, el
campos de concentración, de donde fueron sacados para dedicarse templo y la ciudad santa; Israel surgía con espíritu y corazón nuevos
a trabajos de construcción, de canalización y riegos agrícolas. Es- (Ez 6,9; 11,19) y reanudaba su alianza con Dios (Ez 11,20; 14,11).
tableciéronse en lugares cercanos a Babilonia, junto al río Kebar,
en Tell Abib (Ez 3,15) y otros lugares de la región de Nippur. Doctrina religiosa
Acudían a Babilonia en busca de trabajo o se afincaban en el campo Los judíos que habitaban en Babilonia no se desentendieron de
dedicados a la explotación agrícola (Ez 3,15-23). Pronto gozaron de sus hermanos que en Judea ponían las bases del nuevo Estado de
relativa libertad de movimientos, autorizándoseles enviar cartas a Israel. Zorobabel, Esdras y Nehemias fueron hombres providencia-
Palestina (Jer c.29; SIt59'> Neh I.ISS), agruparse y gobernarse por les, instrumentos de que se sirvió Dios para despertar la conciencia
sus ancianos (Jer 29,1; Ez 8,1; 14,1). Con el tiempo, la fortuna sonrió de su pueblo escogido. Sometido Israel al dominio persa, no trató
a no pocos, que atesoraron grandes riquezas, ocuparon elevados de sacudir su yugo, proclamar su independencia nacional, sino que
cargos, mientras otros vivían en la indigencia. Se han conservado centró todas sus actividades en torno al templo y a la sombra de
los archivos de la familia Murashu, que en tiempos de Artajerjes I los muros de la Ciudad Santa. La Ley será su norma de fe y costum-
y Darío II dedicábase a operaciones bancarias, al comercio, admi- bres; de su meditación y estudio surgirán diversas leyes encaminadas
nistración de bienes, etc. 3 . Con abundantes medios de vida en a separar, segregar al pueblo escogido de las gentes del país y obli-
Babilonia, se comprende que muchos se negaran a repatriarse lle- garle a un comportamiento escrupuloso de las leyes de la teocracia.
gado el momento de la libertad en tiempo de los persas. Quienes se negaban a acatarlas eran separados de la comunidad.
La administración persa mostróse liberal con los pueblos sub- Israel se agrupa en torno a un solo Dios, a un único templo ser-
yugados por Babilonia, a los que se autorizaba gobernarse según vido por sacerdotes y levitas. En las sinagogas empezó a leerse la
sus propias leyes. Los primeros gobernadores de los repatriados Ley y los Profetas, con lo que se recuerda constantemente al pueblo
pertenecían a la dinastía davídica. sus deberes religiosos. Un cuerpo de escribas se entrega al estudio
de la Escritura. Es una época de renovación espiritual silenciosa,
Renovación religiosa pero eficaz.
Fue el exilio una dura prueba para Israel (Jer 31,15). Corría
peligro de que al contacto con los pueblos paganos perdiera su pe- BIBLIOGRAFÍA
culiaridad religiosa, su sentimiento de pertenencia a Yahvé y de
A) Comentarios
en el mensaje que enviaron «una carta a nuestro señor, el sumo sacerdotes Yojanán, y a sus
colegas, los sacerdotes de Jerusalén; a Ostán, hermano de Anani, y a los judíos notables; A. MÉDIEBELLE, Esdras-Néhémie: «ha Sainte Bible» (París 1949); A. VAC-
pero hasta hoy no hemos recibido ninguna carta de respuesta». De Bagohi esperan recibir CARI, Esdra, Neemia: «La Sacra Bibbia» (Firenze 1948); A. FERNÁNDEZ,
una carta favorable a la reconstrucción del templo de Yaho. «Todavía una palabra: De todo
este asunto hemos informado en una carta a Delayas y a Selemías, hijos de Sambalat, gober- Comentario a los libros de Esdras y Nehemias: «Collectanea Biblia» 4 (Ma-
nador de Samaría. De todo lo que se ha obrado en contra de nosotros, nada sabe Arsames. drid 1950); H. BÜCKERS, Die Bücher Esdras und Nehemias: «Herder's Komm.»
A veinte de Marheshwan del año XVII del rey Darío». La respuesta llegó: «Memorándum de (Friburgo 1953); A. GELIN, Le livre d'Esdras et Néhémie: «Biblia de Jerusa-
Bagohi y Delayas. He aquí lo que me dijeron. Tú dirás a Egipto delante de Arsames...
Debe reconstruirse (el templo) en el lugar donde existió antes, y se ofrecerán oblaciones e lén» (París 1956); R. A. DYSON, Esdras-Nehemias: «Verbum Dei», vol.2
incienso sobre este altar, conforme se hacía antes» (PRITCHARD, 491-492). Esta intervención (Barcelona 1956); F. MICHAELI, L'Ancien Testament: «Bible de la Pléiade»
del sátrapa Arsames en favor de los judíos se ilustra con nuevos documenljos. E. G. KRAELING, (París 1956); A. PELAIA, Esdra-Nehemia: «La Sacra Bibbia» (Turín 1956);
New Light on the Elephantine Colony: BA 15 (1952) 50-67; G. R. DRivER.Aramaics Documents
of the Fifth Century. B. C. (Oxford 1954).
4
3
G. GARDASCIA, Les Archives de Murashu (París 1951). 1 DE VAUX, Israel: DBS 761.
684 Introducción a Esdras-Nehernias Esdras 1 685
M. REHM, Esdra-Nehemias: «Echter Bibel» (Würzburg 1956); B. UBACH, n í a n este p r i m e r contingente d e repatriados y cuenta las inciden-
Esdras-Nehernias: «La Biblia» (Montserrat 1958); H . SCHNEIDER, Die Bü^ cias q u e a c o m p a ñ a r o n y siguieron a la e m p r e s a d e restaurar el altar
cher Esra und Nehemia: «Com. Bonn» (Bonn 1959); * W. RUPOLPH, Esra und !
Nehemia samt 3 Esra: «Handbuch z. AT» (Tübingen 1949) (independiente); d e los holocaustos, el t e m p l o d e Jerusalén y su dedicación.
*K. GALLING, Die Bücher der Chronik, Esra, Nehemia: «Das Alte Testament»
(Góttingen 1954); * L . W . BATTEN, The Books of Ezra and Nehemias: «Inter- Una coyuntura providencial (1,1-4)
national Commentary» (Edimburgo 1913).
1
El a ñ o p r i m e r o d e Ciro, rey d e Persia, para q u e se cum-
B) Estudios especiales pliese la palabra d e Yahvé p o r boca d e Jeremías, profeta, excitó
A. VAN HOONACKER, Néhémie et Esdras. Une nouvelle hypothése sur la Yahvé el espíritu de Ciro, rey d e Persia, q u e hizo pregonar de
chronologie de l'époque de la restauration juive: «Le Muséon», 9 (1890) palabra y p o r escrito p o r todo su reino: 2 «Así dice Ciro, rey de
151-184.317-351.389-401; ID., La succession chronologique Néhémie-Esdras: Persia: Yahvé, Dios d e los cielos, m e h a dado todos los reinos
RB 32 (1923) 481-494; 33 (1924) 33-64; J. TOUZARD, Les juifs au temps de la de la tierra y m e ha m a n d a d o q u e le edifique casa en Jerusalén,
période persane: RB 23 (1915) 59-133; A. CLAMER, Esdras Néhémie: D T C en J u d á . 3 ¿Quién hay entre vosotros de todo su pueblo? Sea
5.535-55°; A. FERNÁNDEZ, Época de la cautividad de Esdras: 8 2 ( 1 9 2 1 ) Dios con él y suba a Jerusalén, q u e está e n Judá, y edifique la
424-447; ID., índole y autenticidad del decreto de Ciro (Esd 1,1-14): EB 8 casa a Yahvé, Dios d e Israel; E l es el Dios q u e está e n Jerusalén.
4
(1936) 17-35; Esdras 9,9 y un texto de Josefa: B 18 (1937) 207-208; S. Y en todo lugar d o n d e habiten restos del pueblo d e Yahvé,
NAVARRO, ¿Esdras-Nehernias?: EB 5 (1933) 12-19; B. SANTOS OLIVERA, Una ayúdenles las gentes del lugar con plata, oro, utensilios y gana-
oración modelo (Esd 9,5-15): «Revista Española de Estudios Bíblicos», 2 dos, con dones voluntarios para la casa de Yahvé, q u e está en
(1927) 147-151; A. IBÁÑEZ ARANA, Sobre la colocación original de Nehemias: Jerusalén».
EB 10 (1951) 379-402; A. S. KAPELRUD, The Question of Authorship in te
Ezra-Narrative. A Lexical Investigation (Oslo 1944); R. DE VAUX, Les décrets E m p i e z a el libro p o r señalar la fecha del decreto real q u e abría
de Cyrus et de Darius sur la réconstruction du temple: RB 46 (1937) 29-57; a los j u d í o s la esperanza d e volver a su patria. Su autor pone d e
E. J. BICKERMANN, The Edict of Cyrus in Ezra: JBL 65 (1946) 249-275; relieve q u e este edicto se publicó «para q u e se cumpliese la palabra
N. H. SNAITH, The Date ofEzra's Arrival in Jerusalem: Z A W 63 (1951) de Y a h v é p o r boca d e Jeremías profeta», e indica e n líneas generales
53-66; H . CAZELLES, La Mission d'Esdras: V T 4 (1954) 113-140; V, su contenido.
PAVLOVSKY, Die Chronologie der Tdtigkeit Esdras. Versucheiner neuen Losung:
B 38 (1957) 275-305.428-456; E. CAVAIGNAC, Médes et Perses: DBS 868-
82; J. GABRIEL, Zorobabel (Viena 1935); J. WRIGHT, The Date of Ezra's co- DE REY VASALLO A MONARCA SOBERANO
ming to Jerusalem (Londres 1947); H. H. ROWLEY, The Chronological Order
of Ezra and Nehemia (Budapest 1948); ID., Nehemiah's Mission and its C u a n d o los j u d í o s p a r t i e r o n para el exilio (2 R e 25,21), todo el
Background: BJRL 37 (1954) 528-561; 38 (1955) 166-198; H. VINCENT, Les P r ó x i m o O r i e n t e , desde las fronteras d e Egipto hasta el Indo, se
murs de Jerusalem d'aprés Néhémie: RB 12 (1904) 56-74. Sobre el ambiente hallaba bajo el d o m i n i o d e los dos grandes imperios d e Babilonia
religioso de la época de Esdras: H. H . ROWLEY, Sanballat and the Samaritan y d e la M e d i a . El rey d e la M e d i a , Ciaxares, q u e había contribuido
Temple: BJRL 38 (1955-1956) 166-198; P. ANTOINE, Garizim: DBS 3,535- eficazmente a la desaparición del imperio asirio (614-612 a. C ) ,
561; A. VINCENT, La religión des judéo-araméens d'Eléphantine (París 1937); reinaba e n E c b a t a n a sobre u n vasto territorio. Sucedióle su hijo
C. H. GORDON, The Origin of the Jews in Eléphantine: JNES 14 (1955)
Astiages (583-553), indolente y vicioso, q u e perdió el imperio en
56-58; M. J. LAGRANGE, Le Judaisme avant Jésus-Christ (París 1931). Más
bibliografía encontrará el lector en el curso del comentario y en las citadas lucha con u n rey vasallo q u e , a partir del año 550, fue llamado
obras de SCHNEIDER, PELAIA y FERNÁNDEZ. «rey d e Persia». E n efecto, d e n t r o del gran imperio m e d o existían
algunas t r i b u s sobre las cuales ejercía el rey u n d o m i n i o indirecto,
a través d e algunos príncipes d e p e n d i e n t e s , e n m á s o m e n o s grado,
d e Ecbatana. U n a d e tales t r i b u s era la d e los Pasargades, a la cual
pertenecía la poderosa familia d e los A q u e m é n i d a s . El p r i m e r rey
E S D R A S d e la m i s m a fue Teispés, hijo del legendario A q u e m e n e s , quien,,
después d e ocupar el territorio d e E l a m e n guerra contra A s u r b a n i -
PRIMERA PARTE pal (Jer 25,25; 49,35-39; E z 32,24), proclamóse rey d e A n z á n . A él
sucedieron C i r o I y Cambises I. Hacia el a ñ o 559, el hijo de este
LA VUELTA DE LOS PRIMEROS CAUTIVOS (c.1-6) ú l t i m o , Ciro I I el G r a n d e , subió al t r o n o , e m p e z a n d o e n 553-552
la lucha p o r la independencia, d o m i n a n d o a los m e d o s con la con-
E l libro d e E s d r a s p u e d e dividirse e n dos grandes partes: 1) R e - quista d e Ecbatana y la derrota d e Astiages._ Creso, rey d e Lidia,
greso d e la cautividad d e Babilonia (c.1-6). 2) Ministerio de E s - t r a t ó d e formar u n a liga defensiva con E g i p t o y Babilonia para
dras (c.7-10). E n la primera, d e s p u é s d e señalar la esplendidez del oponerse al avance d e Ciro, pero fue vencido p o r éste en Pteria,
rey, refiere el autor la constitución d e la p r i m e r a caravana bajo el la actual Boghazcoi. Babilonia veíase amenazada; su rey N a b ó n i d e s
caudillaje d e Zorobabel (Sesbasar), señala las familias q u e c o m p o - reunió t r o p a s e n T e i m a , p e r o capituló ante Ciro, q u i e n se presentó'.
686 Esdras 1
Esdras 1 687
ante los muros de Babilonia el 16 del mes Tishri (septiembre-
octubre) del año 539. La ciudad cayó en su poder con la ayuda Por estos textos profanos aparece el celo de Ciro por recons-
eficaz del desertor de Babilonia Gobryas (Ugbaru), gobernador de truir los templos y asegurar el culto de los dioses de tollos los países
Gutium, y de Gadatas. Nabónides huyó de la ciudad, que cayó de su vasto imperio. Con ello creía él granjearse no Nulamente el
sin lucha 1. favor de las distintas divinidades, sino de los pueblos que las con-
sideraban como dioses propios suyos. De ahí que el autor del ci-
Los sacerdotes de Marduk y la población reconocieron a Ciro
lindro arriba mencionado considere a Ciro como soberano provi-
por rey legítimo del país. A Nabónides le perdonó la vida, en tanto
\ dencial enviado por Marduk.
que su hijo Baltasar, asociado al trono de su padre, murió en el
palacio, donde se había refugiado. En la crónica babilónica de \ También Isaías celebra en términos parecidos la elección de
!
Ciro se lee: «Yo soy Ciro, el rey del mundo, el gran rey, rey legí- Ciro por parte de Yahvé: «Yo le he suscitado del septentrión, y ya
timo, rey de Babilonia, rey de Sumer y de Acad, rey de las cuatro llega, llamado por su nombre, del lado del levante» (Is 41,25).
regiones; hijo de Cambises, gran rey, rey de Anzán; descendiente- «Yo digo a Ciro: T ú eres mi pastor, y él hará lo que yo quiera. Yo
de Teispés, gran rey, rey de Anzán; hijo de una familia que ha digo a Jerusalén que será reedificada y que su templo será recons-
ejercido siempre el poder real» (PRITCHARD, 316). Ciro quedó dueño truido» (Is 44,28; 45,1-4). De la manera de comportarse Ciro con
de un vasto imperio que se extendía desde el Mediterráneo hasta los países vencidos se explica satisfactoriamente el hecho de que
las primeras estribaciones del Himalaya. Desde el año 550 era autorizara oficialmente a los judíos el regreso a su patria y la re-
rey de los persas y de los medos. construcción en Jerusalén del templo dedicado a su dios nacional.
No es creíble que, dada su amplitud de miras religiosas para los
pueblos paganos, hiciera una excepción para el pueblo judío y su
POLÍTICA RELIGIOSA DE CIRO Dios».
Al revés de los soberanos de Babilonia y de Asiria, Ciro adoptó «EL AÑO PRIMERO DE CIRO»
una política de apaciguamiento, tolerancia y respeto hacia los pue-
blos vencidos. Hombre religioso, reconocía a Ahura Mazda como Al autor del libro no importan los veinte años que precedieron
dios «superior a todos los otros dioses, creador de los cielos y de a la toma de Babilonia por Ciro, por no tener relación directa con la
la tierra, que creó a los hombres, a los que dio su bendición» (PRIT- historia del pueblo de Israel. Sólo con la caída de Babilonia a prin-
CHARD, 317). Pero cabe este dios supremo reconocía a otros dioses cipios de otoño del año 539 pasaron los israelitas a ser subditos del
secundarios que le habían sido propicios en sus conquistas y le soberano persa. De ahí que, para el cronista, «el año primero de
habían abierto las puertas de las ciudades en las que eran ellos Ciro» corresponde al que sigue inmediatamente a la ruina del impe-
venerados. De ahí que su habilidad política le llevara a respetar rio babilónico, empezando en el mes de Nisán (marzo-abril) del
los santuarios de los diversos dioses de los países conquistados; a año 538.
contribuir a su reconstrucción en caso de haber sido damnificados Dios tiene en sus manos las riendas de la historia y dispone los
por la guerra y embellecerlos en el supuesto de encontrarse en es- acontecimientos como le place (Is 44,24; 48,1-16; 52,1-11). Como
tado de dejadez y abandono. A todos los pueblos se les concedía hemos visto en los textos de Isaías (41,25; 44,28), fue Yahvé quien
libertad de culto, presentándose a cada pueblo como servidor y suscitó a Ciro y el que le empujó a conceder la libertad a los judíos.
enviado del dios local. De esta manera quiso Ciro probar que era Al inspirarle que publicara un decreto de libertad en favor de los
él el bienhechor y padre de todos los pueblos. De su política de judíos, quiso Dios que se «cumpliese la palabra de Yahvé por boca
tolerancia religiosa existe una prueba en el cilindro de Rassam 2 . de Jeremías». Los profetas hablaban lo que Dios les comunicaba.
1
Los oráculos de los profetas debían realizarse necesariamente, por
PRITCHARD, 306. Para estos acontecimientos pueden consultarse: E. D H O R M E , La mere
de Nabonide: «Recueil Dhorme» (París 1951) 325-350; I D . , Cyrus le Grand: ibid., 351-381;
cuanto era Dios, que se servía de ellos como de meros instrumentos
I D . , La filie de Nabonide: «Revue d'Assyriologie et d'Archéologie Oriéntale», r i (1914) 105- para manifestarse a los hombres.
117; R. DUSSAUD, Sur le chemin de Suse et de Babylone: «Mélanges Franz Cumont» (1936)
143-150; H . DE GENOUILLAC, Nabonide: «Revue d'Assyriologie et d'Archéologie», 22 (1925)
71-83; S. SMITH, Babilonian Historical Texts relating the Capture and Downfall of Babylon PROFECÍA DE JEREMÍAS
(Londres 1924), q u e publica la llamada «Crónica d e Nabónides», reproducida por PRITCHARD,
l.c., 305-7- Para el imperio persa, véase A . T . OLMSTEAD, History ofthe Persian Empire (Chica-
go 1948); H . H . SCHAEDER, Das persische Weltreich (Breslau 1940-1941). Desde el año 606 había anunciado Jeremías «que (Dios) hacía
2
Dice allí Ciro q u e M a r d u k «buscó u n príncipe recto conforme a los deseos de su co- desaparecer de Israel los cantos de alegría, las voces de gozo, el
razón» y escogió a Ciro, rey d e Anzán, «llamándole al gobierno del m u n d o . M a r d u k , el gran canto del esposo y el canto de la esposa, el ruido de la muela y el
señor, protector d e su pueblo, miró con complacencia sus obras pías y su corazón recto.
L e ordenó marchara sobre Babilonia, y marchó él mismo a su lado, como amigo y camarada». su divinidad». Pero n o sólo M a r d u k , dios de Babilonia, sino todos los otros dioses encontra-
Hizo M a r d u k q u e Ciro «entrara en Babilonia, su ciudad, sin batalla ni combate, preserván- ron en Ciro su gran protector. «A todos los dioses de Sumer y Akkad q u e Nabónides, con
dola de disturbios. Entregó a Nabónides en sus manos, al rey q u e n o lo honraba... C u a n d o la cólera del dios de los cielos, había reunido en Babilonia, hice, por encargo de Marduk,
entré pacificamente en Babilonia... M a r d u k , el gran señor, inclinó el noble corazón d e los q u e encontraran en sus santuarios una mansión agradable a su corazón. Q u e todos los dioses
hijos d e Babilonia hacia mí, en t a n t o q u e yo, todos los días, tenía cuidado de venerarlo.,. P o r q u e yo devolví a sus ciudades hablen cotidianamente a Bel y a N a b u de alargar mi vida, y
m i obra regocijóse M a r d u k , el gran señor, q u e m e colmó d e favores a mí, el rey q u e lo adora, q u e digan a m í señor M a r d u k : D e Ciro, el rey q u e t e teme, y d e Cambises, su hijo...» ( P R I T -
y a Cambises, m i hijo, salido d e m i carne, y a todas mis tropas. C o n m u c h o agrado exaltamos»
CHARD, 315-316).
«88 Usaras 1 Esdras 1 «89
resplandor de las antorchas. Toda esta tierra será desierto y desola- copia del decreto fue depositada en los archivos reales de Ecbatana.
ción y servirán entre los pueblos setenta años» (25,10-11). Al cabo Por una hipérbole muy propia de los orientales, se dice que el de-
de los mismos pedirá Dios cuentas al rey de Babilonia. Entonces, creto fue pregonado «por todo su reino», cuando, en realidad, se
al cumplirse el plazo señalado, «yo os visitaré y cumpliré la prome- dirigía únicamente a las autoridades y poblaciones del antiguo reino
sa de traeros ageste lugar» (29,10). Según estos textos, el imperio de Babilonia, en donde radicaban las colonias judías.
babilónico, fundado por Nabucodonosor, se mantendrá en pie unos
setenta años, al término de los cuales dejará de existir, coincidiendo CONTENIDO DEL DECRETO
su ocaso con la libertad de los judíos cautivos.
Ciro se llama a sí mismo «rey de Persia». Ciro era politeísta;
Presenta cierta dificultad esta fecha de los setenta años, por admitía un dios supremo y trascendente, Ahura Mazda, y cabe él
desconocerse el término a quo de la misma. Dos fechas señalan el
un ejército de dioses de rango inferior que dominaban sobre deter-
principio y fin del exilio: 587 y 537 a. C. No parece que Jeremías
minadas regiones y pueblos de su vasto imperio. Estos dioses par-
cuente los años a partir de la primera de las mencionadas fechas,
sino a partir del año en que anunció el oráculo. En efecto, en ticulares facilitaron a Ciro la derrota de sus enemigos. El mismo
606 a. C pronunciaba el oráculo contenido en 25,11-12, y en aque- dios de Babilonia, Marduk, cansado y enojado con el rey Nabó-
lla fecha habíanse puesto los antecedentes que desembocarían en nides, llamó a Ciro para que ocupara su trono. Entre los pueblos
la deportación definitiva del año 587. Jeremías pronunció su famosa vasallos de Babilonia estaba el pueblo judío, que adoraba a su Dios
profecía el año cuarto del rey Joaquín, es decir, hacia el 606. nacional, Yahvé. También Yahvé había contribuido al triunfo de
Con este cómputo tenemos que desde 606 hasta 537 median sesenta Ciro; es probable que los judíos de Babilonia se colocaran de lado
y nueve años. Como de costumbre, los profetas suelen emplear de los enemigos de Nabónides y apoyaran la acción de Ciro. Por
números redondos, ejemplo que siguió Jeremías en nuestro caso. lo mismo, sin menoscabo del dios Ahura Mazda, considera a Yahvé
como a Dios suyo, «Dios grande, Dios del cielo y de la tierra».
El P. Colunga 3 considera el número setenta como simbólico, La expresión «dios de los cielos» aparece en Neh 1,5; 2,4.20 y los
significando «el espacio de tiempo de la prueba más grave a que papiros de la isla Elefantina.
Dios sometió a su pueblo» (p.363). Según él, desde el año 605 hasta
No era propiamente Yahvé, en opinión de Ciro, el dios que le
el 586 fue obra de justicia; del 587 al 539, obra de penitencia; del
entregó «todos los reinos de la tierra» (Is 45,1), como dice con evi-
año 538 al 398, obra de misericordia, que se inicia con el decreto de
Ciro y se prolonga hasta la era mesiánica. Aunque quepan en el dente hipérbole el texto, pero contribuyó, sin duda, a su engran-
texto tales interpretaciones, no vemos la razón por la cual no deba decimiento junto con los otros dioses. De ahí que Ciro ensalzara a
tomarse el texto en su sentido literal y obvio. El texto masorético todos los dioses según convenía a las circunstancias y pueblos a los
no autoriza la sustitución del profeta Jeremías por Isaías, como que se dirigía. Puede suponerse que el rey se valió de algún perso-
pretende Batten. naje judío para la redacción del decreto que anunciaba su libertad.
A una orden del Dios de los judíos atribuye la voluntad de que
«le edifique casa en Jerusalén, en Judá». Antiguos comentaristas,
E L DECRETO DE CIRO siguiendo a Flavio Josefo, creen que, habiendo conocido Ciro la
Refiere Flavio Josefo 4 que los judíos mostraron a Ciro el texto profecía de Isaías (44,28), quiso cumplir su voluntad con el fin
de la profecía de Isaías en la cual aparecía su nombre, quedando de tenerlo propicio en lo venidero. Pero puede el texto entenderse
él tan impresionado que promulgó inmediatamente el decreto de en el sentido de que quiso el soberano mostrarse deferente con los
libertad. Sea lo que fuere de esta noticia, el proceder de Ciro para judíos y su Dios, autorizando y contribuyendo a la edificación del
con los judíos concuerda perfectamente con sus métodos de go- templo de Jerusalén, como había hecho con los dioses de los otros
bierno. El edicto real, más que obra de Ciro, debe considerarse pueblos. Así leemos en su cilindro: «A los dioses que estaban (en
como una prueba de que Dios mueve, «despierta» y «excita» el cora- las ciudades en ruinas) hice que se colocaran en su lugar, constru-
zón de los reyes de manera que hagan siempre su voluntad (1 Crón 5, yéndoles una mansión eterna». Convenía a Ciro tener a los judíos
26; 2 Crón 21,16; 36,22; Jer 55,11). El decreto se formuló de viva propicios en el caso de que Egipto atacara al imperio persa por el
voz y por escrito. sudoeste.
Disponían los persas de un servicio de correo bien organizado
INVITACIÓN A TODO ISRAEL
a base de cursores (aggaroi), que corrían velozmente a pie o mon-
tados en ágiles corceles todo el imperio, proclamando las órdenes Del texto del decreto se colige que Ciro se dirige a todos los
reales o también entregando a los funcionarios públicos y a los judíos. Sabido es que, después de la muerte de Salomón, el pueblo
particulares cartas, paquetes, etc. Según se desprende de 6,2-5, una se dividió en dos reinos: el del Norte y el de Judá. Los del Norte
3 fueron deportados a Asiria el año 722 por Sargón II; el año 587,
«Ciencia Tomista», 10 (1914-15) 353-374.
< Ant. Iud. I I , I , 2 . los de Judá fueron conducidos cautivos a Babilonia. Con los triunfos
690 Estiras 1 Esdras 1 691
de Ciro, Asiria y Babilonia pasaron a depender de su autoridad. equivale en el lenguaje semítico a permitir, autorizar Que 14,6;
¿Quiso referirse a todos los judíos, de uno y otro reino? Acaso no Mal 1,3-3). Un ejemplo de lo dicho hállase en 5,9, con la traduc-
estuviera Ciro al corriente de las diferencias que dividían al pueblo ción: «¿Quién os ha autorizado la construcción de esta casa ?» Tam-
de Israel; por lo mismo, las palabras «de todo su pueblo» (micol poco Ciro procede como déspota ordenando a todos los israelitas
amo) abarcan a todos los judíos que viven en el imperio persa. que regresen a Jerusalén, sino más bien deja a todos en libertad.
Las versiones griegas han restringido el alcance de esta orden, 2) No quiso el texto hacer un parangón entre la huida de Egipto
añadiendo: «y que desean partir». No se impone la obligación a los y la vuelta de los sionistas a su patria. Ciro exhorta a las gentes
exilados judíos de regresar a su patria. El que se decida a hacerlo vecinas a que ayuden a los judíos en esta empresa, que debe redun-
contará con el favor de Dios, por cuanto el motivo principal del dar en provecho del mismo rey y de su imperio. Ciro se jactaba
regreso a la patria era para reedificar el templo de Yahvé. Para de haber restituido a muchos dioses en sus ciudades, esperando
Ciro, el Dios de Israel, Yahvé, tiene su morada en Jerusalén. que con ello se mostrarán propicios. Espera que los favorecidos
«pidan todos los días a Bel y Nabo la prolongación de mis días»
SOLIDARIDAD CON LOS JUDÍOS REPATRIADOS (PRITCHARD, 316). Le convenía a Ciro llevar esta política religiosa
como presupuesto indispensable para obtener la pacificación de
«En todo lugar donde habiten restos (nistar) del pueblo de todos los pueblos que integraban su imperio. Aun modernamente
Yahvé», dice el texto. El término hebraico que significa resto es se dan casos de que monarcas y jefes de Estado contribuyen económi-
de uso muy común en la literatura profética (Is 51,7; 49,13), y se camente a la ayuda de un culto no estatal por razones políticas.
aplica a los judíos que por su fidelidad al pacto de la alianza se libran
de los castigos con que Dios amenazara a los transgresores del mismo. 3) Efectivamente, existen dos textos diferentes del decreto, con
En nuestro texto se aplica más bien a los sobrevivientes de los que sensibles diferencias. ¿Cuál de los dos es el auténtico? Contra el
habían sido deportados a Asiria y Babilonia (Is 10,20-21). primero se oponen dos argumentos: a) no pudo Ciro, politeísta,
Un viaje a Palestina requería valor y medios económicos. Mu- expresarse con frases que reflejan una mentalidad monoteísta y
chos judíos habíanse enriquecido en Babilonia y gozaban de una de formación judía; b) el decreto no pudo ser redactado en hebreo.
posición económica holgada (Jer 29,5; Ez 3,24; 8,1; 14,1; 33,31), En cuanto al primero, se responde que Ciro era politeísta, pues,
pero otros vivían penosamente de su trabajo. En general fueron además de Ahura Mazda, reconocía como suyos los dioses de los
estos últimos los que se aprestaron con más entusiasmo a volver pueblos sujetos a su dominio, y en el trato con cada uno de ellos
a la patria de sus antepasados. Con el fin de incitarles a emprender se esforzaba para acomodarse al lenguaje que exigían sus creencias.
el regreso hace el rey un llamamiento a todos los que conviven con También Yahvé es Dios de Ciro, que atribuye a una inspiración
los judíos a fin de que les ayuden con plata, oro, utensilios y gana- suya la idea de levantarle de nuevo su templo.
dos, cosas necesarias tanto para el largo viaje cuanto para poder Modernamente, Bickermann ha defendido vigorosamente la
rehacer su vida en Judá. Esta colecta en favor de los judíos en autenticidad del edicto de Ciro, exponiendo su texto en el sentido
vísperas de su partida recuerda en cierta manera el hecho de la de que se trata de una proclamación hecha en hebreo por heraldos
huida de Egipto (Ex 12,35-36). Aquí la sitxtación es distinta; es públicos, judíos quizá algunos de ellos. De esta manera se explica
el rey mismo quien recomienda la caridad en favor de los judíos el matiz hebraico del mismo, porque, aunque emanaba de la can-
repatriados. Los vecinos (1,6), principalmente los judíos que ha- cillería real, su contenido fue dado a conocer por oficiales que pen-
bitaban en Babilonia (15), mostráronse generosos. Se recomendaba saban y hablaban hebreo. El texto de 6,3-5 e s un memorándum
asimismo a todos hicieran donativos voluntarios (nedabah) para la para uso de los oficiales y funcionarios persas. Pudo el texto original
casa de Yahvé. El sentido técnico de la palabra hebrea (Lev 22,18) ser redactado en lengua persa o babilónica; pero, en atención a los
se mantiene en 3,5. judíos, fue dado a conocer en su propia lengua 5 .
dac, se levantaron y comenzaron a edificar la casa de Dios en dificultades al lado de las autoridades, animando a todos a proseguir
Jerusalén. Con ellos estaban los profetas de Dios que los asis- sin desfallecimiento en los trabajos empezados. Cree Ricciotti que
tían. una nueva caravana llegó por entonces de Babilonia y que, gracias
a su ayuda en dinero, mano de obra y entusiasmo, siguió la obra
Desde el decreto de Ciro (1,2-4) hasta la aparición de los pro- adelante.
fetas Ageo y Zacarías (520) cambiaron las condiciones políticas
del imperio persa. Ciro murió en circunstancias misteriosas. El
falso Smerdis, valiéndose de una burda estratagema, ocupó el Inspección del gobernador (Sf3-S)
trono de Persia desde la primavera hasta el otoño del año 522, 3
Vinieron entonces a ellos Tatnaí, gobernador del lado de
en que fue suplantado por Darío I Istaspe, que reinó desde 521 acá del río; Setar-Boznaí y sus colegas, y les dijeron: «¿Quién
hasta 485 a. C. Durante este período surgieron acá y allá algu- os ha dado autorización para levantar esta casa y levantar es-
nos movimientos de independencia, ciertas actividades separatistas tos muros?», y preguntaron: 4«¿Cuáles son los nombres de los
al margen del poder central persiano. Estos primeros síntomas de que construyen este edificio?» Entonces les respondieron, dán-
debilidad del imperio persa debían aprovechar los judíos de Jeru- doles los nombres de los que hacían la construcción. 5 Pero los
ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y se permi-
salén para reemprender las obras, suspendidas en sus comienzos tió que continuasen las obras mientras se consultaba al rey
a causa de la hostilidad de los samaritanos (4,5). Pero, con el Darío, hasta que se recibiese de él carta acerca de esto.
correr de los años, fueron apagándose los entusiasmos de los re-
patriados, que se dedicaron preferentemente a sus intereses par- No fueron los samaritanos los que dieron la cara en esta circuns-
ticulares. Jefes y pueblo acallaban sus remordimientos con el estri- tancia, aunque fuesen acaso ellos los instigadores. En los documen-
billo: «... No ha venido todavía el tiempo de reedificar la casa de tos neobabilónicos de este tiempo se menciona a un cierto Ushtani
Yahvé» (Ag 1,2). como gobernador de los territorios de la provincia transeufratena.
Dos profetas despertaron la conciencia nacional adormecida. Aunque así fuera, no existe dificultad por cuanto puede admitirse
«El año segundo del rey Darío (520 a. C ) , el mes sexto, el día pri- que Ushtani ejercía la autoridad suprema del territorio y que Tatnaí
mero del mes, fue la palabra de Yahvé» (Ag 1,1) a los dirigentes era el peha o representante suyo en Judea. Schneider identifica a
del pueblo reprochándoles su pasividad en la reconstrucción del Tatnaí con Tattanu, que en el año 502 era sátrapa de Transpotamia.
templo. Dos meses más tarde apareció Zacarías, hijo de Baraquías, Tatnaí dirigióse a Jerusalén e inquirió las razones que tenían los
hijo de Ido (Zac 1,1), que colaboró con Ageo en promover la rápida judíos para comenzar las obras del templo. Finge el gobernador
reedificación del santuario. El ministerio de ambos profetas fue desconocer el edicto de Ciro; acaso suponía que, muerto aquel
providencial; aún más, fue Dios mismo «que estuvo sobre ellos», monarca, cesaban automáticamente los privilegios y concesiones que
dictándoles los oráculos que debían dirigir al pueblo. En el texto había otorgado. Sin embargo, se muestra muy comedido y ecuánime
se llama a Zacarías hijo de Ido, cuando, en realidad, lo era de Ba- en sus intervenciones, autorizando la continuación de las obras
raquías; es frecuente en la Biblia la omisión del padre en las genea- mientras exponga el caso a la consideración de Darío. Pregunta el
logías, dándose el del abuelo. gobernador: «¿Quién os ha dado autorización para levantar esta
Según Ag I , I , enviaba Dios al profeta «a Zorobabel, hijo de casa y levantar estos muros?» La última palabra es traducción del
Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac»; a estas término aramaico ussharna. Según Jouon (B 22 [1941] 38-40), el
mismas autoridades civiles y religiosas fue enviado Zacarías (1,1; misterioso vocablo debe traducirse por andamiaje, maderamen. Mi-
3,1; 4,6; 6,11). No sabemos cuánto tiempo fue menester a los dos chaeli, apoyándose en el testimonio de los asiriólogos, traduce la
enviados de Dios para convencer a los jefes y al pueblo de su obli- palabra por santuario. De todas maneras, no se habla de las murallas
gación para con el templo. Dice el texto que ambos jefes comenzaron de la ciudad, sino del templo y sus muros.
a edificar, lo cual no se opone a 3,8; 4,1-5. En primer lugar, el verbo El texto masorético del v.4 dice: «Entonces nosotros les respon-
edificar se toma muchas veces como sinónimo de reedificar. En dimos (dándoles) los nombres...»; muchos autores siguen el texto
segundo lugar, cabe inferir del contexto que los trabajos de cons- griego, que emplea la tercera persona del plural: «Entonces les res-
trucción empezados en tiempos de Ciro fueron suspendidos al pondieron». Siguiendo la lección de 3 Esd 6,4 y ajustándose al
poco tiempo, no quedando después de dieciocho años apenas ves- contexto, otros autores suprimen todo el verso (PELMA, GELIN).
tigio alguno. Puede darse también que la oposición de los samarita- Es de notar que el v.5 habla de los ancianos, que en adelante de-
nos llegó hasta el extremo de derribar lo poco que se había construi- jarán a Zorobabel en la penumbra. Encontraron ellos gracia a
do. De ahí que la expresión comenzaron a edificar es tanto como decir los ojos de Tatnaí.
que antes muy poca cosa se había hecho. No habiendo sido revocado
el decreto de Ciro, se empezaron los trabajos sin previo aviso a las
autoridades provinciales. Los dos profetas estuvieron en todas las
716 Esdras 5 Usaras 5 717
deje en paz a los judíos para que prosigan la obra del templo. Tie-
nen los sionistas derechos adquiridos y no deben inmiscuirse en este Severos castigos (6,11-12)
negocio las autoridades locales y regionales, poniendo cortapisas a la n »Y ésta es la orden que doy acerca de cualquiera que tras-
amplia concesión de Ciro. Se citan los nombres del gobernador, pasare este mandato: se arrancará de su casa una viga, que se
Tatnaí; de Setar-Boznaí, ambos nombres asirios. La palabra Ajár- alzará para colgarle en ella, y su casa será convertida en un
sele debe probablemente traducirse por persas (5,6). La orden, pues, montón de inmundicias. 12 Que el Dios que hace residir su
se dirige a los funcionarios persas de la satrapía Abarnahara o trans- nombre en ese lugar derribe a todo rey y todo pueblo que
eufratena. A las disposiciones antiguas añade Darío muestras evi- tienda su mano para traspasar mi mandato, destruyendo esa
dentes de simpatía hacia la causa judía. Lejos de obstaculizar la casa de Dios en Jerusalén. Yo, Darío; yo he dado esta orden.
construcción del templo, impone a las autoridades provinciales la Que sea puntualmente cumplida».
obligación de entregar a los ancianos de los judíos el dinero recau- Dos penas impone el rey a los transgresores. Por la primera,
dado en concepto de tributos de la provincia de Abarnahara. Debió los contraventores serán empalados en una viga de su misma casa.
de sospechar el rey que tenían los judíos necesidad de dinero para El mismo Darío empaló a tres mil babilonios 5 . No era corriente
esta empresa y acaso había llegado a sus oídos la noticia de haberse este castigo entre los hebreos; únicamente los cadáveres eran colga-
paralizado las obras por falta de fondos. Ciro habíase mostrado es-
dos de un palo para que sirvieran de escarmiento (Deut 21,22;
pléndido; los amigos de los judíos habían entregado sumas conside-
Jos 10,29; Est 5,14; 6,4; 7,10; 8,7). El segundo castigo consistía en
rables (1,3-4); l ° s judíos que quedaron en Babilonia habíanse soli-
darizado con sus hermanos repatriados, pero en aquellas circuns- destruir la casa del culpable y convertirla en estercolero o lugar de
tancias en que comenzaba una vida nueva para Israel no había nunca inmundicias (newalu, 2 Re 10,27; Dan 2,5). La expresión «que el
dinero suficiente. Confirma la historia la religiosidad de Darío y su Dios que hace residir su nombre» es de sabor deuteronómico (Deut
generosidad hacia los lugares sagrados. En Egipto reparó muchos 12,11; 14,23; 1 Re 9,3; Jer 7,12). Su presencia en el texto sugiere
templos, mostrándose tan religioso, que dioses y diosas le recono- la idea de que el redactor del libro da al texto cierto colorido ju-
cieron como a hijo suyo. Restauró el templo de Pta en Menfis, cons- daico. La maldición encaja bien con la idiosincrasia de Darío, que
truyó el santuario en el oasis de Kargah. Uzahor, en la descripción en la inscripción de Behistun invoca la maldición de Ahura Mazda
de Sais, dice: «Todo esto hizo Darío, porque sabía que tal era la me- contra aquel que se atreva a destruirla.
jor manera de dar nueva vida a lo que estaba cayendo en ruinas, con
el fin de mantener el honor de todos los dioses, sus templos, sus Efectividad del decreto (6,13-15)
rentas y la perduración de su culto con sus fiestas» (FERNÁNDEZ).
Sus donativos a los judíos tenían como finalidad obtener de !3 Tatnaí, gobernador de la parte de acá del río; Setar-Boz-
ellos la seguridad de que en sus sacrificios se acordarían de Darío naí y sus colegas, se conformaron puntualmente a esta orden
y de sus hijos. Entre los persas existía el deber de rogar por el que les mandó el rey Darío; )4 y los ancianos de los judíos pro-
rey con ocasión de los sacrificios 3 . Los judíos de la Elefantina pro- siguieron con buen suceso la reconstrucción, según las profe-
metieron al gobernador persa de Judá, Bagoas, ofrecer sacrificios cías de Ageo, profeta, y de Zacarías, hijo de Ido; y terminaron
por él, asegurándole que, si hace reconstruir su templo, alcanzará la reconstrucción, según la orden del Dios de Israel y las de
Ciro y Darío. 15 La casa fue terminada el día tercero del mes
con ello delante de Dios un mérito más grande que el ofrecimiento de Adar del año sexto del reinado de Darío.
de holocaustos «por un valor de mil talentos de plata» 4 .
Aunque las apariencias pudieran hacer creer otra cosa, es cierto
Aspira Darío a obtener la bendición de Yahvé, como de todos que Dios rige los acontecimientos de la historia universal para la
los otros dioses, por impulsar y ayudar la construcción de templos consecución de sus fines inefables. De esta manera vemos que el
y contribuir a los gastos que importaban los sacrificios (PRITCHARD, exilio fue una medicina saludable para Israel, que reconoció sus
492). El tecnicismo cultual empleado en el texto explícase por pecados y se volvió a su Dios. Como consecuencia, Yahvé depone
disponer el rey de funcionarios judíos encargados de los negocios su actitud airada y perdona a su pueblo. En prueba de su amistad
referentes a su pueblo. Se mencionan tres clases de sacrificios: y benevolencia hizo surgir monarcas adictos a la causa de Israel,
cruentos (animales), ofrendas (cereales, sal) y libaciones (vino y permitiendo y facilitando el regreso a la patria y un nuevo resurgi-
aceite). La expresión «sacrificio de grato olor» debe tomarse en miento del pueblo judío. Las autoridades provinciales recibieron
sentido general, y no en el particular de ofrendas de incienso y per- con satisfacción la orden de Darío, escudándose en ella para frenar
fume (Lev 1,9; 2,9).
toda actividad hostil de parte de los samaritanos. El favor real
3
HERÓDOTO, Hist. I 132. animó a los judíos, tanto por la ayuda económica que les prometió
4
A. COWLEY, Aramaic Papyri 30 lín.26-28; PRITCHARD, 492. como por la seguridad que les garantizaba con su decreto. En estas
circunstancias pudieron los profetas Ageo y Zacarías urgir el deber Benjamín, ofreciéronse doce machos cabríos, según el número de
que incumbía a todos de trabajar en la obra del templo. Por un las tribus de Israel (8,35). Aquel pequeño grupo representaba a
conjunto de circunstancias favorables, la obra terminóse el día ter- todo Israel, que en cierta manera había contribuido a aquella obra
cero del mes de Adar (febrero-marzo) del año 515. El libro 3 de Es- (1,4; 7,16; 8,33). Al edificio material siguió la reorganización del
dras (7,5) y Flavio Josefo 6 señalan el término de la obra el 23 del culto en el templo. En tiempos de David (1 Crón 23,6-24; 24,1-19)
duodécimo mes, del mes de Adar. Kugler prefiere la data del 23, se organizaron las veinticuatro clases sacerdotales. Pero el texto
por razón de que en aquel año el día 3 caía en sábado y el 23 en invoca el «libro de Moisés», a saber, N ú m 3,6-13; 8,6-15, en donde
viernes. Pero es posible, dice Médiebelle, que el término de una se habla de los sacerdotes y levitas y de sus respectivos oficios.
obra tan importante prevaleciera al reposo sabático, sobre todo si Con el v. 18 acaba el texto aramaico. ¿Por qué no termina con
la obra terminó a primeras horas del sábado, al caer el sol en la el decreto de Darío ? Porque el autor del libro reproduce una fuente
tarde del viernes. Los trabajos duraron cuatro años y medio. Todos o documento escrito en arameo, empezando con el v.19 su trabajo
los pormenores concurren a demostrar que no pudo competir este personal.
nuevo templo con el de Salomón, en cuya construcción invirtié-
ronse siete años. Sin embargo, se procuró conseguir una reproduc-
ción del edificio anterior bastante perfecta, como se desprende de Celebración de la pascua (6,19-22)
la letra de Aristeas 7 . Ezequiel contempla la nueva construcción 19
Los hijos de la cautividad celebraron la pascua el día ca-
desde el punto de vista escatológico. Este nuevo templo fue santi- torce del mes primero. 20 Los sacerdotes y los levitas se puri-
ficado por la presencia de Jesucristo, que sacó de él, a latigazos, ficaron todos a una y todos estaban puros, e inmolaron los levi-
a los que lo habían convertido en cueva de ladrones. De este segundo tas la pascua para todos los hijos de la cautividad, para sus her-
templo escribió Ageo: «La gloria de esta postrera casa será más manos los sacerdotes y para sí mismos. 21 Los hijos de Israel
grande que la de la primera, dice Yahvé Sebaot, y en este lugar que habían vuelto de la transmigración comieron la pascua
daré yo la paz, dice Yahvé Sebaot» (2,10). con todos aquellos que se habían apartado de las inmundicias
de las gentes de aquella tierra y se habían unido a ellos para
buscar a Yahvé, el Dios de Israel. 22 Celebraron con alegría la
Dedicación del templo (6,16-18) fiesta de los panes ácimos durante siete días, pues los había re-
gocijado Yahvé, disponiendo al rey de Persia a apoyarlos en la
16
Los hijos de Israel, los sacerdotes y levitas y los demás que obra de la casa de Yahvé, Dios de Israel.
habían venido de la cautividad, hicieron con gozo la dedicación
de esta casa de Dios, 17 ofreciendo en la dedicación de esta casa Durante los ocho días que duraba la pascua, el reposo era
de Dios cien novillos, doscientos carneros y cuatrocientos cor- obligatorio los días primero y último, y se comía el pan ácimo
deros; y como victimas expiatorias por todo Israel, doce ma- (Ex 12,15-2). La ceremonia principal consistía en la inmolación
chos cabríos, según el número de las tribus de Israel. 18 Esta-
blecieron a los sacerdotes según sus clases y a los levitas según del cordero pascual, que se comía en familia, según un detallado
sus divisiones para el servicio de Dios en Jerusalén, como está ceremonial (Ex 12,1.14). Esta nueva pascua significaba el restable-
escrito en el libro de Moisés. cimiento definitivo de Israel. Los hijos de la cautividad se confor-
maron a las prescripciones antiguas. A ellos juntáronse los israelitas
Terminadas las obras, procedióse a la dedicación del templo, que no habían sido deportados, y que se separaron de los cultos
conforme se hizo en tiempos de Salomón (1 Re 8,iss; 2 Crón 5, idolátricos de los pueblos paganos que poblaban la tierra. Tras un
1-7). Con ello, aquella obra se destinaba exclusivamente al culto largo paréntesis histórico, los nuevos tiempos enlazábanse con los
religioso, declarándose lugar sagrado. No se dice cuánto duró la de Moisés. La pascua celebróse el día 14 de Nisán (Ex 13,6; Lev 23,
fiesta. La pequeña comunidad formada por los repatriados celebró 5), a saber, el 23 de abril (KUGLER) o el 21 (PARKER-DUBBERSTEIN)
el acontecimiento con todo entusiasmo. Sacerdotes, levitas y laicos del año 515. La reconstrucción del templo despertó la fe dormida
regocijáronse en este día. Para esta celebración se inmolaron un de los judíos que habían quedado en el país. Se trata de israelitas
número reducido de víctimas, que contrasta con el gran número y no de prosélitos, como prueba la comparación de nuestro texto
de los tiempos de Salomón (1 Re 8,62-63). Los holocaustos se ofre- con 9,1.2.10; 10,2.10-11; Neh 9,2; 10,29. La constancia y fe de los
cieron a Dios en reconocimiento de su dominio universal y para repatriados no podía menos de influir en el ánimo de los judíos,
darle gracias por los beneficios recibidos; los sacrificios por el pe- que se dejaron seducir por prácticas religiosas de otros pueblos.
cado eran expiatorios, conducentes a purificar al pueblo de sus Nadie que no estuviera puro podía tomar parte en la fiesta
pecados (Lev c.4; Núm c.15). Aunque los repatriados fuesen pocos (Ex 12,2.5; N ú m 9,3), sino que debía esperar a celebrarla un mes
y pertenecientes en su inmensa mayoría a las tribus de Judá y de más tarde (Núm 9,11). Según 2 Crón 30,3, bajo Ezequías celebróse
6
la pascua «en el mes segundo, pues no había podido celebrarla antes
Ant. Iud. 11,4,7. la otra vez por no haberse santificado muchos sacerdotes». En esta
3
H. VINCENT, jénisalem d'aprés la lettre d'Aristée: RB (1908) 520-532; (1909) 555-575.
724 Esdras 7 Usaras 7 725
ocasión podía celebrarse la pascua en su día, ya que los sacerdotes
y levitas estaban purificados, pudiendo, por lo tanto, ejercer las Genealogía de Esdras (7,1-5)
funciones que les señalaba la Ley. Nuestro texto es algo confuso
en relación a las personas que se purificaron, pues mientras al 1 Después de esto, en el reinado de Artajerjes, rey de Persia,
final del verso da a entender que solamente se purificaron los levi- vino
2
Esdras, hijo de Serayas, hijo de Azarías, hijo
3
de Helcías,
tas a fin de inmolar la pascua para el pueblo, para sus hermanos hijo de Salum, hijo de Sadoc, hijo de Ajitub,
4
hijo de Ama-
los sacerdotes y para sí mismos (2 Crón 30,17-19; 35,11), al prin- rías, hijo de Azarías, hijo de Merayot, hijo de Zarajías, hijo
cipio señala que se purificaron «los sacerdotes y los levitas». Esta de Uzi, hijo de Buqui, 5 hijo de Abisúa, hijo de Finés, hijo de
Eleazar, hijo de Aarón, sumo sacerdote.
purificación hacíase con sacrificios por el pecado y por el delito
o con purificaciones lústrales. La purificación era tanto más nece- Con datos concretos se prueba la ascendencia sacerdotal de
saria en cuanto que, después del exilio, el cordero pascual era in- Esdras = Ezrayah, nombre que significa «al que Yahvé ayuda».
molado por los levitas en el atrio del templo, en vez de hacerlo el Otros personajes llevaron este nombre (Neh 12,1.13.33). Única-
jefe de familia, como en otros tiempos (Ex 12,3-7; Deut 16,2). En mente con este requisito podía ejercer Esdras las funciones sacer-
la celebración de la pascua en tiempos de Ezequías inmolaban los dotales en el templo (2,62). Serayas es el último sumo pontífice
levitas el cordero pascual «por los que no habían tenido el cuidado del reino de Judá, muerto por Nabucodonosor en Ribla (2 Re 25,
de santificarse para Yahvé» (2 Crón 30,17); bajo Josías, los levitas 18.21). Su pontificado fue retransmitido a Esdras a través de su
desollaban las víctimas para los sacerdotes y para ellos mismos, no hijo primogénito Josadac, padre de Josué (5,2). Entre Serayas y
teniendo los cantores y porteros que abandonar sus oficios (2 Crón Esdras hanse omitido algunos nombres. Serayas, escribe Fernán-
S S . H - Í S ) - Los sacerdotes esparcían la sangre al pie del altar (Lev 17, dez, fue padre de Josadac, que fue llevado al destierro (1 Crón 5,
3-6; 2 Crón 30,16; 35,11). El sacrificio del cordero pascual revestía 10); y sus hijos, que le sucedieron en el sumo pontificado, se hallan
un carácter expiatorio para todos los que habían estado en el exilio. citados en Neh 12,10-11, de donde cabe concluir que Esdras des-
Al final del capítulo se hace hincapié en la alegría que reinó en cendía de Serayas por uno de sus hijos menores. Queriendo el autor
«la fiesta de los panes ácimos durante siete días». Esta fiesta, que sagrado demostrar que Esdras procedía de la línea de sumos sacer-
en un principio era distinta de la pascua, pero unida a ella estrecha- dotes, y entre sus progenitores el primer sumo sacerdote era Sera-
mente, duraba una semana (Ex 12,15-20; Lev 23,6-9; N ú m 28,17), yas, nombró a éste, saltando a los demás intermedios, que no le
celebrándose con grande alegría (2 Crón 30,21). En el texto maso- interesaban. Este método de omitir algunos nombres en las listas
rético se lee: «Disponiendo al rey de Asiría», en vez del rey de Persia. genealógicas es muy común en la Biblia. El género literario genea-
O bien es llamado así por ejercer su dominio sobre Asiría 8 , como lógico expresa más bien un sistema teológico-jurídico que una en-
Artajerjes es llamado rey de Babilonia (Neh 13,5) y Darío rey de cuesta biológica. Parece que las genealogías sacerdotales se hicieron
la misma ciudad (5,13). En la fiesta de la pascua, los judíos tuvie- remontar hasta Aarón entre la época de Esdras y de las Crónicas
ron presente al rey Darío, que tan favorablemente habíase portado (GELIN). Entre Serayas y Esdras median unos ciento treinta y ocho
para con ellos. años, siendo evidente que la palabra hijo tiene aquí un sentido muy
amplio. De Azarías apenas se sabe nada. Helcías era sumo sacerdote
durante el reinado de Josías; en su tiempo fue encontrado el libro
de la Ley (2 Re 22,4; 2 Crón 34,9). Entre Sadoc y Ajitub ha omi-
SEGUNDA PARTE tido el autor el nombre de Merajot (1 Crón 9,11). Fue Amarías
sumo sacerdote en tiempos de Josafat, rey de Judá. Abisúa fue hijo
SEGUNDA CARAVANA DE REPATRIADOS Y REFORMAS de Finés (1 Crón 5,30-31), y éste de Eleazar (Ex 6,25). A la muerte
DE ESDRAS (c.7-10) de los hijos de Aarón (Nadab y Abiú), Eleazán sobrevivió, sucediendo
a su padre en el sacerdocio (Núm 20,26-28). Fue Aarón hermano de
En esta segunda parte del libro ocupa Esdras el puesto central. Moisés; recibió para él y para su descendencia la dignidad del
Señala el texto su ascendencia sacerdotal, su viaje a Jerusalén, lle- sumo sacerdocio (Ex c.28-29), de manera que el primogénito fuera
vando una carta de recomendación; algunos detalles sobre los acom- sumo sacerdote, y los otros, simples sacerdotes (Núm 3,10). Tal
pañantes y nuevos repatriados. Los dos últimos capítulos del libro dignidad se retransmitió a través de sus dos hijos Eleazar e Itamar,
tratan de los matrimonios mixtos. más del primero que del segundo (1 Crón 24,3-6). Es de notar
s Véase H E R Ó D O T O , I 178; J E N O F O N T E , Cyc. 2,1,5. que el texto original no contiene ningún verbo hasta el v.6; tanta
es la atención y admiración del autor por su personaje, que incluso
olvida las reglas de la gramática, llevado por el afán de poner de
relieve la ascendencia sacerdotal de Esdras. En el v.i se habla de
que la llegada de Esdras fue «reinando Artajerjes». Ahora bien,
72(5 Esdras 7 Esdras 7 7»7
como diremos más tarde, tres son los monarcas persas con este nom- mano» (v.25). Esta ciencia y sabiduría de la Ley la habla iiiiimilmln
bre: Artajerjes I Longímano (465-424), Artajerjes II Mnemone él, llevándola totalmente a la práctica. A todo ella faltaba un ruin
(4 0 S-358), Artajerjes III Oco (358-337)- Desde el año 515 (6,19) plemento, a saber, comunicar a otros esta ciencia y movi-Hirn 11
hasta el séptimo de Artajerjes (458) existe un espacio de cincuenta practicarla mediante su ejemplo.
y ocho años. Debía de ser Esdras un nombre íntegro, fiel y hábil para granjearuc
la estima de sus superiores y subditos. La afección que el rey sentía
En ruta hacia Jerusalén (7,6-10) por él le impelía a concederle todo cuanto pedía. Dios había recom-
pensado la conducta intachable de su siervo haciendo que encon-
6
Venía de Babilonia, y era un escriba muy versado en la ley trara gracia a los ojos del rey; de donde se decía que «la mano de
de Moisés, dada por Yahvé, Dios de Israel; y como estaba so- Dios estaba sobre él» (7,10.28; 8,18; Neh 2,8). Aprovechó Esdras
bre él la mano de Yahvé, su Dios, el rey le otorgó todo cuanto aquella coyuntura favorable para obtener una autorización para
le pidió. 7 Muchos de los hijos de Israel, de los sacerdotes y le-
vitas, de los cantores, de los porteros y de los netineos, vinieron regresar a Jerusalén él y otros que quisieran acompañarle. De se-
también a Jerusalén el año séptimo del rey Artajerjes. 8 Llegó guro habría oído él que la vida de los repatriados en Palestina no
Esdras a Jerusalén el mes quinto del año séptimo del rey, 9 ha- correspondía al ideal señalado por la Ley de Moisés.
biendo salido de Babilonia el día primero del primer mes, y
llegó a Jerusalén el día 10
primero del quinto mes, estando sobre
él la mano de su Dios, porque Esdras había dispuesto su co- ¿CUÁNDO PARTIÓ ESDRAS PARA JERUSALÉN?
razón para poner por obra la Ley de Yahvé y enseñar en me-
dio de Israel sus mandamientos y preceptos. Dice el texto (v.7) que fue el año séptimo de Artajerjes. Tres
son los monarcas persas con este nombre: Artajerjes I Longímano
El autor sagrado ha utilizado tres fuentes de información en (465-424), Artajerjes II Mnemone (405-358) y Artajerjes III Oco
estos capítulos: el archivo donde se guardaba la genealogía sacerdo- (358-337). Se excluye que Esdras regresara en tiempos de este
tal de Esdras (1 Crón 6,29-40), un memorial de Esdras y la carta último; quedan en litigio los dos primeros. Según datos del texto,
de Artajerjes. Además de sacerdote, era Esdras un escriba versado la misión de Esdras tuvo lugar el año 458, coincidiendo con el
en la Ley de Moisés. Por el nombre de escriba (sofer) pueden en- año séptimo de Artajerjes Longímano; Nehemías llegó el año 20
tenderse aquellos funcionarios que conocían el arte de escribir del mismo monarca, es decir, el año 445. La sentencia de Van
(Sal 45,2) y que prestaban sus servicios preferentemente en la corte Hoonacker, que defendieron después otros autores, hace coincidir
real (2 Sam 8,17; 2 Re 12,11). Del tiempo de la cautividad llámase la fecha de la misión de Esdras con el año 398, séptimo del reinado
sofer al hombre dedicado al estudio e interpretación de la Ley de Artajerjes II Mnemone. Las razones que se aducen en su apoyo
(Eci c.38-39). Parece que Esdras, a ejemplo de los colegios sacerdo- han sido indicadas en la introducción; en caso de aceptarse, el
tales babilónicos, formó junto al templo un colegio de soferim, orden de los capítulos sería el siguiente: Esd c.1-6; Neh 1-7 y
cuya misión era reunir las tradiciones escritas y orales, ordenarlas 10-13; Esd 7-10 y Neh 8-9. En el supuesto de que la misión de
y codificarlas con vistas a una futura reforma *. Esdras precedió a la de Nehemías, ¿cómo se explica que este último
Su contacto permanente con la legislación mosaica hizo de él silencie completamente la obra del sacerdote escriba? Además, al
un escriba especializado o, como dice el texto, versadísimo en la llegar Esdras a Jerusalén, halló que la ciudad había sido reconstruida,
Ley de Moisés. El término hebraico mahir significa pronto, rápido, lo que supone la acción anterior de Nehemías. Por estas y otras ra-
ágil, tanto para escribir la Ley como para interpretarla. Hasta su zones considera Van Hoonacker que la llegada de Esdras es poste-
tiempo no existía una codificación o colección escrita de toda la rior a la de Nehemías.
legislación mosaica, que se conocía a través de la tradición oral o El autor del libro, dicen, ha sacrificado el orden cronológico
por algunas colecciones escritas incompletas. Sus muchos años de de los hechos al respeto que sentía por Esdras sacerdote, que os-
permanencia en el palacio y su trabajo en el departamento de ne- tentaba una dignidad superior a la del laico Nehemías. Una y
gocios hebraicos le familiarizaron con la Ley de Moisés, ahondando otra hipótesis presentan soluciones aceptables y dificultades.
en su espíritu y desentrañando su verdadero sentido. De ahí que
puede llamarse escriba muy versado y ágil en la interpretación de Con Esdras llegaron sacerdotes, levitas, cantores, porteros y
una ley que tantas veces había transcrito y meditado profundamente. netineos (2,36-63). Esta noticia está relacionada con lo dicho en
El v. 10 dice que estaba Esdras dedicado a escudriñar (darash) la el capítulo anterior acerca de la dedicación del templo. La caravana
Ley de Moisés con el fin de conocerla perfectamente. En los v.14 partió de Babilonia el día primero del mes de Nisán (marzo-abril)
y 25 se puntualiza que esta Ley «está entre sus manos» (v.14), <3ue y, tras un viaje de ciento ocho días, llegó a Jerusalén el primero del
la conoce al dedillo; «según la sabiduría de tu Dios, que está en tu mes de Ab (julio-agosto). El día primero del primer mes los expe-
dicionarios concentráronse en las orillas del río Ahavá (8,15.21.31).
1 E. DHORME: RHPHR 35 (19SS) 129-143-
Allí esperó Esdras la concentración de nuevos levitas (8,15-20.)
728 Esdras 7 7UI)
Esdras 7
de los «pueblos de la tierra». La expresión «que está en tus nmnoN»,
Túvose un día de oración y ayuno (8,21-23), partiendo definitiva-
refiriéndose a la Ley, puede significar que Esdras debe examinar
mente hacia el día 12 del primer mes (8,31). Dios protegió la cara-
la situación religiosa existente de acuerdo con lo preceptuado en
vana de enemigos y bandoleros, llegando felizmente a su destino la Ley de Moisés, que él conocía a fondo. No parece que aquí se
(8,31). aluda a un ejemplar escrito que Esdras llevara consigo.
Con ocasión de la primera repatriación mandó Ciro que so en-
CARTA DE A R T A J E R J E S tregaran a Sesbasar los objetos de oro y plata que había substraído
Nabucodonosor del templo de Jerusalén (1,7). Artajerjes contribuye
generosamente al esplendor de la casa del Dios de los cielos, que
Encabezamiento (7,11-12) tiene su morada en aquella ciudad. Da, además, facultad para que
11
He aquí la copia de la carta entregada por el rey Artajerje se hagan colectas en Babilonia y se acepten las ofrendas voluntarias.
a Esdras, sacerdote y escriba, versado en los mandamientos y No cabe en el texto la distinción entre las ofrendas de los paganos y
las leyes de Yahvé a Israel. 12 «Artajerjes, rey de reyes, a Esdras, las que hicieron los judíos; fueron estos últimos los que más contri-
sacerdote y escriba, versado en la ley del Dios de los cielos», etc. buyeron con sus donativos al esplendor del templo.
El autor antepone a la carta real una corta introducción. A Es-
dras se le llama sacerdote y escriba (Neh 8,9; 12,26), aunque en el Destino de las limosnas (7,17-20)
contexto se insista más en esto último. De nuevo se le califica de
muy versado en los mandamientos y leyes de Yahvé. El verso, en 17
«Cuidarás de adquirir con ese dinero novillos, carneros
el texto original, va en hebreo, a pesar de que la carta del rey (v. 12-26) corderos y cuanto es necesario para las ofrendas y las libacio-
esté escrita en arameo. Es digno de notarse la repetición de la nes, que ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios en
palabra escriba en el v . n . Artajerjes se llama «rey de reyes», como Jerusalén, 18 y con el resto de la plata y del oro harás lo que
hacían también los soberanos asirios y neobabilónicos (Ez 26,7; mejor te parezca a ti y a tus hermanos, conforme a la voluntad
de vuestro Dios. 19 Deposita ante Dios en Jerusalén los uten-
Dan 2,37), por su dominio sobre un vastísimo imperio. Los persas silios que se te entregan para el servicio de la casa de tu Dios
daban a su dios Ahura Mazda el título de dios del cielo. 20 y saca de los tesoros del rey lo que sea necesario para las otras
expensas que has de hacer para la casa de tu Dios.
Misión de Esdras (7,13-16) Tenían fe los monarcas persas en la eficacia de los sacrificios
f' 13
»He dado la orden de dejar partir a todos los del pueblo cruentos, incruentos y libaciones. De ahí que se indique a Esdras
de Israel, de sus sacerdotes y sus levitas, que hay en mi reino, la obligación de destinar el dinero a la compra de lo necesario para
que estén dispuestos a ir contigo a Jerusalén. 1 4 Tú eres enviado asegurarlos. Es posible que entre los abusos existía el de limitar el
del rey y de sus siete consejeros para inspeccionar a Judá y a número de sacrificios e incluso descuidarlos, alegando la carencia
Jerusalén respecto de la Ley de tu Dios, que está entre tus ma- de dinero para la adquisición de víctimas. Si algo resta, puede
nos, 15 y para llevar allá el oro y la plata que el rey y sus conse- Esdras, con el consejo de sus colegas, disponer libremente de ello.
jeros han ofrecido generosamente al Dios de los cielos, cuya Los utensilios que se destinan para la casa de Yahvé no pueden
casa está en Jerusalén; 16 toda la plata y el oro que puedas re- utilizarse en usos profanos; necesariamente deberán colocarse «de-
unir en Babilonia, con las ofrendas voluntarias hechas por el lante del Dios de Jerusalén», o sea, del Dios de Israel, que ha esco-
pueblo y los sacerdotes a la casa de Dios en Jerusalén.
gido Jerusalén por morada. Lo que haga falta, añade el dadivoso
El rey no fuerza a nadie; deja a todos en libertad de quedarse rey, lo proporcionará el tesoro real (6,8).
o de partir para Jerusalén. Se menciona a los laicos, sacerdotes y
levitas. Disponía el monarca de un consejo de siete consejeros
(Est 1,14; Tob 12,15; Dan 4,14), llamados «los ojos y los oídos Ordenes a los tesoreros reales (7,21-24)
del rey», que gozaban de su máxima confianza y a los que se so- 21
»Yo, el rey Artajerjes, doy orden a todos los tesoreros de
metía el estudio de los negocios importantes. Componíase en un la parte de allá del río de entregar íntegramente a Esdras, sacer-
principio de aristócratas persas (HERÓDOTO, 3,71.76.83-84), al que dote y escriba, versado en la ley del Dios de los cielos, todo lo
entraron más tarde nobles medos (Est 1,14). Refiere el mismo que él os pidiere, 2 2 hasta cien talentos de plata, cien coros de
Heródoto (3,70) y Gtesias (Pers. 14SS) que «siete príncipes entre trigo, cien «batos» de vino, cien «batos» de aceite¡y sal a discreción.
23
los persas» se conjuraron contra el falso Smerdis, siendo Darío Que todo cuanto está mandado por el Dios de los cielos se
uno de ellos. haga puntualmente para la casa del Dios de los cielos, para
que no venga su cólera sobre nuestro reino, sobre el rey y so-
Habían llegado a palacio noticias alarmantes sobre abusos en
bre sus hijos. 2 4 Os hacemos saber que no podrá ser impuesto
la vida religiosa de los repatriados, contaminados tal vez al contacto
730 Esdras 7 Esdras 7 7.'ll
tributo, ni gabela, ni derecho de peaje a ninguno de los sacer- en tiempos de Nehemías (Neh 13,3.28). La figura de Esdras no
dotes, levitas, cantores, porteros y netineos ni a ningún servi- está aislada en la historia. En muchos rasgos se parece u la del
dor de esa casa de Dios. sacerdote egipcio Udja-Horesnet, que vivió en un tiempo en lílam
La provincia de Abarnahara tenía rentas propias y era inde- y que fue enviado por Darío I en misión oficial a Egipto para que,
pendiente de la administración central (4,10; 3,2). Las gentes paga- según reza una inscripción en su estatua, «reorganizara los muros
ban impuestos y tributos al gobernador, quien retransmitía lo re- de la casa de vida». En ésta fueron escritos y conservados los libros
caudado al poder central. En adelante, parte de las cantidades de contenido religioso. En tiempos posteriores conserváronse en
recaudadas serán entregadas a Esdras. En concreto, Esdras recibirá los templos 4 . Semejante instalación pudo haber creado Esdras en
hasta cien talentos de plata (cerca de un millón de pesetas), cien Jerusalén (SCHNEIDER).
coros de trigo (unos treinta y seis mil litros), cien batos (unos cuatro
mil litros) de vino, otros tantos de aceite y sal a discreción. Acción de gracias (7,27-28)
A estos donativos se añadía la exención de tributos, gabelas, 27
Bendito Yahvé, Dios de nuestros padres, que ha dispuesto
derechos de peaje a todos los funcionarios del templo. En la ins- el corazón del rey a glorificar así la casa de Yahvé en Jerusalén
cripción de Gadata y otras aparece la costumbre de eximir a los 28
y que me hizo objeto de la benevolencia del rey, de sus con-
sacerdotes de los impuestos. Darío, en la mencionada inscripción, sejeros y de todos sus poderosos jefes. Fortalecido por la mano
reprende a su sátrapa Gadata por haber exigido impuestos a los de mi Dios, que estaba sobre mí, reuní a los jefes de Israel para
jardineros del bosque sagrado de un templo de Apolo. Antíoco III que partieran conmigo.
eximió perpetuamente de impuestos a los sacerdotes, levitas y can- Con el v.27 empieza de nuevo el texto hebraico. Esdras habla
tores del templo 2 . El descuido tocante al culto podía desencade- en primera persona del plural y llama a Yahvé «el Dios de nuestros
nar la ira de los dioses sobre el imperio, el monarca y sus hijos 3 . padres». Le alaba no tanto por haber recibido donativos cuantiosos
cuanto por haber dispuesto el corazón del rey en favor del pueblo
Ultimas disposiciones (7,25-26) judío. Al conceder el monarca autorización para que Israel viviera
25 según sus propias leyes, ponía los fundamentos del nuevo pueblo
»Y tú, Esdras, según la sabiduría que de Dios, que está judío. El decreto real era la carta de fundación del judaismo. Más
en tu mano, tienes, establece jueces y magistrados que admi- tarde, Antíoco el Grande concedió «a todo el pueblo poder vivir
nistren justicia a todo el pueblo del otro lado del río, a todos
los que conocen la Ley de tu Dios, y enséñasela a los que no según sus leyes antiguas» 5 . Esto mismo concedieron los romanos,
la conocen. 26 Cualquiera que no guarde puntualmente la ley con la limitación de que los jueces judíos no podían condenar a
de tu Dios y la ley del rey, será condenado a muerte, a destie- pena de muerte (Jn 18,31).
rro, a multa o a prisión».
Los poderes otorgados a Esdras son extraordinarios, pero se ¿ E s AUTÉNTICO EL DECRETO DE ARTAJERJES?
limitan a los judíos que viven en Judá y Jerusalén (v.14). Debía
establecer jueces (sofetim) y magistrados (dayyanim) que le ayu- Existen autores (BATTEN, KUENEN, TORREY, HOLSCHER, etc.)
daran en su misión. La Ley de Moisés debía ser la norma de todos que lo niegan. No es posible, dicen, que proceda de Artajerjes un
los judíos. Los que se negaran a someterse a ella, o serán conde- decreto que chorrea judaismo por sus cuatro costados. Efectiva-
nados a muerte o expulsados de la comunidad judaica, a multa o mente, quien redactó el decreto conocía bien la terminología he-
prisión. Existiendo entre Dios y su pueblo el pacto de la alianza, braica y la Ley de Moisés; estaba enterado de las diversas clases
era lógico que no podía Yahvé quedar satisfecho mientras su pueblo de sacrificios y se expresa como podía hacerlo un legislador judío
no ajustara su conducta a las prescripciones de la alianza. Todos cualquiera. Además, parece improbable que el rey de Persia se
los judíos, que conozcan o no la Ley, por el hecho de serlo, deben mostrase tan generoso para con Esdras y le otorgara una autoridad
vivir conforme a ella. Para que no tengan excusa, Esdras y sus comparable a la de un gobernador. Sin embargo, las razones no
ayudantes les instruirán en la misma. Los que se negaran a prac- son de peso decisivo para dudar de la autenticidad sustancial del
ticarla serán castigados, o con la muerte, o con la expulsión de la decreto. Es muy probable que éste fuese redactado por un escriba
comunidad judaica, siendo considerado el delincuente como exco- judío, y aun cabe aventurar la hipótesis de que fuera Esdras el que
mulgado, con multa o prisión. Con pena de muerte se castigaba la lo dictó. Artajerjes se muestra generoso; pero hemos visto que sus
idolatría (Ex 22,19; Lev 20,2; Deut 13,6-10), el adulterio (Lev 20,10; dádivas tendían exclusivamente al esplendor del templo para tener
Deut 22,22-24). La expulsión de la comunidad judaica practicóse a Dios propicio. A Esdras le da un poder casi absoluto sobre sus
subditos judíos; los gentiles, las gentes de la tierra, dependían direc-
2
FLAVIO JOSEFO, Ant. Iud. 12,3,3.
3 4
D. DELORME, La religión des Achéménides: RB 22 (1913) 15-35; G- LAMBERT, La E. OTTO, Kleines Worterbuch der Egyptologie (1957) s.v. Lebenshaus.
restauration juive sous les mis Achéménides: «Cahiers Sioniens», 1 (1947) 314-337. 5 FJ.AVIO JOSEFO, Ant. Iud. 12,3,3.
732 Esdras 8 Esdras 8 733
tamente y en todo de las autoridades civiles persas. Con su decreto 666 se enrolaron en la caravana conducida por Zorobabel (2,13).
conseguía Artajerjes tener sometido a un pueblo que reclamaba En el texto hebreo del v.io falta el nombre de Baní, que figura en
vivir conforme a sus propias leyes, dentro, naturalmente, del in- 3 Esd 8,36 y en la versión griega.
menso imperio persa (Neh 8,9). Con estas concesiones tenía el rey La suma de los repatriados es de 1.504. Pero si a este número
la seguridad de que tanto Israel como su Dios no constituirían en añadimos el de los sacerdotes, levitas y netineos (8,18-20), se llega
adelante impedimento alguno para la pacífica dominación persa en a la cifra de 1.800, sin contar las mujeres y los niños. Una inmensa
Judea y Jerusalén. No vemos, pues, mayor dificultad en que el muchedumbre enfervorizada regresaba a Palestina con el fin de
decreto, al menos en su esencia, sea auténtico. inyectar nueva vida al judaismo, que, influido por las gentes del
país, llevaba una vida religiosa lánguida.
Familias repatriadas (8,1-14)
Concentración de repatriados (8,15-20)
1 He aquí los jefes de familias y las genealogías de los que su-
bieron conmigo de Babilonia en el reinado de Artajerjes. 2 De 15
Los reuní cerca del río que corre hacia Ahavá, y acampa-
los hijos de Finés, Gersón; de los hijos de Itamar, Daniel; de mos allí tres días; y habiendo buscado entre el pueblo y los
los hijos de David, Jatús, 3 hijo de Secanías; de los hijos de Pa- sacerdotes, no hallé ninguno de la casa de Leví. 16 Entonces
ros,
4
Zacarías, y con él ciento cincuenta varones registrados; llamé a los jefes Eliezer, Ariel, Semeyas, Jarib, Elnatán, Natán,
de los hijos de Pajat Moab, Elyocnai, hijo de Zazajías, y con Zacarías y Mesulam, 17 y los mandé al jefe Ido, que habitaba
él doscientos varones; 5 de los hijos de 6Zatú, Secanías, hijo de en Casifía, poniendo en su boca lo que habían de decir a Ido
Jacaziel, y con él trescientos varones; de los hijos de Adín, y a sus hermanos los netineos que había en Casifía, para que
Ebed, hijo de Jonatán, y con él cincuenta varones; 7 de los hijos nos mandasen servidores para la casa de nuestro Dios. i 8 Como
de Elam, Isaías, hijo de Atalía, y con él setenta varones; 8 de estaba con nosotros la buena mano de nuestro Dios, nos tra-
los hijos de Sefatías, Zebadías, hijo de Micael, y con él ochenta jeron a Serebía, hombre de sentido, de entre los hijos de Majlí,
varones; 9 de los hijos de Joab,10Abdías, hijo de Jejiel, y con él hijo de Leví, hijo de Israel,19y con él sus hijos y sus hermanos,
doscientos dieciocho varones; de los hijos de Baní, Selomit, en número de dieciocho; Jasabía, y con él Isaías, de entre
hijo de Josifía, y con él ciento sesenta varones; n de los hijos los hijos20 de Merarí, sus hermanos y sus hijos, en número de
de
12
Bebaí, Zacarías, hijo de Bebaí, y con él veintiocho varones; veinte; y de entre los netineos, que David y los jefes habían
de los hijos de Azgad, Jojanán, hijo de Acatan, y con él cien- puesto al servicio de los levitas, doscientos veinte netineos, to-
to diez varones; 13 de los hijos de Adonicam, los últimos; he dos designados por sus nombres.
aquí los nombres: Elifelet, Jeuel, Semeyas, y con ellos sesenta
varones; 14 de los hijos de Bigvaí, Utaí y Zabub, y con ellos se- De diversas regiones del imperio persa, principalmente de Ba-
senta varones.
bilonia y su provincia, respondieron al llamamiento de acompañar
En el texto se emplea la primera persona, lo cual sugiere que a Esdras. El lugar de concentración fue un sitio cercano al río
utiliza el cronista los apuntes o recuerdos personales de Esdras, que corre junto a Ahavá. Para algunos, Ahavá es el nombre del
que inserta total o parcialmente en su libro. Entre las familias de río en cuyas orillas se concentraron los repatriados, basando su
repatriados se mencionan en primer lugar dos de ellas unidas con opinión en los v.21 y 31; otros consideran Ahavá como nombre de
la familia sacerdotal de Aarón. Gersón desciende de él a través región; otros, en fin, ven en él una ciudad o uno de tantos canales
de Finés (Ex 6,25); Daniel, por Itamar, cuarto hijo de Aarón (Ex 6, que riegan las tierras de los alrededores de Babilonia. No distaría
23; Núm 26,60; 1 Crón 5,29). Es muy interesante que suba con mucho de esta ciudad la región, pueblo, canal o río de nombre
Esdras una familia descendiente de Itamar. Los de Itamar habían Ahavá, sobre «cuya identificación es inútil perderse en conjeturas,
sido englobados en la desgracia de su antepasado Abiatar (1 Re 2,27), ninguna de las cuales puede apoyarse sobre base suficientemente
prestando sus servicios en santuarios provinciales. En tiempos del sólida» (FERNÁNDEZ). La concentración tuvo lugar del día primero
cronista representan en Jerusalén a ocho clases sacerdotales, mientras al tercero del primer mes. Habiendo pasado revista a todas las fami-
que los descendientes de Eleazar (sadocitas) representan a dieciseis lias y después de haberlas individualizado, comprobó Esdras con
(1 Crón 24,4). También los sumos sacerdotes posteriores al exilio profunda pena la falta de levitas. Mandó entonces una comisión
descendían de la familia de Finés (3,2; 1 Crón 5,29-41; 1 Mac 2,54). de once personas con el encargo de presentarse a Ido, jefe de una
La tercera familia representa la casa de David (1 Crón 3,22), colonia levítica de la localidad de Casifía, y retransmitirle su men-
en donde se señala a Jatús como hijo de Secanías. La casi totalidad saje sobre el asunto de los levitas. Nueve de estos mensajeros eran
de nombres que se mencionan en esta lista figuran en la de los cabezas de familia; los restantes son llamados mebinim, los inteli-
tiempos de Zorobabel (2,2-20), de lo cual se deduce que parte de gentes, los «que hacen comprender» (Neh 8,7.9; J Crón 25,8), los
los miembros de las familias repatriadas se quedaron en Babilonia, instructores, hombres encargados de explicar la Ley. Algunos auto-
de donde regresaron con Esdras. De la familia de Adonicam, res se basan en este término para admitir una clase especial de
734 Esdras 8 Esdras 8
maestros, distintos de los sacerdotes y levitas, encargados de ex- la ayuda divina en un trance difícil (Dan 3,38; T o b 12,8; V'.nt -|,i >,)
plicar la ley a los judíos de Babilonia. La protección divina era en esta ocasión tanto más necesaria cintiiln
No se ha identificado Casifía. Existía allí una colonia judía que había rechazado Esdras la escolta que le había ofrecido el ivv
importante formada preferentemente por levitas y netineos. Acaso Esdras habíale dicho que confiaba más en Dios que en los hombirii
había allí un lugar alto, un templo, en el cual prestaban los levitas Ahora bien, en caso de un asalto de parte de los bandoleros del
sus servicios. Los judíos de Egipto tenían sus templos; puede desierto, podía Artajerjes dudar del poderío de Yahvé al abaiulnnuí
también darse que los exilados de Babilonia hubiesen edificado a los «que le buscan» en manos del enemigo. En cambio, ante l.i
santuarios a Yahvé. Aquel lugar debía de ser muy conocido a causa noticia de un viaje sin incidentes desagradables, reafirmaría su le
de su carácter religioso, por lo cual Esdras, ante la carencia de en el Dios de los judíos. En el v.21 se habla del «río Ahavá», lo
levitas, pensó inmediatamente que podría encontrarlos en Casifía. cual no empece que existiera un pueblo o una región con este mismo
Probablemente era Ido jefe de los levitas, con los cuales convivían nombre.
los netineos. Los enviados presentáronse a Ido, le expusieron lo
que les había dictado Esdras. Pedían ellos «servidores» para la casa Los encargados del tesoro (8,24-30)
de Dios. El resultado fue que pocos levitas, treinta y ocho en total,
24
y doscientos veinte netineos se unieron a la expedición. El texto Elegí doce jefes de los sacerdotes: Serebía, Jasabía y diez
atribuye a una intervención divina el feliz éxito de la embajada, de sus hermanos. 25 Pesé delante de ellos la plata, el oro y los
ya que anteriormente rehusaron ellos ir a Palestina, prefiriendo la utensilios donados en ofrenda para la casa de nuestro Dios por
el rey, sus consejeros y sus jefes, y por todos los de Israel que
vida cómoda de Babilonia a los ruegos de un futuro incierto en habían sido hallados, 26 y pesé en sus manos seiscientos cincuen-
Palestina. El v.18, tal como se presenta en el texto hebraico, puede ta talentos de plata, utensilios de plata por cien talentos, cien
sugerir que se habla de dos individuos, a saber, de un personaje talentos de oro, 27 veinte copas de oro por valor de mil dáricos
anónimo, del cual se dice que era «hombre inteligente» (ishsekel); y dos vasos de un hermoso bronce bruñido, tan precioso como
de los hijos de Majlí, hijo de Leví, hijo de Israel, y de Serebía. el oro. 28 Luego les dije: «Vosotros estáis consagrados a Yahvé;
Unos autores opinan que el nombre del primer personaje cayó en estos utensilios son cosas santas, y esta plata y este oro son 2ofren-
el anonimato por obra de los copistas; otros piensan que no existe da voluntaria hecha a Yahvé, el Dios de vuestros padres. '> Ve-
lad y guardadlos hasta que los peséis ante los jefes de los sacer-
más personaje que Serebía, del cual se dice que era hombre inteli- dotes y levitas y ante los jefes de las familias de Israel en Jeru-
gente, en cuyo caso suprimen la partícula waw que antecede in- salén, en las cámaras de la casa de Yahvé». 30 Los sacerdotes
mediatamente al nombre: Y Serebía... Finalmente, una tercera y levitas recibieron a peso la plata, el oro y los utensilios para
hipótesis une las dos palabras hebraicas ish shekel = hombre inte- llevarlos a Jerusalén, a la casa de nuestro Dios.
ligente, formando el nombre propio Ishshekel.
Sabemos que los netineos se remontan a los tiempos de Josué Doce sacerdotes y doce levitas compartieron con Esdras la
(Jos 9,21-23; 2 Sam 21,1-9). Supone Michaéli que la frase del v.20: responsabilidad de trasladar a Jerusalén los tesoros que el rey, sus
«Que David y los jefes habían puesto al servicio de los levitas», es, consejeros y jefes y todos los israelitas habían entregado para el
probablemente, una adición posterior para explicar el término templo de Jerusalén. Los tesoros se pesaron escrupulosamente.
netinim = donados, que David puso al servicio de los levitas. El El talento de plata equivale a 8.600 francos oro; el de oro, a 132.000;
carácter tardío de esta frase aparece sobre todo por el empleo de el dárico, a 37. Batten pone en duda esta fabulosa cantidad, atri-
un pronombre relativo, el único que figura en los libros de Esdras buyéndola a la fantasía popular; quizá las cantidades fueron aumen-
y Nehemías, y que es de uso tardío (she). tadas posteriormente (SCHNEIDER). Esdras hace hincapié en el ca-
rácter sagrado de los tesoros. De los sacerdotes dice Esdras: «Vos-
Preparación espiritual (8,21-23) otros sois santidad de Yahvé (qodesh layahweh), es decir, consagra-
21 dos a Yahvé. Son santos porque sus funciones tienen por objeto
Allí, cerca del río Ahavá, publiqué un ayuno de peniten- el culto del Dios tres veces santo. Esta condición suya exige que
cia ante nuestro Dios, para implorar de él un feliz viaje para
nosotros, para nuestros hijos y para toda nuestra hacienda. su conducta moral se ajuste a su dignidad, cuidando de que todo
22
Me hubiera avergonzado de pedir al rey una escolta y caba- cuanto ha sido entregado con vistas al templo sea custodiado es-
llería para protegernos del enemigo durante el camino, pues crupulosamente y llegue al lugar sagrado. Su responsabilidad durará
habíamos dicho al rey: «La mano de nuestro Dios está, para hasta que entreguen los tesoros a las autoridades religiosas de
bien de ellos, sobre cuantos le buscan; pero su poder y su ira Jerusalén. El peso en este segundo control debía corresponder al
se desencadenan contra los que le abandonan». 23 Por eso ayu- que tenían en el momento de recibirlos de manos de Esdras.
namos e invocamos a nuestro Dios, y El nos escuchó.
La fe en la Providencia divina se refleja en toda la conducta de
Esdras. Los hebreos acudían al ayuno cuando querían implorar
736 Estiras 8 Esdras 9 737
i
750 Nehemías 2 Nehemías 2 751
aplica al único y verdadero Dios. E s Yahvé grande y terrible, q u e estás; no puede ser, pues, sino alguna pena de tu corazón». Yo
n o deja i m p u n e n i n g ú n pecado contra su ley ( D a n 9,4). E s celoso entonces m e atemoricé sobremanera, 3 y respondí al rey: «¡Viva
Y a h v é del pacto de la alianza (Ex c. 19-20). E n el caso de q u e Israel el rey eternamente! ¿Cómo no va a estar triste mi rostro cuan-
c u m p l a lo estipulado, le colma Dios de gracias espirituales y m a t e - do la ciudad donde están los sepulcros de mis padres está en
riales; en caso contrario le retira su ayuda, dejándole solo ante sus ruinas y quemadas por el fuego sus puertas?»
enemigos. N e h e m í a s confiesa q u e Israel ha pecado; él m i s m o se in-
Las informaciones q u e le dieron Jananí y otros calaron h o n d o
cluye entre los pecadores. Pero la penitencia es el principio del p e r -
ien el corazón d e N e h e m í a s . E r a copero del rey; la frase «el vino
dón; Israel reconoce su pecado; confiesa q u e ha traspasado los m a n - !
¡delante de él» apenas tiene sentido, por lo q u e el texto griego la
damientos q u e Dios prescribió p o r medio de Moisés. L a expresión
h a cambiado por «el vino estaba delante de mí», lo q u e equivale a
«que esté atento t u oído y abiertos t u s ojos» aparece en otros luga-
res bíblicos (1 R e 8,28-29; 2 R e 19,16; 2 C r ó n 6,40). decir q u e le había llegado a N e h e m í a s el t u r n o de servir el vino al
monarca. A pesar d e sus esfuerzos para permanecer sereno, n o pudo,
E n los v.8-9 recuerda N e h e m í a s q u e Dios amenazó a los peca- sin e m b a r g o , evitar q u e sus pesares se reflejaran en su rostro. Las
dores, p e r o p r o m e t i ó reconciliarse con ellos si reconocen su pecado palabras del rey le atemorizaron, p o r estar p r o h i b i d o a los emplea-
y lo detestan. P o r el pecado, Israel fue llevado cautivo entre las
dos de palacio mostrarse tristes o aparentar m a l h u m o r d u r a n t e el
gentes; ahora, h a b i e n d o hecho penitencia, le reunirá Dios de nuevo
servicio real (Est 4,2). A d e m á s , p e n s a n d o él pedir a Artajerjes re-
y le volverá al lugar q u e el m i s m o Dios escogió como morada suya
vocara la o r d e n q u e había d a d o d e suspender la reconstrucción de
(1 Sam 4,4; 2 Sam 6,2; Sal 80,1). L a promesa q u e se dice fue hecha
las murallas d e Jerusalén (Esd 4,7-23), t e m í a q u e la tristeza le
a Moisés se e n c u e n t r a formulada implícitamente en varios pasa-
indispusiera con el rey y le cerrara las puertas para pedirle t a n gran
jes del P e n t a t e u c o (Lev 26,33-45; D e u t 4,25-31; 28,1-15; 30,1-5).
favor. A la p r e g u n t a del rey r e s p o n d e N e h e m í a s p o n i e n d o p o r de-
D i o s n o p u e d e desentenderse de Israel, p o r q u e , en realidad, Israel
es su p u e b l o predilecto (Ex 5,1; 8,20; D e u t 32,15; Jer 3,19; 31,20); lante la cuestión sentimental: en Jerusalén estaban las t u m b a s de
los israelitas son siervos suyos, q u e redimió con gran p o d e r y m a n o sus antepasados en situación lamentable y expuestas a ser profana-
fuerte ( D e u t 9,29). das por carecer la ciudad de murallas y puertas q u e aseguraran la
incolumidad de las mismas. L o s persas profesaban gran respeto
Al final del v . n alude N e h e m í a s al rey Artajerjes con las pala- a los sepulcros. D e D a r í o cuenta Valerio M á x i m o (5,4) q u e , al in-
bras «este hombre». Ruega a Dios q u e cambie el corazón del rey en
vadir el país d e los escitas, notó q u e aquellas gentes n o presentaban
el sentido de q u e se le conceda autorización para levantar los m u r o s
batalla. A l manifestar su extrañeza, le respondieron: «No tenemos
de Jerusalén, revocando la o r d e n contraria dada a n t e r i o r m e n t e
ciudades amuralladas ni campos cultivados q u e defender; pero, si
(Esd 4,23).
t ú nos fuerzas a retirarnos hasta los sepulcros de n u e s t r o s padres,
Se p r e g u n t a n m u c h o s intérpretes: ¿Es auténtica esta oración de sabrás c ó m o los escitas saben batirse».
N e h e m í a s ? T o d o s confiesan q u e su forma es estereotipada; q u e
tiene m u c h a s semejanzas con otras m u c h a s (Esd 9,6-15; N e h 9,
6-37; D a n 9,4-19; Est 13,8-17; 14,3-19; Eci 36,1-6); q u e p r e s e n t a Petición de Nehemías (2,4-8)
u n colorido deuteronómico m u y m a r c a d o ( D e u t 7,9.21; 9,29; 30,1-4). 4
Y m e dijo el rey: «¿Qué es lo que quieres?» Yo, rogando
P o r lo mismo, piensan m u c h o s q u e fue compuesta p o r el a u t o r del
al rey de los cielos, 5 respondí al rey: «Si al rey le pareciera bien
libro. L a verdad parece estar en u n t é r m i n o medio. N o cabe s u p o - y hallara gracia tu siervo ante ti, que m e mandaras a Judá, a
n e r q u e el cronista reprodujera t e x t u a l m e n t e una oración q u e N e - la ciudad de los sepulcros de mis padres, para reedificarla».
h e m í a s hizo en d e t e r m i n a d a ocasión; se limita a transcribir las 6
El rey, a cuyo lado estaba sentada la reina, m e dijo: «¿Cuánto
ideas maestras d e la m i s m a . durará tu viaje? ¿Cuándo estarás de vuelta?» Plugo al rey de-
N e h e m í a s era copero del rey, cargo honorífico en la corte p e r - jarme partir, y yo le señalé tiempo. 7 Después dije al rey: «Si
sa 2 ; los funcionarios reales solían ser eunucos (Est 1,10; J d t 12,11)- al rey le parece bien, que se m e den cartas para los goberna-
dores del otro lado del río, para que m e permitan pasar y en-
¿Lo era N e h e m í a s ? Se discute; para los judíos ser e u n u c o era u n a trar en Judá; 8 y otra carta para Asaf, guardabosques del rey,
deshonra, salvo excepción ( D e u t 23,2; Sal 127; en c o n t r a Is 56,3-5)- para que m e facilite maderas y viguería para las puertas de la
ciudadela vecina a la casa, para las murallas de la ciudad y
para la casa que yo he de habitar». D i o m e el rey estas cartas,
Hondo pesar de Nehemías (2,1-3) pues la buena mano de mi Dios estaba sobre mí.
1
E n el mes de Nisán del año veinte del rey Artajerjes, estan-
do ya el vino delante de él, tomé el vino y se lo ofrecí al rey. Sabía N e h e m í a s q u e Dios ablanda y e n d u r e c e a su beneplácito
Jamás había yo aparecido triste en su presencia, 2 pero aquel el corazón de los reyes; por lo cual, antes de r e s p o n d e r al monarca,
día m e dijo: «¿Por qué estás con tan mala cara? Enfermo no oró brevísimamente a Dios, p o n i e n d o en sus m a n o s el trascenden-
2
tal asunto. E n p r i m e r lugar le pidió le concediera ir a Jerusalén
HERÓDOTO, III 34.
para reedificarla. A n t e la carta de R e h u m y Simsaí, había respon-
752 Nehemías 2 Nehemías 2 753
dido Artajerjes que cesaran los trabajos para la reconstrucción de
las murallas (Esd 4,21); pero el rey dictó aquella orden a base de I Nehenúas llega a Jerusalén (2,9-12)
9
los informes que le transmitían. Nehemías, funcionario palaciego, ) Presénteme a los gobernadores del otro lado del río y les
cumplidor de su deber, reitera la petición. Existía la dificultad de / entregué las cartas del rey, que había hecho que me 10 acompa-
que la corte persa no revocaba nunca una ley (Dan 6,16; Est 8,8), ñasen dos jefes del ejército y alguna gente de a caballo. Cuan-
pero podía sustituirla por otra. Además, Artajerjes era muy _co- j do lo supieron Sambalat, joronita, y Tobías, siervo amonita,
nocido a causa de su carácter voluble y por la influencia que ejer-j disgustóles en extremo que viniese un hombre para procurar
el bien de los hijos de Israel. 11 Llegué a Jerusalén y estuve allí
cían las mujeres sobre él. Al lado del rey, dice el texto, hallábase | tres días; pasados los cuales, 12 me levanté de noche con algu-
la reina. En el texto original, la soberana es llamada hashegal (Dan¡ nos hombres, sin decir a nadie lo que mi Dios me había puesto
5,2). Por razón del artículo parece que se trata de la reina propia-1 en el corazón hacer por Jerusalén. No llevaba conmigo bestia
mente dicha, aunque el término en sí puede aplicarse más bien a alguna de carga; sólo mi propia cabalgadura.
una mujer del harén o a una concubina. Del hecho de que Nehe-
mías tuviera familiaridad con la reina no se deduce necesariamente Además de las cartas de recomendación, el soberano puso una
que fuera eunuco. escolta a disposición de Nehemías. Al llegar a Jerusalén entrevis-
Tanto el rey como la reina se preocupan menos del favor que tóse con las autoridades provinciales y locales, las cuales no vieron
les pide su servidor que del tiempo que tardará en volver. No se- con buenos ojos la presencia de un hombre autorizado por el rey
ñala el texto el lapso de tiempo que pidió Nehemías, pero consta para procurar el bien de los judíos repatriados. Sambalat es un
que su permanencia en Jerusalén duró unos doce años (5,14). No nombre asirio que significa «Sin (el dios lunar) da la vida». Era go-
es creíble que Nehemías pidiera autorización para ausentarse tanto bernador de Samaría (3,34). Se le llama el joronita, o bien porque
tiempo; cabe más bien suponer que el corto lapso de tiempo se- era originario de Bet-Horón (Jos 10,10; 16,1-3; 1 Re 9,17), o porque
ñalado fuera prolongándose poco a poco a instancias del mismo. descendía de Joronaím o Bet-Jarán, en la región de Moab (Is 15,3;
Una vez obtenido el permiso, pide letras comendaticias para los Jer 48,34). En un papiro de Elefantina se dice que los hijos de
gobernadores de las provincias que debía atravesar hasta llegar a Sambalat, gobernador de Samaría, gozaban de gran autoridad 1.
Jerusalén, y de una manera especial para el de Judá. Algunos El papiro es del año 17 de Darío II (424-405). Tobías estaba a las
autores (VACCARI) suponen que Nehemías pidió una escolta para órdenes de Sambalat, como parece sugerir la palabra siervo, que
el trayecto. Pide otras cartas para el guardabosques del rey. Asaf puede tomarse en sentido honorífico o peyorativo. Se cree que este
era judío. Puede relacionarse este personaje con Gadatas, inten- amonita dio origen a la poderosa familia de los Tobiadas, que, según
dente de los dominios reales en Asia Menor, al cual felicitó Darío Flavio Josefo 2 y el testimonio de los papiros de Zenón, gozó de
por haber trasplantado en la Baja Asia árboles que crecen al otro gran fama en el siglo 111 antes de Cristo, tanto por su riqueza como
lado del Eufrates. Los reyes persas habíanse reservado algunos par- por su influencia política. De estos documentos se deduce que
ques nacionales, llamados pardes lammelek, paraíso del rey. El tér- Tobías vivía en la Birta (hebreo birah, griego baris, fortaleza) de
mino pardes (Ece 2,5; Cant 4,13) es de origen persa. De él se ha Amón y era jefe de unos camelleros establecidos allí como colonos.
derivado la palabra paraíso, con el significado de parque, jardín o Mantenían buenas relaciones con Tolomeo II, al cual mandaba
bosque (Gen 2,8). ¿En dónde se encontraban estos bosques rea- caballos como obsequio. Dedicábase al comercio, que ejercía tam-
les? Algunos creen que el monarca persa tenía algunos bosques en bién en Jerusalén (13,4-8), en donde tuvo gran influencia durante el
Palestina, quizá en la región de Etam, a unos once kilómetros al siglo 11 por sus relaciones con el sumo sacerdote Onías. Las modernas
sur de Jerusalén, en el lugar donde Flavio Josefo (Ant. lud. c.8,7,3) excavaciones han demostrado que la mencionada colonia estaba en el
coloca los jardines de Salomón (Ag 1,8) o en los montes de Judá lugar conocido por Araq-el-Emir, entre la ciudad de Aman y el río
(1 Crón 27,28). Supone Abel que pardes designaba los bosques del Jordán. Allí, al pie de una colina, en un subterráneo excavado en la
Líbano, de los cuales el rey se reservaba la explotación (SCHNEI- roca, se lee dos veces el nombre de Tobías en caracteres hebraicos
DER). Pedía Nehemías maderas para las puertas de la ciudadela, antiguos. A unos trescientos metros más allá existen vestigios de un
construida acaso en el lugar que ocuparon más tarde las fortalezas gran edificio conocido con el nombre de Qasr-el-Abd = castillo del
de Baris y Antonia; para las murallas de la ciudad y para su propia siervo, lugar que corresponde, sin duda, a la mencionada Birta de
casa. La ciudadela era un edificio cuya finalidad era proteger el Amón. Dada la tenacidad característica de la toponomástica semí-
templo contra las gentes del país. tica, es posible que el apelativo siervo sea un recuerdo del califica-
tivo honorífico de los antiguos Tobiadas que eran siervos, es decir,
ministros de los reyes a que obedecían. Es improbable que el apelativo
de siervo deba tomarse en sentido peyorativo 3 .
1 2
PRITCHARD, 492. Ant. lui. 12,4,1.
3
RiccroTTl, Storia 2 5 ; H . VINCENT, La famille des Tobiades et les origines du Palais
d'Araq-el-Emir: R B 28 (1920) 182-202.
754 Nehemías 2 I Nehemías 2 755
lo mismo, pudo responder arrogantemente a las preguntas que le la amplió y embelleció, llamándola Antonia en honor del triunviro
dirigieron sus enemigos. A Sambalat y Tobías se añade un tercer Antonio (FLAVIO JOSEFO, Ant. Iud. 15,11,4). El nombre le pudo
enemigo, llamado Guesem (6,1.2.6), descendiente de una tribu venir de Jananías, que era el custodio (7,2). A continuación de los
árabe; ejercía las funciones de gobernador o rey de la provincia del sacerdotes trabajaron los repatriados de Jericó (Esd 2,34), siguiendo
Negueb, la más meridional de la quinta satrapía 6. Puede ser que después Zacur.
Guesem fuera descendiente de los árabes deportados a Samaría en
tiempos de Sargón II. Si el libro de Nehemías no habla de los Puerta del Pescado (3,3-5)
idumeos, enemigos ancestrales de los judíos, es porque los identifica 3
con los árabes. La pregunta «¿Os rebeláis contra el rey?» se refiere Los hijos de Sena edificaron la puerta del Pescado y la
a la orden dada por Artajerjes (Esd 4,17-22); pero no insisten, cubrieron, pusieron las puertas, los cerrojos, los goznes. 4 Al
sabiendo que una orden de la corte persa puede ser sustituida por lado de ellos trabajó en las reparaciones Meremot, hijo de Urías,
hijo de Acus, y al lado de éstos reconstruyó Mesulam, hijo de
otra. Berquías, hijo 5de Mesezabel; y al lado de éstos restauró Sadoc,
hijo de Baana. Inmediatos a ellos restauraron los tecuitas, aun-
que sus nobles no doblaron su cerviz al servicio de su señor.
REPARACIÓN DE LAS MURALLAS DE JERUSALÉN (3,1-32) No lejos de la torre de Jananeel y al occidente de la misma
hallábase la puerta del Pescado, llamada así por celebrarse en sus
Eliasib y sus hermanos (3,1-2) alrededores el mercado del pescado que traían las gentes de Tiro o
los ribereños del mar de Galilea (12,39; 2 Grón 33,14; Sof 1,10).
1 Eliasib, sumo sacerdote, se levantó con sus hermanos los En el v.3 se inspiran algunos autores para corregir el v. 1, ya que
sacerdotes y edificaron la puerta de las Ovejas; la consagraron el trabajo de cada sector comprendía: 1) la edificación o repara-
y pusieron las puertas, desde la torre de Mea hasta la torre de ción de la puerta; 2) cubrirla; 3) colocación de las hojas de la misma;
Jananeel. 2 A continuación de Eliasib edificaron los hombres 4) instalación de los cerrojos y goznes. Junto a los hijos de Sena
de Jericó, y a continuación de éstos edificó Zacur, hijo de Imri,
(Esd 2,35; Neh 7,38), Meremot (Esd 8,33) reparó los desperfectos
Eliasib (Esd 2,2; Neh 12,10), con sus hermanos los sacerdotes, de otro tramo de muralla. Las gentes de Tecua, ciudad situada a
construyó la puerta de las Ovejas; su ejemplo arrastró a otros, hasta ocho kilómetros al sur de Belén, trabajaron en los muros; pero los
el punto de que la obra se terminó en cincuenta y dos días (Neh 6, notables de la población, orgullosos, no doblaron su cerviz al ser-
15). Además, la decisión de Eliasib era tanto más meritoria cuan- vicio del señor, es decir, de Nehemías. Acaso existían diferencias
to que mantuvo relaciones con los samaritanos (Neh 13,4). La personales entre ellos y el gobernador o no reconocían la autoridad
puerta de las Ovejas, o Probática, estaba en el sector norte, cerca que se arrogaba.
del ángulo nordeste (3,32; 12,39; J n 5>2)> recibiendo este nombre
por entrar por ella el ganado destinado a los sacrificios. Dice el En el sector de la puerta Vieja (3,6-12)
texto que «la consagraron (qiddeshuhu); lo que se dice con respecto 6
a los sacerdotes; en otros lugares se dice que la cubrieron (qeruhu). La puerta Vieja la restauraron Joyada, hijo de Pasea, y
Muchos autores (VINCENT, G E L I N , BATTEN) unifican el texto corri-
Mesula, hijo de Besodías; la ensamblaron y pusieron a las puer-
tas sus cerrojos y sus goznes. 7 Junto a éstos reedificaron Me-
giendo la lección qiddshuhu en qiruhu. La consagración de toda la latías, gabaonita, y Jadón, meronotita; y los hombres de Ga-
obra efectuóse más tarde (12,27), pero esto no impide que los sacer- bón y Misfa trabajaron cerca del gobernador de este lado del
dotes consagraran su obra al momento de terminarla. Parece que los río. 8 Junto a ellos trabajó Uziel, hijo de Jarayas, de los orífices,
sacerdotes tuvieron que rehacer totalmente el muro. y a su lado Ananías, de los perfumistas; continuaron Jerusalén
No puede identificarse la torre de Mea (los ciento). Vincent hasta la muralla ancha. 9 A continuación de éstos trabajó Re-
cree que no ha existido nunca, debiéndose su mención a una lec- faías, hijo de Hur, jefe de la mitad del distrito de Jerusalén.
tura errónea del texto. En efecto, la traducción material del texto 1° A continuación trabajó, enfrente de su casa, Jedaya, hijo de
Jaromat, y a su lado Jatús, hijo de Jesabnía. n Otra porción de
es: «Y hasta la torre de Mea la consagraron, hasta la torre de Jana- la muralla y la torre del horno fue reparada por Malquiya, hijo
neel». En caso de haber existido no se sabe por qué recibió semejante de Jarim, y Jasub, hijo de Pajat Moab. 12 A continuación de
nombre; acaso porque tenía cien codos de altura o porque cabían ellos trabajó con sus hijos Salum, hijo de Jaloes, jefe de la otra
en su interior cien hombres para defenderla. De la torre de Jananeel mitad del distrito de Jerusalén.
se habla en Jeremías (31,38) y Zacarías (1,20). Herodes el Grande
La puerta de ha-Yeshana, la Vieja, puede referirse o bien «a la
6
Guesem era rey de Qedar, dominando sobre las tribus árabes del sur de Palestina y puerta vieja», o bien «puerta de la ciudad vieja»; Vincent cambia el
TransJordania. Su nombre aparece en la parte interior de un plato de plata hallado en Tell texto en hammisneh, «del barrio nuevo». Trátase de la puerta de
el-Maskhutta, no lejos de Ismaelía, en Egipto, en que se habla de «Qainu, hijo de Guesem,
rey de Qedar». El mencionado texto es de fines del siglo v o comienzos del iv a. C. Efraím (12,39), llamada así por encontrarse en la parte septentrional
758 Nebemías 3 Nehemías 3 759
de la ciudad. Según el mismo Vincent, la extensión de la ciudad
hacia el norte hizo que se creara este nuevo barrio (Sof 1,10; 2 Re Trabajo de Salum (3,15)
22,14). Algunos ven en Yeshana el nombre del poblado homónimo, 5
1 Salum, hijo de Col José, jefe del distrito de Misfa, recons-
a 25 kilómetros al norte de Jerusalén, en la actual Ain Siniya. truyó la puerta de la Fuente, la levantó, la cubrió, puso las puer-
Gabaón estaba a 10 kilómetros al norte de Jerusalén; la villa de tas con sus cerrojos y sus goznes. Construyó además el muro
Meronot es desconocida. Masfa hallábase a 13 kilómetros al norte de la piscina de Siloé, cerca del jardín del rey, hasta la escalinata
de Jerusalén. Diversamente se traduce el final del v.7: «Al lado que baja de la ciudad de David.
del trono del gobernador del otro lado del río» (MICHAELI); «de la
jurisdicción del gobernador de Abarnahara» (FERNÁNDEZ); «a costa Cerca de la puerta de la Fuente hallábase la piscina de Siloé.
del gobernador de la Transeufratena» (GELIN). La más aceptable Recogía las aguas de la lluvia y terminaba en ella el canal subterrá-
nos parece ser la siguiente: «Al palacio (lekisse) del gobernador», neo que hizo excavar Ezequías (2 Crón 32,30). El jardín del rey se
encontraba más al sur, en el lugar donde se reunían las aguas del
o sea, la parte de la muralla que se hallaba junto al palacio del
Cedrón y del valle del Tiropeón, cerca de Ain Roguel. En cuanto
gobernador de la Abarnahara.
a la escalinata de que habla el texto, acaso puedan vislumbrarse
El gremio de los plateros y de los perfumistas construyeron el vestigios de la misma en los peldaños excavados en la roca viva
trozo de la muralla ancha, llamada así por ser de construcción más entre la piscina de Siloé y el Ofel.
resistente, por reclamarlo el terreno, más expuesto para un ataque
contra la ciudad. En vez de muralla ancha, algunos leen «plaza»
(rehob); de hecho había una plaza cerca de la puerta de Efraím Obra de Nehemías (3,16)
(8,16).
Refaías era jefe de la mitad del distrito o sector (pelek) de 16 Después de él, Nehemías, hijo de Azbuc, jefe de la mitad
del distrito de Bet Sur, trabajó en las reparaciones hasta enfren-
Jerusalén. Para su mejor gobierno y administración habíase divi- te de los sepulcros de David, y hasta delante de la piscina, que
dido la ciudad en dos sectores (v.9.12). La torre del Horno (12,38) había sido artísticamente construida, y hasta el cuartel.
se hallaba cerca de la actual puerta de Jafa, entre la de Efraím
(12,39) Y I a del Valle (3,13). Llamábase así por existir varios hornos El pueblo de Betsur se encuentra a unos 20 kilómetros al sur
en su alrededor. Jaloes significa encantador, adivino. Dícese en el de Jerusalén. Se habla solamente de una mitad del distrito, silen-
texto hebreo que trabajaron con él «sus hijas». ¿Se trata de hijas en ciándose la otra. Los sepulcros de David yacían en el Ofel; allí
sentido propio o en el de benoth, habitantes de la ciudad o del fueron enterrados los monarcas de Judá (1 Re 2,10). Antes del
sector? En otros pasajes bíblicos (11,25-31; Núm 21,25, etc.) se exilio era menos rigurosa la ley acerca de la impureza por el con-
toma el término en este sentido figurado. tacto de un cadáver (Ez 43,7.9). De la piscina artísticamente cons-
truida no se sabe nada; acaso sea la piscina de Salomón, junto a la
actual fuente Ain-Sitti-Mariam, o fuente de Guijón. La casa de
En el sector sudoccidental (3,13-14) los valientes o cuartel (2 Sam 16,6; 23,8) hallábase al norte de la
13
Janum y los habitantes de Zanoaj repararon la puerta del necrópolis real.
Valle, la edificaron, pusieron las puertas, los cerrojos y los goz-
nes. Hicieron además mil codos de muralla, hasta la puerta de
la Escombrera. 14 Malquiya, hijo de Recab, jefe del distrito Trabajos en el sector oriental (3,17-27)
de Bet Maquerem, reedificó la puerta de la Escombrera, po- 17 Después de él trabajaron los levitas, Rehú, hijo de Baní,
niendo sus puertas, sus cerrojos y sus goznes. y a su lado trabajaba Jasabías, jefe de la mitad del distrito de
De la puerta del Valle hemos hablado ya (2,13), pudiendo Queila. 18 Después de él sus hermanos, Binnuí, 19hijo de Jena-
dad, jefe de la otra mitad del distrito de Queila; y al lado de
coincidir con la de Hebrón. Zanoaj es el nombre de un poblado éste, Ezer, hijo de Josué, jefe de Misfa, reparó otra porción
situado a unos 30 kilómetros al sudoeste de Jerusalén (Jos 15,34). de la muralla frente al arsenal, hacia el ángulo. 20 Después de
Mil codos de muralla corresponden a unos 500 metros, suponiendo él, Baruc, hijo de Zabal, reparó otra porción, desde el ángulo
que se habla del codo egipcio, que prevaleció entre los hebreos hasta la entrada de la casa de Eliasib, sumo sacerdote. 2l Des-
después del exilio. Por eufemismo, acaso, en el texto hebieo se pués de él reparó Meremot, hijo de Uría, hijo de Hacos, otra
llama a la puerta de la Escombrera puerta del queso. Malquiya sección, desde la entrada de la casa de Eliasib hasta el extremo
era jefe del distrito de Bet Maquerem (Jer 6,1), lugar que muchos de ella. 22 Después de él23trabajaron en la reparación los sacer-
dotes de los alrededores, y después de ellos Benjamín y Asub,
identifican con el actual Ain Karem. Creen los autores (GELIN, enfrente de sus casas. Después de éstos, Azarías,24hijo de Maasías,
PELAIA, VINCENT) que se anticipa la mención de la fuente del hijo de Ananía, reparó lo cercano a su casa. Después de él,
Valle, que se encontraba en el ángulo sudeste de la ciudad. Antes Binní, hijo de Jenadad, reparó otra sección, desde la casa de
de esta puerta había la de la Cerámica o del Alfarero (Jer 19,2). Azarías hasta la vuelta del ángulo. 25 Palal, hijo de Uzai, constru-
Nehemlas 3 761
760 Nehemias 3
quías, reparó delante de su vivienda. 31 Después reparó Mal-
yó lo de delante del ángulo y la torre que hay en el saliente, quías, de entre los orífices, hasta la casa de los netineos y de los
sobre lo alto del palacio real, en el patio de la prisión. Después comerciantes lo de32frente a la puerta de Nifcad y hasta la cáma-
de él trabajó Padayas, hijo de Paros. 26 Los netineos que habi- ra alta del ángulo. Entre la cámara alta del ángulo y la puerta
tan el Ofel trabajaron hasta enfrente de la puerta de las Aguas, de las Ovejas trabajaron los orífices y los mercaderes.
a oriente, y la torre en saliente. 27 Después de ellos los tecuitas
repararon otra porción, frente a la gran torre en saliente, hasta Se ignora el sitio de la puerta de los Caballos. Según Jeremías,
el muro del Ofel.
estaba cerca del Cedrón (31,40). Muy probablemente se abría esta
Queila pertenecía a la tribu de Judá (Jos 15,44), a 35 kilómetros puerta en la muralla del templo, al norte de la puerta de las Aguas,
al sur de Jerusalén. No es posible localizar el llamado arsenal o llamada así por haber colocado los reyes idólatras de Judá unos
armería, que no debía de estar lejos del palacio real y del cuartel. caballos junto a la misma (2 Re 23,11); junto a esta puerta fue
El ángulo debe de ser el que, a unos metros antes del templo, se- asesinada Atalía (2 Re 11,16; 2 Crón 23,15). Sadoc era sacerdote
ñala un cambio de dirección. A partir del v.20 nos sitúa el texto en (Esd 2,37); Semeyas, levita. La puerta de Oriente es llamada
unos parajes vecinos al templo, aunque no sea fácil determinar los también Dorada. Según Ezequiel, el término mifcad (43,21) desig-
lugares que se mencionan. Eliasib tenía su casa cerca del templo, naba el lugar reservado para el sacrificio del toro expiatorio, fuera
ocupando grande extensión (10,76-7). del templo. Estaba junto al ángulo nordeste de la muralla, no lejos
Los sacerdotes que habitaban en los pueblos vecinos (kikkar) de la puerta Probática. ¿No indica acaso el nombre (paqad) que
de Jerusalén (12,28) trabajaron en la obra. Binnuí (3,18) es men- en esta puerta efectuábase el control de las víctimas y demás pre-
cionado dos veces; quizá quiere decir el autor que, llevado del sentes destinados para el sacrificio? Con el v.32 se vuelve al lugar
celo y entusiasmo por la causa judía, se prestó a ayudar a otros una de partida.
vez terminada la obra que se le encomendó. Su ejemplo fue se-
guido por otros (Meremot; v.4 y 21; tecuitas: v.5,27). El ángulo
de que se habla en v.24 no puede determinarse con seguridad; no Amenazas y mofas de los enemigos (3,33-35)
es improbable que coincidiera con alguno en los que Ocias colocó 33
Cuando supo Sambalat que estábamos reconstruyendo la
máquinas de guerra para defender a la ciudad (2 Crón 26,15). muralla, se enojó mucho y se encolerizó. Burlábase de los ju-
Palal edificó junto al ángulo y a la torre superior (elyon); esta díos, 34 diciendo ante sus hermanos y ante los soldados de Sa-
torre está en relación con otras situadas en un nivel más bajo, o maría: «¿Para qué trabajan estos impotentes judíos? ¿Acaso van
con el palacio real. Los que lo entienden en este último supuesto a dejarlos hacer? ¿Van a sacrificar? ¿Van a terminar? ¿Van a
hablan del palacio superior o elevado, desde el cual se dominaba resucitar las piedras enterradas bajo montones de escombros
el ángulo o la torre saliente, identificando este palacio con el de y consumidas por el fuego?» 35 Y Tobías el amonita, que esta-
ba junto a él, decía: «Ya pueden edificar. Una zorra que contra
Salomón (1 Re c.7). Más abajo hallábase el de David (2 Sam 5,9-11). ellos se lance, derribará la muralla de piedra».
La prisión estaba junto al palacio real, y en ella fue encerrado Je-
remías (32,2).
La versión de los LXX empieza con el c.4 v.33. Sambalat y
Los netineos (Esd 2,43) figuran en el texto debido quizá a
Tobías (2,10; 2,18-19) se indignan al contemplar que la obra de
una glosa sugerida por 11,21. Los v.25-26 pueden redactarse como
sigue: Después de él trabajó Padayas, hijo de Paros (y los netineos la reconstrucción de la muralla avanzaba. Impotentes para impe-
habitaban en el Ofel), hasta enfrente de la puerta de las Aguas. dirlo, se mofan de los judíos y de su obra, empleando más tarde
De la mención del Ofel en el v.27, un escriba anotó en el margen la violencia (4,1-17). Llama a los judíos impotentes, débiles (ame-
que allí vivían los netineos, glosa que entró más tarde en el texto. lalim); no se explica cómo se les autoriza llevar a término sus pro-
Ofel significa protuberancia, saliente. La puerta de las Aguas debe yectos. A las mofas hizo coro el amonita Tobías, quien con una
buscarse en un sitio de paso obligado para bajar a la fuente de frase irónica expresa su pensamiento de que no vale la pena de
Guijón, de que se habla en 8,1.3.16; 12,37. Estaba cerca del ángulo tomar aquello en serio, porque bastará un pequeño esfuerzo o el
sudeste del templo. simple querer para que aquellos muros vayan al suelo.
ham que el rico (Deut 15,7). Según la ley mosaica, podía un padre del
12
vino y del aceite que les habéis exigido como interés».
colocar a sus hijas al servicio de otro (Ex 21,7), pero no podían Ellos dijeron: «Se los devolveremos y no les exigiremos nada.
ser tratadas como esclavas o concubinas. La lucha de clases podía Haremos como tú dices». Llamé entonces a los sacerdotes, y
delante de ellos les hice jurar que harían así. 13 Yo sacudí mi
entorpecer la restauración del pueblo judío y debilitarlo ante sus manto, diciendo: «Que así sacuda Dios fuera de esta casa y de
enemigos. sus bienes al que no cumpla su palabra; y que así sea, el que tal
haga, sacudido y vacío». Y toda la asamblea respondió «Amén»,
y alabaron a Yahvé. El pueblo hizo conforme a esto.
Nehemías increpa a los usureros (5,6-9)
6 Dice Nehemías que también él había prestado, pero no trataba
Yo me enojé en gran manera al oír estos clamores y estas a sus deudores como hacían los grandes. Que imiten, pues, su
quejas. 7 Pensando, resolví reprender a los grandes y a los
magistrados, y les dije: «¡Cómo! ¿Prestáis a usura a 8vuestros ejemplo. Invita a todos a perdonar todo cuanto los pobres les
hermanos?» Y reuní una gran asamblea contra ellos, y dije: adeudan y a prestarles en el futuro sin interés. La restitución
«Nosotros, según nuestras facultades, hemos rescatado a nues- debe hacerse cuanto antes, hoy mismo, dando el consentimiento
tros hermanos los judíos, vendidos a las gentes, ¿y ahora vende- durante la reunión de la asamblea. En el texto hebraico del v . n
ríais vosotros mismos a vuestros hermanos, y éstos serán ven- se lee: «Y restituidles el uno por ciento del dinero». La palabra
didos
9
a nosotros?» Callaron, no teniendo nada que responder. meat, cien, es sustituida por la mayoría de los intérpretes por
Yo añadí: «Lo que hacéis no está bien. ¿No marcharéis en el masshath, deuda; corrección que está más conforme con el espíritu
temor de nuestro Dios, para no ser el oprobio de las gentes de Nehemías. Añade el texto que Nehemías sacudió su «seno»
enemigas nuestras? (hosen), es decir, agarró con las dos manos los bordes del pliegue
Antes de emprender la obra de las murallas, cada familia se que la ancha túnica de los orientales, sujeta a la cintura, forma a
defendía económicamente con los fondos monetarios traídos de la altura del pecho; los desplegó y, agitándolos con fuerza como si
tratara de vaciar su contenido, quería significar que de la misma
Babilonia, con los productos del campo o con el jornal cotidiano.
manera despojará Dios de todos sus bienes al que faltara al jura-
La obra del templo era gratuita. Nehemías no se enteró hasta más
mento (MÉDIEBELLE). Otros comentaristas explican diversamente
tarde del malestar que cundió entre el pueblo. Una queja sucedía este hecho simbólico y profético, cuyo significado genérico es evi-
a otra, lo que le hizo caer en la cuenta de que el mal tenía hondas dente.
raíces. Reunió una grande asamblea, en la que apostrofó la conducta
de los grandes (honra) y de los magistrados (seganitn). ¿Es que
pretenden ellos que Nehemías rescate ahora al pueblo pobre con Liberalidad de Nehemías (5,14-19)
el dinero de su propio bolsillo? A su argumentación no encontra-
14
ron respuesta alguna, porque sabían que estaban fuera de la Ley. Desde el día en que el rey me puso por gobernador de la
Su conducta es reprochable; como miembros de la comunidad tierra de Judea, del año veinte al año treinta y dos del rey Arta-
judaica, deben temer a Dios y vivir según las leyes patrias (Lev 25, jerjes, durante doce años ni yo ni ísmis hermanos habíamos vi-
35-36; Deut 23,9). En segundo lugar, no deben obrar de manera vido de las rentas del gobernador. Antes de mí, los goberna-
que den lugar a los enemigos a mofarse de ellos por existir des- dores anteriores abrumaban al pueblo, tomando de él pan y
vino por valor de cuarenta siclos de plata, y sus servidores mis-
acuerdo entre la teoría y la práctica, entre lo que la Ley manda y mos oprimían al pueblo. Yo, por temor de Dios, no hice así.
su manera de comportarse. 16
Antes bien, he trabajado en la construcción de estas murallas,
Las palabras de Nehemías conservan toda su actualidad. Si no hemos adquirido campo alguno y todos mis servidores a una
nuestras obras no se ajustan a la ley que libremente hemos acep- estaban a la obra. 17 Tenía a mi mesa ciento cincuenta hombres,
tado, causaremos más daños a la religión que nuestros propios judíos y magistrados, a más de los que a nosotros venían de los
enemigos (Rom 2,24; 1 Pe 2,12). Antiguamente este divorcio pueblos de en derredor. 18 Cada día se me aderezaba un buey,
seis ovejas escogidas y aves, y cada diez días vino en abundancia.
entre vida y pensamiento, entre la fe y las obras, era la tumba de A pesar de esto, yo no he reclamado los derechos19de gobernador,
aquel proselitismo por el cual se emprendían acciones heroicas porque la servidumbre del pueblo era grave. Acuérdate de
(Mt 23,15); hoy puede ser éste el impedimento más grave para la mí para bien, Dios mío, y de cuanto yo hice por este pueblo.
expansión del reino de Dios (PELMA).
Nehemías expone ante los reunidos su proceder desinteresado.
Ejemplo que arrastra (5,10-13) Fue el rey Artajerjes el que nombró a Nehemías gobernador de
los judíos de Palestina, habiendo durado su cargo desde el año
10
»También yo, mis hermanos y mis servidores les hemos veinte de Artajerjes (2,1) hasta el treinta y dos (445-443). ¡Qué
prestado dinero y trigo. Vamos a perdonarles lo que nos deben. diferencia entre su comportamiento y el de sus antecesores! No
11
Devolvedles hoy mismo sus campos, sus viñas, sus olivares solamente no renunciaban a los derechos que les pertenecía por su
y sus casas, y restituidles el uno por ciento del dinero, del trigo,
768 Nehemías 6 769
Nehemías 6
cargo, sino que imponían a sus subditos cargas pesadas. Solamente actual Kefr Ana, a nueve kilómetros al noroeste de Lidda. El texto
por los conceptos de pan y vino se les exigía una cantidad equiva- hebraico dice «en las ciudades», lección que debe cambiarse en
lente a 120 pesetas oro. «una de las ciudades». Unos interpretan el término hebraico Kefirim
¿A qué gobernadores se refiere? Acaso a los paganos, que se como nombre propio de una ciudad o aldea, muy probablemente
turnaban con otros de origen judío. Alude a los gobernadores de Kefira (Esd 2,25; Jos 9,17). Nehemías intuyó lo que estaban ma-
Samaria, de los cuales dependía Jerusalén. Nehemías podía exigir quinando y rehusó la invitación alegando que estaba ocupado.
los honorarios que señalaba la ley, pero nunca habría abusado de
su autoridad para explotar y oprimir a sus subditos, por prohibír- Carta a Sambalat (6,5-9)
selo el santo temor de Dios. Nehemías no se ha enriquecido durante 5
los años que ejerció el cargo de gobernador. Con ironía dice que La quinta vez me mandó Sambalat el mismo mensaje por
no compró campo alguno, dando a entender que otros goberna- medio de un servidor suyo, que traía en la mano una carta
abierta. 6 En ella estaba escrito: «Dícese entre las gentes, y
dores habían aumentado su patrimonio con nuevos campos a costa Guesem lo confirma, que tú y los judíos pensáis rebelaros, y que,
de los desvalidos. Con el fin de impedir que los otros jefes y magis- con este fin, construís las murallas. Según estas mismas informa-
trados cayesen en la tentación de gravar a sus subditos, les obligó ciones, tú serás su rey. Asimismo se dice 7 que tienes ya profe-
a que comieran en su casa y a su cuenta. Todos sus comensales tas que predican de ti por Jerusalén, diciendo: «Judá tiene rey».
eran tratados con esplendidez, aunque no llegara a los excesos Esto seguramente llegará a oídos del rey. Ven, pues, y habla-
que se cometían en la mesa de Salomón (1 Re 4,22-23). La provi- mos». 8 Entonces mandé decirle: «No hay nada de lo que dices;
sión de vino hacíase cada diez días, lo que quiere decir que se eres tú quien lo inventó». 9 Pues todos querían asustarnos, cre-
yendo que así dejaríamos los trabajos; por eso yo rae di a la obra
bebía con abundancia. Algunos podían pensar que hacía Nehemías con más ardor todavía.
la apología de su persona para halagar su vanidad; pero bien lejos
estaba de gloriarse de sus buenas obras y esperar la recompensa La tozudez de Sambalat le movió a insistir. Al mandar la carta
de los hombres. Si él ha sacado a relucir su comportamiento, ha abierta no pretendía mofarse o insultar a Nehemías, sino más bien
sido únicamente con el fin de convencer totalmente a jefes y magis- sembrar entre el público la inquietud y divulgar unas acusaciones
trados de la necesidad de proceder caritativamente con los pobres. que él había inventado o recogido de ambientes dudosos. Efectiva-
La recompensa de sus buenas obras se la dará con creces el Señor. mente, Guesem (2,19) había lanzado la acusación de que Nehemías
La oración de Nehemías se repite en 13,22. y los judíos querían rebelarse contra el rey de Persia. Otro rumor
habla de la existencia de profetas enviados por Dios y encargados
de apoyar la candidatura de Nehemías como nuevo rey de Israel.
Propuesta insidiosa (6,1-4) La declaración de los profetas era tenida por palabra de Dios;
1
Todavía no había acabado yo de poner las puertas, cuando bastaba que ellos ungieran rey a Nehemías para que el pueblo lo
Sambalat, Tobías, Guesem el árabe y los otros enemigos nues- reconociera como tal. En la historia de Israel (Saúl, David, Jehú)
tros supieron que había reconstruido la muralla sin que ya que- existen ejemplos de la intervención profética en la elección y unción
dara brecha, aunque todavía no se habían puesto las hojas de real. El profetismo existía todavía (v.10-14). La proclamación de
las puertas. 2 Entonces Sambalat y Guesem mandaron a de- Nehemías por rey significaría una rebelión contra el poder central,
cirme: «Ven, y entrevistémonos en los pueblos del valle del pero se ajustaría a ciertas tendencias judías que habían visto en
Ono». Ellos tenían pensado hacerme mal. 3 Yo les mandé emi- Zorobabel al rey mesiánico anunciado por Ageo (2,20-23). Si este
sarios, diciendo: «Estoy ocupado en la grande obra y no puedo
ir, porque tendría que interrumpirla para verme con vosotros». movimiento hubiérase producido en torno a Nehemías, fomen-
4 tándolo él, hubiera alterado sin duda sus relaciones con el monarca
Por cuatro veces me pidieron lo mismo, y siempre les di la
misma respuesta. persa. Tampoco Nehemías se intimida ante estas nuevas ame-
nazas; al contrario, reaccionó hasta el punto de decir a Sambalat
El relato del malestar entre la clase trabajadora interrumpió que todo lo había inventado él.
la historia de la reconstrucción de las murallas (4,17). Las dificul-
tades externas forzaron de tal manera las obras, que los mismos
enemigos fueron los primeros en maravillarse de la rapidez con Juego sucio de Semeyas (6,10-14)
que se habían llevado a término. U n ataque armado contra una ciu- 10
Fui luego en secreto a casa de Semeyas, hijo de Delayas,
dad amurallada no tenía probabilidades de éxito, ni el rey de Persia hijo de Metabeel, al no poder venir él por estar impedido, y me
lo hubiera autorizado. Entonces los enemigos de los judíos idearon dijo: «Vamos juntos a la casa de Dios, a la parte interior del tem-
una estratagema: convocar a Nehemías a una reunión que tendría plo; cerremos bien las puertas del santuario, porque van a venir
lugar en país neutral, a unos 50 kilómetros de Jerusalén, en el a matarte; esta noche vendrán a matarte». n Yo le contesté:
poblado de Kefira, en el valle de Ono, lugar que corresponde al «¿Huir un hombre como yo? ¿Es que un hombre como yo
Biblia comentada 2 25
Nehemías 6 771
770 Nehemías 6
El muro, acabado (6,15-16)
puede
12
entrar en el templo y seguir viviendo? No entraré».
15
Entonces conocí que no era Dios quien le enviaba, sino que La muralla quedó terminada el día veinticinco del mes de
me aconsejaba esto porque Sambalat y Tobías le habían so- Elul, en cincuenta y dos días; 16 y cuando todos nuestros ene-
bornado con dinero, 13 y creían que así yo me atemorizaría y migos lo supieron, todas las gentes que habitaban en torno
seguiría su consejo, cometiendo un pecado que podrían apro- nuestro entraron en temor y experimentaron una gran humi-
vechar para infamarme y cubrirme de oprobio. 14 Acuérdate, llación, teniendo que reconocer que la obra se había llevado a
Dios mío, de Tobías y de Sambalat y de sus obras. Acuérdate cabo por la voluntad de Dios.
también de Naadía la profetisa y de los otros profetas que pro-
curaban atemorizarme. El mes Elul corresponde a septie .ubre-octubre. Las obras em-
pezaron el día 3 ó 4 del mes Ab y se prosiguieron hasta el 25 de
Parece que no salió de Nehemías la idea de ir a la casa de Se- Elul, o sea hacia principios de octubre (el 2 de octubre del año 445,
meyas. Más bien el texto sugiere que este último fingió encontrarse según PARKER-DUBBERSTEIN). En total duraron cincuenta y dos
en estado de exaltación mántica, manifestando el deseo de verlo y
días, terminando el mismo año 20 de Artajerjes. Flavio Josefo 1
hablarle. La palabra hebraica asur, impedido, cerrado (Jer 36,5),
dice que se emplearon dos años y cuatro meses en acabar los muros,
es interpretada diversamente. Unos le dan un sentido simbólico,
como queriendo manifestar que permanece encerrado en casa para terminando el año 28 de Artajerjes. Pero el rey solamente reinó
significar a Nehemías que corre peligro de que le recluyan. Otros veinte años. En contra no puede invocarse la magnitud de la obra,
suponen que una impureza ritual le retenía en casa sin poder ir que reclamaba muchos días y aun años de trabajo. No se trataba
al templo (Jer 36,5; 1 Re 14,10). El falso profeta había inventado las más de las veces de levantar totalmente las murallas, sino de
un plan misterioso con el fin de coger a Nehemías en la trampa. taponar los boquetes que en ella había. Además, la obra se hizo a
Porque la voz popular le concedía la categoría de profeta, y, por marchas forzadas, con turnos de noche, de manera que una multitud
pertenecer al orden sacerdotal, Nehemías acudió a la llamada de enardecida por su amor religioso y patriótico pudo terminar en
Semeyas. Pronto adivinó la malicia que había en sus palabras. cincuenta y dos días un trabajo que normalmente hubiera exigido
Le proponía huir al templo y buscar asilo en el lugar santísimo, años. Los mismos pueblos vecinos maravilláronse de la rapidez de
donde no podían entrar los laicos bajo pena de muerte (Ex 33,20; la obra. ¿Qué impresión les causó? Dice el texto que «cayeron en
Núm 18,7). El mismo Semeyas, de la veintitrés clase sacerdotal sus propios ojos», frase que puede entenderse o bien en el sentido
(1 Crón 24,13), hubiera denunciado el hecho y reclamado las penas de que quedaron deprimidos o en el de que «bajaron los ojos llenos
que la ley prescribía contra los profanadores del santuario. Huyendo de confusión». Con un leve cambio textual (wayyppale) se obtiene
demostraría cobardía ante sus subditos y ante los enemigos. la traducción: «Y esto fue admirable a tus ojos», que está más en
¿Podía ser verdadero profeta el que así aconsejaba? No puede armonía con el contexto. Vieron ellos que Dios estaba a favor de
un profeta de Yahvé inducir a que se falte a los deberes del propio su pueblo y que hacía fecundas sus obras.
estado y se quebranten los preceptos de Dios. Supo después Ne-
hemías que Sambalat y Tobías habían sobornado con dinero a Los amigos de Tobías (6,17-19)
Semeyas. Ruega Nehemías a Dios que castigue a sus enemigos 17
conforme a sus maldades, invocando la ley del talión (Ex 21,23; Había también entonces grandes de Judá que mandaban
Lev 24,28; Deut 19,21). ¿Por qué se invoca la justicia de Dios sobre frecuentemente cartas a Tobías y las recibían de éste, 18 pues
la profetisa Naadía, dejando impune a Semeyas? Acaso porque el muchos de Judá se habían conjurado con él, por ser yerno de
plan tramado para perder a Nehemías fuera obra de Naadía, enga- Secanías, hijo de Araí, y haber tomado su hijo19Jojanán por mu-
jer la hija de Mesulam, hijo de Baraquías. Hablaban bien
ñando a aquél. Vaccari pretende que Naadía era un profeta, el de él en mi presencia y le iban a contar lo que yo decía, y To-
mismo que invitó a Nehemías a su casa; en el v.io lee «Naadía» bías escribía sus cartas con el fin de atemorizarme.
en vez de «Semeyas». Traduce el v. 14: «Acuérdate, Dios mío, de
Tobías y de Sambalat por lo que han hecho, y también del profeta Entre los enemigos ocupaba Tobías un lugar destacado, y era
Naadía...» Con esta hipótesis resuelve Vaccari la dificultad creada temible por estar en relación con los grandes de Judá. Muchos
por el v.14, pero introduce arbitrariamente en el v.io un nombre judíos habíanse obligado con juramento a permanecer fieles a To-
que no existe en el texto. Además, aunque los LXX llamen profeta bías. Este juramento es el llamado de parentesco, que obligaba a
a Naadía y en 8,33 sea éste nombre de varón, no hay razones para una identidad de puntos de vista en todas las cuestiones económi-
abandonar la lección «profetisa» del texto masorético, cas y políticas. Basábase sobre un deber que radicaba en los vínculos
de sangre, y, por lo mismo, se le concedía un carácter estrictamente
sagrado. Puede también interpretarse el texto diciendo que media-
1 Ant. Iud. 11,5,8.
Nehemias 7 773
772 Nehemias 7
ban entre Tobías y algunos grandes judíos vínculos de parentesco. Repoblación de Jerusalén (7,4-6)
Tobías era yerno de Secanías (Esd 2,5), y su hijo estaba casado * La ciudad era espaciosa y grande, pero estaba poco pobla-
con una hija de Mesulam (Neh 3,4.30). Por su matrimonio, Tobías da y había muchas casas sin reedificar. 5 Mi Dios me puso en
estaba emparentado con el sumo sacerdote Eliasib (13,4). Los ma- el corazón reunir a los grandes, a los magistrados y al pueblo
trimonios mixtos eran los causantes de muchos males que aque- para hacer el censo. Hallé un registro genealógico de los pri-
jaban al pueblo judío. Por el texto aparece que la obra de las mu- meros que habían vuelto, y vi escrito en él lo siguiente: 6 «Estos
rallas fue más bien llevada a cabo con la cooperación de los pobres son los hijos de la provincia (judea) que subieron del destierro,
que con la aportación de los ricos, entre los cuales eran impopulares los que había llevado cautivos Nabucodonosor, rey de Babilo-
las reformas radicales ideadas por Nehemias. nia, y volvieron a Jerusalén y a Judá cada uno a su ciudad.
No cabe imaginar el área de Jerusalén en tiempos de Nehemias
Medidas de seguridad (7,1-3) como la que ocupa actualmente. No puede calcularse el número de
habitantes, y sería aventurado señalar un censo superior a los diez
1
Cuando estuvo terminada la muralla y hube puesto las ho- mil. Porque aunque regresaran de Babilonia 42.360 judíos en tiempos
jas de las puertas, los porteros, los cantores y levitas dedicáron- de Zorobabel, muchos de ellos se establecieron en los pueblos de la
se a sus funciones. 2 Confié el gobierno de Jerusalén a mi her- provincia (Esd 2,70; Neh 7,72; 11,3), por disponer allí de tierras,
mano Jananí y a Jananías, jefe éste de la fortaleza, hombre su- por ser más llevadera la vida (5,1-19; 11,3) y por estar allí el sepulcro
perior a muchos por su fidelidad y por su temor de Dios, 3 y
les dije: «Las puertas de Jerusalén no han de abrirse hasta que de sus mayores. Reconstruida la muralla de la ciudad, era fácil que
caliente el sol, y se cerrarán al ponerse, echando los cerrojos; muchos judíos de los pueblos circunvecinos se trasladaran a la ca-
y los habitantes de Jerusalén harán la guardia cada uno en su pital, por considerarse allí más seguros. Nehemias favorecía la in-
puesto delante de su casa. migración a la ciudad con el fin de formar una aglomeración com-
pacta de muchas familias. Dícese en el texto que «había muchas ca-
Una vez puestas las hojas de las puertas, los porteros hiciéronse sas sin reedificar». No quiere esto decir que la ciudad estuviera en
cargo de las mismas. A primera vista choca la mención de cantores ruinas, sino que muchas casas derruidas con ocasión de la toma de
y levitas cabe la de los porteros. Muchos autores (BATTEN, BETHO- Jerusalén por Nabucodonosor no fueron levantadas de nuevo. A me-
LET, REHM, GELIN, MICHAELI, etc.) los eliminan del texto, y expli- dida que llegaban nuevas olas de sionistas, levantábanse casas
can su presencia en él por tratarse de una lista de nombres casi me- (Ag 1,4-9), devolviendo a la capital el aspecto urbanístico que tuvo
cánica y de una lamentable confusión entre los porteros del templo antes de la cautividad. Pero quedaban muchos solares baldíos y ca-
y los de la ciudad. U n amanuense acostumbrado a leer las tres pa-
sas derruidas que no encontraban una mano que los redimiera. Sin
labras juntas (Esd 2,70; 7,7; Neh 7,72; 10,29; !3>5) las repitió me-
embargo, la expresión «casas sin reedificar» puede tener el sentido
cánicamente aquí. Los pocos exegetas que siguen el texto aducen
las circunstancias extraordinarias por las que atravesaba la ciudad, de «familias que no estaban constituidas», alegando para esta inter-
en régimen de excepción. En tiempos normales eran solamente los pretación el v.3 y Ageo (1,8). La frase «construir una casa» debe en-
porteros los que vigilaban las puertas; pero en un ambiente de hos- tenderse, dice Gelin, de «formar una familia» (Prov 24,27; Rut 4,11).
tilidad, interna y externa, «no es de maravillar que Nehemias toma- ¿Cuántos eran los repatriados? ¿En dónde habitaban? Para ha-
ra medidas extraordinarias y, no juzgando suficiente el número de cer el censo convocó Nehemias una asamblea general en vistas a re-
los porteros, echara mano de otros que tenían una posición oficial construir la genealogía de las familias. Esto le permitirá saber con
y de cuya probada fidelidad podía fiarse» (FERNÁNDEZ). certeza qué familias conservaban su pureza de raza y cuáles habíanse
contagiado con matrimonios mixtos. Un elenco de familias repatria-
De Jananí se habló en 1,2; se duda si era hermano de Nehemias das en tiempos de Zorobabel facilitó la tarea. Dicha lista yacía en
en sentido estricto. De Jananías se sabe que era fiel y temeroso de algún archivo de la ciudad. Nehemias la juzgó tan importante, que
Dios. Debía de ser de condición humilde, pero superaba en virtud la incorporó en sus memorias, ejemplo que siguió más tarde el cro-
a otros muchos que alardeaban de religiosos y patriotas, desmin- nista o autor del libro de Esdras. Aparte de pequeñas variantes de
tiendo en la práctica lo que afirmaban de palabra. A Jananías estaba nombres y cifras, debido a la tradición textual, ambas listas coin-
encomendada la vigilancia de la fortaleza, de la birah, baris, o torre
ciden.
Antonia, que se hallaba en la extremidad noroeste del templo. Las
puertas de la ciudad abríanse de día y cerrábanse de noche, «cuando
todavía había sol», según lección de Aquila y siríaca. Este parece Familias que volvieron con Zorobabel (7,7-68)
ser el sentido del v.3, cuyo texto masorético debe corregirse ligera- 7
Partieron con Zorobabel: Josué, Nehemias, Azarías, Raa-
mente. Gircunstancialmente había dos clases de guardias: los que mías, Najamaní, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigbai, Nahum
lo eran de oficio y los que vigilaban el trecho de la muralla delante y Baana. Número de los hombres del pueblo de Israel: 8 Hijos
de su casa. de Paros, dos mil ciento setenta y dos. 9 Hijos de Sefatías, tres-
Nehemías 7 775
Nehemías 7
contar sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta
cientos sesenta y dos. 10 Hijos de Ara, seiscientos cincuenta y y siete, habiendo entre ellos doscientos cuarenta y cinco cantores
dos. n Hijos de P a h a t M o a b , los hijos de Josué y de Joab, dos y cantoras. Sus caballos e r a n setecientos treinta y seis; sus m u -
mil ochocientos dieciocho. 12 Hijos de E l a m , mil doscientos los, doscientos cuarenta y cinco; 68 sus camellos, cuatrocientos
cincuenta y cuatro. 13 Hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y treinta y cinco, y sus asnos, seis mil setecientos veinte.
cinco. 14 Hijos de Zacai, setecientos sesenta. 15 Hijos de Baní,
seiscientos cuarenta y ocho. 16 Hijos de Bebai, seiscientos vein- Este elenco de familias repatriadas concuerda f u n d a m e n t a l m e n t e
tiocho. 17 Hijos de Azgad, dos mil trescientos veintidós. 18 H i - con Esd 2,2-63. E n el v.y se leen los n o m b r e s d e Azarías, Raamías,
jos de A d o n i c a m , seiscientos sesenta y siete. , 9 Hijos de Bigbai, M i s p e r e t y N a h u m en lugar de Seraya, Raelayas, M i s p a r y R e h u m .
dos mil sesenta y siete. 20 Hijos de Adín, seiscientos cincuenta E n el v . i o se halla el n ú m e r o 652 en vez de 775 (Esd 2,5). O t r a s
y cinco. 21 Hijos de Ater, de Jejisquía, noventa y ocho. 2 2 Hijos diferencias numerales en los v . n . 13.17.32. G r a n p a r t e de las lec-
de Jasún, trescientos veintiocho. 23 Hijos de Besai, trescientos
veinticuatro. 24 Hijos de Jarif, ciento doce. 2 5 Varones de G a - ciones variantes se explican p o r desidia de los copistas y por el
baón, noventa y cinco. 26 Varones de B e t l e h e m y de Netofa, afán de otros de q u e r e r concordar a m b a s listas.
ciento ochenta y ocho 27 Varones de Anatot, ciento veintiocho.
28
Varones de Betazmavet, cuarenta y dos. 29 Varones de Q u i -
riat-Jerarim, Quefira y Beerot, setecientos cuarenta y tres. Regalos al templo (7,69-72)
30
Varones de R a m a y G a b b a , seiscientos veintiuno. 31 Varones 69
Algunos de los príncipes de las familias dieron p a r a las
de M i c m a s , ciento veintidós. 32 Varones de Betel y de H a i , obras. El «tirsata» dio para el tesoro mil dáricos de oro, cincuen-
ciento veintitrés. 33 Hijos de Nebo, de Magbis, cincuenta y dos. ta tazones y treinta vestiduras sacerdotales; 70 y los príncipes
34 Hijos de la otra E l a m , mil doscientos cincuenta y cuatro. de las familias dieron para el tesoro de la obra veinte m i l dári-
35
Hijos de J a r i m , trescientos veinte. 36 Varones de Jericó, tres- cos de oro y dos mil doscientas minas de plata; 7 I y lo que dio
cientos cuarenta y cinco. 37 Varones de L o d , de Jadid y O n o , el resto del pueblo fueron veinte mil dáricos de oro, dos mil
setecientos veintiuno. 38 Hijos de Senaa, tres mil novecientos minas de plata y sesenta y siete vestiduras sacerdotales. 7 2 H a -
treinta. 39 Sacerdotes: Hijos de Idayas, de la casa de Josué, no- bitaron los sacerdotes, los levitas, los cantores, los porteros, los
vecientos setenta y tres. 4Ü Hijos de I m m e r , m i l cincuenta y dos. netineos y todo Israel en sus ciudades. Llegado el séptimo mes,
41
Hijos de Pasjur, mil doscientos cuarenta y siete. 4 2 Hijos de ya estaban los hijos de Israel en sus ciudades.
J a r i m , mil diecisiete. 4 3 Levitas: Hijos de Jesúa, de Cadmiel,
de Bani, de Odevías, setenta y cuatro. 4 4 Cantores: Hijos de A medida q u e el elenco toca a su fin se observa mayor discre-
Asaf, ciento cuarenta y ocho. 4 5 Porteros: Hijos de Salum, hi- pancia e n t r e el texto de E s d r a s y el d e N e h e m í a s . El v.69 n o se halla
jos de Ater, hijos de T a i m a n , hijos de A c u b , hijos de Jatita, en E s d r a s . A l g u n o s jefes de familia dieron para la obra; en E s d 2,68
hijos de Sobai, ciento treinta y ocho. 46 Netineos: Hijos de Sija,
hijos de Jasufa, hijos de T a b a o t , 4 7 hijos de Q u e r o s , hijos de se dice q u e las limosnas iban destinadas a las obras del t e m p l o . U n
Sia, hijos de P a d ó n , 4 8 hijos de Lebana, hijos de Jegaba, hijos dato nuevo es el donativo del g o b e r n a d o r (tirsata), probablemente
de A c u b , hijos de Jabag, hijos de Salmeí, 49 hijos de Janón, hi- Zorobabel. ¿Es acaso N e h e m í a s ? L o s L X X citan e x p r e s a m e n t e su
jos de G u e d e l , hijos de Gajar; 50 hijos de Rehaya, hijos de Ra- n o m b r e . D i s t i n g u e el texto tres clases de d o n a n t e s : el gobernador,
sín, hijos de Necada, 51 hijos de G a s a m , hijos de U z a , hijos de los jefes y el p u e b l o . El v.72 y el p r i m e r o del capítulo siguiente se
Fasea, 52 hijos de Besaí, hijos de Asna, hijos de M e h u n i m , hi- r e p r o d u c e n casi t e x t u a l m e n t e en E s d 2 , 7 o b - 3 , i . Acaso sea éste su
jos de Nefisim, 53 hijos de B a c b u c , hijos de Jacufa, hijos de Jar- lugar propio, p o r tratarse de u n fragmento de las m e m o r i a s d e E s -
jur, 54 hijos de Basut, hijos de Mejidas, hijos de Jarsa, 55 hijos
de Barcos, hijos de Sisera, hijos de T e m a j , 56 hijos de Nesiaj, dras, q u e cita el cronista. C u a n d o este ú l t i m o t o m ó la lista d e
hijos de Jatifa. 57 Hijos de los siervos de Salomón: hijos de Sotai, N e h 7,6-72a, para insertarla t a m b i é n en Esd c.2, dejó subsistir estos
hijos de Hasoforet, hijos de Perida, 58 hijos de Jaala, hijos de dos versículos, q u e p r e p a r a n la lectura de la Ley, y n o el restable-
D a r c ó n , hijos de Guidel, 59 hijos de Sefatías, hijos de Jatil, hi- cimiento del altar, de q u e se habla en E s d r a s ( M I C H A É L I ) .
jos de Poqueret-Asebasim, hijos de A m ó n . M T o d o s los neti-
neos e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos.
61
Estos son los que subieron de Telmelaj, Teljarsa, Q u e r u b , L A S REFORMAS DE N E H E M Í A S (8,1-13,1)
A d d ó n e I m m e r , y n o p u d i e r o n p r o b a r la casa de sus padres
ni su linaje, y si eran de Israel: 62 hijos de Delayas, hijos de T o - Venciendo grandes dificultades, había creado N e h e m í a s u n a
bías, hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y dos. 6 3 Y de los atmósfera patriótica con la reconstrucción de las murallas de J e r u -
sacerdotes, hijos de Abaías, hijos de H a c o s , hijos de Barzilai, salén. Este hecho tiene una significación extraordinaria p o r c u a n t o
q u e t o m ó mujer de las hijas de Barzilai, galadita, y se llamó devolvía al p u e b l o aquel orgullo y sentimiento nacional q u e había
con el n o m b r e de ellas. 64 Estos buscaron su registro en las ge-
a n i m a d o a las generaciones anteriores al exilio. C o n la ciudad d e s -
nealogías, y no se halló, y fueron privados del sacerdocio, 65 y
les m a n d ó el «tirsata» q u e n o comiesen de las cosas santas hasta mantelada n o p o d í a n los judíos hacer prevalecer sus derechos; e s -
que hubiese sacerdote con «urim» y « t u m m i m » . 66 L a congre- t a b a n supeditados al capricho d e las gentes del país y de sus a u t o -
gación toda era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 67 sin ridades, q u e p o d í a n libremente p e n e t r a r en el interior y desbaratar
776 Nehemías 8 777
Nehemías 8
los planes para la creación de una conciencia nacional. Una vez que esta disposición se llena un hueco en la narración de Esdras y se
Jerusalén ha recobrado sus murallas, vuelve a convertirse en la capi- suprime la dificultad del texto actual, consistente en la presencia
tal del judaismo y en el punto céntrico donde convergían las mira- de Neh 8-10 entre 7,4 y 11,1. Tal vez el traslado se deba a que las
das de todos los judíos, de dentro y de la diáspora. Aunque no dis- primeras líneas de Neh c.8 son idénticas a las que siguen inmediata-
frutaba la ciudad de autonomía completa, sin embargo podían sus mente al catálogo de Esd c.2, siendo de esta manera colocada toda
habitantes atrincherarse detrás de sus muros en caso de que las la sección del catálogo de Neh c.7. Acaso con ello no hacemos más
gentes del país les acometieran. El rey de Persia estaba lejos y no que enriquecer a Esdras a expensas de Nehemías 1. Otros autores
inquietaba a los judíos con tal de que oficialmente le estuvieran (FERNÁNDEZ, UBACH, MÉDEBIELLE) reconocen que los capítulos 8-10
sujetos. están en su sitio; hay unanimidad en ver entre los mismos unidad
Pero a la reconstrucción de las murallas, al mejoramiento eco- perfecta (contra BATTEN y TORREY), y no creen que la reforma reli-
nómico, al arreglo social operado por Nehemías, debía acompañar giosa deba atribuirse totalmente a Esdras, con exclusión de Nehe-
la reforma moral, política y disciplinar. El factor espiritual era la mías. En resumen, para estos autores los c.8-10 no están fuera de
base sobre la cual debía asentarse el nuevo Israel. La vuelta a la Ley lugar ni deben trasladarse al libro de Esdras. Interrumpen, es verdad,
le aseguraba la propia personalidad e independencia frente a los im- el relato de la repoblación de Jerusalén; pero era necesario mucho
perios que le rodeaban y de continuo le acechaban. En los capítu- tiempo para realizar el proyecto anunciado en 7,4-5 y para llegar
los siguientes se trata de la reforma religiosa llevada a término por a las medidas de que habla el c u . En pocos días no podían recons-
Esdras y Nehemías (8,1-9,37); de la renovación de la alianza entre truirse las casas (7,4) e instalar en Jerusalén los habitantes de la pro-
Dios y el nuevo Israel (10,1-40). Los capítulos 11 y siguientes se vincia (11,1-3). Entre las operaciones primera y última hubo tiempo
enlazan con el séptimo, en donde se empezó a hablar de la repobla- para la renovación de la alianza (c.8-10), condición indispensable
ción de Jerusalén. para el pío Nehemías de la restauración política, de la cual la dedi-
cación de la muralla sería el coronamiento (12,27-43). A la objeción
que se les hace del cambio en estos capítulos de la primera persona
En la puerta de las Aguas (8,1-2) por la tercera, responde Fernández: Estos acontecimientos los ha-
1
Llegado el séptimo mes, los hijos de Israel estaban ya en sus bía descrito brevemente Nehemías en sus memorias; pero el autor
ciudades; y entonces todo el pueblo, como un solo hombre, del libro, queriendo ampliar el tema, se apartó en este punto de las
se reunió en la plaza que hay delante de la puerta de las Aguas, memorias y las sustituyó por una narración propia, fundada en di-
y dijeron a Esdras el escriba que llevase el libro de la Ley de chas memorias y otros documentos.
Moisés, dada por Yahvé. 2 Esdras el sacerdote llevólo ante la Estos son los argumentos que esgrimen los partidarios del orden
asamblea, compuesta de hombres y mujeres, de cuantos eran actual. Para éstos, el séptimo mes tiene relación con el mandato de
capaces de entenderlo. Era esto el día primero del mes séptimo. Nehemías. Las murallas se acabaron el 25 del mes Elul; la asamblea
Discuten los exegetas si los c.8-10 están o no desplazados de su se reunió al mes siguiente del año 445. En contra no puede aducirse
contexto. Los que se pronuncian por la parte afirmativa insisten en el hecho de haberse celebrado entre las dos fechas otra asamblea
que interrumpen la narración de la repoblación de Jerusalén, cuyo (7»5)> porque ésta congregó únicamente a los grandes y magis-
tema se esboza en el c.7 y se desarrolla a partir del c.i 1. La repobla- trados.
ción de Jerusalén, escribe Ricciotti, se narra en Neh 7,72a y u , i s s , La asamblea se congregó en la puerta de las Aguas (3,26), al
formando originariamente un bloque, en medio del cual fue puesta nordeste del Ofel, lugar donde Esdras reunió al pueblo (10,9),
más tarde, y en contra de la cronología, como una cuña, la relación y que llama plaza del templo. En ella tomaron parte hombres y mu-
contenida en los c.7,72b; 8; 9; 10. Según Ricciotti, el orden de la jeres, todos los que «escuchando podían comprender» (texto he-
narración debía ser el siguiente: 7,1-72; 11,1-36; c.8-10; 12; 13. breo). Esdras aparece aquí por vez primera en el libro de Nehemías,
Dado que los acontecimientos de los capítulos 7 y 11 exigen un año dándosele los títulos de escriba (Esd 7,6) y sacerdote (Esd 7,5.11).
de tiempo, debe concluirse que, si en 8,1 se habla del séptimo mes, El tercer libro de Esdras le llama «sumo sacerdote» (9,39.40.49).
no puede éste corresponder al mes séptimo del año en que fue Por el título se relaciona con aquellos doctores cuya misión consis-
acabado el muro (6,15), mes exacto del año 20 de Artajerjes I tía en interpretar auténticamente la Ley y asegurar su fiel transmi-
(445 a. C ) , porque no pudieron hacerse tantas innovaciones en el sión a la posteridad. Pelaia, que admite el orden Nehemías-Esdras,
curso de una semana, a saber, del 25 de Elul al 1.° de Tishri. Luego y para el cual la misión de este último tuvo lugar el año 398, reinan-
el año séptimo de que habla 8,1 corresponde al 445. Gelin fija los do Artajerjes II Mnemone (405-358). escribe que Esdras, siendo
acontecimientos como sigue: 1) Esd 7,1-8,36: viaje de Esdras a Je- joven (unos treinta años), asistió a la asamblea convocada por Nehe-
rusalén; 2) Neh 7,72b-8,i8: Esdras lee la Ley; 3) Esd 9,1-10,44: mías (444 a. C.) por invitación de éste. Aunque joven, era aprecia-
los matrimonios mixtos; 4) Neh 9,1-37: ceremonia expiatoria. Opi- 1
na Dyson que Neh 8-10 seguía originariamente a Esd c í o . Con «Verbum Dei», t.2 (Barcelona 1956) 39.
Nehemias 8 779
778 Nehemias 8
una de sus partes, tomadas aisladamente, era desconocido este li-
do umversalmente por el conocimiento profundo que tenía de la bro de la Ley; le faltaba la mano del gran legislador Esdras para que
Ley. Por lo mismo le llamó Nehemias para que le asesorara en unos las diversas tradiciones existentes fueran refundidas en una obra de
momentos en que tenía necesidad de un sacerdote que completara, conjunto.
con la reconstrucción moral y religiosa, los trabajos materiales que Prescribe la Ley (Lev 23,24; Núm 29,1) que en el novilunio del
había llevado a cabo. Accediendo a la invitación de Nehemias, sigue séptimo mes hubiera fiesta solemne y asamblea santa (miqraqodesh).
diciendo Pelaia, abandonó Esdras a Babilonia para colaborar con él. Miqra significa también, y precisamente en nuestro relato (8,8), lec-
Terminada su misión, regresó de nuevo a Babilonia, que dejó de- ción de la Ley. Así, pues, los judíos que se reúnen el día primero del
finitivamente el año 398, llevando consigo una caravana de repa- séptimo mes para la lectura de la Ley cumplen, según la mente del
triados (Esd 7,1-10). Sin embargo, en el acto de la promulgación autor, la Ley (SCHNEIDER).
de la Ley aparece Esdras como hombre maduro y familiarizado des-
de muchos años con la misma. El fracaso en su empeño por recons-
truir las murallas de Jerusalén (Esdr 4,6-23) hizo que abandona- Esdras en el estrado (8,3-6)
ra la dirección del grupo de repatriados y se dedicara a sus fun- 3
Esdras estuvo leyendo el libro desde la mañana hasta la
ciones sacerdotales y al estudio de la Ley. De hecho, desde el sép- tarde en la plaza que hay delante de la puerta de las Aguas, a
timo año de Artajerjes (Esd 7,1-10,44) hasta el año 20 desaparece los hombres, mujeres y a cuantos podían entender. 4 Estaba
de la escena de la historia. Durante estos catorce años moró en Je- Esdras el escriba sobre un estrado de madera que se alzó con
rusalén; no se vislumbran en el texto vestigios de que fuera llamado esta ocasión; y estaban junto a él, a su derecha, Matatías, Se-
de Babilonia para leer la Ley a los judíos de Jerusalén. meyas, Anaía, Urías, Jecías y Maasías, y a su izquierda, Peda-
ya, Misael, Malquiya, Asum, Jasbadana, Zacarías y Mesulam.
¿Qué debe entenderse por la Ley de Moisés? Ciertamente no 5
Abrió Esdras el libro, viéndolo todos, por estar él más alto
llevó Esdras el Pentateuco tal como nos lo han retransmitido los que todo el pueblo, y, al abrirlo, todos se pusieron de pie. s Ben-
masoretas. Algunos autores católicos modernos admiten que Moi- dijo entonces Esdras a Yahvé, Dios grande, y todo el pueblo,
sés escribió o hizo que se escribiera bajo su dirección todo el Pen- alzando las manos, respondió: «Amén, amén»; y, postrándose,
tateuco, excepto el episodio de su muerte y funerales. No es ésta la adoraron a Yahvé rostro a tierra.
opinión más corriente entre los católicos, los cuales admiten la mo-
saicidad substancial del Pentateuco. En el fondo, la substancia de las Escena grandiosa que el v.3 describe en sus rasgos esenciales y
tradiciones que se han incorporado en el Pentateuco, el núcleo de que redondean los versos siguientes (4-8). Delante de la puerta se
su legislación, remontan a los tiempos en que Israel se constituyó extendía una plaza, en la cual se apiñaron hombres, mujeres y jóvenes
como pueblo bajo la égida de Moisés. Fue él el organizador de su para escuchar la lectura de la Ley de Moisés. Junto a la puerta se
pueblo, su mentor religioso o su primer legislador. Las tradiciones levantó un estrado, desde el cual dominaba Esdras a la multitud.
anteriores que terminan en él y los acontecimientos de los cuales fue A su derecha e izquierda sentáronse trece hombres, probablemente
sacerdotes, que garantizaban con su presencia la verdad de cuanto
él protagonista convirtiéronse en epopeya nacional. La religión de
leía Esdras. La lectura duraba unas seis horas, desde el amanecer
Moisés marcó siempre la fe y la práctica del pueblo; la Ley de Moi-
hasta el mediodía. El texto sugiere que se leían secciones particu-
sés ha sido siempre su norma. Las adaptaciones que impuso el cam- lares, puntos aislados, predominantemente legislativos; no se exclu-
bio de tiempos hiciéronse conforme a su espíritu y pusiéronse bajo ye, sin embargo, la lectura continua de los pasajes históricos. Es-
su autoridad 2 . La tradición yahvista es acaso anterior al mismo dras, de pie, tomó el rollo de la Ley y, desenvolviéndolo para empe-
Moisés; la elohísta, contemporánea suya; una y otra se pusieron por zar la lectura, vio cómo toda la multitud se ponía de pie en señal de
escrito andando el tiempo. El Deuteronomio tiene relación con la respeto (Jue 3,20). Hemos dicho que eran trece los personajes que
reforma de Josías. La tradición sacerdotal es posterior, constitu- rodeaban a Esdras. ¿Por qué este número? Las versiones antiguas
yéndose como tal durante el exilio e imponiéndose después del mis- lo reducen a doce, para simbolizar a las doce tribus. Otros elevan el
mo. Es muy posible que Esdras, durante el tiempo en que desapa- número a catorce. El número 13 reaparece en el v.7. Se empieza
reció de la vida pública, se dedicara a la composición del Pentateu- c 1 acto con una oración de alabanza a Yahvé, no citándose la fórmu-
co, dándole la estructura que presenta hoy. Esdras compone un la empleada, que acaso coincidía con la de 1 Crón 29,10 o de Neh 9,5.
libro con materiales de procedencia y espíritu diverso, muchos Durante la misma alzó el pueblo las manos en señal de aprobación
de los cuales tienen sus raíces en tiempos de Moisés; los restantes o solidaridad (VACCARI, DYSON), de oración (Ex 17,11) o de jura-
están impregnados y concebidos de conformidad con su espíritu. mento, respondiendo: «Amén», postrándose en tierra para adorar a
De ahí que Esdras, con su obra redaccional, pudo dar a conocer por Yahvé (2 Crón 7,3; 20,18).
vez primera en la historia y sistematizar en un todo orgánico el libro
de la Ley de Moisés. Como hemos dicho, ni en su espíritu ni en cada
Conclusión (13,30-31)
T O B I T
30
Por eso los limpié de todo lo extranjero y puse a sacerdotes
y levitas por clases, cada uno a su obra, 31 y para la ofrenda de la
leña en los tiempos señalados y para las primicias. ¡Acuérdate
de mí, Dios mío, para bien!
Termina Nehemías su libro con un Memento mei: «Acuérdate INTRODUCCIÓN
de mí para bien» (zakrali letobah: 5,19; 6,14; 13,14). Dando una
Título del libro
mirada retrospectiva, comprueba Nehemías los esfuerzos que ha
llevado a cabo para devolver al templo el antiguo esplendor; las Se lo dan sus dos protagonistas. En los LXX, el padre es lla-
dificultades que tuvo con ocasión de la reconstrucción de los muros mado Tobit, Tobeit; en la V. Latina, Tobis; al hijo se llama Tobías.
de Jerusalén y todo cuanto hizo para la creación de un nuevo Estado En los manuscritos de Qumrán, donde se han encontrado fragmen-
judío. Al término de sus trabajos, lejos de buscar la gloria y la tos del libro, al padre se le conoce por Twby, y al hijo por Twbyh
recompensa humana, fija su vista al cielo y pide a Dios se («Bíblica», 34 [1953] 4i7)-
acuerde para bien de todo cuanto ha batallado para procurar su
Texto original
gloria. Con estas palabras desaparece de la historia uno de los más
grandes reformadores del pueblo judío. En toda su administración No se admite ya que el libro fuera originariamente escrito en
se muestra hombre sagaz, político, israelita ejemplar, en quien no griego. Su autor utilizó una de las dos lenguas, hebraica o aramaica.
hay doblez. De él dice Eci 49,13: «¿Cómo engrandecer a Nehemías, Los muchos semitismos que esmaltan el libro tienden a probarlo
cuya memoria es gloriosa, que levantó nuestras ruinas, reedificó hasta la saciedad. El texto hebreo no fue conocido por Orígenes 1 ni
nuestras casas arruinadas, puso puertas y cerrojos?» por San Jerónimo 2 , pero se hallaron fragmentos de él en la gruta
cuarta de Qumrán, tres en arameo y uno en hebreo 3 . Estos ha-
llazgos no resuelven definitivamente la cuestión de si la lengua ori-
ginal del libro fue la aramaica o la hebrea. Milik se inclina por la
primera.
Traducciones griegas
Se presentan bajo tres formas:
1) Representada por los códices B y A. Los dos reproducen
el mismo tipo de texto, pero el último es una revisión del primero.
Este texto es llamado también vulgar, y se encuentra en todos los
manuscritos de la misma familia. Se caracteriza por su sobriedad.
Se reproduce, con pocos cambios, en la edición Sixtina, de donde
tradujeron NÁCAR-COLUNGA.
2) Su mejor representante es el códice Sinaítico. Faltan en él
las secciones 4,7-i9 a ; 13,8-11. Su nota especial está en presentar un
texto más amplio que el anterior, con tendencia parafrástica. En la
edición BOVER-CANTERA se toma como base el texto B, al que se le
han acoplado de un modo orgánico las adiciones de S (encerradas
entre corchetes) y las de la Vulgata (en letras cursivas).
3) Existe un tercer grupo de códices griegos minúsculos que
a veces siguen a B y en otras se apartan de él. Son los principales:
Cód.44,107,609. Se trata de una revisión del texto vulgar 4 . Resu-
miendo, el texto griego de Tobías ofrece la nota característica de
presentarse bajo dos formas fundamentales: una corta y otra larga.
Modernamente las simpatías van por esta última.
1
2
Epist. ad Afric.: PG 11,80.
3
Praef. in Tobit: PL 29,23.
4
J. M. MILIK, Dieci Anni di scoperle nel deserto di duda (Turín 1957) 23.
A. RAHLFS, Verzeichnis der Griechische Handschriften des A. Testamentes (Berlín 1914).
7.98 Introducción a Tobit Introducción a Tobit 799
Versión Vetus Latina tas razones cabe añadir su parecido con la literatura sapiencial:
Fundamentalmente se acerca al texto amplio de Sin.; pero exis- estilo didáctico y parenético, fórmulas de oración y terminología
ten grandes diferencias entre los códices de esta versión. En gene- que aparecen en los libros de la Sabiduría y Eclesiástico. La doc-
ral, puede decirse que la Vetus Latina ocupa un lugar intermedio trina sobre la retribución revela un avance sobre la retribución pu-
entre la corriente breve y la amplia, lo que deja presumir que el ramente material. Por otra parte, su composición no puede reba-
traductor tuvo ante su vista ejemplares griegos representantes de jarse hasta el último período de los Macabeos, por no aparecer en
las dos corrientes, decidiéndose por una o por otra según juzgaba sus páginas ninguna de las preocupaciones político-religiosas de
entonces, ya internas, ya externas. Pudo escribir el libro un judío
conveniente. Para Milik el texto de la Vetus Latina es superior al
de la diáspora, quizá de Egipto, hacia los siglos IV-III o un poco
del Sinaítico.
más tarde. Galdos admite que los últimos retoques se hicieron en
Vulgata el siglo 11 antes de Cristo; según Schumpp, fue compuesto el libro
entre los siglos 111-11; antes del siglo n, dice Clamer; antes de la
A instancias de Cromacio de Aquileya y de Heliodoro de Altino rebelión macabaica, añade Lods.
tradujo San Jerónimo, en una noche, el libro de Tobit, que le dic-
taba en hebreo un rabino que tenía ante su vista un texto arameo.
¿Tobit libro histórico?
Parece que San Jerónimo conoció la Vetus Latina. Su versión no
es sensum e sensu, sino libre (PL 29,23). En apariencia, sí; a priori debe retenerse como tal; que no lo
sea, en todo o en parte, debe probarse. Los exegetas pueden y de-
Textos semíticos ben determinar el género literario del libro.
Se perdió el original aramaico, del cual tradujo San Jerónimo, Como se desprende de la respuesta de la Comisión Bíblica 7 ,
conservándose, en cambio, otros más recientes, entre los cuales cita- cabe la posibilidad de que, andando el tiempo, y a consecuencia
mos el ArN, descubierto y publicado por Neubauer 5 , que se cita de nuevos estudios y descubrimientos, se dude de la historicidad
en el comentario con las siglas ArN. Es un texto más amplio que del libro de Tobit. Los que la sostienen invocan la tradición; el as-
el de B; carece de los capítulos 13-14; en los primeros, al igual que pecto externo, con sus indicaciones históricas, geográficas, genealó-
la Vulgata, usa la tercera persona en vez de la primera. Afín a éste gicas, etc.; la narración en primera persona en los primeros capí-
cabe mencionar el texto de Münster = HM, publicado por Sebas- tulos, fin del libro, etc. A ello se oponen las dificultades de orden
tián Münster (Basilea 1542). Tampoco tiene los dos últimos capí- histórico, los milagros y hechos insólitos, la dependencia del libro
tulos. Otros textos hebraicos, el de P. Fagius y M. Gaster (traduc- de la Leyenda de Ahikar. Los críticos independientes niegan su his-
ciones de un ejemplar griego), no tienen gran importancia. Cabe toricidad.
mencionar, en cambio, la versión siríaca publicada por LAGARDE 6 , Entre los exegetas católicos de hoy día se tiende a considerar
notable en la primera parte del libro. el libro como novela didáctica con fondo histórico. En él se atiende
más a la doctrina que al hecho histórico. Su finalidad es probar que
Autor también en el exilio, fuera de Palestina, se puede servir a Yahvé.
No existe una tradición judío-cristiana acerca del autor del li- Dios somete a prueba a los justos y recompensa profusamente a los
bro, ni en el texto se encuentran indicios suficientes para indivi- que la soportan. Pone de relieve la práctica de las obras de mise-
dualizarlo. Se hace hincapié en las secciones del libro en que se usa ricordia. El autor se inspira en su composición en los relatos del
la primera persona en la narración (1,1-6), y en el testimonio de Génesis, sobre todo en la embajada de Eliezer (Gen c.24). Como
12,20, para decir que Tobit y su hijo escribieron su historia. Pero el Génesis, es Tobías un libro de bendiciones, de oraciones, de cán-
a ello cabe responder que se ignora cuál fue la forma literaria ori- ticos de acción de gracias. En el desarrollo del libro se anotan in-
ginal de los primeros capítulos de la obra, y en segundo lugar, que congruencias que un autor deseoso de escribir una historia objeti-
no manda el ángel a padre e hijo que escriban toda la historia, sino vamente verdadera trata de eliminar. En fin, la disposición del libro
que divulguen lo que él ha hecho con ellos. La forma actual del li- sugiere que el autor ha utilizado y embellecido una tradición, es-
bro se debe a un judío que vivió después de la cautividad. crita u oral, de un episodio sucedido en tiempos de la deportación
a Asiría. El exegeta no está hoy en trance de discernir en cada caso
Fecha de composición lo que pertenece al núcleo histórico y lo que se debe a la fantasía
del autor.
El autor escribe después de la cautividad. Considera como un
hecho antiguo la destrucción de Nínive (14,6.16); los capítulos 13-14 A esta opinión se suman casi todos los autores católicos moder-
suponen la destrucción de Judá, de Jerusalén y de su templo. A es- nos: Hummelauer («romance histórico»), Lagrange («historia edi-
ficante»), Clamer, Miller, Priero, Bückers, Schumpp, Barucq, etc. Al
5 The Book of Tobit. A Chaldee Text (Oxford 1878).
6 7
Libri Veteris Testamenti apocryphi syriace (Leipzig 1861). Documentos Bíblicos (Madrid 1955) 265-266,
800 Introducción a Tobit
Introducción a Tobit 801
terminar el P. Vaccari la recensión del comentario de Miller, es- El fin religioso primario del libro es poner de manifiesto la pro-
cribe: «Sumado todo, respecto de los libros de Tobit y de Judit pue- videncia de Dios para los que le sirven. Pueden los justos expe-
de seguirse la opinión de que pertenecen a un género literario rimentar temporalmente grandes calamidades, psíquicas y mate-
menos rigurosamente histórico» 8 . Parecido es el pensamiento del riales; pero Dios les devolverá, tarde o temprano, el bienestar, ya
P. Juan Prado, del cual son estas palabras: «La tesis de la estricta que las desgracias son solamente pruebas que les manda Dios para
historicidad, aun restringida al relato tal como salió de manos del acrisolar su virtud. La providencia de Dios se manifiesta sobre Tobit,
hagiógrafo, nos parece más comprometedora y arriesgada para la el varón que «caminó por las sendas de la verdad y de la justicia
defensa de la canonicidad, inspiración e inerrancia del libro de todos los días de su vida» (1,3), sobre su familia. Dios escucha la
Tobit, tal como se ha recibido en el canon, que la hipótesis con- oración de Tobit y de Sara y acude prontamente en su auxilio
traria 9 . enviándoles un ángel, que llevará el bienestar y la alegría a las dos
La «Leyenda de Ahikar» familias.
Se ha relacionado el libro con diversas piezas literarias de la Mención especial merece la doctrina del libro sobre la angelo-
antigüedad: La esposa desgraciada 10 , El muerto agradecido U, El logia. Para poner término a los males de Tobit y Sara, mandó Dios
justo que sufre 12 ; pero, sobre todo, tiene el libro analogías con la a Rafael para que los curara (12,14). En el viaje señaló al joven To-
Leyenda de Ahikar. bías la virtud de la hiél y del hígado; aquélla era remedio eficaz
contra la enfermedad de los ojos que padecía su padre; el hígado
La Leyenda de Ahikar es muy antigua; un fragmento ha sido y el corazón del pez, puestos sobre las brasas, tendrían la virtud
encontrado entre los papiros árameos de Elefantina, siglo v antes de paralizar a Asmodeo, el maligno demonio. Finalmente, Rafael
de Cristo. Bajo diversas formas, se ha conservado en siríaco, arme- se presenta a Tobit como ángel mediador, que le asistía «cuando
nio, árabe (adaptación en Las mil y una noches) y en griego (en la enterraba a los muertos». Uno de sus oficios era presentar el mne-
Vida de Esopo). Los autores se dividieron desde el principio en mósynon (Act 10,4; Apoc 8,3) de sus oraciones delante de la gloria
dos bandos: los que negaban a la leyenda todo fundamento histó- del Señor. Es la primera vez que se habla en el Antiguo Testamento
rico y los que lo defendían. La no historicidad de la leyenda no de la categoría especial de los siete ángeles; en el Apocalipsis (8,2)
prueba la no historicidad de Tobit, y viceversa. La discusión sigue se mencionan de nuevo. El nombre de tres consta en la Biblia: Mi-
todavía sobre su origen, pagano o judío; autor, lengua original, lu- guel (Dan 10,13.21; 12,1; Tes 4,16; Jue 9; Apoc 12,7); Gabriel (Dan
gar de composición, etc. En cuanto a sus relaciones con el libro de 8,16; 9,21; Le 1,19) y Rafael (Tob 3,17; 12,15); los de los otros pro-
Tobit, prevalece hoy la opinión de que Ahikar es anterior, máxime vienen del libro IV de Esdras y de Henoc 16.
después del hallazgo de fragmentos en Elefantina que, según algu-
nos, son transcripción de un texto del siglo vi antes de Cristo 13 . Hemos hablado de que una de las misiones de Rafael era la de
«paralizar a Asmodeo» (3,17). En la antigüedad 17 se hacían fumi-
Terminamos diciendo que entre ambos libros hay mezcla de
gaciones provocando olores nauseabundos para ahuyentar a los de-
elemento narrativo y didáctico, prevaleciendo el primero en Tobit
monios. Esto mismo hizo Tobías por indicación del ángel. En su
y el segundo en Ahikar. Esto nos lleva a la conclusión, dice Vaccari,
parte esencial vemos que la acción del Asmodeo conviene al papel
de que ambos libros pertenecen al mismo género literario de no-
de Satanás. Como en el Nuevo Testamento, se confirma la realidad
vela moral con fondo histórico 14, cuyo juicio comparten la casi to-
de los espíritus demoniacos, enemigos de Dios y de los hombres,
talidad de autores católicos actuales. El carisma inspirativo es com-
cuya acción nefasta, sin embargo, está bajo el control de la Provi-
patible con el uso de fuentes en cuyo manejo el autor sagrado fue
dencia divina 18.
ayudado por el soplo de la divina inspiración, que le hacía inmune
de todo error al escoger y elegir sus fuentes de información 15 . Canonicidad
Doctrina religiosa Falta el libro en el canon judío de Palestina. Las dudas existen-
Como hemos dicho, el libro tiene una finalidad preferentemente tes en el judaismo contra la inspiración del mismo determinaron
el poco respeto de los traductores por el texto original, de donde
didáctica. En el libro se contienen doctrinas preciosas acerca de
se ha originado gran variedad en la tradición textual. San Jerónimo,
Dios, de los ángeles y demonología. Enseña además cómo debe vi-
influido por ambientes rabínicos, lo consideró como un libro edi-
vir el justo para agradar a Dios. ficante (PL 29,23-24), dudando de su canonicidad. En la literatura
8 «Bíblica», 27 (1946) 140.
9
patrística se encuentran infinidad de citas y alusiones al libro de
La índole literaria del libro de Tobit: «Sefarad», 7 (1947) 381-382.
10
NEUBAUER, Le Midrasch Tanhuma: «Revue des Etudes Juives», 8 (1886) 224-238. Tobit (PRIERO, CLAMER).
11
SIEGER, Das Buch Tobías und das Marchen vom dankbaren Tótem «Katholik», 29 (1904) 16
J. BONSIRVEN, Judaisme Palestinien (París 1935) 234-235.
367-377. 17
F . L E X A , La magie dans l'Egypte antique I (París 1925) 104.
12
«Revue Biblique», 59 (1952) 239-250. 18
R. P A U T R E L - M . LEFÉVRE, Trois textes de Tobie sur Raphael: «Recherches de Science
13
F . Ñ A U , Histoire et sagesse d'Ahikar l'Assyrien (París 1909). Religieuse» (Mélanges Lebreton) 39 (1951) 115-124; M . LEFÉVRE, Ange ou béte?: «Satán»
14
La Sacra Bibbia 233. (Desclée de Brouwer 1948) 13-27. En uno y otro trabajo se encuentra una discreta biblio-
15
Humani generis: «Documentos Bíblicos», 601. grafía.
Biblia comentada 2 26
Tobit 1 803
802 Tobit 1
o c u p a n d o el t r o n o asirio el r e y Sargón (722-705). Pero, dado el caso
BIBLIOGRAFÍA de q u e n o existe n i n g ú n soberano asirio q u e lleve el n o m b r e d e
E n e m e s a r , ¿cómo se explica la presencia del m i s m o en el texto del
a) Comentario libro d e T o b í a s ? C o n este n o m b r e , ¿se quiere designar a Salma-
R. GALDOS, Commentarium m Librum Tobiae: «Cursus Scripturae Sacrae» nasar o a Sargón? D i v e r g e n los autores al d a r u n a respuesta a estas
(París 1930); M. SCHUMPP, Das Buch Tobías Ubersetzt und erklárt (Müns- p r e g u n t a s . Para algunos, la presencia d e E n e m e s a r e n los textos
ter 1933); A. MILLER, Das Buch Tobías: «Com. de Bonn» (Bonn 1940); griegos en vez d e Salmanasar se explica p o r u n error d e lectura y
A. VACCARI, Tobia: «La Sacra Bibbia» (Firenze 1948); A. CLAMER, Tobie: escritura, p o r confusión y substitución d e letras iniciales (CLAMER,
«La Sainte Bible», Pirot (París 1949); F. STUMMER, Das Buch Tobit: «Echter STUMMER, VACCART, S C H U M P P ) . O t r o s creen q u e E n e m e s a r q u i e r e
Bibel» (Würzburg 1950); R. PAUTREL, Tobie: «La Sainte Bible Jérusalem» designar al rey Sargón. E n realidad, parece q u e m á s q u e d e perso-
(París 1951); J. PRIERO, Tobia: «La Sacra Bibbia» (Turín 1952); A. GUIL-
LAUMONT, Tobie: «La Bible», Biblioth. de la Pléiade (París 1959); F. Z I M - nas es cuestión d e nombres. E s cierto q u e el personaje es Sargón,
MERMANN, The Book of Tobit (Nueva York 1958). p e r o d e b e n explicarse las variantes y m u t a c i o n e s del n o m b r e en
los diversos textos ( P R I E R O ) .
b) Estudios Indica el texto q u e T o b i t fue arrancado d e T i s b e y llevado cau-
A. BEEL, Doctrina dogmática libri Tobiae: «Collationes Brugenses», 38 tivo a Asiria. El texto griego n o señala precisamente el lugar d e la
(1938) 169-174; I D . , Libri Tobiae analysis: ibid., 38 (1938) 120-122; patria d e T o b i t , sino m á s bien la localidad desde d o n d e salió para
ID., Doctrina moralis libri Tobiae: ibid., 38 (1938) 204-209; I D . , Libri su cautiverio. T o d o s los textos convienen en afirmar q u e la locali-
Tobiae Índoles histórica: ibid., 265-274; J. GOETTMANN, Le livre de Tobie: d a d pertenecía a la t r i b u d e Neftalí, en Galilea (superior, al occiden-
«Bible et Vie Chrétienne», 28 (1959) 20-33; J. MÜLLER, Beitraege zur Er- te d e Fogor, a ñ a d e n S y Vulgata).
kldrung und Kritik des Buches Tob (Giessen 1908); J. PRADO, Historia,
enseñanzas y poesía en el libro de Tobías: «Sefarad», 9 (1952) 27-51; A. SCHUL-
TE, Beitraege zur Erklaerung des B. Tob (Freiburg 1914); F. ZORELL, Canti-
cum Tobit (13,1-18): VD 5 (1925) 298-300. PRIMERA PARTE
Abundante bibliografía en los comentarios mencionados, especialmente DESGRACIAS DE TOBIT Y SARA (0.1,3-3,17)
SCHUMPP, p.LXXXXI-LXXXXVI.
Los viajeros pernoctan a orillas del Tigris (6,1) El ángel satisface la curiosidad de Tobías (6,6-8)
6
1 Siguieron los caminantes su viaje y llegaron al atardecer a Dijo el joven al ángel: «Hermano Azarías, ¿para qué sir-
las orillas del río Tigris, donde pasaron la noche. ven el corazón y el hígado con la hiél del pez?» 7 El le respon-
dió: «Sirven para que, si un demonio o espíritu le atormenta a
Dice el texto B que los dos (acompañados del perro, según Sin. y uno, quemándolos ante él ya no vuelva a molestarle. 8 Cuanto
Vet. Lat.) llegaron al atardecer a la ribera del Tigris. En ningún a la hiél, sirve para ungir a quien tuviese cataratas, pues con
texto se lee que los dos viajeros lo atravesaran. Tampoco se indica ella quedará curado».
el punto de partida, aunque toda la narración da a entender que Cerca de Ecbatana, Tobías preguntó a su guía el porqué del
ambos salieron de Nínive ciudad o de alguna localidad vecina. corazón, del hígado y de la hiél que traía consigo. El ángel le infor-
No deja de extrañar la afirmación de que, saliendo ellos de Nínive, mó acerca de sus virtudes medicinales, que Tobías desconocía. En-
edificada junto al Tigris, llegaron, al cabo de una jornada de viaje, tre los antiguos se creía en la virtud de la hiél contra las enferme-
a las orillas del mismo. La explicación más común entre los autores dades de los ojos 2 , pero por el contexto se deduce que Tobías la
es suponer que los viajeros siguieron un camino que corría a lo
ignoraba totalmente, al igual que los médicos que asistieron a su
largo de la orilla izquierda del río, en dirección sudeste, y que al
padre (2,10). ¿Creía el autor sagrado en la eficacia de los productos
atardecer pernoctaron allí, antes de atravesar el Zab superior, más
al este, sobre Sulemanije, para alcanzar Ecbatana. farmacéuticos recomendados por el ángel? ¿Qué acción tenían con-
tra los malos espíritus las fumigaciones obtenidas de la combustión
del corazón y del hígado? El autor sagrado se ha limitado a referir
La aventura del pez (6,2-5) una creencia existente en el ambiente pagano sobre un remedio que
se creía apto para ahuyentar al demonio del cuerpo de un poseso.
2
Bajó el muchacho a bañarse y salió del río un pez que Por su parte no le atribuye eficacia alguna; quiso poner en eviden-
quería devorarle. 3 Pero 4 el ángel le dijo: «Cógelo». Cogiólo el cia la potencia divina, que se sirve a menudo de medios humanos
joven y lo sacó a tierra». Díjole el ángel: «Descuartiza el5 pez y despreciables como de instrumento para obtener efectos sorpren-
separa el corazón, el hígado con la hiél, y ponlos aparte». Hizo dentes. En cuanto al ángel, debemos decir que se acomoda a los usos
el muchacho lo que el ángel le decía, y, asando el pez, comieron.
Continuaron su camino y llegaron cerca de Ecbatana. y costumbres del ambiente histórico y cultural en que se desenvuelve.
Cansado por el largo viaje, el joven Tobías bajó al río para lavar Propuestas de matrimonio (6,9-12)
sus pies, «y salió del río un pez que quería devorarle». Con el fin 9 10
de explicar convenientemente la voracidad de este pez, han intro- Así que llegaron a Ecbatana, dijo el ángel al joven: «Hoy,
ducido los diversos textos algunas particularidades en la narración. hermano, habremos de pernoctar en casa de Ragüel, tu parien-
Unos (Vet. Lat.) dicen que se trataba de un pez de mar (piscis te, que tiene una hija llamada Sara. Yo le hablaré para que te
la dé por mujer, n pues a ti te toca su herencia, pues tú eres ya
maris); de «un pez grande» (megas, Sin.; magnus, Vet. Lat.), de el único de su linaje; la joven es bella y discreta. i2 Oye, pues,
proporciones desmesuradas (immanis, Vulg.). Según B, el pez que- lo que voy a hacer: Yo hablaré a su padre, y cuando volvamos
ría devorar a Tobías, o morderle en el pie (poda, Sin.), o ambas de Ragúes, celebraremos la boda; pues yo sé que Ragüel no
cosas (circumplexus est pedes eius et pene puerum devoraverat, Vet. puede darla a ningún otro marido, según la ley de Moisés, o
Lat., r., g.). Según la Vulgata, el pez salió del agua ad devorandum sería reo de muerte, porque antes que a ningún otro te perte-
eum. Más modestas eran las pretensiones del animal según HMAR, nece a ti la herencia».
al decir que «quería comer el pan del joven». Según muchos, la lec- Al llegar cerca de Ecbatana (no Ragúes, como traen B y Vulga-
ción original es quizá la del texto B: «el pez quería devorar al joven ta) propuso el ángel la conveniencia de pernoctar allí y de hospe-
Tobías», lo que debe entenderse de conformidad con el carácter 1
Según A r H M , Tobías puso aparte el corazón y la hiél por haberle indicado el ángel sus
bastante libre de la narración (MILLER, CLAMER). El ángel, que excelencias terapéuticas, lo que, según otros, hizo el ángel más tarde, ya en territorio de la
esperaba esta escena, tranquilizó inmediatamente al mozo, dándole M e d i a . Los textos S H M A r especifican que, de los dos, sólo Tobías comió parte del pescado,
salando el resto. L a Vetus Latina: «asavit carnes eius, et secum tulerunt in via; cetera salierunt
instrucciones sobre el modo de conducirse con el pez. Por el he- quousque pervenirent in Ragúes, civitatem Medorum». Según H M , Tobías «asó, comió y
arrojó el resto». L a divergencia p u d o originarse d e la confusión d e munnach, resto ( H M ) ,
cho de que Tobías agarrara el pez y lo arrojara a la orilla, cabe con mullach, salar. E n este pasaje parece imponerse la sobriedad d e B.
deducir que no era un piscis immanis. Según indicaciones del ángel, 2
P L I N I O , Hist. Nat. 32,24; G A L E N O , Pac. simpl. med. 10,2-13; tablilla K.11095, que
descuartizó Tobías el pez, separó del mismo el corazón y el hígado atestigua, según Stummer, esta creencia entre los asidos.
824 Tobit 6 Tobit 7 825
darse en casa de Ragüel, apoyando su propuesta en tres razones: levantaos ambos e invocad al Dios misericordioso, que os sal-
1. a Ragüel era pariente de Tobías. 2. a Tenía una hija única llamada vará y tendrá piedad de vosotros. No temáis, que para ti está
Sara. 3. a Que Tobías debía tomarla por esposa. Aparte de las cuali- destinada desde la eternidad, y tú la salvarás e irá contigo, y
dades de la joven, bella y discreta, las razones de este matrimonio estoy seguro de que tendrás de ella hijos». 19 Así que oyó To-
se basaban en el cumplimiento escrupuloso de la Ley (Núm 27,1-11; bías estas palabras, sintió grande amor por ella y se le apegó su
36,1-12). En efecto, Sara era pariente próximo de Tobías (B, Sin. y corazón. En esto llegaron a Ecbatana.
Vulg.), de la misma tribu (Vulg.). El ángel se compromete a llevar El ángel acaba con las vacilaciones de Tobías. Aquella misma
personalmente todo el asunto; hablaría al padre de Sara y esperaba noche le será dada Sara por mujer. Para neutralizar la acción del
tener éxito en su empresa. El uso exigía que la petición fuera hecha demonio deberá Tobías emplear el procedimiento de tomar un per-
por el padre de familia o por un representante suyo (Gen 24,2ss; fumador y colocar sobre él trozos del corazón e hígado del pez de
Jue I4,2ss); pero, conociendo la voluntad formal de Tobit de que manera que desprendan humo. En cuanto el demonio lo huela,
su hijo se uniera en matrimonio con una mujer de su misma paren- huirá para no volver más. Es difícil comprender el significado de
tela (4,12), se compromete a allanar todas las dificultades que pu- este acto. No existe unanimidad entre los diversos textos sobre las
dieran acontecer y llevar a término los trámites de costumbre. veces que debía repetirse este exorcismo, ni convienen en señalar
qué partes deh'an quemarse, el hígado y el corazón, o sólo éste 3 .
Quizá nuestro pasaje se refiere a cierto rito religioso casero, consis-
Temores de Tobías (6,13-14) tente en quemar incienso en ciertas horas del día. En este supuesto,
13
Replicó entonces el joven al ángel: «Hermano Azarías, he el uso del corazón podría explicarse como un concepto religioso
oído que la doncella fue dada 14a siete maridos y que todos pere- relacionado con la oración que recomienda el ángel.
cieron en la cámara nupcial; yo soy hijo único de mi padre, A los perfumes debe acompañar la oración de ambos. El matri-
y temo que, si me acerco a ella, voy a morir como los anterio-
res, porque la ama un demonio y a ella no le hace ningún daño, monio iniciado con la bendición de Dios y santificado por la ora-
pero sí a los que se le acercan. Temo ahora que, si muero, lle- ción dará sus frutos. Sobre ellos tuvo poder el diablo, pero nada
varé al sepulcro a mi padre y a mi madre de dolor por mí, puede contra los que se acercan a este matrimonio con recta inten-
pues no tienen otro hijo que les dé sepultura». ción. Una vez solucionadas las dificultades de Tobías tocantes a su
matrimonio con Sara, sintió gran afecto hacia ella y se le apegó
Ante la inesperada propuesta del ángel no encuentra Tobías fuertemente a su corazón. En esto llegaron a Ecbatana.
dificultades serias que oponer; al contrario, comprende que este
matrimonio sería ideal, de no existir una circunstancia grave que
lo desaconsejara. La voz popular llevó hasta Nínive la noticia de que Caluroso recibimiento en casa de Ragüel (7,1-8)
Sara fue dada a siete maridos y de que todos perecieron en la cá- 1
Llegados a casa de Ragüel, les salió al encuentro Sara, que
mara nupcial la primera noche de bodas por obra del demonio. No los saludó, y ellos a ella, y los introdujo. 2 Dijo Ragüel a Edna,
se ensaña el demonio contra la joven, sino contra los que se le acer- su mujer: «¡Cómo se parece este joven a Tobit, mi primo!»
3
can, porque la amaba (B y Vet. Lat.). Entonces Ragüel les preguntó: «¿De dónde sois, hermanos?»
Pero no se desprende del texto que el demonio sintiera por Sara A lo que ellos contestaron: «De los hijos de Neftalí, de los cau-
un afecto sensual; más bien da a entender que este amor le obligaba tivos de Nínive». 4 «¿Conocéis a Tobit, nuestro hermano?»
a impedir un matrimonio que no convenía a la joven. Como hemos Respondiéronle: «Sí que le conocemos». «¿Está bien?» 5 «Vive
y6 está bien», contestaron ellos. Y Tobías añadió: «Es mi padre».
anotado antes (3,7-9), Dios había destinado desde la eternidad (v.18) Ragüel, saltando, se echó a su cuello y le besó, derramando
que Sara debía unirse a Tobías en matrimonio (v.18). El demonio
fue en este asunto un instrumento inconsciente, pero dócil, de la 3
Según Dóller, Die Reinheits-und Speisegesetze des A. T. (München 1917) 74, muchos
Providencia divina. pueblos antiguos consideraban peligroso el primer coito por temor a que el demonio entrara
en la joven. De ahí que en muchos lugares diferían los jóvenes esposos por algunos días el uso
matrimonial con el fin de despistarlo. Se empleaban muchos y variados estratagemas para
engañar al demonio. La costumbre de asistir hombres armados al cortejo nupcial disparando
Palabras tranquilizadoras de Rafael (6,15-19) tiros y cohetes se fundaba en la creencia de que debía alejarse al demonio, que acechaba de
una manera especial a la novia. En la Iglesia primitiva, hasta la Edad Media, existía también
15
Contestóle el ángel: «¿No te acuerdas de las palabras que la creencia de la acción funesta del diablo, enemigo del matrimonio. Para contrarrestarle se
acudía a la oración, exorcismos, agua bendita y bendición del tálamo nupcial, etc. Según la
tu padre te inculcó sobre tomar mujer de tu propio linaje? Es- Vulgata, el ángel recomienda a Tobías que se abstenga de todo comercio carnal con su esposa
cúchame, pues, hermano: Esa será tu mujer, y del demonio durante los tres primeros días que siguen al matrimonio, que se dedicarán a la oración. Pasada
la tercera noche, podrá acercarse a su mujer, llevado más por el temor de Dios y amor a los
no
16
te preocupes, que esta misma noche te será dada por mujer. hijos que por la sensualidad, con el fin de ser bendecido en la descendencia de Abraham
Cuando entres en la cámara nupcial, toma un perfumador por su posteridad. No se tienen noticias de que esta costumbre de las tres noches rigiera entre
y pon en él trozos del corazón y del hígado del pez, que hagan los israelitas. Las llamadas «noches de Tobías» tuvieron eco en la Iglesia católica. Amonesta
el concilio Tridentino: «Sancta Synodus coniuges hortatur, ut antequam contrahant vel
humo; 17 que en cuanto lo huela el demonio, huirá y no volve- saltem triduo ante matrimonii consummationem sua peccata diligenter confiteantur et ad
rá por los siglos de los siglos. 18 Pero cuando a ella te acerques, SS. Eucharistae sacramentum pie accedant» (sess.24, De reformatiane matrimonii 1).
Tobit 8 827
826 Tobit 7
lágrimas. 7 Y bendíjole, diciendo: «Eres hijo de un varón bue- Isaac (Gen 24,32-33). Al llegar de viaje, solían los huéspedes lavarse
no, bonísimo». Pero al saber que Tobit había perdido la vista, los pies (Gen 18,4; 19,2; 43,24); seguía una comida (Gen 18,6-7).
se entristeció hasta derramar lágrimas. 8 Edna, su mujer, y Como el criado de Abraham, se niega Tobías a tomar bocado antes
Sara, su hija, lloraron también; los recibieron cordialmente, de obtener la seguridad del consentimiento a su anhelado (6,19)
sacrificaron un carnero y les ofrecieron un suntuoso banquete. matrimonio. Trata Ragüel de calmar la impaciencia de Tobías,
diciéndole que de momento coma y beba, asegurándole que no
Los dos viajeros se dirigieron a la casa de Ragüel. El primer tiene inconveniente alguno en entregarle a su hija por esposa.
encuentro de Sara con los huéspedes recuerda escenas análogas en Inmediatamente se formaliza el matrimonio con un rito cuya
la historia de los patriarcas (Gen 24,15-25; 29,9-13). Ragüel llama descripción, aunque muy sumaria, revela las costumbres antiguas
«primo» a Tobit, término que puede entenderse en sentido estricto
de su celebración. Tomó el padre la mano derecha de su hija y
o en el sentido más amplio y genérico de hermano. Al darse a co-
la puso en la derecha del esposo (Vulgata), con lo cual se indicaba
nocer Tobías, Ragüel se abalanzó sobre el joven, se le echó al cuello
y le besó, derramando lágrimas de emoción. El autor sagrado no que, desde aquel momento, Sara pertenecía a Tobías. Contempo-
ha referido el diálogo que siguió a esta revelación; sólo sabemos ráneamente, pronunció Ragüel una fórmula de bendición nupcial
que, entre otras cosas, Tobías habló a Ragüel de la ceguera de su (Gen 24,6; Rut 4,nss), que la Iglesia reproduce en la misa pro
padre, con la consiguiente consternación del pariente. Como era sponsis. Acto seguido se procedió a la redacción por escrito del
costumbre entre los hebreos, el anciano Ragüel bendijo a Tobías contrato matrimonial, del cual no se habla en la Ley mosaica,
Que 17,2; Rut 3,10), mientras hacía la apología de su padre. La fa- pero de cuyo uso en la antigüedad dan testimonio algunos docu-
milia entera se conmovió al encuentro inesperado de Tobías. Ma- mentos extrabíblicos (Código de Hammurabi 128).
taron un carnero en su honor (Gen i8,i5ss) y aparejaron un sun-
tuoso banquete. Toda la escena, aparte de algunos matices, es co- En la cámara nupcial (8,1-9a)
pia de lo sucedido en idénticas circunstancias en la historia de los
1
patriarcas (Gen 29,4-6; I8,I6SS), lo que está en conformidad con Cuando hubieron terminado de comer, llevaron a la alco-
el espíritu del libro. ba a Tobías. 2 El, recordando las palabras de Rafael, tomó un
brasero y, poniendo encima de las brasas el corazón y el hígado
del pez, hizo humo. 3 El demonio, en cuanto olió aquel humo,
huyó al Egipto superior, donde el ángel le ató. 4 Una vez que
Ajuste de matrimonio (7,9-17) quedaron los dos solos, se levantó Tobías del estrado y dijo:
9 «Levántate, hermana; vamos a orar para que el Señor tenga
Dijo luego Tobías a Rafael: «Hermano Azarías, habla de misericordia de nosotros». 5 Y comenzó Tobías, diciendo: «Ben-
aquel asunto de que en el camino tratamos, y que se acabe este dito eres, Dios de nuestros padres, y bendito por los siglos tu
negocio», l" Expuso Azarías el asunto a Ragüel, que dijo a To- nombre, santo y glorioso. Bendígante los cielos y todas las cria-
bías: «Come, bebe y alégrate; en efecto, a ti te toca recibir a mi turas. 6 Tú hiciste a Adán y le diste por ayuda y auxilio a Eva,
hija; pero antes tengo que advertirte una cosa: H He dado ya su mujer; de ellos nació todo el linaje humano. Tú dijiste: No
mi hija a siete maridos, pero, en entrando a ella, en la misma es bueno que el hombre esté solo; hagámosle una ayuda seme-
noche murieron. Tú ahora regocíjate». Mas Tobías contestó: jante a él. 7 Ahora, pues, Señor, no llevado de la pasión sensual,
«No gustaré bocado hasta que no resolváis este negocio y me sino del amor de tu Ley, recibo a esta mi hermana por mujer.
lo confirméis» , 2 Dijo Ragüel: «Tómala desde ahora, según la Ten misericordia de mí y de ella y concédenos a ambos larga
Ley, pues tú eres su hermano y a ti se te debe. Que Dios mise- vida». 8 Ella respondió: «Amén». 9a Y pasaron ambos dormidos
ricordioso os colme de felicidades». 13 Llamó a Sara, su hija, aquella noche.
y, cogiéndola de la mano, la entregó a Tobías por mujer, di-
ciendo: «Anda, según la Ley de Moisés, tómala y llévala a tu La primera providencia de Tobías fue tomar un brasero y
padre». Y los bendijo. 14 Llamó a Edna, su mujer; tomó un
rollo, escribió el contrato matrimonial, lo selló, 15 y luego co- poner el corazón y el hígado sobre las brasas para que produjeran
menzaron a comer. 16 Llamó después Ragüel a Edna, su mu- humo. Tan pronto como lo aspiró el demonio, huyó al Egipto
jer, y le dijo: «Prepara, hermana, otra alcoba y llévala a ella». superior. Todos los textos repiten esta ceremonia. Parece que esta
Hizo Edna lo que le mandaba, y llevó a su hija a la cámara. combustión tuvo lugar en presencia de los padres, pues dice el
Lloraba Sara, y, enjugando la madre las lágrimas de su hija, le texto actual que, «una vez quedaron los dos solos, se levantó To-
decía: 17 «Ten buen ánimo, hija; el Señor del cielo te dará gra- bías...» No es de suponer que el brasero se encontrara en la habi-
cia en vez de tristeza; ten valor, hija mía». tación para caldearla, porque la circunstancia de haberse bañado
Tobías en el río demuestra que no estaban en la estación invernal.
En contra de la Vulgata, es el ángel quien, a ruegos de Tobías, Había en la alcoba perfumador o pebetero, al que se le echaba
entabla las negociaciones para ajustar el matrimonio con Sara. Com- incienso o algunas hierbas para aromatizar la habitación, lo que
párase el contenido de esta perícopa con la narración del criado de está de acuerdo con el texto griego al decir que puso el corazón y
Abraham, comisionado para pedir la mano de Rebeca para su hijo
828 Tobit 8 Tobit 9 829
el hígado sobre la ceniza de los perfumes o sobre las brasas del sericordia de estos dos hijos únicos; ten de ellos piedad y con-
perfumador. Al oler el demonio aquel humo, huyó al desierto, cédeles
18
acabar en bien su vida con alegría y misericordia».
Y mandó a sus siervos rellenar la sepultura.
lugar considerado como morada de los malos espíritus (Is 13,21;
Mt 12,43; Me 5,2-3), reducidos allí a la impotencia. La fe de Ragüel en el feliz éxito del nuevo matrimonio prácti-
Existen graves discrepancias entre los autores sobre la inter- camente no existía, a pesar de que él y su mujer, como da a entender
pretación de la naturaleza del hecho de ahuyentar el diablo por el el texto, presenciaron la ceremonia de la fumigación, encaminada,
humo desprendido de la combustión del corazón y del hígado del según el ángel, a alejar el mal espíritu. Por lo cual, levantándose
pez 1. Si todos los textos no estuvieran acordes en atestiguar su auten- Ragüel muy de mañana, hacia la hora en que suele cantar el gallo
ticidad, nos inclinaríamos por considerar el pasaje como un adorno (cuca pullorum cantum, Vulgata), mandó cavar una fosa, diciéndose
popular introducido tardíamente en el texto primitivo (SCHLÓGL). a sí mismo: «Seguro que también éste habrá muerto». Cerciorado
De hecho puede borrarse perfectamente del texto sin perjudicar por la sirvienta de que vivía, dio la orden inmediatamente de relle-
en lo más mínimo el curso de la narración. Debe rechazarse la nar la sepultura «antes de despuntar el día» (texto de Sin.) para
hipótesis según la cual se oculta tras de este hecho una práctica evitar las habladurías de la gente.
mágica y supersticiosa, lo que repugna totalmente al espíritu del
libro. Entre las muchas hipótesis que se han ideado, plácenos citar
la que sigue. La combustión del corazón y del hígado fue una acción
Grandioso banquete (8,19-21)
verdadera, pero simbólica, la cual, presupuesta la rectitud de in- 19
20
Hízoles la fiesta de bodas por espacio de catorce días,
tención de Tobías y su confianza en las palabras del ángel, recibía pues antes ya le había instado a 21que no partieran hasta ter-
su eficacia de la oración. Aquella acción externa, unida a la oración, minar los catorce días de la boda. Pasados, le daría la mitad
obraba como causa instrumental para significar también la opera- de su hacienda y le dejaría irse en paz a su padre, y el resto lo
ción interna que debía realizarse. El hecho se explica, con las debi- recibiría cuando muriesen él y su mujer.
das reservas, como el pasaje evangélico en que se habla del uso del Para celebrar el acontecimiento, dispuso Ragüel que los días
barro (Jn 9,6) y de la saliva (Me 47,33) que empleó Jesús en la del banquete de bodas, que solían durar siete días (Gen 29,27;
curación del ciego y sordomudo. Concretamente, en nuestro pasaje, Jue 14,12-18), se duplicaran, obligando a Tobías con juramento a
más que al humo producido por la combustión del corazón y del que no se ausentara antes del plazo de los catorce días.
hígado, la fuga y la reducción del demonio a la impotencia se
atribuyen a la intervención del ángel y a la oración de los esposos.
Los dos, según la costumbre judaica, oran de pie, pidiendo al Rafael va y vuelve de Ragúes (9,1-6)
Señor que tenga compasión de ellos. Ninguna alusión hay en los 1 2
textos griegos a la circunstancia atestiguada por la Vulgata de Llamó entonces Tobías a Rafael y le dijo: «Hermano Aza-
rías, toma contigo un siervo y dos camellos y vete a Ragúes de
vivir en continencia las tres primeras noches que seguían al matri- Media,3 a casa de Gabael, y cóbrame el dinero y tráele a él a la
monio, pues consideran la primera como la primera noche de boda, pues Ragüel me ha pedido con instancia que no me
vida conyugal. vaya, 4 y mi padre estará contando los días, y si ve que tardo
mucho, se morirá de pena». 5 Partió Rafael y se hospedó en
casa de Gabael, a quien dio el recibo. Trajo Gabael los talegos
Inquietud y oración de Ragüel (8,9b-18) sellados y se los entregó. 6 Madrugaron y juntos vinieron a la
boda, bendiciendo Gabael a Tobías y a su mujer.
b I0
9 Cuando Ragüel se levantó, se fue a cavar una sepultura, di-
ciendo: «Seguro que ha muerto éste también». n
Vuelto Ra- Por haberse Tobías obligado con juramento a no ausentarse de
12 la casa de Ragüel durante los catorce días de la boda, y dominarle,
güel a casa, dijo a Edna, su mujer: «Manda a una de las sier-
vas que vea si está vivo, para enterrarle si no, y que nadie se por otra parte, el pensamiento de la ansiedad de sus padres, ancia-
13
entere».
14
Abrió la sierva la puerta y vio que ambos dormían. nos, rogó a Rafael, al que tenía por un simple hombre (Vulg.),
Salió luego y les comunicó que estaba vivo. 15 Entonces ben- partiera en dirección a Ragúes en busca del dinero. Para poder
dijo Ragüel a Dios, diciendo: «Bendito seas tú, Dios, con toda retirar la cantidad que obraba en poder de Gabael le entrega, como
bendición pura y santa, y bendígante tus santos, y todas tus documento acreditativo, el recibo (jeirografón), que deberá pre-
criaturas, y todos tus ángeles, y todos los elegidos; bendígante sentar al llegar. Al mismo tiempo ruega al ángel invite a Gabael a
por los siglos. 1S Bendito tú, que me has alegrado, no sucedien-
do lo que yo me temía, sino que has obrado con nosotros según asociarse a los festejos con motivo de su boda. Rafael partió para
tu gran misericordia. 17 Bendito seas tú, Señor, que tuviste mi- Ragúes, no indicando el texto el tiempo que tardó en efectuar un
recorrido de 300 kilómetros que median entre Ecbatana y Ragúes.
1
G. LEFÉVRE, Les maladies des yeux dans VAnclen Israel: «Kemi», 15 (1959) 6; R. LABAT, Arriano (De exp. Alex. 3,20) cuenta que Alejandro Magno hizo
A propós de la fumigation dans la medicine assyrienne:«Revue d'Assyriologie et d'Archéologie el recorrido en once días. Se ha querido salvar la dificultad diciendo
Oriéntale», 55 (1961) 152-153; H. ZIMMER, Die Beschworungstafeln Surpu (Berlín 1901).
830 Tobit 10 Tobit 11 831
que el banquete empezó al regresar Rafael de Ragúes, lo que es ganados y dinero; 12 y, al despedirlos, los bendijo, diciendo:
poco probable. Débese notar que no nos hallamos ante una agenda «Que el Dios del cielo os dé feliz viaje, hijos míos, y que vea
de viajes en la que se anotan escrupulosamente todas las etapas del yo vuestros hijos antes de morir». 13 Y a su hija le dijo: «Honra
viaje, sino ante una narración redactada libremente, en la que se a tus suegros, que ellos son ahora tus padres, y tenga yo bue-
hace más hincapié en la lección práctica que en la relación de los nas noticias de ti». Y la besó. Edna dijo a Tobías: «Hijo mío,
pormenores. El S describe la emoción que sintió Gabael al encon- que el Señor del cielo te dé una vida feliz y a mí ver a los hijos
de Sara, mi hija, para que me alegre en presencia del Señor.
trarse, después de veinte años (5,3, según S), con el hijo de su Yo te la doy como en depósito; mi hija es, no le des mala vida».
viejo amigo Tobit.
Cumplidos, o en trance de cumplirse, los catorce días de la
Ansiedad de los padres de Tobías (10,1-7) fiesta, manifestó Tobías a Ragüel su voluntad irrevocable de regre-
sar a casa, alegando que cualquier tardanza en el horario previsto
1
Entre tanto, Tobit, su padre, estaba contando los días que acarrearía un grave trastorno a sus ancianos padres. Rechaza To-
podía durar el2 viaje, y cuando éstos se pasaron y vio que su bías la insinuación que le hace Ragüel de enviar un mensajero;
hijo no volvía, comenzó a decir: «Tal vez están retenidos por los ancianos padres no querían tanto saber noticias de su hijo
la cobranza del dinero, o 3acaso ha muerto Gabael y no 4 hay cuanto tenerlo a su lado. Viendo Ragüel que no era posible retener
nadie que se lo entregue». Y se entristecía sobremanera. Su
mujer le decía: «Sin duda que ha perecido nuestro5 hijo, porque por más tiempo a su yerno, le entrega Sara, su mujer; la mitad de
tarda mucho». Y comenzaba a llorarle, diciendo: «¡Ay de mí, la hacienda, siervos, ganados y dinero. Algunos textos especifican
hijo mío! ¿Por qué te dejé ir, luz de mis ojos?»7 6 Tobit le decía: que le fueron entregados a Tobías: siervos (somata, Gen 36,6;
«Calla, no te apures; seguro que está bien». Pero ella repli- 2 Mac 8,i 1; Apoc 18,3); siervas (paellas, Sin., Vet. Lat.), ganados,
caba: «Calla, no pretendas engañarme; seguro que ha muerto». bueyes, asnos, camellos, vestidos de lino y púrpura, vasos de oro
Y todos los días iba al camino por donde se fue, pasando el día y plata (HM). Edna llama a Tobías «hijo y hermano carísimo» (S),
sin tomar bocado y la noche llorando sin cesar a Tobías, su hijo. augurándole buen viaje y deseando para ella poder ver los hijos
Como lo había intuido Tobías (9,4), su padre contaba los días de Sara. Miq 7,6 señala la falta de amor para con los suegros como
que podía durar el viaje, por haberlo hecho él antes (1,14). Al una característica de una sociedad corrompida; nuestro libro, con-
cumplirse el plazo según sus cálculos y no verlo a su lado, comenzó siderado como un cántico a la familia, lo recomienda. La mayoría
a ponerse intranquilo. En realidad su hijo no se había retrasado de los textos (Vulg., ArM) hablan de besos y abrazos al despedirse.
ni un solo día en el horario previsto, ya que, durante los catorce
días de la boda, los únicos que podían diferirlo, hizo Rafael el viaje Camino de Nínive (11,1-7)
de ida y vuelta de Ecbatana a Ragúes. La alusión a las inquietudes 1 Al punto se puso Tobías en camino, bendiciendo a Dios,
de los padres puede obedecer a un artificio literario del autor con que le había dado tan feliz viaje, y bendiciendo también a Ra-
el fin de poner en un paralelismo exacto los dos cuadros de la ansie- güel y a Edna, su mujer. Así caminaron hasta llegar cerca de
dad de los padres y las razones que presenta Tobías para marcharse Nínive. 2 Entonces dijo Rafael a Tobías: «Bien3 te acordarás,
de casa de Ragüel. hermano, de cómo hemos dejado a tu padre. Vamos a ade-
Los padres de Tobías reaccionaron cada uno a su manera. El lantarnos nosotros a tu mujer para preparar la casa. 4 Lleva
tema de la tardanza de su hijo a menudo era causa de algún altercado contigo
5
la hiél del pez». Partieron ellos, siguiéndoles el perro.
Entretanto, Ana, sentada, miraba hacia el camino para ver
entre ellos. Tobit trataba de apaciguar a Ana con razonamientos si descubría a su hijo. 6 Cuando creyó verle venir, dijo al7 padre:
afectuosos, invitándola a la confianza y a la fe en Dios; pero la «Mira, viene nuestro hijo, y con él su compañero». Rafael
arisca mujer le respondía con un seco «Gállate» (Job 13,13), que dijo a Tobías: «Estoy seguro de que tu padre recobrará la vista.
equivalía a decir: «Ño me molestes» (Vet. Lat.). Sin embargo, tam-
poco había perdido ella toda esperanza (v.7). Agradecido a Dios por los beneficios que le había otorgado con
ocasión de su viaje a Ragúes, Tobías regresa rico a su casa, acompa-
ñado de su esposa, siervos y ganados. La lentitud (lento gressu,
Tobías se despide de sus suegros (10,8-13) según Vulg.) con que procedía la caravana llenaba de inquietudes
8
Cumplidos los catorce días de la boda, que Ragüel le había al joven Tobías, deseoso de llegar cuanto antes a casa para consolar
rogado que pasase con ellos, dijo Tobías a Ragüel: «Déjame a sus ancianos padres. Su fiel compañero de viaje, Rafael, debió de
partir, que mis 9 padres habrán perdido ya la esperanza de vol- comprender su intranquilidad, y a este fin le sugirió que los dos
ver a verme». Pero su suegro le respondió: «Quédate aquí se adelantaran a la caravana para preparar la casa. En ella reinaba el
y10 yo enviaré un mensajero a tu padre para darle noticias de ti». desasosiego por su tardanza en regresar. Su padre soportaba la
Mas Tobías insistió: «Déjame ir a mi padre». ]1 Entrególe angustia en silencio, tratando de apaciguar el ánimo exaltado de
luego Ragüel su mujer, Sara, y la mitad de la hacienda, siervos, su mujer. Esta, menos resignada y virtuosa, iba al camino que había
Tobit 11 833
832 Tobit 11
él, 11 y, cogiéndole, 2 derramó la hiél sobre sus ojos, diciendo:
tomado su hijo y oteaba el horizonte con la esperanza de vislum- «¡Animo, padre!» l En cuanto le escocieron los ojos, se frotó,
brar su silueta. Quizá la casa se hallaba en el extremo sudoriental 13 y se desprendieron las escamas. Al ver a su hijo, se arrojó a
de la ciudad, desde donde podía divisarse gran trecho del camino su cuello 14 y, llorando, dijo: «Bendito tú, ¡oh Dios!, y bendito
que conducía a Ecbatana. sea tu nombre por los siglos, y benditos también todos tus san-
Tobías debió de percatarse, por los ademanes y movimiento tos ángeles, 15 porque después de azotarme has tenido miseri-
que notó ante su casa, de que algo extraordinario acontecía. La cordia de mí, y veo a Tobías, mi hijo». Entró su hijo contento,
y refirió a su padre todas las maravillas que le habían sucedido
madre, como muy lógico en tales circunstancias, después de haber en Media.
anunciado con alborozo a su marido la noticia del regreso del hijo,
corrió a su encuentro, sin esperar a su marido, que, por efectos de Madre e hijo marchaban juntos a su casa, y, al acercarse a ella,
la ceguera y de la emoción que embargaba su alma, se agitaba en intentó Tobit traspasar el dintel de la puerta de casa (texto B) sin
el interior de la casa, avanzando a tientas hacia la puerta. La visión ayuda de nadie (nemine dante Mi manutn, Sin., Vet. Lat.), o de la
de la madre que corría alocada al encuentro de su hijo y la ausencia puerta del atrio de la misma (Sin.); pero, a causa de la precipitación
del padre, impedido por la enfermedad, debieron de conmover a y azoramiento, tropezó. Su hijo, que estaba cerca, al divisar a su
Tobías hasta hacerle derramar lágrimas. El ángel le consoló asegu- padre que caminaba a tientas hacia él, aceleró el paso, llegando a
rándole su curación. La presencia del perro en casa, o bien debe tiempo para impedir que diera de bruces en tierra.
considerarse como detalle ornamental, o demuestra que en épocas Cinco momentos distinguen los distintos textos en el proceso
avanzadas del judaismo no era ya considerado como animal in- curativo de la ceguera de Tobit: 1) Se ungen sus ojos con la hiél a
mundo. manera de un linimento que se extiende sobre toda la superficie
del ojo (lini super oculos, dice la Vulg. 8,13; Vet. Lat. 6,9; egxrison,
según B, 11,8; BS 6,9). La hiél presentaba el aspecto de un líquido
Empleo y efectos de la hiél (11,8) viscoso, denso, a manera de pomada que se extiende por medio de
8 una espátula sobre las heridas o partes doloridas. 2) Al aplicársele
»Untale los ojos con la hiél; al escocerle se frotará, se des
prenderán las cataratas y verá». la hiél, Tobit experimentó una punzada, un escozor en todo el ojo
(dexceis, según B, v.8 y 11), que le molestaba. 3) Al notar aquella
A las palabras con las cuales asegura Rafael a Tobías que reco- sensación de molestia, Tobit se frotó y restregó los ojos en todas
brará la vista su padre, que abrirá (anoixei) los ojos para ver, direcciones (diatripsei, B, v.8 y 11). 4) A consecuencia de esta
añade una breve instrucción sobre el empleo y efectos de la apli- acción violenta, comenzaron a desprenderse las manchas blancas
cación de la hiél sobre la parte enferma. «Aplica, le dice, la hiél a de los bordes de los ojos hasta caer totalmente, o bien debido a la
sus ojos y, al sentir el escozor, se frotará (tu padre) repetidamente, eficacia del medicamento («el remedio hará contraer y despegar las
de una a otra parte (diatribo), y lanzará de sí las manchas blancas manchas blancas», texto Sin., v.8), o a consecuencia de la frotación
y te verá» (texto de B). En el texto Sin. dice el ángel: «Extiende la (decoriavit duabus manibus, Vet. Lat.). Las citadas manchas en su
hiél del pez sobre sus ojos, y el remedio hará contraer y despegar aspecto exterior parecían escamas, sutiles telillas o membranas. La
las manchas blancas (leukómata), y de esta manera tu padre reco- Vulgata añade que tenían parecido con una membrana de huevo
brará la vista y verá la luz». («quasi membrana ovi»). 5) El resultado final de toda la operación
Antes del encuentro de Tobías con sus padres, señala la Vulgata fue que Tobit, una vez libre de aquellas manchas, vio al hijo (B), o
el detalle pintoresco del perro. Este detalle, que el cardenal New- vio la luz (Sin.). De los textos se desprende que la recuperación de
mann clasificaba entre los «obiter dicta», y que tanto preocupó en la vista fue instantánea y completa, pudiendo distinguir inmediata-
su tiempo a teólogos y exegetas, es considerado hoy como un por- mente los objetos.
menor pintoresco y ornamental, muy conforme con el estilo y Los autores tratan de si hubo o no milagro. El hagiógrafo des-
finalidad del libro. Galdos cree que este fragmento faltaba en el cribe el proceso de la curación de Tobit como cosa normal y como
texto primitivo y que fue introducido, o bien por San Jerónimo, efecto de la aplicación de un medicamento. Con esto concuerda el
consciente o inconscientemente, bajo la influencia de los clásicos, es- hecho de que la antigüedad consideraba la hiél de diversos peces
pecialmente de Ovidio (17,301), o anteriormente, por algún redactor como un eficaz remedio contra los ojos 2 . También el proceso curativo
de la versión aramaica 1, se describe en el sentido de que la curación se produjo naturalmente.
De ahí que muchos antiguos expositores no ven en ello milagro
Tobías abraza a sus padres (11,9-15) alguno. Otros lo admiten en el hecho de la curación. Calmet no se
9
Ana, corriendo, se arrojó al cuello de su hijo, diciéndole: pronuncia ni a favor ni en contra («cuivis hac in re quidvis colligere
«¡Te veo, hijo mío! ¡Ahora ya puedo morir!» Y ambos llora- licet»). El hagiógrafo no ha señalado en este punto cuál es su pen-
ban. 10 Salió Tobit a la puerta y tropezó; pero el hijo corrió a 2
1
PLINTO, Nat. hist. 32,4-
GALDOS, l.c, n.323.
Biblia comentada 2 27
834 Tobit 12
Tobit 12 835
Sarniento. Únicamente ha dado a entender que para él aquella
curación fue obra de Dios (ergon tou zeou, 12,11). Tobit alaba a Tobit que ha terminado la misión del joven que se ofreció como
Dios por haberle devuelto la vista (v.14) por ministerio de los guía de su hijo (5,4). Al contratarle, además de señalarle el salario
ángeles (v.16; 12,3). base, había Tobit insinuado que le daría una pequeña recompensa,
a la que se haría acreedor según la conducta y el éxito que tuviera
Llegada de Sara (11,16-19) en su cometido (5,15). Pero, ante el cúmulo de beneficios que le
había reportado su actuación, entiende que debía recompensarle
16
Salió Tobit a las puettas de Nínive al encuentro de su nuera, con prodigalidad. No sabía cuánto debía entregarle; su hijo, que
contento y bendiciendo a Dios. Y cuantos le veían se maravi- estuvo en contacto con él, podía apreciar mejor la cuantía de los
llaban de verle andar sin lazarillo. 17 Tobit alababa delante servicios prestados. La versión aramea presenta la escena diversa-
de ellos a Dios, porque había tenido misericordia de él. Así mente.
que llegó Tobit a Sara, su nuera, la bendijo, diciendo: «Bien
venida seas, hija mía. Bendito sea Dios, que te ha traído entre
nosotros, y benditos sean tus padres». Fue18todo esto motivo Rafael se da a conocer e invita a alabar a Dios
de alegría para sus hermanos en Nínive. Llegaron Ahikar (12,6-7)
y Nadab, su sobrino, 19 y durante siete días se celebraron con
regocijo las bodas de Tobías. 6
Entonces el ángel, llamando a los dos aparte, les'dijo: «Ben-
decid a Dios y glorificadle, ensalzadle, pregonad a todos los
Una vez en casa, Tobías refirió a sus padres las maravillas que vivientes lo que ha hecho con vosotros, 7 pues bueno es ben-
le habían sucedido en el viaje. La presencia de Sara y de la caravana decir a Dios y ensalzar su nombre, pregonando sus obras.
que iba con ella despertó la curiosidad de todos, especialmente de No os canséies de confesarle. Bueno es guardar el secreto del
los judíos que moraban en Nínive. Entre los concurrentes mencionan rey, glorioso pregonar las obras de Dios. Habéis hecho el bien
los textos a Ahikar y Nadab. El nombre de este último aparece con y nada malo os pasará.
algunas variantes: Nabad (Sin.), Nadab (Sin. 14,10), Nasbás (tex-
to B), Aman (B 14,10), falsa corrección de Adam, que, según Ñau, Ante el acuerdo de Tobit y su hijo de pagarle los servicios pres-
es la verdadera, que tiene relación con el Nadan de la historia de tados, Rafael los llama aparte para comunicarles algo trascendental
Ahikar2. Nadab era sobrino de Tobit (texto B); según Sin. y y misterioso. Antes de revelar su verdadera personalidad, invita
Vet. Lat., lo eran ambos, a saber, Ahikar y Nadab. a ambos a alabar y bendecir a Dios, de cuyas manos han recibido
todos los bienes y favores que ellos le atribuyen, haciéndoles ver
A la descripción sombría que hizo el autor sagrado en la pri- que él ha sido simplemente un instrumento puesto a su servicio
mera parte del libro, contrapone ahora, con vivos colores, la pro- por la infinita bondad divina. Por consiguiente, les exhorta a que
fusión de beneficios con que regala el Señor a Tobit como premio bendigan a Dios, a que le alaben y den gracias y que pregonen ante
de su fidelidad en el sufrimiento. todo el mundo las maravillas que ha obrado para con ellos.
Alejandro Magno, fueron los primeros en arrogarse honores divi- cional. Tanto los de «Judá» como los «hijos de Israel» forman parte
nos (2 Mac 9,12) y obligar a que se les llamara oficialmente dioses. de la nación hebraica. No se alude al reino del norte (Israel) ni al
Antíoco Epifanes hizo acuñar monedas con el título «Antíoco Rey del sur (Judea), sino al pueblo que adora a un mismo Dios en su
Dios Epifanes Nicéforo». Se reserva para este lugar la declaración templo de Jerusalén. A pesar de su mucho temor (sfodra, sfodra,
blasfema de Holofernes con el fin de enfrentar al más poderoso que corresponde al hebraico meod, meod), sabrán reaccionar hasta
monarca de la tierra con el Dios de los hebreos. morir con tal de impedir que Holofernes repita en Jerusalén lo que
hizo con los pueblos que se le rindieron. El pánico de los judíos era
tanto más explicable cuanto que «recientemente» (prosfátos) habían
Holofernes en Esdrelón (3,9-10) subido de la cautividad y hacía poco (neosti) que se había reunido
9
Llegado al llano de Esdrelón, cerca de Dotan, frente a la el pueblo en Judea en torno al templo.
gran llanura de Judá, 10 asentó su campo entre Gaba y Escitó- ¿Pertenece el v.3 al texto original? En dicho versículo se men-
polis, donde permaneció un mes esperando toda la impedimen- cionan tres acontecimientos: 1) regreso de la cautividad; 2) reagru-
ta de su ejército. pación del pueblo en Judea; 3) purificación del templo y de su mo-
Holofernes impuso sus condiciones de paz a las ciudades de biliario. ¿De qué cautividad y repoblación habla el autor? Del fa-
Fenicia y de Filistea que se le habían rendido. Desde las ciudades moso exilio de Babilonia y de la repoblación de Judea bajo la égida
de la Filistea (Gaza, Ascalón, Asdod) podía Holofernes marchar ha- de Esdras y Nehemías. Impresionados por consideraciones religio-
cia el este y atacar a Jerusalén, pero determinó volver sobre sus pa- sas, reaccionaron los judíos y decidieron morir antes que ver sa-
sos en dirección noroeste, alcanzar la llanura de Esdrelón en un pun- queado y destruido el templo (oikós, casa) del Señor. Si el pueblo
to cercano a Dotan e ir a acampar en un lugar entre Gaba y Escitó- judío está dispuesto a morir para defender a Yahvé y su templo,
polis. Era Dotan (Gen 37,17; 2 Re 6,13) una población cananea ¿no «les protegerá Dios y será con ellos» (5,21) al ver su buena dis-
situada al norte de Siquem, a 40 kilómetros al sur de Nazaret y posición? El texto no habla de la reconstrucción del templo (Neh
junto a la actual carretera que une esta última ciudad con Jerusalén. 6,15-18), sino de la purificación del mismo, lo que nos lleva a los
El campamento de Holofernes estaba entre Gaba y Escitópolis. tiempos de Antíoco IV Epifanes (1 Mac 4,36; 2 Mac 10,3-5).
La primera de estas ciudades puede corresponder a Gibleam, Gel-
boé, al sur de Betsán. Escitópolis era el nombre que recibió en Resistencia al enemigo (4,4-5)
el período helenístico la antiquísima ciudad de Betsán (2 Mac 4
12,29). Aquí esperó Holofernes los servicios auxiliares del ejército Enviaron, pues, a toda la región de Samaría y sus aldeas,
antes de aventurarse a dar la batalla a los judíos. En las luchas a Betorón, Belmain, Jericó, Joba, Aisora y al valle de Salem,
que van a comenzar entre Holofernes e Israel se enfrentan dos 5 y ocuparon todas las cimas de los montes altos y amurallaron
sus aldeas, y se aprovisionaron de vituallas en previsión de la
potencias: la del mal, en cuyo ejército militan todos los enemi- guerra, pues recientemente habían recogido la cosecha de sus
gos del yahvismo, y la del bien, o sea la del Dios de los judíos. De campos.
Judea no ha recibido Holofernes propuesta de rendición, y sospecha
que será dura la campaña para reducir aquel país. La llanura de El sujeto del verbo enviar son los hijos de Israel, de que se
Esdrelón (2 Re 2,9) formaba parte de Israel, pero su ocupación habló en el v. 1. Se menciona en primer lugar la «región de Samaría»,
por Holofernes no exacerba el orgullo judío. El próximo campa- porque se hallaba amenazada directamente. Ninguna alusión a la
mento de Holofernes será la región montañosa entre Dotan y enemistad existente entre samaritanos y judíos después del exilio
Betulia. (Esd 4,1-5; Neh 4,33-35; Jo 4,9). Toda la retahila de lugares geo-
gráficos se suprimen en la Vulgata, la cual se limita a decir: «Y en-
Pánico en Judea (4,1-3) viaron a toda la región de Samaria hasta Jericó». No es de suponer
que el autor sagrado tenga mucho interés en dar a este elenco un
1 Así que los hijos de Israel que moraban en Judá oyeron todo valor geográfico estricto. Se citan: Coma, que la VT y Vulg. tradu-
cuanto había hecho a los gentiles Holofernes, general en jefe cen por «castella», «per circuitum», y que, según Stummer, corres-
del ejército de Nabucodonosor, rey de los asirios, y cómo había ponde a Qamun (Jue 10,5); Betorón (Jos 16,3); Belmain, quizá
saqueado todos los templos y los había destruido, 2 sintieron Baal Meón (Núm 32,38), cerca de Madaba, al este del mar Muerto;
grandísimo miedo y se turbaron por Jerusalén y por el templo
del Señor, su Dios; 3 pues recientemente habían subido de la Joba (Gen 15,15); Aisora (Tell Asur, cerca, de Jericó); valle de Salem,
cautividad, y hacía poco que se había reunido todo el pueblo junto a Jerusalén, o la aldea actual de Salim, en la llanura de Siquem.
de Judea, y el mobiliario y el altar y la casa habían sido santi- Los israelitas habían segado ya (2,27), lo cual nos dice que los
ficados después de su profanación. hechos narrados tienen lugar en los meses de junio-julio, o sea
en pleno verano de Palestina.
La noticia de que Holofernes destruía y saqueaba los templos
cayó como una bomba sobre Israel. El texto supone la unidad na-
Judit 4 863
862 luáit 4
Oraciones, ayunos y sacrificios (4,9-12)
Sumo sacerdote y estratega (4,6-8) 9
Todos los hijos de Israel clamaron con gran instancia a Dios
6 y se humillaron con gran fervor; 10 ellos, sus mujeres y sus hi-
Escribió Joaquín, que por aquellos días era sumo sacerdote jos, sus ganados, todos los extranjeros o jornaleros, y sus esclavos,
en Jerusalén, a los moradores de Betulia y de Bet-Omestaim, vistiéronse de saco. H Todos los israelitas, las mujeres y los niños,
enfrente
7
de Esdrelón, ante la llanura que está junto a Dotan, los moradores de Jerusalén, se postraron ante el santuario, cu-
diciéndoles que resistiesen en las subidas de las montañas, briéndose de ceniza sus cabezas; mostraron sus sacos al Señor
pues por ellas era el acceso a Judea, y como éste era estrecho, y revistieron de saco el altar, l 2 Todos a una clamaron al Dios de
sería fácil aun a sólo dos hombres impedir el paso a los que lle- Israel, pidiéndole con ardor que no entregase al saqueo sus
gaban. 8 Ejecutaron los hijos de Israel las ordenes de Joaquín, hijos ni diese sus mujeres en botín, ni las ciudades de su heredad
el sumo sacerdote, y del senado de todo el pueblo de Israel, a la destrucción, ni el santuario a la profanación y al oprobio,
que tenía su asiento en Jerusalén. regocijando a los gentiles.
Habiendo dado el autor un carácter religioso al ataque de Holo- Comprende el pueblo que, «si no guarda Yahvé la ciudad, en
fernes, era lógico que fuera el sumo sacerdote el que, en nombre de vano vigilan sus centinelas» (Sal 127). La única fuerza efectiva con
Dios, se enfrentara contra el general impío. Además de su cargo reli- que contaba Israel era el favor de su Dios, que se había comprome-
gioso, reunía en su persona la autoridad política suprema de la na- tido a no entregar a su pueblo predilecto en manos de los enemigos,
ción, ayudado en este cometido por un senado (gerousía) (2 Mac
a menos que le fuera infiel. Bien decía Aquior a Holofernes que, si
11,27). No había en Jerusalén ni rey ni gobernador; un sacerdote
en Israel no «había ninguna culpa o pecado contra su Dios», pasara
rige los destinos de la nación hebraica, lo que no sucedía en tiem-
pos de Nehemías. La sede del mismo estaba en Jerusalén. Supone de largo y no le molestara, porque su Dios lo protegerá y será con
el texto la existencia de un santuario central y nacional en Jerusalén. él (5,20-21). La iniciativa de prepararse a la lucha con armas espi-
El sumo sacerdote Joaquín (Vulgata Eliacim) figura en la línea de rituales parte del pueblo. El autor del libro se contagia de este fer-
los sumos sacerdotes en Neh 12,10.12.26. vor religioso. Únicamente en este lugar se menciona el acto de re-
vestir el altar del santuario con un saco. Para más forzar a Yahvé,
Betulia tiene la misión de aplastar la soberbia de Nabucodono- «extendían sus sacos ante el Señor» ( v . n ) , a la manera de Ezequías,
sor. No hay duda de que el texto localiza la ciudad al norte de Sa- que «desplegó ante Yahvé» (2 Re 19,14) las cartas de Senaquerib.
maría, no lejos del desfiladero que conduce a la planicie de Es- La ley mosaica sólo prevé un día de ayuno oficial al año, el día
drelón. Según el texto, se hallaba Betulia 1 en la subida de un monte ¡
grande de la Expiación (Lev 16,29; 23,27; Núm 29,7). En los libros
al pie del cual brotaba un manantial (6,11; 7,3.7). Entre la ciudad y
de Ester, Tobías y Judit se percibe mejor que en otros la importancia
el campo de Holofernes (7,1-3) se extendía una pequeña planicie.
Judit y su sierva atravesaron el campamento, «rodearon el valle y.: creciente que toma el ayuno en la piedad de los ambientes judíos
subieron al monte de Betulia» (13,10). Se hallaba cerca de Dotan (Est 4,1-3; 9,32; 14,2; Tob 3,10-11; 12,8; Jud 4,8-10; 8,6; 9,1; 12,9) 1.
(4,6). La corriente más en boga entre los exegetas tiende a localizar
Betulia en Sheik Shibel, a quince kilómetros al noroeste de Sanur Los sacerdotes, solidarios con el pueblo (4,13-15)
y a ocho al sudoeste de Djenin. Entre Sheik Shibel y Dotan se ex- 3
tiende la planicie de Schael Arrabeh, que produce abundantes pas- I Escuchó el Señor sus clamores y miró su aflicción. Ayuna-
tos por la abundancia de aguas que manan de dos manantiales. Con ba el pueblo todos los días en toda 14
Judea y en Jerusalén ante el
santuario del Señor omnipotente. Joaquín, sumo sacerdote,
los datos que se dan en los capítulos siguientes se puede llegar a y todos los sacerdotes que asistían en la presencia del Señor y
una localización más exacta de Betulia. La orden de Joaquín era de le servían, ceñían de saco su cintura al ofrecer el holocuasto
ocupar las pendientes o subidas (anábaseis) de la montaña, porque perfecto y los votos y las ofrendas del pueblo, 15 y echaban ce-
por ellas era el acceso (eisódos) a Judea. Era fácil impedir el paso nizas sobre sus tiaras, y clamaban al Señor con todas sus fuer-
de los que, dada la estrechez del desfiladero (prósbasis), veíanse obli- zas pidiendo que se dignase visitar a toda la casa de Israel.
gados a caminar de dos en dos. El tránsito de la planicie de Dotan
a Esdrelón es mucho más ancho de lo que supone el texto, cuyas pa- En la Vulgata se representa a Eliacim (Joaquín) de viaje por todo
labras deben entenderse en sentido hiperbólico. Israel, exhortando a todos a perseverar en la oración y en el ayuno,
1 prometiéndoles la ayuda divina. Los sacerdotes dan ejemplo a los
Palabra derivada de Bethul o Bathuel (Jos 19,4; 1 Crón 4,31), de la tribu de Simeón,
a la cual pertenecía Judit (9,2). Quizá viene de betulah (virgen), nombre simbólico de Jerusa- fieles, que se solidarizan con ellos. El sumo sacerdote, los simples
lén. El códice Sinaítico la llama «Baitoulía»; el Vaticano, «Baitoulonae; el c.58, «Betyloua»; sacerdotes y los levitas clamaban al Señor con todas sus fuerzas al
el c.108, «Baitolia»; cód. A, «Betyloua». Se localiza en: Karun tiattin (al este del lago de
Tiberíades); Beth-Ilfa (entre Gelboé y Betsán), o al sur de Dotan: en Sanur, en Messaliye, ofrecer el holocausto perpetuo y los votos y las ofrendas del pueblo.
en Tell Kheibar, en la cumbre Sheik Shibel, en la aldea de Barid o en Haraiequel-Malla (BOVER-
CANTERA). En conclusión, en un lugar, caso de que haya existido, imposible de identificar. 2 T. CHARY, Les prophétes et le cuite a partir de l'exil (París 1955) 200-201.
864 Jtidit 5
]uiit 5 865
En vez de echar la ceniza sobre la cabeza, como los laicos (2 Sam «amonitas y moabitas no serán admitidos ni aun a la décima gene-
13,19; Ez 27,30) lo hacían «sobre sus tiaras» (kidareis) (Ex 28,40; 29,9). ración; no entrarán jamás». La expresión «hijos de Canaán» (v.3)
En este capítulo se describe la reacción del pueblo judío al anun- es arcaica y sólo se utiliza en textos poéticos y arcaizantes (Esd 9,1;
cio de la presencia de Holofernes en sus fronteras. Pensar en una Neh 9,8).
rendición era temerario, mayormente después de la conducta de La situación descrita en todo el capítulo no exige un período
Holofernes para con los que pactaron con él. La oposición bélica histórico determinado, sino que puede ajustarse a todo el decurso
que se planea es más ideal que efectiva; la verdadera fuerza del pue-
de la historia del pueblo judío, a todo lo largo y ancho de la historia
blo judío se halla en su vida religiosa y moral. Hubo movilización
de Israel. A la tesis defendida por Aquior opone Holofernes esta
espiritual, pero no militar.
otra: Nabucodonosor es el único dios, y las armas darán razón de
un pueblo indefenso que ha tenido la osadía de oponérsele, Los
Holofernes ante la resistencia de Israel (5,1-4) dos poderes, material y espiritual, se enfrentan en una lucha de la
cual, ya desde ahora, se vislumbra el fin.
1 Llegó a noticias de Holofernes, generalísimo del ejército
asirlo, que los hijos de Israel se preparaban para la guerra; que
habían cerrado las entradas de las montañas y habían fortificado Prehistoria de Israel (5,5-9)
todas 2las cumbres de los montes altos y colocado barreras en el
llano. Montado en cólera, llamó a todos los príncipes de Moab, 5 Le contestó Aquior, jefe de todos los hijos de Amón: «Es-
a los capitanes de Amón y a todos los sátrapas de la costa, 3 y les cuche mi señor una palabra de boca de tu siervo, y te diré la
habló en estos términos: «Decidme, hijos de Canaán, ¿qué verdad acerca del pueblo que habita estas montañas próximas
pueblo es ese que mora en las montañas? ¿Qué ciudades ha- a6 donde tú estás, que no saldrá mentira 7 de la boca de tu siervo.
bitan? ¿Cuál es el número de sus soldados? ¿En qué está su Este pueblo es originario de Caldea; habitaron primero en
fuerza4 y su poder? ¿A quién tienen por rey y jefe de su ejér- la Mesopotamia; y por no seguir a los dioses de sus padres, que
cito? ¿Por qué desdeñan venir a mi encuentro, a diferencia vivían en la Caldea, 8 la abandonaron y dejaron su culto para
de todos los moradores del occidente?» adorar al Dios del cielo, el Dios que se les había dado a cono-
cer. Los padres los arrojaron de la presencia de sus dioses, y
Dos fuerzas opuestas se hallan frente a frente. Holofernes vi- ellos
9
huyeron a Mesopotamia, donde habitaron muchos días.
vaquea en las inmediaciones de Betsán. Le llegan noticias de que Les dijo su Dios que salieran de sus moradas, y se encamina-
Israel se prepara a la lucha. La audacia de Israel tiene la virtud ron a la tierra de Canaán, donde peregrinaron, enriqueciéndose
de inquietar el ánimo de Holofernes. La guerra relámpago que de oro y plata y muchos rebaños.
había practicado hasta ahora se acaba en el límite de la frontera
con Judea. En vez de atacar, pierde el tiempo coleccionando con- Según Aquior, Israel es originario de Caldea (Gen 11,28.31),
sejos y escuchando informes. Llama a los príncipes de Moab, a desde donde emigró Abraham estableciéndose en Jarán (Gen 11,31;
los generales de Amón y a los sátrapas o gobernadores locales del 12,4). El motivo de este desplazamiento fue por no querer adorar
litoral para cerciorarse acerca del pueblo judío. La encuesta gira a los dioses de sus padres, establecidos en Caldea. Abraham rompió
en torno a un triple tema: 1) étnico-histórico; 2) estratégico y polí- con la tradición idolátrica de sus antepasados para adorar al «Dios
tico; 3) psicológico. del cielo» (Esd 5,1 iss; 6,9; papiros de Elefantina). El discurso de
Aquior representa el punto desde el cual debe enjuiciarse el libro.
Da una vista panorámica de la historia de Israel según la mentalidad
DISCURSO DE A Q U I O R (5,5-21) profética. La figura de Aquior se inspira en la del sabio Ahikar
(Tob 1,21; 2,10; 11,18; 14,10). El nombre significa «mi hermano
Aquior demuestra tener un conocimiento profundo de la his- es luz», pudiendo significar simbólicamente el amigo que* ilustra la
toria del pueblo de Israel. Su testimonio es tanto más valedero en historia de Israel.
cuanto que él es príncipe y jefe de Amón, pueblo que no tuvo
relaciones amistosas con Israel (Núm c.22-24; Deut 23,4; Jue 10,
7-11.33; 1 Sam 11,1). Aquior demuestra simpatía hacia Israel y Permanencia en Egipto (5,10-12)
pone mucho calor en sus palabras, lo que recuerda el episodio de
Balaam al bendecir contra su voluntad al pueblo de Israel (Núm 10 «Bajaron a Egipto, porque el hambre había invadido la tie-
c.22-24). Exalta la protección de Yahvé sobre su pueblo. En prueba rra de Canaán, y se instalaron allí, donde hallaron alimentos,
multiplicándose hasta hacerse incontable su número. 1J Pero
de sus buenos servicios, Aquior «quedó agregado a la casa de Is- se levantó contra ellos un rey de Egipto, que los oprimió con
rael» (14,10), al igual que lo fue Rahab en otro tiempo, y por idén- trabajos de hacer ladrillos, y los humillaba, convirtiéndolos en
ticos motivos (Jos 2,9.11). Sin embargo, en Deut 23,4 se decía que esclavos. 12 Clamando a Dios, hirió éste toda la tierra de Egipto
Biblia comentada 2 28
866 judit 5 ]ud¡t 6 867
con plagas, para las cuales no había cura, hasta que los arrojaron doctrina de la alianza y un indicio de la impotencia de Yahvé para
los egipcios de su presencia. salvaguardar a su pueblo frente a sus enemigos. Para otros, en cam-
La protección divina sobre Israel se revela también en el tiempo bio, impresionados por la predicación de los profetas, este desastre
que permaneció en Egipto. Si Yahvé escuchó a su pueblo y castigó nacional fue el principio de una total y sincera conversión a Yahvé.
a Egipto, ¿no puede acontecer ahora lo mismo? Gracias a ello les ha sido posible a los israelitas poder regresar
(nuper, añade la Vulgata) a su patria, establecerse en Jerusalén y
repoblar la montaña, que quedó desierta (2 Re 17,7-23; Sal 106,
A través del desierto (5,13-15a) 40-46).
13 »Secó su Dios el mar Rojo delante de ellos 14 y los encaminó
al Sinaí y a Cadesbarne; y, arrojando a todos los que moraban Conclusión (5,20-21)
en el desierto, 15a habitaron en la tierra de los amorreos, y con 20
»Ahora, pues, dueño y señor: ¿Hay escándalo en este pue-
su poder aniquilaron a todos los habitantes de Hesebón. blo? Si hay en él alguna culpa o pecado contra su Dios, enton-
Mientras el texto griego consigna los hechos de la salida de ces subamos, que los derrotaremos. 21 Pero si no hubiese en
ellos iniquidad, pase de largo mi señor, porque su Dios los pro-
Egipto y el paso del mar Rojo (Ex 15,22-19,2; 13,1-20,13), la Vulgata tegerá y será con ellos, y vendremos a ser objeto de oprobio
subraya el carácter milagroso de ambos episodios y amplía el texto. ante toda la tierra».
Del discurso de Aquior puede Holofernes deducir que las pre-
En la Tierra Prometida (S,lSb-17) guntas que él dirigió al estado mayor indican un desconocimiento
15b «Atravesaron luego el Jordán, y se posesionaron de la mon- de la situación. Lo importante y justo hubiera sido cerciorarse de
taña; i* expulsaron pronto a los cananeos, a los fereceos, a los si Israel tenía o no culpa o pecado contra Dios. En caso afirmativo
jebuseos, a los siquemitas y a todos los guergueseos, y habitaron puede atacarle, seguro de conseguir la victoria; en caso contrario,
mucho tiempo en esta tierra. 17 Todo les fue bien mientras no pase de largo, si no quiere convertirse en el hazmerreír de los pueblos.
pecaron contra Dios, porque éste, que aborrece la iniquidad,
estaba con ellos.
Efectos del discurso (5,22-24)
Por una providencia extraordinaria de Dios penetraron los israe- 22
Y así que acabó Aquior de pronunciar estas palabras, todo
litas en Canaán, apoderándose en un principio de la región monta- el pueblo, que estaba en torno de la tienda, rompió en mur-
ñosa, por no poder enfrentarse en las tierras bajas con los carros mullos de reprobación. Los magnates de Holofernes y todos
de combate de los cananeos. Ellos recibieron esta tierra en heren- los moradores de la costa y de la región de Moab pidieron que
cia (ekleronómesan). La permanencia pacífica de los israelitas en la Aquior fuese descuartizado. 23 «Porque nunca temeremos—de-
Tierra Prometida estaba condicionada a su fidelidad al pacto de la cían—nada de los hijos de Israel. Es un pueblo sin ejército, sin
alianza. La prosperidad y la ruina de Israel dependen de su adhe- fuerza para sostener una lucha dura. 24 Subamos, pues, y serán
sión al mismo. El v.17 constituye el punto central del discurso y pasto de todo tu ejército, señor Holofernes».
encierra la teología de la historia de Israel (Sal 5,6; Deut 5,9-10; Mal eco encontró el discurso de Aquior entre los seguidores de
Is 59,2; Jue 2,11-19). Holofernes. Ninguno de ellos dejóse impresionar por la tesis teo-
lógica desarrollada, estando todos acordes en admitir que las armas
Pecado y arrepentimiento (5,18-19) son las que deciden las batallas. A la concepción religiosa yahvista
18
de la historia oponen Holofernes y su estado mayor la fuerza de
»Pero cuando se apartaron del camino que les había seña- las armas. Todo el libro trata de demostrar que Aquior tenía razón.
lado, luego fueron destruidos con muchas guerras y llevados
cautivos a tierra extraña, y el templo de su Dios convertido en
ruinas, y sus ciudades ocupadas por los enemigos. 19 Ahora que Intervención de Holofernes (6,1-9)
se han convertido a su Dios, han subido de la región en donde 1 En cuanto cesó el tumulto de las gentes que rodeaban al
estuvieron dispersos, y se apoderaron de Jerusalén, donde está consejo, dijo Holofernes, general en jefe del ejército asirio, a
su santuario, y se establecieron en la montaña, que estaba des- Aquior y a los moabitas, en presencia de todo el pueblo extran-
poblada. jero: «¿Quién eres tú, Aquior, y vosotros, mercenarios de
Los principios señalados por Aquior se confirman con dos acon- Efraím, para profetizar como lo habéis hecho hoy, diciendo
que no luchemos contra la nación israelita porque la protege
tecimientos: cautividad y regreso a la tierra. En el exilio encontró su Dios? 2 ¿Qué dios hay si no es Nabucodonosor? 3 Este ha
Israel ocasión propicia para reflexionar sobre las causas que lo mo- enviado su ejército y los borrará de la faz de la tierra, sin que
tivaron. Para muchos, la cautividad significaba el fracaso de la su Dios pueda librarlos; pero nosotros, siervos de Nabucodo-
Judit 6
Judit 6 869
nosor, los aplastaremos como a un solo4 hombre, y no podrárt
resistir el empuje de nuestra caballería. Con ella inundaremos de Holofernes penetraran en territorio israelita y se acercaran a Be-
su tierra, y bañaremos en sangre sus montañas, y llenaremos tulia. Holofernes seguía en su campamento entre Gelboé y Betsán.
de cadáveres sus valles, y no podrán mantenerse en pie delante Los que acompañaron a Aquior podían informarle de los prepara-
de nosotros, y todos enteramente perecerán, dice el rey Na- tivos bélicos.
bucodonosor, señor de toda la tierra, y sus palabras no queda-
rán sin cumplimiento. 5 Pero tú, Aquior, mercenario de Amón,
que tales discursos has tenido este día de tu insensatez, no vol- Aquior con los jefes de Betulia (6,14-17)
verás a ver mi rostro hasta 6que yo no haya castigado a esa na-
14
ción de huidos de Egipto. Cuando yo vuelva, atravesará tu Bajaron de la ciudad los hijos de Israel, dieron con él y le
cuerpo el hierro de mi ejército, y la muchedumbre7 de mis lan- desataron, 15y, llevándole a Betulia, le entregaron a los jefes de
ceros tu costado, y caerás bañado en tu sangre. Mis siervos la ciudad. Eran éstos en aquellos días Ocias, hijo de Mica,
te llevarán8 a la montaña y te pondrán en una de las ciudades de de la tribu 16
de Simeón; Abris, hijo de Otoniel, y Carmis, hijo de
la subida, y no perecerás hasta que con ellos seas aniquilado. Malquiel; los cuales convocaron luego a los ancianos de la
* Ya que tan firme esperanza tienes de que no sean conquista- ciudad. Todos los jóvenes y las mujeres concurrieron también
dos, no se abata tu rostro. De cuanto he dicho, ni una palabra a la asamblea, y, puesto Aquior en medio del pueblo, le interrogó
caerá en el vacío». Ocias acerca de lo sucedido. 17 Dioles cuenta él de los discursos
habidos en la sesión de Holofernes, y de lo que había dicho a
Acallado el tumulto popular, intervino Holofernes violenta- los príncipes asirios, y de las insolencias proferidas por Holofer-
mente, aludiendo en tono sarcástico a la tesis religiosa de Aquior. nes contra los israelitas.
En presencia de Moab y de toda la muchedumbre de extranjeros
increpó a Aquior y a los mercenarios de Amón. Su ejército les Una vez regresaron los asirios a su campamento, descendieron
demostrará que se han equivocado al meterse en profetas de mal los hombres del pueblo a la falda del monte; hallaron a Aquior y,
agüero. Holofernes rechaza la posibilidad de que el Dios de Israel, desatándolo, le entregaron a los jefes (arjontes) de la ciudad, per-
pueblo formado con «huidos de Egipto», pueda prevalecer contra tenecientes a la tribu de Simeón. El autor del libro trata de rehabi-
el omnipotente Nabucodonosor. Anuncia la derrota completa de litar a Simeón, poco afortunado en la bendición de Jacob (Gen 49,
Israel, que no podrá resistir el empuje de su caballería. Aquior 5-7), y cuya tribu llevó siempre una vida lánguida y deslucida
será testigo de este desastre. Holofernes no menciona el nombre (2 Crón 15,9; 34,6), fundida con la tribu de Judá. Judit (9,2-4)
de Betulia, pero da a entender que los judíos preparan la resis- alaba a Simeón por «haberse vengado de los extranjeros que habían
tencia «en una de las ciudades de la subida». Estaba tan creído violado a una doncella». Ocias es quizá Oziel (1 Crón 4,42), pertene-
de su victoria, que no temía que Aquior revelara a los de Betulia ciente a la tribu de Simeón. Los otros dos arjontes eran Cabris
sus planes guerreros. Pero la razón fundamental por la cual Aquior (Núm 26,45; Gen 46,17) y Carmis (Jos 7,1; 1 Crón 2,7).
es entregado y colocado en Betulia es para que, una vez cortada
la cabeza de Holofernes, diera fe de que era la del generalísimo Oraciones y banquetes (6,18-21)
del ejército de Nabucodonosor. Como se ve por todo el contexto,
18
no son dos pueblos los que se enfrentan, sino dos dioses: el dios Postrándose en tierra el pueblo, clamaron a Dios, dicien-
Nabucodonosor (3,8; Dan 3,14-18) y el Dios de Israel. do: 19 «Señor, Dios del cielo, mira el orgullo de éstos y apiádate
de nuestro linaje
20
humillado, y pon hoy tus ojos en el rostro
de tus santos».
21
Consolaron a Aquior y le alabaron grande-
Aquior es llevado a Betulia (6,10-13) mente. Ocias le sacó de la asamblea y le condujo a su casa,
10
donde le dio un banquete, al que invitó a todos los ancianos.
Luego ordenó Holofernes a los siervos que estaban a su Toda aquella noche estuvieron invocando el auxilio del Dios
lado en la tienda que tomasen a Aquior y le llevaran a Betulia, de Israel.
entregándole a los israelitas, n Cogiéronle los siervos de Holo-
fernes, y le condujeron fuera del campamento, que estaba en
el llano, y le llevaron del llanoI2 a la montaña, a las fuentes que Durante aquella noche perseveraron en la oración, invocando el
están por debajo de Betulia. En cuanto los de la ciudad los auxilio de Dios. En este momento crucial para la ciudad no existen
vieron, tomaron sus armas y salieron a la cima del monte. Los preparativos de carácter militar y estratégico. Saben ellos que la
honderos se mantuvieron en sus puestos y arrojaron piedras victoria o la derrota está en manos de Dios. Los israelitas eran los
sobre los asirios. 13 Pero ellos, ocultándose en los repliegues de santos, los consagrados a Dios y, por lo mismo, los que ocupaban
la montaña, amarraron a Aquior y le abandonaron a raíz del un lugar aparte (Dan 7,27; 8,24).
monte, volviéndose a su amo.
Por las palabras del texto se deduce que no existía un frente
continuo, sino focos aislados de resistencia. De ahí que los siervos
870 Judit 7 871
]udit 7
(Núm 22,4) y de que el suelo cederá a su paso. Aunque las noches
en Palestina sean algo más frescas que el día (Me 14,54; Le 22,55),
SEGUNDA PARTE
no es probable que tuvieran necesidad de fuego los centinelas de
YAHVE TRIUNFA SOBRE NABUCODONOSOR (c.7-16) las murallas, dada la estación en que se produjo el asedio (4,5).
Más bien encendieron hogueras, o para divisar los movimientos
del enemigo en torno a los muros, o para darle la sensación de que
Los asirios frente a Betulia (7,1-3) los habitantes de la ciudad estaban alerta (1 Mac 12,28-29).
1
Al día siguiente dio órdenes Holofernes a todo su ejército
y a las tropas auxiliares de prepararse para atacar a Betulia,
ocupando las subidas de los montes y haciendo ya la guerra Estratagema efe Holofernes (7,6-7)
contra los hijos de Israel. 2 Entonces se dispusieron todos sus 6
Al día siguiente hizo desfilar Holofernes toda su caballería
hombres de armas y la masa de sus guerreros, en número de a la vista de los israelitas que estaban en Betulia; 7 examinó las
ciento setenta mii infantes y doce mil jinetes, fuera de la impe- subidas de la ciudad y recorrió las fuentes de sus aguas, apode-
dimenta y de la muchedumbre de los hombres que iban con rándose de ellas y estableciendo puesto de guardia, para volver-
ella, que era muy grande, 3 acamparon en el valle junto a Betu- se luego a su gente.
lia, cerca de la fuente, y se desplegaron a lo ancho, hasta Dotan,
Belmáin, y a lo largo desde Betulia hasta Ciamón, que está Exploró Holofernes personalmente los accesos de la ciudad, re-
frente a Esdrelón. conoció los manantiales que surtían de agua a Betulia y los ocupó.
Holofernes obra rápidamente. Al día siguiente de haber depor- Antes (v.3) se dijo que el ejército acampó en el valle, junto a Be-
tado a Aquior a Betulia, manda que su ejérci-o marche en dirección tulia, «cerca de la fuente». Desde este momento Betulia se encuen-
a esta ciudad, que se ocupen las vertientes de las montañas y que tra cercada por todas partes, no quedándole más dilema que en-
se establezca contacto con el enemigo. Hemos hablado ya del em- tregarse o resistir. No cabe esperar ayuda de las otras ciudades, ni
plazamiento de esta heroica y enigmática ciudad (4,4-6), que, a lo de la misma ciudad de Jerusalén, que contempla la heroica resis-
más, disponía de unas murallas levantadas precipitadamente al tencia de Betulia, apoyando su causa con ayunos y oraciones, pero
anuncio de la llegada del ejército de Holofernes. Teniendo en sin enviar soldado alguno.
cuenta todos los datos desparramados en todo el libro, no se llega
a identificar el lugar de Betulia; pues si de una parte figura en la Otro consejo dado a Holofernes (7,8-15)
entrada de Esdrelón, al norte de Samaría, de otra se dice que salió 8
Entonces se acercaron e él los príncipes de Esaú, los jefes
una procesión de Betulia en dirección a Jerusalén, lo cual signi- de Moab y los capitanes de la costa, diciéndole: 9 «Escuche
ficaría que los participantes en ella recorrieron un centenar de kiló- nuestro señor una palabra, si quieres que no sufra quebranto
metros (16,18). De ahí que algunos exegetas dudan incluso de la tu ejército. 10 Este pueblo de los israelitas no confía en sus lan-
existencia real de una ciudad con este nombre. Obsérvese la pasi- zas, sino en las alturas de los montes en que habitan; y, en efecto,
vidad de las otras ciudades frente al ejército invasor. Ninguna le no es fácil dominar la cima de sus montes, n Ahora bien, se-
hace frente, ni se ponen obstáculos a las maniobras tácticas del ñor, no luches contra ellos como se 12lucha en batalla campal, y
mismo. Holofernes tiene la obsesión de Betulia, en donde cree ra- evitarás que caiga un solo guerrero. Quédate tú en el campa-
dica la máxima resistencia por parte de los judíos. El nombre de mento y ten en guardia todo tu ejército; pero haz que tus sier-
vos se apoderen de las fuentes de agua que brotan a raíz del
Ciamón se conserva en tell Qaimun, la antigua Jocneam (Jos 12,22; monte, 13 porque de ella se abastecen todos los moradores de
19,11), a ocho kilómetros al norte de Dotan. Betulia. La sed los matará, y acabarán por entregarte la ciudad,
mientras que nosotros y nuestro pueblo subimos a las cimas de
los montes próximos y acampamos en ellas, para guardarlas
Consternación de los israelitas (7,4-5) e impedir que salga de la ciudad hombre alguno. 14 Así el ham-
4 bre los consumirá a ellos, a sus mujeres y a sus hijos, y antes que
Cuando los israelitas vieron tanta muchedumbre, quedaron los alcance la5 espada quedarán tendidos en las calles de su pro-
consternados, y unos a otros se dijeron: «Ahora sí que van a pia ciudad, 1 dándoles tú el merecido por su malvada conducta
devorar éstos toda la haz de la tierra, y ni los altos montes, ni de no haber salido a tu encuentro en son de paz».
los valles, ni los collados, podrán soportar su peso». 5 Y tomando
cada uno sus armas, encendieron hogueras sobre las torres y El designio de Holofernes era atacar la ciudad y acabar con
permanecieron guardándolas toda aquella noche. ella, fiado en su superioridad. Considerando las cosas humana-
Desde la ciudad contemplaron los de Betulia la marcha del mente, era ésta la mejor solución. Pero mercenaríos de los pueblos
ejército asirio, que estrechaba el cerco. Al ver tanta muchedumbre, vecinos de Israel, tales como los «príncipes de Esaú», o sea los
les asalta la idea de que el enemigo devorará toda la haz de la tierra idumeos (Núm 21,14), los jefes de Moab (Núm 22,3-5) y los capi-
tanes de las ciudades filisteas de la costa mediterránea, aconsejan
872 Judit 7
Judit 7 873
al generalísimo de Nabucodonosor que estreche el cerco y espere
a que los habitantes de Betulia se entreguen, acosados por el hambre
y la sed. Estos consejeros conocen bien la geografía de Betulia.
Motín en la ciudad (7,23-29)
23
Edom, Amón y Moab son los enemigos tradicionales de Israel Se amotinó todo el pueblo contra Ocias y contra los jefes
(Am 1,11; EX 35,5). de la ciudad: jóvenes, mujeres y niños, y clamaron a grandes
voces contra los ancianos, diciendo: 24 «Sea Dios juez entre
nosotros y vosotros por habernos sometido 25 a tamaña injusticia,
Asedio a Betulia (7,16-22) no proponiendo tratos de paz a los asirios. Ahora ya no hay
16
Fueron bien recibidas por Holofernes y todos sus siervos para nosotros auxilio, y Dios nos ha entregado en sus manos
estas palabras, y al punto ordenó ejecutar cuanto se había dicho. para
26
que ante ellos caigamos de sed y suframos completa ruina.
17
Los hijos de Amón levantaron el campo, y con ellos cinco Ahora, pues, llamadlos y entregad la ciudad27al saqueo de las
mil asirios, que acamparon en el valle y ocuparon las aguas y gentes de Holofernes y de todo su ejército. Más ventajoso
los manantiales de agua de los israelitas. i 8 Subieron los hijos nos será entregarnos a ellos, porque siquiera, siendo siervos
de Esaú y los de Amón, y acamparon en la montaña, frente a suyos, viviremos y no veremos con nuestros ojos la muerte de
Dotan. Pusieron luego una división hacia el mediodía, hacía nuestros niños y consumidas nuestras mujeres y nuestros hijos.
28
el este, contra Ecrebel, que cae cerca de Husi, sobre el torrente Os conjuramos por el cielo y la tierra, por nuestro Dios y Se-
de Mocmur, y el resto del ejército asirio acampó en el llano, ñor de nuestros padres, que nos castiga según nuestros pecados
cubriendo toda la haz de la tierra. Las tiendas y la impedimenta y según las transgresiones de nuestros padres, que desistáis».
29
se extendían en inmensa muchedumbre, con todas sus gentes, Se produjo un gran llanto en medio de la asamblea, y todos
que eran en extremo numerosas. 19 Los hijos de Israel clamaron a una clamaron a grandes voces al Señor Dios.
al Señor, su Dios, pues perdieron el ánimo al verse cercados
por sus enemigos, sin posible escape. 20 El campo de los asirios, Betulia no estaba preparada para sostener un largo asedio. Ade-
su infantería, sus carros y su caballería, los tuvieron cercados por más de la falta de provisiones, no estaban dispuestos sus habitantes
espacio de treinta y cuatro días; de manera que a los habitantes a morir por la defensa de su Dios y de su ciudad. La orden de re-
de Betulia se les agotaron todas las aguas, 21 quedaron vacías sistir emanaba del sumo sacerdote Joaquín (4,6), pero no iba acom-
las cisternas, sin que tuviesen para beber a saciedad un día, y pañada con la promesa de una ayuda bélica eficaz. La frase (v.24)
el agua se les distribuía con medida. 22 Desmayaban las muje- «sea Dios juez entre nosotros» equivale a un juramento (Gen 16,5;
res y los niños; los jóvenes desfallecían de sed y caían sin fuerza 31.53). como si dijeran: «que juzgue Dios quién de nosotros tiene
en las calles de la ciudad y en los pasos de las puertas. razón». La expresión quiere decir que el pueblo la tiene, porque
Señala la Vulgata el detalle de que se pusieron cien centinelas es mejor vivir en la opresión que entregar a la muerte a niños y
en cada fuente. Los edomitas y parte de los amonitas ocuparon las mujeres. En el v.28 debe leerse: «a nuestro Señor, el Dios de nues-
cumbres de los montes vecinos, «frente a Dotan». Un tercer des- tros padres». Se duda de cuál sea el sujeto de la segunda parte del
tacamento fue enviado hacia el mediodía, «hacia el este, contra verso, Dios o las autoridades. Estas reconocen que Dios les castiga
Ecrebel, que cae cerca de Cus, sobre el torrente de Mocmur». Los a causa de sus pecados, aunque, según la Vulgata, el pueblo se
comentaristas de Judit identifican generalmente a Ecrebel con arrepiente de ellos y pide perdón.
Aqrebeh, a catorce kilómetros al sudoes e de Naplusa, que bajo la
dominación romana fue capital de la toparquía Acrabatene. A ocho
kilómetros al noroeste de Acrabe se encuentra Quzah, la antigua
Respuesta de Ocias (7,30-32)
Cus. El torrente Mocmur debe identificarse con algún wadi al me- 30
Díjoles Ocias: «Tened ánimo, hermanos; esperemos cinco
diodía de la capital samaritana. Si estas identificaciones corresponden días, en los cuales volverá sobre nosotros su misericordia el Se-
a la realidad, resulta que Holofernes cortó toda comunicación, ocu- ñor, nuestro Dios, que no nos abandonará hasta el fin. 31 Si pa-
pando un inmenso territorio al mediodía, este y norte de Betulia. sados estos días no nos viniera ningún auxilio, yo haré lo que
pedís». 32 Despidió al pueblo, y se fue cada uno a su puesto, a
En todo este despliegue de fuerzas no encuentra Holofernes los muros y a las torres de la ciudad, y a las mujeres y a los niños
ninguna oposición de parte de los israelitas. Los habitantes de los mandó a sus casas. Grande era el abatimiento que dominaba
Betulia comprendieron que estaban completamente cercados. Al en la ciudad.
cabo de treinta y cuatro días, cifra que varía en los códices, se
agotaron las provisiones de agua. Cortado el acceso a las fuentes, Desde el punto de vista puramente humano, la guerra de Holo-
sus habitantes viéronse obligados a utilizar exclusivamente el agua fernes contra Betulia puede compararse a la lucha de un elefante
recogida en las cisternas durante el tiempo de lluvia. También con una hormiga. Ya hemos visto que Betulia no cuenta con ninguna
estas reservas se agotaron, sin que hubiera posibilidad de ser relle- ayuda militar exterior de parte de sus hermanos de raza, a pesar
nadas en breve plazo por razón de hallarse en los meses de junio de «ser un pueblo numeroso» (5,10). Los guerreros de la villa son
y julio (2,47; 4,5), en cuyo tiempo no llueve en Palestina. casi inexistentes. No se señala su número, no se dice que disparen
una sola flecha ni que intenten una salida desesperada. Su población
874 Jiidit 8 Judit 8 875
se compone de mujeres quejumbrosas, de niños y hombres débiles,
cuya aspiración es rendirse al ejército invasor antes que morir por Vida ejemplar de Judit (8,4-8)
su fe. Las mismas autoridades de Betulia se muestran incapaces, 4
débiles, oportunistas y de poca fe. De una parte temen los alborotos Vivía en su casa Judit, guardando su viudez hacía tres años
del pueblo, y de otra, la justicia de los sitiadores. El discurso de y cuatro meses. 5 Habíase hecho un cobertizo en el terrado de
la casa y6 llevaba saco a la cintura, debajo de los vestidos de su
Ocias, que prepara el de Judit (8,11-27), contrasta con el de esta viudez. Ayunaba todos los días, fuera de los sábados, novilu-
última por su forma protocolaria, falto de fe y convicción. Ante nios, las solemnidades y días de regocijo de la casa de Israel.
un numeroso ejército dispuesto a la lucha, con unos jefes de Betulia 7
Era bella de formas y de muy agraciada presencia. Su marido,
sin fe y un pueblo desmoralizado, es fácil predecir la suerte de los Manases, le había dejado oro y plata, siervos y siervas, ganados
acontecimientos. Pero sobreviene algo inesperado. y campos, que ella por sí administraba. 8 Nadie podía decir de
ella una palabra mala, porque era muy temerosa de Dios.
Judit, la heroína (8,1-3) Al morir su marido, decidió Judit vivir perpetuamente en la
viudez (16,26). Teniendo en cuenta que las hebreas contraían ma-
1 Entonces lo supo Judit, hija de Merarí, hijo de Ox, hijo de trimonio entre los doce y quince años y que Bagoas la llama paidiske
José, hijo de Ociel, hijo de Helcías, hijo de Elias, hijo de Quel- e halé, niña hermosa, cabe suponer que quedó viuda muy joven. Al
cías, hijo de Eliab, hijo de Natanael, hijo de Salamiel, hijo de
Sarasadai, hijo de Israel. 2 Su marido, Manases, era de su mis- producirse la invasión de Betulia se cumplían tres años y cuatro
ma tribu3 y familia y había muerto en los días de la siega de la meses de su viudez (Vulgata: tres años y seis meses). De su matri-
cebada. Hallándose con los atadores de haces en el campo, monio con Manases no tuvo descendencia, no quejándose contra
cogió una insolación, y cayó en el lecho, y murió en Betulia, Dios de no habérsela dado, como hicieron otras mujeres hebreas
su ciudad. Diéronle sepultura en la de sus padres, en el campo menos piadosas (1 Sam 1,8-20). Vivía retirada con su esclava (16,26)
que hay entre Dotan y Belamón. en un cobertizo (Neh 8,16) que se fabricó en el terrado de su casa, o
Cuando el pueblo pedía a gritos la rendición, en el momento sea, la alliyyah, la habitación alta (Jue 3,23-25; 2 Sam 19,1; 2 Re 4,10).
crucial en que las autoridades de Betulia habían señalado un plazo A una mujer tan perfecta en el cumplimiento de sus deberes reli-
de cinco días para entregarse, surge inesperadamente Judit, la giosos debía Dios mirar con ojos de complacencia. Aunque las res-
heroína. No escoge Dios a un profeta, a un guerrero, sino a una tantes gentes de Betulia tuvieran una fe vacilante, Dios les perdo-
viuda retirada en un cobertizo que se había fabricado en el terrado naría en atención a las virtudes heroicas de Judit, de la cual nadie
de su casa. Cuanto más débil sea el instrumento, más visible será podía hablar mal. Su sensibilidad religiosa y su viudez eran factores
la intervención de Dios en favor de Betulia. ¿Quién es esta mujer que facilitaban su cometido de intercesora delante de Dios para
que salva a su pueblo de una catástrofe inminente? ¿Es un perso- salvar a su pueblo escogido.
naje ideal, simbólico, creado por el autor, o una mujer de carne
y hueso? Era una viuda ideal, tal como la concibiera más tarde Judit se entrevista con las autoridades (8,9-10)
San Pablo (1 Tim 5,5). En Betulia era la única persona que confiaba
9
ciegamente en Dios. Su mismo nombre es revelador: Judit, Yehudith, Llegaron a los oídos de Judit las desatinadas palabras que
femenino de Yehudi, significa la judía, nombre que llevó una mujer el pueblo había dirigido al jefe; vio cuan abatidos estaban por
de Esaú, de origen jeteo (Gen 26,34). Las dudas acerca de la exis- la escasez del agua y supo asimismo la respuesta de Ocias, ju-
tencia real de la heroína se fundan en el nombre que lleva, Yehudith, rando entregar la ciudad a los asirios pasados cinco días. 10 En-
y en su propio testimonio. En efecto, el término Yehudith puede vió a su sierva, la que tenía puesta sobre todos sus bienes, e hizo
llamar a los ancianos de la ciudad Ocias, Cabris y Carmis.
ser gentilicio y simbolizar la nación judía en su ideal de vida religiosa.
En el cántico que siguió a la victoria, Judit misma se identifica con La prestigiosa mujer no tomó parte en el motín del pueblo. Por
el pueblo judío (15,4-6). No existen razones poderosas para dudar la servidumbre pudo enterarse de la situación y de la decisión to-
de la existencia real de Judit, pero tampoco se dan argumentos mada por las autoridades. Gran prestigio debía de gozar Judit en-
ciertos que obliguen a admitirla. Lo primero que debe hacerse tre los dirigentes del pueblo, ya que se dirigieron obedientes a casa
para resolver esta cuestión es examinar el género literario empleado de Judit tan pronto como su sierva, la que tenía puesta sobre todos
por el autor en este libro. El carácter inspirado del mismo es indi- sus bienes (Gen 24,2), les comunicó el deseo de su ama.
ferente a esta cuestión 1.
Elcías, Ociel, Quelcías, Natanael). El nombre Ox (syr. Uz) no es hebreo. Probablemente
se trata de una genealogía ficticia. La noticia sobre la sepultura de Manases (Gen 41,51;
1 J. E. BURNS, The genealogy of Judith: CBQ 18 (1956) 19-22. Según Burns, los nombres Esd 10,33) en «el campo» y en la «caverna» es arcaizante (Gen 23,17-19; 25,7.19).
de los personajes de la genealogía de Judit reflejan la tradición onomástica de los judíos en
Egipto entre los siglos v-i a. C. Los diferentes códices y versiones no convienen ni en el
número ni en el nombre de los antepasados de Judit. La mayoría de ellos aparecen en Números
(Salamiel, 1,6; 2,12; 7,36; 10,19; Natanael, 1,9; Merari, 26,57) y Nehemias (12,12-21: José,
876 Judit 8 Judit 8 877
Judit increpa a los dirigentes de Betulia (8,11-15) 1-7; Jue 2,7-23; 1 Sam 7,3). Tan segura está Judit de la eficacia de
esta promesa, que se atrevió a decir a Holofernes: «Nunca nuestro
11
Y cuando llegaron les dijo: «Escuchadme, principes de la linaje es castigado, ni la espada prevalece contra ellos si no han
ciudad de Betulia: No es acertado lo que hoy habéis dicho al pecado contra Dios» (11,10). La situación religiosa actual de Israel
pueblo, como tampoco el juramento que habéis interpuesto es fundamentalmente buena, porque, al revés de los tiempos anti-
entre Dios y vosotros, diciendo que entregaríais la ciudad a guos, no existe en la generación actual ni se conoce familia, región
vuestros enemigos si en esos días no viniere el Señor en vuestro
auxilio. 12 ¿Quiénes sois vosotros para tentar a Dios, los que ni ciudad que adore a falsos dioses. Por este pecado de idolatría,
estáis constituidos en lugar de Dios, en medio de los hijos de contra el cual clamaba Jeremías (7,17-20; 14,7-15)» fueron entre-
los hombres? 13 ¿Al Dios omnipotente pretendéis poner a prue- gados los judíos a la espada y al saqueo. En los momentos actuales
ba? ¿No acabaréis de aprender? i+ Si no podéis sondear la pro- no existe este funestísimo pecado en Israel; luego hay motivos de
fundidad del corazón humano ni comprender sus pensamientos, esperar la ayuda de Dios. El autor del libro de Judit considera como
¿cómo vais a escudriñar a Dios, el Creador de todas las cosas; pecado leve el amotinamiento del pueblo, porque sus protestas es-
a penetrar su mente y comprender sus pensamientos? De nin- tán más bien dictadas por el estómago vacío que por falta de con-
gún modo, hermanos, irritéis al Señor, Dios nuestro, 1S que,
si no quisiera ayudarnos en los cinco días, poder tiene para fianza en Dios. Tampoco concede excesiva gravedad a la conducta
protegernos en el dia que quisiere o para destruirnos en pre- de los magistrados de Betulia, que obraron más bien por cobardía
sencia de nuestros enemigos. que por malicia. Aquí, como en 11,10, Judit repite la tesis de Aquior
(5,20-21).
La valiente mujer se encara con los príncipes de la ciudad (6,
14-15; jefes, ancianos) por haberse atrevido a fijar a Dios un plazo
de cinco días dentro de los cuales debía acudir en su ayuda; pasado Desastrosas consecuencias de una capitulación
aquel tiempo, ya no tenían necesidad de El. El proceder de las au- (8,21-27)
toridades equivalía a un ultimátum. Ellos se obligaron con jura- 21
mento a entregar la ciudad a los enemigos, y este juramento debía «Considerad que, si nosotros fuéramos tomados, toda Judea
sería destruida, y nuestro santuario saqueado, y entonces Dios
cumplirse necesariamente. El hecho de exigir a Dios que se decida nos pediría cuenta de su profanación. 22 Y la matanza de nues-
a intervenir en el plazo de cinco días, ¿no equivalía a un atentado tros hermanos, y el cautiverio de la tierra, y la desolación de
contra su soberanía divina? Hay que esperar pacientemente y con nuestra heredad, la haría el Señor recaer sobre nuestras cabe-
confianza la hora de Dios. Las autoridades de Betulia hacen mal zas en medio de las naciones a quienes sirviéramos, siendo es-
en discutir sus designios. Una sola solución es viable: humillarse carnio y ludibrio a los ojos de nuestros dueños. 23 Ni sería nues-
ante El y callar. A diferencia de Job (38,2; 40,2.7.8; 42,3), el autor tra servidumbre para nuestro bien; antes en nuestra deshonra
de Judit pone más de relieve la confianza filial en Dios. Su concep- la volvería el Señor, Dios nuestro. 24 Y ahora, hermanos, mos-
ción de la eficacia de la oración se asemeja a la cristiana. tremos a nuestros conciudadanos que de nosotros pende no
sólo nuestra vida, sino que25el santuario, el templo y el altar so-
bre nosotros se apoyan. Demos gracias al Señor, nuestro
Dios, que nos prueba igual que a nuestros padres. 2S Recordad
Motivos de confianza (8,16-20) cuanto hizo con Abraham, cómo probó a Isaac y qué cosas su-
16 cedieron a Jacob en Mesopotamia de Siria cuando apacentaba
»No pretendáis hacer fuerza a los consejos del Señor, Dios las ovejas de Labán, su tío. 27 Pues así como aquéllos no los
nuestro, que no es Dios como un hombre que se mueve con pasó por el crisol sino para examinar su corazón, así también
amenazas, ni como un hijo del hombre que se rinde. 17 Por a nosotros nos azota, no para castigo, sino para amonestación,
tanto, esperando la salud, clamemos a El que nos socorra. Si de los que le servimos».
fuese su beneplácito, oirá nuestra voz. 18 Porque no hay en
nuestra generación ni se conoce en nuestros días tribu, ni fa- La suerte de Jerusalén, del templo y de toda la nación depende
milia, ni región, ni ciudad que adore dioses fabricados, como de la actuación de los habitantes de Betulia. Si, para evitar una si-
sucedía en los tiempos antiguos, 19 por causa de los cuales fue-
ron entregados nuestros padres a la espada y al saqueo y caye- tuación crítica, de momento los magistrados de Betulia se rinden
ron con gran estrago delante de sus enemigos. 20 Pero nosotros al enemigo, serán responsables ante Dios de las espantosas conse-
no conocemos otro Dios fuera de El, por donde esperamos cuencias de su cobardía y poca fe. Judit acumula razones con el fin
que no nos desatenderá ni a nosotros ni a ninguno de nuestro de elevar la moral de los ancianos de Betulia: el país sería arrasado;
linaje. sus habitantes, asesinados o deportados; el templo, saqueado. El
ejemplo de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob debe estimular-
Por la ley de la alianza, Dios se comprometió a ayudar a Israel les a la resistencia. Dios los pasó por el crisol para examinar su co-
y defenderlo de sus enemigos con tal de que observara su Ley y razón, no para castigarlos (Gen 22,1-19; 28,5; 29,22-30; 32,3-33,20).
permaneciera fiel a un puro monoteísmo (Lev 26,1-8; Deut 28, De la misma manera azota a los de Betulia, no a título de castigo,
¡udjt 9 879
878 ]udit 8
sino con el fin de someter a prueba su confianza en Dios. Judit visado; lo ha meditado bien en su soledad, porque también ella de-
proclama que Dios castiga y azota a sus amigos con el único fin bía de tener noticia de cómo andaban las incidencias del sitio de
de purificarlos y santificarlos con la práctica de las virtudes (Prov 3, Betulia. Sabe también que tendrá éxito el plan que ha trazado,
12; Sab 11,5-10; Eci 2,3-5). La recomendación que hace Judit de porque confía en el poder de la oración (9,9-10,12).
dar gracias a Dios por las pruebas a que les sujeta es considerada
por muchos como una interpolación cristiana (Rom 5,3-5; Heb Rostro en tierra (9,1)
12,5-11).
1 Judit, postrándose rostro a tierra, echó ceniza sobre su ca-
beza y descubrió el cilicio que llevaba ceñido. Era precisa-
Respuesta de Ocias (8,28-31) mente la hora en que se ofrecía en Jerusalén, en la casa de Dios,
28 el incienso de la tarde, cuando clamó Judit con gran voz al Se-
Ocias le respondió: «Todo cuanto has dicho es salido de ñor, diciendo:
un buen29corazón, y no hay quien a tus palabras pueda oponerse
a nada. No es hoy cuando tu sabiduría se descubre; desde el Consciente de la responsabilidad que había cargado sobre sus
principio de tus30días conoció todo el pueblo tu inteligencia y tu hombros, Judit postróse en tierra en actitud suplicante, echó ceniza
buen corazón. Pero es mucho lo que el pueblo padece por sobre sus cabellos (4,11) y, quitándose las prendas exteriores con
la sed, y esto nos obligó a hablar como hablamos y a hacer el que se había revestido, dejó ver el vestido o túnica de penitencia
juramento que no quebrantaremos. 31 Ruega por nosotros, tú
que eres mujer piadosa, y el Señor enviará lluvia que llene que llevaba a raíz de sus carnes. El autor sagrado hace coincidir
nuestras cisternas para que no perezcamos». este momento solemne, del cual pendía la salvación de Israel, con
la hora en que se ofrecía en Jerusalén el incienso de la tarde (Ex
Con palabras halagadoras para Judit, Ocias reconoce su clara 30,7-34,3; Sal 141,2) y en la hora en que se encendían las lámparas
inteligencia y su gran corazón, pero le da a entender que no puede del santuario (Ex 30,8). En todo el libro tiene el hagiógrafo su pen-
cambiar la decisión tomada en atención a los sufrimientos del pue- samiento fijo en el templo de Jerusalén (4,2-3.6-8.11-15; 5,19; 8,
blo, que muere de sed, y por el juramento que hizo, y que debe 21.25; 9,8.13). Supone el texto el culto en el templo (3,3).
cumplirse inexorablemente (Jos 9,19; Jue 11,35; 2 Sam 21,1-8). La
única solución está, dice Ocias, en que Dios nos mande lluvia que Judit evoca el recuerdo del pasado (9,2-5)
llene las cisternas, lo que equivale a pedir un milagro. La época de
2
las lluvias en Palestina se extiende desde octubre hasta mayo, y «Señor, Dios de mi padre Simeón, en cuya mano pusiste
sólo por un milagro (1 Sam 12,17) se da una lluvia torrencial du- la espada para vengarse de los extranjeros, los cuales soltaron
rante los meses de junio y julio (Jos 10,11). Ocias no entiende la la cintura de una virgen para deshonrarla y desnudaron sus
teología de la historia de Israel, tal como se la explica y comprende muslos para confusión, profanando su seno para su oprobio.
3
Judit. Es posible que teóricamente tenga razón Judit; pero en la Porque tú dijiste: No será así. Y ellos lo hicieron. Por esto en-
práctica, parece decir Ocias, no se ve que Dios se muestre solícito tregaste sus príncipes a la muerte, y su lecho, avergonzado por
su engaño, siendo engañado a su vez, a la sangre. Y heriste a
en cumplir su compromiso con Israel. Por lo demás, la voluntad los esclavos con los poderosos, y a los poderosos en sus tronos.
salvífica de Dios debe manifestarse en el plazo de cinco días, por- 4
Diste sus mujeres al saqueo, y sus hijas al cautiverio, y todos
que un juramento debe cumplirse necesariamente. sus bienes en reparto entre tus hijos amados, los cuales se infla-
maron en tu celo y abominaron la contaminación de su sangre
y te invocaron en su auxilio. ¡Oh Dios, Dios mío! Escucha
Judit expone sus planes (8,32-36) también a mí, que soy viuda. 5 Pues fuiste tú el autor de aque-
32 llos hechos y de cuantos le precedieron y siguieron, y lo pre-
Díjoles Judit: «Escuchadme: Yo me propongo realizar sente y lo futuro tú lo dispusiste, y lo que tú dispusiste se hizo.
una hazaña que se recordará 33de generación en generación en-
tre los hijos de nuestra raza. Vosotros estaos esta noche a la Judit pertenecía a la tribu de Simeón. Se recuerdan hechos del
puerta; yo saldré con mi sierva, y en los días que pusisteis por pasado que Dios permitió que sucedieran para bien de su pueblo.
término para entregar la ciudad34a vuestros enemigos, visitará Uno de ellos fue la manera como Simeón vengó el honor ultrajado
el Señor a Israel por mi mano. No tratéis de averiguar mis
planes, que no os lo manifestaré mientras no haya dado remate de su hermana Dina (Gen 34,1-29). Simeón fue en aquella ocasión
a lo que me propongo ejecutar». 35 Y le contestaron Ocias y instrumento de Dios para vengar a una virgen de Israel por el ul-
los jefes: «Vete en paz, y que el Señor vaya delante de ti para traje inferido por un extranjero. El hecho de Dina y sus consecuen-
que nos vengues de nuestros enemigos». 36 Y, saliendo del co- cias tienen relación con la hora presente. Dina y Judit se exponen
bertizo, se fueron. a perder el honor; pero, así como Dina obró con ligereza al salir
De repente saca Judit a las autoridades de la situación embara- «sola para ver a los hijos de aquella tierra» (Gen 34,1), Judit sale
zosa en que se encontraban. El plan que les propone no es impro- fuera de la ciudad por inspiración divina y después de un maduro
880 Judit 9 Judit 9 881
examen y largas oraciones y penitencias. Los hermanos de Dina, A la viuda humilde, Dios la ensalzará; al general orgulloso lo hu-
Leví y Simeón, se enfurecieron por el ultraje hecho a ella, y; espada millará. Los cuernos simbolizan el poderío de un pueblo o de un
en mano, penetraron en la ciudad y mataron a todos los varones. individuo (Deut 33,17; Sal 22,22; 44,6; 75,11; Ez 32,2; 34,21).
Los otros hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos y saquearon
la ciudad «por haber sido deshonrada su hermana» (Gen 34,27). Súplica anhelante (9,9-14)
Jacob recrimina la conducta de los hermanos por la crueldad del 9
hecho y por las funestas consecuencias que puede acarrearles (Gen »Pon los ojos^en su soberbia, descarga tu cólera sobre su ca-
34,30; 49,5-7). Judit, en cambio, alaba aquella explosión patriótica beza, dame a 10mí, pobre viuda, fuerza para ejecutar lo que he
y religiosa de su antepasado (Gen 34,31). Para Judit, la violación premeditado. Hiere con la seducción de mis labios al siervo
de Dina fue un atentado al honor del alma judía. El malvado Si- con el príncipe y al príncipe con el siervo, y quebranta su or-
gullo por mano de una mujer. li Que no está tu poder en la
quem del Génesis es el prototipo de Holofernes, y la joven viuda muchedumbre, ni en los valientes tu fuerza; antes eres tú el
se imagina tener en sus débiles manos la fuerza y vigor de Simeón, Dios de los humildes, el amparo de los pequeños, el defensor
y, como él, sabrá vengar la audacia y osadía del que pretende ahora de los débiles, el refugio de 12
los desamparados y el salvador de
destruir a Israel. Lo que hizo Siquem «era una cosa que no debía los que no tienen esperanza. Sí, sí. Dios de mis padres y Dios
hacerse» (Gen 34,7; 2 Sam 13,12). En el v.3 se anuncia la ley del de la heredad de Israel, Señor de los cielos y de la tierra, Crea-
talión, al decir que sobre aquel mismo lecho en que se consumó el dor de las aguas, Rey de toda la creación, escucha mi plegaria
engaño y seducción de Dina, perpetróse también la muerte del se- 13 y dame una palabra seductora que cause heridas y cardena-
ductor y de sus cómplices. Judit se vengará del impío Holofernes les en aquellos que han resuelto crueldades contra tu alianza,
dándole muerte en aquel lecho donde él pretendía abusar de ella. contra tu santa casa, contra 14el monte de Sión, contra la casa
que es posesión de tus hijos. Haz que todo tu pueblo y cada
De la hazaña de Judit se «hablará de generación en generación entre una de sus tribus reconozca y sepa que tú eres el Dios de toda
los hijos de nuestra raza» (8,32) y nadie se atreverá a reprobar su fortaleza y poder y que no hay otro fuera de ti que proteja al
conducta. Gomo en el caso de Siquem, saldrán de la ciudad todos linaje de Israel.
los habitantes de Betulia y saquearán el campamento asirio, ento-
nando a continuación grandes alabanzas a la que en adelante será La figura de Holofornes se describe con frases que se aplican
llamada «el orgullo de Jerusalén y la gloria de Israel» (15,9). a los agentes de Satanás. ¿Es posible que Judit triunfe de las fuer-
zas del mal coligadas? Ella es débil; es el símbolo de una raza in-
defensa ante la potencia de un imperio pagano que domina el mun-
Momento crucial (9,6-8) do conocido. Uno de los motivos que le mueven a depositar su es-
peranza en Dios lo encuentra Judit en las páginas de la Biblia en
6
»Tu planeaste lo que estaba por venir, y sucedía como tú lo que Yahvé aparece como el protector de los humildes y de los po-
habías decretado, y se presentaba a ti, diciendo: Heme aquí. bres, amparo de los pequeños, refugio de los desamparados y sal-
Pues
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todos tus caminos están dispuestos y previstos tus juicios. vador de los que no tienen esperanza (1 Sam 2,7; Is 13,11; 14,4;
Mira que los asirios tienen un ejército poderoso, se engríen Sal 9,10; 10,14; 18,28; 22,25; 35»io; 72,12, etc.). No es la venganza
de sus caballos y jinetes, se enorgullecen de la fuerza de sus in-
fantes, tienen puesta su confianza en sus broqueles, en sus personal lo que impele a Judit a obrar, sino un interés religioso.
lanzas, en sus arcos y en sus hondas, y no saben que tú 8eres el Pide «una palabra seductora» (Est 4,17-18), como única arma que
Señor que decide las batallas, cuyo nombre es Yahvé. Que- puede blandir contra el impío Holofernes, que amenaza destruir
branta su fuerza con tu poder, pulveriza su fuerza con tu ira, todo lo que Israel considera como más santo y venerable: la alianza,
porque han resuelto violar tu santuario, profanar el tabernácu- el templo, Jerusalén, lugar este último donde se reúnen los hijos de
lo en que se posa tu glorioso nombre y derribar con el hierro Dios (Deut 32,5.19; Is 1,2; Sab 9,7; 12,19-21). El discurso de Judit
los cuernos de tu altar. está a tono con la seriedad del momento. En todo él, en prosa rimada,
se vislumbra su matiz poético, un estudiado patetismo, que va cre-
Tanto la historia de la humanidad en general como la del pue- ciendo poco a poco hasta desbordar en las últimas palabras. Las
blo escogido en particular son obra de Dios. A él pertenece el pa- ideas se exponen atropelladamente a impulsos del fuego que con-
sado, el presente y el porvenir. Por voluntad divina se han presen- sumía su corazón, abrasado, como su padre Simeón, por el celo de
tado los asirios en las puertas de Palestina. Como en otro tiempo Dios y por el honor de su pueblo. Al finalizar la última estrofa,
los egipcios confiaban en sus armas y fueron aniquilados (Ex 14, tanto Judit como el autor del poema tienen la seguridad de que la
19-29), también los asirios se enorgullecen de sus infantes, de sus suerte del ejército invasor está echada. En el libro de Judit, Yahvé
caballos y de sus jinetes (Is 5,26-29). Pero no saben que basta que no habla, y menos todavía en el de Ester, pero obra. Yahvé es el
Dios dirija su vista hacia el campo asirio, como hizo con los egipcios Dios de la heredad de Israel (1 Sam 10,2; 2 Re 21,14; Is 19,25) *.
(Vulgata), para ser aniquilados. Dios ama a los humildes y aborrece
1
el orgullo de las naciones paganas (Ez 25,6-7; 28,6-10; 30,6; 31,10). Jansen considera el v. 11 como una adición de origen cristiano (Theologie und Glaube
2 [1910] 441-449). En el v.12 se dan a Yahvé cinco títulos: i) Dios de mi padre, es decir, de
882 Judit 10
Judit 10 883
Preparativos de Judit (10,1-5) dos, quedaron sobremanera maravillados de su belleza, y le
1 dijeron: 8 «Dios, el Dios de nuestros padres, te dé gracia y lleve
Una vez que cesó de clamar al Dios de Israel y acabó todo a cabo tus proyectos para gloria de Israel y exaltación de Jeru-
esto, 2 se levantó de su postración, y, llamando a la esclava, salén». Y adoraron a Dios. 9 Ella les dijo: «Ordenad que se me
bajó a la casa en que solía morar los sábados y las festividades.
3 abran las puertas de la ciudad, y saldré a realizar lo que con
Se quitó el saco que llevaba ceñido y se despojó de los vestidos vosotros he hablado». Y ordenaron a los jóvenes que le abriesen
de viudez; bañó en agua su cuerpo, se ungió con ungüentos, las puertas, como ella había dicho. 10 Hicierónlo así, y Judit
aderezó los cabellos de su cabeza, púsose encima la mitra, se salió, seguida de su esclava. La gente de la ciudad estuvo mi-
vistió el traje de fiesta con que se adornaba cuando vivía su rándola hasta que, bajando el monte, atravesó el valle y la per-
marido, Manases; 4 calzóse las sandalias, se puso los brazaletes, dieron de vista.
ajorcas, anillos y aretes y todas sus joyas, y se quedó tan atavia-
da, que seducía los ojos de cuantos hombres la miraban. 5 En-
tregó a su sierva una bota de vino y un frasco de aceite, llenó Una ciudad amurallada tenía tenía diversas puertas, pero una
una alforja de panes de cebada, de tortas de higos y de panes era la principal. En ésta se hallaban los jefes de Betulia preparados
limpios, envolviéndolo todo en paquetes, y se lo puso a la es- para desear feliz éxito a Judit en la empresa que iba a llevar a cabo.
clava a las espaldas. Barruntaron ellos que el arma que debía esgrimir Judit era su be-
lleza, y, por lo mismo, le desean que Dios aumente sus encantos
Confortado su espíritu con la oración (9,2-14), adorna su cuer- para que pueda llevar a cabo sus proyectos. Los centinelas de los
po para seducir a Holofernes y prenderle en las redes de sus encan- muros seguían atónitos sus pasos y no sabían qué admirar más, o
tos femeniles (14,19; 11,20; 12,15; 16,6.9). Arranca de su cuerpo la belleza de la joven viuda o su valentía y arrojo. Dios guiaba sus
cualquier prenda que recuerde el hábito penitente de su viudez, pasos para que no encontrara tropiezo alguno en su hazaña.
baña su cuerpo, se unge con mirra (Cant 5,5; Est 2,12), adereza su
cabellera (Cant 4,1), que «prendió con la mitra» (16,10; Is 3,20)
o turbante, y se viste el traje de fiesta que llevaba en vida de su Entre los asirios (10,11-13)
marido. Según lo que se dice en 16,10, este vestido consistía en una 11
«túnica de lino». «Sus sandalias arrebataron los ojos de los asirios» Siguiendo la dirección del valle, caminaron hasta que les
(16,11). Según Scholz, las sandalias de las mujeres de alcurnia eran salió al paso una avanzada de los asirios, 12 que la cogieron y le
preciosas, con adornos de oro y púrpura !. preguntaron: «¿Quién eres tú y de dónde vienes y adonde
vas?» A lo que ella contestó: «Soy una hija de los hebreos, que
Sabía Judit que sus planes debían realizarse en el plazo máximo voy huyendo de su presencia, porque están a punto de seros
de cinco días (7,31; 8,30). Si carga su alforja con algunos productos dados en presa. I3 Voy a presentarme a Holofernes, general en
alimenticios, 110 es tanto por la incertidumbre sobre el tiempo que jefe de vuestro ejército, para comunicarle noticias verdaderas;
permanecerá entre los asirios cuanto por no contaminarse con los quiero indicarle el camino por donde puede subir y dominar
alimentos extraños e impuros (12,2; Tob 1,10; Dan 1,8). Preveía toda la montaña, sin que perezca ni uno solo de sus hombres».
ya desde ahora que las alforjas tendrían una finalidad trágica (13,10).
Por «panes de cebada» debe entenderse la cebada tostada, producto Señala la Vulgata que ambas mujeres descendían de la montaña
llamado qali (Jos 4,5; Rut 2,14; 1 Sam 25,18), muy apropiado para hacia las primeras horas de la madrugada («circa ortum diei»). Las
los viajes. En cuanto al «pan limpio» (1 Sam 17,17-19), podemos avanzadas de los asirios estaban bastante lejos de Betulia, de ma-
conjeturar que se refiere al pan cocido a la manera judía, bajo la nera que los centinelas de la ciudad no pudieron divisar el momento
ceniza. Judit se muestra más exigente que la misma Ley (Lev 17, del encuentro de Judit con los soldados de Holofernes. A las pre-
10-14; Núm 19,14), en la cual no se habla de panes rituales. A estas guntas de éstos respondió Judit que era una mujer judía que huía
provisiones añade la Vulgata el queso o leche para beber (Job 10,10). de Betulia antes de que la ciudad fuese entregada a ellos, y que
deseaba entrevistarse con Holofernes. Las palabras de Judit, que
no corresponden a la verdad escueta, no se diferencian de las estra-
En las puertas de la ciudad (10,6-10) tagemas que se consideraban lícitas por aquel entonces. El autor
6 sagrado, como anota Santo Tomás 2 , alaba y recomienda lo que
Al salir por la puerta de la ciudad de Betulia, encontró al
prefecto de la ciudad, Ocias, y a los ancianos Cabris y Carmis, hay de virtud (patriotismo, piedad y fortaleza) en las obras de Judit,
7 y suspende su juicio al referir los medios que utilizó para salvar
los cuales, al verla y notar su rostro mudado y sus ricos vestí-
Simeón, a cuya tribu pertenecía Judit; 2) Dios de la heredad (kleronomías) de Israel; 3) Dueño a su pueblo. A pesar de sus protestas de decir la verdad (11,5-10),
(déspota) de los cielos y tierra; 4) Creador (ktista) de las aguas (Gen 1,9), quizá de las del Judit pone todo su empeño en engañar a Holofernes (11,12-19).
diluvio o de las del mar Rojo; 5) Rey (basileus) de la creación. Nada podrá Nabucodonosor
contra un Dios que reúne en sí todos los títulos que le proclaman soberano de cielos y tierra.
Con esta conducta el autor sagrado coloca a Judit en el ambiente
1
VIRGILIO, Aen. 1,336,7; «Virginibus Tyriis mos est... purpureoque alte suras vincere moral de la época de los patriarcas (Gen 27,1-25; 34,13-29; 37,
cothurno».
2
Sum. Theol. 2-2 q . n o a.3 ad 3.
884 Judit 10 885
Judit 11
32-34) o e n el d e las guerras d e Yahvé (Jos 2,1-7; J u e 4,17-22).
E n aquel entonces la discriminación e n t r e el bien y el mal n o se Entrevista con Holofernes (11,1-4)
hacía c o m o e n épocas m á s recientes.
1
Díjole Holofernes: « T e n buen ánimo, mujer, y n o te inti-
mides, q u e yo n u n c a hice daño a nadie q u e estuviera dispuesto
Hacia la tienda de Holofernes (10,14-23) a servir a Nabucodonosor, rey de toda la tierra. 2 Si ese tu p u e -
i* C u a n d o oyeron tales palabras y contemplaron su rostro, blo q u e habita en la m o n t a ñ a n o m e hubiera despreciado, n u n -
q u e les pareció maravilloso p o r su extraordinaria belleza, le ca yo levantara contra ellos m i lanza; pero ellos lo h a n querido.
3
dijeron. ls « H a s salvado tu vida apresurándote a bajar a nues- A h o r a d i m e p o r q u é has huido de ellos, viniéndote a nosotros.
tro señor; ve, pues, a su tienda, q u e d e los nuestros te a c o m p a - E n verdad te has salvado. T e n ánimo, q u e salva serás esta n o -
ñ a r á n hasta entregarte a él. 1 6 C u a n d o estés e n su presencia, che y en lo futuro. 4 Nadie se atreverá a ofenderte; antes todos
n o temas, comunícale esas noticias y serás bien recibida». 17 Es- te h a r á n bien, c o m o se hace a los siervos de m i señor el rey Na-
cogieron de ellos cien h o m b r e s , q u e la a c o m p a ñ a r o n a ella y bucodonosor».
a su sierva, conduciéndolas a la tienda de Holofernes. 18 Corrió
p o r las tiendas la voz de su venida, y se juntó u n gran concurso Postróse J u d i t a los pies d e Holofernes. Estos rasgos d e femi-
en el c a m p a m e n t o , q u e la rodeó mientras estuvo fuera d e la neidad d e s a r m a r o n al general persa. T r a t a el generalísimoa sirio d e
tienda d e Holofernes, esperando ser presentada. 19 T o d o s se explicar a J u d i t q u e él y su d u e ñ o n o abrigan n i n g ú n odio personal
maravillaban de su belleza, y p o r ésta, d e los hijos de Israel, di- contra Israel; a ú n m á s , en contra d e su voluntad se vio constreñido
ciéndose unos a otros: « ¿ Q u i é n se atreverá a despreciar a este a declararle la guerra, p o r haberle menospreciado los judíos al h a -
pueblo q u e tales mujerse tiene? N o se debe dejar ni u n a sola cerle frente y n o q u e r e r someterse libremente (5,4) y p o r no h a b e r
de éstas, p o r q u e las q u e q u e d a r e n serían capaces de seducir a
salido a su encuentro, como hicieron los otros pueblos (3,1-7).
toda la tierra». 2 0 Salieron los q u e hacían la guardia cerca de
Holofernes y todos sus siervos, y la introdujeron en la tienda. T o d o el capítulo está redactado con arte y con calculada astucia.
21
Hallábase Holofernes descansando en su lecho, bajo u n d o -
sel tejido d e p ú r p u r a y oro y cuajado de esmeraldas y otras Discurso de Judit (11,3-19)
piedras preciosas. 2 2 E n cuanto se la anunciaron, salió a la an-
tecámara, precedido d e lámparas de plata. 2 3 Llegada Judit a 5
Judit le respondió: « O y e las palabras de tu esclava y deja
presencia d e Holofernes y d e sus servidores, todos se q u e d a r o n que te hable t u sierva, q u e n o dirá a m i señor esta noche cosa
maravillados de la belleza de su rostro. Postróse ante él, p e r o q u e n o sea verdad. 6 Si sigues las indicaciones d e t u esclava,
los servidores la levantaron. seguramente q u e Dios acabará p o r ti el negocio y n o fracasará
m i señor e n su empresa. 7 Pues p o r la vida de Nabucodonosor,
L a belleza d e J u d i t p o n e en m o v i m i e n t o a t o d o el c a m p a m e n t o rey de toda la tierra, y p o r el p o d e r de quien te ha enviado para
asirio. A su paso hacia la tienda d e Holofernes despertaba J u d i t reducir al b u e n camino a todos los vivientes, q u e no sólo los
oleadas d e entusiasmo, y los soldados se alineaban delante d e sus h o m b r e s serán p o r ti reducidos a su servidumbre, sino q u e
tiendas, fijando sus ojos sensuales sobre el desconcertante rostro d e aun las m i s m a s fieras del c a m p o y los ganados y las aves del
cielo, p o r t u fortaleza, vivirán bajo el gobierno d e Nabucodo-
la viuda d e Betulia. Obligada a esperar ante las habitaciones p r i -
nosor y de toda su casa. 8 E n verdad, a nuestros oídos ha llega-
vadas d e Holofernes (12,1; 13,1-3; 14,14-15), p r o n t o u n enjambre do la fama de t u sabiduría y la de tu gran inteligencia, y p o r
de oficiales y soldados rodeó la comitiva. L a guardia d e Holofernes toda la tierra se ha corrido la noticia de que tú eres el mejor de
y sus ayudantes d e c a m p o interrogaron a J u d i t e n la tienda del todo el reino, el que m á s vale p o r la ciencia y el m á s admirable
general. Se componía el edificio d e diversos d e p a r t a m e n t o s (Is 54,2), por el arte de la guerra. 9 Sabemos las palabras q u e A q u i o r
o c u p a n d o el lecho del generalísimo el lugar m á s aislado del m u n d o habló e n tu consejo y h e m o s oído sus dichos, pues las gentes
exterior. El uso d e lámparas d e m u e s t r a q u e los hechos sucedían d e de Betulia se apoderaron de él, y él les comunicó todo lo q u e
había hablado en t u presencia. 10 P o r esto, dueño y señor m í o ,
n o c h e (11,3) o a p r i m e r a s horas d e la m a d r u g a d a , antes d e la aurora.
n o eches en olvido ninguna de sus palabras; guárdalas e n t u
A h o r a bien, si J u d i t llegó d e noche a la tienda d e Holofernes, ¿cómo corazón, q u e son verdaderas. Nunca nuestro linaje es castigado
p u d i e r o n los soldados a d m i r a r su rostro a su paso hacia la tienda d e ni la espada prevalece contra ellos si no han pecado contra Dios.
11
Holofernes? D i c e el texto q u e a los soldados el rostro d e J u d i t Ahora, para q u e m i señor n o sea rechazado y fracase, ya la
«les pareció maravilloso p o r su extraordinaria belleza». A l autor m u e r t e se abate sobre ellos y se apodera de ellos el pecado con
sagrado pasó inadvertido este detalle en su afán d e pasear a su h e - que h a n irritado a su Dios. Seguramente que han cometido u n
roína p o r entre los soldados del c a m p a m e n t o y rodear los aconteci- gran pecado, 12 ya q u e se les han agotado las provisiones, el
agua escasea y h a n resuelto m a t a r sus ganados, y beber su san-
mientos con detalles dramáticos, q u e ú n i c a m e n t e tenían e n su m e n -
gre, y c o m e r cuanto Dios en sus leyes les ordenó q u e n o co-
t e el valor d e medios para u n fin. El autor del libro, al describir las mieran, 13 y hasta las primicias del trigo, los diezmos del vino
riquezas d e la tienda d e Holofernes, se inspira m á s en u n palacio y del aceite, q u e , c o m o cosas santas, están reservadas a los sacer-
s u n t u o s o q u e en u n a tienda d e campaña, dotes q u e en Jerusalén asisten en la presencia de nuestro Dios,
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a pesar de que a ninguno del pueblo le es lícito tocarlo con las piada para el ataque. Termina Judit su largo discurso diciendo
manos. I4 Han enviado mensajeros a Jerusalén, donde también que todo cuanto ha dicho le ha sido comunicado por revelación, lo
sus moradores han hecho lo mismo, para que obtengan el per- cual debe decidir a Holofernes a creer en la veracidad de sus pa-
dón del senado; 15 y sucederá que en cuanto les llegue la noti- labras. En todo el discurso de Judit campea el equívoco.
cia
16
lo harán, y entonces, para ruina suya, te serán entregados.
Por lo cual yo, tu sierva, sabedora de todas esas cosas, huí
de ellos, y Dios me envía a ejecutar en ti una cosa de que se Respuesta de Holofernes (11,20-23)
maravillará toda la tierra cuando la oyeren. 17 Pues tu sierva
es temerosa del Dios del cielo, a quien día y noche sirve. Por 20
Mucho agradaron semejantes discursos a Holofernes y a
ahora me quedaré l aquí señor mío, y a la noche me iré al valle todos sus servidores, y, maravillados de su sabiduría, decían:
a orar a mi Dios; s y cuando ellos hayan cometido esos peca- 21
«De un extremo a otro de la tierra no hay mujer de tan her-
dos, él me lo dirá y yo vendré a comunicártelo. Tú entonces moso rostro y de tan discretas palabras». 22 Contestóle Holo-
saldrás con tu ejército, al que nadie podrá resistir. I9 Yo misma fernes: «Bien ha hecho Dios en enviarte delante del pueblo
te guiaré por en medio de Judea hasta llegar a Jerusalén, y haré para entregarlo en nuestras manos y perder a los que despre-
que te sientes en medio de ella y los conduzcas como ovejas sin cian a mi señor. 23 Cuanto a ti, muy hermosa eres y muy dis-
pastor. Ni un perro ladrará contra ti. Todo esto me ha sido creta en tus palabras. Si haces cuanto has dicho, tu Dios será
comunicado por revelación, y para anunciártelo he sido yo mi Dios y tendrás un asiento en la casa del rey Nabucodonosor,
enviada». y tu fama se extenderá por toda la tierra».
Judit confirma la tesis de Aquior de que Israel es invencible No acertó Holofernes a vislumbrar la hiél que rezumaban las
mientras no peque contra su Dios, y añade en tono de escarnio: palabras de Judit. Un oriental no teme anexionar un dios más a su
«Guárdalas en tu corazón, que son verdaderas». Hasta el momento panteón nacional. Ante las palabras halagadoras de Judit, Holofer-
habíase mantenido Israel fiel a su Dios; pero en la actualidad, de- nes incluso olvida que sólo existía un dios: Nabucodonosor (6,2),
bido a las estrecheces de la comida y bebida, corre hacia la muerte, y habla de convertirse al judaismo (Rut 1,16). En las palabras de
por observarse en ellos síntomas de desorden (atopía) y de pecado Holofernes hay más dosis de cortesía que de sinceridad.
(amártema), ¿En dónde está este pecado? En que, «agotadas las
provisiones y escaseando el agua, han resuelto abalanzarse (epiba-
lein) sobre sus ganados (kténesin), decididos a devorar todo lo que Agasajos y atenciones (12,1-4)
Dios en sus leyes ha prohibido comer». El pecado no está en comer 1
la carne de los animales, sino en beber su sangre (Lev 17,10-14; Mandó Holofernes que la alojaran en donde guardaba su
Deut 12,23-25; 1 Sam 14,31-34). Tan pronto como hicieren esto, vajilla de platal y dispuso proveerle la mesa de sus propios man-
serán entregados a Holofernes, porque, habiendo pecado, Dios se jares y darle a beber de su vino. 2 Pero Judit dijo: «No comeré
desentiende de ellos. de tus manjares, pues podrían ser para mí tropiezo; comeré
de lo que traigo conmigo». 3 Holofernes le contestó: «Y cuando
Existe también la posibilidad de que, acuciados por el hambre se agoten las provisiones que traes, ¿de dónde podremos traer
y la sed, pongan en práctica su loco designio de comer y beber lo otras semejantes para4 darte? Porque no hay entre nosotros nin-
que está reservado exclusivamente a los sacerdotes, cosa que no guno de tu nación». A lo que contestó Judit: «Juro por tu vida,
puede hacerse, ni aun contando con la autorización del consejo de mi señor, que no consumirá tu sierva las provisiones que consigo
ancianos de Jerusalén. Como se ve, Judit exagera el alcance de la trae antes que Dios realice por mi mano lo que tiene resuelto».
ley (Lev 22,1-16), que autoriza el uso de estos alimentos en casos Había llegado la hora de retirarse a descansar, después de una
de necesidad (1 Sam 21,4-7) J . Judit asegura a Holofernes que le
noche de ajetreo. En la tienda de Holofernes había muchos apo-
avisará cuando sus paisanos hayan cometido los pecados mencio-
sentos (10,20-22). Por deferencia, Judit fue alojada en la «cámara
nados (amartémata), y se ofrece entonces a guiarle «por medio de
Judea hasta llegar a Jerusalén» (11,19), de los tesoros» (Vulgata), en la cual se guardaba la vajilla de plata.
Se le señala una habitación con carácter permanente, porque opina
Se presenta como mujer piadosa que alaba a Dios noche y día. Holofernes que Judit será su huésped por muchos días. Ella aceptó
En la Ley no se prescribía la oración durante la noche, pero solían el alojamiento, pero rehusó los ofrecimientos que le hacía respecto
entregarse a esta práctica las personas piadosas (Sal 42,9; 119,62). de los alimentos y de la bebida «para que no haya escándalo». Los
Judit alega esta práctica en vistas a la consecución de sus planes. manjares impuros serían un tropiezo para ella. Sabía Judit que, aun
Como las noches son propicias para las comunicaciones de Dios con en el supuesto de comerlos inconscientemente, transgredía con ello
los hombres, Judit asegura a Holofernes que, durante la oración
una regla que concernía a la pureza legal, y que, por consiguiente,
nocturna, Dios le anunciará el preciso momento en que los de Be-
Dios se alejaría de ella (Dan 1.8; Tob 1,12; 2 Mac 6,18-7,2). La
tulia cometerán los pecados previstos. Entonces será la hora apro-
simple transgresión material de una prohibición era ya un pecado,
' L. ARNALDICH, El pecado en el libro de Judit: «Verdad y Vida», 16 (1958) n i . una ofensa hecha a Dios.
Judit 12 889
888 Judit 12
soy yo para contradecir a mi señor? Todo lo que fuere grato
a sus ojos lo haré con presteza, y será esto motivo de alegría
Judit inicia su plan de vida (12,5-9) para mí hasta el fin de mi vida».
5
La introdujeron los servidores de Holofernes en la tienda Entre los antiguos orientales se encomendaba a los eunucos la
y durmió hasta medianoche; y se levantó hacia la vigilia matu- custodia del harén, y no pocas veces se les conferían cargos de gran
tina. 6 Y mandó recado a Holofernes, diciendo: «Ruego a mi
señor ordene que sea permitido a tu sierva salir a hacer ora- responsabilidad. A Holofernes le hastiaba la vida cenobítica de la
ción». 7 Y ordenó Holofernes a los de la guardia que no la es- joven judía y no veía la hora de poseerla (Dan 13,54.58). Buscando
torbasen. Permaneció tres días en el campamento, saliendo una ocasión propicia, pensó en celebrar un gran banquete, al cual se
cada noche al valle de Betulia para bañarse en el agua de la invitaría a Judit y a los íntimos colaboradores del general. Pudo ex-
fuente que estaba dentro del campamento. 8 Y en cuanto subía cluir del banquete tanto a los oficiales del ejército como a los de los
del baño, oraba al Señor, Dios de Israel, que encaminase sus servicios auxiliares y admitir tan sólo a los de su guardia personal.
pasos para exaltación de los hijos de su pueblo. 9 Luego que Judit acepta sin titubear, convencida de encontrar en este festín la
entraba limpia, permanecía en la tienda hasta que le traían la
comida, a la caída de la tarde. ocasión propicia para acabar con Holofernes. Coincidía aquel ban-
quete con la noche del cuarto día. Terminaba al día siguiente el
Los acontecimientos se suceden rápidamente; era necesario apro- plazo señalado por Ocias (7,31). Nótese que también en este libro
vechar el tiempo para cumplir su misión antes del plazo fijado para como en el de Ester juegan un gran papel los banquetes, que deciden
la rendición de Betulia (7,31; 8,33). Judit se entrevistó con Holofer- situaciones muy comprometidas. El eunuco Bagoas era el jefe de los
nes a altas horas de la madrugada. Una vez hecha la presentación, servicios de intendencia. Su nombre es de origen persa. La historia
tanto Holofernes como ella fuéronse a sus respectivas cámaras a des- recuerda a dos personajes con este nombre. Uno fue gobernador de
cansar. Judit durmió hasta media noche. No se concibe que durmiera Judea bajo Darío II (FLAVIO JOSEFO, Aut. Iud. 11,7-15), conocido
hasta esta hora y que, al despertar, mandara recado a Holofernes también en los documentos de Elefantina. Otro fue general de
para que le autorizara a salir al campo. Algunos solucionan la difi- Artajerjes III (358-317) y su consejero en la campaña contra Egipto
cultad traduciendo el aoristo apésteüen en sentido de pluscuamper- (DIOD. S í c , 16,47). Llevaron este nombre varios eunucos (PLINIO,
fecto: «Había enviado a decir». Alega Judit motivos religiosos para Hist. Nat. 13,4,9; PLUTARCO, Vit. Alex. 67).
salir a bañarse a aquellas horas intempestivas y en un sitio vecino
a Betulia. En el v.7 se dice que salía para bañarse y de esta manera En la sala del festín (12,15-20)
purificarse de las impurezas que pudo haber contraído en el trato
con los gentiles (Ex 30,17-21; Sal 26,6; Act 16,13). Es curioso ver a 15 Y, levantándose, se atavió Judit con su traje y con todo su
una viuda joven y de extremada belleza deambular sola, de noche, aderezo juvenil. Su sierva fue y le preparó en el suelo, enfrente
por el campamento asirio y tomar sus baños en la fuente custodiada de Holofernes, las pieles que para su uso cotidiano16había reci-
por «cinco mil asirlos» (7,17). No se comprende tampoco cómo bido de Bagoas, para comer recostada sobre ellas. Entrando
Holofernes accedió a una petición que podía poner en peligro su Judit, se recostó. El corazón de Holofernes, fuera de sí, iba tras
ella; su espíritu se turbó y abrigaba un deseo ardiente de unirse
estrategia. Esta circunstancia del baño fue creada para realzar más a ella. Desde el17día que la vio estaba aguardando una ocasión
el puritanismo de Judit y para facilitar el regreso de la misma a para seducirla. Díjole Holofernes: «Bebe y alégrate con nos-
Betulia después de la muerte de Holofernes. Entre los sectarios de otros». 18 Y contestó Judit: «Beberé, sí, señor, porque desde los
Qumrán se practicaban estos mismos ritos (baños en los manantiales). días de19 mi nacimiento no había apreciado tanto 'a vida como
hoy». Tomó lo que la sierva le había preparado y comió en
presencia de Holofernes, 20 el cual se alegró sobremanera con
Bagoas el anfitrión (12,10-14) ella, y bebió tanto vino cuanto jamás lo había bebido desde el
día que nació.
10
Al cuarto día dio Holofernes un banquete sólo a sus ser- Debía Judit en este momento crucial herir el corazón de Holo-
vidores, sin invitar a ninguno de sus oficiales, u Y al eunuco
Bagoas, que tenía la intendencia de todas las cosas, le dijo: «Ve fernes con sus encantos juveniles. Asiste al banquete, pero, a pesar
y persuade a esa mujer hebrea que tienes 12encomendada que del ambiente sensual, supo mantenerse digna de su misión. Se re-
venga acá a comer y beber con nosotros. Sería vergonzoso cuesta sobre las pieles (takódia) de su uso y come y bebe de lo que
que despidiéramos a tal mujer sin tener comercio con ella; trajo consigo. Esta manera de instalarse en la mesa era considerada
porque, si no la conquistáramos, se iría riendo de nosotros». como un lujo en Israel antes del exilio (Ez 23,41). Antiguamente, los
13 Salió Bagoas de la presencia de Holofernes y vino a Judit, judíos se sentaban para comer (1 Sam 20,24). Ester se tendió en un
diciéndole: «No vacile esta hermosa sierva en venir a mi señor, diván durante el banquete (Est 7,8). Holofernes se halla en el paro-
para ser honrada de él y alegrarse bebiendo vino con nosotros,
haciéndose este día como una hija de los asirlos que asisten en xismo de la pasión, que iba in crescendo, enardecida por la presencia
el palacio de Nabucodonosor». 14 Judit le contestó: «¿Quién de la hermosura de la joven (paidíske e kalé), Con la pretensión de
800 Judit 13 Judit 13 891
quebrantar su entereza con el vino, Holofernes la invitaba a beber, lo carga dos certeros golpes en el cuello de Holofernes, quedando la
que hizo él copiosamente. Mientras él acariciaba el pensamiento de cabeza separada del tronco. Al igual que Sisara, Holofernes muere
poseerla en breve, se alegraba ella pensando que su misión salva- en Esdrelón por obra de una mujer (Jue 4,21). El cuerpo del general
dora estaba para realizarse de un momento a otro. Los sendos vasos rodó al suelo (14,15), envolviéndolo Judit con las ropas del lecho,
de vino que ingería Holofernes serían el principio de su ruina. acaso para empapar la sangre que a borbotones salía de la herida.
Como trofeo y para que empapase la sangre que chorreaba la cabeza,
llevóse consigo el dosel que cubría las columnas del lecho (13,15). La
El golpe decisivo (13,1-10a) cabeza de Holofernes fue entregada a la sierva, que la colocó en la
1 Cuando ya se hizo tarde, los siervos de Holofernes se salie- alforja (pera) de las provisiones. Era llegada la hora de la oración,
ron aprisa, y Bagoas cerró por fuera la tienda e hizo a todos re- y ambas salieron como de costumbre.
tirarse de la presencia de su señor, y se fueron a sus lechos, pues
estaban rendidos, porque el banquete había sido largo. 2 Que- Camino de Betulia (13,10b-13)
dó Judit sola en la tienda, y Holofernes tendido sobre su lecho,
todo él bañado en vino. 3 Dijo Judit a su sierva que se quedase lO" Atravesando el campamento, rodearon el valle y subieron al
fuera de la alcoba y aguardara su salida como en los días pasa- monte de Betulia, hasta llegar a las puertas de Ja ciudad. n Gri-
dos, añadiéndole que saldría a la oración. Lo mismo había di- tó de lejos Judit a los que hacían guardia sobre las puertas:
cho a Bagoas. 4 Habíanse ido ya todos, sin quedar nadie, ni «Abridnos, abridnos las puertas; Dios, nuestro Dios, está con
pequeño ni grande, en la estancia. Puesta entonces en pie junto nosotros, para mostrar una vez más su fuerza en Israel y su
al lecho de Holofernes, dijo en su oración: «Señor, Dios todo- poderío contra los enemigos, como hoy acaba de hacerlo».
12
poderoso: Mira, en esta hora, la obra de mis manos, para exal- Y en cuanto los hombres de la ciudad oyeron su voz, se dieron
tación de Jerusalén, 5 pues ésta es la ocasión de acoger tu here- prisa en bajar a la puerta, y avisaron a los ancianos de la ciudad.
13
dad y de ejecutar mis proyectos, para ruina de los enemigos Todos, desde el pequeño hasta el grande, concurrieron, por-
que están sobre nosotros». 6 Y acercándose a la columna del que era para ellos inesperada la llegada de Judit. Abrieron
lecho, que estaba a la cabeza de Holofernes, descolgó de ella la puerta, las recibieron, y, encendiendo fuego para alumbrar,
su alfanje; 'llegándose al lecho, le cogió por los cabellos de su las rodearon.
cabeza y dijo: «Fortaléceme, Dios de Israel, en esta hora».
8
Y con toda su fuerza le hirió dos veces en el cuello, cortándole No dice que se purificara esta noche Judit en las aguas del torren-
la cabeza. 9 Envolvió el cuerpo en las ropas del lecho, quitó de te ni que se acercara a ellas. En 11,17 y !2,6 alega Judit que debía
las columnas el dosel, y, cogiéndolo, salió en seguida, entregan- salir a «orar a mi Dios»; en 12,7 se dice que salía cada noche «para
do a la sierva la cabeza de Holofernes, 10a que ésta echó en la al- bañarse en el agua de la fuente». Estas dos prácticas no estaban
forja de las provisiones, y ambas salieron juntas como de cos- impuestas por la Ley. La alegría que produjo su llegada a Be-
tumbre. tulia fue indescriptible. A pesar de la hora intempestiva, todos,
jóvenes y viejos, hombres y mujeres, grandes y pequeños, corrie-
El banquete se había prolongado y todos estaban rendidos por
ron a las puertas de la ciudad. La presencia de los ancianos era ne-
el sueño y el vino. Holofernes, no pudiéndose valer por sí mismo,
cesaria tanto para dar la orden de abrir las puertas como para ser
fue arrastrado al departamento donde dormía, quedando tendido,
testigos del triunfo de Judit. En contra de lo que dice el texto, de-
inconsciente, sobre el lecho, vomitando el vino en cantidades hasta
bían todos esperar la vuelta de Judit, tanto más cuanto que expi-
bañarlo. Bagoas, que ejecutaba puntualmente el plan prefijado por
raban las horas concedidas para entregar la ciudad. El verdadero
su amo, despidió a todos los presentes, menos a Judit, que debía
triunfador de Holofernes es Yahvé, el Dios de los ejércitos (Ex 15,
pasar aquella noche en compañía de Holofernes. Antes de retirarse
1-2; Sal 68; 99,1-3).
tiró la cortina (14,15) de la alcoba para no violar la intimidad de
aquel encuentro del general con la joven viuda de Betulia. Judit Triunfo total (13,14-17)
recordó a Bagoas que, como en noches anteriores, saldría también 14
aquélla para hacer oración. Judit cree llegada la hora de actuar apro- Judit, levantando la voz, les dijo: «Alabad a Dios, alabadle,
vechando el estado inconsciente de Holofernes. En su oración no alabad a Dios, que no ha apartado su misericordia de la casa
de Israel: antes, por mi mano, ha herido esta noche a nuestros
se vislumbra ningún odio personal ni deseo de venganza. En aque- enemigos». 15 Y sacando de la alforja la cabeza, se la mostró,
llos momentos Judit obra por puro patriotismo y por motivos reli- diciendo: «Ahi tenéis la cabeza de Holofernes, el general en
giosos. Jerusalén, la capital teocrática, está en peligro; la herencia jefe del ejército asirio, y ahí el dosel bajo el que yacía en su em-
de Yahvé puede pasar a manos extrañas. Una vez asegurado el briaguez aquel a quien el Señor hirió por la mano de una mu-
auxilio del Dios de Israel, Judit avanza, se coloca junto a la columna jer. 16 Yo juro por el Señor, que me ha guardado en todos
del lecho descuelga de ella su cimitarra (ten akinaken), se apro- mis pasos, que mi rostro le sedujo para perdición suya, pero
xima hasta, rozar su cuerpo, agarra con la izquierda la cabellera que no cometió contra mí pecado alguno que pudiera manci-
llarme o avergonzarme». 17 Todo el pueblo quedó estupe-
desgreñada del general y con la cimitarra en su mano derecha des-
892 Ju diI 14 Judit 14 893
facto, y, doblando las rodillas, adoraron a Dios, diciendo a una antes de hacer esto llamad a Aquior el amonita, para que vea
voz: «Bendito seas, Dios nuestro, que has aniquilado en este y reconozca la cabeza del que despreció a la casa Israel y nos
día a los enemigos de tu pueblo». lo envió como destinado a la muerte».
Judit reclama para Dios toda la gloria de haber triunfado sobre Judit explota su triunfo a fondo y rápidamente. Llama hermanos
los enemigos. Dios no ha olvidado todavía a su pueblo; hoy como a los habitantes de Betulia (7,30; 13,18). Como último acto de hu-
ayer y como siempre, Yahvé mantiene fielmente sus promesas mien- millación y afrenta, recomienda que se suspenda la cabeza de
tras el pueblo se hace digno de ellas. La cabeza de Holofernes y el Holofernes en la parte externa del muro (1 Sam 17,54; I Mac 7,47;
2 Mac 15,25). Propone, además, una salida simulada, con el fin de
dosel de su cama atestiguan su victoria sobre el general asirio. La
que, al querer comunicar los soldados esta novedad a su jefe,
heroína quiere salir al encuentro de posibles torcidas interpreta-
caigan en la cuenta de que ha sido asesinado, lo que originará gran
ciones, afirmando que sería blasfemo pensar que permitió Yahvé revuelo y desorientación en el ejército. La estrategia de Judit no
que ella saliera triunfante comprometiendo su honor y su virtud. parece la más acertada; pero la Providencia divina se encargará de
Con energía vuelve a insistir diciendo que Holofernes no cometió superar las deficiencias de la ciencia humana. Podía subsistir la
contra ella pecado (amárteme) alguno. De ahí que no debe aver- duda de que Judit traicionara al pueblo presentando como cabeza
gonzarse de su hazaña, porque no se ha repetido en ella la aventura de Holofernes la de cualquier soldado u oficial del campo asirio,
de Dina (9,2; Gen c.34). Dios ha demostrado una vez más su mise- porque ningún ciudadano de Betulia había visto jamás al generalí-
ricordia para con su pueblo, cuyo representante en esta ocasión simo de Nabucodonosor. Pero allí estaba Aquior, que podía reco-
era Judit (Sal 136). nocer si se trataba o no de la cabeza de Holofernes.
%,
904 Introducción a Ester
Introducción a Ester 905
Partes deuterocanónicas Contra los argumentos en favor de la total historicidad del
Hemos dicho que San Jerónimo las puso como apéndice de su libro se oponen los siguientes: 1) La expulsión de Vasti da la im-
traducción del original hebraico. En las ediciones modernas se presión de que es un episodio creado para facilitar el advenimiento
intercalan en el texto de la obra. Esta última costumbre ha puesto de Ester al trono real de Persia. 2) Es inexplicable que tanto Asuero
más al descubierto que su contenido no encaja perfectamente con como Aman ignoraran la ascendencia judía de Ester conociendo,
lo que se dice en la primera parte o protocanónica (3,2-6 y 12,6; por otra parte, los vínculos que le unían al judío Mardoqueo.
2,9 y 11,3; 6,3 y 12,s; 9,20-28 y 16,22). En las partes protocanónicas 3) Según los historiadores paganos 6, la esposa de Jerjes y reina de
no se menciona a Dios; en las otras, sí. Persia se llamaba Amestris; desconocen los nombres de Vasti y
A pesar de las aparentes contradicciones, no hay inconveniente de Ester. 4) No se explica que el rey concediera tan alegremente
mayor en intercalar en el texto las partes que San Jerónimo reunió la muerte masiva de sus subditos persas (8,11-12). 5) La actitud
al final. Sus autores no tuvieron la intención de escribir una historia tolerante de los monarcas persas es incompatible con el decreto de
objetiva en todos sus pormenores, sino más bien componer, a base exterminio total de los judíos del imperio (3,7-15; 13,1-7)- 6) De
de una amplia libertad, un relato cuya finalidad primaria era di- Mardoqueo se dice que fue deportado en los tiempos de Nabuco-
dáctica. De las partes deuterocanónicas decía San Jerónimo que donosor (2,6) y que era oficial palaciego en tiempos de Jerjes, lo
eran improvisaciones del autor, al igual que se hace en un ejercicio que equivale a concederle una edad de unos ciento cincuenta años.
escolar, con el fin de manifestar los sentimientos del que sufre una in- Todas estas dificultades tienden a crear una atmósfera desfavo-
justicia o del que la infiere a otro (PL 28,1433). Con estas adiciones rable al carácter estrictamente histórico del libro. La técnica con
se facilitaba la lectura del libro en los ambientes helenistas; se hu- que se conduce la narración, el dramatismo que se observa en cada
manizaba la obra con la supresión de pasajes demasiado hostiles a página, confirman aquella impresión. En efecto, aunque el autor
los paganos (9,5-19) y se daba al conjunto un carácter más religioso, sagrado no mencione explícitamente el nombre de Dios, da a
mencionando explícitamente a Dios. El autor que compuso estas entender que Yahvé dispone los acontecimientos históricos en bene-
partes adicionales viose asistido por el carisma de la inspiración, ficio del pueblo judío. Para nosotros la llave para la recta interpre-
por el cual era infalible y exento de error formal en todo lo que él tación del libro está en las palabras de Zeres a Aman: «Si el Mardo-
afirmaba y en el sentido que daba a su afirmación. Por ser de origen queo ese delante del cual has comenzado a caer es de la raza de los
divino, estas partes fueron incluidas en el canon eclesiástico de los judíos, no le vencerás; antes de cierto sucumbirás ante él» (6,13).
libros sagrados. Toda la narración está salpicada con notas pintorescas encaminadas
a intrigar al lector; se retrasa voluntariamente el desenlace y se
Ester, ¿libro histórico? acumulan detalles que contribuyen a poner de manifiesto la pro-
Muchos exegetas independientes zanjan la cuestión con decir videncia divina para con su pueblo escogido. En el libro de Ester,
que se trata de una leyenda etiológica inventada para explicar el como en el de Judit, se enfrentan el judaismo y el paganismo, el
origen y naturaleza de la fiesta de Purim. Por razón de la analogía Dios de Israel y la astucia y malicia humanas. Las dos fuerzas anta-
sorprendente que existe entre los dos primeros capítulos del texto gónicas están personificadas en dos personajes: el judío Mardoqueo
hebraico y la leyenda de Las mil y una noches, lanzó Goeije la hipó- y el agagita Aman. Aquél se niega a doblar su rodilla ante un
tesis según la cual el libro de Ester procede de una leyenda persa ministro pagano (3,5), y Dios premia este acto de religión o de
que dio también origen a la famosa leyenda árabe 5 . orgullo patriótico con el triunfo sobre el orgulloso Aman. De lo
dicho cabe concluir que no deben tomarse al pie de la letra todos
Los pan-babilonistas encuentran su origen en una leyenda ba-
los pormenores de la narración. Más que en los archivos de Persia,
bilónica. Ester corresponde al nombre de Ishtar; Aman es una pala-
el autor en la composición de su obra se inspiró en escenas de la
bra derivada de Humman, dios de Elam; Vasti es el Mashti de Ba-
antigua historia de Israel, tales como la exaltación de José al trono
bilonia. En el libro se ensalza la victoria de los dioses de Babilonia,
del Faraón y, sobre todo, en el libro de Judit, en el que una mujer
Ishtar y Marduk, sobre los de Elam (Humman y Mashti) (JENSEN,
salva a su pueblo en unos momentos desesperados. El texto del
WILDEBOER, HAUPT, M. MALLER). Otros, en fin, vuelven sus mira-
libro recuerda la ideología imperante en la literatura sapiencial.
das hacia Egipto. Todas estas actitudes extremas carecen de funda-
mento histórico, por lo que caen cada día más vertiginosamente
en el descrédito. Autor y fecha de composición
Al extremo opuesto se colocan muchos católicos y no pocos
independientes, que consideran el libro como eminentemente his- Debe distinguirse entre el autor del texto hebraico y el de las
tórico, tanto en sus líneas generales como en sus pormenores. adiciones griegas; ambos son posteriores al exilio. El autor de la pri-
mera parte es judío. Modernamente prevalece el criterio de ver en
5
E. COSQUIN, Le Prologue-Cadre des mille et une nuits. Les légendes perses et le livre estas páginas la pluma de un escritor de Palestina que vivió en tiem-
d'Esther: R B 16 (1909) 7-49; 161-197-
• H E R Ó D O T O , 7,61; 9,108-113.
906 Introducción a Ester Introducción a Ester 907
p o d e los M a c a b e o s (SOUBIGOU, VACCARI, STUMMER) O hacia finales conviven con ellos y q u e les tilden d e separatistas, d e conspiradores
del m i s m o (SCHILDENBERGER). E n esta última sentencia se explica contra la completa u n i d a d del E s t a d o . D e ahí las reacciones antiju-
el h e c h o d e q u e sistemáticamente, p o r respeto quizá, n o se m e n c i o - días d e los pueblos d e ayer y de h o y . El autor q u i e r e advertir a los
n e el n o m b r e d e Dios, como hace t a m b i é n el autor del i M a c . E n d e s u p u e b l o q u e s u seguridad y p e r m a n e n c i a en m e d i o d e las gen-
u n a nota d e 10,13 se dice q u e Dositeo introdujo la versión griega en tes d e p e n d e exclusivamente del apoyo q u e D i o s les preste 7 .
Egipto d u r a n t e el reinado d e T o l o m e o y Cleopatra. D e los cuatro
L a ñesta d e P u r i m
T o l o m e o s casados con u n a Cleopatra, parece q u e el texto se refiere,
o bien a T o l o m e o V I I I L a t i r é (116-80), o a T o l o m e o N e o s D i o n i - Flavio J o s e f o 8 habla d e la fiesta q u e se celebraba d u r a n t e los
sios (51-44). Sólo el p r i m e r o vivió cuatro años con u n a mujer lla- días 14 y 15 d e A d a r (febrero-marzo) para c o n m e m o r a r la salvación
m a d a Cleopatra. Según 2 M a c 15,37, celébrase en Palestina el d e sus h e r m a n o s d e Persia e n t i e m p o s d e M a r d o q u e o . El 2 M a c
«Día d e Mardoqueo». 15.37 c o n m e m o r a la fiesta d e N i c a n o r , q u e se celebraba el día 13 d e
A d a r , «un día antes del D í a d e Mardoqueo». El ceremonial d e la fes-
Canonicidad tividad es indicado e n el t r a t a d o Megillah del T a l m u d d e Jerusalén.
L a M i s h n a y el T a l m u d d e Jerusalén d a n instrucciones para la L a fiesta tenía u n d o b l e aspecto, profano y religioso. C a b e las m a -
lectura d e J u d i t e n la fiesta d e P u r i m . El libro y la m e n c i o n a d a s o - nifestaciones ruidosas d e regocijo, al estilo d e n u e s t r o s carnavales,
l e m n i d a d eran conocidos antes d e los t i e m p o s neotestamentarios. vistiéndose las mujeres con trajes d e h o m b r e y éstos con vestidos
Flavio Josefo cita a m p l i a m e n t e el libro d e Ester e n sus Antiquitates d e mujeres, suculentos b a n q u e t e s y excesos e n las bebidas, inter-
Iudaicae (I.2), y utiliza asimismo las secciones griegas, q u e poste- cambios d e presentes e n t r e parientes y amigos, s e leía el libro
r i o r m e n t e fueron eliminadas del canon j u d í o . d e E s t e r . M o d e r n a m e n t e prevalece la opinión d e q u e la fiesta d e
P u r i m en p a r t e es copia d e u n a fiesta d e p r i m a v e r a q u e se celebraba
L a Iglesia recibió el libro e n el canon según su versión griega.
en Persia y Babilonia. Hacia el m e s d e m a r z o celebraban los persas
O r í g e n e s n o d u d a d e la canonicidad a u n d e las partes d e u t e r o c a n ó -
la festividad llamada nauruz, con carácter d e fiesta d e primavera,
nicas, p e r o sus anotaciones críticas dieron p i e a q u e lo hicieran San
d u r a n t e la cual se i n t e r c a m b i a b a n presentes y se d i s t r i b u í a n limos-
Atanasio y San J e r ó n i m o . E n c u a n t o a este santo D o c t o r , cabe decir
nas a los p o b r e s , detalle q u e imitaron los j u d í o s e n la fiesta d e P u -
q u e , p o r el h e c h o d e relegar las adiciones al final del libro, d u d a b a
r i m . E n t r e los años 160-114 antes d e Cristo, la c o m u n i d a d judaica
d e su canonicidad. L a s d u d a s para estas partes griegas c o n t i n u a r o n
dio a la fiesta u n carácter político-religioso, relacionándola con la
hasta el concilio T r i d e n t i n o , q u e las declaró sagradas y canónicas.
liberación d e la colonia j u d í a d e Persia e n t i e m p o s d e Jerjes I.
Contenido doctrinal
E n conjunto, la obra q u i e r e hacer ver q u e los j u d í o s prevalecen BIBLIOGRAFÍA
s i e m p r e y e n todas p a r t e s d e sus enemigos. O t r a d e las finalidades
a) Comentarios
es explicar los orígenes d e la fiesta d e P u r i m , q u e d e b e ser u n día
d e alegría y acción d e gracias p o r haberles salvado Dios del exter- A. BARUCQ, Esther: «Bible de Jérusalem» (1959); F. MICHAELI, Esther:
m i n i o . L a doctrina d e la providencia divina para con su p u e b l o apa- «La Bible de la Pléiade» (París 1959); * L. B. PATÓN, A Critical and Exege-
tical Commentary on the Book of Esther (Edimburgo 1908); L. SOUBIGOU:
rece e n t o d o el libro (4,13-17). L o q u e el autor no' declara, n o s a b e - «La Sainte Bible», ed. PIROT-CLAMER; J. SCHILDENBERGER, Das Buch Esther:
m o s p o r q u é exigencias literarias o ambientales, lo p r o c l a m a n a los «Com. de Bonn» (Bonn 1941); F. STUMMER, Das Buch Ester: «Echter Bibel»
c u a t r o vientos las secciones propias del texto griego. L a doctrina (Würzburg 1950); A. VACCARI, Esther: «La Sacra Bibbia» (Firenze 1948).
de la alianza es m e n o s visible e n Ester q u e e n Judit, pero n o está
ausente del texto. b) Estudios particulares
Por otra parte, hallamos en el libro pasajes q u e r e c u e r d a n la i m - L. BIGOT, Esther: «Dictionnaire de Théologie catholique», V (1924)
perfección d e la m o r a l antigua e n comparación con la del E v a n g e - col.850-871; E. J. BIKERMAN, Notes on the Greek Book of Esther: «Proc.
lio ( M t 5,44). El espíritu d e venganza d e los j u d í o s y la complacen- American Acad. of Jewish Research», 20 (1950) 101-133; N . S. DONIACH,
cia d e la j o v e n reina e n la m a t a n z a d e los enemigos d e su p u e b l o n o Purim, or the Feast of Esther. A Historical Study (Philadelphia 1933);
J. LEWY, Oíd Assyrian «puruum» and «purum»: «Revue Hittite et Asianique»,
reza c o n la doctrina del a m o r a los enemigos y el p e r d ó n d e los q u e
5 (!939) n 7 - ! 2 4 ; ID., The Feast of the itfh Day of Adar: «HUCA», 14
n o s p e r s i g u e n y calumnian. P e r o estas y otras circunstancias h a n (1939) 121-151; V. CHRISTIAN, Zur Herkunft des Purim-Festes: «Alttesta-
sido introducidas e n el texto p o r el autor sagrado p o r exigencias d e mentliche Studien» (Festschrift Nótscher) (Bonn 1950) 33-37; T . GASTER,
la tesis doctrinal q u e i n t e n t ó desarrollar. E n el libro se aplica la ley Purim and Hanukkah in Eastern and Western Traditions (New York 1950);
del talión. Escribe el autor p a r a alentar a sus h e r m a n o s d e raza, t a n W . RUDOLPH, Textkritisches zum Estherbuch: V T 5 (1954); Ff. RINGGREN,
a m e n u d o envueltos en cuestiones raciales, y para d a r u n t o q u e d e Esther and Purim: «Svensk Exegetisk Arsbok», 20 (1955) 5-24; H. CAZEL-
atención a sus enemigos. E s n a t u r a l q u e la puesta e n práctica d e los 7
J. STRAUBINGER, Ester y el misterio del pueblo judío (Buenos Aires 1943) 78.
principios fundamentales del j u d a i s m o llame la atención d e los q u e 8 Ant. Iud. 11,6,13.
908 Ester *11 Ester *11 909
LES, Notes sur la composition du rouleau du livre d'Esther: «Festschrift H. Jun- trario. Entre los deportados a Babilonia había algunos que llevaban
ker» (Trier 1961) 31-4S; E. COSQUIN, Le Prologue-Cadre des mille et une este mismo nombre (Esd 2,2; Neh 7,7).
nuits. Les légendes perses et le livre d'Esther (París 1909); H. GUNKEL, Das La genealogía de Mardoqueo se repite en 2,5. Por 1 Sam 15,7-9
Konigsschloss von Susa und das Buch Esther: T h L Z 44 (1919) 2-4; K. G A L - sabemos que Saúl, hijo de Quis y del linaje de Benjamín, triunfó
LING, Susa (Biblisches Reallexikon), 504-505; J. HOSCHANDER, The Book
of Esther in the Light of History (Filadelfia 1923). Identifica a Asuero con sobre Agag, rey de Amalee. Esta coincidencia sugiere la sospecha
Artajerjes II Mnemon. E. DE MARSEY, De Vauthenticité des livres d'Esther de que el autor sagrado no pretende fijar la ascendencia inmediata
et de Judith (París 1911); A. UNGNAD, Keilinschriftliche Beitráge zum Buch de Mardoqueo, sino hacer ver cómo un benjaminita que encarna el
Esra und Esther, 2. Mardechai: Z A W 58 (1940) 243-244; ID.: Z A W 59 alma judía se impone y triunfa de un enemigo de Israel. Este varón
(1942-1943) 219; H. STRIEDL, Untersuchungen zur Syntax und Stilistik des ilustre moraba en Susa, que antiguamente fue capital de Elam 3 y
hebrdischen Buches Esther: Z A W 55 (1937) 73-108. que se convirtió en residencia invernal de los reyes de Persia (Neh
i,1). Conquistada en 596 por los persas, fue fortificada y embelle-
cida por Darío I 4 .
Mardoqueo en escena (*11,1-3)
Mardoqueo fue llevado cautivo por Nabucodonosor a Babilonia,
1 junto con Jeconías (Jer 24,1; 27,20; 28,4), llamado también Joaquín
El año segundo del reinado del gran Artajerjes, el primero
de Nisán, tuvo un sueño Mardoqueo, hijo de Jaír, hijo de Semeí, (2 Re 24,8.15), el año 597. Con el fin de concordar el hecho de la
hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, 2 judío que moraba en la presencia de Mardoqueo en la corte de Asuero o Jerjes (hacia los
ciudad
3
de Susa, varón ilustre, que servía en la corte del rey. años 484-480) y la fecha de su deportación por Nabucodonosor, al-
Era de los cautivos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, gunos exegetas interpretan el texto en el sentido de que era descen-
había llevado en cautiverio de Jerusalén con Jeconías, rey de diente de alguno que fue deportado en aquel tiempo. Tales anoma-
Judá. lías textuales las hemos visto también en el comentario al libro de
Judit, lo que nos invita asimismo a preguntarnos si el autor sagrado
Estos versículos pertenecen a la parte deuterocanónica del li- busca la máxima precisión en los datos cronológicos que refiere.
bro (10,4-16,26). En ellos presenta el autor al verdadero héroe del
libro, Mardoqueo. Se habla del año segundo del reinado de Arta-
jerjes. San Jerónimo y Eusebio lo identifican con Artajerjes II Sueño de Mardoqueo (*11,4-10)
(40S-3S8); pero modernamente prevalece la opinión de los que 4 5
consideran el nombre de Artajerjes como una traducción falsa del H e aquí su sueño: Soñó que oía voces y tumultos, truenos
nombre Asuero, que corresponde a Jerjes I (485-465). De ahí que terremotos y gran alboroto en la tierra, cuando dos grandes
algunos exegetas, en vez de hablar de Artajerjes, emplean constan- dragones, prestos a acometerse uno a otro, dieron fuertes ru-
gidos, 6 y a su voz se prepararon para la guerra todas las nacio-
temente los nombres de Asuero (BARUCQJ o de Jerjes (VACCARI). nes de la tierra, a fin de combatir contra la nación de los justos.
Fue Jerjes hijo de Darío I Hystaspes (522-486) y es conocido prin- 7
Fue aquel día día de tinieblas, de obscuridad, de tribulación
cipalmente por su campaña contra Egipto (485) y por su derrota y de angustia, de oprobio y de turbación grande sobre la tierra.
por las tropas griegas en Eurimedón (470 a. C.). Más cortesano que 8
Toda la nación justa se turbó ante el temor de sus males, y se
guerrero, entregóse a una vida de molicie y de placeres, como disponía a perecer. 9 Pero clamaron 10a Dios, y a su clamor, una
atestiguan el libro de Ester y el historiador Heródoto 2. Muerto en fuentecilla se hizo un río caudaloso de muchas aguas, y apa-
una conspiración (465), le sucedió su hijo Artajerjes I Longímano reció una lumbrerita que se hizo sol, y fueron ensalzados los
(465-424). humildes y devoraron a los gloriosos.
El sueño de Mardoqueo tuvo lugar el primero de Nisán (Neh 2,1; Mardoqueo oye en la lejanía voces y tumultos acompañados de
Est 3,7), en cuyo mes empezaba el año religioso hebraico (marzo- truenos (brontai) y terremotos (seísmos), que presagiaban algo trá-
abril). Como a José (Gen 37,5-n; 40,8; 41,1), el porvenir se mani- gico que se avecinaba. En efecto, aparecen dos dragones en actitud
fiesta a Mardoqueo por medio de los sueños. Con esta noticia se de acometerse uno a otro. A un rugido suyo, todas las naciones de
llama la atención de los lectores sobre la intervención palpable de la tierra (pas eznós) acometieron a la nación de los justos (dikaion
Dios en los hechos que narra a continuación. Todo el libro, incluso eznós). Los primeros síntomas anunciadores de este combate re-
el texto hebraico, demuestra un sentimiento religioso profundo y cuerdan la escena del Sinaí (Ex 16,18; 20,18) o la descripción que
una confianza sin límites en los destinos de la Providencia. El los profetas hacen del juicio (Is 22,5; Jer 30,5). Según interpreta-
nombre de Mardoqueo deriva del babilónico Marduk. El simple ción del mismo Mardoqueo, los dos dragones simbolizaban a él
hecho de que este judío auténtico (2,5) escogiera el nombre de y a Aman (10,7) 5 .
Mardoqueo no autoriza la conclusión de que en un tiempo rindiera
culto al dios Marduk. Toda la historia del libro demuestra lo con- 3 HERÓD., III 30,65,70; JEN., Cyr. VIII 6,22; ESTRAB., XV 3,2.
* Mémoires de la Missitm Archéologique en Irán (Paris 1900-1943).
2
' E. L. EHRLICH, Der Traum des Mardochai: «Zeitschrift für Religions- und Geistes-
Hist. IX 108-110. geschichte», 7 (1955) 69-74. Las naciones combatieron la nación de los justos (v,6), que en
910 Ester l Ester 1 911
2
HERÓDOTO, 1,33.
En nombre de los siete sabios habló Memucan, presentando la
3
Cyrop. VIII 8,18. cuestión de Vasti como de interés nacional. Teme un avance del
4
5
H E R Ó D O T O , 5,18; 29,110. feminismo en caso de quedar impune la conducta de Vasti. Por ser
HERÓDOTO, 1,8-12.
6
Coniugalia praecepta 16. del dominio público la desobediencia, recomienda Memucan que el
914 Ester 2 Ester 2 915
castigo tenga amplia difusión. A este fin sugiere al rey que publique
un decreto irrevocable (Dan 8,6-10) prohibiendo a Vasti presentarse Mardoqueo y Ester (2,5-7)
en adelante delante del rey Asuero, despojándola de la dignidad de 5
Había en Susa, la capital, un judío llamado Mardoqueo, hijo
reina. Memucan invoca razones de Estado para perder a Vasti, lo de Jaír, hijo de Semeí, hijo de Quis, del linaje de Benjamín,
que harán también Aman (3,8) y Ester (7,4). < que había sido deportado de Jerusalén entre los cautivos lleva-
dos con 7Jeconías, rey de Judá, por Nabucodonosor, rey de Ba-
bilonia, y había criado a Hedisa, que es Ester, hija de su tío,
Orden real (1,21-22) pues no tenía padre ni madre. La joven era bella de talle y de
21 hermosa presencia y había sido adoptada por Mardoqueo cuan-
Agradó al rey y a los principes este discurso, y mandó el do se quedó sin padre y sin madre.
rey que se siguiera el parecer de Memucan. 22 Y mandó cartas
a todas las provincias del reino, a cada una según su escritura y Hemos visto la presentación de Mardoqueo por el autor del texto
a cada pueblo según su lengua, ordenando que todo hombre griego. El texto hebraico sólo ha hablado hasta ahora de personajes
había de ser amo en su casa y que todas sus mujeres le estuvie-
ran sujetas. paganos; con estos versículos introduce al personaje central del re-
lato, Mardoqueo el judío, que, en lucha contra el enemigo del pueblo
El consejo de Memucan fue aprobado en toda su línea: Vasti hebraico, Aman, sale victorioso y salva a su pueblo de una catás-
fue repudiada y sustituida por otra. Por convivir en el imperio trofe. En la mente del autor sagrado es Mardoqueo un judío ín-
persa varios pueblos de origen étnico diverso, existía multiplicidad tegro, recto, patriota, y toda su grandeza radica y deriva del si-
de lenguas, siendo las principales el persa, griego, egipcio y arameo guiente título honorífico: «El judio Mardoqueo» (5,13; 6,10; 8,7;
(3,12; 8,9; Dan 3,4; 6,26). Del texto no se deduce que cada pro- 9,29; 10,3). El término judío debe tomarse aquí en sentido racial,
vincia tuviera su lengua. De las excavaciones hechas en Persia y no en el sentido limitado de hombre perteneciente a la tribu de
aparece que la mayoría de las inscripciones reales estaban redac- Judá. Aunque judío, era descendiente del linaje de Benjamín. A su
tadas en lengua persa, babilónica y dialecto de Susa. Los monu- cuidado corría una joven judía, huérfana de padre y madre. Hija
mentos epigráficos de tiempos de Darío I encontrados en Persé- de Abigaíl (2,15), la adoptó Mardoqueo como hija a la muerte de
polis y Behistun son trilingües. Según algunos (SOUBIGOU), el final los padres, tomándola bajo su tutela y protección. La joven era
del verso debe traducirse: «y que hable la lengua de su pueblo». llamada Hedisa, del hebreo hadassah, mirto, y Ester, que puede
derivar del babilónico Ishtar o del persa stareh, estrella. Dice el
texto griego que la «había educado con la finalidad de que fuera
En busca de una reina (2,1-4) mujer suya», lo que debe rechazarse. Según la Vulgata, fue Mardo-
queo «nutritius filiae fratris sui».
1 Después de esto, cuando ya se calmó la cólera del rey, pensó
en Vasti y en lo que ésta había hecho y en la decisión que res-
pecto de ella se había tomado. 2 Los servidores del rey3le dijeron:
«Búsquense para el rey jóvenes vírgenes y bellas, poniendo Ester en el harén real (2,8-11)
el rey en todas las provincias de su reino comisarios que hagan 8
reunir todas las jóvenes vírgenes y de bella presencia en Susa, Cuando se publicó la orden del rey y su edicto, al ser reuni-
la capital, en la casa de las mujeres, bajo la vigilancia de Hegue, das en Susa, la capital, jóvenes en gran número, bajo la vigilan-
eunuco del rey y guarda de las mujeres, que les dará lo necesa- cia de Hegue, fue también tomada Ester y llevada a la 9casa
rio para ataviarse, 4 y que la joven que más agrade al rey sea la del rey bajo la vigilancia de Hegue, guarda de las mujeres. La
reina en lugar de Vasti». Aprobó el rey ese parecer y se hizo así. joven le agradó y halló gracia a sus ojos, y él se apresuró a pro-
veerla de todo lo necesario para su adorno y su subsistencia, y
Memucan hizo hincapié en que el decreto fuera irrevocable, le dio siete doncellas escogidas de la casa del rey, y la aposentó
acaso porque conocía el afecto que el monarca profesaba a Vasti. con
10
éstas en el mejor departamento de la casa de las mujeres.
Ester no dio a conocer ni su pueblo ni su nacimiento, pues
El hecho de que el rey estuviera intrigado por estos recuerdos Mardoqueo le había prohibido que lo declarase. H Todos los
prueba el cariño que sentía hacia la reina, a la cual hubiera devuelto días iba y venía Mardoqueo al vestíbulo de la casa de las mu-
su rango a no mediar la solemne decisión tomada contra ella y las jeres para saber cómo estaba Ester y cómoda trataban.
nefastas consecuencias que de semejante proceder se originarían.
En la literatura bíblica de inspiración persa es frecuente el tema El edicto real pronto surgió efecto. Entre las jóvenes «vírgenes
de «un decreto irrevocable» (Dan 6,8-10; 6,12.16). Sus servidores y bellas» se encontró a Ester, que desde el primer momento gran-
le propusieron (3,2-3; 6,3.5) que se buscara dentro de los límites jeóse la estima de Hegue, siendo objeto de todas sus atenciones.
del imperio jóvenes «vírgenes y bellas» que pudieran suplir la au- La situación de Ester es parecida a la de los tres jóvenes de que
sencia de Vasti. Asuero aceptó el consejo. Quizá el autor se haya habla Dan 1,3-20. Del hecho de ocultar a Hegue su nacionalidad se
dejado llevar de la fantasía en torno a este hecho. deduce que Ester se sometió al mismo régimen dietético que las$
916 Ester 2 Ester 2 917
otras jóvenes reunidas en la casa del rey. Con el fin de disculpar a por sus adornos y alimentación, puso a su disposición siete (1,10)
Ester, el texto griego ha hecho notar que detestaba el lecho de un doncellas escogidas y la aposentó en la mejor habitación de la casa.
incircunciso (14,15) y los banquetes del rey (14,17). Para que su Las otras mujeres, al acercárseles el turno de ser presentadas al
ascendencia judía no le creara dificultad para llegar a ser esposa del rey, multiplicaban sus atavíos para realzar su belleza; Ester, en
rey, el astuto Mardoqueo le prohibió revelar a nadie «ni su pueblo ni cambio, tenía plena confianza en su hermosura. Pese a lo que dice
su condición». Razones políticas (3,4) aconsejaban este silencio. En el texto griego (14,15), Ester no siente repugnancia por el lecho
el reclutamiento de jóvenes no se tenía en cuenta su nacionalidad; de un incircunciso, ni manifiesta esta aversión ni a Hegue ni al rey.
únicamente se exigía que fueran jóvenes, vírgenes y bellas. A Mar- El autor sagrado refiere escuetamente los hechos, sin pronunciarse
doqueo, como a cualquier otro hombre, estaba prohibida la entrada por la moralidad de los acontecimientos. Por la importancia polí-
en la casa de las mujeres, pero se le autorizaba «ir y venir al vestíbulo» tica del hecho, el autor especifica el año y el mes en que Ester fue
de la misma. Acaso por su misma juventud y por el hecho de ser conducida por primera vez a la presencia del rey. Habían transcu-
huérfana, autorizó Hegue la visita diaria de Mardoqueo a su pro- rrido cuatro años (1,3) desde el banquete en que se repudió a
tegida. Ester no demuestra preocupación por la pureza legal de Vasti. El mes de Tebet corresponde a diciembre-enero.
los manjares, a diferencia de Judit (10,5) y de los jóvenes de Babilo-
nia (Dan 1,8-14). Tampoco tuvo escrúpulos de entrar en el harén
real. Ester, elegida reina (2,17-20)
17
El rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y
halló ésta gracia y favor ante él más que ninguna otra de las
Régimen de vida en el harén (2,12-14) jóvenes. Puso la corona real sobre su cabeza y la hizo reina en
12
Después de haber estado ya doce meses, conforme a la ley lugar de Vasti. 18 El rey dio un festín a todos sus príncipes y a sus
de las mujeres, ungiéndose seis meses con óleo y mirra y otros servidores, un festín en honor de Ester, y dio alivio a las provin-
seis con los aromas y perfumes de uso entre las mujeres, cuando cias e hizo mercedes con real liberalidad. 19 Cuando por segunda
le llegaba el turno era llevada cada joven a la presencia del rey. vez reunieron 20 a las jóvenes, estaba Mardoqueo sentado a la
13
Así iba cada una a la presencia del rey, y cuando pasaba de la puerta del rey. Ester no había dado a conocer su nacimiento
casa de las mujeres a la casa del rey, se le dejaba llevar cuanto ni su pueblo, porque se lo había prohibido Mardoqueo, y se-
ella quería; 14 iba allá por la tarde, y a la mañana siguiente pa- guía cumpliendo las órdenes de Mardoqueo tan fielmente como
saba a la segunda casa de las mujeres, bajo la vigilancia de cuando estaba bajo su tutela.
Saasgaz, eunuco del rey y guarda de las concubinas. No volvía
ya más a la presencia del rey, a menos que éste la desease y fuese Con palabras que recuerdan el saludo del ángel a María (Le 1,
nominalmente llamada. 30.42), se dice que amó Asuero a Ester más que a todas las mujeres
que tenía, y que halló ella gracia y favor más que todas las otras
Es probable que se hacía la ficha de cada joven a medida que jóvenes que habían estado con el rey. Ester superaba a todas; in-
entraban en el harén, anotándose el día de su ingreso. Al cabo de cluso era mejor que Vasti (1,19). Para celebrar el acontecimiento dio
un año, luego de haberse sometido a un régimen especial de belleza, el rey un festín, que el autor sagrado llama «festín de Ester» por
con el empleo de cosméticos, la joven era llevada, por turno riguroso, efectuarse en su honor. Según los LXX, el banquete duró siete días.
a la presencia del rey. El mismo ceremonial debían observar las Fueron invitados los príncipes y los servidores de la casa real. Al
mujeres del usurpador Smerdis al acercarse a él *. decir el texto (V.IQ) que Mardoqueo estaba sentado a la puerta del
rey, quiere significar que prestaba sus servicios en la corte (4,2;
Llega el turno a Ester (2,15-16) 5,9; 6,12), en la puerta del palacio.
15
Al llegar el turno a Ester, hija de Abigaíl, tío de Mardo- Aborta un complot contra el rey (2,21-23)
queo, el que la había adoptado por hija, de presentarse al rey, 21
no pidió nada más que aquello que le había indicado el eunuco En aquellos días, cuando Mardoqueo se sentaba en la puer-
real, Hegue, encargado de guardar las mujeres. Halló Ester ta del rey, Birgán y Teres, dos eunucos del monarca, de la guar-
gracia a los ojos de cuantos la miraban. 16 Fue conducida Ester dia
22
del umbral, quisieron poner su mano sobre el rey Asuero.
a la presencia del rey Asuero, a la casa real, el mes décimo, que Mardoqueo tuvo conocimiento de ello e informó a la reina
es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado. Ester, que se lo comunicó al rey de parte de Mardoqueo. 23 Ave-
riguada la cosa y hallada cierta, los dos eunucos fueron colgados
Hegue percatóse de que Ester descollaba entre todas las mujeres de un madero, escribiéndose el caso en el libro de las cróni-
por sus encantos femeninos y barruntó que agradaría al rey. Por cas delante del rey.
lo mismo, ya desde el principio la rodeó de atenciones, preocupóse Mientras se desarrollaban las fiestas en honor de la nueva reina,
1
HERÓDOTO, 3,69, dos eunucos del rey preparaban un complot contra él. Este episo-
918 Ester 3 Ester 3 ©19
dio coincide con el que se refiere en 12,1-6 del texto griego. Los extraño a la sangre de los persas (12,10), es llamado el agagita
nombres de los dos eunucos difieren en uno y otro texto; en el griego (haagagi: 3,10; 8,3.5; 9>24)> mientras que Mardoqueo es conocido
se llaman Gabata y Tarra; en el hebreo, Birgán y Teres. Ambos por el judío (hayyehudi: 2,5; 5,13; 6,10; 8,7; 9,29.31; 10,3). Estos
estaban de guardia en las puertas del palacio real. También Mardo- dos personajes, el agagita y el judío, representan dos mundos reli-
queo ocupaba un lugar destacado en la real puerta, siéndole fácil giosa y políticamente antagónicos, que se odian y persiguen hasta
descubrir el atentado contra el rey. En el texto griego se dice que que el más fuerte, según la apreciación de los hombres, cae víctima
el complot estaba motivado por haber confiado el monarca un pues- del odiado judío. El agagita recuerda el rey Agag (Núm 24,7;
to de responsabilidad y categoría a un judío. Es muy probable que 1 Sam 15,9).
los dos eunucos, de nacionalidad persa, se sintieran humillados por La actitud de Mardoqueo, al negarse a rendir a Aman las mues-
estar sujetos a las órdenes de un judío. Mardoqueo comunicó con- tras exteriores de respeto que le correspondían por su dignidad, se
fidencialmente la noticia a Ester y ésta la retransmitió al rey. Aun explica únicamente por un acto de orgullo de raza. ¿Cómo él, el
en este caso no manifestó la reina el parentesco que le unía con Mar- judío, podía doblar la rodilla y postrarse ante un pagano enemigo
doqueo, lo que hizo más tarde (8,1). Los dos eunucos fueron ahor- declarado de su pueblo? El ceremonial persa exigía, según Heródo-
cados (PATÓN) O empalados, suplicio este último muy usado por los to (7,134), que los subditos doblaran la rodilla y se postraran delante
antiguos persas 2 . Por sus servicios mereció Mardoqueo que se ins- del rey. A este ceremonial se acomodaba Mardoqueo todas cuantas
cribiera su nombre y lo que había hecho en la crónica real (Esd 4, veces se acercaba al monarca; pero rompe con él al tratarse de
15) 3 . En prueba de la importancia que el rey concedía al hecho, Aman, aunque lo hubiera mandado Asuero. Cuenta Heródoto (7,136)
quiso que se anotara estando él presente, cubriendo con su autori- que los embajadores de Esparta, Esperties y Bulis, se negaron, por
dad la veracidad del relato. motivos de dignidad, a rendir al rey Jerjes tales muestras de respeto.
A los servidores del rey les manifestó Mardoqueo que su condición
de judío no le permitía tales reverencias (3,4). Sin embargo, los ju-
Mardoqueo y Aman en conflicto (3,1-6) díos se postraban ante los reyes (1 Sam 24,9; 1 Re 1,23; 2,19; 2 Re 4,
1 Después de esto, el rey Asuero elevó al poder a Aman, hijo 37) y otros superiores (Gen 23,7; 27,29; 33,3). El texto griego
de Hamedata, agagita, ensalzándole y poniendo su silla sobre (13,12-14) atribuye la actitud de Mardoqueo al hecho de que Aman
la de todos los principes que estaban con él. 2 Todos los servido- reclamaba para sí honores divinos. Según algunos autores (VACCARI,
res del rey que estaban a la puerta del palacio doblaban ante STUMMER), cuando los dos verbos doblar la rodilla y postrarse van
Aman la rodilla y se prosternaban ante él, pues tal era la orden unidos (2 Crón 7,3; 22,29; Sal 22,30; 95,6), denotan un acto de
del rey; pero Mardoqueo no doblaba sus rodillas ni se proster- adoración a Dios. De Ester (8,3) se dice que, al presentarse ante
naba, 3 y los servidores del rey que estaban a la puerta dijeron el rey, «se echó a los pies de Asuero». Otros exegetas explican que
a Mardoqueo: «¿Por qué traspasas la orden del rey?» 4 Y como
se lo repitiesen todos los días y él no les hiciese caso, se lo comu- Mardoqueo se negó a rendir homenaje a Aman por tratarse de un
nicaron a Aman, para ver si Mardoqueo persistía en su resolu- amalecita, pueblo odiado por Israel; opinión esta que concuerda
ción, pues les había dicho que era judío. 5 Viendo Aman que con el espíritu del libro, pero que no está respaldada por los hechos
Mardoqueo no doblaba la rodilla y no se prosternaba ante él, históricos. Considerada la índole del libro, creemos que Mardo-
se llenó de furor; 6 pero, teniendo en poco poner su mano so- queo negóse a doblar su rodilla y postrarse ante un enemigo de su
bre Mardoqueo solamente, pues ya le habían dicho a qué pue- pueblo por motivos políticos y religiosos, arrostrando valientemen-
blo pertenecía, quiso destruir al pueblo de Mardoqueo, a todos te todas las consecuencias desagradables que pudieran surgir de
los judíos que habitaban en el reino de Asuero. semejante acto de insubordinación.
Con la noticia de la elevación de Ester al rango de reina se ex-
plica la alegría de los judíos y su pretensión de medir sus fuerzas y Fecha memorable (3,7)
aun vencer a sus enemigos. El final del capítulo anterior hacía pre-
7
sentir que el rey, agradecido a Mardoqueo por haberle salvado la El mes primero, que es el mes de Nisán, en el duodécimo
vida, le recompensaría pródigamente. Pero, en vez de la exaltación año del rey Asuero, se echó el «par», es decir, la suerte, ante
del judío Mardoqueo, habla el texto de la elevación de Aman, ene- Aman, de día en día y de mes en mes, hasta que salió el mes duo-
migo encarnizado del pueblo judío. De este hecho insólito arrancan décimo, que es el mes de Adar.
las raíces del conflicto. El honor y la religión inducían a Mardoqueo Aman ha decidido destruir al pueblo judío. Sólo le faltaba deter-
a negar a su enemigo los honores que exigía. Aman quiere castigar minar el día y el mes. Nos hallamos en el año 12 del reinado de
la insolencia de Mardoqueo con el exterminio de todos los judíos Asuero (474 a. C ) , cinco años después de la exaltación de Ester
residentes en Persia. Aman, descendiente de la familia Hamedata, (2,16). Es muy probable que ignorase Aman la ascendencia judía
2
H E R Ó D O T O , 3,159; Est 4,43; 5,14; 6,4; 7,9-10; 8,7; 9,13,14-25; Esd 6,11,
de la reina Ester. Bajo la mirada de los dioses, como dice Luciano,
' H E R Ó D O T O , 7,100; 8,85. echó Aman el pur, palabra extranjera, acaso acádica: puru = suerte;
Ester *13 921
920 Ester 3
o persa: para = pedazo, fragmento, que, según el autor hebraico, Publicación del edicto real (3,12-13)
corresponde a goral 1. Es probable que la palabra pur sea una glosa 12
introducida con el fin de señalar anticipadamente la etimología de Fueron entonces llamados los secretarios del rey, el día
la fiesta de Purim (9,24-26). Heródoto (3,128) y Jenofonte (Cir. 1, trece del mes primero, y se escribió todo lo que ordenaba Aman
6,46; 4,5,55) dan fe de que los persas tenían la costumbre de echar a los sátrapas del rey, a los gobernadores de todas las provincias
las suertes. El texto hebreo no especifica quién echó las suertes ni y a los jefes de todos los pueblos, a cada provincia según su es-
critura y a cada pueblo según su lengua. Se escribió en nombre
para qué fin. El v.7, ¿es una glosa introducida intencionadamente, del rey Asuero y se sellaron las cartas con el anillo del rey.
así como 9,20-32? 13
Fueron mandadas las cartas, por medio de los correos, a
todas las provincias del rey, ordenando destruir, hacer perecer
y matar a todos los judíos, jóvenes y viejos, niños y mujeres, en
Aman delibera con Asuero (3,8-11) un solo día, el día trece del duodécimo mes, que es el mes de
8
Dijo entonces Aman al rey: «Hay en todas las provincias Adar, y que sus bienes fuesen dados al pillaje.
de tu reino un pueblo, disperso y separado de todos los otros
pueblos, que tiene leyes diferentes de las de todos los otros y no Para el día 13 de Nisán, día nefasto, que coincidía con la víspera
guarda las leyes del rey. No conviene a los intereses del rey de- de la fiesta judía de Pascua (Ex 12,6), convocó Aman a los escribas
jarlos en paz. 9 Si al rey le parece bien, escríbase orden de exter- reales (2,23; 8,9) para que copiaran el edicto contra los judíos que él
minarlos, y yo pesaré diez mil talentos de plata en manos de los les dictaría. El decreto real, sin embargo, surtiría su efecto el 13 del
superintendentes de la hacienda para que se ingresen en el duocécimo mes. Las cartas dirigidas a las autoridades mencionadas
tesoro real». 10 Entonces el rey se quitó de la mano su anillo y se fueron repartidas por los harasim, «los corredores». Fueron los per-
lo entregó a Aman, hijo de Hamedata, agagita, enemigo de los sas los que crearon un servicio perfecto de correos con el fin de co-
judíos, n y le dijo: «La plata que ofreces sea para ti, y para ti
también ese pueblo, para que hagas con él lo que bien te pa- municar el palacio real con los pueblos del inmenso imperio. Los
rezca». empleados utilizaban caballos veloces para cubrir enormes distan-
cias. Nada ni nadie podía detener al correo en el cumplimiento de
Aman no puede por sí mismo desencadenar una persecución su deber, ni los fenómenos atmosféricos ni la oscuridad de la noche.
contra los judíos. Los reyes persas, en general, se mostraron tole- Para asegurar el servicio existían fortalezas y puestos militares jun-
rantes con las prácticas religiosas de los pueblos sometidos a su to a los puentes y las zonas fronterizas 2 . Calcula Heródoto que un
autoridad. Sólo en momentos de ira cometió Jerjes actos sacrile- correo cubre la etapa («camino real») de Sardes a Susa en noventa
gos 2 . Las acusaciones de Aman contra los judíos son lugares comunes días (5,53). La mención de un correo rápido en 8,10 parece indicar
que se manejan en todos los escritos de la época helenística: 1) viven que Aman tenía mucho interés en que la orden llegara rápidamen-
segregados de los otros pueblos; 2) se rigen por leyes propias te a conocimiento de los que debían ejecutarla. Dios concedió a los
(Dan 1,8; Jdt 12,1); 3) no cumplen los decretos reales (Dan 3,8-12; judíos un largo lapso de tiempo para salvar sus vidas y poner sus
Esd 4,12-16). De ello concluye Aman que, por interés del rey y bienes en lugar seguro.
seguridad del imperio, no se les debe dejar en paz. De las acusa-
ciones pasa Aman a solicitar del rey, empleando la fórmula habi-
tual de cortesía (19), el exterminio del pueblo judío. Con el fin de Contenido de la carta (*13,l-7)
compensar el erario real de la pérdida económica que acarrearía 1 He aquí el texto de la carta: «El gran rey Artajerjes, a los
la matanza de los judíos (7,4) ofrece de su propio peculio la elevada gobernadores y a sus subordinados de las ciento veintisiete pro-
cantidad de diez mil talentos de plata. En moneda moderna su vincias, desde la India hasta la Etiopía, ordena lo que sigue:
oferta equivalía a dieciocho millones de dólares. Esta cantidad está 2
Aun cuando tenga el imperio de muchas naciones y haya
de acuerdo con el dramatismo que impera en todo el libro. subyugado toda la tierra, jamás he querido engreírme con la
confianza del poder, sino gobernar con justicia y moderación,
1 A. BEA, De origine vocis >pun: B 9 (1930) 198-199. J. Lewy (RHA 5 [1939] 117-124) asegurando a mis vasallos una vida perpetuamente tranquila y
deriva la palabra del verbo asirio-babilónico paru, parauum, «cortar». procurando la quietud y seguridad del reino hasta los extremos
2
En una inscripción encontrada el año 193 5 en Persépolis se gloría el rey de haber ac-
tuado contra un culto extranjero («Vivre et Penser», 1 [1945] 125-132). El factor religioso confines, para que florezca la paz tan deseada de los hombres.
3
contribuyó a que los judíos de la diáspora se unieran bajo la dirección de los ancianos (Ez 8,1; Consultando con mis consejeros cómo podría llevarse esto a
14,1). El pueblo judío debía vivir separado de los otros (Neh 15,1-3), y aun de los de su cabo, uno de ellos, de nombre Aman, distinguido por su dis-
pueblo que no vivían conforme a la Ley.
creción acerca de mí, de lealtad bien probada, de firme fidelidad,
que en el palacio real ocupa la segunda dignidad, 4 me ha dado
a conocer la existencia de un pueblo que vive mezclado con
todas las tribus de la tierra, odioso por sus leyes, opuesto a to-
2
HERÓDOTO, 8,98; JENOFONTE, Cyr. 8,6.17.
922 Ester 3 Ester 4 923
das las naciones, que continuamente traspasa los mandatos de tro a celebrar conjuntamente con sendas copas de vino el extermi-
los reyes e impide que tengan efecto5 las medidas de gobierno nio del pueblo judío. La Vetus Latina reproduce el texto de una
por mí intachablemente ordenadas. He averiguado también
que esta nación vive totalmente aislada, siempre en abierta opo- oración que los judíos dirigieron a Yahvé al enterarse de la carta.
sición con todo el género humano, y que al tenor de sus leyes
observa un género de vida extraño, hostil a nuestros intereses, Consternación de los judíos (4,1-3)
y comete los más perversos excesos para impedir el buen orden
del reino. 6 En virtud de esto, os ordeno que todos los por mí 1 Cuando supo Mardoqueo lo que pasaba, rasgó sus vestidu-
señalados en las cartas de Aman, a quien he encomendado este ras, se vistió de saco y se cubrió de ceniza y se fue por medio
negocio, siendo como es mi segundo padre, todos, con sus mu- de la ciudad, dando fuertes, dolorosos gemidos, 2 y llegó hasta
jeres e hijos, sean de raíz exterminados por la espada de sus la puerta del rey, pues no era a nadie lícito entrar vestido de
enemigos, sin misericordia ni piedad, el día catorce del mes saco. 3 En todas las provincias, dondequiera que llegó la orden
duodécimo de Adar del presente año; 1 de suerte que los ene- del rey y su edicto, hubo entre los judíos gran desolación, y
migos de ayer y de hoy en un solo día desciendan al infierno por ayunaron y lloraron y clamaron, acostándose muchos sobre la
muerte violenta, y para el tiempo venidero sea nuestro gobierno ceniza y vestidos de saco.
estable y perfectamente tranquilo».
Los judíos de Susa leyeron el decreto real que decidía su suerte,
pero ignoraban otros detalles. En cambio, un secreto servicio de
La carta se ha conservado en griego más aliñado, con períodos
información había contado detalladamente a Mardoqueo la manera
más amplios y vocabulario más rico que el que figura en otras par-
como Aman había arrancado al rey aquel decreto, la cantidad en
tes del libro. ¿Contribuye esta circunstancia a poner en duda su
metálico que había ofrecido al tesoro (4,7) y otros pormenores. Ya
autenticidad? El contenido concuerda muy de cerca con la letra de
que Mardoqueo había provocado con su conducta arrogante la ca-
Tolomeo IV, que aparece en 3 Mac 5,12-30. Salvo una palabra, el
tástrofe que se avecinaba, justo era que tomara él la iniciativa para
proemio es idéntico. Esta semejanza se explica, o bien porque am-
contrarrestar el golpe. Primeramente quiso asegurarse el apoyo de
bos documentos proceden de la cancillería real, en que predomi-
Ester. Para ello, en señal de profundo duelo (Is 37,1; Jdt 4,10;
naba el estilo helénico, o porque el autor del libro la copió de
1 Mac 3,47), rasgó sus vestiduras, se vistió de saco, puso ceniza
3 Mac 3,12-30. Al pueblo judío se lo manda eis ton Aide, al Hades,
sobre su cabeza y, a grandes gritos, lanzóse a la calle, caminando
al sheol de los judíos (Gen 37,35), lugar en donde habitan los muer-
en dirección al palacio real. Por el hecho de andar Mardoqueo con
tos y de donde no se sale jamás. Por su conducta merece que pe-
hábitos de penitencia exteriorizando su dolor por la orden real,
rezca de muerte violenta, considerada como un castigo de Dios. Si
podía correr peligro su vida. Pero Aman, seguro de la presa, toleró
la carta no es auténtica críticamente, forma, sin embargo, parte del
que Mardoqueo continuase en su actitud (5,9-15). Los dioses,
canon bíblico. Como el texto hebraico hablaba de cartas (3,12.14),
además, habían ya fijado el día y mes en que debía actuar, y no
que no se reproducían, quiso el autor suplir aquella laguna con la
era posible contravenir su voluntad (3,7) adelantando los aconteci-
inserción de una cuyo contenido debía corresponder fundamental-
mientos. Existía también en Persia la costumbre de rasgar los ves-
mente con la que mandó Aman a los sátrapas y gobernadores.
tidos en señal de duelo (HERÓDOTO, 8,99).
•é-
926 Ester *13 Ester *14 927
te con mis doncellas, y17después iré al rey, a pesar de la ley, y si decreto real. Una vez terminado el himno de alabanza y habiendo
he de morir, moriré». Mardoqueo se fue e hizo lo que Ester justificado su conducta, pide Mardoqueo clemencia para su pueblo.
le había mandado. El ayuno colectivo de Susa demuestra que, si hasta el presente han
sido infieles a su Dios, quieren ahora expiar su pecado con la peni-
Los argumentos de Mardoqueo la convencen, y Ester decide
tencia. Si Israel desaparece bajo la espada de Aman, no habrá nadie
presentarse ante el rey. Pero, como la misión es difícil y pone en
en adelante que cante himnos a Yahvé, «pues en la muerte no se
peligro su vida, necesita de la ayuda espiritual de los judíos resi-
dentes en Susa, de los cuales era Mardoqueo el elemento más des- hace ya memoria de ti; en el sepulcro, ¿quién te alabará?» (Sal 6,6).
tacado. Con el ayuno quería Ester que Dios se acordara de su pue- Los otros pueblos tienen sus propios dioses y, por lo mismo, no se
blo (2 Sam 12,16; 2 Re 21,27); que tuviera compasión de él y ale- acordarán de Yahvé. La oración de Mardoqueo es parecida a la
jara el peligro que se cernía sobre la nación judía (Jdt 4,13; 1 Crón que se lee en Ecli 36,1-19.
20,3). Ester ayunará también tres días (Ex 19,10-16; Jos 1,11), en
compañía de sus doncellas, que o bien eran de origen judío, o se Ester en traje de penitencia (* 14,1-2)
habían convertido al judaismo. 1
La reina Ester, presa de mortal angustia, acudió al Señor,
Tomadas estas medidas de orden espiritual, decide Ester pre- 2
y, despojándose de sus vestidos de corte, se vistió de angustia
sentarse al rey, resignándose a morir en el caso de que su misión y duelo, y, en vez de los ricos perfumes, se cubrió la cabeza de
fracasara. No espera ella triunfar por su belleza y encantos femeni- polvo y ceniza, mortificando duramente su cuerpo, dejando
les, sino con la ayuda del cielo, aunque el texto no dice que Ester caer en desorden las trenzas de su cabellera sobre aquellas par-
orara a Yahvé. En la historia que refiere Heródoto (3,68-78) sobre tes que cubría antes con graciosos atavíos.
el descubrimiento del fraude del falso Smerdis y la matanza de
magos que siguió, Otanes pide a su hija Fedima, concubina de A tono con la gravedad de las circunstancias, pone Ester en
Smerdis, que lleve a cabo una misión parecida a la de Ester. Con juego las muestras de dolor en uso entre los antiguos. Como señal
peligro de su vida, Fedima decidió informar a su padre sobre la de duelo, hombres y mujeres cortaban su cabellera (Am 8,10; 3,17-
personalidad del usurpador, asegurando de esta manera el resta- 24; 15,2; 22,12, etc.); pero no recurrió Ester a este medio, en vistas
blecimiento de la dinastía persa. de que debía presentarse ante el rey dentro de día y medio. Sin
embargo, sacrificó el orgullo de su cabellera, dejándola caer en des-
orden (Lev 10,6) sobre su rostro y busto, tapando con ello lo que
Oración de Mardoqueo (*13,8-18) antes fue trono de su hermosura. La adversidad hace que desconfíe
8 de sí misma y se dirija al Señor reclamando su auxilio con la oración
Y oró al Señor, haciendo memoria de todas sus obras, 9 di-
ciendo: «Señor, Señor, Rey omnipotente, en cuyo poder se y la penitencia.
hallan todas las 10cosas, a quien nadie podrá oponerse si quisieres
salvar a Israel: Tú, que has hecho elu cielo y la tierra y todas
las maravillas que hay bajo los cielos, tú eres dueño de todo, PLEGARIA DE ESTER (v.3-19)
y nada hay, Señor, que pueda resistirte. 12 Tú lo sabes todo; tú
sabes, Señor, que no por orgullo, ni por altivez, ni por vana-
gloria hice yo esto de no adorar al orgulloso Aman; 13 que de En esta larga oración podemos distinguir los siguientes elemen-
buena
14
gana besaría las huellas de sus pies por la salud de Israel; tos: 1) exordio (v.3-4); 2) pasado y presente de Israel (v.5-7); 3) de-
que yo hice esto por no poner la gloria del hombre por enci- signios de los enemigos (v.8-10); 4) peticiones: castigar a los ene-
ma de la gloria de Dios; que no adoraré a nadie15fuera de ti, mi migos ( v . n ) ; salvar al pueblo (v. 13-14), alegando sus buenas in-
Señor, y que obrando así no lo hago por altivez. Ahora, pues, tenciones (v.15-18); conclusión (v.19).
Señor, mi Dios y mi Rey, Dios de Abraham, perdona a tu pue-
blo cuando ponen en nosotros los ojos para 16 nuestra perdición,
con el ansia de destruir tu antigua heredad. No eches en ol- Exordio (* 14,3-4)
vido esta tu porción, que para ti rescataste de la tierra de Egip-
to. 17 Escucha mi plegaria y muéstrate propicio a tu heredad; 3
Y oró al Señor, Dios de Israel, diciendo: «Señor mío, tú,
vuelve nuestro duelo en alegría para que viviendo cantemos, que eres nuestro único Rey, socórreme a mí, desolada, que no
Señor, himnos a18 tu gloria, y no cierres, Señor, la boca de los tengo ayuda sino en ti, 4 porque se acerca el peligro.
que te alaban». Y todo Israel clamó con toda su fuerza, por-
que tenían la muerte a la vista. Confiesa Ester que Yahvé es el único Rey de Israel, el único
Dios que merece tal nombre. Cualquier hombre o mujer que osare
Una vez llegados a un acuerdo, Ester y Mardoqueo pusieron entrar al atrio interior del palacio sin haber sido llamado, incurría
manos a la obra. El texto griego recoge las oraciones que pronun- en la pena de muerte. Ester estaba decidida a hacerlo, y sabe que,
ciaron ambos antes de emprender la difícil tarea de desvirtuar el si Dios no está con ella, morirá dentro de unas horas. La reina con-
Ester *15 929
928 Ester *14
14
Líbrame con tu mano y ayúdame a mí, que estoy sola y no
fiesa ahora que el poder de Yahvé es ilimitado, lo que contrasta tengo sino a ti, Señor. I5 Tú lo sabes todo y sabes, por tanto,
con la situación de Ester, que, arrumbada en un rincón del palacio cómo aborrezco la gloria de los inicuos y detesto el lecho de
real, nada puede hacer en favor de su pueblo, a menos que Yahvé los incircuncisos y de todos los extraños. 16 Tú conoces que
la ayude. Y esta ayuda debe ser rápida, porque, según el texto sólo por necesidad estoy donde estoy, que detesto las señales
griego, «el peligro está en mi mano», es decir, encima, tanto que de mi gloria que llevo sobre la cabeza en los días de mi pública
Ester puede palparlo con sus manos (i Re 28,21; Job 13,14). presentación; que las abomino como paño de menstruación;
que no las llevo en mis días de retiro; " que no ha participado
tu sierva de la mesa de Aman, ni aprecio los banquetes del rey,
Pasado y presente de Israel (*14,S-7) ni bebo el vino de las libaciones; 18 que no ha tenido tu sierva
día alegre, desde el día de su encumbramiento hasta hoy, sino
5 «Desde que nací he oído en la tribu de mi familia que tú, en ti, Señor, Dios de Abraham. 1 9 ¡Oh Dios sobre todos fuerte!
Señor, escogiste a Israel entre todas las naciones y a nuestros Oye la voz de los desamparados y líbranos del poder de los per-
padres entre todos sus progenitores por heredad6 perpetua, y versos, líbrame a mí de todo mal».
que les cumpliste cuanto les habías prometido. Ahora nos-
otros hemos pecado delante de ti y tú nos entregaste en poder Pide Ester a Dios castigue la insolencia de los que pretenden
de nuestros enemigos 7 en castigo de haber adorado a sus dio- quitarle el cetro para entregárselo a los ídolos, a los que «nada son»
ses. Justo eres, Señor. (Sal 96,5; 1 Cor 8,4.10). No permita Dios que los paganos se rían
Era Ester de la tribu de Benjamín. Se inculcaba a los niños de de El y de su pueblo (Sal 70,2-4; 71,10-13), ni que Aman, su ene-
Israel la idea de que pertenecían a un pueblo que Dios había esco- migo encarnizado, lleve a término sus planes. No se trata ya de
gido para sí (Jos 24,2-3; Ez 20,5). Pero, al pecar, Dios los ha cas- una cuestión que ataña exclusivamente a Israel, sino al honor de
tigado, alejándose de ellos (Jdt 2,11-15; 2 Re 21,11-15). Yahvé, a su reinado, a su subsistencia. Es Yahvé el rey de los
dioses (Dan 2,47; 11,36), el «Dios de los dioses» (Deut 10,17; Sal
136,2), «el señor de los señores» (Deut 10,17). Pero puede perder
Designios de los gentiles (*14,8-10) estos títulos. ¿Cómo evitarlo? Dando gracia a Ester para que en
8
«Mas ellos no se contentan con imponernos dura servidum- presencia del león mude su corazón en odio contra el que hace la
bre, y han puesto sus manos sobre las manos de sus ídolos, 9 ju- guerra a Israel. El león es Asuero (Prov 19,16; 28,15; Jer 5,6; 49,19).
rando anular las promesas de tu boca, borrar tu heredad, ce- Teme Ester que Dios no la ayude por haber cohabitado con un
rrar la boca de los que te alaban, extinguir la gloria de tu casa incircunciso (Deut 7,3), pero declara que lo hizo sólo para salvar
y de tu altar, 10 abrir la boca de los gentiles para celebrar las a su pueblo. Abomina de sus emblemas reales «como paños de
proezas de sus ídolos y hacer que un rey de carne sea por esto menstruación», objeto aborrecible por ser legalmente impuro (Lev
ensalzado para siempre. c.15; Is 30,22; 64,5). Ahora no asiste a los banquetes para no con-
Este estado de pecado en que se encuentra Israel ha envalento- taminarse, ni bebe el vino de las libaciones (Deut 32,38; Dan 1,8),
nado a los gentiles, que han decidido borrar definitivamente su que, en parte, se derramaba en honor de los dioses. De reina frivola
memoria y anular las promesas que un tiempo le hizo Yahvé. A ello se trueca ahora Ester en una mujer judía observante de la Ley. Esta
se han obligado con juramento, «colocando sus manos sobre sus oración de Ester no se encuentra en el texto hebraico. La ardiente
ídolos», como actualmente se jura con las manos sobre los santos devoción que demuestra en ella no se armoniza con su resistencia
Evangelios. Es más, pretenden que, al exterminar a Israel, acaba- a intervenir en favor del pueblo (c.4), más interesada en conservar
rán también con su Dios, celebrando ellos las proezas de sus ídolos su puesto que en ayudar a sus hermanos los judíos. La intervención
y concediendo honores divinos «a un rey de carne». Así, pues, la decidida de Mardoqueo logró despertar los sentimientos religiosos,
ruina de Israel significa el término del reinado de Yahvé sobre el que yacían, acaso aletargados, en su corazón; es de creer que durante
mundo. los años que estuvo bajo la tutela de Mardoqueo recibió una educa-
ción religiosa y patriótica muy sólida, que reaparece en este trance
definitivo.
Peticiones (*14,11-19)
11 »No entregues, Señor, tu cetro a los que nada son, ni se rían En la guarida del león (*15,4-9a)
de nuestra caída; antes bien, haz que sus consejos se vuelvan 4
El día tercero, así que acabó su oración, se despojó de sus
contra ellos; haz para todos escarmiento al autor de esta guerra hábitos de penitencia y se vistió de gala. 5 Y así, espléndidamen-
contra nosotros; 12 acuérdate de nosotros, Señor; date a conocer te aderezada e invocando a su Dios y Salvador,s testigo de todas
en el día de nuestra tribulación y fortaléceme, Rey de los dio- las cosas humanas, tomó a dos de sus siervas, apoyándose en
ses, Dominador de todo poder. 13 Pon en mis labios palabras una de ellas, como quien no puede, de puro delicada, soste-
apropiadas en presencia del león y muda su corazón en odio nerse, 7 mientras la otra la seguía, llevando la cola de su man-
al que nos hace la guerra para ruina suya y de sus parciales.
Biblía comentada 2 30
Esttr 5 931
to. 8 Aparecía enteramente hermosa, el rostro sonrosado, ale- place, venga hoy el rey con Aman a un festín que yo le he pre-
gre y como encendido de amor, mas el corazón oprimido por parado». 5a El rey dijo: «Id a llamar a Aman, como lo desea
el miedo. 9a Y, atravesando todas las puertas, se detuvo delante Ester».
del rey.
Se dice que tres días después presentóse Ester ante el rey. El
_ El autor griego dramatiza la escena, que refiere escueta y so- día tercero tiene un valor simbólico en la Biblia (Gen 22,4; Ex 19,
briamente el texto hebreo (s.iss). El día tercero determinó presen- 16; Jos 1,11; Os 6,2). La reina avanzó majestuosa hacia el atrio in-
tarse al rey. Su confianza en Dios era ilimitada, pero no pudo im- terior, desde donde se divisaba el trono, deteniéndose ante el de-
pedir que le asaltase el miedo. La oveja se iba a enfrentar con el lobo. partamento real. Del texto puede deducirse que Ester, desde allí,
pidió audiencia a Asuero, que se la concedió. La petición de Ester
podía parecer al rey de escasa trascendencia e interpretarla como
Ante el rey (*15,9b-19) un capricho de la soberana, pero, en realidad, tenía un alcance ca-
9b paz de cambiar totalmente la escena. Así lo comprendió la sagaci-
Hallábase éste sentado en su trono, vestido con todo el apa-
rato de su majestad, cubierto de oro y piedras preciosas, y apa- dad del rey, como aparece por 5,6, intuyendo que la proposición
recía en gran manera terrible. 10 Levantando el rostro radiante de Ester ocultaba algo que rebasaba el significado de sus palabras.
de su majestad, en el colmo de su ira, dirigió su mirada, y al A Ester le promete el rey, en prueba de confianza ilimitada, la
punto la reina se desmayó, y, demudado el rostro, se dejó caer mitad de su reino (5,6; 7,2; 9,12; Mt 14,7).
sobre la sierva que la acompañaba. u Pero mudó Dios el espí-
ritu del rey en mansedumbre, y, asustado, se levantó de su tro-
no y la puso sobre sus rodillas hasta que ella volvió en sí. La El primer festín (5,5b-8)
consolaba con blandas palabras, 12 diciendo: «¿Qué es esto, Es-
ter? Yo soy tu hermano, cobra ánimo. 13 No,14no morirás, 15que 5" Fue el rey con Aman al festín que había preparado¿Ester,
mi mandato es para el común de las gentes. Acércate». Y y durante él dijo el 6 rey a Ester: «¿Qué es lo que pides?/Todo
tomando el cetro de oro, la tocó en el cuello y la besó, diciendo: te será concedido. ¿Qué
7
deseas? Aunque fuera la mitad de mi
«Habíame». i* Y ella le dijo: «Te vi, señor, como a un ángel reino, la tendrías».
8
Ester respondió: «He aquí lo que pido y
de Dios, y mi corazón quedó turbado ante el temor de tu ma- lo que deseo: Si he hallado gracia a los ojos del rey, y si place
jestad, 17 pues eres, señor, admirable y tu rostro está Heno de al rey concederme mi petición y satisfacer mi deseo, que vuel-
dignidad». 18 Y mientras hablaba, volvió a caer desmayada. va el rey con Aman al banquete que yo les prepararé, y maña-
19
Turbóse el rey, y toda la servidumbre la atendía. na yo daré la respuesta al rey según su mandato».
El rey invita a Ester a que abra su corazón. Espera que con oca-
La belleza encantadora de Ester no pudo impedir que a su apa-
sión del festín abra Ester su boca y vacíe todo cuanto le acongoja.
rición le lanzara el rey una mirada «en el colmo de su ira»; pero la Dice el texto hebraico que preguntó Asuero a la reina «en el festín
femineidad de la reina, que tiembla y se desvanece a tiempo ante la del vino», a saber, hacia finales del banquete, en que el vino alegra-
actitud viril del monarca, triunfó plenamente. El texto atribuye a ba a los invitados y soltaba su lengua 1. La respuesta de Ester está
Dios el cambio radical operado en el ánimo del rey (Prov 21,1). encaminada a diferir el desenlace del drama. En el caso de denun-
Ester compara a Asuero a un ángel de Dios (1 Sam 29,9; 2 Sam 14, ciar a Aman, en esta ocasión no tendría lugar el encubrimiento de
17-20), ante cuya vista tiemblan los hombres (Dan 8,17-18; 10, Mardoqueo y la humillación de Aman.
5-10). Otro desmayo de la reina turbó al rey, que pidió auxilio a la
servidumbre. El texto que acabamos de comentar es una paráfrasis
del siguiente pasaje del original hebraico.
Contrariedad y alborozo de Aman (5,9-14)
9
Aman salió aquel día gozoso y¿lleno de contento su corazón;
pero, cuando vio a la puerta del rey a Mardoqueo, que no se
Petición de Ester (S,l-Sa) levantó ni se movió a su paso, se llenó de ira contra Mardoqueo.
1° Supo, sin embargo, contenerse, y se fue a su casa. Luego
1 mandó a buscar a sus amigos y a Zeres, su mujer; n y Aman
Al tercer día, Ester se vistió sus vestiduras reales y se pre-
sentó en el atrio interior de la casa, delante del aposento del les habló de la grandeza de sus riquezas, del número de sus
rey. Estaba éste sentado en su real trono, en el palacio real, en- hijos, de todo cuanto había hecho el rey para engrandecerle,
frente de la entrada; 2 y cuando vio a la reina Ester en pie, en dándole el primer lugar, por encima de los jefes y los servido-
el atrio, halló ésta gracia a sus ojos y tendió sobre ella el rey el res del rey. 12 Y añadió: «Sólo a mí ha invitado la reina Ester
cetro de oro que tenía en su mano, 3 y le dijo: «¿Qué tienes, al banquete que ha dado al rey, y me ha invitado además para
reina Ester, y qué es lo que quieres? Aunque fuera la mitad de mañana en su casa con el rey. 13 Pero todo esto no es nada para
mí mientras vea a Mardoqueo el judío sentado a la puerta del
mi reino, te sería otorgada», 4 Ester respondió: «Si al rey le
1
H E H Ó D O T O , 1,133.
Ester 6 933
932 Ester 6
rey». 14 Zeres, su mujer, y todos sus amigos le dijeron: «Pre- Asuero se aconseja con Aman (6,6-11)
para una horca de cincuenta codos de alta, y mañana por la
mañana pide al rey que sea colgado en ella Mardoqueo y luego 6
Entró Aman, y el rey le dijo: «¿Qué ha de hacerse con aquel
te irás satisfecho al festín con el rey». Agradó a Aman el con- a quien el rey quiere honrar?» Aman se dijo a sí mismo: «¿A
sejo y mandó preparar la horca. 7
quién otro ha de querer honrar el rey?» 8
Y contestó: «Para
honrar a quien el rey quiere honrar, habrán de tomarse las
Salía Aman del banquete alegre y con buen humor (tob leb, vestiduras reales que se viste el rey, y el caballo en que el rey
i Sam 25,36), cuando divisó a Mardoqueo ocupando de nuevo su cabalga, y la corona real que ciñe su cabeza, 9 y dar el vestido,
puesto junto a la puerta real (2,19-21; 3,2; 5,13; 6,io.ia). También el caballo y la corona a uno de los más nobles príncipes del rey,
él había acabado los días de penitencia y, como tenía de costumbre, para que vistan a aquel a quien el rey quiere honrar, y, lleván-
no se levantó ni se movió al pasar el primer ministro (3,1-5). Zeres dole en el caballo por la plaza de la ciudad, vayan pregonando
y los consejeros recomiendan a Aman cuelgue de una horca (2,23; ante él: Así se hace con el hombre a quien el rey quiere hon-
6,4; 7,9; 8,7; 9,13) a Mardoqueo. Parece exagerada la altura de cin- rar». 10 El rey dijo a Aman: «Coge luego el vestido y el caballo,
como has dicho, y haz eso con Mardoqueo el judío que se sien-
cuenta codos, que corresponde a veinticinco metros. Una muerte ta a la puerta del rey. No omitas nada de cuanto has dicho».
inminente amenaza a Mardoqueo, por cuanto puede Aman pedir 11 Cogió Aman el vestido, vistió a Mardoqueo y le paseó a ca-
al rey que se anticipe la fecha señalada para la ejecución de Mardo- ballo por la plaza de la ciudad gritando delante de él: «Así se
queo, reservando para el día y mes señalado por la suerte el exter- hace con el hombre a quien el rey quiere honrar».
minio del pueblo judío. El término Zeres es de origen iranio, y
significa la dorada, la de los cabellos de oro 2 . La vanidad de Aman Solían los reyes persas recompensar espléndidamente a sus bien-
contrasta con su inminente humillación. hechores. Según Heródoto (8,85), había en Persia unos hombres
llamados orosangai, bienhechores del rey. Aman gozaba de la con-
fianza real, y por lo mismo le admite en su presencia sin necesidad
El insomnio del rey (6,1-5) de pedir audiencia. Ni que decir cabe que su ida a palacio en aque-
1
Aquella noche, no pudiendo el rey conciliar bien el sueño, llas primeras horas del día fue por disposición providencial de Dios.
hizo que le llevaran el libro de los anales, las crónicas; y leyén- Nótese que el rey no nombra a Mardoqueo al pedir su parecer a
dolas ante el rey, 2 hallóse escrito lo que había revelado Mar- Aman. El autor del libro cuenta los hechos con reticencias y pala-
doqueo, descubriendo que Bigtán y Teres, los dos eunucos del bras equívocas para hacer más apasionante la narración. Es difícil
rey, guardias del atrio, habían querido poner su mano sobre el creer que Aman propusiera al rey se concedieran honores reales a
rey Asuero. 3 El rey preguntó: «¿Qué honores y distinciones aquel a quien el rey quería honrar. No puede concebirse que el
se han concedido por esto a Mardoqueo?» «Ninguna ha reci- orgullo llevara a Aman a proponer tales honores a un ministro de
bido», respondieron los servidores. 4 Entonces dijo el rey:
«¿Quién está en el atrio?» Aman había venido al atrio exterior la corona. Aman cumple la orden de Asuero ( v . i o - u ) . En la res-
de la casa para pedir al rey que mandara colgar a Mardoqueo puesta hace el rey hincapié en que no se omita ningún detalle del
de la horca que le había preparado. 5 Los servidores le respon- ceremonial que le ha propuesto. Sabe el rey que Mardoqueo, el
dieron: «Ahí está Aman en el atrio». Y dijo el rey: «Que entre». judío, se hallaba habitualmente en la puerta del palacio real (2,19;
3.2; 5.9)-
No es probable que los sucesos del día narrados en el capítulo
anterior quitaran el sueño a un monarca acostumbrado a resolver
negocios mucho más trascendentales. El texto griego expresa cla- Aman, corrido (6,12-14)
ramente lo que aparece de manera velada en el original hebraico. l 2 Volvióse Mardoqueo a la puerta del rey, y Aman se fue
No es de extrañar que al rey se le antojara llenar las horas de in- corriendo a su casa, desolado y cubierta la cabeza. 13 Contó
somnio con la lectura de las crónicas de su reinado (2,23; 10,2; Aman a Zeres y a todos sus amigos todo lo que le había suce-
Esd 4,15), aunque tuviera al alcance otros pasatiempos. Del aten- dido, y sus amigos y Zeres, su mujer, le dijeron: «Si el Mardo-
tado de los dos eunucos se habla en 2,21-23. El texto hebreo ignora, queo ese, delante del cual has comenzado a caer, es de la raza
o al menos no menciona, la recompensa que recibió Mardoqueo por de los judíos, no le vencerás; antes de cierto sucumbirás ante
él». 14 Y cuando todavía estaba ella hablando, vinieron los eunu-
sus servicios (12,5). cos del rey y se lo llevaron apresuradamente a Aman al festín
2
RB (1909) 186-187. Según Jensen, Zeres es una deformación de Geresk, que identifica que Ester había preparado.
con Girisha o Kirisha, diosa elamita, o con Siris, diosa babilónica del vino (ZÓMG 55 [1901]
228). El autor ama los contrastes. Mardoqueo vuelve a la puerta real,
confiado más que nunca en el éxito de las gestiones que ha empren-
dido Ester; Aman, corrido, marcha a su casa a ocultar la humilla-
ción que ha sufrido. ¡Qué diferencia entre ayer y hoy! Sus amigos
wa* Ester 7
Ester 7 935
y aun su mujer le predicen la derrota. El presagio de Zeres, que
demuestra conocer bien el temperamento judío, iba a cumplirse
fatalmente y más pronto de cuanto podía sospechar. La presencia Ester delata al traidor (7,5-7)
de los eunucos en casa, llevándose apresuradamente a Aman, in- 5
dica que el desenlace final se aproxima. El banquete que antes Tomó el rey Asuero la palabra y dijo a Ester: «¿Quién es
y dónde está el que eso se propone hacer?» 6 Y Ester le respon-
esperaba con ansia (5,14), será el anzuelo en el que quedará pren- dió: «El opresor, el enemigo, es Aman, ese 7malvado». Aman
dido. Entre el primer banquete y el segundo corre el espacio de se sobrecogió de terror ante el rey y la reina. El rey, en su ira,
veinticuatro horas. Por lo cual vemos difícil que en tan poco tiempo se levantó y se salió del banquete para ir al jardín del palacio,
se hayan podido desarrollar los acontecimientos que se narran en y Aman se quedó para pedir la gracia de la vida a la reina Es-
el capítulo 6. Las palabras de Zeres terminan en los LXX con estas ter, porque veía bien que su pérdida estaba resuelta en el áni-
otras: «porque el Dios viviente lo ampara». mo del rey.
Asuero montó en cólera y quiso saber quién se había atrevido
Petición de la reina (7,1-4) a proponer semejante despropósito. Es imposible que el rey no re-
cordara la existencia del decreto contra los judíos y su contenido,
1 Fueron el rey y Aman al banquete a casa de Ester. 2 El se-
gundo día dijo el rey a Ester otra vez durante el festín: «¿Cuál al menos en líneas generales. El autor sagrado no describe la escena
es tu petición, reina Ester? Te será concedida. ¿Qué es lo 3 que tal como sucedió realmente, sino de una manera dramática, bus-
deseas? Aunque fuera la mitad de mi reino, la tendrías». La cando para ello el procedimiento literario que más impresionara
reina Ester respondió: «Si he hallado gracia a tus ojos, ¡oh rey!, al lector. No revela Ester el nombre del conspirador ni da a enten-
y si el rey lo cree bueno, concédeme la vida mía: he ahí mi pe- der que se trata de una persona concreta, individual. Pero el rey,
tición, y salva a mi pueblo: he ahí mi deseo. 4 Porque estamos en su respuesta, se interesa inmediatamente por el nombre del trai-
vendidos yo y mi pueblo para ser exterminados, degollados, dor, queriendo averiguar su paradero. La pregunta del rey está for-
aniquilados. Si siquiera fuéramos vendidos por esclavos y sier-
vos, me callaría, aunque no compensaría el enemigo al rey el mulada en relación al contexto siguiente. ¿Quiere saber quién es
perjuicio que le haría». el opresor de los judíos y el que atenta contra los intereses econó-
micos de la nación? Ahí lo tiene; a su lado está, banqueteando con
Corría el segundo día del banquete. Una vez servida la comida, él y gozando de su amplia confianza. Podía el rey repetir: «Si un
empezóse a escanciar el vino (5,6). Barruntaba el rey que Ester enemigo me agraviara, de buena gana le sufriría. Sí quien me odia
ocultaba algo muy interesante en su corazón, que no se atrevía a se me alzara, de él me pondría a cubierto; pero eres tú, un otro yo,
manifestar. Conforme a la pregunta del rey (v.2), Ester pide que se le mi amigo, mi íntimo (Sal 55,15) quien acecha contra mí». El episo-
conceda la vida y manifiesta el deseo de que viva también su pue- dio recuerda el momento en que Cristo desenmascara al traidor
blo. La noticia de que su vida estaba en peligro debió de impresio- (Mt 26,23). No pudiendo el rey soportar la presencia de Aman,
nar al rey. ¿Es posible que perezca la reina que Asuero ama, y a la salióse al jardín. Aman se sobrecogió de temor: Ester le había se-
cual permitió el acceso espontáneo a sus aposentos sin que le apli- ñalado con su nombre. Ante ella aparecía como opresor y enemigo
cara la ley? Ester resume el contenido del decreto, que conocía a de su raza; ante el rey, como enemigo de la prosperidad del imperio.
través de Mardoqueo (4,8). Ella y su pueblo están vendidos por el Si Aman hubiera conocido la ascendencia de Ester, ¿se hubiera
precio de diez mil talentos (4,7); corren peligro de ser extermina- atrevido a implorar del rey el exterminio de los judíos ? El autor ha
dos, degollados, aniquilados; tres verbos que se empleaban en el logrado dramatizar la escena, aunque deja en el aire algunas cues-
mencionado decreto (3,13). Aman había invocado motivos de Es- tiones. Por la actitud del rey comprendió Aman que su suerte esta-
tado para matar a los judíos. Ester, en respuesta a las sugerencias
ba echada; sólo la intervención de la reina podía salvarlo. Pero
de Aman (3,8), hace ver en primer lugar las desventajas políticas
¿cómo atreverse a pedir perdón a Ester, cuya perdición tramaba?
y económicas que supone tal medida. Si los judíos fueran reducidos
a la condición de esclavos, el imperio sacaría provecho de ellos. (4.13).
Pero ¿qué ventaja le reportará el degüello colectivo ? ¿Podrá Aman,
por más dinero que prometa, cubrir las pérdidas que ello supone? Fin de Aman (7,8-10)
No; y para que el imperio no salga perjudicado, Ester se dispone 8
a hablar. Cuando volvió el rey del jardín del palacio a la sala del ban-
quete, vio a Aman, que se había precipitado hacia el lecho so-
bre el cual estaba Ester, y dijo: «¡Qué! ¿Será que pretende
también hacer violencia a la reina en mi casa, en el palacio?»
En cuanto salieron estas palabras de la boca del rey, cubrieron
el rostro de Aman; 9 y Harbona, uno de los eunucos, dijo en
presencia del rey: «En casa de Aman hay una horca, alta de
cincuenta codos, que Aman ha preparado para Mardoqueo,
936 Ester 8 Ester 8 937
el que habló para bien del rey». El rey dijo: «Que cuelguen de
ella a Aman». H> Y fue colgado Aman de la horca que él había Ester intercede por su pueblo (8,3-6)
preparado para Mardoqueo, y se aplacó la ira del rey.
3
Volvió después Ester a hablar al rey y, echándose a sus pies
Recuperada la serenidad, entró de nuevo Asuero en la sala. llorando, le suplicó impidiera los efectos de la maldad de Aman,
Al ver a Aman postrado a los pies de la reina, montó en cólera. agagita, y la realización de sus proyectos contra los judíos. 4 El
El texto hebreo supone que la reina estaba tumbada sobre el diván; rey tendió a Ester el cetro de oro, y ésta se levantó, quedándose
Aman, a sus pies, imploraba clemencia. El texto griego añade: en pie delante del rey, 5 y le dijo: «Si al rey le place y si le pare-
«Suplicaba perdón, cogido a las rodillas de la reina». No es que ce justo mi ruego, y si soy grata a sus ojos, escriba revocando
Aman tuviera intenciones menos rectas; no era el momento más las cartas inspiradas por Aman, hijo de Hamedata, agagita, y
apropiado para ello; pero la gravedad de la situación le hicieron escritas por él para exterminar a los judíos que hay en todas
las provincias del rey, 6 porque ¿cómo podría yo ver que el in-
olvidar las reglas de la etiqueta. Puede darse también que el autor fortunio alcanzara a mi pueblo? ¿Cómo podría ver el extermi-
sagrado haya consignado esta circunstancia insólita para amon- nio de mi raza?»
tonar nuevos delitos sobre el odiado Aman. A este crimen se añadió
otro: el de haber preparado una horca para colgar de ella a Mar- Ester y Mardoqueo estaban a salvo, pero era menester revocar
doqueo, a quien el rey acababa de honrar. Harbona (1,10) cono- el edicto de exterminio que pesaba sobre el pueblo judío desparra-
cía el hecho y lo delata al rey, quien, avaro en palabras, ordena mado por todo el imperio. El patriotismo de Ester se manifiesta de
«que cuelguen de ella a Aman». Cambio total de escena: el rey se nuevo al presentarse por segunda vez al monarca sin haber sido
apacigua, Ester celebra su triunfo, Mardoqueo ve desaparecer a su llamada previamente. Por un artificio literario manifiesto, todo el
enemigo. A la tempestad sucede la calma; al temor, la confianza. capítulo 8 es una repetición, casi palabra por palabra, de lo dicho
Una vez más reaparece en este texto el tema bíblico de la rehabi- en 3,8-4,4, pero a la inversa. El paralelismo es perfecto entre la
litación del justo y del oprimido (Prov n , 8 ; 26,27; 28,10; Ece 10,8; conducta de Aman en sus relaciones con el rey, la intervención de
Eci 27,26; Sal 7,16, etc.). A los condenados a muerte (v.8) se les Ester para liberar al pueblo y las gestiones hechas por Mardoqueo.
cubría el rostro con un velo (QUINTO CURCIO, 6,8; T I T O LIVIO, Señalamos las siguientes equivalencias: 8,5b-8 = 3,8-11; 8,9-12 =
1,26). 3,12-13; 8,13-14 = 3,14-15; 8,15-17 = 4,1-4.
Exaltación de Mardoqueo (8,1-2)
1
El rey, bien dispuesto (8,7-8)
Aquel mismo día, el rey Asuero dio a Ester la casa de Aman, 7
el enemigo de los judíos; y Mardoqueo fue presentado al rey, El rey Asuero dijo a la reina Ester y al judío Mardoqueo:
pues 2le había dado a conocer Ester el parentesco que a él le «Yo he dado a Ester la casa de Aman y él ha sido colgado de la
unía. Quitóse el rey el anillo que había retirado a Aman y se horca por haber extendido la mano contra los judíos. 8 Escri-
lo dio a Mardoqueo. Ester, por su parte, estableció a Mardo- bid, pues, en favor de los judíos lo que bien os parezca en nom-
queo en la casa de Aman. bre del rey, y selladlo con el anillo del rey, porque edicto escrito
en nombre del rey y sellado con el anillo del rey, no puede ser
Los acontecimientos se precipitan de manera asombrosa. El revocado».
rey, voluble, brusco y expeditivo en sus negocios, se deja fácil-
mente llevar por el último que le habla, aunque sean sus cortesa- Asuero se encuentra en situación embarazosa. Se ha puesto in-
nos (1,21; 5,5; 6,10; 7,5). En un día cambia de favorito, dando condicionalmente de parte de Ester y Mardoqueo. Pero, como el
muerte al que ocupaba el segundo lugar en el reino y elevando al edicto era irrevocable por llevar el sello real (Dan 6,9.13.16), su-
mismo rango a un empleado de la puerta real. A Asuero le duele giere que se busque una solución para neutralizar con otro lo que
la traición de Aman. A más de condenarle a muerte, dispone que se prescribía en el primero. La solución consistió en otorgar a los
Mardoqueo administre en adelante los bienes de la casa de Aman judíos autorización y medios no sólo para repeler la agresión, con-
(Gen 39,4; 44,1-4; 1 Re 13,8) y vigile los movimientos de sus fami- tando con el apoyo de los órganos gubernativos, sino para vengarse
liares hasta que la justicia disponga otra cosa. Aman era rico de sus enemigos. El nuevo decreto tendrá tanto valor como el pri-
(5,11) y tenía muchos hijos (9,10). Según las leyes 1 , la propiedad mero y tendrá la ventaja de ejecutarse antes.
de los ajusticiados pasaba al Estado. El rey entrega la casa de Aman
a Ester como prueba de confianza, y ésta la traspasa a Mardoqueo
(Dan 2,48-49). Empiezan los judíos a enriquecerse a costa de su Manos a la obra (8,9-10)
enemigo. De repente se convierten en amigos del rey, en bien- 9
Fueron entonces llamados los secretarios del rey el día vein-
hechores del imperio. titrés del mes tercero, que es el mes de Siván; y se escribió, con-
forme a lo que fue ordenado por Mardoqueo, a los judíos, a los
1
H E R Ó D O T O , 3,129. sátrapas, a los gobernadores y a los jefes de las ciento veintisiete
938 Ester *16 939
Esttr 8
provincias, desde la India a la Etiopía, a cada provincia según con un vestido real color violeta y lino blanco, con una gran
su escritura y a cada pueblo según su lengua, y a los judíos se- corona y un manto de lino y de púrpura. 16 Hubo para los ju-
gún su escritura y su lengua. 10 Se escribió en nombre del rey díos luz y alegría, gozo y honra. La ciudad de Susa lanzaba
Asuero y se selló con el anillo del rey. Enviáronse las cartas gritos de regocijo, I 7 y en cada provincia y en cada ciudad, por
por correos montados en ligeros caballos procedentes de los dondequiera que llegaron la orden del rey y su edicto, hubo
potreros reales. entre los judíos gozo y regocijo, banquetes y fiestas; y muchas
de las gentes de los pueblos de las regiones se hicieron judíos,
Esta sección corresponde exactamente a 3,12-15- La diferencia porque se había apoderado de ellos el temor a los judíos.
principal está en que el remitente es Mardoqueo; entre los destina- Una vez hubo Aman arrancado del rey el edicto de exterminio
tarios se mencionan los judíos. Antes eran ellos las víctimas. Esta- de los judíos, púsose a banquetear con Asuero (3,15). Mardoqueo,
mos en el mes de Siván (nombre de origen babilónico), que corres- en paridad de circunstancias, abandonó el palacio y marchó a su
ponde a mayo-junio, por lo cual han transcurrido dos meses y diez casa. Anteriormente, con ocasión de su exaltación por Asuero (6,11),
días desde el edicto de Aman (3,12). Durante este tiempo se des- había vestido Mardoqueo vestiduras reales; pero en la actualidad
arrollaron los hechos narrados en 4,1-8,2. El uso que hace el autor lleva los vestidos que corresponden a su posición de gran visir.
de los números prueba que maneja libremente la narración. En Entre los persas tenían éxito los vestidos amplios y multicolores 2 .
efecto, al decir que el edicto favorable a los judíos se escribió el No son motivos nobles los que impulsan a los paganos a abrazar
23 de Siván, quiere significar que aquella fecha fue favorable a los el judaismo; pero el temor puede ser el principio de una conversión
judíos, lo que expresa con el número 70, que se obtiene de la suma total. Nótese cómo el autor establece la antítesis entre el pueblo
de dos meses y diez días después del edicto de Aman. Parece que
judío próximo a desaparecer (4,13) y la situación privilegiada de
en el libro se adopta el calendario sacerdotal. El decreto que Aman
que goza en la actualidad. El autor ha probado suficientemente que
arrancó del rey fue dado en una fecha funesta: día 13 de Nisán
(3,12). Gomo el tiempo apremiaba, los correos utilizaron los mejores Dios, tarde o temprano, se acuerda de su pueblo, que castiga a sus
caballos de los potreros (ahasteranim, del persa khshatra) reales opresores y da su gracia a los que viven según el pacto de la alian-
con el fin de llevar el nuevo edicto a todos los rincones del imperio. za. A pesar de su apariencia laica, el texto original hebraico se
muestra en el fondo extraordinariamente religioso y adicto a la
mentalidad tradicional hebraica.
Privilegios a los judíos (8,11-13)
11 Se daba a los judíos, en cualquier ciudad en que estuviesen, C A R T A D E A S U E R O (* 16,1-22)
permiso para reunirse y defender su vida, y para destruir, ma-
tar y exterminar a todos aquellos, con sus niños y mujeres, de En el texto hebraico se habla de la carta y del contenido del de-
cada pueblo y de cada provincia que tomaran las armas para creto que en nombre del rey enviaba Mardoqueo a las autoridades
atacarlos, y para dar sus bienes al pillaje; 12 y esto en un solo
día, en todas las provincias del rey Asuero, el día trece del duo- del reino. El texto griego reproduce íntegramente su contenido, que
décimo mes, que es el mes de Adar. 1} Estas cartas contenían llama la atención por su ampulosidad y sus consideraciones de
una copia del edicto que había de publicarse en cada provincia, matiz filosófico. Su mismo texto demuestra que no es una traduc-
e informaban a todos los pueblos de que los judíos estarían ción del hebreo. Presenta analogías con los escritos reales que figu-
aquel día prestos a vengarse de sus enemigos. ran en 3 Mac 7,1-9.
En el edicto anterior (3,13) se amenazaba a los judíos con el
exterminio total; ahora se les autoriza a reunirse para defenderse, Destinatarios (*16,1)
matar, destruir, exterminar a cuantos les ataquen (Dan 6,25). Se 1 La copia de la carta es como sigue: «Artajerjes, rey grande,
les autoriza asimismo a incautarse de los bienes de sus persegui- a los gobernadores de las regiones de las ciento veintisiete sa-
dores. Otros textos permiten a los judíos no sólo defenderse, sino trapías desde la India hasta la Etiopía, y cuantos entiendan en
pasar al ataque (8,13; 9,1-16). Esta matanza tendrá lugar el 13 del nuestros negocios, salud.
mes de Adar, coincidiendo con el día señalado por Aman para
En contra de lo dicho en 1,2, el autor griego confunde provin-
acabar con los judíos (3,13). Difícil se hace imaginar que Asuero
autorizara una hecatombe semejante de su pueblo por parte de los cias con satrapías; acaso, por extensión, toma el término satrapía
2
judíos. HERÓDOTO, 9,109. En el banquete dado por Asuero se adornó el local con colgaduras
y gallardetes de color blanco, verde y azul (1,6). José recibió del faraón un vestido de lino
blanco finísimo (Gen 41,42); Alejandro ordena, en señal de distinción, que vistan de púrpura
Renace la alegría (8,14-17) a Jonatás (1 Mac 10,62), lo que hizo Baltasar con Daniel (Dan 5,29). El rico epulón iba ves-
tido de púrpura y lino (Le 16,19). Sobre la cabeza traía Mardoqueo una gran corona (ateret)
14 Los correos partieron en seguida con toda prisa por la pos- de oro, distinta de la que llevaban los reyes (keter: 1,11; 2,17; 6,8). Según Heródoto (8,118),
se premiaba a los bienhechores con el uso de la corona. No es probable que Mardoqueo
ta según la orden del rey. El edicto fue publicado también en deambulase por la calle con las prendas de que habla el texto. Más bien debe entenderse de
Susa, la ciudadela. 15 Mardoqueo salió de la casa del rey vestido que, una vez proclamado gran visir, gozara del privilegio de ostentar tales prendas.
940 Ester *16 Ester *16 941
detalle (1,6; 8,1-32); poner en tela de juicio la autenticidad plena y enumera los meses según la costumbre judía. Sabido es que la
de este o aquel documento (12,5-23), pero todos están acordes en era seléucida empieza el año 312 con la conquista de Babilonia por
admitir un fondo histórico firme y real. Aún más, por ser el autor Seleuco. Pero el cómputo difiere según que el año empiece en pri-
contemporáneo de los sucesos que narra, se concede mucha impor- mavera o en otoño. En Siria y Occidente empezaba el año con el
tancia a algunos detalles históricos, a las noticias interesantes y con- mes de Tishri (septiembre-octubre), es decir, el año 312. En Ba-
cretas sobre topografía macabaica, al enfoque general de su historia bilonia comenzaba el mes de Nisán (marzo-abril) del año 311. De
y a las noticias sobre el carácter y temperamento de sus héroes. ahí que, según los lugares, haya en el cómputo una diferencia de
A ello, como hemos dicho, se añade el uso de documentos de pri- un año.
mera mano. Su fobia helenista le lleva a ser a veces injusto al en- ¿Qué cómputo siguen los libros de los Macabeos? Unos admi-
juiciar la conducta de los seléucidas y sus funcionarios. ten el mismo cómputo en ambos libros (KUGLER, MEYER, LAGRAN-
GE, GRANDCLAUDON) a partir del año 312; otros distinguen un
Género literario cómputo a partir del año 312 para los asuntos profanos y del 311
No se puede juzgar la historia antigua según los cánones de la para noticias de carácter religioso (VACCARI). Gibert, Kolbe, Unger,
crítica histórica moderna. Nuestro autor es hijo de su tiempo, y de Bickermann y Abel sostienen que, para el autor del libro 1 de los
conformidad a los gustos de sus lectores escogió los modos de decir Macabeos, el primer año de los seléucidas empieza el 311; para el
y narrar que emplea. Para él Israel es el centro hacia donde con- del segundo, el año 312. Ninguno de los dos cómputos puede re-
vergen todas las miradas del universo. Dos mundos se enfrentan solver todas las dificultades cronológicas que surgen de la confron-
en su libro: el paganismo y el judaismo. Aquél contaba con fuerzas tación de las fechas de nuestros libros con otros documentos paga-
militares formidables (3,38; 4,28; 15,13, etc.), en contraste con el nos. Nos atenemos al cómputo de Abel.
diminuto ejército israelita. Sin embargo, a veces el número de sol-
dados judíos se exagera notoriamente (4,34; 12,41) 12 . El fenómeno CRONOLOGÍA DE LOS TOLOMEOS, SELÉUCIDAS Y ASMONEOS
es propio de la literatura patética, y, en general, de toda la historio-
grafía antigua (HERÓDOTO). Las cifras que llaman nuestra aten- REYES TOLOMEOS O LAGIDAS REYES SELÉUCIDAS
Firmes en la fe (1,61-66) que aunara a los descontentos y formara una fuerza capaz de neutra-
lizar las órdenes reales.
61
Por estar ellos en el poder, procedían de esta manera en En la genealogía de Matatías se mencionan tres personajes:
las ciudades, 62un mes y otro mes, contra los israelitas que eran Juan, Simeón y Joarib. No se dice que Matatías fuera sacerdote.
descubiertos. El veinticinco del mes ofrecían sacrificios 63sobre Al mencionar Flavio Josefo a Simeón 1 le da el apelativo de asmoneo.
el altar construido sobre el antiguo de los holocaustos. Las En otro lugar 2 afirma que el padre de Matatías se llamaba Asmoneo.
mujeres que circuncidaban a sus hijos eran muertas, según el ¿Trátase de un nombre propio o de un sobrenombre de Simeón?
decreto, 64 c o n los hijos colgados a su cuello, ejecutándose al
mismo tiempo65 a sus familiares y a los que habían practicado la La segunda hipótesis es la más probable. Se ignora cuál sea la
circuncisión. Muchos en Israel se mantuvieron fuertes en significación del término asmoneo. Acaso procede de hasmannim
su resolución de no comer cosa impura, prefiriendo morir a (Sal 68,32), o puede ser un apelativo geográfico de Hesmon, locali-
contaminarse con los alimentos y profanar la santa alianza, y dad de la tribu de Judá (Jos 15,27). La frase griega del texto apó
por ello murieron. 66 Muy grande fue la cólera que descargó Jerusalem, ¿indica lugar de origen de la familia o es un comple-
sobre Israel. mento de movimiento? En este segundo supuesto (ABEL, GRAND-
Cada año, en el natalicio de Antíoco, se tenían grandes banquetes CLAUDON, PENNA) indicaría el texto que Matatías siguió el ejemplo
en los que se servía la carne sacrificada a los ídolos. Los inspectores de muchos israelitas, que, indignados por la situación religiosa de
reales tenían la misión de recorrer las ciudades con el fin de arrestar Jerusalén, huyeron a las ciudades de provincias menos influenciadas
a los que no asistían a los actos oficiales en honor del rey (2 Mac 6,7). por el helenismo (1,40). Matatías se retiró a Modín, lugar que
Se perseguía la práctica de la circuncisión, matando a la madre ocupa el pueblo actual de Medieh, o el Midya, a 10 kilómetros al
que la autorizaba, a los familiares de la misma y al encargado de este de Lidda y a 30 al noroeste de Jerusalén.
ejecutarla. Para que la muerte de las madres fuera más cruel, se les
entregaban sus propios hijos, que morían conjuntamente, suspendi-
dos del cuello de la que les había dado la vida 12 . Lamentaciones de Matatías (2,6-14)
El autor sagrado ha puesto de relieve la conducta de muchos 6
Viendo las abominaciones cometidas en Judá y en Jerusa-
judíos que se doblegaron a las órdenes del rey. Muchos otros huye- lén, dijo: 7 «¡Ay de mí! ¿Por qué nací yo, para ver la ruina de
ron al desierto para no contaminarse y poder observar la Ley, o mi pueblo y la ruina de la Ciudad Santa, obligado a habitar aquí
lucharon valientemente con las armas al lado de los jefes asmoneos, mientras es entregada a los enemigos la Ciudad Santa 8 y el san-
y muchos prefirieron morir a quebrantar los preceptos graves que tuario en manos de los extranjeros? Su templo ha llegado a ser
les imponía la Ley mosaica. El autor sagrado reconoce que los como un hombre deshonrado; 9 los instrumentos de su gloria
males que afligieron a Israel fueron efecto de un castigo que infirió han sido llevados cautivos; sus niños, muertos en10 las plazas,
y sus jóvenes, caídos bajo la espada del enemigo. ¿Qué na-
Dios a su pueblo por sus muchos pecados (2 Mac 6,17; 6,12; ción no la ha desheredado de sus derechos reales y no se ha
7.8.33; 8,5). apoderado de sus despojos? n Todo 12 su ornato le fue arrebatado,
y la que era libre fue hecha esclava. He aquí que nuestro san-
tuario, que era nuestro honor y nuestra gloria, está desolado,
PRIMERA PARTE profanado por las gentes. 13 ¿Para qué vivir?» 14 Rasgaron Ma-
tatías y sus hijos sus vestiduras y se vistieron de saco e hicieron
UN HÉROE NACIONAL: MATATÍAS (2,1-69) gran duelo.
del mismo. Si tal es la triste realidad, ¿vale la pena vivir? A estas eran los ríñones la sede de las pasiones (Sal 73,21; Nah 2,10; Ez 29,7).
palabras de dolor acompañó la acción de rasgar las vestiduras y El texto original añade que «dejó subir una justa cólera» (Prov 15,1),
vestirse de saco (Gen 37,34; Núm 14,6; Jos 7,6; Jer 6,26, etc.). expresión semítica que se basa en la experiencia de sentir subir como
una ola hasta manifestarse por la nariz con el soplo o resoplido. La
Invitación al sacrilegio (2,15-18) cólera de Matatías está conforme al derecho, por cuanto el Deutero-
5
nomio (13,7-12; 17,2-7) prescribía que se matara a los idólatras y a
1 En tanto, llegaron a la ciudad de Modín los delegados del los que inducían a otros a cometer tan horrendo crimen. Junto con el
rey,
16
encargados de forzar a la apostasía y organizar los sacrificios. judío cayó muerto el enviado del rey (ton andra tou basiléos).
Muchos israelitas se unieron7 a ellos, mientras Matatías y sus Según Flavio Josefo 3 , este último se llamaba Apelles, nombre que
hijos se mantenían apartados. I Los enviados del rey dirigiéron-
se a Matatías y le dijeron: «Tú eres un jefe, un hombre ilustre algunos autores creen que ha entrado en el texto por una confusión
y18 un magnate en esta ciudad, apoyado por hijos y hermanos; con Apolonio (1,29; 3,10). El autor sagrado aprueba explícitamente
acércate, pues, el primero, y haz conforme al decreto del rey, el gesto de Matatías, comparándolo con el de Finés (Núm 25,7-8),
como hacen todas las naciones, los hombres de Judá y los que hijo de Eleazar, hijo de Aarón, el antepasado de la línea sadocita
quedaron en Jerusalén. Y seréis tú y tus hijos los amigos del rey, de los sumos sacerdotes (1 Crón 6,35-37).
y seréis enriquecidos, tú y tus hijos, de plata, oro y muchas
mercedes».
Sangre en el desierto (2,27-38)
El plan de Antíoco tendía a la helenización de todos los rincones
de Palestina. En su gira a través de las ciudades y pueblos, los 27
Alzó luego Matatías el grito en la ciudad, y dijo: «¡Todo
emisarios (prostates) del rey llegaron a Modín, con el fin de cumplir el que sienta celo por la Ley y sostenga la alianza, sígame!»
28
con la misión que se les había confiado. Comprobaron que el pueblo Y huyeron él y sus hijos a los montes, abandonando cuanto
se retraía. Con lenguaje adulador invitaron a Matatías a dar ejemplo tenían en la ciudad. 29 Entonces muchos 30que suspiraban por la
de lealtad al monarca sirio, prometiéndole su amistad y mucho justicia y la equidad bajaron al desierto para habitar allí, así
dinero. No le amenazan con la muerte en caso de negarse a sacri- ellos como sus hijos 31y sus mujeres y sus ganados, pues los males
ficar. Los amigos del rey eran asociados al poder. En la corte seléu- pesaban sobre ellos. Y así que llegó a noticia de los enviados del
cida había amigos y primeros amigos (10,65; n>27; 2 Mac 8,9). rey y de las fuerzas que había en Jerusalén, en la ciudad de Da-
vid, que aquellos hombres, desobedeciendo el decreto del rey,
habían bajado para esconderse en el desierto, y que muchos
Negativa de Matatías (2,19-22) los habían seguido, 32 los sorprendieron; y acampando enfrente
19
de ellos, se dispusieron a atacarles en día de sábado. 33 Y les de-
A lo que contestó Matatías en alta voz: «Aunque todas las cían: «Basta con lo hecho hasta aquí. Salid y cumplid el decreto
naciones que forman el imperio abandonen el culto de sus pa- del rey, y viviréis». 34 Ellos contestaron: «No saldremos,35ni hare-
dres y se sometan a vuestros mandatos, 20 yo y mis hijos y mis mos lo mandado por el3Srey, profanando el sábado». En se-
hermanos viviremos en la alianza de nuestros padres. 21 Líbre- guida los acometieron, y ellos no les respondieron, ni les lan-
nos Dios de abandonar la Ley y sus preceptos. 22 No escucha- zaron una piedra, ni taparon sus escondrijos, 37 diciendo: «Mu-
remos las órdenes del rey para salimos de nuestro culto, ni a la ramos todos en nuestra inocencia, y el cielo y38 la tierra serán
derecha ni a la izquierda». testigos de que injustamente nos hacéis morir». Y, acometidos
en día de sábado, murieron ellos, sus mujeres, sus hijos y sus
Cualquier vacilación por parte de Matatías podía arrastrar a ganados, hasta mil hombres.
todo un pueblo a la idolatría. Su actitud fue invocada para legitimar
la rebelión contra Antíoco. La actitud del pueblo ante la invitación de los enviados reales
confirmó a Matatías en la impresión de que el pueblo judío se
Degüello de un judío (2,23-26) mantenía fiel a la religión de sus padres. Los que obedecían al rey
23 eran llevados por el interés o por el miedo. Calculó él que al enarbo-
Apenas había terminado de hablar, cuando en presencia
de todos se acercó un judío para quemar incienso en el altar lar la bandera de la rebelión serían muchos los que se aprestarían
que había en Modín, según el decreto del rey. 24 Al verlo Ma- a defenderla. De ahí su proclama y su llamamiento a los que se
tatías, se indignó hasta estremecerse, 2Sy, llevado de justa ira, fue sentían todavía solidarios con la supervivencia de su pueblo. Anti-
corriendo y le degolló sobre el altar. Al mismo tiempo mató cipándose al maquis de hoy día, abandonaron Modín, situada al
al enviado del rey, que obligaba a sacrificar, y destruyó el altar.
26 borde de la Sefela, y huyeron a las montañas centrales del país
Así mostró su celo por la Ley, como había hecho Finés con
Zambri, hijo de Salom. (hahar, Jos 10,40; 11,16; Le 1,39), donde encontrarían grutas natu-
rales para guarecerse, piedras para defenderse de sus perseguidores
Dice el texto que a Matatías se le estremecieron los ríñones
(kai etrómesan oi nefroi). Según la mentalidad semítica antigua, 3
Ant. Iud. 12,6,2.
970 1 Macabeos 2 971
1 Macabeos 2
y acantilados para tener en jaque a las tropas enemigas en caso de
que Antíoco mandara contra ellos su ejército. Los asideos (2,42-44)
Al lado de este puñado de valientes de Modín hubo otros que, 42
animados por los mismos ideales, imitaron su ejemplo. Pero les Entonces se unió a ellos un grupo de asideos, israelitas, va-
faltó arranque para desprenderse «de cuanto tenían en la ciudad», lientes, todos adictos a la Ley. 43 Cuantos buscaban escapar a la
persecución se unían a ellos, acrecentándose así sus fuerzas.
huyendo al desierto para habitar allí con sus hijos, sus mujeres y 44
Formaron un ejército, hirieron a los pecadores en su ira
sus ganados. Con el término genérico de midbar, eremos, se desig- y a los impíos en su furor. Los restantes buscaban su salvación
naba el terreno comprendido entre el-Asur hasta el sur del mar Muer- entre los gentiles.
to, o, más concretamente, el llamado desierto de Tecua. La guarni-
ción siria de Jerusalén y provincias tuvo noticia del éxodo de judíos La chispa revolucionaria había prendido en todo Israel. Al
ortodoxos hacia el desierto, enviando contra ellos un destacamento grupo insignificante de Matatías, de sus hijos y familiares, se unie-
de soldados. El encuentro con los fugitivos tuvo lugar en día de ron los que huyeron al desierto y, últimamente, los asideos. ¿Quié-
sábado. Las tropas de Antíoco escogieron adrede el día de sábado nes eran éstos? El texto revela dos de sus características peculiares:
para presentar batalla, convencidos de que en dicho día no ofre- adictos a la Ley y valientes guerreros. Los asideos (griego asidaioi;
cerían resistencia. El año 320 antes de Cristo, Tolomeo había con- hebreo hasidim, los piadosos), que existían antes de los Macabeos,
quistado la ciudad de Jerusalén sin lucha en día de sábado. Los aparecen en nuestro libro formando un grupo aparte, distinto del que
Hasidim, dada su mentalidad rigorista, comprenden que no les es inició la resistencia contra el helenismo, con Matatías por jefe, y más
posible salir de su escondite sin profanar el descanso sabático, aún de aquellos que en un tiempo flirtearon con los gentiles. No
conforme al texto de Ex 16,29. En el peser de Habacuc, hallado eran ni monjes ni guerreros en el sentido pleno de la palabra, pero
tenían un poco de ambas cualidades. Los asideos, no obstante su
en Qumrán, se habla de que el sacerdote impío persiguió al maestro
adhesión a los Macabeos (2 Mac 14,6), formaron un grupo distinto,
de justicia. «Durante la fiesta del descanso del día Hakkipurim se
hasta el punto de llamarse fariseos o separados por haberse opuesto
presentó a ellos para que tropezaran en el día del ayuno, que es a los asmoneos (7,13). N o siempre compartían ellos el pensamiento
para ellos un sábado de reposo» 4 . Mueren ellos mártires de sus de éstos, y en algunas ocasiones manifestaron puntos de enfoque
peculiares concepciones acerca del sábado. No especifica el texto opuestos (7,13). Existe hoy día una tendencia a considerar a los
qué género de muerte les alcanzó. Flavio Josefo 5 dice que pere- asideos como el tronco de donde surgió la comunidad esenia de los
cieron asfixiados por el humo en el interior de sus antros, noticia sectarios del mar Muerto. Tres veces aparece su nombre en el libro
esta respaldada por 2 Mac 6,ir. de los Macabeos (2,42; 7,13; 2 Mac 14,6). Sin embargo, se cree que
en la lucha contra el helenismo tuvieron ellos gran influencia. 7
Duelo de Matatías (2,39-41)
39
Cuando Matatías y sus amigos lo supieron, se dolieron Campañas de Matatías (2,45-48)
grandemente, 40 pero dijeron: «Si todos hacemos como nues-
tros hermanos han hecho, no combatiendo contra los gentiles 45
Recorrieron Matatías y sus amigos las ciudades, destru-
por nuestras vidas y nuestras leyes, pronto nos exterminarán yendo altares 4S y obligando a circuncidar a cuantos niños en-
de la tierra». 41 Y tomaron aquel día esta resolución: Todo contraban incircuncisos en los confines de Israel. 47 Dieron caza
hombre, quienquiera que sea, que en día de sábado viniese a a los insolentes, y sus operaciones tuvieron pleno éxito. 48 Arran-
pelear contra nosotros, será de nosotros combatido, y no nos caron la Ley de manos de los gentiles y de los reyes y no deja-
dejaremos matar todos, como nuestros hermanos, en sus es- ron prosperar al pecador.
condrijos.
El temor a las represalias había inducido a muchas familias al
Según Flavio Josefo 6 , fueron algunos de los supervivientes los abandono de la práctica de la circuncisión. Por haber huido los
que contaron a Matatías lo sucedido. Acaso discrepaban ellos de helenizantes, buscando refugio entre los gentiles, las gentes de
la manera de pensar de sus compañeros, salvándose gracias a su los pueblos que se mantenían fieles a su fe ayudaron a Matatías
interpretación recta de la ley del descanso sabático. Matatías, en en la labor del saneamiento religioso de Israel. Con particular
vista de lo sucedido, decretó que en adelante no será lícito tomar ahínco perseguían a los hijos de la arrogancia, o sea a los emisarios
la ofensiva en día de sábado o de fiesta, pero todos estarán obligados reales que se vanagloriaban de haber acabado con el judaismo.
a defenderse en caso de ser atacados. La concepción rigorista del Matatías y los suyos arrancaron la Ley de manos de los gentiles y
descanso sabático nació en la época persa (Neh 13,19-20). de los reyes, quebrantando el cuerno del impío (Sal 75,5-6; 89,18.25;
4
L. ARNALDICH, El Cristo del Evangelio y el supuesto Cristo del mar Muerto: «Verdad y 92,11), aludiendo a Antíoco Epifanes.
Vida», 11 (1953) 57-71-
5 7
Ant. Iud. l.c. Véase PENNA, Gli Asidei l.c, 61-63, con abundante bibliografía, y ABEL-STARCKY, l.c,
6
Ant. Iud. 12,6,2. 56-59-
972 1 Macabeos 2 1 Macabeos 3 973
plata, y telas de jacinto y de púrpura marina, y grandes rique- y los filisteos (1 Sam 14,1-23), entre David y Goliat (ibid., 17,38-51);
zas. 24 A su vuelta elevaban al cielo cánticos y bendiciones: pero Dios entregó a los filisteos en poder de uno y otro. Dios y Judas
«Porque es bueno, porque es eterna su misericordia». 25 En derrotaron al regente Lisias, que, avergonzado, se retiró a Antioquía,
aquel día obtuvo Israel una gran victoria. queriendo zafar su derrota con el reclutamiento de nuevos merce-
Judas no se equivocaba: Gorgias hacía en aquellos momentos narios. Pero razones diplomáticas aconsejaban no azuzar al león
su aparición en los montes. La imponente humareda que salía del de Judá, sino más bien amansarlo con medidas de libertad para el
antiguo campamento situado en las inmediaciones de Amuás le in- judaismo. Antes de la dedicación del templo hubo otras operaciones
dicaba claramente que algo anormal sucedía allí. Gorgias no intentó militares (2 Mac 12,1-9).
presentar batalla, sino retirarse hacia la tierra de los filisteos, en
busca del deshecho cuerpo de ejército al mando de Nicanor. La Duelo por el templo (4,36-40)
púrpura marina, conocida también por Polibio, era la de Tiro
36
(Ex c.25-29). Judas y sus hermanos se dijeron: «Nuestros enemigos es-
tán derrotados; subamos, pues, y purifiquemos el santuario y
restablezcamos el 38culto». 37 Y, juntando el ejército, subieron
Derrota de Lisias (4,26-35) al monte de Sión. Al ver el santuario desolado, profanado el
altar, quemadas las puertas, la hierba crecida en los atrios como
26 en un bosque o en un monte y las habitaciones destruidas,
Cuantos extranjeros se salvaron llegaron a anunciar a Li- 39
sias lo sucedido, 27 y éste, al oír las noticias, se quedó conster- rasgaron sus vestiduras y alzaron gran llanto, se pusieron ce-
nado y abatido, porque las cosas no habían sucedido en Israel niza sobre su cabeza, 40 se postraron en tierra, tocaron las trom-
como el rey se lo había ordenado. 28 Al año siguiente organizó petas de señales y clamaron al cielo.
un ejército de sesenta mil hombres y cinco mil caballos para
acabar totalmente con los judíos. 29 Vino por Idumea y acam- Las fuerzas del regente Lisias habían evacuado Palestina; los
pó en Betsur. Para hacerles frente sólo disponía Judas de diez idumeos habían sido humillados; los sirios de Jerusalén, sitiados en
mil hombres. 30 A la vista de tan fuerte ejército, oró, diciendo: el Acra. Había llegado la ocasión propicia para purificar el templo y
«¡Bendito seas, Salvador de Israel, que quebrantaste el ímpetu restablecer el culto legítimo. Los hermanos Macabeos subieron con
del gigante por mano de tu siervo David y entregaste el cam- el ejército a fin de tener a raya la guarnición de la ciudadela (1,35-36).
pamento de los filisteos en poder de Jonatán, hijo de Saúl, y de
su escudero! 31 Da este campo a manos de tu pueblo Israel
y queden avergonzados su ejercito y su caballería. 32 Infúnde- Acción de los sacerdotes (4,41-SO)
les miedo, abate la presuntuosa confianza en su fortaleza y
avergüéncense de su derrota. 33 Derrótalos por la espada de 41
Luego ordenó Judas que algunos tuvieran en 42jaque a los
los que te aman y entonen cánticos de loor todos los que co- de la ciudadela, mientras purificaban el santuario. Eligieron
nocen tu nombre». 3<t Vinieron a 35 las manos, cayeron del ejér- sacerdotes irreprochables, amantes de la Ley, 43 los cuales pu-
cito de Lisias cinco mil hombres. AI ver Lisias la derrota de rificaron el templo y echaron las piedras del altar idolátrico en
su ejército y la audacia del de Judas y cómo estaban dispuestos lugar inmundo. 44 Deliberaron qué harían del altar de los ho-
a vivir o morir gloriosamente, partió para Antioquía y reclutó locaustos, que había sido profanado, 45 y les pareció buen con-
mercenarios para acrecentar su ejército, con el propósito de sejo destruirlo, por cuanto los gentiles lo habían profanado,
volver contra Judas. 46
y depositar las piedras en el monte del templo, en lugar con-
veniente hasta que viniese un profeta que diese oráculo sobre
La derrota de Lisias tuvo lugar viviendo todavía Antíoco Epi- ellas. 47 Tomaron luego piedras sin labrar, conforme prescribe
fanes (2 Mac 11,1-12). Tenía Lisias suficiente amor propio para or- la Ley; repararon48el santuario y el interior del templo, puri-
ganizar y dirigir personalmente otra expedición de castigo contra ficaron los atrios, hicieron nuevos vasos sagrados, e introdu-
Judas. El año de los seléucidas 148 el 164 antes de Jesucristo, jeron49el candelabro, el altar de los perfumes y la mesa del tem-
plo. Quemaron incienso en el altar, encendieron las lámpa-
reclutó un imponente ejército, capaz, según sus cálculos, de aplas- ras del candelabro que lucían en el templo, so colocaron los
tar a los judíos. Judas Macabeo, una vez liquidado el ejército de panes sobre la mesa y colgaron las cortinas. De esta manera
Gorgias, quiso castigar la insolencia de los idumeos, que molestaban dieron fin a la obra.
a los judíos ortodoxos y acogían a los que desertaban de su ejército
(2 Mac 10, ioss). Por motivos de seguridad pensó en aprovechar Con un piquete de soldados que vigilaban los movimientos de
el descanso para arrebatar algunas plazas fuertes a los idumeos. la guarnición del Acra, procedieron los sacerdotes a la purificación
Lisias corrió en ayuda de sus fieles aliados, y fijó su tienda en Betsur, del templo. Se escogieron aquellos ministros sagrados que no tu-
plaza fuerte que dominaba el camino de Hebrón a Jerusalén, distante vieran mancha alguna que les inhabilitara para ejercer su oficio pas-
veintiocho kilómetros de esta última. En su oración hace notar Judas toral (Lev 21,17-21; 22,3). Las piedras del altar de Júpiter Olímpi-
que la actual desproporción de fuerzas existía también entre Jonatás co (1,54-59) se arrumbaron a un lugar impuro, que acaso fueran las
984 1 Macabeos 4 1 Macabeos í 985
pendientes del Cedrón en donde se encontraba el cementerio, el
Tofet (Jer 19,13). ¿Qué destino debía darse a las piedras centena- Fiesta de las Encenias (4,57-60)
rias del altar de los holocaustos? (Ex 29,25; Lev 4,34). Por muchos
años fueron inmoladas víctimas al Señor sobre las mismas; por su 57
Fue muy grande la alegría del pueblo por haber borrado
origen no cabe dudar de que eran santas. Pero las mismas fueron el el oprobio de los gentiles. 58 Mandaron Judas y sus hermanos
soporte de un altar idolátrico; la sangre de los cerdos inmolados con- y toda la asamblea de Israel celebrar los días de la renovación
taminó lo que era santo. Por el momento resolvieron demoler el altar, del altar a su tiempo, de año en año, por ocho días, desde el
pero pusieron las piedras a buen recaudo hasta el advenimiento de veinticinco del mes de Casleu, con alegría y regocijo. 59 Por
aquel mismo tiempo levantaron en torno del monte Sión mu-
un profeta que decidiera del destino de las mismas. Después de Za- ros altos y torres fuertes, para que no pudieran los gentiles ho-
carías y Malaquías no surgió ningún otro profeta (9,27; 14,41) 2 . La llarlo como habían hecho antes; 60 pusieron en él una guarni-
decisión fue sabia, por cuanto, no existiendo unanimidad de parece- ción que lo defendiera. Fortificaron asimismo a Betsur, para
res, convenía no exacerbar el espíritu de los que defendían una po- protegerla y para que el pueblo tuviera una defensa por el lado
sición más rígida. El resultado de las deliberaciones se concretó en de Idumea.
la construcción de un nuevo altar con piedras sin labrar, tal como
prescribía la Ley (Ex 20,25; Deut 27,5-6). Puesto que en el recinto Señala bien el texto el origen de la fiesta de la hanukkah, que en
del templo tuvieron lugar orgías y bacanales, se procedió a puri- griego se llama enkaimá (lo 10,22), dedicatio en latín. Los judíos
ficar incluso el pavimento (2 Mac 6,4). modernos celebran la fiesta. Cada día, a partir del 25 de Casleu, se
recita el Hallel (Sal 113-118) y se lee una parte del Pentateuco. El
Fiesta de la dedicación (4,51-56) sábado se lee el capítulo del libro de los Números referente al can-
51
En la mañana del día veinticinco del mes noveno, que es delabro de oro, y como haptarah el pasaje de Zacarías (2,14-4,8).
el de Casleu, del año 148, se levantaron de madrugada 52 y ofre- La primera noche se enciende una luz, dos en la segunda y así su-
cieron el sacrificio prescrito por la Ley en el nuevo altar de los cesivamente (BÉVENOT, ABEL).
holocaustos que habían construido. 53 Precisamente en la mis- Para impedir que la guarnición de la ciudadela o cualquiera otro
ma hora y día en que lo habían profanado los gentiles54fue de pagano pisara el lugar santo, se construyeron muros y torres de pro-
nuevo renovado con cánticos, cítaras, arpas y címbalos. Todo tección alrededor del templo. La plaza fuerte de Betsur fue asimis-
el pueblo se postró sobre su rostro, adorando y elevando sus mo fortificada con el fin de prevenir cualquier sorpresa de parte de
bendiciones al cielo, que les había dado tan feliz suceso. 55 Du- los idumeos. Las fortificaciones en torno del templo fueron destrui-
rante ocho días celebraron la renovación del altar, y con alegría
ofrecieron 56los holocaustos y sacrificios de acción de gracias y das por Antíoco V (6,62), reedificadas por Jonatán (10,11-45) Y
alabanza. Adornaron la fachada del templo con coronas de ampliadas por Simón (13,52).
oro y escudos y restauraron las portadas y las cámaras y les
pusieron puertas.
Golpe de mano contra Idumea (5,1-3)
El día 25 del mes de Casleu del año 167 antes de Jesucristo sa-
crificaron los gentiles la primera víctima, probablemente un cerdo 1 Cuando las naciones de alrededor oyeron que el altar había
(i»S4-S9; 2 Mac 6,7), sobre el altar asentado sobre el antiguo de los sido reedificado y restaurado como antes el santuario, se en-
furecieron sobremanera, 2 y decidieron destruir a los de la raza
holocaustos; el mismo día del año 164 se ofreció el sacrificio prescrito de Jacob que vivían en medio de ellos, comenzando a ejecutar
por la Ley en el nuevo altar. Al rayar el alba, los sacerdotes ofrecie- matanzas y destrucciones en el pueblo. 3 Comenzó Judas por
ron un cordero de un año, recogiendo su sangre y rociando con ella hacer la guerra a los hijos de Esaú, y se apoderó de Acrabatana,
el altar (Núm 28,3). Por ser el primer sacrificio en el nuevo altar, en Idumea, desde donde hostigaban constantemente a Israel.
la ceremonia revistió gran solemnidad, con acompañamiento de Les infligió una gran derrota, humillándolos y llevándose sus
instrumentos músicos (1 Crón 7,4; 16,42). Las fiestas duraron ocho despojos.
días (1 Re 8,66; 2 Crón 7,8), durante los cuales el público ofreció
holocaustos y sacrificios pacíficos (Lev 7,11.12.16; N ú m 7,10-83). Los idumeos fueron aliados del imperio seléucida. Establecidos
En señal de fiesta se adornó la parte frontal del templo con guirnal- al sur de Palestina, trataron siempre de ensanchar sus fronteras ha-
das y coronas, en sustitución de las que habían sido robadas (1,22). cia el norte y por la parte de la costa del Mediterráneo. La recupe-
ración religiosa y militar de Israel amenazaba constantemente sus
2
La comunidad de los esenios de Qumrán esperaba para elfinde los tiempos la llegada ambiciones territoriales, por lo cual se aliaron con los sirios y otros
de un profeta que resolvería todas las cuestiones (Regla de la Comunidad 9,11).
enemigos de los judíos con el fin de permanecer en el territorio. En-
terados ahora de la derrota de Lisias y de la restauración del templo
y de Jerusalén, temieron por su porvenir, descargando sus iras con-
tra los indefensos judíos que habitaban en medio de ellos. Judas co-
1 Macabeos 5 987
986 1 Macabeos 5
manos de la región de Tobi han sido muertos, y robadas sus
rrió en ayuda de sus connacionales y se apoderó de Acrabatana, al mujeres, sus hijos y sus bienes, pereciendo allí unos seis mil
sudeste del mar Muerto. En la Vulgata este territorio es llamado hombres».
ascensus scorpionis, o de Acrabim (Núm 34,4; Jos 15,3).
También los judíos de Galaad sufrieron represalias por parte de
los habitantes del país, viéndose obligados a concentrarse en Dia-
Acción contra Bayán (5,4-5) tema, localidad que no aparece en otros textos bíblicos ni profanos.
4
Algunos (VACCARI, BÉVENOT) se inclinan por identificarla con Ja-
Se acordó de la maldad de los hijos de Bayán, que tendían raca (2 Mac 12,17); otros, con el Hosn 3 u otra localidad de Basan.
lazos y emboscadas en los caminos. 5 Les obligó a encerrarse Por Galaad debe entenderse propiamente el territorio de Transjor-
en sus torres, los cercó y, dándolos al anatema, puso fuego a
las torres, que ardieron con todos los que en ellas había. dania, al norte del Yarmuc. Timoteo parece ser el jefe de los amo-
nitas (2 Mac 12,2). Aunque vejados por los habitantes del país, pu-
No existen datos suficientes para identificar el emplazamiento dieron los judíos comunicarse con el exterior y escribir a Judas Ma-
de Bayán. En Núm 32,3, los LXX traducen Beón por Bayán, ciudad cabeo exponiendo la situación apurada en que se hallaban. En peo-
que corresponde al actual Jirbet es Sar, cabe el camino de Ammán res condiciones vivían, al parecer, los judíos de Tobi. Se excluye
a Araq el Emir, en TransJordania. Parece que se trata de un clan ru- que esta región deba identificarse con la de los Tobiadas en el Araq
benita que habitaba al sur de Jericó (ABEL) O en el valle del Jordán el Emir4. Algunos creen que es la región contigua al lago de Ge-
(BÉVENOT). Judas los aniquiló aplicándoles la ley del herem (Deut 7, nesaret. Según Abel 5 , esta región se hallaba en Tob (Jue 11,3-5;
28; 20,14; ! Sam 15,3). Según 2 Mac io,i5s, murieron quemados en 2 Mac 10,6-8), entre Bosra y Dera.
sus torres.
Noticias poco halagüeñas de Galilea (5,14-16)
14
Encuentros con Antón (5,6-8) Estaban leyendo estas cartas, cuando 15llegaron, rasgadas las
vestiduras, otros mensajeros de Galilea, los cuales comuni-
6 caron que se habían juntado contra ellos gentes de Tolemaida,
Pasó a los hijos de Amón, y se encontró con un ejército
fuerte y un pueblo numeroso, y a Timoteo por jefe. 7 Tuvo y de Tiro 16y de Sidón, y toda la Galilea de los gentiles, para ani-
con ellos muchos encuentros, hasta que los derrotó y deshizo quilarlos. Cuando Judas y el pueblo oyeron semejantes no-
totalmente. 8 Se apoderó de Jazer y sus aldeas y se volvió luego ticias, se reunió una gran asamblea, y deliberaron sobre lo que
a Judeas. habían de hacer por sus hermanos, que se hallaban en grave
aprieto, combatidos por los gentiles.
Atravesó Judas el río Jordán (diepérasen) para ir al encuentro Las tres ciudades marítimas: Tolemaida, nombre que recibió
de los amonitas, que tenían por capital a Rabbath-Amón, la actual Acco en el año 261 por Tolomeo II; Tiro y Sidón, hicieron causa
Ammán. En este territorio se refugiaron judíos apóstatas (2 Mac 4, común con los de Galilea para perder a los judíos. Tolemaida adqui-
26), pero habitaban también allí otros que seguían fieles a la Ley. rió gran importancia después de la destrucción de Tiro. En 219 pasó
El jefe del territorio se llamaba Timoteo i, príncipe indígena con bajo el poder de los seléucidas, acuñando moneda propia en tiempo
nombre griego. Tomó Judas la ciudad de Jazer, «con sus hijas», es de Antíoco Epifanes. Tiro perdió su independencia en tiempos de
decir, sus dependencias (Núm 21,25; Jos 15,45) 2 . Alejandro Magno (332 a. G.), pasando a depender de los seléucidas
y consiguiendo más tarde (año 111) la independencia (11,59; 2 Mac
Noticias alarmantes llegan de Galaad (5,9-13) 4,18-20), que confirmaron los romanos 6 . La expresión «Galilea de
los gentiles» es ya conocida por otros textos viejotestamentarios
9 (Is 8,23) y del Nuevo (Mt 4,15). Por ser un territorio fronterizo con
Los gentiles de Galaad se conjuraron contra los israelitas
que moraban en su territorio, con el propósito de aniquilarlos, naciones paganas, muchos gentiles fijaron allí su residencia.
pero ellos huyeron a la fortaleza de Diatema. 1° Escribieron a
Judas y a sus hermanos, diciéndoles: «Se han juntado contra División de fuerzas (5,17-20)
nosotros las nnaciones de nuestro contorno, que se proponen 17
destruirnos; están dispuestas a venir y apoderarse de la for- Dijo Judas a Simón, su hermano: «Toma gente contigo y
taleza en que nos hemos refugiado; tienen a Timoteo por jefe ve a librar a nuestros hermanos de Galilea; yo y mi hermano
de su ejército. 12 Ven, pues, y líbranos13de sus manos, porque Jonatán iremos a Galaad». 18 A José, el de Zacarías, y a Azarías
muchos de los nuestros han caído ya, y todos nuestros her- les dejó por jefes del pueblo con el resto del ejército para la de-
3
4
ABEL, Topographie des campagnes machabeénnes: RB 32 (1923) 516.
1
2
Cf. BÉVENOT, 30-31.
5
VINCENT, La Palestine dans les papyrus ptolémaíques de Gerza: RB 29 (1920) 188,
Prevalece la opinión de emplazar dicha ciudad en el actual Jirbet Gazzir, a cuatro kiló- 6
Géographie II ro).
metros al sur de es-Salt (ABEL, Géographie II 356-357; R. DE VAUX, Exploration de la región E. N. WRIGHT, News about Oíd Tyrre: BA 2 (1929) 20-22.
4e es-Salt: «Revue Biblique», 47 [1938] 405).
988 1 Macabeos 5 1 Macabeos 5 989
19
fensa de Judea, dándoles esta orden: «Quedaos al frente del Carnaim había muchos prisioneros judíos, a los que tenían decidido
pueblo, 20
pero no trabéis lucha con los gentiles hasta nuestra matar en un mismo día. Todas estas «ciudades fuertes y grandes» se
vuelta». Tomó Simón tres mil hombres par» ir a Galilea, y encuentran al pie y en las proximidades del macizo volcánico
Judas ocho mil para ir a Galaad. Gebel-ed-Druz. Nada le dicen acerca de la situación de los judíos
Los Macabeos tienen que multiplicarse para acudir a las deman- en Diatema, que fueron los primeros y únicos en dar la voz de
das de auxilio. Como representantes suyos en Jerusalén dejan a José, alarma. Es posible que los judíos huyeran de Galaad, atrincherán-
hijo de Zacarías, y a Azarías, con la prohibición de entablar combate dose en Diatema. Terminada la entrevista, Judas y los suyos se
con los gentiles hasta su regreso, lo que no cumplieron (v.55-64). dirigieron a Bosora (actual Busra, a n o kilómetros al sur de Damasco
Parece que Azarías ejercía la suprema autoridad civil, mientras que y a 40 al este de Dera).
en el terreno militar compartía el mando con José.
Llegar y vencer (5,28-36)
Simón en Galilea (5,21-23) 28 Judas, con su ejército, atravesando el desierto, se encami-
21 Partió Simón para Galilea, y después de rnuchos encuen- nó a Bosora. Se apoderó de la ciudad, pasó a filo de espada a
tros con los 22
gentiles, los derrotó y persiguió hasta las puertas de todos los varones, se adueñó de todos sus despojos y la puso
Tolemaida, quedando en el campo unos tres23 mil de los gen- fuego. 23 Levantando el campo por la noche, marchó hacia la
tiles y apoderándose Simón de sus despojos. Tomó luego a fortaleza de Diatema. 30 Al amanecer alzó los ojos y vio una
los que moraban en Galilea y en Arbata, con sus mujeres, hijos muchedumbre innumerable con escalas y máquinas de gue-
y cuanto tenían, y los trajo con júbilo a Judea. rra, dispuesta a atacar y tomar la fortaleza. Entendió Judas que
el ataque comenzaba, y oyó que de la32ciudad subía al cielo un
No conocemos el lugar donde se desarrollaron los combates, en gran griterío y sonido de trompetas. Dijo entonces a los de
terreno montañoso o en las llanuras de Esdrelón y de el-Battof. En su ejército: «Luchad hoy por vuestros hermanos». 33 Y en tres
secciones se dirigieron por la espalda, tocando las trompetas
la lucha cayeron tres mil gentiles, huyendo los restantes a Tole- y clamando al cielo en oración. 34 Cuando el ejército de Timo-
maida, perseguidos de cerca por Simón. Es curioso observar que el teo se dio cuenta de que era el Macabeo, emprendieron la fuga.
número de caídos corresponde al contingente de tropas mandadas Les infligió una gran derrota, quedando aquel día en el campo
por Simón. Siendo muy numeroso el número de los gentiles con re- hasta ocho mil hombres. 35 Luego se volvió Judas contra Mas-
lación a los yahvistas fieles a sus leyes, Simón tomó la decisión de ía, la atacó, adueñándose de ella, matando a todos sus hombres,
llevarse consigo a los judíos de Galilea y de Arbata, y «los trajo con tomando
36
sus despojos y entregando la ciudad a las llamas.
gran júbilo a Judea». Durante la guerra judía en el año 70, Arbata Partiendo de allí, tomó a Casfor, Maqued, Bosor, con las
demás ciudades de Galaad.
servía de refugio a los judíos que eran molestados en Cesárea. Arbata
corresponde a la Narbatena de Josefo, entre Galilea y Samaria. Llegó Judas de improviso a Bosora, que, conforme a las leyes del
herem (Núm 31,7-12), destruyó totalmente. De noche marchó a la
Judas se entrevista con los nabateos (5,24-27) fortaleza de Diatema, a 30 kilómetros al noroeste de Bosora, donde
los judíos de la región se habían refugiado. La cuestión del emplaza-
24 Judas el Macabeo y Jonatán, su hermano, atravesaron el miento de Bosora y Diatema es importante para poder conocer la
Jordán y caminaron durante tres días por el desierto, 25 encon- distancia existente entre ambas localidades, que los soldados de
trándose con los nabateos, que los recibieron amigablemente Judas salvaron en una noche. Si Bosora estaba emplazada en el lugar
y les contaron cuanto a sus hermanos había sucedido en la re- conocido hoy por Bosra eski-Scham y Diatema en la localidad de
gión de Galaad, 26 y cómo muchos de ellos se hallaban prisio-
neros en Bosora, en Bosor, en Alema, en Casfor,27 en Maqued y Jaraca, existía entre las dos ciudades la distancia de unos 20 kilóme-
en Carnaím, ciudades todas fuertes y grandes; que también tros, que Judas y su ejército pudieron salvar en una noche. Llegó
en las demás ciudades de Galaad había prisioneros, y habían Judas a Diatema en un momento decisivo. Mientras los gentiles se
ordenado los enemigos para el día siguiente atacar las plazas preparaban para el asalto, del interior de la fortaleza subía al cielo
fuertes, tomarlas y acabar con todos los judíos en un solo día. un gran griterío de los judíos, que oraban en voz alta, y sonido de
trompetas (Jer 4,5; 6,1). De los asaltantes cayeron ocho mil, tantos
Salió Judas al frente de sus tropas camino de Galaad. Al cabo de como el número de soldados de Judas. En el v.35, el manuscrito 19
tres días de camino encontró a unos comerciantes nabateos o árabes lee Alema, a 23 kilómetros al noreste de Dera, en vez de Masía.
(2 Mac 5,8; 12,10) procedentes de Siria y en viaje de regreso hacia su
capital, Petra. El encuentro, según 2 Mac 12,10-12, caso de que se
aluda al mismo hecho, no fue nada amistoso. Hechas las paces,
Judas informóse de los lugares que habían recorrido. Cuentan que
en las poblaciones de Bosora, Bosor, Alema, Casfor, Maqued y
990 1 Macabeos } 1 Macabeos 5 991
salió al paso Gorgias con su gente, *° que derrotaron a José y M U E R T E DE A N T Í O C O EPIFANES (6,1-17)
Azarías, persiguiéndolos hasta los confínes de Judea. Dos mil
hombres cayeron aquel día del pueblo de Israel. Acaeció este Antíoco en Elimaida (6,1-4)
gran descalabro 61 por no haber obedecido a Judas y62a sus her-
1
manos, creyéndose capaces de grandes hazañas. Pero no Atravesaba el rey Antíoco las regiones altas de Persia cuan-
eran ellos de la raza a que fue dado salvar a Israel. 63 Por el do tuvo noticia de que en Elimaida, en Persia, había una ciudad
contrario, el heroico Judas y sus hermanos alcanzaron gran célebre por su riqueza de plata y oro. 2 Había en ella un tem-
gloria ante64 Israel y ante todos los pueblos a cuyos oídos llegó plo extraordinariamente rico, en el cual se guardaban armadu-
su fama, y en medio de aclamaciones todos los rodeaban. ras de oro, corazas y armas que había dejado allí Alejandro el
de Filipo, rey de Macedonia, el primero que reinó sobre los
Día tras día llegaban noticias a Jerusalén de las resonantes vic- griegos. 3 Llegado a ella, intentó apoderarse de la ciudad, pero
torias de los tres hermanos en Galilea y Galaad. José y Azarías que- no pudo, porque, conocidos sus propósitos en la ciudad, 4 le
rían también hacerse célebres, y para ello decidieron mandar su resistieron con las armas, viéndose forzado a retirarse huyen-
tropa contra el general Gorgias, creyendo que les sería fácil ven- do, para volverse con gran pena a Babilonia.
cerlo después del castigo que le infligió Judas (4,1). Pero era Gor-
gias un general muy experto en el arte de guerrear (2 Mac 8,9). Sa- Dijo el autor sagrado que partió Antíoco de Antioquía el año
lió al encuentro de los soldados de José y de Azarías y los derrotó seléucida 147, y que, atravesando el Eufrates, dirigióse hacia las
con facilidad. Este revés aconteció no tanto por la calidad y número regiones altas (3,37; 2 Mac 9,25). Antíoco conoció en su campaña
de los combatientes, sino por haberse arrogado ellos un privilegio éxitos y derrotas. Pero las guerras habían agotado todavía más las
que solamente estaba reservado a la familia de los Macabeos. Jamnia cajas de caudales. Había ido a Oriente en busca de dinero (3,31), y
o Jabne (Jos 15,11), ciudad principal de la costa (15,38-40), era regresaba más pobre. Pensó entonces solucionar su problema eco-
hostil a la colonia judía que residía allí (2 Mac 10,8). nómico con el asalto de un templo extraordinariamente rico de la
provincia de Elimaida. Era el templo de Nanea-Artemis (2 Mac 1,13).
Según Estrabón (16,1,18), Mitrídates I, el Arsaces VI de 14,2, sacó
«Razzias» contra Idutnea y la Filisteo (5,65-68) del mismo mil talentos. Calculaba Antíoco que tendría más suerte
65 que su padre al intentar el saqueo del templo de Bel. Por el texto
Partieron luego Judas y sus hermanos en campaña contra
los hijos de Esaú hacia el mediodía y se apoderaron de Hebrón griego aparece que se considera a Elimaida como ciudad, cuando en
y de sus aldeas, destruyeron su fortaleza y quemaron las torres realidad se daba este nombre a una región montañosa de Elam, o al
de su recinto. 66 En seguida se dirigió contra la tierra de los territorio de los alrededores de Susa (Neh 1,1). Pudo ser que el
filisteos, atravesando por Maresa. <>7 Cayeron aquel día en la traductor interpretara mal la palabra medinah, provincia, dándole
batalla algunos sacerdotes, que inconsideradamente salieron a el sentido de ciudad. A partir de Ciro se empleaba la palabra
luchar, queriendo dar pruebas de su valentía. 68 Se dirigió lue- Persia para designar no solamente la región de Elam, sino también
go a Azoto, en tierra de filisteos, y destruyó sus altares, quemó la totalidad del imperio de los aqueménidas, particularmente la re-
las estatuas de sus dioses y se volvió a la tierra de Judá.
gión adyacente del golfo Pérsico 1.
Los idumeos dominaban en Hebrón, desde donde hostigaban a
la guarnición que Judas había establecido en Betsur con el fin de Malas noticias de occidente (6,5-7)
proteger la ciudad de Jerusalén.
De Hebrón marchó Judas a Maresa (Jos 15,44); I a ciudad perte- 5 En Persia le alcanzó un correo, que le dio a saber cómo los
necía al territorio de los idumeos (2 Mac 12,32-36). Para Judas era ejércitos enviados a tierra de6 Judea habían sido derrotados; que
Lisias había ido contra ella con un ejército fuerte si los hay y
Maresa lugar de paso para atacar a los filisteos de Azoto. Unos sacer- había huido ante los judíos, que se habían hecho muy fuertes
dotes, imitando el ejemplo de José y Azarías, «quisieron dar prue- en armas y soldados con el botín grande que habían cogido a
bas de su valentía», atacando a los habitantes del lugar, que repe- los ejércitos por ellos vencidos; 7 que habían destruido la abo-
lieron la agresión dejando en el campo de batalla el cadáver de minación levantada por él sobre el altar de Jerusalén y habían
algunos de ellos. Este hecho prueba una vez más que cualquiera cercado de altos muros el santuario, como antes estaba, y la
que se arrogara el privilegio de salvar a Israel por medio de las ciudad de Betsur.
armas no perteneciendo a la familia de los Macabeos sería vencido
fatalmente. En Azoto existía el templo de Dagón (10,83). Al revés sufrido en su intento de apoderarse de los tesoros de
un templo de Elam se añade la noticia de una retahila de fracasos
1
De la expoliación de un templo por parte de Antíoco IV hablan los historiadores pa-
ganos. Appiano (Syriaca 66} alude a un saqueo del templo de Afrodites en Elimaida; Poli-
bio (31,9) y San Jerónimo (In Danielem 11,44: PL 25,573) menciona el robo del templo de
Artemides-Diana. En 2 Mac 1,13 se dice que Antíoco asaltó el templo de Nanea, la misma
diosa, al parecer, que Anaites de Eliano (De natura animalium 12,23).
Biblia comentada 2 32
994 1 Macabeos 6 995
1 Macabeos 6
de las tropas sirias en Palestina (4,21-61). Es probable que estas «tierra extraña». Tabe, donde murió, según testimonio de Polibio,
noticias las recibiera Antíoco a medida que se iban desarrollando formaba parte del imperio seléucida, en el extremo oriental del
los acontecimientos. Es significativo, para conocer el estilo narra- mismo. El autor sagrado escribe, no sin una gran dosis de ironía,
tivo del autor, escuchar de boca de un pagano la expresión de que que en las puertas de la muerte tuvo que confesar Antíoco su derro-
Judas y los judíos habían destruido «la abominación levantada por ta vencido por el Dios cuyo templo saqueó. Si fue bueno para sus
él sobre el altar de Jerusalén». subditos paganos, no pudo mostrarse más déspota para con los
judíos, a quienes quiso arrebatar su fe.
Últimos momentos de Antíoco (6,8-13)
8
Cuando recibió estas noticias quedó aterrado e intensamen- Testamento y muerte del rey (6,14-17)
te conmovido; tanto, que cayó en el lecho enfermo de tristeza 14
Y llamando a Filipo, uno de sus amigos, le instituyó por
al ver que los sucesos no habían correspondido a sus deseos.
9 Pasó allí muchos días, porque la tristeza se renovaba sin ce- regente de todo el reino, 15 entregándole la diadema, el manto
sar, y hasta creyó morir. 1° Haciendo llamar a sus amigos, les real y el anillo, y encargándole la tutela16y educación de Antíoco,
dijo: «Huye de mis ojos el sueño y mi corazón desfallece por su hijo, hasta ponerlo en el trono. Murió Antíoco allí el
la preocupación H pensando en qué tribulación y tempestad año 149. 17 Al saber Lisias la muerte del rey, entronizó en lugar
me hallo yo, tan bueno, tan amado por mi suave gobierno. del padre a Antíoco, su hijo, a quien de Ijoven había educado,
12 Pero ahora me acuerdo de los males que hice en Jerusalén, y le apellidó Eupator.
de los utensilios de oro y plata que de allí tomé, de los habitan-
tes de Judea que sin causa exterminé. 13 Ahora reconozco que La muerte se adueñaba del enfermo. Antes de expirar llamó a
por esto me han sobrevenido tantas calamidades y que de mi Filipo, encomendándole la tutela y educación de su hijo. Es posi-
gran tristeza moriré en tierra extraña. ble que el monarca moribundo desconfiara de Lisias, a quien había
hecho antes idéntico encargo (3,33), por las graves derrotas que ha-
¿Dónde alcanzó el correo a Antíoco Epifanes? Según 2 Mac 9,3, bían sufrido sus tropas en Judea. Pronto Filipo perderá los derechos
se hallaba el rey en Ecbatana. Es posible que un copista inadverti- de tutela sobre el joven monarca. La muerte sobrevino durante la
damente escribiera este nombre en vez de Ispadana, en el territorio primavera del año 163 antes de Jesucristo, correspondiente al 149 de
de Gabiene. Las noticias adversas que había recibido contribuye- la era griega 3 . La noticia de su muerte se esparció como reguero
ron decididamente a quebrantar la salud y la moral del rey, tanto de pólvora, llegando a oídos de Lisias, quien, prescindiendo de la
que, aterrado e intensamente conmovido, cayó en el lecho (2 Mac última voluntad del rey, y conforme a lo que le manifestó éste antes
1,5-6), para no levantarse más. De la extraña enfermedad que aquejó de emprender su campaña oriental (3,33), entronizó al hijo de Epi-
a Antíoco escribe Polibio que el rey «volvióse loco, según dicen fanes, Antíoco V Eupator (163-162). Afirma Appiano 4 que An-
algunos, a causa de ciertas manifestaciones de la cólera divina». tíoco Epifanes murió dejando un niño de nueve años, que los sirios
En 2 Mac Q.ISS se describe su repugnante enfermedad. Es evidente llamaron Eupator, a causa de la bondad y virtudes de su padre.
que la descripción de la misma hecha por Jasón de Cirene no es Lisias, añade, fue el tutor del niño. Cree Bévenot que la noticia de
más que una inocente venganza del escritor. Con expresiones de
colorido bíblico dice Antíoco en nuestro texto que «huye el sueño» 3
T a l es la fecha q u e señala nuestro texto, q u e sigue el cómputo d e Babilonia, q u e co-
de él (Gen 31,40), que su corazón desfallece por la preocupación mienza en octubre de 312 a. G. M o d e r n a m e n t e se tiende a modificarla por octubre del año 164,
(i Sam 17,32). Trata de paliar sus desventuras con el recuerdo de correspondiente al 148 de la era seléucida (ABEL-STARCKY, 37-38; P. LEMAIRE, Atlas biblique
[Maredsous 1960] 184), a causa de la tablilla cuneiforme del British M u s e u m 35609, q u e en
la popularidad de que gozaba entre los suyos a causa de la suavidad sus líneas 9, 10 y 14 dice: lín. 9 : <'En el año 137, en el mes sexto, el día 10, eí rey Se(leuco)
de sus métodos de gobierno. Pero encuentra una mancha en su murió»... Lín. 10: «En el mismo mes (sexto de 137), An(tíoco), su hijo, se sentó en el trono.
Reinó once años». Lín. 14: «[En el año 148, en el mes] noveno, se oyó (decir) q u e el rey
pasado: los males que ha causado a Jerusalén y al templo. Según An(tíoco) murió». Entre [ ] van las reconstrucciones ilegibles del texto; entre paréntesis, las
Flavio Josefo 2 , la causa de su muerte debe buscarse en el saqueo adiciones explicativas. Véase su t e x t o : J. S A C H S - D . J. W I S E M A N , A Babylonian King List of
the Hellenistic Period: «Iraq», 16 (1954) 202-212; J. SCHALAUMBERGER, Die Neue Seleukiden
sacrilego del templo de Jerusalén. Es el mismo rey el que achaca Liste BM 35609: B 36 (1955) 423-435; A . AYMAKD, De nouveaux sur la Chronoíogie des Sé-
a estos hechos sacrilegos el origen de tantas calamidades que le leucides: «Revue des Etudes Anciennes», 57 (1955) 109-114. L a tablilla sigue el cómputo
oriental, que empieza en primavera del 311 a. C. Para armonizar la fecha que señalan 1 M a c
aquejan (v.13). El Dios de los judíos le ha castigado. ¿Por qué no y la tablilla en cuestión se dice q u e aquél sigue el cómputo occidental para los acontecimientos
culpa, en parte, de estos males a los dioses y diosas del templo de políticos y militares, y el oriental para las cuestiones internas de la comunidad judaica. Si
esto fuera así, el mes noveno de la tablilla correspondería al tercero del 149 según el cómputo
Elimaida, que intentó desvalijar? Porque, a los ojos del autor sa- occidental. Pero cabe p r e g u n t a r : ¿Es recta la reconstrucción del principio de la línea 14?
grado, los dioses paganos no existen en realidad; como el Salmista, ¿Está en lo cierto el autor de la tablilla? Si sufrió u n error de cálculo en las líneas 2-3, 6-7,
¿no sucedió lo mismo al comenzar a escribir sobre Antíoco IV? Además, en la línea 14 se
podría decir que tienen ojos y no ven, oídos y no oyen (Sal 115,5; dice: «Se oyó (decir)», con lo cual puede significar q u e h u b o un intervalo entre la m u e r t e de
Antíoco en Persia y el t i e m p o en q u e se conoció en Babilonia. La acuñación de monedas d e
I35.I6)- Antíoco IV en 149 podría favorecer la fecha señalada por 1 Macabeos. La cuestión no está
A la enfermedad se añade el castigo de tener que morir en totalmente resuelta. (B. M . GIRBAU, Sobre la fecha de la muerte de Antíoco IV: E B 21 [1962]
69-74)-
l Ant. Iud 12,0,1, 4
Syriaca 46.
996 1 Macabeos 6 1 Macabeos 6 997
Eusebio 5 según la cual contaba Eupator catorce años de edad Antíoco Eupator en Idumea (6,28-31)
cuando sucedió a su padre, es más conforme a la realidad. El men-
cionado autor se basa en que el joven monarca intervino personal- 28 El rey se irritó al oír estas noticias, y convocó a todos sus
mente en el ataque de Betsur y de Jerusalén (v.31). Con el reino, amigos, a los capitanes de su ejército y de la caballería. 29 Has-
dice Flavio Josefo 6 , heredó de su padre el odio contra el pueblo ta de los otros30 reinos y de las islas del mar le vinieron tropas
mercenarias. Alcanzó el número de sus fuerzas a cien mil
judío. hombres de a pie, veinte mil de a caballo y treinta y dos elefan-
tas adiestrados para la guerra; 31 todos los cuales, llegando por
Judas ataca la ciudadela (6,18-20) la Idumea, acamparon enfrente de Betsur y la combatieron
por largo tiempo con máquinas; pero los cercados hicieron
18 una salida, y, luchando valientemente, les prendieron fuego.
Los de la ciudadela tenían a Israel asediado en el san-
tuario, molestándoles de continuo y apoyando la causa de los
gentiles. 19 Judas resolvió quitarlos de en medio, y para ello Seguramente que en la audiencia estaba presente Lisias (2 Mac
convocó a todo el pueblo para cercarlos en forma. 20 Con- 13,2). En nombre del rey, convocó éste un gran consejo de amigos
centradas las tropas, pusieron el cerco el año 150 y constru- del monarca fallecido y de oficiales del ejército para reclutar solda-
yeron ballestas y máquinas. dos. Es muy probable que haya una hipérbole en el número de los
soldados de Lisias. El elefante se usaba corrientemente en el ejér-
También la noticia de la muerte de Antíoco llegó a Jerusalén, cito sirio, pero se tendía a prescindir de él. Aun en el supuesto de
queriendo Judas aprovechar aquel interregno para eliminar el prin- que el número ingente de soldados fuera una realidad, no es de
cipal obstáculo para el culto en el templo de Jerusalén. Debió suponer que todos fueran enviados a Palestina. El itinerario del
también Judas calcular que el nombramiento de dos regentes traería ejército fue el de siempre: por la costa mediterránea hasta la altura
división en el ejército, ocasión que podría aprovechar él para re- de Azoto o de Gaza, torciendo luego a izquierda, en dirección a
solver el problema de la ciudadela que el difunto rey había estable- Hebrón. Quizá el itinerario seguido fue por el valle del Terebinto
cido en el corazón del judaismo (1,35-37). (1 Sam 17,2) y de Odolam (2 Mac 12,38), para llegar, a través de
un valle secundario, a la colina de Betsur. Antes de llegar a Judea,
Fugitivos de la ciudadela en Antioquía (6,21-27) Judas había obstaculizado al ejército de Modín (2 Mac 13,14).
21
Pero algunos de los sitiados salieron y, juntándose con
ellos otros de los impíos de Israel, se dirigieron al rey en queja, Judas abre un nuevo frente de batalla (6,32-41)
diciendo: «¿Cuándo será que hagas justicia y defiendas a nues- 32
tros hermanos»? 22 Nosotros con gusto nos hemos sometido Judas levantó el cerco que tenía puesto a la ciudadela y
a tu padre y23 obedecimos sus decretos, viviendo según sus dis- vino a acampar junto a Betzacaría, enfrente del campamento
posiciones. Por este motivo nos hemos granjeado la ene- del rey. 33 Este se levantó de madrugada y, moviendo el campo
mistad de nuestros conciudadanos y, 24 lo que es más aún, a toda prisa, se dirigió por el camino de Betzacaría. Dispuestas
han matado a todos los nuestros que25 han caído en sus manos las
34
fuerzas para la batalla, dio con las cornetas la señal de atacar.
y se han incautado de nuestros bienes. Y no sólo contra nosotros Los elefantes, ante los cuales habían puesto zumo de uvas
han alzado la mano, sino contra tus dominios. 26 Ahora mismo y de moras para excitarlos a la pelea, 3S fueron distribuidos
están acampados contra la ciudadela en Jerusalén, con el in- por las falanges, colocando al lado de cada elefante mil hom-
tento de apoderarse de ella, y han fortificado el templo y la bres, protegidos con cotas de malla y con yelmos de bronce
ciudad de Betsur, 27 y si no les tomas la delantera, harán cosas en la cabeza, y a más quinientos caballos escogidos 36 prece-
mayores y no podrás dominarlos». dían a la bestia dondequiera que iba y la acompañaban, sin
apartarse de ella. 37 Sobre éstas iban montadas fuertes torres
Flavio Josefo añade el detalle de que los fugitivos escaparon de de madera, bien protegidas y sujetas al elefante, y en cada una
noche de la ciudad, marchándose al campo, donde encontraron dos o tres hombres valerosos, que combatían desde las torres,
y su indio conductor. 38 El resto de la caballería lo colocó a la
algunos judíos apóstatas, con los cuales siguieron camino de An- derecha y a la izquierda, en las dos alas 39del ejército, para hos-
tioquía para informar al rey 7 . Los encargados de informar al rey tigar al enemigo y proteger las falanges. En cuanto el sol co-
eran judíos apóstatas. En 2 Mac 13,3 se dice que entre los judíos menzó a brillar sobre los escudos de oro y bronce, brillaron
que se entrevistaron con el rey estaba Menelao. los
40
montes con ellos y resplandecían como llamas de fuego.
5
Una gran parte del ejército del rey se desplegó en los mon-
Chron. Armen. tes altos, otra en el llano, y todos iban con paso seguro y buen
6
Bell. Iud. 1,40.
6
Ant. Iud. 12,9,3. orden. 41 Los judíos quedaron espantados al oír el estruendo
de tal muchedumbre, el marchar de aquella masa y el chocar
de sus armas. Era a la verdad un ejército extremadamente
grande y poderoso.
C08 1 Aiacabeos 6
1 Aiacabeos 6 999
Judas tenía cercada la ciudadela de Jerusalén mientras los sirios
atacaban Betsur. Al recibir noticias de que la guarnición judía de
Huida y rendición (6,47-54)
esta fortaleza veíase desbordada por el enemigo, levantó el cerco
de la ciudadela y pensó en abrir otro frente para distraer las fuerzas 47
Viendo los judíos la gran fuerza del rey y el empuje de su
enemigas en el lugar conocido hoy día por Tell-Zacaría. Un judío ejército, se retiraron. 48 El ejército real los persiguió de cerca
llamado Rodoco (2 Mac 13,21) reveló al rey los planes militares de en dirección a Jerusalén, y acampó contra la Judea y el monte
Judas. A este nuevo frente de batalla corrió el grueso de las fuerzas Sión. 49 El rey negoció las paces con los de Betsur, que salieron
de Lisias, con innumerable infantería, caballería y algunos elefan- de la ciudad por no tener ya vituallas para prolongar más la re-
tes. Con estos animales pensaban los sirios imponerse a los judíos. sistencia, pues aquel año era año de reposo para la tierra. 50 Ocu-
pó el rey Betsur y puso guarnición en ella para defenderla.
Con el fin de enardecerlos para la lucha, poníanles delante jugo de 51
Durante mucho tiempo estuvo acampado contra el santua-
uvas, literalmente «sangre de uvas» (Gen 48,11; Deut 32,14) y de rio, y puso allí ballestas, máquinas y lanzafuegos, catapultas, es-
moras; junto a los mismos había un piquete de infantería y algunos corpiones para lanzar dardos y honderos. 52 Los judíos, por su
caballos acostumbrados a la lucha. Los testimonios antiguos que parte, construyeron máquinas contra las máquinas enemigas
cita Bochart 8 prueban que el color blanco excita al elefante (ABEL). y lucharon durante muchos días, 53 pero escaseaban los víveres
La verdadera razón de colocar zumo de uvas ante los elefantes se en sus almacenes, por ser el año séptimo, y los que se habían
nos escapa. Cada elefante llevaba una torre de madera, que ocupaban refugiado en Judea, huyendo54 de los gentiles, habían consumi-
algunos guerreros especializados en el lanzamiento de flechas, además do los restos de las reservas, y como el hambre se había apo-
del cornac que conducía al animal. derado de ellos, dejaron en el santuario una poca gente, y los
demás se dispersaron, yendo cada uno a su hogar.
Judas y sus soldados pudieron contemplar y admirar la disci-
plina militar y las armas con que estaba equipado el ejército que El elefante con la coraza regia había caído, muerto, y, sin embargo,
debía enfrentarse con ellos. No cabe duda que Lisias logró un éxito la presión del enemigo no cedía, más bien aumentaba de manera
psicológico sobre la moral de las tropas de Judas Macabeo. amenazadora. El autor sagrado tiende el velo del silencio sobre la
honda impresión que causó en la tropa la muerte de Eleazar; pero,
al decirnos que los soldados judíos emprendieron la fuga hacia
Heroísmo de Eleazar (6,42-46) Jerusalén, confiesa veladamente que Judas fue derrotado por el
42
Se acercó Judas con el suyo, se trabó la lucha, y cayeron enemigo. Un destacamento de valientes continuaba resistiendo en
del ejército del rey seiscientos hombres. 43 Eleazar, hijo de Sa- Betsur, pero pronto debían también entregarse, acuciados por el
varán, vio una de las bestias protegidas con coraza regia, que hambre. Habíase llegado a la carencia de víveres por razón del año
superaba a todas las otras, y, pareciéndole que debía ser la del sabático y porque los judíos traídos de otras regiones habían consu-
rey, 4544 se propuso salvar a su pueblo y hacerse un nombre eter- mido las reservas. La tierra, según la Ley mosaica (Ex 23,10-11;
no. Lleno de valor, corrió por en medio de la falange hacia
ella, matando a derecha y a izquierda y haciendo que todos se Lev 25,2-7; Núm 10,32), debía descansar el año séptimo, durante
apartasen de él. 46 Llegado al elefante, se puso debajo de él y el cual era permitido a los pobres apropiarse de cuanto producían
le hirió. Cayó el elefante encima de él, y allí mismo murió. espontáneamente los terrenos baldíos. El año 162 antes de Jesu-
cristo, 150 de la era seléucida, era sabático. Desde septiembre-
Judas no rehusó el combate. La presión del enemigo se hacía octubre del año anterior había cesado todo trabajo agrícola en los
sentir cada vez más. Debía de ser crítica la situación al decidirse campos cultivados por judíos tradicionalistas. El rey perdonó la
Eleazar (2,5) a realizar una hazaña extraordinaria, que o bien podía vida de los defensores de Betsur. Dejó allí un destacamento real,
desbaratar al ejército sirio o terminar con su vida. En contra de lo con gentes originarias de Siria, de Idumea y judíos apóstatas. Bá-
que él creía, el elefante en cuestión era el proigumeno, o sea el pri- quides la fortificó (9,52), cayendo más tarde en manos de Simón
mer elefante, el que aventaja a los otros por su estampa y coraje. (11,65; 14,7-33) 10-
Muchos Santos Padres han examinado la moralidad del acto, pre- Una vez conquistada la fortaleza de Betsur, atacó Lisias el re-
guntándose si su hazaña equivale a un suicidio indirecto. San Am- cinto del templo, empleando para ello gran cantidad de máquinas
brosio exalta el valor, intrepidez y menosprecio de la muerte de de asalto. Los defensores del templo fabricaron armas para con-
este héroe, que quiso salvar a Israel dando muerte al opresoí del trarrestar las de los enemigos. Pero la superioridad de éstos era
mismo 9. aplastante. Además, desde la ciudadela controlaban los sirios el
8
Hierozaicon I 2,27. área del templo. Ante este panorama, los soldados de Judas huye-
9
De officiis 1,40. ron al campo en busca de alimentos y para salvar sus vidas en las
fragosidades del desierto.
10 Véase O. SELLERS, The Citadel of Bethzur (Filadelfia 1933).
1000 1 Macabeos 6 1 Macabeos 7 1001
m e t o r (2 M a c 9,29). S u p o n e Flavio Josefo q u e A n t í o c o E u p a t o r
Lisias pacta con Judas (6,55-63) se a p o d e r ó de Filipo, a q u i e n encarceló y m a n d ó m a t a r poco d e s -
p u é s U.
55
Supo en esto Lisias q u e Filipo, a quien el rey Antíoco antes
de m o r i r había e n c o m e n d a d o la crianza de su hijo Antíoco
hasta instalarle en el trono, 56 había vuelto de Persia y de M e -
Muerte de Antíoco V y de Lisias (7,1-4)
dia, y con él las tropas del rey, y q u e pretendía apoderarse del 1
El año 151 salió de R o m a D e m e t r i o , hijo de Seleuco, con
gobierno del reino. 5 7 Diose prisa entonces Lisias a volverse, unos cuantos h o m b r e s , y d e s e m b a r c ó en una ciudad marítima,
diciendo al rey, a los generales del ejército y a la tropa: « D e logrando ser en ella reconocido por rey. 2 Al entrar en el pala-
día en día p e r d e m o s fuerzas, escasean las provisiones, y la pla- cio real de sus padres, el ejército se apoderó de Antíoco y de
za q u e c o m b a t i m o s es m u y fuerte, y d e b e m o s ocuparnos en Lisias para entregárselos. 3 Al saberlo, dijo: «No quiero ni ver
las cosas del reino. 58 T e n d a m o s , pues, la m a n o a estos h o m b r e s , su cara». 4 Las tropas los m a t a r o n , y así se sentó D e m e t r i o en
h a g a m o s las paces con ellos y con todo su pueblo, S9 y conven- su trono real.
g a m o s en q u e vivan según sus leyes, c o m o antes. Precisamente
a causa de estas leyes, que nosotros h e m o s pretendido abrogar, Seleuco IV Filopator (187-175) d u r ó poco en el t r o n o . E n lugar
se han irritado y han hecho todo esto». 60 F u e bien acogida la de su h e r m a n o A n t í o c o I V Epifanes logró q u e quedara prisionero
propuesta p o r el rey y los generales, y enviaron mensajeros de
paz a los judíos, que la aceptaron. 61 El rey y los generales les d e los r o m a n o s su hijo D e m e t r i o . Pasaron los años. Al enterarse
j u r a r o n , y e n virtud de esto salieron de la fortaleza. 62 E n t r ó el en su cautiverio de la m u e r t e de su tío Epifanes, D e m e t r i o pidió al
rey en el m o n t e de Sión, y, viendo lo fuerte del sitio, q u e b r a n t ó senado autorización para trasladarse a Siria y hacer valer sus d e r e -
el j u r a m e n t o que había hecho y m a n d ó destruir el m u r o q u e chos al t r o n o de los seléucidas. El senado, sin rechazar la petición,
lo cercaba. 63 L u e g o se apresuró a partir, y, volviéndose a A n - daba largas al a s u n t o p o r interesar más a R o m a m a n t e n e r en el
tioquia, halló a Filipo d u e ñ o de la ciudad y la atacó, logrando t r o n o de Siria al regente Lisias y a u n monarca m e n o r de edad q u e
apoderarse de ella p o r la fuerza. a u n h o m b r e en la p l e n i t u d de sus facultades. El enérgico D e m e t r i o
n o cejó en sus pretensiones. U n día se p r e s e n t ó ante él su p r e c e p -
E n u n m o m e n t o crítico intervino la Providencia en favor del tor D i o d o r o con la noticia de q u e el p u e b l o de Siria odiaba a Lisias
pueblo j u d í o . Filipo, q u e había sido n o m b r a d o regente del imperio y a A n t í o c o E u p a t o r . Viendo D e m e t r i o la apatía del senado, cierto
y t u t o r de A n t í o c o V, reemplazando a Lisias, había llegado a A n t i o - día, con el apoyo del historiador Polibio, escapó de R o m a , embarcó
quia al frente de sus tropas. L a noticia alarmó a Lisias, q u e t e m í a en u n a nave cartaginesa y d e s e m b a r c ó en Trípolis, en Fenicia
p o r su posición d e n t r o del imperio. E n t e n d i ó Lisias q u e la política (2 M a c 14,1). L e a c o m p a ñ a b a n ocho amigos, cinco criados y tres
iniciada p o r A n t í o c o Epifanes contra Israel n o conducía a n a d a jóvenes. El animoso D e m e t r i o , q u e contaba a la sazón veintidós
positivo, p o r lo q u e j u z g ó q u e debía volverse a la situación existente años de edad, p u s o el pie en tierras de Siria el año 151, m u y proba-
en t i e m p o s de A n t í o c o I I I . P r o p u s o el rey a los generales y a la b l e m e n t e d u r a n t e el verano de 161 antes de Cristo, como se deduce
tropa estos sus p u n t o s de vista, q u e fueron aprobados u n á n i m e - del hecho de hacer p a r t e d e su viaje en u n a nave de Cartago q u e
m e n t e . P o r q u e , además del peligro de Filipo y d e las dificultades se dirigía a T i r o para entregar las primicias q u e debían ofrecerse
militares, existía en Palestina el p r o b l e m a de la m a n u t e n c i ó n del a los dioses de esta ciudad 1. E n el viaje d e T r í p o l i s a Antioquia
ejército, agravado p o r el descanso de los c a m p o s d u r a n t e el año (283 kilómetros) le c o m u n i c a r o n q u e la tropa, o m á s bien la oficia-
sabático. Se hicieron proposiciones de paz con los judíos, q u e se lidad, se había apoderado de E u p a t o r y d e Lisias. Demetrio n o
aceptaron i n m e d i a t a m e n t e , p o r encontrarse t a m b i é n ellos en si- quiso ni verlos, actitud a m b i g u a con la q u e dejaba las manos libres
tuación precaria. L o s M a c a b e o s reconocieron la soberanía seléu- a la oficialidad para q u e los ejecutaran, q u e d a n d o de esta manera
cida sobre Palestina a cambio de autorizarles a regirse en conformi- libre de la responsabilidad del asesinato d e dos personalidades,
d a d a sus leyes religiosas, «como antes» (v.59). J u d a s conservará su oficialmente amigas d e R o m a . Esta m u e r t e contribuyó sin duda a
condición d e jefe, s u b o r d i n a d o a la autoridad real de A n t i o q u i a su reconocimiento como rey de Siria por los romanos.
(2 M a c 11,22-26). El rey m a r c h ó p r e c i p i t a d a m e n t e a la capital del
reino, p e r o antes, como m e d i d a de p r u d e n c i a , abatió el m u r o q u e
cercaba el m o n t e Sión para quitar a los j u d í o s t o d a ocasión d e Intrigas de Alcimo (7,5-7)
atrincherarse de n u e v o allí. L o s j u d í o s i n t e r p r e t a r o n aquel acto 5
L u e g o se llegaron a él todos los malvados e impíos de Is-
como violación de la libertad de culto y profanación d e u n lugar rael, con Alcimo a la cabeza, q u e pretendía el s u m o sacerdo-
santo, mientras q u e el jefe sirio lo j u z g ó como simple m e d i d a d e cio; 6 y presentaron al rey m u c h a s acusaciones contra el pue-
seguridad. A n t í o c o V y su t u t o r Lisias se enfrentaron con las t r o - blo, diciendo: «Judas y sus h e r m a n o s h a n dado m u e r t e a todos
pas d e Filipo en Antioquia, prevaleciendo sobre él. Filipo p u d o 11
Ant. Jud. 12,10.
escapar a Egipto y p o n e r s e bajo el a m p a r o d e T o l o m e o VI F i l o - 1
POLIBTO, 31,12,12. .
1002 1 Macabeos 7 1 Miicabeos 7 1003
tus amigos, y a nosotros nos h a n expulsado de nuestra tierra. q u é ofrecer proposiciones de paz al a m p a r o d e u n ejército dispuesto
7
T e rogamos envíes una persona de tu confianza q u e vaya y a lanzarse sobre Jerusalén? N o fue t a n enérgica la actitud d e los
vea todos los estragos que nos han causado a nosotros y al te-
rritorio del rey, y que los castigue a ellos y a cuantos les prestan asideos. L o s escribas (5,42) cayeron en el lazo q u e A l c i m o les tendía.
auxilio». Quizá estaban ellos dolidos por la conducta de J u d a s , q u e confiaba
más en la eficacia de las armas q u e en las lucubraciones interminables
C o m o consecuencia del pacto firmado entre Lisias y J u d a s , de los soferim. L o s asideos (2,42) vieron en Alcimo a u n personaje
tuvieron los M a c a b e o s libertad para ajustar sus cuentas con los perteneciente al linaje sacerdotal. C o m o h e m o s dicho, Alcimo per-
j u d í o s apóstatas, q u e eran perseguidos, vejados y constreñidos a tenecía a la estirpe sacerdotal, pero n o a la familia del s u m o sacerdote
a b a n d o n a r las tierras de Palestina. Alcimo, n o m b r e helenizado, O n í a s . Alcimo engañó a los asideos, los cuales consideraban las
del hebraico Iaquim (i C r ó n 8,19), pertenecía a la estirpe sacerdotal 24 clases sacerdotales como auténticos «hijos de Sadoc»; a saber:
( V - I 4). p e r o n o era d e la familia del s u m o sacerdote Ornas 2 . los descendientes de Sadoc, q u e , con Abiatar, ejercía el cargo de
s u m o pontífice en t i e m p o s de David (2 Sam 20,25). Parece q u e el
Proposiciones engañosas de paz (7,8-18) v.16 d e b e e n t e n d e r s e e n el sentido d e q u e , u n a vez estipuladas las
8 paces, Alcimo p r o p u s o a Báquides la idea de liquidar a aquellos
Eligió el rey a Báquides, u n o de sus amigos, que gobernaba asideos q u e se h a b í a n m o s t r a d o m á s reacios a sus ofrecimientos y
la región del otro lado del río, h o m b r e g r a n d e en el reino y fiel
al soberano; 9 y le envió en compañía del i m p í o Alcimo, a quien q u e en t i e m p o s pasados se distinguieron en la lucha contra los
instituyó s u m o sacerdote, m a n d á n d o l e q u e t o m a r a venganza simpatizantes del helenismo. Se citan en el v. 17 unas frases de
de los hijos de Israel. ' ° Partieron con u n gran ejército, y, lle- Sal 79,2 según la versión de los L X X . U n a opinión m u y en boga
gados a la tierra de Judá, enviaron mensajeros a Judas y a sus e n t r e los comentaristas ( C A L É S , CASTELLINO, H E R K E N E ) data la com-
amigos con palabras engañosas de paz, n a las que ellos n o die- posición del salmo de los años 587-586. P u d o el salmo recibir algu-
r o n crédito p o r q u e veían el gran ejército que traían. 12 Acudie-
nos r e t o q u e s en t i e m p o s de los M a c a b e o s ( C A L É S ) . El estilo empleado
r o n a Alcimo y a Báquides m u c h o s escribas reclamando u n
pacto justo; >3 y los asideos fueron los primeros entre los hijos en los últimos versículos p u e d e sugerir la idea de q u e son obra del
de Israel q u e pidieron la paz, 14 p o r q u e se declan: «Es u n sacer- t r a d u c t o r griego u otro autor distinto del q u e escribió el original
dote del linaje de A a r ó n el que ha llegado con las tropas; n o hebraico.
nos engañará». 15 E n efecto, les habló palabras de paz y les
j u r ó , diciendo: «No os h a r e m o s m a l ni a vosotros ni a vuestros
amigos». 16 C o n esto le creyeron; p e r o prendió a sesenta de Alcimo consolida su pontificado (7,19-25)
ellos, y en u n solo día les dio m u e r t e , según lo que está escrito:
17
«Las carnes de tus santos y su sangre d e r r a m a r o n en torno 19 Báquides, saliendo de Jerusalén, vino a a c a m p a r en Bezeta
de Jerusalén, y no había quien los enterrase». ' 8 El miedo y el y m a n d ó p r e n d e r a m u c h o s de los q u e habían desertado de él
espanto se apoderó de todo el pueblo, p o r q u e se decían: «No y a algunos del pueblo, y los m a t ó , arrojándolos a una gran cis-
hay verdad ni justicia, pues h a n violado los compromisos y ju- terna. 2(l Puso luego la provincia en m a n o s de Alcimo, con tro-
r a m e n t o s q u e habían hecho». pas para auxiliarle, y se volvió al rey. 2 1 Alcimo luchaba por
asegurarse en el pontificado, 22 juntándose a él todos los per-
L a acusación hizo mella, enviando D e m e t r i o contra J u d a s al turbadores de su pueblo, que se a p o d e r a r o n de la tierra de Ju-
generalísimo de sus ejércitos, Báquides (2 M a c 8,30), sucesor del dea y causaron a Israel m u c h o s daños. 2 3 Así q u e vio Judas los
difunto Lisias, m i e n t r a s él m a r c h a b a a Babilonia para atajar las grandes males q u e Alcimo y los suyos traían sobre los hijos de
Israel, mayores que los causados por los gentiles, 24 se puso en
pretensiones d e T i m a r c o s . D e m e t r i o le derrotó, recibiendo, por lo
c a m p a ñ a , y, recorriendo toda la tierra de Judea, castigó a los
mismo, de los babilonios el s o b r e n o m b r e de Soter (salvador). apóstatas, que cesaron de a n d a r p o r ella. 2 5 Alcimo, viendo que
A l c i m o a c o m p a ñ a b a al generalísimo sirio Báquides en su viaje a Judas y los suyos se hacían poderosos, y conociendo, p o r otra
Palestina. P r o p u e s t o acaso para el cargo de s u m o sacerdote p o r parte, que él n o era capaz de hacerles frente, se volvió al rey,
A n t í o c o E u p a t o r , busca ahora afanosamente la confirmación p o r acusándoles de m u c h o s crímenes.
p a r t e del n u e v o soberano, q u e le «instituyó s u m o sacerdote» (v.5).
P e r o este n o m b r a m i e n t o por real o r d e n n o tendría eficacia en la E n las cercanías de Bezeta (a seis kilómetros al norte de Betsur)
práctica mientras el t e m p l o y la ciudad de Jerusalén permanecieran había pozos y cisternas. Las represalias comenzaron t a n p r o n t o
en m a n o s d e los M a c a b e o s y de sus amigos. c o m o la policía delató a los culpables. El texto p u e d e interpretarse
Báquides y A l c i m o hacen proposiciones d e paz a Judas, quien d e dos maneras. A d m i t i e n d o la lección de L u c i a n o (ap'autou,
se percató de q u e el ofrecimiento n o era sincero. A d e m á s , ¿por de él) se infiere q u e fueron arrojados a u n a cisterna algunos deserto-
res d e su ejército, p r o b a b l e m e n t e judíos, q u e protestaron p o r el
2
FLAVIO JOSEFO, Ant. Iud. 20,10,3; W. MOLLEKEN, Geschichtsklitterung im 1 Makkabaer- m o d o injusto ele tratar Báquides a sus h e r m a n o s de raza. O t r a in-
buch. Wann wurde Alkimus Hoherpriester ?: ZAW 65 (1953-1954) 205-228.
terpretación, sostenida p o r Abel, se apoya en la lección met'autou,
con él, y traducen: «Que se h a b í a n pasado a él». Según lo dicho,
1004 1 Macabeos 7 1 Macabeos 7 1005
algunos de los que se incorporaron al partido de Báquides habíanse tad con Judas, cuya personalidad encontraba simpática. Pero Alcimo
ensañado antes contra los helenizantes, intentando ahora borrar protestó de esta camaradería entre Nicanor y su enemigo Judas,
su pasado dudoso con alistarse al ejército sirio. acusando al general de obrar en contra de los intereses de la nación.
Báquides había sembrado el pánico en su alrededor. Las gentes Dejóse el rey impresionar por Alcimo, enviando a Nicanor la orden
vivían aparentemente tranquilas, por lo que juzgó innecesaria su de entregar a Judas encadenado en Antioquía. Las intrigas de
presencia en Palestina, dejando a Alcimo el encargo de ultimar su Alcimo y la orden real cogieron de sorpresa a Nicanor, que tomó
misión. Estaba éste obsesionado por la idea de asegurar su pontifi- medidas encaminadas a apoderarse de Judas. En un choque en el
cado, empleando para ello más bien métodos de captación. Pero la término de Cafarsalama (Deir Salam, a diez kilómetros al norte
avalancha y presión de los helenistas y judíos renegados, que recla- de Jerusalén) cayeron cinco mil soldados del ejército de Nicanor
maban un trato de favor, le hicieron impopular. Judas quiso termi- (según Sinaítico, Vetus Lat. y Sir., los muertos fueron quinientos).
nar con las bandas de tránsfugas rencorosos y aprovechados, impi-
diéndoles circular por el territorio. Por falta de ejército no pudo Nicanor en el templo (7,33-38)
Alcimo someter al Macabeo. Alcimo entrevistóse con Demetrio
(2 Mac 14,5-14), acusando a Judas y a los suyos. 33 Después de estos sucesos subió Nicanor al monte de Sión,
y salieron del templo los sacerdotes y los ancianos del pueblo
para saludarle amigablemente y mostrarle los holocaustos que
Misión y derrota de Nicanor (7,26-32) se ofrecían por el rey. 34 Pero él, burlándose de ellos, los escar-
26
neció y profanó los holocaustos con altivez, 35 y( airado, juró,
Envió el rey a Nicanor, uno de sus capitanes más ilustres diciendo: «Si Judas no se me entrega y su ejército no se me
y enemigo jurado de Israel, encargándole la destrucción del rinde ahora, cuando vuelva victorioso daré al fuego este tem-
pueblo. 27 Llegó Nicanor a Jerusalén con un poderoso ejército, plo». Y partió lleno de cólera. 36 Salieron los sacerdotes, y de
y envió a Judas y a sus hermanos engañosos mensajes de amis- pie, frente al altar y al templo, clamaron, diciendo: 37 «Tú, Se-
tad, 28 diciéndoles: «No haya lucha entre nosotros; yo iré a ti ñor, que has elegido esta casa para que en ella fuese invocado
con poca gente; nos veremos y hablaremos como amigos».
29
tu nombre y fuese casa de oración y de plegaria para tu pueblo,
38
Vino, en efecto, a Judas y se saludaron amistosamente; pero toma venganza de este hombre y de su ejército, y caiga al
los enemigos estaban dispuestos a prenderle. 30 Mas, conocien- filo de la espada. Acuérdate de sus blasfemias y no permitas
do Judas que venían a él con engaño, temió y no quiso volver a que salgan con sus intentos».
verle más. 31 Nicanor, cuando vio descubiertos sus planes, salió
a combatir contra Judas cerca de Cafarsalama. 32 El resultado El amor propio de Nicanor sintió al vivo la derrota de sus tro-
de la lucha fue que cayesen de las tropas de Nicanor unos cinco pas en Cafarsalama, descargando todo su furor sobre el templo
mil hombres, huyendo los demás a la ciudad de David. y los sacerdotes que lo servían. Aunque el texto diga que Nicanor
subió al templo (2 Sam 24,18; 1 Re 8,1), en realidad salió de la ciuda-
Demetrio dio crédito a las acusaciones de Alcimo y decidió dela en donde se hospedaba, y descendió hacia el monte Sión, situado
acabar de una vez con los reaccionarios judíos. Confió esta tarea en un nivel inferior, al otro lado del Tiropeón. El uso del verbo
a Nicanor, general valiente e incondicional del monarca a toda subir para expresar la idea de encaminarse al templo se remontaba
prueba. Fue antes amigo de Antíoco Epifanes y general de su ejér- a los tiempos en que la ciudad estaba edificada sobre el Ofel. Los
cito (3,38-41). Al parecer tuvo Nicanor un altercado con Lisias, cir- sacerdotes impidieron disimuladamente que Nicanor entrara en el
cunstancia que aprovechó para huir a Roma y ponerse a las órdenes de recinto sagrado, cumplimentándole en la misma puerta, desde la
Demetrio, pretendiente al trono real de Siria. En Roma preparó la fuga cual pudo comprobar la verdad del sacrificio por el rey. Estos
de Demetrio 3 . Antes del año 162 era elefantarco (2 Mac 14,32), holocaustos por los soberanos reinantes estuvieron en uso durante el
comandante de la sección de los elefantes. Nicanor liego a Jerusalén período persa, griego y romano. Los gastos que ocasionaban eran
con propósitos aparentemente pacíficos. En vez de apelar a las saldados por los mismos monarcas 5 (Bar 1,10-12; Esd 6,8-10).
armas, sugirió la celebración de una entrevista entre él y Judas Burlóse Nicanor de los sacerdotes y se mofó despectivamente de los
Macabeo. A consecuencia de los combates en Betzacaría y en holocaustos. Desató su lengua en insultos contra los ministros del
Jerusalén (6,32-62), Judas se había retirado a tierras de Gofna altar, atreviéndose, en el paroxismo de su furor, a escupirles en la
(Gifne), a unos veintidós kilómetros al norte de Jerusalén 4 . Nicanor cara, lo que, además de un ultraje, constituía una impureza legal.
envió a Judas tres diputados, llamados Posidonio, Teodotos y Ma- Una idea obsesionaba al general sirio: Judas. Si al regresar de su
tatías. Las conversaciones tuvieron en un principio buenos resul- viaje no se lo entregan, arrasará el templo. La oración de los
tados, firmándose un tratado de paz. Nicanor licenció a muchos sacerdotes se inspira en la de Salomón (1 Re 8,43).
soldados que le habían acompañado hasta Jerusalén, trabando amis-
¡' 5 FLAVIO JOSEFO, Contra Ap. 2,77.
3
POLIBIO, 31,14.
4
FLAVIO JOSEFO, Bell, Iud. 1,45.
1006 1 Macabeos 8
1 Macabeos 8 Í007
habían realizado en la Galia, apoderándose de ella y sometién-
Batalla de Adasa y muerte de Nicanor (7,39-50) dola a tributo; 3 cuanto habían hecho en España, apoderándose
39 Partió Nicanor de Jerusalén y asentó su campo en Beto- de las minas de oro y plata que allí hay y adueñándose de toda
rón, donde se le agregó un cuerpo de sirios. 40 En tanto, 41
estaba la tierra con su prudencia y paciencia, 4 no obstante estar este
Judas en Adasa con tres mil hombres, y, orando, dijo: «Se- país muy distante de ellos; y cómo a los reyes que desde los
ñor, cuando los mensajeros del rey de Siria blasfemaron, un confines de la tierra habían ido contra ellos los habían derrotado,
ángel tuyo vino e hirió a ciento ochenta y cinco mil de ellos. infligiéndoles tan gran5 descalabro, que los restantes les paga-
42
Aplasta así hoy a este ejército ante nosotros, y que, al verle ban tributo cada año. Y que a Filipo y a Perseo, reyes de los
castigado por su maldad, reconozcan todos que fue por haber Kittim,
6
los habían derrotado en guerra y los habían subyugado,
amenazado tu santuario». 43 Los ejércitos vinieron a las manos y a Antíoco el Grande, rey de Asia, que estuvo en guerra con
el día trece del mes de Adar, quedando derrotado el de Nica- ellos y que tenía ciento veinte elefantes, y caballería, y carros,
nor y cayendo él mismo el primero en la lucha. 44 Cuando el y ejército muy numeroso, le habían vencido 7 y cogido prisio-
ejército se dio cuenta de que Nicanor había caído, arrojó las nero, imponiéndole un gran tributo a él y a los que en el reino
armas y huyó. 45 Los persiguieron una jornada de camino,46 des- le sucedieron, obligándole a dar rehenes 8 y a ceder las mejores
de Adasa hasta Gazer, tocando detrás de ellos las cornetas. De provincias, tales como la Jonia, la Media y la Lidia, que aqué-
todas las aldeas próximas de Judea salían para acosarlos, y, lu- llos cedieron al rey Eumenes.
chando contra ellos, los mataron al filo de la espada, sin que La mano de los seléucidas pesaba cada día más sobre Israel.
quedase ni uno solo. 47 Se apoderaron de sus despojos y de su La lucha del helenismo contra el yahvismo arreciaba, agravada
botín y cortaron a Nicanor la cabeza y la mano derecha, que
orgullosamente había alzado contra Jerusalén. 48 El pueblo se por la apostasía de muchos judíos, que buscaban en aquél la liber-
alegró extraordinariamente y celebraron aquel día con gran tad de conciencia y de costumbres que no encontraban en la rígida
regocijo, 49 y50acordaron celebrarlo cada año el mismo día tre- religión ancestral de Israel. El «resto de Israel» corría peligro de
ce de Adar. Por algún tiempo gozó de paz la tierra de Judá. reducirse a su mínima expresión. Volviendo la vista a su alrededor,
veíase el horizonte cerrado; en medio de tanta soledad vislumbraron
Desde Siria llegaba un nuevo contingente de tropas para refor- una vaga esperanza en un imperio famoso, de las tierras de los
zar el ejército de Nicanor. Con esta ayuda creyó él acabar con los Kittim, que tenía la fama de proteger a los pueblos pequeños
reaccionarios judíos, apoderarse de Judas y entregar el templo a oprimidos por las grandes potencias. En Palestina había llegado la
las llamas. Judas siguió de lejos los pasos de Nicanor cuando éste, noticia de que Roma había ayudado a Tolomeo Filometor, a Eume-
al frente del nuevo ejército, avanzaba en dirección a Jerusalén. Judas nes, rey de Pérgamo; a Timarco, gobernador de Babilonia. El
da por descontado que Yahvé castigará la insolencia de Nicanor, senado reconoció a Demetrio como rey amigo, mientras se «com-
y, armado con esta confianza ciega, le presenta batalla. Colocó sus portara como tal» 1. De ello concluyeron los Macabeos que Roma
soldados en la colina de Adasa, para lanzarse sobre las tropas de veía con malos ojos la política sectaria de los seléucidas. Los ro-
Nicanor tan pronto penetraran por las pendientes que estrechan el manos eran poderosos, invencibles, metódicos, prudentes, tena-
camino en las cercanías de Jirbet Adasa, a ocho kilómetros al norte ces, simples en el porte externo, fieles a sus palabras y con los
de Jerusalén. Nicanor cayó muerto en la refriega. Cortaron su pueblos amigos, aliados incondicionales de las naciones que se
cabeza y la mano derecha (i Sam 17,54; Jdt 13,15; 14,1), conforme acogían a su protección. A ello se añade que ninguno entre ellos
a las costumbres militares de aquel tiempo. Más información sobre lleva diadema ni viste púrpura, no teniendo, por lo mismo, ocasión
el particular en 2 Mac 15,30-33. La batalla se dio el 13 del mes de engreírse. En vez de confiar el gobierno a un dictador despótico,
Adar, el último del calendario hebraico, correspondiente a febrero- disponen de un senado que mira por el bien del pueblo y por su
marzo. Todos los años en aquel día se celebraba la fiesta de Nicanor buen gobierno. La fama fácilmente hermoseaba y alteraba cuanto
(Megillat Taanit), que subsistía aún en el siglo vni después de concernía a un pueblo conocido desde Palestina únicamente por
Cristo. Pero al coincidir con la fiesta de Purim (2 Mac 15,36), el eco de sus estrepitosas victorias. Todo el elogio ditirámbico a
cayó en desuso. favor de los romanos puede interpretarse como una sátira velada
contra los griegos, cuya dominación y cultura combatían los Ma-
cabeos (PENNA, VACCARI).
LOS ROMANOS ENTRAN EN ESCENA La idea de recabar la ayuda de los romanos se venía incubando
desde tiempo. Que Judas se dirigiera al senado poco antes del
advenimiento de Demetrio puede inferirse de la carta de recomen-
Fama y proezas de los romanos (8,1-8) dación de Cayo Fanio, cónsul en 161 antes de Cristo, cuya finalidad
1
Llegó a oídos de Judas la fama de los romanos de que eran era facilitar el paso de embajadores judíos a través del territorio
muy poderosos, que se mostraban benévolos con todos los que de Cos, de vuelta de su misión en Roma 2 .
se adherían a ellos, y con quienes a ellos venían hacían alianza 1
y amistad. 2 Le contaron de sus guerras y de las hazañas que 2
POLIBIO, 32,7,13.
FLAVIO JOSEFO, Ant. Iud. 14,10,15; N I E S E , Festschrift für Noldeke II 817SS.
1008 1 Macabeos 8
1 Macabeos 8 1009
L a fama d e q u e gozaban los r o m a n o s i b a respaldada p o r hechos
p u e d e observarse, el autor sagrado incluye e n el c u a d r o trazado
concretos. L o s r o m a n o s se c u b r i e r o n d e gloria combatiendo contra
acontecimientos posteriores a los r u m o r e s q u e llegaron a oídos de
toís galatais 3. Cartagineses y r o m a n o s se disputaron el dominio d e
J u d a s . L o m i s m o hace al aludir a las islas d e C h i p r e y Creta ( V . I I ) .
E s p a ñ a p a r a apoderarse d e s u s minas 4 . L o s reyes d e los confines
C o n los aliados son los romanos b u e n o s amigos. L a situación
de la tierra son acaso Aníbal, A s d r ú b a l , q u e a través d e las columnas
a p u r a d a e n q u e se e n c o n t r a b a n los j u d í o s ortodoxos les impedía
de Hércules, situadas al fin del m u n d o , llegaron a España.
ver el interés egoísta y el tacto diplomático q u e i m p e r a b a e n las
L o s r o m a n o s fueron t a m b i é n poderosos e n O r i e n t e . Filipo V
relaciones d e R o m a con los pueblos aliados.
fue d e r r o t a d o p o r los r o m a n o s e n Cinocéfale (197 a. C ) ; la m i s m a
s u e r t e corrió Perseo e n Pidna, el a ñ o 168, p o r obra d e Emilio
Paulo. A n t í o c o I I I s u c u m b i ó ante el talento militar d e Escipión Régimen democrático de los romanos (8,14-16)
el Africano e n la batalla d e Magnesia (189), p e r d i e n d o su h e g e m o - 14
E n t r e ellos nadie lleva d i a d e m a n i viste p ú r p u r a para en-
nía e n O r i e n t e y siendo constreñido a pagar u n fuerte t r i b u t o . L o s
greírse c o n ella. 15 E n vez d e esto se h a creado u n senado, y
historiadores paganos ( A P P I A N O , T I T O L I V I O ) n o dicen q u e Antíoco cada día deliberan trescientos veinte senadores, q u e d e con-
cayera prisionero. El autor sagrado refiere los r u m o r e s q u e circula- tinuo m i r a n p o r el bien del pueblo y p o r su b u e n gobierno.
16
b a n e n t o r n o a la derrota d e Antíoco, sin c o m p r o m e t e r su p r o p i o Cada u n o e n c o m i e n d a a u n o solo el m a n d o y el dominio de
juicio n i p r e t e n d e r examinar la verdad d e los hechos a q u e se toda su tierra, y todos obedecen a este único, sin que haya en-
aludía. L a India n o perteneció n u n c a a los seléucidas, n i la M e d i a tre ellos envidias n i celos.
fue cedida a los r o m a n o s . Para obviar esta dificultad, creen algunos
E n Palestina había llegado la noticia d e q u e el senado se com-
q u e e n el texto original se leían los n o m b r e s d e Jonia y Misia, e n
ponía d e trescientos veinte m i e m b r o s , e n vez d e trescientos, como
vez d e los d e India y M e d i a , q u e p o r u n error introdujo e n el
consta d e los autores latinos. T a m p o c o el senado, e n contra de lo
texto u n copista. E s cierto q u e los r o m a n o s entregaron a E u m e n e s
q u e decía el vulgo y el autor sagrado recoge, se reunía todos los
las regiones d e esta p a r t e del T a u r u s , o sea la Misia, Lidia, Frigia,
días, pues lo hacía e n casos d e necesidad y e n las calendas e idus
Licaonia y p a r t e d e Cara y Licia.
de cada m e s . A s i m i s m o e r a equivocada la noticia d e q u e cada año
se e n c o m e n d a r a el m a n d o a u n individuo. Según Vaccari, se alude
Conducta con los aliados y los enemigos (8,9-13) aquí a la institución del consulado anual. Se sabe q u e los cónsules
9 r o m a n o s eran siempre dos; pero a las expediciones a tierras lejanas
Los griegos quisieron ir contra ellos y aniquilarlos; pero
en cuanto les fue conocido el propósito, 10 enviaron contra ellos iba solamente u n o . E s t a m b i é n posible q u e la idea d e u n cónsul
u n general q u e los combatió, cayendo d e los griegos m u c h o s naciera e n Palestina por haberse entrevistado los embajadores judíos
en el c a m p o , siendo llevados cautivos las mujeres, y los hijos, en R o m a con u n o solo d e los cónsules.
saqueados los bienes, subyugada la tierra, destruidas las fortalezas
y reducidos a s e r v i d u m b r e hasta hoy. " A los d e m á s reinos e islas,
cuantos se les opusieron, totalmente los subyugaron. i2 P e r o Delegados judíos a Roma (8,17-21)
a sus aliados y amigos que e n ellos confían les guardan fidelidad, 17
Eligió Judas a E u p o l e m o , hijo d e Juan, hijo d e Acco, y a
y así habían logrado d o m i n a r los reinos p r ó x i m o s y remotos.
Jasón, hijo d e Eleazar, y los envió a R o m a para hacer con ellos
Cuantos saben d e su fama los t e m e n , 1 3 y cuantos son p o r ellos
amistad y alianza, 18 librádose así del yugo del reino griego, pues
ayudados para reinar, reinan, y a los q u e n o quieren los desti-
veían que el designio de éste era someter a Israel a servidumbre.
tuyen, y así han adquirido gran p o d e r . 19
Llegaron a R o m a después d e u n largo viaje, e n t r a r o n en el
senado, y, t o m a n d o la palabra, dijeron: 2 0 «Judas Macabeo, sus
Quisieron los griegos m e d i r sus fuerzas c o n R o m a , como hicie- h e r m a n o s y el pueblo d e los judíos nos envían para hacer con
r o n antes con Persia; pero fueron vencidos. E n u n principio, los vosotros alianza d e paz y pedir que nos inscribáis e n la lista de
r o m a n o s se c o m p o r t a r o n suavemente e n la guerra contra la Liga vuestros aliados y amigos». 2 1 Estas palabras fueron bien re-
Etolia, q u e se había aliado con A n t í o c o (190 a. O ) . M á s t a r d e cibidas.
mostráronse d u r o s con ellos e n la guerra, q u e acabó con la d e s t r u c -
ción d e C o r i n t o p o r el cónsul L u c i o M u m m i o y la anexión d e El p r i m e r mensajero fue E u p o l e m o s (2 M a c 4,11), con nombre
Grecia a R o m a , f o r m a n d o la provincia r o m a n a d e Acaya. C o m o helenizado, pero fiel a los principios del yahvismo. Se cree q u e es
el autor de u n a historia de los reyes d e Judá, d e q u e h a b l a n E u s e b i o 5 ,
3
Hállase m u y difundida la opinión d e los q u e relacionan la mencionada palabra griega C l e m e n t e d e Alejandría y San J e r ó n i m o 6 . E n ella, a u n q u e respe-
con los habitantes de la Galla y no d e Galacia. Después de los estudios de M o m m s e n , escribe
Bévenot, está fuera d e duda q u e el término griego tois galatais no se refiere a los gálatas, q u e tuoso con el texto sagrado, tiene u n a concepción helenista d e la
se establecieron en Asia M e n o r el año 240 antes d e Cristo, sometidos por Manlio Vulso el 189 historia. L a familia d e Acco viose obligada, d e s p u é s del exilio, a
( T I T O L I V I O , 38,17.37). sino a los galos del norte d e Italia, q u e apoyaron a Aníbal en la se-
gunda guerra púnica (218-201), siendo vencidos definitivamente en el año 190 antes de Cristo.
5
4
P L I N I O , Hist. Nat. 33,4,6; ESTRABÓN, 3 , 3 . Praep. Evang. 30,34.
6
SCHÜRER, III 474-477; BELLET, l . C , 309.
1Ó10 1 Macabeos 8 1 Macabeos 9 1011
probar sus títulos genealógicos para poder ejercer el sacerdocio Los v.31-32 no forman parte del documento. Más bien contienen
(Esd 2,61; Neh 7,63). El otro enviado se llamaba Jasón, forma la narración hecha por los embajadores sobre las consecuencias
helenizada de la palabra hebraica Josué, o Jesús. Era hijo de Eleazar, inmediatas del tratado firmado. Un toque de alarma a Demetrio
que murió mártir a los noventa años en defensa de la Ley (2 Mac 6, por parte de los romanos equivalía a un aviso serio.
i8ss). El viaje fue largo y, muy probablemente, por mar. Dos cosas
pedía Judas a los romanos: trabar amistad con ellos y obtener ayuda
contra el enemigo seléucida. Báquides en Judea (9,1-6)
1
Cuando Demetrio supo que Nicanor y su ejército habían
Documento oficial (8,22-32) caído en la batalla, volvió a enviar por segunda vez a Báquides
con Alcimo a tierra de Judá, a la cabeza del ala derecha de su
22
He aquí la copia de la carta que escribieron en tablas de ejército. 2 Tomaron el camino de la Galilea y acamparon en
bronce, y que enviaron a Jerusalén para que les fuese memorial Masalot, cerca de Arbela, apoderándose de ella y matando a
de paz y de alianza: 23 «Salud a los romanos y al pueblo judío muchos. 3 En el mes primero del año ciento4 cincuenta y dos
por mar y por tierra para siempre, y que la espada y el enemigo asentaron su campo enfrente de Jerusalén; pero veinte mil
estén siempre lejos de ellos. 24 Si el pueblo de los romanos fuera hombres
5
de infantería y dos mil caballos se dirigieron a Berea.
el primero atacado o lo fuese alguno de sus aliados en todo su Entre tanto, Judas6 había acampado en Laisa con tres mil
imperio, 25 el pueblo de los judíos les prestará 26 auxilio, según hombres escogidos, los cuales, viendo la muchedumbre del
las circunstancias lo dicten, con plena lealtad. Al enemigo ejército, temieron sobremanera, huyendo muchos del campo y
no le dará ni suministrará trigo, armas, plata ni naves. Esta es no quedando de todos más que ochocientos.
la voluntad de los romanos, y guardarán este convenio sin
compensación ninguna. 27 Asimismo, si primero el pueblo ju- Este capítulo enlaza con lo dicho en 7,50. El tratado entre los
dío es atacado, los romanos le ayudarán lealmente, según las romanos y Judas no impide que Demetrio mande de nuevo un
circunstancias lo dicten, 28 y al enemigo no le darán ni trigo, poderoso ejército contra Judea. Báquides y Alcimo vuelven a Pa-
ni armas, ni plata, ni naves. Tal es la voluntad de los romanos.
29 lestina con el ala derecha del ejército, esto es, con las tropas más
Conforme a estas condiciones se conciertan los romanos con aguerridas, que solían estar a las órdenes inmediatas del rey. Desde
el pueblo judío. 30 Si después de este acuerdo unos y otros qui-
sieren añadir o quitar alguna cosa, podrán hacerlo a 31voluntad, el norte de Siria tomó la dirección de Galilea, acampando cerca
y lo añadido o quitado será o dejará de ser valedero. Cuanto de Arbela, el actual Jirbet írbit, a la altura de Magdala y no lejos
a los daños que les ha causado el rey Demetrio, ya hemos es- del lago de Genesaret. Masalot, del hebreo mesilloth, escaleras,
crito a éste diciendo: ¿Por qué impones tan pesado yugo sobre no es nombre de lugar. Por el texto se deduce que Báquides marchó
nuestros amigos y socios los judíos? 32 Si vuelven a quejársenos a Jerusalén, o porque creía encontrar allí a Judas o para entronizar
de ti, les haremos justicia, haciéndote la guerra por mar y por a Alcimo en sus funciones sacerdotales en el templo. Al enterarse
tierra». de que Judas acampaba a unos kilómetros al norte, fue en busca
suya. Las tropas cansadas de Judas temblaron a la vista del nume-
Era costumbre que tales tratados internacionales se grabaran en roso ejército enemigo. Berea (v.4) corresponde al actual el-Bire,
bronce; una copia se depositaba en el Capitolio y la otra se mandaba a 16 kilómetros al norte de Jerusalén.
al Estado con el cual se hacía alianza. Falta en el texto recogido en
el libro sagrado el preámbulo de este documento, que se omitió
adrede para evitar la transcripción de nombres paganos, tales como Cunde el desaliento (9,7-10)
Capitolio, Júpiter, etc. El documento fue redactado en latín, con
1 Viendo Judas que su ejército se disgregaba y que, sin em-
traducción griega, traducido al hebreo por el autor del libro y vertido bargo, la batalla era inminente, se sintió aplanado, porque no
más tarde al griego, tal como se ha conservado hoy. En confirmación le quedaba tiempo para volverlos a juntar, 8 y, sintiendo que se
de la autenticidad del documento se aduce el hecho de que está re- le rompía el corazón, dijo a los que le quedaban: «Ea, vayamos
dactado en el mismo estilo que los otros contratos firmados entre al enemigo, a luchar contra él». 9 Querían ellos disuadirlo, di-
los romanos y los griegos, señalándose, en concreto, el aequum ciendo: «No podremos; mejor nos sería conservar ahora nues-
foedus encontrado en la isla de Stampolia (antigua Astupalea), del tra vida y volver luego con nuestros hermanos; entonces po-
año 105 antes de Cristo. La analogía entre este contrato y el que dremos combatirlos; por ahora somos muy pocos». 10 Pero
Judas contestó: «Lejos de mí hacer tal cosa, de huir ante ellos.
figura en nuestro texto es palpable''. El documento impone a las Si nuestra hora ha llegado, muramos valerosamente por nues-
dos partes firmantes obligaciones iguales (aequum foedus). tros hermanos y no empañemos nuestro honor».
7
Véase su texto en BÉVENOT y en CIG, 2485. Defienden la autenticidad de la carta: No sabemos las causas que concurrieron al relajamiento total
H. RONGY, l.c, 230-244; O. ROTH, Rom und die Asmonaer (Beitrag zur Wissenschaft vom
Alten Testament, Leipzig 1014). La impugna H. WILLRICH, Judaica (Forschungen zur de la moral combativa de las tropas de Judas. La superioridad
hellenistichen Geschichte und Literatur, Gdttingen 1900). numérica del enemigo fue más bien un pretexto para rehuir el
1012 1 Macabeos 9
1 Macabeos 9 1013
c o m b a t e . U n o s se m a r c h a r o n , otros q u e d a r o n al lado de J u d a s
p e r o con u n a moral m u y resquebrajada. J u d a s midió j u s t a m e n t e lo
trágico d e la situación, t e m i e n d o q u e su fin se acercaba. Sólo Dios
TERCERA PARTE
con u n milagro, podía salvarle. D e l pesimismo q u e invadía a los
combatientes, y q u e influía extraordinariamente en sus ánimos se JONATAN, SUCESOR DE JUDAS (0.9,23-12,54)
hace eco el m i s m o autor sagrado.
trono a los seléucidas. Amparado por veteranos generales, Deme- sur, en dirección a Azoto, a quince kilómetros de Jamnia, con el
trio II Nicator partió de Gnido, capital de Caria, y marchóse a Creta. intento de atraer al Macabeo hacia la llanura, donde la caballería
con ánimo de reclutar tropas mercenarias para oponerse al usurpa- podía maniobrar a su gusto. Pero el astuto Apolonio había dejado
dor Alejandro. Logrado su intento, puso al frente de las mismas al emboscados mil caballos para que se abalanzaran contra el ejército
fiel Lestene, desembarcando en las costas de Cilicia, probablemente judío, de camino para Azoto, en busca del enemigo. El lugar donde
en Seleucia, enarbolando la bandera de la rebelión. A Tolemaida, se agazapó la caballería de Apolonio fue acaso el valle Qatra o el
donde residía de ordinario Alejandro, llegó la noticia del levanta- Nahr Skreir, al norte de Azoto. No cayó Jonatán en la trampa, que
miento de Demetrio II y de su desembarco en Cilicia. Sin perder descubrió a tiempo. Se entabló la lucha, logrando Jonatán dar largas
tiempo, Alejandro corrió a Antioquía, confiada al gobierno de Jera- a la batalla con el fin de cansar a la caballería. Por su parte, Simón
ce y Diodoro, para defender la capital de las tropas del invasor. pudo contra la infantería de Apolonio, que se refugió en Azoto, en
Mientras el nuevo pretendiente combatía a Alejandro en la parte el recinto del templo dedicado a Dagón, confiado en que Jonatán
septentrional del imperio, Apolonio marchó contra su aliado del respetaría este lugar sagrado. Era Dagón el dios de los filisteos
sur, Jonatán. Con esta maniobra, el mismo tiempo que imponía si- Que 16,23), a l <3ue representaban con el cuerpo de pez y cabeza de
lencio al general judío, cortaba el paso a Tolomeo, rey de Egipto, nombre. ¿Cómo podía detenerse Jonatán ante un lugar sacrilego,
en caso de que intentara acudir en ayuda de su yerno. donde en otros tiempos fue profanada el arca de la alianza? (1 Sam
5,2). Sin vacilar un momento, arrimó leña a los muros y dio el
Jonatán y Simón, en lucha con Apolonio (10,74-85) templo a las llamas, abrasando a los que en él se habían refugiado.
La mortandad fue espantosa.
74
Cuando Jonatán oyó las bravatas de Apolonio, se llenó de
indignación y, escogiendo diez mil hombres, salió de Jerusalén,
llevando consigo a Simón, su hermano. 75 Acampó frente a Jonatán regresa victorioso (10,86-89)
Jope, que le cerró las puertas, porque había en ella una guar-
nición de Apolonio. Pero la atacaron, 76 y, atemorizados los 86
De allí levantó el campo Jonatán y se vino hacia Ascalón,
ciudadanos, le abrieron las puertas, quedando Jonatán dueño cuyos moradores salieron a recibirle con gran honor. 87 Jona-
de Jope. 77 Así que Apolonio tuvo noticia del suceso, sacó al tán se volvió a Jerusalén con los suyos, cargados de despojos.
88
campo tres mil caballos y una poderosa fuerza de infantería
78
Cuando estos sucesos llegaron a oídos del rey Alejandro, con-
y siguió el camino de Azoto, fingiendo pasar de largo frente cedió nuevos honores a Jonatán, 89 le envió la fíbula de oro,
a Jope; pero se volvió en seguida a la llanura, muy confiado como es costumbre darla a los parientes de los reyes, y le dio
en la numerosa caballería que tenía. Jonatán salió contra él Acarón con todos sus términos en posesión.
hacia Azoto, y se trabó80la lucha. 79 Apolonio había dejado em-
boscados mil caballos. Supo Jonatán la asechanza que detrás Ascalón recibió entusiásticamente al vencedor de Jope y Azoto.
de sí tenía, y, aunque unos y otros cercaron el campo y estu- Alejandro premió el valor y fidelidad de su aliado regalándole una
vieron lanzando flechas contra el pueblo desde la mañana has- hebilla de oro para su manto de púrpura. Le nombró «pariente del
ta la noche, 81 el pueblo se mantuvo firme, según las órdenes
de Jonatán, hasta que la caballería se fatigó. 82 Luego movió rey» y añadió a su jurisdicción la ciudad filistea de Acarón (Jos 13,3),
Simón sus fuerzas y atacó a la falange, y, como la caballería entre Jamnia y Guézer. De esta manera calculaba Alejandro que su
estaba ya agotada, los derrotaron y pusieron en fuga. 83 La ca- frontera meridional estaba en buenas manos, en el caso de que su
ballería se dispersó por la llanura, huyendo hacia Azoto,84y se suegro Tolomeo intentara un ataque, que no se hizo esperar.
refugiaron en el templo de Dagón, su ídolo, para salvarse. Jo-
natán prendió fuego a Azoto y a las ciudades cercanas, se apo-
deró de sus despojos y dio a las llamas el templo de Dagón, Tolomeo, dueño de la costa (11,1-8)
abrasando a los que en él se habían refugiado. 8S El número de
los que perecieron por la espada y por el incendio subió a 1
El rey de Egipto juntó grandes fuerzas, como las arenas del
ocho mil. mar, y muchas naves, con el intento de apoderarse por engaño
del reino de Alejandro y agregarlo a su propio reino. 2 Con
Jonatán acepta el desafío y quiere probar que también en la lla- pretextos de paz se encaminó a Siria, abriéndosele las puertas
nura su ejército es superior. Indignado por las bravatas de Apolo- de las ciudades y saliendo todos a recibirle, pues era orden del
nio, salió de Jerusalén al frente de su ejército y marchó contra Jope. rey Alejandro que le saliesen al encuentro, como a suegro suyo.
3
La ciudad filistea resistióse al principio, pero tuvo que rendirse a Así que Tolomeo entraba en las ciudades, ponía en ellas guar-
Jonatán y a su hermano Simón 6 . En Jamnia, situada a veinte kilóme- niciones. 4 Al entrar en Azoto le enseñaron el templo de Da-
gón incendiado, la ciudad y sus cercanías destruidas, arrojados
tros al sur, se encontraba Apolonio. Al tener éste noticia de la toma en el campo los cadáveres y al borde de los caminos los mon-
de Jope por parte de Jonatán, en vez de atacarle fingió huir hacia el tones de los que habían caído en la batalla. 5 Contáronle lo que
6
S. TOLKOWSKI, The Gateway of Palestine. A History of Jaffa (Londres 1924). había hecho Jonatán, con el fin de hacérsele odioso, pero el rey
callaba. 6 Vino Jonatán al encuentro del rey en Jope con gran
R.-ir;-. , „ « . . , . 1 . 1
1 Macabeos 11 1027
1026 1 Macabeos 11
aparato, se saludaron y durmieron allí. 7 Jonatán le acompañó Demetrio II, Alejandro encontrábase en los montes de Cilicia ocu-
luego8 hasta el río llamado Eleutero, y luego se volvió a Jerusa- pado en sofocar un levantamiento. Los dos ministros suyos, Hiera-
lén. El rey Tolomeo se adueñó de todas las ciudades de la ce y Diodato, no pudiendo hacer frente al ejército de Tolomeo, le
costa hasta Seleucia del mar, meditando perversos planes con- abrieron las puertas de la ciudad y le franquearon el trono de Siria.
tra Alejandro. Gustoso hubiera Tolomeo ceñido la corona de Siria, pero, ante el
temor de Roma, contentóse con anexionar a Egipto Celesiria y Fe-
Tolomeo había protegido a Alejandro Bala en su logrado intento nicia, entregando a Demetrio los otros territorios del imperio sirio.
de ocupar el trono de Siria. A él entregó su hija Cleopatra. En
esta coyuntura en que Alejandro veía amenazado su trono por
el norte y sur, se alegra de que su padre político se dirija a An- Muerte de Alejandro (11,14-19)
tioquía, por contribuir esta visita a elevar su prestigio ante los 14
Hallábase por aquellos días el rey Alejandro en Cilicia
pueblos vecinos. No sospechaba Alejandro que su suegro abrigara por haberse rebelado los de aquellos lugares, 15 cuando oyó
turbios designios; por lo mismo, dio orden de que le salieran al en- que su suegro venía contra él en son de guerra. Tolomeo sacó
cuentro y le recibieran con gran boato. El taimado Tolomeo aprove- su ejército 16y le fue al encuentro con poderosas fuerzas y le puso
chó las facilidades que le daba su yerno para minar su poder y en huida. Huyó Alejandro a la Arabia en busca 17 de refugio,
apoderarse de su reino. En cada ciudad que visitaba dejaba una mientras que el rey Tolomeo quedó triunfante. El árabe
guarnición. En Azoto escuchó sin pestañear el relato de los destrozos Zabdiel cortó la cabeza a Alejandro y se la envió a Tolomeo.
causados a la ciudad por Jonatán, sin pronunciarse en pro o en l8 Tres días más tarde moría el rey Tolomeo, y los suyos que
contra. En secreto concebía Tolomeo el proyecto de tener en Jonatán estaban en las fortalezas, perecían a mano de los moradores de
a un vasallo incondicional. Obedeciendo acaso a órdenes de Alejan- las mismas. 19 Y así reinó Demetrio el año ciento sesenta y siete.
dro, y para granjearse la confianza de Tolomeo, Jonatán acompañó al Nuestro autor no disimula las simpatías que siente por Alejan-
rey egipcio hasta el río Eleutero, al norte de Trípolis y a trescientos dro, por el hecho de haber nombrado a Jonatán sumo sacerdote.
kilómetros de Jope. El astuto Jonatán pudo conjeturar que no todo Por lo mismo, calla el hecho de que Alejandro tuvo que abandonar
era oro de ley en el proceder de Tolomeo, por lo que se despidió de Antioquía precipitadamente, perseguido por las tropas de su suegro,
él en la frontera de Siria superior y regresó a Jerusalén. Aires de buscando refugio en Arabia, en una de las regiones colindantes con
tempestad se cernían sobre el trono de Alejandro y no quiso Jonatán el desierto, en las cercanías de Alepo, la Beqa o Palmira, donde fue
inmiscuirse en cuestiones de familia. asesinado por Zabdiel. Pero Tolomeo debía seguirle en el camino
hacia la sepultura; a consecuencia de una herida recibida en la bata-
lla del río Onoporos (el actual nahr Afrin, al nordeste de Antioquía),
Tolomeo se declara (11,9-13) al tercer día de haber llegado la cabeza de Alejandro a Antioquía,
9
Envió embajadores a Demetrio, diciéndole: «Ven, haga- dejaba de existir. Demetrio II tomó el sobrenombre de Nicanor
mos alianza, y te daré mi hija, la que tiene Alejandro, y reina- por haber ganado la batalla de Onoporos.
rás sobre el reino de tus padres. 10 nMe pesa haberle dado mi
hija, pues ha buscado asesinarme». Y con calumnias procu-
raba hacerle odioso, por codicia de su reino, l 2 Al fin le quitó Entrevista de Demetrio y Jonatán (11,20-28)
la hija y se la dio a Demetrio, rompiendo con Alejandro y ha- 20
ciendo manifiestas sus enemistades. 13 Entró Tolomeo en An- Por aquellos días reunió Jonatán a los hombres de Judea,
tioquía y se ciñó a su cabeza dos coronas: la de Asia y la de para tomar la ciudadela de Jerusalén, contra la cual construyó
Egipto. muchas máquinas de guerra. 2Í Pero algunos de los impíos,
enemigos de su propia nación, se fueron al rey 22y le informaron
Al llegar a Seleucia, puerto de Antioquía, quitóse Tolomeo el de cómo Jonatán tenía asediada la fortaleza. Oído lo cual,
antifaz. Desde allí púsose en comunicación con Demetrio II (10,67), se irritó, y, viniendo a Tolemaida, escribió a Jonatán que le-
vantase el cerco de la ciudadela y viniera a 23su encuentro a toda
que todavía no había llegado a Antioquía, ofreciéndole como espo- prisa, para conferir con él en Tolemaida. Recibido el men-
sa su hija Cleopatra Tea. Esta, que hasta entonces fue mujer de saje, Jonatán ordenó continuar el asedio, y se rodeó de algunos
Alejandro Bala (10,58), habíase fugado de Antioquía para salir al en- ancianos de Israel y sacerdotes, y resolvió aventurarse al peli-
cuentro de su padre en Seleucia. Como pretexto para retirar su con- gro. 24 Tomando consigo plata, oro, un vestido y otros muchos
fianza a Alejandro alega Tolomeo el designio de éste de asesinarle. presentes,25 fue a ver al rey a Tolemaida, hallando en él buena
Cuenta Flavio Josefo que, durante su marcha triunfal por las ciuda- acogida, no obstante que algunos impíos de su nación le acu-
des de la costa, al llegar a Tolemaida fue objeto de un atentado por saban. 26 Hizo el rey según lo que habían hecho sus antecesores,
honrándole en presencia de todos sus enemigos. 27 Le confirmó
parte de Ammonio, favorito de Alejandro. Al negarse éste a entregar en el sacerdocio y en cuantos honores tenía de antes, y le hizo
al culpable, se encendió la ira de su suegro Tolomeo. inscribir en el número de sus primeros amigos. 28 Jonatán soli-
Jyfientras Tolomeo se apoderaba de Antioquía, y pactaba con
1028 1 Macabeos 11 1 Macabeos 11 1029
citó del rey que hiciese libres de tributos la Judea y las tres
toparquías de Samaría, prometiéndole, en cambio, trescientos Maniobras de Tritón (11,38-40)
talentos. 38
Viendo el rey Demetrio que había llegado a dominar el
Jonatán estaba al margen de las luchas por el trono de Siria. reino y nadie se le oponía, disolvió su ejército, enviándolo a
Amparándose en las promesas que le hizo Demetrio I (10,32), Jo- sus casas, excepto las fuerzas extranjeras que había reclutado
natán cercó la ciudadela de Jerusalén con ánimo de acabar con ella. en las islas de las gentes. Esto le atrajo la enemiga de cuantos
Durante el asedio llegaron noticias de la muerte de su aliado Ale- habían pertenecido al ejército de sus padres. 59 Trifón, que ha-
bía sido antes de los parciales de Alejandro, cuando vio que las
jandro y de la subida al trono de Demetrio II. Los judíos apóstatas tropas murmuraban contra Demetrio, se dirigió al árabe Emal-
quisieron sacar provecho de la situación acusando a Jonatán. Deme- cue, que criaba a Antíoco, hijo de Alejandro, niño todavía,
trio, alarmado, desplazóse a Tolemaida y llamó a cuentas al jefe 40 apremiándole para que se lo entregase, a fin de sentarlo en
judío, ordenándole, entre tanto, levantara el cerco de la ciudadela. el trono de su padre. Le comunicó cuanto había hecho Deme-
Jonatán, rodeado de un grupo de ancianos y sacerdotes, marchó a trio y el descontento de su ejército contra él, y permaneció
Tolemaida. Su nobleza y los presentes que hizo al rey en señal de allí bastantes días.
vasallaje cambiaron el corazón del monarca. A ambos sería más pro-
vechosa una política de acercamiento que el fragor de las guerras. El erario real estaba en crisis. Para remediar la situación econó-
mica disolvió Demetrio su ejército, exceptuando las fuerzas prove-
nientes de las islas de las gentes (Gen 10,5.32; Sof 2,11), principal-
Carta de Demetrio (11,29-37) mente de Greta (10,67). Esta medida le indispuso con los soldados
29 que le habían apoyado con tanto entusiasmo 2 . A ello se juntó la
Asintió el rey, y de todas estas cosas escribió a Jonatán una
carta del tenor siguiente: 30 «El rey Demetrio a Jonatán, su her- conducta de Lástenes, «hombre sin religión y sin conciencia, que
mano, y a la nación de los judíos, salud. 31 Os enviamos, para obligó a su señor a realizar los actos más indignos» 3 . Trifón, nacido
que de ello os informéis, copia de la carta que hemos escrito a en Gasiana, distrito de Apamea, general que fue de Alejandro, al
Lástenes, nuestro pariente, acerca de 33
vosotros: 32 El rey De- darse cuenta del descontento que cundía entre los soldados que
metrio a Lástenes, su padre, salud. Hemos resuelto favore- habían sido licenciados, fue a entrevistarse con el árabe Emalcue,
cer a la nación de los judíos, nuestros amigos, que nos han sido apremiándole para que le entregara a Antíoco, el hijo de Alejandro
fieles. 34 Les confirmamos, pues, la posesión de los territorios (11,54). De I a situación tambaleante de Siria diose perfecta cuenta
de la Judea y de los tres distritos de Aferema, Lida y Ramata,
que fueron desprendidos de Samaría e incorporados a Judea. Jonatán, quien trató de sacar el mejor partido de ella.
Todos los sacrificadores de Jerusalén quedan exentos del tri-
buto que el rey recibía antes de ellos cada año, de los frutos del
campo y de los árboles. 35 Igualmente los restantes tributos que Soldados judíos en Antioquía (11,41-51)
nos pagaban, de los diezmos, de 36 las salinas y de las coronas,
que nos pertenecen, desde ahora se los condonamos todos, •*i Entre tanto, envió Jonatán al rey una súplica para que re-
y serán anulados desde ahora para siempre. 37 Así, pues, haced tirase la guarnición de la ciudadela de 42Jerusalén y de las otras
una copia de este decreto y entregádsela a Jonatán para que fortalezas, porque hostigaban a Israel. Respondió Demetrio
se deposite en el monte santo y en lugar visible». a Jonatán, diciéndole: «No sólo esto te haré a ti y a tu pueblo,
sino que os colmaré de honores cuando llegue la ocasión pro-
Para dar curso oficial a los tratados de paz concertados entre picia. 43 Por el momento me harías un gran favor enviándome
algunas tropas auxiliares, porque mi ejército está disuelto».
Demetrio y Jonatán escribió aquél una carta a Lástenes, el general 44
Accedió Jonatán, mandándole a Antioquía tres mil45hombres
de Greta que le había ayudado en la conquista de Siria, y que go- escogidos, de cuya llegada se alegró mucho el rey. Amoti-
zaba ahora de su máxima confianza 1. Es posible que la carta fuera náronse contra él los de la ciudad, en número de ciento veinte
entregada a Jonatán durante su permanencia en Tolemaida y que la mil, pretendiendo matarle. 46 Se recluyó él en su palacio, mien-
llevara consigo a Jerusalén para darla a conocer al pueblo. Demetrio tras los ciudadanos ocupaban las calles de la ciudad y comenza-
se muestra generoso con los judíos. Pero, comparando esta carta ban el asalto. 47 Llamó el rey en su auxilio a los48judíos, que acu-
con el decreto de Demetrio (10,28-45), se observa la omisión del dieron luego, se distribuyeron por la ciudad, mataron aquel
día hasta cien mil hombres, incendiaron la ciudad y la saquea-
calificativo de ciudad sagrada que se otorgaba a Jerusalén y la de ron. Así libraron al rey. 49 Cuando vieron los de la ciudad que
otros privilegios. Hay necesariamente una gran diferencia entre las los judíos eran dueños de ella a su arbitrio,50 perdieron el ánimo,
concesiones arrancadas en circunstancias críticas y las que se otor- y, suplicantes, clamaron al rey, diciendo. «Perdónanos y haz
gan por un rey que domina la situación y que regula sus liberalida- que cesen ya los judíos de combatir contra nosotros y contra
des conforme a la medida de su política.
2 J U S T I N O , 35,2,3-
1
DlODORO, 33,4. 3 D I O D O R O , 33,4; JUSTINO, 36,1.
1030 1 Macabeos 11 1 Macabeos 11 1031
la ciudad». 51 Y depusieron las armas e hicieron la paz. Los ju-
díos adquirieron grande gloria ante el rey y ante todo su reino Antíoco VI Dionisios y Jonatán (11,57-59)
y volvieron a Jerusalén cargados de botín. 57
Antíoco el joven escribió a Jonatán, diciéndole: «Yo te
L a ciudadela de Jerusalén era u n a espina clavada en el corazón confirmo en el sumo sacerdocio y te constituyo sobre las cua-
del judaismo. Jonatán, especulando sobre el estado de descomposi- tro ciudades, y serás de los amigos del rey». 58 Y le envió vajilla
ción del ejército sirio, pide a Demetrio que retire la guarnición del de oro, dándole el derecho de beber en vaso de oro, de vestir
Acra y de todas las fortalezas de la línea Báquides (9,50-51). Tres púrpura y llevar la fíbula de oro. 59 A Simón, su hermano, le
mil soldados judíos de exportación llegaron a Antioquía en un mo- instituyó general, desde la Escalera de Tiro hasta los confines
de Egipto.
mento crucial. La suerte, en un principio, fue adversa a los judíos,
que combatían en calidad de «tropas extranjeras» 4 al lado de las El joven rey escribe lacónicamente a Jonatán, diciéndole que le
fuerzas adictas al monarca. Soldados indígenas y extranjeros logra- confirmaba en el cargo de sumo sacerdote y le constituía sobre las
ron romper el cinturón de la masa que se atrepellaba para asaltar cuatro ciudades y le aseguraba la amistad real. Llama la atención el
el palacio real. Los soldados pasaron a la ofensiva, matando hasta número cuatro, cuando anteriormente se ha hablado de tres, que pa-
cien mil hombres, cifra que acaso el mismo autor conceptuaba como saron al dominio de Jonatán (10,30.38; 11,28). Probablemente la
aproximada o como medio hiperbólico para expresar la idea de que cuarta ciudad era Acarón (10,89) o Acrábata (5,3). No se olvidó de
hubo una carnicería espantosa. Los soldados judíos regresaron vic- honrar a Simón, nombrándole general de la región comprendida
toriosos a Jerusalén, cargados de botín (9,40; 10,87) Y aureolados
entre el actual Ras en-Naqura, al norte, hasta el llamado torrente
con la fama de haber conseguido una relevante victoria.
de Egipto, o wadi el-Aris, en el sur.
1 Prime linee di storia della tradizione maccabaica (Roma 1930) 141-151. S. SCHULLER,
Some Problems connected with the supposed Common Ancestry ofjew and Spartans: «The Journal
of Semitic Studies», 1 (1950) 257-268.
1036 1 Macabeos 12 1 Macabeos 13 1037
Traición de Tritón (12,39-47)
39 CUARTA PARTE
Trataba Trifón de apoderarse del reino de Asia y ce-
ñirse la diadema, quitando de en medio al rey Antíoco. 40 Pero
temiendo que se le opusiera Jonatán y le hiciera la guerra, SIMÓN, PRINCIPE DEL PUEBLO JUDIO (c.13-16)
buscaba un medio de apoderarse de éi y darle muerte. Con
este propósito se puso en camino de Betsán. 41 Salióle al en-
cuentro Jonatán con cuarenta mil hombres escogidos para Simón arenga a los judíos (13,1-9)
la lucha, y llegó a Betsán. 42 Cuando Trifón vio que 43Jo- 1 Oyó Simón que había reunido Trifón un poderoso ejército
natán venía con tanta fuerza, temió poner manos en él, le para venir contra la tierra de Judá y aplastarla, 2 y, viendo al
acogió muy honrosamente, le presentó a todos sus amigos y pueblo lleno de espanto y de temor, subió a Jerusalén y reunió
le hizo muchos obsequios, ordenando a su ejército que le al pueblo. 3 Los alentó, diciendo: «Ya sabéis lo que yo, mis her-
obedeciese como a él mismo. 44 Dijo luego a Jonatán: «¿Por manos y la casa de mi padre hemos hecho por las leyes y el
qué molestar a todo el pueblo, no habiendo guerra entre santuario, las guerras y las angustias que hemos soportado.
nosotros ? 45 Mándalos a sus casas, dejando contigo unos cuantos 4
Por esta causa, que es la de 5Israel, dieron la vida todos mis
que te acompañen, y vente conmigo a Tolemaida. Te la entre- hermanos, quedando yo solo. No quiera el cielo que en esta
garé con las demás fortalezas y pondré a tus órdenes el resto hora de tribulación rehuya el peligro por amor de la vida, que
del ejército y los oficiales del rey. Hecho esto, yo me volve- no valgo yo más que mis hermanos, 6 antes tomaré la defensa
ré, que sólo para eso he venido». 46 Diole fe Jonatán e hizo de la nación y del santuario, de nuestras mujeres e hijos, ahora
según le decía, licenciando su ejército, que se volvió a la tierra que, llevadas 7del odio, se han juntado todas las naciones para
de Judá. 47 Sólo se reservó tres mil hombres, de los que dejó aplastarnos». Se enardeció el pueblo al oír estas palabras, 8 y
dos mil en Galilea, llevándose consigo sólo mil. a grandes voces respondió, diciendo: «Sé nuestro caudillo en
El ambicioso Trifón quiso a todo trance escalar el trono de Siria. lugar de Judas y de Jonatán, tu hermano. 9 Combate nuestras
batallas; cuanto nos digas lo haremos».
La personalidad relevante de Jonatán le era un estorbo serio para
realizar sus sueños de grandeza. Maquinó entonces la manera de Simón era un guerrero. Mientras Judas luchaba en Gaulan, Si-
quitarlo de en medio. De Siria bajó a Galilea y acampó en Bet- món conducía las tropas de Galilea a Jerusalén (5,20-23); en Má-
sán (5,52). A la noticia de la llegada de Trifón salióle Jonatán al daba vengaba la muerte de su hermano Juan (9,37.67); ayudó a su
encuentro llevando un numeroso ejército, que redujo a petición de hermano Jonatán en Azoto (10,74-83); expugnó la fortaleza de
Trifón. Jonatán cayó en la trampa, halagado, además, por la pro- Betsur (11,65-66), etc. Simón salió de Adida (12,38) y marchó a
mesa de Trifón de entregarle Tolemaida y otras plazas fuertes de Jerusalén para levantar la moral del pueblo. La muchedumbre
Galilea. prorrumpe en gritos de aprobación, declarándolo caudillo (egoúme-
nos) suyo en lugar de Jonatán. De la dignidad de sumo pontífice
Tolemaida, tumba de Jonatán (12,48-53) no se dice una palabra.
48
En cuanto Jonatán entró en Tolemaida, los tolemenses ce-
rraron las puertas, le prendieron a él, y a los que le acompa- Primeros encuentros (13,10-13)
ñaban los asesinaron. 49 Luego Trifón envió su ejército y su 10
caballería a la Galilea y a la gran llanura para aniquilar a todos Juntando todos los hombres de guerra, se dio prisa a con-
los parciales de Jonatán. 50 Supieron que había sido preso y cluir losn muros de Jerusalén, que quedó fortificada toda en de-
muerto Jonatán y los que le acompañaban, y unos a otros se rredor. Envió a Jonatás, hijo de Absalón, con bastante fuer-
animaron para salir a campaña para combatir. 51 Al ver sus za a Jope, que echó de allí a los que la guarnecían, quedándose
perseguidores cuan resueltos estaban a luchar por su vida, se en ella. 12 Trifón salió de Tolemaida con un poderoso ejército,
volvieron. 52 Se fueron sin ser molestados a la tierra de Judá y para invadir la Judea, llevando consigo a Jonatán preso. 13 Si-
lloraron a Jonatán y a los suyos, temiendo mucho por sí. Todo món acampó en Adida, frente a la llanura.
Israel hizo gran duelo. 53 Entonces todas las naciones vecinas
se propusieron aniquilarlos, diciéndose: «Ya no tienen caudillo Las amenazas de Trifón hiciéronse efectivas. Jope, junto al mar,
que los proteja; luchemos, pues, contra ellos y borremos su era una plaza fuerte estratégica contra la amenaza de Trifón desde
memoria de entre los hombres». Tolemaida. Allá fue un tal Jonatás, hijo de Absalón. Se cree que
era hermano de Matatías, hijo de Absalón, de que se habla en 11,70.
Tolemaida era ambicionada por los judíos a causa de su posición Jope (10,76) no sentía ninguna simpatía por los Macabeos (2 Mac
y como puerto de mar. Demetrio se lo había prometido antes (10,39), 12,3-7). Jonatán habíase apoderado de la ciudad, establecinedo allí
por lo que Jonatán veía ahora realizados los sueños de sus conna- la guarnición judía (12,13) y algunos comerciantes. Desde este
cionales. A la noticia de la desaparición de Jonatán levantaron ca- momento, Jope perteneció a Israel hasta los días de Pompeyo
beza los enemigos, que pensaban acabar con Israel. Pero quedaba (63 a. C ) . Esta hazaña se recuerda en el elogio de Simón (14,5)
todavía un caudillo de la madera de los Macabeos: Simón. y en el elenco de sus glorias,
1038 1 Macabeos 13 1 Macabeos 13 1039
Carácter histórico del libro mismo concepto de la historia que el autor del primer libro? Ate-
niéndonos a su propio testimonio (2,20-33), no entra en sus desig-
Pocos historiadores le reconocen un fondo histórico superior al nios la investigación histórica, de cuya labor hace responsable a
I de los Macabeos (NIESE, SCHLATTER); muchos lo rebajan o niegan Jasón de Cirene. Cree que éste es un historiador, prestándole su
totalmente (WELLHAUSEN, KOSTERS, LODS, OESTERLEY). El valor confianza y tomándose la enojosa tarea de resumirlo. Los hechos
histórico del libro, escribe Lods, es muy precario. Aparece claro narrados de manera patética por Jasón son para nuestro autor sus-
que la finalidad del narrador no es la de destruir, sino la de edificar tancialmente históricos. Pero no pudo el hagiógrafo reproducir en
(l.c., 888). Otros encuentran errores históricos en el libro, sobre su epítome todo lo que escribió Jasón. De la inmensa selva de datos
todo en aquellos pasajes que contradicen las noticias contenidas en escogió algunos, que desgajó de su contexto y colocó en otro nuevo,
el I de los Macabeos. No pocos suponen que el autor ha sacrificado poniéndolo todo al servicio de sus puntos de vista personales.
la historia al fin religioso. Las diferencias entre ambos libros de los Ahora bien, este desplazamiento puede dar la impresión de que
Macabeos existen, pero no son irreductibles. Las mismas deben con- el libro es menos histórico en parangón con el I de los Macabeos.
siderarse bajo la misma perspectiva que los lugares paralelos de los Las mismas indicaciones temporales: «tres años después», «en la
libros de los Reyes y de las Crónicas, del Evangelio de San Juan y misma época», etc., pueden proceder de Jasón o del que resume
de los sinópticos. su obra. En el primer caso pueden no tener ninguna relación con
La composición de ambos libros es independiente. Sus puntos lo que precede; en el segundo revisten un sentido impreciso, vago.
de contacto se explican por los hechos mismos y por su sucesión Esta despreocupación cronológica no impide que, dada la ocasión,
en la realidad. Las divergencias principales afectan a la disposición se transcriba un documento y se indique con precisión un hecho
cronológica. Además, débese tener en cuenta que la era seléucida determinado. Pero, dada su poca afición a la acribia histórica, cabe
no era uniforme en todas partes. Como es sabido, empieza el suponer que la inmensa mayoría de las indicaciones cronológicas
año 312 antes de Cristo, con la conquista de Babilonia por Seleuco. que figuran en el libro son obra de Jasón.
En Siria y Occidente, el año seléucida empezaba el mes de Tishri Pero, aunque no quiera el autor comportarse como historiador,
(septiembre-octubre), esto es, el año 312. En Babilonia empezaba su libro tiene gran valor histórico. Su carácter parenético-religioso
con el mes de Nisán (marzo-abril), esto es, el año 311, de lo que es compatible con la verdad de los hechos. Su libro puede entrar
se originaba la diferencia de un año. Es muy probable que Seleuco, en la clasificación de relato histórico edificante, presentado de ma-
personalmente, fijara el primer año de su gobierno al principio nera retórica y poética con el fin de agradar. En la narración se
del año macedónico, que coincidía con el otoño de 312 antes de hace hincapié sobre hechos históricos particulares. Al efecto paté-
Cristo. tico pertenece el juicio que el autor hace de los mismos, que está
¿Qué sistema emplean los autores de los libros de los Macabeos ? siempre en relación con el judaismo ortodoxo. Para el autor Israel
Según Kugler, Meyer, Niese, Lagrange, Grandclaudon, empiezan ocupa el centro de la historia y todos los pueblos de la tierra tienen
a contar a partir del año 312; otros exegetas son de parecer contrario. fijos sus ojos sobre este diminuto territorio. Las manifestaciones
Bickermann y Abel admiten que el autor del II de los Macabeos divinas (11,8; 12,22; 15,12-16, etc.), que, según el prólogo (2,22),
parte del año 312, y el del libro I del año 311. Finalmente, Vaccari se encontraban consignadas en la obra de Jasón, entran de lleno
admite dos cómputos: el que se empleaba para reseñar hechos pro- en el género patético. Era éste el estilo que preferían ciertos histo-
fanos, que partía del año 312, y el usado para señalar los hechos riadores helenistas, tales como Teopompo de Chios, Clitarco de
pertenecientes al judaismo, partiendo del año 311. Según el P. Abel, Alejandría, Filarco de Naucratis. En tales escritos se ponía de relieve
los documentos del c u de nuestro libro están fechados según la la intervención visible de Dios en el curso de los acontecimientos,
época del i.° de octubre de 312, que va desde el i.° de octubre complaciéndose en narrar apariciones maravillosas. Se conocen li-
del año 165 al 30 de septiembre de 164. La campaña de Lisias bros enteros escritos a este propósito, como el que lleva por título
Eupator (i3,iss) debe colocarse en el verano de 163, un año antes En torno a la aparición de Júpiter, de Filarco, o Apariciones de Apolo,
de la fecha verdadera, porque el epitomador fijó la muerte de de Itros de Pafo 7 .
Antíoco el año 148, que coincide con el advenimiento de su hijo. En el género patético se manipulaban los números con gran liber-
Por lo mismo reduce a dos años (10,3) los tres que separan esta tad, dándoles un significado simbólico y poniéndoles al servicio de
fecha de la profanación del templo. Demetrio llegó a Siria el año 151 la idea dominante del libro o de una sección determinada. Lo que
seléucida, que va desde octubre de 162 hasta septiembre del 161 a nosotros nos parece un despropósito o una cifra exagerada a todas
(l.c, 19). Seguimos el cómputo establecido por Abel. luces no lo era para el lector antiguo que conocía la función de los
Antes de hablar de errores en el texto conviene determinar números en el texto. Jasón se inspiró también en este punto sobre
exactamente qué sistema cronológico utilizó el autor sagrado. Pode-
7
mos todavía preguntar: ¿Entraba en la mente del autor sagrado la F . JACOBY, Die Fragmente der griechischen Historiker II (Berlín 1926) 161. U n florile-
gio d e apariciones y milagros e n los autores griegos y latinos paganos se encuentra e n la obra
preocupación cronológica de los hechos que refería? ¿Tenía el de J. OBSEQUENS Ab armo Urbh conditae CV prodigiorum líber (Leipzig 1910).
Biblia comentada 2 34
Introducción a 2 Macabeos 10S9
1058 Introducción a 2 Macabeos
del libro nos hallamos ante u n a apología del t e m p l o de Jerusalén.
la tradición p o p u l a r q u e se complacía en p o n e r en evidencia el
U n a de las cartas q u e a b r e n el libro tiene como finalidad inducir
numerosísimo ejército enemigo vencido p o r unos pocos fervientes
a los j u d í o s de Egipto a celebrar la fiesta de la Dedicación del
yahvistas. D e la tradición popular, dice K n a b e n b a u e r , p r o c e d e n
gran p a r t e de las informaciones sobre las gestas q u e el autor narra, T e m p l o (1,9). Para ello, el autor hace u n a exposición sabia sobre
y q u e se apoyan sobre u n r u m o r popular ( l . c , 19). L a obra de Jasón, su origen y sobre el carácter sobrenatural del fuego del altar del
escribe Bellet, p u e d e encuadrarse en el género de los logoi de la santuario de Jerusalén. L a segunda carta (1,10-17) e s u n anuncio
historia de H e r ó d o t o . Si n o existe inconveniente en clasificar la obra gozoso de la m u e r t e del mayor enemigo del templo, Antíoco Epifa-
de Jasón d e n t r o de este género, n o lo h a b r á t a m p o c o en extender al nes. A lo largo de las secciones q u e se distinguen en el libro, q u e
r e s u m e n las m i s m a s características. C o n ello n o se p o n e en tela d e corresponde, según dejamos anotado, a los cinco libros de Jasón, se
juicio la veracidad de la Biblia, ya q u e el autor sagrado no r e s p o n d e esfuerza el autor p o r comunicar a sus lectores el entusiasmo y d e v o -
de la objetividad de hechos retransmitidos p o r fuentes de información ción q u e él profesa hacia el t e m p l o . E s t e lugar era santo e inviola-
defectuosas. L a obra de Jasón era conforme al estilo de su época y ble en t i e m p o s de Onías. Heliodoro intentó profanarlo, pero t e r m i n ó
le pareció bien escribirla al estilo histórico de su t i e m p o . T e n í a ofreciendo u n sacrificio al Señor (3,1-40). G e n t e s malvadas explo-
derecho a obrar así y los judíos entusiasmábanse en su lectura, taron el t e m p l o para sus intereses particulares; Antíoco lo profanó.
destinada a d e m o s t r a r la acción de Dios sobre su pueblo fiel. El L a cólera de Dios dejóse sentir sobre Israel, cuyos pecados expían
epitomador, concluye Bellet, hizo u n r e s u m e n de la obra de Jasón Eleazar y los siete h e r m a n o s M a c a b e o s con su m u e r t e (4,1-7,42).
p o r considerar aquélla como libro útil. A l emitir su juicio y al Dios mira propicio a Israel. El monarca impío es castigado p o r Dios
p o n e r en práctica su intento, fue asistido p o r u n a inspiración divina, con una m u e r t e espantosa. J u d a s M a c a b e o purifica el t e m p l o e
de m o d o q u e su obra convirtióse en libro inspirado, sin dejar p o r instituye la fiesta de la Dedicación (8,1-10,9). J u d a s asegura q u e
ello de presentar los m o d o s de decir y n a r r a r propios de la histo- el t e m p l o será defendido (10,10-13,26). O t r o peligro es conjurado;
riografía patética 8 . Alcimo, a pesar de haberse n o m b r a d o s u m o sacerdote, n o ejerce
sus funciones en el t e m p l o . Nicanor, otro émulo de Antíoco, es
A l estilo patético corresponden t a m b i é n los epítetos violentos
castigado con m u e r t e afrentosa (14,1-15,37). E n t o r n o a esta idea
q u e a m e n u d o salen de la p l u m a del autor, los contrastes sagaz-
m e n t e planeados, las reflexiones q u e esmaltan su narración sobre el central giran las cinco secciones del libro, q u e bien p u e d e n consi-
alcance de los acontecimientos. E s difícil establecer el límite entre derarse como cinco discursos, cuya finalidad es convencer y c o m u -
la historia y el estilo retórico empleado. Lefévre ( D B S 606) opina nicar su entusiasmo por el t e m p l o . C a d a discurso es u n d r a m a con
q u e Jasón se coloca de parte de la historia; el epitomador, en c a m - tres personajes: el j u d í o piadoso (Onías, los mártires, J u d a s y los
bio, escoge el arte oratorio. Jasón se interesaba por los lugares suyos); los j u d í o s apóstatas (Simón, Jasón, Menelao, Alcimo); los
geográficos y por las fechas exactas; al e p i t o m a d o r n o interesan gentiles (Heliodoro, Epifanes, E u p a t o r , Lisias, Nicanor). C a d a per-
estos datos, como lo d e m u e s t r a el hecho de colocar sucesos en con- sonaje d e b e proclamar a su m a n e r a la santidad del t e m p l o . El libro
textos en q u e n o tienen sentido alguno (12,10). F i n a l m e n t e , sería se cierra con la m u e r t e de Nicanor. Su brazo fue colgado enfrente
vano buscar en esta historiografía griega formada en la escuela d e del t e m p l o . «Y todos, levantando sus ojos al cielo, bendecían al
los retóricos la exactitud q u e reclama la crítica histórica m o d e r n a 9 . Señor, diciendo: Bendito el q u e ha conservado p u r o este lugar»
Cicerón definió la historiografía patética diciendo: «patheticon, q u o (15,33-34) 10 -
p e r t u r b a n t u r animi et concitantur» (Brutus 11,42). A ñ a d í a él q u e
Plan de la obra
a los retóricos les era lícito «ementiri in historiis» para q u e su n a r r a -
ción resultara más a m e n a y sugestiva. L a idea del t e m p l o d e t e r m i n a la estructura del libro, q u e p u e d e
dividirse en dos grandes partes: i . a H e c h o s acaecidos antes de la
Finalidad del autor sagrado restauración del santuario (3,1-10,9). 2 . a Acontecimientos posterio-
Para n u e s t r o autor, la historia no es u n fin, sino u n medio. L a res a esta fecha (10,10-15,37).
gran copia de hechos históricos del libro de Jasón se r e d u c e n a u n o s Introducción (1,1-2,19). A la obra preceden dos cartas d e los
pocos q u e el a u t o r enjuicia desde el p u n t o de vista nacional y reli- j u d í o s de Jerusalén a los de Egipto. E n la p r i m e r a (1,1-9.18-2,18)
gioso. Cabe al designio general d e ilustrar a los judíos d e habla les invitan a celebrar la fiesta de la Dedicación. Se extienden a con-
griega sobre las glorias del p u e b l o escogido y acrecentar su fe en tinuación en consideraciones sobre el origen de la misma, santidad
los destinos providenciales d e la historia, el autor fija preferente- del fuego empleado en los sacrificios del t e m p l o (1,18-36), destino
m e n t e su atención en los destinos del t e m p l o . D e u n cabo al otro del arca de la alianza (2,1-12), biblioteca de N e h e m í a s y de J u d a s
3
(2,13-15). E n otra, m á s corta, se refieren los r u m o r e s q u e circula-
P. BELLET, El génre literari del II llibre deis Macabeus: «Miscellania Bíblica B. Ubach» b a n sobre la m u e r t e de Antíoco Epifanes (1,10-17).
(Montserrat 1953) 14; V. HAMP, Cenus litterarium in Wunderberichten: «Miscelánea Bíblica
A. Fernández», EE 34 (1960) 361-366; M. ADINOLFI, Eloquenza e patetismo ne¡ ¡I libro dei
Maccabei: «Rivista Bíblica», 10 (1962) 18-31. 10
9 Véase LEFÉVRE, Macchabées (livres des): DBS 605-606.
La Bible de Jérusalem (París 1948) 16,
1060 Introducción a 2 Mácateos Inlroducción a 2 Macabeos 1061
Prólogo del autor (2,20-33), en el que se dan noticias sobre el pongamos que el texto pueda interpretarse de la siguiente manera:
contenido y naturaleza del libro de Jasón y de las finalidades y «Al principio de la creación por Dios de los cielos y de la tierra,
método de trabajo que ha seguido el autor al resumirlo. y (cuando) en la tierra reinaba la confusión y el desorden, y las
tinieblas cubrían la superficie del océano primordial..., dijo entonces
Dios: «que sea la luz». Aun en este supuesto, con la introducción
PRIMERA PARTE: HECHOS ANTERIORES A LA PURIFICACIÓN (3,1-10,8)
en el texto de la trascendental palabra bereshit, en el principio,
a) Durante el reinado de Seleuco (3,1-4,6): 1) Traición de Si- cubre el autor sagrado la infranqueable zanja existente entre la
món (3,1-6). 2) Misión de Heliodoro (3,7-40). 3) Onías acusa a eternidad de Dios y la temporalidad «de los cielos y de la tierra».
Simón (4,1-6). El autor sagrado ha reconocido el «existir eterno» como nota esen-
b) Persecución de Antíoco Epifanes (4,7-7,42): 1) Jasón, sumo cial exclusiva de Dios, y, por lo mismo, lo ha enfrentado clara e
sacerdote (4,7-22). 2) Le sucede Menelao (4,23-29). 3) Muere impresionantemente a todo otro ser que fue creado por Dios «en
Onías (4,30-38). 4) Lisímaco y Menelao (4,39-50). 5) Arrecia la el principio». Para el autor bíblico no hay lugar para la materia
persecución (5,1-10). 6) Profanación del templo (5,11-27). 7) Edicto cósmica eterna e increada junto a Aquel que en el principio creó
de apostasía (6,1-17). 8) Martirio de Eleazar (6,18-31). 9) Mueren los cielos y la tierra. El escritor sagrado ha concebido consciente-
los siete hermanos Macabeos (7,1-42). mente a Dios como el «único eternamente existente» y creador de
c) Triunfo del judaismo (8,1-10,9): 1) Primeras victorias de todo otro ser H. Cualquiera duda que podía existir sobre el sentido
Judas Macabeo (8,1-7). 2 ) Derrota de Nicanor (8,8-36). 3) Muerte de Gen 1,1 se disipa con el mencionado texto de nuestro libro.
de Antíoco Epifanes (9,1-29). 4) Purificación del templo (10,1-9). Otra doctrina peculiar de nuestro autor se refiere a la providen-
cia divina. En sus manos tiene Dios las riendas del universo y dis-
pone los acontecimientos de la historia según su beneplácito. A los
SEGUNDA PARTE: SUCESOS POSTERIORES A LA PURIFICACIÓN
gentiles y profanadores del templo los castiga y tiene providencia
(10,9-15,37)
de Israel y de su templo. Pero esto no autoriza a los judíos a dor-
a) Judas lucha contra los pueblos vecinos (10,10-13,26): 1) Vic- mirse sobre sus laureles y confiar en la incolumidad del santuario,
toria sobre los idumeos (10,10-23). 2) Derrota de Timoteo (10, «porque no eligió el Señor la nación por el lugar, sino el lugar por
24-38). 3) Primera expedición de Lisias (11,1-15). 4) Documentos la nación» (5,19). Por los pecados de los moradores de Jerusalén
para la paz (11,16-38). 5) Ataques a Jope y a Jamnia (12,1-9). había permitido Dios el desacato de Antíoco contra el templo (5,17);
6) Expedición contra Timoteo (12,10-31). 7) Derrota de Gorgias en caso de estar limpios de todo pecado hubiera castigado la inso-
(12,32-37). 8) Sacrificio por los muertos (12,38-46). 9) Muerte lencia del monarca seléucida, como hizo antes con Heliodoro (3,24ss).
de Menelao (13,1-7). 10) Tratado de paz (13,8-26). En el libro aparece visible la idea del pacto. Ninguna necesidad
b) Lucha contra Demetrio I (14,1-15,36): 1) Misión de Nicanor tenía Dios de pactar con Israel, pero su bondad le impulsó a ha-
(14,1-4). 2) Amistad entre Nicanor y Judas (14,15-25). 3) Inter- cerlo. Dios, que «de nada necesita», ha tenido a bien establecer
vención de Alcimo (14,26-36). 4) Suicidio de Radas (14,37-46). el templo en medio de Israel (14,35). Signo externo de esta alianza
5) Victoria sobre Nicanor (15,1-37). es el santuario de Jerusalén. Dios nunca ha sido infiel a lo pactado.
Epílogo del autor sagrado (15,38-40). Cuando parece que no presta interés a su pueblo o al santuario, es
porque la otra parte firmante del pacto no cumple lo estipulado.
Doctrina religiosa De ahí el interés de Judas, el héroe predilecto del autor, de que
Basta hojear las páginas del libro para convencerse de su ca- entre los soldados no haya impureza ni pecado. En el supuesto de
rácter eminentemente religioso. Al revés del libro I de los Maca- estar limpios espiritualmente, Dios no faltará a su promesa, luchará
beos, el II nombra muchas veces y de manera explícita el santo junto a ellos y no dará ocasión a que los profanos o su mismo pueblo
nombre de Dios. Yahvé es el Dios de Israel; el Dios que en un le culpen de infidelidad al pacto de la alianza (8,15).
tiempo estableció un pacto con su pueblo predilecto. En el libro
se repite la idea de que Dios es creador de todo cuanto existe (7,23). Angeles
El pasaje 7,28 es el texto viejotestamentario en el que con mayor Tiene Dios a su servicio agentes que ejecutan sus órdenes.
fuerza y claridad se preconiza la verdad religiosa de que Dios creó Cuando Heliodoro estaba para perpetrar su crimen, se le apareció
lo que existe de lo que antes no era (ouk efe ónton epóiesen táuta un jinete terrible, armado de armadura de oro. Otros dos jóvenes
o theós). Ya en el primer verso de la Biblia se encuentra en germen fuertes y misteriosos completaron la obra que había empezado
esta verdad. Por un momento concedemos beligerancia a la hipó- aquél (3,25-26). En 2,21 dice el autor que en la obra de Jasón se
tesis que interpreta el primer versículo de la Biblia en el sentido hablaba de apariciones celestiales, o sea, de personajes misteriosos
de que allí se habla explícitamente de la creación segunda, y sólo 11
H. JUNKER, Die theulogische Chaosvorstdlung in der biblischen Schopfungsge-ichichte:
de manera implícita de la creación primera, o sea, de la nada. Su- «Mélanges A. Robert», 37.
1062 Introducción a 2 Macabeos Introducción a 2 Macabeos 1063
que combatían por el triunfo del judaismo. A veces eran visibles vez se deja el mundo para entrar en la eternidad. Con términos
al enemigo (10,29), como en el caso de «los cinco varones resplan- claros se habla en nuestro libro de la suerte reservada a los justos
decientes, montados en caballos con frenos de oro» (10,29), 1 u e en el otro mundo. Más oscura aparece la suerte de los reprobos.
protegían a Judas Macabeo, lanzando flechas y rayos contra los
enemigos. Dos veces se dice que estos jóvenes guerreros eran án- Intercesión de los santos
geles buenos (11,6; 15,23) que Dios mandaba a su voluntad por Hallábase Judas en situación apurada ante el numeroso y ague-
tenerlos a su servicio. Bastaba un reducido número de ellos para rrido ejército de Nicanor. Sus soldados habían perdido la moral.
inutilizar a valientes guerreros y derrotar a ejércitos bien pertre- Para animarles les habló largamente; pero, al no lograr que vibraran
chados. La naturaleza de estos ángeles no aparece bien definida de entusiasmo, les contó un «sueño digno de toda fe» (15,11). En el
en nuestro libro. A la luz de otros documentos, las ideas que aquí sueño-visión vio a Onías y a otro personaje, del que aquél hizo esta
solamente se apuntan cobran un relieve singular 12 . presentación: «Este es el amador de sus hermanos, que ora mucho
Vida futura por el pueblo y por la ciudad santa: Jeremías, profeta de Dios»
(15,14). Hacía años que el profeta había muerto; sin embargo,
La doctrina sobre el más allá caracteriza a este libro. El hombre seguía intercediendo por su pueblo mediante su oración. Sin querer
muere, Dios jamás. En este mundo toda la humanidad está some- estrujar este texto, al menos cabe ver en él la idea de la existencia
tida al juicio del Creador. Cuando un individuo traspasa el dintel de una comunión entre los justos de este mundo y los justos que
de la eternidad, sea bueno o malo, se encuentra de nuevo ante un han muerto en el Señor. El poder de intercesión se reconocía a los
Dios que le juzga según sus actos. Antíoco, que ahora se ensaña santos (Job 5,1), es decir, a los ángeles (Job 33.23; E>an 10,13;
con los Macabeos, no quedará impune (7,19). Eleazar puede simular Tob 5,4). Según Filón (Vidas de los profetas 42,14), Isaías, Ezequiel
que come carne; puede engañar a los hombres y salvar así su vida y otros profetas eran invocados como intercesores, concediendo la
terrena; pero de las manos del Omnipotente no escapará ni en vida literatura rabínica idéntico cometido a los grandes personajes del
ni en muerte (6,26). Antiguo Testamento.
La doctrina de la resurrección o de la sobrevivencia del cuerpo
y del alma de los justos es el leit motiv de las respuestas de los Expiación por los difuntos
siete hermanos Macabeos en el momento de morir. «El rey del En el encuentro con Gorgias (i2,32ss), muchos soldados judíos
universo resucitará a los que morimos por sus leyes a una vida quedaron en el campo del honor. Por respeto al sábado, que se
eterna» (7,9); «del cielo tenemos estos miembros, que por amor venía encima, dejó Judas los cadáveres insepultos para el día si-
de sus leyes yo desdeño, esperando recibirlos otra vez de El» (7,11); guiente. Entre tanto, Judas torturaba su mente buscando la razón
el cuarto espera ser resucitado por Dios (7,14). Enjuiciando el del porqué había permitido Dios semejante derrota. La respuesta
autor la colecta de Judas para ofrecer un sacrificio expiatorio por la encontró al levantar los cadáveres, ya que «en las túnicas encon-
los caídos, dice: «obra digna y laudable, inspirada en la esperanza traron objetos consagrados a los ídolos de Jamnia, de los prohibidos
de la resurrección» (12,43). Radas arranca sus entrañas con las por la Ley a los judíos». A todos les pareció manifiesto que por
dos manos y las arroja contra la tropa, «invocando al Señor de la aquello habían perdido la vida (12,40).
vida y del espíritu, que de nuevo se las devolviera» (14,46). ¿Habían cometido una falta grave? ¿Tratábase más bien de una
Los fieles ciertamente resucitarán «para la vida» (7,14). Pero manifestación leve de codicia? ¿Era concebible que unos soldados,
¿cuál será la suerte de los impíos? «Tú, dice el cuarto hermano paladines del yahvismo, prontos a morir por Dios y por su patria,
Macabeo a Antíoco, no resucitarás para la vida». ¿Es la resurrec- al morir recibieran el mismo trato que los paganos ? Entre el pecado
ción un privilegio reservado para los justos ? El texto es ambiguo, de éstos y el de aquéllos había gran diferencia. ¿Existía para los
pero puede entenderse que, mientras a los justos les espera una justos la probabilidad de recibir después de la muerte un trato de
nueva vida, mejor de la que han perdido, a los impíos les está reser- favor? ¿Tenían los justos la posibilidad de purgar su pecado aun
vada en el más allá una vida de sufrimientos. La madre de los después de la muerte? Así lo comprendió Judas, que mandó hacer
Macabeos espera que en el día de la misericordia, que seguirá a una colecta y enviar lo recaudado a Jerusalén para que se ofrecieran
la muerte, le sean devueltos sus hijos (7,29). Todos los mártires en el templo sacrificios expiatorios para el pecado. Creía Judas en
«beberán el agua de la vida eterna»; pero «tú, dice el más pequeño la supervivencia de las almas; en caso contrario habría sido superfluo
a Antíoco, pagarás en el juicio divino las justas penas de tu sober- y vano orar por los difuntos. Aún más, creía que los sacrificios de
bia» (7,36). Parece que la recompensa y el castigo que recibirán, los vivos beneficiarían a los muertos. De este texto emana gran
respectivamente, justos y pecadores, se colocan en el más allá, una número de verdades sobre los novísimos. No entramos en porme-
12
nores acerca del origen de estas creencias que Judas y el autor sa-
J. B. FREY, L'Angéhlogie juive au temps de J.C.: «Revue des Sciences Philosophiques
et Théologiques», 20 (1911) 82-83; L- HACKSPILL, L'Angélologie juive a l'époque néotesta- grado manifiestan. La verdad es que tenemos en su testimonio una
mentaire: RB 11 (1902) 527-550. prueba evidente de la doctrina según la cual las oraciones de los
1064 Introducción a 2 Macabeos 2 Macabeos 1 1065
justos sirven de alivio a los que murieron piadosamente en el Señor, Número de cartas
los cuales, por ciertas impurezas, no pueden entrar inmediatamente No convienen los autores en determinar el número de cartas
en posesión «de la magnífica recompensa que les está reservada» de la sección (1,1-2,18). Según una hipótesis de Penna, a la cual
(12,45) " . nos adherimos, dos cartas se distinguen en el texto: i. a , 1,1-9.18,
Canonicidad escrita el año 188 (124 a. C ) ; 2. a , 1,10-17, del año 148 (164 a. C ) .
Cualquiera que lea las dos cartas en este orden advertirá que se
En contra de lo que pretenden ciertos autores modernos, no procede con lógica. Solamente en esta hipótesis se logran dos escri-
puede admitirse que la obra de Jasón estuviera inspirada. Lo es, tos orgánicos y bien definidos en sus fines.
en cambio, el resumen que de la misma hizo un autor anónimo.
Quizá hiperbólicamente, asegura el autor que esta labor de resumir
le ha costado «mucho trabajo, sudores y desvelos». Señal cierta de
que Dios, al inspirarle, no le reveló nada nuevo ni le ahorró el INTRODUCCIÓN (1,1-2,19)
trabajo que hubiera tenido cualquier otro humano al emprender
una tarea semejante. Pero por la inspiración, aunque inconsciente Fraternidad judía (1,1-9)
de la misma, era el autor inspirado en todo, no existiendo error
1
alguno formal en todo lo que él afirmaba y en el modo y grado que «A los hermanos judíos que moran en Egipto, salud. Los
lo hacía. Antes de hablar de errores históricos formales en el libro hermanos judíos de Jerusalén y de Judea, paz y felicidad. 2 Que
debe individualizarse por todos los medios la mente del autor sa- Dios os bendiga, acordándose de su alianza con Abraham, Isaac
grado, ver y definir qué es lo que afirma en cada caso. El autor sa- y Jacob, sus fieles siervos. 3 Que a todos os dé corazón dispues-
grado sale fiador únicamente de aquello que quiere afirmar o negar. to para venerarle y cumplir con todo ánimo y buena voluntad
De ahí que conviene conocer el género literario del libro. Aparente- sus preceptos. 4 Que os abra el corazón para entender su Ley
y sus preceptos, os conceda la paz, 5 oiga vuestras súplicas, se
mente es un libro histórico, y muchos hechos que allí se refieren reconcilie con vosotros y no os abandone en el tiempo de la des-
son históricos según ía mente del autor. Pero ya hemos dicho que gracia. 6 Esta es nuestra oración por vosotros. 7 Reinando De-
al autor sagrado no le interesa la historia en sí, sino más bien desde metrio, el año ciento sesenta y nueve, nosotros, los judíos, os
el punto de vista religioso. No falsifica la historia; únicamente la escribimos cuando nos hallábamos en la gran tribulación y an-
pone al servicio de un ideal superior. gustia que nos sobrevino desde que8 Jasón y los suyos se mar-
charon de la tierra santa y del reino. Pues incendiaron el pórti-
El libro es inspirado, y como a tal lo ha recibido la Iglesia en el co del templo y derramaron mucha sangre inocente. Pero su-
canon de libros sagrados. De él tenemos una mención implícita plicamos al Señor, y le ofrecimos sacrificios y flor de9 harina,
en Heb 11,35-36 y en Pastor Hermas (Vis. 1,3.4). Diversas veces y encendimos las lámparas, y presentamos los panes. Ahora
aparece citado por los Santos Padres, como Clemente de Alejan- vosotros celebrad la fiesta de los Tabernáculos en el mes de
dría 14, San Hipólito de Roma I 5 , etc. En el concilio de Florencia Casleu. Dada el año ciento ochenta y ocho».
(1442) fue incluido en el canon, proceder que confirmó el concilio
Tridentino. Los protestantes han combatido su canonicidad, prin- Los judíos de Jerusalén se consideran hermanos de los de Egipto,
cipalmente por contener doctrinas que no son de su agrado: pur- a los que desean la paz (salom), conforme a la costumbre judía.
gatorio e intercesión de los santos. Después de la toma de Jerusalén por Nabucodonosor (587 a. C ) ,
muchos judíos emigraron a Egipto (Jer 44,1), estableciéndose prin-
Compilador y autor cipalmente en Alejandría. Unos papiros aramaicos han puesto al
descubierto una colonia militar judía en la isla de Elefantina, a
A título de introducción, el compilador ha transcrito en el pór- diez kilómetros al norte de la primera catarata del Nilo y a más de
tico de su obra unos documentos, o cartas, que no figuraban en la mil del Mediterráneo. Estos papiros han revelado que tenían los
obra de Jasón, por juzgar que su contenido encajaba perfectamente judíos allí residentes no solamente una sinagoga, sino un templo,
en el volumen y confirmaba a las mil maravillas la tesis que se en que se ofrecían sacrificios. Destruido el año 411 antes de Cristo,
proponía probar. Este proceder demuestra que, cabe al papel pre- acudieron al sumo pontífice de Jerusalén para restaurarlo, creyendo
ponderante de compilador de la voluminosa obra de Jasón, ha ellos que era legítima su erección 1.
aportado algo original, proveniente de otras fuentes de información.
Hacia el año 170 antes de Cristo, el hijo de Onías III se refugió
Quizá Jasón escribió poco después del año 160 a. C ; el compilador,
en Egipto y construyó en Leontópolis, a treinta kilómetros al nordeste
hacia el año 124 a. C.
13
Véase O ' B K I E N , The Scriplural proof for the existence of Purgalory from II Mach. 12, 1
A . H. SAYCE-A. E. COWLEY, Aramaic papyri discovered ai Assuan (Londres 1906):
43ss: «Sciences Ecclesiastiques», 2 (1949) 80-108; W . MARCHELL, De resurrectione et retri- A . E. COWLEY, Aramaic Papyri ofjifth Century B. C. (Oxford 1923); E. M E Y E R , Der Papy-
butione secundum 2 Mach. et 4 Mach.: B 34 (1956) 327-341. rusfund von Elephantine (Leipzig 1912): A . V I N C E N T , La religión des Judéo-Araméens d'Ele-
14
Strom. 5,14,97. phantine (París 1937); B. COUROYER, Le Temple de Yaho et Vorientaüon dans les papyrus
15
Comm. in Dan. i,2P,2-4. araméens d'Elephantine: RB 68 (1961) 525-540.
1066 2 Macaheos 1 2 Macabeos 1 1067
de El Cairo, u n t e m p l o , t o m a n d o por modelo el de Jerusalén. L o s entró en el recinto del templo. Cerraron aquéllos las puertas
16
círculos sacerdotales de la capital teocrática veían con malos ojos una vez que Antíoco había entrado, y, abriendo luego una
aquel lugar de culto servido por u n sacerdote de ascendencia levítica, abertura disimulada en el techo, a pedradas aplastaron al cau-
p o r oponerse a la ley de la u n i d a d de santuario ( D e u t 12,5-12). dillo, y a los acompañantes los descuartizaron, les cortaron sus
cabezas y las tiraron fuera. 17 Por esto bendito sea Dios, que así
D e ahí la correspondencia epistolar d e los ambientes sacerdotales
ha castigado a los impíos.
de Palestina con los j u d í o s d e Egipto a fin de convencerles de la
necesidad de cesar con las actividades de culto fuera del t e m p l o de E n v í a n la carta el pueblo j u d í o , el senado o gerusía (4,44; 11,27;
Jerusalén. 1 M a c 12,6) y J u d a s M a c a b e o . E n t r e los destinatarios se menciona
L a expresión en to nomo (en la Ley) se emplea, según R u p e r t o a A r i s t ó b u l o , preceptor del rey T o l o m e o Filometor (180-145). E r a
de D e u t z 2 , para expresar veladamente q u e los j u d í o s de Egipto, A r i s t ó b u l o u n filósofo peripatético q u e escribió y dedicó al rey u n
q u e se j a c t a b a n de observar la Ley, n o se ajustaban a las p r e s c r i p - comentario alegórico al Pentateuco, en el cual intentó p r o b a r q u e
ciones de la m i s m a t o c a n t e a la unidad del santuario. Su culpa es la L e y mosaica, rectamente entendida, encerraba t o d o cuanto h a n
m á s grave en los m o m e n t o s actuales, en q u e el t e m p l o de Jerusalén p o d i d o enseñar los filósofos griegos 4 . L a noticia q u e les comunican
ha sido purificado de toda impureza. L a desgracia visitó a los j u d í o s es la m u e r t e del m á s acérrimo enemigo del j u d a i s m o .
d e Egipto en t i e m p o s de T o l o m e o Evergetes II Fiscón (145-116); E l relato de su m u e r t e difiere de los otros dos textos en q u e se
pero es posible q u e la persecución fuera u n castigo de D i o s por relata el m i s m o h e c h o (9,1-29; 1 M a c 6,1-14). L o s remitentes de
h a b e r t r a n s g r e d i d o ellos la ley de la u n i d a d del t e m p l o 3 . L o s j u d í o s la carta se hacen eco de los r u m o r e s q u e les h a n llegado sobre la
de Palestina h a n vivido t a m b i é n m o m e n t o s m u y difíciles. Esta m u e r t e de A n t í o c o , r u m o r e s q u e el autor del libro recoge a su vez
situación anormal fue creada, más q u e p o r los reyes de Siria, p o r sin r e s p o n d e r de su objetividad real. L a fantasía popular atribuyó
la conducta de Jasón, h e r m a n o de Onías, q u e se pasó al partido d e a la m u e r t e de A n t í o c o circunstancias q u e son propias de la de su
A n t í o c o y c o m p r ó la dignidad d e s u m o sacerdote (4,7-13). p a d r e A n t í o c o III al intentar el asalto del t e m p l o de Bel en Elimaida.
C o m o colofón, se invita a los j u d í o s de Egipto a asociarse a sus N i n g u n a importancia concedía el autor sagrado a la leyenda conteni-
h e r m a n o s d e Palestina en la fiesta d e acción d e gracias para celebrar da en el texto de la carta. T o d o su interés estriba en relacionar la
la terminación de los males q u e les aquejaban. Llámase esta fiesta m u e r t e de A n t í o c o con la purificación del t e m p l o de Jerusalén.
de los T a b e r n á c u l o s o de las Encenias, del mes de Casleu. N o habla E n cuanto a los detalles d e la narración, los refiere tal c o m o los
de esta fiesta n u e s t r o texto, sino de la q u e instituyó J u d a s M a c a b e o e n c o n t r ó en el m e n c i o n a d o d o c u m e n t o . H a b i e n d o indicado la fuente
(i M a c 4,59), y q u e , p o r celebrarse a la m a n e r a de la antigua solem- de s u s informaciones, n o era necesario q u e asumiera la responsabi-
n i d a d de los T a b e r n á c u l o s , recibía t a m b i é n el n o m b r e de fiesta lidad de su contenido.
d e las Encenias, del m e s de Casleu. L a carta lleva la fecha del 188, El santuario estaba dedicado a N a n e a , la antigua N a n a babiló-
o sea 124 antes de Cristo. E s m u y p r o b a b l e q u e esta indicación nica, diosa de la naturaleza y de la fecundidad, q u e los griegos iden-
cronológica fue desplazada a este lugar con el fin de p o n e r de tifican con A r t e m i s de Efeso. Su culto es originario de U r u k ( G e n
relieve la fiesta del m e s de Casleu. L a carta se i n t e r r u m p e por la 10,10). L o s sacerdotes del t e m p l o p r o p u s i e r o n a A n t í o c o su m a t r i -
inserción de u n a segunda q u e da noticia de la m u e r t e de Antíoco. m o n i o con la diosa, con lo q u e recibiría, a título de dote, los tesoros
depositados en el t e m p l o . G r a n i o Liciniano cuenta u n hecho análogo
del m i s m o Antíoco; Séneca 5 habla d e u n posible m a t r i m o n i o entre
Rumores acerca de la muerte de Antíoco (1,10-17) A n t o n i o y M i n e r v a . El asesinato salvaje de A n t í o c o era el q u e mejor
10
«Los moradores de Jerusalén y de Judea, el senado y Ju- convenía a u n i m p í o de su talla. P o r esto, «bendito sea Dios, q u e
das, a Aristóbulo, maestro del rey Tolomeo, del linaje de los así ha castigado a los impíos».
sacerdotes ungidos, y a los otros judíos de Egipto, salud y pros-
peridad. n Librados por Dios de grandes peligros, le damos
muchas gracias, estando prontos a luchar de nuevo contra el El fuego sagrado (1,18-36)
rey. 1 2 Pero Dios mismo ha aniquilado a los que combatían l 8 »Estando, pues, para hacer la purificación del templo en e
contra la ciudad santa. 13 Pues cuando ese caudillo, con el ejér- mes de Casleu, hemos creído deber nuestro manifestároslo para
cito que le acompañaba, que parecía irresistible, llegó a Persia, que también vosotros celebréis la fiesta de los Tabernáculos
fueron heridos en el templo de Nanea, gracias al engaño de los y del fuego que se incendió cuando Nehemías, después de edi-
sacerdotes de ésta. 14 Antíoco, acompañado de sus amigos, vino ficar el templo y el altar, ofreció sacrificios. 19 Pues, al ser nues-
al lugar como para desposarse con ella y tomar en virtud de tros padres llevados a Persia, los sacerdotes piadosos que había
tal desposorio y a título de dote sus tesoros. 15 Los sacerdotes de entonces ocultamente tomaron el fuego del altar y lo escon-
Nanea le habían hecho esta propuesta, y él, con escasa gente,
4
C L E M . DE ALEJANDRÍA, Strom. 1,22,150; 5,14,17; EUSEBIO, Praeparatio Evang. 7,14;
2
De victoria Verbi Dei 2,4,21: P L 169,1425-1438. 8,10; 13,12. Según Orígenes, Aristóbulo utilizó el método alegórico.
3 5
LAGRANGE, Le juda'isme avant Jésus-Christ 520-552. Oratio suasoria 1,6.
1068 2 AUcdbeos 1
dieron en u n hueco, a m a n e r a de pozo seco, en el cual lo d e p o - 2 Macabeos 2 1069
sitaron, tan en seguro, que el sitio quedó de todos ignorado. Lo q u e se dice acerca de la labor de N e h e m í a s c o r r e s p o n d e a la
20
Transcurridos m u c h o s años, cuando a Dios plugo, Nehemías, exaltación de su personalidad p o r parte del pueblo, atribuyéndole
q u e había sido enviado p o r el rey de Persia, m a n d ó a los nietos
de los sacerdotes que lo habían ocultado a buscar el fuego, y, obras y proyectos q u e n o le pertenecen. Se habla en el v.23 de u n
según ellos contaron, n o hallaron fuego, sino u n agua espesa, h o m b r e llamado Jonatán, q u e difícilmente p u e d e identificarse con
21 de la cual les m a n d ó que sacasen. C u a n d o las víctimas estaban algún d e t e r m i n a d o h o m ó n i m o del libro de N e h e m í a s (12,14.18;
dispuestas en el altar, ordenó Nehemías a los sacerdotes q u e E s d 8,6; 10,15). L a oración de q u e hablan los v.24-29 es el único
con el agua rociasen la leña y lo que encima de ella había. ejemplo conocido de u n a plegaria sacrificial.
22
C u m p l i d o esto y pasado u n poco de tiempo, salió el sol, q u e Al d e r r a m a r el agua espesa sobrante sobre grandes piedras se
antes estaba nublado, y se encendió u n gran fuego, q u e d a n d o encendió u n a llama de la luz del altar, q u e la consumió. El líquido
todos maravillados. 2 3 Y mientras oraban los sacerdotes y to- misterioso es llamado neftar, q u e algunos relacionan con el verbo
dos los presentes, e m p e z a n d o Jonatán y respondiendo los res-
hebraico kafar, purificar. Según Abel, el t é r m i n o neftar es u n a
tantes, 2 4 hasta Nehemías, se consumía el sacrificio. L a oración
era ésta: Señor, Señor Dios, creador de todas las cosas, temible, contracción d e u n a palabra compuesta de nephtaatar; nephta, q u e
fuerte, justo, misericordioso y rey único bondadoso, 25 único significa nafta, y a t a r , fuego. N e h e m í a s encontró en este juego
liberal, único justo, omnipotente y eterno, q u e libras a Israel d e palabras u n vocablo apropiado para designar el líquido espeso,
de todo mal, que elegiste a nuestros padres y los santificaste, o nafta, del cual salió el fuego. Es evidente q u e el texto habla de la
26
acepta este sacrificio por todo tu pueblo de Israel, protege nafta, de u n aceite proveniente de Persia 6 .
tu h e r e d a d y santifícala. 27 Congrega a nuestros dispersos, vuel- Este relato, escribe Vigouroux, modelo característico de la hagada
ve la libertad a los q u e viven en s e r v i d u m b r e entre las naciones,
judía, contiene m u c h a fantasía y datos peregrinos. N a d i e se extra-
p o n los ojos en estos despreciados y abominados, conozcan las
naciones q u e tú eres nuestro Dios. 2 8 Aflige a los que nos opri- ñará de ello si tiene en cuenta q u e las informaciones p r o c e d e n de
m e n y con insolencia nos ultrajan. 29 Transplanta tu pueblo a u n a fuente apócrifa en q u e el papel de N e h e m í a s es diferente del
tu lugar santo, según dijo Moisés. 3° Los sacerdotes, entre tan- q u e le atribuyen los libros canónicos. El autor sagrado copia sim-
to, cantaban h i m n o s . 3 l C u a n d o el sacrificio se h u b o consuma- p l e m e n t e d o c u m e n t o s ; c o m p r u e b a su existencia, sin garantizar la
do, m a n d ó Nehemías d e r r a m a r el agua restante sobre grandes exactitud de las opiniones q u e allí se expresan 7 .
piedras; 32 y en cuanto lo hicieron, de la luz del altar se encen-
dió u n a llama que la consumió. 33 C u a n d o esto se hizo notorio
y contaron al rey de Persia que en el lugar d o n d e los sacerdotes Jeremías esconde el arca (2,1-8)
llevados cautivos habían ocultado el fuego apareció agua, con 1
lo cual los que a c o m p a ñ a b a n a Nehemías habían encendido »Se halla en antiguos d o c u m e n t o s que el profeta Jeremías,
el sacrificio, 34 después de hechas averiguaciones, hizo cercar al m a n d a r a los deportados t o m a r del fuego antes referido, les
el sitio y lo declaró sagrado. 35 Aquel día fue día de felicitacio- entregó u n ejemplar de la L e y 2 y les r e c o m e n d ó que n o diesen
nes, en que el rey repartió y recibió ricos presentes. 36 L o s ¿e al olvido los preceptos del Señor ni se pervirtiesen a la vista de
Nehemías llamaron a aquel sitio Nafta, q u e quiere decir puri- los ídolos de oro y de plata y sus adornos. 3 M u c h a s cosas c o m o
ficación; pero m u c h o s le llaman Neftai. éstas les dijo, exhortándolos a n o apartarse j a m á s del a m o r de la
Ley. 4 T a m b i é n en el d o c u m e n t o estaba escrito que el profeta,
p o r revelación divina, m a n d ó que le siguiesen el tabernáculo
D e la historia del fuego sagrado n o d i s p o n e m o s de otras fuentes y el arca al encaminarse al m o n t e d o n d e había subido Moisés
d e información, p o r lo q u e t a m p o c o p o d e m o s juzgar de su veraci- para ver desde allí la heredad de Dios. 5 Llegado a él, Jeremías
dad. K n a b e n b a u e r y Gillet d u d a n de la historicidad de la fiesta del halló u n a gruta a m o d o de estancia, en la cual introdujo el ta-
bernáculo, el arca y el altar de los perfumes, tapando en segui-
fuego de N e h e m í a s . Se refiere en la carta una tradición p o p u l a r da la entrada. 6 Algunos de los que le a c o m p a ñ a b a n vinieron
q u e aclara lo del L e v 6,5 (12) acerca del fuego p e r p e t u o en el altar luego para p o n e r señales p o r el camino, a fin de p o d e r hallarlo
d e los holocaustos. Este carácter p o p u l a r de la narración se con- después. 7 M a s así q u e Jeremías lo supo, los reprendió, dicién-
firma p o r el hecho de q u e n o se habla del fuego en la m i s m a fiesta doles: «Este lugar quedará desconocido hasta que Dios vuelva
de la purificación (1 M a c 4,54-59) ni se alude a él en 2,16. Si añadi- a congregar a su pueblo y tenga de él misericordia. 8 Entonces
mos q u e el texto griego es defectuoso, p u e d e inferirse q u e toda esta 6
En Herkenne (Die Briefe zu Beginn des zweiten Makkabaerbuches: «Biblische Studien»,
historia del fuego es sospechosa; a ú n más, a t e n d i e n d o a la m i s m a 8.4. Friburgo i. Br. 1904) se encuentran expuestas las tentativas para resolver una cuestión
narración, «non immerito in d u b i u m vocari potest» (KNABENBAUER). que hasta el presente yace en el misterio. El santuario de que habla el v.34 se hallaba quizá
cerca de Susa, donde invernaba el rey (Neh 1,1), ya que Eratostene habla de la existencia de
O t r o s consideran el relato como u n midrash. Sea lo q u e fuere, n o nafta en Susiana (ESTRABÓN, 16,1,15). Más al norte, cerca de Arbeles, existia, según Estrabón,
p o r ello q u e d a menoscabada la inerrancia bíblica. El autor r e p r o - •el manantial de nafta y los fuegos (sagrados) y el santuario de Anea (Nanea)».. Habla Pausa-
nias de que en Lidia los magos en el santuario hacían quemar la leña sobre el altar sin fuego
d u c e el texto d e una carta de la q u e n o t e n e m o s indicio alguno de extraño (5,27,5). Análogas noticias cuenta Estrabón (15,3,15) de Capadocia, «donde los
q u e fuera inspirada. Este d o c u m e n t o es inspirado p o r razón consigna- magos mantenían el fuego perpetuo», y de los santuarios de Anaitis (Nanea) y de Omán.
En la proximidad de uno de estos santuarios crearon los judíos del exilio la leyenda del fuego
tionis, non ratione materiae. del altar (ABEL-STARCKY, 227).
7
Nephtar: «Dictionnaire de la Bible», 4,1597-1598.
1070 2 AUcabeos 2 / 2 Macabeos 2 1()?1
dará a conocer el p a r a d e r o de estas cosas, aparecerá su gloria, cíonal completa, se preocupa de recoger los libros sagrados. Es el
y asimismo la n u b e , c o m o se manifestó al t i e m p o de Moisés y p r i m e r testimonio sobre la formación del canon de libros sagrados
cuando Salomón pidió q u e el t e m p l o fuese gloriosamente san-
del A n t i g u o T e s t a m e n t o . El verbo griego episynagein da a entender
tificado».
q u e existía u n a colección anterior autorizadísima, a la cual se aña-
L o s autores de la carta refieren algunas noticias que hallaron dieron otros. A este supuesto se llega a t e n d i e n d o al significado del
en antiguos d o c u m e n t o s . Peregrina es la noticia sobre el arca de verbo: «reunir a ñ a d i e n d o u n a cosa a u n a cantidad determinada».
la alianza, emplazada en la parte m á s santa del santuario (i R e 6,19). Existía en t i e m p o s de N e h e m í a s la p r i m e r a colección formada por
¿ Q u é suerte corrieron estos objetos sagrados en la destrucción del los cinco libros del Pentateuco. A ésta se añadieron los libros de los
t e m p l o p o r N a b u c o d o n o s o r ? (Jer 3,16). N i n g u n a noticia se ha Reyes, q u e para los L X X son los dos d e Samuel y los de los Reyes.
conservado sobre ello en los libros canónicos, para los cuales n i n g u n a D e la tercera se m e n c i o n a n «los de David», con los q u e se alude a
importancia tendría el arca en los días de la restauración mesiánica. los Salmos, q u e se coleccionaban bajo el n o m b r e d e este monarca,
Según el d o c u m e n t o apócrifo citado en la carta, Jeremías la escondió p o r considerarse el salmista por excelencia. Las cartas de los reyes
en una gruta del m o n t e N e b o (Djebel Neba, al n o r d e s t e del m a r sobre las ofrendas designan la colección de epístolas e m a n a d a s de
M u e r t o ) , b o r r a n d o cuidadosamente t o d o indicio q u e pudiera trai- la corte persiana, en las q u e se autorizaba a los j u d í o s la restauración
cionar el secreto. El autor d e esta leyenda p u d o ser el historiador del t e m p l o . Estos libros o c u p a b a n u n lugar de h o n o r y eran consi-
j u d í o E u p o l e m o (1 M a c 8,17), según el cual t o m ó N a b u c o d o n o s o r d e r a d o s como sagrados (8,23; 1 M a c 12,9). C o n t r a ellos se ensañó
del t e m p l o t o d o el oro, la plata y el bronce, m e n o s el arca y las el impío Antíoco Epifanes (1 M a c 1,56). L o s j u d í o s de Palestina
tablas de la Ley, q u e se llevó Jeremías (EUSEBIO, Praep. Evang. 9,39). están dispuestos a enviar a los de E g i p t o los libros sagrado^ de que
tuvieran ellos necesidad, frase q u e p u e d e interpretarse en el sentido
de q u e en Palestina se reconocía la canonicidad de algún q u e otro
Recuerdos de Salomón (2,9-12) libro en la tercera colección, de q u e n o tenían todavía conocimiento
9 » T a m b i é n allí se cuenta c ó m o el rey sabio ofreció el sacri- los de E g i p t o .
ficio de la dedicación y terminación del t e m p l o ; 1° y que así
c o m o , c u a n d o Moisés oró al Señor, descendió fuego del cielo,
q u e consumió el sacrificio, así t a m b i é n , o r a n d o Salomón, des- Invitación final (2,16-19)
cendió fuego y consumió el holocausto. J 1 Y dijo Moisés: «Por
n o h a b e r sido comido el sacrificio p o r el pecado, fue consumi- 16 »Estando nosotros para celebrar la fiesta de la purificación,
do p o r el fuego». 12 T a m b i é n Salomón celebró la fiesta p o r os escribimos estas letras: Haréis m u y bien en solemnizar estos
ocho días. días. 17 Dios, que ha librado a su pueblo, nos ha devuelto a to-
dos la heredad, el reino, el sacerdocio y el santuario, l s como
El prodigio del fuego se realizó t a m b i é n en t i e m p o s de Moisés lo prometió en la Ley. E s p e r a m o s , pues, de Dios que pronto
(Lev 9,22-24) y de Salomón (1 R e 8,62; 2 C r ó n 7,1). L a s palabras tendrá misericordia de nosotros y nos congregará en el lugar
q u e se atribuyen a Moisés n o se hallan en n i n g ú n texto canónico, santo de entre todas las naciones que existen bajo el cielo, 19 pues
nos ha librado ya de grandes calamidades' y ha purificado el
pero parece q u e se refieren al incidente n a r r a d o en L e v 10,16-20. santuario».
Pero n o dice el texto mencionado q u e el fuego comiera al m a c h o
cabrío. Siete días d u r a r o n las fiestas de la dedicación del t e m p l o Vuelve la carta a r e c o m e n d a r a los judíos de Egipto la celebra-
p o r Salomón (1 R e 8,65; 2 C r ó n 7,8-10). El día octavo, t a m b i é n ción d e la dedicación del t e m p l o . L a situación político-religiosa
festivo, celebróse la gran asamblea (Lev 23,36-39). reflejada en la conclusión de esta carta parece bastante optimista.
L a carta t e r m i n a de m a n e r a a b r u p t a . E s posible q u e la fecha que
La biblioteca de Nehemías y Judas (2,13-15) aparece en 1,9 se hallara originariamente al fin de la m i s m a .
13
»Esto m i s m o se refiere en los escritos y m e m o r i a s de Ne-
hemías; y se dice, además, q u e había reunido u n a biblioteca y
puesto en ella los libros de los reyes, los de los profetas y los de PREFACIO DEL AUTOR
D a v i d y las cartas de los reyes sobre las ofrendas. 14 Así t a m b i é n
Judas reunió todos los libros dispersos p o r la guerra que hubi-
m o s de sufrir, q u e ahora se hallan en nuestro poder. 1S Si, pues, La abra de Jasón (2,20-26)
tuviereis de ellos necesidad, m a n d a d n o s quienes os los lleven. 20
L a historia de Judas el M a c a b e o y de sus hermanos, la
El libro de las memorias d e N e h e m í a s nos es desconocido. purificación del gran t e m p l o y la dedicación del altar, 21 las
guerras de Antioco Epifanes y de su hijo Eupator, 22 las apari-
Acaso sea el q u e sirvió de base para la composición del libro c a n ó -
ciones celestes a los que gloriosamente combatían p o r el ju-
nico q u e lleva su n o m b r e . N e h e m í a s , en época de restauración n a - daismo, para que, aun siendo pocos, recobrasen toda la tierra
1072 2 Miicabeos 2
2 Macabeos 3 1073
y pusieran en fuga m u c h e d u m b r e s de bárbaros, 2 3 y recupe-
rasen el templo famoso en toda la tierra, y librasen la ciudad, deja a Jasón la responsabilidad d e los detalles, mientras reclama
y restableciesen las leyes que estaban a p u n t o de q u e d a r aboli- para sí la gloria de h a b e r interpretado fielmente su pensamiento y
das, siéndoles el Señor propicio con toda bondad, 2 4 fue n a r r a d a de haber condensado su obra voluminosa en u n solo t o m o . El autor
p o r Jasón de Cirene en cinco libros, q u e nosotros nos p r o p o - sagrado aprueba las líneas generales de Jasón, pero no p u e d e respon-
n e m o s c o m p e n d i a r en u n solo volumen. 25 P o r q u e , conside-
r a n d o el n ú m e r o excesivo de los libros y la dificultad que ha- d e r de los detalles. El n o es historiador y, por lo m i s m o , n o se arroga
llan, p o r la m u c h e d u m b r e de las cosas, los que quieren apli- «el oficio de n a r r a r detalladamente las cosas».
carse a conocer las historias, 2 6 h e m o s pensado proporcionar
solaz del alma a los aficionados a leer y dar a los estudiosos fa-
cilidad para a p r e n d e r las cosas de m e m o r i a ; en una palabra, El autor y el compilador (2,31-33)
alguna utilidad a todos aquellos que t o m e n este libro en sus 31
manos. Investigar la materia histórica, examinarla en todos sus as-
pectos y detalles, eso c o m p e t e al n a r r a d o r de la historia; 32 pero
Escribió Jasón la historia de las luchas de J u d a s M a c a b e o contra p r o c u r a r el c o m p e n d i o de la narración, sin llegar a agotar el
asunto, toca al compilador, 33 y con esto c o m e n z a m o s nuestra
los reyes A n t í o c o Epifanes, A n t í o c o E u p a t o r y D e m e t r i o I Soter. narración, después de habernos extendido tanto en el prefacio.
D e la personalidad del autor nada se sabe; algunos 1 lo identifican Sería u n a simpleza mostrarse difusos antes de entrar en mate-
con el legado m a n d a d o a R o m a p o r J u d a s M a c a b e o (i M a c 8,17). ria, para luego ser breves en ésta.
Lleva el s o b r e n o m b r e de Cirene (1 M a c 15,23), p o r ser acaso origi-
nario de esta localidad africana. Del a n o n i m a t o le ha sacado el E n el texto original aparece clara la idea del h o m b r e q u e entra
autor de n u e s t r o libro. El autor sagrado trata de compendiar en en una p r o p i e d a d de otro (embateuein), p o r la q u e se pasea a su
u n solo v o l u m e n lo q u e Jasón dijo en cinco. C o n ello se p r o p o n e g u s t o e x a m i n a n d o t o d o hasta el ú l t i m o detalle, llegando al límite
tres fines: 1) p r o p o r c i o n a r solaz al alma; 2) ayudar la memoria del d e la indiscreción. Esto es lo q u e hace el q u e escribe o narra una
lector; 3) ser útil a todos. L a historia de Jasón era m u y densa, historia. A l compilador compete, en cambio, resumir la narración
larga y, al parecer, farragosa. A n u e s t r o autor sagrado interesa de m a n e r a q u e reproduzca en pocas palabras el pensamiento del
más la teología de la historia q u e la historia misma. autor.
Biblia comentada 2 35
1090 2 Mácateos 7 1091
2 Macabeos 7
rosamente, 6 diciendo: «El Señor Dios nuestro nos m i r a y ten-
MARTIRIO DE LOS SIETE HERMANOS CON SU M A D R E (c.7)
d r á compasión de nosotros, c o m o lo dice Moisés en el cántico
de protesta contra Israel: T e n d r á piedad de sus siervos».
N o solamente los ancianos, sino t a m b i é n los jóvenes supieron N o es p r o b a b l e q u e en su martirio interviniese el rey personal-
morir en defensa de la Ley. Esto es lo q u e trata de d e m o s t r a r el m e n t e ; su presencia es más bien moral. Para rebajar la moral del
hagiógrafo al describir b r e v e m e n t e lo q u e el autor del I V d e los j o v e n y q u e b r a n t a r su entereza se le azotó con zurriagos y nervios
M a c a b e o s ha tratado en dieciséis capítulos. El autor sagrado ha de toro (Act 22,24). Se le somete al t o r m e n t o utilizado entre los
c o m p u e s t o este capítulo more rethorum facundo sermone 1, y n o con escitas, consistente en arrancar el cuero cabelludo a los condenados
la finalidad de someter a la criba de la crítica los detalles q u e en a m u e r t e 3 . E n boca de los h e r m a n o s y de la m a d r e aparecen pala-
él se mencionan. Difícil es precisar q u é partes son propias del q u e bras del D e u t 32,36, dándoseles u n sentido más p r o f u n d o del que
r e s u m e y cuáles son las q u e p r o c e d e n de Jasón o de otros d o c u m e n - tienen en el original, en d o n d e se habla de la participación en los
tos. El q u e sean siete los mártires ha contribuido a q u e los críticos sacrificios y en las comidas rituales paganas.
p o n g a n en tela d e juicio este detalle n u m é r i c o . San Cipriano 2
relaciona este n ú m e r o con el de los siete espíritus, siete ángeles
Martirio de otros cinco (7,7-19)
q u e están ante el t r o n o de Dios, siete brazos del candelabro, siete
1
candelabros del Apocalipsis, las siete columnas de Salomón, \ las M u e r t o de esta m a n e r a el p r i m e r o , t o m a r o n al segundo
siete mujeres en Isaías, las siete iglesias, etc. E n 4 M a c 14,7] se para atormentarle. Y, arrancando el cuero cabelludo, le pre-
dice: « ¡Oh santo n ú m e r o d e los siete h e r m a n o s t a n unidos erítre guntaron si estaba dispuesto a c o m e r antes de ser atormentado
sí! P o r q u e d e la misma m a n e r a q u e los días d e la c r e a c i ó p / d e l en su cuerpo m i e m b r o p o r m i e m b r o . 8 El, en su propia lengua,
respondió: «¡No!» P o r lo cual en seguida se le dio el mismo
m u n d o forman u n círculo piadoso, d e la m i s m a m a n e r a lo hacen
t o r m e n t o q u e al p r i m e r o . 9 Estando para exhalar el postrer alien-
en t o r n o al n ú m e r o siete los jóvenes q u e h a n vencido el t e m o r a los to, dijo: « T ú , criminal, nos privas de la vida presente; pero el
suplicios». N o se sabe cuándo los h e r m a n o s M a c a b e o s fueron m a r t i - Rey del universo nos resucitará a los que m o r i m o s p o r sus leyes
rizados; n o p u e d e solucionar la cuestión el h e c h o de q u e se hable del a u n a vida eterna». 10 D e s p u é s el tercero fue expuesto a los
rey. T o d o s los autores convienen en considerar el relato como obra insultos, y m a n d á n d o l e sacar la lengua, luego al p u n t o la sacó,
11
maestra. D e s d e el principio al fin crecen de intensidad los t o n o s y a n i m o s a m e n t e extendió las m a n o s , diciendo: « D e l cielo
de la conmoción; a u m e n t a la tensión por razón de las circunstan- t e n e m o s estos m i e m b r o s , q u e p o r a m o r de sus leyes yo desde-
ño, esperando recibirlos otra vez de El». 12 T a n t o el rey como
cias, de las palabras de los mártires, de las amenazas del tirano.
los que con él estaban se maravillaron del animoso joven, que
L a antigüedad cristiana celebró la fiesta de su martirio, q u e , según en nada temía los tormentos. 13 M u e r t o éste, sometieron al
u n a antigua tradición, t u v o lugar en A n t i o q u í a . L l á m a n s e M a c a b e o s cuarto a las m i s m a s torturas; 14 y estando para morir, dijo así:
p o r hablar de ellos el libro q u e lleva este n o m b r e . «Más vale m o r i r a m a n o s d e los h o m b r e s , poniendo en Dios
la esperanza de ser de nuevo resucitado p o r El. P e r o tú n o re-
sucitarás para la vida». 1S E n seguida trajeron al quinto, que
mientras le a t o r m e n t a b a n , puestos los ojos en el rey, 16 le dijo:
Muere el primero de los hermanos (7,1-6) « T ú , a u n q u e mortal, p o r tener poder sobre los h o m b r e s , ha-
1 ces lo que quieres; pero n o pienses que nuestro linaje haya sido
Es m u y digno de m e m o r i a lo ocurrido a siete h e r m a n o s que a b a n d o n a d o de Dios. 17 A g u a r d a u n poco, y experimentarás su
con su m a d r e fueron presos, y a quienes el rey quería forzar a gran poder, y verás c ó m o te a t o r m e n t a r á a ti y a tu descenden-
c o m e r carnes de puerco prohibidas, y p o r negarse a comerlas cia». 18 D e s p u é s trajeron al sexto, q u e , estando ya para morir,
fueron azotados con zurriagos y nervios de toro. 2 U n o de ellos, dijo: «No te hagas ilusiones; por nuestras culpas padecemos
t o m a n d o la palabra, habló así: «¿A q u é preguntas? ¿ Q u é quie- esto; p o r haber pecado contra nuestro Dios h a n sucedido en-
res saber de nosotros? Estamos prontos a m o r i r antes q u e tras- tre nosotros cosas tan t r e m e n d a s . 19 P e r o tú no creas que queda-
pasar las patrias leyes». 3 Irritado el rey, o r d e n ó p o n e r al fuego rás i m p u n e p o r h a b e r osado luchar contra Dios».
sartenes y calderos. C u a n d o c o m e n z a r o n a hervir, 4 dio orden
de cortar la lengua al que había hablado y de arrancarle el cuero A l segundo empiezan p o r arrancarle el cuero cabelludo para
cabelludo, a m o d o de los escitas, y cortarle m a n o s y pies a la obligarle a apostatar. E n su lengua m a t e r n a — q u e acaso sea el
vista de los otros h e r m a n o s y de su m a d r e . 5 Mutilado de todos
sus m i e m b r o s , m a n d ó el rey acercarlo al fuego y, vivo aún, a r a m e o — , dio u n ; No.' r o t u n d o a los q u e tal infamia le proponían.
freírle en la sartén. Mientras el vapor de ésta llegaba bastante C o m o el p r i m e r o , manifiesta su fe de q u e Dios resucitará para la
a lo lejos, los otros, con la m a d r e , se exhortaban a m o r i r gene- vida eterna a los q u e m u e r e n por El. Este sentimiento de la resurrec-
ción, comenta San A g u s t í n , aparece tan diáfano en la respuesta de
1
RÁBANO MAURO, In II Mach. 7. Para más detalles sobre la naturaleza de este relato, estos santos mártires, q u e p u e d e decirse q u e eran cristianos por su
véase ABEL-STARCKY, 30-34. 3
2 HERÓDOTO, 4,64.
Ad Fortunatum 11.
1092 2 Macabeos 7
2 Macabeos 7 1093
fe y por su constancia. El tercero maravilló a todos por su intrepidez.
El cuarto manifiesta su fe en la resurrección «a una vida eterna», este verdugo, antes muéstrate digno de tus hermanos y recibe
favor que no se concederá al rey. Más explícito se muestra el quinto la muerte, para que en el día de la misericordia me seas de-
vuelto con ellos».
al preconizar que el Dios de los judíos atormentará a Antíoco y a su
descendencia. Parece que alude a una muerte ignominiosa del rey y No entendía Antíoco lo que la madre profería en lengua aramea,
de sus descendientes, lo que se cumplió con el tiempo. Antíoco pero sospechó que se burlaba de él. Sin embargo, no se airó con-
murió de muerte miserable; su hijo Eupator fue asesinado (i Mac tra ella, por considerar que de todo es capaz una madre a la que de
7,4); a Alejandro Bala, presunto hijo del monarca Epifanes, le fue golpe le arrebaten siete hijos. Trató de ganar al pequeño con pro-
cortada la cabeza por un árabe (1 Mac 11,17). El sexto hermano mesas cuyo alcance no podía comprender el niño. Ni siquiera estaba
confiesa que los pecados de los judíos han desencadenado esta per- capacitado para entender la lengua griega. En arameo adoctrinó a la
secución, que tiene el carácter de prueba temporal momentánea madre su hijo acerca del origen de todo cuanto existe. No quiere
(6,12-17); pero no escapará por ello Antíoco al castigo que Dios decir el texto que amamantara a su hijo durante tres años, sino sig-
nificar que durante este tiempo es extraordinario el sacrificio de
reserva al que escogió como instrumento de su justicia (9,5-3$; una madre para sus hijos. Habla ella a su pequeño un lenguaje ele-
Dan 11,36). y vado, recordándole que Dios no creó los seres de algo existente,
sino ex ouk onton, de lo que no existía, concepto que expresamos
Una madre intrépida (7,20-23) diciendo que Dios creó todo de la nada, ex nihilo sui et subiecti. Acaba
su exhortación con el pensamiento de que, si Dios crea todas las
20
Admirable sobre toda ponderación y digna de eterna me- cosas de la nada, ex nihilo, tiene también poder para crear de nuevo,
moria se mostró la madre, que, viendo morir en un solo día por así decir, al hombre para una vida eterna.
a sus siete hijos, lo soportaba animosa, por la esperanza que
tenía en Dios; 21 y en su patria lengua los exhortaba, llena de
generosos sentimientos, y, dando fuerza varonil a sus palabras Mueren madre e hijo (7,30-42)
de mujer, 22 les decía: «Yo no sé cómo habéis aparecido en mi
seno, no os he dado yo el aliento de vida ni compuse vuestros 30
Estando aún explicándole esto, dijo el joven: «¿Qué espe-
miembros. 23 El creador del universo, autor del nacimiento del ras? No obedezco el decreto del rey, sino los31mandamientos de
hombre y hacedor de las cosas todas, ése misericordiosamente la Ley, dada a nuestros padres por Moisés. Tú, inventor de
os devolverá la vida si ahora por amor de sus santas leyes la toda maldad contra los hebreos, no escaparás a las manos de
despreciáis». Dios. 32 Nosotros por nuestros pecados padecemos, 33 y si nues-
tro Señor, que es el Dios vivo, se irrita por un momento para
Nótese el lenguaje escogido y las profundas ideas que expresa nuestra corrección, de nuevo se reconciliará con sus siervos;
34
la madre de los Macabeos, impropios de su sexo y de su cultura. pero tú, impío, el más criminal de los hombres, no te engrías
La formación del cuerpo en el seno de la madre era un misterio neciamente y, orgulloso y vanamente confiado, te enciendas
(Sal 139,15; Job 10,8; Ecl 11,5; Sab 7,2). contra sus siervos; 3S no estás aún libre del juicio del Dios omni-
potente, que todo lo ve. 36 Mis hermanos, después de soportado
un breve tormento, beben el agua de la vida eterna en virtud
de la alianza de Dios; pero tú pagarás en el juicio divino las
La madre adoctrina a su pequeño (7,24-29) justas penas de tu soberbia. 37 Yo, como mis hermanos, entrego
24 mi cuerpo y mi vida por las leyes patrias, pidiendo a Dios que
Antíoco, a pesar de creer que se burlaba de él y de sospe- pronto se muestre propicio a su pueblo, y que tú, a fuerza de
char que con sus palabras le insultaba, todavía al más joven torturas y azotes, confieses que sólo El es Dios. 38 En mí y en
que quedaba, no sólo de palabra le exhortaba, sino que hasta mis hermanos se aplacará la cólera del Omnipotente, que con
con juramento le prometía, si dejaba las leyes patrias, enrique- encendida justicia vino a caer sobre toda nuestra raza». 39 Fu-
cerle y hacerle dichoso, tenerle por amigo y darle un honroso rioso el rey, se ensañó contra éste con más crueldad que contra
empleo. 25 Mas, como el joven no le prestase atención alguna, los otros, llevando muy a mal la burla que de él hacía. 40 Así
llamó el rey26a la madre y la mandó que diese al niño consejos murió limpio de toda contaminación, enteramente confiado en
saludables. Como insistiese él mucho en ello, prometió ella el Señor. n La última en morir fue la madre. 42 Y esto baste a
persuadirle; 27 e inclinándose hacia el niño, burlándose del cruel propósito de los sacrificios y de los martirios extraordinarios.
tirano, en lengua patria le dijo así: «Hijo, ten compasión de mí,
que por nueve meses te llevé en mi seno, que por tres años te El último Macabeo recapitula los conceptos teológicos que sus
amamanté, que te crié, te eduqué, te alimenté hasta ahora.
28 hermanos manifestaron individualmente al morir, que en este caso
Ruégote, hijo, que mires al cielo y a la tierra, y veas cuanto
hay en ellos, y entiendas que de la nada lo hizo29todo Dios, y es el mismo rey, al cual se le invita a reconocer al Dios de los judíos
todo el humano linaje ha venido de igual modo. No temas a como el único y universal, sin rival alguno. En el v.36 extiende
su pensamiento fuera de la familia y llama nuestros hermanos a todos
1094 2 Macabeos 8
2 Macabeos 8 1095
los judíos que sufren persecución por la justicia. Acaba el mucha-
cho su profunda disertación teológica con una nueva idea relativa costa invitaciones para que viniesen a comprar esclavos judíos
al valor expiatorio del sufrimiento en favor del prójimo. prometiendo darles noventa esclavos por talento. No presentía
la venganza que el Omnipotente iba a descargar sobre él.
La Iglesia conservó la memoria de los siete mártires Macabeos
y de su madre. Sus reliquias se veneraban en tiempos de San Jeró- En este texto desfilan ante el lector personajes que ya le son fa-
nimo en Antioquía 4 , en donde contempló su sepulcro Antonino de miliares: Filipo, frigio de origen (5,22; 6,11), encargado de heleni-
Placencia 5 . Más tarde, parte de sus reliquias se depositaron en la zar a Judea; Tolomeo, hijo de Dorimene (4,45), con el sobrenom-
iglesia de San Pedro ad Vincula, en Roma, y otra fue transportada bre de Macrón (10,12), partidario en un tiempo de Tolomeo VI
a Colonia, probablemente en tiempos de Barbarroja. Filometor, que le nombró gobernador de Chipre, ocupando igual
cargo en Celesiria y Fenicia al abrazar la causa de Antíoco Epifanes
(10,11-12; 1 Mac 3,38). De Nicanor se habla en 1 Mac 3,38, así
Judas, en acción (8,1-7) como de Gorgias. El papel preponderante que juega Gorgias en la
1
Entre tanto, Judas Macabeo y los suyos, entrando secreta- batalla de Emaús, según el texto de 1 Mac, se atribuye en el nues-
mente en las aldeas, invitaban a sus parientes y a los que habían tro al cortesano Nicanor, por razón de que al autor del epítome le
permanecido fieles al judaismo, y se les incorporaban, llegando interesa poner de relieve la acción de Dios contra este enemigo de
a juntar hasta seis mil hombres; 2 e invocaban al Señor para Israel y preparar de este modo al lector para que juzgue de la im-
que mirase por su pueblo, de todos conculcado; tuviese piedad portancia que tiene para Israel el «Día de Nicanor» (15,36). Con el
del templo, profanado por impíos; 3 s e compadeciese de la ciu- fin de armonizar nuestro texto con 1 Mac 3,38, algunos lo interpre-
dad, devastada y casi enteramente arrasada; escuchase los to- tan en el sentido de que Tolomeo comunicó a Lisias, primer minis-
rrentes de sangre que a él clamaban; 4 se acordase de la inicua tro, los éxitos de Judas. Lisias puso el asunto en manos de Tolomeo,
muerte de niños inocentes y de las blasfemias proferidas contra
su nombre, y mostrase su ira contra los malvados. 5 Puesto el quien llevó consigo a Nicanor y a Gorgias. Hemos aludido a la
Macabeo al frente de su tropa, se hizo irresistible6 a los gentiles, inmensa carga económica que pesaba sobre los seléucidas, a partir
volviendo el Señor su cólera en misericordia. Llegando de del tratado de Apamea, el año 188.
improviso a las ciudades y aldeas, las incendiaba; y ocupando
posiciones 7convenientes, triunfaba y ponía en huida a no pocos Judas arenga a sus tropas (8,12-21)
enemigos. Sobre todo aprovechaba la noche, como más aco- 12
modada para tales incursiones, y por todas partes se difundía En cuanto llegó a oídos de Judas que Nicanor se había
la fama de su valor. puesto en marcha, informó a los suyos de la vida de aquel ejér-
cito. 13 Unos, acobardados y sin fe en la venganza divina, se '
En 5,27 dijo el autor que su héroe, con otros nueve, se retiró al dieron a la huida, yéndose a otros lugares. 14 Otros vendían
desierto, no para permanecer ocioso, sino para organizar una resis- cuanto les quedaba, rogando al Señor les librara del impío Ni-
tencia capaz de enfrentarse con los enemigos del judaismo. La apa- canor, que los había vendido antes de caer en sus manos, 15 si no
por ellos, siquiera por la alianza con sus padres y16 por su vene-
rición de Judas y sus primeros éxitos es una muestra de que Dios rando y excelso nombre, que ellos llevaban. Juntando el
ha cambiado su cólera en misericordia, gracias a la vida de perfecto Macabeo su gente, en número de seis mil, los exhortó a no aco-
israelita que llevaba Judas en el desierto y por el celo puesto en bardarse ante el enemigo ni tener miedo de la muchedumbre
salvar a Israel del paganismo. de los gentiles que injustamente venían contra ellos, sino a com-
batir valientemente, 17 teniendo ante los ojos el ultraje inferido
por aquéllos al lugar santo, la opresión de 18
la ciudad escarnecida
Planes de Nicanor (8,8-11) y la disolución de las instituciones patrias. Ellos, decía, vienen
confiados en sus armas y en su valor; nosotros ponemos la con-
8 Viendo Filipo cuánto había progresado aquél en poco tiem- fianza en el Dios omnipotente, que puede con un solo ademán
po y cómo iban creciendo sus éxitos, escribió a Tolomeo, ge- derribar a los que vienen contra nosotros y al mundo entero.
neral de la Celesiria y Fenicia, para que viniese en apoyo de los 19
Y trajo a la memoria las ayudas prestadas a sus padres, lo de
negocios del rey. 9 Este llamó al instante a Nicanor, hijo de Pa- Senaquerib, en que ciento ochenta y cinco mil hombres pere-
troclo, uno de sus más fieles, y le mandó a Judea, poniendo bajo cieron, 20 y la batalla dada en Babilonia contra los gálatas, en la
su mando no menos de veinte mil hombres de todas las nacio- que, entrando en lucha ocho mil judíos y cuatro mil macedo-
nes, con el encargo de destruir todo el linaje de los judíos. Tam- nios, y hallándose en grave aprieto, los ocho mil derrotaron a
bién se le agregó Gorgias, general muy experimentado en las un ejército de ciento veinte mil, gracias al auxilio del cielo, lo-
cosas de la guerra. '° Se proponía Nicanor proporcionar al rey, grando de aquella victoria grandes ventajas. 21 Con estos discur-
de la venta de los judíos cautivos, dos mil talentos, que debían sos los alentó, y estaban prontos a morir por las leyes y por la
a los romanos como tributo, n y así envió a las ciudades de la patria.
4
Onomasticon, ed. Lagarde, 172. La cobardía de algunos seguidores de Judas pone de relieve el
5
ítinerarium; P. GEYER, hiñera Hierosalymitana: CSEL 39,190.
valor y la fe inquebrantable de éste. En confirmación de sus pala-
1096 2 Macabeos 8
2 Macabeos 8 1097
bras adujo Judas ejemplos de la ayuda dispensada por Dios a sus
antepasados. Cita el caso concreto de Senaquerib (2 Re 19,35; x Mac Santificación del sábado (8,27-29)
7,41) y el más reciente de la batalla que tuvo lugar en Babilonia 27
contra los gálatas 1. Se cree que el texto alude a la acción de Antío- Recogidas las armas de los enemigos y los despojos, ce-
co III contra los mercenarios galos al servicio de Malón, sátrapa lebraron el sábado, bendiciendo de todo corazón al Señor y
que se rebeló en la Media el año 221 antes de Cristo, o a la de An- dándole gracias por haberlos en aquel día librado, haciéndoles
experimentar las primicias de su misericordia. 28 Pasado el sá-
tíoco II Soter (281-261), que, según Appiano 2 , mereció el título que bado, repartieron el botín con los que habían sufrido persecu-
lleva por haber salvado el Asia Menor de la incursión de los gálatas. ción, con las viudas y los29huérfanos; el resto se lo distribuyeron
Muchos de los soldados del rey seléucida eran de origen judío (1 Mac entre ellos y sus hijos. Acabado esto, todos a una hicieron
10,36). La desproporción entre ambos ejércitos y la victoria de los seis oración, pidiendo al Señor misericordioso se reconciliase plena-
mil soldados de Judas sobre los ciento veinte mil sirios demuestra la mente con sus siervos.
intervención decidida de Dios en la lucha.
Al término de la jornada y antes del sábado se recogieron las
armas (1 Mac 4,23) y los despojos. En el texto paralelo citado no
Victoria sobre Nicanor (8,22-26) se habla de la inminencia del día de sábado. Una vez santificado el
día sabático, los soldados se repartieron el botín (Núm 31,25-47;
22
Dividiendo su ejército en cuatro cuerpos, puso al frente 1 Sam 30,24-31). Un glosador de alma delicada y fina pudo introdu-
de cada uno de ellos a sus hermanos Simón, José y Jonatán, cir en el texto la mención de las viudas y huérfanos.
asignando a cada uno mil quinientos hombres. 23 A Eleazar le
mandó leer el libro sagrado; dioles por santo y seña: «Auxilio
de Dios»; y tomando a su mando el primer cuerpo, cargó so- Derrota de Báquides y de Timoteo (8,30-32)
bre Nicanor. 24 Gracias a la ayuda del Omnipotente, mataron 30
más de nueve mil hombres, destrozaron la mayor 25parte del ¿En combates con las tropas de Timoteo y Báquides mata-
ejército de Nicanor, obligando a los restantes a huir. Se apo- ron más de veinte mil de ellos, y valientemente se apoderaron
deraron, además, de todo el dinero de los que habían venido de altas fortalezas y se hicieron dueños de muchos despojos,
con el propósito de26comprarlos. Después, habiéndolos perse- compartiéndolos con los perseguidos, los huérfanos, las viudas
guido largo trecho, se volvieron, obligados por la hora, pues y los ancianos. 31 Las armas, recogidas cuidadosamente, las de-
era víspera del sábado, y por eso no continuaron la persecución positaron en sitios convenientes, y el resto de los despojos los
llevaron a Jerusalén. 32 Al Marca de los que venían con Timo-
El texto cita a José entre los hermanos de Judas, lo que parece teo le quitaron la vida por ser hombre impiísimo, que había
afligido mucho a los judíos.
contradecir al texto de 1 Mac 2,3-5. El mencionado José puede
identificarse con el personaje de que se habla en 1 Mac 5,18.56; Nos hallamos ante un fragmento desplazado de su contexto his-
o más bien, considerar su presencia en el texto como un error de tórico. En vez de señalar la primera campaña de Lisias (1 Mac 4,
los copistas, que escribieron José en vez de Juan. Una vez enume- 27-35), de que nuestro autor hablará en el capítulo 11, refiere el
rados los hermanos de Judas, independientemente de ellos, se cita fin de las hostilidades entre Judas, Timoteo y Báquides (1 Mac 5,6;
a Eleazar. Este nombre aparece en todos los manuscritos griegos, 7,8). Ni siquiera se indica el lugar donde se enfrentaron los dos
en tanto que los latinos llevan unánimemente el de Esdras. Es muy ejércitos, que por 1 Mac 4,1-22 sabemos que fue junto a Eríiaús.
probable que este Eleazar no sea el hermano de Judas, sino un La acción de que se habla aquí tuvo lugar después de la purificación
sacerdote encargado de leer algunos versículos del texto sagrado del templo y antes del regreso triunfal de Judas, vencedor en Galaad
(12,36). En este libro, abierto al azar, debía encontrarse el santo y (1 Mac 5,28-55). Como hemos anotado repetidamente, falta en
seña del ejército de Judas, que por disposición divina fueron las pala- nuestro libro la ordenación cronológica de los hechos. En el v.32 se
bras «Auxilio de Dios», de las dos raíces de las cuales se compone el lee el término filarca, que equivale a jefe de tribu o de clan (12,10).
nombre de Eleazar. La costumbre de adoptar el ejército una pala- En Atenas se daba este título al comandante de un cuerpo de caba-
bra como consigna se conserva todavía hoy. De su uso en la anti- llería.
güedad dan fe Jenofonte (Anáb. 1,8,17: Zeus soter kai nike) y Vi-
gecio (3,5: Nobiscum Deus). La operación viose coronada por el
Huida de Nicanor (8,33-36)
éxito; el ejército de Nicanor sufrió cuantiosas pérdidas, mayores
de las que señala 1 Mac 4,i5- El dinero, pronto para comprar a los 33
Mientras celebraban sus victorias en la capital de la patria
judíos como esclavos, cayó en poder de Judas. los que habían incendiado las puertas sagradas, Calístenes y
otros más se refugiaron en una casita, a la que aquéllos pusieron
1 fuego, recibiendo así éstos el merecido de su impiedad. 34 Y el
J. LEVY, La victoire d'Antiochus I sur les Galates. Ptolomé fils de Makron: «Mélanges muy criminal Nicanor, que35 había traído a miles de mercaderes
H. Grégoire» (Bruselas 1950) 681-699.
2
Syriaca 66, para la venta de los judíos, con la ayuda de Dios quedó humi-
1098 2 Macabeos 9 2 Macabeos 9 1099
Hado por los que despreció, y, despojado de sus ricas vestiduras» cibió noticia de las derrotas sufridas por Nicanor y Timoteo,
a través de los campos, como esclavo fugitivo, llegó solo a An- 4
y, encendido en cólera, meditaba vengar en los judíos la inju-
tioquía,
36
hondamente acongojado por la pérdida de su ejército. ria de los que le habían puesto en fuga. Con esto dio orden al
Y el que había tomado a su cargo reunir de la venta de los conductor de su coche de avanzar sin interrupción, apresuran-
judíos en Jerusalén el tributo para los romanos, se hacía prego- do la marcha, cuando se cernía ya sobre él el juicio divino. Pues
nero de que los judíos tenían un Dios que luchaba por ellos y en su orgullo había dicho: «En cuanto llegue allí, haré de Jeru-
los hacía invulnerables, porque seguían las leyes dadas por El. salén un cementerio de judíos».
Difícil es determinar el sentido que el autor sagrado quiso d a r Hasta el presente, Antíoco había servido de instrumento de que
al v.33, por existir gran anarquía entre los códices. Tras un parén- se valió Dios para castigar los pecados de su pueblo, pero ha llegado
tesis, el texto se ocupa nuevamente de Nicanor y de sus planes dia- el momento de someterse al juicio divino. No pudo Antíoco arre-
bólicos. Pero recibió su castigo. Gomo Heliodoro, tuvo que regresa r batar los tesoros del templo de Nanea (1,13). De Elimaida (1 Mac
a su punto de partida, Antioquía, humillado por aquellos a quiene s 6,1) quiso marchar directamente a Babilonia (1 Mac 6,4), pero la
quería vender como esclavos, viéndose también constreñido a con- idea de impresionar a los partos con un despliegue de fuerzas le
vertirse en vocero del Dios de los judíos. Galístenes era un hebreo obligó a dirigirse a Ecbatana, capital de la Media. Montó en cólera
helenizante. El incendio de las puertas del templo (1 Re 6,33-34) al recibir noticias de las derrotas de Nicanor y Timoteo, jurando
fue provocado por la intervención del misarca (1 Mac 1,31). El vengarse de los judíos (1 Mac 6,5-6; 3,35-36).
autor hace hincapié en que los gentiles pregonaban la gloria del
Dios de Israel (3,36; 9,12). Antíoco, herido de muerte (9J5-10)
5
Pero el Señor, Dios de Israel, que todo lo ve, le hirió con
M U E R T E DE A N T Í O C O EPIFANES (c.9) una llaga incurable e invisible. Apenas había terminado de ha-
blar, se apoderó de él intolerable dolor de entrañas y agudos
A la serie de muertes violentas y trágicas de los enemigos de tormentos interiores, 6 y muy justamente, puesto que había
Dios no podía faltar la del más impío de los emperadores seléuci- atormentado con muchas y extrañas torturas las entrañas de
otros. 7 Mas no por esto desistió de su fiereza; lleno de orgullo
das. Al autor sagrado no le impresionan las campañas gloriosas de y respirando fuego contra los judíos, dio orden de acelerar la
Antíoco por tierras de Oriente; al contrario, le molestan, y hace lo marcha. Mas sucedió que, en medio del ímpetu con que el
posible para ocultarlas a los lectores, que deben formarse de él una coche se movía, cayó de él Antíoco, y con tan desgraciada caída,
idea sombría, conforme a la que se granjeó el monarca por la per- que todos los miembros de su cuerpo quedaron magullados.
8
secución del pueblo judío y de su Dios. A él, como a todo perse- El que con sobrehumana arrogancia se imaginaba dominar
guidor del judaismo, alcanzó de lleno la cólera divina, que dispuso sobre las olas del mar y pensaba poner en balanza la altura de
providencialmente que el profanador del templo de Jerusalén en- los montes, ahora, caído en tierra, era llevado en una litera, po-
contrara la muerte en un asalto frustrado contra un santuario. En niendo de manifiesto ante todos el poder de Dios, 9 hasta el
1 Mac 6,1-16; 2 Mac 1,10-17 s e refiere la muerte de Antíoco; a punto de manar gusanos el cuerpo del impío, y, vivo aún, entre
atroces dolores, caérsele las carnes a pedazos, apestando con su
aquellos relatos sigue ahora un tercero. Si otras versiones del hecho hedor al ejército. 10 Y al que poco antes parecía coger el cielo
hubieran existido, seguramente que nuestro autor las habría reco- con sus manos, nadie ahora le quería llevar, por la intolerable
gido en su libro. En todas las versiones de la muerte de Antíoco fetidez.
se hace hincapié en que fue una muerte lenta, dolorosa, misérrima,
acaecida en momentos en que estaba empeñado en recaudar fon- Avanzaba Antíoco en su carroza real profiriendo amenazas y
dos para la economía del imperio. En los detalles, la diferencia entre blasfemias contra los judíos. Dios no dejó impune semejante alta-
las diversas tradiciones son grandes. La inerrancia del autor sagra- nería y le hirió con una llaga incurable e invisible, que es la enfer-
do queda a salvo por circunscribirse a transcribir en su libro las medad propia del orgulloso, según Jeremías (15,18; 30,12-15). Al
distintas versiones que circulaban acerca de la muerte de Antíoco. mal incurable se añadió una caída, con el consiguiente magulla-
miento. El que se arrogaba honores divinos y pretendía igualar el
poder de Dios dominando las olas del mar (Is 51,15; Job 38,11) y
Antíoco regresa de Persia (9,1-4) poner en balanza las alturas de los montes (Is 40,12), se ve humi-
1
Acaeció por aquel tiempo que Antíoco hubo de retirarse llado y tendido, impotente, sobre una litera, manando gusanos de
en desorden de Persia. 2 Había entrado en Persépolis con el su cuerpo. No se excede Dios en el castigo contra Antíoco; su in-
propósito de saquear el templo y apoderarse de la ciudad. Pero, mensa soberbia exigía un castigo ejemplar y humillante. Se ha que-
alborotada la muchedumbre, corrió a las armas, obligándole rido investigar la naturaleza de esta enfermedad (9,21; 1 Mac 6,9),
a huir, y, puesto en fuga por los naturales, hubo de emprender diciendo unos que fue la helmenthiasis; pero las tentativas fracasan
una retirada vergonzosa. 3 Hallándose cerca de Ecbatana, re- ante el estilo retórico del autor, que se esfuerza por encontrar en la
1100 2 Macabeos 9 2 Macabeos 9 1101
enfermedad de Antíoco aquellos síntomas externos que en la apre- mi estado, antes confiando mucho que saldré de mi enferme-
ciación de los hombres son más nauseabundos y repelentes. La dad, 23 y teniendo en cuenta que también mi padre, al24partir
putrefacción de las carnes es un anticipo del sheol (Is 14,11; 66,24; en campaña para las altas provincias, designó sucesor, a fin
Ecli 7,17; 19,3). Así murieron Herodes el Grande y su hijo Agripa. de que, si algo inesperado le ocurría o les llegaban noticias des-
agradables, no se inquietasen sus subditos, sabiendo a quién
pertenecía el gobierno. 25 Pensando, además, que los príncipes
Palabras de dolor y arrepentimiento (9,11-17) limítrofes y vecinos del reino acechan la ocasión en espera de
sucesos, he designado por rey a mi hijo Antíoco, a quien mu-
11
Herido así, comenzó a deponer su excesivo orgullo y a chas veces ya, recorriendo las satrapías superiores, recomendé
entrar dentro de sí mismo, azotado por Dios con punzantes a muchos de vosotros, y a él mismo le he escrito la carta que
dolores. 12 No pudiendo él mismo soportar su hedor, dijo: «Jus- va a continuación.
to es someterse a Dios y que el mortal no pretenda en su orgullo
igualarse a El». 13 Y oraba el malvado 14al Señor, de quien no Comprendió el rey que sus días estaban contados y que urgía
había de alcanzar misericordia, y decía que la ciudad santa, asegurar el trono a su hijo Antíoco Eupator contra las pretensiones
a la que antes a toda prisa quería llegar para arrasarla y conver- de Demetrio. A este fin escribe una carta circular en forma de sú-
tirla en un cementerio, la reedificaría y la declararía libre; 15 que plica dirigida a los judíos en general. Se duda de la autenticidad
a los judíos, a quienes antes no tenía por dignos de sepultura de la carta por creerse que no encaja con el texto anterior; por la
y cuyos hijos había de arrojar en pasto a las fieras, los igualaría afirmativa se pronuncian historiadores de la talla de Meyer y Moffat.
en todo con los atenienses; 16 que el templo santo, por él saquea-
do, lo enriquecería de los más preciosos dones y devolvería Está redactada en estilo griego, con fraseología abundante. Junto
multiplicados todos los vasos sagrados; que los gastos tocantes al título de rey, Antíoco se llama también strategós, cargo equiva-
a los sacrificios, de sus propias rentas los suministraría; 17 final- lente al de pretor en Roma. De documentos antiguos se desprende
mente, que él mismo se haría judío y recorrería toda la tierra que Antíoco Eupator fue asociado al reino a partir del año 173
habitada para pregonar el poder de Dios. antes de Cristo hasta el 178. El autor no reproduce la carta que
Antíoco mandó a su hijo, acaso por no tenerla a mano. En ella
Reflexiona Antíoco, reconoce su culpa, alaba al Dios de Israel, debió el monarca señalar los regentes del nuevo monarca, menor
que no le escucha por haber llenado la copa de sus infidelidades. de edad, que fueron Lisias y Filipo (1 Mac 6,14-17).
Vemos en las páginas viejotestamentarias que nunca Dios vuelve
su espalda al pecador que, arrepentido, se reconcilia con El; pero
aquí el Dios de Israel se muestra inflexible para con el enemigo Muere Antíoco (9,26-29)
número uno de su heredad. En su lecho de muerte le asalta el re- 26
»Así, pues, os pido y ruego que, teniendo en cuenta el bien
cuerdo de todos los males que ha perpetrado contra Jerusalén y su común y 27el privado, conservéis vuestra lealtad hacia mí y hacia
templo y promete repararlos con ventajas; pero es tarde; la hora mi hijo, persuadido de que, siguiendo con blandura y hu-
de la justicia divina, del juicio divino, ha sonado ya. Llega Antíoco manidad mis intenciones, se entenderá con vosotros». 28 Así,
al extremo de prometer que, si sana, se hará judío, con todas las aquel homicida y blasfemo, presa de horribles sufrimientos,
consecuencias que esta decisión traía consigo, obligándose a la ob- acabó su vida en tierra extranjera, sobre los montes, con una
servancia de la Torah y a circuncidar la carne de su prepucio. Las muerte miserable, como la que él a tantos había dado. 29 Trans-
buenas disposiciones que le animan superan a las que le atribuye portó su cuerpo Filipo, su hermano, que, temiendo a Antíoco,
el hijo, huyó a Egipto, a Tolomeo Filometor.
Daniel (4,31-34)-
El tono digno y moderado de las palabras que cierran la carta
Carta a los judíos (9,18-25) de Antíoco contrastan con los duros epítetos de «homicida y blas-
18 femo» con que el texto acompaña a Antíoco hasta el sepulcro. A pe-
Mas como de ningún modo cesaban sus tormentos, por- sar de dar prisa al conductor de la carroza real, no llegó vivo a An-
que el justo juicio de Dios había descargado sobre él, desespe- tioquía, muriendo en Tabe 1, en los alrededores de Ispahán, en los
ranzado de su salud, escribió19a los judíos una carta en forma de
súplica, al tenor siguiente: «A los honrados ciudadanos ju- confines de Persia. Murió Antíoco dentro de los límites de su im-
díos, mucha salud, dicha y bienestar, el rey y general Antíoco. perio, pero fuera de su palacio. El lugar del deceso, según Estrabón,
20
Puesta en el cielo mi esperanza, me alegraría mucho de que es un terreno montañoso y a propósito para guarida de ladrones.
gocéis de mucha salud, vosotros y vuestros hijos, y de que todos Filipo se encargó de transportar su cadáver a Antioquía (1 Mac
vuestros negocios os salgan a deseo. 21 En cuanto a mí, postrado 6,13) por haber sido nombrado tutor de su hijo y honrado con el
sin fuerzas en el lecho, recuerdo las pruebas de honor y bene- título de «amigo» del rey. Al llegar a la capital tuvo noticia de que
volencia que con amor me habéis dado. Volviendo de Persia, Lisias defendía sus derechos de tutor y regente que le había con-
he caído en una enfermedad muy molesta, y he creído conve-
niente pensar en la seguridad común, 22 no desesperando de 1
POLIBIO, 2 Ó . I O .
1102 2 Macabeos 10 2 Macabeos 10 1103
fiado Antíoco (i Mac 3,32). Quiso Filipo que prevaleciera la última
voluntad del rey; pero, derrotado por Lisias (1 Mac 6,55-63), huyó
a Egipto, refugio de todos los enemigos de los seléucidas 2 , donde SEGUNDA PARTE
residió desde 164 a 163 (13,23). \ COMBATES DE JUDAS MACABEO HASTA EL
«DÍA DE NICANOR» (10,9-15,40)
Purificación del templo (10,1-8)
1
El Macabeo y los suyos, con la ayuda del Señor, lograron Intrigas en Antioquía (10,9-13)
ocupar el templo y la ciudad. 2 Destruyeron las aras alzadas
por los extranjeros en las plazas y los bosques sagrados. 3 Des- 9
Tal fue el fin de Antíoco, apellidado Epifanes. 10 Ahora con-
pués de dos años de interrupción, purificado el templo, erigie- taremos los sucesos de Antíoco Eupator, hijo del impío, com-
ron otro altar, y con fuego sacado de pedernales ofrecieron sa- pendiando las calamitosas guerras. n Así que se hizo cargo del
crificios; encendieron de nuevo las luces, quemaron el incienso reino, puso al frente del gobierno a un cierto Lisias, general en
y presentaron los panes de la proposición. 4 Hecho esto, roga- jefe de la Celesiria y la Fenicia. 12 Tolomeo, llamado Macrón,
ban al Señor, postrados en tierra, que no volvieran a caer en que se había distinguido por su amor a la justicia en el trato
semejantes males, sino que, si volvían a pecar alguna vez, El con los judíos, reparando las iniquidades que con ellos se había
mismo los corrigiese con blandura y no los entregase a los blas- cometido, procuraba tratarlos amigablemente. 13 Mas por esto
femos y bárbaros gentiles. 5 El mismo día en que el templo fue denunciado por los cortesanos ante Eupator, y a cada ins-
había sido por los extranjeros profanado, ese 6mismo fue puri- tante tenía que oír que le tachaban de traidor; pues habiendo
ficado, el día veinticinco del mes de Casleu. Con gran rego- dejado Chipre, que Filometor le había confiado, se había pa-
cijo celebraron por ocho días la fiesta, al modo de la fiesta de sado al bando de Antíoco Epifanes. Desesperado, viendo que
los Tabernáculos, recordando cómo poco tiempo hacía hubie- no podía desempeñar honrosamente su cargo, se envenenó.
ron de pasar la fiesta de los 7Tabernáculos en los montes y en las
cavernas, a modo de fieras. Por lo cual, llevando tirsos, ramos
verdes y palmas, cantaban8 himnos al que los había favorecido Con satisfacción recuerda todavía el autor la muerte del impío.
hasta purificar su templo. Y de común acuerdo dieron decreto Su intención es narrar a continuación algunos hechos sucedidos du-
a toda la nación judía de celebrar cada año las mismas fiestas. rante el reinado de Antíoco Eupator, «compendiando las calamito-
sas guerras». Filipo debió ceder a Lisias el puesto de preceptor
El autor vuelve a enhebrar el hilo de la historia (8,33-36), que del rey (1 Mac 6,55; 2 Mac 9,29). Tolomeo Macrón buscaba en
interrumpió con el relato de la muerte de Antíoco. Lo que aquí se los judíos un punto de apoyo y de comprensión que no hallaba
dice corresponde a la narración de 1 Mac 4,36-59, con la diferencia entre sus rivales de Antioquía, que no veían con buenos ojos que
de que, mientras en este último lugar se dice que el culto fue in- un obrero de la hora de nona ocupara el importante cargo de go-
terrumpido por espacio de tres años, en nuestro texto se habla de bernador de Celesiria y de Fenicia. Macrón sirvió antes a Tolo-
dos. Pero no cabe buscar en el libro II de los Macabeos una cro- meo VI Filometor, a quien traicionó entregando a Epifanes la isla de
nología con exactitud matemática. El autor de nuestro texto cono- Chipre, de la que era gobernador. Muerto su nuevo amo, quedó su
cía el relato existente sobre este argumento (1 Mac 4,36-59; 2 Mac conducta al descubierto, teniendo que soportar el calificativo de
1,8.19), por lo que pasa por alto muchos detalles y menciona otros. traidor con que le motejaban sus correligionarios de la corte.
Así, por ejemplo, da mucha importancia al fuego (1,18; 2,1) sagra-
do que sacaron de pedernales (Lev. 10,1; Núm 3,4). Para solem-
nizar la fiesta se adoptó el ceremonial vigente en la fiesta de los Ta- Judas, contra los idumeos (10,14-17)
bernáculos, con ocho días de duración. Con satisfacción comprue-
14
ba el autor sagrado que el templo, que Heliodoro intentó profanar Por entonces Gorgias, nombrado general de aquellas pro-
(3,7-10), que Antíoco Epifanes saqueó (5,15-21) y dedicó a Júpiter vincias, manteníal s tropas mercenarias y con frecuencia hosti-
Olímpico (6,2), adquiere su carácter primitivo. La fiesta de la pu- gaba a los judíos. Al mismo tiempo que él, los idumeos, due-
rificación y dedicación del templo representa para el autor el triunfo ños de fortalezas bien situadas, molestaban a los judíos, y, aco-
del judaismo sobre el paganismo 1. giendo a los huidos de Jerusalén, procuraban fomentar la gue-
rra. 16 Las tropas del Macabeo después de hacer oración y pe-
dir a Dios que viniese en su ayuda, acometieron las fortalezas
2
Sobre la muerte de Antíoco: M . HALLEUX, La mort d'Antioche IV Epiphanes: «Revue de los idumeos; 17 y atacándolas con vigor, se hicieron dueños
des Etudes Anciennes», 18 (1916) 77-102; M . ZERWICK, Respondetur interroganti: Quomodo
in concordiam redigantur quae de morte Antiochi IV Epiphanis in libros Mac. triplici modo nar-
rantur: V D 19 (1939) 308-314; M . DAGUT, / / Mac. and the Death ofAntiochus IVEpiphanes: origin and its significance: «Jewis Quarterly Review»), 29 (1938) r-36; J. MORGENSTERN, The
J B L 72 (I9S3) 149-157. Chanukkahfestival and the Calendar of ancient Israel: «Huca», 20 (1947) 1-136; 21 (1948)
1
U n a más amplia información sobre la fiesta de la Hanuca: F . M . ABEL, La Jete de la 365-490. Según este autor, es la H a n u c a una fiesta anterior al exilio. O . S. RAUKIN, The Orí-
Hanouca: RB 53 (1946) 538-545; H . H O P F L , DOS Chanukafest: B 3 (1922) 165-179; E. So- gins if the Festival of Hanukkah (Edimburgo 1930); ID., The Festival of Hanukkah: «The L a -
L I S - C O H E N , Hanukkah: The Feast of Lights (Philadelphia 1937); S. Z E I T L Í N , Hanukka, its byrinth» (Londres 1935) 159-209.
1104 2 Macabeos 10 2 /Macabeos 11 1105
de las plazas, rechazaron a cuantos sobre los muros combatís a la cabeza de los judíos 3" y tomando en medio de ellos al Ma-
degollaron a cuantos cayeron en sus manos y dieron muerte a cabeo, le protegían con sus armas, le guardaban incólume y
no menos de veinte mil hombres. lanzaban flechas y rayos contra el enemigo, que, herido de
ceguera y espanto, caía. 32 31 Mataron veinte mil quinientos, y
En Palestina se encontraba el general Gorgias (i Mac 3,38; i de los jinetes, seiscientos. El mismo Timoteo huyó a la for-
2 Mac 8,9) al frente de tropas mercenarias encargadas de hostigar taleza llamada Gazer, plaza muy guarnecida, donde mandaba
a los judíos. Por el sur presionaban los idumeos, aliados de los se- Quereas. 33 Las fuerzas del Macabeo, llenas de ardor, atacaron
léucidas, que acogían a los tránsfugas judíos, disponían de fortale- durante cuatro días la fortaleza. 34 Los de dentro, confiados en
zas en la Idumea del Norte o Acrabatana y en la Idumea del Sur la fuerza del lugar, los ultrajaban sin cesar y proferían palabras
(12,32). Con evidente exageración, señala el autor que el número de impías y jactanciosas contra los asediantes. 35 Pero, al amane-
cer el quinto día, veinte jóvenes de los que seguían al Macabeo,
idumeos caídos fue de unos veinte mil. encendidos sus ánimos por las blasfemias, se lanzaron valero-
samente a la muralla y la escalaron con ánimo viril, matando
Venalidad de unos judíos (10,18-23) a cuantos se oponían. 36 Y otros tras ellos la escalaron igualmen-
te en medio del desorden de los asediados, y, poniendo fuego
18 Habiéndose refugiado unos nueve mil en dos torres muy a las torres y a las puertas, encendieron hogueras, en que que-
fuertes y bien abastecidas para resistir un largo asedio, I9 el Ma- maron vivos a los blasfemos. 37 Francas las puertas, penetró
cabeo dejó, para mantener el cerco, a Simón, a José y a Zaqueo, el resto del ejército, se apoderó de la ciudad, dando muerte a
con bastante gente, y él se dedicó a luchar donde más urgencia Timoteo, que se había escondido en una cisterna; a su herma-
había. 20 Los de Simón, llevados de la avaricia, se dejaron com- no Quereas y Apolofanes. 38 Realizada esta hazaña, con him-
prar por dinero por algunos de los que en las torres21estaban, nos y alabanzas bendecían al Señor, que tan grandes cosas hacía
recibiendo setenta mil dracmas por dejarlos escapar. Sabido por Israel, dándoles tan gran victoria.
esto por el Macabeo, reunió a los jefes del pueblo y los acusó
de haber vendido a sus hermanos, dejando huir a sus enemi- En todo este relato debe distinguirse entre las circunstancias
gos, 22 y como a traidores los hizo matar, apoderándose luego históricas y la libertad que admite la historia patética, con finali-
de las dos torres. 23 Dio feliz término a esta empresa, matando dades didáctico-religiosas. De Timoteo se habla en 8,30-32. Algu-
a más de veinte mil en las dos fortalezas.
nos lo identifican con el personaje homónimo de 1 Mac 5,6ss, a lo
Mientras la Vulgata dice que algunos (quídam) se atrincheraron que se opone la situación geográfica de ambos relatos. En esta pe-
en dos fortalezas, el texto griego señala el número de nueve mil, rícopa, Jasón de Cirene y su compilador demuestran que la ayuda
cifra hiperbólica. Simón es hermano de Judas (1 Mac 2,3); de José divina no faltó, manifestándose de manera visible y aparatosa (3,25;
se habla en 1 Mac 5,18.56; Zaqueo puede identificarse con Zaca- 5,3). Cinco ángeles, visibles al enemigo e invisibles a los judíos,
rías, padre de José (1 Mac 5,18). El gran número de muertos indica aparecieron en el aire protegiendo a Judas y disparando flechas
una vez más la concepción que el autor tiene de la historia. En efecto, contra los enemigos. ¿Qué valor objetivo concede el autor sagrado
¿cómo pudieron caer veinte mil hombres entre ambas torres, cuando a esta aparición? Encontró él el relato en la obra de Jasón y la trans-
en ellas habíanse refugiado solamente nueve mil? cribió; ye hemos dicho en la introducción que estas apariciones
maravillosas formaban parte de la historia patética aun entre los
historiadores griegos y latinos. Es posible que fueran los enemigos
Derrota y muerte de Timoteo (10,24-38) los inventores de esta visión con el fin de justificar su derrota. De
24
Timoteo, el que antes había sido vencido por los judíos, su presencia no se enteraron los judíos. Timoteo huyó a Gazer,
juntó numerosa fuerza mercenaria, y, reunida la caballería de donde mandaba su hermano Quereas.
Asia en buen número, vino con el propósito de hacer la Judea
presa de guerra. 25 Al acercarse, las tropas del Macabeo se vol-
vieron a Dios en oración, y, cubierta de polvo la cabeza y ce- Derrota de Lisias (11,1-12)
ñidos de saco los lomos, 26 se postraron al pie del altar, rogando 1
Muy poco tiempo después, Lisias, tutor del rey, pariente
a Dios que se les mostrase propicio a ellos y hostil a sus enemi- suyo2 y regente del reino, muy apesadumbrado por lo sucedi-
gos, oponiéndose a los adversarios según las promesas de la do, juntó alrededor de ochenta mil hombres y toda la caba-
Ley. 27 Terminada la oración, empuñaron las armas, salieron llería, y vino contra los judíos, pensando hacer de la ciudad una
de la ciudad e hicieron alto cuando estuvieron cerca del ene- población griega, 3 someter el templo a tributo, como los san-
migo. 28 Antes que del todo amaneciera vinieron a las manos; tuarios gentiles, y hacer el sumo sacerdocio vendible y anual,
los unos tenían como prenda de feliz éxito y de victoria, a más 4
sin tener para nada en cuenta el poder de Dios, y muy paga-
de su valor, el recurso a su Dios; los otros iban al combate lle- do de los millares de sus infantes y caballos y de sus ochenta
vados de su pasión. 29 En lo más duro de la pelea se les apare- elefantes. 5 Entrando en Judea, se acercó a Betsur, plaza fuerte
cieron en el cielo a los adversarios cinco varones resplandecien- situada en un desfiladero y distante de Jerusalén unos cinco
tes, montados en caballos con frenos de oro, que, poniéndose estadios, y la atacó. 6 Así que los del Macabeo supieron que
1106 2 Macabeos 11
2 Macabeos 11 1107
Lisias estaba atacando la fortaleza, a una con la m u c h e d u m b r e
rogaban al Señor, entre llantos y gemidos, q u e enviase u n buen Negociaciones de paz (11,13-38)
ángel para salvar a Israel. 7 El m i s m o M a c a b e o , t o m a n d o sus
a r m a s , se adelantaba a los d e m á s para ir en socorro de sus her- 13 C o m o n o carecía de discreción, echando sobre sí m i s m o
m a n o s ; 8 y mientras con igual valor todos m a r c h a b a n llenos la culpa de la sufrida derrota, y entendiendo que los hebreos
de ardimiento, cerca todavía de Jerusalén, se les apareció en eran invencibles, por tener de su parte al Dios todopoderoso,
cabeza u n jinete vestido de blanco, a r m a d o de a r m a d u r a de les envió u n mensajero, 1 4 proponiéndoles la reconciliación en
oro y vibrando la lanza. 9 T o d o s a u n a bendijeron a Dios mise- condiciones justas y p r o m e t i e n d o persuadir al rey de la nece-
ricordioso y se enardecieron, sintiéndose prontos n o sólo a ata- sidad de hacérselos amigos. 15 Aceptó el M a c a b e o las propo-
car a los h o m b r e s y a los elefantes, sino a p e n e t r a r p o r m u r o s siciones de Lisias, m i r a n d o el interés público; y, en efecto, todo
de hierro. N> M a r c h a b a n en o r d e n de batalla, fiados en aquel cuanto el M a c a b e o propuso p o r escrito a Lisias acerca de las
auxiliar celestial, señal de la misericordia del Señor hacia ellos, peticiones de los judíos, fue otorgado p o r el rey. 16 L a carta de
11
y c o m o leones se lanzaron sobre los enemigos, dejando fuera Lisias a los judíos era del tenor siguiente: «Lisias, al pueblo ju-
de c o m b a t e once mil infantes y mil seiscientos jinetes. 12 Y ha- dío, salud. 17 Juan y Abesalón, vuestros mensajeros, m e h a n
ciendo huir a los d e m á s . L a m a y o r parte de los q u e se salvaron entregado una comunicación suplicando respuesta a los puntos
q u e d a r o n desnudos y heridos, y el m i s m o Lisias se puso en en ella contenidos. 18 C u a n t o era preciso p r o p o n e r al rey se lo
salvo h u y e n d o vergonzosamente. hice saber, y él ha otorgado cuanto le pareció aceptable. 19 P o r
tanto, si tenéis vosotros la m i s m a b u e n a voluntad hacia el reino,
El episodio es paralelo al q u e se narra en i M a c 4,26-35. Lógi- yo en adelante p r o c u r a r é favorecer vuestra causa. 20 E n cuanto
camente, la perícopa debía seguir a 8,29 u 8,35, p e r o Jasón t u v o sus a los detalles, he dado encargo a vuestros mensajeros y a los
míos de q u e os los c o m u n i q u e n de palabra. 2 i Pasadlo bien.
razones al colocarla en este contexto. Lisias era t u t o r (epítropos) del A ñ o ciento cuarenta y ocho, a veinticuatro del m e s de Diosco-
rey, amigo suyo (10,11; 11,22) y regente del reino (1 M a c 3,32). C o n rintio». 2 2 L a carta del rey decía así: «El rey Antíoco, a su her-
u n ejército i m p o n e n t e — v e i n t e mil soldados m á s d e los q u e se m e n - m a n o Lisias, salud. 2 3 Trasladado a los dioses nuestro p a d r e y
cionan en 1 M a c 4,28—Lisias se dirige a Betsur. E n el texto se fija queriendo q u e los subditos de nuestro reino vivan sin pertur-
la distancia en 925 metros, o sea, cinco estadios. El texto se e n c u e n - baciones, atentos a sus propios intereses, 24 h e m o s sabido que
tra en mal estado, siendo m u y difícil d e t e r m i n a r cuál es la lección los judíos se niegan a adoptar las costumbres helénicas, c o m o
primitiva. El códice A lleva la palabra schoinós, m e d i d a de longitud. quería nuestro p a d r e , y prefieren conservar sus propias insti-
Según Plinio, u n schoinós correspondía a treinta estadios 1, con lo tuciones, y p o r esto piden les sea otorgado vivir según sus leyes.
25
Q u e r i e n d o , pues, que esta nación viva tranquila, h e m o s re-
q u e se obtiene la distancia aproximada entre Jerusalén y Betsur.
suelto q u e su t e m p l o les sea restituido y vivan según las cos-
O t r o s códices hablan de cinco estadios, quinientos y diez mil. Para t u m b r e s de sus mayores. 2S H a r á s , pues, bien en comunicarles
resolver la dificultad ha p r o p u e s t o G r i m m identificar Betsur con esto y concertar con ellos la paz, para que, sabiendo nuestra
Beit-Sahur, en el C e d r ó n , o con la aldea de et-Tur, en el m o n t e de voluntad, vivan contentos y alegremente atiendan a sus pro-
los Olivos. pios negocios». 21 L a carta del rey a los judíos es c o m o sigue:
T u v o noticias J u d a s del ataque de Lisias contra Betsur y recurrió «El rey Antíoco, al senado de los judíos y a los d e m á s judíos,
salud. 2 8 Si gozáis de salud, m e alegraré de ello; nosotros esta-
s ú b i t a m e n t e a la oración, con palabras q u e r e c u e r d a n Ex 23,30. m o s bien. 29 Menelao nos comunica q u e deseáis volver a jun-
E s c u c h ó Dios su voz, y he aquí q u e se p r e s e n t ó a su vista u n jinete taros con los vuestros, 30 y a los q u e lo hagan hasta el treinta
vestido de blanco, a r m a d o de a r m a d u r a de oro y vibrando la lanza. del m e s de Xántico les concedemos la paz y seguridad; 3 i y con-
Este ángel b u e n o (15,23; T o b 5,22) era enviado p o r Dios p a r a p r o - cedemos q u e los judíos p u e d a n usar de sus comidas y de sus
teger a su p u e b l o . Presentóse vestido d e blanco ( M t 28,3; M e 16,5; leyes c o m o antes, y nadie sea en m o d o alguno molestado p o r
J n 20,12; A c t 1,10, etc.), estando todavía J u d a s en Jerusalén, cir- los errores anteriores. 32 H e m a n d a d o a Manelao que os confir-
cunstancia q u e parece contradecir a 1 M a c L e , en q u e se dice q u e m e en estas seguridades. 33 Pasadlo bien. El año ciento cuaren-
J u d a s a c a m p a b a j u n t o a Betsur. Según n u e s t r o texto, el ángel a c o m - ta y ocho, el día quince del m e s de Xántico». 34 T a m b i é n los
p a ñ ó a J u d a s desde Jerusalén a Betsur. E n las excavaciones de Betsur, r o m a n o s le enviaron una carta, q u e decía así: « Q u i n t o M e m -
m i o y Tito Manlio, legados de los r o m a n o s , al pueblo de los
en 1931, se encontró la ciudadela helenística, con varias m o n e d a s judíos, salud. 35 L o que Lisias, pariente del rey, os ha otorgado,
de Epifanes. nosotros lo a p r o b a m o s . 36 C u a n t o a lo que él ha creído deber
1 someter al rey, enviad luego alguno con instrucciones precisas,
Nat. Hist. 5,10. a fin de q u e nosotros le apoyemos según vuestra conveniencia.
Nosotros nos dirigimos a Antioquía. 37 P o r tanto, daos prisa
y enviad algunos que nos informen de vuestros deseos. 38 Pa-
sadlo bien. El quince del m e s de Xántico del año ciento cua-
renta y ocho».
pero no tomar la iniciativa del combate (i Mac 2,41). La protesta de tender las manos y orando por toda la comunidad de los judíos.
de los judíos enrolados en el ejército de Nicanor demuestra que Su bondad y altruismo le caracterizaron ya en vida (3,31; 4,2).
conservan su fe, al mismo tiempo que declaran que la ley del sábado Pronto otro venerable anciano entró en escena; al hacer Onías su
es universal, que obliga a todos los hombres indistintamente, por presentación, declaró que era Jeremías, profeta de Dios (2,1-8).
haber sido promulgada a raíz de la creación del mundo (Gen 2,4). De este texto aparece claramente la fe de nuestro autor en la inter-
Nicanor no niega que exista Dios, pero duda de que El haya orde- cesión de los santos a favor de los mortales.
nado el descanso sabático. Sin saber él por qué sus proyectos no
se realizaron.
Preparativos para el combate (15,17-24)
17
Alentados con estas nobles palabras de Judas, capaces de
Judas catequiza a los suyos (15,6-11) vigorizar y exaltar hasta el heroísmo las almas de los jóvenes,
6 resolvieron no atrincherarse en el campo, sino arrojarse valien-
Mientras Nicanor, en su insensato orgullo, pensaba
7
levan- temente sobre el enemigo, y, luchando con todo valor, decidir
tar con Judas y los suyos un monumental trofeo, 8
éste, puesta la cosa, puesto que se hallaban en peligro la ciudad, la religión
siempre su confianza en el socorro del Señor, exhortaba a los y el templo; i 8 pues la solicitud que por las mujeres, los hijos,
suyos a no temer el ataque de los paganos; antes bien, recor- los hermanos y parientes tañían era menor que la que sentían
dando los auxilios que en tiempos anteriores les habían venido por el templo santo, la más grande y primera de todas las cosas.
del 9cielo, esperasen también ahora del Todopoderoso la victo- 19 No era pequeña la ansiedad de los que en la ciudad habían
ria, y los alentaba, proponiéndoles testimonios de la Ley y de quedado, inquietos como se hallaban por la lucha de fuera.
los profetas y recordándoles los combates que habían sostenido, 20
Cuando todos esperaban el futuro desenlace, y los enemigos
dándoles con esto mucho ánimo. 1 0 Después de haber levantado se acercaban dispuestos en orden de batalla, y los elefantes co-
sus espíritus, les puso de manifiesto la falta de fe de los gentiles locados en lugares oportunos, y la caballería en las alas, 21 al ver
y la transgresión de sus juramentos; 11 animando a todos, no el Macabeo la muchedumbre que se acercaba, el variado apa-
tanto con la seguridad de sus escudos y lanzas cuanto con la rato de las armas, la fuerza de los elefantes apostados en lugares
confianza de sus alentadoras palabras. Sobre todo los alegró con convenientes, levantando las manos al cielo, invocó al Señor,
la relación de un sueño digno de toda fe. hacedor de prodigios. Sabía que no por la fuerza de las armas
De nuevo opone el autor dos realidades: ¡a de Nicanor, obcecado se alcanza la victoria, sino que Dios la otorga a los que juzga
dignos de ella. 22 La invocación fue como sigue: «Tú, Señor,
por su «insensato orgullo», y la de Judas, que condiciona su éxito que enviaste un ángel bajo Ezequías, rey de Judá, que mató del
en la lucha a la ayuda «del Dios de las batallas». Nicanor piensa ejército de Senaquerib a ciento ochenta y cinco mil hombres,
levantar con Judas y los suyos un monumental trofeo, no en el 2
3 envía ahora, Señor de los cielos, delante de24nosotros un ángel
sentido de erigir un monumento apilando sus cadáveres o amon- bueno que infunda a éstos temor y temblor. Con la fuerza de
tonando las armas que tenían, sino en el de creer que la victoria tu brazo sean quebrantados los que llegan blasfemando contra
sobre ellos levantaría extraordinariamente su prestigio ante el rey tu pueblo santo». Y con esto terminó.
y la nación.
La noticia de la visión de Onías y de Jeremías electrizó a los
soldados, que decidieron lanzarse a la ofensiva, conscientes de
Un sueño misterioso (15,12-16) que de su valor dependía la suerte de sus tres grandes amores:
la ciudad, la religión, el templo. En el lugar paralelo de i Mac 7,
12 He aquí el sueño que había tenido: Onías, que había sido 43-50 no se habla de los elefantes. Jasón los introdujo en su texto
sumo sacerdote, hombre bueno y bondadoso, de venerable as- para obtener un cuadro más impresionante de un general que en
pecto, de suaves maneras, de elegante lenguaje, que desde su otros tiempos fue elefantarco. En la oración que precedió al combate
niñez se había ejercitado en toda virtud, tendía sus manos, alude Judas al ángel exterminador que diezmó el ejército de Sena-
orando por toda la comunidad de los judíos. , 3 Apareciósele
también otro varón, que se destacaba por la blancura de sus querib (2 Re 19,35; 1 Mac 7,41). Pide que mande Dios a su ángel
cabellos y por su gloriosa dignidad, nimbado de admirable y bueno, como hizo en la expedición de Lisias (11,6-8).
magnífica majestad, 14 Onías dijo: «Este es el amador de sus
hermanos, que ora mucho por el pueblo y por la ciudad santa:
Jeremías, profeta de Dios». l s Y tendía Jeremías su diestra y en- Derrota y muerte de Nicanor (15,25-37)
tregaba a Judas una espada de oro, diciéndole: 16 «Toma esta 25
espada santa, don de Dios, con la cual triunfarás de los ene- Los de Nicanor avanzaban al son de las cornetas y de los
migos». cantos guerreros, 26 en tanto que los de Judas llegaron27 a chocar
con los enemigos en medio de súplicas y oraciones. Y mien-
Judas contó un sueño-visión digno de fe (axiópistos). La visión tras luchaban con las manos, oraban en su corazón a Dios; y
fue la siguiente: Apareció el sumo sacerdote Onías (4,33) en actitud así, magníficamente fortalecidos por esta manifestación de Dios,
1124 2 Maca heos 15 2 Macabeos 15 1125
echaron por tierra no menos de treinta y cinco mil hombres.
28 Terminada la lucha y entregados a la alegría, hallaron 29que, Epílogo (15,38-40)
revestido de sus armas, estaba Nicanor entre los muertos. Se 38
Tal fue la historia de Nicanor. Y como desde aquellos días
produjo un gran30clamor y alborozo, bendiciendo al Señor en la ciudad ha estado en posesión de los hebreos, daré aquí fin a
la lengua patria. Judas, que en cuerpo y alma estaba todo él mi narración. 39 Si está bien y como conviene a la narración
atento a la defensa de sus conciudadanos y había guardado la histórica, es lo que deseaba yo; pero si es imperfecta y medio-
generosidad de la juventud para sus connacionales, ordenó cor- cre, es todo lo que he sabido hacer. 40 Como el beber vino puro
tar a Nicanor31la lengua y el brazo hasta el hombro y llevarlos o sola agua no es grato, mientras que el vino mezclado con el
a Jerusalén. Llegado allí, convocó a los conciudadanos y agua es agradable y gustoso, así también la disposición del re-
sacerdotes, y,32puesto en pie ante el altar, mandó venir a los de lato siempre uniforme no agrada a los oídos del lector. Y con
la ciudadela, mostró a todos la cabeza del impío Nicanor y esto damos fin a la obra.
la mano que el blasfemo 33 había tendido insolente contra la santa
casa del Todopoderoso. Mandó picar en menudos trozos la El autor sagrado cierra su epítome con una resonante derrota de
lengua, echarlos a las aves y suspender enfrente del templo la
mano, como recompensa a su insensatez. 34 Y todos, levantando Nicanor y un triunfo glorioso de su héroe, Judas Macabeo. Este
los ojos al cielo, bendecían al Señor, diciendo: «Bendito el que pierde su vida algo más tarde en lucha con Báquides (1 Mac 9,1-22),
ha conservado puro este lugar». 35 La cabeza de Nicanor se pero no quiere el autor empañar ni empequeñecer la figura de Judas
colgó de la ciudadela, visible a todos, como señal manifiesta del con la narración de hechos que le sean adversos. La ciudad de Je-
auxilio divino; i6 y por público decreto se mandó no dejar pasar rusalén no recuperó su total independencia; siguió perteneciendo al
este día sin solemnizarlo, 37 y que se celebrase el trece del mes reino seléucida. Como señal externa de sujeción a Siria estaba el
duodécimo, que en lengua siríaca se llama Adar, un día antes Acra, ciudadela, en el corazón de la capital del judaismo. Más tarde,
del día de Mardoqueo. en 135, Antíoco Sidetes se apoderó de Jerusalén y destruyó sus mu-
rallas. Pero el templo, que en todo el libro absorbe la atención del
¡Qué actitud tan dispar toman los dos ejércitos al iniciar el com-
autor, se mantuvo en manos de los judíos, no repitiéndose el sacri-
bate! El de los gentiles avanza al son de las trompetas y de cantos
legio de Epifanes de construir un altar a los dioses paganos. Después
guerreros; el de Judas, con las armas en la mano, el amor de Dios
de la muerte de Nicanor no se registraron otras destrucciones pareci-
en el corazón y la oración a flor de labios. La victoria de Judas fue
das a las que se llevaron a cabo en tiempos de Antíoco Epifanes, ni
aplastante; muchos soldados enemigos cayeron al filo de la espada.
hubo desmantelamiento del monte Sión, como en el reinado de Eupa-
Nicanor quedó entre los muertos. Mandó Judas que le cortaran el
tor, ni ulteriores tentativas de helenización. El autor ha logrado el
brazo hasta el hombro, la lengua y la cabeza, que, como trofeos,
fin que se propuso al escribir su libro, que era el de preconizar dos
debían llevar a Jerusalén. De la decapitación de cadáveres se habla
fiestas relativas al templo: la de la Dedicación, precedida del castigo
en la Biblia (Jue 7,25; 1 Sam 17,54," 3J>9; Jdt 12,8; 14,1). Los de la
de Epifanes, y la del Día de Nicanor, en conmemoración de la derro-
ciudadela contemplaron con pavor la cabeza de su jefe. Su lengua
ta ignominiosa de éste (ABEL).
fue picada y reducida a trozos diminutos y arrojada para ser pasto
de las aves del cielo. El brazo de Nicanor se colocó en un lugar El epílogo termina con una comparación. No es grato beber vino
cercano al templo, visible desde su recinto. Probablemente fue puro o agua sola; pero es agradable y gustoso el vino mezclado con
puesto sobre un palo levantado ex profeso o adosado a los muros agua (vinum temperatura). Aplicando esto último a su libro, aparece
de la ciudadela. que no fue designio del autor exponer fríamente los hechos, encua-
El 13 del mes de Adar fue declarado fiesta nacional (1 Mac 7, drarlos escrupulosamente en su marco cronológico e investigar todo
45-50). En el Talmud (Taanit 2,12) se alude a esta fiesta. Era la lo referente a ellos hasta en sus mínimos detalles. Este método no
víspera de la fiesta de Purim. En atención a esta solemnidad se pro- hubiera sido del agrado del lector. Pero, si se sacrifica la sobriedad
hibió que el día 13, como normalmente corresponde a una vigilia de de la historia a un estilo retórico pomposo y patético, se logra una
fiesta grande, se ayunara y hubiera manifestaciones de duelo. El mezcla semejante al vinum temperatura. Con ello no quiere decir que
día 13 de Adar debía computarse como festivo, día de alegría, por en su libro existen mezclados el error y la mentira, sino que su relato
haber desaparecido en él el enemigo de la causa judía. En la historia, histórico está encaminado a servir de edificación a los lectores; que
este día fue conocido por el «Día de Nicanor», que cayó en desuso está escrito con estilo poético y elegante a fin de que resulte agrada-
con el andar de los tiempos. No parece que sobreviviera al siglo vm, ble a los oídos de cuantos lo oigan leer (akoás). Grandclaudon ter-
eclipsado por la fiesta de Purim. mina la exégesis de este epílogo escribiendo: «Dejamos, pues, a Ja-
són el fondo histórico y reconozcamos en el epitomador inspirado
la fidelidad a su fuente de información y al arte de presentarla».
ACABÓSE DE IMPRIMIR ESTA SEGUNDA EDICIÓN DEL
'.'OLUMEN SEGUNDO DE LA «BIBLIA COMENTA-
DA», DE LA BIBLIOTECA DE AUTORES CRIS-
TIANOS, EL DÍA 2 7 DE DICIEMBRE DE
1963, FESTIVIDAD DE SAN JUAN
APÓSTOL Y EVANGELISTA, EN LOS
TALLERES DE LA EDITORIAL
CATÓLICA. S. A., MATEO
MURRIA, NÚMERO 1 5 ,
M A D R I D