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Instituto Especializado de Estudios Superiores Loyola

É tica
Informe acerca de los planteamientos de los autores (Ayala y Mayr) sobre
origen de la ética

Brenda Ceballos Herná ndez 18-01-0099


Margari Pérez Collantes 18-01-0033
Luis Manuel Doñ é Ramírez 18-01-0028
Wilyereny Lorenzo Plasencio 18-01-0089
Francisco Pérez Vizcaíno 18-01-0030

Prof. Ana Ely Martínez


Secció n 01

20 de mayo del 2020


El origen de la ética: Las raíces evolutivas del fenómeno
moral en F.J Ayala

Introducción

El autor F.J. Ayala buscando responder la pregunta ¿Cuá l es el origen de la ética?


Explica este origen desde el punto de vista bioló gico. Para realizar esta explicació n el
autor habla del origen de la capacidad ética, la cual se derivaría de la evolució n
bioló gica, y del origen de los có digos éticos, los cuales tendrían origen cultural.
También se contrapone la explicació n que ofrece el autor F.J. Ayala con la de E.O.
Wilson, quien afirma que las normas éticas tienen un origen bioló gico.

Desarrollo
Al plantearse el problema del origen de la ética, es frecuente hacer una distinció n
elemental: 1) la ética como disciplina teó rica, reflexiva y crítica (Ethica docens), que
tendría una fecha de aparició n muy reciente (hacia el siglo VI antes de Cristo. y 2) la
ética como moral vivida y practicada (Ethica utens), cuya fecha de nacimiento
coincidiría con la aparició n del homo sapiens sobre la faz de la tierra. Sobre el origen
de ésta ú ltima, el bió logo de origen españ ol, F. J. Ayala', da una explicació n sencilla e
interesante en su conocida obra Origen y evolució n del hombre. En efecto, segú n él, la
ética (en cuanto moral vivida) es un atributo humano universal, lo cual parece sugerir
que está determinada por la constitució n genética de los seres humanos obtenida a
partir de la evolució n del mismo.

La capacidad ética

Desde los principios del aná lisis ético, Aristó teles, los estoicos, Tomá s de Aquino, etc,
se ha planteado la posibilidad de que los humanos tengamos la ética, tan arraigada en
nuestra naturaleza como lo está la ló gica, convirtiéndonos en animales de
características especiales: “Zoon logicon” y “Zoon ethicon”. Sin embargo, la llegada de
la aú n por discutir teoría de la evolució n de Darwin trae obligatoriamente a la mesa
las siguientes preguntas: ¿Có mo y cuá ndo, ademá s de por qué, surge la ética en los
seres humanos?, y má s allá de eso ¿Es la ética exclusiva a la humanidad o una
característica en desarrollo en otros animales de similar evolució n?

Segú n F. J. Ayala, la exclusividad de las características éticas de la humanidad se debe


a factores extremadamente recientes en la línea evolutiva, una serie de factores o
condiciones que han aparecido en los seres humanos por evolució n bioló gica -en
concreto: la capacidad de prever las consecuencias de las propias acciones, la
capacidad de formular juicios de valor sobre las acciones o las cosas, y la capacidad de
elegir entre modos alternativos de acció n- determinan necesariamente la aparició n de
la capacidad ética o del comportamiento ético en los seres humanos.
Segú n F. J. Ayala, la capacidad de prever las consecuencias de las propias acciones es la
má s importante de las tres condiciones mencionadas. Tal capacidad está
estrechamente vinculada con la posibilidad de establecer conexiones entre los medios
y sus fines, es decir, de ver un medio como tal, y saber có mo sirve para alcanzar un fin
determinado. El autor señ ala que es necesaria la capacidad de imaginar el futuro y de
crear imá genes mentales de realidades no existentes en el momento. Es esta
capacidad, señ ala Ayala, desarrollada junto a la bipedestació n de la humanidad la
responsable del desarrollo de la capacidad intelectual que ha destacado a la
humanidad sobre las otras especies.
La segunda condició n necesaria para el surgimiento del comportamiento ético
señ alado por F. J. Ayala, la capacidad de formular juicios de valor sobre las acciones o
las cosas, está también fundamentada en la capacidad intelectual de los seres
humanos. En efecto, la capacidad de formular juicios de valor depende de la capacidad
de abstracció n, de percibir objetos o acciones como miembros de clases má s
generales, lo cual hace posible la comparació n entre objetos y acciones diversas y
percibir algunos de ellos como preferibles a otros, tomá ndolos bajo una perspectiva
general que aprecia todos los aspectos de cada situació n y no simplemente los
involucrados en el momento.
Cuando el ser humano está confrontado con una situació n dada que requiere algú n
tipo de respuesta, es posible explorar mentalmente diversas alternativas u opciones,
lo que viene a mostrar que la especie humana no está determinada genéticamente a
responder ante posibles desafíos de una forma predetermina, instinto. La capacidad
de elegir entre modos alternativos de acció n, responde a la exclusividad de la ética
para los seres humanos en frente de otros organismos evolucionados. En efecto,
segú n F. J. Ayala, aú n cuando en ciertos animales se dan comportamientos aná logos a
los que resultan de la conducta ética humana (como lealtad en los perros y su
aparente arrepentimiento cuando son castigados), en realidad tales comportamientos
está n determinados por su constitució n genética y su adiestramiento previo, es decir,
se trata de respuestas condicionadas. Segú n Ayala, ninguna de las tres condiciones
necesarias para el comportamiento ético se da en los animales no humanos. "La
capacidad ética es el resultado de un proceso evolutivo gradual, pero se trata en este
caso de un atributo que solo existe cuando las características subyacentes (las
capacidades intelectuales) han alcanzado un cierto grado avanzado de desarrollo. Las
condiciones necesarias para que se dé un comportamiento ético solo aparecen cuando
se atraviesa un "umbral" evolutivo; la aproximació n al umbral es gradual, pero tales
condiciones aparecen solo y de manera relativamente repentina cuando se ha
alcanzado el nivel intelectual que hace posible la anticipació n del futuro y la
abstracció n.
Los sistemas éticos o códigos de ética
El autor F.J. Ayala responde totalmente negativo a la cuestionante de si los sistemas o
có digos de normas éticas está n determinados por la naturaleza bioló gica humana, ya
que segú n él, los có digos éticos tienen un origen histó rico, social, cultural, probá ndose
esta afirmació n por el hecho de que estos có digos varían, en los diversos grupos
humanos, a través del tiempo, de una sociedad a otra, etc.
Las normas morales se basan en costumbres y principios culturales, incluyendo
creencias y preceptos religiosos, no en principios bioló gicos. Aunque las
consideraciones de la ética deben tomar en cuenta las realidades bioló gicas, la
biología por sí sola es insuficiente para decidir las normas morales de los seres
humanos.
Frente a los intentos de biologizar la ética es de destacar que la cultura es la que
genera directamente las normas morales. Los có digos éticos se originan y
fundamentan en la realidad bioló gica, pero la permanencia de éstos ocurre debido a la
cultura humana.
La posició n de este autor difiere de la de otros autores que también han abordado el
origen de la ética desde la biología. Uno de estos autores es E.O. Wilson, quien afirma
que todo el comportamiento humano está determinado por la biología. Wilson parte
de tres normas éticas para realizar esta afirmació n: el tabú del incesto, la conducta
altruista y el respeto por los derechos humanos y las justifica de la siguiente manera:
 Al imponer el tabú del incesto los seres humanos se basan en los genes, por el
hecho de que el apareamiento entre consanguíneos produce una gran pérdida
de la capacidad genética.
 La conducta altruista en el fondo es una forma sofisticada de egoísmo genético,
debido, a que un hombre que defiende con su vida el bienestar, el territorio de
su etnia, familia, etc., es un hombre que se defiende a sí mismo, es decir, a sus
genes para los que afana para lograr vivir en las mejores condiciones.
 El hombre respeta los derechos humanos porque es un mamífero. Dentro del
plan de vida de los mamíferos, el individuo tras luchar por el éxito
reproductivo, debe pactar compromisos para asegurar la estabilidad social, y
esto es logrado mediante la invenció n y respeto de los derechos humanos que
se constituye en una normativa niveladora de estatus social.
De acuerdo con el autor los organismos individuales tienen como objetivo el
perpetuarse como sea posible, de ahí que dice que los genes son siempre egoístas. A
partir de Wilson esto sostiene que la conducta humana es la herramienta por la cual el
material genético humano será siempre conservado. Incluso en una de sus obras
clamó que la ética debería ser removida temporalmente de la filosofía y ser
biologizada.
Por otro lado, Ayala sostiene que algunas normas éticas no parecen tener una base
bioló gica ni tampoco un fin de esta naturaleza. Uno de estos ejemplos es el ayudar a
personas incapacitadas. Ciertamente el autor admite que algunas normas morales
está n propugnadas a la selecció n natural, otras no lo está n. Aun cuando estos
comportamientos promuevan el bienestar social, estos no llevan a una mayor
propagació n de los genes.
Ayala complementa diciendo que si la guía suprema de la moralidad fuera la
multiplicació n de los genes entonces el objetivo del hombre sería embarazar tantas
mujeres como fuera posible y la mujer estar siempre embarazada, todo con el fin de
tener muchos hijos. También afirma que si las tesis de Wilson fueran ciertas, a partir
de las mismas se podría justificar el racismo o el genocidio, por supuesto, todo sería
con el fin de preservar los mejores genes y eliminar los peores, segú n el criterio de un
grupo de personas.
En conclusió n, se indicaba que para unos el origen de la ética se encontraba en la
biología, para otros, se encontraba ademá s en la cultura. Teniendo en cuenta la
distinció n hecha entre capacidad ética y có digos éticos, podemos afirmar que, a partir
de la aparició n de la cultura se da una especie de dialéctica entre lo bioló gico y lo
cultural. La cultura y la capacidad ética es ella misma producto de la evolució n
bioló gica, pero en ocasiones suele oponerse a ésta. No cabe duda que la cultura, en
muchas ocasiones, contradice lo llamado darwinismo social.

Conclusión
El autor F.J. Ayala al explicar el origen de la ética plantea que la aparició n de la
capacidad ética está determinada por tres factores que han aparecido en las personas
debido a la evolució n bioló gica, los cuales son: la capacidad de prever las
consecuencias de las propias acciones que es la má s importante, la capacidad de
formular juicios de valor sobre las acciones que se encuentra fundamentada en la
capacidad intelectual de los seres humanos y la capacidad de elegir entre modos
alternativos de acció n, la cual da una respuesta de porqué la ética exclusiva para los
seres humanos en frente de otros organismos evolucionados.
Al hablar de los có digos éticos el autor plantea que aunque éstos se originan y
fundamentan en la realidad bioló gica su permanencia ocurre debido a la cultura
humana y que frente a los intentos de biologizar la ética se debe destacar que la
cultura es la que genera directamente las normas morales.
E.O. Wilson es un autor que difiere con el planteamiento de F.J. Ayala, afirmando que
todo el comportamiento humano está determinado por la biología y parte de tres
normas éticas para afirmar esto: el tabú del incesto, la conducta altruista y el respeto
por los derechos humanos, analizando cada una de ella desde una postura bioló gica,
afirmando que éstas surgen por la conservació n de los genes, de su especie y de su
estatus social.

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