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Actividad 3 de Jesus Gonzalez Saul
Actividad 3 de Jesus Gonzalez Saul
MÉXICO
LICENCIATURA EN DERECHO
NUMERO DE LISTA 11
GRUPO: 2203
Del proceso histórico que a grandes rasgos hemos reseñado, la doctrina europea ha
recogido los siguientes datos: la soberanía significa "la negación de toda subordinación o
limitación del Estado por cualquier otro poder concepto negativo que se traduce en la
noción positiva de "una potestad pública que ejerce autoritariamente por el Estado sobre
todo los individuos que forman parte del grupo nacional"
Esas dos nociones, querida no son sino aspectos de la sola idea, engendran las dos
características del poder soberano: es independiente y es supremo. Se refiere al ejercicio
de la autoridad en un cierto territorio. Esta autoridad recae en el pueblo, aunque la gente
no realiza un ejercicio directo de la misma sino que delega dicho poder en sus
representantes. La Soberanía significa independencia, es decir, un poder con competencia
total. Este principio señala que la Constitución es el fundamento o la base principal del
ordenamiento jurídico, por lo que no puede existir norma que esté por encima de esta.
Dice Carré de Malberg: “Solamente cuando se trata de resolver las dificultades inherentes
al funcionamiento del Estado o también de estudiar el desarrollo de su derecho en el
porvenir, es cuando se puede y se debe recurrir a la teoría general del Estado como una
base de razonamiento y a un principio inicial de soluciones o de indicaciones útiles; pero,
entiéndase bien, incluso en este caso es necesario buscar los elementos de esta teoría
general en las instituciones constitucionales o en las reglas de derecho público
consagradas por el orden jurídico vigente,” Teoría general del Estado; México, 1948;
página 21
En la Edad Media el príncipe era considerado el soberano ya que sus súbditos no podían
apelar a una autoridad más alta. Es hasta el siglo XVI cuando se construye
sistemáticamente el concepto de soberanía con base en la presencia del Estado moderno,
centralizado y burocrático. La soberanía no se concibió en una doctrina o en una teoría,
sino que fue el producto de la realidad. Con el tiempo, y a lo largo de tan empeñadas
discusiones, la palabra soberanía ha llegado a comprender dentro de su ámbito los más
disimiles y contradictorios significados; de aquí que al abordar el tema desde diferentes
aspectos, sea imposible localizar la polémica en torno de un objeto único. Sin embargo,
fieles a nuestro propósito antes expresado, trataremos de atrapar entre los dispersos
conceptos el que hace suyo nuestra constitución. Por otro lado hay bastantes que llegan a
negar la soberanía, debido a varias corrientes o posturas desde el espectro político. Esta
está dada para la cancelación de instalaciones, ya que no sería necesaria según la
Concepción de la mayoría, tal así como se hola tratado en varios países, debido a su
organización institucional , termina en un completo desastre, pero lo analizaremos del
punto de teoría. Los nombres de quienes sostienen tesis tan radical y el vigor de su
dialéctica, autorizan a considerar a sus secuaces sin tacha, por lo menos grave, de herejía
jurídica. Otros, entre los más recientes, han guardado neutralidad o manifestado desdén,
al pasar por alto el punto de la soberanía, que de este modo, combatido por aquéllos y
olvidado por éstos, parece a un
De los muchos problemas que suscita el concepto de soberanía, dos son los que interesan
particularmente nuestro estudio: el relativo al titular de la soberanía y el del ejercicio
jurídico del poder soberano. Ambos están íntimamente ligados entre sí.
“Soberanía, poder público, poder del Estado, autoridad política, todas esas expresiones
son para mi sinónimas, y empleo la palabra soberanía porque es la más corta, la más
cómoda.”
Soberanía interior: el derecho de mandar sobre todos los ciudadanos que forman la
nación, y además sobre todos cuantos residen en el territorio nacional
Así lo entendió Duguit cuando identificó soberanía y autoridad política: “Soberanía, poder
público, poder del Estado, autoridad política, todas esas expresiones son para mi
sinónimas y empleo la palabra soberanía porque es la mas corta y la mas cómoda”. De
este modo la realidad se ha impuesto sobre la ficción. Y la realidad consiste en que son
personas físicas, en reducido número, las detentadoras de ese poder sin rival llamado
soberano, ejercido sobre una inmensa mayoría. Ante esta realidad, al fin y al cabo resultó
estéril el esfuerzo de Jellinek en contra de la identificación de la soberanía del Estado y la
soberanía del órgano, con el que trató de salvar a la teoría del Estado soberano del riesgo
inminente de llegar a la dictadura organizada del gobernante, después de que aquella
teoría había cumplido su misión de salvar el derecho de la dictadura anárquica del pueblo.
¿Cómo limitar, eficaz y jurídicamente, semejante poder que para Jellinek puede, por su
calidad de soberano, mandar de una manera absoluta y estar en situación de coaccionar
por la fuerza la ejecución de las órdenes dadas. He allí el problema con el que se ha
encarado, hasta ahora sin éxito bastante, la doctrina europea.
Todos señalan como móvil justificativo de la actividad soberana algún ideal enaltecedor: el
bien común, la solidaridad social, la justicia, etc. Más la regla ideal no ata jurídicamente al
Estado: “Al decir que el poder soberano no tiene límites, se quiere indicar con ello que
ningún otro poder puede impedir jurídicamente el modificar su propio orden jurídico”. “Esto
no significa -afirma Carré de Malberg-- que toda decisión legislativa sea irreprochable por
el solo hecho de provenir de una autoridad competente, pero sí significa que el derecho no
podría, por sus propios medios impedir de una manera absoluta que se produzcan a veces
divergencias e incluso oposiciones más o menos violentas entre la regla ideal y la ley
positiva.” A lo que podríamos agregar que la regla ideal, a su vez, no es acogida
unánimemente, por lo que la discusión trasladada al campo del ideal tendría que ser
cortada por el poder público mediante la expedición de la ley positiva que acogiera alguna
de las tesis en conflicto.
Es verdad que en la práctica el poder soberano tiene que medirse si quiere consolidarse y
ser respetado; pero también es cierto que este requerimiento de carácter práctico no
encuentra en la teoría del órgano soberano una adecuada y suficiente expresión jurídica;
así lo entendió Laski: “La soberanía aparece condicionada constantemente. en su aspecto
histórico, por las circunstancias de cada edad. Sólo se afirma en la práctica cuando se
ejerce con responsabilidad. Pero al definir la soberanía se dice que es ilimitada e
irresponsable; en cuyo caso la lógica de esta hipótesis se convierte así, directamente, en
una posición divergente con la experiencia de su actuación”.
De esta suerte los poderes públicos creados por la Constitución, no son soberanos. No lo
son en su mecanismo interno, porque la autoridad está fragmentada (por virtud de la
división de poderes) entre los diversos órganos, cada uno de los cuales no tiene sino la
dosis y la clase de autoridad que le atribuyó la Constitución; ni lo son tampoco en relación
con los individuos; en cuyo beneficio la Constitución erige un valladar que no puede salvar
arbitrariamente el poder público. A tales órganos no les es aplicable por lo tanto, el atributo
de poder soberano que la doctrina europea coloca en el órgano a través de la ficción del
Estado. Ni siquiera es propio hablar de una delegación parcial y limitada de la soberanía,
repartida entre los órganos, porque en este sistema, y hasta ahora, soberanía y límite
jurídico son términos incompatibles así ideológica como gramaticalmente.
El pueblo, a su vez titular originario de la soberanía, subsumió en la Constitución su propio
poder soberano. Mientras la Constitución exista, ella vincula jurídicamente, no sólo a los
órganos sino también al poder que los creó. Dentro del sistema americano, el único titular
de la soberanía es el pueblo o la nación. Este titular originario de la soberanía hizo uso de
tal poder cuando se constituyó en Estado jurídicamente organizado. Para ese fin el pueblo
soberano expide su ley fundamental, llamada Constitución, en la que -como materia
estrictamente constitucional, consignó la forma de gobierno, creó los poderes públicos con
sus respectivas facultades y reservó para los individuos cierta zona inmune a la invasión
de las autoridades (los derechos públicos de la persona que nuestra Constitución llama
"garantías individuales"). El acto de emitir la Constitución significa para el pueblo que la
emite un acto de autodeterminación plena y auténtica, que no está determinado por
determinantes jurídicos, intrínsecos a la voluntad del propio pueblo. En los regímenes que,
como el nuestro, no toleran la apelación directa al pueblo, el acto de autodeterminación
representa la única oportunidad de que el titular de la soberanía la ejerza en toda su
pureza e integridad. De esta suerte los poderes públicos creados por la Constitución, no
son soberanos. No lo son en su mecanismo interno, porque la autoridad está fragmentada
(por virtud de la división de poderes) entre los diversos órganos, cada uno de los cuales no
tiene sino la dosis y la clase de autoridad que le atribuyó la Constitución; ni lo son tampoco
en relación con los individuos, en cuyo beneficio la Constitución erige un valladar que no
puede salvar arbitrariamente el poder público. El pueblo, a su vez, titular originario de la
soberanía, subsumió en la Constitución su propio poder soberano.
Mientras la Constitución exista, ella vincula jurídicamente, no sólo a los órganos, sino
también al poder que los creó. La potestad misma de alterar la Constitución (facultad
latente de la soberanía), sólo cabe ejercerla por cauces jurídicos. La ruptura del orden
constitucional es lo único que, en ciertos casos y bajo determinadas condiciones, permite
que aflore en su estado originario la soberanía; mas se trata de un hecho que solo interesa
al derecho en esos casos y condiciones, según se verá en su oportunidad. Lo expuesto
nos lleva a la conclusión de que la soberanía, una vez que el pueblo la ejerció, reside
exclusivamente en la Constitución, y no en los órganos ni en los individuos que gobiernan.
Advertirlo así, es el hallazgo de Kelsen. "Sólo un orden normativo--dice- puede ser
soberano, es decir, autoridad suprema, o última razón de validez de las normas que un
individuo está autorizado a expedir con el carácter de mandatos y que otros individuos
están obligados a obedecer. El poder físico, que es un fenómeno natural, nunca puede ser
soberano en el sentido propio del término." Así es como la supremacía de la Constitución
responde, no sólo a que ésta es la expresión de la soberanía, sino también a que por serlo
está por encima de todas las leyes y de todas las autoridades: es la ley que rige las leyes
y que autoriza a las autoridades. Para ser precisos en el empleo de las palabras, diremos
que supremacía dice la calidad de suprema, que por ser emanación de la más alta fuente
de autoridad corresponde a la Constitución; en tanto que primacía denota el primer lugar
que entre todas las leyes ocupa la Constitución. Desde la cúspide de la Constitución, que
está en el vértice de la pirámide jurídica, el principio de la legalidad fluye a los poderes
públicos y se transmite a los agentes de la autoridad, impregnándolo todo de seguridad
jurídica. Aquí dejo el principio de legalidad mencionada por Kelsen "Un individuo que no
funciona como órgano del Estado puede hacer todo aquello que no está prohibido por el
orden jurídico, en tanto que el Estado, esto es, el individuo que obra como órgano estatal,
solamente puede hacer lo que el orden jurídico le autoriza a realizar. Desde cl punto de
vista de la técnica jurídica es superfluo prohibir cualquier cosa a un órgano del Estado,
pues basta con no autorizarlo a hacerla." Bajo este principio de legalidad se rigen caso
todas las constitución políticas de las federaciones, esto fue un gran avance en cuanto a la
política, sin embargo ha cambiado mucho el como esta organizada la nueva república.
El poder físico que es un fenómeno natural, nunca puede ser soberano en el sentido
propio del término.” Así es como la supremacía de la Constitución responde, no sólo a que
ésta es la expresión de la soberanía, sino también a que por serlo está por encima de
todas las leyes y de todas las autoridades: es la ley que rige las leyes y que autoriza a las
autoridades. Para ser precisos en el empleo de las palabras, diremos que supremacía dice
la calidad de suprema que por ser emanación de la más alta fuente de autoridad
corresponde a la Constitución; en tanto que primacía denota el primer lugar que entre
todas las leyes ocupa la Constitución. Desde la cúspide de la Constitución, que está en el
vértice de la pirámide jurídica, el principio de la legalidad fluye a los poderes públicos y se
transmite a los agentes de la autoridad, impregnándolo todo de seguridad jurídica, que no
es otra cosa sino constitucionalidad. Si hemos de acudir a palabras autorizadas, nos
servirán las de Kelsen para describir el principio de legalidad: Un individuo que no funciona
como órgano del Estado puede hacer todo aquello que no está prohibido por el orden
jurídico, en tanto que el Estado esto es, el individuo que obra como órgano estatal,
solamente puede hacer lo que el orden jurídico le autoriza a realizar. Desde el punto de
vista de la técnica jurídica es superfluo prohibir cualquier cosa a un órgano del Estado,
pues basta con no autorizarlo a hacerla.” En los países de rudimentaria educación cívica,
donde las teorías de la omnipotente voluntad popular se resuelven al cabo en la práctica
de la voluntad arbitraria de los gobernantes es preciso esclarecer y vivificar el principio de
legalidad el cual informa al Estado de derecho. En esa tarea hemos utilizado por contraste
la decrépita discusión de la soberanía, que nos ha servido para afirmar que en nosotros
ningún poder ni gobernante alguno es soberano, pues todos encuentran sus fronteras en
la Constitución. Insistir en este tema ni está por demás, y todo nuestro estudio lo
considerará como punto de partida y de llegada.
Artículo 40. Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa,
democrática, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a
su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta
ley fundamental.
LICENCIATURA EN DERECHO
NUMERO DE LISTA 11
GRUPO: 2203
Uno de los problemas más complejos que afronta la teoría de Derecho PÚblico estriba en
la distinción entre formas de Estado y formas de gobierno. Ambos tipos de "formas'vsuelen
confundirse y se alude indistintamente a cualquiera de las dos entremezclándolas en las
clasificaciones respectivas. Así, verbigracia, Hauriou incluye en las formas de Estado a
ciertos tipos de formas de gobierno como la monarquía, considerándola una especie de
género que denomina "Estados compuestos" en oposición a los "Estados simples" que es
el "Estado unitario"
Formas de estado
Estado unitario
A la opinión del autor únicamente existen dos formas de Estado: la unitaria, mejor
denominada central y la federal. Respecto de este tópico, Kelsen expresa que: "Las dos
formas fundamentales a las que se pueden reducir todas las llamadas 'uniones de
Estados' son el Estado federal y la confederación, advirtiendo que damos al concepto de
confederación un sentido más amplio del que generalmente se le atribuye, incluyendo en
dicho concepto tanto las 'uniones' (en sentido estricto), como las relaciones de
protectorado y vasallaje...". para dicho autor no existe diferencia esencial, sino de grado,
entre el Estado federal y la confederación, según sea mayor o menor la centralización o la
descentralización. "En ambos casos, dice, se trata de comunidades jurídicas cuyo
ordenamiento consiste en normas válidas sobre todo el territorio y en normas vigentes tan
sólo en ciertas partes del mismo; advirtiendo que la extensión y la importancia de los
objetos que son regulados por las primeras, es decir, por las normas centrales, es mayor
que la importancia y -extensión de las materias reguladas por las normas locales; de modo
que el orden jurídico vigente en la totalidad de un territorio y el conjunto de todos los
órdenes parciales recibe, en un caso, el nombre de 'Estado' -indudablemente, debido al
grado de centralización-, mientras que en el otro se llama 'confederación' de Estados. En
conclusión, si entre el Estado unitario -central- y el Estado federal no existen sino
diferencias en cuanto al grado de centralización o descentralización en que se
desenvuelven sus respectivas estructuras gubernativas, el criterio para distinguir esas dos
formas estatales hay que buscarlo, a nuestro entender, en la génesis de la entidad estatal
federal. Ahora bien, si la creación de un Estado federal no responde al proceso histórico-
político que reseñaremos a continuación, aunque exista como forma estatal declarada en
la Constitución, su diferencia con el Estado central o unitario dependerá de los grados de
autonomía de las respectivas estructuras gubernativas, según lo hemos dicho coincidiendo
en ese punto con Kelsen. Como recordaremos, México también tuvo un periodo en donde
el poder era central o la república era centralista, fue más o menos todo el período de
Santa Anna, esto debido a que no sabían cómo organizar el poder de otra manera de
como se había estado utilizando, era una nación joven.=rand(3,4)
El estado federal
Artículo 40. Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa,
democrática, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a
su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta
ley fundamental.
la autonomía expresa la facultad de "darse sus propias normas" pero dentro de un ámbito
demarcado de antemano, respetando siempre principios, reglas, obligaciones y
prohibiciones que derivan preceptivamente de una voluntad ajena. Es por ello por lo que
los Estados que forman una federación son autónomos, en el sentido de que, en ejercicio
de las facultades .que real o hipotéticamente se reservaron, pueden organizar su régimen
interior y encauzar su conducta gubernativa dentro de él, pero siempre sobre la base del
respeto de las normas federales, de la observancia a las prohibiciones constitucionales y
del cumplimiento a las obligaciones que el Código fundamental les impone. Todo esto
regulado también por nuestra constitución específicamente en el “Artículo 41. El pueblo
ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia
de éstos, y por los de los Estados y la Ciudad de México, en lo que toca a sus regímenes
interiores, en los términos respectivamente establecidos por la presente Constitución
Federal y las particulares de cada Estado y de la Ciudad de México, las que en ningún
caso podrán contravenir las estipulaciones del Pacto Federal. …”con este se hace
referencia a lo dicho también que son autónomos hasta cierto punto por ello mejor dicen
que será mejor un régimen centralista. Por el contrario también está estipulado en el
Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y
todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por
el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda
la Unión. Los jueces de cada entidad federativa se arreglarán a dicha Constitución, leyes y
tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones
o leyes de las entidades federativas.
Formas de gobierno
Las formas de gobierno se pueden clasificar en monarquía y república, sin olvidar que
desde la antigüedad se mencionaban diversas formas de gobierno como la democracia, la
aristocracia y la autocracia.
Las formas de gobierno consideran los modos de formación de los órganos esenciales del
Estado, sus poderes y sus relaciones, mientras que las formas de Estado están
determinadas por la estructura de éstos y se refieren a las relaciones que se establecen
entre población, territorio y soberanía, según se integren en un orden estatal único o estén
descentralizadas en los diferentes ámbitos de competencia de conformidad con el pacto
constitucional. En lo que se refiere específicamente a las formas de organización política y
administrativa de los Estados, las formas de organización tanto políticas como
administrativas son métodos o sistemas encaminados a la estructuración de las funciones
jurídicas.
Monarquía
El propio Burgoa señala que la monarquía será absoluta (autocracia) cuando el gobierno
está sujeto a la voluntad y al arbitrio del monarca, el cual no está supeditado a un orden
jurídico preestablecido que se pueda modificar o reemplazar. En la monarquía, los tres
poderes se concentran en el monarca sin limitaciones, aunque éste a su vez tenga su
propia burocracia, la cual en su nombre ejercerá algunas funciones.
La democracia.
La definición de la idea de democracia plantea uno de los problemas más complejos con
que se enfrenta la Teoría General del Estado y la Ciencia Política. Más aún, su sentido ha
sido variable en el decurso de la historia humana, pues desde Aristóteles hasta nuestros
días ha expresado una innegable evolución y en algunos regímenes políticos
concretamente dados se la ha desviado hacia formas de gobierno impuras, como la
demagogia. Esto experimentado por nosotros en primera persona, el concepto de
democracia se hola deformado mucho a lo largo del tiempo, ahora se cree que la
democracia es solo el sufragio. La democracia es el gobierno que emana de la voluntad
mayoritaria del grupo total de ciudadanos y tiene como finalidad el bienestar colectivo.
Para él, el Estado democrático es aquel en que todos participan como dominadores y
dominados. Sin embargo, la idea aristotélica no puede resistir actualmente su repudio
como "democrática", ya que en el fondo representa una forma de gobierno de "ciudadanía
aristocrática", pues la "libertad" y la "igualdad" sobre las que dicha idea se apoya y la
"justicia" que perseguía sólo correspondían en la polis griega a un número reducido y
privilegiado de su población. Esta cuenta con 3 elementos no son muy necesarios de
explicar ya que son conceptos dominados por la mayoría.
Primer elemento: Declaración dogmática sobre la radiación popular de la soberanía: en
esta se dice que la soberanía se encuentra en el pueblo unas vez que aligan a un
representante
Segundo elemento: Origen popular de los titulares de los órganos primarios del. Estado.
La representación política. En esta se dicen los individuos que representarán al
soberano… y por último
Tercer elemento: Control popular sobre la actuación de los órganos del Estado: se
necesita estar observando cuidadosamente el poder, de parte de los soberanos o por
parte de órganos autónomos. Aquí entra los partidos políticos, que también se deben de
regular como por ejemplo en el artículo 41 constitucional, fracción II “La ley garantizará
que los partidos políticos nacionales cuenten de manera equitativa con elementos para
llevar a cabo sus actividades y señalará las reglas a que se sujetará el financiamiento de
los propios partidos y sus campañas electorales, debiendo garantizar que los recursos
públicos prevalezcan sobre los de origen privado.
La república.
Una república puede constituirse y existir bajo forma federal, sin anteponerse las palabras
"Estados Unidos". "En consecuencia, como preliminar del desempeño de nuestra
comisión, sometemos a la aprobación de la Asamblea el siguiente preámbulo. 'El
Congreso Constituyente, instalado en la ciudad de Querétaro el primero de diciembre de
mil novecientos diez y seis, en virtud de la convocatoria expedida por el ciudadano Primer
Jefe del Ejército Constitucionalista, encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, el diez y
nueve de septiembre del mismo año, en el cumplimiento del Plan de Guadalupe, de
veintiséis de marzo de mil novecientos trece, reformado en Veracruz el doce de diciembre
de mil novecientos 'catorce, cumple hoy su encargo, decretando, corno decreta, la
presente Constitución Política de la República Federal Mexicana
Etimológicamente república significa la cosa pública –res pública– lo que es del interés
público, del interés de la comunidad. A diferencia de la monarquía, que implica el poder
vitalicio, en la república, el poder es ostentado temporalmente, o sea, por periodos
específicos.
La república pudiera ser una república aristocrática si es un grupo el que detenta el poder,
o bien una república democrática si quienes ostentan el poder provienen de una elección
popular.