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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE

MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ARAGÓN

RESUMEN DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO. FELIPE TENA RAMIREZ

LICENCIATURA EN DERECHO

MATERIA: TEORIA DEL ESTADO

DE JESÚS GONZÁLEZ SAÚL

NUMERO DE LISTA 11

GRUPO: 2203

PROFESOR: MUÑOZ COTA ARTURO

CIUDAD NEZAHUALCÓYOTL, ESTADO DE MÉXICO, MAYO, 2020


¿Qué es la soberanía?

Ciertamente el concepto de la soberanía ha sido, desde el siglo XV hasta nuestros días,


uno de los temas más debatidos del derecho público. Con el tiempo, y a lo largo de tan
empeñadas discusiones, la palabra soberanía ha llegado a comprender dentro de su
ámbito los más disímiles y contradictorios significados, de aquí que al abordar el tema de
un objeto único. Sin embargo, fieles a nuestro propósito antes expresado, trataremos de
atrapar entre los dispersos conceptos el que hace suyo nuestra Constitución.

Del proceso histórico que a grandes rasgos hemos reseñado, la doctrina europea ha
recogido los siguientes datos: la soberanía significa "la negación de toda subordinación o
limitación del Estado por cualquier otro poder concepto negativo que se traduce en la
noción positiva de "una potestad pública que ejerce autoritariamente por el Estado sobre
todo los individuos que forman parte del grupo nacional"

Esas dos nociones, querida no son sino aspectos de la sola idea, engendran las dos
características del poder soberano: es independiente y es supremo. Se refiere al ejercicio
de la autoridad en un cierto territorio. Esta autoridad recae en el pueblo, aunque la gente
no realiza un ejercicio directo de la misma sino que delega dicho poder en sus
representantes. La Soberanía significa independencia, es decir, un poder con competencia
total. Este principio señala que la Constitución es el fundamento o la base principal del
ordenamiento jurídico, por lo que no puede existir norma que esté por encima de esta.

Conceptualmente, el término remite a la racionalización jurídica del poder político, o sea, la


transformación del poder de hecho en poder de derecho. Históricamente el concepto
aparece junto con el Estado moderno en el siglo XVI para describir el poder estatal único y
exclusivo sujeto de la política.

Dice Carré de Malberg: “Solamente cuando se trata de resolver las dificultades inherentes
al funcionamiento del Estado o también de estudiar el desarrollo de su derecho en el
porvenir, es cuando se puede y se debe recurrir a la teoría general del Estado como una
base de razonamiento y a un principio inicial de soluciones o de indicaciones útiles; pero,
entiéndase bien, incluso en este caso es necesario buscar los elementos de esta teoría
general en las instituciones constitucionales o en las reglas de derecho público
consagradas por el orden jurídico vigente,” Teoría general del Estado; México, 1948;
página 21

En la Edad Media el príncipe era considerado el soberano ya que sus súbditos no podían
apelar a una autoridad más alta. Es hasta el siglo XVI cuando se construye
sistemáticamente el concepto de soberanía con base en la presencia del Estado moderno,
centralizado y burocrático. La soberanía no se concibió en una doctrina o en una teoría,
sino que fue el producto de la realidad. Con el tiempo, y a lo largo de tan empeñadas
discusiones, la palabra soberanía ha llegado a comprender dentro de su ámbito los más
disimiles y contradictorios significados; de aquí que al abordar el tema desde diferentes
aspectos, sea imposible localizar la polémica en torno de un objeto único. Sin embargo,
fieles a nuestro propósito antes expresado, trataremos de atrapar entre los dispersos
conceptos el que hace suyo nuestra constitución. Por otro lado hay bastantes que llegan a
negar la soberanía, debido a varias corrientes o posturas desde el espectro político. Esta
está dada para la cancelación de instalaciones, ya que no sería necesaria según la
Concepción de la mayoría, tal así como se hola tratado en varios países, debido a su
organización institucional , termina en un completo desastre, pero lo analizaremos del
punto de teoría. Los nombres de quienes sostienen tesis tan radical y el vigor de su
dialéctica, autorizan a considerar a sus secuaces sin tacha, por lo menos grave, de herejía
jurídica. Otros, entre los más recientes, han guardado neutralidad o manifestado desdén,
al pasar por alto el punto de la soberanía, que de este modo, combatido por aquéllos y
olvidado por éstos, parece a un

Definición de Bodino: «soberanía es el poder absoluto y perpetuo de una República»; y


soberano es quien tiene el poder de decisión, de dar leyes sin recibirlas de otro, es decir,
aquel que no está sujeto a leyes escritas, pero sí a la ley divina o natural.

Thomas Hobbes suprimió esta dependencia y constituyó al soberano en única forma de


poder. En “Leviatán” (1651) justifica filosóficamente la existencia del autoritarismo estatal.
Sostiene que en el Leviathan el poder soberano debe ser tan grande como los hombres lo
imaginen.

Rosseau: (precursor intelectual de la Revolución Francesa) afirma que el soberano es la


colectividad o pueblo, que da origen al poder enajenando sus derechos a favor de la
autoridad.
Lo expuesto nos lleva a la conclusión de que la soberanía, una vez que el pueblo la
ejerció, reside exclusivamente en la Constitución, y no en los órganos, ni en los individuos
que gobiernan. Advertirlo así, en el hallazgo de Kelsen. “solo un orden normativo – dice—
puede ser soberano, es decir, autoridad suprema, o ultima razón de validez de las normas
que un individuo está autorizado a expedir con el carácter de mandatos y que otros
individuos están obligados a obedecer. El poder físico, que es un fenómeno natural, nunca
puede ser soberano en el cada ciudadano es soberano y súbdito al mismo tiempo, ya que
contribuye tanto a crear la autoridad y a formar parte de ella, en cuanto mediante su propia
voluntad dio origen a ésta, y por otro lado es súbdito de esa misma autoridad, en cuanto
se obliga a obedecerla. Todos serían libres e iguales, puesto que nadie obedecería o sería
mandado por un individuo en específico, sino que sería un sujeto indeterminado, que sería
la voluntad general.  La voluntad general tiene el poder soberano, es decir, aquella que
señala lo correcto y verdadero, y aquellas minorías deberían acatar en conformidad de lo
que dice la voluntad colectiva.

De los muchos problemas que suscita el concepto de soberanía, dos son los que interesan
particularmente nuestro estudio: el relativo al titular de la soberanía y el del ejercicio
jurídico del poder soberano. Ambos están íntimamente ligados entre sí.

“Soberanía, poder público, poder del Estado, autoridad política, todas esas expresiones
son para mi sinónimas, y empleo la palabra soberanía porque es la más corta, la más
cómoda.”

Soberanía interior: el derecho de mandar sobre todos los ciudadanos que forman la
nación, y además sobre todos cuantos residen en el territorio nacional

Soberanía exterior: el derecho de representar a la nación y comparecer por ella en sus


relaciones y compromisos con las demás naciones.

¿Quién es el titular de la soberanía?

Titular de la soberanía en el sistema europeo. De los muchos problemas que suscita el


concepto de soberanía, dos son los que interesan particularmente a nuestro estudio: el
relativo al titular de la soberanía y el del ejercicio jurídico del poder soberano. Ambos están
íntimamente ligados entre sí. La evolución histórica dé la soberanía culminó al localizar al
Estado como titular del poder soberano, con el fin de esquivar de este modo la peligrosa
consecuencia a que llegó la doctrina revolucionaria cuando trasladó al pueblo el
absolutismo del príncipe.

El Estado, como personificación jurídica de la nación, es 138 susceptible de organizarse


jurídicamente. Mas como el Estado es una ficción, cabe preguntarse quién ejerce de
hecho la soberanía. Toda la doctrina europea moderna insiste en que el sujeto de la
soberanía es el Estado, pero fatalmente llega a la consecuencia de que tal poder tiene que
ser ejercido por los órganos. Dice Esmein: “El Estado, sujeto y titular de la soberanía, por
no ser sino una persona moral, una ficción jurídica; es preciso que la soberanía sea
ejercida en su nombre por personas físicas. Una o varias, que quieran y obren por él. Es
natural y necesario que la soberanía, al lado de su titular perpetuo y ficticio, tenga otro
titular actual y activo, en quien residirá necesariamente el libre ejercicio de esta
soberanía.” Este titular es el órgano u órganos en quienes se deposita el ejercicio actual y
permanente del poder supremo, es decir, los gobernantes, como lo dice Carré de Malberg:
“Es la nación la que da vida al Estado al hacer delegación de su soberanía en los
gobernantes que instituye en su Constitución.”

Así lo entendió Duguit cuando identificó soberanía y autoridad política: “Soberanía, poder
público, poder del Estado, autoridad política, todas esas expresiones son para mi
sinónimas y empleo la palabra soberanía porque es la mas corta y la mas cómoda”. De
este modo la realidad se ha impuesto sobre la ficción. Y la realidad consiste en que son
personas físicas, en reducido número, las detentadoras de ese poder sin rival llamado
soberano, ejercido sobre una inmensa mayoría. Ante esta realidad, al fin y al cabo resultó
estéril el esfuerzo de Jellinek en contra de la identificación de la soberanía del Estado y la
soberanía del órgano, con el que trató de salvar a la teoría del Estado soberano del riesgo
inminente de llegar a la dictadura organizada del gobernante, después de que aquella
teoría había cumplido su misión de salvar el derecho de la dictadura anárquica del pueblo.
¿Cómo limitar, eficaz y jurídicamente, semejante poder que para Jellinek puede, por su
calidad de soberano, mandar de una manera absoluta y estar en situación de coaccionar
por la fuerza la ejecución de las órdenes dadas. He allí el problema con el que se ha
encarado, hasta ahora sin éxito bastante, la doctrina europea.
Todos señalan como móvil justificativo de la actividad soberana algún ideal enaltecedor: el
bien común, la solidaridad social, la justicia, etc. Más la regla ideal no ata jurídicamente al
Estado: “Al decir que el poder soberano no tiene límites, se quiere indicar con ello que
ningún otro poder puede impedir jurídicamente el modificar su propio orden jurídico”. “Esto
no significa -afirma Carré de Malberg-- que toda decisión legislativa sea irreprochable por
el solo hecho de provenir de una autoridad competente, pero sí significa que el derecho no
podría, por sus propios medios impedir de una manera absoluta que se produzcan a veces
divergencias e incluso oposiciones más o menos violentas entre la regla ideal y la ley
positiva.” A lo que podríamos agregar que la regla ideal, a su vez, no es acogida
unánimemente, por lo que la discusión trasladada al campo del ideal tendría que ser
cortada por el poder público mediante la expedición de la ley positiva que acogiera alguna
de las tesis en conflicto.

Es verdad que en la práctica el poder soberano tiene que medirse si quiere consolidarse y
ser respetado; pero también es cierto que este requerimiento de carácter práctico no
encuentra en la teoría del órgano soberano una adecuada y suficiente expresión jurídica;
así lo entendió Laski: “La soberanía aparece condicionada constantemente. en su aspecto
histórico, por las circunstancias de cada edad. Sólo se afirma en la práctica cuando se
ejerce con responsabilidad. Pero al definir la soberanía se dice que es ilimitada e
irresponsable; en cuyo caso la lógica de esta hipótesis se convierte así, directamente, en
una posición divergente con la experiencia de su actuación”.

Su titular en el sistema americano

Por cuanto deposita el poder soberano ficticiamente en el Estado y realmente en los


órganos o en los gobernantes la doctrina europea ha fracasado. Veamos ahora la gran
experiencia norteamericana (que sin faltar a la precisión de los términos podemos llamar
“americana”, por haberla acogido los principales países de nuestro Continente) , conforme
a la cual se destituye de soberanía a los gobernantes y se la reconoce originariamente en
la voluntad del pueblo, externada por escrito en el documento llamado Constitución. En
tránsito de un sistema a otro, comencemos por mencionar la aguda observación de Laski,
relativa a que no es posible acomodar a los Estados Unidos las doctrinas europeas de la
soberanía, porque ese país carece de un órgano soberano, al menos teóricamente.” Salvo
algunas discrepancias secundarias, hemos de admitir con Laski que en el sistema
americano no tiene cabida la soberanía del órgano, de los gobernantes o del Estado,
porque ni los poderes federales, ni los poderes de los Estados, ni, en suma, ninguna
persona física o entidad moral que desempeñe funciones de gobierno puede entenderse,
en este sistema, como jurídicamente ilimitada.

La autolimitación la capacidad para determinarse de un modo autónomo jurídicamente,


que para la doctrina europea constituye la característica esencial de la soberanía; no
puede ubicarse nunca en los poderes del Estado dentro del sistema americano, porque
esos poderes obran en ejercicio de facultades recibidas, expresas y, por todo ello,
limitadas. Este principio será la base de todo nuestro estudio en el campo del derecho
constitucional mexicano. Dentro del sistema americano, el único titular de la soberanía es
el pueblo o la nación. Este titular originario de la soberanía hizo uso de tal poder cuando
se constituyó en Estado jurídicamente organizado. Para ese fin el pueblo soberano expidió
su ley fundamental, llamada Constitución, en la que como materia estrictamente
constitucional consignó la forma de gobierno, creó los poderes públicos con sus
respectivas facultades y reservó para los individuos cierta zona inmune a la invasión de las
autoridades (los derechos públicos de la persona que nuestra Constitución llama
“garantías individuales”) El acto de emitir la Constitución significa para el pueblo que la
emite un acto de autodeterminación plena y auténtica, que no está determinado por
determinantes jurídicos, extrínsecos a la voluntad del propio pueblo. En los regímenes
que, como el nuestro, no toleran la apelación directa al pueblo, el acto de
autodeterminación representa la única oportunidad de que el titular de la soberanía la
ejerza en toda su pureza e integridad.

De esta suerte los poderes públicos creados por la Constitución, no son soberanos. No lo
son en su mecanismo interno, porque la autoridad está fragmentada (por virtud de la
división de poderes) entre los diversos órganos, cada uno de los cuales no tiene sino la
dosis y la clase de autoridad que le atribuyó la Constitución; ni lo son tampoco en relación
con los individuos; en cuyo beneficio la Constitución erige un valladar que no puede salvar
arbitrariamente el poder público. A tales órganos no les es aplicable por lo tanto, el atributo
de poder soberano que la doctrina europea coloca en el órgano a través de la ficción del
Estado. Ni siquiera es propio hablar de una delegación parcial y limitada de la soberanía,
repartida entre los órganos, porque en este sistema, y hasta ahora, soberanía y límite
jurídico son términos incompatibles así ideológica como gramaticalmente.
El pueblo, a su vez titular originario de la soberanía, subsumió en la Constitución su propio
poder soberano. Mientras la Constitución exista, ella vincula jurídicamente, no sólo a los
órganos sino también al poder que los creó. Dentro del sistema americano, el único titular
de la soberanía es el pueblo o la nación. Este titular originario de la soberanía hizo uso de
tal poder cuando se constituyó en Estado jurídicamente organizado. Para ese fin el pueblo
soberano expide su ley fundamental, llamada Constitución, en la que -como materia
estrictamente constitucional, consignó la forma de gobierno, creó los poderes públicos con
sus respectivas facultades y reservó para los individuos cierta zona inmune a la invasión
de las autoridades (los derechos públicos de la persona que nuestra Constitución llama
"garantías individuales"). El acto de emitir la Constitución significa para el pueblo que la
emite un acto de autodeterminación plena y auténtica, que no está determinado por
determinantes jurídicos, intrínsecos a la voluntad del propio pueblo. En los regímenes que,
como el nuestro, no toleran la apelación directa al pueblo, el acto de autodeterminación
representa la única oportunidad de que el titular de la soberanía la ejerza en toda su
pureza e integridad. De esta suerte los poderes públicos creados por la Constitución, no
son soberanos. No lo son en su mecanismo interno, porque la autoridad está fragmentada
(por virtud de la división de poderes) entre los diversos órganos, cada uno de los cuales no
tiene sino la dosis y la clase de autoridad que le atribuyó la Constitución; ni lo son tampoco
en relación con los individuos, en cuyo beneficio la Constitución erige un valladar que no
puede salvar arbitrariamente el poder público. El pueblo, a su vez, titular originario de la
soberanía, subsumió en la Constitución su propio poder soberano.

Mientras la Constitución exista, ella vincula jurídicamente, no sólo a los órganos, sino
también al poder que los creó. La potestad misma de alterar la Constitución (facultad
latente de la soberanía), sólo cabe ejercerla por cauces jurídicos. La ruptura del orden
constitucional es lo único que, en ciertos casos y bajo determinadas condiciones, permite
que aflore en su estado originario la soberanía; mas se trata de un hecho que solo interesa
al derecho en esos casos y condiciones, según se verá en su oportunidad. Lo expuesto
nos lleva a la conclusión de que la soberanía, una vez que el pueblo la ejerció, reside
exclusivamente en la Constitución, y no en los órganos ni en los individuos que gobiernan.
Advertirlo así, es el hallazgo de Kelsen. "Sólo un orden normativo--dice- puede ser
soberano, es decir, autoridad suprema, o última razón de validez de las normas que un
individuo está autorizado a expedir con el carácter de mandatos y que otros individuos
están obligados a obedecer. El poder físico, que es un fenómeno natural, nunca puede ser
soberano en el sentido propio del término." Así es como la supremacía de la Constitución
responde, no sólo a que ésta es la expresión de la soberanía, sino también a que por serlo
está por encima de todas las leyes y de todas las autoridades: es la ley que rige las leyes
y que autoriza a las autoridades. Para ser precisos en el empleo de las palabras, diremos
que supremacía dice la calidad de suprema, que por ser emanación de la más alta fuente
de autoridad corresponde a la Constitución; en tanto que primacía denota el primer lugar
que entre todas las leyes ocupa la Constitución. Desde la cúspide de la Constitución, que
está en el vértice de la pirámide jurídica, el principio de la legalidad fluye a los poderes
públicos y se transmite a los agentes de la autoridad, impregnándolo todo de seguridad
jurídica. Aquí dejo el principio de legalidad mencionada por Kelsen "Un individuo que no
funciona como órgano del Estado puede hacer todo aquello que no está prohibido por el
orden jurídico, en tanto que el Estado, esto es, el individuo que obra como órgano estatal,
solamente puede hacer lo que el orden jurídico le autoriza a realizar. Desde cl punto de
vista de la técnica jurídica es superfluo prohibir cualquier cosa a un órgano del Estado,
pues basta con no autorizarlo a hacerla." Bajo este principio de legalidad se rigen caso
todas las constitución políticas de las federaciones, esto fue un gran avance en cuanto a la
política, sin embargo ha cambiado mucho el como esta organizada la nueva república.

La potestad misma de alterar la Constitución (facultad latente de la soberanía) sólo cabe


ejercerla por cauces jurídicos. La ruptura del orden constitucional es lo único que en
ciertos casos y bajo determinadas condiciones, permite que aflore en su estado originario
la soberanía; mas se trata de un hecho que sólo interesa al derecho en esos casos y
condiciones, según se verá en su oportunidad. Lo expuesto nos lleva a la conclusión de
que la soberanía, una vez que el pueblo la ejerció reside exclusivamente en la
Constitución, y no en los órganos ni en los individuos que gobiernan. Advertido así, es el
Hallazgo de Kelsen. “Sólo un orden normativo -dice- puede ser soberano, es decir,
autoridad suprema o última razón de validez de las normas que un individuo está
autorizado a expedir con el carácter de mandatos y que otros individuos están obligados a
obedecer.

El poder físico que es un fenómeno natural, nunca puede ser soberano en el sentido
propio del término.” Así es como la supremacía de la Constitución responde, no sólo a que
ésta es la expresión de la soberanía, sino también a que por serlo está por encima de
todas las leyes y de todas las autoridades: es la ley que rige las leyes y que autoriza a las
autoridades. Para ser precisos en el empleo de las palabras, diremos que supremacía dice
la calidad de suprema que por ser emanación de la más alta fuente de autoridad
corresponde a la Constitución; en tanto que primacía denota el primer lugar que entre
todas las leyes ocupa la Constitución. Desde la cúspide de la Constitución, que está en el
vértice de la pirámide jurídica, el principio de la legalidad fluye a los poderes públicos y se
transmite a los agentes de la autoridad, impregnándolo todo de seguridad jurídica, que no
es otra cosa sino constitucionalidad. Si hemos de acudir a palabras autorizadas, nos
servirán las de Kelsen para describir el principio de legalidad: Un individuo que no funciona
como órgano del Estado puede hacer todo aquello que no está prohibido por el orden
jurídico, en tanto que el Estado esto es, el individuo que obra como órgano estatal,
solamente puede hacer lo que el orden jurídico le autoriza a realizar. Desde el punto de
vista de la técnica jurídica es superfluo prohibir cualquier cosa a un órgano del Estado,
pues basta con no autorizarlo a hacerla.” En los países de rudimentaria educación cívica,
donde las teorías de la omnipotente voluntad popular se resuelven al cabo en la práctica
de la voluntad arbitraria de los gobernantes es preciso esclarecer y vivificar el principio de
legalidad el cual informa al Estado de derecho. En esa tarea hemos utilizado por contraste
la decrépita discusión de la soberanía, que nos ha servido para afirmar que en nosotros
ningún poder ni gobernante alguno es soberano, pues todos encuentran sus fronteras en
la Constitución. Insistir en este tema ni está por demás, y todo nuestro estudio lo
considerará como punto de partida y de llegada.

Dentro de la clasificación aristotélica, debemos entender que nuestra Constitución


consagra la forma pura de la democracia, cuando el artículo 40 establece el gobierno
democrático, puesto que el artículo 39 dice que todo poder público dimana del pueblo y se
instituye para beneficio de éste, que es precisamente lo que caracteriza a la democracia,
según la clasificación que examinamos. Conforme a tales ideas, no podemos reputar
democrático al régimen basado en la dictadura del proletariado, el cual realiza la forma
impura de la demagogia.

Pura de la democracia, cuando el artículo 40 establece el gobierno democrático, puesto


que el artículo 39 dice que todo poder público dimana del pueblo y se instituye para
beneficio de éste, que es precisamente lo que caracteriza a la democracia, según la
clasificación que examinamos. Conforme a tales ideas, no podemos reputar democrático
al régimen basado en la dictadura del proletariado, el cual realiza la forma impura de la
demagogia. La democracia moderna es resultante del liberalismo político, por cuanto
constituye la fórmula conciliatoria entre la libertad individual y la coacción social

¿Qué instituye la soberanía?

Artículo 39. La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo


poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en
todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

Artículo 40. Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa,
democrática, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a
su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta
ley fundamental.

Debemos entender que nuestra Constitución consagra la forma pura de la democracia,


cuando el artículo 40 establece el gobierno democrático, puesto que el artículo 39 dice que
todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste, que es
precisamente lo que caracteriza a la democracia, según la clasificación que examinamos.
Conforme a tales ideas, no podemos reputar democrático al régimen basado en la
dictadura del proletariado, el cual realiza la forma impura de la demagogia. La democracia
moderna es resultante del liberalismo político, por cuanto constituye la fórmula conciliatoria
entre la libertad individual y la coacción social
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE
MÉXICO

FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ARAGÓN

RESUMEN DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO, CAPITULO 5. IGNACIO


BURGOA

LICENCIATURA EN DERECHO

MATERIA: TEORIA DEL ESTADO

DE JESÚS GONZÁLEZ SAÚL

NUMERO DE LISTA 11

GRUPO: 2203

PROFESOR: MUÑOZ COTA ARTURO

CIUDAD NEZAHUALCÓYOTL, ESTADO DE MÉXICO, MAYO, 2020


LAS FORMAS DE ESTADO y LAS FORMAS DE GOBIERNO

Uno de los problemas más complejos que afronta la teoría de Derecho PÚblico estriba en
la distinción entre formas de Estado y formas de gobierno. Ambos tipos de "formas'vsuelen
confundirse y se alude indistintamente a cualquiera de las dos entremezclándolas en las
clasificaciones respectivas. Así, verbigracia, Hauriou incluye en las formas de Estado a
ciertos tipos de formas de gobierno como la monarquía, considerándola una especie de
género que denomina "Estados compuestos" en oposición a los "Estados simples" que es
el "Estado unitario"

El Estado es una institución públicadotada de personalidaJljurídica, es una


~ntidad_de.der:echo. El goblcmo;-en"Cáinbíó;-es el conjunto de órganos del Estado que
ejercen las funciones en que se desarrolla el poder público que a la entidad estatal
pertenece, y en su acepción dinámica se revela en las propias funciones que se traducen
en múltiples y diversos actos de autoridad.

Formas de estado

La "forma de Estado" equivale a la "definición de la naturaleza interna del poder cuyo


soporte es la institución estatal", agregando que " ... e! problema de la clasificación de las
formas de estado lleva a distinguir los Estados que incorporan un poder y una idea de
derecho únicos y los que engloban una asociación de poderes y una pluralidad de la idea
de derecho"

La diferencia en términos generales radica en que el Estado es el todo y el gobierno es


parte de ese todo. El estado es la totalidad de la sociedad políticamente organizada y el
Gobierno por su parte es el conjunto de órganos públicos que han sido facultados por el
ordenamiento jurídico para ejercer el poder político.
al hablar de las formas de Estado nos referimos a la estructura o contorno de la
organización política, es decir a la configuración total y unitaria de las instituciones
políticas de una comunidad política nacional, de un Estado-Nación. La tipología más
extendida en nuestros días sobre las formas de Estado son el Unitario y el Federal,

Estado unitario

A la opinión del autor únicamente existen dos formas de Estado: la unitaria, mejor
denominada central y la federal. Respecto de este tópico, Kelsen expresa que: "Las dos
formas fundamentales a las que se pueden reducir todas las llamadas 'uniones de
Estados' son el Estado federal y la confederación, advirtiendo que damos al concepto de
confederación un sentido más amplio del que generalmente se le atribuye, incluyendo en
dicho concepto tanto las 'uniones' (en sentido estricto), como las relaciones de
protectorado y vasallaje...". para dicho autor no existe diferencia esencial, sino de grado,
entre el Estado federal y la confederación, según sea mayor o menor la centralización o la
descentralización. "En ambos casos, dice, se trata de comunidades jurídicas cuyo
ordenamiento consiste en normas válidas sobre todo el territorio y en normas vigentes tan
sólo en ciertas partes del mismo; advirtiendo que la extensión y la importancia de los
objetos que son regulados por las primeras, es decir, por las normas centrales, es mayor
que la importancia y -extensión de las materias reguladas por las normas locales; de modo
que el orden jurídico vigente en la totalidad de un territorio y el conjunto de todos los
órdenes parciales recibe, en un caso, el nombre de 'Estado' -indudablemente, debido al
grado de centralización-, mientras que en el otro se llama 'confederación' de Estados. En
conclusión, si entre el Estado unitario -central- y el Estado federal no existen sino
diferencias en cuanto al grado de centralización o descentralización en que se
desenvuelven sus respectivas estructuras gubernativas, el criterio para distinguir esas dos
formas estatales hay que buscarlo, a nuestro entender, en la génesis de la entidad estatal
federal. Ahora bien, si la creación de un Estado federal no responde al proceso histórico-
político que reseñaremos a continuación, aunque exista como forma estatal declarada en
la Constitución, su diferencia con el Estado central o unitario dependerá de los grados de
autonomía de las respectivas estructuras gubernativas, según lo hemos dicho coincidiendo
en ese punto con Kelsen. Como recordaremos, México también tuvo un periodo en donde
el poder era central o la república era centralista, fue más o menos todo el período de
Santa Anna, esto debido a que no sabían cómo organizar el poder de otra manera de
como se había estado utilizando, era una nación joven.=rand(3,4)

El estado federal

El Estado Federal en cambio se integra con diversas entidades que conservan su


autonomía constitucional con cierto grado de descentralización política, pero que se unen
para ciertos fines de representación nacional. La existencia de entidades federativas
implica desde luego una delimitación territorial, una población y órganos de gobierno
autónomos que dirigen esa colectividad humana. Coexisten en consecuencia diferentes
ámbitos de gobierno, así como órganos de poder: el federal, el estatal y el municipal

Un Estado federal es una entidad que se crea a través de la composición de entidades o


Estados que antes estaban separados, sin ninguna vinculación de dependencia entre
ellos. De ahí que el proceso formativo de una Federación o, hablando con más propiedad,
de un Estado federal, deba desarrollarse en tres etapas sucesivas, constituidas,
respectivamente, por la independencia previa de los Estados que se unen, por la alianza
que conciertan entre sí y por la creación de una nueva entidad distinta y coexistente,
derivada de dicha alianza. La independencia previa de Estados soberanos, la unión
formada por ellos y el nacimiento de un nuevo Estado que los comprenda a todos sin
absorberlos, importan los tres supuestos lógico-jurídicos y prácticos de la creación de un
Estado federal o Federación. Al lograr su emancipación, las colonias se convirtieron en
estados libres y soberanos" Libres, porque rompieron el vínculo de dependencia que como
partes de un imperio los unía con la metrópoli; y soberanos, en virtud de que la autonomía
gubernativa de que disfrutaban bajo el régimen colonial se transformó en la plena
capacidad de auto determinarse, de decidir sus propios. Destinos transgrediendo inclusive
aquellas exiguas restricciones que demarcaban la amplia órbita en que ejercieron su
gobierno interior como colonias. En el caso Mexicano cambiando un poco, dice el autor La
formación federativa en México se desenvolvió en un proceso inverso, al que suele
llamarse “centrífugo". Las colonias españolas de América, y específicamente la nueva
España, no gozaron de autonomía en lo que a su régimen interior respecta:"
Sus órganos de gobierno eran designados por la Metrópolis y concretamente, por el rey,
en quien se centralizaban las tres funciones estatales. Como supremo legislador, el
monarca español expedía los ordenamientos orgánicos y funcionales de las colonias,
concentrando en su persona, además, los poderes judicial y administrativo, que eran
ejercidos en su nombre por funcionarios o cuerpos colegiados que el mismo designaba. Es
más, el Consejo de Indias, que era un organismo eminentemente consultivo, se abocaba
al conocimiento de las cuestiones atañederas a las colonias, fungiendo algunas veces
como autoridad judicial superior, emitiendo siempre sus decisiones en representación del
rey. Así como lo hicieron los estados unidos mexicanos en la independencia, otorgándole
soberanía y libertad, en esto se constituyó lo que ahora conocemos como el “Artículo 39.

La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público


dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el
inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”. Con ella dice que el
soberano tiene el poder de cambiar su forma de gobierno, este e tema ya tratado en el
anterior resumen como los de los más discutidos, el poder del soberano, que reside en la
constitución, nuestra constitución es más o menos rígida, pero estos son principios
fundamentales. El estudio de la naturaleza jurídica del Estado federal se ha enfocado
desde diversos puntos de vista por la doctrina de derecho público. Se ha llegado a
sostener que dentro de un régimen estatal federal existen dos soberanías: la de las
entidades federativas y la del Estado federal propiamente dicho.

La soberanía es una e indivisible y se traduce en el poder que tiene el pueblo de un


Estado para auto determinarse y auto limitarse sin restricciones heterónomas de ninguna
índole. En otros términos, se dice que un Estado es "soberano" porque su pueblo, sin
sujetarse a ninguna norma que él no haya creado o aceptado voluntariamente, tiene la
capacidad de establecer su propio modo de ser político, jurídico, económico o social
(autodeterminación) y de fijar los cauces limitativos a su poder (autolimitación). Ahora bien,
al concertarse el pacto federativo y al consignarse éste en la Constitución Federal, el
último acto de soberanía que los Estados federados realizan, ya como instituciones
jurídico-políticas supremas en que su pueblo se ha organizado, consiste precisamente en
formar a la nueva entidad y en organizarla, dejando después de ser soberanos para
mantenerse autónomos.
Artículo 39. La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo
poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en
todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

Artículo 40. Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa,
democrática, federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a
su régimen interior; pero unidos en una federación establecida según los principios de esta
ley fundamental.

Esto nos lleva hasta nuestra constitución política específicamente al anteriormente


mencionado artículo 39 y “Artículo 40. Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en
una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y
soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos
en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental.” Con ella se
dice como esta establecido el pueblo mexicano en este caso es una federación, cuenta
con estados soberanos e independientes hasta cierto punto, por ello es muy importante
conocer las bases de nuestro país. La soberanía y la autonomía son, pues, dos conceptos
diferentes. La primera, como lo hemos dicho, es sobre todo capacidad de
autodeterminación, ósea; un Estado es soberano-en la medida en que pueda organizarse
y limitarse a sí mismo, sin estar constreñido para ello a acatar reglas o principios que
emanen de una potestad jurídico-política ajena, lo que no acontece con las entidades que
integran una federación, ya que su composición esencial y las restricciones de su
actuación gubernativa están determinadas en el ordenamiento constitucional federal y en
las leyes federales.

la autonomía expresa la facultad de "darse sus propias normas" pero dentro de un ámbito
demarcado de antemano, respetando siempre principios, reglas, obligaciones y
prohibiciones que derivan preceptivamente de una voluntad ajena. Es por ello por lo que
los Estados que forman una federación son autónomos, en el sentido de que, en ejercicio
de las facultades .que real o hipotéticamente se reservaron, pueden organizar su régimen
interior y encauzar su conducta gubernativa dentro de él, pero siempre sobre la base del
respeto de las normas federales, de la observancia a las prohibiciones constitucionales y
del cumplimiento a las obligaciones que el Código fundamental les impone. Todo esto
regulado también por nuestra constitución específicamente en el “Artículo 41. El pueblo
ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia
de éstos, y por los de los Estados y la Ciudad de México, en lo que toca a sus regímenes
interiores, en los términos respectivamente establecidos por la presente Constitución
Federal y las particulares de cada Estado y de la Ciudad de México, las que en ningún
caso podrán contravenir las estipulaciones del Pacto Federal. …”con este se hace
referencia a lo dicho también que son autónomos hasta cierto punto por ello mejor dicen
que será mejor un régimen centralista. Por el contrario también está estipulado en el
Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y
todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por
el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda
la Unión. Los jueces de cada entidad federativa se arreglarán a dicha Constitución, leyes y
tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones
o leyes de las entidades federativas.

Formas de gobierno

A lo largo de la historia de la humanidad, los hombres han diseñado diversas instituciones


que de acuerdo con sus creencias, costumbres y hábitos de obediencia, les han permitido
gobernarse manteniendo la estabilidad y el orden social, las formas de gobierno se
refieren a los diversos órganos directivos que formulan, expresan y realizan la voluntad
del Estado. En principio, toda forma de gobierno se encuadra en una forma de estado más
amplia que condiciona a la anterior; existe una concepción de fondo acogida por cada
estado en cuanto a sus bases económicas, sociales, políticas y a las directrices que
inspiran su acción; esta concepción de fondo da forma al Estado, e influye en concreto
sobre la actuación de la forma de gobierno.

Las formas de gobierno se pueden clasificar en monarquía y república, sin olvidar que
desde la antigüedad se mencionaban diversas formas de gobierno como la democracia, la
aristocracia y la autocracia.

El Estado de democracia clásica se basa en el deseo de autogobierno: máxima


identificación de gobernantes y gobernados. Su principio jurídico puede resumirse en este
aforismo: 'Gobierno de la mayoría respetando los derechos de la minoría; el derecho
constitucional que lo formaliza es concebido como 'Técnica de la Libertad. Es el gobierno
de muchos o de la mayoría para beneficio de la comunidad. Implica la participación activa
de los ciudadanos para elegir a sus gobernantes.

Las formas de gobierno consideran los modos de formación de los órganos esenciales del
Estado, sus poderes y sus relaciones, mientras que las formas de Estado están
determinadas por la estructura de éstos y se refieren a las relaciones que se establecen
entre población, territorio y soberanía, según se integren en un orden estatal único o estén
descentralizadas en los diferentes ámbitos de competencia de conformidad con el pacto
constitucional. En lo que se refiere específicamente a las formas de organización política y
administrativa de los Estados, las formas de organización tanto políticas como
administrativas son métodos o sistemas encaminados a la estructuración de las funciones
jurídicas.

Monarquía

Según Ignacio Burgoa, la monarquía es la forma de gobierno donde la persona que


encarna al órgano supremo del estado, el cual puede ser rey o emperador, permanece en
el puesto de manera vitalicia y lo transmite por muerte o abdicación, mediante sucesión
dinástica, al miembro de la familia a quien corresponde según la ley o la costumbre.

El propio Burgoa señala que la monarquía será absoluta (autocracia) cuando el gobierno
está sujeto a la voluntad y al arbitrio del monarca, el cual no está supeditado a un orden
jurídico preestablecido que se pueda modificar o reemplazar. En la monarquía, los tres
poderes se concentran en el monarca sin limitaciones, aunque éste a su vez tenga su
propia burocracia, la cual en su nombre ejercerá algunas funciones.

Esta forma de gobierno se funda en el carácter de la persona que encarna al órgano


supremo de un Estado encargado del poder ejecutivo o administrativo y se distingue
porque dicha persona, llamada "rey" o "emperador", permanece en el puesto respectivo
vitaliciamente "y lo trasmite, por muerte o abdicación, como dice Tena Ramírez mediante
sucesión dinástica, al miembro de la familia a quien corresponda según la ley o la
costumbre. De la familia a quien corresponda según la ley o la costumbre". La monarquía
puede ser absoluta y limitada o constitucional. En esta sub-clasificación ya no se toma en
cuenta a la persona del jefe del Estado, sino a la manera como ejerce el poder estatal. Así,
en la monarquía absoluta, que es al mismo tiempo una autocracia, el gobierno está sujeto
al solo arbitrio del rey o emperador, sin supeditarse a ningún orden jurídico preestablecido
que no pueda modificar, reemplazar o suprimir. Las tres funciones del ñ Estado, es decir,
la legislativa, ejecutiva y judicial, se centralizan en el monarca, quien ejerce por conducto
de órganos que el mismo designa o estructura normativamente. En la monarquía limitada
o constitucional, la actuación pública del rey está sometida y encauzada por un orden
jurídico fundamental cuya creación no proviene de él, sino, generalmente, del poder
constituyente del pueblo representado en una asamblea que lo expide. La monarquía
constitucional implica, por ende, un régimen político de derecho, cuyo funcionamiento es,
por lo general, democrático, de donde resulta que dicha forma de gobierno es, en
sustancia, una democracia por lo que atañe a su aspecto dinámico y cuyos ejemplos en la
historia contemporánea sería ocioso señalar por ser bien conocidos

La democracia.

La definición de la idea de democracia plantea uno de los problemas más complejos con
que se enfrenta la Teoría General del Estado y la Ciencia Política. Más aún, su sentido ha
sido variable en el decurso de la historia humana, pues desde Aristóteles hasta nuestros
días ha expresado una innegable evolución y en algunos regímenes políticos
concretamente dados se la ha desviado hacia formas de gobierno impuras, como la
demagogia. Esto experimentado por nosotros en primera persona, el concepto de
democracia se hola deformado mucho a lo largo del tiempo, ahora se cree que la
democracia es solo el sufragio. La democracia es el gobierno que emana de la voluntad
mayoritaria del grupo total de ciudadanos y tiene como finalidad el bienestar colectivo.
Para él, el Estado democrático es aquel en que todos participan como dominadores y
dominados. Sin embargo, la idea aristotélica no puede resistir actualmente su repudio
como "democrática", ya que en el fondo representa una forma de gobierno de "ciudadanía
aristocrática", pues la "libertad" y la "igualdad" sobre las que dicha idea se apoya y la
"justicia" que perseguía sólo correspondían en la polis griega a un número reducido y
privilegiado de su población. Esta cuenta con 3 elementos no son muy necesarios de
explicar ya que son conceptos dominados por la mayoría.
Primer elemento: Declaración dogmática sobre la radiación popular de la soberanía: en
esta se dice que la soberanía se encuentra en el pueblo unas vez que aligan a un
representante

Segundo elemento: Origen popular de los titulares de los órganos primarios del. Estado.
La representación política. En esta se dicen los individuos que representarán al
soberano… y por último

Tercer elemento: Control popular sobre la actuación de los órganos del Estado: se
necesita estar observando cuidadosamente el poder, de parte de los soberanos o por
parte de órganos autónomos. Aquí entra los partidos políticos, que también se deben de
regular como por ejemplo en el artículo 41 constitucional, fracción II “La ley garantizará
que los partidos políticos nacionales cuenten de manera equitativa con elementos para
llevar a cabo sus actividades y señalará las reglas a que se sujetará el financiamiento de
los propios partidos y sus campañas electorales, debiendo garantizar que los recursos
públicos prevalezcan sobre los de origen privado.

La república.

Una república puede constituirse y existir bajo forma federal, sin anteponerse las palabras
"Estados Unidos". "En consecuencia, como preliminar del desempeño de nuestra
comisión, sometemos a la aprobación de la Asamblea el siguiente preámbulo. 'El
Congreso Constituyente, instalado en la ciudad de Querétaro el primero de diciembre de
mil novecientos diez y seis, en virtud de la convocatoria expedida por el ciudadano Primer
Jefe del Ejército Constitucionalista, encargado del Poder Ejecutivo de la Unión, el diez y
nueve de septiembre del mismo año, en el cumplimiento del Plan de Guadalupe, de
veintiséis de marzo de mil novecientos trece, reformado en Veracruz el doce de diciembre
de mil novecientos 'catorce, cumple hoy su encargo, decretando, corno decreta, la
presente Constitución Política de la República Federal Mexicana

Etimológicamente república significa la cosa pública –res pública– lo que es del interés
público, del interés de la comunidad. A diferencia de la monarquía, que implica el poder
vitalicio, en la república, el poder es ostentado temporalmente, o sea, por periodos
específicos.
La república pudiera ser una república aristocrática si es un grupo el que detenta el poder,
o bien una república democrática si quienes ostentan el poder provienen de una elección
popular.

La utilización de la palabra casi siempre la confunde, la usan indiscriminadamente en


lugar de Federación. Por otra parte, etimológicamente el vocablo "república" implica "cosa
pública" (res publica) como opuesto a las palabras "cosa privada" (res priuata), Connota,
por consiguiente, todo lo concerniente al interés general, social o nacional, en oposición al
interés particular o singular. Dicho de otra manera, la "cosa pública" -res publica- es el
patrimonio económico, moral y cultural de todos los miembros del cuerpo social sin
distinción de clases y que tiene como bases fundamentales el interés de la patria, la
igualdad, el derecho y la justicia. república, o al menos dar este nombre, a un gobierno
que deriva todos sus poderes directa o indirectamente de la gran masa del pueblo y que
administra por personas que conservan sus cargos a voluntad de aquél, durante un
periodo limitado o mientras observen buena conducta. Al menos es una idea y explorada,
dejaré aquí un concepto para no alargar mas el tema. Forma de gobierno en la que el
cargo de jefe del Estado está en manos de un presidente temporal que se elige por
votación, bien a través de unas elecciones, bien por una asamblea de dirigentes. Ya
exploradas estas ideas anteriormente con la obras estudiadas como la república de
Platón, esta esta mayormente basada en la democracia y de manera que tiene un régimen
burocrático, aunque puede tener otras variantes.

En la república democrática, la renovación periódica de los titulares del poder debe


realizarse a través de procedimientos de consulta, cuya legitimidad resida en la propia
sociedad; ahí también el titular de los órganos del estado ejerce el cargo e investidura
correspondiente de manera temporal y su encargo le deviene en virtud de la sociedad en
su conjunto, de la voluntad mayoritaria del pueblo.

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