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La enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) es un síndrome clínico que causa procesos inflamatorios e infecciosos en el tracto genital superior de la mujer, incluyendo endometritis, salpingitis, peritonitis, y abscesos en las trompas de Falopio y ovarios. La EPI afecta principalmente a mujeres jóvenes sexualmente activas y se produce cuando bacterias como N. gonorrhoeae, Mycoplasma genitalium y C. trachomatis ascienden desde la vagina al tracto genital superior
Descripción original:
Breve descripción de ENFERMEDAD PÉLVICA INFLAMATORIA
La enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) es un síndrome clínico que causa procesos inflamatorios e infecciosos en el tracto genital superior de la mujer, incluyendo endometritis, salpingitis, peritonitis, y abscesos en las trompas de Falopio y ovarios. La EPI afecta principalmente a mujeres jóvenes sexualmente activas y se produce cuando bacterias como N. gonorrhoeae, Mycoplasma genitalium y C. trachomatis ascienden desde la vagina al tracto genital superior
La enfermedad pélvica inflamatoria (EPI) es un síndrome clínico que causa procesos inflamatorios e infecciosos en el tracto genital superior de la mujer, incluyendo endometritis, salpingitis, peritonitis, y abscesos en las trompas de Falopio y ovarios. La EPI afecta principalmente a mujeres jóvenes sexualmente activas y se produce cuando bacterias como N. gonorrhoeae, Mycoplasma genitalium y C. trachomatis ascienden desde la vagina al tracto genital superior
201459862 ANATOMÍA PATOLÓGICA 21168 7:00-8:00 hrs Adriana María Martínez Hernández
ENFERMEDAD PÉLVICA INFLAMATORIA (EPI)
La enfermedad pélvica inflamatoria es un síndrome clínico que se presenta como
procesos inflamatorios e infecciosos del tracto genital superior de la mujer. Puede incluir una o varias de las siguientes afecciones: endometritis, salpingitis, peritonitis, absceso de trompas uterinas y ovarios. Siendo la salpingitis la más común. Esta enfermedad afecta principalmente a mujeres fértiles (15 y 25), además de que tiene que ver la promiscuidad, el sexo sin protección y el inicio temprano de la vida sexual. ¿Por qué ocurre? Las bacterias ascienden desde la vagina y el cérvix al tracto genital superior, colonizando la región y generando un proceso inflamatorio, lo que promueve la formación de exudado purulento en la mucosa tubaria. Suele se polimicrobiana (más comunes N. gonorrhoeae, Mycoplasma genitalium y C. trachomatis). El tipo y número de especies varían según el estadío de la enfermedad. En horas tardías se cultivan microorganismos y comienza la aparición de bacterias anaerobias. En condiciones normales, los órganos genitales femeninos son estériles, excepto en la menstruación, y es protegido por el canal endocervical y el moco. Cuando éstos se lesionan, son susceptibles a infecciones. Además de que entran en juego la inmunidad del paciente, el estado nutricional y la susceptibilidad a la agresión bacteriana. En cuanto a las modificaciones se presenta vasodilatación, destrucción del endosalpix y la producción de exudado purulento. Cuando se instala la infección puede haber variados cuadros clínicos, desde estar asintomática hasta cuadros de abdomen agudo. El síntoma más común (95%) es el dolor abdominal inespecífico; tiende a localizarse en el cuadrante inferior del abdomen. No existe un signo patognomónico, pero se ha descrito una triada, puesto que se ha presentado en un gran porcentaje de pacientes, y son: dolor pélvico, fiebre y leucocitosis. Los factores de riesgo principales son, la promiscuidad, el sexo no seguro, uso de DIU, la instrumentación uterina, adquisición de enfermedades de transmisión sexual, abortos, duchas vaginales y episodios previos de enfermedad pélvica inflamatoria. Se puede llegar al diagnóstico con los datos obtenidos mediante la clínica, y complementarse con estudios paraclínicos. Para realizar el diagnóstico deben de tomarse en cuenta los criterios de Sweet mayores y menores.
Existe una clasificación para las EPI:
Grado I: No hay masas ni signos de irritación peritoneal. Grado II: Enfermedad complicada por presencia de abscesos o masas que involucra ovarios y/o trompas uterinas, con signos de irritación peritoneal. Grado III: La infección se encuentra diseminada a estructuras fuera de la pelvis y con respuesta sistémica.
El tratamiento consiste en la eliminación de la infección aguda, los síntomas y la
prevención de secuelas a largo plazo. Debe de emplearse un esquema con antibióticos, y en ocasiones conviene realizar laparoscopía, con el fin de realizar lisis de adherencias, drenaje de absceso, excisión de tejidos infectados y necróticos e irrigación de la cavidad peritoneal.