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ENFERMEDAD INFLAMATORIA PELVICA

Las enfermedades inflamatorias pélvicas (EIP) son procesos inflamatorios localizados


en la parte alta del aparato genital femenino como las trompas, los ovarios y el
útero. Además, estos procesos inflamatorios pueden afectar también a otras zonas
como los ligamentos.
Este tipo de enfermedades suelen ocurrir en mujeres con edades comprendidas
entre los 15 y los 39 años y pueden ser peligrosas si no se controlan a tiempo. Por
consiguiente, una EIP no tratada adecuadamente puede causar daños en los órganos
reproductores femeninos y generar diversos problemas.

La enfermedad inflamatoria pélvica es una entidad prevalente y fecuentemente


infradiagnosticada e infratratada. Ello supone un impacto negativo en la salud
general, sexual y reproductiva de las pacientes.

TIPOS

es un síndrome clínico frecuente que engloba la patología infecciosa del tracto


genital superior. Generalmente es el resultado de una infección ascendente desde
endocérvix, pudiendo llegar a afectar en su evolución a las siguientes estructuras:
 Endometrio (endometritis),
 Miometrio (miometritis),
 Trompas (salpingitis),
 Ovarios (ooforitis),
 Parametrios (parametritis)

ENDOMETRITIS

La endometritis es considerada una EIP y consiste en un proceso inflamatorio o una


irritación del endometrio. Esta inflamación del endometrio puede ir acompañada
de otras infecciones pélvicas.

Entre los síntomas más destacados de la endometritis se encuentran los siguientes:


Hinchazón abdominal.
Sangrado vaginal anormal.
Estreñimiento.
Dolor uterino.

OOFORITIS

La ooforitis, también llamada ovaritis, consiste en una inflamación de uno o ambos


ovarios. Esta alteración suele aparecer entre los 25 y los 35 años y algunos factores
de riesgo son el cáncer, infecciones de transmisión sexual, abortos, etc.
Al inflamarse los ovarios aparecen diferentes síntomas cuya intensidad variará en
función de cada caso.
MIOMETRITIS

Se trata de una infección de la musculatura uterina que suele aparecer de forma


secundaria a la endometritis. La miometritis también es conocida como metritis.

PARAMETRITIS

La parametritis es considerada una enfermedad inflamatoria pélvica, ya que cursa


con una inflamación del parametrio.

El parametrio es el conjunto de estructuras que unen el útero a la pelvis. Consiste en


tejido conectivo y músculo liso que se encuentran dentro del ligamento ancho del
útero.

Esta enfermedad se suele manifestar después de abortos complicados, partos,


operaciones ginecológicas o enfermedades del útero. Provoca diversos síntomas
como fiebre, dolor abdominal inferior o problemas urinarios.

SALPINGITIS

La salpingitis es una de las enfermedades infecciosas más frecuentes de los órganos


genitales femeninos. Consiste en la inflamación de las trompas de Falopio
provocando esterilidad por alteraciones tubáricas y aumento de las posibilidades
de embarazo ectópico.

CLASIFICACION

Según el diagnóstico realizado a partir de las características clínicas, la EIP se puede


clasificar en tres grados diferentes:
Grado 1
cuando la enfermedad no se encuentra en una fase complicada y no hay signos de
irritación e inflamación del peritoneo.
Grado 2
la enfermedad ya adquiere carácter complicado y hay presencia de masas o abscesos
en los ovarios y/o en las trompas de Falopio. Además, se puede observar inflamación
en el peritoneo.
Grado 3
diseminación de la infección a otras estructuras exteriores a la pelvis generando una
respuesta sistémica.

ETIOLOGIA

La EIP suele estar provocada por la invasión de bacterias que ascienden desde la
vagina y cérvix hasta llegar a colonizar otras regiones superiores del tracto genital
femenino.
Aparecen distintos cambios físicos en los órganos internos y se forma un exudado
que afecta a la mucosa. Es una patología que puede llegar a ser crónica si no se
establece un tratamiento adecuado.

Habitualmente es una infección polimicrobiana en la que los agentes patógenos más


prevalentes son Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis, ambos de
transmisión sexual. Otros agentes implicados son Micoplasma hominis y genitalium,
Ureaplasma urealyticum, Streptococcus agalactiae, Gardnerella vaginalis,
Haemophilus sp, Es-cherichia coli y gérmenes anaerobios.

FACTORES DE RIESGO

 Mantener relaciones sexuales con diferentes parejas y tener menos de 25 años.


 Enfermedades de transmisión sexual
 Cambios en la flora vaginal: alteraciones de la flora vaginal a causa de patógenos
aerobios o anaerobios, y también por el abuso de las duchas vaginales que
dañan la flora.
 Inserción de dispositivos intrauterinos (DIU), ya que favorecen la presencia
de Actinomyces. Cuanto más tiempo se use el DIU, mayor riesgo de infección por
esta bacteria.
 Biospa endometrial, es decir, un procedimiento para obtener una pequeña
muestra de tejido que envuelve el útero.
 Interrupción voluntaria del embarazo o aborto espontáneo.
 Parto.
 Otras infecciones como las causadas por Micobacterium tuberculosis en relación
a la salpingitis, virus, etc.

SINTOMAS Y SIGNOS

La clínica de la EIP es muy variable: desde cuadros que cursan de manera


asintomática hasta situaciones de compromiso vital. La mayoría de las mujeres
presentan síntomas leves. Las formas graves son poco frecuentes. Los síntomas mas
frecuentes de EIP son:
– Dolor pélvico: es el síntoma guía. Suele referirse al abdomen inferior, típicamente
bilateral, y ser poco intenso y persistente. La infección por Chlamydia suele ser más
indolente que la infección por Neisseria gonorrhoeae, pero produce mayor lesión
tubárica residual.
– Sangrado uterino anómalo (SUA): puede ser poscoital, intermenstrual o sangrado
menstrual abundante. Aparece en mayor medida en los casos de infección por
Chlamydia. La aparición de SUA en una mujer joven sin otras causas aparente obliga
a descartar la existencia de EIP.
– Leucorrea: aparece en el 50% de los casos; suele ser una manifestación incial de
cervicitis. Generalmente es purulenta.
– Dispareunia: dolor relacionado con cualquier actividad sexual, sobre todo con el
coito.
– Clínica digestiva: las nauseas y vómitos son infrecuentes y suelen limitarse a los
cuadros graves con pelviperitonitis.
– Fiebre: presente en la mitad de los casos, generalmente en forma de febrícula.
Puede aumentar tras la movilización uterina (exploraciones ginecológicas, relaciones
sexuales).

DIAGNOSTICO

El diagnóstico de la EIP es poco sensible y específico. No hay una prueba única para
diagnosticar la EIP, sino que se va a llevar a cabo un diagnóstico fundamentalmente
clínico que se va a complementar con diversos exámenes de laboratorio y otros
estudios más especializados.
Las pruebas más habituales para el diagnóstico de la EIP son:
 Exploración de la pelvis para ver si hay signos que manifiesten una posible
enfermedad inflamatoria pélvica.
 Hemograma a partir de un análisis de sangre que, en el caso de tener EIP,
muestra niveles elevados de leucocitos.
 Ecografía de la pelvis para buscar otras posibles causas de los síntomas como
puede ser un embarazo o incluso una apendicitis. También se busca inflamación
en las trompas y los ovarios.
 Cultivo celular para confirmar la presencia de microorganismos nocivos en el
cérvix.
 Laparoscopia. Se trata de la prueba estrella del diagnóstico, aunque tiene
algunas limitaciones. Es muy útil pero hay que considerar los riesgos y el coste
que supone su realización.
 Biopsia endometrial que muestra la presencia de células plasmáticas y es
indicativo de EIP.
En caso de querer un embarazo tras una EIP, la ecografía y la laparoscopia pueden
ayudar a la mujer a averiguar si las trompas de Falopio se encuentran bloqueadas. Se
valorará la necesidad de una fecundación in vitro (FIV) o de una cirugía para
desbloquear las trompas.

TRATAMIENTO

Cuanto más tiempo se tarde en iniciarse un tratamiento para la EIP, más lesiones
puede generar y mayores probabilidades de que se produzcan complicaciones. En
relación a este tipo de dolencias, es de vital importancia acudir a un médico
especialista y realizar un buen diagnóstico que permita establecer el tratamiento
más adecuado.
Los objetivos del tratamiento para la EIP son:
Eliminar la infección.
Aliviar los síntomas.
Impedir complicaciones.

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