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UNIVERSIDAD REINO

REINO ES EL FUNDAMENTO Y PLENITUD SU ADIMENSIÓN


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Presentamos en CRISTO a través de los estudios aquí expuestos a todo hombre y mujer
de cualquier nación, en Poder de Dios y Sabiduría de Dios: Conocerá su Identidad
imperial como "Rey" - Conocerá su Conciencia divina como "Dios" en funciones
comunicables de amor sin condición.

Slogan: ¡La conciencia del Todo!

EL ETERNO PERMITIO LA DESTRUCCIÓN DE LAS 60


CIUDADES DEL REINO DE OG DE BASÁN
Og fue el poderoso rey amorreo de Basán (1 Reyes 4:19) a quien derrotaron los
israelitas antes de pasar a la Tierra Prometida. Basán tenía 60 ciudades y
poblaciones sin muros. Su seguridad la hacían creer por ser muchas y no se
inmutaron por cerrarlas con muros.

Og era uno de los gigantescos de refaím. El día que murió Og, lo pusieron en un
inmenso féretro de hierro que medía casi cuatro metros de longitud por dos de
anchura, (Deuteronomio 3:11) Og y Sehón gobernaron a los amorreos al Este del
Jordán, (Deuteronomio 3:13 y 4:46,47). El orgullo de Og era que jamás sería
derrotado por ser un hombre de elevada estatura o gigante invencible de
aterradora apariencia.

Los dominios de Og se extendían desde el monte Hermón hasta el Jaboq, el


territorio al Este del Jordán que comprendía 60 ciudades fortificadas y
muchísimos pueblos rurales, (Deuteronomio 3:3-5). Sus dos ciudades principales
eran Edrei y Astarot, (Josué 13:12.)

Israel derrotó a Og hacia el final de los cuarenta años en que estuvo vagando
por el desierto, justo antes de acampar en las llanuras de Moab. Después de
derrotar a Sehón, Israel se enfrentó con las fuerzas de Og en Edrei, y tras la gran
victoria que Dios les concedió, mató a Og y a todo su ejército, y tomó posesión
de sus 60 ciudades y pueblos, (Números 21:33–22:1)

Posteriormente, el territorio de Og formó parte de la heredad de Manasés,


(Números 32:33). Esta victoria asustó a los habitantes de Canaán y fue un factor
que contribuyó a que tanto Rahab como los gabaonitas se sintieran impulsados
a buscar la paz con Israel, de modo que no se les exterminara también. (Josué
2:10, 11; 9:9, 10.) Esta victoria fue un gran estímulo para Israel.

Las guerras no son provocaciones del Dios autentico, son el producto del
hombre dominando al hombre para su servilismo e intereses particulares. Todas
estas guerras que Israel enfrentó con sus enemigos, unos en victorias y otras en
derrotas, trajeron su propia lección a la nación de Israel y a sus reyes.

El Eterno no permitió la destrucción de las 60 ciudades de Og de Basán, solo


demostró que cuando Israel obedece los preceptos de su Dios de hecho ya tiene
la victoria asegurada o en su efecto cuando se iban tras los ídolos paganos y
toleraban las malas costumbres de sus vecinos, entraban en derrotas. Cada
guerra de Israel les brindó una moraleja o lección.

La supervivencia de Israel no dependía de lo enorme de sus guerreros o el


número de sus ejércitos sino del amor a su Dios y obediencia a sus leyes
establecidas.

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