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campo de concentración. Sólo sobrevivió Corrie para compartir su historia. Ella nunca aban-
donó su profunda fe en Dios, sino que Dios la ayudó a sobrevivir la terrible tribulación sufrida
en el campamento. Descubrió que “no hay un abismo tan profundo que Dios no sea más pro-
fundo aún.”
Raoul Wallenberg -
Muchos también han escuchado acerca de Raoul Wallenberg, un
diplomático sueco que trabajó incansablemente durante la Segunda
Guerra Mundial para salvar a miles de judíos húngaros. Fue arrestado
por los rusos, y nunca se supo más de él.
Oliver Cromwell -
Oliver Cromwell, siendo influenciado por los muchos sionistas cristianos que se estaban
levantando por toda Inglaterra, dirigió en 1656 un discurso “Sionista” ante el Pequeño
Parlamento.
Holger Paulli -
Durante esa misma época, un danés de nombre Holger Paulli no tan sólo creyó genuina-
mente en el retorno del pueblo judío a la Tierra Prometida, sino que también trabajó intensa-
mente para establecer una monarquía judía en Palestina. Publicó muchos libros, y envió men-
sajes a los reyes de Inglaterra y Francia donde les pedía que conquistaran a Palestina para
que los judíos tuvieran su propio estado. En 1695, se presentó personalmente ante Guillermo
III con la intención de convencerlo de estos planes. Paulli fue uno de los primeros cristianos
en llevar sus creencias teóricas al plano práctico.
Charles Jerram -
Otro pionero en el sionismo cristiano fue Charles Jerram, un estudiante de Divinidad en
Cambridge. En 1795, ganó un premio por su tratado “La Futura Restauración de los Judíos”
(A future Restoration of the Jews).
Jerram defendía la premisa de que todas las promesas bíblicas sobre la futura restau-
ración judía son basadas en el Pacto que Dios había hecho con Abraham. Decía que la prome-
sa de dar “ toda la tierra de Canaán en heredad perpetua” (Gén. 17:8) es “absoluta e incondi-
cional”, y que el título de propiedad de los judíos a la tierra de Palestina es inalienable”. Por
virtud de este Pacto, los judíos tienen “un justo reclamo por siempre” a esa tierra. “Si la con-
cesión hecha por el Creador Todopoderoso y el Gobernador del Universo puede constituir un
título legal para la posesión eterna [de una propiedad], el reclamo de los judíos a la tierra de
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Palestina siempre será justo y razonable.” Ellos han sido, “preservados por
Dios a lo largo de las generaciones, y quien, de acuerdo con Su Pacto, ha
prometido expresamente nunca desecharlos [para cumplir] este específico
propósito extraordinario.” Según Jerram, Jesús mismo dijo “que 'Jerusalén
será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cum-
plan' (Luc. 21:24),” de lo cual “es natural suponer que al llegar ese período
[del final de los tiempos], Jerusalén será restaurada a sus propietarios
originales.” “Ese rescate...espera su cumplimiento.”
Napoleón Bonaparte
Napoleón Bonaparte -
En 1799, cuando Napoleón Bonaparte regresó de visitar la Tierra
Santa, declaró en un manifiesto que esa tierra era legalmente herencia de
los judíos.
SEAMOS HACEDORES...
Muchos cristianos no sólo hablaron acerca del regreso de los judíos a la tierra de Israel,
sino que también pusieron sus palabras en acción:
George Gawler -
Este cristiano británico produjo un plan práctico para el restablecimiento del pueblo
judío en la tierra, y se dedicó a ponerlo en acción aún 90 años antes de establecerse Israel
como nación. A pesar de las reservas que la mayoría de los judíos demostraban, los proyectos
de Montefiore (un judío británico) y Gawler continuaron adelante. Uno de sus proyectos
incluía Yemin Moshé, el primer vecindario fuera de las murallas de la ciudad antigua de
Jerusalén. Otras modernas comunidades agrícolas de los judíos en Palestina también se
deben a estos dos hombres. Sembraron un huerto de naranjas cerca de Tel Aviv que todavía
se puede encontrar bajo el nombre de “Montefiore Quarter” (Vecindario de Montefiore). Gawler
continuó defendiendo sus proyectos en numerosos artículos.
La obra de Gawler la continuó su hijo, John Cox Gawler, quien detalló en 1874 un
abarcador plan para restablecer a los judíos en la Tierra Santa basado en ciertos principios
empresariales y tecnológicos. Logró despertar el interés de algunos círculos judíos en
Jerusalén, y su plan fue traducido al hebreo. Este escrito persuadió a varios judíos para que
salieran de su encerramiento y pobreza tras los muros de Jerusalén, y fundaron la comu-
nidad de Petah Tikva (“Puerta a la Esperanza”) en el Valle de Sharón.
Lord Shaftesbury -
En 1840, Lord Shaftesbury diseñó un plan para restablecer a los judíos en Palestina, y
Lord Palmerston le prometió que Inglaterra protegería a los residentes en los asentamientos.
Incluso, le escribieron cartas al sultán turco respecto al plan.
Lawrence Oliphant -
Lawrence Oliphant, en 1880, esbozó un plan para el establecimiento de judíos en
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Palestina, y luego animó a las organizaciones judías para que comenzaran
a fundar asentamientos en la tierra. El plan, titulado “Tierra de Galaad”
(Land of Gilead), fue sometido al sultán de Turquía. Éste fue aceptado, pero
luego fue denegado bajo la acusación de que era simplemente una arti-
maña política británica.
William E. Blackstone -
En 1891, William Blackstone obtuvo el respaldo del público para
Lawrence Oliphant someter al presidente estadounidense Harrison una propuesta titulada
“Palestina para los judíos” (Palestine for the Jews). Como resultado, EEUU hizo una
exhortación a la mayoría de los países europeos para que ayudaran a realizar esta meta.
Su argumento respecto a la sobrevivencia de Israel fue el siguiente: “...su asombrosa
preservación como un pueblo distintivo a pesar de todas las persecuciones, vicisitudes y dis-
persiones durante los pasados 18 siglos hasta el presente es un evidente milagro que nos tes-
tifica de la verdad en la Palabra de Dios, y nos asegura de Sus propósitos para la historia
futura.”
“Frederico el Grande dijo a su capellán: 'Doctor, si su religión es verdadera, debería ser
capaz de brindar una evidencia breve y sencilla. ¿Me podría ofrecer evidencia de su veracidad
en UNA SÓLA PALABRA?' El buen hombre respondió: 'ISRAEL' “.
Otras naciones van y vienen, pero Israel todavía permanece. No ha desaparecido. Dios
dijo acerca de Israel: “Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes miseri-
cordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eter-
na tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor” (Is. 54:7-8).
William H. Hechler -
Este hombre del clero británico tiene una historia muy fascinante.
Sus padres eran alemanes, pero nació en Sudáfrica. Estudió teología y pos-
teriormente fue ordenado como pastor protestante. Por recomendación de
la corte británica, fue nombrado tutor personal del príncipe Ludwigo, hijo
de Frederico, el Gran Duque de Baden. Durante ese tiempo conoció al
sobrino del Gran Duque, el futuro emperador Guillermo II de Alemania.
Luego de la muerte prematura del príncipe, Hechler se dedicó al ministerio
eclesiástico en Inglaterra.
Terminadas las violentas persecuciones (pogroms) en Rusia de 1881,
Hechler participó en una serie de reuniones donde distinguidos cristianos en Londres diluci-
daban acerca de la posibilidad de establecer algunos refugiados judíos rusos y rumanos en
Palestina.
En 1882, visitó Rusia con la intención de ayudar a las víctimas de los pogroms. Dos
años más tarde, escribió su tratado fundamental, “La Restauración de los Judíos en Palestina
según los Profetas” (The Restoration of the Jews to Palestine According to the Prophets). En
éste, predijo que la Tierra Santa sería restaurada y devuelta al pueblo judío entre los años
1897 y 1898. Si consideramos la fecha del Primer Congreso Sionista de 1897 como el inicio
de la moderna restauración de Israel, entonces la predicción de Hechler fue acertada.
En 1885, Hechler fue nombrado capellán a la Embajada Británica en Viena, donde se
quedó hasta 1910. Allí fue testigo del nacimiento del Movimiento Sionista bajo el liderato de
Teodoro Herzl, padre del sionismo moderno. A partir del escándalo antisemita en torno al
juicio de Dreyfus en Francia, Herzl se encontró en el centro de la atención pública en Viena.
Cuando Herzl publicó su libro “El Estado Judío” (The Jewish State) en 1896, atrajo mayor
atención aún. Hechler lo conoció personalmente el 10 de marzo, y se hicieron amigos cer-
canos y devotos.
El 26 de marzo de 1896, sólo dos semanas después de haber conocido a Herzl, Hechler
resumió su tratado en forma de una carta, y la dirigió al Duque de Baden. Por medio de
Hechler, se logró una reunión entre Herzl y el Gran Duque de Baden, y luego con el propio
emperador alemán.
La carta de Hechler es un modelo del legado cristiano al sionismo. Además de citar
algunos textos bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento, Hechler enfatizó que “el regreso sio-
nista de los judíos sería una gran bendición para Europa”, y exhortaba “ponerle fin al espíritu
antisemita de odio, el cual es muy detrimental al bienestar de todas nuestras naciones.”
Para Hechler, este asunto merecía el mayor apoyo posible:
“...lo único que ahora requiere este asombroso movimiento es el reconocimiento público
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y la protección de la Realeza de Europa. La historia se repite...al igual que durante el momen-
to del primer regreso de los judíos desde Babilonia, millones de judíos fieles ahora desean
regresar... El Estado Judío deberá tener éxito, según lo establece la Biblia, y entonces los
judíos serán una bendición a las naciones.”
Hechler hizo grandes esfuerzos por persuadir al emperador alemán para que
reconociera el Movimiento Sionista. Finalmente, sus esfuerzos produjeron fruto. Hacia fines
del 1898, el kaiser alemán declaró: “He podido notar que la emigración de aquellos judíos que
se sienten preparados para ir a la tierra de Palestina está muy organizada y hasta tiene
solidez financiera en todo sus aspectos. Por tal razón, he respondido a una interrogante por
parte de los sionistas de que si intereso recibir en audiencia a una delegación, aclarando que
ciertamente desearía recibir una representación en Jerusalén durante la ocasión en que
hagamos presencia allá. Estoy convencido de que el establecimiento en la Tierra Santa por el
fuerte y diligente pueblo de Israel prontamente traerá prosperidad y bendición a la tierra
como jamás se ha soñado...”
En el día acordado, el kaiser alemán llegó a Jerusalén montado sobre su caballo y
luciendo el esplendor de su uniforme imperial, a tan sólo unos pasos fuera de la Puerta de
Jaffa. Herzl y los miembros de la delegación sionista lo esperaban, vestidos de etiqueta negra,
a pesar de la insoportable calor de verano. Aunque la audiencia no se logró, el breve encuen-
tro fue impresionante. Este suceso fue un evidente reconocimiento del Movimiento Sionista
por parte del soberano de una nación europea protestante crucialmente importante.
En el Primer Congreso Sionista de Basilea, Suiza, Hechler fue un invitado muy especial.
También asistió a varios congresos subsiguientes, y continuó defendiendo el Movimiento
Sionista mucho después de la muerte de Herzl en 1904.
El emperador alemán compartió las ideas sionistas que había escuchado del Gran
Duque de Baden con el rey de Inglaterra y con el Zar de Rusia. Cuando murió el Gran Duque,
el Movimiento Sionista envió una delegación a su funeral. Todavía se puede ver una foto del
funeral en un pequeño museo de Jerusalén sobre el Monte Herzl.
Orde Wingate -
Este oficial del ejército británico, enviado a servir en Palestina
en 1936, era un firme creyente en la Palabra de Dios. Los judíos en la
tierra habían tomado una actitud pasiva y meramente defensiva ante
los ataques árabes. Estos ataques contra los asentamientos judíos
que se libraban entre 1936-1939 eran
a estilo de una fuerza guerrilla.
Wingate, por sí solo, tomó unos
voluntarios judíos y los entrenó para
formar la Escuadrilla Especial
Nocturna para protegerse de los
ataques árabes.
Es un privilegio y orgullo para
todos los que somos sionistas cris-
tianos el defender a la nación de
Israel. Creo que todos podemos estar
de acuerdo con las palabras de Orde
Wingate cuando habló a los judíos en
Israel de la siguiente manera:
Orde Wingate, por sí solo, tomó unos voluntarios judíos y los “Ésta es una lucha para su
entrenó para formar la Escuadrilla Especial Nocturna, el sobrevivencia. Es para mí un privilegio
comienzo de la Fuerza de Defensa Israelí.
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ayudarles a pelear su batalla. Deseo dedicar mi vida a este propósito. Creo que la propia exis-
tencia humana es justificada cuando se basa en el fundamento moral de la Biblia. Cualquiera
que se atreva a levantar una mano contra ustedes y sus esfuerzos aquí debería ser combatido.
Ya sea por envidia, ignorancia o doctrina pervertida, como la de sus vecinos que se levantan
contra ustedes, o por maniobras políticas, como las que apoyan muchos de mis compatriotas, he
decidido luchar de su lado contra cualquiera de estas influencias. Pero recuerden, ésta es su
batalla. Mi participación, la que reitero ser un privilegio, es solamente para ayudarles.”
Por causa de esa abierta defensa pro-judía de Orde Wingate, los británicos lo
removieron de su puesto y lo enviaron a Burma. Tristemente, murió en la Segunda Guerra
Mundial. Cuando Israel se hizo Estado, Ben Gurión dijo que lo hubiera designado para dirigir
la Fuerza de Defensa Israelí.