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INFANTIL EN PERÚ
Rafael CORTEZ VALDIVIA*
Ana Isabel GIL LACRUZ**
I. INTRODUCCIÓN
En este ensayo pretendemos estudiar los factores que conducen a que los niños
se incorporen al mercado laboral, y una vez que han decidido trabajar, en que medida
sus características individuales influyen en el salario que van a percibir. Se trata, en
definitiva, de un trabajo empírico aplicado al Perú por medio de los resultados de la
Encuesta Nacional de Niveles de Vida (ENNIV), 2000. La encuesta aporta evidencias
de que al menos el 25% de los niños peruanos se han incorporado al mercado laboral. El
hecho de que trabaje uno de cada cuatro niños, revela lo preocupante del nivel de vida
de los niños peruanos, y justifica el interés de profundizar los aspectos asociados a los
determinantes que han llevado a esta situación. No hay que olvidar que el trabajo
infantil es un tema complejo, no sólo por ser causa de numerosos factores, sino por sus
diversas consecuencias en el bienestar de los niños y del hogar, lo que hace necesario
tener en cuenta distintas variables sociodemográficas y económicas que afectan tanto al
niño como a su familia.
Se puede pensar que el trabajo infantil afecta con mayor intensidad a los niños
más pobres, y de hecho, los niños que pertenecen a los hogares con menores niveles de
ingresos, son los que tienen una mayor probabilidad de incorporarse al mercado de
trabajo. De todas maneras, hay que analizar con cautela esta información, puesto que
puede darse el caso de que familias con niños trabajadores hayan logrado superar su
condición de pobres, gracias a la contribución económica de sus hijos. Sin duda alguna,
la pobreza constituye un serio problema para la formación de capital humano, y por
tanto, para el logro de razonables niveles de productividad en la edad adulta. Un 62% de
los niños se encuentran en situación de pobreza, de los cuales, un 12% están clasificados
como pobres extremos. Debido a estos datos, la mejora en las condiciones de vida de los
niños, es uno de los principales retos al que se enfrenta la sociedad civil peruana.
*
Profesor en la Universidad del Pacífico (Perú) y consultor del Banco Mundial. (rcortez@up.edu.pe)
**
Becaria de investigación en el Dpto. Análisis Económico, Universidad de Zaragoza.
(ailacruz@unizar.es).
1
pueden desempeñar otro tipo de funciones de producción en el hogar, por ejemplo, las
tareas domésticas.
Tampoco hay que olvidar el ámbito geográfico donde reside el niño, ya que, por
ejemplo, sólo el hecho de vivir en una ciudad, facilitará al niño el acceso a un mejor
sistema educativo. Con un 42%, la proporción de niños trabajadores en un ámbito rural
es superior al de los niños que viven en un área urbana, puesto que en este caso se
reduce al 13%. Esto es evidente si se tiene en cuenta que los hogares rurales presentan,
por lo general, un menor nivel de ingresos. Así, como ya hemos apuntado
anteriormente, los niños rurales, al presentar mayores deficiencias económicas, deberán
trabajar ante salarios menores con una mayor probabilidad que los niños urbanos. Este
análisis habría que completarlo con un estudio del nivel de vida según área geográfica,
de tal manera que se tuviera en cuenta las diferencias entre precios y calidad de los
bienes y servicios que los que los individuos adquieren en sus respectivas zonas de
residencia.
Dentro de las medidas políticas aplicadas para elevar las condiciones de vida de
los hogares peruanos, analizamos la efectividad de los programas sociales -desayuno,
vaso de leche, y comedor- concluyendo que su cobertura es ineficiente e insuficiente.
En primer lugar, porque aunque cubre a un elevado número de niños, no lo reciben
todos aquellos que se encuentran en situación de pobreza o incluso pobreza extrema, y
sin embargo, se benefician un alto porcentaje de niños no pobres. En segundo lugar,
porque sólo alivia parcialmente la situación sin corregirla, por lo que persiste la
necesidad familiar de obtener ingresos a través del trabajo infantil.
Este trabajo cuenta con los siguientes apartados: comenzamos con los
antecedentes teóricos donde se comentan las contribuciones más recientes en la
investigación del trabajo infantil. A continuación, expondremos el modelo teórico y
empírico, el primero se concreta en los Modelos de Demanda Familiar, y el segundo en
un Modelo Probit. En el análisis de resultados, se presenta la descripción de las
características de los niños peruanos en el marco de su participación laboral y salarios
recibidos, así como un análisis de los resultados de las estimaciones, resaltando los
aspectos más importantes. En la última sección se presentan las conclusiones del
estudio.
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En este sentido, la Organización Internacional del Trabajo distingue entre dos
conceptos diferentes: el trabajo infantil (“Child Work ”) y la fuerza laboral infantil
(“Child Labor”). Mientras que el primero alivia la situación de la economía del hogar, e
incluso puede aportar cierto valor educativo al niño, el segundo se asocia al concepto de
la explotación laboral “pura” del niño, que no ayuda, sino más bien deteriora su proceso
de formación de capital humano. Respecto a estas ideas teóricas, Basu (1998) sugiere
que la educación obligatoria es más efectiva que prohibir el trabajo infantil, debido a
que la asistencia escolar es más fácil de controlar. De hecho, muchas intervenciones se
justifican bajo la creencia de que el estado se preocupa más por el bienestar de los niños
que sus padres, lo cual es cierto ante casos de abuso aislados, pero no cuando el trabajo
infantil ocurre de forma masiva. Por otro lado, en ciertas economías, el mercado de
trabajo puede tener un equilibrio múltiple, estando uno compuesto por un salario
reducido perteneciente al adulto y alta incidencia en el trabajo infantil, y el otro formado
exclusivamente por un salario del adulto alto.
Con datos pertenecientes a Perú, Ray (2000) estudió como afectan los sueldos de
los padres en la decisión de los hijos sobre trabajar y asistir al colegio. Entre sus
conclusiones resulta de especial interés que si se incrementa el sueldo de la madre, la
probabilidad de que el niño trabaje también se incrementa. Esto lo justifica en la falta de
centros adecuados como colegios o guarderías públicas de calidad. Por ello, el autor
sugiere políticas que potencien el nivel educativo de la madre y la creación de
infraestructuras de servicios adecuadas, que le permita ausentarse del hogar por motivos
laborales. Esta idea se confirma con el estudio de Skoufinas (1994), quien demuestra
con un modelo de efectos aleatorios que el salario de la madre tiene un impacto
negativo sobre la escolarización del niño.
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III. EL MODELO
Por otro lado, Pörtner (2001) desarrolla un modelo de distribución del tiempo, en
el que la función de utilidad de la economía doméstica depende de las características
particulares del hogar ϑ , del número de hijos N , la escolarización de los hijos E , el
tiempo libre de cada uno de los miembros familiares Z , y la cesta de bienes y servicios
que puede adquirir Y . Dichos bienes y servicios se compran en el mercado al precio P
a cambio de los recursos monetarios que dispone la familia I .
Max. U = U ( N , E , Z , Y | ϑ ) (1)
s.a. PY = I (2)
2. El modelo econométrico
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Atendiendo a la teoría econométrica descrita por Novales (1997), para
determinar la probabilidad de que un individuo i con las características X í tome la
alternativa j , se utiliza la siguiente expresión:
X ′βˆ j
1
∫e
− t2 2
pˆ i = dt (1)
2π −∞
Wˆ i = α 0 + α1 X i + α 2 λi + ε i (2)
donde Ŵi simboliza el salario mensual en dólares que percibe el niño por su trabajo, y
X i al vector de sus características individuales y familiares. Como características
individuales se han incluido: sexo, edad, y si asiste a un centro escolar, y como
características familiares: área de residencia y nivel educativo del jefe de familia. Por
último, se utiliza un valor de λi , que es la inversa del ratio de Mills, por el que se tiene
en cuenta la selección de la muestra derivada de que solamente observamos el salario de
aquellos niños que trabajan y en consecuencia están en la muestra. Por lo tanto, corrige
el efecto en el salario de la presencia de un individuo que no pertenezca a la muestra
seleccionada, de tal manera que, si λi no es significativo entonces no existe sesgo de
selectividad.
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Cuadro 1. Distribución población infantil según edad
Edad N. niños (miles) Porcentaje Porcentaje acumulado
6-8 2.000,3 27,5 27,5
9-11 1.869,4 25,7 53,2
12-14 1.796,7 24,7 78,0
15-17 1.607,7 22,0 100,0
Total 7.274,1 100,0
Fuente: ENNIV 2000
Elaboración propia
Entre las distintas variables que utilizamos para explicar el trabajo infantil, no
sólo se consideran aquellas variables tradicionales como el sexo y edad, sino también
otras más específicas de la realidad peruana como, por ejemplo, la lengua materna,
debido a su estrecha vinculación con la vida social del niño. Así, en aquellas
comunidades donde se habla Aymara o Quechua, no sólo los niños tuvieron que
asimilar el castellano para poder acceder a la educación, sino que los maestros tuvieron
que aprender el dialecto para comunicarse con sus alumnos y familiares, lo cual sin
duda supone un esfuerzo adicional en su aprendizaje y en la difusión del mismo por
parte de los profesores de escuelas. Además, la lengua materna nativa se asocia con
prácticas de vida y culturales específicas que pueden influenciar la percepción familiar
sobre el trabajo infantil.
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encontramos que un 30,5% de los hogares no disponen de electricidad, un 47,4% de
servicio de desagüe y un 36,2% de agua corriente dentro de la vivienda.
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Estos valores son bastante reducidos, sobre todo si pensamos que haber asistido
algún curso académico no supone su finalización. Este escaso rendimiento escolar
puede deberse a una oferta deficiente de bienes y servicios educativos, por lo que se
introduce una nueva variable que capte si dicha oferta es suficiente para que todo niño
pueda acceder a ella. Así, hemos empleado el tiempo que necesita el niño en acudir a su
centro educativo, considerando que trayectos largos influyen negativamente sobre los
resultados académicos. Pero de hecho, se comprueba que la distancia entre los centros
educativos y la vivienda de los niños no supone ningún problema, tardándose en el 93%
de los casos menos de media hora en llegar a sus clases. De tal manera, una ineficiente
oferta educativa sólo justifica el retraso escolar en casos particulares, teniendo que
encontrar otras razones que lo expliquen y que probablemente se concentra en aspectos
pedagógicos, calidad de la infraestructura educativa, capacidad de enseñanza de los
maestros, disponibilidad del material de enseñanza, y hasta en los niveles de nutrición
de los niños que incide en su capacidad de retención, concentración y aprendizaje. En el
cuadro 5, se asignan a los problemas económicos o motivos de trabajo como principales
causas por las cuales el niño no asiste al centro escolar a pesar de estar matriculado, y
sólo en un escaso 15% se deben a que no les interese o a su escaso rendimiento escolar.
Por otro lado, hemos construido un cuadro que relaciona el número de horas que
trabaja el niño con su asistencia al colegio. Se observa que más del 95% de los niños
que trabajan entre 1-10 horas acuden al colegio, e incluso dicho porcentaje se mantiene
por encima del 90% para los niños que trabajan entre 20-40 horas. Sin embargo, decrece
a partir de las 40 horas, de tal manera, que sólo estudian el 63% de los que trabajan
entre 40-60 horas, y el 48% de los niños que trabajan más de 60 horas.
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Cuadro 6. Horas de trabajo y asistencia escolar
Estudia actualmente
Total
Horas Sí No
N. (miles) (%). N. (miles) (%). N. (miles) (%).
1 - 10 2.429,6 96,8% 80,3 3,2% 2.509,9 100%
10 - 20 1.383,0 95,8% 60,7 4,2% 1443,7 100%
20 - 40 1.164,6 91,4% 109,6 8,6% 1.274,2 100%
40 - 60 194,9 63,0% 114,6 37,0% 309,5 100%
60 - 69,3 48,2% 74,5 51,2% 143,8 100%
Total 4.354,7 96,8% 144,0 3,2% 4.498,7 100%
Fuente: ENNIV 2000
Elaboración propia
Con relación a la situación laboral del niño y del jefe de familia, encontramos
que los niños presentan una tasa de actividad de 25% y el jefe de familia en torno al
83%. Un hecho que sorprende, es que el 85% de los niños no percibe sueldo alguno, por
lo que aun trabajando un 25%, sólo el 15% recibe una prestación económica. Esto puede
ser un indicador de las condiciones laborales en las que los niños desarrollan su trabajo,
encontrando dos situaciones distintas: bien que el niño trabaje en la calle o en
actividades de economía informal, o bien, que colabore en la actividad económica
familiar.
Esta situación queda confirmada por los elevados índices de pobreza, los cuales
ya hemos comentado en la introducción. Para aliviar la situación, el gobierno ha creado
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una serie de programas sociales con el fin de mejorar el bienestar de la población. El
45% de los niños encuestados reciben el desayuno, el 36% vaso de leche y el 24% el
servicio de comedor, pero este dato no es suficiente para determinar que los programas
sean eficientes. Además, junto a la cobertura, es necesario conocer si los beneficiarios
son aquellos que más lo necesitan. La tabla de contingencia entre nivel de pobreza y
beneficiario del programa vaso de leche, indica que el 29% son pobres extremos, el 45%
pobres no extremos y el 25% no pobres, por lo tanto, se concluye en que no están todos
los que son, ni son todos los que están. La situación para el programa desayuno se
asemeja bastante, pero empeora considerablemente para el servicio comedor.
Cuadro 8. Distribución población infantil según pobreza y uso programa vaso leche
N. Desayuno Vaso leche Comedor
(%)
(miles) N. (miles) (%) N. (miles) (%) N. (miles) (%)
Pobre extremo 1.403,9 19,3 871,9 27,0 729,9 28,7 89,6 5,3
Pobre no extremo 309,4 42,5 1.472,5 45,6 1.164,8 45,8 314,6 18,6
No pobre 2.778,7 38,2 884,9 27,4 648,6 25,5 1.287,5 76,1
Total 7.274,1 100,0 3.229,3 100,0 2.543,3 100,0 1.691,7 100,0
Fuente: ENNIV 2000
Elaboración propia
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Inicial 0,5023 2,3884 0,3561 1,2260 0,6897 2,1927
Primaria 0,2972 4,5370 0,3445 3,7898 0,2336 2,4348
Secundaria -0,4829 -2,2388 -0,3946 -1,3206 -0,6476 -2,0126
Ed. jefe familia: Ninguno 0,3578 3,1580 0,2991 1,8705 0,4309 2,6506
Inicial 0,7390 4,0383 0,4386 1,6251 0,9750 3,8611
Primaria 0,3596 4,6093 0,3300 3,1242 0,3921 3,3612
Secundaria 0,2716 3,5692 0,2079 2,0118 0,3402 3,0063
Superior*
Desayuno: No*
Sí 0,2640 5,6814 0,2737 4,2380 0,2649 3,9234
Menores 6 años 0,0735 2,4491 0,1095 2,6036 0,0365 0,8399
Ingr. no laboral ($) -0,0007 -5,6669 -0,0007 -4,5377 -0,0006 -3,2952
Pobreza: Pobres*
No pobres 0,1332 2,7932 0,1367 2,0727 0,1248 1,7894
*Variables tomadas como referencia
Continuando con las características familiares, tener como lengua materna otro
idioma que no sea el castellano parece incrementar la probabilidad de insertarse
laboralmente, y de igual modo, residir en un ámbito rural. A su vez, el nivel educativo
del jefe de familia tiene un impacto negativo en la inserción laboral, y parece ser que a
medida que dicho nivel mejora la probabilidad de inserción disminuye en mayor
medida. Dicho efecto es más perceptible a partir de estudios de Inicial y en el caso de
los niños. Por otro lado, a medida que incrementa el número de menores de 6 años
residentes en el hogar va a aumentar la probabilidad de participación laboral infantil. En
la misma línea, cuanto mayor es el ingreso no laboral familiar, menor es la probabilidad
de que el niño trabaje, pero dicha disminución realmente es inapreciable para lo que
cabía esperar. De todas maneras, el resultado más sorprendente es que el hecho de ser
no pobre parece incrementar la probabilidad de que el niño trabaje. La explicación de
este dato podría explicarse en parte al hecho que se observa la situación de pobreza de
los hogares ex post a la decisión de participación laboral. Es decir, se sugiere que
gracias al dinero aportado por los niños a la economía del hogar se observa solo la
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situación ex post donde los hogares dejan de ser hogares pobres pero que quizá bordean
en el límite de la línea de la pobreza.
Una vez estimada la 1ª fase del modelo, calcularemos los coeficientes de las
ecuaciones de salarios, los cuales presentamos en el siguiente cuadro.
La inversa del ratio de Mills no es aceptada por los t-ratios, por lo que no existe
suficiente evidencia empírica de que se hayan producido sesgos de selectividad para
estos grupos.
Como ya hemos comentado, los niños perciben una remuneración superior que
las niñas, y la edad está positivamente correlacionada con el nivel salarial, tal que
cuanto mayor es individuo, mayor es el salario va a percibir. Por otro lado, residir en
zona urbana reduce la probabilidad de trabajar, pero en caso de que decidan trabajar,
estarán mejor remunerados. En cuanto a la educación, observamos que asistir al centro
educativo reduce el salario, puesto que ha de compaginar su tiempo disponible entre la
jornada laboral y el estudio, pudiendo invertir, por tanto, menos horas y en peor estado
que aquellos niños que sólo trabajan. Por último, cuanto mayor es el nivel educativo del
jefe de familia menor será la remuneración que percibe el niño, hecho que se acentúa a
partir de estudios de la etapa Inicial.
IV. CONCLUSIONES
Para poder entender mejor cuales son las causas y consecuencias del trabajo
infantil, hemos planteado con los datos procedentes de la encuesta de hogares ENNIV
(2000), un modelo de estimación en dos etapas, donde en la primera se calcula la
probabilidad de que el niño trabaje, y en la segunda, se determina la ecuación salarial
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del niño. Para esto, se han considerado los distintos condicionantes individuales y
familiares del niño como por ejemplo su edad o el nivel económico del hogar.
• Los niños tienen una tendencia superior a trabajar y perciben una remuneración
ligeramente superior que las niñas.
• A pesar de la alta tasa de actividad laboral infantil existe un alto nivel de asistencia
escolar. No obstante, estos resultados deben mirarse con cautela dado que el fracaso
escolar medido en términos del atraso y repetición escolar es elevado. Como causas
principales de la falta de asistencia al centro educativo se encuentran la restricción de
presupuesto familiar. De hecho, la asistencia al colegio frena tanto la inserción laboral
como la remuneración que los niños perciben.
• El nivel educativo del jefe de familia reduce tanto la inserción laboral como la
remuneración que percibe el niño. Segurame nte desarrollan trabajos más cualificados,
por lo que perciben consecuentemente salarios superiores, de tal manera que el trabajo
infantil es menos necesario para el mantenimiento del hogar. En definitiva, es un hecho
favorable que aquellos individuos con mayores años de educación valoren
positivamente la inversión en capital humano.
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BIBLIOGR AFÍA
BASU, K. (1998): “Child labor: cause, consequence and cure with remarks on
international labor standards” Living Standards Measurement Study, World Bank,
Washington, D.C.
BECKER, G. (1965): “A theory of allocation of time” The Economic Journal, 75, pp.
493-517.
GLEWWE, P. (1997): “How does schooling of mothers improve child health? Evidence
from Morocco” Living Standards Measurement Study, Working Paper No. 128,
World Bank, Washington, D.C.
SKOUFIAS, E. (1994): “Market wages, family composition and the time allocation of
children in agricultural households” Journal of Development Economics, 30, pp.
335-360.
RAY, R. (2000): “Ana lysis of child labour in Peru and Pakistan: a comparative study”
Population Economics, 13, pp. 3-19.
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• Apéndice 1: Estadísticas
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