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a) El Diario Perú 21, el 29 de enero del 2015 publicó estos datos estadísticos

sobre el Trabajo Infantil en el Perú:

En el Perú, uno de cada cuatro niños trabaja, es decir, 1.659 millones en total,

informó el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo.

Asimismo, del total de menores trabajadores, el 58.7% se encuentra en las

zonas rurales del país, según los indicadores revelados.

POR EDADES: De la misma forma, se indica que el trabajo infantil es

predominantemente rural en menores de 6 a 13 años, ya que 67.5% de este

grupo etario reside en este tipo de zona.

No obstante, los datos señalan que esta situación cambia en el grupo de

adolescentes de 14 a 17 años, ya que los menores que trabajan en zonas rurales

y urbanas registran similares porcentajes, 50.3% y 49.7%, respectivamente. En

cuanto al rubro de los adolescentes, un 33.9% realiza trabajos considerados

peligrosos, dado que laboran 36 o más horas a la semana.

Por otro lado, el ministerio indica que, del total de niños y adolescentes que

trabajan en zona rural, el 87% tiene como principal tarea ayudar en la chacra o

en pastoreo de animales, mientras que, en zona urbana, el 32.9% se dedica a

ayudar en negocios familiares.

POR REGIÓN: Asimismo, las regiones que presentan mayor concentración de

trabajo infantil son Huancavelica (79%), Puno (69%), Huánuco (65%), Amazonas
(64%) y Pasco (50%). Así, las tasas de trabajo infantil en estas zonas superan el

40%. Es decir, están por encima del promedio nacional.

La cartera ministerial precisa que solo en las regiones de la costa se aprecia una

reducción importante del trabajo infantil, excepto en Áncash, en comparación

con cifras del 2005.

La situación en la sierra es más alarmante, ya que solo Cusco, Apurímac y

Ayacucho muestran una disminución significativa en esta

problemática. Asimismo, si se evalúan las condiciones dentro de la selva, se

revela que en todas las regiones el trabajo infantil aumentó.

EN RESUMEN:

- Deserción escolar: El 14% de los niños y adolescentes entre 7 y 19 años no

han concluido sus estudios y no están matriculados en ninguna entidad

educativa.

- Trabajo infantil: En el 2012 se diseñó e implementó la Estrategia Nacional de

Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (Enpeti).

b) El 12 de Junio del 2017 el diario la República publicó datos estadísticos

desarrollados en el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, y estimó que

cerca de 2 millones de niños y adolescentes trabajan en el Perú.

Vendiendo golosinas en medio de los autos, haciendo de cobradores en las

combis, trabajando en ladrilleras y reciclando la basura. Estas son algunas de

las actividades económicas (la mayoría peligrosas) que realiza el 26,1% de los

niños y adolescentes del país (1’974.400). De ellos, el 52% labora en el área

rural, mientras que el 16% lo hace en el área urbana, según el último estudio que
midió esta realidad en el 2015 (la Segunda Encuesta Nacional Especializada en

Trabajo Infantil del INEI).

Los niños en el Perú trabajan más en actividades agrícolas, en las huertas de la

familia, y lo hacen con el consentimiento de los padres”, asegura Edgardo Balbín,

representante del Ministerio de Trabajo (Mintra). Esta situación, refiere, se

registra con mayor frecuencia en Huancavelica, Cajamarca y Cusco.

DESERCIÓN ESCOLAR

Además de exponerse a peligros, los menores de edad se ven afectados por las

largas horas de trabajo (14 a la semana) y no dedican el tiempo necesario a los

estudios. Muchos de ellos repiten el año escolar o abandonan el colegio. “En

Huánuco encontramos casos en que los niños trabajaban muy temprano antes

de asistir al colegio”, precisa Balbín.

Para Elizabeth Galdo, directora de la Fundación Telefónica, la deserción escolar

es la consecuencia más preocupante que desencadena el trabajo infantil.

Según un estudio realizado por la fundación en el 2015, un adulto promedio con

instrucción primaria recibe un sueldo de S/600; y uno que termina secundaria,

una remuneración de S/1.131. “La educación es la principal herramienta para

combatir el trabajo infantil”, señala. En esa línea, la fundación ha brindado

talleres educativos a 45 mil niños en situación vulnerable en todo el país y ha

realizado campañas de sensibilización a los padres de familia sobre la

explotación infantil.

LA LABOR DEL ESTADO


En el 2012, el Mintra inició la implementación de la Estrategia Nacional para la

Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil al 2021. El ministerio puso en

ejecución el proyecto Semilla en Huancavelica, Junín y Cerro de Pasco. En su

primera etapa, precisa Balbín, se benefició a seis mil niños que se dedicaban a

trabajar. “Mejoramos la producción de sus familias en las zonas rurales para que

tengan mejores ingresos económicos y los niños no tengan que trabajar”, indica.

Además, dice, se les da talleres de aceleración educativa para que los menores

no se retrasen en el colegio. La segunda etapa del proyecto, en la que se

evaluarán los resultados obtenidos en esas tres regiones, ya está en marcha y

servirá para elaborar políticas públicas contra el trabajo infantil.

Desde el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), aseguran que

se ha priorizado el rescate de los menores que trabajan en las calles a través del

programa Yachay.

Según el director de Niños, Niñas y Adolescentes del MIMP, Javier Ruiz, en el

2016 se atendió a 7.228 menores de edad, unos 1.400 niños más que en el 2015.

Gracias a los talleres de labores técnicas y charlas de sensibilización, unos 5.667

redujeron sus jornadas laborales. Según el funcionario, desde el inicio del

programa en el 2012, 2.696 menores dejaron las calles. “Lo ideal es que ningún

niño trabaje, pero estamos avanzando”, comenta el funcionario.

Dato: 1’274.100 niños realizaron trabajos peligrosos. De estos, 71.800 (5,6%)

desarrollaron trabajos forzosos, según la encuesta del INEI del 2015.

c) Así mismo el día 9 de junio del 2018, el mismo diario publicó un informe donde

se indica que Perú tiene la tasa más alta de trabajo infantil en Sudamérica.
La Organización Internacional del Trabajo anunció recientemente que el trabajo

infantil en América Latina y el Caribe se redujo a la mitad en los últimos 8 años.

Una noticia que, sin duda, alegra a la región; sin embargo, no tanto a los

peruanos. ¿Por qué? Pues porque en el Perú el ritmo de decrecimiento fue más

lento y, aunque la tasa de trabajo infantil disminuyó en poco más de 4% desde

2012, aún hay un 21.8% de niños y adolescentes que trabajan. Lo peor es que

con estas cifras Perú encabeza la lista de países de Sudamérica con más trabajo

infantil.

Según el ranking del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos sobre las

peores formas de trabajo infantil en el mundo, los tres países de Sudamérica con

la tasa más alta de trabajo infantil son Perú (21.8%), Bolivia (20.2%) y Paraguay

(10.4%), y los que presentan las tasas más bajas son Brasil (2.9%) y Chile

(3.5%). La última encuesta especializada del Instituto Nacional de Estadística e

Informática (INEI) sobre trabajo infantil 2015 muestra además cifras

preocupantes, pues del total de población de entre 5 y 17 años que trabaja, el

16.8%; es decir, 1 millón 274 mil 100 niños y adolescentes, realiza trabajos

peligrosos. Asimismo, un 1.5% de menores está en un trabajo forzoso y el 5.3%

realiza tareas domésticas por encima de las 22 horas semanales; por lo cual,

aunque estudian, logran un bajo nivel de aprendizaje.

Jorge Vega, comisionado de la Adjuntía para los Derechos de la Niñez y

Adolescentes, señaló que, aunque corresponde a las municipalidades llevar un

registro para identificar a los menores que trabajan en su jurisdicción, este no se

está llevando de la manera adecuada, pues la mayoría de los municipios que lo

hacen solo tiene un listado de los niños y adolescentes que declaran ser

trabajadores, pero no tiene ningún plan de rescate o de apoyo al menor.


Asimismo, señaló que, aunque la Superintendencia Nacional de Fiscalización

Laboral (Sunafil) hace operativos para supervisar que no se lleve a cabo trabajo

infantil, esta entidad no tiene capacidad para fiscalizar el trabajo informal. “Por

ejemplo, ¿cómo se controla el trabajo doméstico de menores de edad? Hace

falta un plan nacional, personal especializado y un mapeo de las zonas donde

hay trabajo infantil, pues es en la informalidad donde está la mayor cantidad de

niños y adolescentes que trabajan”, sostuvo.

PROGRAMAS EXITOSOS

Inés Martens, directora de Promoción y Protección de los derechos

Fundamentales Laborales del Ministerio de Trabajo, sostuvo que la fiscalización

es una solución temporal, pues en muchos casos los menores rescatados

regresan a esa actividad. Por ello, se trabaja con las familias para plantear

soluciones a sus necesidades.

El Ministerio de Trabajo, junto con la ONG Desarrollo y Autogestión, ejecuta tres

programas para la incorporación de los niños al trabajo permitido y a la escuela,

que están dando buenos resultados. María Gloria Barreiro, directora de la ONG,

detalló que se trata de la incorporación de cadenas productivas agrarias libres

de trabajo infantil; la reconversión laboral, para que los adolescentes que están

en trabajos peligrosos se capaciten y opten por trabajos permitidos; y la

secundaria tutorial, para que los adolescentes de las zonas más remotas que

trabajan no dejen la escuela. “Estos programas demuestran que erradicar el

trabajo infantil sí es posible. Ahora el desafío es replicarlos en todo el país”,

enfatizó Barreiro.
EN RESUMEN:

 En el Perú, el trabajo infantil es principalmente rural. Su tasa es casi cuatro

veces más alta que en las zonas urbanas. La principal actividad

económica sigue siendo la agropecuaria.

 El trabajo peligroso es casi tres veces mayor en adolescentes entre 14 y

17 años que en niños entre 5 y 13 años.

 Lo mismo sucede con el trabajo intensivo en horas: este es cinco veces

mayor entre los adolescentes.

 La contribución de los adolescentes que trabajan al ingreso total de sus

hogares alcanza el 16.5%. Entre las familias más pobres y rurales llega a

representar un cuarto del ingreso familiar.

 El trabajo infantil es mayor entre los niños y adolescentes que viven en

pobreza extrema (57.4%).

 La tasa de trabajo infantil peruana es la tercera más alta de las Américas,

después de Nicaragua (47.7%) y Haití (34.4%).


En el Perú se ha logrado establecer una legislación para la promoción y

protección de niños y adolescentes, en los diferentes aspectos de su desarrollo,

entre las que se encuentra el trabajo, además de los derechos que le reconoce

la Constitución Política vigente, se ha ratificado la Convención Internacional de

los Derechos del Niño, el Convenio 138 y 182 relativo a la edad mínima de

admisión al trabajo y a las peores formas de trabajo infantil y su acción inmediata

para eliminarlo, de la OIT, existe el Código de los Niños y Adolescentes y se han

creado las Defensorías del Niño y Adolescente, que constituyen el marco legal e

institucional para los derechos de los niños y adolescentes.

El marco legal de protección al trabajo infantil en el Perú está dado desde su nivel

Constitucional con el Art. 1 que señala que la defensa de la persona humana y el

respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado, el Art. 2 inciso

1 referido al derecho fundamental vida, integridad moral, psíquica y física así como y

libre desarrollo y bienestar, asimismo el Art. 23 de la Constitución señala que el


trabajo en sus diversas modalidades, es objeto de atención prioritaria del Estado, el

cual protege especialmente a la madre, al menor de edad y al impedido que trabajan.

Partiendo de dicho marco constitucional en el Código Civil se precisa que el menor

capaz de discernimiento puede ser autorizado por sus padres para dedicarse a un

trabajo, ocupación, industria u oficio. En este caso, puede practicar los actos que

requiera el ejercicio regular de tal actividad, administrar los bienes que se le hubiese

dejado con dicho objeto o que adquiera como producto de aquella actividad,

usufructuarlos o disponer de ellos. La autorización puede ser revocada por razones

justificadas.

Con la dación del Código de los Niños y Adolescentes que ha sufrido modificaciones,

se han regulado muchos aspectos relacionados al trabajo infantil, como las

modalidades y horarios de trabajo, haciendo que los directores de los centros

educativos presten atención especial para que el trabajo no afecte la asistencia y el

rendimiento escolar quienes deben informar periódicamente a la autoridad

competente acerca del nivel de rendimiento de los estudiantes trabajadores. Esta

norma legal establece también quienes son las instituciones encargadas de la

protección del adolescente trabajador, así tenemos al PROMUDEH en forma

coordinada y complementaria con los Sectores Trabajo, Salud y Educación, así como

con los Gobiernos Regionales y Municipales.

Los adolescentes requieren autorización para laborar, y las edades mínimas

requeridas para autorizar el trabajo de los adolescentes son las siguientes: Para el

caso del trabajo por cuenta ajena o que se preste en relación de dependencia: a) 15

años para labores agrícolas no industriales; b) 16 años para lab. industriales,

comerciales o mineras; c) 16 años para labores de pesca industrial, y para el caso de


las demás modalidades de trabajo la edad mínima es de catorce años. Por excepción

se concederá autorización a partir de los doce años, siempre que las labores a realizar

no perjudiquen su salud o desarrollo, ni interfieran o limiten su asistencia a los centros

educativos y permitan su participación en programas de orientación o formación

profesional. Se presume que los adolescentes están autorizados por su padres o

responsables para trabajar cuando habiten con ellos, salvo manifestación expresa en

contrario de los mismos.

Las instituciones que tienen competencia para autorizar el trabajo de adolescentes

son: a) El Sector Trabajo, para trabajos por cuenta ajena o que se presten en relación

de dependencia; y,

b) Los municipios distritales y provinciales dentro de sus jurisdicciones, para

trabajadores domésticos, por cuenta propia o que se realicen en forma independiente

y dentro de su jurisdicción. Dichas instituciones deberán llevar un registro especial

donde se consigne: a) Nombre complete del adolescente; b) Nombre de sus padres,

tutores o responsables; c) Fecha de nacimiento; d) Dirección y lugar de residencia; e)

Labor que desempeña; f) Remuneración; g) Horario de trabajo; h) Escuela a la que

asiste y horario de estudios; e i) Número de certificado médico.

Son requisitos para otorgar autorización para el trabajo de adolescentes: a) Que el

trabajo no perturbe la asistencia regular a la escuela; b) Que el certificado médico

acredite la capacidad física, mental y emocional del adolescente para realizar las

labores. Este certificado será expedido gratuitamente por los servicios médicos del
Sector Salud o de la Seguridad Social; y c) Que ningún adolescente sea admitido al

trabajo sin la debida autorización.

La jornada de trabajo de un adolescente entre los doce y catorce años no excederá

de cuatro horas diarias ni de veinticuatro horas semanales, y entre los quince y

diecisiete años no excederá de seis horas diarias ni de treinta y seis horas semanales.

Solo el Juez podrá autorizar excepcionalmente el trabajo nocturno (entre 19:00 y las

07:00) de adolescentes a partir de los quince hasta que cumplan los dieciocho años,

siempre que no exceda de cuatro horas diarias. Dentro de los trabajos expresamente

prohibidos para los adolescentes son los realizados en subsuelo, en labores que

conlleven la manipulación de pesos excesivos o de sustancias tóxicas y en

actividades en las que su seguridad o la de otras personas estén bajo su

responsabilidad. Corresponde al PROMUDEH, en coordinación con el Sector Trabajo

y consulta con los gremios laborales y empresariales, establecer periódicamente una

relación de trabajos y actividades peligrosas o nocivas para la salud física o moral de

los adolescentes en las que no deberá ocupárseles.

En cuanto al nivel remunerativo que deben tener los adolescentes trabajadores, debe

señalarse que legalmente su remuneración no podría ser menor a la de los demás

trabajadores de su misma categoría en trabajos similares, los empleadores que

contraten adolescentes están obligados a concederles facilidades que hagan

compatibles su trabajo con la asistencia regular a la escuela. El derecho a vacaciones

remuneradas pagadas se concederá en los meses de vacaciones escolares, también


tendrán derecho a la seguridad social obligatoria, por lo menos en el régimen de

prestaciones de salud.

Para que los adolescentes trabajadores hagan realidad sus derechos laborales, éstos

pueden reclamar sin necesidad de apoderado y ante la autoridad competente, el

cumplimiento de todas las normas jurídicas relacionadas con su actividad económica,

por ello la vigente Ley Procesal de Trabajo señala que los trabajadores menores de

edad podrán comparecer por sí mismos conforme a las disposiciones vigentes sobre

la materia, debiendo ser asistidos por la defensa gratuita que se les provea conforme

a Ley, en caso de carecer de ella, incluso los adolescentes pueden ejercer derechos

laborales de carácter colectivo, pudiendo formar parte o constituir sindicatos por

unidad productiva, rama, oficio o zona de trabajo. Éstos pueden afiliarse a

organizaciones de grado superior.

Si bien es cierto el trabajo infantil en el Perú se encuentra legalmente regulado

estableciendo parámetros (como edades mínimas por rama de actividad),

prohibiciones (como situaciones laborales de riesgo y horarios), e instituciones

responsables para velar el cumplimiento de tal regulación, también es cierto que

el mercado laboral infantil es un mercado informal, muchas veces familiar y

limitado al entorno local teniendo como consecuencias su invisilidad a los marcos

jurídicos, por ello el trabajo infantil debe ser tratado como un fenómeno socio

económico de difícil cuantificación, siendo la mayor parte de mano de obra

acogida por sectores informales de nuestra economía como son la agricultura, el

trabajo doméstico (empleadas del hogar), cargadores en los mercados, y lo que

abunda actualmente, los conocidos recicladores, labor que formalmente


resultaría prohibida de realizar por niños y adolescentes por la carencia de

medidas de salubridad en las condiciones en que se realizan.

El Convenio No.138 requiere que todo Estado miembro que lo ratifique se

comprometa a seguir una política nacional que asegure la abolición efectiva del

trabajo de los niños y eleve progresivamente la edad mínima de admisión al

empleo o al trabajo. El Convenio es un instrumento flexible que prevé varias

edades mínimas, dependiendo del tipo de trabajo y del nivel de desarrollo del

país en cuestión. Contiene numerosas cláusulas en las que se permiten

excepciones, como la posibilidad de excluir limitadas categorías como las

empresas familiares o la exclusión de determinados tipos de trabajo efectuados

en el marco de la educación o la formación profesional.

El primer principio del Convenio es que la edad mínima no ha de ser inferior a la

edad en que cesa la obligación escolar, o en todo caso, a 15 años, y que la edad

mínima se irá elevando progresivamente hasta un nivel que haga posible el más

completo desarrollo físico y mental de los menores. No obstante, un Estado

miembro cuya economía y medios de educación estén insuficientemente

desarrollados podrá, bajo ciertas condiciones, especificar inicialmente una edad

mínima de 14 años.
La creación de programas sociales de asistencia a familias necesitadas

que les ayuden a encontrar ingresos alternativos para reemplazar a los

conseguidos con el trabajo de sus hijos o hijas puede ayudar a prevenir el

trabajo infantil.

Proporcionar a los niños y niñas acceso a la educación y responder con

medidas prácticas para prevenir el trabajo infantil. Es imprescindible

ofrecer una educación gratuita, obligatoria, adecuada y de buena calidad.

Compromiso de los medios de comunicación pueden cambiar las

actitudes que toleran el trabajo infantil. Concienciar sobre los efectos

perjudiciales en la salud y el desarrollo del niño ayudará a mitigar la

vulnerabilidad de los niños y niñas a los abusos.

Crear un ambiente protector para la infancia.


- APILLUELO MARTÍN, M., La relación de trabajo del menor de edad, Madrid, CES, 1999

-CÁMARA BOTÍA, A., «Viejas y nuevas perspectivas sobre el trabajo infantil» REDT nº 122, 2004,

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MARTÍN VALVERDE,

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