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Carlos S. A.

Segreti (1991)

EL UNITARISMO ARGENTINO. NOTAS PARA SU ESTUDIO EN LA ETAPA 1810-


1819

Capítulo IV

Hacia la caracterización del estado unitario

Entre 1813 y comienzos de 1815 el estado unitario pareciera caracterizarse sin que con ello quiera significar
que ya se define como lo logrará después. En todo el período, el Ejecutivo -primero el Triunvirato y luego el
Directorio- se afirma como poder preeminente y en su acción centralista; es decir, como órgano de gobierno
único capaz de proveer soluciones que, por otra parte, ni puede ni sabe arbitrar con acierto para contener el
alud federal artiguista. Y esa acción preeminente es claro que se hace en desmedro del Poder Legislativo,
cuyo órgano está integrado por las representaciones de provincias y pueblos. La primera medida de la
Asamblea consiste en afirmar que reside en él la representación y ejercicio de la soberanía de las Provincias
Unidas del Río de la Plata. Si ejerce la representación de la soberanía es necesario preguntar quién es su
titular. Nada se dice al respecto. Lo cierto es que no se hace notar porque hubiera importado un violento
abandono de la máscara de Fernando VII que desde diciembre de 1810 da respaldo al provisiorato.
El 2 de febrero de 1813 la Asamblea resuelve que las dietas sean solventadas con fondos nacionales.
Inmunidades y privilegios de los diputados, se los sustrae del juicio de sus poderdantes. Esta medida desliga a
los diputados de las instrucciones que se les habían dado por las distintas jurisdicciones.
Por herencia colonial el estado unitario aparece como regalista; y lo es. El problema es el saber si el patronato
es un derecho inherente a la persona del rey o a la soberanía. El gobierno unitario no se abstiene de ejercer la
jurisdicción eclesiástica cada vez que lo cree necesario. Disposiciones que se debieron dictar por el estado de
incomunicación con Roma y no por cuanto afirmaron los adversarios de la revolución y los
ultraconservadores.

II

31 de agosto de 1813, el Triunvirato oficia a la Asamblea, destacando las dificultades dadas por la
ignorancia que se tiene de las situaciones locales, y proponiendo el envío de una comisión para establecer una
perfecta organización, principalmente en sus ramos de hacienda y poder aliviar así, las cargas existentes que
gravitan sobre Buenos Aires. Autorización del envío de la misión, con instrucciones particularmente referidas
al Alto Perú, en relación con sus reservas metálicas. Convencimiento de que sólo el estado unitario sorteará
con éxito los problemas, reflejado en el sentir popular; de hecho la guerra de independencia es una causa de
popular llevada a cabo dentro del estado unitario.

III

La revolución da nacimiento a nuestros políticos. ¿Quiénes son estos o dónde se reclutan?: miembros de las
profesiones liberales, comerciantes, militares, burócratas de la administración y del clero, todos activos
agentes del estado unitario o consolidado por oposición al federal que se presenta como disolvente y aún
anárquico. Los comerciantes necesitan del metálico del Alto Perú, lo que los convence de la necesidad del
estado unitario. En cuanto al sacerdocio, su formación explica mejor que nada su adhesión al estado unitario.
Asamblea General Constituyente: ni declaró la independencia ni dictó la constitución. Con respecto al primer
tema, se suele olvidar que no todas las jurisdicciones están de acuerdo con la declaración formal, y esto es
más importante que las causas de política exterior que influyen para que no se la declare. Con respecto a la
constitución, ¿Si no se declaraba la independencia, cómo se dictaría una constitución? De hacerlo hubiera sido
provisoría, porque falta convencer al Alto Perú y a Artigas de las bondades del sistema de unidad, y porque
el pueblo no está preparado para recibirla. Los principios liberales que debe contener, no se creen capaces de
ser vividos por el pueblo. A pesar de todo, en sus comienzos nadie dudó de la posibilidad del dictado de una

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constitución. Instalada la Asamblea, promete por distintas vías la pronta sanción de la constitución y el cuerpo
nombra una comisión especial dentro de su seno.

IV

La comisión oficial nombrada por el Ejecutivo prepara un anteproyecto y, luego de leer el producido por la
Sociedad Patriótica, introduce modificaciones en aquel y deja preparado un proyecto definitivo. El proyecto
de la Sociedad Patriótica es importante para la caracterización del estado unitario por lo que se establece en
materia de ciudadanía. Proyecto que establece un unitarismo mixto.
El proyecto de la comisión oficial también declara, garantiza y define los derechos del hombre y del
ciudadano, pero se diferencia del otro en que sólo se refiere a las Provincias Unidas del Río de la Plata. La
soberanía reside en el pueblo y su ejercicio en sus inmediatos delegados. Pueblo, es la reunión de todos los
hombres libres. División de poderes, pero se exige experiencia en la función pública.
Los dos proyectos parten de la base de la independencia y son republicanos. Si el primero instituye una forma
de estado unitaria mixta, el de la comisión oficial es notoriamente unitario.

Los recelos y las quejas contra el centralismo del gobierno aumentan por otros motivos. Por ejemplo los
derivados de la situación bélica que es necesario afrontar inexcusablemente. Recluta de hombres, dos
problemas: 1- La leva en sí provoca resistencias y deserciones. 2.- Resta mano de obra productiva a los
dueños de la tierra. Mayor reacción se advierte por la política económica que el gobierno nacional se ve en la
obligación de adoptar. Perdido el Alto Perú los fondos para solventar los gastos públicos deben salir del
producido de la aduana y de un manejo financiero cuya articulación no siempre se conoce cabalmente. De
aquí el permanente estimulo al comercio exterior; a pesar de esto, hasta 1815, el puerto de Buenos Aires no
puede operar muy eficazmente. A esto debe agregarse la desarticulación de los circuitos comerciales con el
Alto Perú, con lo que el interior padece una escasez de moneda metálica. Para peor, la mercadería extranjera
no sólo domina la plaza porteña sino que, además, llega al interior en manos inglesas. Ese indudable malestar
contribuye al deterioro del gobierno nacional, aunque sin herir, todavía, a la forma del estado. Motivos de
disgustos contra el gobierno nacional son también determinadas medidas que debe aplicar, como por ejemplo,
la disminución de sueldos, pensiones, etc.; las distintas contribuciones generales, el aumento del papel
sellado, etc.

VI

Lo expuesto hasta ahora ayuda a explicar el estallido general de 1815: un estallido que suele caracterizarse
como federal. Tal caracterización no es correcta para el interior con excepción de Córdoba. Todo comienza
dentro del estado unitario en el Ejército del Norte. Si la derrota de Ayohuma (14/11/1813) puso el Alto Perú
nuevamente a disposición de las fuerzas españolas, la de Rancagua (01/10/1814) entrega todo Chile a ese
mismo poder. Con la derrota de Ayohuma se vuelve a perder el mercado altoperuano; con la de Rancagua, el
de Chile. Agregase a esto la noticia que comienza a ganar terreno sobre el posible arribo al Río de la Plata de
una expedición reconquistadora española. Además la guerra civil en la Banda Oriental contribuye con
aquellos sucesos a generar un espíritu de desánimo poco feliz. Para peor, la facción que domina el gobierno se
reconcentra aún más en el convencimiento de sus aciertos y, claro es, aumenta los errores.
El Ejército del Norte rechaza a su nuevo jefe, Alvear, el cual ante este hecho, se convierte en el nuevo director
tras la renuncia de Posadas. El 30 de enero de 1815, la vanguardia del Ejército del Norte desconoce al nuevo
director, actitud compartida por Rondeau. Debe quedar en claro que lo acontecido en el Ejército del Norte no
está dirigido a atacar la forma de estado sino al propósito de corregir la acción del gobierno. La sublevación
del Ejército del Norte repercute en las provincias de Salta y Cuyo.

VII

En el estallido de 1815, se puede afirmar que la dictadura de Alvear es lo ocasional y que lo general está dado
por el centralismo impuesto desde 1811.

VIII

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La independencia del Paraguay, las ideas y acción de Artigas, aún las reacciones del Interior contra el
centralismo porteño y las sublevaciones del Ejército del Norte atentan contra el orden. Y es éste el fin
fundamental que debe alcanzarse por medio del estado consolidado o unitario.

Capítulo VII

La tarea constitucional

La Declaración del 9 de julio de 1816 da nacimiento de iure al Estado que existía de facto el 25 de mayo de
1810. Y si con aquel acto jurídico se pone fin al provisoriato, no es menos cierto que por bastante tiempo más
contiunaran las medidas provisorias. Entre las medidas que se esperan del Congreso, una es la Constitución.
El problema es arduo por la marcha de los acontecimientos internacionales y por los asuntos internos; estos
últimos sumamente graves por la guerra de independencia, por el frente abierto por Artigas que había
arrastrado a Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, por la actitud asumida por Córdoba que sin ser artiguista había
levantado la bandera federal y por la falta de un acuerdo generalizado sobre las soluciones a arbitrar. A este
cuadro habrá de sumarse la invasión lusitana a la Banda Oriental.
Se tiene el convencimiento de que la Constitución tiene que sancionarse antes de nombrar director; pero se
nombra director previo a la aprobación del reglamento que se pretende crear para establecer las facultades y
las limitaciones del futuro director.

II

Proyecto de reforma del Estatuto vigente desde 1815, que desemboca en el Estatuto Provisorio de 1816. Éste
fortalece las facultades del director del Estado, sacándolo de la tutela de la Junta de Observación y del
Cabildo de Buenos Aires. Reformas referidas a gobernadores, tenientes gobernadores y subdelegados. Todos
ellos serán designados a arbitrio del director, pero de las listas de personas elegibles de dentro o fuera de la
provincia que deben formar anualmente los Cabildos. Se les resta el ejercicio de la jurisdicción ordinaria civil
y criminal y la confirmación de los acuerdos capitulares. Son los comandantes natos de las milicias nacionales
que están obligados a formar según la organización prescripta. En lo que hace a las milicias cívicas, los
nombramientos de oficiales hasta el grado de capitán lo harán las respectivas milicias que los elevaran a los
Ayuntamientos y estos, a su vez, al director para su aprobación. Si la finalidad de las milicias nacionales es
defender al Estado y auxiliar y servir de reposición a los ejércitos de línea, la de las cívicas es mantener el
orden y tranquilidad interior, auxiliar a la administración de justicia y la defensa de la patria. Cuando el
director Pueyrredón tiene en sus manos el texto del nuevo cuerpo legal se disgusta, pues piensa que el
Congreso se ha reservado facultades propias del Ejecutivo y le preocupa sobremanera lo establecido con
respecto a las milicias cívicas en lo que hace a sus mandos. Entonces toma la determinación de no publicarlo
y de suspender su vigencia. Con esta medida condena al Estatuto de 1816 a no tener jamás vigencia.

III

La resolución del director supremo de no publicar el estatuto deja en vigencia el de 1815 y sus reformas. Para
Pueyrredón no existe otro medio de calmar la efervescencia que poner al frente de cada provincia y de cada
ejército a “un amigo de la razón”; de lo contrario, la guerra civil hará estragos. Ejemplos de la situación en
Córdoba, y los levantamientos de Juan Francisco Borges para separar a su tierra natal, Santiago del Estero, de
la jurisdicción del Tucumán.

IV

El Reglamento Provisorio de 1817, es redactado siguiendo lo señalado por Pueyrredón, por tanto fortifica al
ejecutivo.

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Después de una década de revolución, el Estado nacido en mayo de 1810 y heredero de la organización
colonial tendrá su primera Constitución. No cabe duda que es convencimiento unánime que la reunión de la
soberanía posibilitará el dictado de la Constitución. La urgencia política aparece, así, como la gran
condicionadota de la acción La invasión lusitana a la Banda Oriental y las discusiones habidas en el seno del
Congreso sobre su traslado, son las causas -más aparentes que reales- de la nueva postergación. El 29 de
mayo de 1817 se vuelve a formular el crucial dilema de la conveniencia o no del dictado de la Constitución
que, a su vez, comprende el de si debe ser permanente o provisoria. En este momento pesa no sólo la ausencia
de representación o lo incompleta de la misma de las jurisdicciones ocupadas por el enemigo sino, también, la
falta de representación o lo disminuido de ésta de ciertos territorios libres.
El debate se inicia el 31 de julio de 1818 y concluye el 22 de abril de 1819; es decir la sanción insume un
lapso de ocho meses. La obra concluida ofrece notorias diferencias formales a su favor con respecto a lo
hecho hasta entonces.

VI

La Constitución sancionada es la que corresponde a una república representativa y establece la división de


poderes. Por primera vez se estructura un poder legislativo bicameral. Se introduce el bicameralismo porque
se tiene la convicción que asegurará la permanencia de la Constitución y dará una gran respetabilidad a las
leyes. Al discutirse la integración de la Cámara de Representantes se plantea algún problema que es
importante para el tema en estudio. Tal el que se expone con motivo de discutir si el representante o diputado
debe surgir de la provincia como distrito electoral o del pueblo, como venía sucediendo. Lo que subyace en el
planteo es la conocida rivalidad existente entre cada provincia y sus respectivos pueblos.
El separatismo que fue, en verdad, deseo de los pueblos de independizarse de las respectivas provincias por
todo lo que se conoce, nada tiene que ver con la organización nacional que esos mismos pueblos impondrán
en la Constitución o, en todo caso, se avendrán a aceptar. En el problema que separa a unas y otros, el
Congreso termina imponiéndoles el criterio de los pueblos por sobre el de las provincias, pero esto no
significa bajo ningún concepto, pronunciarse por la forma federal. Es que lo que se discutió, en verdad, fue la
base del sistema representativo y no la forma de estado.
No cabe duda alguna que la Constitución de 1819 consagra la forma de estado unitaria. Como dicha forma no
queda definida -explicitada o formulada expresamente- en ningún artículo se ha pensado que los
constituyentes, con ese silencio, querían poco menos que introducir de contrabando esa forma de estado.

VII

El Congreso dispone que la Constitución se jure en todas las jurisdicciones el 25 de mayo. Y así se hace en
ciudades, villas, pueblos y capillas. . La Constitución es acatada en toda la extensión de las Provincias Unidas
que reconocen a las autoridades nacionales. Varias secuencias contribuyeron a desarticular el estado unitario.
El Congreso y el director supremo frente a la arremetida federal del litoral meditan el plan de llamar en su
apoyo a los dos grandes ejércitos: el de los Andes y el del Norte. San Martín al frente del de los Andes, no
habrá de cumplir la orden que se le impartiera salvando esa unidad de batalla para ponerla al servicio de la
independencia sudamericana. El grueso del Ejército del Norte se pronuncia, el 8 de enero de 1820, en
Arequito: no acudirá a enfrentar a los libres federales. Éstos, al conocer el pronunciamiento, tienen el camino
abierto a Buenos Aires según lo planeado. Sin el apoyo de los grandes ejércitos los federales dan cuenta del
director supremo en los campos de Cepeda el 1 de febrero de 1820. El 11, director y Congreso desaparecen
sin pena ni gloria desbarrancados por las fuerzas que debían sostenerlos. Ese mismo día, el Cabildo de Buenos
Aires asume el mando de ciudad y campaña. Entonces provincias y pueblos del mundo unitario deberán
conformarse en provincias de derecho público federal pasando por una etapa de cuasi estados que no cuajará
porque el principio de nacionalidad queda vigente.

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