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La paradoja de la hybris y la mesura: Zeus El Tirano.

Andy Valoz, 13-11446.

Hay definiciones varias de lo que implica una paradoja, sin embargo, una de las
más acertadas la proponen Peña y Ausín (2011): “Un hecho se considera paradójico
cuando resulta contrario a las expectativas razonables, rompiendo con una regularidad
real o presunta.” [1] Si bien, lo razonable es contrario a lo divino, la personificación de lo
divino, es de esperarse que al menos, tenga sentidos razonables de la justicia y las
virtudes. Para adentrarse en este terreno filosófico evoquemos a Prometeo, encadenado
por desafiar a Zeus y otorgar favores de mas a los mortales.

En primer lugar, veamos la actitud de Prometeo. Desde su concepción, Hesíodo


[2]
lo muestra en su Teogonía como Un ser mañoso y astuto . Completado luego por
Esquilo en Prometeo Encadenado [3]. que lo muestra como rebelde, celoso y compasivo
por los mortales. Si tomamos en cuenta a Heráclito, quien pronunció: Carácter es destino,
podemos intuir que este personaje, debido a su carácter, fue preso del destino desde que
fue concebido por Jápeto y Clímene.

Prometeo, preso de su destino, desafió al Dios padre en una jugada, por salvar a
los humanos y ofrecerles beneficios a los que éste no estaba de acuerdo en otorgarles.
Eran justificables sus razones, pero inaceptables para Zeus, por lo cual, decidió castigarle
por sobrepasarse y entrar en hybris. Prometeo es encadenado por Hefesto†, mandado por
Zeus, que le comprende y se congracia con sus penas. Asimismo, Corifeo, Océano e Ío
observan a Prometeo con ojos de gracia y de dolor.

Veamos que, aunque estos otros personajes que visitan a Prometeo en su lugar de
castigo, también son dioses, mediante su empatía difieren de los métodos de Zeus. Océano
en uno de sus parlamentos dice que hay un nuevo tirano entre los dioses refiriéndose a
Zeus mientras advierte a Prometeo sobre el posible arreciamiento del castigo si éste
escuchase sus palabras desafiantes. En este punto de la historia, se empiezan a conocer
las características poco mesuradas de Zeus, que es capaz de castigar fuertemente a
cualquier entidad, divina o no divina por tan sólo una afirmación que éste, a su concepto
de justicia, considere hybris.

Podemos hablar ahora de Zeus como un tirano. Y es esta misma tiranía, que, a su
vez, podría ser identificada como miedo y vulnerabilidad. Estas condiciones, son el móvil

† Hefesto, Dios del fuego e hijo de Zeus. Aun cuando Prometeo había robado a éste el fuego, él se lamentaba por tener
que ser él quien hiciera efectivo su castigo.
de las rebeldías de Prometeo [4], que, en su mayoría, no eran adrede contra el Dios padre,
sino a favor de los mortales. Este miedo es traducido a desmesura en el final del relato de
Esquilo, en el cual, Hermes, enviado por Zeus, le pregunta a Prometeo sobre la caída del
trono que éste vaticina. Bajo la negación de Prometeo a compartir dicha profecía con
Hermes, Zeus lo conduce a su eminente destrucción.

El elemento definitorio del tirano, según Navas (2019) es: “El miedo a la caída y
el camino que se precipita de la cumbre del poder político y la soberbia a la miseria y la
tragedia.” [5] Basándonos en esto, podemos intuir que, si bien Prometeo tuvo muchas
acciones contrarias a Zeus, ninguna hybris fue lo suficientemente fuerte como para
obtener un castigo definitivo que acarrease su destrucción salvo la vaticinación de la caída
del tirano. Demostrando así que, paradójicamente, la desmesura que castiga Zeus, es la
misma que él demuestra ante el miedo que significa la pérdida de su poder.

Referencias:

[1] Peña, L., Ausín, T. (2011). Paradoja. Compendio de lógica, argumentación y retórica.
pp. 442-444.

[2] Hesíodo. Teogonía.

[3] Esquilo. Prometeo Encadenado.

[4] Argullol, R. (2018). El origen de la rebeldía. Tomado de Ara (Catalunya).

[5] Navas, M. (2019). La palabra tirano. Tomado de Prodavinci.

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