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LA TEORÍA OBLIGACIONAL
DERECHO ROMANO II
Módulo 2
La teoría
Obligacional
Fuente: www.arsmediatio.com
B) CONTENIDO:
La obligación tiene siempre por objeto un acto del deudor, que está personalmente
obligado.”
Otros autores, entre ellos Trovato Fleitas (2009:98) cita al vínculo jurídico como
elemento de la obligación en los siguientes términos” Es una relación jurídica entre
dos o más personas. Consiste en el deber del deudor de cumplir la prestación, es
decir, observar un determinado comportamiento positivo o negativo desde que la
obligación nace, hasta que queda totalmente extinguida. Puede ser causada por el
contrato, el delito, el cuasicontrato y el cuasidelito y el acreedor tiene los medios
coercitivos (acciones) para compeler al obligado al cumplimiento de la prestación
El nexum es acto per aes et libram; es decir, utilizando el rito del sobre y la
balanza. Este rito debía suceder en presencia de no menos de 5 testigos y su
contendido resulta bastante obscuro, aun cuando parece ser-situación bastante
controvertida- que el deudor, que era él hablaba, se comprometía a pagar la
deuda “automancipando” su propio cuerpo. Lo cierto es que si no pagaba, el
acreedor podía ejercitare contra él la manus iniecto.
Un análisis más preciso le permite, por otra parte, separarlas en dos categorías
distintas, según que uno está obligado como consecuencia de un contrato, quasi
ex contractu, o como consecuencia de un delito, quasi ex maleficio. Así, un
heredero acepta una sucesión: está obligado a pagar los legados. Sin embargo,
no hay contrato; pero ha habido por su parte un acto de voluntad lícito que se
aproxima al contrato y no al delito: su obligación nace quasi ex contracto. Una
persona lleva a cabo un acto ilícito que no entra en la categoría de los que el
Derecho Romano califica de delito: su obligación nace quasi ex delito- Gayo
2. Obligación del dueño del esclavo o animal que causa perjuicio, de resarcir el
daño a la víctima.
Según el Objeto
Efectos que derivan de estas dos clases de obligaciones. La regla “El género
nunca perece” en una obligación genérica, la elección del objeto a pagar entre los
individuos del género pertenece al deudor, salvo convención contraria. La
limitación establecida es que el acreedor no pretenda una calidad óptima; ni el
deudor se libere entregando una especie de mala o pésima calidad.
Pero, nos encontramos que no ocurre lo mismo en el caso que la obligación esté
determinada específicamente. Por ejemplo, si el deudor está obligado a entregar
el caballo Picaflor; si Picaflor perece, siempre y cuando no haya culpa o
negligencia atribuible al deudor, el obligado se libera de la obligación, lisa y
llanamente porque desapareció el objeto de la obligación.
4. Obligaciones Alternativas: Tienen por objeto varias cosas, pero de manera que
el deudor se libera pagando una sola. Si una cosa desaparece quedan las otras
para responder la obligación, desapareciendo de esta manera el recurso del
deudor muy utilizado, que ante la desaparición del objeto determinado, la
obligación se extinguía, siempre y cuando lograre demostrar que no fue por culpa
o negligencia suya la desaparición.
Existiendo la facultad de pagar con otra cosa, el acreedor está obligado a recibirla.
Un claro ejemplo sería en la “datio in solutio” (dación en pago), en que el deudor
de una suma de dinero, siempre y cuando el acreedor lo consienta, puede exigir la
obligación entregando una cosa; esto ante la imposibilidad de abonar el dinero.
Debe existir indefectiblemente absoluto consentimiento del acreedor.”
Ghirardi y Alba Crespo (2000:425-426-427) dicen: “La regla general que rige la
ejecución de las obligaciones es que ellas deben ser cumplidas ejecutando fiel e
íntegramente la prestación debida, en el lugar y en el tiempo estipulados. Es decir
que ni el acreedor puede pretender un objeto distinto al contenido en la prestación,
ni el deudor puede pretender liberarse entregando o haciendo algo diferente… Así
mismo el deudor no puede pretender que el acreedor reciba un pago parcial, es
decir que no comprenda la totalidad de la prestación.
Se les otorgaba a los cónyuges (en las acciones dotales), a los ex socios, a los
senadores, militares y al ex patrono.
Siguiéndole a Trovato Fleitas (2009: 129-130) que nos dice” Hay Dolo cuando,
voluntariamente y con propósito deliberado, el deudor ocasiona un daño al
acreedor, no cumpliendo con su obligación. Puede manifestarse con actos u
omisiones. El dolo demostrado por el deudor consiste en la negativa expresada
exteriormente de diversas formas de abonar la deuda. La intención es
manifiestamente tomada como negativa a cumplir con la obligación.
El dolo no era presumido, sino que debía ser demostrado por el acreedor.
Grados de la culpa
1. Culpa leve en concreto: Aquella persona que omite un descuido que no suele
cometer corrientemente u omite las diligencias a las que corrientemente
acostumbra.
2. Culpa leve en abstracto: Consistía en omitir los cuidados que prestaría un buen
padre de familia, es decir, hacer lo que un hombre cuidado y atento no haría u
omitir lo que el haría.”
Ahora bien del dolo y de la culpa grave o lata siempre responde el sujeto pasivo o
deudor. Sin embargo los casos de la culpa leve deben ser examinados
particularmente aunque los romanos sentaron la regla en virtud de la cual la
persona que obtiene un beneficio considerable de un contrato también tiene una
mayor responsabilidad.
Así, en las obligaciones de derecho estricto que tenían por objeto un certum (cosa
cierta), la condena no podía ir más allá del verum rei pretium (verdadero precio de
la cosa), es decir del valor venal de la cosa. En cambio, en los juicios de buena fe,
el resarcimiento podía ser calculado con más amplitud.
La mora del deudor, que era la más común, se configuraba con la presencia de
ciertos requisitos. Primeramente, era menester que la obligación fuera válida y
estuviera provista de acción, por lo cual no habría mora si se trataba de
obligaciones naturales. Se requería también un debito obligacional exigible y
vencido que el deudor demoraba en hacer efectivo por causas que le fueran
imputables. Finalmente, en el derecho justinianeo se exigió una intimación o
interpelación que debía formular el acreedor para que el deudor satisficiera la
deuda, mora ex persona.
Opuesta a la mora del deudor era la llamada mora del acreedor, que tenía lugar
cuando éste rechazaba, sin causa justificada, la oferta de pago íntegro y efectivo
de la prestación debida por el deudor. Rehusado el ofrecimiento, siempre que se
tratara de cosa específica, el deudor sólo respondía de su pérdida cuando mediara
dolo. Si se debía una cosa genéricamente determinada o una suma de dinero y la
Ghirardi y Alba Crespo (2000-434) dicen “Para evitar el fraude a los acreedores se
establecieron remedios. Uno de ellos fue el interdicto restitutorio que otorgó el
pretor para que, dentro de un anio útil desde el día de la enajenación, pudiesen los
acreedores conseguir del tercer adquirente de mala fe la restitución de los bienes
fraudulentamente enajenados por el deudor. Si en tercero no cumplía la obligación
de restituir, se concedía a los acreedores un interdictum fraudatorium (relativo al
fraude) para obtener el valor del objeto y de los frutos pendientes al tiempo de la
enajenación”.
En segundo lugar era necesario que la acción u omisión del deudor determinase
un perjuicio para los acreedores por provocar o agravar la insolvencia del deudor.
En tercer término, para que procediere la acción el deudor debía haber obrado con
el propósito de perjudicar a los acreedores, lo que se entiende que ocurre cuando
conoce que tiene acreedores y sabe de su propia insolvencia.
También era necesario que el tercero hubiese sido cómplice del fraude pero el
pretor otorgó una actio in factum (acción por el hecho) contra el tercer adquirente
de buena fe en la medida del enriquecimiento, cuando se tratase de actos a título
gratuito.
Trovato Fleitas (2009:119-120) dice “En Roma, el acreedor que quería precaverse
contra la posible insolvencia de su deudor y del riesgo de tener que recurrir con los
demás acreedores a distribuirse a prorrata los bienes del deudor común, podía
valerse de dos categorías de seguridades: las garantías reales y las personales.
5.2. Las garantías personales eran aquellas que eran dadas por una o varias
personas, que se hacían responsables de la deuda contraída por otro. Así
también, se las define como aquellas que brindaban al acreedor un derecho de
crédito contra una tercera persona, llamado fiador, que se obligaba conjunta o
accesoriamente con el deudor principal a honrar la deuda que asumía.
Podía ser utilizada, tanto por ciudadanos, como por extranjeros, salvo la diferencia
que estos últimos no podían utilizar el verbo “spondere” (comprometer) sino el
verbo “fidepromitio” (empeñar) Los fidepromissios estaban sujetos a las mismas
reglas que los sponsores; eran verdaderos deudores accesorios y mandatarios del
El emperador Adriano fue el primero que concedió, para el caso de que fueran
varios los fideiussores, el llamado beneficio de división, en virtud del cual el
fiador demandado por el pago podía exigir al acreedor que dividiera la deuda entre
los cofiadores presentes y solventes. Más tarde, con Justiniano, se otorgó al fiador
el beneficio de excusión, por cuyo medio aquél podía exigir del acreedor que
6.1. Clasificación
Fuente: derechoapuntes2011.blogspot.com
A) Unas veces la obligación se extingue ipso iure (de pleno derecho), lo cual
significa que mediando el supuesto determinado, el deudor queda
automáticamente liberado.
E) En cuanto a la prueba del pago. De más est;a decir que en épocas primitivas, la
prueba del pago estaba dada por la realización de un acto solemne de extinción…
Pero en épocas posteriores, ya con la evolución del proceso comercial tratándose
de sumas de dinero, se dieron las siguientes reglas:
F) En cuanto al objeto del pago. Petit (1999:468-469) afirma “El pago debe
consistir en una ejecución completa de la obligación. No es, pues, válido más que
si tiene por objeto la cosa debida entera. De este principio resultan las
consecuencias siguientes:
2. El acreedor no puede ser obligado a recibir un pago parcial: pues recibir una
parte de la cosa debida, es recibir cosa distinta de lo que es debido. Sin embargo,
es libre de consentirlo…”.
Con relación a los efectos del pago Petit (1999:467) dice “La obligación no puede
existir después del pago, puesto que ya no tiene objeto; queda extinguida de pleno
derecho con todos sus accesorios que no eran más que la garantía de su
ejecución y que ya no tiene razón de ser, tales como prenda, hipoteca,
afianzamiento. Que emane del deudor principal o del fiador, el pago íntegro de la
deuda libra a todos los coobligados. Produce igualmente su efecto extintivo en
caso de correalidad (solidaridad); hecho por uno de los deudores a uno de los
acreedores, extingue la obligación respecto de todos”.
3) El animus novandi. Este requisito será exigido por Justiniano… sólo tendrá
validez cuando se declara expresamente la voluntad novatoria.
5) Que se agregue algo nuevo (aliquid novi). Este requisito resulta elemental por
cuanto, de lo contrario, no habría ocasión de dar lugar a una novación.
1) Cuando se produzca sin cambiar las partes. En este caso, el “algo nuevo” debe
consistir ya en un cambio de la naturaleza de la obligación, ya en una adición o
supresión de alguna modalidad, como sería agregar o suprimir una condición o un
plazo.
Trovato Fleitas (2006:146) dice “Tiene lugar cuando dos personas, por derecho
propio, reúnen la calidad de deudores y acreedores recíprocamente, cualesquiera
sean las causas de una y otra deuda. Las dos deudas pueden extinguirse con
fuerza de pago hasta donde alcance la menor.
3. Es necesario que las deudas sean líquidas, que su exigencia y cantidad sean
ciertas. Que sean exigibles.
6.5. La confusión
El pacto, en época de Justiniano, podía ser de Nom Petendo in Rem (no reclamar
la cosa) o Nom Petendo in Personam (no reclamar a una persona determinada).
La remisión de la deuda se encuentra legislada en el Art. 610 del Código Civil, que
establece “… La obligación se extingue cuando el acreedor conviene en remitir
gratuitamente la deuda. La remisión puede ser expresa o tácita. La aceptación del
deudor hace irrevocable la remisión…”.
6.7. La prescripción
Teodosio II, mediante una constitución del 424 D.C. dispuso que todas las
acciones prescribieran a los treinta años, salvo el caso de las que tenían asignado
un tiempo menor y de algunas otras como las concedidas a las iglesias y
fundaciones piadosas, al fisco y al emperador que se extinguían a los cuarenta
años.
En los términos antes señalados, puede decirse que el Derecho Romano aceptó el
instituto de la prescripción liberatoria como modo extintivo de las obligaciones,
Para que el pacto de transacción pudiera actuar como modo de extinción ope
excepctionis de las obligaciones, era necesaria la presencia de ciertos requisitos.
En primer término, que la obligación de que se tratara fuese litigiosa o, cuan do
menos dudosa, es decir discutida judicialmente o insegura para las partes, sin
importar el grado de posibilidad que éstas tuvieran de hacer triunfar sus
pretensiones. Era menester, además, que los sujetos se hicieran concesiones
recíprocas, renunciando o sacrificando parte de sus exigencias, porque si así no
procedieran se estaría en presencia de un acto de liberalidad y no ante una
transacción.
Efecto de la transacción era la extinción de las obligaciones a las cuales las partes
habían renunciado al celebrar el acuerdo. Tratándose, por tanto, de obligaciones
litigiosas, producía consecuencias análogas a la cosa juzgada o al juramento
decisorio que ponían fin al litigio. Las garantías que acompañaban a las
obligaciones objeto de la transacción también se extinguían, dado su carácter
accesorio”.
Técnicamente, no es una cesión de crédito, ya, que por los efectos novatorios el
primer crédito se extinguía transformándose en la nueva obligación.
Tenía el inconveniente de que había que contar con el asentimiento del deudor,
quien era libre de prestar el mismo o no…se extinguían los accesorios-garantías,
intereses-, a menos que se hubiese tomado la precaución de constituirlos
nuevamente.
Di Pietro y Lapieza Elli (2001: 279) dicen “Si la cesión de créditos presentaba
problemas, éstos se ven acrecentados para la cesión de deudas, ya que el iuris
vinculum de la obligatio representaba una atadura o ligadura estrictamente
personal.
C) CONCLUSIONES:
Bibliografía
3. Ghirardi, J.C. y Alba Crespo J.J.( 2000) Derecho Romano. Argentina: Eudecor.