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UNIDAD TEMATICA 1: CONCEPTO. METODO.

A) concepto y definición.
Concepto de obligación.

ARTICULO 724.- Definición. La obligación es una relación jurídica en virtud de la


cual el acreedor tiene el derecho a exigir del deudor una prestación destinada a
satisfacer un interés lícito y, ante el incumplimiento, a obtener forzadamente la
satisfacción de dicho interés.

La corriente de la moderna doctrina italiana (incorpora una nueva concepción de


obligaciones en el CC Italiano de 1942) , liderada por Francesco Carnelutti, propone un
concepto de obligación que indica que “la obligación es la relación jurídica en virtud
de la cual un sujeto al que llamamos deudor tiene el deber jurídico de cumplir una
prestación, a favor de otro que llamamos deudor.”

De esto se sigue que: - Hay una relación jurídica, no hay una relación entre cosas y
sujetos, sino que hay una relación interpartes.

- En esa relación, el énfasis esta puesto sobre un sujeto que llamamos deudor que tiene
un deber jurídico, es decir un deber bajo amenaza de sanción.

- Ese deber jurídico a su vez consiste en satisfacer el interés del otro sujeto al que
llamamos acreedor.

Entre estas definiciones pareciera que no hay grandes diferencias porque en los dos
casos el incumplimiento lo que habilita es la posibilidad de demandar, lo que marca es
una diferencia ontológica/ conceptual, en una el deudor tiene que cumplir, en el Art. 724
CCCN el acreedor tiene que exigir y si este tiene que exigir, estamos perdiendo de vista
la esencia de la obligación que es el imperativo ético de cumplir.

Importancia de la teoría de las obligaciones.

La satisfacción de los fines o intereses económicos del sujeto es realizada a través del
patrimonio (El patrimonio es la universalidad jurídica compuesta por bienes
inmateriales y por cosas.) La rama del derecho privado que abarca las relaciones
jurídicas relativas a al patrimonio es justamente el derecho patrimonial.
Dentro del derecho patrimonial se distinguen el derecho de cosas y el derecho de
obligaciones, dicha separación tiene su origen en el jus in re y el jus in personam,
propio de la glosa medieval.

El jus in re / derecho de cosas: facultad que es ejercida de modo directo e inmediato


sobre la cosa.

El jus in personam / derecho de obligaciones: relaciones jurídicas establecidas entre


sujetos que surgen básicamente, del tráfico de bienes – contratos – y de la causación de
daños reparables -hechos ilícitos-.

El derecho de obligaciones tiene trascendencia desde dos puntos de vista:

En lo cuantitativo: porque extiende sus raíces en todas las partes del derecho privado,
tanto en el derecho de familia, reales, sucesiones nos encontramos con relaciones de
obligación.

En lo cualitativo: el concepto obligacional constituye la armazón y el sustrato del


derecho.

Derecho romano.

En el derecho romano se organizaba el conocimiento del derecho a través de un sistema


de módulos que eran las Institutas que tenían como finalidad establecer instituciones
legales y a su vez cumplían una finalidad ordenadora.

Siglo II DC, Gallo manda a realizar la primera instituta y en esta aparece el primer
concepto de obligación. Este primer concepto se formó por defecto, es decir a contrario
sensu. Se definió a la obligación como una cosa incorporal, esto es que el derecho de
las obligaciones pertenecía a las res incorporales, esto significa que mientras que hay
relaciones entre sujetos y cosas (derechos reales) hay también otros ámbitos de derechos
que son los derechos incorporales (derechos creditorios.) De esto se sigue que en el
derecho de las obligaciones se estudian relaciones entre sujetos y no entre sujetos y
cosas.

Recién en la Institutas de Justiniano se presenta la caracterización del concepto de


obligación. La obligación es un vínculo jurídico, de acuerdo con nuestro derecho civil,
que nos constriñe a pagar alguna cosa.
Cuando hablamos de constreñir, significa que limita el ámbito de la libertad, la
obligación en su cimiente, tiene un poder jurígeno que es el de limitar la libertad que
abdica, que renuncia el deudor cuando acepta obligarse en calidad de parte. La
obligación es un concepto de enorme fuerza jurígena, evidencia de ello es el Art. 727
CCCN que dice que la obligación nunca se presume, yo nunca puedo presumir que el
deudor abdique esa esfera de libertad, que se sujeta por el derecho creditorio del
acreedor. Si la obligación surge en términos inequívocos existe, de lo contrario sino
surge de términos inequívocos no existe, por lo tanto no se está obligado.

Este criterio es completado con el texto de Paulo, que recogió el Digesto: la esencia de
la obligación consiste no en que haga nuestra una cosa corpórea o una servidumbre,
sino en que constriña a otros a darnos, hacernos o prestarnos alguna cosa.

Este concepto aún es vigente en la actualidad, sabemos que la prestación puede ser de
dar, de hacer o de no hacer. Hoy seguimos valorando como concepto de la obligación a
la prestación, al comportamiento debido por el deudor. El crédito habla de una situación
en la cual el acreedor tiene ciertos derechos o poderes sobre el deudor. En Roma esos
poderes eran lisos y llanos, el actio in personam que era lo que explicaba la naturaleza
jurídica de la obligación en el derecho romano, de acuerdo a esta concepción al deudor
moroso se lo podía esclavizar o incluso matar y el derecho amparaba eso.

En los conceptos dados podemos observar que se encuentran presentes tres elementos
de la obligación:

1- los sujetos: activo o acreedor (reus credendi) y el pasivo o deudor (reus debendi)

2- el objeto: cuyo contenido es la prestación (dare, facere, praestare)

3- el vínculo: el vinculum juris que constriñe al cumplimiento.

Concepto moderno.

La mayoría de los códigos no definían a la obligación. Igual criterio adoptó Vélez


Sarsfield tomando como fuente el código de Freitas cuando decía que las definiciones
eran impropias de un código de leyes. El Art. 495 CC se limitaba a establecer que “las
obligaciones son: de dar, de hacer o de no hacer.” Por lo que no suministra un concepto
de la obligación sino que lo da por supuesto y se limita a enunciar sus posibles
contenidos.
En doctrina se han dado muchas definiciones de la obligación, aunque en el fondo todas
ellas coinciden con el concepto romano que brindaba la Instituta que todavía tiene
vigencia.

Enunciado y análisis de la definición.

La obligación puede ser definida en los siguientes términos: “relación jurídica en virtud
de la cual un sujeto (deudor) tiene el deber jurídico de realizar a favor de otro (acreedor)
determinada prestación.

De esto se sigue que:

1- se trata de una relación jurídica: relación humana regulada por el derecho, se


prefiere relación en vez de vínculo ya que la primera denota adecuadamente la conexión
de los sujetos activo y pasivo de la obligación.

2- se trata de un deber: hablamos aquí de un deber especifico y calificado en virtud del


cual el cumplimiento de la obligación no es un acto libre, de concesión o de gracia por
parte del deudor.

3- existe un sujeto pasivo o deudor que debe cumplir frente a un sujeto activo o
acreedor. Aquel tiene una deuda y este un crédito. Ello no impide que en algunos casos
existan deudas y créditos recíprocos.

4- aparece la prestación: que implican el comportamiento o actitud debido. Dicha


prestación puede tener diversas manifestaciones (dar, hacer, no hacer.)

Acepciones impropias.

Se suele usar el termino obligación en sentidos impropios. Se suele denominar


obligación a deberes no jurídicos, lo que Pothier denominó “obligaciones imperfectas”
esto es, cualquier deber jurídico que carezca de las notas típicas de la obligación
(relación jurídica, deber obligacional, sujetos pasivo y activo y prestación.) por ejemplo
el contrato, la deuda, la vieja patria potestad, el documento y ciertos títulos.

Por ejemplo, el contrato no es una obligación en si mismo, sino que crea obligaciones.
El documento no es una obligación sino que es un instrumento de la obligación, etc.

Tipicidad del deber obligacional.


El termino “deber” trata sobre la situación del sujeto que está precisado a ajustarse a
cierto comportamiento. El “deber jurídico” está emplazado en la zona de conducta
heterónoma (un sujeto frente a otros), el comportamiento debido es exigible bajo
amenaza de sanciones jurídicas. Los deberes jurídicos nacen de diversas relaciones
jurídicas (de familia, reales, etc.) y si bien toda obligación es un deber jurídico, no todo
deber jurídico es una obligación.

Caracteres del deber obligacional.

El deber jurídico propio de la relación obligatoria, esto es la deuda, tiene un contenido


especifico: la prestación.

Se trata de una conducta o actitud, de dar, de hacer o de no hacer, que solo versa sobre
entrega de cosas, sobre prestación de actividad, o sobre abstenciones, y es típica de la
obligación. la deuda, esto es el deber jurídico del deudor emergente de la obligación,
tiene contenido patrimonial pues recae sobre bienes “susceptibles de valor” y sujeta el
patrimonio del deudor a la satisfacción del crédito del acreedor.

B) Naturaleza jurídica.
El crédito habla de una situación en la cual el acreedor tiene ciertos derechos o poderes
sobre el deudor. En Roma esos poderes eran lisos y llanos, el actio in personam que era
lo que explicaba la naturaleza jurídica de la obligación en el derecho romano, de
acuerdo a esta concepción al deudor moroso se lo podía esclavizar o incluso matar y el
derecho amparaba eso. Esta concepción subjetiva, cometía un grosero error, perdía de
vista cual era el objeto de la obligación que era el interés jurídicamente protegido, y
convertía al deudor en el objeto de la obligación. En la génesis del vínculo obligacional
está ese concepto virulento. Savigny, se plantea pensar la idea de la concepción
subjetiva de una manera más atenuada, no deja de reconocer que el acreedor tiene un
señorío sobre la persona del deudor, en este punto se sigue errando, la persona del
deudor es la persona y deudor es el sujeto, no es el objeto de la obligación. Dos siglos
más tarde, Hiering plantea rectificar lo anterior y dice que el sujeto no tiene nada que
hacer y avanza hacia la concepción objetiva.

Concepción subjetiva.
Potestad del acreedor. Este criterio concibe a la obligación teniendo en cuenta,
exclusivamente, la posición del acreedor: la obligación le confería poderes sobre la
persona o el comportamiento del deudor.

Su máxima expresión se dio en el criterio clásico romano, que le otorgaba al acreedor


una “actio in personam” dirigida contra la entidad física del deudor y destinada a
posesionarse del sujeto vinculado que no cumpliera su obligación: el deudor podía ser
muerto o sometido a la esclavitud por el acreedor insatisfecho.

Esta concepción aparece también en el siglo XIX , de una manera atenuada con
Savigny. Para esta escuela el derecho subjetivo es un poder o señorío de la voluntad
conferido por el ordenamiento jurídico. Afirma que el crédito somete el comportamiento
del deudor a la voluntad del acreedor.

La crítica a esta concepción se da en que el deudor es sujeto y no objeto de la relación


jurídica.

Concepción objetiva.

Relación de patrimonios. Ihering, critica a la concepción subjetiva y concibe al derecho


subjetivo como “el interés jurídicamente protegido.”

Se va a pensar en el interés jurídicamente protegido, lo que nos importa como


obligación es el interés que tenía para mí que se obligara al deudor, no el deudor en sí.
No se tiene interés en el deudor, sino en lo que el deudor me iba a representar a mí en
términos de su comportamiento, en términos de su prestación. Podemos observar que
esta concepción se va al otro extremo, en la concepción subjetiva el objeto era el sujeto,
mientras que en la concepción objetiva, había un objeto pero no había un sujeto (no es
lo mismo que haya una omisión de la diligencia debida a que haya una intención
deliberada de dañar, entonces sí , hay un interés pero en la vulneración del interés, la
conducta del deudor si tiene alguna incidencia.) En todos los casos se observa la fuerza
jurígena del “vinculus iuris” o el vínculo.

Deber libre.

El deudor tendría un “deber libre” de cumplir o no cumplir. La crítica se da en que la


obligación no presenta al deudor una alternativa entre cumplir y no cumplir. El deudor
“debe cumplir” y si no cumple por haber infringido tal deber se lo sanciona con la
indemnización.
Deber in patiendo.

El deudor no tendría el deber jurídico de cumplir ni el acreedor derecho a obtener la


prestación; solo incumbiría al deudor el deber jurídico de soportar o tolerar la acción del
acreedor tendiente a tomar para si la cosa sobre la cual recae la obligación y
recíprocamente el crédito solo le daría el derecho a tomar para siesa cosa.

Concepción apropiada.

En la relación jurídica obligacional se advierte una situación bipolar, un deber jurídico y


un derecho subjetivo. Aquel implica la sujeción a determinada conducta y este a la
facultad o poder del sujeto activo.

En la relación jurídica obligacional se observan dos términos: el deber del deudor y la


facultad del acreedor. El deudor esta sujeto a cumplir y el acreedor esta investido de
poderes conferidos por el derecho, relativos al patrimonio del deudor, para obtener la
satisfacción de su interés.

De lo anterior podemos concluir que en la obligación opera un doble sistema: la deuda y


la responsabilidad.

Deuda y responsabilidad.

Esta doctrina halló su raíz en el mismo derecho romano, a través de la correspondencia


entre el deber de cumplir (deuda) y la posibilidad de sujetar la persona misma del
deudor a la ejecución (responsabilidad). Con el paso del tiempo, la ejecución solo pudo
ser llevada a cabo en el patrimonio y no sobre la persona del obligado. De aquí que la
relación de responsabilidad se tornó eminentemente patrimonial.

La deuda.

Cumplir la obligación es una de las reglas de derecho generalmente acatada. La razón


de ese acatamiento ha de ser buscada en el imperativo ético, sin perjuicio de la
incidencia que traen aparejados los mecanismos de los que se vale el derecho positivo:
hay todo un sistema de protección al crédito a través de la regulación de sanciones
jurídicas para el deudor que no cumple, que no son ilegitimas en tan que no sean
injustas.

La relación de deuda puede ser esquematizada así:

1- el deudor tiene el deber jurídico de realizar la prestación, para lo cual el acreedor ha


de presta la necesaria cooperación. Y así mismo, dicho deber tiene correlato en la
facultad de liberarse mediante el pago por consignación si el acreedor se niega
injustificadamente a aceptar la prestación ofrecida.

2- el acreedor tiene, con su crédito, la expectativa de obtener la prestación y está


investido de un titulo para ello, de manera que si el deudor realiza el pago, este es
debido y no corresponde su repetición.

La responsabilidad.

En el punto anterior, la actitud del acreedor es esencialmente pasiva, pues aguarda el


cumplimiento del deudor que, a su vez, juega un rol en cierto modo activo, desde que
debe realizar la prestación.

Estos roles se truecan en la relación de responsabilidad: el acreedor ahora en actitud


activa está investido de un poder de agresión que consiste en la facultad de emplear las
vías legales tendientes a obtener la ejecución especifica de lo debido o un equivalente
indemnizatorio.

La actitud de responsabilidad puede ser esquematizada así:

1- el acreedor tiene poderes, dirigidos a obtener su satisfacción, que recaen sobre el


patrimonio del deudor, el patrimonio entonces cumple una función de garantía para
aquel.

2- el deudor cuyo patrimonio está sujeto a dicho poder, tiene sin embargo la facultad de
liberarse de su obligación, aunque promedie su incumplimiento, siempre que satisfaga
íntegramente el interés del acreedor.

En síntesis: en la deuda el acreedor tiene una expectativa a la prestación, es decir, al


cumplimiento exacto por parte del deudor; en la responsabilidad tiene, en cambio, una
expectativa a la satisfacción por medio de la ejecución forzada, o por otro, o la
indemnización.
Deuda sin responsabilidad y responsabilidad sin deuda.

¿existe deuda sin responsabilidad? Si, porque tenemos la posibilidad del pago, como
cumplimiento efectivo, voluntario y específico. ¿existe responsabilidad sin deuda?
Claramente no. La obligación siempre tiene contenido pecuniario, por lo tanto desde el
nacimiento sabemos que tenemos una obligación que se va a poder mensurar,
cuantificar. La obligación entonces (deuda y responsabilidad) tiene contenido
patrimonial.

c) comparaciones.

Patrimoniales: recae sobre un bien económico, de "valor pecuniario" apreciable. Son


patrimoniales los derechos reales y de crédito. Los reales, porque recaen sobre cosas
que integran el patrimonio; los creditorios porque dan derecho a exigir una conducta de
dar, hacer o no hacer susceptible, también, de apreciación económica

Extrapatrimoniales: recae sobre un bien carente de valor pecuniario. son


extrapatrimoniales los derechos de la personalidad y los derechos de familia. Los
derechos de la personalidad, porque son concedidos al individuo como calidad que se
presupone esencial a su naturaleza (vida, libertad, integridad, etc.); los de familia
porque, aunque en plano secundario pueden conferir facultades patrimoniales, tienen un
contenido esencialmente moral.
Absoluto: puede ser opuesto a todo integrante de la comunidad {erga omnes). son
absolutos los derechos de la personalidad y los derechos reales. Los de la
personalidad porque pueden ser ejercidos contra todos, sin que tengan un destinatario en
especial. Lo mismo sucede con los derechos reales.

Relativos: cuando sólo compete respecto de persona o personas determinadas. Son


relativos los derechos de familia y los creditorios. Los de familia establecen una
relación entre personas determinadas (la filiación) Y también lo son los derechos
creditorios, por cuanto confieren facultad al acreedor para reclamar a su deudor (no a
cualquiera) el cumplimiento de la prestación.

Caracteres típicos de la obligación.

1- patrimonialidad

2- relatividad

3- alteridad (bilateralidad), en cuanto la relación se enlaza con otro sujeto, confiriendo


a uno (el acreedor) derecho a obtener determinado comportamiento del otro (el deudor),
es decir, a obtener la prestación, con una coercibilidad típica del vinculum juris
obligacional.

4- autonomía de la voluntad creadora, que se denota en cuanto el derecho no da


moldes rígidos para las figuras de obligación y porque las normas que la regulan son
sustancialmente supletorias y no imperativas;

5- temporalidad, pues la relación jurídica no es perpetua y se agota en un tiempo


limitado, a lo que se agrega que la inacción del titular puede derivar en la prescripción
extintiva de la acción.

Caracteres típicos del derecho real.

1-patrimonialidad, que es la única común con la obligación, pues las demás lo


diferencian de ella;

2-carácter absoluto, en cuanto a la oponibilidad erga omnes ya señalada.

3- relación directa e inmediata con la cosa: el titular de un derecho real puede decir
"tengo", en tanto el titular de un derecho personal (el acreedor) sólo puede afirmar "he
de tener"
5- perpetuidad, en el sentido de que el titular del derecho real no lo pierde por su
inacción.

6- adquisición por tradición.

7- posibilidad de usucapir: cuando transcurre cierto plazo de posesión;

8- jus persequendi, o facultad de perseguir la-cosa aunque esté en manos de terceros;

9- jus preferendi, o sea preferencia a favor del titular más antiguo cuando concurren
varios pretendientes sobre la misma cosa, lo que no ocurre en materia de derechos
creditorios, pues entonces las preferencias obedecen a otras razones.

Comparación con los derechos de familia.

Entre la obligación y los derechos de familia se advierten las siguientes diferencias


esenciales: (1) En el Derecho de familia hay deberes, ajenos al contenido patrimonial
propio del Derecho de obligaciones, (2) En los derechos de familia predomina la idea de
institución, concebida como de regulación imperativa y trascendente en medios y fines a
los sujetos titulares, en tanto la obligación está regida en buena medida por la idea de la
autonomía de la voluntad. (3) En los derechos de familia se exige una conducta
personal, en tanto ello no ocurre necesariamente en la obligación.

D) Situaciones especiales.
Obligaciones propter rem.

En ciertas obligaciones la persona del deudor es determinada por su relación con una
cosa. Son obligaciones que descansan sobre determinada relación de señorío sobre una
cosa, y nacen, se desplazan y se extinguen con esa relación de señorío. Es decir: resulta
deudor quien es actualmente dueño o poseedor de una cosa. Por esa dependencia de una
relación real, la obligación propter rem es también denominada real, ob rem o reí
coaherens; y, en virtud de que el sujeto pasivo es uno u otro, según sea el titular de la
relación real, se la designa como ambulatoria o cabalgante.

Sus características son especiales, pues tienen notas comunes con el derecho creditorio
y con el derecho real. Se asemejan a la obligación porque el deudor no responde sólo
con la cosa en razón de la cual nace la obligación propter rem, sino con todo su
patrimonio. Pero se asemejan también al derecho real, pues se transmiten con la cosa, a
través de su abandono; sin perjuicio de que, si el ulterior titular debe responder de una
deuda propter rem nacida en cabeza del titular anterior, pueda reclamarle lo que haya
pagado en razón de ella.

Casos. Algunas situaciones en las cuales se dan las características señaladas para las
obligaciones propter rem. Ello ocurre en la obligación del condómino de pagar
proporcionalmente los gastos de la cosa común; en el crédito por medianería, etc.

Derecho a la cosa.

El derecho a la cosa es otra situación intermedia entre la obligación y el derecho real,


que consiste en la facultad que tiene el acreedor de una obligación de dar, antes de la
entrega de la cosa. Por ejemplo, el derecho del comprador, con relación a la cosa
vendida, antes de que el vendedor la ponga en sus manos, que se traduce, verbigracia,
en poder embargarla.

e) Evolución.
Derecho Romano.— La propia etimología del vocablo obligación [ob-ligare) denota el
concepto de sujeción. Esta sujeción, en el Derecho Romano, era eminentemente
personal: se consideraba al deudor estrechamente ligado respecto del acreedor, lo cual
dio lugar a la concepción subjetiva de su naturaleza jurídica, que conocemos.

Derecho canónico.— El moderno Derecho de las obligaciones tiene grandes resabios


de las enseñanzas de los canonistas. Su incidencia se halla fundamentalmente en lo que
versa sobre el sentido moral de la relación obligatoria, y así institutos como el de la
buena fe-probidad, el de la modificación o invalidación de los actos lesivos y los
usurarios, o el de la relevancia del cambio de las circunstancias a través de la doctrina
de la imprevisión, etcétera, reconocen origen en el Derecho canónico.

f) Metodología.
El nuevo CCCN regula el derecho creditorio en el libro III (derechos personales), en el
título I (obligaciones en general) en cinco capítulos ( disposiciones generales, acciones
y el patrimonio del deudor como garantía común de los acreedores, clasificación de las
obligaciones, pago y mora del deudor y otros modos extintivos de la obligación.)

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