Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Esta traducción fue realizada sin fines de lucro por la cual no tiene costo
alguno.
Es una traducción hecha por fans y para fans.
Si el libro logra llegar a tu país, te animamos a adquirirlo.
No olvides que también puedes apoyar a la autora siguiéndola en sus redes
sociales, recomendándola a tus amigos, promocionando sus libros e incluso
haciendo una reseña en tu blog o foro.
Página 2
Sólo mantente alejada de Pete Ferro. ¿Qué tan difícil puede ser eso?
Pero cada vez que me doy vuelta el hombre está allí con esa cara hermosa
y esos labios perversos. Me clava en el lugar con ojos que son cincuenta
tonos de azul. Me convierto en alguien más, una mujer que se siente viva y
desafiante. Estoy harta de ser lo que todos quieren. Hay una mujer dentro
de mí gritando por liberarse, y sé exactamente cómo liberarla de su
esclavitud. Cada centímetro de mí está excitado, todo lo que tengo que
hacer es seguir adelante.
Página 3
3 DE AGOSTO, 6:45 P.M.
L
a cena es una aventura interesante. La mesa de los Ferro está
lo suficientemente cerca de la nuestra, de modo que puedo ver a
sus ocupantes claramente, pero están demasiado lejos para
oírlos. Muchas mujeres (solteras o zorras) han babeado sobre su mesa. Las
más descaradas lograron asegurar lugares junto a Pete, y su hermano
menor Jon, sus citas silenciosamente frunciendo el ceño desde otras
mesas. Una mujer joven que no aparenta la edad suficiente para beber ha
tomado el asiento de honor (o de escándalo) junto al señor Ferro.
El único feroz hombre Ferro que falta es Sean, el mayor y el más loco
del lote. Probablemente está demasiado ocupado compareciendo en la
corte como para asistir a una recaudación de fondos. No puedo imaginar
ser acusada de algo así. Ese hombre es de piedra. Día tras día, se sienta
en la corte sin derramar ni una lágrima, y su espalda tan tiesa como una
vara. Es como si estuviera hecho de acero. No de acero como Superman,
sino más como un metal frío, insensible; del tipo que es fuerte, hermoso y
mortal.
Jonathan parece una versión extrovertida, feliz y con suerte de sus
hermanos mayores. Sonríe excesivamente, pero tiene un aire relajado en
él. Está cómodo en su propia piel. Tal vez ese es el truco; parecer súper
seguro de ti mismo. Tal vez en realidad está temblando por dentro. Mi
mirada se desliza sobre él. Nah, ese tipo es pura confianza. Sin ningún
pensamiento débil en su linda cabeza.
El nivel de manifestaciones públicas de afecto en su mesa haría que
un director porno moje sus pantalones. Francamente, me resulta
embarazoso. Si hubiera sido cualquier otra familia, mi padre tendría
algunas palabras certeras con ellos y les diría que busquen la puerta.
Pero esta es la familia Ferro.
Página 4
Doblemente imbécil.
Frunzo mi boca hasta hacer una mueca diminuta, pero es mi
expresión malvada de voy-a-golpearte-hasta-matarte. Al parecer, es
irreconocible. Unas cuantas personas se ríen, incluyendo a Pete cuando se
mueve para susurrar en el oído de su cita. Sus hinchados labios
exagerados se retuercen hacia arriba.
Para hacerme amarla aún más, la mujer empuja su gorda y babosa
lengua en el oído de él, una y otra vez, su mano un poco demasiado alta en
su regazo para apretar su muslo. Se está follando el oído de Pete mientras
tantea su entrepierna. Qué sofisticado. Mientras tanto, sus ojos azules me
atraviesan, sin apartar la vista. Me tiene clavada en el lugar con esos ojos
tan sensuales y no puedo respirar.
Me demoro, cautivada durante demasiado tiempo, observando a su
cita no tener ningún efecto en él. Finalmente aparto la vista cuando ella
hunde su cabeza delante de sus labios, cortando nuestra conexión.
¿Podría odiarlo más? Estúpidos Ferro y sus estúpidas vergas. Si Pete está
tratando de burlarse de mí o conmocionarme, molestarme o ponerme
celosa de alguna manera, le espera otra cosa muy diferente.
Una brillante lluvia de ideas me inunda. Agarra un impermeable
Ferro, porque vas quedar sumergido con mi atractiva genialidad.
Arqueando una ceja, permito que una sonrisa tímida se extienda por mi
boca. Agárrate, Ferro.
Mi plan de represalia es sutil y sale fácil en mi mente. En la realidad,
bueno, no tanto. Cuando me estiro debajo del mantel, coloco mi mano
discretamente sobre el bulto para nada excitado de Anthony. No me
demoro en su muslo; solo voy directamente a las golosinas y agarro.
—¡Regina! —chilla una octava o tres demasiado alto mientras golpea
sus manos con fuerza sobre la mesa. Cuando lo hace, su palma golpea su
tenedor, enviando una cantidad generosa de alimento catapultada por el
aire. Soy golpeada en la cara con una pila blanda de baba verde. Esta
cuelga en el lugar antes de deslizarse lentamente por mi cara y caer sobre
mi vestido blanco; con la excepción de esa rebanada de champiñón
Portobello salteado que todavía está pegada a mi frente. Justo en el medio,
entre mis cejas. Jodidamente espectacular.
Cerrando mis ojos, deseo que el suelo se abra y me trague entera.
¿Cómo se llama eso? Un pozo negro. ¡Vamos, pozo negro! Simplemente
agrieta el suelo y succióname al infierno; tiene que ser mejor que esta
fiesta.
Página 7
Página 8
3 DE AGOSTO, 7:52 P.M.
C
ambiada, refrescada y libre de adornos de comida, me dirijo de
nuevo afuera llegando a nuestra mesa cuando el postre y el café
están siendo servidos. Los únicos invitados que todavía están
sentados allí son mi madre y la esposa del congresista Gambino; todos los
hombres se han ido.
—Mamá, ¿en dónde están papá y Anthony? —Echo un vistazo
alrededor pero no puedo verlos en ninguna parte. Intento no mirar, pero
mis ojos exploran en dirección a la mesa de los Ferro. Pete y su mujerzuela
también se han ido, y mi corazón se estremece un poco al pensar en lo que
están haciendo.
—Han ido al estudio de tu padre para hablar de negocios con
potenciales inversionistas. ¿Por qué no te unes a nosotras para el café y el
postre? —Consigo arrancar mis ojos del asiento vacío de Pete para mirar
hacia mi madre. Ella mira brevemente hacia dónde yo estaba mirando y
luego de nuevo hacia mí, con preguntas en sus ojos.
—En realidad, me uniré a los hombres. No quiero perderme ninguna
transacción importante. —Empiezo a alejarme, pero mi madre agarra mi
muñeca y me retiene. El movimiento me sorprende hasta detenerme.
Cuando la miro de nuevo, tiene esa expresión puesta; la que
significa que no me va a gustar lo que va a decir.
—No puedes, cariño. Pidieron no ser molestados. —Me mira
disculpándose, pero no hace nada para calmar mi burbujeante
frustración.
Página 9
Página 12
3 DE AGOSTO, 8:22 P.M.
E
sto no puede estar pasando. Quiero arrancarme el cabello.
¿Cómo lo hace? Sigue apareciendo mágicamente como un
espeluznante elfo motorizado, apareciendo del aire para robar
las virtudes de las niñas en medio de la noche.
Al oír esa voz, esa irritante, enervada, odiosa, maravillosamente sexy
voz, viniendo desde el otro extremo del pasillo, intento ignorar las
mariposas en mi estómago y giro sobre mis talones para dirigirme en la
otra dirección, hacia el vestíbulo, mis tacones golpeando el suelo de
madera fuertemente y resonando por el pasillo de techos altos.
—Gina —me llama Pete.
Sigo con mi ritmo, alejándome de la voz atractiva que me llama,
eligiendo concentrarme en mis puños y en la sensación de mis uñas
clavándose en las palmas de mis manos en su lugar.
—Gina, por favor deja de alejarte de mí.
Esa voz, la forma en que suplica y dice mi nombre me debilita, pero
tengo que seguir caminando. No puedo estar cerca de él ni dejar que me
toque.
Ahí es cuando siento sus fuertes manos cálidas agarrar mi mano.
Me doy la vuelta para enfrentarlo, mientras mi otra mano se alza volando
para golpear su mejilla. Lo golpeo tan fuerte que casi hace eco. La cabeza
de Pete ni siquiera se mueve, ni siquiera con la mega bofetada que le he
dado, ¡por mi mano que escuece como condenada! Solo me mira, molesto.
—¿Por qué fue eso? —Señala su mejilla, con una mirada enojada en
su rostro.
—¡No me toques! —Su mandíbula se aprieta haciendo que cada
Página 13
sea solo un cruel recordatorio de todo lo que no tengo y eso rasgue mis
entrañas. Siento que mis ojos escuecen y empiezan a humedecerse, y
espero que no parezca que estoy a punto de llorar. No quiero que se vaya
con la satisfacción de saber que me lo ha vuelto a hacer.
La Señorita Lame Oreja le da un apretón a su paquete antes de
quitar la mano de sus pantalones. Ella se ríe y se va fuera.
Pete cierra sus ojos y exhala audiblemente mirando hacia el techo.
—Sal de mi casa, ahora. —Parpadeo rápidamente, intentado
controlar mis estúpidos ojos que quieren traicionarme. No mira de nuevo
en mi dirección. Solo se va. No sé qué más esperaba. ¿Tal vez otra
disculpa, una protesta de algún tipo, una súplica para quedarse u otro
toque suave? Me quedo allí un rato, sola, hasta que oigo el ruido de una
motocicleta reviviendo. Miro por la ventana y veo a Pete despegar a una
velocidad vertiginosa, con la mujer montada detrás de él, abrazándolo
fuertemente. Todavía estoy mirando hacia fuera a la calzada circular ahora
vacía cuando mi madre se acerca y envuelve sus brazos alrededor de mi
cintura.
—Ten cuidado, cariño.
—¿De qué? —Parpadeo un par de veces, rompiendo mis
pensamientos.
—Peter Ferro. Vi las miradas que se dieron el uno al otro a lo largo
de la noche y conozco el sentimiento. Esos muchachos son difíciles de
resistir, pero trata de no caer demasiado duro. Son difíciles de amar
porque no saben cómo amar a cambio. Créeme. Tuve un enamoramiento
con su padre hace mucho tiempo, antes de que se casara, antes de
conocer a tu padre y estuve devastada cuando él no sintió lo mismo por
mí. No quiero que te lastimes, cariño. Tienes a Anthony. Puede ser un
buen hombre para ti.
—No te preocupes por mí, mamá. Odio a Pete Ferro.
—Sé que lo haces. —Me ofrece un abrazo reconfortante, el tipo que
sólo una madre puede dar, y salimos juntas a los jardines.
Página 17
EN ALGÚN MOMENTO EN MEDIO DE LA
NOCHE ENTRE EL 3 Y EL 4 DE AGOSTO
—M
mmm.
Un pequeño gemido se escabulle, incapaz de retenerlo
por más tiempo. El agujero de mi estómago revolotea y
mis dedos se agarran al borde duro y estrecho de mi estante. Otra oleada
decadente de placer me barre y arqueo mi espalda, jadeando. Empujo mis
omoplatos contra la pared dura y fría detrás de mí. Gimiendo de nuevo.
Los sentimientos son tan intensos, tan implacables. Estoy perdiendo el
control. Una y otra vez, mis entrañas se estremecen y todo mi cuerpo
empieza a temblar. No creo que pueda aguantar mucho tiempo y no quiero
hacerlo. Estoy lista para ceder. Quiero más. Necesito más.
—¿Te gusta eso? —Su voz sonriente es engreída y muerdo mi labio
asintiendo en lugar de contestar. No quiero admitir que me gusta mucho lo
que me está haciendo. Otro lento y húmedo trazo de su lengua en mi carne
tierna envía sacudidas a través de mi cuerpo entero y jadeo en voz alta.
Estoy al borde. Estoy ahí, puedo sentirlo. Las cosas perversas que está
haciendo con su boca… ¡Oh, Dios! Si me toca de nuevo, si me lame, me
chupa o muerde una vez más, creo que puedo morir. Mis piernas
descansan sobre sus hombros y mis talones se presionan en su espalda
mientras mis dedos se enredan en su cabello sedoso, manteniendo su boca
justo donde la quiero. Se detiene y retrocede justo lo suficiente para que
quiera gritar de frustración—. Dime lo que quieres que haga, Gina.
Me va a obligar a decirlo. Si no lo hago, no me dejará acabar y lo
Página 18
necesito. Estoy lista para explotar. Abro mis ojos y miro hacia los suyos.
Son de un azul brillante y llenos de travesuras. Sólo la vista de él frente a
mí, sus labios húmedos con mi excitación, es más de lo que puedo
soportar.
—Quiero que me hagas acabar. ¡Por favor, Peter! —Se lame los labios
antes de zambullir su cabeza y romperme en un millón de piezas.
Me siento erguida en mi cama, enredada en mis sábanas, un
sudoroso y empapado desorden. Estoy respirando pesadamente y siento la
presión inconfundible pulsando en mi entrepierna. Mi habitación está
oscura, con sólo la débil luz de la luna entrando a través de la pequeña
hendidura entre mis cortinas. Todo está tranquilo en la casa, excepto por
mi respiración pesada y los ronquidos de mi padre desde el otro extremo
del pasillo. Cuando mi ritmo cardíaco comienza a disminuir, siento los
escalofríos del aire de la noche barriendo a través de mi piel húmeda,
dándome escalofríos. Me desplomo de espaldas en la cama, coloco mi
edredón sobre mí y pongo una de mis almohadas mullidas sobre mi
cabeza.
Otro sueño sexual con Pete Ferro. Excepto que esta vez, estaba
sentada en la repisa de chimenea en la sala de estar de mi madre, con las
piernas extendidas y Pete de pie delante de mí, su cara a la altura justa
para… no, no, no… no puedo evocar esas imágenes de nuevo. Aprieto mis
muslos con fuerza, esperando que el interior palpitante se disipe pronto.
Después de una larga pelea de tirar y girar, intentando difícilmente
caer dormida de nuevo, finalmente renuncio y deslizo mi bata blanca de
seda encima de mi camisola de seda a juego y camino hacia la cocina por
un vaso de leche. Esto no está mejorando. De hecho, mis sueños se
vuelven cada vez más vivos con cada encuentro. Nunca supe que en
verdad podrías llegar al clímax en tu sueño.
Me inclino contra la mesada de la cocina oscura y termino mi vaso
de leche. ¿Por qué no puedo sacarme a este hombre de mi sistema? Lo
odio. Pero, por otro lado, siempre está esa pequeña mirada en lo profundo
de sus ojos, como si está escondiendo una parte de sí mismo de mí, o de
sí. Sus palabras son siempre tan confusas. ¿Por qué debería importarle si
mantengo un perfil bajo o me mantengo alejada de su madre, de todas las
personas? Parecía sincero y genuinamente preocupado. ¿Es realmente tan
mala persona como todo el mundo lo hace ver? Muchas veces lo he visto
con una genuina expresión de preocupación en su rostro. ¿Y la poesía?
¿Es sólo parte de su arsenal de seducción? Tantas piezas no encajan.
Pongo mi vaso vacío sobre la mesada y froto mis ojos cansados con
Página 19
los talones de mis manos a medida que camino silenciosamente por las
suaves alfombras de las escaleras que conducen a mi habitación. Con un
pie en el escalón inferior y una mano en la baranda, me detengo, mirando
por el pasillo que conduce a las habitaciones de huéspedes en el piso
principal. Anthony está allí.
Mis padres insisten en que él se quede en una de las habitaciones de
huéspedes, solo. Supongo que se sienten extrañados por el pensamiento
de su hija posiblemente teniendo relaciones sexuales bajo su techo. Miro
hacia el piso superior. La habitación de mis padres está tan lejos de las
habitaciones de huéspedes y, con el ronquido de mi padre, no oirán nada.
Puedo ser silenciosa. Se siente mal querer tener relaciones sexuales con mi
novio después de haber tenido un sueño muy explícito con otro hombre.
No puedo controlar mis sueños, pero seguro como el infierno puedo
controlar lo que estoy haciendo cuando estoy despierta, y ahora mismo
necesito desesperadamente sentir una conexión con Anthony.
Vagabundeo por el pasillo tranquilo hacia su habitación. Giro la
manija de la puerta, la abro lo más silenciosamente posible y me meto a
escondidas. Su respiración es lenta, profunda y estable. Anthony está
acostado de espaldas, con un brazo arriba, cubriéndose los ojos, el otro
descansando sobre su estómago, sobre las sábanas. Una idea aparece en
mi cabeza y sonrío. Voy de puntitas con cuidado hacia el pie de la cama,
dejo caer mi bata al suelo y desabrocho mi camisola de noche. Me meto
bajo las mantas y trato de arrastrarme hacia sus caderas sin despertarlo.
Por lo que puedo decir, él tiene una media erección nocturna en progreso,
haciendo esto todo demasiado perfecto. Estoy nerviosa porque nunca antes
he hecho esto. Y no es porque no quiera o por falta de intento. A Anthony
le gustan las cosas de cierta manera y, bueno, hasta ahora, esto no ha
aparecido en su lista de “cosas por hacer”. Él es más un tipo de amante
convencional no aventurero. Espero poder cambiar su opinión después de
esta noche.
Engancho mis dedos en la cinturilla, a punto de bajar los pantalones
de su pijama, cuando mi imaginación se hace cargo y me imagino a mí
misma haciendo esto con alguien más, alguien con quien acabo de soñar,
y mi excitación vertiginosa se convierte en una agitada oleada de anhelo y
hambre. Vacilo. No puedo seguir imaginando que estoy con otra persona
cuando estoy con Anthony, pero cuando pienso en el hombre delante de
mí, los sentimientos son tan diferentes que cuando pienso en Pete.
Anthony es acogedor, familiar y seguro. ¿No es así como una relación a
largo plazo debería sentirse? ¿Tal vez no puedo superar mi obsesión con él
porque necesito más tiempo con Anthony? Tengo que dejar de pensar
tanto. En serio, quiero decir, segundos antes del primer intento de dar una
Página 20
—A
sí que, ¿cómo estuvo Snobapalooza ayer? ¿Tan aburrido y
monótono como de costumbre?
Erin saca una pieza de su arte de una caja y elimina el
envoltorio protector de burbujas antes de colocarla cuidadosamente sobre
la mesa delante de ella. No estoy muy segura de lo que representa la pieza.
Dado que Erin es más una artista abstracta, no siempre está claro lo que
estaba pensando al diseñar sus cosas. Se especializa en collages hechos
con viejas cosas rotas que la gente arroja a la basura. Su lema va en la
línea de la basura de alguien es el tesoro de otra persona. Es un golpe ante
el consumismo y el consumo excesivo, lo cual es un mensaje fuerte
teniendo en cuenta que viene de alguien que voluntariamente dejó tanto
dinero para hacer lo que ama en un estilo de vida más simplista. Su punto
de ruptura fue en nuestro baile de debutante; sí, esos que están de vuelta
de moda. Ese es un día que nunca olvidaré; dudo que el personal del
Waldorf-Astoria alguna vez lo haga también. Ese fue el día en que ella
huyó de su familia y fue rechazada de la alta sociedad. Ahora, pasa sus
domingos en Brooklyn, vendiendo su arte en una mesa alquilada bajo una
tienda en los mercados de pulgas. Nunca la he visto más feliz.
—En realidad, fue muy buena. Anthony y mi padre pudieron
conseguir un grupo de inversionistas interesados en nuestro proyecto. —
Voy a la parte trasera de la tienda y comienzo a entregar sus piezas, una
por una. Erin bosteza y toma un largo sorbo de su café.
—Anthony y tu padre, ¿eh? ¿Tú no? ¿Dejaron al Bebé en el rincón de
nuevo? —Asiento, sonriendo a medias. Erin siempre se burla de mis
Página 23
Página 26
7 DE AGOSTO, 10:38 A.M.
M
iércoles por la mañana. Comúnmente conocido como el día
joroba. Oh, si tan sólo…
Estoy de vuelta a la antigua rutina, sentada en mi escritorio,
mirando las hojas de cálculo con números y signos de dólar y estadísticas.
De vez en cuando, permito que mis pensamientos se desvíen. Me
reclino en mi silla, masticando la punta de mi pluma y mirando el
periódico frente a mí. El tipo en coma sigue estando en coma y no puedo
dejar de sentirme responsable por él, incluso aunque puede ser una de las
personas responsables de iniciar el incendio. Erin dice que es un idiota y
que me olvide de eso, pero ¿cómo puedes ser un idiota mientras estás en
coma? ¿Está sacándose su intravenosa todo el tiempo, cabreando a las
enfermeras? Bueno, tal vez tiene antecedentes penales y una larga lista de
delitos menores, simplemente no puedo evitar sentir que merecía su propia
oportunidad de redención. Volteo el periódico y golpeo un portarretrato. Lo
pongo de nuevo en mi escritorio y lo miro. Anthony. Dejo escapar un largo
suspiro. Ahora esa es otra cuestión en conjunto.
Las palabras de Erin han alcanzado un acorde fuerte y no puedo
quitármelas de encima. Necesito encontrar una manera de arreglar los
problemas entre Anthony y yo, o seré miserable por el resto de mi vida.
Necesito hacer que esta segunda oportunidad en mi vida cuente. Me niego
a gastarla bordeando lo neutral por el bien de los demás todo el tiempo.
Quiero sentir pasión y calor, y necesito sentirme deseada por el hombre
con quien probablemente me case.
El primer paso es devolver la chispa a nuestra relación. Me prometió
una noche en su casa el próximo viernes y tengo el plan perfecto para
aprovecharla al máximo. Espero que esto funcione. No puedo vivir en una
Página 27
relación sin pasión por el resto de mi vida. Mis padres estarían devastados
si rompiese con él. Tengo que arreglar esto. Estamos tan cerca de estar
comprometidos, es sólo una simple formalidad poner un anillo en mi dedo.
—¿Regina?
La voz de Charlotte sale del altavoz de mi teléfono de escritorio,
haciéndome saltar de mi ensueño. Mi pluma sale volando de mi mano y
suelto un pequeño chillido. Poniendo una mano sobre mi corazón, tomo
una respiración profunda y respondo:
—¿Sí, Charlotte?
—Tengo un mensaje para ti. Tienes una cita para almorzar hoy al
mediodía con Anthony en el café francés junto al hospital, al que
usualmente van. Ah, y he despejado tu agenda para que puedas ir. Puedes
agradecerme trayéndome un croissant de chocolate.
Esto es una sorpresa. ¿Cómo es que nunca me dijo esto y por qué no
me llamó él mismo? Repentinamente estoy esperanzada de que este sea el
giro que estaba deseando. Tal vez mi pequeña escapada nocturna en la
casa de mis padres le hizo pensar en mí de una manera diferente y no
podía esperar hasta el viernes.
—Gracias, Charlotte. Eres la mejor.
Por fin llega la hora del almuerzo. Salgo del auto de la empresa y me
dirijo directamente hacia el café para evitar el sofocante calor de la ciudad.
Mi estómago comienza a quejarse vergonzosamente cuando me golpea el
olor del pan recién horneado y el café. Los camareros van y vienen a un
ritmo rápido, cargando bandejas de sándwiches, sopa, bebidas y varios
pasteles, asegurándose que la comida del almuerzo se sirva lo más rápido
posible. Una agradable música melódica está sonando en el sistema de
sonido y la gente está charlando y riendo. Escaneo la pequeña habitación,
tratando de encontrar a Anthony, pero no puedo verlo en ninguna parte.
No está sentado en nuestra mesa habitual junto a la ventana y estoy
empezando a tener la sensación de hundimiento de que le puedan haber
pedido que se quede en el hospital por una emergencia.
—¿Es usted la señorita Regina Granz? —pregunta un camarero. Me
preparo para la decepción. Tenía razón. Llamó a la cafetería para decirme
que no puede lograrlo. Cuando asiento, el camarero me indica aún más
profundo en la cafetería con su mano, llevándome hacia las escaleras que
conducen al nivel superior.
—Su mesa está arriba y su amigo ya está aquí. La llevaré a su mesa.
Página 28
Página 29
7 DE AGOSTO, 12:15 P.M.
S
e ve tan imponente como siempre en un traje de vestir
perfectamente adaptado, su cabello impecablemente peinado y
ningún rastro de emoción en su rostro. Miro hacia abajo, con la
esperanza de que no me vea ni me reconozca, pero es inútil porque el
camarero me lleva directamente a su mesa. ¿Qué demonios? Mi ritmo
cardíaco se acelera, sin saber qué hacer.
Cuando llegamos a su mesa, el camarero se aclara la garganta y la
señora Ferro levanta la mirada, con un amago de sonrisa en su rostro.
Apenas está allí, pero no es el habitual ceño fruncido que por lo general
lleva.
—Señora Ferro, la señorita Granz ha llegado —dice el camarero
mientras retira la silla vacía y me hace señas para que me siente. Viendo
que realmente no tengo elección, tomo asiento y la señora Ferro despacha
al camarero. Un silencio incómodo se instala alrededor de nosotras. ¿Qué
diablos estoy haciendo aquí y dónde está Anthony? Estiro mi cuello y miro
alrededor para ver si tal vez está cerca, pero todavía no puedo encontrarlo.
De repente me siento como un animal enjaulado. La señora Ferro baja su
menú y coloca ambas manos sobre la mesa, una encima de la otra.
—Gracias por venir con tan poca antelación. Puedes dejar de buscar
a tu amigo médico, él no vendrá. Te pido disculpas por el pequeño engaño,
pero quería asegurarme que estarías aquí.
Bueno. Tanto por evitarla entonces. ¿Planeó esta reunión? Bien
podría ver de qué se trata esto y salir de aquí lo más rápido posible. A
estas alturas, incluso estoy dispuesta a evitar la comida. Infiernos, tomaré
Página 30
Página 33
9 DE AGOSTO, 2:51 P.M.
H
oy no puedo. Trabajo doble turno en la noche. Mañana
estoy libre. Te veré entonces. ¡Lo siento!
He estado mirando el mensaje de texto en mi teléfono durante
los últimos 10 minutos, preguntándome qué hacer y cómo responder. Se
suponía que era nuestra oportunidad de condimentar las cosas entre
nosotros y él no puede. No debería estar molesta con él, es su carrera y
tiene que hacer esto, pero creo que estoy probando cómo será ser la esposa
de un médico y es un sabor muy amargo. Siempre seré relegada, sus
pacientes estando primero. Si no puedo lidiar con esto ahora después de
sólo un par de meses, ¿cómo podré soportarlo más adelante, después de
un par de años? Por lo menos para entonces, estaremos viviendo juntos y
conseguiré verlo cuando llegue a casa del trabajo. Puede despertarme en
medio de la noche y…
¡Eso es! Una idea comienza a formarse en mi mente y agarro el
teléfono de mi escritorio. El teléfono suena dos veces antes de que la
persona en la otra línea conteste.
—Hola, Regina. ¿Cómo puedo ayudarte?
—Hola, Charlotte. Voy a tomar la tarde libre. ¿Puedes cambiar el
mensaje en mi buzón de voz en consecuencia y transferir las llamadas
urgentes a mi celular? Oh, y necesitaré tu consejo sobre algo. ¿Tienes un
momento para venir a verme? —Mis dedos están retorciendo el cable
telefónico, desenredándolo y retorciéndolo mientras hablo. No puedo
reprimir mi sonrisa. ¡Esto va a ser asombroso!
—¡Seguro! Estaré ahí enseguida. —Colgamos y empiezo a empacar
mis cosas del día, metiendo todo en mi maletín. No hay forma de que
pueda concentrarme en el trabajo de todos modos, así que ¿por qué
molestarme en fingir? Soy una mujer en una misión de seducción y
Página 34
cual es algo lindo. Logro entrar y cerrar la puerta antes de que el Sr. Pussy
escape. Le rasco detrás de las orejas y comienza a ronronear, frotando su
cabeza contra mis piernas.
Tengo un par de horas por delante antes de que él vuelva a casa así
que tendré tiempo para establecer todo. Entre las velas, la lista de
Charlotte de canciones inspiradoras para el sexo, la lencería, el vino, el
perfume, el cabello, el maquillaje… creo que tengo todas las bases
cubiertas. ¡Oh! Estoy olvidando una cosa: ¡las pistas! Charlotte dijo que le
enviara varios mensajes de texto sugerentes, como un rastro de migajas
atractivas, durante toda la noche. Volviéndolo loco en el trabajo para que
se apresure a casa para devorarme. Tan pronto como entro en su
apartamento, saco mi celular y escribo mi primer mensaje de la noche.
¡Hola, cariño! Te extraño. Hay una sorpresa esperándote en tu
cama ;-)
¡Listo! Presiono enviar y empiezo a pensar en el segundo mensaje,
dejando caer mi teléfono en mi bolso. No pasa ni un segundo antes de oír
un tono de timbre en la cocina. Me encamino para ver de qué es el ruido y
mi corazón cae. Su celular está sobre la mesa. Debe haberlo olvidado.
Pongo la llave de su apartamento en la mesa y recojo su celular. Mi
pequeño mensaje enciende la pantalla. Bueno, tanto para ponerlo en
estado de ánimo a distancia. Supongo que lo mejor que puedo hacer ahora
es establecer el lugar para su llegada.
Página 37
9 DE AGOSTO, 7:04 P.M.
C
amino por el pasillo corto que conduce a su dormitorio cuando
empiezo a oír ruidos extraños que provienen de detrás de la
puerta cerrada de su habitación. Es como si alguien estuviera
extenuado, exhalando pesadamente y gruñendo. El pánico comienza a
asumir el control ante la idea de un ladrón irrumpiendo en el apartamento
a través de la ventana de su dormitorio. Esa escalera de incendio siempre
me ha asustado. Dejo caer mi bolso en el suelo y quito mis zapatos,
tomando uno en mi mano, con el lado del tacón hacia fuera. Si es un
ladrón, no hay manera de que pueda escapar con estos tacones y pueden
ser bastante buenos para clavarse en un ojo si es necesario.
Estoy a punto de dar un paso más cerca cuando oigo la voz de
Anthony claramente decir:
—Maldición, sí. ¡Esa es una buena gatita! ¡Ronronea! Dios, me
encanta cuando haces eso. Ronronea con mi pene en tu boca de nuevo.
¡Eso es! ¡Oh, mierda, sí! ¡Ronronea! —Su voz está mezclada con gruñidos y
respiración pesada.
En este punto, mi imaginación se está volviendo loca con imágenes
que son demasiado perturbadoras para describir. Pero lo oí y él está aquí.
No está en el trabajo y está diciendo cosas muy crudas y sexuales. Cosas
que nunca ha dicho a mi alrededor. Cosas que me gustaría que me dijera.
¡Querido Dios! Espero que esté viendo porno y ¡espero que sea del tipo
humano! Doy los pasos restantes y abro la puerta sólo una grieta. Mi
corazón late con fuerza en mis oídos y mis manos están temblando, pero
tengo que asegurarme que no es lo que creo que es.
Mi mundo y mi futuro se hacen añicos en un instante. Anthony está
en la cama, acostado de espaldas, desnudo y apoyado sobre sus codos,
mirando a la mujer que está con él. Ella tiene el cabello largo y negro y no
Página 38
olvido y me enfrento a una pregunta que sigue sin respuesta: ¿Qué hay de
malo conmigo?
Mi teléfono vibra en mi bolso. Es él. Sabe que lo sé.
9 DE AGOSTO, 8:20 P.M.
D
urante todo el viaje en taxi, mi teléfono se prende con mensajes
de texto, llamadas entrantes y alertas de correo de voz hasta
que finalmente decido apagar la maldita cosa. No puedo lidiar
con su culpa, no ahora mismo. ¡Oh, Dios! ¿Cómo le explico esto a papá?
¿Y qué significará para la empresa? La traición corta profundamente y
siento que he sido golpeada en el estómago con una bola de demolición.
¿Qué hice mal? Debo haber hecho algo para empujarlo hacia esa otra
mujer, pero no puedo entender qué hice.
Demasiadas cosas han sucedido últimamente y hay mucho en juego.
El incendio, los heridos, traicionar a mis padres, mi experiencia cercana a
la muerte, la traición de Anthony, Pete. Mi mente está dando vueltas en
círculos locamente mientras trato de darle sentido a todo. Esta es mi vida.
Mi segunda oportunidad. ¿Qué voy a hacer con ella ahora? No tengo novio,
ni futuro prometido, ni futuro marido. Tengo un padre que no me da el
respeto profesional que merezco. Tengo un trabajo que apenas puedo
tolerar. Tengo un cuerpo que es claramente indeseable por los hombres. Y
tengo el baile, mi único rayo de luz en la oscuridad.
Las ventanas traseras del taxi están empañadas con la humedad de
la lluvia y el calor del verano. Pequeñas gotas de agua se abren paso por la
ventanilla como lágrimas, muy parecidas a las mías. Con un dedo, sigo el
rastro que dejan atrás, perdida en mis propios pensamientos rotos. El taxi
se detiene, y es sólo cuando el conductor me llama con el total, que me doy
cuenta que estamos aquí. Paso mi tarjeta en la máquina, agarro mis cosas
y salgo. La lluvia sigue cayendo a raudales así que corro tan rápido como
puedo hacia la puerta.
Página 40
Página 43
9 DE AGOSTO, 9:38 P.M.
M
is ojos se traban con los suyos. Ricky intenta sacarme de la
pista de baile, pero no puedo moverme.
—Gina, regresa a la barra conmigo. —Ricky envuelve su brazo
alrededor de mi cintura e intenta conducirme hacia la barra, pero mis pies
están congelados en su lugar. Los ojos de Pete caen a la mano de Ricky en
mi cadera y su mandíbula se aprieta fuertemente.
Ricky se inclina y dice en mi oído:
—Muñeca, esta es una mala idea. Vuelve a la barra, te prepararé
otra bebida.
Las manos de Pete se apuñan y sus ojos se estrechan. El brazo de
Ricky cae de mi cintura y lo registro vagamente murmurando para sí
mismo. Debe haber vuelto a la barra porque estoy de pie sola en la pista de
baile, rodeada de gente bailando a mi alrededor. Me quedo pegada al lugar,
bueno, a excepción de la oscilación ocasional por intentar mantener mi
equilibrio. Hay una mujer de corto cabello rubio y puntiagudo, y
demasiados piercings en los oídos como para contar, sentada junto a Pete.
De acuerdo, para ser honesta, no puedo contar sus piercings porque tiene
tres orejas izquierdas que siguen entrando y saliendo de foco. Está usando
un top de corte muy bajo que deja muy poco a la imaginación,
especialmente teniendo en cuenta que no está usando sujetador debajo y
es obvio que tiene sus pezones perforados también. ¡Maldita sea, eso es
sexy! Quiero esos. No los suyos, sino en mí. Piercings, eso es. Quiero mis
pechos perforados. Mierda estoy ebria.
Ella se está inclinando, diciendo algo en su oído y arrastrando una
larga uña rojo sangre a través de su pecho. La mirada de él se desprende
de la mía para observarla y le dice algo en su oído.
Página 44
1 STD: referido a las siglas de la fraternidad, aunque también se usan como siglas para
“Sexually Transmitted Diseases” al español “Enfermedades de Transmisión Sexual”; de
ahí a que le cause risa.
alguien quien en realidad no me atrae. Es guapo y es inteligente, así que
no es tan malo, pero falta algo.
No hay chispa, ni calor, es sólo un toque.
Kendall mete mi cabello detrás de mi oreja con una mano mientras
la otra se arrastra más arriba a lo largo de mi muslo, casi llegando a mis
bragas y se inclina para murmurar:
—¿Quieres salir de aquí, Jenny? —La forma en que lo dice suena tan
sucio, como si acabase de pedirme que tenga sexo con él. Pensando en
ello, supongo que lo hace, ¿cierto? Ha estado llamándome Jenny por los
últimos 20 minutos más o menos el cual es un apodo lindo o ya ha
olvidado mi nombre real. Estoy pensando que es lo último… ¿o lo primero?
¡Oh, a la mierda! Es la opción donde se ha olvidado mi nombre real. Estoy
demasiado ebria para pensar. No me molestaré en corregirlo. Esto no es
personal, es físico. Los nombres no son importantes. Si quiere follarse a
una Jenny en lugar de a una Gina, mejor para él. Parece que nadie quiere
follarse a una Gina de todos modos así que en realidad no puedo
agarrármelas con él.
No tengo la oportunidad de reflexionar sobre su pregunta o incluso
tratar de averiguar cuál será mi respuesta. Una mano aparece delante de
mí y una voz familiar y rica dice:
—¿Baila conmigo?
Página 46
9 DE AGOSTO, 11:37 P.M.
L
evanto la mirada y veo a Pete parado allí, sin sonreír, con la
mano todavía extendida.
—Uh, amigo, Jenny está conmigo —responde Kendall. Pete solo
pone sus ojos en blanco hacia Kendall y agarro la mano de Pete y me
levanto del regazo de Kendall. El mundo comienza a girar fuera de control
y estoy a punto de caer pero Pete me sostiene.
—Vamos, Jenny. Hora de estirar un poco las piernas.
Me rio ante el uso que hace Pete del nombre que Kendall me dio.
—¿Puedes creer que el tipo no podía ni siquiera recordar mi nombre?
Continuaba a cada rato con: “Oh, Jenny. Fóllame Jenny. Eres tan caliente
Jenny”. —Sigo riendo porque “Jenny” es, como, ¡la palabra más divertida
de todos los tiempos!
La expresión de Pete se suaviza un poco, ofreciéndome una pequeña
sonrisa y me lleva a la pista de baile, con un brazo alrededor de mi
cintura. Ese simple contacto me hace más que cualquiera de los anteriores
avances de Kendall. Me siento viva, como si alguien hubiera encendido
todas mis terminaciones nerviosas. Oigo a Kendall protestar por detrás,
diciéndome todo tipo de nombres degradantes y el apretón de Pete en mí
se aprieta.
Cuando llegamos a la pista de baile, nos situamos en el borde y
pongo mis manos en las suyas y nos quedamos allí, mirándonos el uno al
otro. Sonrío, incapaz de no burlarme de él.
—¿Me estás acechando Ferro? Pensé que no te gustaba bailar.
¿Dijiste que era para maricas? —Mi sonrisa vacila y mi mente comienza a
vagar en territorio peligroso. Maricas… vaginas… gatos. ¡¡¡Estúpido, jodido,
tramposo, imbécil amante de los plug anales con cola de gato quien nunca
Página 47
Su pulgar acaricia la piel justo por encima del borde del dobladillo de
encaje en la liga y su mirada se hunde y mira hacia abajo a lo largo de mi
cuello, hacia el escote de mi vestido.
Cuando me mira de nuevo a los ojos, los suyos están llenos de
lujurioso calor y le sonrío. Cuando regresa a la expresión lúdica, nuestra
danza pasa rápidamente de la furia al coqueteo. Trato de alejarme de él,
pero rápidamente me alcanza y me sorprende volteándome, como Ricky me
enseñó esa primera noche. Cuando aterrizo, Pete me da media vuelta y me
mantiene cerca. Mi espalda presionada a su pecho. Sus brazos están
envueltos alrededor de mí sosteniéndome allí, una mano apenas debajo de
mi garganta y una en mi cadera, las puntas de sus dedos peligrosamente
cerca de donde quiero que me toque. Su pesado pecho presionando en la
parte superior de mi espalda y definitivamente puedo sentir algo muy duro
presionar contra mi trasero. Está excitado y eso me está haciendo ansiarlo
más. Empuja suavemente mi cabello hacia atrás con la punta de su nariz,
su aliento caliente en mi piel. Inclino mi cabeza hacia un lado, queriendo
darle un acceso más fácil a mi oído o cuello, a donde sea que esté yendo.
Demonios, puede tener ambos si quiere, siempre y cuando haga algo.
—¿Estás intentando matarme con esa ropa interior tuya? —gruñe en
mi oído.
Su tono, sus palabras, su aliento en mi mejilla, es demasiado. Mis
huesos se derriten.
—No la usé para ti. Y para que sepas, eso es sólo una parte. Es una
pena que nunca estás interesado en terminar lo que empiezas. Te estás
perdiendo la mejor parte, Ferro.
Cuando me vuelve a girar para enfrentarlo, me retiene en el lugar
firmemente en sus brazos. Pongo ambas manos sobre su pecho y puedo
sentir sus músculos firmes debajo de la tela empapada que se aferra en su
piel. Subo sobre las puntas de mis pies y levanto mi cara hacia la suya,
tratando de acercarme. Él se inclina hacia abajo, con ambas manos en mi
espalda, sosteniéndome cerca y nos quedamos allí, mirándonos el uno al
otro. Ambos estamos respirando duro y rápido por el baile, haciendo que
nuestros pechos se presionen el uno al otro. Una de las manos de Pete
sube por mi espalda para acunar mi nuca, sus dedos enredados en mi
cabello y me mira, como si se estuviera preparándose para besarme. Sus
labios se separan y se inclina hacia abajo sólo otro centímetro. Él va a
besarme, simplemente lo sé. Estamos a sólo unos milímetros de distancia.
Puedo probar su aliento en mi boca y quiero desesperadamente sentir la
Página 49
suavidad de sus labios en los míos. Quiero ese beso tan mal.
—Esta no eres tú. No puedo dejar que te hagas esto a ti misma.
¿Dónde está tu novio, Gina?
Muerdo mi labio inferior y luego sonrío maliciosamente al
comprender que nada me está reteniendo. Soy libre.
—¿Qué novio?
Continuará…
Página 50
Esto no puede estar sucediendo.
Tal vez salir disparada al club y
embriagarme fue una mala idea, pero
no podía soportar todo lo que ocurrió.
Todo lo que quería, era olvidar por un
rato. Después de bailar con el hombre
equivocado toda la noche planeé
olvidar todo lo que me preocupaba
mientras rodaba en su cama. El
problema es que el hombre es Pete
Ferro y yo soy yo. Es un plan horrible
volverse pecaminosa y sudorosa con él,
pero es exactamente lo que necesito.
Una noche sin conexiones, sin
preocupaciones, y un hombre que no
esté detrás de mi dinero o mi familia.
A la mierda. Voy a probar suerte.
Página 51
H.M. Ward nació en
Nueva York, y vive en Texas.
Estudió teología, ciencia que le
fascina. Le encantan las
historias que combinan la
teología, la cultura y la vida.
Siempre le ha gustado
crear. Desde pequeña ama
escribir y pintar. Opina que
ambas se complementan entre
sí en su mente. Dice: ¨Mis
palabras se extienden como la
pintura sobre el papel, y me
gusta recrear un encuentro
emocional entre el lector y la
experiencia¨.
Es una romántica empedernida. Cree en el amor verdadero, y tuvo la
suerte de encontrarlo y mantenerlo. Le encantan las historias sombrías y
melancólicas y la música. Toca el violonchelo, y competía cuando era más
joven.
Página 52
Traducción
Pau Belikov
Diseño
Cecilia.
Página 53
Página 54