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Lectio divina GIORGIO ZEVINI y PIER GIORDANO CABRA (eds.

)
para la vida diaria

La colección Lectio divina para la vida diaria pretende sugerir un


itinerario de lectio a partir de los textos más leídos y orados por la LECTIO DIVINA
comunidad cristiana y por la Tradición viva de la Iglesia. PARA LA VIDA DIARIA
Estas páginas, que siguen el mismo método de la lectio divina,
también han sido enriquecidas con fragmentos antológicos tomados
de los grandes comentarios que los Padres de la Iglesia y los
maestros de la vida espiritual nos han transmitido.
El lector tiene en sus manos un nuevo instrumento que le ayudará a
alcanzar una familiaridad orante con la Palabra de Dios, siguiendo
un método bien probado y apreciado, y con la colaboración de 1
autores de diferentes dotes y sensibilidades. El compromiso común
es converger todos juntos hacia una espiritualidad bíblica, tanto Los relatos de la Pasión
personal como comunitaria, que ilumine la vida cristiana hoy.
La Pasión de Jesús según
los cuatro evangelios

El misterio pascual incluye la Pasión, la muerte y


la resurrección de Jesús. Se trata de hechos decisivos
de su vida y por eso los anunció a sus discípulos. Sin
embargo, éstos, dominados por sus prejuicios, no com-
prendieron el sentido de aquellas profecías ni consi-
guieron explicarse cómo podía sufrir y morir aquel que
Editorial Verbo Divino da la vida a los otros. Lo comprenderán plenamente
Avenida de Pamplona, 41 sólo después de la resurrección. Entonces entenderán la
31200 Estella (Navarra), España importancia capital del misterio pascual, hasta el punto
Teléfono: 948 55 65 11
Fax: 948 55 45 06
de convertirlo en el objeto privilegiado y principal de la
Internet: www.verbodivino.es predicación. Así nació el kerigma (= anuncio), presenta-
E-mail: evd@verbodivino.es ción esencial de lo que es preciso conocer y vivir para
participar en la salvación de Jesús. Es el evangelio «lio-
filizado», presentado por el apóstol Pedro en el día de
Pentecostés: «Jesús de Nazaret [..1. Dios lo entregó confor-
me al plan que tenía previsto y determinado, pero vosotros,
valiéndoos de los impíos, lo crucificasteis y lo matasteis.
Dios, sin embargo, lo resucitó» (Hch 2,22-24).
Los relatos de la Pasión, muerte y resurrección, pre-
El editor agradece la amable concesión de los derechos de los textos
reproducidos y permanece a disposición de los propietarios de dere- cisamente por su importancia capital, fueron los prime-
chos que no ha conseguido localizar. ros que encontraron una organización ordenada. Eran
recordados de manera habitual al celebrar el memorial de
la cena y al hablar de Jesús. No se trataba de un simple
Siempre que ha sido posible, el texto bíblico se ha tomado de La Biblia
de La Casa de la Biblia.
relato de cronista, como si fuera un tributo que es
preciso pagar a la información o a la curiosidad, sino
de un anuncio cargado de fe. Se trata de creyentes que
hablan a otros que ya creen o que pretenden abrirse a la
2003 by Editrice Queriniana, Brescia - © Editorial Verbo Divino,
2005 - Es propiedad - Printed in Spain - Impresión: GraphyCems, fe. La acogida que se brinde hoy a estos relatos también
Vi (Navarra) - Depósito legal: NA. 207-2006 será fructuosa en una medida directamente proporcional
ISBN 84-8169-165-8 a la participación en la fe. Sin embargo, estamos ante
IntroducciOn La Pasidn de Jesas segtin los cuatro evangelios 7

unos hechos reales, leidos a la luz de todo el plan divino En Jesus toma cuerpo la figura del Siervo de Yahve
(de ahi la abundancia de las citas biblicas) y presentados anunciado por Isaias. Sufre, pero sin culpa; muere, pero
con un desconcertante realismo. no por un castigo. Al morir demuestra su solidaridad
El relato rehdye la tentacion de apagar la curiosidad con todos los hombres. Su muerte no es una situacion
del lector. Lo podemos notar en el hecho de que faltan definitiva y, de hecho, resultard fecunda como la muer-
todos los elementos que pudieran iluminar los senti- te del grano de trigo echado en el surco.
mientos de los protagonistas; por ejemplo, nada se El misterio de la resurrecci6n de Cristo es el misterio
sabe de los motivos que impulsaron a Judas a entregar central del cristianismo, como recuerda el apostol Pablo:
al Maestro por un punado de dinero (de modo con- «Si Cristo no ha resucitado, tanto mi anuncio como vuestra
trario al gusto de los novelistas y dramaturgos mo- fe carecen de sentido. (1 Cor 15,14). Ahora bien, a diferen-
demos, predicaciOn apostolica no muestra ningUn cia de la muerte, que es facilmente controlable porque
interes por la psicologia de los personajes» [K. H. pertenece a la experiencia humana, la resurreccion no
Schelke]). Lo notamos tambien en el hecho de que fal- se puede comprobar con los instrumentos normales de
tan los elementos edificantes, como lo demuestra la investigacion. Pertenece al mundo de lo divino y solo
desconcertante concision de la misma crucifixiOn. Hu- por un don puede ser participada a los hombres. De ahi
biera sido facil detenerse en detalles particulares que la dificultad para comprenderla y para hablar de ella.
presentaran a Jesus como un heroe, como un campeon
en el arte de soportar el dolor, como una victima del La Pasi6n de Jesus
poder inicuo.
La Pasion comienza con la agonia en el huerto de los
La comunidad primitiva no predicO nunca la Pasion Olivos, seguida por la traicion de Judas, que hizo po-
sin unirla de una manera inmediata y directa con la re- sible el traslado de Jesus: primero ante la autoridad
surrecciOn; sin esta, tampoco aquella hubiera tenido judia y, despues, ante la romana. La sentencia conde-
significado. Separada de la resurreccion, la muerte de natoria emanada de esta ültima por instigacion de la
Jesus se parece a la de Socrates o a la de algunos de los autoridad judia llevara a Jesus, tras pasar por indecibles
grandes hombres del pasado: tendriamos un heroe mas, sufrimientos y humillaciones, al Calvario, lugar de la
pero no al Salvador de la humanidad. Jesus seguiria ejecucion.
siendo un derrotado, una de las victimas inocentes e im- Como fuente de informaciOn disponemos del abun-
potentes de un sistema tiranico y homicida. Entrada en dante material evangelic°, sancionado historicamente
la regla general y no seria noticia, y mucho menos «Bue- por algun dato extrabiblico que nos permite conocer,
na Noticia», o sea, precisamente Evangelio. Jesus, por el por ejemplo, que Jesus fue crucificado bajo Poncio Pi-
contrario, constituye una excepci6n llamativa y como lato, gobernador de Roma. Aunque la descripciOn evan-
tal ha sido dada a conocer su vida. Jesus ha imprimido gelica de los hechos es amplia y en ocasiones tambien
en la historia una novedad que permanece en el tiempo. detallada, el interes principal estriba en mostrar a los
Pasados dos mil anos, continua sorprendiendo y, lo que creyentes el valor que tienen el proceso, la condena y la
es mas importante, encontrando seguidores que hacen muerte. Por eso se acentila vigorosamente que estos
continua esa excepcion. acontecimientos son el cumplimiento de las afirmacio-
La Pasi6n de Jesus segtin los cuatro evangelios
8 Introduccion 9

nes del Antiguo Testamento. JesiIs fue condenado a cau- El relato en su conjunto presenta una novedad con
sa de su pretension de ser el Hijo de Dios. Mas alla de respecto al resto del evangelio. Mientras que la vida
esto, que podia ser una simple pretension, la persona de publica de Jesus esta dividida en diferentes episodios
Jesus, a los ojos de la autoridad judia, era una amenaza presentados con frecuencia de manera aislada uno tras
para la subsistencia del pueblo de Israel, porque criti- otro, la Pasi6n presenta un cuadro organic° y firme-
caba la ley dada por Dios, adoptaba comportamientos mente organizado. Ello se debe a que esta narracion fue
que contrastaban con los usos tradicionales, debilitaba la primera en ser recogida y puesta por escrito. Lo con-
la conciencia de la eleccinn del pueblo judio y desacre- firma, de una manera indirecta, el evangelio de Juan,
ditaba a la clase dirigente. Era un hombre «incOmodoo que, aunque acostumbra a mostrarse autonomo y origi-
y, por lo tanto, debia ser eliminado. El desarrollo total del nal en la presentacion del material, se alinea con los
proceso deja entender facilmente que los motivos de la otros evangelistas siguiendo muy de cerca su trazado.
condena carecen de todo fundamento. Sin embargo, si- Por otra parte, el primitivo bloque formado por la pa-
guiendo una 16gica incomprensible, JesUs se somete a las siOn-muerte-resurrecciOn fue conectado muy pronto a
reglas de un juicio sucio y no reacciona. Actfia con plena la entera, aunque sumaria, biografia de Jesus. De ahi re-
conciencia y lucidez; es mas, lo sabe, lo habia previsto. suite) un complejo bastante organic° que conservaba su
Jesus choco con algunas fuerzas poderosas de la so- centro de gravedad junto al bloque transmitido en pri-
ciedad, «eligio la muerte>, o -dicho con el lenguaje del mer lugar, hasta el punto de que el teologo M. Kaliler
Evangelio- «tom6 su cruzD. Jesus quiso asumir la con- Hegel a decir que el evangelio es «un relato de la Pasion
dicion mortal de cada hombre, a fin de liberar al horn- con una extensa introduccion».
bre del poder de la muerte debida al pecado. Su muerte
no fue casual, ni una tragica fatalidad. El la habia anun- La Pasion en los evangelios sinopticos
ciado a los discipulos para prevenir el escandalo que pu-
diera suscitar en ellos. Experiment6 el miedo a la muer- Los relatos pertenecen al patrimonio de la Iglesia, y es
te y se sintio ante ella turbado, como tambien se habia ella quien tiene que presentarlos. La fidelidad a la tradi-
turbado ante el sepulcro de Lazaro; suplicO al Padre que cion no impide la originalidad de cada evangelista. Mateo
podia preservarlo y, finalmente, acept6 ese caliz amargo y Marcos son muy semejantes, pero no iguales, pues cada
con un gesto supremo de amor infinito. uno presenta elementos propios. El evangelio de Lucas
La PasiOn no es la historia de un condenado a muerte, se separa mucho de los dos precedentes y se acerca mas
sino el camino de la manifestacion mesidnica de Jesus; es al de Juan, con el que comparte no pocas analogias.
epifania de su gloria. Esta observaciOn nos hace com-
prender que el relato no fue escrito por extranos o por La Pasion en Marcos
personas neutrales ante los hechos, sino por hombres
que participaban en primera persona en las consecuen- La Pasion no llega de improviso. Jesus fue preparan-
cias del acontecimiento en su totalidad. Esa es la causa do la particular naturaleza de su ministerio, casi la pro-
de que el relato de la PasiOn este atravesado por un es- voc6. Durante su vida pUblica tuvieron lugar dos corn-
tremecimiento de vida y de que la luz de la resurreccion plots, en Mc 3,6 y 11,18, y diversas manifestaciones de
se filtre en el esbozo del sufrimiento. hostilidad contra el Maestro de Nazaret. El mismo no
10 Introducción La Pasión de Jesús según los cuatro evangelios 11

ocultaba a los suyos lo que le esperaba, y en tres oca- mará (cf. 15,39) como representante de todos los cre-
siones preanunció su destino (en 8,22-10,52). La suerte yentes venidos del paganismo. La Pasión es, al mismo
de Jesús no encontró a la comunidad sin preparación tiempo, la revelación suprema de Jesús y la prueba deci-
alguna, porque el evangelista muestra en el capítulo 13 siva para los discípulos.
a dónde conduce el seguimiento: al sufrimiento, que se El momento de su muerte será el que revela la verdad
puede convertir asimismo en martirio. Los discípulos por medio de dos signos (cf. 15,38ss): el velo del templo
están llamados a recorrer con Jesús el camino que lleva se desgarra en dos -es decir, que ha concluido la era an-
desde Galilea a Jerusalén: «El tema del viaje ha sido em- tigua- y el centurión pagano reconoce en Jesús al Hijo
pleado para demostrar que la cruz se encuentra en el de Dios -o sea, que toda la humanidad ha accedido a los
centro de la cristología de Marcos» (D. Senior). Recha- beneficios de esa muerte-. Estos dos signos poseen en sí
zar la cruz equivale a no comprender al que quiso hacer mismos el valor de una conclusión y revelan el paradó-
de la cruz el signo de su amor a los hombres, equivale a jico vuelco. La muerte de Jesús ya no es considerada
no sentir un afecto sincero por Jesús. El seguimiento es- como punto de llegada, sino como punto de partida: los
taría seriamente comprometido. dos signos del templo y del centurión revelan su fecun-
Marcos no se entrega, precisamente durante la Pasión, didad y la presentan como impulso victorioso hacia la
a una representación oleográfica de los discípulos y nos resurrección.
ofrece de ellos, por el contrario, la imagen de unas per- Se alude a las mujeres (cf. 15,40ss), a las mismas que
sonas débiles y de fácil hundimiento. La oración angus- serán las testigos de la mañana de resurrección, crean-
tiada de Jesús debía servir como ejemplo para imitar do así una conexión intencional entre muerte y resu-
(cf. 14,32), pero no encuentra correspondencia y los dis-
cípulos se duermen. Jesús se dirige a Pedro preguntán- rrección. Esta última se prepara con algunos gestos de
dole: «Simón, ¿duermes?» (14,37), o sea, dirigiéndose a bondad: José de Arimatea se anima y le pide a Pilato el
él con el nombre que llevaba antes de ser invitado al se- cadáver de Jesús: Pilato accede a esta petición y «otorgó
guimiento. Parece que el evangelista quiere señalar, con el cadáver a José» (15,45). Por otra parte, dos mujeres se
esta denominación particular, que no velar con Cristo es fijan en el lugar en que ha sido depositado Jesús, como
indigno del verdadero discípulo. Marcos pone en guardia es obvio con la intención de volver en cuanto les sea po-
con su evangelio a los seguidores de Jesús recordándoles sible a honrar el cadáver. Con estos gestos de bondad se
que la cruz es un momento de crisis. Pedro, que llega a cierra un drama de maldad. Se está preparando algo
renegar del Maestro (cf. 14,66-72), prueba la fragilidad grande, y el amor, que nunca muere, estará en condi-
crónica del creyente, una fragilidad que sólo podrá ser ciones de transformar también la maldad de los hom-
superada con la confianza plena en Cristo. bres en historia de salvación.
Mientras que el discípulo demuestra su propia fragi- La Pasión de Jesús, e incluso su muerte, no están pre-
lidad, Jesús da testimonio de su dignidad, definiéndose sentadas como elementos negativos, como un fracaso
como el Hijo del hombre de la tradición apocalíptica i mprevisto o como una fatalidad trágica. En consecuen-
(cf. Dn 7,13), que se presenta en la plenitud de su gloria. cia, la resurrección no será un remedio, sino que tanto
Éste explicita todo lo que Marcos había anunciado des- la Pascua como la resurrección serán dos partes de un
de el principio (cf. Mc 1,1) y lo que el centurión procla- único proyecto que el Siervo de Yahvé profetizado por
12 Introduccion La Pasion de Jesas segan los cuatro evangelios 13

Isaias habla esbozado y que Jesus llevara a su cumpli- dar asf. que su negacion fue publica, del mismo modo
miento. De este modo, el misterio de la persona de Je- que habia sido pUblico su testimonio de fidelidad in-
sus revela su parte mas profunda y el evangelio llega a condicional, su presunta superioridad sobre todos los
su cima. otros (cf. 26,33).
Algunas prolongaciones y explicitaciones de Mateo
La Pasi6n en Mateo sirven para precisar y para orientar mejor al lector,
como la introduccion a todo el relato de la Pasion (cf.
Una mirada sumaria a Mateo nos permite observar Mt 26,1ss); gracias a ella, establece un vinculo entre lo
un relato eclesial y doctrinal presentado con un estilo que precede y lo que vendra. Es como un titulo que con-
claro. Mateo evita las improvisaciones y prefiere la es- tiene en embrion todo lo que va a desarrollar. Algunas
quematizacion, que ayuda a comprender los hechos notas breves ayudan a clarificar el texto o a identificar
con la inteligencia que procede de la fe de la comuni- mejor a las personas, como en el caso de Judas, al que
dad. Como judio que escribe para judfos, insiste sobre- se llama explicitamente otraidorD (26,25). Mateo conoce
manera en el cumplimiento de las Sagradas Escrituras: el precio de la traicion, fijado en .treinta monedas de
en Jesus de Nazaret se realizan todas las profecias he- plata» (26,15), un elemento que se repetird siete veces a
chas sobre el Mesias, sobre el Siervo de Yahve, sobre fin de mostrar la iniquidad del proceso por parte de los
aquel a quien esperaba la historia de Israel y justificaba judios y la realizacion del plan de Dios, que da cumpli-
la existencia del mismo pueblo. miento alas profecias (cf. 27,3-10). Es aim Mateo, y solo
Esbozando una comparacion rapida con Marcos, el, quien nos habla de la muerte de Judas (cf. 27,5) y del
considerado como la fuente principal de Mateo, encon- suerio de la mujer de Pilato (cf. 27,19). No es dificil vis-
tramos estas principales diferencias: en primer lugar, lumbrar la intenciOn doctrinal de este ultimo detalle:
Mateo abrevia o bien omite aquellos pasajes de Marcos una pagana intercede por el Justo, mientras que su pue-
que tienen valor explicativo, adaptados para lo no judi- blo reclama la muerte de Jesus. Tambien esta el detalle
os; por eso le parece inutil decir a sus lectores judlos del lavado de las manos por parte de Pilato, expresion
que la fiesta de los azimos era aquella en que se inmo- de su voluntad de declinar toda responsabilidad y la
laba la Pascua. (Mc 14,12), o bien que .era la prepara- consecuente asuncion de toda la responsabilidad por
cion de la Pascua, es decir, la vispera del sdbado.. Por parte del pueblo. Este detalle solo lo encontramos en el
otra parte, Mateo tiende a completar la frase o a hacer primer evangelio (cf. 27,24ss).
mas claro el texto de Marcos: .Uno de los presentes de-
senvaino la espada. de Mc 14,47 se convierte en or/no de
Una caracteristica peculiar, aunque no exclusiva, de
los que estaban con Jesus saco su espada» en Mt 26,51, a Mateo es la de mostrar el cumplimiento de las profecias.
fin de que el lector sepa de inmediato y de modo claro Veamos algunos ejemplos: Mt 26,3ss hace referencia al
que los discipulos protagonizaron un intento de reac- Sal 31,14; Mt 26,15 cita a Zac 11,12; de modo mas ge-
cion violenta. Es tambien Mateo el que muestra una neral Mt 26,56 atestigua: .Pero todo esto ha ocurrido
tendencia a la dramatizacion de los acontecimientos: para que se cumpla to que escribieron Los profetas..
dice que Pedro onego ante todos. (Mt 26,70), en vez de Decididamente, son mas importantes los ariadidos,
recurrir al simple negro)) de Mc 14,68, queriendo recor- respecto al texto de Marcos, que tienen un valor de su-
14 Introducción La Pasión de Jesús según los cuatro evangelios 15

brayado cristológico: Mateo recuerda más veces la filia- (cf. 23,4.14ss), la acogida del ladrón arrepentido (cf. 23,43),
ción divina de Jesús (cf. Mt 27,40.43.54), que Marcos el perdón otorgado a Pedro (cf. 22,61) y a los pecadores
reserva sólo para la revelación final (cf. Mc 15,39). Las (cf. 22,51; 23,34). El testimonio de Jesús supone para
palabras de Jesús referidas en Mt 26,52-54 muestran su los discípulos una llamada, una cálida y apremiante in-
plena adhesión al plan de Dios, constituyen una justi- vitación a hacer lo mismo. En efecto, Esteban, que en-
ficación de la no violencia y sacan a la luz la autoridad carna al verdadero discípulo, se comportará de forma
que reivindica para su misión. Es también Mateo el análoga a Jesús (cf. Hch 6,59ss). De este modo, Lucas
único que solemniza la muerte de Jesús con una serie representa en la Pasión al primero y verdadero mártir.
de milagros que le confieren un alcance cósmico (cf. En consecuencia, no constituye ninguna sorpresa que el
Mt 27,51-53). Por último, Mateo añade el fragmento del tema del testimonio aparezca también con tanta insis-
piquete de guardias y de los rumores sobre el cadáver tencia en el libro de los Hechos de los apóstoles.
(cf. 27,62-66). Resulta sorprendente esta postura de los Afín al tema precedente es el de la inocencia. La idea
adversarios, que, incapaces de acoger la incontenible no es, a buen seguro, nueva, porque aparece también en
novedad de la resurrección, hablan de robo del cadáver los otros evangelistas, pero sólo Lucas expone las tres
por parte de los discípulos. Así, por un camino negati- acusaciones políticas que imputan las autoridades judías
vo, se convierten en testigos de los hechos. a Jesús (cf. Lc 23,2) y el hecho singular de que Pilato
Gracias a la aportación peculiar de Mateo, el relato declare por tres veces a Jesús inocente (cf. 23,4.14.22).
de Marcos, ya rico de por sí, se vuelve más claro y com- A esta misma conclusión de la inocencia de Jesús llega-
pleto y adquiere una nota más eclesial. A este respecto, rá también Herodes (cf. 23,15). Igualmente, las mujeres
escribe I. Zedde: «El discípulo sabe ya por la fe que Je- que se lamentan a lo largo de su vía crucis expresan con
sús es el cumplimiento de Israel, que Israel le rechazó y su llanto que Jesús no es un criminal (cf. 23,27). El buen
Jesús lo sustituyó. La Iglesia es el nuevo Israel, porque ladrón lo afirma con toda claridad (cf. 23,41). En este
en Jesús y en la Iglesia se produce la muerte y la resu- sentido debemos leer asimismo la afirmación del cen-
rrección del mismo Israel». turión a los pies de la cruz: «Verdaderamente este hom-
bre era justo (= inocente)» (23,47). Recordemos que en
Marcos y Mateo se había expresado de este modo: « Ver-
La Pasión en Lucas daderamente este hombre era Hijo de Dios» (Mc 15,39;
Lucas presenta la Pasión, en primer lugar, como un Mt 27,54). El tema proseguirá en el libro de los Hechos
martirio (o testimonio), pero no como el martirio de de los apóstoles.
una idea, sino de la voluntad de Dios: «El Hijo del El tercer evangelio es notoriamente conocido como el
hombre se va, según lo dispuesto por Dios» (Lc 22,22). La «evangelio de la misericordia», porque Jesús manifiesta
Pasión de Jesús sucede siguiendo el plan de Dios, en- en más ocasiones que en los otros su compasión por los
cerrada en la visión teocéntrica de Lucas. Al evangelista pecadores, los extranjeros y las mujeres: tres categorías
le gusta subrayar algunos aspectos que serán normati- que en aquel tiempo componían el nutrido grupo de los
vos también para el futuro: el silencio y la paciencia marginados. También en el relato de la Pasión reapare-
ante los insultos y las acusaciones (cf. 23,9), la inocen- ce esta sensibilidad: Jesús cura la oreja cortada al sier-
cia del condenado admitida por Pilato y por Herodes vo (cf. Lc 22,50ss), mira a Pedro y le perdona (cf. 22,61),
Introducción La Pasión de Jesús según los cuatro evangelios 17

no presta atención a sus propios sufrimientos, sino a los - el proceso judío ante el sanedrín;
de las mujeres de Jerusalén a las que intenta consolar - los ultrajes en casa del sumo sacerdote y los escar-
(cf. 23,27-31), manifiesta públicamente su perdón a los nios al pie de la cruz;
que le están crucificando, y declara: «Padre, perdónalos, - las tinieblas en el momento de la muerte.
porque no saben lo que hacen» (23,34).
Es también más que conocida la especial atención Por otra parte, Juan es el único que recuerda:
que dedica Lucas a la oración (cf. 3,21; 5,16...). Asimismo - la impresión de majestad que ofrece Jesús a los que
se pueden detectar elementos novedosos en el relato de le detienen;
la Pasión. Más allá de las anotaciones sobre la oración
que podemos encontrar también en Marcos y Mateo, el - el interrogatorio de Anás a Jesús sobre su doctrina;
tercer evangelista añade pasajes que muestran su sensi- - el amplio interés por el proceso romano ante Pilato,
bilidad por este tema. Jesús advierte a Simón de la ten- con las escenas del Ecce horno y del Ecce rex vester;
tación inminente y añade una preciosa garantía: «Yo he - la discusión a propósito del cartel fijado en la cruz;
rogado por ti, para que tu fe no decaiga» (Lc 22,32). El ya - la interpretación del reparto de los vestidos según el
citado de Lc 23,34, que expresa el perdón de Jesús a sus Sal 22;
asesinos formulado en forma de oración elevada al Pa-
dre: «Padre, perdónalos...». Y también dirigido al Padre, - la presencia de la madre y del discípulo predilecto a
concluye Jesús su existencia terrena, apagándose con los pies de la cruz;
las palabras del Sal 31: «Padre, a tus manos encomiendo - la referencia al cordero pascual y la lanzada que
mi espíritu» (Lc 23,46). hizo salir sangre y agua del costado de Jesús.

La Pasión en el evangelio según Juan En general, podemos decir que Juan no insiste en los
rasgos trágicos y humillantes, porque contempla todo
El evangelio según Juan se distingue de los sinópticos sumergido en la luz del cumplimiento de la historia de
por la originalidad de su esquema y por la sensibilidad la salvación. La documentación se vuelve más fácil y
de su contenido. Aunque en el relato de la Pasión convincente cuando se realiza una breve reseña de la se-
muestra una gran afinidad con los otros escritos evan- cuencia de los acontecimientos.
gélicos, presenta de todos modos rasgos particulares
que motivan que tratemos aparte el cuarto evangelio. La secuencia de los acontecimientos
Vamos a enumerar de una manera sintética las princi-
pales diferencias, distinguiendo entre las omisiones y El relato, respetando la unidad de lugar, presenta cin-
los añadidos. co escenas que vamos a hacer discurrir ante nosotros
con su dinamismo esencial.
El cuarto evangelio, comparado con los sinópticos,
omite: La escena del huerto: Jesús y sus adversarios (18,1-11)
- el relato de la agonía en Getsemaní; Al comienzo se presenta a los personajes: por una
- el beso de Judas; parte, Jesús y sus discípulos, y, por otra, Judas con los
18 Introducción La Pasión de Jesús según los cuatro evangelios 19

guardias. La noble soberanía de Jesús y su dominio so- criado es como la respuesta del judaísmo y del mundo a
bre los acontecimientos se capta en el « Yo soy». Sus pa- esta enseñanza.
labras tienen tal poder que sus enemigos y las fuerzas
adversarias retroceden y caen en tierra: «Precisamente Jesús ante Pilato (18,28-19,16)
en el momento en que cabría esperar que la víctima Esta parte se desarrolla en siete cuadros, tantos como
desarmada se hundiera, Juan describe a Jesús con un las entradas y salidas de Pilato. En el primer diálogo
control pleno de la situación» (D. Senior). El «Yo soy» se con el gobernador explica Jesús el verdadero significa-
repite con insistencia y reviste un valor teológico par- do de su realeza. Él, el verdadero testigo de la revelación
ticular: estamos en presencia de la manifestación del mesiánica, o sea, de la «verdad» que es él mismo (cf.
nombre de Dios (cf. Ex 3,6.14). El que es buscado para 14,6), es «rey» de los que escuchan su palabra. Pilato no
ser condenado a muerte es, en realidad, el que conduce capta el sentido, pero está convencido de la no culpabi-
la historia y determina el destino humano. Jesús quiere lidad de Jesús, de suerte que intenta liberarlo. La coro-
salvar a los suyos. En el v. 11 acepta beber el cáliz que nación de espinas está colocada en el centro de la sec-
recibe del Padre como don. Al final, el arresto. ción y ha sido puesta en relación con la realeza de Jesús:
Juan no habla de los salivazos, de los golpes en la cabe-
Jesús ante Anás (18,12-27) za, de las genuflexiones burlonas de los soldados, pero
La importancia de este episodio reside en las decla- sí refiere las bofetadas, interpretadas como el rechazo
raciones de Jesús ante el anciano sumo sacerdote, que violento de la realeza de Jesús por parte de los hombres.
ya no estaba ejerciendo el cargo pero seguía siendo aún Viene, a continuación, la escena del Ecce horno, que pre-
muy influyente. Con Anás se cita de inmediato a Caifás, para la escena final del Ecce rex vester. Ahora hay un de-
el sumo sacerdote en activo, el que había sugerido en talle particular que sirve a la teología del evangelista: Je-
11,50 que la eliminación de un solo hombre habría de sús es conducido ante el pueblo con las insignias reales
ser un beneficio para todos los judíos: «Con este re- (corona de espinas y manto púrpura) y no se le devuelven
cuerdo la historia se inserta en la teología» (M. Galizzi). sus vestidos, como dicen los sinópticos (cf. Mt 27,31). En
Con delicadeza, aunque sin menoscabo a la verdad his- consecuencia, Jesús sigue llevando el manto real. Esto
tórica, el evangelista presenta también el contraste en- es como decir que sigue siendo rey. Viene después otro
tre Pedro y Jesús. Pedro pudo entrar en el recinto gra- diálogo de Jesús con Pilato. El gobernador intenta sal-
cias a la mediación del «otro discípulo», conocido en varlo presentándolo a la muchedumbre como rey, pero
aquel medio. Mientras a éste se le califica pacíficamen- ésta rechaza a Jesús diciendo: «¡Quítalo de en medio!».
te de discípulo de Jesús, Pedro no acepta tal identidad, El proceso termina y Pilato entrega a Jesús a los judíos
evidentemente por miedo a sufrir consecuencias desa- para la crucifixión.
gradables. Se nota el contraste entre el interrogatorio de
Pedro, que reniega del Maestro, y el de Jesús, que ma- La cruz de Jesús (19,17-37)
nifiesta de manera abierta su identidad, aunque es algo Un cartel con la condena escrita en tres lenguas (la-
que puede costarle caro. Jesús dice que ha hablado. El tín, griego y hebreo) proclama la realeza de Jesús fren-
verbo «hablar» expresa de manera adecuada la activi- te al mundo. En el relato de la Pasión se emplea doce ve-
dad reveladora de Jesús (cf. 12,40-50). La bofetada del ces el título de «rey» y tres veces el término de «reino».
20 Introduccion La Pasion de Jesas segan los cuatro evangelios 21

Si tenemos en cuenta que Mateo usa a menudo «reino» ta para los habitantes de Jerusalen (Zac 13,1), de un es-
durante el ministerio, pero una sola vez en la Pasion, piritu de gracia y consuelo y de una mirada dirigida al
comprenderemos que Juan, con este uso abundante, que traspasaron (Zac 12,10). Del costado traspasado
califica la Pasion como epifania de Cristo-Rey. Por otra brota la vida del Espiritu (cf. Jn 7,38ss): la salvacion
parte, la tUnica no dividida simboliza la unidad de la procede de Jesus crucificado.
Iglesia, realizada por la muerte de Jesus, tal como habia
profetizado Caifas (11,52). La escena de Maria con el La sepultura (19,38-41)
discipulo predilecto a los pies de la cruz es propia de Es una conclusion. La escena nos traslada de nuevo a
Juan. A ellos les dirige Jesus unas palabras conmovedo- un huerto: esta vez es el de la sepultura y no el del arres-
ras que sacan a la luz el intenso valor eclesial de su pre- to. El evangelista presenta aspectos de realeza tambien
sencia. Despues de esto, Jesus pronuncia el consumma- al final. Estan presentes o se encargan de la tarea hom-
turn est, expresion conclusiva del cumplimiento total de bres de una notable importancia social, como Jose de
la voluntad del Padre. Jesus habia anunciado solemne- Arimatea y Nicodemo. Jesus es sepultado como los
mente a los discipulos, en 4,34, que su programa de vida grandes hombres de este mundo, como persona de au-
consistia en la acogida total de la voluntad del Padre. toridad y con gran suntuosidad: se emplean perfumes
Ahora, en el momento de concluir su existencia terrena, sin reparar en gastos. No es casual que Juan indique la
declara de manera solemne que ha cumplido perfecta- cantidad de aromas empleados: ounas cien libras. (tra-
mente y con pleno amor esa voluntad. duciendo esta cantidad a nuestras medidas, se trata de
La muerte viene a sellar una vida de amor. Esto no unos 32 kilos, y la cantidad es cien veces superior a la
supone ninguna sorpresa o novedad para el lector aten- del perfume de Maria en 12,3): pareceria excesiva, un
to, que ya conoce la interpretacion dada por Jesus de su derroche, si no fuera por la suma dignidad del difunto.
muerte: esta ha de ser entendida como un acto de amor, La cantidad sirve precisamente para indicar la gran im-
como un don de vida para el otro, como un amor que se portancia del cadaver crucificado. El ultimo acto con-
extiende hasta las fronteras de lo imaginable: oAl trans- siste en la colocacion de Jesus en un sepulcro nuevo. De
formar de una manera tan profunda el significado de la el precisa Juan que estaba cerca del lugar de la sepultu-
cruz, convirtiendola en signo de amor triunfal, el evan- ra, porque estaba a punto de acabar la preparacion de
gelio de Juan capta la paradoja intrinseca a la revela- la fiesta y, al ocaso, comenzaba oficialmente la Pascua.
cion cristiana y abre el misterio sin fin del amor de Dios Los hombres han concluido su accion. Ahora cones-
por el mundo» (D. Senior). El Ultimo cuadro es exclusi- ponde a Dios orientar de un modo diferente el curso de
vo de Juan. A Jesus no le quiebran las piernas, y este he- los acontecimientos.
cho es conectado, gracias a la cita biblica, con el ritual
del cordero pascual (Ex 12,46): Jesus muere como cor- Notas de la teologia jocinea de la Pasion
dero pascual de la nueva alianza. Encontramos aün un
precioso detalle particular que denota la sensibilidad De los multiples rasgos teologicos de la Pasion pe-
joanea, que se conjuga muy bien con la lectura vetero- culiares del cuarto evangelio, nos limitaremos a su-
testamentaria. La referencia corresponde ahora al pro- brayar solo dos: la «exaltacion» de Jesus y el papel de
[eta Zacarias; este habia hablado de una fuente que bro- Maria.
22 Introducción La Pasión de Jesús según los cuatro evangelios 23

Jesús anuncia tres veces su Pasión, muerte y resu- En el evangelio de Juan se habla de María de una ma-
rrección en los sinópticos; a esto le corresponde en Juan nera sobria, sin pronunciar siquiera su nombre. Se la
el triple anuncio de su futura exaltación: 3,14; 8,28; llama habitualmente «la madre de Jesús», salvo cuando
12,32-34. Juan realiza una importante anticipación: para Jesús se dirige directamente a ella llamándola «mujer».
él la exaltación de Jesús acaece no con la resurrección- Excepto la referencia de 6,42, María está presente en el
ascensión, sino ya en la cruz, como dice expresamente signo inaugural y profético de Caná (2,1-12) y en la con-
en el pasaje de 12,32ss, antes aún de que comience el sumación del misterio (19,25-27), casi para enmarcar
relato de la Pasión. En consecuencia, el lector se verá con su presencia discreta el comienzo y la conclusión de
ayudado y guiado a la hora de interpretar rectamente el la vida pública, dos epifanías diferentes y complemen-
relato de la Pasión. tarias del amor de Jesús por la humanidad. Ambos epi-
sodios están ligados estrechamente y se iluminan el uno
La elevación de Jesús en la cruz se considera desde al otro, como se desprende también de la remisión a la
una perspectiva real y soteriológica; desde lo alto de la «hora». En este momento crucial, se llama a María
cruz es desde donde Jesús atrae hacia sí a todos los «mujer», título que saca a la luz no tanto su individuali-
hombres para entregarles la salvación. Algunos de los dad, como su función en la obra salvífica del Hijo. Ma-
textos que hablan de la glorificación exaltan sobre todo ría, la mujer asociada a la hora del Hijo, se sitúa ahí, en
el aspecto soteriológico: Jesús elevado se vuelve signo esa perspectiva abierta, como el punto crucial donde
de salvación (3,14ss); los que le miren con fe en la cruz Israel se convierte en Iglesia.
(19,37) obtendrán la vida eterna. En 12,31 es el aspecto
real el que pasa al primer plano: el poder de Satanás va Cuando Pablo VI promulgó, en 1964, el documento
conciliar Lumen gentium, pronunció un discurso en el
a ser sustituido por el de Cristo, que domina desde lo que proclamaba a María «Madre de la Iglesia». El texto
alto de la cruz como desde un trono. Se comprende así bíblico que fundamenta principalmente ese título es
por qué el tema de la realeza asume tanto relieve en el re- precisamente Jn 19,25-27. Partimos del testamento es-
lato de la Pasión, como ya hemos recordado más arriba. piritual de Jesús para comprender el papel de María. La
La cruz es, para el cuarto evangelio, la revelación su- entrega de María a Juan por parte de Jesús moribundo
prema del amor del Padre. Esto explica la total libertad está teñida de una humanísima delicadeza. Con todo,
de Jesús y su perfecta conciencia. En efecto, Jesús no no hemos de abandonarnos a una interpretación dema-
realiza la obra de la salvación como una víctima resig- siado literal, y mucho menos psicológica o sentimental.
nada e impotente, sino con la actitud soberana de quien Las primeras palabras de Jesús están dirigidas a su ma-
conoce el sentido de los acontecimientos y los acepta li- dre para confiarle al discípulo; si se hubiera tratado sólo
bremente. Ésta es la cima del amor y también el mode- de una solicitud filial, hubiera sido más justo lo contra-
lo de todo auténtico amor: «Para él, esta hora es la del rio. En consecuencia, Jesús no pretende resolver una
Padre, la hora de la revelación de la luz, del amor. Hay cuestión de familia, para lo cual, como mínimo, habría
un versículo de la primera carta de Juan (3,16) que ad- elegido un momento más oportuno. Orígenes intuyó
quiere aquí todo su sentido cabal y completo: "En esto ya en el siglo II el valor eclesial del fragmento y des-
hemos conocido el amor: él dio su vida por nosotros"» pués de él otros muchos autores, sobre todo a partir
(I. de la Potterie). del siglo V.
24 Introduccion La Pasion de Jesas segan los cuatro evangelios 25

Jesus, la Palabra eterna del Padre, ve a su madre y al las manifestaciones de la comunidad. Al estudiar mas
discipulo amado y le dice: «Mujer, ahi tienes a tu hijo». de cerca las formas en que se ha expresado la fe en la re-
Jesus le revela que, a partir de ese momento, ella sera surreccion, se cae en la cuenta de que la atencion a la
tambien madre de todos los creyentes, representados en historia no es la misma: hay intereses teologicos y de fe
el discipulo que se encuentra alai junto a ella. Es volun- que se sobreponen y que parecen prevalecer en algunas
tad explicita de Jesus que su madre se convierta en la ocasiones. Esto no niega el interes histOrico. Es mas, la
madre espiritual de todos los creyentes, madre de la misma fe exige el interes historic°. Es el significado sal-
Iglesia. Precisamente por este nuevo papel recibe el ti- vifico de la resurreccion lo que interesa, pero no habria
tulo de «mujero. De modo semejante, Jesus se dirige al significado salvifico si Jesus no hubiera resucitado real-
discipulo recordando su nueva relacion filial con Maria. menteo (B. Maggioni).
Y el discipulo, obedeciendo el deseo de Jesus, «la recibio Como llegaron los primeros discipulos a la fe en
como suya». Por eso, mas que una acogida fisica, se tra- Cristo resucitado? Los dos capitulos finales del evange-
ta de acoger un bien espiritual y de establecer una co- lio de Juan nos lo dicen claramente, aunque con moda-
munion de vida, como ya observo tambien san Agustin: lidades diferentes respecto a los sinopticos. En efecto,
«La tomo consigo y no en su poder, puesto que no po- mientras que estos ponen el acento en la proclamacion de
seia nada, sino entre sus deberes, a los que atendia con que Cristo «ha resucitado verdaderamente» (cf. Mc 16,6;
abnegacion>>. Mt 28,6ss; Lc 24,5.6-34), el cuarto evangelio contempla
la resurreccion a traves de los signos de la presencia del
Los relatos de resurreccion Resucitado y los diferentes encuentros de Cristo con los
discipulos, acontecimientos que concluyen con su mision
Los relatos pascuales narrados por Juan contemplan y su vuelta al Padre. Para Juan, el Resucitado es Jesus
el descubrimiento de la tumba vacia y algunas aparicio- de Nazaret, que fue crucificado. Y la resurreccion expli-
nes del Resucitado. El evangelista ha reelaborado re- cita la gloria que el Crucificado manifesto ya en la cruz
cuerdos historicos y temas teologicos ya conocidos de la de una manera escondida. Ahora el Jesus resucitado
tradicion sinoptica, en un marco bastante original y vive en una condicion nueva, trascendente, y el camino
personal. En esto aparece el interes apologetic° y teolo- privilegiado para poder encontrarle sigue siendo la fe.
gico de la resurreccion, aunque no hemos de descuidar En consecuencia, los relatos pascuales constituyen, en
el valor historic° de estos relatos. Nos encontramos la perspectiva joanea, la toma de conciencia de la co-
frente a una multiplicidad de formulaciones sobre la ex- munidad cristiana de que la cruz no ha sido un aconte-
periencia del Resucitado conocidas en el Nuevo Testa- cimiento de derrota y de humillacion, y la resurreccion
mento y empleadas por la Iglesia joanea. «Esta variedad es, para Jesus, el comienzo de la ascension al Padre, la
de formulaciones (formulas catequeticas, profesiones nueva presencia de su plenitud de gloria.
de fe, oraciones, relatos) muestra que la resun-eccion El tema que une las diferentes escenas de Jn 20 es el
estaba en el centro de la vida de la Iglesia. Y la cosa se de la fe: la fe personal -en las dos primeras escenas: la
entiende facilmente: la comunidad ha nacido de la resu- de la carrera de los discipulos a la tumba (vv. 1-10) y la
rrecciOn y ha comprendido a Jesus y se ha comprendido de la apariciOn del Resucitado a Maria Magdalena (vv.
a si misma a partir de la resurreccion. Esta penetra todas 11-18)- y la fe comunitaria -en las otras dos escenas: la
26 Introducción La Pasión de Jesús según los cuatro evangelios 27

de la aparición de Jesús a los discípulos en el cenáculo los discípulos en la fe. Esa fe en Cristo tiene un doble as-
estando ausente Tomás (vv. 19-25) y la de la segunda ve- pecto: reconocer que él es el Mesías, el revelador del de-
nida del Resucitado al cenáculo estando Tomás presen- signio del Padre, que lleva a cabo la misión de reunir a
te (vv. 26-29)-. El tema de la fe aparece presentado de los dispersados y formar la comunidad mesiánica, y es
modo progresivo de una escena a otra y se va profundi- el Hijo de Dios, de la misma naturaleza divina que el Pa-
zando de una manera gradual a través de las etapas de dre, cuya presencia y actividad en el mundo comunica
formación de la comunidad, puestas también de relieve al hombre el amor de Dios. La adhesión a Cristo con-
por la relación entre el «ver» y el «creer». El texto va duce después a la praxis de vida. El evangelista, con su
progresando así hacia la meta final, que es la bienaven- escrito, pretende poner al discípulo en presencia de la
turanza joánea de la fe: «Dichosos los que creen sin ha- persona de Jesús, concentrarlo en la revelación y en la
ber visto» (20,29). La fe eclesial del Resucitado se basa fe en Cristo, porque la vida cristiana nace del encuentro
en un doble testimonio: el de las Escrituras y el de los con su persona y vive sólo en la comunión vital y perso-
primeros discípulos. Si éste es el tema dominante del nal con él, siguiendo el modelo de fe de los primeros tes-
capítulo, se comprende la razón de que el evangelista tigos. Juan se muestra claro en su intención y remacha
subraye, además de la resurrección de Cristo, el camino con vigor que «tener la vida» significa tener la fe en Je-
de fe pascual de la comunidad cristiana y su progresiva sús, en el Hijo unigénito del Padre, contemplando sus
adhesión al misterio de Jesús, crucificado y glorioso. La signos. El testimonio joáneo está así completamente di-
fe se requiere como respuesta a la iniciativa libre y gra- rigido a la persona de Jesús que se revela y a su signifi-
tuita del Resucitado, que, una vez vuelto al Padre y en cado salvífico: dicho con otras palabras, a su «revela-
posesión de una vida nueva, entrega el Espíritu como ción» y a nuestra «fe».
condición para que el hombre pueda recibir del Jesús
resucitado los dones pascuales: la paz, la alegría, la mi-
sión, el Espíritu y el perdón de los pecados (vv. 19-25).
Juan cierra más adelante la narración de su evangelio
dirigiéndose a la comunidad cristiana con estas pala-
bras: «Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchos
más signos de los que han sido recogidos en este libro. És-
tos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Me-
sías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis en él
vida eterna» (vv. 30ss). Estos versículos están unidos no
sólo a todo el evangelio, sino también al capítulo 20 y a
la bienaventuranza final sobre la fe. Para el evangelista,
los «signos» no son sólo las apariciones pascuales, sino
toda la vida de Jesús, a través de la cual manifestó su
gloria y el amor de su Padre a los hombres. La finalidad
del evangelio es, por tanto, catequética, y, en conse-
cuencia, la selección está en función del crecimiento de
Pasión de Jesucristo
según Mateo
1
El complot y la uncion de Betania
(Mt 26,1-16)

Cuando termino Jesus este discurso, dijo a sus discipulos:


2
-Ya sabeis que dentro de dos dias se celebra la fiesta de la
Pascua, y el Hijo del hombre sera entregado para que lo cru-
cifiquen.
Entonces se reunieron los jefes de los sacerdotes y los an-
cianos del pueblo en el palacio de Caifas, que era el sumo sa-
cerdote, 4 y acordaron en consejo prender a Jesus con engano
y dare muerte. 5 Pero decian: .Durante la fiesta no, pues po-
dria alborotarse el pueblo..
Se encontraba JestIs en Betania, en casa de Simon el le-
proso, cuando se acercO a el una mujer con un frasco de ala-
bastro lleno de perfume muy caro y lo derramo
8
sobre su ca-
beza mientras estaba sentado a la mesa. Al ver esto, los
discipulos se indignaron y decian:
- que viene este despilfarro? 9 Podia haberse vendido por
mucho dinero y haberselo dado a los pobres.
'° Jesus se dio cuenta y les dijo:
- zPor que molestais a esta mujer? Ha hecho una buena
obra conmigo. " A los pobres los teneis siempre con vosotros,
pero a mi no me tendreis siempre. 12 Y al derramar ella este
perfume sobre mi cuerpo, se ha anticipado a preparar mi se-
pultura. ' 3 Os aseguro que en cualquier parte del mundo en
que se anuncie esta buena noticia, sera recordada esta mujer
y lo que ha hecho.
14
Entonces uno de los Doce, el llamado Judas Iscariote, fue
a ver a los jefes de los sacerdotes y " les dijo:
- zQue me dais si os lo entrego?
Pasión de Jesucristo según Mateo El complot y la unción de Betania 33

Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata. En este clima de complot y de traición aparece el ges-
16 Y desde ese momento andaba buscando la ocasión para to de amor de una mujer (vv. 6-13). El perfume no sólo
entregarlo. amortigua el aire opresor, sino que preludia profética-
mente la victoria pascual de Cristo sobre la muerte, la
victoria del don gratuito sobre la avidez y sobre la mez-
LECTIO quindad de corazón. Los discípulos, tomando como
pretexto la necesidad de los pobres, critican a la mujer,
Ahora ya es inminente la hora de la cruz; Jesús es consideran su acto como «despilfarro». Jesús, en cam-
plenamente consciente de ello y quiere advertir a sus bio, la defiende, la alaba y confiere a su humilde gesto
discípulos. N9 es la primera vez que les habla de su Pa- un valor universal y eterno, convirtiéndolo en parte del
sión, pero, a diferencia de los anuncios precedentes «alegre anuncio» que se proclamará a todas las nacio-
(cf. Mt 16,21; 17,22ss; 20,17ss), que son más bien gené- nes y a todas las generaciones.
ricos desde el punto de vista cronológico, esta vez la in-
dicación del tiempo es más precisa, el mensaje es más
conciso y más decidido el tono: «Ya sabéis que dentro MEDITATIO
de dos días se celebra la fiesta de la Pascua, y el Hijo del
hombre será entregado para que lo crucifiquen» (Mt 26,2). El gesto de derramar ese perfume tan caro sobre la
Después de este anuncio la narración se desarrolla en cabeza de Jesús es calificado por los discípulos de «des-
tres escenas con un ritmo apremiante: el complot con- pilfarro», pero Jesús lo califica de «buena obra» (el texto
tra Jesús, la unción de Betania y la traición de Judas griego dice: «acción bella»). Vivimos en una sociedad que
Mientras que Jesús con sus palabras revela el plan de tiende cada vez más a valorar la importancia de las cosas
salvación concebido por Dios, la sentencia de muerte y de las personas en relación con su funcionalidad inme-
programada por sus adversarios expresa la maldad de diata, con su utilidad y eficiencia. Nos arriesgamos a vol-
éstos: dos proyectos se contraponen; el segundo está vernos incapaces de una gratuidad pura, insensibles a los
destinado a fracasar. A ello alude también el hecho de signos de amor, impermeables a la fuerza de los símbo-
que Jesús morirá el día de Pascua, contrariamente al los, indiferentes a la sobreabundancia, a ese «algo más»
plan de los jefes de Israel. Será precisamente en la que hace bella la vida. Conocemos el precio de las cosas y
fiesta de Pascua cuando se cumpla la Pascua de sal- no su valor; nos interesamos más por las acciones eficaces
vación. que por las acciones bellas que califican a la persona. En
En la tercera escena encontramos el triste episodio consecuencia, no debe sorprendernos que exista en el
de la traición de Judas El que traiciona a Jesús no pro- texto de Mateo un vínculo entre la sugerencia de los dis-
cede de sus opositores, sino de su ámbito más íntimo y cípulos: «Podía haberse vendido por mucho dinero», y la
familiar, del grupo de los discípulos llamados a com- pregunta de Judas: « Qué me dais si os lo entrego?».
partir con él la vida y la misión. Por treinta monedas de La acción bella es libre, original, creativa, gratuita,
plata, el valor de un esclavo, está dispuesto Judas a «en- profética; brota de lo íntimo de la persona y, como el
tregar» al Maestro, pero, en realidad, es Jesús mismo el perfume, llena silenciosamente el ambiente; refina, ale-
que «se entrega» a la muerte por amor. gra y embellece de un modo discreto, pero imposible de
Pasion de Jesucristo segim Mateo El complot y la uncion de Betania 35

detener e irresistible. Son acciones bellas como las de a Judas, que se presenta ya al pontifice y le dice: eCucin-
Jesus, que vino para que tengamos la vida en abundan- to quereis darme para que os lo entregue?v (Mt 26,15).
cia (cf. Jn 10,10) y la alegria en plenitud (cf. Jn 15,11), iQue alegria tuvieron entonces los judios, por el odio
que nos «da el Espiritu sin medidah (Jn 3,34) y que es- que le tenian a Jesucristo, al ver que uno de sus mismos
cribe nuestros nombres en el cielo (cf. Lc 10,20). Son discipulos queria traicionarlo y entregarlo a sus manos.
acciones bellas las de sus discipulos cuando obran no En esto consideramos el jubilo que, por asi decirlo,
simplemente para cumplir leyes o por fines utilitarios, siente el infierno, cuando un alma que durante muchos
sino bajo el impulso del amor. anos ha estado sirviendo a Jesucristo, lo traiciona por
cualquier miser() bien o vil satisfaccion.
Pero, oh Judas, ya que quieres vender a tu Dios, haz-
ORATIO lo al menos por el precio que vale. El es un bien infini-
to y, por consiguiente, merece un precio infinito. Pero,
Ah Jesus mio, me averguenzo de comparecer ante vos, oh Dios, ztil concluyes la yenta por no mas de treinta
al pensar en las injurias que os he hecho. zCuantas veces denarios? «Y ellos le fijaron treinta monedas de platah
os he dado la espalda y os he pospuesto por un capricho, (Mt 26,15). Alma mia infeliz, deja a Judas y vuelve ha-
por un compromiso, por un momentaneo y vil placer? Ya cia ti el pensamiento. Dime, , por que precio has vendi-
sabia entonces que con ese pecado perdia vuestra amis- do td tantas veces al demonio la gracia de Dios? (Alfon-
tad, y voluntariamente he querido cambiarla por r
nada. so Maria de Ligorio, Opere ascetiche, Roma 1934, V, pp.
Ojala hubiera muerto antes de haceros tamai io ultraje! 141ss [ediciOn espaiiola: Obras asceticas de san Alfonso
Jesus mio, me arrepiento de todo corazon, quisiera mo- Maria de Ligorio, Biblioteca de Autores Cristianos, Ma-
rir de dolor [...]. Os he despreciado y os he traicionado, y drid 1952 y 1954, 2 vols.]).
vos no me habeis echado, me mirasteis con amor, me
admitisteis min a vuestra mesa de la santa comunion.
Querido Salvador mio, ioh si siempre os hubiera amado! ACTIO
Como podre separarme nunca mas de vuestros pies y re-
nunciar a vuestro amor (Alfonso Maria de Ligorio, Opere
ascetiche, Roma 1934, V, p. 142 [edicion espaiiola: Obras Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
asceticas de san Alfonso Maria de Ligorio, Biblioteca de oHa hecho una buena obra conmigo» (Mt 26,10b).
Autores Cristianos, Madrid 1952 y 1954, 2 vols.]).
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
CONTEMPLATIO
tQue nos dice el gesto de la mujer? Como aparecen nues-
He aqui que al mismo tiempo en que se dedicaba Je- tros gestos frente al de ella? aY coma, a la luz del gesto de la
sus a otorgar gracias y a hacer milagros en beneficio de mujer, revelan nuestros gestos su valor cristiano?
todos, se unen los principales personajes de la ciudad Nuestros gestos son cristianos —sean cuales sean— cuando son
para maquinar la muerte del autor de la vida [...]. He aqui acogida del Senor de modo personal, original. Cuando son un
36 Pasión de Jesucristo según Mateo

«sí» al designio de Jesús sobre mí, cuando lo acogemos con 2


todo el corazón, y no sólo exteriormente. Esta acogida es la que
da valor a cualquier gesto del hombre, por pequeño e insignifi- La cena pascual
cante que sea. Una acogida personal, hecha por nosotros con
todo lo que somos, y original, en virtud de una cierta imprevisi-
bilidad por su parte. Es aquí donde captamos la espiritualidad
(Mt 26,17-29)
del gesto: es imprevisible, como el Espíritu Santo, que sopla don-
de quiere y no sabes de dónde viene ni adónde va. Aquella mu-
jer estaba movida por el Espíritu. El cristiano que responde a las
peticiones de Jesús en su existencia histórica, demuestra de una
manera personal y original que realiza un camino espiritual,
que está movido por el Espíritu.
Una segunda característica de los gestos cristianos es ser de-
sinteresados y gratuitos, totales, gestos en los que damos todo lo " El primer día de la fiesta de los panes sin levadura se
acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
que tenemos. El cristiano es alguien que hace todo con seriedad.
Podrá equivocarse, en uno u otro caso, desde el punto de vista -¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?
de la eficiencia o de la relación instrumentos-resultados, pero, a " Él contestó:
pesar de todo, se entrega con seriedad, se ofrece, se pone en - Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: «El maestro
juego en todo lo que hace. dice: Se acerca el momento, y quiero celebrar la cena de Pas-
Nuestros gestos, si son cristianos, son proféticos. La mujer no cua en tu casa con mis discípulos».
19
capta del todo, a buen seguro, el alcance de su acción. Es Jesús Ellos hicieron lo que Jesús les había mandado y prepara-
quien con su intuición revela la profecía del gesto. Tampoco el ron la cena de Pascua.
discípulo sencillo, que obra en la fe de la Iglesia, capta siempre 20 Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce 2 ' y, mientras
el valor profético. Ahora bien, es profético cuando es evangéli- cenaban, les dijo:
co, cuando se lleva a cabo con el espíritu de las bienaventuran- - Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.
zas; y proclama la muerte y la resurrección del Señor, lo hace 22
Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno:
presente, lo encuentra en las diferentes situaciones. «Quien a -¿Soy yo, Señor?
vosotros os acoge, a mí me acoge», aunque no sepáis que me 22
Jesús respondió:
acogéis a mí. En efecto: «Maestro, ¿cuándo te vimos sediento,
- El que come en el mismo plato que yo, ése me entregará.
hambriento, encarcelado?». Vosotros habéis hecho gestos pro- 24
El Hijo del hombre se va, tal como está escrito de él, pero
féticos sin saberlo, pero yo os digo que son proféticos, porque
¡ay de aquél que entrega al Hijo del hombre! ¡Más le valdría a
los habéis hecho con esa absolutidad, seriedad, totalidad, en- ese hombre no haber nacido!
trega, que revelan la muerte y la resurrección de Jesús. 25
Entonces preguntó Judas, el traidor:
La mujer ha intuido con el corazón lo que los discípulos no
- ¿Soy yo acaso, maestro?
comprendieron con el razonamiento, y Fue más allá porque se
Y Jesús le respondió:
dio a sí misma sin reservas en su gesto de derramar sobre la
cabeza de Jesús el óleo precioso y perfumado (C. M. Martini, - Tú lo has dicho.
26
Un'opera bella, en Parole di vita 5 [1994] 20, passim). Mientras cenaban, Jesús tomó pan, pronunció la bendi-
ción, lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo:
- Tomad y comed; esto es mi cuerpo.
Pasion de Jesucristo segan Mateo La cena pascual 39

" Tomo luego una copa y, despues de dar gracias, se la dio tranquilizadores; reacciona ante la traicion del discipu-
diciendo: lo ofreciendo su cuerpo y su sangre, signos de la nueva
-Bebed todos de ella, " porque esta es mi sangre, la sangre alianza. .Tomad y corned... Bebed todos de ella...»; se en-
de la alianza, que se derrama por todos para el perdon de los
29
pecados. Os digo que ya no volvere a beber del fruto de la
trega en forma de alimento que nutre y sostiene: «Esto
vid hasta el dia en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Rei- es mi cuerpo... esta es mi sangre»: desea permanecer en
no de mi Padre. medio de los suyos mas alla de su muerte. Esta entrega
suya se situa en la lima de la alianza, es decir, en la re-
laciOn entre Dios y el pueblo elegido, una relacion de
LECTIO amor, de perdOn y de misericordia. Sin embargo, hay
una novedad: el sacrificio de la celebracion de la alian-
El fragmento se articula en tres partes: la prepara- za es ahora el mismo Jesus, su sangre es «la sangre de la
cion de la Pascua (Mt, 26,17-19), el anuncio de la trai- alianza, que se derrama por todos para el perdon de los
pecados» (v. 28). A continuacion, esta cena, la Ultima de
cion (vv. 20-25) y la cena pascual con la instituciOn de la
eucaristla (vv. 26-29). Cada parte esta introducida por la vida terrena de Jesus, anticipa su reunion con todos los
una indicacion cronologica: «El primer dia de la fiesta de salvados en el Reino de los Cielos. La cena de despedida
es en realidad un hasta la vista, una cita para una reunion
los panes sin levadura», «al atardecer» y «mientras cena- en el banquete celestial: hasta el dia en que lo beba con
ban». En todas las escenas emerge la figura soberana de vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padres ' (v. 29).
Jesus: este no se deja arrastrar por los acontecimientos,
sino que los domina, llevando a su cumplimiento el de-
signio del Padre. MEDITATIO
Consciente de que su .tiempo» esta cerca, imparte con
autoridad ordenes sobre los preparativos para la cena. El Cuando los discipulos le preguntaron a Jesus: « eain-
es el cabeza de familia, el Setior, que quiere celebrar la de quieres que te preparemos la cena de Pascua?., deblan
Pascua con los suyos. Durante la cena les anuncia la des- de pensar en celebrar simplemente la tradicional cena
concertante noticia de la traicion. No se trata de un im- pascual judia, pero JesUs tenIa en la mente mucho mas.
previsto: Jesus se entrega voluntariamente, pero se en- Es la Ultima cena con sus discipulos. Su muerte es aho-
tristece por el traidor, que es un discipulo suyo, un ra inminente, y el traidor, uno de sus amigos, con las
amigo que falta a su palabra en el amor y en el com- treinta monedas en el bolsillo, hace como si nada y se
promiso de fidelidad. Tambien Judas, como los otros sienta a la mesa con el. Y los otros, aunque perciben de
discfpulos, le pregunta a Jesus: « eSoy yo acaso, maes- manera confusa algo en la atmosfera, no comprenden la
tro? (v. 25), pero, a diferencia de los otros discfpulos, no importancia de este momento. Mas tarde dormiran
le llama «Ser-tor», sino «maestro», como hard la noche tranquilamente en Getsemanl y huiran todos por miedo
del arresto en Getsemanf. Ahora Jesus ya no constituye despues del arresto de Jesus.
el centro de su vida. .0s aseguro que uno de vosotros me va a entregar»: las
Jesus, en medio de esta atmosfera de inquietud y de palabras salen de la boca de Jesus como una espada cor-
tension, introduce gestos y palabras sorprendentes y tante y provocan de inmediato una profunda tristeza y
Pasión de Jesucristo según Mateo La cena pascual 41

un coro de preguntas. « Soy yo, Señor?»: es la pregunta de Ligorio, Opere ascetiche, Roma 1934, V, p. 145 [edición
de todo discípulo tanto ante la eucaristía como ante la española: Obras ascéticas de san Alfonso María de Ligorio,
cruz. Pablo advierte: «quien coma el pan o beba el cáliz Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1952 y 1954, 2
del Señor indignamente, se hace culpable de profanar el vols.]).
cuerpo y la sangre del Señor» (1 Cor 11,27).
Con todo, Jesús, aunque anuncia la traición, no se de-
tiene en las consecuencias, sino que quiere hacer nacer CONTEMPLATIO
algo inédito, quiere transformar este momento en una
manifestación de amor. El amor es más fuerte que la Nuestro amantísimo Salvador, sabiendo que había
muerte y que el pecado, carece de límites, es sobrea- llegado ya la hora de partir de esta tierra, antes de ir a
bundante, sorprendente. He aquí el don de la eucaristía. morir por nosotros quiso dejarnos el signo más grande
Jesús quiere estar presente en nuestra vida, continuar que podía darnos de su amor, como fue precisamente
estando en medio de nosotros «todos los días hasta el fi- este don del Santísimo Sacramento.
nal de este mundo» (Mt 28,20), nos ama «hasta el extre-
mo» (Jn 13,1), nos prepara un sitio en la casa del Padre Bien fue llamado este sacramento por santo Tomás:
(cf. Jn 14,2) y nos espera para el banquete celestial (cf. «Sacramento de amor, prenda de amor». Sacramento de
Mt 26,29). amor porque sólo el amor indujo a Jesús a entregarnos
todo su mismo ser en él; y prenda de amor porque, si al-
guna vez hubiéramos dudado de su amor, en este sacra-
ORATIO mento habríamos recibido la prenda del mismo. Como
si nuestro Redentor hubiera dicho al dejarnos este don:
¡Oh, Jesús mío, oh Dios enamorado de las almas!, «Almas, si alguna vez dudáis de mi amor, aquí os dejo a
¿adónde os llevó el afecto que sentís por los hombres mí mismo en este sacramento; con tal prenda en la
hasta convertiros en su alimento? Decidme, ¿qué os mano, ya no podéis tener duda alguna de que os amo, y
queda por hacer para obligarnos a amaros? Vos os dais os amo mucho».
por completo a nosotros sin reserva en la santa comu- ¡Con qué deseo anhela Jesús venir a nosotros en la
nión; en consecuencia, es justo que todos nosotros sin santa comunión! «He deseado ardientemente comer esta
reserva nos entreguemos a vos. Que amen los otros lo Pascua con vosotros» (Lc 22,24). Eso es lo que dijo la
que quieran, riquezas, honores y mundo: yo deseo ser noche en que instituyó este sacramento de amor. «He
todo vuestro, no quiero amar a otros más que a vos, deseado ardientemente», eso le hizo decir, escribe san
Dios mío. Vos habéis dicho que quien se alimenta de vos Lorenzo Giustiniani, el inmenso amor que nos tenía. Y
vive sólo para vos: «El que me come vivirá para por mí» a fin de que cada uno pudiera recibirlo, quiso quedarse
(Jn 6,57). Así, pues, ya que me habéis admitido tantas con nosotros bajo la especie del pan. Si se hubiera que-
veces a alimentarme de vuestra carne, hacedme morir a dado bajo la especie de cualquier alimento raro o de
mí mismo, a fin de que yo viva sólo para vos, sólo para gran precio, los pobres se hubieran quedado sin él; pero
serviros y complaceros. Jesús mío, deseo poner en vos no, Jesús quiso quedarse bajo la especie de pan, que
todos mis afectos: ayudadme a seros fiel (Alfonso María cuesta poco y se encuentra por todas partes, a fin de que
42 Pasión de Jesucristo según Mateo La cena pascual 43

todos puedan encontrarlo y recibirlo en todos los países cena del Señor suscita en quien la vive un profundo agradeci-
(Alfonso2 María de Ligorio, Pratica di amar Gesú Cristo, miento, adoración y ofrenda, educándonos para relacionar todo
Verona 1995, pp. 27-31, passim [edición española: Prác- con Dios como fuente primera y la última patria, y para abrir-
tica del amor a Jesucristo, Planeta-De Agostini, Barcelona nos a la acogida del don que sólo viene de él. Este tipo de gra-
1996]). titud y de maravilla nos libera de la prisión de nosotros mismos
y nos entreabre a las sorpresas de la belleza divina.
La eucaristía, por tanto, «encierra todo el bien espiritual de la
ACTIO Iglesia» (ibid., n. 16) y se configura por ello como la parábola
viva de toda la historia de la salvación, el acontecimiento de la
entrega en la que el todo se ofrece en el fragmento y la belleza
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: eterna se «abrevia» para darse al mundo. Vivir plenamente la
«Tomad y comed; esto es mi cuerpo» (Mt 26,26b). eucaristía significa así convertir el encuentro con el Señor Jesús
en la razón, la fuerza y la belleza de toda nuestra existencia en
la Iglesia y para la humanidad. Quien vive eucarísticamente del
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Señor puede hacer suyas las palabras del apóstol: «Estoy cruci-
ficado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive
en mí. Ahora, en mi vida mortal, vivo creyendo en el Hijo de
Como explica con una extraordinaria lucidez santo Tomás de Dios, que me amó y se entregó por mí» ( Gal 2,20). Y esto es el
Aquino, es bello el ofrecerse el todo en el fragmento: eso acae- alba del Reino que viene, alegría que salva al mundo, anticipo
ce cuando la perfectio o integritas se asoma en la parte me- de la belleza que no conocerá ocaso (B. Forte, «Eucaristia e be-
diante la proporción de la forma, que reproduce en lo pequeño lleza», en Eucaristia, porta santa giubilare, Ciudad del Vaticano
la armonía del todo, o cuando irrumpe en ello a través del es- 2000, pp. 95-98).
plendor, mediante un fulgor que es encuentro de arrebato y de
irrupción.
En la celebración del memorial eucarístico es ésta la belleza
que se hace presente, porque en el fragmento de los signos —el
pan partido, el vino vertido— está el todo de aquel que es en per-
sona el Amor crucificado, resucitado, que se entrega: «La me-
moria litúrgica —afirma el texto de base para el XLVII Congreso
Eucarístico Internacional— abarca todo el misterio de Cristo sal-
vador» (n. 5). La eucaristía es el acontecimiento del hacerse pre-
sente la Trinidad en la historia y de la acogida de la historia en
la Trinidad, acción de gracias al Padre, memorial del Hijo, in-
vocación del Espíritu Santo. En continuidad con la tradición ju-
día de la bendición (berakhah), que Jesús hizo suya, la acción
de gracias se dirige a Dios por sus beneficios: ésta es reconoci-
miento del absoluto primado de la iniciativa divina, confesión de
alabanza por las maravillas realizadas por el Eterno en la crea-
ción y en la redención, e invocación del don que sólo procede
de Dios y se realizará enteramente en la plenitud del Reino. La
3
Getsemani
(Mt 26,30-56)

3
° Y despues de cantar los himnos, salieron hacia el monte
de los Olivos.
" Entonces Jesus les dijo:
- Todos vais a fallar por mi causa esta noche, porque esta
escrito: Herire al pastor y se dispersaran las ovejas del rebario.
" Pero despues de resucitar, ire delante de vosotros a Galilea.
" Pedro le respondio:
- Aunque todos fallen por causa tuya, yo no fallare.
34
Jesus le dijo:
-Te aseguro que esta misma noche, antes de que el gallo
cante, me habras negado tres veces.
" Pedro le replico:
-Aunque tenga que morir contigo, no te negare.
Y lo mismo dijeron todos los discipulos.
36
Entonces fue Jesus con ellos a un huerto llamado Getse-
mani y les dijo:
- Sentaos aqui mientras voy a orar un poco mas alla.
" Llevo consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo; co-
menzo a sentir tristeza y angustia, " y les dijo:
-Siento una tristeza mortal; quedaos aqui y velad conmigo.
" Despues, avanzando un poco mas, cay6 rostro en tierra y
estuvo orando asi:
-Padre mio, si es posible, que pase de mi esta copa de
amargura; pero no sea como yo quiero, sino como quieres tit.
40 Volvio donde estaban los discipulos y los encontro dor-
midos. Entonces dijo a Pedro:
46 Pastern de Jesucristo segun Mateo Getsemani 47

- Con que no habeis podido estar en vela conmigo ni si- LECTIO


quiera una hora? 41 Velad y orad, para que poddis hacer fren-
te a la prueba; que el espiritu esta bien dispuesto, pero la car-
ne es debil. Como preludio a la escena de Getsemanf, Mateo nos
Por segunda vez se alejo y volvio a orar asi: presenta unas palabras de Jesus -en los vv. 30-35- que
- Padre info, si no es posible que pase sin que yo la beba, contienen uno de los temas conductores de todo el rela-
hagase tu voluntad. to de la Pasion. Al final de la cena pascual (v. 30), Jesus
43
RegresO y volvio a encontrarlos dormidos, pues sus ojos anuncia la proxima traicion de los discipulos mediante
estaban cargados. la cita de un pasaje del profeta Zacarfas (Zac 13,7), un
44
Los dejo y volvio a orar por tercera vez, repitiendo las texto al que Jesus ariade una alusion explicita a su resu-
mismas palabras. Entonces volvio donde estaban los disci- rreccion. SegUn el estilo propio de Mateo, toda la obra
pubs y les dijo: de Jesus queda colocada asi bajo el signo del cumpli-
-Cfodavia estais durmiendo y descansando? Ha llegado la miento de las Escrituras. La Pasion no coge a Jesas des-
hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los
pecadores. 46 Levantaos, vamos. Ya esta aqui el que me va a prevenido; le sale al encuentro con plena conciencia, a
entregar. traves de la acogida del designio de Dios. El facil entu-
47
Aim estaba hablando cuando Rego Judas, uno de los siasmo de Pedro, por el contrario, resultard pronto una
Doce, y con el un gran tropel de gente con espadas y palos, en- pretensi6n pasajera.
viados por los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pue- Los vv. 36-46 constituyen el corazon de la escena de
blo. 48 El traidor les habia dado esta serial: .Al que yo bese, ese
es; prendedloD. 49 Nada mas llegar, se acerce• a Jesus y le dijo: Getsemanf: Jesas en oracion, contrapuesto a los discipu-
- iHola, maestro! los adormecidos. Mateo pone de relieve la angustia de
Y lo beso. Jesus, aunque sin insistir demasiado en ella (cosa que si
Jesus le dijo: hacen, en cambio, Marcos y Lucas), y subraya su deseo
-Amigo, haz lo que has venido a hacer. de huir de la Pasion, aunque recuerda al mismo tiempo
Entonces, se adelantaron, echaron mano a Jesus y lo pren- su total disponibilidad a cumplir la voluntad de Dios y
dieron. la profundidad de su oracion.
" Uno de los que estaban con Jesus saco su espada y, dan- En la descripcion de la llegada de Judas (vv. 47-50),
do un golpe al criado del sumo sacerdote, le corto una oreja. acompaiiado por la muchedumbre de los que han veni-
" Jesus le dijo: do a arrestar a Jesus, Mateo introduce un segundo eco
-Guarda tu espada, que todos los que empurian la espada del Antiguo Testamento; el beso de Judas y la designa-
pereceran a espada. " <;0 crees que no puedo acudir a mi Padre,
que pondria a mi disposicion enseguida mas de doce legiones cion «amigo., usada por Jesus, recuerdan, en efecto, el
de angeles? " Pero zcOmo se cumplirian las Escrituras, segun texto del Sal 55,13-14.21ss. Asistimos de nuevo, tambien
las cuales tiene que suceder asi? en el corazon de la traicion, al cumplimiento del pro-
" Luego se dirigio a la gente y dijo: yecto de Dios anunciado por las Escrituras.
- Habeis salido a prenderme con espadas y palos como si La escena de Getsemanl se cierra con un episodio
fuera un bandido. A diario he estado enseriando en el templo, bien conocido de los otros evangelistas -el corte de la
y no me apresasteis. 56 Pero todo esto ha ocurrido para que se
cumpla lo que escribieron los profetas. oreja con la espada por parte de Pedro-, al que, sin em-
Entonces todos los discipulos lo abandonaron y huyeron. bargo, Mateo ariade algunos detalles particulares que
Pasión de Jesucristo según Mateo Getsemaní 49

faltan en los otros evangelios. De momento (v. 51), Ma- Jesús y a la nuestra- que nos proporciona la fuerza ne-
teo no dice el nombre del discípulo que sacó la espada: cesaria para hacer frente a las pesadas situaciones de la
¿tal vez porque no merezca ser recordado? Por otra par- vida provocadas por los hombres (¡y no por Dios!). La
te (vv. 52-54), refiere unas bellas palabras de Jesús con- oración, cuando es auténtica, no anestesia el sufrimien-
tra la violencia; Jesús pone en guardia sobre las conse- to, sino que nos hace descubrir que el Padre está pre-
cuencias de cualquier acto de violencia en perjuicio de sente: bueno, paciente, fiel. Con él también nos es posi-
quien la ejerce. Mateo presenta a Jesús como el profeta ble a nosotros atravesar los cenagales de la tristeza, no
desarmado, al que el mismo Dios se niega a defender juzgar a los amigos que nos abandonan, incluso abrazar
con la fuerza; el recuerdo de las «legiones» nos sitúa en al traidor y devolver el bien a quien nos hace el mal.
el triste contexto de la dominación romana. Por último, ¿No será nuestro mundo un gran Getsemaní en el que
Mateo vuelve por dos veces consecutivas (vv. 54-56) so- la verdad y el amor luchan contra la mentira y la mez-
bre un tema ya visto: el cumplimiento de las Escrituras. quindad interesada, que parecen adquirir la suprema-
Sin embargo, en el momento en que Jesús cumple el de- cía? Todos estamos invitados a no huir de este «hoy»,
signio de Dios, lo abandonan sus mismos discípulos. a quedarnos con Jesús: con la confianza cierta de que
el Padre no quiere otra cosa que la salvación de cada
criatura que se confíe, tal como es, a su infinita mise-
MEDITATIO ricordia.
Vemos a Jesús triste, angustiado, solo, con su carga
de dolor que sus amigos no consiguen llevar con él. Nos ORATIO
sentimos sobrecargados con nuestras tristezas, con las
angustias que nos empañan la mirada, que paralizan Creo [oh Jesús] que si ante la Pasión pediste que pa-
nuestros movimientos, nuestros sueños, nuestro deseo sara de ti el cáliz, no fue porque no quisieras la Pasión
de vivir... Vemos a Jesús orar en distintas ocasiones a su -por la que habías venido precisamente, y sin la cual no
Padre y nuestro Padre, y que invita a hacerlo también a habría sido salvado el género humano-, sino por otra
sus discípulos. Como ellos, tal vez también nosotros ha- razón. A saber: no quisiste que nadie pensara que tú,
gamos otra cosa. Experimentamos rabia contra Dios, verdadero hombre, no sentiste la amarga Pasión, por-
que, según nuestra experiencia, ha parecido sordo de- que eres uno en la naturaleza con Dios. Por eso, con pa-
masiadas veces a nuestros gritos de ayuda... O bien le labras de súplica pediste que pasara de ti el cáliz, y por
ignoramos desde que, precisamente en el dolor, decidi- dos y tres veces señalaste -a quien lo hubiera dudado-
mos no querer tener nada que ver con él. la suma pena física de tu Pasión. Y así, con la doctrina
Jesús realiza en Getsemaní algo decisivo, y se trata de y con el ejemplo nos enseñaste a tus seguidores cómo
unas palabras de esperanza para nosotros: no hay que ante la inminencia de los peligros (aunque vengan por
huir de la angustia, ni siquiera escondiéndola con algu- nuestro bien) se puede y se debe orar más de lo que
na forma de alienación barata; es posible vivirla en co- acostumbramos, para que Dios se digne alejar de noso-
munión con Dios. Ese Dios que nunca cesa de ser el Pa- tros los flagelos de su ira. Y si, no obstante, no pueden
dre: esta comunión es la respuesta a la oración -a la de ser alejados, que el ejemplo de tu Pasión nos ayude a so-
Pasión de Jesucristo según Mateo Getsemaní
50 51

portarlos virilmente con gratitud, con paciencia, con PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
perseverancia (San Buenaventura, «La vita mistica», en
íd., Opuscoli mistici, Milán 1956, p. 293, passim [edi- Jesús pide al Padre que pase de él este cáliz, y el Padre es-
ción española: Obras de san Buenaventura, Biblioteca de cucha la oración del Hijo. El cáliz del sufrimiento pasará de él,
Autores Cristianos, Madrid 1963-1972]). pero únicamente bebiéndolo. Cuando Jesús se arrodilla por se-
gunda vez en Getsemaní, sabe que el sufrimiento pasará en la
medida en que lo sufra. Sólo cargando con él vencerá al sufri-
CONTEMPLATIO miento, triunfará de él. Su cruz es su triunfo.
El sufrimiento es lejanía de Dios. Por eso, quien se encuentra
[El Hijo de Dios y Hombre Jesucristo] nos advirtió en comunión con Dios no puede sufrir. Jesús ha afirmado esta
que orásemos cuando dijo a sus discípulos: «Velad y Frase del Antiguo Testamento. Precisamente por esto toma sobre
orad para no caer en tentación». Y amándonos verdade- sí el sufrimiento del mundo entero y, al hacerlo, triunfa de él.
ramente y de corazón, para que no nos quedara ningu- Carga con toda la lejanía de Dios. El cáliz pasa porque él lo
bebe. Jesús quiere vencer al sufrimiento del mundo, y para ello
na excusa para esta bendita oración, el mismo Jesús
necesita saborearlo por completo. Así, ciertamente, el sufrimien-
quiso orar a fin de que, atraídos por su ejemplo, lo amá- to sigue siendo lejanía de Dios, pero en la comunión del sufri-
ramos nosotros sobre todas las cosas. Dice, en efecto, el miento de Jesucristo el sufrimiento triunfa del sufrimiento y se
evangelista: «Oraba más intensamente, y le entró un su- otorga la comunión con Dios precisamente en el dolor.
dor que chorreaba hasta el suelo, como si fueran gotas de
Las cosas no deben suceder según tu razón, sino por encima
sangre». Pon este espejo delante de tus ojos y esfuérzate de tu razón; sumérgete en la sinrazón y yo te daré mi razón. La
con todas tus fuerzas por obtener algo de esta oración, sinrazón es la razón verdadera; no saber adónde vas es, real-
que él oró por ti y no por sí mismo. mente, saber adónde vas. Mi razón te volverá perfectamente
Oró aún cuando dijo: «Padre mío, si es posible, que irrazonable. Así fue como abandonó Abrahán su patria, sin sa-
pase de mí esta copa de amargura, pero no sea como yo ber dónde iba. Se entregó a mi saber abandonando su propio
quiero, sino como quieres tú». Fíjate cómo Cristo somete saber, siguió el verdadero camino para llegar al fin verdadero.
su voluntad a la divina, y obra tú siguiendo ese ejemplo Mira, éste es el camino de la cruz; tú no puedes encontrarlo, es
(Angela da Foligno, L'autobiografia e gli scritti, Cittá di preciso que yo te guíe como a un ciego; por eso, no eres tú, ni
un hombre, ni una criatura, quien te enseñará el camino que de-
Castello 1932, p. 263, passim).
bes seguir; seré yo, yo mismo, con mi Espíritu y mi palabra. Este
camino no es el de las obras que te has escogido, ni el sufri-
miento que te has imaginado; es el sufrimiento que yo te indico
ACTIO
contra tu elección, contra tus pensamientos y deseos. Marcha
por él, yo te llamo. Sé discípulo, porque ha llegado el tiempo y
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: tu maestro se acerca (Lutero) (D. Bonhoeffer, El precio de la
«Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa de gracia. El seguimiento, Sígueme, Salamanca 5 1 999, pp. 55-56,
amargura, pero no sea como yo quiero, sino como quie- passim).
res tú» (Mt 26,39).
4
El proceso judío
(Mt 26,57-75)

" Los que apresaron a Jesús lo condujeron a casa del sumo


sacerdote Caifás, donde estaban reunidos los maestros de la
ley y los ancianos. " Pedro lo siguió de lejos hasta el palacio
del sumo sacerdote; entró y se sentó con los criados para ver
en qué paraba la cosa. " Los jefes de los sacerdotes y todo el
sanedrín buscaban una acusación falsa contra Jesús para con-
denarlo a muerte. 60 Pero no la encontraron, a pesar de que se
presentaron muchos testigos falsos. Al fin comparecieron dos,
61
que declararon:
- Éste ha dicho: «Puedo derribar el templo de Dios, y re-
construirlo en tres días».
62
El sumo sacerdote se levantó y le dijo:
- ¿No respondes nada contra esta acusación?
63
Pero Jesús callaba. El sumo sacerdote le dijo:
- Te conjuro por Dios vivo; dinos si tú eres el Mesías, el Hijo
de Dios.
64
Jesús le respondió:
- Tú lo has dicho; y además os digo que veréis al Hijo del
hombre sentado a la diestra del Todopoderoso, y que viene sobre
las nubes del cielo.
" Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y dijo:
-¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?
Acabáis de oír la blasfemia. 66 ¿Qué os parece?
Ellos respondieron:
- Es reo de muerte.
67
Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a darle bo-
fetadas; otros lo golpeaban, 68 diciendo:
Pasion de Jesucristo segan Mateo El proceso judio
54 55

-Mesias, profetiza quien te ha golpeado. personaje celestial, una figura mesianica esperada para
69 Pedro estaba afuera, sentado en el patio. Se le acerco una un futuro no mejor precisado. Jesus se identifica a si mis-
criada y le dijo: mo con tal personaje, aunque, a traves de una alusion ul-
- tambien estabas con Jesus, el Galileo. terior al texto del Sal 110,1, tambien con el Mesias-Rey
" Pero el lo nego ante todos, diciendo: que esperaba Israel; un rey que, como ya hemos visto en
- No se de que me hablas. la escena de Getsemani, no emplea la violencia y cuyo
" Sall() despues al portal, lo vio otra criada y dijo a los que Reino es muy diferente al que muchos israelitas de
habia alli: aquellos tiempos -y entre ellos, tal vez, los mismos dis-
- Este andaba con JesUs de Nazaret. cfpulos- esperaban. El anuncio del v. 64 abre una di-
" Y por segunda vez nego con juramento: mension inesperada: Jesus, en el momento en que pare-
- Yo no conozco a ese hombre. ce derrotado, anuncia su venida para un futuro que
" Poco despues se acercaron a Pedro los que estaban alli y ahora esta a punto de cumplirse.
le dijeron: La reacciOn escandalizada del sumo sacerdote (vv.
- No hay duda de que tü eres uno de ellos; se te nota el 65ss) saca a la luz la dimension religiosa del proceso de
acento. Jesus, acusado de ponerse en el lugar del mismo Dios.
" Entonces el se puso a echar imprecaciones y a juran La mencion de los golpes y de los ultrajes en el v. 67 re-
- No conozco a ese hombre! cuerda el texto de Is 50,6, o sea, la figura del .siervo de
Inmediatamente canto un gallo. " Pedro recordo lo que Yahvg., otro personaje mesianico con el que se identifi-
Jesus le habia dicho: <Antes de que cante el gallo, me habras
negado tres veces..
ca Jesus. Seglin el estilo propio de Mateo, en JesUs se
Y saliendo afuera, lloro amargamente.
cumple el designio de Dios anunciado en las Escrituras;
todo ello esta reforzado por la expresion literal emplea-
da por el evangelista en el v. 68: .Mesias, pro fetiza quien
LECTIO te ha golpeado. (algunas Biblias traducen, de manera
erronea, oadivina.), aunque sin quererlo, sus persegui-
En esta escena, Mateo sigue de cerca, introduciendo dores le definen como profeta.
poquisimas diferencias, el texto de Marcos. Los versicu- Sin embargo, la escena del proceso judlo todavia no
los iniciales de la pericopa (vv. 57ss) tienen la finalidad de esta cerrada. El recuerdo de Pedro, que aparece en el
preparar la narracion del proceso judio, pero, sobre todo, v. 58, encuentra su continuaciOn natural en la breve es-
el recuerdo de la traicion de Pedro. El lector se pregunta, cena conclusiva, dedicada a su triple negacion (vv. 69-75).
en efecto, al ofr que se le nombra, cual sera su reaccion. Mateo, que en el capttulo 16 habfa insistido tambien en
En el corazOn de la escena no se encuentra tanto el la fe de Pedro y en la tarea que le habia confiado el Se-
falso testimonio emitido contra Jesus (vv. 59-62), al que tior, no tiene miedo de mostrar sus limites. A pesar de
responde con un silencio total, como la solemne procla- sus pretensiones (cf. Mt 26,30-35), Pedro no es capaz de
maciOn del v. 64 en respuesta a la abierta pregunta del dar testimonio en el proceso emprendido contra su Se-
sumo sacerdote. En la respuesta de Jesus, Mateo alude tior; mas aim, se convierte en el primer negador. Su llan-
de manera explicita al texto de Dn 7,13, en el que se to final le distingue de la reacciOn que poco despues ten-
anuncia la venida del oliijo del hombre., un misterioso dra el otro traidor, Judas (cf. Mt 27,3-10).
Pasión de Jesucristo según Mateo El proceso judío 57
56

MEDITATIO llorar nuestras mezquindades, las bajezas con las que


nos hacemos transparentes. Si nos atrevemos a recono-
Jesús fue rechazado por los jefes de los judíos y ne- cer nuestras mentiras, «la misericordia y la verdad se en-
gado por Pedro. Los primeros no aceptan que la Palabra contrarán» (cf. Sal 84) también en nuestra existencia y
de Dios, venerada y proclamada por ellos, se realice de le infundirán un renovado impulso de amor.
una manera tan imprevisible tanto para su fe ventajosa
como para sus estructuras religiosas. El discípulo, tan
próximo al Maestro durante su predicación, no se atre- ORATIO
ve a asumir el riesgo de padecer la misma suerte.
Hay también muchos que no dejan pasar la ocasión ¿Qué es más grande que Dios y más miserable que el
de decir cosas falsas sobre Jesús con tal de complacer pecador? Sin embargo, quisiste ser cubierto de salivazos
a los poderosos. La verdad es abofeteada cuando nos y escarnios. Dios mío, ¿cómo toleraste cosas tan viles por
acomodamos en una posición tranquila, en la que ad- tu criatura, a la que habrías podido aniquilar en un ins-
ministramos de una manera cómoda (e indolora) nues- tante? A quien te llamaba endemoniado le respondías
tra relación con Dios y con los otros, a los que conside- con una gran benevolencia. Oh suma manifestación de tu
ramos a nuestro servicio. La verdad es ofendida cuando caridad: ¡por nosotros escuchaste tales cosas de parte de
el miedo se apodera de nuestro corazón y nos sentimos los endemoniados! ¿Qué gran solicitud por nosotros te
muy pequeños, rodeados por gente hostil; intentando sal- exponía a todo oprobio? Fue tu gran amor el que quiso
var nuestro pellejo, acabamos por vender nuestros senti- soportar tranquilamente todo esto (Giacomo da Milano,
mientos más importantes y profundos. La verdad queda pungolo dell'amore», en / mistici, Asís 1995, p. 864).
despedazada cuando nos plegamos a las prepotencias de
los más fuertes y derogamos nuestro propio juicio, sin
CONTEMPLATIO
preocuparnos por formarnos una conciencia recta. Esto
sigue sucediendo todavía hoy tanto en el mundo político
como en la comunidad de los creyentes; tanto en las re- Arrestado el pastor, se dispersaron las ovejas. Apresa-
laciones internacionales como en las relaciones interper- do el Maestro, huyeron los discípulos. Sin embargo, Pe-
sonales. Al leer esta página evangélica, ¿quién no se re- dro, como el más fiel, le siguió, de lejos, hasta el atrio
conoce en alguno de los personajes que se agitan en torno del príncipe de los sacerdotes. A la pregunta de la cria-
a Jesús, y hablan y hablan mientras él calla? da, negó con juramento y repitió por tercera vez que no
El Señor, la Verdad encarnada, declara de una mane- conocía a Jesús. ¡Cantó el gallo! Pero el buen Maestro
ra inequívoca que es el Hijo de Dios, el Salvador. Él es hirió al discípulo predilecto con una mirada de conmi-
el único punto de referencia del corazón del hombre, seración y de gracia. Pedro comprendió y, saliendo fue-
porque sólo sus palabras son verdaderas, y quien las ra, lloró amargamente.
acoge realiza la verdad en su interior: el miedo se des- Oh tú, seas quien seas, que, a la voz de la molesta
hace, se dilata la respiración. Ojalá nos suceda también criada -entiendo tu carne- negaste de una manera pro-
a nosotros como a Pedro, que encontremos el coraje de caz, con la voluntad o con los hechos, a Cristo apasio-
Pasicin de Jesucristo segtin Mateo El proceso judt'o 59

nado por ti, al recordar la Pasion del Maestro amadisi- El pueblo, impelido por un irresistible impulso, se agolpa a su
mo sal fuera con Pedro. Llora con una gran amargura, paso y le sigue. El, lento, con una sonrisa de piedad en los la-
a fin de conseguir que te lance una mirada aquel que bios, continea avanzando. El amor abrasa su alma; de sus ojos
miro a Pedro cuando derramaba lagrimas. Sea doble tu fluyen la Luz, la Ciencia, la Fuerza, en rayos ardientes que infla-
pesar; uno de contricion por ti, el otro de compasion man de amor a los hombres. El les tiende los brazos, les bendice.
De el, de sus ropas, emana una virtud curativa. Un viejo, ciego de
por Cristo. Que te embriague el mal sabor del ajenjo: y nacimiento, sale a su encuentro y grita: g iSenor, corame para que
asi, purgado con Pedro del reato de la culpa, podras -asi pueda verte!>>. Una escama se desprende de sus ojos, y ve. El
te lo deseo- ser colmado con Pedro del espiritu de san- pueblo derrama lagrimas de alegria y besa la tierra que el pisa.
tidad (san Buenaventura, di legno di vita», en id., Los ninos tiran flores a sus pies y cantan Hosanna, y el pueblo ex-
Opuscoli mistici, Milan 1956, pp. 102ss [edicion espaiio- clama: oiEs el i iTiene que ser el! No puede ser otro que ell>>.
la: Obras de san Buenaventura, Biblioteca de Autores Cristo se detiene en el atrio de la catedral. Se oyen lamentos;
Cristianos, Madrid 1963-1972]). unos jovenes Ilevan en hombros un pequeno ataed blanco, abier-
to, en el que reposa, sobre flores, el cuerpo de una nifia de die-
cisiete años, hija de un personaje de la ciudad.
ACTIO
- iEl resucitara a tu hija! -le grita el pueblo a la desconsola-
da madre.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: El sacerdote que ha salido a recibir el ataud mira, con asom-
«Tit eres el Cristo, el Hijo de Dios>, (cf. Mt 26,63). bro, al desconocido y frunce el cerio.
Pero la madre profiere:
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL - iSi eres t, resucita a mi hija!
Y se postra ante el. S,e detiene el cortejo, los jovenes dejan el
El lugar de la accion es Sevilla; la epoca, la de la Inquisicion, atatid sobre las losas. El lo contempla, compasivo, y de nuevo
pronuncia el Talipha kumi (<<Levantate, muchacha>>).
la de los cotidianos soberbios autos de fe, de terribles heresiar-
cas, ad majorem Dei gloriam. La muerta se incorpora, abre los ojos, sonrie, mira sorpren-
No se trata de la venida prometida para la consumacion de dida en tomb a ella, sin soltar el ramo de rosas blancas que su
los siglos, de la aparicion sithita de Cristo en todo el brillo de su madre habia colocado entre sus manos. El pueblo, Ileno de es-
gloria y su divinidad, ocomo un relampago que brilla del ocaso tupor, clama, llora.
al oriente>>. No, hoy solo ha querido hacerles a sus hijos una vi- En el mismo momento en que se detiene el cortejo, aparece
sita, y ha escogido el lugar y la hora en que Ilamean as hogue- en la plaza el cardenal gran inquisidor. Es un viejo de noventa
ras. Ha vuelto a tomar la forma humana que revistio, hace quin- anos, alto, erguido, de una ascetica delgadez. En sus ojos hun-
ce siglos, por espacio de treinta anos. didos fulgura una llama que los anos no han apagado. Ahora
Aparece entre las cenizas de las hogueras, donde la vispera, no luce los aparatosos ropajes de la vispera; el magnifico traje
el cardenal gran inquisidor, en presencia del rey, los magnates, con que asistiO a la cremacion de los enemigos de la Iglesia ha
los caballeros, los altos dignatarios de la Iglesia, las rnOs encan- sido reemplazado por un tosco habito de fraile.
tadoras darnas de la corte, el pueblo en masa, querno a cien he- Sus siniestros colaboradores y los esbirros del Santo Oficio le
rejes. Cristo avanza hacia la multitud, callado, modesto, sin tra- siguen a respetuosa distancia. El cortejo fonebre detenido y la
tar de Ilamar la atencion, pero todos le reconocen. muchedumbre agolpada ante la catedral le inquietan, y espia
60 Pasión de Jesucristo según Mateo

desde lejos. Lo ve todo: el ataúd a los pies del desconocido, la 5


resurrección de la muerta... Sus espesas cejas blancas se frun-
cen, se aviva, fatídico, el brillo de sus ojos. El fin de Judas
1Prendedle! -les ordena a sus esbirros, señalando a Cristo.
Y es tal su poder, tal la medrosa sumisión del pueblo ante él,
(Mt 27,1-10)
que la multitud se aparta, al punto, silenciosa, y los esbirros
prenden a Cristo y se lo llevan. Como un solo hombre, el pueblo
se inclina al paso del anciano y recibe su bendición.
Los esbirros conducen al preso a la cárcel del Santo Oficio y
le encierran en una angosta y oscura celda.
Muere el día, y una noche de luna, una noche española, cá-
lida y olorosa a limoneros y laureles, le sucede.
' Cuando se hizo de día, todos los jefes de los sacerdotes y
De pronto, en las tinieblas, se abre la férrea puerta del cala- los ancianos del pueblo tomaron la decisión de matar a Jesús.
bozo y penetra el gran inquisidor en persona solo, alumbrán- Lo llevaron atado y se lo entregaron a Pilato, el gobernador.
dose con una linterna. La puerta se cierra tras él. El anciano se
Mientras tanto, Judas, el traidor, al ver que lo habían con-
detiene a pocos pasos del umbral y, sin hablar palabra, con-
denado, se arrepintió y devolvió las treinta monedas de plata
templa, durante cerca de dos minutos, al preso. Luego, avanza a los jefes de los sacerdotes y los ancianos diciendo:
lentamente, deja la linterna sobre la mesa y pregunta:
- He pecado entregando a un inocente.
-¿Eres tú, en efecto?
Ellos replicaron:
Pero, sin esperar la respuesta, prosigue:
- ¿A nosotros qué? Allá tú.
-No hables, calla. ¿Qué podrías decirme? Demasiado lo sé.
Él arrojó en el templo las monedas, se marchó y se ahorcó.
No tienes derecho a añadir ni una sola palabra a lo que ya di- 6
Los jefes de los sacerdotes tomaron las monedas y dijeron:
jiste. ¿Por qué has venido a molestarnos?... Bien sabes que tu ve-
nida es inoportuna. Mas yo te aseguro que mañana mismo... No - No se pueden echar en el tesoro del templo, porque son
quiero saber si eres él o sólo su apariencia; seas quien seas, ma- precio de sangre.
ñana te condenaré; perecerás en la hoguera como el peor de los ' Y después de deliberar, compraron con 8 ellas el campo del
herejes. Verás cómo ese mismo pueblo que esta tarde te besaba alfarero para sepultura de los forasteros. Por eso, aquel cam-
los pies, se apresura, a una señal mía, a echar leña al fuego. po se llama hasta hoy «Campo de sangre». 9 Así se cumplió lo
Quizá nada de esto te sorprenda... anunciado por el profeta Jeremías: Tomaron las treinta monedas
de plata, precio de aquel que fue tasado por los hijos de Israel,
Y el anciano, mudo y pensativo, sigue mirando al preso, ace- '° y compraron el campo del alfarero, según lo que me mandó el
chando la expresión de su rostro, serena y suave (Feclor Dos- Señor.
toievski, Los hermanos Karamazov, http://www.ciudadseva.com/
textos/novela/graninqu.htm).
LECTIO

Jesús, arrestado durante la noche, procesado y juzgá-


do reo de muerte por las autoridades religiosas (cf. Mt
62 Pasion de Jesucristo segan Mateo El fin de Judas 63

26,47-66), fue entregado por estas al alba a la autoridad dinero echado por Judas, revela de una manera indirec-
politica (v. 2), que era la Unica que tenia la facultad de ta su conciencia de que es fruto de un mercadeo impio
crucificar al condenado. Ese fue el resultado de la nueva (v. 6). La decision de utilizarlo para adquirir el «campo
reunion del sanedrin (v. 1), convencido de que el infa- del alfareroD ofrece la explicacion del nombre atribuido
mante suplicio de la crucifixion infligido por los roma- al cementerio donde eran sepultados los extranjeros (v.
nos -paganos y extranjeros- supondria un duro golpe 7ss; cf. Hch 1,19b); la sangre de la que se habla aqui es
contra los seguidores de Jesus. En caso contrario, estos la de Jesus en la version de Mateo, y la de Judas segUn
habrian podido gloriarse de la lapidacion de su Maestro los Hechos de los apOstoles.
por sus correligionarios incredulos. En conformidad con la vision teologica de Mateo,
En este punto interrumpe Mateo la narracion del que capta en el desarrollo de la vida de Jesus el cumpli-
proceso de Jesds para continuar el epilog° de la vida de miento del designio de Dios anunciado en las Escritu-
Judas (vv. 3-10), que viene a constituir una bisagra en- ras, en los vv. 9ss aparece la Ultima de las citas del Anti-
tre el proceso religioso (cf. Mt 26,57-68) y el politico (cf. guo Testamento con que el evangelista comenta lo que
Mt 27,11-26). Mateo es el Unico evangelista que cuenta esta narrando. El pasaje de la profecia de Zacarias
el arrepentimiento del apostol traidor (v. 3a), que mani- (11,12ss), combinado con referencias, unas veces expli-
fiesta la conciencia de la inocencia de Jesus (.entregan- citas y otras alusivas, a la vida de Jeremias (18,2ss;
do a un inocente.: v. 4b) y de la gravedad de su acciOn 32,6-15), nos ofrece una cave de lectura precisa de lo
( He pecado.: v. 4a). De ahi procede la decision de resti- que sucede: Jesds es el justo traicionado y vendido.
tuir el dinero recibido de los sumos sacerdotes como
compensacion de la parte determinante que tuvo en el
arresto del Nazareno (v. 3b). MEDITATIO
El arrepentimiento no va seguido de la conversion
-como en el caso de Pedro (cf. Mt 26,74ss)-, sino de la La experiencia del pecado nos resulta familiar y a me-
desesperacion, agudizada por la reaccion de los sacer- nudo cotidiana cada vez que nos consideramos como
dotes, indiferentes a su drama. El gesto de deshacerse unicos arbitros de la vida y recorremos caminos auto-
del dinero echandolo en el cepillo de las ofrendas del nomos respecto a los de Dios, conocidos por las Escri-
templo y el suicidio por ahorcamiento (v. 5) marcan las turas o intuidos en lo intim° de la conciencia.
secuencias conclusivas de la vida de Judas en el relato No sabemos lo que paso en Judas para que optara por
de Mateo. A diferencia del autor de los Hechos de los hacer arrestar a Jesds; unicamente podemos suponerlo
apostoles (cf. Hch 1,16-20), el evangelista presenta la por lo que nos cuentan los evangelios. Pero es que, a ve-
figura del traidor como la del amigo infiel (cf. Mt 26,50), ces, ni siquiera sabemos lo que pasa dentro de nosotros
recalcando el precedente veterotestamentario de Aji- cuando optamos por el desamor y el egoismo... La his-
que, despues de traicionar a David, se ahorca toria de Judas nos muestra que reconocer que nos he-
(cf. 2 Sm 17,23). mos equivocado es un gesto importante, de autentica
La preocupacion de los sacerdotes por la pureza del humanidad. Sin embargo, no es suficiente para reem-
tesoro del templo, que hubiera sido contaminada por el prender el camino con soltura: es preciso creer que es
64 Pasión de Jesucristo según Mateo El fin de Judas
65

posible un futuro diferente, que el error cometido -sea ORATIO


cual sea- no permanece como una marca indeleble so-
bre la piel, ni como un lastre que debamos seguir arras- ¡Qué grande fue, oh Jesús, tu pena por la ingratitud
trando para el resto de nuestros días. Nos es posible de Judas! Tú le habías elegido para formar parte del
cambiar en todas las estaciones de la vida. Y es posible grupo de tus apóstoles, le habías perdonado todos sus
ser perdonados. pecados, le habías hecho obrador de milagros, dispen-
Judas no se dio cuenta, o no lo creyó. Los sacerdotes sador de los bienes de la familia apostólica. ¡Cuánto te
del templo no se preocuparon de darle un signo de ello; amargó la ceguera y dureza de su corazón!
no entraba en sus intereses. La mirada de Jesús, que de- Meditando tus palabras, considerando tus gestos, in-
rritió a Pedro en el llanto liberador del arrepentimiento tento intuir lo que pudiste haber experimentado por Ju-
y le abrió a la esperanza y a la confianza, no habría fal- das, tu apóstol, y casi me parece escuchar tu lamento
tado ni a Judas ni a los sacerdotes. apesadumbrado: «Oh Judas, ¿qué te hice para que me
¿Y yo?, ¿en quién me reconozco? Es posible que en traicionaras? Oh Judas, desventurado discípulo, éste es
alguna ocasión haya vivido la experiencia lancinante del el último signo de amor; ¿por qué te alejas así de tu pa-
remordimiento, sé lo que pesan los sentimientos de cul- dre y maestro? Oh discípulo ingrato, yo te beso los pies
con tanto amor ¿y tú me besas la boca con vil traición?
pa... Al reconocer mis errores, me he desvivido por bus- ¡Qué intercambio! Lloro tu perdición, caro y dilecto
car una rendija de luz mientras a mi alrededor no veía hijo, no mi pasión y muerte, pues para ello vine a este
más que oscuridad... Otras veces me he encerrado en mundo (Camilla Battista da Varano, 1 dolori mentali di
mis ocupaciones, en proyectos que debo perseguir a Gesü nella sua passione, Milán 1985, pp. 42ss).
toda costa, hasta el punto de no preocuparme de lo que
estaban viviendo los que estaban a mi lado; no he sido
capaz de oír su grito pidiendo ayuda. Tal vez ni siquie- CONTEMPLATIO
ra pensé que, de algún modo, yo podía ser corresponsa-
ble de su dolor. Oh Judas, quieres vender a Dios, al Hijo de Dios,
La Palabra de Dios me invita, una vez más, a no en- como un esclavo sin valor, como un «perro muerto», ya
cerrarme en la desolación, sino a abrirme a la esperan- que preguntas no a tu voluntad, sino a la de los com-
za, sea cual sea la situación en que viva. Jesús amó y pradores. «¿ Qué me dais si os lo entrego?». ¿Y qué pueden
ama a cada persona; me amó y me ama, y vale la pena darte? Si te hubieran dado Jerusalén, la Galilea y la Sa-
que me detenga un momento a recordar los momentos maría, ¿acaso podrías comprar a Jesús? [...].
en que he tenido una clara percepción de su amor. Sí, es Dime: ¿en qué te ha ofendido, qué mal te ha hecho,
posible ser perdonados: Jesús está dispuesto a perdo- para que digas: «Yyo os lo entregaré»? ¿Dónde están la in-
narme incluso antes de declararme arrepentido. ¡Sí, es comparable humildad del Hijo de Dios y su voluntaria
posible volver a empezar! Ahora puedo convertir mi pobreza? ¿Dónde está su dulzura y su afabilidad? ¿Dón-
vida y, paradójicamente, también mis errores en canto de está su humanísima predicación y dónde los mila-
al amor misericordioso de Dios. gros obrados por él? ¿Dónde están sus lágrimas piado-
Pasion de Jesucristo segan Mateo El fin de Judas
67

sas derramadas por Jerusalen y por la muerte de Laza- las- con aquellas manos que debian ser clavadas, con la corn-
ro? zDonde esta el privilegio por el cual te eligio como plicidad de Judas, al dia siguiente. Y cuando Ilega Judas, entre
apOstol y te hizo amigo y familiar suyo. No hubieran el resplandor de las espadas y el enrojecer de las linternas, bajo
debido enternecer estos hechos y otros tu corazon y vol- la negra sombra de los olivos, y besa -con efusionh, dice Ma-
ver a llamarlo a la piedad e impedirte decir: .Y yo os to teo- Fa cara todavia empapada de sudor sanguine ° , Jest5s no le
rechaza, sino que le dice: aAmigo, ague has venido a hacer?>>.
entregareD?
Si Jest5s no hubiera sido vendido, hubiera faltado algo a la
Por desgracia, cuantos Judas Iscariote -que se inter- perfecto ignominia de la expiacion; si lo hubieran pagado caro,
preta .retribucionD- hay en nuestros chas, que por la con trescientos siclos en vez de treinta, con oro en vez de plata,
«retribucionD de alguna ventaja temporal venden la ver- la ignominia hubiera disminuido, poco, pero disminuido. Estaba
dad, traicionan al projimo con el beso de la adulacion y previsto desde la eternidad que fuera comprado, pero compra-
de este modo se cuelgan del lazo de la condenacion eter- do con poco dinero, con tat de que el dinero entrara de todos
na (Antonio de Padua, I sermoni, Padua 1995, pp. 61ss modos. A fin de que el valor infinito resultara sobrenatural, pero
[edicion espariola: Sermones dominicales y festivos, Edi- comunicable, era necesario cambiarlo con un valor minimo, con
torial Espigas y Azucenas, Murcia 1996]). un valor de metal que casi no tiene valor. No hada el, el ven-
dido, lo mismo, al querer recomprar con la sangre de uno solo
la sangre derramada sabre la tierra desde Cain a Calk*?
ACTIO Cada uno de nosotros ha puesto su parte, una parte infinite-
simal, para comprar a Judas esta victima inagotable. Todos he-
mos contribuido a juntar la suma visible que costo la sangre del
Repite con frecuencia y vive boy la Palabra: Liberador. El campo de Akeldama, que fue pagado con aquella
.Contra ti, contra ti solo peque; hice to que ta detestas. moneda, el campo que fue comprado con el precio de la san-
Pero ta amas la verdad en to intimo del ser, en mi interior gre, es nuestra heredad, cosa nuestra. Y ese campo se agrando
me ensetias sabiduriaD (Sal 51,6a.8). misteriosamente, se dilató hasta ocupar media faz de la tierra:
ciudades enteras, ciudades populosas, adoquinadas, ilumina-
das, barridas, ciudades de tiendas y burdeles, resplandecen en
ese campo de norte a sur. Y para que el misterio sea coda vez
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
mayor, tambien los dineros de Judas, multiplicados por las trai-
ciones de tantos siglos, por todos los negocios cerrados y, ade-
Solo dos seres en el mundo han conocido el secreto de Judas: mas, incrementados con los intereses, se han vuelto innumera-
Cristo y el traidor. Sesenta generaciones de cristianos han fan- bles. Ahora -pueden atestiguarlo los contables, verdaderos
taseado en torno a el, pero el hombre de Ishkarioth, aunque artispices de esta edad- no bastarian todos los recintos del tem-
haya hecho en la tierra una nube de discipulos, permanece ter- pi ° para contener las monedas generadas hasta el dia de hoy
camente indescifrable. Es el Unico misterio humano que se en- por aquellas treinta monedas que echo en el, en el delirio del re-
cuentra en los evangelios. mordimiento, el hombre que vendio a su Dios (G. Papini, Storia
Hasta los tiltinnos dias, hasta la tltima noche, Jestis no trata a di Cristo, Florencia 1921, pp. 340-347, passim [edicion
Judas de una manera diferente a los otros. Tambien a el, como Historia de Cristo, Fax, Madrid 1971]).
a los Once, le da su cuerpo bajo la apariencia de pan, y su san-
gre bajo la apariencia de vino. Tambien lavo y seco los pies de
Judas -aquellos pies que le habian de Ilevar a la casa de Cai-
6
El proceso romano
(Mt 27,11-31)

" Jesús compareció ante el gobernador, y éste le preguntó:


—¿Eres tú el rey de los judíos?
Jesús respondió:
—Tú lo dices.
12
Pero nada respondió a las acusaciones que le hacían los
jefes de los sacerdotes y los ancianos. " Entonces Pilato le pre-
guntó:
—¿No oyes todo lo que dicen contra ti?
14
Pero él no le respondió, de suerte que el gobernador se
quedó muy extrañado.
" Por la fiesta, el gobernador solía conceder al pueblo la li-
bertad de un preso, el que ellos quisieran. ' 6 í entonces un
preso famoso, llamado Barrabás. ' 7 í que, viéndolos reunidos,
les preguntó Pilato:
—¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el lla-
mado Mesías?
" Pues se daba cuenta de que lo habían entregado por en-
vidia.
19
Estaba aún en el tribunal cuando su mujer le envió este
mensaje:
—No te metas con ese justo, porque esta noche he tenido
pesadillas horribles por su causa.
" Los jefes de los sacerdotes y los ancianos persuadieron a
la gente para que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte
de Jesús. 2 ' El gobernador volvió a preguntarles:
—¿A quién de los dos queréis que os suelte?
70 Pasion de Jesucristo segan Mateo El proceso romano 71

Respondieron ellos: Como sucede asimismo en el texto paralelo de Marcos


- A Barrabas. (cf. Mc 15,2-5), Mateo subraya el silencio casi total de
" Pilato pregunto de nuevo: Jesus y la consiguiente sorpresa del gobernador romano.
- zY que hago entonces con Jesus, el llamado Mesias? En cuanto a su propuesta de liberar a Jesus, resultando
Respondieron todos: elegido Barrabas, un famoso criminal, es preciso serialar
-iCrucificalo! que, en arameo, Barrabas significa qhijo del padre.. A
" El les dijo: este respecto recordemos que algunos antiguos codices
-Pues zque mal ha hecho? llaman a este personaje <Jesus Barrabas., agudizando de
Pero ellos gritaron mas fuerte: este modo la ironia que hay detras de la narraciOn: la mu-
- iCruciffcalo!
chedumbre prefiere a Jesus Barrabas, <thijo del padre.,
24
Viendo Pilato que no consegufa nada, sino que el alboro-
un bandido, antes que a Jesus, qhijo del hombre..
to iba en aumento, tom6 agua y se lave, las manos ante el pue- El v. 19 constituye un subrayado propio de Mateo: el
blo, diciendo: episodio de la mujer de Pilato sirve para mostrar la ino-
-No me hago responsable de esta muerte; alla vosotros. cencia de Jesus. La mujer de Pilato recibe una revela-
" Todo el pueblo respondiO: cion divina en suerios, lo mismo que al comienzo del
-iNosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de evangelio (Mt 1-2) les habia sucedido a Jose y a los ma-
esta muerte! gos. Los vv. 24ss van en la misma linea que el v. 19; tam-
26
Entonces les sok() a Barrabas; y a Jesus, despues de azo- bien son caracteristicos de Mateo: asimismo, en este caso
tarlo, se lo entree) para que fuera crucificado. se pretende mostrar con claridad la inocencia de Jesus.
" Los soldados del gobernador llevaron a Jesus al pretorio A Pilato se le presenta aqui como un personaje &Ili' y
y reunieron en torno a el a toda la tropa. " Lo desnudaron y
le echaron por encima un manto de color purpura; trenza-
29 mezquino, diferente al que fue realmente y conocemos
ron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza, y una por las fuentes historicas: un hombre duro, sediento de
calla en su mano derecha; luego se arrodillaban ante 61 y se poder y dispuesto a realizar cualquier accion posible
burlaban, diciendo: contra el pueblo judio. Mateo parece hacer recaer la to-
-; Salve, rey de los judios! talidad de la culpa de la muerte de Jesus sobre la totali-
3
° Le escupfan, le quitaban la cafia y le golpeaban con ella dad del pueblo judio. En realidad, la polemica de Mateo
en la cabeza. 31 Tras burlarse de el, le quitaron el manto, le pu- va dirigida contra las autoridades judias del tiempo y
sieron sus ropas y lo llevaron para crucificarlo. refleja el desencuentro existente entre el judaismo y las
nacientes comunidades cristianas.
LECTIO El proceso romano, trazado por Mateo con una ex-
trema brevedad, concluye, en los vv. 27-31, con la des-
El relato del proceso romano comienza en realidad cripciOn de los ultrajes y de las torturas sufridas por Je-
en Mt 27,1, pero Mateo interrumpe enseguida la narra- sus, como era usual con los condenados a la crucifixion.
cion en el v. 2 para insertar el relato de la muerte de Ju- Mateo, siguiendo aqui el ejemplo de Marcos, no ariade
das (Mt 27,3-10). Solo en el v. 11 vuelve el evangelista al ni una sola palabra de comentario, dejando al lector
tema que habia dejado, describiendo la escena del en- frente a una escena brutal: el .rey de los judios. parece
cuentro de Jesus con el gobernador Poncio Pilato. ahora definitivamente derrotado.
72 Pasión de Jesucristo según Mateo El proceso romano 73

MEDITATIO matando decenas de civiles inocentes. Todos somos res-


ponsables de la sangre derramada. Nunca es tarde para
El relato del interrogatorio de Jesús por parte de Pi- comprometernos a dar nuestra contribución a fin de
lato y su desarrollo hasta la entrega del Señor a fin de que haya en el mundo un poco menos de injusticia y un
que fuera crucificado muestran a qué conduce el juicio poco más de amor.
preconcebido contra alguien. Jesús no fue conducido
ante el gobernador romano para llegar a la verdad res-
pecto a él, sino para que el poder constituido que este ORATIO
último representaba avalara lo que los jefes de los judíos
ya habían decidido. La verdad ha sido trastornada: el Los pontífices te condujeron maniatado [oh Jesús]
que es no sólo rey de los judíos, sino rey del universo, se ante Pilato, suplicando que fueras [quitado de en me-
ve tratado como un fantoche con el que se representa dio] con el suplicio de la cruz, a ti que, verdaderamen-
una grotesca y ultrajante parodia real. te, estabas exento de todo pecado. Y tú, cual cordero
Jesús había afirmado que consideraba como hecho a ante el esquilador, permanecías ante el juez, manso y si-
él lo que se hiciera a cualquier persona, especialmente lencioso, mientras acusadores falsos e impíos, con un
si estaba en condiciones de debilidad. Vemos que en cúmulo de delitos inventados, con aclamaciones tumul-
muchas partes del mundo continúan los procesos-bur- tuosas, piden que el autor de la vida sea muerto, que el
la, donde se conculcan los más elementales derechos a bandido homicida y revolucionario sea agraciado. Y
los pobres. No se duda en condenar o en dejar condenar prefieren el lobo al cordero, la muerte a la vida, la os-
a un inocente a fin de cubrir la responsabilidad de nom- curidad a la luz. ¡Impíos y locos al mismo tiempo!
bres «excelentes». Quien está desarmado -porque no Oh dulce Jesús, ¿quién será tan duro que sea capaz de
tiene dinero, no tiene amistades que cuentan, no es «es- oír con las orejas o de volver a pensar mentalmente aque-
pabilado»- puede ser hecho impunemente objeto de vi- llos gritos tan duros: « Quítalo de en medio! ¡Crucifícalo!»
tuperio, directamente o por medio de la prensa. Todo (Jn 19,15), sin gemir y sin protestar? (san Buenaventura,
ello con el beneplácito de quien no quiere comprome- «Il legno di vita», en íd., Opuscoli mistici, Milán 1956, p.
terse con una «causa perdida». Impresiona lo fácil que 104 [edición española: Obras de san Buenaventura, Bi-
resulta, hoy como ayer, manipular a las muchedumbres, blioteca de Autores Cristianos, Madrid 1963-1972]).
arrastrarlas a nuestro propio terreno, con una euforia
acrítica que aplasta la capacidad de decidir de una ma-
nera autónoma. CONTEMPLATIO
Y así, por voluntad del pueblo, se crucifica al Hijo de
Dios. Y, siempre por voluntad del pueblo y por su bien, Margarita lloró con grandes gritos la Pasión de Cris-
se lapida a mujeres, se encierra en prisiones insanas a to diciendo en cada suplicio particular: «A esto te llevó
los adversarios políticos, se acuesta en camillas para la el amor por nosotros, oh Señor». Entonces oyó a Cristo,
inyección letal a disminuidos mentales, se abandona al que le decía: «Hija, has dicho que fue el amor por voso-
hambre a poblaciones enteras, se bombardean países tros lo que me impulsó a sufrir y que el celo por vues-
Pasion de Jesucristo segan Mateo El proceso romano 75

tras almas me 'le y() a hacer To que hice Grita, por ELiA: Respetables oyentes (inclina levemente la cabeza, en voz
tanto, hija mia, que fui encadenado, esquilado, velado el mos baja): Me corresponde a mi, como presidente, pronunciar
rostro y escarnecido precisamente por aquel pueblo al Ia... sentencia (Suspira). La acostumbrada sentencia. Si: la acos-
que habia liberado con poderoso poder de la servidum- tumbrada... (mira de manera insistente a los espectadores; sigue
bre de Egipto. Grita que muchos acudieron a verme su- en voz baja). Como sabeis, es dificil despegarse de un mundo
para entrar en otro... aunque ahora sentimos que una vez u otra
frir no para unirse a mis penas, sino para complacerse tendra que Ilevarse a cabo este paso... -pero retrasamos siem-
reciprocamente de mis males. Grita que fui desnudado, pre el dia en que debamos decir adios a todo esto... Alegrias de
flagelado, abofeteado, ensuciado por los salivazos de los nuestra comunidad... (se conmueve y se interrumpe). Que no os
impfos. Recuerda todos los abusos de que fui objeto, la disguste demasiado -os lo ruego- la formula de nuestra senten-
corona de espinas, los golpes con la cana, la liberacion cia. Es una manera de manifestar aCm nuestra pertenencia a la
otorgada a un rebelde asesino como Barrabas, mientras ley que condeno a Jesus de Nazaret... no pretende significar
que no quisieron teller piedad de su rey inocente, recibi- mas que eso. Me habia hecho la ilusion de que al continuar
do poco antes y honrado con ramas de palma. manteniendo viva la memoria de este Personaje Supremo y al
pediros un testimonio a vosotros, cristianos de hoy, no solo ha-
Pero deseo que digas de cada una de las obras que me briamos conseguido encontrar una solucion al dilema de un
digne hacer que To hice por mi amor a las almasD (Giun- error nuestro antiguo y desmesurado, sino que incluso habria-
ta Bevegnati, Leggenda della vita e dei miracoli di santa mos logrado suscitar una prueba imprevista que nos habria
Margherita da Cortona, Vicenza 1978, pp. 88ss). abierto un camino nuevo para entender aquel anuncio. Por des-
gracia, la esperada revelacion todavia no se ha manifestado, al
menos ante nuestros ojos. Y debemos concluir que mi empresa
ACTIO corre ahora el riesgo de parecer, y tal vez de ser, tinicamente la
mania senil de un mistico judio. Tambien debo tener en cuenta
-y tened a bien perdonarme la sinceridad con que os hablo, yo,
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: un judio, algo que incluso puede ofender vuestra conciencia de
.Sin defensa ni justicia te llevaron, Sefton Con tus Magas cristianos-, debo tener en cuenta, decia, que el mundo cristiano
nos curaste» (cf. Is 53,8.5). no parece haber abrazado el mensaje de Jestis de Nazaret de
un modo tan vivo y evidente que pueda revelarlo a troves de su
vida. Tal vez la verdadera civilizacion cristiana este aim por co-
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL menzar... -es posible-; tal vez estemos aim en los siglos de los
q
primeros cristianos>> -tambien esto es posible...-; sin embargo,
yo, que he sido llamado esta noche, tal vez por Ultima vez, a
En esta escena, Elia se encuentra en medio del escenario, de- pronunciar nuestro juicio, digo -todavia... (abre maquinalmen-
lante del pOblico. Rebecca y Sara han quitado una especie de te el libro que tiene en la mano)- que JesUs de Nazaret fue col-
toga, mejor una estola sacerdotal largo, de una custodia, y la gado en la cruz por orden del procurador romano, porque con
ponen sobre los hombros de Elia. Le dan tambien un libro que sus magias habia seducido y desviado al pueblo de Israel (D.
el anciano abre a una serial ahora conocida. Despues entona un Fabbri, Processo a Gest), Milan 1 984, pp. 1049ss).
canto al que se unen todos. Acabado el canto, los jueces -ex-
cept° Elia- vuelven a sus sitios en la mesa. Los testigos de la
<ctroupeh se disponen en el mismo orden que en el primer acto,
aunque de una manera mos reposada.
7
Crucifixión, muerte y sepultura
(Mt 27,32-66)

32
Cuando salían, encontraron a un hombre de Cirene, lla-
mado Simón, y le obligaron a llevar la cruz de Jesús. " Al lle-
gar
34
al lugar llamado Gólgota, esto es, el lugar de la Calavera,
dieron a Jesús vino mezclado con hiel para que lo bebiera,
pero, después de probarlo, no quiso beberlo.
" Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos echán-
dolos a suertes. 36 Y se sentaron allí para custodiarlo. " Sobre
su cabeza pusieron un letrero con la causa de su condena:
«Éste es Jesús, el rey de los judíos».
" Al mismo tiempo crucificaron 39
a dos bandidos, uno a su
derecha y otro a su izquierda. 49Los que pasaban por allí lo
insultaban meneando la cabeza y diciendo:
-Tú, que destruías el templo y lo reedificabas en tres días,
sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.
41
Y lo mismo los jefes de los sacerdotes, junto con los
maestros de la ley y los ancianos, se burlaban de él diciendo:
42
-A otros salvó, y a sí mismo no puede salvarse. Si es43rey
de Israel, que baje ahora de la cruz y creeremos en él. Ha
puesto su confianza en Dios; que lo libre ahora, si es que lo
quiere, ya que decía: «Soy Hijo de Dios».
44
Hasta los ladrones que habían sido crucificados junto
con él lo insultaban.
45
Desde el mediodía
46
toda la región quedó sumida en tinie-
blas hasta las tres. Hacia las tres gritó Jesús con voz potente:
-Elí, Elí. ¿lemá sabaktani? Que quiere decir: Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has abandonado?
47
Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían:
- Esta llamando a Elias. LECTIO
48
En seguida, uno de ellos fue corriendo a por una espon-
ja, la empap6 en vinagre y, sujetandola en una caña, le daba
de beber. ' Los otros decian:
Terminado el proceso religioso y politico, Jesus fue
condenado definitivamente a muerte: «A Jestis, despues
- Deja, vamos a ver si viene Elias a salvarlo.
de azotarlo, [Pikilo] se lo entrego para que fuera crucifi-
" Y Jesns, dando de nuevo un fuerte grito, entregO su espi-
cado» (v. 26). El cuadro que nos presenta Mateo parece
ritu. " Entonces, el velo del templo se rase, en dos partes de
arriba abajo; la tierra temblo y las piedras se resquebrajaron; sacar a la luz mas bien el movimiento de los persona-
" se abrieron los sepulcros y muchos santos que habian muer- jes que giran en tomb al condenado; y de este modo el
to resucitaron, " salieron de los sepulcros y, despues de que evangelista, jugando con los perfiles, hace resaltar con
Jesus resucito, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a mayor nitidez la figura del Nazareno. El Cirineo, la
muchos. 54 El centurion y los que estaban con el custodiando
a Jesus, al ver el terremoto y todo lo que pasaba, se llenaron
crucifixion, los soldados, los ladrones, los que pasaban
de miedo y decian: por alli, el sanedrin... aparecen como iconos completos
- Verdaderamente este era Hijo de Dios. en si mismos, colocados por Mateo uno junto a otro y
" Muchas mujeres que habian seguido a Jesus desde Gali-
que tienen el hilo conductor que los une en los salmos
lea para asistirlo, contemplaban la escena desde lejos. " Entre 22 y 69.
ellas, estaban Maria Magdalena y Maria, la madre de Santia- En el v. 32 encontramos a Simon de Cirene. Este debe
go y Jose, y la madre de los Zebedeos. ayudar al condenado llevandole el patibulum, una prac-
" Al caer la tarde, liege) un hombre rico, llamado Jose, tica que no era extraordinaria, mucho mas si no olvida-
natural de Arimatea, que tambien se habia hecho discipulo de
Jesus. " Este Jose se present6 a Pilato y le pidi6 el cuerpo de Je-
mos que Jesus habia pasado la noche entre bastonazos
sus. Pilato man& que se lo entregaran. 59 Jose tom() el cuerpo, y golpes (cf. v. 67), hasta la flagelacion por parte de los
lo envolvio en una sabana limpia 60 y lo puso en un sepulcro romanos, anticipo normal de la crucifixion. A continua-
nuevo que habia hecho excavar en la roca. Rodeo una piedra
61
cion, prosigue la descripciOn: Jesus, antes de ser cruci-
grande a la puerta del sepulcro y se fue. Maria Magdalena y ficado, recibe un gesto de piedad (odieron a Jesus vino
la otra Maria estaban all, sentadas frente al sepulcro.
63
mezclado con hiel para que lo bebiera»: la bebida que las
Al dia siguiente, es decir, el dia despues de la preparacion
de la Pascua, los jefes de los sacerdotes y los fariseos se con-
mujeres judias preparaban para los condenados a fin de
gregaron ante Pilato 63 y le dijeron: aliviar sus sufrimientos). Aqui introduce Mateo el v. 22
- Senor, recordamos que ese impostor dijo cuando aun
del Sal 69. Por su parte, los soldados que se reparten la
vivia: 0A los tres dias resucitareD. 64 Asi que manda asegurar el ropa del condenado, echandola a suerte, no hacen mas
sepulcro hasta el dia tercero, no sea que vengan sus discipu- que actualizar el v. 19 del Sal 22. La motivacion de la
los, roben su cuerpo y digan al pueblo que ha resucitado de condena puesta sobre la cruz encuentra tambien su eco
entre los muertos, y este ultimo engano sea peor que el pri- en la profecia de Balaan, hijo de Beor (Nm 24,17: « Una
mero.
65
estrella sale de Jacob, un cetro surge de Israel»).
Pilato les dijo:
- Disponeis de un piquete de soldados; id y aseguradlo
La atencion de Mateo se dirige, a renglon seguido, a
como sabeis hacer. un triptico: los que pasaban por allI olo insultaban me-
66
Ellos fueron, aseguraron el sepulcro y sellaron la piedra neando la cabeza y diciendo: "Ta, que destruias el templo
dejando alli la guardia. y lo reedificabas en tres dias, scilvate a ti mismo; si eres
Pasión de Jesucristo según Mateo Crucifixión, muerte y sepultura 81

Hijo de Dios, baja de la cruz"»; el grupo del sanedrín -su- guardia, el sellado de la piedra del sepulcro- del alba
mos sacerdotes, maestros de la ley y ancianos- «se bur- fulgurante de la resurrección de Cristo.
laban de él diciendo: "A otros salvó, y a sí mismo no pue-
de salvarse. Si es rey de Israel, que baje ahora de la cruz,
y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios; que lo MEDITATIO
libre ahora, si es que lo quiere, ya que decía: 'Soy Hijo de
Dios"» (cf. Sal 22,9) y «hasta los ladrones que habían ¿Cómo puedo entrar yo en esta escena donde tú, Je-
sido crucificados junto con él lo insultaban»; se trata de sús, estás presente, aparentemente, de un modo pasivo,
alusiones a la tentación padecida por Jesús en el desier- cuando, en realidad, reúnes a todos y todo a tu alrede-
to (cf. Mt 4,3), que se le vuelve a plantear cargada de su- dor: israelitas y no israelitas, mujeres, amigos, la gente
gestión en esta hora tan trágica. Son comentarios de que pasa por allí, guías del pueblo y soldados, y la mis-
una muchedumbre obtusa, miopía sabihonda de quien ma creación? Todos miran hacia ti, unos de lejos, otros
cree poseer la Palabra de Dios y no es capaz de leer la de cerca, otros incluso bajo tu cruz, como los soldados
evidencia confirmada por el citado Sal 22. Y es aún este sentados para guardarte a ti, que estás clavado en el
último salmo el que resuena en el grito de Jesús («Elí, leño.
Elí. ¿lemá sabaktani?»: Sal 22,2) y son palabras que los
presentes malentienden («Está llamando a Elías»). ¿Y yo, Señor? Tal vez, como otros, estoy esperando de
Mateo concluye pronto la agonía de Jesús, que «dan- ti algún gesto extraordinario, pero tú no brindas ningún
do de nuevo un fuerte grito, entregó su espíritu» (v. 50), y signo particular, no cedes a nuestras pretensiones de in-
desplaza el objetivo sobre el templo y sobre Jerusalén crédulos. Tú nos preparas el signo de la fe, el «de Jo-
(vv. 51-53), describiendo una escena apocalíptica, sig- nás», el signo de tu resurrección, que va más allá de
no de la era escatológica, y proporcionando por sor- todo deseo y expectativa. Todos estamos ahí, bajo tu
presa un anticipo de la resurrección. La coreografía se cruz, atraídos por ti como el hierro por el imán. Cree-
enriquece de personajes: el centurión con los que ha- mos que somos nosotros los protagonistas. Tú, en cam-
cen la guardia, las mujeres que seguían a Jesús, los bio, estás ahí, en medio de la mayor impotencia, sin
amigos de la última hora y, de nuevo, las mujeres ante otras palabras que las dirigidas a Dios -como si hubie-
el sepulcro. Si en Marcos la conclusión parece ser el ras olvidado el nombre del Padre-, gritas por nosotros,
sepulcro vacío, en Mateo todas las personas implica- invocas a Dios por nosotros, nos precedes como pastor
das en los últimos acontecimientos de Jesús y las ac- al rebaño, como maestro a los discípulos, como herma-
titudes relativas invitan al que escucha el evangelio a no mayor, y afrontas por nosotros el sufrimiento y el ex-
reconocerse en su propia incredulidad o a situarse en tremo abandono.
una perspectiva de fe. Creemos que somos nosotros los actores de la escena,
Se pasa así al día siguiente (vv. 62-66), en el que la como el Cirineo, que se ve obligado a realizar un gesto
acción escénica desarrollada en el palacio de Pilato con- de piedad contigo, sin saber que esa cruz tuya, llevada
firmará el carácter obtuso y la mala fe de las autori- por él de mala gana, se ofrece a cada uno de nosotros
dades religiosas, que, en el juego de la Providencia, no para dar sentido a las cruces que encontramos cada día.
hacen más que predisponer los signos inequívocos -la O como los soldados, que se apoderaron de tu túnica, de
82 Pasion de Jesucristo segan Mateo Crucifixion, muerte y sepultura 83

todo lo que poseias, sin darse cuenta de que dentro de Seilor de la gloria eterna, haz que siempre, con fe y
poco los ibas a enriquecer con un don mucho mayor -la con fortaleza, mantengamos la mirada tendida hacia tu
fe- que les hard exclamar: Verdaderamente este era Hijo vida sin terrain° (H. Rahner - K. Rahner, Preghiere, Bres-
de Dios. (v. 54). 0 como la muchedumbre y los sanedri- cia 1975, pp. 56ss).
tas decepcionados por ti, mesias fracasado, que sacu-
den la cabeza. Ante los incomprensibles caminos de tu
amor, tambien nosotros apenas conseguimos creer que CONTEMPLATIO
a la decepcion le pueda seguir el estupor del dia octavo,
el dia de la esperanza recobrada. Asi, pues, tambien [A nuestro Salvador] se le hicieron tambien las pro-
nosotros, como las mujeres, nos encontramos ante la puestas mas escarnecedoras y los reproches mas irreve-
piedra del sepulcro como ante los muchos porques, a rentes que quepa imaginar; en efecto, algunos le grita-
las dudas, que provocan nuestra incredulidad, y nos ban: que presumes de ser Hijo de Dios, baja de la
encontramos mirandolos, sin ser capaces de imaginar cruz y te adoraremos y te reconoceremos como tal. Di-
c6mo y donde se puede abrir una rendija de luz, de es- jiste que destruirlas el templo; realiza ahora algim mi-
peranza. lagro para tu liberacion y te reconoceremos como nues-
Ahora estamos aqui, no queremos alejarnos, porque tro Dios. Puedes estar seguro de que, si por tu poder
bajas de la cruz, todos nosotros creeremos. (cf. Mt 27,40-
solo permaneciendo ante el misterio de un amor in-
comprensible, de un amor -el tuyo- que llega a hacer- 42; Mc 15,29,32) en ti; de lo contrario, te considerare-
se crucificar y hundirse en las tinieblas de la muerte y mos un impostor, no creeremos en ti y no nos converti-
remos. Bonita oferta, esta, al corazOn de nuestro
de la tumba, podremos comprender el gran misterio Salvador, tan apasionado por la salvaciOn de nuestras
de tu resurreccion y llegar a ser testigos ante todo el almas. Muchos blasfemaban contra el, llamandole bru-
mundo. jo y encantador, atribuyendo las tinieblas a alguna ma-
gia; otros declan que no se trataba de tinieblas, sino que
tenian los ojos marcados y deslumbrados por sus en-
ORATIO cantamientos; y a causa de estos discursos, y de otros
semejantes, el sacratisimo corazon de nuestro Senor pa-
Senor Jesucristo, Verbo eterno del Padre y verdadero decio terribles dolores.
hombre, te adoramos. Se siempre para nosotros el mis- Sin embargo, aunque nuestro Saior estaba tan de-
terio vivo de nuestra fe y de nuestra existencia, que se seoso de la salvaciOn de nuestras almas que dio su vida
fundamenta en la fe. Vencedor en la Pasi6n, Redentor muriendo por nosotros, para conseguirnos la salvacion
crucificado, en ti queremos persistir viviendo todas las (Is 53,10-12), a pesar de todo no quiso bajar de la cruz,
horas sombrias. Haz que soportemos todo lo que nos porque no era esa la voluntad del Padre; al contrario,
contraria como participacion en tu suerte, a fin de que esa voluntad era la que lo teraa clavado (Francisco de
se convierta para nosotros en un camino que nos con- Sales, Le esortazioni, Roma 1992, pp. 794ss [edicion es-
duzca al interior de la eterna luz pascual, por ti, sacra- Obras, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid
mento de la solidaridad en el dolor entre tü y nosotros. 1953]).
Pasión de Jesucristo según Mateo

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Verdaderamente éste era Hijo de Dios» (Mt 27,54).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

En la perspectiva evangélica, el verdadero poder es el de Dios


Pasión de Jesucristo
crucificado: un poder que quiere la alteridad del otro hasta de-
jarse matar para ofrecerle la resurrección. Por eso el poder ab-
según Marcos
soluto -el de Dios, el del Pantokrátor- se identifica con el abso-
luto de la entrega de sí mismo, con el sacrificio que comunica la
vida a los hombres y fundamenta su libertad. El Dios encarnado
es aquel que «da su propia vida por sus amigos» y ora por sus
verdugos.
El poder de Dios significa el poder del amor. Por una «locu-
ra de amor», el que es la Vida en plenitud se vuelve para noso-
tros la vida en el corazón de la muerte. «Yo tengo poder para
darla [ mi vida] y para recuperarla de nuevo» (Jn 10,18), dice
Jesús. De esta paradoja divina que trasciende las antinomias de
la creación decaída, la de la vida y la de la muerte, de la en-
trega de sí y de la afirmación de sí, de esta paradoja que es la
paradoja misma del amor, tan débil en su soberanía, tan sobe-
rano en su debilidad, encontramos una expresión admirable, vi-
gorosamente puesta de relieve, en Pablo: «Dios ha querido sal-
var a los creyentes por la locura del mensaje que predicamos...
pues... lo que en Dios parece debilidad, es más fuerte que los
hombres... Dios... ha elegido lo que el mundo considera débil
para confundir a los fuertes» (1 Cor 1,21-28) (0. Clément,.II po-
fere crocifisso, Magnano 1999, pp. 35ss).
84 Pasión de Jesucristo según Mateo

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Verdaderamente éste era Hijo de Dios» (Mt 27,54).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

En la perspectiva evangélica, el verdadero poder es el de Dios


crucificado: un poder que quiere la alteridad del otro hasta de-
jarse matar para ofrecerle la resurrección. Por eso el poder ab-
soluto —el de Dios, el del Pantokráfor- se identifica con el abso-
luto de la entrega de sí mismo, con el sacrificio que comunica la
vida a los hombres y fundamenta su libertad. El Dios encarnado
es aquel que «da su propia vida por sus amigos» y ora por sus
verdugos.
El poder de Dios significa el poder del amor. Por una «locu-
ra de amor», el que es la Vida en plenitud se vuelve para noso-
tros la vida en el corazón de la muerte. «Yo tengo poder para
darla [mi vida] y para recuperarla de nuevo» (in 10,18), dice
Jesús. De esta paradoja divina que trasciende las antinomias de
la creación decaída, la de la vida y la de la muerte, de la en-
trega de sí y de la afirmación de sí, de esta paradoja que es la
paradoja misma del amor, tan débil en su soberanía, tan sobe-
rano en su debilidad, encontramos una expresión admirable, vi-
gorosamente puesta de relieve, en Pablo: «Dios ha querido sal-
var a los creyentes por la locura del mensaje que predicamos...
pues... lo que en Dios parece debilidad, es más fuerte que los
hombres... Dios... ha elegido lo que el mundo considera débil
para confundir a los fuertes» (1 Cor 1,21-28) (0. Clément,.11 po-
fere crocifisso, Magnano 1999, pp. 35ss).
1
La unci6n de Betania
(Mc 14,1-11)

' Faltaban dos dias para la fiesta de la Pascua y los panes


sin levadura. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la
ley andaban buscando el modo de prender a Jesns con enga-
tio y dare muerte, 3 pero decian:
-Durante la fiesta no; no sea que el pueblo se alborote.
3
Estaba Jesus en Betania, en casa de Simon el leproso, sen-
tado a la mesa, cuando Hegel una mujer con un frasco de ala-
bastro lleno de un perfume de nardo puro, que era muy caro.
Rompio el frasco y se lo derramo sobre la cabeza.
4
Algunos, indignados, comentaban entre si:
- A que viene este despilfarro de perfume? 5 Se podia ha-
ber vendido por mas de trescientos denarios y haberselos
dado a los pobres.
Y la criticaban.
9
Jesus, sin embargo, replico:
- Dejadla. .Por que la molestais? Ha hecho conmigo una
obra buena. ' A los pobres los teneis siempre con vosotros y
podeis socorrerlos cuando querais, pero a mi no me tendreis
siempre. 8 Ha hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a un-
gir mi cuerpo para la sepultura. 9 Os aseguro que en cualquier
parte del mundo donde se anuncie la Buena Noticia sera
recordada esta mujer y lo que ha hecho.
'° Judas Iscariote, uno de los Doce, fue a hablar con los je-
fes de los sacerdotes para entregarles a Jesus. " Ellos se ale-
graron al oirle y prometieron dare dinero. Asi que andaba
buscando una oportunidad para entregarlo.
Pasión de Jesucristo según Marcos La unción de Betania 89

LECTIO feta y un sacerdote, declaran el mesiazgo de Jesús. La


reacción de los presentes es miope e inquietante. Algu-
El texto abre la última página del evangelio de Mar- nos de ellos «la criticaban» (v. 5). Esos tales, aunque es-
cos y también la más importante y la más antigua: la tán cerca de Jesús, están muy lejos de su misterio me-
que cuenta la Pasión y la resurrección de Jesús. Si es siánico y de su Evangelio. Para Jesús, el gesto de aquella
verdad que los evangelios fueron redactados empezan- mujer será anunciado como Evangelio.
do por el final, entonces debemos considerar esta pá- La tercera parte (vv. 10ss) cierra la perícopa oscure-
gina como la primera del evangelio de Jesús. Cierta- ciendo el brillo de la escena de Betania; tal vez ya era de
mente se citan en ella los hechos fundadores de la fe noche cuando Judas decide la traición. El texto vuelve a
cristiana, que se arraiga, precisamente, en la fe en la los sumos sacerdotes y al discurso de apertura: por fin
salvación que procede de la muerte y resurrección de podrán deshacerse de Jesús. Judas ha venido para en-
Cristo. tregárselo. El rechazo de Jesús como Mesías se está
Siguiendo un criterio espacio-temporal, la perícopa convirtiendo ahora en un complot.
se divide en tres partes. La primera parte (vv. ss) con-
textualiza los hechos que sucederán en sentido tempo-
MEDITATIO
ral. En ella se describe un espacio institucional ligado
al templo, donde los sumos sacerdotes y los maestros
de la ley se encuentran en un estado de nerviosismo: Hay una mujer que ofrece su mayor riqueza, «derro-
quieren deshacerse de Jesús lo antes posible. Pero no chándola» por el Señor. En ella habla el lenguaje de la
quieren golpearle durante la fiesta, puesto que temen gratuidad, que se expresa con gestos proféticos, cuyo
la reacción del pueblo, que aquellos días acudía en eco resuena más allá de lo inmediato y despierta signi-
masa a Jerusalén. Se trata de una nota importante, ficados «más allá». Gestos sencillos, pero hechos autén-
porque pone los hechos relacionados con Jesús en co- ticos por el amor. Por el contrario, hay quien intenta
nexión con la fiesta en la que los judíos celebraban su apoderarse de Jesús y quien decide entregarlo, obte-
liberación de la esclavitud de Egipto: la Pascua y los niendo la promesa de una suma de dinero. Están tam-
ázimos. bién los que quisieran transformar en dinero, para dis-
tribuirlo entre los pobres, el perfume derramado sobre
La segunda parte ( w. 3-9) desplaza la dimensión es- los pies del Maestro.
pacial a Betania, una pequeña ciudad de provincia muy
querida de Jesús, porque en ella habitaban algunos de Es incluso demasiado fácil hacer moralismo respecto
sus amigos (cf. Jn 12,1ss). Jesús se encuentra en casa a la atención a los pobres. En la práctica, ¿cuánto nos
de un tal Simón el leproso (cf. Mt 26,6-13). La escena comprometemos con ellos? Sin embargo, los tenemos
tiene como protagonista a una mujer que rompe un siempre con nosotros y -si lo quisiéramos- cada mo-
frasco de aceite perfumado de nardo y lo vierte sobre la mento sería bueno para abrirnos a compartir lo que so-
cabeza de Jesús. Este gesto constituye el preanuncio de mos y lo que tenemos.
la muerte y de la sepultura de Jesús-Mesías (cf. Lc 7,38; El complot en torno a Jesús, no obstante, expresa el
2 Re 9,6). Las manos de esa mujer, como las de un pro- clima en que nos encontramos: no interesan los pobres,
Pasion de Jesucristo segan Marcos La uncion de Betania 91

porque no interesa el Sefton La gratuidad de la relacion fecto a tu amor (Fra Giunta Bevegnati, Leggenda della
con el pone al desnudo la verdad de la relacion con los vita e dei miracoli di santa Margherita da Cortona, Vi-
otros. El gesto de la mujer puede entonces inquietarnos, cenza 1978, p. 127).
y tal vez lo deberia. e. Es Jesus verdaderamente impor-
tante para nosotros, hasta el punto de querer «derro-
char. por el a nosotros mismos y nuestros bienes? CONTEMPLATIO
ICOrno reaccionamos cuando vemos a alguien que se
atreve a realizar gestos gratuitos? Magdalena es el modelo de los penitentes; rompio el
Nos empantanamos con facilidad en una fe vivida alabastro de los perfumes por la piedad que sentla ha-
como relacion de dar y tener, en la que nos exponemos cia Cristo. Nosotros tambien debemos sentir piedad ha-
segim nos convenga. El Evangelio es completamente cia la Iglesia universal y hacia cada una de las almas
distinto: es amor, un amor mas fuerte que toda muerte, arrepentidas Magdalena perdio a Dios con el pecado,
que es ganancia en si misma. El amor o es gratuito o pero volvio a encontrarlo al ungir la cabeza y los pies de
simplemente no es. Cristo.
La mujer, al dar su perfume precioso, sale de la sala Cada uno de vosotros debe intentar poseer ese un-
con un corazon todavla mas grande, capaz de acoger el gtiento que le hace estar bien dispuesto hacia Dios y
don de la vida. Los buscadores de muerte y los filantro- arrepentido y despegado del pecado. Por desgracia, hay
pos respetables se quedan con un corazon todavia mas quien siente piedad de su cuerpo pero no de su alma.
estrecho. Y nosotros? No es esto asemejarse a la Virgen o a Cristo. No es posi-
ble hacer demasiado dario al cuerpo. No demos nuestro
cuerpo al pecado, porque hemos sido rescatados a gran
ORATIO precio. No salis siervos de los hombres» (1 Cor 7,23) ni
de los demonios o de los pecados. Si yo hubiera corn-
prado un esclavo, no lo regalaria por nada.
Es justo, es razonable y algo verdaderamente digno,
oh Salvador info, que yo te sirva devotamente sOlo a ti y Queda asi demostrado que la Virgen gloriosa como
cumpla solo tu voluntad, porque tu altisima e inefable fuerte y santa ofrecio, y como fuerte y piadosa pago el
voluntad y tu misericordia han descendido sobre noso- precio (san Buenaventura, I sette doni dello Spirito San-
tros, que somos tan viles; y tu, a quien los cielos no pue- to, Vicenza 1985, P. 176, passim [edicion espariola: Obras
den contener, te escondiste en el seno de una virgen de son Buenaventura, Biblioteca de Autores Cristianos,
nifia durante nueve meses; tu, a quien sirven los angeles Madrid 1963-1972]).
en el cielo, te aviniste a servir a los pecadores. Es justo
que nosotros te sirvamos, porque la vida que asumiste,
ACTIO
conforme a la naturaleza mortal, fue toda ella pobreza,
fatiga, sufrimiento, hasta la acerbisima muerte en la
cruz. Por esa infinita misericordia tuya, te ruego, Seiior, Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
que quieras ordenar mi corazon y mi vida de modo per- «A los pobres los teneis siempre con vosotros» (Mc 14,7).
Pasión de Jesucristo según Marcos La unción de Betania 93

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Entonces Jesús, al darse cuenta, les dijo: «Dejadla. ¿Por qué
la molestáis? Ha hecho conmigo una obra buena. A los pobres
«Os aseguro que en cualquier parte del mundo donde se anun- los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando que-
cie la Buena Noticia será recordada esta mujer y lo que ha hecho». ráis, pero a mí no me tendréis siempre».
Ante [esta] cabeza inclinada, Jesús se siente sosegadamente Otra lección del Maestro. A los contables de la caridad. A los
conmovido en la sala del leproso. La raya que divide la joven que hacen trampas en el juego del Evangelio e intentan usurpar
cabellera, la frente, le resultan aquí familiares. Son muchas las su doctrina, darle la vuelta contra los cánones del amor. Y oigo
veces que ella se le ha acercado de este modo, en la casa de Lá- como eco de esta frase un grito, un aplauso. Veo a todos los po-
zaro, como ahora, a la altura de sus rodillas, y le rogaba que bres de la tierra agolparse en torno a esta escena, en el triclinio
hablara. Muchas; y ahora es la última. María de Betania tiene de Simón el leproso, echando en el pavimento su desesperada
este destino de mujer acurrucada y silenciosa, no somos capa- moneda para rescatar los trescientos denarios del perfume:
ces de imaginar ni su estatura ni su voz. Y con aquel grandísi- «Nosotros estaremos siempre. Pero éste que está a punto de ser
traicionado, clavado desnudo sobre la loma, es verdaderamen-
mo elogio Cristo premia no sólo su perfume, sino su gran pa- te el más pobre, y sólo lo tendréis por poco tiempo».
ciencia de oyente.
María ni siquiera oyó el gruñido de aquellas frases hostiles
Alguno tal vez guiña aquí el ojo, entre los comensales tam- contra ella. Embalsamó tranquila a su Jesús, con toda la solici-
bién algunos se dan algún codazo furtivo, como ocurre siempre tud femenina que las mujeres, madres o meretrices, dedican a la
cuando un hombre y una mujer joven están demasiado cerca y joya del cuerpo. A su modo, lo hizo incorruptible para la resu-
se encierran en un círculo de intimidad. Pero Cristo no quiere rrección. Y cree en la resurrección más que nadie, ya que hace
darse cuenta, si es que existe, de la malicia que flota en el am- pocos días que ha visto salir vivo a su hermano de la tumba. Por
biente. Sabe que ésta es una operación de muerte, no de vida y eso, si bien sufre completamente solitaria en medio de aquella
de sentidos. Y nada es más casto que la muerte, que los cuida- muchedumbre alegre, también es la que secretamente está más
dos que dispensamos a un cadáver. tranquila; está segura de que su perfume no se perderá (L. San-
«Al derramar este ungüento, reservado por ella para mi se- tucci, Una vita di Cristo. «Volete andarvene anche voi?», Cinise-
pultura -dice Jesús a los presentes- ha embalsamado mi cuerpo llo B. 2 1995, pp. 139-141).
por adelantado.» Sabe que, para María de Betania, su Pasión,
de la que ya sólo le separan tres días, ya ha tenido lugar -en
este momento, en esta alegre sala de banquete-, y es como si él
ya estuviera colgado de la cruz y los cabellos de ella hubieran
intentado secar infinitamente, junto con el bálsamo, la sangre de
los clavos. Junto al austero Simeón, junto a María, su madre,
también esta pequeña mujer es profetisa de la Pasión, la prime-
ra testigo de Cristo crucificado.
Sin embargo, hay también quien se siente celoso del fúnebre
idilio, se siente escandalizado de tanto derroche. «¿A qué viene
este despilfarro de perfume?, refunfuña algún discípulo. «Se po-
día haber vendido por más de trescientos denarios y habérselos
dado a los pobres», insinúa con una ortodoxia más astuta el dis-
cípulo que le traicionará por dinero. Y se indignaron, dice Ma-
teo, contra ella.
2
La cena pascual
(Mc 14,12-31)

12
El primer dia de la fiesta de los panes sin levadura, cuan-
do se sacrificaba el cordero pascual, sus discipulos pregunta-
ron a Jesus:
- zDonde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pas-
cua?
" Jesus envie) a dos de sus discipulos, diciendoles:
- Id a la ciudad y os saldra al encuentro
14
un hombre que Ile-
va un cantaro de agua. Seguidlo, y allf donde entre decid al
duerio: El Maestro dice: «zDonde esta la sala en la que he de
celebrar la cena de Pascua con mis discfpulos?.. 15 El os mos-
trard en el piso de arriba una sala grande, alfombrada y dis-
puesta. Preparadlo todo alll para nosotros.
16
Los discipulos salieron, llegaron a la ciudad, encontraron
todo tal como Jesus les habla dicho y prepararon la cena de
Pascua.
" Al atardecer Hegel Jesus con los Doce y se sentaron a la
mesa. Luego, mientras estaban cenando, dijo Jesus:
- Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar, uno que
estci cenando conmigo.
19 Ellos comenzaron a entristecerse y a preguntarle uno
tras otro:
- zAcaso soy yo?
" El les contest&
- Uno de los Doce, uno que come en el mismo plato que yo.
El Hijo del hombre se va, tal como esta escrito de el, pero
lay de aquel que entrega al Hijo del hombre! ; Ws le valdria a
ese hombre no haber nacido!
Pasión de Jesucristo según Marcos La cena pascual 97

" Durante la cena, Jesús tomó pan, pronunció la bendi- tensión: va a suceder algo terrible. De la lectura surge
ción, lo partió, se lo dio y dijo: una muerte anunciada.
-Tomad, esto es mi cuerpo. En efecto, llegada la noche y preparado el banquete,
" Tomó luego una copa, pronunció la acción de gracias, se hay algo que turba la «comida» de la Pascua (vv. 17-21):
24
la dio y bebieron todos de ella. Y les dijo:
sentados a la mesa los Doce, no celebran un banquete
-Ésta es mi sangre, la sangre de la alianza, que se derrama de comunión, puesto que uno de ellos, uno «que está ce-
por todos. " Os aseguro que ya no beberé más del fruto de la
vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios. nando conmigo» (cf. Sal 41,10), está fuera de la comu-
28
Después de cantar los himnos, salieron hacia el monte de nión, es un hipócrita, es un traidor Y Jesús viola la apa-
los Olivos. " Jesús les dijo: rente serenidad para decir la verdad: ese banquete no es
-Todos vais a escandalizaros, porque está escrito: Heriré al auténtico, porque uno entre los Doce quiere excluirle
28
pastor y se dispersarán las ovejas. Pero después de resucitar, precisamente a él, al Maestro, de la comunión («El Hijo
iré delante de vosotros a Galilea. del hombre se va...»: v. 21). Alguien que no le quiere le
29
Pedro le replicó: rechaza, le expulsa.
-Aunque todos se escandalicen, yo no. Aclarado esto, Jesús no reacciona absteniéndose de
" Jesús le contestó: comer, sino haciéndose pan con su cuerpo y vino con su
-Te aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que el ga- sangre. La sangre de la alianza (cf. Ex 24,8) derramada
llo cante dos veces, tú me habrás negado tres. por muchos (cf. Is 53,12), que asume un carácter sacri-
" Pedro insistió: ficial. Jesús se ofrece a sí mismo para esa comunión
-Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré. perdida. Es la institución de la eucaristía (vv. 22-25).
Y todos decían lo mismo. Tras el gesto, Jesús explica lo que será esta «eucaris-
tía» (vv. 26-31). « Todos vais a escandalizaros» (v. 27): el
pastor será golpeado con el rebaño. Ante estas palabras,
LECTIO Pedro se muestra generoso y promete una fidelidad ili-
mitada. Sin embargo, el Señor conoce bien el ánimo
El tema sobre el que gira la perícopa es el de la co- medroso del primero de los que llamó. Y sabe que no
munión de Jesús con sus discípulos en el momento final será así. Sin embargo, él es el primero en confiar aún en
de su vida terrena: ¡el momento de la verdad! Ahora la sus discípulos, cuando les dice: «Después de resucitar, iré
situación se está precipitando y los discípulos se dan delante de vosotros a Galilea» (v. 28, cf. Mc 16,7).
cuenta.
Con todo, la parte inicial (vv. 12-16) habla de una
aparente tranquilidad por parte de la comunidad apos- MEDITATIO
tólica. Ha llegado la Pascua y los discípulos le pregun-
tan a Jesús dónde pueden prepararla para que pueda El relato de la última Pascua de Jesús suscita profun-
comer la Pascua. Jesús les responde con la misma tran- das emociones: amistad, traición, prisa, fidelidad, aban-
quilidad y les da unas indicaciones. A pesar de esta im- dono, entrega de sí... se entrelazan y nos llegan a cada
pasibilidad narrativa, el texto comunica un clima de uno de nosotros, interpelándonos en primera persona.
zQue estas viviendo td? Como reaccionas tn. ante Jesus, da, eres siempre tU el que codicia y gusta mi corazOn, de
que te ofrece pan y vino y te dice: Soy yo, alimentate de ti rebosan las profundidades de mi alma saboreando tu
mf, vive de mf? dulzura. Que yo tenga siempre sed de ti, fuente de la
El instinto de la fe nos hace responder con Pedro: vida, de la sabiduria, de la ciencia, de la luz eterna, de
Senor, yo me quedare contigo en cualquier circunstan- ti, torrente de delicias, abundancia de la casa de Dios
cia, no seran obstaculos para mf ni el sufrimiento ni las [...]. Senor Jesucristo, pan de vida (Jn 6,48), saciame de
contradicciones en que pueda encontrarmeD. Sin em- ti, para que solo tenga hambre de ti, embriagame de ti,
bargo, zpodemos estar tan seguros al mismo tiempo de para que no tenga sed de nada mas que de ti. Conserva
que no le traicionaremos? mi mente en ti, Senor, para que cuando lleguen las som-
bras terrenas no me separe de ti, verdadero sol de justi-
Jesus nos invita tambien a cada uno de nosOtros, me cia (Mal 4,2) (Giacomo da Milano, oEl pungolo dell'a-
invita tambien a mf, a esa cena. Me siento turbado por more., en / mistici, Asis 1995, pp. 808.814).
dentro: soy consciente de mi sincero deseo de mantener
una amistad con el, pero tambien lo soy de que no pue-
do contar con la voluntad de bien que siento si el mis- CONTEMPLATIO
mo no me da fuerza.
Renuevo mi fe: la entrega que hace Jesus de su cuer- Por eso, todos los que vieron segun la humanidad al
po y de su sangre supone, para cada hombre y para cada Senor Jesus y no lo vieron ni creyeron, segim el espiritu
mujer, la posibilidad de establecer una relacion vital con y la divinidad, que el era el verdadero Hijo de Dios, que-
el. Sin su entrega nos invade el abandono, que des- daron condenados; del mismo modo ahora, todos los
miente las mas generosas declaraciones de fidelidad. Su que yen el sacramento que se consagra por las palabras
cuerpo y su sangre son boy, para ml y para cualquier del Senor sobre el altar porymanos del sacerdote en for-
persona, su amor fiel, del que puedo alimentarrne para ma de pan y de vino, y no en ni creen, segun el espiri-
ser, con el, amor para todos. tu y la divinidad, que es verdaderamente el santisimo
cuerpo y sangre de nuestro Serior Jesucristo, estan con-
denados, como atestigua el Altisimo mismo, que dice:
ORATIO Esto es mi cuerpo y la sangre de mi Nuevo Testamento,
que sera derramada por muchos (Mc 14,22.24); y:
Dulcisimo Senor Jesucristo, traspasa la medula de mi Quien come mi came y bebe mi sangre tiene vida eter-
alma con el dardo de tu amor, que es suavisimo y so- na (cf. Jn 6,55) [...].
bremanera saludable Haz que mi alma este ham- Por eso, ioh hijos de los hombres!, zhasta cuando se-
brienta solo de ti, de ti que eres el pan de la vida eterna reis duros de corazon? (Sal 4,3). ;Por que no reconoceis
bajado del cielo, el pan de los Angeles y el alimento de la verdad y creeis en el Hijo de Dios? (cf. Jn 9,35). Ved
las almas santas, nuestro pan de cada dla y super- que diariamente se humilla (cf. Flp 2,8), como cuando
sustancial, que es ocapaz de procurar toda delicia y de sa- desde el trono real (Sab 18,15) descendio al seno de la
tisfacer todo gusto, manifestando tu dulzura» (Sab Virgen; diariamente viene a nosotros el mismo en hu-
16,20ss). Ttl, a quien los angeles desean dirigir la mira- milde apariencia; diariamente desciende del seno del
Padre al altar en manos del sacerdote. Y como se mos- No entendimos sus intenciones, pero obedecimos. Llegó el
tró a los santos apóstoles en carne verdadera, así tam- posadero con lo que Jesús había pedido y fue entonces cuando
bién ahora se nos muestra a nosotros en el pan consa- nos dijo su voluntad:
grado. Y lo mismo que ellos con la vista corporal veían -Os lavaré los pies, porque es preciso que yo les quite el
solamente su carne, pero con los ojos que contemplan polvo del viejo camino para que podáis entrar libres en el Nuevo
espiritualmente creían que él era Dios, así también Camino.
nosotros, al ver con los ojos corporales el pan y el vino, Quedamos perplejos y ruborizados. Simón Pedro se levantó
veamos y creamos firmemente que es su santísimo y pretextó:
cuerpo y sangre vivo y verdadero (Francisco de Asís, Ad- -¿Cómo permitiré que mi Señor y Rabí se moleste en lavarnos
moniciones, en Fuentes Franciscanas, Admonición 1). los pies?
- Lavaré vuestros pies -replicó Jesús- para que no os olvidéis
de que aquel que sirve a los hombres será más grande que todos
ACTIO los hombres.
Paseó su vista por nosotros y agregó:
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: - El Hijo del hombre que os ha elegido por hermanos y cuyos
«Tomad, esto es mi cuerpo» (Mc 14,22). pies han sido ungidos con ungüentos árabes y secados por el
cabello de una mujer, quiere, a su vez, lavar vuestros pies.
Echó agua en la jofaina, se arrodilló y nos lavó los pies, co-
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL menzando por Judas el Iscariote. Cuando hubo terminado, se
sentó entre nosotros. Su rostro resplandecía cual una aurora
sobre un campo de batalla luego de una noche de combate
Mil veces me ha visitado el recuerdo de esa noche, y ahora
sangriento.
sé bien que mil veces más volverá a visitar mi mente.
El posadero y su cónyuge trajeron la comida y el vino. Antes
La tierra se olvidará de los surcos que hieren su pecho; la
del lavado yo tenía apetito, pero después lo perdí. En mi gar-
mujer olvidará el dolor y el placer del alumbramiento, mas yo
ganta había llama sacra que no quise apagar con vino. Tomó
no me olvidaré de aquella noche mientras esté vivo.
Jesús un pan y dio un pedazo a cada uno de nosotros, dicién-
Una vez, estando fuera de los muros de Jerusalén, nos dijo donos:
Jesús: -Tal vez ya no comeremos más pan juntos: comamos, pues,
-Vayamos a la ciudad a comer en la posada. este trozo en recuerdo de nuestros días de Galilea.
Cuando llegamos ya era de noche y todos teníamos apetito. Acto seguido, llenó su vaso de vino y, después de beber un
Tan pronto como nos vio, el posadero se apuró a recibirnos cor- sorbo, lo pasó a nosotros, diciéndonos:
dialmente, conduciéndonos al comedor de la planta alta. Jesús
- Bebed este vino recordando la sed que juntos hemos cono-
nos pidió .que nos sentáramos alrededor de la mesa, pero él per-
cido. Bebed con la fe de una vendimia nueva y mejor. Cuando
maneció de pie y dijo al posadero:
me ausente de vosotros, partid el pan cada vez que os reunáis
-Tráenos una jarra, agua y toalla. Luego nos miró dulcemente aquí o en otro lugar, y bebed tal como en este momento lo ha-
y nos dijo: céis; luego mirad en derredor de vosotros, que quizá me halla-
-Sacaos vuestras sandalias. réis allí.
Pasion de Jesucristo segan Marcos

Y nos reparti6 pescado y ganga, igual al ave que do ali- 3


mento a sus pichones. A pesar de que comimos muy poco, nos
sentiamos hartos y satisfechos. Apenas dimos unos sorbos, nos
parecio que la copa que teniamos delante era un espacio entre
Getsemani
esta tierra y otra distinta (K. Gibran, JesOs el hijo del hombre, (Mc 14,32-52)
http://www.bibliotecasvirtuales.com ).

32
Cuando llegaron a un lugar llamado Getsemani, dijo
Jesus a sus discipulos:
- Sentaos aqui, mientras yo voy a orar.
33
Tom6 consigo a Pedro, a Santiago y a Juan. Comenz6 a
sentir pavor y angustia, 34 y les dijo: -
- Siento una tristeza mortal. Quedaos aqui y velad.
" Y avanzando un poco mas, se postro en tierra y suplica-
ba
3
que, a ser posible, no tuviera que pasar por aquel trance.
° Decia:
- iAbba, Padre! Todo te es posible. Aparta de mi esta copa
de amargura. Pero no se haga como yo quiero, sino como
quieres tii.
" Volvio y los encontrO dormidos. Y dijo a Pedro:
- Simon, zduermes? No has podido velar ni siquiera una
hora? " Velad y orad para que poddis hacer frente a la prue-
ba; que el espiritu esta bien dispuesto, pero la came es debil.
39
Se alej6 de nuevo y ore> repitiendo lo mismo. 40 Regreso y
volvio a encontrarlos dormidos, pues sus ojos estaban cargados.
Ellos no sabian que responderle. ' I Volvio por tercera vez y les
dijo:
- zTodavia estais durmiendo y descansando? i Basta ya! Ha
llegado la hora. Mirad, el Hijo del hombre va a ser entregado
en manos de los pecadores. 42 i Levantaos! iVamos! Ya esta
aqui el que me va a entregar.
43
Aim estaba hablando Jesus, cuando se presento Judas,
uno de los Doce, y con el un tropel de gente con espadas y pa-
los, enviados por los jefes de los sacerdotes, los maestros de la
Pasión de Jesucristo según Marcos Getsemaní 105

ley y los ancianos. 44 El traidor les había dado una contraseña, él. Cuando Jesús volvió a buscarlos los encontró dormi-
diciendo: dos. «El espíritu está bien dispuesto, pero la carne es dé-
-Al que yo bese, ése es; prendedlo y llevadlo bien seguro. bil» (v. 38), les dice Jesús. Es preciso orar y velar...
45
Nada más llegar, se acercó a Jesús y le dijo: Jesús vivió solo el encuentro más fuerte con Dios, su
- Rabbí. Padre. Frente a un Padre que le pedía la ofrenda de su
Y lo besó. vida, Jesús no se mostró un héroe; al contrario, suplicó:
46
Ellos le echaron mano y lo prendieron. 47 Uno de los «¡Abba, Padre! Todo te es posible. Aparta de mí esta copa
presentes desenvainó la espada y, de un tajo, le cortó la oreja de amargura». Sin embargo, no se sustrajo a la copa de
al criado del sumo sacerdote.
48
Jesús tomó la palabra y les dijo:
amargura de aquella prueba, de aquel misterio, de aquel
dolor. Ya ha llegado la hora: todo lo que había predicho
- Habéis salido con espadas y palos a prenderme, como si
fuera un bandido. 49 A diario estaba con vosotros enseñando tres veces se está cumpliendo (cf. 8,31; 9,31; 10,33ss). El
en el templo, y no me apresasteis. Pero es preciso que se traidor estaba cerca. Jesús debe terminar de orar e invi-
cumplan las Escrituras. ta a los discípulos a levantarse.
5
° Entonces todos sus discípulos lo abandonaron y huyeron. Efectivamente, Judas llega enseguida con su beso de
" Un joven lo iba siguiendo, cubierto tan sólo con una mentira para abrir el relato del arresto de Jesús (vv. 43-52).
sábana. Le echaron mano, 52 pero él, soltando la sábana, se Se trata de la composición de cuatro breves episodios:
escapó desnudo.
la captura, el corte de la oreja, el apóstrofe de Jesús al
grupo que ha venido a arrestarlo, enviado por los sumos
LECTIO
sacerdotes y por los maestros de la ley, y la huida de los
discípulos. A través de estos acontecimientos se desa-
rrollan temas citados frecuentemente antes: la traición
Después de haber señalado otras veces la hostilidad de Judas, la poca fe de los discípulos, el cumplimiento
de los jefes de Israel e incluso la distancia y la traición de las Escrituras. Ante la cobardía y el carácter poco fia-
de sus mismos discípulos, Marcos cuenta el punto cul- ble de los hombres, Jesús dice con amargura: «Habéis
minante de la soledad y el dolor en la vida terrena de Je- salido con espadas y palos a prenderme, como si fuera un
sús (vv. 32-42). El drama se desarrolla en Getsemaní, un bandido. A diario estaba con vosotros enseñando en el
pequeño huerto situado al este de Jerusalén, cuyo nom- templo» (vv. 48ss). Jesús se queda solo.
bre significa «prensa». Jesús se dirigió a él con sus dis-
cípulos, a fin de no estar solo ante la muerte que siente
llegar y para que recen junto a él. Quiere tener aún más MEDITATIO
cerca a los primeros que había llamado: a Pedro, San-
tiago y Juan (cf. Mc 1,16-20). Sin embargo, cuando em-
pezó a sentir miedo y angustia, a experimentar hasta el «Quedaos aquí y velad». La invitación de Jesús es una
fondo el abismo de su humanidad, a sentir los mordis- invitación acongojada. Nos conmueve. Es su momento
cos de esa tristeza sin fin que hace presa en el corazón de dolor y tal vez el de nuestro desconcierto.
de un hombre frente al misterio del abandono y de la «Quedarse» en ciertas situaciones graves es extrema-
muerte (cf. Sal 42,6.12), éstos no consiguieron velar con damente incómodo; nos entran deseos de huir. Y hoy
Pasion de Jesucristo segUn Marcos Getsemani 107

huimos: de nosotros mismos, de los otros, del miedo, con signos evidentes, por los cuales aprendemos que
del sufrimiento, de la responsabilidad... Como minim°, sufriste verdaderamente nuestros dolores y que tuviste
intentamos huir, pero la mayoria de las veces nos en- que tragarte los amargos sufrimientos, no sin un dolor
contramos en condiciones todavia peores. zAcaso po- vivo y real (san Buenaventura, Il legno di vita, en id.,
dremos vivir toda nuestra vida huyendo? .0puscoli mistici», Milan 1956, P. 101 [edicion espaiio-
«Quedaos aqui». Jesus nos pide que miremos las co- la: Obras de san Buenaventura, Biblioteca de Autores
sas como son, que no abandonemos nuestro sitio y Cristianos, Madrid 1963-1972]).
permanezcamos .despiertos». Dormir es un modo de
evitar la realidad. Velar, en cambio, significa ser cons-
cientes de quien somos y de lo que esta sucediendo. Je- CONTEMPLATIO
sils no se esconde: llama por su nombre a la debilidad
que experimenta, a la tentacion que advierte, al miedo Mira, hija mia, al acercarse mi Pasion, recurri a la
y a la angustia que siente. Se confia libremente al Pa- ()radon. Haz tU tambien, te ruego, asi. En esa hora no
dre y lee en su propia vida el cumplimiento de las Es- puede haber cosa mas agradable para nosotros. Del
crituras. Libremente se deja besar por Judas y atar por mismo modo que los hombres del mundo ambicionan
los soldados. ver revestida a su amada mas con un vestido que con
Jesus entrego su libertad al Padre permaneciendo en otro, asi tambien a nosotros nos gusta mas verte vestida
su amor. A nosotros nos cansa amar porque nos apega- con el vestido de la santa oraciOn que con cualquier otro
mos sobremanera a nuestra (mal entendida) libertad, vestido virtuoso.
en la que acabamos apresados; la Unica via de salida nos Plugo a mi Padre mostrarme por anticipado todas las
parece entonces la de la fuga. «Quedaos aqui y velad.: es penas que deberia padecer en mi Pasion, precisamente
la invitacion que nos lanza Jesus a crecer como perso- mientras estaba en oracion. En ella me despoje de toda
nas verdaderamente libres. mi voluntad humana y dije: .Que se cumpla tu volun-
tad.. En aquella sufrida oracion, me inflame hasta tal
punto de amor que pedi morir en medio del maximo su-
°RATIO frimiento, no en beneficio mio, sino solo por amor a mi
Padre y por la salvacion de los hombres. Tres veces vol-
Jesiis, Senor y dominador, elpor que en tu alma bata- vi a la ()radon a fin de hacerte comprender a ti y a to-
llan tanta ansiedad y tanta angustiosa oracion? Acaso dos los que verdaderamente quieren amarme que no
no ofreciste al Padre tu sacrificio absolutamente volun- basta con orar una sola vez, sino que es preciso perse-
tario? Si, es verdad. Pero lo hiciste para que nosotros, verar mucho tiempo en la oracion.
que creemos en tu naturaleza humana, fueramos con- Y, en efecto, recordad que, aunque yo era Dios y
firmados en esta fe; para que en las pruebas de los tre- habia venido a esta tierra precisamente solo para pa-
mendos dolores nos vieramos sostenidos para esperar, y decer, puesto que era tambien verdadero hombre,
para que tuvieramos estimulos mas grandes para amar- cuando se acerco la hora de la Pasion me vi obligado a
te; por eso expresaste la debilidad natural de la came suplicar: «Si es posible, pase...». Lo mismo, hijita, te
Pasión de Jesucristo según Marcos Getsemaní 109

digo a ti (Camilla Battista da Varano, I dolori mentali di - No te creía tan niño. Estás a flor de nervios, pequeño (pero
Gesit nella sua passione. I ricordi di Gesit, Milán 1985, al mismo tiempo me observaba de nuevo, con una atención tan
pp. 57ss). viva que sentía acallar todas las penas del mundo. Veía mover-
se su mirada, estaba casi al margen de mi secreto. ¡Oh! ¡Es un
verdadero dueño de las almas, un señor!). Al final, me encogí
ACTIO de hombros, con el aire de un hombre que renuncia.
- Vamos a dejarlo así, no podemos seguir hasta la noche en
este tugurio. Después de todo, es posible que el buen Dios te
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: mantenga en la tristeza. Sin embargo, he observado siempre
«Siento una tristeza mortal. Quedaos aquí y velad» que estas pruebas, por muy grande que sea el fastidio en que
(Mc 14,34). nos sumergen, no falsean nunca nuestro juicio en cuanto lo exi-
ge el bien de las almas» (G. Bernanos, Diario di un curato di
campagna, Milán 1948, pp. 264-266 [edición española; Diario
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL de un cura rural, Plaza & Janés Editores, Barcelona 1971]).

¿Pero qué te ocurre?


Yo no me había dado cuenta de que estaba llorando, ni si-
quiera me había preocupado de que aquello pudiera suceder.
- ¿Por qué lloras?
La verdad es que desde siempre me vuelvo a encontrar en el
monte de los Olivos... y en aquel momento, sí, es extraño, en
aquel momento preciso en que, posando la mano en el hombro
de Pedro, hizo él aquella pregunta -bien inútil, en suma, casi in-
genua, pero tan cortés, tan tierna-: ¿Duermes? Era un movi-
miento anímico muy familiar, muy natural, del que hasta aquel
momento no me había dado cuenta, y de pronto...
- ¿Qué es lo que te ocurre? -repitió el cura de Torcy, con im-
paciencia-. Ni siquiera me escuchas... estás soñando. Quien
quiera rezar, amigo mío, no debe soñar. Así la plegaria se dilu-
ye en sueño, y no hay nada más grave para el alma que esa
hemorragia.
Abrí la boca para responder, pero no pude... Peor aún. ¿No es
bastante que nuestro Señor me haya concedido esta gracia de re-
velarme hoy, a través de la boca de mi antiguo profesor, que nada
podría arrancarme del puesto elegido para mí desde toda la
eternidad, que soy prisionero de la santa agonía? ¿Quién se atre-
vería a enorgullecerse de semejante gracia? Me sequé los ojos y
me soné la nariz tan torpemente que el señor cura sonrió.
4
El proceso judio
(Mc 14,53-65)

" Condujeron a Jesus ante el sumo sacerdote y se reunie-


ron todos los jefes de los sacerdotes, los ancianos y los maes-
tros de la ley. 54 Pedro lo siguio de lejos hasta el interior del pa-
tio del sumo sacerdote y se quedo sentado con los guardias,
calentandose junto al fuego.
" Los jefes de los sacerdotes y todo el sanedrin buscaban
una acusaciOn contra Jesits para dare muerte, pero no la en-
contraban. " Pues, aunque muchos testimoniaban en falso
contra el, los testimonios no coincidian. " Algunos se levanta-
ron y dieron contra el este falso testimonio:
" -Nosotros le hemos oido deck: gYo derribare este templo
hecho por hombres y en tres dias construire otro no edificado
por hombres..
" Pero ni siquiera en esto concordaba su testimonio.
60 Entonces se levant() el sumo sacerdote en medio de todos
y pregunto a Jesus:
- No respondes nada? el Que significan estas acusaciones?
61
Jesus callaba y no respondia nada. El sumo sacerdote
sigui6 preguntandole:
- e. Eres tit el Mesias, el Hijo del Bendito?
62
Jesus contest&
- Yo soy, y vereis al Hijo del hombre sentado a la diestra del
Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo.
" El sumo sacerdote se rase) las vestiduras y dijo:
-- Que necesidad tenemos ya de testigos? 64 Acabais de oir
la blasfemia. e. Que os parece?
112 Pasión de Jesucristo según Marcos El proceso judío 113

Todos lo juzgaron reo de muerte. " Algunos comenzaron a del cordero sin voz de Isaías 53. Viene entonces la pre-
escupirle y, tapándole la cara, le daban bofetadas y le decían: gunta de fondo, más para la fe que para el proceso:
-iAdiyina! «¿Eres tú el Mesías?», que, al recordar la confesión de
Y también los guardias lo golpeaban. Pedro (Mc 8,27-30), nos hace prestar atención al alcan-
ce revelador del relato. Sin embargo, a diferencia de en-
tonces, Jesús responde de manera explícita: « Yo soy».
LECTIO Añade incluso algunas precisiones: el «secreto mesiáni-
co» es inútil ahora. La situación en la que se encuentra
En el evangelio de Marcos, el proceso judío se articu- Jesús connota de por sí su estilo mesiánico. A nadie le
la en cuatro momentos: la situación (vv. 53ss); el testi- vendría a la mente interpretarla de modo triunfalista.
monio de la acusación (vv. 55-59); la tapadura de la cara Por otra parte, sólo Jesús puede decir quién es, propor-
(w. 60-62); la condena y los insultos (vv. 63-65). cionando así el cargo para acusarle que no pueden en-
La estructura y los detalles del relato responden a contrar los que le juzgan. Lo hace combinando dos fi-
una demanda kerigmática más que a la exactitud histó- guras entrañables a la primera predicación cristiana: el
Hijo del hombre «que viene entre las nubes del cielo» (Dn
rico-jurídica. La reunión nocturna e informal del sane- 7,13ss) y el rey davídico que «se sienta», como vicario de
drín, en casa del sumo sacerdote, es, en realidad, deci- Dios, «en la tierra» (Sal 110,1). De por sí, se trata del len-
siva, hasta tal punto que Marcos reduce a una alusión la guaje mesiánico de la época. ¿Por qué gritar que se tra-
sesión o sentencia oficial del día siguiente (15,1). El pro- ta de una blasfemia? Tal vez la asociación aumenta la
ceso de Jesús forma un episodio único con la negación pretensión: «sentarse a la diestra de Dios» (rey), pero «en
de Pedro: se introduce juntos al Maestro y al discípulo, el cielo» (Hijo del hombre) significa equipararse a Dios.
con un contraste creciente preanunciado por el «de le- La autoatribución de ambas figuras por parte del pri-
jos» que corresponde mal al seguimiento. sionero suena como un delito de lesa majestad mesiáni-
La acusación se atranca en un clamoroso callejón sin ca. Pero, sobre todo, detrás de estas palabras figura la
salida, constituido por intentos desesperados y fracasos polémica pospascual, el escándalo frente a la profesión
reiterados: a esa alternancia fatal se obliga el que quiere de fe cristiana en el Mesías crucificado.
convencer de pecado a Jesús. Marcos subraya la incohe- En las reacciones de los sanedritas hay otros dos ele-
rencia a través de la sucesión de negaciones, el desinflado mentos dignos de ser señalados. El sumo sacerdote se
de los testigos de cargo (todos, muchos, algunos, uno) y desgarra las vestiduras: este gesto le estaba prohibido
su discordancia puntual. El sentido preciso de la acusa- por el Levítico (21,10). Marcos lee en él el caducar del
ción (v. 58) se nos escapa; es cierto que la tensión Jesús- mundo cultual que representa. Y «todos lo juzgaron reo
templo, como sede de un poder religioso replegado sobre de muerte» (v. 64). En la Pasión, Marcos opone nueve ve-
sí mismo y fuente de exclusión, es central en Marcos (ca- ces a Jesús contra «todos», como sucede en el cuarto
pítulos 11-12), hasta el desgarramiento del velo (15,38). canto del Siervo de YHWH, donde todos están contra el
Precisamente el sumo sacerdote pide explicaciones a único: «Andábamos todos errantes como ovejas, cada cual
este respecto. Pero Jesús calla: ni explica ni justifica. El por su camino, y el Señor cargó sobre él todas nuestras
silencio puede dar a entender también una identidad, la culpas» (Is 53,6).
Pasion de Jesucristo segiat Marcos El proceso judio 115

MEDITATIO cion en cadena, cual mancha de aceite. Pero el precio es


la entrega incondicionada de Si mismo, de la que solo el
Marcos acaba de decir que (dodos sus discipulos lo Inocente es capaz. Otro componente esencial es la afir-
abandonaron y huyeron. (14,50). Y sentimos tambien maciOn de Jesus: «Yo soy. (v. 62). Secreto mesianico en
que nuestra meditaciOn, a lo sumo, puede «seguirle de la hora del exito, palabra mas que mesianica en la hora
lejos. con Pedro. Y es que, ahora, ya es muy grande la de la excomunion. La autorrevelacion en su punto cul-
distancia que se abre entre el Inocente y nosotros. Es- minante suena como una blasfemia. El escandalo es
tamos entre <dodos. aquellos que se escandalizan mortal. Y es el quien, con el silencio o con la palabra,
(14,27.29), presumen de si mismos (14,31), le abando- paga su precio.
nan (14,50), conspiran (14,53 y 15,1), buscan de que
acusarle (14,55), le condenan (14,61), le ultrajan
(15,16). Todos, sin excluir a nadie, insiste Marcos. Y vie- ORATIO
ne la sospecha de que los siglos de imputacion de su
muerte a los «perfidos judios .> no sean mas que un in- Oh, Dios mfo, te he infligido grandes e infinitas pe-
tento vano y culpable de escapar de aquel .todos.. Que- nas, tanto Si estoy condenada o salvada. Oh Setior, no of
demonos dentro, por una vez. Es nuestro lugar en la Pa- nunca que el pecado te ofendiera tanto. De lo contrario,
skin, Si no queremos ohacer vana la cruz de Cristo. (1 creo que nunca hubiera pecado, ni siquiera ligeramen-
Cor 1,17). AllI se situan, poniendose en primer lugar, los te. Sin embargo, Dios mfo, no hagas caso de lo que digo,
santos. Y no se trata de una falsa humildad. AliI se situa que con todo esto obraria aun peor Si tu piadosa mano
tambien el cuarto canto del Siervo de )(I-mil, redactado no me retuviera. Pero, dulce y benigno amador mfo,
todo el sobre el contraste entre el y nosotros, y sobre el son tantas las penas que me dices que ya no me pare-
vuelco que su muerte obra en las conciencias, hasta re- ces Dios, sino mas bien un infierno. Y me pareces Inas
conocer que es la iniquidad de todos nosotros, la nues- que infernal. Y otras veces, por simplicidad y compa-
tra, la mia, la que le mato. Jesus tiene, del Siervo, el si- sion, te llamaba infierno (Camilla Battista da Varano,
lencio, un componente importante de los relatos del I dolori mentali di Gesa. Le opere spirituali, Jesi 1958,
proceso: «Como cordero fue llevado al matadero... no pp. 154ss).
abrio la bocci.. (Is 53,7). Es la «entrega>> traducida en
actitud existencial. El que «se entree, a si mismo a la
muerte. (Is 53,12) calla, porque oquien calla otorga.. CONTEMPLATIO
Callar ante una acusacion de este tipo expresa la rendi-
cion mas originaria de toda resistencia: el abandono del Y ahora, adversarios como estos se reimen a tu alre-
Hijo. Ahora bien, su silencio tiene que ver tambien con dedor, Senor bendito, a millones, vienen en grupos mas
nuestro pecado. Es el silencio del «Corder° de Dios que numerosos que las langostas, las orugas o los azotes del
carga con el pecado del mundo. (Jn 1,35). Carga con el y granizo, de las moscas, de las ranas enviadas contra el
no lo lanza sobre nosotros hablando, justificandose, faraon. Aqui estan todos los pecados de los vivos y de
acusandonos, aclarando las responsabilidades. A ciertas los muertos y de los que todavia no han nacido, de los
horas, el silencio absorbe el mal. Impide su propaga- condenados y de los salvados, de tu pueblo y de los ex-
116 Pasión de Jesucristo según Marcos El proceso judío 117

tranjeros, de los pecadores y de los santos. Aquí están Son numerosos los hilos que ligan a todo ser a Jesús, al ser
las personas que más quisiste, tus santos y tus elegidos de Jesús; numerosos hilos, hilos invisibles, hilos eternos, hilos in-
están sobre ti; tus tres apóstoles, Pedro, Santiago y finitos, hilos misteriosos; infinitamente misteriosos, eternamente
Juan, aunque no como confortadores, sino como acusa- misteriosos; interiormente, entre sí, recíproca, mutuamente ya,
dores, como los amigos de Job, «lanzando ceniza contra tan extrañamente ya, ya cada alma a cada cuerpo; y recíproca,
mutuamente; con un vínculo tan secreto, extraño, increíble, tan
el cielo» y acumulando maldiciones sobre tu cabeza. Na- misterioso; con un nexo tan trágico, aunque, además, en con-
die era capaz de soportar aquel peso, excepto Dios... Es junto, con un solo trazo al infinito (por consiguiente, tanto más
la larga historia de un mundo, y sólo Dios puede cargar infinitamente misterioso, mucho más infinitamente trágico), toda
con su peso. Esperanzas frustradas, votos rotos, luces alma y todo cuerpo al cuerpo de Jesús, todo cuerpo y toda alma
apagadas, advertencias desdeñadas, oportunidades per- al alma de Jesús. Gracias a la comunión, a esta comunión. Qué
didas; el inocente traicionado, el joven endurecido, el red inextricable, hijos míos... He aquí lo que es vuestra comu-
penitente que recae, el justo aplastado, el viejo que men- nión... Todo está unido a todo y a todos recíproca, mutuamente,
gua; el sofisma de la incredulidad, la terquedad de la pero todo está así ligado directa, personalmente. Todo está li-
pasión, la obstinación del orgullo, la tiranía de la cos- gado a todo y a todos entre sí y en conjunto, al mismo tiempo,
tumbre, el cáncer del remordimiento, la tortura del todo eso está ligado al cuerpo de Jesús. Hay una plena reso-
nancia de todo con todo. Y en la persona de Jesús. El pecado
desencanto, la enfermedad de la desesperación... están más pequeño (y se comete pronto, hermanos míos; es la cosa
sobre él y dentro de él. Están con él, ahora, en vez de más fácil de hacer, la más veloz: un instante) tiene una resonan-
aquella paz inefable que ocupó su alma hasta el momen- cia eterna (Ch. Péguy, «Dialogue de l'histoire et de l'ame char-
to de su concepción (J. H. Newman, «Sermoni cattolici», nelle», en Oeuvres en prose complétes, París 1988, III, 780ss).
en Opere, Milán 1983, pp. 199ss [edición española: Ser-
mones católicos, Ediciones Rialp, Madrid 1959]).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Jesús callaba y no respondía nada» (Mc 14,61).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Has tropezado una vez en serio. Es preciso que hayas trope-


zado una vez en serio. Has tropezado una vez de noche. Has
tropezado, has chocado de noche, has tropezado en el leño de
la cruz, que se izaba en la sombra, en aquella noche única. Y
desde entonces tropiezas siempre en el punto doloroso que te
hiciste en el cuerpo de Jesús.
5
La negacion de Pedro
(Mt 14,66-72)

66
Mientras Pedro estaba abajo, en el patio, 'leg() una de las
criadas del sumo sacerdote. " Al ver a Pedro calentandose jun-
to a la lumbre, se le quedo mirando y le dijo:
-Tambien tü andabas con Jesus, el de Nazaret.
68
Pedro lo nee) diciendo:
-No se ni entiendo de que hablas.
Salk, afuera, al portal, y canto un gallo.
69
Le vio de nuevo la criada y otra vez se puso a decir a los
que estaban alli:
- Este es uno de ellos.
7
° Pedro lo volvio a negar de nuevo.
Poco despues tambien los presentes decian de nuevo a Pedro:
- No hay duda. TU eres uno de ellos, pues eres galileo.
" El comenzo entonces a echar imprecaciones y a jurar:
- Yo no conozco a ese hombre del que me hablais.
" En seguida canto el gallo por segunda vez. Pedro se acor-
do de lo que le habia dicho Jesus: oAntes de que el gallo can-
te dos veces, td me habras negado tres., y rompio a Horan

LECTIO

La introduccion de la pericopa (\Tease mas arriba v. 54),


con el verbo tecnico del seguimiento (akolutheo), la si-
tuaba entre los relatos de los discfpulos, lecciones para
los cristianos. Pero sincronizando los dos aconteci- labra de Jesús. Marcos recuerda la profecía de la nega-
mientos -si Pedro «estaba abajo, en el patio», lo estaba ción (14,27-31) como pauta de lectura de esta perícopa.
respecto a Jesús, que estaba arriba, en la casa (v. 66a)-, La correspondencia entre acontecimiento y profecía es
Marcos revela el alcance cristológico del episodio. El perfecta, está «calculada» («dos veces.., tres veces»). La
paralelismo subraya el contraste entre Maestro y discí- palabra-acontecimiento de Jesús equivale en Marcos a
pulo. las Escrituras: se cumplen al pie de la letra y han de ser
El cuerpo central es la escena del reconocimiento- recordadas en cada circunstancia. Pedro había sido ya
negación (vv. 66b-72a), siguiendo el esquema «a tres», testigo de esa eficacia en la higuera estéril (Mc 11,21),
in crescendo: cada reconocimiento de Pedro va intro- pero el campo de acción de la Palabra es aquí el mismo
ducido por una y (kai); la negación que sigue, por un Pedro. Su vida queda conmocionada hasta que «rompió
pero (dé). a llorar».
1) Una criada reconoce a Pedro como uno de los que
andaban «con Jesús»: para Mc 3,13-15 se trata de un
componente esencial de la misión de los Doce. Pedro MEDITATIO
niega: «No sé ni entiendo de qué hablas», y se aleja hacia
el portal (vv. 66-68). Vamos a seguir el consejo de Marcos, que nos sugie-
2) La misma escena se repite (hay tres «de nuevo» en re meditar la negación de Pedro a la luz de la profecía
el relato), pero esta vez se amplía el círculo. La criada se- de Jesús (Mc 14,27-31). No es un código moral, sino su
ñala a Pedro a los presentes y define su identidad como Palabra la que juzga nuestra vida. Jesús, de camino ha-
la de uno de los que forman parte del grupo de los dis- cia Getsemaní, anunció el escándalo de todos los discí-
cípulos de Jesús: «Éste es uno de ellos» (vv. 69-70a). pulos (14,27), que les precedería a Galilea después de la
3) La tercera vez son «los presentes» los que recono- resurrección (14,28) y, por último, la negación de Pedro
cen en Pedro a «uno de ellos», pues es galileo. Las res- (14,30).
puestas precedentes han confirmado las sospechas en Pedro reacciona al primer anuncio con un aunque to-
vez de disiparlas. Su reacción es exasperada: insiste dos sí, yo no. Al tercero responde diciendo que está dis-
(«comenzó entonces a...») y pone a Dios por testigo. Pe- puesto a padecer con Jesús antes de renegar de él. De
dro llega hasta el fondo en su negación: a la insisten- modo significativo, el segundo no parece afectarle. La
cia, añade la remoción del nombre de Jesús. «Todos raíz del pecado de Pedro -y del nuestro- se encuentra ya
vais a escandalizaros» (Mc 14,27), había anunciado Je- toda ella en estas reacciones. Si nos limitáramos a
sús. Si en el Nuevo Testamento escandalizarse signifi- nuestro episodio, sería fácil identificar el pecado con
ca separarse de Jesús, la separación toca aquí fondo la falta de valor, con la cobardía, con el ceder al mie-
(vv. 70b-71). do. Nos quedaríamos en un plano que tiene muy poco
El versículo final (v. 72) refiere el recuerdo de las pa- de «cristiano», arriesgándonos a deslizarnos al puro
labras de Jesús y el llanto. El último gesto de Pedro en análisis psicológico (y a hacernos justificar por don
el evangelio de Marcos no es la triple «negación». La Abundio: «El valor es algo que uno no puede darse a sí
protagonista del versículo de arrepentimiento es la pa- mismo»).
Ahora bien, lo que sucede en el patio es solo efecto. CONTEMPLATIO
La causa, en su fuente, es la falta de fe en Jesus, esta en
la falta de escucha, de acogida, de estima a su Palabra. Vi que, si hubiera otro Dios, en todo semejante a este
Pedro ha renegado ya de Jesus, contradiciendo sus pa- Dios nuestro, benignisimo y clementisimo, e hiciera por
labras profeticas pronunciadas sobre su vida. Pedro su amor todas las cosas que el ha hecho por amor nues-
cree mas en si mismo que en el Maestro. Cuenta con el tro, quedarian ann, no obstante, dos cosas como deuda
conocimiento que tiene de si mismo, de Jesus, de la si- que no podrian ser pagadas nunca. La primera es el
tuacion. Prefiere basarse en su «buena» voluntad y en acto de amor. Porque es el quien nos amo primero y no
sus fuerzas, y poner entre parentesis el conocimiento nosotros. Esto queda como deuda, no es posible pagar-
que el Seiior tiene de el y de sus limites. Y lo hace por- lo. La segunda es que este otro Dios padeceria por un
que molesta a sus planes de accion. Las preguntas en el Dios como el, en todo igual a su infinidad; pero el pa-
patio no hacen mas que sacar a la luz una actitud de decio por nosotros. Y esta es la segunda cosa que queda
fondo preexistente. Pedro se prefiere a si mismo a Jesus. como deuda y no es posible pagarla.
En cuanto a proyectos, vision de las cosas, fuerzas y cer- Vi tambien que todo nuestro amor a Dios es, en rea-
tezas, Pedro se siente a gusto en los suyos propios y nie- lidad, un odio pesimo; toda nuestra alabanza, un insul-
ga, olvida, los de Jesus. Jesus ya ha sido suplantado, eli- to; todo nuestro agradecimiento, una blasfemia en com-
minado, puesto fuera de juego. En su lugar... esta Pedro. paracion con lo que convendria a un Dios asi. Y vi de
Esta es la raiz del pecado: negar a Cristo poniendose en modo claro que la gloriosa madre de Dios, junto con
su lugar. De este callejOn sin salida solo nos salva Jesus. todo el genero angelico y humano, no es suficiente para
Su palabra-acontecimiento se muestra mas humilde- dar gracias a la divina caridad por la creaciOn de la mas
mente eficaz que toda nuestra remocion interesada. pequeiia for... Pensad ahora la profundidad a la que me
encontraria considerando los beneficios y gracias que
he recibido, ademas de las hierbas y las flores.
ORATIO Entonces deje verdaderamente de contar conmigo
misma y con mis buenas obras. Entonces rechace con
iSerior Jesucristo! Tu no viniste al mundo para ser todo el corazOn las dulzuras divinas, para no atiadir
servido y, por consiguiente, tampoco para hacerte ad- deudas a las deudas e ingratitud a la ingratitud. Y si
mirar y adorar en la admiracion. TU eres el camino y la Cristo se me hubiera aparecido, yo habria cerrado los
vida. Tü pediste solo «imitadores». Despiertanos, pues, ojos para no verle.
Si nos hemos dejado coger por el entorpecimiento de Entonces, con la cabeza inclinada hasta tocar el sue-
esta seduccion, salvanos del error de quererte admirar y lo, pedi a la divina Majestad la gracia de ponerme siem-
adorar en la admiraciOn, en vez de seguirte y de aseme- pre, mientras viva, de manera ininterrumpida, a los pies
jarnos a ti (S. Kierkegaard, «Esercizio del cristianesi- misericordiosos de su Hijito crucificado... Vi que el
mo», en Opere, Florencia 1988, p. 807 [edicion espaiio- amor, desembarazado y apasionado, sin ningun orden
la: Ejercitacion del cristianismo, Ediciones Guadarrama, ni medida, que Dios siente por la criatura es tan grande
Madrid 1961]). que, volviendo en mi, decia: ;Oh locura! iLocura! Nin-
Pasión de Jesucristo según Marcos La negación de Pedro 125

gún otro nombre me parecía adecuado y verdadero para El Espíritu Santo, que según las palabras de Jesús «convence
tanto amor (Camilla Battista da Varano, «Vita spirituale», en lo referente al pecado», es el amor del Padre y del Hijo y,
en Le opere spirituali, Jesi 1958, pp. 52ss). como tal, es el don trinitario y, a la vez, la fuente eterna de toda
dádiva divina a lo creado. Precisamente en él podemos conce-
bir como personificada y realizada de modo trascendente la mi-
sericordia que la tradición patrística y teológica, de acuerdo con
ACTIO
el Antiguo y el Nuevo Testamento, atribuye a Dios.
En el hombre, la misericordia implica dolor y compasión por
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: las miserias del prójimo. En Dios, el Espíritu-amor cambia la di-
«Pedro se acordó de lo que le había dicho Jesús... y mensión del pecado humano en una nueva dádiva de amor sal-
rompió a llorar» (Mc 14,72). vífico. De él, en unidad con el Padre y el Hijo, nace la economía
de la salvación, que llena la historia del hombre con los dones
de la Redención. Si el pecado, al rechazar el amor, ha engen-
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL drado el «sufrimiento» del hombre, que en cierta manera se ha
volcado sobre toda la creación, el Espíritu Santo entrará en el
sufrimiento humano y cósmico con una nueva dádiva de amor
El «convencer en lo referente al pecado» ¿no deberá, por tan- que redimirá al mundo. En boca de Jesús Redentor, en cuya
to, significar también el revelar el sufrimiento? ¿No deberá re- humanidad se verifica el «sufrimiento» de Dios, resonará una
velar el dolor inconcebible e indecible que, como consecuencia palabra en la que se manifiesta el amor eterno, lleno de miseri-
del pecado, el Libro Sagrado parece entrever en su visión an- cordia: «Siento compasión». Así, pues, por parte del Espíritu
tropomórfica en las profundidades de Dios y, en cierto modo, en Santo, el «convencer en lo referente al pecado» se convierte en
el corazón mismo de la inefable Trinidad? La Iglesia, inspirán- una manifestación ante la creación «sometida a la vanidad», y
dose en la revelación, cree y profesa que el pecado es una ofen- sobre todo en lo íntimo de las conciencias humanas, de cómo el
sa a Dios. ¿Qué corresponde a esta «ofensa», a este rechazo del pecado es vencido por el sacrificio del Cordero de Dios, que se
Espíritu que es amor y don en la intimidad inescrutable del Pa- ha hecho hasta la muerte «el siervo obediente» que, reparando
dre, del Verbo y del Espíritu Santo? la desobediencia del hombre, realiza la redención del mundo
La concepción de Dios como ser necesariamente perfectísi- (Juan Pablo II, Dominum et vivificanten, 39).
mo, excluye ciertamente de Dios todo dolor derivado <Je limita-
ciones o heridas; pero, en las profundidades de Dios, se da un
amor de Padre que, ante el pecado del hombre, según el len-
guaje bíblico, reacciona hasta el punto de exclamar: «Estoy
arrepentido de haber hecho al hombre». «Viendo el Señor que
la maldad del hombre cundía en la tierra... y dijo el Señor: "Me
pesa haberlos hecho". Pero a menudo el Libro Sagrado nos habla
de un Padre que siente compasión por el hombre, como compar-
tiendo su dolor. En definitiva, este inescrutable e indecible «dolor»
de padre engendrará sobre todo la admirable economía del amor
redentor de Jesucristo, para que, por medio del misterio de la pie-
dad, en la historia del hombre el amor pueda revelarse más fuer-
te que el pecado. Para que prevalezca el «don».
6
El proceso romano
(Mc 15,1-20a)

Muy de madrugada, se reunieron a deliberar los jefes de


los sacerdotes, junto con los ancianos, los maestros de la ley
y todo el Consejo de Ancianos; luego llevaron a Jesus atado y
se lo entregaron a Pilato.
Pilato le pregunt6:
- e. Eres tit el rey de los judios?
Jesus le contest&
- Tit to dices.
Los jefes de los sacerdotes le acusaban de muchas cosas.
Pilato to interrog6 de nuevo diciendo:
- No respondes nada? Mira de cuantas cosas te acusan.
Pero Jesus no respondi6 nada mas, de modo que Pilato se
qued6 extraiiado.
6
Por la fiesta les concedia la libertad de un preso, el que
pidieran. ' Tenfa encarcelado a un tat Barrabas con los8 sedi-
ciosos que habian cometido un asesinato en un motin. Cuan-
do Rego la gente, comenzo a pedir lo que les solla concedeE 9
Pilato les dijo:
- zQuereis que os suelte al rey de los judios?
'° Pues sabia que los jefes de los sacerdotes hal:Ilan entre-
gado a Jesus por envidia.
" Los jefes de los sacerdotes azuzaron a la gente para que
les soltase a Barrabas. " Pilato les pregunto otra vez:
--zY que quereis que haga con el que llamais rey de los
judios?
13
Ellos gritaron:
- 1Crucificalo!
Pasión de Jesucristo según Marcos El proceso romano 129

Pilato les replicó: pretación ulteriormente reductora de las expectativas


- Pues ¿qué ha hecho de malo? que circulaban. Jesús responde con un «sí» con reservas,
Pero ellos gritaron todavía más fuerte: que Juan explicitará de este modo: «Tú lo dices, yo soy
- Crucifícalo! rey... Mi Reino no es de este mundo» (Jn 18,36ss). La sor-
" Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les sol- presa de Pilato nos proporciona la clave de lectura de
tó a Barrabás y entregó a Jesús para que lo azotaran y, des- la situación: «Lo mismo que muchos se horrorizaban al
pués, lo crucificaran. verlo, porque estaba tan desfigurado que no parecía hom-
16
Los soldados lo llevaron al interior del palacio, o sea, al bre ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos
pretorio, y llamaron a toda la tropa. " Lo vistieron con un
manto de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la pueblos. Los reyes se quedarán sin palabras al ver algo que
ciñeron. 18 Después comenzaron a saludarlo, diciendo: no les habían contado y comprender algo que no habían
- Salve, rey de los judíos! oído» (Is 52,14ss).
Lo golpeaban en la cabeza con una caria, le escupían y, po- El procedimiento del proceso es particular. El juez (Pi-
niéndose de rodillas, le rendían homenaje. 20 Tras burlarse de él, lato) se limita a hacer preguntas; la defensa (competía al
le quitaron el manto de púrpura y lo vistieron con sus ropas. acusado) permanece muda; la muchedumbre, instigada,
dicta la ley y cambia el orden del día transformando una
sesión judicial en una audiencia popular. Está poco docu-
LECTIO mentado el uso de liberar a un preso por Pascua. Marcos
se sirve de todos modos del infame Barrabás para seña-
La impresión dominante que crea Marcos en esta pe- larnos una vez más en Jesús al Siervo «traspasado por
rícopa con el choque brutal de los hechos es la de una nuestros delitos, el justo por los pecadores» (Is 53,5).
paradoja en acto. El «rey de los judíos» se repite cuatro En la escena central se encuentran el pueblo y su rey
veces (15,2.9.12.18) y constituye el núcleo revelador del frente a frente. Pilato se manifiesta cada vez más como
proceso romano, correspondiente al «Cristo» del proce- una mera función. Ni siquiera la sentencia condenato-
so judío. En torno a este título giran cinco episodios: ria será pronunciada por el juez legítimo, sino que será
a) la discusión sobre la realeza de Jesús (vv. 2-5); gritada por la muchedumbre según el ritmo ternario ya
b) Jesús y Barrabás (vv. 6-11); conocido: «¡Crucifícalo! ».
c) el rey de los judíos ante la muchedumbre El cambio tiene lugar: Barrabás es liberado y Jesús
(vv. 12-14); entregado. La terrible flagelación queda reducida a una
b" Barrabás, liberado - Jesús entregado (v. 15); simple alusión.
a') la realeza de Jesús, escarnecida (vv. 16-20). La escena de los escarnios de los soldados deja entre-
ver costumbres y juegos populares, pero todavía más el
De nuevo, el verbo «entregar» (vv. 1.10.15) dice de kerigma. Los atributos del rey vasallo griego (manto
qué se trata: no de un proceso político, sino de una tra- rojo, corona, cetro) y el culto al soberano divinizado
ditio en manos de los paganos. Con la brusca pregunta (prokynesis) continúan alimentando la imagen derriba-
de Pilato, irrumpe el título curioso y provocador, proba- da y, más allá, la profesión de fe. La soldadesca imita la
blemente una traducción romana de mesías, una inter- coronación por desahogo, por escarnio; el creyente ve
Pasion de Jesucristo segan Marcos El proceso romano 131

verdaderamente, mas alla de la kenosis, a aquel ante sin captar el mensaje inaudito de redencion. De aqui la
quien «se dobla toda rodilla y toda lengua proclama que sorpresa, que es, de manera inseparable, la del viernes
es Senors' (Flp 2,10; cf. Is 45,23). santo y la de la manana de Pascua.
La burla de los romanos pone en duda la dimension En nuestra vida acontecen muchas situaciones para-
real; la burla de los judios (Mc 14,65) pone en duda la dojicas. El silencio del Maestro nos pide que no entremos
dimension profetica del mesianismo de Jesus. en discusion con las apariencias, con la mentira. Su Pa-
labra, la palabra de la cruz, nos invita a conten] plar mas
alla, en direccion pascual: la inauguracion p sible de
MEDITATIO valores nuevos, todos ellos «cristianosD. Y nos invita
tambien a pasar del escandalo a la sorpresa pascual.
El verbo «poner en libertad, soltarD (apoluo) -que se
repite cuatro veces-, el contexto pascual, la costumbre de
agraciar a un prisionero: todo habla en esta escena de li- ORATIO
beracion, aunque hay muy poca libertad en ella. Quien
actua como hombre libre? A buen seguro, no Pilato, Construirds tu vida diaria recogiendo con cuidado me-
detentor del poder, que aun conociendo la inocencia de ticuloso, con paciente amor, todo lo que nosotros dese-
Jesus (v. 14) y los mOviles de sus adversarios (v. 10), chamos: los harapos de nuestra pobreza, las llagas de
contemporiza hasta actuar para «complacer a la gente,); nuestro dolor, las cargas que no somos capaces de llevar,
tampoco la muchedumbre, masa maleable (v. 11), ni los las infamias que no queremos reconocer. Gracias, Seiior,
jefes religiosos, encerrados en categorias mortiferas. por esta obstinacion, por este desaparecer, por este reti-
Barrabas recupero la verdadera libertad gracias al «in- rarte que entreabre un espacio libre a mi libre decision de
tercambio. entre dos hijos del padre (ese es el sentido de amarte. Dios que te escondes, Dios que no pareces Dios,
bar-abba): el inocente y el culpable? Queda el condena- Dios de los harapos y de las llagas, Dios de las cargas y de
do, el entregado, tratado como esclavo, como chivo ex- las infamias: yo te amo. No se col-no decirtelo, tengo mie-
piatorio, como objeto. Y si fuera el el hombre libre, la do de decirtelo, y, sin embargo, siento que debo hacerlo:
revelacion de otra soberania? te amo. Amo los harapos, las llagas, las cargas de cada
Igualmente inutil seria buscar una coherencia juridi- hermano. Lloro las infamias de todo el mundo. Descubro
ca, historica, humana. Si existe una ironia en Marcos, que soy hombre, no que lo parezco (L. Serentha).
como la hay en Juan, hemos de buscarla aqui. Con el se-
creto mesianico, con el curso de los hechos que apre-
mian, el evangelio de Marcos nos conduce a esta revela- CONTEMPLATIO
cion brutal y paradojica, exactamente lo contrario de
las apariencias y las expectativas. Es la logica del Sier- El Hombre-Dios es «signo de contradiccion». Y por
vo de YHwx. Despues de su muerte, se abren los ojos: to- que? Porque, segun la Escritura, debia «hacer manifies-
dos descubren y confiesan haberse equivocado en sus tos los pensamientos de muchos corazones..... zQue es la
calculos, haber dado credito a apariencias de maldicion incognoscibilidad? La incognoscibilidad consiste en no
Pasión de Jesucristo según Marcos El proceso romano 133

revestir el carácter de lo que uno es esencialmente. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Como hace, por ejemplo, un policía vestido de paisano.
Tratándose de Dios, la incognoscibilidad absoluta con- Parte del mal que está en nosotros lo arrojamos, lo proyecta-
siste en ser un hombre o un hombre particular... ¡Qué mos, sobre los objetos de nuestra atención y nuestro deseo. Y
abnegación y, por otra parte, qué inmenso esfuerzo! esos objetos nos lo devuelven, y parece como si el mal viniera
Porque en cada instante tiene la facultad de mostrarse de ellos. Por eso llegamos a sentir odio y asco por los lugares en
en su verdadera figura. ¡Qué abnegación! ¿Pero qué es los que nos encontramos sumidos en el mal: nos da la impresión
esta abnegación sin libertad? ¡Oh colmo de la abnega- de que esos lugares nos aprisionan en el mal. Es así como los
ción!: ha conseguido tan bien el incógnito que, aunque enfermos llegan a odiar su habitación y su entorno, aun cuando
quisiera hablar de manera directa, nadie le creería... esté formado por seres queridos; es también como los obreros
llegan a odiar su fábrica, etc.
Siempre resulta doloroso, incluso en la simple vida hu-
mana, estar obligado a esconder la propia interioridad Pero si dirigimos nuestra atención y nuestro deseo sobre una
y manifestarse distinto... Cristo es el amor; sin embar- cosa perfectamente pura, la parte de nuestro mal que arrojemos
go, en cada instante de su existencia se vio obligado -por sobre ella no la manchará; seguirá siendo pura, no nos devol-
verá el mal y así nos libraremos de él.
así decirlo- a crucificar toda compasión y solicitud hu-
mana, puesto que sólo puede ser objeto de fe. Ahora bien, Somos seres finitos, y también es finito el mal que hay en no-
toda compasión puramente humana se refiere a la cog- sotros; así, pues, si la vida durara lo bastante, podríamos tener
la certeza de que llegaría el día en que, por este medio y en este
noscibilidad directa. Sin embargo, si no se vuelve objeto mundo, nos veríamos libre de todo mal [...[.
de fe no es verdadero Dios, y si no es verdadero Dios,
tampoco salva al hombre... A Cristo le hace sufrir el he- Nada hay puro en este mundo, salvo los objetos y los textos
sagrados, la belleza de la naturaleza (si es contemplada en sí
cho de que su sufrimiento pueda volverse y se vuelva oca- misma, sin tratar de alojar en ella las fantasías propias) y, en
sión de escándalo para los poco creyentes. A buen segu- menor grado, los seres humanos en los que Dios habita y las
ro, él sufre una sola vez. Pero no sale del paso como un obras artísticas surgidas de la inspiración divina.
hombre cualquiera, con la primera vez del sufrimiento. El único obstáculo a esta transmutación del horror en amor es
Cristo experimenta más bien el sufrimiento más duro la el amor propio, que hace penosa la operación de llevar nuestra
segunda vez: por las preocupaciones y la tristeza que le mancha al contacto con la pureza. Sólo se puede vencer al amor
produce que su sufrimiento sirva de escándalo. Ningún propio si se tiene una especie de indiferencia respecto de la
hombre puede comprender este sufrimiento (S. Kierke- propia mancha, si se es capaz de ser feliz con el pensamiento
gaard, «Esercizio del cristianesimo», en Opere, Floren- de que existe algo puro (Simone Weil, «Appunti sull'amore di
cia 1972, p. 754-761 [edición española: Ejercitación del Dios», en L'amore di Dio, Roma 1979, pp. 79-81 [edición es-
cristianismo, Ediciones Guadarrama, Madrid 1961]). pañola: Pensamientos desordenados, Editorial Trotta, Madrid
1995]).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«De modo que Pilato se quedó extrañado» (Mc 15,5).
7
Crucifixion, muerte y sepultura
(Mc 15,20b-47)

2013 r
L ...'i y To sacaron para crucificarlo.
Por el camino encontraron a un tal Simon, natural de Ci-
rene, el padre de Alejandro y de Rufo, que venia del campo, y
le obligaron a llevar la cruz de Jesus. 22 Condujeron a Jesus
hasta el Golgota, que quiere decir lugar de la Calavera. 23 Le
daban vino mezclado con mirra, pero el no To acepto. 24 Des-
pues lo crucificaron y se repartieron sus vestidos, echandolos a
suertes, para ver que se llevaba cada uno.
25
Eran las nueve de la manana cuando To crucificaron. 26 Ha-
bia un letrero en el que estaba escrita la causa de su condena:
«El rey de los judios.. " Con Jesus crucificaron a dos ladrones,
uno a su derecha y otro a su izquierda.
" Los que pasaban por alli lo insultaban, meneando la ca-
beza y diciendo:
H Eh, tii, que destruias el templo y To reedificabas en tres
dias! 30 'Salvate a ti mismo, bajando de la cruz!
Y lo mismo hacian los jefes de los sacerdotes y los maes-
tros de la ley, que se burlaban de el diciendo:
H A otros salvo y a si mismo no puede salvarse! 32 ;El Mesias!
'El rey de Israel! ;Que baje ahora de la cruz, para que To veamos
y creamos!
Hasta los que habian sido crucificados junto con el To in-
juriaban.
" Al llegar el mediodia, toda la region quedo sumida en tinie-
blas hasta las tres. 34 Y a eso de las tres grit() Jesus con fuerte voz:
—Eloi, Eloi, elemd sabaktani? (que quiere decir: Dios mio,
Dios mio, (Ipor que me has abandonado?).
136 Pasión de Jesucristo según Marcos Crucifixión, muerte y sepultura 137

" Algunos de los presentes decían al oírle: centro, la vertiente de la muerte de Jesús (v. 37). De este
—Mira, llama a Elías. lado, una sucesión de gestos y palabras hostiles, distan-
36
Uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, tes, crean el vacío en torno al Crucificado. «Sacaron» a
sujetándola en una caria, le ofreció de beber, diciendo: Jesús (v. 20; cf. Me 12,8 y Heb 13,12), la ausencia de los
—Vamos a ver si viene Elías a descolgarlo. discípulos está subrayada por la requisición, para «ve-
" Pero Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró. jación», del seguidor obligado Simón de Cirene.
38
La cortina del templo se rasgó en dos de arriba abajo. 38 Y El rechazo de la mirra anestésica, el despojo y la per-
el centurión que estaba frente a Jesús, al ver que había expi- sistencia del equívoco sobre el «rey de los judíos», pro-
rado de aquella manera, dijo: longan la incomprensión. Comienza, después, la abier-
—Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. ta provocación de los escarnios en la cruz, la polifonía
40
Algunas mujeres contemplaban la escena desde lejos. En- coral de la hostilidad: transeúntes, sumos sacerdotes,
tre ellas María Magdalena, María, la madre de Santiago el me- maestros de la ley, compañeros de patíbulo. Vuelve la
nor y de José, y Salomé, 41 que habían seguido a Jesús y lo ha- polémica sobre el templo, junto con numerosísimas
bían asistido cuando estaba en Galilea. Había, además, otras
muchas que habían subido con él a Jerusalén. referencias veterotestamentarias: el justo oprimido y
42
Al caer la tarde, como era la preparación de la Pascua, es aislado de los Salmos, el sabio incomprendido de la
decir, la víspera del sábado, 43 llegó José de Arimatea, que era tradición sapiencial, el profeta indefectiblemente con-
miembro distinguido del sanedrín y esperaba el Reino de tradicho, el Siervo de YHWH que salva precisamente no
Dios, y tuvo el valor de presentarse a Pilato para pedirle el salvándose. Como con este último -caso único-, la in-
cuerpo de Jesús. versión de las suertes entre el perseguido y los perse-
44
i se extrañó de que hubiera muerto tan pronto y, lla- guidores no ocurrirá antes, sino sólo después, más allá
mando al centurión, le preguntó si había muerto ya. 45 Infor- de la muerte.
mado por el centurión, otorgó el cadáver a José. " Éste compró
una sábana, lo bajó, lo envolvió en la tela, lo puso en un se- Las tinieblas (v. 33), los gritos (IN. 34 y 37) y el enési-
pulcro excavado en roca e hizo rodar una piedra sobre la en- mo malentendido completan el sentido de soledad, gri-
trada del sepulcro. tado de una manera bíblicamente escandalosa por el
47
María Magdalena y María la madre de José observaban primer versículo del Salmo 22. Es algo en sí mismo pa-
dónde lo ponían. radójico, puesto que, con el salmista, el Crucificado co-
munica su abandono total precisamente a su Dios. Con
el ritmo rápido de los últimos acontecimientos, con el
LECTIO carácter lacónico del decir, Marcos nos hace sentir el hia-
to de la muerte. Ha acabado. E, inmediatamente, de las
Marcos se atiene, incluso en el corazón de su evange- mismas tinieblas viene un signo, después otro, de la
lio, a la exposición de los hechos. Sin embargo, el ritmo acontecida revolución pascual. En respuesta al episodio
se ralentiza con la multiplicación de los detalles: todo especular de los insultos (v. 29), se desgarra el velo del
le parece digno de mención; los numerosos personajes templo. Es el único efecto físico de la muerte de Jesús:
llevan su nombre; precisa las horas y los lugares. La juntos, ruptura y nacimiento, clausura e inauguración.
disposición de las escenas traduce con una intensidad Y como reacción a tantos equívocos, alguien empieza a
plástica el dinamismo de fondo: el vuelco pascual. En el comprender por fin (v. 39); después de tantos escándalos,
138 Pasion de Jesucristo segan Marcos Crucifixion, muerte y sepultura 139

alguien cree, basando su fe precisamente en lo que la dimension filial divina crucificada. Era preciso ver-
producia escandalo: 0 Verdaderamente este hombre era daderamente ser hijo, y no parecerlo, para dirigir al Pa-
Hijo de Dios. Si el templo reservado a los circuncisos dre este porque abismal.
se abre de par en par, el primer nuevo creyente puede Jesns, adorador del Padre en espiritu y en verdad, uno
ser muy bien este soldado romano, este pagano que, de esos que el Padre no se cansa de buscar, no es un
con su confesion, vuelve a empezar desde el «comien- orante bien, facil y cumplido, sino un anaw que grita de
zo de la Buena Noticia de Jesits, Mesias, Hijo de Dios» profundis, desde algo que tiene todas las apariencias de
(Mc 1,1). la excomunion y de la maldicion. Es de los que hace arii-
Y despues de tantas ausencias, vemos aparecer las pre- cos nuestras plas costumbres. Por algo el efecto de su
sencias. Las discfpulas (vv. 40-41.47) ya estaban alli -pero grito produce el desgarramiento de la secular barrera
no las vefamos- para observar, seguir, servir. Solo despues cultual. Los limites tradicionales entre lo sagrado y lo
de la muerte responden, aunque .de lejos», a la deser- profano se desintegran en su came, en su experiencia. Si
cion de los Doce (Mc 14,50). Y solo ahora se descubre la muerte impura, el patibulo maldito, la blasfemia que
incluso, en la persona de Jose de Arimatea, la existen- excomulga, el sheol donde nadie te alaba, se vuelven
cia de un sanedrita solidario y animoso (vv. 42-46). El «posibles ambitos de oraciOnD, se convierten todos ellos
centurion, Pilato, Jose, Maria de Magdala, Maria la ma- en santuarios potenciales, incluso mas adecuados a la
dre de Jose, pero tambien la sabana, la roca y la piedra verdad de muchos salmos que la gloria del Santo de los
de la entrada del sepulcro, todos ellos son testigos Santos..., entonces e:que es la «oracionD?, .que es la co-
-oculares o inertes- a los que Marcos pide que confir- munion con Dios?
men la muerte del Hijo. Solo unos ojos «paganosD pueden elegir el Golgota
para lanzar la profesion de fe en la novedad absoluta del
Dios crucificado. Solo unas rodillas nunca arrodilladas
MEDITATIO pueden plegarse ante este hombre que ha expirado de ese
modo e inaugurar la asamblea de los locos y de los necios
En un clima de violencia, de pasion, meditaremos so- (cf. 1 Cor 1), y celebrar asi, fuera de Jerusalen, la dedi-
bre un grito y sobre un harapo. Precisamente a causa de cacion de la Iglesia de Pascua.
su instantaneidad -tambien propia de Marcos- piden el
eco de la meditacion para dar todo lo que contienen.
«Dios mio, Dios mio, epor que me has abandonado?» ORATIO
Nosotros creemos que el comienzo del Salmo 22, pala-
bras de la cruz segun Marcos y Mateo, lleva consigo, mu-
cho mas alla de las interpretaciones, algo de <do que hay He leido tu cuerpo miniado
en Cristo Jesits» (Flp 2,6). Un escandalo rogado, una so- sobre el atril maldito
ledad compartida, un abandono confiado, un silencio de memoria se los incipit, las llagas
dialogado, una entrega restituida, un abandono total ciega, aprendo con las caricias.
comunicado. Es imposible no leer en estos elementos el Abreme el costado
resumen del misterio, de la paradoja pascual, la sigla de puerta que nunca se cierra
tu historia pasada me coge PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
¿cuál es el fin, Jesús?
Inclinas la cabeza, arrebato final No fue una muerte cualquiera la del Crucificado. Fue una
suspiras el último misterio, muerte que significaba algo, que tenía un sentido siniestro y
complejo en el- mundo y en el tiempo en que moría Jesús. Fue,
el Espíritu apenas te acaba de firmar por consiguiente, una muerte elegida, una muerte que significa-
como carta de amor del Padre. ba algo, y, a través de esta muerte que se convirtió en la suya,
la muerte de Dios en la cruz, Dios debía revelarse a sí mismo...
Hay una maravilla por recuperar frente a la muerte de Jesús
CONTEMPLATIO en la cruz. En el capítulo 53 de Isaías, el coro pregunta en un
determinado momento: «¿Quién lo hubiera creído?». Este modo
La cuarta palabra es amorosa y dolorosa. Dijo: «Dios de reaccionar es el de la maravilla que quiere comprender, que
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Medita se deja educar para comprender. Ahora bien, existe asimismo
sobre el tener que morir en la cruz en medio de tantas una maravilla de la razón que dice: Soy yo quien debe medir
penas. Cuánto dolor debiste padecer por mi sensuali- las cosas; o esta cosa entra en mi medida o no existe... Dios de-
safía nuestra comprensión para ser fiel a sí mismo, porque no
dad. Cuánto amor sentiste por mi naturaleza. « Por puede ser según nuestra imagen. Para ser fiel a su lógica de
qué me has abandonado?» Son palabras en las que ha- amor... ¿Cómo es el Dios de la cruz de Jesús? Es un Dios que no
bla su sensibilidad. Parecen casi desesperadas y son tiene envidia del hombre. Es el Dios que comparte para realizar
caridad perfecta. La quinta palabra fue: «Tengo sed», el intercambio: llego, hasta donde puedo sin contradecirme, a
palabra de amor y de dolor. Su mente tenía sed en vir- ser contigo, para que tú puedas ser como yo. El Crucificado dice
tud de un amor a raudales. «Padre, si te complaciera al hombre: Tu mal es el pecado -llama al mal del hombre por su
que yo muriera mil veces de este modo por la humana nombre- y tu meta es la comunión conmigo y la resurrección.
generación, tengo sed de hacerlo». Por la carne tengo El hombre que revela la cruz no es el hombre crucificado por
sed de humanidad. Dolor: pura sequedad. Había Dios, sino el hombre que crucifica a Dios, o sea, lo contrario. No
desaparecido de él toda humedad por el sudor, por la es Dios el que encadena, el que apremia; es Dios el que baja y
sangre y por la aflicción, hasta el punto de tener una lleva a cabo el cambio, en lo que depende de él. En definitiva,
sed natural maravillosa... (Bernardino de Siena, «Della es con el modo de amar como se mide la distancia entre Dios y
Passione di Gesú Cristo», en Prediche volgari, Floren- el hombre. Dios no es como el hombre. Dejemos que Dios se de-
fienda por sí mismo. Y maravillémonos, más bien, como aquellos
cia 1941, V, p. 371). que tienen la impresión de algo insospechado que empieza a ver-
se. En el fondo, la lección más grande la leemos en el capítulo 15
de Marcos, cuando se habla de la cruz de Jesús. El centurión dice:
ACTIO «Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios».
Ésta es la maravilla de la inteligencia que conduce a la fe. La
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: otra es la maravilla de la razón que conduce a la incredulidad
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?... (G. Moioli, La Parola della Croce, Viboldone 1985, pp. 11-24,
La cortina del templo se rasgó en dos de arriba abajo» passim).
(Mc 15,34.38).
Pasión de Jesucristo
según Lucas
1
La cena pascual
(Lc 22,1-20)

' Se acercaba la fiesta de los panes sin levadura llamada


Pascua. 2 Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley
buscaban el modo de acabar con Jesus, pero temian al pue-
blo. 3 Entonces Satanas entrO en Judas, llamado Iscariote, que
era uno de los Doce, 4 y epte fue a tratar con los jefes de los
sacerdotes y las autoridades del templo la manera de entre-
garselo. 5 Ellos se alegraron y convinieron en dare dinero. 6 El
acepto la propuesta y andaba buscando una ocasion para en-
tregarselo a espaldas de la gente.
' Llego el dia de la fiesta de los panes sin levadura, en el que
debia inmolarse el cordero pascual, s y Jesus envio a Pedro y
a Juan diciendo:
-Encargaos de prepararnos la cena de Pascua.
9
Ellos le preguntaron:
- 036nde quieres que la preparemos?
Les respondi6:
- Al entrar en la ciudad, encontrareis a un hombre que Ile-
va un cantaro de agua; seguidlo hasta la casa donde entre, " y
decid al duefio de la casa: ((El Maestro dice: "eponde esta la
sala para celebrar la Pascua con mis discipulos?".. " El os
mostrard en el piso superior una habitacion grande y con di-
vanes; haced alli los preparativos.
" Ellos fueron y encontraron todo como Jesus les habia
dicho. Y prepararon la cena de Pascua.
14
Llegada la hora, Jestis se puso a la mesa con sus discipu-
los. " Y les dijo:
-i Cuanto he deseado celebrar esta Pascua con vosotros
antes de morir! 16 Porque os digo que no la volvere a celebrar
hasta que tenga su cumplimiento en el Reino de Dios.
Pasión de Jesucristo según Lucas La cena pascual 147

'' Tomó entonces una copa, dio gracias y dijo: En la primera escena (vv. 1-6), Lucas subraya la con-
- Tomad esto y repartidlo entre vosotros, "pues os digo que ya vergencia entre la acción de Satanás y el complot urdi-
no beberé del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios. do por los sumos sacerdotes y los maestros de la ley.
19
Después tomó pan, dio gracias, lo partió y se lo dio di- Satanás «vuelve en el tiempo establecido» (Lc 4,13) y se
ciendo:
sirve de uno de los Doce, de Judas, que se pone de
- Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto
en memoria mía.
acuerdo con el poder para entregar a Jesús a la muerte
a cambio de dinero. Jesús se encuentra de nuevo frente
" Y después de la cena, hizo lo mismo con la copa diciendo:
a su adversario para la última tentación: es el combate
-Ésta es la copa de la nueva alianza sellada con mi sangre,
que se derrama por vosotros.
final y decisivo.
En la segunda escena (vv. 7-13), estamos en la tarde
del día de Pascua, cuando se mataba en el templo el cor-
LECTIO dero pascual que se consumiría en la cena. Jesús, tal
como precisa Lucas, envía a Pedro y a Juan a preparar
Estamos en Jerusalén. Jesús, tras un largo viaje, ha lo necesario para la Pascua en «una habitación grande
llegado ya a la ciudad santa, hacia la cual «tomó la de- en el piso superior», reservada ya, decíamos, por el gru-
cisión de ir» (Lc 9,51). En Jerusalén concluirá su vida, po de Jesús.
«porque ningún profeta puede morir fuera de Jerusalén» Con la tercera escena (vv. 14-20) entramos en el cora-
(Lc 13,33). El relato de Lucas está escandido en tres zón del rito de la Pascua judía. Para Lucas, está claro el
tiempos: «Se acercaba la fiesta de los panes sin levadura paso de la Pascua judía a la cristiana, a la eucaristía; en
llamada Pascua» (v. 1); «Llegó el día de la fiesta de los efecto, tal como dice san Pablo, «Cristo, nuestra Pascua,
panes sin levadura, en que debía inmolarse el cordero pas- ha sido inmolado» (1 Cor 5,7). Jesús es «el Cordero in-
cual» (v. 7); «Llegada la hora» (v. 14). Todo tiende hacia molado» (Ap 5,6). El pan y el vino se convierten en sus
el cumplimiento de la Pascua. manos en «su cuerpo y su sangre». Su cuerpo es, en efec-
En tiempos de Jesús, la Pascua se celebraba no sólo to, «entregado» y su sangre es «derramada» «por nosotros»,
como memorial del Éxodo de Egipto, sino también «en remisión de los pecados» (Mt 26,28; cf. 1 Cor 15,3),
como memorial de todas las intervenciones de Dios en sello de una «nueva Alianza» que Jesús establece con
la historia de Israel. Se recordaban las cuatro noches sus discípulos. Alianza concluida, la noche de una Pas-
más importantes del mundo: «La noche de la creación, cua «última» y «nueva», con «los Doce», aunque tam-
cuando brilló la luz de las tinieblas; la noche del sacrifi- bién con todos aquellos que, a lo largo de la historia de
cio de Isaac por parte de Abrahán; la noche de la salida la humanidad, acojan su invitación con fe.
de Egipto, y la noche, todavía futura, de la venida del
Mesías» (Targum sobre Ex 12,42). En consecuencia, en
aquella Pascua reinaba también una gran expectativa MEDITATIO
del Mesías. De ahí que el poder constituido, sumos sa-
cerdotes y maestros de la ley, tenga miedo de Jesús e in- El gesto de Jesús en aquella última Pascua suya cons-
tente matarle, porque es un hombre peligroso. tituye la revelación máxima que nos hace de la esencia
148 Pasion de Jesucristo segan Lucas La cena pascual 149

intima de Dios: su ser-caridad. Jesus, mientras a su al- formar nuestra vida, donde se realiza la comuniOn con
rededor se desencadenan las llamas del odio homicida, el misterio de amor que da su sentido a la historia, que
parece no preocuparse de otra cosa mas que de sus dis- la dirige hacia la caridad.
cfpulos. En vez de escapar o de organizar su propia de-
fensa, da su cuerpo, da su sangre, se entrega a la muer-
te. .Por que no se defiende? . Por que no se esconde ni ORATIO
huye? Porque el es la Vida, y la vida no puede morir. En-
trega a sus discipulos el secreto de su vida, de su amor, Oh alta, eterna Trinidad, amor inestimable.
de su set Les entrega el mandato de hacer memoria de Y asi como me das a ti mismo,
el. Para que le recuerden no deja algo suyo, sino que se comunicandome el cuerpo y la sangre
deja todo el. La Iglesia vive de esta memoria del Senor, de tu Hijo unigenito,
porque hacer memoria de el es hacerle presente, hacer- en el que me das todo Dios y todo hombre,
le vivo y operante en nuestra vida. Cristo, antes de mo- asi, amor inestimable,
rir, nos dejo el «sacramentoD de su presencia: la euca- te pido que me comuniques
ristia. Cada uno de nosotros esta invitado a entrar en su el cuerpo mistico de tu santa Iglesia
«eucarisfiaD, en ()radon y ofrenda al Padre. Esto es par- y el cuerpo universal de la religion cristiana,
ticipar en su cena, entrar en comuni6n con el. Precisa- porque en el fuego de tu caridad
mente dentro de la complejidad de nuestra vida, dentro he sabido que quieres
de nuestras intrigadas jomadas, en las que perdemos a que el alma se deleite de este alimento.
veces el sentido de lo que hacemos, Jesus nos dice, Alta, etema Trinidad,
como a los discipulos, que ovayamosD y «preparemosD amor inestimable,
la sala grande del piso superior, porque el desea ardien- manifiestate tu y tu verdad a nosotros
temente entrar en comunion con nosotros, desea dar- por medio de su sangre,
nos su vida, su set Esta sala es nuestra sala «interiorD, puesto que entonces vimos tu poder,
nuestra conciencia, nuestro centro, el ambito en el que que pudiste lavamos de nuestras culpas
nuestro yo se encuentra con el td de Dios. La invitacion en aquella misma sangre;
es grande! Se trata de entrar en el misterio de Dios, que y nos manifestaste tu sabidurfa,
es tambien nuestro misterio, el misterio de nuestra fe. que con el cebo de nuestra humanidad,
Hacer eucaristla es ensanchar los espacios de nuestra con la que cubriste el anzuelo de la deidad,
vida cotidiana para entrar en los espacios de Dios,.en la cogiste al demonio y le quitaste el seriorfo
felicidad de Dios, en su modo de ser y de amar; es en- que tenf.a sobre nosotros.
trar en una profunda unidad y comunion de vida con Esta sangre nos muestra tambien tu amor y tu caridad,
Cristo para dejarnos transformar, para llegar a ser cada pues solo por fuego de amor nos compraste de nuevo,
vez mas semejantes a el, cada vez mas «su cuerpoD. En- aunque no tenlas necesidad de nosotros.
tremos, pues, en el «cenaculo de la historiaD, donde se Y asi nos manifestaste tambien tu verdad,
consuma el ser-amor de Dios, donde se encuentra el que nos creaste para darnos vida etema.
.pan de la vidao (Jn 6,35.48), el unico que puede trans- 10h amor inestimable!
Pasión de Jesucristo según Lucas La cena pascual 151

Te digo a ti, Padre eterno, tu de Cristo? Debes estar en el cuerpo de Cristo. ¿Acaso
te suplico, mi cuerpo vive de tu espíritu? No, mi cuerpo vive de mi
benignísimo Dios, espíritu, y el tuyo del tuyo. El cuerpo de Cristo no pue-
que nos comuniques a nosotros de vivir más que del Espíritu de Cristo. Eso es lo que
y a todos tus siervos dice el apóstol cuando nos habla de este pan: «Pues si el
el fuego de tu caridad pan es uno solo y todos participamos de ese único pan,
y dispongas a tus criaturas todos formamos un solo cuerpo» (1 Cor 10,17). ¡Misterio
para recibir el fruto de la oración de amor! ¡Símbolo de unidad! ¡Vínculo de caridad!
y de la doctrina, que se difunden Quien quiere vivir tiene dónde vivir, tiene de qué vivir.
y se deben difundir por tu luz y caridad Que se acerque, crea, entre a formar parte del cuerpo y
(Catalina de Siena, Oración V, 18 de febrero de 1379). será vivificado. No desdeñe pertenecer al conjunto de
los miembros, no sea un miembro infectado que debe
ser amputado, no sea un miembro deforme del que hay
CONTEMPLATIO que avergonzarse. Que sea bello, válido, sano, que per-
manezca unido al cuerpo, que viva de Dios para Dios;
¿Ama el alma algo con más ardor que la verdad? ¿De que soporte ahora la fatiga en la tierra para reinar des-
qué debe mostrarse ávido el hombre, con qué finalidad pués en el cielo (Agustín de Hipona, Comentario al evan-
ha de desear tener sano el paladar interior con el que gelio de Juan, 26,6.10.13).
juzgar la verdad, sino para comer y beber la sabiduría,
la justicia, la verdad, la eternidad? ¿Dónde tendrá lugar
esto? Allí tendrá lugar de forma mejor, más verdadera y ACTIO
más plena [...]. Sin embargo, ¿cómo conseguirá el hom-
bre, hecho de carne, comprender la razón de que el Se- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
ñor llamara carne al pan? Llama carne al pan que la «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros» (Lc
carne no puede comprender. Los fieles demuestran co- 22,19).
nocer el cuerpo de Cristo si no se olvidan de ser el cuer-
po de Cristo. Se convierten en cuerpo de Cristo si quie-
ren vivir del Espíritu de Cristo. Del Espíritu de Cristo PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
vive sólo el cuerpo de Cristo. ¿Comprendéis, hermanos
míos, lo que digo? Tú eres un hombre, posees el espíri- Sólo con la fuerza de la gracia puede ser liberada la natu-
tu y posees el cuerpo. Posees un espíritu invisible y un raleza de sus heridas, ser elevada a su verdadera pureza y
cuerpo visible. Ahora dime: ¿cuál es el principio vital de dispuesta para acoger la vida divina. Y esta vida divina es la
tu ser? ¿Es tu espíritu el que vive de tu cuerpo, o es tu fuerza motriz íntima de la que brotan las obras de la caridad.
cuerpo el que vive de tu espíritu? ¿Qué podrá responder Quien quiera mantenerla de manera perenne en él debe ali-
quien vive -y quien no pueda responder, dudo que viva-, mentarse continuamente en aquellas fuentes de las que brota sin
qué deberá responder quien vive? Es mi cuerpo el que descanso: los sacramentos, sobre todo el sacramento del amor.
vive de mi espíritu. Pues bien, ¿quieres vivir del Espíri- Quien visita al Dios eucarístico y se deja aconsejar por él en lo-
152 Pasion de Jesucristo segun Lucas

dos sus necesidades, quien se deja purificar por la fuerza divi-


na que procede del sacrificio del altar y se ofrece a si mismo al
2
Salvador con este sacrificio, quien lo recibe en la comunion en Los discursos de despues de la cena
lo alas intimo de su alma, se vera atraido de una manera ince-
sante —incluso cada vez mas—, por la corriente de la vida divina,
crecera en el cuerpo mistico de Cristo y su coraz6n se configu-
(Lc 22,21-38)
rara segim el moclelo del corazon divino.
Cuando nos despertamos por la manana, los deberes y las
tareas del dia quisieran inundarnos enseguida por todas partes
(si es que no nos ha angustiado ya la P az nocturna). Asoma de
continuo la pregunta inquieta: otamo puedo hacerlo todo en
un dia? eCuando hare esto, cuando hare aquello? earno hacer
frente a este deber, coma emprendere aquel asunto?>>. Quisie- 21
ramos levantarnos con impetu y tirarnos de cabeza a la activi- Pero mirad la mano del que me entrega esta junto a ini
dad. Pero en ese momento es importante tomar las riendas y de- en esta mesa. " Porque el Hijo del hombre se va, segun lo dis-
puesto por Dios, pero ay del hombre que va a entregarlo!
cirnos: jCalma! jPor ahora nada de todo eso! Mi primera hora
de la manana es del Senor. Despues hare frente al traba j o coti- " Entonces ellos se pusieron a preguntarse unos a otros
quiet' de ellos era el que iba a hacer aquello.
diano que el me confia, y el me dara la gracia de realizarlo.
Ahora me encamino al altar del Senor, donde no se trata solo de " Tambien se produjo entre ellos una discusion sobre quien
debia ser considerado el mas importante. 25 Jesus les dijo:
mi y de mis mezquinos asuntos, sino del gran sacrificio de la
redencion. En el debo participar, purificarme toda, Ilenarme de - Los reyes de las naciones ejercen su dominio sobre ellas,
y los que tienen autoridad reciben el nombre de bienhechores.
santa alegria y ponerme sobre el altar, con el sacrificio divino,
" Pero vosotros no debeis proceder de esta manera. Entre vo-
a mi misma: todas mis obras y mis sufrimientos. Y cuando el Se- sotros, el mas importante ha de ser como el menor, y el que
nor venga a mi en la santa comunion, le podre preguntar: manda como el que sirve. " zQuien es mas importante, el que
4Que mandais hacer de mi?>> (santa Teresa). Y lo que, tras el se sienta a la mesa o el que sirve? No es el que se sienta a la
silencioso coloquio con el, se me presente como la tarea mas in- mesa? Pues bien, yo estoy entre vosotros como el que sirve.
mediata, clara comienzo a mi trabajo. Si empiezo mi jornada la- " Vosotros sois los que habeis perseverado conmigo en mis
boral de este modo, despues de la misa matutina, se producira pruebas. 29 Y yo os hago 30 entrega de la dignidad real que mi
en mi un sagrado silencio y mi alma se vaciara de aquello que Padre me entree, a mf, para que comais y bebais a mi mesa
la inquieta y la fatiga, y se llenara, en cambio, de santa alegria, cuando yo reine y os senteis en tronos para juzgar a las doce
tribus de Israel.
de anima y de energia. Y se ensanchara, porque ha salido de si
y ha entrado en la vida divina. Como llama silenciosa, arde en Simon, Simon, mira que Satands os ha reclamado para
zarandearos como al trigo. " Pero yo he rogado por ti, para
ella el amor que el Senor ha encendido y la impulsa a corres-
que tu fe no decaiga; y M, una vez convertido, confirma a tus
ponderle con amor y a encenderlo en otros (E. Stein, La donna, hermanos.
ii suo compito second° la natura e la grazia, Roma 4 1 995, pp.
" Pedro le dijo:
64-65.150ss, passim [edicion espanola: La mujer, su naturaleza
- Seiior, estoy dispuesto a ir contigo a la carcel y hasta la
y mision, Editorial Monte Carmelo, Burgos 2000]). muerte.
" Pero Jesus le contest&
- Te aseguro, Pedro, que hoy mismo, antes de que cante el
gallo, habras negado tres veces que me conoces.
Pasión de Jesucristo según Lucas Los discursos de después de la cena 155

" A continuación les dijo: están dichas en el contexto de la institución de la euca-


—Cuando os envié sin bolsa, sin alforja y sin sandalias, ¿os ristía.
faltó algo? En primer lugar, se nos entrega el mandamiento del
Ellos contestaron: amor, que debe hacerse humildad y servicio (v. 26) a
—Nada. ejemplo de Jesús. Éste se autodefine en relación con sus
" Jesús añadió: discípulos y con toda la humanidad como «el que sirve»
—Pues, ahora, el que tenga bolsa que la tome, y lo mismo el (v. 27), a pesar de su realeza (vv. 29ss). Lucas no nos ha-
que tenga alforja; y el que no tenga espada que venda su man- bla del lavado de los pies, aunque su mensaje tiene la
to y se la compre. " Porque os digo que debe cumplirse en mí
lo que está escrito: Lo contaron entre los malhechores. Pues
misma fuerza. Pablo recogerá este tema de la humildad
cuanto a mí se refiere toca a su fin. y del servicio de Cristo para brindárnoslo como modelo
" Ellos le dijeron:
en la carta a los Filipenses (2,3-11).
—Señor, aquí hay dos espadas. Otro elemento importante que Lucas quiere poner de
Jesús dijo: relieve en el discurso de despedida de Jesús es el del se-
—¡Es suficiente! guimiento. Después de haber definido Jesús su persona,
indica ahora los rasgos de sus verdaderos discípulos:
son «los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas»
LECTIO (v. 28), es decir, los que le siguen hasta el final, con fi-
delidad, incluso en la prueba de amor extrema. La
Tras el relato de la última cena, Lucas prosigue su ofrenda y el sacrificio de sí mismo, representados por la
narración poniendo de relieve algunas actitudes de los cruz, son la condición para participar en la fiesta de su
discípulos que se manifiestan en contradicción con el Reino (vv. 29ss).
espíritu de intimidad, comunión y servicio, significado
en el gesto solemne de la institución de la eucaristía y
en las palabras de Jesús. Se refiere la traición de Judas, MEDITATIO
aunque Lucas no le nombra (vv. 21-23), la discusión so-
bre quién debía ser el primero (vv. 24-27), el anuncio Las últimas palabras de Jesús constituyen una ense-
por parte de Jesús de la negación de Pedro (vv. 31-34) y ñanza preciosa. Jesús se presenta a nosotros como un
el espíritu, en nada manso y remisivo, de los discípulos, siervo: «Yo estoy entre vosotros como el que sirve». Se tra-
que entienden mal las palabras de su Maestro (v. 38). Es ta de una expresión que encierra todo el misterio de la
evidente el contraste entre los sentimientos de Jesús y encarnación y nos revela su amor humilde y atento ha-
los de sus seguidores. cia nosotros. Jesús no busca la gloria y el poder, no vie-
En este fragmento Lucas nos refiere el discurso de ne a dominarnos, a someternos, a servirse de nosotros,
despedida de Jesús, su testamento. Aunque no tienen sino para estar a nuestra completa disposición: ¡un Dios
aquí la amplitud de la narración realizada por Juan, es- a mi completa disposición! Su vida, en efecto, se ha dis-
tas últimas palabras dirigidas por el Maestro a sus dis- pensado toda por mí. No buscó su interés, sino el mío.
cípulos también revisten una gran importancia, porque En el centro no estaba su vida, sino la mía: dio, en efec-
to, su vida por ml, puso su propia vida al servicio de la mildad, entrega, con una actitud de alegria y amabili-
mia. El ejemplo que me dio debe invitarme a hacer lo dad.
mismo: tambien yo debo vivir mi vida, mi tiempo, como
un servicio a los otros. Decia el obispo Tonino Bello que,
en nuestros dias, hay muchos dispuestos a limpiar los °RATIO
zapatos a otros para obtener algUn beneficio, pero no a
lavarles los pies como servicio gratuito. Tal vez sea yo Senor, que eres el amor, hazme comprender coin°
uno de estos. amas tu. Hazme comprender cada vez mas la impor-
Jesus me propone una manera distinta de compor- tancia del amor al projimo para llevar una vida cristia-
tarme en el medio en que me encuentro. A menudo, en na autentica. Hazme mirar a los otros con benevolen-
efecto, me dejo llevar por el espiritu de ambicion, corn- cia, de suerte que pueda descubrir todo el bien que
peticion, arrogancia, soberbia. Frente a los menestero- esconden en ellos. Hazme participar de tu dulzura, a fin
sos y a las demandas de los otros me siento tentado a de que me acerque al projimo con humildad. Haz bro-
encerrarme en mi egoism°, en una actitud de indiferen- tar en mi la espontaneidad de la entrega, la solicitud a
cia. Con frecuencia me siento dispensado, me niego, la hora de ayudar y servir a los otros. Impregname del
hago valer lo que deberia ser un servicio debido o desa- perfume de tu bondad, para que se refleje en mi a tra-
y
rrollo mi profesion, mi trabajo, las tareas que me han es de un amor delicado y atento. Hazme acogedor con
sido asignadas, de mala gana. Debo reconocer tambien los dolores y las alegrias de los otros, comprensivo en
que mientras desarrollo algUn servicio a los otros, fre- sus dificultades. Sosten mi paciencia y dame la fuerza
cuentemente me propongo en secreto la afirmacion de necesaria para olvidar inmediatamente todo lo que me
mi persona, busco el aplauso, alguna gratificacion. Mere o me irrita. Hazme amar al projimo con sinceridad
Aunque no soy plenamente consciente de ello, debo y hasta el fondo, como una entrega de mi mismo que no
preguntarme si por casualidad no sere yo de esos que me haga retroceder nunca ante el sacrificio (J. Galot,
traicionan a Jesus, al no seguirle en este punto esencial Preghiere dopo la comunione, Sorrento 1976, p. 39).
de su mensaje. El hecho de ser con frecuencia comensal
en el sacramento de la eucaristia, en que celebro el me-
morial de mi Seiior, que ofrecio su vida por mi, me debe CONTEMPLATIO
i mpulsar a examinarme sobre mi incoherencia.
En el testamento que dejo a sus discipulos, Jesus me Dichoso el que soporta a su projimo en su fragilidad
invita a estar en medio de mis hermanos, en mi familia, como querria que se le soportara a el si estuviese en una
en mi comunidad, como uno que sirve. Y esto vale siem- situaci6n semejante. Dichoso el siervo que restituye to-
pre, sobre todo cuando ocupamos puestos de responsa- dos los bienes al Senor Dios, porque quien se reserva
bilidad. iQue hello seria poder decir: <Aqui estoy, a vues- algo para si, esconde en si mismo el dinero de su Senor
tra completa disposicion. Podeis contar conmigo»! Dios (cf. Mt 25,1 8), y lo que creia tener se le quitard.
Nuestro mismo trabajo diario seria distinto silo hi- Ved que diariamente se humilla (cf. Flp 2,8), como
cieramos con espiritu de servicio, disponibilidad, hu- cuando desde el trono real (Sab 18,15) descendio al
158 Pasión de Jesucristo según Lucas Los discursos de después de la cena 159

seno de la Virgen; diariamente viene a nosotros él mis- Dios ha sido muy bueno con nosotros, y las obras de amor
mo en humilde apariencia; diariamente desciende del son siempre un medio para acercarse a él. ¡Mira lo que hizo Je-
seno del Padre al altar en manos del sacerdote. sús durante su vida en la tierra! La pasó toda haciendo el bien.
Recuerdo siempre a las hermanas que durante los tres años de
Dichoso el siervo que no se tiene por mejor cuando es la vida pública de Jesús estuvieron dedicados a asistir a los en-
engrandecido y enaltecido por los hombres que cuando fermos, a los leprosos, a los niños, y eso es exactamente lo que
es tenido por vil, simple y despreciable, porque cuanto hacemos nosotras, predicando el Evangelio por medio de nues-
es el hombre ante Dios, tanto es y no más. ¡Ay de aquel tras acciones. Servir es para nosotras un privilegio, y lo que in-
religioso que ha sido colocado en lo alto por los otros y tentamos dar es un servicio verdadero, ofrecido con todo el
no quiere abajarse por su voluntad! Y dichoso aquel corazón.
siervo que no es colocado en lo alto por su voluntad y Nos damos cuenta de que lo que hacemos es sólo una gota
desea estar siempre a los pies de otros (Francisco de en el océano, pero éste sin aquella gota sería más pequeño (Ma-
Asís, «Admoniciones», en Fuente franciscanas, 18, 1, 19). dre Teresa de Calcuta, II cammino semplice, Milán 1995, pp.
62ss [edición española: Camino de sencillez, Nuevas Ediciones
de Bolsillo, Barcelona 2000]).
ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Yo estoy entre vosotros como el que sirve» (Lc 22,27).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

El amor activo es servicio. Intenta dar en cada momento, de


una manera incondicional, cualquier cosa que necesite alguna
persona. Lo importante es hacer algo, por pequeño que sea, y
demostrar con nuestras propias acciones, dando nuestro propio
tiempo, que amamos. A veces supondrá comprometerse en un
trabajo físico, otras veces ofrecer apoyo espiritual a quien está
encerrado en su casa. Si alguien quiere medicinas, dale medici-
nas; si necesita consuelo, consuélale.
Todos somos hijos de Dios, por eso es importante compartir
nuestros dones. No te preocupes por saber el porqué de los pro-
blemas del mundo; limítate a responder a las exigencias de la
gente. Algunos me dicen que practicar la caridad reduce la res-
ponsabilidad del gobierno con los menesterosos y los pobres. No
me preocupo de eso, porque los gobiernos, por lo general, no
ofrecen amor. Hago sólo lo que puedo: el resto no es asunto mío.
3
Getsemani
(Lc 22,39-53)

"Despues salio y fue, como de costumbre, al monte de los


Olivos. Sus discipulos lo siguieron. 40 Al llegar alli, les dijo:
—Orad para que poddis hacer frente a la prueba.
4
' Se alejel de ellos como un tiro de piedra, se arrodillo y
estuvo orando asi:
42
—Padre, si quieres aleja de mi esta copa de amargura;
pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Entonces se le aparecio un angel del cielo, que lo estuvo
confortando. 44 Preso de la angustia, oraba mas intensamente,
y le entre) un sudor que chorreaba hasta el suelo, como Si fue-
ran gotas de sangre.
45
Despues de orar, se levanto y fue adonde estaban sus dis-
cipulos. Los encontro dormidos, pues estaban rendidos por la
tristeza. 46 Entonces les dijo:
—z0:5mo es que estais durmiendo? Levantaos y orad, para
que poddis hacer frente a la prueba.
' Min estaba Jesus hablando, cuando apareciO un tropel,
encabezado por uno de los Doce, llamado Judas, que se acer-
cO a Jesus para besarlo. 48 Jesus le dijo:
—Judas, icon un beso entregas al Hijo del hombre?
49
Viendo los suyos lo que se avecinaba, le dijeron:
—Senor, zsacamos la espada?
" Y uno de ellos ataco al criado del sumo sacerdote y le cor-
to la oreja derecha. 5 ' Pero Jesus dijo:
- Dejadlos !
52
Y, tocando la oreja, lo curd,: Y a los que venian contra el
162 Pasión de Jesucristo según Lucas Getsemaní 163

-jefes de los sacerdotes, autoridades del templo y ancianos- bién los discípulos están llamados a seguirle llevando la
les dijo: cruz. Sin embargo, para ellos, la «tristeza» (v. 45), junto
-Habéis venido a prenderme con espadas y palos, como si con el abatimiento y el sufrimiento, es más fuerte: duer-
fuera un ladrón. " Todos los días estaba con vosotros en el men.
templo, y no me pusisteis las manos encima; pero ésta es
vuestra hora: la hora del poder de las tinieblas. La «copa de amargura» que Jesús quisiera no beber
es una imagen dura, veterotestamentaria, de la santa
cólera de Dios (Sal 75,9; Is 51,17-23; Jr 25,15; pero tam-
LECTIO bién Ap 14,10; 15,7; 16,19), entrevista ya en un diálogo
con los discípulos (cf. Mc 10,38) donde aparece asocia-
Los acontecimientos comienzan en el monte de los da, casi como sinónima, a un «bautismo»: está aquí
Olivos: Lucas no lo llama «Getsemaní», del mismo para afrontar la prueba, hasta el final. Los vv. 43ss —el
modo que tampoco usará el topónimo «Gólgota» (v. 33). consuelo traído por el ángel y el sudar sangre- están
Jesús y los suyos (22,37) frecuentaban habitualmente omitidos en muchos manuscritos importantes: para no
aquel lugar para pernoctar en él. Judas lo conocía bien dar cancha a ciertas herejías, se pretendía evitar pre-
(cf. Jn 18,2), pero no así la gente armada que capturará sentar a un Jesús demasiado humano. ¿Cómo podía ser
a Jesús, tras ser guiada por el traidor (v. 47). Lucas no consolado por un ángel alguien que es superior a los
llama a ningún apóstol por su nombre, mientras que en ángeles (cf. Col 1,16 y Heb 1,4)? ¿Cómo podía sudar
Marcos y Mateo se menciona a tres, los que habían sido sangre el Hijo de Dios? Por otra parte, los ángeles están
testigos de la transfiguración. Jesús afronta aquí solo su presentes al final de las tentaciones en el desierto (cf.
batalla (v. 41). Mc 1,13 y Mt 4,11); aquí, sin embargo, el consuelo an-
Al mismo tiempo, intenta asociar a sus discípulos al gélico, si bien sostiene a Jesús, no le quita la angustia,
momento de la «tentación» (vv. 40 y 46), sin pedir com- que incluso crece. El sudor mezclado con sangre (¿una
prensión ni solidaridad, sino intentando advertirles de hemorragia violenta?) es síntoma de un trauma excep-
que la situación «agónica» también les afecta a ellos. La cional.
hora de la prueba es de todos: Maestro y discípulos. Los El encuentro con Judas tiene un carácter propio en
responsables de las primeras comunidades cristianas, a Lucas: Jesús bloquea al traidor y le apostrofa. No se
los que va destinado el evangelio de Lucas, debieron de dice que se dé el beso. Jesús sale con un reproche dolo-
sentirse implicados. El «hacer frente a la prueba» atenúa rido que recuerda la frase amarga pronunciada durante
en cierto modo el «no nos dejes caer en la tentación» de la cena: «La mano del que me entrega está junto a mí en
Lc 11,4 (--= Mt 6,13), pero subsiste una petición -«orad»- esta mesa» (v. 21). Los discípulos intentan defender a Je-
fundamental en la plegaria dirigida al Padre. sús para impedir que sea arrestado; tras el arresto, no se
Jesús es el primero en vivirla, luchando en la oración hace ninguna alusión a su huida (cf. Mc 14,50): Lucas
contra la angustia. Lucas describe la situación con una los dispensa. Jesús cura al siervo herido, en coherencia
intención parenética, exhortativa: así como Jesús es el con su rechazo de la violencia (cf. 6,29) y con su amor a
modelo mismo del luchador, del hombre piadoso y jus- los enemigos (cf. Lc 6,27). Se presenta como alguien
to que combate para ser fiel al designio de Dios, así tam- que domina la situación con grandeza de ánimo.
164 Pasi6n de Jesucristo segan Lucas Getsemani 165

«Como si fuera un ladrono (v. 52): es el termino (grie- la agitacion de los diferentes estados de &limo por los
go) usado para designar a los salteadores en la parabo- que pasamos, nos llevan a debatirnos, a proceder de una
la del buen samaritano (Lc 10,30) y lo encontramos manera irracional, recurriendo a soluciones precarias
tambien en Marcos y Mateo para designar a los dos cm- que, a menudo, no nos llevan a ninguna parte. Es una
cificados y en Juan para referirse a Barrabas. Sin em- enorme gracia conseguir levantar al menos un poco la
bargo, Jesus no es ni un jefe de bandidos ni un revolu- cabeza y mirar mas arriba: abrir el evangelio; dejarnos
cionario zelota. Es alguien que esta con la gente en el decir algo sobre la vida de Jesus y de aquellos que, bien
templo (cf. 20,1; 21,1.37). El poder de las tinieblas, la o mal, le han seguido; aceptar que el consuelo del Espi-
«horao de los enemigos de Jesus, subraya que el verda- ritu no sea confundido con el final del sufrimiento, sino
dero desencuentro es el que se produce entre las tinie- que nos invada como una energia interior para regir y
blas y la luz, con el triunfo provisional de Satands, que
ya ha entrado en Judas (22,3) y esta sobre los discipulos explorar el sentido de la prueba, el misterioso designio
(22,31), y que ahora se ha hecho uno con los que han de Dios sobre nuestra vida; sentirnos asi comparieros
venido a capturar a Jesus. tanto de Jesus como de sus discipulos, de sus respecti-
vas angustias, de su perplejidad, de sus laceraciones e
intentos de fuga (a buen seguro, no somos mejores que
MEDITATIO los seguidores del Maestro). Experimentar, sin embar-
go, intimamente, la proximidad del Salvador -no la de
Lo que sucede en el huerto de los Olivos es descon- un ser imaginario, sino la del Hijo del hombre que sabe
certante; por un lado, esta la doble reacciOn de Jesus, lo que estamos viviendo-. Al menos en los momentos de
que experimenta en si mismo, con una violencia inau- mayor calma, ponderar las cosas, compararnos con esta
dita, la angustia de quien sabe lo que le espera, pero, al narracion, que tiene la insospechable capacidad de im-
mismo tiempo, se revela perfectamente dueiio de si mis- plicarnos; intentar entrar en dialog() con el Senor Jesus,
mo, capaz de no dejarse hundir por el acoso de los he- dejando resonar en nosotros sus palabras que nos han
chos y, aunque alejado de cualquier figura de oheroe., sido transmitidas, y responderle personalmente. No te-
capaz tambien de perseverar con fidelidad absoluta en ner miedo de sentirnos del lado de los discipulos y del
la ofrenda de su propia vida al designio del Padre. mismo Judas, proyectando una mirada lucida sobre
Por otro lado, esta el modo descompuesto, incierto y nuestra endemica debilidad, capaz de todo. No conside-
casual con que se comportan los discipulos, hundidos rarnos improvisados espadachines torpes y un tanto
tal vez por la precipitacion de la situacion. Con fre- presuntuosos, sino acoger con docilidad la invitacion de
cuencia, es tambien esta nuestra condicion personal en Jesus a orar para no .quedarnos dentro., atrapados en
acontecimientos particulares o prolongados en los que la prueba experimentada sin reaccionar. El mismo Je-
experimentamos lo que significa ser qtentados.: cuando sus que se deja apresar sin dar explicaciones a los dis-
nos sorprenden dificultades imprevistas o de una dura- cipulos, haciendoles intuir con su aceptacion que no
ci6n intolerable. Nos resulta muy dificil «reconocerlasD pretende desistir de su determinacion de .cumplir la vo-
como pruebas mientras se presentan ante nosotros con luntado de un Padre que, mas alla de cualquier aparien-
su brutalidad sin sentido. Primero, el instinto y, despues, cia humana, le ama.
166 Pasión de Jesucristo según Lucas Getsemaní
167

ORATIO Jesús busca compañía y alivio por parte de los hom-


bres. Creo que esto es algo único en toda su vida. Pero
Señor, en mí está la oscuridad; en ti, en cambio, la no lo encuentra, porque sus discípulos duermen.
luz. Estoy solo, pero tú no me abandonas. No tengo áni- Jesús estará en agonía hasta el fin del mundo: no hay
mo, pero tú eres mi ayuda. Estoy inquieto, pero en ti se que dormir durante este tiempo (B. Pascal, Pensamien-
encuentra la paz. En mí está la amargura, en ti la pa- tos, 553).
ciencia. No comprendo tus caminos, pero tú sabes cuál
es el mío (D. Bonhoeffer).
ACTIO

CONTEMPLATIO Cuando Ignacio de Loyola llega a la meditación de la


Pasión en sus Ejercicios espirituales, dice al ejercitante:
Jesús sufre en su Pasión los tormentos que le infligen «La sexta se mudará no procurando de traer pensa-
los hombres, pero en la agonía sufre los tormentos que mientos alegres, aunque buenos y sanctos, así como son
se da a sí mismo: «turbare semetipsum». Es un suplicio de resurrección y de gloria, mas antes induciendo a mí
de una mano no humana, sino omnipotente, y hay que mismo a dolor y a pena y quebranto, trayendo en me-
ser omnipotente para soportarlo. moria freqüente los trabajos, fatigas y dolores de Chris-
Jesús busca algún consuelo por lo menos en esos tres. to nuestro Señor, que passó desde el puncto que nasció
amigos, los más queridos, pero duermen; les ruega que hasta el misterio de la passión en que al presente me ha-
se mantengan un poco con él, pero le dejan con una llo» (Ignacio de Loyola, Ejercicios espirituales, 206).
completa negligencia y tan poca compasión que no fue
capaz de impedirles dormir ni un solo momento. Y, así,
Jesús se quedó solo, abandonado a la cólera de Dios. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Jesús está en la tierra solo, sin nadie que no sólo sien-
ta y comparta su pena, sino ni tan siquiera que la co- Quien sufre sin límites comienza siempre creyendo que ha
nozca: sólo el Cielo y él tienen este conocimiento. sido abandonado por Dios. Quien en su dolor clama, mezcla
fundamentalmente su voz al unísono con el clamor de Jesús en
Jesús está en un jardín no de delicias, como el primer su muerte. Pero entonces Dios no es sólo el interlocutor oculto
Adán, en el que se perdió todo el género humano, sino por el que el hombre clama, sino, en el más profundo sentido,
en un jardín de suplicio, donde se salvó él y todo el gé- el Dios humano que clama en él y con él y que se presenta con
nero humano. su cruz por el hombre allí donde éste enmudece en su tormento.
Sufre esta pena y este abandono en el horror de la Quien sufre no protesta sólo contra su destino: sufre porque vive,
y está vivo porque ama. Quien ha dejado de amar ha dejado
noche. también de sufrir; para él, la vida se ha convertido en algo in-
Creo que Jesús solamente se ha quejado esta única diferente. Cuanto más ama el hombre, tanto más vulnerable es,
vez, pero se quejó como si no hubiera podido contener ya que el hombre es vulnerable en la medida en que es capaz
su excesivo dolor: «Mi alma está triste hasta la muerte». de felicidad, y viceversa. Esto podría ser calificado como la dia-
168 Pasion de Jesucristo segan Lucas Getsemani 169

lectica de la vida humana. El amor vivifica y hace mortal. La vi- pasion de Cristo. «En este sentido, Dios es el gran compafiero, el
talidad de la vida y la mortalidad de la muerte se experimentan que sufre en confraternidad, el que comprende>> (Whitehead).
en ese inter& por la vida que Ilamamos amor. Desde el punto de vista de la Trinidad, Dios es tan inmanente a la
El Dios teista es pobre. No puede sufrir porque no puede historia como trascendente al mundo; El es (expresado con una
amar. Pero el ateo que protesta, vive a su vez en una situaciOn imagen insuficiente) en cuanto Padre trascendente, en cuanto
desesperada: desemboca en el sufrimiento porque ama; pero, al Hijo inmanente y en cuanto Espiritu apertura previa de un futu-
mismo tiempo, protesta contra el sufrimiento, y por ello contra el ro a la historia. Si comprendemos a Dios asi, entenderemos
amor, que le arrastra hacia el sufrimiento. aComo puede uno, a nuestra propia historia, la historia del sufrimiento y de la espe-
pesar de la desilusion y de la muerte, permanecer en el amor? ranza de la humanidad, como «historia de Dios>>. MOs alio de la
La fe que surge de aquel acontecimiento de Dios en la cruz no sumision teista y de la protesta atea, es Osta la historia de la vida,
responde a la pregunta del sufrimiento con una explicacion teis- porque es la historia del inter& por la vida, la historia del amor
ta de por que tiene que ser asi; pero tampoco responde con un (J. Moltmann, «El "Dios crucificado". El moderno problema de
mero gesto de protesta, sino haciendo retornar al amor deses- Dios y la historia trinitaria divina>>, en Concilium n`2 76, junio
peranzado a su propio origen: «Quien permanece en el amor, 1 972, p. 347).
permanece en Dios, y Dios en el>> (1 in 4,17). Alli donde los
hombres sufren porque aman, Dios sufre en ellos. Alli donde
Dios ha sufrido la muerte de Jes6s, demostrando asi la fuerza de
su amor, encuentran tambien los hombres la fuerza para sopor-
tar el aniquilamiento y para «aferrarse a lo mortal>> (Hegel). He-
gel Ilamaba a todo esto la vida del espiritu: «La vida del espiri-
tu no es la vida que se atemoriza ante la muerte y se conserva
pura de la devastacion, sino que las soporta y permanece en
ellas>>. Quien Ilega al amor y, a tray& del amor, al sufrimiento,
experimentando la mortalidad de la muerte, entra tambien en la
«historia de Dios>>. Si reconoce que su abandono ha sido supe-
rado en el abandono de Cristo, puede permanecer en el amor,
en comuni6n con la entrega de Cristo. Para Hegel, la compren-
sion trinitaria de Dios hacia posible 6nicamente el conocimiento
de la cruz de Cristo como «historia de Dios>>: «Esto es, para la
comunidad, la historia de la apariciOn de Dios; esta historia es
historia divina, a troves de la cual ha Ilegado a la conciencia de
la verdad. A partir de aqui surge la conciencia y el conocimien-
to de que Dios es uno y trino. La reconciliacion en Cristo, en la
que se cree en y por Cristo, no tiene sentido alguno si Dios no
es conocido como el uno y trino>>. El acontecimiento de la cruz se
convierte, para la fe liberada y amorosa, en una historia de Dios
que abre futuro, cuyo presente se llama reconciliacion con el do-
lor del amor y cuyo futuro es el amor en su propio mundo, libre
ya de angustia y opresiOn. La historia de la pasion del mundo ha
sido asumida en la «historia de Dios>> a troves de la historia de la
4
El proceso judío
(Lc 22,54-71)

" Después de prenderlo, lo llevaron hasta la casa del sumo


sacerdote. Pedro lo seguía de lejos. " Habían encendido fuego
en medio del patio, y Pedro se sentó entre los que estaban al-
rededor de la lumbre. " Una sirvienta lo vio sentado junto al
fuego, lo miró fijamente y dijo:
-También éste andaba con él.
57
Pedro lo negó, diciendo:
-No lo conozco, mujer.
" Poco después otro, al verlo, dijo:
-Tú también eres de ellos.
Pedro dijo:
-No lo soy.
" Transcurrió más o menos una hora, y otro afirmó ro-
tundamente:
-Es verdad, éste andaba con él, porque es galileo.
60
Entonces Pedro dijo:
-No sé de qué me hablas.
E inmediatamente, mientras estaba hablando, cantó un ga-
llo. " Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro. Pedro se
acordó de que el Señor le había dicho: «Hoy mismo, antes de
que el gallo cante, me habrás negado tres veces»; " y saliendo
afuera, lloró amargamente.
63
Los que custodiaban a Jesús se burlaban de él y lo gol-
peaban. " Le habían tapado los ojos y le preguntaban:
- ¡Adivina quién te ha pegado!
65
Y le decían otras muchas injurias.
172 PasiOn de Jesucristo segzin Lucas El proceso judio 173

Cuando se hizo de dia., los ancianos del pueblo, los jefes controlan al prisionero: vulgar pasatiempo del cuerpo
de los sacerdotes y los maestros de la ley se reunieron, lo Ile- de guardia, juego estupido y cruel (Jesus, al no conocer
varon al sanedrin 67 y dijeron: a sus torturadores, no puede adivinar quien le ha gol-
—Si tit eres el Mesias, dinoslo. peado). En filigrana, aparece clara la figura del Siervo
Jesus les dijo: de YHWH (cf. Is 52,13-53,9). La confrontacion entre
—Si os lo digo, no me vais a creer; 68 y si os hago preguntas, Jesus y los ancianos, los sacerdotes y los maestros de la
no me vais a contestar. 69 Pero desde ahora el Hijo del hombre ley no tiene nada de un verdadero proceso. Falta todo
estarci sentado a la derecha de Dios todopoderoso.
aparato juridic°, no hay testigos ni se dicta ninguna
'° Entonces todos le preguntaron: sentencia. Se trata solo de un encuentro-desencuentro,
—Luego zeres tit el Hijo de Dios? de hacer hablar a Jesus para poder acusarle ante Pilato
Jesus les respondi6: y tranquilizar a la muchedumbre. Jesus no se hace ilu-
—Vosotros lo decis: yo soy. siones sobre el desenlace del rapid() debate: sabe que la
" Ellos dijeron: decisiOn ya esta tomada y se expresa en consecuencia.
- necesidad tenemos ya de testigos? Nosotros mismos Jesus, citando el Sal 110,1, anuncia de forma clara su
lo hemos oido de su boca. inminente glorificacion en su Pasion-muerte. Esta es la
verdad profunda, la que se encuentra en el origen del re-
chazo que se le opone: el es el Mesias, el Hijo del hom-
LECTIO bre a la derecha de Dios, el Hijo de Dios. El mismo re-
tomard el tema con los discipulos en el camino a Emans
Segun la version de Lucas, Jesus estuvo en la casa del (24,26). En este punto, los jefes de los judios pueden en-
sumo sacerdote, Caifas, durante toda la noche, hasta tregar a Jesus a Pilato, esperando que le condene. Con-
despues del canto del gallo (v. 60), al despuntar el dia. cluido el asunto, Pilato lo volvera a entregar a los judi-
(v. 66). Esto hace plausible el hecho de que Pedro rene- os para que ejecuten la condena (23,25).
gara de Jesus en su presencia y que Jesus, a su vez, le
mirara intensamente (v. 61), aunque en un primer tiem-
po Pedro hubiera seguido los acontecimientos G de lejos. MEDITATIO
(v. 54), como haran los conocidos y las mujeres de Gali-
lea en el Calvario (23,49). Lucas, tambien en este caso, Lo que paso verdaderamente en el corazon de Pedro
aunque documentando su negaciOn, intenta proteger al aquella &la noche y en aquel maldito patio, donde esta-
discipulo, evitando hacerle imprecar y perjurar (cf. Mc llan todas sus contradicciones, no es facil de descifrar.
14,71). Si Pedro rompe a llorar, debemos setialar que, a El es el imico de los discipulos del que sabemos que se
lo largo de toda la Pasion, Jesus suda sangre, grita a movio y que estaba presente alli y en aquel momento,
grandes voces, pero no llora. Invitard a las mujeres de cerca de Jesus. Juega con el peligro y, al mismo tiempo,
Jerusalen a llorar por si mismas y por su ciudad no le importa abandonar al Maestro. Ahora bien, a la
(23,27ss). Llora, en cambio, Maria Magdalena en la primera alusion, por la que comprende que se arriesga
tumba. Los maltratos padecidos por Jesus forman par- a verse implicado como amigo del arrestado, salta en el
te, desgraciadamente, de la practica habitual de los que un instinto de defensa que, si bien es completamente
Pasión de Jesucristo según Lucas El proceso judío 175

comprensible, desencadena, no obstante, una serie de Ahora los hechos se precipitan: Jesús, al callar, no da
negaciones que acaban por arrollarle: «No lo conozco, satisfacción alguna a los esbirros y, con pocas respuestas,
mujer». «No lo soy». «No sé de qué me hablas». El mie- libera a sus acusadores de la fatiga de un largo interro-
do, hace que le tiemblen las piernas y anula en él cual- gatorio. Asume ahora lo ineluctable y se entrega. El jue-
quier otro sentimiento, cualquier sentido de fidelidad y go está claro: es preciso avalar toda la operación por la
coherencia. Sólo quien ha pasado por situaciones aná- autoridad romana; el resto será mucho más sencillo. No
logas puede darse cuenta de este tipo de reacciones. La nos cansemos de sondear, de una manera humilde, pero
tradición evangélica, oral y escrita, no tiene palabras con enorme afecto, las actitudes interiores de Jesús en
para expresar su estupor: refiere los hechos sin comen- este punto, un punto en el que Jesús no puede esperar-
tarios. Sin embargo, Lucas, el evangelista del corazón se otra cosa y en el que, sin embargo, no desiste de su
grande y bueno, recoge y atestigua para nosotros la úni- determinación de «beber la copa», según el designio del
ca reacción posible, verdadera, genuina: la de Jesús, a Padre. No se trata de llevar a cabo un puro ejercicio de
pocos pasos del corrillo del que formaba parte Pedro. imaginación, sino de estar con él, de su parte, en sinto-
Una mirada que sólo podemos imaginar. La mirada que nía -ciertamente, no para ponernos en su mismo plano,
cada uno de nosotros teme -o, tal vez, espera-. Jesús sino para intentar modelar nuestro corazón a partir del
aparece, en los diferentes relatos de la Pasión, decidido suyo-. Tal vez así muchas situaciones concretas de
a usar la palabra de manera parsimoniosa; aquí calla nuestra vida se iluminarían y así nos volveríamos más
por completo; sin embargo, se comunica con una inten- capaces de hacerles .frente según Dios.
sidad difícil de medir. A Pedro le resulta imposible pro-
nunciar cualquier palabra. Decide quitarse de en medio
(«salió afuera»), abandonar ese lugar de inútiles desafí- ORATIO
os y de rudas derrotas, desaparecer de la escena, ahora
inútil y colmo de amargura. Y él, el duro («Señor, estoy Por tu cuerpo, dejado a los pecadores;
dispuesto a ir contigo a la cárcel y hasta la muerte»: por tu cuerpo, roto como un pan;
22,33), se hunde en un estallido de llanto: ya nunca será bendito seas, Señor Jesús.
el de antes. La mirada indescriptible del Señor hace pa- Tu cuerpo divino, que da cuerpo a tu pueblo;
sar al discípulo desde la más vergonzosa de las negacio- tu cuerpo divino, que vivifica a todo hombre;
nes a una conciencia nueva y a una nueva fidelidad: la bendito sea, Señor Jesús.
de una vida dedicada ahora, sin reserva alguna, al Evan- Por tu cuerpo, envilecido y triste;
gelio. Si éste fuera también siempre nuestro modo de ser, por tu cuerpo, encerrado en la noche;
de vivir y de reaccionar frente a nuestras malas acciones, bendito seas, Señor Jesús.
a nuestras rupturas con el Señor -en vez de hacer como Tu cuerpo divino, donde reviven los muertos;
si nada, en vez de tergiversar o intentar dar la vuelta a tu cuerpo divino, donde renace el día;
la situación en nuestro favor-, el hecho grave acaecido bendito sea, Señor Jesús.
en el patio de Caifás llegaría a su sentido pleno, estaría Por tu cuerpo, sin belleza alguna;
cargado de salvación también para nosotros, como Je- por tu cuerpo, ahora todo él una llaga;
sús pretendió que fuera y tal como Pedro lo vivió. bendito seas, Señor Jesús.
Pasion de Jesucristo segtin Lucas El proceso judio 177

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

CONTEMPLATIO La conflictividad es intrinseca al amor de Jests desde el mo-


mento en que concibe su universalidad desde el lugar concreto
elAsi es como se sigue al maestro, negando ser disci- del oprimido. Si el amor de Jestis fue para todos, su realizacion
pubo suyo? elAsi es como se da la vida por el Senor, concreta le supuso estar en un primer momento con los oprimi-
echandose atras por miedo a la voz de una cria-da? Pero dos y contra los opresores, precisamente por querer humanizar
e; hay que maravillarse de que Dios haya predicho la ver- a todos ellos, hacer de todos ellos hermanos ya en la historia y
dad y el hombre se haya engatiado por su propia cuen- verificablemente. Y esta conflictividad intrinseca explica tambien
la conflictividad extrinseca que le sobreviene a la praxis del
ta? Sin embargo, ante el apostol Pedro, que empieza amor de Jests en forma de polemica, rechazo, persecucion y
ahora a negar a Cristo, debemos observar que niega a muerte, como atestiguan todos los evangelios. Y de esta forma
Cristo no solo quien dice que el no es Cristo, sino tam- tambien se muestra historicamente la dimension gratuita del
bier' aquel que, siendo cristiano, dice que no lo es. En amor de Jest'is, que no se opone a la eficacia, sino que surge
efecto, el Setior no dijo a Pedro: «Tii negards que eres dis- cuando el poder del mundo arremete contra un amor eficaz, y
cipulo mio, sino simplementeD: «Me negarcisD. Por consi- este se mantiene aunque su eficacia no sea ya claramente pal-
guiente, Pedro nego a Cristo al negar que era discipulo pada.
suyo. Ahora bien, i. que otra cosa ha hecho de este modo, Esta praxis concreta del amor, con estas caracteristicas, mues-
sino negar que era cristiano? Fueron muchos, a con- tra el discernimiento realizado por Jess en su busqueda de la
tinuacion, y no solo jovenes de ambos sexos -de los que voluntad de un Dios que es amor parcializado. Y a tra y& de esa
parece legitimo esperar fuerza de animo-, sino tambien praxis aparecen tambien algunas caracteristicas formales de ese
niiios y niñas, y un ejercito incalculable de santos mar- discernimiento que convergen con la realidad del Dios mayor.
tires, con fortaleza y violencia, los que entraron en el Rei- Desde este punto de vista formal hay que afirmar, en primer
no de los Cielos, demostrando que eran capaces de hacer lugar, que Jesiss no solo discierne puntualmente —no es eso lo mas
Jo que no fue capaz de hacer aquel que habia recibido del importante—, sino que su discernimiento tiene un proceso histori-
Senor las Haves del Reino de los Cielos (Agustin de Hipo- co. El que Dios sea mayor no se le presenta a Jess desde una
na, Comentario al evangelio de Juan, 113, 2). consideracion puntual de su trascendencia, sino a troves del pro-
ceso de su praxis del amor. De ahi que su vida pose por diver-
sas etapas no solo cronologicas, sino tambien teologicas, y que
se deba hablar de una q conversion>> de Jesus, pues no absoluti-
ACTIO
za como eternamente volida aquella forma determinada de ha-
cer el Reino y de corresponder al Padre, tal como se le presenta
Recorramos de nuevo en el espiritu, con el Seilor Je- en la primera etapa de su vida. Y a la historicidad del discerni-
Kis, las palabras luminosas de un gran cristiano (Dag miento de Jesus le compete tambien su disponibilidad para el
Hammarskjoeld): «No busques la muerte. Ella te en- riesgo, para tomar una opcion en la oscuridad, pues sabia que
Pasión de Jesucristo según Lucas

más peligroso que caer en el error era interrumpir el mismo pro-


ceso .de discernimiento (J. Sobrino, Jesús en América Latina. Su
5
significado para la fe y la cristología, Sal Terrae, Santander Jesús ante Pilato y Herodes
3
1 995, pp. 216ss).
(Lc 23,1-25)

' Entonces se levantaron todos, llevaron a Jesús ante Pila-


to 2 y se pusieron a acusarle diciendo:
- Hemos encontrado a éste alborotando a nuestra nación,
impidiendo pagar tributos al césar y diciendo que él es el Me-
sías, el Rey.
3
Pilato le preguntó:
- ¿Eres tú el rey de los judíos?
Jesús le contestó:
- Tú lo dices.
4
Pilato dijo a los jefes de los sacerdotes y a la plebe:
- No encuentro culpa alguna en este hombre.
Pero ellos insistían con más fuerza:
- Va soliviantando al pueblo con su predicación por toda
Judea, desde Galilea, donde empezó, hasta aquí.
Al oír esto, Pilato preguntó si Jesús era galileo. ' Y al cer-
ciorarse de que era de la jurisdicción de Herodes, se lo envió,
aprovechando que también Herodes estaba en Jerusalén por
aquellos días
Herodes se alegró mucho de ver a Jesús, porque hacía
bastante tiempo que deseaba conocerlo, ya que había oído
hablar mucho de él y esperaba verle hacer algún milagro. 9 Le
hizo muchas preguntas, pero Jesús no le respondió absoluta-
mente nada. ' 8 Estaban también allí los jefes de los sacerdotes
y los maestros de la ley acusándolo con vehemencia. " Hero-
des, secundado por sus soldados, lo despreció, se rió de él, le
puso un vestido de color llamativo y se lo devolvió a Pilato.
12 Aquel día, Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes
habían estado enemistados.
" Pilato convoco a los jefes de los sacerdotes, a los dirigen- lo aparta de sus deberes, lo lleva a otro lugar. Es la ra-
tes y al pueblo, ' 4 y les dijo: bia de quien ve amenazado su propio poder. La segun-
-Me habeis traido a este hombre acusandolo de alborotar da acusaci6n: Jesils instiga a la gente a no pagar los tri-
al pueblo; lo he interrogado delante de vosotros y no lo he
encontrado culpable de ninguna de las acusaciones que le ha-
butos al cesar. Los escribas y los sumos sacerdotes ya
ceis; " y tampoco Herodes, pues ha vuelto a mandarlo aqui. Es han intentado coger a Jesus en fallo en este capitulo y,
evidente que no ha hecho nada que merezca la muerte. " Por al narrar el episodio, Lucas (Lc 20,20-26) ha puesto de
tanto, despues de castigarlo, lo soltare. manifiesto, mejor que los otros evangelistas, la malicia
Entonces empezaron a gritar todos a una: con la que ha sido hilvanada la discusion. La tercera
- Mata a este y sueltanos a Barrabas! acusaciOn, la Unica que Pilato toma en consideracion,
' 9 El tal Barrabas estaba en la carcel por haber tornado par- es la pretension de Jesus de ser el Mesias, el Cristo rey.
te en una sedicion ocurrida en la ciudad y por un homicidio. A la pregunta de Pilato responde Jesus reconociendo
" De nuevo Pilato intento convencerlos de que debia soltar que es el rey de los judios, y este sera el titulo de su con-
a Jesus. 2 ' Pero ellos gritaron: dena (v. 38). La intenciOn del evangelista Lucas aparece
- Crucificalo! Crucificalo! al descubierto desde el principio: el proceso politico
" Por tercera vez les dijo: ante Pilato es, en realidad, el proceso del reconocimien-
- e. Que mal ha hecho este? No he encontrado nada en el to de la identidad de Jesus. Y el relato esta tejido sobre
que merezca la muerte. Por tanto, despues de castigarlo, lo la trama de la inocencia de Jesus. Esta inocencia, afir-
soltare. mada tres veces por Pilato y confirmada asimismo por
23
Pero ellos insistian a grandes voces, pidiendo que lo cru- Herodes, es como el estribillo que acompasa toda la sec-
cificara, y sus gritos se hacian cada vez mas violentos. " En- cion. Pilato, al comprobar que Jesus era galileo, decide
tonces Pilato decidio que se hiciera como pedian. " Soho al
que habian encarcelado por sedicion y homicidio, es decir, al
enviarle a Herodes, una fase del proceso que solo apare-
que habian pedido, y les entree> a Jesus para que hicieran con ce en el relato de Lucas. Herodes Antipas, hijo de Hero-
el lo que quisieran. des el Grande, que habia recibido Galilea como herencia
de su padre y la gobernaba con el titulo de tetrarca, ya
ha aparecido dos veces a lo largo del evangelio de Lucas
LECTIO (cf. Lc 9,9; 13,31). Herodes se alegra sobremanera al ver
a Jesus (v. 8). Sin embargo, su interes es fruto de una cu-
Jesus ya ha sido declarado culpable por el judaismo riosidad trivial por alguien de quien espera milagros,
oficial, el sanedrin de Jerusalen (Lc 22,71). Sin embar- pero no esta dispuesto a implicarse personalmente.
go, por ser Judea una provincia romana, la condena a JesUs calla. Como el Siervo de Yffwx, cordero manso
muerte dictada por la autoridad local debia ser ratifica- llevado al matadero, no abre la boca (Is 53,7). La curio-
da por el representante de Roma. Por eso, una vez di- sidad decepcionada se transforma entonces en insultos
suelta la sesion del sanedrin (23,1), los sacerdotes, los y escarnios. Herodes, tras ponerle un vestido de color
ancianos y los maestros de la ley llevan a Jesus ante Pi- llamativo, precisamente el de «candidatoD a rey, lo envia
lato, el gobernador romano. Su denuncia contiene tres de nuevo a Pilato. Este pronuncia su segunda declara-
acusaciones, graves desde el punto de vista politico (v. 2). cion de inocencia (v. 14), pero el pueblo, con los sumos
La primera: JesUs subleva al pueblo, o sea, lo pervierte, sacerdotes y los dirigentes, pide la liberacion de Barra-
Pasión de Jesucristo según Lucas Jesús ante Pilato y Herodes 183

bás, mientras que respecto a Jesús empiezan a gritar: la voluntad del Padre y a reconducir a ella a la humani-
«¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!». Pilato, tras reconocer por dad, fue entregado a la voluntad de una muchedumbre
tercera vez la inocencia de Jesús (v. 22), lo entrega a su hostil; Jesús, que es la sabiduría de Dios en persona, fue
voluntad. escarnecido y tratado como un loco.
Entra en esta paradoja tal como vivió: manso y hu-
milde. Y con esto nos revela el secreto: el corazón que
MEDITATIO hace posible el abandono al Padre y la entrega a la pro-
pia historia.
El sanedrín conduce a Jesús a casa de Pilato, y éste lo
envía a casa de Herodes, el cual lo devuelve a Pilato.
Éste, por último, lo entrega a la voluntad de la muche- ORATIO
dumbre. Y Jesús se deja entregar, de mano en mano,
con una sumisión total. El grito que dio en la cruz, re- No me mueve, mi Dios, para quererte
ferido por Lucas, nos revela el final de esta entrega: «Pa- el cielo que me tienes prometido,
dre, a tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc 23,46). Si ni me mueve el infierno tan temido
no existiera la entrega libre de Jesús, no se hubiera dado para dejar por eso de ofenderte.
esta cadena de entregas. En efecto, la primera comunidad
interpretó la Pasión de Jesús en términos de una auto- Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
entrega: «Ahora, en mi vida mortal, vivo creyendo en el clavado en una cruz y escarnecido,
Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí» (Gal 2,20). muéveme ver tu cuerpo tan herido,
Y, sin embargo, si bien el abandono en manos del Padre muévenme tus afrentas y tu muerte.
es el que permite a Jesús pasar por el abandono, por la Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
traición, por las falsas acusaciones, por los insultos que que, aunque no hubiera cielo, yo te amara
le dirigen los hombres, esta página del evangelio, que y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
narra el proceso político de Jesús, nos revela también la No me tienes que dar porque te quiera,
otra cara del amor: para entregarse al Padre es preciso pues aunque lo que espero no esperara,
entregarse a la propia historia. lo mismo que te quiero te quisiera.
Todo esto se expresa en el evangelio por medio de (M. de Guevara).
una paradoja: Jesús, que frente al sanedrín se había de-
clarado el Hijo del hombre sentado a la derecha del po-
der de Dios (Lc 22,69) y que, por consiguiente, se pre- CONTEMPLATIO
sentó con su identidad de juez de la historia y de los
hombres, se somete al juicio de los hombres, se deja juz-
gar por un tribunal humano; Jesús, el único inocente «No había en él belleza ni decoro» (Is 53,2).
que ha entrado en la historia, fue acusado en falso y fue ¿Por qué? Porque le veíamos sin comprender. Mas
falsamente condenado; Jesús, el único justo ante Dios, para aquellos que comprenden que «el verbo se hizo car-
fue cambiado por un criminal; Jesús, que vino a revelar ne» es de una belleza sublime. Así sucede con la cruz.
zPor que, entonces, no tuvo belleza ni decoro? Por- que efectivamente fue perseguido y muerto no tendrian valor al-
que Cristo crucificado fue escandalo para los judios y guno. Sea cual fuere, en efecto, la intencion con la que las au-
necedad para los gentiles. toridades judias y las romanas lo enviaron a la muerte, perma-
neceria identico el valor de su sacrificio. En el fondo, en esta
Pero , por que, por el contrario, tambien en la cruz hipatesis, aunque Jesas hubiera aspirado verdaderamente a to-
tenia belleza? Porque la locura de Dios es mas sabia que mar el poder para restaurar el reino de David y hubiera sido
los hombres, y la debilidad de Dios es mas fuerte que los condenado como un pretendiente ilegitimo al trono, tambien en
hombres. Por tanto, que venga siempre bello a nuestra ese caso su muerte hubiera podido realizar el designio divino de
mente el Esposo a los que creemos. Bello es Dios, Ver- la expiacion. En este marco, solo contaria, efectivamente, el su-
bo cabe Dios; bello en el seno de la Virgen; hello el Ver- frimiento padecido, la pena sufrida, no los motivos por los cua-
bo nacido nifio. Es bello, por consiguiente, en el cielo, les ha sido infligida en el ambito de las razones humanas. Seria
hello en la tierra; hello en el seno, hello en los brazos de la razor' divina la que ocuparia todo el espacio del aconteci-
sus padres; hello en los milagros, hello en los suplicios; miento y volveria completamente insignificante sus razones hu-
hello en el invitar a la vida, hello en el no preocuparse manas.
de la muerte; bello al abandonar la vida y hello al reto- Sin embargo, el hecho de que Jest5s hubiera sido perseguido
marla; hello en la cruz, hello en el sepulcro, hello en el porque afirmaba que habia Ilegado el final del culto del templo,
cielo. que el hombre era superior a la ley, que el amor era mas im-
portante que las observancias, que el Reino de Dios venia para
Escuchad el cantico con inteligencia, y que la debili- desbaratar los juicios humanos, que Dios ponia en el centro de
dad de la came no distraiga vuestro ojos del esplendor de su amor a los pequerios, a los pobres y a los pecadores, que era
su belleza. Suprema y verdadera belleza es, en efecto, la preciso superar los limites de Israel y que era posible encontrar
justicia. No lo verias hello silo consideraras injusto; pero por doquier, incluso entre los paganos, la fe que salvo, todo esto
si por todas partes es justo, por todas partes es hello es decisivo. Precisamente a partir de todo esto toma su muerte
(Agustin de Hipona, Exposicion sobre el Salmo 44,3). su primer sentido, el de un martirio padecido por afirmar un de-
signio de Dios que no agradaba a los hombres. Su muerte es re-
dentora porque fue el ado supremo de obecliencia, pero su obe-
diencia al Padre no fue un acto vacio de contenido: lo que se le
ACTIO
habia encomendado no era morir, sino predicar el Reino de
Dios. Cuando la fidelidad a su mandato le Veva a encontrarse
Repite con frecuencia y vive boy la Palabra: con la muerte, precisamente entonces lo Hew!) a cabo en pleni-
.Aprended de mi., que soy manso y humilde de corazon» tud, transformando la pena que sufria por voluntad de los hom-
(Mt 11,29) bres en una oblacion pura de si mismo a Dios [...]. Ahora bien,
si los valores por los que lucho quedan asumidos en el acto su-
premo de su oblacian en la cruz, la comunidad cristiana, que
vive la vida nueva por la identificacion de los creyentes con su
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL muerte y con su resurreccion, queda fuertemente vinculada con
su proyecto de vida y con el modelo de su mision en la historia.
Si al final todo consistiera en el hecho de que el Padre quiso Si todas las cosas que Jes6s dijo e hizo, con los consiguientes
su muerte para ver satisfecha la justicia divina, gracias a una conflictos que de ahi se derivaron, son componentes esenciales
pena expiatoria sufrida por Cristo, las razones historicas por las de aquella oblacion de vida constituida por toda su existencia,
186 Pasión de Jesucristo según Lucas

no pueden ser consideradas hoy como marginales, como si la li- 6


beración que Cristo ofrece al mundo estuviera privada de todo
contenido histórico determinado. Si la vida cristiana es partici- El camino de la cruz
pación en la muerte y en la resurrección de Jesús, es también
compromiso de continuación de aquella misma misión histórica, (Lc 23,26-32)
por la cual puede suceder que haya que hacer frente a los mis-
mos duros conflictos con los poderes de este mundo y, con la ex-
periencia de la autodonación, participar en aquella misma di-
námica de su vida que conduce, a través del sacrificio, hacia la
resurrección final (S. Dianich, II Messia sconfitto, Casale Monf.
1 999, pp. 183ss).

26
Cuando se lo llevaban para crucificarlo, echaron mano
de un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron
la cruz para que la llevara detrás de Jesús. 27 Lo seguía una
gran multitud del pueblo y de mujeres, que se golpeaban el
pecho y se lamentaban por él. 28 Jesús se volvió hacia ellas y
les dijo:
—Mujeres de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien
por vosotras y por vuestros hijos. 29 Porque vendrán días en
que se dirá: Dichosas las estériles, los vientres que no engendra-
ron y los pechos que no amamantaron. " Entonces se pondrán
a decir a las montañas: «Caed sobre nosotras»; y a las colinas:
«¡Aplastadnos!». 3 ' Porque si esto hacen con el leño verde, ¿qué
harán con el seco?
" Llevaban también con él a otros dos malhechores para
ejecutarlos.

LECTIO

Tras ser condenado por Pilato siguiendo la voluntad


de sus enemigos, se llevan a Jesús. Lucas no dice expre-
samente quién lo lleva; sólo nos muestra una gran mu-
chedumbre que sigue a Cristo hacia el Calvario. Sabe-
mos por otra fuente que cuatro soldados, bajo el mando
de un centurión, recibieron el encargo de vigilar al con-
denado (Jn 19,23; Lc 23,47). Sólo los soldados romanos
tenían derecho a «requisar» a alguien que pasara: «Echa-
188 Pasion de Jesucristo segan Lucas El camino de la cruz 189

ron mano de un tal Simon de Cirene, que venia del cam- te de Jerusalen y la suerte del Mesfas manifiesta la corn-
po y le cargaron la cruz para que la llevara detrcis de Je- prension del evangelista en relacion con la catastrofe: la
sits». eComo se explica este hecho? Lucas no habla de la condena divina de una ciudad que se ha opuesto a los
flagelacion de Jesus, y no se comprende la requisicion mensajeros de Dios y, por Ultimo, al mismo Meslas.
de Simon, puesto que normalmente era el condenado
quien debla llevar la cruz. De Marcos (Mc 15,15) se pue-
de deducir que especialmente la flagelacion habia redu- MEDITATIO
cido a Jesus a una debilidad extrema. En Lucas, sin em-
bargo, parece que aun tiene fuerzas: camina seguido Jesus esta rodeado en su camino al Calvario por una
por la muchedumbre, tiene capacidad para hablar a las muchedumbre tumultuosa que impreca, blasfema, ame-
mujeres. Asi las cosas, debemos pensar que el evange- naza. Pero yen el dulcisimo y dolorisimo encuentro con
lista tiene una intencion secreta: quiere sugerir al lector su madre, e junto a el a Simon el Cirineo, a Veronica,
que yea en Simon a un representante modelo del disci- a las mujeres piadosas. Sim6n el Cirineo, e. quien es este
pulo que lleva la cruz, Para Lucas, el verdadero discipu- desconocido? Sabemos que volvla de laborar el campo,
lo de Jesus es el que toma la cruz y le sigue (Lc 9,23). donde el trabajo era mas pesado y menos remunerado.
Simon no fue el unico que ayudo a Jesus. Hubo otro Es precisamente el, un humilde trabajador del campo,
consuelo, esta vez espontaneo, que le vino de algunas el elegido por Dios, no por los judios, para cargar sobre
• mujeres. Solo lo cuenta Lucas, el evangelista de la pie- sus hombros la cruz que estaba sobre los hombros de
dad femenina. Estas mujeres eran de la ciudad de Jeru- Jesus. Lo dice Mateo: «Cuando salian, encontraron a un
salen: es posible que algunas conocieran ya a Jesus y hombre de Cirene, llamado Simon, y le obligaron a llevar la
hubieran sido atraldas por el; otras lo hacian simple- cruz de Jesus» (Mt 27,32). La cruz de Jesus pasa de sus
mente movidas por compasiOn hacia un condenado a hombros a los del Cirineo. San Alfonso Marfa de Ligorio
muerte. De manera espontanea, por una piedad femeni- pone de relieve este traslado sugerido por el odio de los
na, se entregan a manifestaciones de llanto y de dolor; judios: oAl ver los judlos que Jesus, por la debilidad, iba
no solo protestan contra la condena a muerte de Jesus, a cada paso como si expirara el alma, y temiendo que
sino que hacen tambien manifiesto que el es el rey de su muriera por el camino, obligaron a Simon el Cirineo a
pueblo (cf. Lc 23,36). Jesus las ve, y parece olvidar sus llevar la cruz del Senor». No fue la casualidad la que
propios sufrimientos para pensar en las desventuras quiso este cambio; Dios eligiO como discfpulo a un hu-
que les esperan a ellas y a sus hijos. Y les dirige palabras milde campesino y este por primera vez toma su cruz, no
que, aunque marcadas por una tierna piedad, resuenan la suya del trabajo y del sufrimiento cotidiano, sino la
como una terrible amenaza. El Mesfas que sufre asume suya, es decir, la de Jesucristo. Dios elige a Marla para
ahora los rasgos del profeta que padece; anuncia, como madre de Jesus, Jesus elige a los apostoles, y Jesus elige
en Lc 19,41-44, la suerte terrible de los habitantes de Je- tambien a Simon: «Carga con mi cruz y sigueme..
rusalen. Las mujeres de Jerusalem deben reseryar su Desde aquel momento, el Cirineo fue elevado a simbo-
llanto para aquellos momentos. Lucas piensa, evidente- lo de todos los que sufren y llevan la cruz de Jesus como
mente, en la destruccion de la ciudad santa en el alio 70 el, o sea, como Jesus. Simon comprendio, no obstante,
d. C. El vinculo establecido por la profecia entre la suer- que era un peso glorioso el que llevaba, para ejemplo
190 Pasión de Jesucristo según Lucas El camino de la cruz 191

eterno de todos los discípulos de Jesús. La gente humil- con toda el alma, y no quiero dejaros más. Me basta con
de también repite hoy: «Jesús sufrió mucho». Pero de- el tiempo que he estado alejado de vos. Atadme ahora a
bería decir: «Nosotros nos animamos a llevar la cruz vuestra cruz. Si he despreciado vuestro amor, me arre-
como Simón, el desconocido de Cirene». Ahora bien, el piento de ello con todo el corazón: ahora lo estimo por
Cirineo es un símbolo, y el símbolo puede tener muchos encima de todo bien (Alfonso María de Ligorio, «La Pas-
significados: el significado de que el dolor, la prueba, el sione di nostro Signore Gesú Cristo», en Opere ascetiche,
esfuerzo... son fuentes de vida, de crecimiento, de ma- Roma 1934, V, pp. 91ss [edición española: Obras ascéti-
duración. cas de san Alfonso María de Ligorio, Biblioteca de Auto-
Las personas que han pasado por esta experiencia res Cristianos, Madrid 1952 y 1954, 2 vols.]).
nos enseñan que la vida nos proporciona una gran sa-
tisfacción cuando la afrontamos como una conquista.
La lucha de la vida es una lucha contra el mal que está CONTEMPLATIO
dentro y fuera de nosotros. Pero la cruz más bella y ra-
diante es la que tenemos que afrontar para ser buenos, Pilato entrega al Cordero inocente en manos de aque-
para observar la ley de Dios. llos lobos para que hagan lo que quieran con él: «Les en-
tregó a Jesús para que hicieran con él lo que quisieran»
(Lc 23,25). Los ministros lo aferran con furia, le quitan
ORATIO el harapo de púrpura, como les insinúan los judíos, y
vuelven a ponerle sus vestidos... Después cogen dos le-
«El que quiera venir en pos de mí, que renuncie a sí mis- ños toscos, componen rápidamente con ellos la cruz y
mo, que cargue con su cruz de cada día y me siga» (Lc 9,23).
la cargan sobre los hombros del Redentor. Pero no es-
peró Jesús, como dice santo Tomás de Villanueva, a que
Así, pues, ya que, oh Redentor mío, vos, siendo ino- el verdugo le cargara la cruz; él, por sí mismo, con sus
cente, fuisteis delante de mí con vuestra cruz y me in- propias manos, la cogió con avidez y se la puso sobre
vitáis a seguiros con la mía, caminad también, que yo los hombros cubiertos de llagas. Ven, dijo entonces, ven
no quiero dejaros. Si en el pasado os dejé, confieso que mi querida cruz; ya hace treinta y tres arios que suspiro
hice mal: dadme ahora la cruz que queréis, que la abra- por ti y te voy buscando, te abrazo, te estrecho contra
zaré sea cual sea, y con ella quiero acompañaros hasta mi corazón, porque tú eres el altar en el que quiero sa-
la muerte. «Salgamos, pues, a su encuentro fuera del crificar mi vida por amor a mis ovejillas... Sale la justi-
campamento y carguemos también nosotros con su opro- cia con los condenados y entre ellos va también a la
bio» (Heb 13,13). ¿Y cómo podemos, Señor, dejar de muerte el rey del cielo, el unigénito de Dios, cargado
amar por amor vuestro los dolores y los oprobios, si vos con la cruz. Salid también vosotros del paraíso, biena-
los amasteis tanto por nuestra salud? Pero ya que nos venturados serafines, y venid a acompañar a vuestro Se-
invitáis a seguiros, sí, queremos seguiros y morir con ñor, que se dirige al Calvario para ser ajusticiado junto
vos, pero dadnos la fortaleza necesaria para llevarlo a con unos malhechores en un patíbulo infame. ¡Oh es-
cabo; esta fortaleza os la pedimos por vuestros méritos, pectáculo horrendo! ¡Un Dios ajusticiado! Imagínate,
y la esperamos. Os amo, Jesús mío amabilísimo, os amo alma mía, encontrarte viendo a Jesús que pasa hacien-
192 Pasion de Jesucristo segan Lucas El camino de la cruz 193

do este doloroso viaje. Como un cordero llevado al ma- designarlos con las palabras latinas, me parece que no hay otro
tadero, asi fue conducido a la muerte el amante Reden- que tenga una ouverture tan perfecta: Gaudium et spes. Recor-
tor. Preguntadle: Oh Cordero divino, no estais saciado dad aquellas palabras benditas: <<Los gozos y las esperanzas,
todavia de dolores? Si pretencleis con ellos adquirir mi las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo,
corazon, cesad de padecer, que yo quiero amaros como sabre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos
deseals (Alfonso Maria de Ligorio, «La Passione di nostro y esperanzas, tristezas y angustias de los discipulos de Cristo.
Signore Gesti CristoD, en Opere ascetiche, Roma 1934, V, Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su
corazon>> (n. 1). Con este solemne preludio la Iglesia parece
pp. 87-90 [edicion espatiola: Obras asceticas de san Al- decir al mundo: oEn adelante, his alegrias, oh mundo, seran mis
fonso Maria de Ligorio, Biblioteca de Autores Cristianos, alegrias, compartire contigo el pan amargo de tus tristezas, me
Madrid 1952 y 1954, 2 vols.]). dejare implicar por tus mismas esperanzas, y tus angustias es-
trecharan tambien mi garganta con un identico nudo de miedo>>.
No somos Unicamente portadores de los dolores del mundo ha-
ACTIO cia la gruta de Lourdes; somos tambien los portadores çie las
alegrias del mundo y estamos Ilamados a compartirlas. Este es
el suplemento que quisiera dar al pensamiento de esta noche.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Deberiamos dar gracias a la Iglesia por muchas cosas, sobre
a El que quiera venir en pos de mi, que renuncie a si mis- todo por la noticia inesperada, estupenda, que nos da con el es-
mo, que cargue con su cruz de cada dia y me siga. (Lc 9,23). tremecimiento de los anuncios alegres cuando afirma, en la
Gaudium et spes, que las alegrias de los hombres son tambien
las alegrias del cristiano y que entre unas y otras —una vez
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL desaparecida la sospecha de la contraposicion— discurre el hilo
doble de la simpatia. Parece increible. Estabamos acostumbra-
Conocemos bien at Cirineo de la cruz. Una larga doctrina as-
dos a compartir solo los dolores del mundo. Una larga doctrina
ascetica nos habia entrenado para hacernos cargo exclusiva-
cetica nos ha habituado a pensarnos como socorredores de los
mente de los sufrimientos de la humanidad. Eramos unos exper-
sufrimientos del mundo, a sentirnos gente que ayuda al mundo tos en el arte de la compasion. El Cirineo de la cruz habia ejer-
a Ilevar la cruz. aPor que no nos pensamos, sin embargo, coma cido una fascinacion irresistible en nuestras dinamicas
gente que ayuda al mundo a Ilevar la alegria? No os parece espirituales; a los maestros de vida interior no se les habia ocu-
hermoso dar comienzo con esta idea a nuestra peregrinaci6n? rrido la idea de que fueramos tambien los cirineos de la alegria.
Es verdad: esta peregrinacion es un tren de sacerdotes ancianos, Aqui esta ahora el desconcertante mensaje: las alegrias genui-
enfermos, de gente que sufre, pero estamos Ilevando ahora a namente humanas, que hacen latir el corazon del hombre, por
Lourdes, a la Virgen santisima, todo un jolgorio, un gozo, toda muy limitadas y tat vez triviales que sean, no son desdefiadas
la sobreabundancia de alegria pascual que hemos podido re- por Dios ni forman parte de un repertorio ordinario que tenga
coger a lo largo del camino. Por consiguiente, es justo tener poco que ver con la alegria pascual del Reino (T. Bello, Cirenei
como primer pensamiento nuestro ser cirineos de la alegria. della gioia, Cinisello B. 2000, pp. 1 1 -14).
No podemos olvidar que uno de los documentos mas impor-
tantes y mem bellos del Concilio Vaticano II empieza precisa-
mente con esta expresion cargada de luz: Gaudium et spes. En-
tre todos los documentos de la Iglesia, desde que se empez6 a
7 -
La crucifixión y la muerte
(Lc 23,33-46)

" Cuando llegaron al lugar llamado La Calavera, crucifica-


ron allí a Jesús y también a los malhechores, uno a la derecha
y otro a la izquierda. " Jesús decía:
—Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Después se repartieron sus vestiduras echándolas a suertes.
" El pueblo estaba allí mirando. Las autoridades, por su par-
te, se burlaban de Jesús y comentaban:
—A otros ha salvado, ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías
de Dios, el elegido!
36
También los soldados le escarnecían. Se acercaban a él
para darle vinagre " y decían:
—Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
38
Habían puesto sobre su cabeza una inscripción que de-
cía: «Éste es el rey de los judíos».
39
Uno de los malhechores crucificados le insultaba diciendo:
—¿No eres tú el Mesías? Pues sálvate a ti mismo y a noso-
tros.
" Pero el otro intervino para reprenderlo, diciendo:
—¿Ni siquiera temes a Dios tú, que estás en el mismo su-
plicio? 41 Lo nuestro es justo, pues estamos recibiendo lo que
merecen nuestros actos, pero éste no ha hecho nada malo.
42
Y añadió:
—Jesús, acuérdate de mí cuando vengas como rey.
43
Jesús le dijo:
— aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.
Te
44
Hacia el mediodía las tinieblas cubrieron toda la región
PasiOn de Jesucristo segtin Lucas La crucifixion y la muerte 197
45
hasta las tres de la tarde. 46El sol se oscureci6 ygel velo del pueblo elegido por Dios, pero clara y luminosa para el
templo se rasg6 por medio. Entonces Jesus Tan ) un grito y pueblo de Israel (Ex 14,20). Las densas tinieblas son
dijo:
-Padre, a tus manos encomiendo mi espiritu.
picas de la region de la muerte (Job 10,22), pero tam-
Y dicho esto, expiro.
bier' signo de la presencia del mismo Dios (Ex 20,21),
presencia oscura y misteriosa, pero salvifica, particular-
mente en favor de su ungido (Abd 3,10). Dios habla tam-
LECTIO bien con la ausencia de luz, revela tambien haciendo
que falte su palabra a los profetas (Miq 3,6).
El fragmento esta definido claramente por una inclu- El velo del templo se rasga. Mientras los hombres ose
sion: al comienzo y al final, Jesus se dirige al Padre en repartieron sus vestiduras» (v. 34), Dios permite que el
oracion. Una °radon de intercesion al comienzo, una velo del templo «se rasgue por medic)» (v. 45). Esta indi-
oracion de confianza y abandono en manos del Padre al cacion de Lucas no puede ser casual. El velo que custo-
final. Para Lucas, son las ultimas palabras de Jesus en dia el arca con las diez palabras sagradas de la alianza
la tierra. El ultimo suspiro de Jesus es el sello de una entre Dios e Israel, se abre (Ex 26), abriendo la vida de
vida marcada por la entrega de Si mismo, de su propia Dios, la alianza, a todos sin distincion, sin mas barreras.
palabra, de su propio aliento y energia vital en beneficio Asi tambien para Jesus: su vida (sus vestiduras) ya no le
de todos. pertenece; ha sido repartida, compartida, heredada por
El lugar es el designado para los condenados, fuera sorteo entre los presentes.
de los muros de la ciudad santa (Lv 4,14.24), el otero de Los presentes, todos los presentes, escarnecen, se
la «CalaveraD (en arameo, GOlgota; en las traducciones burlan (Sal 22,8), porque no comprenden, no reconocen,
latinas, «lugar calvo., Calvario). Para los judios, Jerusa- la obra de Dios en lo que yen. Se reparten las vestiduras
len es un recinto sagrado donde solo puede morar quien (Sal 22,19), ofrecen vinagre (Sal 69,22) al que ha entre-
sea digno de vivir de acuerdo con las exigencias de la gado su vida en sus manos, precisamente como la ha
alianza; es el lugar dado por Dios mismo para vivir una entregado desde siempre en las manos del Padre. SOlo
vida santa, de acuerdo con el pacto de alianza conclui- un resquicio: el rey de los judios, el verdadero rey, es re-
do entre el pueblo y Dios. Jesus fue ocontado entre los conocido al menos por uno de los dos malhechores, que
malhechores» (Is 53,12), expulsado de la ciudad, elimi- le pide entrar en ese Reino, aun reconociendo su indig-
nado como indigno de vivir sobre el suelo y en el pueblo nidad. Es lo que JesUs se esperaba como respuesta a su
santos (Dt 17,7.12). gesto de entrega total.
El tiempo es el de los grandes momentos de oraciOn
y de revelacion divina en la Biblia, entre la hora sexta y
la hora nona. En la hora de maxima luz del dia descien- MEDITATIO
den las tinieblas. Los profetas hablan hablado del osol
que se oscurece», pero los signos sin interpretes auten- Todo el viaje de Jesus hacia Jerusalen, iniciado en el
ticos son ambivalentes. La densa nube del Exodo era capitulo 9 del evangelio de Lucas, converge hacia este
oscura para los perseguidores que querian aniquilar al monte. Jesds es elevado, pero no como se esperaban las
198 Pasión de Jesucristo según Lucas La crucifixión y la muerte 199

muchedumbres o sus discípulos. Ha subido a la ciudad que, sin embargo, somos esclavos a menudo. Jesús, des-
santa, pero no para ser coronado rey a la manera hu- de la cruz, ama a todos e incluso acepta ser rechazado y
mana. Le proclaman rey «por error». Las burlas huma- despojado de su dignidad de Hijo de Dios a fin de no es-
nas dan en el blanco: Dios reina a través de su Hijo ani- pantarnos con su omnipotencia. Quiere ser nuestra ver-
quilado, y el hombre se ríe porque no comprende. Sólo dadera fuerza, el verdadero Adán, el hombre que vence
uno reconoce su propio mal, se da cuenta de que no en nosotros y con nosotros el miedo a la muerte, propor-
sabe y entonces implora, y entra con él en el Reino del cionándonos una fe pura y fuerte en Dios como Padre.
perdón. Frente al Crucificado nos encontramos ante la lección
La elevación de Jesús y su «entrega», anunciada por más misteriosa y profunda de Dios. Su sabiduría no es de
lo menos tres veces a lo largo del evangelio, no son com- este mundo, sino «divina, misteriosa, escondida». Si la
prendidas: son «piedra de tropiezo» para los discípulos, y hubiéramos conocido «no habríamos crucificado al Se-
también para nosotros. Es difícil comprender el misterio ñor de la gloria» (1 Cor 2,7ss).
de la crucifixión, porque comprenderlo es entrar en él.
«Quien quiera seguirme que tome su cruz», había dicho
Jesús, y, desde entonces, todo discípulo debe «esforzarse ORATIO
por entrar» por esta puerta estrecha, en este misterio de
tinieblas y luz, de angustia y paz, de silencio y gritos, de Señor Jesús, nos encontramos ante tu perdón. Tú dis-
acción y contemplación. culpas nuestra ignorancia, nos respetas cuando no com-
Es la revelación suprema del Padre: la presencia en la prendemos la razón de que el Padre te haya amado, te
ausencia, la luz en las tinieblas, plenitud de sentido en haya elegido como su Cristo, consagrado, ungido, pre-
lo que precisamente parece no tenerlo. Cuando creemos ferido y, después, te haya dejado solo... Entregado en
que sabemos, en realidad «no sabemos lo que hacemos», manos de los hombres, entregado y abandonado con-
y buscamos a Dios en otra parte, no, ciertamente, en el fiadamente en manos de aquel que callaba y parecía no
Crucificado. Rechazamos esta página &l evangelio, obs- intervenir.
tinándonos en no reconocer a Dios en nuestros fracasos. ¡Qué difícil es aceptar estos silencios dolorosos! Qué
Como los compañeros de Job o Isaías, consideramos los duro es descubrir que nuestra vida y también nuestra
dolores como castigos o a lo sumo como purificaciones, religiosidad se burla de ti, buscándote sólo cuando bri-
cuando, en realidad, son el ámbito donde Dios revela su llas en la gloria, cuando curas o cuando expulsas el mal,
poder de salvación, su verdad y la nuestra. y huyendo de ti cuando pides compañía, amor, com-
Jesús, desde la cruz, continúa siendo maestro, ense- prensión, perseverancia, solidaridad.
ñándonos la lección de un abandono total y confiado en También nosotros te ponemos etiquetas, inscripciones
las manos del Padre. Nos invita a renunciar a nosotros en la cabeza; creemos siempre que te conocemos, que te
mismos y a nuestra visión de Dios a fin de poder ver amamos, demostrándotelo con nuestra vida y con nues-
realmente a Dios, nos invita a superar nuestro conoci- tros sacrificios. También nosotros creemos saber reco-
miento y sabiduría humana y religiosa para reinar ver- nocer los signos de la presencia de Dios en las personas
daderamente sobre nosotros mismos y sobre el mal, del que nos rodean, creemos saber en qué circunstancias
200 Pasi6n de Jesucristo segan Lucas La crucifixion y la muerte 201

podemos decir que el Padre esta presente y actua y en de que consideremos al mundo como crucificado para
cuales no. Senor Jesus, salvanos de nosotros mismos y nosotros, y nosotros sepamos vivir crucificados para el
de nuestras seguridades. Haz naufragar con tu cruz mundo; asi, imitando la muerte de nuestro Senor, como
nuestros proyectos excesivamente humanos, haznos Cristo muriO al pecado de una vez para siempre, y su vivir
comprender que gno sabemos lo que hacemosD, y pro- es un vivir para Dios, tambien nosotros andemos en una
voca en nosotros aquella suplica que obtiene el acceso vida nueva y, llenos de caridad y muertos para el pecado,
al verdadero Reino. vivamos para Dios.
Acuerdate de nosotros, Senor, y eso sera nuestra sal- El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazo-
vacion. nes con el Espiritu Santo que se nos ha dado, y la partici-
pacion del cuerpo y sangre de Cristo, cuando comemos
el pan y bebemos el caliz, nos lo recuerda, insinuando-
CONTEMPLATIO nos con ello que tambien nosotros debemos morir al
mundo y tener nuestra vida escondida con la de Cristo
Cuando ofrecemos nuestro sacrificio, realizamos en Dios, crucificando nuestra came con sus concupis-
aquello mismo que nos mandO el Salvador; asi nos lo cencias y pecados.
atestigua el apostol, al decir: El Senor Jesas, en la noche Debemos decir, pues, que todos los fieles que aman a
en que iban a entregarlo, tomO pan y, pronunciando la Dios y a su projimo, aunque no lleguen a beber el caliz
acci6n de gracias, lo partio y dijo: .Esto es mi cuerpo, que de una muerte corporal, deben beber, sin embargo, el
se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mia». Lo caliz del amor del Senor, embriagados con el cual mor-
mismo hizo con el cciliz, despues de cenar, diciendo: .Este tificaran sus miembros en la tierra y, revestidos de nues-
cciliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto tro Senor Jesucristo, no se entregaran ya a los deseos y
cada vez que lo bebciis, en memoria miae. Por eso, cada placeres de la came ni viviran dedicados a los bienes vi-
vez que comeis de este pan y bebeis del cciliz, proclamclis sibles, sino a los invisibles. De este modo, beberan el
la muerte del Senor, hasta que vuelva. caliz del Senor y alimentaran con el la caridad, sin la
Nuestro sacrificio, por tanto, se ofrece para pro- cual, aunque haya quien entregue su propio cuerpo a
clamar la muerte del Senor y para reavivar, con esta las llamas, de nada le aprovechard. En cambio, cuando
conmemoracion, la memoria de aquel que por nosotros poseemos el don de esta caridad, llegamos a convertirnos
entregO su propia vida. Ha sido el mismo Senor quien realmente en aquello mismo que sacramentalmente cele-
ha dicho: Nadie tiene amor mcis grande que el que da la bramos en nuestro sacrificio (Fulgencio de Ruspe, Con-
vida por sus amigos. Y, porque Cristo muri6 por nuestro tra Fabiano, XXVIII, 16-19).
amor, cuando hacemos conmemoraciOn de su muerte
en nuestro sacrificio, pedimos que venga el Espiritu
Santo y nos comunique el amor; suplicamos fervorosa- ACTIO
mente que aquel mismo amor que impuls6 a Cristo a
dejarse crucificar por nosotros sea infundido por el Es- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
piritu Santo en nuestros propios corazones, con objeto «Se para ml roca de cobijo, oh Dios, en tus manos en-
Pasion de Jesucristo segan Lucas La crucifixion y la muerte 203

comiendo mi espiritu, tá, Senor, el Dios fiel, me rescata- que resonaban como un canto en el alma del Maestro, y deben
rcis. Pero yo confio en ti, Senor, yo te digo: "iTti eres mi tener un eco profundo en el alma de su esposa. Precisamente a
Dios!". Mi destino estcl en tus manos» (del Sal 31). causa de la fidelidad cotidiana a estas palabras, externas e
internas, darer testinnonio de la verdad y podra decir: <<EI que me
envio no me dela solo. Esta siempre connnigo, porque hago
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL siempre lo que le place>>. Permaneciendo siempre en este con-
tacto intimo con el Maestro, podremos irradiar aquella osagra-
da virtud>> que salva y libera a las almas (Isabel de la Trinidad,
Yo, hermanos, no me hago ilusiones de haber alcanzado la Scritti, Roma 1 967, p. 657 [echelon espanola: Obras completas,
meta, pero, eso si, olvidando lo que he dejado afros, me lanzo Monte Carmelo, Burgos 1985]).
de Ileno a la consecucion de lo que esto delante y corro hacia
la meta, hacia el premio al que Dios me llama descle lo alto por
medio de Cristo JesOsv. El apostol nos ha revelado con frecuen-
cia la grandeza de esta vocacion, como nos recuerda en otro lu-
gar: c<Dios nos eligio en Cristo antes de la creacion del mundo,
para ser ante el santos e inmaculados en el amorh. Ahora bien,
acorno responder a la dignidad de esta vocacion? He aqui el se-
creto: <<jMi vivir es Cristo!. Es preciso que nos transformemos
en Jesucristo.
Es aim san Pablo el que me lo ensena: c<Porque a los que co-
nocio de antemano, los destine) tambien desde el principio a re-
producir la imagen de su Hijoh. En consecuencia, es preciso que
estudie este modelo divino, a fin de identificarme con el y poder
expresarlo sin descanso a los ojos del Padre. aCuales son sus
primeras palabras al entrar en el mundo? ((Herne aqui, oh Dios,
para hacer tu voluntad>>. Me parece que esta oracion deberia
ser como el latido del corazon de la esposa (la Iglesia, cada
alma): q l-lenos aqui, Senor, venimos para hacer tu voluntad>>.
jEl Maestro se mostro tan verdadero en esta primera obla-
cion! Toda su vida no fue, por asi decirlo, mos que una conse-
cuencia de esto. Le gustaba decir: c<Mi alimento es cumplir la vo-
luntad del que me ha enviadoh, y asi debe ser tambien la vida
de su esposa, incluso en aquellos momentos en que la inmola la
espada. <<Si es posible, aleja de ml este coliz, pero que no se
cumpla mi voluntad, sino la tuya, Padre)). Entonces, rebosante
de alegria, mi alma se dirigira con su Maestro a toda inmola-
clan cotidiana, alegrandose de haber sido conocida por el Pa-
dre, crucificada junto con su Hijo.
oHe tornado tus palabras para que fuercan mi herencia para
siempre. Ellas son la delicia de mi corazon>>. Esas son las palabras
206 Pasión de Jesucristo según Lucas El desprendimiento de la cruz y la sepultura 207

y el reposo del sábado. Todos deben estar presentes en creyentes que desean comprender si el justo es castiga-
este acontecimiento que marca la historia, todos están do por Dios o sufre por sus propios errores (Sal 37; 38,6;
representados entre los que lo contemplaron y estaban Job 4,7).
allí, y todos toman postura. Lucas presenta a José, miembro del sanedrín, hom-
Hay un centurión que representa a los paganos, a bre dotado de autoridad y reconocido como «justo y
los alejados, a los que no pertenecen al grupo de per- bueno», como a Simeón, al comienzo de su evangelio,
sonas consideradas dignas de entrar en el templo y un israelita justo que espera la venida del Reino de Dios
vivir según la alianza de Dios. El centurión ve, mira y y de su Mesías. No toma entre sus brazos a un niño que
reconoce que el condenado no es una persona cual- entra en el templo con sus padres, sino un cadáver. Sin
quiera. Ese Jesús, llamado por burla rey de los judíos, embargo, se trata del mismo signo de contradicción,
muere como un rey, como un verdadero justo. La ver- piedra de tropiezo (Lc 1,25-32), el que provoca las ala-
dadera justicia puede ser reconocida en cualquier cul- banzas de Israel y de los gentiles (el centurión que aca-
tura y religión, y el centurión ve en Jesús algo que lo ba de dar gloria a Dios). Del mismo modo que montar
acomuna a Dios, el único justo, el que justifica y hace en una cabalgadura en la que nunca ha subido nadie
justos a los hombres (Is 53,11). Por eso alaba a Dios, es una prerrogativa real (Lc 19,30; cf. 1 Sm 6,7), así
dándole gloria (Sal 22,27ss). trata José el cadáver de Jesús, como el de un verdade-
ro rey, depositándolo en un sepulcro en el que nunca
Los habitantes de Jerusalén, que poco antes habían había sido enterrado nadie. El silencio del sábado, día
recibido a Jesús con ramos de palmera, aclamando al en el que descansó Dios de la obra de la creación, en-
rey Mesías, ven ahora la inscripción colgada sobre el vuelve el misterio de Jesús, que duerme en el seno de
condenado a muerte: están perplejos. Ellos no toman la tierra.
parte en las maldiciones y en las burlas de los jefes y de
los soldados. Aunque les resulta difícil creer que éste sea
verdaderamente aquel a quien Dios ha elegido para rei- MEDITATIO
nar, también ellos se muestran sorprendidos por Jesús y
no sólo reconocen en él a un justo, protegido por Dios La cruz convoca a todo el mundo. Todos, judíos y
a pesar de las apariencias, sino que vuelven a casa gol- gentiles, están representados en ella. Es como si Dios
peándose el pecho. En consecuencia, el justo es también nos hubiera citado a todos en esta pequeña altura, mos-
para ellos alguien que pone en crisis su justicia, que les trándonos el «espectáculo» de la entrega total del Hijo
convence de pecado, que les pone frente a su propia in- de Dios en favor de toda la humanidad. Se trata de una
dignidad. La muerte de Jesús divide de inmediato los convocación solemne, y la cruz se convierte en instru-
ánimos e impulsa al arrepentimiento personal, al retor- mento de juicio. Ante el Crucificado se dividen los áni-
no, a la metanoia (Zac 12). mos: todos nos vemos obligados a situarnos, y no es po-
Los que le conocían y las mujeres asisten y miran, sible asumir ninguna neutralidad. Un malhechor cree y
también perplejos y atónitos. No se asocian a las burlas, el otro se burla. Los jefes del pueblo desafían el poder
no se van a casa. Se quedan aparte (Sal 38,12; 88,9), con de Dios y tratan a Jesús de rey por burla, mientras que
la actitud de quien debe comprender lo que sucede: son un miembro del sanedrín disiente, sale del anonimato,
Pasion de Jesucristo segtin Lucas El desprendimiento de la cruz y la sepultura 209

toma entre sus brazos el cadaver del Hijo de Dios y, en El sabado todo es silencio ante la tumba. Es el silen-
vez de la fosa comim de los condenados, le proporciona cio de Dios, el reposo de aquel que lo ha consumado
un sepulcro digno de un rey. todo y se prepara para recomenzar otra vez su relaciOn
El muro de separacion entre Israel y los gentiles que- de amor, de alianza, con la humanidad. Tenemos siem-
da ahora derribado. El velo se ha desgarrado, y la divi- pre una nueva posibilidad en Jesus. Las mujeres obser-
sion entre los verdaderos creyentes y los que no perte- van el lugar y el modo como es sepultado Jesus. Medi-
necen a la alianza no tiene ya nada que ver con factores tan, oran y se preparan para honrar a Jesus con sus
etnicos, sino con el reconocimiento o no reconocimien- aromas y ungrientos, como si se tratara de un rey, como
to de cuanto Dios ha realizado por la humanidad en Je- Si se tratara de un amigo queridisimo, el mas apreciado.
sucristo. Ante el, algunos miembros del mismo pueblo Tambien es elocuente el reposo de Jesus en el seno de la
se separan, escogiendo -como debemos hacer todavia tierra, su suerio en la tumba. Si nos fijamos bien, con
hoy nosotros- entre la burla y la fe, entre la indiferencia los ojos de la fe, esto tambien nos habla a nosotros. Se
y el seguimiento, entre la duda de quien rio cree que trata del elocuente signo de Jonas, el unico signo que el
Dios pueda salvarnos a traves de esta aparente debili- Hijo del hombre da a nuestra generacion, un signo que
es preciso descifrar, contemplar.
dad y derrota, y la certeza de quien se confia al designio
misterioso y sabio del Padre. Hemos sido llamados a fi-
jarnos bien, a observar al justo ajusticiado, a fin de re- ORATIO
conocer en el al rey que nos libera de la culpa de Adan,
abriendo nuestra vida a su accion. Aspero brote del jardin de la agonia, arbol sin ramas
El primer hombre habia sido expulsado del paraiso en el que todo da fruto, cruz de Jesucristo, hundes las
por un acto de rebelion, por una falta de confianza en la raices en la roca y esta se vuelve suelo fecundo, capaz de
Palabra del Dios creador. Un malhechor es el primero acoger la semilla.
que entra en el mediante un acto de confianza plena en Signo de alianza del Espiritu y la sangre, polo del
el nuevo Adan. El Adan rebelde habia sido creado el mundo, eje del tiempo, serial de un paso y de una supe-
sexto dia de la creaciOn, y el sexto dia de la redencion, racion, cruz de Jesucristo, eres el memorial de nuestro
el dia anterior al sabado, viene a la luz, desde las tinie- futuro.
blas del caos del Golgota, el nuevo Adan, el hombre nue- Cruz levantada en alto, brazos abiertos de par en par,
vo, la humanidad redimida. Cada ser humano, cada uno cruz sobre la que esta escrito el mandamiento nuevo,
de nosotros tiene ahora, en Jesus, la posibilidad de vivir trazas el camino de Dios en el hombre. Al mostrar el
con la dignidad que la imagen y semejanza de Dios, ins- precio del hombre para Dios, cruz de Jesucristo, cance-
crita en nuestros corazones, nos permite. Ahora, unidos las la deuda de los dias antiguos y nos haces deudores
a Jesus, perdonados y redimidos, tenemos la posibilidad del amor.
de perdonar a quienes nos traicionan y nos entregan, y Signo de infamia y signo de gloria, declaras que el Senor
nuestra vida puede convertirse en ocasion de alabanza es el siervo. Firma de Dios al final de su historia, nos lla-
y/o de arrepentimiento por muchos otros hermanos y mas a vivir hoy en la muerte de otro convertido en nuestro,
hermanas del mundo. cruz de Jesucristo (de un himno cisterciense trances).
210 Pasión de Jesucristo según Lucas El desprendimiento de la cruz y la sepultura 211

CONTEMPLATIO rectísima de los perfectos, a saber: que no presuman


nunca de ser perfectos, de modo que se aleje el peligro
Asociémonos a la confesión del glorioso testigo de los de olvidar el propósito de viaje, que todavía no ha ter-
gentiles: «Jesucristo vino al mundo para salvar a los pe- minado, y no caigan allí donde se depone la voluntad de
cadores». La misericordia de Dios se muestra más ad- progresar.
mirable para nosotros por el hecho de que él no murió En consecuencia, debemos correr con los pasos de la
por los justos ni por los santos, sino por los inicuos y los fe, con las obras de misericordia, con el amor a la justi-
i mpíos. Y puesto que la naturaleza divina no podía ser cia, para que, mientras celebramos ahora como perso-
objeto del castigo del aguijón de la muerte, naciendo en- nas espirituales el día de nuestra redención, «no con le-
tre nosotros, tomó lo que podía ser ofrecido en favor vadura vieja, ni con levadura de malicia y perversidad,
nuestro. Desde hacía ya mucho tiempo había amenaza- sino con los panes ázimos, es decir, con pureza y verdad»,
do, por medio del profeta Oseas, a nuestra muerte con merezcamos ser partícipes de la resurrección de Cristo,
la eficacia de su muerte: «Oh muerte, yo seré tu muerte». que, con el Padre y el Espíritu Santo, vive y reina por los
Aceptando la muerte, se sometió a las leyes del infierno, siglos de los siglos (León Magno, fi Mistero pascua/e,
pero después, al resucitar, las abrogó, interrumpió la ley Roma 1977, pp. 128ss).
de la muerte, que no hacía excepciones, y así, de eterna,
la hizo temporal. «En efecto, así como todos murieron en
Adán, así, en Cristo, todos serán llamados de nuevo a la ACTIO
vida».
Así, pues, pongamos en práctica el aviso que daba el Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
apóstol Pablo: «Los que viven, que no vivan para sí mis- «Ante ti, Señor mío, están todos mis anhelos, no se te
mos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos». ocultan mis suspiros. En ti, Señor, pongo mi esperanza;
Puesto que lo que era antiguo ha pasado y ha surgido lo tú me responderás, Señor y Dios mío» (del Sal 38).
nuevo, que nadie permanezca en la vejez de la vida car-
nal, sino que progrese de día en día, renovándose me-
diante el aumento de la piedad. Aun cuando ya haya- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
mos sido justificados, mientras estemos en esta vida
tenemos posibilidad de hacernos más puros y mejores. Jesús mismo pone en relación el engullido y la expulsión del
En efecto, el que no progresa, es culpable; quien no ad- profeta Jonás con su propia muerte y su propia resurrección. En-
quiere nada, pierde algo. tre el modelo y la imagen no hay sólo una relación de analogía
A nuestra naturaleza, mientras permanezca en la mu- (así-como), sino de superioridad («aquí hay más que Jonás»).
En la analogía se expresa la humanidad de Cristo, cuya vida
tabilidad de la mortalidad, aunque ya se haya visto ele- pasa por todas las situaciones fundamentales de la existencia
vada a un elevadísimo grado en el ejercicio de todas las humana. En la superioridad se expresa la divinidad de Cristo. El
virtudes, del mismo modo que se le puede presentar responde a esta situación arquetípica de una manera única, de
aún la ocasión de precipitarse a lo bajo, tampoco le fal- modo que todos los acontecimientos que corresponden a ella se
ta la posibilidad de subir más alto. Ésta es la norma conviertan en indicaciones.
212 Pasión de Jesucristo según Lucas

El arte medieval ponía juntas figuras del Antiguo Testamento


y la de Cristo; en consecuencia, ponía a menudo el engullido de
Jonás frente a la colocación de Cristo en el sepulcro, y la expul-
sión de Jonás por el pez frente a la resurrección de Cristo de la
tumba A la luz de la teoría junghiana de los arquetipos, la
interpretación tipológica de las Escrituras es algo completamen-
te distinto a un simple juego intelectual. Un hombre que se en-
cuentre, por ejemplo, en una situación sin salvación, verá en la
situación de Jonás la expresión de su propia situación arquetí-
pica (analógica). Ahora bien, si lo que le pasó a Jonás, más allá
Pasión de Jesucristo
de su significado literal, se refiere también a lo que le pasó a
Cristo y ve en ello también el sentido supremo y el cumplimien-
según Juan
to último de toda la historia (superioridad), entonces su situación
habrá que ponerla también en relación con el acontecimiento
que trasciende la historia: la revelación de Dios en la muerte y
resurrección de Cristo.
En el sacramento (mysterion en griego) del bautismo se pro-
duce la identificación del cristiano con Cristo. Según los Padres
de la Iglesia, el bautismo del cristiano y el de Cristo están mar-
cados ambos por el arquetipo de la «travesía marina nocturna»,
en la que el héroe se sumerge, como el sol, en los abismos del
mar nocturno, para volver a ser engendrado en su seno. San
Juan Crisóstomo dice: «La inmersión y el remontar sombolizan
el descenso al Hades y el retorno de él» Junto con Cristo,
«sol de justicia», el bautizado ha bajado a la ultratumba y con
él ha renacido del reino de los muertos. Con Cristo se lleva a
cabo la transformación, y el agua de muerte se ha convertido
para el bautizado en agua de vida, la tumba se vuelve seno ma-
terno. La expresión recurrente de la Biblia «luz que brota de las
tinieblas» (Is 58,10; Sal 112,4; Sal 18,29; 2 Cor 4,6), típica
tanto de la liturgia nocturna navideña como pascual, equivale a
decir que precisamente el vientre del infierno se convierte en seno
del renacimiento (U. Steffen, Giona e la balena. II mito della
morte e della rinascita, Como 1993).
212 Pasión de Jesucristo según Lucas

El arte medieval ponía juntas figuras del Antiguo Testamento


y la de Cristo; en consecuencia, ponía a menudo el engullido de
Jonás frente a la colocación de Cristo en el sepulcro, y la expul-
sión de Jonás por el pez frente a la resurrección de Cristo de la
tumba [...]. A la luz de la teoría junghiana de los arquetipos, la
interpretación tipológica de las Escrituras es algo completamen-
te distinto a un simple juego intelectual. Un hombre que se en-
cuentre, por ejemplo, en una situación sin salvación, verá en la
situación de Jonás la expresión de su propia situación arquetí-
pica (analógica). Ahora bien, si lo que le pasó a Jonás, más allá
Pasión de Jesucristo
de su significado literal, se refiere también a lo que le pasó a
Cristo y ve en ello también el sentido supremo y el cumplimien-
según Juan
to último de toda la historia (superioridad), entonces su situación
habrá que ponerla también en relación con el acontecimiento
que trasciende la historia: la revelación de Dios en la muerte y
resurrección de Cristo.
En el sacramento (mysterion en griego) del bautismo se pro-
duce la identificación del cristiano con Cristo. Según los Padres
de la Iglesia, el bautismo del cristiano y el de Cristo están mar-
cados ambos por el arquetipo de la «travesía marina nocturna»,
en la que el héroe se sumerge, como el sol, en los abismos del
mar nocturno, para volver a ser engendrado en su seno. San
Juan Crisóstomo dice: «La inmersión y el remontar sombolizan
el descenso al Hades y el retorno de él» [...]. Junto con Cristo,
«sol de justicia», el bautizado ha bajado a la ultratumba y con
él ha renacido del reino de los muertos. Con Cristo se lleva a
cabo la transformación, y el agua de muerte se ha convertido
para el bautizado en agua de vida, la tumba se vuelve seno ma-
terno. La expresión recurrente de la Biblia «luz que brota de las
tinieblas» (Is 58,10; Sal 112,4; Sal 18,29; 2 Cor 4,6), típica
tanto de la liturgia nocturna navideña como pascual, equivale a
decir que precisamente el vientre del infierno se convierte en seno
del renacimiento (U. Steffen, Giona e la balena. II mito della
morte e della rinascita, Como 1993).
1
El arresto
(Jn 18,1-11)

1
Cuando termini!) de hablar, Jesus y sus discfpulos salieron
de allf. Atravesaron2 el torrente Cedr6n y entraron en un huer-
to que habfa cerca. Este lugar era conocido por Judas, el trai-
dor, porque Jesus se reunfa frecuentemente all con sus disci-
pubs. Asf que Judas, llevando consigo un destacamento de
soldados romanos y los guardias puestos a su disposici6n por
los jefes de los sacerdotes y los fariseos, se dirigio a aquel lu-
gar. Iban armados y equipados con linternas y antorchas.
4
Jesus, que sabla perfectamente todo lo que le iba a ocu-
rrir, salio a su encuentro y les pregunto:
quien buscais?
Ello§ contestaron:
- A Jesus de Nazaret.
Jesus les dijo:
- Yo soy.
Judas, el traidor, estaba all con ebbs. 6 En cuanto les dijo:
«Yo soy., comenzaron a retroceder y cayeron a tierra. Jesus
les pregunto de nuevo:
- quien buscais?
Volvieron a contestarle:
- A Jesus de Nazaret.
JesUs les dijo:
- Ya os he dicho que soy yo. Por tanto, si me buscais a ml,
dejad que estos se vayan.
9
(Asf se cumplio lo que el mismo habfa dicho: «No he per-
dido a ninguno de los que me diste.).
216 Pasión de Jesucristo según Juan El arresto 217

'° Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desen- una parte, buscar al Señor responde a un mandamiento
vainó e hirió con ella a un siervo del sumo sacerdote, cortán- concreto (Dt 4,29; Sal 105; 1 Cor 16,11; 2 Cor 7,14 y
dole la oreja derecha (este siervo se llamaba Malco). " Pero
Jesús dijo a Pedro:
11,16; Zac 2,3; Is 55,6; Jr 29,13; Bar 4,28), por otra,
esto es lo único que da sentido y dinamismo a cada
-Envaina de nuevo tu espada. ¿Es que no debo beber esta
copa de amargura que el Padre me ha preparado?
existencia humana (Sal 27,8 y 40,17; cf. 42,2). En el v. 5
Jesús da cumplimiento con su pregunta-respuesta a
esta larga búsqueda del hombre en la historia, y se ma-
LECTIO nifiesta como la meta: «Yo soy». Y con esta expresión se
profesa como el Dios de Abrahán (cf. Gn 15,7), de Isaac
(Gn 26,24), de Jacob (Gn 28,13) y de Moisés, que le vio
El evangelista Juan, aunque estuvo presente, no cara a cara en el monte (Ex 3,6) y a quien le reveló su
cuenta nada de la agonía de Jesús en Getsemaní. En nombre (Ex 3,14). El hombre, en efecto, no podría en-
cambio, describe con abundancia de detalles el arresto, contrar a Dios si él no se dejara encontrar, si Dios no se
refiriendo un diálogo que falta en los sinópticos (vv. 4-8). le «entregara». El Hijo es el lugar en el que el hombre
Esta opción da prioridad a una determinada orienta- encuentra a su Dios.
ción: la de mostrar a Jesús en su «hora», como sujeto de La reacción del hombre ante el misterio de Dios que
los acontecimientos, como único protagonista (cf. v. 8), se le revela es «caer» (v. 6). El verbo pipto puede indicar
consciente y determinado (v. 4), como rey vencedor del en la Escritura una actitud de adoración o de temor re-
pecado y de la muerte ya desde este instante (v. 6). En el verencial (cf. Gn 17,3.17; Lv 9,24; Eclo 50,17; Mt 2,11;
capítulo anterior, el 17, encontramos la clave de lectura 4,9; 17,6), pero también la derrota de los enemigos y
de este fragmento, concretamente en el pasaje donde de los impíos (cf. 2 Sm 22,39; Sal 18,39 y 36,13; Is 21,9;
Jesús reconoce que la «hora» tan esperada ya ha llega- Ez 30,6), y aquí Juan parece recoger ambos significados.
do (17,1) y que se trata de la «hora» de la glorificación: Los soldados retroceden ante la majestad divina y caen
«Ahora, pues, Padre, glorifícame con aquella gloria que en tierra impotentes, anticipando la verdad que Jesús
ya compartía contigo antes de que el mundo existiera» revelará después a Pilato: «No tendrías autoridad alguna
(17,5). sobre mí si no te la hubieran dado de lo alto» (Jn 19,11).
El fragmento se condensa, efectivamente, en un diá- El arresto de Jesús supone, en realidad, que él se entre-
logo central (vv. 4-8) que es una auténtica autorrevela- ga plena y libremente a la voluntad del Padre (bebe la
ción de la divinidad de Jesús. En el diálogo aparecen copa que le presentan las manos del Padre).
dos palabras clave: el verbo «buscar», zeteo, y la expre-
sión «yo soy», ego eimí. El cuarto evangelio se abre y se
cierra, de hecho, precisamente con los que «buscan»: bus- MEDITATIO
can algo los discípulos del Bautista que encuentran a Jesús
en el Jordán y le reconocen como Mesías (Jn 1,38); busca Es de noche (Jn 13,30) cuando sales al encuentro de
a alguien María Magdalena en el sepulcro (Jn 20,14). La los que te buscan, sabiendo perfectamente todo lo que
Escritura resume en el verbo «buscar» todo el acontecer te iba a suceder (18,4). Esta noche es una noche espe-
de la relación del hombre con Dios, puesto que, si, por cial, una noche exodal. «¿Qué diferencia hay entre esta
218 Pasion de Jesucristo segan Juan El arresto 219

noche y todas las demas noches?D, preguntaba el mas nieblas no se dispersan con antorchas y linternas (18,3),
pequetio de cada familia judia al caer el sol, en esta nue- y la lucha contra el pecado no se gana con armas (18,3)
va fiesta de Pesah, y al oir estas palabras el cabeza de fa- y espadas (18,10), sino con una perfecta obediencia a la
milia empezaba el largo relato de la gesta de la libera- voluntad del Padre.
ciOn de tu pueblo del poder de Egipto, figura de toda
opresiOn del mal, concluyendo el canto de la memoria
diciendo: ((Aguella noche el Senor veto para sacarlos de ORATIO
Egipto» (Ex 12,42). Noche especial aquella en la que
ahora solo ante tu hora (16,32), te preparas para hacer Senor, ta eres aquel que andamos buscando desde
frente a la prueba, recibiendo de las manos del Padre la siempre, con ansia y deseo que no encuentran reposo.
copa que sella una comuniOn eterna. No la bebes por- Ta eres el rostro hacia el que extendemos nuestros bra-
que es una copa, sino imicamente porque es tu Padre zos como un nitio que espera ser levantado a lo alto; ta
quien te la ofrece. .Se acerca el principe de este mundo. Y eres nuestra luz en la noche oscura, nuestra fuerza con-
aunque no tiene ningan poder sobre ml, tiene que ser asi tra la tentaciOn y el enemigo... Tta que te ofreces a no-
para demostrar at mundo que amo at Padre y que cumplo sotros: de Dios te haces hombre, para que podamos
fielmente la misiOn que me encomendo» (14,30-31). amarte; de Setior te haces siervo, para que podamos mi-
Hay muchas noches en nuestra existencia, hay mu- rarte a los ojos; de Maestro te haces palabra, para que
chas pruebas. Se trata de una busqueda inexhausta de aprendamos a conocerte; de Omnipotente te haces pri-
un rostro que de sentido y reposo a nuestro andar a sionero, para que nos demos cuenta de que no somos
tientas en la oscuridad... Tn nos sales al encuentro y te capaces de poseerte.
revelas como alguien que ya ha llevado nuestro fardo, Haz que no te hagamos prisionero de nuestros pre-
como alguien que ya ha superado nuestra prueba por juicios, que no te encerremos en nuestras categorfas
nosotros, alguien que ya ha dispersado las tinieblas y conservadoras; haz que no levantemos la mano sobre
vencido todo miedo. Ttl nos revelas que todas nuestras tu misterio para apoderarnos de lo que es sOlo puro
horas estan en tu hora, toda nuestra lucha en tu victo-
ria. La vida es este exodo glorioso y fatigoso al mismo don de lo alto; haz que no nos cansemos de buscarte y
tiempo, este paso recorrido individualmente en la fe y aprendamos a esperarte. Dejate encontrar, para que,
en la pobreza de nuestra propia debilidad, esta Pascua, entregados a ti, que eres el Sefior, nos convirtamos
a la que tU ya hiciste frente, en la que ya triunfaste y de tambien nosotros en perfectos hacedores de la voluntad
la que, por un inconmensurable don de amor, nos haces del Padre.
participes y protagonistas. La prueba que nos reserva la
vida es la ocasion para comprender lo que somos capa-
ces de amarte y de creer en tu salvacion: 0E1 Senor, vues- CONTEMPLATIO
tro Dios, quiere probaros, para saber si realmente amciis at
Senor, vuestro Dios, con todo vuestro corazon y con todo Pues eldonde te halle para conocerte -porque cierta-
vuestro ser. (Dt 13,4, pero tambien 8,2; y Ex 16,4 y mente no estabas en mi memoria antes de que te cono-
20,20). Es el tiempo propicio para aprender que las ti- ciese-, dOnde te hall& pues, para conocerte, sino en ti
2
El proceso judio y
la negacion de Pedro
(Jn 18,12-27)

12
La tropa romana, con su comandante al frente, y la guar-
dia judia arrestaron a Jesus y lo maniataron. " Acto seguido,
lo condujeron a casa de Ands, suegro de Caifas, que era sumo
sacerdote aquel aflo. " Caifas era el que habia aconsejado a
los judios: Conviene que muera un solo hombre por el pue-
blo..
' 5 Simon Pedro y otro discipulo seguian a Jesus. Este disci-
pub, que era conocido del sumo sacerdote, entrO, al mismo
tiempo que Jesus, en el patio interior de la casa del sumo sa-
cerdote. 16 Pedro, en cambio, tuvo que quedarse fuera, a la
puerta, hasta que el otro discipulo, el conocido del sumo sa-
cerdote, habl6 a la portera y consigui6 que le dejasen entrar.
Pero la portera pregunto a Pedro:
- e. No eres -ha uno de los discipulos de ese hombre?
Pedro le contest&
- No, no lo soy.
" Como hacia trio, los criados y la guardia habian prepa-
rado una hoguera y estaban en torno a ella calentandose. Pe-
dro estaba tambien con ellos calentandose.
El sumo sacerdote interrogo a Jesus
20
sobre sus discipulos
y sobre la enserianza que impartia. Jesus declaro:
- Yo he hablado siempre en public°. He enseriado en las si-
nagogas y en el templo, donde se reunen todos los judios. No
he enseriado nada clandestinamente. 2 ' (IPor que me pregun-
tas a mi .? Pregunta a mis oyentes, y ellos podran informarte.
" Al oir esta respuesta, uno de los guardias, que estaba jun-
to a el, le dio una bofetada, diciendole:
224 Pasión de Jesucristo según Juan El proceso judío y la negación de Pedro 225

- ¿Cómo te atreves a contestar así al sumo sacerdote? el de arriba», Anás y Caifás procesan a Jesús. Si Pedro
" Jesús le replicó: es uno de sus discípulos, Jesús es un maestro y tiene
- Si he hablado mal, demuéstrame en qué; pero si he ha- una doctrina de la que debe dar cuentas; si Jesús admi-
blado bien, ¿por qué me pegas? te que tiene discípulos y una doctrina propia, el que le
24
Entonces Anás lo envió, atado, a Caifás, el sumo sacer- sigue es discípulo suyo: bastaba con que uno de los dos
dote. respondiera de manera exhaustiva a las preguntas para
" Mientras Simón Pedro estaba en torno a la hoguera, ca- que el otro quedara directamente implicado.
lentándose, uno le preguntó: Jesús apela en su respuesta al testimonio de los que
- ¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre? le han oído, porque en 8,13 los fariseos ya le habían ob-
Pedro lo negó: jetado: «Estás dando testimonio de ti mismo; por tanto,
- No, no lo soy. tu testimonio carece de valor», y sabía que ellos juzgaban
26
Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel según la carne (8,14). Además, Juan introduce una nota
a quien Pedro había cortado la oreja, le replicó: que es una alusión explícita al fragmento de la Pasión:
- ¿Cómo que no? Yo mismo te vi en el huerto con él. «Jesús dijo esto cuando estaba enseñando en el templo, en
27
Pedro volvió a negarlo. Y en aquel momento cantó el el lugar donde se encuentran las arcas de las ofrendas. Sin
gallo. embargo, nadie se atrevió a detenerlo, porque aún no ha-
bía llegado su hora» (8,20). En consecuencia, el capítulo
8 puede ser una clave de lectura para el capítulo 18, y,
LECTIO en efecto, en él encontramos la respuesta a las pregun-
tas que aquí se repiten de manera implícita: «Cuando
En el fragmento encontramos dos cuadros que se levantéis en alto al Hijo del hombre, entonces reconoce-
cortan (a: vv. 15-18.25ss; b: vv. 19-24), con dos protago- réis que yo soy. Yo no hago nada por mi propia cuenta;
nistas diferentes: el discípulo y el Maestro. Se trata, en solamente enseño lo que aprendí del Padre» (8,28). Al
realidad, de dos interrogatorios. Uno de ellos oficial: el triple «yo soy» del fragmento inmediatamente anterior
proceso judío a Jesús en casa de Anás; el otro, informal: (vv. 5.6.8) hace eco la triple negación de Pedro: «No lo
las preguntas que hacen los criados a Pedro en el patio. soy» (vv. 17,25.26). En la triple negación de Pedro se
Es interesante señalar que el evangelista presenta el cumple, en realidad, el designio del Padre (16,32), que
cuadro «oficial» como una inclusión entre la primera ya había predicho Jesús a su discípulo más ardiente,
pregunta a Pedro (vv. 15-18) y sus dos últimas nega- precisamente durante la cena, en el contexto en que
ciones (vv. 25ss). Ambos cuadros están también en es- anuncia el canto del gallo (13,36-38).
trecha relación: en el primero, los criados interrogan a
Pedro respecto a su ser «discípulo de ese hombre» (w.
17.25.26); en el segundo, el sumo sacerdote interroga a MEDITATIO
Jesús sobre si es un «maestro», sobre su doctrina y sus
discípulos (v. 19). Se podría decir que Juan representa ¿Forma parte de la intención del evangelista Juan que
un único interrogatorio en dos planos. «En el de abajo», este fragmento situado al comienzo de la Pasión re-
los criados y la portera ponen en aprietos a Pedro. «En cuerde así de cerca la escena del epílogo glorioso de to-
226 Pasion de Jesucristo segan Juan El proceso judio y la negacion de Pedro 227

dos estos acontecimientos? Pedro y Juan corren juntos rado y generoso, de aquel que se revela como el unico Se-
a la tumba; uno entra y el otro se queda en la puerta, nor. Un titubeo que puede ser Unicamente ocasion para
pero entra despues, y «vio y crey6», alli donde Pedro un conocimiento mas profundo de si mismo y de una
sOlo habia visto (Jn 20,1ss). Pedro es el mas entusiasta, mayor confianza en el... Porque la fe y la fortaleza que
el mas apasionado, el mas humano de los discipulos de brota de ella son antes que nada don del Espiritu.
Jesus. Si Juan es eel discipulo al que Jesas tanto queria»,
como 61 mismo atestigua varias veces en su evangelio
(Jn 13,23; 19,26; 20,2; 21,7.20), Pedro es, a buen seguro ORATIO
-lo atestigua el propio Juan-, el discipulo que mas ama-
ba a Jesus (Jn 21,1ss). Y Jesus, que lo sabe, pone a su Senor, confirma en ml aquel don inefable del Espiri-
discipulo en condiciones de tomar conciencia de ello, tu que infundiste en mi alma el dia del bautismo y re-
mas alla de todas sus debilidades. Pedro no traiciona a novaste con la confirmacion; vivifica en la comunion de
su maestro; en efecto, en 13,21 Jesus predice que «uno tu cuerpo y de tu sangre la fuerza viva del amor que por
de vosotros» -solo uno!- le traicionard; Pedro, en cam- la fe vive en mi corazon; concedeme un espiritu ardien-
bio -tal vez para beneficio nuestro-, experimenta su de- te y animoso, que no tema sus propias debilidades e in-
bilidad constitucional, la distancia que media entre su congruencias, que no se vuelva prisionero de los senti-
apasionado amor por el Maestro y su real capacidad mientos de culpa que paralizan la esperanza; haz que,
para seguirle. como Pedro, Tomas y Pablo, fortalecido con tu perdon,
Tambien nosotros vivimos esta tension entre el ya y el tenga yo siempre la fuerza de empezar de nuevo, de ele-
todavia no, inquietud de un amor que quisiera ser capaz var la mirada a ti, que no cesas de mirarme fijamente
de comprometerse por Cristo hasta la entrega de la pro- con amor. Haz que sepa escuchar la palabra tranquili-
pia vida (cf. Jn 13,37) y que, sin embargo, experimenta zadora de tu corazon que me confirme como discipulo
retrasos y cansancios, miedo y timidez. Pedro, con su tuyo: e Te basta ml gracia».
vida, esta delante de nosotros como un espejo, signo de
esperanza en su capacidad de dejarse implicar por la mi-
rada de amor de aquel que siempre perdona (cf. Lc 22,61 CONTEMPLATIO
y Jn 1,42), y con su fuerza para empezar a correr de
nuevo tras el maestro, que interiormente le llama a 61 «Simon, hijo de Juan, eme amas mcis que estos?». Ob-
(Jn 20,1ss); con la obediencia sencilla y confiada que le serva que Jesus interroga a Pedro no una sola vez, sino
caracterizo desde el primer instante, que le permitiO ca- una segunda y una tercera, y la tercera vez oye final-
minar sobre las aguas (Mt 14,28ss) y echar la red obede- mente que es amado por Pedro. A la triple negacion
ciendo a la Palabra de Jesus (Lc 5,1ss; Jn 21,6ss), que le contrapone una triple declaracion de amor, a fin de que
hace estar atento al suspiro del Espiritu y le hace decir la lengua no quede mas esclava del terrior que del amor.
las palabras del Padre (Mt 16,15-19). Pedro, en la vispera Recordad que son tres las partes del cuerpo de las cua-
del drama de la PasiOn, es como cada uno de nosotros les procede la muerte o la vida: el corazon, la lengua y
frente a las pruebas de la vida: llamadas progresivas (ivo- la mano. Del corazon viene el consentimiento al bien o
cacion!) a un seguimiento cada vez mas radical, enamo- al mal; de la lengua, el paso sucesivo a la palabra; de la
228 Pasión de Jesucristo según Juan El proceso judío y la negación de Pedro 229

mano, la ejecución de la obra. Si con estas tres partes estaba llorando... Me incliné hacia él y le puse mi mano en el
hemos negado al Señor, puesto que los contrarios se cu- hombro, llamándole por su nombre: «¡Pedro!». No sé por qué
ran con los contrarios, con las mismas partes confesemos me dirigí a él con el nombre que le había dado el Maestro.
al Señor. El hombre se volvió con un estremecimiento: «¡Ah! ¿Eres tú,
Niega con el corazón el que no cree o el que consien- Rabí?». Su rostro estaba bañado de lágrimas. «¡No me llames
te el pecado mortal. De modo semejante, niega a Cristo así! No soy digno de este nombre. No soy piedra, soy tierra, ce-
niza, polvo del camino. ¿Sabes lo que he hecho?», preguntó
con la lengua el que destruye la verdad con la mentira o entre sollozos mientras aferraba un borde de mi simlah, como
calumnia y denigra al prójimo. Igualmente, reniega con para retenerme por miedo a que me fuera de allí dejando de
la mano el que realiza obras perversas. escucharle. «¡Yo... yo le he negado! He dicho .que no le cono-
Que los que de este modo niegan a Cristo tres veces cía..., que no sabía quién era..., que nunca le había visto».
en las tinieblas de los pecados, al canto del gallo, es de- «¿Dónde ha pasado todo eso?», le pregunté. «En la corte del
cir, a la predicación de la Palabra de Dios, se arrepien- sumo sacerdote», dijo entre gemidos. Me acordé entonces de la
tan, para ser después capaces, a la luz de la penitencia, gigantesca figura que había chocado conmigo al huir del pala-
cio de Caifás. Me sorprendí de que se hubiera atrevido a acer-
junto con el bienaventurado Pedro, de declarar por tres carse precisamente a ese lugar, e intenté consolarle. «No llores»,
veces: «¡Amo, amo, amo!». Amo con el corazón por me- le dije, cogiéndole más fuerte el brazo. «Son cosas que pasan...
dio de la fe y de la devoción; amo con la lengua por El hombre es...». Pero ninguna palabra podía consolarle. Prosi-
medio de la profesión de la verdad y de la edificación guió entre lágrimas, balbuciendo y golpeándose el pecho con el
del prójimo; amo con la mano por medio de la pureza puño: «¡Le he traicionado! ¡Le he negado!... A él, que tanto
de las obras (Antonio de Padua, 1 Sermoni, Padua 1995, amaba a todos. Yo también creía amarle... ¡Estaba tan seguro
1212, passim [edición española: Sermones dominicales y de mí! Incluso me indigné con Judas, que le había entregado
festivos, Editorial Espigas y Azucenas, Murcia 1996]). al... Ahora soy peor, soy mucho peor que él».
Pobre Simón. Le ha negado, pero no duda. Es verdad, pen-
saba yo: Jesús amaba mucho a todos. Aunque tuviera que so-
ACTIO portar por una sola persona, incluso si fuera sólo por mí, todo
lo que está sufriendo ahora, lo haría sin pensarlo dos veces. Si-
món siente esto, aunque no llega a comprenderlo. ¿Y yo? Yo no
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: le he negado, pero tal vez sea porque no me han hecho ningu-
«¿No eres tú uno de los discípulos de ese hombre?» na de las preguntas que le han hecho a Simón. El destino, o sólo
(Jn 18,17). la casualidad ha dispuesto que yo no fuera sometido a severas
amenazas. Tal vez seré expulsado del sanedrín o del gran con-
sejo, y éste será el único procedimiento que podrán emprender
contra mí. Tal vez por eso no he negado yo al Maestro, pero yo
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL dudo de él. Simón le ha negado, es cierto, pero cree en él (J.
Dobraczynsky, Lettere di Nicodemo. La vita di Gesú, Brescia
Divisé, apoyado contra un muro, replegado sobre sí mismo, 1 994, pp. 310ss) [edición española: Cartas de Nicodemo, Edi-
a un hombre que tenía la cabeza escondida entre los brazos. A torial Herder, Barcelona 1993]).
primera vista, creí que se trataba de un borracho dormido. Pero
por el estremecimiento convulso de sus hombros, comprendí que
3
Jesus y Pilato
(In 18,28-40)

" Despues condujeron a Jesus desde la casa de Caifas has-


ta el palacio del gobernador. Era muy temprano. Los judios
no entraron en el palacio para no contraer impureza legal y
poder celebrar asi la cena de Pascua. 29 Pilato, por su parte, sa-
lio a donde estaban ellos y les pregunto:
- que acusais a este hombre?
Ellos le corrtestaron:
- Si no fuese un criminal, no te to habriamos entregado.
Pilato les dijo:
- Llevaoslo y juzgadlo segim vuestra ley.
Los judios replicaron:
-A nosotros no nos esta permitido condenar a muerte a
nadie.
32
Asi se cumplio la palabra de Jesus, que habia anunciado
de que forma iba a morir.
" Pilato volvio a entrar en su palacio, Hamel a Jesus y le in-
terrog&
- zEres td el rey de los judios?
" Jesus le contest&
- Dices eso por ti mismo o te to han dicho otros de ml?
" Pilato replic&
- Acaso soy yo judio? Son los de tu propia nacion y los jefes
de los sacerdotes los que te han entregado a mi. e. Que es lo que
has hecho?
" Jesus le explic&
-Mi Reino no es de este mundo. Si lo fuera, mis seguidores
232 Pasión de Jesucristo según Juan Jesús y Pilato 233

hubieran luchado para impedir que yo cayese en manos de los pretorio, donde habitaba el gobernador Pilato. En las
judíos. Pero no, mi Reino no es de este mundo. palabras de Juan se nota la inconsistencia de las acusa-
37
Pilato insistió: ciones y la voluntad de condena por parte de las autori-
- Entonces, ¿eres rey? dades religiosas. Se vislumbra cierta hipocresía que se
Jesús le respondió: desarrolla entre la voluntad decidida de condenar a
-Soy rey, como tú dices. Y mi misión consiste en dar testi- muerte a Jesús, cargando la responsabilidad última al
monio de la verdad. Precisamente para eso nací y para eso vine Imperio, y la búsqueda de la pureza legal a fin de poder
al mundo. Todo el que pertenece a la verdad escucha mi voz. comer la Pascua esa misma noche. La indicación cro-
" Pilato le preguntó: nológica es precisa: es la mañana del día en la que el
- ¿Y qué es la verdad? pueblo debía celebrar la Pascua. Juan lo recuerda en
Después de decir esto, Pilato salió de nuevo y dijo a los otras ocasiones (cf. 19,14.31). La muerte de Cristo,
judíos: como cordero pascual, coincide con la celebración de la
- Yo no encuentro delito alguno en este hombre. " Pero Pascua del pueblo elegido. Las acusaciones contra Jesús
como tenéis la costumbre de que os ponga en libertad un pri- se suponen, pero no se indican con claridad. La pre-
sionero durante la fiesta de la Pascua, ¿queréis que deje en li- gunta de Pilato encuentra sólo una respuesta evasiva. Y
bertad al rey de los judíos? la respuesta a la réplica de Pilato, que quiere quedarse
40 Y en medio de un gran clamor, gritaban: al margen de esta lid de difícil resolución, está orien-
- ¡ No, a ése no! ¡Deja en libertad a Barrabás! (El tal Barra- tada, evidentemente, hacia una condena máxima: «A
bás era un bandido.) nosotros no nos está permitido condenar a muerte a nadie».
Como aparece a lo largo del evangelio de Juan, el desti-
no de Jesús es la muerte; la voluntad de sus perseguido-
LECTIO res es quitarle de en medio cueste lo que cueste, aunque
siempre con la excusa de la legalidad.
Con la precisión de un cronista, la fuerza expresiva La confrontación central, cara a cara, entre el repre-
de un testigo y la profundidad de un teólogo narrador sentante del Imperio y el consagrado del Señor, más allá
que cuenta la Pasión de Jesús a fin de celebrarla en la de la dramaticidad de las palabras y de los gestos, de los
comunidad, recordando cada detalle de lo que sucedió silencios y de las miradas, se convierte en una página de
en Jerusalén, Juan narra la escena del encuentro de Je- revelación. Jesús revela, precisamente en este momen-
sús con Pilato, con una introducción y una conclusión. to, y no lo había hecho nunca en ninguna otra circuns-
Todo ello con la lógica de tres confrontaciones progre- tancia en el evangelio de Juan, que él es rey. Jesús lo
sivas que llevan a Jesús hacia la Pasión y la crucifixión. hace con solemnidad, sin subterfugios, con riqueza de
Jesús está presente en las tres confrontaciones y consti- detalles, remitiendo a otro Reino. Ahora bien, su reale-
tuye también el punto de referencia. Ahora bien, es es- za está ligada, según el más puro lenguaje joáneo, al tes-
pecialmente en el encuentro de Jesús con Pilato donde timonio de la verdad, a la afirmación de su origen divi-
revela toda su grandeza. no. Para esto ha venido al mundo y para eso ha nacido.
La primera confrontación, paso del juicio religioso al Y con la realeza de escuchar su palabra de verdad se
civil, tiene lugar en el camino desde la casa de Caifás al relaciona el ser discípulos y siervos de este Reino. El
Pasion de Jesucristo segan Juan Jesas y Pilato 235
234
rto
desconcie de Pilato tiene que ver mas bien con la pre- na de Cristo, que no es de impasibilidad, mientras que
gunta de un cinico que con la busqueda de un filosofo: todos se agitan a su alrededor por su causa y se descu-
Y qui es la verdad?». Jesus no responde. El mismo es bren los secretos de sus corazones.
la respuesta: el es la verdad. A partir de la narraciOn joanea se hace evidente, en
La tercera confrontacion, casi desesperada, en busca esta agitacion de los corazones, que estan claras las in-
de un compromiso, tiene lugar entre Pilato y, como pa- tenciones de los que pretenden trasladar el proceso reli-
rece deducirse del texto de Juan, los que han llevado a gioso a una responsabilidad civil, la de la autoridad de
Jesds ante el, y no la muchedumbre, como aparece en Roma, con tal de conseguir el objetivo de condenar a Je-
los otros evangelistas. Su evidente voluntad de liberar a sus a muerte. En la desnuda lectura del texto se descubre
Jesds choca con una decision precisa y con una decision que al principio no lanzaron contra Jesus ninguna acu-
ahora convicta: debe morir cueste lo que cueste. No hay sacion, aunque manifiestan ahora su intenciOn de verle
cambio, no hay ninguna oportunidad de liberar a Jesds. condenado a muerte. La serenidad de Jesus desconcier-
Se prefiere el bandido al rey. Pilato intentard jugar to- ta, y Juan seiiala: oAsi se cumplio la palabra de Jesus, que
da-via una Ultima carta. Pero en esta Pasion gloriosa habia anunciado de que forma iba a morir» (Jn 18,32).
contada por Juan, Jesus conserva la majestad de un rey, Todo el evangelio de Juan esta invadido por este destino
la fuerza de la verdad que es el mismo. Y ante el se hun- y por este contraste entre Jesus y sus enemigos, con pun-
den las mentiras del mundo. ta s de polemicas, acusaciones y calumnias, lanzamiento
de piedras y amenazas de deshacerse de el. El Hijo ama-
disimo lo vive todo con libertad y dirigido al Padre. Aho-
MEDITATIO ra nos encontramos en el final. El designio malvado esta
a punto de cumplirse, pero quieren que sea Pilato quien
La Pasion de Jesus segan Juan tiene la fascinacion cargue con todas las responsabilidades.
del paso glorioso de Jesus, a traves del dolor, de este El gobernador romano que interviene en la escena, y
mundo al Padre. Lo habia anunciado el discipulo ama- cuyo recuerdo -vaya usted a saber por que- ha quedado
do al comienzo del libro de la gloria que abre los relatos para siempre en los labios de los fieles que recitan la
de la Ultima cena y de la Pasion (Jn 13,1-4). Estas pala- profesion de fe, como apunte historico de la verdad de
bras iniciales son como el protocolo interpretativo de la Pasion de Jesds («padecio bajo el poder de Poncio
toda la Pasion, la cave de comprension de todo lo que Pilato»), en su condicion de 'person* oficial, parece,
sucede. Se trata del paso de este mundo al Padre, y todo con todo, mas honesto que los hombres religiosos de
tiene la fascinacion de una secreta atraccion que ejerce Israel. No es en el fondo un pagano que tiene un cora-
en Jesus la obediencia al Padre, el retorno a su seno. Es zon recto, como el centurion, ni llega a la profesion de
una aventura en la que se consuma el amor de Jesus a fe, pero, de todos modos, es alguien que se ha dejado
los suyos hasta el extremo. Y se trata aim de la nitida medir por Jesus, por sus palabras, por el dialogo clari-
conciencia de vivirlo todo con una extrema libertad. ficador con el. No merece enseguida un reproche un
Sabe que el Padre ha dejado todo en sus manos, que de hombre que intenta comprender algo en una cuestion
el venia y a el regresaba. El paso, el amor extremo, la 11- enredada como la que tiene delante. Se muestra hones-
bertad suprema, nos permiten escrutar la actitud sere- to cuando no se fia de las acusaciones y quiere oir al
Pasión de Jesucristo según Juan Jesús y Pilato 237

acusado. No la emprende con Jesús cuando éste confie- es la verdad. Tal vez descubramos al final, en la paradoja
sa su calidad real, ni siente amenazado el Imperio por de tu Pasión, que tú, que revelas el hombre al hombre,
aquel hombre. Manifiesta su curiosidad, tal vez entre la eres la verdad.
búsqueda de la verdad y el agnosticismo pagano, cuan-
do pregunta por la verdad: «¿ Y qué es la verdad?». Y no
duda la primera vez en manifestar su veredicto absolu- CONTEMPLATIO
torio: «Yo no encuentro delito alguno en este hombre».
En un primer momento, se siente interpelado ante Cris- Considero, pues, auspiciable decir aquí algo de los
to, aunque después vacila y cede. ¿Y nosotros? ¿cómo sufrimientos que por mí sufriste, oh Dios de todos. Te
nos habríamos comportado ante Jesús? pusiste de pie en el tribunal de la criatura, en una natu-
raleza que era la mía. No hablaste, tú que das la pala-
bra. No levantaste la voz, tú que creaste la lengua. No
ORATIO gritaste, tú que agitas la tierra. No rugiste, tú que eres la
trompa que resuena majestuosamente en los oídos de
Meditando tu Pasión gloriosa, recorremos contigo el todos. No los censuraste, a pesar de tus beneficios, ni les
camino pascual que va del cenáculo a la cruz y más allá cerraste la boca, a pesar de su maldad. No abandonaste
de ella. Te admiramos en la serenidad plena de con- a la confusión a quien te abandonaba a los tormentos de
ciencia y amor con la que vas pasando de mano en la muerte. No opusiste resistencia cuando te ataban, ni
mano, de tribunal en tribunal, de acusación en acusa- te indignaste cuando te abofeteaban, ni los injuriaste
ción, de condena en condena, y te acercas cada vez más cuando te cubrían de salivazos, ni te estremeciste cuan-
a la orilla de tu vivir y de tu morir para encontrarte de do te daban puñetazos. Cuando te hacían burlas, no te
nuevo con toda tu existencia junto al Padre. Te revelaste enojaste. Y cuando te escarnecían, no alteraste tu rostro.
y definiste como rey, y como rey te adoramos. Sabemos Le despojaron de la túnica que le cubría como si fue-
que tu Reino no es como los de este mundo y aceptamos ra impotente y le revistieron de nuevo como un deteni-
la debilidad de tu reinar desde el leño de la cruz por do incapaz de huir... Con la flagelación le propinaron la
amor. No impones por la violencia tu Reino, sino que lo última ignominia. Lo entregaron a la plebe abyecta.
ofreces, lo propones, para que, con nuestra libertad, Doblaron ante él la rodilla para insultarle y le pusieron
también nosotros seamos Reino de verdad y de gracia, en la cabeza una corona de desprecio (Gregorio de Na-
de justicia y de paz.
rek, «Liber orationum», en I Padri vivi. Commenti pa-
Respondiste a Pilato, que deseaba saber qué era la tristici al vangelo domenicale, Roma 1980, pp. 75ss).
verdad, con tu silencio, y, con todo tu ser ante el Padre
y ante nosotros, te revelaste como la plenitud de la ver-
dad y de la vida. Prefirieron a un bandido antes que a ti. ACTIO
Y no ha sido ésta la última vez, pues con gran frecuen-
cia muchos hombres y mujeres prefieren otras opciones
y te dejan de lado en su vida. Concédenos algo de la ho- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
nestidad de Pilato, aunque sólo sea el deseo de saber qué «¿Y qué es la verdad?» (Jn 18,38).
Pasion de Jesucristo segtin Juan Jesas y Pilato 239

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL te lo habriamos entregado>,-- replica impasible: aLlevthoslo y juz-


gadlo segtin vuestra ler. Dos son las explicaciones que pode-
La personalidad de Pilato, ante el cual fue conducido Jestis y mos encontrar: o Pilato ignora que se ha desarrollado antes un
quien decidio de manera soberana sobre su muerte, ha sido proceso ante el sanedrin, y en este caso no hay ninguna razon
analizada por los historiadores modernos con resultados discor- para considerar su decision posterior como la confirmacion o la
dantes. Para muchos, por lo demas, la polemica es ya connatu- sancion de un proceso cuya existencia ignoraba, o bien —se-
ral en algunos juicios perentorios. En efecto, hay quien conside- gunda hipotesis, adelantada par algunos comentadores— Pilato
ra a Pilato como un hombre violento, dotado de una ferocidad sabe que el sanedrin ha juzgado antes a JesUs y lo ha conside-
que empuja hasta la crueldad: asi lo presentan Flavio Josef°, rado reo de muerte. Esta al corriente de las sentencias del sane-
Filon e incluso el evangelista Lucas (13,1). Otros, basandose drin y con esta Erase sarcastica deja entender a sus interlocutores
sobre todo en la narracion evangelica del proceso de Jess, lo que, a pesar de sus leyes, no pueden Ilegar a ninguna sentencia
pintan como un hombre vacilante y Ileno de escrUpulos, cuyos sin el. Tonto si la replica de Pilato es la prueba de su ignorancia
sentimientos de justicia y de rectitud habrian cedido finalmente del hecho (primera hipotesis) coma si es la manifestacion de su
a la presion de las autoridades y de la plebe judia. Como puede ironia caustica (segunda hipotesis), se impone una conclusion:
verse, esta Ultima opinion tiende a oponer al obuenD procurador Pilato no pretende tener en cuenta el juicio del sanedrin, y su
romano contra los ornalos>> judios, que, en definitiva, serian los sentencia no puede ser la ratificacion de la del proceso judio
unicos responsables de la muerte de Cristo. Como ocurre con (J. lmbert, II process° di Ges0, Brescia 1984, pp. 89-90.126,
frecuencia en este tipo de controversias, la verdad se sitUa, segu- passim).
ramente, entre los dos puntos de vista extremos: este Gauleiter
(gobernador de provincia en la Alemania de Hitler), que debe
garantizar el orden en una provincia ocupada, probablemente
no sea tan malo, para su tiempo, como lo describen los histo-
riadores judios y el evangelista Lucas, pero tampoco debio de
ser tan escrupuloso como dejan suponer las descripciones de los
acontecimientos judiciales referidos por los cuatro evangelistas.
En su compleja personalidad se asocian rasgos de caracter di-
ferente, Si no contradictorios. Pilato es, en efecto, brutal, a veces
feroz, pero tambien astuto y con frecuencia calculador; se mues-
tra atento para no lesionar los principios romanos de la equidad
y la justicia, pero todavia se muestra m6s atento para no perju-
dicar a su propia carrera. Este tipo humano era frecuente entre
los gobernadores de provincias romanas, y tampoco es raro en-
contrarlo en otros tiempos y en otros lugares.
JesUs fue conducido ante Pilaf ° o, como precisan los textos
evangelicos, fue (centregado),. A este respecto surge un peque-
no problema a partir de dos frases breves del evangelio de Juan.
aPor que Pilaf ° , cuando le presentan a Jesus completamente ata-
do, sin mediar un solo comentario, ni un solo gesto, se limita a
plantear esta pregunta: aaDe que acusois a este hombre?)›. A la
respuesta de los sumos sacerdotes —Si no fuese un criminal, no
4
Flagelación y condena
(Jn 19,1-16)

2
' Entonces Pilato ordenó que lo azotaran. Los soldados
prepararon una corona de espinas y se la pusieron en la ca-
beza. También le echaron sobre los hombros un manto de
púrpura. Y se acercaban a él diciendo:
- ¡ Salve, rey de los judíos!
Y le daban bofetadas.
4
Pilato salió, una vez más, y les dijo:
- Escuchad; os lo voy a sacar de nuevo, para que quede bien
claro que yo no encuentro delito alguno en este hombre.
Salió, pues, Jesús fuera. Llevaba sobre su cabeza la coro-
na de espinas y sobre sus hombros el manto de púrpura. Pila-
to se lo presentó con estas palabras:
- ¡Éste es el hombre!
6
Los jefes de los sacerdotes y los guardias, al verlo, co-
menzaron a gritar:
- ¡Crucifícalo, crucifícalo!
Pilato insistió:
- Tomadlo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro
delito alguno en él.
' Los judíos replicaron:
- Nosotros tenemos una ley y, según ella, debe morir, por-
que se ha presentado a sí mismo como Hijo de Dios.
s
Al oír esto, Pilato sintió más miedo todavía. 9 Entró de
nuevo en el palacio y preguntó a Jesús:
-¿De dónde eres tú?
Pero Jesús no le contestó. '° Pilato le dijo:
242 Pastan de Jesucristo segan Juan Flagelacion y condena 243

- 4Te niegas a contestarme? elEs que no sabes que yo tengo vez han oido hablar de la vulgar acusacion contra Jesus,
autoridad tanto para dejarte en libertad como para ordenar el hecho de hacerse llamar rey, y considerandolo casi
que te crucifiquen? como un iluso, le hacen blanco de burlas con una au-
" Jesus le respondio: tentica flagelacion de su persona y de su dignidad: le po-
- No tendrias autoridad alguna sobre ml si no te la hubie- nen la corona de espinas en la cabeza, el manto de pin.-
ran dado de To alto; por eso, el que me entrego a ti tiene mas
culpa que pura sobre los hombres sangrantes, le dirigen el saludo
Desde ese momento Pilato intentaba ponerlo en libertad. de escarnio: a Salve, rey de los judios!. (v. 3), y le dan
Pero los judios le gritaban: tambien bofetadas en el rostro.
- Si pones en libertad a este hombre, no eres amigo del ce- Pilato quiere jugar todavia una Ultima carta. Presen-
sar. Porque cualquiera que tenga la pretension de ser rey es ta a Jesus ante la muchedumbre con la corona de espi-
enemigo del cesar. nas y el manto de pUrpura. Este rey reducido a una po-
Pilato, al oir esto, man& sacar fuera a Jesus y lo sent() en breza humana inverosimil no puede hacer dafio a nadie,
el tribunal, en el lugar conocido con el nombre de «Enlosado. no puede ser considerado en absoluto como rey. Por
(que en la lengua de los judios se llama «Gabbata.). 14 Era la
vispera de la fiesta de la Pascua, hacia el mediodia. Pilato dijo consiguiente, carece de culpa, no es peligroso, ya ha
a los judios: sido reducido con la fuerza del castigo ejemplar del Im-
- aqui a vuestro rey! perio a la medida de un pobre hombre, tal vez un iluso.
15
Ellos se enfurecieron y comenzaron a gritar: Se entreve un poco de la justicia romana en el gesto de-
- iQuitalo de en medio! iCrucificalo! sesperado de Pilato, que, con palabras profeticas, se di-
Pilato insisti6: rige a Jesus asi: 'Este es el hombre!. (v. 5).
- Como voy a crucificar a vuestro rey? El gobernador romano quiere mantenerse tambien
Pero los jefes de los sacerdotes replicaron: alejado de la responsabilidad de una condena a muerte
- Nuestro unico rey es el cesar. que carece de fundamento en la legislacion romana: .17o
16
Asi que, por fin, Pilato se To entregO para que To crucifi- no encuentro delito alguno en este hombre. (v. 6). Lo vuel-
caran. ve a entregar a los sumos sacerdotes y se unen a ellos los
guardias para gritar con fuerza su inevitable condena,
pero, seglin su propia ley, porque se ha hecho Hijo de
LECTIO Dios.
El miedoso Pilato vuelve donde Jesus casi en una
El relato de la PasiOn continua con detalles parti- busqueda desesperada de la respuesta que pueda libe-
culares de la cronica y de la teologia joaneas. En un mo- rarle aun del peso de la conciencia o que le ayude a li-
mento en el que, por lo que respecta a Pilato, parece berar a Jesus. En estos momentos de suspension, pesa-
interlocutorio, hasta el punto de casi conceder una tre- dos como pefiascos, sin via de salida, el argumento
gua, y en un momento de cambio de opinion por lo que definitivo de los judios, que gritan y alternan, en favor
se refiere a los acusadores de Jesus, se castiga al conde- de la condena a muerte, o bien una causa religiosa o
nado, segun la costumbre romana, con la flagelacion. bien un oportunismo politico, hunde a Pilato. Se trata
Pero dejado a merced de los soldados romanos, que tal del argumento que pone en peligro la misma legitimi-
Pasión de Jesucristo según Juan Flagelación y condena 245

dad de su gobierno, la acusación de traición a la auto- como la coronación real con una corona de espinas, el
ridad del césar: «Si pones en libertad a este hombre, no ponerle el manto de púrpura, el acto sarcástico del ho-
eres amigo del césar. Porque cualquiera que tenga la pre- menaje de fidelidad. En la Pasión de Jesús no faltan los
tensión de ser rey es enemigo del césar» (v. 12). dolores físicos, lancinantes, que, desde el cuerpo, hieren
El gobernador se siente herido en su dignidad y en su el alma y la sensibilidad, pero tampoco faltan los dolores
responsabilidad; padece el chantaje más inesperado, un morales, que minan la estabilidad psicológica, como los
chantaje que pone en peligro su oficio e incluso tal vez gestos de desprecio, tanto más bajos cuanto más alto e
su propia vida. Asume entonces su función de juez, sen- inocente es el personaje; tan inmensamente sentidos
tándose en la cátedra como en un tribunal civil. Se por Jesús, que ha proclamado con tan inmensa man-
venga aún a la desesperada con un golpe cortante: «¡He sedumbre y verdad su calidad de rey como inmensa es
aquí a vuestro rey!» (v. 14), pero recibe como respuesta la bajeza de los soldados romanos que se burlan de él
apremiante el grito: «¡Crucifícalo!» (v. 15). Es la conde- y le ridiculizan.
na premeditada y el fin rápido de una presencia que se Maltrecho de este modo, Pilato muestra después a
ha vuelto ahora demasiado embarazosa. Jesús a la muchedumbre. Su figura aparece casi bufo-
Los piadosos sumos sacerdotes no tienen vergüenza nesca: es el Jesús arlequín de ciertas pinturas de G.
de plegarse como siervos ante la autoridad odiada y de Rouault. El procurador emplea sus palabras, típicas de
atribuir ahora, con palabras claras, el título de rey a una fórmula romana que concede poco a la fantasía,
un hombre, el césar, cuando en realidad el título de rey pero que están dotadas de una misteriosa rigurosidad y
estaba reservado en las oraciones de la Pascua, que es- que han quedado en las mentes de todos: «Ecce horno»
taban a punto de celebrar, únicamente al Dios de la (¡Éste es el hombre!). No se sabe si Pilato, con este rito
creación y de la liberación pascual de la esclavitud de de la mostración del reo, quiso enternecer a la muche-
Egipto. dumbre poniendo el acento en su debilidad, su sufri-
miento, su extrema fragilidad, o si quiso humillar aún
Prosigue el juego de la ambigüedad, se prolonga la más a Jesús, que se había proclamado rey.
descarga de la responsabilidad. Al final, Pilato, con la Las consideraciones sobre esto son dos: ¿esperaba
colaboración de los soldados romanos, entrega a Jesús tal vez calmar la furia del pueblo con el espectáculo de
a los sumos sacerdotes para que sea crucificado. un hombre reducido a la nada, con el cuerpo martiri-
zado, de la cabeza a los pies, por el sufrimiento físico,
pero despreciado también hasta la extrema humilla-
MEDITATIO ción, siendo que Jesús había aparecido en otros mo-
mentos como un taumaturgo omnipotente? ¿Es posi-
El relato de Juan, que probablemente quiere intro- ble que quisiera demostrar a los judíos que aquel
ducir orden en las precedentes narraciones de los sinóp- hombre que le había sido presentado como rey de los
ticos, describe con una gran intensidad de detalles la judíos, como un rebelde peligroso, capaz de derribar el
crueldad de la Pasión de Jesús en el pretorio por obra de mando del Imperio en Galilea, era solamente un pobre
los soldados romanos. Se enlazan los ritos de sadismo, hombre, extenuado, impotente, del que no se podía temer
como la flagelación, con momentos de suprema burla, nada?
246 Pasion de Jesucristo segan Juan Flagelacion y condena 247

Lo que mas sorprende, sea cual fuere la intencion de olvida!» (A. Frossard, Via crucis al Colosseo, Ciudad del
Pilato, es que nadie se conmovio, excepto los discipulos Vaticano 1986).
y discipulas desconocidos que habia entre la gente, y
que prevalecio una vez mas por delante de la extrema
fragilidad del omnipotente, por delante de la manse- CONTEMPLATIO
dumbre y humildad del soberano, la terrible logica de
querer aplastarlo y llevarlo a la muerte, con el rechazo «Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron». Es
de su realeza y con el deseo de verle muerto en el pati- el mundo entero -la humanidad compuesta de judios,
bulo de la cruz. Y acuden a la mente las palabras de cristianos y paganos- el que condena ahora a su creador
amor, y no de odio, que el antiguo himno latino de la y redentor. La condena salio de la pequeiia muchedum-
fiesta de Cristo Rey dirigia al Senor como tributo de bre de los que habian seguido a Jesus. De Judas, al que
amor en esta estrofa: «Scelesta turba clamitat... La per- este Mesias no le parecia bastante eficaz en el piano his-
versa turba clama en alta voz. No queremos que Cristo torico y que por eso lo vendio a los judios, quienes as-
reine sobre nosotros, pero te aclamamos para procla- piraban a un poder y a una liberacion politica. Pedro lo
marte rey universal de todos». Es Jesus verdaderamente neg6. Los otros discipulos escaparon.
el rey de tu vida?
Esta es la imagen, sin truco, de la Iglesia naciente a
la hora de la verdad. Pero tampoco los judios recono-
ORATIO cieron en Jesus el ideal del mesias politico que se ha-
Wan fabricado, muy alejado de la fe de Abrahan. Y se
i Oh Cristo! Tü nos dijiste un « Quien de entre vo- desenmascaran por si mismos cuando dicen a Pilato:
sotros me convencera de pecado?.. Ese es tu crimen. Es- «Nuestro anico rey es el cesar». Pilato, el pagano, inten-
tabas sin pecado entre hombres sin inocencia. Era nece- ta liberar a Jesus, pero no lo consigue y cede por amor
sario que murieras y ellos te condenaron. Y nosotros a la paz en Jerusalen. iY nadie quiere ser culpable!
estabamos presentes. Porque en ese momento toda la his- Judas devuelve el dinero. Los judios yen en Jesils a un
toria del mundo se desarrollo en tomo a ti como el man- blasfemo que es condenado con razon. Pilato se lava las
to de color sangre con el que los ejecutores te revistieron. manos. Todos son culpables, pero nadie quiere serlo. Nin-
;Oh Cristo! Hijo del hombre condenado por el hom- guno de los pecadores ha reconocido a Dios tal como El
bre, esta came que tomaste por nosotros, este cuerpo es verdaderamente. «Dios ha permitido que todos seamos
que nosotros te habiamos dado, no estamos dispuestos rebeldes para tener misericordia de todos» (Rom 11,32),
a recogerlo jirOn a jir6n, bajo el mordisco de latigos y cristianos, judios y paganos.
de espinas. Setior, Dios nuestro, condenado por todos noso-
Oh Cristo! En este camino de tu agonia, somos tros, ten piedad de nosotros. Pero el hecho de que car-
nosotros en realidad quienes necesitamos tu piedad. gues sobre ti nuestro rechazo, en tu superior libertad, es
Quien cancelard la vergiienza que sentimos ante tu ya expresion de tu misericordia (H. U. von Balthasar,
suplicio? Te lo suplicamos: «iPerdona! iMemoria etema, Via crucis al Colosseo, Ciudad del Vaticano 1988).
248 Pasión de Jesucristo según Juan Flagelación y condena 249

ACTIO He aquí el cuerpo que se convierte en el continente desmesura-


do del dolor «fabricado» por el hombre.
Ora con santa Teresa de Jesús: Todo el episodio narrado por los evangelistas sería una di-
versión de los soldados romanos, que de este modo matan el
«Juntos andemos, Señor. Por donde fuereis, tengo de
aburrimiento durante el largo parlamento del procurador con las
ir. Por donde pasareis, tengo de pasar» (Teresa de Jesús, autoridades y las muchedumbres judías. Jesús fue despojado de
Camino de perfección, 26,6). su ropa, le echaron encima una desgarrada capa militar de co-
lor púrpura, le pusieron en la cabeza una corona trenzada de
espinas (en Palestina hay espinas de más de un dedo de largas).
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL A continuación, organizan una parodia de los honores reales,
una especie de ceremonia irrisoria de la aclamación -Ave,
Así describe la escena un novelista, Luigi Santucci, en su li- Caesar imperatoN y de la consagración del rey. Todo ello acom-
bro Volete andarvene anche voi?: «Animo, Jesús, el plan de Pi- pañado de salivazos y golpes en la cabeza con una caña (que,
lato es genial. Los golpes que te caen encima son terribles, probablemente, el condenado había rechazado como cetro"), y
pero te salvarán la vida. Los jirones de carne que quedan pe- entremezclado por genuflexiones burlescas. Jesús no reacciona.
gados al látigo te transformarán en un monstruo tan lastimoso No hace nada: deja que le hagan todo lo que quieren. Se con-
vierte en una especie de juguete en manos 'de los hombres. San
que tu Pasión se acabará con esta granizada de golpes. Pila-
Atanasio capta el significado del episodio con este texto estu-
to tiene razón: a los treinta años, un hombre se cura <Je eso en
pendo: «Le condenan a muerte como hombre y, ahora que está
unas cuantas semanas. Estás en el horno más rojo del dolor;
a punto de morir, le adoran como Dios. Le reducen a menos que
ahora ya no caen los golpes sobre ti, sino sobre tu segundo
nada y después le proclaman rey. Le arrancan del dorso sus
cuerpo 'desollado; sobre los desgarros y nervios color carmesí,
ropas <Je pobre, para imponerle la púrpura. Ignoran quién es
donde el más leve toque produciría espasmo, allí mismo cae el aquel al que cubren de insultos y de ultrajes, pero, a pesar de
cuero de los látigos; tú callas, pero, si pudieras gritar, tu grito ello, le llaman profeta. Y mientras se burlan de él, mientras le
nos rompería los tímpanos. Pero nosotros confiamos en Pilato, golpean, le conceden el trofeo de vencedor: la clámide de púrpu-
y también en los hombres, en su piedad e incluso en su re- ra, la corona trenzada de espinas, el cetro de caña. Es verdad
pugnancia». que hacían todo esto por burla; sin embargo, sin que ellos lo
Jesús recibe en la flagelación, por así decirlo, antes incluso supieran, y a su pesar, no hacía más que tomar para sí lo que
que los plomos sobre los hombros, el peso aplastante del leño se le debía (A. Pronzato, «Flagellazione e coronazione di spine»,
que lleva el nombre de cruz, el sacramento del sufrimiento hu- en AA. W., La passione di Gesú. Trasmissioni della radio vatica-
mano. Es decir, sobre todo, el peso del sufrimiento infligido por na, Roma 1986, pp. 123ss, passim).
la ferocidad del hombre a su propio hermano. Estamos pensan-
do, naturalmente, en la violencia, en la tortura, en los campos
de exterminio, en el rehén sometido a todo tipo de sevicias y
humillaciones, en nuestras aceras ensangrentadas con excesiva
frecuencia. He aquí el cuerpo que lleva sobre sí el dolor cruel,
absurdo, de todos los hombres que son víctimas de la falta de
humanidad de sus propios semejantes. He aquí el cuerpo sím-
bolo de todos los cuerpos martirizados, deformados, masacra-
dos, profanados por el odio, por la maldad, por la venganza.
5
La crucifixion
(In 19,17-27)

Se hicieron, pues, cargo de Jesus, que, llevando a horn-


bros su propia cruz, salio de la ciudad hacia un lugar llama-
do «La Calavera. (que en la lengua de los judios se dice «Gol-
gota»). 18 Alli To crucificaron, y crucificaron con el a otros dos,
uno a cada lado de Jesus.
19
Pilato man& escribir y poner sobre la cruz un letrero con
esta inscripcion: «Jesus de Nazaret, el rey de los judiosD. 29 La
inscripcion fue leida por muchos judios, porque el lugar don-
de Jesus habia sido crucificado estaba cerca de la ciudad.
Ademas, estaba escrito en hebreo, en latin y en griego. 2 ' Los
jefes de los sacerdotes se presentaron a Pilato y le dijeron:
- No pongas: «El rey de los judios», sino mas bien: «Este
hombre ha dicho: Yo soy el rey de los judiosD.
" Pero Pilato les contest&
- Quede escrito To que yo mande escribir.
23
Los soldados, despues de crucificar a Jesus, se apropia-
ron de sus vestidos e hicieron con ellos cuatro Totes, uno para
cada uno. Dejaron aparte la tunica. Era una Mnica sin costu-
ras, tejida de una sola pieza de arriba abajo. 24 Los soldados
llegaron a este acuerdo:
- No debemos dividirla; vamos a sortearla para ver a quien
le toca.
Asi se cumplio este texto de la Escritura:
Dividieron entre ellos mis vestidos,
y mi tánica la echaron a suertes.
Eso fue To que hicieron los soldados.
" Junto a la cruz de Jesus estaban su madre, la hermana de
su madre, Maria la mujer de Cleofas, y Maria Magdalena.
Pasión de Jesucristo según Juan La crucifixión 253

26
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo a quien usadas en aquel momento tal vez traiciona en Juan la
tanto amaba, dijo a su madre: presentación de la cruz como un trono real, en el que
-Mujer, ahí tienes a tu hijo. Jesús es rey. Los cristianos de los primeros siglos no du-
" Después dijo al discípulo: daron en añadir al texto de David sobre la realeza del
-Ahí tienes a tu madre. Mesías, y sin avergonzarse, la alusión a la cruz: Regna-
Y desde aquel momento, el discípulo la recibió como suya. vit a ligno Deus -Dios reinó desde la cruz-. Es el trono
real de una liturgia real y mesiánica. Los soldados se re-
parten la ropa, pero no desgarran la túnica, tejida toda
LECTIO de una pieza, de arriba abajo. Es la vestidura del rey o,
por referencia al templo, la vestidura del Cristo sacerdo-
Entre las muchas teorías que tratan de interpretar el te, desde la perspectiva joánea de los versículos siguien-
relato de la Pasión según Juan, nos complace escoger en tes y de su primera carta, en los que Jesús ofrece y se
esta ocasión la del relato litúrgico, es decir, la de la na- ofrece como sacrificio de expiación.
rración de la Pasión gloriosa del Señor como una espe- En este contexto, Juan, que se autopresenta como
cie de celebración narrativa del recuerdo de la Pasión de testigo de cuanto sucede, describe la presencia de María
Jesús a la luz de la victoria de su Pascua. Todo está im- y de las mujeres, la mirada de Jesús a su madre y al dis-
pregnado de un sabor, no de dolor, sino de gloria, y todo cípulo, las palabras que dirige a la una y al otro. Pala-
tiene a la vez el sentido histórico y simbólico del testigo bras misteriosas, como misteriosa es la presencia de
y del teólogo, del que narra y del que contempla, más María a los pies de la cruz, atestiguada exclusiva y con-
allá de lo que acaece, el significado más profundo, es- cretamente, llamándola por su nombre, por parte del
condido. En esta lectura aparece la narración de la cru- discípulo amado. Liturgia del testamento y de la entre-
cifixión de Jesús sin rigideces hermenéuticas, como la ga. Por una parte, la comunión con el Crucificado de un
gran liturgia del Calvario. Los momentos, los gestos, las pequeño grupo constituido por la madre, el discípulo
palabras, tienen la solemnidad de una liturgia pascual amado y las otras mujeres fieles. Presencia de fidelidad,
definitiva, especialmente si la colocamos, como Juan de participación, presencia eclesial con mil significados
pretende hacerlo, en el día mismo de la Parasceve, la simbólicos: el nuevo Adán, la nueva Eva, la madre de
preparación para el gran día de la Pascua, que aquel los hijos dispersos, la Iglesia de los comienzos..., con
ario caía en sábado -un gran sábado aquella vez- y ha- todo el dinamismo de los versículos que siguen. Es no-
bía sido anticipada en el templo con el sacrificio de los table el paso lingüístico de los nombres de María como
corderos y en las casas con la celebración pascual. Nada en una metamorfosis: «su madre, la madre, dijo a la ma-
se quita a la historicidad garantizada por el testigo, aun- dre, mujer.. tu madre...». Un verdadero paso que confie-
que es preciso considerar los acontecimientos con los re a María una maternidad nueva: la madre de Jesús se
ojos iluminados por la Pascua y la profundidad con- convierte en la madre universal, en la mujer, en la ma-
templativa del testigo del Verbo. dre del discípulo. Esta transformación se realiza a tra-
Jesús se encamina hacia el Gólgota llevando la cruz y vés de unas palabras constitutivas que realizan lo que
le crucifican entre dos ladrones. La inscripción que Pi- dicen, como las palabras de la cena en las que Cristo se
lato hizo poner sobre la cruz en las tres lenguas más entrega a sí mismo en la eucaristía del pan y del vino.
254 Pasion de Jesucristo segtin Juan La crucifixion 255

Paso de la maternidad peculiar de Maria a la materni- sortea, pero no se divide ni se desgarra. Un misterio es-
dad universal de la nueva Eva, la mujer, a la de madre condido tambien. Pero se cumplen las Escrituras.
del discipulo y de los discipulos... Don y acogida, pues- Sin embargo, frente a los soldados y a los enemigos,
to que Juan recibe y acoge -y en el lo hace la comuni- a la muchedumbre furiosa y tal vez aterrorizada, se en-
dad eclesial- a la madre de Jesus como madre propia, cuentra, llena de amor y de fidelidad, la familia de Je-
en la familia de los discipulos. Maria es acogida en las sus. Se nombra a cuatro mujeres. Pero estan tambien
cosas propias del discipulo, como el tesoro mas rico y los discipulos. Juan y, a cierta distancia, Jose de Arima-
mas hermoso. Es el testamento de Jesus, que entrega a tea. La pequeria familia natural de Jesus, su madre, y el
los discipulos en el discipulo a su propia madre. pequeiio grupo de los discipulos con el discipulo. Con-
mueve su fidelidad, su decision de estar alli para acorn-
panar hasta el final al hijo amado y al maestro amado.
MEDITATIO Serail ellos, sobre todo la madre y el discipulo del amor,
los destinatarios de un Ultimo mensaje; mas aim, de una
Esta sublime liturgia del Calvario, que la Iglesia pro- definitiva entrega eclesial, de un Ultimo testamento,
clama con amor cada aiio en el viernes de la Pasion del porque es preciso seguir hasta el fondo los gestos y las
Seiior, es la hora de Jesus. Todo converge hacia este lu- palabras de esta liturgia solemne del sacrificio del cor-
gar y hacia este momento. Un momento que permane- dero para captar hasta la muerte, y mas alla de ella, el
cera de manera perenne en la historia y en la eternidad. significado de esta ofrenda sacrificial de expiaciOn y de
Porque el Jesds que permanece vivo en la historia es el amor supremo.
Crucificado del Calvario. Y el Jesus de la eternidad es el
Crucificado-Resucitado. En torno a este acontecimien- Es preciso tener los ojos del clarividente Juan y el
to, a la seriedad de la redencion por medio de la sangre corazon de la amantisima madre del Crucificado para
y del amor hasta la muerte, hasta la consumacion, pa- permanecer a los pies de la cruz, donde se ocultan los
rece que los hombres de alrededor se dedican Unica- secretos mas intimos de Dios, que amo tanto al mundo
mente a jugar. Esta el juego polemic° entre Pilato y los que le dio a su Hijo. Este, elevado ahora entre el cielo y
judios sobre el titulo de la cruz, que, en realidad, por la la tierra, atrae a todos y todo a si y se dispone a efundir
precision del romano era como la sintesis del motivo de su Espiritu, hacia el Padre, como acto de supremo
la condena, aunque al mismo tiempo podia ser una abandono, y sobre la tierra, para fecundar la nueva
venganza suprema del procurador, obligado al final a creacion de la Iglesia, presente en Maria y en Juan.
ceder al griterio de la muchedumbre. Pero esta tambien
el juego humano de la verdad y la universalidad de este
Jesils el Nazareno, nombre y procedencia, rey de los ju- ORATIO
dios, verdadero titulo mesianico, aunque rechazado. Los
soldados que se reparten la ropa del Senor realizan un Jesus, que desde la cruz diriges la mirada a tu madre
juego trivial; son pocos los vestidos que le quedan y ha- y al discipulo, concedenos, en medio de los sufrimien-
cen con ellos cuatro partes. Cuatro, dice Juan, tan atento tos, la audacia y la alegria de acogerte y de seguirte con
a los numeros y a su simbolismo. Y la timica, Unica, se un abandono confiado.
256 Pasión de Jesucristo según Juan La crucifixión 257

Cristo, fuente de la vida, de toda gracia y de toda be- a su esposa. La virgen esposa se convertirá en la madre
lleza, concédenos contemplar tu rostro sonriente, rostro de todos los redimidos; como la célula germinal de la
de quien salva al mundo y lo conduce hacia el Padre. que nacen siempre nuevas células, construirá la vivien-
Señor, suba a ti nuestra alabanza, guiada por la Igle- te ciudad de Dios. Este misterio escondido fue revelado
sia y por tu madre; concédenos vislumbrar en la locura a Juan mientras estaba a los pies de la cruz junto a la
de la cruz, la promesa de nuestra resurrección. virgen madre y era confiado a ella como hijo. En ese
A ti, Jesús, cuyo rostro resplandece en la hora de las momento empezó la Iglesia su existencia visible; había
tinieblas, como el rostro del Maestro, del Amigo, del llegado su hora, pero todavía no había llegado su cum-
Hijo, nuestro amor y nuestro reconocimiento, con el Pa- plimiento. Ella vive, es la esposa del Cordero, pero la
dre y el Espíritu Santo en el tiempo que huye y en la hora del solemne convite llegará sólo cuando sea venci-
do definitivamente el dragón y los últimos redimidos
eternidad estable. hayan terminado su batalla.
Como el Cordero, antes de subir al trono de la gloria,
CONTEMPLATIO tuvo que morir, así el camino de la gloria conduce a to-
dos los elegidos al convite esponsal a través de los sufri-
mientos y de la cruz... Quien quiera celebrar las bodas
Jesús es el verdadero cordero pascual, en virtud del con el Cordero, debe dejarse clavar primero en la cruz:
cual el ángel exterminador, al golpear a los egipcios, a eso están llamados todos los marcados con la sangre
pasó de largo por las casas de los judíos. El mismo Se- del Cordero, es decir, todos los bautizados, aunque no
ñor hizo comprender esto a sus apóstoles cuando con- todos escuchan la llamada y la obedecen (E. Stein, «Le
sumió con ellos por última vez el cordero pascual y se nozze dell'Agnello», en Stare davanti a Dio per tutti. Vita.
entregó a ellos como alimento. ¿Por qué escogió como Antologia. Scritti, Roma 1991, pp. 285ss).
símbolo precisamente el cordero? ¿Por qué se hizo ver
aún bajo esta figura, en el trono eterno de la gloria? Por-
que era inocente como un cordero -y como un cordero, ACTIO
humilde- y porque como un cordero había venido a ha-
cerse llevar al matadero (cf. Is 53,7).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Juan también había contemplado esto cuando el Se-
ñor, en el huerto de los Olivos, se dejó atar y, en el Gól- «Ahí tienes a tu hijo... Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,26ss).
gota, clavar en la cruz. Allí, en el Gólgota, se realizaba
el verdadero sacrificio de reconciliación, tras el cual los PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
sacrificios antiguos perdieron su eficacia y pronto, tras
las destrucción del templo, cesaron por completo. De
este modo, cesó también el sacerdocio antiguo. La Iglesia recibe copiosamente de esta cooperación, es decir,
de la mediación materna, que es característica de María, ya que
Juan había sido testigo ocular; por eso, contemplar al en la tierra ella cooperó a la generación y educación de los hi-
Cordero no era para él algo extraño. Y por la fe y el tes- jos e hijas de la Iglesia como madre de aquel Hijo «a quien Dios
timonio prestado al Cordero pudo contemplar también constituyó como hermanos».
258 Pasion de Jesucristo segtin Juan La crucifixion 259

En ello cooper6 -coma ensena el Concilio Vaticano II- con sido expresada en singular, refiriendose a un hombre: oAhi
materno amor. Se descubre aqui el valor real de las palabras tienes a tu hijo>>.
dichas por Jesus a su madre cuando estaba en la cruz: oMu- Se puede decir ademas que en estas mismas palabras esta
jer, ahi tienes a tu hijo>> y al discipulo: oAhi tienes a tu madre>> indicado plenamente el motivo de la dimension mariana de la
(in 19,26-27). Son palabras,R ue determinan el lugar de Maria vida de los discipulos de Cristo; no solo de Juan, que en aguel
en la vida de los discipulos de Cristo y expresan -coma ya he instante se encontraba a los pies de la cruz en compania de la
dicho- su nueva maternidad como madre del Redentor: la ma- madre de su Maestro, sino de todo discipulo de Cristo, de todo
ternidad espiritual, nacida de lo profundo del misterio pascual cristiano. El Redentor confia su madre al discipulo y, al mismo
del Redentor del mundo. Es una maternidad en el orden de la tiempo, se la do coma madre. La maternidad de Maria, que se
gracia, porque implora el don del Espiritu Santo que suscita los convierte en herencia del hombre, es un don: un don que Cristo
nuevos hijos de Dios, redimidos mediante el sacrificio de Cristo: mismo hace personalmente a coda hombre. El Redentor confia
aquel Espiritu que, junto con la Iglesia, Maria ha recibido tam- Maria a Juan, en la medida en que confia Juan a Maria. A los
bien el clia de Pentecostes. pies de la cruz comienza esa especial entrega del hombre a
Esta maternidad suya ha sido comprendida y vivida particu- la madre de Cristo, que en la historia de la Igiesia se ha ejerci-
larmente por el pueblo cristiano en el sagrado Banquete -cele- do y expresado posteriormente de modos diversos. Comenzo
bracion litUrgica del misterio de la Redencion-, en el cual Cristo, cuando el mismo apostol y evangelista, despues de haber reco-
su verdadero cuerpo, nacido de Maria Virgen, se hace presente. gido las palabras dichas por Jesus en la cruz a su madre y a el
Con razor' la piedad del pueblo cristiano ha visto siempre un misnno, anode: oY desde aquella hora el discipulo la acogio en
profundo vinculo entre la devocion a la Santisima Virgen y el cul- su casa>> (in 19,27). Esta afirmacion quiere decir con certeza
to a la eucaristia; es un hecho de relieve en la liturgia tanto occi- que al discipulo se le atribuye el papel de hijo y que el cuid6 de
dental coma oriental: en la tradicion de las familias religiosas, en la madre del Maestro amado. Y ya que Maria fue dada coma
la espiritualidad de los movimientos contemporaneos -incluso de madre personalmente a el, la afirmacion senala, aunque sea
indirectamente, lo que expresa la relacion intima de un hijo con
los juveniles-, en la pastoral de los santuarios marianos, Maria la madre. Y todo esto se encierra en la palabra oentrega>>. La
guia a los fieles a la eucaristia. entrega es la respuesta al amor de una persona; en concreto, al
Es esencial a ia maternidad la referenda a la persona. La ma- amor de la madre.
ternidad determina siempre una relacion Unica e irrepetible en- La dimension mariana de la vida de un discipulo de Cristo se
tre dos personas: la de la madre con el hijo y la del hijo con la manifiesta de modo especial precisamente mediante esta entre-
madre. Aun cuando una misma mujer sea madre de muchos hi- ga filial respecto a la madre de Dios, iniciada con el testamento
jos, su relacion personal con cada uno de ellos caracteriza la del Redentor en el GOlgota. Entregandose filialmente a Maria, el
maternidad en su misma esencia. En elect°, coda hijo es en- cristiano, coma el apostol Juan, oacoge entre sus cosas propias>>
gendrado de un modo Unica e irrepetible, y esto vale tanto para a la madre de Cristo y la introduce en todo el espacio de su vida
Ia madre como para el hijo. Coda hijo es rodeado del mismo interior, es decir, en su oyo>> humano y cristiano: ((La acogiO en
modo par ese amor materno, sobre el que se basa su formaciOn su casa>>. Asi, el cristiano trata de entrar en el radio de accion
y maduraciOn en la humanidad. de esa ocaridad materna>> con la que la madre del Redentor
Se puede afirmar que la maternidad oen el orden de la gra- ocuida de los hermanos de su Hijo>>, oa cuya generacion y edu-
cia>> mantiene la analogia con cuanto en el orden de la natura- cacion coopera>> segUn la medida del don, propia de cada uno
leza>> caracteriza la union de la madre con el hijo. En esta luz por la virtud del Espiritu de Cristo (Juan Pablo II, Redemptoris
se hace mos comprensible el hecho de que, en el testament ° de Mater, 44ss).
Cristo en el Golgota, la nueva maternidad de su madre haya
6
Muerte, transfixión, sepultura
(Jn 19,28-42)

" Después de esto, Jesús, sabiendo que todo se había cumpli-


do, para que también se cumpliese la Escritura, exclamó:
-Tengo sed.
29
Había allí una jarra con vinagre. Los soldados colocaron
en la punta de una caria una esponja empapada en el vinagre
y se la acercaron a la boca. " Jesús gustó el vinagre y dijo:
-Todo está cumplido.
E inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
" Como era el día de la preparación de la fiesta de Pascua,
los judíos no querían que los cuerpos quedaran en la cruz
aquel sábado, ya que ese día se celebraba una fiesta muy
solemne. Por eso pidieron a Pilato que ordenara romper las
piernas a los crucificados y que los quitaran de la cruz.
" Los soldados rompieron las piernas a los dos que habían
sido crucificados con Jesús. " Cuando se acercaron a Jesús, se
dieron cuenta de que ya había muerto; por eso no le rompie-
ron las piernas. " Pero uno de los soldados le abrió el costado
con una lanza y, al punto, brotó de su costado sangre y agua.
" El que vio estas cosas da testimonio de ellas, y su testi-
monio es verdadero. Él sabe que dice la verdad, para que
también vosotros creáis. " Esto sucedió para que se cumplie-
se la Escritura, que dice: No le quebrarán ningún hueso. " La
Escritura dice también en otro pasaje: Mirarán al que traspa-
saron.
" Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de
Jesús, aunque lo mantenía en secreto por miedo a los judíos,
solicitó de Pilato el permiso para hacerse cargo del cuerpo de
Jesús. Pilato se lo concedió.
Entonces el fue y tom6 el cuerpo de Jesus. " Liege) tambien cio de la inclinacion de la cabeza y del «entree el espi-
Nicodemo, que en una ocasiOn habia ido a hablar con Jesus ritu.. La referencia inmediata a entregar el espiritu, ex-
durante la noche, con unos treinta kilos de una mezcla de mi-
rra y aloe. 40 Entre los dos se llevaron el cuerpo de Jesus y lo pirar, morir, no excluye las otras acepciones: la entrega
envolvieron con vendas de lino bien empapadas en la mezcla del espfritu al Padre o la efusion de este sobre la era a la
de mirra y aloe, siguiendo la costumbre judia de sepultar a los que da comienzo el acontecimiento-muerte. Efundido
muertos. el espiritu del protagonista, ya se ha cumplido todo lo
41
Cerca del lugar donde fue crucificado Jesus habia un que preludia el desarrollo.
huerto y, en el huerto, un sepulcro nuevo en el que nadie habia
sido enterrado. 42 Al11, pues, depositaron a Jesus, dado que el se- El conjunto esta inscrito en la referencia a la verdad
pulcro estaba cerca y era la vispera de la fiesta de la Pascua. de la Escritura que habia anunciado enteramente los
acontecimientos. Estos no se han cumplido para afir-
mar la verdad, pero con su realizacion la han convali-
LECTIO dado.
Las llagas que curan (vv. 31-36). La estructura de la
Tres acontecimientos cargados de misterio centran la pericopa es tambien muy evocadora. La verdad del agua
atencion orante de quien medita sobre los ultimos mo- y de la sangre que brota del costado traspasado figuran
mentos de la vida terrena de Jesus. La parsimonia de la en el centro de la narracion. Para los Padres, se trata del
narracion evangelica enmarca y da relieve a la densidad bautismo y de la eucaristia, que alimentan a la Iglesia
de los hechos y a la sublimidad del misterio que anun- en su peregrinacion y en su mision. La fe amorosa de
cian. los fieles contempla estas llagas de las que brota la cu-
Jesas nos ama con su amor y nos configura con la racion (1 Pe 3,25); en ellas convergen las miradas y la
entrega suprema de si mismo. Sorprende la repetida alu- compasion amorosa de los creyentes, que buscan y en-
siOn al hecho de que Jestis supiera que todo estaba aho- cuentran en esas llagas refugio y consuelo. La verdad y
ra cumplido (v. 28) y al <dodo estci cumplido. (v. 30), asi la importancia del hecho estan confirmadas por el so-
como la alusion, tambien repetida, al cumplimiento de lemne y repetido testimonio del evangelista que lo ates-
las Escrituras (vv. 28 y 36). tigua y, una vez mas, por la alusion al cumplimiento de
La primera vez, la alusion sigue al «despues de esto. lo que atestiguan las Escrituras.
y, por consiguiente, evoca e incluye la escena preceden- El gran silencio (vv. 38-42). La colocacion de Jesils en
te (vv. 25-27). Marfa y el discipulo estan al pie de la cruz, el sepulcro se realiza, segun las tradiciones, antes del
participando en la conclusion de la mision mesianica de comienzo de la fiesta, con permiso de Pilato. La lleva a
Jesus. Sabe que ha cumplido todo y exclama: «Tengo cabo Jose de Arimatea junto con Nicodemo. Ambos
sect.. Es una sed fisica, signo y manifestacion de ague- eran discipulos ocultos y juntos ofrecen un tratamiento
lla otra, mas ardiente, de la salvacion de la humanidad, real a Jesus. Le ungen con ungUentos preciosos, aro-
de la obediencia a la voluntad del Padre (cf. Jn 4,34; mas, y le envuelven con vendas.
5,30; 6,38 passim). Cae asi el silencio sobre esta suprema expresion de la
Inmediatamente despues de la aceptacion del vinagre lucha entre el misterio de la misericordia y el amor, por
(cf. Sal 68,22), el «todo estci cumplido>> preludia el anun- un lado, y el de la iniquidad, por otro.
MEDITATIO que a lo largo de los siglos han analizado tu cruz e in-
dagado sus aspectos. Libéranos de las fantasías que
Jesús se vuelve presencia invisible. Según las Escritu- nos impiden concentrarnos en el misterio de tu amor
ras, sólo algunas pocas personas tendrán el privilegio de misericordioso: el amor con el que te ama el Padre al
verle después de la resurrección. La adhesión a él en el que amas y que te acoge con la ternura de la gloria que
tiempo de la tensión entre el todo está cumplido y la con- tenías en él antes de la creación del mundo; el amor
signa de llevar a cumplimiento lo que falta a su Pasión en con que te ofreces al Padre ahora que has cumplido la
favor de su cuerpo (cf. Col 1,24) se realizará de ahora en misión para la que te envió; el amor con que te ama el
adelante en la fe, que ama y no ve (cf. 1 Pe 1,8.9). La mi- Espíritu que te ama, que en ti y contigo ha obrado todo
sericordia del Padre se ha entregado del todo en él, la y que envías ahora para que se quede con nosotros y
cabeza, y ahora se irradia a sus miembros. Éstos cami- nos haga dóciles a tu misericordia; el amor con el que
nan por la vía que él abrió en el curso de su vida terre- te ama María, la madre amada, a quien pide que sea
na (1 Pe 2,22) y que el Espíritu que él envió habilita para nuestra madre; el amor con el que nos amas en la crea-
recorrer en su Iglesia peregrina. En ella nos acoge, nos ción que es tuya y que quieres liberada; el amor con
consuela y nos enseña María. A ella nos ha confiado a que eres amado por las criaturas que el Espíritu hace
todos, y ella nos exhorta a hacer «todo lo que él nos diga» amantes.
(Jn 2,5). Elevado en la cruz, nos abriste tu costado, en el que
Los fieles, en su cuerpo místico, se alimentan de su podemos morar y del que podemos recibir los sacra-
cuerpo y sangre entregados en la cruz. Su obrar no se mentos de nuestra salvación.
añade al de Cristo, que crece en los que crecen en él A personas como nosotros has concedido acogerte y
como vida de vida, luz de luz, amor de amor. La reden-
ción llevada a cabo por Cristo es asociativa, se multipli- expresarte las primicias del don de la ternura humana
ca en la vida que nace en ella y que fluye de ella en los para con tu cuerpo santo. En ellos, a través de una su-
sarmientos. Éstos dan, a su vez, los frutos (cf. Jn 15,1ss) cesión nunca interrumpida, acoges las ternuras de to-
de la misericordia, que se hace cargo de la miseria hu- dos los José de Arimatea, de todos los Nicodemo y, tam-
mana no para convertirse en víctima de ella, sino para bién, las que las María Magdalena desean manifestarte
transformarla en la caridad entregada por completo en cuando se inclinan sobre los miembros de tu cuerpo
la cruz. místico que sufren. A través de la acogida de nuestra
ternura nos has enseñado a ser tiernos entre nosotros
en la hora de la prueba y de la muerte.
ORATIO Concédenos, Señor, tener sed en tu sed, efundir la cu-
ración de las llagas que la maldad humana inflige cada
Gracias, Jesús, por el amor con el que nos amas y nos día a tu cuerpo. Haznos acoger a tu Espíritu efundido
haces amantes en tu cruz. Por desgracia, la suprema re- en tu muerte. Concédenos decir al Padre en ti y contigo:
velación del amor en la memoria de muchos de noso- Cumplo tu voluntad, deseo que tu misericordia se vuel-
tros está ofuscada por los recuerdos de las discusiones va fuente y fruto de tu misericordia.
266 Pasion de Jesucristo segan Juan Muerte, transfixion, sepultura 267

CONTEMPLATIO Cristo entrego en manos del Padre su alma para que


en ella y por ella alcanzasemos el comienzo de lumino-
«Jesas gusto el vinagre y dijo: Todo estei cumplido. E in- sas esperanzas, sintiendo y creyendo firmemente que,
clinando la cabeza, entree, el espiritu» (Jn 19,30) [...]. Ya ha despues de haber soportado la muerte de la came, esta-
sonado la hora de llevar el anuncio de la salvaciOn a los es- remos en manos de Dios, en un estado de vida infinita-
pfritus que se encuentran en los infiemos. El ha venido, mente mejor que cuando estabamos en la came. Por
en efecto, para establecer su Reino tanto sobre los muer- eso, el doctor de los gentiles escribe que es mejor ser li-
tos como sobre los vivos; el sufrio por nosotros la misma berado del cuerpo para estar con Cristo (cf. Flp 1,23)
muerte en la came que asumio, en comun con nuestra (Cirilo de Alejandria, .Comentario al evangelio de Juan,
naturaleza, el que por su naturaleza, en cuanto Dios, es en Breviario momistico).
la vida misma. Quiso todo esto expresamente para des-
tronar a las potencias de los infiemos y preparar asf el
retorno de la naturaleza humana a la vida verdadera. El ACTIO
es oprimicia de los que han muerto,) (1 Cor 15,20) y opri-
mogenito de los que resucitan de Los muertosD (Col 1,16). Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
oEntrego el espiritu». Parece que, casi obligado por «Dulce letio del que pende el Salvador del mundo, de
una inspiracion particular, el evangelista no haya dicho ti ha venido la alegria a todos. Santo Dios, Santo fuerte,
simplemente «murioD, sino oentrego el espiritto>. 0 sea, Santo inmortal, ten piedad de nosotros» (de la liturgia).
entrego su espiritu en manos de Dios Padre, segun lo
que el mismo habia dicho, tambien a traves de la voz
profetica del salmista: «Padre, en tus manos entrego mi PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
espiritw> (Lc 23,46; cf. Sal 30,6). Pero, entre tanto, la
fuerza y el sentido de estas palabras establecian para El hombre, por su naturaleza, busca la verdad. Esta bilsque-
nosotros el comienzo y el fundamento de la bienaven- da no este' destinada solo a la conquista de verdades parciales,
turada esperanza. factuales o cientificas; no busca solo el verdadero bien para
Debemos creer, en efecto, que las almas de los sanos, cada una de sus decisiones. Su bOsqueda tiende hacia una ver-
al salir del cuerpo, no sOlo se confian en manos del Pa- dad ulterior que pueda explicar el sentido de la vida; por eso es
una btisqueda que no puede encontrar solucion si no es en el
dre amadisimo, Dios de bondad y de misericordia, absoluto. Gracias a la capacidad del pensamiento, el hombre
sino que incluso muchas veces se apresuran hacia el puede encontrar y reconocer esta verdad. En cuanto vital y esen-
Padre de todos y a nuestro Salvador Jesucristo, que cial para su existencia, esta verdad se logra no solo por via ra-
nos abrio el camino. Y no es justo pensar, como algu- cional, sino tambien mediante el abandono confiado en otras
nos paganos, que estas almas merodean en torno a la personas que pueden garantizar la certeza y la autenticidad de
tumba esperando los sacrificios ofrecidos por los la verdad misma. La capacidad y la opcion de confiarse uno
muertos, o bien que son precipitadas, como las almas mismo y la propia vida a otra persona constituyen ciertamente
de los pecadores, en el lugar del inmenso suplicio, es uno de los actos antropologicamente mos significativos y expre-
decir, en el infierno. sivos.
268 Pasión de Jesucristo según Juan

No se debe olvidar que también la razón necesita ser sos-


tenida en su búsqueda por un diálogo confiado y una amistad
7
sincera. El clima de sospecha y de desconfianza, que a veces
rodea la investigación especulativa, olvida la enseñanza de los
El sepulcro vacío y la aparición
filósofos antiguos, quienes consideraban la amistad como uno de Jesús a María Magdalena
de los contextos más adecuados para el buen filosofar.
De todo lo que he dicho hasta aquí resulta que el hombre se
(Jn 20,1-18)
encuentra en un camino de búsqueda, humanamente intermina-
ble: búsqueda de verdad y búsqueda de una persona de quien
fiarse. La fe cristiana le ayuda ofreciéndole la posibilidad con-
creta de ver realizado el objetivo de esta búsqueda. En efecto,
superando el estadio de la simple creencia, la fe cristiana coloca
al hombre en ese orden de gracia que le permite participar en 1
el misterio de Cristo, en el cual se le ofrece el conocimiento ver-
E1 domingo por la mañana, muy temprano, antes de salir
el sol, María Magdalena se presentó en el sepulcro. Cuando
dadero y coherente de Dios Uno y Trino. Así, en Jesucristo, que vio que había sido rodada la piedra que tapaba la entrada, se
2
es la Verdad, la fe reconoce la llamada última dirigida a la hu- volvió corriendo a la ciudad para contárselo a Simón Pedro y
manidad para que pueda llevar a cabo lo que experimenta al otro discípulo a quien Jesús tanto quería. Les dijo:
como deseo y nostalgia (Juan Pablo II, Fides et ratio, 33).
-Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde
lo han puesto.
Pedro y el otro discípulo se fueron rápidamente al sepul-
cro. 4 Salieron corriendo los dos juntos, pero el otro discípulo
adelantó a Pedro y llegó antes que él. Al asomarse al inte-
rior vio que las vendas de lino estaban allí, pero no entró.
6
Siguiéndole los pasos, llegó Simón Pedro, que entró en el
sepulcro ' y comprobó que las vendas de lino estaban allí.
Estaba también el paño que habían colocado sobre la cabe-
za de Jesús, pero8no estaba con las vendas, sino doblado y
colocado aparte. Entonces entró también el otro discípulo, 9
el que había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó. (Y es
que hasta entonces los discípulos no habían entendido la Es-
critura, según la cual Jesús tenía que resucitar de entre los
muertos.)
Los discípulos regresaron a casa. "María, en cambio, se
quedó allí, junto al sepulcro, llorando. Sin dejar de llorar, vol-
vió a asomarse al sepulcro. " Entonces vio dos ángeles, vesti-
dos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el
cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.
" Los ángeles le preguntaron:
-Mujer, ¿por qué lloras?
Ella contestó:
270 Pasion de Jesucristo segan Juan El sepukro vacio y la aparicion de Jesus a Marfa Magdalena 271

-Porque se han llevado a mi Senor y no se dOnde lo han La estructura literaria del relato incluye dos escenas:
puesto. la visita de Maria Magdalena al sepulcro, con la poste-
" Dicho esto, se volvio hacia atras y entonces vio a Jesus, rior carrera de los dos discipulos (vv. 1-10), y la apari-
que estaba allf, pero no lo reconoci6. " Jesus le pregunto: cion de Jesus a Maria Magdalena (vv. 11-18). Juan, tras
- Mujer, zpor que lloras? <IA quien estas buscando? los acontecimientos finales de la vida de JesUs, saca a la
Ella, creyendo que era el jardinero, le contest& luz, de una manera gradual, el nacimiento y el creci-
-Senor, si te lo has llevado td, dime donde lo has puesto y miento de la comunidad de los discipulos y su fe pas-
yo misma ire a recogerlo. cual. Tras el descubrimiento de la tumba vacia, Maria
16
Entonces Jesus la Ramo por su nombre: Magdalena cuenta a Pedro y al discipulo amado que el
- i Maria! cuerpo del Senor ha sido robado del sepulcro (vv. 1 ss).
Ella se acerco a el y exclamo en arameo: Los dos discipulos corren a comprobar en persona el
- iRabboni! (que quiere decir «Maestro). anuncio imprevisto, constatando la tumba vacia y
" Jesus le dijo: primeros signos de la resurreccion (vv. 3-10), sin llegar
-No me retengas mas, porque todavia no he subido a mi a una fe plena: 0Y es que hasta entonces los discipulos
Padre; anda, vete y diles a mis herrnanos que voy a mi Padre, no habian entendido la Escritura, segun la cual Jest-is
que es vuestro Padre; a mi Dios, que es vuestro Dios. tenia que resucitar de entre los muertos» (v. 9). Poste-
" Maria Magdalena se fue corriendo adonde estaban los riormente, mientras los dos testigos vuelven a casa, se
discipulos y les anuncio: aparece JesUs y se hace reconocer gradualmente a
-He visto al Sefton Maria fuera de la tumba, primero con la aparicion de
Y les conto lo que Jesus le habia dicho. los Angeles (vv. 11-13) y a continuacion con su presen-
cia (vv. 14-18). De este modo se premia a la mujer por
su fidelidad y por su amor al Senor (vv. 13.15). Al
LECTIO llamarla por su nombre, Jesus introduce a Maria en la
fe pascual: ahora Jesils es para ella el Rabboni (v. 16),
Los relatos pascuales, presentados por Juan con sen- el Selior junto al Padre. Este descubrimiento, por Ulti-
cillez narrativa y profundidad teologica, contemplan la mo, se convierte en anuncio pascual para los hermanos
tumba vacia y las apariciones del Resucitado a los dis- en la fe (vv. 17ss).
cfpulos. El Resucitado es, para el evangelista, aquel que La primera escena de la busqueda de los signos visi-
fue crucificado, y la resurreccion explicita la gloria del bles del Seilor (vv. 1-10) subraya, por obra de la comu-
Crucificado, resplandeciente ya en la cruz. Jesus resuci- nidad primitiva, un ejemplo extraordinario de colabo-
tado vive en una condicion nueva, y la fe es el unico ca- racion y de comunion incluso en medio de la diversidad
mino para encontrarle. A esta luz, los relatos pascuales de temperamentos y de carismas. El amor fiel de Maria,
son la toma de conciencia de la comunidad de que la la autoridad reconocida de Pedro y la intuicion espiri-
cruz no ha sido un acontecimiento de derrota y de hu- tual del discipulo amado son dones personales puestos
millacion, y de que la resurreccion es el comienzo de la a disposicion de los otros para reconstruir juntos el co-
ascension de Jesus al Padre, la nueva presencia de su mienzo de un camino de fe pascual, cuando los signos
plenitud de gloria. de la presencia del Setior parecen ausentes a causa del
Pasión de Jesucristo según Juan El sepulcro vacío y la aparición de Jesús a María Magdalena 273

escándalo de la cruz. La búsqueda en común de los dis- personal con él acontece sólo cuando estamos dispues-
cípulos, la comunicación entre ellos, el deseo de la pre- tos a creer que el Señor está vivo entre nosotros y nos
sencia del Maestro en virtud de un amor renovado, a dejamos aferrar por él en la fe, conscientes de que él
pesar de la humillación y de su traición en la Pasión, vive en la intimidad con el Padre y está allí donde pode-
conducen a los primeros testigos al descubrimiento de mos alcanzarle.
la presencia del Resucitado, preludio de la fe plena, El encuentro de Jesús con María Magdalena y el
eclesial, que alcanzarán al ver al Jesús resucitado, tanto anuncio gozoso de su resurrección, realizado por ella a
en el cenáculo como en la orilla del lago Tiberíades (cf. los hermanos, contienen un gran mensaje para nuestras
20,19; 21,7). comunidades: el Señor vive hoy entre nosotros, y cada
uno debe buscarle a través de un itinerario personal de
fe. Si realizamos nuestra parte, el Señor no tardará en
MEDITATIO salirnos al encuentro y en hacerse reconocer. La fe ecle-
sial del Resucitado, para el evangelio de Juan, se basa
La dinámica del relato del «domingo por la mañana» en un doble testimonio: el de las Escrituras y el de los
(v. 1), con la experiencia de la tumba vacía realizada por primeros discípulos. Por ser éste el tema dominante en
Pedro y por el discípulo amado, y de la aparición del el fragmento, podemos comprender la razón de que el
Resucitado a María Magdalena, está conducida por un evangelista subraye, más allá de la resurrección de Je-
crescendo que muestra el nacimiento y la afirmación de sús, el camino de la fe pascual de la comunidad y su
la fe pascual en los primeros discípulos. De un estado de progresiva adhesión al misterio de Cristo, crucificado y
ánimo inicial caracterizado por la perplejidad, el des- glorioso. También a nosotros se nos pide la fe como res-
concierto y la tristeza, se pasa a la profundización gra- puesta a la iniciativa libre y gratuita del Resucitado,
dual en la fe en el Resucitado a través de la experiencia que, una vez vuelto al Padre y en posesión de una vida
personal y dolorida de la Magdalena: desde los signos nueva, da el Espíritu, y como condición para que cada
visibles de la ausencia de Jesús se llega, poco a poco, a uno de nosotros reciba el perdón de los pecados, la paz,
la presencia viva y alegre del Señor. El interés del frag- la alegría para un anuncio eficaz a los otros.
mento se encuentra también para nosotros en el en-
cuentro personal y gradual con Jesús, un encuentro que
debe llevar a cabo nuestra conversión a través de un iti- ORATIO
nerario de fe que nos conduzca al anuncio gozoso del
Resucitado. Estamos invitados, como María, a través de Señor y Maestro, haz que también nosotros, como los
la búsqueda de la experiencia personal de Jesús, a su- primeros testigos, nos sintamos llamados, vistos, cono-
perar el estado de la adhesión humana, demasiado sen- cidos por ti, que eres el Resucitado y el presente, y po-
sible, a su persona y a tomar conciencia de la equivoca- damos descubrir en nuestra búsqueda dirigida hacia tu
ción de nuestra búsqueda, purificándola en la fe. Sólo la tumba los signos de tu presencia y el valor único de
superación de esta visión terrena nos permite encontrar nuestra existencia entre la multitud de las otras criatu-
al Señor y conocerle en su vida profunda y en su miste- ras amadas por ti. Danos un corazón humilde, abierto y
rio. El momento del reconocimiento y de la experiencia disponible para poder encontrarte y permitirte poner-
Pasion de Jesucristo segUn Juan El sepulcro vacio y la aparicion de Jesus a Maria Magdalena 275

nos tu sello de resucitado, es deck, la certeza de que es- que hizo el Senor, exultemos y alegremonos en el» (Sal
tamos hechos para ti, de pertenecerte y de no desear 117,24). Exultemos en su esperanza, a fin de very gozar
otra cosa que la comunion de vida contigo, nuestro uni- en su luz. En efecto, tambien tu, Si velas cada dia en las
co bien. puertas de la sabiduria, vigilas su umbral y, atento, ha-
A ti, que eres el nuevo Adan y el viviente, nos acerca- ces la guardia con Magdalena a la entrada de su sepul-
mos con los pies desnudos de la esperanza, para tocarte cro, experimentards, si no me equivoco, junto con la
con la mano vacia de la pobreza y mirarte asi, como misma Maria, cuan verdad es lo que se lee respecto a la
Maria Magdalena, con los ojos puros del amor, y escu- misma Sabiduria que es Cristo: Fcicilmente se deja con-
charte con el corazon abierto de la fe. Y mientras, an- templar por aquellos que la aman y encontrar por ague-
gustiados, venimos a ti, invocamos tu nombre, que re- llos que la buscan» (Sab 6,13).
suena como mUsica y canto en nuestra intimidad, Y asi tambien el ha prometido diciendo: «Amo a Los
donde el Espiritu llora nuestro dolor y con dulzura y que me aman» (Prov 8,17). Asi Maria encontro corpo-
fuerza nos impulsa por los caminos del amor verdade- ralmente a Jesus, por el que velaba y a cuyo sepulcro ha-
ro, el que tü tienes a cada uno de nosotros. bia ido para estar en guardia cuando todavia estaba os-
curo.
CONTEMPLATIO Pero tu, que ahora ya no debes conocer a Jesus segun
la came, sino segiin el espiritu, podras encontrarle, cier-
.Mi corazon y mi came exultan en el Dios vivo » (Sal tamente, con el espiritu, Si lo buscas con un deseo se-
83,3), iy pensar que me habia postrado por completo en mejante, y el te advertird mientras estas en ()radon
la tristeza y en la desesperacion al ver muerto a Jesus...! igualmente vigilante. Di, por tanto, al Setior Jesus con el
Con una ganancia no pequetia para la fe y con frutos no deseo y el afecto de Maria: .Mi alma te ansia de noche,
pobres de alegria, Jesus ha vuelto a mi desde el sepul- mi espiritu en mi interior madruga por tio (Is 26,9). Di
cro. con la voz y el animo del salmista: a Oh Dios, tá eres mi
Mientras es reconocido tambien como Dios vivo Dios, al alba te busco, mi alma tiene sed de ti » (Sal 62,2),
aquel que poco antes era llorado como un hombre y mira si no te ocurrira que cantes con ebbs: oSticianos
muerto y mi corazon le compadecia como muerto, aho- de tu amor por la maciana, para que vivamos con alegria
ra en el, vivo, exulta no solo mi corazon, sino tambien y jabilo» (Sal 89,14) (Guerrico de Igny, Sermoni per la
mi came, segura -gracias a el- de su propia resurrec- risurrezione, III, 1-3, passim).
cion y de su propia inmortalidad.
El sol nuevo que emerge de los infiemos, dando co- ACTIO
mienzo al dia de la etemidad, golpea los ojos de ague-
llos que le esperan velando desde la matiana. Este dia
no conoce la noche, porque ya no se ocultard el sol de Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
aquel que, ocultandose una sola vez, surgio una sola vez ((Ella se acerco a a y exclamo en arameo: iRabboni!
sometiendo a la muerte. Oh hermanos, aeste es el dia (que quiere decir "Maestro"). (Jn 20,16).
Pasión de Jesucristo según Juan El sepulcro vacío y la aparición de Jesús a María Magdalena 277

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Jesús, al morir en la cruz, efundió el Espíritu (cf. Jn 19,30), que
ha sido derramado en nuestros corazones y en todo el universo
La victoria de Cristo libera nuestros corazones de la angustia (A. M. Canopi, La parola diventa preghiera. Riflessioni sulle co-
y nos otorga la gracia de dirigirnos a Dios con el nombre de Pa- Ilete del Messale Romano, Anno A, Cinisello B. 1992, pp. 82ss).
dre. Debilitados en la fe, extraños a un encuentro personal con
Jesús, no estamos hoy con excesiva frecuencia en condiciones de
resistir el choque con la muerte. A fin de acallar el grito de la
angustia que nace frente a la constatación de que todo perece,
para intentar escapar de la Falta de sentido de la vida, nos han
enseñado a acumular riquezas, a apoderarnos de las cosas;
ahora bien, obrando de este modo nos encerramos en un círcu-
lo vicioso. El engaño no puede durar mucho tiempo: «¿De qué
nos sirve —decía san Agustín— vivir bien si no nos es dado vivir
siempre?». ¿No es acaso éste el interrogante grave y urgente
que aparece en tantos actos de rebelión y de protesta? Jesús
resucitado se acerca a toda la humanidad que llora y sufre, se
acerca a cada ser humano particular extraviado y confuso, y
llama a cada uno por su nombre, como ya lo hizo con María
Magdalena (cf. Jn 20,16). La Pascua es esta presencia descon-
certante e inesperada de Cristo junto al pobre. Por eso es un día
sin ocaso.
En el bolsillo de un soldado anónimo de la Segunda Guerra
Mundial se encontró una oración que puede ayudarnos a com-
prender, a creer y a esperar: «¿Me oyes, Dios mío? Durante mi
vida no te he hablado nunca, pero hoy quiero saludarte. Sabes
que desde mi más tierna infancia me han dicho que no exis-
tías... Hoy, de improviso, al ver la profundidad del inmenso cie-
lo, de este cielo estrellado sobre mí, se han abierto mis ojos. Ma-
ravillado, he comprendido su luz. En el fondo de este terrible
infierno, ha brotado la Fe en mí y te he visto. No te diré nada
más, sólo la alegría de conocerte... Ya no tengo miedo a la
muerte».
Jesús, con su resurrección, ha vencido al pecado, ha expiado
nuestra pena: la única verdadera causa de la tristeza humana
ha sido extirpada de manera radical. Hemos sido redimidos. En
nuestros corazones ha sido depositada la semilla de la paz, de
la reconciliación, de la felicidad. El paso a la vida eterna que
hoy se abre ante nuestros ojos no es una promesa para el futu-
ro, ni un camino confiado únicamente a nuestra buena voluntad.
8
El Resucitado aparece en el cenaculo
(Jn 20,19-31)

19
Aquel mismo domingo, por la tarde, estaban reunidos
los discipulos en una casa con las puertas bien cerradas, por
miedo a los judios. Jesus se present() en medio de ellos y les
dij o:
—La paz este con vosotros.
20
Y les mostro las manos y el costado. Los discipulos se lle-
naron de alegria al ver al Senor. 21 Jesus les dijo de nuevo:
—La paz este con vosotros.
Y aiiadi&
—Como el Padre me envie) a ml, asi os envio yo a vosotros.
22
Soplo sobre ellos y les dijo:
—Recibid el Espiritu Santo. " A quienes les perdoneis los
pecados, Dios se los perdonard; y a quienes se los retengais,
Dios se los retendra.
24
Tomas, uno del grupo de los Doce, a quien llamaban «El
Mellizo., no estaba con ellos cuando se les aparecio Jesus.
" Le dijeron, pues, los demas discipulos:
—Hemos visto al Senor.
Tomas les contest&
—Si no veo las seiiales dejadas en sus manos por los clavos
y meto mi dedo en ellas, Si no meto mi mano en la herida
abierta en su costado, no To creere.
26
Ocho dias despues, se hallaban de nuevo reunidos en
casa todos los discipulos de Jesus. Estaba tambien Tomas.
Aunque las puertas estaban cerradas, Jesus se present() en
medio de ellos y les dijo:
—La paz este con vosotros.
"'V

280 Pasión de Jesucristo según Juan El Resucitado aparece en el cenáculo 281

" Después dijo a Tomás: 2. La aparición de Jesús, estando presente Tomás,


—Acerca tu dedo y comprueba mis manos; acerca tu con la proclamación final de la bienaventuranza de la fe
mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino cre- (vv. 26-29), a la que siguen los versículos conclusivos del
yente.
28
evangelio (vv. 30ss).
Tomás contestó:
—¡Señor mío y Dios mío!
El encuentro de Jesús con los suyos tiene lugar «aquel
29 mismo domingo, por la tarde» (v. 19). La venida de Jesús
Jesús le dijo:
es para los discípulos un nuevo «ver» y un nuevo «co-
—¿Crees porque me has visto? Dichosos los que creen sin
haber visto.
nocer». Entrega a los discípulos los cinco dones pas-
" Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchos más
cuales prometidos a la comunidad: la paz (= shalom),
signos de los que han sido recogidos en este libro. " Éstos han que es don de la salvación (vv. 19.21); la alegría, que
sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de nace del «ver al Señor» (v. 20); la misión, que es pro-
Dios, y para que, creyendo, tengáis en él vida eterna. longación de la que Jesús recibió del Padre (v. 21); el
Espíritu Santo, que suscita en ellos la fe pascual, rea-
lizando una nueva creación (v. 22); por último, la re-
LECTIO misión de los pecados para el pecador arrepentido que
se confía a la palabra del Señor (v. 23). Ante el primer
Tras las apariciones del Resucitado, recordadas en el testimonio eclesial sobre la resurrección: «Hemos vis-
evangelio de Juan, la de Jesús a los discípulos reunidos to al Señor» (v. 25), Tomás se muestra incrédulo y se
en el cenáculo es, a buen seguro, la más importante. La cierra al misterio.
perícopa tiene un esquema estructural común a los «Ocho días después» (v. 26), Jesús vuelve entre los su-
relatos de aparición del Resucitado, y sus elementos yos. Ahora, Tomás está presente en la comunidad, y Je-
son éstos: disgusto de los discípulos, privados de la pre- sús le invita a tocar los signos de la Pasión, superando
sencia de Jesús; aparición inesperada e iniciativa de el estadio de lo sensible, para entrar en la visión de la fe.
Cristo; reconocimiento de los discípulos; envío en mi- El encuentro con Jesús y su presencia hacen que Tomás
sión. llegue a la profesión de fe con estas palabras: «/Señor
Estamos ante un material tradicional de relatos de mío y Dios mío!» (v. 28). Es la confesión explícita de la
Cristo resucitado que sigue el modelo jerosolimitano (cf. divinidad de Jesús más elevada de todo el evangelio.
Mc 16,9-20; Mt 28,9ss; Lc 24,36-53; Jn 20,19-29) y que Después de la aparición del Resucitado a los discí-
el evangelista ha respetado en gran medida, aunque se pulos reunidos, Juan concluye su evangelio con unas
aprecia su mano de manera inconfundible. palabras breves, pero significativas. Nos encontramos
El fragmento, que ofrece nuevos aspectos de la reve- frente al intento de valoración y al subrayado del obje-
lación del misterio pascual y de la vida de fe de los dis- tivo del evangelio: todo lo que Jesús de Nazaret reveló
cípulos, se divide en dos partes: con palabras y obras es signo, para que todo hombre
1. La vuelta de Jesús entre los suyos y el envío en pueda llegar a la fe en Jesús -a través de un camino per-
misión con el testimonio eclesial de la resurrección y la sonal y comunitario hacia él-, reconozca así al Mesías,
incredulidad del apóstol Tomás (vv. 19-25). al Hijo de Dios y posea la vida eterna (vv. 30ss).
Pasion de Jesucristo segthn Juan El Resucitado aparece en el cenciculo 283

MEDITATIO co sigue siendo la base de nuestro creer y es suficiente


para entrar en comunion de fe con el Serior y experimen-
El tema de la incredulidad de los discipulos frente a tar personalmente su presencia. Este es el camino que
la resurreccion del Seilor, objeto de nuestro fragmento, debemos recorrer si queremos ser verdaderos discipulos y
ha sido reelaborado por Juan con una intencion teolo- profundizar en nuestra fe. Existe una estrecha afinidad
gica precisa: mostrar que el Jesus resucitado conduce a entre «cree p> y .ser discipulo» (cf. Jn 4,1; 6,60-66; 7,3;
cada discipulo a la madurez de la fe, o sea, a creer sin 8,31; 9,28; 19,38): todo el _que cree se encuentra en la
ver, basandose unicamente en el anuncio de los prime- «situacion de discipulo.. Esta es la enseiianza destina-
ros testigos. El « yen> y el .creer>> son dos acciones fun- da a nosotros: creer sin ver, convencidos de que la fe
damentales respecto al Cristo resucitado. La exigencia cristiana enlaza con la experiencia de los primeros tes-
de Tomas, para el evangelista, tiene la funcion de poner tigos que vieron al Cristo de la gloria.
la premisa para la enserianza que Jesus dirige a toda la
Iglesia (v. 29) y hoy a nosotros. Pero nos recuerda que
frente a los signos no faciles de la presencia de Dios en ORATIO
la historia, es preciso saber esperar y ponerse a la bias-
queda sin negar el acontecimiento. Jesus se revela siem- Senor Jesus, y en y manifiestate a nosotros como a
pre, antes o despues, y a cada uno segun su modo. To- Maria Magdalena y a los discipulos en el cenaculo, in-
dos tienen la posibilidad de acercarse al misted° y al cluso cuando nos Veas tristes por el dolor y encuentres
Cristo revelador, con tal de que tengan apertura y dis- cerrada la puerta de nuestro corazon por no haber coin-
ponibilidad de corazon. prendido las Escrituras que hablan de ti. El hecho de
El reproche de Jesus a Tomas: 017 no seas incredulo, llamarnos por nuestro nombre y tu saludo de paz son
sino creyente» (v. 27), resume la problematica de la fe en balsam° que disuelve nuestros miedos; son don que
Juan. Es un aviso para los primeros discipulos y para abre el camino a nuevos horizontes y nos devuelve la
nosotros. El Resucitado deja entender a todos que el alegria de vivir.
testimonio y el anuncio de los primeros testigos son su- Dilata los angostos espacios de nuestro espiritu y
ficientes para creer en el. Las iiltimas palabras directas calienta nuestra fragil esperanza. Danos tambien, Se-
de Jesus en el evangelio van dirigidas a Tomas, pero con- iior, unos ojos penetrantes para vislumbrar en tus heri-
tienen la bienaventuranza de la fe: oeCrees porque me has das de Crucificado, heridas de amor por nosotros, los
visto? Dichosos los que creen sin haber visto» (v. 29). Juan,
al referir esta bienaventuranza, quiere poner un fun- signos de tu gloriosa resurreccion, a fin de que podamos
damento a la misma profesion de fe que debemos hacer anunciar a los hermanos que te hemos visto con la ex-
nosotros, los que no hemos visto personalmente al Se- periencia interior del corazon.
nor. El relato de Tomas se convierte asi en el vinculo de A menudo, tambien nosotros somos incredulos, nece-
las cristofanias con el testimonio, en el vinculo de los sitamos tocar y ver, como el apostol Tomas, para poder
signos con el anuncio. Si, en el tiempo de Jesus, el ver y creer y ser capaces de confiarnos. Haz que, iluminados
el creer eran acciones que estaban ligadas entre sí, en el por tu Espiritu de verdad y de paz, podamos ser conta-
tiempo de la Iglesia ya no es asi. El testimonio apostoli- dos entre los bienaventurados que, aunque no habian
visto, creyeron en tu amor y en tu Palabra, fuente de gen corpórea, sino la misma realidad en un cuerpo. Soy
nuestra vida. yo [...]. Soy yo, aquel ante quien huye la muerte, tiem-
blan los infiernos; soy yo, a quien el tártaro, aterroriza-
do, reconoció como Dios. No temáis: tú, Pedro, porque
CONTEMPLATIO me negaste; tú, Juan, porque huiste; todos vosotros,
porque me abandonasteis: porque pronunciasteis un
«Mientras los discípulos hablan, Jesús apareció en juicio sobre mí con un pensamiento infiel; porque no
medio de ellos y dijo: "Paz a vosotros"» (Jn 20,19). Opor- creéis aún, aunque me veáis. No tengáis miedo, soy yo,
tunamente añadió «a vosotros», porque la tierra ya se que os he llamado por medio de la gracia, os he elegido
había detenido, había vuelto el día, el sol había reem- mediante el perdón, os he sostenido con el afecto, os he
prendido su curso y el conjunto del mundo ya man- llevado con el amor y ahora os acojo sólo con bondad,
tenía, restituido, su propio orden. Sin embargo, para los porque un padre no sabe ver las culpas, cuando acoge
discípulos todavía duraba la guerra, y el conflicto entre al hijo, cuando recupera a los suyos» (Pedro Crisólogo,
la fe y la incredulidad le obligaba aún a un áspero gol- «Sermone 81,2-3, Ottavo discorso sulla Risurrezione
pe. El torbellino de la Pasión no había sacudido la tie- del Signore», en Opere di san Pietro Crisologo, Sermoni, 2
rra a la par del corazón de los discípulos, y por eso la (63-124), Roma 1997, pp. 143-145 [edición catalana:
batalla entre la fe y la incredulidad devastaba sus áni- Sermons, Alpha, Barcelona 1985-2001]) .
mos con perverso combate. En sus pensamientos daban
vueltas bandas de pensamientos, y sus cuerpos, si bien
eran robustos, estaban partidos por las incursiones de ACTIO
la desesperación y de la esperanza. Los sentimientos y
los pensamientos de los discípulos erraban entre las in- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
numerables maravillas de los milagros de Cristo y los «Señor mío y Dios mío!» (Jn 20,28).
múltiples tipos de sus sufrimientos, entre las manifesta-
ciones de la divinidad y las debilidades de la carne, en-
tre los daños de la muerte y los dones de la vida. O bien PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
su espíritu se sentía elevado al cielo, o bien su alma se
sentía abatida por tierra, y en su intimidad, mientras ¿De qué me sirve el anuncio del milagro más grandioso, si no
arreciaba semejante tempestad, no podían encontrar puedo experimentarlo personalmente, si no puedo comprobar-
puerto alguno de tranquilidad, ninguna morada de paz. lo? Así habla el que duda, en cualquier tiempo, y así lo piensa
Al ver esto, Cristo, que escruta los corazones, que man- Tomás, el discípulo de Jesús. De las pocas palabras que de él
da a los vientos, da órdenes a las tempestades y con un conservamos (Jn 11,16; 14,5), obtenemos la imagen de un dis-
solo ademán cambia la tempestad en bonanza, les tran- cípulo dispuesto a cualquier sacrificio, pero dispuesto también a
quiliza de inmediato con su paz, diciendo: «Paz a voso- manifestar abiertamente las dudas que tiene sobre Jesús y a pre-
tros. Soy yo. No tengáis miedo. Soy yo, el crucificado, tender respuestas claras. Tras la muerte de Jesús se separó de los
muerto y sepultado. Soy yo, Dios por mí mismo, hom- otros discípulos, y también el día de la Pascua se quedó aleja-
bre por amor a vosotros. Soy yo, no un espíritu con ima- do. «No creeré -dice de manera brutal cuando le llega el anun-
286 Pasion de Jesucristo segtin Juan

cio por boca de los otros discipulos- si antes no he visto y toca- 9


do yo mismov (cf. in 20,25). A pesar de su negativa a creer, at
domingo siguiente se une Tomas a los otros discipulos. Esto es El Resucitado aparece en
importante: muestra que Tomas esta dispuesto a dejarse con-
vencer, muestra la honestidad de su duda. Y he aqui que la libre el lago de Tiberfades
gracia del Resucitado persigue ahora a este hombre, vence su
duda y suscita en el la fe pascual. Jes6s pronuncia el saludo de (Jn 21,1-14)
la paz, que vale para toclos, pero esta vez de modo particular
para el corazan sin paz de Tomas. Jestis viene por su discipulo
que duda. Sabe todo lo que ha sucedido en el, le conoce en lo
mas profundo de su intimidad. Se ve desde la primera palabra
que dirige a Tomas. Jes6s accede a la petician del discipulo en
la duda y le concede lo que habia negado a Maria (Jn 20,17).
Existe una diferencia entre el querer coger nosotros alga y que ' Poco despues, Jesus se 2aparecio otra vez a sus discipulos
sea el Senor quien nos lo de. Maria es rechazada; a Tomas se junto al lago de Tiberiades. Estaban juntos Simon Pedro, To-
mas «El MellizoD, Natanael el de Cana de Galilea, los hijos de
le concede oir, ver, tocar. Si Tomas se atrevia o no a extender la
Zebedeo y otros dos discipulos. En esto dijo Pedro:
mano, es una pregunta que queda sin respuesta. No tiene im-
portancia. Lo importante es que en Tomas prorrumpe la fe pas- - Voy a pescar.
cual. ((Senor mio y Dios mio›) (in 20,28). Aqui esta toda la Fe de Los otros dijeron:
la Pascua. Nadie habia hablado nunca asi, nadie lo habia he- - Vamos contigo.
cho antes de este esceptico. La victoria es total. La respuesta de Salieron juntos y subieron a una barca, pero aquella noche
Jess no declara feliz el dudar, ni el ver o el tocar, sino solo la no lograron pescar nada.
fe. No es sobre lo que vemos, sino solo sobre la Palabra de Dios 4
Al clarear el dia, se presento Jesus en la orilla del lago,
donde la fe puede encontrar fundament° y certeza. Despues de pero los discipulos no lo reconocieron. Jesus les dijo:
Tomas vendran millones de escepticos. No sera el ver o el to- - Muchachos, c;habeis pescado algo?
car lo que venza a su duda, sino el testimonio del Cristo Ellos contestaron:
viviente (D. Bonhoeffer, Memoria e fedeleta, Magnano 1995, - No.
pp. 138-140). 6
El les dijo:
- Echad la red al lado derecho de la barca y pescareis.
Ellos la echaron, y la red se Reno de tal cantidad de peces
que no podian moverla. ' Entonces, el discipulo a quien Jesus
tanto queria le dijo a Pedro:
- Es el Sefior!
Al oir Simon Pedro que era el Sellor,8 se cifto un vestido,
pues estaba desnudo, y se lanzo al agua. Los otros discipulos
llegaron a la orilla en la barca, tirando de la red llena de pe-
ces, pues no era mucha la distancia que los separaba de tie-
rra: tan solo unos cien metros.
9
A1 saltar a tierra, vieron unas brasas, con peces colocados
sobre ellas, y pan. I ° Jesus les dijo:
Pasión de Jesucristo según Juan El Resucitado aparece en el lago de nberíades 289

—Traed ahora algunos de los peces que habéis pescado. cípulos trabajan juntos durante la noche sin pescar
" Simón Pedro subió a la barca y sacó a tierra la red llena nada, porque no está Jesús, verdadera luz del mundo
de peces; en total, eran ciento cincuenta y tres peces grandes. (cf. Jn 8,12; 1 Jn 1,5), en su barca. El momento de crisis
Y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. está subrayado no sólo por la «noche», sino por el pe-
'Jesús les dijo: cado de autosuficiencia de los discípulos, puesto de re-
—Venid a comer. lieve por su personal proyecto apostólico: «Voy a pescar
Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntar: «¿Quién Vamos contigo» (v. 3).
eres?», porque sabían muy bien que era el Señor. " Jesús se
acercó, tomó el pan en sus manos y se lo repartió, y lo mismo
Frente a la conciencia de no arreglárselas solos en la
hizo con los peces. empresa, Jesús interviene al clarear el día, tiempo privi-
" Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discí- legiado de la acción de Dios (cf. Ex 14,24; Sal 5,4; 30,6).
pulos después de haber resucitado de entre los muertos. Con su amabilidad y con el don de su palabra premia a la
comunidad que ha perseverado unida en el trabajo apos-
tólico. Jesús les ofrece entonces unas palabras de vida:
LECTIO «Echad la red al lado derecho de la barca y pescaréis» (v. 6).
El lado derecho, en el lenguaje semítico, es símbolo de la
El texto se compone de dos fragmentos en el plano buena suerte y del bienestar, como obra de Dios. Jesús
redaccional: impulsa de este modo a los suyos a cumplir su palabra
1. La aparición de Jesús en Galilea y la pesca mila- y a vivirla en la obediencia. El resultado es una pesca
grosa (vv. 1-6). milagrosamente sobreabundante.
2. El reconocimiento de Jesús y la comida preparada Ahora, los discípulos, uno tras otro, siguiendo al dis-
por él (vv. 7-14). cípulo amado, que es el primero en reconocer al «Se-
ñor» (v. 7), reconocen a Jesús a través de la fe. Él les
El relato describe, de forma simbólica, la misión de invita a participar en el banquete preparado por él mis-
la Iglesia primitiva y el retrato de toda comunidad en mo, y en el que quiere que colaboren los suyos, ponien-
misión, que permanece estéril cuando está privada de do también sobre la mesa el fruto de su misión evan-
Cristo pero se vuelve fecunda cuando obedece a su pa- gelizadora. Llegados a la orilla junto a Jesús, Pedro
labra y vive de su presencia. El fragmento joáneo pre- reemprende su servicio en la comunidad, sacando a tie-
senta una gran riqueza de elementos simbólicos: la rra la red llena de peces sin romperla, dado su carisma
pesca indica el campo de la evangelización y del aposto- de conservar la unidad en la Iglesia. Viene, a continua-
lado; el mar, lugar donde los discípulos ejercen su tra- ción, la invitación de Jesús a comer. El texto, al hablar
bajo apostólico, representa el espacio de los aconteci- de pan y de peces, alude de una manera explícita a la eu-
mientos humanos y el ambiente del trabajo evangélico; caristía, momento cumbre de la comunidad de fe. Esta
el número siete indica la plenitud y la totalidad de los tercera aparición del Jesús resucitado es una invitación
discípulos en la Iglesia; entre estos discípulos se nom- dirigida a todas las comunidades eclesiales para que re-
bra en primer lugar a Pedro, porque desarrolla la fun- cupere el sentido de la propia misión, poniendo al Se-
ción de responsable y de guía de la comunidad; los dis- ñor, palabra y eucaristía, en el centro de su vida.
Pasion de Jesucristo segan Juan El Resucitado aparece en el lago de Tiberiades 291

MEDITATIO apostolica, fiandonos de la persona de Jest's, convenci-


dos de que es a el a quien debemos poner en el centro
El relato de la pesca milagrosa alude al misterio de de nuestras opciones pastorales y apostolicas. Esto nos
nuestras comunidades cristianas, que frecuentemente permitird volver a encontrarnos y trabajar apostolica-
intentan «hacer», construir, trabajar, junto con los her- mente juntos entre hermanos, a pesar de las diferentes
manos en la evangelizaciOn, pero a menudo actaan en sensibilidades y mentalidades. El trabajo comun y la
la «noche» solo con las fuerzas humanas y, entonces, ex- ayuda de los unos a los otros nos llevaran a encontrar-
perimentan amargura, decepcion y fracaso en su apos- nos como comunidades reunidas en el reconocimiento
tolado. En cambio, cuando actUan sal clarear el dia» y del Senor y en torno a la misma mesa de la palabra y de
con la luz que es Jesds, intentando obedecer a su pala- la eucaristia. Esta es la escuela de la comunicacion y del
bra, dan fruto y se abren por completo al sentido de su testimonio de vida a ejemplo de Jesus y de los primeros
vocacion. La sabia dosificaciOn entre el hacer y el estar testigos del Evangelio.
con Jesds determina la calidad de nuestra vida cristia-
na. Las comunidades que se limitan a vivir en la super-
ficie son incapaces de alcanzar el centro mas profundo ORATIO
de si mismas y no descubren nunca el «centro del cen-
tro», que es Dios y su palabra. Solo las comunidades Padre misericordioso, que eres la fuente del amor, te
que viven y se miran en este centro se conocen a sí mis- damos gracias por el don que nos has hecho de Jesus-
mas y experimentan a Dios y su palabra, porque -como palabra y de Jesus-eucaristfa, pan de vida roto por no-
dice P. Ricoeur- «la vida interior es la fuente de sus sotros y aliment° de nuestra vida espiritual personal y
relaciones exterioresD. comunitaria. Nosotros queremos corresponder a este
El fragmento joaneo nos interpela personal y comu- inmenso don tuyo intentando vivir en comuniOn cons-
nitariamente. e. Que nos dice a cada uno la orden de Je- tante contigo a traves de los signos que el evangelista
sds: .Echad la red al lado derecho de la barca y pescareis» Juan nos ha presentado: la capacidad de reconocernos
(v. 6)? Nos dice, en primer lugar, que para salir boy de pecadores a causa de nuestra autosuficiencia, la unidad
una situacion de cansancio y de desconcierto es preciso y el amor reciproco entre hermanos de fe que trabajan
vencer el torpor funesto, que es la superficialidad en la juntos por el Reino, la obediencia a tu palabra de vida y
vida espiritual. Jesus, en lo que se refiere a nuestro tra- la comunion vivida, hecha testimonio, alrededor de la
bajo apostolic°, nos invita a volver a entrar en nosotros mesa eucaristica.
mismos, a confesar nuestras debilidades y a no confiar A veces nos sentimos cansados y fatigados al recorrer
en proyectos humanos y personales, sino en la fe en el, este camino con fidelidad y sentimos miedo, como el
en su palabra. Solo una fe solida que se apoya en op- discipulo en la pesca nocturna, de subirte en nuestra
ciones personales y en la recuperaciOn de la interiori- barca y confiar en ti, porque vemos que muchas de
dad nos permite superar cierto malestar espiritual y el nuestras aspiraciones se ven frustradas y somos esteri-
peligroso escollo del individualismo y de un activismo les en nuestra evangelizacion. Padre bueno, interval en
esteril. Por lo que a nosotros respecta, se trata de volver nuestra vida cuando nos encontremos ansiosos y sin es-
a encontrar la unidad de la vida espiritual y de la acciOn peranza, y vuelve a darnos el coraje de ponerte en medio
292 Pasión de Jesucristo según Juan El Resucitado aparece en el lago de Tiberíades 293

de nosotros y de caminar con una renovada confianza e el peso de que los peces no habían sido capturados por
impulso hacia ti, que eres el camino, la verdad y la vida. arte humana, sino que acudieron a la orden de quien lo
había mandado. «Entonces, el discípulo a quien Jesús tan-
to quería dijo a Pedro: "¡Es el Señor!"» (Jn 21,7). El amado
CONTEMPLATIO fue el primero en ver porque el ojo del amor ve con ma-
yor agudeza y porque el que es amado percibe siempre
«Al clarear el día, se presentó Jesús en la orilla del de un modo más vivo. «Pedro, apenas oyó..., se echó al
lago», para reconducir a la Iglesia, en la que los discí- mar» (Jn 21,7) para ser el primero a la vuelta, pues ha-
pulos se encontraban entonces abatidos por olas mari- bía recibido la supremacía en el orden. Los otros lle-
nas, en su fiel estabilidad. Por eso, puesto que los había garon con la barca y arrastrando los peces que habían
encontrado privados de la virtud de la fe y completa- pescado, para conducir junto con ellos al Señor, con fiel
mente despojados de la robustez viril, llamándoles re- trabajo, a la Iglesia golpeada por las tempestades del
prendió a estos muchachos y les dijo: «Muchachos, ¿te- mundo, y para conducir a aquellos que mediante la red
néis condumio?» (Jn 21,5). Allí, en efecto, estaba, Pedro, del Evangelio raptan a la luz eterna y levantan de las
que le había negado; Tomás, que había dudado; Juan, profundidades (Pedro Crisólogo, «Sermone 78, 2-3», en
que había huido. Les interpela, pues, no como soldados Opere di san Pietro Crisologo, Sermoni, 2 (63-124), Roma
llenos de valor, sino como niños temerosos; y como no 1997, pp. 123-127 [edición catalana: Sermons, Alpha,
los encuentra idóneos todavía para el combate, por es- Barcelona 1985-2001]).
tar demasiado tiernos, les invita a la mesa diciendo:
«Muchachos, ¿tenéis condumio?», a fin de que la bon-
dad llamara a la gracia, el pan a la confianza, el condu- ACTIO
mio a la fe. No habrían creído, en efecto, que el cuerpo
había resucitado si no le hubieran visto comer siguien- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
do la perfecta regla del hombre. Éste es el motivo por el «Echad la red al lado derecho de la barca y pescaréis»
que la perfecta saciedad de las cosas requiere el alimen- (Jn 21,6).
to: Jesús come pan porque no tiene hambre de alimen-
to, sino siempre del amor de los suyos. «Muchachos, ¿te-
néis condumio? Le respondieron que no». ¿Y qué podían PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
tener los que no tenían a Cristo con ellos? ¿Qué iban a
tener los que no veían aún con sus ojos al Señor, que es- Mientras todavía están hablando, he aquí que él está de pie
taba delante de ellos? «Sin embargo, los discípulos no entre ellos y les saluda: la paz sea con vosotros. La paz que el
conocieron -dice- que era Jesús. Les dice: "Echad la red mundo no conoce y no puede dar. La paz que sobrepasa todo
a la derecha de la barca y encontraréis"» (Jn 21,4-7). Vuel- sentido y todo conocimiento, tan impetuosamente alta, profunda
ve a llamar a la derecha a los que el torbellino de la Pa- e irresistible, que su corazón habría estallado por el exceso si
sión había impulsado y reducido a la izquierda. La echa- ésta no fuera precisamente... paz. ¡Oh incendio hecho de silen-
ron, dice, pero, como muchachos, no tenían todavía cio, oh tempestad hecha de reposo! Tan sencillo es el paraíso de
fuerza para sacarla. Sin embargo, se dieron cuenta por Dios como una comida con un panal de miel y un pescado asa-
Pasion de Jesucristo segtin Juan

do. Tan terreno es el paraiso como una mariana de pesca en el


lago de Genesaret; las alas resuenan, a troves de la niebla apa-
Autores
rece un primer sol,.sobre la orilla hay un hombre que llama,
hace seiias. Si echals la red a la derecha; ya bulle la red Ilena.
La comida esta preparada en la orilla, todos se acomodan,
mientras las piedras se secan, y sin que haya necesidad de que
nadie pregunte para saber quien es ese extranjero, suenan las
olas contra el sifencio. Oh paz mem alto de las preguntas: es el
Senor. As de simple es todo, como si no hubiera sido nunca di-
ferente. El Maestro bendice, como siempre, el pan y se lo ofrece a
ellos despues de haberlo partido. Como si nunca hubieran existi-
do la cruz, la tiniebla, la muerte. La paz sea con vosotros. Como
si nunca hubiera habido en sus corazones traiciones, maldiciones, Han colaborado en este volumen:
negaciones. La paz sea con vosotros, no os la doy coma la da el
munclo. (Due vuestro corazon no se angustie ni se consuma. Por- ABADIA BENEDICTINA «MATER ECCLESIAE» — Isola S. Giulio:
que he aqui que yo he vencido al mundo (H. U. von Balthasar, II Jn 20,1-18; 20,19-31; 21,1-14 (contemplatio y lectura
cuore del mondo, Casale Monf. 1994, pp. 128ss [edicion espa- espiritual).
nolo: El corazon del mundo, Encuentro, Madrid 1991]).
LUCIANO BAFFIGI: Lc 22,21-38 (lectio, meditatio, oratio,
contemplatio, actio y lectura espiritual).
JESUS CASTELLANO: Jn 18,28-40; 19,1-16; 19,17-27 (lectio,
meditatio, oratio, contemplatio, actio y lectura espiri-
tual).
MARCO CHIOLEIUO: Lc 23,33-46; 23,47-56 (lectio, meditatio,
oratio, contemplatio, actio y lectura espiritual).
EUGENIO COSTA: Lc 22,39-53; 22,54-71 (lectio, meditatio,
oratio, contemplatio, actio y lectura espiritual).
HA FONG MARIA Ko: Mt 26,1-16; 26,17-29 (lectio, meditatio,
actio y lectura espiritual).
LucA MAZZINGHI: Mt 26,30-56; 26,57-75; 27,11-31 (lectio).
MONJAS AGUSTINAS, EREMITORIO DE LECCETO — Siena: Lc
22,1-20; 23,1-25 (lectio, meditatio, oratio, contemplatio,
actio y lectura espiritual).
MONASTERIO DE LA INMACULADA — S. Casciano: Jn 18,1-11;
18,12-27 (lectio, meditatio, oratio, contemplatio, actio
y lectura espiritual).

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