Está en la página 1de 78

La recopilación, redacción y realización completa de este documento es

total y directamente sin ánimo de lucro. Con esto no se intenta agraviar a


los autores ni causar inconvenientes a las partes legales con derecho de
autor. Por el contrario, intentamos divulgar su trabajo, queremos
esparcir y difundir la lectura a todas las personas que sea posible. Con
esto, no ganamos dinero ni tampoco lo pretendemos. Pero invitamos a
nuestras lectoras a apoyar a los autores con la compra de ejemplares
físico siempre que les sea posible. Este trabajo es únicamente por
diversión y amor a la lectura.
Staff
Moderado de traducción
Michelle M

Traducción
Michelle M

Tannia

Moderadora de corrección
Pagan Moore

Corrección
July Nuwa Loss

Mechita Pagan Moore

Kari

Lectura final
Mechita

Diseño
Roxx
Índice
Índice

Sinopsis

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12
Sinopsis
Advertencia: esto es sólo el comienzo. Esto no terminará bien. Y será
mucho peor antes de que se ponga mejor.

Cole:
Presiono sus botones. Quiero presionarlos en el buen sentido. Sucio,
contra la pared, con mi mano en sus vaqueros.
Pero eso no es posible, porque soy oscuridad y ella luz y ambos lo
sabemos.
Así que presiono sus botones en un mal sentido, haciendo que me odie.

Hailey:
Si un genio me concediera tres deseos, me gustaría pedir que Cole nunca
me mirara de nuevo, que olvidara esa promesa oscura en sus ojos y antes de
que desapareciera de mi vida, me empujara contra la pared y me follara.
Entonces me iría a lavarme la boca con jabón.

The Horus Group #1


Personajes
Grupo Horus
Cole Parker

Jason Evans

Wilson Carter

Tag Browning

Los Reids
Morgan Reid — m — Amelia Dashford Reid

Taylor Dashford Reid

Hailey Dashford Reid

Morgan Dashford Reid II

Alison Dashford Reid


1
Hailey
Agarro el muffin de arándano en mi escritorio, que mi amiga Taryn me
dio por lástima porque no podía salir. Tengo dos informes mensuales que hacer
y una lista de una milla de largo que garabatear a mano con las correcciones
para la página web de mi jefa, pero no me puedo concentrar en el trabajo en
este momento.
Todos mis compañeros de trabajo me entienden, lo que me hace sentir
aún más culpable por llevar esta tormenta de mierda a su puerta. Son buenas
personas, de clase media, gente normal que respeta la ley. Ninguno de ellos
tiene una hermana quien es tan estúpida para creer en un hombre poderoso,
cuando le prometió que nadie se enteraría de su romance.
Noticia de última hora. La gente siempre se entera.
En resumen, mi familia es un choque de trenes, yo era una idiota al
pensar que podía tener un trabajo regular y fingir que era una chica normal.
Mi teléfono vibra en mi bolso. No quiero responder. Hay literalmente una sola
persona en el mundo entero que quiero escuchar ahora.
—¿Hailey? —Miro a mi jefa, de pie a un lado de mi cubículo y hay una
mueca de dolor en su rostro. Una mezcla de lástima y molestia que entiendo y
regreso al mismo tiempo. No voy a golpear al Vicepresidente. Esto no es mi
culpa.
—Lo siento, Ellen. Ellos se irán pronto. —Hablo sobre los varios
fotógrafos y camarógrafos de los medios de comunicación estacionados en el
frente de la oficina de empleo donde trabajo. Esto es nuevo, terrible e
inesperado para mis compañeros de trabajo y me siento como una mierda por
traer esto a sus vidas.
¿Yo? Sé que soy una barrera. Ellos no se preocupan por mí, quieren una
mordida y soy una rebelde. El único miembro de mi familia que no se escondió
en la finca de mis padres—de nuevo.
Jesús.
No sería un viernes por la mañana si no hubiera considerado ya cambiar
mi nombre por una vez. ¿Por qué ser una Reid? Es una mierda.
Ella se apoya en medio de la pared cubierta con una tela en un pobre
intento de indiferencia. —¿Me odiarías si te sugiero que trabajes desde tu casa
esta semana?
Sí. Me enfurezco ante la sugerencia totalmente razonable porque, al igual
que el gran drama de mi vida, siento que no es justo. A estas alturas es
insignificante, así que lo entiendo, porque mi jefa es impresionante por saber
que prefiero seguir adelante con mi vida como si mi familia no estuviera en las
noticias nacionales. —No. Lo entiendo.
La verdad es que no hay nada que hacer en casa. Soy una pasante. El
punto es que estoy en este lugar de trabajo, tomando el conocimiento y
experiencia de los que me rodean.
—Puedes terminar de tejer los calcetines que trajiste ayer —ofrece con
una débil sonrisa, sabiendo que soy miserable—. Y tan pronto como sea seguro
para ti puedes volver. Trabajas duro, Hailey. No dejes que esto sea más que un
bache momentáneo.
Tomo una gran respiración profunda y asiento. ¿Qué hay más que hacer?
Ellen acaricia mi hombro y se aleja. Contra mi pie, mi bolso vibra de nuevo. Lo
quiero patear. Pero no lo hago.
No es un requisito genético que no tenga ningún control. Sólo porque mi
padre y mi hermana hayan causado escándalos nacionales en los últimos seis
meses no significa que el destino tenga un bruto sentido del humor.
Por otro lado, tengo dos hermanos y una mamá que no han causado un
escándalo nacional, que yo sepa. Así que solo un treinta y tres por ciento de
Reid es moralmente reprobable. Hasta este momento.
Con un golpe seco, bajo la frente a mi escritorio. Maldita sea. Mi. Vida.
Sólo me revuelco en la autocompasión por un minuto. Mi jefa tiene
razón. Puedo ir a casa y punto, por lo menos si estoy ahí mis compañeros de
trabajo serán capaces de venir e ir a su antojo. No es como si estoy siendo súper
productiva ni nada. Le doy un tirón a mi bolsa por debajo de la mesa, y meto a
un lado la lista de revisiones en la página web de Ellen, porque sé que las puedo
hacer desde casa, me pongo las gafas de sol grandes y oscuras. De ninguna
manera esos pendejos van a tener una imagen de mi cara.
No me molesto en decir adiós. Apago el ordenador y voy hacia atrás. Hay
un patio cerrado que conduce a un callejón y puedo brincar a través de este a la
tienda de importaciones.
A partir de ahí, puedo conseguir un taxi.
Es un gran plan, pero tan pronto como abro la puerta, sé que no va a
suceder.
Por un lado, hay un par de fotógrafos que se sientan en motocicletas al
otro lado de la puerta.
Pero peor que eso, Cole Parker está de pie en este lado y se ve enojado.
Cole Parker. Pienso en él como el director financiero del grupo Horus—el
director de finanzas parado a un lado del jefe—que jode tu oficina. En realidad
no sé su título. El grupo Horus probablemente no tiene títulos.
Los cuatro hombres salieron de la nada hace cuatro años y los rumores gritaban
a su alrededor, calificándolos como el grupo que acababa con la crisis de la
ciudad. Probablemente tengan esa reputación sacando a las personas malas de
las peores situaciones. Apenas unos nobles héroes, incluso si parezcan un poco.
Hay cuatro de ellos, todos en distintos tonos de patea traseros súper soldados
quienes entregaron sus uniformes por trajes sin arrugas. Cole y Jason, ambos
ex-marinos SEALS, de acuerdo a mi hermano. Tag, un ex policía, local del área
metropolitana de DC. Y Wilson… que se mira como un nerd con esteroides.
Obviamente un hacker de la CIA desaparecido.
Y uno de ellos está entre la libertad y yo.
Una parte de mí sabía que Cole estaría esperando, porque mi padre los
tiene en marcación rápida. No esperaba que estuviera tan enojado conmigo, lo
cual claramente está.
El enojado Cole sigue siendo increíblemente guapo, así que estoy tentada
a estar allí y simplemente mirarlo por un minuto, pero lo último que necesito es
una foto tomada de mí en cualquier lugar cerca del favorito salvador de
Washington. Agarro la puerta lo más rápido posible antes de incluso cerrarla de
golpe detrás de mí y rápidamente estoy de vuelta en el interior.
Pero por supuesto no estoy sola. Eso sería demasiado fácil. Porque esto es lo
que pasa con Cole Parker. Es un jodido pitbull, y a veces eso es bueno,
temporalmente, cuando él está de tu lado. Cuando lo has cabreado, sin
embargo, es francamente aterrador. Va a rasgarte el corazón de cualquier
manera, respaldado por un acuerdo de no divulgación cuidadosamente
construido.
Lo sé. Me hizo firmar uno. Fue lo más cerca que hemos estado alguna
vez, él inclinándose en la mesa de conferencias, señalando diversos lugares en
donde necesitaba las iniciales y firmas. Los delicados pelos de mis brazos se
pusieron de punta como si pudieran decir, tómame, Sr. Parker. Totalmente
inapropiado en un millón de niveles y la forma en que me miró fijamente, sabía
que estaba pensando en lo mismo—no va a suceder.
En seis meses, he conocido a Cole Parker. Bueno, conocido sería una
exageración. Mi padre contrató al grupo Horus para sacarlo de “aprietos”, como
mi mamá lo llamaría. Mi bilis se aprieta en mi garganta con la ceguera
voluntaria. Un aprieto. Por el amor de Dios.
Seis meses, he vivido con reacciones parecidas al asco y algo… muy
diferentes al disgusto. No quiero darle un nombre, la forma en que mi piel se
enchina cuando está cerca. La forma en que su mirada oscura se pone en mi piel
y se aloja, dejando una picazón de que Cole Parker no es como los demás
hombres. No en lo general, y no para mí.
Así que debo seguir caminando, por las escaleras, a través de mi oficina y
por la puerta principal, esquivando las cámaras.
En cambio, me quedo de pie allí como una tonta, esperando por él. No
toma mucho tiempo.
—No estás contestando el teléfono —gruñe y empujo las gafas de sol
encima de mi cabeza para que pueda ver que ruedo los ojos y que no estoy
impresionada—. Estás jodida si piensas que te voy a dejar ser perseguida en un
callejón por matones en motocicletas.
—Sólo iba a brincar al otro lado del callejón, y si mi seguridad está en
peligro, podría haber llamado a la policía. —Doy un paso hacia las escaleras y él
se mueve conmigo, cerrando la brecha, así que me detengo. Lo último que
quiero hacer es acercarme a la serpiente enroscada experta en manejo de crisis
de mi padre.
—Srta. Reid, no es tiempo para los principios.
Estoy segura de que cuando Cole Parker está preocupado, nunca tendré
tiempo para preocuparme por tales cosas como los principios, morales y leyes.
—Está bien. Iré a la parte frontal.
Entrecierra los ojos—que aún siguen siendo color avellana salpicados en
oro, al igual que mi estúpida memoria los recuerda de nuestros encuentros—y
me apoya contra la pared. —Tengo dos hombres en el frente. Te estamos
llevando a casa, de una manera u otra.
—Esa no es mi casa.
Estoy bastante segura que puedo oír que rechina los dientes mientras me
fulmina con la mirada. —Bien, entonces a tu departamento.
Soy la segunda hija de cuatro. Ja. Jódete Cole Parker.
Lo tengo en la bolsa. Inclino la cabeza como si lo fuera a decir, tráelo,
niño bonito.
Realmente lo es. Bonito, quiero decir masculino, hecho de acero. Con el
cabello castaño oscuro, gruesas pestañas oscuras alrededor de sus ojos de tigre.
Con un caso crónico de rastrojo sexy en la barba que una buena navaja podría
solucionar, pero, ¿no sería una lástima?
Si él fuera alguien más, tomaría el reto como una oportunidad para
follarlo. Pasar mis dedos a lo largo de su mandíbula y…
—Basta. —Clava su mano en la pared a un lado de mi cabeza y se inclina,
sus duras palabras resonando entre nosotros. Lo suficientemente cerca para
que tenga una bocanada de su picante colonia dulce. Que me hace saber
exactamente lo que realmente no quería hacer—lo dejé acercarse.
Jódeme. Trago saliva y finjo que no me importa. —Parpadeaste.
—Esto no es un juego, Sra. Reid. Es posible que no me guste el drama que
los miembros de su familia se enfrentan de vez en cuando, pero mi trabajo es
asegurarme que seas escoltada a salvo.
—Pensé que tu trabajo era…
—Ah ah ah. —Sacude su cabeza mientras presiona su dedo índice contra
mis labios. Un escalofrío se desgarra a través de mi cuerpo por su toque y lucho
por mantener mis ojos a su tamaño normal. Controlar mi pulso es causa
perdida, se está yendo lejos a toda velocidad—. Mantén tus pequeños
comentarios acerca de lo que te hago. El trabajo necesita ser hecho,
independientemente de si me gusta o no. Y no parpadeo. Vamos.
Dejo caer mis gafas de sol en su lugar de mi cara, entonces él de alguna
manera envuelve un brazo alrededor de mí y me está escoltando a la puerta
antes de que tenga oportunidad de protestar de nuevo. Ya que estamos a la
vista de los fotógrafos, me rindo con la lucha. Él me puede llevar a mi
departamento. Punto, para Cole. Le voy a cerrar la puerta en la cara tan pronto
como esté dentro. Punto futuro, para Hailey.
Deslizo una máscara de indiferencia sobre mi cara mientras que Cole
maniobra alrededor de las cámaras y motos, manteniendo su cuerpo entre el
mío y nada más en este momento. Es lo suficientemente alto para que
literalmente lo sienta como mi propia pared de ladrillo a mi alrededor. Odio
admitir lo bueno que es para el cambio, no tener que construir el deseo,
negación y aire caliente de los principios.
Me mete del lado del pasajero en la gigante camioneta negra y antes de
que tenga oportunidad de tomar un respiro, él da un giro y nos vamos.
—¿No escuchas música? —Es extraño lo tranquilo que es el coche. Y
limpio. Parece alquilado, pero no huele como uno.
No, el coche de Cole huele como él mismo. Pecaminosamente delicioso.
Basta, Hailey. No puedes. El deseo es aparentemente la respuesta de mi estrés,
porque normalmente no soy así. Pero cada seis meses, mi familia le da un
escándalo al noticiero de la noche, Cole entra como una tormenta en mi vida y
me da dolor en todos los buenos lugares.
—No cuando estoy escoltando a un cliente.
—No soy tu cliente.
—Es la misma cosa.
—No necesito tu ayuda.
Él no contesta.
—¿Tienes miedo de que me voy a burlar de tu pésimo gusto?
Se queda mirando el frente, como si mi pregunta no tuviera ningún
efecto, pero después de un rato golpea ligeramente el dedo contra el equipo de
música. Nine Inch Nails. Bueno, no tiene un pésimo gusto. Punto para Cole. Es
algo bueno que no sepa que estoy llevando el marcador.
Lo miro de reojo, estoy segura de que se da cuenta, pero no lo reconoce.
Está conduciendo muy rápido, pero sin pasarse del exceso de velocidad, aun así
se mueve más rápido a través del tráfico de lo que creo que sea posible. Y con
tanta facilidad, lo cual es… relativo. Y caliente.
Reduce la velocidad alrededor de la universidad y se dirige al norte. Por
supuesto, sabe dónde vivo, pero estoy molesta de que no pidiera mi dirección
con un pretexto.
Fuera de la ventana, todo es frío y lúgubre. Odio enero. Aunque es media
mañana, no se siente la luz todavía, pareciendo que el día es lento para
empezar. Ridículo, porque ya pasó mucho hoy.
Sé que vamos a encontrar mi departamento con otro enjambre de
fotógrafos. Debo haberlos perdido esta mañana porque fui al gimnasio antes de
trabajar. Taryn arrastrándome al yoga todas las mañanas, finalmente dio sus
resultados. Pero he pasado por esto antes, aunque hace seis meses no lleve el
drama a mi propio espacio.
En ese tiempo solía ser diferente. Me aclaro la garganta y me preparo
para la resistencia. —No voy a ir a la finca de mis padres. No me harás empacar
y llevarme.
No dice nada, pero no tiene necesidad. La desaprobación sale de él como
una ola palpable, haciendo el último minuto del paseo increíblemente
incómodo. Estaciona media cuadra arriba de mi edificio de baja seguridad,
apaga la camioneta y sólo se sienta allí.
Siendo todo grandote y enojado. Y con desaprobación.
—Deberías tener variedad. Intenta con unos chistes cuando llevas a
personas como rehenes —digo en silencio, y él flexiona la mandíbula. Tal vez no
es tan gracioso.
—Vamos a salir y caminar a un ritmo normal a tu departamento —dice
lentamente.
—¿Normal para mí, o normal para ti? Mis piernas no son tan largas.
Él me da una mirada corta, como diciendo, ¿siempre eres tan bocazas?
No lo soy. Él lo saca en mí y no estoy segura de que iba hacer con ese
conocimiento. —Dame tu llave.
Respiro y aguanto, pensando en el argumento, pero realmente no vale la
pena. Le entrego mi manojo de llaves y mira el llavero de campana tejido
colgado. Espero que esboce una broma mortal o algo así, pero me señala con el
dedo y me dice que me quede.
Como si fuera un maldito cachorro.
Como que estaba pensando en saltar del coche y recordarle que está
fuera de lugar. Pero a pesar de todo. Viene a mi lado, abre la puerta y nos
vamos. Algunas preguntas botan en mis oídos entre la tripulación de medios
esperando, pero realmente no puedo oírlos porque la sangre está golpeando
tan fuerte en mis oídos. Golpe. Aquí vamos de nuevo. Golpe. Por lo menos no es
una investigación de asesinato. Golpe. Tal vez es hora de moverse.
Wilson está esperando en el vestíbulo, lo que me sorprende de una manera
incómoda, haciendo que no me guste y Cole murmura una pregunta que no
capto, lo que me gusta aún menos.
—Sí, claro. Hemos instalado un sistema de seguridad nivel dos. Ella estará
bien.
¿Ella qué? Me aclaro la garganta y Cole gira lentamente hacia atrás para
mirarme. Sabe lo que voy a preguntar y la expresión de su cara lo dice sin
siquiera molestarse, pero es mejor que sepa que le voy a dar una mierda.
—¿Irrumpiste en mi departamento e instalaste un sistema de seguridad?
—Sube, Hailey. —Se acerca y curva una mano alrededor de mi brazo.
Oh, infiernos, no.
—¿Qué te da el derecho? ¿Había alguien dentro del edificio? No,
¿verdad? Así que te volviste todo loco en tus pantalones e invadiste mi
privacidad…
—Técnicamente no invadí tu privacidad, sin embargo, tuve a Wilson
haciéndolo. Sube. —Su agarre se aprieta y me doy cuenta que estamos de pie
delante de una puerta de vidrio plano a diez pasos del uno al otro, y los
fotógrafos se están acercando.
Sacudo su mano de mi brazo. —Voy a subir. Sola. Se útil y deshazte de
algunos de esos buitres. Están molestando a mis vecinos.
—Si piensas que no voy a revisar esa seguridad bloqueada detrás de esa
puerta, estás más loca de lo que pensé. Sube. Esas. Escaleras. Ahora.
No sé por qué está enloqueciendo, estar enojado parece un estado
permanente para Cole. No es su vida la que parece estar al revés.
—Retrocede. —Las palabras salen de mí antes de que me dé cuenta que
estoy de molesta a furiosa. Siento como si toda la sangre en mis venas ha sido
remplazada con ácido, y yo, literalmente quiero plantar mis pies y gritar cómo la
vida es tan injusta.
Necesito un poco de perspectiva. Mi vida es color de rosa. Pero no puedo
mantener ese frente con Cole en el centro y frente a mí, juzgando todo porque
no hago lo que me dicen. Presiono mis labios, levanto mi mano y camino hacia
las escaleras. —Sígueme bajo tu propio riesgo. Ya he tenido suficiente por este
día.
2
Cole
Empiezo a ir tras ella, porque no estoy pensando con claridad. Nunca lo
hago cuando se trata de la segunda hija de Morgan Reid.
Wilson pone su mano al frente de mí como una barrera. Realmente no
me puede detener, pero el ruido sordo contra mi pecho es suficiente distracción
para detenerme el tiempo suficiente para que hable. —Déjala. Está despejado
arriba.
Es mejor que malditamente sea verdad, o lo mato. Entonces giro y miro a
los fotógrafos en la acera. Hailey quiere que se vayan, puedo hacer eso.
Entonces iré arriba para que podamos tener una pequeña charla acerca de la
seguridad y el sentido común.
Hailey Dashford Reid, con su sedoso cabello castaño y grandes ojos
azules, llenos de humor, toda remilgada y apropiada y tan malditamente sexy
que hace que me duelan las pelotas. También, totalmente fuera de los límites.
Por un lado, es hija de uno de mis clientes. Y odia a su padre, por lo que
es… complicado. Pero he arrastrado el desastre, no me suele molestar. Que me
preocupe por Hailey es la gran razón para permanecer alejado de ella.
Claro, pude haber enviado a Jason o Tag para recogerla, y no lo hice.
Quería ese privilegio para mí, porque si no puedo tenerla inclinada sobre mi
cama, me quedo con el fuego que me lanza. No es tan satisfactorio, pero es
algo.
Estaba feliz de dejar a Tag dirigir el drama actual de su hermana porque
termino con esa mierda. No estoy totalmente convencido que Taylor Reid no
fue quien infiltró la historia en la prensa. Sólo esta jodida familia
desapareciendo de los medios de comunicación lo vería como un desafortunado
giro de los acontecimientos.
—Dos años más a partir de ahora, Taylor tendrá su propio show en MTV
—murmuro y Wilson se ríe detrás de mí mientras me abro paso al exterior.
Reconozco a uno de los fotógrafos, saco el paquete de cigarrillos cubanos
que siempre llevo sólo para estos momentos. —Camina conmigo, Clark.
Camina conmigo. Dejo que me ofrezca el fuego, marcando el paso. Estoy
a punto de hacerle un favor y ambos lo sabemos.
—Escucha, ella estará aquí día y noche, no voy a ninguna parte, a menos
que ella vaya conmigo. No le dará a nadie ningún comunicado. ¿Lo tienes? no
sabe de la veracidad de las denuncias.
—¿Tú qué sabes?
—Jódete, eso es lo que sé.
—Tengo que preguntar.
—¿Quieres que lo consiga?
—Quiero una cita con una chica Reid acerca de Vicepresidente
rompiéndole el corazón a alguien.
—Esta chica Red está fuera de los límites.
Toma una larga calada. —¿En serio?
Me doy la vuelta, buscando a alguien más para darle mi primicia.
—Bien. Lo siento. Mierda. ¿Qué tienes?
—El líder mayoritario del Senado está en una reunión privada con el
senador demócrata de Maine mientras hablamos.
—¿En serio?
—¿No has escuchado los rumores? —Por supuesto que lo había hecho.
Habían estado circulando durante semanas, pero ambas partes habían hecho un
buen trabajo fingiendo que la deserción no iba a suceder. Mentirosos, cada uno
de ellos.
—¿Tienes una dirección?
Encuentro la tarjeta en mi bolsillo. —Ambos fueron ahí hace una hora. No
tienes mucho tiempo.
—¿Le vas a decir a los demás?
—En unos noventa segundos.
Asiente, Clark tira su cámara a su mochila y se dirige a su motocicleta.
Uno menos, faltan siete.
Corrección, quedan cinco. Dos de ellos van después de Clark, pensando
que algo es mejor que nada cuando Hailey está aquí conmigo.
Tener la reputación de un hijo de puta despiadado es útil.
Me arrodillo y apago el cigarro. Envío a la mayor parte de los demás a su
camino, excepto por un polla obstinada quien no sabe lo que es bueno para él.
De vuelta en el interior, tiro la colilla en el bote de basura debajo del buzón de
correo, envío a Wilson a joder el teléfono de ese tipo del modo escalofriante
como lo hace y me dirijo arriba.
Hailey Reid y yo vamos a tener una pequeña charla acerca de cómo
comportarse
3
Hailey
No es que pensara que él no regresaría. Lo pensé, de alguna forma. Por
ejemplo cuando tratara de escabullirme por las escaleras de incendios para
comprar comestibles o cuando ordeno comida tailandesa, él estará aquí para
interceptarme, al repartidor o ambos.
Pero solo he tenido diez minutos para respirar, y ahora él está llamando a
mi puerta. Sé que es Cole, porque dijo que no iba a dejar que nadie me tuviera.
Quiero que se vaya, porque si lo hace, significa que todo habrá
terminado. No lo está, porque él todavía está aquí. Y quiero que se vaya
porque… estoy dividida entre está atracción y mi buen juicio. Me gustan las
cosas que puedo controlar. Me gustan las cosas que puedo poner en una caja.
No puedo poner a Cole en una caja. No hay cinta adhesiva lo
suficientemente fuerte.
El lado positivo de que todavía está aquí es que puedo mirarlo y saciarme
de él, incluso si eso incita sentimientos disturbios de culpa y desaprobación
hacia mí misma. Cole Parker en traje es definitivamente un placer culpable, pero
una chica tiene que tomar lo que pueda conseguir.
Abro la puerta. —¿Regresas tan pronto?
—Eso sólo desaparecerá si pasas desapercibida un par de días —dice
acechando mi departamento. Se detiene repentinamente, y disfruto del doble
vistazo casi disimulado que hace de la estructura inusual en medio de mi sala.
Bueno, al menos sé que es la primera vez que ha estado en mi lugar.
Entonces sólo su compañero de trabajo ha invadido mi privacidad.
—Eso ya estaba aquí cuando me mude —Miento animadamente, porque
sí, ese es mi tubo de stripper, y no, no necesito explicárselo a la bestia furiosa.
Me pregunto por un segundo qué pensó Wilson, pero lo tengo por un choque
de valor, así que espero que también echara un doble vistazo.
No soy lo que sea que ellos piensan que soy, eso es malditamente seguro.
Agito mi mano hacia el sofá. Bien podría sentarse y fingir ser civil.
—¿Quieres té o café mientras me gritas?
—No te voy a gritar.
—Entonces cuando te diga que tengo una cita el sábado por la noche…
—No puedes ir —Bueno, eso fue más un gruñido que grito.
—Es para una actuación especial en el centro Kennedy. Por supuesto que
voy a ir. Habrá todo tipo de personas famosas ahí…
—Incluyendo al Vicepresidente y si dices algo…
—Nunca he conocido al hombre. No voy a conocerlo mañana en la
noche. Y sólo porque mi hermana le dio una mamada no quiere decir que me
preocupe, él o ella. Desde luego no voy a hacer una escena pública.
—No es sólo una puta mamada. Es prácticamente un video sexual
realizado profesionalmente. Él ira a juicio político por eso. Se va a prolongar por
meses. Y ellos necesitaran todo tipo de B-roll1 para correr detrás de los
comentarios sin fin. Ellos van a necesitar todo tipo de entrevistas grabadas para
poner fin a los comentarios.
No por primera vez está mañana, considero la posibilidad de que mi
hermana filtro su propio video. El pensamiento me revuelve el estómago.
¿Quién querría ser siempre asociada a un vídeo de sí misma, de rodillas con la
cara enterrada en la entrepierna de un anciano?
Cole me mira como si fuera una idiota por no predecir esto. —Hailey, es
necesario que mantengas el perfil bajo.
Decido que necesito un té y voy a la cocina. Ya que vivo en un pequeño
departamento de dos dormitorios, sólo hay diez pies de distancia de la sala de
estar, pero él me sigue de todos modos.
—Entiendo que estoy siendo malhumorada, pero esto apesta.
Él no dice nada. Lo miro por encima de mi hombro. Simplemente se
encoge de hombros. —No voy a decir que lo siento, princesa. Dile a tu cita que
necesitas quedarte. Él puede traerte helado y pueden ver Project Runway2
juntos.
Entrecierro los ojos, tratando de imaginar cómo sería eso, sugerir a
Trevor Waters pasando el rato en mi sofá en lugar de salir. Nop. Nunca va a
pasar. Una sensación extraña y desagradable se retuerce en mis entrañas por
contarle a Cole que no me gusta tanto Trevor para que me traiga helado.
Eso está bien. Voy a salir con él, así no tengo que ir a la opera sola. Y voy
a ir.
Cole lo puede remplazar.

1
B-roll: material alternativo de video.
2
Project Runway: es un reality show estadounidense, dedicada a la rama de diseño de Modas
—Si tú… —Mete sus manos en los pantalones de traje, empujando la
chaqueta fuera del camino. Con el ceño fruncido, murmura algo en voz baja que
no entiendo.
—¿Si yo qué?
—Nada.
Mi primer instinto es presionar más, fastidiarlo puede hacer que diga lo
que hay en su mente, pero tal vez algunas de las reacciones instintivas entre
Cole y yo deben permanecer en silencio.
—Mira, sé las reglas, ¿está bien? Sin comentarios, nunca. Ni siquiera si
dicen algo acerca de Morgan y Alison —Mis hermanos menores viven en casa.
Morgan tiene veintiuno pero parece de cincuenta, todo un hombre de negocios
como nuestro padre, excepto que él no es malvado. Y Alison… Dios, mi hermana
de diecinueve años es tan malditamente inocente que duele. Pero no soy una
idiota.
No hay manera de comprometerme si un reportero asqueroso trata de
provocarme con un rumor desagradable.
—No voy a causar problemas.
Cole me mira fijamente, con sus ojos parpadeando de arriba a abajo de
mi cara, y le da un tirón a su corbata. —Mierda. Tú eres como una distracción.
Su tono hace algo en mi interior que no me gusta. Me enfada y lo apunto,
como si mi dedo meneándose pudiera evitar el daño que él acaba de apilar en
mí. Quiero decirle que soy tan importante como cualquier otra persona en mi
familia, pero eso es cavar en una situación en la que no quiero tener nada que
ver.
Así que lo digo de una forma tan ligera como puedo. —Hey, enserio ya es
suficiente de insultos por un día.
Sus dedos se congelan en el botón superior de su camisa. Me maldigo
por interrumpir, porque realmente quiero ver el trozo de pecho que estaba a
punto de rebelar—. ¿Cuándo te insulte?
Lo miro fijamente en vez de responder, y con un suspiro de exasperación
él se quita la corbata de un tirón y la mete en su bolsillo. Entonces se abre
rápidamente el cuello de su camisa de vestir, la tela blanca dando paso a piel
oscura tensa sobre el músculo y tendón y contemplo la fantasía. Las sombras se
alinean a lo largo de su clavícula y me pregunto a qué sabe la piel allí, y si esa
sutil colonia que lleva huele mejor de cerca.
Aclarando mi garganta, me doy la vuelta y agarro mi tetera llena.
Mantenerme ocupada podría distraerme de poner atención en lo bien que luce
en traje. Me pregunto porque lo está usando si su trabajo es acorralarme―él no
siempre lo usa. Lo he visto en pantalones color caqui y polo―un atuendo más
falso en él de lo que puedo imaginar—y vaqueros y camiseta en la que se ve
más cómodo. Así fue como le di el primer vistazo, en medio de la noche, cuando
todos estábamos en la casa de mis padres un mes atrás. Si tu padre se hecha un
polvo con una prostituta y ella aparece muerta en Potomac, dejas de lado tu
aversión por tu familia y te arrastras dentro del castillo.
Y Cole apareció un poco después, su perfecto cuerpo estirando la
mezclilla y algodón, y decides quedarte y echarle una mirada.
Incluso cuando me di cuenta que no tiene moral y sólo tiene respeto
casual para las leyes de la tierra, sigue siendo agradable para la vista.
A veces me doy asco. Repugnancia podría ser una palabra más fuerte.
Decepción podría ser, porque en lugar de querer a alguien más, alguien normal
y saludable—como un Joe con un fondo de retiro y un Volvo—estoy cautivada
por este hombre. Por sus ojos pensativos, hombros anchos, oscuros secretos y
ordenes afiladas.
No hay nada de malo con las fantasías, Hailey.
Sigo diciéndome eso, porque tengo un montón de fantasías con Cole
Parker, entre una de ellas donde él se despoja lentamente de su traje en mi
cocina. En este momento, estoy de espaldas a él y estoy bastante segura que no
se está quitando la ropa, pero está merodeando por alrededor y se desabrochó
el botón superior, por lo que todavía se siente extraño y peligroso. Y tal vez un
poco más excitante.
Ugh —¿Te gusta el té?
—Claro —Su voz está justo ahí, detrás de mí y mi aliento se queda
atrapado en mi garganta —¿Cómo dices que te llame antes?
Mi voz se quiebra y le contesto —Dijiste que estaba loca.
—¿Qué?
—Antes, dijiste… —Me aclaro la garganta y mi voz cae una octava—.
“Estás más loca de lo que pensaba”. Así que, ¿por qué piensas que estoy loca?
Cuando Cole se ríe, se desploma como si estuviera realmente
sorprendido. Sé que es ex–militar y ve las peores lados de gente peligrosa, pero
Jesús, la vida es demasiado corta para no reírse regularmente. Entonces,
aunque no me guste que se rían de mí, retengo la respuesta sarcástica que se
desliza tan fácilmente en la punta de mi lengua. Tal vez si soy amable por un
minuto, él saldrá como el infierno de mi apartamento y me quedare tranquila
con mis fantasías, donde sueño con Cole riendo todo el tiempo. Desnudo.
—Hailey —Su voz se esfuerza un poco mientras dice mi nombre, y me
doy la vuelta. No está tan cerca como pensé—sólo tres pies de espacio están
entre nosotros, pero está inclinado hacia delante un poco y es suficiente para
hacerme temblar. Levanta su teléfono, todo negocios de nuevo—. Te he
llamado dos veces esta mañana, por lo tanto sé que tienes mi número. Pero no
me contestaste —Maldice con voz baja—. Úsalo. No necesitamos hablar, me
puedes mandar un texto. Pero no dejes este departamento o habrá mucho
infierno que pagar.
—Eso es ridículo.
—Y ahí, es por eso que creo que estás loca.
—Bueno, creo que tú estás loco porque piensas que de alguna manera
puedes determinar que “habrá un infierno que pagar” —Mi voz de eleva,
debido a la mierda, he vuelto a estar loca—. ¿Te has parado por un segundo a
pensar porque piensas que estoy loca, que soy una distracción y cualquier otra
cosa, porque no juego a tus jodidos juegos de Hombres de Negro3? Noticias de
último momento, amigo—ese no es mi mundo. No soy una celebridad y no soy
un político. Sólo soy Hailey Reid, quién tuvo la desgracia de nacer en una familia
jodida. Soy lo suficientemente inteligente para ver que los problemas han
crecido, y por última vez, voy a ser una chica buena, ¿de acuerdo?
Mi pecho se eleva cuando termino mi estúpido discurso y de repente me
doy cuenta que él también está respirando con dificultad. Me está mirando,
como si mis palabras lo hubieran herido entonces está delante de mí, justo en
frente. Lo suficientemente cerca que puedo oler su colonia y su piel desnuda
por debajo, y entonces lo siento. Es raro que no lo toque primero, porque se
presionó con fuerzas contra mi cuerpo, sus brazos rodeándome contra la
encimera a ambos lados de mis caderas. Pero una vez que lo hago, no puedo no
sentirlo. Todo de él. Y es grande, duro y definitivamente excitado, que no lo
esperaba. Oh, dulce madre de todo lo bendito….
—Cole… —jadeo y él me interrumpe.
—Cuando digo que eres una distracción, quiero decir que no te puedo
sacar de mi maldita cabeza. Me pregunto a qué sabe el interior de tu boca y si
jalaras mi cabello cuando descienda sobre ti.
—No —Mi voz se reduce a un susurro, porque santa mierda, ¿cómo es
eso posible?
—Sí —gruñe y hago un ruido que suena sospechosamente como un
gemido. Esto es un desastre. Una cosa es que yo desee a Cole desde la distancia.
Es hermoso. Esto es completamente diferente, que él me desee.
Por un segundo, me deleito con eso. Dejo mi mente en blanco y me
revuelco alrededor de lo que implica Cole—sus locas habilidades de conducción,
su furiosa mirada a través de mil yardas y la legendaria reputación de todo tipo
de cosas deliciosas—que hace que tenga una erección por mí. Esto es mejor que

3
Hombres de negro: Es una película de ciencia ficción protagonizada por Tommy Lee Jones (Kevin
Brown /Agente K) y Will Smith (James Edwards III / Agente J). Narra la historia de una organización
secreta que vigila la actividad alienígena en la Tierra.
un millón de dólares, para el resto de mi vida, voy a recordar este momento en
el que alguien fuera de mi liga presionó su pene contra mi vientre y me gruñó.
Pero en el segundo siguiente, recuerdo todas las razones de que esto es
una mala idea. Cuando no lo estoy mirando, no me gusta Cole. Y no puedo
besar a alguien que no me gusta. Definitivamente no me puedo frotar como una
gata en celo. Y ahora mismo, él debería estar haciendo otra cosa. Conseguir que
mi hermana este fuera de problemas, por ejemplo. Y después de eso, él
probablemente tenga una cita caliente con una supermodelo.
Planto mi mano firmemente contra el centro de su pecho y lo empujo.
No se mueve.
—Cole… —Maldita sea. Mi voz no está del todo apta para decirle el plan
del no. En su lugar, hace una cosa como un suspiro entrecortado que suena
como una advertencia completamente falsa que no es ningún secreto para ser
mala. Muy, muy mala.
Hay un montón de maneras de como mis sentimientos están jodidos en
este momento.
—Lo sé —sisea—. Sólo… cállate por un minuto.
Deja caer su rostro hacia mi cuello, e inhala junto a mi oreja, mis entrañas
se prenden fuego, como si su aliento fuera un fósforo y mi sangre fuera
remplazada por gasolina. Nadie ha hecho eso antes y quiero que lo vuelva
hacer, al diablo las consecuencias.
Diciendo mi nombre en una larga y lenta respiración, arrastra su mejilla
contra la mía, alineando nuestras caras.
Cállate por un minuto.
¿Cómo diablos hace que esa línea funcione conmigo?
Debido a que funcionó totalmente. Como una magia derrite bragas. Mis
pezones están muy duros, mis pechos pesados y me duelen los muslos.
—Esto no es nada, ¿entendido? —rechina sus palabras, sus labios ahora
peligrosamente cerca de los míos.
No puedo soportar lo que está pasando, así que soy imprudente. Es mi
manera. —Sí. Totalmente olvidado. Esto no es nada.
—No es malditamente nada, Hailey. Jesús. —Se aleja lo suficiente para
mirarme. Genial, ahora he dicho algo incorrecto y no me va a besar. Debería ser
la decisión correcta, pero maldita sea, mi cuerpo está protestando—. Sólo no
puede ser más que esto —Deja caer su mirada a mi boca y esa mirada se siente
como un buen beso. Profundo, minucioso y hambriento.
No me agrada Cole. Pero me gusta su mirada hambrienta.
Creo que me gusta mucho. Así que lamo mis labios.
Su boca se estrella contra la mía, al mismo tiempo que sus manos se
deslizan por mi cabello. Él está agitando mientras me saborea y tengo la vaga
conciencia que se está frenando. Joder con eso. Si esto no puede ser más que
una degustación de una sólo vez, quiero todo de él. Muerdo su labio inferior,
creo que le gusta, porque hace ese ruido como gruñendo al que mi cuerpo
responde a un nivel primario.
Mis pezones se tensan, haciéndome consiente de lo pesados que se
sienten mis pechos contra del sostén. Dentro de mi pelvis, algo se está
revolcando, liberando mis inhibiciones.
Lo muerdo de nuevo y me recompensa con el mismo ruido, más fuerte y
más tiempo está vez. Me mueve hacia atrás, deslizando una pierna entre mis
muslos y puedo ver como el morderlo pudo haber sido un error.
El tipo de error que lleva a la gente a desnudarse en contra de su mejor
juicio.
Cole se estremece, entonces está por todos lados, como que él
necesitaba ese segundo disparador de mis dientes en su carne para confirmar el
sentimiento. Lo entiendo. Besa de una manera como si necesitara
consentimiento, que te hace sentir como si fueras desnudada y follada duro.
Este beso me dejará dolorida y satisfecha, aunque la parte del desnudo no
pueda pasar.
No puede pasar.
Sigo diciéndomelo.
Nuestras lenguas se enredan mientras enrollo mis brazos alrededor de su
cuello y sus manos empiezan a vagar. Primero sus dedos van a la deriva del
cuello en V de mi suéter, levantando la piel de gallina en mi pecho.
Desesperadamente quiero que acune mis pechos y su pulgar roce mis pezones,
pero sé que eso está más allá de los límites que él ha establecido. Me
estremezco mientras desliza sus nudillos por la parte exterior de mi camisa,
marcando senderos a lo largo de los costados de mis pechos a los que tengo
muchas ganas que ponga en su boca.
Mientras sus manos se entierran en mis caderas, soy repentinamente
consciente de lo ancha que estoy allí, pero las está apretando y se siente bien y
todavía me está besando. Mi mente tiene flashes de esa mirada deslumbrante
que me dio antes de que chocáramos y en lugar de poner en duda lo que
estamos haciendo, lo incita.
—Joder, si —murmura, su voz ronca y profunda mientras me deslizo de
su boca a su cuello saboreando la piel caliente y tensa. Quiero devorarlo y él
parece estar de acuerdo con eso. Su respiración se ralentiza, como si estuviera
tratando de controlarse. Quiero hacer que pierda el control, pero no soy la
única que juega con fuego. Sus dedos juegan con la piel desnuda de mi cintura,
entre mi suéter y el elástico de mis pantalones de vestir negros. Manos fuertes.
Fuertes, calientes y callosos dedos. Casi me puse unos vaqueros hoy. Nunca
antes había tenido tanta suerte eligiendo un vestuario, porque lo puedo sentir
todo de él presionado contra mí y me está quemando de la mejor manera
imaginable.
Tentativamente, lamo el valle entre su manzana de Adam y el músculo
con el cordón que se flexiona mientras se inclina a un lado. Entre mis piernas, él
mete su muslo y se mueve. Sus manos deslizándose sobre mis caderas y trasero,
y de repente me está levantando.
Soy una chica grande. La gente no sólo me alza en el aire, pero Cole me
ha colocado en el mostrador antes de que pueda decirlo. —No recargues la
espalda—Así que no lo hago. En su lugar cedo a la deliciosa emoción de ser
besada como si él no pudiera evitarlo.
Se instala en la V de mis piernas, su erección palpitante entre nosotros y
frena sus besos como para decir, si fuéramos otras personas, haríamos mucho
más.
Pero no lo somos.
—Todavía me estás distrayendo —dice en voz baja después de trazar mi
labio inferior con la punta de la lengua.
—No pretendo hacerlo… —Me arrastro, dejando que mis labios se
abrieran en invitación, pero él sólo me mira en lugar de cerrar la brecha de
nuevo. El miedo me detiene de empujar otro beso. No estoy segura de cuáles
son las reglas aquí.
—Me tengo que ir… —Me sostiene firmemente en sus brazos, pero
siento que este es el final, ha sacudido mi mundo con el beso más sexy del
mundo, y eso es todo, de repente me lleno con un diferente tipo de emoción.
Tristeza.
Mierda.
Meto a esa perra espinosa de nuevo a la boca de mi estómago a donde
pertenece y le doy un empujón a su cara. Él me regresa el empujón, el calor
zumbando entre nosotros y luego todo está húmedo, caliente y delicioso de
nuevo.
Pero hay más en está ocasión, es caliente, pero también pesado.
Demasiado pesado y siento que me pongo loca.
¿Quién demonios es él para besarme así, hacerme sentir así, cuando esto
no puede ir a ninguna parte?
Me aparto, mis labios todavía hinchados por sus besos. Él persigue mis
labios por un minuto, sin darse cuenta que hemos terminado, pero lo hicimos.
Tengo que ser la que detenga todo esta vez.
Es como si me estuviera arrastrando por el fango con los ojos vendados.
Poner distancia entre nosotros es extrañamente desconcertante cuando las
chispas siguen disparadas por todas partes y cada célula de mi cuerpo está
diciendo, retrocede y llévalo a tu habitación antes de que él se dé cuenta de lo
que está haciendo.
—No era mi intención… —Él comienza al mismo tiempo que hago un
ruido de desprecio y cubro mi cara con las manos.
—No te preocupes por eso, las caras chocan todo el tiempo —murmuro
entre mis dedos—. Deberías irte.
Hace un ruido que no puedo descifrar y después de un golpe siento la
ausencia de su calor corporal mientras se aleja de mí, entonces la perilla de la
puerta gira, las bisagras chirrían y él se ha ido.
Lo dije. Y sin embargo, estoy aquí parada, deseando como el infierno no
haberlo alejado, porque besar a Cole Parker fue como ganar la lotería de los
besos.
Lástima que no voy hacerlo de nuevo.
4
Cole
Fuera del departamento de Hailey, me quedo de pie durante treinta
segundos. Veinte para poner mi mierda junta y diez para quitar mi erección, y
los últimos diez me dije que no regresaría adentro. Besarla fue una estupidez.
No era mi intención hacerlo.
He pensado en ello durante meses y he hecho todo para intentar
bloquear mi pene. Salí con otras mujeres para quitar la idea de su boca en mi
cabeza. Caminé dentro de las sombras en un montón de eventos en los cuales
ambos asistimos. Mirándola con otros hombres, hombres que no me notaron,
hombres nada parecidos a mí, y me dije que me hiciera a la puta idea.
Bajando las escaleras, Wilson me está esperando pacientemente. Levanta
la vista de su teléfono y me sonríe. —¿Olvidaste que acordamos video vigilancia
para el departamento?
Jódeme. No es paciente después de todo, maldito pervertido. —
Destrúyelo —Cierro mis ojos—. No. Descárgalo en un USB para mí. Y luego
destrúyelo.
—¿En serio, quieres hacerte una paja con ello? Eres un idiota.
—Vete a la mierda —Tomo una respiración profunda. No sé porque
quiero eso. No necesito un video del que probablemente solo salen sus tacones
bajando por mi culo. Tengo el recuerdo de su lengua lamiendo mis labios y sus
dientes contra la piel de mi cuello. Estoy bien. Pero todavía quiero el video.
—Y detén la vigilancia en video.
—¿Confías en ella?
—Más de lo que confío en ti, imbécil —Aquello era mentira. Confío en
Wilson con mi vida, tanto como lo hago con Jason o Tag. Pero me rasga que por
un momento olvide que sus ojos de águila siempre están observando, tanto que
tan sólo unas horas antes, le pedí que pusiera vigilancia en el lugar.
Y todo lo que hizo Hailey fue gritarme a través de su cocina para que mi
flujo de sangre se fuera hacia el sur y tomara algunas decisiones estúpidas.
No voy a regresar a su lugar. Tengo fuerza de voluntad, y soy capaz de
enterrarlo cuando es para un bien mayor. Lo que es bueno para Hailey soy yo,
lejos, muy lejos de ella.
Pero por si acaso. —Y dulcemente vuelve y quita las cámaras.
—¿Y qué debería decirle a ella…?
—No le digas nada. Dile que quieres darle unas malditas instrucciones.
Dile que necesitas cuidar de ella hasta que tengamos un buen plan de ataque
para los medios. Voy a mi oficina para reunirme con Jason.
Wilson se encoge de hombros, su cabello un poco demasiado largo
cayendo sobre sus ojos. Le es bastante indiferente a lo inquietante, parte de su
presentación como un hombre común. Lo he visto de todas maneras, desde un
friki jugador de video juegos a un obrero de construcción. También lo he visto
en el cuadrilátero de luchas subterráneas. Nada como un hombre normal
cuando aporrea a hombres más voluminosos en la colchoneta.
—Gracias —murmuro, estrechándole la mano.
Veinte minutos más tarde, entro en el estacionamiento subterráneo de
nuestras oficinas. Tenemos el segundo y tercer piso en un edificio de oficinas en
Dupont Circle y Adamd Morgan. Lo suficientemente radiante para impresionar a
nuestros clientes, pero no del todo institucional como K Street. Además, cerca
de mi departamento, que es realmente todo lo que me importa. Me detengo en
la cafetería de la planta baja y consigo el almuerzo, diciéndome que no estoy
posponiendo la inevitable conferencia entre el profesionalismo y prioridades de
mi socio de negocios.
Estoy mintiendo, porque Jason está esperando para saltar tan pronto
como entro a la recepción del segundo piso. Debería haber ido directamente a
mi oficina en el tercero.
—¿Qué demonios estabas pensando? —Me espeta y lo ignoro.
En cambio asiento hacia Ellie, nuestra recepcionista. Me da una sonrisa
con una mueca de dolor que dice que él ha estado enojado durante más de la
media hora que me tomó en llegar desde el lugar de Hailey. Dejo escapar un
suspiro largo y lento y agito mi café en la escalera. —Vamos a hacer esto en
privado.
Espera hasta que llegamos arriba y después suelta—: ¿Tag? ¿Le diste a
Morgan Reid a Tag?
Oh. —¿Es por eso que estás enojado?
—Tag es un maldito toro en una tienda de porcelana. Mierda. Pasé la
mayor parte de la mañana disculpándome por él.
—¿Hizo feliz a Amelia y Taylor?
—Sólo porque una de ellas o ambas se lo quieren follar.
Suspiro. —Y sabemos que eso no va a suceder, ¿verdad? Entonces, ¿a
quién le importa cuán enojado este Morgan?
—Es quien paga la factura.
Esto es terreno delicado. El medio hermano de Jason, Marck es un
inversionista silencioso en nuestra firma, y Jason tiene un legítimo propósito en
querer que se quede en la oscuridad. Por otro lado, no doy una mierda por el
dinero, no de la manera en que él lo hace. Además somos bastantes rentables.
—Entonces deberías haber ido tú mismo.
—Lo hice. Pero él es tu cliente.
—No lo quiero como mi cliente —La tensión de medio año hierve a fuego
lento entre nosotros. A decir verdad, ninguno de los dos está en lo correcto o
incorrecto. Aquello estaba en las putas sombras y Jason no me molestaba por
razones egoístas. Entre los dos de nosotros, él era más el chico bueno. Infierno,
sigue trabajando para el tío Sam, aunque sea de una manera oscura e invisible.
Pero lo que hicimos no fue jodidamente correcto. No entonces. Y esa
verdad me ha estado carcomiendo por seis largos meses.
No me importa de dónde vino la orden.
Jason aprieta los dientes y me mira. —¿Es por eso que estas follando a su
hija?
Ni siquiera siento mi café resbalando de mi mano. Dice las palabras y
estoy en movimiento, un puño agarrando su camisa, el otro rompiendo contra
su mandíbula.
Es como un hermano para mí, así que dudo de nuevo después de un
golpe. Una más, no pude evitarlo.
—¿Lo hiciste? —pregunta lentamente, mirándome desde debajo de sus
cejas juntas. Su voz es tranquila mientras se frota la mandíbula. Nadie la hace de
papá decepcionado bastante bien como Jason.
—Fue un beso y Wilson tiene un gran boca de mierda —No tiene caso
permanecer enojado al respecto. Una parte de mí sabía que estaría regresando
a esta conversación. Pero estoy susceptible, bastante susceptible, que sería un
punto de Jason si lo dejara hacerlo.
—No secretos, ¿recuerdas? —Aquello fue nuestra promesa del uno al
otro cuando empezamos la firma. Es como sé que Jason sigue haciendo el
trabajo de encubierto y Tag tiene a veces, en su mayoría con su ex esposa una
aventura. Wilson… bueno, la regla de no secretos tiene extraños asteriscos
cuando se trata de nuestro fantasma residente. Pero nos dice lo que puede y
Jason le da fe a eso.
—Bien. ¿Qué quieres saber?
—¿Por qué ella?
No puedo evitarlo. Y ese es el problema. Eso siempre será el problema
con las relaciones. Son una distracción. Hacen a los hombres débiles.
—Bien, no respondas a eso. ¿Aquello está afuera de tu sistema?
Los recuerdos de aquella primera noche que fuimos llamados a la finca
de Reid, se deslizan en mi mente, ofreciéndose como si necesitara un
recordatorio de que Hailey ha estado bajo mi piel durante seis largos meses. No.
—Déjalo.
—No es tu tipo.
Aprieto los puños y los meto en mis bolsillo, así no lo golpeo otra vez.
Jason me conoce desde hace once años. Sé que no está hablando de sus curvas,
ya que en ese sentido, ella es definitivamente mi tipo.
Está hablando de su corazón. Y tiene razón.
—Tienes que romper con ella.
—Lo sé. No la besaré de nuevo —Pero no es lo suficientemente bueno,
sólo decirlo. Tengo que empujarla y sé exactamente cómo hacerlo—. Enserio.
Me encargo de eso —Siendo un hijo de puta—. Háblame del plan de ataque
para Taylor.
De mala gana, Jason me deja cambiar de tema. Describe la entrevista con
la revista People, “entre menos palabras mejor” y los abogados ya se han
anticipado. A menos que el vicepresidente fuera completamente honesto sobre
el asunto, será probable que la Cámara de Representantes pudiera encontrar
una manera de destituirlo.
Taylor Reid, chica fiestera de Washington, pensó que podría atrapar al
hombre quien pensó que en dieciocho meses sería el próximo presidente.
Era una buena cosa que los Reids no tuvieran aspiraciones políticas, ya
que acababan de destruir a su propio partido político, con lo que seguramente
sería un escándalo prolongado.
—Por favor, dime que tenemos un plan para encontrar a las otras
mujeres con las que se ha acostado.
—Wilson tiene a sus internos en ello —Tres nerd informáticos en
Georgetown quienes se habían aferrado a nuestro amigo después de que él
hablara en su clase. Como sea se convirtieron en su manivela.
—No es un mal día de trabajo, antes del almuerzo —Vagamente voy
hacia mi escritorio, sólo que ahora recuerdo que se me cayó mi café. Maldigo
por debajo de mi aliento y Jason se ríe de mí—. No siento haberte daño un
puñetazo.
Rápidamente se pone serio. He dicho demasiado, porque estoy inquieto y
frustrado, pero eso es el propósito con los hermanos que eliges. Te perdonan
mucho, y te entienden mejor de lo tú mismo te entiendes. Gracias a Dios por
eso. —No puedes comenzar algo con ella, Cole. No hay forma de que termine
bien. Voy a tomar un par de puñetazos más si eso se necesita para que
recuerdes quién eres.
—A un paso de ser un asesino a sueldo —No puedo guardar el
resentimiento de mi voz.
—Estamos peleando nuestra propia batalla.
Niego con la cabeza. No estoy seguro que exista una buena izquierda en
este mundo, excepto las hermosas ilusiones de los inocentes. Como Hailey.
Y eso es porque tengo que romperle el corazón. No por lo que soy, si no
lo que creo y no puedo porque he visto demasiado.
Hecho demasiado.
Herido demasiado.
Herido. Alejo ese pensamiento mientras reconozco que es
probablemente más cierto que todas las otras mierdas. Hailey es del tipo del
que te preocupas con P mayúscula. Ese pensamiento hace que mis manos
tiemblen y mi estómago se revuelva, es aún más la razón para destruir los lazos
entre nosotros, antes de que ella tenga algunas ideas locas.
5
Hailey
Los últimos días han pasado en un borrón. Taylor ha estado mucho en la
televisión, sin embargo la prensa perdió el interés en mí. Incluso ayer fui a
trabajar y hoy pasé el día en el spa con mi hermana pequeña, Alison.
Nosotras no llamamos a Taylor.
Alison quería. Pero le di mi mejor mirada de malestar y cambió de tema.
Ahora estoy en una cita, aunque Trevor Water, el asesor junior para el
joven senador de Texas, ha pasado más tiempo en el vestíbulo en el teléfono
que a mi lado en los asientos de Kennedy Center4.
Sé que tengo el privilegio de estar aquí, no se trata de una experiencia
única en la vida para mí. Pero no puedo evitarlo. Algo caliente e intenso, pero
un poco menos jodido que lo que había coqueteado con Cole.
Esta no es una cita hecha por mí, mi bien intencionada pero no muy
buena pensadora, amiga Becky la hizo. El hecho de que a Trevor y a mí nos
guste la opera no significa que esta sea una buena idea. Por un lado, sólo podría
ser buena idea si ambos realmente estuviésemos presente en la cita.
Una cita por la que hice todo lo posible, a pesar de que mi corazón no
estaba en ella. Con un vestido negro de terciopelo, ajustado por la cintura,
gracias al mejor corsé que el dinero podría comprar. Mis tetas lucen geniales, no
es que Trevor se haya fijado.
Suspiro. La verdad es que él falla en el cuerpo. Lo chequee mentalmente.
Eso no lo hace mejor. Ni siquiera me importa si el me prestó atención, porque a
pesar que él es suficientemente atractivo—alto, delgado, con un buen corte de
cabello, buenos dientes—no es mi tipo.
Es triste cuando mis únicos nervios sobre ir a la cita son si la prensa me
acosará con preguntas o no, y si seré besada o no al final de la noche.
Aplaudo con el resto de los asistentes mientras apagan las luces en el
entre-acto, para después salir a la terraza, en busca de mi cita ausente. O
alcohol. Me quedaré con lo primero que vea.
Afuera hace frío y no veo a Trevor en ninguna parte. Me dirijo al interior,
con la esperanza que me pueda encontrar en el bar, cuando mi piel se eriza con

4
Kennedy Center: Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas
conciencia. Siento a Cole un momento antes de que él hable, y me molesta que
de repente no me sienta sola. Molesta. Viva y furiosamente, segura. Pero no
más sola. Es un truco terrible el que mi mente está jugando conmigo, porque si
hay alguien que me abandonará, garantizado, es el hombre que está detrás de
mí.
—Tienes puestos tus trapos de la alta sociedad, Hailey.
Giro alrededor, diciéndome que esto es para enfrentarlo. Cómo se atreve
a deslizar esa voz sedosa sobre mí como si fuéramos íntimos. Pero cuando
choco con su mirada, soy la que está dudando… porque seguro el me mira,
como si de alguna forma, ya lo fuéramos. Mi labios sin duda recuerdan algo que
se sintió como un infierno mucho más que un choque accidental de bocas. Mis
oídos recuerdan sus palabras sucias que me encendieron de adentro hacia
afuera.
Él me desea. ¿Por qué? No lo puedo entender. ¿Cómo? cuando no nos
agradamos el uno al otro, podemos estar a diez pasos de distancia y se siente
como que estamos a la mitad del camino a través de los juegos previos… no lo
entiendo.
No me gusta no entender. No me gusta nada de esto, especialmente la
parte que termina. Me gusta la inconciencia de nuestra danza viciosa, menos el
lío de ella misma. ¿Cuán jodido es eso?
Enderezo mis hombros y dejo que la perra de mi interior se haga cargo de
mi voz—. ¿Qué estás haciendo aquí?
Levanta las cejas con incredulidad. Bueno, está bien. Así que está usando
un esmoquin. Claramente, está aquí por la opera como yo—. Tengo que jugar
este juego por los clientes. Cadena. Ese tipo de mierda. Has decidido salir de
esta vida por lo que la gran pregunta es. ¿Qué estás haciendo tú aquí?
Me enfada, porque, ¿Qué diablos sabe sobre las decisiones que he
tomado?
—Estoy aquí en una cita. Espera. Te dije que iba a venir.
No creía que fuera posible pero sus ojos de color oro líquido ardieron
más con frialdad, pero estaba equivocada. Cole odia que este en una cita, y me
da una emoción ilícita. Bueno. El tiene que saber que no todo el mundo salta a
sus órdenes. No puede controlar a todo el mundo.
Él da un paso más cerca—. Muy romántica primera cita, en el Kennedy
Center.
—¿Quién dijo que era una primera cita?
—Debido a que tu cita no está en tu maldito lado, haciéndote lucir la más
hermosa mujer en el mundo, espero que esto no se repita.
Tiene razón. No lo digo, sin embargo. No digo nada.
—¿Quién es el pendejo?
—No es asunto tuyo.
—¿Él te besa como si pudiera embriagarse con tu boca? —Sumerge su
mirada a mis labios, como si fuera parte de una orden. Jódanse, labios, no lo
hagan difícil. Los lamo en un intento de recuperar el control de mi cuerpo, pero
eso sólo hace que sus pupilas se dilaten. Como si la promesa de mi boca fuera lo
suficiente para ponerlo ebrio.
No le digo que no he besado a Trevor, y no lo haré. Por desgracia para mí,
el nivel de besos recientemente se ha elevado a alturas imposibles.
Puede ser que necesite ser monja. Niego con la cabeza y le doy mi mirada
de desprecio, con la mano izquierda firmemente en mi cadera. —Eso fue un
error.
Me mira, como si lo estuviera haciendo sentir un idiota y se ofendiera. —
Eso no significa que no lo quiera hacer de nuevo.
Sus palabras se aplastan en mí y alcanzo la barandilla para no perder el
equilibrio. —No. Estoy en una cita, por el amor a Cristo.
Él traga saliva y su mirada se desliza a una mujer rápidamente. Mierda.
—Tú tampoco estas sólo aquí.
—No.
Ella es hermosa y estoy llena de celos irracionales. Le acabo de decir que
no es de su incumbencia. Pero egoístamente quiero que se sienta algo culpable.
Y la forma en que ella está vagando sobre… mi estómago se revuelve. Me digo
que no le haré la pregunta, pero la derramo de todos modos—. ¿Quién es ella?
—Mi novia.
No escuche bien. No pude haberlo hecho, pero cuando me encuentro
con su mirada, repentinamente es fría y firme.
—Pero llegaste a…no.
Él levanta una ceja—¿No?
—Me besaste —siseo en voz baja. Sueno maliciosa y no me importa.
El también baja la voz también, pero sólo suena sexy. —Beso a muchas
mujeres, Hailey.
Eso no suena tan sexy. Jódete. Es mi forma de abstenerme—. ¿Cómo…
esta semana?
No puedo tragar y mi boca está seca. No puedo creer que deje que me
tocara y ahora ella esté a su lado. Rubia, delgada, pálida de una forma bonita.
Ugh. La odio y me odio a mí misma por odiarla. Sonrío y le ofrezco la mano —
Hola, soy Hailey Reid.
—Penny Kristoff —Su agarre es seguro y quiero preguntarle si ella sabe
que su novio aparentemente besa a muchas mujeres, pero me temo que podría
vomitar su vestido Donna Karan si abro mi boca.
Así que en su lugar aprieto mis labios, asiento y sonrío a través de alguna
mentira que Cole le cuenta sobre de lo que estábamos hablando—una conexión
de caridad que descubrimos los últimos días, porque “soy un cabrón infiel que
no puedo mantener mi lengua en mi boca” probablemente no sería bueno.
Hago un ruido evasivo cuando ella me pregunta… algo y finalmente mi buena-
para-nada cita aparece y me escapo.
La siguiente hora pasa en una difusa furia. Es como si fuera una
presentación de nuestro beso repitiéndose una y otra vez en mi cabeza con una
terrible narración de National Geographic. El macho alfa, siempre esta alerta
para una oportunidad de celo con una hembra dispuesta, lanzándose a la
primera señal de vulnerabilidad.
En el momento en que la presentación se ha terminado, estoy más que
lista para ir a casa, pero hay una charla después de la presentación a la que
Trevor quiere quedarse. Hacemos fila en el vestíbulo con todos los demás.
—¿Quieres una copa de vino? —murmura Trevor, tocando mi codo.
Niego con la cabeza y luego cambio de opinión. Seguro, lo que sea. —
Blanco, por favor.
Me excuso al baño de mujeres, donde, por supuesto, me encuentro con
la novia de Cole. Ya que el destino claramente me odia.
Ella está en el espejo, retocando su labial y decido hacer lo mismo. No
hay manera de que mi vejiga funcione mientras ella este en la misma habitación
y de todos modos realmente sólo quería una excusa para alejarme de Trevor.
—Encantadora actuación esta noche —dice con una sonrisa autentica.
Claro, ¿Por qué no iba a sonreír? Felizmente ignorante de cuán asqueroso su
novio es.
—Sí —Cuidadosamente me aplico una capa de rojo, y mientras lo hago,
me mira. No sospechosamente. No inocentemente. Otra cosa que no puedo
entender en sus ojos. Tapo el labial y lo guardo.
Tengo dos opciones. Puedo correr y esconderme o meter mi dedo en el
agua y averiguar qué es. Aquello me es indiferente, pero Cole encendió una
chispa en mí. Peligrosa y loca y está cerca de no importarme una mierda—.¿Eres
Penny, verdad?
Ella da un paso más cerca, inclinando su cabeza a un lado—. Lo soy.
—Cole no te menciono… —Dejo eso arrastrando. No quiero ser una perra
aquí. Ya que he terminado con él, por lo que no importa—excepto que si lo
hace. Ugh.
—No, él no lo haría —Sus labios son gruesos y se rizan en las esquinas,
como que ella tiene un secreto y la hace feliz.
No quiero ser atrapada, pero esa sonrisa tiene un millón de preguntas
que corren por mi cabeza—. ¿Qué quieres decir?
Otra sonrisa secreta y quiero golpearla. No, quiero huir, pero no puedo.
Y entonces ella se da la vuelta y me mira, y todo cambia ligeramente
cuando su voz se vuelve súper amable—. Ese es un gran tono en ti.
Por mucho que sea valiente. Doy un paso al escalón para mi protección.
—Gracias, es uno de mis favoritos.
—Puedo ver por qué a Cole le gustas —Ella se inclina esta vez, en
realidad no se mueve más cerca, pero la habitación se siente más pequeña y
caliente—. Eres exquisita.
Whoa —¿Perdón?
Seguramente escuche mal. Pero luego ella tira de su labio inferior entre
sus dientes y mira mi cuerpo, y nop, estoy bastante segura que ella dijo…
Guauu. Asi que tal vez Cole y su novia besan a mujeres al azar. Eso realmente no
me hace sentir mejor.
—Eres muy su tipo —dice casi en voz baja y me gustaría decir que no me
gustó escuchar eso. Me preguntaba, en la última hora, por qué me había besado
cuando estaba con esta mujer. Por supuesto, ahora me pregunto si tiene algún
tipo de fetiche con los muslos gruesos y suaves pechos.
Y como que no me gusta esa idea en absoluto, finjo mi último vestigio de
ignorancia—. ¿Discúlpame?
Ella se sonroja, finalmente apuntando al hecho de que no estamos en la
misma página. —Ya sabes… —dice en voz baja—. ¿No lo sabes?
—No, realmente no lo sé —Mi voz es alta y vacila un poco, pero me
quedo en mi sitio.
—Oh —Aprieta los labios, las mejillas rosadas ahora rojas de la
vergüenza.
—Entonces vamos a culpar al champán de esto y a una larga semana de
trabajo.
No estoy segura de que pueda. Ella sabe algo acerca de Cole que yo no.
Diablos, lo que ella sabe de su novio que yo no, probablemente llene un estadio.
Pero en este momento, sus palabras resuenan en mis oídos.
—Escucha, esto… —Levanta su mano y sus dedos se ciernen entre
nosotras por un minuto antes de tocar muy ligeramente mi clavícula y exhalo
mientras ella lo hace—. Sé que él es difícil. Pero la forma en que te estaba
mirando —Hace un ruido caliente—. Me gustaría verlo follándote.
Oh. Mi. Dios.
—Me tengo que ir —chillo y giro sobre mis talones fugándome del baño
lo más rápido y menos elegante posible.
En el vestíbulo de la entrada, Trevor está esperando, sosteniendo dos
copas de vino. Un portero abre las puertas de la sala de nuevo, dándonos la
bienvenida de regreso a la charla y de repente, simplemente no puedo.
Busco a tiendas en mi bolso, pretendiendo que solamente vibro.
Rápidamente le regreso la copa que acaba de deslizar en mis manos y miro a mi
teléfono apagado—. Es mi hermana, ¿te importa irte sin mí?
Es mejor que no le importe. Pasó la mayor parte de la primera cita en
llamadas de trabajo. Y por supuesto que no lo hace, porque si estoy o no en su
brazo no le preocupa.
Miro a mi cita desaparecer, tomo mi vino como si fuera agua y busco un
lugar para desaparecer el cristal antes de irme de la noche triste y fría. Siento
una punzada de culpa momentáneamente, pero le mandaré un mensaje de
disculpa. Emergencia familiar. Él lo creerá.
La mano de Cole no es el lugar donde quería dejar mi copa vacía. Pero allí
está, extendiendo la mano como si viniera alrededor de mi cuerpo—. ¿Larga
noche?
—Algo así. Tengo que irme, así que si le puedes dar eso al camarero —
Me quejo, no mirándolo a los ojos.
Sin romper el contacto visual conmigo, encuentra una superficie de la
que no me fijé y pone la copa. —Tenemos que hablar, hermosa.
No, lo que necesito es darle un rodillazo en la ingle, luego irme a casa y
quitarme este estúpido vestido.
—¿Por qué tú novia piensa que tal vez sería capaz de vernos mientras me
follas? —siseo en voz baja, apenas apreciando la forma en que él palidece
ligeramente. Bueno. Que se joda.
—Penny me dijo que te dijo demasiado. Ella lo siente.
—Ella no tiene por qué sentirlo. Tú sí, por besarme. Y llamarme hermosa.
Totalmente fuera de lugar —Mis palabras están saliendo cortas, y entre
cortadas. Me gustaría que ellas aterrizaran no tan dolorosamente mientras me
rasgaban, pero Cole no parece afectado.
—Bien, entonces lo siento. Fue inapropiado que te besara —Se acerca
mientras lo dice y por mucho que quiero golpearlo con la rodilla, hay una parte
de mí que se calienta. Estúpida chica caliente, con piel de gallina y pérdida de
memoria que asegura que idiotas como Cole lleguen a seguir extendiendo su
ADN a través de la población.
Pero no es la primera vez que me he equivocado en algo. Y no sería la
primera vez que malinterpretara algo más.
—No hay nada caliente en ser utilizada —digo en voz baja. No suena del
todo bien lo que digo, y el destello en sus ojos dice que estoy equivocada. Si lo
estoy, él necesita arreglar esa impresión, porque si el me besó cuando tenía
novia y seguro que actuó como si fuera un pequeño secreto sucio.
Me bofeteo yo misma de nuevo. No. No me importa si él hubiera tenido
buenas intenciones cuando me beso.
Sus labios se contraen y aprieta la mandíbula durante un minuto, como si
estuviera en guerra con él mismo. Conozco la sensación.
Por último deja caer el mentón, mirándome con sus ojos magnéticos. Su
voz es grave, áspera e íntima, haciéndome cosas peligrosas a un nivel celular —
No te estaba usando y ese beso fue malditamente caliente. No lo puedes negar.
No puedo. Eso no significa que no lo voy a intentar—. Guauu, ¿Mezclaste
mucho las señales, Sr. Parker? Aquello no puede volver a pasar, tienes novia,
una omisión bastante conveniente para el día, de hecho… pero seguro que
pareces obsesionado con mi boca.
Creo que se pone más alto, ancho y más enojado mientras se pone frente
a mí, pero no tengo miedo. Estoy entusiasmada, y él también—No, en absoluto,
Srta. Reid. No me di cuenta que tenía que explicarte los detalles de mi vida
personal antes de que reaccionara a tu mirada de fóllame, en tu maldita cocina.
Fue un beso. Supera esa mierda.
—Oh, lo he superado —Otra mentira. Mi nariz debe de ser de un pie de
largo.
—Y si parece que estoy obsesionado con tu bonita boca, es porque te
sigues lamiendo los labios —Su mirada cae a mi boca de nuevo y me río.
Entonces, lamo mis labios otra vez.
—Si no estuviera trabajando para tu familia en este momento… —Su voz
todavía es baja y tensa, pero estamos empezando a llamar la atención. Sólo lo
suficiente para que la gente se pregunte de qué estamos hablando.
Debería callarme. Debería alejarme. No hago ninguna de esas dos cosas,
porque no puede dejar que tenga la última palabra, sobre todo cuando se trata
de una mentira—. ¿Qué? ¡Nada, Cole! Estarías trabajando para otra bolsa de
escoria. Dime, ¿cuántos asesinatos has ocultado esta semana?
Sus ojos son oscuros, sus fosas nasales se dilatan, se ve cada parte
ofendido. Dividida entre la decepción y el alivio—porque lo he empujado lejos
por una razón, y sólo porque estoy frustrada y me siento despreciada. Cole no
es bueno para mí de ninguna manera.
Pero cuando sus palabras vienen, no están enojadas. Están burlándose. Y
se toma su dulce tiempo con ellas. —No sabes de lo que estás hablando,
hermosa. Y eso está bien. Tienes derecho a estar enojada conmigo, porque yo
vivo en un mundo de secretos y mentiras. Dios me ayude, jamás entenderías —
Por un segundo creo que va a parar allí. Cuando inicia de nuevo, su voz ha
cambiado, como si perdiera el tira y afloja y sus ojos brillan de una manera
nueva y emocionante—. Pero cuando dices cosas así, me dan ganas de poner
esa boca a trabajar en algo más… satisfactorio.
El calor se arrastra hasta mi cuello, luego abajo en mis pechos doloridos y
en mi vientre. Chupárselo no es algo para excitarse. Basta, cuerpo. Estas
encendida por “Cual es la mejor comisión de Hailey”. —Seguro que puedes
encontrar a alguien más que no se oponga completamente en darte una
mamada. Como tu novia.
—¿No te has dado cuenta que hasta ahora no quiero a nadie más? —
Sacude la cabeza, claramente frustrado y antes de que pueda procesar lo que
está diciendo, golpea más en mí, sus palabras vienen rápidas y furiosas—. Te
quiero a ti. De rodillas, con tus labios alrededor de mi polla.
Suspiro—. ¿Qué diablos pasó con el fue un error y esto no es nada?
—Oh, sigue siendo un error. Pero me estaba engañando a mí mismo de
que una probada podría ser suficiente.
Él tiene novia. Y yo no estoy en tríos. Además dijo polla, como si fuera
algo que se dijera en el vestíbulo del Kennedy Center. Mis mejillas arden y sé
que cuando abra de nuevo la boca, voy a estar tartamuda.
Pero antes de que pueda reaccionar, antes de que pueda agarrar la lista
negra de la verdad que él solo está tonteando entre nosotros, hace una cara
divertida, como diciendo: ¿ves? Estamos jugando diferentes ligas, niña. Y se gira
sobre sus talones, caminando rápidamente hacia la sala de Naciones.
Se ha retirado detrás de su cortina de mentiras. Más apuntando que él ha
tenido la última palabra.
—Vuelve aquí —susurro, mi voz robada por la rabia al rojo vivo.
Literalmente me siento dejada a un lado, pero esto no ha terminado. Tengo que
ponerle fin, insisto tercamente en mi cabeza, a pesar de que me sienta ridícula
en este momento.
Miro su espalda retirándose, la indignación corre por mi cuerpo. Quiero ir
tras él, saltar en su espalda y golpearlo en la cabeza, pero mis tacones me lo
impiden y el hecho de que no estamos solos impide el resto.
Pero no hemos terminado con esta conversación, así que lo sigo.
Despacio, pero sabe que estoy detrás de él. Lo puedo decir por la forma en que
sus hombros se tensan y la forma en que no está mirando alrededor.
Y no es hasta que toma una curva cerrada a unos diez pies delante de mí
que me doy cuenta que esto es una trampa.
Aflojo el paso. Ocho pies. Seis. Si me doy la vuelta en la esquina, él me
estará esperando.
Dos pies.
Tomo una respiración profunda lista para lo que Cole tiene en mente y
entro a un pasillo casi vacío. Definitivamente vacío de Cole y su energía furiosa.
Doy la vuelta, ignoro el dolor que corta a través de mi pecho. Está
jugando un juego conmigo y no es uno donde tenga oportunidad.
Trevor tiene en su abrigo los boletos de entrada.
Tal vez no necesito mi abrigo. Entro en un rincón y saco mi teléfono. Sólo
le mandare un mensaje y luego rogare. Como sea. No me importa lo que piense,
no es como si fuéramos a hacer esto otra vez.
Me encuentro con una pared mientras doy un paso atrás, luego la pared
cede, balanceándose en movimiento, porque es una puerta. Cole está del otro
lado y me tira a la penumbra de otra sala de conciertos.
Antes de que pueda protestar o gritarle de nuevo, me clava contra la
pared y su boca está en la mía. Los dientes chocan, las lenguas combaten. Vierto
tanta ira en este beso como él lo hace. Tal vez más, porque odio como sabe y lo
perfecto que sus manos se sienten, agarrando mis muñecas y sosteniéndolas
contra la pared. La otra trazando mi clavícula, poniendo mis pezones duros a
solo cinco pulgadas de distancia.
—Voy hacerte mucho más que besarte. Dime que me retroceda y lo haré
—Devora mi boca de nuevo, haciendo que cada célula de mi cuerpo pulse.
Perezosamente considero el hecho que en realidad no me está dando
oportunidad de decirle nada, pero su lengua es como una varita mágica que me
tiene húmeda y con ganas—. Aunque no tienes que hacerlo. Nunca nadie lo
sabrá. Será nuestro pequeño secreto sucio el que yo sepa lo dulce que eres
viniéndote en mi mano.
Me trago un gemido mientras Cole tira hacia abajo el corpiño de mi
vestido, liberando uno de mis pechos. Lo acuna desde abajo, su pulgar
burlándose de mi pezón de una manera que me hace querer rogar por su boca
ahí.
Otra razón por la que no podemos hacer esto—él me podría tener de
rodillas, desesperada por las sobras de su atención, sin ningún esfuerzo en
absoluto. Eso es materia de fantasías y libros sucios, no la vida real.
No puedo hacer esto de nuevo, quiero decir. Ya que Cole pulsó un botón
de pausa en la vida real cuando me arrastró hacia aquí. Definitivamente
estamos haciendo esto. Él me prometió un orgasmo y yo se lo quería entregar.
Y entonces me pondré de rodillas para él, sólo por esta vez.
6
Cole
Me he hecho una paja con la fantasía de las tetas de Hailey más veces de
las que puedo contar en los últimos seis meses. Llevaba un escote en V la
primera noche que la miré y un collar que cayó directamente en la parte
superior de su pecho. Suave y sexy, me ha cautivado desde entonces y ahora sé
lo que se siente tener su carne llenando mi mano. Putamente increíble.
Me aprieto contra su cuerpo, disfrutando de la tensión de sus brazos
mientras se presiona contra mí, su piel cremosa se mueve bajo la luz que está
encima de nosotros. Desearía que tuviéramos más tiempo para explorar cada
pulgada de su cuerpo con mi lengua, desde sus delicadas muñecas hasta las
hendiduras suaves de su columna vertebral.
No lo tenemos. No puedo. El marica de su cita la vendrá a buscar pronto
y acabo de recibir un mensaje de emergencia de Wilson, diciendo que uno de
nuestros clientes fue arrestado por conducir ebrio. Lo tenía controlado, por
ahora, pero necesitaban que regresara pronto a la oficina para armar una
declaración.
Momentos robados, es todo lo que tenemos. Pero he terminado de
pensar que Hailey y yo no podemos suceder. Simplemente no podemos hacerlo
de una manera saludable y funcional.
La buena noticia es, que me hago el desentendido como un maldito
profesional.
—Cole —Hailey jadea mi nombre mientras arrastro mi boca por su
cuello—. Esto es una locura.
Es demente. —Entonces dime que pare.
—No te atrevas a parar —susurra y arquea la espalda mientras me aferro
a su pezón hinchado y lo chupo con fuerza en mi boca. Su sabor y la forma en
que se sacude contra mi cuerpo me vuelve loco. Su vestido es de un suave
terciopelo y se dobla fácilmente en mi puño mientras lo empujo, dejando al
descubierto su pierna. Lleva unas medias unidas a un ligero entonces mis dedos
golpean la piel acolchonada en la parte superior de los muslos, maldigo el hecho
de que no tenga un condón conmigo.
Lo saqué de mi cartera, sabiendo que era la única manera para
detenerme a mí mismo de follarla si se presentaba la oportunidad.
Hailey arqueando sus caderas en mi ansiosa mano definitivamente
cuenta como una oportunidad y ahora me odio por no estar preparado para
ello.
Pongo mi dedo debajo de su liga, saboreando la sensación de su cuerpo
desnudo en mí. Su coño está a tan sólo unas pulgadas de distancia, pero tan
pronto llegué ahí, el juego habrá terminado. Seré afortunado si recuerdo algo
de esto más allá del recuerdo animal de estar dentro de ella. Ya me siento
mareado y borracho por el delicado aroma de su piel.
Tengo la reputación de un tipo duro. Un Ex – Navy SEAL, nada me
desconcierta. Pero si alguien me quisiera debilitar, lo único que tendrían que
hacer era tirar a Hailey Reid en mis garras. Esta mujer me convertía en un
imbécil sonriente. Y si me tuviera, lo dejaría todo y tratará de ser un mejor
hombre para ella.
Como que sabe que estoy idealizando mucho en este momento, lame mi
cuello y hunde los dientes en mi mandíbula. —¿Teniendo dudas, chico duro?
Con un gruñido, agacho la cabeza y capturo su boca inteligente con la
mía. Sabe cómo a champán, inocencia y cálida mujer sexy. —Sólo estoy
tratando de decidir si quiero que te vengas en mis dedos o en mi cara.
Gime ante mis palabras, presionando su cara en mi mejilla mientras sus
labios y lengua se escabullen para probarme otra vez. Lo dije ásperamente, para
inclinarla en un esfuerzo por recuperar el control de la situación, pero me pone
duro como una piedra hablarle sucio.
Dispuesto a mantener mi mierda junta y recordar mantener mi pene en
mis pantalones. Deslizo mis dedos en la liga donde la cinta se encuentra con el
encaje. Cuando la pierna se junta en un pliegue con su cadera quiero mirarla de
cerca y personalmente, pero estamos en el fondo de una sala de conciertos
oscura y el tiempo es la esencia.
Encuentro su coño húmedo e hinchado, y al primer toque es resbaladizo,
todo mi control desaparece. Pongo su pierna arriba sobre mi cadera,
presionando la mano en medio de su caliente coño hambriento y mi cadera
mientras sacudo mi erección contra ella.
Mi mano se empapa, pero todavía inserto otro dedo, fácilmente en ella.
Está lista y dispuesta, curveándose contra mí, deslizo los dos en el próximo
empuje, ahuecando todo su calor húmedo en mi palma. Golpea su clítoris
contra mi palma mientras entierro un dedo, lento, profundo y duro con cada
aumento de respiración desigual.
Su mano se curva en mi cuello, su agarre alternándose entre fuerte y
agitado mientras se trabaja contra mi cuerpo y mi pene jodidamente ruega que
lo deje libre. Sería tan fácil levantarla unos centímetros, abrir mi bragueta y
hundirme dentro de ella. Es estrecha como la mierda alrededor de mis dedos,
ordeñaría a mi pene como ninguna otra cosa que he sentido.
Literalmente, porque sería la primera vez que hubiera cogido con alguien
sin un condón.
Tengo que quitar mi pene fuera de la cuna blanda de sus muslos.
Tragando sus sonidos de protesta con un beso duro, deslizo mis dedos
fuera de su ropa interior de encaje, sustituyendo esa presión sobre su clítoris
con la barra de hierro de mis pantalones solo por un minuto, seguro al otro lado
del delgado pantalón. Puedo sentir lo mojada que está contra mí y no me
importa que voy a oler a sexo cuando lo dejemos o que necesitaré salir por la
puerta trasera. Jodidamente vale la pena martillar en ella una sola vez.
Traigo mis dedos brillantes a nuestras bocas, rompiendo el beso sólo el
tiempo suficiente para deslizar su sabor sobre mi lengua. Me mira por un
instante con los ojos muy abiertos y su pecho agitado y entonces su boca se
estrella contra la mía, mi mano saliendo a penas a tiempo. Gime en mi boca
mientras rudo mis caderas y mi lengua al mismo tiempo, compartiendo su
sabor.
En mis treinta y un años he tenido un montón de sexo. Sucio, vainilla,
común, anónimo. Pensé que lo había experimentado todo, ¿Pero Hailey
volviéndome loco mientras lamo su humedad en mis labios? Es lo más caliente
que he experimentado.
A partir de este momento, mi arreglo un poco enfermo con Penny
necesita ser ahogado en el río Potomac, porque he probado lo hermoso y no
voy a dejar que se vaya.
7
Hailey
Esto es mucho mejor y mucho peor de lo que imaginaba. Mi cabeza está
nadando y sufro por más de Cole, más de su boca, de sus dedos y esa
impresionante erección que puedo sentir entre mis piernas.
Lo deseo tanto, que duele.
—Fóllame, Cole —ruego, sin importarme lo estúpido que es. Quiero que
me tome justo aquí, contra la pared, al diablo las consecuencias.
—No puedo. —Besa mi cuello, aunque beso es una palabra extrañamente
delicada por la forma en que su boca está devorando mi piel—. Te vas a venir en
mi cara, hermosa. Y tienes que hacerlo rápido. —Antes de que pueda protestar,
se pone de rodillas y levanta mi pierna izquierda por encima de su hombro.
Pongo las manos contra la pared, en un esfuerzo inútil de prepararme para la
avalancha de sensaciones.
Lo espero duro y rápido.
Lo consigo lento y perezoso, y es mucho mejor.
Es como si pudiera doblar el tiempo a su voluntad, ya que el mundo que
nos rodea se detiene. Solamente somos nosotros dos en la parte trasera de un
auditorio vacío, presionándome contra la pared, Cole entre mis piernas. Su
lengua lamiéndome como si fuera un helado y su mano…
Oh Dios.
Los dedos de Cole se dirigen atrás de mi muslo, hacia mi culo. Me arqueo
alejándome de ellos, porque mi culo no es mi mejor rasgo. Sus manos deben
estar en mis tetas o pantorrillas. Tengo muy buenas pantorrillas. Curveadas,
largas y delicadas en los tobillos. Poco sobre mi puede ser descrito como
delicado por lo que me extra enorgullezco de los bonitos que son mis tobillos.
Como si supiera que me he ido de mi cabeza un poco, Cole chupa mi
clítoris duro y eso funciona. Gimo y me hundo en su boca un poco, relajándome.
Y entonces cuando desliza sus dedos entre mis mejillas traseras,
simplemente provocándome. Mi cara arde porque estoy mortificada, pero
también….
—Te sientes increíble —murmura contra mi muslo, presionando un beso
allí antes de cubrir de nuevo mi sexo con su boca. Está vez más fuerte y rápido
de lo que esperaba y pierdo mi mente. La presión más hermosa se construye en
mi bajo vientre y dejo de sentirme avergonzada por lo bien que los dedos de
Cole se sienten mientras golpean todas las terminaciones nerviosas entre mi
vagina y culo. No me importa que su cara este empapada debido a lo mojada
que estoy, o que estoy jadeando y gimiendo como una idiota mientras me da
lengüetazos para que mi orgasmo se estrelle.
Estoy en blanco por un segundo, en un momento de felicidad después de
que Cole me empujara en una sensacional caída libre y ese pulso parece no
tener fin, como una máquina de movimiento perpetuo en mi vientre, cada
latido frota esas terminaciones nerviosas de la manera correcta de nuevo.
En la secuela, cuando mi vagina se aprieta en el aire vacío y mi visión se
aclara, Cole presiona la parte superior de su cabeza en mi vientre y utiliza su
pañuelo de bolsillo para limpiarme antes de poner mi ropa interior en su lugar…
en ese momento, pienso en invitarlo en mi casa.
Un pensamiento estúpido. Lo empujo lejos tan fácilmente como vino y
me digo que no tiene sentido. Es bueno en el sexo. ¿Y qué? Le puedo dar una
mamada que haría que su cabeza explote.
Llegaré a eso, tan pronto como todos los nervios de mi cuerpo dejen de
dispararse aleatoriamente. Aquello es como si un millón de hadas corriera por
todo mi cuerpo celebrando un jodido día de mayo.
Cierro los ojos y respiro hondo mientras Cole coloca mi falda en el suelo y
se levanta frente a mí. No quiero mirarlo, aunque no sé por qué. No es que no lo
siga deseando. Lo hago.
Lo alcanzo, con los ojos cerrados todavía. Apoya sus brazos a los lados de
mi cabeza y me besa, largo, lento y profundamente mientras deslizo mi mano
contra la parte delantera de sus pantalones, de arriba abajo por su tenso pene.
—Abre los ojos, Hailey.
Niego con la cabeza.
—Me tengo que ir.
Maldita sea. Mis ojos se abren, ¿es de mala educación rogar chupar un
pene, verdad? —Pero tú…
—Soy un chico grande. Estaré bien.
—No me importa —susurro, agarrándolo más apretado—. Quiero decir,
quiero devolverte el favor. Me hiciste sentir tan bien, es tu turno.
Presiona sus caderas en mi mano y me besa de nuevo. Este roce de sus
labios tiene un sabor de doloroso fin. —A mí me importa. Cuando chupes mi
pene, va ser en privado.
Cuándo.
Santa mierda.
—Ve a buscar a tu cita y llega con seguridad a tu casa —Sus palabras
ruedan sobre mí como grava. Los dos estamos aquí en citas, con diferentes
personas. Y justo así, el hechizo se rompe.
—Cierto —Miro fijamente un punto por encima de su hombro mientras
aprieto mis manos, preguntándome dónde diablos se me cayó mi bolso—.
Discúlpame.
—Hailey —dice mi nombre como si fuera el comienzo de una declaración
más grande, pero no vienen más palabras. Eso está bien. No hay palabras que
puedan justificar participar en un engaño.
—Ve a buscar a tu cita —repito sus palabras, pero donde esas fueron
accidentalmente ásperas, las mías son deliberadamente agudas.
Agarra mi mandíbula, girando mi cara hacia él. —Ella no es nada para mí.
—Es tu novia, Cole. Tus palabras, no las mías.
—Ya no más.
—No estoy segura que ella sepa eso.
—No le va a importar.
—Eso es… raro. Y no me importa.
—Sin mentiras entre nosotros, hermosa.
Lo miro. Hacia su hermoso rostro, con líneas duras y mirada penetrante.
Ya hay tantas mentiras entre nosotros. —Con excepción a tu trabajo, ¿verdad?
La tensión irradia entre nosotros. Después del golpe, él da un paso atrás,
liberándome. Como si no hubiéramos compartido un momento
espectacularmente íntimo. Estoy helada, él enojado… el orden se ha restaurado
en el universo, y me encuentro sola de nuevo.
Nada nuevo.
Pero por primera vez, no estoy segura de que la soledad sea lo mejor.
Cole tiene el mismo drama derramándose a su alrededor igual que mi familia,
pero ¿alejarme de él?, es un millón más difícil.
Sin embargo, lo sigo haciendo. No soy una idiota.
***
Me digo que deje de pensar en los dedos de Cole dentro de mí. Su mirada
perforando mi alma mientras me observa venirme tan desastrosamente por él.
Sus palabras burlonas deslizándose bajo mi piel como si fuera un ferrocarril
contra él. Mi odio debería alejarlo, pero sólo parece que lo excita, como si fuera
un desafío que pueda conquistar.
No me gusta pensar en lo fácilmente que ha probado la verdad. Así que
tengo que seguir adelante.
Ha pasado una semana. Todavía puedo saborearme en sus labios. Es
apenas un progreso.
Hago una lista de razones por las que nunca debería verlo de nuevo. Para
empezar, soy de Georgetown y él de Dupont Circle. En realidad más del tipo
espantoso de K Street. Incluso antes de las cincuentas sombras de
comportamiento moral, ya somos dos personas muy diferentes.
Y estaba la novia, o lo que sea que Penny fuera para él. Con algún tipo de
relación complicada que no puedo dejar de pensar.
El encubrimiento de asesinato.
Lo mandón que es él.
Pero eso solo conduce a la lista de pros, porque podría ser mandón en el
dormitorio.
Y parece que le gusta lo suave que soy, y mis gigantescas tetas.
Además, no importa lo duro en que se presione contra mí, lo firme con lo
que se apodera de mis muñecas mientras me clava en un lugar y arranca el
placer de mi cuerpo, sé que nunca me haría daño o me avergonzaría.
Pero siempre será un enigma, y los orgasmos, incluso aunque sean como
terremotos, no pueden compensar los secretos y mentiras.
Como si solo la idea de la conducta amoral fuera una bati-señal para mi
hermana mayor, mi teléfono suena. Es un correo de Taylor.
Me quedo mirando la pantalla durante un minuto. El asunto está en
blanco porque que si lo pone, es probable que no lo abra. Ha. Es una bromista.
De todas maneras no le daré clic.
No voy a borrarlo. Lo dejaré allí, para siempre, en una pequeña línea
llamativa para recordarme lo distanciadas que estamos. Nunca fuimos cercanas,
no como la relación que tengo con Alison, pero es mi hermana mayor. Hasta la
escuela secundaria, fue mi mejor amiga, debido a que compartíamos un cuarto
de juegos.
Definitivamente ya no compartimos más un cuarto de juegos. A veces se
siente como si ni siquiera estuviéramos jugando en la misma arena.
Meto el teléfono en mi bolso, me pongo una gorra de béisbol y unas
enormes gafas de sol y voy hacia el metro. No ha habido ningún fotógrafo
molestándome en semanas, pero el encubrimiento es el mejor plan que uno
que lo siento.
Fue bueno volver a trabajar en la semana, hoy Taryn y yo iremos a comer
sushi en el almuerzo para celebrar mi regreso a la normalidad, todo lo que
tengo que hacer es fingir que mi hermana la escandalosa-amorosa no quiere
hablar conmigo por alguna razón.
En una reunión de equipo, Ellen anuncia que el presupuesto parece tener
espacio para una nueva contratación en el verano. Ellen no me mira, pero Taryn
lo hace y me muerdo los labios para no sonreír. Estaría encantada de seguir
trabajando en la agencia de empleo después que mi pasantía haya terminado.
Estoy flotando en una nube mientras nos dirigimos para el almuerzo,
pero no dura mucho tiempo, ya que Alison me manda un mensaje cuando
llegamos al restaurante. Le hago una señal a Taryn para que entre y tomo una
respiración profunda antes de leer el mensaje.
¿Recibiste el correo de Taylor? Hay una reunión familiar esta noche.
Siento una punzada momentánea de culpa, por la forma en que mis
hermanos se ponen en contacto conmigo. Por otro lado… mire el correo de
Taylor y no lo abrí. Así que hay algo de responsabilidad sobre mis hombros. Ese
hecho incómodo no es fácil alejarlo.
Aún no lo he leído. Probablemente no pueda hacerlo.
Alison me llama enseguida. Tomo una respiración profunda antes de
responder al tercer tono.
—Oye. Estoy en camino a almorzar, así que…
—No me digas oye —Para una chica de diecinueve años, mi hermanita es
un alma vieja. Siempre lo ha sido, un poco como una mamá. Un cambio
refrescante ya que a nuestra verdadera madre nunca le importó tomar ese
papel—. Esto es importante.
—No me importa. Sé que eso me hace una persona horrible, pero sólo no
lo hago.
Suspira. —Vanity Fair quiere hacer un artículo sobre Taylor.
—Sip, no me importa.
Ella continúa: —El artículo es sobre Washington siendo el nuevo New
York para los jóvenes privilegiados, o alguna mierda así, y el abogado de Taylor
cree que sería bueno si todos cooperamos.
Debido a lo recta que mi hermanita es, mi hermano duro y mi propio
historial actual de trabajar para ganarme la vida, haría ver a mi hermana mayor
menos una puta horrible de lo que realmente es.
Cómo odio esa palabra. Me odio por usarla. Pero ella lo lleva como una
insignia de honor, cubriendo todos los medios de su indiscreta mamada como si
fuera cualquier otra chica fiestera descuidada. Hubiera sido menos problema si
los pantalones en que serpenteaba su lengua no hubieran sido del
Vicepresidente de los Estados unidos.
—Pueden hacerlo sin mí. Dígale al reportero que soy una perra masiva.
—No lo eres… —Su voz se reduce a una súplica—. Vamos, Hailey. No hay
desventaja para nosotros, sólo es una entrevista. Y si ayuda a Taylor como si
fuera una chica normal que fue aprovechada…
—Alison, apenas tienes la edad suficiente para saber lo que Taylor hizo,
pero ambas sabemos que no era la víctima. Quiero decir, ahí no había víctimas.
Tuvo un romance con un hombre casado. Un famoso hombre casado. Déjala
que soporte eso.
Mi hermanita no contesta y por un segundo creo que tal vez me colgó. Es
tranquila, por lo general, pero tiene una mordedura decente cuando quiere
serlo. —Ve a almorzar —dice finalmente—. Podemos hablar de esto más tarde.
—Estoy ocupada más tarde, recuer… —Dejo escapar un suspiro mientras
ella desconecta la llamada. Esto no ha terminado, lo sé, pero lo sacudo lejos.
Rollos de salmón picante y crujiente están llamando mi nombre.
Satisfecha una hora más tarde, estoy de regreso al trabajo y Ellen me
dejó una nota en mi escritorio para ir a verla. Taryn me da un pulgar arriba
mientras me pongo brillo de labios y cepillo mi cabello. A Ellen no le importa,
pero a mí sí. Se trata de ser profesional.
Ella me da una señal antes de que toque. —¿Cómo estuvo tu almuerzo?
—Delicioso —Sonrió—. ¿Querías verme?
—Toma asiento —Empieza con algunas cosas buenas, entonces hace una
pausa y cruza sus manos—. Espero que apliques para el trabajo en el verano.
—Lo haré —Presiono mis pulgares en las palmas de mis manos, son dos
anclas en la realidad. Cálmate, Hailey.
—Y esperamos que no habrá más drama ahora y entonces, ¿no? —
Sonríe, pero de repente, estoy menos entusiasta. Podría no significar nada. ¿Las
personas dicen cosas con una sonrisa en sus rostros, verdad? ¿Y no significa
nada aquello? Estoy hablando de la gente normal.
Porque que mi gente no lo hace. No mi gente por elección, si no por los
que estoy conectada genéticamente, y por el que estoy fatalmente atraída. Esas
personas mienten a través de sus dientes tan a menudo tal y como piden
Martinis y trajes. Todo ello con una sonrisa y seguridad y un “confía en mí”
brillando en sus ojos.
Sonrío de nuevo, ahora más débil. —¿Ayudaría si cambio mi nombre?
Se ríe, luego para y me mira. Luego se ríe de nuevo, inclinando la cabeza
hacia atrás. —Oh, Hailey.
No sé cómo tomar eso. —Lo haría. Si ayudara.
—Hailey, tu apellido es tan común como el pastel de manzana en un
cuatro de julio en un día de campo. No te preocupes por ello.
Pero lo hago, por toda la tarde. Me preocupa tanto que me olvidé de la
estúpida reunión familiar, porque estoy tan concentrada en separarme
definitivamente de la familia que se me resbala que están tratando de
chuparme a su drama.
Todo me golpea de nuevo mientras doy un paso fuera al final del día y
encuentro a Cole esperándome, recostado en su gigantesca camioneta negra
como si fuera el dueño de la calle. Él es grande y se ve escalofriante, alto, fuerte,
vestido para impresionar, pero ninguna cantidad de tela puede compensar que
sea un total imbécil.
Pisoteo fuerte hasta él y apoyo mis manos en las caderas. —Oh, por el
amor a lo jodido.
—¿Perdón? —Sonríe y se inclina—. Encantado de verte de nuevo,
hermosa.
—No, no es agradable. Es horrible. ¿Por qué estás aquí?
—¿Me creerías si te dijera que quiero llevarte a cenar?
—Ni siquiera un poco, a menos que la cena sea en la finca de mis padres.
Se encogió hombros. —Escuche que están sirviendo salmón.
—No voy a ir.
Hace una mueca de pesar. —Ah, pero lo harás.
La sangre corre por mis oídos como las olas del Pacífico golpeando contra
la playa al amanecer. —Tu no sólo me vas a amenazar con secuestrarme en
contra de mi voluntad.
Se ríe. —Todas las palabras mágicas allí lo tengo. No, no te voy a
secuestrar.
—Bien. Me voy a casa.
Apenas me doy la vuelta antes de que coloque una mano alrededor de mi
brazo y me gire contra la camioneta mientras las personas caminan. Se inclina
sobre mí, viéndose en cada parte como el novio cariñoso, estoy segura, sé que
sólo lo está haciendo para ocultar mi semblante, una rara reacción protectora
que no significa nada. Acaricia mi cuello y me concentro en lo mucho que odio
el juego pasando. Y a él.
Tengo que recordarme ese hecho.
—Te odio —susurro, porque diciendo esto podría hacerlo cierto.
—No, no lo haces —murmura contra mi oído—. Porque voy a llevarte a
esa reunión familiar, pero también te voy a sacar de allí lo más rápido que
pueda. Lo prometo.
—No quiero ir.
—No siempre conseguimos lo que queremos —dice tan auténticamente,
que por un segundo creo que está en la misma página que yo, deseando que
esto sea un verdadero abrazo, pero mira alrededor, estamos solos en la calle,
entonces, se aleja del coche y desliza sus manos en los bolsillos. Me da una
mirada fría, desdeñosa—. Ahora pon tu culo en el coche.
—Esto no ira bien, te lo advierto —Estoy encendida rápidamente y no
estoy segura si es el rechazo lo que siento o la frustración en general sobre la
situación—. Esto está más allá de los límites, Sr. Parker. De verdad, jodidamente
un movimiento fuera de juego.
Sus ojos brillan como cuarzos ahumados. —Sólo hago mi trabajo, Srta.
Reid.
—No digas mi nombre de esa manera.
—Tú eres la que trajo de vuelta lo formal.
—Tú eres el que está actuando como un pene.
—Tienes una boca sucia.
—¿Discúlpame? ¿Una boca sucia?
—Es cierto.
—Juro que este es el siglo veintiuno, a las mujeres se les permite hacer
eso.
—¿Permitido? Sí —Su mirada cae en mi boca—. No he dicho que tenga
problema con ello.
—Entonces, ¿qué pasa con el comentario?
Estalla en una risa. —Eres una buena chica. No esperaba que tuvieras una
boca sucia.
—Tal vez tus expectativas estaban totalmente equivocadas —Y tal vez las
mías también lo estaban. La forma en que me mira… es cualquier cosa menos
fría. Pero tan rápido como veo el destello de calor, se sofoca de nuevo.
Maldice en voz baja.
—¿Ahora quién tiene una boca sucia?
—Vamos. Cuanto antes terminemos con esto, mejor.
—¿Por qué?
—Hailey —Eso es todo. Sólo dice mi nombre sin ninguna inflexión o
declaración más implícita. ¿Qué demonios debo hacer con eso?
—Cole —digo su nombre cargado con significado. Cole, eres impenetrable
y no creo por un segundo que sea buena cosa. Cole, deja de bailar alrededor del
problema. Cole, por favor deja de golpear el dedo, realmente me gusta eso.
Se ríe de nuevo, su voz es tensa ahora. —Por eso. Entra en el coche.
8
Cole
Hailey me frunce el ceño a través de la habitación, probablemente
preguntándose si me daré cuenta si ella trata de escaparse.
Lo haría. Una parte oscura, una hambrienta de mi alma salta ante la idea
de ir tras ella, enjaularla contra la ventana justo antes de que intentará salir.
Lamer un sendero por su cuello y debajo de esa blusa azul que lleva. Se ve como
una bibliotecaria sexy.
Una bibliotecaria sexy y enojada, porque todavía no hemos llegado a la
reunión de esta noche. Su padre está bebiendo oporto 5 y observando a Taylor
coquetear con Tag. No me gusta el brillo en sus ojos, porque sé que a no le
agrada Tag, así que es algo jodido que este disfrutando de lo que sea que Taylor
este jugando allí. Claro, no es difícil para mí pensar que el hombre es un
pervertido. No me gusta nada Morgan Reid, o nuestras conexiones con esta
familia, a excepción de Hailey, quien no pertenece aquí.
La cena fue complicada, torpe y falsa. No la culpo por no querer nada de
este mundo. Estoy acostumbrado a las capas pasivas-agresivas de esta clase
social, pero es diferente con ella aquí. No estoy acostumbrado a ser juzgado por
simplemente estar en su presencia.
Pudo haber nacido con una cuchara de plata en su boca, pero Hailey se
desengancho de los adornos ricos. Esta noche está usando botas altas de color
marrón, medias y una falda de mezclilla que me hizo tomar nota de sus piernas
tan pronto como salió del trabajo. Una camisa complementa vestuario de
trabajo, apenas y la parte superior de su top de encaje me hace pensar en todas
las formas de desnudarla.
Tiene curvas que solamente no se marcharan, y ahora jodidamente sé lo
dulce y suave que es bajo esas capas. Tengo esta fantasía con ella, desnuda en
mi cama, agarrando mis sabanas delante de ella mientras me grita. Su cabello
cayendo alrededor de sus pechos y sus ojos haciendo esa cosa donde los pone
de color esmeralda cuando está cabreada.
Tal vez podría arrastrarla a un pasillo en algún lugar de este palacio y
decirle cómo su vista blanco y negro de este mundo es diez tipos de folladas.
Que no existe el bien y el mal, que simplemente es lo malo y lo peor. Me gritaría

5
Oporto. Vino producto de la adición de aguardiente al vino cuando está en proceso de fermentación.
al mismo tiempo que arquea su coño en mi mano, odiando lo mojada que se
pone cuando peleamos.
Soy un maldito imbécil por querer provocarla, haciéndola enojar y
después deslizar mi mano entre sus piernas y quitarla. Y realmente no quiero
hacer eso, porque ella de verdad que es buena, la excepción confirma la regla.
Hermosa e inocente, quiero que se quede así para el resto de su vida. No puede
ver lo que veo, eso romperá su corazón.
Uno de los ajustes más difíciles para mí de cambiar de militar al sector
privado son los clientes como Morgan Reid. Si Jason no tuviera su propia
agenda, nunca lo hubiera tomado como cliente.
Si Jason no hubiera hecho lo que hizo, estaría libre de este trabajo. En
una playa en alguna parte, enseñándole a Hailey cómo navegar y haciendo el
amor con ella en la dicha al aire libre.
Pero en jerarquía de lo que realmente importa, mis bajos impulsos no
están en ninguna parte cerca de la seguridad internacional.
Obstruyo mis pensamientos sucios mientras ella hace su camino por
alrededor de la habitación. En el momento que está frente a mí, estoy de vuelta
al frío hijo de puta al cual está acostumbrado. Le doy una sonrisa feroz, porque
es la mejor defensa a un buen ataque.
—¿Por qué estás sonriendo? —pregunta, con razón sospechosa.
—Estoy pensando en las maneras que puedo torturar a los gatitos6 —
murmuro en voz baja, manteniendo mis ojos en su hermana, mientras habla con
Tag al otro lado de la habitación. Lo último que necesito ver es a Hailey
ruborizándose si lo entiende o frunciendo el ceño si no.
—No me sorprende —Hace una larga pausa y luego toma aliento. Ahí
está—. Espera, ¿Eso es una referencia a coño? ¿Quieres follarte a mi hermana?
Porque eso es asqueroso. Supongo que sería parte del camino para ti.
Mierda. Hay una parte de mí que quiere dejar las cosas así, pero su voz
deja la idea que alguien preferiría a Taylor—tetas falsas, risa falsa, comida falsa
de no calorías por favor—a la profundidad de Hailey y sexy como el infierno con
belleza natural.
—No estaba pensando en tu hermana. Ni ahora, ni nunca.
—Entonces… —Se va callando y la miro de reojo, incapaz de resistir. Sus
mejillas, de hecho están sonrojadas, con labios entreabiertos, y estoy
totalmente arruinado.
Me giro hacia ella y bajo mi voz, asegurando que mis palabras sólo sean
para sus oídos. —Es tu coño el único que quiero devorar. Quiero lamerte y

6
Se refiere a coños
hacerte gritar. Que te vengas por toda mi cara y luego conducir mi polla tan
profundo que me sentirás por toda una semana.
—Eso no suena como una tortura —susurra.
—Mis planes siempre se salen de los rieles a tu alrededor. Pero si
también me deseas, podría inclinarte en el sillón, deslizar mi mano hasta la
parte posterior de tus muslos y probarte, mientras que los zánganos de tu
familia hablen de chorradas sin sentido. Te pondré húmeda y dolorida, y te
dejaré así hasta que te lleve a casa.
Jadea, sus labios cayendo en una perfecta “O”, haciendo que me duelan
las bolas y que mi polla palpite en la promesa de ella chupándome en su
pequeña boca caliente. Una promesa que no hizo, tengo que recordarme. A
pesar de que hemos compartido un beso y la hice venirse, la mayoría de las
veces no le agrado.
Con buena razón, porque estoy a punto de decirle que debería hacer algo
que realmente no quiere hacer, plantarse ahí, renunciar a algo de su privacidad
y todo por su familia, que no parece que dieran una mierda por ella.
No soy un buen hombre. No merezco su boca cerca de mi polla, eso es
absolutamente seguro.
Como si llegáramos a la misma conclusión, tensa su rostro en una
máscara suave que rivalizaría con un Kennedy y se aparta de mí. —No, no sería
una buena idea.
De ninguna jodida manera. —Y sin embargo me vas a dejar que te lleve a
tu casa.
—¿Todavía tienes novia?
Arrepentimiento duele en mi pecho en recuerdo de como eso la lastima.
—Esa relación —Y utilizo esa palabra libremente—, ha terminado.
—¿Por mi culpa? —pregunta en voz baja, su cara sigue en blanco, pero
sus labios están un poco más oscuros. Sus ojos un poco más amplios. Solo lo
suficiente para hacerme pensar que no tiene idea de lo mucho que me afecta.
Está llena de esperanza, y soy un maldito imbécil por jugar con su corazón.
—Sí.
Mira al frente y poco a poco se muerde el labio inferior. Y de nuevo estoy
putamente duro. —Entonces tal vez puedas llevarme a casa —habla lento y con
un descaro inesperado—. Si eres un buen chico y me sacas de aquí
rápidamente.
Me aclaro la garganta y doy un paso al centro de la habitación. —
¿Hablaremos del por qué todos nosotros estamos aquí esta noche?
9
Hailey
Soy una completa idiota. Es como si mis bragas se quitaran a sí mismas
tan pronto como Cole venga y susurre algo sucio en mi oído.
Regla número uno de las chicas buenas: distanciarte de la familia sin morales.
Regla número dos de las chicas buenas: no quitarte las bragas por alguien quien
te liquidará debajo del río por un pago.
Técnicamente hablando, aún no me las he quitado por Cole, él sólo las
hizo a un lado la semana pasada. Y antes de eso se molió contra ellas. Y esta
noche las puso húmedas.
Santa mierda, tengo que dejar de pensar en Cole y mi ropa interior,
porque él actualmente está esbozando un plan que es todo lo contrario a lo que
yo quiero.
—El enfoque del artículo no debe ser Taylor, u otra de sus parejas. Les
vamos a vender a Alison y Hailey —dice, repitiendo la sugerencia que me
enfurece. Él alegremente ignora las dagas que estoy disparando en su dirección
con mis ojos—. Conseguir un poco de buena prensa para la familia con motivo
de cambiar.
Ali me da una mirada nerviosa, porque sabe que no voy por ello. No lo
haré. Absolutamente, bajo ninguna circunstancia…
Cole se da la vuelta y me clava una mirada dura. Sus ojos ámbar me dicen
muchas cosas, incluyendo un confía en mí y he tenido mi boca en tu vagina, deja
de mirarme como si fuera el diablo.
Diablo podría ser una palabra demasiado fuerte, pero no es el tipo de
hombre del que pensé que me enamoraría. Porque no puedo confiar en él y él
sabe eso, estrecha sus ojos y se gira de nuevo al grupo.
—Bien, Alison y Morgan junior, tal vez.
Ante la pérdida de su mirada, me siento despojada y por un minuto de
estupidez considero ponerme de pie y comprometerme a que haré la entrevista
después de todo.
—No, eso no es interesante en lo más mínimo —dice mi madre desde la
esquina. Nadie reacciona, tampoco Morgan, lo que hace que mi corazón se
rompa un poco. Frío se desliza por mi espalda mientras ella sigue, sin mirar a mi
hermano—. Por supuesto que Hailey lo hará. Incluso podría enseñar esa caridad
en donde trabaja por un poco de buena popularidad.
Sé que lo hace a propósito, pero todavía se lo regreso abruptamente. —
No es una obra de caridad. Es una agencia de empleo. Y por supuesto no habrá
nada de eso. En primer lugar, mi vida no es del consumo público y en segundo
lugar, no es tan interesante.
—Eres una mocosa desagradecida —se queja Taylor y quiero darle una
bofetada.
—Hay una diferencia entre ser desagradecida y rehusarse a ser una
desagradecida. Yo pago mi renta, compro mis propios alimentos. Aguanto esta
mierda…
—Lenguaje, Hailey. —Como si mi madre no maldijera. Excepto que no lo
hace. Suspiro—. ¿Tal vez si pensaras que esto haría feliz a tu abuelo?
Él habría sido feliz si no lo hubieras derribado hace veintiséis años, me
digo a mí misma. Pero ella no está en lo incorrecto. Mi abuelo materno, quien
pagó mi matrícula universitaria y nunca pidió algo a cambio, me diría que este
es un momento para ser desinteresado y el único costo sería la molestia
momentánea.
Y tal vez me los podría quitar de la espalda por un tiempo. Una chica
puede soñar.
—Bien. Una entrevista. No aquí, pueden venir a mi apartamento o nos
veremos en Starbucks —Mi voz se tensa ya que estoy de acuerdo y puedo sentir
a Cole mirándome.
Y sólo para demostrarle que estoy bien con la zona gris de la moral,
podría hacer eso.
A la mierda sin sentido en compañía del chico malo.
Cuidado mundo. Hailey Reid ha dado la vuelta a una página nueva y será
bueno y sucio.
A medida que la conversación se remolina en el meollo de los detalles,
los “puntos de discusión”, Tag les habla, mi atención se vuelve hacia un
específico chico malo que tengo en mente. El único chico malo que alguna vez
me llamó la atención.
¿Por qué tiene que estar en la nómina de mi padre?
Él no parece darse cuenta de que lo estoy observando, pero cuando saca
su teléfono vibrando de su bolsillo y se excusa a sí mismo en el pasillo, decido
seguirlo.
Le doy una ventaja, que es estúpido, porque no soy cautelosa en lo más
mínimo, Taylor me sonríe, mientras me excuso ya que sabe que jugaré a las
manoseadas y caricias con el criado. Entrecierro mis ojos y le lanzo un jódete en
silencio a su dirección.
También es estúpido porque ahora no lo encuentro. Crecí en esta casa,
pero es enorme y no puedo adivinar a dónde ha ido. Hay cuatro baños en este
piso, pero si él quería privacidad, pudo ir arriba o a la biblioteca.
Tomo una suposición salvaje en la última opción y me dirijo a esa
dirección, pero no llego muy lejos. Lo encuentro de pie fuera de la oficina de mi
padre. Tiene su teléfono en su mano, pero algo no anda bien.
—Hola —digo en voz baja, no segura de cómo sentirme acerca… algo de
esto. De noche. Siguiendo a Cole y encontrarlo aquí, tranquilamente no
haciendo lo que sea por lo que se excusó.
—¿Lista para ir a casa? —pregunta, frío y distante de nuevo, y eso está
bien. Estoy acostumbrada a esta rutina de fuego y hielo ahora. Probablemente
eso es la primera señal del síndrome de Estocolmo.
—Pronto, sí —vacilo, entonces pregunto la cuestión que está en mi
mente, porque ¿qué tengo que perder?—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Recibí una llamada.
—No estabas en el teléfono.
Hielo se convierte en granito. —Haces muchas preguntas.
Eso es el tipo de respuesta que dan los chicos malos en las películas, y un
escalofrío de miedo pasa a través de mi cuerpo. No tengo miedo de Cole, pero
de repente tengo miedo de lo que está pasando, porque no parece del todo
bueno.
Cole no es un chico de Relaciones públicas, en verdad no. Su borde es
demasiado fuerte, su visión del mundo demasiado rígida, incluso cuando finge
que no lo es.
De repente, estoy segura de que algo está pasando y no me gusta.
Me excuso para refrescarme, corriendo antes de que él pueda leer cualquier
cosa en mi expresión, y cuando regrese a la sala, me acomodaré y estaré más
tranquila exteriormente.
Me guardo el resto de mis preguntas para cuando estemos en el coche,
de regreso a la ciudad. Pero a medida que viajamos a través de la noche, todas
se derraman sobre mi lengua y labios. —¿Qué está pasando en realidad?
—¿Qué? —Él me mira, estudiando mi cara. ¿Qué es lo que está
mostrando? ¿Duda? ¿Desconfianza?
Tomo una respiración profunda. —No besas como un abogado
asqueroso.
Sus labios se contraen en una máscara de suavidad. —Tal vez porque no
soy un abogado.
—Tampoco asqueroso.
Sus labios se curvan por eso. —No lo hagas, Hailey.
—¿No haga qué?
—No me conviertas en un caballero blanco. No soy un buen tipo.
—Solías serlo.
—En realidad no. —Suspira—. Incluso los buenos hacen cosas malas por
buenas razones.
—¿Cómo qué?
Se ríe áspero y falsamente. —Eso es clasificado.
—¿Sólo cuán malo es mi padre?
—No vayas allí.
—Eso suena vagamente como un “no preocupes a tu linda cabecita por
eso”.
—Bueno, tu cabeza es bastante bonita. Y no quiero que te preocupes.
Dejo escapar un gruñido de exasperación. —No es como si fuera a decir
algo. No soy…
Suspira, interrumpiéndome. Sus siguientes palabras salen en una extraña
mezcla de orden y petición, como si estuviera tratando de ser cortés y falla. —
Déjalo.
—Estabas en su oficina esta noche.
—Eso no es dejarlo ir.
—Eres un pésimo espía.
Esta vez su risa es más cálida. —No soy un espía.
—Apuesto que eso es lo que dicen todos los espías.
—Probablemente.
Así que Cole no es solo un reparador en Washington. Tal vez esa es la
razón de que puedan cobrar tanto dinero para “Relaciones Públicas”, porque
todos ellos secretamente son espías y asesinos.
Por un lado, esto es ridículo. Pero por un segundo, pienso, oh Dios, he
salido con un asesino.
Lo dejé devorarme. Y lo disfruté.
Si tuviera oportunidad, probablemente le daría a este asesino una
mamada porque no puedo dejar de pensar en lo grande que se sentía su pene y
lo poderosa que podría ser. Tendría un tatuaje de un rifle de francotirador o
algo extraño como eso…
Las fantasías a lo James Bond se acumulaban a lo loco. Necesitaba poner
una tapa sobre ellos, pero Cole escalando un edificio… Cole en combate cuerpo
a cuerpo… Cole saltando de un avión…
—Jesús, Hailey. ¿Qué parte de nuestra platica puso esa mirada en tu
cara? —Cole le da un tirón al auto en una esquina y acelera en una curva.
Desliza su mano sobre mi rodilla, tirando de mis piernas separadas.
—No tengo una mirada en mi cara —susurro, pero mis mejillas están
calientes y mis labios están húmedos, porque yo sólo los lamo y Cole empieza a
mirarme como si estuviera recordando nuestra conversación en el Kennedy
Center.
Los lamo de nuevo.
—No soy un buen tipo —repite, frotando los dedos en el interior de mi
muslo. Una marca abrasadora que estoy dispuesta a aceptar, porque su toque
me enciende como ninguna otra cosa lo ha logrado.
—No creo que me importe. —Mis palabras son entrecortadas,
desesperadas. No sueno como yo en absoluto. Tampoco me preocupo por eso.
—Deberías.
Otro giro, otra presión caliente de sus dedos contra mi pierna. Otra célula
cerebral que se da por vencida a la lucha. Ha. No estoy luchando contra eso.
Quiero esto más que a mi respiración siguiente.
Tan pronto como él aparca su todo terreno en el estacionamiento frente
al edificio de mi apartamento, antes de que me quite el cinturón de seguridad,
sus manos están en mi cabello y toda su boca sobre la mía.
—No soy un espía, chica tonta. Pero es complicado —dice en tono áspero
mientras se aleja de un largo, lento y profundo beso que me deja sin aliento y
con un poco más de dolor—. Aquello no tiene nada que ver con lo mucho que te
deseo. No voy hacerte daño.
Me río. —Claro que lo harás. No me mientas mientras te metes en mis
pantalones.
Acaricia mi mejilla con su pulgar, su mirada es dura y penetrante
mientras analiza mis palabras. Nerviosa, la culpa se arrastra en mi pecho,
porque le estoy pidiendo algo que hasta ahora está fuera de mi ámbito de
experiencia, es posible que eso sólo no pase. Hey, hombre peligroso. ¿Quieres
utilizarnos el uno al otro por la noche?
Pero a Cole nunca le toma mucho tiempo leer la situación, lo he
aprendido, incluso cuando la situación crece y en mi cabeza.
Él aprieta la parte trasera de mi cuello, más duro de lo que esperaba. Más
duro de lo que es cortes.
Me hace gemir, y sus ojos se oscurecen. —Bien. Esto no terminará bien. Y
a tus pantalones no es a donde quiero entrar, pero a tu caliente, apretada,
jodidamente dulce vagina sí. He tenido mis dedos en tu interior. Tu agarre es
tan apretado, hermoso. Tienes un coño hambriento, es una preciosidad. Y sabe
a la mejor clase de pecado. ¿Eso es lo que quieres que diga?
No le respondí. No tengo que hacerlo. De nuevo está encima de mí,
presionando mi espalda contra la puerta del pasajero, lamiendo su camino en
mi boca. Todavía está acariciando mi mejilla con su pulgar y los dedos
curvándose dolorosamente alrededor de mi nuca. La combinación es intensa y
quiero más de eso.
—Sí —jadeo, tirando de su chaqueta—. Dilo. De nuevo.
—Chica sucia —murmura, rozando a medias su mano contra mi clítoris—.
Te llevaré al interior, entonces. Adentro y en tus rodillas. Le debes a mi polla un
largo y húmedo beso.
10
Hailey
Cole mantiene una mano en mi cadera o la parte baja de mi espalda todo
el camino hasta mi apartamento. Abre la puerta para mí, porque claro que
conoce el código de acceso, pero cuando saca sus llaves, y me doy cuenta que
tiene una llave de mi apartamento, que yo no le di, abro la boca para reprochar.

Antes de que pueda decir una sola palabra, me besa, caliente y duro. Y yo
le devuelvo el beso, porque él sabe a hombre, menta y poder. Pero le muerdo el
labio inferior, debido a la invasión de privacidad y principios.
El conflicto me molesta. Que ya no me esté besando me molesta, y que
se esté riendo de mí, sus ojos viajan por todo mi cuerpo como si ya me tuviera
desnuda y abierta para él…. Eso me molesta también.
Y me excita.
—Cole —Empujo su cuerpo. No se mueve, pero se quita la chaqueta. Soy
una completa idiota. Es como si mis bragas se bajaran ellas mismas tan pronto
como Cole pasa y susurra algo sucio en mi oído.
—Desnúdate, hermosa —Me sonríe, con otra mirada lobuna que se
derrite en mi interior. Él se afloja la corbata.
Me quito mi abrigo, entonces cruzo los brazos en frente de mi cuerpo—.
Te dejaste pasar a ti mismo en mi apartamento.
—Tu culo estaba en mi mano y tu boca magullada por mis besos. Supuse
que tenía el permiso de entrar.
—Tú tenías permiso de entrar después de que yo abriera la puerta. Y te
invitara.
—Una invitación para café o un juego de mesa de mierda, Hailey. Tengo
una llave, la use. Era la manera más rápida de poner mi pene dentro de ti. Lo
cual, por cierto, tiene que pasar ahora. De rodillas —Sus manos van a su
cinturón y mi útero da un tirón. Mi maldito útero. Qué demonios.
Levanto la mano—. Espera, creo que tenemos que establecer algunos
límites. No puedes tener una llave de mi apartamento.
—Si me dejas mantenerla, te despertaría con mi lengua entre tus
piernas.
Sí, por favor. Me puedo sentir húmeda con tan sólo la idea, y junto mis
piernas en la débil resistencia—. ¿Sabes lo loco que suena eso?
—Bien —Saca las llaves de su bolsillo, acechándome mientras quita una
del anillo de plata. La mete en el bolsillo de mi falda de mezclilla, entonces
engancha sus dedos en mi cintura y me jala golpeando nuestros cuerpos juntos.
—Me vuelves loco. No necesito una maldita llave. Puedo forzar tu
cerradura cuando quiera probar tu coño, pero dime más acerca de esos límites
que deseas establecer entre nosotros.
Él inclina mi cabeza y enciende un rastro húmedo con su boca en mi
cuello. Sus dedos trabajan en los botones de mi camisa y no puedo pensar con
claridad. Quiero sus pulgares en mis pezones y su muslo entre mis piernas, y no
tengo que pedirlo. Tan pronto como abre un par de botones, me está
atormentando a través del encaje de mi sujetador, trabajándome como una fina
guitarra mientras él me muele contra la puerta por la cual acabamos de pasar.
Encajamos como dos malditas piezas de rompecabezas, pero tal vez ese es el
punto.
Tal vez estoy jodida, y Cole es justo lo que necesito para no sentirme
completamente sola.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y me imagino por un segundo
que él podría tomarme justo aquí. Pero estoy usando medias y botas, no hay
nada sensual sobre una chica gordita batallando por salir de licra y cuero.
—Hey… —Suspiro mientras su boca se abre paso por delante de mi
clavícula, levantando la piel de gallina a través de la piel sensible de mi pecho—.
Me voy a poner más cómoda, espera.
—¿Ese es el código de chica para darte tiempo de hablar contigo misma
sobre esto?—Cole abre la boca, cubriendo mi pezón a través del sujetador y
raspando uno con cuidado entre sus dientes.
—No lo es, lo prometo —susurro.
Da un paso atrás y agita su mano como diciendo, ve a hacer lo tuyo.
Me escabullo a mi dormitorio y enciendo la lámpara, agradecida por su
atractivo resplandor. Pateo fuera mis botas y medias, las empujo en una
pequeña pila de ropa en la esquina de mi armario. Mi cama está hecha, la
compruebo y la vuelvo a comprobar. Tengo una caja de condones en la mesita
de noche. El optimismo finalmente da sus frutos.
Me quedo mirando mi reflejo en el espejo de la parte trasera de la
puerta. Mi cabello está revuelto, mis labios hinchados y mi camisa está colgando
abierta. Soy un lío caliente, pero… es un poco sexy. Me sonrío, desabrocho dos
botones para tratar de mostrar la mayor parte de mis curvas. Pienso en
quitarme la falda, pero es mejor que Cole no vea toda magnitud de mis muslos
hasta después que tengamos sexo.
Además soy linda.
Eres linda, me digo a mi misma en el espejo.
La chica gordita me regresa la mirada, no del todo creyéndome.
Le das a Cole Parker una erección.
Eso funciona. Ella resplandece en la sonrisa más grande del mundo.
Dando un paso de regreso en la sala, encuentro a Cole inclinado sobre mi
cesta de tejer—. ¿Qué pasa con ustedes, chicos? Wilson tenía un millón de
preguntas sobre mi tejido cuando hiciste que me cuidara ese día.
Él se encoge de hombros mientras se da la vuelta, y yo casi lo pierdo.
Casi.
Mi sangre corre fría—. ¿Cole?
—Ven aquí —Su voz es áspera. Distractora.
Bueno casi—. ¿Qué hay en tu bolsillo?
—Nada.
—Dime algo sobre tejer.
Él me acecha, y sé que cambiará el tema a sexo.
—No me puedes distraer con tu lengua. Para.
—Puedo y lo haré —Se detiene a pocos pies de distancia y me mira de
pies a cabeza con una copia de seguridad de nuevo—. Mírate. Jesús. Es un puto
milagro que no te follara esa primera noche.
—Apuesto que le dices eso a todas las chicas que fastidias.
—Aquello no es fastidiar y realmente no lo hago —Se ríe—. ¿Quieres que
te diga sobre todas las mujeres que he follado y como ninguna de ellas se
meten bajo mi piel como tú lo haces, en tu falda de mezclilla y sujetador blanco
asomándose de esa manera?
—¿Qué era aquello entonces? —Estoy ignorando el hecho donde dice
que me meto bajo su piel. Sé todo sobre eso, lo raro que es tener a alguien en
tu corazón y alma y lo desconcertante que es.
—Nada.
Hago un ruido áspero—. Respuesta incorrecta.
—Cuando Wilson estaba aquí, probablemente no paraba de hablar sobre
tu tejido, ¿no? Apuesto que tú estabas acurrucada justo en frente de la cesta y
hablando en su oído como por una hora.
Me sonrojo—. ¡Él me estaba haciendo un millón de preguntas!
—Probablemente él entró en pánico. Aficionado de mierda. Patearé su
culo por eso —Cole saca algo parecido a una cámara web de su bolsillo—. Él
estaba buscando una oportunidad para tomar esto.
Es oficial, no estoy consiguiendo un polvo está noche. Suspiro,
sorprendentemente no estoy más enfadada. Quiero decir, estoy como loca,
pero es mayormente decepción frustrada. —Enserio, ¿Cole? Vete.
—No me estoy ocultando de ti.
La histeria se apodera de mi risa. —Oh, Dios mío, como si estuviera bien.
¿Has estado espiado mi apartamento? ¿Qué demonios?
—Es por tu seguridad.
—Mantuviste una llave.
—Te la devolví.
Cavo en mi bolsillo, y la saco… no es mi llave. El molde de plata es
demasiado largo, y tiene el número equivocado. Le doy una mirada feroz a Cole,
quien simplemente se encoje de hombros.
—Está bien, así que no te la devolví. Pero esa es la llave de mi
apartamento. En caso de que alguna vez la necesites.
Me mintió. Siempre me va a mentir. Quiero a ese hombre más que mi
próximo aliento, pero no puedo confiar en él. Lo miro, mi visión se oscurece.
—Hailey, necesitas respirar.
Aspiro en un aliento enojado, luego dejo salir las palabras. —No la
necesito. Nunca la necesitaré. ¡Ese no es mi mundo! ¡Y no sé dónde vives! Esto
está más allá de lo jodido.
Él empieza a decir algo, pero ferozmente me alejo. No llego muy lejos.
Me agarra por la cintura y enjaula con su cuerpo, mi espalda contra su pecho.
Sus brazos alrededor de mi cintura. Su boca contra mi oído. —Hermosa. No soy
un buen tipo. ¿Verdad? Lo sabes. Pero no te haré daño. Y algún día, tal vez me
necesites más que esto. No importa para qué, siempre puedes venir a mí.
Niego con la cabeza, sin querer procesar lo que está diciendo. Es una
locura.
—Si nos encontráramos en un momento y lugar diferente, me hubiera
gustado que me enseñaras cómo ser bueno. Porque eres tan buena que me
haces desear tener un corazón. Por ti, trataría de ser un hombre normal, con
sentimientos y todo.
Pero eso no sucederá. Él tiene razón. No importa. Todo lo que tenemos
es furiosa pasión entre nosotros—y este momento, escucharlo prometer mierda
que nunca voy a conseguir, me llena de rabia extra. Por suerte, no necesitamos
agradarnos entre sí para satisfacer nuestra hambre física.
—Cállate —le digo, luchando en sus brazos—. ¡Cállate! Deja de ser tan
tranquilo y distante.
Muele su erección contra mi culo al mismo tiempo que desliza su mano
dentro de mi camisa. —¿Esto se siente distante? Estoy aquí, Hailey. Mala idea y
todo, estoy aquí para follarte porque es lo que necesitas. Estoy tranquilo porque
estoy entrenado para que no me importe una mierda. Lo siento, nena, eso es lo
que soy.
Sus palabras y acciones no coinciden. Me sostiene tan fuerte, pero me
toca con tanta suavidad. Podría estar entrenado para que no le importe una
mierda, pero no soy la única que necesita esto. Una lágrima se desliza entre mis
parpados, quemando mi cara y sacudo la cabeza. No, no estaré triste. Seré sexy,
valiente y egoísta.
Porque lo deseo, y lo tendré. Y tal vez sea lo mejor si se fuera de mi vida
una vez que la noche termine.
Me tuerzo fuera de sus brazos y me volteo, mis dedos trabajando
rápidamente en los botones de mi camisa. Arruinándolos, por él. Por su hambre,
su mirada oscura. Por la forma en que me acecha, acorralándome en mi
dormitorio.
Saca una pistola de la funda trasera de sus pantalones y suena cuando la
deja en mi mesita de noche. Luego se despoja de su propia camisa, y echo un
vistazo de su amplio pecho. Los músculos de su hombro se ondean, uno
cubierto con tinta descolorida, el otro con una cicatriz horrible. Jadeo y me
apresuro hacia él, tocándolo, él murmura en mi cabello, alguno sobre alguna
mierda acerca de la que no debo preocuparme. Dios.
Mi respiración es irregular y dura mientras me besa, despojándome
lentamente del resto de mi ropa mientras nos hundimos en un intercambio
agridulce de deseos mudos.
Para que todo sea diferente.
Para que ésta noche dure para siempre.
Para que yo no sea tan dolorosamente inocente, o para que Cole no sea
brutalmente frío. Tal vez podríamos encontrarnos en el medio si yo no fuera tan
Pollyanna7, y él no llevará dos—no, tres pistolas. Jesús. Me quedo mirando la
colección cada vez mayor en mi mesita de noche y me pregunto para qué
demonios estaba armado cuando fue a la finca de mis padres.

7
Pollyanna: Es una novela de Eleanor H. Porter publicada en el año 1913. El libro fue un éxito en
cuestión de días y añadió un nuevo término al diccionarió del lenguaje inglés: Pollyanna se usa para
describir a una persona que es optimista de manera exagerada.
Conmigo.
Se inclina alrededor de mi espalda, empujando mi torso hacia delante de
la cama.
—Tal como una princesa, con una gran cama alta —murmura con las
manos yendo de mi espalda a mi culo—. Justo la altura correcta para un hombre
malo te doble sobre ella y te folle.
—Hazlo —incito, presionando.
—¿Eso es lo que quieres, hermosa princesa? ¿Qué el hombre malo sólo
haga lo que tú quieras? —Cole traza un camino con sus dedos al interior
burlándose de mí, encontrándome mojada y lista para él—. No lo creo. ¿Y
sinceramente? No me importa.
—¿Qué vas hacer? —pregunto sin aliento, porque no estoy jugando para
nada. La anticipación tiembla por debajo de mi piel, calentándome desde
adentro hacia afuera. Arqueo la espalda, descaradamente dándome a
conocer—. ¿Me vas a azotar, hombre malo?
Cole gime y allana su palma sobre mi culo mientras que con la otra mano
sigue acariciándome el coño muy suavemente—. Es buena idea.
Mi respiración disminuye, o tal vez solo la sostengo, mientras él me
separa las piernas. Se estrella contra mí, sus propias inhalaciones no son
constantes y tranquilas como estoy segura que le gustaría que fuesen. Me
gusta. Me levanto de puntitas, dando más de mí. Ahora estoy resbaladiza,
incluso mojada y sus dedos se sienten tan bien. Probablemente me podría venir
justo así, solamente estrellándome contra él….
Nada. El saca su mano, haciendo un sonido de desaprobación. Ya somos
dos, pero mi gemido se convierte en un jadeo ahogado mientras sus dedos
regresan en un azote rápido.
Contra mí jodido coño.
—¡Ah! —Estoy jadeando, tratando de recuperar el aliento, pero no
puedo entender por qué. No es que doliera. Es sólo… me muelo contra él, y lo
hace de nuevo, haciéndome gemir y presiono mi cara en la colcha. Jesús. Estoy
tan cerca de venirme, duro, y todo lo que él tiene que hacer es golpearme una
vez más…
Así que por supuesto no lo hace. Bastardo. Me da la vuelta como si fuera
un maldito huérfano y él se sube encima de mí—. ¿Esto es lo que quieres,
Hailey? ¿Quieres un poco de sexo sucio con alguien al que no volverás a ver
nunca más?
—Estoy bastante segura por el maldito historial de mi familia que te veré
de nuevo.
Apoya sus brazos a cada lado de mi cabeza y quita un poco de cabello de
mi mejilla. Sus ojos son oscuros, casi negros en la penumbra de mi habitación y
un nervio tiembla en su mejilla. Entre nosotros, su pene descansa pesadamente
en mi suave vientre. Sus muslos me presionan abierta y no tomaría mucho
unirnos.
Lo miro, mi aliento relajándose. Lo deseo, en una especie de dolor
profundo. Pero estoy atemorizada de nuevo, porque esto es demasiado.
Demasiado íntimo. Quiero esto una y otra vez, para el resto de mi vida. Cole,
duro, grande y encima de mí.
Seguro, sexy y real.
No. No puede pasar. Quiero esto demasiado. Otra cosa tiene que pasar
en su lugar. Lamo mis labios, que se ha convertido en una forma abreviada de
una mamada y me meneo por debajo de él—. ¿Pensé que me querías sobre mis
rodillas?
—Creo que te quiero justamente así —Ronca y rica, su voz me deshace—.
¿Puedes manejarlo?
Ni siquiera un poco.
—Por favor —susurro—. Sólo una probada. ¿No quieres follar mi boca,
hombre malo?
—Detente —Rechina sus dientes, mientras su pene pulsa en mi contra.
Una pelea sucia entre el bien y el mal se está reproduciendo dentro de él, y no
puedo manejar al Cole bueno. En un minuto me enamoré del Cole bueno en
New York, así que necesito que el Cole malo salga a jugar.
—Sosteniendo mí cabello. Ahogándome. Pintando mi cara con tu…
Me interrumpe con un duro, beso castigador. Así que lo muerdo. Se ha
convertido en nuestra manera.
O tal vez sólo mi manera.
Definitivamente hay una posibilidad que yo sea la jodida aquí. No es una
sorpresa. Soy una Reid. Era cuestión de tiempo para que mis defectos se
mostraran.
—No en tus rodillas —Rueda sobre su espalda, jalándome hacia él por un
beso más antes de envolver mi cabello en su puño sosteniéndome en un lugar
mientras me apoya entre las almohadas. Tengo mi primer vistazo de su pene
mientras se mueve entre sus piernas. Grueso, largo, devastador y cubierto con
piel de aspecto suave, incluso cuando se tensa. Estableciéndose a la izquierda,
contra su cadera, balanceándose un poco en el aire, dándome una clara visión
de sus bolas, también. Respiro su aroma, limpio, con una masculinidad
almizclada que hace mi boca agua.
Se ríe, suave y lento, en un estruendo tranquilo—. ¿Qué estás esperando,
una invitación?
Me río de la tomada de pelo inesperada. En absoluto, esto no va como
esperaba. Es intenso en un minuto, divertido al siguiente.
—Sólo me tomo mi tiempo —Respiro, volteando mi cara a su pene, que
ahora apunta directa hacia mi boca. Perfecto. Saco mi lengua y lamo la gota pre-
seminal esperándome, disfrutando de la forma en que él silba.
Disfrutando de su sabor en mi lengua.
Queriendo más.
Lamo alrededor de la gruesa corona, saboreando el sabor de su piel
aterciopelada, antes de deslizar toda mi boca sobre la cabeza y tomarlo
profundamente. Bueno, algo profundo. Él es grande y mi boca no lo es.
—Más —gruñe, y entonces hay más y de hecho puedo tomarlo. Levanta
sus caderas lentamente, al mismo tiempo que guía mi cabeza más abajo, su
mano alternando de presionar la parte trasera de mi cuello y acariciar mi
cabello.
Es lo que lo hace insoportable, la suavidad de sus caricias. Lo necesito
duro y áspero, y él sabe lo que quiero. Sabe que lo tengo en un estereotipo.
Pero esto, la gentil caricia y empuje, y de repente su polla queda
enterrada en mi garganta, y estoy luchando por respirar por mi nariz… esto es lo
que necesito.
Cole desvía su mano libre—la que no está en mi cabello, guiándome
mientras lo chupo—tocando mi mejilla y bajando a mi cuello, encontrando mis
oscilantes pechos. Gruñe de nuevo mientras acuna uno de mis senos, y ese
simple toque derriba la última de mis defensas. Puedo intentar dirigir sexo sucio
con él, o sólo podemos tener sexo sucio.
Me hago hacia atrás, presionando un húmedo beso final en su polla
mientras que retrocedo en mis talones—. Los condones están el cajón superior.
—Gracias a Dios —murmura, tomando uno. Observo mientras se desliza
la protección, entonces me arrastro por encima de él. Me golpea el culo
mientras me alzo entre los dos y me hundo en su longitud.
Se necesiten tres presiones lentas para tomarlo completamente, y en el
tiempo que está profundamente dentro, estoy a mitad del camino de irme. Me
inclino hacia delante, apoyando mis manos sobre sus hombros y sus brazos
sólidos se envuelven a mí alrededor, sosteniéndome allí. Está mirando mis tetas,
lo cual es bueno, porque no sé cuánto contacto visual puedo soportar mientras
trato con el hecho, que nada en el mundo entero se ha sentido tan bien como
Cole Parker llenándome.
Dice mi nombre, en voz tan baja que casi no lo escucho. Casi. No
completamente. Y es entonces que me doy cuenta… es demasiado tarde. No
estoy follando con el Cole malvado. Ese imbécil tomo un paseo cuando nos
desnudamos y el hombre dentro de mí piensa que soy hermosa y le encanta el
aspecto de mis pechos flotando frente a su cara cuando lo monto. Puede que no
sea un buen hombre todo el tiempo, pero no hay nada más que bondad aquí,
entre nosotros.
Me detengo por esa comprensión por un minuto, trato de no luchar
contra ella. Quiero estar bien con ella. Digo su nombre y él me sonríe, pero
cuando lo digo de nuevo, creo que estoy en el borde de enloquecer. Él aprieta
su puño, como si dijera: te tengo, y a pesar de toda la desconfianza fuera de
este espacio, sé que lo hace.
Saca su lengua, larga y descarada y empuja un pezón dentro de su boca.
Es como un relámpago a mi clítoris, el fuerte tirón me hace molerme contra él y
arquearme en su boca.
—Tan bonito —murmura, sustituyendo su lengua con el pulgar mientras
mueve la otra—. Malditamente exquisita y bonita, quiero que te vengas
conmigo, Hailey. Quiero tu pequeño coño apretando mi polla y ordeñando mi
puta leche, ¿me escuchas?
—Uh uh —Es todo lo que puedo manejar, porque sus palabras son como
sus dedos mágicos, trabajando con su polla palpitante y su peligrosa lengua
soplándome.
—Tienes que venirte, hermosa. Empezaré a follarte tan duro. Me voy a
sumergir tan profundo y golpear mi carga dentro de ti. Pero no puedo hacer eso
hasta que te vengas. No puedo hasta que tú estés bien.
—Estoy cerca —jadeo, rodando mis caderas mientras me hundo en su eje
una vez más—Estoy bien. Lo prometo. Sólo… más duro. Hazlo más duro.
Con un tirón, Cole nos tumba de lado, deslizando nuestros miembros
juntos mientras se pone encima de mí, sujetando mis manos sobre mi cabeza
con una mano, presionando una de mis rodillas con la otra, entonces él lo hace
duro.
Se mueve sobre mí, robándome el aliento. Muevo mi cabeza hacia atrás,
dominando la sensación y apenas noto que mi cara se encuentra con la suya
hasta que está allí.
Y sus ojos.
Dios mío.
—No me mires así —susurro.
—Demasiado tarde.
Ralentiza sus embestidas, arrastrando su gruesa polla a través de mis
pliegues como si estuviera arrastrando mi corazón a través de rocas dentadas
rodeándolo. Enamorarme de Cole Parker es el peor escenario posible. No puede
pasar.
Pero él está dentro en mí. Profundamente.
Y eso realmente pasó cuando no estaba mirando.
Lloriqueo, y él cubre mi boca con la suya, en un furioso beso mientras nos
reunimos. Juro que me desmayo durante un segundo mientras que cada trozo
de mi tiene espasmos alrededor de cada pedazo de él, moviéndose con fuerza
encima de mí, conduciendo sus caderas en mí y sosteniéndonos.
Hay un momento, justo después de que mi visión regresa, cuando la
frente de Cole se presiona contra la mía y todavía puedo saborear lo dulce de la
masculinidad de su lengua… arqueo mi espalda y mis pezones se frotan contra
su pecho, estoy totalmente lista para irme de nuevo. Por eso, se siente perfecto
y llano y… follástico8.
Y luego la realidad se estrella contra mí.
No solamente follamos. Esto no era sucio, excepto que sí lo era. Esto
era… más.
Era peligrosa en una forma totalmente diferente a la que no me alisté.
—Oh Dios mío —digo en voz alta, porque es todo lo que soy capaz de
hacer y el silencio es demasiado.
—No enloquezcas —murmura Cole, con su voz áspera y seca. Y mezclada
sospechosamente con algo de humor.
—¿Te estás riendo de mí? —Me cubro la cara y luego me doy cuenta que
deje mi cuerpo tendido y desnudo sobre la cama. Mierda. Es mi cama, y la luz es
bonita. Me voy a esconder detrás de mis manos y mi piel dorada, hay mucho de
ella, con suerte él se distraerá.
—No es la gran cosa. Sigo siendo el chico malo de las películas que odias.
Suspiro y muevo mis manos lo suficiente para mostrar mi boca. —
Realmente no te odio. No aquí, tienes un grandioso pene y una lengua
talentosa.
—Bien —Su voz de ha calentado un poco y las palabras salen fácilmente.
Me asomo a través de mis dedos mientras mueve su peso, rodando fuera
de la cama para tratar con el condón. Los cierro de un golpe de nuevo mientras
él se da la vuelta, entonces lo siento metiéndose a mi lado. —¿Qué significa eso,
está bien?

8
Fucktastic: Juego de palabras fuck (follar) fantastic (fantástico)
—Esto significa, ir a dormir, hermosa. Me iré por la mañana.
—Oh —No sé si me gusta eso.
—Y tal vez use esa llave para volver de vez en cuando. En medio de la
noche, secretamente.
—Oh —Pienso en eso por un minuto y luego sonrió—. Bueno.
11
Cole
Mi teléfono suena a las 3:45 am. Con el tono de Jason. Por primera vez en
tres años, me siento tentado a no responder.
Buenas noticias para Jason, mis sentidos deben prevalecer sobre todo lo
demás. Hijo de puta.
—¿Qué? —murmuro en voz baja, rodando lejos del dulce calor de Hailey.
—Tenemos una situación importante, manos a la obra.
—Si es un Reid, voy a matar a alguien. Si es que hay alguien para asesinar.
Él no responde de inmediato. Mierda.
—No, no es un Reid. Pero hay una situación. ¿Puedes encontrarme en la
casa del diputado Brian Fletcher?
Mi teléfono vibra con la dirección. —Claro. Estaré ahí en diez minutos.
Me pongo mi camiseta sin mangas, bóxer y pantalones de vestir. Enfundo
mis armas, la última es la Browning9. Me quedo ahí por un segundo,
sosteniendo el peso de ella en la mano. Mierda. Es mucho para ser un buen tipo
en esta habitación.
La realidad tiene una forma de establecerse y mi realidad es que los ricos
llaman cuando han hecho cosas malas. Y estoy extraordinariamente bien con el
hecho de conseguirlos fuera del colgadero.
Recojo mi camiseta de vestir justo cuando Hailey se agita. Su largo
cabello es castaño con reflejos dorados a la luz de la luna y su piel suave brilla
como un ángel. Me caigo de rodillas junto a la cama.
—Vuelve a dormir. El trabajo llama.
—No…
Me río suavemente y me inclino. —Aquí, voy a tomar una foto de
nosotros, así puedes dormir con eso.
—Buen trato —sonríe somnolienta para mi teléfono y permite que sus
ojos se cierren mientras le mando un texto—. ¿Regresarás de nuevo?

9
Browning: Fabricante de armas de fuego. Fundada en Ogden, Utah.
—Lo Haré. Te despertaré con mi lengua la próxima vez.
Ella hace un sonido gutural que me pone medio duro y presiono un beso
en sus labios antes de decir algo más. Pongo mi camisa en sus brazos y me dirijo
a la sala.
Si el diputado Flecher piensa que me veo más rudo en camisa sin mangas
y chaqueta de piel, es más a mi favor.
Cualquier idiota que me despierte a las cuatro de la mañana y me
arrastre de la más cálida y dulce cama en la que he dormido, es mejor que tenga
una muy buena puta razón, o habrá un infierno por pagar.
12
Hailey
He estado de pie durante siete minutos, pero todavía estoy
despertándome. Me encuentro parada en mi cocina, vistiendo la camisa que
Cole dejó, esperando que la máquina de café llene mi taza. Caminé a través de
la sala en mi camino a la cafeína y encendí las noticias de la mañana, pero todo
lo que puedo escuchar en este momento es The Black Keys tocando la guitarra
en mi dormitorio desde mi iPod despertador.
Necesito una ducha. Aprieto mis dedos en mis labios mientras me
sonrojo por el recuerdo de cómo Cole me habló anoche. Cómo yo hablé con él.
Burlas, bromas y pequeños fragmentos de dulzura en medio.
Esto es un desastre esperando a que suceda, lo sé, pero la próxima vez,
voy a disfrutar de el gran lobo grande y malo. O tal vez un tigre, con esos ojos
ámbar, salpicados de oro. Él definitivamente es algo, estoy segura.
Tomo un largo sorbo, mientras voy a mi habitación. Apago la música y me
paro frente a mi closet, tomando mi café, pensando en qué ponerme.
Mayormente pensando en Cole.
Pero cuando escucho su nombre, no está en mi cabeza.
Está en la televisión de la sala.
Esto es Washington. Cole podría salir en la televisión por cualquier
motivo. Pongo mi café en la mesita de noche y sacudo mi mente cuando miro el
mando a distancia para subir el volumen a la nueva historia.
Mi corazón empieza a latir dolorosamente mientras observo la repetición
de la pantalla. Cole esposado… en alguna parte. Mi pulgar se desliza sobre el
botón de reproducción, lo pierdo y me voy lejos.
Mi boca cae abierta mientras el noticiero comienza. —Tristes noticias
para los residentes de Kentucky, esta mañana la esposa del diputado Brian
Fletcher fue asesinada a tiros en una aparente disputa de amantes. Arrestado
sin incidentes en la casa de Fletcher, esta madrugada fue su amante, Cole
Parker. En un giro irónico de los acontecimientos, el Sr. Parker conoció a
Anabeth Fletcher cuando su empresa en gestión de crisis fue contratada por su
marido el año pasado. Los dos entablaron una amistad. Fotografiándose juntos
aquí en la Galería Nacional a principios de este año…
Mi Cole. Las fotos parpadeando en la pantalla no son desconocidas para
mí, por supuesto. Él ha estado con muchas mujeres, en su mayoría casuales, no
de relaciones. A veces como un escolta educado. Es un hombre apuesto, en
confianza por parte de sus maridos.
Me hundo en mis rodillas. Dios mío. Me duele el pecho.
Esto es un error.
Sin duda se trata de un…
Recuerdo el último mes. El repentino interés de Cole en mí.
Su vigilancia a mi apartamento, totalmente innecesaria para el drama de
mi hermana.
Mi conveniente show de celos y su ruptura con Penny.
La noche anterior.
Mi estómago se revuelve.
Él sabe lo mucho que odio el escrutinio público, cómo me he escondido
del punto de mira de ser una Dashford Reid. Joder. Ni siquiera quiero ser una
Reid, no importa cuán común sea el nombre.
Y él me hizo esto de todos modos.
Dormía conmigo, sabiendo…
Me arqueo ante ese pensamiento, mi atención arrastrándose de vuelta a
la TV.
—La autopsia se realiza el día de hoy para determinar la hora exacta de la
muerte. El Sr. Parker, visto aquí, temprano ese día, llevaba una camisa de vestir,
la policía está buscando… —De nuevo, las palabras corren juntas en un zumbido
enloquecedor mientras miro hacia abajo, a la camisa azul con la que me
desperté. Esa con la que me froté la cara y envolví alrededor de mi cuerpo
desnudo con una sonrisa.
Es cuando realmente lo entiendo.
Yo soy su coartada.

CONTINUARÁ...
Traducido – Corregido –
Diseñado en:

¡Visítanos!

También podría gustarte