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UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA

FACULTAD DE MEDICINA

LABORATORIO DE SIMULACIÓN

CURSO SOPORTE VITAL BÁSICO Y AVANZADO.

Luis A. Aristizábal V, MD

DESFIBRILADOR EXTERNO AUTOMÁTICO. (DEA)

Los desfibriladores externos automáticos (DEA), son dispositivos computarizados,


modernos, confiables, y sofisticados, que por medio de señales auditivas y
visuales, ayudan al rescatista, a terminar ritmos desfibrilables como la fibrilación
ventricular o la taquicardia ventricular sin pulso, que tienen a alguien en paro
cardiorrespiratorio.

El DEA fue inventado en el año de 1970 por un cirujano, un médico de urgencias


y un ingeniero eléctrico, en Portland, Oregon y el servicio de emergencia médico
(SEM) de Washington, fue el primero en usarlo.

Son dispositivos basados en microprocesadores, altamente complejos, que


registran y después analizan la señal del electrocardiógrafo. Algunas
transmisiones de radio intermitentes pueden provocar un artificio en el
electrocardiograma, si se utiliza un transmisor o un receptor dentro de 1.8 metros
del paciente, durante el análisis del ritmo. Figura 1

Pueden ser usados dentro del soporte vital básico, por personal sin experiencia en
el área de la salud (legos) o por los miembros del equipo de atención médica.

El intervalo desde la pérdida del conocimiento hasta la desfibrilación, es el


principal factor determinante de la supervivencia de un paro cardíaco. Los DEA,
son un ejemplo notable de la nueva tecnología que está contribuyendo a este
aumento sustancial de la supervivencia después de un paro cardíaco súbito.
Figura 1: Desfibrilador externo automático (DEA)

En el contexto prehospitalario, los DEA se suelen utilizar en adultos que pierden el


conocimiento, que no respiran normalmente y que no tienen pulso. Cuando se les
fijan los electrodos a la víctima, este dispositivo evalúa el electrocardiograma para
determinar si hay un ritmo revertible con descarga eléctrica.

Desde el año 1995, la American Heart Association, (AHA), ha recomendado el uso


de estos aparatos para mejorar la tasa de sobrevida de las personas que
presentan un paro cardíaco.

Pueden ser operados por enfermeras, paramédicos, técnicos médicos de


emergencias, policías, personal de rescate y reanimadores legos, Todo el equipo
de salud, debe estar entrenado en el manejo del DEA.

Los DEA deberían estar ubicados en sitios en donde por volumen de afluencia de
personas como por ejemplo estadios, teatros, aeropuertos, terminales de
transporte, centros comerciales, parques de diversiones, la probabilidad de que
alguien presente una emergencia cardiaca sea mayor a lugares menos poblados,
o en lugares habitados por personas en alto riesgo de entrar en paro cardíaco,
ejemplo de hogares geriátricos y porqué no, los mismos hospitales y clínicas en
donde el desfibrilador más cercano, no arribe dentro de los primeros 3 minutos de
sucedida la emergencia. Adecuadamente señalizados. Figura 2
La desfibrilación temprana es un paso crítico e importante en la cadena de la
sobrevida, pues es bien sabido por todos nosotros que el ritmo de paro más
frecuentemente encontrado en el ámbito prehospitalario es la fibrilación ventricular
(FV), y el tratamiento más adecuado y recomendado para este ritmo de paro, es
sin duda, una desfibrilación.

Figura 2: Demarcación sitio del DEA.

A medida que el tiempo pasa, se hace mucho más difícil asegurar el resultado
exitoso de esta descarga eléctrica, pues el voltaje de la arritmia, y por ende, el
porcentaje de células miocárdicas con probabilidad de salir de este ritmo mortal,
cada vez será menor.

Por cada minuto que pasa el paciente en el suelo, sin ser reanimado, es entre 7 y
10% menos de probabilidades de ser revertido de este ritmo de paro. Con las
tares de reanimación, este porcentaje baja a un 3 a 4%, lo que quiere decir , que
le estamos dando tiempo a la ayuda especializada que ya habíamos llamado, de
que arribe y pueda realizar las demás tareas de resucitación.

Con lo anterior, podemos estar duplicando a hasta triplicando las posibilidades de


sobrevida de estas personas que colapsan súbitamente.

Un paro presenciado y que la víctima sea auxiliada de inmediato, mejorará


indiscutiblemente las probabilidades de éxito con un estado neurológico intacto,
sobre todo si la descarga eléctrica, fue suministrada dentro de los primeros 5 a 10
minutos de iniciado el suceso. El proveer de reanimación básica al paciente, es
decir, el suministro de compresiones alternadas con ventilaciones, alargará, o hará

persistir el ritmo de fibrilación ventricular, demorará el inicio de una asistolia, pero


difícilmente lo terminará, sin haberse suministrado una desfibrilación.

Aparecen entonces, tres pasos críticos dentro del soporte vital básico y son: la
activación temprana de la ayuda, el inicio temprano de reanimación y la
desfibrilación temprana con un DEA.

Cada día es mejor entendido el concepto de que estos dispositivos fueron hechos
para la comunidad en general, y no solamente para el personal sanitario. El DEA
puede marcar diferencia entre la vida y la muerte y se está creando una mejor
conciencia al respecto.

En estas últimas guías de reanimación publicadas en octubre del 2010, los


expertos analizaron al respecto, dos grandes interrogantes que fueron: el número
de descargas que la víctima requiere antes de reasumir las compresiones
torácicas y si era benéfico o no, el suministrar compresiones y ventilación al
paciente antes de efectuar una descarga eléctrica si el ritmo de paro así lo
indicaba.

Se sabe que tan pronto llegue el DEA o el desfibrilador convencional, debemos


usarlo y seguir indicaciones o efectuar descarga, dado el caso que se esté
presentando. El efectuar un ciclo de reanimación al paciente cuyo colapso lleva
más de 4 o 5 minutos, no marcó diferencia en la sobrevida, retorno a la circulación
espontánea y recuperación neurológica de los pacientes. Por lo tanto, tan pronto
arribe el DEA o el desfibrilador a la escena, úselo.

Mientras se prepara el DEA, usted si puede suministrar reanimación cardíaca a la


víctima. Los parches del DEA cumplen una función dual: ellos capturan el ritmo
cardíaco y la conducen hasta el DEA, y por medio de ellos, se libera la descarga
proveniente del dispositivo. Figura 3
Figura 3: DEA posicionado en el tórax de la víctima.

Si una desfibrilación no lograba cambiar ese ritmo de paro a uno de perfusión


adecuada, difícilmente otra o más descargas consecutivas lo iban a lograr, antes
por el contrario, dejar más segundos al cerebro sin un aporte de oxígeno podría
ser más peligroso. Por lo tanto, la discusión si efectuar una o más descargas,
concluye en que no hay evidencia de que más desfibrilaciones sean mejor que
una sola bien realizada.

La descarga eléctrica debe ser suministrada tan pronto el reanimador que está
efectuando compresiones, levante las manos del tórax y así no perder tiempo
valioso intentando suministrar ventilaciones de rescate por ejemplo.

El término desfibrilación, es terminar con una fibrilación ventricular en menos de 5


segundos, no importando que esta última pueda volver a recurrir.

De acuerdo al tipo de onda que manejan, los desfibriladores pueden ser


monofásicos o bifásicos.

Los desfibriladores monofásicos pueden a su vez tener 2 tipos de onda: la


sinusoidal amortiguada y la truncada exponencial. Estos liberan la energía de una
polaridad, una sola dirección de flujo.
Los desfibriladores bifásicos, suministran la descarga eléctrica en doble trayecto
de la conducción de ese impulso eléctrico. Tiene igual o mayor efectividad que los
monofásicos, pero ante la ausencia de los primeros, se puede usar un
desfibrilador monofásico perfectamente.

La dosis recomendada para el desfibrilador bifásico varía según el fabricante del


equipo y el tipo de onda que el dispositivo suministre, bien sea rectilínea o
truncada exponencial, para efectuar descargas en un rango que puede variar
desde 120 joules si es rectilínea hasta 150 a 200 joules si es un desfibrilador
bifásico truncado exponencial. Si el dato anterior se desconoce o no fue
suministrado por el fabricante, se colocará en la máxima energía.

Para la población pediátrica, la dosis inicial recomendada es de 2 joules por kilo de


peso, y la segunda y posteriores descargas de 4 joules por kilo, pudiendo
aumentar la energía hasta 10 joules por kilo o la dosis máxima adulta permitida.

No obstante que se disponen en el medio de DEA con corriente fija o escalonada,


no hay datos que recomienden a la fecha dosis escalonadas de energía
asegurando o descartando un daño en el miocardio expresado por elevación en
los biomarcadores séricos, cambios al electrocardiograma o alteración en la
fracción de expulsión cardíaca.

La posición de los electrodos, puede variar y se acepta en 4 lugares. Antero


lateral, antero posterior, anterior-infra escapular izquierda, y anterior-infra
escapular derecha. Son igualmente efectivas para tratar arritmias auriculares y
ventriculares.

Si el paciente tiene un marcapaso o un cardiodesfibrilador automático implantado,


no coloque los parches o electrodos del DEA o del desfibrilador cerca a estos
dispositivos, pues podría dañarlos con la descarga eléctrica que se suministre.
Procure que estén alejado mínimo 8 cms. Y si el cardiodesfibrilador está emitiendo
descargas, espere a que termine el ciclo en 30 a 60 segundos, o coloque el imán
recomendado para estos aparatos sobre este para terminar así el ciclado y poder
poner a sensar el DEA.
Un cardiodesfibrilador implantado automático, (CDI) que funcione correctamente,
analizará una fibrilación o una taquicardia ventricular con exactitud y administrará
un tratamiento más eficaz que un DEA.

Si el paciente está en paro y el CDI no está administrando descarga, trate de


inmediato como si no hubiese un dispositivo implantado. Pero si está
administrando descarga, coloque un imán de marcapaso en forma de aro, sobre el
dispositivo como se mencionó arriba y trate al paciente como si no tuviese el CDI.

No coloque el electrodo sobre un parche de medicación transdérmica, pues este


último ejercerá obstrucción al flujo de energía suministrado y el parche por debajo
tiene contenido oleoso que puede quemar la piel del paciente si entra en contacto
con la energía del DEA. Si esto ocurre, coloque el electrodo alejado del parche de
medicación, o retire este último, limpie la zona y efectúe la descarga.

Si la víctima está en el agua, hay que retirarla, si el tórax esta mojado de agua o
tiene mucho sudor, es adecuado secar el tórax antes de colocar los electrodos del
DEA.

Ante un tórax demasiado velludo, afeite la zona donde irán ubicados los electrodos
o retire estos de manera enérgica a manera de depilación, y coloque un juego
nuevo de parches del DEA.

El diámetro de las palas de desfibrilación así como de los electrodos del DEA,
deben ser de 12 cm.

Supremamente importante el empleo del electro gel en las paletas o en los


parches autoadhesivos del DEA para disminuir la impedancia, mejorar la
conducción y evitar quemaduras eléctricas en la piel de la víctima.

Para la población pediátrica, está aceptado el uso de desfibrilador incluso del


DEA, aunque es bien sabido que la probabilidad en estos pacientes de tener un
ritmo desfibrilable es baja (entre un 5 y 15% de los pacientes). Se recomienda
usar un atenuador de energía para niños entre 1 y 8 años, pero si no lo hay, usar
el DEA convencional.
Para los lactantes, menores de 1 año de vida, lo más recomendado es usar el
desfibrilador manual para poder regular adecuadamente la energía a suministrar y
poder emplear las paletas de menor tamaño que ellos disponen, de no tener un
desfibrilador manual, use un DEA con atenuador de energía o incluso el DEA
convencional.

El DEA pediátrico, por su menor cantidad de energía liberada, no puede ser


empleado en una víctima adulta, pues le estaríamos desfibrilando con una dosis
sub óptima de la recomendada.

PASOS COMUNES PARA OPERAR UN DEA

ENCIENDA EL DEA

COLOQUE LOS ELECTRODOS SOBRE EL TORAX DEL PACIENTE

NO TOQUE AL PACIENTE. ANALIZANDO EL RITMO CARDÍACO

SE RECOMINEDA EFECTUAR UNA DESCARAGA. CARGANDO EL


APARATO

OPRIMA EL BOTON DE DESCARGA DESTELLANTE

Asegúrese que ni usted, ni alguien de su equipo de salud, o extraños, estén en


contacto con el paciente al momento de la descarga. Es juicioso y prudente decir
en voz alta las frases: “me retiro”, “nos retiramos”, “todos nos retiramos”, pero
verificando visualmente que esto si se cumpla y así evitar un posible accidente.
Una vez efectuada la descarga por parte del DEA, reasuma las compresiones
torácicas, a no ser que la víctima haya recuperado su conciencia con la descarga,
cosa que es posible que suceda, pero no es lo común.

El DEA una vez suministra la descarga eléctrica, comienza un conteo de 2


minutos, para informar que suspendan las compresiones, pues nuevamente
sensará para ver si continúa el ritmo desfibrilable o ha variado. Todo cambio en la
interpretación del DEA, debe verificarse con la búsqueda de pulso en el paciente,
para determinar así, si la víctima sigue en paro con un ritmo que ya no es
desfibrilable o ya tiene retorno a la circulación espontánea.

Tener precaución con el paciente en estado de hipotermia, pues difícilmente la


descarga suministrada por el DEA, terminará con la fibrilación ventricular.

Foto tomada parques Disney World, Orlando Florida.

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