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III PILARES FUNDAMENTALES EN EL DESEMPEÑO ÉTICO DEL MILITAR

El Militar y el Policía, para cumplir la misión que le señala la Constitución Nacional


y para ser un líder entre sus hombres, deben fundamentar su profesión en bases o
columnas que la sostengan y le den firmeza en todo momento. Ellas son:
- El cumplimiento de la Ley.
- La búsqueda de la Verdad.
- La práctica de la Justicia.
- La pulcritud administrativa.
Digamos una palabra de cada una de ellas:
EL CUMPLIMIENTO DE LA LEY Y DE LAS NORMAS
El Militar y el Policía, ha de ser una persona que se interese por conocer, amar,
acatar y observar estrictamente las leyes de la República, los reglamentos
militares y de policía, y las normas emanadas del mando superior. Por lo tanto, no
debe olvidar que la primera ley que debe cumplir es la que le dicta su recta
conciencia. Y lógicamente la Ley de Dios. Todo hombre porta en los más íntimo de
su naturaleza, una ley que le ha sido dada por Dios: en lo más íntimo del ser
humano, el Creador ha impreso una orden, que la conciencia humana descubre y
manda observar estrictamente^. Este origen divino de la ley inscrita en la
naturaleza del hombre determina la grandeza de su dignidad:
en lo más profundo de su conciencia -se dice en la Gaudiun et Spes- descubre el
hombre la existencia de una ley que él no se ha dictado a sí mismo, pero a la cual
debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su
corazón, advirtiéndole que debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal:
haz esto, evita aquello. Porque el hombre tiene una ley escrita por Dios en su
corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será
juzgado personalmente9.
A esta Ley Natural debemos sumar la Ley dada por Dios en los Diez
Mandamientos y sobre todo la Ley del Amor proclamada por el Señor Jesús.
La causa de muchos fracasos en la estrategia y en la táctica militar y de policía, se
debe buscar en el desconocimiento o no cumplimiento de las normas establecidas,
y las cuales fueron dadas precisamente para ayudar y proteger a quién debe
actuar en nombre y representación de la ley y de la autoridad. Cuánto tantas
normas, reglamentos, directivas, disposiciones, manuales, ordenes de
operaciones hechas con tanto cuidado y buscando el éxito, el orden, la disciplina y
la efectividad en el cumplimiento de la misión, no son tenidas en cuenta o
desobedecidas, se expone el militar al fracaso y a llevar a sus hombres aún a la
muerte. Además, si se reflexiona con seriedad y sinceridad, se encontrará que
muchos de los problemas que se afrontaron y de los sufrimientos padecidos,
tuvieron su origen en la desobediencia a los mandamientos de Dios.
El militar y el policía, por ser autoridad y estar enseñado a mandar, tiene la
facilidad de creerse la norma y la ley y a veces está tentado a decir: yo tengo la
razón y las cosas se hacen como yo digo, sin atender las normas y disposiciones,
precisamente hechas para ayudarle en el cumplimiento de la misión que le ha sido
encomendada.
El cumplimiento de las leyes, reglamentos y normas tiene las siguientes ventajas
• Propicia estabilidad institucional y personal.
• Garantiza la armonía, y permite la paz.
• Asegura el bien público.
í • Evita problemas a la Institución y así mismo.
• Asegura la orientación en el camino de los pueblos ya que todos saben las reglas
del juego.
El cumplimiento de las leyes y normas exige
Adecuada comprensión de las leyes, reglamentos y normas
De ahí la necesidad de explicar y hacer comprender bien lo que está ordenado y
mandado. No es suficiente que la norma esté escrita es necesario que sea
conocida y comprendida.
Objetividad en su interpretación
Es necesario que quede muy claro qué quiso decir u ordenar quién emitió la ley, el
reglamento, la norma o la disposición para no permitir un subjetivismo que vaya en
contravía del espíritu de la norma.
Respeto y obediencia
De nada valdría que la norma fuera perfecta, escrita y aprobada si esta no fuera
respetada, acatada y cumplida. El Señor Jesús dijo un día no todo el que dice
Señor, Señor entrará al Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad del Padre
que está en los cielos.
Exigencia de las leyes, reglamentos, normas y su conveniencia
Quienes tienen la importante misión de elaborar las leyes, los estatutos y
reglamentos militares y de policía, han de poseer las más altas cualidades
morales, jurídicas, intelectuales y profesionales.
Condiciones esenciales, que se han de tener en cuenta en la elaboración de una
ley, estatuto y/o reglamento militar y de policía:
La norma debe cumplir unas exigencias o requisitos, a saber: que sea justa,
honesta y promulgada.
a) Justa. Hecha conforme a la ley moral y de acuerdo con la recta razón.
b) Honesta. Tan sólo para el bien, jamás para el mal.
c) Promulgada. Es decir que sea publicada para que pueda ser conocida por los
subordinados antes de entrar en vigor.
Las leyes militares y de policía sirven para:
• Coordinar las energías individuales, el esfuerzo de cada uno con el de todos, la
potencia de una masa, con la de otras masas.
• Para agrupar las energías morales y las físicas.
• Para determinar los medios que han de llevar a un fin preestablecido.
• Para mantener el orden.
De la exacta observancia de las leyes y reglamentos militares y de policía,
depende muchas veces la salvación de las tropas y el éxito de sus empresas. La
subordinación y la obediencia garantizan el orden, unen esfuerzos, aumentan
energías y aseguran la victoria.
Los subordinados comprenden muy bien que, "un ejército disciplinado es la patria
organizada".
La misión de los subordinados debe ser activa, esencialmente activa, racional y
consciente, moral y razonable, voluntariamente consentida. Por tanto, deben
experimentar satisfacción, el gozo íntimo de haber cumplido con el deber, porque
es hija de nobles sentimientos, de la abnegación y el sacrificio.
La obediencia nunca es la humillación de un hombre ante otro hombre; debe ser
consciente y racional, por eso cuando se me toma la posición firme o de respeto
frente un superior, debo tener la conciencia, de hacerlo por un principio de
autoridad del cual esta investido y que juzgo útil y respetable, sin el cual las
sociedades humanas, nodrizas de nuestra preciosa libertad, no hubiesen existido".
Conflictos entre la autoridad y la conciencia del subordinado
La autoridad legítima tiene el derecho de mandar y prohibir. Pero siempre debe
hacerlo dentro de unos parámetros que le asigna la misma ley, pues de lo
contrario podría caer en un abuso de autoridad castigado por la misma ley. Por
tanto, es necesario tener en cuenta los siguientes puntos:
1. La autoridad actúa siempre con rectitud mientras no se pruebe lo contrario.
2. El súbdito tiene la obligación de obedecer a la autoridad.
3. El hombre debe obrar siempre conforme a su conciencia, porque ésta es la
norma más próxima e ineludible y la más conforme a su naturaleza.
4. Nunca es lícito obrar en contra de la propia conciencia, ni siquiera cuando ella
se halle en error invencible. La conciencia de que se habla aquí no es ignorancia
ni error culpables del sujeto, ni un parecer caprichoso, sino la certeza moral,
basada en la verdad, en la ley divina y humana, en los derechos naturales y
positivos. Debe ser, por tanto, una conciencia recta y verdadera.
5. La duda no es certeza, produce una conciencia dudosa. La primera obligación
de quien está en duda es salir de ella mediante la oración, el estudio, la reflexión,
el CONSEJO, etc. Mientras se permanece en la duda, hay que obedecer la orden
de la autoridad, pues la moral y el derecho presuponen que el superior ha
mandado lo lícito, mientras no se pruebe lo contrario.
PARA TENER EN CUENTA
• Cuando la propia conciencia ve claramente y con toda certeza, en cuestiones de
importancia, que la orden de la autoridad está en contra de las propias
convicciones, entonces prima el dictamen de la propia conciencia sobre la
voluntad de la autoridad.
• Cuando en realidad la autoridad manda algo que es en sí mismo malo o prohíbe
cosas a las cuales el súbdito está obligado en virtud de un derecho superior, en tal
caso el súbdito no puede, no le es lícito obedecer. El Papa León XIII en su
Encíclica Libertas, dice: "Cuando se falta al derecho de mandar, o se manda algo
contra la razón, contra la ley eterna, o los mandamientos divinos, es justo no
obedecer a los hombres ".
La moral exige que todos los hombres, el gobernante como el subordinado, se
ocupe con constancia y seriedad en formar su conciencia para, adquirir seguridad
y rectitud en sus juicios.
LA BÚSQUEDA Y PRÁCTICA DE LA VERDAD
"La fuerza de la paz es la verdad", de ahí que el Militar y el Policía, han de ser
unas personas que busquen, respeten y defiendan la verdad.
"En nuestra mente, escribía -Cicerón- reside un anhelo insaciable de verdad" y
San Agustín afirmaba:
Nada desea el alma con más fuerza que la verdad. El hombre efectivamente
tiende con todas sus fuerzas a la verdad, de la cual no puede prescindir, siendo
propio del intelecto buscarla y poseerla para su nutrición vital.
Por verdad entendemos la conformidad entre lo que decimos y hacemos, con lo
que es la realidad y lo que nosotros somos. Es decir, la palabra debe ser igual a lo
que pienso y esto a lo que es.
No se puede negar que en la actualidad la mentira se mueve por todos los lugares
y ha penetrado todos los rincones. Desafortunadamente hoy, se duda de todo: ¿si
me estarán diciendo la verdad? ¿si le colocasen un repuesto nuevo al carro? ¿si
me entregarán el trabajo que mandé hacer el día que me dijeron? ¿si tendrá este
artículo, los gramos y los ingredientes que dice en la etiqueta? ¿Si sucedieran así
las cosas? Sobre la mentira se edifica la confusión y la injusticia, sobre la verdad
se construye la paz.
"Los hombres no podrían vivir juntos, decía santo Tomás de Aquino, si no tuvieran
confianza recíproca, es decir, si no se manifestasen la verdad"90. Todo hombre
por ser inteligente y sociable y más si es cristiano, está obligado a decir siempre la
verdad, aún sobre cosas de poca importancia y ha de merecer que se le respete
siempre por su palabra.
Lo que todos esperan del Militar y del Policía es que diga la verdad, porque todos
confían en él.
El expresar siempre la verdad, proporciona:
• Confianza.
• Credibilidad.
• Seguridad personal y tranquilidad de conciencia.
Facilita las relaciones sociales armónicas.
• Libertad y vida recta.

Las exigencias de la verdad son:


• Sinceridad.
• Entereza de carácter e integridad de criterio.
• Apertura a la verdad.
• Prudencia.
Se debe recordar que la mentira, la calumnia, y la hipocresía pueden traer
consecuencias irreparables en la consecución de la paz y en el cumplimiento de la
misión, además de que le hace un daño de inmensas proporciones al prestigio de
la Institución a la que se pertenece.
"Los hombres no podrían vivir juntos sino tuvieran confianza recíproca, es decir,
sino se manifestasen la verdad"91, la virtud veracidad da justamente al prójimo lo
que le es debido; observa un justo medio entre lo que debe ser expresado y el
secreto que debe ser guardado: implica la honradez y la discreción. En justicia, "un
hombre debe honestamente a otro la manifestación de la verdad"92.
Principios que deben tenerse muy en cuenta:
1. Quién tiene derecho a conocer algo tiene derecho a conocerlo verdaderamente.
2. No hay obligación de decir siempre todo lo que se sabe, a no ser que lo exijan
la justicia o la caridad, cuando el silencio sería perjudicial o se convertiría en
encubrimiento.
3. Nunca es lícito decir algo contrario a lo que se sabe o piensa. No se deben decir
mentiras.
4. Puedo no decir toda la verdad, cuidando de que no se convierta en mentira,
pues el adagio dice: "verdad a medias es una mentira".
5. Es deber humano y cristiano la reserva o guarda de los secretos, porque así lo
exige la fidelidad a quién nos ha demostrado confianza al comunicárnoslos.
6. Mayor responsabilidad lleva consigo el secreto profesional, por razón de justicia.
7. Es preciso dentro de la verdad, recuperar un valor humano ya casi perdido: el
cumplimiento de la palabra dada. Esta palabra compromete a la misma persona
que la da.
LA DEFENSA Y LA PRÁCTICA DE LA JUSTICIA
Entre los griegos justicia es: "dar a cada uno lo que conviene" o "hacer cada uno lo
suyo"; para los romanos justicia es "voluntad constante y perpetua de dar a cada
uno lo que le corresponde". En la ética greco-romana la justicia regula las
relaciones con las cosas, con lo que queda materializado. En la noble ética de
Confucio ocupa el primer lugar la "benevolencia" que es la buena disposición del
ánimo para con el prójimo y la sociedad. Es un concepto más personalista.
En el Antiguo Testamento la justicia es un don divino por el cual el hombre lleva
una vida conforme a la voluntad de Dios.
Santo Tomás de Aquino la define como "la voluntad firme y constante de darle a
cada cual lo suyo". Es decir, lo justo, a lo que tiene derecho.
Cada uno tiene derecho a lo que le es debido estrictamente, para mantener la
igualdad proporcional. En la moral a un poder corresponde un deber; a un talento
una responsabilidad; a un derecho una obligación.
El Militar y el Policía debe ser justo, amante y defensor de la justicia; no sólo
dentro de la misión institucional, especialmente en cuanto se refiere a la relación
con subalternos y superiores, sino sobre todo en el trato con la población, a la cual
debe servir y atender, ya en confrontación bélica, ya en acciones de orden público
o en procedimientos netamente militares o policiales
El militar y el policía deben preocuparse con esmero en ser justos, pues ello los
lleva a ser más líderes.
Deben tener cuidado especialmente en ser justos:
• En las apreciaciones que hacen, para lo cual deben llenarse de razones.
• En los juicios que emiten.
i • En los cargos que distribuyen.
• En las calificaciones que hacen.
• En los premios y castigos que otorgan e imponen.
• En emitir órdenes sin arbitrariedad.
• En ser justos con todos y en todas las circunstancias:
* En el trato a los subalternos.
* En el manejo de los dineros.
* En sus relaciones familiares, tanto con sus padres, como con la esposa e hijos.
El ser justo con todos y en todas las circunstancias proporciona:
• Autoridad moral.
• Tranquilidad de conciencia.
• Relaciones armónicas y ecuánimes.
• Seguridad en el procedimiento.
• Certeza de tener la razón.
La justicia exige:
• Conocimiento de las personas, las situaciones las circunstancias, las leyes, los
reglamentos y las normas.
• Rectitud e imparcialidad.
• Respetar el derecho a los demás.
• Decidir conforme a la conciencia y a la realidad con objetividad.
• Autocontrol.
• Solidaridad.
PULCRITUD ADMINISTRATIVA
El hombre en armas debe tener honestidad y responsabilidad en el manejo de los
bienes y elementos del Estado y recordar siempre que es un administrador de
bienes y recursos con destinación legal.
La buena y pulcra administración de los bienes del estado, trae las siguientes
ventajas:
• Favorece la eficiencia en el cumplimiento de la misión.
• Asegura el bien común y los intereses sociales.
• Evita conflictos jurídicos.
Da buena reputación y confiabilidad.
• Da el valor de una vida honesta.
Una buena y pulcra administración exige:
• Honradez y honestidad.
• Orden y disciplina.
• Rectitud de conciencia.
• Entereza de conciencia para rechazar la corrupción (soborno, malversación de
fondos, favoritismo, nepotismo, conflicto de intereses, mal uso de la situación ética
y moral en el país y en sus Fuerzas Armadas).
• Correcto cumplimiento de las normas fiscales.
• Organización y responsabilidad en el manejo de comisiones administrativas.
• Austeridad de vida.
• Adecuado manejo de los bienes propios.
• No contraer obligaciones superiores a los ingresos.
, institucionales ni éstos con los otros.
• Sistematización.
Podríamos concluir diciendo que el Militar y el Policía como líder ha de ser un
modelo viviente de humanidad, moralidad y profesionalismo.

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